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RAG Thad Cohn Pits Aie eer tore dere. De sever al poco en la. 270 ‘el Cinligo Penal pon ser cased con pens de aia pracin de bend iene sepredion i prcaptivs attrac © ain, ‘todo en pate anova Irina o eice Bind en caller tio de soporte Tid oa Pblicado oigialnene por Edinbuegh Usivesy Pr, Led 2001 © Filciocs Aka S.A, 2007 palengun ret Seer Foes 28760 Tes Caton Madd Ear "Bl 918 06196, Fas: 918 044 028 wewaaleon ISBN.10 8446020619, ISBN. 15: 978-4-460.2066 6 Dept leah 882007 Inpresa en Cai... Mislead) Espacios del capital Hacia una geografia critica David Harvey hal Prefacio Nadie que aspire a cambiar nuestra forma de interpretar el mundo y de pensar acerca de él puede hacerlo bajo citeunstancias de su propia eleccién. Todos han de ‘aprovechar la materia prima intelectual de la que disponen. Cada uno debe también intentar combatr los presupuestos, los prejucios y las predilecciones politieas que cen cualquier momento restringen el pensamiento de modos quie en el mejor de los ‘casos se pueden considerar tolerancia represiva y en el peor, meramente represivos. ‘Los ensayos incluidos aqui, escrtos alo largo de aproximadamentetrcinta aii, 2¢- cogen mis intentos de cambiar las maneras de pensar en la disciplina de la geogra- fia (hasta hace muy poco mi hogar instiuucionel dentro de una divisién especializa da del conocimiento caracterftica del sector académico y cada vez menos funcional) en dreas afines (tales com los estudios urbanos) y entre la gente en ge- neral. También reflejan el cambio de las cixcunstancias de produccisn de conoci- mientos dentro del mundo de habla inglesa en e308 ais. inicio de la Guetra Fra y los ataques que sufti6 la libertad de pensamiento a manos del meearthysmo durante la década de 1950, fomentados ¢instigados por las inguietantes revelaciones sobre los excesos del estalinismo en la Uniéin Sovietica hi- cieton que durante la década de 1950 y comienzos de lade 1960 resultars muy diff cil trata los eseritos de Marx como verdadera materia prima para modelar nuevos conceimientos y modos de accién politica. De hecho, como tan claramente muestra el caso de Owen Lattimore (véase el capftulo 5), en Estados Unidos era peligroso ‘manifestar cualquier opinién disidence (sn importar que se basara 0 no en el mar sismo) que no encajase con exacttuc en el molde exigido por la politica exterior es- tadounidense, Esta politica estaba dominada por la doctrina de contencién de la in- uencia sovietica y por la ancxidn o la supresin directa de todos los movimientos 5 politicos que prefirieran la senda socialista a la capitalita para mejorar econémice mente. Pero a mediados de la déeada de 1960 muches tenian elaro que los sistemas de conocimiento prevalecentes fracasaban estrepitosamente ala hora de entender los numerosos impulses revolucionarios y las luchas por la descolonizacion (a me ‘nudo inspirados por el pensamiento marxista) que se producian en buena parte de Africa, América Latina y Asia, A medida que evolucionaba la Guerra de Vietnam, se fue extendiendo la idea de que Estados Unidos no defendia la libertad y la indepen- dencia, sino que trabajaba para establecer un nuevo imperialismo que respeldara el sistema capitalisa estadounidense, que tan vulnerable habia. resultado durante les catastréficos acontecimientos de las dcadas de 1930 y 1940, Los levantamientos ur- bbanes y las luchas por los derechos civiles en Estados Unidos (los asesinatos le Mal- colm X, Martin Luther King y el ataque frovtal contra los Panteras Negras que cul- miné con el asesinato de Estado de Fred Hampton en Chicago) también exigian serias reevaluaciones del pensamientoy de la prictia politica Parecia importante abordat a Marx por dos razones interesante: la primera, en- tender por qué una doctrina tan denigrada y despreciada