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2.

1 CONSTRUCCIONES SOCIALES ASOCIADAS A LAS PERSONAS QUE SE AUTOIDENTIFICAN O SON PERCIBIDAS


COMO SEXUALMENTE DIVERSAS

Los paradigmas sobre la sexualidad se han sostenido sobre la idea de una pareja única para la vida (la monogamia);
la reproducción; la heterosexualidad; la “normalidad de los cuerpos” y en una idea de predominio de lo masculino
sobre lo femenino. Se suma a esto, la influencia de la religión católica contra aquellas prácticas sexuales sin fines
reproductivos, como la masturbación o el coito anal. (Careaga y Cardona, 2015: 27).

En consecuencia, las diversidades de orientaciones sexuales, de género y de características sexuales, han sido
criminalizadas o patologizadas durante muchos siglos. Criminalizar significa clasificar como delito una práctica, un
hecho o una situación. Patologizar significa clasificar como enfermedad una conducta, una condición, o una
característica anatómica o psicológica.

A lo anterior, se suma que la sexualidad ha sido inscrita en lógicas de jerarquización . La “jerarquización sexual”
consiste en considerar que ciertas expresiones de la sexualidad, tales como la heterosexualidad, son concebidas
como “buenas, normales, naturales, bendecidas” en tanto que otras, como las diversidades sexuales, son “malas,
anormales, contra la naturaleza o maldecidas” (CIDH 2015: 41):

- Que un hombre se enamore de una mujer es visto como una sexualidad normal, el coito entre pene y vagina como
el acto sexual exclusivo o más importante, la apariencia de los genitales como prioritaria, por encima del placer o la
sensación sexual. (Karkazis, 2008 citado por CIDH 2015: 41)

Bajo estas lógicas, han sido criminalizadas, prácticas sexuales realizadas consensuadamente entre personas adultas
del mismo sexo. Por ejemplo, en unos países se penalizan el acto sexual y las prácticas sexuales anales, la
diversidad de orientaciones sexuales se califica como antinatural o algunas expresiones de afecto como actos
indecentes. Asimismo, se imponen penas que incluyen la privación de la libertad o las sanciones administrativas
(ILGA, 2017: 88).

- En países como Ecuador, hasta el 1998 estaba penalizada la homosexualidad; en los siguientes términos: “En los
casos de homosexualismo, que no constituyan violación, los dos correos serán reprimidos con reclusión mayor de
cuatro a ocho años”. También persisten ambigüedades discursivas en códigos y leyes que penalizan “actos
inmorales o indeseado” dejando abierta las puertas al castigo penal, como en el caso de Perú.

Es importante anotar que las tradiciones legales de América Latina están influenciadas por el derecho canónico,
por lo que no necesariamente han reflejado toda la deliberación democrática posible y no se han adecuado a las
realidades y expresiones de diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y
características sexuales.

La tradición del derecho canónico sentó las bases de los regímenes de heternormatividad. Organizó unos cánones
de sexualidad en los cuales lo único válido es la heterosexualidad. Estos regímenes crearon una jerarquía moral de
ciudadanos sexuales buenos y malos (Guy 1991; Clark 2001; Prieto 2004, Siedman 2001 citados por Lind y Argüello
2009). Asimismo, crearon formas de opresión sobre el cuerpo, el sexo y el género.

En las primeras décadas del siglo XX, el discurso médico al servicio del campo legal ha sido usado para que a través
del “método científico” se genere un saber especializado sobre el cuerpo, la anatomía, la funcionalidad y la
normalidad (Martín 2013). Lejos de estar al servicio de la salud física y emocional de todas las personas, en relación
a la sexualidad, la medicina ha destinado esfuerzos para generar estándares para clasificar la sexualidad, establecer
lo normal, lo esperado. Pese a la salida de la homosexualidad del catálogo de enfermedades en 1973, los discursos
que atan homosexualidad-enfermedad-anormalidad persisten en el mundo social actual.
Los procesos de democratización, el desarrollo de los estándares de derechos humanos y los estudios sobre las
diversidades sexualidades existentes, han servido paulatinamente para que la sexualidad y sus diversidades sean
descriminalizadas y despatologizadas. Es decir, para que salgan de los códigos penales y de los manuales de
diagnóstico.

