You are on page 1of 62
© 1992 by Editorial CEYNE sl ISBN 950-9871-25-7 (Obra completa) ISBN 950-9871-27-3 (Tomo 3) Belgrano 344 1° piso Tel. 742-2644/45/46 - Fax (S41)742-2315 (1642) San Isidro - Argentina Queda hecho ef depésito que marca la ley 11.723. ENRIQUE D. BRUNIARD CLIMATOLOGIA Procesos y tipos climaticos Colaboradores: Cielia 0. Morro, Juan A, Alberto y Daniel Gonzdlez COLECCION GEOGRAFICA Dérigida por el Dr. Ricardo G. Capitanelti EDITORIAL CEYNE INDICE Introduceién. LO}IeHVOS rss 2. Orientacidn metodologiea, Capitulo 1 Geografia de los climas. = 1. Pants de panida dl mapa elimatico B 2. Tipos declasiticaciny grados de generalizacién. 3, Propiedades del cima a retener en la clasificncién geogrificd...n.sne 2 4, Paisajes y limites ctimaticos (procedimientos y aleances) Capitulo TE La elasificacin y el mapa elimitic 1. Primera etapa de division (¢l foctor hmedad), 37 2. Segunda etapa de divin (€1 facto t6AMC0)osenne sess 3. Tercera etapa de divisin (Cl sitmo estacional) coe A) Climas cdlidos (C) $5 1B) Climas templadas cdlidos (TC) 61 (©) Clinas templados frios (TF) y fos (F)...66 D) Climas polares (P)y de hielo (H) n 1B) Climas subdeséricas (SDC y SDF) deséricos (DC y DF). TB 4, La sintsis: el mapa clint y ‘el modelo planetatio sone T6 Capitulo TIE Los elementos de la explain nennennnne 81 1, Puntos de partida snr] 2. Laterra y a auméslera en enero ‘Gnviemo boreal y verano austral) a1 'A) Condiciones del sustrat terrestre en enero 88 B) Las masas de aire en enero 39 (©) El susrato, las masas de aire y sus efectos 8 3, La tierra y a atmesfera en julio “verano boreal e invierno astral) 100 |A) Condiciones del susrato terrestre en julio 100 1B) Las masas de aire en julio 101 ©) El sustrato, las masas de aire y sus efectos106 4, La imegracién en cl ciclo anuat {sintesis explicaiva) Capitulo TV. Los instrumentos basicos wo A. Anex0 estadistl0 non Bibliogratia INTRODUCCION 1. Objetivos Hemos orientado esta iniciacién « la Climarologia de acuerdo ‘con dos andariveles previamente establecidos. Por un lado se trata de un texto breve que obviamente no podria contener todos los ‘conocimientos que incluyen comiinmente y con deallelostratados de Geogratia Fisica 0 los especificos de esta disciplina, pero tampoco estden muestros propdsitos recurriraun breviario que rate de compendiarlos, ya que el otro andarivel estéindicado por los potenciales usuarios a quienes nos dirigimos y ellos condicionan nuestro objetivo. En efecto, dedicamos este manual a los docentes que ensefian Geogratisenelnivel medio y alosestudiantesdel cicTo tereiarios es decir, a quienes ya han hecho Ta experiencia de Ia Geografiaen los studios secundarios, lo que presupone los con0- cimientos bisicos de esta materia y de otras disciplinas propedéi ‘A partir de ambos condicionantes hemos optado por una intto- ducci6n instrumental, destinada alograr un esquema comprensivo del mapa climtico mundial, que rate de equilibrarlos conocimien- {0s te6ricos indispensables con su aplicacién pritica einsistir en ‘aquellas nociones que los tratadas dan por sobreentendidas y que tos breviaros no porfan desarrollar.Intentamos, en sntesis, nto ducir al lector en aquellos procedimientos de elaboracién que rormalmente resullan del ejercicio de Ja doceneia y que son requeridos por los estudiantes que se inician Es frecuente que los textos de Climatologéa desarollen en soesivascapieles las definicions preliminares y luego cada uno de los componentes meteoroligicos del lima (radiacicn solar y temperatura, prosiGn atmésferiea y eirculacin, hamedaay precipi- taciones) conjuntamente con los facones csmioos y geogrficos ‘que explican sus distribuciones y comportamientos estacionales, ‘ara abordar en Tos tramos finales el dispostivo de Tos tipos ‘limtcos de acuerdo con uno o més modelos clasificatorios tomados com ejemplos. ¥tambignes frecuente que ess organiza- Gin de los textos se traslade a a ensefianza, de modo tal que, Siguiend estos esquemas, resulta comin que las clases de Cima- tologfadetoscursos medio yexciario aborden primezo,yconcierto detenitnieto, os elementos y factores, para llegaral final, y con el tiempo