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TEMA Nº 4

GARANTÍAS REALES

Formulación del Problema:

¿Los nuevos propietarios de inmuebles hipotecados que no


constituyeron la garantía real deben ser considerados litisconsorte
necesarios?

En muchos procesos de ejecución de hipotecas los bienes hipotecados han sido


transferidos en propiedad a terceros; en muchos de estos el derecho del nuevo
dueño no se encuentra inscrito en los Registros Públicos; por lo que surgen dos
posturas:

Primera Ponencia:
Si deben ser considerados litisconsorte necesario los nuevos propietarios de
inmuebles hipotecados que no constituyeron garantía real. Sustentado en que el
que constituyó la garantía ya no es el dueño y carece de interés en el resultado
del proceso, pues dicho bien ya no integra su patrimonio; por el contrario el
afectado con la ejecución será el nuevo propietario.

Segunda Ponencia:
La ley procesal ha establecido que es litisconsorte necesario el que constituyente
de la garantía; si éste transfiere el inmueble hipotecado el nuevo dueño tendrá
legítimo interés para intervenir en el proceso, sin embargo la condición de
propietario debe tener una publicidad equivalente a la de la hipoteca para ser
considerado parte procesal pasiva; por lo que la propiedad oculta, desconocida
no puede ser impedimento para que el acreedor pueda iniciar válidamente la
ejecución de la garantía, sin la incertidumbre, inseguridad o riesgo de que éste
aparezca al final del proceso invocando ser “litisconsorte necesario” con el
objeto de invalidar lo actuado; si la propiedad del nuevo dueño no se encuentra
inscrita se incorporará al proceso en el estado en que se encuentre, en caso
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solicite su apersonamiento, pudiendo ser incorporado incluso en la etapa de


ejecución propiamente dicha, sin afectar lo actuado.

Fundamentación:
En el proceso de ejecución de garantías hipotecaria, son litisconsorte necesario
el deudor y el garante hipotecario; sin embargo es posible que éste transfiera el
inmueble a otra persona; frente a este hecho de importancia pueden presentarse
dos supuestos: que el nuevo dueño inscriba su derecho en el registro público o
que éste derecho se mantenga oculto, es decir fuera del RR.PP.; en el primer
supuesto la situación jurídica del nuevo dueño es similar a la del constituyente
de la garantía, en el sentido que su derecho de propiedad es de público
conocimiento, por lo que su incorporación al proceso como sujeto pasivo de la
relación procesal resulta válida y necesaria; sin embargo en el segundo
supuesto, este nuevo dueño conocedor del gravamen, asume el riesgo de su
ejecución, por lo que un acto de diligencia simple corresponde que inscriba su
derecho a efecto de poder ejercer la defensa en caso se inicie la ejecución de la
garantía; si su derecho no consta en los RR.PP. no puede exigir que sea
notificado con la demanda si se inicia la ejecución, pues él mismo ha decidido
mantener su derecho de propiedad oculto; por lo que si al enterarse del proceso
y solicitar su incorporación, tal hecho no puede afectar la diligencia del
acreedor y su intervención en el juicio debe producirse en el estado en que se
encuentra; en todo caso no siendo el deudor solo le correspondería abonar o
asegurar la obligación a efecto de impedir la subasta.
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N° DOCUMENTOS DE TRABAJO PÁG.

LECTURAS NACIONALES

ESQUIVEL OVIEDO, Juan Carlos. Código Civil Comentado. 3°


1. 455
edición. Gaceta Jurídica. 2010. pp. 666 – 679.

LEDESMA NARVAEZ. Marianella. Comentarios al Código Procesal


2. 471
Civil. Gaceta Jurídica. 2° Edición. Lima – 2009. Pag. 213 - 216.

ARTÍCULOS DE REVISTA

HURTADO REYES, Martín Alejandro. El Código Procesal Civil a


3. veinte años de su vigencia. Gaceta Civil y Procesal Civil. Lima, Tomo N° 477
2, pp.25 – 39.

ARTÍCULOS DE INTERNET

CASADO ROMAN. Javier. “Los sujetos en la ejecicón forzada civil (I)”


4. 487
(En Internet). Consulta: 17.09.13
Botelin núm. 2046-pág. 5
HENRIQUEZ LA ROCHE, Ricardo. “El litisconsorcio y sus efectos
procesales”. [en Internet]. Consultado: 18.09.13
5. 505
http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/DERYSO/5/de
ryso_2004_5_71-111.pdf

LEON OROZCO. Laura María. La participación del garante en el


proceso hipotecario: Un litis consorcio innecesario”. Iustitia.
6. 547
Bucaramanga, Año 12, N° 141 – 142, Setiembre – Octubre 2012. (En
internet). Consulta: 29.08.2013.
http://www.latindex.ucr.ac.cr/juridicas-109/juridicas-109-04.pdf
LECTURAS INTERNACIONALES

ADENAUER STIFTUNG. Honrad. Código Civil Alemán. PEREZ


7. RAGONE. Álvaro. ORTIZ PRADILLO. Juan Carlos. Montevideo. 2006. 561
pp. 136- 141.

ADENAUER STIFTUNG. Honrad. Código Civil Alemán. PEREZ


8. RAGONE. Álvaro. ORTIZ PRADILLO. Juan Carlos. Montevideo. 2006. 569
pp. 168- 171.

DEVIS ECHANDIA, Hernando. Teoría General del proceso. Tomo II.


9. 575
Editorial Universidad. Buenos Aires. 1985. pp. 394 – 420.
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PAPAÑO, Ricardo J. KIPER. Claudio M. DILLON, Gregorio A.


10. CAUSSE. Jorge R. Derechos Reales. 2° edición. Editorial Astrea. 2004. 603
pp. 70 – 101.

JURISPRUDENCIA

Expediente N° 03255-2011-0-1817–JR-CO-14 Primera Sala Civil


11. Subespecialidad Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima. 621
29.04.13
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Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Efectos de la hipoteca frente a terceros”

ESQUIVEL OVIEDO, Juan Carlos. Código Civil Comentado. 3° edición. Gaceta Jurídica. 2010. pp. 666 –
679.
000454
000455
000456
000457
000458
000459
000460
000461
000462
000463
000464
000465
000466
000467
000468
000469

Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Litisconsorcio activo y pasivo”

LEDESMA NARVAEZ. Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Gaceta Jurídica. 2° Edición. Li-
ma – 2009. Pag. 213 - 216.
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000471
000472
000473
000474
000475

Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Problemática actual del proceso de ejecución de


hipoteca”

HURTADO REYES, Martín Alejandro. El Código Procesal Civil a veinte años de su vigencia.Gaceta Civil y
Procesal Civil. Lima, Tomo N° 2, pp.25 – 39.
000476
000477
000478
000479
000480
000481
000482
000483
000484
000485

Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Los sujetos intervinientes en la ejecución forzosa civil


(I)”

CASADO ROMAN. Javier. “Los sujetos en la ejecicón forzada civil (I)” (En Internet). Consulta: 17.09.13
Botelin núm. 2046-p{g. 5
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Estudios
Los Sujetos Intervinientes en La Ejecución Forzosa Civil ( I )

Javier Casado román


Secretario Judicial del Juzgado
de 1.ª Instancia e Instrucción núm. 3
La Bisbal d´Empordà (Girona)
Sumario: I. Introducción. –II. Las partes en el proceso de ejecución.–III. Le-
gitimación Ordinaria de las Partes.–IV. Modalidades de Legitimación Ordina-
ria.–V. Legitimación Extraordinaria de las Partes.–VI. Supuestos especiales de Legi-
timación.

I. INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente nuestro ordenamiento jurídico ha establecido una serie de


mecanismos encaminados al cumplimiento de las resoluciones judiciales dictadas por
los órganos jurisdiccionales. Frente al cumplimiento voluntario de las resoluciones, el
legislador ha previsto unos medios coercitivos que se articulan a través de la llamada
ejecución forzosa. Esta regulación alcanza plena vigencia en la Ley de Enjuiciamien-
to Civil, que contempla los supuestos que originan este tipo de ejecución, así como
los instrumentos para hacerla efectiva.
Nuestra carta magna contempla como obligación de los órganos judiciales la
función de «juzgar y hacer ejecutar lo juzgado», tal y como se contempla expresa-
mente en el artículo 117.1 de dicha norma. En los casos en los que no exista un
cumplimiento voluntario del obligado a realizar una prestación de dar, hacer o no
hacer alguna cosa, podrá exigirse de los órganos judiciales una conducta dirigida a
compeler a esa persona a su cumplimiento obligatorio.
La nota más destacable de la regulación de la Ley de Enjuiciamiento Civil de
2000, es que, frente a la regulación anterior, unifica los diversos procedimientos de
ejecución, estableciendo un único procedimiento, sin perjuicio de que existan ciertas
especialidades para algunos títulos ejecutivos concretos, como ocurre con los proce-
dimientos de ejecución hipotecaria.

