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sp ruc: storia Soci! Ost Mundo cident. Dl foudalismo a sociedad contimparinea — Capito 9 § ip tre Se Sv Capfruto nt + ‘ LA EPOCA DE LAS REVOLUCIONES i y BURGUESAS (1780-1848) : ct En ext caplelo analinaremos el proceso que culminé con el eiunfo de una 2 sociedad burguesa y capitalists, Para evaluat Ja magnitud del cambio pode- : mos consderar algunas de los érminos que durante esos aos fueron 3 venrados © adquirieron su significado contemporineo: ‘industria’, = “brid, “dase media, “prole “capitalism, “ocialisme”,“ferro- 2 cari’, “liberal, “conservador’, “ingeniero" “nacionalisme", ‘extadsica™ ; Y muchos otros ms. Imaginar un mundo sin esos términes y ls coicep- i tor y as tealidades alas que hacen referencia, nos permiten medir la pro- z fundidad de las transformaciones, é 1. La dpoca de la “dable revoluciéa” 4 ‘Destro de una socieded predominantement rural on scedades profun- dlamentejerrguitadss, en una Europa donde ain fa mayor de las nacio- res esaba dominada por monarquias absoluas, las ansformaciones ‘comentaron en dos pate ivales, pero de los que ningin contempocsnco negates carder dominante en el ocidence eropeo: glatrray Francia, - Conseuyeron, como veremos, dos proceso: diferentes, pro, pot su cade- I RSL ADDS AONE a URES : tex paaleloy por senat las bases del mundo contempoctneo, fueron deft 3 4 rides por el hitoriado inglés Eric Hobsbawm como la “doblerevluci’. 3 ; Es cierco que la “doble reveluciéa ocucié en regiones muy ceting- : das de Europa -en parte de Francia, en algunas zonst de Inglaterra, sia 3 5 embargo sur ceutador alcanzaron dime z t por ejemplo, entre piss “avanzados”y pales "atrasados"enconté al ut 2 : ancecedentes mds inmediatos. Es cero que estas revoluciones permiteron - | 5 el ascenso de la sociedad burguesa, pero también dieron origen a otros gru- = : ‘os eoiles que pondelan en tla de jul os fandarees desu donne . | é én, En exe sentido, es til econdar que el ciclo se ciera ca 1848, el ao i Q ; i = 2 5 : A Para ser utilizado Gnicamente con fines académicos a Powered by (@ CamScanner NA BIANCHI 106 SUSAT dela thima “revolucién burguesa, yen el que Karl Mare publicaba el Ma- nifiesto Comunista. La Revolucién Industrial en Inglaterra Que significa decir que “estallé” la Revolucién Industrial? Significa que en algtin momento, entre: 1780 y 1790, en algunas regiones de Inglaterra —co- mo el caso de Manchester—comenzé a registrarse un aceleramiento del cre- cimiento econémico. El! fendémeno que actualmente los cconomistas Maman el “despegue” (take-off} mostraba que la capacidad productiva supe- raba limites y obstéculos y parecla capaz de una ilimitada multiplicacién de 1 hombres, bienes y servicios.:Pero rio se trataba de‘una simple aceleracién del crecimiento econémico;-sino-que implicaba cambios. cualitativos: las transformaciones se producfan en y a través de una economia capitalista. Ha habido varias definiciones de capitalismo. Algunos, como Werner Sombart (1928), lo consideraron como un “espiritu” que impregnaba la vi- da dé una época. Ese espfritu era una-sintesis del espiriu de empresa o de aventura con Ia actitud burgtiesa de éélculo y racionalidad, Para otros, co- mo Pirenne (1914), el capitalismo consistla en la organizacién de la pro- duccién para un miercado distance. Dadas las dificultades temporales de escas conceptualizaciones, consideraremos el capitalismo como un sistema de produccién pero también de relaciones sociales. En este sentido, la prin- cipal caracteristica del capitalismo es el trabajo prolerario, es decir, de quie- nes venden su fuerza de trabajo a cambio. de un salario. Para que esto ocurra debe haber un presupuesco: quicnes venden su fuerza de trabajo no tienen otra forma de susbsistencia porque han perdido ~a diferencia de los artesanos o de los campesinos— la propiedad de los medios de produccién. Por lo tanto, la principal caracteristica del capitalismo es la separacién en- tre los producrores directos, la fuerza de trabajo, y la concentracién de los medios de produccién en manos de otra clase social, la burguesta. Induidablemente el proceso de constitucién de! capitalismo tuvo varios ; hitos. En el siglo XIV, la crisis feudal; en e! siglo XVI, el desarrollo det siste- 7 .