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EL NUEVO MAPA GEOPOLITICO DEL MUNDO Autor Ricarpo Menpez Gutiérrez pet VALLE Instituto de ia, Geografia y Demografia Centro de Ciencias Humanas y Sociales CSIC Cartografia Dante Ménpez Garcia turant fo bilanch Valencia, 2011 Capitulo 4. Estructura del sistema mundial y protagonismo de las grandes potencias Los grandes pleas. en dendadn esluerspor poder, ban sno para gener de reer os rasgos mis delcosns de sera nena (Gecge Nodes. Princo of nor pols) “Las andes pots gestion as reacoes ent sy jlegan un pape dee det forma ue se asegurn que gran epvieos especial, Ses Co que Pay orden, es un go de oben ees caine (Hae Bul: La sce arta} “Enesteamerto, en 1984, Oozaia esata en guar con Eurasia yea add Asia Orta En ring escrs pte ni cneraoén pede sn ata cue exes Yes polis se hubian alae figuna vez en dita posioon cata una respec sors, Wston sabia muy ben ue, Neca so cuatro fates, Oceoia hati ead en ue cna Asia ray aide con Eurasia, Per quo ea so un aoc tivo que 6 ia pau 81 menota fale ruco, es dec, oes sufntonente ‘canola. Ofer, runca se ata proticio un canto en sistema de slaras.E eng ‘inslacalepeseiaa seme ema Bs y ahi esata qu ra inert nposiecuaquer sean pasa ofa con (Gage Ome 864) 4.1. RELACIONES DE PODER ENTRE ESTADOS Y ESTRUCTURA DEL SISTEMA MUNDIAL: ALGUNOS DEBATES ACTUALES Una de las temétieas de mis larga tradicién y mayor importancia en los estudins geopoliticos es la dedicada al estudio de las relaciones de poder entre los Estados, Bsas relaciones, siempre disimétricas dentro del sistema mundial, ‘otorgan un especial significado a la cuestidn de la polaridad, es decir, a 1a con- centracién del poder en un niimero limitado de los mismos, que muestran mayor capacidad para dirigir las relaciones internacionales en funcién de sus propios criterios ¢ intereses. Durante la Guerra Fria, tal como quedé planteado en un capitulo anterior, el ‘eoneepto de bipolaridad no sélo sirvié como base util para la descripcién de un ‘mundo dividide en dos bloques antagénicos, sino que se utiliz6 también como principal clave interpretativa para muchos de los acontecimientos que tuvieron lugar en es0s atios, con las inevitables simplificaciones derivadas. Con el final de ese periodo, se reactivé un debate sobre el significado e, incluso, la validez de ‘este tipo de interpretaciones, al menos desde dos perspectivas contrapuestas, 18\ 12° RICARDO MENDEZ GUTIERREZ DEL VALLE De una parte, algunas visiones posmodernas las consideraron superadas y plantearon la existencia de un mundo postpolar, al destacar que la globaliza- cin multiplicaba el nimero de actores no estatales con poder suficiente como para influir deforma significativa sobre la evolucién del sistema mundial, Como sefialé Zakaria de manera bastante grific, “el poder se esta desplazando desde Jos Estados nacién hacia arriba, hacia abajo y hacia los lados” (Zakaria, 2008 4), Se consideraron asf obsoletas unas visiones estadocéntricas que no daban cuenta de la nueva realidad, marcada por una mayor fragmentacién del poder y la consiguiente dificultad para identifica los rasgos definitorios de un nuevo orden geopolitieo, sucesor del existente hasta 1990. Pero, al mismo tiempo y como contrapunto, os enfoques de cardcter neorrea- lista siguieron considerando que los Estados se mantienen atin hoy como prin- cipales protagonistas de las relaciones internacionales y que su intervencin, siempre influlda por la presencia y capacidad de decisin de otros actores, con tintia siendo esencial en buena parte de las transformaciones que experimenta el sistema mundial. En este easo, el debate principal se planted entre quienes afirmaban el inicio de un nuevo ciclo de hegemonia estadounidense, en el marco de un mundo unipolar derivado de la derrota y desaparicidn de su anterior rival, frente a quienes observan una progresiva tendencia a la conformacién de un ‘mundo multipolar, dominado por un nimero variable de Estados que tienden @ delimitar su capacidad de influencia en émbitos regionales determinados. Esa aparente oposicion entre dos visiones eontrapuestas encontré también formulas de integracién al incorporar una dimensin temporal y evolutiva al anilisis,Asf,en bast{ntes interpretaciones se considers que la unipolaridad era tun periodo transitori, de duracién variable pero fruto de unas citeunstancias historicas muy coneretas, que tenderia evolucionar hacia una estructura mul- tipolar a medida que se debilitase la posiciin relativa de Estados Unidos en relacién con otras potencias emergentes (Kupchan, 2002), Tras los atentados del 11-8 en 2001 y, sobre todo, tras el desprestigio que acarreé la politica uni lateral y agresiva del gobierno neoconservador de Bush, con su menosprecio & Naciones Unidas y la legalidad internacional pretendidamente justificados por su guerra contra el terrorismo, se hizo eada ver més patente que el momento unipolar no habia sido sino un breve periodo transitorio que, por otra parte, no trajo consigo la pax americana que algunos habian vaticinado (Layne, 1993). Finalmente, frente a este tipo de visiones clisicas de la teorfa de la polaridad, algunas otras aportaciones recientes han propuesto esquemas més complejos para aproximarse a la jerarqu‘a de poderes que earacteriza al sistema mundi inclusosi se sigue abordando desde la perspectiva de los Bstados que lo integran (Buzan, 2004) Aunque en un capitulo anterior se ha considerado la multiplicidad de acto- res inherente a la actual fase de globalizacién y su eapacidad de actuacién en Jos asuntos mundiales, ahora se pretende analizar esta otra euestién desde el ‘convencimiento de que los fenémenos de competencia, colaboracién o contlicto ' EL NUEVO MAPA GEOPOLITICO DEL. MUNDO 183, interestatales siguen siendo un elemento clave de las relaciones de poder en tuna perspectiva geopolitica, Lejos de oponerse, ls vinculos que se tejen entre el poder politico, cuya maxima representacién es el Estado, y otras formas de poder constituyen el armazén basico sobre el que descansan las relaciones inter- nacionales. En ese sentido, las Estados, como garantes del marco normativo que permite el funcionamiento del propio sistema, como generadores de diferencias ‘erritoriales que favorecen la acumulacin de capital y,en su caso, como provee- dores de recursos para superar las crisis estrueturales del capitalismo cuando étas se producen, sigue siendo un elemento necesario para la eomprensién del ‘momento presente Sila visin estadocéntrica, pr si sola, es incapaz de oftecer ya_un panorama adecuado de la realidad geopolitica, su exclusién conduce a visiones cadticas del mundo que, pese a su atractivo mediétieo,ignoran la exis- tencia de un cierto orden que se impone bajo la aparente confusién generada por la acumulacién de acontecimientos, Con estos planteamientos de partida, el capitulo se inicia con unas breves re- flexiones sobre el concepto de poser, sus tipos principales y la evolucién relativa que parecen mostrar, tanto en el presente como en una perspectiva de futuro, para abordar luego la teorfa de Ia polaridad y una nocién tan habitual en los estudios geopolitics desde sus inicins como es el de grandes potencias. A partir de esa primera parte, breve pero necesaria para dotar de cierta fundamentacién, tedrica al estudio dela situacién actual, el texto ineluye otros dos bloques tema- tieos principales. Est, por un lado, el relativo a la nueva generacién de teorfas geopoliticas surgidas desde el inicio de la posguerrafréa, que eantraponen la visin unipolar ‘del mundo a la de caracter multipolar, identificando sus argumentos principales sen el tiltimo caso, las diversas geometrias del poder que resultan de conside- rar un ntimero variable de poteneias regionales. Ese apartado finaliza con una ‘consideracién bastante pormenorizada de algunas interpretaciones recientes, poco habituales en obras de carter general, que destacan la jerarquia del po- der entre los Estados y llevan a eabo una estratificacién de los mismos, lo que supone una nueva propuesta interpretativa para el funcionamiento del sistema mundial. Un iltimo bloque temético se dedica al andlisis de las grandes potencias actuales,identificando sus principales fortalezas y debilidades, asi como sus re- laciones con potenciales rivales o colaboradores en el escenario internacional y las consecuencias que de ello se derivan. Se presta especial atencién a Estados Unidos, cuya posicién hegeménica 0 su posible declive han sido objeto de encen- didos debates desde hace al menos dos déeadas, destacando las bases ¥ limites de su poder, asf como algunas posibles consecuencias para su politica exterior, Finalmente, se ofrecen unas broves pinceladas sobre las principales potencias (China, Japén, Rusia y la Unién Europea) que, segin numerosas interpretacio hes, juegan también un papel destacado en el tablero mundial presente y futuro, lo que no impide una mirada también critica —como en el caso anterior— sobre 184 CARDO MENDEZ GUTIERREZ DEL VALLE algunos de sus problemas, limitaciones o contradieciones internas que pueden afectar de modo sustancial a su posicién exterior, 4.2, SOBRE EL PODER Y SUS FORMAS EN LAS RELACIONES INTERESTATALES Si hay un concepto que atraviesa de modo transversal los diferentes eapttulos del libro, esees el de poder. Componente esencial de los estudios geopoliticos, las referencias al mismo han sido frecuentes a lo largo de la obra, pero los diferen- tes significados que a menudo se otorgan al concepto hacen necesarias ciertas precisiones sobre su origen, caracteristicas y tipos,aplicables luego all andisis Te las relaciones entre los Estados, sus tendencias recientes y sus perspectivas de futuro. a) Poder: un concepto polisémico y multiescalar [Aunque son muy numerosas las definiciones que sobre el poder se han rea- Iizado hasta l momento desde las diferentes ciencias sociales, ninguna resulta Jprobablemente tan repotida como ya elisica de Max Weber, para quien “poder EFgnifica Ia probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relacin sefal, adn contra toda resistencia y eualquiera que sea el fundamento de est probabilidad” (Weber, 2002: 43) No se trata, pues, de un atributo inherente Jn sujeto determinado sino que surge a partir de una relaci6n asimétrica entre {iferentes actores, ya sean personas, grupos sociales, organizaciones o Estados, fn Jn que uno 0 varios logran imponer sus propias decisiones al resto, bien sea mediante la persuasién, la manipulacién la coacién o el uso de la fuerza. Ba tee sentido, Weber establecé ya una distincion basiea entre los eonceptos depo dor y autoridad, definiendo esta sltima como e] ejercici institucionalizado del fader que logea asi lgitimarse y obtener obediencia sin necesidad de rcurrir a In violeneia por existir un consenso, una tradicin 0 un marco normativo que Io sustentan (Del Aguila, 2002: 2). Fea misma dicotomia fue la establecida en su dia por Gramsci, que distinguié centre lo que denoming fuerza y consentimiento, basada la primera en la coaccién tniontras el segundo tendrfa como