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a CAPITULO 1 LAS BASES TEORICAS DE LA TECNICA En la prictica clinica en particular, pero también los estudios de investigacin social y cultural sobre relaciones interpersonales ¢ intergrupales, se em- vez més las técnicas tivas como mé- de exploracién de la dindmica de la. personali- La amplia utilizacion de esas técnicas se debe — ‘comprensién de la importancia de enten- interacién de los motives inconscientes y los ‘esfuerzos conscientes, cuyas resultantes se advierten ‘ex la conducta manifiesta. En relacién con la investiga- cidn, esas técnicas yrcionan muestras de la inte- saceién de la personalidad frente a estimulos estindar, fe Prien la compen con lt de. to nc 'y grupos. Asimismo son susceptibles de evaluacién a dente. Empero, Ja utilidad de los métodos J clinica 'y la investigacién, se ve Ii Ide at inadecunda futementecin tefrica, Rorschach 4921), aunque puntualizé claramente la indole em- de sus hallazgos, mostxS que advertia la impor- fancia de desarrollar una base teérica para su métodb. Murray (1937) dio a su Test de Apercepcin Temé- sica (TAT)? el respaldo de especulaciones acerca de Ja naturaleza y funcién de la fantasia, e intentd (1938) integrar conceptos de diversas teorias de la en un sistema que pudiera describir la di- pamica de la personalidad revelada en el TAT, en el material de las entrevistas y en otros datos’ cit rnicos. La teorla de los métodos proyectivos asimismo se ha beneficiado con no pocas contribuciones valio: ‘sas originadas en el trabajo experimental ajeno a la principal corriente de desarrollo de esas téenicas. Por ejemplo: la investigacién de Griffiths (1935) que de- mostré la funcién de la fantasia en la resolucién de ; Ia de M. D. Vernon (1940) que estudié relacién de la cognicién y la fantasia en los nifios, ¥ mis recientemente las investigaciones en el camj de la percepcién de Bruner y Postman (1951) y de ‘muchos otros *. 2 Véase la Bibliografia en castellano al final del libro. [S.] rrEEPES Muchos autores que se han ocupado de las téené- cas proyectivas, en especial Ri iankina (1943), Modine C9 Hertz (1951), y Rapaport (1946) han recogide las muchas contribuciones dispo- nibles a la teoria proyectiva y han insistido en la necesi- dad de dotar a las téenicas individuales de una més ‘acabada y precisa fundamentacién racional. El conoci- miento acumulado hasta el presente a través del em- Jeo empirico de los tests es considerable, pero no se producido un desarrollo paralelo de un cuerpo de teoria que explique el proceso de la “proyeccién” y los diferentes aspectos y niveles de comportamiento que muestran los sujetos en sus respuestas a. los esti rulos particulares de los tests. Probablemente la. ma- yorla de los psicélogos clinicos —aun sosteniendo la tutilidad de los tests. proyectivos en la préctica—, han de concordar en general con las criticas que expuso Ra- paport en un articulo reciente (1952)®, Afirma alli Rapaport que las teorfas relativas a las diversas té- nnicas de proyeccién “apenas tienen en comin algo mds que vagas referencias a las ideas psicoanaliticas; y aun, entre esas ideas, las diversas teorfas de los tests rno escogen las mismas’. Reconoce que algunos tests pueden alegar algiin cuerpo de teoria, pero des- taca que éste difiere ampliamente entre los diversos tests, que es fragmentario y esti integrado por con- ceptos dispares derivados de diversas teorias de la personalidad que se prestan para explicar aquellos 3 De Jean Walker Macfarlane puede leerse en cxstellano: “Problems planteados en la vaidaciin de las téenias pro. Fee sltbracén con Read D. Tadeo libro vas del dig. résico.picliie. Tests de diagnéstico psicolégi 1962, y los trabajos. “my rmientos de’ veifcacién ; ons P : 5 Consiltense los dos trabajos monogréficos de Rapaport pu- blicadas‘en el bo de Knight anita cade. (SJ 20 HERBERT PHILLIPSON modos de comportamiento que los tests respectivos cenfatizan. Pero estas criticas, asi como los problemas que abarca la jesta, no valen sélo para las técnicas proyectivas, Deben’preocupar a todos los que taba Jan en terapéutica o investigacién, en las que la tarea es entender el ajuste 0 desajuste de la personalidad en funcién tanto de las dindmicas subyacentes como de los aspectos més conscientes de la conducta. En un examen del trabajo de inves ec sobre la psicote- rapia de grupo, Freedman et alia (1951) sefalan que “los sistemas con les corrientes en psicologia por lo comin sélo destacan una de las varias éreas de la personalidad 0 tipo de datos! —por ejemplo, rasgos rmanifietos 0 de comportamiento, tendencias centra- les, categorlas psicodiagnésticas, etc.— y las relaciones centre esas diferentes reas y niveles se tratan muy imperfectamente, cuando se tratan”. E] desarrollo de conceptos para una teorfa unifi- cada de la personalidad susceptible de describir y ex: plicar la conducta en situaciones variables, en todos Sus pects yniveles, es une tare que he de oouper a los psiclges por Ingo tempo, No obsante, pe rece que se dispone ya de un punto de vista dindmico lo etna nin rincipales éreas de la investigacién sees psicologia del sree ‘pg anilisis—, como para que ia Jue ks concept en vigecia se hallan muy extechamene os? 1ePet slemplo, hay una lamativa sinilridad en el lenguje y lox concepts que emplea Frank al exami a ly cco: peel onsen ett 16 jibes eee esrb ls procesoe percepeién, Frank (1948) define la coral como “un modo sinico de organizar e interpretar toda experiencia, de crear y mantener un mundo simbé- leo de sigifiads y valores, de supuestos y expec fativas que el individuo debe imponer sobre todas Is snscines, azztecimienos y penenae 3) Ba nex (op. cit.) define el proceso de la. percepcién en funcién de un ciclo de tres etapas que entraha a) una expectativa 0 hipétesis "no vemos: miramos bus ‘cando”), es decir, el percbir tiene lugar en un orga- Ss fc Se pc ambiente, y > un procediiento de impugnacin confirmacén, Exo & a informacion aportada es ‘onfemetca de la hiptiods operat 0 congruente con ella, 0 es en diverso grado impugnatoria 0 incon- sgruente: el ciclo continda hasta que la confirmacién se produce. Ambos autores reconocen claramente la interdepen- dencia de las dinémicas de la personalidad y de la percepcién, pero esas construcciones conceptuales y otras similares —por ejemplo, los “sistemas dindmi- cos” como los que definen Krech (1949) y otros— son en af mismos demasiado generales. Ellos sequie- ren alguna especificacién de los puntos de referencia y de las relaciones que han de emplearse al definir Ja estructura dindmica y los princi organizativos de Ia personalidad, y Ba. pesosoe i lot cad se revelan en una situacién-estimulo, Se plan- tea la cuestién de si es posible desarrollar los conceptos que han de caracterizar esas “expectativas” e “hipS- tesis’ teniendo en cuenta a la vez las dindmicas cons- cientes € inconscientes y que definan en los mismos séeminos pr ejemplo, le conducts manifiea, el modo los rasgos distintivos de lo que pro- de un individuo