-ma domiciliatio cural; en el siglo.XVII, la crisis que desintegré las antiguas formas de produccién y, en Inglaterra, Jas revoluciones qué introdujeron reformas politicas. Pero fue en el siglo XVitt que la Revolucién Industcial afirmé'el desatrollo de las relaciones capitalistas, en In medida en que la apaticién de la Fabrica terminé por afirmat la separacién entre trabajo y medios de produccién. Powered by (@ CamScanner Pisce Se | Del. BIANCH! ‘Mundo Occidental. De! feudalismo a la sociedad contempordnea ~ Capitulo 3 \HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 107 Las origenes de la Revolucién Industrial @Por qué esta revolucién “estallé” en Inglaterra a fines del siglo XVII? O, planteado de otro modo, cuales fueron las condiciones especificamente in- glesas que posibilitaron a los hombres de negocios “revolucionar” Ia pro- duccién?! En Inglaterra, a partir del desarollo de una agricultura comercial ~con las transformaciones en la organizacién del trabajo y en las formas de pro- duccién-, la economia agfatia se encontraba profundamente transforntada, Los cercamientos, desde el siglo XV1, habfan llevado a un pufiado de terratenientes con mentalidad mercantil casi a monopolizar la tierra, culti- ‘vada por atrendatarios que eripleaban mano de obra asalariada. En sinte- sis, a mediados del siglo XVI, el 4rea capitalista de la agricultura inglesa se encontraba extendida y en vias de una posterior ampliaciéa. Es cierto que atin quedaban importantes residuos de la economia aldeana, pero eficaces politicas gubernamentales estaban dispuestas a barrerlos a través de las Le- yes de Cercamientos (1760-1830). El proceso era acompafiado por méto- dos de labranza més eficientes, abono sistemdtico de la tierra, perfeccionamientos técnicos e introduccién de nuevos cultivos (como pa- pa, mata, centen), que configuraban una “revolucién agricola” que permi- tia sobrepasar por primera vez el I{mire del problema del hambre. Los productos del campo, tanto los agricolas como las manufacturas a través del sistema doméstico-, dominaban los mercados. De este modo, la agricultura se encontraba preparada para cumplir con sus funciones bisicas en un proceso de industrializacién. En primer lu- gar, en la medida en que la “revolucién agricola” implicaba un aumento de Ia productividad, permitfa alimentar a més gente. Pero no sélo esto, sino {que ~mds importante adin— permitfa alimentar a gente que ya no trabajaba la tierra, a una creciente poblacién no agraria. En este sentido, muchos his- toriadores consideran que los cambios de la agricultura fueron el motor fundamental para el nacimiento de la sociedad industrial. En segundo lu- gar, al modernizar la agriculture y al destruir las antiguas formas de pro- duccién campesinas —basadas en el trabajo familiar y comunal- la “revolucién agricola” acabé con las posibilidades de subsistencia de muchos campesinos que debieron trabajar como atrendatarios —los que catrieron mejor suerte pudieron llegar a ser arrendatarios ricos-, 0 mds frecuente- mente como jornaleros.Y muchos también debieron emigrar a las ciuda- " Vease Hobsbawm, Eric J. (1982), pp. 34-53. Powered by camScanner una, rusty suum Ler MuTIUD ULAaUEta Ye EULA = Autora: Susana BIANCH! 198, ‘SUSANA BIANCHI des en busca de mejor suerte: se cteaba asf un cupo de potenciales reclutas el trabajo industrial. ne ieee de las antiguas formas de trabajo no sélo liberaba mano de obra, sino que al destruir las formas de autoabastecimiento que caracterizaban a la economfa campesina, creaba consumidores, gente que recibfa ingresos monetarios y que para satisfacer sus necesidades bdsicas de- ban dirigirse al mercado. Todo el mundo, por pobre que fuese; debfa ves- tirse y alimentarse. De ali, la consticucién de un mercado interno estable y extenso, que proporcioné tna importante salida para los productos bis os. A partir de ese mercado interno, recibieron un importante estimulo las industrias textiles, de alimentos (molinos hatineros y fAbricas de cervezas), y la produccién de carbén, principal combustible de gran nimero de ho- gares urbanes. Incluso la produccién de hierro aunque en muy menor medida se reflej6 en la demanda de enseres domésticos como cacerolas y estufss, Pero también Inglaterra contaba cén un mercado exterior. Las planta- ciones de las Indias occidentales ~salida también para la venta de esclavos— proporcionaban cantidad suficiente.de algodén para provera la industria britinica. Pero las colonias, formales ¢ informales, oftecian también un mercado en constante crecimiento, y aparentemente ilimitado, para los textiles ingleses. Y era ademis un mercado sostenido por la agresiva polfti- a exterior del gobiemo briténico que no s6lo consolidaba un inmenso im- perio colonial, donde se monopolizé el comercio de los textiles, sino que estaba dispuesto destruir toda competencia. El caso de la India resulta ejemplat. Si bien las Indias orientales habian sido las grandes exportadoras de mercancias de algodén, comercio que habfa quedado eri manos brité- nicas a través de la Compafia de las Indias orientales, cuando los nuevos intereses comenzaron a prevalecer, la India fue sistemiticamente desindus- trializada y se transformé a su vez en receptora de los textiles ingleses. Y esto nos lleva al tercer factor que explica la peculiar posicidn de In- glaterra en el siglo XVIII: el gobierno. La “gloriosa revolucién” de 1688, ha- bia instaurado una monarquia limitada por el Parlamento integrado por la Camara de los Lores -representativa de las antiguas aristocracias-, pero tam- bién por la Cémara de los Comunes, donde participaban hombres de nego- ios, dispuestos a desarrollar politicas sistemiéticas de conquista