fundamento la persuasién. De este modo, ls Individuos, eases sociales o Estados dominantes serian para él aquellos que ‘Son detentadores de una fuerza coactva”, mientras que los dirigentes basarian tou influencia y autoridad en la aceptaciin obtenida por parte del resto Gramsci, 1997: 313). En otras palabras el poder puede ejercerse mediante la amenaza ye recurs? ‘la violencia directa ylo mediante la construcciin de signifcados, a partir de oe dliscursos que gufan las acciones de los diferentes actores y que pueden Jara su persuasién (Foucault, 1975). La legitimacion del poder a través del diseurse [HLNUEVO MAPA GEOPOLITICO DEL MUNDO 185 permite, al mismo tiempo, estabilizar esas relacones de dominacién y depen- fencia durante periodos mas largos, a partir del consentimiento basado en la ‘onstruccin de significados compartidos (Habermas, 1976). En resumen, “Ia institucionalizacién de las relaciones de poder como domi- nacién reproducible y el proceso de legitimacién por el que los valores y reglas Ze aceptan por parte de los sujetas de referencia son elementos que interac: than en el proceso de produeeién y reproduecin de las relaciones de poder en Jas prcticas sociales y en las formas organizativas” (Castells, 2009: 36:37), Por flo, cuando la relaciin es aceptada por quienes estan sujetos a la misma, que ‘aloran los beneficios 0 la conveniencia de seguir los dictados del otro, el poder Uanza su maxima expresién, Por el eontrario, eyando aumentan el rechazo 0 in resistencia, obligando a su mantenimionto mediante el uso de la fuerza y el solo temor al castigo, el poderoso piorde, en realidad, una parte del poder que leg6 a detentar Perspectiva complementaria a éstas es la de Mann, que incide sobre la fin tidad de este tipo de acciones, en tanto “el poder es la capacidad para persegui + lograrobjetivos mediante el dominio de lo que nos rodea” (Mann, 1986: 6), Eso Tignifica que cuando se habla de relaciones de poder se esta aludiendo @ una tombinacién de poder sobre otros actores, que aparecen como subordinados, de der para conseguir determinados fines, aspectos ambos interrelacionados de forma dialéetiea Entre esos fines esté, sin duda, la capacidad de imponer el propio criterio 0 ‘oluntad en un momento determinado, cuando se plantea un eonflcto de intere es eoncreto. Pero también se incluyen otros més genéricos eomo la posibilidad Ge ejereer en este caso de forma permanente— cierto control o influencia so- tire as decisiones de otros, coartar su capacidad de accién, 0 marcar la agenda de las cuestiones consideradas prioritarias frente a las de importancia secun- daria o aquellas otras que son exeluidas (Lukes, 1985). Una ver que se definen ‘unos objetivos determinados, las acciones estratégieas supondrén la puesta en préetiea de aquellos medios neeesarios para alcanzarlos en cada caso. or ultimo, las elaciones de poder se establecen en maltiples émbitos y a diferentes escalas, dese las relaciones interpersonales (familiares, de género, ttc) alas existentes dentro de un territorio concreto, o bien en el sistema mun- tial en su conjunto, Resultan también por ello un ingrediente esencial de las relaciones entre los Estados, aunque en ol mbito de las relaciones internacio- nales existan otros actores eon poser y eapacidad para ejercerl, Es decir, si bien los sujetos depositarios del poder son mviltiples y las rela~ cones de poder son multiescalares, con estructuras en forma de red como rasgo hoy predominante, eso no excluye la importancia de los Estados eomo actores seopoliticos de primer nivel para la comprensin del sistema mundial, sino que 54 actividad resulta fundamental para la comprensién del funcionamiento de atras redes de actores no estatales. Son las politicas estatales y las de organis- ‘mos internacionales eontrolados por determinados Rstados las que han genera asa! RICARDO MENDEZ, GUTIERHEZ DEI. VALLE do, por ejemplo, el marco liberalizador que permitié operar sin apenas control ese conjunto de operadores financierus y grupos econdmicos que se ocultan bajo ta hebitulrefrnc los merendo tambien qulnesaeudeon su eset ‘en 2008, al plantearse la crisis del sistema financiero internacional. Es la pric- tiea ausencia de Bstado, o la connivencia de sus débiles gobiernos, lo que ha favorecido la prliferacién de redes delictivas de diferente signo, que operan so- bre todo en algunos teritorios pero cuyo radio de acc es ya global. a sido la intervencién armada de ejércitos de determinados Estados la que ha pretendido controlar un mercado oligopélico de eardeter estratéieo como el de los hidracar- ‘buros mediante la preseneia directa en una regién como Oriente Medio, [Asi pues, los infereses nacionales y Ia razin de Estado, junto con las rela sions quel gebemants mantenn con tro tpn de aca, sigue sede factores esenciales para interpretar parte importante de la geoestrategia que pubyace a tuche dele ecimea qua marean el devenir de ln scontect anton internacionales. En definitiva, tal como afirma Castells (2009: 68), “el poder no ede reduce l Estado, Sn enbag la comprensién dl Estado y des ificidad historica y cultural es un elemento necesario para cualquier teor del poder’ porsenatauir ers ‘Una ver perfiladas de modo forzasamente esquematico este tipo di ico este tipo de nociones genéricas sobre el poder, euestién sobre la que existe un ingente bagaje biblio- fréfico procedente de diseiplinas diversas, puode ya abordarse de forma algo és precisa el andlisis de las relaciones de poder que caracterizan al nuevo ‘mapa geopolitico del mundo. 7 6) Las fuentes del poder de los Estados ‘Una de las teméticas de més larga trayectoria en el mbit de los estudios copoliticos es la relativa al intento de valorar el poder de los Estados, identi- ficar a aquellos que ocupan una posicién destacada, alificados como grandes ‘potencias, y analizar el tipo de relaciones que unos y otros mantienen entre si BI punto de partida necesario para poder llevar a cabo ese tipo de estudios cs tener presente que, en tanto el poder “representa la eapacidad de acciin de tos actores en la escena internacional” (Boniface, 2001: 43), se trata siempre de una nocién relative, analizable tan sélo en términos comparativos y sometida, ‘ademés, a una evolucién ene! transeurso del tiempo, que se hace visible euanda se tiene en euenta el medio largo plazo, Pueden asi estableersefases de ex pansi6n, estabilizacin y deelive en el poder relativo de los Estados, euyo mejor texponente pueden ser las teorias sobre la sucesidn de ciclos de hegemoni ciclos de hegemonia en la historia moderna y contemporinea del sistema mundial (Wallerstein, 1974 ‘Taylor, 1999; Modelski, 1987). Con argumentos relativamente préximos entre si todas ellas han puesto de manifesto la sucesin de patencias dominantes en el transeurso de lo cinco siglos que han asistido a la expansién de la economia BLNCEVO MAPA GEOPOLTICO DEL. MUNDO 187 mundo capitalista: desde Espana en el siglo XVI, los Paises Bajos en el XVIL 0 Francia en el XVIII, Gran Bretafa en el XIX y Estados Unidos en el XX. “Antes de abordar la evoluciém reciente de esas relaciones jerérquicas entre Estados y sus efectos sobre la nueva configuracién del mapa geopoltico, la cues: {fon central aconsiderar, que es también la que ha suscitado mayores contro- wire es la relativa a las fuentes del poder de los Estados, fundamento de su Josicin en un momento determinado, asf como de su trayeetoria historca y de Eis potencialidades/debilidades en el futuro préximo ‘Son incontables los intentos de identifiar esos fundamentos del poder es- fatal, que una obra de notable prestigio hace varias décadas como la de Muir Gntetizé en seis fundamentales (Muir, 1982: 274), Estaria, en primer lugar, el Jader morfldgico,asociado al tamao, forma y situaciin del territori estatal, eneralmente relacinnado con el poder demogréfico que se deriva del volumen Ee habitantes¥ las caractersticas (edad, salud, nivel formativo...) de esa pabl tain, Considera, en tercer lugar, el poder econdmico, que se asocia a la posesion {fe recursos productivos, la eficiencia en su utilizacién mediante un elevado de- Serrollo teenol6gico y un saldo favorable de su comercio exterior, fandamen- to necesario del poder militar derivado del tamaro de su ejército, la cantidad Y calidad de su armamento, su despliogue territorial o su capacidad téetica, Jetratégica y organizativa, Estos euatro componentes darian euenta del poder ‘naniferto 0 material de los Estados, que se ve complementado por tn poder Jrcubiert, basado en elementos inmateriales como son el poder organizador, 0 fapacidad para poner en préctica un buen gobierno que asegure Ia eficacia de Invadministracign publica, proporcione estabilidad y favorezca la cohesién in- tera, junto aun poder exterior, generado por unas buenas relaciones con otros Ftados poderosos, como miembro de alianzas y arganismos internacionales, ast como por gozar de prestigioy habilidad en el plano diplomstico. ‘La importancia prioritaria otongada a las bases materiales del poder, caracte- ristien sobre todo de los enfoques realista, Hevé en algunas ocasiones a intentar uantificarl, tal como hizo en su dia Fucks, quien definis un pretendido indice tel poder estatalealeulado mediante la formula: M=PNB en donde M (macht) identifica el poder, P seria la producein del patsy B su po- bacién (Prescott, 1972; 46). Por su parte, ol propio Muir (1975 y 1991) easified alos Estados del mundo segin su poder a partir de un indice sintétio basado nla integraciin de cinco indicadores superficie, poblacén, produecion de acero, ‘olumen del ejrcito y nmero de submarinos nucleares Més allé de 1a necesaria adaptacion de este tipo de indicadores a las cam- biantes condiciones teenol6gicas y socioecondmicas, todos os intentas de medi- cin han resultado fallidos por ignorar dimensiones esencinles del poder que to pueden someterse a valores estadisticos capaces de representarlas de forma itdecuada, Por ese motivo, en la netualidad se han abandonado esas pretensio- 188 - RICAROO MENDEZ GUTIERREZ DEL VALLE nes simplificedoras para profundizar en una teorizacién mas consistente del poder estatal. En ese terreno, la vision dual sobre las fuentes de ese poder, ya presente en la definicion weberiana, ha recobrado plena vigencia en obras como la de Joseph Nye, una de las que mayor eco han aleanzado en esta materia du- rante la ultima déeada, lo que se refleja en diversas publicaciones de referencia (Nye y Owens, 1996; Keohane y Nye, 2000; Nye, 2002), ‘A partir de una definicién del poder como “la capacidad de obtener los re- sultados que uno quiere y, en caso necesario, de cambiar el comportamiento de otros para que esto suceda” (Nye, 2003: 25), insiste en la existencia de dos fuentes complementarias a las que denomina hard power y soft power, térmi- nos traducidos con més 0 menos fortuna como poder duro y poder blando 0 suave respectivamente. Bl poder estatal se asocia, por tanto, a la posesién 0 el control de determinados recursos materiales, fundamento de su poteneial econémico y militar, pero también a la presencia