en una situacién: oa la dada. La direccién del pensamiento en psicologia ha he- cho un viraje decisivo hacia el estudio de los procesos ase erates baits veces ee cimiento de que los procesos psicolégicos bésicos que Rice esti. nice i nes personales, Bruner, que ha examinado el valor de = trabaj Bae la pereepein_ para teoia de Rorschach (1548), parece cor a punto de vista (195i) de que el desarllo. de una teoria adecuada de la in ilo eed derivarse del entendimiento de lo ee eee te borers “ha pose pe aguello a que debemos apuntar fundamentalmente es a esto: si queremos trabajar sobre los factores de la la percepciGn, debemos centrames en la investigacién de aquellos indicadores ambienta- les que sean apropiados para confirmar las hipétesis ue reflejan las estructuras bésicas de la personalidad. Tepe terre ae de revate 0 co color o de brill. Son indicadores que nos ayudan més directamente en nuestro ajuste in : calor o la fridad aparentes de las personas, las apa- riencias amenazantes de una situacién, la aparente inteligencia o la aparente sinceridad de los otros”. Las conclusiones de Bruner corren muy préximas a las de Lewin (1935). Segiin la teoria dindmica de Lewin, la personalidad slo puede entenderse si se la mia en slain cn el campo en que oper. El campo psicoldgico esté det primariamente més por Jos factores sociales que por los fisicos, pues desde el comienzo mismo de la vida al campo le han sido dados su estructura y su significado muy fundamen- talmente por la experiencia de las siciciien ‘con, otras —en términos, por ejemplo, seperti mm Wastipdonete cin y desaprobacién. Serta 2 mimo K. Lewin, Jo realmente relevante en la determinacién del com- portamiento no es lo objetivamente existente sino lo ae BET BS ee eee eee Pe OV eee SY ETC eee ee ~~ a ee ‘TEST DE RELACIONES OBJETALES a ibido en el campo psicoldgico, y aquello 42 lo que el individuo presta atencién selectiva en una 16n particular depende de “sistemas psicolégicos onales’, caracterizados de algtin modo por la pa- ada experiencia de las relaciones con las personas. Esta conclusién de que el proceso de la percepcién 5 determinado primariamente por las relaciones per- senales, y por 10 mismo silo inteligible en funcién de cllas, implica que seria posible desarrollar concep- ‘en funcién de ellas para caracterizar, por ejemplo, F e interpretacién por un individuo de situacién social, una lamina del TAT o una ‘mancha de tinta del Rorschach. De igual modo, los diferentes aspectos de la conducta revelados en un ‘sujeto que entra en contacto con esos estimulos, por ejemplo las caracteristicas formales de su produccién, el modo de percepcién, el contenido y secuencia en el nivel manifiesto y en otros més profundos, deberian ser susceptibles de caracterizaciin dentro de la misma estructura de referencia. La similaridad entre estas posiciones tedricas y ‘el punto de vista que ha guiado tradicionalmente el trabajo psicoterapéutico es clara. Pero acaso la ess “eacionss interpersonales en aga definicién de la dinémica de la personalidad ha sido ‘considerada una premisa demasiado obvia para que sobre ella pueda construirse una teoria de la persona- lidad. Sin embargo, en los iltimos afios algunos in- vestigadores en la psicologia clinica, médicos y no médicos por igual, parecen estar reexaminando esta rbd Por ejemplo, Freedman y sus colabora- op. cit.) al examinar los requisitos de un siste- ‘ma tedrico que tome en cuenta la personalidad total, insisten particularmente en el punto de que cada varlable ha de poseer una referencia interpersonal sistemética, es decir, que ha de guardar relacién con los procesos interpersonales que tienen lugar entre dos, ‘9 mis personas. De modo similar, Harris (1950) in- forma sobre los esfuerzos dirigidos a desarrollar con- ceptos que se adecuen tanto al trabajo terapéutico como al manejo de los tests psicodiagnésticos y llega 2 la conclusién de que el problema principal es el de ‘precisar un lenguaje de Ja interaccién social: hallar variables que definan los efectos sociales de la con- ucta y los indicadores para los que hay respuesta en las situaciones sociales: su conclusién es que “el pootlems de la conducts molar es de: qué esti jo realmente el paciente?” Pero para lograr una cabal comprensién de cémo Ja percepcién de las relaciones personales influye so- ‘bre el desarrollo de la personalidad , por consi sobre la conducta de un individuo en una situacién dada, deben tenerse en cuenta tanto las dinémicas inconscientes como las conscientes, Esto es de parti- cular importancia en el empleo de los métodos pro- yectivos. Desde un comienzo estos métodos fueron ‘deados para obtener informacién acerca de los con- flictos y tendencias més profundos que no pueden ser revelados por el sujeto en un examen cara a cara. Los creadores de las técnicas mejor conocidas del Test de asociacién de palabras, del Rorschach del Test de apercepcién temitica— fueron todos dicos psicélogos. Jung y Murray vincularon clara- mente sus técnicas con su préctica terapéutica, que respondia a un enfoque psicoanalitico. A la vez, en su articulo péstumo (1924) Rorschach muestra también él se daba cuenta de la relevancia de ideas psicoanalitcas para el desarrollo de su. método. ‘Mas tarde se ha prestado considerable atencién a la contribucién del pensamiento psicoanalitico al desa- rrollo de las técnicas proyectivas, pero no ha habido tt tenen- de petretas’ dene fundemettaciinase cional que incluya el enunciado sistemético de con- ceptos que definan las dinémicas inconscientes que estos tests procuran revelar. El desarrollo de los conceptos que pueden em- plearse para caracterizar los fendmenos. inconscientes constituye, por la naturaleza del material, una tarea dificilfsima, Tradicionalmente, el. método de. investi- gacién psicoanalitico no permite Ja observacién inde- pendiente de los fenémenos. El empleo exclusivo de tuna relacién bipersonal ha tendido a acentuar el ais- lamleno de ex dea det concimiento pico de Ja corriente principal del viento it seats Sls Metin ecole tun amplio cuerpo de conocimientos y experiencias que se formulan con lenguaje y conceptos peculiar- tent sigificatvos para ef proto teapeuticn dentro de una relacién transferencial entre dos personas. En una situacién como esa, el acento recae sobre las relaciones de fantasia, en com con las situaciones de la vida cotidiana en las que predomi- nan los contenidos de realidad. Acaso sea esta la raz6n por la cual Ja extensién de los conceptos psico- analiticos para caracterizar las relaciones humanas en situaciones distintas de las relaciones terapéuticas tra- dicionales produce muchas incertidumbres, y las co- nexiones entre las dindmicas inconscientes y la con- ducta manifiesta parecen ser todavia oscuras y un tanto nebulosas. Ademés, por cierto, la. transmi de las ideas psicoanaliticas a personas desprovistas de experiencia 0 entrenamiento directos en la percepcién de los procesos inconscientes ha presentado en el sado dificultades insuperables —dificultades