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II. LAS PARTES EN EL PROCESO DE EJECUCIÓN

Al igual que ocurre con el procedimiento declarativo, existen dos partes clara-
mente diferenciadas 1 y que se encuentran en una situación contrapuesta: una parte
activa denominada ejecutante y una parte pasiva o ejecutada.
Es en el artículo 538 de la LEC donde se contemplan, en su primer párrafo, las
partes de la ejecución, dando una definición de las mismas:
«Son parte en el proceso de ejecución la persona o personas que piden y obtienen
el despacho de la ejecución y la persona o personas frente a las que ésta se despacha».
a) Ejecutante: es la parte que pretende una resolución judicial que obligue a la
otra parte al cumplimiento del mandato establecido en un título judicial o extrajudicial
de los previstos por la ley. La LEC considera que para ser parte activa de la ejecución
es necesario que se pida y se obtenga el despacho de ejecución, no basta sólo con su
solicitud.
b) Ejecutado: es la persona contra la que se dirige el procedimiento de ejecu-
ción por existir un título que así lo permita. Se constituye en la persona contra la que
se interpone la ejecución.
La condición de parte se adquiere como consecuencia del despacho de ejecución
por el órgano jurisdiccional, aunque se requiere un acto formal del ejecutado para
adquirir el concepto de parte: su personación. El ejecutante, al interponer la acción
ejecutiva, se persona en la causa siempre y cuando lo haga en tiempo y forma, debi-
damente representado por procurador y defendido por abogado, salvo en los supues-
tos previstos en la ley. De la demanda de ejecución se da traslado al ejecutado, dán-
dose a éste la posibilidad de personarse en la causa. Desde que se persone podrá
participar en el procedimiento, entendiéndose con él las actuaciones y pudiendo in-
terponer los recursos legalmente previstos.
En todo caso, los conceptos sobre ejecutante y ejecutado, deben ponerse siempre
en relación con las normas contempladas en el ámbito comunitario. Principalmente
nos estamos refiriendo al Reglamento (CE) núm. 44/2001 del Consejo, de 22 de di-
ciembre de 2000, relativo a la competencia judicial, el reconocimiento y la ejecución
de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil,
Las partes en la ejecución pueden estar constituidas por una o por varias perso-
nas:
a) Pluralidad de ejecutantes: se atribuye la posibilidad de que varios ejecutantes,
en virtud de un mismo título y por una misma deuda, interpongan la acción ejecutiva
contra una o varias personas.
b) Pluralidad de ejecutados: se ejercita la acción contra varios sujetos pasiva-
mente legitimados. Esta ejecución contra una pluralidad de sujetos podrá determinar-
se inicialmente o con posterioridad a la demanda.
En los supuestos de pluralidad de procesos de ejecución cabe proceder a la acu-
mulación de ejecuciones. En este caso es necesario que los procedimientos se dirijan

1 Véase «Derecho Procesal»: de la oliva santos, Andrés, díez-PiCazo Giménez, Ignacio, y veGas torres,
Jaime. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, S. A. 2000.

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frente a un mismo ejecutado, pudiendo solicitar la acumulación cualquiera de los


ejecutantes. Si de la ejecución conocen tribunales distintos, será competente el del
procedimiento más antiguo.
La principal consecuencia de la acumulación es que se sustanciarán en un solo
proceso y ante un solo órgano judicial, aplicándose las normas genéricas de la acu-
mulación, contempladas en los artículos 73 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento
Civil.

III. LEGITIMACIÓN ORDINARIA DE LAS PARTES

Para que el proceso ejecutivo tenga plena vigencia, es necesario determinar la


persona o personas que ejercitan la acción ejecutiva y la identidad de aquel o aquellos
contra los que se dirige dicha acción. La determinación de quienes pueden intervenir
en el procedimiento de ejecución es lo que se conoce como legitimación.
Serra Domínguez 2 destaca al hablar de la legitimación que «... la legitimación
procesal consiste tanto en una relación con la relación jurídica deducida en el proce-
so, cuanto en la relación de la parte con el proceso concreto que le permite realizar
en el mismo determinados actos procesales eficaces ...».
El legislador ha previsto que sea el título ejecutivo el delimitador de la legitima-
ción en este tipo de procesos, pues se establecerá quién ejercita la acción y frente a
quién se ejercita. El título ejecutivo deberá ser alguno de los previstos en el artículo
517 LEC, y si es aplicable uno de dichos títulos se procederá a determinar con claridad
las personas que, constando en los mencionados títulos, tienen legitimación para
constituirse como partes en este procedimiento.
Siendo la demanda ejecutiva el elemento delimitador de las partes en la ejecu-
ción, cabe hacer una importante matización. No es tanto el título ejecutivo sino el
Auto que despacha ejecución el que determina la identidad de las partes, en cuanto
que sin este Auto no podríamos hablar propiamente de proceso ejecutivo, y si dicho
procedimiento no estuviera válidamente constituido, no cabría el ejercicio de la Ac-
ción Ejecutiva.
Esta regla general, contemplada en el artículo 538.2 LEC, no puede entenderse
de un modo absoluto, ya que se han previsto en la ley supuestos de personas que, sin
aparecer inicialmente en el título ejecutivo, ni posteriormente en el Auto que despacha
ejecución, pueden ejercer, o contra ellos puede ser ejercitada, la acción ejecutiva 3.
Estos supuestos han sido previstos por el legislador, atendiendo a las diversas circuns-
tancias especiales que pueden plantearse a lo largo de la tramitación o resolución del
procedimiento, aunque tampoco podemos olvidar la existencia de ciertos vínculos
jurídicos o contractuales a los que la ley atribuye la legitimación para intervenir en
esta clase de procesos. Como ejemplos significativos podemos mencionar la sucesión

2 Véase «Precisiones a los conceptos de parte, capacidad procesal, representación y legitimación»: serra
domínGuez, Manuel. Justicia 87, núm. III.
3
Véase la SAP de la Sección 9.ª de Madrid, de fecha 1 de junio de 2006, que en su Fundamento Jurídico
Segundo dispone que «... la ejecución no se despacha simplemente porque el actor afirme que tiene derecho a ella,
sino porque en su apoyo aporta un título ejecutivo en el que él aparece como ejecutante y el deudor como ejecuta-
do», (en similar sentido, entre otros, Auto de esta Sección 9.ª de 3 de marzo de 2006) ...».

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procesal dentro de la ejecución y la posición del deudor solidario, previstas en los


artículos 540 y 542 LEC, figuras a las cuales haremos referencia con posterioridad.
El concepto de legitimación en el ámbito procesal tiene gran importancia, ya que
la legitimación confiere a quien la posee una serie de derechos. Trasladando el con-
cepto genérico de legitimación al asunto que nos ocupa, podemos destacar la atribu-
ción de una serie de derechos a los legitimados en el proceso de ejecución. Esta legi-
timación, como hemos expuesto al inicio de este trabajo, puede tener una doble
vertiente: activa y pasiva.Ca legitimación activa facultará, a quien la ostente, la posi-
bilidad de ejercitar determinados derechos dirigidos a hacer efectivo un título ejecu-
tivo que se tiene frente al ejecutado. No podemos olvidar que, dentro del ámbito civil
se ha consagrado como uno de los principios fundamentales el llamado Principio de
Instancia de Parte, en cuanto que el órgano jurisdiccional no actúa de oficio sino en
virtud de las pretensiones que ejercita el ejecutante. Estas actuaciones pueden tener
gran trascendencia a la hora de determinar, por ejemplo, la búsqueda del patrimonio
del deudor, como ocurre en las facultades que se atribuyen a dicho ejecutado en el
artículo 590 LEC.
Quizás sea en su vertiente pasiva el ámbito donde más trascendencia adquiere el
concepto de legitimación. Partiendo de la norma fundamental de nuestro ordenamien-
to jurídico, la Constitución Española de 1978, podemos encontrar una serie de prin-
cipios constitucionales que informan y vinculan a los poderes públicos, entre los
cuales hemos de incluir a los órganos judiciales. El artículo 24 de nuestra Carta Mag-
na consagra el Derecho a la Tutela Judicial Efectiva, derecho poliédrico y complejo,
una de cuyas principales facultades sería el derecho de las personas a hacer efectivos
sus derechos e intereses legítimos frente a los órganos jurisdiccionales.
Enlazando este principio de la Tutela Judicial Efectiva con el concepto de legiti-
mación, cabe recordar que el ejecutado gozará de una serie de derechos procesales
frente al proceso de ejecución que se plantea o formaliza frente a él. El derecho de
constituirse como parte y de utilizar los medios de oposición 4 y de impugnación
previstos en la ley, se configura como el principal instrumento que puede ejercitar el
legitimado pasivamente, sin perjuicio de otras actuaciones a las que se le puede com-
peler para hacer efectivo el mencionado procedimiento, tal y como ocurre con la
manifestación de bienes por parte del ejecutado, prevista en el artículo 589.
Finalmente, debemos decir que el legislador ha previsto también la posibilidad
de que personas ajenas al procedimiento de ejecución puedan intervenir, al ver afec-
tados sus derechos, tanto activa como pasivamente. Esta intervención les faculta para
solicitar actuaciones ante el Tribunal o para ejercitar los medios de impugnación y de
oposición que la ley prevé para todo legitimado. Como ejemplos podemos mencionar
la Tercería de Dominio o la Tercería de mejor Derecho de los artículos 595 y 614 LEC
respectivamente.

A) EL SUJETO ACTIVO DE LA EJECUCIÓN FORZOSA

Podemos definir al sujeto activo como «la persona o personas que piden y obtie-
nen el despacho de la ejecución», tal y como establece el artículo 538 LEC.

4 Véase el capítulo IV, del título III del libro III, y más concretamente los artículos 556 y ss. LEC.

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Es necesario que exista una persona que ostente una pretensión de ejecución
frente a otra, ya que en el procedimiento civil prima el principio de instancia de parte
o de Justicia Rogada del artículo 216 LEC. No cabe la ejecución de oficio por parte
del órgano jurisdiccional, sino que debe haber un acto expreso, realizado por la par-
te que manifieste su voluntad de que se proceda al cumplimiento de una obligación,
ya tenga esta su origen en un título judicial o extrajudicial.
No basta la voluntad de instar este procedimiento de parte, sino que debe existir
un título suficiente que justifique su derecho. Además, debe cumplir los requisitos
generales de capacidad procesal y capacidad para ser parte que se contemplan con
carácter general de los artículos 6 y 7 de la LEC.