de otros recursos inmateria- les (culturales, institucionales, etc.) que pueden complementar y, en su caso, compensar a los anteriores, origen de su autoridad e influencia sobre otros Estados. Utilizando una metafora bastante socorrida en este tipo de andlisis, en el primer caso supondria disponer de mejores cartas o piezas de ajedrez para actuar en el tablero mundial; en el segundo, en cambio, se trataria de Ja habilidad para jugar del modo més eficaz, activando 0 maximizando esas potencialidades, De este modo, el poder de los Estados se eonsolida y se hace mas duradero ‘cuando son capaces de combinar ciertas dosis de ambos tipos de poder, habi- tual pero no necesariamente interrelacionados. Por el contrario, sefiala Nye, una politica imperial basada en el uso unilateral de la fuerza contra otros 0, lo que es lo mismo, en su hard power, puede minar el soft power de un Estado Y precipitar su rapido declive cuando se debiliten las bases materiales de ese poder coercitivo. Sin duda en el presente, y probablemente en el futuro, ambos tipos de pader seguirdin siendo complementarios para definir la posicign relativa de los Esta- dos en la jerarquia del sistema mundial. No obstante, son cada vez mas quienes piensan que asistimos ya a cierto desplazamiento en la importancia relativa de las diversas fuentes de poder, que otorga un valor erecientemente estratégico a aquellas de carécter més intangible. Tal como afirma Ferguson (2005: 25), “el poder consiste en parte en cosas materiales: armas, hombres, petréleo, dinero; pero también consiste en moral. En un mundo earacterizado por la difusién de Ja mayor parte de los elementos materiales del poder, quizsi el poder de verdad dependa mas de poseer la legitimidad dentro del pais y credibilidad en el exte rior®, Resulta por ello necesario profundizar en los diferentes tipos de poder y las relaciones existentes entre unos y otros para relacionarlo con la teoria de la polaridad y el concepto de grandes potencias, trasladando luego esa interpreta- cidn al andlisis de la estructura dol sistema mundial tras el final de la Guerra Fria y en su actual fase de evolucién, EL NUEVO MAPA GEOPOL{TICO DEL MUNDO 189 ¢) Recursos materiales y hard power: la importancia permanente del potencial econdmico y la fuerza militar Con demasiada frecuencia, la historia de los pueblos se ha uproximado a esa situaciin de anarquia deserita por Hobbes, en la que los mits fuertes y, 2 menudo, ms violentos acabaron imponiéndose al resto. De al la importancia concedida tradicionalmente a las bases materiales que hacen posible ejereer tsa dominacié, identifcadas sobre todo con la capacidad military el potencial econdmico. 1a fuerza bélica ha sido un indicador habitual para valorar el poder de los Estados, como factor lave de su seguridad y, en ultimo término, de su super- vivencie como entidad politica frente al riesgo de sometimiento o desapariein {que han padecido siempre los mas débiles. De los tiempos en que la fuerza de tin ejéreito se media, sobre todo, por el mimero de soldados que era capaz de poner en combate, se ha mantenio la idea de que el volumen de efetivas es un Indicador hasico del potencial bélieo de un pais. No obstante, hoy se consideran criterios bastante més significativos otros como el gasto militar total realizado por eada pais, osu esfuerzo relativo en proporcin al PIB y. sobre todo, la calidad del armamento —en particular la posesién de armas consideradas estratégicas, como las nucleares—, junto a la eualifcaci de sus militares, su capacidad tee- noldgiea 0 el despliegue territorial de sus fucrzas En algunas interpretaciones que pueden calificarse de post-btica, se consi- dra que este tipo de indicadores ha perdido ya buena parte de su importancia anterior, ante la préctica desaparicién de las guerras interestatales —en par tieular las que suponian la ocupacién de territorios— durante las dos vltimas décadas. El ejemplo que represents In répida desintegracién de la Unin Sovié- tica, pese a tratarse de la segunda potencia militar del mundo, vino a reforzar este tipo de planteamientos, en un contexto en que la mayoria de Estados ya no parece considerar aceptable el recurso a la guerra interestatal como forma audeeuada de resolver confictes v menos atin de modifcar las fronteras median- te la eonquista (Cooper, 2000). Por otra parte, la creciente privatizacin de In violencia armada, que deja de ser monopotio del Estado ante la importancia que ‘obran diferentes grupos que la ejercen de modo sistemtico, viene a hacer mas complejo cualquier andlisis, pues en ocasiones el gasto militar realizado por los Estados no es sino una parte —incluso minoritaria— del realizado dentro de su territori, aspectos que serén abordados en el siguiente eapituo, No obstante, existen también argumentos contrarios bastante sélidos, que afirman que esta forma de poder dista mucho de haber perdido su significado, De hecho, In posbilidad de una intervencién militar en diferentes escenarios, bien por ejércitas de tun Estado eonereto 0 de alianzas como la OTAN, ya sea para mantener o derrocar gobiernos para proteger y controlar recursos estra- téieos, ha seguido presente en estos afios como un componente destacado de las relaciones internacionales y ejemplos como los de Trak, Kuvait, Bosnia, Serbia 190 RICARDO MENDEZ GUTIERREZ DEL VALLE © Afganistén, entre otros, asi lo atestiguan. La evidente superioridad que en este dmbito detenta Estados Unidos es también un argumento recurrente entre quienes interpretan que se trata de un factor esencial para justificar su actual primacia, Por iiltimo, la posesién de arsenales nueleares estratégicos sigue siendo pa ‘rimonio de un redueido club de Estados, que pretenden limitar la entrada de nuevos socios mediante el tratado de no proliferacién de este tipo de armamen. to, junto a los eontroles y sanciones impuestos a quienes pueden atentar contra el statu quo, como en los easos de Irn o Corea del Norte. El temor a la difusion de éste y otro tipo de armas de desiruccién masiva, que algunos de los Estados as poderosos fabriean y poseen, se utilizé como supuesto argumento justif- cativo para la intervencin de los ejércitos estadounidense y de algunos de sus aliados en Irak (2003), ponienda asf de manifiesto el valor que atin se concede a ‘este tipo de euestiones en el ambito de las relaciones internacionales, En suma, puede por todo ello afirmarse que “la geoeconomia no ha sustituido a la geopolitica, aunque a principios del siglo XI se hayan confundido clara. mente las fronteras entre ambas”, pues atin hoy “ignorar el papel de la fuerza y la importancia de la seguridad seria como ignorar el oxigeno” (Nye, 2003: 28), Pero esto no significa negar la especial importancia que la mayoria de estudio 808 conceden al potencial econémico como factor primordial del rango jerirquieo ‘ue detentan los Estados dontro dol sistema mundial En el mundo de las sociedades agrarias, el poder econémico se basé durante siglos en la posesidn de recursos naturales abundantes y tierras de cultivo f les, condiciones a menydo relacionadas con la dimensién territorial. Mas tarde, esa importancia se traslad6 a la posesiin de una amplia base industrial, eon randes empresas y destacada presencia de aquellos sectores més intensivos en capital y tecnologia, generadores de una elevada capacidad productiva y de una Posicién favorable dentro de Ia divisién internacional del trabajo, como paises centrales beneficiarios de las relaciones estructurales de intereambio desigual inherentes al sistema, en contraste eon la situacién de los pafses periférics (lender, 1997). Tal como afirma Taylor (1994: 35), “el poder depende directa mente de la capacidad que tenga un Estado de aetuar en el sistema para obtener ventajas materiales. Esta capacidad es resultado de la efieacia de los procesos productivos’, lo que tiene un reflejo directo en el plano geopolitico, pues, por ejemplo, “es de esperar que en un conflito determinado, la probabilidad de que el resultado sea favorable para una parte dependera de que pertenczea al cen tro, semiperiferiao periferia, por este orden’ ‘Todo lo anterior sigue siendo importante, pero si el PIB avin resulta un buen indieador de poder (y no tanto de verdadero desarrollo), hoy no se puede relacio- nar tan sélo con la capacidad de un pais para producir bienes materiales, sino que cobran ereciente importancia otra serie de actividades ostratégieas como los servicios avanzados a las empresas, la edueacién y la cultura, o el sector financiero, que también son intensivas en el uso del conocimiento, Algunos de — 191 ELNUENO MAPA GEOPOLITICO DBL. MUNDO des de dinero a través de unos mercados de capital ampliamente Cask ered bri financieras golpearon a paises como México, Argentina, Brasil o _ on ‘nomias emergentes del sureste asidtico, pero han aa fampien a ee a en los principios de una globalizacién basada en postulados: pe cles fuertemente desestabilizadores y que plantea crecientes incertidumbres capresso deus aes deren end bien de 1 facilitar su expansién internacional y a propiciar un mareo regulatorio que favorezea sus estrategias competitivas (Hard y Negri, 2000: 13). In tiltimo aspecto a destacar es la estrecha, pero compleja, lca entre 9rd ey Esta a rere militar para adquirir y sion la sass tat 7 ee paketit i 192° RICARDO MENDEY, GUTIERREZ DEL VALLE Eh ese sentido, el ascenso en la posiciin de poder de los Estados suele tener ‘como base un periodo prolongado de crecimiento econémico, que tan sélo al eabe de cierto tiempo podra reflejarse en su potencial militar mediante el increments habitual de sus gastos de defensa. Del mismo modo, la reduccién en el ritmo de crecimiento y la pérdida de competitividad econdmica durante periodos prolon. ‘ados serdn el origen de un proceso de declive, al menos relativo, que acabard afectando a los restantes indicadores de poder, entre ellos su capacidad militar, No obstante, como seftala este autor, tal eorrelacién no est exenta de para. dojas, pues “si una proporcidn excesiva de los recursos del Estado se desvia de la creacin de riqueza para colocarla en objetivos militares, esto puede condueir un debilitamiento del poder nacional a largo plazo, De la misma manera, si un Estado se excede estratégicamente —digamos por la conquista de terrtorios extensos o el mantenimiento de guerras eostosas—, corre el riesgo de que los beneficios potenciales de la expansidn externa sean superados por el enorme asto del proceso, problema que se agudiza si la nacién involuerada ha entrado en un periodo de declive econsmico relative” (Fbidem.: 14). Estos procesos mar. caron el ocaso de los Estados heyeménicos en el escenario internacional de los “ltimos cinco siglos y fueron también factor importante de la crisis padecida por la Unién Soviética, que acabs con el Estado surgido en 1917; se discute ahora en qué medida puede tambien relacionarse con la evolucién reciente de Estados Unidos en contraposicién a otras potencias emergentes, cuostién a abordar on las paginas que siguen. d)La creciente influencia de