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Sinopsis

-Mía -gruño la castaña, dejando a la chica más confundida que antes-.No iras a ninguna
parte, eres mía Lauren.

-Tuya.

CAPITULO 1

Cazadores, un grupo de humanos bendecidos por la gran Bruja soberana de la paz.


Brindándoles las habilidades y la resistencia que implicaba mantener la tranquilidad entre
dos mundos.

Pero a fin de cuenta humanos.

Y eso los llevó a cometer el más grave de sus errores.

–Mierda, claro que no lo haré –repitió furiosa, cruzando ambos brazos sobre su pecho.

–Tienes qué, es una orden.

–Pues me niego a sus ordenes.

La chica miraba desafiante al corpulento hombre frente a ella. Nadie, jamás, se había
atrevido a contradecir la palabra de un miembro de Los Sangre pura.

–No tienes opción Lauren, todo esta en riesgo –dijo imponente, con una voz bastante
profunda e intimidante que podría hacer que cualquiera se pusiera a sus pies... a excepción
de Lauren claro está–. Si tienes por lo menos un poco de consideración y respeto por tu
gente, harás esto.

Ese era el problema, Lauren no tenía eso.

La chica tensó la mandíbula, las uñas comenzaban a clavarse en las palmas de sus manos
por la rabia e impotencia que sentía en ese momento. Sus ojos se clavaron firmes en los
de Marcus como una clara muestra de desobediencia.

–Vayase mucho a la mierda.

–Lauren –la reprendió Michael detrás de ella, sintiendo un poco de vergüenza hacia la
mayor de sus dos hijos por faltarle de esa manera el respeto a uno de sus líderes.

–Déjeme hacer esto a mi –intervino un ansioso Chris–. Mi hermana no tiene las agallas ni
la capacidad suficiente para este trabajo, en cambio yo, he estado entrenando para esto
toda mi vid...

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–Estoy teniendo paciencia contigo, Lauren –interrumpió Marcus al joven, poco interesado
en el menor de los Jauregui–, en estos momentos podría mandarte a encerrar en lo mas
recognito de esta comunidad el tiempo suficiente para que aprendas quien es tu superior.

Aquello le provocó un escalofrío, los castigos que suelen impartir a todo aquél que se revele
ante las ordenes o mandatos de Los Sangre pura, no se le volvía a ver por la Comunidad.

–No lo haré porque le tengo un gran aprecio a tu padre.

La chica hizo el ademán de rodar los ojos, totalmente irritada y molesta por escuchar el
nombre de Michael en la conversación. Aún así, casi pudo sentirlo detrás suyo enderezarse
orgulloso, como si le hubiesen dado una medalla conmemorativa por alguna hazaña. Pero
no, él solo se colgaba de su propio apellido por los logros de los abuelos de Lauren.

–¿Y qué gano yo al hacer su trabajo sucio? –cuestionó levantando una ceja.

–Tu libertad.

No lo podía creer.

Todos estos años, sufriendo en silencio. Siempre supo que este lugar no era donde ella
pertenecía, quería conocer que había en el mundo, no pasar la mayor parte de su vida en
un entrenamiento para cazar Licántropos.

Sintiendo cada vez mas el rechazo de su padre hacia ella, y los constantes insultos que
recibía por parte de su hermano.

Desde que Clara, su madre, huyera de esa comunidad dejándola sola y desamparada a
sus seis años, no pudo evitar sentir un rencor y odio hacia ella, que cada día que pasaba,
crecía más y más.

Desde que esa mujer se marchó sin dejar rastros, Michael solía salir cada noche a beber al
clásico bar de la Comunidad, y al llegar a casa nuevamente sin sus cinco sentidos, solía
golpearla hasta cansarse. Ella al principio no entendía las razones, hasta que comprendió
que era por el gran parecido que compartía con su madre, cuando la mujer era joven.
Michael desquitaba su rabia en ella, dejando algunas marcas y cicatrices que hasta el
momento, seguían intactas.

–Lo haré.

No iba a desaprovechar la oportunidad, no iba a permitirse estar ni un minuto más ahí.


Mientras más tiempo permaneciera sin poder salir sentía que alguna bruma oscura le
absorbía la vida con lentitud.

Estaba dispuesta a cualquier cosa.

–¿Que debo hacer exactamente?

–Es algo sencillo, debes ir al Clan del Norte, llamado Dark Moon. Ellos tienen algo que

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nosotros queremos, que necesitamos –explicó el hombre, mostrando una retorcida sonrisa

cómo si fuese un niño a punto de hacer una travesura. Sus negros ojos mirándola fijamente–
. Debes traerme la Joya de la Diosa Luna, Jauregui.

–¿Y como supone que entre a su territorio sin que perciban mi olor y me maten antes de si
quiera entrar? –preguntó irónica.

Tenían escasos conocimientos sobre hombres lobo, pero una de las cosas que si sabía,
era que podían percibir cuando un intruso o un desterrado de los suyos se adentraba en
sus tierras.

–He conseguido a una bruja que podrá camuflar tu olor, podrás entrar sin ser descubierta.
Pero no te deben ver, debes ser muy precavida –advirtió, en un tono que parecía mas una
amenaza–. Y no se te ocurra regresar con las manos vacías, pues entonces olvídate de
nuestro trato.

–De acuerdo –respondió decidida–. ¿Y como podré comunicarme con usted?

–El hechizo de Brooke logrará que tengan un enlace, así podrás informarnos sobre tu
paradero y demás.

–¿Brooke? –preguntó confundida.

–La bruja pura que he contratado.

Y como si la hubiese invocado, una pequeña chica entro por la gran puerta haciendo eco
en la sala de reuniones. Su estatura era increíblemente baja, su cabello lizo y una gran
sonrisa en el rostro hizo dudar a Lauren por un momento si en realidad se trataba de una
bruja verdadera. No es que supiera mucho de brujas, pero esa chica se asemejaba mas a
una pequeña hada.

–El término "Bruja" no es muy de mi agrado, Marcus –se quejó la chica–. Lauren, es un
placer. Puedes llamarme Ally.

–¿Y serás como mi Hada Madrina o algo así? –preguntó la ojiverde con burla.

–¿Y tu diriges alguna secta satánica o algo así? –contraatacó.

Wow, si así reaccionaba a un comentario sarcástico una Bruja pura, no quería imaginar
como lo haría una de Gold. Seres que le habían vendido su misma alma al demonio para
conseguir poderes o objetos a cambio.

–Me caes bien, duende.

–No puedes usar ese termino conmigo Jauregui, es algo bajo –la chica parecía ofendida–
. Los duendes usualmente son gruñones y no soportan otras compañías que no sean ellos
mismos. Además de que les encantan las travesuras –explicó con detenimiento.

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Parecía la profesora de algún grupo de Kinder. La bruja se enfocó tanto en la leyenda de
los duendes que olvido la razón del por qué surgió el asunto.

–Pero tu también me agradas.

Era algo cómico que llevaban minutos de conocerse, y se trataran como si fueran viejas
amigas de toda la vida. Pero curiosamente Ally trasmitía cierta energía que la obligaba a
confiar ciegamente en ella, un efecto curiosamente extraño.

–Déjense de juegos –interrumpió Marcus–. Arregla tus cosas Lauren, partes mañana a
primera hora.

Lauren no sabía lo que le esperaba

CAPITULO 2

-Entonces vendrás conmigo -concluyó Lauren, y Ally asintió nuevamente.

-No quiero arriesgarme a que la distancia corte el vinculo para comunicarnos, así que me
quedare en el pueblo mientras tu... Haces lo que tengas que hacer -dijo con una gran
sonrisa, abrochando su cinturón de seguridad.

Cuando la ojiverde tiró sutilmente hacia atrás su cabellera negra, Ally logró distinguir lo que
era una larga cicatriz que empezaba de detrás de su oreja, hacía el cuello. Y por la
apariencia, debió tener unas cuantas puntadas.

Eso la alarmó un poco, sin embargo intentó no darle mucha importancia.

Todos los Cazadores tienen cicatrices. ¿No? Cicatrices de batallas.

Aún así, no pudo contener la curiosidad de buscar mas, pues la pequeña explicación en su
cabeza no la convencía del todo. Encontró un par de lo que parecían ser arañazos en su
brazo derecho. Y algunas heridas cicatrizadas en sus muñecas. Profundas heridas.

Si, eran cicatrices de batalla. Una consigo misma.

-¿Quieres dejar de verme tanto? -gruño una Lauren incómoda, sintiendo la curiosa mirada
de la bruja sobre su cuerpo-. Molesta.

-Solo quería saber si tenías licencia de conducir.

La pobre excusa de Ally hizo estallar a Lauren a carcajadas.

-¿Quién necesita una licencia para conducir un coche?

Por lo menos había desvíado su atención. Ally la miró incrédula.

-¡Todos!
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Lauren se encogió de hombros, encendiendo el auto sin prestar mucha atención a la
conversación.

-Yo no.

Y arrancó, superando el limite de velocidad que la carretera le indicaba.

Lo que era un viaje de aproximadamente un día, se convirtió en algunas horas. El auto de


Marcus era especialmente para altas velocidades, y Lauren no quería perder tiempo. En
todo el transcurso, la pequeña bruja no perdía la oportunidad de intentar conocer más a
fondo a su compañera de viaje. Pero Lauren se limitó a contestar con monosílabos.

No. Si. No sé.

En el preciso momento en que detuvo el coche frente a un hotel barato, Ally abrió la puerta
y se tiro de rodillas al piso, elevando sus brazos al cielo.

-¡Gracias Dios! Creí que no llegaría con vida con esta lunática manejando.

Lauren rodó los ojos y comenzó a bajar las maletas.

-No te escuche quejarte en el camino. Aprésurate pequeño duende, debo encontrar el


camino a Dark Moon antes del anochecer.

-¿Qué tienen los Cazadores con la velocidad? -se quejó indignada-. Parecería que alguna
clase de demonio los posee cuando se encuentran frente a un volante.

La ojiverde soltó una carcajada.

-Si a los demonios les gusta las carreras de autos, estás en lo cierto -intentó bromear-. Pero
tu no te quedas atrás, aun tengo duda sobre si eres mitad Elfo y mitad Duende.

Ally bajo su maleta del asiento trasero, mirando de reojo a Lauren con una mueca. Pero
hizo un comentario fuera del tema, ignorando el intento de insulto de la ojiverde.

-No eres como ellos Lauren, percibo algo diferente en ti que en esa bola de ignorantes.

Eso la dejó confundida. Si la pequeña bruja creía que los Cazadores eran seres ignorantes
e inferiores. ¿Porque aceptar trabajar para ellos? Se preguntó, mas prefirió permanecer en
silencio.

☾*☽

Lauren estaba comenzando a desesperarse, al parecer el pueblo solía conocer a los


miembros de esa manada como personas en un retiro espiritual, y por eso se encontraban
dentro del bosque. Y solo en algunas ocasiones vienen a comprar mucha comida y
vender algo de leña y carne. Lo cuál era buen negocio.
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Vaya mierda.

No podía esperar para cuando uno de ellos se dignara a ir al pueblo, podrían pasar días he
incluso semanas. Así que se aventuró por si sola al oscuro bosque. Llevaba por lo menos
tres horas caminando en una dirección, y su plan de llegar antes de que el sol se esconda
no iba por buen rumbo.

"Estas muy cerca Lauren, no te detengas."8

La ojiverde dio un brinco al escuchar eso, y se giró con brusquedad para buscar a la dueña
de esa voz, pero no había nadie. Solo el sonido de algunos insectos y demás animales a
mitad del bosque.

"Soy yo, idiota. Ally"

-Casi me das un susto de muerte -se quejo en voz alta.

"Disculpa, pero es sólo que sentí algo. Estas dentro del territorio, y no tengo un buen
presentimiento."

-No tienes de que preocuparte, sólo llegare a la gran casa, me escabulliré y tomare la Joya.
No es tan complicado. ¿O si? -se decidió por seguir caminando, sus botas negras de
combate hacían que una que otra rama se rompiera por la mitad.

El aire olía a plantas y a tierra mojada. Refrescante.

"¿Sabes algo sobre hombres lobos?" su voz sonaba irónica.

Lauren lo pensó unos segundos.

-Lo suficiente.

Quizá fue una hora después, en que Lauren se sentó en una roca para descansar. Y divisó
a lo lejos algunas luces alumbrando un extenso descampado.

Había llegado.

Al no poder esperar más, se levantó y comenzó a caminar sin hacer mucho ruido, pues
ellos podían escucharla fácilmente. Las casas eran de un tamaño promedio construidas
elaboradamente a base de piedra y madera, bastante acogedoras, y el lugar asemejaba a
un pequeño pueblo. En el centro había una linda fuente y a su alrededor dividía las calles
por caminos de piedra.

Al parecer no había nadie. O todos estaban dormidos o se trataba de un pueblo fantasma.


A esta altura nada la sorprendía.

"Usualmente, las cosas con mucho valor se encuentran en la casa del Alpha."

-¿Y como se supone que encontraré dicha casa? -preguntó en un susurro.

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"Es sencillo, es la mas grande de toda la jodida aldea. Pon atención a tu alrededor
Jauregui."

Lauren gruñó bajo y salió un poco de su escondite.

Divisó al final del camino su objetivo, y vaya casa. A esa distancia podía notar su gran
tamaño, casi pegando al bosque, y por lo amplio que estaba, miles de habitaciones. La
residencia era de lo más antigua, con tallados a mano, columnas, y algunos ventanales en
los costados.

Se decidió por no correr riesgo y rodear por los extremos para así no ser descubierta.
Intentó ser de lo más sigilosa posible, pero tenía un mal presentimiento. Quizás no podían
saber que había un intruso gracias a Ally, pero podían escucharla aún así, y no es que
tuviese mucha experiencia en combate. Por eso cuando se encontró a un costado de la
gran casa, entre matorrales, casi quería retroceder e irse.

Pero había algo más ahí que la atrae como un imán, y no puede librarse de ese magnetismo
que la arrastra dentro. Apenas alza la mirada, ya hay una ventana abierta. Su respiración
se corta, pero la idea de al fin tener la vida que ha deseado todos estos años le da el impulso
que necesitaba para seguir avanzando.

-Esto no podría ser más fácil -dijo para sí misma, en un intento por tranquilizarse.

"No cantes victoria."

-¿De que lado estas mujer? -se quejó la ojiverde, Ally no estaba siendo de mucha ayuda.

Cuando se encontraba dentro del lugar, escuchaba una suave melodía no muy lejos del
corredor de la derecha, era como una orquesta. Seguramente un evento. Ahora todo tenía
sentido, quizá nadie la había descubierto hasta ese punto porque simplemente afuera en
sus casas no había nadie, toda la manada se encontraba ahí. Ahora estaba dentro de una
casa totalmente infestada de hombres lobo que fácilmente podrían matarla.

Bendita suerte.

Caminó por el corredor de la izquierda, el camino seguro y mas lógico, hasta llegar a una
gran escalera que subía al segundo piso.

"La Joya se encuentra en el despacho del Alpha, al final del pasillo."

-¿Cómo lo sabes?

"Sólo lo sé, aprésurate o será demasiado tarde".

Lauren siguió las instrucciones y llegó al final del pasillo, en el despacho con doble puerta.
Cuando intento girar la perilla, esta se encontraba cerrada con llave. ¿Qué esperaba?

-Vaya vaya, miren que tenemos aquí.

Mierda.
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CAPITULO 3

Por primera vez desde hace tiempo, estaba asustada. El hombre media por lo menos dos
metros y la corpulencia no ayudaba a quitarle los nervios. Sus brazos estaban llenos de
tatuajes y su voz era grave, cargada de una amenaza.

Detrás de él habían dos chicos más, en menor estatura y mas jóvenes.

-¿Buscabas algo en especial? -preguntó cruzándose de brazos.

-Y-yo... no estaba, b-bueno yo... me perdí.

La peor excusa de la vida.

-Ya veo, y vaya que estas perdida.

☾*☽

Un dolor punzante lleno los labios de Lauren, y probó en su boca el sabor de su propia
sangre. Algo salada y metálica.

-¿Quién te envió? ¿Para que estás aquí?

Los verdes ojos de la chica miraron con frialdad al hombre, y una sonrisa arrogante creció
en sus labios al verlo tan frustrado por no obtener lo que quería.

Se encontraba atada de manos en una silla, incluyendo ambos pies.

-Vengo del servicio canino, me han informado que no tienen pedigree.

Ese comentario se ganó otro golpe en la mejilla derecha, dejándola de un rojo intenso que
mas tarde pasaría a morado. El chico mas bajo y pelirrojo se acercó con una bandeja hacia
el más grande. Éste tomó una jeringuilla con un transparente líquido cómo contenido.
Lauren se tensó cuando se la inyecto sin cuidado en el inmóvil brazo repentinamente.

Un sedante.

-Henri, quizá será mejor esperar al Alpha -habló uno de los chicos, era alto, rubio y con
espléndidos ojos azules. Pero su voz temblaba como gelatina cuando se dirigía al hombre.

-El Alpha no está, y yo soy el segundo al mando. Yo tomó las decisiones en su ausencia.
¿Me estas cuestionando, Ogletree? -se acercó amenazante hacia él, quien se mostraba
muy nervioso y bajaba la cabeza sumiso ante su superior.

-N-no, yo s-sólo creí que...

El chico ni siquiera pudo terminar su oración, pues el puño del Beta impacto contra su rostro
con tal brutalidad que lo mando al suelo. Este se levantó con la vista en sus pies y un ojo

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morado.

-¿Crees que por ser amigo de Cabello tienes voz aquí? ¡Lárgate de mi vista!

Los gritos que propinaba, lo hacían ver como alguna clase de perro rabioso.

-Como ordene, Beta.

Y el rubio salió del oscuro cuarto de donde se encontraba, después del chico pelirrojo.

Mientras Lauren era testigo de la escena, deslizaba ágilmente sus manos de entre las
cuerdas. El esfuerzo provocaba que estas quemaran su piel, pero al final logrando su
objetivo.

-¿Sabes cuántos cómo tu he aniquilado a sangre fría?

-Sí lo que intentas es asustarme créeme que no lo lograrás, pulgoso. ¿Crees que yo no he
matado a hombres cómo tú?

La verdad es que Lauren no lo había hecho, pero no podía quedarse callada. Sabía que sí
se dejaba intimidar tan fácilmente no lograría salir de ahí con vida.

El Beta sólo rió cómo si la ojiverde le hubiera contado un mal chiste.

-Le dejaré este asunto a mis hombres, no vale la pena mancharme las manos.

Esta vez fue el turno de Lauren de reír.

-¿No quieres mancharte las patas? Que perro mas fino -se mofó .

El hombre a penas se inmutó, se giró sobre sus talones y se encaminó hacia la puerta.

En estos momentos era donde agradecía a sus entrenamientos y en como desatarse con
facilidad de cualquier trampa. A penas estuvo libre, se puso de pie tomando la silla de
madera por el respaldo, soportando el peso de ésta a pesar del agotamiento de su cuerpo,
y la estampó con toda su fuerza restante contra la espalda del Beta. No perdió tiempo al
ver que había sido lo suficiente para derribarlo momentáneamente y salió a tropezones.
Sabía que sería cuestión de segundos para que comenzara la persecución, la adrenalina
en su sistema estaba combatiendo contra el efecto del sedante; lo cuál hacía su huida el
doble de complicada.

Apenas le dio tiempo a sus ojos para acostumbrarse a la claridad fuera de ese cuarto, pues
sus piernas ya habían comenzado a moverse. Con los latidos de su corazón retumbando
en sus oídos y la respiración agitada raspándole la garganta.

Al final del corredor se encontraba una ventana de cristal, y la única salida mas cercana era
saltando. No quería mirar atrás, pues escuchaba las fuertes pisadas del Licántropo

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pisándole los talones. Él era más rápido, de eso no había duda.

Ese exacto momento en que Henri la tomó con fuerza de la cintura y estrelló su cuerpo
contra la pared, supo que ya no valían la pena seguir luchando contra lo inevitable. No
lograría salirse de ésta. Aún así intentó maniobrar sus brazos para zafarse de su agarre por
última vez, pero su cuerpo había cedido, y sus extremidades quemaban exigiendo
descanso.

Cerró los ojos fuertemente, una mueca de asco en su rostro cuando el Beta se comenzó a
restregar contra ella, acompañado de un gruñido lleno de deseo.

La rabia se apoderaba de ella, el maldito se burlaba de su vulnerabilidad de la forma más


baja.

-¿Por qué no me matas y ya?

-Oh cariño, eso sería demasiado fácil. Y pensándolo mejor, tengo algo más divertido en
mente -murmuró comenzando a repartir besos por su cuello.

Lauren se tensó de inmediato.

Si un lobo la tomaba por la fuerza, su aroma quedaría impregnado en ella, y al no ser más
que una humana, todos intentarían complacerse usándola como un objeto sexual. Nadie
podría hacer nada al respecto, era como ser la puta particular de la manada.

-Prefiero la muerte.

El hombre rió bajo.

-No tienes opción, precios...

-¡Quítale tus asquerosas manos de encima! -una muy enfadada voz femenina interrumpió
al Beta.

Lauren abrió cuidadosamente los ojos, los párpados le pesaban, el sedante hacía efecto en
su sistema. Se encontró con la fulminante mirada de una chica de tez morena, cabello
castaño y rizos desordenados que caían por sus hombros. Sus facciones eran delicadas,
pero a la vez fuertes; sí es que eso tenía algún sentido. Toda ella derrochaba elegancia y
autoridad. Llevaba un hermoso vestido blanco con encaje, y calzaba unos lindos tacones,
parecía acabar de llegar de alguna clase de elegante fiesta de gala.

Sus ojos eran marrones, fulminantes, pero al ver que Henri no se apartaba de la ella,
cambiaron a un tono amarillento, asemejándose a un depredador.

Lauren inmediatamente sintió lo que fue una gran atracción hacía ella, en todos los sentidos.
Era algo completamente inexplicable.

No estaba bien, pero se sentía increible.


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-Señorita Cabello, con todo el respeto. No se meta en mis asuntos.

Fue la gota que derramó el vaso.

Definitivamente Henri no esperaba lo que pasó a continuación: la joven lo había empujado


usando toda su fuerza, el hombre cayó de espaldas contra el piso. Y sin perder tiempo,
subió sobre él y lo tomó con ambas manos estrujando su cuello, ejerciendo presión y
dejándolo sin respiración.

Por más que Henri intentaba apartar las manos de la chica, era imposible.

La castaña estaba siendo controlada por la rabia de su loba.

-Tú jamás volverás a tocarla -gruñó apretando los dientes-. Ni siquiera la mires grandísimo
pedazo de idiota. ¡Ella es mía!

Lauren se encontraba de piedra aún en su lugar, no podía dar crédito a lo que veía. Quizá
ese sedante comenzaba a afectar su visión, o le causaba alucinaciones. Sí, definitivamente
esa sería la única opción más lógica.

Henri se mostró aún más confundido, ese comportamiento era solamente el de un lobo
cuando encuentra a su mate. Y era algo imposible que ella lo tuviera, y menos hacia una
humana, hacia una mujer...

-¡¿Te ha quedado claro?!

-S-sí, Señorita Cabello.

Tomó una gran bocanada de aire cuando la chica lo soltó de su agarre, recobrando el
aliento.

La castaña se aproximó lentamente hacía la ojiverde, quien la miraba un poco incrédula,


cómo si ella fuese alguna clase de producto de su imaginación. Al tener tacones, podía
revasarla unos cuantos centímetros.

Pasó su mirada por cada rasgo facial de la pálida chica frente a ella, detallando la gravedad
de sus heridas y mirando de reojo a Henri, con rabia contenida. Por un segundo, creyó que
se volvería a aventar sobre el Beta, pero no fue así.

Llevó su mano a la mejilla de Lauren, haciendo una delicada caricia con excesivo cuidado
temiendo hacerle daño. La ojiverde no pudo contener el suspiró que salió de sus labios, las
caricias eran tan dulces y protectoras, que podría quedarse dormida en los brazos de esa
misteriosa chica, y se sentiría en el lugar mas seguro del mundo. Esto debía ser un sueño.

Los brazos de la castaña la rodearon firmemente, con un cálido beso sobre su frente, y
Lauren se dejó llevar. Más por el cansancio y las emociones encontradas, que por el mismo
sedante.

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-Mate -la escuchó murmurar casi en un ronroneo, se escuchaba por el tono de voz, que
tenía una gran sonrisa en el rostro-. Mía.

CAPITULO 4

Al despertar, supo de inmediato que no se encontraba en su cama, esta era mucho más
cómoda que la suya. Era bastante amplía y las sabanas blancas la cubrían de la cintura
hacía abajo. Se percató de que no llevaba su ropa de Cazadora, si no un pequeño camisón
de seda hasta por la mitad del muslo.

¿Qué había sucedido? Los únicos vagos recuerdos que tenía aún en su memoria era que
la habían atrapado. Los incesantes golpes del Beta, y una linda chica de ojos marrones.

No se encontraba encerrada, a no ser que todos las celdas fueran tan bien decoradas y tan
cómodas.

Intentó sentarse en la cama, pero un brazo se lo impidió, apretando más fuerte su cintura y
atrayéndola a un cálido cuerpo detrás de ella. Giró con lentitud, quedando frente a frente,
esperando no encontrar lo que temía. Pero sus suplicas no habían sido escuchadas.

Era ella.

La linda chica que su mente se había encargado de recordar entre los vagos recuerdos de
la noche anterior.

Lauren no pudo contener la necesidad de mirarla, detallar cada rasgo de su hermoso rostro.
Su cuerpo era cálido, su olor corporal era embriagador y sus labios realmente apetecibles.
¿Pero... qué estaba pensando?

En primer lugar, no tenía una jodida idea de donde estaba, con quien, ni como es que había
llegado a esa habitación y traía tan poca ropa encima.

En segundo, la castaña era una completa extraña y sin embargo, ya estaba teniendo
pensamientos inapropiados hacia ella. ¿Qué le sucedía?

Y en tercer lugar, la simple y mayor razón. Seguramente se trataba de una... de ellos.

Un gruñido surgió de la garganta de la chica cuando Lauren intentó zafares de su brazo,


causando que esta despertara un tanto ida, pero al mirar a la ojiverde, una boba sonrisa
creció en sus labios.

La miraba como si fuese el tesoro que tanto había buscado en alguna isla. Pero Lauren lo
ignoró, o por lo menos intentó hacerlo, quitando con cierta brusquedad el brazo de la
misteriosa chica de su cintura, lo cual pareció molestar a la joven.

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-¿Qué hago aquí? ¿Quién eres tú? -preguntó alterada, pues se encontraba vulnerable ante
una criatura que desde pequeña le enseñaron a temer y odiar-. ¿Dónde mierda esta mi
ropa?

La castaña se sentó recargando su espalda contra el respaldo de madera de su cama,


totalmente despreocupada, y un tanto entretenida por la reacción de la chica. Pero aún así
se mantenía seria, evaluando cada movimiento y palabra.

-Te encuentras en la manada Dark Moon, mi nombre es Camila Cabello, hija del Alpha
Alejandro Cabello, y su próxima sucesora -la voz de la chica sonaba fría y dura. Pero al ver
el confundido rostro de la ojiverde relajó sus facciones-. ¿Cuál es el tuyo?

Lauren no contestó, sólo desvío la mirada hacia su alrededor en la habitación. Buscaba


algo filoso con que defenderse en caso de ser necesario. No tenía ni idea de lo
que Camila quería de ella.

-¿Ahora no quieres hablar? -cuestionó la chica divertida, con una sonrisa que mostraba su
perfecta dentadura-. Puedes hacerme las preguntas que quieras, y a cambio, tu me dirás
tu nombre.

No sonaba como una sugerencia, sino mas bien una clase de orden.

-Lauren.

Camila sonrió complacida, sin apartar la mirada de la de la otra chica. Verde y café se
miraban con intensidad, y sin poder evitarlo, Lauren quedó un poco perdida ante ella. Su
belleza era única, y recién levantada por las mañanas le daba cierto aire tierno, pero a la
vez sexi.

Trato de enfocarse en la realidad, sacudiendo ligeramente su cabeza y levantándose


bruscamente de la cama con la mirada puesta en la castaña.

-¿P-Por qué me salvaste?

Camila se tensó de inmediato, fue como darse una bofetada mentalmente. Recordar como
Henri estuvo a punto de tomar por la fuerza algo que no le pertenecía, la hizo recobrar las
emociones que sintió en ese momento.

Y sin previó aviso, gateó cual felino sobre la cama con movimientos lentos y ágiles, sin
perder el contacto visual hasta situarse frente a la ojiverde, que la miraba boquiabierta ante
la repentina acción.

Camila se había puesto a la altura de Lauren, levantándose sobre sus rodillas. Llevó una
de sus manos hacia la cintura de la chica con posesividad, atrayéndola hacía su cuerpo.
Mientras que la otra, se adentraba en su nuca y acercaba su rostro al de Lauren, dejando
sus labios a unos escasos centímetros de distancia.

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-¿Quieres saberlo? -murmuró seductora, sintiendo el cuerpo de la ojiverde temblar ansiosa
por su tacto, y su aliento tan cerca de su boca.

Lauren asintió apenas perceptible, sin poder contenerse a tragar con dificultad al mirar los
labios de Camila, pero al ver que esta se acercaba con la intención de besarla, cerro los
ojos.

Pero el beso nunca llegó, dejándola extrañamente desconcertada.

Los labios de la chica se instalaron en su mejilla derecha, ascendiendo con lentitud hasta
llegar a su oído.

-Porque eres mía, Lauren -ronroneo Camila, provocando un placentero escalofrío en el


cuerpo de la ojiverde-. Toda tú eres mía, tu cuerpo reacciona a mis caricias sin que tu
tengas el control... y eso me encanta. Tú me encantas.

Lauren reaccionó un poco tarde, apartando de un empujón a Camila haciendo que esta
caiga sentada sobre sus propias piernas en la cama.

-Yo no soy tuya, maldita loba -el pobre insulto causo que la castaña levantará una ceja
divertida-. ¿Porqué mejor no vas a perseguir tu cola, y me dejas ir?

Camila la miró con completa incredulidad, y de inmediato cambio a una mirada furiosa. Se
levantó de la cama apretando la mandíbula, Lauren retrocedía mientras la castaña de
acercaba hasta dejarla con la espalda contra la pared, su pecho subía y bajaba
rápidamente, parecía estar hecha una furia. Su mirada era tan intensa y sus ojos tan
penetrantes, que Lauren tuvo que girar la cabeza hacía otro lado, causando que la
respiración de Camila chocara con su mejilla derecha.

-¿Dejarte ir? -gruño molesta entre dientes-. Eres mi mate Lauren, mía. Y muy pronto serás
la Luna de mi manada.

La ojiverde tragó con dificultad, no se había percatado de que estaba aguantando la


respiración hasta que Camila se apartó un par de pasos, pasando ambas manos por su
rostro en signo de frustración.

-Lo siento, no quería asustarte.

"¿Lauren?"

Mierda, Ally.

-Tengo que resolver un par de asuntos -se excusó la castaña-. Tomaré una ducha, si
gustas...

Lauren abrió los ojos como platos, completamente en shock por su descarada propuesta.

-¡Claro que no! Por Dios acabó de conocerte, no me ducharé contigo degenerada.
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Camila frunció el ceño, para después intentar contener una sonrisa.

-Te iba a decir que sí querías cambiarte de ropa, podrías usar la mía en mi armario mientras
compramos la tuya. Pero si tienes la cabeza en nosotras juntas en la ducha, desnudas, a
mi tampoco me molestaría.

Y con un guiño coqueto, Camila desapareció dentro del baño cerrando la puerta detrás de
ella. Lauren no podía estar mas sonrojada que ahora, y se dejo caer en la cama totalmente
avergonzada.

"Lauren, ¿estas ahí?"

-Por Dios Ally -susurró contra la almohada-. No tienes idea en el lío en que me he metido.

"Tranquila, le haré saber a Marcus para que envíe ayud..."

-¡No! -casi lo gritó-. Por favor, no lo hagas. Si se entera de que no pude con esta tarea, y-
yo... yo...

"Tranquila... no diré nada."

Lauren suspiró aliviada.

"¿Qué ha pasado?"

-Una chica, dice que soy su... Mate -explicó confundida con la última palabra-. ¿Qué
significa eso?

Hubo un largo silenció en el que Lauren pensó que Ally ya no hablaría, pero su voz se
escuchó nuevamente en su cabeza.

"Por favor, dime que no te ha marcado."

-¿Marcarme? -cuestionó aún mas confusa.

"Ve a algún espejo, y revisa que no tengas nada en el cuello".

Su voz sonaba tan preocupada y desesperada, como si el que estuviese o no marcada,


dependería de su vida.

Sin esperar más, Lauren se puso de pie y camino hacía el espejo de cuerpo completo frente
a ella.

Abrió los ojos escandalizada ante la imagen, tenía muchos hematomas en los brazos, y uno
que otro en las piernas. Sus muñecas tenían aún la marca de la soga, haciendo de sus
recuerdos más reales. Su mejilla derecha tenía un moretón, y su labio un pequeño corte.

¿Qué esperaba? Obviamente todo tendría consecuencia. Ellos no tendrían compasión por
una simple humana, y si supieran de que se trataba de una cazadora intentando de hurtar
su mas preciada Joya, seguramente la aniquilaban de la manera más lenta y dolorosa.
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Insideofmysoul
Quizá tuvo suerte.

"¿Lauren?"

Se abofeteó mentalmente, volviendo a la realidad.

Retiró su cabello para confirmar que no había nada fuera de lugar, y fue así. Estaba intacta.

-Nada. No hay nada.

-¿Con quien hablas?

La voz de Camila hizó que Lauren diera un brinco, miró por el reflejo a la castaña, que iba
solo en ropa interior hacía su armario. Quedó boquiabierta. ¿Qué es lo que intenta hacer
esta chica?

Su cuerpo era perfecto, su estómago, sus piernas, sus... ¡Para!

-C-Con nadie -dijo sin aliento.

"Por Dios Lauren, pase lo que pase, por favor, que ningún Licántropo te llegue a morder".

-¿Porqué? -preguntó confundida.

-Por qué estas hablando sola -contestó Camila, mirándola extrañada.

"Porqué si uno de ellos te muerde, no habrá manera de sacarte de ahí".

Se quedó sin aliento al escuchar eso. Debería haberse informado más sobre los Hombres
Lobo. Palabras clave como el significado de Mate, o lo que implicaba la mordida. Lauren se
encontraba demasiado confundida, y necesitaba que alguien le explicase la extraña he
irracional atracción que sentía hacía Camila desde el primer momento en que la miró.

Paró de pensar cuando notó que ésta ya se encontraba vestida, con unos jeans negros,
una delgada blusa con cuello en V color tinto y sus converse sucios.

Y a pesar de su comportamiento, era una adolescente.

-¿Cuánto tiempo planeas retenerme aquí? -preguntó Lauren, tratando de no mirar el cuerpo
de la chica-. Sé que me salvaste de ése tal Henri, y te lo agradezco... pero...

Se detuvo al escuchar un ligero gruñido de la garganta de Camila, que la miraba con ojos
de depredador desde el otro lado de la habitación. Tragó saliva en seco y comenzó a
balbucear palabras sin sentido cuando la vio aproximarse a ella.

-No Lauren -dijo entre dientes, a unos pasos de distancia-. Tu no te vas, tu te quedas aquí.
Conmigo.

-¿Pero hasta cuándo? -cuestionó levantando mas la voz-. Deja de comportarte como si
fuese de tu propiedad, porque no lo soy.

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Insideofmysoul
-Hablaremos cuando vuelva.

Su corta respuesta la puso mas confusa que antes, y a la vez nerviosa. ¿Quedarse sola?
¿Y si alguien la atacaba? ¿Y si algo le sucedía? Se encontraba vulnerable. Y aunque lo
niegue, Camila le transmite esa tranquilidad.

-¿A-A dónde vas?

-A resolver unos asuntos, no te vayas de aquí -amenazó.

Lauren levantó una ceja.

-¿Ósea que no puedo salir de esta habitación? -estaba por reclamar.

-Si puedes, sólo no de la casa -Camila se notaba serena-. Si intentas algo, me enteraré.
Vuelvo en dos horas -y sin previó aviso, dejó un casto beso en su mejilla.

Un rojo vivo lleno la cara Lauren de inmediato, causando una sonrisa en Camila para
después abandonar la habitación. La ojiverde talló con fuerza su mejilla, cómo si intentase
borrar alguna inexistente marca de labial.

Su estómago gruñó hambriento, exigiendo comida. ¿Dónde mierda se encontraba la


cocina? Quizá después de eso, pudiese echarle un vistazo a la casa y planear su táctica de
escape.

Se decidió por primero tomar una ducha, no creía que a Camila le molestará. Y para
rematar, no tenía ropa. Abrió el closet de la castaña, eligió unos shorts y una blusa la un
poco holgada. No quería sobrepasarse, así que se quedó descalza. Salió por la puerta en
silencio, esperando que todos siguieran dormidos o por lo menos no encontrar a nadie en
su camino a la cocina, que por cierto, no sabía dónde estaba.

La casa era enorme, fácilmente podía perderse.

Dudaba que la cocina se encontrará en el segundo piso, así que cruzó el corredor -el cuál
estaba tapado por una larga alfombra suave para sus pies descalzos- hasta llegar a una
amplia escalera. Bajó de puntillas, y se encontró con una amplía sala de estar. Era tan
elegante y rústico...

-¿Quién eres tu?

Casi tropezó el último escalón por el susto. Frente a ella estaba una rubia alta, tenía su
cabello en una coleta y usaba un extraño atuendo hippie, a su parecer.

-S-Soy Lauren.

La rubia rodó los ojos.

-No me interesa tu nombre, quiero saber quien eres, y que hace... -Lauren la miró extraña
cuando se detuvo, la chica parecía oler algo en el aire.
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Insideofmysoul
Ella también trató de percibir el aroma, pero falló. La rubia dio un par de pasos hacía
adelante, acortando la distancia entre la ojiverde y ella. Aspiró el aire lo más cerca posible
de Lauren, dándose cuenta de donde provenía el aroma.

-Tú... -ahora parecía estar muy pálida, y confusa-. Tú y Camila...

-¿Qué? -Lauren interrumpió, estupefacta-. ¿C-Cómo es que...?

-Apestas a Camila por todos lados, humana. ¿Dormiste con ella?

-S-Si pero, no es lo que tú piensas...

Al parecer, eso la enfureció. Su cara pasó de estar blanca, a roja de un segundo a otro.
Lauren retrocedió un par de pasos hacía atrás en la escalera, tropezando y cayendo sobre
su propio trasero.

-¡Eres una ignorante! Camila esta a poco tiempo de asumir el cargo a Alpha, no ha
encontrado a su Mate. ¡No puedes tener una aventura con ella, humana! ¿Acaso eres
idiota? -Al escuchar de nuevo esa palabra, Lauren no lo pudo evitar.

-E-Ella me llamó así.

La rubia trató de tranquilizar su enojo, apartando la mirada de la ojiverde.

-¿Así cómo?

-Mate.

☾*☽

-La quiero aquí, la quiero conmigo -gruño frustrada.

-Tranquila, amor mío. Pronto lo estará -el hombre beso su frente con afecto, envolviéndola
en un abrazo-. Éste plan no fallará. No está vez.

-Eso espero...

CAPITULO 5

–Enserio... no sabes como lo siento –repitió la rubia nuevamente, y Lauren le dio una
sonrisa nerviosa a cambio, tomando un sorbo de su café–. Por cierto, mi nombre es Dinah
Jane, la futura Beta.

–Lauren –se presentó tomando un panecillo y saboreando con lentitud.

–Así que tus serás nuestra futura Luna...

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Lauren casi se atragantó.

–¿Disculpa?

–Jamás había visto un caso como el de ustedes –siguió Dinah, ignorando a la ojiverde–
. Quiero decir, una chica con otra. Pero la Diosa Luna nunca se equivoca cuando de Mates
se tra...

–¿Me podrías decir que mierda es un Mate? –se había cansado de escuchar la palabra, y
al parecer debía tener un gran valor.

Ambas se encontraban en la cocina, esperando que Lauren terminará su ligero desayuno.

Dinah la miró incrédula, parecía que en cualquier momento se echaría a reír por su
pregunta. Pero al ver el serio rostro de Lauren, casi se abofeteo.

–Un mate es la pareja de vida de un Licántropo, es como tu otra mitad. La Diosa Luna hace
que el destino los una, y así puedan estar juntos –explicó con detenimiento, buscando
encontrar las palabras adecuadas–. Tu eres la mate de Camila...

Lauren frunció el ceño confusa, aun mas dudas formándose en su cabeza.

–Pero yo no soy como ustedes, ¿cómo puedo ser su mate?

–A veces pasa –dijo Dinah, tomando asiento frente a Lauren en el banco de la cocina–. Y
es por eso hay tantos de nosotros sin mate, los humanos son crueles. Nos rechazan...

–¿Rechazar? ¿Cómo puedes rechazar?

–Eso es otra historia, ¿tienes alguna otra pregunta, Luna?

☾*☽

Gracias a Dinah, Lauren tuvo una idea de cómo funcionaban algunas cosas por aquí. Cómo
el cargo de Beta, que es el segundo al mando del Alpha. Suponía que Henri debía ser tío
de Dinah, pues al parecer el hombre nunca encontró a su mate y no tiene descendencia
para que tome su cargo, y la rubia al ser su sobrina y la mayor de sus hermanos, tendría el
puesto.

También le explicó el significado de ser Luna, el cual le disgusto en lo absoluto. Luna es el


nombre que se le da a la pareja del Alpha, en este caso la madre de Camila era la Luna de
la manada, pero la chica al asumir el cargo, haría de Lauren su Luna. Era como la voz de
la razón, pues los Alphas suelen ser muy impulsivos y temperamentales, lo que hacía que
su mate los mantuviera en equilibrio.

Sin embargo no pudo enterarse de más, pues la rubia tuvo que salir de urgencia a un
problema en la manada: al parecer dos jóvenes licántropos estaban teniendo una agresiva
pelea, y debía pararlos antes de que ocurriera una tragedia.

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Insideofmysoul
A Lauren realmente eso no le interesaba en lo absoluto.

Vagó entre los pasillos buscando posibles opciones para escapar, pero las puertas estaban
siendo patrulladas por hombres que le doblaban en estatura y peso. Las ventanas estaban
selladas, y romper una para salir no sería algo inteligente si debía huir entre el bosque por
horas siendo perseguida por criaturas que fácilmente podrían atraparla.

Por suerte y para matar el tiempo, encontró la biblioteca. Las estanterías eran tan grandes
y llenas de libros que parecían tener miles de años ahí. Era algo hermoso y digno de
apreciar. Al parecer, nadie le prestaba mucha atención al lugar. Todo estaba polvoriento y
lleno de telarañas.

Un libro en especial llamo su atención, era cómo si alguna clase de imán que la atraía para
que lo tomase. Estaba por poner una mano en él y sacarlo de la estantería, pero un fuerte
portazo hizo que se detuviera.

Salió al pasillo encontrándose con lo que menos se esperaba.

–¡No quiero que esta actitud se vuelva a repetir! –gruño Dinah, tomando fuertemente de la
rasgada chaqueta del joven y mirándolo amenazante–. Todos aquí nos cuidamos el uno al
otro, Shawn. Ellos ahora forman parte de la manad...

–¡Son inservibles! –la interrumpió el joven, safandose con brusquedad del agarre de su
futura Beta–. Sólo son humanos, ellos no pertenecen aquí. Son tan jodidamente inferiores.

–Por algo están aquí, la Diosa Luna nunca se equivoca. Y si el Alpha se entera de que
ocasionaste otra pelea, te echará de la manada.

Shawn rió cínicamente, mostrando la pequeña abertura en el labio y pasando la lengua por
esta. Este gesto resultó ser demasiado macabro para Lauren, él chico lo último que le
transmitía era confianza.

–¿Crees que le tengo miedo al Alpha? Que haga lo que quiera.

La rubia lo empujó con una mano, haciendo que Shawn se sentará en uno de los sofás.

–Te quedarás aquí hasta que vuelva, debo ver cómo esta el chico.

Y sin más, salió hecha una furia con pasos largos.

Lauren escuchó el fuerte suspiro por parte del chico, viendo a escondidas cómo esté subía
los pies sobre la mesa de centro para tener una posición mas cómoda.

–Sal de ahí, te puedo oler desde que entre a la casa.

El corazón casi se le salió del pecho al escucharlo llamarla, intento hacerse la desentendida
he irse, pero la verdad es que tenía curiosidad.

Y sin más, se dejó ver ante los oscuros ojos del joven. Él frunció el ceño al verla, y por su
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Insideofmysoul
expresión parecía estar percibiendo el fuerte he inconfundible aroma de Camila en ella.

–¿Qué hace una humana en la casa del Alpha? –parecía asqueado al probar la palabra
'humana' en su boca al decirla.

–S-Soy la mate de Camila Cabello...

Él chico soltó una fuerte carcajada, resonando en las paredes y provocando que los nervios
de Lauren crecieran todavía más.

–Qué buen chiste –rió–, anda, cuéntame otro –dijo con clara burla en su voz, las risas
apenas cesando.

Al ver como la ojiverde pasaba la mano por su brazo nerviosa, su expresión cambio por
completo. Parecía intentar comprender pero su rostro denotaba lo ilógico que veía todo.

–Eso es imposible –negó con la cabeza incrédulo–. Eres una chica. Eres una... humana.

Lauren tragó en seco, sin saber que decir con exactitud.

–Y-Yo sólo quiero irme de aquí, no quiero ser ninguna Luna –explicó en un susurró–. No
quiero ser mate de nadie, y mucho menos de Camila. Por favor, ayúdame –suplicó.

El joven se mordió con fuerza en labio, pensativo.

–¿Entonces no quieres que Camila sea tu compañera?

La ojiverde expulso todo el aire retenido de sus pulmones, todo esto era tan extraño.
Además de que Ally no había hablado con ella desde está mañana.

–No, no la quiero.

–Bien, entonces tienes que hacer exactamente lo que yo te diga.

–Lo haré.

Una torcida sonrisa creció en los labios de Shawn.

☾*☽

–Llegué –anunció Camila, abriendo la puerta de su habitación y entrando sin más.

La verdad es que ya había anochecido, y Lauren técnicamente paso el resto del día
esperando a la castaña en su habitación. No había comido nada, pues sus nervios se
habían encargado de hacerle perder el apetito.

Se levantó de la cama en cuanto escuchó a Camila, parándose decidida sin la intención de


flaquear frente a la que se hacía llamar su mate.

–Perdón por la tardanza, pero ahora que mi padre no está debo encargarme de algunas
cosas estos días –explicó, soltando un cansado suspiro mientras se quitaba los zapatos,
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Insideofmysoul
quedando descalza.

–C-Camila, ¿podríamos hablar? –preguntó Lauren, intentando sonar firme.

–Claro, sólo dame un minuto –dijo la castaña, regalándole una tierna sonrisa antes de
meterse al baño.

Cinco minutos después, la chica salió en unos cortos shorts de pijama. Llevaba una larga
sudadera y se había agarrado el cabello en un desordenado moño.

–¿Ya cenaste? –sonaba preocupada.

–No –susurró, negando con la cabeza.

La castaña suspiró exasperada, tomando con firmeza la mano de la ojiverde y caminando


en dirección a la puerta.

–Cuando tengas algo en el estómago, hablaremos.

–Camila no, no quiero esperar.

–Pues si hubieras comido cómo debe ser, no tendrías que hacerlo –contraatacó.

Lauren se zafó de su mano, y retrocedió un par de pasos hacía atrás.

–Ya me cansé de estar aquí –dijo entre dientes–. ¿No lo entiendes, Camila? Odio este
lugar, odio a tu manada, odio lo que son... Y te odio a ti.

El dolor que cruzó los ojos de Camila, provocó que Lauren casi se disculpara por eso último.
Quizá había exagerado las cosas. De cualquier manera, Camila merecía a alguien mucho
mejor que ella. Alguien dispuesta a asumir el cargo de Luna, y alguien a quien su familia y
manada aceptaran. No a una humana, a una chica...

–¿Me dejarás ir?

El silenció se apoderó de la habitación por unos segundos, pero el rostro de Camila cambio
de tristeza, a seriedad. Cómo si las palabras dichas por Lauren no hubiesen tenido efecto
alguno en ella.

–No.

Lauren tomó un suave y tembloroso suspiró, asintiendo en comprensión con las palabras
de la castaña.

–Bien, entonces no me dejas otra opción.

El ceño de Camila se frunció, mirándola completamente confundida en su lugar.

–Yo, Lauren Jauregui, te rechazo a ti, Camila Cabello, como mate y futura Alpha de esta
mana...

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Insideofmysoul
Pero antes de que pudiera concluir el rechazo, y con éste, el invisible lazo que unía las
vidas de ambas chicas, Camila había estrellado sus labios con los de Lauren. Tomando su
rostro con fuerza para que la ojiverde no pudiera zafarse con facilidad de ella.

Al principio, Lauren trató de apartar a Camila, pero la verdad es que cuando hicieron
contacto, algo se había encendido en ambas, provocando que Lauren se dejase llevar y
cerrara sus ojos, disfrutando.

Los brazos de Lauren rodearon la cintura de Camila, acercándola más a ella si eso era
posible. Camila profundizo el beso, su lengua buscando con desespero la de Lauren hasta
que se unieron en un suave baile. Un gemido surgió de la garganta de la ojiverde cuando
la chica mordió con poco de fuerza su labio inferior.

Las emociones estaban regadas por todas partes.

Fue hasta que a regañadientes, Camila se aparto unos centímetros de Lauren, la agitada
respiración de la ojiverde chocando contra los labios de Camila, ansiosa de más.

–Tu no vas a rechazarme, Lauren Jauregui –sentenció, cómo si fuese una promesa que se
hacía a sí misma–. No lo harás, porque tu eres mía.

–Tuya...

CAPITULO 6

Todo se estaba saliendo de control.

En menos de lo esperado, Camila comenzó a caminar hacia adelante, provocando que la


ojiverde retrocediera sin apartar sus labios de la castaña y sus manos de su cuello, hasta
que se topo con la cama. Camila la recostó con suavidad, saboreando cada pequeña parte
de los labios de su amada.

Lauren no sabía con exactitud que es lo que hacía, o lo que sentía por esta chica. Todo era
tan jodidamente extraño, pero le gustaba sentirse así.

Un ligero ronroneo de placer y posesión surgió de la garganta de Camila, provocando que


Lauren se estremeciera debajo de ella. Las manos de la castaña se colaron debajo su blusa,
poniéndole la piel de gallina...

-Señorita Cabello, encontramos a... ¡Mierda! -el repentino sonido de la puerta abriéndose y
una voz masculina, hizo que Lauren apartara con brusquedad a Camila de encima suyo, la
chica cayendo del otro lado de la cama con un gruñido de frustración-. ¡No vi nada!
Enserio... lo siento Camila. Y-yo no sabia que...

Y a pesar de lo avergonzada que Lauren se encontraba, pudo distinguir la voz y el rostro


del chico. Era el rubio que había estado en ese cuarto... Con una mierda, era él.

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Insideofmysoul
Y la expresión que puso al ver a Lauren, sólo lo confirmó.

La ojiverde hizo lo más sensato en ese momento, que fue levantarse de la cama y
encerrarse en el cuarto de baño.

-¿Qué ocurre, Troy? -él rostro de Camila estaba tenso, mirando con rencor al chico parado
aun en la puerta.

Y estaba en todo su derecho de estar enojada, pues el olor que emanaba de Camila era
prueba de haberse quedado a medias.

-¿Nunca me ibas a contar que tu mate era una chica? Creía que las cocineras eran unas
viejas chismosas que se inventaron todo.

-Claro que te lo contaría, pero es que estoy tan sorprendida como tu -contraatacó-. Pero sé
que es ella.

-Me alegra que la hayas encontrado antes de que... bueno... tu sabes -hizo una mueca de
preocupación-. Sólo venia a informarte que hay un intruso en nuestro territorio, y por su
olor, suponemos es una bruja...

"¿Lauren?"

La chica casi gritó por el susto, la voz de Ally volviendo a hacer acto de presencia
interrumpiendo su atención en la conversación de ambos chicos en la habitación.

-¿Me quieres matar del susto? -susurró agitada-. ¿Dónde mierda has estado?

"Voy en camino a tu rescate".

A Lauren se le fue el aliento. No sabía si esas palabras deberían causarle alivio, porque en
realidad fue lo contrario.

"No te preocupes, ya tengo un plan. Relajate".

La voz de Camila se escuchó al otro lado de la puerta, firme y segura.

-Hazle saber a Henri, y trae a algunos de los chicos para que nos acompañen.

-Ellos ya te olieron, y van para allá -murmuró entre dientes, la preocupación por la pequeña
bruja creciendo cada segundo.

"Tendré cuidado".

Eso no era suficiente. No podía quedarse encerrada esperando que no sucediera nada.
Debía ayudar de alguna manera, debía hacer algo...

Y con un firme empujón, abrió la puerta, mirando con determinación a la castaña que ya se
ataba nuevamente los zapatos para salir.

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Insideofmysoul
-Iré con ustedes.

Troy frunció el ceño en confusión, mirando a Camila expectante.

-Claro que no irás -negó disgustada.

-No era una pregunta...

La mirada que recibió por parte de su mate, la hizo quedarse muda.

-He dicho que no.

Su voz había cambiado, era tan demandante y profunda, sinceramente daba miedo. Miró
de reojo a Troy, y como este mantenía la mirada en el suelo sin la intención de tener
contacto visual con la futura Alpha.

-Entonces será mejor que vayas buscando otra habitación para mi, porque no pienso dormir
en la misma cama que tú.

☾*☽

Las ramas se quebraban bajo sus botas, trayéndole el recuerdo de la noche pasada. El
ambiente era tenso, Camila iba delante suyo y al parecer seguía ignorándola después del
ultimátum que le hizo. Troy es quien caminaba a su lado, se notaba algo inquieto y olfateaba
el aire constantemente.

Los demás hombres, incluyendo a Henri, caminaban en su forma lobuna a su alrededor. El


gran tamaño del Beta, y su melena gris oscura no hacia mas que intimidar a Lauren, pues
en ocasiones sentía su mirada.

-Camila, ¿estas segura que no quieres transformarte? Si la bruja nos ataca...

Se quedo en silencio cuando la castaña se detuvo y lo miró. Parecía que aun le guardaba
algo de rencor por la interrupción en su habitación.

-Si... -respondió casi en un susurro, y sus penetrantes ojos oscuros se posaron en la pálida
chica-. Segura.

Quizá el motivo de su decisión, era por Lauren. Pero Camila estaba enojada con ella, así
que la ojiverde descartó la posibilidad.

Después de algunos metros después, fue cuando la castaña se detuvo bruscamente, todos
poniéndose alertas de inmediato. A pesar de la oscuridad que llenaba el bosque, y el
abrumador silencio llenado por los ruidos de insectos, Lauren juraba saber que había algo,
o alguien más.

-Sal de ahí, no te haremos ningún daño -dijo Camila en voz alta, mirando hacia el tronco de
un gran roble.

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Insideofmysoul
El lobo de Henri gruño con fiereza hacia la pequeña figura de la bruja que asomo la mitad
de su cuerpo, llevaba un largo abrigo con la capucha puesta, y lo aparto de su cabeza al
estar frente a la hija del Alpha.

Ally.

Lauren se quedó muda, sin saber que hacer o como actuar ante la llegada de su cómplice.

-¿Quién eres, y que haces aquí? -cuestionó con firmeza Camila, parecía ser otra persona
a cuando estaba con Lauren.

-Mi nombre es Ally Brooke, y soy una Bruja Pura. Única en mi clase, y vengo a pedir asilo -
sus ojos tenían cierto brillo hipnotizantes, realmente cautivadores.

Coerción, Lauren estaba segura de haber leído sobre ello en uno de los libros en casa. Sólo
algunas Brujas podían llegar a controlar tal poder, y esto solo era una demostración de lo
que Ally podría llegar a hacer. Controlar a una persona.

-Puedes venir -murmuró Camila, totalmente fuera de sí.

Lo siguiente que sucedió, fue como un golpe a la realidad. En un segundo Camila ya había
regresado a sí misma, y en el otro, Troy se encontraba delante de esta, mirando incrédulo
a la pequeña Bruja frente a ella.

Su mirada era indescifrable, que hasta la misma Ally frunció el ceño confusa ante lo que
pasaba.

-Mate -susurró el chico.

Y aunque la Bruja trato de escabullirse entre el bosque nuevamente al escuchar la palabra


de sus labios, el Licántropo ya la tenía entre sus brazos: en un gesto de posesión y
protección. Pero sobre todo amor.

-Mía.

☾*☽

-¿Y-Y que pasa si no me quiere? -preguntó la joven, llena de temor al pensamiento del
rechazo.

-Te querrá, cariño -murmuró la mujer segura, acariciando el cabello de la chica-. Cuando la
traigan de vuelta a casa, donde pertenece. Ella te conocerá, y te querrá... Lo prometo.

CAPITULO 7

Los mates de algún Licántropo se pueden encontrar en otros seres que no son de su misma

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Insideofmysoul
especie, pero siendo así, son mas propensos al Rechazo de este.

Y por mas que Ally pataleo, rasguño y mordió a Troy, el chico no estaba dispuesto a dejarla
ir. La pequeña bruja no tuvo otra alternativa mas que caminar de vuelta a la manada, y los
lobos a su alrededor solo hacían que mantuviera ese pensamiento y no el de intentar huir
nuevamente.

Con la condición de que el rubio mantuviera sus manos -o patas, como las había nombrado
la pequeña en un insulto- en su lugar, fuera de ella. Pero eso no impedía que él la mirara
constantemente, con una boba sonrisa en su rostro.

Lauren observaba con curiosidad su comportamiento, totalmente diferente al de Camila con


ella. Giró la cabeza al frente de nuevo, pues sus tropiezos aumentaban debido a la falta de
luz que había. Y antes de lo esperado, la castaña se encontraba caminando a su lado,
apretando sus labios y jugando con sus dedos, en un gesto nervioso.

Parecía intentar decir algo, pero las palabras no le salían.

-Quería... pedirte una disculpa por mi anterior comportamiento...

La ojiverde la miró con los ojos muy abiertos, esperando de todo menos eso por parte de
su posesiva mate. Hizo una mueca, sin saber que responder ante sus disculpas.

-Pude sentir tu... tristeza mientras mirabas a Troy con su mate -siguió la castaña, mordiendo
su labio inferior. Esto alerto a Lauren. ¿Sentir su tristeza?-. Yo sé que empezamos con el
pie izquierdo, pero si me aceptas, prometo cambiar -la sonrisa que adorno su rostro, hizo
que Lauren se quedará sin aliento-. Cambiaré por ti.

Antes de que la ojiverde se negará ante su propuesta, pensando en esta como algo
completamente absurdo e irracional, una voz la detuvo.

"Si quieres salir de aquí, debes ganarte su confianza".

Miro de reojo a Ally, quien mantenía sus ojos fijos en ella. Su rostro sin ninguna expresión.

-¿Lauren? -la llamó Camila, esperando una respuesta.

¿Debía hacerlo? El plan no sonaba nada mal, si tenía la confianza de la futura Alpha, tendría
la oportunidad de robar la Joya sin sospechas, y escapar con Ally sin que nadie las
detuviera.

Camila extendió su mano, esperando no tener nuevamente el rechazo de Lauren.

La ojiverde trago con dificultad, tomando la mano de la castaña y entrelazando sus dedos
en señal de aceptación. Sintió ese agradable cosquilleo en su cuerpo al hacerlo, y la tierna
sonrisa de Camila solo fue como la cereza al pastel.

El lobo de Henri miraba la interacción de ambas chicas con recelo.


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☾*☽

Un Licántropo puede puede percibir las emociones de su mate, y después de la mordida,


estas se intensifican.

-Al fin llegas, tu padre ha llamado Camila -aviso Dinah apenas pusieron un pie dentro de la
gran casa.

Camila le dio una mirada de disculpa a Lauren antes de soltar su mano y subir las escaleras
hacia el despacho del Alpha, seguramente para llamar a su padre.

-¡Ah no! ¡No dormiré contigo, pulgoso! -se giró cuando escuchó a Ally quejarse, el chico
mirándola con una expresión confusa en el rostro.

-Pero... eres mi mate, ¿porqué no quieres estar conmigo? -dijo dolido, acercándose
lentamente a ella, pero Ally retrocedió bruscamente.

-¡Ni siquiera sé tu jodido nombre! ¿Y ya quieres que compartamos cama?

-Mi nombre es Troy Ogletree -se presentó con una sonrisa, pensando que eso resolvería el
problema-. ¿Ya vamos a nuestra habitación? -tomó la mano de Ally con suma delicadeza,
como si la chica fuera hecha de porcelana y su simple tacto la quebraría. La llevo a sus
labios, dejando en su dorso un casto beso.

Lauren no podía dejar de mirar, puesto que la reacción de Camila a la idea de que Lauren
durmiera en otra habitación ni siquiera se acercaba a esta.

-Ah, claro. Un gusto Troy, ahora llévame a mi habitación -dijo Ally apartando su mano del
chico-. ¿Entiendes? Tu en tu cama, y yo en la mía.

El rubio solo asintió con la cabeza desanimado, comenzando a caminar al fondo del pasillo
y Ally siguiendolo sin rechistar.

-Esa pequeña tiene problemas eh -bromeó Dinah, Lauren había olvidado que la chica se
encontraba ahí-. ¿Tienes hambre, Luna? Estábamos por cenar algo.

Lauren comenzó a caminar detrás de ella, en camino a la cocina.

-¿Estábamos...?

Se quedó de piedra al entrar a la cocina, el chico se encontraba sentado en el taburete


comiendo un plato de cereales dándole la espalda a ambas.

-Shawn, ella es Lauren. Tu futura Luna.

Su mirada se elevo al escuchar a Dinah hablar, y frunció el ceño al ver nuevamente a la


ojiverde.

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-¿Qué haces aquí? -preguntó como si se tratará de una broma-. Técnicamente te di pase
libre a la libertad, no me digas que no supiste rechazarla...

Su corazón palpitaba acelerado, temía que este se le saliera del pecho. Dinah miraba al
chico sin comprender lo que decía, comenzando a unir las piezas.

-Y-yo...

-¡¿Fuiste tu?!

La furiosa voz de la mate de la ojiverde resonó en las paredes de la cocina, las manos de
Camila estaban cerrados con enojo y las uñas se encajaban en las palmas de sus manos.
Ansiaba tener su puño en la cara del chico, pues por culpa suya estuvo a punto de arruinar
su vida.

Y eso no lo pasaría por alto.

Sin embargo, su furia aumento cuando Shawn sonrió arrogante en su dirección. No sabia
como contener su enojo. Debía contenerse, debía calmarse...

Pero ya era demasiado tarde, pues su Loba ya había tomado control de su cuerpo y mente.

CAPITULO 8

Cuando Camila era pequeña, recordó siempre tener poca paciencia con las cosas, era mas
temperamental que otros niños de su edad, y usualmente tenía lo que quería.

Tener sangre Alpha influía en cada una de estas cosas.

Por eso cuando ese niño le arrebato su banana tan repentinamente de las manos en el
kinder, su reacción fue fulminarlo con la mirada. Sus marrones ojos sufrieron un cambio
drástico, que solo los Licántropos suelen tenerlo después del primer cambio.

El pequeño Arturito casi se hacia pipí encima cuando le devolvió la banana a Camila.

Y es por eso, que el simple hecho de pensar que por culpa de ese estúpido chico, estuvo a
punto de perder a Lauren. Si Lauren hubiese terminado el Rechazo, Camila no tendría la
fuerza suficiente para detener que se marchara. Algo mas que su corazón se abría roto, eh
inevitablemente pasaría una de dos cosas.

A pesar de no haberla mordido, el tenerla lejos causaría que entre en una depresión.
Debilitándola tanto hasta llegar a un punto que no lo soportará, y morirá.

Pero sin la mordida tiene esta opción, que es el poder soportar la perdida de su Mate, y vivir
con ello. Como algunos Licántropos viven en la manada. Solitarios.

Ambas serian iguales de dolorosas, Camila no quería experimentar ninguna. Ella quería a
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Insideofmysoul
Lauren, ella quería estar con su Mate, con su Luna. Y Shawn estuvo a punto de arrebatarle
lo que había estado esperando toda su vida.

Como ese niño su banana.

Pero una simple mirada no bastaba, ella quería arrancarle la garganta para asegurarse de
que no lo volverá a hacer. Quería dejar de escuchar los latidos de su corazón.

-¡Camila detente! -escuchó la voz de Dinah, pues el cambio estaba pasando.

Su Loba estaba tomando posesión de su cuerpo. Exigía salir y acabar con el traidor. Lo
miraba fijamente, tomando grandes bocanadas de aire para tranquilizar a la bestia que vivía
dentro de ella. Su mirada comenzaba a nublarse, el poco razonamiento que había en su
cabeza, se esfumaba.

Sin embargo, noto una silueta posarse frente a ella y evitando que conectara los ojos en
Shawn. Gracias a la distracción, Dinah tomó al chico de la chaqueta, arrastrándolo consigo
hasta salir por la puerta de la cocina que daba al patio trasero de la enorme casa para
quitarlo de la vista de la Alpha.

Unas suaves manos tocaron el rostro de Camila, que se encontraba hundido en rabia. El
tacto era tan suave, y resulto ser tranquilizador en Camila. Eran las manos de Lauren. Podía
sentir como estas temblaban, víctimas del miedo. Y una ola de culpa lleno el cuerpo de
Camila, desviando su atención a los ojos de su mate.

Esto no debía ser así, Lauren no debería sentir miedo de ella.

-Lo siento -murmuró Camila, su cuerpo relajandose al sentir la calidez de las manos de su
chica en ella-. No quise asustarte, soy una... una... -paro, y bajo la mirada avergonzada.

La ojiverde trato de calmar su agitada respiración, no sabía que fuerza fue la que la llevo a
intervenir entre Camila y Shawn, no podía comprender porqué justo ahora, se moría por
volver a unir sus labios con los de su mate. Pero eso no evito que actuara rápido, pues por
primera vez actuó sin pensar mucho las cosas.

La besó.

Los labios de Camila eran embriagadores, todo en ella era embriagador. Su olor le
transmitía tranquilidad y estar en sus brazos la hacía sentir segura. Camila no dudó en
corresponder el beso, haciendo que sus labios se movieran es sincronía y las mariposas
en su estómago revolotearan. Tomó a Lauren por la cintura y la atrajo mas a ella, sintiéndola
temblar con cada rocé. Y por mas que la castaña quería que se prolongará, Lauren se
apartó.

La agitada respiración de Camila chocaba contra esos labios, y desde ese momento, se dio
cuenta de que no quería probar otros más.

-Wow -suspiró con una sonrisa, una muy enorme por cierto-. ¿Qué fue eso?
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Insideofmysoul
Lauren apartó sus manos del rostro de su mate, pero los brazos de está rodeando su cintura
no la dejaron retroceder ni un sólo paso más.

-Solo... no sabía que hacer para calmarte.

Camila soltó una risita, alzando una ceja.

-Oh, vaya que supiste como.

Los ojos de Camila brillaron con esperanza. Lauren le estaba dando alas, y sentía que
estando a su lado, podía elevarse a grandes alturas en el aire. La hacía sentir en el cielo.

¿Qué tan dolorosa sería la caída?

☾*☽

-Quiero saber cuando la traerás a mi -exigió el hombre, con voz autoritaria.

-No falta mucho Alpha, hubo un pequeño contratiempo. Pero ya estoy en eso. Tiene mi
palabra.

-Bien, llevo planeando esto muchos años. No quiero fallas.

-Todo marchará de acuerdo al plan.

☾*☽

El aire golpeaba con fuerza su rostro, como cuchillas en su cuerpo. La garganta le quemaba,
y no sentía los dedos de sus manos.

Huía de algo, y sus pies la condujeron a lo mas profundo del bosque. Al sentirse lo
suficientemente alejada del peligro, se detuvo. Su cuerpo temblaba, y no sabía identificar
si era gracias al frío de la noche, o por el miedo que emanaba de ella.

Miraba en todas direcciones, asustándose hasta de su propia sombra. El silencio fue


cortado por un profundo gruñido, el sobresalto la hizo retroceder una par de pasos de
espaldas, hasta que casi tropezó con lo que suponía era una piedra. Al bajar la mirada, la
visión de lo que tenía enfrente suyo hizo que casi devolviera lo que tenía en estomago.

Era un cuerpo.

Era Shawn.

Tenía la mirada perdida en algún punto en el cielo. A penas y logró reconocerlo, estaba
cubierto de sangre con la garganta destrozada. La imagen le causo nauseas, cerro los ojos,
intentando mantener la compostura. No entendía que era lo que sucedía, no recordaba
nada.

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Insideofmysoul
Soltó un ligero gemido lleno de terror cuando otro gruñido surgió de entre las sombras, casi
haciéndole vibrar el pecho.

Era un lobo, con un pelaje blanco como la nieve. La miraba atento a cualquier movimiento.
Su tamaño era semejante comparado con el de otros, pero apenas y podía distinguirlo por
la luz de la luna.

Dio un respingo cuando el animal comenzó a caminar hacia ella, dejando a la vista la sangre
que chorreaba de su hocico. Sintió un nudo en la garganta al descifrar que era la causa de
que ahora Shawn estuviera muerto. Sentía su propio pulso retumbar en su cabeza, el aire
comenzaba a faltar de un momento a otro. Sus pies ya no podían sostenerla, y en menos
de lo esperado ya se encontraba en el suelo.

¿Qué le sucedía? Se supone es una Cazadora, y justo ahora esta sufriendo un ataque de
pánico.

Su visión se tornaba borrosa, y cuando levanto la vista, había alguien más en el lugar. Era
una silueta, se acercó al lobo con determinación. Las palabras que escuchó después la
dejaron atónita.

Trataba de llenar sus pulmones con desespero, pero fue como si ya no quedara mas aire.
El pelaje del lobo blanco se crispó, y una expresión de odio cruzo su mirada cuando dejó al
descubierto sus filosos colmillos. Su corazón palpitaba desenfrenado, víctima del miedo.

El lobo saltó en su dirección, y el sobresaltó la hizo despertarse.

Fue como si se estuviese ahogando, y de pronto saliera a la superficie tomando una gran
bocanada de aire. Miro a su alrededor, encontrándose en la oscuridad de la habitación. Su
respiración se encontraba agitada por lo real que había sido todo hace unos segundos.

-¿Lau? -la ojiverde miró a su izquierda, en el momento en que Camila se sentaba en la


cama a su lado-. ¿Estas bien?

La castaña trato de poner su mano en la espalda de Lauren, pero está se aparto con
brusquedad.

-No... me... toques.

-Tranquila, tranquila sólo fue una pesadilla -explicó en un susurro, su voz sonaba dulce, he
hizo el ademán de volver a tocar a su mate.

-¡No! -bramó con fuerza, y en su mirada había terror puro.

Camila se encogió ante el tono de su voz, y una ola de dolor le atravesó el pecho cuando
la ojiverde se recostó al extremo de la cama, lo más alejada posible de ella.

-No te vuelvas a acercar a mi.

Lauren cerro con fuerza sus ojos. Quizá todo era una señal, una señal de que se tenía que
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ir. Lauren no durmió en toda la noche, ideando un plan para escapar, repasando
mentalmente cada puerta y ventana.

Estaba tan absorta en su cabeza, que no escucho el silencioso sollozo de su mate al otro
lado de la cama

CAPITULO 9

-Debemos conseguir las llaves de la oficina del Alpha -ordenó Ally-. Cueste lo que cueste.
Y estoy segura están en la habitación del padre de Camila...

-¿Cómo estas tan segura de que la Joya no esta en su oficina? -susurró Lauren.

Sin embargo, no notó el ligero nerviosismo de Ally ante la pregunta.

-¿Dónde mas podría estar?

Ambas chicas se encontraban en la habitación de la pequeña Bruja, a la orilla de la cama.


A penas la ojiverde sintió como Camila se fue sin decir nada al amanecer, salió corriendo
de esa habitación en busca de su cómplice. Ambas se encontraban en la habitación de la
pequeña, donde el desayuno traído por Troy descansaba a su lado.

-¿Sabes qué? No me quiero arriesgar, si nos atrapan en ese lugar y al final resulté que la
bendita Joya no esté ahí, nos matarán -aseguró Lauren, mirando como Ally tomaba todo el
desayuno y lo dejaba caer a la basura-. Eso se veía rico...

-No quiero nada que venga de él -aclaró-. Me iré, y no quiero que... sufra. ¿Entiendes? Si
no tenemos un acercamiento más afectivo, el podrá vivir y ser un lobo solitario por lo
menos -se encogió de hombros-. Encontrar a otra solitaria tal vez, y juntarse con ella.

¿Entonces Lauren estaba condenando a Camila?

-Respecto a la Joya, ¿no tienes algún... -miro sus manos, buscando alguna palabra-...
hechizo? Algo así como un rastreador.

A la pequeña Bruja le brillaron los ojos, y una sonrisa creció como la de un niño al que le
acabas de proponer una guerra de globos de agua. Pero esta no le duró mucho.

-Yo no puedo hacerlo conmigo misma Lau, necesito que contestes sinceramente a esto.

La ojiverde frunció el ceño confundida.

-¿Qué preguntas?

La Bruja tomó ambas manos de la pálida chica, y cerró lo ojos. Parecía estar tan serena,
pero a la vez alerta.

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Insideofmysoul
-¿Qué es lo que más quieres en este mundo?

La pregunta la dejo aturdida, y trago saliva con pesadez.

-Libertad.

-¿Y que es lo que necesitas para conseguirla?

Lo pensó durante unos segundos, meditando su respuesta.

-La Joya.

Todo se quedó en completo silencio, solo se escuchaba la respiración de la ojiverde, y el


ligero murmullo de palabras que Ally decía entre dientes. Hasta que abrió los ojos, y levanto
la vista hacia el rostro de Lauren. Y con ligera delicadeza, soltó sus manos, las cuales se
acalambraron al instante.

-Esta por llegar una visita -predijo Ally, levantándose de la cama-. Esta hecho. Sentirás
cuando estés cerca de la Joya. Camila estará muy ocupada con el visitante.

¿Un visitante?

-¿Quién vendrá? -la curiosidad le picaba.

Sin embargo, no obtuvo respuesta. Pues la Bruja solo se encogió de hombros con una
media sonrisa.

☾*☽

Lauren llevaba todo el día caminando entre los pasillos, en ambos pisos. Pero nada le daba
una señal de que la Joya se encontrará cerca. Incluso entro a la habitación que compartía
con su mate, para asegurarse, pero nada. La situación le comenzaba a frustrar, y su cabeza
tampoco dejaba de pensar en la inesperada "visita".

¿Quién podría ser?

Claro, tampoco es que Lauren conociera a muchos, pero no planeaba quedarse con la
duda.

Bajó al primer piso nuevamente, en busca de un aperitivo para calmar su ruidoso estomago.
Pero se detuvo de golpe, cuando una sensación la embargo, y se giró hacia las escaleras
sobresaltada. Sentía como cada parte de su cuerpo se ponía en alerta, mas que adrenalina,
parecía una excesiva carga de endorfina.

Subió los escalones de dos en dos, y su mirada viajaba de puerta en puerta hasta dar a
una familiar. No notaba que había una gran sonrisa en su rostro al abrir la puerta, la cual se
desfiguró totalmente al ver quien se encontraba ahí.

-¿Camila?
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La castaña se giró ante el sonido de la voz de su mate, he intentaba inútilmente subir el
cierre de su ceñido vestido. Era color beige, escotado y le llegaba por la mitad del muslo.
¿Iba a salir? ¿Porqué vestía así?

-Oh, Hey Lauren -saludó, y volvió su atención al espejo, mientras colocaba con destreza
unas arracadas y un elegante collar de plata.

La ojiverde no entendía que le sucedía, Ally le advirtió lo que pasaría cuando la Joya
estuviera cerca. Pero no tenía sentido, Lauren había pasado por esta habitación.

-¿Quieres que te ayude con eso? -preguntó en un tono suave, apuntando al cierre de su
vestido que se encontraba abajo, dejando la espalda de la chica al descubierto.

-No quiero que sea molest...

Pero Lauren ya se encontraba detrás de ella, haciéndole saber que no le molestaba en lo


absoluto. No pudo evitar mirar la hermosa espalda de Camila, y como sus músculos se
tensaban cuando la mano de la ojiverde hizo contacto con su piel.

-Lo siento -se disculpó nerviosa, volviendo su atención al cierre.

Estaba tan concentrada en el cuerpo de la chica, que no notaba como Camila sonreía en el
reflejo del espejo.

-Ya está - avisó.

-Gracias...

-¿Hay alguna fiesta? -trato de sonar lo menos curiosa posible.

-No, solo... el nuevo Beta de una manada aliada. El Alpha me pidió escuchar lo que tiene
que decir, así que organicé una improvisada cena en el comedor -Lauren asintió, apretando
los labios y bajando la mirada-. Quizás quieras... no sé... acompañarnos en la cena.

-¿Tengo que? -no quería parecer que le importará, aunque moría por estar ahí.

Camila suspiró, pasando la lengua por sus labios para humedecerlos, y comenzó a
maquillar su rostro.

-No, si no quieres no.

Veinte minutos pasaron en los que Lauren se quedó sentada sobre la cama con un libro
entre manos, repetía cada párrafo mentalmente ya que no ponía la suficiente atención por
mirar de reojo como Camila arreglaba su cabello, como lucía mas alta con los tacones,
retocando su maquillaje.

Alguien llamó a la puerta, y la castaña al dar el pase, una de las sirvientas asomó su cabeza
por la puerta.

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-El Beta Austin ha llegado, Señorita Cabello -avisó.

-Bajo en un segundo.

Era increíble como el tono de voz cambiaba de ser tranquilo y dulce cuando se encontraba
con Lauren, a ser tan autoritario y demandante al dirigirse a alguien más.

La mujer asintió sin mirarla y se fue.

-Si cambias de opinión estaremos en el comedor -se dirigió a la puerta, deteniéndose antes
de cerrarla-, ¡Por cierto! Te compré un vestido, esta en el armario -parecía realmente
esperanzada-. Te veo mas tarde, o si quieres dormir en otra habitación... también esta
bien.

Y salió.

Lauren no entendía el motivo por el tan drástico cambio que dio Camila, y sin poder evitar
sus impulsos, salió casi a tropezones de la habitación detrás de ella. Parándose al borde
de la escalera y notando el momento en que el joven chico de traje, conducía a su mate del
brazo hacia el comedor con una amplía sonrisa en su rostro.

Oh, claro que no. Esto no estaba pasando. ¿Porqué sentía esto?

Esperaba que ese vestido le quedará como un guante. Y así quien tendría la atención de
Camila esa noche sería ella.

Y no ese chico.

CAPITULO 10

Cuando Lauren bajo, hasta la misma Dinah quedó boquiabierta. Y una sonrisa de orgullo
se plasmo en su rostro al entender la situación.

Lauren llevaba puesto un ajustado vestido color negro, el escote bastante provocador si se
me permite agregar. Austin la miró con el ceño fruncido, tratando de descifrar quien era esa
chica, y porque había interrumpido a mitad de la cena.

Camino sin dejar mostrar lo nerviosa que estaba, y tomo asiento justo a lado de Camila,
quien la miraba con los ojos muy abiertos. Tomándose un minuto para recorrerla de pies a
cabeza, saciandose con la vista de sus piernas al descubierto.

En la mesa del comedor frente a ellas se encontraba Dinah, y a su lado Austin. El Beta
Henri se sentó en el otro asiento vacío junto a Camila, y miraba con una indescifrable
expresión en su rostro el intercambio de miradas entre ambas chicas.

-Un gusto conocerla Señorita, soy el Beta Aust...

-Ya, ya sé quien eres - lo interrumpió tosca, a penas dirigiéndole la mirada.


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Insideofmysoul
El chico pestañeo incrédulo, no esperaba esa respuesta.

-Oh, bueno... no he tenido el placer. ¿Quien es usted?

-Es mi mate -contestó Camila por ella, dejando zanjado el tema-. ¿Pueden traer un platillo
más, por favor? -se dirigió a la sirvienta, quien asintió dócil ante la petición y se perdió en
la cocina.

Lauren apenas y tocó su comida, ver como Camila y Austin charlaban en la mesa le había
quitado repentinamente el apetito. Ver como el chico le sonreía constantemente, y en
numerables ocasiones le guiñaba un ojo a la castaña. La escena hacia que se le retorciera
el estomago.

Y sin notarlo si quiera, acerco silenciosamente su silla más a la de Camila. Su mano se


posó en la pierna de su mate, y Camila se quedó muda ante la acción de Lauren. Miro de
reojo a la ojiverde, pero esta parecía ajena al tema del que se hablaba en la mesa, como si
su mano no acariciara su muslo con delicadeza, poniéndole la piel de gallina.

-... entonces mi Alfa sugiere eso.

-¿Eh? -Camila estaba demasiado ocupada sintiendo las caricias de Lauren, que apenas y
se entero que Austin seguía hablando-. Disculpa, no puse atención.

El chico levantó una ceja, pero se evito el comentario ante la distracción de Camila.

-Lo que decía era...

-¡Al fin! ¡Muero de hambre! -una voz resonó al aire, seguido de un fuerte aplauso. Todos
dirigieron su atención hacia la puerta, donde se encontraba Shawn-. Oh, al parecer no soy
bienvenido.

La mirada de Camila reflejaba todo el odio que sentía hacia el chico, y este al hacer su
camino a la cocina no despegaba sus ojos de Lauren.

-Buenas noches Luna -agrego con una de sus retorcidas sonrisas.

Lauren escuchó el ligero gruñido lleno de posesión que surgió de la garganta de Camila, y
como su brazo envolvía su cintura. En menos de un segundo, la ojiverde ya estaba en el
regazo de la Alpha. Escuchando los suaves latidos de su corazón: salvajes y mélodicos.

A Shawn se le borro la sonrisa, y entro con grandes zancadas a la cocina.

Lauren se quedo quieta, no sabia si se le permitía estar así en alguna cena formal. Pero al
parecer a Camila le gustaba esa posición. Olisqueaba su cabello, y acariciaba su cuerpo
constantemente. Y para sorpresa de la chica, a Lauren parecía no molestarle que lo hiciera.

Henri las miraba, y Camila al notarlo le dirigió un gruñido. Este de inmediato aparto su vista
hacia Austin, quien parecía impresionado ante la interacción de ambas chicas. Nunca había
ocurrido algo parecido.
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Insideofmysoul
Sin embargo, Dinah disfrutaba su comida.

-Perdona la interrupción, ¿qué decías?

-Que para esta temporada que se avecina, mañana se hará una reunión entre los Alphas
de cada manada. Como no queda mucho para que tu seas la futura Alpha, debes asistir
para que sepas de que va todo -explicó el Beta, y dirigió su mirada a la ojiverde-. Por lo que
veo no has marcado a tu compañera.

Camila lo miró como si le hubiera faltado el respeto.

-Ese no es asunto tuyo Beta.

La mordida era algo personal, y entre mates lo resolvían.

-Discúlpenme, no quería ofender a nadie. Sólo que tú sabes Camila, que la temporada de
calor esta cerc...

-Ya te dije que no te metas -el severo cambio de voz simplemente hizo que cerrara la boca-
. Estaremos ahí, gracias por tomarte la molestía de venir.

En otras palabras, le estaba pidiendo que se fuera de su casa, y de su manada.

Austin captó la indirecta, y con un asentimiento de cabeza se levantó de la mesa.

-Gracias por la cena, y espero verlas ahí.

Camila y Lauren también se pusierón de pie.

-Te acompañamos a la puerta -aviso Camila, y Lauren los siguió en su camino a la entrada.

Austin miro a Ally, quien venia bajando las escaleras. Se le fueron los colores del rostro,
parecía haber visto un fantasma. A penas la pequeña Bruja piso el ultimo escalón, el Beta
la acorralo contra la pared, sus manos al rededor de su cuello dejándola sin respiración y
levantándola del suelo. Lauren no entendía que sucedía.

Pero antes de que si quiera Camila interviniera, alguien más lo hizo.

En menos de lo esperado, Troy estaba golpeando a Austin en el suelo. Sus incesantes


golpes llenos de odio por lo que acababa de hacer.

Camila lo sujeto con fuerza de la camiseta, y lo separo del Beta.

Si por Troy fuera, lo mataría a golpes por tocar a su compañera.

-¡¿Qué mierda te sucede?! -le gritó a Austin, quien a duras penas se puso de pie-. Vienes
a mi manada, nos faltas el respeto, y también agredes...

-¡Es una maldita Bruja! -interrumpió él-. ¿Qué hace ella aquí para empezar? ¡No puedes
darles asilo!

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-Yo hago lo que me plazca.

El chico limpio la sangre de su labio, mirando con odio en dirección a Ally, quien gracias a
su mate estaba de pie de vuelta. Volvió su vista hacia Camila, quien sujetaba la mano de
Lauren como si esta fuese la única que la mantenía tranquila ante la situación.

-Para ser Alpha, siempre se necesita un sucesor -escupió Austin-. Nunca lo tendrás si te
quedas con ella.

Y salió dando un portazo.

-¿Estas bien? -preguntó Camila hacia Ally, quien asintió sin mirarla, siendo reconfortada
por los brazos de Troy.

-Tiene razón...

Camila miro a su mate, las palabras golpeándola con fuerza.

-¿Q-qué dices? -trago el nudo en su garganta.

-¿Para qué me quieres exactamente Camila? -cuestiono la ojiverde-. No podemos tener un


hijo, tu manada no tendrá un futuro Alpha... Esto no tiene futuro.

Todos se quedarón en silencio. Camila escuchaba los latidos de su corazón en su


cabeza, la misma sensación como cuando Lauren quería rechazarla...

-Encontraremos una manera...

-Quizás lo correcto es que estés con chico...

-¡No! -gruño con los ojos cristalinos-. Yo te quiero a ti, no a un chico.

-Camila...

-Tu eres mía Lauren, eres mía y yo soy tuya. No puedes dejarme.

Nunca, nadie había visto llorar a Camila Cabello, por eso cuando la primera lágrima se
deslizo por su mejilla, sabían que la chica no sobreviría al abandono de su mate.