B) EL SUJETO PASIVO DE LA EJECUCIÓN FORZOSA

Podemos definir al sujeto pasivo de la ejecución forzosa como la persona contra


la que se pretende el cumplimiento de una obligación de dar, hacer o no hacer algu-
na cosa, por no haber procedido voluntariamente a su realización, o dicho de otro
modo, la persona frente a la cual se despacha ejecución. El texto de la ley considera
que debe despacharse la ejecución contra una persona para que adquiera la condición
de sujeto pasivo.
El segundo inciso de este artículo 538 LEC establece quienes son los sujetos pa-
sivos de la ejecución:
«1. Quien aparezca como deudor en el mismo título.
2. Quien, sin figurar como deudor en el título ejecutivo, responda
personalmente de la deuda por disposición legal o en virtud de afianza-
miento acreditado mediante documento público.
3. Quien, sin figurar como deudor en el título ejecutivo, resulte ser
propietario de los bienes especialmente afectos al pago de la deuda en
cuya virtud se procede, siempre que tal afección derive de la Ley o se
acredite mediante documento fehaciente. La ejecución se concretará,
respecto de estas personas, a los bienes especialmente afectos.»
Existe una diferencia fundamental entre el procedimiento declarativo y el de
ejecución. En el procedimiento declarativo existen siempre un acreedor y un deudor,
pero en el proceso de ejecución el ejecutado no tiene por qué coincidir con el deudor,
pues existe la posibilidad de que una persona distinta del deudor se vea afectada en
sus bienes por una ejecución y que ésta se dirija contra él. Éste es el supuesto del
Tercero que ve embargados sus bienes, tal y como veremos con posterioridad.
Es necesario que la ejecución se dirija contra una o varias personas, en cuanto
que el ejecutado debe estar determinado. Es el auto de despacho de ejecución la re-
solución que establece formalmente las posiciones de ejecutante y ejecutado. Por
tanto, el juzgador deberá estimar si concurren los requisitos formales y materiales para
adquirir esta condición de ejecutado, inadmitiendo las demandas de ejecución que
no determinen con claridad y precisión contra qué persona o personas se dirige esta
acción ejecutiva.

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Al adquirir la condición de parte en el proceso de ejecución podrá utilizar los


medios previstos en la ley para la defensa de sus derechos e intereses legítimos. Sin
embargo, el ejecutado no podrá actuar por si mismo, sino que será necesaria la inter-
vención en el proceso a través de abogado y procurador, que defiendan y representen
a dicho ejecutado, salvo en el supuesto del primer párrafo del artículo 539 LEC.
Una vez constituido como parte, el ejecutado podrá valerse de los medios pro-
batorios y de defensa que prevé la ley. Sin embargo, existe una excepción que se
contempla en el tercer inciso del artículo 538 LEC, al disponer:
«También podrán utilizar los medios de defensa que la ley concede
al ejecutado aquellas personas frente a las que no se haya despachado la
ejecución, pero a cuyos bienes haya dispuesto el tribunal que ésta se ex-
tienda por entender que, pese a no pertenecer dichos bienes al ejecutado,
están afectos los mismos al cumplimiento de la obligación por la que se
proceda.»
En resumen, las personas contra las que podrá instarse el procedimiento de eje-
cución son:
a) Quien aparezca como deudor en alguno de los títulos que llevan aparejada
ejecución.
b) Quien, sin ser directamente el deudor, esté obligado a responder personal-
mente de la deuda, bien por causa legal, bien por afianzamiento que así conste en
documento público.
c) Quien, sin ser deudor, vea afectados sus bienes por existir un procedimiento
de ejecución no teniendo la condición de ejecutado, por razón de la ley o por acre-
ditarse así de modo fehaciente.

IV. MODALIDADES DE LEGITIMACIÓN ORDINARIA

Como hemos expuesto antes, se ha procedido a distinguir, dentro de los supues-


tos de legitimación, entre la legitimación activa y pasiva. Montero Aroca 5 ha desta-
cado la trascendencia del Auto que despacha ejecución, en cuanto que es el instru-
mento que determinará la identidad de las personas que ejercitan la acción y frente a
quienes se ejercita.
Frente a este tipo de legitimación ordinaria, que podríamos calificar como propia,
encontramos dos supuestos especiales: la legitimación derivada y la legitimación de
consumidores y usuarios.

A) LEGITIMACIÓN DERIVADA

Si bien hemos visto que el título ejecutivo determina la legitimación, el legislador


ha previsto una serie de supuestos en los que personas ajenas a alguno de los títulos

5
Véase «Contestaciones al programa de Derecho Procesal Civil para el acceso a las Carreras Judicial y
Fiscal»: montero aroCa, Juan, Flors matíes, José, y lóPez ebri, Gonzalo. Editorial Tirant Lo Blanch, 2001.

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del artículo 517 LEC, adquiere la capacidad para ser parte en estos procedimientos.
La adquisición de la legitimación procede de un supuesto especial, que podríamos
calificar como derivado, en cuanto que es un modo indirecto de adquirir dicha legi-
timación.
El supuesto al que nos estamos refiriendo es el contemplado en el artículo 540
LEC, al producirse la sucesión en la titularidad del derecho documentado en el título
ejecutivo que sirve de base a la demanda. Su primer inciso dispone:
«La ejecución podrá despacharse a favor de quien acredite ser suce-
sor del que figure como ejecutante en el título ejecutivo y frente al que se
acredite que es el sucesor de quien en dicho título aparezca como ejecu-
tado.»

B) CONSUMIDORES Y USUARIOS

Junto al supuesto de la legitimación derivada, en la LEC encontramos otra moda-


lidad de legitimación ordinaria, aunque se encuentra situada en sede distinta al resto,
ya que se contempla dentro del capítulo I, del título I del libro I. Nos estamos refirien-
do concretamente al artículo 519, que regula la Acción ejecutiva de consumidores y
usuarios fundada en sentencia de condena sin determinación individual de los bene-
ficiados, acción que viene a cumplimentar las acciones de cesación y retractación que
consagra la ley reguladora de las Condiciones Generales de la Contratación, de 13 de
abril de 1998:
«Cuando las sentencias de condena a que se refiere la regla primera
del artículo 221 no hubiesen determinado los consumidores o usuarios
individuales beneficiados por aquélla, el tribunal competente para la
ejecución, a solicitud de uno o varios interesados y con audiencia del
condenado, dictará auto en que resolverá si, según los datos, característi-
cas y requisitos establecidos en la sentencia, reconoce a los solicitantes
como beneficiarios de la condena. Con testimonio de este auto, los sujetos
reconocidos podrán instar la ejecución».
Este artículo se caracteriza por establecer un título ejecutivo a favor de los con-
sumidores y usuarios cuando se trate de sentencias de condena. Para determinar qué
se entiende por consumidores y usuarios hemos de acudir a la Ley 6/1984, de 19 de
julio, General de Defensa de Consumidores y Usuarios, norma donde se establece su
concepto jurídico 6. Esta norma desarrolla lo dispuesto en el artículo 51 de la Consti-
tución 7, 8.

6 El artículo 1.2. de la ley dispone: «A los efectos de esta Ley, son consumidores o usuarios las personas
físicas o jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan como destinatarios finales, bienes muebles o inmuebles, pro-
ductos, servicios, actividades o funciones, cualquiera que sea la naturaleza pública o privada, individual o colectiva
de quienes los producen, facilitan, suministran o expiden».
7
Artículo 51 CE: «Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, protegien-
do mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los intereses legítimos de los mismos».
8 La Ley General de Defensa de los Consumidores y Usuarios, ha tenido continuidad en la reguladora de
las Condiciones Generales de la Contratación, de 13 de abril de 1998. En ella se garantizan los derechos de los
consumidores y usuarios en tanto que adherentes a los contratos en cuyo clausulado se consagran las condiciones
generales de la contratación.

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Los consumidores y usuarios tienen capacidad para ser parte en el ámbito civil,
al establecerse expresamente en el artículo 6.1.7.º LEC. Asimismo, el artículo 11 LEC
les atribuye legitimación para la defensa de sus derechos e intereses legítimos. Al tener
capacidad para ser parte y tener legitimación procesal, podrán constituirse en el
procedimiento de ejecución, interponiendo la acción ejecutiva cuando hubiesen
obtenido sentencia favorable a sus pretensiones en un procedimiento declarativo 9.
Para que esta disposición sea aplicable, es preciso que hubiere recaído sentencia
de condena, no habiéndose determinado individualmente los beneficiarios de la con-
dena. En este caso, el órgano judicial dictará auto en el que se pronunciará sobre si
reconoce o no a los solicitantes como beneficiarios de la condena 10. El testimonio de
este auto servirá como título ejecutivo, constituyéndose como ejecutantes las personas
referenciadas en el mismo. 11

C) SUPUESTO ESPECIAL EN MATERIA DE LEGITIMACIÓN

Una de las últimas novedades introducidas en la Ley de Enjuiciamiento Civil es


la que ha tenido lugar como consecuencia de la aprobación de la Ley Orgáni-
ca 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Esta norma
reconoce la legitimación para ser parte en materia civil a determinados colectivos.
El artículo 11 bis LEC reconoce la llamada «Legitimación para la defensa del
derecho a la igualdad de trato entre mujeres y hombres», al disponer:
«1. Para la defensa del derecho de igualdad de trato entre mujeres
y hombres, además de los afectados y siempre con su autorización, esta-
rán también legitimados los sindicatos y las asociaciones legalmente
constituidas cuyo fin primordial sea la defensa de la igualdad de trato
entre mujeres y hombres, respecto de sus afiliados y asociados, respecti-
vamente.
2. Cuando los afectados sean una pluralidad de personas indeter-
minada o de difícil determinación, la legitimación para demandar en juicio
la defensa de estos intereses difusos corresponderá exclusivamente a los
organismos públicos con competencia en la materia, a los sindicatos más
representativos y a las asociaciones de ámbito estatal cuyo fin primordial
sea la igualdad entre mujeres y hombres, sin perjuicio, si los afectados
estuvieran determinados, de su propia legitimación procesal.

