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1.

LA IGUALDAD
FILOSOFÍA Y VERGÜENZA

• En la mayoría de los países ricos, la distancia entre las personas de posición


acomodada y los pobres es inconmensurablemente grande; en algunos, incluido Estados
Unidos, esa distancia crece sin pausa.

• Las teorías de la justicia distributiva exhortan de manera casi inevitable a una


reforma radical en las comunidades capitalistas avanzadas, donde se las estudia con mayor
avidez.
Concepciones Falsas: Laissez-faire
El gobierno coactivo solo es legítimo cuando intenta mostrar igual consideración por todos
sus gobernados y pleno respeto por la responsabilidad personal que estos tienen por su
propia vida.
El ordenamiento político fija las oportunidades y consecuencias de la elección para cada
individuo en cada elección en: educación, formación, empleo, inversión, producción y
esparcimiento, así como para cada caso de buena o mala suerte que pueda encontrar.
• Decir que una política de laissez faire no es la acción del gobierno, es una vil mentira. La
analogía de la carrera pedestre desmiente que el gobierno puede ser neutral en cuanto a la
distribución. Las carreras diseñadas no son neutrales: están arregladas de manera que
ciertas personas con aptitudes específicas tengan más probabilidades de ganar.
• Ese tipo de arreglo no es una muestra de parcialidad; trata a las personas como iguales
porque se supone que comparten la percepción del propósito de la empresa. Pero el sentido
de vivir juntos en comunidades políticas legítimas sujetas a los principios de la dignidad no
es identificar y recompensar ningún conjunto específico de aptitudes, cualidades o suerte.
Concepciones falsas: Utilidad
• Podría pensarse que la utilidad es una estrategia diferente para defender el gobierno
del laissez-faire. Según este punto de vista, el gobierno debe identificar y
recompensar la aptitud productiva, no por ella misma, sino para que la comunidad
sea más próspera.
• En el vocabulario del utilitarismo: tratamos a cada persona como un igual al valorar
igualmente su placer o su felicidad, su bienestar o su éxito, cuando elegimos
políticas que incrementan el agregado de uno de estos productos en el conjunto de
la comunidad.
• El utilitarismo sigue siendo una postura influyente en la teoría política. No obstante,
propone una interpretación poco convincente de la igualdad de consideración.

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• Como primera aproximación, debemos apuntar a hacer que todos los integrantes de
nuestra comunidad política sean iguales en esos recursos materiales.
• El objetivo tal vez parezca perverso, porque apunta a la igualdad de la gente en
cuanto ésta solo valora como un medio.
• Las personas razonables quieren recursos no por el mero hecho de tenerlos, sino
para hacer que su vida sea mejor o vivirla mejor.
• Una comunidad que respeta la responsabilidad ética personal debe concentrarse en
una distribución equitativa de los medios cuando establece su ordenamiento
político.
• Debe dejar la elección de los fines en manos de sus ciudadanos, individualmente.