- En el año 2018, la Organización Mundial de la Salud eliminó la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-
11), la transexualidad. De esta forma ya no se considera un trastorno mental, sino una condición sexual, un primer
paso para reducir el estigma.

Tanto la inclusión como la eliminación de la homosexualidad y de la transexualidad en el catálogo de


enfermedades, son una muestra de cómo los consensos médicos son una construcción social. La cual se va
adaptando a cada contexto histórico, de acuerdo a la producción científica y el diálogo entre diferentes disciplinas.
Su cambio está influido también por las reivindicaciones que promueven las personas sexualmente diversas. Estos
avances nos permiten comprender mejor la sexualidad humana y su complejidad y a las personas que viven de
formas diversas de la sexualidad, lo que favorece el respeto y la valoración de la diversidad.

Recientemente se ha desarrollado una idea de ciudadanía sexual entendida como “aquella que enuncia, facilita,
defiende y promueve el acceso de [la ciudadanía] al efectivo ejercicio de los derechos, tanto sexuales como
reproductivos, y a una subjetividad política que no ha disminuido por las desigualdades basadas en características
asociadas con sexo, género y capacidad reproductiva” (Cabral Grinspan y Viturro 2006: 262 citados por Lind y
Argüello 2009: 13).

Esta ciudadanía sexual se establece como una relación de las personas con el Estado, el cual debe brindar
protección a los derechos de todas las personas. Con el desarrollo de los Sistemas Interamericano y Universal de
derechos humanos, así como la incidencia de la sociedad civil en los ámbitos locales, nacionales e internacionales,
se ha ido avanzando y ampliando el reconocimiento de la diversidad de orientaciones sexuales, identidades y
expresiones de género y características sexuales.

- El discurso de derechos humanos, también es hijo de su tiempo. Prueba de ello es que pese a que “los conceptos
‘orientación sexual’ e ‘identidad de género’ no se encuentran expresamente incluidos en los tratados de derechos
humanos como categorías prohibidas de discriminación” (CIDH 2015: 44), la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, emitió un informe que reflexiona sobre las violaciones de derechos humanos contra personas que se
autoidentifican o son percibidas como parte de la diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones
de género y características sexuales.

Los discursos hasta aquí brevemente reseñados -criminalización, patologización y de derechos-, coexisten en el
campo social, moldean comportamientos, actitudes, significados, imaginarios y representaciones sobre la
sexualidad. Asimismo, los dos primeros sostienen estigmas, estereotipos y prejuicios, cuyas expresiones pueden
configurar discriminaciones y exclusiones.

2.2 DISCRIMINACIÓN CONTRA PERSONAS DE SEXUALIDADES E IDENTIDADES NO NORMATIVAS

La discriminación es una conducta aprendida, socialmente aceptada y normalizada en todos los ámbitos de la vida.
Se expresa a través de actitudes de desprecio o intolerancia injustas o inmerecidas hacia una persona o grupo de
personas. Estas conductas están basadas en prejuicios, estereotipos y estigmas. A continuación definiremos de qué
se trata cada uno de ellos.

a. Prejuicios
Para entender qué es un prejuicio, es útil ver la etimología de la palabra. Ésta procede de la
palabra praeiudeciun del latín, y se traduce como “juicio previo”. Cuando juzgamos las cosas, sin tener
conocimiento cierto sobre estas o antes de conocerlas, estamos prejuzgando. Un prejuicio es una opinión emitida
sobre algo que no conocemos o que conocemos mal.