ajustado, a esa verdadera conjuncién representa por los tipos climétioas que constituyen el objetivo geogrifie. En esta oportunidad hemos optado por transit el camino inyerso, que consiste en abordar piositariamente el mapaclimitico 1 su proceso de elaboraci6n, en funcién de las consecuencias que produce el clima en el medio, para intentar luego una explicacién Selectva en la que intervengan solos factors basicos del dispo- Siivo espacial, Adoptaremas aqui I va geogrfica de exposiciin aque consisteen “localiza, describ y explicar” Desie el punto de vista pedagdgico J fnalidad perseguida apuntaa poner en manos del docente y del estuiante, que tienen aut sos datos témicos ypluviomséticos de una localdad desco- nocida, una guia te6rio-prdcica que les permita solo con esas cifras localizar descrbiry expicareltipoclimsticocorrespondien- te y advertir también las condiciones fisiogréficas generales del fnbito en que se encuentra es decir, habilitaro para manejar Ia informacién climstica y para product con ella explicaciones geo- 8 _grificas. Observa PAGNEY (1982) que “los clementos climato- Tgicos constituyen labase del anliss. Est anélisis resulta parael climatslogo previo a toda explicacién; representa la toma de posesién del hecho geogréfico que debera seguidamente tratar de cexplicar” 2. Orientacién metodotégica ‘La observacisn meteorolégica nos ofree diariamente las cam- biants imsigenes que iustran i evolucin del tiempo en distntas regiones del mundo. Tambign nuestros sentidos y experiencias personalesnos permiten advertirlasucesiGnde losdiversosestados ttmosféricos que nos afectan cotdianamente en los lugares que hhabitamos: dias més 0 menos fr0s 0 edlidos, ventosos, calnos, sec0s,nublads,etc, stosestados pueden serpasajeos,opreseatar cierta persstencia (ano o més dis) hastaeonfigurar in perdodo de ‘tiempo: ytambin pueden ser recurrentes yrepetirse con caraceris- ticas semejantes en determinadas estaciones del af, hasta llegar a cconsttuirtipas de tiempo. Si hicgramos un examen retrospective de un largo perfodo de aos, advertifamos un gran nimero de combinaciones de estados alterantes,segin un rtm que es propio del ambiente atmostécieo de cada lugar. Para reducir esa cambiante realidad auna generali- actin accesible que nos permita advertr sus trazos esenciales, 3 decir, egar a una abstraccién como es el concepto cima, se han desarollado desde fines del siglo pasado dos grandes lineas meto- dolégicas, a menudo presentadas como antegénicas: una es la Mamada Climatologia anatitica oseparativay la otra, mis reciente, cs la Climatologia sintétien, dindmica o sindptica (Cf. P. Pedela- ‘boide, Le climat du bassin parisien, 1957, Introduction a ’erude scientifique du climat, 1964, J. L.'M, Albentosa, Climatologta dinimica, sinptica o sintética. Origen y desarrollo, 1976). La primera tiene como punto de partida el andlisis de aquellos ° ‘valores estaisticos (temperatura, preston, llvies) que hacen posi- ble advertr el comportamiento de Ios elementos mis represeatati- ‘os del clima de eaa lugar. Para logra esta sntesis se ecurre por Jo general Jos valores promedio a a combinacin de és. Si bien extatendencia metodol6gica ha sido llamada también “esti a, tradicional u ortdoxa”, ella ha permitida una descripeién ‘objetivade lo climas del mundo y también ha conducido aadvertr los efectos de sus componentes sobre los puisajes geograticos. épocas més recientes, el desarollo de la Mereorologia, 5 autlizacin generatizaa de Ta carta del tiempo (mapa sin6ptico) posbiitaron el tratamiento de las diversas configuracio~ nes isobrcas (procesos metsoroligicos) que permiten una vsin :macrose6pica imegrada del estado momentineo dela amésfera Elestuioretrospectivo de estos documents ha permitdo intradu- cir nociones mis eomplejas, como el ipo de tiempo y lx masa de aire, en las cuales se imegran varios elementos meicoroligicos Es nueva Climatologia Dindmica, cuya base raica en la circla- cid del aie, permite una mayor comprensisn de los procesas que producen ls divers climas de la tera; es decir, ella es esencial- mente genética o explicatva, Eniendemos que aqui no Cabri optar enre lo tradicional 