del mis- mo orden que las que experimentan los analizados para reconocer sus necesidades y temores inconscientes en funcidn de sus relaciones con el analista, Este problema de la transmisién, acrecentado por la par ticular naturaleza de Ja situacién psicoanalitica expe- imental, ha sido el obstéculo principal para integrar cel conocimiento de las dinémicas inconscientes y cons- Gieteyen une teoria més unificada de la persona Dos desarrollos recientes en el campo de la psico- terapia_parecen particularmente importantes para la construccién de esa teoria: primero, el desarrollo de 2 Ja teoria psicoanalitica de las relaciones objetales in- ‘onscientes; y segundo, su aplicacién a la comprensién de la conducta en situaciones distintas a la de la tradicional relacién terapéutica de dos personas. ‘La teorfa de las relaciones objetales inconscientes hha sido desarrollada _y elaborada principalmente ‘por Melanie Klein (1948) y Faibain’(1952) sobre’ la base del trabajo. psicoanalitico con nifios pequeiios y el trabajo colaborativo, intenso y a largo término con adultos? Estos analistas demuestran que las relacio- nes bjetales existen dentro de la personalidad tanto como entre la idad y el mundo extemo, y que el mundo interior de las relaciones objetales de- termina de modo fundamental, las relaciones del_in- dividuo con las del mundo extemo. Este mundo interior de objetos —més exactamente, de rela- cciones objetales— es bésicamente el residuo de las relaciones del individuo con las personas de que ha dependido para la satisfaccién de las necesidades pri mitivas en la infancia y durante las primeras etapas de la maduracién, Durante esos tempranos periodos de desarrollo, las relaciones del individuo con los objetos exenciales, el y més tarde la madre con el cha, et jnantemente una relacién de fanta- sla: poca oni capacidad para diferenciar tate uno'misno y ef objeto entre Jo que esth dent y lo que esté fuera, La calidad de las relaciones obj tales esté tipificada por las férmulas biolégicas réndose lo “bueno” y rechazando Jo “malo”, segin se trate de un objeto que gratifica o que frustra, se diferencian peri passu con el lo de las capa- guientes del individuo con el mundo externo en ge eral y con las personas (es decir, Jos objetos) en particular, Aunque la continuidad genética del desa- rrollo de la personalidad en esos términos no ha sido todavia comprendida del todo, la obra de Klein, Fair baim y otros analistas briténicos ha arrojado conside- rable fuz sobre el Ambito y calidad de las tempranas relaciones objetales infantiles, en los niveles consciente € inconsciente, y sobre cémo son ellas elaboradas y modificadas por la experiencia ulterior en las “fases 1 Véanse las referencias en castellano de M. Klein y W. qo eh STS EL Fo erp epee are samiento afios; ie Sune oe Se SLAP Tacs eee cfemple en Sallien (1945) y Horney (1946), los conception Bt tla sn my pias le que han ‘psicoanalistas britdnicos. HERBERT PHILLIPSON cedipicas” y a través de las Gltimas fases de transicin del desarrollo hacia la pubertad y la madurea*. La base de esta teoria ha sido enunciada por Gun- trip (1952) en un articulo en el que aplica la teoria Festa) #loe-eoatie shee a alidad es- wuizoide. Dice alli: “El hecho fundamental acerca le la naturaleza humana es nuestra tendéncia libidi- nal hacia buenas relaciones objetales, La formula clave biolbgica es 1a adaptacién del organismo al me- dio fisico, La férmula clave psicolégica es la relacién de la persona con el medio humano. La significacién del vivir humano radica en las relaciones objetales, y séloven funcién de ellas puede decirse que nuestras ‘ides ces ub6 —acies"ncceidades,temores, frustraciones, resentimientos y ansiedades en nuestra inevitable busqueda de los objetus buenos constituyen el problema real de la psicopatologia, porque son el de la vida cotidiana—". Guntrip pro- que no radica en la las relaciones objetales en el nivel cons- “lo medular del asunto es el mundo re- each b sit que se internalizan, porque no su maldad y tampoco dejar il i de I B. asi mis ‘ensefiorearnos de ellos 0 contrularlos ‘exterior, y es asi como seguimos lu- poseerlos, por alterarlos y cambiarlos en fen nuestra realidad interior’. Por ando nuestras necesidades primitivas son rie las relaciones objeto de goce y perviven como re do asi Ia base de las relaciones fun- Ja realidad con las personas, en la vida ulte- pero “las fantasias, en las que los objetos inter- nilizados revelan su existencia a la conciencia, son actividades de las estructuras que constituyen las re- laciones objetales interalizadas. En la vida adulta Jas situaciones de la realidad exterior son inconscien- temente interpretadas a la luz de esas situaciones que persisten en la realidad inconsciente intema, puramen- te psiquica. Vivimos en el mundo exterior con las emociones engendradas en el mundo interior”. Las recientes aplicaciones de la teoria para caracte- rizar la conducta fuera de la situacién estrictamente psicoanalitica de dos personas, ilustran su relevancia yar la psclgia dea prcepcin y para los métdor proyectivos, Money-Kyrle (1951) muestra cémo las relaciones objetales reprimidas, con su sistema de imé- ‘genes y sus impulsos, son el fundamento de las “creen- ccias y expectativas” que determinan la conducta en 3 ary oy fines que agu inteesan, no se ba, pense we sea neceserio ‘una ‘ads del Soci ror sume ie aU ee ‘pscoanalites. Para tales explicaciones el lector puede recuriz «ls fuentes citadas. ‘© Consilkese la bibliografia casellana. [S.] » ni Hi i iF pn 2 a i > erTrererervrTrTrecrerarreserrereverwerevererevre, ee ae oo ‘TEST DE RELACIONES OBJETALES 2B Je vida adulta y apunta a la influencia de esos siste- "mas dindmicos sobre los procesos de aprendizaje, pues ‘e535 “creencias” estén excluidas de la prueba de con- SSstencia, tanto entre si como con la experiencia real "eonsiguiente, Esas creencias e imégenes inconscien- ‘tes se nos muestran “funcionando como percepciones em cuanto ellas expresan aquellas expectativas que " constituyen la creencia en la realidad de un objeto ‘percibido. La respuesta emocional de cualquiera bajo i influencia de lo que se llama ‘fantasia inconscien- fe! es, por consiguiente, la misma que se produciria "Sia fantasia fuera parte del mundo perceptual", Ezriel (1950 y 1951), en sus enunciados de las hipétesis que él deriva de la teoria de las relaciones objetales para caracterizar lo que ocurre en un grupo cuando se adopta un método estrictamente psicoana- litico de terapia, ha esclarecido cémo yaa ter “ minos esas fantasias inconscientes se sobreimponen al de estimulo. Las relaciones que los pacientes entablar entre si y con el terapeuta en un son determinadas por sus relaciones con los jetos de la fantasia inconsciente. Estas relaciones ‘on concebidas como sistemas dindmicos que son los, residuos de conflictosinfantiles no resueltos con las per- sonas Cobjetos”) de las que el individuo dependia la gratificacién de sus necesidades bioldgicas en fos estado temprancs de su