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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

TALLER PRINCIPIOS BIOÉTICOS

1. Por grupos se distribuirán los casos


2. El grupo realizará un análisis de los casos clínicos sobre los principios bioéticos
3. Se presenta el caso y la opinión en base a los principios bioéticos, mediante un
organizador visual en la plenaria.

CASO N0 01

En Texas (EE.UU.), un adulto maduro de 54 años que trabajaba como elevadorista y


fumador de puros manifestó síntomas de enfisema pulmonar. Fue al médico y después de
haber hecho los estudios correspondientes, incluyendo el genético, se reveló que tenía una
predisposición hereditaria a ese padecimiento. Terminada la consulta se le advirtió al
paciente que tanto el tabaco como su trabajo acelerarían el proceso patológico. El paciente,
con una considerable antigüedad en el trabajo decidió dejar de fumar pensando en su
bienestar y en el de sus 4 hijos y decidió esperar los 2 años que le faltaba para jubilarse.   A
los dieciocho meses del diagnóstico, su estado de salud se complicó, y tuvo que ser
internado de emergencia en una clínica privada, cercana al centro laboral. Sin embargo, su
situación económica no permitió pagar la hospitalización y debió pedir su alta voluntaria.
Con esta recaída se hizo necesario incapacitarlo para desempeñar sus labores. El
empleador, amparado en el diagnóstico genético, decidió que el empleado no tenía derecho
a la jubilación ni a los derechos que le corresponderían si hubiera adquirido la enfermedad
con motivo del trabajo.
Qué informe darían ustedes como comité de ética para que esta persona pueda conseguir
todos sus derechos.
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CASO N0 02
El hecho se remonta a 1982, Jossette Perruche estaba embarazada y su hija mayor había
contraído rubeola. El temor de Jossette era que si se contagiaba afectaría gravemente al
niño en gestación y podría nacer con diferentes malformaciones es por ello que pidió un
diagnóstico pre implantatorio advirtiendo que, en caso positivo, abortaría. El médico y el
laboratorio que realizaron las pruebas concluyeron, erróneamente, que Jossette no padecería
rubeola. Ella prosiguió el embarazo y dio a luz a Nicolás, que nació con severos trastornos
debido a la rubeola; sordera, retinopatía, cardiopatía y problemas neurológicos. En 1992,
los padres de Nicolás demandaron a los responsables del error médico, obteniendo una
indemnización por los perjuicios causados a ellos mismos. Más tarde, a fin de asegurar la
atención a Nicolás durante toda la vida, presentaron a otra querella, esta vez en su nombre
de su hijo. Pedían que se reconociese a Nicolás como perjudicado por el error que permitió
que naciera. La corte de Casación francesa concedió una indemnización a Nicolás Perruche,
de 12 años. La sentencia de la justicia francesa razonó del siguiente modo: “puesto que los
fallos cometidos por el médico y el laboratorio en el cumplimiento de su contrato con J.P.
(Jossette Perruche) impidieron a esta ejercer la opción de interrumpir el embarazo a fin de
evitar el nacimiento de su niño minusválido, este puede demandar la reparación del
perjuicio resultante de su minusvalía y causado por las faltas contraídas”. Con esta
sentencia, en último término, y esto es lo más grave, se reconoce explícitamente que es
mejor estar muerto antes que nacer con una deficiencia. Es decir, se está reconociendo que
existe un “derecho a no nacer”, que hay situaciones en que la muerte vale más que la vida.

Usted como parte de comité que analizó el caso está de acuerdo con el razonamiento de
la Casación Francesa. De qué manera usted habría resuelto el problema.
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CASO N0 03
Fernanda y Rodrigo es una pareja joven, con 4 años de casados, donde Fernanda esperaba a
su segundo hijo, junto con su esposo, se va a su consulta en el MINSA para realizarse unos
análisis por su control prenatal, pues Fernanda había sufrido un par de episodios de
metrorragia a las 6 semanas de gestación, razón por la cual la habían dejado que guarde
reposo y con tratamiento que hasta hoy se cumplía. En la semana número 16 de gestación,
ellos estaban impacientes que entrara el Dr. Hernández, pues no podían evitar la emoción y
la ansiedad que preceden a una ecografía, aun cuando no era su primer hijo. A su lado
Rodrigo seguía de pie, sólo habían pasado unos minutos desde que la enfermera los había
hecho pasar, pero para Fernanda la espera siempre era eterna y más aún cuando se
encontraba en la camilla recostada con esas batas tan características que no cierran en la
espalda y que dejan la extraña sensación de estar “expuesta al mundo”.