Si no estamos familiarizados con los conceptos y realidades sobre la diversidad sexual, los prejuicios pueden ser
mayores. Hemos vistos que las diversidades sexuales incluyen orientaciones, identidades, expresiones y
características sexuales, es posible que al no entender de qué se tratan o al no tener la información actualizada y
pertinente prejuzguemos, por ejemplo:

- Somos mujeres que trabajamos en una oficina. Con nosotras trabaja una mujer que suele tener una estética
masculina, usa saco, pantalones y pelo corto, jamás usa tacones, faldas o maquillaje. Un prejuicio sobre ella podría
ser decir que es lesbiana. Aquí desconocemos que muchas mujeres lesbianas pueden tener una estética
tradicionalmente considerada como femenina.

- Cierto día conocemos a María y Luisa, ellas son pareja. Al pasar de los años volvemos a ver María, quien ahora
sale con Carlos. Un prejuicio sobre María es pensar que está confundida. María se autoidentifica como bisexual. Las
personas bisexuales no están en una etapa de indefinición, tampoco están experimentando.

Tenemos prejuicios sobre las cosas que no conocemos, estos pueden estar muy cercanos a la realidad o no. Por
eso lo más importante es informarse antes de emitir cualquier juicio. En el mismo sentido, debemos permitirnos
conocer a las otras personas para aprender perspectivas diferentes a las nuestras.

b. Estereotipos
Los estereotipos son una imagen estructurada, aceptada socialmente como representativa, de un determinado
colectivo, grupo o comunidad. Los estereotipos no cambian fácilmente con el tiempo y se suelen usar como
generalizaciones de las personas que hacen parte de un colectivo, grupo o comunidad. Debido a que no cambian,
se convierten en creencias o pensamientos fijos. Los estereotipos también son conocidos como clichés. Son una
simplificación de atributos, por tanto, no brindan información detallada de lo que buscan describir, y puede estar
enfocada solo a los atributos negativos o positivos del colectivo, grupo o comunidad. Los estereotipos son ideas
falsas basadas en generalizaciones que distorsionan la realidad sobre las personas.

A continuación verás frases, que aunque no se pueden verificar o clasificar como ciertas para todas las personas de
un grupo, se usan como generalizaciones para descalificar a las personas que hacen parte del grupo en cuestión. La
repetición de este tipo de afirmaciones las hace parecer como reales.

- Todos los hombres homosexuales son promiscuos e inestables emocionalmente.

- Todas las mujeres lesbianas odian a los hombres.

- A las mujeres lesbianas les gustan las mujeres porque no han encontrado un “verdadero hombre”.

- Todas las mujeres trans son trabajadoras sexuales.

- Todas las personas bisexuales están confundidas.

- Todas las personas homosexuales están enfermas.

- Todas las personas de la diversidad sexual fueron víctimas de abuso sexual infantil.

- Todos los hombres con estéticas, actitudes o comportamientos considerados como femeninos son homosexuales.
Algunos estereotipos pueden estar asociados a dos o más características del grupo, por ejemplo:

- Un niño, niña o adolescente no sabe lo que quiere respecto a su identidad y expresión de género, por lo que no se
le debe permitir nunca una expresión contraria a la de su género asignado al nacer.

- Los niños que juegan con muñecas se vuelven homosexuales.

- En las comunidades indígenas no hay lesbianas u hombres trans.

- Un niño, niña o adolescente educado por parejas heterosexuales nunca será trans o gay.

La función de clasificación de los estereotipos origina inclusión y exclusión. Las generalizaciones siempre ocultan
especificidades, y se construyen de casos particulares que se extienden al conjunto del grupo. Por lo tanto, antes
de generalizar sobre las diversidades sexuales y de identidades no normativas, es importante recordar que hay
tanta diversidad como personas en el mundo. Todas las personas somos diferentes y con los estereotipos negamos
dicha diversidad

c. Los estigmas
El estigma es un comportamiento, un atributo o condición que posee una persona, por el cual se le ubica como
parte de un grupo social “inferior o anormal”. Veamos algunos ejemplos:

- Los estigmas pueden generarse respecto a comportamientos sexuales, tales como el sexo anal el cual ha sido
calificado como inmoral, pecaminoso o anormal. Las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo se usan
como atributos descalificadores por ejemplo para la donación de sangre.

