You are on page 1of 37
x HISTORIA _ Y ELEMENTOS | DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO SF RT I SE a eT EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES gE Capituto I LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO * WERNER STARK Ln. 62 by dz x | i Z of i Ad ¢ L ; bi ag igi jldop podey 2) DETERMINACISN SOCIAL © DISTORSIGN IDEOLOGICA DEL PENSAMIENTO El autor esté convencido de que la doctrina de la ideologia no es mis que un antecedente histético de Ia sociologia del conocimiento; de que su centro de interés reside en un nivel diferente de la vida mental; de que es también diferente en su naturaleza porque es una disciplina psicolégica antes que sociolbgica; y de que cuanto mis pronto se rompa la conexién tradicional entre las dos materias, tanto mejor seri para ambas. {Qué se entiende por ideologia? Siguiendo nuestra prictica habitual, trataremcs de responder a esta pregunta con Ia ayuda de un ejemplo con- ereto, En los primeros afios de Ia década de 1930, cuando el mundo gemia bajo el peso de la miseria provocada por la crisis econdmica, se ofrecian dos diagnésticos diferentes y se propugnaban dos remedios diferentes. Una escuela de pensamiento sostenia que el orden econémico habia caida en el caos porque el nivel de los salarios habia sido IMevado demasiado alto y fijado alli. Todo, se alegaba, tiene su debido precio de mercado; mientras este precio econémicamente correcto prevalece, no hay que temer el desequilibrio; pero tan pronto como un precio es distorsionado artifi- cialmente, se produce el desequilibrio y empiczan las dificultades, Desde * Werner Sranx, The Sociology of Knowledge, Glencoe, Dlinois, The Free Press, 1958, 3 yusrorta DE 1A socioLOGtA DEL CONOCIMIENTO 4 sndzalism tabla lenzado uma poscén de pode : oy rate (poder que estaba basado en gran medida en factores la soci {pres Penis), esters de mercado no habla sith mint tan modo adecuado porque 100 divans elementos’ fat ee impedido de adaptarse & raraitiaci6 duis 7 el: detemple eat de Tomo, La pobreza de los subprivilegindos sin haere tea sariaeontrapate de Ia opulencia de ls Gaba Meera politica de salarios més “realista” enderenate ee pti Mego a trcerse, No era asi como discutia Ia otra sie 10 us ban eee verian Ia criss en términos de subcons cuela, Sus part semnantenimiento artificial del nivel de los aaah eet GS £0: tetingg tesim de riquea; Ia necesidad era grande; no cee ee on demanda eran incapaces de ponerse en contacto, sei yi ge esta situacién absurda el que la demanda era gNo podia setts fa 2: cr ge simplemente habia slander, ra sc , el remedio obvio poner mis i ler de He pago de los aslarados las mafanas ae ae co Nadie se sorprenderi de oft is es enéigicamente pot las ces Paes ppinién era sostenids fabian alineado junto a ellas, mientras que | sy los periodistas que se peones a los sindicatos y a sus sim a ie la segunda tenia como cam. hecho debe suscitar necesariamente Soa de toto el pais. Peo ext tes bandos estaba realmente interesado be aes Bate eoeratls simplemente trataban de explotar Ia situa eh ¥ que ambas partes propisitos. Ahora bien, pueden haber exi re bce i eo Baines pe arguseotn istido esctitores a sueldo en am- ‘gums na su fi ; hei viccién interior de Ia justi rarest ee asain nln ae una con sa legato de ecuerdo con La usa, como un abogado argumenta en terns fete 0\ plac i gzoreniencies de su cliente. Pero si i eS an 7 Peer neat Cisiod roe te proms Sasi no estaban condicionados por i See Pues sus procesos mentales Piles oo Vode hee acién: fo que decian no era To que Feria wena “sus corazones eran hombres lib dondeqaiera que ésta padi res libres, capaces de hombres —probablemente pudiera Ievarlos. Pero habja otros por ello, estaban sincer la enorme mayoria— que, fueran o no pagtdos Ja clase social Becta s de amerdo con la escuela que fe 1 Pas con que ellos simpati Bresos al que ellos, o por lo menos las pets EWS cack ipatizaban, perte ee ‘menos Is pe ile wencido de necian: estaba el sindicalista firme rae ie ee buscaba. ala : : también el patrén i ios mis altos, sino una eon igualmente convencido de que "9 PF Speeiintiysee Ss hombres plete ne, & Prosperidad general. Las neti manific fentado que su pensamiento epepete un serio problema: dando pot Fi en el nivel consciente, compleame™ tl resultay Fesultad Simplemente LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO sincero, ¢no era probable, 0, para decit lo menos, no era posible, que de- seos subconscientes hubieran obrado sobre ellos, introduciéndolos en el modo de pensamiento, en la envoltura tedrica en que se encontraban? Ju- lio César pronuncié una vez estas palabras sabias y realistas; quae volu- mus, ea credimus libenter, creemos ficilmente lo que deseamos que sea cierto. {No era éste el caso en el ejemplo citado? En otras palabras, para dar al asunto una formulacién filoséfica algo mis refinada, no habia preocupaciones meta-tedricas, inadvertidas, en Ia cosmovisién tedrica de las personas implicadas? zY no era la tarea de los sabios, de los cienti- ficos, los guardianes de la verdad objetiva, ponerlas de manifiesto en todos esos casos, sacarlas a la luz? ;Y habia alguien cuyas ideas estuvieran de algin modo libres de esa impureza? Ciertamente, ambas teorias econé- snicas eran respaldadas por economistas académicos caya objetividad estaba fuera de duda. Pero aun un académico solo puede ser objetivo en el nivel consciente; puede ponerse a prueba una y otra vez, puede volver a hacerlo por tercera vez, y no obstante estari todavia a merced de sus impulsos subconscientes porque éstos se encuentran, por definicién, ocultos, sustrai- dos a su examen, y son sin embargo harto poderosos, influyentes © impe- rativos. Si una persona, entonces, sostiene una idea o sistema de ideas en cuyo origen psicoldgico ha jugado un papel algin interés 0 deseo perso- nal o de grupo,1 que habria sido diferente de no haber intervenido tal interés 0 deseo, su pensamiento ha de caracterizarse, en la medida en que posea tales rasgos, como problemitico o, para usar el término técnico apli- cado ahora universalmente para describir tales estados mentales, como ideolbgico. La palabra interés debe ser tomada aquf en un sentido bas- tante restringido de interés egotista, profesional o clasista (y posiblemente nacional); no tiene nada que ver con ese desprendido interés que sentimos cuando decimos, por ejemplo, que estamos interesados en la sinfonfa coral 1 Gricer, en su Ideologie und Wahrheit (cf. esp. 96), ha propuesto que Ia dificil palabra “interés” sea descartada, y ha sugerido que debe- tlamos hablar en cambio de “implicacién de Ja voluntad de un hombre” en su pensamiento cuando deseamos caracterizar ese pensamiento como ideoldgico. Al presente autor Ie parece que Ia caracterizacién del pen- samiento ideolégico como “interesado” o “engendrado por intereses” (in- 0 “determinado por intereses” tiene més fuerza suges- tiva