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ACERCA DEL MASOQUISMO * Angel Garma, Elisabeth G. de Garma, Luis Allegro, Alejandro Arbiser, Sara Z. de Arbiser, Elfriede S. L. de Ferrer, Félix A. Gioaanini, Teodoro Schlossberg, Fernando Weissmann, Jorge Winocur y Nasim Yampey Introduccién La historia, fa antropologia cultural y e! comin de las gentes han destacado que el hombre desde los tiempos primitivos hasta hoy se ha revelado como uno de los més crusles entre los seres vivientes, no respetando siquiora a sus semejantes. En las relaciones humanas © ‘comprueban sufrimientos totalmente Innecesarios y nada provechosos {quo responden a la necesidad de satisfacer deseos de cardcter agre- sivo 0 destructivo; pero, ademés, ala de gratificar deseos inconscientes Ge suri y de dafiarse, Por estas razones, los mativos profundes de las guerras, la opresién y la violencia, asi como los del sulcidio y las autoagresiones en sus diversas formas, deben buscarse en el sadismo y el masoquismo humanos. Sélo cuando se conozcan bien y profun- ‘damente tales impulsos podrén ser encauzados y convertidos en actos ales y placenteros. Sogin Froud, dos tendencias basicas rigen la existencia humana! las tendencias de Eros, constructivas y de amor, y las tendencias de muerte, destructivas y de odio. Estas tendencias no suelen aparecer uras sino mezcladas, con predominio relativo siompre de unas sobre las otras. * Bireccones: Ava, del Libor 2302, 38, 1428) idem; Avda. dl Libertador 2418, 1 (425) Montevideo 998.48 °21" (631m Avs del Uberiadr 150,10 ‘A 426) Gey bee 2247, 62", (1435; Ave. del Libertador 268, svn" tags). Salguero aauh 2° °A', (W405; Parana $315, (O48). yA Paenees do Molo i872, ®.5,“C", (125), todes do Capt Federal RArgrtna. 226 ‘Angel Garma y otros EI masoquismo constituye uno de los grandes temas que el psi- Ccoandlisis puso de relieve al mostrar su influencia perniciosa en la vida ol sujeto como de la sociedad. Ciertamente no es facil concebir y menos aceptar que uno busque ocasionarse dolor © padecimiento; 1a ‘exclusién aparente del principio de placer y del sentido de autocon- servacién lo muestran muy extrafio al Yo. Pero esa negacién o des- cconocimiento del fenémeno masoquista no impide que siga actuando y produclendo penosas consecuencias, En cambio, el conocerlo ayuda ‘8 un mayor disfrute por parte del individuo y al progreso de la cultura, Desde ol punto de vista terminolégico, el vocablo masoquismo pro- Vione del nombre del novelista austriaco Leopolde Sacher Masoch (1895-85) y sadismo, del escritor francés Alphonse F. Donatien, mar- ués de Sade (1740-1814), personajes ambos que tanto en sus novelas como en sus personalidades ostentaban rasgos manifiestamente por- versos. Las descripciones clinicas fueron hechas por los sexdlogos Krafft-Ebing y Havellock Ellis. De estas descripciones arranca la no- cién psicoanalitica sobre el masoquismo. I cual se define por el so- metimiento, la humllacién y el padecer de un sujeto bajo otra persona fen conexién con su satistacclon sexual EI masoquismo se observa en la clinica, ya como una perversién sexual, ya como una neurosis, ya como un trastorno dol caracter. Este fonémeno suscita muchos interrogantes. Un primer problema es si i existe una Identidad esencial entre sadismo y masoquismo, y si el se- q ‘gundo representa una tendencia primaria 0 es una formacién psiquica secundaria y contingents. Cabe inquirr, ademas, de qué modo inte ractuan ambos. ‘Otro problema consiste en determinar el propésito instintivo en el masoquismo; si el dolor y el padecer pueden considerarse fines en si mismos y, de ser asi cual es la fuente de gratificacién que comportan. Puesto que el masoquismo se opone a lo agradable y provechoso {ieomo se conecta con el principio de placer? ZEsta unido al trieb de muerte y constituye un derivado y una expresién de éste? ‘Sabemos, por otra parte, que el masoquismo tiene relacién con el ‘sentimiento inconsciente de culpa (la necesidad de castigo, la bus- ‘quoda de fracaso y la reaccién terapéutica negativa); zpodemos en- tonces explicario separado del contexto motivacional, esto es, dejando de lado