9 Artículo 221.1 LEC: «Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos anteriores, las sentencias dictadas a
consecuencia de demandas interpuestas por asociaciones de consumidores o usuarios con la legitimación a que se
refiere el artículo 11 de esta Ley estarán sujetas a las siguientes reglas: (...) 1.ª Si se hubiere pretendido una condena
dineraria, de hacer, no hacer o dar cosa específica o genérica, la sentencia estimatoria determinará individualmente
los consumidores y usuarios que, conforme a las leyes sobre su protección, han de entenderse beneficiados por la
condena (...)».
10
Véase la SAP Madrid, Sección 12.ª, de 17 de mayo de 2006, que en su Fundamento Jurídico Segundo
establece que «... El artículo 519 se inserta en las normas de la ejecución forzosa, y dispone el trámite preciso para
el reconocimiento de la condición de beneficiado por la sentencia, con audiencia del condenado; y, de acuerdo con
los datos, características y requisitos establecidos en la sentencia, se decide sobre la procedencia de expedir el auto,
con lo que se puede instar la ejecución ...».
11
Véanse las SAP de Madrid, Secciones 11.ª y 12.ª, de fecha 17 de marzo y 12 de marzo de 2004, respec-
tivamente.

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– 3661 –

3. La persona acosada será la única legitimada en los litigios sobre


acoso sexual y acoso por razón de sexo.»
Este precepto reconoce una nueva legitimación en el ámbito civil, que es aplica-
ble también a las ejecuciones forzosas que se deriven de aquellos procedimientos en
los que las personas a las que se refiere el artículo, hubiesen participado como partes.
De esta forma, también podrán ser parte en las ejecuciones forzosas, para la defensa
del derecho de igualdad de trato entre mujeres y hombres, siempre y cuando se cum-
plan los requisitos legales:
Los afectados
– Con la autorización de los afectados: los sindicatos y las asociaciones legal-
mente constituidas cuyo fin primordial sea la defensa de la igualdad de trato entre
mujeres y hombres, respecto de sus afiliados y asociados.
– Cuando los afectados sean una pluralidad de personas indeterminadas o de
difícil determinación: los organismos públicos con competencia en la materia, a los
sindicatos más representativos y a las asociaciones de ámbito estatal cuyo fin primor-
dial sea la igualdad entre mujeres y hombres.
– La persona acosada en los litigios sobre acoso por razón de sexo.
Analizando la redacción dada por el legislador se plantea el problema de deter-
minar cuándo podrían intervenir, estas personas, en los procedimientos civiles para la
defensa de su derecho a la igualdad. Consideramos que si atendemos a la práctica
diaria de Juzgados y Tribunales, no podemos encontrar muchos ejemplos en los que
estas personas o entidades puedan ejercitar acciones civiles, que posteriormente pue-
dan dar lugar a una ejecución forzosa. Esta afirmación la basamos en que existen otras
vías más adecuada para poder ejercitar las acciones previstas en la Ley Orgánica
3/2007, que podrían hacer más efectiva la protección del derecho a la igualdad entre
el hombre y la mujer, como por ejemplo la vía penal, contencioso-administrativa o la
laboral. En el ámbito civil, su aplicación se limitaría a supuestos muy específicos, como
por ejemplo la reclamación de los daños y perjuicios originados por una situación de
desigualdad jurídica.

V. LEGITIMACIÓN EXTRAORDINARIA DE LAS PARTES

Como venimos exponiendo, el Auto que despache ejecución determinará las


personas contra las que se pretende ejercitar una acción ejecutiva. Desde el momen-
to en que se dicte el Auto Despachando ejecución, dichas personas se constituirán
como parte en el procedimiento, y podrán oponerse y ejercitar las excepciones y re-
cursos previstos en la Ley.
Siendo ésta la regla general, la ley, en determinados casos concretos, ha previsto
la posibilidad de que personas que inicialmente no figuran en el título ejecutivo pue-
dan personarse en el procedimiento. Esta legitimación viene impuesta por imperio de
la ley, por lo que estaríamos ante supuestos tasados por el legislador y que deberían

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000496

– 3662 –

interpretarse de forma restringida. Como ejemplo significativo, encontramos la acción


subrogatoria regulada en el artículo 1.111 del Código Civil 12.
La LEC regula también otro supuesto de legitimación extraordinaria, la llamada
Sucesión Procesal, contemplada en los artículos 16 y 17. Ramos Méndez 13 define esta
institución como «la sustitución en un juicio pendiente de una parte por otra persona
que ocupa su posición procesal por haber devenido titular de los derechos sobre la
cosa litigiosa».
Estos dos preceptos contemplan casos distintos de sucesión procesal que también
son trasladables al proceso de ejecución:
a) Sucesión procesal por muerte: el fallecimiento de una de las partes del proce-
so de ejecución no produce la extinción del mencionado proceso, sino que sus herede-
ros podrán intervenir en él, en virtud del fundamento legal del artículo 661 del Código
Civil, pues «los herederos suceden al difunto en todos sus derechos y obligaciones».
El heredero o causahabiente, para que pueda ocupar la posición procesal del
causante deberá ponerlo en conocimiento del órgano judicial, que suspenderá el
proceso. Acreditado el fallecimiento del litigante causante, el título sucesorio y el
resto de requisitos legales, el tribunal tendrá por personado al sucesor del litigante
difunto. Esta sucesión podrá instarse por los propios herederos del litigante difunto, o
a instancia de las demás partes, si los primeros no lo hacen en el plazo de cinco
días.
En todo caso, deberá acreditarse la existencia del fallecimiento de quien sea
parte en el proceso de ejecución, ya que en caso contrario, existe la presunción iuris
tantum de que las partes siguen siendo las mismas. 14
b) Sucesión procesal por transmisión inter vivos de la cosa litigiosa: si durante
el proceso de ejecución se hubiese transmitido la cosa litigiosa, el adquirente, una vez
haya acreditado el título en virtud del cual adquiere la cosa litigiosa, podrá solicitar
del órgano judicial que se le tenga por parte, personándose en el lugar que ocupaba
anteriormente el transmitente. En todo caso, es necesario que el Tribunal, mediante
auto, autorice esta sucesión procesal si concurren todos los requisitos legales.
Este es el ejemplo más significativo de la intervención del tercer poseedor en el
procedimiento de ejecución, figura a la que dedicaremos un apartado especial por la
importancia que tiene actualmente.

12 Artículo 1111 del Código Civil: «Los acreedores, después de haber perseguido los bienes de que esté en
posesión el deudor para realizar cuanto se les debe, pueden ejercitar todos los derechos y acciones de éste con el
mismo fin, exceptuando los que sean inherentes a su persona; pueden también impugnar los actos que el deudor
haya realizado en fraude de su derecho».
13
Véase «Las partes en el proceso de ejecución de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000»: balbín llera,
Miguel Ángel. Boletín de Información del Ministerio de Justicia. Año LVIII. Núm. 1959. 15 de febrero de 2004.
14
Véase la SAP de Burgos, Sección 3.ª, de 2 de febrero de 2007, la cual dispone en su Fundamento
Jurídico Segundo que «... El título que sirve para dar comienzo a la ejecución es el mismo, y al acreedor no
se le puede imponer la carga de saber si quien figura como deudor en el título lo sigue siendo, porque haya
fallecido, o simplemente porque ha transmitido la deuda a un tercero. Lo único que cambia es la persona
contra la que puede despacharse ejecución, y esta persona dispondrá a partir del momento en el que se di-
rige la ejecución contra ella de todos los medios de defensa que corresponda a la parte ejecutada. De hecho
el artículo 538.1.1.º coloca en primer lugar entre las personas contra las que puede despacharse ejecución
a «quien aparezca como deudor en el título ejecutivo» ...».

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– 3663 –

c) Sucesión procesal de las personas jurídicas: Montero 15 ha destacado que


existirá esta modalidad de sucesión procesal en la ejecución cuando se produzca la
absorción o fusión de las personas jurídicas. En todo caso, dicha fusión o absorción
deberá ajustarse necesariamente a las normas societarias contenidas en el Código de
Comercio y en las leyes mercantiles especiales para que pueda producirse esta legiti-
mación en el proceso de ejecución, tanto siendo ejecutante, como ejecutado.
La jurisprudencia española ha reconocido expresamente la sucesión procesal. Se
ha reconocido que esta sucesión sea solicitada por el ejecutado, si tiene interés jurí-
dico en el cumplimiento, tal y como establecen las SSTS de 10 de julio de 1945 y 4
de diciembre de 1985. Asimismo, también se ha pronunciado a favor de la Sucesión
procesal subsistente en la ejecución en las STAP Jaén de 22 de abril de 1996 o la STAP
Madrid de 22 de mayo de 2000.