los recursos inmateriales y del soft power Hace ahora cinco siglos, Nicolés Maquiavelo ya identifies el poder del princi- pea partir de criterios como su ejército, sus recursos financieros 9 el volumen de habitantes bajo su jurisdiccidn. Pero también incluyé otros de indole cualitativa como el arte del buen gobierno, el talento militar o la moral de la poblacién. Con Ja necesaria profundizacién y adecuacién a los tiempos, este ultimo tipo de eri- terios despierta ahora un creciente interés, hasta el punto de que para algunos investigadores se esta produciendo un cambio en la jerarquia de las fuentes del poder, que revaloriza el significado del soft power, tal como refleja la figura 4.1 ‘Segiin la definicién dada por Nye y Owens (1996: 64),“se entiende por poder suave la eapacidad de conseguir los resultados deseados en los asuntos interna cionales mediante la atraccién en vez de la coercién, Opera convenciendo a otros de que sigan o acepten las normas o instituciones que produeen el comporta- ‘miento deseado”. En ese sentido, "si un Estado puede hacer legitima su potencia ' ojos de otros y establecer instituciones internacionales que le faciliten cana- lizar o limitar sus actividades, puede que no necesite gastar tanto en costosos recursos econdmicos 0 militares tradicionales | [LNUEVO MAPA GEOPOLITICO DEI. MUNDO 193 ray, Desplat ning ea el poset =] ee Se € ined | ~ B Qos 1 sorrrowan [aaezans ‘ar Informacion y ‘onocimiento poder son diversas, sien~ une: Baer oi. Fone pei ws tro del mapa geopolitico porque los oe = In atin a eu eva a sofia ola nit” Nye, 2:30) i ren ron aan conn qus se entific dfn Este, ais en a defo sev Eus capaciad do nfuenia sever reforzad si consigue Ia aprobacisn de ao Ja creacién de organismos que sean expresion zar una posicién relevante dent 1M * RICARDO MENDEZ GUTIERREZ DEL VALLE, El aforismo segtin el eual “el conocimiento es poder” parece asi mis cierto que ‘en el pasado y; en eonseeuencia, los paises que muestren mayor capacidad para -enerar, ineorporar y procesar informacién para su posterior transformacién en conocimiento, que dif undan éste de modo efiear mediante procesos de aprendi- zaje y que lo apliquen para impulsar miltiples tipos de innovacién, lograrén ‘una mejor posicién internacional. Aunque basado en recursos intangibles, el sa ber incorporado en una sociedad se traduee en efectos claramente tangibles, que jercen también un efecto multiplicador sobre las restantes formas de poder. Su aplicacién al ambito de la economia permite elevar la eficiencia y pro- uctividad del trabajo, impulsa la ereacién de sectores dindmicos vinculados a la llamada econoraia del conocimiento, favorece nuevas formas de organizacién en red sustentadas por las infraestructuras digitales y permite a estos paises detentar el liderazgo teenolégico. EI mundo asiste asia la profundizacién de la brecha digital y la brecha cogritiva entre los diferentes paises v regiones, que es In base de nuevas formas de desigualdad y jerarquizacién (UNESCO, 2005), Al tiempo, su aplicaciin al plano militar permite disuadir o limitar las ame- nazas potenciales mediante la disponibilidad de una informacién mucho més abundante, precisa y actualizada, al tiempo que hace posibles nuevas formas de guerra que aseguren mayor precisién en el ataque a los objetivos definidos ‘y menores bajas en el propio ejéreito, La denominada revolucion en los asuntos rnilitaree tiene on esto répido desarrollo teenolégioo una de ous claves, que exige 4 cambio una mayor complejided organizativa. Por tiltimo, la presencia de un clevado niimero de proveedores de contenidos en la red faclita Ia dfusion de la propia cultura y de la'Jengua a través de “la galaxia Internet” (Castells, 2002), reforzando asi ia eapactdad de influencia ejercida a través de los medios conven- cionales, Como casi siempre que se incorporan un concepto o una idea nuevos, la pro- pensign a convertirlos en la clave del arco que sustenta todo el edificio por parte de determinados autores eonduce a patentes exageraciones. Es lo que ocurre con. In afirmacién de Toffler en el sentido de convertir al conocimiento, al que deno- rmin6 “factor K° (knowledge), en la base fundamental del poder para el siglo XXI, ‘muy por encima de los restantes factores. Resultan bastante mis consistentes -y matizados sus argumentos sobre el desplazamiento relativo en los fundamen- tos del poder a que la actual situacién parece conducit. Utilizando sus propias palabras: “el conocimiento ha pasado de ser un accesorio del poder del dinero y ‘del poder de la fuerza, a ser su propia esencia. De hecho, es el amplificador defi- nitivo. Esa es la clave del cambio del poder (power shift) que nos espera y explica «1 porqué de la batalla por el control del conocimiento y los medios de comunica- cid que se esta incrementando por todo el mundo” (Tofiler, 1990: 41) La identificaciin de aquellos Estados que, ayer y hoy, demuestran mayor ca- cided para inf on lot asuntos mundiles, ols qu cule caliearse de forma genériea como grandes potencias, encuentra en as mo los que acaba de ratarse a fundamento pescne is LLNUBVO MAPA GEOPOLITICO DEL MUNDO 195 4.3. LAS GRANDES POTENCIAS Y EL ORDEN 0 DESORDEN GEOPOLITICO INTERNACIONAL El andlisis de la estructura del sistema mundial, centrado en las relaciones de poder entre los Estados y el conjunto de las acciones estratéicas que se deri ‘van de ellas, tiene en el concepto de polaridad uno de sus elementos principales En él se basa una interpretacin que ha gozado de general aceptacién, que pue- de presentarse ahora de forma sintética El primero de ello, ya mencionado con anterioridad, sefala que, pose a la reciente eapacidad de influencia que demuestran otro tipo de actores, los Esta {dos mantienen un especial protagonismo en la configuracién del mapa geopali- tico del mundo y sus cambios a lo largo del tiempo. En ese sentido, las relaciones dentro de sistema mundial tienden a estar dominadas por un nximero relativar mente reducido de Estados, aunque cambiante segtin el momento, alos que se califica como grandes potencias ‘La propia difcultad para medir el poder de los Estados justifca que su iden- tiicaciin no resulte sencilla ni estéexenta de controversi. Sogtin los erterios propuestes en su dia por Waltz (1979), las grandes potencins se corresponden fon aquellos que detentan el mayor volumen de recursos econémicos, milita- tes 0 demogrdfico y, al tiempo, muestran la suficente establidad interna y ‘ompetencia o habilidad en su politica exterior como para suseitar cierto reco nocimiento de un estatus superior por parte de otros Estados. Eso supone una ‘onstruccidn en la que interactian las condiciones materiales objetivas eon Ia imagen que el propio Estado tiene de s{ mismo, traducida en sus eomporta- ‘mientos eoneretos, la que tienen los demas. Todo elo expica, por ejemplo, que paises eon importantes recursos, pero con escaso compromiso 0 presencia en el plano internacional, sean diseutidos como verdaderas grandes potencias, o que Existan ciertas inercias al dibujar el mapa que Tas identifica, pues el imaginario ‘olectivo eambia & menudo més despacio que la propia realidad y eso puede con ‘lucia errores de estimacin manifiestos ene plano de las politicas ya debates frecuentes en el plano académico. Consideradas de forma conjunta, las grandes potencias dominan lo esencial dle las relaciones de poder dentro del sistema mundial y condicionan Ia agenda ‘de cuestiones consideradas relevantes. Pueden contribu por ello deforma es- pecial al arden o al desorden dentro del mismo, segtin gestionen las relaciones entre si, al tempo, seguin pretendan ejercer su dominio sobre los restantes Estados. La idea del eguilibrio de poder entre las grandes potencias, ya sea ae- tuando de forma aislada o en coalicién, se ha asociado asi a menudo a periodos dde una mayor estabilidad en el sistema, lo que en absoluto significa necesaria- iene que éste sea entonces mas justo pues, como recuerda Bull (2005: 270), “tanto en el derecho postivo como en la préetiea de Ia sociedad internacional, Jas norma de arden priman sobre las normas de justicia’, intentando perpetuar con demasiada frecuencia las desigualdades existentes. 196 - RICARDO MENDEZ GUTUERREZ DEL VALLE Al mismo tiempo, la aceptacién de este tipo de esquemas interpretativos per. rite simplificar las relaciones de poder existentes entre los principales actores cestatales e identificar asi claves explicativas para un sistema mundial de ele. vada complejidad, si bien a costa de dejar en un segundo plano la aetuacién de los restantes Estados no incluidos en ese reducido grupo. En ese sentido, si las relaciones entre grandes potencias son cuestiGn central para entender la estrue ‘tura del mapa geopolitico del mundo, la emergencia o el declive y sustituciin de algunas de ellas suele asociarse a periodos de ruptura y, mas tarde, fases de transicidn en las que se pone en cuestién el orden precedente. Desde el inicio de la Bad Moderna, la hegemonia detentada por Buropajus- tifica que unos pocos Estados europeos, como Francia y el Reino Unido, junto a Rusia, se hayan mantenido siempre entre las grandes potencias, mientras otros lo estuvieron en algunos periodos para abandonar luego esa posicion (Espatia, Paises Bajos, Alemania, Austria-Hungria), Otras unidades politicas extraeuro. peas, como el Imperio otomano, también formaron parte de ese grupo hasta los inicios del siglo XX, momento en que Estados Unidos se incorporé al mismo para pasar pronto a liderarlo en tanto Japén lo hizo de forma intermitente, micntras China tiende a recuperar en las tiltimas décadas el estatus detentado en su dia, por el Reino del Centro. BI nvimero de grandes potencias que pueden identifcarse en un periodo de- terminado define en lo esencial la estructura del sistema y por ello suele ser nn aspecto siempre considerado en su caracterizacién. Se distinguen ast los siste- mas unipolares 0 monopolares, en fases dominadas por la aecién de una sola potencia hegeménica muy superior al resto, de los sistemas bipolares en los que se contrapone la actulicién de dos, que tienden a la division del mundo en dos ‘reas de influencia, y de los sistemas muttipolares, en donde potencias regiona- les establecen relaciones en las que se busca cierto equilibrio de poder, a menudo mediante alianzas o coaliciones cambiantes Existe una larga tradicidn de debate tedrico sobre las consecuencias que pue- den derivarse para el orden internacional de la existencia de una situacién uni- polar, bipolar 0 multipolar y, en este tiltimo easo, del niimero total de grandes potencias, existiendo posiciones encontradas sobre su eontribucidn respectiva a la estabilidad o el conficto, que encuentran siempre apoyo —pero también contraargumentos— en el andlisis de circunstancias coneretas del pasado. No obstante, los intentos de establecer correlaciones simples —incluso median: te andlisis estadisticos més o menos sofisticados—o relaciones de causalidad deterministas entre la estructura del sistema y su funcionamiento nunca han Iegado a resultados