la modalidad de relacién objetal histéricamente determinada? {i También, a propésito del distinto desarrollo del complejo de Edipo fen los niifos y en las nifias: zexiste un masoquisme diferente en el hombre y en la muler?; zy en la mujer es independiente de las reac- cones masoquistas por el sentimiento de culpa?; gcual es el nexo del ‘masoquismo con la pasividad y lo femenino? El rol que juega en 6! el narcisismo plantea la necesidad de esta- blecer la indole “narcisista” del trastoma. Por fin, zse justifica la ex- ras Acerca del masoquismo ar tensién del masoquismo sobre el vasto campo de las perturbaciones, nreuréticas? gy cual es su sentido y estructura? ‘Nuestros objetivos se encaminan a responder, por lo menos par- cialmente, a estos interrogantes. Nos ocuparemos en este trabajo de sintotizar los aportes de Freud y de Angel Garma sobre el masoquismo. Especilicaremos después la estructuracién intrapsiquica del maso- 4quismo y describiremos sus modalidades extremas y sus modalidades utiles. Finalmente haremos algunas consideraciones técnicas deriva- das de nuestras apreciaciones teéricas, Aportes froudianos Freud (1905) atirma que el sagismo y el masoquismo son dos ver- tientos de una misma perversién, cuyas formas activa y pasiva se hallan fen proporcin variable en el individuo: “Un sddico es siempre al mismo tiempo un masoquista, fo que no impide que el lado activo o el lado pasivo de la perversién pueda predominar y caracterizar la actividad ‘sexual que prevalece”. Freud considera que los procesos psiquicos estén regidos por el principio de placer: pero en 1920 se ve entrentade con una serie de observaciones en dlstintos campos (juego de niffos, ransferencia, suc fos de neurosis traumatica y de destino). Si bien mucho de todo esto Podia ser explicado por el principio de placer, Freud quedaba insatis- ‘echo, to que Io llevé a postular otto principio: la compulsién a la Fepelicién. Este no contradice necesariamente el principio de placer sino que actia en forma independiente, es mas primario y elemental En 1824 vuelve a poner en tela de juicio la supuesta hegemonia del principio de placer sobre el curso de los procesos psiquicos, opi ue reitera cada vez con mayor firmeza. Después de postular la com- pulsién a la repeticién y el instinto de muerte, enuncia explicitaments la existencia del masoquismo primario * (ya en 1915+ lo habla hecho de modo implicito). Freud sefiala que sélo se puede ser sidico después de haber pasado por una fase previa de dolor y que, cuan- do se busca causar dolor, uno se identifica masoquistamente con el ob- jeto sufriente. Describe la tarea que dabe enfrentar la libido que sale al encuentro det instinto de muerte que busca desintegrar el organism ‘muiticelular. La libido lo desvia en parte hacia fuera, mediante el apa- ato muscular, contra los objotos del mundo exterior (bajo la forma do Instinto destructive, de dominio o voluntad de poderio); otra parte ‘Queda al servicio de Ia funcién sexual como sadismo propiamente dicho; otra parte, quizé la mas importante, permanece en el interior del organismo y, con la ayuda de la excitacién sexual acompanante, queda igada tbidinalmente, “Es a esta parte —dice Freud— a la que lla- ‘mamos masoquismo erégeno primar, el eual tiene como objeto al pro- Blo inaviauo” 228 ‘Angel Garma y otros El masoquismo erégeno pasa por todas las fases evolutivas de la tibido y toma de ellas sus diferentes ropajes psiquicos: de Ia primi- tiva organizacién oral, 01 miedo a ser devorado por el animal totémico {el padre): de la fase sédicoanal, et deseo de ser pegado por el padre; del estadio falico, Ia castracién, aunque ulterlormente repudiada, y de la organizacién gonital definitva, la situacién de ser tomado como objeto sexual pasivo por el padre y parir. Freud reconocié que el verdadero peligro no esta en el sadismo, es decir, en la agresién vuelta al exterior, sino en el Instinto de muerte que queda como masoquismo ptimario 0 erégeno: “De este modo, o! masoquismo so nos aparece bajo la luz de un gran peligro, Jo cual no ocurre en absoluto con su contraparte, ef sadismo” & En ei masoquismo moral, que