2. LA LIBERTAD
Dworkin entiende la libertad como un concepto interpretativo y considera que enfrentamos
la interrogante adicional de si hay uno o dos conceptos interpretativos de la libertad.
• Distingue dos cuestiones muy diferentes. Ambos suponen que el gobierno es
inevitablemente coactivo. La 1ra pregunta: ¿por quién debería yo ser coaccionado?
La 2da pregunta: ¿cuánta coacción debería ejercerse sobre mí?
• Una teoría política requiere la libertad positiva si, en respuesta a la primera
pregunta, hace hincapié en que debe permitirse a la gente tener un papel en su
propia gobernanza coactiva.
• Una teoría requiere la libertad negativa si, en respuesta a la segunda pregunta, hace
hincapié en que la gente debe estar libre del gobierno coactivo en una gama
sustancial de decisiones y actividades.
Ambas ideas —de la libertad positiva y negativa— son al inicio desconcertantes. Sin
embargo, el 2do. principio de la dignidad explica por qué deberíamos ver las respuestas a
estas 2 preguntas, en apariencia diferentes, como teorías de la libertad.
Es menester permitir a la gente ser responsable de su propia vida, y esa responsabilidad
solo es compatible con la gobernanza a cargo de otros cuando se cumplen ciertas
condiciones.
Condiciones.
■ Primero, para todos debe ser posible participar como corresponde en las decisiones
colectivas que constituyen su gobernanza, y
■ segundo, cada cual debe estar libre para asumir la responsabilidad personal que le
corresponde y que exige que cada uno decida por sí mismo.
Como la responsabilidad tiene esas dos dimensiones, también las tiene la libertad.
La libertad no es criterial: las personas que discuten si los impuestos limitan nuestra
libertad usan a todas luces criterios diferentes.
Sólo comprendemos esa discrepancia si suponemos que la libertad es un concepto
interpretativo y que entendemos mejor su significado cuando lo ligamos al valor más
profundo de la responsabilidad personal.
En todo caso, nuestro interrogante es ahora si la libertad y la democracia están en conflicto
como valores, no meramente como fenómenos, y solo si conectamos de esa manera la
libertad con la dignidad podemos tratar la primera como un valor. De modo que
deberíamos tratar la equiparación de la libertad con la libertad como irrestricción.
"Mi dignidad como ciudadano igual a los otros requiere que el gobierno me proteja de esta
manera.
No es humillante para mí aceptar que una mayoría de mis conciudadanos tiene el derecho a
fijar reglas de tránsito y hacer cumplir las reglas que fije, con tal de que las elegidas no
sean inicuas ni desesperadamente estúpidas.
Tampoco es humillante que esos ciudadanos tengan el derecho a definir quién es dueño de
qué bienes y qué derechos y protecciones acarrea esa propiedad.
Sin embargo, lo sería sin duda para mí aceptar que aun una gran mayoría tenga el derecho
de dictar mis convicciones o prácticas religiosas, o las opiniones que debería o no expresar
en los debates políticos. Quizá me vea forzado a obedecer también esos dictados, pero no
debería aceptar que son legítimos o que tengo el deber de aceptarlos".

3. LA DEMOCRACIA
Libertad Positiva
El segundo principio de la dignidad protege la responsabilidad ética personal. La dignidad
requiere la independencia del gobierno en asuntos de elección ética, y ese requerimiento
está en la base de cualquier teoría plausible de la libertad negativa.
Pero en otros asuntos, la dignidad no requiere esa independencia: una comunidad política
debe tomar decisiones colectivas sobre la justicia y la moral y tener el poder coactivo
suficiente para hacerlas cumplir. De ese modo se prepara el escenario para la cuestión de la
libertad positiva.
No puedo ser libre del control coactivo en asuntos de justicia y moral, pero mi dignidad
requiere que se me permita tener un papel en las decisiones colectivas que ejercen ese
control.
• Sólo la democracia puede brindar dignidad. El gobierno debe ser del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo. El pueblo debe autogobernarse.