de mercados y de proteccién a comerciantes y armadores briténicos. A diferencia de otros palses, como Francia, Inglaterra estaba dispuesta a subordinar su politica a los fines econémicos. Powered by camScanner Beh ee cx Dl ie ined rT CS BIANCH! ssTORIA SOCIAL DBL MUNDO OGEIDENTAL 109 El desarrollo de la Revolucién Industrial a exapa del algodén Los papeles jugados por el mercado interno y por el mercado externo en el desarrollo de la Revolucién Industrial briténica fue tema de debate entre los historiadores. Segin Eric J. Hobsbawm, el mercado excerios fue la “chispa” que encendié la Revolucién Industrial, ya queinientas la deman- da interior se excendfa, la exterior se multiplicaba. Adems considera que Ja primera manufactura que se industrializé ~el algodén- estaba vinculada esencialmente al comercio ultramarino. Esto no implica para Hobsbawm negat la importancia del mercado interno —lo considera como la base para la generalizacién de una economfa industrializada—; pero lo coloca en una posicién subordinada al mercado exterior. Para Hobsbawm, el mercado terior desempeié el papel de “amortiguador” para las industrias de expor- racién frente a las fluctuaciones del mercado, ‘Otros historiadores, como el italiano Giorgio. Mori, ponen, en cam- : bio, el acento en el mercado interno. Consideran que el papel del comes- cio exterior fue esporidico e ircegular, mientras que el impulso para la industrializacién provino fandamentalmente de la demanda interna. Para Mori, el impulso provino de la existencia de,una mara de consumidores ~inicluso “pobres”- en constante expansién por los precios bajos de los nue- ‘vos productos, sobre todo, textiles.? ‘Sin embargo, no hay dudas de que la constante ampliacién de la de- ‘manda ~interna, externa 0 ambas~ de textiles ingleses fue el impulso que llevé los empresarios a mecanizar la produccién: para responder a esa cre- Dentro de la unidad doméstica, eran las mujeres las que trabajaban, pero también ensefiaban y supervisiban el trabajo de los mds jévenes; al mismo tiempo que se ocupaban de sus hijos, trasmictan las “habilidades” a Jas nuevas generaciones de la fuerza de trabajo industrial. De la heterogeneidad de formas productivas con la que se inicié la Revolucién Industrial dependié la pluralidad de grupos sociales que con- formaban a los “trabajadores pobres.” Sin embargo, con la expansién del sistema abril, sobre toco‘en la década de 1820, con el avance poderoso de Ja maquinacién, el proletariado industrial -en algunas regiones y en algu- nas ramas de la industria comenzé a adquirir un perfil més definido: ya cra la clase obrera fabril. ;Cudles son sus caracteristicas? En primer lugar, se trata de “proletarios”, es decir, de quienes no tienen otra fuente de ingresos de mencién mds qué vender su fuerza de trabajo a cambio de un sa- lario. En segundo lugar, el proceso de mecanizacién les exigié concentrar- seen un dnico lugar de trabajo, la fibrica, que impuso al proceso de ae 5 Vease Berg, Maxine (1987), pp. 145-172, Powered by (@ CamScanner sana sa SOE Ue Mundo Ucael Del uc y suuEueU wn Aura: Suvena Bian) BIANCHI 16 SUSANA prodiucién un carter colectivo, como actvided de un equipo en Porte hhumano y en parte mecnico, El resultado fue un incremento de la divi- sin del trabajo a un grado de complejidad desconocido hasta entonces. Y esto modificé profundamente las conductas laborales: las activida dei del trabajador debfan adecuarse cada vex més al ritmo y regularidad de tun proceso mecénico. Dicho de otro modo, el trabajo mecanizado de la brica impuso una regulsridad y una rutina completamente diferente a la del erabajo pre-industrial. Era un tipo de trabajo que entraba en contflictg no sélo con las tradiciones, sino con todas las inclinaciones de hombres y mujeres atin no condicionados. De alli, ls quejas de los patronos por la “indolencia" de los trabajadores que se negaban, por ejemplo, a trabajar los lunes. En efecto, para los empresarios constituy6 una ardua tarea desterrar la costumbre del “lunes santo," dia reservado por los jornaleros arcesanales para reponerse de Ia esaca dominguc El conflicto se planteaba entre las distintas medidas del tiempo. El ta bajo pre-industrial se medfa por los ciclos de las cosechas, en meses y en se- manas; se medfa por la necesidad y for las ganas de trabajar. En cambio, el trabajo fabril se media en dias, horas y minutos. Dicho de otro modo, la industria trajo la tiranfa del reloj que para los trabajadores culminé con la invencién de Benjamin Franklin, el "celoj epistrador”, hacia fines del siglo XVIIL-. Es cierto que, a Ia larga, los crabajadores incorporaron e internali- zaron [a nueva medida de tiempo de’ trabajo industrial. Y con esto comen- zard la lucha por la reduccién de la jornada laboral. Pero también es cierto ue, en los comienzos, fueron tambicn notables las resistencias frente a es- te tipo de trabajo. Frente a las resistencias, ante la: dificultades de acondicionamiento al nuevo tipo de trabajo, se