as una de las formas en que se ex- rasa el masoquismo primarlo © erégeno, lo que cuenta es el suttimiento mismo, no importa de dénde provenga. La reaccién terapéutica nega- tiva, debida a un sentimiento inconsciente de culpa, se explica porque los ‘sutrimientos que entrafian las neurosis los hacen alternativamente valorables para satistacer asi las tendenoias masoquistas. Asl como ‘se sustituye un sentimiento inconsclente de culpa por la necesidad de Castigo la tendencia masoquista del Yo permanece por io general ocul= ta al sujeto y debe ser deducida del comportamiento El deseo de ser castinado por el padre (deformacién renresiva del deseo de ser sometido sexuaimente por é) puede sor desplazado con {acilidad al “Destino” y entonces provocar el castigo de esta iltima Inctancia parental, "obrando inadecuadamente, actuando en contra do Jos propios intereses, destruyendo las posibilidades y, muchas veces, Ja propia vida” En 1939, sefiala que el malestar e3 el precio que tlene que pagar {1 individuo por la represién da los instinios. Desde este punto de vista, la sublimacién se nos aparece como la forma més refinada de Ja represién instintva, ya que representa un sojuzgamiento instintivo del que el Individuo se enorgullece —orgullo de haber triunfado sobre sus instintos— y que, ademas, la sociedad premia. “2A qué recursos apola la cultura para coartar la agresién que le es antagénica, para hhacerla inofensiva y quiz4 para eliminaria? Conocemos algunos de es- tos métodos. Pero zcudl es e! més importante? Algo sumamente cu- rioso y que ni siquiera sospechébamos: Ia agresién os introyectada, Internalizada, devusita en realidad al lugar de donde procede: es diri- ida contra e! propio Yo, incorporéndose a una parte de éste, que en ‘calidad de Supery6 se opone a la parte restante y quo bajo la forma 9 ‘conciencia’ (moral) despliega trente al Yo la misma dura agre- Sividad quo ol Yo hubiera querido satistacer en otros indlviduas ex- trafos” 6 En 1997, después de analizar distintos tipos de resistencias que se ‘oponen al éxito terapéutico, estudia las que derivan del comportamien- ree - to de los dos instintos primarios, fenémenos que no se conciben conti rnados en una sola provincia psiquica: el Ello, Yo 0 Suparyé. “Nada puede darnos una Impresién mas poderosa de las resistencias on ol andlisis que esta sonsacién de una fuerza tenazmente opuesta @ una curaolon y aterrada a la enfermedad y el sufrimiento. Hemes reco- nocido a justo titulo buena parte de esta luerza en el sentimionto de culpabilided y en la nocesidad de castigo, localizéndola asi en la rela Clon del Yo con el Superyé, [...] Si consideramos en conjunto el cuado que integran fas manifestaciones del masoquismo inmanente a tantas personas, la reaccién terapéutica negativa y el sentimiento de culpa- bilidad de fos neurdticos, ya mo podemes seguir creyendo (volvemos al punto de partidla) que los fenémenos psiquices estén dominados ex- Clusivamente por ta tendoncia al placer. Constituyen pruebas irretu- fables de que en la vida psiquica existe una fuerza [...] instinto de 1agrosién o destruccién, que derivamos del primitivo Instinto de muerte ™ En varios trabajos, subraya Freud el papel de la identifieacién con fl objeto que sutre, en el masoquismo. “...e! Yo pasivo se pone en fantasia en su lugar precedente, el cual es cedido shora a un sujsto ‘extrafo”*. De igual modo, en et sagismo ".. .infigiondo dolor a otros 50 juega masoquistamente on fa identiticacién con el sujeto que sulre” ® El Ello 0 la Instintividad sexual y tanética ‘A continuacién extractaremos las ideas principales de Angel Garma acerca del masoquismo. La admisién de los instintos agresives como factor congénito en el ser humano fue, sobre todo, una consecuencia dol estudio de la fenomenologia y de ta génesis del sadismo y del masoquismo, es decir, de estados psiquicos en los cuales los instintos, agresivos ce hallan ligadas a los instintos erdticos. El estudio del narcisismo, de aquella primera fase de la evolu- én del individuo en fa que los instintos sexuales no tienen todavia como meta un objeto del mundo exterior sino que la meta