Después de unos minutos se abrió la puerta de la consulta y al ver el rostro del doctor,
Fernanda y Rodrigo de inmediato respiraron más tranquilos. Fernanda no dejaba de sonreír,
la maternidad la cautivaba con todos sus matices: los kilos de más, los vómitos matutinos,
su cuerpo moldeándose para dar forma a una nueva vida, incluso el gel helado que cubría
ahora su vientre.

Pero algo andaba mal, el doctor llevaba demasiado rato meditabundo y en silencio, y al
escudriñar su rostro no pudo evitar descubrir cierta desazón. Entonces Rodrigo preguntó:
¿Doctor ocurre algo?, el Doctor respondió: la verdad es que, según los análisis, la señora
Fernanda presenta una placenta anormal, ovarios quísticos y gonadotropinas elevadísimas,
una tirotoxicosis secundaria, aunque Fernanda se sentía mejor. Sin embargo el hallazgo
ecográfico de una anomalía en el cráneo era indicador de una posible alteración
cromosómica y los estudios realizados confirmaron una TriploidíaXXX .

El Dr. Hernández les explicó detalladamente que lo que mostraba los análisis, que iba ser
un feto incompatible con la vida y que cuando naciera podía no mostrar alteraciones físicas
considerables, pero el problema radicaba en que tendría un retardo severo del crecimiento y
una vez producido el parto sería capaz solamente vivir minutos, incluso existe la
posibilidad de que continuando el embarazo se ponga en riesgo la vida de Fernanda y la
única solución es interrumpir el embarazo. Además, tenerlo supondría un gasto económico
enorme pues sería un bebe muy delicado y ellos como pareja joven no están en la situación
económica estable para asumir todos los gastos que requiere un bebe con esa enfermedad.
Usted como parte del equipo de salud que atiende a la pareja, que consejería le daría
para afrontar la realidad.
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CASO N0 04

La familia Wilson queda devastada al enterarse de que Kate, su hija mayor de dos años de
edad, padece leucemia. Los padres una pareja joven de 30 años ambos, al enterarse de la
terrible noticia buscaron diferentes soluciones como el de hacerle el trasplante de medula.
Sin embargo, los médicos afirmaron que ninguno de sus integrantes de la familia era
compatible con ella y apenas vivirá unos años. Al ver el sufrimiento de los padres, el
médico les ofrece apelar a las nuevas tecnologías de reproducción asistida. Así mismo les
informa que la sangre del cordón umbilical es muy valiosa y sugiere la técnica de
fecundación in vitro para trasplantar a Kate los órganos que fueran necesarios. Este
procedimiento consistía en combinar la técnica de clonación con la de obtención de células
madre embrionarias, para curarla mediante trasplante celular. Es así que los padres luego de
analizar la situación decidieron traer al mundo a una niña con el motivo específico de curar
a su hermana mayor a través de la clonación terapéutica. Los médicos clonaron a través de
la fecundación artificial los genes de Kate para que su hermana tuviera la misma dotación
genética y sus características biológicas que ella y así pudiera ser tan perfecta para poderle
salvar su vida. Al poco tiempo de nacer Anna, es sometida a un trasplante de médula y a
sucesivas operaciones dolorosas; para que pueda proporcionarle los órganos que su
hermana necesitaba y así no perdiera la vida. “Algunos bebés llegan al mundo por
accidente. Yo no, fui deseada. Nací para salvar a mi hermana”, dice Anna. La niña de once
años, aunque no está enferma ya pasó por un sinfín de intervenciones y donaciones de
sangre para que su hermana mayor, Kate, sobreviva a la leucemia. “Ya estoy cansada de
las hospitalizaciones. ¿Por qué voy a tener que cuidarme toda la vida?” Responde Anne,
entre lágrimas cuando quieren someterla, esta vez, a un trasplante renal.