forzé a los trabajadores mediante un sistema de coacciones que organizaba el mercado de trabajo y garantizaba la discipli na. Para esto concurtieron leyes, como la de 1823 que castigaba con la cér- cel a los obreros que no cumplieran con su trabajo o la Ley de Pobres de 1834 que reclufa a los indigentes en asilos transformadas en casas de tr bajo. También se obligaba a trabajar manteniendo bajos ls salarios y a tra- vés del pago por pieza producida, lo que obligaba al trabajador a la coneurrencia cotidiana. Pero tambien se discipliné mediante formas més sutiles. Y en ese sen- ‘ido hay que destacar el papel que jugé la religién. El metodismo, de gran fusion entre los sectores populares, inssta particularmente en lat vireu- des disciplinadoras y el caricter sagrado del trabajo duro y la pobreza. En las escuelas dominicales se daba particular importancia a ensefar a los ni- fios el valor del ciempo. Sin embarge, el papel jugado por el metodismo fue Powered by (@ CamScanner 'Del Mundo Occidental. Del feudalismo & la sociedad contémporénea ~ Capitulo 3 Sana BENG HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCT 7 ambivalente. Es cierto que, por un lado, distipliné al trabajo. Pero, por ‘otro lado, proveyé de formas de asistencia los que por enfermedad o di- versos problemas no podian trabajar. Ademds proveyé a los trabajadores de ejemplos de accién: sus primeras agrupaciones se organizaron sobre la ba- s€ que proporcionaba el modelo de la asamblea metodista. Para los trabajadores, las condiciones de vida se deterioraron. Hasta rmediados del siglo XIX, mantuvo su vigencia la teorla del “fondo salatal” {que consideraba que cuanto mis bajos fueran los salarios de los obreros rds alts serfan los beneficios patronales. Los bajossalarios se combinaban con las condiciones materiales en las que se desarrollba la vida cotidiana, Sobre todo después de 1820, el trabajo industrial se concentré en las ciu- dades del oeste de Yorkshire y del sur de Lancashire, como Manchester, Leeds, Bradford y orcas concentraciones menores que pricticamente eran barrios obreros interrumpidos s6lo por las fibricas. En este sentido, el de- sarrollo urbano de la primera mitad del siglo XIX fue un gran proceso de segregacién que empujaba 2 los trabajadores pobres a grandes concentea- « cciones de miseria alejadas de las nuevas zonas residenciales de la burguesia. a Las condiciones de vida en estas concentraciones obreras, el hacinamiento, ¥ {a falta de servicios piblicos favorecié la reaparicién de epidemis, como el ‘blera y el tifus que afectaron a Glasgow en la década de 1830. Y estos problemas urbanos no sélo afectaban las condiciones materia- les de vida, sino que fundamentalmence la ciudad destrua las antiguas for- mas de convivencia. La experiencia, la tradicién, la moralidad pre-indus- trial no ofrecian una guia adecuada para un comportamiento idéneo en una sociedad industrial y capicalista, De all, la desmoraizacin y el incre- mento de problemas como la prostitucién y el alcoholismo. ‘Uno de los ambitos donde més se advertia la incompatibilidad entre la tradicién y la nueva racionalidad burguesa era el Ambito de la “seguridad social.” Dentro de la moralidad pre-industial se consideraba que el hom- bre tenfa derecho a trabajas, pero que si no podia hacerlo tenfa el derecho - 2 que la comunidad se hiciese cargo de 4, Esca tradicién se continuaba en. muchas zonas rurales, en algunas crganizaciones de artesanos y trabajado- res calificados, ¢ incluso entre aquellos que participaban de la Iglesia meto- dista. Pero esta tradicién era algo compleramente incompatible con la Iégica burguesa que basaba su triunfo en el “esfuerzo individual”. Ademds, ‘como ya sefialamos, si la burguesfa consideraba su riqueza como el premio de la Providencia a sus vireudes, resultaba ldgica la asociaci6n entre pobre- za y pecado (asociacién que hubo ce tener una larga permanencia). De allt que la “caridad” burguesa funcionara como motor de degradacién més que ‘ede ayuda material Powered by (@ CamScanner Tuo: Historia Socal De! Mundo Occidental: Del feudalism @ le socieded contempordnea — Capua 3 ‘Autora’ Susana BIANCHI Pe * 118 SSUSANA BIANCHI Frente a la nueva sociedad que conformaba el capitalismo industri los trabsjadores podian dificulrosamente adaptarée al sistema e incluso i tentar “mejorar”: sobre todo, los ealificados podfan hacer esfuerzos para in- gresar a la “clase media” o, por lo menos, seguir los preceptos de austeridad de ayuda a “s nilamos” que propont la sociedad burguesa. También po- dian, empobrecidos y enfrentados a una sociedad cuya légica les resultaba incomprensible, desmotalizarse. Pero atin les quedaba otra salida: la rebe- lidn. ¥ para esto la experiencia no era desdefiable. Por un lado, estaban los primeros movimientos de resistencia del siglo XVIMI pocos articulados pero de accién expecifica y directa que brindaban modelos para actuat. Por otro lado, las tradiciones jacobinas del ala radical de la Revolucién Francesa~ que habjan sido asumidas por artesanos que pronto se transformaron en los lideres de los trabajadores pobres y de Ia incipiente clase obrera. De este modo, pronto surgié la organizacién y la protesta, Como lo sefala Edward P. Thompson, la clase obrera fue "hecha” por la industria, pero también se hizo a sf misma en el proceso que permitié el pasaje de la “conciencia de oficio™ a la “conciencia de clase”.