- Algunos atributos estéticos como las operaciones en personas trans se usa para clasificarles de anormales o de
“mujeres falsas”. Otros atributos como la estética masculinizada de una mujer lesbiana se usa para calificarla
como “machorra” o “marimacho”.

- Algunas condiciones también genera estigma, como es el caso de personas que viven con VIH.

En términos generales podemos decir que el estigma es un atributo profundamente desacreditador, que pretende
justificar el desprecio o la discriminación. Toda persona que posee un estigma es desacreditada, también es
desacreditable quien pudiera tenerlo. Quien no lo tiene es considerado “normal”.

Quien no posee un estigma, juzga a quien sí lo tiene como “inferior”, “anormal”, “peligroso” e, incluso, “no
humano”. De acuerdo con la CIDH el estigma es: “un proceso de deshumanización, degradación, desacreditación y
desvalorización de las personas de ciertos grupos de la población (…) Se basa en una concepción social de lo que
somos ‘nosotros’, en contraposición a ‘ellos’ [a] ‘otros’ (…) las víctimas del estigma son siempre aquéllos que no se
ajustan a la ‘norma social’” (CIDH, 2015: 42)

En el apartado 2.1 hablamos de la criminalización, la patologización de las diversidades sexuales y sobre el


predominio de una “jerarquía sexual”. Estos discursos sobre la sexualidad son fuente de estigmas. Para ejemplificar
los estigmas relacionados con la sexualidad hemos preparado la siguiente tabla. En la primera columna verás
elementos de la sexualidad, en la segunda la relación entre los comportamientos, los rasgos y condiciones, cómo
estos son valorados y el efecto negativo que esto tiene sobre las personas de sexualidades e identidades no
normativas.
Ilustración 12. Ejemplos de estigmas en el ámbito de la sexualidad.

Diseño: Conapred

Los prejuicios, los estereotipos y los estigmas sobre la sexualidad son reflejo de relaciones de poder sobre el
cuerpo y la sexualidad. Asimismo, son usados para justificar la descalificación, el rechazo, y la discriminación contra
personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y características sexuales, no
normativas binarias o no binarias. A continuación, reflexionaremos sobre las manifestaciones y consecuencias que
tienen sobre la vida de las personas de sexualidades e identidades no normativas.

2.3 MANIFESTACIONES Y CONSECUENCIAS DE LA DISCRIMINACIÓN CONTRA PERSONAS DE SEXUALIDADES E


IDENTIDADES NO NORMATIVAS

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los organismos de derechos humanos – nacionales e
internacionales-, así como organizaciones de la sociedad civil, han documentado que las personas que ejercen su
sexualidad desde alternativas no normativas, suelen ser objeto y víctimas prejuicios, los estereotipos y los
estigmas. Conapred también ha realizado esfuerzos por estudiar y analizar la discriminación contra estas personas,
y recibe quejas al respecto, retomaremos algunos resultados de estos estudios.

Recordemos que los prejuicios, los estereotipos y los estigmas son una construcción social – histórica y
culturalmente situada -, se difunden e intercambian en las relaciones humanas bajo el amparo de la cultura, la
tradición y la religión. Incluso bajo el amparo de leyes que han sido inspiradas en ellos – como lo vimos con las
leyes que criminalizan la homosexualidad - (CIDH, 2015: 45).

Para explicar las manifestaciones de la violencia retomaremos brevemente el informe de la CIDH “Violencia contra
persona LGBTI”. Primero revisaremos de manera general las violencias contra las sexualidades e identidades no
normativas; segundo retomaremos las leyes que criminalizan o patologizan la sexualidad; tercero nos daremos una
mirada a la violencia desde una perspectiva interseccional. En cada caso se analizaran las consecuencias de estas
violencias sobre la vida de las sexualidades e identidades no normativas. Finalmente veremos algunas expresiones
de esta violencia en México siguiendo los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación del año 2017
(ENADIS 2017) de Conapred.