Lauren soltó su mano. A la mierda la Joya, ella no podía estar ni un día más en esa casa.
No si con cada día se sentía mas dependiente de Camila. No si sabía que la dejaría aún
peor de como se encontraba ahora.

Se dirigió a la puerta y salió casi huyendo, sabia que irían tras ella. Pero quería darle
entender a Camila que no "deseaba estar a su lado".

Se quito los tacones, y el pasto húmedo mojaba sus pies descalzos. El aire fresco de la
noche golpeaba su rostro con fuerza, y no pudo evitar pensar en la pesadilla de la noche
anterior.

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Insideofmysoul
Cuando unos brazos la rodearon, instantáneamente se dio cuenta de que se trataba de
Camila. Ambas perdierón el equilibrio, y cayeron sobre el jardín.

-Camila sueltáme -insistió, rodando sobre la castaña.

-No -parecía una niña pequeña haciendo un berrinche, y esta vez fue su turno de rodar y
quedar sobre la ojiverde.

Y fue una pequeña batalla para soltarse del agarre de la otra. Rodaban entre si sobre el
pasto, el momento era tan absurdo, que en menos de lo esperado ambas estaban riendo a
carcajadas.

-Te atrapé -dijo una juguetona Camila, sentada en la cintura de Lauren y sujetando sus
manos a cada lado de su cabeza.

-Me atrapaste -su respiraciones estaban agitadas, a penas dejándolas respirar.

Camila tenía una gran sonrisa, al igual que Lauren. Los ojos de la ojiverde brillaban de
alegría, y la luz de la luna hacían que su rostro se iluminara. Mostrando la belleza de la
joven cazadora. Camila estaba tan perdida en sus ojos, en sus labios, que a penas y se dio
cuenta que se inclinaba poco a poco.

Pero no fue ella quien dio el primer paso, pues Lauren levanto la cabeza para unir sus
labios. No hubo pasión en ese beso, o lujuria. Solo dos chicas demostrando lo que sentían.

El carraspeo de garganta de alguien provocó que se separarán. Y Camila se puso


inmediatamente de pie, ayudando a Lauren y sujetando nuevamente su mano.

-¿Papá?

CAPITULO 11

¿Alguna vez has hecho una travesura cuando eras pequeño? ¿Has recibido esa dura
expresión de enojo de tu padre? Bueno, Alejandro la tenía justo ahora. Y lo peor era que
Camila no entendía porque...

O quizá si, quizá no era bien visto que la futura Alpha se viera jugueteando con otra chica
en el jardín delantero de la casa. Pero Lauren no era cualquier chica, ella era su Luna.

Mantenía los brazos cruzados fuertemente contra su pecho, y su mirada paso a Lauren,
quien dio un paso detrás de su mate avergonzada.

-¡Camila!

Era la pequeña Sofí, quien se lanzo emocionada a rodear la cintura de su hermana mayor
en un fuerte abrazo. Camila sonrió entusiasmada por volver a tener a Sofía en casa: ella se
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Insideofmysoul
encargaba de mantener a todo el mundo ocupado. Pero su padre nunca le tomo mucha
importancia por ser Omega, lo cual significaba que nunca podría transformarse. A Sinuhe
eso no le importo, ella cuidaba a sus dos hijas por igual. Pero Alejandro esperaba un varón
Alpha, y su Luna le dio a Camila: quien termino teniendo la misma sangre de su padre.

¿Como podía su segunda hija haber nacido Omega? Sinu fue una de las hijas menores de
un Alpha en otra manada, y eso solo daba mas probabilidades de que Sofía Cabello naciera
con esa sangre. Incluso Alejandro llego a dudar si en verdad era hija suya, he inculpo a
Sinu de haberse revolcado con un macho de la manada.

Pero no fue así.

Sin embargo, Sinu jamás olvido esa acusación. Y el rencor seguía ahí...

-Hola Sofí, ¿te divertiste? -preguntó Camila, con una radiante sonrisa.

-Todo fue muy aburrido Mila, te extrañe mucho -se quejo haciendo un puchero-. Si nos
hubieras acompañado, si me habría divertido.

Camila rió entretenida, acariciando el cabello de su hermana con cariño.

-Ven aquí Camila -la imponente voz del Alpha interrumpió la interacción de ambas chicas,
el hombre se dirigía hacia la casa sin esperar a su hija.

Sinu se acerco a Camila, dejó un cálido beso en su frente y le sonrió a modo de disculpa.
El comportamiento de Alejandro había sido una mierda estos últimos meses.

-Oye Sofí, te quiero presentar a alguien -se dirigió a la pequeña cuando su madre se
marcho.

Lauren se acerco un tanto nerviosa, y se puso de cuclillas frente a la niña que la miraba
expectante. La pequeña pareció percibir que la chica no tenía el habitual aroma de un
Licántropo, y eso la lleno de curiosidad.

-¿Es humana? -le pregunto a la castaña, quien asintió con una sonrisa orgullosa de su
avance en el olfato.

-Es mi mate -explicó detenidamente, y Sofí abrió la boca con asombro-. Su nombre es
Lauren.

-Mucho gusto Sofía -saludó Lauren, su voz haciéndose más dulce.

Extendió su mano hacia la pequeña, quien rechazo el gesto y se encargo de darle un fuerte
abrazo por el cuello.

-Tiende a ser muy afectiva... -contó Camila, esperando que Lauren no lo tomará a mal.

-Creo que puedo acostumbrarme.

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Aunque suene absurdo, el corazón de Camila se acelero con esas palabras. ¿Eso significa
que pensaba quedarse?

-No me contaste que tenias una hermana... -replico Lauren, separándose de Sofía y
volviendo a su postura habitual.

-Nunca lo preguntaste -contesto con un encogimiento de hombros-. ¿Tu tienes hermanos?

En el momento en que la pregunta salió de sus labios, deseo nunca haberla dicho. Un fuerte
de ola de sentimientos la embargaron: Tristeza, melancolía, odio, rencor. Parecía vivir a
carne propia sus emociones en ese momento.

Las emociones de Lauren.

-Si, tengo uno...

Pero ni siquiera Camila quería seguir con ese tema, pues sabía cuanto le dolía a su mate.

-Debo hablar con mi padre -explicó en un susurro, y miro a su hermana-. Oye Sofí, ¿que tal
si llevas a Lauren a tu habitación y le enseñas nuestra colección de mariposas?

A la pequeña le brillaron los ojos, y con un exagerado entusiasmo tiro de la mano de Lauren
para adentrarla en la casa.

-¡Ven Lauren! ¡Debes ver mi habitación!

La ojiverde seguía con pasos torpes a Sofía, y al cruzar la puerta dirigió su mirada a Camila:
quien mantenía la mirada perdida en un punto fijo al frente, con el dedo indice entre sus
dientes.

-¿Te encuentras bien?

La voz de Lauren hizo que se sobresaltara un poco, volviendo a la realidad. La chica sonaba
preocupada, y la comisura de sus labios se levantaron en una media sonrisa.

-Por supuesto, diviértanse. En un segundo vuelvo -y subió las escaleras, hacia la oficina
del Alpha.

-¡Vamos Lauren! -insistió Sofí, quien en ningún momento dejo de tirar de la mano la chica.

La habitación de la Omega se encontraba en el primer piso, la puerta era de madera con


un tallado de flores. En el momento en que Sofía se encargo de abrirla, la ojiverde se quedo
boquiabierta.

¿Esto era su colección de mariposas?

☾*☽

-Ellas asistirán Alpha, estoy seguro de que se trata de ella.

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-De ello depende tu vida -amenazó con un gruñido-. Si vuelves a fracasar, tu cuerpo servirá
de carroña para nuestra siguiente caza.

El chico trago saliva.

-No pasará de nuevo, tengo un infiltrado en la casa de Alejandro.

☾*☽

-¡ELLA NO SERÁ TU LUNA!

Los gritos que propinaba el Alpha apenas y inmutaban a Camila, a pesar de su


temperamento ella sabia controlarse más que el mismo Alejandro.

-¡Te exijo que la rechaces ahora mismo! -vociferó tomándola por los brazos con fuerza,
apretando con rabia sus colmillos-. Dejarás esta manada sin descendiente, y como futura
Alpha debes ver por el bien de todos. No por tu beneficio. ¡Deja de ser tan egoísta y rechaza
a esa chica!

Padre e hija se miraban fijamente, ninguno dispuesto a dar a torcer el brazo. Camila siempre
hizo lo que Alejandro le ordenaba, desde pequeña y hasta la fecha. Le cumplió cada orden
y capricho. Lo perseguía como un cachorrito siguiendo a su amo.

-No.

Pero ya no estaba dispuesta a seguir permitiéndole pasar sobre ella. Porque si de algo
estaba segura, era que después de que ella se convirtiera en la nueva Alpha, su padre
planeaba seguir controlándola, y con ello el liderazgo de la manada.

El enojo de Alejandro y su furia, lo llevaron a que destruyera la mitad de su oficina. Cristales


de espejos rotos yacían en el suelo, junto con trozos de jarrones partidos en pedazos y
miles de objetos que arrojó de las estanterías.

-¡¿Cómo te atreves a desobedecerme?! ¡SOY EL ALPHA!

-¡Ella es mi mate! ¡La Diosa Luna lo quiso así y así se quedará! -respondió la castaña,
haciendo frente a su padre-. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a desterrar a tu propia hija por no
obedecerte en tu capricho?

Alejandro tomaba grandes bocanadas de aire, manteniendo a su lobo dentro de él.

-¿Qué dirán todos del gran Alpha de Dark Moon? ¿Eh?

Había dado justo en el clavo, y esta vez el hombre no la dejó decir ningún comentario más.

Garras.

Grandes y afiladas.

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Insideofmysoul
El gritó de Camila alertó a Sinu, quien se encontraba en la habitación cercana.

Al abrir la puerta de la oficina de su mate, encontró a su hija en el suelo: con el brazo


ensangrentado. Pues Alejandro le había dado un profundo zarpazo.

CAPITULO 12

-Antes era la habitación de Mila, pero papá le dijo que tenía que irse
a otra. Así que me la dejo a mi.

Lauren aún no podía procesar bien lo que tenía enfrente. Eran mariposas,
por todas partes. De diferentes tamaños, formas y combinaciones de
colores. Parecían estar disecadas, pues se veían demasiado reales. Otras
colgaban de un hilo en el techo, Sofí salto sobre su propia cama para
soplar y que estas se agitaran de un lado a otro.

Las cortinas de la habitación estaban hechas con flores, un detalle que


volvía el cuarto más iluminado. En un gran mural cerca de la ventana, se
encontraban miles de dibujos de diversa variedad de mariposas pintadas
a blanco y negro. No tenía idea de que Camila dibujará.

-Mila las hizo -Sofi respondió a la duda que se formaba en la cabeza de


Lauren-. También las mariposas.

-Creí que estaban disecadas...

-Nop -negó, tronando la P en sus labios-. Ella iba al bosque y las


pintaba, después juntas hacíamos una mariposa y las pegábamos en
su habitación... A papá no le gustaba... -agregó cabizbaja.

Lauren se acerco a la pequeña.

-¿Quieres ver las mariposas que pinte yo? -su entusiasmo volvió

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Insideofmysoul
repentinamente, y sin que si quiera Lauren pudiera aceptar ya estaba
siendo arrastrada frente al mural de dibujos-. Este fue el primero -apunto
a un dibujo, que no se trataba de mariposa, si no de un gusano.

-¿Y porqué un gusano?

-Porqué las mariposas eran gusanos antes de tener alas -parecía que
su explicación le daba satisfacción, pero su expresión cambio a una triste-
. Papá dice que los Omegas son como los gusanos, pero la diferencia
que tenemos es que nosotros nunca tendremos alas...

-¿Eso dijo él?

-Es la verdad. Yo nunca podré transformarme, soy débil y también


pequeña. Como un gusano...

Lauren miró las diferentes mariposas dibujadas en ese mural, y como solo
ese dibujo de un gusano era el único entre tanta diversidad de alas.

-Pues eso no es verdad -al fin habló, Sofía poniendo su atención en ella-
. Tu también eres una mariposa Sofí, si, tal vez tus alas sean
diferentes que las de otras. Pero te diré una cosa: las cosas bellas
suelen ser las más frágiles.

Este argumento pareció convencer a Sofía, quien con una sonrisa paso a
mostrarle las mariposas que ella había dibujado. Sus dibujos eran bastante
tiernos a decir verdad, alas a desproporción, unas marcadas antenas, en
incluso una sonrisa en las mariposas.

-Son hermosas, tienes un don -halagó.

-Las de Mila también -añadió con una sonrisa-. ¿Jugamos?

-Creo que tengo una mejor idea...


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Insideofmysoul
☾*☽

Al terminar de desinfectar la herida, Sinu se encargo de vendar el brazo.


En ningún momento haciendo contacto visual con su hija, quien tampoco

intentaba tenerlo. El silencio entre ambas parecía ser interminable, hasta


que Sinu murmuro un "listo".

-Cariño...

-Debo irme.

-Solo dale algo de tiempo -pidió su madre-. No es fácil digerir esto, y


tu sabes bien como funcionan las leyes aquí...

Camila enfureció de inmediato.

-Las leyes no aplican ahora, sé que cada Alpha debe tener un sucesor
pero... no es el caso... Encontraremos una manera.

-Camila...

-Creí que me apoyarías madre, pero ya veo de que lado estas...

Sinu tomó las manos de hija entre las suyas, brindándole ese calor
maternal que tanto la tranquilizaba.

-No estoy de lado de nadie cariño, solo trato de ver lo mejor para...

-¿Para quién? ¿Para papá? ¿La manada?

-Para todos. Soy la Luna de Dark Moon, y es mi deber. Pero tu estas


sobre todo. No importa la decisión que tomes.

La castaña suspiró aliviada ante sus palabras, y busco consuelo en los


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brazos de su madre.

-No sé que pasó con Alejandro, el no era así -murmuro Sinu,


acariciando el brazo vendado de Camila-. Estos años a sido un infierno.

☾*☽

Camila entro en pánico cuando al salir de la recamara de su madre, y se


dirigió a la de su hermana, estaba vacía. No había nadie.

Busco en toda la casa y no había ningún rastro de ambas, parecía que se


las había tragado la tierra.

Estaba por llamar a los guardias, cuando observo por la ventana en el


jardín trasero. Donde había una manta sobre el pasto, y sentadas sobre
ella estaba su mate junto a Sofí. La tranquilidad volvió a ella, y se apresuro
a salir.

-¿Qué hacen afuera? -cuestionó divertida, acercándose a pasos lentos.

-¡Horneamos postres! -exclamo Sofí emocionada, extendiéndole un


pastelito de chocolate a su hermana, quien lo tomo con una sonrisa.

-¿No vas a morir si comes chocolate?

Camila rodó los ojos ante el comentario de Lauren, quien al parecer


decidía tomarse su situación con humor.

El resto de la noche, se dedicaron a atrapar luciérnagas, observar el cielo


estrellado, comer postres hasta que no podían más, y dibujar mariposas.

Mañana sería la reunión con todos los Alphas.

Y no sabían que les esperaba.

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CAPITULO 13

Después de la fuerte discusión con Alejandro, quedaba más que claro que no aceptaba a
Lauren. Pero a Camila eso no le impidió llevarla consigo a la reunión de los Alphas.

Mala idea.

El día empezó relativamente normal dentro de lo que cabía, después de la cómoda y


divertida noche que tuvieron junto a Sofía. Camila se encargó de llevar el desayuno a la
cama, despertando a la ojiverde al lanzarse sobre su cuerpo. Lauren se quejó por la
interrupción en su sueño y trato de alejar torpemente el cuerpo de su mate fuera de ella.

-Despierta Luna mía -dijo la castaña con voz melódica-. Te he preparado algo.

Lauren miró de reojo a Camila, el esmeralda de sus ojos asomándose entre sus largas
pestañas. Se giró lentamente y se sentó sobre la cama: Camila descansando en su regazo,
paso la bandeja con el desayuno frente a ella, lo cual fue irresistible a los ojos de su mate.

-¿Segura que lo has preparado tu? No creí que cocinarás... o que supieras manejar una
licuadora -bromeó.

La ronca voz de Lauren por las mañanas, siempre era lo mas exquisito a los oídos de
Camila. La castaña sonrió.

-Creo que puedo preparar un par de wafles con chocolate.

Lauren cortó cuidadosamente un pedazo, y lo pincho con el tenedor para degustarlo.

-Mmmm -murmuro extasiada por el sabor, cerrando los ojos disfrutando-. Es el mejor wafle
que he probado en mi vida.

Camila rió satisfecha por su labor.

Lauren se llevo otro bocado a la boca, el chocolate haciendo una explosión de sabor que le
encantaba.

-¿Puedo probar? -preguntó Camila, su mirada pidiendo un silencioso permiso.

Lauren asintió levemente, acercando su plato hacia la castaña. Para su sorpresa, Camila
aparto la comida a un lado en la cama, totalmente desinteresada por el wafle. Se inclinó
hacia adelante, y a Lauren se le cortó la respiración. Su aliento chocaba contra sus labios,
y su lengua salió de su boca para quitar el resto del chocolate que quedaba en la comisura
de los labios de la ojiverde.

No había escena más erótica que esa en la mente de Lauren.

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La lengua de Camila pasó a retirar el chocolate un poco más arriba, y Lauren no encontraba
la fuerza de voluntad para apartarla. Tampoco es que quisiera hacerlo, pero al momento en
que la chica trato de unir sus labios con los de la castaña, Camila se apartó.

Lauren frunció el ceño confundida, pero Camila se aproximo a retirar mas dulce de la boca
de su mate con el pulgar, para después llevárselo a la boca y chupar sin apartar sus ojos
de los de Lauren.

-Lauren -susurro una Camila seductora, y Lauren se encontraba mas que mojada.

-¿Si, Camz?

-Lauren... Lauren... ¡Lauren!

El gritó provocó que la ojiverde se levantará sobresaltada, golpeando su cabeza con la de


alguien más. Cayó de vuelta sobre la almohada, totalmente desorientada. Camila a penas
sobando su frente ligeramente.

-¿Porqué no despertabas? Llevo tratando de despertarte desde hace...

¿Había sido un sueño? No podía creerlo. Es más, no podía creer que justo ahora sus bragas
se encontrarán mojadas por el erótico sueño que había tenido con la castaña frente a ella.

-¿Desde hace...?

Pero Camila se quedo cortada, y su mirada bajo recorriendo el cuerpo de Lauren. Por la
expresión de su rostro, parecía oler algo. ¿Y como no? Pues era la palpable excitación de
la ojiverde, que para el olfato de un Licántropo, era una aroma irresistible.

-Dios Lauren... -se quejo en un gemido, lo cual solo logro confundir y excitar a la vez a la
pálida chica debajo de ella.

Sus impulsos pedían a gritos salir y poseer ese cuerpo.

Pero debía controlarse...

-¿P-porqué hueles así? -preguntó con dificultad.

La idea de que la chica tuviera un sueño con alguien más y la hubiera dejado así, la llenó
de celos, enojo, tristeza y frustración. Todo en ella revoloteaba en su estómago, dejándola
con mal sabor de boca.

-¿Oler cómo? -se hizo la desentendida, sentándose y recargando su cuerpo en la cabecera


de la cama.

-Olvídalo -susurró cabizbaja, y se bajo con rapidez de la cama-. Te he hecho el desayuno -


apunto a una bandeja de comida en la mesita de noche, y salió de la habitación casi
corriendo.

No podía soportar tanto ese aroma sin que no tuviera algún efecto en su cuerpo.
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Lauren gruño molesta consigo misma, ¿que le sucedía? No debía tener esos estúpidos
sueños de nuevo. Paso las manos por su cara, tallando con fuerza y despejando todo rastro
de haber estado dormida y miró a su izquierda: en la mesita de noche había wafles con
chocolate.

☾*☽

Había llegado la hora de partir al punto de reunión, el Alpha Alejandro ya se había


marchado, y Camila estaba emocionada de poder usar su auto.

-No mires a ningún Alpha por más de tres segundos -ordenó Dinah, encaminando a Lauren
hacia la carretera cerca del bosque-. La mitad de esos Hombres Lobo no tienen mate, y
serías "blanco fácil" para ellos por ser humana, y por no estar... tu sabes... marcada...

Lo decía como si se tratará de un asunto demasiado delicado, tal vez Lauren no se había
dado cuenta de la importancia de este en la especie de Licántropos. Pero Camila parecía
no tener prisa en eso, no la presionaba en lo absoluto, y lo apreciaba bastante.

-No hables con nadie a no ser que te dirijan la palabra, pero escucha con atención de lo
que hablan -había perdido la cuenta de cuantos consejos le había dado-. Quédate siempre
cerca de Camila, y no te dejes intimidar por alguien. Eres la futura Luna, y ellos son quien
deben sentirse intimidados. Nuestra manada es más grande que la de ellos.

Lauren asintió nuevamente, comprendiendo cada explicación.

-Buena suerte mundana -concluyó, y al final de su recorrido se encontraba la figura de


Camila frente a un auto color platino. Jugueteaba con la llaves, y al notar la presencia de
ambas chicas les dedicó una media sonrisa-. Recuerda, no te alejes de Mila.

☾*☽

El camino fue silencioso, Lauren miraba los árboles en el exterior a través de la ventanilla
del auto. Dio un suspiro cansado y miro dudosa su atuendo. ¿Estaba bien vestida para la
ocasión? Llevaba una blusa negra holgada, dejando al descubierto uno de sus hombros.
Unos jeans grises y sus botas.

-Estas hermosa.

A veces temía que Camila pudiera leer su mente, pero quizá solo había sido demasiado
obvia al mirar tanto su ropa. Su rostro paso a un tono rojizo por el cumplido.

-Gracias -respondió en un susurró.

El resto del viaje, Camila tenía su mano sobre la pierna de Lauren. Sentía cual tensa estaba,
y sólo quería transmitirle tranquilidad, pues todas las advertencias de Dinah la habían
puesto con los nervios de punta.

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Insideofmysoul
Camila estacionó el auto cerca de una vieja cabaña, pero bastante grande. Parecía tener
mucho años, he incluso se podría decir que se camuflaba con los arbustos y árboles a su
alrededor. Habían más autos afuera de la propiedad, seguramente todos ya se encontraban
dentro.

Pero antes de que si quiera pensarán en salir, Camila habló.

-Lauren...

La ojiverde la miró confundida.

-¿Si?

-¿Qué soñaste?

No esperaba esa pregunta, Lauren había tomado por hecho que ese tema no saldría más
a flote. Pero ahí estaban, en medio de la nada y su mate esperando una respuesta.

-No recuerdo...

Camila rió divertida por su excusa, y humedeció sus labios.

-Soy tu mate, y sé que soñaste con alguien que te hizo despertar de esa manera. Sólo
quiero saber quien es.

Su mirada ya no mostraba enojo, ni celos. Simplemente era la de una chica enamorada,


esperando que el corazón del amor de su vida no estuviera ocupado por el de alguien más.

¿Debía decirlo? Tal vez así sería un gran paso a la confianza. Un gran paso hacia la Joya...
La cual no había olvidado. La noche pasada fue solo un arranque de un estúpido impulso.

-Contigo...

Su voz apenas y fue audible ante su confesión. Como un susurro que el viento se encargo
de llevar. Pero Camila logró escuchar, y su corazón se acelero repentinamente.

La miró con la boca entreabierta, sin poder creer lo que había escuchado. Y de pronto la
tensión en el ambiente se hizo presente. Lauren evitaba a toda costa la intimidante mirada
de la Alpha. Pero llegó a un punto en que ya no podía simplemente ignorarla, así que en el
primer contacto, la ojiverde encontró una silenciosa pregunta en esos profundos ojos
marrones. Se relamió los labios para incitar a su mate a besarla, lo cual Camila no perdió
tiempo y se lanzo a devorar su boca.

Ambas lenguas se encontraban en una batalla, las manos de Lauren se enredaron en el


cabello de Camila, y esta se dispuso a repartir delicados y fogosos besos en su cuello.

Lauren se giro en su asiento pare tener una mejor posición, y así Camila quedó entre sus
piernas. La ojiverde trataba de reprimir los gemidos que querían salir de lo más profundo
de su garganta, y la excitación se hizo presente una vez más cuando Camila no dejaba de

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succionar con fuerza una parte de su cuello. El placer se extendía por todo su cuerpo hasta
llegar a esa zona.

Tarde fue que Lauren se dio cuenta de lo que Camila quería lograr, que era dejarle una muy
grande marca en su cuello. Pero el placer era tanto, que el detenerla fue lo último que paso
por su cabeza.

-Demonios Lauren -se quejó Camila, sus labios ligeramente rojos-. Tu aroma... no vas a
salir de aquí hasta que dejes de oler así. Nadie más puede olerte mientras estés así. Tu
eres mía.

Y volvió a estrellar sus labios en un beso más salvaje que el anterior.

Lauren se había equivocado, si había escena más erótica que la de su sueño.

Y con Camila, nunca se sabía.

CAPITULO 14

Al entrar, todos los pares de ojos se posaron en ellas. Para ser exactos, en Lauren.

El olor que desprendía por la anterior excitación no pasaba por alto al desarrollado olfato
de los Licántropos. Lo cual le hacia hervir la sangre a Camila.

Algunos de los Alphas apartaron la mirada inmediatamente al escuchar el gruñido de la


castaña, respetando que la humana era suya y no estaba permitido mirarla. Otros lo hicieron
simplemente porque ya tenían mate, y no tenían el menor interés.

Sin embargo, estaban quienes desistían, y no ocultaban la mirada de deseo hacia la


ojiverde. Usualmente no estaba permitido estar con humanos, ellos no debían saber de este
mundo. Son como el fruto prohibido de los Hombres Lobo. No era común en una manada,
y en ocasiones los desterrados atacaban para llevárselos.

Por eso Lauren era irresistible ante los ojos de ciertos Alphas.

Alejandro parecía bastante tenso, con la mandíbula apretada al ver que su hija le faltaba el
respeto al traer a su mate con ella después de la discusión.

Camila rodeo la cintura de Lauren con posesión, y la guío bajo la atenta mirada de los
Licántropos hacia sus lugares.

La manada Dark Moon era de las mas grandes y fuertes, por eso se respetaba mucho a
Alejandro. Nadie quería ser atacado por sus hombres.

-Bien, esta reunión fue por lo que algunos ya saben. La temporada de calor -comenzó a
hablar un hombre algo parecido a Alejandro.

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-El es mi tío -le susurró Camila al oído, tratando que Lauren no estuviera tan confundida-
. Y el chico idiota que esta junto a el es su hijo, el futuro Alpha de su manada -debía admitir
tenía mucho parecido a Camila, muchos de sus rasgos faciales se veían asimétricos a los
de la castaña.

Aunque no lo dijera, Lauren estaba agradecida de que su mate no la dejara abajo. Pues no
tenía idea de lo que era la temporada de calor.

-Un segundo -uno de los Alphas que miraban a la ojiverde anteriormente, tomo la palabra-
. Tal vez la humana quiera saber lo que es esa temporada. ¿No lo creen?

Todos posaron su atención en ella, y las advertencias de Dinah revoloteaban en su cabeza


sin control. "No hables con nadie a no ser que te dirijan la palabra". ¡Le hablaban a ella
maldita sea!

-Claro.

Su voz salió baja, y ronca. Poniendo inquietos a los Alphas, he incluso a la misma Camila.
Quien no perdió tiempo y llevo el cuerpo de Lauren sentándola en su regazo. Como la noche
pasada. Sólo que esta vez, la ojiverde parecía estar mas que aliviada por estar ahí. Sentir
la suave y salvaje respiración de Camila, como esta pasaba sus dedos entre su cabello, y
acariciaba suave y posesivamente sus piernas.

El tío de Camila se aclaró la garganta, mirando con nerviosismo la interacción de las chicas.

-La temporada de calor, es cuando las hembras de la manada suelen estar en celo. Y los
sentidos de los machos se agudizan -comenzó a explicar-. En una manada esta temporada
suele estar bajo control, pero los desterrados están deseosos de calmar su apetito sexual.
Roban a las mujeres de las manadas, tengan mate o no, y se las llevan. Sus compañeros
mueren a los días por la falta de su mate, y la manada se debilita.

-Los humanos son los primeros en caer -agrego el primo de Camila, cuya retorcida sonrisa
le recordó a la de Shawn.

-Silencio Matt -le dijo su padre.

-Nadie la tocará -gruño Camila-. Ella es mía.

Sonó más como una amenaza a los presentes en ese lugar, que hacia los desterrados.

Continuaron hablando, planeando posibles tácticas para mantener a los miembros de su


manada a salvo. Lauren se encontraba jugueteando con el collar que colgaba del cuello de
su mate. Sentía la mirada del mismo hombre que le había dado la palabra al inicio de la
reunión, y le incomodaba demasiado. Y al parecer no era la única que se sentía así, pues
Camila se removía inquieta en su lugar.

La castaña ya no sabía que más hacer para deshacerse de la lujuriosa mirada del hombre.
Y no quería hacer una escena a media reunión.
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La ojiverde sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo entero al sentir la lengua de Camila en
su cuello, lamiendo la zona morada que había dejado en su rápida sesión en el coche. Se
estremeció por el contacto, y un gemido se escapo de sus labios.

Todo se quedo en silencio, al parecer el sonido no paso desapercibido por los Licántropos
en la sala. La mirada de Alejandro hacia su hija reflejaba la ira que sentía, parecía que a
Camila comenzaba a gustarle causarle muchas rabietas.

-¿Compartirás a esa chica? -el jadeo del hombre le causo repugnancia a la ojiverde. Su
mano parecía ejercer presión en su entrepierna para calmar su notable erección.

Las lamidas en su cuello pararon repentinamente, y debía admitir que quería quejarse por
ello. Los fulminantes ojos de Camila se detuvieron en el Alpha, parecía querer saltar sobre
él en cualquier momento.

-Si tu le pones un solo dedo encima, te arranco la mano.

Esa maldita voz, era la voz que había usado cuando estaba con Shawn. Nada bueno saldría
de ahí.

El hombre rió divertido.

-Eres una niña, ¿que acaso tu papi no te enseño para que sirve tener humanas aquí?

El profundo gruñido de alguien robo la atención de todos en la mesa, a excepción de Camila,


pues ya sabía que se trataba de su padre. Alejandro no permitiría que alguien vea débil de
alguna manera a su manada, pero Camila no podía evitar sacar su lado territorial. Y el olor
de tantos Alphas alrededor de su mate no le agradaba en lo absoluto.

Al fin todo pudo continuar con tranquilidad, y al momento de salir: Camila sujetaba la mano
de Lauren, manteniéndola cerca de ella. Cuando una voz las detuvo.

-¡Camila! -era su tío.

Él y Matt se acercaban con determinación, su tío en especial con una amplia sonrisa.

-¿Entonces era cierto? ¿Camila Cabello encontró a su mate? -la chica se vio envuelta en
un cálido abrazo, la sensación de tener una figura paternal en quien confiar le traía alivio.

-Así es tío -la sonrisa en su rostro comenzaba a ser contagiosa para Lauren.

-¿Y con quien tengo el placer? -el hombre se dirigió a la ojiverde.

Camila le dio una sonrisa a su mate, demostrando que el hombre no mostraba una
amenaza.

-Lauren Jauregui.

Se tenso un poco al escuchar su apellido, pero lo oculto bastante bien con una amigable

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sonrisa.

-Soy Alexander, y el es mi hijo Matthew -el chico no apartaba la mirada de Lauren-. Soy
hermano de Alejandro -aclaró.

-Un gusto.

-Me alegra verlo tío Alex, pero mi Luna y yo debemos irnos -dijo Camila, regalándoles una
sonrisa de disculpa.

Lauren notó como Camila ignoraba a su primo, pero no le tomo mucha importancia.
¿Porque habría de importarle?

Lauren siempre se mantuvo detrás de su mate, sosteniendo su mano, hasta que al fin
Camila le abrió la puerta del auto. Se deslizo con agilidad dentro de este y observo como
todos se marchaban por la desolada carretera. Una chica le llamo la atención, pues se
encontraba en el asiento de pasajero en un coche frente a ella. Se veía demacrada, su piel
de un tono grisáceo, y su cuerpo casi en los huesos. Sus ojos reflejaban el miedo y terror
que sentía en ese momento, pues Licántropos le dirigían lujuriosas miradas.

Era una humana.

Y ahora un juguete sexual.

-Camila... -llamo a su mate cuando esta se sentó junto ella frente al volante.

-¿Que sucede?

Sus ojos esmeraldas no se despegaban de la humana en el otro auto, y Camila siguió su


mirada. Su corazón se apretujo en su pecho.

-La usan para la satisfacción de la manada, pero no esta permitido -contó-. Mi padre y mi
tío Alex tienen muchas influencias, y por ello Matt piensa que puede hacer lo que quiere.

Ahora lo entendía, Matt era un idiota.

-¿Que pasará con ella? -preguntó con miedo.

-Y-yo... no lo sé -Lauren sabía que mentía, su tono de voz la traiciono. Aunque una parte
de ella prefería no saberlo.

-¿Eso pasará conmigo?

Camila la miró con una expresión de horror, y a la vez dolor.

-¿Tu piensas que yo te haría daño?

Lauren no respondió, y ambas miraron como Matt subía al coche con la chica, y el miedo y
asco que reflejaba ella al saber a donde iba todo.

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-¿Me tienes miedo? -Lauren mantenía la mirada puesta en sus manos, jugueteando sobre
sus piernas-. Esto... esto no debe ser así. Tu no debes temerme, yo... ¿Soy mala? ¿Te he
lastimado? No se que hice mal. ¿Hice algo mal? -la angustia en su voz era palpable, y cada
palabra la golpeaba con fuerza.

-No Camz, no hiciste nada malo...

-¿Entonces qué es Lauren? -parecía desesperada-. ¿No te sientes segura a mi lado?


¿Porqué no puedes darme una oportunidad? ¿Porqué no puedes quererme...?

-¡Porque ya te quiero!

Una vez que las palabras brotaron de los los labios de la ojiverde, se llevo ambas manos a
la boca. Estaba arrepentida, no debía haber dicho eso. Camila se quedo en shock unos
segundos, con un intenso brillo en sus ojos. Una sonrisa nació en sus labios, y con ella la
esperanza.

-¿Me quieres?

Lauren ni siquiera tuvo la oportunidad de contestar, pues Camila ya se encontraba llenando


su rostro de besos.

-Basta -rió divertida, pues comenzaba a hacerle cosquillas.

-Quiero llevarte a un lugar especial -la alegría en su voz no podía ser mas grande.

Y sin esperar más, encendió el auto y arrancó.

☾*☽

-¿A donde se supone que vamos? -Lauren se encontraba totalmente confundida.

Camila se salió de la carretera, y guió el auto un par de kilómetros entre los arboles del
bosque. Parecían estar en medio de la nada. No importa a donde mirarás, encontrarías lo
mismo.

-Tu sólo sígueme, este no es parte de mi territorio. Así que mantente cerca.

Caminaron de la mano casi diez minutos, fue cuando Lauren lo vio. Ese lugar era perfecto,
parecía una clase de paraíso. Había un pequeño lago con una cascada. El agua era tan
pura, podías ver con claridad el fondo y los pequeños peces que lo habitaban.

-Papá nos solía traer a mamá y a mi aquí antes -contó Camila, y cuando Lauren menos lo
esperaba, la chica ya se estaba desvistiendo-. Solía decir que era una cascada mágica, y
que cumplía deseos...

Deslizo con lentitud sus jeans por sus torneadas piernas, y a Lauren cada vez le costaba
mas recordar como respirar. La castaña se encontraba solo en ropa interior, y caminaba de
espaldas hacia la cascada para mirar a su mate, seduciéndola, tentándola con la mirada.
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-¿Qué es lo que deseas Lauren Jauregui? -su voz sonaba angelical, y la ojiverde no perdió
tiempo en deshacerse de su ropa y seguir a Camila.

La castaña se sumergió en el agua sin previo aviso, causando una sonrisa en el rostro de
Lauren. Los segundos transcurrían y la chica no salía, lo cual alerto a su mate.

-¿Camila? -llamo una preocupada Lauren, recibiendo un silencio ensordecedor a cambio-


. ¡¿Camila?! -habló mas alto.

Nada.

Un poco de burbujas salió del agua, y Lauren no perdió tiempo en sumergirse para buscar
a la chica, pero al no contener la respiración por mucho tiempo: salía a la superficie a tomar
aire.

-¡Camz!

Una cabellera castaña surgió de entre el agua, y con ella su mate, que se encargo de
escupir un chorro de agua en el rostro de Lauren, llenando el lugar con una suave
carcajada.

A la ojiverde no pareció gustarle la broma, su expresión mostraba cual molesta se


encontraba.

-Idiota -murmuró furiosa, tirando con su mano el agua en dirección a Camila y nadando
nuevamente a la orilla,

-Oh vamos Lern, no te enojes. Solo jugaba -la morena siguió a su molesta mate, que
caminaba sin rumbo en ropa interior-. ¿A donde vas?

-¡Lejos de ti! -bramó con fuerza, siguiendo su camino en dirección contraria de donde
habían llegado.

-Esta zona no es segura cariño, mejor hay que volver a la manada...

-¡No me llames así! ¡Y no me digas lo que tengo que hacer! -cada vez se encontraba mas
lejos de Camila.

-¡Lo siento! ¿Esta bien? Sé que fue un tontería, pero hablo enserio Lauren. ¿Podrías volver
aquí por favor?

-¡No!

Camila estaba tan acostumbrada a que todos la obedecieran, era una Alpha después de
todo, pero parecía que Lauren quería sacarla de sus casillas.

La ojiverde siguió caminando, repitiendo una y otra vez la sensación de pensar que Camila
se había ahogado en el lago. Gruño frustrada, dando fuertes zancadas en el suelo, o eso
fue hasta que su pie se vio atrapado en una trampa, poniéndola de cabeza con una soga.
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¿Como había podido estar tan distraída? Al parecer la castaña tenía ese efecto en ella. Su
cabeza golpeo el suelo ante la repentina caída, dejándola un poco desorientada.

"Camila, Camila..." su mente llamaba a su nombre en busca de ayuda.

-Fue más fácil de lo que pensé -una voz masculina se hizo escuchar, seguidas de unas
cuantas risas. El miedo la invadió al sentirse indefensa contra cinco forasteros-
. Hola Lauren.

CAPITULO 15

Su visión se tornaba momentáneamente borrosa, y el estar de cabeza no ayudaba mucho.


Su cabello caía en cascada, a un metro del suelo. Su rostro comenzaba a cambiar a un
tono rojizo. Notaba como las siluetas se movían a su alrededor, no eran mas que chicos.

-Duermela, y después la llevamos -ordenó el mas alto y robusto de los cinco.

Uno de ellos en especial se acerco a ella, vertiendo el contenido de un frasco en un sucio


paño. Lauren no tenía idea de lo que era eso, pero no tenía pinta de ser nada bueno. ¿Qué
pensaban hacer con ella?

-¿Quienes son ustedes? -preguntó llena de pánico, su voz sonaba ahogada y sentía como
el miedo invadía su cuerpo.

Nadie contestó su pregunta, y el anterior chico tomó con fuerza su cabeza, poniendo el
sucio pañuelo en su nariz y boca. Lauren forcejeaba por quitárselo de encima, contenía la
respiración para evitar oler lo que la haría perder la consciencia.

«Camila. Camila» se encarga de jadear de su mente, llamando a su Alpha con desespero.

Su pie se veía lastimado cada vez más con el movimiento de su cuerpo, y al no poder
contener más el aire, dio una gran bocanada en busca de llenar sus pulmones: recibiendo
a cambio un insoportable olor extraño. Al instante su cuerpo se quedo quieto, y el chico
aparto el pañuelo una vez estuvo seguro de que había surtido efecto en ella.

Un fuerte aullido, amenazante, le hizo vibrar el pecho a Lauren, y los jóvenes licántropos
adoptaron una pose en alerta, mirando en todas direcciones a su alrededor.

-¿Ah sido Alek? -cuestionó con cautela uno de ellos-. ¿Nos intenta alertar?

-Shhh -lo calló el mayor-. No ha sido Alek, debemos darnos prisa.

No debía cerrar los ojos, quería estar completamente despierta para saber donde es que la
querían llevar. Pudo sentir como empezaba a descender con lentitud, hasta sentir la tierra
húmeda bajo su cuerpo semidesnudo. Intento ponerse de pie, fallando miserablemente.
Parecía que su articulaciones no querían obedecer a las ordenes de su cerebro.

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«Camila».

Una parte de ella quería hacerse una pequeña bolita en un rincón, gimiendo de miedo y
llamando con desespero el nombre de la única chica con quien se sentía segura. Y la otra
se reprendía por sentirse de esa manera, era una Cazadora, ¿que clase de comportamiento
es este? Quería golpear su cabeza repetidas veces hasta sacarse esas ideas de la cabeza,
pero ni siquiera era capaz de mover sus manos.

El siguiente aullido que llenó el aire, sonó mas cerca. Y esto pareció reflejarse en los ojos
de sus secuestradores, pues la desesperación palpaba en cada poro.

-¡¿Quieren darse prisa?!

Pero apenas uno de los chicos paso sus brazos por debajo del cuerpo de Lauren para
cargarla, se vio derribado por un destello blanco que la ojiverde no pudo distinguir.

Su vista estaba perdida en el cielo, mirando los troncos de los largos arboles. Los rayos de
luz pasando por las hojas, y el sonido de los animales que habitaban el bosque.

Gruñidos, aullidos, alaridos: todo se escuchaba a su alrededor. Estaba en medio de un


caos, pero su tranquilidad parecía se perturbadora. Se sentía en una clase de sueño,
flotando entre nubes. ¿Alucinaciones? ¿Era eso una nube en forma de conejo?

Se rió entre dientes al ver el esponjoso conejo en el cielo. ¿Podría tocarlo? Quizá era
suave... suave... como la piel de Camila. Su cabeza se encargó de proyectar la imagen de
su mate, y se preguntó si le gustaría también el conejo.

"Los conejos son lindos" se dijo Lauren. "Y Camila es linda, ¿entonces porque no le
gustaría?".

Se prometió regalarle un conejo a Camila cuando volviera a verla.

Su cabeza giró en dirección de un sonido: un lobo blanco. Su mente la transportó a su


sueño, donde fue atacada por ese mismo animal. Su sonrisa se desvaneció, abriendo paso
nuevamente al terror. Intento arrastrarse lejos de este, pero su visión empeoraba cada vez
mas.

Finalmente cayó rendida con la mejilla sobre la húmeda tierra, miró de reojo para observar
a penas la silueta del lobo, y como comenzaba a acercarse a ella. Su salvaje forma cambio
a la de un ser humano, y al tenerla de frente, Lauren sonrió al reconocer el hermoso rostro
de la morena.

-Camz... -jadeó sin fuerza, parecía agradecida de tenerla con ella.

Lauren rodeó el cuello de su mate con fuerza, al fin encontrando el sentimiento de seguridad
en sus brazos y su aroma. Inhaló con fuerza, llenándose los pulmones con el olor de su
Alpha, sintiéndose reconfortada al instante al sentir como Camila devolvía el abrazo con

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Insideofmysoul
delicadeza, y a la vez sobreprotección.

-Tranquila Luna mía, estas a salvo conmigo. No dejaré que nadie te haga ningún daño -
prometió, besando con afecto la frente de su mate.

Después de esto, la ojiverde cayó inconsciente en los brazos de Camila.

☾*☽

Sus ojos dolían, y al momento de intentar abrirlos, la luz comenzaba a ser una molestia.
Gruñó frustrada, tapando su cabeza con la sábana para evitarla. De pronto las imágenes
de lo que había sucedido la golpearon con fuerza.

"Camila". ¿Como había podido acabar con todos los forasteros? Ellos le pasaban el numero
por mucho, era imposible. ¿Como es que ahora se encontraba en la comodidad de su
habitación?

-Veo que ya despertaste, Camila me ha pedido te traiga el desayuno -fue Dinah quien
irrumpió en el cuarto, y traía consigo una bandeja de comida-. No se porque me lo pide a
mi, yo soy Beta, no la jodida cocinera. Pero solo lo hago para que me pueda deber otro
favor.

Tomó asiento a la orilla de la cama, justo a un lado de Lauren. La chica aun parecía bastante
desorientada.

-¿Como te encuentras? -preguntó con preocupación-. ¿Dolor de cabeza? ¿Quieres que


baje por una pastilla?

Lauren negó con la cabeza, lo único que quería y necesitaba en este momento: era a
Camila.

-¿Donde esta ella? -su voz sonaba ronca, y esperaba que Dinah no notará algo raro en su
tono.

Dinah hizo una ligera mueca, y se paso una mano por el cabello.

-Ella esta algo ocupada justo ahora, yo no creo que...

-Quiero verla. ¿Dónde esta?

Parecía que la Beta se mordía la lengua para evitar decir algo que claramente era secreto.
Lauren se sentía mal por presionarla de esa manera, pero no había otra forma.

-Esta bien, lo diré. Camila también trajo a uno de los forasteros que intentó secuestrarte -
admitió, y a Lauren se le puso la piel de gallina ante la confesión-. Ella lleva horas tratando
de hacerlo hablar, pero él se niega. No importa como lo torturemos, parece realmente
empeñado en mantener la boca cerrada -explicó, iba a decir algo más pero se arrepintió al
instante. Ya había dicho suficiente.
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Insideofmysoul
-Hay algo mas que no me dices -acusó la ojiverde, dejando a Dinah entre la espada y la
pared.

La rubia soltó un exasperado suspiro, Camila iba matarla.

-Él dijo que solo hablaría contigo -murmuro, mirando momentáneamente hacia la puerta-
. Es claro que Camila no quiere que te acerques a él, ni siquiera te dirá que se encuentra
aquí... creí que debías saberlo.

Sinceramente, la curiosidad comenzaba a carcomerla por dentro. ¿Quien era ese chico?
¿Porque quería hablar con ella?

Quizá era alguien enviado por los cazadores. Pero apartó esa idea de su cabeza, pues
claramente se trataba de un licántropo.

Debía saber que era lo que sucedía, estaba en su derecho. Después de todo estuvo a punto
de ser raptada. No iba a quedarse acostada en la cama el resto del día, estaba ahí por una
razón.

-¿Y donde esta él? -su voz sonaba firme y demandante, similar al tono que solía usar
Camila.

-En las celdas del ultimo piso.

¿Había una clase de sótano en esa casa? Si es así, no le sorprendería en lo absoluto. El


lugar es antiguo, y ciertamente escalofriante. De hecho, seguro que no había explorado ni

siquiera una cuarta parte de la propiedad. Lo cual se añadía a la imaginaria lista de cosas
por hacer cuando su mate se ausentaba.

-¿Podrías guiarme? -pregunto un poco mas tranquila, rogando a Dinah con la mirada.

-Por supuesto -aceptó, con una sonrisa algo forzada. Su mano le indico la puerta de la
habitación-. Después de ti, Luna.

¿Debía hacerlo? ¿Estaba eso permitido? Ambas chicas caminaban entre los pasillos, y la
cabeza de Lauren se encontraba en todas partes menos enfocada. Estaba por entrar a los
calabozos: el lugar donde se encerraban a peligrosas criaturas que han infringido la ley.
¿Raptar a la futura Luna de la manada más grande en la región? Sólo un grupo de idiotas
siguiendo las ordenes de alguien en particular.

-Es aquí -dijo Dinah una vez llegaron a la puerta resguardada por dos hombres, quienes al
reconocer a su Beta no pusieron objeción alguna en dejarlas pasar-. Apresurate Luna,
debemos hacer esto rápido.

"Antes de que Camila se entere" agrego mentalmente Lauren, sintiendo algo de culpabilidad
por hacer esto a sus espaldas. Pero Dinah estaba con ella, ella no la hubiera traído si
supiera que no presentará peligro alguno. No se sentía tan segura a como estaba con su

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mate, pero no podía echarse para atrás ahora. Ambas ya bajaban las escaleras hacia el
sótano.

Estaba muy oscuro, de no ser por las antorchas encendidas seguramente ya hubiera
tropezado.

Dinah marcaba el camino, y Lauren la seguía sin rechistar. Las primeras celdas eran
abarrotadas, y conforme avanzaba podía notar las diferentes criaturas que se encontraban
prisioneras. Unas mas encadenadas que otras. Y las miradas que le dirigían al pasar no
eran para nada amistosas.

-Ayúdame -era el lamento de una voz infantil quien llamo su atención, y sus ojos buscaban
de donde provenía-. Lauren, ayúdame.

Dinah posó la mirada en la ojiverde, quien parecía desesperada en encontrar algo.

-¿Lauren? -llamó su nombre para apresurarla.

-Lauren, ayúdame -esa voz no paraba de repetir eso, y al parecer era la única quien podía
oírla-. ¡Lauren!

-¡Lauren! -la mano de la Beta en su brazo la sacó de su trance, y los verdes ojos miraron a
los de Dinah con miedo-. No los escuches, escúchame a mi. Hay criaturas aquí que juegan
con tu mente, debes ser fuerte -la cazadora temblaba, no le gustaba ese lugar en lo
absoluto. No quería estar más ahí, quería irse. Quería a Camila, quería su aroma para
tranquilizarse, quería sentirse segura...

-Dinah no puedo, quiero salir de aquí -suplico en un susurró, como si temiera que los
prisioneros escucharán el temblor de su voz.

-Lauren debes tranquilizarte, estas a salvo -esas palabras solo podía creerlas si salían de
los labios de otra persona-. Si no controlas tus emociones, Camila sabrá que algo anda mal
con su mate, te buscará, y ambas estaremos en problemas -sus palabras dejaron de ser
suaves y conciliadoras, y pasaron a ser una amenaza-. Tu querías esto, tu querías venir.
Así que camina.

Su mano tomo el brazo de Lauren con fuerza, y la llevo a tirones a través de las celdas.

-¡Dinah detente! ¿Qué haces? -el temblor de su voz era evidente, y esta vez no se preocupo
en ocultarlo-. ¡Basta! ¡Me lastimas!

Las ultimas celdas eran diferentes a las anteriores, pues estaban cerradas con 4 paredes.
La rubia insertó una llave en la puerta de metal, y la abrió con un fuerte empuje.

-Saca toda la información posible, pero hagas lo que hagas, no le quites la venda de los
ojos.

Estaba por preguntar porqué, pero la chica ya la había encerrado con llave dentro.
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Los nervios se apoderaron de su cuerpo, haciéndola sudar frío. Si giró con lentitud para
encontrarse con el chico que hace menos de 24 horas intento secuestrarla. Se encontraba
encadenado de manos contra la pared, sentado en el sucio suelo de la celda y una venda
cubriéndole los ojos.

Levantó su cabeza al oír el sonido de la puerta abrirse, he inspiro profundo, captando el


exquisito olor de la humana.

-¿Quien es? -dijo con una sonrisa.

La ojiverde se estremeció ante su voz. Y se abrazo a si misma en su lugar, respirando


agitada.

-Soy Lauren. Tu dijiste que querías hablar conmigo -explicó con voz ronca, presa del miedo.

-¿Como sé que eres tu, y no otra humana?

¿Otra? ¿Habían traído a otra humana para hacerle creer que era Lauren?

-No le brindaré información a alguien que no sea Lauren Jauregui. No pierdas tu tiempo y
vete mundana -escupió, volviendo a bajar la cabeza.

Ya estaba aquí, y no iba a irse sin nada.

-Yo soy Lauren Jauregui.

-Si estas segura de ello, quítame la venda para asegurarme.

Repitió las palabras de Dinah en su cabeza, no debía hacerlo.

-Sólo un par de segundos, después puedes volver a ponérmela. Nadie lo sabrá cazadora.

El aire abandono sus pulmones ante esas palabras. Él lo sabía, él lo diría. Si Camila se
enteraba, quizá ocurrieran una de dos cosas. Quizá la echen de la manada sin más, pero
no tendría la Joya. O la otra, era quedar en una de esas mugrosas celdas, entre torturas,
hasta morir.

-Tranquila, no lo diré: si me quitas la venda.

Esta vez no lo pensó dos veces, le quito el objeto de un tirón.

Lo primero que llegó a su vista fuerón los negros y penetrantes ojos del chico. La miraron
como si se burlará de lo ingenua que era. Y no permitió mostrarle más su rostro, pues los
devolvió a la oscuridad de la venda.

-De acuerdo. Te diré todo lo que sé.

☾*☽
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-¿Tienes idea de quien lo mando? -preguntó la Beta, sentada en uno de los sillones junto a
Camila-. ¿Le dirás a Lauren que quiere hablar solo con ella?

La morena la miró como si la hubiera ofendido.

-Por supuesto que no, es peligroso. Yo me encargo -dijo zanjando el tema, cruzándose de
brazos-. ¿Le llevaste el desayuno?

Dinah levanto una ceja, confundida,

-¿Qué desayuno?

-Te he dicho que le llevaras el desayuno a Lauren esta mañana -explico, parecía molestarle
que su amiga no le haya hecho caso-. Te lo dije en la cocina. A las siete.

-¿Qué dices? -rió-. Mila, a esa hora yo estoy roncando. Ni siquiera he entrado a la cocina
desde hace días.

-¿Entonces quien...? Yo... -su voz se fue apagando, y las emociones de su mate la llevaron
a sujetarse la cabeza con frustración.

Miedo. Su mate se encontraba muerta de miedo. Camila se levantó de un salto: subiendo


a su habitación. Dinah la siguió de cerca, haciendo preguntas de que era lo que sucedía.
Al abrir la puerta, el lugar se encontraba vacío, el olor de Lauren le indicaba que hace tiempo
no estaba ahí.

Mierda.

CAPITULO 16

–Tienes hermosos ojos, cazadora.

–¿Quieres dejar de llamarme así? –gruñó molesta, mirando de reojo hacia la puerta para
asegurarse de que Dinah no escuchara–. Hicimos un trato.

El chico soltó una risilla burlesca.

–Cierto, y como sabrás: los desterrados somos hombres de palabra... –aclaró su garganta,
y relamió sus labios. Pero su mirada cambió drásticamente–. Eres idéntica a tu madre.

Lauren frunció el ceño, hace tanto tiempo que no pensaba en ella. Y ahora parecía
desenterrar lo que tanto se había esmerado en ocultar a metros bajo tierra. Clara la
abandonó, esa era la verdad.

Quizá Clara había mandado a esos chicos por ella, pero sea como sea, no fue la manera
correcta.

Además, estaba segura que Camila les había arrancado la cabeza.


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–¿Ella te envió? ¿Dónde esta? ¿Qué sabes de ella?

Tantas preguntas y cada segundo la tenía frustrada. El chico parecía no tener mucho interés
en cooperar, y ella ya quería empezar a darse cabezazos contra la pared.

–Es feliz, solo que ahora que sabe tu paradero: estará maravillada de tenerte a su lado.
Pensábamos que la manada de Alejandro te había tomado de prisionera para ser la puta
de su hija. Sólo intentábamos sacarte...

–Yo no soy la puta de nadie –interrumpió Lauren, apretando con fuerza sus puños ante la
descripción de la feliz vida que llevaba su madre–. Soy la mate de Camila.

–No estábamos informados de esto. Clara y yo...

–¿Y tú eres...?

El chico sonrió, mostrando su blanca dentadura.

–Mi nombre es Víctor. Es un gusto al fin conocerte, hermanita.

☾*☽

Camila y Dinah se dirigían a zancadas largas hasta estar frente a los guardias que cuidaban
de la puerta, quienes al ver el rostro de la Beta de nuevo, fruncieron el ceño. Ambos
compartieron una mirada llena de confusión entre sí.

–¿Ustedes han dejado pasar a mi Luna? –pregunto Camila con rabia, y las expresiones en
los rostros de ambos hombres se llenaron de miedo al ver el enojo de su futura Alpha–
. ¡Respondan!

–E-Estaba acompañada de la Beta Dinah –explicó incrédulo uno de ellos–. Ella tiene
permitido el pase.

–¿Acaso no ven que estoy aquí par de idiotas?

–¿Dices que Dinah entró aquí con mi mate? –cuestionó la morena, esperando estar
equivocada con lo que pensaba.

–Sí, Alpha. No hay duda de que se trataba del rostro de nuestra Beta.

El corazón de Camila se acelero repentinamente. Lauren se encontraba en peligro. Había


una impostora, y se había hecho pasar por su mejor amiga para cumplir su propósito. El
cual seguro ya estaba hecho.

Abrió la puerta con fuerza, bajando por la oscuridad del túnel hasta llegar metros bajo tierra,
con Dinah y los guardias pisándole los talones.

–Revisen el lugar, no pudo haber salido de aquí –ordenó, y se dirigió a una celda en
particular. Abrió la puerta sin problema, encontrando lo que temía.
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Insideofmysoul
Un escalofrío la recorrió entera al sentir las emociones de Lauren.

–Creo que dejaremos esta interesante charla para después, cariño.

La ojiverde estaba paralizada ante la confesión, pero apenas darse cuenta Camila ya la
había sacado de la suciedad en la que se encontraba esa sala. Revisaba sus brazos y
rostro totalmente preocupada buscando alguna herida, el instinto Alpha de proteger no
dejaba de rasparle el pecho.

–Estoy bien –murmuró Lauren con molestia, apartando su mano de la visión de Camila.

–¿Qué demonios haces aquí, Lauren?

La cazadora frunció el ceño, mirando de reojo a Dinah: que se encontraba detrás de su


mate.

La Beta le había dicho que Camila no estaba enterada de el imprevisto interrogatorio, y


seguro ahora ambas estaban en un gran lío.

–N-Nosotras... yo... Fue idea mía Camila. Dinah me contó que él solo quería hablar
conmigo. Yo quise venir...

Camila posó su dedo índice sobre los labios de Lauren para que callara, pues comenzaba
a levantar la voz.

–No fue Dinah quien te trajo aquí, Lauren –explicó con detenimiento.

–¿Qué? –rió divertida, mirando incrédula a la rubia que se encogió de hombros–. ¡Pero la
estas viendo!

–Era una impostora –al fin hablo Dinah–. Yo estaba con Camila toda la mañana. Alguien se
ha hecho pasar por mi. Sea quien sea sus intenciones no son buenas.

¿Una impostora? ¡Demonios! ¿Acaso así eran todos los días en la manada de licántropos?
Ya nada comenzaba a tener sentido, sentía que un día de estos perdería la cabeza. Estaba
tan acostumbrada a su rutina en la Comunidad de Cazadores. Sólo entrenaba, y el resto
del tiempo lo pasaba en casa o dando vueltas a las calles con un par de compañeros. Y de
pronto, pasar de la tranquilidad a la acción en unos días: criaturas que querían hacerle
daño, una Alpha terriblemente posesiva, y el puesto de Luna en Dark Moon.

–¿Cómo es que alguien que no es de la manada pudo entrar al territorio? –pregunto


confusa, pues recordaba en numerales ocasiones como olfateaban a un intruso cuando
este ponía un pie.

Y el que este pudiera entrar a la casa del Alpha sin ninguna sospecha era sumamente raro.

–Temo que tal vez no entró –murmuro Dinah, ganándose la atención de ambas chicas–
. Quizá siempre esta aquí. Es un infiltrado Camila. Lauren tiene razón, nadie puede entrar
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al territorio sin ser descubierto.

La Alpha masajeó con fuerza su sien, pues un dolor de cabeza comenzaba a crecer.

–Es suficiente por hoy, Dinah. Llevaré a Lauren a nuestra habitación –su voz sonaba
tranquila, y sujetó la mano de su mate con el propósito de salir de ahí. Pero esta se soltó
con avidez.

–Yo no quiero ir a la habitación, quiero ayudar...

–Y lo harás –aseguró Camila–. Cuando me digas que fue lo te dijo ese forastero.

Lauren tragó con dificultad, esperando que la morena no notará su nerviosismo. ¿Podría
decirle que ese chico asegura ser su hermano? No, y es que tal vez suene absurdo, pero
Lauren no lo sentía así. No encontraba ninguna similitud física, simplemente eran como el
día y la noche.

No puso objeción alguna cuando su mate volvió a tomar su mano, sacándola de los
lamentos que resonaban en la paredes de las celdas. Ese lugar transmitía tanta
desesperación y odio. Era terrorífico.

Al poner un pie de nuevo en la habitación que compartía con Camila, notó de inmediato el
olor que de cierto tiempo hacia acá venia trayéndole tranquilidad. El lugar olía a la Alpha:
una mezcla entre fresas, chocolate, su shampoo y flores. Pero había algo más, esa chica
debía tener algo, pues Lauren se estaba haciendo adicta a su aroma. Y para su suerte,
cada pequeño rincón estaba impregnado de él.

Pero no iba a decirlo en voz alta.

Se dirigió al cuarto de baño para ducharse, pero la voz de su mate la detuvo. Sabía que no
escaparía tan fácilmente.

–¿Podrías decirme que fue lo que paso en esa celda?

Su tono sonaba entre demandante, pero a la vez intentando no ser tan hosca con sus
preguntas. Sabía que Lauren había estado derritiendose en nervios ahí dentro, y a la vez
miedo.

La mirada de Camila era intimidante, y la ojiverde comenzó a idearse las respuestas en su


cabeza.

–Él no creía que yo fuera Lauren Jauregui, al parecer habían intentado engañarlo con otra
humana para hacerla pasar por mi –esta vez fue ella quien le devolvía la misma mirada a
la Alpha, cruzando sus brazos sobre su pecho en acto de indignación–. ¿No planeabas
decírmelo? Soy completamente capaz de manejar esta situación Camila, pienso que me
estas subestimando.

La morena pareció ofendida ante sus palabras, por no decir sorprendida, y no tardó en
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contraatacar.

–No estaba dispuesta a meterte en un cuarto a solas con el hombre que intento
secuestrarte, Lau –gruñó frustrada, acercándose más a ella–. ¿Qué no ves que lo único
que deseo es protegerte?

–¡Ese es el maldito problema! –alzó la voz, intentando probar su punto a toda costa–. Sí por
ti fuera me meterías en una caja de cristal para que nadie pueda tocarme. He incluso me
esconderías en esta habitación para ocultarme de cualquier par de ojos que me miren por
más de tres segundos.

Camila la miraba atenta, cualquier rastro de molestia se había desvanecido cuando Lauren
comenzó a demostrar lo que en verdad sentía.

–No soy sólo un adorno, Camila. No soy una muñeca a quien puedes vestir a tu gusto. Me
siento inservible –parecía estar a punto de dar rienda suelta a su llanto, pero no titubeó ni
un segundo–. Quiero poder hacer algo sin tener que pedirte permiso para hacerlo.

–Lauren, tu no eres una prisionera –recalcó Camila–. Tú no pides permiso para...

–¿Ah, no? –dijo con ironía, y una falsa sonrisa se posó en sus labios–. Entonces contesta:
¿Puedo ir a dar una vuelta por el jardín, Alpha?

Al pronunciar la última palabra con arrogante burla, la morena apretó los puños. Si se tratara
de su padre, seguramente Lauren ya no estaría viva. Estaba burlándose del puesto de
Alpha, y eso no era cualquier cosa.

Lauren se dio cuenta que había pisado fondo cuando la paciencia de Camila se agotó.

–¡¿Quieres largarte?! ¡¿Eso quieres?! –gritó herida, sus ojos se encontraban cristalinos,
listos para desbordar las lagrimas–. ¡Entonces vete, Lauren! Lo último que quiero es que
seas infeliz. Y si tanto me detestas. Lárgate de una buena vez. Ya nadie te detendrá.

Camila no ocultó los sollozos que salieron de lo mas profundo de su garganta al momento
de salir de la habitación, azotando la puerta con rabia en su camino.

Sí Lauren se iba esa noche, eso significaba el fin de todo. Estaba segura no sobreviría el
abandono. Ya había probado lo que era estar con su mate. Ya no podría librarse del
recuerdo.

No había hechizo para reparar un corazón roto.

☾*☽

"Espero puedas perdonarme, es que no podía resistir no besarte Ally. Eres tan tierna
cuando estas enojada, pequeña Bruja. Te juro que mi mejilla ya pagó las consecuencias.
Amor mío". —Troy.

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Insideofmysoul
Ally releyó la nota una y otra vez a los pies de su cama. Una sonrisa se posó en sus labios
al mirar nuevamente el ramo de diferentes tipos de flores que el chico seguro se había
encargado de recolectar en el bosque.

No debía, pero era inevitable sentir algo por él. Ese lobo se estaba ganando el corazón de
la pequeña Bruja. De eso no había duda.

Sus latidos aumentaron al ver como una neblina oscura comenzaba a descender desde el
suelo de madera. Con rapidez escondió la nota de su amado debajo de la almohada,
esperando no ser demasiado obvia. Aprecio el momento exacto en que la bruma se
acentuaba en forma de un singular cuerpo, que era nada mas que el de Dinah.

Ally bajo la bajo la cabeza ante la presencia de su inesperada visitante.

La rubia mostró una arrogante sonrisa, paseándose con elegancia por la habitación,
admirando los libros en las estanterías, y la decoración estilo barroco.

–No pierdes el tiempo, Allison –su voz sonaba amenazante, y paso sus puntiagudas uñas
por las aterciopeladas sabanas de la cama–. Pasaba por aquí, y pensé en saludar a mi
linda amiga.

–¿Qué es lo que quieres? –escupió hosca, parecía molesta de tenerla ahí–. ¿Porqué usas
ese cuerpo? ¿Es que acaso ya te has cansado del tuyo?

Su risa le causó un escalofrío, calandole hasta los huesos. Jamás creyó temerle, sin
embargo lo hacía.

–Oh, querida. Mi cuerpo lo conoces a la perfección, y sabes que ni el Brujo mas puro se
resiste a él –le guiñó uno de sus deslumbrantes ojos, y se dejó caer sobre la cama con una
sonrisa traviesa. Adoptando una provocativa pose.

–¿A qué has venido?

–Solo di el paso que tanto te costaba dar a ti –su sonrisa no se borraba de su rostro en
ningún momento–. Ella te estará retrasando, Allyson. Y yo sólo me encargué del problema.

–¿Qué fue lo que hiciste? –preguntó con temor, pues conocía a la mujer que estaba frente
a ella, y sabía hasta donde podía llegar.

–Sólo le hice un favor, puedes verlo de esa manera.

–Lauren es una buena chica...

–¿Acaso escuche bien? –fingió limpiar su oído, burlándose de sus palabras–. ¿Dices que
la Cazadora es una buena chica? Creía que odiabas a todos los Cazadores, Ally.

–Siempre hay una excepción.

Parecía estar orgullosa de sí misma, pues era la primera vez que le hablaba de esa manera
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Insideofmysoul
a la mujer.

La rubia asintió, una mueca creció en su rostro. Simulaba estar pensando, debatiendose
algo en sus pensamientos. Levantó su dedo índice hacia la pequeña Bruja. Tenía ciertos
gestos muy característicos de ella que Ally estaba segura podía reconocerla aunque llevase
otra apariencia encima.

–¿Cómo se llama ese chico? ¿Troy, no? –el corazón se le detuvo al escucharla decir su
nombre, su mirada se posó en las flores, y miró de reojo la almohada donde ocultaba su
nota en una fracción de segundo–. Vamos a hacer un juego, Allyson –se puso de pie
nuevamente, rodeando la cama a pasos torturosamente lentos–. Nos encantaba jugar, ¿lo
recuerdas?

Lo recordaba.

–Pero para ello vamos a tener que seguir las reglas, querida. Por que, ¿qué es un juego sin
ellas? –se dirigió a la almohada, y sin quitar el contacto visual con Ally, sacó la nota a
ciegas. La pequeña Bruja miraba con detenimiento cada uno de sus suaves movimientos–
. Tú haces lo que yo te diga, algo así como Simon dice. Amábamos ese juego.

–Siempre me hacías comer lodo –recordó con melancolía.

–Qué tiempos –acaricio el cabello de la mas bajita, con ternura. Por un segundo Ally creyó
ver una atisbo de su vieja compañera de juegos en esos ojos–. Pero sí te atreves a
desobedecer... –su expresión cambió de una forma drástica a una hueca mirada, y rompió
la nota de Troy entre sus dedos en muchos pedazos frente a su rostro.

Intentó aparentar que lo que hizo no le afectó en lo más mínimo, mientras pensaba en la
manera de unir los restos.

–Fue un placer hablar contigo hermanita.

–Lo mismo digo –contesto Ally con ironía.

La rubia le dio una ultima sonrisa, antes de pararse en el marco de la ventana. Suspiró con
satisfacción, dejando que la brisa llenará sus pulmones con aire fresco.

Ally vio como su hermana se alejaba volando por el cielo en forma de un elegante cuervo
negro.

☾*☽

El reloj marcó una hora más.

Era la madrugada y Lauren no podía dormir. No después de lo que le dijo a Camila. No era
lo que en verdad sentía, quería hacerla sentir culpable pero mintió. Le gustaba ser celada
por la Alpha, esa era la verdad. Le gustaba que le diera inesperados besos en el cuello, y
le gustaba sentarse en su regazo. Le gustaba su lado posesivo, y le gustaba su lado
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Insideofmysoul
cariñoso.

No podía marcharse. Pero no era por la Joya... era por Camila.

Estos últimos días había estado tan acostumbrada a la calidez de su cuerpo en la cama, no
era natural que ella no estuviera ahí. Parecía que simplemente se había esfumado. Quería
disculparse, pero temía que su mate no la aceptara de vuelta. Quizá fue su manera de
echarla de la manada.

Un chirrido silencioso hizo que cerrara los ojos y fingiera estar dormida. La puerta volvió a
cerrarse con la misma tranquilidad.

Pasos. Eran pies descalzos. Podía escuchar como se acercaban a la cama. Y de pronto,
sintió como el colchón se hundía con el peso de alguien más a sus pies. Su olor lleno sus
pulmones, parecía que podía volver a respirar.

Se quedo quieta, paciente, esperando que Camila se recostara a su lado. Pero eso no paso.
Comenzaba a desesperarse. Hasta que dio un pequeño salto del susto al sentir un peso
sobre uno de sus muslos. Encendió la lampara que había en la mesa de noche junto a la
cama, y sus ojos se encontraron con la imagen más tierna que podría imaginar.

Camila estaba recostada de lado en la cama, su cabeza reposaba en las piernas de Lauren
usándola como una improvisada almohada. Sus ojos la miraban atentos y precavidos, no
parecían los de un depredador a punto de atacar, esta vez parecía la presa. Un ciervo
asustado, como si temiera ser echada de su propia cama. Pero a la vez parecían
arrepentidos, y pidiéndole disculpas por sus palabras. Y Lauren estaba segura que sus ojos
decían lo mismo.

–Ven aquí Camila –la llamó en susurró, abriendo la sabana para ella.

La morena no apartaba la mirada, estaba vez era ella quien pedía permiso. Se deslizo
debajo de la sabana hasta quedar sobre el cuerpo de su mate. Metió una de sus piernas
entre las de la ojiverde, buscando su calor corporal. Con su brazo derecho se aferro a su
cintura, y escondió su rostro en su pecho. Aspirando el olor de la humana con
profundidad.

Parecía un perrito buscando el perdón de su amo.

A Lauren se le estrujo el corazón. Saber que la razón por la que esa dominante criatura se
encontrara tan sumisa a ella era gracias a que sus palabras realmente la habían herido.

Se sentía una mierda. ¿Cómo pudo si quiera pasar eso por su cabeza? Y es que ella ni
siquiera había pensado en ello.

Sus manos acariciaban el cabello de Camila, haciendo un leve masaje. Escucho un ligero
ronroneo desde la garganta de la morena, agradeciendo el gesto y disfrutando de sus
caricias.

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Insideofmysoul
–Lo siento mucho Camila. No es lo que siento, yo solo... estaba molesta.

Tardo minutos en escuchar la respuesta de su mate, que no parecía dispuesta a apartar el


rostro de su pecho.

–No puedo evitar ser así Lauren, esta en mi naturaleza. Es parte de mi. Si te quieres
marchar lo entenderé –su voz sonaba ahogada, conteniendo mas lagrimas–. Sólo hazlo
ahora.

Lauren detuvo sus caricias, se sentía estar atrapada. No quería herir mas a Camila, no le
gustaba verla de esa manera. La Joya empezaba a pasar a segundo plano, ahora su
prioridad era esa chica.

Ella era su Luna.

Ella era suya.

–No iré a ninguna parte.

CAPITULO 17

-¿Eres consciente de las consecuencias cuando le mientes a la Luna de una manada? -


gruño Camila al chico, con Lauren a sus espaldas-. La muerte.

Varios hombres se mantenían dentro de la celda, atentos a cada movimiento, protegiendo


a su futura Alpha.

-¿Quien dijo que mentí? -debajo de la venda, las comisuras de sus labios se alzaron-. Claro
que no me refería a su Luna como una hermana de sangre, pero ya que mi padre es el
actual compañero de Clara Jauregui -se encogió de hombros, restandole importancia-. Me
creí con el derecho de llamarla así. Le pido mis disculpas.

Camila trago saliva con dificultad, y sus ojos viajaron del forastero, a su mate, quien estaba
paralizada ante la confesión. Su mirada estaba sobre su hermanastro, esperando que este
estuviese mintiéndo.

-¿Dónde esta ella? -dijo con una mueca de desagrado, como si hablar de su madre le
provocara asco.

-En una manada al norte, cerca de Cánada.

-Y siendo esa tu manada, ¿porque eres un desterrado? -cuestiono Camila, notando la


herida cicatrizando que los Alphas le ponen a los traidores que destierran de su manada-
. ¿Porque confiar en ti, cuando has traicionado a tu propia familia?

-Yo soy un bastardo -confesó-. Mi madre tan solo era una Omega de la manada mas, y yo
soy conocido en ese lugar como el bastardo del Alpha -Camila se tenso al escuchar-. Mi
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Insideofmysoul
padre es un Alpha, y mi sangre también. Mi madre murió en el parto, y poco tiempo después
mi padre encontró a su Luna -se tomo unos segundos para continuar-. David quería un
sucesor fuerte, así que tuvieron un bebé.

Al parecer, esta parte le daba gracia recordarla. Pues su risa no era mas que falsa.

-Fue una niña, y es Beta -rió-. La llamaron Taylor.

Lauren estaba entre lágrimas de rabia. Saber que su madre los abandono a Chris y a ella
en la Comunidad para irse a tener una nueva familia. Sentía tanto odio y rencor hacia ella,
¿como una madre podría abandonar de esa manera a sus propios hijos? ¿Porqué no la
llevo con ella?

Por otro lado, estaba la noticia de tener una hermanita. Esperaba que viviera con ambos
padres en su vida, colmada de lujos y amor.

-Supongo que hice mal en ofrecerme como sucesor de la manada. Cuando David se negó
rotundamente a mi petición, le confesé a su Luna que yo era su bastardo. El Alpha no quería
que Clara supiera de mi, pero después ella se ofreció a acogerme como a un hijo mas -
negó con la cabeza, mordiendo su labio con fuerza y enojo-. David no queria lo mismo, por
supuesto. Así que me desterró de la manada como a un traidor. Y me juzgaron como tal...
Al tiempo me entere de lo que se hablaba afuera del territorio: pues la Luna tenía más hijos.
Y quería llevarte a Clara, para estar de vuelta en mi manada.

La sala se quedo en un silencio sepulcral, Víctor podía escuchar la irregular respiración de


Lauren tratando de asimilar todo.

-¿Crees que David envíe a alguien a buscarte? -preguntó Camila.

-Él ni siquiera sabe que estoy aquí.

☾*☽

-¡Mira Lauren! -gritó Sofi-. ¡Mira las mariposas!

Ambas estaban en los jardines traseros de la casa del Alpha, la Cazadora vigilaba a la
pequeña Sofía mientras esta jugaba atrapando la diversidad de insectos que se
encontraban en la larga hierba del pastizal.

-Vamos Sofi, atrapa una -alentó la ojiverde, observando como la castaña perseguía las
mariposas con un frasco y reía cada vez que fallaba-. Tal vez la dibujemos.

Pero la pequeña no contesto, pues se encontraba demasiado concentrada en su tarea.


Corriendo en diferentes direcciones.

-No te alejes.

-¡No lo haré! -grito a un par de metros.


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Insideofmysoul
El día estaba soleado, no había muchas nubes en el cielo y la brisa refrescaba.

Esta mañana despertó sola en la cama, Dinah le dijo que Camila había salido de urgencia
con su padre desde temprano, y ya le había dejado su desayuno listo. Sin embargo, ordenó
que su mate se quedara en su habitación.

Claro no iba a obedecer.

Pues a penas la pequeña Sofi toco a su puerta con un frasco entre manos, se decidió a
salir a tomar aire fresco. Era la primera vez que salía de esa casa sin la supervisión de
Camila o cualquier otro guardia. Se sentía bien tener un momento para ella.

Después de un par de minutos, alguien tomo asiento a su lado. Una sonrisa se posó en sus
labios al ver que se trataba de la pequeña Bruja.

-Sé donde esta la Joya.

Su sonrisa se desvaneció con la noticia. Y no pudo ocultar el desanimo reflejado en sus


facciones. Se había terminado, irían por la Joya, y después se marcharían. Sonaba tan
sencillo, y a la vez tan duro. Dejaría a Camila.

-No te vez muy feliz -bromeó Ally.

-Bueno... tu tampoco.

Ambas se quedaron en silencio, con los gritos de Sofi de fondo cada vez que fallaba al
atrapar una mariposa.

-¿Qué sucede con Troy? -al fin pregunto Lauren, la duda estando ahí desde hace días-
. Quiero decir, es claro que el te quiere, eres su mate. Pero y tu...

-No esta permitido para mi -dijo apretando la mandíbula, y sus manos comenzaron a jugar
con el pasto debajo de ella-. Soy una Bruja pura, no debo.

-Pero lo haces -aseguró con una sonrisa.

Ally sonrió al pensarlo.

-Debo admitir que ese perro pulgoso se ganó mi cariño.

Lauren asintió con nostalgia. Y una pizca de celos apareció al pensar que no tenía opción
como la tenía Ally.

-Tal vez debas quedarte -sugirió, ganándose la atención de la Bruja-. Quiero decir, yo
puedo entregar la Joya. Nadie sabrá que tenias la intención de irte conmigo, y puedes estar
con Troy.

Ally sabía que las intenciones de Lauren eran buenas, pero por mas que quisiera, tampoco

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Insideofmysoul
podría.

-Yo no estoy con Troy porque no quiera Lauren -explicó detenidamente-. Tu sabes como
son los Hombre Lobo con el asunto de tener hijos, y yo soy una Bruja Pura... si me entrego
a él, dejaré de serlo.

Lauren negó con la cabeza, sin comprender bien el problema.

-Yo dejaré de pertenecer a los míos, para poder pertenecerle a él -dijo entre palabras
ahogadas-. El que una Bruja haga eso es como una traición. Sé que suena egoísta, oh Dios
santo, es egoísta.

Lauren observaba como Ally se lamentaba en silencio, sin saber que hacer.

-Si me voy él morirá, yo sé que no sobrevivirá al abandono -sollozó, escondiendo su cara


entre sus manos, mostrando los diversos anillos que adornaban sus dedos-. Si me quedo,
sólo alargaré el plazo para que vengan a matarme.

-Troy nunca dejará que nada malo te pase.

-Cuando ellos lleguen, Troy no podrá hacer nada. Probablemente lo obliguen a mirar como
muero lentamente ante sus ojos -su vista se poso en un punto fijo en la nada, pensando en
la posibilidad de que en realidad mataran primero a Troy frente a ella.

-¿Qué piensas hacer? -pregunto con simpatía.

La Bruja se quedó en silencio, dejando que la brisa del medio día refrescara su rostro.

-Un hechizo.

Frunció el ceño.

-¿Para qué?

Ally la miró, y una sonrisa melancólica creció en sus labios.

-Para que pueda vivir sin mi.

-¿Crees que ese hechizo... pueda funcionar en Camila?

Negó con la cabeza.

-Lo siento Lauren, pero Camila es Alpha. No por algo son quienes lideran la manada.

La ojiverde asintió en entendimiento, sin preocuparse en ocultar el desanimo en su rostro.

-Supongo que solo debería marcharme y ya.

-¿Te vas a ir? -sus ojos se abrieron sorprendidos al escuchar la voz de Sofi detrás de ella.

Ambas se giraron hacia la pequeña, que tenía un puchero en sus labios y los ojos

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cristalinos. A punto de soltar su llanto. Sostenía su frasco contra su pecho como si fuese lo
único a lo que podía aferrarse.

-No te vayas Luna. Eres la única que juega conmigo. ¿Con quien voy a atrapar mariposas? -
dijo Sofi, limpiando la primera lagrima con el dorso de su mano.

-Oh no pequeña, no hablaba enserio. Yo seguiré jugando contigo cuando quieras Sofi. Por
favor no llores -suplicó Lauren, apoyandose sobre sus rodillas para estar a la misma altura
de la pequeña y limpiar su rostro con ternura-. Dime, ¿atrapaste una mariposa?

La castaña negó con la cabeza, entregándole el frasco a la Cazadora. Los ojos esmeralda
observaron el contenido, encontrando una libélula posada en una de las orillas de vidrio.
Era relativamente grande, de un color verde oscuro. Una sonrisa creció en sus labios con
la hazaña de la pequeña: para sus descoordinados intentos.

-Atrapaste una libélula Sofi -halagó, y la morena sonrió complacida-. Es muy bonita.
¿Quieres traer tus cosas para dibujarla?

-¡Si! -exclamó con entusiasmo, comenzando a correr al interior de la casa.

Lauren sentía la mirada de Ally sobre ella, tal vez juzgando la manera en que elevaba las
esperanzas de que Lauren se quedaría.

-¿Donde esta la Joya? -cuestionó, sin despegar la vista en la dirección en la que Sofia se
había ido.

-Alejandro la lleva puesta en un collar -dijo con molestia-. No sé cuanto tiempo la haya
llevado encima, pero no será sencillo quitársela.

No lo sería en lo absoluto.

☾*☽

Después de una intensa tarde de juegos con Sofi, Lauren al fin pudo tomarse un ligero
descanso de la energía de la pequeña. No había rastros de su mate aún, ni de su padre.
Para ser sincera, no estaba segura de si volvería esa noche. Comenzaba a anochecer, y
una vez tuvo la oportunidad de tener la cocina para ella, puso el plan en marcha.

Según las cocineras, el postre favorito del Alpha son los panecillos, así que preparo la mejor
receta de panecillos que se le haya ocurrido. Los probaría por ella misma, pero su uso era
para dejar en un profundo sueño a Alejandro. Tomarían la Joya, y se marcharían.

Estaba esperando a que estos salieran del horno para verter las ultimas gotas en el postre.
Pero una inesperada presencia surgió de la nada.

-Mierda -espetó al girarse y encontrarse repentinamente con Shawn-. Que susto de muerte
me acabas de dar.

-Muerte -repitió divertido-. Es lo que te espera si alguien descubre tus planes.

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La chica se quedo de piedra en su lugar, como si Shawn pudiese oler su miedo. Hasta este
punto ya nada la podía sorprender tan fácilmente.

-No sé de que hablas -fingió demencia, mostrando una sonrisa nerviosa-. Yo solo
preparaba un aperitivo para la cena...

El chico rió secamente, acercándose más a la ojiverde.

-Claro, ignoraré el hecho de que estas por ponerle algo a tus panecillos.

Mierda. Estaba jodida.

Ya no tenía caso seguir ocultándolo. O ella fue demasiado obvia, o Shawn muy observador.
¿Como pudo saberlo tan fácil?

-Tranquila, no le diré a nadie. Tampoco digo que sea muy fan del Alpha -un suspiro de alivio
se escucho a través de la tensión del silencio-. Será mejor que me des la poción que te dio
la Bruja.

Lauren frunció el ceño.

-¿Porqué?

-Porque Camila acaba de llegar -sus ojos se abrieron estupefactos, y miro en todas
direcciones como si buscara algún sitio donde esconderse-. No querrás que ella pregunte
porque tienes eso. ¿O si?

-Diablos -gruño frustrada, y levanto la miniatura de frasco que tenía para entregársela al
Licántropo-. La quiero de vuelta, junto con respuestas.

Shawn sonrió satisfecho.

-Puedes encontrarme fácilmente -y casi le arrebato la poción de la mano, dando un par de


pasos hasta quedar frente a la ojiverde-. Y por favor, cuando te escapes de aquí, procura
dejar la puerta cerrada.

-¿Lauren? -la voz de Camila interrumpió en la cocina, y ambos se giraron en dirección a la


puerta.

La expresión de su rostro cambio drásticamente al ver la compañía de su mate. Se acerco


con determinación, tomando a Shawn por sorpresa cuando la morena lo tomo de la
camiseta y aparto con sobrenatural fuerza de su compañera. Casi provocando que este
cayera al suelo.

-Camz -le reclamó Lauren, inconscientemente colocándosela detrás de la Alpha y sujetando


su mano en forma tranquilizadora..

-No te quiero cerca de ella -amenazó, apuntando con su dedo a Shawn-. No hables con
ella. Si es necesario no respires el mismo aire. ¡Ella es mía!
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Insideofmysoul
Era bastante claro que su presencia en la manada ya no era bienvenida, después de todo
casi hizo que Lauren abandonase a Camila, y por ende la muerte de la Alpha. Shawn sabía
lo que hacía, y cada paso que daba estaba calculado. Estaría mintiendo si dijera que Camila
no pensó en el como el infiltrado que había en Dark Moon.

-¿Y qué pasa si no lo hago?

Los puños de la Alpha se cerraron con dureza, casi haciendo daño a la mano de su mate
al estar entre la suya. Sus ojos sufrieron un cambio drástico por el aparente desafío que le
proponía el chico, y a pesar del dolor en su mano derecha, Lauren al fin comprendió porque
Shawn estaba tan esmerado en provocar la ira de Camila.

Siempre esperaba el momento indicado para mover alguna pieza de su juego, y Camila
actuaba tal como el esperaba que lo hiciera. Por alguna razón, Shawn quería sacar a la
Loba de Camila. Pero Lauren no estaba dispuesta a saber el porque.

-Es lo que el quiere -le susurro al oído, utilizando su mano izquierda para acariciar el brazo
de su mate y disminuir su enojo. Lográndolo al instante-. Calma Camz.

La respiración de la Alpha era pesada y agitada, todavía ardiendo en rabia. Su visión se


nublaba, cegándola con la ira, y comúnmente nada podía detener el cambio. Pero ahí
estaba su Luna, y a pesar del aturdimiento en el que se encontraba, podía escuchar la
suave y ronca voz de su mate. Cerro sus ojos en un intento de calmar sus emociones, y los
abrió en el momento en que dejo de sentir el tacto de la mano de Lauren.