& En las tiltimas décadas del siglo Xvit, la primera forma de lucha en contra de los nuevos métodos de produccién, el ludismo, fue la destruc- cién de las mquinas que competian con los trabajadores en la medida que suplantaban a los operarios. Cuando ya fue claro que la tecnologia era un proceso irreversible y que la destruccién de méquinas no iba a contener la tendencia a la industralizacin, esta forma de lucha continué sin embargo empledndose como forma de expresién para obtener aumentos salariales y disminucién de la jornada de trabajo. ¥ hacia 1811 y 1812 el movimiento ludita adquizié tal extensién que las leyes implantaron la pena de muerte para los destructores de méquinas. Pero las demandas no se restringieron'a la mejora de las condiciones de trabajo ni al aumento de los salario, sino que también aparecieron rei- -vindicaciones vinculadas con la politica. En este sentido, la influencia de la Revolucién Francesa fue sigaificativa: el jacobinismo habia dorado a los viejos artesanos de una nueva ideologta, I lucha por la democracia y por los derechos del hombre y del ciudadano, No fue una simple coincidencia que en 1792 se publicara la obra de Thomas Paine, Los derechos del hombre y que el zapatero Thomas Hardy fundara la primera Sociedad de Corres- pondencia, asociacién secreta que agrupaba a los trabajadores. De esta max nera, a pesar de una legislacién represiva ~en 1799 se anularon los derechos 6 Véase Thompson, Edward P. (1977), préloge, t,t. Powered by camScanner ‘Sociat De! Mundo Occidental. Del feudatisnio i la sdclédsd contemportiiee ~ Capitulo 3 ¢ Susana BIANCH! 6 HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL no de crear asocisciones-, comenzarbin 16s movimientod que configuraban las primeras formas de lucha obrera. En las primeras décadas del siglo XIX, las demandas de los trabajado- res de una democracia politica coincidieron con las aspicaciones de las nue- vas “clases medias" a una mayor participacién en el poder polltico. Frente un sistema en que el suftagio era privlegio de las clases propietarias que contaban con un detetminado nivel de renta, la lucha se centré en la am- pliacién del sistema electoral. El problema radicaba en que antiguos con- dados anteriormente densamente Aabitados hablan disminuido su poblacién -eran los llamados “burgos podridos"-, pero, a pesar de esto, conservaban la mayoria en la represeatacién parlamentaria de modo tal que a veces ur solo propicrario podia llegar a tener dos bancas en ef Parla- mento, Por el contrario, centros densamente poblados, como las nuevas re- giones industrales, carecian de representacién, Durante estos afos, la intensa movilizacién permitié 2 los teabajado- res, sobre todo a los calificados, avanzar en el derecho de asociacién. En 1824, se amulé la legislacién que probibla asociarse y comenzaron a surgir los sindicatos (Trade Unions), culminando en 1830 con la formacién de la ‘Unién General de Proteccién al Trabajo. Pero si avanzaron en organiza- cidn, los trabajadores perdieron en la ucha por los derechos politicos. En efecto, la lucha por la ampliacién del sistema politico culminé con la refor- ‘ma electoral de 1832. Por esta eforma se suprimian los “burgos podridos”, se otorgaba representacién a los nueves centros industriales y acrecenté el nuimero de electores (de 500.000 a 800.000) al disminuir la renta requeri- da para votar. Esto indudablemente favorecta a la “clase media”, pero ex- clufa a la clase obrera de los derechos politicos. By frneaso de 1832 constiruyé un hito en la conformacién del movi- labora: estaba claro que los intereses de los tabajadores no podian con los de In burguesia. Era necesario plantearse nuevas formas de lucha. Esto coincidia ademds con una o‘ensiva de los patronos contra los sin- dicatos ~los empresarios se negaban emplear a trabajadores sindicalizados-, que los obligé a transformarse en asociaciones pricticamente clandestinas. Sin embargo, la cuestién de los derechos politicos continué ocupanda el cen- to del movimiento de trabajadores. En esta linea, en 1838, la Asociacién de ‘Trabajadores de Londres confeccioné un programa que sc llamé la Carta del Pueblo: se exiga el derecho al sufragio universal, idéntica divsién de los dis- tritos electorales, dietas para los dipurados, entre otras peticiones. La Carta del Pueblo dio origen 2 un vasto movimiento, el cartismo, que se extendié por roda Gran Bretafia aleanzando, sobre todo hacia 1842, tuna amplia resonancia, Sin embargo, el cartismo termind disgregindose. Powered by camScanner ‘1awo: Histon