0 Jo neyo, sino preguntamos cul de las dos tendencias metodol6gicas se gjusta mejor alos objetivos geogrfico: si se excluyen ene st ‘si pueden complementarse en cuanto una faciita la desripeién ‘yl aplicacin y la otra coneibuve ala plicacén Enel ambito de laensftanza de la Geograia Fisica, CLAVAL (1970) desta que es necesario hacer comprende edmo se aten Janlos grandesclementos del paisae yobservague,sise profundiza tn poco el andlisis ecoligico se llega sin esfuerzo a mostra e6m0 el suelo, la vegeracién y el clima constituyen elementos ligados y forman un sistema, Por ello CLAVAL aconsea que “el estudio climatelégico no debe, en un primer estadio. proporeionar una vision completa de los procesos dinimicos, sino que debe insistir sobre Ios grandes trazos del ordenamiento climstico del mundo; 0 ‘conduc, si se quiere, ala comprensién de los tipos de elima que aparecen sobre el continente hiporético de KOEPPEN”, Insiste sobre esta linea de pensamiento ~que aqui adoptaremos- cuando recuerda Ia idea de “conexidad”, expresada por BRUNHES, que debe dominar el estudio de los hechos geogrificos. y rescata también aquella expresiGn de CHOLLEY: "el hecho geogrifico expresa siempre una combinacién’” "Estas ideas implican una propuesta que nos conduc trtarel climanoensimismo,sinocomouneslabsn de lacadenaexplicativa de los hechos geograficos. CCabe advertiradiemis que la evolucion de las diversas disciphi- nas que integran la Geografia Fisica, revelan cada vez mis esa marcida interdependencia de los elementos del medio natural sefialada por CLAVAL, pero asignando al clima el papel funda- ‘mental a nivel mandial. Las naciones de “sistemas de erosidn y de ‘eas morfacTimaticas”, de “dominios hideoclimticos”, de “suetos zonales” y de “vegetaciGn climax”, forjadas y adoptadas por eada tuna de esas especialidades, implican un reconocimiento explicito Gel efecto que se atribuye al medio aimésferico sobre el paisaje. En efecto, el clima inflaye notoriamente en los sistemas de ‘modelado.en losregimenes fluviaes,en los grandes pos de suctos ‘yen las formacianes vegetales; pero la relacidn no es reversible, en ‘cuango el efecto del drenaje, del suelo o de Ia vegetacién sobre el climaes menor,es de detalle,salvoel easo del relieve. Ello se debe ‘aque las condiciones climéticas constituyen el elementodel medio natural ms independiente do los Factores locales, en Ja medida que ‘us rasgos bisicos obedecen a causas de aleance més general, de ‘eseala hemisférica o planetaria PEDELABORDE (1957) sostiene que nodebe perderse de vista ‘que los fendmenos meteoroldgicos son de gran envergadura y tienen por origen cavsas dindmicas: “los grandes movimientos de laatméstera-sefals-no dependen de ninguna manerade condicio- nes gcogrficas locales”. Esta primacia de factor elimstieo no tiene ka misma intensidad 0 ‘en todas las escalas, En espacios pequefios -como lo veremos més ‘adelante- la variable climética puede quedar exchuida como factor de diferenciacién espacial, pero en grados de generalizacién mis elevados retiene toda la responsabilidad que se le ha atribuido, De all la nevesidad de comprender primero su esquems organizativa ‘nivel planetario y luego intentar las grandes lineas explicativas. Capfruto I GEOGRAFIA DE LOS CLIMAS 1. Puntos de partida del mapa climético La informacion bisica a panir de la cual se ha levantado el gran edificio de In Climatologia proviene del cada vez més rico y diversificado arsenal informativo de la Meteorologta, disciplina {que nos proporciona fundamentalmente dos tipas de documentos: datos estadisticos de los elementos componentes del clima y do- ‘cumentos cartograficos: carta sindpticas de superficie y de altura, Los primeros, especialmente las valorestérmicos y pluviométicos, ccubren en forma puatual précticamente la toraidad del mundo, aunque con algunos claros, pero nos brindan la base necesaria par ‘elaborar una climatologia aplicada ala geograffa, que sirve alos “objetivos propuestos y no difiere de los esquemas tradicionales ““Nuestzo Conacimiento de los climas -sefalaba DE MARTONNE. (1957)-reposa sobze cifras”, Bstas consttuirdn el punto de partida de