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LA ALEGRÍA DE UNA NUEVA VIDA.

Texto: San Juan 20:1-18.

Temporada: Pascua de Resurrección. Congregación Torre Fuerte 2021.

Meta: Quiero que mis oyentes aprendan que las nuevas de la resurrección es la gozosa
esperanza que como cristianos vivimos por fe, y que estamos llamados a compartir con
otros, así como le fue encargado a María Magdalena compartir con sus hermanos las
nuevas de la resurrección de Jesús.

Introducción.

Hace unos días estuve leyendo un artículo que hablaba sobre los bebes arcoíris.
Estos son bebes que traen luz y alegría a una pareja, que anteriormente han pasado por el
dolor y la tristeza de haber perdido un hijo. Y llamó mi atención el pensar como una vida
nueva, la esperanza una nueva vida tiene el poder de curar este gran dolor, que debe ser
perder un hijo.

La lectura del evangelio nos muestra también un gozo que sobrepasa cualquier
alegría que humanamente podamos vivir, y más aún, porque es una vida que va mas allá de
un tiempo en este mundo. Estamos hablando de la eternidad. De la Vida eterna.

Parte I. Los Discípulos y los Lienzos.

En esta escena de la resurrección, María Magdalena, es una protagonista fuera de


toda serie, en realidad es una mujer aquí la que ocupa un lugar importante en la narrativa de
la resurrección de Jesús. Tan importante, que es mencionada no solo por Juan, sino también
por Mateo, Marcos y Lucas.

Juan nos dice que siendo el primer día de la semana, muy temprano, cuando aún
estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y al ver la piedra quitada salió corriendo a
darles esta noticia a Simón Pedro y al discípulo amado. El amado, llegó primero pero no
entró, Pedro impetuoso como siempre entró de una vez, y cuando ve el otro discípulo que
Pedro entra decide entrar él también. Es en ese momento cuando ven los lienzos que
envolvían el cuerpo de Jesús puestos donde estaba el cuerpo, pero sudario que tapaba su
rostro enrollado y puesto aparte. Y al ver esto el discípulo amado creyó (no sabemos qué
pasaba con Pedro).
¿Por qué los lienzos fueron el testimonio que hizo que el discípulo amado
creyera?, hoy podemos ver en estos lienzos tres evidencias que también nos invitan a creer
en la resurrección y a dar testimonio de ella.

a.- Evidencia Visual: Definitivamente el cuerpo ya no estaba, pero los lienzos recuerdan
que ese fue el sitio donde reposó el tiempo que estuvo muerto. Los lienzos recuerdan que el
cuerpo estuvo allí.

b.- Hace algunos años un capítulo de National Geografic, estudió las posibles opciones de
tumbas donde se creía fue puesto el cuerpo de Jesús después de haber sido robado. Ellos
dan por sentado que nunca hubo una resurrección. Pero el hecho de que el lugar estuviese
ordenado, los lienzos en su lugar y el sudario enrollado puesto aparte, nos dicen que este
robo nunca sucedió, ¿qué ladrón se preocupa por dejar todo tan ordenado?, y por otra
parte, si fue un robo evidentemente ¿Por qué dejar los lienzos de lino fino que eran algo
muy costoso para esa época?

c.- Dan Testimonio de las palabras de Jesús. Pero hay algo mucho más profundo en ver
esos lienzos allí puestos, para nosotros los cristianos. Creer en el testimonio de los
discípulos y de maría, que los lienzos estaban allí, es creer que aquel que fue enterrado en
ese lugar es verdadero hijo de Dios, y que Dios le levantó de los muertos, más aún, como
dice San Juan 10:17 y 18 “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para
volverla a tomar”. Cristo el Señor, verdadero Dios, puso su vida por nosotros y tenía el
poder de volver a tomarla, pero sobre todo, su resurrección da testimonio que su
sacrificio pascual fue aceptado por Dios Padre y ahora tenemos un sacrificio pleno por
nuestros pecados.

Cuando Jesús resucitó a lázaro, este salió de la tumba aún con los lienzos, y Jesús
dio la orden que fuera desatado para que pudiese volver a tener una vida plena. Pero la
resurrección de Cristo, él no necesito ayuda para liberarse de las ataduras de la muerte,
porque la muerte ni los lienzos podían seguir reteniéndolos.

Así como Cristo resucitó a lázaro, y a otros dio vida, hoy nosotros disfrutamos la
seguridad y esperanza que en Cristo tenemos vida eterna junto a nuestro Padre Celestial,
gracias a que su hijo, con su muerte, pagó el precio de nuestro pecado.

Parte II.- María Magdalena y su encuentro con Jesús.

A diferencia de los discípulos, maría no se fue de la tumba, sino que siguió llorando
junta a ella. Se inclina para ver dentro, y en ese momento ve a dos ángeles con vestiduras
blancas que le preguntan ¿por qué lloras? Porque se han llevado el cuerpo de mi Señor, y
no sé donde le han puesto, respondió.
Se vuelve y ve a Jesús parado frente a ella pero no le reconoce. Y éste le pregunta:
Mujer ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?, pensando que era el cuidador le dice: si tú te lo
has llevado, dime donde le has puesto, y yo me lo llevaré.

Aplicación:

Como hombres que vivimos en un mundo esclavo del pecado, y que nosotros
mismos vivimos con el pecado en nuestra carne, debemos afrontar situaciones bastante
difíciles y dolorosas, como María cuando vio morir a su maestro. Debemos pasar por
pérdidas de seres queridos (madre, padre, hijos, conyugues, amigos), debemos pasar por
dolorosas enfermedades que nos recuerdan lo frágil que es la vida humana, debemos pasar
por problemas familiares que hacen tambalear la unidad familiar. Y humanamente, nos
sumergimos tanto en este dolor que olvidamos como maría, todas las palabras de esperanza
que Jesús había compartido con ella durante el tiempo que estuvo siguiéndolo y escuchando
sus enseñanzas.