Social Det Mundo Occidental. Del feudelisma a fa sociedat! con! ‘Autora: Susana BIANCHI tempordned — Lapmure » SUSANA BIANCHI 120 En pare, porque sus drigentes, por sus posiciones divididas algunos bus- cabo ur alts con lor seetves mi berales dela burguesa, mientras ‘otros consideraban Ja huelga como dinica forma de lucha-, no,lograban unificaracciones conjuntas. Pero en gran parte también, por la repercusién {que alcanzé en Inglaterra el fracaso, como veremos, de las revoluciones 48 en el continente. ‘La Revolucién Francesa Si la economfa del mundo de! siglo X0X se transformé bajo la influencia de la Revolucién Industrial inglesa, no cabe duda que la politica la ideologfa se formaron bajo el modelo de la Revolucién Francesa. Francia proporcioné dl vocabulario y los programas de los partidos liberales y democréticos de la ‘mayor parte del mundo, y ofrecié el concepto y los contenidos del naciona- lismo. Fue una revolucién, ademas, de repercusiones mundiales: no sdlo significé un hito en la historia europes sino que sus efectos alcanzaron 20- nas muy alejadas como Hispanoamérica. Hasta la Revolucién Rusa de 1917, la Francesa se transformé en el modelo revolucionaio. Los orlgenes de la Revolucién Por qué esta revolucién ocurrié en la Francia de siglo xvi? En primer lu- gar ~si bien no es algo exclusivo de Francia, all se registt6 con mayor in- tensidad— desde mediados del siglo xt, se habfan producido profundos cambios en el Ambito de las ideas y de las concepciones del mundo. Los “filésofos” dela llustracién, al fjac las frenteras del conocimiento, habfan destronado a la teologia: la religidn, al integrar el terreno de las “creencias,” estaba fuera de lo racionalinente verificable, es decir, del cono- cimienco cientifico. El pensamiento s2 alejaba de lo sagrado para afitmar sus contenidos laicos. Pero esta separacién ponfa en tela de juicio las bases de la monarqu(a absoluta. La naturaleza divina del poder real, fundamen- to de su legitimidad, no era aceptada por los fildsofos que propusieron una nueva instancia de legitimacién, la opinién publica. Como sefiala Roger Chartier, los cafés, los salones, los periédicos ha- bfan creado la esfera publica de la politica -llamada también por Jurgen Habermas “esfera publica burguesd’-, es decir, espacios donde los indivi- duos hacian un uso piblico de la raxén.” Era un espacio de discusién, de Véase Charter, Roges (1995), pp. 33-50. Powered by camScanner Flora Soci Del Mundo Occidental Det fits & le sicledad colored ~ Cope 3 ‘Susana BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 12i comunicacién y de intercambio de las ideas, sustraldo del Estado ~es decir, de la “esfera del poder politico” donde se criticaban sus actos y fundamen tos. Ademds, en esa nueva esfera publica, lat personas que hacfan uso de la razén podian ser consideradas “iguales": ellas no se distingulan por su na- cimiento, sino por la calidad'de sus argumentaciones, es decir, pot su c2- pacidad. La esfera publica no reconocfa, por lo tanto, ls jerarqulas sociales y las dstinciones de Srdenes sostenidas por el Estado absoluto, Esto no significa, sin embargo, que la “opinién publica” fuese consi- derada la opinién de la mayorls: “piblico” rio significaba “pueblo”, Por el ‘ontario, la “opinién publica’ erala opinién de los hombres iustrados, era incluso la “opinién dé los hombres de letras” opuestos a! “populacho” de opiniones miltiples y versitile, plagadas de prejuicios y pasiones. La fron- tera estaba dada entre los que podfan leer y escribir y entre quienes no po- dian hacerlo. Desde esta petspectiva, los hombres ilustrados, que encarnaban la opinién piblica, eran quienes debfan erigirse en “represen- tantes" del pueblo, En sintesis, dentro de la esfera piiblica se conformaba tuna nueva cultura politica, con una nueva ceorfa de la representacién, que colocaba el centro de la autoridad, no en las decisioneé del monarca, sino ‘en una opinién publica, que @ fines del siglo XVII se transformaba ent un tribunal al que era necesario escuchat y convencer. La nueva cultura politica reflejaba la criss de egivimidad de la monar- qufa absoluta que alcanzaba a amplios sectores sociales, alos campesinos, a las clases populares urbanas. En los Cuadernos de Quejas de 1789 que se redactaron ante Ja con- ‘vocatoria de los Estados Generales y que recogfan los petitorios de los dis- tintos grupos sociales en todo el cerrtorio de Francia quedaron txplicitos los cambios en las imdgenes del rey: se habla producido la desacralizacién de la monarqula. Es cierto que atin el término “sagrado” aparece unido al ‘nombre del monarca, pero también eran “sagradas” muchas otras cosas: los dipurados, los derechos de las personas. Era ademés una sacralidad que ha- bfa cambiado su naruraleza, no estaba ororgada por Dios sino por la misma nacién. Y segin algunos autores, como Roger Chartier, esta desacralizacién fue lo que hizo posibles las profantaciones revolucionarias. La crisis politica se conjugaba