coneluyentes, pudiendo establecerse tan s6i0 algunas re flexiones de interés a partir del estudio histérico para intorpretar las tenden- cias actuales y sus posibles consecuencias, que es el aspecto més relevante para nuestros objetivos (Kegley y Raymond, 1994). AAI mismo tiempo, las diferentes visiones sobre la polaridad del sistema con dicionan también numerosos debates priblieos y en las medias de eomunicacién, HL. NUEVO MAPA GEOPOL{TICO DEL. UNDO 197 nis alld del émbitoestrictamente cientifco, asociadas a determinadas propues- tas politicas y hasta a posiciones esencialmente ideoligicas. Asi, por ejemplo, los partidarios de conservar la hegemonia estadounidense mediante politicas acti- yas en ese sentido suclen destacar las supuestas ventajas que para Ia paz y la tstabilidad mundiales se derivan de las situaciones unipolares (s, por tanto, de una pretendida pax americana), mientras sus detractores abogan por un mundo multipolar, que consideran podria contribuir a atenuar las grandes desigualda- dds actuales derivadas de una agresiva politica imperial (Amin, 2005). ‘Antes de abordar la situacién planteada tras el final de la Guerra Fria y sus posibles perspectivas a corto plazo, dejando para otros a prediccién sobre lo que Te aguarda al sistema mundial en los préximos cien afios (Friedman, 2009), pa- ‘rece conveniente recordar lo ocurrido a este respecto en los cien anteriores. ‘Asi, a comienzos del siglo XX el mundo se interpretaba como multipolar, con un niimero relativamente amplio de grandes potencias que, a través de un sis tema de alianzas muy cambiante, busearon sin éxito cierto equilibrio de poder, para acabar enfrentindose en dos grandes guerras de escala mundial. En 1914 podian identificarse hasta un total de nueve, en su mayoria europeas (Gran Bretafa, Francia, Alemania, Austria-Hungriae Italia), juntoa Rusia, el Imperio sotomano, Japén y Estados Unidos, que ya en ese momento habia alcanzado el liderazgo desde la perspectiva de su potencial econémico, pero no asi en el plano politico Tras Ia desapariiin de dos de los grandes imperios multinacionales {el austro-hiingaro y el otomano} durante el conflcto bélio de 1914-1918, ese rimero se redujo a siete, que eran los vigentes al inicio de la segunda gran guerra. Ya on la fase final de la guerra, y ante la perspectiva del nuevo mundo emer- gente, William Fox (1944) introdujo una novedad en el andlisis con el concepto de superpotencia, para aludir a Estados de un nivel jerérquico superior dentro de las grandes patencias, eapaces de asumir la direccidn de los asuntos interna- cionales, aplicndoselo en ese momento a Estados Unidos, la Unin Soviétiea y 1 Reino Unido, La debilidad de las potencias europeas tras la guerra, la nueva situaciGn estratégica asociada a la posesidn de armamento nuclear y el clima de enfrentamientoideoldgico, que otorg6 un liderazgo indiseutido alos Bstados que se erigieron como méximos representantes de dos modelos opuestos,eliminaron al Reino Unido de este restringido grupo, oma refejo también del final dela era de hegemonfa europea y dela visiin eurooéntrica del sistema mundial Tal como se planted en el capitulo primero, durante mis de cuatro décadas ese sistema se entendié como bipolar, con dos superpotencias al frente de dos bloques antagénicos, lo que no dejaba de ser una simpliicacién stil tanto para ¢ andlisis de la realidad como para los intereses estratégicos de ambos lideres. Lacvidente asimetria existente entre ambos desde cualquier punto de vista sal +o, tal vez, ol militar, la répida recuperacién econdmica de Alemania y Japén, 1a ereacién de la Comunidad Europea, la posterior emergencia de la China maoista 1 el surgimiento del Tercer Mundo tras la descolonizacién, que afadian notable 198° RICARDO MENDEZ GUTIERREZ DEL VALLE complejidad al sistema, no impidieron que la bipolaridad continuase siendo la {forma predominante de interpretar su estructura, hasta su total ruptura al ini ciarse la Gltima década del siglo. La erisis del modelo y el inicio de la consiguiente transicién favorecieron las visiones postpolares, mencionadas en el capitulo segundo, que pusieron su atencién en el desorden inherente a esta nueva fase, Ilegando a cuestionar por obsoletos las enfaques geopolitics atin centrados en la noeién de gran potencia y en sus interrelaciones, La posterior aceptacin de que el mundo ha evolucionado en estos aftos hacia un nuevo orden —que integra en su seno ciertas formas de desorden inherentes al propio sistema— ha reabierto el debate entre las visio. nes unipolares y multipolares,a partir de argumentos que exigen cierto analisis pormenorizado, En algunos casos, a esa visin dicotémica se han aiadido pro- puestas algo més complejas, que recuperan la idea de que la polaridad es una simplificacion uti, pero que en realidad existe una jerarqusa del poder bastante ‘mas compleja y que introducir varios niveles en ei rango de los Estados puede Iavrecerinterpretacones més adecundas da emp prevente»sequrament el por venir. 4.4, UNA NUEVA GENERACION DE INTERPRETACIONES, SOBRE LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA MUNDIAL En una obra sobre la posicién actual de Estados Unidos dentro del sistema ‘mundial, Wallerstein efinié a este ultimo como “un sistema jerarquico, des. igual, polarizante, euya estructura politica es la de un sistema interestatal en el que algunos Estados son manifiestamente més fuertes que otros” y en el que “dentro del proceso de acumulacién sin fin del capital, los Estados mas fuertes mponen constantemente su voluntad sobre los Estados més debiles, hasta don- de pueden” (Wallerstein, 2005: 148), Uno de sus rasgos constitutivos esenciales cs el dinamismo, por lo que “una de las muchas formas en que podriamos des- cribir este sistema es el cambio periddieo de centralidad, viendo el sistema como si tuviera una sueesin de poderes hegeménieos, cuya hegemonia siempre es temporal” (Ibidem.: 146). ‘Tanto para quienes comparten esta interpretacién, como para uienes man- tienen otras alternativas, los acontecimientos que se sucedieron en 1989-1991 ¥y que marearon el inal del siglo politico (Sapir, 2008), supusieron también una iprusca ruptura con la anterior estructura jerarquica del sistema y el inicio de una transicién hacia la conformaciin de otra nueva. Tal como recuerda este autor, “aunque los contemporaneos también son sensibles a los cambios que se ditwin, no pueden, sn embargo, medi ls eonseeuenis y la implicacons De este modo, estos inter-siglos se muestran como tiempos de confusidn” (Sapir, 2009: 43) " os EL NUEVO MAPA GHOPOLITICO DEL MUNDO 199 En consecuencia, los cambios acaecidos en la realidad geopolitics indujeron | surgimiento de interpretaciones muy diversas sobre su significado, incluyen- dode forma destacada una revisién de los esquemas de polaridad vigentes hasta ‘ese momento. Las propias difieultades para prever el rumbo del sistema a medio J largo plazo, junto a las demandas del entorno social y medidtico para aportar ‘xplicaciones de urgencia a la multitud de acontecimientos que se sucedian, propiciaron respuesias a menudo superficiales y eambiantes, lastradas por su propia inmediatez. Buena muestra de ello es que, en apenas una década, se su perpusieron cuatro tipos principales de interpretaciones sobre el modelo de re- faciones interestatales que venta a suceder a una bipolaridad ya agotada, Desde quienes plantearon el nacimiento de una era de hegemonia unipolar, aquellos Sitios que consideran el inicio de una multipolaridad marcada por la coexisten: Ga de diversas potencias regionales, pasando por interpretaciones dualistas 0 por las que proponen un mundo onganizado por tres polos de poder, todas ellas, faportan argumentos merecedares de un anzlisis y una reflexion erica sobre las {que sustentar luego una propuesta interpretativa propia a)El mundo unipolar y las politicas hegeménicas de Estados Uni- dos Elenfoque predominante durante los afios noventa del pasado siglo, que atin ‘cuenta con numerosos defensores, es el que afirma la evolucin del sistema ha- tia un mundo unipolar, mareado por la hegemonia absoluta de Estados Unidos tras la derrota y desapariciin de la otra superpotencia, junto a su supremact cevidente en los diferentes planos que definen el poder estatal. Parecié culminar asia fase expansiva de un ciclo inicindo por este pais a finales del siglo XIX con su rapido desarrollo industrial, la ruptura con la anterior politica aislacionista, Ja guerra contra Espafia por Cuba y Filipinas en 1898, asi como la construccién y control del eanal de Panam, que ahora se completaba al convertirse en st perpotencia solitaria (Huntington, 1999), la primera con un area de influencia plenamente global y capaz. de liderar un supuesto periodo de estabilidad hege- rménica que algunos se apresuraron a calificar como pax americana, Las bases de ese poder, que a mediados de Ia pasada década parecian in- ‘ontestables y que ain resultan importantes hoy, ineluyen componentes muy diversos, que pueden sintetizarse en los siguientes: + Enel plano econémico, ain concentra en su territorio una euarta parte del PNB mundial, equivalente al de China, Japén, Alemania y el Reino Uni- do juntas, y se mantiene como primera potencia industrial, localizandose ‘aqui Ia sede de una tercera parte de las cien mayores empresas transna- ‘ionales del mundo. Tras e! declive relative experimentado en la década de los ochenta, mareada por un saldo comercial negativo y un creciente endeudamiento exterior, los afios noventa supusieron una recuperacién, 200 IcARDO MENDEZ GUTIERREZ DEL Le del ritmo de crecimiento, con la Hamada nueva economta y el capital finan. ciero como principales estandartes. Enel plano tecnolégico, si Estados Unidos habia liderado la revolucidn de Jas tecnologias de informacién y comunicacién (TIC) en los dos decenios precedentes, en el iltimo del siglo volvié a situarse en la vanguardia de la revolucién digital asociada a la expansién de las redes, cuyo principal pero ‘no tinico exponente es internet, En el plano militar, pese a la reduccién del presupuesto de defensa en los afios iniciales de la posguerra fria, ésta resulté muy inferior a la registrada en los Estados post-soviticos y los antiguos integrantes de) desaparecido Pacto de Varsovia, con lo que Ja distancia relativa entre cl gasto estadounidense y el de sus anteriores rivales se incrementé. A ‘eso se sumé el hecho de que, lejos de desaparecer, la OTAN mantuvo sus funciones como alianza militar, ampliando su potencial radio de accién ¢ incorporando progresivamente a buena parte de los antiguos paises satélites de In URSS, pero no a la nueva Rusia. Al tiempo, el ejéreito cestadounidense se convirtié en el inico con capacidad efectiva de inter- vencién en cualquier parte del mundo y de control de los océanos, de lo que daban buena cuenta los 296,000 soldados desplegados fuera de sus fronteras en 1996. En el plano politico, Estados Unidos reforad defi influencia en organismos internacionales estratégicos para la gestién del proceso de globalizacién, como el Fondo