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• Cada ciudadano debe tener un papel igual y significativo. Una persona debe tener
un voto, y nadie más de uno.
• Ningún hombre, dijo Locke, nace para gobernar o ser gobernado. Debemos tratar
de rescatar la libertad positiva de esas consignas, porque no existe claridad alguna
acerca de su significado. El concepto de democracia es un concepto interpretativo y
muy discutido.
• ¿Qué puede significar que "el pueblo" se gobierne a sí mismo cuando muy pocos de
sus miembros tienen un poder aunque sea mínimamente importante para determinar
cuáles serán las leyes?
Dworkin concibe dos tipos que denomina concepciones mayoritarianista y asociativa de la
democracia.
o La concepción mayoritarianista sostiene que la gente se autogobierna cuando el poder
político fundamental está en manos de la mayor cantidad. Esa concepción destaca que las
estructuras del gobierno representativo deberían diseñarse en función de acrecentar la
probabilidad de que las leyes y políticas de la comunidad sean las que, luego de la debida
discusión y reflexión, prefiere la cantidad más grande de ciudadanos.
o La concepción asociativa de la democracia sostiene que el autogobierno significa
gobierno del pueblo en su conjunto en carácter de socios. Esa asociación se dividirá
inevitablemente en lo tocante a las políticas públicas, dado que la unanimidad es inusual en
las comunidades políticas, pero puede ser, no obstante una asociación, si los miembros
aceptan que en política deben actuar con igual respeto y consideración por todos los demás
socios, si cada uno acepta una obligación permanente no solo de obedecer la ley de la
comunidad, sino de tratar que esa ley sea coherente con su comprensión de buena fe acerca
de lo que exige la dignidad de todos los ciudadanos.

4. EL DERECHO
La teoría del derecho de Dworkin se enfoca en la interpretación del derecho y en la
justicia. Según Dworkin, el derecho debe ser interpretado de manera coherente con los
valores morales y políticos que subyacen en él.
• La teoría de Dworkin se relaciona con el derecho en la medida en que se enfoca en la
justicia y la igualdad. En este sentido, la teoría de la igualdad de recursos de Dworkin es
una teoría de justicia distributiva que busca garantizar una distribución justa de los
recursos para que las personas puedan elegir los bienes que desean.
• Debemos, en consecuencia, esforzarnos al máximo, dentro de las limitaciones de la
interpretación, para hacer de la ley fundamental de nuestro país lo que nuestro sentido de la
justicia aprobaría, no porque debamos a veces comprometer el derecho con la moral, sino
porque eso es exactamente lo que el derecho mismo, entendido como es debido, requiere.
Derecho Y Moral
La castaña más caliente que los abogados tratan de sacar del fuego desde hace siglos:
¿cuál es la relación entre derecho y moral?
o "Derecho" y "moral" describen diferentes colecciones de normas. Las diferencias
son profundas e importantes. El derecho pertenece a una comunidad específica. La
moral, no. Es un conjunto de estándares o normas que tienen fuerza imperativa para
todo el mundo.
o El derecho es obra de seres humanos, construida a través de decisiones contingentes
y distintos tipos de prácticas. La moral no es obra de nadie y no está supeditada a
ninguna decisión o práctica humanas.
o El interrogante clásico de la teoría jurídica se pregunta: o ¿cómo se relacionan o
conectan estas dos colecciones diferentes de normas? o Los abogados han
defendido variedad de teorías. Pero dos de ellas son: o "positivismo jurídico" e
"interpretativismo".
En realidad, hay varios conceptos del derecho.

 Utilizamos la palabra "derecho" en un sentido sociológico, como cuando decimos


que el derecho comenzó en las sociedades primitivas.
 En un sentido aspiracional, como cuando celebramos el Estado de derecho, y
 En un sentido doctrinal, al usarla para informar cuál es la ley sobre algún tema.

El Derecho Como Moral


Ahora tratamos el derecho como parte de la moral política. Esto sonará absurdo a algunos
lectores y paradójico a otros.
Podemos poner con facilidad el concepto doctrinal del derecho en esa estructura de árbol:
el derecho es una rama, una subdivisión de la moral política.
Tenemos entonces ya ubicados los derechos legales en nuestra cambiante estructura de
árbol y completada así la imagen de un solo sistema del derecho y la política.
Los derechos legales son derechos políticos, pero constituyen una rama especial porque
son debidamente aplicables a pedido por medio de instituciones judicativas y coactivas sin
necesidad de más legislación ni otras actividades legisladoras.
No hay nada misterioso ni metafísico en esta manera de dar cabida al derecho en nuestra
estructura: no se suponen fuerzas emergentes. Tampoco se niega —esto es crucial— el
distinto carácter de los interrogantes sobre lo que el derecho es y lo que debe ser."
La ley de esclavos fugitivos. El Congreso estadounidense antes de la Guerra de Secesión,
establecía que los esclavos que huyeran a los estados no esclavistas mantendrían su