nuestra exposicién. Enel Anexo Estadistico de este texto hemos incluido los valores térmicos y plaviométricos de 85 estaciones meteorolégicas que ccubren mas omenos regularmente las grandes masas coatinentales. ‘Se rata de valores primarios, que tesultan de promedios obtenidos dela medicin directa de la realidad durante un periodo del orden, de los 30 alfos y que se considera normal; es decir, lo suficiente~ B mente proongado para abarcar todas las posibles variants que presenta el desarrollo de los estados det tiempo y, a la vez, lo suficientemente breve para no encubrir posibles cambios elimi ‘cos. Cada estacién meteorologicarepresentaun cima local diferen- ciado, o sea una realidad individual determinada por una combina- in de factores exclusiva de su entomo. A partir de esos datos, primarias pueden obtenerse valores derivadas, como es el caso de las diferencias térmicas entre los meses exttemos de verano e ‘nvierno, como un indicador del grado de continentalidads y tame bien valores combinados, como son los casos de asociacidn de valores tSmicos y pluviomeétricos que veremos oportunamente. Obsérvese que en ese reducido anexo, limitado a sélo 85 ‘staciones con 26 datos cada una, tenemos in conjunto de 2.210 valores individuales (85 x 26 ), cifra reducidisima si se tiene en ‘cuenta, porejemplo, que solo en la Repiblica Argentina contamos on informacin de 169estaciones metcorolégicas con585 datosen cadauna (Ct. Estadistica Cimatoldgica 1971-1980), loque hace un total de 98.865 datos de los diversos elementos eonsierados, ‘Obyiamente, a nivel mundial, con el mismo tipo de informacién com una densidad semejante 6 mayor, se dispondré de millones de datos individuales. ‘Ante esa masa informativa,tan abundantey diversae! principal problema que se le plantea a la Climatologia -como lo seialara HARTSHORNE (Questoes sobre anaturalevada Geografia, 1969)- “consiste en convertir esa gran cantidad de datos disponibles en medidas estadisticas, comprensibles y ficaces al mismo tiempo, para evaluar los aspectos del clima que sean significativos en relacign a otras variaciones espacisles”, Esta afirmacin siti ala Climatologia como un puente, oun eslabsin, entre la Meteorologta yy el medio geostifico que es afectado por el clima, Para intentar resolver ese problemas valemos de laclasifica- ci6n, que “es el instramento basico mediante el cual imponemos algn orden © coherencia en el enorme fio de informacién que ecibimos del mundo real” (D. Harvey, Teor‘as, eyes y modelos en sgeografia, 1983) aniendo de ese universo informative, constituido en nuestro ‘caso por datos térmicos y pluvioméiricos, podemes reconocer clases y subconjuntos que permitan transformaresa masa de mame- rose modo que podamos aprehenderla mejory manejariacon mas facilided . Esto es posible porque en diversas areas de! mundo tienden arepetrse valores semejantes, producidos pore! efecto de ‘combinaciones de factores también semejantes. Ademés, esta tarea ces geogrificamente iil por cuanto nos lleva a reducir pars com prender la realidad espacial; en efecto, la clasificacién desemboca raturalmente en una regionalizacién. Nuestrt labor consist en- tonces en clasficar para regionalizar y regionalizar para faciltar a presentacidn del conocimiento. Entre las diversas formas de clasificar, reducirofiltrarlos datos ‘delarealidad, aquella que se adapta mejor a los objetivos propues- tosy a la informacién de base, es lallamada clasficacién deductiva (de lo general alo particular) o divisidn tégica, que consiste en di- vidie y subdividic el conjunto, 0 universo de datos, a través de stintas etupas, utlizanda en cada una de ellas una 0 varias propiedades para establecer las diferencias entre clases © grupos ‘que se exclayen mutuamente; es decir, cluramente diferenciados. Por ejemplo, sien cl esquema siguiente: Universo de datos (85 chim Tocales) General 4a, Bap 2a. Btapa 3aBiapa Particular ppartimos delconjunto de datos térmicos y pluviométricos dstin- sguimos en una primera etapa dos subconjuntos diferenciados (Ay B), basindonos paraclloen una propiedad fundamental, que puede ser térmica, pluviométrica 0 una combinacin de