Professional Documents
Culture Documents
enseñar las Sagradas Escrituras (parte fundamental del ministerio del Señor Jesús).
A la sinagoga sólo ingresaban judíos y gentiles prosélitos (y allí había una mujer encorvada, ella era
judía y estaba en el culto al Señor).
Sin duda, había muchas sinagogas en ese tiempo, pero en ésta estaba Jesús y cuando él está
cualquier cosa puede pasar, él sigue siendo Dios Todopoderoso. En esta ocasión el Señor sanó a
una mujer encorvada, leamos este interesante estudio…
Nos dice la Escritura en Lucas 13:10-13 “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y
había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba
encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer,
eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a
Dios”.
1) En primer lugar debemos destacar que ella era una mujer piadosa, y estaba en la sinagoga
adorando a Dios, pero estaba sufriendo una larga aflicción.
Como nos dice el texto bíblico esta mujer hacía dieciocho años “tenía espíritu de enfermedad”
(pero era judía, bajo pacto, descendiente de Abraham, y asistía a la sinagoga fielmente), pero éste
espíritu la afligía, la atormentaba, ella trataba de vivir una vida normal, quizá procuró ayudarse
con algo, pero esto era espiritual (no toda enfermedad tiene origen demoníaco, pero sea natural
o espiritual Cristo es sanador de todas).
2) En segundo lugar nos dice la Escritura que ésta mujer físicamente andaba encorvada (es decir
no podía enderezarse completamente, su columna presentaba una dificultad y no podía
enderezarse), así que la situación espiritual se veía en lo natural (“encorvada”).
Seguramente, su vida conyugal, familiar, social y espiritual estaba afectada por esto, pues para
muchos judíos esta mujer estaba bajo maldición, en pecado oculto, bajo el castigo de Dios, etc.
Esta mujer encorvada representa o nos habla de una carga espiritual que se lleva y es tan pesada
que doblega las fuerzas (hablamos de cosas como: crisis, heridas, miedos, preocupación, fracaso,
resentimientos, frustraciones, y otras cosas, que al no entregarlas a Dios producen fatiga, desgaste
y agotamiento emocional y espiritual.
3) En tercer lugar vemos la manifestación del poder de Dios. Ésta mujer es sanada por Jesús, nos
dice la Biblia: “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las
manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios” Lucas 13:12-13. Como podemos
ver el Señor Jesús siempre actúa a nuestro favor.
Debemos descarar todo lo que el Señor Jesús hizo por ella: “la vio”, “la llamó”, “le dijo” y “la tocó”.
Hizo lo que muchos no hicieron por ella.
Podemos concluir cosas como: Quizá ella no era importante para los hombres, pero el Señor Jesús
la vio; quizá nadie la tenía en cuenta, pero el Señor Jesús la llamó; tal vez pocos le hablaban, pero
el Señor Jesús le dijo; quizá hacía muchos años su esposo no la tocaba, ni su familia la abrazaba,
pero el Señor Jesús la tocó. Jesucristo es bueno y para siempre es su misericordia.
4) En cuarto lugar, es muy importante tener presente que tú eres un(a) hijo(a) de Dios y él siempre
estará pendiente de ti. Jesús quiere que levantes tu cabeza en victoria y bendición.
El pasaje bíblico nos dice que: “y ella se enderezó y glorificaba a Dios”; por dieciocho años sus ojos
miraron al suelo, su autoestima estaba en lo más bajo, su aflicción pesaba mucho, pero “se
enderezó”, ésta palabra "enderezó" se traduce del término griego "anorthoo" que además
significa: reconstruir, restaurar, restablecer, enderezar. Entonces el Señor Jesús sanó, liberó y
restauró a ésta mujer completamente.
Ante la ministración del Señor Jesucristo esta mujer se enderezó y “glorifica Dios”, alaba al Señor,
seguramente ésta condición no le permitía fluir en una adoración poderosa, pero ahora vive un
nuevo nivel de adoración, de presencia de Dios, un nuevo nivel de gloria, algo que antes no había
vivido, hay una liberación en su alma, en su espíritu y entra en una nueva libertad de adoración.