A. VIOLENCIAS CONTRA LAS SEXUALIDADES E IDENTIDADES NO NORMATIVAS


Los prejuicios, los estereotipos y los estigmas provocan que la gente oculte o niegue su orientación sexual, su
identidad o expresión de género o sus características sexuales. Este ocultamiento y negación, denominado
comúnmente como ”vivir en el closet” genera frustración, aislamiento, autonegación, culpa, depresión y ansiedad.
Este ocultamiento puede ser autoimpuesto o impuesto por las personas de los entornos, familiares, laborales,
escolares o médicos.

- Se trata de una situación impuesta cuando por ejemplo en la casa, le piden a la persona no hablar de su
orientación sexual y no llevar su pareja a casa; le piden discreción sobre sus actitudes y expresiones en el trabajo;
cuando padres de familia de un colegio, piden que un niño trans no se exprese como tal en el colegio.

Las personas de sexualidades e identidades no normativas, son víctimas de “violencia por prejuicio”, es decir de
“racionalizaciones o justificaciones de reacciones negativas, que requieren de un contexto y complicidad social y
tiene un efecto simbólico” (CIDH, 2015: 47-48). Este tipo de violencia es difícil de probar, debido a que quien
infringe la agresión, rara vez confiesa o expresa que el hecho estuvo motivado en razón de la orientación sexual, la
identidad o expresión de género, o de las características sexuales, de la víctima de la agresión.

La violencia contra personas que se autoidentifican o son percibidas como parte de las sexualidades e identidades
no normativas, incluyen:

- Violencia física: golpizas, empujones, lanzamiento de objetos que pueden herir. Estas agresiones pueden llevar a
la muerte. La violencia contra personas de sexualidades e identidades no normativas está caracterizada por la
crueldad o el exceso de violencia, como, por ejemplo: mutilaciones, empalamientos, uso de ácido para dejar marcas
permanentes, tortura, violación, entre otros.

- Violencia verbal: descalificaciones e insultos.

- Violencia simbólica: segregación, ocultamiento, negación, ridiculización, o degradación.

Contextos adversos para que las personas sean libremente lo que son incluyendo la expresión de las sexualidades
e identidades no normativas, lo son también para que las personas denuncien agresiones de las que son víctimas.

b. Violencia médica
La violencia médica tiene diferentes expresiones e impactos. La Comisión Interamericana ha documentado
diversas expresiones de este tipo de violencia, una relacionada con personas intersex y otra relacionada con
orientaciones sexuales no normativas. En la tabla siguiente ejemplificamos a detalles estos dos tipos de violencia.
lustración 13. Ejemplos de violencia en la atención en salud. Fuente: Elaboración propia con diferentes fuentes.

Diseño: Conapred

Estas expresiones de violencia han sido clasificadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como
tratos crueles, inhumanos y degradantes, así como graves afectaciones a la vida, la salud, la integridad y el libre
desarrollo de la personalidad.

a.    Discursos de odio


Las representaciones e imaginarios que tenemos sobre las personas de sexualidades e identidades no normativas,
dependen de lo que intercambiamos con otras personas, lo que escuchamos o leemos en libros y medios de
comunicación. Todo el tiempo nos llega información relativa a estos temas. Con esta información construimos
opiniones, prejuicios, estereotipos y se refuerzan estigmas.

La violencia contra personas sexualidades e identidades no normativas, puede verse reforzada por la diseminación
de discursos, que justifiquen las agresiones contra estas personas. Muchos de estos discursos, como hemos
señalado en la segunda unidad, van dirigidos a “deshumanizar” y “discriminar”.

