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LA ENVIDIA ENEMIGO SILENCIOSO.

Rom 13:12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues,


las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.
Rom 13:13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y
borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia,
Rom 13:14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos
de la carne.

Dios está llamando a su iglesia a sacar lo que no sirve de su vida en este


último tiempo, como si fuera ropa sucia, pero debemos vestirnos de
santidad, de una vida recta, esto es un llamado en las cosas que se ven y
en las que no se ven, y algo que muy pocos vemos es la envidia.
La envidia es un pecado de los más oscuros además de ser un pecado poco
perceptible a nuestros sentidos y de muy poco arrepentimiento en nuestro
corazón. Pero su característica es que se convierte en algo muy silencioso
en nuestra vida y se convierte en nuestro peor enemigo porque desfigura le
personalidad de Dios en nosotros.
Me gusta el paralelismo que hace pablo a estas condiciones de la vida del
hombre:
No en glotonería y borracheras. Cuando se come de mas podemos perder
el control para terminar tomando licor.
No en lujurias y lascivias. Jugar con el pecado sexual parecería ser
manejable, mirar cosas que desea nuestra carne, tocar la novia pueden
llevar a una persona a un estado peor que es la lascivia que es poco
manejable.

No en contiendas y envidias. Si soy una persona que contiendo mucho voy


a terminar en envidias y no necesariamente con la persona que discuto. La
envidia tiene un nivel muy alto entre los pecados del corazón y es silenciosa.

Lo más sano para nuestro corazón en vivir a la luz de todos, las cosas ocultas
destruyen nuestra espíritu, alma y cuerpo, es necesario vivir con
transparencia para vencer.
QUE ES LA ENVIDIA.

Una simple definición es "querer lo que pertenece a otro". Una descripción


más completa de la envidia es "un anhelo rencoroso e insatisfecho por las
pertenencias, la posición, el patrimonio, los logros o el éxito de otra persona".

La envidia es el dolor que causa la prosperidad de los otros.


El nivel más alto en la persona toxica es la envidia. Porque no solamente
ahoga a la persona sino además quiere tener lo que ella tiene.

LAS CONSECUENCIAS DE LA ENVIDIA.

1. Enfermedades en el cuerpo.

Pro 14:30 El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los
huesos.

Una forma de tener salud es tener un corazón tranquilo. Por eso las mujeres
se enferman mas que los hombres porque no controlan sus emociones. La
envidia trae problemas a los huesos de una persona. Es impresionante como
un pecado que no es tangible afecta a algo que es tangible como huesos.

2. Cancela el amor.

1Co 13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor


no es jactancioso, no se envanece;

Cuando hay envidia no hay amor. Una persona envidiosa esta imposibilita
para amar a otro. No se puede tener amor por uno y envidia por otros
porque es el mismo corazón y el mismo amor adaptado.

3. Desenfocar un ministerio.

Flp 1:15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda;


pero otros de buena voluntad.

El enfoque correcto de un ministerio es el amor a Dios y a las personas, y


hacer lo que Dios no llamo hacer. Si lo hago porque quiero tener lo que el
otro tiene es porque estoy desenfocado.

4. Hablar mal de los demás.

Gén 4:8 Cierto día Caín dijo a su hermano: «Salgamos al campo».*


Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo
mató.

Caín mato Abel por envidia, Abel presento una ofrenda al señor y el señor
la acepto, Caín presento lo dañado y Dios no la acepto, entonces Caín se
lleno de envidia en lugar de corregir el error.

En estos días hablar mal es igual que matar a alguien, cuando uno habla
mal de alguien es porque le aborrece y eso es un homicidio para la biblia.
La envidia es la causante numero uno de los que hablan mal.

Todos los que critican a los ricos, a los pastores exitosos lo hacen de envidia.
Porque en el fondo de su corazón quieren tenerlo lo que ellos tienen, pero
como no pueden lo único que queda es desvirtuar a las personas.

5. Es una puerta abierta a un espíritu de locura.

1Sa 18:6 Cuando el ejército de Israel regresaba triunfante después que David
mató al filisteo, mujeres de todas las ciudades de Israel salieron para recibir
al rey Saúl. Cantaron y danzaron de alegría con panderetas y címbalos.*
1Sa 18:7 Este era su canto: «Saúl mató a sus miles, ¡y David, a sus diez miles!».
1Sa 18:8 Esto hizo que Saúl se enojara mucho. «¿Qué es esto? —dijo—. Le
dan crédito a David por diez miles y a mí sólo por miles. ¡Sólo falta que lo
hagan su rey!».
1Sa 18:9 Desde ese momento Saúl miró con recelo a David.
1Sa 18:10 Al día siguiente, un espíritu atormentador* de parte de Dios abrumó
a Saúl, y comenzó a desvariar como un loco en su casa. David tocaba el
arpa, tal como lo hacía cada día. Pero Saúl tenía una lanza en la mano,
Las personas no se enloquecen por sus malas experiencias en la vida sino
por la envidia en su corazón, a Saul ya lo estaba atacando los espíritus desde
que Dios lo desecho por desobediente. Pero cuando permitió la envidia en
su corazón, vino espíritu de locura.

