EL VALOR DE LA DEMOCRACIA FORTALECIDA.

Educación y democracia son hoy en día dos palabras claves, cada vez más
recurrentes y convergentes en todo discurrir respecto al desarrollo y
progreso de una determinada sociedad. en esta tercera década del presente
siglo, la educación es vida como un factor fundamental para la
discriminación de la pobreza y el avance hacia la modernidad. La
democracia por su parte se constituye cada vez más con mayor claridad en
la forma y organización política más apropiada para que los países se
desarrollen.
La convergencia de estos dos conceptos radica entonces en la necesidad
que la democracia tiene de la educación y que es en esa relación que ambas
ofrecen una perspectiva hacia el desarrollo. En tal sentido, debemos tener
en cuenta lo siguiente:
Es importante que la escuela actúe sobre dos dimensiones del quehacer
educativo: aquella que es formativa, humanista y valórica que garantiza
condiciones de convivencia democrática. Y aquella otra más instrumental
que proporciona a las personas las competencias básicas para una vida
democrática y moderna.
La escuela democrática debe propiciar la participación de todos los agentes
educativos en sus diferentes planos, esto es en lo referido: a la gestión,
procesos educativos y la convivencia social.
La escuela debe promover la convivencia social democrática a partir de
nuevos estilos de relación que se establecen entre los sujetos educativos.
Nuestro sistema político está gastado, ha perdido credibilidad y las masas
indigentes están cansadas de escuchar planes y promesas incumplidas, que
al final se han convertido en palabras huecas y sin sentido.