en ls circulos oficiales del ‘mundo anglosajén podia suscitar una atraccin tan extensa en quienes luchaban acti- ‘vamente por la emancipacién en cualquier otro higar; Ia segunda, para ver sila lectue rade Marx podia ayudar a fundamentar una teoria critica de Ia sociedad que abarca- xe interpretara los conflictos sociales que culminaron en el intenso drama politico (cercano a la revolucién cultural y politica) de los aos ilgidos de 1967-197). Mi propio trabajo sobre estos temas forms parte del esfuerzo general por entender estas cucstiones que se verifcé a principios de la década de 1970. Fue til, por su- puesto, descubrir que en cirtos émbites todavia brillaban con fuerza los rescoldos de In erudicin marxista (Ia obra de Paul Baran y Paul Sweezy brillaba en Estados Unides y lade Maurice Dobb, E. P. Thompson y Raymond Williams en Reino Unido) y que en Europa se mantenfan firmes diversas cortientes de pensamiento marxista. Al prin- cipio habfa que prestaratencidn a la recuperacin de estos logrosy al mismo tiempo desarrollara partir de los textos clisicos de Marx conocimientos nuevos, adaptados a los tempos. Pronto los escrits de Marx se essudiaron ampliamentey se aeeptaron en general, pero posteriormente se consideraron cada vez mas un dogma represivo, algo snacrénico y reaccionatio: era importante demostrar, por lo tanto, que sus ideas tenfan vida cuando se adaptaben y ampliaban para abordar circunstancias nucvas. El éngulo especifico de mi trabsjo fu, sin embargo, un tanto inusual, porque era casi tan inftecuente que quienes trabsjaban en la tradicién marssta prestaan atencion a las cuestiones geogrificas (0 urbanistcas, excepto en cuanto fendmenos histicos) como que los ge6grafos considecaran la teria marxiana un posible fundamento para ‘supensamiento, En iltimo extrem, la tadicion radical de a geografia (que nunca fue muy fuerte) se basaba en los anarquistas, especialmente los de finales del siglo XIX, 6 cuando anarquistas ge6grafos como Peter Kropotkin y Elisée Reclus eran pensado. res y activists destacados. Hay muchos elementos valiosos en esa tradicion. Fue, por ejemplo, mucho mas sensible a las cuestiones medioambientales ya la organi. zacién urbana (si bien de manera extica) de lo que en general haba sido el marxis- mmo. Pero Ia influencia de tales pensedores estaba estrictamente circunscrita 0 se transform6, mediante la influencia de planeadores urbanisticos como Patrick Ged- des, en un comunitarismo enmarcado en una oposiciin levey aceptable a lo que Le- wis Mumford, por ciemplo, consideraba Ia trayectoria dist6pica del cambio tecno- Jgico bajo el capitalismo. Parte del movimiento de la geografia redical a finales de Ja década de 1960 se dedic6 @ revitalizar Ia tradicién anarquista, mientras que los .e6grafos con fuerte simpatia por, digamos, los movimientos de iberacion nacional y los movimientos revolucionarios antiimperilistas escribian de un modo mis di- rectamente materialista histérico y basado en la experiencia, y evitaban las abst ciones. Los gesgrafos de este tipo (se me ocurren Lattimore y Keith Buchanan) fue- ron marginads, y 2 menudo tratados como parias, en su disciplina. Los geégrafes radicals intentaron, no obstante, mantener esta tracicién (haciendo frente a una fe- roz oposicién), pero también, como en la revista geogtifiea radical Antipode (fun dada cn 1966) apuntalarla apclando a los textos de Marx y Engels, Lenin, Luxem- bute, Lukacs y autores similares, Les primeros articulos, recogidos en la Parte Segunda de esta recopilacién, to dos ellos publicados en Anipade, formaron parte de ese efueran volectivo. No se habia escrito mucho sobre la geografia de la acumulacisn de capital, la produccin deespacioy el desarrollo geogrifico desigual desde una perspectiva marxista. Aun- ‘que Marx prometié dedicar un volumen de El capil