que la terminologia de Geiger (que también es problemitica desde otro punto de vista, puesto que es cuestionable que haya algin acto ‘mental que no implique de algin modo voluntad). Pero querria destacar que empleo el término “interés” en el sentido de “hacer entrar en jue- Jas conaciones, voliciones, aversiones, ambiciones, etc., del hombre”, Por consiguiente en el mismo espiritu en que Geiger usa su propio término paralelo. es hey sepdvo v Ab? ae s / ( 5 ade? * soctoLoGia DEL CONOCIMIENTO wrsroRIA DE LA ién de Leibniz del Ec ineg anata WeTICtie aed deal De esto se sigue quel miento ideolégico &8; a lining, do, algo sospechoso € inferior, algo que debe ser superado fae te. rado de nuestra mente. * diferencia decisiva entre la doctrina de la idey lo. ye Vemos ya aqui Ia cis i ld «gia fa del conocimiento. La primera se ocupa de un modo on” aS 4 q y i dont, Tas eer de su curso apropiado; la segund: de silido de su ap jo; la segunda, de tod: esos de pensamiento, y sobre todo de aquellos que constituyen ef sibs eval ie tole nuestra visiba del mundo y que existen desde mucky dntes de que pueda afirmarse cualquier tendencia falsificadora engenda “4 por intereses. Si todos Tos hombres pudieran y Hegaran a controlar PrKcomsiente y a superar la influencia de los intereses personales ¢ de feipo, l dodtina de la ideologia se extinguirfa, porque no quedatis en errno mis materia ptima para su estudio. Pero la sociologta del cono. Cimiento serla tan importante como antes. Ninguna sociedad puede epee oe be realidad al eaisno Hernpo desde todos los tngulcs om. NGS GAs Ck edhe Givise pode inaplatcla capex de tal cone: toch sociedad debe adoptar un punto de observacién concreto desde el cual sea posible contemplar el amplio, el ilimitado campo de lo que exist, y tol sci por cosines, tended su propa itgen patil de area es 4 —_ =z wl debe Hacer onesies 8 e resis i i- miento es que Ia eleccién del punto de See aes universale es conemplao, depend eda sociedad conta de Iss aS ‘= ha = sociedad sen lo que 8; pero no se aides site roe ain ee c intervienen ya en el punto . am eo, eee primera vez a Ja existencia. No ha peers. pipuaek pee y afirmarse; pero éste es uo a, Snteramente diferente, La sociologta del conocimiento no se 0° Pi ce Pensamiento distorsionado; trata, mis bien, de a cristalizacién 0 2 Cf Ge oe, 10, Hoe. eit, exp, 87 seq. Ge oo ee re genwartsprobleme der Soziolo- noe oneandapoidiectee wulacién mas aguda de Geiger se { gonversién de adhestones |, Pag. 153: “Toda ideologia se bast e0 to nesettle © Sauelto emocionales en concepeiones para-teéricas.- : también destaca que dice es falso o semicie™ ie Hdeologia es una cosa y nell ae apenas necesita aqui elaborscion— Bets ac Cito el mention trata te oes 2 ratieren 8 2 fale mientras su ata de inducir a error al pensamiento 4° z — ito privado es correcto, mientras ¢! len cuél es la verdad, una persona con unt i esti ella induce a otros a err t™’ ehgafiada logie ung error, Aa pemiento privado, y Wahrheit, ‘oe itaria e inconscientemente. Cf. 12°” 6 LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO “concretizacién” del pensamiento, 8 i incon- tables construcciones 5 interpretationes & Tai sy palmer pee bles, en principio, solo una de ellas puede ser tealizada y elaborada en un momento determinado, y la seleccién de Ta misma de enire las muchas po- sibles, es efectuada siempre de tal modo que surge un universo mental que habri de encajar_en la pauta de relaciones humanas catacteristica y cons- titutiva de Ia sociedad de que se trate. Es verdad que “sociedad” no tiene que signifi i este context, sociedad inclusiva 0 ploba en vee tea ea ee puede formar su propia visién del mundo, diferente de Ia de otras clases, 9 una secta puede formar su propio marco mental desafiando los supuestos € interpretaciones bisicas de la mayoria ortodoxa. En tales casos (de los que no seria dificil proporcionar ejemplos), modos de pensamiento origi- nados por intereses pueden surgir mis tempranamente y ejercer una in- 8 La palabra “cristalizacién”, introducida aqui como una expresién abreviada conveniente para los hechos planteados on nuestras, paginas iniciales y, por anticipado, para los contenidos del cap. IM, necesita ser explicada cuidadosamente; al ser metafdrica, tiene peligros seménticos contra los cuales es necesario ponerse en guardia. En y por si mismo, es un término completamente apropiado para el uso, pues, segin el Ozford English Dictionary (II, 1933, 1231), “cristalizar” significa, en sentido fi- gurado, “dar una forma o figura definida o concreta v permanente a algo de cardcter indefinido, vago o fluctuante”, y esto es precisamente Jo que el sistema de valores de la sociedad, introducido en la mente in- dividual por las fuerzas sociales (0, filosdficamente hablando, el a priori axiol6gico socialmente determinado de la mente), le hace al pensamiento humano. Pero debe evitarse un posible malentendido. Diciendo que se efectia una eristalizacién, queremos decir que los contenidos de la mente se tornan claros, y también que se tornan organizados o estructurados, pero no que se hacen tiesos, fijos o rigidos. No es que haya primero un Pensamiento individual independiente de pre-condiciones sociales 0 ele- mentos axiolégicos, que solo més tarde, y bajo influencias sociales, se endurecerfa en formas més permanentes; no, la cristalizacién de que estamos hablando se halla en el comienzo mismo del pensamiento en el sentido de proceso mental consciente con contenidos ideales definidos y tangibles; es la produccién del pensamiento, la produccién de la mente, Jo que tenemos en vista, y no ninguna clase de desvitalizacién u osifica- cin posterior. Antes de la “cristalizacién” podemos imaginar imégenes indefinidas, eaprichosas, como de suefio, flotando a través de la mente, ibremente y dejando poco o nada tras de si, pero no pie Se cele propiamente dicho tal como es tipi- fieado en Ja conciencia humana, como opuesta a la animal, “Cristalizacion describe de este modo un devenir concreto de los contenidos de la men- te y en la medida en que todo pensamiento humano, aun el més primi- tivo y poco elaborado, es concreto —se refiere a cosas asignables, cosas en facn ella es una condicion sine qua non del funcionamiento det fntelecto. ‘Si hubiera en el idioma inglés una palabra tal como “concre- tizacion”, ella seria ain mejor que “cristalizacién”, pero no parece exis- tir, y und vacila en introducizla, Puede a lo sumo permitirse usarla —con ‘excusas— entre comillas, como se ha hecho mas arriba. que la comin. Pero no ideologi por ello exi ‘Antes de que otros cea el pensamiento Arp gets =" an nite Nos, fase un “interés” bisico: a saber, | reclamar emlaliectin dilemmas comprensible; sin ello, ningén , la necesidad de vivi mn, debe sati uto, ni siquiera el pensamient pensamiento concreto ce Gi aes undo ya existen ideas; Bi sesiia (ed eligi ttdan so ves9 ee cae se rc om mies