Monetario Mundial, el Banco ‘Mundial o la Organizacién Mundial del Comercio, eontribuyendo decisi- vamente al triunfo de los postulados neoliberales representados, no por ‘casualidad, por el llamado Consenso de Washington. Al mismo tiempo, du- rante los gobiernos de Yeltsin ejercié una reconocida influencia en el pro- ceso de transicién econémiea y politica en Rusia (a menudo en colabora~ cidn con los organisms citados), propiciando el parcial desmantelamiento del Estado y la répida privatizacién de numerosas empresas publicas, al tiempo que extendia su influencia directa por algunas antiguas repiblicas soviéticas, desde el Béltico y Asia Central, a Georgia y, en cierta medida, Ucrania, Finalmente, en el plano cultural el american way of life y algunos simbolos de la sociedad de consumo norteamericana se globalizaron, egando a ha cerse presentes en lugares hasta entonces inconcebibles como la Plaza Raja de Mosei o la Ciudad Prohibida de Pekin (McDonald's, Starbucks...) Mas alld de la anéedota, el control de buena parte de los principales medios de ‘comunicacién internacionales, asi como de los grupos dominantes en secto- res hoy tan influyentes como el audiovisual o el multimedia, el atractivo de algunas universidades estadounidenses para formar a las élites de nume- rosos paises, ola generalizacién del inglés como lingua franca, tanto en el livamente su habitual ELNUE¥O MAPA GEOPOLITICO DEL MUNDO 201 imbito cientifico como en internet, ejercieron un efecto complementario en cl proceso de difusién desu cultura y sus valores. Esta perspectiva unipolar de un mundo dominado por Estados Unidos dio crigen a diversas propuestas de interpretacién del nuevo mapa geopolitico femergente, Estas pretendieron identificar aquellos Estados de mayor relevan- cia desde un punto de vista geoestratégico, bien por su potencial conversidn en potencias rivales que cuestionasen en un momenta dado esa pnsiciin hogem6- nica, o por padecer una inestabilidad que podria afectar de forma negativa a la seguridad y la paz mundiales. Pueden destacarse dos deellas tanto por su valor intrinseco y la solvencia de sus autores como porque, bservadas con cierta dis- taneia temporal, permiten comprobar la utilidad, pero también las limitaciones de todo anslisis prospectivo. {La primera de ellas es la propuesta por Brzezinski, que en su obra sobre “el ran tablero mundial” planted una visiin geopolitia heredera, en cierto modo, de la de Mackinder, en la ge destaed la necesidad de controlar Eurasia para fssequrar asi el mantenimiento de la hegemonia estadounidense a largo plazo, por tratarse del “mayor eontinente del planeta y su eje geopoltico", que concen: ira alrededor del 75% de la poblacién, mas del 60% cel PNB y hasta un 75% de la produccién energética del mundo. En consecuencia, “la potencia que domine Eurasia podré controlar dos de las tres regiones del mundo més avanzadas y canémicamente mas productivas”. Al mismo tiempo, ese valor estratégico se ve incrementado porque “tadas las potencins nucleares reconocidas excepto una y todas las encubiertas excepto una estan situadas en Eurasia. Las dos aspirantes ids poblados del mundo a la hegemonia regional y a la influencia global son curoasitioos". En ese sentido, ‘el poder euroasidtieo acumulado supera con e ces al estadounidense, pero afortunadamente para los Estados Unidos, Eurasia es demasiado grande como para ser una unidad politica’, legando a la conclu- sidn de que “Eurasia es, por lo tanto, el tablero en el que la lucha por la primacia sigue jugaindase” (Braezinski, 1998: 39-40) [A partir de esta perspectiva, que exige la intervencién selectiva de Estados Unidos en los asuntos euroassticos para orientar posible acciones y alianzas en su favor, al tiempo que impide otras hostiles, Brzezinski propuso la identi- ficacién de un primer grupo de Estados, a los que califes de jugadores geoes tratigicos (figura 4.2a) Se trata de potencias que alinan la disponibilidad de recursos de poder y una presencia activa en las relaciones internacionales, con una voluntad de liderazgo, al menos en determinados émbitos regionales, por lo que tienen eapacidad potencial para provocar un desplazamionto del poder en l continente, Aqui incluyé a Francia y Alemania, como micleo vertebrador de Ja Unién Europea, a una Rusia en proceso de recuperacidn de su potencial y sus ambiciones geopoliticas, una China emergente y enn liderazgo ya en buena par- te de Asia Pacifico, asi como una India en vias de evolucionar hacia una posicin similar en Asia Meridional. Dejé, en cambio, en segundo plano tanto al Reino Unido, por considerar que no tiene opeiones propins de poitiea exterior y conti- 202 RICARDO MENDEZ GUTIERREZ DEL VALLE nda st lento declive, como a Japén, que pese a su eapacidad econsmica y tecno. lgica muestra escaso compromiso politico internacional y debilidad militar, ‘Junto con éstos, un segundo grupo de Estados clave serdin los que denomi- 16 pivotes geopoliticos. Su importancia se deriva, sobre todo, de la posesidn de recursos esenciales como los hidrocarburos,o de su situacién en el mapa geopo- litico del mundo (freno a potencias rivales, vigilancia de grandes rutas mariti- ‘mas...), por lo que su control resulta de especial importaneia para mantener un orden internacional favorable a los intereses estadounidenses y evitar un desplazamiento en Ia balanza del poder que pueda beneficiar a otros jugadores _geoestratéqicos. Todos estos paises se sittian en lo que Spykman denominé en su dia como Rimfand o margen externo de Eurasia, tanto en su margen oecidental (Cerania, Turquia y Azerbayan), como meridional (Iran) u oriental (Corea del Sur) En una perspectiva a medio plazo, Brzezinski consideré la inclusién en este ‘grupo de otros paises asiaticos emplazados en areas de especial importancia ‘como Asia Central (Kazajstn, Uzbekistin), Meridional (Pakistan), u Oriental (Tailandia, Taiwan). No ineluy, en cambio, a pafses que adquirirfan wn especial protagonismo en Ia politica norteamericana de la década posterior ala publica- cidn de su obra, como Afganistan o Irak, La finalidad préctica de este tipo de cartografia geopolitiea se pone de ma- ifiogto sin ambagoe on las palabras de su autor, que resume su propuesta al gobierno estadounidense en materia de politica exterior de un modo que invita 1 la reflexién, a Ia vista de acontecimientos posteriores:“La geoestrategia euroa- sidtiea de los Estados Unidos debe incluir un control resuelto de los Estados dinamicos desde el punto de vista geoestratégico y una cuidadosa gestién de los asuntos catalitieos desde el punto de vista geopoitico, de acuerdo con sus inte. reses gemelos de preservar a corto plazo su poder global tinico y transformarlo a largo plazo en una evoperacién global cada vez més institucionalizada. Para usar una terminologia propia de la era mas brutal de los antiguos imperios, los tres grandes imperativos de la gevestrategia imperial son los de impedir eho- 4ques entre los vasallos y mantener su dependencia en términos de seguridad, ‘mantener a los tributarios obedientes y protegidas, e impedir la unién de los barbaros” (Brzezinski, 1998: 48) Bastante mas esquemitica, pero en cierto modo complementaria, resulta la propuesta hecha por Chase, Hill y Kennedy (1996), que por los mismos aiios y ‘con similares fines identificaron un conjunto de Estados axiales paga los inte reses estratégicos de Estados Unidos, Serian algunos ubicados en regiones del ‘mundo inestables, que por su dimensién tienen un peso especifico significativo en la evolucién del area y actiian en ocasiones como potencias emergentes, pero que se enfrentan a amenazas de desestabilizacidn originadas, sobre todo, por problemas internos: presién demogréfica y migracién masiva, eonflicto interét- nico, crisis econémica y social, debilidad del Bstado y presencia de redes matio sas o terrorists, tensiones separatistas, te V0 MAPA GHOPOLITICO DEL MUNDO 203 Figura 42, Pasesestratégics para el mantenimient dla hagemonia de Estados Unidos. 0) Jugadores gevestratégicos y pivotes geopoliticos segin Brzezinski (1997). SROORES GEDESTRATEGCES VPOTES EOPOLITEDS J gos 3 b) Estados axioles segin Chase, Hill y Kennedy (1996). EI ndimero total de Estados axiales identificados fue, en principio, de nueve, ‘con una distribucién territorial mas dispersa que en el caso anterior (figura 4.2b), al ineluir a México y Brasil en América Latina, a Sudafriea, Argelia y Egipto en el continente africano, ademés de a Turqufa, India, Pakistén e Indo- nesia en Eurasia, En opinién de estos autores, “todos se enfrentan a un futuro 204 RICARDO NENDE? GUTIERREZ DEL. VALLE preeario y su éxito 0 fracaso influirdn poderosamente en el futuro de las éreas cireundantes y afectardn a los intereses norteamericanos” (Chase, Hill y Ken- nedy, 1996: 89). Por ello, en vez de dispersar su atencién y sus recursos en una rmultitud de paises, refleio equivocado de una politica hegeménica poco orienta. da y que, a la larga, sera insostenible, “Estados Unidos debe utilizar todos los recursos a su disposicién para apuntalar la estabilidad de Estados axiales de todo el mundo y esforzarse por impedir el desastre en vez de reaccionar ante él” Ubidem.: 100), Pero esta situacién hegeménica, asi como su aceptacién en las interpreta- ciones sobre la evolucidn del mapa geopolitic, fueron pasajeras. Pese a que en alguna obra reciente, a mitad de camino entre el andlisis riguroso de los hechos ¥ Ia futurologia especulativa, atin se afirma que el siglo XXI sera el siglo esta dounidense, acudiendo a argumentos como los expuestos (Friedman, 2009), son ya bastantes més los que consideran que el momento unipolar (Krauthammer, 1991) fue un periodo breve, ya superado, y que se configura ahora un mundo post-americano (Zakaria, 2008), dominado por Ia coexistencia de un conjunto de potencias regionales, aunque Estados Unidos pueda mantenerse durante cierto tiempo por encima del rest, Auin en plena Guerra Fria, Waltz (1979) ya argument que la unipolaridad estable ya largo plazo no pareeia posible, porque una situacidn de ese tipo eon- duce a la formacién de coaliciones destinadas a limitar el poder de la potencia hegeménica, ademas de no considerarlo tampoco deseable, “porque un poder desoquilibrado representa un peligro, con independencia de quien lo ejerce” (Waltz, 2000: 27), pue’ favorece diferentes formas de abuso. En fechas mucho as recientes, un autor como Bustelo (2010) asocia el final del breve periodo unipolar al auge de las economias emergentes, en especial China ¢ India, el deteriora de Ia imagen de Estados Unidos por el unilateralismo del gobierno Bush y su desprecio a Ia legalidad internacional, junto a la crisis financiera que estall6 en 2007, con epicentro en Estados Unidos. A lo largo de las tres décadas que median entre estas dos obras, son muchos los argumentos utiliza dos para justificar una tendencia hacia la multipolaridad que eada vez genera un mayor acuerdo, si bien su geometria resulta bastante variable segin los autores, Pueden ahora resumirse los principales modelos interpretativos