Jesús liberó a ésta mujer encorvada, es el Señor quien trae verdadera libertad. Todo es posible
para Dios.
El Señor Jesús sanó a esta mujer encorvada aunque allí estaban los escribas y fariseos para
criticarlo por sanar en el día de reposo, pero para Dios todo es posible y no hay obstáculo que
pueda detener el poder nuestro buen Dios.
Conclusión: El Señor Jesucristo sigue siendo el mismo, y quiere tocarte, restaurar tu vida, tu
adoración a Dios… No sé qué pueda tenerte con la cabeza abajo (problemas, tropiezos, droga,
crisis matrimonial, decepciones, brujería, la quiebra económica, etc), pero puedo decirte que Jesús
tiene el poder para ayudarte a salir de allí. Adora en el poder del Espíritu, y el Señor extenderá su
gloria sobre ti y todo será diferente.
Introducción: En los evangelios se nos muestra al Señor Jesús liberando cautivos, echando fuera
demonios, restaurando a muchos hombres, y también sanó a muchas mujeres enfermas. Un
ejemplo fue la sanidad o liberación de la mujer encorvada, según Lucas 13:10-17.
Sección que en la Biblia Reina Valera se titula: Jesús sana a una mujer en el día de reposo.
La verdad es que cuando el Señor Jesús apareció en la tierra de Israel ejerciendo el ministerio que
el Padre le había entregado, la vida de muchos fue transformada: eran sanados, liberados,
restaurados, perdonados; y el Señor Jesucristo es el mismo, ayer y hoy y por todos los tiempos.
Lucas 13:10-11 “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que
desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna
manera se podía enderezar”.
Los primero que podemos observar, es que ella era una mujer piadosa. El Señor Jesús llegó a ésta
sinagoga a enseñar (faceta fundamental en el ministerio de Jesús). Debemos tener presente, que a
la sinagoga sólo ingresaban judíos y gentiles prosélitos (ella era judía y estaba en el culto al Señor).
Fue allí para escuchar la enseñanza de la ley de Dios, y para darle adoración.
Ella fue normalmente a su sinagoga; seguramente, había muchas sinagogas en ese tiempo, pero
allí estaba Jesús, y cuando él está cualquier cosa puede pasar. En la presencia de Dios suceden
cosas maravillosas.
Esta mujer que fue sanada luego por el Señor Jesús, estuvo afligida por dieciocho años. La Biblia
dice que hacía dieciocho años “tenía espíritu de enfermedad” (pero era judía, estaba bajo pacto de
Israel, era descendiente de Abraham, y asistía a la sinagoga fielmente), pero éste espíritu la afligía,
su vida era muy difícil.
Aquel espíritu la atormentaba, ella trataba de vivir una vida normal, quizá procuró ayudarse con
algo, pero esta situación tenía un origen espiritual (no toda enfermedad tiene origen demoníaco,
pero Jesús es sanador de todas). No hay nada imposible para nuestro Dios.
La palabra de Dios nos enseña que esta mujer andaba encorvada, es decir, ella “no podía
enderezarse completamente”), así que su condición espiritual se veía en lo natural (estaba
“encorvada”).
No es difícil pensar que su situación de vida, en todos los aspectos, era muy complicada. Su vida
conyugal, familiar, social y espiritual estaba afectada por esto, pues para muchos estaba bajo
maldición o en pecado oculto. A pesar de todo esto, ella buscaba la presencia de Dios en la
sinagoga.
De manera simbólica o representativa, la figura encorvada nos habla de una carga que llevaba, y
era tan pesada que había doblegado sus fuerzas (hablamos de cosas como crisis, heridas, miedo,
preocupación, fracaso, resentimientos, frustraciones, falta de perdón, entre otras cosas).
2) La mujer enferma fue sanada por Jesús.
Lucas 13:12-13 “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso
las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios”.
Como podemos ver a lo largo de los evangelios, el Señor Jesús actúa a nuestro favor. Observemos
todo lo que Jesús hizo por ella: “la vio”, “la llamó”, “le dijo” y “la tocó”. Fueron acciones del Señor
a favor de la mujer.