i io * al fa vida aie > sola pieza ~ pret que ceantortle: adi, debe preceder por lo tanto Ia sociclo mines en que si ue, y Ia caza de las ideol {dgicamente y ser a ell cinoetakeons: oe hacer logins. renida aparte de a como eae pebpariee neta entre Ja doctrina di sacking pingin ‘conocimient ina < momento, la impresin to por el otro, le la ideologia mera no lo es. Por el ypresién de que la tlti no queremos Por un a, cian nuestro pensamiento contrario: la busqueda Salaat importante amy a cuando es de i las influencias ideologies os Feist ea at ater Mere ese iniana de la eel darwinismo Sere cientificas mis peli- ee Sede lich wn alee Sai ina + innegabes demostrarse rec esp I er el menos reales. Y J conte wna ae, mile gare natal de teina indiscutida, ién hay sociedades apropiada de eG existencia ‘a misma. ati 7 gue Peden deci ve We keen ok eet cielheatly ace Eto. irse verdaderamente Wa selva eliminacién o la mis éxito en oe Relea coos. ae & gages elcid [2S fuerte, locenc er Cann por los eager sentido muy i del sntramos en los que c esaria, ge Ae us nee a n del pensamiento, cays rectfia een en esta ee sfiraci6n es hasta qué punto sino a las suyas [ited os ot bes peek ee aenic eet puede decidi jjeta a las talces egoistas del de la gueri ypender el principi ir con liber- demostrar que darwinismo yaar ‘todos contra ea —operante en fo = Bicecar dk wn. Exponer las Gientifica, es una tarea poems ae at oy representantes, conocimiento La distincién ey made no es de valor, que hacemos entre és ideologia que nadie oe formation 4 de escncia, La tay Ia sociologia de! de una soca, J sociable del_conoci- especifica, la doctt' tu deformacibas Ly metea ae 7 Ia primera s€ interesa por un fend Por uno vo, ¥, como pronto To veremo% * Para otro 1964, 2 seq: afin a . ; uss, Gesellschaftsphilos” i a LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO solo la primera es una verdadera ciencia social, en nece mis bien a la esfera dea psicologia, Que la doctrina de la ideologia no es realmente una disciplina socio- Idgica 0 socio-filoséfica, puede ser demostrado con la ayuda de un ejemplo concreto. A lo largo de 1a historia, hallamos filosoffas que afirman que la permanencia es real y cl cambio una ilusién: filosofias muy diferentes en los detalles, pero cuyo miicleo es simple y puede ser formulado en muy palabras, tales como las empleadas precedentemente, Entre los pri- meros est Platén con la afirmacién de que el reposo es la perfeccién del set y el movimiento solamente una forma empobrecida de! mismo; entre los mis recientes esta Parcto con su “prueba” “‘cientifica” de que Ia vida social es la misma en todos los tiempos y lugares, puesto que es contro- lada por los “'residuos” inmutables y solo la superficie parece mostrar un desarrollo: un desarrollo que no es tal en absoluto porque solo consiste en la sustitucién de una forma de charla inttil (0 “derivacién'”) por otra. Ahora bien, tanto Platén como Pareto eran aristécratas que vivian en una época muy cruel para la aristocracia. Ambos vieron una crupcién de igualitarismo; ambos detestaron lo que vieron y se apartaron de la reali- dad de su tiempo con repugnancia y horror. Ambos huyeron del mundo real con sus cambios a un mundo irreal de permanencias: sus teorfas son ideoldgicas en origen y contenido. En su génesis (subconsciente) habia una preocupacién y un prejuicio pricticos y politicos. Debajo del umbral de Ia conciencia trabajaba el sentimiento y el desco angustiado de que el mundo no deberta cambiar; por encima del umbral de Ia conciencia se formé, alimentada por su rafz subterrinea, la conviccién, la ilusoria con- vicci6n, de que el mundo realmente no cambia, de que el cambio es solo un cabrilleo sobre la superficie del océano que deja calmas ¢ inméviles las capas mas profundas del agua. 3 Nos ocupa aqui la cuestién de si es posible 0 aun razonable derivar construcciones filosdficas imponentes de tan pequefias causas. Estamos dispuestos a dejar este problema completamente abierto por el momento. Solo deseamos mostrar que todo este anilisis (si asf puede Mamirsele), ue todo este modo de pensar no es sociolégico en su origen. Ciertamen- te, parece sociolégico: una aristocracia es una clase; en los dias de Plat6n y de Pareto eta una clase que perdia terreno ripidamente en Ja lucha de clases: necesitaba una “ideologia” que Ia sostuviera en esa lucha y que ofreciera un arma, aunque tosca, contra el enemigo dg clase. (La afir- macién de Pareto de que por debajo de Ja distribucién del poder en h sociedad, y aun debajo de Ja distribucién del ingreso, existe una distri- bucién mas bisica, una distribucién de Ja capacidad, debida a rasgos ig natos transmitidos genéticamente y que, por consiguiente, puede ser, a sumo, sofocada temporariamente pero jamés definitivamente abolida por una revolucién social, es particularmente caracteristica de este ultimo as- % tanto que la segunda WISTORIA DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO én de las concepciones ideolbgicas.) 5 Nada Feet a ravi, de mayor interés para las clencs sociales que ti “fleatogias" procedentes de tales fuentes y situaciones, Pero Ins gh oe ; en realidad, estamos frente a una adaptacion’ pac Jogica a una situacién, y 90 frente a un proceso social propiamente dicho, Esto se advertirh eee si ieee junto al ejemplo anal} n caso que es manifiesta e innegablemente un mero incidente sr, ado, Un amigo médio le coat6 al difunto profesoe Geiger a sre” historia; "Su colgga'y paciente N. N. se quejaba hasta en Ia dltima fase del chncer pulmonar de la persistencia de su cbronquitis», Los sintome, de ciincer de pulinén eran inequivocos. N. N. no podia sino saber cui) era su situacién, Si él, como cl facultative & cargo de su caso, hubiees observado los mismos sintomas en uno de sus pacientes, no habria du- dado un solo segundo sobre el diagnéstico, Lo que él observaba en sy caso especial, sin embargo, no eran los sintomas de uno de sus pacientes, sino su propio estado, Y no deseaba reconocer lo que éste era en reali. dad. ..; vivié y murié en una ilusoria felicidad". Si seguimos esta ily. sién desde Ia conciencia hasta el dominio subconsciente, encontramos otra vex en su raiz un deseo, un anhelo angustiado. En el pobre hombre que sufria, todo gritaba: jNo! jNo! jNo! jDebo tener una enfermedad mortal! Pero este clamor se transformé, en la mente consciente, en una conviccién engafiosa, en un contenido mental ilusorio. Las etapas del pensamiento subconsciente, semiconsciente y consciente tal vez pueden set formuladas en las tres frases siguientes: Me temo que tengo cancer de pulmén; quisiera no tener cincer de pulmén; seguro, jseguro! No ten- go cincer de pulmén! Todos los seres humanos huyen a veces de los y miserias de la vida hacia algin parafso mental semejante, tratando de ocultarse lo que no pueden cambiar y no quieren ver, y por esta razén el mecanismo psicoldgico implicado es del