Sus ojos se desplazarón a través de la cocina, sin señales del joven Licántropo. Gruño
frustrada, captando el momento en que Lauren sacaba unos aperitivos del horno.

-Eres tan exasperante -reprocho la ojiverde, quitándose los guantes de cocina de las manos
y dejándolos a un lado. Buscando un plato para los panecillos.

Camila se acerco por detrás en silencio.

-¿Qué más?

-Eres testaruda. Impulsiva. Irritante. Gruñona...

-¿Gruñona? -cuestionó divertida.

-En todos los sentidos -siguió el juego, mirando de reojo a Camila-. Le gruñes a quien sea
que me mire de más.

Sus manos se posaron en la cintura de su mate, y Lauren desequilibro momentáneamente


su pequeña torre de panecillos por el tacto.

-¿Eso te molesta? -podía sentir la respiración de su Alpha en el oído, causando un


hormigueo en la zona.

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Insideofmysoul
Sus manos se deslizaron por debajo de la blusa de Lauren, teniendo un contacto mas
directo con su piel y sintiendo sus músculos tensarse. Pero aún así no la aparto. Sus labios

se aproximaron a su cuello, chupando y mordiendo tentativamente. Podía escuchar los


suaves respiros que salían de su mate, haciéndola sonreír y seguir con su tarea.

Al estar deseosa de las caricias de la Alpha, Lauren acerco más su espalda al cuerpo de
Camila, sintiendo nuevamente ese palpitar en su entrepierna cuando las uñas de la otra
chica rasguñaron ligeramente la piel de su abdomen. No pudo contener más un gemido,
causando que Camila perdiera un poco su autocontrol. La tomó por la cintura y giró su
cuerpo con urgencia, uniendo sus labios en un beso salvaje. Su lengua trazo el labio inferior,
pidiendo entrada a su boca, y Lauren la recibió gustosa.

Gruñó ligeramente al sentir los dedos de Lauren jugueteando con el botón de sus vaqueros.

-No me molesta en lo absoluto -respondió cuando pudo separar sus labios, ganándose una
sonrisa de la castaña.

Camila la tomo por los muslos, sentandola sin esfuerzo alguno sobre la mesa de la cocina.
Atrapó su lengua entre sus labios, chupando tentativamente, deleitandose con su sabor y
los constantes gemidos que causaba en la ojiverde. Las manos de Lauren se encontraban
en la parte trasera de la cabeza de la Alpha, enredandose en su cabello e impidiendo que
sus labios se apartaran ni un milímetro.

Un jadeo escapó de los labios de Camila, la presión que hacia la rodilla de Lauren en su
entrepierna a propósito la llevo a sumergir sus mano por su espalda debajo de su blusa,
acariciando la piel de su amada libremente, hasta topar con el broche del sujetador. Lauren
unió sus labios una vez más, ansiosa del contacto, maravillada por la sensación de
hormigueo en la piel por donde su mate pasaba sus dedos.

Su rodilla volvió al mismo juego de tentar a la morena, esta vez causando que esta le
mordiera el labio para contener un gemido.

-Lauren -Camila la apartó ligeramente, pero la chica estaba demasiado esmerada en volver
a juntar sus labios-. Laur -reclamó divertida.

-Dime -jadeo sin aire, repartiendo besos húmedos en el cuello de la Alpha. Causando que
esta se retorciera de placer y rasguñara deliberadamente la espalda de la ojiverde.

-Espera -tomó su rostro entre sus manos, notando lo hinchado de sus labios y sonriendo
inconscientemente-. ¿De verdad quieres seguir?

Lauren frunció el ceño ante su pregunta.

-¿A que te refieres con eso? -su voz salía ronca, y su respiración estaba agitada.

-Una vez que empecemos con esto, yo ya no voy a parar Lauren. No puedo parar -aclaró.

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-¿Y quien dijo que vamos a parar?

CAPITULO 18

Camila sonrió con complicidad, y la imagen de ambas siendo llevadas por la lujuria era algo
borrosa. Lo único que Lauren sabía, es que ahora se encontraban en la habitación que
compartían, en la cama, con Camila sobre ella saboreando su cuello, y disfrutando de la
calidez que desprendía de su cuerpo. Una de sus piernas se encontraba entre las suyas,
causando una fricción que la tenía gimiendo del gusto.

-No sabes las ganas que tengo de hacerte mía -jadeó la Alpha, tirando del cabello de su
mate para que esta le dejara más espacio en su cuello por recorrer-. Quiero... marcarte.

"Hazlo" se contuvo a decir Lauren.

Aún quedaba una parte de racionalidad en su cabeza para saber que eso no debía pasar,
por más que lo anhelara, por más que quería sentirse completamente suya en cualquier
sentido: no estaba bien.

Pero con cada rocé que Camila le brindaba, una parte de su cordura se iba al demonio.
Podía sentir como las manos de la morena acariciaban su abdomen debajo de la camisa,
causando que se estremeciera. Sus manos fueron en ascenso, al igual que su prenda.
Hasta que esta la saco sin problemas por su cabeza.

Camila detuvo cualquier movimiento para mirar el cuerpo de su mate, apreciando la belleza
de la Cazadora. El rostro de Lauren pasó a tener un tono rojizo, he intento tapar su piel de
la mirada de Camila, pero esta fue lo suficientemente rápida como para sujetarla por las
muñecas y dejarla presa bajo su cuerpo.

-Eres la criatura más hermosa que he tenido la dicha de mirar, Luna. Por favor, permíteme
deleitarme un poco más.

Besó cada lunar de su piel blanquecina, dejando pequeñas marcas rojizas a su camino,
que poco después pasarían a ser moradas. Quería dejarle en claro que le pertenecía.

La impaciencia lleno su cuerpo al ver como la Alpha se deshacía de sus pantalones,


dejando besos en sus muslos, enviando descargas a todo su cuerpo. Sintiendo como su
ropa interior se humedecía con el contacto de sus labios.

Lauren no podía estar más perdida, tanto placer que le brindaba esa chica no podía ser
real. No debía serlo. ¿Como podía haber vivido antes sin ella? Claramente no lo hacía,
sentía que ahora realmente estaba viviendo.

-Tan hermosa. Tan mía -gruño Camila, rasgando deliberadamente la ropa interior de encaje
en Lauren, tirando los restos de esta en algún lado de la habitación.

Estaba por reclamar eso, pero al momento de abrir la boca sólo un jadeo se escapó. La

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Insideofmysoul
imagen de Camila en esa posición tan sugerente sólo le provocaba que su centro palpitara
ansioso. Era una imagen digna de apreciar. Pero solo vista por Lauren. Nadie más tenía el
permiso de hacerlo.

-Demonios Lauren -Camila acerco su rostro entre las piernas de la ojiverde, inhalando con
anhelo y deseo el aroma que desprendía de sus flujos-. Hueles tan exquisita.

Abrió más sus piernas con urgencia, y siendo cuidadosa a la vez. Sus ojos cambiaron a un
color amarillento, llenos de tentación. Un lobo a punto de atrapar a su presa. Podía sentir
la humedad en su intimidad.

-Eres mía Luna. Sólo mía.

Y con eso dicho, el primer gemido surgió desde la garganta de Lauren. Sentía como se
estremecía ante el contacto de su lengua en su clítoris. La llenó de un placer indescriptible,
y continúo así. Sus dedos sujetaban con fuerza las sábanas, casi haciendo sus nudillos
blancos por la fuerza que ejercía. Camila abrazó las piernas de su Luna, apresando con
fuerza para tenerla a la disposición de su boca, casi haciéndole daño.

Seguramente quedarían las marcas de sus manos en ellas. La habitación se llenaba de los
gemidos, sólo la parte superior de su cabeza tocando la almohada, siendo transportada a
un lugar donde no había más preocupaciones. Sin Joya. Sin la comunidad. Sin su familia.

Solo ella y Camila.

La Alpha separó sus labios de su centro, y fue ascendiendo con lentitud, hasta atrapar la
boca de Lauren, introduciendo su lengua y jugando con la de su Luna. Lauren podía percibir
su propio sabor salado en el beso, pero no fue algo que le disgustara en lo absoluto. La
mano derecha de Camila se aventuró a seguir con su labor en el vientre bajo de Lauren,
embadurnando de tanto en tanto sus dedos, sintiendo a Lauren tensarse debajo de ella.

-No te haré daño -prometió en un susurro, besando su barbilla con cariño-. Mía -reclamó
con posesión.

-Tuya -jadeó impaciente.

Lauren se estremecía de arriba a abajo de anticipación ante las acciones de Camila,


sintiendo el camino de besos que esta dejaba a su paso en su cuerpo. Con cada bocanada
de aire, se llenaba con el aroma de la Alpha, haciéndola sentir más necesitada de lo que
jamás se había estado.

Con la mayor delicadeza deslizo un dedo dentro de ella, deleitandose con la imagen de su
Luna retorciendose de placer. Empezó a salir y entrar dentro de Lauren, escuchando sus
gemidos al compás de sus embestidas a la vez que añadía un segundo dedo. Podía
escuchar los guturales sonidos de su mate al oído, poniendo más empeño en su tarea. Su
cadera empezó a moverse acompañando el vaivén que hacía Camila con sus dedos. Arañó
su espalda descubierta con sus manos temblorosas, intentando contener tanto placer.
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Insideofmysoul
Hacía tiempo que ya no sentía nada más que placer. Pero eso ya no le preocupa en lo
absoluto, en lo único en que su cuerpo y mente estaban enfocados, era en sentir más la
piel de Camila con la suya.

-Mierda Camz -jadeó.

Notaba temblar el cuerpo de su mate debajo de ella, le costaba quedarse quieta ante la
placentera sensación de los besos de la Alpha. Con cada embestida con sus dedos, notaba
las corrientes eléctricas atravesarle todo el cuerpo. Su espalda se arqueó inevitablemente
al sentir los espasmos, la manera en que sus músculos se tensaban alrededor de Camila.
Y como esta succionaba con fuerza su cuello, conteniendo la necesidad de su insisto al
intentar marcar a su mate.

El cuerpo de Lauren le reclamaba por haberle hecho esperar tanto por esto, por todas esas
veces que se negaba y resistía a su mate. Envuelta en sus brazos se sentía segura, a salvo.
Nadie podría tocarla. Ella era su Alpha. Se reusaba a intentar alejarse de ella, sabía que
cuando su mente volviera a la cordura de siempre, se daría cuenta del error que estaba por
cometer. Pero la necesidad y el deseo era demasiado.

No podía esperar más.

-Muerdeme -dijo con dificultad, el orgasmo aún presente en su cuerpo-. Muerdeme Camila.
Muerdeme.

Respiraba con dificultad, las bocanadas de aire entraban y salían de su boca con
desespero. Intentando retener el aire un poco más.

Camila levantó la mirada levemente para corroborar las palabras de su mate, y si esta en
verdad deseaba esto. Una vez establecido su lazo, ya nada sería capaz de romperlo.
Pero lo único que notó al cruzar con sus ojos, fue amor.

Amor.

Lauren realmente la quería. Su mate la aceptaba. Una felicidad le llenó el pecho, incluso
creía que le explotaría por el sentimiento. Acarició con delicadeza su cuerpo, como si fuera
de cristal y su tacto la rompería. Todo era tan perfecto, que temía que desapareciera. Pero
ahí estaba ella, entregándose en cuerpo y alma. Tan frágil y tan fuerte. Simplemente
perfecta.

Esto último le arranco una sonrisa del rostro, que se vio contagiada por Lauren. Dejó su
cuello al merced de su Alpha. Lista para lo que venía. Lista para ser suya.

Cerró sus ojos con fuerza, intentando acompasar su respiración. ¿Porqué estaba haciendo
esto? Estaba más que claro, y es que no importa cuantas veces se contradiciera a sí misma,
quería a Camila. Sólo que no podía verlo hasta ahora. Se había convertido en una parte
vital, se sentía protegida y querida a su lado. Era un sentimiento que en ocasiones le
causaba algo de miedo, y se pregunto si Camila se sentía igual que ella.
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Insideofmysoul
Contuvo el aliento al sentir la respiración de la Alpha en su cuello, causando que se
estremeciera. Sus labios dejaron un delicado beso en la zona blanquecina, el miedo y la
expectación cuando percibía sus dientes más y más cerca de la piel desnuda.

Lauren apretó los dientes con fuerza para contener el grito por el dolor que le causo el
repentino pinchazo en su cuello. Podía sentir su conexión con su mate más fuerte, se
dispersaba por su mente, envolviéndola, asfixiándola, y a la vez compláciendola. El dolor

comenzó a disiparse, se trataba de un placer completo, puro y refinado: la envolvía y podía


hacerle sentir que todo estaría bien mientras se mantuviera en los brazos de Camila. Dentro
de ella. Y seguía y seguía. Los elementos químicos de su saliva le inyectaron una buena
dosis de endorfinas, haciéndole perder la noción del mundo... y hasta de sí misma.

Pudo sentir como Camila se apartaba satisfecha, empezando a lamer delicadamente la


herida en su cuello, calmando el ardor aún presente de manera protectora y posesiva. Se
sentía agotada, y poco después estaba envuelta en los brazos de la Alpha. Y no había lugar
más cómodo y segura que estar ahí.

-Mía.

Fue lo último que escuchó antes de dejarse llevar ante el cansancio.

☾*☽

Una intranquilidad inquietante provocó que despertará a mitad de la noche, por instinto
buscando el cuerpo de Camila a su lado. Su corazón saltó de su pecho al notar su ausencia,
su marca escociendo levemente.

Debía tranquilizarse. No era para tanto, pero la mordida de su mate aún estaba fresca, y lo
único que quería sentir en ese momento: era a ella. A nadie más. Sabía que ahora Camila
sabía cuando Lauren se encontrará asustada, nerviosa o inquieta. Y vendría
inmediatamente.

-¿C-Camz? -la llamó en la oscuridad, buscando algún movimiento en la habitación-


. Camila.

Gimió en voz baja, como un pequeño cachorro abandonado.

Al segundo la puerta se abrió, y una calma invadió su cuerpo al saber que se trataba de su
mate. Se notaba nerviosa, y se movía ágilmente hasta recostarse junto a Lauren
nuevamente. A pesar de su anterior desnudez, ahora se encontraba perfectamente vestida.
La cazadora abrazó con fuerza a su Alpha, con miedo de que se alejara de nuevo.

-Y-Yo desperté y tu-tu no estabas -susurró asustada, apretando a Camila con mas fuerza-
. N-No sé que me pasa. Lo siento.

Su respiración se corto al sentir la lengua de Camila nuevamente en su cuello, llenándola

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de cierta tranquilidad. Podía sentir el instinto de protección hacia ella que emanaba de la
chica.

-Shhh -arrulló-. Tranquila.

Suspiró satisfecha, inhalando con fuerza el olor de su Alpha llenando sus pulmones.

Camila esta aquí, todo esta bien.

-Debo ir con mi padre -anunció, sintiendo el cuerpo de Lauren tensarse ante la noticia-. Hay
problemas.

-No me dejes, no te vayas -lloriqueó, tomando su camiseta con nervios-. Voy contigo.

-Es peligroso. Quedate aquí -mandó, dejando un beso en sus labios, y uno más en la marca
en su cuello-. Regresaré pronto.

Sólo pudo mirar como su mate se levantaba de su cama, y cerraba la puerta detrás de ella.
Y por más que intentó dormir nuevamente, era imposible. Y más aún cuando hace apenas
unas cuantas horas Camila la había marcado como suya.

Se coloco ropa interior limpia, y un camisón para tapar su estado de desnudez.

Alguien llamó a la puerta, Lauren casi salta de la cama para abrir efusiva. Pero su parte
racional la mantiene en su lugar. ¿Porqué Camila tocaría la puerta? Es ilógico. ¿Podría ser
Dinah? Lo dudaba, pues si había un problema, era obvio que la futura Beta debía estar
junto a su mate.

La cerradura se agitó con fuerza, pero la puerta se encontraba cerrada por dentro. Lauren
se puso de pie, lista para buscar un escondite, o saltar por la ventana, aunque suene como
una idea descabellada. La doble puerta se abrió de una fuerte patada, casi sacándola de
su lugar y lanzando lejos la cerradura. Se congelo por completo al ver a un gran lobo gris,
adentrándose a la habitación y merodeando a su alrededor mostrando sus afilados
colmillos. Su pelaje y mirada le resultaban escalofriantemente familiares. Estaba segura de
haberlo visto antes.

Pero no se detuvo en pensar aquello, pues quien tenía su atención ahora era el chico que
había volado la puerta, casi partiéndola en dos.

-Víctor...

-Será mejor que me acompañes por las buenas Luna

CAPITULO 19

Lauren no tenía idea sobre que fue lo que Víctor hizo para hacerle perder la consciencia,
recordaba fragmentos de diferentes sitios. Había más hombres, de eso estaba segura. Y
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en sólo un pestañeo, ya no estaba en la calidez de su habitación. Hacía frío, mucho. El
viento le calaba hasta los huesos, podía escuchar el sonido de sus propios dientes
chocando entre sí.

-Camila -gimió su nombre. No le gustaba sentirse vulnerable, asustada. Quería la calidez


del cuerpo de la Alpha.

Su visión era borrosa, aún así logra distinguir el brillo de unos faros. Era un auto, negro, y
Víctor la cargaba hacía el. Pero mantener los ojos abiertos se convertía en una acción
imposible con cada paso del chico. Y en un parpadeo más, ya se encontraba recostada en

el asiento trasero de un Jeep. El sonido del motor vibraba en sus oídos, se sentía aturdida,
agobiada.

Distinguía dos figuras masculinas al volante, sabía que una de ellas se trataba de su
hermanastro, pero la segunda le era desconocida. Más robusto y alto, un tatuaje en
particular en el dorso de su mano en el volante brillaba levemente por la luz de la
noche. Una luna llena.

-La ha marcado -dijo Víctor, parecía frustrado. Se pasaba las manos por el rostro con
molestia-. Debimos hacer esto antes, ella apesta a Camila. A este ritmo nos encontrará
rápido.

-Cierra la boca -gruñó el hombre del tatuaje con ira, causando que la ojiverde se encogiera
del miedo. Tiritando del frío en su corto camisón y volviendo a sí misma poco a poco-. Ese
ya no es nuestro problema. La llevaremos y se acabó.

El chico lo miró incrédulo, como si no reconociera al hombre sentado a su lado por lo que
acababa de decir.

-Si, y se acabó -concordó aclarando la última palabra, apuntando su dedos índice a hacía
él a modo de advertencia-. No la tocarás. Sé cuanto odias a Cabello y a su hija. Sigue el
plan.

El hombre no añadió más, y Víctor se giró en su asiento captando la atención de Lauren,


los ojos esmeraldas escrutandolo con la mirada y abrazandose a sí misma par mantener la
poca calidez en su cuerpo. Para su disgusto: el chico se quitó su propia chaqueta, a la vez
colocándola sobre el cuerpo descubierto de la cazadora. Lauren intentó apartarla con
molestia, pero Víctor la sujeto con fuerza.

-¿Qué mierda haces? -reclamó el hombre.

-Oculto su olor. Tengo sangre Alpha, mi hedor es tan fuerte como el de Camila -al escuchar
la explicación de su hermanastro, Lauren luchó aún mas contra los intentos de Víctor de
cubrirla-. No seas tonta Lauren, hace un frío del carajo, y estas débil por la mordida y la
droga.

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Insideofmysoul
Entonces si la habían drogado, pero confiar en Víctor ya no era una opción después de
esto. ¿A donde la llevaban?

-Duermela de nuevo, o nos dará problemas todo el camino -ordenó, y el chico hizo una
mueca de disgusto.

De la guantera del coche sacó un frasco similar al que ella tenía la noche pasada para
dormir a Alejandro. Su expresión cambio a una de pánico, aterrorizada por la idea de volver
a estar a ciegas, de la desesperación de que sus extremidades no obedecieran a sus
ordenes.

-Detén el auto.

Las llantas hicieron un sonido sordo al derrapar con la graba del camino, escucho como la
puerta del copiloto se abría y cerraba con fuerza, y poco después Víctor ya estaba sobre
ella en el asiento trasero. Por las luces que sobresalían desde atrás, sabía que había mas
autos que los seguían de cerca resguardando por sí la manada Dark Moon se hacía
aparecer.

Víctor atrapo sus manos entre sus cuerpos con fuerza, y al notar que Lauren no cooperaría
en tomarse el líquido, no tuvo más opción que poner una mano en su nariz.

-Lo siento -le susurró, y Lauren podía ver la sinceridad en sus palabras.

Pero aún así sólo la falta de aire provocó que abriera la boca para tomar una bocanada,
Víctor vertiendo el liquido en su boca con agilidad, casi provocando que Lauren se
atragantara. Coloco la palma de su mano en sus boca con fuerza, impidiendo que la
cazadora escupiera de vuelta la poción.

Una vez se aseguró de que Lauren lo había tragado, se aparto satisfecho. Lauren lo miraba
llena de rencor, arrepintiéndose de dejar que Camila lo dejará con vida en las celdas.

Camila.

La herida en su cuello ardía levemente, y podía sentir el miedo y la desesperación en su


cuerpo. Aún así sabía que esas sensaciones no le pertenecían: venían de su mate,
sentimientos que le transmitía gracias al fuerte lazo que ahora existe. Se pusieron en
marcha nuevamente, pero esta vez tenía la chaqueta del Alpha sobre su cuerpo. El olor
que desprendía le era insoportable, casi desagradable. Quería quitárselo de encima, a
pesar de que la cubría del frío de la madrugada: pero sus extremidades estaban siendo
testarudas, decididas a no moverse ni un centímetro.

Sus párpados pesaban, y cayó en un profundo sueño, del que no despertó aun después de
que llegarán.

☾*☽

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Insideofmysoul
-¡Encuentrenla! -ordenó con severidad, sus ojos brillosos en pleno amanecer gracias a las
lágrimas contenidas-. Nadie se irá a ninguna parte, hasta que mi Luna aparezca. Y quiero
al responsable de esto frente a mí.

-Alpha, no hay rastro -explicó Keaton, uno de los jóvenes licántropos al mando del grupo
de búsqueda-. No podemos encontrar su aroma, a estas horas ya deben estar lejos del
territorio.

Los lobos a su espalda se encogieron de miedo ante la mirada de Camila, clavándosela


como cuchillas en la cabeza de Keaton. Toda desesperación y angustia, transformandose
en odio a quien estaba dispuesto a llevarle la contraria. Lo único que quería era a su mate
devuelta, su aroma, sus ojos. Extrañaba a Lauren, la quería cerca y sólo para ella, de una
forma posesiva. Pero con la mordida en su cuello aún fresca, y la temporada de calor ya
presente, era demasiado peligro que Lauren no estuviese junto a su mate.

Los licántropos se vuelven tan primitivos con su insaciable deseo de reproducirse, que
resulta desagradable. Son animales en celo, sin consciencia ni remordimiento. Y
simplemente no toleraría la sensación de alguien más tocando a su Luna.

-Eh dicho que nadie va a ninguna parte -gruñó entre dientes, causando la completa
sumisión de el chico con tan solo el tono de su voz.

Keaton bajó la mirada temeroso, retrocediendo un par de pasos a su vez para alejarse de
la intensa mirada de la Alpha: al igual que los demás lobos.

-Alpha -una voz masculina interrumpió, y con sólo escuchar de quien se trataba, la morena
soltó un bufido. Shawn-. Creo que esto podría interesarle.

¿Shawn ayudando? Para lo único que servía ese chico era para causar problemas, y hurtar
la comida de la casa. Camila titubeó, pero terminó por seguir al chico al interior de la
residencia. Dejando a un Keaton aún temblando de los nervios.

Para su sorpresa, Shawn la guió al interior de las celdas. Para ser precisos, a la celda en
la que solía estar el hermanastro de Lauren. Solía. Pues esta se encontraba sin seguridad
alguna, y completamente vacía.

-Ese maldito infeliz.

☾*☽

La cabeza le dolía en un punto insoportable, en que el lugar donde se encontraba daba


vueltas y vueltas, girando sin detenerse. Estaba en una habitación grande y... muy calurosa.
¿O sólo era ella? Estaba sudando demasiado. El tapizado era blanco, y las sabanas tintas.
Cuando al fin su vista se aclaro, notó cómo su mano izquierda estaba firmemente atada a
la cabecera de la cama.

Sacudió su cabeza en un intento por mejorar su visión, pensando quizá estaba en alguna
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Insideofmysoul
clase de sueño, se sentía demasiado irreal todo. Podía sentir como la mordida en su cuello
ardía ante la separación de Camila, estar tan lejos de su compañera la debilitaba
demasiado. La saliva de la Alpha ayudaba a que la herida sanará con rapidez, pero parecía
que con cada minuto el dolor empeoraba.

-Mierda -gimió bajo, retorciendose entre las sabanas inquieta.

«Camila. Camila» exigía su cuerpo. El fresco lazo era aún muy delicado para soportar el
distanciamiento.

Al igual que para la loba de Camila, estar separada de Lauren a unas horas de haberla
marcado era como una señal de abandono. Y lo más probable era que no lo resistiría.

-¡Ya despertó! -escuchó una entusiasta voz femenina, el gritó dejándola momentáneamente
aturdida-. ¿Estas bien, Lauren?

Los párpados de la ojiverde se abrierón, mostrando el esmeralda de sus ojos llenos de dolor
a la joven chica que la llamaba por su nombre. Sus facciones mostraban preocupación, y a
la vez cariño. ¿Porqué?.

La respiración de Lauren era agitada, su pecho subía y bajaba desesperada por respuestas
que no podía vocalizar.

-¿D-Donde estoy?

-En la casa del Alpha -dijo obvia, sentándose a su lado en la cama-. Es la


manada Cold Moon. Mi padre es David Birnay, el Alpha.

La ojiverde frunció en ceño, hasta ahora fue realmente consciente del frío que en verdad
hacía, y que ella era quien ardía en fiebre.

-¿Qué hago aquí? ¿Dónde esta Víctor?

-Hablando con papá -contestó simple.

Al notar el sudor frío cayendo de la frente de la chica, se levantó hacía el baño con rapidez,
trayendo consigo unas toallas húmedas. Lauren se vio confundida al ver que la joven
también traía una gasa y alcohol para desinfectar.

-Lamento mucho lo que te pasó.

-¿Qué haces? -murmuró temerosa, observando el movimiento de la chica al intentar pasar


el algodón húmedo por su cuello. Se aparto asustada, el amarre en la cabecera de la cama
limitando sus movimientos-. No me toques.

-Tranquila, solo desinfectaré la herida -su sonrisa intentaba verse reconfortante, mostrar
empatía para ganar su confianza como si de una niña se tratase.

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Insideofmysoul
Pero el simple pensamiento de alguien acercándose a la marca que le había hecho su mate
le causaba un miedo indescriptible. Se sentía bien cuando Camila pasaba su
lengua, apaciguando el dolor y a la vez teniéndola serena.

-No. No me toques -repitió más decidida, aún así mostrándose frágil.

El sólo olor de el desinfectante ya la tenía nuevamente mareada.

-Tranquila Lauren, lo hago por tu bien. De una u otra manera debemos romper el lazo entre
tú y esa Alpha, aún estamos a tiempo.

Parecía que el tiempo se detuvo, se sentía sofocada por la noticia. Un escalofrío le paso
por el cuerpo entero, llenándola de miedo. ¿La querían separar de Camila? ¿Porqué?

Una parte de ella quería lloriquear y llamar a Camila, tenerla aquí y esperar a que la llevara
devuelta a su manada. A su habitación. A su cama. Ya no soportaba estar más en este
lugar. Sin embargo, estaba esa parte en ella que no se dejaría vencer sin dar batalla. El
instinto de supervivencia que llevaba dentro.

-Si te vuelves a acercar a mi marca, más vale que te despidas de tu mano.

-¿Esa es forma de hablarle a tu hermana? -contraatacó en tono divertido, mostrando una


radiante sonrisa. Y por la expresión de Lauren, sabía que la chica no tenía ni idea-. Mi
nombre es Taylor.

Intentó digerir la idea, aunque Víctor lo haya dicho antes, escucharlo de los labios de su
propia hermana era una sensación más aterradora. Más real. Tenía una hermana. Estaba
en la manada de Víctor. Y eso solo apuntaba a una cosa.

-¿Lauren? -la voz desconocida de esa mujer provocó que un nudo se formara en su
garganta.

La tenía frente a ella, la misma mujer que la abandonó cuando pequeña, cuándo más
necesitaba de ella. La misma mujer que ni siquiera se preocupo por su bienestar. Sólo se
marchó. Era la misma mujer, sólo que se veía más cansada, con las líneas de expresión
marcadas. Y dolía, verla junto a la hija que tuvo con otro hombre. Taylor, de quién cuidó
desde bebé y ha estado con ella hasta ahora.

-¡Oh, Lauren! -la mujer la estrechó con fuerza entre sus brazos, apretando su agarre, como
si temiera que su propia hija se desvaneciera.

El contacto con su madre le reconfortaba, le traía esos recuerdos donde la arropada antes
de ir a dormir. Pero sin embargo, no podía ser capaz de devolver el abrazo, y menos con la
penetrante mirada de dos Alphas sobre ellas: observándolas desde la puerta

CAPITULO 20
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Tengo miedo -murmuró con voz temblorosa la pequeña ojiverde, llevándose la manta sobre
su propia cabeza para cubrirse-. Hay un monstruo afuera, mami.

La mujer sonrió con ternura, y tomo asiento a su lado en la pequeña cama. Retiró con
lentitud la capa de tela blanca, dejando al descubierto los verdes y asustadizos ojos de su
hija mayor. Acarició su cabellera, y besó su frente con cariño. Lauren podía sentir la
tranquilidad que le brindaba su madre, y no había mejor sentimiento que ese.

-¿Un monstruo? -cuestionó la mujer, y la pequeña se aferró una vez mas a su manta como
si fuese la única cosa en el mundo que la mantendría a salvo: a parte de su madre,
claro está-. No hay monstruos por aquí, cariño.

-¡Si los hay! Los veo cuando todos duermen. Son como osos, muy peludos, y con grandes
garras -imitó a un animal salvaje, gruñendo y mostrando su dentadura de leche, y el notorio
diente faltante al frente.

Clara rió entretenida, el nudo en su garganta haciéndose más grande cada vez con las
palabras de Lauren. Y una lágrima se deslizo sin poder pararla.

-No hay de que preocuparse, cariño. Nadie te hará daño, no mientras yo viva -acarició su
frente, memorizando cada facción de su rostro-. Y está bien tener miedo a veces.

-Papá dice que no debo tener miedo a nada.

-Tener miedo esta bien, Lauren -la voz de su madre era firme, pero a la vez ahogada-. Sólo
hay que ser fuerte para enfrentarte a tus propios miedos.

-Quiere llevarme a un campamento raro, mami. No quiero ir ahí -se quejó con un puchero-
. Pero sí le digo que no, se va a enojar conmigo.

-Yo hablaré con él.

La pequeña sonrió complacida.

-¿Y ahuyentarás a los monstruos?

-Te prometo que no los volverás a ver nunca más.

Y así fue, pero Lauren jamás comprendió que eso también conllevaba al el hecho de que
jamás volvería a ver a su madre. No hasta ahora. Si hubiera sabido que eso pasaría, jamás
se lo hubiese pedido.

Y cumplió su promesa.

-No me gusta.
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Michael miró con confusión a su hija, quien apartaba con disgusto el plato de comida lejos
de ella. Los nuggets sólo sabían bien cuando mamá los hacía.

-Come -ordenó con la misma mirada, mientras un pequeño Chris de cuatro años jugaba
entretenido con una pelota.

La pequeña bajó la mirada hacía sus manos, jugando con la pulsera que Clara le había
regalado al nacer.

-Todo era mejor cuando mamá estaba aquí.

Cuando las palabras salierón de su boca, ya no había marcha atrás. Fue en una fracción
de segundo, en qué Michael se levantó furioso de su asiento, derribando la silla detrás de
él causando un sonido tan fuerte que asusto a Chris, y esté empezó a llorar.

-¡Pues ella ya no está aquí! ¡¿Cuándo mierda vas a entender eso?! ¡Se fue! ¡Se fue porque
no te quiere, porque le importas una mierda! ¡Ya deja de nombrarla! -su rostro estaba tan
rojo de la ira, y una vena palpitaba en su frente. La pequeña se encogió en su lugar, sus
labios temblando con miedo-. Eres igual a ella, eres una estúpida.

Después de esa cena, ya nada volvió a ser igual.

-Lauren por favor, déjame explicarte -suplicó Clara, sus ojos llenándose de lágrimas ante el
rechazo de su hija-. Por favor hija...

-¡No! -bramó con odio, el rencor en su voz siendo palpable.-. No me llames así. ¡Tú no eres
mi madre!

El dolor se reflejo en las facciones de la mujer, completamente abatida. Trago con pesadez,
e intento coger la mano de Lauren una vez más, pero está se aparto como si el tacto le
quemara. La miraba con los ojos muy abiertos, lágrimas mojando sus mejillas, las cuales
se encargó de retirar con molestia. Esa mujer no era su madre, una madre jamás haría lo
que Clara hizo. No debía llorar por ella: no merecía sus lágrimas.

Todas esas noches soportando el desprecio de Michael, sólo porque Lauren se parecía a
su esposa, fueron sin lugar a dudas, los peores momentos de su vida, sí es que no decía
que en realidad era toda. Y las cicatrices que quedaban en su cuerpo se lo recordaban.

-Tú eres el monstruo, ¿no es así? -Clara levantó la mirada entre sollozos, confundida por
las palabras.

-¿Qué quieres decir?

-Cuando te pedí que ahuyentaras a lo monstruos, tu te fuiste con ellos. Tú eres un


monstruo.
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Insideofmysoul
Esa noche estaba tan presente en la memoria de Clara, al igual que en la de Lauren. Y sus
palabras la herían de una manera indescriptible, eran como veneno, tóxico.

-No permito que le hables de esa manera a tu madre, Lauren.

La voz grave llamó la atención de la Cazadora, los profundos ojos esmeraldas se posaron
en el Alpha de Cold Moon, el mate de su madre. Lo recorría con la mirada apretando la
mandíbula con odio, escudriñandolo como a un insignificante insecto. Pasó por alto su
advertencia, y su vista se topó con la cicatriz de una mordida en el cuello de Clara.

La mujer llevo una mano a su cuello, escondiendo su marca de los ojos de su hija:
avergonzada. De fondo escuchó como su mate gruñía molesto por esa acción, y no tuvo
mas remedio que dejar la mordida al descubierto, sumisa ante su Alpha.

-Me das asco -siseó con odio.

La primitiva satisfacción en su mirada al ver la expresión de su madre.

¿Así se veía ella cuando estaba con Camila? Tan pacifica, sin intención de tener un gramo
de independencia. De no tener voto en esa vida. ¿Para eso era un mate?

-Lauren yo...

-Lárgate de mi vista -gruñó con la mandíbula tensa, sus uñas encarnadose a sus palmas
hechas puño, sangrando al instante-. ¡Lárgate!

Cuando Clara no dio señales de obedecer a sus gritos, Lauren tomó lo primero que tenía a
la mano, una esfera de cristal, amenazando con arrojársela si su madre no se iba. Su rostro
estaba rojo por la furia, sosteniendo con fuerza el objeto en su mano derecha.

-Mamá, vámonos -rogó Taylor, ayudando a Clara a ponerse de pie, mientras la mujer
estaba hecha un mar de lágrimas-. Deja que se tranquilice. Esta bien.

David miraba con interés la escena, una vez su Luna e hija salieron de la habitación, miró
a Víctor.

-Desatala -ordenó-. Dale algo de comer, y tráela de vuelta.

Y se marchó.

El chico se acercó con detenimiento, y con precaución la libero de la atadura en su mano


izquierda. Temiendo que la ojiverde le soltara un golpe.

-Lo siento Lauren, perdón por esto: tenía ordenes.

La chica aún se encontraba en shock, respirando agitadamente con el pulso acelerado.


Miró el objeto en su mano derecha, era una reliquia navideña, una esfera de cristal con
nieve falsa dentro, y una pequeña ciudad en miniatura dentro.

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-Si que eres un maldito bastardo.

-Gracias.

-Claro, solo hacía falta que te lo tomarás como un cumplido -el chico rió, ayudando a la
humana a ponerse de pie nuevamente-. ¿Porqué me quieren apartar de Camila?

Víctor se tenso, comenzando a caminar fuera de la habitación con Lauren pisándole los
talones.

-Es complicado...

-Creo que puedo manejar la información, me da razones para escapar de aquí. Ahora más
que nunca.

Se adentraron en el comedor de la casa, no era tan grande como el de Dark Moon, pero si
que cabían muchos invitados. Víctor tomó asiento, los nervios brotando hasta por sus poros.
Lauren se situó a su lado: notando la picazón en su marca nuevamente.

-Deberías escuchar lo que tiene que decir, merece una segunda oportunida...

-¡Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña! -una chica entro cantando
desafinadamente, bailando con movimientos descoordinados al rededor del comedor.

Tenía una hermosa cabellera rubia, casi blanca. Preciosos rasgos finos, con unos
espléndidos ojos negros, idénticos a los de Víctor. Sólo que se comportaba como una
lunática, riéndose de sí misma y cantando a todo pulmón.

Víctor cubrió su rostro con ambas manos, avergonzado por la inoportuna entrada de la
chica. Quien al ver que había nueva compañía en la casa, trepo sobre la mesa, dejándose
caer de espaldas quedando frente a frente de la ojiverde.

-¿Quién es tu amiga, Víctor? -su voz era suave y baja, tomando un mechón de cabello de
Lauren, jugueteando con él entre sus dedos.

Lauren trago pesado. Nerviosa por la cercanía entre la desconocida y ella.

-Alejate Sahara, no te interesa. Mejor deja de seguir jugando, y dime que mierda haces
aquí -jamás había visto a Víctor tan molesto.

-Oh vamos, ¿Me dirás que no te alegra verme? -rió la rubia, sin apartar sus oscuros ojos
de los de Lauren-. Wow, nadie por aquí posee tan hermosos ojos como los tuyos preciosa.
Tu belleza enserio me es gratificante. ¿Cual es tu nombre?

-L-Lauren.

De reojo notó como Víctor ponía los ojos en blanco, y la mirada de Sahara se llenó de un
brillo travieso.

-Déjate de juegos -insistió el Alpha-. ¿Que haces aquí? Deberías estar con tu mate.
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Insideofmysoul
-No entiendo porque te molesta tanto mi presencia aquí, antes era muy bien recibida. Y si
mi mate se puede divertir, no entiendo porque yo no -concluyó la chica, volviendo su
atención a una nerviosa cazadora-. Espero seguir viéndote por aquí, Lauren.

Michael no dejaba que Lauren se acercara a Chris, y esto sólo causo que está se sintiese
aún más sola con el paso de los días, en la enorme casa de la Comunidad. Al principió el
hombre se notaba indiferente hacía ella, todo lo contrario que con su hermano pequeño. O
eso fue hasta que los años pasaban, y el parecido entre Lauren y Clara llego a ser
insoportable.

Ya todo era demasiado malo en la escuela, y en los entrenamientos, como para llegar a
casa y soportar los gritos y golpes de su padre ebrio, desquitando toda su ira contra ella
como si tuviese enfrente a su misma esposa.

Su entrenamiento básicamente se trataba de la resistencia física, en mitad del bosque.


Unos Cazadores siempre los tenían bajo supervisión mientras los más jóvenes se
preparaban. A Lauren no le gustaba aquello, más bien, no le gustaba la Comunidad.

Llegó a la conclusión de que en realidad no quería estar en ninguna parte, no le gustaba


esté lugar. Quería estar con su madre. Pero ella se fue, la abandonó. Y no volverá.

-¡Sube más Jauregui! -podía escuchar la voz de su supervisor Raphael, metros debajo de
ella.

Se aferró con fuerza al tronco, las heridas en sus manos ardían, podía sentir la carne viva
y como esta quemaba al roce de intentar sujetar una rama más en un intento de trepar más
alto, a la cima del roble. Su vista viajó a hacía el suelo, a como los chicos de su misma edad
la miraban expectantes, pero las nauseas le dieron de lleno ante el pensamiento de una
caída desde esa altura.

-¡Vamos Lauren! -alentó June, la única chica con quien pudo trabar una amistad desde un
inicio.

Saltaba dando aplausos, su cabello castaño claro agarrado en una coleta se balanceaba
de lado a lado con cada brinco de aliento a su amiga.

-¡No puedo! -se quejó la ojiverde-. Tengo miedo.

Las palabras de su madre vinieron a ella, a pesar de lo aturdida que se sentía por el aire a
tan semejante altura, tapando sus oídos, escuchó su voz: alentándola a seguir. Y en menos
de lo esperado, se encontraba en la cima.

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-Papá -rogó sin aire Lauren-. Por favor.

-Maldita perra -gruñó Michael, apretando más el agarre en el cuello de su hija,


completamente cegado por su ira.

Chris llegó en el momento exacto en que Lauren quedo inconsciente, aún en entre las
manos de su padre. Chris lo sujeto por la espalda apartandolo de su hermana, y el hombre
soltaba patadas al cuerpo en el suelo de su hija. Desquitando el enojo y dolor que sentía
hacía su esposa.

Los siguientes años no cambiaron mucho después de eso.

-¡Corran más rápido! -gritó entre risas el chico, con los fuertes gruñidos de oso detrás.

El trío de amigos cruzaron la reja electrificada sin problemas, pasando por debajo sin correr
riesgo. El oso se detuvo inmediatamente, gruñendo a los cazadores quienes se reían a
carcajadas sin aliento.

-Deberíamos dejar de hacer esto, es muy peligroso -dijo Lauren, intentando tomar aire.

-Peligroso es mi segundo nombre -siguió James, levantando la ceja hacía la ojiverde.

-Creí que tu segundo nombre era Frederick -dijo divertida la rubia, ajustando la correa de
su ballesta.

-Cierra la boca, June.

-Tú cierra la boca.

-No, tú.

-Tú.

-¡Los dos cierren la boca! -para ser sincera, le daba cierta gracia la forma en que ambos
hermanos discutían por cualquier cosa: cuando ella y Chris apenas y se dirigían una
palabra.

Le daba algo de envidia, debía admitir.

-Ese oso nos odia. ¡Ni siquiera le hice nada!

-Supongo que le fastidio que tocaras a uno de sus pequeños -rió Lauren, con James
volviendo a estallar a carcajadas.

-Es que se veía tan tierno, ¡no me contuve! -se defendió June, peinando su cabello hacía
atrás y limpiando el sudor en su frente-. Amo la adrenalina.

-Siempre lo he dicho, si no arriesgas: no estás viviendo -ambos hermanos asintieron en


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acuerdo al lema de su mejor amiga.

-¿Y qué es lo que querían los Sangre Pura? -cuestionó James, empezando a caminar de
vuelta al centro de la Comunidad-. Para ser sincero, Marcus es una patada en el culo.

-¡James! -reprendió divertida su hermana-. Ellos sólo protegen a la Comunidad.

-Yo... no he ido con los Pura Sangre -se quedaron estupefactos por la noticia.

-¿No piensas ir?

-Claro que sí, sólo que no tengo un buen presentimiento de qué es lo que quieran de mí.

CAPITULO 21

Gimió de dolor una vez más, retorciéndose entre las sabanas que no le brindaban el mismo
aroma, la misma calidez, misma tranquilidad que su propia cama. Con Camila.

Camila.

Era lo que su cuerpo pedía a gritos. La cura al dolor que sentía en ese momento. Desde
hace dos días estaba aquí, y la mordida no sanaba como debería hacerlo, al contrario, sin
su mate, esta empeoraba.

Lauren no permitía que alguien tocara su marca, la sentía han intima, simplemente
impensable. Ellos intentaban parar la agonía, y a la vez, separarla de la Alpha. Querían que

el dolor se volviera tan insoportable que simplemente diera el brazo a torcer, y acabar el
problema de raíz. Creían que no lo sabía, pero Lauren es mucho más inteligente que ellos.

Estaba ardiendo en fiebre, sudando: pero sentía tanto frío. Su mano aún había vuelto a
estar atada a la cabecera en caso de que intentará escapar, como la primer noche en Cold
Moon.

Jadeó. Apretando la mandíbula con fuerza para contener un grito de dolor.

Escuchó la puerta de la habitación abrirse, una chica de tez oscura entró sin titubear: Era
increíble como su andar era tan sutil y propio, tenía unos espléndidos ojos negros, la
observaba desde la entrada, su mirada tan hueca que le causaba escalofríos. Mantenía sus
manos en su espalda, y por un segundo se permitió pensar que planeaba matarla.

-Mantén la calma, no pienso hacerte daño -tranquilizó, con un acento marcado. Y dio un
par de pasos hacía la cama-. Mi nombre es Normani.

Una maldita Vampira.

"Lo que me faltaba" pensó la Cazadora.

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-¿A que has venido? -bramó con rabia-. ¿Quieres intentar quitar mi marca? Adelante, a
ver si lo logras -retó.

La morena negó divertida, acercándose a ella, y tomando asiento a su lado.

-He traído algo -detrás de ella, sacó una taza de té, y un par de trapos húmedos-. No le
permiten a ningún licántropo aquí acercarse a tu habitación. ¿Pero sabes? Yo no soy uno.

-No me digas -dijo Lauren sarcástica, gimiendo bajo por el dolor-. Estoy bien.

-Cariño, ¿a quién quieres engañar? Sé que te trajeron aquí la misma noche en que tu mate
te marcó, y si dentro de una semana ella no te encuentra, creo que sabes de quien será el
funeral.

El miedo cruzó la mirada de la ojiverde, mirando aterrorizada a un punto fijo en la nada.


Camila moriría. Podía sentir como las lágrimas recorrían sus mejillas, dejando un camino
salado a su paso. Irónico, por tan amarga verdad.

-¿Porqué me duele tanto?

-Esta es la primera etapa de la separación -explicó más tranquila, empezando a colocar los
paños húmedos en la frente de la chica y entregándole la taza de té-. Al momento de ser
mordida por una Alpha, ésta inyecta algunos genes en tu cuerpo. Todo será tan doloroso
hasta que llegue el final de la semana, es cuando entras en celo.

-¿En celo? -rió divertida-. ¿Ahora soy una perra en celo? No me vengas con tonterías, eso
es imposible.

-Como te he dicho, sí tu Alpha no llega para entonces, posiblemente desprendas un aroma


que provocará que cualquier licántropo venga por ti. Y eso terminará por matar a tu mate.

-¿Es lo que quieren lograr separándome de Camila? ¿Matarla?

Normani se encogió de hombros.

-Sólo ahorrarte estos días de dolor, supongo -suspiró-. Ten cuidado, no todos aquí son lo
que aparentan.

☾*☽

Taylor comenzaba a molestarse, se notaba en sus facciones. La forma en que su mandíbula


se apretaba, y gruñía bajo. Y aunque a Lauren no le gustará, ambas compartían ciertas
similitudes como hermanas. Por lo menos, viniendo de Clara.

-¡Pin Pon es un muñeco muy guapo y de cartón, se lava su carita con agua y con jabón!

-Juro que si no cierra la boca, yo... -la Beta se sujetaba con fuerza la cabeza, frustrada por
la chillona voz de Sahara.
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Lauren rió, apartando la comida con disgusto, el apetito se había esfumado. Tenía un nudo
en el estomago, imposible digerir algo sin tener que vomitarlo.

-Lauren, tienes que comer -insistió Taylor, sentada a su lado en el comedor con la voz de
Sahara de fondo-. Estas muy débil...

-Pues eso claramente no es culpa mía -contraatacó con una mirada furtiva, el contorno de
sus ojos oscurecido y ojerosos por las noches de insomnio-. Déjenme ir -ordenó, separando
cada sílaba para remarcar sus palabras.

La joven suspiró derrotada, como si Lauren fuese una niña pequeña que se negaba a comer
sus verduras.

-No esperamos que lo entiendas, es por tu bien -sonaba como una madre, aún siendo
menor que ella-. Come.

-¿Crees qué porque tienes genes de lobo me vas a mandar? -se mofó divertida,
deleitandose con la molesta mirada de su hermanastra-. Oh, ya sé. ¿Quieres darle gusto a
tus ancestros? Bien.

Tomó una manzana del centro de la mesa, mostrándosela a Taylor quien estaba más que
confundida.

-¿Quién quiere jugar? -preguntó con voz chillona-. Mira la manzana, Taylor ¿Lista? ¡Ve por
ella! -exclamó, lanzándola con fuerza al otro extremo de la cocina.

-¡Yo voy por ella! -dijo Sahara en el momento en que terminó de cantar, corriendo en busca
de la fruta-. ¡La tengo! ¡La tengo!

La rubia coloco la manzana frente a Lauren, y la ojiverde levantó las cejas en dirección a
su hermana, quien la miraba con cara de pocos amigos.

-Mala Taylor. Mala. Hoy duermes afuera.

Sahara se partía de la risa, y a sus carcajadas se le unieron las de Lauren: era la primera
vez que se reía estando ahí. Taylor rodó los ojos, poniéndose de pie con un "Haz lo que
quieras", y marchándose del comedor.

-Siempre ha sido una amargada -rió Sahara, tomando el lugar vacío que había dejado la
otra chica-. No siempre tienes que tomarte todo tan enserio.

-Deberías decírselo a ella.

-No es que nuestra relación sea tan amistosa en estos momentos -explicó, agitando la
mano con desdén para quitarle importancia-. La gente cambia, las amistades se acaban, y
todo es historia.

Su mente viajo hacia James y June, sus mejores amigos en la Comuidad. Es posible que
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jamás los volvería a ver, pero le gustaría haberse despedido. Todo pasó tan rápido.

Por otro lado el dolor que sentía tanto mental como físicamente, le recordaba a Camila.
Cada aroma y textura, le recordaba a que no estaba con ella. La Joya, quizá sólo podría
llevarla de vuelta a su escondite con los Sangre Pura, y ella estaría de vuelta en la manada
sin levantar sospechas. Nadie sabría que fue ella, además de Ally.

Ally.

Tal vez la distancia fue tan grande, que su vinculo con ella se rompió. No tenía ningún medio
para comunicarse.

-¿Sabes? Estar aquí encerrada no es tan malo -tranquilizó Sahara-. Quiero decir, podemos
divertirnos. Dicen que soy divertida. Ven -y su mano tomó con la suya, llevándola con
ansiosos tirones.

☾*☽

El clima en este lugar era demasiado frío, no le sorprendería si caía una nevada. Se
encontraban muy al norte, suponía. Con cada respiración, pintaba en el aire una ligera nube
blanca. Ambas se encontraban en los jardines Traseros de la casa del Alpha. Sahara le dio
una bufanda, unos guantes afelpados, y un gorro blanco con una pequeña bolita peluda
adornando su cabeza.

La otra chica no se inmutaba por el frío, ya que sus genes la mantenían en una constante
calidez en el cuerpo. En cambio, la humana frotaba sus manos constantemente para tener
algo de calor, su nariz estaba ligeramente roja y sus mejillas sonrojadas.

-No puedo creer que estoy haciendo esto -rió Lauren, mirando con asombro el pelaje entre
negro y grisáceo de Sahara.

Su loba era muy hermosa, y presumía de unos hermosos ojos azules, casi gris. Su tamaño
tan semejante, el doble que el de un lobo normal. La miraba en silencio, con las orejas hacía
arriba en alerta.

-¿Y qué se supone que vamos a hacer? -intentó poner una expresión más seria, fallando
cuando la loba de Sahara se ponía en modo juguetón.

Ponía las patas delanteras contra la tierra, y levantaba las traseras agitando la cola. La risa
de Lauren era contagiosa, Sahara era la única con quien podía relajarse más, aunque
llegaba a ser tan infantil, y sospechaba que quizá tenía un tornillo suelto, la chica era
sumamente agradable. Y en un lugar desconocido, este tipo de personas no estaban de
más.

-Bien, siéntate Sahara -ordenó, su voz sin sonar severa. Para su sorpresa y diversión, la
loba lo hizo-. Recuestate.

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Insideofmysoul
El enorme animal cumplió a su petición, mirándola y esperando otra orden. Pero Lauren se
dejó caer a su lado boca arriba, mirando el cielo y las nubes. Su mente viajando a su mate.
Sahara se giró sobre su propio cuerpo, quedando en la misma posición que la humana, con
las patas delanteras flexionadas.

-Es extraño, ¿sabes? No siento como si Taylor fuera mi hermana -rió-. Creí que tendríamos
una relación como la que jamás tuve con Chris, irónico.

-Lauren -una voz la llamó desde la casa.

Clara.

Lauren volvió a ponerse de pie, con el enorme lobo grisáceo detrás de ella, como si fuese
un perro guardián. Sahara estaba arisca, gruñendo bajo en dirección a la Luna de Cold
Moon. Era raro.

-Sahara, te puedes retirar -ordenó Clara, mirándola con severidad-. Ahora.

El licántropo no movía ni un solo músculo, y esto estaba acabando con la paciencia de la


mujer. No fue hasta que Lauren le murmuró un 'esta bien', acariciando su pelaje. Entonces
Sahara se marchó.

-¿Qué quieres? -preguntó con molestia.

-Explicarte -dijo con un nudo en la garganta-. Por favor, escucha lo que tengo que decir.

En la cabeza de la joven, la única explicación era el abandono: tan simple y confuso como
eso. Clara fue la madre mas amorosa y cariñosa, seguramente si no se hubiera marchado,
se habría ahorrado demasiadas cosas. Burlas, denigraciones, golpes, lágrimas... La lista
era interminable. Pero ahora la tenía frente a ella. Intentando compensar los años más
importantes en su vida y desarrollo. No sólo como una Cazadora, sino como persona.

La mujer frente a ella no la sentía como una madre, pero lo era. Tan sumida por su propia
tristeza con el paso del tiempo.

-Bien -aceptó-. Pero estoy demasiado cansada hoy. Quizá mañana.

No mentía, un dolor de cabeza empezaba a crecer después de la ardúa noche. Y la falta


de comida no ayudaba mucho.

-Esta bien -dijo la mujer, con una gran sonrisa llena de esperanza en su rostro-. Será mejor
que entres, esta noche va a estar muy fría.

Claro, y pescar un resfriado era el mayor de sus preocupaciones.

☾*☽

Normani estaba ahí, sin falta. Cambiando los paños húmedos en la frente y abdomen de

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Lauren para calmar la temperatura en su cuerpo. A pesar del clima casi congelado, la
humana estaba sudando. Respiraba con dificultad, y sus dientes chocaban haciendo un
sonido repetitivo.

-Tienes que soportarlo Lauren -apoyó la vampira, limpiando el rostro fe la ojiverde.

-¿Q-Qué... caso ti-tiene? -masculló entre temblores, apenas y mirando a Normani-


. Camila... no sabe q-que estoy... aq-aquí.

La morena bajó la cabeza, sin mas palabras conciliadoras. Hasta que un olor le hizo fruncir
el ceño, el aroma desprendía del cuerpo de la humana. En una zona en especial.

-Lauren... estas entrando en celo -dijo confundida.

La ojiverde le devolvió la misma mirada confusa, el rubor en sus mejillas propagando se a


todo su rostro. Recogió sus piernas de forma instintiva cuando un dolor le atravesó el
abdomen, haciéndola quejarse en voz alta y retorcerse en su cama.

-Camila -la llamaba entre jadeos.

-No sé porqué se adelanto el celo, aún quedaban cuatro días más.

-Normani -llamó la ojiverde en un susurró, y la vampira se acerco a paso vacilante-


. Encuentra a Camila, dile donde estoy. Por favor. Esto es demasiado -suplicó entre
sollozos-. Yo no podré soportarlo. Si Camz muere, yo... moriré con ella.

CAPITULO 22

A la mañana siguiente, Lauren ni siquiera podía levantarse de la cama. Sentía sus piernas
adormecidas, cómo su estómago se consumía a sí mismo mientras su abdomen sufría miles
de puñaladas. Su cabeza estaba por explotar, se encontraba mareada, y con nauseas.
Estaba viviendo el infierno mismo.

-Lauren, sabemos cuál es la manera de acabar con el dolor. Déjame quitar la marca, es el
punto de origen de todo -informó Taylor, dejando un plato de sopa a su lado-. Déjanos
ayudarte.

Hizo el ademán de acercar su mano a su cuello, pero la cazadora la sujeto por la muñeca,
presionándola a tal punto en que la Beta no podía safarse con facilidad, logrando una mueca
de dolor en su rostro.

-Te lo advierto, vuelve a intentar tocar mi marca y verás que no eres la única que puede
morder, perra -era su cuerpo quien hablaba por ella, dejando ir de una buena vez a su
hermanastra.

La joven se apartó con una mirada de terror plasmada en el rostro, masajeando su muñeca
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dolorida con su otra mano.

Salió dando un fuerte portazo.

Esperaba que Normani logrará llegar a tiempo, le dio el nombre de la manada y algunas
indicaciones. La desventaja según le dijo, sólo podría viajar de noche, y eso claramente era
un problema.
El sonido de la puerta se volvió a escuchar, pero con la diferencia de que Sahara fue quien
entró. Ganándose una pequeña parte de atención entre el dolor que abarcaba la mente de
Lauren.

-¿Qué? ¿También vienes a intentar quitar mi marca? -cuestionó a la defensiva.

La chica rió, negando con la cabeza y sentándose en el suelo a un lado de la ojiverde. La


alfombra se veía muy suave, o eso la hacía parecer Sahara cuando la frotaba entre sus
dedos.

-Sólo quería contarte un chiste.

Lauren pusó los ojos en blanco, pero aún así no se negó.

-¿Porqué un naufrago se pone a llorar y gritar en medio del océano? -preguntó, apretando
los labios para no sonreír. Lauren se encogió de hombros, olvidando momentáneamente el
dolor en su cuerpo-. Para desahogarse.

Y aunque no fue el mejor chiste del mundo, la ojiverde sonrió. Admiraba la forma en que
Sahara hacía el esfuerzo por levantarle el ánimos y distraerla.

Era una chiflada, pero una divertida.

-Tu marca es muy linda -halagó, mirando con anhelo el cuello de la humana-. ¿Dolió?

Por alguna razón, Lauren no sentía a Sahara como una amenaza. Sí alguien más estuviese
mirándola de la forma en que esa chica la mira, podría sentirse cohibida o molesta, pero no
con Sahara.

-Sólo cuando sus dientes perforaron mi piel -explicó con una mueca de dolor en su esfuerzo
para mirar a la rubia-. Después es cómo si estuvieras en el lugar más seguro del planeta.
En el lugar correcto.

Ambas compartieron una sonrisa cómplice.

-Lo haces sonar cómo si fuese... mágico.

-Lo es -aseguró en un susurró de forma conciliadora, melancólica-. Es lo más mágico que


he experimentado en mi vida.

-Pero... si tanto te gusta sentirte así... ¿Porqué te rindes ahora? -cuestionó confusa. Sahara
no sonaba molesta, tan solo parecía no comprender-. Esa tal Camila seguro ah de estar
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buscándote como loca, ¿sabes? Y no me parece lógico que tú intentes matarte de hambre
antes de que ella llegue.

Lauren puso los ojos en blanco, impresionada por las palabras de la rubia. Sahara hizo un
gesto con la cabeza hacía la sopa que Taylor había dejado en el mueble a su lado, y Lauren
no encontró más remedio que comenzar a comer.

Por lo que Víctor había dicho antes: Sahara tenía un mate, pero su cuello se encontraba
sin ningún rastro de una mordida. ¿Porqué no la había marcado aún?

Tampoco estaba dispuesta a preguntar.

☾*☽

Es increíble como el silencio llega a aturdir de alguna manera, tan perturbador, lleno de
muchas palabras que querían salir. O quizá solo era cosa de Lauren, quien tenía los nervios
a flor de piel. Y más con la entristecida mirada de Clara sobre ella, la mujer parecía
deshacerse en lágrimas. Taylor estaba a su lado, pasando su mano por su espalda de forma
conciliadora.

La ojiverde miraba la interacción sentada en su cama recargada en la cabecera, mirando


de forma expectante. Jugueteando con sus manos en su regazo, presa de sus nervios. El
dolor de cabeza se había ido gracias a la comida, o por lo menos lo paró
momentáneamente.

-No sabes cuanto te he extrañado, Lauren -sollozó la mujer, sorbiendo su nariz.

Lauren enmudeció, no sabía que decir a eso.

Clara miró a la menor de sus hijas de forma significativa, y está asintió en acuerdo; saliendo
en silencio de la habitación. Era increíble cómo el mismo sentimiento de nostalgia la
embargó en ese instante, lo mismo que sentía al ver las peleas absurdas entre hermanos
de June y James. Ver cómo una madre tenía esa conexión con su propia hija, sin decir
palabra alguna: era indescriptible.

No era algo parecido a la conexión con tu mate, se trataba de algo mucho más profundo.

Lauren nunca tuvo algo así antes.

-Habla.

Clara tardó un par de minutos, tomándose su tiempo.

-Eras muy pequeña cariño, la Comunidad era un lugar del que yo quería escapar. La única
razón por la que estábamos ahí era por tu padre -explicó detenidamente, suspirando ante
el recuerdo-. Chris aún era un bebé, y fue cuando la Comunidad fue atacada... por la
manada Cold Moon. Liderada por el Alpha David Birnay, quienes intentaban hurtar la Joya.
Esa noche David olfateo a su mate... -tragó saliva con pesadez, lágrimas volviendo a
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Insideofmysoul
descender por sus mejillas.

-Te encontró a ti -completó la joven, y Clara asintió.

-David es un tirano, y un déspota. Esa noche me reclamó como suya, y cuando me negué
a eso, me marcó a la fuerza... Fue uno de los momentos más dolorosos en mi vida, pero no
tan doloroso cómo la noche en que me aparte de su lado. David merodeaba fuera de
nuestra casa cada noche, esperando a que me entregará a él de forma voluntaria. Pero
como tú sabes, porque lo estas viviendo en carne propia; estar recién marcada y lejos de
tu mate, no es vida en lo absoluto -sollozó, tomando una mano de su hija entre las suyas-
. Me amenazó con matarlos a ustedes, y por eso tuve que irme, cariño. Yo no quería
abandonarlos. Por favor, ruego que me perdones Lauren.

Los ojos esmeraldas se llenaron de lágrimas, sin poder creer la razón. Todo ese odio y ese
sentimiento de abandono se había esfumado. Clara no se fue sólo porque quería una nueva
vida, David se la llevó a la fuerza.

David era el enemigo

-Mamá -lloriqueó, lanzándose a los brazos abiertos de la mujer.

Podía sentir ese calor y aroma maternal que desprendía de ella de forma natural. Se sentía
de la misma manera que en los brazos de Camila, se sentía a salvo, querida.

-Es por eso que quiero quitarte esa marca, Lauren. No quiero que termines como yo, los
Alphas son temperamentales, y no quiero que te hagan daño.

-Camila no es así, mamá. Ella me quiere -aseguró contra su hombro, sintiendo las caricias
en su cabello-. David es el salvaje. Tenemos que irnos de aquí, ven conmigo. Vengan
conmigo, Taylor y tú. En Dark Moon estarán a salvo -propusó con un brillo en su mirada,
esperando un sí por respuesta.

Clara se separó del abrazo, negando con la cabeza cabizbaja.

-No puedo cariño, sí me voy, David no descansará hasta encontrarme. Y habrá una guerra
contra Dark Moon; muertes de inocentes, sangre por las calles... no quiero eso...

-¿Entonces de quedarás aquí desperdiciando el resto de tu vida con ese hombre? -sonaba
decepcionada.

-A veces tienes que sacrificar tu propia felicidad por el bien de otros.

☾*☽

-Lauren, enserio no sabes cuánto lo siento por esto -se apresuró a decir Víctor al ver a la
cazadora entrar a la sala de estar-. David me amenazó, ni siquiera sabía sí saldría con vida
de ahí.

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Lauren negó con la cabeza divertida, esa charla con su madre y su reconciliación le habían
venido de maravilla. Tomó asiento a su lado con una manta tapando su espalda.

Para su sorpresa, el Alpha se levantó casi alterado de su lugar.

-¿Qué ocurre? -cuestionó confusa, frunciendo el ceño.

Víctor pasó ambas manos por su rostro, tallando con fuerza como sí intentase quitarse algo
de esté.

-Estas entrando en celo, y tu aroma me es... irresistible -confesó avergonzado, apartándose


un poco más de ella-. Quiero decir, insoportable -trató de añadirle un poco de humor.

-Claro, olvidaba ese detalle.

-No te preocupes, sólo... -retrocedió un par de zancada, y volvió a sentarse a una distancia
más considerable-. Así esta bien.

Lauren rió divertida.

-¿Tan necesario es?

-Sí no quieres ser brutalmente follada, sí.

Eso la dejo boquiabierta, casi en blanco. Definitivamente no quería ser brutalmente follada,
y mucho menos por él.

-Si, creo que deberías apartarte un par de metros más.

-Seguro eso le dices a Camila -bromeó el chico, causando una sonrisa en Lauren-. Creía
que ella era una degenerada, ya sabes, por estar contigo. Una humana.

Sabía cómo algunos humanos eran tratados como objetos, y que hombres lobo los tenían
bajo su cuidado para abusar de ellos.

Bajo la mirada de terceros, ver a Lauren con Camila, era como ver a un felino con su bola
de estambre.

-Quiero decir, su primo es un degenerado psicópata. Dicen que cuando eran pequeños
solían ser como uña y mugre, inseparables. Hasta que él comenzó a mostrarse con una
seria obsesión con las humanas -informó casi con desagrado-. Matt Cabello posee una
chica, y la tiene en buenas condiciones para su satisfacción, y cuando se aburre de ellas:
las deshecha como basura. Y eso a su prima no le agradaba.

Ahora podía entender el distanciamiento entre Camila y él. Camila no estaba de acuerdo
respecto a su estilo de vida y forma de pensar, y con mucha razón.

Lo peor era que justo ese chico estaba por dirigir una manada.

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Estaba anocheciendo, y Lauren se apresuró a despedirse de Víctor, pues el mismo dolor
tan familiar en su cuerpo comenzaba a despertar nuevamente. Para tenerla despierta una
noche más, pero esta vez Normani no estaría ahí para cuidar de ella.

Subió las escaleras con un esfuerzo sobrehumano, y a pasos lentos caminó en el corredor
para llegar a su habitación. Pero una discusión en una de las primeras habitaciones la
detuvo. Más bien: alguien en especial

-Cierra la boca.

Cierra la boca.

Era esa voz, era ese mismo hombre. El mismo que conducía el Jeep junto a Víctor, y se la
llevaron contra su voluntad. Apartándola de Camila. Su cabeza se nubló con la ira que
crecía en ella, y abrió la puerta sin rechistar, y al ver a quien tenía en frente, casi le daban
ganas de escupirle en el rostro.

-Henri -gruñó molesta, ignorando a David por completo-. ¡Eres un traidor!

Se lanzó hacía adelante, propinandole un fuerte puñetazo en el rostro que en definitiva le


hizo ver estrellitas al grandulón. La mano de Lauren se adormeció momentáneamente, pero
la adrenalina del momento no le permitió pensar en ello.

-¡Por culpa tuya estoy aquí! ¡Tú eras el infiltrado! ¿Cómo pudiste traicionar a...?

-¿A quién? -se carcajeó, con los dientes llenos de sangre gracias al golpe de Lauren-. ¿A
la manada? ¿A Alejandro? O más bien, ¿a lo qué queda de Camila?

El rostro de Lauren se descompuso al escuchar el nombre de su mate.

-¿A qué te refieres? -preguntó con miedo.

-Camila no es ni la mitad de Alpha de lo que solía ser. A este ritmo, en tres días Dark Moon
se quedará sin futura líder.

La noticia la dejó aturdida, pero cuando intentó volver a atacar al Beta, dos hombres la
sujetaron desde atrás con fuerza, a pesar de que la chica lloraba y pataleaba entre sus
brazos.

-Llévenla a su habitación, y asegúrense de que no salga.

En menos de lo esperado, ya se encontraba golpeando su propia puerta sin poder abrirla.


Gritaba por el dolor en su cuerpo: por el dolor de Camila. Se sentía impotente, inservible.
Lo único que quería era lloriquear en un rincón, quedar en un sueño profundo y que al abrir
los ojos sea Camila la primer imagen frente a ella.

Tal vez sea por el cansancio, su propio cuerpo quedó adormecido por tanto culpes a la
puerta. Estaba afónica por el desgarrador llanto. Sus manos amoratas y llenas de cortes.
Pero se quedó dormida en un rincón.
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Poco más tarde escuchó la puerta intentando ser abierta, despertandola de su profundo
sueño. Por un segundo pensó que era Normani, pero recordó que esta se había marchado
la noche pasada. Y para su mala suerte, fue Henri quien entró a su habitación. Parecía
olfatear algo en el aire, hasta que su vista se enfocó en ella.

Su cuerpo se llenó de miedo, teniéndola paralizada en el suelo.

-Oh, es una pena. No creí que ese apetitoso olor viniera de ti.

Parecía totalmente recuperado del rostro, y estaba dispuesto a cobrárselo.

-Aléjate -su voz no fue más que un susurro afónico, y la garganta le dolió al instante.

El Beta la levantó con fuerza del suelo, y la arrojó a la cama sin esfuerzo.

-Mierda, hueles tan bien -gruñó de forma primitiva, llena de deseo-. Esperé mucho tiempo
para esto.

Lauren gritaba sin voz, pidiendo ayuda esperando ser escuchada.

El Beta se reía de forma cínica mientras bajaba su pantalón.

-¡Déjala! -escuchó la reconocida voz de Sahara, y estaba segura que jamás se había
sentido tan feliz de verla.

-¿O qué? -parecía burlarse de la pequeña estatura de la rubia.

Ni siquiera le dió una segunda opción, pues Sahara sacó el arma guardada en uno de los
bolsillos traseros de su pantalón. Miró de manera amenazante al Licántropo, sin vacilar al
sostener el objeto. Sus ojos mostraban que en definitiva no dudaría en disparar sí el hombre
no obedecía.

Y Henri lo sabía.

No parecía ser primeriza en ello.

El Beta levantó ambas manos en señal de rendición, y con el arma aún apuntando a su
cráneo, salió de la habitación.

Sahara se apresuró a cerrar la puerta bajó llave, guardando el arma una vez más a sus
espaldas. Se acercó a pasos lentos a la cama de la humana, quien parecía estar aún en
shock.

-Lauren, ¿estás bien?

La ojiverde rompió a llorar, abrazando a Sahara con agradecimiento y sollozando contra su


pecho. Se sentía asqueada, asustada, y sabía por alguna razón, que Camila había
percibido su miedo.

Sahara la envió en sus brazos de vuelta.


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-Gracias. Muchas gracias, Sahara.

-No tienes porque agradecer. Sabía que ese idiota tramaba algo...

CAPITULO 23

La risa de Lauren era el sonido más contagioso. A pesar de su estado tan acabado, Sahara
logró sacarla de la cama. El cuerpo le dolía, y sentía punzadas en la cabeza, pero eso no
le impidió a su nueva amiga prepárale un desayuno divertido.

Con divertido me refiero a muchas galletas horneadas, con chispas de chocolate simulando
caritas felices.

Optó por algo más ligero, puesto que Lauren vomitaba cualquier platillo fuerte.

–Te cuento otro –sugirió entre risas–. ¿En qué se parece una casa incendiándose y una
casa vacía?

Lauren sumergió una de las galletas en su vaso de leche, encogiéndose de hombros.

–En qué una esta en llamas, y en la otra llamas, y nadie sale.

Y cómo ya lo había dicho anteriormente, Lauren sólo reía por el esfuerzo de Sahara en
levantar su ánimo.
–¿Y... vives aquí? –preguntó Lauren en un susurró, pues le dolía levantar la voz–
. En Cold Moon, quiero decir.

–Bueno, hasta hace un tiempo si –informó algo melancólica–. Mi madre era la cocinera, así
que mi infancia se baso en comer muchas golosinas y jugar por todas partes –sonreía de
una manera adorable, remarcando sus lindos hoyuelos–. Mamá era la mejor, me cantaba
canciones antes de ir a dormir –recordó con un brillo en sus ojos, el cual se apagó al
instante.

Su mirada se quedó estática en un punto fijo en la nada, y Lauren frunció el ceño.

–Suena a que es una maravillosa mujer –alentó, intentando ser ella quien levantara su
ánimos esta vez.

Sahara asintió, volviendo a sonreír. Tenía esa manía que al hacerlo, se veía tan inocente y
frágil. Esta chica era una caja de sorpresas: pasaba de sostener un arma y apuntar sin
flaquear, a cocinar galletas con caritas felices.

–Si, ella lo era.

–¿Y qué ocurrió? –preguntó curiosa.

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Sahara se aclaró la garganta, y su mirada viajó a los aperitivos en el plato. Perdiendo de
inmediato el apetito.

–¿Qué ocurrió? –se dijo a sí misma, dejando salir una pequeña risa a secas–. Alguien
envenenó la comida del padre de David, eso pasó.

A Lauren se le cortó la respiración, deduciendo la temible conclusión a la que llegaba todo.

–Y la culparon –completó, siendo testigo de como el rostro de Sahara cambiaba


completamente a uno lleno de ira.

–¡No fue ella! –vociferó con odio, apretando la mandíbula–. David es un degenerado. Ni
siquiera dudó en apuntarle con esa arma y dispararle como si se tratase de un animal.
Como si su vida no significará nada, cuando para mi lo era todo...

Terminó entre sollozos, cubriendo su rostro mientras el llanto comenzaba a desbordarse.


Lauren no dudó en envolverá entre sus brazos de la misma forma en que la chica hizo con
ella la noche pasada, sintiendo los hipidos que venían acompañados con el dolor del
recuerdo del pasado y su aún presente rencor.

–Lauren, perdóname –sollozó aún en su pecho, aferrándose con miedo a la camiseta de la


humana–. Por favor. Por favor.

–No tengo nada que perdonarte Sahara –dijo Lauren dudosa, confundida por la inminente
disculpa.

La pequeña se sorbió la nariz, alejándose para mirarla a los ojos para pronunciar las
siguientes palabras que la dejaron helada:

–Yo iba a asesinarte –confesó con voz fría.

Lauren hizo un intento de sonrisa, pensando que se trataba de alguna de sus bromas, y
esa claramente no tenía la mayor gracia. Pero al ver el rostro de Sahara, tan serio e
impasible, sabía que no era así.

Decía la verdad.

La miró asustada, desconociendo por completo a la chica con quien pensaba había trabado
una amistad.

–¿Q-Qué? –dijo aturdida, sintiendo como el suelo se movía debajo de ella.

Sahara suspiró de forma alargada, cerró los ojos y posó la dirección de su mirada al techo.
Haciendo notoria la forma de su clavícula y la manera en que la saliva se pasaba con
pesadez a través de su garganta.

–Matthew Cabello es mi mate –continuó, pareciendo avergonzada ante esto último. Lauren
estaba por entrar más en shock con cada palabra–. Ayer por la noche, yo iba a asesinarte.
Sólo que al entrar no conté con ver a Henri ahí.
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Quién diría que de alguna manera, la inoportuna y poca deseada presencia del Beta iba a
ser quien la salvará de la muerte.

–¿Qué... te detuvo? –cuestionó con temor–. A parte de Henri.

–Me di cuenta de que estaba mal –admitió más relajada, dejando escapar el aire retenido
en sus pulmones. Al fin atreviéndose a mirar a los ojos a la cazadora–. Cuándo lo encontré...
pensé que mi vida cambiaría. Que al fin sería feliz. Pero Matt tiene una... –hizo una mueca,
sin saber como explicar la condición de su mate–; obsesión por las humanas... Últimamente
lo escuchaba hablar sobre una en especial, parecía que nunca descansaría hasta tenerla.
Una tal Lauren, la futura Luna de Dark Moon...

A Lauren se le erizó la piel, sintiendo ese escalofrío subir por su columna.

–Sabía cuales eran los planes que tenía David, sabía que te traerían aquí. Y pensé... –esta
era la parte en que no le enorgullecía en lo absoluto decir, pues empezaba a ponerse más
nerviosa–, pensé que si tu no estabas, al fin Matt se fijaría en mí.

Lauren negó con la cabeza, conmovida por la sinceridad de Sahara: aún a pesar de que la
chica tuviera intenciones de hacerle daño, estaba arrepentida de ello. No se lo hubiese
dicho sí no fuera así.

Acomodó su cabello detrás de su oreja, ganándose la atención de la rubia, quien la miraba


con ojos de cachorro. Totalmente confundida.

–Se supone que tienes que odiarme, Lauren. No te culpo si lo haces –dijo casi con molestia.
No era justo–. Estaba a punto de meterte una bala en la cabeza.

–Pero no lo hiciste –recalcó–. No lo harás.

Sahara sonrió, como solía hacerlo. Con sus hoyuelos enmarcando su tierna sonrisa. Dos
comillas en cada borde.

–No, no lo haré.

☾*☽

Lauren estaba nuevamente en cama, con los familiares paños húmedos en su cuerpo para
tranquilizar su temperatura. Taylor estaba a su lado, leyendo un libro: o eso intentaba
aparentar. Puesto que su vista estaba puesta directamente en su hermanastra, y la
desviaba con velocidad al ser atrapada.

Eso, y pues sostenía el libro al revés.

–¿Sabes? Quisiera tener la misma habilidad que tú –se burló la ojiverde, ganándose una
mirada llena de confusión por parte de Taylor–. Ya sabes; leer un libro al revés. ¿Cómo se
llama? ¿Otipicnirp le?

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El rostro de Taylor pasó a un tono rojizo, avergonzada.

–Ugh, eres tan molesta –gruñó enojada, causando una carcajada en Lauren.

–Gracias, es de familia –dijo alardeando.

Taylor rodó los ojos, girando el libro en la posición correcta.

–Quiero disculparme por como te trate ayer –empezó a hablar, y la más joven la miró con
interés–. No debí hacerlo, tú sólo intentabas ayudar... Pero debes saber que enserio, no me
interesa como duela esto, sí es lo que debo soportar por Camila: que así sea. Así que
agradecería que no te entrometieras.

La chica se mostró algo sorprendida al principio, pero terminó asintiendo en acuerdo. No


estaba dispuesta a perder algún miembro de su cuerpo por acercarse nuevamente a la
marca de Lauren.

–¿Te sientes mejor? –preguntó preocupada, inclinándose para girar los paños húmedos en
su frente.

Lauren suspiró adolorida.

–Cada vez es menos soportable –se quejó con molestia.

A penas estaba atardeciendo, y usualmente a esta hora del día Sahara entraba cantando
alguna infantil canción a todo pulmón. Tanto saltitos por todo su cuarto y con un nuevo
chiste que contar. Pero ella no estaba aquí. Y eso le preocupaba.

¿Qué otra cosa sería más importante para la pequeña rubia?

–Taylor –se aclaró la garganta, fingiendo una voz más ronca de lo común–. ¿Me podrías
traer un vaso de agua?

–Claro –aceptó sin problemas, levantándose de un salto y saliendo de la habitación en


dirección a la cocina.

Lauren no lo pensó, se puso de pie de inmediato, dejando los tibios paños sobre la mesa
de noche y saliendo descalza a hurtadillas. Sus articulaciones gritaban por reposo, pero la
cazadora estaba dispuesta a encontrar a alguien en especial. La casa olía a algunas flores
exóticas que recogían del bosque, el aroma a la cena que estaba siendo preparada en la
cocina, y un toque de frescura por el clima helado.

Caminó entre pasillos, bajando las escaleras que la conducían al primer piso de la
residencia. Hasta que unos afeminados gritos llamaron su atención.

–¡Eres una maldita escoria!

Mierda.

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Insideofmysoul
Era Sahara.

Sin dudarlo ni un segundo, entró a la habitación, que resultó ser el despacho del Alpha.
Estaba tan ensimismada y aturdida por lo que pasaba frente a ella, que ni siquiera notó
como los guardias en la entrada habían sido brutalmente atacados, y estaban sobre un
charco de su propia sangre, y una Alpha furiosa y necesitada vagaba en busca de su
Luna.

El despacho estaba lleno de objetos raros, había estanterías con artefactos siniestros y
desconocidos, y algunos frascos que seguro se trataba de pociones letales. El escritorio del
Alpha tenía papeles, carpetas y muchas figuras de oro puro. Lauren podía distinguirlo, y
todo olía a polvo. Como sí el sitio se encontrase sólo y sin limpieza la mayor parte del
tiempo.

De pie, detrás del escritorio: se encontraba el Alpha David. Mirando de manera impasible,
casi desafiante a Sahara, quien le apuntaba con un arma. La misma arma. Sus mejillas
estaban sonrosadas y cubiertas de lágrimas. Sus manos temblaban al sostener el objeto,
su respiración era irregular por el miedo y rencor en su cuerpo. Su cabello casi platinado
estaba enmarañado, como si lo hubiese peinado hacía atrás en numerales ocasiones sin
cuidado alguno.

–Lauren, veté de aquí –ordenó entre dientes, sin apartar la mirada del frío tirano frente a
ella.

–Sahara, no hagas esto –rogó asustada, acercándose a pasos vacilantes–. Si lo matas no


arreglarás nada.

Se sintió aterrada cuando esta vez el arma apuntaba hacía ella, dejándola estática en su
lugar. Sahara intercambiaba su objetivo de David, a Lauren. Sin permitir que ninguno diera
un paso hacia ella.

–Tú no sabes una mierda de como ha sido mi vida en este lugar, gracias a esta basura –
gruño con odio hacia el Alpha, quien no cambiaba su expresión.

Lauren aprovechó para acercarse un poco más a Sahara, intentando tranquilizarla. Aunque
por dentro estaba que no podía por el miedo.

–¿Sabes que fue lo primero que pensé de ti al verte? –el arma apuntó en su dirección esta
vez, deteniendo su paso a una corta distancia de la rubia.

–¿Qué?

–Que estabas loca –sonrió divertida, y Sahara la imitó–. Demonios, si que estabas chiflada.

–¿Y ahora? –preguntó con interés.

–Sigo pensando lo mismo –admitió, encogiendose de hombros–. No mentiré. Tienes una


locura preciosa, Sahara. Y sí el estúpido de Matt no lo valora, seguro encontrarás a alguien

112

Insideofmysoul
que sí. Cualquiera estaría encantado de tenerte –alentó con una sonrisa–. Debo decir que
de un momento hacía acá, la locura atrae más que la belleza.

Sahara pareció titubear esta vez, teniendo una pelea interna consigo misma en su cabeza.
David hizo el ademán de moverse un poco, pero la chica volvió a su principal posición de
ataque.

–¡No te muevas!

–Sahara, por fav...

–¡Lauren! –la ojiverde se giró ante el sonido de esa voz.

Era Camila. Camila estaba ahí. Las mariposas en su estómago revoloteaban alegres.
Sentía como una gran parte de sí misma volvía a ella. Era un sentimiento tan puro y
completo, tan solo tenerla frente a ella. Un poco demacrada, con los labios agrietados y
unas líneas debajo de sus ojos por la falta de sueño. Seguro ella estaba igual.

Sin embargo, Sahara no sabía quien era esa chica, he imaginando que se trataba de uno
de los guardias de David, se abalanzo detrás de Lauren: su brazos derecho rodeó su cuello,
y el arma se presionó contra su sien.

–¡Apártate o disparo! –amenazó a Camila, quien esta vez sí que parecía asesinar con la
mirada a la rubia–. ¡Apártate he dicho!

–No tienes que hacer esto, Sahara –suplicó la ojiverde, cerrando los ojos con fuerza ante
la sensación de tener la pistola en su propia cabeza. Presa del miedo.

–Cierra la maldita boca.

Y esta vez, sonaba tan distinta, que enserio no dudaba en que Sahara apretara el gatillo.

Camila levantó ambas manos, retrocediendo un par de pasos temiendo por la vida de su
mate. Dinah apareció detrás de ella, quien al ver la escena en el despacho, llevó una mano
a su boca para evitar un grito de pánico.

–Kira se llevó lo que merecía –se mofó David, haciendo referencia a la madre de Sahara–
. Envenenó al antiguo Alpha de esta manada. Mi padre. Y pagó por ello.

Los ojos de la chica estaba cristalinos, pero el odio resaltaba en la forma más pura.

–Entonces me saludas a ese bastardo en el infierno.

El arma se aparto de la sien de Lauren, y la bala dio justo en el blanco.

David cayó muerto al instante. La sangre saliendo de su pecho y manchando el piso.

Sahara parecía estar en shock por lo que había hecho, y dejó libre a Lauren, quien de
inmediato fue recibida por los protectores brazos de Camila.

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Insideofmysoul
–Sahara –llamó a la chica, pero sus ojos estaban sobre sus propias manos. Aterrada. Miró
a Lauren, de una manera tan intima y profunda, que no hicieron falta palabras para que ella
supiera lo que pasaba por la mente de Sahara–. ¡No! ¡Sahara, no!

Pero la chica ya había llevado el arma debajo de su mentón.

Y tiró del gatillo.

CAPITULO 24

Es increíble como sólo una persona, puede llevarse consigo toda la vida de un hogar. De
pronto todo estaba tan vacío. Tan en silencio. De fondo escuchaba el sonido de murmullos,
pasando de boca en boca lo que había sucedido. Algunos malinterpretando, y otros
coincidiendo en que Sahara había perdido la cabeza.

Lauren suspiró con fuerza aún contra el cuello de Camila, aspirando el mismo aroma
corporal que la tenía en calma. Era una mezcla entre menta, chocolate, y la frescura del
bosque. Como una brisa fresca en un día caluroso: demasiado bueno para ser verdad. Se
estremeció por completo cuando sintió la lengua de la chica pasar por su marca,
aminorando notablemente el dolor en esta.

Gimió bajo por lo placentero que encontró su cuerpo en esa acción involuntaria, y es que
desde que los guardias procedieron a llevarse los cuerpos, Lauren estaba sentada en el
regazo de su Alpha, llorando contra su pecho, sintiendo las reconfortantes caricias de
Camila, y los susurros a su oído asegurando que todo iría bien.

-No sabes cuánto te extrañé -se lamentó.

Lauren notó un tono de culpa en su voz. Camila cerró los ojos, y una lágrima desendió por
su mejilla. Descansó su cabeza contra el hombro de la ojiverde, sintiendo ese alivió que
tanto anhelaba cada noche.