desroll. En un intento de encontrar alivio de las tensiones que resultan de ‘ex conflictos no resueltos, el individuo transfiere 0 Sobreimpone esos objetos inconscientes a las personas de su ambiente presente, por ejemplo, al analista y a los pacientes que estin en el “aqui y ahora” de la situacién grupal’. La conversién en conscientes de esas relaciones transferenciales mediante la interpre- taciin se convierte en la fuente principal del proceso terapéutico, y sélo cuando su naturaleza y las ansie- dades asociadas con ellas han quedado plenamente al descubierto, pueden construirse relaciones con el mundo externo més ajustadas a Ja realidad. El terapeuta y los miembros del grupo representan Jos rasgos dominantes del campo de estimulo, exacta- Rene como en la enteis proyectiva el pecélogo clinico y las laminas del TAT, o las manchas de tin- ta del Rorschach constituyen la. pantalla de proyec- cién, Ezriel (1950) ha sugerido, con ejemplos de sesiones de grupo, que la bisqueda del rol (rol-see- ing) y. la asignacién de roles (rob-giving) por Jos miembros individuales de un grupo representan los intentos de los individuos de resolver la tensién co- 1 En realidad Exel extionde ea hipitsis a toda la con- ducin (1950): *Nuesta conducts, oe cosigiente, es go fenads no silo por necedades conlentes y exigencia am. Sra i itn pi ends not eonalidad que’ encenian expresgn en les divers trodes len que elles individ tatan de camps In mis foo tren Concent y cepesentan os ‘anos itentos de Elmina la tension got sagen de las celacone objets inconentes, brempotsas a caalier teen consents que al indivduo’ pueda tar de resolve” min del grupo, el “comin denominador de las fanta- sfas inconscientes dominantes de todos los miembros”, Ha sugerido también que el rol que asume cada miem- bro del grupo representaria su método de enfrentar Jas ansiedades asociadas a ese problema comin del grupo; por ejemplo, las ansiedades de que el tera- ppeuta no seré capaz de mantener el control si las fantasias inconscientes dominantes se exteriorizaran cen el grupo, 0 que él pueda rechazar al grupo, 0 que al grap que ex ealidad Ia coin sine qu non para obtener ayuda Cy también fuente de segu- ridad), se desintegrard. Esas secuencias dinémicas toman forma en térmi- nos de contenido manifiesto, que varia en su aparente cercania o lejania respecto a la situacién real del gra- po. En ocasiones algiin estimulo accidental dentro- de la situacién inmediata es utilizado por el grupo: con un grado tal de elaboracién que permite el cotejo con las respuestas al test proyectivo en un contexto sige ms fein, in una sesién de grupo ocurtié que en un pequefio iat que exaba en le babliaciin se adviié es ymentos de trazos de diverso ighiedad. El pines pests, potion ll phatde ea maak con una nota musical sobre ellas; el segundo, dos i- reas paralelas trazadas horizontalmente, y otras dos que partfan en Angulo hacia abajo; el tercero, algu- nas Hineas curvas y any que suponerse representaban partes de figuras humanas. Después de unos veinte minutos en que habia sido dificil encon- trar un tema comtin, y de muchos silencios, un miem- bro del grupo atrajo la atencién sobre esos dibujos, diciendo que lo tenfa intrigado qué podia significar todo eso. Inmediatamente se le sumaron tres 0 cuatro de los otros miembros; uno diciendo que quizés la habitacién se utilizaba para alguna actividad musical, otro que quizés se lo empleaba para ensefianza y que aquellos eran esquemas explicativos para el alum- rho, y un tercero, que a él le parecia que las Iineas de abajo representaban figuras sin cabeza —como si a alguno lo hubieran ejecutado. El tema comin del grupo tenia aqui que ver con cl deseo de descubrir qué ocurria en esa habitacién entre el terapeuta y el co-terapeuta cuando el. grupo no estaba alli, La seleccién de ciertas partes del cam} de estimulo, y la significacién que cada miembro les atribuia estaban claramente vinculadas con las fanta- sias de cada individuo en toro a este tema comin. Enmascaraban y expresaban a la vez sus deseos incons- cientes con respecto a los dos terapeutas, buscando a qué atenerse sobre si habfa armontfa, es decir, una bue- na relacién entre ellos; si existia una relacién agresiva, © si uno de ellos estaba en situacién subordinada de discipulo. En esta particular situacién grupal, los miembros se hacfan cargo de un problema comin del. grupo, que expresaba la tensién que todos ellos experimen taban, surgida de fantasias inconscientes, sobre la clase 24 de relaciones que existia entre los dos terapeutas. El grupo como un todo, y los miembros individualmen- te, ban el problema sobre un campo de esti milo que, por casualidad, estaba en la habitacién en ese momento dado. La presencia del pizarséin, con el trabajo en él realizado, representaba algo que ocurria fen aquella habitacién cuando el grupo no estaba alli. E] grado de ambigiedad en el campo de estimulo per mitia la expresién de la necesidad del grupo con el suficiente anonimato es decir, los terapeutas. Cada miembro individual del grupo tenfa asi la posibilidad de emplear el estimulo, total o parcialmente, para re- presentar una fantasia que resolveria la particular e: Geciainarhs ang auapelageee comeneesens relacién con el problema comiin del grupo. Por ejemplo, el miembro del grupo que en el estimulo vio una prue- ba visible de una relacién maesteo-alumno entre los terapeutas, era una mujer que en una sesidn anterior habia expresado su fantasfa desiderativa de poner al co terapeuta en un rol inferior, en sus aspectos intelec- tuales, al del otro terapeuta, esto es, de mirarlo como a alguien “que no cuenta para nada’. Procediendo ast tenia la posibilidad de evitar el enfrentamiento en la realidad con las ansiedades derivadas de sus deseos in- conscientes de separar a sus padres y tomar el lugar de Ta madic, pues sa made no cuenta, entonces no hay situacién de rivalidad. La psicoterapia de grupo brinda una situacién pro- yectiva particularmente ventajosa si intentamos. estu iar la personalidad en funcién de Ja teoria de las relaciones objetales, pues alli la dindmica de la perso- nalidad puede observarse directamente en funcién de las relaciones con el terapeuta y entre los miembros del grupo, mientras que en la mayoria de los tests proyectivos la dindmica de la personalidad sélo puede verse en su representacién simbélica. Este enfoque teorético del problema, junto con las oportunidades ue proporciona la pscoterapia de grupo para scl recer los conceptos que caracterizan las dindmicas de las relaciones interpersonales, ofrece muchas posibili- dades para formular hipétesis fructiferas para la cons- truccién y aplicacién de las técnicas proyectivas, fentro de este planteo es posible estudiar bajo con- diciones controladas las “estructuras basicas de la per- sonalidad” que caracterizan las “hipstesis” 0 “expec- tativas” de Bruner, o los “mundos privados” de Frank. De acuerdo con las formulaciones de Ezriel Cop. cit.) FOr. en espuesta aun sitar dads, pprocesos de percepcién seguirlan