conocimiento co» min de los hombres, En nuestro contexto presente el punto importante es que la estruc- tura del caso del Dr. N. N. no solo es paralela, sino esencialmente idén- tica a la del caso de Platén, Pareto y otros decepcionados nobles deca- dentes. Cierto, su problema no eta fisico, sino social. Pero en ambos casos el estado bisico de ansiedad es simplemente una causa remota de un proceso mental adaptative, en tanto este, proceso mental en si i logia se ocupa, asi, de una del elemento social en Ta Bisqueda y 5 Cf. Gunvircx, Le Concept de Classes Sociales de Marz @ Nos Jours, 1954, 78 y 87, seq. (Hay versién castellana: El concepto de clases socia- les, de Marz a nuestros dias, Bui Aires, Ediciones Galatea/Nueva Vi- sién, 1997. N. del T.) aes al m # Ideologie und Wahrheit, 1953, 98 seq. LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO $e podria haber esperado, entonces, en el pasado una junto a la otra que las dos disciplinas corrieran tal ver estimulindose mutuamen fone cruzindose © mezclindose. Infortunadamente, no ha sido cot Poe e ha reinado en el asunto gran confusién, 7 i Ga 1 identificar la sociologia del conocimiento fe iy aes denominar una concepcién pan-ideolégica del pensamiento: en otras pala- ‘bras, a sostener que todo pensamiento esti inspirado y dominado por intereses, y que esti determinado socialmente solo en 1a medida en que di interés inspirador y dominante ¢s de caricter social, Un ejemplo re- Gente de esto ¢s el estimulante libro de Stanislaw Warynski, Die Wis- senschaft von der Gesellschaft (1944). Warynski niega que el interés en dl sentido de interés material —el interés que surge y se muestra en la lucha de las clases sociales y econdmicas pot el control de los medios de produccién—, esté solamente en la raiz de algdn pensamiento: afirma que esti en Ja raiz de todo pensamiento. Y también niega que la condi- Giga de interesado en el sentido definido Meve siempre al error, o que siquiera amenace llevar al error; afirma que hay formas de interés que, por el contrario, Ilevan a la verdad. Dando por sentado que una clase declinante habri de huir de los hechos hacia un mundo de engafio, :no tendri una clase en ascenso todo tipo de razones para tener una visin realista y ninguna para falsear y desfigurar sus impresiones ¢ ideas? Esta- -mos aqui manifiestamente en el campo marxista: las clases en decadencia piensan mal; las clases en ascenso piensan correctamente; pero ambas piensan ideolégicamente. Es dudosa la cuestién de si los propios Marx y Engels vieron el asun- to exactamente de la misma manera. El mismo Warynski cita una de las cartas de Engels en que éte equipara conciencia ideolégica con concien- cia falsa,$ restringiendo severamente con ello el campo de la ideologia; 7 Un ejemplo de esta confusién es la terminologia de Raymonp Anon en Die Deutsche Soziologie der Gegenwart (en otro sentido, un Li- ‘bro muy meritorio); se refiere en la pag. 71 (ed. alemana, 1953) a las como “ideas que son determinadas por la realidad (social)”. En pig. 86, sin embargo, dice: “Podemos considerar como ideologias en primer lugar a las ideas (falsas) que sirven a las clases sociales para su autojustificacién 0 como armas”, Esta tiltima definicién es correcta, Pero la primera es engafiosa. La palabra ideologia es una palabra peyo- rativa; describe al pensamiento irrealista, engendrado por prejuicios. Pero “las ideas que son determinadas por Ja realidad social” no son, por el hecho de ser asi determinadas, necesariamente errdneas. Por el con- trario, la determinacién por —es decir, el acuerdo o concordancia_con— das baer aaleh deta vida ‘es-manifiestamente un factor que contri. Tealismo y a la verdad. (Hay versién castellana: Ta aoelologld mea, Buenos Aires, Paidés, 1953. N. del T.) 8 Loe. cit., 212, Engels escribe: “La ideologia es un proceso mental que el amado pensador realiza conscientemente, es cierto, pero con una conciencia falsa Las verdaderas fuerzas determinantes que lo mueven ‘desconocidas, pues de otro modo no serfa un proceso ss rn EetCcarta ‘a MenriNg jel 14 de julio de 1893). | u Laie wk mdi tig Venn ae / *) mstoria DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO Ry Die ¢ Ideologie ttata y expone el caricter ilusotio de gran pan Mar nee isa erint de ueiaaia ds 1840, implidngs {de ese modo que la ideologia es, en esencia, pensamiento ‘engines ae pensamiento engafioso. Pero aqui debemos tener cuidado de no act © en una disputa puramente verbal acerca de la definicién de ideologia, S Podemos y debemos conceder a Warynski que el marxismo contien. de algin, modo una tendencia al pan-ideologismo. La verdadera cuestién “© ) ade si el marxismo de Warynski es auténtico cuando afirma la naturs & leza ideolégica —es decir, determinada por intereses— de todo pen. ~ samiento, ‘ A fin de contestar a esta pregunta, situémonos en el ‘campo de la clase en ascenso, 1a clase a cuyo favor sopla el viento de la historia a. = ¢l momento y que por consiguiente no tiene incentivo para ver al mun. do sino en téminos realistas. A menos que supongamos que los pensa- A, doves de esta clase no pueden errar (suposicién sidicula en si mice y desmentida por todos los asperos desacuerdos que se han dado den. de las clases en ascenso a lo largo de la historia), estamos otta vce 2 frente a una dicotomfa. Habri pensamiento falseado por alguna emocidn, * ya sea odio 0 deseo o miedo, y habré pensamiento no falseado de cc modo. Pos ejemplo, el idedlogo de una clase en ascenso puede tener une \ visién distorsionada de los hechos a causa de que, en su repugnancia { Por el régimen existente, suprime o subestima (no solo de palabra, sino s t fambién en pensamiento) sus aspectos mis positivos; © porque en. su St Posicion no seri diferente, en principio, de la del ideslogo dels clase que se hunde. En el mejor de los casos seri diferente sent tum ne 7 LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO mustoRIA DE No, la diferencia no reside alli. Reside en el hecho de ese et rts de as tolostes son solo paicelgge subliminales, mientras que Jas valoraciones que estin en la eaten Seas socialmente determinadas son psicoldgica y socialmente subi de a ideas sven principio, Uibrarnos de las primerss; el individ subliminales mente adaptado ¢ integrado socialmente (tipo al que podem UO completa. nos imaginar en toda su pureza, y al que algunas red Por lo ie. os ag proximan bastante) tendtia una mente despejada sd egd esloaias’ Pero sa pensamiento reflejaria atin mis claram le influenciay focial (y a través de él su sistema de valores implicito) en lente el orden y en sus procesos. Y de esta determinacién social no pod Sus contenidos Y tite ent modo alguno; pues si lo hiciéramos, solo ears completamente, dejindola en blanco, esto ¢s, Eitctaibncisais Nese a te puede funcionar en un vaco social tan poco como ate anaaled bce en un vaio fisico. Pero el espacio social normal eGnteeek je