-Yo también te extrañé -admitió la humana.

Y a pesar de que sus ojos estuvieran un poco hinchados, con cabello desordenado y las
mejillas sonrosadas: Camila sabía que no encontraría mujer más hermosa que su Luna.

-Todo es culpa mía -gruñó molesta consigo misma, sobresaltando un poco a su mate que
estaba sobre sus piernas, quien la sintió tensarse debajo de ella-. Yo no pudé cuidarte. Soy
la peor. No te merezco...

-Esto no es culpa de ninguna de nosotras, Camila -se apresuró a recalcar, sujetando el


rostro de la chica con ambas manos para mantener el contacto visual-. Esto fue planeado
por David. Y ahora él está muerto.

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Insideofmysoul
-Si, pero soy tu Alpha, y...

-Y yo soy tu Luna -sonrió Lauren, contagiondo de inmediato a Camila-. Nos cuidamos


mutuamente. Somos un equipo.

Camila hizo una mueca graciosa, haciendo reír a su Luna. Definitivamente no fue críada
bajo ese concepto, usualmente y aunque suene mal, los estándares eran sobre la fuerza o
poder que tenía uno sobre el otro. En cualquier manada se líderaba así, un Alpha con su
Luna, sin embargo: está se veía bajo la sombra de su mate. Sin tomar en cuenta el voto.

Incluso esto se puede apreciar con Alejandro y Sinu. Al igual que lo fue con David y Clara.

Pero Camila estaba dispuesta a hacer una excepción en su relación.

-Un equipo -concordó.

-Me alegro tanto de que estés aquí.

Se sorprendió muy gratamente cuando Lauren comenzó a desatar miles de besos cortos y
repetitivos por todo su rostro. Sin dejar ningún rincón libre de sus labios, hasta atraparlos
con los suyos en un beso tierno, mostrando la verdad en sus palabras.

De un momento a otro, Camila no se contuvo a inhalar con fuerza el exquisito aroma que
desprendía aún del cuerpo de Lauren. Por lo menos más irresistible para ella. Hizo de ese
dulce beso, uno voraz y hambriento. Sus manos se posarón en el trasero de la chica, lo
apretó entre sus manos con urgencia, aprovechando el gemido que salió para introducir su
lengua en su boca.

-Estas en celo -gruñó entre el beso, comprendiendo la razón de Lauren en sentirse tan
necesitada de los mimos de su Alpha.

-Eso me dijeron -respondió sin aire, restándole importancia.

Sentía como los besos de Camila desendían hasta su cuello: presionando sus labios contra
la marca.

Ni siquiera sabía donde estaban, Camila la hacía perder la noción del tiempo y el lugar. No
es que tampoco le interesará, o eso fue hasta que escuchó el conocido carraspeo de
garganta de un chico.

Víctor.

Lauren deducía que Camila estaba enterada sobre lo que había hecho él, y tal vez fue por
eso que pudo sentirla tensarse, mirando con odio en dirección a su anterior prisionero.
Parecía que lo único que la mantenía en control, y con la capacidad de no saltar a
desgarrarle la garganta; era Lauren.

-Está bien, cariño. Víctor sólo cumplía ordenes de David -explicó detenidamente,

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Insideofmysoul
acariciando de forma tranquilizadora sus manos.

-Necesito hablar contigo -soltó de forma seria, ganándose a cambio un gruñido por parte
de la Alpha, que claramente significaba su negativa. Apretó más su agarre en el cuerpo de

Lauren, dándole a entender lo que pensaba ante esa petición-. Ambas -se corrigió
rápidamente.

-Adelante -alentó la humana.

No le molestaba que Camila se pusiera tan a la defensiva, porque lo último que deseaba
hacer era separarse de su lado. No por el momento.

Víctor tomó asiento algo apartado de ellas, pues era lo más considerable. El chico parecía
cansado, su nariz ligeramente enrojecida, y con los ojos algo hinchados. Era obvio que
había estado llorando.

-Los del consejo están muy indignados con lo que sucedió, y ya que soy el único
descendiente de David con sangre Alpha, seré el líder de Cold Moon -informó, haciendo
una mueca. No parecía feliz por ello.

-Felicidades. ¿No es eso lo que querías?

Esas palabras habían sido un golpe bajo he innecesario por parte de Lauren, hacía parecer
a Víctor como sí fuese el culpable de la muerte de su padre, por la muerte de Sahara...

Dolía.

-Lauren -reprochó Camila, pues hasta ella sabía que se había excedido.

-Lo siento -se apresuró a decir, bajando la mirada hacía sus propias manos-. Es que... no
puedo creer que haya hecho algo así, podíamos haberla ayudado, ella...

-No podíamos -aseguró Víctor-. Yo nunca le desearía a nadie lo que le ocurrió a Sahara.
Tal vez no te lo dijo, pero después de que David matará a su madre, ella intentó asfixiarlo
con su propia almohada mientras dormía -se mordió la mejilla con fuerza, intentando
contener las lágrimas-. Era tan pequeña, era obvio que no podría. David la envió a los
calabozos, y estuvo encerrada, en aislamiento, sola... por cinco años... -su voz terminó
quebrándose, tomó una bocanada de aire para continuar-. Cada vez que David salía de la
manada, yo bajaba a hacerle compañía, darle algo de comida en buen estado. Intentaba
hacer que hablara, pero ella sólo cantaba, y cantaba.

Camila plantó un beso en el hombro de Lauren, sintiendo como su mate sollozaba en


silencio. Acariciaba constantemente sus piernas y brazos, intentando tranquilizarla. Era
increíble como una chica en tan sólo unos días, pudo causar un gran impacto en ella. Se
sentía enojada consigo misma por no poder haber hecho nada para ayudarla, de la misma
manera en que Sahara lo hizo con ella, sin ni siquiera saberlo.

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Insideofmysoul
-Será mejor que se vayan -propuso, moderando el tono de su voz, mirando de reojo a
quienes revisaban el despacho de David en busca de más pruebas de su asesinato-. Esos
hombres creen que Camila es la responsable de la muerte de Sahara y David. Fue una
coincidencia que llegara en el mismo momento en que sudedió todo.

-¡Eso es absurdo! -exclamó disgustada.

-Tranquila, no hay pruebas de ello -se apresuró a informar Camila-. Además, lo único que
pueden lograr con inculparme a mi, sería una guerra contra Dark Moon. Y eso,
sinceramente, sería lo más estúpido que podrían hacer. Cómo un viaje sin retorno.

Lauren de inmediató se relajo, pues estaba en lo cierto. Dark Moon tenía el doble de
Licántropos resguardando la manada, mejor preparados para cualquier amenaza, y eso sin
contar las alianzas que tenía con otras manadas. Sería demasiado tonto por parte de Cold
Moon.

-El problema no es que intenten persuadirme de una guerra -aclaró, relamiendo sus labios-
. El problema es Matthew Cabello.

-¿Qué tiene que ver él en esto?

Por su tono de voz, no hacía falta decir que el solo nombramiento de su primo, parecía
causarle dolor de cabeza.

-Sahara era su mate -la noticia la dejó helada, petrificada con todas las represalias que eso
conllevaba.

El rostro de Camila cambió, se veía llena de enojo, confusión, y miedo. Una combinación
demasiado extrañable de ver en ella, por supuesto.

-¡¿Y qué mierda hacía ella aquí?! ¡¿Porqué no la marcó?! -Lauren se encogió de miedo en
el regazo de Camila, jamás la había visto tan enojada.

-Bueno, eso no lo sabemos -mentira-. Pero cuándo se enteré de Sahara. Y cuándo esos
hombre le digan que "fuiste tú", no será nada bonito. Porque déjame decirte, que tu primo
está loco.

Camila se veía tan frustrada y furiosa, su mirada denotaba lo concentrada y pensativa que
estaba, debatiendose si lo mejor era razonar con Matt, quedarse y hacerlo entrar en razón,
o irse lo antes posible. Ambas opciones eran iguales de arriesgadas, había una gran
posibilidad de que el chico se negara a escuchar, y no sólo correría peligro su propia vida,
ella era perfectamente capaz de defenderse de su primo, pero Lauren no. Y no es que
pensará que su Luna era demasiado débil, pero enfrentarse a un Alpha... no es lo más
apropiado. Y no quería tenerla en constante peligro.

-Pueden pasar aquí la noche -sugirió amistoso.

Cuándo Camila notó lo cansada de su mate, no sólo físicamente, sabía que era lo mejor.
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Fue demasiado para un día, ver como una de las personas que estaba formando un gran
papel en tu vida se quitara la vida de un sólo tiro, frente a ti.

-Esta bien.

☾*☽

Los ojos de Lauren se abrieron con cansancio, ni siquiera había amanecido, la habitación
estaba rodeada de oscuridad y silencio, un silencio demasiado inquietante y ensordecedor.
Y a pesar de estar casi a ciegas, podía saber que se encontraba en su antigua recamara.

La puerta estaba abierta, y la luz del pasillo alumbraba levemente. Pero se sobresaltó al ver
a una chica de pie en la entrada. Cabello rubio, casi blanco. De baja estatura, y una
complexión muy pequeña. La miraba con una enorme sonrisa, marcando sus tiernos
hoyuelos.

Sahara.

Estaba tan feliz de verla, que se levantó de la cama sin titubear. Sahara se veía impaciente,
lo notaba por la manera que que jugaba con los bordes de su blusa, meciéndose de
adelante hacia atrás con sus pies, y apretaba sus labios con fuerza.

-Sahara -la nombró incrédula.

La rubia soltó una risita divertida, más por la expresión de sorpresa y felicidad en el rostro
de Lauren.

-¡Sígueme Lauren! -exclamó con una carcajada, empezando a correr a través del pasillo.

-¡Espera!

Casi tropezó al seguirla, recibiendo las risas de la otra chica a cambio. Lauren se permitió
no pensar mucho en nada, tan sólo disfrutar del momento. Disfrutar de su presencia.
Siguiéndola por todos los pasillos, como un par de niñas jugando entre sí.

O eso fue hasta que la pequeña Sahara se adentró en esa habitación. En el despacho de
David.

-¿Sahara?

No quería entrar ahí, no sólo por lo que sabía que sucedería, sino porque en realidad sus
pies no la obedecían. Estaba bien plantada en el suelo, sin intenciones de mover un
músculo.

El primer disparo sonó, y pareció la clase de incentivo que alertó cada parte de su cuerpo.
Corrió con desespero, hasta volver a estar de pie en el mismo lugar, mirando en la misma
dirección, a la misma persona.

Esta vez, ni siquiera tuvo la oportunidad de decir algo. Pero si que le permitió mirar la
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enorme sonrisa con la que se apuntó el arma a sí misma, y el sonido de disparo fue lo que
le devolvió a la realidad.

-¡No!

Camila ya había despertado poco antes, sintiendo la inquietud y el miedo desprendiendo


de Lauren. La rodeó con sus brazos, intentando tranquilizarla.

-Tranquila, todo esta bien. Ella ya esta bien, Lauren -susurró a su oído, sintiendo como su
mate comenzaba a sollozar.

Lauren no dijo nada al respecto, y Camila tampoco, sólo se dedicó a disfrutar de las caricias
que le proporcionaba su Alpha con tanto cariño, y su lengua en la marca de su cuello,
llenándola de una inquietante tranquilidad. Y aún después de caer en un profundo sueño,
Camila se quedo despierta a su lado, manteniendo las pesadillas fuera de ella.

Camila estaba conmovida, y extrañamente agradecida con Sahara. A pesar de haberla


conocido en una situación tan horrible como aquella, tenía una idea de cuánto había
significado esa pequeña chica para su mate.

☾*☽

-¿Donde esta mamá? -preguntó a Taylor, quien se detuvo de comer para mirar a su
hermana de reojo.

-Mal. La muerte de papá la tiene en cama todo el día -parecía una mezcla entre triste,
enojada y frustrada-. Supongo que como no hay sentimientos de por medio, su lazo no era
demasiado fuerte como para matarla también.

Después de haber recuperado a su madre, no estaba dispuesta a perderla de nuevo.

-Pero... ¿va a mejorar? ¿No? -se formaba un nudo en su garganta. Sintiéndose débil ante
la idea.

Taylor al fin la miró, compartiendo por primera vez la misma preocupación. Presionó con
fuerza sus labios, sin saber que contestar a esa pregunta.

-El tiempo lo dirá.

-El cuerpo de Sahara fue enviado a Matthew -intervino Víctor, ganándose la atención del
par en la cocina.

Lauren se estremeció ante la noticia, pues no esperaba que eso suediera. Mucho menos a
un ser que no tenía ni el más mínimo grano de cariño o respeto hacia esa chica.

-Y será mejor que se vayan, Lauren. Le han dicho que quien la asesinó fue Camila. Y Matt
esta en camino hacia aquí.

No fueron ni diez minutos, cuando ya todos los miembros que acompañaron a Camila desde
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Insideofmysoul
Dark Moon, se encontraban listos para partir. Todos estaban fuera, subiendo a los autos
que la manada de Víctor les proporcionó para volver.

Camila sabía que era doloroso para Lauren dejar aquí a su familia, pero Matt estaba en
camino, y no les quedaba mucho tiempo.

Un verde apocado por la tristeza la miró, asintiendo con la cabeza. No se sentía capaz de
decir palabra en aquel momento.

-Clara debe venir con nosotros -dijo con preocupación.

-Ella está muy débil -informó Víctor, acercándose a la pareja con paso vacilante-. Su mate
ha muerto, y... no es el mejor momento ahora mismo. Juró que cuándo se encuentre mejor,
me encargaré de llevarla a tu manada.

-Debemos irnos. Ahora -exigió Camila, tomando la mano de su mate con desespero.

Ella no temía por su vida.

Temía por la de Lauren.

Pero cuando un fuerte y profundo aullido rompió el silencio, Camila sabía que era
demasiado tarde. Matt estaba aquí. Y venía acompañado.

-Lauren, entra a la casa -mandó la Alpha, obteniendo a cambio la negativa de su mate-. Es


una orden.

Y a pesar de su temible y exigente cambió de voz, Lauren no estaba dispuesta a alejarse


de ella.

-Dinah.

-Lo siento, Lauren.

Las manos de la Beta se envolvieron alrededor de sus brazos, intentando separarla de la


Alpha utilizando su evidente mayor fuerza a su favor. Lauren forcejeaba, pero Dinah llevaba
una gran ventaja.

-¡No Dinah! ¡No lo entiendes!

-Es por tu bien.

Ambas chicas se sobresaltaron al ver como un gran lobo café oscuro obstruyó su camino,
gruñendo con rabia, mostrando sus grandes y muy filosos colmillos en su dirección. Cada
paso por parte de él, era un paso hacia atrás para ellas.

Dinah colocó a Lauren inmediatamente detrás de ella, usándose a sí misma como un


escudo por sí el licántropo se decidía a atacarlas.

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Insideofmysoul
-¿No es esto emotivo? -una grave voz provocó la atención de todos en esa dirección-. Que
lindo verte de nuevo, Camila.

-Matthew -lo nombró con asco, mirándolo de arriba a abajo.

El chico lucía justo como Lauren lo recordaba: una versión masculina de Camila. El chico
era moreno, alto, ojos profundamente marrones, brillantes y juguetones. Sólo que no en un
buen sentido. Era atractivo, pero transmitía un aire de desconfianza y miedo a su
alrededor.

Cuando esos ojos se posaron en su dirección: Sonrió, de una manera tan retorcida que le
causo escalofríos.

Camila cubrió su campo de visión con rapidez, sin soportar que le dirigiera la mirada a su
Luna. Y con mayor razón. Ahora conocía sus intenciones.

-¿Sabes, primita? No es lindo saber que te encargaste de asesinar a mi compañera de vida.

Y ahí estaba, las tan esperadas palabras.

-Yo no tengo nada que ver con tu chica, Matt -defendió Camila, sintiendo como sus hombres
se ponían en posición de ataque-. Y no es culpa mía que no supieras cuidarla de sí misma.

El chico rió cínicamente, mirando con fingida burla en dirección a la furiosa Alpha. Él no
estaba ahí por Sahara, pues para ser su mate, más bien parecía aliviado de no tener que
lidiar con ella.

-Bueno, yo no he venido a hablar.

-Largo de mi manada -fue Víctor quien se interpuso-. Sabes que mis hombres superan en
número a los tuyos, Matt. Deja de hacer tu drama. Ya todos saben que en realidad nunca
quisiste a Sahara, pero claro, tampoco la rechazaste para que siguiera condenada a ti. Eres
una basura.

-Oh espera ahí, maldito bastardo -Matt chasqueó su lengua, negando divertido con la
cabeza mientras daba un par de pasos hacía el Alpha-. No te pongas a la defensiva, toda
tu manada ahora sabe que jamás tendrá Luna. Eres tan inservible, tan débil, no eres un
verdadero Alpha.

Era claro, pues Víctor en realidad no logró heredar todos lo genes de su padre, ya que estos
se complementan con lo de su Luna. Pero su madre fue una campesina, una débil y
asustadiza Omega, y eso también había en él. Era la clase de Licántropo tan fuerte como
un Alpha, y podía liderar a su manada con ello. Pero todos sabrían que cuando la situación
lo ameritara, él sería el primero que saldría corriendo con la cola en entre las patas.

-Cold Moon se desvanecerá del mapa -amenazó Matt, sus filosas palabras calando hasta
los huesos-. Al igual que tu.

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Insideofmysoul
Se permitió sentirse satisfecho cuando el otro Alpha bajo la mirada, mostrando cual
vulnerable era. Lauren jamás podría pensar que Camila haría algo así, mostrarse tan débil
frente a un enemigo. Cuándo hasta el mismo David, no bajo la mirada cuando Sahara lo
mató de un tiro. Era todo lo contrario. Y sabía a la perfección que Camila nunca bajaría la
cabeza ante nada.

Pero Matthew no era idiota, y sabía que Víctor tenía razón en una cosa. Atacar ahora sería
estúpido. Sólo llevaba consigo diez licántropos, y eso no era suficiente para una manada
entera.

-Sólo te diré una cosa, Camila -gruñó furioso-. Sí crees que esto quedará impune, estas
muy equivocada. Pagarás por lo que has hecho -su penetrante mirada se detuvo en la
humana, sintiéndose satisfecho ante el miedo que desprendía de ella-. Sangre, por sangre.

CAPITULO 25

Decir que al regresar nuevamente a Dark Moon, la seguridad se había duplicado era poco.
No había rincón en el territorio que no estuviese perfectamente vigilado. Cualquier olor
desconocido cerca de esa manada, sería rápidamente rastreado. Camila sabía que Matt no
podría venir, conocía a su primo, pero éste no era estúpido.

Matt la había amenazado de muerte. Pero de alguna manera, encontraría la manera más
cruel y vil para hacerla sufrir, que desearía estar muerta.

Apenas pusieron un pie en la residencia, Lauren al fin sintió el aroma que tanto había
echado de de menos, todo estaba exactamente igual. Y podría decirse que después de al
fin recibir la atención de Camila, su piel comenzaba a tomar un tono mas vivo, y su
cansancio se esfumaba. Que bien se sentía regresar a casa.

-¡Lauren!

La energética voz de una pequeña bruja fue quien irrumpió el silencio, recibiéndola con un
fuerte abrazo. Lauren devolvió el gesto con la misma devoción, sonriendo divertida, pues
Ally podía llegar a comportarse como una persona sin escrúpulos, pero sólo ella sabía del
enorme corazón que la pequeña poseía, tal vez demasiado grande para ese cuerpo.

Por su emotiva demostración de afecto, sabía que no era la única que se había encariñado
con la otra.

-Que gusto tenerte de vuelta, eres la única que puede llevarme en un paseo en coche al
borde de la muerte.

Lauren soltó una carcajada, recordando esos momentos en que la bruja casi enterraba las
uñas en su asiento pensando que morirían por la habilidad de conducción de la cazadora.

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-Lamento decir que no te será sencillo deshacerte de mi.

Ally se separó con una sonrisa, su felicidad resultó ser contagiosa hasta para Shawn, quien
se acerco con paso vacilante. Lauren esperaba escuchar el gruñido de Camila, pero se
sorprendió gratamente cuando la atención de su mate no estaba en el chico, estaba en ella,
con una gran sonrisa que abarcaba la mayor parte de su rostro. La miraba con un brillo en
sus ojos tan intenso, con un amor tan irreal, y eso le causaba miles de mariposas en el
estómago.

La miraba como sí fuese la criatura más extraordinaria y maravillosa del mundo, y por un
segundo, se permitió pensar que enserio lo era.

A fin de cuentas, no necesitaba a alguien que le dijera lo hermosa que era, ella necesitaba
a Camila, que la hacía sentir así, con sólo una mirada.

Lauren no se contuvo a devolverle el gesto, sostuvo nuevamente su mano, llevándola a sus


labios para dejar un casto beso en sus nudillos, encantada de tener a su chica de vuelta.

-Wow Jauregui, regresaste en una pieza. Bastante bien para una humana -se sorprendió
por el intento de Shawn en sonar amigable, pero no podía quejarse por ello-. ¿Te divertiste
en tus vacaciones?

-Si, no creerás cuanto -contesto irónica, sonriendo de la manera más falsa posible-. De
hecho, te traje un regalo. Ya sabes, ese remedio para las pulgas por las que tanto te quejas.

La escandalosa risa de Dinah se hizo sonar, pasó por su lado en dirección a la cocina,
dejando unas palmadas en la espalda del chico, que parecía fastidiado.

-Muy divertida, Jauregui. ¿Y bien? ¿Dónde está ese regalo?

-Oh, debe estar por aquí -fingió buscar algo en su bolsillo trasero, sacando a cambio su
espléndido dedo medio.

-Graciosa -dijo, devolviendo el mismo gesto con ambas manos.

Camila rió divertida, tirando de la mano de Lauren para adentrarse a la residencia, sin contar
que ambos chicos aún a la distancia, se siguieran ofendiendo con señas.

Shawn no resultó ser un ser tan idiota como pensaba Lauren, pues desde un principio eso
fue lo que le dio a entender. Realmente a este punto, el chico seguía siendo toda una caja
de sorpresas.

-Shawn se unió a la búsqueda que hice para encontrarte -explicó Camila, dejando a Lauren
boquiabierta por la noticia-. Créeme, yo puse la misma cara. ¡Tampoco lo entiendo! Creí
que molestarme se había hecho su deporte favorito.

-Bueno, supongo que sin mi aquí, no podría hacerlo más.

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Ambas compartieron una mirada cómplice, conteniendo la emoción que sentían por al fin
tenerse la una a la otra. Las manos de Lauren se dirigieron a la mejillas de Camila,
sonriendo al saber que estas no han perdido nada de su tierna plenitud. Poso sus labios
contra los suyos, sin decir nada, solo saboreando esa dulzura que tanto había echado de
menos.

-¿Mal momento?

-¡Lauren!

Sofi se abrazo a las piernas de Lauren, sin estar dispuesta a soltarla. Detrás de ella, se
acercaba Normani, quien las miraba con una gran sonrisa de satisfacción. Complacida de
ver de nuevo a la ojiverde, tan feliz, y no retorciéndose de dolor en una cama de un lugar
desconocido.

Lauren se puso en cuclillas para envolver a la menor en sus brazos, dejando un beso en su
cabeza.

-No sé como pagarte por todo lo que has hecho por mi, Normani -sollozó Lauren-. Decir
que me has salvado la vida, sería poco.

-Oh, no te preocupes por ello. Camila ha sido muy agradable conmigo, ¡puedo quedarme
en Dark Moon el tiempo que quiera! -exclamó alegre, abriendo los brazos para hacer
énfasis en su felicidad.

Lauren sonrió en dirección de su mate, quien apretaba sus labios para abstenerse de
mostrar ninguna reacción.

-Sólo que tengo una queja.

-¿De qué?

-Esa tal Bruja pura, Allison, a estado acosándome con querer un mechón de mi cabello. ¡No
puedo darle eso! No sé para que lo quiere, tal vez va tirarme brujería encima ¡Por eso nunca
me gusta socializar con Brujos! Además, mi cabello nadie lo toca.

Ambas chica pusieron los ojos en blanco ante la vanidosa vampira que tenían en frente,
pero resultaba ser más cómica que hilarante.

-Tranquila, dudo que Ally quiera hacerte daño. Es inofensiva -intento tranquilizar, pensando
en la razón por la cual esa enigmática chica necesitara un mechón de cabello de Normani.

-¡¿Inofensiva?! ¡Esta paseándose por todos lados con unas tijeras escondidas esperando
un momento para atacar!

☾*☽

El resto del día, ambas disfrutaron de la compañía de sus amigas. Y Lauren confirmó que
en efecto, Ally llevaba consigo unas filosas tijeras. Pues apenas tomaron asiento para un
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momento de convivencia en los sofás, la pequeña Bruja hizo su aparición a espaldas de
Normani, tenía la sonrisa de un niño que estaba por cometer una travesura, y de no ser por
el grito de Dinah, Ally habría logrado su objetivo.

Paso un par de horas con Sofi en el jardín, obviamente bajo la protección de dos guardias
que parecían sus sombras. Unas muy grandes, corpulentas y macabras sombras llenas de
testosterona. Pero eso no parecía importarle a la pequeña, quien se esmeraba más en
atrapar mariposas. Su despreocupación resultó ser contagiosa hasta para la cazadora.

Al caer la noche, Camila exigió la atención de su mate, y a Sofi no le quedo de otra más
que hacer un puchero en desacuerdo. Ambas hermanas Cabello peleando por la compañía
de Lauren, y esa escena sólo enternecía su corazón. Era adorable su infantil pelea.

-Sofi es... insaciable. Quiero decir, no muestra ninguna señal de estar cansada, cuando
literal, yo ya no puedo mover ni un sólo músculo.

-Bueno, al parecer tenemos el mismo poder sobre ti. Sólo que conmigo es más divertido.

Lauren le entrecerró los ojos en su dirección por su inapropiado comentario, causando una
pequeña risa en Camila, quien recibió un débil empujón por parte de su mate de manera
juguetona. Se sintió aliviada de ver al final del corredor la doble puerta que las guiaba a su
habitación, jamás pensó que ver algo tan común como una puerta le trajera tanta paz. Pero
al abrirla, sus ojos recorrieron el lugar sorprendidos.

A pesar de que el lugar estuviera inquietantemente ordenado, Lauren sabía que Camila a
penas y había puesto un pie ahí desde hace días. La cama estaba finamente hecha, sin
ninguna arruga. Y una ligera capa de polvo reinaba en algunos muebles, casi pasando
desapercibida, pero no para Lauren.

-Yo... no podía dormir aquí sí tu no estabas -confesó la Alpha, bajando la cabeza en señal
de sentirse avergonzada de sí misma.

Y eso demostraba lo que más temía, pues Camila se había vuelto dependiente de Lauren.
Esto era algo completamente natural entre licántropos, cuándo ambos son mates y existe
algo más fuerte que su mismo lazo: amor. Pero el sentimiento era desconocido para Lauren.
De inmediato, se retracto de pensar que Camila jamás bajaría la mirada ante nadie, pensar
que cómo Alpha, no mostraría vulnerabilidad frente a cualquiera.

Pero eso era un error.

Camila era vulnerable cuando estaba con ella.

-¿Matt va a matarme? -preguntó con miedo, la voz le temblaba de tan solo pensar en ello.
No sólo por su vida, sino por la de Camila.

Ambas se encontraban en cama, listas para dormir. Medio cuerpo de Lauren estaba sobre
Camila boca abajo, con una pierna entre las suyas, sintiendo las reconfortantes caricias en
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Insideofmysoul
su cabello. Recostó su mejilla contra su pecho descubierto, trazando inexistentes patrones
en los lunares de Camila.

-Nadie te hará daño. Tendrá que pasar sobre mí, mi manada, y todos nuestros aliados para
ponerte un sólo dedo encima -prometió, apretando más su agarre. La poca luz que entraba
por la ventana, provocaba que los ojos esmeraldas tomaran un brillo espectacular-. Te amo,
Luna.

Lauren se congeló ante esas dos palabras, teniendo una extraña sensación que le
aceleraba los latidos de su corazón. No le sorprendería que Camila los escuchará,
retumbaban contra su pecho como un martillo. Su respiración se volvió entrecortada,
intentando retener el aire en sus pulmones un poco más. Quería saltar en la cama, como
una niña pequeña a la que le decían que podía adoptar su primer cachorro.

Sonrió, de una forma tan significativa, que Camila no necesitaba una respuesta a sus
palabras para saber que era gratamente correspondida de la misma manera. Tan pasional
y salvaje, a la vez delicada y cariñosa. Una combinación que sólo podría encontrar en
Camila, y tampoco estaba dispuesta en buscarla en alguien más.

La mano de la Alpha se deslizó por la parte baja de su espalda, dejando suaves caricias a
su paso. Le besó la punta de la nariz, y Lauren la arrugó con una sonrisa. Sus labios
descendieron por su cuerpo, dejando cálidos y mojados besos en la blanquecina piel. En
su mejilla, en el hombro descubierto, hasta llegar a la zona de su cuello. Lauren gimió en
voz baja, respirando hondo para contener la insaciable necesidad que crecía en su cuerpo.
Sintió una corriente ya familiar recorrerla y hacerle estremecer.

Enredó sus dedos entre el cabello de Camila, queriendo más a cada segundo. Camila
parecía deleitarse con el cuerpo de su mate, disfrutando en la manera en que esta parecía
derretirse debajo de ella. Subió nuevamente para encontrarse con los ojos de Lauren, quien
la miraba con las pupilas dilatadas y la respiración entrecortada. Atrapó sus labios entre los
suyos, provocando que el gemido de la ojiverde se viera callado por su lengua. Lauren
podía sentir cierta humedad entre sus piernas, y con la intensidad del beso, la ropa
comenzaba a molestarle.

La Alpha tiró de ella para que esta estuviera boca arriba, y terminó por quitarle la blusa sin
esfuerzo alguno, dejándola al descubierto de la cintura para arriba. Y ella hizo lo propio con
la castaña. Esta vez era Camila quien estaba cernida sobre ella, sus manos a cada lado de
la cabeza de Lauren, presionando la almohada debajo.

-Mía -murmuró, besando con satisfacción cada pequeño lunar y cicatriz en su piel
desnuda.

Lauren gimió bajo, la nariz de la chica sobre ella delineaba su clavícula, y sus manos
acariciaban su estómago con ternura. Su respiración en esa zona le causaba escalofríos.
Santo cielo, esta chica no podía ser real. ¿Cómo podía serlo? Enserio la había extrañado,

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Insideofmysoul
cada pequeña y absurda cosa en ella.

-Mierda -maldijo en un jadeo cuando la pierna de Camila hizo presión en su centro, su tacto
llegando a ser electrizante-. Camz... t-te necesito... ya...

La excitación de Lauren no pasó desapercibida por la Alpha, la escuchó gruñir ligeramente,


y sus manos se encargaron de separar sus piernas con urgencia, colocándosela entre ellas
sin perder el contacto visual con la ojiverde. Tragó saliva con pesadez, empezaba a
desesperarse. O eso fue hasta que Camila comenzó esa agitada noche poniendo atención
en una zona.

-Oh Dios -jadeó con fuerza al sentir la lengua de la Alpha en su pezón, lamiendo y
succionando a su gusto. Repitió el mismo proceso con su otro pecho, Lauren se sentía
desfallecer con sus caricias. Estaba tan ahogada en su frustración, que esta vez no se
permitía reprimir cualquier sonido de placer que saliera de su garganta. Mientras Camila
más descendía, su ropa interior también lo hacia. Se encargó de elevar su cadera para
facilitarle la tarea a su mate, quien ni si quiera apartaba los ojos del rostro de Lauren:
obscurecidos en lujuria.

Dio un ligero respingo al sentir dos dedos de Camila ejerciendo presión en su entrada, su
cadera se levantaba ansiosa del contacto de la Alpha. Se mordió el labio inferior con fuerza,

casi haciéndolo sangrar; fruto de la excitación que esa chica causaba en ella. Ahora ambas
estaban completamente desnudas.

-Quiero escucharte, Lauren. Quiero oírte gemir mi nombre para que todos aquí sepan que
eres sólo mía.

Camila empezó a empujar despacio dentro de ella, suave, lento e increíblemente


placentero. Su respiración se volvió pesada, irregular. Los ojos marrones no podían
apartarse del rostro de Lauren, la manera en que la chica cerraba los ojos, sus labios
entreabiertos en un medio jadeo, sus mejillas sonrojadas, su pecho agitado... Lauren era
perfecta. Camila sonrió con satisfacción, y al ritmo en que sus embestidas aumentaban, su
lengua empezó a hacer estragos en su clítoris.

-Mierda Camz -gimió alto, enredando sus dedos en el cabello de la morena, apartándolo de
su rostro para que no le obstruyese en su objetivo-. Camila.

Su espalda se arqueó, y sus músculos se tensaron. Su cuerpo volvió a tocar el colchón, y


escuchó como Camila saboreaba hasta la última gota de su orgasmo, llevándose ambos
dedos a la boca. Jadeó ante esa imagen, aún sintiéndose desfallecer. Acariciaba el cabello
de su Alpha, con una enorme sonrisa plasmada en su rostro, y se volvió a morder el labio
dolorido.

Cada músculo de su cuerpo se relajó repentinamente, con sólo sentir nuevamente el tacto
de la lengua de Camila en la marca de su cuello. Apartó la cabeza para que está tuviera

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más espacio.

Sintió como Camila apretaba su cadera con manos temblorosas, podía sentir su respiración
pesada contra su cuello, y sabía que lo que ocurría; Camila también estaba en celo.

-¿Camz?

-No aguanto más, Lauren.

Ambas gimieron a la vez cuando la pierna de Camila hizo presión en la humedad de Lauren.
La Alpha se había colocado entre la pierna derecha de la Cazadora, y al empezar a moverse
sobre esta, ambas conseguían la misma sensación placentera. Los gemidos de Camila
chocaban contra los labios de Lauren, sus antebrazos estaban a cada lado de su cabeza,
y apartaba su cabello de vez en cuando. El calor dentro de ella la estaba quemando desde
dentro, Camila era insaciable.

Las contracciones estaban volviendo a ella, y sentía que moriría si no se aferraba al cuerpo
de su Alpha con más fuerza. Empezaba a no poder respirar, y esa era la última de sus
preocupaciones en este momento.

-Eres perfecta, Luna... eres mía, y yo soy tuya.

No sabía que cómo unas cuántas palabras le podrían llevar al cielo, pero a la vez hacerla
sentir en el infierno. Sólo Camila podía ser capaz de tal cosa, verse como un ángel, y
seducirla como un demonio.

Lauren llegó al orgasmo, y unos segundos después Camila lo hizo, dejándose caer
exhausta sobre el cuerpo de su mate. Ambas pechos subían y bajaban, respiraciones
agitadas era lo único que se escuchaba en esa calurosa habitación. El silencio que se forma
es agradable, como si estuviera lleno de palabras que se quieren decir.

Camila se abrazo a Lauren, acurrucándose contra su hombro. Aspiro su aroma natural, y


una sonrisa creció en sus labios. Pero esta se vio interrumpida al remover su cabello, y
notar en su espalda más cicatrices de las que había imaginado. Sabía que su Luna tenía
esas marcas, pero jamás pensó en preguntar acerca de ellas, pues con tan siquiera mirarlas
Lauren ya se notaba incómoda. Pero esto era el colmo, quería matar con sus propias manos
al responsable.

Trazó levemente cada herida cicatrizada, sintiendo el cuerpo de su amada tensarse bajo su
tacto.

-¿Quién? -fue la única pregunta que logró formular entre dientes.

Las lágrimas no tardaron en llegar, acompañadas de los recuerdos y miles de sentimientos.

-No tiene caso Camila -sollozó, limpiando sus mejillas con el dorso de su mano-. Esto sólo
es una muestra de cual débil soy, no puedo ser capaz de dirigir una manada contigo. Soy
una carga, y soy un blanco fácil. Cualquiera que intente hacerte daño, o a tu manada, sabrá
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por donde atacar.

Inmediatamente la Alpha la hizo girarse, acunando su rostro entre sus manos y mirándola
directamente a los ojos. Una mirada tan profunda e intensa, que se sentía vulnerable ante
ella; como sí pudiese leer su pensamiento, y mirar a través de sus ojos.

-Eres más valiente de lo que puedes creer, y más fuerte de lo que puedes pensar, Lauren.
Yo siempre voy a estar aquí para cuidarte, así cómo tu me cuidarás a mi. Aún cuando todo
se desmoroné a nuestro alrededor, y finalmente el polvo se asiente, yo voy a estar aquí. A
tu lado.

-Camz... te amo.

CAPITULO 26

-Al más dulce y tierno de corazón, lo forzó a volverse un ser frío, viviendo entre las sombras,
siendo la luz del sol su perdición y la sangre su anhelo.

-Ally, no puedo tomarte enserio hasta que dejes eso ¡Alguien por favor quítele esas tijeras
a la bruja! -exclamó con miedo exagerado, huyendo de la pequeña chica hasta esconderse
detrás de un sofá.

-¡No te reprimas ante el llamado, Normani Kordei!

-No te daré mi cabello hasta que me digas la razón.

Ally sonrió, tomando asiento y palmeando a su lado para que la vampira se acercara a
escucharla. Al otro lado de la sala, Dinah y Lauren reían a carcajadas por la escena que
creaban ambas chicas.

-Siento que esto será sólo el inicio -rió Dinah-. Eso me recuerda... ¿Qué tal Camila? ¿Una
noche movida?

Lauren se sintió enrojecer por la pregunta, y bajó la mirada totalmente avergonzada.

-S-Si... digo no... ¿Porqué lo preguntas?

-¿Estas bromeando? Creo que tendré pesadillas con el nombre de Camila por semanas. Y
eso sólo sí es que me dejan dormir.

No podía ser cierto, quería que la tierra se la tragase justo ahora. Cubrió su sonrojado rostro
con ambas manos, sin siquiera poder mirar a la Beta a los ojos de nuevo. Dinah soltó una
carcajada, disfrutando su juego de incomodar a Lauren.

-Tranquila, Lau. Es entendible, la mordida apenas a comenzado a cicatrizar como es


debido, y tu estas sensible por ello. ¡Y en celo! Es imposible resistirse para cualquier Alpha.

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-Pero no es sólo eso, Camila esta... insaciable -susurró, mirando en cualquier dirección para
asegurarse de no ser escuchada.

-Es completamente normal. Es la temporada de calor, y ahora ambas están en celo.


Créeme, Camila no te dejará salir de la cama hasta dentro de una semana. Si tienes suerte,
tal vez puedas caminar cuándo se le baje la calentura.

-¡Dinah! -gruñó avergonzada, su rostro podría asemejarse a un tomate justo ahora.

-¿Qué? No me digas que no te encanta la idea -le dio varios empujones con el codo, con
esa sonrisa cómplice que sólo causaba que la pobre Lauren se encogiese nerviosa en su
lugar-. La ventaja de todo, es que no deben preocuparse por usar protección.

-¿Podríamos por favor, dejar de hablar acerca de mi vida sexual? Es incómodo.

-¡Ay si! Si, si, si -el grito de Normani se ganó la total atención de ambas chicas, quien con
sorpresa miraron el momento exacto en que la vampira se cortaba por sí misma un mechón
de una zona donde sería casi imposible notarse, y se lo entregó a Ally con una sonrisa.

☾*☽

El mechón de cabello de Normani estaba entre sus manos, y sentía una ola de culpa por
ello, pero rápidamente se deshizo de ese pensamiento. Se dirigió a su habitación
nuevamente, y su corazón se detuvo al ver a Troy esperando por ella, sentado en la entrada
de su puerta. Un girasol entre sus manos.

La imagen la lleno de una ternura y felicidad inmensa. Pero el golpe de su realidad cayó
sobre ella como agua fría. Y se estremeció por lo que estaba a punto de hacer.

-¿Qué haces aquí? -su tono de voz era tan hostil, venenoso.

Pero a cambio, el licántropo se puso de pie con una sonrisa. Miró hacia abajo, pues
claramente su estatura sobrepasaba a la de Ally por mucho. Pero eso no restaba el amor
con el que la miraba, sus manos sudaban al entregarle el girasol con gesto nervioso.

-Yo sólo... traje esto para ti -la esperanza nunca se apagó en esos espléndidos ojos azules,
y Ally estuvo a punto de ceder. Pero debía acabar esto antes de que algo malo pasara,
seguramente ella estaba vigilando.

Aclaró su garganta, adoptando una posición de soberbia, y miró con burla el obsequio del
chico.

-¿Cuántas veces tengo que decírtelo? -arrojó con fuerza el girasol al suelo, y su pie se
encargó de terminar de destrozar cada parte de la planta. Los pétalos amarillos
comenzaban a desprenderse, siendo cruelmente pisoteados-. No necesito un perrito
faldero que ande detrás de mi, sólo obstruyendo mi camino, siendo un total estorbo en mi
vida. Entiende que no me interesa tenerte como compañero, no quiero estar atada a ti, no

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quiero ser tu mate, no quiero que me muerdas, y mucho menos tener hijos contigo -notó la
pesadez con la que Troy pasaba saliva, seguramente intentando tragarse el nudo en la
garganta. Apretando la mandíbula-. Yo no soy cómo Lauren, no seré la sombra de ningún
licántropo. Así que hazme un favor, y desaparece de mi vista.

El silencio se hizo presente, Ally quería retractarse inmediatamente, pero ya estaba hecho.
Troy asintió cabizbajo, sus ojos ligeramente cristalinos, aguantando las lágrimas que
exigían salir ante el peor de los rechazos.

-No me importa Ally. Yo te quiero, y sé que quien esta hablando no eres tu en realidad. ¿Y
sabes algo? No me rendiré, estoy dispuesto a cada día caer más abajo por ti, porque sé
que en el fondo, me quieres.

Intentó asemejar que esas palabras no le afectaban en lo absoluto, cuando en realidad, lo


único que deseaba hacer era lanzarse a sus brazos y llenar su rostro de miles de besos.
Pero el chico se apartó de enfrente, dejando a la vista a quien observó la escena desde un
principio.

-Lauren -el arrepentimiento floreció de inmediato, esta vez si que quería tragarse las
palabras. Y aunque sólo haya usado a la Cazadora como un ejemplo para ahuyentar a Troy,
no era lo que realmente pensaba acerca de ella. Su relación se había convertido en amistad,
y ahora había traicionado su confianza-. Lau, espera. Puedo explicarlo.

-No hay nada que explicar, Ally. Creo que ya lo dejaste más que claro.

Ni siquiera esperó una respuesta, tan sólo desapareció por el pasillo. Seguramente a la
habitación que compartía con Camila de cierto tiempo hacía acá.

Miró el cabello en su mano, y se replanteó totalmente lo que estaba a punto de


hacer. ¿Realmente valía la pena?

☾*☽

Camila había salido con Alejandro por la tarde a cumplir con algunos acuerdos de tregua
con otras manadas cercanas. El cumpleaños de la Alpha estaba muy cerca, y eso
significaba que pronto tendría el cargo que desocuparía su padre, el cuál ya había declinado
a la idea de darle un hombre a su hija para que la manada tuviera prosperidad. Al ver lo mal
que estaba ante la ausencia de Lauren, entendió a la perfección que eso no sucedería. Y
aunque no aceptara esa relación, la decisión ya no le concernía más a él. Y debía vivir con
ello.

Parte de la tarde se encargó de preparar una pequeña sorpresa para su Luna, obteniendo
la ayuda de cierta bruja que parecía más que complacida en ayudar. Quería que todo fueses
perfecto, porque Lauren era perfecta, pero no se contuvo a estar ni un minuto más sin ella.
Por lo cuál volvió a casa.

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Insideofmysoul
Apenas puso un pie en la habitación que compartía con su mate, una muy mimosa Lauren
la recibió al entrar. La ropa terminó sobrando, y al final sólo quedaban cuerpos desnudos y
cansados en la cama entre sabanas de seda. Lauren estaba exhausta, y lo único que la
mantenía cuerda en esos momentos, era los besos de su Alpha en la marca de su cuello.
Esa acción la hacía estremecer, la tranquilizaba, la excitaba, y la hacía sentir segura y
protegida. El lugar más perfecto en el mundo. Jamás podría cansarse de esto.

La mañana siguiente despertó con un grado de excitación muy alto, su respiración era
entrecortada y aún sentía como su centro pulsaba. Estaba comenzando a pensar que se
había tratado de un sueño erótico nuevamente, y que Camila seguro había olido la humedad
entre sus piernas. Ya podía sentir su insistente mirada, haciendo un adorable puchero y
preguntando con quién había soñado. Pero se asombró al no encontrar a nadie a su lado.
Estaba por levantarse para ir a buscarla, pero un involuntario gemido se escapó por sus
labios al sentir como alguien succionaba sin piedad en su centro. Y al mirar entre sus
piernas, notó una cabellera castaña debajo de la sabana blanca.

Camila tenía los ojos entrecerrados, parecía realmente concentrada en lo que hacía, y a la
vez disfrutando del placer que provocaba en Lauren. Y eso la excitaba aún más. Al darse
cuenta que la chica ya se encontraba despierta, puso más empeño en su tarea. Lamiendo
y mordisqueando su clítoris a su antojo, las caderas de Lauren hacían un suave vaivén,
acompañado de ahogados quejidos que se escapan sin remordimiento de ser
escuchados.

-Camila -gimoteó alto, mordiendo con fuerza su labio para evitar maldecir.

La lengua de Camila era maravillosa, era el maldito cielo. Y cómo si eso fuera poco, podía
escucharla gemir contra ella por lo bajo, cómo si hubiese encontrado el paraíso. Despertar
cada mañana de esta manera no le parecía mal en lo absoluto, estaba hipnotizada por esa
chica, todos sus sentidos estaban agudizados y sintonizados con la Alpha.

Camila gruñó. La vibración le subió por la columna, causando un gran impacto contra su
pecho. Lauren echó la cabeza hacía atrás.

-Ay Dios -se quejó sin aire, las manos de Camila la sujetaban con fuerza, sin dejar que su
Luna se separase ni un milímetro de ella.

Sintió sus piernas temblar, sus músculos contrayéndose, dejándola sin aliento. Sentía
corrientes eléctricas como olas de placer, subiendo y bajando por su cuerpo. Estaba
exhausta, pero quería más. Jamás tendría suficiente de esa mujer.

Los ojos de Camila eran salvajes, sus pupilas estaban dilatadas, el cabello alborotado,
labios un poco hinchados y húmedos, y esa sonrisa endemoniadamente sexi. Nunca vería
nada más hermosa en su vida.

La Alpha trepó por su cuerpo aún desnudo, cómo si leyese los pensamientos de su Luna,
se sentó en su regazo mientras la miraba juguetona, cerniendose sobre ella hasta que sus
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Insideofmysoul
labios hicieron contacto con los suyos; atrapándolos en un dulce beso, pero a la vez
pasional. Dejando en claro todo el amor que sentía hacía ella, y lo necesitada que estaba.

Bajó un poco más, encontrando aquella hermosa marca en su cuello, sonrió con primitiva
satisfacción, pasó su lengua sobre ella, y besó sus alrededores con ternura.

-Mía -gruñó, apretando su agarre en ella e inhalando con fuerza para llenarse los pulmones
con el especial aroma común en Lauren.

-T-Tuya -murmuró entrecortada, aún intentando volver a la normalidad-. Buenos días para
tí también.

Camila sonrió con complicidad, alejando ligeramente el rostro de su cuello para mirarla.

-No dije que pararas.

☾*☽

Estaba comenzando a atardecer, y después de la ducha juntas, Camila había salido de


imprevisto por una emergencia. Lauren se sintió un poco decepcionada al no poder tomar
el desayuno juntas, pero ya habrá otros días. Dinah se ofreció a darle un recorrido por la
manada, así podría estar más familiarizada con el que en poco tiempo sería también su
territorio.

Los caminos eran de piedra, amplios y hermosos. El principal era donde estaban los
negocios de comida, había muchas personas haciendo la compra, niños jugando al rededor
de una fuente, todo era tan simple y alegre. Según le explicó Dinah, había diversas
profesiones en la manada. Todas eran opcionales.

Estaban quienes desde jóvenes se disponían a ser parte de la guardia de la manada.

Los leñadores se llevaban gran parte del trabajo pesado, pero eran quienes daban el
material para la construcción de nuevas viviendas, o para vender la misma madera en el
pueblo más cercano.

Los pescadores debían viajar un gran tramo de área para poder llegar a el lago, y vendían
el producto en la misma manada.

El grupo de cazadores eran quienes llevaban la carne, y por supuesto, el trabajo mejor
pagado. Pero eran escogidos especialmente por el Alpha, pues no cualquiera puede cazar.
Se trataba de trabajar en equipo, y usualmente lo conseguían.

-Y por allá está la panadería -señaló Dinah, una pequeña cabaña al otro extremo de la
manada-. Los panes de Marta son deliciosos. Créeme, esa mujer tiene manos mágicas. No
tanto como las de tu chica, pero se asemejan.

-¡Dinah! -se quejó nuevamente ruborizada-. ¿Podrías por favor dejar de hacer esos
comentarios? ¡Especialmente en público!
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Insideofmysoul
-Ahora te sonrojas, pero anoche...

-¡No puedo contigo! -fingió enojo, y apresuró el paso hasta detenerse en un local muy
colorido que llamó su atención.

Estaba lleno de flores, adornado en cada lugar donde miraras. En un tablón de madera
colgado del techo, estaba escrito con letras cursivas y en dorado 'floristería'.

-Muy buenas tardes, preciosa -un chico salió del lugar, sobresaltando a Lauren
momentáneamente. Era algo bajito, pero llevaba una enorme sonrisa pegada al rostro, se
mordió el labio al recorrerla de pies a cabeza, el gesto incomodó rápidamente a Lauren-.
¿Unas flores para ti, hermosura?

Le tendió un ramo de orquídeas, con esa fachada de galán rompe corazones que le parecía
servir con muchas chicas.

-No gracias, Brad. Aún no se muere -intervino Dinah, tomando a Lauren del brazo y
reanudando su anterior camino. Estaba por reclamar, pero la mirada de advertencia de la
Beta provocó que volviera a cerrar la boca-. Créeme Lauren, después me lo agradecerás.
Aquí hasta los árboles tienen ojos y oídos, y no querrás que tu chica maté al pobre de Brad
por coquetear contigo. Que ganas no le faltarán.

-Tienes razón -concordó sin titubear.

Una vez llegaron al final del camino, Dinah seguía guíandola más adentro del bosque. Y
por un segundo, la duda invadió a Lauren, pero no se detuvo por nada del mundo. Recordó
un poco esa parte del bosque, pues fue la ruta que tomó al llegar por primera vez a Dark
Moon.

-Apresúrate Lauren.

-¿A dónde se supone que vamos?

-Eso tendrás que verlo por ti misma.

El sol ya estaba escondiéndose, dejando a su paso al descubierto un cielo estrellado. Dinah


bromeaba todo el camino, sin contenerse a decir algún comentario indiscreto de Camila y
ella. Disfrutaba ver molesta y sonrojada a Lauren.

-Bueno, hemos llegado su majestad -informó deteniéndose, haciendo un gesto demasiado


teatral, ganándose un empujón de la Cazadora.

-¿Estas de broma? -preguntó incrédula, pues a su alrededor no había más que los
inmensos troncos de árboles. Seguramente estaban demasiado alejadas de la manada-
. No me vas a dejar aquí. Estas loca.

-No te preocupes por nada Luna, o te saldrán arrugas. Sólo disfruta del paisaje.

Le Beta rió divertida por la cara que puso Lauren por sus palabras. Se dio media vuelta,
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Insideofmysoul
empezó a caminar con rapidez lejos de ella, a pesar de escuchar los llamados de la
humana.

Lauren estaba por comenzar a entrar en pánico. Todo era tan oscuro, y no sabía quien
estaría por ahí al asecho. O eso fue hasta que pequeñas luces empezaban a encenderse.
Eran luciérnagas. Miles de ellas, se acomodaban alineadas, formando un camino, el cual
no tardo en seguir. Fueron apenas un par de metros, cuando sus ojos esmeralda dieron
directamente con una familiar cascada. Sentada el borde del estanque, con las piernas
replegadas, y mirándola con una sonrisa: estaba Camila.

-Por favor, no salgas corriendo esta vez -rió nerviosa.

CAPITULO 27

Me doy cuenta de que ardo lentamente, pero me quemo amor.


Siento el dolor y se siente bien, sé que sí.
Te necesito. Te necesito. Amor, quiero respirarte como oxígeno. Bebé, soy una
casa en llamas... Y quiero seguir quemándome.

Le gustaba la forma en la que ella sonreía, con esos ojos marrones que la miraban con ese
brillo. Tan reconfortante, imponente, seguro. La hacía sentir a salvo. Estaban siendo
iluminadas bajo la luz de la luna llena, parecía como sí ésta las observara, y aceptara su
amor. A su alrededor brillaban luciérnagas, seguramente obra de Ally en ayuda a Camila
en su sorpresa.

No tenía idea de cuánto tiempo llevaban hablando, y tampoco es que le interesara.


Recostadas en una manta con el sonido de el agua cayendo, y algunos insectos del bosque.

-No puedo creer que enserio tu pasatiempo era ser perseguida por osos -rió Camila,
echando la cabeza hacía atrás en un ataque de risa-. Estás loca, Lauren Jauregui. Y tus
amigos también.

Lauren sonrió con nostalgia, haciendo una ligera mueca con la mirada perdida. ¿Qué
pasará con June y James? Seguro siguen su vida en la comunidad, sin tener la menor idea
por la cuál su amiga estaba tardando demasiado en regresar a casa. De hecho, todo era
extraño. Ni siquiera habían enviado a alguien a buscarlas por tanta tardanza. Claro, Dark
Moon ahora estaba mejor vigilado que antes, pero no había señal alguna de los cazadores
en busca de la Joya. O en busca de ella.
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Insideofmysoul
Sintió un apretón en su mano izquierda, y pestañeó con rapidez para regresar a sí misma.
La imagen de Camila preocupada se aclaró frente a sus ojos.

-¿Ocurre algo? -preguntó con timidez, frunciendo levemente el ceño.

Lauren presionó sus labios, intentando no dejar escapar comentario alguno acerca de que
vivía en una Comunidad de cazadores, pues no tenía idea de como Camila reaccionaría a
eso. Tampoco era un asunto de tomárselo a la ligera, los Cazadores habían sido
responsables de muchas muertes entre Licántropos.

-Cuentáme mejor sobre tu infancia -canturreó en un tono diferente, esperaba que Camila
no notará el drástico cambio de tema, y para su suerte: no lo hizó.

-¿Qué quieres que te diga? -cuestionó juguetona, apoyando la cabeza en su mano


izquierda.

Su cabello caía ligeramente sobre el de su Luna, y Lauren se encargó de retirar algunos


mechones castaños que le obstruían la vista del hermoso rostro frente a ella. Camila se
inclinó con avidéz hacía su cuello, sus labios hicierón contacto con la marca en su piel,
cortándole la respiración a Lauren por un momento: jamá se sentiría completamente lista
para la sensaciones que esa acción causaba en ella. Respiró hondo, sintiendo las
mariposas que se volvían locas en su estómago, cómo sus músculos se relajaban, y las
preocupaciones desaparecían. Era un placer completamente diferente. Inclusó tuvó la
necesidad de morderse la lengua para reprimir un débil gemido.

-Camz -casi reprochó sin aliento, sus ojos se cerraron con urgencia.

-Bien.

Lauren casi gruñó cuando la sintió apartarse de su cuello, le necesidad en su cuerpo ya


comenzaba a quemarle las entrañas. Y ese juego de Camila de tentarla estaba acabando
con ella.

-¿Qué puedo decir? Como Alpha, no me dejaban relacionarme con muchos niños de mi
edad cuándo era pequeña -empezó a contar, los ojos esmeraldas mirándola atentos-
. Siempre estaba en casa, o jugándo en los jardines. Pero estar con otros, era como
mostrarme en un estado muy vulnerable. Yo no lo entendía en aquel entonces, yo sólo
quería salir a jugar.

-¿Y porqué no te lo permitían?

-Bueno... -Lauren imitó a Camila al ver que ésta se sentaba sobre sus propias piernas en
la manta. Prestando su total atención. Ver a Camila seria y pensativa era otra parte de ella
que le encantaba-, están esas leyes de Alpha. Todos siempre deben tratarme con respeto,
se supone que aún en mi infancia, los miembros de la manada debían verme como lo que
soy, su futura líder. No me gusta la idea de verme superior a ellos, pero sí debo ser la Alpha,
y no muestro autoridad, cualquiera podría verme como un blanco fácil.

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Lauren frunció los labios, empezando a jugar con un mechón de cabello suelto de Camila
entre sus dedos, su cuerpo casi se refugiaba contra el pecho de la Alpha. Su aroma se
volvía su mayor adicción.

-¿Y qué hay de Matt? -preguntó con cautela, casi en un susurro.

-Matt -Camila suspiró con tristeza, perdiéndose momentáneamente en sus recuerdos-


. Antes el tío Alex solía venir muy seguido, y Matt era el único niño con quién podía salir a
divertirme. Claro, también es Alpha.
»Él no sólo era mi primo, era mi mejor amigo. Solíamos entrenar juntos, Henri nos llevaba
al bosque y nos hacía correr kilómetros y kilómetros. Pero fui yo la primera en
transformarme... A mis quince años, descubrí a la Alpha que llevo conmigo. Matt se tomó
todo muy a pecho, de pronto yo era más fuerte, más ágil, más rápida. Y eso le molestaba.
Entonces sólo se alejó, y después me enteré por mi tío que ya había llegado a
transformarse... y sus retorcidos gustos por aprovecharse de humanas...
»Cuándo mi papá decubrió que Henri nunca encontraría a su mate, y por ende, no podía
darle un Beta a la manada, le exigió dejarle su cargo a algún miembro de su familia con
sangre Beta. Y fue cuándo Dinah llegó.

Sintió el pecho de Camila vibrar ligeramente por la risita ronca, ya sabía la peculiar historia
de la amistad entre Dinah y ella. Sus continuas peleas, y lo increíble que fue tener una
amiga nueva. Estaba segura que Dinah algún día encontraría a su mate, y se preguntaba
a sí misma, sí experimentaría las misma sensaciones que ella al estar con Camila.

Eso la llevaba a preguntarse, ¿cuál era el motivo de un mate? ¿es qué acaso alguien no
puede elegir? Tal vez sólo sea algún tipo de asunto sobre mantener la especie a flote, pero
se volvía inmediatamente en algo ilógico e incoherente sabiendo que Camila era su mate,
y obviamente no podría darle un hijo biológico algún día. Un progenitor. El futuro Alpha que
heredará el territorio de Dark Moon, y cuidará de la manada.

No, no lo habrá.

Pero Camila no se veía preocupada por ello. Aún cuando Alejandro casi se vuelve loco con
la noticia. Dark Moon no tendría prosperidad con ella ahí. Pero tampoco la tendría sí se
marchaba.

-¿Porqué yo? -murmuró para sí misma, siendo inmediatamente escuchada por la Alpha,
quien detuvo sus caricias para mirarla confundida-. ¿Porqué soy tu Luna, Camila?

-La Diosa así lo ha querido. Tu y yo siempre hemos estado destinadas a estar juntas,
Lauren. Somos como la reencarnación del Sol y la Luna.

-Pero yo no quiero que tu seas mi Sol.

Su desacuerdo le provocó una punzada en el pecho, y nudo se formó en su garganta.

-¿Porqué lo dices?
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Insideofmysoul
-Porque estás conmigo. Acompañándome. A mi lado. Tal vez en algún momento fuimos
como eso: Sol y Luna, pero no ahora, Camz. Porque ahora estaremos siempre juntas. Eres
como las estrellas; ellas siempre están ahí. Ellas son brillantes, pacíficas, hermosas...
constantes. Incluso detrás de las nubes, guiándote, supongo... Y eso es lo que tu haces: Tu
eres mis estrellas, Camila. Y juntas, somos todo el cielo nocturno.

☾*☽

Llévame a los cielos ahora mientras nos quemamos,


mientras nos encontramos.
Mi corazón grita Te necesito. Te necesito.

Ally se mordía las uñas con nerviosismo, mirando en dirección a la ventana, en espera de
su constante visitante. Casi saltó de su lugar cuando el ave se posó con elegancia en el
marco de madera. El cuervo la miraba con una expresión divertida, como sí se burlara de
haber asustado a la Bruja. Algo completamente fuera de lugar en un animal.

-Tenemos un problema -informó sin aliento, mirando casi con pavor como su acompañante
emplumado, tomaba forma de un exuberante cuerpo femenino. Las plumas adhiriéndose a
ella como una segunda piel, hasta pasar totalmente desapercibida.

Se deslizaba por la habitación como si se tratara de su propio hogar, admirando la


decoración, acariciando con sus uñas los muebles, que aún simulaban tener el aspecto de
garras del ave.

-No hay problemas, Allison. No hay errores. Tenemos plan -rió exasperada, tomando
asiento en la cama y apoyándose en sus manos con una sonrisa traviesa-. ¿De qué se
trata? Espero no me hayas llamado en vano.

Ally soltó el aire retenido, pasando ambas manos en su rostro con ansias.

-Temo... Temo que la Joya que Alejandro llevaba consigo, no es la auténtica -la voz le
temblaba al decirlo, y bajó la mirada al notar como el cuerpo de la mujer se tensaba-. La
tengo, pero es sólo una baratija. Es un señuelo. Los Sangre Pura me han engañado, la
Joya sigue desaparecida.

-Entrégamela -ordenó con ira contenida.

Ally no lo pensó dos veces. Sacó de su bolsillo trasero un pequeño manojo envuelto en un
trapo sucio. La mujer no perdió tiempo, y se lo arrebato con urgencia y enojo. Totalmente
escandalizada por la idea de haber sido engañada. Con ágilidad, sacó el pequeño objeto
de cristal. A simple vista, parecía la Joya original. Una pequeña esfera, con mucho poder
contenido dentro de ella. Un destello que se alternaba entre morado y azul, como una
neblina que se paseaba como un león enjaulado a través del cristal. Pero no, esa no era la
auténtica.
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Insideofmysoul
Apretaba con fuerza la quijada por el enojo, y su mano hacía lo propio con la baratija en sus
manos. Sus dedos se envolvía a su alrededor, como una serpiente atrapando a su presa,
asfixiándola, dejándola sin oxígeno. Ally casi podía ver como sus ojos eran cegados por
esa aura negra, dándole una apariencia escalofriantemente hueca. El cristal en sus manos
se desvaneció, como un pequeño manojo de cenizas que el viento se encargó se hacer
desaparecer.

-Ese maldito infeliz se arrepentirá de esto -gruñó en voz baja, pero lo decía en un tono
burlón. Como si le divirtiera haber fracasado en su objetivo.

-¿Y ahora? -murmuró con miedo.

-Ahora -contestó con vehemencia, mirándo de modo pensativo a la Bruja-. Ahora volvemos
a casa, Allison. No hay razón por la cuál debas permanecer aquí.

-¿Irnos? -chilló en desacuerdo-. Y-Yo no quiero irme. Esa Joya no me interesa en lo más
mínimo. ¿Qué no lo entiendes?

-Ah, claro. Al parecer ahora tienes nuevas amigas. Y ese inoportuno lobo. Sería una lastima
que algo realmente malo les sucediera, ¿no es así? Bueno, justo ahora puedo adivinar que
tu amiguita cazadora está muy feliz acurrucándose con su novia en el bosque junto a la
cascada. Tan cierto como puedo decir, que esa vampira está muy emocionada imáginando
las miles de cosas que podrá hacer al poder salir a la luz del sol sin ser hecha polvo con el
'amuleto' que le prometiste a cambio del mechón de cabello. O a Troy, que justo ahora está
planeando una cita ideal para ganarse el corazón de quién jamás estará lo suficientemente
dispuesta a estar con él. Dime, ¿qué es lo que no entiendo, Allison?

La pequeña Bruja negó con tristeza, alejándose paso a paso de su hermana con una
expresión de terror.

-Eres de lo peor -acusó con rencor.

-Somos, querida hermana -se mofó entretenida-. Porque ambas sabemos, que tu y yo;
somos iguales. Esta será mi última palabra, apenas descubra el paradero de la Joya, vendré
por ti.

☾*☽

Elevándome entre las llamas. Y tú eres el culpable.

Sí, eres el culpable. Bebé, soy una casa en llamas Y quiero seguir quemándome.

Lauren ni siquiera dudó cuando Camila le ofreció su mano para levantarse, y guiarla
nuevamente a la orilla del río, donde el agua de la cascada caía causando un pequeño
estruendo. Está vez, ni siquiera titubeó en despojarse de sus prendas junto a la Alpha. Se
sentía tan natural todo, sus cuerpos sumergiéndote lentamente en el agua cristalina, y la
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Insideofmysoul
forma en que la humana encontraba ese reconfortante calor desprender del cuerpo de
Camila, aferrándose a ella, aprisionando sus pechos con los suyos, eh iniciando un
acalorado beso.

-Mía -Camila tiró de su barbilla con suavidad para así poder tener a su disposición el cuello
de Lauren, pasando sus labios por la marca con deseo, gruñendo con urgencia al escuchar
el débil gemido de su Luna.

Camila la acorraló en el interior de la cascada, contra una pared de rocas que se cernía
sobre ellas inmensamente. La Alpha, estaba casi sobre ella, su cuerpo entero
presionándola en un estado frenético, y a la vez cuidando en no causarle ningún daño.

Lauren ya podía sentir ese familiar cosquilleo en su vientre, y sus piernas se envolvieron en
la cintura de Camila como acto reflejo. Sus ojos marrones eran salvajes en ese momento,
y sus labios en su cuerpo eran la gloria. Lo único que podía hacer a cambio, era arquearse
hacía ella, intentando no acompasar su respiración agitada.

-Tuya.

Lauren nunca se había sentido tan segura en su vida como ahora. Cerró sus ojos en espera,
dejando que algunos jadeos chocaran directamente con el cabello mojado de Camila.
Rodeada de la calidez de su cuerpo con el suyo, llenando sus pulmones de su aroma.

Su respiración se cortó con brusquedad al sentir al sentir los dedos de Camila alineándose
con la húmedas entre sus piernas. A pesar de sus gestos desesperados, la Alpha nunca
dejó de tocarla con nada más que con cariño. Gimió más alto, sus movimientos eran rápidos
y sensuales. Camila hundió la cabeza contra su garganta, sintiendo la vibración en ésta.

-Camz -jadeó.

El tacto con su piel era acogedor, cada célula de su cuerpo la reconocía y la encendía con
cada roce. Lauren se derretía en gemidos, y Camila no se veía dispuesta a parar por nada
del mundo.

Tampoco es que lo deseara.

-Mierda.

El fuego la bañó de nuevo, delirante y abrasador.

-Te amo -ronroneó en su oído, su voz saliendo más grave de lo común.

Lauren se estremeció de arriba a abajo, pero no abrió los ojos; estaba demasiado extasiada
sintiendo sus músculos relajándose al rededor de la Alpha. Todos sus sentidos estaban
agudizados, y entrelazados a los de Camila. Se sentía tan bien. Se sentían como sólo una.

-Y yo a ti.

Ámame
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Insideofmysoul
Al ritmo de un tambor Ámame
Hasta que las paredes cedan Amor, quiero respirarte como oxígeno. Bebé, soy
una casa en llamas Y quiero seguir quemándome.

-House On Fire

CAPITULO 28

-... Ocho... Nueve... ¡Diez! -canturreó la voz aniñada.

Lauren sonrió con dulzura al ver desde lo alto, como la pequeña Sofía emprendía en su
búsqueda: empleando su avanzado olfato como una gran ventaja en su juego de las
escondidas.

De algo debía servir tanto entrenamiento de Cazadora, trepar el tronco de un árbol para
esconderse de una niña. La rama era lo suficientemente resistente para su peso, las pocas
hojas en ésta y la abundante neblina le ayudaba en su escondite. Replegó sus piernas y se
encargó de rodearlas con sus brazos, su respiración aún estaba algo agitada por la
actividad física reciente, y por la distancia del suelo, hacía algo de frío.

-¡No es justo! -lloriqueó Sofi, una vez se dio por vencida con la búsqueda-. Tu puedes trepar
árboles, yo no. ¡Me rindo!

Al escuchar eso, la cazadora no pudo evitar contener una sonrisa de satisfacción. Se puso
de pie, y se aproximó a la rama más baja del árbol cercano, dónde la Omega había iniciado
su conteo.

-Genial. Voy ganando -cantó victoriosa, ganándose la atención de Sofía, quien observó con
asombro la agilidad y sutileza con la que Lauren descendía por el tronco. Apoyándose entre
grietas y usando ramas más pequeñas como soportes-. ¿Quieres jugar algo más?

-Nop. ¡Quiero que me enseñes a trepar! -chilló emocionada, corriendo en dirección de un


árbol al asar.

-No cariño, puedes lastimarte -advirtió Lauren, impidiendo que la pequeña siquiera llegara
a su objetivo. Recibiendo a cambio un puchero demasiado adorable-. No me mires así,
recuerda que debemos almorzar antés de que Camila llegue. Después de eso, te ayudaré.

-Pero no tengo hambre -alegó sin convicción, intentando persuadir a la mayor. Pero para
su suerte, su estómago hizo un ruido quejumbroso en contradición a sus palabras. Lauren
levantó una ceja divertida-. ¡Pero es que quiero trepar como tú!

-Lo harás. Después de que te traiga los deliciosos sandwiches que te prepar...

El sonido de una rama rompiéndole la hizó callar al instante, su cuerpo tensándose cuándo
en su campo de visión captó la silueta de un gran lobo grisáceo a lo lejos. El licántropo giró

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Insideofmysoul
la cabeza en su dirección, y por un segundo el miedo le cortó la respiración.

Matt.

Como acto reflejo, colocó a la hermana de su mate detrás de sí misma. A pesar de que el
animal sólo se quedaba ahí, estático e impasible, con las puntiagudas orejas levantadas en
alerta. Olisqueó un poco el aire, reconociendo el aroma de la Omega. Lauren pensaba cuál
sería el mejor momento para huír, pero para su alivio, el lobo siguió su camino.

-Es parte de la guardia -tranquilizó Sofi, mirándo confundida a su compañera de juegos-


. Seguro Mila envió a alguien a cuidarnos, es todo. Creo que se llama Keaton. ¡Hola
Keaton!

-Si, bueno. Ya entendí -rió Lauren, algo alterada por volver a tener la presencia del
licántropo cerca-. Iré por nuestra comida.

Se alejó un poco temblorosa, con el miedo y la ansiedad en su cuerpo. Su marca escoció


levemente, seguro Camila había percibido su pánico de inmediato. No estaba
acostumbrada a convivir en el ambiente de la manada, además seguía sin ser conocida.
Tal vez los miembros de Dark Moon estaban enterados de que su futura Alpha ya tenía a
su Luna, pero aún no estaba integrada del todo.

Había pasado un mes. Y no había señales de alguna amenaza por parte de Matthew, o
más bien, no había señales de él. Alexander aseguraba que después de que su hijo hubiese
partido a Cold Moon, nunca regresó. No sabía si suspirar de alivio o encogerse de miedo.
¿Sería eso algo bueno o malo? Sangre por sangre. Lo más seguro era que iría detrás de
ella, o peor, por su mate. No encontraba alguna manera más cruel y agónica que Matt la
matara a ella, para así hacer de la muerte de Camila aún más dolorosa.

Dos pájaros de un tiro.

Entró por la puerta trasera directamente a la cocina, donde saludó con un asentimiento de
cabeza al robusto y alto guardia que estaba de pie, quien relajó un poco el gesto al ver a
su futura Luna, regalándole una corta pero amistosa sonrisa. De inmediato se percató de
saber que la relación con los miembros de la manada no era por someterse al poder que
tenía el Alpha, era una conexión basada en el respeto y la confianza mutua.

En tres días era el cumpleaños de Camila, lo que significaba que esa misma noche donde
la chica cumpliría su mayoría de edad, se celebraría que la manada tendrá nueva Alpha.

Se sobresaltó momentáneamente al ver como dos chicas estaban sentadas en los


taburetes, Dinah en particular sacando un sandwich de la canasta y devorando la mitad de
este en una mordida.

-¡Dinah! -repuso Lauren, simulando enojo al ver como la Beta se comía el almuerzo que
ella había preparado a medio día.

-Hola Lau -saludó entre balbuceos, mostrando el bocado de comida a la vez-. Creí que
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Insideofmysoul
pasarías la tarde con Sofi.

-Intenté detenerla -defendió Normani, levantando ambas manos en gesto inocente-. Casi
pierdo una mano en el intento.

Lauren rió divertida, y terminó por casi arrebatar la canasta de comida de los brazos de
Dinah, quien no estaba dispuesta a soltarla con facilidad. Aferrándose a ella con su vida.

-¡Lauren por favor! ¡Apiádate de ésta pobre chica! -lloriqueó con sollozos falsos-. Las
cocineras ya no me quieren cerca de la comida -argumentó miserable, con un exagerado
puchero-. Eres mi única esperanza.

-En momentos como estos me alegro de estar tomando ese asqueroso sustituto de sangre
que Ally prepara para mí.

Y con una mueca de molestia, Lauren accede a entregar un sandwich más a Dinah.

☾*☽

Víctor se paseaba por el despacho con manos temblorosas.

No podía ser cierto. No debía. Ahora era el blanco más fácil, quisiera haber tenido un poco
más te tiempo para digerir por lo menos la noticia de Clara, pero era demasiado tarde. Ni
siquiera estaba seguro de idear un plan lo suficientemente ingenioso para salir ileso, o a
quién recurrir.

Se hacía tarde, se apresuró a salir casi a tropezones, corriendo con pánico en dirección a
la habitación de la antigua Luna de Cold Moon. Estaba asustado, desesperado, y lo único
que encontró frente a él al entrar, fue a Taylor ahogándose en sollozos: sosteniendo la fría
y rígida mano de su madre.

Ambos sabían que eso pasaría, de hecho, se estaba tardando demasiado. David la había
mordido, eh irremediablemente estaban conectados de por vida. Y una vez lo mataron de
un disparo, era imposible que Clara sobreviviría.

-Mamá, por favor -rogó la chica, aferrándose al cuerpo de su madre-. No me dejes. No por
favor. Mamá. Despierta...

El Alpha se acercó, colocando una mano consoladora en la espalda de Taylor. Claro que lo
sentía, Clara se había comportado como una madre también para él. Pero tampoco estaba
dispuesto a condenar a su hija.

-Debes irte Taylor, ya no queda tiempo. Vete.

-No la dejaré -ladró.

-¡No hay tiempo! -gruñó enfadado, tomando a la chica por los hombros con brutalidad y
arrastrándola consigo escaleras abajo. A pesar de como ésta gritaba y lo arañaba para que
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Insideofmysoul
la soltase-. Me encargaré de que el cuerpo llegué a Dark Moon -mintió-. ¡Ahora vete!

Al estar fuera de la residencia del Alpha, Víctor ni siquiera se permitió ser delicado con la
Beta. Su fuerza era mayor a la de ella notablemente, y la empujó con salvajismo, en
dirección al bosque. Taylor cayó de bruces contra la rasposa tierra húmeda, estaba
dispuesta a dar marcha atrás y enfrentar al Alpha, pero al ver su suplicante mirada, sabía
que debía creer en él.

Un fuerte y grave aullido rompió el silencio, y fue el insentivo suficiente para que Taylor
cambiara de forma y se echara a correr en cuatro patas.

-Alpha -llamó un chico de la guardia, cuya camiseta estaba totalmente sudada, y respiraba
agitadamente-. Ya están aquí.

Víctor tomó una profunda respiración, asintiendo en acuerdo.

-Alek, quiero que te lleves de aquí a la manada y los pongas a salvo.

-Entendido, Alpha.

Y con eso dicho, se retiró nuevamente. Chocando accidentalmente contra un grandulón,


quien de inmediato de un sólo empujón lo mandó al suelo. El miedo se reflejó en sus
facciones al reconocer contra quienes se enfrentaba.

-¿A esa escoria le llamas Alpha? -se mofó Matt, apuntando en dirección a Víctor con
evidente burla-. Chico, te voy a demostrar la diferencia con un verdadero líder.

-Por favor, no me hagan daño -suplicó, estúpidamente poniéndose de rodillas y


abrazándose a las piernas de Matthew.

-¿Es enserio? -se carcajeó divertido, mirando expectante a Víctor-. ¿Estos son tus
guardias?

Más lobos se unieron a su alrededor, superando por mucho el numero con el cuál se había
presentado anteriormente. Víctor contuvo la necesidad de bajar la cabeza, pues eso no
sería digno de un Alpha. Y sí de cualquier manera iba a morir, lo haría de la forma correcta.

Los sollozos del chico seguían inundando el silencio, lágrimas humillantes para Matt, quien
miraba con repulsión el cuerpo frágil rogando por su vida. Aunque Víctor no podía juzgarlo,

conocía esa misma sensación de miedo al saber que estás al borde de la muerte. Y se
sentía idiota por no poder hacer nada.

-¡Suéltame, maldita llorona! -gruñó el Alpha, apartando a Alek de una fuerte patada-. Josh.

Apenas pronunciar el nombre, uno de los lobos se crispó, lanzándose contra el cuello del
chico despiadadamente, quien entre gritos ahogados y sollozos, al fin dejó de retorcerse.
Fue tan rápido. Víctor giró la cabeza, sin ni siquiera permitirse mirar el cuerpo
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Insideofmysoul
ensangrentado de Alek por miedo a quebrarse. Matt tenía razón: no era un Alpha de verdad,
y jamás lo sería.

-¿Sabes? No quería llegar a esto, Víctor. Sólo entrégame la Joya, y tal vez pueda dejarte
con vida.

Víctor no movió ni un músculo, ni dijo una sola palabra. Y esa fue la respuesta que la bastó
a Matt para cambiar su forma de humano, a la de un gran lobo negro, quién tomó posesión
de él. El aullido que vociferó pocos después le heló la sangre; lo estaba retando. Víctor hizo
lo mismo, su pelaje siendo una mezcla entre blanco y café. Sus tamaños eran notables,
Matt siendo el Alpha más grande, aunque ambos se veían igual de letales.

La pelea no duró mucho, y ningún otro licántropo se atrevió a intervenir. No cuando sabían
quien saldría victorioso del combate. Ambos eran una masa de gruñidos y alaridos de dolor,
hincando colmillos y garras a su contrincante.

Pero al final, sólo habría un Alpha de pie.

«Encuentren la Joya. Quémenlo todo»

☾*☽

Comenzó con un pobre intento intentando imitar los movimientos de Lauren, subiendo un
par de metros con manos temblorosas y brazos cansados. Y al llegar a su destino, y con
destino me refiero a la primer rama que se veía a su alcance, tomó asiento agotada.

La pequeña sonrió emocionada por su logro, sonrisa que rápidamente se vio interrumpida
al mirar hacía abajo. La altura era apenas la mitad de lo que Lauren había trepado, pero
vertiginosa a lo ojos de la pequeña Sofía.

-Oh, oh.

La cazadora frunció el ceño una vez había llegado con la canasta del almuerzo, y no había
rastro de la pequeña a quien cuidaba.

-¿Sofi? -la llamó, tal vez quería empezar a jugar a las escondidas de nuevo.

-¡Lauren!

Los ojos esmeraldas se posaron entre los árboles, intentando descifrar de dónde provenía
la voz. Y al encontrar a Sofía en una de las ramas altas, el aire salió de sus pulmones,

dejándola sin aliento. Con la sensación de estar sofocada. La comida cayó a sus pies,
seguro Dinah le reclamaría por ello.

-¡No te muevas, linda! -instruyó preocupada, detallando la superficie rasposa del tronco con
detenimiento para trazar su camino-. ¡Voy a subir por ti!

Ágilmente y con sutileza, Lauren no tuvo complicaciones en trepar, era algo tan natural. La
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Insideofmysoul
mayor parte de su entrenamiento se la vivía entre árboles, pero el miedo la invadió al llegar
a la misma rama de Sofía. Si quería llegar al suelo, debía usar ambas manos.

-Hola de nuevo -saludó a la pequeña, quien con una mirada asustadiza murmuró una
respuesta-. ¿Cómo trepaste tan alto? -intentó calmar, una sonrisa creciendo en sus labios-
. En mi primera vez trepando un árbol, apenas y podía subir un metro cuándo me caía sobre
mi trasero.

Sofía rió divertida, imaginando como sería ver algo así.

-Tengo miedo...

Su cabeza la llevó a aquella noche de su infancia, apenas dejándole un momento para


respirar. Estaba todo tan claro, que era extraño conservar ese recuerdo, ese día donde fue
la última vez que vio a su madre en un largo tiempo.

Se veía a ella misma, debajo de sus cobijas, y las palabras conciliadoras de Clara.

-Oh, esta bien tener miedo. Sólo que no podemos quedarnos aquí todo el día, ¿o sí?
Debemos enfrentar nuestros propios miedos. Ven aquí -extendió su mano, y la pequeña la
tomó sin rechistar, algo temblorosa-. Sube en mi espalda -instruyó.

-Me voy a caer, Lauren.

-No te dejaré caer, Sofi. Confía en mí. Debemos bajar de alguna manera.

Sofía suspiró, y con la ayuda de la cazadora, se enganchó a su espalda. Sus cortos brazos
estaban al rededor del cuello de Lauren, y sus piernas envolviéndola con temor por la
cintura. Sus manos ardían, y sus piernas temblaban. Con lentitud, Lauren se encargó de
bajar de rama por rama, el esfuerzo y peso de ambos cuerpos se veía reflejado en sus
manos, dejando un par de cortes y una astilla en su dedo. Respiraba agitadamente, y una
gota de sudor resbaló desde su sien al tocar la firmeza del suelo.

-¡Fue divertido! ¡Hay que hacerlo otra vez! -chilló la pequeña emocionada, saltando feliz en
su propio lugar una vez Lauren la bajo de su espalda.

-Oh, creo que será en otra ocasión Sofi -articuló con una mueca de dolor.

Su mirada bajó a las heridas en sus manos rojizas, casi en tono morado. Algunos cortes
más profundos que otros. A lo lejos, el lobo a quién Sofi llamaba Keaton: las observaba
impasible, parecía estar alerta y la miraba como sí se estuviera cerciorando de que estaban
bien.

-Debemos volver ahora.

☾*☽

La Alpha entró a casa en un paso apresurado, y la mirada que le dirigía a todos los hacía
apartarse de su camino despavoridos, alejándose de su Luna. Cuándo sus miradas se
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Insideofmysoul
cruzaron, Camila le gruñó al chico que había estado vendando las manos de Lauren, y este
se apartó de inmediato con una expresión asustadiza en el rostro. A Lauren no parecía
importar lo posesiva que podía llegar a ser Camila, su marca había empezado a picarle, y
una vez la Alpha enroscó sus brazos a su alrededor, se dio cuenta de cuánto la había
extrañado. De cuánto la necesitaba con ella.

-Estabas asustada -balbuceó Camila, apretando más su agarre en la humana. Lauren se


estremeció al sentir su lengua en su cuello, parando de inmediato esa sensación de
incertidumbre, su aroma la hizo olvidarse por completo del ardor en sus manos, y su calidez
borraba cualquier preocupación-. ¿Qué te ha pasado? ¿Quién te ha hecho daño? Voy a
matar a...

-Camz -murmuró en su odio, tranquilizando a su Alpha con el sonido de su voz-. Estoy bien,
solo un juego con Sofi.

-Te duele -acusó preocupada, separándose un paso de ella para tomar sus manos
vendadas entre las suyas.

-No es nada, solo unos cuantos cortes y una astilla.

La mirada de Camila siguió la suya, dando con su dedo índice que se encontraba un poco
rojizo. Un escalofrío le recorrió la columna a Lauren al ver como su mate llevaba su mano
hacía ella, introduciendo su dedo en su boca y presionándolo entre sus labios. Entreabrió
la boca al escuchar un pequeño ronroneó desde la garganta de la Alpha, y sentir como ésta
succionaba la extremidad. Un jadeó silencioso se escapó de sus labios al sentir sus dientes
rozando la astilla, y sacándola sin problemas.

Su dedo salió de su boca, un tanto húmedo por su saliva. Pero no se detuvo a detallarlo,
pues Camila le mostraba la astilla entre sus dientes con voracidad, para luego sacarla y
botarla con indiferencia.

-Eso fue... sexi -susurró sin aliento, obteniendo una sonrisa juguetona de Camila a cambio.

-Tú lo eres -se sintió enrojecer por sus palabras. La voz de la Alpha sonaba áspera, dejando
unos cuantos besos delicados en sus manos heridas-. Tú eres hermosa.

-Y soy tuya -contestó en un susurró, atrapando sus labios entre los suyos.

-Mía.

No importa cuántas veces se lo dijera, siempre se sentiría maravilloso escucharla decirlo.


Siempre había mariposas, siempre ese cosquilleo en su vientre, y siempre Camila quién le
provocaba cosas que jamás pensó sentir.

Sabía que algo malo estaba pasando cuándo un par de guardias escoltaban a una
temblorosa chica. Las mejillas de Taylor estaban empapadas, y su labio inferior temblaba.
Su cuerpo estaba siendo cubierto por una toalla que apenas y la tapaba.

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-¿Tay? -la llamó Lauren, y los ojos de su hermanastra se posaron en ella por un segundo.

Un sollozo se escapó de sus labios, y corrió a sus brazos para refugiarse del dolor, de la
perdida, o de cualquier otra cosa que quisiera herirla. Lauren no vaciló, y correspondió al
abrazo, acariciando el cabello de la Beta con gesto reconciliador.

-Es m-mamá... -intentó explicar entre hipidos ahogados.

Lauren trataba de respirar hondo, el miedo ante la expectación la recorría. Los sudores fríos
comenzaban, y el pasar saliva cada vez se convertía en un acción más complicada.

-¿Qué ocurre con ella? -gimoteó asustada.

-Murió, Lauren.

CAPITULO 29

No sabía con exactitud que era lo que sentía, pero lágrimas bajaban por sus mejillas, era
como sí su corazón estuviera siendo estrujado en un puño. La esperanza de recuperar esa
relación que creía perdida con su madre, a la que comenzaba a aferrarse, se la habían
arrebatado de las manos. Se volvió inalcanzable.

Camila no había dicho palabra alguna, y realmente lo agradecía. Su Alpha se dedicaba a


abrazarla durante todo el camino, acariciarla, y sus besos en la marca eran de gran ayuda
para mantener un poco de cordura. Decidió cerrar los ojos y recostarse contra el pecho de
Camila, aspirando profundamente su embriagante aroma.

