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LOS INCAS Y SU TERRITORIO

Para los incas, su país se dividía en 4 provincias o cuadrantes delimitados por 2 líneas cruzadas en
el centro como se muestra en el mapa (Sección MAPAS en Conoce más sobre las culturas
indígenas). En el lugar donde estas líneas se unían, estaba la capital del país: Cuzco.
Según la tradición, la historia comenzaba en la provincia Norte, donde vivía la primera humanidad
descendiente de Uiracocha. Ellos no sabían hacer ropa, ni casas, ni ceremonias. Cuando se
extinguieron, en la provincia del Este nació la gente Uari, que aprendió a construir andenes y acequias
para sembrar e irrigar sus chagras. En la tercera edad, en la provincia del Sur apareció la gente
Purun, que dominaba el arte de hacer casas en piedra y de amojonar las tierras. En la cuarta edad
nacieron, en la provincia del Oeste, los aucas, quienes desarrollaron el poder militar, y la sociedad se
organizó jerárquicamente. Finalmente, aparecieron los Incas en el centro, en la región de la
ciudad del Cuzco, capital y ombligo del mundo, donde se consolidó el poder en la quinta edad.
En esa quinta edad el Imperio inca abarcó su mayor extensión y ocupó toda la zona andina: desde el
sur de Colombia —incluyendo el Valle de Sibundoy— hasta los actuales Ecuador, Perú, Bolivia y
norte de Chile. Fue tan grande como el Imperio romano en su máximo apogeo.
El Imperio llegó a tener unos 15 millones de personas. La ciudad de Cuzco fue el centro del
Gobierno. Una gran red de caminos permitía asegurar los movimientos de la población, la distribución
de alimentos y el control administrativo. Su organización económica se basó en un sofisticado
sistema de siembra en terrazas, con canales de irrigación y pastoreo en las alturas.
En el mapa se puede observar cómo estaba conformado el llamado Tawantinsuyo, es decir, el Imperio
incaico, y sus cuatro provincias. Incluidos en el mapa están los nombres de los cuatro gobernantes.

b
Tipos de vestimenta de los incas: hombre y mujer
Para continuar con esta lección sobre la vestimenta de los incas
debemos hablar sobre los distintos ropajes de esta civilización, diciendo
los principales elementos característicos de cada uno de los distintos
grupos de estas culturas. Debemos entender que la vestimenta de los
nobles no era la misma que la de las clases bajas y, por ello, es
interesante ver cómo variaba dependiendo de las circunstancias.
El emperador
La ropa del emperador de los incas era usada una sola vez, por lo
que tras su único uso, la ropa era quemada y sustituida por otra. El
emperador de los incas vestía con un sombrero adornado con plumas y
elementos dorados, un abrigo cubierto de joyas y piezas de turquesas,
decoraciones de oro como los aros de sus oídos o los brazaletes, y su
calzado era del cuero de mejor calidad.
Oficiales incas
Los oficiales incas tenían la tradición de decorar sus túnicas con
distintos elementos, ya que se consideraba que era una forma de mostrar
mediante su ropa que poseían un cargo superior al resto de la población
inca. Se piensa que los distintos tipos de decoración dependen del cargo
que tuviera el oficial.
Nobles incas
Se podría decir que la ropa de los nobles era semejante a la de
emperador, pero en rangos más bajos. Sus túnicas eran fabricadas con
textiles de la mejor calidad, e iban decoradas con numerosas piedras
preciosas de distintos tipos. El sombrero utilizado estaba fabricado
con plumas, las cuales eran sacadas de un pájaro usado tan solo para
eso.
Hombres incas
Los hombres incas, de forma general, usaban túnicas sin mangas que
se abrían por la parte de abajo, mientras que a su espalda portaban
una gran capa. Los colores de la ropa dependían de la importancia del
hombre dentro de la jerarquía social, siendo los colores más estridentes
de las personas más importantes. Usaban sandalias y un pequeño bolso
para llevar cosas importantes.
Mujeres incas
Las mujeres incas vestían un vestido único en el que se juntaban blusa
y falda. La decoración en su ropa era muy semejante al del hombre, al
igual que los elementos de joyas y demás.