es el propio Yo, hizo suponer que lo mismo debe acutrir con los Instintos agresivos, Si ello es asi, debe existir un masoquismo primario —un sadismo del individuo hacia si mismo— que antecede al sadismo orientado al ex- terior. {Cual es la situacién anterior que el masoquismo pretende revivir? {ZA qué reminiscencias biolégicas obedece la tendencia a la autoagre- Sidn del masoguista? Una de ollas seria la de volver al estado anterior de reposo, al estado inorgénico preliminar a toda vida, La otra tendencia deberfa ser la de continuar la progresién vital iniciada. La pri- ‘mera tendencia al reposo inorgénico, persistiendo en el ser vivo, origina Fia os instintos de autodestruccién, que Freud llamé también inctintos de muerte, La segunda tendencia formaria los instintos de vida, que Freud 200 Angel Garma y otros ‘asimilé al Eros piaténico y a cuya energia llamé libido. Los instintos eréticos se estuerzan por anular a los instintos de muerte, ligdndose con ellos. Constituyen el masoquismo al dirigirse en contra del Yo, y el sadismo, cuando los instintos eréticos consiguen dirigir los instinios ide muerte contra objetos exteriores. Mediante la teoria del instinto de muerte, Freud trata de explicar la génesis de los comportamientos hur manos que se oponen al principio de placer: entre ellos, los que so presentan como perversion masoquista 9 como masoquisme moral. El ‘masoquista realiza su masoquismo en dos tiempos sucesivos: 1) man- tiene una unién edipica que es ildgica y ademas anacronica, maso- uistamente, y 2) sigue buscando Io doloroso, lo que le supane castigo, aunaue pretendiendo que de ese modo se libera de su culpa. Como {el mantenimiento de fa culpa ya de por si se opone al principio de placer, también ocurre de igual manera con el dolor buscado en sus Dracticas masoquistas, aunque aparentemente éste sirva para ta fina- lidad placentera de liberarse de la culpa La vuelta det sadismo contra el propio individuo proviene de so- ‘metimientos superyoicos, que originan sentimientos de culpabilidad ¥y necesidad de castigo. EI sometimiento al Superyé es una reeccion ™masoquista, Desde el primer momento la posicién masoguista del indi. Viduo ha debido ser més intensa que la sédica, porque de otro modo ‘quel hubiera sido vencida por ésta y no acuririala vuelta del sadiome contra el propio individue. Dicho sometimiento se haco permanente {cuando el nifio internalize la agresién materna y paterna en su Superys ¥ 80 convierte decididamente en masoquista. A partir de dicho momen. to, el masoquismo se intensifica por el sadismo del nino vuelto cont ‘i mismo. Pero al considerar este proceso hay que tener también en ‘cuenta que muchas veces e! mismo sadismo que se volvera contra propio individuo es consecuencia del sentimiento de culpabilidad y de a necesidad de castigo del nino que se conduce sédicamente con la finalidad de tener remordimientos y luego buscar sufrimientos, EI Supery6 Por originarse a consecuencia de una elaboracicn de situaciones \ibiginates, mediante una introyeccién ¢ identificacién con los padres, {l Superyé presenta conexiones intimas con la vida instintiva. Una de as funciones del Superyé consiste en percibir claramente muchos con. {enidos del psiquismo inconsciente que no son perceplibles al Yo cons- lente. Debido a ello se suele originar, en clertos casos, un sentimiento de culpabilided y una necesidad de castigos intensos, aunque incons- cientes, que muchas veces son causa de una serie de actos patoldgicus, incluso criminales, ‘Acerca del masoquismo 21 Los padres, para educar a sus hijos, para desarrollar en ellos su Superyé especial, siguen las indleaciones de su propio Supery®, que ‘su vez es #1 refejo del Superyé de sus propios padres y, por lo tanto, o la tradicién paterna y de los valores espirituales que se transmiten 2 través do las generaciones. Pero para la exacta concepelén del Su pery6 hay que considerar que no siempre ste reproduce el modo de ‘ser de los padres, En primer ugar hay factores constitucionales de suma Importancia; ademas, si bien una educacién severa suele desarrollar un Superyé que trata severamente al Yo, lo