operando a través de un sistema tensional que incluye tres ine terrelacionados: r err i. una rela tante de la frustracién de una necesidad biolégica tem- prana, Esta relacién fantaseada representa un modo tivo de gratifiar la neceld de tener tate in fantaseada con un objeto, resul- P: con el objeto Frustrador; fi, una relacién fantaseada en funcién de las con- secuencias temidas de esos deseos agresivos; por ejem- HERBERT PHILLIPSON plo, el temor de destruir el objeto, de ser rechazado por el objeto, o el temor de retaliacién o represalias del objeto o de objetos ligados a relaciones objetales defensivas construidas con el fin de evitar el enfrentamiento con tales conse- cuencias en la realidad. La funcion dinamica de esas relaciones es habérselas con la ansiedad resultante de esas fantasias agresivas caracterizadas en el pardgrafo anterior (i). Esas relaciones defensivas son interpucs- tas por Ib experiencia tasada‘en la realidad que el individuo tiene de las personas, es decir, de su tiencia aptendide, en tanto que algo distinto de sus creencias y expectativas inconscientes. El resultado de este proceso dindmico, en una si- tuacién-estimulo dada, es la conducta manifiesta, Dicho en términos més generales: en cualquier se- cuencia de conducta en una situacién-estimulo dada cag: macnn aoe sibel, one, mina da AT o una sign de mancha de tinta del Rorschach), el examinado har una ae cen el campo perceptual y estructurard lo que él elige para adecuarlo a las Se objetales aes que fantased en su vida temprana para satisfacer una necesidad primitiva, Al mismo tiempo caracterizaré lo que él ve en funcién de las relaciones objetales construidas para protegerlo contra las consecuencias jue teme podrian resultar de sus deseos inconscientes. individuo intentari también aliviarse de esos siste- mas tensionales inconscientes sin violar las reglas y Ja ligica impuestas a él por su conocimiento conscien- te de la realidad externa. Aqui sus capacidades inte- Jectuales serén el principal mediador. Pero en cual- juier situacién en que esté bajo el predominio de la asfa. inconsciente, la eficiencia intelectual y la del yo se debilitarén y con ello la tensién resultaré in- ‘crementada més que controlada. Cuando, al contra- io, la tensién inconsciente es aliviada con’relativa fa- cilidad por los esfuerzos defensivos, quedan a fig Ue isa ec tag ager Ge hex y de recursos emocionales para emplearlos en relaciones con el mundo externo basadas en la realidad. En tales circunstancias las relaciones del individuo con las otras personas se guiarin en mayor medida por la apreciacién realista de la individualidad de los otros y la tolerancia para con ella. Las semejanzas y dife- rencias serin percibidas por lo que son, més que por indieadores que inviten a la satisfaccién de una nece- sidad primitiva o que representen la frustracién de ois ee Be ceeiled “6. ustinondatquen las ansiedades ligadas a ellas. Segiin los enfoques teéricos que acabamos de resu- mir, debe quedar en claro que toda muestra de con- ducta contendré huellas de las tres “fases” 0 procesos del sistema tensional arriba descritos, y que en toda secuencia conductal en una situacién-estimulo dada el predominio de una u otra “fase” puede {aes por el esfuerzo en ee cl ivig de la tensién, Esta secuencia dinémica altemante puede RES ¢ PEPESER CARE OSE aBEG ae be ‘TEST DE RELACIONES OBJETALES 25 ya en el pequefio contexto de una respuesta “dual, ya en un contexto més amplio, a través de serie de respuestas, | Ex las situaciones sociales cotidianas, a la eficacia mecanismos defensivos se suman las oportuni- para una conducta convencional, de modo que Tbuellas de las relaciones objetales inconscientes, ‘sin embargo contribuyen a la individualidad del ortamiento, tienden a oscurecerse, Esencial para empleo de una situacién de test proyectivo es obte- tuna muestra de conducta en 1a que los compo- ofensivos y defensivos, tanto en el nivel cons- como en el inconsciente, se revelen més clara- Tradicionalmente se ha hallado que sirve a finalidad la ambigiiedad del material-estimulo, como el papel nodirectivo del terapeuta sirve en situacién terapéutica, La comprensién precisa de factor y de las variables ligadas a 61 es decisiva Ja construccién de un test proyectivo y para di- su aplicacién. a es0s enfoques teéricos es posible aislar variables fundamentales para esclarecer_los Semas tensionales dindmicos en funcién de las rela es objetales. Pueden considerarse cinco variables, bien sistemas de variables interligadas, que ope- ‘en la situacién-estimulo inmediata. ssituacién motivacional. br Io general se coincidird en que se requiere una te implicacién de la personalidad total para Jos componentes, inconscientes y conscientes, se jen plenamente en respuesta a la situacién- inmediata. El factor mas importante en ese ido de Ia implicaciin de la personalidad es la Meee Tae parte'del tidividso dels: stis- fimo adecuada potenciimente,coadyuvante ‘sis esfuerzos por obtener el alivio de la tensién en ficular, la posibilidad de transferir las relacio- jjetales inconscientes sobre la relacién clinico Siente como parte de este esfuerz0, experiencia de dolor y tensién en la relacién fl mundo de las personas y las cosas i %S conjunto motivacional dentro del individuo, La én clinica, que entrafa relaciones profesionales fas y pare-mélicas, ada la investigacién de las dificultades y Por favorables que sean esas fuerzas moti- onales, la capacidad de revelar los sistemas ten- jles més primitivos en forma precisa requiere habi- ‘Tidad terapéutica en el rol adoptado por el investiga- MMe Con cl terapeuta Ia tarea es més fécilmente faeeptada por el sujeto: el hecho de que sea un tera. WPeuta hace permisible Cy “seguro”) para el paciente Siuar en él algunos aspectos de sus objetos. incons- Sentes; y la conducta no-agresiva del terapeuta y su Me aralicky hacen cote vex més poole. dew paciente proyecte esos objetos en variados aspectos lo comin es re) al asociados con necesidades y temores cada vez més primitives. Cuando los métodos proyectivos son em- leados por el psicélogo, la orientacién de la tarea cia Ia terapia influye sobre el conjunto motivacional en esta direccién, a la vez que el comportamiento del psicélogo, a medida que el paciente sitia en él cier- tos objetos inconscientes (simbélicamente representa- ddos también en las respuestas a los estimulos del test), le hace posible al paciente continuar proyectando esos objetos con parecida o ereciente claridad, confor- ime debe enfrentar la secuencia de estimulos. "En am- bos casos, la conducta permisiva del examinador ‘muestra al paciente que en realidad él no confirma las ansiedades y catéstrofes que forman parte de sus fantasias inconscientes, y por consiguiente es proba- ble que esas fantasias afloren a la superficie en mayor En otra parte hemos examinado (1953) con ejem- plos la influencia de la relacién transferencial. desarro- Ilada en una entrevista psicodiagnéstica. A fin de eva- Juar lo que se ha ‘en las respuestas