La idea de tener que volver a Cold Moon le parecía casi irrisoria. La imagen de ver el cuerpo
de su madre, rígido y pálido, la atravesaba como un sablazo. Luchaba por evitar
desmoronarse, pues quien también se encargaba de no dejarla caer era Camila: pero sabía
que una vez todo se volviera tan real como estar de frente a los hechos, se cegaría
completamente.

Quería culpar a Taylor por no decirle la verdad, de que en realidad su madre estaba
condenada desde que Sahara asesinó a David. Pero sabía que seguramente guardaba la
esperanza de que posiblemente no terminara de esa manera. Le gustaría haber estado ahí
hasta el final. Le gustaría haber dicho demasiadas cosas que jamás pudo. Recordaba ese
brillo en sus ojos cuándo recibió su perdón, pensando en un futuro juntas que claramente
nunca tendrían. Tal vez las cosas eran así, aunque todo pareciera caerse a pedazos, quizá
sólo caían en su lugar.

Pero por ahora le era permitido desahogarse.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero al sentir el ajetreo de la camioneta detenerse,
dedujo que ya era hora.

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Insideofmysoul
-Llegamos, Luna -se abrazó con más fuerza a Camila, asustada por levantar la mirada-
. Lauren -insistió la Alpha, besando con gentileza su cabeza.

-De acuerdo -susurró. A Camila se le apretó el corazón al oír su voz tan apagada, con ojos
enrojecidos. Y al bajar del auto, en ningún momento la soltó.

Se cubrió con su mano libre la boca y nariz, evitando respirar el olor que abundaba en el
aire. Insoportable. Todo parecía haber estado en llamas, cada casa, cada rincón, se
empezaba a reducir a cenizas. Aún había familias, que parecían intentar rescatar algún
objeto valioso de los restos de lo que alguna vez fue su hogar, o refugiarse del frío. Niños
y mujeres con la ropa rasgada, algunas heridas y quemaduras, cubiertos de hollín.

Las lágrimas comenzaban a escocerle los ojos, y conforme avanzaban a paso lento y
decidido hacía la casa del Alpha, la neblina se dispersaba. Los ojos se posaban en ellos,
algunos reconociendo a Camila. Estaban siendo escoltadas por alrededor de quince, o
quizá veinte licántropos. Entre ellos se unieron Dinah, Ally, y Normani. Taylor ni siquiera
quería volver a poner un pie ahí.

-Matthew -siseó Camila con odio, apretando la mandíbula.

Entrar a la casa no fue menos reconfortante, todo estaba destrozado: como sí una jauría
de lobos le hubiese pasado encima. Literal. Los tapizados de las paredes estaba rasgado,
los muebles, sillas, el gran comedor, todo volcado. Los restos de jarrones, algunos cuadros,
y espejos cubrían el suelo.

-Con cuidado, Alpha -advirtió uno de los guardias-. Nosotros revisaremos el primer piso.
Keaton y cinco hombres más la acompañarán arriba.

Camila asintió, apenas dirigiéndole una mirada. Estaba más enfocada en tranquilizar a su
Luna, y cuidar de que ésta no sufriera ningún accidente con todos los restos filosos en el
suelo.

Las piernas le temblaban con cada paso, las empezaba a sentir de gelatina. Su espalda
estaba empapada por sudores fríos. No podría hacerlo, se estaba volviendo todo tan real.
Jamás se imaginó encontrarse en ésta situación.

Keaton se aporoximó a empujar la puerta, la cuál estaba casí cayéndose a pedazos. Se


encargó de verificar que no hanía peligro, y les dio el pase.

☾*☽

-¡Eres un incompetente! -vociferó la Bruja, su palma chocando con fuerza contra la mejilla
de Matt. El Alpha se tambaleó hacía atrás, mirando con incredulidad hacía la furiosa mujer-
. ¡Teníamos un maldito acuerdo! Eres un inservible.

-He derrocado una maldita manada entera, Jennifer.

-¿Y quieres una golosina, cachorrito? ¿Quieres que te rasque la panza?


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Insideofmysoul
Matt bufó fastidiado.

-Quemé cada casa donde no había rastro de la Joya, y destrocé la del Alpha. Es como si
se hubiese esfumado. No tuvimos mucho tiempo para seguir buscando, la manada de
Cabello se enteró y...

La Bruja tapó su boca, en señal de que se callara. Lo miraba con los labios entreabiertos,
con una expresión pensativa. Matt frunció el ceño, Jennifer podía llegar a ser tan intimidante
e impredecible. Ambos estuvieron en silencio un par de minutos, hasta que la mujer apartó
su mano del Alpha, mirándolo con una media sonrisa.

-Tienes suerte esta vez. Nuestro acuerdo seguirá sí es que mi hermana consigue encontrar
la Joya, sí no es así, olvídalo.

Extendió su mano, cuyos dedos estaban siendo adornados por anillos llenos de diferentes
símbolos. En el dorso de su mano había algunos tatuajes, que para los ojos de Matt no eran
más que garabatos y algunas palabras en latín. Sin rechistar, celló su futuro estrechándola.

☾*☽

Ally echó una última mirada precavida a la pareja, quién se dirigía con cautela a la
habitación de Clara. Una vez dentro, no perdió tiempo, y entró con sigilo a dónde sabía
estaría su objetivo.

La habitación estaba igual de destrozada que el resto de la casa, pero no había duda
alguna. Era como si una voz se colara en su cabeza, mostrándole el camino, ordenando
cada paso. El lugar en algún momento fue un cuarto para invitados, pero eso quedo en el
pasado. Ya ni siquiera se asemejaba. Incluso el pobre colchón fue brutalmente destrozado,
y el interior de éste regado por todo el piso. Sin embargo, el susurro en su cabeza la guío
hasta debajo de la base.

Ally se inclinó, notando el destello de una pequeña esfera de cristal al fondo de la oscuridad.
Con una sonrisa ladina, la tomó con rapidez. La Joya imulaba ser una reliquia, con una
ciudad en miniatura con una nevada falsa. Pero ésta se cambió al sentirse descubierta. Era
como sí tuviera vida propia. Era demasiado astuta, demasiado poderosa; se había estado
camuflando todo este tiempo.

Podía sentir toda esa aura tan fuerte, y estaba entre sus manos. No podía creerlo.

-Ally tenemos que irn...

Casi saltó por el susto, mirando con gesto aterrorizado a la persona que había interrumpido
tan de sopetón. Como una niña que había sido atrapada por su madre al intentar tomar
dinero de su bolso a hurtadillas. Lauren miraba con confusión el extraño objeto de cristal
entre sus manos, deduciendo de lo que se trataba. Su boca se entreabrió por la sorpresa,
su rostro pasando a un tono pálido.

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Insideofmysoul
Ally tragó saliva con pesadez, escondiendo la Joya en el bolsillo de su abrigo.

-Es... es la... Joya... -murmuró Lauren sin aliento.

La Bruja asintió, sin palabras. Lauren se limpió con brusquedad las lágrimas anteriores,
tomando una gran bocanada de aire para tranquilizarse. Camila sabía cuándo su Luna
estaba sintiéndose asustada, y todavía debían idear un plan para llevarla a salvo con la
Comunidad.

-Debemos entregarla a los Sangre Pura -carraspeó, bajando más la voz-. Nadie se debe
enterar.

Ally lo sabía, el lugar más seguro para contener un poder que causaba guerras y muertes,
debía ser escondido. Por más tentador que podría llegar a ser, no era lo correcto. Y ese era
su propósito desde un principio.

-Yo lo llevaré, tú no puedes desaparecer de Dark Moon de la nada. Camila se pondrá como
loca, debes quedarte. Yo me encargaré de que llegué a salvo.

-No. No lo entiendes, Ally. Sí no soy yo quién la entrega, no me darán mi libertad. Vendrán


por mi, y no toleraría siquiera ser la culpable de alguna muerte, o que hirieran a Camila por
mí -suplicó, intentando persuadir a su amiga-. Después de entregarla, podré ser libre, libre
para volver con ella y no tener más preocupaciones de mi pasado.

-¡Ellos jamás te dejarán irte, Lau! Me sorprende la fé que les tienes, pero una vez naces y
creces ahí, sabes demasiado como para que te dejen ir así como así. En Dark Moon estarás
a salvo, Camila no dejará que ellos si quiera te toquen. Ya deberías saber eso. Por favor,
no te pongas en peligro. Hazlo por mí, hazlo por Camila...

Lauren negó, testaruda.

-Debo hacerlo, debo arriesgarme. Partiremos mañana por la noche, todos estarán
dormidos, nadie sospechará.

-¿Y porqué no hoy? -preguntó con cautela.

-Hoy será el funeral de Clara.

Estaban tan ensimismadas en sus problemas, que ni siquiera notaron la presencia al otro
lado de la puerta, escuchando la conversación con lujo de detalle.

☾*☽

Ver como el cuerpo de Víctor estaba siendo enterrado por sus guardias tampoco fue la
mejor de las escenas que pudo encontrarse al salir. Todo era tan irreal, se sentía en una
pesadilla de la que no podía despertar.

Camila hizo lo que ningún Alpha, ofreció a los miembros de Cold Moon asilo en su manada.
Claro, mandaría a hacer más casas y el territorio se ampliaría, pero eso era mucho mejor a

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Insideofmysoul
que todos terminasen desperdigándose por cualquier parte como desterrados. Y Camila les
ofrecía la oportunidad de integrarse a Dark Moon, les daba protección y comida.

Algunos aceptaron, y otros rechazaron la oportunidad, decidiendo valerse por sí mismos.


Camila respetó la decisión de cada uno, pues todos eran libres, todos podían decidir.

-¿Estás bien? -logró escuchar la voz de Camila en su oído.

Un funeral era aún más deprimente de lo que esperaba. Pero siendo así, su mente ni
siquiera estaba presente en el entierro. Como Clara era enterrada baño tierra. La cabeza le
dolía a rabiar, con punzadas fuertes y repetitivas. Sentía la garganta tensa, resistiendo el
impulso de volver a llorar a gritos.

-Es soportable -susurró.

Taylor estaba en el suelo, abrazándose a sí misma, sollozando, y echando a cualquier


persona que se atreviese a acercarse para mostrar su pésame. A Lauren se le apretó el
corazón. Sea como sea, Taylor había pasado toda su vida junto a Clara, era extraño, pero
de alguna manera sabía que su dolor no se comparaba ni un poco con el de ella.

Se apartó de su Alpha, y Camila no puso ninguna objeción a eso. Se acercó a paso vacilante
a su hermanastra. Esperando no ser inmediatamente rechazada.

Taylor había perdido a sus padres, a Víctor, que era como un hermano. A su manada. Su
familia. Ni siquiera podía imaginar lo que sería sentir algo parecido.

Apenas la Beta se dio cuenta de quién se acercaba era Lauren, se abrazó con fuerza a la
chica. Los sollozos chocando directamente a su pecho. Desgarradores y agonizantes.

-Por favor... Lau... No me dejes... Er-eres... la única familia que... m-me queda...

-Shh -tranquilizó. Envolvió sus brazos al rededor de su hermana pequeña, besando su


coronilla-. No te dejaré, Tay.

El resto del día siguiente se sentía tan vacío, tan silencioso. Ni siquiera Sofi hacía ruido, y
eso era lo peor. La única que ayudaba en su estado de animo era Dinah, pues Camila se
había ido por la tarde para ayudar a transportar a los nuevos miembros de la manada,
quienes serían oficialmente aceptados cuándo ésta tomaras el liderazgo. Alejandro al
principio se mostró en contra a permitir que su hija hiciera tal cosa, pero Camila estaba
bastante decidida en defender su decisión.

Ni siquiera estaba segura de que volvería a casa para dormir, pues estaba tan ocupada con
eso que sinceramente sería imposible. Tal vez en algún otro momento la idea le perecería
horrible, pero justo esta noche era perfecta. Ally ni siquiera había salido de su habitación
en todo el día, y al caer la noche, Lauren se dirigió a ésta. Alerta a cualquier inquilino
despierto a altas horas de la noche. A parte de los guardias, que de por sí ya eran un
problema. Sí las atrapaban, ya no habría otra oportunidad. Y no quería que Camila se
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Insideofmysoul
hiciera una mala idea con esa sospechosa huída a mitad de la noche. Ya suficientes eran
sus problemas y preocupaciones, como para añadir una más a la lista.

Su mente construyó una imagen sobre las consecuencias, y no sería nada agradable.

Sus nudillos golpearon con determinación a su puerta. Y unos instantes después medio
cuerpo de la pequeña Bruja se hizo ver. Parecía verse un poco agitada... y asustada.

-Es hora -dijo Lauren al fin.

Ally apretó los labios, echando una última mirada a la habitación a sus espaldas antes de
asentir con la cabeza. Bastante ansiosa.

-De acuerdo, vámonos.

CAPITULO 30

-¡Ally espera!

El frío era insoportable, y cada bocanada de aire dolorosa. Pero debían salir del territorio lo
antes posible, o ellos se darán cuenta. Ally la guiaba un par de metros delante, corriendo
de un manera sobrenatural, saltando y esquivando cada tronco en el bosque. Lauren no
era así de rápida, su agudeza visual no se comparaba a la suya, sin embargo le mantenía
el paso a su amiga. Pero su capacidad tenía un limite, y comenzaba a dar un traspié tras
otro, y por suerte, llegaron al pavimento de una carretera.

-Estamos fuera del territorio, pero aún no es seguro -le extendió una botella de agua,
mirándola de una forma burlesca-. Hidrátate.

No tuvo que decirlo dos veces, pues Lauren se bebió la mitad de la botella apenas la
sostuvo. Estaba muy oscuro, pero aún podía ver los kilómetros y kilómetros de bosque que
restaba por recorrer en la carretera hasta el pueblo dónde habían llegado.

Un agudo pitido le comenzó a taladrar los oídos, fue tan fuerte y devastador, que la dejo
aturdida en el suelo.

-¿Qué mierda me diste? -gruñó entre dientes, sus manos presionando con desespero su
cráneo.

-Sirve para contenerte de alertar a Camila por su vínculo, si estas asustada, estresada,
triste, o cualquier cosa. Camila lo siente. Y si va a buscarte y no te encuentra, todo se viene
abajo.

Lauren asintió en acuerdo, pues sonaba lógico, y con la ayuda de Ally logró levantarse. Se
sentía mareada y débil, pero era el efecto secundario de esa extraña bebida. Ambas

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Insideofmysoul
caminaban con paso rápido, o eso fue hasta que la Bruja se adentró entre una maleza del
bosque. Estaba tan oscuro, que rápidamente la perdió de vista.

-¿Ally? -llamó con nerviosismo, intentando identificar a su amiga entre tantas siluetas en la
oscuridad.

-Ven aquí Lauren -escuchó su voz, seguido del motor de un auto. Las luces se encendieron
como dos faros, cegándola momentáneamente-. Sube.

El auto era chatarra andante, y la verdad era que le sorprendía que aún pudiese andar.
Pero estaba ahí, escondido entre el bosque, y con las llaves en el contacto. No podía ser
coincidencia. Quizá Ally había tenido tiempo en organizar su escape, y el auto siempre
estuvo ahí cuando llegara el momento. O tal vez los Sangre Pura se habían encargado de
facilitarles el trabajo, pero dudaba que ellos estuvieran enterados de su plan.

-¿Te vas a quedar ahí o qué? -espetó la Bruja, asomando su cabeza por la ventana-
. Debemos estar en la Comunidad por lo menos al amanecer. Y en el pueblo aún sigue el
auto en el que llegamos, ese es más veloz que esto. Debemos darnos prisa, Cazadora.

Cazadora.

¿Desde cuándo Ally la llamaba así?

-¿De dónde sacaste este auto? -interrogó con desconfianza.

Ally gruñó frustrada, se veía realmente desesperada por estar lo más lejos posible de la
manada.

-No tengo tiempo para esto. ¡Sube!

La sangre se le heló al escuchar su tono de voz tan demandante y autoritario, pero no puso
objeción alguna: sólo subió al auto. Ally arrancó con un bufido de exasperación, ahora
estaban cortas de tiempo. Seguro Camila en algún momento se daría cuenta que Lauren
no estaba en la recamara. Golpeó con fuerza el volante, causando que Lauren brincara en
su asiento asustada. Decidiendo por ponerse el cinturón de seguridad.

-¡Mierda! -ladró furiosa.

Tiempo después, cruzaron el pueblo sin siquiera hacer la parada que Ally había previsto.

-Creí que tomaríamos el otro auto -dijo en tono bajo.

-No hay tiempo -fue lo único que salió de sus labios.

Lauren lo sabía, sabía que cuándo la Bruja tomó un camino diferente, no se dirigían hacía
la Comunidad.

☾*☽

154

Insideofmysoul
Dos golpes más a la puerta, obteniendo silencio a cambio. Troy acercó su oído a la puerta,
quizá Ally ni siquiera estaba, o sólo lo evitaba. Las cosas no le habían salido bien
últimamente. Tal vez era momento de dejarlo por la paz, tal vez la Diosa Luna se había
equivocado. Ally nunca lo querría, y se encargaba de pisotear en el suelo los pedazos de
su corazón en sus intentos por redimirlo. Era humillante, pero por ella haría cualquier cosa.

Suspiró con pesadez, descansando la cabeza sobre la puerta con incertidumbre.

-Ally, por favor sólo quiero hablar.

Nada. Ni siquiera un maldito grillo. Asintió en derrota, y estaba por dar media vuelta e irse
por donde llegó, pero un sonido lo detuvo en seco. Algo se había quebrado dentro de la
habitación, fue como una lampara estrellándose contra el suelo.

-¿Ally? ¿Estás bien? -llamó una vez más, agudizando su oído.

Otro objeto se quebró, y fue razón suficiente para que Troy intentara girar la perilla, pero
estaba cerrado por dentro. Se apartó un par de pasos de la puerta, y le atestó una muy
fuerte y segura patada. El primer golpe fue en vano, pero el segundo la abrió con un
quejumbroso sonido de madera rompiéndose.

Definitivamente no estaba preparado para ver eso, pues la pequeña Ally estaba atada de
pies y manos, amordazada y con los ojos vendados. El aire abandonó sus pulmones, su
mate gemía de dolor y lloriqueaba en una esquina de la recamara. Había trozos de lo que
alguna vez fue una lampara, y una pieza de decoración. Seguro Ally las había tumbado al
suelo para llamar su atención.

-Ally -jadeó el chico, dando un traspié en su intento por acercarse a la Bruja en el suelo.

El objeto que aprisionaba sus extremidades parecía un alambre metálico, adhiriéndose a la


piel de sus muñecas, manchándolas de sangre. Pero apenas Troy tocó el alambre, éste se
encargó de arder en su piel con el contacto. Estaba hechizada.

-¡Demonios! -gruñó entre dientes, mirando la latente carne viva en las palmas de sus
manos-. Quema.

Con una mueca de dolor, se encargó de quitar la venda de sus ojos. La visión de Ally era
borrosa, pero una calma golpeó su cuerpo al ver a quien tenía enfrente. Sentía la necesidad
de romperse a llorar, Troy no se merecía lo que ella le estaba haciendo. Quería disculparse,
por todo. Pero su boca seguía amordazada.

Cuándo el chico intentó acercar su mano par liberar sus labios con manos temblorosas, Ally
alejó su rostro de inmediato. Estaba hecho de lo mismo que los alambres, el simple tacto
quemaría de nuevo a Troy. Negó con la cabeza, haciendo énfasis al problema que cualquier
licántropo que intentara liberarla saldría herido. Jennifer no iba a dejar que hablara
fácilmente, no hasta que lograra su cometido. Y lo peor: lo más probable era que lo hiciera.

155

Insideofmysoul
Pero no contaba con una cosa, pues sentía una punzada de culpa y dolor al ver que el chico
no estaba dispuesto a rendirse, él se lo dijo, tocaría fondo por ella. Troy parecía ignorar el
ardor en sus manos, como si su piel no estuviera haciendo contacto directo con el fuego.
Su rostro se endureció, las venas en su cuello resaltaban como sí recibiera descargas
eléctricas. Pero se deshizo de todos los alambres. Ally se abrazó a su cuello, evitando que
el chico cayese inconsciente por el dolor que se volvía insoportable. Las heridas se abrían
a través de sus antebrazos, e incluso pasar saliva era una acción imposible.

-Tenemos... que... alertar a Camila -logró decir entre bocanadas de aire.

Ally asintió de acuerdo, ayudando a su mate a ponerse de pie y recostarlo en la cama.

-Tranquilo, yo te cuidaré Troy. Ahora vuelvo.

☾*☽

-Ally, quiero volver -repitió Lauren, el tono se su voz sonando más severo-. No me siento
bien.

No mentía, pues comenzaba a sentirse asustada y ansiosa, la marca en su cuello picaba


demasiado, como si las emociones que querían dispararse hacía su Alpha se contenían, y
la debilitaban a la vez. No se sentía conectada a Camila. Se sentía vacía. No era natural,
no era normal. Ally dijo que solo sería momentáneo mientras estuvieran fuera, al regresar
todo volvería a la normalidad: pero el problema no era eso. Por cada minuto que se
alejaban, era como si el aire se le escapara de los pulmones, un fuerte lazo que dependía
de un hilo.

-Ally -llamó una vez más, pero apenas y ella misma se había escuchado.

Este no era el camino.

Y ella no era Ally.

Seguro la Bruja estaba demasiado confiada en que Lauren estaba lo suficientemente fuera
de sí misma como para enterarse de lo que sucedía. Su cordura iba en picada. Quizá fue
por eso, que ni si quiera esperó sentir el fuerte tirón del volante, logrando que perdiera el
control del coche. Las llantas hacían un horrendo chirrido, derrapando a una velocidad de
infarto. La alteró con tal virulencia que acabó por no reaccionar al momento, pero ya era
demasiado tarde para miramientos; pues el auto se salió de la carretera.

Sangre y fuego, un olor a humo, el metal retorcido y achicharrándose. El tronco del árbol
era tan sólido y firme, que seguro el impacto apenas le causo un rasguño. La parte delantera
del coche estaba completamente zambullida. Al cabo de un rato parpadeó, y en la tenue
penumbra del amanecer, Lauren comenzaba a recobrar la conciencia. Acompasó poco a
poco su agitada respiración, girando su cabeza con dificultad hacía el asiento del conductor.
Ahí no estaba el cuerpo de Ally, no, ciertamente no lo era. Era una mujer diferente; alta,
morena, y de aspecto macabro. Tenía unos círculos oscuros debajo de los ojos, y un leve
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Insideofmysoul
aire de maldad en ella. Seguro el estado de inconsciencia se había encargado de
desenmascarar su verdadera apariencia. Tenía cortes en el rostro por los vidrios, seguro
ella estaba igual. Su nariz sangraba por el golpe contra el volante, y por un segundo pensó
que estaba muerta, pero no era así; pues aún respiraba.

Con un gemido de dolor, se encargó de liberarse del cinturón de seguridad. Abrió la puerta,
la cual se abrió con mucha dificultad. Pero seguro que esa Bruja no tardaba en despertar,
era más veloz y ágil que ella. Por lo menos debía buscar un lugar dónde esconderse. Hizo
un gran esfuerzo para incorporarse. El mundo comenzó a dar vueltas, y eso la llevó
directamente al suelo. Esperó a que cesara el vértigo antes de intentarlo de nuevo. Sólo
logró avanzar un par de pasos, sujetando con fuerza su costado izquierdo. La sangre

manchaba su camisa, pero no se sentía con la fuerza suficiente como la mirar que tan
profunda era la herida. Tenía cortes en los brazos, y marcas rojizas que era seguro pasarían
a moradas. Pero su cuerpo aún estaba asimilando lo que había sucedido, y eso adormecía
el dolor.

-Mierda -jadeó, observando la sangre que manchaba la palma de su mano.

Estaba perdiendo demasiada.

Estaba demasiado lejos de casa.

Estaba asustada...

-Enserio me sorprendes -escuchó su voz, y ni siquiera era capaz para mirarla de frente-
. Cariño, no me molestaría dejarte aquí en medio de la nada. No me sirves. Pero hice un
trato, él ya cumplió su parte. Ahora debo cumplir la mía. A parte, me has roto la nariz,
preciosa. Quizá deba devolverte el favor.

No había forma de escapar, necesitaba más que todas sus fuerzas como para echar a
correr, y lo más seguro, caer desmayada al instante. Eso sería demasiado patético. Se giró
en su lugar para hacer contacto visual con la Bruja, sin permitirse bajar la mirada, no iba a
darle el gusto de humillarla, y tampoco se dejaría sólo llevar sin dar batalla. Pero para
sorpresa de Lauren, sin apenas decir o hacer algo, la mujer hizo una expresión asustadiza.
Y le llevó varios segundos captar lo que sus sentidos más afinados que los suyos ya habían
captado. Eran pisadas, y luego cuatro patas que corrían muy deprisa. Cada vez se oían
más cerca y con más fuerza. Un profundo gruñido, y un destello gris saltando hacía el
cuerpo de la Bruja. Sus gritos eran desgarradores, y el animal encima le impedía hacer
cualquier movimiento. Pero su cuerpo se deformó, escapando por suerte de los zarpazos
del lobo. El cuervo mal herido aleteaba con dificultad, y entre sus garras llevaba la Joya.

No identificaba quien era el lobo, pero intuía era de Dark Moon. Su visión se distorsionaba,
provocando que cayera sobre su propio trasero con un quejido. La sangre no paraba de
salir de su costado. Los ojos del lobo la escudriñaban con la mirada, como si le exigiera
detener la hemorragia antes de que se desmayase.
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Insideofmysoul
No recordaba muy bien que pasó después de eso.

Suponía que había amarrado un pedazo de su prenda para evitar la perdida de sangre.

Quizá ese lobo la había llevado sobre su lomo de vuelta a casa, pues su cuerpo se había
liberado de todo tipo de tensión, y se negaba a moverse.

Pero de un momento a otro, otra vez la sentía. Sentía la tristeza, el enojó, la desesperación,
la ira danzando tan a flor de piel, hasta que la parte racional del cerebro le recordó que ese
delirio no era el suyo. Era Camila.

☾*☽

Aún estaba algo desorientada al despertar, la cabeza le palpitaba, y un dolor le atravesó de


nueva cuenta su costado.

-Ay -se quejó en voz baja, de inmediato sintiendo un apretón en sus piernas.

Estaba en la cama, en su cama. Y jamás se sintió tan aliviada y afortunada de estarlo. Su


vista bajo hacía la parte inferior de su cuerpo, donde Camila se abrazaba a sus muslos de
manera protectora, con la cabeza recostada en su cadera. Al parecer estaba dormida, o
eso pensó antes de sentir sus leves caricias sobre su piel.

-¿Camz?

Pasarón unos segundos, y nada. Lauren respiró hondo al no recibir una respuesta. Tal vez
su Alpha estaba molesta con ella, y no podía culparla, había cometido una tontería. Había
actuado sin pensar, siendo llevada por el miedo y su instinto. No sólo había puesto en
peligro su propia vida, si no también la de su pareja, y por ende, se llevaba a la manada
entre los pies. Fue un gesto desconsiderado y estúpido.

-Camila, por favor di algo -suplicó.

No sabía cuales eran las consecuencias de lo que había hecho, pero seguro no habían sido
favorables en lo absoluto. Pero en cambio, Camila sólo se limitaba a trazar patrones en sus
piernas, sin siquiera hacer contacto visual con su mate.

Para su alivio, Dinah entró por la puerta. La chica le dedicó una pequeña sonrisa, antes de
acercarse con paso vacilante, la acción confundiendo a Lauren al principio, hasta sentir
como la Alpha recostada sobre ella se tensaba, gruñendo hacía la Beta, como sí ella fuese
una amenaza hacía su Luna.

-Mi amor, tranquila. Sólo es Dinah. Está bien, Camz. Estoy bien -empezó haciendo suaves
y relajantes caricias en su cabello, pasando sus dedos entre su cabellera castaña-. Estoy
bien. Estoy contigo.

Camila se relajó poco a poco, acompasando su respiración y volviendo a su nuevo


entretenimiento favorito en la piel de Lauren. Parecía cansada y atontada.
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Insideofmysoul
-¿Porqué Camila está así? -fue lo primero que escapó de sus labios, sin dejar de acariciar
a su Alpha-. No me habla, es...

-A este punto enserio pensaba que entendías todo acerca de los mates. Lauren, ustedes
comparten un vínculo, Camila estaba muy asustada cuándo parecía que éste había
desaparecido, como sí jamás hubieras existido. Pensábamos que... estabas muerta -
admitió en un murmullo-. Ally nos lo contó todo. Pero cuando salimos a buscarte tus
emociones llegarón de golpe a Camila, y contigo herida y vulnerable, era imposible que no
le afectara también a ella. En el tiempo en el que conseguían el suero, estabas muy débil.
Tuvieron que ponerte algunas puntadas. Camila estaba igual que tú, y tuvieron
que anestesiarla para evitar un ataque de ansiedad. Por eso está muy mansa y a la
defensiva. No esperes que hable cuerda por ahora.

Definitivamente había causado un desastre. La culpa llegaba en fuertes oleadas, golpeando


de forma insistente el interior de su pecho. No podía volver a cometer una imprudencia así,
no debía. Sabía que ahora sus responsabilidades y prioridades eran otras, cualquier
decisión que tomase repercutía de una manera u otra a la manada o a Camila. Ambas lo
habían acordado, eran un equipo.

-Espero que ambas estén mejor para la ceremonia de ésta noche.

Lauren frunció el ceño, deteniendo las caricias en el cabello de Camila.

-¿Ceremonia?

Dinah puso los ojos en blanco.

-Hoy nombran a Camila como la nueva Alpha.

CAPITULO 31

Camila no le había dirigido la palabra desde que despertó después de un profundo sueño.
Al principio creía que se debía por el sedante, pero la Alpha salió de la habitación sin
siquiera mirarla. Se había quedado estática en la cama, sin conocer el verdadero motivo,
oh bueno, quizá sí.

Camila seguro esperaba una explicación salir de sus labios. Una muy buena explicación, y
ella ya no podía ocultarle nada.

Escuchó unos ligeros golpecitos en la puerta, y a Dinah asomando su cabeza para mirarla.
Ambas compartieron una pequeña sonrisa, y la Beta se adentró a la habitación junto a una
mujer de mediana edad, tal vez entre los treinta. Caminaba con una expresión seria, un
maletín entre manos y esa fachada de doctora profesional.

-¿Cómo te sientes, Lau? -preguntó Dinah, manteniendo una distancia apropiada de la

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Insideofmysoul
doctora para no estorbar.

La mujer le pidió quitarse la blusa para cambiar las vendas de su estómago, a lo cual con
una mueca de incomodidad, Lauren obedeció. Era extraño estar tan descubierta frente a
alguien que no sea Camila

-He estado mejor -se limitó a responder.

-Tranquila, Ally ha hecho un remedio natural para que la herida cicatrice más rápido.
Estarás como nueva para la Ceremonia.

Sentir la herida al descubierto cuando la doctora quito la venda, le causo un


estremecimiento de pies a cabeza, cerró sus ojos con fuerza para contener un gemido de
dolor y alertar a Camila. Ya había tenido suficientes preocupaciones, y se estaba cansando
de portarse tan inconsciente, mostrarse tan débil, como un blanco fácil.

-Creo que quién debería estar mejor es Camila -asumió de inmediato, bajando la cabeza
un poco avergonzada-. Hoy es su día, y tuve que arruinarlo.

-Hey, no digas tonterías. No arruinaste nada -consoló la Beta, brindándole una sonrisa-
. Además, Camila está bien. Ambas lo están, y eso es lo importante.

-Por lo menos hasta que cometa otra imprudencia -gruñó Lauren, haciendo una mueca de
dolor al sentir una mezcla pegajosa que la doctora esparcía por sobre las puntadas, seguro
el remedio casero de Ally.

-Lau...

-Es la verdad, Dinah -contradijo-. Siempre suelo ser algo impulsiva, creo hacer lo correcto
pero termino por joder todo, como ahora. No quiero ser tan dependiente de Camila, no
quiero que siempre se preocupe por mí, porque significa que piensa que no soy lo
suficiente...

-¡¿Acaso te escuchas?!

Incluso la misma doctora se sobresaltó al escuchar el grito de Dinah, pues hasta entonces
habían mantenido la discusión a un tono moderado. Lauren la miraba con ojos muy abiertos
y confundidos, el aliento atorado en su garganta. Jamás recordaba que la Beta la hubiera
levantado la voz de esa manera.

-Perdóname si no soy capaz de seguir la lógica de tu argumento, pero no tienes idea de


como era Camila antes, no sabes como ha cambiado ahora que estás aquí, ahora que al
fin te encontró. ¡Por supuesto que le preocupas! Encontrar a tu pareja con la que
compartirás el resto de tu vida es una sensación increíble, y terrorífica a la vez, porque
sabes que darías cualquier cosa por ella. Eres una humana en este ambiente lleno de
hostilidad, viviendo en constante peligro, rodeada de cosas que a veces simplemente
sobrepasan los limites de la cordura. Pero tienes a Camila, y Camila te tiene a ti. Ella sabe
160

Insideofmysoul
cuál difícil y nuevo es todo esto para ti, ella intenta ser mejor para ti y realmente controlarse
contigo. Ella enserio lo intenta, Lauren. Es normal que cometas este tipo de errores, porque
apenas estás aprendiendo como funcionan las cosas entre manadas. Estás llevando sobre
tus hombros un puesto con una enorme responsabilidad que jamás creíste tener que llevar,
y Camila lo entiende, pero a ella la han criado con este propósito desde que nació. Te
ofreció el camino sencillo y marcharte en su tiempo, pero tú decidiste quedarte. Fue tú
decisión. Así que puedes seguir aquí quejándote conmigo sobre lo mal que lo haces, sin
notar las cosas buenas que has logrado... O puedes ponerte de pie, he intentarlo de
nuevo.

☾*☽

Sentía el aire frío deslizarse en sus pulmones, un aire que olía a pino y a hojas caídas y
húmedas. El bosque circundante crecía alrededor del perímetro de la manada, la cual
estaba más iluminada y alegre que cualquier otra noche. Los niños corrían por todas partes,
vestidos algo elegantes para la ocasión, así como sus padres. Todos se veían felices y
ansiosos, pues el cambio de Alpha no era cualquier celebración.

Guardias tenían posiciones en diferentes sitios de la manada, así como también en el


bosque. Adoptaban esa pose firme, con una apariencia aterradora y estoica, tan propia de
un licántropo.

Sus ojos vagaban por todas partes, en cada rincón desde donde se le permitía mirar en la
entrada de la casa. Buscaba a cierta morena de ojos marrones, quería verla, necesitaba
verla para asegurarse de que estaba bien. Dinah había dicho que ella tenía la misma
importancia que Camila, que Alphas aliados de su manada viajaban desde muy lejos para
felicitar y estrechar lazos con la nueva Alpha, y claro, conocer a su Luna. No muchos sabían
que se trataba de Lauren, pues según le habían dicho, Camila y ella son la primera pareja
del mismo sexo que la Diosa Luna había elegido, y por supuesto, nadie podía impedir eso.

Por ahora.

Su cabello estaba suelto, y caía en ondas por sus hombros y espalda. El vestido era blanco,
con bordes de encaje y algo de pedrería que contrastaban con el brillo de sus ojos en ese
momento. Era algo simple, sencillo, pero hermoso. No llevaba maquillaje encima, así que
el rubor de sus mejillas eran completamente natural cuando identificó a Camila.

Mierda, ¿cómo alguien podía poseer una belleza así? Era encantadoramente sobrenatural
e hipnótica, dudaba que durante su ausencia, Camila no hubiera recibido suficiente atención
de muchos hombres. Era muy guapa, y seguro que para algunos licántropos llegaba a ser
irresistible, pero ser Alpha le ayudaba a ganar el respeto suficiente como para no lidiar con
ello. Su vestido blanco era más largo que el suyo, por decir que la parte trasera casi la
llevaba arrastrando. Su espalda estaba al descubierto, dejando más a la vista la curva en
su espalda que desbordaba más su trasero.

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Insideofmysoul
Tragó saliva con dificultad, pues incluso después de este tiempo juntas, esa chica le robaba
el aliento. No estaba completamente segura en acercarse o no, pues ni siquiera sabía
identificar sí ella estaba molesta, o triste, o... algo. Era una gran desventaja de ser humana.
Con la compañía de dos guardias, recibía a algunos invitados que vestían de gala y le
hacían una inclinación de cabeza. En particular una pareja de mates era quienes tenían su
atención. Estaba por dar la vuelta e ir por dónde llegó, seguro Dinah la estaba buscando
como loca porque su maquillaje ni siquiera estaba listo, y la ceremonia estaba por empezar.

Pero justo Camila captó su presencia, y una ligera sonrisa adornó su rostro al ver como
vestía su Luna, sus emociones revoloteaban por todas partes como las mariposas en su
estómago. Sentía que en cualquier momento, Camila dejaría caer las lágrimas. Pero se
estaba conteniendo. Por lo menos frente a la pareja de mates que tenía enfrente. Extendió
su mano hacía ella como una invitación a acercarse, ni siquiera lo dudó.

La pareja estaba confundida al ver como la morena entrelazaba sus dedos con una humana,
y dejaba un beso en su mejilla, junto a la despampanante sonrisa. Y como acto reflejo, la
mujer de mediana edad escondió algo a sus espaldas de inmediato.

El rostro de Camila mostró confusión, pues el acto podía ser interpretado como una
amenaza.

-¿Ocurre algo? -dijo a manera escéptica.

El Alpha suspiró nervioso, y le dio a su pareja una mirada para que mostrara lo que ocultaba.

-Realmente lo sentimos, Alpha. No teníamos idea de que... bueno... su Luna...

-Exijo verlo -dijo con los dientes apretados.

Lauren estaba muy confundida, pues no entendía que podía ser tan malo como para
esconderlo. Pues si lo llevaban entre manos, seguro se trataba de un regalo para Camila,
pero estaban pálidos. La mujer bajo la mirada avergonzada, y con gesto indeciso, le entregó
el "obsequio".

Lauren se tensó. Su mano presionó la de Camila, y sus propios sentimientos embargaron


a la Alpha de una forma fuerte y poderosa. Miedo. Nostalgia. Tristeza. Esperanza. Camila
pestañeó varias veces, y su aliento se quedo atorado en su garganta.

Era una pequeña caja de regalo, con una envoltura infantil y un lindo listón azul
adornándola.

No era un obsequio para Camila.

Era para un bebé.

-Le juro que no fue con una mala intensión, Alpha. Nosotros sólo...

-Está bien -interrumpió Lauren, aceptando el regalo con una pequeña sonrisa para aliviar
162

Insideofmysoul
la tensión. Camila seguía sin reaccionar, sus ojos mirando fijamente sin expresión hacía la
caja-. Muchas gracias por estar aquí.

-¡Mami! -un pequeño niño se abrazó a las piernas de la mujer, intentando llevarla a tirones
hacía cualquier cosa que quería mostrarle.

Su cabello dorado y lacio, caía con ternura sobre su frente, ni siquiera prestando atención
a otra cosa que no sea su madre. Vestía pantalones cafés y una camisa blanca parecida a
la de su padre, con dos tirantes que cruzaban por sobre sus hombros. Tal vez tendría cinco
o seis años.

-Julián -reprendió su padre, brindándole una mirada de disculpa a la Alpha antes de seguir
a su hijo hacia el patio trasero de la casa, donde la cena se estaba sirviendo.

Lauren se colocó frente a Camila una vez la pareja se fue, al fin teniendo un breve momento
a solas antes de que demás Alphas empezaran a llegar. Los ojos de Camila seguían en la
caja, y fue hasta que la mano de Lauren hizo contacto con su mejilla, que ella volvió a la
realidad.

-¿Estás bien? -le preguntó con una mirada de preocupación, haciendo suaves caricias en
el rostro de la Alpha.

Camila tomó un profundo suspiro antes de asentir con una sonrisa, tomando la mano de su
Luna para besarla en la palma. Pero Lauren sabía que no era así.

-Siempre estoy bien cuándo estás conmigo -se limitó a responder.

-Camz... -comenzó a decir con tono precavido, bajando ligeramente la mirada con
nerviosismo-. Podemos encontrar una manera. Dinah me ha contado sobre la
inseminación, y con tus genes en la mordida tal vez...

El profundo gruñido de inmediato la silenció.

-Lauren no te tienes que preocupar por ello. Es un gesto noble de tu parte pensar en el
futuro de la manada, pero no estás pensando en el de nosotras. Yo no quiero tener un bebé
contigo sólo para ocupar mi lugar cuándo sea hora. Me da igual sí es un Alpha, un Omega,
Beta, o incluso un humano. Quiero que ambas estemos de acuerdo con ello, y lo tengamos
para quererlo y formar nuestra familia. Pero...

-¿Pero...? -insistió Lauren, mirando confusa a su Alpha.

Una expresión de dolor cruzó el rostro de Camila con el pensamiento, el cual la hacía sentir
una egoísta.

-Pero yo... no sé sí podría soportar ver crecer a un bebé de otro hombre dentro de ti...

-¡Ahí estás! -la voz indignada de Dinah se escuchó-. Las malditas costumbres se van a la
mierda, ¿no? Se supone que ambas no debían verse hasta la luna llena para el cambio
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Insideofmysoul
de Alpha. ¡Y ni siquiera estás lista, Lauren! Ahora vámonos, aún queda algo de tiempo
antes de que lleguen los demás Alphas.

☾*☽

Un rubor de color rosa le coloreó las mejillas con cada beso en el dorso de la mano que
recibía, era como una muestra de aprecio y respeto hacía ella como Luna de la manada.
Camila estaba a su lado, con esa expresión tan seria e impasible. Les brindaba una
pequeña sonrisa a cada Alpha y Luna de otras manadas que le hacían una reverencia con
la cabeza, y el agarre se intensificaba en su cintura cada vez que un hombre ponía sus
labios en su Luna. Pero tan sólo era por instinto y costumbre.

Las manos de Camila estaban adornadas con símbolos, y según le había explicado,
narraba la historia de la Diosa Luna, y su amor prohibido. Algunos anillos significativos de
algunos antecesores al puesto, incluyendo el de oro que simbolizaba a Dark Moon. Camila
tenía la vista al frente con la barbilla levantada, estaba orgullosa de ella misma. Sin
embargo, la victoria fue efímera.

El siguiente en pasar fue el Alpha que una vez le había faltado el respeto en aquella reunión,
era un viejo amigo y aliado por conveniencia de Alejandro, por supuesto, no había
encontrado jamás a su mate, pero Camila no justificaba su comportamiento con ello. Ella
no podía intervenir cuando otro Alpha mostraba su respeto a la futura Luna, pero Lauren se
notaba bastante incómoda con la mirada que le dirigió el hombre mientras lo hacía.

Para el primitivo instinto del licántropo; el cuerpo de la humana era hermoso, sexi de una
manera obscena, y frente a quién era su Alpha, estaba expóniendose bastante. Mirar de
esa manera a la pareja de otro Alpha, y en su manada, era como rogar para que te
arrancaran la cabeza. Porque claro, todo el mundo quiere lo que no puede tener. Las
humanas eran una conquista exótica, una novedad con la que no cualquiera tiene la dicha
de probar, pero todos querían obtener. Y aunque lo evitaran, algunos seguían teniendo en
duda que Camila no fuera uno de ellos.

-Alpha, un placer haber sido invitado para celebrar éste momento -el hombre tenía una
expresión divertida, como sí ver cómo Camila estaba siendo nombrada Alpha fuera algo
cómico.

Todos tenían a Alejandro en un pedestal, y dudaban que su hija lograra mantener y cuidar
a la manada de la misma manera que lo ha hecho el todos estos años. Pero Camila estaba
comprometida a cerrarle la boca a todos.

-Xander -saludó a secas Camila, con una rígida sonrisa-. A mi me complace decirte que,
debido a los cambios en Dark Moon, la alianza entre tu manada, y la mía, ha
sido... Revocada.

Decir que el hombre estaba pálido era poco, parecía que se iba a desmayar con la noticia.

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Insideofmysoul
Ahora estaba desprotegido, sí antes se sentía intocable.

Los Alphas tienen que llegar hasta cierta edad en el puesto, pero cuando llegan a los
cuarenta, eran considerados débiles. Por lo tanto es cuando su linaje continua, pero podía
tomarse un tiempo más en el poder sí el descendiente aún no encontraba a su mate. Que
es lo que había sucedido con Camila. Pero Alejandro había dejado un ultimátum hasta
cumplir la mayoría de edad. Y para ser honestos, sólo habían mantenido la alianza con
Xander para que los dejaran cazar en su territorio. Pero ahora que Xander no tenía ningún
descendiente, y la mayoría de su manada había desertado por ser liderados por un déspota
que solo piensa en sí mismo, ya no quería nada de él.

-Tu... ¡Tu no puedes hacer eso! -su grito había sido amenazante, pero carecía de
convicción. Eso sí que era algo patético.

-En un momento, cuándo sea algo oficial, si que podré. Pero tranquilo, puedes quedarte
para el pastel. Después, me encargaré de que seas escoltado de vuelta a tu manada, su
alteza -dijo a modo de burla. Sí algo le sobraba a Xander, era vanidad.

Keaton fue quien lo llevo sujetado firmemente hacía algún asiento, sólo para ser testigo de
lo que pasaría después de eso.

La Luna estaba mostrándose en todo su esplendor en el cielo, siendo acompañada por un


cielo nocturno estrellado. Justo como debía ser. Ambas chicas compartieron una sonrisa
cómplice antes de dirigirse al centro de atención de la manada, dónde Alejandro y Sinu las
esperaban. Todos miraban atentos y ansiosos el momento exacto en que el Alpha besaba

con ternura la frente de su hija, susurró algunas palabras a su oído, y con un asentimiento
de cabeza, fue el primero en hacer una reverencia.

Todos procedieron a hacer lo propio, y Lauren se sentía un poco fuera de lugar al estar algo
perdida en sobre que le estaba permitido o no. Los ojos de su Alpha estaban cerrados, con
la cabeza inclinada hacía atrás para que la luz de la luna la iluminara por completo. Su
respiración era acompasada, y un escalofrío la recorrió entera cuándo al fin sus párpados
se abrieron, sólo para mirarla a ella.

Sabía que sus ojos adoptaban un color amarillento cuando se dejaba llevar por su instinto,
pero esta vez era diferente. Sus pupilas estaban dilatada, y el color era grisáceo, un
contraste de la Luna, como sí la estuviese mirando fijamente, pero era a ella. Y al fin Lauren
era capaz de comprender cual mágico e importante es este momento, para ambas, así
como para la manada.

Y mientras todos dirigían sus ojos hacía la Luna, Camila la miraba a ella.

Pues ella era su Luna.

La Alpha se acercó a ella, y sin perder el contacto visual, unió sus frentes. Y al fin podía
sentirla. Podía sentirse completa, cerró lo ojos y se bañó en ella. En su aroma, en su piel,
165

Insideofmysoul
en todo. Presionó sus labios con los suyos, sus brazos envolvieron su cuello, fundiéndose
con ella, y podía experimentar un nuevo mundo. Era placentero, era mágico, era fascinante,
no había palabras para describir las emociones que la embargaron en ese preciso instante;
esto era diferente. Es como estar dentro una de la otra, entregándose a sí mismas. Sólo se
dejaba llevar, quería aspirar a Camila por completo, pues estaba segura que ella era el aire
que necesitaría el resto de su vida. Tenían los ojos cerrados, pero estaban rodeadas de luz,
y su calor corporal la mantenía más unida. Todo lo malo desaparecía, ella suavizó cada
cicatriz, y se llevó cada recuerdo malo. No quería separarse de ella, el aliento comenzaba
a faltar, así que al sólo segundo de apartarse, sonrió. Esto era lo correcto, era la persona
indicada, y el momento perfecto. Inspiró hondo antes de abrir lo ojos, y encontrar la misma
sonrisa en Camila. Fue entonces que lo supo.

Camila era la libertad que siempre había estado buscando en los lugares equivocados.

CAPITULO 32

Camila no soltaba su mano, y tampoco quería que lo hiciera. Las felicitaciones iban y
venían, algunos caros obsequios o detalles de parte de los miembros de la manada o
algunos Alphas. Pero ella sólo era capaz de mirar a Camila, era como estar en una burbuja,
y todo lo demás pasaba a segundo plano.

Sabía que tarde o temprano debían hablar sobre lo que había sucedido, pero por ahora,
quería disfrutar de sus mimos y gestos protectores. Eran cosas que le gustaban de Camila.
La manera en que envolvía su brazo en su cintura cuando algún otro Alpha se acercaba,

cuando dejaba un pequeño beso en su marca al sentirla nerviosa, o olisqueaba su cabello


para calmar su necesidad para sentarla sobre su regazo al momento de la cena. Se sentía
secretamente complacida cuando Camila le gruñía por lo bajo a cualquier licántropo que la
mirara con segundas intensiones.

-Mila -fue Dinah quien se acercó a su mesa, con una mirada de disculpas-. Tú padre quiere
que vayas a terminar de firmar unas cosas, te espera en el despacho.

Al ver que tensó la mandíbula, y su agarre se intensificó en el cuerpo de Lauren a manera


posesiva, pero temerosa, Dinah se encargó de agregar:

-Yo me quedaré con ella, sólo serán unos minutos.

A regañadientes, y para disgusto de Lauren, Camila se puso de pie. Besó su coronilla y


susurró un 'ahora vuelvo' a su oído, antes de marcharse hacía la casa. Con la mirada en
alto y a paso seguro, con la cola de su vestido arrastrando por el camino de piedra. Se ganó
la atención del lugar, el centro de las miradas, hasta desaparecer por la puerta.

De pronto, se sentía vulnerable al no tener a Camila cerca en un lugar lleno de tantos Alphas
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Insideofmysoul
a la vista. ¿Todo este tiempo hacía este frío? Diablos, seguro el cuerpo de Camila le
brindaba de su calor corporal, que ni siquiera lo había notado en toda la noche. Dinah tomó
asiento al frente suyo, cruzando la pierna en su extrovertido vestido rojo.

-No pienses que soy una entrometida, pero las escuche hablar sobre el embarazo y todo
eso -empezó en tono bajo, sus ojos mirando a su alrededor para verificar que nadie la
escuchara. Las mejillas de Lauren comenzaban a sonrojarse con el tema, pero dejo que la
Beta continuara-. Camila tiene ese miedo como cualquier otro instinto Alpha, es normal,
pero ninguno lo había experimentado, porque de cualquier forma; ellos pueden tener hijos
sin esa preocupación. Al principio Camila se va a negar a la idea, y lo más probable es que
tema no quererlo, o que la manada lo rechacé. Pero con los genes en la mordida, el bebé
será tanto tuyo, como de ella. Pero no podemos saberlo a ciencia cierta, es la primera vez
que sucede. Sí es así, tal vez llegue a ser Alpha.

-¿Pero y sí no funciona así? -preguntó con miedo, bajando la cabeza hacía sus manos para
ocultar la vergüenza-. Y sí ella... ¿no lo quiere?

El miedo la bañó como un golpe de agua fría, y era verdad. Los Alphas eran muy
meticulosos con sus compañeras, y pensar que éstas están por tener un bebé que
pertenece a otro hombre, no debe ser natural. Pero esto es diferente. No es que tengan
muchas opciones, y crear una vida no se soluciona con simple magia, es algo más complejo
que eso.

-Lauren... -suspiró Dinah, mordiendo su labio ocultando una sonrisa-. Camila te adora.
Cualquier cosa que forme parte de ti, ella lo amará. Te lo aseguro. Habla con ella.

Eso haría.

Nada le hacía mayor ilusión que tener una familia con Camila.

☾*☽

-Te ves tan condenadamente bien en ese vestido, pero te prefiero sin nada -gruñó la Alpha,
sujetando el cuerpo de Lauren con esa mirada voraz y el peculiar brillo en sus ojos, lleno
de deseo.

-Ay no Camz, no lo rompas. Es muy bonito -rogó con un pequeño puchero, comenzando a
retroceder hacía la cama juguetona.

Los ojos de Camila se oscurecieron peligrosamente, relamiéndose los labios al percibir el


aroma de Lauren, pero de igual forma la comisura de su boca se alzó, siguiendo el excitante
juego. Pero primero, se encargó se deshacerse de sus prendas. El elegante y pulcro vestido
de la Alpha cayó con gracia, mostrándose en ropa interior ante los ojos de la humana, quién
ya comenzaba a sentir el suelo desaparecer debajo de sus pies. A penas fue consciente
cuando Camila ya la había acorralado contra la pared.

-Lauren -jadeó contra sus labios, rozándolos un poco pero separándose cuando la chica

167

Insideofmysoul
intentaba iniciar un contacto más directo.

El cuerpo de Camila era cálido, y sus manos sujetaban su cintura con fuerza y necesidad.
Gruñó en alto ante la vestimenta de su Luna, y como ésta le impedía sentirla contra su piel.
Su boca descendió por su barbilla, bajando hasta llegar a la marca de su cuello, pasó la
lengua en ésta con satisfacción, causando corrientes eléctricas que le atravesaban el
cuerpo. Un gemido surgió de la garganta de Lauren, suspirando de anticipación a sus
movimientos. Podía sentir la humedad entre sus piernas, y como la Alpha mordisqueaba su
marca con febrilidad y deseo.

-Sí no quieres que lo rompa, será mejor que te lo quites.

Ni siquiera sabía como fue posible quitarse el vestido de encima con Camila presionando
su cuerpo contra la superficie. Su piel reaccionaba ante sus caricias, erizándose por el
recorrido de sus dedos en su estómago, amoldándose a su cuerpo como si estuviesen
hechos el uno para el otro. Respiraciones pesadas, y la espalda de Camila siendo aruñada.

-Oh, Camz -gimió Lauren, mordiendo su labio y cerrando los ojos con fuerza. Los dedos de
la Alpha hacían un torturoso camino hacía su entrepierna-. Quería... ha... hablar
con...tigo...

-Humm -fue la respuesta más tangible que escuchó desde su garganta.

Camila estaba más empeñada en pasar sus labios por sus clavículas, dejando algunas
marcas a su paso. Sus manos atraparon su trasero, levantándola del suelo sin problema
alguno. Las piernas de Lauren instantáneamente rodearon la cintura de Camila, hasta sentir
la suavidad del colchón y las sabanas detrás de ella.

-Er...Era s-sobre... ah... sobre... -sus palabras perdían sentido conforme la boca de la Alpha
tomaba posesión de se pezón derecho, sustituyendo sus argumentos por roncos gemidos-
... Ay mierda... Camila...

Sus manos se instalaron en su nuca, pasando sus dedos entre los mechones de cabello
con suspiros ahogados. Los labios de Camila estaban rojos, hinchados, realmente
concentrada en su tarea. Una ligera vibración en el pecho le causaba una sonrisa. Hizo lo
propio con el otro pecho, para regresar hacía su boca.

-Mía, Lauren. Sólo mía -su voz sonaba ronca y profunda, cegada por la lujuria.

Sus dedos comenzaron a pasar por debajo de sus bragas, y ya se encontraba más que
mojada. Asintió a sus palabras con ojos cerrados y labios entreabiertos, levantando sus
caderas para lograr que su mano hiciera más contacto con su intimidad. Se sentía tan
necesitada de ella, tan sedienta de su aroma, de sentirse como una sola.

-Tuya. Sólo tuya -su suplica se veía corrompida por la urgencia de su cuerpo, raspando su
voz, provocando que el corazón de Camila palpitara desbocado contra su pecho-. Por
favor...

168

Insideofmysoul
Se inclinó para besarla, aprisionando más su cuerpo contra la cama, justo en el momento
en que entro en ella, siguiendo el vaivén de caderas en Lauren para guiarse en sus
movimientos. Sus besos eran mojados, salvajes pero delicados, y sólo le permitía separarse
de ella para liberar gemidos o tomar algo de aire, y Camila se derretía con esos guturales
sonidos. La humana comenzaba a sentirse de gelatina, las piernas le temblaban, pero su
cuerpo le pedía más. La sensación de tener completamente a la Alpha comenzaba desde
su parte baja, y se dispersaba a todo su cuerpo. Un jadeo se escapaba con cada envestida
de sus dedos, y esta vez los hambrientos ojos de Camila no se apartaron de su rostro ni un
solo segundo, quería verla llegar, quería que ella la mirara.

-Oh -susurró Lauren, su espalda arqueándose ligeramente, sus músculos tensos al rededor
de Camila.

Lauren suspiró con satisfacción, encontrando descanso en los brazos de su mate. Su


lengua pasaba con delicadeza por su marca, manteniéndola en un estado de tranquilidad y
armonía.

Todo está bien.

Camila está aquí.

-Mía.

Su cuerpo estaba adormecido, y podía sentir como los cariñosos brazos de su mate la
envolvían. Se sentía protegida. Intocable. Y regocijada en una inmensa felicidad. Sus
manos buscaron las suyas, entrelazándose sobre su estómago. Su espalda se apegó a su
pecho, y un último beso de buenas noches se plantó sobre su hombro desnudo.

-Te amo -murmuró Camila somnolienta.

Lauren suspiró cansada.

-También te amo.

☾*☽

Fue Lauren la primera en despertar, haciendo una ligera mueca ante la luz del sol por la
ventana. No tenía idea de la hora que era, y tampoco le interesaba. Lo único que quería
hacer el resto del día, era estar en cama con Camila. Estiró los brazos, provocando que
alguno que otro hueso crujiera. La sabana se deslizo más abajo con la acción, justo a la
cintura, donde el brazo de la Alpha la mantenía sujeta y pegada a su cuerpo a modo
protector.

Una sonrisa creció en sus labios al ver el aspecto de su mate, estaba boca abajo, con
mechones de cabello cubriendo el perfil de su rostro, y la misma sabana dejando al
descubierto su espalda. Mordió su labio inferior ante la imagen, soltándose un poco de su
firme agarre para inclinarse a plantar delicados y tiernos besos en cada lunar a la vista. La
Alpha se removió en su lugar, despertando poco a poco.
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Insideofmysoul
-Mi amor, despierta. Tengo hambre -susurró Lauren a su oído, besando su hombro por
largos segundos, brindándole suaves caricias a la morena en su espalda baja.

La risita de Camila no se hizo esperar, ronca y somnolienta, como cada mañana.

-Con qué me despiertas porque tienes hambre, ¿eh? -murmuró risueña contra la almohada,
utilizando sus antebrazos como apoyo para levantarse y colocar la mitad de su cuerpo sobre
el de Lauren-. Sírvete. Bon appétit.

-Ugh, ¡Camz! -rió la chica, intentando en vano quitarse a la Alpha de encima-. Quiero algo
comestible.

-¿Y yo qué soy?

-Irresistible. Pero no comestible -recalcó Lauren, palmeando el trasero de su mate.

-Pero bien que te quito el hambre -dijo a modo sugerente, sentándose en la cama y
bostezando de inmediato-. Debo ir a revisar como va la construcción para los nuevos
miembros de la manada.

Lauren giró su cabeza para mirar a su Alpha, la belleza de una líder natural, desnuda a su
lado en la cama. Una sonrisa creció en sus labios, Camila se veía perfecta ahí, con el
cabello enmarañado, sus pechos al descubierto, y la pizca de picardía brillando en sus ojos
al atrapar la mirada de Lauren en su cuerpo.

-¿De verdad te tienes que ir? -el desanimó resaltó en su voz, bajando la cabeza para ocultar
su turbación.

Al parecer la tristeza y preocupación de Lauren, dio de lleno en su Alpha, quién con un leve
ronroneo, se acercó a ella para abrazarse a su cintura, olisqueando la marca en su cuello
para calmar la ansiedad con su lengua. Sus músculos se relajaron de inmediato, y sus
dedos jugueteaban con su cabello más tranquila.

-Sí, pero prometo volver pronto -aseguró contra su piel, mandando escalofríos por su
cuerpo.

Al notar como su mate se tensaba, Camila se esmeró más en dejar sus labios presionados
en su cuello, no le gustaba sentir a Lauren con miedo cuándo ella no estaría cerca. Y de
cierta forma, tampoco quería alejarse de ella, no quería que volviera a... sólo irse. Y esta
vez; para ya no volver.

-Lo siento -dijo Lauren, casi con vergüenza, como sí supiera los temores de Camila al
dejarla sola-. No me iré a ningún lado...

-¿Y sí lo haces? -susurró la Alpha, sin atreverse a alejarse de la ojiverde ni un solo segundo-
. No podré soportar que te alejes, Lauren. Si tú te vas... yo... yo siento que me muero.

Su agarre se hizo más persistente, temiendo a que la chica solo se desvaneciera. La sola
170

Insideofmysoul
idea de Lauren dejándola de nuevo era algo inimaginable, y le causaba ese dolor en el
pecho. El sentimiento la ahogaba, doloroso y nauseabundo.

-Camz, no me iré a ningún lado -insistió más suave, pero firme-. No hay ningún otro lado
donde quiera estar. Debes confiar en mí.

El ambiente estaba más tenso, y fue cuando Camila se separó de ella, los labios
entreabiertos y la respiración profunda, una expresión en el rostro indescifrable.

-Lo hago... pero tú no confías en mí, Luna.

Lauren frunció el ceño, abrió la boca, pero la cerró de inmediato. Lo único que saldría sin
pensar serían balbuceos. Camila estaba seria, con un semblante que no había visto antes
dirigido a ella.

-¿Cuándo me ibas a decir que eras una cazadora, y venías desde la Comunidad para hurtar
la Joya?

El color abandonó su rostro, y el miedo la mantenía estática en su lugar. De pronto ya no


se sentía tan cómoda estando desnuda compartiendo el mismo espacio que la Alpha, no
cuando la miraba a ella con el disgusto plasmado en la cara. Se sentía asustada, vulnerable,
y los sentimientos le provocaban ardor en la mordida de su cuello. Camila resistió su
primitivo impulso en acercarse y lamer su marca para tranquilizar a su mate, pero no ahora,
necesitaba explicaciones.

-Yo... te lo iba a decir... -su voz sonaba frágil, sin aliento.

-No es verdad -la interrumpió fría, negando con la cabeza mientras se apartaba más de ella.
Herida-. Tú esperabas que yo no me enterara de tus planes. Querías ir con ellos, entregar
la Joya, y regresar a mi lado en la cama como sí nada hubiera pasado. ¿De verdad me
crees tan estúpida?

Los ojos de la Alpha adoptaron ese peculiar color grisáceo, el enojo y la frustración
empezaba a tomar posesión de sus sentidos. Lauren se sintió palidecer, y la culpa le
revolvió la consciencia hasta ahora, seguida de la vergüenza.

-Camz, yo quería resolver eso sola. No quería involucrarte en esa mierda, y que ellos te
lastimaran o...

-¿Y sí te lastimaban a ti, Lau? -contraatacó en el mismo tono molesto-. ¿Crees que no me
perjudicaría a mi si ellos te hacían algo? Creí que estábamos juntas en esto, contra
cualquier cosa que se nos pondría en frente.

-¡Lo estamos! -casi lo grito, en gesto desesperado para atrapar su mano con la suya,
buscando cualquier contacto con su Alpha.

Podía notar el sudor frío formándose en la base de espalda, y la marca escociendo con
cada movimiento y sentimiento. No le gustaba sentirse así en lo absoluto, ni siquiera
171

Insideofmysoul
recordaba haber discutido de esta manera antes, sin contar esa vez donde ella quería
marcharse. Pero este ya no era el caso. Su corazón se apretó al ver como la chica apartaba
su mano, cerró los ojos con fuerza, intentando tranquilizarse, y comenzó a vestirse.

-Por favor, Camila -murmuró suplicante, sus ojos buscando la mirada de la Alpha-. Tenía
miedo. Temía como reaccionarías cuando lo dijera, no sabía sí lo tomarías a mal, y... y ya
no quisieras estar más conmigo -su voz se quebró en el último momento, la admisión
saliendo apenas en un susurro intangible.

Por un momento, un abismo de esperanza creció en ella al ver como Camila al fin se atrevió
a mirarla, sus ojos volviendo al profundo marrón que tanto amaba. Contuvo la respiración
cuando se acercaba de nuevo a la cama, pero sólo fue para besar la palpitante marca en
su cuello.

-Jamás haría algo que te apartara de mi lado, Luna. Te dije que jamás te lastimaría, y duele
que no lo veas así.

Ni siquiera fue capaz de fabricar una respuesta coherente, pues la Alpha ya se había
terminado de vestir, y salió para continuar con sus labores.

CAPITULO 33

No sabía como debería sentirse ante la imagen frente a ella. ¿Feliz? ¿Enojada? ¿Muy
enojada? ¿Entusiasmada? ¡Y es que es raro! Tal vez sólo sea un juego, de parte de Shawn
era lo más lógico y esperado. Y tal vez esa marca fresca de una mordida en el cuello de
Taylor no era... real. ¿Pero cómo saberlo? Ambos se veían melosos y emocionados,
haciéndose cariños en un sofá. El brazo de Shawn mantenía a su hermanastra pegada a
él, y Taylor no podía contener la sincera sonrisa que se abría paso con cada palabra que el
licántropo susurraba a su oído.

Se sintió culpable por ni siquiera saberlo, estaba tan absorta en su burbuja de felicidad
donde sólo eran ella y Camila; que ni siquiera estaba al tanto de lo que pasaba con Taylor.
Y ahora que Camila no se había aparecido por la casa después de su... pelea, al fin había
vuelto a la realidad de quienes la rodeaban.

-Sí, son mates -aseguró Dinah, metiéndose a la boca otro trozo de salmón de los aperitivos
que sobraron de la ceremonia-. La marcó hace dos días, y ha estado muy al pendiente de
ella por la perdida de Clara. Ya sabes. Ahora Shawn tiene un trabajo de leñador, y ambos
piensan tener su propia casa en la manada.

Notó una sonrisa extenderse por su rostro sin su permiso, mirando de reojo como la joven
pareja se despedía muy a su pesar. Shawn parecía muy feliz, era como ver a otro chico,
otra faceta más relajada y cariñosa, pero solo con Taylor. Justo como Camila con ella. Y en

172

Insideofmysoul
cierta forma se alegraba de saber que ahora Taylor tenía a alguien que cuidara de ella, y
no se sentiría tan sola como pensaba.

-¿Camila sigue molesta?

Lauren mordió su labio, bajando la mirada hacía su almuerzo con un nudo en la garganta.

Dinah suspiró exasperada.

-Alphas -se quejó con la boca llena, limpiando su boca con una servilleta para continuar-
. Sólo explícaselo.

-Ya lo intenté, Dinah -resopló.

-Ya lo intenté, Dinah -arremedó con voz chillona, recibiendo una furtiva mirada de la
humana-. Bueno, no. Pero hablo enserio, deja que se calme, es muy difícil razonar con
un Alpha enojado.

Tragó saliva con fuerza, expulsando todo el aire que contuvo.

-Lo haré -asintió.

Dinah la miró con ojos entrecerrados, apartando los platos del comedor para comenzar con
el tema que realmente le importaba.

-Estuve leyendo, esos viejos libros que Alejandro guardaba en su despacho resultaron ser
muy útiles.

-¿Sobre qué? -cuestionó Lauren, confundida.

La Beta sonrió.

-Ya sabes, descendencia y todo eso -soltó una risita por la cara de sorpresa de Lauren, al
fin carraspeando más la garganta-. Tuve que leer mil cosas sobre mates y marcas para
llegar a lo que quería, y es que con lo genes de Alpha en la mordida, cualquier esperma de
algún humano en ti, tendrá características tanto tuyas como de Camila. Será
biológicamente de ambas, he incluso tal vez sea Alpha.

La felicidad no podía ser más grande, quería chillar de la emoción y saltar por todas partes.
Eso no lo esperaba. Eso era increíble. Imaginaba una cuna, imaginaba biberones por todas
partes, imaginaba una vida. Notaba su propio corazón latiendo en su pecho a toda
velocidad, y una parte quería correr y buscar a Camila, darle la noticia y besarla, pero la
otra parte, quería guardárselo para sí misma por miedo a su reacción.

Pero ese mismo miedo las llevo a su anterior pelea. Ya no debía esconderle nada. Por
supuesto; nada malo.

Y un bebé no podía ser algo malo.

173

Insideofmysoul
☾*☽

Camila estaba espaldas a ellas.

Riendo.

Y el hombre frente a ella también lo hacía.

Lauren apretó los labios, tragándose las maldiciones que quería soltar al verle tan risueño
con su Alpha. Cerró los ojos ante la desagradable sensación que sentía en la mordida, y su
mano hizo presión en la zona para tranquilizarse. Inhalaba y exhalaba, acompasando su
respiración. Serenando su mente.

Estaba anocheciendo. Debía calmarse, estaba justo en la zona donde las nuevas viviendas
se estaban construyendo, y muchos de la antigua manada Cold Moon ayudaban con el
trabajo, pero no contaba con ver a ese gran y robusto mastodonte en pleno acto de
conquista, colocando un mechón del cabello de Camila detrás de su oreja.

-¿Lauren? -escuchó su voz, preocupada.

Abrió los ojos, y esta vez la mirada de ambos y algunos más, estaban puestas en ella.

Suspiró, boqueando sin palabras como todo un pez fuera del agua. La misma incomodidad
y vulnerabilidad, fue la que llevo a Camila acercarse a su mate, sosteniendo su pálido rostro
entre sus manos con delicadeza, como si fuese lo más frágil y perfecto que pudiese tocar.
Su piel era cálida y reconfortante, incluso los fríos anillos dorados que adornaban sus dedos
no le molestaban en lo absoluto en ese momento.

-¿Que ocurre? ¿Estás bien?

Notaba su olor natural desprender de la Alpha, llenando sus pulmones con cada respiración,
empapando cada poro de su piel. Preocupada y protectora. A pesar de todo. Y enserio que
estaba sorprendida sobre el autocontrol que tenía como para no lanzarse a lamer su marca.

-Sí -respondió en tono bajo con dificultad, mirando de reojo como el anterior hombre ahora
estaba cruzado de brazos, con esa pose estoica y burlona hacía ella.

Camila de inmediato obtuvo su atención, se acercó un paso más a ella, y la miraba como
sí intentase descifrar que es lo que pensaba, o lo que le inquietaba a su Luna. En cambio,

Lauren comenzaba a sentirse mareada, incapaz de mantener su molestia y celos para sí


misma.

-Sólo... quería venir y... ha-hablar contigo -murmuró. Parpadeó despacio, apartando los
ojos de la Alpha avergonzada-. Quería decirte que... yo... ah...

-Lauren. ¿Crees que esté es el momento correcto para discutir sobre eso? ¿Justo aquí?

174

Insideofmysoul
Su tono había sido bajo y ronco, molesto pero racional. Los ojos se le cerraron con sus
palabras, aunque no lo había dicho con la intención de iniciar una nueva pelea, Camila no
quería exponer sus problemas personales frente a la manada. Ellos no debían verla titubear
o verse vulnerable, y con Lauren justo frente a ella con esa mirada era imposible no
mostrarse así.

-Ve a casa -mandó, suavizando más su voz.

Quería volver a hablar de nuevo, intentar explicarse mejor, hacerle saber lo que en verdad
pasó y prometerle que nunca volvería a esconderle algo de su vida, pero era como sí algo
le obstruyese la garganta. Así que mejor cerró la boca, y asintió levemente.

Camila realmente no la quería ahí.

-D-De acuerdo -al fin cedió, dirigiéndole una última mirada al hombre, antes de volverse en
sus talones y regresar por donde llegó.

Quisiera haber sentido la mano de Camila detenerla, y se sentía humillada por no ser así.
Apresuró su paso, sin miramientos, sin contacto visual con nadie, con zancadas largas y
firmes, dirigiéndose a su habitación para olvidarse por un tiempo sobre lo que la rodeaba,
solo desaparecer del presente, estar consigo misma. Borrar cualquier pensamiento cabal
en su cabeza, y centrarse en lo que venía.

Al poner apenas un pie de vuelta en la casa, un bulto en el suelo logró que perdiese el
equilibrio sin remedio, logrando poner sus manos al frente al hacer contacto con el suelo.
Gruñó fastidiada, y resopló al levantarse. Pero un escalofrío le recorrió el cuerpo al ver que
se trataba de dos guardias inconscientes en el suelo. Uno de ellos identificándolo como
Keaton.

El silenció era ensordecedor, comenzaba a sentir la boca seca, respiraba hondo;


premeditadamente, y el propio miedo se encargaba de cerrarle la garganta.

Un peso impactó contra ella, provocando que ambos cayesen al piso con un golpe sordo
proviniendo de la cabeza de Lauren, causando que todo comenzara a dar vueltas, y su
visión se nublara un poco. Un calor le recorrió la nuca, y sabía que había comenzado a
perder la consciencia cuando las manos del hombre cernido sobre ella la tomaron por la
cabeza y volvieron a hacer que ésta hiciera contacto con el suelo, manchándolo a la vez
con sangre.

A través de las constantes agresiones, no lograba ver su rostro. Su agresor llevaba alguna
clase de mascara oscura encima. Los golpes se repetían, y repetían, llenándola de

desesperación y rabia por no tener la suficiente fuerza para quitárselo de encima. Y el dolor
era como fuego que le atravesaba la cabeza y los sentidos.

Él enserio no pensaba parar hasta matarla.

175

Insideofmysoul
Se convenció a sí misma de algo, ese mismo pensamiento la llevó a levantar su rodilla con
la suficiente fuerza contra la entrepierna del hombre. A pesar de sentir cada extremidad de
su cuerpo más pesada, y esos destellos de colores en la sala de estar. Lo único que
parecían real eran los aullidos que sonaban de fondo, fuera de la residencia.

-¡Mierda! -gruñó. Y la voz resultó ser escalofriantemente familiar. Lo peor era que sabía a
la perfección de quién se trataba.

Sus manos se apartaron de la cabeza de Lauren para cubrir a su lastimado amiguito,


cayendo a su lado en el suelo con gemidos de dolor.

Quería equivocarse.

No quería ver su rostro cuando quitara esa estúpida mascara.

Pero sus suplicas no fueron escuchadas al hacerlo, y verlo a él.

-Chris... -lo nombró con sorna. Asqueada.

-¿L-Lauren? ¡¿Pero qué mierda?! -jadeó el chico, haciendo muecas sin dejarse de sujetar
la entrepierna-. ¡Me dijeron que estabas muerta!

Su cara se desfiguró al ver como la Alpha entró abruptamente con una expresión furiosa,
ese brillo grisáceo en los ojos dirigido al cazador que irrumpió en su territorio.

Venía acompañada de más guardias, quienes retenían a un par de cazadores más. Los
cuales Lauren inmediato identificó como sus mejores amigos de la Comunidad. June y
James.

-¡No, Camila! -gritó aterrada.

La Alpha no parecía escuchar, y no encontró más remedio que usarse a sí misma como
una barrera entre ella y el idiota de su hermano. Las piernas le temblaban, y con cada
esfuerzo para ponerse de pie, la habitación daba vueltas a su alrededor. Pero eso no la
detuvo. Lauren se encogió sobre sí misma. Jamás había visto a Camila tan enojada, en una
faceta letal.

-¡VOY A MATARLO! ¡QUIERO ARRANCARLE LAS MANOS POR TOCAR A MI LUNA! -


vociferó rabiosa, usando esa voz de Alpha que provocaba que todos bajaran la cabeza
sumisos. Poderosa y penetrante. Dejó salir un gruñido amenazante, grave y profundo.

Tragó saliva, intimidada.

-Por favor, Camz. No lo mates -suplicó con un hilo de voz, pero sonaba firme. Podía sentir
la confusa mirada de Chris a sus espaldas-. Él... es mi hermano.

CAPITULO 34

176

Insideofmysoul
La parte posterior de su cabeza palpitaba, como dolorosas corrientes eléctricas
expándiendose por todo su cuerpo. Dolía a tal punto que hasta parpadear era una agonía.
Cada extremidad en su cuerpo la sentía pesada, lo único que quería hacer en ese momento
era recostarse. Pero no era ni siquiera una opción. Por lo menos no para ella.

-Entonces quiero que se vaya. No lo quiero aquí. No cerca de ti -gruñó Camila entre dientes,
sus manos hechas puños, intentando contenerse.

Los guardias hicieron el ademán de acercarse al cazador, obedientes a las ordenes de su


Alpha, pero pararon en seco antes de poner una mano encima al chico.

-No -hablo con aspereza, mirando a Camila directamente a los ojos. Y los guardias parecían
tener una batalla interna sobre a quien debían obedecer.

-Lauren... -advirtió Camila.

No estaba acostumbrada a que alguien le llevase la contraria.

-Camila -repitió la chica en el mismo tono. Desafiando.

-No voy a tener al hombre que intento asesinar a mi Luna en mi manada. Incluso si es tu
hermano.

-Y es por ello que quiero hablar con él. Y no necesito tu permiso para eso.

Camila mantenía la misma postura firme y decidida, pero sus facciones demostraban todo
lo contrario. Estaba en silencio, enfadada, furiosa, pero no con Lauren. Su mirada
acusadora estaba dirigida al menor, quien permanecía aún en el suelo, temeroso de dar un
movimiento en falso: con una expresión confundida plasmada en el rostro.

☾*☽

Podía sentir la calidez de su Alpha contra su cuerpo, su embriagante aroma, su brazo


derecho rodeando su cintura de forma protectora, sus dedos formando inexistentes
patrones en sus muslos como una distracción para su mente. Su cabeza estaba apoyada
sobre su hombro, con una pesada respiración calentando su piel, y sus ojos sin apartarse
de su perfil. La miraba como sí fuese lo más hermoso que había tenido frente a ella.

Y eso era algo que Chris no pasó por alto.

-Así que... eres la mate de una Alpha -repitió, casi sin sentido. Su voz era grave; tranquila.

Tragó saliva con fuerza, y asintió lentamente. El agarre de Camila se intensificó en su


cuerpo por el sonido de voz del cazador. La chica no quería dirigir su mirada a alguien más

que no fuese su Luna en ese momento, mucho menos a alguien que la había intentado
asesinar hace un par de horas.

-Y... tenemos una hermanastra -continuó para sí mismo, la comisura de sus labios
177

Insideofmysoul
elevándose con sus propios pensamientos-. ¿Y mamá? ¿Está aquí?

Lauren se encogió sobre sí misma, con un gran nudo obstruyendo su garganta. Abrió su
boca para comenzar a explicarse, pero la cerró al no encontrar las palabras correctas. Chris
no tardó en deducir la razón, y Camila se limitó a resoplar con desconfianza.

-Oh.

-Sí -respondió al fin en voz baja, incómoda-. ¿Qué haces aquí?

Él meneó la cabeza, y terminó por bajar la mirada hacía su regazo. Se veía ansioso,
confundido, asustado... y tras un profundo suspiro, se atrevió a conectar sus ojos con los
apremiantes esmeraldas que lo miraban con tristeza, ocasionando una puñalada de culpa
en su pecho. Enterrándose hasta el fondo.

-Y-Yo... -tartamudeó-. La Comunidad ahora mismo es un caos, Lauren. E-Ellos me dijeron


que tú... y no-no volvías y... y-yo estaba asustado. Y una bruja con tu cara, entonces...

-Chris -lo interrumpió Lauren, frunciendo el ceño-. Respira. Necesito que te tranquilices.

-No regresaste, Lauren -lloriqueó el chico con voz temblorosa, sorbiendo su nariz-. Nadie
me decía nada de ti, y estaba tan preocupado... Sé que siempre fui un idiota contigo, pero
sabes como es papá, y aún así eres mi hermana. Y cuándo me dijeron que estabas
muerta... -se veía arrepentido, vulnerable. Y no le sorprendería si justo ahora se arrodillaba
frente a ella para suplicar por su perdón. Camila ésta vez sí que lo miró-. No sabes cuanto
lo siento, ya no quiero ser como antes. Estaba muy enojado, creí que el responsable de tu
muerte era el Alpha de ésta manada, y que la única manera de sentirme en paz conmigo
mismo era matándolo.

Los ojos castaños de la Alpha se suavizaron ante la confesión, aún sabiendo la verdad,
pues entendía sus motivos. Pero todavía había un punto que aclarar.

-¿Y porqué has intentado matarla? -preguntó con dureza, enderezándose.

Chris tragó saliva, intimidado.

-Los Sangre Pura me advirtieron de una bruja cambia formas, que tenía la Joya, y que
usaba tu apariencia para camuflarse. Yo no tenía idea de que... Yo...

-Lo entiendo -suspiró Lauren, brindándole una pequeña sonrisa tranquilizadora a su


hermano menor.

Nunca le guardó rencor a Chris, quizá siempre a su padre, pero nunca a su hermano. Y
siempre albergaba ésta esperanza de reconciliación con su familia, y tal vez Chris se había
dado cuenta de ello. A veces no sabes lo afortunado que eres al tener algo hasta perderlo.
Pero para su suerte; no era demasiado tarde para remediar errores.

-¿Enserió me perdonas?
178

Insideofmysoul
Sonaba incrédulo, reprimiendo una sonrisa.

-Sí -respondió Lauren con sencillez.

Camila no puso resistencia alguna cuando ella se puso de pie, recibiendo a su hermano en
un cálido y reconfortante abrazo. Ni siquiera notó la sonrisa de alivio abrirse paso en su
rostro con la escena, podía sentir la felicidad de Lauren rebosar en su pecho a través de la
mordida.

Y cuándo su Luna estaba feliz, ella también lo estaba.

☾*☽

Los grandes ventanales en las paredes permitían que el salón estuviese perfectamente
iluminado, con la hermosa vista de un bosque extendiéndose en el perímetro. Las paredes
estaban forradas de un tapizado tinto, con diseño anticuado, pero elegante. El lugar olía a
una mezcla de frescura, y madera.

No entraba a esté salón seguido, más bien nunca. Sólo era usado para algunos eventos
pequeños, y ocasiones especiales.

Y el cumpleaños de Sofía es una ocasión especial.

Pero claro, después de recibir a algunos otros niños en casa y partir su pastel, no hacían
más que correr por todos lados. Algunos miembros de la manada también estaban ahí, por
decir que la casa ya estaba llena. Y era entretenido ver como la pequeña al fin convivía con
niños de su misma edad.

Troy y Ally apenas y se separaban el uno del otro. Las heridas del licántropo sanaron con
éxito hace un par de días, gracias a los cuidados de su mate. Ambos sentados en uno de
los sofás. La sonrisa del chico era genuina, besando la sonrojada mejilla de Ally con una
brazo alrededor de sus hombros. Se veían tan felices juntos.

Luego estaba la escandalosa risa de Dinah, quien al otro extremo del salón, Chris no paraba
de hacer el ridículo para hacerla reír, como desde hace una semana que llegó. Era extraño
verlo ahí, conversando tan tranquilo y animado con Taylor, Shawn y Dinah. Era extraño
sentir que las cosas iban tan... bien; pero tener esa sensación de que algo malo pasaría. A
pesar de tener la sólida presencia de Camila a su lado, sujetándola por la cintura con
delicadeza y protección, esa incertidumbre no abandonaba su mente. Saludaban a los
invitados, forzando algunas sonrisas, y recibiendo halagos. Lauren constantemente miraba
el gran trasero de su Alpha, el cuál destacaba notablemente con ese vestido negro que se
abrazaba perfectamente a las curvas de su cuerpo.

Le gustaba verla de perfil. Le gustaba la calidez que desprendía naturalmente. Le gustaba


la manera que tensaba su mandíbula cuando veía algo que no le gustara. Le gustaba
cuando la sentaba en su regazo, porque así podía olerla y relajarse. Era solo Camila. Le
encantaba Camila.
179

Insideofmysoul
Y le encantaba seguir mirando ese voluptuoso trasero.

-¿Quieres tocarlo? -musitó Camila de imprevisto, coloreando las mejillas de Lauren de un


intenso color rojizo.

Parpadeó estupefacta, pues habían muchos invitados cerca y fácilmente pudieron haberla
escuchado.

-¿Qué? -susurró con suavidad, con los labios entreabiertos.

-¿Que sí quieres un trago? -repitió Camila, frunciendo el ceño.

Lauren sacudió ligeramente su cabeza, deshaciéndose de sus propios pensamientos


inapropiados.

-Claro -aceptó nerviosa.

La mano de la Alpha se posó en la cintura baja de su Luna, brindándole esa seguridad y


calidez que solo de ella podría obtener. Ambas caminaron hasta la pequeña zona donde
servían algunas bebidas, una barra de piedra, con estantes lleno de diferentes licores a sus
espaldas, y una chica sirviendo.

Quería decir que era demasiado raro que ahora, después de varias rondas, Camila se
mantuviese tan tranquila y en sus cincos sentidos. Hablaban y bromeaban. En ocasiones
llegaban a saludarla, y no parecía tener problemas al hablar como seguro los tenía Lauren
ahora. Y justo en la ronda "¿Quién mierda sabe?", después de que el transparente líquido
bajase por su garganta dejando una sensación bochornosa en su cuerpo, Camila le quitó
la bebida de sus manos.

Ni siquiera tenía idea de cuanto tiempo había pasado, quizá un par de horas. Lo más seguro
sería que Sofi ya estuviese en cama, puesto que los únicos que quedaban en el salón eran
adultos, sin rastro de niños.

-Eh -replicó casi imperceptible.

Al ponerse de pie, solo logró que el suelo se moviese ligeramente debajo de ella,
provocando que Camila la sujetara con cuidado por el costado.

Lauren soltó una pequeña risita, y ésta vez sí que se permitió apreciar de manera más
descarada el cuerpo de su mate. Atrapó su labio inferior entre sus dientes, gesto que los
ojos de Camila no pasaron por alto.

-Vamos arriba -no sonaba solo como una sugerencia.

-Lauren, no podemos sólo irnos.

Se acercó más a la Alpha, el alcohol se había deshecho de cualquier pizca de vergüenza


en sus movimientos. Sus brazos se enroscaron al rededor de su cintura, bajando
180

Insideofmysoul
peligrosamente por la curva de su espalda. Sus labios hicieron un breve contacto con la piel
expuesta en su pecho, dejando una suave corriente eléctrica con cada húmedo beso que

dejaba a su paso, subiendo por su clavícula, al igual que sus manos, por cuello, hasta llegar
a sus labios, en los cuales se detuvo tortuosamente, esperando que Camila fuese quién
tuviese esa iniciativa.