Recordemos lo que planteamos sobre los estigmas. Hemos dicho que estos buscan definir una relación de buenos
y malos; normales y anormales; de sexualidades buenas y malas. Sobre estos estigmas se sostienen discursos que
llegan a incentivar la violencia contra personas de las sexualidades e identidades no normativas.

b.    Leyes y diversidades sexuales


Como señalamos en la unidad anterior existen leyes que criminalizan las relaciones sexuales consensuadas entre
personas adultas del mismo sexo y las expresiones de género no normativas. En algunos casos, la legislación es
aplicada de tal forma que personas del mismo sexo han sido privadas de su libertad por autoidentificarse o ser
percibidas como homosexuales o lesbianas, por ejemplo.
La existencia de estas leyes tiene impacto sobre la vida de las personas, como ansiedad, depresión y culpa por vivir
en una condición considerada como delito. También generan que las personas sexualmente diversas eviten
recurrir a la atención médica, incentivas el aislamiento social y el ocultamiento.

Cuando las sexualidades e identidades no normativas, son consideradas como delitos, las políticas públicas para la
garantía de todos sus derechos humanos se ven reducida o limitada.

En los contextos en los que se tipifican estos tipos de delitos, los riesgos de estigma social y discriminación son
mayores, y constituyen en un obstáculo para la recepción de la atención médica, la integración a los sistemas
educativos o la búsqueda de empleo.

Los delitos asociados a la diversidad sexual y de género, pueden incluir sanciones penales o administrativas cuando
se considera contravenciones o faltas. También pueden tener una prohibición expresa o una prohibición
encubierta. Por ejemplo:

- Como delito: El código penal del Ecuador señalaba que: “En los casos de homosexualismo, que no constituyan
violación, los dos correos serán reprimidos con reclusión mayor de cuatro a ocho años.” (inciso primero del Art. 516
Del Código Penal del Ecuador derogado en el año 1997).

- Prohibición indirecta: cuando se consideran faltas a la moral y las buenas costumbres las expresiones de afecto en
lugares públicos sin mayores especificaciones. Como es el caso del Código Penal del Perú, que señala en el capítulo
“Falta contra las buenas costumbres”, como “Otras faltas” el que “en lugar público, hace a un tercero
proposiciones inmorales o deshonestas, e impone como sanción ser ‘reprimido con prestación de servicio
comunitario de diez a treinta jornadas’”.

Este tipo de leyes son una imposición basada en estereotipos de género. Su vigencia genera un contexto para que
la discriminación contra diversas expresiones e identidades de género sean justificada. Son incompatibles con
derechos humanos como la privacidad, la igualdad ante la ley, el libre desarrollo de la personalidad, la libertad de
expresión o la identidad, por ejemplo. Por ello algunos tribunales nacionales, como la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, han establecido que ni la orientación sexual ni la identidad de género, pueden ser base para castigar a
alguien, debido a que solo se sanciona única y exclusivamente a quienes detentan dicha condición (CIDH, 2015:
58).

Nos interesaba presentar la reflexión sobre leyes que criminalizan y patologizan, debido a que en muchos países,
en las que han sido derogadas, los efectos simbólicos y sociales siguen vigentes. El sentido común en muchos
contextos sostiene ideas sustentadas en este tipo de leyes.

En México los actos sexuales entre personas adultas nunca han estado criminalizadas, esto se debe a que el primer
Código Pernal aprobado en el país en 1871, no hacía referencia al tema (ILGA, 2017: 30). Lo que en parte podría
explicar porque la homosexualidad no ha sido criminalizada de la misma manera que en otros países de la región.

En lo que hace a otros temas, se observa que la legislación mexicana debe seguir mejorando en las formas en las
que se protegen a la diversidades sexuales por ejemplo.

