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CARTA ABIERTA Y PÚBLICA

Francisco Morazán, Honduras, 01 de julio de 2023.

Recientemente se hizo público un Oficio No. SEDH-0584-2023 que la titular de la Secretaría de Estado
en el Despacho de Derechos Humanos dirige al ministro Daniel Sponda en su condición de Secretario
de Estado en el Despacho de Educación. Debo aclarar de entrada que no conozco personalmente a
ninguno de estos funcionarios públicos, más allá de lo que he podido presenciar en debates y
comparecencias que he visto por televisión o escuchado por radio, pero tampoco puedo desconocer
que el referido Oficio contiene afirmaciones categóricamente incorrectas que es preciso corregir,
además de que intimidan al ministro Sponda, presionándole para que no opine sobre una agenda
ideológica concreta y, en última instancia, silenciarlo e impedirle pronunciarse en asuntos de interés
colectivo y en permanente debate social. Bajo esas circunstancias no puede haber ni discusión cívica ni
democracia y peligra que luego no sean funcionarios públicos a quienes pretendan silenciar, sino a
nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes.

La secretaria Natalie Roque Sandoval afirma que “las declaraciones [del ministro Sponda, vertidas en el
programa 30/30 el 25 de junio pasado] y [sus] acciones [romper la guía de inclusión de género] pueden
ser constitutivas de discurso estigmatizante o de odio”.

Con el recurso a la figura siempre ambigua del “discurso estigmatizante o de odio”, la titular de DDHH
pretende coartar la libertad de expresión de su par en el Consejo de Ministros. Olvida la señora Roque
que las libertades personales reconocidas en La Constitución de nuestra República son inviolables y solo
se pueden limitar por medio de ley. La libre emisión del pensamiento está ampliamente protegida en
Honduras e internacionalmente, ya sea que se emita a través de palabras o con gestos, expresivos y
contundentes como los del ministro Sponda.

También olvida la ministra Roque –o desconoce, lo cual sería extraño para la titular de la cartera de
derechos humanos– el contenido de los mismos estándares internacionales que ella cita. “Según los
estándares establecidos en la Convención Americana, una expresión no puede ser prohibida simplemente
porque expresa una idea u opinión provocadora, ofensiva o estigmatizante.”1 Hay que ser enfáticos: las
expresiones no son violencia, por el contrario, son el ejercicio de un derecho fundamental garantizado
en nuestra Carta Magna.

La verdad de los estándares internacionales de derechos humanos que la ministra cita es muy distinta
a la versión acomodaticia que ella nos presenta. Primero, porque la libertad de expresión protege todas
las expresiones, incluso las que para algunos puedan resultar ofensivas. Así lo dice la misma Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH): “no debe confundirse al discurso de odio con otros tipos
de discursos provocadores, estigmatizantes u ofensivos.”2 Segundo, porque el Plan de Acción de Rabat3
impone un umbral muy alto para calificar una expresión como discurso de odio: i) este debe constituir

1
CIDH (2015): Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América, OAS/Ser.L/V/II.
rev.2, Doc. 36, punto 14.
2
Idem, punto 260.
3
Para más información se puede consultar el sitio web: https://documents-dds-
ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/G13/101/51/PDF/G1310151.pdf?OpenElement
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una verdadera incitación a la violencia, ii) con la clara intención de promoverla y iii) con capacidad real
de lograr este objetivo.4 Nada de esto sucede con las expresiones y opiniones del ministro Sponda, ni
con esta carta que hoy me he tomado la libertad de dirigir abierta y públicamente.

Es preocupante que funcionarios públicos de tan alto rango como la ministra de derechos humanos
pretendan silenciar la oposición ideológica, el intercambio de ideas y las discusiones democráticas en
la sociedad, incluso dentro del mismo gobierno a su compañero de gabinete que es quien rectora la
cartera de educación, como pretendiendo coartarle su libertad de expresión y/o inmiscuirse en deberes
y funciones propias de la referida Secretaría de Educación y de su titular. De este peligro es el que nos
habla la CIDH cuando afirma que el recurso al “discurso de odio puede ser manipulado fácilmente para
abarcar expresiones que puedan ser consideradas ofensivas por otras personas, particularmente por
quienes están en el poder, lo que conduce a la indebida aplicación de la ley para restringir las expresiones
críticas y disidentes.”5 Esto es lo propio de una dictadura y no de una democracia, cabe entonces
preguntarnos: ¿Nos encaminan hacia una dictadura?, ¿Acaso no podremos protestar ante algo que nos
parece incorrecto?, ¿Será prohibido romper panfletos frente a las cámaras?6.

Concluye la amonestación al ministro Sponda con una referencia al artículo 6, numeral 2 del Código de
Ética del Servidor Público. Parece que la señora Roque no ha leído el contenido completo de ese
instrumento legal, pues de haberlo hecho habría reparado también en el artículo 32 que dice: “Al
servidor público se le garantiza el derecho individual de objeción de conciencia, como derecho
fundamental y como explicitación del derecho a la libertad, el respeto a la integridad ética y moral
y el derecho a la libertad de religión y culto. Los servidores públicos no podrán ser obligados a
desempeñar funciones y tareas en contra de sus convicciones, principios y valores morales, éticos,
religiosos y filosóficos.”

Nuestra democracia no puede subsistir si desde el gobierno se promueven actitudes de censura a sus
propios funcionarios públicos, y menos si para hacerlo se usan falacias o manipulaciones. ¡Basta ya!

Todo lo resaltado y/o subrayado, es propio.

Ciudadano abogado y padre de familia Juan Diego Lacayo González

4
Plan de Acción de Rabat sobre la prohibición de la apología del odio nacional, racial o religioso que constituya
incitación a la discriminación, hostilidad o violencia. 5 de octubre de 2012.
5
CIDH (2015): Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América, OAS/Ser.L/V/II.
rev.2, Doc. 36, punto 223: “el discurso de odio no puede abarcar ideas amplias y abstractas, tales como las visiones
e ideologías políticas, la fe o las creencias personales. Tampoco se refiere simplemente a un insulto, expresión
injuriosa o provocadora respecto de una persona.”
6
Artículo 1 Constitucional: “Honduras es un Estado de Derecho, soberano, constituido como república libre,
democrática e independiente para asegurar a sus habitantes el goce de la justicia, la libertad, la cultura y el
bienestar económico y social.”

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