Como parte del equipo de salud que atiende el caso, que análisis y posible solución daría
ante el caso de esta familia. ¿Qué principios éticos estarían implicados en la decisión?
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CASO N0 05

Alicia tiene 34 años. Hace un año se le diagnosticó un carcinoma de cuello uterino, en


estadio localmente avanzado. Recibió radioterapia y quimioterapia en dosis completas y
posteriormente fue operada. Todos estos tratamientos no lograron erradicar su enfermedad.
Vive con su esposo, Héctor, y sus cuatro hijos en Buenos Aires, en una modesta y linda
casa de material noble. Los varones, de 7 y 10 años, las niñas, de 9 y 4 años. Tiene otro hijo
de una relación anterior, Luis, de 16 años, que también vive con ella, aunque pasa gran
parte del tiempo con sus primos, hijos de la única hermana de Alicia.

En el último mes el deterioro físico de Alicia ha sido notorio. Sólo se levanta de la cama un
rato durante el día. Con mucha dificultad intenta atender a sus hijos: la limpieza y la
comida para los niños le resultan tareas casi imposibles de realizar. Su esposo comparte con
ella muy poco tiempo, ya que está fuera de la casa prácticamente todo el día. Desde hace
cuatro días Alicia viene soportando un dolor intenso, no puede dormir. Además, tiene
vómitos y no orinó en las últimas 24 horas. Norma, la hermana de Alicia, la convence para
ir al hospital. En el Hospital se comprueba que presenta una obstrucción de sus vías
urinarias, por lo cual un médico propone una nueva intervención quirúrgica para intentar
extirpar parte del órgano dañado. Otro especialista opina que esa cirugía es un exceso por lo
avanzado de su tumor y aconseja el intento de colocación de un catéter de derivación
urinaria para impedir que la obstrucción actual la lleve en horas o días a la muerte
producida por insuficiencia renal. Alicia no acepta ningún tratamiento. No habla con los
médicos, excepto para decirle a uno de ellos: "Doctor, no quiero vivir más..." "No quiero ya
más operaciones, no puedo más".  Un médico le dice a la hermana de Alicia: "Es mejor que
la lleven a la casa, no podemos hacer nada".

El escenario donde transcurrió esta historia se tiñó no sólo con la dramática situación de la
joven mujer en el final de su vida, sino también con la angustiante vivencia de sus
familiares (los presentes y los ausentes) y con las diferentes argumentaciones y propuestas
de los profesionales inicialmente intervinientes. Se escucharon reclamos y opiniones muy
diversas, sustentando conocimientos científicos y procedimientos técnicos tanto como
cuestionamientos éticos y legales:

"Debiéramos llevarla a quirófano ya, hay una vida humana en juego". "Debemos convencer
al marido: mándenlo a llamar"." Si muere en el quirófano, al menos lo intentamos". "No
podemos tenerla en casa: piense Ud. que hay niños"." ¿Para qué la traen al hospital si
después no acepta la indicación del médico?" "Es inútil cualquier intento, permitamos que
muera en paz...".

"La eutanasia es ilegal. No nos pueden pedir eso". "¿No es conveniente solicitar la
intervención de un juez?"
Usted como parte del equipo de salud que análisis haría del caso y cuál sería su posible
solución de acuerdo con los criterios estudiados. ¿Qué principios éticos estarían
implicados en la decisión?
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CASO N°06: Caso clásico Tatiana Tarasoff

En 1968 dos estudiantes de la Universidad de California en Berkeley, Tatiana Tarasoff y


Prosenjit Poddar, se conocieron y comenzaron a salir juntos de manera casual. Sin
embargo, Poddar creyó que esta relación era más en serio de lo que pensaba Tatiana (él
pensó que estaban de novios), y se puso obsesivo con el tema cuando ella rompió la
relación. Poddar tuvo, a consecuencia de esta situación, un serio quiebre emocional.

Poddar consultó a un psiquiatra en el hospital de Berkeley. El psiquiatra consideró que


Poddar tenía un cuadro psicótico, prescribió medicamentos antipsicóticos, y lo refrió al
psicólogo Dr. Lawrence Moore para consejería. A pesar del tratamiento Poddar persistió en
la ilusión de que Tatiana lo llegaría a amar.

Para probar su amor, compró una pistola para simular una situación de alto riesgo de la cual
él la rescataría. El Dr. Moore le dijo que probablemente tendría que tomar medidas forzosas
para detenerlo, con lo cual Poddar salió indignado de su oficina. El Dr. Moore analizó esta
situación con sus colegas e informó a la policía del campus universitario de que Poddar
estaba amenazando con asesinar a una estudiante. Los oficiales lo encontraron, pero no lo
detuvieron porque lo consideraron racional. Sin embargo, la ilusión de Poddar llegó a un
punto máximo. Se dirigió a la casa de Tatiana, armado de su pistola y un cuchillo. Ella
arrancó, él le disparó y luego la acuchilló 14 veces hasta matarla. Luego se entregó, fue
condenado por asesinato en segundo grado y fue liberado después de cumplir cinco años de
cárcel.