que se han ssucedido en estos aitos, aunque centrando Ia atencién en el que suscita hoy ma- yor consenso, para luego plantear una integracién de algunas de esas jdeas en una propuesta interpretativa algo mds ompleja sobre a estructura del sistema 4) Del mundo dual al poder de la Triada Para algunos anélisis estructuralistas que toman la evolucién de la econo- ‘mia-mundo capitalista como base para la interpretacién del sistema mundial, y ELNUBVO MAPA GEOPOLITICO DEL MUNDO 205 la evolucin de las ultimas décadas ha intensificado un proceso de dualizaci6n entre un Norte desarrollado, prospero, democratic y estabilizado, asimilable a Jo que Fukuyama (1992) califieé como sociedades posthistorcas, frente a un Sur ‘ai sumido en el subdesarrllo, en el que la crisis econdmiea y socal tiene su reflejo en la fragilidad de los Estados y la multiplicacion de confictos. Basada en esa oposicién entre onden y cans, la llamada feorfa de las clases mundiales (Taslor, 1993) hizo hincapié en la profundizacié de esa fractura, en las relacio- nes de dominacién econémica, teenolégica, militar y cultural que Ia sostienen y ‘en las previsibles tensiones que se derivarsin de ese desequilibrio en el futuro préximo, en aspectos como el control de los recursos naturales estratégicos o de Ja inmigracion, entre otros No parece que la atencién prestada a este tipo de planteamientos haya sido excesiva, pues predomina la idea de que “una guerra internacional de cases en- tre el Sur pobre el Norte reo est casi tan alejada de Ia realidad como un tnico ‘mundo armonioso y feliz" (Huntington, 1997: 35) No obstante, inci sobre los profundos contrastes socioeconémieos actuales tiene evidentes repercusiones en 1 plano geopoltico, pues tal situacién es factor clave de Ia inestabilidad eréniea {que padecen numerasos Estados de! mundo, alimenta movimientos radicales ¥y progresivamente violentos de rechazo a Estados Unidos y, por extensidn, a Occidente , en un momento dado, podria ser instrumentalizada en su favor por alguna potencia emergente que hiciese suyas tales reivindicaciones para ‘cuestionar el statu quo, lo que no ha ocurrido hasta el momento pero no resulta descartable Una segunda perspectiva, que aleanz6 mayor difusin, fue la relativa ala aparicién de una Trieda, idea propuesta inicialmente por Kenichi Ohmae (1985), para interpretar la nueva geografia econémica asoeiada al proceso de globali- zacién, pero que se trasladé de inmediato al plano geopoltico. Su argumento central radica en la afirmacién de que el poder econémico ha inerementado 51 tradicional importancia como factor determinante de la posicién internacional de los Estados, por lo que la primacia mundial sera resultado del éxito aleanza- doen la competencia econémica. Sobre ese supuesto economicista, la evidencia de que el poder econémico en Ja década final del siglo XX aparecia fuertemente concentrado en Estados Uni- dos, la Unin Buropea y Japén, llevé a la consideracidn de que estas tres reas se configuraban como ncleo reetor de las relacones internacionales a partir de ese momento, Numerosos datos disponibles a mediados de esa década no hicieron sino aportar evidencia empirica a una tesis en que la geoeconomia pri- maba de forma evidente sobre la geopolitica. Asi debe interpretarse el hecho de ‘gue, con tan sélo un 14% de la poblacién mundial sobre el 17% de la superficie continental, os paises de la Triada concentraban el 73% del PNB, el 77% de la produccin industrial, un 80% del comercio internacional y casi el 90% de los fiujos de capital que atravesaban las fronteras interestatales, siendo sede de 95 de ls 100 mayores empresas transnacionales. 206 RICARDO MENDEz GUTIERREZ. VALS Pirecia evidente que si al como afirmaba Thurow (1992), las guerras del fu turo se convertirian en guerras eeondmicas, buena parte de sus generales y sus estados mayores se localizarfan en ess tres polos, que afirmaban su posicién da- minante a partir desu clevado nivel de desarrollo cientiio tecnoldgico, unos sistemas productivos eficientes, unas redes comerciales de alcance mundial unos reeursos humanos eualificados. Ante esa innegable primacia, las restantes rogiones y Bstados del mundo parecfan eondenadas a una posicin subordinada 5 dependiente, ineapaces de aleanzar una ventaja competitiva en estos compo. hnentes eentrales del nuevo poder. Mientras en algunas interpretaciones se resaltaba la posiisn de ventaja de aque atin gozaba Estados Unidos, a pesar de su retroceso relativo desde los aos achenta atras como la de propio Thurow consideraron que las mayores posibl. dades de éxito faturo corresponderian a la Union Buropea si conseguia una ple. na integracién econémiea y frenaba los riesgos de fragmentacién inherentes a sus sucesivas ampliaciones,legando a airmaciones arriesgadas eomo la de que “tos historiadores del futuro observarén que el siglo XXI pertenecié a la Casa Europa” (Thurow, 1992: 300). Pero fueron mis frecuentes las que, deslumbradas por el rapido progreso teenolGgico y econdmico de Jupén en ess aos, apostaron or una ereciente primaefa japonesa en el contesto de una nueva era del Pacifico «que parecia dibujarse con el eambio de siglo (Ishimara, 1991) En todos los casos, se considers también como probable la tondoneia a con solidar unas esferas de influencia a semejanza de las panregiones globales pro- puestas por la geopolticaalemana de los ails treinta del pasado siglo, con Es- {ados Unidos dominando su continente, Japdn la margen asitica del Pacifico, y 1a Unién Europes haciéndo lo propio con Europa Oriental y Africa, quedando el resto en una situacién menos definida, La referencia a la Triada se ha mantenido vigente hasta la actualidad, pero se ha modifcado la identifcacién del tercer vértice de poder, que ha dejado de ser Japén en benefcio de Chine o, en algunas interpretaciones, el tandem formado por ambos paises, englobados en una genérica referencia al Asia del Pacifico, asociacién que en términos geoeeonsmicos tiene mas sentido que en términos geopolitics. Las razones para esa sustitucién resultan obvias: desde finales del pasado siglo, el débil crecimiento eeondmicojaponés se contrapusa a las espectacularestasas de China, que hoy representa alrededor del 8% del PNB, ‘mundial (hasta el 12% en paridad de poder adquisitivo),equiparandase ya a su rival asiatioo; el potencial militar, demogesfico y territorial chino es también ‘muy superior, eon una amplia difusién de su cultura (sobre todo através de la 4idspora china en todo el mundo) y una influencia internacional ereciente, po tencialidades de las que carece Japen, Este tipo de interpretacién, que ha ganado adeptos en los tltimos aos, re- sulta ya uno de los argumentos centrales en una obra reciente que ha gozado de ampliadifusién, como es lade Khanna sobre lo que denomina el segundo mun do, Segiin sus propias palabras, “el mapa de las superpotencias mundiales se . 8 207 "EVO MAPA GEOPOLITICO DEL MUNDO ‘std reequilibrando, pero sin un tinico centro. Al disputar la posieidn de Estados Unidos en lajerarquia mundial y procurarse aliados y lealtades en todo el mun- do, la Unin Europea y China han inieiado un giro palpable hacia el estableci- miento de tres centros de influencia relativamente equivalentes: Washington, Bruselas y Pekin” (Khanna, 2008: 29-30), En ese sentido, los tres compiten ya por crear esferas de influencia, tanto para asegurarse el necesario suministro de materias primas y energia o ampliar los smercados para sus empresas, como en materia de seguridad on el plano cultural. Pero la aportacién ms original de este autor consiste en sefalar que,en el actual mundo glabalizado, esas esferas ya no son tan sélo hemisférieas y mas o menos es- tables, sino que la rivalidad tiende a crecer en un conjunto heterogénco de paises, que son los agrupadas bajo el discutibleealificativo de segundo mundo. No se trata ya de identificar as, tal como en su dia hizo Alfred Sauvy, a los Estados integrantes del bloque comunista, sino a aquellos integrados entre el primero y el tereer mundo, fuertemente dualizados, por lo que en su interior coexisten areas de prosperidad y estabilidad con otras de pobreza y eonflicto ‘Aunque evita una delimitacién precisa, en este conjunto identifica algunas re- somes y paises coneretos: Periferia oriental de la Unidn Buropea (Balcanes, Tur- quia y Cucaso), Asia Central (repiiblicas exsoviéticas, ademas de Afganistan ¥ Pakistén), mundo islsmico (Magreb, Mashrek, Egipto y paises del golfo Pérsico), Sudeste asidticu (Malasia, Indonesia, Myanar, Tailania y Vietnam) y Latin: américa (México, Venezuela, Colombia, Brasil, Chile y Argentina) Tal como habia planteado en la década anterior Brzezinski con relacién a los pivotes geopoliticos desde una perspectiva unipolar estadounidense, Khanna repite ahora un argumento similar, airmando que éstos “son los Estados clave, que determinarén el equilibrio de poder en el siglo XXI entre los tres principales imperios del mundo* Ubidem.: 24). No abstante, si bien en el terreno econémico los intereses conjuntos de estos tres polos de poder favorecen su coordinacién, no debe olvidarse la existencia de inevitables tensiones, pues “la politica inspira su ruptura, debido ala diversidad de sus intereses nacionales y de sus culturas politicas” (Amin, 2005: 26), aspectos destacados eon mayor insistencia por otras, visiones sobre la multipolaridad que incorporan actores no considerados hasta el momento, ©) Otras geometrias de la multipolaridad La estructura eambiante del sistema mundial ha dado origen a diferentes pe- riodos en que los asuntos internacionales se dirimieron entre un niimero relati- vamente elevado de grandes potencias, que tradujeron su rivalidad en el ambito iplomatico mediante negociaciones, acuerdos y alianzas, 0 bien mediante en- frentamientos armados. Para un nimero cada vez mayor de analistas, el periodo posterior al cambio de siglo paroce orientarse a consolidar una estructura de ese tipo, ealificada de forma genérica como multipolar. Esa situacion, que conlleva la 208, RICARDO MENDEZ GUTIERREZ DRL VALLE desapariciin de la idea de superpotencia y puede estar plenamente vigente en el transeurso de una generacién, supondra que diversas potencias con un poder ‘equiparable compitan y colaboren en una situacién préxima a la del equilibria. de poder, al menos durante un tiempo, ‘Ya en os inicios del periodo actual, Henry Kissinger seialé que, pese a la apariencia temporal de hegemonia, el poder estadounidense —tanto militar ‘como econémico— tendia a reducirse en términos relativos ante el surgimiento de potencias emergentes, si bien atin habrian de pasar algunas décadas para que esa situacién llegase a consolidarse. Por ese motivo, sein su opinién, "en Jas relaciones entre Estados ol nuevo orden se parecera més al sistema de Es tados europeos de los siglos XVIII y XIX que a las rgidas pautas de la Guerra ‘Fria. Habri al menos seis grandes potencias: los Bstados Unidos, Europa, Chi ‘a, Japon, Rusia y,probablemente, la India, asi eomo toda una plévade de paises de mediano tamano y mis pequetios (Kissinger, 1998: 19), Bn ese ambiente de mayor equilibrio, el orden sera resultado de acuerdos entre intereses en competencia. Por ello recomendaba una politica selectiva de alianzas que evtase el control de las mangenes occidental y oriental de Eurasia Por una sola potencia,situacién que pondria en riesgo la posicién de Kstados Unidos como primus inter pares (bidem.: 1211), tras obras de referencia en la pasada década, como la del choque de civilize ‘iones de Huntington (1997), también legaron a conclusiones vas iditicas en tn dentifcaciin de una pentarquéa, compuesta en este caso por Ios Estados ide. res de las cinco principales eivilizaciones —con su correspondiente soft power a falta de uno defnido en el easo del Islam: Bstados Unidos (cvilizacion occi. dental), Rusia (ortodoxa), China (siniea), Japon Gaponesa) y la India (hind) En este caso, a identificacin de Europa con la cvilizacién occidental liderada por Estados Unidos eliminaba su presencia dentro de este conjunto de polos de decisién e influencia, En los dltimos afos, las referencias a Ia multipolaridad se han multiplicado hasta convertirseen una opinién dominante en la interpretacin dela situacidn presente x sobre todo, futura del sistema mundial, Al mismo tiempo, algunos hhochos avalan esta tendencia y permiten imaginar un cambio de posieiones en- tre los principales jugadores que operan en el tablero mundial. Bs el caso de la ereciente importancia que parece concederse a cumbres como las del G-8 6 G-20, -rupo este tltimo al que se acudié en 2008 para hacer frente de forma coordi nada a la profunda crisis financiera internacional y que representa a los paises que coneentran el 65% de la poblacin y hasta el 90% de la riqueza mundial, Pero atin cobra mayor significado la primera reunién de jefes de Estado de los Mamados BRICs (Brasil, Rusia, India y China, celebrada en 2009, que viene 4 cuestionar de heeho el secular dominio de Oecidente y abrir nuevos foros de colaboracidn para las potencias emergentes, aunque ain esta por demostrar si capacidad de consolidacin futura ante las diferencias actuales y Ia ereciente competencia que parece establocerse entre algunas de ellas ELNUEVO MAPA GEOPOLITICO DEL MUNDO 209 sideran algunos indicadores La tabla 4.1 pone de manifiesto que, si se consideran algu clomentales del poder manifesto o hard power de los Estados, las cinco grandes potencias més citadas en Ia mayoria de estudios sobre la multipolaridad actual aman algo més de un trio de la poblacin del mundo (36,6), pero cs res i 6 Yuna proporeién ligeramente inferior ‘uartas partes de la produccién (74,0%) y una propor (72.6%) del gasto militar, sunque la persistencia dle notorias diferencias entre ellas es otra earacteristica que no debe pasar desapereibida para matizar una pretend tendenia al eulirn que a et lejos de haberse produce, mientras no se discute la per- Fruto de esas diferencias es el hecho de que, mientras no se tenencia de Estados Unidos a ese seleeto grupo y, en la actualidad, también se acepia de forma generalirada la inchs de China y de una Rosia que ree ra parte desu infivencia tras el marasmo dela transiién, integrantes de lo res controversias sobre los restantes actores. En el caso de la Unién Europea, aunque no se pane on dud su potencalecondmicn,teeoligic 0 demogrtin adem de una elevad dsis de sft power liga a su ilvencia cultura, al modelo de benestar que fe apa de constui, as om a su mayor eompromi 60 relativo en asuntos como la ayuda al desarol, ol exigenen de controes frente al cambio cmc, su falta de cohesin interna y su icapacidad pa poner en marcha una politica exterior y de defensn consistent provoca dudas fate lo adeeuado de aplicarle el concepta de gran potenca, como sise tratase de tan Unieo actor Respect a Japén, lo que hace apenas dos déeadas parecia seu ascenso imparable eindiseutido a ese estatus se ha debilitado por su prolongado estancamientoeconimicy en tanto su reducido tamao a fala esi absolute de recursos naturales lnitad gasto militar o su eseaso protagonism en ls fsuntos internacionales Hegan a poner en cuestién esa funcién e, incluso, influeneia regional frente al coloso chino. Por Ultimo, la India siempre aparece situada en el filo de a navaja ante la evidenea de sus importantes debiidades y dlesigualdades internas, en contraste con su indudable crecimiento y dimensi6n; fen el caso de incorporarla, el peso especifico de las grandes potencias aumenta de forma considerable en el plano demogrstico (54 2% del total mundial), si bien mucho menos en los planos eeonémieo (76,1%) y militar (72,6%. “Tabla 44.Un mundo multipolar: principales indcadores en 208 [Gece Faint) | Penn | Sabri a | Eas or 16 a ne 7 a | me 189 Unie Eves a a 20 Pa a | 3 é a {agen 2 2 rsa | 8 _ i omental i Fuse: Nacionts Unis, anc und, SPR yeaboracin propa, v 210» RICARDO MENDEY. GUTIERREZ, DEL VALLE ‘La perspectiva de un mundo multipolar pone en evidencia Ia inadecuaciin del actual marco institucional para regular unas relaciones internacionales con luna estructura de poder més compleja; al mismo tiempo, no deja de susctar controversias respecto a sus posibles efectos sobre In paz y la estabilidad de] sistema, Con relacién ala primera de esas cuestiones, Naciones Unidas se enfrenta a ‘una notoria pérdida de su capacidad para construir una verdadera comunidad internacional. Si bien suele aceptarse el éxito, al menos parcial, de algunas de ‘us organizaciones e iniciativas en émbitos como la accién humanitaria, la pro. ‘mocidn del desarrollo la pacificacin de ciertos territorios, ola organizacién de conferencias internacionales y la firma de acuerdos sobre temticas importantes Para el futuro del mundo, su relovancia politica resulta mucho mas diseutible En ese sentido, la organizacién se ha visto supeditada con excesiva frecuen- cia a Ios intereses de las grandes potencias, que han pretendido orientar sus resoluciones y acciones en fancién de sus propios abjetivos, dejéndola de lado cuando no resultaba itil a esos efectos. Fue ol caso de la politica unilateral de Estados Unidos durante buena parte de estas dos décadas, que llegé a su maxi. ‘mo exponente durante el mandato de George W. Bush; pero lo es también ahora, cuando el multilateralismo conduce a dar protagonismo a otros foros que, coma el ya mencionado G-20, suplantan algunas funciones que en principio corres. onderian a ta ONU, ante la patente incapacidad para cumplielas por parte de tun Consejo de Seguridad heredado de la Guerra Fria y cada vez mas alejado de | actual distribucign del poder. Lejos de constituirse en Ia base de un futuro ‘gobierno mundial en.un mareo multipolar, se convierte cada voz més en lugar de reuniones, consultés y declaraciones, que sirve como caja de resonancia, pero on una escasa eapacidad de accién en los asuntos clave, que sus crecientes lnm taciones presupuestarias pueden agravar. Respecto al segundo asunto, son numerosas las interpretaciones que, toman- «do como base Ia experiencia histérica conocida, muestran cierta cautela, cuando ‘no pesimismo, respecto a esos posibles efectos por considerar que un sistema ‘con mayor niimero de jugadores es también mds inestable. Esa es la opinién de los enfoques neorrealistas, recogidos por Kegley y Raymond cuando apuntan que “es posible que una nueva distribucidn multipolar del poder desemboque en una renovada lucha por la supremacia que termine con el periodo de paz ‘mais duradero de la historia moderna”, al menos por lo que concierne a las gran- des potencias. Segiin esta perspectiva, “mais tarde 0 mas temprano, todos los sistemas multipolares han eolapsado cuando una 0 mas de las potencias més poderosas ha expresado su insatisfaccién con el régimen y la jerarqula existente pprocurando, por todos los medios a su aleance, derribar el statu quo” (Keglev ¥ Raymond, 2008: 41-42), Pero, tal como ocurre a menudo, existen también numerosos contraejemplos que cuestionan el supuesto de que la concentracién del poder en una potencia hhegeménica resulta més apropinda para preservar la paz que su difusién, El v ELNUEVO MAPA GEOPOLITICO DEL. UNDO aun cho de que muchos de quienes alertan sobre los riesgos de un poder mas equi redo sean dfensoresitassados doa suprerafaetadounange dab ai sar sobre el sentido de tales andlisis. El ejemplo que ofrece el Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, que en un informe sobre las perspectivas del mundo para el afi 2025 incde en la idea de que “hstoricamente ls sistemas multipolares han sido mas inestables que los bipolares o unipolares’, por lo que “Tos priximos veinte aios de transiciin hacia un nuevo sistema estén lenos de +iesgos”, sin poder descartar “un escenario parecido al del siglo XIX, de carreras de armamentos, expansiones terrtoriales y rivalidades militares” (National In- telligence Council, 2008: VI), resulta un buen exponente de esos recelos Por el contrario, algunos argumentos més optimistas piensan que un mundo multipolar e& mls prodive el pat y al acuerdo para mantener equibrioe de ver, forzando a relaciones mas flexibles y de mayor colaboracién en cuestiones, Us interés contin como el conercio, as faanvas la seguridad wo enfvontadas necesariamente a juegos de summa cero en donde cada ganancia de un jugador sea vista como una pérdida por el resto. En tal sentido, tal eomo defienden los autores ya citados, “Ia presencia o ausencia de multipolaridad no inerementa 0 disminuye, por si misma, la probabilidad de guerra” (Kegley y Raymond, 2008: = la reduccion d Puede afirmarse, por tanto, que otros muchos aspectos como la reduccién de In vinlncia evtractaral ania a stuacioes de deviguelad e injsticie, po litieas prudentes y de carécter multilateral por parte de las grandes potencias, apace de hase ds cmpatibes ls ntrebspropie con ls dl sistema on 2 conjunto, aceptando la vigencia de normas ¢insttuciones internacionales regu- Indors,resultan mds deferminantes en la construocén de una paz verdadera que el mimero de grandes potencias. Los riesgos para la paz se derivan mas de los obstaculos que, debido a las actuales tendencias dominantes en la globali- zacién, frenan la construecién de un mundo més eooperativo, que del fin de la bipolaridad, Ia progresiva pérdida de hegemonia por parte de Estados Unidos 0 Ja consolidacién de nuevos actores estatales. Pero antes de finalizar con una breve caracterizacin de éstos, resulta conve- niente reviser estos esquemas interpretativos para explorar otros que pueden Aportar mayor preeisin en la deseripciin y comprensién del actual mapa geopo- itico del munde, @) Jerarquia del poder y estructura del sistema mundial Los esquemas clasiens sobre polaridad que acaban de comentarse se enfren: tan, como toda modelizacin de Ia realidad, al riesgo de simplificacin excesiva, Esto se debe, tanto a eonsiderar tan sélo dos categorias de Estados para repre- sentar la gran variedad de situaciones existente, como a fijar la atencidn en un redueido niimero de grandes potencias, eonvertidas en protagonistas clave del ‘mapa geopolitic.

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