ambas. En una segunda etapa, y en funcién de un atriburo secundario © menos ‘importante, podemos subdividir el grupo A en Al, A2 y A3, ¥ Jogramos asf un segundo nivel de generalizaci6n, En una tercera etapa, y valigndonos de una propiedad de tercera jerarqu‘a, pode- ‘mos subdividir el subgrupo AT y asf sucesivamente. Podriamos. ccontinuar este proceso hasta llegar, en el easo extremo,aidentificar tun nimero de clases igual al que forms el conjunto del cual partimos; es decir, a los 85 climas locales que contiene nuestro Para desarrollar este proceso clasficatorio se requiere resolver previamente dos cuestiones: una consisteen determinar las propie ‘dades que deberemos tener en cuenta en Ta clasificacién, es decir, Jos valores discriminantes entre un tipo y otro; yen segundo lugar hasta dinde subdividir, en qué nivel entre Io general y To particular ‘deberemos detenet el proceso, Ambos problemas se relacionan con cl tipo de generalizacién que resulte aecuado a los objetivos perseguidos. 2. Tipos de clasificacién y grados de generalizacién En relacin al primer problema debemos recordar que el clima ‘regional es un combinacién particular de valores meteorol6gicos ‘que obedece a una conjuncidn de factores determinados, y cuyos <\fectos sobre el medio geogrifico son especificas de esa combina coin particular. La tipologia o agrupacién de climas locales en climas regionales podra apoyarse entonces en una definicién de clases a partir de la propia génesis climitica, o en las particulares ccombinaciones de valores meteoroldgicos, 0 bien en el grado de semejanza de la reaceidn del paisaje a los estimulos de cada 16 combinacién particular. Tendremos as tes posibilidades de clas ficacién 1 2 3 ‘Tipos de clasiescisn —>[eneTicA] MoRFOLOGICA |EFECTIY ‘Bases dela clasificacion—>| Cansas del || Formas det |] Efectos de lia lima lime. La clasifcacién genética agrapa los climas que obedecen a causas semejantes, por ejemplo: zanas de circulacién, sistemas de vientos, masas de aire tos de tiempo; es decir, esponde a los factores dinimicos que actéan en eada caso y por ello aleanza un gran valorexplicaivo. Enestaorientacién se inscriben las propues- tas de HETTNER, FLOHN, NIEL, LANDSBERG y STRAHLER (Chen BARRY y CHORLEY, 1972; HUFTY, 1984; STRAHLER, 1975). Cabe observar en estos casas que una misma causa, por ejemploel sistema monz6nicodecirculacién, puede generarclimas fexentes sewn se trate de costs de barlovento 0 de sotavento, segtin la orientacién de Ta orograffa en relacién a los viento, la tancia all mar, etc. Estas clasificaciones nos ilustran sobre el ‘origen comin de ls climes, pero las combinaciones de valores que resultan de esas causes semejantes pueden tener efectos diferentes en el paisaje: bosque monz6aico, matorral monzénico, estepa monzéaica. La clasificacién morfoldgica agrupa tos climas locales a partie de sus propias caracteristicas forma) independientemente de las causes que las producen yde sus probablesefectos. Para lograr este sgrupamiento se puede acudir, sea a métodos estadisticos que revelen objetivamente el grado de semejanza de ls climas locales 7 (CHARRE y DUMOLARD, Chadule (Grupo), Iniciacién a los néiodosestadisticos en Geografi, 1980) bien a modelos gréficos ‘comoesel que oftece la clasificacién de PEGUY (1961). También ‘es posible omar en consideracién las caracteristica sobresalientes de cada agrupacisn y la regién gue afect, sin fjar limites rigidos, comoeselclisicosistemade DEMARTONNE (1957) queilustrara claramente los lima “tipo chino, sudanés, del sahel” ee Laclasiicacicn efectiva,o aplicada agrupa o separa en funcién de los efectos que el clima produce en el passe, especialmente sobre Ia vegeiacidn natural en cuanto éstaes un verdadero “reac- tivo” del clima. Segin esta orientacion son conocido los sistemas de clasticacion de KOEPPEN (1948), de THORNTHWAITE (1931), MILLER (1951) y TROLL y PAFFEN (1968) , enue los nds difundidos. Se trata en esis casas de sisiemas fitocimatcos, perotambigntos hay edafoctimtieos. morfoclimaticos,ancropocli~ :milieos, ete, segsinsealafinalidad ala que se aplican. Natralenen- te, no existe una clasificacién polivalente