VI. SUPUESTOS ESPECIALES DE LEGITIMACIÓN

La LEC contempla una serie de supuestos especiales de legitimación en el proce-


dimiento de ejecución. Hacemos referencia a aquellas situaciones que, por la impor-
tancia de la materia que regulan, han sido merecedoras de un especial tratamiento
jurídico.
Este régimen especial se halla contemplado en los artículos 541 a 544 LEC. Pa-
semos a analizar cada uno de estos supuestos:

A) EJECUCIÓN DE BIENES GANANCIALES

Este supuesto especial se encuentra regulado dentro del artículo 541 LEC:
«1. No se despachará ejecución frente a la comunidad de ganan-
ciales.
2. Cuando la ejecución se siga a causa de deudas contraídas por uno
de los cónyuges, pero de las que deba responder la sociedad de ganan-
ciales, la demanda ejecutiva podrá dirigirse únicamente contra el cónyu-
ge deudor, pero el embargo de bienes gananciales habrá de notificarse al
otro cónyuge, dándole traslado de la demanda ejecutiva y del auto que
despache ejecución a fin de que, dentro del plazo ordinario, pueda opo-
nerse a la ejecución. La oposición a la ejecución podrá fundarse en las
mismas causas que correspondan al ejecutado y, además, en que los
bienes gananciales no deben responder de la deuda por la que se haya
despachado la ejecución. Cuando la oposición se funde en esta última
causa, corresponderá al acreedor probar la responsabilidad de los bienes
gananciales. Si no se acreditara esta responsabilidad, el cónyuge del eje-

15
Véase «Contestaciones al programa de Derecho Procesal Civil para el acceso a las Carreras Judicial
y Fiscal»: montero aroCa, Juan, Flors matíes, José, y lóPez ebri, Gonzalo. Editorial Tirant Lo Blanch, 2001.

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– 3664 –

cutado podrá pedir la disolución de la sociedad conyugal conforme a lo


dispuesto en el apartado siguiente.
3. Si la ejecución se siguiere a causa de deudas propias de uno de
los cónyuges y se persiguiesen bienes comunes a falta o por insuficiencia
de los privativos, el embargo de aquéllos habrá de notificarse al cónyuge
no deudor. En tal caso, si éste optare por pedir la disolución de la sociedad
conyugal, el tribunal, oídos los cónyuges, resolverá lo procedente sobre
división del patrimonio y, en su caso, acordará que se lleve a cabo con
arreglo a lo dispuesto en esta Ley, suspendiéndose entre tanto la ejecución
en lo relativo a los bienes comunes.
4. En los casos previstos en los apartados anteriores, el cónyuge al
que se haya notificado el embargo podrá interponer los recursos y usar
de los medios de impugnación de que dispone el ejecutado para la de-
fensa de los intereses de la comunidad de gananciales.»
El primer inciso de este artículo establece una limitación del procedimiento de
ejecución, en cuanto que no cabe despachar ejecución contra la comunidad de ga-
nanciales 16. Balbín Llera 17 ha destacado que «no hay litisconsorcio pasivo necesario
que obligue a demandar conjuntamente a ambos cónyuges, y ello aunque la ejecución
verse sobre deudas de las que deba responder el patrimonio ganancial».
Si dejamos de lado este inciso inicial, los párrafos 2, 3 y 4 de este artículo, con-
templan tres situaciones distintas:
a) Deuda contraída por uno de los cónyuges de la que deba responder la so-
ciedad de gananciales. En este caso, el proceso de ejecución irá dirigido contra aquel
cónyuge que hubiese contraído la deuda, en cuanto que como responsable del cum-
plimiento de las obligaciones, él solo estaría obligado al cumplimiento. Sin embargo,
iniciado el procedimiento contra el cónyuge deudor, deberá notificarse por el juzgado
al cónyuge no deudor la existencia del procedimiento, para que se oponga si lo estima
procedente 18. Esta oposición habrá de fundarse necesariamente en alguna de las
causas previstas por la ley, y más concretamente por alguna de las previstas en los
artículos 556, 557 y 558 LEC.
Algunos autores han destacado que, frente a los supuestos de oposición que se
encuentran contemplados en los artículos que acabamos de mencionar, debería aña-
dirse otra causa más: la oposición por considerar que el procedimiento de ejecución
se dirige contra un bien que tenga el carácter de ganancial. En este caso, acreditado
por alguno de los cónyuges el carácter ganancial del bien 19, corresponderá al acree-
dor acreditar la sujeción de ese bien ganancial al cumplimiento de la deuda 20. Como

16 La Comunidad de Gananciales se configura como una de las modalidades de los Regímenes Eco-
nómicos Matrimoniales, estableciéndose su regulación dentro de los artículos 1344 y ss. del Código Civil.
17
Véase «Las partes en el proceso de ejecución de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000». Miguel
Angel Balbín Llera. Boletín de Información del Ministerio de Justicia. Año LVIII. Núm. 1959. 15 de febrero
de 2004.
18 Véase la SAP Badajoz, Sección 3.ª, de fecha 28 de julio de 2006.
19
Las STS de 3 de noviembre de 1989 y de 3 de mayo de 1990 reconocen la presunción iuris tantum
del carácter ganancial de los bienes existentes en el matrimonio, desvirtuándose esta presunción mediante
prueba en contrario si dichos bienes corresponden con carácter privativo al marido o a la mujer.
20
La STS de 30 de enero de 1970, exige que ha de liquidarse previamente el caudal de la sociedad
de gananciales para determinar si existen estos bienes.

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– 3665 –

podemos ver, se procede a trasladar el onus probandi al acreedor para que fundamen-
te las razones por las que haya de seguirse el procedimiento de ejecución contra ese
bien ganancial.
Además de estos supuestos de oposición, el cónyuge no deudor podrá interponer
los medios de impugnación previstos en la ley para el ejecutado, con lo que debe en-
tenderse que el legislador en el párrafo 4° equipara las figuras de ejecutado y cónyuge
no deudor, a efectos de hacer valer la protección de sus bienes y derechos legítimos.
Para evitar la vulneración de los derechos del cónyuge no deudor, la ley le per-
mite solicitar la disolución de la Sociedad Conyugal, que deberá adecuarse en su
tramitación a las disposiciones contempladas en la Ley de Enjuiciamiento Civil 21.
b) Deuda propia de uno de los cónyuges por la que se persiguen bienes comu-
nes a falta o por insuficiencia de bienes privativos. Al igual que en el supuesto anterior,
el legislador prevé la notificación de la existencia del procedimiento al cónyuge no
deudor, para que éste pueda solicitar, si lo estima procedente, la disolución de la so-
ciedad de gananciales.
c) Deuda propia de ambos cónyuges por la que se persiguen bienes gananciales.
En este caso, la principal característica es que la demanda del proceso de ejecución
deberá ir dirigida necesariamente contra ambos cónyuges constituyendose, en conse-
cuencia, un litisconsorcio pasivo necesario.

B) EJECUCIÓN FRENTE AL DEUDOR SOLIDARIO

El segundo de los supuestos especiales en materia de legitimación de las partes


en el proceso de ejecución, es el relativo a la ejecución frente al deudor solidario.
Este supuesto se halla contemplado en el artículo 542:
«1. Las sentencias, laudos y otros títulos ejecutivos judiciales obte-
nidos sólo frente a uno o varios deudores solidarios no servirán de título
ejecutivo frente a los deudores solidarios que no hubiesen sido parte en
el proceso.
2. Si los títulos ejecutivos fueran extrajudiciales, sólo podrá despa-
charse ejecución frente al deudor solidario que figure en ellos o en otro
documento que acredite la solidaridad de la deuda y lleve aparejada
ejecución conforme a lo dispuesto en la ley.
3. Cuando en el título ejecutivo aparezcan varios deudores solida-
rios, podrá pedirse que se despache ejecución, por el importe total de la
deuda, más intereses y costas, frente a uno o algunos de esos deudores o
frente a todos ellos.»
Este artículo establece una limitación frente a los sujetos pasivos del procedimien-
to de ejecución, en cuanto que sólo puede dirigirse el procedimiento de ejecución
contra quienes hubiesen sido parte en el procedimiento declarativo y así figuren,
contemplados como tales en alguno de los títulos del artículo 517 LEC. Estos títulos

21
Véanse los artículos 806 y ss. LEC en lo relativo al procedimiento para la liquidación del régimen
económico matrimonial.

Boletín núm. 2046–Pág. 17


000500

– 3666 –

pueden ser tanto los judiciales como los extrajudiciales, tal y como se desprende de
una interpretación conjunta de los dos primeros incisos del precepto. De esta manera
el título ejecutivo deberá concordar, como límite máximo, con la demanda ejecutiva,
en lo relativo a quienes han de adquirir la condición de sujetos pasivos del proceso.
Así podría entenderse derogado tácitamente el mandato contemplado en el artícu-
lo 1145 del Código Civil 22. De todos modos, no podemos olvidar que el acreedor que
figurase en el título ejecutivo podría dirigirse contra cualquiera de los deudores soli-
darios para exigirle la totalidad del crédito existente, tal como ha reconocido la juris-
prudencia 23.
Se atribuye al ejecutante la facultad de dirigir la demanda de ejecución contra
uno, alguno o todos los deudores solidarios, por lo que puede entenderse que es una
facultad de la delimitación pasiva del procedimiento de ejecución por parte del eje-
cutante. Éste deberá ponderar la pertinencia u oportunidad de dirigir su demanda
contra todos o contra algunos, con lo que podría producirse la discordancia entre los
deudores contemplados en el título ejecutivo y los contemplados en la demanda de
ejecución.
Esta situación de los deudores solidarios hay que ponerla en relación con el ar-
tículo 222.3 LEC, en cuanto al tratamiento de la Cosa Juzgada 24.