La lengua de los incas conquista el espacio


académico
El quechua es una lengua hablada en siete países por más de 10 millones de personas. Sin
embargo, a lo largo de la historia se ha minimizado su riqueza y se le había relegado en los
ámbitos universitarios y académicos al considerarlo un idioma ágrafo, o incluso folclórico.
Afortunadamente, esta situación ha dado un giro a partir de la presentación de la primera
tesis doctoral en quechua, sustentada por una cusqueña de las comunidades runas de
Perú, el país donde vive casi el 40% de los hablantes de esa lengua.
Organización política y social

Los incas gobernaron sobre múltiples culturas y etnias que en


muchos casos poseían una trayectoria más larga en el tiempo
que los propios incas. Desde la capital Cuzco, el "ombligo del
mundo" en idioma quechua, el dominio incaico se extendió
hacia los cuatro puntos cardinales. El imperio se denominó
Tahuantinsuyo que significa "las cuatro regiones que se
integran" y que eran: Chinchasuyo al norte, Cuntisuyo al
oeste, Collasuyo al sur y Antisuyo al este en relación al Cuzco.

La jerarquía de mando del Tahuantinsuyo era muy


rígida y vertical, pues el denominado Sapa Inca era
quien tomaba las decisiones, secundado por los cuatro
suyuyoc-apu (jefes de cada uno de los cuatro suyos)
que residían en la capital. Otros consejeros asesoraban
al Sapa Inca en materia judicial, militar o religiosa, además de un grupo de
funcionarios que, en su calidad de veedores generales del Incario, se
desplazaban por todo el imperio informando al Sapa Inca de cuanto sucedía.
El Sapa Inca gozaba de todas las comodidades imaginables y su figura era
respetada y venerada por todos. Entre sus privilegios también estaba el de
poder elegir a sus mujeres entre las escogidas para tales fines.

Cada suyo estaba dividido en provincias o huamani,


cuyos límites coincidían a menudo con las fronteras
étnico-políticas preincaicas y eran encabezados por los
apo o jefes. Los huamani se descomponían a su vez en
sectores o sayas al frente de las cuales estaban los
tocricoc o gobernadores. Por último, las sayas se constituían a partir de un
número variable de ayllus, el núcleo social básico andino al cual nos
referiremos más adelante, donde la autoridad era ejercida por los curacas o
caciques.

En la administración del Tahuantinsuyo hay que destacar


el funcionamiento de dos principios básicos: la
reciprocidad y la redistribución. La reciprocidad, de una
existencia anterior al dominio inca, era un mecanismo que
operaba al interior de las aldeas y comunidades,
permitiendo la ayuda mutua, la cooperación y la regulación
de los intercambios. Así por ejemplo, las labores agrícolas
eran ejecutadas por todos los miembros de un ayllu en virtud de los lazos de
reciprocidad vigentes, y el producto del trabajo era repartido también entre
todos.

El dominio inca modificó en parte esta situación, al


exigir a las comunidades la entrega de cierta
cantidad de su producción (agrícola, textil,
metalúrgica, etc.) al imperio y a los almacenes del
Tahuantinsuyo. Sin embargo, los funcionarios incas abastecían a los ayllus
con mercaderías obtenidas de otras latitudes, a cambio de la producción
local. Eso es lo que se llama redistribución, donde la figura del curaca
cobraba una especial importancia al constituirse en intermediario entre la
reciprocidad comunal y la redistribución estatal.

En cuanto a la estratificación social el


ámbito andino se presentaba como un
mosaico de diversos caciques y curacas,
agrupados bajo la hegemonía de jefes de
mayor rango. Bajo el dominio incaico este
esquema varió, ya que los jefes
principales aceptaron la preeminencia del
Sapa Inca y reconocieron el nuevo
ordenamiento estatal. Este grupo de
señores regionales, a los que se
agregaban los mayores funcionarios del
imperio, los sacerdotes y algunos
mercaderes, conformaban la élite del
Tahuantinsuyo. Se distinguían de los
demás por el uso de llamativos aros, por
lo cual recibieron el nombre de "orejones",
cuando arribaron los españoles.
El pueblo, por su parte, estaba constituido por una
serie de grupos que desempeñaban distintas
funciones. Ahí se ubicaban los artesanos; los hatun
runas, que eran la gran masa campesina; los
mitmaq, súbditos trasladados por los incas para
colonizar zonas conflictivas dentro del imperio; los
pescadores y, finalmente, los yanas quienes eran
utilizados como servidores personales de la élite. El
pueblo y la élite se vinculaban a través de los
curacas locales y la burocracia estatal.

El ayllu era la unidad básica de toda la


organización social, cuyos miembros
reconocían antepasados comunes, aunque
no constituían ni un clan ni un linaje. Cada
ayllu, formado por aproximadamente cien
familias encabezadas por un curaca, poseía
tierras comunales que eran trabajadas por
todos sus integrantes. Las familias tenían,
asimismo, una porción de tierra (tupu), para
satisfacer sus necesidades. A partir del
dominio incaico, los ayllus también debieron
cultivar tierras para el Sol (religión) y para el
Inca (estado). La familia, formada por la
pareja y sus hijos solteros, era, en síntesis,
una unidad de producción y de consumo
dentro de la cual se establecía la división
del trabajo.