a los. esti- ‘maulos del test, es importante reconocer la relacién transferencial ite del sujeto con el psicélo- , Exo ccna srt tae ¥ las respuestas al test, proyectindolas sobre el fondo de los problemas expresados por el sujeto y los deta- les de cémo ha legado a la presente entrevista. La relacién transferencial dominante suministra la pers pectiva desde la que el examinado hace sus intentos para lograr el alivio de la tensién. Donde domine tuna clase de relacién transferencial diferente, el cua- dro de la personalidad dinémica se daria en una pers- pectiva diferente. Una. vex averiguada. em latin, ¢s posible examinar las respuestas y la condueta sub- siguientes del individuo, evaluar los roles y el cambio de rol que el sujeto asume al tratar de resolver Ja tensién inconsciente, e incluso el alcance y eficacia de sus roles defensivos, tanto en el nivel inconsciente como en el consciente. Este conocimiento de lo.que para el sujeto signi- fica la situacién de la entrevista o el test proyectivo, es necesario tanto para manejar los. procedimientos como para comprender la conducta y los datos obteni- dos, Ese conocimiento entraha que la comprensién del examinador acerca de lo que esté sucediendo en Ja entrevista va aparejada con la comprensién de su examinado, De eta suerte pd mane) las ansedades jue puedan impedir al sujeto entear en la tarea 0 com- Pletile y ssiaiemo suministar una adecunde cond cién en el sujeto para llegar a la finalizacién después de lo que puede haber sido una experiencia tensio- nante, Esta comprensién también puede servir de va- liosa guia para conducir el interrogatorio, en particu- lar acerca de qué puntos han de hacerse inquisiciones més detenidas y hasta dénde debe avanzarse sin pro- ducir demasiada ansiedad. El grado de plenitud y jundidad de compren- sién por parte del psicdlogo ‘este aspecto del desem- 26 HERBERT PHILLIPSON io del examinado dependerd, en gran medids, de sx Beiadey experiance Por empl, ev baniecartor ‘cuente que el examinado dé claras muestras de que vive la situacién del test como algo muy semejante a una situacién escolar, cargada de fuertes ansiedades en torno a sus relaciones con la autoridad. El acento puede caer sobre el temor a equivocarse, sobre la an- siedad de desafiar a la autoridad 0 de someterse a sus requerimientos. El significado més profundo de ‘esas ansiedades y deseos inconscientes se revelarén menos claramente. Siempre se tendré a mano infor- maciones (aunque no siempre se las entienda) que proporcionen hipétesis acerca de su naturaleza a par- tir de cémo el sujeto hace la seleccién dentro de la situacién total que se Je presenta y de cémo estructura Yy asigna significado a Jo que selecciona. Cuando una situacién del test proyectivo se adecua ‘en algdin aspecto importante a la ansiedad dominante que el sujeto trae a la entrevista, el resultado sobre su produccién Cy, claro esté, sobre el sujeto mismo) puede ser particularmente notable, En tales casos no se acusard el despliegue de deseos inconscientes, an- siedades y defensas més comin en ese sujeto. El cua- dro que oftezca seri tipico del sujeto, pero en un estado de derrumbe 0 préximo al derrumbe. Por ejemplo, en un caso comunicado por Malan y Phillip: son (1955), a un paciente que habia mostrado signos de desorden paranoide y psicético en una entrevista, se le invité a ser examinado con el Rorschach dos 0 tres dias después de esa entrevista que él habia decla- rado constituir la peor experiencia de su vida, Su produccién en el Rorschach revelé una condicién psi- Cética manifiesta, con defensas tan inadecuadas y un contacto tan incierto con la realidad que podria haber- se jmtiicado que se indice hospitlzctn, Sin embargo, después se puso en claro que el paciente habia Vendo tla Inatfacin dominade’ por ln taledad de que se le extenderia un certificado de insania, y ya traspuesta —con gran esfuerzo— la entrevista psi- quistrica sin que ello sucediera, la propuesta de un Ror- schach reforzs su ansiedad, circunstancia que parece hhaber sido la causante de un derrumbe psicético tem- porario en la situacién de test. La sugerencia que se Je formulé de que se sometiera a tratamiento como paciente externo, muy poco después le faclité una salida terapéutica de esta experiencia, y en un retest que se le aplicé algunas semanas més tarde, si bien ‘mostré Jos mismos rasgos psicéticos, revelaba una per- sonalidad mucho més integrada —un cuadro bastante més coincidente con el que se habja hecho el psiquia- ta acerca de ese paciente durante el periodo inter- medio. ‘A menudo pueden verse muy claramente casos se- mejantes —si bien menos draméticos— del efecto de la situacién cuando un paciente es entrevistado pri- ‘mero por un clinico de un sexo y luego, para los tests proyectivos, por un psicélogo del sexo opuesto. Es ast como tanto Ia situacién en su conjunto como el estimulo proyectivo presentado —por ejemplo, una lamina que Eahibe una clereasitwaciba 0 oa maak de tinta—, pueden aparearse con la situacién inhe rente en la fantasia dominante del paciente, esto es, puede representar una situacién de relacién objetal Similar a aquella que ha desarrollado la fantasia incons- ciente dominante (véase iii, pég. 24). De paso debe sefialare que la relevancia de esta variable, el conjunto motivacional o significado de la situacién para el sujeto, ha de considerarse en el tra- bajo experimental con entera independencia del cam- po clinico}, ‘TL, Los grados de tension en Ios sistemas tansionales del {individuo antes definido, E] grado de tensién lexi, bisicamente, de cier- tos rasgos innatos de la personalidad tales como la “exci- tabilidad” general y la tolerancia a la frustracién y al dolor, junto con la magnitud del dolor que el individuo I capellieaeads en Ye Frasiacée de nas neoesdades primitivas. La fuerza de tensién resultaré de la impor tancia que para el individuo, como organismo en des arrollo, tengan las tempranas relaciones de necesidad en cuestén. a difusén o asamiento de la tensén de penderd de esta experiencia juntamente con la capaci- {ad del indviduo de desarrollar modos de hacerse cargo de sus malos objetos internos y de preservar al mismo tiempo sus buenos objetos en el mundo exterior. La 1 La influencia de Ta situacién del campo total y de Ia telco de tnosferencia en la Investigacion experimen a Sido sedalads por vain stores Por ejemplo, Sele (1952) ‘suar exos problemas, coments el xainen_ que hace Eeiiner Murphy del extdio de: Howell sobre Ix peisenci Gita el examen de Marphy en i forma siguiente “La peristencia medida en exe experimento es la restencia 11 dolor mientras el expecinenndor Contempla. Se preentan Selo stuaciones, tks Como un instumemo aflad® que se ‘prieta conta cl pulgars, canter la mano sobee bresas ‘Sdiendon, y asl por el eal, Cada scteclin se va hacendo amis apremiante fast que el aujeto die (Dastaly por consi flente, el tempo transcunido sta que_le palais sero. itncia "ide Int mogainod dl, caigo™"CLa focrelocbo," cx fuse, del aguante em cuatro de ext