mismo ocutre en los casos, {de una educacién muy bondadosa, tal vez porque la bondad paterna Impide que el nino satistaga libromente su agresividad congénita diel- ‘ida hacia los padres. Se crea asi, 2 consecuencia de la agresividad Inhibida y vuelta secundariamente contra el Yo, un sentimiento e cul pabilidad particularmente intenso, un Superyé severo que no concuerda, con la bondad paterna. En relacién con el Superyé, la agresividad in- dividual, sobre todo en sus aspectos masoquistas, tiene suma impor- tancia. Parece que cuando el suleto realiza una represién instintiva, de los dos componentes del instinto reprimido, © sea de la libido y de la agresividad, uno de ellos, la libido, se convierte en sintoma neurético, y el otro componente, la’ agresividad, origina el eentimiento de culpa que refuerza el Superyé. [Apoyandonos en estos canceplos de A. Garma, pensamos ademae ue interesa dlstinguir entre agresividad y hostllidad 0 destructividad, La agresividad es Ia disposicién y voluntad de defenderse o de atacar fen pro de una satisfaccién 0 propésito; tione un cardcter més libre y positivo que la desiructividad. Es algo necesario para tener empuje fen la vida, representa el manejo postive del instinto de muerte. En cambio, la hostlidad corresponde a un inoremento de la agresién, esta ceargada de odio y destructividad, del deseo de perjudicar o dafar al ‘objeto como al Self; es més compulsive, estereotipada e indiscrimi- nada que la agresividad. En el caso del masoquismo, esta destinada no ss6lo a desconocer y eliminar al objeto sino, ademas, a provocar la represalia vengativa 0 sédica del entomo, Formas extremas y solapadas del masoquismo El suicisio puede ser incluido entre las conductas masoquistas. En 1997, A. Garma describié cuatro motivaciones primordiales del suicidio la identficacién del suicida con un objeto libidinal perdido; ta tentative {de recuperar dicho objeto através de la muerte; la realizacion merced al sulcidio de deseos agresivos contra determinados objetos y Ia vuelta de tales deseos agresivos contra el propio individuo * Las motivaciones de la conducta sulcida son siempre multiples y ‘compiejas, asi como diversas son las metas y los mensajes impl 232 Angel Garma y otros grado de lotalidad y los medios 0 formas de ejecucién. Uno de noso- tros (N. Yampey ®) resume de esta manera los sistemas de fantastas Inconscientes en las personalidades con tendencias suicides: 1) un de- se0 de evasion, de escapar, de dormir; 2) un deseo de venganza, de control hostil, de poder omnipotente; 3) un deseo de castigo, de expla- cidn, de sacriicio propiciatorio; 4) un deseo de reunién erética con un objeto amado, de lograr su amor y aprecio; 5) un deseo de conmover a ‘otros, de inquirir sobre sus sentimientos; 6) un deseo de renacer, de comenzar una nueva vida; 7) un deseo de liberacién, de eterna dicha, de paz o de nirvana; 8) un deseo de reconquista y rehabilitacién de pres- tigio, de honor y de gloria; 8) un deseo de aniquilamiento, de desinte- ‘gracién del Yo (nocién “negativa’ de la muerte que expresan personas muy atormentadas). Actuaimente consideramos con A. Garma como muy importante algo que é! ya mencioné en 1937 al describir la deformacién maso- quista de la personalidad del suicida; consiste en la intemalizacién de agresiones del exterior, intemalizacién que sutre intensos inerementos por la accién de las conductas sddicas del Superyé, que hacen que el Yo se wuelva més masoquista* Asi como existen las formas evidentes y extremas del masoquismo, también existen las expresiones larvadas y sutles. La complacencia, ‘aceplacién o bésqueda del padecimiento neurético, la fiaidez y la im- potencia, la evitacién de los goces posibles y convenientes, las auto- lesiones, el dolor y el autodesprecio, a tendencia a danarse y a irrtar sin motivo los demés, los sacrificios initles © basados en rituales ¥ racionalizaciones, constituyen modalidades expresivas de lo que de- ‘nominamos manifestaciones del trieb de muerte. Muchos de ellos no legen a ser actos sino fantasias y actitudes masoquistas. tras con-

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