Incas: Economía
“El trabajo de la tierra”. Ilustración de Felipe Guamán Poma de Ayala.

El desarrollo de las civilizaciones andinas preincaicas tuvo en la


agricultura al principal de sus soportes. Se trató de un proceso que
implicó descubrimientos y experimentaciones que al cabo de siglos
legó, para las siguientes generaciones, un conocimiento
extraordinario sobre suelos, fertilizantes, cultivos, herramientas de
trabajo y formas de riego que resultó asombrosamente eficaz.

Los estudios arqueológicos permitieron documentar que hacia el


7.000 a.C., en el Callejón de Huaylas, actual departamento
peruano de Ancash, se desarrollaron los primeros cultivos en torno
al fréjol y el ají, para luego extenderse a una enorme variedad de
cereales y frutos que se diseminaron por toda la región andina.

Pero la agricultura no podría haber evolucionado y diversificado


sin contar con la seguridad de una irrigación constante, más tratándose de una geografía con importantes
sectores secos y períodos sin lluvias. Todo el ingenio de las culturas preincaicas tuvo como objetivo garantizar
el fluido de agua, por lo que idearon y construyeron notables obras de ingeniería hídrica, como canales,
acueductos y represas que aseguraron una producción a gran escala.
Actividades económicas propias de los incas

En el Imperio incaico, no se utilizó la moneda, ni tampoco eran comunes los mercados, el comercio no fue
imperante ni necesario, el poco que se practicaba se hacía mediante la modalidad del trueque. Las actividades
económicas más importantes fueron la agricultura, ganadería y pesca. La artesanía era una actividad
económica secundaria, las principales artesanías de los incas eran la cerámica, los tejidos y la orfebrería.

La agricultura
"Recolección de la papa". La papa fue el principal producto agrícola, con ella preparaban
diversos platos. Ilustración de Felipe Guamán Poma de Ayala.

La base de la economía incaica fue la agricultura, se deduce que los incas


cultivaron cerca de setenta especies vegetales, entre ellas, papas, camotes,
maíz, ajíes, algodón, tomate, maní, oca, mashua, olluco, quinua, cañihua,
quihuicha, fréjol, zapallo, y guayaba. En las zonas altas de los Andes se
cultivaron y cosecharon hasta 200 especies de papa, que se diferenciaban
por el color y el tamaño. En las tierras correspondientes a la selva alta,
también sembraron la coca.

El desarrollo agrícola se basó en el aprovechamiento de las tierras y un


sistema de riego que permitió satisfacer las necesidades alimentarias del
conjunto de la comunidad y lograr excedentes suficientes para establecer
convenientes intercambios con pueblos vecinos.

Había dos estaciones principales en el año para la explotación agrícola: la primera era la estación de las lluvias,
que se prolongaba entre octubre y mayo; la segunda, la estación seca, de junio a septiembre. Sobre la base de
estas dos estaciones, los incas tenían un estricto diseño de trabajo de siembra, cosecha y labran za. Por
ejemplo, agosto era el mes para arar la tierra, y se iniciaba con una festividad en la que participaban los nobles
y la población campesina.

“El cultivo del maíz”. Al maíz se le atribuía origen divino y, de hecho, estaba reservado para los sectores próximos al Inca. La mazorca, sin
embargo, era almacenada para épocas de escasez.

Característica de los incas fue una producción notable, al grado que los historiadores coinciden en que fue un
pueblo que no padeció los males del hambre. Por depender fundamentalmente de la agricultura, los incas
supieron aprovechar al máximo las características de la geografía que habitaban, logrando superar tanto
inclemencias climáticas como el carácter accidentado del terreno.

Para ello, se encargaron de adaptar a su realidad diversas técnicas ya desarrolladas por otras culturas andinas
e inventar otras nuevas. Así pudieron llevar a cabo el trabajo agrario en la costa, la sierra y la selva, cubriendo
las necesidades de las poblaciones que se encontraban en las tres áreas.
Esta posibilidad se basó también en la interconexión de todas las regiones a
través de una vasta red de carreteras y la buena administración de la
producción, basada en un sistema de almacenamiento y distribución
sumamente eficiente e igualitario.

Los productos alimenticios eran almacenados en depósitos llamados qollqa,


que fueron construidos en todo el imperio, típicamente dispuestos en hileras
y cerca de centros poblados, grandes haciendas y estaciones en la carretera.
Los funcionarios estatales “quipucamayoc” (especie de contadores)
mantenían cuentas minuciosas de sus provisiones utilizando el quipu, un
sistema de contabilidad mediante cuerdas y nudos.

