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Editorial
Editorial
Los periodistas científicos han sido claves para desmentir timos sanitarios,
falsa ciencia y desinformación difundida ampliamente durante la pandemia
de la COVID-19
Además de cumplir con la diaria labor de informar sobre la pandemia, los periodistas
también tuvieron que batallar con la constante tarea de desmentir falsas informaciones
que aparecían como una plaga en las redes sociales.
El virus ha tenido, tiene y tendrá serias consecuencias sanitarias, sociales, económicas,
y también plantea repercusiones profundas en el ámbito de la comunicación sanitaria y
del periodismo científico.
Ahora bien, bulos hay siempre en todos los medios, sin embargo… ¿Por qué es tan
grave en esta crisis?
En la comunicación ligada a los temas de la salud, son un problema todavía más
peligroso, porque está en juego la Salud Pública de millones de personas que, en base
a una mala información, pueden abandonar tratamientos científicos para recurrir a la
pseudociencia.
Los bulos ya eran, por desgracia, compañeros de viaje a través de las redes, pero la
aparición de la COVID-19 ha supuesto un desafío a la verdad y a la información sanitaria
de dimensiones épicas. La aparición de la pandemia ha sacado lo mejor y lo peor del
ser humano, y aunque por supuesto debemos alegrarnos de lo positivo, también han
dañado la imagen del rigor informativo y científico.
Por fortuna, existen muchas fuentes de calidad para que los periodistas puedan trabajar
en el ámbito de la comunicación científica al tiempo que combaten contra los bulos
sanitarios. La Asociación Española de Comunicación Científica (AECC) facilita la
información con numerosas fuentes e información fiable, explicando los procesos de
investigación de forma comprensible para todos los lectores y para el propio periodista.