que resulte apta para todos los casos, ya que los umbrales 0 valores eriticos differen de ‘una aoe finalidd ‘Para los objetivos que persigue el geégrafo lo ideal seria contar ‘con una clasificacign que tuviea en cuenta los tres puntos de visa, esdecirs un conjunto de causasdeberia generaruna forma propiade lima regional y los efectos de esa combinacin sobre el paisaje tendrian que produciruna respuesta semejante. Si bien esto parecie- 1a imposible y se ba sefialado un gran escepticismo, cabe agregar «que, aescala del mundo, los mapas que esultan de fa aplicacién de esos eriterios no difieren sustancialmente entre sf sino que se nota ten sus grandes trazos un cierto paralelismo entre eausas, formas y efectos del clima, Ast, por ejemplo, STRAHLER en su clasifica- cid genética adopté como limites de sus tipesclimsticas aquellos que propusiera KOEPPEN a principios de siglo en sa sistema efectivo 0 bioclimatico, Tampoco la clsificacién morfol6giea de DE MARTONNE se aparta demasiado deesosesquemas.y Tos tres, ‘ensusrasgos fundamentales,no differen sustancialmente deldispo- 1 sitivo que nos muestra la simple distibucién superpuesta de calor y dela humedad sobre el planeta Mediante esquemas generales, de esculaplanetaria, ex posible entoncesconciareausas formas yefectos del climas y considersn- do que nuestro interés no radicaen el clima en si mismo sino en ‘euantoeslahén de la cadena explicativa de la Geografa, tendremos en cuentaen primer lugarlos efectos sobre el passe, paradelimitar sus formas y luego ensayar la bisqueda de las caus EL segundo problema que requieresolucin previa consste en determinar el nivel de subdivisién © grado de generalizaciOn a adoptar. Es obvio gue dese el conjunto 0 universo de datos hasta 1 otro extremo representado por los individuos (climas locales), existen muchas escalas niveles de generaizacion. Una primera divisién nos podria mostrar, por ejemplo, las grandes zonas de lima, Suividiendo las zonas obtendramas espacios mis poque- fos, menos generlizados, como es el as de losclimas regionals, ¥ atenigndonas a diferencias menores legariamos a los climas locatesy,demtcodeellos, alosmicroclimas produckdos por Factores {de diferenciacin de menor jerarquta Se ha sostenido que laregiénes launidad geogrificafundamen- tal, afirmacidn que desde el panto de vista térieo es inobjctable y ‘compartda, peroe problema seplanteaen a prictie,eneuantolos grados de generalizacin de los sistemas que definen tipos elim ticos regionales presentan diferencias considerables. Tomemos ‘unos pocas ejemplos: mventeas que STRAHLER y NEEF recono- ‘en 14 tipos a escala del mundo uilizando criterios geneticos, DE MARTONNE diferencia 32 tipos climstioos en su clasificacin rmorfoldgica y PEGUY, con un crterioserejante, los reduce a 14 tipos principales. Ea los sistemas biol6gicos, por ejemplo, MI- LLLER reconoce 19 tipos y TROLL y PAPFEN los eleven a 31 sta disparidad nos hace comprender que tanto el convepto de “ipo clmstica” como el de “regién”,consttayen una abstracciéa que “no tiene existencia conereta” y que Ia propia naturaleza se resiste a una esquematizacién dnica en grupos definidos 9 (CLSTRAHLER, 1975). Si pantimos del conjunto hacia tos in detalle y perderemosen generalizacién,y cia serd la finalidad de Ta clasificacion fa que nos puede sugerir el nivel de divisin donde detenernos. Para laensefianza media yterciaria necesitamos un esquema que ‘nos capacite para distinguir los principales climas del mundo y el, resultado deberd ser un ndmero de regiones o tipos que puedan \diferenciarse en un maya pequeo, lo que impone un doble compro miso entre dealle y claridad. Tampoco ese nimero deberi exceder faguello que podamos retener con Ia seguridad suficiente para que ‘nos sieva como hesramienta para la enseanza. Cabe advertir que si el nimero de las grandes formaciones vegetales del globo, de acuerdo con los esquemas fitogeogrificos {que coatienen los textos de uso corriemte,oscilaen 15 oenunacifea Préxima, y que también un niémero parecido de combinaciones climéticas se destacan en algunos sistemas genéticos, nuestro ensayo de clasificacién puede legar a un nivel