C) EJECUCIÓN FRENTE A ASOCIACIONES O ENTIDADES TEMPORALES

Este supuesto de ejecución especial ha sido regulado por el legislador español


dentro del artículo 543 LEC:
«1. Cuando en el título ejecutivo aparezcan como deudores unio-
nes o agrupaciones de diferentes empresas o entidades, sólo podrá des-
pacharse ejecución directamente frente a sus socios, miembros o integran-
tes si, por acuerdo de éstos o por disposición legal, respondieran
solidariamente de los actos de la unión o agrupación.
2. Si la ley expresamente estableciera el carácter subsidiario de la
responsabilidad de los miembros o integrantes de las uniones o agrupa-
ciones a que se refiere el apartado anterior, para el despacho de la ejecu-
ción frente a aquellos será preciso acreditar la insolvencia de éstas.»
La disposición contemplada en este artículo será de aplicación cuando la ejecu-
ción se dirija contra asociaciones o entidades temporales. Para determinar el concep-
to de estas entidades, hemos de acudir al artículo 7 de la Ley 18/1982, de 26 de

22 El artículo 1.145 del Código Civil dispone: «El pago hecho por uno de los deudores solidarios
extingue la obligación. El que hizo el pago sólo puede reclamar de sus codeudores la parte que a cada uno
corresponda, con los intereses del anticipo. La falta de cumplimiento de la obligación por insolvencia del
deudor solidario será suplida por sus codeudores, a prorrata de la deuda de cada uno».
23 Véanse las STAP Cáceres de 26 de septiembre de 1999, STAP Lérida, de 15 de septiembre de 1999
y STAP Orense de 9 de noviembre de 1999.
24
Artículo 222.3: «La cosa juzgada afectará a las partes del proceso en que se dicte y a sus herederos
y causahabientes, así como a los sujetos, no litigantes, titulares de los derechos que fundamenten la legiti-
mación de las partes conforme a lo previsto en el artículo 11 de esta Ley».

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000501

– 3667 –

mayo 25. Podemos definir las Uniones Temporales de Empresas como el sistema de
colaboración entre empresarios por tiempo cierto, determinado o indeterminado, para
el desarrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro. Estamos ante un concep-
to eminentemente mercantil, en cuanto que son las normas que regulan el tráfico ju-
rídico mercantil las que determinan el concepto de estos sujetos de la ejecución.
Para que las asociaciones o entidades temporales puedan ser consideradas como
sujetos pasivos del procedimiento de ejecución 26, es necesario que estas entidades
estén válidamente constituidas. Estas uniones carecen de personalidad jurídica 27,
estableciéndose para su funcionamiento la necesidad de que para su válida constitu-
ción ésta se haga a través de escritura pública 28. El hecho de carecer de personalidad
jurídica puede ser el elemento trascendental para que el legislador las haya previsto
como un supuesto de legitimación extraordinaria, y de esta manera evitar la posible
indefensión que podría suponer la ausencia de personalidad jurídica 29.
El problema que puede plantearse es el de aquellos supuestos en los que estas
entidades no hayan quedado válidamente constituidas o no cumplan todos los requi-
sitos legales exigidos por las normas mercantiles. En este caso parece claro que se
procedería a aplicar la disposición del artículo 544 LEC al contemplar las llamadas
Entidades sin personalidad jurídica.
Los socios o miembros integrantes de estas asociaciones o entidades responderán
como ejecutados, aunque no figuren como deudores en el título ejecutivo en el que
se fundamente la pretensión, en los siguientes casos:
a) Si por acuerdo entre los socios o miembros éstos hubiesen asumido esta
obligación, o cuando una disposición legal así lo establezca.
b) Cuando los socios o miembros integrantes deban responder con carácter
subsidiario de las obligaciones de la entidad o asociación. El párrafo segundo estable-
ce la posibilidad de que los integrantes de estas entidades asuman la posición de su-
jetos pasivos de la ejecución cuando el legislador haya contemplado expresamente su
responsabilidad subsidiaria. Esta posibilidad podrá hacerse por cualquier medio, no
sólo por una disposición normativa con rango de ley, sino mediante cualquier dispo-
sición normativa, siempre que se haya contemplado esta posibilidad de asumir la
responsabilidad con carácter subsidiario.
Asimismo, se establece un requisito para que pueda aplicarse esta responsabilidad
subsidiaria: que se proceda a la previa declaración de insolvencia. Al igual que ocurre
en el supuesto anterior hemos de acudir al concepto de insolvencia para saber en qué
supuestos será de aplicación la cláusula contemplada en el segundo inciso de este
artículo 543.

25 Este artículo dispone: «Tendrá la consideración de Unión Temporal de Empresas el sistema de


colaboración entre empresarios por tiempo cierto, determinado o indeterminado para el desarrollo o ejecución
de una obra, servicio o suministro».
26
Véase la SAP de Las Palmas, Sección 5.ª, de 30 de junio de 2003.
27 La Jurisprudencia ha reconocido esta ausencia de personalidad jurídica de las Uniones Temporales
de Empresas en diversas sentencias como STAP Alicante de 12 de noviembre de 1998, STAP de Pontevedra
de 27 de enero de 1997 o la STAP de Salamanca de 6 de mayo de 1997.
28 Las Uniones Temporales de Empresas se formalizarán en escritura pública, que expresará el nom-
bre y apellidos o razón social de los otorgantes, su nacionalidad y su domicilio; la voluntad de los otorgantes
de constituir la Unión y los estatutos que han de regir el funcionamiento de la Unión.
29
La STAP Barcelona reconoce que estas entidades pueden ser sujetos de los procedimientos civiles,
incluyendo dentro de los mismos, los procesos de ejecución.

Boletín núm. 2046–Pág. 19


000502

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D) EJECUCIÓN FRENTE A ENTIDADES SIN PERSONALIDAD

Bajo esta denominación la LEC ha establecido un supuesto que podríamos calificar


como «cajón de sastre». Todas las entidades no contempladas en los supuestos ordina-
rios ni en los extraordinarios, anteriormente descritos, tendrían cabida en este artículo,
siempre y cuando no hubiesen adquirido personalidad jurídica. Es necesario, en este
caso, que estos elementos personales y patrimoniales estén orientados a un fín determi-
nado, pues el artículo 6.2 atribuye a estas entidades la capacidad para ser parte.
Para apreciar los requisitos que se exigen para aplicar esta disposición, debemos
de acudir al artículo 544:
«En caso de títulos ejecutivos frente a entidades sin personalidad
jurídica que actúen en el tráfico como sujetos diferenciados, podrá des-
pacharse ejecución frente a los socios, miembros o gestores que hayan
actuado en el tráfico jurídico en nombre de la entidad, siempre que se
acredite cumplidamente, a juicio del tribunal, la condición de socio,
miembro o gestor y la actuación ante terceros en nombre de la entidad.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no será de aplicación a las comuni-
dades de propietarios de inmuebles en régimen de propiedad horizontal.»
Al igual que ocurre con el supuesto de las asociaciones o entidades temporales,
la acción ejercitada por el ejecutante puede dirigirse contra la entidad o contra sus
integrantes 30. Para ello se requiere:
a) Que se justifique debidamente la condición de socio de aquél contra el que
se dirija el procedimiento de ejecución.
b) Que el socio haya actuado dentro del tráfico jurídico como socio de la enti-
dad y en representación de la misma.
El último párrafo exceptúa a las Comunidades de Propietarios en el régimen de
Propiedad Horizontal 31. La excepción la encontramos en la legitimación que la ley
procesal atribuye a los presidentes de la Comunidad de Propietarios para asumir pro-
cesalmente la representación ante los órganos jurisdiccionales, en los procesos en que
estas entidades sean parte.
(Continuará)

30 Sería aplicable la doctrina mercantilista reconocida ampliamente por la Jurisprudencia española


relativa al «levantamiento del velo».
31 Véase el artículo 22 de la Ley de Propiedad Horizontal.

Boletín núm. 2046–Pág. 20


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Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“El litisconsorcio y sus efectos procesales”

HENRIQUEZ LA ROCHE, Ricardo. “El litisconsorcio y sus efectos procesales”. *en Internet+. Consultado:
18.09.13
http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/DERYSO/5/deryso_2004_5_71-111.pdf
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Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“La participación del garante en el proceso hipotecario:


Un litisconsorcio innecesario”

LEON OROZCO. Laura María. La participación del garante en el proceso hipotecario: Un litis consorcio
innecesario”. Iustitia. Bucaramanga, Año 12, N° 141 – 142, Setiembre – Octubre 2012. (En internet). Con-
sulta: 29.08.2013. http://www.latindex.ucr.ac.cr/juridicas-109/juridicas-109-04.pdf
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LEÓN OROZCO: La participación del garante en el proceso hipotecario

LA PARTICIPACIÓN DEL GARANTE EN EL PROCESO


HIPOTECARIO: UN LITIS CONSORCIO INNECESARIO

Prof. Laura María León Orozco(*)

(Recibido 30/04/06; aceptado 28/06/06)

——————
* Profesora de Derecho Procesal Civil en las Universidad Latina de Costa
Rica y Universidad Internacional de las Américas. Abogada. Jueza Civil.

Tel. 295-4824.
e-mail: lleon@poder-judicial.go.cr
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Revista de Ciencias Jurídicas Nº 109 (79-90) enero-abril 2006 - ISSN 00347787

RESUMEN

En los procesos ejecutivos hipotecarios se viene aplicando, desde


hace un par de décadas hasta donde tenemos noticia, un criterio
jurisprudencial en virtud del cual cuando se constata que el inmueble
fue dado en garantía por un sujeto distinto al deudor, el tribunal que
conoce del asunto, obliga a la parte actora a integrar a esa persona
como litis consorte, configurándose así, merced a ese criterio, un
litisconsorcio necesario, en lugar de citarla como un tercero interesado,
como se hace con el tercer poseedor del inmueble.