Soltó un quejido al sentirla sujetar sus caderas con febrilidad, acercando más sus cuerpos,
y el sonido solo provocó que la Alpha gruñera profundo y suave, poniéndole los pelos de
punta. Era tan excitante. Y al fin había logrado su objetivo.

-Vamos arriba -repitió a centímetros de sus labios, su aliento chocando directamente con
ellos.

Ésta vez Camila no dijo nada, tan sólo se dejó guiar por sus manos entrelazadas, subiendo
las escaleras, dirigiéndose a su habitación. Tan pronto como Lauren abrió la puerta, Camila
ya la había rodeado por la cintura, comenzando lo que sería una entretenida noche.

Su pie se encargó de cerrar con un firme empujón. Lauren no se contuvo a girarse para
tener esos profundos y salvajes ojos mirándola con amor y deseo. Un escalofrío le recorrió
el cuerpo de pies a cabeza, su corazón palpitaba desbocado, y su respiración se volvía
pesada con cada paso que Camila le hacía retroceder hacía la cama. Ambas sonrieron,
antes de que la Alpha se encargara de unir sus labios, no era un beso apasionado como
pensó que lo sería; era suave y dulce. Con mucha delicadeza la recostó lentamente entre
sus sabanas, hasta que su cabeza se hundía sobre la almohada y su cabellera se extendía
a sus lados. Sólo se permitió apartarse un poco para apreciar la maravillosa belleza etérea
que poseía su Luna.

-Eres hermosa.

Y con un tembloroso suspiro, se atrevió a contestar:

-Soy tuya.

Casi la escuchó gruñir, y poco después sentía esa impetuosa sensación de alivio y
tranquilidad recorrerle el cuerpo por la lengua de su Alpha en la marca. Gimió alto, y se
sintió gratamente sorprendida de sí misma al empujar ligeramente a Camila, y quedar esta
vez arriba, siendo ella quien empezaba a repartir los besos en su cuello. Al escucharla
jadear, toda seguridad y valor que había reunido gracias al alcohol se rompió, solo para
abrir paso a una pequeña pizca de la misma incertidumbre. Pero eso no la detuvo, y se
encargó de apartar los malos pensamientos de su cabeza para enfocarse en ese
momento.

Podía olerla, Camila olía como toda una Alpha, una mezcla de su perfume, y la frescura del
bosque. Era un aroma que la hacía sentir segura, protegida, en casa. Y jamás se cansaría
de ello. Era como una droga; y estaba encantada de ser consumida lentamente sí eso
implicaba seguir a su lado por un largo tiempo.
181

Insideofmysoul
Lauren era más delicada, y todo lo contrario a Camila, le quitó el vestido sin ningún daño
de por medio. Lo cual la hizo sonreír.

Lauren estaba en un trance, totalmente centrada en dar placer en los pechos de Camila
con su boca, y sus dedos haciendo lentos y suaves círculos en su entrada. Las piernas de
la Alpha no tardaron en rodearla, gruñendo por sentirla tan lejos y tan cerca. Lauren aún
seguía vestida, y eso la desesperaba demasiado. Apretó los labios conteniendo un gemido,
y giró su cabeza para acallarlo contra la almohada. Los dedos de Lauren eran el cielo
mismo, se frotaban con un ímpetu vertiginoso, pero cuidadoso y suave. La tenía jadeando
del gusto y la necesidad.

-Lauren -balbuceó, los espasmos acudiendo a su cuerpo poco después.

Ni siquiera tardó en recuperarse de su primer orgasmo, cuando Lauren se irguió sobre su


cuerpo, sonriendo satisfecha, y la penetró con su dedo índice.

-Oh... diablos -jadeó

Sus ojos se apretaron, y sus labios se abrieron, intentando retener fallidamente un ronco
gemido desde la garganta. Eran como corrientes eléctricas atravesando su cuerpo, sus
manos se engarrotaron desde la nuca de su Luna, elevando la parte superior de su cuerpo
para esconder su rostro contra el blanquecino cuello. Pasó su lengua lenta y pausadamente
en la marca, llenándola de un placer indescriptible, pero volvió a su posición anterior debido
al segundo dedo en su interior. Sus caderas comenzaban a seguir el ritmo del vaivén en la
mano de Lauren, acompañando cada embestida con un profundo jadeo. Y comenzaba a
deshacerse en gemidos cuando ésta los flexionaba en su interior.

Lauren se inclinó para besarla con dulzura, y Camila la recibió gustosa.

El calor las rodeó, con cuerpos sudorosos y cansados. Y por supuesto, después de ese
maravilloso orgasmo, Camila no tuvo piedad con el vestido que aún llevaba Lauren
encima.

☾*☽

Era extraño, tener esa sensación de déjà vu al abrir los ojos. Y claro, ni siquiera había
amanecido, pero la falta de calidez del cuerpo de su Alpha envolviéndola como cada noche
la despertó con un mal presentimiento.

Seguía desnuda, y seguía en su cama. La luz de la luna iluminaba la habitación a través de


sus cortinas, pero el silencio era abrumador. Y sabía que algo andaba mal. La mordida en
su cuello estaba ardiendo, y efectivamente; Camila no estaba en la habitación.

Se removió incómoda, necesitaba a su Alpha para quitarse de encima esa desagradable


sensación de inquietud que comenzaba a revolverle el estómago. Necesitaba su aroma,
necesitaba sus besos en la marca, necesitaba sentirse segura de nuevo.

182

Insideofmysoul
La necesitaba a ella.

No dudó en levantarse, dando traspiés con piernas temblorosas hasta vestirse, usando
algunas prendas de Camila que tenían impregnada su escénica.

Sus ojos se pusieron en blanco ante los extraños sonidos provenientes de afuera. Y una
batalla se desató en sus pensamientos. ¿Debía salir? ¿Era acaso eso seguro? Se sentía
abrumada, y ya ni siquiera sabía que era lo correcto. Rebuscó en las cajoneras, intentando
encontrar algo con que defenderse sí era necesario. Y para sorpresa suya, la encontró en
las cosas de Camila.

Con manos descuidadas y temblorosas, sujetó el arma con fuerza. Inspeccionándola


detalladamente, antes de cargarla. Tragó saliva indecisa, pero de igual manera se aproximó
a la puerta.

Con un débil suspiro, la abrió, quedando de frente con aquel rostro tan conocido.

Se estremeció entera, y solo fue capaz de tomar una gran bocanada de aire, antes de
lanzarse a los brazos de Camila. Había estado tan asustada. El arma aún permanecía en
su mano, pero no la soltaba. Los brazo de Camila correspondieron a su abrazo, acariciando
su cabello.

-¿Qué ocurre, cariño? -sonó burlesca, y casi podía sentir su sonrisa contra su cabello.

La apartó ligeramente, mirando de frente a Lauren con labios fruncidos. Las manos de
Lauren se instalaron en la cintura de su Alpha, y las de Camila permanecían en sus mejillas,
apartando mechones de cabello de su rostro.

-Yo solo... me preocupé. No es común despertar y no tenerte a mi lado -masculló, sus


mejillas adoptando un ligero rubor. Pero la mordida en su cuello escocía mucho más que
antes.

Camila frunció el ceño, mirando momentáneamente el arma que Lauren llevaba en sus
manos.

-¿Por eso has salido con eso? ¿No te parece un poco drástico?

Lauren no sabía que responder a eso, tan solo se limitó a bajar la mirada avergonzada.
Después de todo lo que había sucedido últimamente, llevar sólo un arma era muy poca
cosa.

-Pero tranquila, cariño -canturreó más cerca, una de sus manos descendiendo hasta su
cuello con delicadeza, la otra encargándose de intentar quitarle el arma-. Nadie te hará
daño mientras estés conmigo, Lauren.

El solo tacto de su piel en la marca ardía, como algún ácido tóxico, provocando una mueca
de dolor.

183

Insideofmysoul
-Camz -siseó aturdida, intentando apartarse de ella, pero sus manos se envolvieron
firmemente en su cuello-. P-Para.

La comenzaba a estrangular, como una serpiente a su víctima, y la miraba como sí


disfrutara realmente el dolor que le proporcionaba el hacerlo. El sonido que salía desde su

garganta al intentar tomar oxigeno. O la manera en que sus piernas se movían intentando
volver a tocar el suelo.

-Tranquila, Luna. Yo mermaré tu dolor.

Y aquí venía el veneno.

CAPITULO 35

Disparó.

No se permitió pensar en nada más. No quería. Cerró los ojos con fuerza, evitando siquiera
mirar el rostro de quién creía era Camila. El agarre en su cuerpo aflojó, pero aún podía
sentirla en su marca del cuello. No podía imaginar que su Alpha la lastimara de esa manera.
Y en el momento de apretar el gatillo no había dudas en su cabeza. Pero en el instante en
que su mirada se posó en el agonizante marrón de sus ojos que la miraban con dolor, no lo
podía creer.

Seguía siendo Camila.

La sangre manchaba su camisa, justo en el abdomen, y se extendía más y más con cada
segundo que transcurría.

–Lauren –la nombró con un hilo de voz, antes de desplomarse con una lentitud pasmosa.
Hincada a sus pies, aferrada a ella. Su rostro estaba tan pálido, y sus ojos tan huecos.
Sudores fríos le recorrieron la espalda, y casi se sentía desfallecer.

Le había disparado a Camila. A su Camila.

–¿Porqué lo has hecho, Lau?

El aire se quedó atorado en su garganta, con un insufrible pitido en los oído. Quería gritar
por ayuda. Quería moverse. Quería hacer algo. Pero estaba paralizada, aterrada. La sangre
había abandonado su rostro, y sentía sus propias piernas de gelatina. Quería respirar, no
podía, algo se lo obstruía.

Cada vez podía ver la imagen de Camila a sus pies más emborronada por las incesantes
lágrimas.

184

Insideofmysoul
–C-Camz...

–¿Duele?

Se había quedado helada. La garganta se la había secado. Sentía sus propias palpitaciones
retumbar en su cabeza: aceleradas y constantes.

Parpadeó estupefacta, tragando saliva con fuerza.

Esa no era su voz.

–No puedo evitar añadir que eso me ha sorprendido, no te creía capaz de dispararle a tu
propia Alpha –rió incrédula, poniéndose de pie nuevamente, pero sin acercarse. Adoptando
un demacrado aspecto–. Mírate. Toda una cazadora. ¿Pero eso de qué te sirve ahora?
Eres solo una sombra de una Alpha, siempre detrás. Pero claro. Estúpidos mates. Ella no
puede vivir sin ti.

No sabía como digerir cada palabra que salía de sus labios, eran como cuchillas clavándose
hasta lo más profundo, indagando en su cabeza.

La bruja gruñó fastidiada, rondando a su alrededor como un tigre enjaulado.

–Patético –farfulló a sus espaldas. Poseía una voz grave y desgarradora–. Tan débil y
patética. Una simple humana. ¿Cómo puede siquiera considerar seguir teniéndote a su
lado? Sólo es cuestión de tiempo para que se canse de ti, como todos los Alphas; no
pueden tener una sola pelota para jugar, en cualquier momento estará tan desgastada que
será desechada. Como tú. Sólo sirves para procrear al siguiente Alpha. ¿Creías que el
asunto de mates es algo mágico y para toda la vida? –soltó una risa divertida–. Disfruta
cada segundo. De eso me encargo yo.

Era una sensación abrumadora de oscuridad, fría, húmeda y distante. Podía sentir la
suavidad de la cama debajo de ella, y la calidez de un cuerpo a su lado, casi sobre ella.
Cerró los ojos con fuerza, dejándose llevar por la tranquilidad, y al abrirlos, despertó. Camila
estaba a su lado en la cama, la luz de la luna iluminaba su perfil en la penumbra, sus ojos
con ese brillo asustadizo, e incluso su acelerada respiración le traía calma.

Camila está bien.

Todo está bien.

–Camila –la llamó automáticamente, buscando consuelo entre los brazos de su Alpha,
quién la recibió con suaves y gentiles caricias. Apaciguando el miedo.

–Lauren. Tranquila. Fue sólo una pesadilla.

Jamás pensó que escuchar el sólo sonido de su voz le trajera tanta calma. Aspiró con
fuerza, reteniendo su aroma unos segundos para después soltarlo. Como inhalar
desesperación y exhalar tranquilidad. Quizá allá afuera se sintiera invencible, siendo
185

Insideofmysoul
acompañada por una líder a quién todos respetaban e incluso admiraban. Pero fuera de
eso, no se sentía nadie.

Sólo una sombra.

Es como si el viento haya eliminado toda las emociones por esa fracción de minutos,
recordándole que en realidad era humana.

Notaba las lágrimas resbalando con lentitud por sus mejillas. Humillantes.

Tan débil y patética.

No. No había sido sólo una pesadilla. Y lo supo cuando la mano de su Alpha rozó con la
marca de su cuello, y el tacto no le trajo esa calidez que tanto esperaba. Dolía. Pero no de
la manera punzante y desgarradora cuando la bruja la tocó, era por el daño. Camila apartó
su mano ante la mueca de dolor de su Luna, percatándose de los moretones que cubrían
su piel en la zona.

☾*☽

Tragó saliva. Sus ojos se cerraron intentando mantener su mente apartada del dolor. Los
dedos de Camila se entrelazaron con los suyos, y no dudó en aferrarse a ella hasta que
Ally terminó de inspeccionarle la marca. En todo el proceso, la pequeña Bruja tuvo que
soportar los recurrentes gruñidos de la Alpha. Preocupados e hilarantes. Pendiente de cada
gesto de dolor en el rostro de Lauren, estresada por no poder aliviarlo.

–¿Todo está bien con mi marca? –preguntó despacio, afónica. Sintiendo a Camila tensarse
alerta.

–Lo está. No se ve nada extraño.

La Alpha suspiró aliviada, besando con afecto y dulzura la coronilla de su Luna. Su brazo
la rodeo a manera protectora, al fin tomando asiento a su lado en la cama, Lauren no perdió
tiempo en sentarse en su regazo. Quería sentir a Camila más cerca, necesitaba sentirla. En
cada bocanada de aire, en cada poro, en cada fibra de su ser. Quería de nuevo esa
seguridad. Las voces de Jennifer no dejaban de repetirse en su cabeza, persistentes y
dolorosas. Pero por alguna razón cuando la Alpha estaba a su alrededor, éstas paraban.
No podía dejar que el miedo la controlara, ya no más.

–Era ella –explicó con detenimiento, después de un rato en silencio–. ¿Cómo pudo meterse
en mi cabeza, Ally? ¿Cómo puede... dañarme así?

Ally respiró hondo, bajando la mirada.

–Es gracias a la Joya. Jennifer es muy astuta. Pero... no sé que es lo que realmente busca.
Sí ya tiene lo que quería, ¿qué tienes que ver tú?

No creía que sólo fuera por romperle la nariz.

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Insideofmysoul
Tragó saliva. Sintiendo la salvaje y melódica respiración de su Alpha chocar contra su
cabello. Su frente apoyada contra su cabeza, resistiendo el impulso de besar su marca.

–Piensa Lauren, ¿qué ganaría al lastimarte? ¿Cuál es su propósito?

Frunció los labios. Enmudecida.

Dirigió su mirada a la hermosa chica que la acogía en sus brazos. Y sus peores temores
salieron a flote con rapidez.

–A Camila –dedujo sin aliento.

☾*☽

La pequeña Sofía hizo una divertida mueca al morder la fresa, arrancándole una sonrisa a
Lauren sin poder evitarlo.

Camila había salido desde temprano al asunto de las viviendas, y Lauren no quería
quedarse en casa, así que se ofreció como voluntaria a ir a recolectar algunas frutas y
hortalizas con los recolectores de la manada. Por supuesto, Sofi se sumó a la causa. Pero
no iban tan preparadas como los Omegas a quienes acompañaban. Puesto que mientras
ellos cargaban grandes canastas y cestas. Lauren solo tenía encima un sencillo morral que
cruzaba su pecho.

–¿Podemos ir por zarzamoras? –pidió Sofía, con un puchero al que no se le podía negar
nada.

–Por supuesto.

Se inclinó para arrancar con cuidado un racimo de fresas ya maduras, y las guardó en su
morral. Sofi sujetó su mano con fuerza, comenzando a trotar sobre la tierra húmeda,
esquivando ramas sobresalidas del suelo, alejándose del grupo.

Estaban en el área del este, justo dónde cosechaban en diversos lugares diferentes tipos
de frutas. Y Sofi parecía bastante segura sobre hacía dónde ir.

–A veces me escabullo para cortar algunas zarzamoras, y todos piensan que un animal se
las come. Es mi escondite secreto. Así que... –llevó su dedo índice a sus labios, pidiendo
que conservara su glotón secreto. A Lauren parecía hacerle más gracia, así que se limitó a
asentir.

Fue de imprevisto cuando Sofi se detuvo. Expectante. Mirándo hacía el frente con
confusión. Estaba segura de que si la pequeña tuviera las orejas de un lobo, éstas se
encontrarían levantadas y alertas.

–¿Qué sucede? ¿Una ardilla? –cuestionó Lauren, intentando aligerar el ambiente.

–No. Creo que es...

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Insideofmysoul
–¿Qué hacen por aquí, chicas? –Keaton resurgió de entre la maleza, acercándose a ellas
con el ceño fruncido–. Lo siento, Luna. Pero la Alpha ha dado instrucciones especificas de
que nadie debe alejarse mucho de la manada. Por lo menos hasta que pase el peligro.

–¡Sabía que eras tú! Estoy mejorando mis habilidades de olfato –dijo con suficiencia la
pequeña. Restándole importancia a su advertencia, todo lo contrario a Lauren–. Sólo vamos
por zarzamoras, Keat. Por favor.

El licántropo las observó minucioso. Intentando descifrar en algún gesto o movimiento


sospechoso algo que las expusiera de una mentira, y mandarlas de vuelta a la manada sin
rechistar. Sobretodo en Lauren.

–¿Es en el tronco hueco? –dijo él al final, una sonrisa ladeada creciendo apenas
imperceptible, recibiendo un suspiro exasperado de Sofi.

–Genial, ahora debo cambiar mi escondite.

–Tampoco es como si fueras tan discreta, estoy encargado de cuidar de ti por ordenes de
tu hermana. No me fue difícil saber que escondías cosas ahí.

La pequeña Omega sólo se limitó a suspirar, siguiendo su camino con la misma sutileza y
cuidado que al principio, pasando por un lado de su guardia con una mirada nada amigable,
pero hasta Lauren notaba como ésta intentaba contener la risa. Keaton terminó por
acompañarlas/escoltarlas a su destino. Y la tarde concluyó con un rico postre de
zarzamoras.

☾*☽

La había marcado.

Troy había marcado a Ally.

Lauren estaba boquiabierta, y casi se atragantó con su propia lengua al preguntar si la


marca enserio era real. No lo podía creer. Técnicamente, Ally había renunciado a ser una
Bruja pura por él. Por su mate.

–¿Y dónde está Chris? –preguntó Troy, después de que las risas cesaron por algo que
Taylor había dicho.

Lauren tardó varios segundos en reaccionar. Su mente y mirada aún estaban puestas en la
marca en el cuello de su amiga, quién lucía bastante feliz. Su brazo entrelazado al del
licántropo, mirándolo con nada más que una sonrisa llena de fascinación, eso sin contar la
embobada cara que ponía Troy cuando su vista se enfocaba en Ally.

–Con Dinah –dijo Shawn.

Estaban en el patio trasero, sentados en almohadas con un cielo estrellado, alrededor de


una improvisada fogata, y acurrucados en parejas. Incluyendo a Shawn y Taylor. Todos
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Insideofmysoul
brindándose calor corporal, a excepción de ella y Normani. Camila aún no terminaba de
hacer sus labores, acompañada de ese alto y robusto mastodonte que parecía querer
entablar más que una relación 'laboral' con la Alpha. Y a pesar de que la sangre le hirviera
cada vez que los veía demasiado juntos, debía controlarse. Sí, ella llevaba consigo una
marca en su cuello. Significaba que tenía pareja, significaba que tenía compañera de vida.
Pero, ¿qué llevaba Camila que mostrara aquello? Nada. Y tal vez sea algo insignificante.
Pero justo ahora parece ser la cosa más lógica en sus pensamientos cuando no estaba a
su lado.

Le habría gustado tener con ella a James y June, el par de cazadores fueron enviados a su
Comunidad la misma noche que llegaron. Tener a Chris ya era suficiente para que la
manada se sintiera insegura. Y Camila se negó a provocar más. Claro, Lauren ni siquiera
insistió en ello.

–¿No creen que ese par está muy... unido últimamente? –insinuó Normani, mordiendo su
labio para enfatizar sus palabras. Soltó una sonora carcajada, disfrutando de las
expresiones que causó en cada uno.

–Sólo son amigos –aseguró Ally, pero sus palabras carecían de convicción. Y fue tan
notorio que mejor escondió su rostro en el pecho de Troy.

–No creo que puedan ser más que eso –fue Taylor quien cortó las pequeñas risillas, y se
veía tan seria y dura que de inmediato todos la miraron confusos–. Chris es humano,
y Dinah tiene mate. En algún momento él aparecerá, y la reclamará. Y todos sabemos lo
que sigue.

El silencio que se formó después de eso, era incómodo. Nadie parecía dispuesto a discutir
su punto, y en pocas palabras, se resumía a que estaban de acuerdo con ella. Taylor
terminó por resoplar, pasando unas mano por su cabello mientras miraba fijamente las
llamas de la fogata.

–O quizá no.

Lauren se sorprendió al escuchar las palabras salir de ella, ganándose la atención de los
demás. Taylor abrió la boca para argumentar algo contra su comentario. Y ya lo veía venir;
'¿Qué sabrás tú?' Pues claro, ella no era un licántropo. Pero eso no significaba que fuera
una ignorante en el tema. Ni siquiera la permitió a su hermanastra decir algo:

–Si ellos enserio se enamoran, un tercero no sería problema.

–No es cualquier tercero –refunfuñó Taylor–. Es tu mate. Es con quien tienes escrito tu
futuro. Es tu destino.

Lauren frunció el ceño, en total desacuerdo.

–Si él fuera tu destino, ¿porqué aparecería alguien más en tu vida? –Su argumento dejó a
la menor boquiabierta, como si no creyera que alguien pusiese en duda la función de un
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Insideofmysoul
mate–. No se supone que debe ser así. Si se trata de destino, cada quien puede elegirlo.

–Silencio chicas –susurró Troy a modo de advertencia, llevando su dedo índice a sus labios.

Y justo entró Dinah, con una sonrisa genuina, y el brazo de Chris alrededor de sus hombros.
Se veían felices, y sus miradas cómplices los dejaban en clara evidencia. Pero Lauren ni
siquiera lo notó, sus ojos estaban sobre alguien que venía detrás de ellos. Se puso de pie
al instante, al fin siendo de capaz de distinguir bien a Camila cuando Dinah y Chris tomaron
asiento junto a los demás. Pero no contó con también ver al grandulón junto a ella.

Los ojos marrones lucían más oscuros de lo habitual, cansados y apagados, pero no cabía
duda al ver como su rostro se iluminaba cuando vio a Lauren. Y una pequeña sonrisa creció
en la comisura de sus labios al verla acercarse. No sabía como describir lo que sentía
cuando volvía a tener a su Alpha junto a ella después de un día entero separadas. Alivio,
seguridad, como estar sumergida debajo del agua demasiado tiempo y salir a la superficie

para tomar una profunda bocanada de aire. Pero estaba él, con su indeseada presencia
dentro de su burbuja de paz. Como una maldita piedra en el zapato.

–Oh, cierto –dijo Camila al fin, en voz baja y de imprevisto–. Mi amor, él es Oliver. Es un
Beta de la antigua manada Cold Moon, y me está ayudando con la construcción y
distribución de las nuevas viviendas.

Genial, ahora tenía nombre.

El hombre le rebasaba en estatura por casi medio metro más. Tuvo que mirar un poco hacía
arriba para notar la pequeña reverencia con la cabeza que le dirigió. Lauren se limitó a darle
una pequeña sonrisa, sólo por cortesía. Pero se asemejó más a una mueca. Las manos de
Oliver eran grandes, con las venas marcadas, y los músculos hinchados parecían casi
romper su ropa. Seguro partía sandías sin esfuerzo. Seguro Camila no había pasado nada
por alto.

Sólo es cuestión de tiempo para que se canse de ti.

La voz de Jennifer comenzaba a ser más constante.

–Debo irme Alpha, cualquier cosa no dude en llamarme –anunció el beta con una ladina
sonrisa, girando sobre sus talones y perdiéndose de su vista, justo como debía ser.

Resopló, volviendo a la realidad. Al girar la cabeza para mirar a su Alpha, se sorprendió al


notar como en realidad sus ojos estaban puestos en sus labios. El marrón había vuelto,
brilloso y tentador, como es lo habitual.

–Hola –susurró, tragando saliva audiblemente.

Camila sonrió.

–Hola.
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No hizo falta decir más para entrelazar sus dedos, la acción provocando que las mariposas
en el estómago de Lauren revoloteasen, y sin siquiera despedirse, subieron a su habitación
en silencio.

Se envolvió entre sus brazos como si fuese el acto más natural, encontrando de inmediato
la posición más cómoda; justo donde podía escuchar los latidos de su corazón, justo donde
podía aspirar su aroma con mayor facilidad, la postura perfecta para entrelazar sus piernas,
y los labios de su Alpha hicieran contacto con su frente para dejar dulces besos.

Lauren no podía dormir.

Y Camila no dormía si Lauren no lo hacía primero.

El ambiente estaba en silencio, tranquilo, en armonía. Suspiró, cerrando los ojos, su cabeza
llevándola a otra realidad. No quería pensar en esos sueños que la traían a un estado
frenético, dónde Camila era la protagonista de sus pesadillas. No quería. Eran sólo obras
de Jennifer. No eran verdad. No lo eran ni un poco.

No pienses en eso.

No pienses en eso.

Su mente creó algo, algo que de inmediato le arrebató una pequeña sonrisa contra el pecho
de Camila, que subía y bajaba con lentitud. Dicha acción no pasó desapercibida por su
Alpha.

–¿Qué ocurre?

–Me gusta Charlotte –le oyó murmurar.

Su voz sonaba suave, ronca, pero el significado le provocó un brinco al corazón. Sonaba
tan decidida y emocionada. Casi podía ver sus propias manos a través de la oscuridad,
pasando por debajo de su blusa, y acariciando un vientre abultado.

Sonaba como si realmente, justo ahora, hubiera un bebé dentro de ella.

Respiró profundamente antes de responder, siguiendo a su juego:

–¿Cómo estás tan segura de que es niña?

Lauren sonrió, podía imaginarla, una pequeña bebé; una pequeña de cabellos castaños y
ligeramente rizados. Diminutas manitas, piel aterciopelada, adorables balbuceos. Quizá esa
mirada tan fuerte y penetrante que poseía Camila, ojos oscuros mirándola expectantes.
Grandes y hermosos. Dirigió su vista hacía arriba para poder conectar su mirada con la de
su Alpha. Giró sobre sí misma con lentitud, quedando sobre el cuerpo de Camila.

–Sólo es intuición. Ya lo veremos.

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Camila suspiró, y Lauren casi podía ver sus mejillas sonrojadas por la conversación.

–Nadia también es lindo. Creo haber leído sobre su significado en algún libro. Y es perfecto,
algo que siempre nos definirá.

–¿Qué es? –preguntó Lauren en voz baja.

–Esperanza.

Aclaró su garganta, intentando contener una sonrisa por las palabras de su Alpha. Quién
buscaba su mirada constantemente.

–Charlotte es de origen francés –informó con suficiencia, intentando persuadirla de su


elección de nombre–. Y significa nada más y nada menos que Guerrera. Dime, ¿acaso eso
no nos define?

Se derritió interiormente al escuchar la risa de Camila, ronca y alegre. Mordió su labio


inferior satisfecha.

–Estoy segura de que Nadia será una excelente cazadora, la más lista y ágil de todas.
Anteponer el bienestar de los demás antes que el suyo. Algo temeraria, testaruda, a veces

sin pensar las cosas antes de hacerlas –esa había sido una gran indirecta, causando que
su Luna pusiera los ojos en blanco–. Muy curiosa, y entusiasta. Con ese espíritu aventurero
que la hace sobresalir.

–Quizá Charlotte nacerá para ser una líder innata. Por naturaleza. Sensible, sincera, e
intuitiva. Bastante valiente, y a veces algo posesiva y gruñona –se detuvo un segundo para
reír por el gesto que hizo Camila por sus palabras. Entrecerrando los ojos–. Pero es
increíble la atmósfera de calma y satisfacción que crea a su alrededor.

–Yo digo que Nadia –contradijó arrugando la nariz, solo para llevarle la contraria a su Luna.

–Pues yo digo que Charlotte –respondió de inmediato Lauren, usando el mismo gesto.

Camila rodó los ojos. Y terminó por asentir derrotada.

–Charlotte también.

CAPITULO 36

Lauren respiraba agitadamente cuando se separaron, intentando retener a Camila más


tiempo. Los brazos de la Alpha la rodeaban con firmeza, estrechándola contra sí.

–No me agrada –objetó contra su pecho.

Camila rió.

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–Lo sé –susurró–. Te molesta cuando está cerca.

–No. Me molesta cuando está cerca de ti.

Camila apretó los dientes, disgustada y rígida. Se apartó de Lauren ligeramente. En sus
ojos no reflejaba más que confusión.

–No entiendo.

–Es sólo una tontería, Camz. En realidad...

–No es una tontería si te causa molestia –la cortó de inmediato, buscando su mirada
preocupada.

Lauren quería decirlo, hablarlo con ella. Se sentía pequeña a un lado de el enorme Oliver.
Se sentía menos. Y no le gustaba eso. La inseguridad y el temor comenzaban a hacer de
las suyas.

–Tú no debes sentirte amenazada por cualquiera, Luna –dijo Camila, como si le hubiese
leído la mente. Tomando sus manos con delicadeza y ternura–. Sinceramente nadie es
siquiera considerado para compararse contigo. Debes entender eso. Tú no le rindes

cuentas a nadie. Tus inseguridades no son más que que eso, y son tan absurdas y perfectas
que lo único que provocas es que me enamore más de ti, Lauren Jauregui.

Lauren estaba boquiabierta, enmudecida, y felizmente perdida en la calidez que le


proporcionaba ese reconfortante color chocolate en sus ojos. Era tan sencillo y complicado
como eso. Tan fuerte y delicado como ella.

–Tú también provocas que me enamore más de ti, Camila Cabello.

La amaba.

La necesitaba.

Camila sonrió, inclinando ligeramente la cabeza hacía un lado, apretando los labios algo
tímida, sonrojada: Vulnerable. Lauren la hacía vulnerable.

Y se veía tan adorable.

Su cabello estaba sujetado en una coleta alta, con rebeldes mechones sueltos enmarcando
su rostro, pupilas dilatadas y labios húmedos. Perfecta.

–Será mejor que bajemos –murmuro Lauren al fin, suspirando.

La mano de Camila buscó la suya, con un tacto suave y reconfortante, entrelazando sus
dedos con los suyos. Era increíble ver la facilidad con la que ambas se complementaban,
como si hubiesen sido hechas para permanecer unidas. Como una sola.

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Insideofmysoul
Lauren se estremeció con el pensamiento, acercándose más a su Alpha mientras
comenzaban a caminar. Un escalofrío le recorrió la columna al distinguir a Oliver al final de
las escaleras, cerca de la entrada. Esperando a Camila como cada mañana desde que
comenzaron la construcción de las viviendas. Casi se atraganta con su propia saliva al
verlo; llevaba una camisa de seda blanca, adherida al cuerpo y resaltando sus músculos
como una segunda piel. La barba más notable de lo normal, y algunos vellos sobresalientes
del pecho.

La comisura de su labio se alzó al ver a la Alpha, y quería quitarle esa cara de idiota de un
puñetazo.

–Que hermosa te ves hoy –murmuró Camila con una encantadora sonrisa, mordiendo su
labio. Lauren se sonrojó, y terminó por corresponder a su gesto. Olvidando por completo
que Oliver estaba ahí.

–Camila, sigo en pijama –objetó divertida, mirando de reojo su propio camisón.

–Tienes razón. Te ves más hermosa sin nada.

El rubor trepó por sus mejillas, causando una pequeña risa en la Alpha. De ese tipo de risa
que te provoca suspiros soñadores, que se te corta la respiración, que las mariposas en el
estómago revoloteen inquietas. Y la única manera de ocultar su sonrojado rostro era
abrazándose a Camila, ocultando su vergüenza contra su cuello.

Camila volvió a reír, tomando el rostro de su Luna con el mayor de los cuidados,
separándola de ella con harta delicadeza, delineando el contorno de sus labios,
perdiéndose en el fugaz color esmeralda. Sus respiraciones comenzaban a ser
acompasadas, lentas y agitadas, en perfecta sintonía como una sola.

–¿Realmente te tienes que ir? –preguntó Lauren en voz baja, uniendo sus manos en la
espalda baja de Camila para atraerla más a ella.

La Alpha no respondió en el momento, se limitó a inclinarse para obtener el tan deseado


contacto con sus labios. Saboreando cada segundo. Inhalando profundamente para retener
el aroma de Lauren, suave y dulce. Descendió lentamente, rozando apenas la marca en su
cuello con la punta de la lengua. Lauren jadeó, sintiendo esa familiar y agradable sensación
que quedaba en su cuerpo cuando Camila hacía eso en su marca, era como éxtasis que
dejaba un agradable cosquilleo. La respiración se quedó atorada en su garganta, y ladeó la
cabeza para dejar más acceso para su Alpha. Quería sentirla más cerca.

Por alguna razón, entreabrió los ojos. Y su mirada se vio cruzada con la de Oliver. El hombre
las observaba sin expresión alguna, simplemente como si las estuviese detallando. Sin
embargo, contrario a lo que creería de sí misma, no apartó la mirada de él. Fue todo lo
contrario. No, ya no se sentía intimidada o insegura frente a él. Y lo escrutaba de tal manera
que Oliver se vio en la obligación de apartar la mirada.

No la mires.
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Ella es mía.

–Llegaré antes, lo prometo –dijo Camila de imprevisto, separándose de Lauren con


lentitud–. Las chicas están preparándole una fiesta sorpresa a Dinah...

–¡Es verdad! Estoy encargada de los aperitivos.

–Ten cuidado con Normani, es la chica más perfeccionista que he conocido –bromeó–. No
dejes que intente manipularte para que cocines lo que ella quiere.

–Por supuesto –rió Lauren, rodando los ojos.

–Tal vez llegue a tiempo para ayudarte –dijo al final, con dulzura. Y terminó por plantarle
muchos y repetitivos besos en sus labios, barbilla, nariz, mejillas; provocando una sonrisa
en Lauren que se vio contagiada–. Te veo más tarde, cariño.

Camila cambió el rostro completamente cuando se giró hacía Oliver, quién mantenía una
rígida sonrisa al mirarla. Bajaba las escaleras con la barbilla en alto, a zancadas largas y
decididas. Desprendiendo autoridad. Al llegar al final de las escaleras, Oliver se tomó la
molestia de abrirle la puerta principal, regalándole una media sonrisa. Pero Camila ni
siquiera lo miró.

–Camz –llamó Lauren desde su lugar, con voz temblorosa. Camila se giró desde la puerta.
Aún le parecía increíble la manera tan radical en que dulcificaba su rostro al dirigirse a ella,
cuando hace apenas un segundo asemejaba a alguien sin escrúpulos–. T-Te amo.

Camila respiró hondo, intentando contener su emoción al escucharla decirlo.

–Te amo.

☾*☽

Dinah se estaba quedando sin aire, el ataque de risa era imposible de detener hasta que
Chris se dignara a sacar todas las uvas de su boca. El reto siendo ridículamente cumplido.

–Ay no puedo –carcajeó la rubia, echando la cabeza hacía atrás y colocando una mano en
su estómago.

Las mejillas de Chris estaban infladas, y aún así estaba intentando meter una uva más.

–Ya no puedes, déjalo –insistió, pero él agitó la cabeza en negación. Testarudo. Como su
hermana.

Balbuceó algo, pero lo dijo tan rápido y atropellado, que solo causó que la Beta estallara en
más risas que resultaron ser contagiosas para el chico.

'No me hagas reír' –intentó recriminar.

Pero era demasiado cómico para Dinah. No recordaba haberse sentido de esta manera
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Insideofmysoul
desde hace tiempo. Y el que Chris al fin terminara por escupir las uvas fue como la cereza
al pastel, ambos terminando sin respiración por las carcajadas. Dejándose caer de espaldas
en el acolchonado césped, húmedo y fresco.

–Hubiera llegado a más. Es tu culpa, babosa.

–Oh, cállate, gusano.

Chris puso una fingida expresión de ofendido, lanzándole una de sus uvas ensalivadas. La
cual rebotó en la mejilla de la rubia.

–Idiota –rió Dinah.

–Debería quejarme con mi hermana sobre tu maltrato verbal hacía mi persona. Te recuerdo
que Lauren, sí, Lauren. Es mi hermana, la Luna de ésta manada, mi ciela.

–Y te recuerdo que Camila, sí, Camila. Es mi mejor amiga, y la Alpha de ésta manada.
Idiota.

El chico resopló, divertido. Sus ojos dejaron de enfocar la nubes en el cielo, y giró la cabeza
para observar un paisaje aún mejor. El cabello de Dinah se extendía un poco por debajo de
ellos, el color contrastando con el verde del pasto. Y las pequeñas florecillas a su alrededor.
Su nariz, sus labios, sus pómulos, sus pestañas, todo en ella era un campo minado para
Chris. Y no importa hacía donde diera el primer paso. Estallaría en pedazos y a sus pies, y
se sentiría en el lugar más seguro en el mundo.

–¿Porqué me miras tanto? –recriminó Dinah, al fin volviéndose hacía el chico recostado a
su lado.

Intentaba mantener la boca cerrada, intentaba mantener sus tonterías para él mismo.
Desde que llegó se sintió irremediablemente atraído hacía ella. Pero sabía que él no era su
mate, su compañero de vida. Había estado intentando mantenerse al margen, en su lugar,
pero Dinah era una Diosa, y el un insignificante mortal. No podía contenerse, estaba por
sucumbir al fruto prohibido. Estaba por caer al vacío. Y lo peor era que estaba consiente de
ello, y aún así quería hacerlo.

–Eres hermosa, Dinah.

Los ojos de la beta lo detallaban incrédula, en busca de algún ápice de broma, pero no,
Chris mantenía la expresión seria, sin apartar la mirada, o retractarse de lo que había dicho.
Estaba siendo sincero.

Dinah no añadió nada, y no se apartó cuando lo notó acercarse más a ella. Pasando de
mirar sus ojos, a sus labios en un segundo. Estaban tan cerca... y ella no quería que se
detuviera. Ambas respiraciones chocaban en el pequeño espacio entre sus labios, matando
de expectación y ansiedad por ambas partes. Y podía sentir lo indeciso que estaba Chris
en ese momento.
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Insideofmysoul
–Bésame –susurró Dinah, extasiada con la cercanía.

Chris tragó saliva, pero no hacía ningún movimiento brusco.

Sacudió levemente la cabeza, apartándose al fin de ella. Dinah se quedó petrificada en su


posición, frunciendo el ceño. ¿Qué mierda acababa de pasar?

Habían cruzado ya la línea. No había duda de que sólo existiera una amistad entre ellos
dos, pero al final fue él quien se apartó.

–No puedo.

La beta no se contuvo a soltar una risita irónica a secas, levantándose de sopetón del suelo,
sobresaltando a Chris. Se sentía triste, se sentía enojada. Quería golpearlo, quería llorar.
Estaba hecha un lío con sus sentimientos.

–Sí, claro. Te comportas lindo y atento conmigo desde que llegaste. Me das cartas. Me das
regalos. Me haces reír –reprochó con voz temblorosa, al hilo de la cordura–. Creí que te
gustaba. Pero cuando te pido que me beses te apartas. ¿Es alguna clase de
juego, Jauregui?

–¿Qué? ¡No! –se apresuró a negar. Levantándose también lo más rápido que pudo–. Me
gustas. Realmente me gustas. Me gusta estar contigo, Dinah.

–¿Entonces?

Suspiró, boqueando sin palabra.

–Y-Yo... Conozco todo el embrollo de mates que tienen ustedes –comenzó a explicar, sin
una pizca de convicción–. Se encuentran, se miran, y listo; saben que será para toda la
vida. ¿Qué será de mi cuando lo encuentres?

–Claro –dijo sarcástica, empezando a alejarse de él. Humillada–. ¿Sabes qué? Pudiste
empezar desde ahí. Así pudimos ahorrarnos todo este drama del romance.

Estaba enfadada. Y caminó sin detenerse, intentando ahogar las lágrimas que ya estaban
por desbordarse de sus ojos. Podía sentirlo, avanzando detrás de ella con un andar más
lento y descuidado. Arrepentido. Algo hizo presión en su pecho, dejándola
momentáneamente sin aire. Pero no se detuvo. Siguió andando hasta divisar la residencia
y las casas de la manada.

Optó por entrar por la puerta trasera, junto a la cocina. Así no tendría porque darle
explicaciones a nadie sobre su estado de ánimo. Quería llegar a su habitación y liberar la
opresión en su pecho.

Era más temprano de lo que pensaba tardar, así que al pasar por la cocina el sonido de
risas le provocó curiosidad. Se permitió apartar los pensamientos de Chris, y enfocarse en
lo que estaba pasando justo ahora frente a ella. Estaba boquiabierta.

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Insideofmysoul
–¿Qué hacen? –preguntó completamente confundida.

Camila la miró exaltada, al igual que Lauren. Y quizá, debajo de toda esa harina y betún
cubriendo su rostro, ropa, y cabello. Ambas estaban sonrojadas al haber sido descubiertas.
Sofi estaba en el suelo, cubierta de algunos ingredientes que habían utilizado para hornear
el pastel que ahora yacía en el centro de la mesa.

–¡Sorpresaaaa! –gritó Sofi entusiasmada.

☾*☽

La fiesta era privada. Normani se había encargado de organizar todo, incluyendo los
adornos y algunos miembros invitados que le habían agradado de la manada. A pesar de
que el principio de la fiesta sorpresa se viera estropeado, Dinah se enfocó en intentar
pasarlo bien. Recibiendo felicitaciones, obsequios, y algunas muestras de afecto. Incluso el
tío de Camila, el hermano de Alejandro, venía en camino para darle su regalo
personalmente. Ya que consideraba a Dinah parte de la familia.

Pero sus pensamientos siempre volvían a alguien en especial, y terminaba por intentar
encontrarlo entre los invitados.

Chris estaba conversando con Troy en un rincón, ambos con un atuendo informal pero
elegante. Chris sostenía una bebida en su mano, al igual que el rubio, y parecía
inspeccionarla con detenimiento, desconfiando del color azulado de ésta. Al fin se atrevió a
darle el primer sorbo, pero el sabor fue demasiado fuerte para su paladar, y al no querer
tragarlo, optó por escupirlo de vuelta en su vaso. Y miraba a su alrededor, esperando no
haber sido visto por alguien.

Una risa se le escapó a Dinah, y llevó una mano a su boca para esconder su sonrisa.

–¿Tú también ves lo que yo? –cuestionó Lauren, entrelazando sus dedos con los de
Camila. Quién miraba en la misma dirección.

La Alpha se encogió de hombros, girándose para tomar una copa de vino. Ni siquiera estaba
segura de porque lo estaban sirviendo, pero seguro que fue gracias a Normani.

–Son demasiado obvios –dijo con sencillez.

–Pero... ¿es posible que puedan estar juntos, incluso si no es su mate?

Camila la miró, sonriendo ante lo hermosa que se veía Lauren cuando estaba confundida.
Con su ceño ligeramente fruncido, y un apenas perceptible puchero plasmado en sus labios.
Diablos, enserio quería comérsela a besos.

–Bueno, esa es decisión de Dinah. Sólo ella puede elegirlo.

Asintió, conforme con su respuesta. Pero aún temía por su hermano. Llevó una mano a su
boca, mordiéndose las uñas de los nervios al verlo acercarse a Dinah con pasos torpes e

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inseguros. Le dijo algo en voz baja, y a continuación; ambos se dirigieron a un lugar más
apartado del ruido.

Apenas ocurrió eso, el tan esperado invitado llegó. Con una enorme sonrisa que le abarcaba
todo el rostro, y los ojos le brillaron de emoción al reconocer a Camila. Era Alexander, su
tío, y el padre de Matt. Pero para su alivio, el Alpha sólo venía acompañado por tres
hombres. Uno en especial más joven y arreglado. Suponía que no solo formaba parte de
su guardia.

–Hola, tío Alex –saludó Camila, soltando momentáneamente la mano de Lauren para
abrazarlo con efusividad.

–Hola cariño. Realmente lo siento por desaparecerme este tiempo, sólo que ya sabes los
problemas que me trae tu querido primo –se quejó, y sonaba realmente cansado. De hecho,
se veía más mayor, en el aspecto que las líneas de expresión estaban más marcadas, con
ojeras enormes, y muchas canas. Pero su altura le resultaba ser una virtud para sobresalir.
Aún así no era ni la mitad de lo que Lauren había visto en la reunión de los Alphas de hace
meses–. Y tu debes ser la Luna Lauren, es un gusto verte de nuevo.

Lauren estrechó su mano, sintiendo la aspereza de su tacto. Intentó darle su mejor sonrisa.

–El gusto es mío.

–¿Y bien? ¿Dónde está la cumpleañera? Le tengo el mejor de los regalos –palmeó el
hombro del chico, quien se veía bastante inquieto, mirando a su alrededor–. Por cierto, les
quiero presentar a Nela. Él es el mate de Dinah.

Decir que ambas palidecieron ante la noticia era poco. Y más aún cuando Dinah y Chris
regresaron de su momento privado. Tomados de la mano.

Camila sabía descifrar esa expresión en el rostro de Nela al verlos. La mandíbula apretada,
los ojos fulminantes, el fuego consumiéndote por dentro. La conocía, porque fue la misma
reacción que tuvo la primera vez que vio a Henri con Lauren. Incluso Alexander perdió en
el color en el rostro. Nela estaba hecho una furia. Y fue como si todo avanzara con una

lentitud pasmosa. Chris ni siquiera vio venir al grandulón licántropo que lo empujó con
fuerza bruta. Lejos de Dinah. Lejos de su mate.

–¡Aléjate de ella, idiota! ¡Es mía!

CAPITULO 37

–Entonces el territorio se expandirá cinco hectáreas más –reiteró Oliver, con un deje de
extrañeza en su tono–. ¿Por qué? Eso sólo nos causará conflictos con la manada vecina...

–Xander ya no es problema –intervino Camila.

199

Insideofmysoul
Oliver parpadeó repetidas veces, alucinado.

–No es necesario.

–Así se acordó.

El hombre rió. Una risa a secas y burlesca. Camila lo miró impasible, sin ningún ápice de
gracia, lo cual terminó callando a Oliver.

–¿Y con quién se acordó, sí se puede saber? –preguntó irónico.

–Fue idea de Lauren.

Había dicho su nombre en un suspiro, como toda una adolescente enamorada. Era poético
ver como los ojos marrones se iluminaban cuando la imagen de su Luna se aclaraba en su
mente, y sus mejillas tomaban ese color carmesí. Por Dios, sólo llevaban un par de horas
separadas, pero era imposible no pensar en ella. Llevaba una sonrisita boba plasmada en
el rostro, la cual se borró al oír nuevamente la grave y acida voz de Oliver a su lado.

–Pues a mí no me parece.

La mandíbula de Camila se tensó al escucharlo. Esto era inaudito, ¿cómo se atrevía? Y


ésta vez sus mejilla estaban rojas, o más bien, todo su rostro, pero del enojo.

–Yo no te pregunté tu estúpida opinión –escupió con amargura.

Oliver de inmediato se retractó, dando un traspié intimidado y pálido.

–No, no, no, no. Disculpe, Alpha. No fue mi intención faltarle el respet...

–Lo has hecho –objetó molesta, con ambos ojos acuchillándolo con la mirada–. Mejor cierra
la boca sobre temas que no te conciernen. Tú labor es sencillo. Escuchar, y obedecer.

–Disculpe mi atrevimiento, no volverá a suceder –repitió entre balbuceos, casi


atragantándose con su propia saliva.

Camila no continuó más, a pesar de que la sangre le hervía en las venas de si quiera pensar
en ello, pero no se permitió volver a tocar el tema. Eso quizás los llevaría a estrangularlo, y

no había necesidad de hacerlo. No por ahora. Y sinceramente, por más que cualquiera le
dijese que hacía una mala inversión o un desperdicio en esas tierras, no cambiaría su
opinión. Lauren le había sugerido cosechar verduras, pues es lo que más escasea, incluido
el ganado. Y ella ciertamente estaba de acuerdo. Principalmente porque ahora tenían más
miembros en la manada, más bocas que alimentar, y necesitaban de más recursos, más
puestos de trabajo. Y para su sorpresa, Lauren se comprometió a hacerse cargo de dirigir
aquello.

Era un gran paso: el incremento de su manada y la expansión del territorio. Pero claro, con
ello venía el poder. Los enemigos. Los Alphas sedientos de avaricia. Y de pronto, incluso
200

Insideofmysoul
tu propio hogar dejaba de ser un lugar seguro.

☾*☽

No sabía que era peor, ver como Dinah se alejaba junto al tipo que se hacía llamar Nela, o
ver lo miserable que se volvía Chris conforme pasaban los días, y recibía nada más que
una mirada de lástima por Dinah, o un insulto por su Alpha.

Patético. Así se sentía. ¿Cómo pudo ser tan idiota? Sabía que esto pasaría, pero no tenía
una idea de que tan pronto. Estúpido por pensar que tenía una oportunidad con ella, tal vez,
sólo por un segundo, imaginó que Dinah no lo pensaría en elegirlo a él. Estaba dispuesto a
todo, si eso implicaba a enfrentar a su territorial mate, lo haría. Sin siquiera pensarlo. Pero
no valía la pena hacerlo sí ella no lo quería así.

Y dolía.

Lauren lo sabía, lo notaba en los ojos de su hermano al verla con él. Pero Dinah así lo había
elegido, y no podía culparla por ello. Quizá se sentía de la misma manera con Nela como
ella se sentía con Camila. Y sí era así, no quedaba mucho porque luchar.

Estaba por acercarse a Chris, soltarle mentira y media sobre que todo mejoraría. Decirle
que Dinah se retractaría de su decisión, o que él encontraría a alguien más, pero una
presencia a sus espaldas la detuvo de golpe.

–Luna –la nombró, y ella bufó internamente.

Se giró con una actitud fastidiosa, y la imagen del varonil hombre cargado de testosterona
se formó delante de ella. Con una camisa sucia y sudada, tirantes que cruzaban por sus
hombros y le ceñían el pantalón bombacho de campo.

–Camila no está. Deberías volver más tarde –dijo apenas lo vio. Porque claro, no habría
otra razón por la que estuviese ahí.

Intentó volverse hacía su hermano, pasando por alto la indeseada presencia de Oliver, pero
lo escuchó resoplar con fuerza a sus espaldas, y tan sólo oír lo que dijo a continuación, se
enderezó:

–No vine por Camila, he venido a hablar contigo.

¿Oliver? ¿Hablar con ella?

Tragó saliva con fuerza, pero lo disimuló asintiendo con la cabeza.

–Claro, soy toda oídos.

–¿Podría ser a solas?

Diablos...

201

Insideofmysoul
–Por supuesto.

La inquietud le picaba la marca. Pero eso no le impidió que se desplazara con pasos largos
y seguros hacía lo que sería el despacho del Alpha. A pesar del miedo, los nervios que le
provocaban que sus manos sudaran, Lauren se movía con la misma autoridad y elegancia
como lo haría una reina.

Para su alivio: Keaton resguardaba la entrada. No había mucho de qué preocuparse sin
Camila presente. Con un asentimiento de cabeza, les abrió la puerta. Y el aroma a madera,
pino, y el reconfortante olor a Alpha de Camila que desprendía tan naturalmente de ella le
provocó un estremecimiento de pies a cabeza. Como cada vez que ella pasaba la lengua
por su marca. Y diablos, su cuerpo enserio que la extrañaba.

Se sentó con la misma actitud detrás del escritorio. Con estantes detrás de ella que estaban
llenos de reliquias, fotos familiares, y remedios caseros.

Oliver no cambió su expresión, serio e impasible. Y no esperó una invitación a sentarse, él


ya estaba perfectamente cómodo.

–¿Qué es lo que quieres decirme? –cuestionó Lauren directa.

Oliver carraspeó, y arrastró más cerca su asiento de cuero hacía el escritorio.

–Seré breve –murmuró–. Quiero que me dejes a cargo de las cinco hectáreas libres con las
que quieres cosechar.

Lauren parpadeó rápido, estupefacta. Sí hubiese estado bebiendo algo, probablemente lo


hubiese escupido en la cara del hombre.

¿Oliver quería dirigir eso? ¡Pero no tenía sentido! Y más que nada, no parecía ser una
amigable o empática petición como un nuevo miembro solidario de la manada dispuesto a
ayudar. No, él se lo estaba exigiendo. Y de pronto, la confusión se convirtió en burla. Ahora
quería reírse de él en sus narices. ¿Enserio creería que sedería?

–¿Y por qué haría eso? –preguntó, intentando contener alguna risita.

Él le sonrió.

–Porque estoy seguro de que eres inteligente, y aceptarás –Lauren torció el gesto, bastante
confundida. No entendía el juego que manejaba Oliver, pero ciertamente, sabía cómo

mover cada ficha–. Por favor, eres una humana: no sólo soy yo quien piensa eres
demasiado débil para éste puesto. ¿Cómo podrías mantener todo en orden?

De inmediato se levantó, con los puños apretados, y la mandíbula desencajada. Parecía


querer cortarle la garganta. Sencillamente no tendría problema con ello.

–No tengo porque rendirte cuentas a ti, ni a nadie. No sabes quién soy. Yo sé de lo que
puedo ser capaz, y no tengo replanteados mis limites, así que preferiría que salieras por
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Insideofmysoul
esa puerta cómo sólo los hombres como tú saben hacerlo. Con la cola entre las patas.

Oliver le sostuvo la mirada, parecía tan relajado, y eso sólo enfureció más a Lauren. Se
levantó con la misma tranquilidad, movimientos lentos y precavidos. Cómo sí estuviese
tomando medidas para alejarse de un animal salvaje.

Ya no podía tolerar tenerlo frente a ella, tan siquiera mirarlo era insoportable.

–Supongo que eso es un no.

–Supongo que no eres tan estúpido como para no entenderlo.

–Aún puedes considerarlo, Luna –murmuró con ojos entrecerrados, empezando a


retroceder hacía la salida–. Pero créeme, no te conviene mencionarle esto a Camila.
Porque tú tampoco sabes quién soy yo, y tampoco conoces mis límites.

☾*☽

–Él se vuelve a acercar, y escúchame bien, Dinah –amenazó Nela, apuntando su índice
frente a la rubia–. Lo mato.

–No eres quién para hacer eso...

–Soy tu mate –reclamó, como si fuese la respuesta a todo–. Tú eres mía. Nadie más puede
mirarte. Nadie más puede tocarte. ¡Nadie!

La rubia se encogió de miedo ante el grito, e incluso la sola idea de levantar la cabeza y
mirarlo: era atemorizante. Las piernas le temblaban, y el nudo en la garganta crecía
conforme Nela se acercaba hacía ella. Su respiración chocando contra su cabello, como
una maldita bestia a punto de devorarla, olisqueando su almuerzo. Sabía lo que él quería,
es lo que todos querían hacer con sus mates al encontrarlas: marcarla.

–No lo harás –susurró en voz baja y temblorosa.

Cerró los ojos con fuerza, y casi podía verlo darle el puñetazo a la pared, justo a un lado de
su cabeza, sobresaltándola por el inesperado golpe. No le sorprendería ver un hueco ahí
después. Tan sólo llevaban un par de semanas juntos, y estaba segura jamás
acostumbrarse a su explosivo carácter. No soportaba tenerlo encima suyo todo el día, sus
arranques de celos cuando si quiera alguien la miraba, o lo estúpido que se veía siendo tan
violentamente posesivo. Y estaba totalmente aterrada de rechazarlo desde el primer
momento en que lo vio.

–Tú no me dirás que hacer o no, eres mía. Puedo marcarte si así lo quiero.

Estaba por responder a ello, de cualquier manera, Dinah jamás había estado acostumbrada
a ser la sombra de alguien, mucho menos a recibir órdenes. Pero con un firme empujón, lo
apartó, pues Lauren había llegado a la cocina. La joven se detuvo indecisa en el umbral.

–¿Todo en orden?
203

Insideofmysoul
Dinah ni siquiera devolvió la amenazante mirada de Nela, y se acercó con una falsa sonrisa
donde su amiga.

–Por supuesto, ¿qué ocurre?

Lauren se relamió los labios, y tragó el nudo en su garganta con dificultad. Se veía asustada,
nerviosa. Y eso sólo alertó más a Dinah.

–Lauren...

–¿Podrías acompañarme?

No era necesario preguntar, pues de un momento a otro, ambas se encontraban en la


habitación de la ojiverde.

–Él trama algo.

–¿Él? ¿Quién es él?

–¡Pues Oliver! ¡Presta atención, Dinah!

Rayos, enserio estaba alterada. Pensó la Beta. Y su mente apartó de su cabeza cualquier
otra preocupación que le obstruyese, y se centró en la cazadora.

–Lauren, tranquilízate –pidió despacio, tomándola por los hombros–. Todo irá bien.
Sólo dime qué pasó.

Al fin se permitió respirar profundo, asintió con la cabeza.

–Él me amenazó. Dijo que quería las cinco hectáreas libres que Camila va a ocupar –
explicó con inseguridad, pasándose una mano por el cabello cada dos por tres, nerviosa y
asustada.

Dinah bajó sus manos por sus brazos, intentando hacer caricias reconfortantes. Pero no
servían, lo que necesitaba era a Camila. Su cuerpo la exigía a ella. Su calor, su aroma, todo
en ella. Quería sentirse segura. Y se odiaba por esa necesidad.

–Se lo diremos a Camil...

–¡No! Dinah, Oliver no quiere que se lo cuente a nadie. Y ni siquiera sé si fue buena idea
decírtelo a ti sin que se entere. Y no quiero que nadie salga lastimado, y no sé de qu-que es
capaz o... yo...

Dinah frunció el ceño, notando como el miedo y los nervios de Lauren crecían conforme
pasaban los segundos.

–De acuerdo. Está bien, Lauren. Pero por favor, tienes que calmarte. Estás muy
alterada, Camila lo notará a través del lazo y no dudará en venir a buscarte.

204

Insideofmysoul
–Pero... P-Pero es que... él... y... pero... C-Camz y...

–Yo lo resolveré. Tranquila. Yo me encargo.

El fuerte sonido de la puerta principal abriéndose de golpe las silenció. Podía escucharla
entrar, buscándola, preocupada. Y su cuerpo ya reaccionaba por sí solo a su encuentro.

–Lauren. No se lo digas –recalcó Dinah, en tono muy severo.

La chica abrió la boca para responder, pero la puerta se abrió. Y la Alpha acudió de
inmediato a ella. Lauren se relajó apenas Camila la acunó entre sus brazos, normalizando
su temblorosa respiración, y coordinando los latidos de su corazón con los de su mate.
Inhaló con profundidad, embriagándose con el aroma de Camila, escondiendo su rostro
contra su pecho.

–¿Qué ocurre? Estas asustada. Tienes miedo. Dime qué pasó, Luna –sonaba más
preocupada de lo que se veía, pero su tono en ningún momento dejó de ser dulce.

Los ojos esmeraldas buscaron los de Dinah en busca de una respuesta, pero ésta sólo bajó
la mirada. Y se marchó en silencio.

–N-Nada. Sólo... estaba durmiendo y tuve una pesadilla.

Ni siquiera se acercaba a una excusa, pero Camila parecía más enfocada en tranquilizarla
primero.

–Está bien, cariño –susurró contra su cabello–. Yo estoy aquí, y nadie puede hacerte
daño.

Lauren suspiró, cerrando los ojos.

–Promételo.

–Lo prometo.

CAPITULO 38

Los días pasaban, y se convertían en semanas. Las viviendas estaban recién terminadas,
y el territorio se había expandido. Y para desgracia de Camila, no tenía idea de a qué
costo.

Sinceramente, estaba demasiado extrañada de no ver a Lauren tan emocionada por


comenzar con sus planes en las hectáreas. Pero cada vez que sacaba el tema, Lauren
encontraba la manera de desviarlo. La tierra estaba más que lista para ser cosechada. ¡Qué
es lo que esperaba!

–No lo haré, Camila –dijo con simplicidad, girando de nuevo hacía el par de Omegas que
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Insideofmysoul
acomodaban el arreglo floral sobre un mueble para el evento de la noche–. Sí, justo ahí.
Gracias, chicos.

–¿Qué? ¿Por qué no? –preguntó escandalizada, frunciendo el ceño.

Los Omegas se retiraron con un asentimiento de cabeza, para mala suerte de Lauren, pues
eran el punto de su mirada: sabía que no podría ocultarle por más tiempo las amenazas de
Oliver una vez sus ojos se encontraran con los suyos, puesto que éstas siguieron a través
de los días. La situación había pasado a otro nivel, y estaba fuera de su alcance. No quería
escuchar a Dinah cuando se lo dijo, ahora estaba por pagar las consecuencias.

–Porque... sólo no quiero, ¿está bien? –se negó nuevamente con voz temblorosa.

De inmediato la expresión de Camila se suavizó.

–Lau –empezó a decir, pero fue interrumpida.

–Yo me precipité, es demasiada responsabilidad, y yo creí...

–No, Luna –gruñó exasperada, acercándose un paso más a ella–. Puedo entender que me
digas alguna otra excusa más entendible que esa, pero no aceptaré que te menosprecies
de esa manera. Eres capaz de hacer esto, y mucho más. Y no me tragó eso, estabas muy
emocionada cuando me lo pediste. Así que dime, ¿cuál es la verdadera razón?

Se la dijo.

Amenaza por amenaza. Y palabra por palabra.

Podía ver la furia y coraje crecer en el cuerpo de la Alpha, sus puños cerrados, la mandíbula
desencajada, y los ojos inyectados en sangre.

Y se fue.

Lauren tragó saliva asustada. Pero no por Camila, jamás era por ella. Pero temía lo que
pasaría después de habérselo dicho, qué ocurriría con la amenazas, ¿es qué acaso Oliver
enserio estaba dispuesto a hacer algo en su contra? No... no, no, no. No debía pensar en
ello. Estaba a salvo, Camila jamás dejaría que algo le sucediera, se lo había prometido. La
manada estaba perfectamente vigilada a todas horas. Y más ahora, en su cumpleaños.

Pero no, lo peor de todo no era lo que su cabeza se encargaba de crear. Lo peor de todo,
fue pasar la tarde sin la compañía de Camila. Intentaba mantenerse distraída con las ideas
de Normani para la noche, o las elecciones de vestuario que le daba Dinah, incluso en
escuchar las miles de maravillas que canturreaba Ally sobre Troy mientras era maquillada.

Tenía un mal presentimiento, lo tuvo desde que su Alpha no estaba con ella. A la mierda el
maldito cumpleaños. Ella ni siquiera quería celebrarlo, sólo aceptó por la insistencia de
Normani.

206

Insideofmysoul
Pero no, ella no llegaba. Incluso cuando la reunión empezó, incluso cuando los invitados
llegaban, o incluso cuando la cena dio inicio. Pero ya ni siquiera estaba interesada en nada,
se limitaba a quedarse sentada en uno de los sillones de la sala de estar: con una copa de
vino entre manos, la cual había perdido la cuenta de cuantas veces había sido rellenada.
Su vestido coral de encaje ya estaba perfectamente arrugado, y hacía ya tiempo que se
quitó los tacones.

Escuchó el sonido de la puerta principal, y con un esfuerzo sobrehumano, se impulsó a


ponerse de pie con dificultad. Estaba tan desorientada y desinhibida... pero aun así, logró
distinguir a Keaton. Su ropa estaba hecha un asco, rasgada y cubierta de barro, pero ese
no era la razón de su preocupación, ni la razón por la que se había embriagado hasta tarde.

–¿D-Dónde está ella? –murmuró atropelladamente.

Se tambaleaba constantemente, y mantener los ojos entreabiertos ya era una tortura. Sólo
quería que Camila llegara, que la abrazara, que la besara.

Quería volver a sentirse a salvo.

–Buscando a Oliver, el imbécil sabía que Camila iba tras él, y huyó. Pero aún no sabemos
sí sigue en la manada.

Keaton comenzó a inspeccionar cada rincón de la casa, entre pasillos, habitaciones, o


recovecos. Algo fuera de lugar, y llevaba a Lauren consigo de un lado a otro, tirando de su
brazo como una muñeca de trapo, apenas manteniéndose en pie. Ya ni siquiera sabía sí la
cena había terminado o no, o sí Keaton se las arregló para hacer que todos los invitados
se marchasen. Y francamente, le daba igual.

–Debo ir a buscarla y...

–No –ni siquiera fue difícil regresar a Lauren devuelta a la oscuridad de su habitación. Tan
sólo la sostuvo ligeramente por los hombros–. Ella me ha pedido que no te deje salir. Que
no deje a nadie salir... o entrar.

Y con eso dicho, cerró la puerta. Y no importaba cuantas veces Lauren intentara forzarla a
abrirla, estaba perfectamente cerrada con llave desde fuera. Gruñó frustrada, y apoyó la
frente contra ésta rendida. Se sentía cansada, fatigada, y totalmente fuera de sí misma.

–Creí que jamás se iría.

Se quedó inmóvil. Conteniendo la respiración. Sintiendo los latidos del corazón contra la
garganta. Cualquier rastro de ebriedad se desvaneció con tan sí quiera escuchar esa voz.
Era irreconocible, y tenía la vaga esperanza de no volverla a oír. Pero ahí estaba. A sus
espaldas. Profunda y amenazante.

Lo peor de todo, fue girar su cabeza, y ver a alguien más ahí. Sentado a los pies de su
cama, de la cama que compartía cada noche con Camila.

207

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Sí, había escuchado la voz de Matt.

Pero ahí estaba Oliver.

☾*☽

–Nos vamos –vociferó Nela, tomando a Dinah de la muñeca con fuerza y apartándola del
grupo.

Fue tan repentino, que los demás se quedaron anonadados con su actitud y rudeza hacía
su mate. Chris siendo el primero en dar un paso hacía ellos.

–¿Qué? Por supuesto que no.

Dinah se las ingenió para soltarse de su agarre de un tirón, soportando su amenazante


mirada.

–Dije que nos vamos.

–Y yo te he dicho que no.

Nela bufó, como todo animal furioso.

–No eres quién para opinar, así que toma tus cosas, y vámonos.

Dinah soltó una risa irónica.

–¿No soy quién? –se acercó con paso vacilante, mirándolo incrédula–. Te he soportado
todo éste tiempo para no ser quién. Pero no, Nela. Yo ya no dejaré que pases por encima
de mí. ¡Demonios! Claro que no. Prefiero estar sola el resto de mis días, que vivirlos a tu
lado. Y sí estás tan dispuesto a obligarme a ello, que así sea. Porque sí soy quién para
acabar con mi vida una vez me marques a la fuerza.

Apenas terminó de hablar, notaba el odio en los ojos del hombre. Su rostro estaba
escalofriantemente serio, con el ceño fruncido, mirándola con asco contenido. Algo que
desechar. Su mano la tomó por la barbilla con fuerza y determinación, levantándola para
que mantuviera el contacto visual con él.

–Eres una zorra, nadie querrá estar contigo, Dinah Jane. Y te arrepentirás de éste momento
el resto de tu vida. Te arrepentirás de haberme rechazado.

Chris fue el primero en intervenir, usando ambas manos para empujar a Nela. El grandulón
soltó a Dinah, retrocediendo un poco, su error fue poner su atención en Chris. Parecía que
enserio iba a matarlo, pero entonces el puño de Dinah impactó contra su rostro. Sonó como
si hubiese golpeado contra algo sólido, pero fue tan repentino, que dio un traspié, y cayó
sobre su trasero.

–Maldita sea, mi muñeca –gruñó la Beta.

208

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–¡Mi nariz! –se quejó Nela desde el suelo.

–Ahora lárgate imbécil.

Y con la mitad del rostro manchado de sangre, una nariz rota, y una expresión de furia, el
licántropo se puso de pie nuevamente. Con la dignidad en el suelo, cabe recalcar. Y se
marchó.

☾*☽

–No quiero a nadie fuera de casa –demandó con voz autoritaria, usando ese tono enfadado
de Alpha que provocaba intimidar a quién sea–. Oliver no pudo poner un pie fuera de la
manada sin enterarnos. Alguien debe estar encubriéndolo, encuéntrenlo.

La joven licántropo asintió obediente, y volvió con el grupo de la guardia para comenzar
nuevamente la búsqueda.

Camila suspiró, frustrada, y se volvió para regresar. Era tan tarde... pero esperaba llegar a
tiempo a la cena que habían organizado con Normani. Y después podía compensar su
ausencia durante todo el día.

La noche aún no terminaba.

Pero no fue capaz de formular una explicación en su cabeza cuando notó la sólida presencia
de alguien que caminaba en dirección hacia ella. No tenía idea sobre como sentirse al
respecto, feliz o molesta. Pero los cariñosos brazos de Lauren la envolvieron antes de si
quiera abrir la boca para hablar.

–¿Por qué te fuiste, Camz? –preguntó con reproche, y la Alpha enmudeció–. Es mi


cumpleaños, tenías que estar conmigo. Oliver no debería importar justo ahora.

Camila torció el gesto en desacuerdo, apartándola ligeramente con las manos. Lauren
lucía... diferente. Y la sentía tan distante a pesar de tenerla justo frente a ella.

–Oliver te amenazó, Luna. Y nadie puede hacerlo. Nadie tiene el derecho de hacerte sentir
inferior. No eres menos por ser humana, o no haber nacido en una manada, o no ser un
licántropo.

De inmediato la cazadora pareció retractarse de sus palabras, y asintió dócil a Camila. Sus
brazos le rodearon el cuello, acercándola más a ella, y las manos de la Alpha se amoldaron
a su cintura intentando buscar ese familiar aroma en Lauren que la llenaba de tranquilidad.

–Tienes razón, sólo... estoy algo ida. Te extrañé demasiado –dijo al final, acercándose lenta
y tortuosamente a los labios de la castaña.

–En serio lo siento, Lau. Prometo compensártelo.

La chica sonrió.

–Bueno, aún es mi cumpleaños.


209

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☾*☽

–¿Qu-Qué haces aquí? –susurró aterrorizada.

Quería creer que se trataba de sólo otra de sus pesadillas. Quería creer que en cualquier
momento despertaría, y ahí estaría Camila junto a ella, abrazándola, protegiéndola, pero
eso no su sucedía. Y temía que no lo hiciera más adelante.

–Bueno, al parecer no tomaste enserio mis palabras. Así que ahora pagarás las
consecuencias. Por todo, Luna.

Se estremeció de si quiera escucharlo nuevamente, pues no era Oliver quien hablaba.

–Matt...

Los hombros del chico se sacudieron ligeramente por la risa entre dientes que soltó. La
sangre se le heló, y tragó saliva con fuerza.

El alcohol aún presente en su cuerpo le impedía poder moverse.

–Oliver. Matt. ¿Cuál es la diferencia?

No, jamás había sido Oliver. Siempre fue él. Y estaba aquí para cumplir las amenazas; no
sólo las que le hizo a ella, sino las que le hizo a Camila también, usando la muerte de
Sahara como un incentivo para avivar la llama que pronto se propagaría.

–Camila no asesinó a tu compañera, Matt. No tienes que hacer esto, nosotras solo...

–Me hicieron un favor a decir verdad, Sahara era una maldita piedra en mi zapato. Su
muerte sólo me dio el empujón que necesitaba –una torcida sonrisa creció en su rostro.
Poco a poco volvía a tomar su apariencia original, y la segunda piel se desprendía de él
como una capa de camuflaje. Una jodida serpiente, pedazo por pedazo. Era tan parecido y
a la vez tan diferente a Camila. Quería encontrar alguna similitud además de la física con
ella, pero era lo único genético que compartían entre primos. Tez morena y ojos marrones,
nariz respingada, pómulos levantados, la forma de los labios, e incluso la misma sonrisa.
Sólo que todo escalofriantemente distorsionado en una versión masculina–. Tiene sentido
para todos, un drama familiar. Camila arruinó mi vida por asesinar a mi mate, y yo arruinaré
la suya; sólo que de una manera distinta. Un dolor para toda la vida.

CAPITULO 39

Se sentía fatal, era como intentar volver a dormir. Dormir y no volver a despertar.

Envolverte en tu propia aura llena de dolor, y no permitir que nadie más entre.

No quería abrir los ojos, aún tenía esa bochornosa sensación en el cuerpo. Como cuando

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te sientes tan asqueada, y aún después de varias horas, tu estómago sigue tan revuelto y

tu garganta tan cerrada. No puedes expulsar nada, sólo esperar a que todo pase. Pero eso
no sucedería. Porque el vacío era vertiginoso, y demasiado profundo. No sentía nada,
además de la impetuosa necesidad de parar el dolor.

No recordaba nada de anoche.

Pero sabía lo que había pasado. Lo sabía a la perfección. Porque aún podía sentirlo dentro
de ella. Tomando a la fuerza lo que no le correspondía. Aún recordaba sus ojos, burlescos
y lujuriosos. Dispuestos a todo. Aún tenía los moretones en el cuerpo, y las manchas de
sangre alrededor de sus labios. Y era grotesco si quiera imaginar que aún después de
quedar inconsciente, él no paró.

No sabía sí debía agradecer o no a Ally por suprimir esos recuerdos, porque, para ser
sincera, preferiría que la hubiese matado.

–Lo siento –gruñó Camila nuevamente, entre lágrimas que ahogaban sus lamentos–. Lo
siento. Lo siento. Lo siento, Lauren. Perdóname, mi amor. Perdón.

Al fin sus ojos se abrieron, y no se molestó en volverse hacía la Alpha. Era aún más doloroso
escucharla tan herida y culpable. Y la podía sentir en su marca, preocupada, triste, enojada.
Esto se había convertido en una maldita pesadilla. Su mente estaba tan nublada, y se
enfocaba solo en respirar. El tacto de Camila seguía siendo cálido y acogedor, su aroma
aún le reconfortaba, pero lo sentía tan... lejano. Incluso cuando se abrazaba con fuerza a
ella, sujetando su mano entre las suyas, llorando atormentada por intentar detener algo que
simplemente es imposible. Quizás esto debía pasar. Y verla ahí, siendo cruelmente
derrumbada, siendo débil y sintiéndose culpable, sabía que Matt había logrado lo que
quería. Seguro que regresaría, en el momento más vulnerable, y no sería difícil acabar con
ella. Y no quería eso. No culpaba a Camila de nada. Cielos, no era así. Pero dolía recordar
que no estuvo ahí para ella.

Camila sentía cada emoción en el cuerpo de su mate, y era tan insoportable, tan delirante,
que su pecho se oprimía abrazando ese dolor que no le permitía si quiera respirar. Le
atormentaba cualquier pensamiento dónde Lauren estuviese siendo lastimada en cualquier
sentido, y había sucedido justo en su propia cama, en su propia casa. Sus lágrimas
empapaban la camisa de su mate, y no quería hacer contacto visual. Estaba muy
avergonzada por todo, ella debió estar aquí.

–Dime que lo mataste, Camila –espetó entre dientes, al fin mirándola–. Dime que estás
cubierta de su sangre. Dime que ya no hay nada porqué temer.

Podía escuchar la desesperación, el miedo, el odio en su voz. Y eso sólo la hacía sentir
peor, cubrió su rostro con ambas manos, y negó con la cabeza. No, la sangre que
manchaba su ropa no era de Matt, aunque le hubiese gustado eso. Era de la bruja. Tragó
saliva con fuerza, respirando por la boca, la angustia comenzaba a consumirla.

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–No, Luna –admitió en voz baja–. Pero te prometo que así será.

–No quiero tus promesas. Lo quiero muerto.

Su pecho se oprimió ante esas palabras, calándole hasta los huesos. Pero no esperaba
menos, no después de esto. Y estaba dispuesta a dejarse herir por cualquier reproche que
Lauren le hiciese. Se lo merecía.

Apartó la mirada de ella, con humillantes lágrimas que empapaban sus mejillas sonrosadas.
Tan pequeñas, deslizándose hacia abajo; justo como ella se sentía. Lauren se veía tan
pálida, y eso sólo dejaba a relucir los golpes. Miraba un punto en la habitación, el espejo de
cuerpo completo en la esquina, tan lejana, vacía, y ajena a cualquier otro dolor.

–Lau...

–Ya no hables, Camila –la cortó de inmediato, sin apartar sus ojos de su propio reflejo–. Ya
no quiero que digas nada.

E hizo lo que le pidió.

Con movimientos lentos y precavidos, subió a la cama. Lauren no objetó nada, y lo tomó
como la clase de incentivo para acercarse a ella. Se recostó sobre la mitad de su cuerpo,
justo donde su respiración chocaba con el abdomen de su Luna, sus dedos acariciaban su
piel con delicadeza trazando inexistentes patrones, justo donde la calidez de su lengua
podía pasar sobre las heridas que había dejado Matt, y aunque Lauren intentara resistirse,
no logró evitar dejar salir un suspiro satisfactorio. Sus piernas se entrelazaron,
transmitiéndole una calma que sólo podía obtener después de la sequía. Se sentía
aliviada.

–Vete, Camz. Quiero estar sola.

Tragó con pesadez.

No. No quería estarlo.

El agarre de la Alpha en su cintura se tensó, tirando más hacía ella.

–No voy a hacerlo. No puedo dejarte – balbuceó contra su cuerpo, intentando en vano
ocultar el dolor en su voz–. No voy a irme, soy una parte de ti, Luna. Estaremos solas
juntas.

☾*☽

Despertó bruscamente, con la respiración agitada. Y lo primero que su cuerpo hizo por
instinto incluso antes de que su mente lo pensara, fue buscar a Camila a su lado,
refugiándose en ella de las pesadillas como una pequeña niña escondiéndose de los
truenos.

Habían cambiado de habitación, pues ninguna toleraba si quiera volver a dormir en el mismo
212

Insideofmysoul
lugar. Camila consideraba repugnante seguir durmiendo ahí, e incluso mandó a quemar
esa cama. Ya nada era igual.

–Tranquila Lau, estoy aquí.

Su cuerpo se agitaba tembloroso entre sus brazos, y dentro del ensordecedor silencio de
la noche los sollozos de la humana se ahogaban contra su pecho.

–Ya no te vayas, Camz –suplicó en voz baja, aferrándose más a ella–. No me dejes de
nuevo.

Desde esa noche, Lauren estaba completamente fuera de sí. Siempre necesitada de su
Alpha, siempre llamándola. Y eso sólo intensificaba el sentido de protección que Camila
tenía hacía ella. Apenas Lauren decía su nombre, la otra chica corría hacía ella. Se estaba
convirtiendo todo en un muy mal hábito. Y las cosas parecían sólo empeorar con ello. Las
únicas personas que habían entrado a esa habitación aparte de ellas, era la misma doctora
de siempre, quien Camila había mandado a llamar para cerciorarse de que Lauren estaba
completamente segura y saludable.

Fue un alivio saber que más aparte de los golpes y heridas, no había ningún otro daño o
cosa fuera de lo común.

Lauren ni siquiera se molestaba en protestar contra cualquier trato protector de Camila, ni


siquiera cuando cualquiera de las chicas quería entrar a verla y con sólo una mirada; Camila
las ahuyentaba. No estaba bien, y sabía que la Alpha sólo lo hacía porque Lauren se lo
pedía, Camila estaba dispuesta a complacerla en todo, pero se sentía mejor cuando sólo
estaban ambas ahí, solas, sin ninguna preocupación. Y estaba mal, demonios que sí, era
egoísta; pero se sentía increíble.

Los días pasaban, y ellas se sumergían cada vez más profundo en una rutina que las
terminaba dañando de una forma dolorosa; pero no eran conscientes de ello. Durante el
transcurso del día, cuando Lauren al fin era capaz de dormir, Camila salía de la habitación
por comida para cuando despierte.

Sus días ahí se comenzaban a resumir sólo a Lauren.

☾*☽

–La van a matar –aseguró Dinah, sin titubear ni un segundo.

–No digas eso, Dinah –reprochó Ally asustada, sujetando con fuerza la mano de Troy–. No
sucederá.

La Beta se puso de pie, pensativa y preocupada. Chris se plantó firme a su lado, intentando
saber lo que pasaba por su cabeza en ese instante. Shawn y Taylor los miraban al otro lado
de la sala de estar.

213

Insideofmysoul
–Sí todo éste tiempo se trataba de Matt aquí, sabe todo de la manada ya. Esto es lo que
buscaba, que Lauren le contara a Camila de sus amenazas. Sabía que ella iría tras él,
saldría de la casa, y lo demás sería sencillo.

Chris asintió en acuerdo, y Ally al fin parecía comprender.

–Pero eso no quiere decir que vaya a volver, él está por asumir el cargo en su manada con
Alexander, si es que todavía se lo dará.

–Ha pasado una semana, Ally –sentenció, relajando el semblante. La realidad era esa, no
podían simplemente ignorarla–. Camila lo único que hace es estar encerrada en ese cuarto
con Lauren, sólo baja para llevarle comida. Pero ella no prueba bocado. Una semana, y no
deja a nadie más entrar, no quiere que nadie se le acerque si quiera a Lauren. Esto es lo
que quiere Matt. Sin Lauren bien, Camila empeora. Sin Luna, no hay Alpha.

–Tenemos que hacer algo al respecto –siguió Troy–. Los miembros de la manada no saben
que sucede. Están asustados, no han visto a su Alpha en mucho tiempo. Y si ellos están
inseguros no hay estabilidad.

–Pero nosotros sólo...

–Shhh –silenció Dinah. Escuchaba pasos bajando las escaleras, y no se equivocó al saber
que se trataba de Camila; o por lo menos lo que quedaba de ella. La joven Alpha caminaba
sin siquiera levantar la vista del suelo, arrastrando los pies, directo a la cocina. Parecía
acabar de tomarse una ducha. Las ligeras ondas en su cabello se empezaban a formar,
pero las ojeras y ojos hinchados eran el foco de atención. No, no había dormido nada–
. Quiero que hablen con ella, distráiganla, yo subiré con Lauren.

La rubia se escabulló hacía las escaleras en silencio, y a Ally casi le da un infarto al saber
que sería la distracción de una Alpha. Tragó saliva con fuerza, y con una rápida mirada,
Troy se levantó con ella y comenzó a caminar detrás suyo; siguiendo a Camila.

En la cocina podía oler los diferentes platillos que estaban preparando, y cerca de una
pequeña encimera, sirviendo un poco de puré de papas, estaba ella. Lucía agotada y triste.
Con el cabello un poco enmarañado, ajena a cualquier otra cosa que no sea servir el
desayuno de su Luna.

–Hola, Camila –al fin saludó después de unos segundos en silencio. La Alpha levantó
ligeramente la mirada, con ojos cansados y apagados. No respondió, en cambio se giró a
tomar algunas tostadas–. ¿C-Cómo has...? Quiero decir... Lauren... ella está... bueno, más
bien. ¿Cómo están ambas?

Camila respiró hondo, sirviendo el jugo de naranja. Se encogió de hombros.

–¿Qué quieres Allyson? –murmuró en voz baja.

Troy carraspeó la garganta a sus espaldas.

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Insideofmysoul
–Queremos hablar contigo –explicó con detenimiento. Camila frunció el ceño, y su mirada
pasó de Ally, al chico–. Es sobre...

–Lauren y tú.

Tomaron su silencio como un impulso para seguir hablando.

–Entendemos por lo que están pasando...

–No. Ustedes no entienden ni una mierda –escupió a la defensiva, tensando la mandíbula–


. No se metan. No es su maldito asunto.

–Sí nos concierne; ¡Son nuestras amigas!

–Ally –reprendió Troy en voz baja, pues lo último que debían hacer era encarar a una Alpha
enojada–. Lo que queremos decir, es que esto está repercutiendo en la manada. Todos se
sienten inseguros sin ti, y tarde o temprano terminarán desertando.

Camila parecía no escuchar, los miraba a ambos con una mezcla de ira y confusión.

–Lauren es mi prioridad. Primero tengo que saber que ella está bien, y así todos lo estarán.

–¡No! –contradijo Ally de inmediato–. Tienes a muchos miembros bajo tu cuidado, y Lauren
forma parte de ellos. Manteniendo a salvo a la manada, la tendrás a salvo a ella. Esto no
ha terminado Camila, Matt volverá.

Camila pestañeó repetidas veces, despertando de su pequeña burbuja.

–¿Dónde está Dinah? –preguntó con rapidez, empezando a buscarla con la mirada–
. ¿Dónde está?

–Bueno, ella... ¿para qué la buscas? –balbuceó Troy.

–Quiero que llame a las manadas aliadas, que los Alphas vengan. Que busquen a Matthew,
lo quiero vivo –gruñó molesta–. ¿Dónde. Está. Dinah?

☾*☽

Abrió los ojos de golpe, y con la respiración agitada, se apartó de un salto. Estaba por gritar
asustada, pero la enorme mano de la Beta le cubrió la boca, y casi la mitad de la cara para
que guardara silencio. Su mente comenzaba a repetir un nombre automáticamente.

Camila.

Camila.

–Hey, tranquila. Soy yo; Dinah.

Quizás era estúpido, pero ya no confiaba en nadie. Tal vez ni siquiera era Dinah, ¿cómo
saberlo? Los ojos esmeraldas la miraban con desconfianza y miedo. ¿Y qué si era la bruja?

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–No sabes cómo me alegra verte.

Se congeló al sentirla abrazarla efusiva, y el aire salió de sus pulmones con el fuerte
apretón. De inmediato la Beta se apartó con una enorme sonrisa, mordiendo su labio.

–¿Q-Qué es lo que quieres? –consiguió preguntar.

Dinah frunció el ceño.

–Sólo hablar contigo.

–¿Dónde está Camila? ¿Por qué no está aquí?