valraciones sociales, como el espcio fsico normal Io est eae Peco si es asi, ;n0 estamos, entonces, obligados a. conc a pensamiento socialmente determinado es exactamente t eee a Ef pensamiento ideolégico? La respuesta es: no EL oe tazbn de que el pensamiento ideoldgico es Pepto ta whee or lo que deberia ser y por consiguiente no es, micnt ae cen Pee gasctecds cs dctermisadoip wn cece! ee To que es —casi se podria decir, por el SE ee ten tro del marco de lo que es— y por consiguiente a eee relia, Tato el peat Heogco come et iaa Brees else pretameie 0 ae oe tw Gon wa dents prediament concn ain por falter, valores Hin en el aire, los ee las leologias son valores to socialmente determinado son valores aa jetris del pensamicn bajado a la tierra, valores encarnados, ya tealizados, valores que han isos 15 dicen Ine filésofos.” Esto ean cla Fees -valores-hechos, cultad. © mejot, sarge una nneva dificiliad a ey ero queda una difi- sideracién de un sistema social i cuando pasamos de Ia con- intertelaciones entre sistemas soci Ais lo y simple al estudio de las internamente divididos. sociales o al de supersistemas complejos, EL pensami i ‘ forma een are ee no es ilusorio, pero ¢s peach hist6rica. Esto tiene se atrapado por un principi fécilmente lo que se dice y se hace d uencias importantes. Entendemos que pertenecemos (que es tambi cr dest del universo de significaién « experiencia, nuestro mundo 4 ; nuestro universo de accion prictica ¥ tees ba sido condicionaias de | ); pero, justamente porque sucstrss neta facil entender lo le tal modo, no hallamos de ninguns Seniiacén (nto oe 9 die ye Hace det, de oro snr por ej social); entre los uimanos aft! ‘jemplo, o entre los hombres Bok Edad cae Lo que tiene es und io de LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO significado para otras sociedades, no lo tiene para nosotros. Carecemos de Ia clave, por asi decitlo, segdn la cual otras vidas y otros pensamientos estdn construidos. Buena parte del capitulo IV seri dedicada a este pro- blema, Pero aqui debemos notar que el mismo es realmente un problema solo para el hombre que esti decidido a superar —si puede, y en Ia me- dida en que puede— as limitaciones humanas, Para la mayoria de Ia gente no hay problema en absoluto, Enfrenta los productos mentales de Otras sociedades con hostilidad incomprensiva. Los ritos mis sagrados para el bosquimano son para ella prestidigitaciones sin sentido; los ritos mis sagrados para el periodo medieval, puro oscurantismo, La razén de ello es que nuestro pensamiento no solo esti determinado por nuestra propia sociedad, sino también comprometido con ella. Estamos envueltos tanto emocional como intelectualmente en la vida social que nos ha engen- drado y formado, estamos —en un sentido— prejuiciados a su favor, pre- juiciaos a favor de los términos de vida, pensamiento y valor en los que esti ordenada y organizada nuestra vida social. De este modo, la diferencia entre el pensamiento socialmente deter- minado y Ia ideologia no es tan grande como parecia al principio, una vez que cruzamos la frontera que limita un circulo social cerrado, Y sin embargo nuestro anilisis se ha visto confirmado antes que controvertido por la argumentacién de las dos o tres tiltimas piginas. Pues el prejuicio “natural” contra el orden social distinto, contra su cédigo y su mentalidad, ¢s, en principio, tan reductible como cualquier parcialidad ideolégica, La Gnica cuestién es: zc6mo?, gcémo podemos ponernos por encima de nues+ tras limitaciones? En otras palabras, gqué ocurre cuando tratamos hones- tamente de explorar el significado de los productos intelectuales de otras sociedades? Seguramente, lo que ocurre es que abandonamos, pro tanto, el orden social al que pertenecemos, que estamos, por asi decirlo, dejin- dolo atrés y entrando en un marco social mis amplio que abraza a la vez “nuestra propia” vida social y Ja “ajena'’. Nos apartamos de las corpori- zaciones, més estrictas, de nuestra pauta de vida y pensamiento, hacia una estructura mas vaga que puede contener en si misma mis de una potencia- lidad © semi-actualidad. Aflojamos nuestra adhesién a nuestro sistema de valores original, y empezamos a admitir, a su lado, otro sistema de valores como igualmente legitimo, en principio. Si rehusamos proceder asi, esto es, abandonar nuestra propia matriz social y todo lo que ella representa, si miramos Ia vida (y el pensamiento) extrafios en términos de nuestras propias ¢ inmodificadas determinaciones sociales, nunca los entenderemos; en realidad, nunca estaremos propiamente en contacto con ellos. Pues nos ¢staremos ocupando de la visién que nuestra sociedad tiene de la sociedad extrafia, antes que de la sociedad extrafia misma. A fin de comprender Ja sociedad extrafia tal como realmente es, debe ‘establecerse primeramente el contacto humano, Pero el establecimiento de contacto humano es en realidad la adopcién de un nuevo tipo de vida social: una vida social extremadamente leve, vaga, tenue, pero no obstante 19 LOS ANTECEDENTES DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO Algunos de nosotros adoramos en un altar, otros en altares muy diferentes; hay una gran confusiGn de lenguas. Hay un sistema de valores polimorfo en el fondo de nuestra vida social, aun cuando todos los valores diferentes hallan Jugar dentro de un marco comin. El tema en este mundo de fines del capitalismo es todavia la doble preocupacién por los valores materiales y la racionalizacién de la existencia; los movimientos ascéticos y extéticos estan atin mis alla de nuestro horizonte, ;Pero qué grandes son Jas varia- ciones dentro de los amplios limites del tema! La gente lucha por objetivos tan diferentes, vive vidas tan diferentes y por consiguiente piensa de miodos tan diferentes que la unidad social se ha vuelto més bien vaga. Otras socie- dades han estado mucho mejor integradas, tanto en’ los hechos como en Jos pensamientos. Pero hasta en un supersistema de tejido tan flojo y tan mal integrado como el nuestro, debe quedar alguna unidad subyacente de tema para cotresponder a Ja existente realidad de convivencia social y co- operacién. Aun los marxistas jamis han negado esto. “Pata la sociologia dialéctica, escribe Warynski, las entidades opuestas entre si en la sociedad son més que meros contrastes causales: son al mismo tiempo correlaciones dentro de un todo supraordenado... A pesar de su caricter antagénico, son al mismo tiempo elementos funcionales, condicionindose correlativa- mente entre si, de una misma totalidad, Sus leyes son simultineamente leyes de correlacién asi como de contradiccién.”” 