la formacién de! Estado y al mercado mundial, no completé su proyecto, Por consiguiente me dispuseaefeetuar una lectura comprensiva de todos sus textos pare ver qué poxirfa haber dicho sobre ‘estos temas si hubieravivido para completar su argamento, Hay dos formas de efec- tuar dicha lectura. Una es tratar a Marx como el «pensador magistral> cuyas afir- maciones llevan a todo trance el imprimatur de la verdad absolota, La sezunda, que prefiero, es tratar sus declaraciones como sugerencias tentativas ¢ ideas aproxima das que hay que conselidar en un tipo de argumento teérico mis congruente que respete el espiritu dialéetico y no las sutilezas vecbales de sus estudios, notas y car tas en gran medida inédites. Interpretindolo de este segundo modo, descubri en Mars una base fértil para toda una gama de estudios posteriores (algunos de los cuales aparecen en este volumen) y para libros como The Limits to Capital (1982), ‘The Condition of Posimnadernity (1989) y Expacios de esperanza (2000). "D, Harvey, Lor liter del eaptelino 9 le tors murda, Mico DE, PCE, 1990; Le condicén dele pormademidad, Buenos Ares, Ameosrort, 1996; Epacos de espera, Matti, Akal, 200), 7 Pero el apzendizaje del mécodo de Marx abrié también todo tipo de sendas para 1 trabajo intelectual y el comentario politico en cuestiones tan diversas como la na turaleza politicamente debatida de los conocimientos geogrifics, las cuestiones medioambientales, las evoluciones econémicas y politics, y la relacgn general en tre el conocimiento geogrifico y la teoria social y politica. Surgié todo un démbito de trabgjo que ayudé a entender el uso que el poder politico hace de los conocimicen ts geosrificos (indepencientemente de eémo se definan), Esto indicaba ademas la necesidad imperiosa de definir una geografa critica (y una teoria urbana critica) ca paz de edeconstruir» (por usar la erga actual) de qué modo ciertos eonocimientos, aparentemente eneutrales», 0 «naturales» 0 ineluso «obvios», podian constituir de hecho un instrumento para conservar el poder politico. Los articulos incluidos en Ja Primera Parte tratan de esta cuestién. Hay suficientes pruebas parcial reunidas ‘eneste volumen como para establecer una conexién mas que meramente verosiml, sunque hasta el momento no se ha dado una presentacién sistemitica y satisfacto tia de la idea. Considero estos articulos como estudios preparatorios de wn proyce- to mis amplio, merecedor de una consideracién mis profunde, sobre Ia influencia de los conocimientos geogrilicos en la perpetuacién de las estructuras politicas y ceondmicas de poder, yen la transformacién mediante les luchas del orden politi coy econémico. Durante los treinta afios que llevo eseribiendo sobre estos temas he tenido la bbuena suerte de colaborar con miitiples estudiosos y activisas que han arrieygado sucho para desarrollar puntos de vista alternatives a las habitual evasiones tec- nocriticas ~cereanas 4 la apologia del capitalismo que dominan Ia geograffay las ciencias sociales mas en general. Tengo una deuda inmensa con todos estas perso- nas, sencillamente demasiado numerosas para meneionarlas (espero que ellassepan auiénes son). Pero la muerte prematuca de alguien que durante mucho tiempo fue tun camarada, Jim Blaut, me leva a dedicar este libro a su memoria. Uno de sus li- bros de reciente publicacién, Eight Eurocentric Historians, es un valiente ejemplo del tipo de obra critica saludble que tengo en mente. Deseo fervientemente que la nueva generacién aproveche los rescoldos que brillan potentemente en la obra de Jim asi como, espero, en la mia, para encender un fuego de geografia critica que ‘mantenga su lame hasta construir una sociedad més juste, equitativa, ecolégica ‘mente sana y abierta que la que hemos experimentado hasta ahora David Harvey Nueva York, abril de 2001 Fuentes