Almacenamiento de provisiones vigilado por el curaca y el quipucamayoc.

La ganadería

La ganadería era un elemento básico en la economía de los incas, y, al igual que la tierra, los rebaños eran
propiedad del estado. Cada comunidad poseía un cierto número de animales, que debía cuidar y atender y
cuyos productos debía entregar al estado en su totalidad. Los incas construyeron corrales para patos y gallinas,
y se dedicaron al pastoreo, sobre todo en las zonas más elevadas, donde domesticaron llamas y alpacas,
camélidos que les daban carne y fibras para sus textiles. También fueron utilizadas otras dos especies de
camélidos sin domesticar: la vicuña y el guanaco. Los guanacos eran cazados mediante los chacos (cacerías
colectivas).

Se consumía la carne de todos los camélidos, pero debido a las prohibiciones que coexistían para su matanza,
su consumo era todo un lujo. Se presume que la población tenía acceso a carne fresca sólo en el ejército o en
ocasiones ceremoniales, cuando se hacía una amplia distribución de los animales sacrificados. En la ganadería
inca se usaron herramientas como: piedras, cuchillos o tumis (cuchillos de piedra y bronce) y sogas que eran
elaboradas por ellos mismos para atrapar las vicuñas, camélidos que solo cazaban para esquilar su lana y que
después dejaban en libertad.

Los camélidos fueron un recurso esencial del


Tahuantinsuyo. El Estado inca se preocupó de
abastecerse tanto de la carne como de la fibra de
estos animales.

Las sociedades costeras

El aprovechamiento de los ricos recur-


sos marítimos permitió a los primeros
habitantes de la región reagruparse en
aldeas cercanas al mar, como
en Chilca y La Paloma. Con el
desarrollo de las civilizaciones, la pesca
constituyó una actividad de notable
especialización que garantizaba la
subsistencia de toda la comunidad. Para los mochicas, civilización preincaica, por ejemplo, el desafío marino
implicó la construcción de pequeñas embarcaciones, los llamados “caballitos de totora” que utilizaron como
eximios pescadores, también construyeron naves guerreras y expedicionarias.

Lo denominaban Mullu o Muyo y ofició de medio de cambio antes de la


llegada del conquistador español. De gran belleza, las valvas de este animal
cumplían otros variados usos como ofrendas para ritos funerarios, ornamen
tación, aplicaciones en joyería, máscaras o pequeñas estatuillas.

La comida era preparada en estufas de piedra o de barro sobre fuego hecho


con madera o estiércol de llama, así que la mayoría de la comida era hervida
o asada. El maíz era cocido en forma de tortitas o tostado, mientras que las
palomitas de maíz se consideraban una indulgencia especial.

Arquitectura Incaica

La arquitectura de la ciudad de Cusco es una de las más importantes en las culturas precolombinas.
Cuenta con técnicas autóctonas y construcciones hechas a base de grandes piedras enlazadas entre
sí, sin ningún tipo de amalgama.

Siendo testigo de grandes historias, la civilización inca tuvo tres tipos de arquitecturas: civil (la piedra
de los 12 ángulos), militar (Sacsayhuamán) y religiosa (Koricancha). Las edificaciones incas feron
construidas en espacios rectangulares, usando materiales como las rocas y adobes.  Estas obras de
arte mantienen un profundo respeto y armonía con el medio ambiente

1. El uso de las vendas: en los hallazgos arqueológicos se encuentra evidencia


del uso de vendas para tratar las heridas abiertas. Los incas no sabían sobre la
existencia de las bacterias, pero estaban conscientes de las mejorías que
mostraban las heridas al ser cubiertas. La sanación era más rápida y el dolor y
“mal aspecto” desaparecían.
2. Uso de la hoja de coca: Eran puestos en las heridas, pero mayormente
masticadas aumentando el flujo de sangre y la absorción del oxígeno. Hoy
sabemos esto fue uno de las tácticas que permitió a los incas vivir mejor en las
alturas nativas (oscilaban entre 2000 y 6000 metros de altura sobre el nivel del
mar).
3. Cura contra la malaria: las personas infectadas con malaria eran tratadas con
una planta llamada cinchona o quina. Se presume que dicha planta combatía la
fiebre (antipirético), el dolor (analgésico) y la infección parasitaria.
4. Cirugía cerebral (craneotomías): te sorprendería saber que los incas eran tan
buenos como los médicos actuales para practicar craneotomías. ¿Cuánta gente
moriría por
esto? Se sabe
que había un
índice de
supervivencia
del 90% tras
“abrir el cráneo
de paciente”.
Había un post-
operatorio
usando las
vendas y
plantas
medicinales

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