Ni siquiera podía reconocerla, era como una pequeña niña asustada que se despierta por
las noches, y llora por no ver a su madre. Estaba tan necesitada de ella. Era extraño, la
última vez que habían hablado, era la noche de su cumpleaños. Sus ojos esmeraldas
brillaban, y su piel era un claro contraste de la luna. Se veía como tal, llamativa y
deslumbrante, enfundada en un elegante vestido, moviéndose con la gracia y autoridad que
desprendería una diosa. Pero esa chica en la cama no era ella. Ni siquiera se le comparaba.
Ésta Lauren se veía apagada, destrozada, perdida.

Y claro que la comprendía.

Estaba rota, y no se levantaría tan fácilmente. A veces es lo que se necesita; Recostarte


sobre tus piezas rotas, desangrarte, y luego seguir. Sin tomar la más mínima de ellas.

–Tranquila, Luna. Camila sólo bajó por algo de comer.

–La quiero aquí. Quiero que te vayas.

Dinah se acercó más a ella, quien estaba arisca con cada uno de sus movimientos. No, ya
no confiaba en nadie.

–Lauren, debes despertar. No estás bien.

–Sí lo estoy. Lo estoy cuando Camila está conmigo –protestó.

La situación comenzaba a irritarle.

–Te haces mal a ti misma, y le haces mal a Camila. Por el bien de la manada, y por el de
ustedes, debes volver a ser tú misma. Matt quiere asesinar a tu mate, y ella está tan débil
y perdida como tú, que no podrá hacer nada. Lo único que hace es preocuparse por ti.

–Vete Dinah.

Estaba harta de que metieran ideas en su cabeza, ya no podía diferenciar lo correcto o lo


erróneo. Lo real de un sueño; de una pesadilla.

–¿Qué mierda haces aquí, Hansen? –escuchó una profunda voz furiosa a sus espaldas.
Jamás se había dirigido hacía ella de esa manera.

216

Insideofmysoul
Se giró para encararla, y ahí estaba, tan imponente como siempre. Detrás de ella estaban
Ally y Troy, quienes la miraban con preocupación. Le parecía desesperante la manera en
que ambas creían estar bien, sólo se engañaban a sí mismas.

–Fuera –gruñó entre dientes.

–Estás cometiendo un error, no es de mí de quien debes cuidarte, Camila. Cuando estés


dispuesta a comportarte como una verdadera Alpha, sales de tu jodida madriguera.

No se molestó en seguir la discusión, salió chocando su hombro con el suyo. Pero no esperó
sentir el fuerte empujón que la llevó directo al suelo. Fue en una milésima de segundo en

que Camila estaba sobre ella, estrangulándola con ira. Dinah intentaba tomar desesperadas
bocanadas de aire, pero era imposible. Para su mala suerte, nadie estaría dispuesto a
intervenir. Nadie debía, estaba en contra de las normas cuando el Alpha tenía una disputa
con otro miembro de la manada y alguien se metía. Usando sus largas piernas como un
punto de apoyo, empujó a Camila fuera de ella, contra la pared.

Algunos de los cuadros cayeron haciéndose trizas.

Ambas se miraban con el mismo resentimiento y dolor en sus ojos, ninguna quería esto.
Los espectadores se sumaron, todos iguales de petrificados. El cuello de la Beta estaba de
un intenso color rojo, que pronto pasaría a morado. Y la espalda de Camila sangraba
ligeramente por los cristales rotos incrustados en su piel.

–Estás fuera de la manada, Dinah Jane

CAPITULO 40

–Bien. Sí es lo que realmente quieres, y sí eso te hará sentir mejor. Me iré.

Camila le sostenía la mirada, sin dejar que un ápice de remordimiento cruzara su rostro, y
dejar en claro que le dolía. Ni siquiera ella podía creerlo.

Había echado a Dinah de la manada.

A su mejor amiga.

Levantó más el mentón, intentando mantener esa fachada, por lo menos hasta estar a solas.

–No lo harás –escuchó a la primera persona negarse a ello, y fue poca su sorpresa al ver
que se trataba de Lauren; al fin fuera de esa habitación–. No vas a sacar a nadie de la
manada, Camila.

–No. Está bien, Lauren. Camila es la Alpha, ella sabe lo que hace –dijo Dinah con suavidad.

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Insideofmysoul
–¿Y a dónde irás? –urgió desesperada, intentando buscar la mirada de Camila, pero ésta
la mantenía puesta en la dirección contraria. Sí, estaba muy avergonzada por lo que estaba
haciendo, pero su orgullo era aun mayor–. Camz, esto es de locos. No puedes hacerle esto
a Dinah...

Dinah no objetó nada al respecto, estaba a punto de marcharse, pero ver a la pobre humana
tan frágil y a punto de empezar a llorar, no se contuvo a acercarse y abrazarla con fuerza.
Estrujándola una vez más en sus brazos.

–Hey, tranquila. Todo irá bien, te lo prometo –alentó con voz cantona, y se alejó
ligeramente; tomando su rostro entre sus manos. Llevaba plasmado en el rostro una de sus
juguetonas sonrisas, y le limpió las lágrimas usando sus pulgares–. Cuida bien de Camila,
humana. Pronto estaré de vuelta.

Dinah se apartó apretando los labios, conteniendo cualquier otro sonido que se asimilara al
llanto. Ni siquiera hizo el ademán de dirigirle una última mirada a su mejor amiga, sólo bajó
las escaleras. Chris la siguió sin rechistar, al igual que Ally.

Normani casi choca con ellas mientras iba subiendo.

–¿Qué mierda acaba de pasar? –preguntó con total confusión. Pero ninguna respondió, y
los terminó siguiendo hasta la habitación de Dinah–. Hey, ¿qué haces DJ?

–Me voy, Mani –respondió cortante.

–Estás jugando –rió incrédula. Y se retractó de inmediato al verla sacar su ropa del armario
por montones, junto a una mochila y una maleta: empezando a empacar–. Ay no, no estás
jugando. ¡¿Por qué?!

Ally se lanzó sobre la cama, empezando a sacar de la maleta lo que Dinah ya había
acomodado.

–Ally, para –la sujetó por ambas muñecas. La pequeña hizo un puchero–. No hagas
eso, Allyson.

–No te vayas Dinah, todas sabemos que Camila sólo estaba molesta. Son mejores amigas.
¡No estaba pensando claramente! Lo arreglarán, ustedes siempre lo hacen.

–Huuu. ¿Me regalas ésta blusa? –escuchó a Normani preguntar.

–No –dijo exasperada, de inmediato le quitó la prenda que tenía entre manos, volviendo a
Ally nuevamente–. Sé que así será, Ally. Pero quizás ésta sea la manera para que Camila al
fin abra los ojos.

–Yo iré contigo –anunció Chris, entrando a la habitación.

La rubia negó con la cabeza, mirándolo con una sonrisa triste.

218

Insideofmysoul
–Tú hermana te necesita, Chris. Y yo necesito que te quedes, que todos se queden, y hagan
algunas cosas por mí –admitió con cansancio–. Estaré bien.

–Por supuesto, pero... ¿a dónde irás? –cuestionó Normani, torciendo el gesto preocupada.

–Digamos que tengo un poco de familiares por aquí y por allá –cerró la maleta, y se colgó
la mochila–. Supongo que los veré después.

–Supongo –sonrió Ally. Y Mani le siguió. Uniéndose en un reconfortante abrazo del que
ninguna quería apartarse, pero lo hicieron.

☾*☽

–No puedo creer que esto esté pasando enserio –gimió bajo, cubriendo su rostro frustrada–
. Camz, no puedes permitir que se vaya.

Camila no le prestó atención, pasó de ella y se encerró en el baño. Se sentía sofocada, sin
aire, fuera de sí.

–Camz, por favor abre la puerta.

No lo haría.

No podía.

Tomó una gran bocanada de aire, y el primer sollozó apareció. Expulsando consigo una
gran parte del dolor y estrés que había estado estrujándole el pecho. Llevaba cargando
tanto que no cabía duda de que en cualquier momento todo se le vendría encima, como
una avalancha de emociones. La sensación la llevó a tirar de su cabello con frustración,
cerró los ojos con fuerza, y cayó apoyada contra la pared.

No podía ser una verdadera Alpha; no podía cuidar de su manada, no podía cuidar sus
amistades, no pudo cuidar de Lauren; ¿cómo cuidar al menos de sí misma?

Las lágrimas descendían sin control alguno, y por más silenciosa que intentara ser, sabía
que su mate la escuchaba al otro lado.

La puerta se abrió lentamente, y Camila se encogió en el suelo. Se sentía pequeña,


diminuta, y avergonzada de dejarse ver tan débil frente a Lauren. Se abrazó de sus propias
piernas cuando los ojos esmeraldas la recorrieron con sutileza. La mirada de Camila se
dirigió a otro punto en la habitación de baño, molesta consigo misma. Tragó saliva con
fuerza cuando Lauren se sentó a su lado, tensándose al sentir la calidez de su mano
acariciar sus brazos, atrayéndola a ella; y se dejó llevar. Llorando contra su pecho, frustrada
y cansada. El aire entraba y salía por su boca en ahogados sollozos.

–Yo no quería esto –susurró apenas audible.

Lauren continuó con sus caricias, dejando un casto beso en su cabeza. Jamás pensó que
su Alpha se vería tan débil y necesitada de ella. Y se sentía estúpida por no ponerse en su
219

Insideofmysoul
lugar.

–Es mi culpa, Camz –admitió aturdida, apoyando el mentón en su cabeza. Aún podía sentir
el cuerpo de la otra chica temblar bajo el suyo, y eso sólo empeoraba las cosas–. Yo las
orillé a eso. Te llevé al límite. Te hice sentir que lo que me sucedió era en parte tu culpa,
cuando no es así –murmuró sin aliento–. Y todo el tiempo me siento enojada y triste, y la
única cura que conozco para parar ese dolor eres tú, simplemente me volví adicta a ello, y
no te quería soltar por nada ni por nadie. Eres como alguna clase de droga que me hace
olvidar de cualquier malestar sólo cuanto estás conmigo, y fui egoísta. No debí hacerlo, era
consciente de que estaba mal. Y mira a lo que llegamos. No sabes cuánto lo siento.

Ambas permanecieron en un silencio sepulcral, incluso los sollozos de la Alpha se habían


detenido, dándole paso a una respiración irregular. Al parecer, ya había oscurecido. No dijo
nada cuando Lauren la ayudó a ponerse de pie, y mantuvo la mirada gacha al meterse a la
cama nuevamente, debajo de las sábanas le daba una perspectiva diferente a todo.

Estaba nuevamente abrazada a su Luna, y nada más importaba por ahora. Al fin lograba
respirar con tranquilidad, aspirando el magnífico aroma que desprendía Lauren
naturalmente. Un placentero escalofrío le recorrió la columna al sentir la cálida lengua de la
Alpha trazar su marca en el cuello, después de eso estaba por caer dormida, pero un
gemido se escapó de entre sus labios al volverla a sentir, haciendo más presión;
insistente.

–Te extraño –la escuchó gruñir contra su piel, y su cuerpo parecía guiarse por sí sólo contra
ella–. No tienes nada porqué disculparte, Luna.

Lauren suspiró temblorosamente, dejando salir el aire por su boca.

Una de las manos de Camila se aventuró por debajo de su blusa, acariciando la suave y
tersa piel de su abdomen con vehemencia y cuidado. Siguiendo sus impulsos por
escucharla jadear, mordió ligeramente su marca; y Lauren se retorcía del gusto por ello.
Cualquier inquietud por la conversación anterior quedó totalmente descartada cuando sus
labios se reunieron con impaciencia.

Camila se acomodó ágilmente entre sus piernas, y tiró de su cintura para atraerla más a
ella. Atacó una vez más su cuello con ferocidad, y cuando la punta de sus dientes tocaron
la marca; un jadeo lleno de placer raspó la garganta de Lauren. Impulsando a Camila a
bajar la prenda inferior con una lentitud pasmosa.

–Dios, Camila –gimió alterada, levantando más las caderas instintivamente.

Sentía una impelida necesidad de tocarla, de besarla, y lo manifestó apenas su pierna hizo
un firme contacto con su centro.

–Eres mía, Luna –reclamó con urgencia, y Lauren se derritió con el sonido de su voz–. Mía.
Mía. Mía.

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Sus labios y sus manos tomaron posesión de su cuerpo, provocando espasmos y suspiros
llenos de placer. Se sentía indefensa y a merced de ella cuando hacía esas maravillas con
la lengua, se aferraba con fuerza a las sabanas intentando encontrar el alivio en su cuerpo,
el brillo ardiente de sus ojos no se fue en ningún momento, y eso sólo la llevó a perder la
cordura unos segundos al terminar.

Hundió el rostro contra la almohada, estaba mareada , y las piernas le temblaban. Escuchó
la ronca risa de Camila sobre ella, poniéndole la piel de gallina.

Enserio que era encantadora.

–Tienes que... –tomó aire–, ir a buscar a Dinah mañana... y disculparte.

–Lo haré.

–Y también ir por comida... estoy hambrienta, Camz.

La Alpha rió divertida, y terminó besando su frente con júbilo y satisfacción. Había olvidado
por completo subir la comida.

–Bien –aceptó en un murmullo, trazando su marca con las yemas de los dedos ligeramente,
y sonrió al sentir a Lauren estremecerse de pies a cabeza por ello–. Me gusta tu cuerpo.

–A mí me gusta cuando lo alimentas.

Y después de unos aperitivos de media noche, al fin lograron volver a dormir.

☾*☽

Unos leves golpes en la puerta la despertaron, e instintivamente lo primero que hizo fue
darle unos suaves empujones en el pecho de la Alpha, quien estaba perfectamente dormida
abrazada a ella.

–Camz –la llamó quejumbrosa con los ojos cerrados, frunciendo el entrecejo–. La puerta,
alguien te busca.

–¿Cómo sabes que me buscan a mí? –murmuró ronca, haciendo un adorable puchero.

–Porque tú eres quién está a cargo de una manada –respondió obvia–. A parte estoy
desnuda. Y no me da la gana vestirme a las seis de la mañana.

–No me da la gana vestirme a las seis de la mañana –imitó con voz chillona. Se sentó en
la cama, estirándose, y recibió una fuerte palmada en el brazo–. ¡Auch!

Los toques volvieron a ser más insistentes.

Lauren se escandalizó al verla levantarse en ropa interior, sin la parte superior. Caminando
en dirección a la puerta de la forma más natural.

–¡Oh por todos los...! Ni se te ocurra abrir la puerta así, Camila Cabello.
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Camila rió divertida, y con rapidez se colocó una sudadera larga. Intentó peinar un poco de
su cabello usando los dedos, pero sólo logró que se viera menos desastroso, y con un largo
bostezo; abrió la puerta.

Troy se vio en la obligación de cubrirse los ojos apenas la miró, totalmente avergonzado.
La Alpha elevó una ceja, expectante.

–¿Qué ocurre, Troy?

–Los Alphas de las manadas aliadas vecinas ya están aquí como lo ordenó –dijo con
rapidez–. La están esperando abajo.

–Claro –lo había olvidado por completo–. En unos minutos estoy ahí.

Apenas cerró la puerta, se metió en una ducha rápida. Y al salir, no imaginó ver a Lauren
ya lista para bajar con ella. Al fin parecía volver a ser más ella misma. Llevaba una sencilla
blusa floreada, con una bufanda bien envuelta en su cuello por el frío de la mañana. Las
ondas en su cabello se formaban con una naturalidad esplendorosa, y Camila se sentía
desfallecer.

Se encontraba dándole la espalda, sentada frente al espejo. Y sus ojos se encontraron en


el reflejo.

–Creí haberte escuchado decir que no ibas a vestirte a las seis de la mañana –reprochó
divertida, quitándose la toalla sin pudor alguno. A pesar de estar tan acostumbrada de ver
el cuerpo desnudo de Camila, desvió la mirada. Aún le parecía algo irreal tenerla a su
disposición, y sólo logró volver sus ojos a ella a través del espejo cuando ésta al fin se había
puesto algo–. ¿Lauren?

–Sí, bueno no. Es que... quiero decir... ya no son las seis de la mañana exactamente. ¿O
quieres que baje desnuda?

De inmediato la Alpha se tensó. Y la notó acercarse por detrás, con zancadas largar y
seguras. Sus brazos la envolvieron posesiva, y sus labios descendieron hacía su oreja.

–No –gruñó firme, mordiendo ligeramente la zona–. Mía. Sólo yo.

Lauren cerró los ojos automáticamente, y sus labios se entreabrieron al sentirla bajar por
su cuello.

–Sólo tú.

Una leve corriente helada le pasó por la piel expuesta; Camila le había quitado la bufanda.
Estaba por reclamar eso, pero sus labios se plantaron con vehemencia en la marca, y un
suspiro de alivio con placer se escapó de su boca.

–Sin bufanda, no te puedo ver la marca cuando la tapas con eso, y no te la ven ellos.

222

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–¿Y qué importan ellos? –murmuró, uniendo sus labios brevemente, moviéndolos con
sintonía.

–No importan, pero quiero que la tengan muy clara. Son Alphas, y algunos sin Luna, y no
quiero que miren a la mía.

–Pero son aliados –intentó discernir.

–Sí, pero también hombres.

No discutieron más sobre eso, y Lauren volvió a guardar la bufanda.

☾*☽

Tenía esa misma sensación que muchos meses atrás, cuando estaban en esa reunión de
Alphas gruñones y Camila más posesiva que nunca. Y al parecer la misma escena se
repetía. La Alpha no resistió el impulso de sentar a su Luna en su regazo, ahí estaba más
segura. Estaban en el gran salón, todos perfectamente atentos a las indicaciones de Camila
debido a que Dark Moon es la manada más grande, y eso sólo le traía esa clase de respeto.

–Voy a ser clara desde ahora, y creo que todos están bastante enterados de la disputa que
tengo con un miembro de mi familia, no hace falta decir de quién –todos asintieron, sin

quitar la expresión neutra de su rostro–. Matthew ha sido un idiota últimamente, pero lo que
me hizo a mí, lo que le hizo a mí Luna, a mi manada; es imperdonable.

Lauren se removió incómoda sobre las piernas de Camila, no podía si quiera recordarlo.

–Creo que ya están bastante enterados del tirano déspota que es él. Y ahora representa un
peligro para mi manada, y quiero que lo encuentren y traigan vivo.

–¿Y por qué haríamos eso? –cuestionó uno de ellos, encogiéndose de hombros
desinteresado.

Camila lo miró impasible, y relamió sus labios.

–Porque sí ese hombre logra lo que quiere, tomará mi manada por la fuerza, y la sed de
poder lo llevará a derrocar manada por manada. Desde las más pequeñas, hasta las más
importantes. Ya hizo eso con una, cualquiera de ustedes podrá ser el siguiente.

CAPITULO 41

–¿Dónde está?

Los ojos marrones escudriñaban al Omega, tan intimidante como siempre. El joven bajó la
mirada devuelta al escritorio, donde yacía extendido cuidadosamente un mapa. Lo que
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Insideofmysoul
Lauren lograba identificar eran los ríos, zonas montañosas, caminos de tierra, incluso tenían
señalamientos color rojo que indicaban áreas de cazadores.

Habían pasado un par de días desde la última reunión con los Alphas; y seguían sin haber
rastro de Matt, parecía que al idiota se lo había tragado la tierra. Pero sí de algo estaban
seguros, era que no podía llegar a refugiarse a cualquier manada sin ser reconocido. Estaba
condenado, e incluso habían puesto un precio por su cabeza.

–La manada al sur dice que cruzó su territorio, pero llegó a zona prohibida de cazadores y
le perdieron el rastro –con su dedo índice, les indicó el lugar exacto en la manada, que
estaba bordeada de un color azul celeste. Todas las manadas estaban marcadas del mismo
color. Dark Moon siendo la dominante–. Por otro lado, no hay señales de la bruja.

Camila suspiró frustrada, desencajando la mandíbula con enojo.

–¿Y Dinah?

La mano de Lauren había tomado la de Camila por debajo del escritorio, acariciándola con
tranquilidad. La Alpha la llevó a sus labios como acto reflejo, usándola como un método
para mantener la calma, lo cual la hizo sonreír de inmediato.

–Bueno, eso es un asunto completamente diferente –murmuró el chico por lo bajo, alzando
momentáneamente las cejas–. Las zonas señaladas con un círculo oscuro son cada lugar
donde habita un miembro de su familia.

–Son... –comenzó a decir Lauren, intentando enumerarlos todos–, muchos lugares.

–Y son sólo algunos, el mapa no alcanzó para más.

–No importa –dijo Camila, poniéndose de pie y provocando que Lauren hiciese lo mismo
con ella–. Encuéntrenla, sí es necesario busquen de casa en casa, después me lo hacen
saber a mí para encargarme personalmente.

Camila tiró ligeramente de su mano, indicándole que era hora de irse. Pero la voz del
Omega las detuvo instantáneamente.

–Alpha, no me lo tome a mal, pero es demasiado peligroso que salga de la manada justo
ahora –le dijo vacilante–. Los cazadores merodean cerca, y la bruja que está confabulada
con su primo posee la Joya. No está a salvo. Lo mejor sería no salir del territorio hasta
asegurarnos de que pase el peligro.

Lauren dirigió su mirada de vuelta a Camila con detenimiento, detallando de cerca como la
Alpha relamía sus labios, reflexiva.

–Por lo pronto, preocúpate en encontrarla.

El chico no se atrevió a decir más nada, asemejaba ser joven, inexperto, temeroso, asintió
con la cabeza gacha y volvió a lo suyo.

224

Insideofmysoul
–No deberías ser tan dura, el chico solo se preocupa y...

–Debo serlo, Lauren –Camila mantuvo su tono de voz, mirándola mientras caminaban de
la mano. Su agarre era suave pero firme, protector. No había otro lugar donde se sintiera
más a salvo que ahí–. Ellos buscan una figura fuerte de autoridad en quien confiar, tienen
que verme segura para que sepan que soy una buena líder, de lo contrario cualquiera podría
intentar quitarme mi lugar como Alpha.

Lauren tragó saliva con pesadez, asintiendo desconcertada. Había momentos en que
olvidaba que Camila estaba a cargo de cientos en su manada, que debía mantener el orden
y el respeto. Que ahora compartían la misma responsabilidad. No le disgustaba, sabía que
esto era parte de su vida ahora, y al aceptar a Camila aceptaba a todo lo que conllevaba
eso.

Su visión falló momentáneamente, casi tropezándose con sus propios pies. El alma se le
cayó, sintiendo esa maldita sensación de vértigo debajo de ella.

–Hey –la llamó en voz baja, deteniéndose frente a ella en el camino de piedra que cruzaba
entre las casas y negocios de la manada.

Su voz era como un eco en su cabeza, y su rostro una mancha que se aclaraba rápidamente
con el paso de los segundos. La gente caminaba a su alrededor sin inmutarse, haciendo

una leve reverencia con la cabeza al pasar frente a Camila como muestra de respeto. Se
relamió los labios, parpadeando muchas veces para restaurar su vista.

–Luna –murmuró, usando su mano libre para tomar su mejilla con preocupación–. Estás
helada, ¿te sientes bien?

Asintió energéticamente, volviendo a sí misma.

–Claro... solo... fue un mareo. Ya se me pasó.

Camila entrecerró los ojos con desconfianza, pero pareció creerle.

Lauren suspiró de alivio.

–¿Segura que estás bien? Yo puedo ir sola con Sofi a...

–No, estoy bien. Quiero ir con ustedes.

Camila sonrió, entretenida, y por unos segundos, parecía una pequeña niña emocionada.

–De acuerdo. Sólo espera aquí un momento. Iré por los frascos.

Y eso hizo, se mantuvo quieta en su lugar, recibiendo una que otra sonrisa amistosa
conocida entre las personas. Apenas perdió de vista a Camila, sintió un débil pero insistente
tirón en su ropa, y se giró rápidamente, bajando la mirada para hacer contacto visual con
una pequeña pelirroja de extraordinarios ojos azul celeste, casi grises. Un inevitable
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Insideofmysoul
escalofrío le recorrió la espalda, pues de alguna manera la habían recordado a Sahara.
Sacudió su cabeza, sacando esa imagen de su mente, y le dio una pequeña sonrisa, la cual
la pequeña no tardó en devolver; mostrando sus hoyuelos y un diente faltante. Vestía un
vestido rosa palo con un listón adherido a su cintura.

–Hola, Luna.

Era extraño escuchar a alguien más llamarla así.

–Hola, linda. ¿Ocurre algo?

La pelirroja negó con la cabeza usando una expresión traviesa, y de inmediato supo que
mentía por la manera en que no sacaba las manos de su espalda.

–¿Qué llevas ahí? ¿Puedo verlo?

Y con una risilla infantil, le extendió un ramo de flores blancas muy exóticas, cuyas puntas
en los pétalos eran de un tono rosado difuminado. Era hermosa, jamás la había visto antes.
La tomó con delicadeza, como si su tacto fuese a desbaratarla entre sus dedos. La flor se
abría con elegancia y desbordante excentricidad.

–¿Te gustan?

Lauren ladeó la cabeza hacía la voz de Camila, dándose cuenta de que la pequeña pelirroja
ya se había marchado entre saltitos. Sus ojos se detuvieron en el color marrón, con una
infinidad de preguntas por salir de su boca.

¿Qué si le gustaban? ¿Estaba hablando enserio?

–Son... hermosas, me encantan.

Camila sonrió, orgullosa de sí misma.

–Se llaman Dalias.

–Dalias –repitió la chica, saboreando el nombre entre sus dientes y su lengua al


pronunciarlo. Acercándolas con cariño contra su pecho.

–Mi madre me decía que son el significado de un sentimiento digno y elegante... de un


compromiso que es para siempre –hizo una breve pausa antes de recitar con detenimiento–
: Dale Dalias a esa persona única, ecléctica, quien desea complementar su lado salvaje... –
entrelazó sus dedos, dejando un beso en el dorso de su mano en el acto, añadiendo
delicadamente tres tulipanes al ramo. Lauren mordió su labio con fuerza intentando
contener su sonrisa y esas mejillas sonrojadas–... y ponle tulipanes para simbolizar el
mensaje de 'Aventuras con un buen corazón'.

Lauren tragó saliva enmudecida por la profundidad de sus palabras, limpiando el inicio de
unas cuantas lágrimas de emoción. Sintiéndose un poco cohibida ante las miradas curiosas

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Insideofmysoul
que se detenían en ellas.

–Con que Aventuras, ¿eh? –al fin dijo, sonriendo ampliamente.

Camila la besó.

–Cientos de ellas.

☾*☽

–¡ Lauren! Mira. Mira. ¡Atrapé una más! –canturreó emocionada Sofía, tirándose de rodillas
sobre el césped entre ella y su hermana mayor, levantando su iluminado frasco gracias a
las luciérnagas–. ¡Mira cómo se encienden!

Lauren levantó levemente la cabeza, sonriendo en dirección a Sofi, dejó caer su cabeza en
el brazo de su Alpha, casi sobre su hombro.

–Eso es genial, eres muy buena en esto. Sólo no olvides dejarlas libres antes de irnos –
recordó con voz baja y ronca, era lo que causaba el frío de la noche en ella.

Sofia hizo una mueca en disgusto, pero asintió de todos modos antes de volver a ponerse
de pie.

–Espera –la detuvo su hermana, en voz baja–. ¿Sabes a quién le gustan los insectos
brillantes en su cabello?

La pequeña sonrió, mostrando la misma expresión traviesa que Camila.

Lauren supo de inmediato de quien hablaban.

–Normani te matará –rió.

–Me lo agradecerá –contradijo segura–. Es amante de lo llamativo. Se pavonea con su afro


de un lado para otro, ese es el toque de moda que le hace falta. Sofi, dile a Ally que te
ayude.

–¡Siiii!

Lauren no pudo añadir más, pues la pequeña ya estaba corriendo en dirección a la casa.

–No puedo creer que enserio le enseñes a tu hermana eso –dijo entretenida, girando su
cuerpo para estar casi sobre la Alpha. Los dedos de la mano derecha de Camila jugaban
con el cabello de Lauren, desenredando uno que otro mechón en su camino.

–Pretendo dejarle una dinastía de mis mejores bromas.

Lauren rió por lo bajo, tomando uno de los tulipanes que Camila le había obsequiado,
bordeando el rostro de la chica con sus pétalos. Lo pasaba por sus cejas, sobre su nariz,
por sus mejillas...
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Insideofmysoul
–No sabía que eras una romántica empedernida –jugueteó Lauren, mordiendo su labio con
tentación al momento de pasar el tulipán por los labios de Camila, quién levantó una de las
comisuras de su boca en una media sonrisa.

–Yo tampoco. ¿Quién lo diría?

–Seguro se lo dices a todas –intentó bromear.

–No todas tienen el privilegio de ser tú.

Las mejillas de la humana se sonrojaron salvajemente, y el tulipán se detuvo a medio


camino por su cuello. Sus respiraciones eran entrecortadas, y las pulsaciones aceleradas.
Ambas mantuvieron ese contacto visual por unos segundos, como si se estuviesen retando
sobre quien iniciaba el primer contacto. Y para su sorpresa, fue Lauren quien se inclinó más
sobre ella, hundiendo la cabeza en su cuello y besando la piel expuesta ahí firmemente. Un
tembloroso suspiro salió de la boca de Camila, quien con ambas manos, levantó a Lauren
sin esfuerzo desde la cintura y la sentó con cada pierna en sus costados, acariciando
fervientemente sus muslos.

Lauren sonrió contra su cuello por la anticipación de la Alpha, y sus manos se colaron
lentamente por debajo de su blusa, tomándose su tiempo en acariciar la piel de su
abdomen, el cual se tensó en el momento por el frío tacto. Volvió a subir, uniendo sus labios
ansiosamente.

Las manos de Camila dieron un fuerte y firme apretón en el trasero de su Luna, quien gimió
en respuesta.

–No deberíamos hacer esto ahora –jadeó Camila, sintiendo la insistente lengua de Lauren
bajando por sus clavículas, y sus manos en sus costados. Gruñó suave y profundo.

–Ajá...

–Lau... hablo enserio –jadeó, cerrando los ojos–. Estamos al aire libre, Sofi puede volver
o... oh demonios... –mordió su labio mientras Lauren movía su mano por su estómago,
tomando su pecho.

–No suena a que enserio quieres que pare.

De pronto las caricias se detuvieron, y al abrir los ojos Lauren ya no estaba sobre ella. Su
respiración quedó atorada en su garganta, y la sangre se le subió a la cabeza.

¿Pero qué...?

–¿Enserio acabas de... tú...?

Lauren le mostró una sonrisa que en ese momento le pareció la más malévola de todas.
Bufó frustrada y se puso de pie, empezando a caminar en dirección a la casa,
escuchando la burlesca risa de la chica a sus espaldas.
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–Anda, cariño. No te enojes –rió Lauren, intentando fallidamente entrelazar sus dedos con
los de Camila.

Pero ambas se detuvieron en seco ante un grito proveniente de ahí. Y lo segundo que vieron
fue a Ally y Sofi saltar por una ventana y correr a toda velocidad entre carcajadas, y Normani
persiguiéndolas con el cabello adornado de luces de luciérnagas.

☾*☽

–¿Sabes? Quizá también podamos plantar fresas en ésta área, la tierra es buena, y el clima
perfecto. Consiguiendo el fertilizante adecuado y las semillas podemos hacer el resto...
espero...

–Por supuesto, Luna –respondió la Omega, escondiendo brevemente una sonrisa sin hacer
contacto visual. Lauren frunció el ceño al mirarla.

–¿Ocurre algo?

De inmediato la miró.

–¿Qué? ¡Oh! No, no, no –dijo rápidamente nerviosa–. Yo sólo... quiero decir... me agrada
la idea de cosechar algo. Es un gran proyecto. Mi familia se dedicaba a ello en mi anterior
manada.

Lauren asintió comprendiendo, volviendo la vista al frente.

–Tal vez quieran ayudar aquí, les pagaré bien.

–¿Enserio? –el rostro de la joven se iluminó.

–Claro, Camila ha hecho un presupuesto que tiene pensado invertir para éste proyecto, y
yo estoy a cargo. Así que prácticamente deben tener un salario alto por el arduo trabajo de
campo.

–¡Genial, yo...! Quiero decir, por supuesto que sí. Se lo diré a mi familia en éste momento.
Gracias, Luna.

Lauren asintió, mirando a la chica marcharse a la zona de nuevas viviendas que Camila
había mandado a construir recientemente.

De cierta manera, quería distraer su mente de los problemas que habitaban cada segundo
en la manada. De la situación de Matt, de la ausencia de Dinah, incluso de lo alerta que
estaba de Jennifer. Todo influía en su desconfianza y ansiedad.

Un fuerte ruido cortó el aire, parecía ser un cañonazo. El lugar quedó en un ambiente tenso
silencioso, y segundos después el caos se desató.

Gritos.

No. Eran alaridos.


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Todos corriendo en diferentes direcciones completamente aterrados. Intentando refugiarse.

Podía sentir sus propios latidos retumbando en su cabeza, y sus piernas ya se encontraban
moviéndose con rigidez. El primer instinto en su cuerpo fue buscar a Camila. El primer
pensamiento cabal. Lo más racional.

Se encontraba tan lejos...

Un segundo disparo cortó el aire.

Y los podía ver, como sombras que se escabullían sobre los árboles. Como demonios en
la oscuridad.

Cazadores.

CAPITULO 42

Se sentía atrapada. De pie en medio de un campo de batalla. No sólo estaban matando al


azar, se estaban llevando a los niños. ¿Por qué demonios hacían eso? Y mientras su cuerpo
le pedía a gritos refugiarse bajo el cuidado de su Alpha, su instinto la llevó a tener otras
opciones.

–¡No, suéltalo! –escuchó un desesperado alarido femenino.

De inmediato se giró a esa voz, descubriendo en el apuro en el que se encontraba la joven


madre. Uno de los cazadores intentaba arrebatarle de los brazos a su pequeño. La sangre
le hervía de enojo, pero ya no te impotencia. Y antes de siquiera analizarlo, ya se

encontraba corriendo en su dirección. El pequeño se zafó de las manos del hombre, justo
a tiempo para que Lauren lo derribase, ambos cayendo de bruces entre los caminos de
piedra.

Con un firme empujón de su cuerpo se volvió a poner de pie, notando que al cazador le
costaba volver hacerlo, tampoco es que se lo haya permitido, pues de inmediato le propinó
un golpe en el estómago que lo dejó sin aire y fuera de combate.

Soltó la respiración que había estado conteniendo, totalmente agitada. Ya no estaba en su


mejor condición.

Un fuerte golpe ensordecedor resonó detrás suyo, y se giró alarmada. Encontrando un


cuerpo más sobre el otro cazador, y a la Omega con quien antes hablaba; sosteniendo una
pala con manos temblorosa.

–Él te... iba a disparar por la espalda –intentó excusarse, mirando la sangre que se disipaba
por el suelo–. ¿Es... Está muerto?

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La chica se desarmaba de lo atemorizada que estaba, parecía que se iba a desmayar en
cualquier segundo, la pala se le resbaló de las manos cayendo a sus pies, y cubrió su boca
con una mano. Lauren la tomó por los hombros, logrando que la Omega apartara la mirada
del cuerpo, y la fijara en ella.

–Tranquila, no lo está. Tranquila.

Sí que lo estaba, pero sabía que no podría lidiar con la idea de haber terminado con la vida
de alguien.

–¡Sam! –escuchó la infantil voz del niño a sus espaldas, y se apartó un poco para permitirle
que abrazase a la Omega, quien de inmediato supo que se trataba de su hermano menor.

–¿Por qué intentan llevárselos?

–No lo sé, pero escóndanse –ordenó. A lo cual ellos no añadieron más y corrieron en
dirección contraria al caos.

Lauren no perdió tiempo, la verdad es que no entendía esa estúpida táctica de ataque tan
repentino. Era obvio quien llevaba ventaja. Se dirigió con rapidez a su casa, observando
como Keaton se acercaba a ella con expresión preocupada.

–¿Se encuentra bien, Luna?

–¿Dónde está Camila?

–Salió a buscarla apenas escuchamos los cañonazos –respondió impasible–. Los


cazadores tienen algunos niños pero nuestros hombres los esperan en los extremos del
territorio para impedir que se los lleven.

Tiró de su cabello desesperada.

Un mal presentimiento le oprimió el pecho apenas repitió en su cabeza lo que el hombre le


había dicho.

–¿Y Sofía?

Keaton puso los ojos en blanco.

–La dejé en su habitación, le dije que no saliera –su voz había sonado poco convincente, o
como si realmente estuviese arrepentido de haber hecho eso–. Debería seguir ahí...

–¡Se suponía que tú la cuidabas! –le reprochó furiosa, y ambos se dirigieron a la familiar
puerta de madera con un peculiar tallado de flores. Keaton intentó abrirla, pero al ésta estar
con llave, optó por darle una firme patada–. ¿Sofi?

La llamó apenas la puerta se abrió, dejando ver todos los dibujos de mariposas hechos
trizas por todas partes, las cortinas rasgadas, y los vidrios de la ventana rotos.

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–¡Joder! –gruñó para sí, golpeando la pared molesta.

–Eres una traidora.

Se giró sobresaltada al momento en que Michael Jauregui disparó la ballesta, la flecha


atravesando el hombro de Keaton, quien con un gruñido cayó al suelo. Estaba paralizada,
sumida en el recuerdo que le causaba estar de nuevo frente a su padre, y la razón principal;
sujetaba a Sofía. La pequeña hacía muecas de dolor por la brusca manera en que el
cazador la tenía tomada por el cabello, como si tan solo se tratara de algún animal que
acababa de matar. Pero no lloraba, y mantenía ese contacto visual fijo en Lauren. Por
supuesto, confiaba en ella. Confiaba en que no dejaría que la lastimasen.

Soltó un suspiro tembloroso, sin intentar hacer algún movimiento brusco que lo incitara a
lastimar a Sofia.

Ella podía mantener esta situación en control, sólo así su subconsciente se abstendría a no
llamar desesperado a su Alpha en busca de ayuda.

–Pagaré las consecuencias –dijo al fin, sin titubear.

Él la miraba serio, casi burlesco.

–Después de lo que nos han hecho –gruñó entre dientes, sin bajar el arma apuntándola
directamente a la cabeza–. Después de lo de tu madre... nos haces esto.

Si quiera escucharlo hablar de Clara le causaba una iracunda ira, él no tenía idea de nada.

–Mamá solo quería protegernos...

–¡¿LO VES?!

Pegó un pequeño sobresalto por el grito, él ya no era ni la mitad del hombre que recordaba.
Parecía tan deshecho, y diminuto. Incluso se atrevería a añadir asustado. Pero la ballesta

en su mano la contradecía. Pero no le apuntaba con la seguridad con la que le disparó a


Keaton, la sostenía con lágrimas en los ojos.

–Ellos te han metido ideas, Lauren –a este punto, su voz estaba completamente rota. Entre
palabras ahogadas–. No piensas con claridad, esa maldita Alpha te apartó de mi lado, de
nuestro lado... Has olvidado quien eres... eras mi pequeña... eras...

–Aún lo soy –intentó razonar, dando un paso hacia él con lentitud–. Aún estoy aquí, papá.

–No, tú los elegiste a ellos sobre mí –vociferó enojado, señalando a Sofi


momentáneamente.

–No, no es verdad. Suéltala, es sólo una niña. Tienes razón, estar tanto tiempo aquí me ha
afectado más de lo que pensaba... sólo... déjala a ella. Iré contigo. Haré lo que quieras.

Michael tragó con pesadez, respirando hondo; aliviado.


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De reojo podía notar a Keaton moverse en el suelo, totalmente consiente. El hombre hizo
lo que le pidió, su mano aflojó el agarre en la pequeña, quien en el momento corrió fuera
de la habitación.

–¿Volverás? ¿Vendrás conmigo a casa?

Asintió.

–Sí –susurró.

El arma cayó, y se sorprendió al verse envuelta en un paternal abrazo. Sus brazos la


rodearon desde el cuello, estrechándola con nostalgia, escondiendo su rostro entre el
cabello de su hija. Un escalofrío recorrió el cuerpo entero de Lauren, no encontraba la fuerza
para devolvérselo: esto no era nada natural, no recordaba si quiera que en algún momento
de su vida hubiese recibido ese tipo de cariño por parte de él. Estaba desesperado.

–Temía que al llegar aquí tuviera que cumplir lo que ellos me mandaron, hacerte pagar el
precio de la traición a la comunidad. Pero ahora podemos resolverlo –expulsó el aire por la
boca, sollozando–. Les diremos que todo es un malentendido, que te tenían aprisionada,
que nada estaba planeado.

Lauren cerró los ojos con fuerza, las lágrimas salían imperceptibles, y se permitió volver a
asentir una última vez más. Ambos se deslizaban con lentitud hasta el suelo, y sólo así se
dio cuenta de que Keaton ya estaba de pie nuevamente, con la flecha ahora en su mano.

El chico se la extendió con una mirada solemne, dándole a entender lo que debía hacer.
Pero ella no se sentía con la capacidad de hacerlo, no se sentía con la energía de hacer
más nada. Sí, él era su padre, pero después de que Clara se marchara se convirtió en un
desconocido.

–Papá –sus ojos se dirigieron a la puerta, donde Chris la miraba con una mezcla de
preocupación e incredulidad.

El joven se acercó donde ellos, justo detrás de Michael, quien en ningún momento había
levantado la cabeza del hombro de Lauren, como si supiese lo que querían hacer pero no
ponía resistencia alguna. Él también lo quería.

–Tranquila. Lo haré yo.

Lauren miró en otra dirección cuando su hermano tomó la flecha.

Con un empujón de su cuerpo, se puso de pie. Michael no se opuso a sus acciones, todo
lo contrario, mantenía la mirada baja.

No se quedó a ver a Chris tomar la ballesta y cargarla una vez más. No podría ver tal cosa,
sólo salió de la habitación.

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Insideofmysoul
Su cabeza se encargó de vagar años atrás, sumiéndola en ahogados recuerdos que creía
perdidos. Sobre su familia, cuando Clara estaba en casa, cuando sólo eran los tres. Antes
de que siquiera Chris estuviese planeado. Cuando hacían improvisadas tardes de picnic a
las orillas de la comunidad, y Michael la llevaba sobre sus hombros.

Escuchó el arma dispararse, pero no derramó ni una lágrima; sabía que su verdadero padre
se lo había llevado Clara la noche que se marchó, dejando a cambio a ese extraño en casa
a su cuidado.

Sintió una consoladora mano en su hombro, y su rostro se giró para encontrarse cara a
cara con Keaton. Él chico le dio un leve apretón, y rápidamente captó la indirecta.

–Vamos por Camila.

☾*☽

La pequeña Sofía se escabullía entre árboles, siguiendo el familiar aroma de su hermana


mayor. Su instinto de Omega saliendo a flote, era sencillo para su avanzado olfato seguir
la emanación de Alpha.

Se detuvo arrebatadamente, observando unos cuantos movimientos a algunos metros de


distancia. Su primer impulso fue esconderse, observando a una prudente distancia, hasta
lograr distinguir de quien se trataba. Era Camila.

Con una alegría propia de una niña, corrió hacía ella.

–¡Mila!

–¡No, Sofi!

Tarde fue que la pequeña se dio cuenta de que su hermana estaba atrapada en alguna
sofisticada red de cazador. Las metálicas cuerdas se envolvían a su alrededor como
serpientes atrapando a una presa, cortando la piel por donde rozaba. La tenía adherida al
suelo, y el más pequeño movimiento de su cuerpo era doloroso. Los brillosos ojos de la
Alpha en su hermana solo representaban lo asustada que estaba ahora, no por ella, sino
por la pequeña de quien se sentía totalmente responsable.

–Tranquila, yo te ayudo –susurró Sofi, acercándose decidida.

–No –gruñó la Alpha, cerrando los ojos con fuerza ante el ardor en sus heridas abiertas–
. Vete. Ellos ya vienen, te atraparán.

–Pero eres mi hermana –lloriqueó confundida.

Camila suspiró, frustrada.

–Lo sé, ya lo sé. Por eso necesito que huyas... ve por ayuda. ¡Ahora!

Sofi asintió frenética, y comenzó a correr una vez escuchó el sonido de muchos pasos
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Insideofmysoul
acercándose a esa zona.

Camila se revolvió frenética una vez los notó rodearla con superioridad, como sí hubiesen
cazado a la criatura más peligrosa jamás vista, y querían poner su cabeza en una pared
cual trofeo.

–No eres tan fuerte ahora, ¿oh sí?

El hombre le puso un pie encima, obteniendo la aprobación de sus compañeros entre risas.
No contó con que la Alpha lo derribaría mucho antes de que él si quiera cantara victoria, se
liberó de la red; y se abalanzó sobre el cazador. Sus garras atravesaron sus brazos y pecho,
hecha una furia. El hombre gritaba con desespero, todos intentando fallidamente quitarle a
la chica de encima. Sólo fue hasta que uno de ellos disparó, que Camila logró quedarse
quieta.

☾*☽

Ambos se dirigieron a la devastada manada, quien aún seguía totalmente aterrada por el
momentáneo ataque, había cuerpos esparcidos en todas partes, tanto de licántropos como
de cazadores. Su desesperación crecía conforme intentaba identificar a alguien, buscando
a Camila con impaciencia, aferrándose a la idea de no dirigir su atención a los cuerpos y
que se trate de ella. Pero no, sabía que estaba viva, por más absurdo que sonase; lo sentía.
Y no sólo por la mordida en su cuello.

–¿Dónde está la Alpha? –cuestionó uno de los guardias.

Al parecer, la pregunta fue la que rompió la tensión del momento.

Todos comenzaron a salir de su escondite, reconociendo inmediatamente a Lauren y


acercándose a ella. Tragó saliva con pesadez, estaba siendo rodeada, terriblemente
intimidada por las miradas interrogativas y acusadoras.

–Y-Yo... –comenzó a explicarse entre incoherentes balbuceos–. Yo no...

–¡Luna! –una familiar vocecilla infantil se hizo escuchar, atravesando a todos con una
agilidad singular. Sofía estaba sin aire, deteniéndose frente a ella–. Tienen a Camila, tienen
a mi hermana. Quieren llevársela.

La boca de Lauren se secó, sus manos se enredaron en su cabello con inminente irritación.
Sus mejillas enrojecieron del enojo, ardiendo de la rabia contenida. No, eso sí que no lo
permitiría.

–¿Dónde? –preguntó ella, autoritaria.

Sofia se giró, apuntando con su dedo índice la dirección en la que ella había llegado.

–Al norte.

–Bien.
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Insideofmysoul
Todos se quitaron del camino para dejarla pasar, y todo lo contrario a lo que ella creería,
incluso algunos la siguieron dispuestos a ayudar. A excepción de una conocida bruja que
le obstruyó el paso, y sostenía a un niño en brazos.

–¿Estás loca, Jauregui? Esto no es un maldito entrenamiento, ¡podrías morir ahí!

Troy se le unió, apoyando a su mate.

–Ally tiene razón, deja que la guardia se encargué –le oyó mascullar, con tono nervioso–
. Verás que Camila estará aquí tan pronto como...

–No –irrumpió decidida, con una expresión impasible.

Intentó volver a avanzar pero ésta vez incluso Normani le impidió continuar.

–No seas estúpida, Lauren. Haz caso.

La chica soltó una risa irónica, tallando con fuerza sus ojos para evitar las emociones que
en cualquier segundo se desbordarían por sus ojos.

–¿Qué no sea estúpida? –gruñó irritada, mirando a sus amigos incrédula–. Amo a Camila,
la amo con cada parte de mí ser. Estoy completamente unida a ella en todos los sentidos,
y estoy dispuesta a poner mi vida en peligro por la de mi mujer. Y sí eso es ser estúpida,
entonces créeme que no me importa una mierda. ¡Ella haría exactamente lo mismo por
mí! –respiró con dificultad, recobrando el aire. Su corazón se oprimió, y su mano se dirigió
a la zona en su pecho para apaciguar el dolor–. La puedo sentir, ¿sí? Y está tan
jodidamente asustada como yo... Sólo la quiero conmigo.

Ya había perdido la paciencia, ellos no entendían ni una mierda.

Nadie más que Camila podría entenderla a la perfección.

CAPITULO 43

–Más vale que enserio sea ella.

Tragó con fuerza, conteniendo un quejido de dolor. Sus ojos se entreabrieron, cansados y
confusos, sumergida en una extraña oscuridad. Su cuerpo estaba entumecido, pero sabía
lo que había sucedido; alguien le había disparado. Intentó volver a respirar, pero el dolor
volvía con cada bocanada tan doloroso e insistente cada segundo. Su pecho subía y bajaba
con desesperación, intentó tocar su costado que sentía arder debajo de su ropa desgarrada,
pero sus manos, piernas y cualquier extremidad peligrosa en su cuerpo se encontraba
perfectamente atada, el intenso y penetrante aroma de su propia sangre le nublaba los
sentidos. Estaba inmovilizada. No sanaba, ¿por qué no estaba sanando?
236

Insideofmysoul
–Lo es, no hay duda de que se trata de una Alpha.

Las voces eran tan molestas, sin sentido y lejanas. O eso pensaba, hasta que el rechinido
de una compuerta abriéndose la cegó momentáneamente, la luz entrando por la abertura
siendo demasiado para sus ojos. Incluso la brisa fresca de la madrugada le revolvía el
estómago, y escocía en la herida.

Las siluetas en la puerta se miraron.

–La quiero viva.

–Pero no llegara, y sí le quitamos la bala su cuerpo comenzara a sanar –objetó la otra voz.

Intentó levantarse, de verdad que lo hizo. Su cuerpo se giró, dejando una mancha de sangre
a su paso. Tan pronto como lo hizo, logró ponerse de rodillas.

–Ha estado haciendo lo mismo todo el camino. Es muy terca –informó el mismo hombre.
Se adentró a la desconocida cabina, y tomó una vez más la misma vara electrificada.

–No, es una Alpha.

En el momento en que la punta hizo contacto con la piel de Camila, le atravesó una corriente
por todo el cuerpo, como sí miles de cuchillos le traspasaran la piel con una sincronía
escalofriante. Cómo sí la hubiesen sumergido en agua casi congelada. Gritó con dolor, tan
fuerte y ahogado.

–Pero tienes razón, a éste ritmo no logrará llegar con Jennifer.

–¿Qué propone, Beta Henri?

Él hombre sonrió.

–Sáquenle la bala, del resto me encargo yo.

☾*☽

Lauren gritó de nuevo, retorciéndose de dolor entre las sabanas.

Ally compartió la misma mirada de preocupación con Taylor, ambas intentando reconfortar
a la ojiverde. La guardia en varias ocasiones hizo el ademan de acercarse a ofrecer su
ayuda, pero no había nada que ellos pudieran hacer.

–¿Qué sientes, Lauren? –volvió a preguntar Ally, dándole un suave apretón en su brazo–
. ¿Qué pasa con Camila?

La chica se quedó quieta unos segundos, teniendo cortos espasmos en su cuerpo,


temblando, aunque no de frío, pues estaba cubierta en sudor. Sus dientes chocaban entre
sí, y su mano pasaba constantemente por su adolorida marca.

–Duele –gruñó suavemente, apretando con fuerza los ojos–. La... están... tortu-rando...
237

Insideofmysoul
–¿Qué esperas Ally? –se acercó Normani, totalmente confundida por lo que la bruja
intentaba hacer–. Es demasiado para ella, duérmela. Es una humana.

–Silencio, Mani –la calló la pequeña, volviendo su atención a Lauren–. Lauren, debes
concentrarte en su lazo. Camila y tú tienen una conexión única, puedes hacerlo... –la chica
volvió a cerrar los ojos, sintiendo otra corriente atravesarle el cuerpo. Otro grito cortó el aire,
y eso solo inquietaba más a los guardias–. Lauren, tranquila. Sólo escucha mi voz.
Concéntrate en Camila, recuerda como es ella... recuerda cómo te sientes estando con ella,
cada pequeño detalle... recuerda la noche que te marcó...

Lo hacía, intentaba apartar de su mente cualquier dolor ajeno a ella, y se enfocó en esa
noche. La manera en que cuidó de ella. Como la sujetaba, y se sentía en el lugar más
seguro en todo el mundo, no había punto de comparación. El ligero ardor en el momento
de que sus colmillos perforaron la piel en su cuello, la manera en que todo su ser se
entrelazaba al suyo de la forma más pura y mágica. Sus latidos acelerándose, sus
respiraciones sincronizándose. Se sentía dentro de ella. Se sentía en el cielo. Se sentían
como sólo una.

Al abrir los ojos, ya no estaba en el campamento improvisado que habían hecho con el
grupo de búsqueda, ya no tenía a Taylor sujetando su cabeza entre sus piernas ni a Ally
intentando calmar el dolor a su lado. O a Normani frente a ella insistiendo que no era lo
suficientemente capaz de lograrlo por ser humana. Pero ahora ahí estaba, viendo a través
de los ojos de Camila. En su cuerpo.

No podía moverse, estaba paralizada. Pero podía sentir el ajetreo de lado a lado, y el sonido
de un motor. Estaba en la zona de carga de un camión.

–Se están moviendo, la llevan en un camión –informó sin aliento, siendo consciente de que
sus amigas la estaban escuchando.

–Intenta ver más, Lau. Algo que nos diga su ubicación precisa.

Asintió, volviendo a poner atención a lo que la rodeaba. Para su suerte, Camila se giró de
una manera brusca, intentando soltarse del amarre en sus manos. Sus pies descansaron
en una de las paredes de madera, comenzando a dar golpes desenfrenados.

–¡Henri! ¡Te voy a cortar la garganta, maldito desgraciado!

Su corazón se apretó en su pecho al escucharla pronunciar ese nombre. Y unos segundos


después una pequeña apertura se abrió, dejando ver el frente del camino; la carretera.

–Hay montañas, veo montañas –dijo rápidamente, antes de que unos reconocidos ojos
oscuros le obstruyeran.

–No creo que estés en posición de amenazarme, Cabello. Te recuerdo que en el camión

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Insideofmysoul
de atrás hay muchas vidas inocentes que trajimos de tu manada, y sí quieres que sus
corazones sigan latiendo será mejor que aprendas a mantener la boca cerrada.

–¿Crees que con ayuda de una bruja lograrás hacerte Alpha y liderar mi manada? Jennifer
no hará nada sí no le das algo a cambio.

–Le estoy entregando a la Alpha de la manada más grande de la región. Eso será pago
suficiente.

–Eres tan ingenuo y estúpido –escupió Camila, sintiendo el sedante que le habían inyectado
comenzando a surtir efecto–. Hay razones por las cuales no cualquiera llega a ser Alpha.

–¡Dije que cerraras la boca!

–¿Qué? ¿Te duele escuchar la verdad? Pues te diré, que incluso la mujer que tienes como
mate ah de estar en... cualquier lugar del mundo... y afortunadamente, jamás la conocerás...
Seguro es... feliz con alguien más.

Podía sentirla perder la consciencia lentamente, y justo en el momento en que Henri se


apartó de la rejilla, logró ver algo más.

Camila cayó inconsciente, y ella volvió a su cuerpo. El vértigo y el mareo fue demasiado, y
terminó teniendo arcadas, vomitando a su lado.

–No puedo creer que lo lograras –balbuceó Normani, todos con la misma expresión de
asombro en sus rostros–. Yo... jamás vi nada igual.

–Debes tener fe, amiga –rió Ally, sin dejar de sonreírle a Lauren, quien aún parecía intentar
volver a adaptarse a su propia entidad. Bastante desinhibida–. ¿Qué más viste, Lau?

La ojiverde tragó saliva, sentándose lentamente.

–Un molino, había... un molino a la orilla de la carretera –dijo, y por la expresión de la bruja,
sabía que no sería difícil deducir el lugar–. Henri está involucrado en esto. Encabeza el
grupo de cazadores.

–¡Sabía que ese desgraciado planeaba algo! –irrumpió Troy, golpeando un roble con
fuerza.

Ally le tomó del brazo antes de que volviera a atestarle otro puñetazo.

–Sí están en el camino que creo es, sólo pueden ir a un solo lugar. Debemos irnos ya antes
de que sea demasiado tarde. Antes de que lleguen con Jennifer.

☾*☽

Sus ojos se abrieron con una lentitud dolorosa. Se sentía mareada, débil, fuera de su papel
de Alpha. Afuera estaba oscuro, y sólo lo sabía porque alguien había abierto la compuerta
trasera. Era una chica.
239

Insideofmysoul
Se relamió sus propios labios resecos, pues podía oler la carne, y casi saborearse el agua
que la cazadora traía consigo. Parecía que se habían detenido para cenar algo y dormir
todos. Pues notaba el resplandor de una fogata al fondo.

–Hola, Alpha –susurró intimidada, subiendo en silencio y a hurtadillas al camión. Camila se


encogió más, temerosa de que ésta tomara la reconocible vara electrificada–. Mi nombre
es June, no te preocupes, quiero ayudar.

–¿Ayudar? –repitió confundida, frunciendo el ceño–. ¿Por qué?

La cazadora suspiró cansada, y le ofreció su sonrisa más amigable.

–Porque Lauren es nuestra amiga, y tú eres su mate.

–¿Nuestra?

–Mía y de mi hermano James, éramos inseparables en la comunidad. Pero ahora que


ambas se encontraron no permitiremos que se separen –la chica le acerco una botella de
agua a los labios de Camila, la cual al principio puso mala cara en clara desconfianza, pero
cedió debido a lo sedienta que se encontraba–. No te preocupes por los niños en el otro
camión, nos tienen a cargo de ellos y no permitiremos que nada les ocurra, despreocúpate.

Camila asintió, quitándose un peso de encima.

Suspiró, recibiendo otro trago de agua, y un pedazo de carne en la boca.

–¿No están arriesgando demasiado ayudándome a mí? ¿Y sí los descubren?

–Entonces será por apoyar una buena causa, sabemos que es lo correcto. Y no importa el
frívolo pasado de James y Lauren, ambos mantienen la amistad aun así. Sabemos que ella
haría lo mismo por nosot...

–¿Mantener la amistad aun así? –la interrumpió confundida, con una expresión
indescifrable en el rostro que le causó un escalofrío a June–. ¿Qué quieres decir con eso?

–Nada –se adelantó a responder–. Nada, no fue nada en realidad. Éramos jóvenes y no...

–¿Ellos estaban juntos?

La sola idea de imaginar a Lauren con cualquier otra persona la enfermaba, no podía
hacerlo. Era inconcebible. Lauren era suya, sólo suya. Incluso antes de que ella siquiera lo
supiera.

–Sólo fue muy poco tiempo en realidad –explicó June nerviosa, sabiendo que había
cometido la mayor metedura de pata. No hablaba con un licántropo cualquiera, estaba
hablando con una Alpha–. La verdad, ni siquiera creo que hayan tenido sexo.

Debía aprender a cuando mantener la boca cerrada.

Justo ahora quería darse de cabezazos contra la madera. La mirada de Camila se mantuvo
240

Insideofmysoul
fija en un punto en la nada, totalmente inexpresiva. Su mente creando imágenes que su
subconsciente intentaba negar y apartar lejos.

–Te veré mañana, Camila. Enserio perdóname, te juro que no fue mi intensión.

No, por supuesto que no lo fue. Seguro que no lo fue. ¿O sí? Quizás James había enviado
a su hermana para eso, para hacerla dudar, para hacerla enfurecer. No. No. Debía
tranquilizarse, había sido hace mucho tiempo, la misma June lo dijo, y ahora eran buenos
amigos.

Buenos amigos...

Pero su Alpha decía otra cosa, le gritaba otra cosa. Creaba la viva imagen de ese chico,
poniendo sus labios sobre los de su Luna, él tomando su mano, él haciéndola reír.

No. Lauren ahora estaba con ella.

Ahora la había encontrado a ella.

Ahora la quería a ella.

¿O no?

¿Cómo podía siquiera haber estado con alguien más?

Desde pequeña, Camila sabía que tenía a su alma gemela aguardando por ella. A su mate.
A su amor de por vida. Y siempre la esperó. Siempre con altas expectativas, incluso siendo
mayor, jamás aceptó alguna propuesta indecisa ni por diversión ni por abuso de su poder
como Alpha. Siendo fiel incluso antes de conocer a Lauren.

Pero sabía que no podía culparla, ambas crecieron en diferentes circunstancias. Diferentes
familias, diferentes lugares con creencias totalmente distintas en cada aspecto. No había
punto de comparación.

Pero se sentía tan sola.

Y la extrañaba tanto.

☾*☽

–Fuera –escuchó la misma voz de Henri, y la luz golpeando su rostro de frente con una
molestia excesiva–. Levántate.

No podía, la cabeza le pesaba tanto. Ni siquiera era consciente de haber dormido por la
noche. El sedante que le habían inyectado era para dormir a un caballo, era demasiado
para ella.

Sintió brazos sujetándola por sus costados para bajarla del camión, y rápidamente identificó
las suaves manos de June, y del otro lado, un joven con apariencia extrañamente idéntica
241

Insideofmysoul
a la chica.

James –susurró una parte de su subconsciente.

Su primer instinto como Alpha posesivamente rencorosa fue apartarlo.

–Yo puedo sola –balbuceó entre dientes, desafiando al joven con la mirada.

James pareció confundido al principio, y su pobre intento de caminar solo causó burlas
entre los cazadores.

–No seas terca, Camila. Déjanos ayudarte –insistió June con voz suave, a lo que Camila
asintió, permitiendo que la chica le ayudase pasando su brazo por sobre sus hombros.

Pero no podría decirse lo mismo de James, pues apenas el cazador intentó poner una mano
en su costado, Camila lo apartó nuevamente con un grave y profundo gruñido de Alpha
territorial. Tan intimidante y poderoso como siempre.

Henri se permitió llevarla casi a rastras a los pies de quien jamás espero volver a ver.

El rostro de Jennifer estaba tan desfigurado que fácilmente no la reconocería de no ser por
la brillante y reconocible joya que colgaba de su cuello. Ella le había hecho eso. Y estaba
segura que no la dejaría irse sin pagar con la misma moneda.

–Que gusto tenerte aquí, Camila. Creo que la última noche que nos vimos no terminó bien
para ninguna de las dos.

CAPITULO 44

–Llévenla arriba, me encargaré de ella luego –instruyó Jennifer.

June le dirigió una cómplice mirada a su hermano, quien asintió inmediatamente. Ambos
tomando a Camila por los costados cuidadosamente. Dirigiéndose al viejo molino.

–¿Aquí es donde vives ahora? ¿Entre sucia paja y telarañas?

Jennifer volvió su vista a Henri.

–Sólo por ésta noche, cariño.

Le hizo una vaga seña con la cabeza para que la siguiese, entrando después de James y
June al molino. Henri exhaló el aire con nerviosismo, abrigándose más para disimular el
miedo que le causaba la Bruja, y la situación en la que se había metido. Les dio una rápida

mirada a los cazadores a sus espaldas, y éstos entendieron la indirecta. Y pronto se


encontró a solas con Jennifer.

–Teníamos un trato –espetó Henri entre dientes.

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Insideofmysoul
Jennifer rozó la Joya que tenía por colgante, la cual brillaba esplendorosamente. Los ojos
volvieron al Beta, quien parecía cada vez más frustrado por la bruja, lo cual le causaba
mucha gracia.

–Sí, lo teníamos.

–Tú dijiste que me convertirías en Alpha sí yo te traía uno. Sí te traía a Camila.

–Lo hice –volvió a confirmar burlesca.

Henri golpeó con una fuerza ímproba la pared de piedra, mirando a la bruja furioso.

–¡Responde maldita sea!

–Demonios, Henri. Tienes un serio problema de ira –rió Jennifer, mordiendo su labio a
propósito–. Sí, teníamos un trato. Pero yo no fui quien lo rompió primero, cariño.

Henri palideció.

–Dime, despreciable Beta –pronunció Jennifer, acercándose amenazante al hombre que ya


retrocedía con cada paso hacía él–. ¿Cómo es que los cazadores accedieron a ayudarte?
¿Cómo les pagarás éste favor? No posees riquezas, ni autoridad, mucho menos poder.

La mirada de la bruja lo escrutaba con ojos entrecerrados, penetrando en sus


pensamientos. El nerviosismo del lobo inmediatamente salió a flote, frías gotas de sudor
resbalaban por su frente en el momento en que su mirada vagó por una fracción de segundo
a un punto fijo en el cuerpo de la Bruja.

Jennifer lo supo de inmediato.

–¿La Joya? –cuestionó divertida, casi sorprendida–. Por supuesto que sí, es lo único que
ellos buscan. Querías que yo matara a Camila por ti, hacerte Alpha, y matarme a mí para
conseguir la Joya. Y ser el nuevo Alpha de Dark Moon. Que ingenioso, Hansen. Realmente
creía que eras un idiota bueno para nada.

La ira en el rostro de Henri era rebosante. Sus puños se apretaron con enojo, e incluso
mordía su propia lengua para acallar cualquier insulto que estaba por salir. Jennifer era
demasiado peligrosa con la Joya, y no era tan idiota como para confrontarla con ella.

–Voy a asesinar a todos, y cada uno de los acompañantes que has traído contigo.

–¿Y qué harás con los niños de la manada?

Jennifer convirtió una mueca en una ladina sonrisa.

–Ese no es asunto tuyo.

No, no lo era. Y francamente no le interesaba. Seguramente se trataba de algún ritual o


hechizo que necesitaba sacrificios, que los quemara, los regalara, que hiciera con ellos lo
que le venga en gana. Pero él los había traído, y quería su paga.
243

Insideofmysoul
–¿Y qué me darás por ellos? Sé que trayendo a Camila y a los Cazadores perdí mi
oportunidad de ser un Alpha, pero quiero mi paga por esos niños.

La bruja soltó una lúgubre carcajada, que resultó ser escalofriante con su nuevo aspecto
sombrío. Ni siquiera podía hacer contacto visual con ella, con la oscuridad en esos ojos,
pues los zarpazos en su rostro no parecían estarse sanando, estaban más frescos que
nunca, Camila enserio le había desfigurado el rostro aquella noche por lo que había
escuchado.

–Bien, al parecer no eres tan estúpido –murmuró divertida, acercándose a pasos cortos y
expectantes. Henri tragó saliva con fuerza, intentando esconder su nerviosismo–. Huye.

Frunció el ceño confundido.

¿Huir?

–¿Qué? –susurró incrédulo.

–Esto intentando no ser una perra. Te estoy pagando con tu vida, te estoy dando la
oportunidad de huir. Corre, corre muy lejos de aquí, porque sí yo no te mato primero; tus
nuevos amigos lo harán.

Demonios, tenía razón. Cuando ellos sepan que la bruja no lo convirtió en Alpha como
estaba planeado, sabrían que no tenían ninguna oportunidad para conseguir la Joya, y
terminarían volviéndose en su contra. Ya no les serviría. Nada había funcionado. Jennifer
tenía razón, debía largarse cuanto antes.

–Me saludas a mi hermanita –fue lo último que escuchó decir a la bruja, antes de que saliera
del molino por una ventana trasera, contraria a donde todos lo esperaban.

Se aseguró de que nadie estuviera cerca, y en un rápido movimiento de cabeza, logró hacer
contacto visual con alguien en el segundo piso de la débil estructura del molino. Era James,
mirándolo con asco contenido. Por un segundo creía que lo iba a delatar con los demás
cazadores, pero sólo se quedó ahí, callado, observándolo. Suspiró con profundidad, y
empezó a correr en la misma dirección que por donde habían llegado.

–Jennifer matará a todos –susurró June, llegando a la cima de las escaleras en silencio
para evitar ser escuchada. Camila estaba apoyada contra la pared, sentada sobre un
manojo de paja, giró ligeramente la cabeza hacía el sonido de la voz, pero sus ojos estaban
cerrados, con todas sus extremidades paralizadas por la cantidad de sedantes–. Y el
cobarde de Henri se ha ido.

–Lo sé –respondió James en la ventana–. Lo acabo de ver huyendo.

–Debemos sacarla de aquí, James. No sé qué es lo que la bruja quiera hacerle o...

–¿Hacerle a ella? –susurró James, pasando sus dedos entre su cabello con ansiedad–. Ese
no es nuestro problema, June. A nosotros nos cortará la cabeza, y la pondrá en su pared

244

Insideofmysoul
como trofeo sobre su chimenea. ¡Y yo no quiero morir aún!

–James, debes tranquilizarte –advirtió su hermana.

Él chico estaba alzando la voz cada vez más en su ataque de pánico.

–¡No puedo! En realidad no... no puedo ni respirar...

–¿Quieres bajar la voz? –insistió.

–¿Ya viene? Hay que salir por la ventana, podemos saltar, podemos...

La fuerte bofetada que le propinó June a su hermano al fin logró que reinará el silencio,
trayéndolo a la realidad. El chico se sostuvo su propia mejilla enrojecida
momentáneamente, apenas consciente de lo que había sucedido.

–Demonios, gracias –gimió Camila en el suelo sin aliento, con una expresión de alivio. Sus
ojos se entreabrieron lentamente, enfocando a los hermanos que la miraban expectantes–
. No entiendo como Lauren salió con alguien como tú.

De inmediato June se interpuso al notar a James enfurecer ante el comentario.

–¿Alguien como yo?

–Chicos, no es momento de discutir ahora –interrumpió June.

–Tú sólo eres una mascota para ella –siguió James, totalmente fuera de sí–. ¿Mates?
Ustedes están locos, ella estaría conmigo de no ser por esa noche que te dio por
proclamarla como tu Luna. Ella sólo está contigo porque te teme, Alpha.

–James, para –advirtió June en voz baja, Camila parecía enrojecer con cada palabra, y eso
motivaba más al chico.

El enojo era el incentivo que necesitaba.

–No es verdad –gruñó entre dientes, intentando ponerse de pie, pero cayendo al instante.
Era demasiado, se sentía en un sueño, todo giraba a su alrededor.

–Debiste ver lo feliz que éramos antes de que la enviaran a esa jodida misión, y te
interpusieras entre nosotros.

Aunque Camila se mostrase furiosa, ambos hermanos podían notar el dolor que le causaba
escuchar esas palabras. June miró a James, y supo de inmediato lo que el chico intentaba
hacer. Quería que Camila se recuperara del sedante más rápido, sólo ella era capaz de
enfrentar a Jennifer, pero debía estar en todos sus sentidos.

–No, ya basta –gruñó una vez más, grave y desesperada. Dejó caer la mirada hacía sus
propias manos, las cuales comenzaron a sangrar gracias a la fuerza que aplicaba en sus
puños–. Ya basta, por favor.

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Insideofmysoul
James suspiró derrotado.

–Lo siento –dijo con voz suave, pero no obtuvo respuesta.

Camila se encogió en su lugar, adolorida, nauseabunda, desinhibida por el hambre y el


cansancio. Sus brazos rodearon sus propias piernas, y su pecho se oprimió una vez
escuchó los primeros disparos fuera del molino, y los desgarradores gritos de los cazadores,
algunos pidiendo piedad de la bruja.

–No, Lauren –lloriqueó asustada, como un pequeño cachorrito asustado. Cerró los ojos con
fuerza, intentando despertar de la pesadilla en la que se sentía–. Lauren. Lauren. Mi
Lauren.

Repitió una y otra vez. Como si fuese la solución a todo, como si eso hiciera que volviera a
casa.

James se sentó junto a ella, abrazando a su hermana menor quien se refugiaba asustada
también en su cuello. Ahora seguían ellos.

☾*☽

El primer coche frenó arrebatadamente, seguido de los demás.

–Shh –alertó Troy, y todos guardaron silencio una vez bajaron–. ¿Escucharon eso?

–También puedo oler algo –concordó Keaton.

Lauren fue la primera en acercarse, con una expresión confusa en su rostro.

–¿Es Camila?

–No, Luna –negó un guardia, olfateando más el aire–. Es un Beta.

Y justo como si lo hubiesen invocado, Henri salió de entre la maleza, sin respiración, parecía
mirar atrás con una sonrisa triunfante, la cual se borró en el momento en que se giró para
encontrarse nuevamente con esos brillantes y muy enojados ojos esmeraldas.

–Oh, no –se quejó en voz baja.

Troy y Keaton se encargaron se sujetarlo, poniéndolo de rodillas e inmovilizando sus brazos


detrás de su espalda. Lauren era la Luna, ella es quien debía encargarse.

–La verdad es que no pienso perder el tiempo contigo –su voz sonaba firme y autoritaria, y
se sintió satisfecha de ver el miedo en los ojos del Beta.

Y el primer puñetazo dio justo en la nariz, sintiendo el hueso crujir en sus nudillos con el
impacto. Henri soltó un quejido adolorido, pero Troy y Keaton lo volvieron a enderezar.

–Eso fue por secuestrarme –espetó entre dientes, apenas recuperándose del primer golpe
para recibir un segundo, justo en la mandíbula–. Eso fue por intentar abusar de mí.

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Insideofmysoul
Henri la miró una tercera vez, escupiendo sangre directo al suelo de la carretera. Su rostro
no mostraba ninguna señal de redición o arrepentimiento, sólo un hombre aceptando lo que
se merecía. Las suaves manos de Lauren se instalaron en su rostro, la derecha por su
nuca, y la izquierda extendida en su cráneo. No titubeó ni un segundo, estaba segura de lo
que quería hacer. De hecho, lo quería hacer desde la primera vez que lo vio.

–Y esto es por Camila, idiota.

El sonido de su cuello rompiéndose la sobresaltó de sobremanera, más aún cuando ambos


chicos soltaron el inerte cuerpo sin vida de Henri. Jamás había hecho tal cosa, tan solo se
lo habían enseñado en la comunidad, pero no creía que realmente funcionara. No sentía
remordimiento, no podía sentir nada por él

Su mirada buscó la de sus amigas, y éstas asintieron en acuerdo. Henri se lo merecía.

Disparos comenzaron a cortar el aire, a una distancia ridículamente corta. El molino se


encontraba a unos kilómetros cerca de ahí, Camila estaba cerca de ahí.

☾*☽

–Váyanse...

June de inmediato negó con la cabeza. Por supuesto que no lo harían. Camila seguía
demasiado débil, y justo los disparos habían terminado.

–No lo haremos.

–Jennifer... me quiere a mí... –murmuró con dificultad, impulsando su cuerpo una vez más
hacía adelante para volver a ponerse de pie–...Yo intentaré darles tiempo... tomen el camión
con los niños y llévenlos de vuelta a la manada.

–¿Estás segura? –insistió James.

Camila lo miró impasible, con un ligero resplandor grisáceo en su iris.

–Corran.

Sinceramente, se sentía tan aturdida que ni siquiera notó sí ambos cazadores habían
bajado por las escaleras o se las habían ingeniado para descender por la ventana. El dolor
de cabeza era insoportable a cada segundo, con repetitivas punzadas en la cien.

Su visión se hacía borrosa, pero logró distinguir la silueta de alguien acercándose a ella,
con pasos largos.

–Sigo tan indecisa sobre qué hacer contigo, Camilita.

Jennifer.

–Quiero decir, ¿sabes acaso como me has dejado el rostro? ¿Tienes una idea de la clase
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Insideofmysoul
de hechizo que enmendará el daño? –rió la bruja, tomando el rostro de Camila con una

mano y estrujándolo furiosa–. Para eso son tus queridos niños, odiaría la idea de conservar
horribles cicatrices.

Sus uñas recorrieron la piel en las mejillas de la Alpha, sin encontrar ninguna imperfección
como las que ella le había dejado. Y eso solo la enfurecía aún más.

–Unos cuantos arreglos a tu rostro no vendría mal, un corte alargado por aquí, otro por
allá... Pero siendo sincera, no es divertido sí la señorita Luna no está para apreciar la obra
de arte que tengo planeada. Es una lástima.

Los ojos de Camila apenas y podían mantenerse abiertos, y eso sólo estresaba de
sobremanera a Jennifer. Ella quería que Camila estuviese totalmente consiente.

–O quizá sólo haga arder éste viejo molino contigo adentro –sugirió entretenida–. Tranquila,
me quedaré a ver hasta el último segundo, cuando tu carne se desprenda y tus huesos
sean cenizas. Pobre Lauren, deberá vivir sola y desahuciada criando a un bebé que ni
siquiera le pertenece.

Se quedó paralizada.

Sus ojos se abrieron exaltados, y la respiración quedó atascada en su garganta, con el


corazón en un puño.

¿Un... bebé?

Camila enmudeció, con la mirada perdida.

Lauren estaba embarazada.

–Mientes –fue lo primero que logró articular–. Estas mintiendo.

Jennifer sonrió, como si no pudiese creer la reacción de Camila.

Esto sí que sería interesante.

–¿Es que acaso no es una posibilidad?

Los ojos marrones brillaban en lágrimas contenidas, intentando aparentar indiferencia. Su


pecho se oprimió, dificultando su respiración.

–Uy, espera. Por más entretenida que encuentro ésta fascinante conversación, tenemos
visitas. Te dejaré atenderlas un minuto, ahora vuelto.

Camila frunció el ceño al ver como la bruja se giraba, y salía de ese piso con una inquietante
naturalidad. Sólo para que unos momentos después, escuchara fuertes y rápidas pisadas
subiendo las escaleras.

Ese aroma lo conocía a la perfección.


248

Insideofmysoul
Lauren estaba aquí.

CAPITULO 45

–¡Camila!

Sus brazos la rodearon desesperada, sosteniéndola contra sí. Camila le correspondió con
menos energía, maldiciéndose interiormente por ni siquiera poder mantenerse de pie por sí
misma. Las manos de su Luna le frotaban la espalda, proporcionándole un poco más de
calor. La necesitaba cerca, incluso más cerca de lo que ya estaban. Todo era insuficiente.
La había extrañado demasiado. Los labios de Lauren besaban su cabeza repetidas veces,
respirando agitada contra el cabello de su Alpha. Camila la estrechó más contra ella por la
cintura, intentando satisfacer su desesperación, cerciorándose de que realmente eso
estaba pasando, de que Lauren estaba ahí.

La debilidad volvió a ella al separarse, y reencontrarse con la profundidad que emanaba


ese color esmeralda, brilloso por las lágrimas que ya comenzaban a deslizarse por sus
mejillas, acompañada por una amplia sonrisa.

–Estás aquí –susurró Camila, y Lauren dejó salir una risita.

–Lo estoy, mi amor. Venimos por ti.

Camila tragó saliva con dificultad, al fin notando la presencia de Ally y Normani detrás de
Lauren. Y a algunos lobos cerca de ellas resguardando la entrada al molino.

Negó con la cabeza, cerrando los ojos con cansancio.

–Jennifer... está aquí.

–Lo sé, Camz. Por eso debemos salir cuanto antes.

La Alpha volvió a negar, insistente.

–Ya... está aquí.

–Mani, ayúdame a levantarla –pidió Lauren, suplicándole a la vampira con mirada.

La chica se acercó vacilante, parecía bastante alerta a cualquier sonido a su alrededor.


Pero antes de que si quiera pusiese una mano encima de Camila, una fuerza mayor a la
suya la lanzó al otro extremo de la habitación, con suerte cayendo sobre un montón de paja
que fácilmente la enterró. Jennifer estaba a en la entrada, o eso fue lo último que los ojos
de la Alpha vieron antes de que se cerraran forzosamente, y poco a poco, su cuerpo
empezaba a ceder.

Escuchó un suave quejido de Lauren en su oído, quien con delicadeza la ayudaba a


recostarse en el suelo, inclinándose sobre ella para besar su frente con dulzura.

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Insideofmysoul
Camila entrabrió los ojos cuando la calidez del cuerpo de Lauren ya no estaba envolviéndola
más, trayendo el frío con ella. Temblores y nauseas.

–Lauren –la llamó suavemente, la quería con ella, a su lado.

–Ya basta, Jenny –se interpuso Ally, rompiendo la intensidad con la que se miraba su
hermana con Lauren, con ira y rencor–. No tienes por qué seguir con esto, ¿qué no ves que
ya has hecho suficiente daño?

Jennifer la miró.

–¿Tú qué sabes de daño, Allyson? –escupió venenosa, dando un paso más–. ¿Tú qué
sabes, sí siempre fuiste la favorita en todo, pequeño rayo de luz?

Cuando su hermana usó el familiar apodo con el que la llamaban sus padres, sabía a donde
se dirigía la conversación.

–Ellos nos querían por igual....

–¡Oh, cállate! –espetó con fuerza, intentando empujarla con la misma intensidad como a
Normani, pero Ally se mantenía bien plantada en su lugar–. No quiero un estúpido sermón
ahora, no cuando al fin tengo lo que quería.

Sí, una Joya con un nivel de poder inmenso. Y la venganza a Camila.

–No te quiero lastimar, Brooke. Quítate del camino.

–No lo haré.

Jennifer entrecerró los ojos.

–Como quieras.

Ally sabía lo que su hermana haría en el segundo en que sus ojos se fijaron en un punto
del techo sobre Camila, el cuál de inmediato cobró vida en una resplandeciente llama, que
se dispersaba con una velocidad sobrenatural. Lista para caer sobre su objetivo. A Lauren
se le detuvo el corazón, y de inmediato corrió para intentar apartarla del peligro.

–Matando a Camila no lograrás nada –dijo con rapidez.

La bruja la miró.

–Lograré exactamente lo que quiero, Cazadora.

–No –contradijo Ally–. Quieres que Lauren viva con ese dolor, quieres que tenga a ese bebé
y lo odie por ser producto de una violación.

Jennifer pareció sorprendida, no sabía que Ally era consiente de todo, incluyendo el
embarazo de Lauren, quien en su momento llevó su mano automáticamente hacía su
vientre, anonadada. ¿Un bebé?
250

Insideofmysoul
Su mirada se conectó con la de Camila, parpadeando aterrorizada, compartiendo el mismo
dolor en sus ojos marrones. La conexión de ambas vibraba en el interior de la Alpha, las
emociones de su pareja eran tan intensas que parecían ser suyas: Dolor, tristeza,
vergüenza. Pero no, ella no tenía la culpa de nada, y ahora más que nunca, estaba
dispuesta a arrancarle a Matt la cabeza con sus propias manos. Un lágrima bajó por su

mejilla, y Camila no dudó en buscar su mano entre la suya, entrelazando sus dedos
lentamente y con afecto. Quizás en otro momento, en otras circunstancias, estaría
reaccionando llena de ira, lanzando y golpeando cosas. Gritando de dolor al aire,
maldiciendo una y otra vez al culpable de tal calamidad. Su Luna embarazada de un idiota,
de un abusivo y estúpido Alpha. Pero el sedante la mantenía en alguna clase de estado
pacifico, tranquilo y sereno, pensando todo a la vez. Su mundo entero caería a sus pies, y
lo último que deseaba era lastimar a Lauren. Ella era la menos culpable de todo, y fue la
más perjudicada por cualquier riña entre primos.

Podía escuchar las voces de las chicas discutir aún de fondo, pero su mente se encargaba
de repetir esas mismas palabras como un eco en su cabeza, repetitivo.

Lauren cerró los ojos con fuerza, evitando mirar a Camila a toda costa. Sentía algo
oprimiéndole el pecho, impidiéndole respirar con normalidad.

–Sí matas a Camila, Lauren morirá igual –recitó Ally, razonando aún con su hermana–. Y
Matt no estará muy contento de saber que lo que hizo fue en vano cuando ambos tienen un
trato.

Jennifer desencajó la mandíbula, furiosa y pensativa. Ella jamás rompía un trato. Dirigió su
mirada a ambas chicas detrás de Ally, sintiendo una punzada de celos.

La paja debajo de Ally le cubrió los pies como arenas movedizas, manteniéndola adherida
al suelo. Empezó a forcejear, al igual que Normani, estando atrapada en el montón de paja
en el cual había sido lanzada.

Jennifer se acercó a ambas chicas, tomando a Lauren del brazo y poniéndola de pie
arrebatadamente. Ambas mujeres manteniendo el contacto visual sin mostrar una pizca de
cobardía.

–Matt vendrá por ese bebé en algún momento. Porque no será tuyo, disfrutaré ver cada
momento cuando lo arranque de tus brazos –amenazó entre dientes, subiendo la intensidad
en su agarre–. Y para entonces, vendré por Camila.

–Quiero verlos intentarlo –espetó Lauren.

En un rápido movimiento, arrancó la Joya del pecho de Jennifer, sin darle tiempo a
reaccionar, y la arrojó al suelo dispuesta a acabar con ella. La bruja se quedó boquiabierta
cuando la esfera se hizo añicos en sus narices, regándose en miles de piezas, y la poderosa
magia disipándose en el aire al instante. Como las luciérnagas que Sofi solía dejar ir de su

251

Insideofmysoul
frasco al final de la noche, liberándolas a la intemperie.

Sentía un gran y profundo cráter en su interior, oscuro, ensordecedor. Sus piernas ya no


eran capaces de sostenerla en pie más, y se tambaleó hacía atrás aturdida. Las heridas en
su rostro volvieron a escocer, tan frescas y latentes sin poder suprimir más el dolor en ellas.
Había puesto todo en esa Joya, sus poderes y fuerza, y ya no estaba.

Ahora solo era una humana.

–Mátame –rogó Jennifer, mirándola miserable.

No se sorprendió cuando la mujer se hincó frente a ella, suplicando.

–Por favor, mátame.

–Eso sería un acto demasiado bondadoso tratándose de ti –dijo con aspereza, apartando
las manos de Jennifer de sus muñecas con brusquedad. Se inclinó hacia ella, tomándola
por la barbilla–. Y seré yo quien disfrute verte pudrirte entre rejas.

☾*☽

Lauren suspiró cansada, recostándose en el sofá, apoyando la mitad de su cuerpo sobre el


brazo de éste. Sí, quizás al fin tendrían algo de paz por un buen tiempo. Con Jennifer al fin
encerrada, y sin ser más una amenaza a sus seres queridos, se había quitado un gran peso
de encima.

–Hey –escuchó la suave voz de Ally, quien tomó asiento frente a ella lentamente–. ¿Cómo
estás?

Lauren soltó un bufido, irónica.

–De maravilla, ¿qué no ves que voy a ser madre...?

–No te hagas la sarcástica ahora, Lauren –reprendió la bruja. Y la chica puso los ojos en
blanco.

–¿Desde cuándo sabías lo del bebé, Allyson? –cuestionó molesta.

Ally tragó saliva, apartando la mirada.

–Desde que entre a tu cabeza para suprimir los recuerdos de la noche con Matt.

Lauren abrió los ojos escandalizada.

–¿Y por qué carajo no me lo dijiste?

–¿Enserio creerías que lo haría, Lau? ¿Después de todo lo que pasaste? Te diría algo
como; oh, y no sólo han abusado de ti, sino que probablemente estés con un bebé en
camino. ¡No soy estúpida, Lauren!