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condición y requería la intervención de funcionarios de dichos estados para devolverlos a
la esclavitud.
Los jueces a quienes se pidió que hicieran cumplir la ley se enfrentaron, como señalaron
algunos de ellos, a un dilema moral. Creían que la ley, aunque inicua, era no obstante
derecho válido.
La moral del procedimiento
La imagen de los dos sistemas generó una importante distinción entre proceso y sustancia:
entre los procedimientos por medio de los cuales se crea el derecho y el contenido del
derecho creado. El prolongado debate acerca del derecho y la moral se concentró en la
sustancia.
¿Un derecho inmoral es realmente derecho?
El debate dejó ampliamente al margen el proceso: para la mayoría de los abogados
académicos parecía claro que los métodos utilizados para crear el derecho son una cuestión
de convención local cuyas propiedades son íntegramente fijadas por esa convención.
En rigor de verdad, ese supuesto parece esencial para la imagen de los dos sistemas. Sería
difícil defender el positivismo, aun conforme a dicha imagen, si los jueces discreparan
acerca de problemas importantes de procedimiento constitucional.
Pero tan pronto como rechazamos el modelo de los dos sistemas y consideramos el derecho
una parte distintiva de la moral política, debemos tratar los principios estructurantes
especiales que separan a aquel del resto de esta como principios políticos que requieren
una lectura moral.
Epílogo
5. LADIGNIDAD INDIVISIBLE, UNA VEZ MÁS: La Verdad
El libro representa para su autor viaje de liberación donde la ética y la moral son
independientes de la física y sus socios: de esa manera, el valor es autónomo.
En favor de sus convicciones Dworkin confiesa el hecho de no proporcionar evidencia, y
admite que ello exige un tipo de integridad en el valor que a su turno propicia una
explicación diferente de la responsabilidad.
Vida Buena y Vivir Bien
Queríamos no solo identificar la independencia del valor, sino encontrar al menos un
modelo aproximado de su unidad.
Queríamos reivindicar la búsqueda de justicia de un erizo en una teoría mucho más
incluyente de la ética y la moral.
Termino por volver al problema ético central en nuestra estructura. Una persona vive bien
cuando percibe y procura una vida buena para sí misma, y lo hace con dignidad: con
respeto por la importancia de la vida de otras personas y por la responsabilidad ética de
estas, así como por la suya propia.
La dignidad es indivisible
Ronald Dworkin ha desarrollado una teoría de la dignidad humana basada en la idea de que
la dignidad es “indivisible”. Para él la dignidad humana es un valor intrínseco que se
encuentra en todas las personas y que no puede ser dividido en partes.
Para terminar, hemos de recordar que, tanto la verdad como su corrupción:
1. La justicia que hemos imaginado comienza en lo que parece una proposición
incuestionable: que el gobierno debe tratar a quienes están bajo su autoridad con
igual consideración y respeto.
2. Esa justicia no amenaza nuestra libertad: la expande.
3. No trueca la libertad por la igualdad o a la inversa.
4. No malogra la empresa en beneficio de la trampa.
5. No está a favor ni de un gobierno grande ni de un gobierno pequeño: sólo de un
gobierno justo.
6. Surge de la dignidad y aspira a la dignidad.
7. Hace más fácil y más probable para cada uno de nosotros vivir bien una vida buena.
8. Recuérdese, también, que lo que está en juego es más que mortal.
9. Sin dignidad nuestra vida no es más que parpadeos de duración.
10. Pero si nos ingeniamos para llevar bien una vida buena, creamos algo más.
11. Ponemos un subíndice a nuestra mortalidad.
12. Hacemos de nuestras vidas diamantes diminutos en las arenas cósmicas

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