- Los crímenes de odio basado en la orientación sexual, como circunstancia agravante del delito, solo están
tipificados en el Coahuila, Colima, Ciudad de México, Michoacán, Puebla y Querétaro (ILGA, 2017: 66)

- Pese a la tesis jurisprudencial de la SCJN 43/2015 [1], a favor del matrimonio igualitario no existe una ley federal
relativa al matrimonio entre personas del mismo sexo. Algunas de las entidades federativas, protegen las uniones
civiles y otras formas de unión, como es el caso de: Campeche, Coahuila, Colima, Ciudad de México, Michoacán,
Morelos, y Nayarit. Otras entidades como Quintana Roo, se permite el matrimonio a través de interpretaciones
progresivas pero no se cuenta con una norma. En la mayor parte de la entidades federativas el acceso al
matrimonio sigue lográndose a través del amparo (ILGA, 2017: 75)

Al igual que el caso anterior, no existe una ley federal que permita la adopción por parte de parejas del mismo
sexo. Excepto en los casos de Campeche, Coahuila, Colima, Ciudad de México, Morelos y Nayarit. Estas entidades
federativa permiten además la adopción del hijo o hija de la cónyuge para las personas del mismo sexo (ILGA,
2017: 80 y 83).

c. Violencias e interseccionalidad
La violencia y discriminación contra las personas de sexualidad e identidades no normativas, puede verse agravada
dependiendo de otras características de las personas, tales como:

 La religión
 La edad
 Situación migratoria
 El color de piel
 La nacionalidad
 Situación socioeconómica
 El nivel educativo
 Vivir en zonas rurales
 Discapacidad
 La pertenencia étnica
 La ocupación
 Vivir con VIH
 Tener hijas y/o hijos

Nuestra identidad se define en relación a varias dimensiones y características, una de ellas es la sexualidad, otras
características pueden ser las del listado anterior. Veamos algunos ejemplos:

- Ser una adolescente trans, migrante salvadoreña, de tez morena, que cursó hasta segundo de primaria, en
situación de pobreza, residente de zonas rurales, con discapacidad auditiva, trabajadora sexual, que vive con VIH; o

- Ser un hombre cisgénero, de 26 años, homosexual, mexicano, residente en la ciudad de México, de tez blanca, con
estudios de posgrado, consultor privado sin condiciones de discapacidad, que no vive con VIH.

- Ser una mujer de 35 años lesbiana indígena Otomí, que vive en la ciudad de México, madre de una hija, defensora
de derechos humanos, con estudios de licenciatura, de ingresos medios, de piel morena, de apariencia
masculinizada.

La vivencia de la identidad y expresión de género o de la orientación sexual, será diferente y estará mediada no
solo por los prejuicios, estigmas o estereotipos sobre la sexualidad. Se verá profundamente marcada por las demás
características sociodemográficas, sobre las cuales también persisten formas de discriminación.

Tanto en el caso de la sexualidad, como en relación a las otras características sociodemográficas, existe discursos
históricos que sirven para justificar exclusiones, discriminación o violencia. Imagina cómo es la vida de las personas
de sexualidades e identidades no normativas, que además deben enfrentarse a otros prejuicios, estereotipos o
estigmas de su condición sociodemográfica.

No podemos agotar los discursos en todos los casos, pero si podemos plantear algunos rasgos generales sobre
prejuicios, estereotipos o estigmas asociados a las características. Revisa la siguiente tabla.
Ilustración 14. Ejemplos de Estereotipos, prejuicios o estigmas relacionados con algunas características
sociodemográficas.

Diseño: Conapred

Finalmente queremos hacer notar que los prejuicios, estereotipos y estigmas, pueden cambiar cuando socialmente
reflexionamos sobre su valor, legitimidad y vigencia. Cuando las sociedades reconocen que existen diversas formas
de habitar el mundo logran eliminar las representaciones negativas de la diversidad, asimismo tenderán ser más
incluyentes. Como hemos visto en el campo de la sexualidad, si bien persisten discriminaciones, lo cierto es que, en
siglos anteriores, ni siquiera un curso como este hubiera sido posible de difundir.

a. Discriminación en México: ENADIS y ENDOSIG


Queremos cerrar este capítulo anotando que las formas de discriminación que hemos revisado hasta el momento
tienen expresión de diferentes manera en el contexto mexicano. Para ello usaremos datos de la Encuesta Nacional
sobre Discriminación del año 2017 aplicada por CONAPRED. Los resultados mostraron que:

- 52% de las personas homosexuales, lesbianas y bisexuales señaló la discriminación como el principal problema
que enfrentan y 26.2% señaló que era falta de aceptación.