Palabras clave: litisconsorcio, garante, tercer poseedor, fiador.

ABSTRACT

For many years, in the mortgage foreclosure processes there is


applied a jurisprudential criterion that consists of the fact that, when
there is stated that a real estate was given as a guarantee by a subject
different from the debtor, the court, will force the plaintiff to integrate
that person as a joint litigant, instead of summoning it as a third
interested party, as it is done with the third possessor of a real estate.

Key words: Joinder. Guarantor. Third possessor. Guarantor.

_____________
El director-editor efectuó la labor sobre las palabras clave key words y el
resumen-abstract.
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LEÓN OROZCO: La participación del garante en el proceso hipotecario

SUMARIO

1. Introducción

2. El litisconsorcio en el derecho positivo costarricense

3. El litisconsorcio jurisprudencial

4. La situación del garante de hipoteca, en el Proyecto de Código


Procesal General

5. Conclusión

Bibliografía
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LEÓN OROZCO: La participación del garante en el proceso hipotecario

INTRODUCCIÓN

Desde hace varios años, nos ha llamado poderosamente la


atención, que cuando en un proceso hipotecario se constata que el
inmueble fue dado en garantía por una persona distinta al deudor, el
juzgado no ordena citar a esa persona como un tercero interesado, sino
que obliga al actor a demandarla (litisconsorcio pasivo necesario), a
pesar de que la ley sustantiva dispone lo contrario, que el garante debe
ser considerado como verdadero fiador, y por ello se encuentra
regulada su situación en la normativa concerniente a la fianza, y en
consecuencia, no podrá ser demandado. Esa jurisprudencia ha sido
dócilmente aceptada en nuestro medio, convirtiéndose, más que en una
tradición, casi en un dogma, hasta el punto que el Proyecto de Código
Procesal Civil propone convertirla en ley de la República. En las páginas
siguientes, nos proponemos demostrar, que esa jurisprudencia –con
todo y lo bien intencionada que es– está equivocada. Para ello,
repasaremos, en la primera parte de este modesto trabajo, sucinta-
mente, cómo ha sido tratada la figura del litisconsorcio en nuestro país,
partiendo del viejo Código del “procedimiento” hasta la actualidad. En
la segunda parte, estudiaremos el surgimiento de lo que hemos
denominado el litisconsorcio jurisprudencial cuyo punto de partida lo
ubicamos a mediados de los años ochenta, con relación a la figura del
garante, y señalaremos las contradicciones de esa jurisprudencia. En la
parte final, nos referiremos a la propuesta de la Comisión Redactora del
Proyecto de Código Procesal General con respecto al tema, y los
argumentos que ésta esgrime a favor de la necesidad de ese
litisconsorcio.

2. EL LITISCONSORCIO EN EL DERECHO POSITIVO


COSTARRICENSE

La figura del litisconsorcio, valga recordarlo, es de reciente


factura en nuestro derecho positivo, pues el derogado Código de
Procedimientos Civiles, que nos rigió durante más de un siglo, no la
contemplaba, aunque de ella se ocupaba frecuentemente la juris-
prudencia, que fue la que la estudió –sin desarrollarla propiamente– al
socaire de la legitimación. Sin embargo ésta, como es harto sabido, es
una excepción y un presupuesto de fondo, por lo que al litisconsorcio,
se le deba igual tratamiento, lo que implicaba que solo se podía apre-
ciar y resolver en sentencia, y cuando era declarado, se dictaba senten-
cia desestimatoria. Más propiamente, era una “sentencia meramente

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procesal o de absolución en la instancia”, una “decisión virtual o formal


y no de fondo”, pues la parte actora debía plantear nuevamente la
demanda, con lo que prácticamente el conflicto quedaba sin solución,
con la cuota de desperdicio de tiempo y recursos que ello implicaba
para todos los involucrados, en desmedro de una sana administración
de justicia. Afortunadamente, el actual Código Procesal Civil, vigente en
nuestro país desde hace más de quince años, reglamentó adecua-
damente el litisconsorcio, permitiendo que se pueda alegar como
excepción previa, y así poder resolver el punto interlocutoriamente.

También dejó bien delimitadas, el citado Código, las causas que


determinan la existencia del litisconsorcio, a saber, la ley o la naturaleza
de la relación jurídica material, sin que ello implique que se trata de dos
modalidades del litisconsorcio.(1) El más sencillo de ellos pero el menos
común, es aquel en que la propia ley lo impone expresamente, según
nos lo señala Montero Aroca.(2) Los pocos casos en que la ley, expresa-
mente, se ocupa de señalar la necesidad del litisconsorcio, los encon-
tramos más en el Código Civil que en el Procesal Civil.

Uno de los casos, en que aparentemente lo hace el Código


Procesal Civil y que precisamente queremos comentar en este modesto
trabajo, es el del artículo 664, que a la letra dice: “La ejecución
hipotecaria podrá establecerse contra los garantes y fiadores, pero la
responsabilidad de éstos se limitará al saldo en descubierto. No
obstante, deberá demandárseles desde el inicio del proceso”.

3. EL LITISCONSORCIO JURISPRUDENCIAL

La jurisprudencia en Costa Rica, sobre todo la del otrora Tribunal


Superior Primero Civil, se encargó de promover, la idea de que el
artículo 664 arriba transcrito contempla un caso de litisconsorcio al
menos respecto al deudor hipotecario y el garante, con buen suceso,
pues esa tesis, se aplica en la actualidad por la mayoría de los tribunales
del país. Incluso de ese criterio, se ha hecho eco parte de la doctrina

——————
(1) ARTAVIA Barrantes, Sergio. Derecho Procesal Civil. Costa Rica. Editorial
Jurídica Dupas S.A. p. 577.

(2) MONTERO Aroca. Juan. Derecho Jurisdiccional, Tomo II. España.


Editorial Tirant lo Blanch, 1998, p. 56.

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nacional.(3) Consideró ese Tribunal, en la resolución Nº 1930 de las 9:20


horas del 8 de octubre de 1986, que “A quien consiente en una hipoteca
de su inmueble para garantizar deuda ajena, se le tiene como fiador
para todos los efectos legales y como tal hay que demandarlo, ya que
es parte en el proceso y tiene todos los derechos y posibilidades de
defensa, lo que no ocurriría si se le notifica como un simple inte-
resado…”. Sin embargo, estimamos que esas declaraciones del Tribunal,
precisan de una glosa, en especial, la referida a que, si al garante se le
tiene como fiador para todos los efectos legales “como tal (fiador) hay
que demandarlo”, pues en la fianza solidaria es optativo para el
acreedor demandar al fiador, por lo que constituye un caso de litis-
consorcio facultativo. Además, es curioso que el mismo Tribunal, dos
años después de haber dictado aquella resolución, en un caso similar,
aunque relacionado con la prenda (lo que en realidad no cambia las
cosas), sostuvo lo contrario, como lo muestra el siguiente extracto: “Con
la sola notificación de la sociedad dueña del vehículo garante, basta
para que ella pueda intervenir en el proceso en todo aquello que sea
necesario en defensa de su bien que se remata, ya que su posición
dentro del contrato de prenda en el que fue parte interviniente dando
su consentimiento para que su bien quedara respondiendo por el
adeudo, le confiere para los efectos legales correspondiente su con-
dición como la de un fiador, salvo el que no pueda ser demandado
directamente ni estar obligado a más de lo que importe la prenda, según
el precio en que ésta se venda”.(4) Sin embargo, ese criterio pasó
desapercibido y fue superado con creces por el anteriormente reseñado,
sobre la necesidad de demandar al garante.

4. LA SITUACIÓN DEL GARANTE DE HIPOTECA, EN EL


PROYECTO DE CÓDIGO PROCESAL GENERAL

Todo ese itinerario de la jurisprudencia parece tener un final feliz,


ahora que la Comisión Redactora del Proyecto de Código Procesal
General, pretende convertir en ley de la República, la tesis del litis-
consorcio con el garante, proponiendo la citada Comisión, el siguiente
texto del artículo 184 de dicho Proyecto: “Con la demanda deberán

——————
(3) Véase ARTAVIA, op. cit., p. 324.

(4) Tribunal Superior Primero Civil. Resolución N° 559 de las 9:40 hrs del
14 de abril de 1988.

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presentarse los documentos en que se funde la ejecución. “Se deman-


dará al deudor y al propietario que consintió en el gravamen sobre los
bienes, y si no se hiciere, previa advertencia al actor para que complete
la legitimación en el plazo de cinco días, se declarará la inadmisibilidad
de la ejecución.- Se podrá demandar a los fiadores para ejercer contra
ellos su responsabilidad…”. Incluso en su afán, la Comisión prestó
oídos sordos a las críticas que un grupo de jueces le hizo a dicho
artículo, durante un encuentro que la Corte Suprema de Justicia
propició en el mes de diciembre del 2005. ¿Cuál es la razón de esa
insistencia de la Comisión? Esta, dijo al respecto: “Consideramos perti-
nente mantener el litisconsorcio pasivo necesario, porque a quien se le
va a despojar del derecho de propiedad, se le debe dar la posibilidad
de ejercer el derecho de defensa en todo lo que este implica. Además,
es parte material del derecho que se hace valer” (sic).