Los padres de Tatiana demandaron civilmente a la Universidad de California. En 1974, la


Corte Suprema de California consideró que, a pesar del deber de confidencialidad, que
existe un profesional de salud y su paciente, el primero tiene deber de advertir a la potencial
víctima para evitar un daño grave causado por un problema psicológico de un enfermo.

Los profesionales de salud mental respondieron que esta norma violaba su relación
profesional “especial” y que minaría la confianza de sus pacientes. Además, es muy difícil
predecir violencia y habría muchos falsos positivos (advertir a personas que en realidad no
están en peligro), con lo cual a la larga sería peor.

La Corte emitió una segunda opinión. Mantuvieron el criterio de que los psicólogos tienen
deberes con las víctimas potenciales, pero sólo deben aplicar un “cuidado razonable” para
proteger a las personas. Es decir, el profesional puede tener que hospitalizar
voluntariamente al paciente para evitar daño a terceros, en lugar de advertir explícitamente
a una víctima potencial.

¿Está de acuerdo con estas opiniones? ¿Qué pasaría si la persona que no quiere recibir
un tratamiento o tiene una enfermedad contagiosa no desea tomar medidas preventivas y
podría enfermar a otros como en la pandemia? ¿O si fuera portador de una enfermedad
de trasmisión sexual y no lo informa a su pareja? ¿Qué principios éticos estarían
implicados en la decisión?
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CASO N°07 Caso clásico: Baby M