41 Por el otro lado, aun en un supersistema bien integrado, quedard algu- na distancia mutua entre Jas pastes constitutivas, y los miembros de sus subsociedades continuatan estando comprometidos tanto mental como emo- cionalmente con su propia vida y su pensamiento apropiado. El entendi- miento mutuo dentro de las subsociedades seri més facil que a través de las lineas fronterizas; sus propias categorias serin experimentadas como mis “naturales” que las consideradas “naturales” por los grupos vecinos asociados. Este hecho nos Hleva cerca, pero no a Ja misma area de determi- nacién ideoldgica, a los contenidos mentales debidos a Ja lucha politica y a Ja guerra de clases y a todo el resto, junto con los prejuicios, en el sentido mis estrecho de la palabra, a los que pueden dar origen estos contrastes entre las subsociedades de un supersistema inclusivo. ‘Todo esto nos enfrenta con un nuevo problema. {Qué subsociedades concretas de una sociedad compleja inclusiva serin capaces de producir su propia determinacién social del pensamiento, en otras palabras, una pauta concreta de pensamiento en concordancia con su propio punto de vista especifico, el cual estari determinado por la propia vida social del grupo y su posiciéa dentro de Ja vida social comin del supersistema? Al contestar a esta pregunta, notemos antes que nada que éste ¢s un problema que no surge en relacidn con el pensamiento ideoldgico, Muchas Fistorsiones ideoldgicas de la verdad son debidas a obsesiones, ambiciones, aprensiones, etcétera, puramente privadas; y naturalmente, puesto que esta~ mos aqui (como siempre debemos recordarlo), en el reino de la psicologia, 11 Die Wissenschaft von der Gesellschaft, 1944, 88 seq. 21 HISTORIA DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO Jectiva, Todo hombre, toda familia, toda comunidad | individual corso ef mundo puede tener un interés absorbente eapas fy una palabra, ise bg su visién del mundo y en sus procesos intelectuales y Mepar a dominarlos. Pero no todo el mundo puede logear una “concretizacion” qe] pensamiento tal como el término es entendido por la sociologia del conog) Prato. El individuo esti claramente excluido desde el principio; & ny puede hacer su propio universo mental ab ovo, Cuando nace, su mente es foda potencialidad, sin actualidad alguna. 1? Antes de que pueda funci. har de algtin modo, debe hacérsela concreta en alguna forma: actualizacién y obtencién de Ia concretidad son el mismo proceso. Por consiguiente, antes que un individuo tenga una oportunidad de formar su propia visiin del nyindo —en verdad, antes de concebir su primera idea clara 19 Jy determinacién social ya ha hecho su trabajo. Si hay una posibilidad de que el individuo pueda apartarse mis tarde dela pauta que asi le ha sido impuesta, es una cuestién aparte que seri considerada a su debido tiempo; por implicacién, ya Ia hemos respondido afirmativamente. Pero si la ¢s- tructura de la mente es mis tarde refundida en un molde diferente 0 mis amplio, el molde seri siempre alguna forma de vida social, algtin orden social que ha imprimido su marca sobre el individuo en cuestién. Pero 10 es solo el individuo el que es incapaz de construir independientemente un universo concreto de pensamiento en una forma privada propia; muchas formaciones sociales, también, estarin en la misma posicién, ;Podemos imaginar realmente a una firma o a una familia desarrollando su propia determinacién de las ideas? Seguramente que no, porque estas agrupacio- nes funcionan en la vida, y por consiguiente también en el pensamicnto, dentro de una situacién social que es definida para ellas y no por elas. Empezamos a tener aqui un primer atisbo de la respuesta a la pregunta que hemos planteado: solo serin capaces de desarrollar sus propios y especi- ficos universos de pensamiento, dando forma concreta al pensamiento hu- mano, aquellas formaciones sociales que sean —al menos potencialmente— modos de vida asi como modos de pensamiento, que tengan en si, por asi decirlo, elementos para modelar y controlar la accién humana y las interre~ laciones humanas asi como las ideas humanas, Este resultado preliminar 99 €8, pot supuesto, sorprendente. Esti implicito, desde ¢l principio mismo, en la idea bisica de la sociologia del conocimiento. Traducido por Arturo Napolitano 42 El texto presupone la posicién empirista, a la que estamos ¢0 general inclinados, Pero aun si fuera cierto que ta mente humana est dotada de ciertas ideas innatas, no seria necesario cambiar mucho nues- Meta pots ieee nuntas Testringifan, es elert, la determinacion to pensamiento, pero no la eliminarf \ se refiere sector libre y adaptable del intelecto, Deeg S 8 Estados de conciencia vagos e indefinidos, tales como los care Girtticos de la vida cerebral de los animales, son, por supuesto, posible: = moldeamiento concreto de la mente de que estamos hablando- Presuponen una mente estructurada, sino solo un aparato fisico. 2 Carfruto IT HISTORIA DEL TERMINO "IDEOLOGIA", DESDE DESTUTT DE TRACY HASTA KARL MARX * ARNE Nagss ** En 1796, Destutt de Tracy introdujo la palabra “ideologia” como tér- mino antropolégico y filoséfico. Es dificil, si no imposible, establecer qué queria expresar con ella, pero, como primer acercamiento a una definicién, podria sernos itil la siguiente: “doctrina general acerca de las ideas”; el término “ideas” se toma aqui en un sentido semejante al que solfan darle las filosofias empiristas anglosajona y francesa (John Locke, Condillac, y otros). Este empleo del término dificilmente puede estar encaminado a designar determinadas doctrines acerca de las ideas como podrfan serlo, por ejemplo, las de Destutt de Tracy. Sin embargo, el piblico parece haber * Anne Naess, JENS A, CHRISTOPHERSEN y KseLt Kvaue, Democracy, Ideology and Objectivity, Oslo, Oslo University Press, 1956. ** Para Arne Nagss, el término “{deologia” es muy importante des- de un punto de vista causal, pero no desde un punto de vista cognoscitivo, Afirmaciones en_el sentido de que esto o aquello constituye una ideo foglar'o caracterizaciones mis generales acerca de algo en términos de ideologia, afectan ‘notablemente las actitudes hacia las cosas asi caracte- ideotogiay ‘rdependientemente del status cognoscitivo de los objetos, Asi, Tags considera a las ideologias como “reacciones no-homogéneas”, de figes’ demasiado diferentes como para darles alguna definicién singular. Naess da tres distintas respuestas de actitud que pueden también ser consideradas respuestas ideoldgicas: (1) Reacciones de tipo despre- SeTiivo debidas a asociaciones habituales de 1a ideologia con teorias no Sinceras, engafiosas, especulativas o intelectuales, construidas para jus- fifiear 2quello que no puede ser justificado. (2) Reacciones de un tono aecavorable, neutral, o bien moderadamente 0 incluso violentamente fa- destiye, preducidas por una asociacién de 1a ideologia con algo como “una fe ‘a. .