- La primera causa asciende a 58.8% cuando se trata de población LGBT de nivel socioeconómico muy bajo.

- De acuerdo con los datos de la Encuesta las mujeres lesbianas afirmaron vivir mayor intolerancia en los servicios
de salud en comparación con los hombres.
- Conforme a la encuesta en la Apertura de la diversidad en el ámbito familiar, más de la mitad de las personas dijo
no estar de acuerdo con que su hija o hijo se casará con una persona con VIH o SIDA (56.6%)

CONAPRED también reportó, en el Programa Nacional para la Igualdad y la no Discriminación [1], que las personas
transgénero y transexuales estaban entre los grupos que sufren exclusión sistemática de la salud y la seguridad
social. Tanto hombres como mujeres de este grupo presentan además discriminación en el ejercicio de sus
derechos civiles y políticos debido a las dificultades que enfrentan en el cambio de los papeles de identificación
oficial.

Por su parte, los resultados de la Encuesta sobre Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género
2018 (ENDOSIG)  muestran que:

- El 93% de las personas encuestadas estuvo muy o algo de acuerdo en que las expresiones de odio, las agresiones
físicas y el acoso contra personas LGBT son situaciones cotidianas.

- El 68% considera que los derechos de las personas LGBT se respetan poco o nada en México.

- Entre quienes se sintieron discriminados durante el último año, 36% dijeron que fue en la Iglesia, 31% en la calle o
el transporte público, 29% en las redes sociales, 25% en su familia, 19% en su trabajo, 18.5% en algún negocio,
centro comercial o banco, y 16% en la escuela.

La discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género está presente en casi todo el curso de
vida de las personas, siendo en algunas etapas de especial atención, por ejemplo, en cuanto a experiencias de
discriminación durante la adolescencia la ENDOSIG reportó: 

- El 92% dijo que tuvo que esconder su orientación sexual o identidad de género a su familia, el 90% en la escuela y
el 87% en su vecindario.

- El 87% dijo que presenció conductas de burla o molestia hacia otra persona por su orientación sexual o identidad
de género en la escuela, el 81% en su vecindario y el 69% en su familia.

- El 71.7% dijo que recibió comentarios negativos u ofensivos por su orientación sexual o identidad de género en la
escuela, el 62% en su vecindario y el 60% en su familia.

- El 25% dijo que vivió agresión física por su orientación sexual o identidad de género en la escuela, 10% en el
vecindario y 11% en su familia.

Asimismo, la ENDOSIG reportó ámbitos de experiencias de alta discriminación, como el ámbito laboral en el que:

- El 46.5% percibió comentarios, conductas o actitudes negativas hacia una compañera (o) por su orientación
sexual o identidad de género.

- El 26% experimentó comentarios, conductas o actitudes negativas por su orientación sexual o identidad de
género.

- El 19% se sintió discriminado en su empleo por ser abierto sobre su orientación sexual o identidad de género.
[1] Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED). (2014). Programa Nacional para la igualdad y no
discriminación 2014 – 2018. Disponible en: http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?
codigo=5343069&fecha=30/04/2014&print=true, página consultada el 25 de septiembre de 2018.

[1] Ver también: La tesis aislada P. XXI/2011 titulada “ Matrimonio, la constitución política de los Estados Unidos
Mexicanos no alude a dicha institución ni refiere un tipo específico de familia, con base en la cual pueda afirmar
que está se constituye exclusivamente por el matrimonio entre un hombre y una mujer; y la tesis de jurisprudencia
1ª 85/2015, aprobada por la Primera Sala el 25 de noviembre de 2015, bajo el título “Matrimonio entre personas
del mismo, sexo, la definición legal del matrimonio que contenga la procreación como finalidad de éste, vulnera los
principios de igualdad y no discriminación”. 

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