stoaconer con a rs fEocia’en lat ‘otra custo es de alrededor de, Jo que da ti. cociciente de confisbidad de 90" para la’ och). El (ia div ox se ena cepa dlr on el ro io impresion sobee el Boe Spatnis, do. vend a tomy ioe’ Brertiemen’ No ‘hay SPAS bas ee oe na persona puede sentir menor dolor que cara ‘en respuesta 1am mismo eatimulo) y en” qué medida expresan la pura feceidad de mosrare heroic, pero podemor estar seficoe ee ee ey ‘empl rage como“ oem cre eo un salon coer ator Maddox (1982) Informa sobre un con al test, de persitncia dinamométrca en que se mow que el des. tpeto del sujeto ern en buena ere unm fant dees Teluciones afecvas de lor Sndiidor presentes al realicarse ates. une BE Beek wets BERPER FEES? aera ‘TEST DE RELACIONES OBJETALES a ‘en que sus relaciones conscientes con los objetos 10s confirmen o invaliden las relaciones de fan- inconscientes, construidas en respuesta a la frus influiré sobre el alcance y eficiencia de los para hacerse cargo de la tensién. ‘Guando Ia tensién es grande el individuo tenderé ‘sebrcimponer al campo de estimulo sus relaciones con ‘abjetos inconscientes de su fantasia, en forma “Geecta o claramente simbélica, con prescindencia de situacién de las relaciones objetales externas no, se adecue 0 no, a su sistema tensional “sconsciente, y su capacidad de anoticiarse de los rasgos “de realidad de los estimulos puede debilitarse en algu- “sees importantes aspectos, Cuando la tensién es grande “ ls defensas fuertes, las relaciones objetales incons “Gentes pueden expresarse s6lo a distancia y simbélica- “mente, y la naturaleza dindmica del deseo inconsciente Jas consecuencias temidas pueden ocultarse., Ellos mostrarse més directamente en respuesta a una “Sesscidn -estimulo particular que “encaje” 0 “calce” “= di sistema dinimico subyacente, es decir, cuando “zementa la tensién, segin se explicaré luego. De este modo, en general, las muestras del grado de “exsién en un sistema dindmico pueden provenir de la “Siuacin de dlscrepancias percepuales y_de Ia dis “tecia, desde la superficie, de las dindmicas inconscien- ‘= en relacién con el esfuerzo defensivo. Pero, “se veri, las diferentes combinaciones de las tres variables SS fine em lox parigraon siguientes, iftyen jo de tensién que experimenta la persona- Matas rics el rondo 3 w medide eo que te IE maneja en situaciones especificas. GE El “encaje” o adecuacién entre 1a situacién-estimulo {y los sistemas tensionales dinimicos del individuo, ‘Cuando la situacién-estimulo esté estructurada' de ‘el manera que “encaja” 0 se aparea con los sistemas ‘=esionales dominantes en el individuo, la tensién se Gerementari. Puede ocurrir que la situacién estruc- ‘erada se adecue a una situacién conflictual irresuelta "Ei individuo; de ello resultara amenazada la gratifica- ‘Gin de una necesidad temprana y tal vez sobrevengan Seatimientos primitivos de célera. Estos sentimientos ‘entrar en conflicto con la necesidad de preser- far el objeto frustrador, por ser también un objeto ne- Sessitado, y asimismo entrar en conflicto con la necesidad @ evitar las consecuencias de tales deseos destructivos funcién de cetaliacién 0 vepeesia. Por ejemplo, en una situacién de terapia de grupo, ‘c= la que los pacientes han transferido sobre el tera Be BBbicios epectos d2 ou necesidad de dependeaita, situacién de que él los deje y entregue al cuidado El término estructura no es aqui empleado en el sen- de una configuracién de unidades no-dindmicas, sino ms de otro terapeuta, se adecuars de diversas maneras a las fantasias de los pacientes acerca de ese rechazo (se adecuaré, por ejemplo, a tempranas situaciones en las que los pacientes in de un personaje parental: ‘que los rechazé en la fantasia y/o en la realidad). Los pacientes, individualmente, expresarin sus ansiedades fen tomo a las consecuencias de los deseos inconscientes provocados por esa situacién de diversos modos anéloga, que dependerin de las caracteristicas de sus propios sistemas tensionales individuales —por ejemplo, en funcién de rechazo, represalia, destruccién de un rival con la consiguiente represalia por el consocio del rival, et. Una situacién que se aparea a una situacién sul cente de relacion abjetal y que al mismo tiempo ae las posibilidades del paciente de emplear defensas. bien establecidas, puede significar un cambio importante en la psicoterapia. Por ejemplo?, una paciente que habia buscado ayuda psiquidtrica para su frigidez y sus rele- ciones generalmente insatisfactorias con su esposo, mien- tas formaba parte de un grupo terapéutico mixto, pudo ccultar su intensa hostilidad contra los hombres. y su subyacente intencién de incitlos por ella mediante un despliegue de coqueteria y desempefiando ttn wel defenaioo de stuchachia ‘secila-e tpocene. La dindmica principal de su problema silo se revelé ‘cuando las otras mujeres del grupo estuvieron ausentes. Entonces se vio enfrentada con la situacién de nica mujer presente entre los tres miembros masculinos del grupo. Esta situacién se apareaba muy estrechamente Con su propia situacién familiar, y en el momento: en que estuvieron ausentes las mujeres del grupo, en las que ella venia respaldéndose para reasegurar su con- ducta ofensiva y defensiva, se puso agudamente ansioss. El reconocimiento de la ‘naturaleza de esta ansiedad, de que ella podria provocar intensa pugna entre los hombres, Ilev6 a 1a superficie su actitud a sub- yacente,” Esta experiencia terapéutica fue el punto de partida de una fase de rapido progreso en el tratamiento. de la paciente. Més ejemplos de respuestas a situacio- nes-estimulo especificas en la psicoterapia de grupo se encontrarén con cierto detalle en Ezriel op. eit.) yen el autor (1953). Un ejemplo particularmente Iamativo de las res puestas de tna paciente a las Iéminas de un test pro- yectivo que encajaban en uno de sus principales siste mas tensionales, se encontraré en el segundo de los studios de casos que se compendian en el Capitulo III, ‘Tres de la serie de laminas utlizadas presentan situa ciones ambiguas de tres personas, y en los relatos que produjo en dos de ellas, la paciente trat6 las situaciones como si fueran de dos personas. La investigacién. de- mostré que, aun cuando la mayoria de Jos sujetos visua- lizan estas situaciones como tripersonales, ella, en rigor, no vela la tercera persona. Su percepcién de las situa: ciones y su manera de tratarlas revelan su necesidad 2 Esta ilustracién se la debo al Dr. John Kelmar. 