semejante de dliscriminacién que facilite fa comparacién entre causas y efectos y que,ala vez, podamos eteneren la memoria y manejaren las aulas. El sistema clasificaorio resultante serdvalido a escala planeta- ria_y no podré ser aplicado con éxito en espacios reducidos. Los sistemas macroespaciales, como lo sefialara FLOHN (1968), "fa- lian necesariamente al ser aplicados a una zona determinada.. lo ‘mismo ocurre con todas las clasicaciones de origen cvando se rebasa laescala 1:50 millones en los mapas”. Estainsistencianoes ‘banal, Sien nuestro pais, por ejemplo, se hubieratenido en cuenta este concepto geogrifice bisico ~“grado de gencralizacin”- se hhubieran evitado las numerosas frustraciones que derivaran de Ia aplicacin de sistemas macroespaciales il terrtorie nacional oalde algunas provineias "También por razones de escala no podsfamos incluir en nuestro sistema fos climas de montafa, en cuanto presentan importantes diferencias sobre espacis reducidos que no se podrisn identiicar 2» PROPIEDADES DEL CLIMA Y CLASIFICACION ‘on un mapa generalizado de escala planetara, pero esto no exclaye ‘que cualquier localidad de altura no encuentre-cabidaen el sistema segin sus propios valores érmicos y pluviométricos Definidos el tipo de clasificacisa y el grado de generalizacisn ddebemos determinar y jerarquizar las prapiedades del elima que permitan deslindar clases 0 tipo. 3. Propiedades del clima a retener en la clasificacion geogratica Los valores exticos partir de los cuales distinguimos clases © grupos dependerdn naturalmente de la propia informacién dispo- nible, de las variaciones espaciales que permitan establecer con= trastes o diferencias signiticativas y de los efectos que esas dife- ‘encias puedan producir en el paisaje geogritico. ‘A) Enel primercaso, nuestra informacifn de base consiste slo en Jos datos ténmicos y pluviomstricas mensuales. Si partimos del ejemplo que nos ofrecen tres localidades sudamericanas (I, Iy IIT cna Fig. 1 A), las representaciones grficas de esos datos sugieren simple vista varias posibilidades de diferenciacién. Unaesté dada porladiversidad de Ios volimenes pluviomésricos, quenos informa sobre una suerte de gradacién hkdricaentre los climas mes hiimedos @ y mis secs (ID, (tra posibilidad fa oftecen los valores rérmicos, que también indican uma gradacién de lo més edlido a lo mas fio. Una tercera posibitidad estaria dada por laestacionalidad, o sea por los diversos, ‘itmos anuales de las curvas térmica y pluviométrica: unas mas regulates y otras con extremas marcados; Ja localidad T, por ejemplo, combina ciena regularidad térmica con una marcada ¢stacionaidad de as hvias,yloopassto se observa cn alocalided ‘Cual de estas variables deberemos tener en cuenta para una primera etapa de divisidn y cuales seguirin en niveles descenden- 2 tes? El onden mas frecuente en Geografia consiste en reconocer prioritariamente las zonas sérmicas derivadas dela misma forma de Ja Tierra y luego subdividirlas en funciGn de ka humedad o de los rogimenes estacionales; pero debe advertrse que tanto el calor ‘como la humedad no parecen tener el mismo efecto diseriminante cen todas las latitudes. 'B) Silas variaciones espaciates de un elemento son intensas ¥ rmuestran un marcado gradiente horizontal, producirén fuertes diferencias en el paisa y.a la inyersa sison leves contribuirin a su homogeneidad, ‘Para Tograr un esquema generalizado de las distibuciones ‘espaciales del calor, la humedad y sus regimenes, hemos recurrido cen Ja Fig.1 B a tres perfles meridianos: el primero muestra la proporcién porcentual detierras y mares de cada ftitud del planeta, cl segundo los promedios dle remperatura de los meses extremos (egiin valores calculados para cada paralelo por HANN-SURING) vel tereero las preipitaciones de los periods Diciembre-Febrero ¥y Junio-Agosto (calculados para cad latitud a partir de tos mapas ‘de MOLLER, en BARRY y CHORLEY, 1972). Las curvas térmicas de Enero y Julio evidencian el descense ‘gradual hacia Tos polos y el ineremento de la amplitud anval en funcién de a laitud, aunque menosnotable en.elhemisferio sur por Ja mayor proporcién de mares