Lo más seguro, es que esta mujer no era importante para los hombres, pero el Señor Jesús la vio;
quizá nadie la tenía en cuenta, pero el Señor Jesús la llamó; tal vez pocos le hablaban, pero el
Señor Jesús le dijo; quizá hacía muchos años su esposo no la tocaba, ni su familia la abrazaba, pero
el Señor Jesús la tocó. Debes siempre tener presente: Eres un(a) hijo(a) de Dios y él siempre estará
al tano de tu vida.
Es muy interesante, observar también que el Señor Jesús quiere que levantes tu cabeza. El pasaje
bíblico nos dice que: “y ella se enderezó y glorificaba a Dios”, por dieciocho años sus ojos mirando
al suelo, su autoestima por el suelo, su aflicción pesaba mucho, pero ella “se enderezó”, ella
levantó su cabeza.
“Enderezó”, es una palabra que se traduce del término griego “anorthoo” que además significa:
Reconstruir, restaurar, restablecer, enderezar. Entonces, por el poder de Dios, esta mujer se
endereza y “glorifica Dios”, alaba al Señor, como hacía muchos años no podía hacerlo.
Lo más probable es que esta mujer en semejante condición no podía fluir en una adoración
poderosa, pero ahora vive un nuevo nivel de adoración, de presencia de Dios, un nuevo nivel de
gloria, algo que antes no había vivido, hay una liberación en su alma, en su espíritu y entra en una
nueva libertad de adoración. En la presencia de Dios todos somos transformados y restaurados.
El Señor Jesucristo no ha cambiado, él sigue siendo Dios todopoderoso, él puede restaurar tu vida,
tu adoración a él.
No conozco tu situación y no sé qué pueda tenerte con la cabeza abajo (problemas, tropiezos,
droga, crisis matrimonial, decepciones, brujería, la quiebra económica, etc), pero puedo decirte
que Jesús tiene el poder para ayudarte a superar toda adversidad y liberarte de toda cadena.
A veces los obstáculos surgen en el camino, pero Cristo está allí para ayudarte. No permitas que la
religión te separe del Dios verdadero y de todo lo que tiene para ti.
Lucas 13:14-15 “Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de
reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanos, y
no en el día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no
desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?”.
Debemos destacar aquí la expresión: “Hija de Abraham”; título que nos habla de herencia, ella
tenía derecho a las bendiciones mesiánicas, a la bendición de Abraham, era hermana de ellos (al
fin y al cabo, todos eran descendientes de Abraham). La conclusión del Señor Jesús fue: “Sí
ustedes desatan un buey en día de reposo para llevarlo a beber, ¿cómo no desatar a ésta mujer de
ésa ligadura demoníaca?”.
Las cadenas que afligieron a esta mujer enferma por dieciocho años fueron rotas por el poder del
Señor. Cristo rompió esa ligadura. La palabra “ligadura” se traduce aquí del término griego
“desmón” que además quiere decir: cadena, soga con que se amarran los bueyes al yugo, prisión,
grillo de un preso, cárcel, incapacidad o enfermedad. Pero, Cristo vino a dar libertad a los cautivos.
Lo más importante es acudir a la sangre de Cristo que nos limpia de todo pecado, y al poder del
Espíritu Santo, ya que la Biblia misma nos dice: “El yugo a causa de la unción se pudrirá”, Isaías
10:27.
Esta mujer enferma fue a buscar a Dios a la sinagoga aquel día, como era su costumbre
seguramente; pero en aquella ocasión, allí estaba Jesús y su vida fue transformada. Aquella
reunión fue diferente, porque allí estaba Cristo, la presencia de Dios es lo más importante en
nuestra vida.
El Señor Jesús sanó a la mujer enferma, y esto nos recuerda que él tiene poder sobre toda
enfermedad; él liberó de sus ataduras a la mujer encorvada, y eso nos recuerda que Cristo tiene el
poder para romper las cadenas y ataduras espirituales. Jesús sanó a esta mujer en el día de
reposo, lo que nos enseña y recuerda que en todo tiempo él es nuestro libertador.