El capitulo 10 se present6 primero en el congreso sobre ciudades modelo de Sin- spur en abril de 1999 y fue publicado por la Autoridad para la Remodelacisn Ur- bbana de Singapur en forma de actas, Model Cities: Urban Best Practices tn 2000; la versién revisada, publicada aqui, se present6 en el congreso «El hombre y la ciu dod: hacia un desarrollo mis humano y sostenible», ozganizado en Napoles en sep. tiembre de 2000. El capitulo 11 se present6 primeramente en el congreso «Ciencias Sociales en el Mileniom patrocinadlo por la Universidad Baptista de Hong Kong en junio de 2000; la versién revisada, publicada aquf, se presenté en el vigésimo nove ‘no Congreso Geogréfico Intcmacional de Sed en agosto de 2000. El capitulo 18 se Prepar6 para cl congreso sobre lo global y lo local organizacl en la Tate Modern de Londres en febrero de 2001. Las fuentes de los demas capitulos son las siguientes: Capfiulo 1: Enucevista publicada en New Left Review 6 {julio-agosto de 2000), Capitulo 2: Transactions of the Institute of British Geographers, 1974, Capitulo 3: Economic Geography, 1974, Capitulo 4: Comparative Urban Research, 1978 Capitulo 5: Antipode, 1983. Capitulo 6: The Professional Geographer, 1984. Capitulo 6: New Perspectives Quarterly, 1992. Capitulo 8: The Baltimore Book: New Views on Urban History, 1992. Capitulo 9: Social Text, 1995, Capitulo 12: Antipode, 1875 Capitulo 15: Anpode, 15 Capitulo 14: Antipode, 198 Capitulo 15: Social Relations end Spatial Structures, editado por Dx y John Unry, 1985. Capfuulo 16: Geografiska Annaler, 1989. Capftulo 17: Socialist Register, 1998 Gregory Las referencias se han incluido en la bibliografia. Por lo demi, los artfculos reimpresos aparecen sin cambios en todos los aspectos sustanciales. PROLOGO 1 La reinvenci6n de la geografia Una entrevista con los editores de New Left Review" Después dela guerra, ef campo tipco de investigacion marsista a sido la bistora, Ta trayectoria fue mas original. Como te converte en gebyrajo? Enxiste una respuesta trivial, aunque en realidad profunda, a esta pregunta. De nilfio, a menudo deseé escapatme de casa, pero siempre que lo intentaba me resi taba muy incSmodo, asi que rearesaba, Entonces decd escaparme cow la ima cin, gracias a ella al menos ¢l mundo resultaba ua lugar muy abierto; como tenia tuna coleccién flatélica que mostraba todos esos paises con un monarca britinico estampado en sus sellos, me parecia que todos ellos nos pertenecian a nosotros, a ‘mi Mi padre trabajaba de capataz en un astillero en Chatham, un lugar con una tre dicion naval muy fuerte. Viviamos en Gillingham. Una vez al abo durante la guetra nos llevaban a tomar el tl astillero, en un destructor; la aventura de alta mar y del imperio me caus6 una fuerte impresién. Mi primera ambicién fue unisme a la ma- rina, De modo que inchiso en los tenebrosos dias de 1946-1947, inmediatamente después de la guerra, existfa todavia un imaginario que rodeabs todo este mundo imperial. Leer acerca del mismo, dibujarlo en les mapas, se convirtié en una pasién durante mi infancia. Mas tarde, durante mi adolescencia, recor en bicicleta todo ef norte de Kent, aprendiendo bastante acerca de la geologia, la apricultura y el pa saje de nuestro entono local. Disfruté en gran medida de esta forma de conoci miento. De manera que siempre me he sentido atraido por la geogeafia. En el cole Bio también me sentia poderosamente atraido por la literatura. Cuando i ‘Cambridge -1o cual en aquellos tiempos atin era poco habitual para un muchacho * Publicado por primera ver en New Left Revit 4 (lo-agoto de 2000) B - 0UmUmt™t~———CS de mi extraccin-, elegi geografiaen lugar de literatura en parte debido a que tuve tun profesor que se habia formado allf que me aclaré que si uno estudiaba inglés en

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