-, “algo por lo cual vivir”..., “un fundamento se- guro de fa vida y de la moral”..., “la religion y lemas similares”. (3) 23 HISTORIA DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO 4 i vocablo con los particulares métodos y enfo. Bee arr ts Tray seqeorotite dentro de la flogtia fase a Ares disciplinas humanisticas. Ast podria explicarse que mis tarde conociese a Destutt de Tracy y sus discipulos como “los ide6logos" y i ellos mismos aceptaran esta designacién. oh En 1801, Destutt escribia lo siguiente, refiriéndose a este término; “s; solo prestamos atencién al sujeto, esta ciencia podria Iamarse Ideolo, Gramitica general, si solo nos fijamos en el medio, y Légica, si no consi, deramos otra cosa que el objeto, Ella encierra, sea cual fuere el nombre que se le asigne, estas tres partes, porque no podemos razonablemente tratar una de ellas sin tratar las otras dos. Me parece que Ideologia es el término porque la ciencia de las ideas abarca la ciencia de la expresién pegs y la de su deduccién. Al mismo tiempo, es el nombre especi- fico de Ia primera parte”, 1 Interpretado en una forma plausible, Destutt trata de introducir dos conceptos diferenciables, uno mis amplio que el otto, y se propone empleat la misma expresidn, “ideologia”, para designar a ambos, Los historiadores de las ideas se han limitado a discutir el primero de estos conceptos. En ningtin trabajo histérico 0 lingiifstico, incluyendo los diccionarios mis com Pletos, hemos encontrado que se mencione el segundo concepto, el mis estrecho. Vale la pena citar otros dos pasajes en que Destutt usa Ia palabra “ideologia": “No se tendri mis que un conocimiento incompleto de un animal hasta que no se conozcan sus facultades intelectuales, La Ideologia €s una parte de la Zoologia y es sobre todo en el Hombre donde esa parte €s importante y merece ser profundizada”, ‘He tratado de hacer una des- ctipcin exacta y detallada de nuestras facultades intelectuales, de sus Asociaciones con algo imponente y que inspira reverencia por la ampli- tud de su aleance, lo intrincado de su estructura, su consistencia inter. Ma, sea como fuere juzgada su validez. FI uso de “Ideologia 1", “Ideologia It” e “Ideologia IK” corresponde a los tres conjuntos de respuestas dadas por de Tracy. Naess proporciona tres otros aspectos de una tipologia ideotdgica fomo caracteristicos de la concepcién marxista de la ideologia: (1) La ‘deologia ¢omo un conjunto de opiniones sistematicamente desarroliadas Y explicitamente integradas. (2) Afirmaciones acerca del mundo que no son “verdaderas”, sino que son o bien “verdades parciales” o bien “ilu. siones”, Ya que no son afirmaciones fundadas eh la interrelecion del | ento con la ica, de la teorfa con la accién. (3) Lo mismo que | recién menci( a OS AS aan de we Ja ideologia ae b valorizacién negativa de le “idea”, tal como las id . giosas 0 metafisicas. a 1 uso dado en el texto de “Ideologia V", “Ideologia VI" e “Ideo- Vi Corresponde a los tres conjuntos de respuestas dadas por Mare, del compilador,) + Desturr pe Tracy, £léments Idéologie, 1801, vol. 1, pag. 4 HISTORIA DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO fa? Destutt no nos dice en qué sentido usa “zoologia, pero 1a zoologin? sogestiv so afirmacion de que Ia ideologia es parte a zoologia: implicitamente recomienda un estudio cuidadoso de las discj- plinas de las ciencias naturales para la comprensién de las ideas, Impli- Citamente, esti en favor de las tendencias naturalistas, en contraste con las metafisicas y las teoldgicas. En esto Destutt sigue a Condillac, Al clasificar la palabra “ideologia”’ tal como la define Destutt. como un término técnico relativamente neutral, queremos decir que su funcién primordial es brindar al lector una connotacién definida, y no expresar o provocar una actitud fuertemente positiva o negativa hacia ciertos objetos, mediante asociaciones mis 0 menos vagas que el piblico establece con esta palabra. Si esta altima funcién fuera la predominante, nos inclinariamos a dasificarla como un eulogismo o un dislogismo. Su empleo por parte de Napoleén y de Chateaubriand hizo que el tér- mino “ideologia”’ se hiciera familiar en grupos mis grandes de personas; luego sobrevino un cambio en el uso predominante. En efecto, Napoledn hallé que los idelogos 0 idéologues se contaban entre sus enemigos, y aludié a ellos en forma despectiva, empleando los vocablos idéologue ¢ idéologie como palabras despreciativas. A este diltimo témino no parece habérsele agregado ningtin nuevo significado cognitivo.9 Fuera de los dirculos de Destutt, el término se usé de una manera tal que su connota- cién implicaba vagamente una falta de estimacién, y poco a poco el niicleo técnico de la palabra se desvanecié. A los ojos del piblico probonapar- tista, se transformé en un dislogismo. Roucek habla de una “connotacién popular del téemino como «dis- parate visionarion 4 Es probable que Webster se refiera a este mismo sentido en su definicién descriptiva nimero 2: “Especulacién quimérica, teorizacién ociosa, y también teoria o sistema de teorias carente de aplica- cién prictica”. § Si estas connotaciones hubieran estado mis o menos bien delimitadas en el uso, se hubiera Ilegado a designar con este término ciertos conceptos que tendrian, como una 0 mis de sus caracteristicas conceptuales, una valo- racién negativa. En ese caso el término hubiera dejado de ser un vocablo de connotacién neutral pata connotar una evaluacién negativa de algin tipo especifico. Pero el nuevo uso que le dio Bonaparte no parece haber involucrado ninguna connotacién medianamente clara, En su uso mis habitual, Ileg6 a ser un término despreciativo, y no un término cuya con- ‘notacién representase un valor negativo. Sin embargo, persistieron el uso * Esta conclusién esté abierta a la duda. No nos ha sido posible examinar todas las fuentes que nos habrian permitido confirmarla o re- 4 Josern “A ig aes History of the Concept of Ideology”, Journal 5 Webster’: i Fea eear sTnational, Dictionary of the English Longuage, HISTORIA DEL T&RMINO “IDEOLOGIA” Ia interpretacién técnica neutrales; H. Barth menciona ejemplos tomados de la literatura italiana (Gallupi, 1820; Gioja, 1822; d’Aquiste, 1858) ¥ espafiola (Balmes, 1846).® Otro ejemplo que vale la pena considerar ¢s el de Jeremias Bentham, en una carta fechada en mayo de 1802.7 La historia de los usos de esta palabra se complica debido a que ya en 1800 el fildsofo francés de Bonald usa los términos idéologie ¢ idéologo- gique, quizis sin conocer el uso que les daba Destutt. El uso que de ellos hace de Bonald parece haber escapado hasta ahora a Ia atencién de los historiadores de estas palabras. De Bonald formula muy pocas definiciones, pero algunos ejemplos re- sultan bastante sugestivos: § “La ideologia, que tanto en el Jenguaje como en los estudios ha reemplazado a la metafisica, porque la filosofia moderna ye en el universo otras ideas que Jas del hombre. ..".® "Ja ideologia moderna que se ocupa desde hace mucho tiempo de los signos y de la influencia de éstos sobre. el pensamiento, resuelve ella misma, sin quererlo, la cuestién del Ienguaje inventado o recibido y, desde este punto de vista, podemos asegurar que la ideologia dari muerte a 1a filosofia moderna”. 