con una peculiae situacién social'y eco- émica. Durante el siglo XVII, Francia fue la principal rival econdmica de Inglaterra en el plano internacional: habia cuadruplicado su comercio ex- terior y contaba con un dinémico imperio colonial, Pero, a diferencia de Inglaterra, Francia era la més poderosa monarquia absoluta de Europa, y ‘no estaba dispuesta a subordinar la politica a la expansién econémica. Por 4 contrario, esta expansién encontraba sus limites en la rigida organizacién Powered by camScanner SUSANA BIANCHI in smercantilista del antiguo régimen, los reglamentos, lo altos impuestos, los aranceles aduaneros, Los economistas de la llustracién, los fsibcratas, habfan planteado s0- luciones, Consideraban que era necesario una eficaz exploracién de la tierra, la abolicidn de las restrcciones y uns equirativa y racional teibutacién que anulara los viejo privilegis. Criticardo las bases del mercantilismo, co dderaban que la riqueza no estaba en la acumulacién sino en la producci6n —fundamencalmente agrfcola-, por lo tanto, para que prosperara, era nece- sario levantar las trabas, “dejar hacet” (laissez-faire), dar libertad a los pro- dluctores, alas empresas, al comercio. Pero los intentos de llevar a cabo estas reformas en Francia fracasaron totalmente. El fsidcrata Turgor, ministro de Luis XVI entre 1774 y 1776, chocé contra una inconmovible aristocracia ‘puesta 2 un sistema impositivo que tocara sus privilegios. En sfntess, el conflicto entre los intereses del antiguo régimen y el ascenso de nuevas fuer- 22s sociales era mds agudo en Francia que en cualquier otra parte de Euro- pa. La “reacciGn feudal” fue la chispa que encendié la revolucién® Para algunos historiadores, como Vovele, la revolucién fue el produc- to del conflicto entre a arstocracia feudal y las burguestas vinculadas a las nuevas actividades econémicas y, por lo tanto, la consideran el paso nece- sirio para el traspaso del poder de una clase social ala otra y el estableci- miento de la sociedad moderna, Pero esta posicidn es enfrentada por las corrientes “revisionists” que niegan la exstencia tanto de una reaccién no- biliaria como de una verdadera burguesfa en la Francia del siglo XVUL? Niegan por lo tanto, el cardcter de revolucién “burguesa” alos aconte- cimientos que se desencadenaron a partir de 1789. Por el contrario, consi- deran que entre algunos secrores de la burguesfay de una nobleza “liberal” hhabla amplio consenso respecto a la necesidad de reformas. De allf que la revolucién fuese una “revolucién de las élites” que el derapage (resbalén) que suftié entre 1790 y 1794 fue por la intromisi6n de las masas campesi- nas y urbanas que se movilizaron en funcién de sus propias teivindicacio- nes. Ante las posiciones “revisionistas*, Hobsbawm rescata nuevamente el cardcter de “revolucién burguesa”.!° Para Hobsbawm el punto de partida esté en el papel jugado por perio- distas, profesores, abogados, notarios que defendian un sistema que se ba- saba no en el privilegio y el nacimiento, sino en el talento. Al defender un * Vease Vorelle, Michel (1984), pp. 11-78. 9 Vease Fuset, Francois (1980). "” Vease Hobsbawm, Eric J. (1992), pp. 17-56 Powered by camScanner Historia. ‘Susana Bl Det. a Mundo Occidental, Dal feudalisin a la soéiedad écntemporéned — Capitulo 3 HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO.OCCIDENTAL, ‘nuevo orden social, estos burguescs ~que no son exclusivamente los hom- bores de negocios sentaron las basts para las posterires transformaciones, Las etapas dela Revolucién La participacién de Francia en la guerra de independencia de los Esados Unidos habta agravado los problemas financieros, Para sancar el défitfis- cal, los ministeas de Luis XVI habfan intentado el eobeo de un impuesto general a todas las clases propietarias, medida que afectaba el tradicional privilegio de la nobleza. Ante esto, la Asamblea de Notables, que reunta a Ja atistocracia, en una cerrada oposicién a la medida, exigié a la corona la convocatoria de los Estados Genercles (1788). Estos Estados representaban alos estamentos dela sociedad ~e! clero, la nobleza y el estado llano— y,an- te los avances de la monarquta absoluta no se reun‘an desde 1615. En sintesis, la revolucién comenzé con la rebelién de le noblera que jncentaba afirmar sus privilegios frente a la monarqula. Pero, Jos efectos fueron distintos 2 los esperados. La convocatoria de los Estados Generales, lacleccién de los diputados, la redeccién de los Cuadernos de Quejas pro- vocaron una profunds movilizacién que ponta en tela de juicio todo el an- damiaje del antiguo régimen. Los Estados Generales atin recogian la visién de la sociedad expresada ‘en el modelo de los “tres Srdenes”: los que rezan (el cero), los que guerrean (a nobleza) y los que trabajan la terra (los campesinos). Los dos primeros Estados, el clero yla nobleza, eunlan a los érdenes privilegiados; como resultado del cambio social, el Tercer Estado 0 Estado Llano inclufa no sélo alos