hasta el circulo polar. Este disposi- tivo general, queresponde aleambioestacional de laradiaciénsolar reeibida, nos informe sobce Ia falta de simetia a ambos lados det ceitadory sobre el incrementodel gradiente de temperaturaccuador -polo en ln estacién fria: la mayor diferenciaci6n se observaen el inviema de cada hemisferio, Las curvas de las procipitaciones de ambos trimestres-invemal yestival-son més irregulares y evidencian una alternancia de zonas mds y menos regadas. Entre las primeras, la que se encuentra préximna al ecuador estdoriginada bésicamente en la Convergencia Inteztropical (CIT o convergencia de los alisios del nordeste y del sudeste);y las dos restanes, en latitudes medias de ambos hemis- 2 ferios, son coincidentes con las zonas de desarollo de los vientos ‘oocidentales (W) y del Frente Polar (FP). Estas franjas mis luvio- sas estn separadas por otras ms seeas, situadasentte 20° y 30° nore y sur, y coresponden en sus grandes trazos a las Altas Presiones Subiropicales (PST), Finalmente en ata latitudes yen to easquetes polaes se diseian ds dreas de menor precipitacion, no sleanzadas por as depresiones del Frente Pott. Et balanceo estacional de las zonas de cixculacié produce un desplazamiento hacia el norte y hacia el sur dels reas Iviosas y cello generac! rtmoestacional (régimen) propiode cadalatitud,con rximos pluviométrios en verano 0 en inviemo, seg fo indica lafigua, Sinos deteneinos ena zona prima al ecuador veremos que las courvas témnicasestacionales muestran valores altos y escasa sepa- racién, 0 sea “calor constante”,y algo semejante ocurte con las curvas pluviométicas; mientras que entre 10° y 20° de lait Ia temperatura sigue elevaday constante pero las Hvis indian un verano hnimedo y sequfa invernal, por lo que esta variable parece imponerse como elemento de diferencia. Hacia los 30° la caracteritica sobresaliente parece radicar en la sequta, mientras aque en latitudes medias tanto las curvas térnicas como phuviomeé- tris acusan una fuerte estacionalidad que no permite priorizar fcilmente una u otra variable. Ya en latitudes subpolaes las temperatura muy baja, con valoresnegaivos se convieren en un factor tisinico que retiene la nieve durante gran pate del ao y la Jibera en verano, independiontemente de los regimens de precip tacién, Estas distribuciones espacalesy los comportamintos estaci nales deseriptos no solucionan el problema en forma integral, en cuanto no nos pemitenestablecer un orden que pueda aplicarse ala ‘otalidad del planeta, pero nos prorcionan una ensefianza respecto de los pardmetros tener en cuenta en aiveles inferires de la divin, una vez diseriminadas ls distntas zonas, ) Si consideramos ahora los posibes efectos sustantives de a ‘ambas variables sobre la superficie terestre, especialmente sobre su cobertura visible, representada por la vegetacién natural, pode= ‘mos obtener algunas conclusiones orientadoras, Para ello no recu- siremos en esta instancia a los mapas de las“formaciones vegeta Jes" que comiinmente coatienen los textos geogréficos, ya que es nevesario diferenciaren primer temino Ios grandes tipos de cober- tra, por ejemplo: arbérea, herbdcea o suelo desmudo; en cuanto ademés de constiuir los rasgos sobresalientes del paisaje ofrecen diversos grados de protecciéna laepidermiscontinentalespecto de los agentes exteros. “Tomaremos entonces como primera referencia la distribucién ‘googrifica de las grandes éreas con cobertura boscosa dominante, Jndependientemente de las caracteristicasdiferenciales que puedan cexistir dentrode ellas.Enla Fig. 2A, elaborada a partirde las cares del World Atlas of Agriculture (1969) se destacan claramente-esas grandes reas y el resto corresponde a sectores con pequetios bosques, formaciones abiertas, vegetacién arbustiva yherbécea yal suelo eatente de vegetacidn. Si comparamos esta distribucién con ‘el mapa pluviotérmico (Fig. B) adversiremos que se ajusta mejor, fen sus trazos esenciales, al dispositivo pluviomeétrico que a la zonalidad térmica salvo.el caso del limite septentrional del Bosque Boreal que parece determinado por la temperatura. En efecto, el

You might also like