28 HERBERT PHILLIPSON dominante de ser atendida y su hostilidad inconsciente contra toda rival. En términos de su inconsciente, a la tercera persona se le da muerte. Omitiendo la visual zacién de esa tercera persona, ella logra la exclusividad de la atencién, y evita al mismo tiempo enfrentar en la realidad los celos y 1a hostilidad extiemados que susci- taria el reconocimiento de esa situacién tripersonal. En un test proyectivo el sujeto sobreimpondra a la situacién-estimulo el esquema de relaciones objetales ‘que mejor se preste para operar en funcién del sistema tensional dominante del individuo. El grado de claridad con que las relaciones objetales inconscientes se yecten sobre tales situaciones depende del grado de tensién, de la medida en que la situacién se aparee con las hipétesis inconscientes del sujeto o las confirme, y de los rasgos de realidad concomitantes de la situacién, que puedan confirmar 0 contradecir esas hipétesis. IV. Bl contenido de realidad de 1a situacién-estimulo, En el trabajo proyectivo se utiliza material ambiguo, pues ese tipo de material deja al sujeto librado a sus propios recursos y le permite revelar més claramente Jas actitudes y expectativas con que mira al mundo exterior, Viene aqui a cuento lo que dice G. Murphy (4947); "Cuanto més Fuertemente organizada y mejor estructurada esté la armazén del mundo, menos puede set gobernada por la armazén intema; cuanto menos estructurada esté, més la gobierna la armazén interna”. ‘De un modo similar Bruner y sus colaboradores (1951) hhan demostrado experimentalmente que cuanto més ambiguo sea el estimulo, més eficazmente servird confirmar las is” basadas en la personalidad. En funcién de nuestro presente enfoque teérico esta ‘proposicién puede reenunciarse ast: cuanto més ambi- ‘gua sea la situacién-estimulo, més factible seri para el individuo estructurarla en funcién de sus sistemas ten- sionales dominantes; en cambio, cuanto més definido sea el contenido de realidad del estimulo, més comple- tamente serd ocultada la naturaleza de Jos deseos y te- ‘mores inconscientes. Vinculando esta proposicién con Ja variable anterior, puede decirse asimismo que: cuan- to més concuerda tna situacién con la situacién de la relacién objetal inconsciente y menos contradiga sus ‘creencias con respecto a otros rasgos de la realidad, mas plenamente el estimulo se moldeard sobre la estructura del sistema tensional subyacente. En una situacién asi, Ja medida en que los rasgos de realidad del estimulo sean ignorados, violados, sobreacentuados de una ma- nera sobrevigilante, o utilizados constructivamente, de- penderé de ia fuerza del yo y de la clase de defences a su disposicién. Por ejemplo, sélo cuando Ja tensién es muy intensa y el yo y sus defensas débiles, una ituacién-estimulo “popular”, tal como las éreas popu- lares en las léminas del Rorschach, puede resultar muy modificada. En las mfnimas variantes introducidas en la utilizacién popular del estimulo, asi como en la seleccién y sobreacentuacién que se haga de sus rasgos particulares, pueden denotarse las necesidades incons Gientes temidas, La capacidad del yo para utilizar Ja realidad externa, sea en forma defensiva para controlar las fuerzas in- conscientes, 0 creadora para entrar en trato con el mundo, depende de la medida en que el individuo ha reprimido —y que por ello mismo no ha podido modificar— las fantasias dominantes en su visién del mundo durante la infancia. Pero cualquiera sea la fuerza del yo y el alcance y eficacia de sus defensas, la ambigitedad o controvertibilidad de una situacion- estimulo hace més permisible para el individuo colocar sobre ella aspectos de sus relaciones objetales incons- ientes en un intento de aliviar la tensién. El grado maximo de estructuracin de la situacién-estimulo que permita una clara expresin de esas relaciones objetales inconscientes dependerd de las posibilidades inherentes ala situacién total de darles forma y significado, recon- ciliando la estructura subyacente de la personalidad con las formas conscientemente aceptables. 'V. Bl “contexto de realidad” en que Ia situactén-estimulo ‘Se presenta, Una influencia adicional sobre el valor estimulante de una situacién es el “contexto de realidad” en que se presenta el contenido estructural. En la terapia ello se vincularia con el clima emocional de la situacién, va iable con la individualidad del terapeuta Cy con Jos otros miembros del grupo) y con la secuencia de los acontecimientos. También en los tests proyectivos se vincularia con esos factores, pero, ademés, con el “con- texto de realidad” del estimulo, Por ejemplo, en las manchas de Rorschach, textura luminosa, negrura y color parecen poseer valores similares de estimulacién. Estos rasgos de una situaci6n-estimulo parecen incre- ‘mentar las necesidades y ansiedades especificas conte- nnidas en los sistemas tensionales impuestos sobre la estructura principal de la situacién. Asimismo ellos in- fluyen tanto sobre el tipo de defensas movilizadas como sobre su eficacia operativa. Representan, también, in- dicadores signifi a el sujeto, en funcién del calor o frialdad aparentes, de lo que invita y amenaza en el sentido de fas relaciones humanas implicadas en la situacién, Su efecto tiene mucho en comin con la contratransferencia en terapia, Una més precisa definicién de esas variables y la diferenciacién de su interrelacién en funcién del punto de vista teorético que aqui se expone, requeriré la observacién sistemética de la conducta en_situaciones que tiendan a iluminar la movilizacién de los sistemas dinémicos inconscientes y conscientes. Un primer paso en esta diteceién ser4 prestar la debida atencién, al construir y aplicar los tests proyectivos, a las cinco variables —mejor dicho a los cinco grupos de varia- bles— aqui examinadas, El Test de relaciones objetales que a continuacién vamos a describir intenta desarrollar un método de ex- ‘TEST DE RELACIONES OBJETALES de la personalidad fundamentado en la teoria © C. —EI contexto de realidad, que se vincula con la ica de las relaciones objetales inconscientes. atmésfera de la situacién, su calor o frialdad eos! del test, el de administracién aparentes, o la invitacién o amenaza implicada beiet ‘éenica de interpretacién derivan de los conceptos en la situacién, a ‘en las piginas precedentes. Las principales bl que se utilizaron en la construccién de situa- Se ha intentado brindar_un io de estimu- i lo, se vinculan con las descritas en los los que abarque las situaciones bésicas de las rela- ae pardgrafos 1m, rv y v, relacionadas con: ciones objetales. Estas situaciones sociales o “situaciones objetales”, asi como los rasgos de realidad de las léminas, han sido variados sisteméticamente dentro de la serie. miedo fensas, —E] contenido de “objeto” —ids precisamente, sad! Yanan Be acion- cl contenido de relacién objetal. Este repre A fin de iluminar intensamente los procesos a Beis al elocestimalo primar, tuales y las discrepancias dentro de ellos, en su grado ° “ estructura o de ambigiiedad nuestras léminas se aproxi- aol —El contenido de realidad: el grado de estruc- man més a las de Rorschach que a las del TAT. Tam- grado tura y el monto de contenido de realidad dis bién las otras caracteristicas de la tacién que pave ponible en una situacién, que puede confir- afectan al contexto de realidad de jtuaciones se rales ‘mar 0 contradecir las expectativas inconscien- emparentan con los valores de sombreado, oscuridad y tes y proporcionar material defensivo, color del Rorschach.

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