La envidia se produce en el corazón cuando.

a. Uno se compara.
b. Se enoja.
c. Mira mal a una persona.

6. No recibimos lo que pedimos.

Stg 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis


alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
Stg 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

Cuando un corazón arde de envidia, pierde la capacidad de alcanzar las


cosas en la vida, la envidia le quita fuerzas al hombre para avanzar y le quita
la capacidad de orar.

Muchos no es que no oren, es que no pueden orar por la envidia que


cargan.

EL ENEMIGO OCULTO.

Hch 8:9 Un hombre llamado Simón, quien por muchos años había sido
hechicero allí, asombraba a la gente de Samaria y decía ser alguien
importante.
Hch 8:10 Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, a menudo se
referían a él como «el Grande, el Poder de Dios».
Hch 8:11 Lo escuchaban con atención porque, por mucho tiempo, él los
había maravillado con su magia.
Hch 8:12 Pero ahora la gente creyó el mensaje de Felipe sobre la Buena
Noticia acerca del reino de Dios y del nombre de Jesucristo. Como
resultado, se bautizaron muchos hombres y mujeres.
Hch 8:13 Luego el mismo Simón creyó y fue bautizado. Comenzó a seguir a
Felipe a todos los lugares adonde él iba y estaba asombrado por las
señales y los grandes milagros que Felipe hacía.
Hch 8:14 Cuando los apóstoles de Jerusalén oyeron que la gente de
Samaria había aceptado el mensaje de Dios, enviaron a Pedro y a Juan
allá.
Hch 8:15 En cuanto ellos llegaron, oraron por los nuevos creyentes para
que recibieran el Espíritu Santo.
Hch 8:16 El Espíritu Santo todavía no había venido sobre ninguno de ellos
porque sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Hch 8:17 Entonces Pedro y Juan impusieron sus manos sobre esos
creyentes, y recibieron el Espíritu Santo.
Hch 8:18 Cuando Simón vio que el Espíritu se recibía cuando los apóstoles
imponían sus manos sobre la gente, les ofreció dinero para comprar ese
poder.
Hch 8:19 —Déjenme tener este poder también —exclamó—, para que,
cuando yo imponga mis manos sobre las personas, ¡reciban el Espíritu
Santo!
Hch 8:20 Pero Pedro le respondió: —¡Que tu dinero se destruya junto
contigo por pensar que es posible comprar el don de Dios!
Hch 8:21 Tú no tienes parte ni derecho en esto porque tu corazón no es
recto delante de Dios.
Hch 8:22 Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor. Tal vez él perdone tus
malos pensamientos,
Hch 8:23 porque puedo ver que estás lleno de una profunda envidia y que
el pecado te tiene cautivo.
Hch 8:24 —¡Oren al Señor por mí! —exclamó Simón —. ¡Qué no me
sucedan estas cosas terribles que has dicho!

Simón creyó y se bautizó, pero lo que movía a simón no era la esperanza,


la fe o el amor, era la envidia.

Hay personas que sirven a Dios es por envidia para que nadie les quite el
lugar. Hay otros que quieren el lugar de otros, porque lo digo, porque
cuando lo tienen no hacen nada.

La gente creía en simón, pero cuando llego Felipe la gente creía en el


mensaje de Felipe. El poder no se asocia a una persona sino a su mensaje.

Simón no se percato de la envidia en su corazón, mientras su cuerpo


estaba en la iglesia su corazón estaba siendo encarcelado.

Que es lo que nos mueve a nosotros la voluntad de Dios, las personas o un


interés personal.

La envidia hace a los hombres y mujeres cada día más egoístas. Simón
quería ponerle competencia a Felipe.

Debemos romper la maldición que nos hemos autoimpuesto en Santander,


de siempre querer tener lo que el otro tiene.

COMO VENCER LA ENVIDIA.

Romanos 12:15-16.

Rom 12:15 Alégrense con los que están alegres y lloren con los
que lloran.

Desear el bien, a los demás, alegrarnos por los éxitos de los demás. Yo soy
único, cuando recupero mi identidad, me libero de la envidia.

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