La Sra. Mary Beth Whitehead, una ama de casa de 29 años de Brick Township, New
Jersey, firmó un contrato el 6 de febrero de 1985, de tener un hijo para William y Elizabeth
Stern. Como parte del contrato de 16 páginas, arreglado por el Centro de Infertilidad de
Nueva York, la Sra. Whitehead accedió a que “en el mejor interés del niño, no desarrollaría
ni intentaría desarrollar una relación padre-hijo con ningún niño (...) que pudiera concebir
(…) y dejaría libremente la custodia a William Stern, padre natural, inmediatamente
después del nacimiento del niño; y renunciaría a todo derecho materno al mencionado niño
según este acuerdo”. La Sra. Whitehead recibiría 10.000 dólares de “compensación por los
servicios y los gastos” del Centro de Infertilidad como parte de un total de
aproximadamente 25.000 dólares, que el Sr. Stern accedió a pagar al Centro. Del resto,
5.000 dólares, se destinaban a los costos médicos, legales y de seguros de la Sra. Whitehead
durante el embarazo, y de 7.500 a 10.000 irían a parar al Centro en concepto de minuta.
Cuando la niña, concebida por inseminación artificial con el esperma del Sr. Stern, nació el
27 de marzo de 1986, la Sra. Whitehead y su marido, que ya tenían 2 niños, se resistieron a
separarse de la niña. La devolvieron a los Stern el 30 de marzo, pero la Sra. Whitehead no
aceptó los 10.000 dólares, y a los pocos días fue a la vivienda de los Stern y rogó que le
permitieran tener a la niña durante una semana. Los Stern aceptaron. Pero a primeros de
mayo, resultó evidente que la Sra. Whitehead no estaba dispuesta a devolver a la niña, y los
Stern solicitaron con éxito al tribunal de familias la custodia temporal. La Sra. Whitehead
se las arregló para pasar al bebé por una ventana del dormitorio a su marido cuando 6
policías llegaban a su casa para llevarse a la niña. El marido huyó con el bebé, y la Sra.
Whitehead pudo reunirse con él más tarde sin que los detuvieran. Los Whitehead lograron
eludir a los agentes de la justicia en Florida durante 3 meses. Cuando la pequeña, conocida
en los sumarios judiciales como “Baby M”, fue localizada finalmente, fue devuelta a los
Stern y se amplió la custodia temporal del juez de familia Harvey R. Sorkow, junto con los
derechos limitados de visita de la Sra. Whitehead.
Una prueba de paternidad ordenada judicialmente determinó que el marido de la Sra.
Whitehead, Richard Whitehead, que se había hecho una vasectomía, no podía ser el padre
de la niña. Después de un juicio de 32 días, el juez Sorkow declaró el contrato de
subrogación válido y ejecutable, terminó con los derechos maternos de la Sra. Whitehead y
otorgó la custodia exclusiva de Baby M al Sr. Stern. El juez Sorkow exigió el específico
cumplimiento del contrato de subrogación sobre la base de que era lo más ventajoso para
Baby M. También concedió inmediatamente a la Sra. Stern una orden de adopción.
En apelación, el Tribunal Supremo de New Jersey (3 de febrero de 1988) sostuvo que un
contrato de subrogación que ofrece dinero para la madre subrogada y requiere su
irrevocable asentimiento para entregar a su hijo al nacer es inválido y no ejecutable. El
contrato de subrogación, en el caso de Baby M, viola las leyes de New Jersey, que prohíben
el uso de dinero en relación con las adopciones, que limitan la finalización de los derechos
paternos a situaciones en las que ha habido una muestra válida de la incapacidad paterna o
el abandono del niño, y que permiten a una madre revocar su consentimiento para entregar
a su hijo en adopción entre personas privadas.
Adicionalmente, el contrato de subrogación entra en conflicto con la política de New Jersey
de que la custodia debe determinarse sobre la base de los mejores intereses del niño (el
contrato de subrogación realiza una determinación de custodia anterior al nacimiento del
niño), de que los niños deben ser criados por sus padres naturales (el contrato de
subrogación garantiza la separación de su madre natural), de que los derechos del padre
natural y de la madre natural son iguales (el contrato de subrogación eleva el derecho del
padre natural destruyendo el de la madre natural), de que una madre natural reciba
asesoramiento antes de acceder a entregar a su hijo (el contrato de subrogación, en este
caso, no tenía esta cláusula) y de que las adopciones no deben estar condicionadas por el
pago en dinero (el contrato de subrogación estaba basado en dicho pago).
En relación con el punto de que la Sra. Whitehead “accedió al acuerdo de subrogación,
supuestamente comprendiendo plenamente las consecuencias”, el tribunal responde:
“Dejando a un lado el tema de cómo fuera de acuciante su necesidad de dinero, y cuán
significativa fuese su comprensión de las consecuencias, sugerimos que su consentimiento
es irrelevante. Hay algunas cosas, en una sociedad civilizada, que el dinero no puede
comprar. En EE.UU., decidimos hace mucho tiempo que el simple hecho de que la
conducta comprada con dinero fuera “voluntaria” no significaba que fuera buena o que
estuviera más allá de la regulación y la prohibición”. Además, el tribunal expresó su
preocupación sobre los desconocidos efectos a largo plazo de los contratos de subrogación
para diversas partes: “las posibles víctimas incluyen a la madre subrogada y a su familia, al
padre natural y a su mujer, y lo más importante, a la niña”. Sin embargo, no encontró
ninguna prohibición legal a la subrogación “cuando la madre subrogada se presenta
voluntaria, sin ningún pago, para actuar de madre sustituta, y se le permite el derecho de
cambiar de idea y de afirmar sus derechos maternales”.
El Tribunal Supremo de New Jersey confirmó la concesión de la custodia al padre natural,
y anuló la finalización de los derechos maternos de la madre natural y requirió al tribunal
inferior que determinara los términos de la visita de la madre natural a Baby M.
¿Considera que la decisión de la Corte fue adecuada? ¿Qué principios éticos se
comprometen en este caso de maternidad subrogada o vientre de alquiler?

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CASO N°08 Caso clásico: Tuskegee

En 1932 la sífilis era una epidemia preponderante en las comunidades rurales del sur de
Estados Unidos. Consecuentemente, las autoridades crean un programa especial de
tratamiento para esta enfermedad en el Hospital de Tuskegee, el único hospital para
personas de raza negra que existía hasta entonces. Debido a esto, la sección de
enfermedades venéreas del PHS (Servicio Público de Salud) de los Estados Unidos, decide
llevar a cabo un estudio sobre la evolución de la sífilis (1932-1972). Esta investigación fue
financiada con fondos federales y se planteó como un estudio con personas en relación con
el curso natural de la enfermedad. Para alcanzar este objetivo, fueron seleccionados
cuatrocientos varones de raza negra infectados con Sífilis, y doscientos hombres de raza
negra sanos, como grupo control.