Esos temores de la Comisión no parecen estar muy bien fun-


dados, pues los derechos del garante, como los de cualquier fiador, ya
están a buen recaudo, desde hace más de un siglo en nuestro país,
desde antes de que se conociera incluso, la palabra litisconsorcio. En
efecto, nuestro centenario Código Civil contiene normas, lo suficiente-
mente claras para mantener incólume los derechos de los garantes y los
fiadores, sin exigir, que estos últimos sean demandados. Cabe destacar
que dicho Código, al referirse al propietario que consintió el gravamen
hipotecario, no lo hace dentro del capítulo correspondiente a la hipo-
teca, sino en el de la fianza, porque en el derecho sustantivo, el garante
se considera, para todos los efectos legales, como verdadero fiador. La
única diferencia con éste, es precisamente que aquél no puede ser
demandado directamente. De manera que si el garante, es “como un
verdadero fiador”, esto significa que “tiene derecho de oponer todas las
excepciones que sean inherentes a la obligación principal, y no las que
sean únicamente personales del deudor” (artículo 1329 del mismo
Código). Es claro, por otra parte, que para que el garante pueda hacer
uso de ese derecho (oponer excepciones), no necesita ser demandado,
no necesita ser un litisconsorte. Es más, no debe ser demandado, como
el Código Civil, sin mayores aspavientos, expresamente lo manda, con
lo cual el garante, se aleja del fiador que sí puede ser demandado.
Entonces, ¿si los civilistas clásicos ya tenían resuelto de manera sencilla
el problema de la participación del garante en el proceso hipotecario,
por qué ahora los modernos procesalistas, sostienen que ese es un caso
de litisconsorcio necesario, complicando de ese modo el proceso
hipotecario? Incluso, cabe preguntarse, si el argumento de que lo se
pretende es proteger al que “se va a despojar de su derecho de

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propiedad”, cuál es la razón por la que no se aplica igual solución con


respecto a la participación del tercer poseedor, quien asume el mismo
riesgo de perder su derecho de propiedad. Sin embargo en la juris-
prudencia –que no en la ley–, al tercer poseedor, se le da un tratamiento
discriminatorio, a pesar de que el citado artículo 1329, párrafo final del
Código Civil, le confiere “las mismas obligaciones y derechos que el
primitivo dueño que constituyó la hipoteca”. Esa inferioridad procesal,
en que tradicionalmente se ha colocado al tercer poseedor en la
casuística judicial, obedece a una interpretación restringida del artículo
419 ibídem, que exige tan solo requerir de pago al tercer poseedor, no
demandarlo. Sin embargo, si éste tiene iguales derechos que el primitivo
propietario del inmueble hipotecado, no vemos por qué, si de crear un
litisconsorcio se trata, no debe ser demandado también. Pero, como
afirmamos en líneas anteriores, no es indispensable que el propietario
que consintió el gravamen hipotecario, sea demandado para que éste
ejerza sus derechos como tal dentro del proceso de ejecución res-
pectivo. Basta con citarlo, como se hace con el tercer poseedor. Es más,
la situación de terceros, cuyos bienes están amenazados en un proceso
judicial en el que no son parte, no es nueva en nuestro ordenamiento
jurídico, ni mucho menos única en los procesos de ejecución pura, pues
si no, véase el caso del propietario de un vehículo, que sin haber
participado en un accidente de tránsito como conductor, es simple-
mente citado en el proceso contravencional respectivo, a pesar de las
consecuencias patrimoniales que ello le podría acarrear en caso de una
sentencia condenatoria en daños y perjuicios, contra la persona que
conducía ese vehículo, sin perjuicio de la facultad del interesado en
establecer demanda contra aquellos, en los casos de responsabilidad
civil solidaria (artículo 190 de la Ley de Tránsito). Incluso, resulta
interesante preguntarse, cuál sería la situación jurídica de ese pro-
pietario, en caso de que, dentro de un proceso de ejecución civil de la
sentencia de Tránsito, se ordenara el remate del vehículo, si se le citará
únicamente, o si se le deberá tener como demandado, o sea, si se
deberá integrar un litisconsorcio. Esto, partiendo de la premisa de los
redactores del Proyecto de Codigo Procesal General de que, lo que se
trata es de proteger a “quien se le va a despojar del derecho de
propiedad” (sic).

No ignora, quien escribe, que en la legislación española, que


sirve de inspiración al citado proyecto, el garante debe ser demandado
conjuntamente con el deudor hipotecario, es decir, el legislador optó
por crear allí un litisconsorcio necesario. Así lo dispone, el artículo 685.1
de la Ley de Enjuiciamiento Civil: “La demanda ejecutiva –dice ese

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artículo– deberá dirigirse frente al deudor y, en su caso, frente al


hipotecante no deudor…”. Sin embargo, el que en ese país hayan
adoptado esa solución, no implica que necesariamente sea la correcta,
máxime si tomamos en cuenta que en la “Madre Patria” ha sido la
jurisprudencia la que ha creado el litisconsorcio, a falta de preceptos
legislativos que la regulen. Además, según algún sector de la doctrina
del citado país, “el análisis jurisprudencial es superfluo porque la
práctica está inspirada en un fundamental empirismo”.(5)

5. CONCLUSIÓN

Este breve estudio nos ha permitido llegar a las siguientes


conclusiones:

a. Las causas que determinan la existencia del litis consorcio


necesario son dos: la ley o la naturaleza jurídica de la relación
material.

b. La jurisprudencia del Tribunal Primero Civil creó un litisconsorcio


necesario con respecto al garante del proceso hipotecario, sin
tomar en cuenta las causas mencionadas, puesto que si bien el
garante forma parte de la relación jurídico material desde que
concurrió a la firma de la escritura de hipoteca, ese dato por sí
solo no conlleva la necesidad de demandarlo.- Lo anterior,
debido a que un fiador también participa en la constitución de la
deuda, y sin embargo no es necesaria su participación como
parte demandada.

c. Además, esa creación jurisprudencial es contraria a la disposición


contenida en el artículo 1329 del Código Civil que establece que
el garante debe participar en el proceso hipotecario, para que
pueda defender sus derechos, mas no en calidad de litis consorte.

d. Las figuras del garante-propietario que consintió en el otorga-


miento de la hipoteca y el tercer poseedor –sujeto que adquirió el
bien soportando el gravamen hipotecario– deben ser tratadas de
la misma forma en el proceso hipotecario, porque en ambos
casos, se trata del sujeto que va a perder el derecho de propiedad.

——————
(5) GONZÁLEZ GRANDA, Piedad. El litisconsorcio necesario en el proceso
civil. España. Editorial Comares. 1996, p. 49.

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En síntesis, En los procesos ejecutivos hipotecarios se viene


aplicando, desde hace un par de décadas, un criterio jurisprudencial en
virtud del cual cuando se constata que el inmueble fue dado en garantía
por un sujeto distinto al deudor, el tribunal que conoce del asunto,
obliga a la parte actora a integrar a esa persona como litis consorte,
configurándose así, merced a ese criterio, un litisconsorcio necesario, en
lugar de citarla como un tercero interesado, como se hace con el tercer
poseedor del inmueble. Esa práctica judicial ha sido casi unánimemente
aceptada en nuestro medio, hasta el punto que el Proyecto de Código
Procesal Civil propone convertirla en ley de la República. Sin embargo,
el mencionado criterio no es acertado porque es contrario a la dispo-
sición del artículo 1329 del Código Civil que señala que el garante debe
ser considerado como verdadero fiador, y que en consecuencia, no
puede ser demandado. A la figura del garante debe dársele el mismo
tratamiento que se le da al tercer poseedor, el cual, en aplicación del
artículo 419 del Código Civil, participa en el proceso como un tercero,
más no como parte.

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BIBLIOGRAFÍA

ARTAVIA BARRANTES, Sergio. Derecho Procesal Civil. (San José: Costa Rica.
Editorial Jurídica Dupas S.A, 1988).

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Casa de los Riscos, 2002).

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GONZALEZ GRANDA, Piedad. El litisconsorcio necesario en el proceso civil.


(Valencia.España: Editorial Comares, 1996).

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MONTERO AROCA, Juan. Derecho Jurisdiccional, Tomo II. (Granada. España:


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Proyecto de Código Procesal General. Comisión Redactora: Gerardo Parajeles


Vindas, José Rodolfo León Díaz y Jorge López González. 2006. Revista
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Nacional Comercial

“Nociones de procesos de ejecución”

ADENAUER STIFTUNG. Honrad. Código Procesal Civil Alemán. PEREZ RAGONE. Álvaro. ORTIZ PRADI-
LLO. Juan Carlos. Montevideo. 2006. pp. 136- 141.
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Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Litisconsorcio”

ADENAUER STIFTUNG. Honrad. Código Procesal Civil Alemán. PEREZ RAGONE. Álvaro. ORTIZ PRADI-
LLO. Juan Carlos. Montevideo. 2006. pp. 168- 171.
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Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Los Terceros y su intervención”

DEVIS ECHANDIA, Hernando. Teoría General del proceso. Tomo II. Editorial Universidad. Buenos Aires.
1985. pp. 394 – 420.
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Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Ubicación de la hipoteca dentro del régimen legal de


las garantías”

PAPAÑO, Ricardo J. KIPER. Claudio M. DILLON, Gregorio A. CAUSSE. Jorge R. Derechos Reales. 2° edi-
ción. Editorial Astrea. 2004. pp. 70 – 101.
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Pleno Jurisdiccional
Nacional Comercial

“Expediente N° 03255-2011-0-1817-JR-CO-14”

Expediente N° 03255-2011-0-1817–JR-CO-14 Primera Sala Civil Subespecialidad Comercial de la Corte Su-


perior de Justicia de Lima. 29.04.13
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www.pj.gob.pe
Centro de Investigaciones Judiciales
Unidad de Plenos Jurisdiccionales y Capacitación

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