1° * todos los caracteres de la inteligencia desaparecieron bajo el escal- pelo de esa diseccién ideoldgica, y resumiendo en dos palabras su triste fistema, Condillac Iamé a nuestros pensamicntos sensaciones “transfor- madas’. Ui Surge claro del contexto que de Bonald se opone decididamente a aquellos filésofos que Destutt recomienda en forma igualmente decidida, y que se opone también a la tendencia general de la filosofia que se intenta fundar en el anilisis de las ideas (en sentido lockeano) y del lenguaje. Politicamente, de Bonald se opone a Ja Revolucién Francesa y es partidario de la Iglesia; ¢, por lo tanto, adversatio politico, de, Destutt ‘No obstante la vchemencia que de Bonald pone en su critica de lo que @ tama idéologie moderne, podemos interpretar que, de acuerdo con el uso que hace del vocablo, éste es sinénimo de 1a expresién, bastante neu- tral, “la ciencia del espiritu humano”, u otras de significado parecido. Tiene interés una de sus cits (1818): “No puede evitar refr un poco, dice Duguald-Stewart en sus Ensayor de filosofia, al ver que, ante Ia eleccién. 6 Hans Banta, Wahrheit und Ideologie, Ziirich: Manesse Verlag, 1945, pig 311, (Trad. esp.: Verdad e ideolopia, trad. J. Bazant, México, Fondo de Culfura Econémica, 1951, pag. 26, n. 82. (N. del C.).1 1 Parte de esta carta ha sido reproducida en C.K. Oapsn, Bentham’s Theory of Fictions, Londres, 1952, pag. XXIX. 4 Bsta y las siguientes citas han sido tomadas de M. pe Bonap, Oeuvres complétes, publicadas por el abate Migne, 3 tomos, Paris, 1859. ® Thid.,1, pig. 1076. 10 Ibid. 11 Ibid,, 1, pag. 1079. 27 HISTORIA DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO de una nueva denominacién para esa rama de nuestros estudios (la ciencia del espiritu humano), Ia etimologia de aquella que mis ha sido prefe- rida (ideologia), parece Ievar consigo la verdad de una hipétesis com. pletamente destruida...” 42 Aqui se hace referencia a Ia “ideologia” como nombre de una rama del conocimiento, y las connotaciones dadas por de Bonald parecen ser, por lo tanto, bastante parecidas a Ja connota- cién predominantemente neutral de Destutt, que mencionaremos mis ade- lante como Ideologia II. La diferencia entre ambos autores no debe ser relacionada con una diferencia de connotacién, ya que se trata de una dife- rencia de apreciacién, En tanto que Destutt estima positivamente los contenidos de los diver- sos tratados representativos sobre la ideologia, de Bonald es negativo en su apreciacién, A la luz del empleo que daba de Bonald al término y tal vez también ‘otros autores con actitudes igualmente negativas, es probable que Napo- leén haya podido basar su empleo del vocablo en una tendencia ya exis- tente a usarlo en forma negativa. Como resumen de la historia mas remota de los términos “ideologia” € “idedlogo” (y otros que guardan con ellos una relacién estrecha) serd de utilidad la siguiente visién panorimica: un autor introduce un término neutral, técnico, “ideologia”, para designar con él dos conceptos; los Ia- maremos Ideologia I ¢ Ideologia II. El primero designa “la masa total de ideas de la humanidad de otra especie zoolégica”’; el segundo, la “doctrina general acerca de la masa total de las ideas de la humanidad u otra especie zoolégica”. Las doctrinas de quien fuera inventor del término y el primero en ay revelan determinadas tendencias (liberalismo, anticlericalismo, luccionismo, cientificismo, naturalismo) que son vistas con simpatia por un hombre poderoso (Napoleén, 1797). La connotacién representa valo- tes positivos en Ja opinién de este hombre. El autor usa Jas doctrinas para probar y justificar sus propias teorias planes de accién en Ia esfera de la educacién y de la politica, y también Fes leg lichd da ote. Los defensores de estas doctrinas se co- nocen como los “idedlogos”, Es asi como se introduce el concepto «Ided- logo I». Mis tarde, ese hombre poderoso cambia su politica y sus a a Se encuentra ahora en oposicién con respecto a las doctrinas politicas Ff los . Inicia una campafia de amenazas contra el idedlogo y contra que él “jdeologia”, término que ya apenas connota una doctrina, Jo un tema definido. este término, ahora no solo se denuncia al HISTORIA DEL TRRMINO “IDEOLOGIA* saremos “Ideologia IT" ¢ “Idedlogo It”, mientras que el significado cogni- tivo (connotativo) original se esfuma o va pasando a un segundo plano, Los significados téenicos neutrales originales, «ldeologia Is e aldedlogo In, y quiais junto con ellos algunos nuevos significados técnicos y neutrales, aparecen esponidicamente dentro de grupos influyentes, Los ejemplos son y en su mayor parte oscuros. En Ia década de 1840, cuando Marx adopté estos términos, se daban en la literatura ejemplos representativos de diversos significados cogni wos. Los elementos que se habian desarrollado vigorosamente con signi- ficados emocionales y volitivos, guardaban relacién con sistemas y aconte- cimientos politicos definidos. Podian encontrarse definiciones que se rela- cionaban explicitamente con citas extrafdas de los trabajos de Destutt de Tracy, pero, en cambio (por lo que sabemos), no se disponfa de definicio- nes normativas o descriptivas que se relacionaran con el otro caso. Ya eo Ja década de 1840 la historia del vocablo podia determinar que su empleo teiterado en manos de escritores influyentes, pero poco cuidadosos, resul- tara mis una fuente de confusién que de esclarecimiento. Ex uso DEL TERMINO “IDEOLOGIA” EN MARX Las doctrinas marxistas han ejercido gran influencia sobre el anilisis causal de los productos culturales. Esto explica que el empleo que hizo Marx de “ideologia”, “idedlogo” ¢ “ideolégico” como términos importan- tes para las formulaciones polémicas, haya tenido un efecto tan profundo sobs fos usos contemporineos. De ahi que resulte indispensable, para comprender el papel actual de estos términos y algunos de los factores que habrin de pesar sobre su uso futuro, estudiar ‘el empleo del término en Ia literatura marxista. Aqui nos limitaremos a los escritos de Marx. acepta generalmente que el uso que dio Marx al término “ideolo- ajusta mis al modelo de Napoledn y Chateaubriand que al de Des- Tracy. Hasta se ha Ilegado a sostener que ¢l uso marxista ¢s el que el de Napoledn; es decir, un término despreciativo, dislogistico, temejante a Ia expresiOn "“quimera lunar”, “especulacién antojadiza”, ete: La afirmacién de que Marx sigue Ia tradicién napolednica antes que a de Destutt de Tracy es solo una aproximaci6n grosera a una caractesi- ae i . despreciativo del epiteto sidedlogo» parte fo eores ences mpreciative ae lnelonario, y particular Parte’por parte de Nepoleén, fue adoptado por Marx y Kngels, quienes le dieron un nuevo 0”, The Web of Government, Nueva York, rig. a64, Dice Rovces, at hablar de Napoleén: “La palabra adqui ‘1947, Hh iihado dere, 2, Op ces pae Aa 29

You might also like