Obviamente, como humanos, como personas no podemos neutralizar nuestros


sentimientos, debemos vivirlos, es natural que nos preocupemos, es natural que algunas
cosas nos duelan hasta el centro de nuestro corazón, es natural que sintamos miedo y temor
cuando enfrentamos algo que no conocemos, y es aquí donde el diablo intentará que
caigamos en una desesperanza tal que olvidemos las promesas de nuestro redentor.

Cuando hacemos a un lado las palabras de Jesús, las escrituras, que son la voluntad
de Dios para nuestras vidas, nos hacemos un blanco seguro de nuestros enemigos, El
pecado, el mundo y el diablo, que oscurecen nuestros ojos y no dejan que veamos a nuestro
salvador en los momentos más duros y tristes de nuestras vidas, como le pasó a maría
magdalena aún estando frente a Jesús.

Nuestro Padre Amoroso, conoce nuestra humanidad, y sabe muy bien lo que
podamos llegan a sentir, por este motivo nos ha dejado su palabra, el testimonio de maría y
los discípulos, y sus promesas, para que puedan ser nuestras guías en momentos duros:
Amando, temiendo y confiando en Dios por sobre todas las cosas; No tomando el nombre
de nuestro Dios en vano sino que podamos invocandolo en todas nuestras necesidades, y
acordándonos del día de reposo, profundizando en el estudio de las escrituras y sus
promesas.
V. 16. “Jesús le dijo: María”, ella se volvió y le dijo: Maestro.

En el capítulo 10 de Juan, podemos entender que pasó aquí. En los versículos 3 y 4,


el buen pastor dice que a sus ovejas llama por nombre, estas conocen su voz y le siguen.

Este es tal vez uno de los pasajes donde podemos ver el amor de Jesús por nosotros,
reflejado en la persona de maría. Jesús no trata a maría como una del montón, por el
contrario, hay un trato personal e íntimo entre el Salvador y su hija.

Hoy nosotros, como María, tenemos también una relación personal e íntima con
nuestro salvador y redentor, conoce nuestro nombre y nos llama con él. Ahora cada
promesa de vida eterna tiene nuestro nombre. Hoy puedo leer que tengo vida junto Cristo, y
que su resurrección, es la garantía una vida eterna con Dios, en Cristo Jesús, mi Señor, mi
salvador, mi maestro.

Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis


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hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.”

En otras traducciones, en vez de la palabra “no me toques”, es traducida como “no


me retengas o no te aferres”. Y es una mejor forma de entender lo que quiere decir Jesús:
Debo subir para gobernar a mi iglesia a la diestra del Padre Celestial, y para ser el sacerdote
que intercede perpetuamente a favor de los que en mí han creído. Además, ya el papel de
maría magdalena cambia tras la resurrección de su Señor, ya no es solo una servidora que le
tocaba seguir a Jesús y sentarse a escuchar, a llenarse de sus enseñanzas, ahora le toca el
papel de dar las buenas noticias de su resurrección, empezando por los discípulos.

Y aquí es donde nuestro razonamiento humano se pone en acción una vez más. Este
papel, de anunciar y llevar el mensaje de Cristo resucitado a los discípulos, pudiésemos
pensar que es un honor que debería tener uno de los apóstoles, tal vez ese discípulo a quién
Jesús amaba, o tal vez Pedro, quién confesó a Jesús como el Cristo…. Pero una mujer….. y
maría magdalena, pero Dios obra y piensa diferente.

Fíjense:

María= madre de Jesús (humilde muchacha judía)

Jacob= seguimiento de la promesa (tramposo)

David=Derrotar a un guerrero entrenado y ser rey.

Saulo= asesino de Cristianos.

Nosotros= Anunciar las buenas noticias de una nueva vida en Cristo.


Parte III.- Cristo con nosotros.

Así como su Salvador estuvo un tiempo con ella, y luego de su resurrección, se le


apareció para que fuera la primera testigo de su vida glorificada aumentando su fe, y le dio
la encomienda de llevar las buenas nuevas a sus hermanos; de igual manera, hoy día
nosotros somos testigos de una nueva vida en Cristo, por Cristo y para Cristo.

Hoy nosotros como maría tenemos el privilegio de tener a Nuestro Salvador con
nosotros, en la palabra predicada, el bautismo y la Santa Cena, y con su presencia real en la
santa cena, al igual que con su presencia frente a María, fortalece y aumenta nuestra fe, de
manera que cada día podamos vivir conforme a su voluntad y llevando las buenas noticias
de su resurrección a aquellos que aún están muertos en pecado.

Conclusión.

Anteriormente les hablé sobre esta nueva tendencia de nombrar o llamar a estos
bebes que nacen después de sus padres haber enfrentado una perdida, bebes arcoíris. Es
algo bonito, y tierno. Pero la vida, al igual que un arcoíris, es temporal. Aparece y
desaparece, lo que queda es el recuerdo de un bonito espectáculo de colores.

Pero en Cristo resucitado, los cristianos tenemos más que la alegría de un arcoíris,
tenemos el consuelo, la esperanza, la alegría, la seguridad, la certeza, de que la vida que
tenemos en Cristo, no es temporal, sino eterna. Y sabemos que humanamente tendremos
que morir, pero aunque muramos, sabemos, que la resurrección de Cristo es la garantía que
un día, seremos levantados de entre los muertos, cuando nuestro señor venga a buscar a su
iglesia. Y allí estaremos, para vivir, también glorificados, al lado de nuestro Jesucristo.

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