Su objetivo principal, era comparar la salud y longevidad de la población sifilítica no


tratada, con el grupo control, y así observar su evolución. A los sujetos seleccionados para
el estudio y que estaban enfermos no se les trató su enfermedad, sin embargo, se les
ofrecieron algunas ventajas materiales. Además, no se les informó acerca de la naturaleza
de su enfermedad y sólo se les dijo que tenían la sangre mala.

Durante el estudio, ya en 1936, se comprobó que las complicaciones eran mucho más
frecuentes en los infectados que en el grupo control, y diez años más tarde, resultó claro
que la tasa de mortalidad era dos veces mayor en los pacientes infectados con Sífilis. En el
año 1942 se hace extensivo el uso de penicilina. Antes de su descubrimiento, la sífilis
frecuentemente conducía al desarrollo de una enfermedad multisistémica, crónica, dolorosa
y fatal. Luego del descubrimiento de este antibiótico, éste comienza a usarse para tratar
distintas infecciones. Incluyendo el Hospital de Tuskegge, pero en otras secciones, la
penicilina fue convirtiéndose en el tratamiento estándar para la sífilis en el resto del país.
Los pacientes enfermos que participan de estudio de investigación son privados del
tratamiento con antibióticos. Más tarde se demostraría que sin el antibiótico la esperanza de
vida de la persona infectada se reducía en un 20%. La investigación continuó sin cambios
sustanciales y se publicaron trece artículos en revistas médicas hasta que, en 1972, el
periodista J. Heller publicó un artículo sobre este estudio en el New York Times, momento
en el que comenzó la polémica sobre la ética de la experimentación en sujetos humanos, y
producto de la controversia se vieron obligados a finiquitar la investigación. La
justificación que dieron los investigadores fue que no hacían más que observar el curso
natural de la enfermedad, sin ocasionar daño alguno. Los sucesos citados condujeron a la
elaboración del reporte Belmont, y al establecimiento del Consejo Nacional para la
Investigación Humana y los consejos Institucionales de Revisión de Protocolos de
Investigación.

Usted como parte del equipo de salud que análisis haría del caso ¿Qué principios éticos
estarían implicados en la decisión? Durante una investigación de un fármaco por
ejemplo ¿Pueden obligarle a colocar o no colocar un tratamiento sabiendo que no es lo
correcto? ¿Alterar un fármaco? ¿Alterar resultados como por ejemplo de efectividad de
una vacuna?
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CASO N°09 Caso clínico

Un hombre de mediana edad ha sido internado contra su voluntad en un hospital


psiquiátrico estatal porque lo consideran peligroso a otros dado su estado paranoico severo.
Su comportamiento violento se controla con medicamentos e inyecciones, las cuales se
administraron inicialmente en contra de su voluntad. Lo declararon mentalmente
incompetente, y las decisiones de aprobar el uso de medicamentos psicotrópicos las tomó
su hijo al que se le otorgó tutela y poder médico por ley.

Mientras que los medicamentos contenían la agitación violenta del paciente, cambiaron
muy poco sus síntomas paranoicos. La probabilidad de que pueda regresar a su hogar y
comunidad son remotas. Sin embargo, una nueva droga ha sido introducida al hospital, la
cual ofrece una fuerte probabilidad de que si el paciente la toma, podría regresar a su casa.
La droga, no obstante, solo estaba disponible en forma de píldora, pero el paciente sufre de
paranoia de que alguien lo quiere envenenar. Una sugerencia era moler la píldora y
administrarla secretamente mezclándola con un pudín.

Los empleados del hospital consultaron con el hijo del paciente y obtuvieron su
consentimiento informado. Los “valores y…objetivos personales” del hijo y de otros
familiares se vieron como sustitutos de los del paciente que se considera mentalmente
incompetente—y que estos objetivos incluyen el deseo del paciente de vivir fuera de una
institución y cerca de sus seres querido en la comunidad. Esta fue la razón que se hizo
explícitamente en el acuerdo al que dio consentimiento su hijo de esconder el medicamento
en la comida. No obstante, los que trabajan en el hospital se sentía incomodos con tener que
engañar al paciente, a pesar de haber conseguido consentimiento informado del guardián
legal del paciente.

Usted como parte del equipo de salud que análisis haría del caso ¿Qué principios éticos
estarían implicados en la decisión?

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