campesinos sino a todos los grupos -Ia mayor parte de la sociedad que carecfan de privilegios: burguesia mercanti y fi nnanciera, artesanos, manufactureros, profesionales, pequefios comercian- tes, ricos arrendatarios, jornaleros, exc. Si bien la representacién estaba éjercida por los personajes mds inflcyentes de las ciudades, los sectores po- pulates intervinieron activamence haciendo incluir sus reivindicaciones en los Cuadernos de Quejas, que constivufan el mandaro que deblan asumir los diputados. En mayo de 1789 los Estados Generales se reunieron en Paris. Inme- diatamente comenzaron los debates sobre las formas de funcionamiento. ‘Ante la falta de acuerdos, ante la negativa de la corona de aceptar la reu- nién conjunta de los tes Escados, el Estado Llano 0 Tercer Estado se aito- ‘convocé en una Asamblea Nacional. Pero, en la coyuntura, los objetivos de ‘sus integrances cambiaron: se propusieron redactar una Constitucién que, segiin el modelo que proporcionaba Inglaterra, limitara el poder real. Powered by 13 camScanner “Tito: Historia Social Dal Mundo Occidental. Del feudalism a la sociedad! contemporénea - Capitulo 3 ‘Autora: Susana BIANCH! 1 “USANA BIANCH! La primera etapa de la revolucién (1789-1791) Las intenciones de Luis XVI de disolver la Asamblea Nacional por Ia fuer- 11a provocaron ai levantamiento popular que agudiz6 el proceso: el 14 de julio de 1789, la toma de Is fortaleza de La Bastilla simboliz6 la calda del absolutismo y el comienzo de un perlodo de liberacién. Pronto la revolu- ‘ign se extendié en ciudades y, fundamentalmente, en el campo. Oleadas de levantamientos earnpesinos, el llamado “Gran Miedo” ~saqueo de cas- tillos, quema de los titulos de los derechos sefioriales-, en sblo dos sémia- nas quebraron Ia estructura institucional de Francia. El estblecimiento de érganos de gobierno auténomos précticamente hacta desaparecet toda for- ma de poder descentralizado. : En agosto de 1789, la revolucién obtuvo su manifesto formal: la ‘Asamblea aprobé la Declaracién de la: Derechos del Hombre y el Cindadano. La Declaracién se basaba en los principios de libertad, igualdad y fraterni- dad, considerado el gran legado de la Revolucién Francesa. La libertad se ‘entendia fundamentalmente como ls libertad personal de los individuos feente a las abitrariedades del Estado, pero también libercad de empresa tad de comercio; la igualdad significaba que todos los individuos eran igualcs ance la ley aboliendo de este modo los privilegios de sangre y de na- cirinientos la fraternidad conformaba a la nacién, todos eran franceses, con ‘una sola patria y en tal sentido podian considerarse “hermanos”. ‘Arc 1* Los hombeesnacen y permanecen libres eiguales en derechos. Las dit- tincions sociales no pueden eta Fundadas més que sobre la sldad comin ‘Are. 2" Elfin de toda ssociaci6n politica esa conservacin de ls derechos na- ‘urls imprescipibes del hombe. Estos derechos son libertad, la propie- dad, a seguridad, la resistencia a a opresin. ‘Art 3° El principio de rods soberania reside esencalmente en Ia nacin i gin cuerpo, ningin individuo puede eercer auroridad sino emana directa rence de ell, (Decaracibn de Derechos del Hombre y el Ciudedane), Pocos dfas antes, la Asamblea -por !a presién de los levantamientos cam- pesinos- habfa abolido el feudalism, Es cierco que posteiores correcio- nes limitaron sus efectos. El pago de rescate por las tieras, por ejemplo, limieé el proceso de liberacién campesina, Sin embargo, pese a ext, la im- portancia dela medida radicaba en echar las bases de un nuevo derecho ci- vil con fundamento en la libre inicistiva. En la misma direccién concurtié la prohibicién de la existencia de las corporaciones, medida que apuntaba Powered by camScanner 3 Historia Socie) Del Mundo Occidental. De! feudalismio @ a Sociedad conten Capita . Sociale tudalismo a la sociedéd contempordnea ‘Capitulo 3 WisTowa sociaL DEL MUNDO ocbienrhe! “is” 125, a climinar los jerdrquicos gremiioi medievales que limiaban la libertad de empresa y la libertad de trabajo: En sintesis, se comentaba a construir el “orden burgué”, ; “También se hacta necesario socavar otros de los fundamentos del anti- {guo régimen: las bases del poder de la Iglesia. A fines de 1789, sé naciona- lizaron los bienes del clero. En consecuencia, se expropiaron las rietras eclesifticas que se pusieron en venta con el objetivo también de dar res- paldo al “asignado", nuevo papel moneda: En julio de 1790, se dicraba la * Constitucién Civil del Clero que colocaba a la Iglesia bajo el poder del Es- ‘ado? los obispos y los curas se transformaban eh funcionarios pablicos ele- gidos en el marco de las nuevas circunscripciones administrativas. Es certo {que esto gerieré un amplio conflicto que, durante mucho tiempo, enfren- 16 al cero constitucional y al mayoritatio clero “refracario” que se negaba a.aceptat la medida. Pero también quedaban cada ver més claras las inten-

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