252

Insideofmysoul
–¡Pudiste ponerme sobre aviso!

–¡No estaba segura de nada!

–Lauren –irrumpió Mani, acercándose indecisa ambas chicas, quienes apartaron la vista:
pretendiendo que hace unos segundos no estaban discutiendo–. Te buscan afuera.

–Claro, en un segundo voy.

Normani asintió suavemente, saliendo de ahí sin decir más.

Lauren se puso de pie, dispuesta a seguirla, pero la mano de Allyson la detuvo antes.

–No hagas una estupidez –pidió en voz baja, suplicante. Lauren frunció el ceño, y de
inmediato supo lo que intentaba decir.

Y era obvio, Lauren no quería ese bebé.

–Haré lo que quiera, es mi cuerpo.

–No has hablado ni siquiera con Camila –dijo entre dientes, soltando su muñeca.

Lauren se encogió de hombros.

Era simple, simplemente no quería tener nada relacionado con Matthew Cabello. Y sí lo
que Jennifer dice es correcto, Matt volverá por ese bebé. Y seguirá siempre presente en su
vida. Y sí estaba en sus manos evitarlo, lo haría.

–Ella respetará mi decisión, siempre lo hace. No tiene por qué negarse, estoy segura de
que ni ella lo querrá.

El rostro de Ally enrojeció, de pronto pareciendo un duende muy molesto.

–No asumas nada, Lauren. Ese bebé también tiene los genes de Camila gracias a la
mordida en tu cuello, es tanto tuyo como de ella.

–Luna –volvieron a escuchar la voz de Normani, insistente.

Lauren suspiró cansada, intentando dejar de pensar en ello. Camila justo ahora estaba
descansando en su recamara desde el día anterior, Ally había ayudado en sacar las
sustancias tóxicas de su organismo, pues fueron tantas dosis que su cuerpo no podía
expulsarlas por sí mismo. Pero ahora, estaba sanando rápido y exitosamente, con un poco
de suero en sus venas, despertaría.

Lauren no le dirigió ni una palabra más a la bruja, sólo se limitó a seguir a Normani a
cualquier cosa importante por la que ésta le llamaba. Pero su cabeza desechó rápidamente
cualquier otro pensamiento, y se enfocó en la cantidad de miembros de la manada frente
ella, todos informando en voz alta y a la vez sus problemas con el ataque de los cazadores.
Todos igual de asustados, y su Alpha estaba ausente. Querían ayuda y protección, y para
eso estaba ella.
253

Insideofmysoul
"¿Ellos vendrán de nuevo?"

"¿Qué se supone que haremos con nuestros hijos?"

"Mi pequeño está herido."

"Mi casa está desecha."

"Ya no hay suficiente comida."

"¿Dónde está la Alpha?"

Ésta sería una tarde muy larga.

☾*☽

Ni siquiera Lauren supo cómo lo hizo, pero de inmediato resolvió cualquier problema en la
manada. Debido a que la guardia estaba con ella en la búsqueda de Camila, y los
encargados de la cacería estaban resguardando el territorio en su ausencia: no habían
cazado nada. Los omegas recolectores estaban lo sufrientemente aterrados como para
arriesgarse a salir al bosque a recolectar, ni siquiera a ir al lago por agua. Pero se encargó
de inmediato de todo volviendo a poner su efectivo sistema en orden nuevamente, y con
una bruja a su disposición, las heridas de cualquiera ya estaban sanando. Se sentía
agotada, tanto mental como físicamente. Entró a la casa, aspirando el familiar aroma
refrescante, relajándose. Arrastró los pies hasta la sala de estar, donde estaban todos sus
amigos... alrededor de Camila.

Su pecho se oprimió de felicidad, y su corazón dio un brinco cuando la Alpha pareció sentir
su presencia, y la miró. Ambas sonrieron ampliamente, Camila intentó ponerse de pie a la
manera más torpe y lenta que su cuerpo adolorido le permitía, pero no fue suficiente cuando
el cuerpo de Lauren chocó contra el suyo ansiosamente, ambas cayendo al sofá
nuevamente. Las piernas de Lauren se apoyaron a cada costado de su regazo, y sus brazos
la rodearon por el cuello, como los de Camila la estrecharon contra sí por la cintura. Había
olvidado lo hermoso y mágico que era tener a su Alpha así con ella, esa sensación de
seguridad y amor estaba de vuelta.

–Ay no, ¿quieren dejar de ser tan adorables? Algunos aquí duermen abrazados a la
almohada, desconsideradas –gruñó Mani, arrojándoles un cojín, erróneamente cayendo en
la cara de Ally–. Ups.

–¿Cómo te sientes? –escuchó la ronca voz de Camila contra su cuello, sonando


verdaderamente preocupada. Pero claro, estaba embarazada.

Esto será enserio difícil.

–Me siento bien, enserio.

254

Insideofmysoul
Camila se separó de ella para hacer contacto con sus ojos, besando brevemente sus labios
con cariño. Rayos... enserio la había echado de menos.

–¿No tienes mareos? ¿Vómitos? ¿Quieres un té? ¿No te quieres recostar? –balbuceó
rápidamente. Y algunos en el salón rieron, a excepción de Ally.

Lauren negó con la cabeza débilmente, sonriendo a medias.

Para ser honesta, realmente esperaba otra reacción de Camila. Una actitud más primitiva
y territorial, no una amorosa y comprensiva. Era demasiado desconcertante.

–¿Podemos... hablar en privado, Camz?

Camila frunció las cejas, confundida, pero no se negó.

Ambas subieron las escaleras, y se detuvieron al final de éstas, sintiéndose lo


suficientemente alejadas del sonido, o cualquier presencia indeseada.

–¿Qué ocurre? –cuestionó Camila, preocupada. Tomando sus manos entre las suyas.

Camila pestañeó muchas veces, alucinada.

–¿Que qué ocurre? ¿enserio lo preguntas?

La Alpha suspiró, bajando la cabeza.

–Lauren, sabes que yo te apoyo en cualquier cosa que tú quieras, y eso incluye éste bebé.

–Tendré un bebé, Camz –susurró débilmente, con un hilo de voz. Casi sonando incrédula,
sumida en el pánico–. Tendré un bebé y será de ese... idiota.

A Camila se le hizo un nudo en la garganta.

–No... será tuyo –murmuró–. Será nuestro, Lauren...

–¡Yo no lo quiero, Camila! –al fin admitió.

Los ojos de la Alpha se pusieron vidriosos y brillantes, grandes y marrones. Como un


pequeño animalito asustado pidiendo clemencia.

–Por favor, Luna. Sé que fue producto de una calamidad de Matt, pero él no tiene la
culpa...

–¡Yo tampoco la tengo!

–Yo no estoy diciendo que la tengas, Lauren –explicó detenidamente–. Pero no pienses en
él como una maldición que Matt dejó en ti para jodernos. Es lo que él quiere. Esa criatura
que está creciendo en tu vientre es tanto tuya como mía, y no es sólo tu decisión.

La expresión en el rostro de Lauren cambió radicalmente.

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Insideofmysoul
–¡Ustedes malditos Alphas manipuladores y egoístas! –escupió con frustración e ira,
empujando el pecho de Camila con fuerza, haciéndola retroceder levemente hacía atrás de
imprevisto–. ¡Es mi cuerpo! ¡Yo sabré lo que hago con él!

La ojiverde volvió a empujar a la Alpha, fuerte y firme.

–Lauren ya basta –pidió Camila, paciente–. Yo no quiero decir que no lo sea. Pero ese bebé
es una parte de ti, y yo amo cada parte de ti, y sí tú lo matas, esa parte que tanto admiro
en tu persona morirá también.

Lauren soltó un bufido.

–Claro, después puedes buscarte alguna otra humana que te caliente la cama. Que te la
puedas follar cada noche sin complicaciones, que te de muchos hijos sin dudarlo. Porque
eso es lo que eres, una estúpida Alpha. Y es lo único que buscan, seguro.

Camila apretó los puños, comenzando a perder los estribos.

–Deja de decir tonterías, Lauren. Sabes que no pienso así –ahora sí que sonaba enfadada.
En sus ojos danzaba la molestia.

–¿Pero qué sabré yo? –casi lo gritó, sonando irónica–.En realidad no sé absolutamente
nada de Alphas, sólo que me quieres sólo para ti. Eres tan posesiva que ya me tienes harta,
aunque seguramente no seré la única que piense igual –sabía que estaba cruzando una
línea muy delgada, pero se sentía tan enfadada con todo y con todos que las palabras
brotaban de su boca sin si quiera pensarlo–. ¡Seguramente también le comes el coño a
cualquiera de por aquí!

Y pasó.

Fue repentino e inesperado.

Nisiquiera vio venir la fuerte bofetada que Camila le había dado. Y en el fondo sabía que la
merecía completamente. Merecía eso y más. Había acusado a Camila de infiel, la había
ofendido de la peor manera. Pero por su expresión sorprendida y asustadiza sabía que ni
ella misma la había visto venir. Le había volteado la cara, dejándole la mejilla enrojecida,
era la primera vez que ambas se habían agredido verbal y físicamente, y se miraban
anonadas al notar al punto en que había llegado la discusión.

CAPITULO 46

–¿Qué está ocurriendo? –fue Ally quien rompió el silencio.

Ambas chicas rompieron el contacto visual para mirar en su dirección, notando a Shawn,
Taylor, Chris, Troy, Ally, y Normani mirándolas preocupados. Lo más probable es que todos
hayan escuchado la espantosa riña, los gritos seguro aún resonaban en toda la casa.
256

Insideofmysoul
Camila se sentía temblar, avergonzada y arrepentida. Ni siquiera recordaba cuando fue la
última vez que había perdido el control de esa manera, que se había dejado llevar por su
instinto animal. Lauren llevó su mano izquierda a su mejilla, intentando ocultar de los demás
el enrojecimiento en la zona por la bofetada.

–Nada, yo... saldré a tomar aire fresco. No me siento bien –escuchó su débil voz quebrarse
apenas terminar de hablar. Y sentía su dolor, lo sentía martillar contra su pecho.

Luchaba internamente contra las insistentes lágrimas que se acumulaban en sus ojos, y
tragar el grueso nudo que se formó en su garganta. Camila no detuvo a Lauren cuando ésta
se alejó de ella, bajando escaleras torpemente sin levantar la mirada, pues no quería tener
ningún tipo de contacto visual con nadie en ese momento. Quería salir, despejar su mente,
pensar claramente. Una disculpa atropellada salió de entre sus dientes cuando su hombro
chocó accidentalmente con el de su hermano, quien miró de mala manera a Camila antes
de seguir a su hermana fuera de la propiedad.

Ally se acercó a pasos lentos y vacilantes a Camila, quien no podía apartar la mirada del
suelo. Tenía una expresión indescifrable en el rostro, sumergida en sus pensamientos.

No, por favor, no.

Mi Luna.

Lauren.

Esa voz interna de su Alpha volvía en cada momento. Camila miró sus propias manos,
como si no pudiera reconocerse a sí misma.

Dijiste que jamás la lastimarías.

Heriste a tu Luna.

Frunció sus labios, y tragó saliva con aspereza, como si su propia garganta quemara. Sus
manos se apretaron con fuerza, convirtiéndose en puños. Se sentía una completa idiota,
frustrada y herida. ¿Cómo podía Lauren desconfiar de ella? ¿Cómo podía siquiera pensar
en la remota posibilidad de que buscaría a alguien más que no sea ella, cuando Lauren era
lo único que había esperado toda su vida?

Pero no debía reaccionar así. La razón era Matt, ella no tiene la culpa de nada.

Tampoco el bebé.

Cerró los ojos con fuerza, intentando acallar esa vocecilla que parecía llevarle la contraria
a cualquier pensamiento racional. Apoyó su espalda contra la pared, buscando la
estabilidad en su cuerpo, cubriendo sus ojos con ambas manos para evitar que los demás
la viesen derramar humillantes lágrimas.

–Camila –llamó Ally suavemente una vez más, ya que la Alpha había permanecido en
257

Insideofmysoul
silencio por bastante tiempo–. ¿Está todo bien?

¿Qué es lo que esperaba? Lauren no querría tener jamás a un bebé que le recuerde el
momento más doloroso de su vida. Se sentía estúpida por si quiera proponérselo. Y en ese
momento, prefería ser como los otros Alphas, esos que apenas saber que su mate esperaba
un hijo que no era suyo, le tenían un irremediable odio, y preferían vivir sin su Luna y
descendiente, a tener un bastardo. O esos que no lo permitirían, y acribillaban a puñetazos
el vientre hasta cerciorarse de que ya no había ninguna vida creciendo en él.

Pero ese bebé es tuyo también.

Pero es la decisión de Lauren.

–Mila –volvió a repetir Normani.

Camila pareció volver a sí misma, apartando ambas manos de su rostro. Sus ojos estaban
inyectados en sangre, con una mirada furtiva y venenosa a quienes son sus amigos. Todos
de inmediato retrocedieron un paso, totalmente intimidados por la Alpha.

Se sentía cansada, frustrada, enojada, de alguna manera debía desquitarse.

–Fuera –gruñó entre dientes.

Todos se miraron expectantes e indecisos. ¿Acaso eso era lo correcto?

–Cam... –empezó a decir Shawn, pero se inmediato cerró la boca.

–¡LARGO!

Su fuerte y demandante voz de Alpha no se hizo esperar, aunque se quebrara al final de la


palabra, fue lo suficientemente aterradora como para echar a cualquier otra persona en la
casa, dejándola sola.

Un sollozó escapó de sus labios, y las lágrimas comenzaron a empapar sus mejillas. Tiró
de su cabello hacía atrás, mirando diferentes puntos a su alrededor para descargar su ira.

☾*☽

–Ella no tenía por qué golpearte –fue lo primero que dijo Chris al final del relato de su
hermana, quién apenas podía decir palabra sin que los incesantes hipidos en su llanto la
interrumpiesen–. Soy capaz de ir de vuelta y partirle la cara.

–Te- mat-ará... antes... de qu-e lo int-tentes –susurró entrecortadamente, sorbiendo su


nariz–. Y m-me lo merezco... M-Me merezco m-más que esa... bofetada.

Su hermano le pasó el brazo por los hombros, apretándola más contra su pecho. Podía
sentir la entrecortada respiración de su hermana contra su cuello, rompiéndole el corazón
más.

258

Insideofmysoul
–No, Lauren. Es normal que no quieras a esa cosa. Es el hijo de Matthew.

Lauren se apartó de él.

Esa cosa...

Intentó ignorar la creciente molestia en su pecho cuando su hermano lo nombró así,


después de todo, no lo conservaría.

–Pero... no esperaba esa rea-cción de Camila –murmuró bajito, tomando cortas bocanadas
de aire–. E-Ella lo quiere.

–¿Acaso importa lo que ella quiera?

De pronto, hablar de ese tema con su hermano ya no parecía tan buena idea.

–Es mi... mujer, Chris –espetó molesta–. Claro que importa.

El chico suspiró, retractándose.

–¿Entonces por eso la comenzaste a atacar? ¿Por qué no reaccionó como esperabas que
lo hiciera?

Una punzada de culpa le golpeó el pecho, no lo había pensado de esa manera. Sabía cómo
eran los Alphas, es lo que había visto desde siempre, tanto frente a frente como en los
libros, y el comportamiento de Camila no era congruente con el de un Alpha. Sí, en ese
aspecto, estaba muy desconcertada. Ni siquiera estaba segura de lo que sentía por ese
futuro bebé, y de cierta manera, quería que Camila reaccionara de la manera esperada para
hacer todo más sencillo para ambas cuando se deshicieran de él.

Chris tomó su silencio como una afirmación, y se limitó a seguirla reconfortando en silencio.

No fue hasta después de un par de horas que Lauren se puso de pie del pastizal,
despidiéndose de su hermano y tomar el camino a casa. No tenía idea de que es lo que le
esperaba al volver, pero temía lo peor. Y ese mal presentimiento solo creció al llegar y ver
la puerta abierta.

Tragó saliva con fuerza, expulsando el aire retenido en sus pulmones. Entró a pequeños
pasos, y su corazón dio un vuelco contra su pecho al ver todo hecho trizas. Cualquier
mueble, decoración, incluso las cortinas, estaban destrozadas. Parecía que una clase de
huracán había arrasado por la sala de estar, y sabía perfectamente cuál era, pues es el
mismo que le había estado revolviendo el estómago con mariposas de un tiempo para acá.

Subió las escaleras con lentitud, e inconscientemente llevó una mano a su vientre. No fue
hasta que llegó al segundo piso que se percató de ese detalle, y apartó la mano con
brusquedad.

–Ni te emociones, eso no significa nada –le dijo a su vientre, que ya no se veía tan plano a
como lo recordaba.
259

Insideofmysoul
No compartiría cama con Camila, eso era un hecho. Por lo menos no ésta noche.

Por eso, al momento de llegar frente a la habitación de Camila y verla ahí, sentada a los
pies de la cama abrazando sus piernas, tan pequeña y frágil escondiendo su rostro, prefirió
pasar de largo. Si quiera estar cerca de su Alpha y no tener ningún tipo de contacto ya era
lo suficientemente doloroso, pero justo ahora necesitaba tiempo para pensar.

Entró a la habitación de invitados que tenía vista a la manada, y el profundo olor a polvo le
inundó las fosas nasales. La cama individual estaba perfectamente hecha pegada a la
ventana de la habitación, y había un pequeño ropero en contra esquina, seguido de un
espejo. Prefería por mucho su habitación con Camila, ni siquiera se había recostado y ya
añoraba sentirla abrazada por las noches, con piernas entrelazadas y las sabanas
particularmente enredadas alrededor suyo.

Con una mueca, comenzó por quitarse la ropa de encima, pues no estaba dispuesta a volver
con Camila por algo más cómodo para dormir. Prefería hacerlo en ropa interior, a pesar del
incesante frío que arrasaba por las noches al estar rodeadas del bosque.

¿Y sí eso le hace daño al...?

¿A qué? – casi reprendió a su propio subconsciente - Ahí no hay nada.

Aún.

Quizás fue solo cuestión de tiempo para que escuchara los familiares pasos descalzos fuera
de su puerta, y no sabía cómo sentirse al respecto. En parte se sentía feliz, ya que sabía
perfectamente que sin Camila, no podría conciliar el sueño, mucho menos en una cama tan
pequeña y sin su cuerpo a su lado. La puerta se abrió en silencio, y los ojos de Lauren se
cerraron para que Camila pensase que dormía, y quizás, solo quizás, se daría la vuelta y
volvería a su habitación. Para su buena o mala suerte, no fue así.

La puerta se volvió a cerrar, y escuchó las suaves pisadas de su mate acercarse a la cama
en silencio y vacilante. Su propia respiración se atoró contra su garganta cuando sintió la
calidez del cuerpo de su Alpha meterse debajo de las sabanas, una de sus manos subiendo
despaciosamente por su pierna desnuda, poniéndole la piel de gallina y mandando
corrientes eléctricas a cualquier parte de su cuerpo, poniéndola alerta. Pero no se movió ni
un milímetro, y simuló subir su pecho pacíficamente para darle la impresión de que estaba
profundamente dormida.

Camila estaba a la altura de su vientre, hecha un ovillo por la pequeña cama. Su mano pasó
del muslo de Lauren, a su vientre, donde dejó con delicadeza un casto beso. Pudo sentirla
tensarse momentáneamente por el inesperado contacto de sus labios, y se cercioró de que
Lauren seguía dormida para empezar a hablar:

–Hola cachorrito –susurró bajito, el aliento impactó contra la piel de Lauren, y ésta evito dar
un brinco. Casi se atraganta con su propia saliva, y su corazón se apretujó con fuerza, como
si ella misma lo estuviese teniendo en un puño. ¿Camila... estaba haciendo lo que creía
260

Insideofmysoul
que hacía?–. Lamento todo lo que está pasando justo ahora, es que para serte sincera,
llegaste en un mal momento... –la sintió temblar cuando volvió a hacer otra caricia–, de
verdad espero que perdones a tu madre por lo que va a hacer, cachorrito. Yo también lo
intentaré. Pero ambos debemos comprenderla. Y poniéndome en su lugar supongo que me
sentiría de la misma manera. Sé que tú no tienes la culpa de nada, y ni siquiera es posible
de que puedas escucharme ya que seguramente tienes el tamaño un frijolito, pero me ayuda
a sentirme mejor –a Lauren se le llenaron los ojos de lágrimas, pero contuvo la necesidad
de limpiarlas para que Camila no se detuviera–. Cielos, no sé cómo mami Lauren puede
dormir casi sin nada puesto cuando hace mucho frío, cachorrito. Pero seguramente tú ni lo
sientes, has de estar ahí dentro muy calientito... o calientita. La verdad es que ni siquiera
creo que lleguemos a saber si serás una niña o un niño. Pero sin duda serías un Alpha. Y
me ayudarías a cuidar a Lauren de cualquiera que se le acerque con malas intenciones
cuando yo no esté –dijo con una sonrisa, pero se convirtió en mueca casi al instante–
. Perdón si te agobio con tantas cosas, pero no puedo dormir cuando Lauren no está
conmigo. Entonces mejor hay que dormir, para despertarme antes de que ella se dé
cuenta... Dulces sueños, cachorrito.

Lauren se sentía conmovida, y su corazón se enterneció cuando la pierna de Camila se


entrelazó con las suyas, y su brazo le rodeó la cintura. Brindándole de su calor corporal, y
evitando que el frío le traspasara.

☾*☽

A la mañana siguiente, Lauren despertó con un espantoso dolor de cabeza debido al llanto
de la noche anterior, y los ojos algo rojizos. Aclaró su garganta, eh intentó moverse, pero el
fuerte agarre de Camila desde la cintura para abajo resultó tenerla presa en un amoroso
abrazo.

Sonrió adormilada, y comenzó a acariciar el cabello de la castaña espaciosamente,


sintiendo cada mechón deslizarse entre sus dedos con suavidad, haciéndola ronronear del
gusto, lo cual le causo gracia. Con ella ahí, se sentía aliviada y segura. La Alpha se estiró
cómodamente, tomando una respiración profunda antes de abrir los ojos, encontrándose
cara a cara con Lauren.

Al principio ambas se sonreían, pero de inmediato Camila cambió su expresión por una
asustadiza cuando notó una mejilla de su Luna de un color carmesí más intenso que la otra.

–Lauren realmente lo lamento, perdóname mi amor. Yo no quería golpearte, jamás he


querido lastimarte, fue un arrebato, estaba molesta, en realidad no pensab...

–Shh –la calló en voz baja, tomando su rostro entre sus manos con el índice contra sus
labios. Camila inclinó la cabeza un poco más hacía su mano, buscando las reconfortantes
caricias de su Luna–. No tienes por qué disculparte, yo también fui una idiota anoche. Te
estaba provocando, y también te lastimé con mis palabras.
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Insideofmysoul
–Pero esa no es una excusa, la violencia no es una solución.

Lauren suspiró, asintiendo con la cabeza en acuerdo.

–Lo sé, cariño. Tú intentabas razonar conmigo pero yo estaba a la defensiva, no tienes
porqué disculparte.

–Yo no quiero pelear, Lauren –balbuceó con voz débil, trepando más sobre su cuerpo para
esconder su rostro en su cuello–. No quiero. Eres lo más importante para mí y te amo con
locura, y sí tu no quieres tener a ese bebé yo lo entenderé. Y sí lo quieres tener, también lo
entenderé. Lo que quieras yo estaré para ti.

Lauren se mordió el labio con dureza, y ojos brillosos miraban a la comprensiva Alpha sobre
ella. Sus manos se entrelazaron, y su pulgar le acarició el dorso de su mano como si se
tratase del más fino de los pétalos.

–Gracias –susurró despacio.

Camila negó con una pequeña sonrisa, abrió la boca para responder, pero se quedó a
medias al sentir como su estómago se revolvía salvajemente. El rostro de la castaña
palideció de un segundo a otro, y antes de que Lauren tuviese la oportunidad de preguntarle
sí se encontraba bien, Camila se levantó con rapidez de la cama, corriendo por el pasillo
en dirección al baño. Lauren la siguió de cerca, y le sostuvo el cabello en una improvisada
coleta mientras su mujer vaciaba en el retrete el contenido de su estómago. Arcada tras

arcada, sintiendo el ácido pasar una y otra vez por su garganta. Hasta sentirse casi
exprimida.

–¿Te sientes bien, amor? ¿Fue algo que comiste? –le preguntó Lauren preocupada,
ayudando a Camila a ponerse de pie, tirando de la cadena.

La Alpha negó con la cabeza convencida, y procedió a lavar su boca para deshacerse del
mal sabor de boca.

–Olí... algo. Creo que están cocinando algo abajo, me dieron nauseas. Es asqueroso.

–¡Hey! –escucharon una voz detrás de ellas, en el pasillo. Ambas se giraron, notando a Ally
junto a Sofi, quien le ayudaba a cargar algunos platos–. Es filete de pescado con mi salsa
especial, ¿cómo te atreves a decir que es asqueroso, Cabello?

A Lauren le causó gracia, y no contuvo la risita con la ironía de la situación, recibiendo un


manotazo de Camila.

–Yo que venía a llevarles el desayuno a la cama, malagradecidas –se quejó la bruja–
. Vámonos de aquí Sofi, aquí no valoran nuestro talento culinario.

La pequeña levantó la tapa del plato, liberando el fuerte hedor del pescado. Que de
inmediato no pasó desapercibido por el delicado olfato de Camila, quien regresó al váter a

262

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vomitar lo poco que restaba en su estómago.

–Y creí que la de las náuseas sería yo –dijo Lauren, volviendo a apartar el cabello de la
Alpha de su rostro.

–Pues no deberías estar sorprendida, con una conexión tan fuerte como la de ustedes,
seguramente será Camila la de las náuseas, lo mareos, y los antojos –explicó Ally
burlesca.

A Lauren se le subieron los colores al rostro.

–¿Quieres decir... que ella será quien tendrá los síntomas?

Ally asintió entretenida, y Camila volvió a tener otra arcada.

Ay pequeño Cachorrito, lo que provocas.

CAPITULO 47

El frío le traspasaba la delgada tela de su blusa, con la cuál tiraba constantemente de sus
mangas para cubrir sus manos de la intemperie, a pesar de que la chimenea del gran salón
se encontrase encendida y cálida. Cepilló su cabello con sus dedos hacía un lado, dejando
los mechones ondulados a manera desordenada. Una manta le cubría la mitad del cuerpo,

y el color rojo quemado del sofá contrastaba con su aspecto en ese momento. En el verde
de sus ojos se reflejaban las llamas, bastante consumidas en sus pensamientos.

Tiraba del borde de su blusa, nerviosa y confundida; su mirada se dirigió a un licor sobre la
mesa de centro, era algún fermentado que habían cosechado recientemente en la huerta,
y justo ahora parecía el maldito fruto prohibido. Quería olvidar, quería no pensar más, pero
algo la detenía... y ni siquiera la consideraba como una buena razón.

Su mano bajó a su vientre, mortificada.

–Creo que a los cachorros como tú no se le permite el alcohol aún, ¿cierto?

De momentos, la idea de que la vida que ahora crecía dentro de ella se trataba del amor
que existía entre Camila y ella. Y ese solo pensamiento le causaba un revuelo en su
estómago.

Pero después la razón le abrumaba, como un balde de agua fría sobre su cabeza.

No fue engendrado con amor.

Pero podría crecer con él.

263

Insideofmysoul
Cerró los ojos, dejando caer su cabeza en el respaldo del sofá.

–Hey...

Ni siquiera hizo falta girarse a saber de quien se trataba, pues reconocería la voz de Ally
donde sea que estuviese. La sintió tomar asiento a su lado en silencio, insegura. Su mano
se detuvo en su pierna, y la ojiverde le devolvió la mirada a manera escéptica.

–Hey –saludó en voz baja.


Te estaba buscando, Camila salió hace un rato al pueblo más cercano a conseguir lo que
pediste. No pensé que estuvieses aquí.

–Le dije que no hacía falta que fuera ella –resopló–


. Todavía no está del todo bien, además con los... síntomas... temo que ocurra algo.

Ally asintió, nerviosa.

–¿Podemos hablar sobre... ya sabes... eso?

Lauren suspiró, sentándose mejor en su lugar para estar frente a su amiga.

–Claro.

–¿Enserio quieres abortar? –preguntó suavemente, y Lauren palideció–


. Quiero decir, que sepas que no me parece mal. Es decisión tuya y todos te apoyaremos.
Pero ahora sabemos que Camila también está viviendo ese embarazo de alguna manera,

y siendo su hijo biológico es inevitable esa conexión que tiene con él. Y pensé que quizás
tu...

–¿Que había cambiado de parecer? –terminó por ella, elevando una ceja. Un gesto que
intimidó un poco a la bruja–
. No lo sé, Ally. Sinceramente me siento muy confundida ahora.

Ally bajó la cabeza, comprensiva, y por un buen rato ambas permanecieron en silencio.
Lauren con su atención puesta en el fuego que destellaba de la chimenea, perdida en la
noche pasada; Camila hablándole a su estómago, dándole explicaciones, haciéndole
cariños, poniéndole un mote. Su corazón se oprimía contra su pecho de pensar el dolor que
causaría en su Alpha cuando se deshaga de él, y con ello de la creciente conexión de la
que Ally hablaba. Una conexión que tal vez ella también tenía con ese bebé, pero la verdad
es que preferiría ignorarla.

–Tengo... una vieja amiga. Es una bruja, pero no es mala como mi hermana –se apresuró
a decir, tragando saliva con dificultad–
. Su nombre es Keana. Y es bastante buena en lo que hace.

–¿Y qué se supone que hace? –cuestionó con el ceño fruncido, y su boca se abrió
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Insideofmysoul
ligeramente en comprensión cuando Ally le echó una rápida mirada hacía su vientre–. Oh...

–No es doloroso, será rápido y sencillo. Pero Camila también debe estar presente.

–¿Por qué? ¿Tiene algo que ver la marca en el proceso?

Ally rió un poco.


No, Keana es algo... bueno ella... tiende a ser muy afectuosa con... tu sabes. Chicas. Sobr
e todo humanas –explicó nerviosa, aclarando su garganta–
. No me malentiendas, es una excelente bruja. No te hablaría de ella si no fuese de confia
nza, pero la lujuria ya venía incluida con sus poderes. Y me debe un favor.

Lauren asintió, insegura. No iba a doler, ni a ella ni a... bueno... el "cachorrito". No era
peligroso, sería rápido. Camila estaría ahí. No tenía nada porque temer.

Abrazó sus propias piernas sobre el sofá con timidez, bajando la mirada. Acarició su cuello,
justo donde se encontraba su marca. Justo donde si cerraba los ojos, podía escuchar
ligeramente el palpitar del corazón de Camila. Porque eran mates, y de ninguna manera
quería provocarle algún tipo de dolor a esa persona que tanta alegría le había dado, aunque
sea indirectamente. Pero antes que cualquiera estaba ella misma.

–Lo pensaré, Ally. Ya te diré después.

Ally tomó su mano con cariño, con ojos llenos de comprensión.


No tardes en decidir, Lau. Lo más probable es que ese bebé sea Alpha, y ellos tienden a c
recer más rápido de lo común.

☾*☽

Lauren sintió que su corazón casi se salía de su pecho con cada palpitación, como la marea
golpeando las rocas con fuerza. Se estremecía entera, sin aire en los pulmones. Incluso
cuando el rostro de Keaton no denotaba ningún tipo de preocupación, ella se deshacía de
la angustia. El chico traía a Camila en brazos.

–Tranquila, solo se desmayó –informó éste de inmediato al ver que Lauren estaba al borde
del llanto.

–¿Y eso debe tranquilizarme? –preguntó incrédula, acercándose apenas Keaton acomodó
a la castaña en el sofá. Casi empujándolo lejos de su camino inconscientemente, cosa que
no molesto en absoluto al hombre; ya se estaba acostumbrando–. ¿Cómo pasó?


Estábamos en el campo, sirviendo la comida del nuevo ganado que trajimos cuando ella s
olo cayó, debiste verla, como costal de papas.

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Insideofmysoul
Keaton soltó una risilla con su propio chiste, la cual desapareció al instante con la furtiva
mirada que le echó Lauren en ese momento. La verdad es que no le provocaba la más
mínima gracia.

–Disculpe. Enseguida voy por algo para despertarla –Lauren asintió despacio, notando
como Keaton se giraba en dirección del comedor, deteniéndose repentinamente, como si
hubiese olvidado algo–
. Por cierto, hay una chica muy gruñona con su hermano afuera que quieren entrar a verla
, dicen ser amigos suyos. ¿Los dejo entrar?

James y June, claro; esa chica era capaz de amenazar a quien quisiera con tal de obtener
lo que quiere, sin importar las consecuencias. Casi contuvo una sonrisa nostálgica con
tantos recuerdos en la comunidad a su lado.

–Ya no hace falta el permiso de su Luna, la ventana estaba abierta –escuchó la


redundante voz de su amiga.

Keaton estaba por reclamar por ello, pero Lauren levantó la mano en señal de que no había
ningún problema. Y éste se retiró enseguida.

–Oh, June –suspiró Lauren, abrazando a la joven con fuerza y cerrando los ojos, siendo
maravillosamente correspondida. El olor de su amiga en el cabello siempre le recordaban
esas tardes salvajes que pasaban los tres, haciendo bobadas y exponiéndose al peligro
solo porque era divertido–. Te extrañé tanto.

–Y yo a ti, sabandija.

Lauren rió por el apodo, y se separó justo en el instante en que James entraba también.
Ambos compartieron una sonrisa antes de que el chico la sostuviera con fuerza por la
cintura, las venas de sus brazos sobresaliendo cuando levantó a Lauren del suelo, girando
en su lugar.

–No puedo creer que estén aquí –canturreó Lauren emocionada, al fin tocando el suelo.


Y yo no puedo creer lo rápido que se te pasa la preocupación por la chica inconsciente en
el sofá –murmuró Keaton, reapareciendo nuevamente con un pequeño frasco de alcohol
etílico, y una expresión de ironía en el rostro.

Lauren volvió la vista rápidamente a Camila, quien en ningún momento cambió su posición.
Se veía tan linda incluso en estos momentos, con los mechones de su cabello castaño
extendidos por el sofá, algunos sobresaliendo en el borde sin tocar el suelo, y otros
cubriendo una pequeña parte de su rostro. Su piel estaba un poco más pálida de lo habitual,
con labios entreabiertos, mejillas sonrosadas, y pestañas largas. Diablos, todo en ella le
gustaba. Estaba bastante jodida por Camila.

–¿Vas a intentar despertarla o qué? –reclamó la grave voz de James, sacando a Lauren de
266

Insideofmysoul
sus pensamientos.

Ni siquiera se había dado cuenta de que era ella quien sostenía el alcohol, y que incluso
Keaton se había ido.

–Quizás con un beso se despierte la bella durmiente –bromeó June, provocando una risilla
en Lauren.

–No está de más intentarlo, ¿cierto? –le siguió ella.

El olor del alcohol puro era tan fuerte e insondable, que ni siquiera hizo falta acercar mucho
el algodón a la nariz de Camila, la Alpha despertó alarmada y perturbada. Tosió un poco,
aclarando su garganta, y al percibir a Lauren a su lado, se aferró a su cuerpo con urgencia.
Sus dedos se engarrotaban en su blusa, y Lauren comenzaba a temer que en cualquier
momento la rompiese por la fuerza ejercida. Claro que eso ya no le importaría, estaba
bastante acostumbrada a Camila rompiendo lo que llevaba puesto. Pero ésta vez era
diferente, la Alpha parecía asustada, y se refugiaba en su costado escondiendo su rostro
como toda una niña pequeña acogiéndose detrás de las piernas de su madre.

–Lauren –susurró Camila afónica, reforzando su agarre. Su corazón se oprimió al sentirla


sollozar levemente en silencio, ahogando las lágrimas–
. Soñé que ya no me querías, Lau. Que ese cazador amigo tuyo estaba aquí, y tú te ibas c
on él, y te llevabas a nuestro cachorrito y...

–¿Qué? ¿Tienen mascota? –intervino James, y Lauren casi lo acuchilló con la mirada por
ello.

Camila giró la cabeza tan rápido en su dirección que Lauren temía se hubiese lastimado el
cuello. Pero no, la Alpha tenía una expresión indescifrable en el rostro. Ojos muy abiertos,

y respiración acelerada. Incluso podía notar el latir de su corazón más rápido de lo


habitual.

–Es un sueño. Es un sueño. Es un sueño –se repetía en voz baja, cerrando los ojos con
fuerza y tallándolos.

–Mi amor, para –pidió dulcemente Lauren, sosteniéndola delicadamente por las muñecas
para detenerla–. Supongo que ya conoces a James entonces.

–Sí –se adelantó James a contestar, nervioso. Pues ahora la mirada de Camila había
cambiado drásticamente–. Es solo que... eh... yo...

June de inmediato interrumpió, salvando a su hermano de los tajantes ojos de la Alpha


molesta.


Lo que mi hermano intenta decir, es que no era la situación apropiada para presentarnos

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Insideofmysoul
–añadió June con nerviosismo, ganándose una mirada interrogativa de Lauren; no lo
entendía. Y la verdad ni ella misma se entendía, pero no sabía cómo sacar el tema de su
antiguo noviazgo cuando ya lo habían dejado en el pasado.

Menos frente a su pareja.


Nos enteramos del embarazo, ¡y vaya noticia! no sabíamos que esperabas un bebé, Laur
en. Felicidades a ambas –continuó intentando cambiar el tema esporádicamente,
accidentalmente escogiendo uno peor.

Ni siquiera vieron como Camila se tensaba notablemente, o Lauren abría mucho los ojos.
O sí lo hicieron, prefirieron ignorarlo.

James se inclinó hacía Lauren, y su pequeño vientre abultado que, de no ser porque ya lo
sabían, el embarazo pasaría desapercibido. Camila sabía lo que quería hacer el chico
cuando estiró la mano, y lo tomó abruptamente por la muñeca antes de que siquiera sus
dedos tocaran a Lauren.

James hizo una mueca de dolor, e inmediatamente sus ojos se encontraron con los de la
Alpha; dilatados y brillantes, irradiando la misma autoridad y poder de siempre. Esa mirada
que te hacía recordar quien mandaba.

–No. Míos –gruñó.

Su mano comenzaba a doler por el territorial agarre de Camila. Desde tal acercamiento,
podía sentir la respiración de la chica chocar contra su cara de golpe, los colmillos relucir
ligeramente de entre sus labios entreabiertos, y sus propios latidos retumbar contra sus
oídos.

–Camila, basta –escuchó la voz de Lauren, y automáticamente lo soltó.

James se apartó de inmediato, con la respiración agitada.

Bueno, ya había aprendido algo.

No tocar el vientre de una Luna embarazada frente a su Alpha cuando ya has hecho enfadar
con celos a la susodicha y has mantenido una relación anteriormente con su pareja;
anotado.

Camila descendió la mirada cual cachorrito regañado bajo los molestos ojos de Lauren,
quien obviamente no estaba conforme con su comportamiento. Y ella lo sabía, ¡carajo que
sí! Últimamente el instinto de su Alpha estaba tomando el control en muchas situaciones
tan arrebatadamente que se salía de sí misma.

Como muestra de disculpa, Camila dejó caer su cabeza en el hombro de Lauren,


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Insideofmysoul
restregándose contra su brazo y ronroneando silenciosamente. El rumor de su garganta
mandó escalofríos por el cuerpo de la ojiverde, causando que ésta sonriera
irremediablemente. Camila lo notó, y aprovechó el momento para rodear la cintura de
Lauren con su brazo, empezando a enterrar sus dedos en sus costados ligeramente.

–¡No, Camz! –fue el primer chillido de Lauren ante las cosquillas de la morena,
retorciéndose entre sus brazos. Lauren sonreía, y Camila la imitaba sólo por verla tan feliz–
. ¡Ya basta! –se carcajeó.

–Solo sí me das un beso –pidió la Alpha.

Por supuesto, no podía oponerse a ello.

Las cosquillas se detuvieron en el momento en que los labios de Lauren tomaron los de
Camila entre los suyos, abriendo paso a otro tipo de cosquilleo. Toda ella se convertía un
manojo de temblores y torpeza cuando de besar a Camila se trataba. Por suerte, ambas
estaban sentadas, porque de estar de pie ni sus piernas podrían sostenerla.

–Bueno, ya –interrumpió James, junto a una sonriente June–


. Ya demostraste que tu si puedes tocarle la tripa a tu mujer, ahora paren antes de que est
o se vuelva más incómodo.

–A mí no me parece incomodo, en realidad son adorables –suspiró June.


Sólo una cosa me ha parecido adorable en toda mi vida y fue ver como la gallina de la fa
milia se echaba a correr degollada en sus últimos segundos de vida y luego caía en el exc
remento de las vacas.

–¡Dinah! –gritó Lauren emocionada.

La rubia estaba de pie frente a ellas nuevamente, con su distinguida cabellera rubia y un
increíble bronceado. Chris estaba demasiado sonriente detrás suyo, sosteniendo su maleta
y algunas otras bolsas de viaje.

Lauren fue la primera en recibirla con un fuerte abrazo.

–Hola de nuevo, Luna.

–Oh, cállate –rió entre lágrimas, apretando un poco más antes de separarse.

Dinah cambió la expresión de su rostro al notar a Camila ponerse de pie con gesto serio y
molesto. Después de todo ella la había echado de la manada, y técnicamente ya no era
parte de.

–¿Dónde diablos te habías metido, Hansen?

Dinah sonrió, aliviada.

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Insideofmysoul
–Justo... –metió su mano en el bolsillo de su chaqueta, sacando su dedo medio–. Aquí.

Ambas rieron ligeramente, y su torpeza no les permitía decir más nada. ¿Era la parte donde
se abrazaban?

Obviamente Camila sabía que se había equivocado, todo respecto a ese día había estado
mal. Pero siempre había sido un asco en las disculpas. Desde pequeña le costaba mucho
redimirse de un error. Se suponía que siendo Dinah su mejor amiga esto resultaría ser más
sencillo, pero era todo lo contrario. Y ahí estaban las dos, en completo silencio, sin apartar
la mirada.

Suspiró profundo, y balbuceó palabras sin sentido.

Vamos estúpida, discúlpate.

–El peor reencuentro de la vida –murmuró Ally entrando a la sala de estar.

Pasó por un lado de Dinah, dándole un ligero apretón en el hombro a modo de saludo, y la
rubia le correspondió con una sonrisa. El pequeño gesto resultó ser vago, como si ambas
ya se hubiesen visto antes, y no pasó desapercibido por Lauren.

–Tal vez lo que necesitan es algo de privacidad solamente –dijo Lauren, colocándose
cerca de la bruja–. Ally, ¿podemos hablar?

–Oh, por supuesto –aceptó con una enorme sonrisa, y les echó una última mirada al par de
amigas inmóviles en su lugar–. Ustedes sigan en lo suyo, lo hacen de maravilla.

Chris dejó las cosas en el suelo, y salió de la casa junto a James y June para darles su
momento a solas.

–Entonces... ¿tienes hambre? –fue lo primero que salió de los labios de Camila, y Dinah
elevó una ceja exasperante.

–¿Enserio preguntas eso, Camila? ¿Después de todo éste tiempo?

La Alpha estaba por soltar otra parrafada sin sentido, cuando Dinah la interrumpió.

–Demonios, ¡por supuesto que tengo hambre!

CAPITULO 48

Habían pasado algunos días, días en los que Dinah estaba más que apegada con Chris, y
Camila parecía querer morderle la mano a cualquiera que quisiese tocar el vientre de su
Luna.

June y James estaban alojando una de las viviendas de la manada, sin embargo, ambos
estaban un poco excluidos por los demás miembros, quienes al ver a los cazadores andar
por algunas partes, preferían evitarlos. No era para menos, sabían que éstos habían

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Insideofmysoul
ayudado al rescate de los niños y de Camila, pero tantos años al acecho no iban a pasar
desapercibidos. Y a menos que la Alpha organizase una convocatoria para celebrar en luna
llena la adquisición de dos nuevos miembros en la manada, los demás los aceptarían.

Pero por ahora, debían aguantarse las miradas de miedo, enojo, y desconfianza. Pues no
tenían algún otro lugar donde ir después de traicionar a la Comunidad.

–¿Tú sabías donde estaba ella todo éste tiempo? –acusó Lauren molesta.

Ally la miró con una mano en el pecho, ofendida por la pregunta.

–Pero por supuesto que sí, ¿qué clase de bruja sería sí no?

–Tú viste lo angustiada que estaba Camila buscándola, y no dijiste nada –refunfuñó con el
ceño fruncido–. ¿Por qué?

La bruja rodó lo ojos.


Camila debe aprender que sus acciones tienes consecuencias, es muy impulsiva. Y ya sé
que siendo Alpha debe aprender a sobrellevar esa parte de ella, pero no esperes que des
pués de cómo se pusieron las cosas entre ambas se solucionase tan rápido. Creo que las
dos necesitaban tiempo.

Lauren suspiró rendida, y una parte de ella no podía evitar creer que Ally estaba en lo cierto.

–Bien, entiendo. ¿Y porque llamarla justo ahora?


Dinah siempre ha sido para ti una consejera, Lauren. Desde que llegaste aquí la buscas p
ara resolver dudas o cualquier lío en el que Camila y tú se meten. Pensaba que teniéndol
a aquí lograrías tomar una decisión respecto a... tú sabes...

Por alguna razón, cuando se trataba de referirse al bebé, Ally se convertía en todo un lío.

–Bien, entiendo tu punto, y te lo agradezco en verdad –dijo sincera–


. Pero ya tomé una decisión.

Ally abrió los ojos sorprendida, intentó decir algo pero las palabras no le salían. ¿Tan pronto
lo había hecho?

–No quiero que Camila... llegue a encariñarse con él cuando no se quedará –respondió
ante el interrogante gesto de la bruja.

–¿Camila? ¿O tú?

Lauren abrió la boca indignada, casi atragantándose con su propia saliva al intentar
responder con determinación.

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–¿Qué dices? ¡Claro que no!

Ally sonrió.


Oh, vamos. Te encanta ver a Camila tan protectora con ambos, tal vez sea un poco intimi
dante para los demás –añadió refiriéndose a James–. Pero admítelo, es adorable.

¡Por supuesto que lo era! No era necesario que se lo recalcaran. Siquiera escucharla llamar
cachorrito a su vientre ya la tenía babeando.

Pero por otra parte, Ally tenía razón. Y es que era verdad, quizás fue por Camila, pero
ciertamente ella no quería sentir nada por esa nueva vida que ya se avecinaba, y avanzaba
demasiado rápido; claro signo de un Alpha en camino. Y sí Ally estaba en lo correcto, y éste
se desarrollaba con tanta prisa, no le quedaba mucho tiempo para abortar. El lazo que
compartía Camila con ese bebé comenzaba a ampliarse conforme los días pasaban, temía
que con ello también el suyo, y todo se complicara a tal magnitud de no dar marcha atrás.

No podía permitirlo.

–Llama a Keana –mandó.

A Ally le cambió el rostro.

–¿Estás segura? –acabó balbuceando–. ¿Camila ya lo sabe?

–Lo sabrá.

☾*☽

–Se me hace tan raro verte así –medio sonrió Dinah,

Tomó asiento junto a Lauren en el césped, el lugar que ocupaba Camila hace apenas unos
minutos antes de marcharse a ver como estaba la nueva cosecha. El cielo comenzaba a
nublarse, y el día a refrescar.

–¿Se nota mucho mi gordura? –intentó bromear la ojiverde, mordiéndose el labio. La


verdad es que no se le notaba.

–No hablo de eso –Lo sabía–. Camila se ve muy entusiasmada por ese bebé –continuó
Dinah, recalcando lo obvio. Pues la Alpha lo hacía saber cada vez que se le acercaba a
Lauren–

. Y tú también, lucen muy felices, sólo que cuando estás con alguien más, es todo lo contr
ario. ¿Me dirás lo que sucede?

Lauren respiró hondo.

Nada se le podía escapar a la beta.


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Con Camila puedo verlo todo diferente, me siento diferente, siento que tenemos otras opci
ones, y realmente visualizo una familia –explicó brevemente, sin llegar a mirarla. Sus ojos
estaban puestos en las plantas debajo de ella–
. Pero cuando ella se va... es como un golpe de realidad, ¿sabes? Veo ese bulto en mi vie
ntre que parece más grande cada vez que despierto, pero entonces Camila me abraza do
rmida y se lleva todas las preocupaciones.

Dinah la escuchaba atenta, con esos ojos tan penetrantes y confiables, pestañas largas y
naturalmente espesas, realmente la había extrañado ahí.

–¿Pero...? –cuestionó la rubia.

Lauren soltó la respiración por la boca.

–Pero no quiero sentir más esto –al fin dijo, sintiéndose culpable al instante–
. No lo quiero tener, Dinah.

La beta asintió, y tomó su mano para reconfortarla.

Era una manera de decirle que no era malo sentir eso. Que, en su situación, era válido.

–Está bien, Lauren. Está bien.

A la ojiverde se le hizo un nudo en la garganta, y su visión se emborronó debido a las


lágrimas.

–No –dijo, entre dientes–. Nada lo está, Dinah. ¿Qué no lo ves?

–Lo veo –contradijo ésta de inmediato, haciendo contacto visual con ella–
. Te veo, Lauren. Pero sí todo éste tiempo te has sentido así, ¿porque no lo hiciste antes?
¿Por Camila? ¿No querías lastimarla?

La ojiverde negó, bajando la cabeza.

Y Dinah lo entendió.

–Keana ya viene en camino.

La beta enmudeció, apretó los labios, asintiendo en comprensión. Sin embargo, las lágrimas
comenzaban a desbordarse de los ojos de Lauren, deslizándose sutilmente por su mejilla.
En silencio, sin ningún sonido de por medio, sin ningún sollozo. Y de no ser porque de
inmediato la limpió, pensaría que ni siquiera se había dado cuenta de que había empezado
a llorar.

No quería ser consolada.

–Y Camila aún no lo sabe –dedujo.

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Insideofmysoul
Ella negó, tragando el nudo en su garganta con pesadez.

–No sé cómo decírselo. No sé cómo reaccionará.


Bueno, según me dijeron, la vez pasada tampoco reaccionó como esperabas. Camila tien
de a sorprenderte.

Lauren sonrió un poco, asintiendo lentamente.

Camila era lo mejor que le había sucedido, y pensar que de alguna manera le hiciese daño
un vacío se apoderaba de su pecho, oprimiendo su respiración, sofocándola. Sabía que la
Alpha no se opondría a su decisión, todo lo contrario, pero temía lo que siguiera después
de eso.

Cerró los ojos, disfrutando de la brisa que chocaba con su rostro, revolviendo su cabello,
refrescándola del abrazador fuego que la consumía por dentro.

–Es aire de lluvia –murmuró Dinah, poniéndose de pie–. Deberíamos entrar.

☾*☽

Camila unió nuevamente sus labios con los de Lauren, atrapándolos entre los suyos,
saboreándolos; y la chica debajo de ella se sentía deshacer antes las suaves caricias que
le proporcionaba la Alpha.

Ambas aún estaban en el borde de la cama, Camila en el regazo de Lauren, incitándola a


recostarse. Una de sus manos se amoldaba con destreza en su costado por debajo de su
blusa, mientras que la otra apretujaba su trasero suavemente, causando que Lauren
entreabriera los labios para soltar un quejido, volviendo loca a la Alpha con ese gutural
sonido.

–Camz... espera, amor.

Casi rio divertida cuando la morena se apartó con un gruñido grave desde la garganta, aun
así la miró atenta a lo que estaba por decir.

–¿Qué ocurre Lauren?

–Nada, es solo que... –dijo nerviosa, bajando disimuladamente su blusa para ocultar su
vientre–... yo...

–¿Te lastimé? ¿Lastimé al cachorro? Llamaré a Ally, espera aquí –balbuceó


atropelladamente, entrando en pánico.

Pero antes de que sí quiera Camila lograra apartarse de encima suyo, Lauren la tomó por
el brazo.

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–¡No! Camz, estoy bien... estamos bien –corrigió con rapidez, al fin notando a la Alpha
relajarse poco a poco.

–¿Qué es entonces?

Estaba por decirlo, tenía que decírselo. No podía seguir viendo ese brillo en sus ojos cada
vez que hablaban del bebé, no quería seguir elevando esas esperanzas. No cuando en un
par de días Keana estaría ahí.

–¿Luna? –volvió a preguntar Camila, acercando su mano a su rostro para darle una suave
caricia en la mejilla. La mordida escocía levemente, y eso solo le daba entender que la
morena ya notaba la angustia en su cuerpo–. ¿Qué ocurre?

Tomó aire; profundo, y la miró directamente a los ojos.

Vamos, dilo –se decía a sí misma.

Parpadeó con rapidez, intentando ahuyentar las lágrimas que se avecinaban.

Un relámpago iluminó vertiginosamente la habitación por una fracción de segundo, seguido


por un estruendoso trueno que casi hizo temblar las paredes.

Camila... en unos días ya no tendremos cachorro.

–Hey, tranquila –susurró la Alpha, llevándola consigo hacía el centro de su cama.

Las arropó a ambas con delicadeza, y apenas tomar su lugar, notó a su mate aferrarse a
su cuerpo, y ésta no tardó en corresponder a su abrazo. Se acurrucaron entre las
almohadas, los dedos de Camila no tardaron en acariciar el cabello de Lauren, pasándolos
lenta y suavemente, haciendo un tranquilizador masaje que la adormecía.

–Lo siento... es que... yo... –intentó explicarse, pero a Camila no le gustaba escuchar su
voz rompiéndose conforme lo hacía.

La Alpha se inclinó hacia ella, hundiendo la cabeza en su cuello. Su aliento chocando contra
la piel sensible de esa zona, aspirando su aroma, pasando la lengua para adormecerla.

Lauren se estremeció con el contacto, y al fin logró tranquilizarse un poco.

–Tranquila, Luna... no tienes que decirme si no quieres.

–Quiero –dijo rápidamente–. Debo hacerlo.

–Entonces podemos hablarlo en la mañana.

Soltó un suspiró, nervioso y tembloroso.

No se sentía del todo segura con respecto a dejar todo para después, pero justo ahora,
con tanta tranquilidad. Las gotas de la lluvia golpeando contra su ventana, y los relámpagos
iluminando la habitación, se sentía más relajada. Más ahora, con Camila haciendo

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espaciosas caricias en su espalda por debajo de su blusa, rozando con la yema de sus
dedos, erizando toda piel en su camino.

Quizás no debían dejarlo para mañana.

–Dinah tenía razón, era aire de lluvia.

CAPITULO 49

Lauren se estiró en la cama, frunciendo el ceño ante la molestia que era quitarse la sabana
inconscientemente. Después de toda la tormenta de anoche, el día seguía nublado, con
una ligera llovizna que helaba bastante.

Bostezó, y buscó a ciegas a sus espaldas la sabana para cubrirse e intentar dormir
nuevamente. Su mano topó con la de Camila, y sonrió, tomándola para guiarla a su cintura
y acurrucarse más hacía ella en busca de calor. Su brazo la rodeó con más firmeza.
Aunque... algo se sentía diferente.

–Ronroneas cuando duermes.

¡¿Qué rayos?!

Lauren ni siquiera fue capaz de contener un grito de miedo, girándose repentinamente y


atestando un fuerte puñetazo directo al rostro. La chica en la cama gruñó del dolor,
cubriendo la nariz con rapidez.

La desesperación por apartarse lo más posible de esa extraña la llevó a que sus piernas se
enredasen con la sabana al final de la cama, y cayese sobre su propio trasero.

–Eso se llama karma instantáneo –se burló la chica, aun cubriendo la mitad de su rostro
con la palma de su mano.

–¿Quién carajo eres tú? –cuestionó autoritaria, ignorando su comentario.

La chica se sentó entre las sabanas aterciopeladas, y a Lauren le molestaba si quiera verla
ahí. En el lugar de Camila, de su Camila. Se sintió un poco culpable cuando al apartar la
mano dejó al descubierto la sangre que salía de su nariz, pero no lo suficiente, pues ya
había manchado las sabanas.

–Creí escuchar que la hormonal sería otra –se quejó, cruzando las piernas.

De inmediato algo hizo click en la mente de Lauren.

Oh no...


Por cierto, ¿dónde está ella? Sólo eh conocido a Alphas hombres, Camila es la única muj
er, siempre intenté entrar al territorio para conocerla pero jamás pude burlar a los guardias
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Insideofmysoul
. Ella es toda una celebridad, más aún con otra chica como mate. Realmente estoy alucin
ando justo ahora que estoy en su habitación y yo...

El grave y fuerte gruñido de Camila resonó en las paredes, haciéndola callar.

A Lauren se le encogió el corazón con esa mirada. La Alpha estaba de pie en la puerta, se
veía tan molesta mirando a la bruja que estaba de lo más cómoda en su cama. Pocas eran
las veces que Lauren tenía la oportunidad de ver el lado más salvaje de Camila, ese lado
que le recordaba forzosamente que su mujer no era del todo humana. Cuando el instinto
superaba la razón, y actuaba sin pensar.

Ojos dilatados, iris claro, respiración agitada, el rumor grave en su pecho, los colmillos
sobresalientes. Y sobre todo, el ardor en su propia marca.

–Camz... tranquila –susurró, apartando las sabanas de sus pies para volver a levantarse–
. Tranquila, no es peligrosa. No nos hará daño.

Bueno... eso no era del todo cierto sí era la encargada del aborto.

Pero sabía que la chica no la escuchaba del todo, pues sus ojos estaban firmemente
puestos en la extraña en su habitación, como esperando que ésta hiciese un movimiento
para atacar.

Nadie, nunca nadie más había entrado a su habitación más que personas demasiado
cercanas a ellas. Mucho menos con tal confianza. Era un sitio íntimo y armónico, un lugar
solo de Lauren y de ella. Nadie más.

–No puedo creer que esté presenciando el asecho de la primer Alpha –susurró
emocionada la bruja, sin quiera moverse un centímetro.

–¡Keana! –gruñó Ally estupefacta, unos pasos muy por detrás de Camila. Bastante
aterrorizada–. Bájate. De. La. Cama –ordenó pausadamente.

La chica lo hizo lentamente, sin movimientos bruscos, aún con los ojos de la Alpha puestos
en ella. Como dos cuchillas traspasándole el cráneo. Genial.

–Apártate más de Lauren.

–Pero es demasiado caliente –se excusó con un puchero, sonriendo.

Lauren lo sintió en su marca como un dolor punzante unos segundos antes de que Camila
atacara.

Subió sobre la cama para cruzar ágilmente al otro extremo de la habitación, apenas
evitando que la Alpha llegase a tocar a Keana gracias a que la redeó fuertemente con sus
brazos. La bruja saltó hacía atrás, chocando contra la pared. Su cuerpo se erizó, haciendo
un radical cambio al de un pequeño felino. Keana había cambiado a un gato, no de una
forma tan elegante y agraciada como Jennifer adoptaba la forma del cuervo, pero lo
277

Insideofmysoul
suficientemente rápido para que corriese debajo de la cama, procediendo a correr a la

salida; saltando a los hombros de Ally. Apenas siendo un destello negro, la pequeña bruja
cerró la puerta con rápidez.

Camila pareció frustrarse por perderla de vista, pero los brazos de Lauren rodeándola por
debajo de la blusa la devolvieron un poco a sí misma. Sus manos subían y bajaban por su
espalda, acariciándola, mandando corrientes por todo su cuerpo.

Lauren escondió su rostro contra su pecho, inhalando y exhalando el aire con lentitud.
Camila terminó desistiendo, al fin relajándose, inclinando su cabeza un poco para hundir su
nariz en su cabello, y llenarse del olor de su Luna.

–¿Por qué no me lo dijiste? –le cuestionó en un susurró, había dolor, mucho dolor en su
voz.

No estaba molesta, sonaba... triste, decepcionada.

Su marca escocia, pero Camila contenía la impetuosa necesidad de su interior para evitar
acercarse al blanquecino cuello.

–Perdóname –pidió Lauren, atragantándose con sus palabras.


Sabes que no me negaría, siempre... intento demostrarte mi apoyo. A veces no sé cómo,
pero lo intento Lauren. Y escondiéndome cosas... me hace creer que no quieres que sea
participe de éste tipo de decisiones.

–No es así –de inmediato se negó, al fin mirando a la Alpha con lágrimas en los ojos, pero
Camila apartó la vista–
. Mi amor, estaremos juntas siempre. Yo no quiero éste tipo de malentendidos entre nosot
ras, por supuesto que te tomo en cuenta. No hago más que hacer eso, actuar pensando e
n ambas.

Camila dejó salir un suspiro tembloroso.


¿Te sientes forzada a contarme las cosas, Lauren? ¿Sientes que porque somos mates de
bas siempre actuar bien y pensar por ambas?

Eso la descolocó un poco, y bajó la mirada.


No me parece mal, Lauren. Sí no quieres que esté ahí cuando pase, lo entenderé. Espero
que Keana sepa lo que hace.

La sintió besar su cabeza, antes de apartarse.

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–¿Estás molesta porque no te lo conté? –se atrevió a preguntar, pasando con fuerza el
nudo en su garganta.

–No –suspiró Camila, sonriendo débilmente–


. Me duele que no lo hayas hecho, pero no estoy molesta.

El dolor en su cuello empezaba a aumentar, y Camila parecía contenerse demasiado en no


lamer la marca. Lo notaba por la forma en que la miraba recurrentemente, se sentía tan
triste y necesitada de su Alpha, a pesar de que la tenía justo en frente. La sentía tan lejos.

–Lo siento enserio, Camila –suplicó Lauren.

–Yo lo siento, Lauren –contradijo, relamiéndose los labios–


. Siento no haberte dejado ir desde la primera noche que llegaste aquí. Ahora estamos ata
das de por vida, ahora no puedes vivir sin mí, ni yo sin ti.

No, la tormenta no había terminado.

Apenas comenzaba.

☾*☽

–¿Y esto qué es? –preguntó nuevamente Dinah, tomando deliberadamente un frasco del
bolso de Keana una vez ésta estaba muy ocupada tomando los signos vitales de Lauren
dándole la espalda.

El color era un rosa intenso, y ¡wow! El aroma era delicioso.

Lauren rio divertida ante la infraganti mirada de la rubia, desenroscó el frasco, echándose
un poco en la mano para después ponérselo en los pechos.

–Eso es... ¡es veneno! –bramó Keana alarmada, una vez se giró a mirarla.

Dinah chilló asustada, empezando a entrar en pánico.

–¡Ayúdame maldita sea!

–Sólo hay una forma de revertirlo antes de que traspase los poros de tu piel –advirtió ésta,
acercándose más a la rubia.

Dinah la miró asustada.

–¿Qué es? ¡Haré lo que sea!

–¿Lo que sea? –preguntó con una sonrisita.

–Siii, sólo no me quiero morir –lloriqueó.

–Mi saliva. Así que quítate la blusa.

279

Insideofmysoul
Y Dinah lo estaba haciendo, empezando a dejar más a la vista sus enormes atributos.

Pero Ally llegó a tiempo antes de que Keana empezara a lamerle los pechos a Dinha,
apartándola con una sonrisa.


Sólo te está mintiendo, Dinah. Eso es su perfume, Keana sólo quería una excusa para la
merte los pechos.

–¡Eres una perra!

–En realidad gata, pero no para tu arenero.

–¡Hey! –al fin irrumpió Lauren, sentada en la cama masajeando su cuello para calmar el
dolor en su marca–
. Sus gritos me están provocando dolor de cabeza, ¿quieren callarse ya?

Hizo una mueca ante la punzada que le atravesó el cuerpo, iniciando desde la mordida.

Keana se acercó de inmediato.

–Déjame ver –pidió amable.

Lauren la miró con desconfianza, apartándose de la bruja.


No le haré nada a tu marca, Lauren. Pero es un indicio clave para hacer la interrupción del
feto, sí la marca no está en buen estado. Puede haber complicaciones –explicó
detenidamente.

Al fin algo profesional que salía de su boca.

A Lauren no le quedó más remedio que quitar la mano, girando su cabeza ligeramente para
darle una mejor vista.

–Wow... –escuchó la voz de Dinah, de inmediato se alarmó.

–¿Qué? ¿Qué ocurre?

–Pues es que...

Ni siquiera dejó hablar a Keana, puesto que se puso de pie. Pasando de Ally, justo frente
al espejo que colgaba del cuarto de invitados donde se iba a alojar la bruja.

Su cuello... la marca en su cuello estaba de un tono rojizo, pasando a purpura.

–Luce como sí llevases meses alejada de Camila –murmuró Ally.

–Duele como tal –se quejó, cubriéndola nuevamente.

De pronto, en el reflejo, se imaginó a sí misma como su madre.


280

Insideofmysoul
Ese día en Cold Moon, Clara cubriendo la marca en su cuello con vergüenza. Ella no quería
llegar si quiera un poco a ese punto, sí había algo que le encantase mostrar era la mordida
de su Alpha en el cuello. Pero justo ahora no lo sentía así, mirándosela en el espejo, solo
le recordaba que Camila no se encontraba nada bien.

Keana se acercó unos pasos detrás de ella, inspeccionándola con atención.

–Camila está entrando en celo de nuevo –explicó al fin. Lauren la miró alarmada–
. Se está conteniendo, es por eso que te duele.

–Iré a ver sí está en nuestra habitación, sí no, la esperaré ahí.

Las demás asintieron, algo preocupadas por la situación. Usualmente Camila no era de las
que se contuvieran, menos con Lauren.


Lauren... Camila y tú están conectadas, su relación es única. Ella es parte de ti y tú eres p
arte de ella, debes estar bien para la interferencia, por lo tanto; Camila también debe estar
lo.

☾*☽

Al abrir la puerta, esperaba una avalancha de deseo caer sobre ella. Era lo que el celo
provocaba en ambas, elevaba vorazmente la energía sexual de la Alpha. Había un
incontrolable apetito que no la dejaba respirar, o eso le dejó claro la última vez que Camila
estuvo en celo.

Pero no, eso no pasó.

Pues al entrar, supo que no estaba ni cerca de su primera suposición.

Camila estaba ahí, sí; temblando violentamente en su lado de la cama. Las sabanas
estaban recién lavadas, pues la Alpha no quería ni una pizca del aroma de la bruja en ellas.
Y ahora ahí estaba, en medio de la noche, con el sonido de la lluvia afuera y chocando
contra las ventanas.

Hacía frío, pero Camila no estaba tapada. Sólo se mantenía ahí, abrazándose a sí misma.

El estómago de Lauren se revolvió salvajemente, cerró la puerta en silencio, y con calma


se metió en la cama. Sólo así, a esa cercanía, al fin notaba los espasmos que recorrían el
cuerpo de la morena, sudores fríos la cubrían, y sus dientes chocaban continuamente.

Estiró su mano hacía ella, acariciando su brazo cálidamente. Acción que suele tranquilizar
siempre a la Alpha, pero en ésta ocasión parecía todo lo contrario.

–¡No! –gruñó, apretando los dientes con fuerza–. No me toques.

El dolor ante el rechazo fue indescriptible.


281

Insideofmysoul
–Camz, yo...

–He dicho que no, Lauren –murmuró temblorosa, cerrando los ojos–
. Ya se me pasará. Se pasa. No te preocupes. Duerme.

–Pero estás entrando en celo de nuevo, y Keana dijo...

–Me import-orta una mierda Keana –tartamudeó, retorciéndose entre las sabanas. El dolor
pasó hacía Lauren, recorriéndole toda la columna.

Intentó volver a iniciar otro contacto con Camila, pero ésta se tensó por completo.

–Basta, Lauren.

–Deja de llamarme así –pidió exhausta, perdiendo la compostura–


. Siempre soy Luna para ti, deja de llamarme Lauren.

–Ese es tu nombre.

–¿Crees que no lo sé? –preguntó irónica, sin poder evitar elevar la voz, y Camila sólo se
negaba a mirarla–
. No puedes apartarme así, Camz. No debes. ¡Soy tu pareja, maldita sea! Estamos juntas
en esto. ¿Por qué no te dejas ayudar?

Camila se sentó de improviso, descolocando un poco a Lauren. Y ésta vez, sí que parecía
molesta.

Se mantuvo en silencio varios segundos, sólo ahí, mirándola.

Y lo sabía, sin palabras, sin decir absolutamente nada, se lo hizo enteder.

Aun así, la morena no se contuvo a decírselo en voz alta. Y de no ser por el tono de ésta,
no sabría lo mucho que sus palabras le habían afectado.

–No es justo que me reproches eso, no viniendo de ti. ¿Con qué derecho, Luna?

No se dijeron nada más, Camila volvió a recostarse dándole la espalda, a pesar de que en
varias ocasiones la notaba con escalofríos, la fiebre le subía constantemente, se contenía
en hacer algo. Pues la Alpha amenazaba con irse de la habitación sí lo hacía.

Se levantó a vomitar dos veces por las náuseas.

Sólo hasta que ya era de día, Camila al fin se había dejado llevar por el sueño.

Pero por el resto del día parecía evitarla.

Le agradeció el desayuno a medio día, pero no lo comió.

Por las tardes, cuando la fiebre volvía; le permitía ponerle paños húmedos en el cuerpo.
Más no le decía nada.

282

Insideofmysoul
Y en las noches, casi ponía una barrera entre ellas para que Lauren no se le acercase.

Así por los siguientes días, hasta que en la cuarta noche del celo, Camila había tocado el
límite.

CAPITULO 50

–Debemos hacerlo lo más pronto posible –advirtió Keana, notando la el estado en el que
se encontraba Lauren.

Su piel estaba aún más pálida, sí eso era posible. Casi gris, como sí hubiese perdido todo
brillo y resplandor que la caracterizaba. Y eso solo hacía notar más su marca, la cual estaba
morada, procediendo a oscurecerse. No podía mantener sus parpados del todo abiertos,
pues dormir era lo último que había estado haciendo por las noches, se la pasaba en vela
cuidando de Camila.

Suspiró con cansancio, bajando la cabeza.

–¿Qué ocurriría si hacemos la interrupción en éstas condiciones? –preguntó dudosa, y


Keana se acercó a ella, tomando asiento a su lado.


No sería nada favorable. Estás tensa, estresada, es por eso que incluso es recomendable
que la pareja en cuestión esté presente, para por lo menos tener un poco de tranquilidad.

–Camila no quiere ni dirigirme la mirada justo ahora –murmuró bajo.

Keana torció el gesto.


No quiero sonar entrometida, y te pido disculpas sí estoy cruzando una línea. Pero... ¿por
qué no se lo contaste a tiempo?

Contárselo a tiempo...


Se supone que es tu alma gemela, tu pareja de por vida, creía que los mates tenían confia
nza en el otro.

Las cosas fuesen diferentes justo ahora.

–Confío en ella... –se apresuró a decir, boqueando sin explicación–


, Yo... no lo sé, tenía miedo.

–¿De ella?


No, no le temo a ella. Nunca le temería. Pero... yo sé que le duele lo que sucederá, porqu

283

Insideofmysoul
e... es nuestro hijo.

–¿Pero...? –prosiguió Keana.

La ojiverde se encogió de hombro, volviendo a masajear el área de su cuello para apaciguar


el ardor.


Ella ahora cree que estoy a su lado porque no tengo otra opción, porque me marcó, y aho
ra tenemos un futuro entrelazado de por vida –explicó exhausta, exhalando el aire con
fuerza por la boca. Sus extremidades solo parecían tensarse aún más–
. Demonios, claro que no es así. Estoy aquí porque así lo he decidido, porque mis decisio
nes me han llevado a esto, ella no ha hecho nada malo, nada sin mi aprobación.

–Tal vez esa sea la raíz del problema –dijo Keana, girándose para sacar un pomo de su
cajonera–
. Ella no quiere forzarte más a nada, piensa que todos tus problemas fueron causados por
ella. Y ahora estando en celo, está conteniéndose para evitar que te sientas comprometid
a también a calmar su apetito sexual.

Wow... eso tenía bastante sentido.

La bruja abrió el pomo, el cual contenía una crema que olía bastante fuerte. Era color azul
cielo, con destellos blancos.

–Es una receta casera.

–¿Para el dolor?

Keana se encogió de hombros.

–Algo así, la verdad serás la primera en usarla. A ver sí funciona, conejillo de indias.

–No me llames así –sonrió Lauren, dejándose colocar la crema alrededor de su marca.

La bruja hacía movimientos circulares, dejando la zona algo cálida gracias a la fricción que
ejercía. Sus ojos celestes estaban bien puestos en la piel por dónde pasaban sus dedos,
subiendo por su cuello, llegando a las mejillas sonrosadas de la humana, y al fin
deteniéndose en sus labios.

–Ahora sólo hace falta una última cosa.

–¿Qué cosa...?

No fue consciente, no era realmente consciente de lo que estaba sucediendo. Fue tan
rápido, que mucho antes de darse cuenta, Keana ya había pasado su mano derecha para
sujetarla de su nuca, sin la intención de soltarla, la izquierda la rodeó por el costado con
firmeza, y con una seguridad propia de la chica, la giró hacía ella, presionando con
insistencia hacía adelante. Justo para atrapar los labios de la humana entre los suyos.
284

Insideofmysoul
Lauren abrió los ojos, y empujaba el pecho de Keana con fuerza para apartarla. Pero la
chica parecía restregarse más contra ella, como sí intentase dejar su aroma impregnado en
la humana.

La bruja podía oler el fuerte aroma a Alpha que desprendía de Lauren, no porque ella lo
fuese, sino simplemente por Camila. Era una curiosidad de los humanos, pues era sencillo
que éstos se llenasen con los habituales olores de un ser de otra especie.

Sólo hasta que Keana abrió los labios para dar paso a su lengua, fue cuando Lauren logró
hacer algo que jamás creyó hacer en su vida.

La mordió.

Keana no tuvo más remedio que apartarse con un gruñido de dolor, tocando su labio inferior
con su dedo índice, mirando la sangre que brotaba de éste. Le había partido el labio.

–¡Hey! ¿Qué te pasa? ¿Acaso te crees Camila como para morderme?

Pero Lauren no contestó su pregunta, ni mucho menos.

Se puso de pie, y le propinó una buena bofetada. El impacto había sonado tan fuerte como
había dolido, dejando la mejilla de Keana de un tono rojo intenso, y la que la palma de su
mano hormigueando.

–¡No vuelvas a tocarme!

Al fin la bruja pareció recobrar la compostura, e interfirió en el camino de Lauren antes de


que ésta saliese de la habitación.

–Discúlpame, Luna. Me he pasado –murmuró atropellado, y Lauren la miró incrédula.

–Pasarte se ha quedado corto, ¿te das cuenta de lo que has hecho?

Keana levantó ambas manos.


Juro, no fue mi intención. Son arrebatos que no puedo controlar, toda magia viene con un
precio siempre –explicó.

Lauren rio, exasperada.


No intentes justificar tu comportamiento, eso ha sido de lo más estúpido que has podido h
acer en tu estadía aquí. Te recomiendo que te vayas, ahora.

–No lo haré –se negó firme–. Yo enserio debo saldar ésta deuda con Ally.

–Debiste pensar en eso antes de besarme.

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Insideofmysoul
Keana suspiró, bajando la cabeza con vergüenza.

Entonces Lauren recordó la primera conversación que tuvo con Ally respecto a Keana. Y
vaya que se lo había dicho; 'ella tiene a ser muy afectuosa'.

¿A eso se refería?

–¿No me estás mintiendo? –preguntó nuevamente, intentando encontrar algún indicio en


su voz, en su rostro. Pero Keana lucía bastante arrepentida.


Las brujas pasamos por ésta etapa en la adolescencia que marca el costo de nuestro pod
er –explicó detenidamente–
. Tal vez Ally no te ha contado ese tipo de cosas, porque no son de las que enorgullecen.
A algunos como a ella, les es fácil ocultarlo. Pero hay brujas, que como yo, es difícil vivir c
on ello. Para Jennifer es la avaricia, y mira donde terminó –sonrió irónica, pasando la
lengua por la herida aún abierta en su labio–
. A los quince años despertó en mí, fui demasiado promiscua en ese tiempo, pero ahora s
é controlarlo mejor. No fue fácil, nunca es fácil. Pero las humanas ciertamente son mi debi
lidad. Así como Camila es cegada por su instinto animal y no escucha la razón, es algo si
milar para mí. Espero que lo entiendas, y me permitas continuar aquí. Pero sí no es así, c
on gusto me voy ahora.

Lauren enmudeció por unos segundos, no quería sentir lástima, pues lo último que la bruja
reflejaba era eso.

–Cierra bien la puerta antes de dormir.

No vaya a ser que después de enterarse del beso, Camila venga a intentar asfixiarte
mientras descansas.

–Claro, espero que la crema te funcione, por cierto.

☾*☽

Al entrar a la habitación, estaba sola. Pero la luz que iluminaba el baño por debajo de la
puerta le hacía saber que Camila estaba ahí dentro. Sería lo mismo que las noches
anteriores, sólo llegar, arroparse, e intentar dormir. Con Camila dándole la espalda.
Sintiendo su calidez desprender naturalmente a centímetros de ella, pero sin tener la dicha
de tocarla.

Se acercó al borde de la cama, sentándose en ésta, cubriendo su rostro con ambas manos
para sollozar en silencio.

Lo peor es que ni siquiera podía cerrar sus ojos, pue apenas lo hacía, volvía a estar en la
habitación de Keana.

Keana tomándola por los costados.


286

Insideofmysoul
Presionándola contra su cuerpo.

Uniendo sus labios.

Era desagradable, impensable, y se sentía culpable de traer eso a su mente estando tan
cerca de Camila. Aún podía saborear el sabor metálico de la sangre en su propia boca, y la
nostalgia la invadió de inmediato; extrañaba los besos de Camila.

La puerta se abrió con un ligero rechinido, dejando a la vista a Camila recién duchada, con
el cabello húmedo, labios agrietados, y piel igual de descolorida que la suya. Sin embargo,
su expresión al verla no fue como otras noches.

–¿Qué pasó? –su voz sonó baja, pero igual de persistente. La sintió acercarse más a ella,
poniéndose a su altura justo enfrente suyo.

Vamos, idiota. Deja de llorar –se decía a sí misma.

Pero no podía, pues por cada vez que limpiaba con rigidez las lágrimas de sus ojos,
parecían salir más.

–¿Eso es... sangre? –le preguntó con temor, señalando alguna parte de su barbilla.

Mierda.

–No es mía.

Sus palabras apenas habían logrado tranquilizar a la Alpha un poco.

–¿Entonces de qui...?

Sabía lo que iba a preguntar, y de ser por ella no se lo diría con facilidad. Pero Keana había
actuado con raciocinio, le había dejado el olor de bruja impregnado en la piel, y parte de su
ropa totalmente consiente de lo que hacía. El resto de sangre solo lo confirmaba. Sabía que
Camila ni siquiera le hacía falta preguntarle qué había pasado, la Alpha ya había percibido
el aroma. Un hedor que no era el suyo en el cuerpo de su mujer.

Eso sólo la hacía enfurecer más.

–La voy a matar –sentenció.

–No –de inmediato se negó, tomando a Camila por la muñeca firmemente para evitar que
ésta se fuese–. No es lo que crees.

–¿Te lastimó? ¿Hizo algo que tú no querías?

–No fue gran cosa, te lo prometo –al fin dijo, tragándose el nudo en su garganta. Debía ser
completamente sincera, ya no quería ocultarle nada–
. Ella tiene un problema con ser tan suelta y algo coqueta. No sé sí mal entendió las cosas
, me besó, la golpee...

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Insideofmysoul
–¡¿QUE?! –gritó enfurecida, poniéndose de pie–
. No pienso permitir que se quede un minuto más aquí.

–Esa no es tu decisión –la cortó Lauren, en un tono suave–


. Sé lo dejé muy claro, Camila. Ya no me acercaré con ella a no ser que sea para algo del
cachorro, te lo prometo.

A Lauren le extrañó ver como Camila al fin la miraba, con los ojos muy abiertos;
sorprendidos. Pestañeó muchas veces, estupefacta. Todo rastro de enojo se desvaneció,

abriendo paso a una pequeña sonrisa. Claro, había llamado al bebé de la forma en que ella
lo hacía, justo en su punto débil.

Lauren le devolvió la sonrisa, al fin sintiendo que la lejanía que había impuesto la Alpha
entre ellas disminuía considerablemente.

–La mordí, y después la abofetee.

La ojiverde contó lo sucedido como sí se tratase de una travesura suya, con una pequeña
risita.

Camia rio también.

–¿Puedo morderla también? –bromeó la morena, hincándose entre sus piernas para estar
más cerca de su rostro.

–No –de inmediato se negó Lauren–, tú solo me muerdes a mí.

Camila sonrió entretenida, pero no se hizo esperar.

Inclinó su cuerpo hacía adelante, pasando sus brazos por la espalda baja de la cazadora.
Hundió su rostro entre su cuello, pasando al fin su lengua despaciosamente por toda su
marca. Lamiendo constantemente, llevándose todo lo malo, fue como una buena bocanada
de aire para ambas.

–Sólo a ti.

Camila aún podía oler a Keana incluso en esa zona de su cuello, llenándola de un
incandescente enojo. Mordió ligeramente la piel, y Lauren dejó salir el aire por sus labios
con brusquedad.

Una corriente la atravesó el cuerpo a la ojiverde, estremeciéndola de pies a cabeza, y


terminó justo en su entrepierna.

Un gemido se le escapó de lo más profundo de su garganta, sonando ronco y ahogado.

Esa crema... no era para el dolor. Definitivamente.

Camila se removió ante la impetuosa necesidad de su instinto, ese olor le comenzaba a


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nublar la vista. El olor de su Luna.

Casi inconscientemente, y a ciegas; presionó el cuerpo de Lauren hasta que la espalda de


ésta se encontraba completamente contra el colchón, la piel de la chica debajo de ella
erizarse, su respiración se volvió pesada, y las desesperadas manos de la Alpha tomaron
los muslos de Lauren, apretando con urgencia para que ésta entendiese lo que deseaba.

La ojiverde no lo pensó demasiado, sus piernas la rodearon, presionándola contra ella para
cerrar cualquier distancia que las separaba.

–Camz... –gimoteó Lauren, elevando sus caderas en busca de un contacto más íntimo.

–Hueles... hueles tan bien –jadeó Camila, y aún en la oscuridad, notaba lo brillantes y
dilatados que estaban sus ojos.

Y sin poder llegar a contenerse un poco más, la morena comenzó a dejar un camino de
besos húmedos en su estómago justo dónde su blusa se iba recorriendo, dejándola sin
respiración al momento.

–Joder, Lauren –gruñó desesperada, quitando con urgencia la prenda superior–


. ¿Por qué hueles así? No deberías, tú no...

La necesidad de tener a Lauren comenzaba a superar a Camila, le abrumaba demasiado.


Y sólo por eso se detuvo, irguiéndose un poco sobre ella para mirarla a los ojos. El
movimiento causó presión en el centro de Lauren, provocando que contuviera el aliento.

Las caricias de Camila comenzaban a ser suaves, perfilando su rostro con sus dedos en
busca de algún indicio de duda, pero sólo veía amor, amor y deseo. Lauren la deseaba. La
manera en que la miraba se lo hacía saber, pero quería escucharlo de sus propios labios.


Dime que me detenga, dímelo y lo haré, Lauren. Sabes que no estás obligada a complace
rme, no estás obligada a nada.

Lauren suspiró enternecida, dejándose tocar por las hábiles manos de la Alpha.

–Te amo, Camz.

Eso le bastó.

☾*☽

A la mañana siguiente, desde muy temprano, ambas estaban en la barra de la cocina. Y


del otro lado, Keana. Apenas pudiendo inspeccionar con detenimiento el estado que tenía
la marca de la humana. Pues cuando intentó tocar, Camila casi le salta encima con un
gruñido.

Contrario a como se veía el día de ayer, ahora el cabello de Lauren estaba radiante,

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formando sus características ondas cuando recién se levantaba. Su piel más hidratada, y
sus ojos demostraban lo feliz que estaba hoy. Ella, toda ella había regresado a la vida.
Camila era la única capaz de llevársela lejos de sí misma, y traerla de vuelta. Rozando la
perdición con las yemas de sus dedos. Y viceversa.

–Luce bastante bien, ha regresado a su color natural –señaló la bruja significativamente.

–Me siento bien, mejor que nunca.

Después de decir eso, Lauren se abrazó con fuerza de la cintura de su Alpha, apretándola
contra ella.


Sí todo continua tan bien como se ve, podemos hacer el procedimiento dentro de tres días
.

Procedimiento.

Claro, eso es lo que era. Es lo que significaba; solo un procedimiento.

–¿Tres días? –preguntó Camila alarmada–. ¿Tan pronto?


No podemos esperar más, ya ha pasado bastante tiempo. Y el protocolo para los Alphas e
s muy diferente que para cualquier otra especie. Se debe hacer lo más raudo posible.

De pronto todo se había vuelto aún más real de lo que ya era. Lauren se sujetó el vientre
como un acto reflejo, comenzando a sentirse algo mareada. Su vista se emborronó debido
a las lágrimas, pero supo disimularlo perfectamente. Menos para Camila.

–Aún es tiempo de cambiar de decisión –propuso Keana, como si les hubiese leído la
mente.

Camila no dijo nada, sólo sujeto con más fuerza la mano de su Luna.

–¿Lau?

CAPITULO 51

Un tembloroso suspiro se deslizó suavemente fuera de los labios de Lauren, rasposo y bajo.
Sus manos se enroscaron con fuerza en el retazo de tela que Camila tenía por blusa, y que
justo ahora la cubría demasiado para su gusto.

La respiración de la Alpha pareció alterarse notablemente con los sonidos de su Luna,


curiosamente después del incidente con Keana Camila parecía no poder mantener sus
manos lejos del cuerpo de Lauren. Quería quitar cualquier rastro de esa bruja fuera de ella,
quería impregnarla de su propio olor, y a Lauren parecía no molestarle para nada aquello.

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Insideofmysoul
Más ahora con el cachorro en camino, su instinto posesivo y protector se había triplicado.

–Camz –la llamó sin aliento, provocando que la Alpha pasara nuevamente su lengua por
encima de la marca con movimientos hambrientos, estremeciéndola por completo.

Jadeó, separando sus labios ligeramente.

Jamás se sentiría completamente prepara para la oleada de sensaciones que esa acción
traía consigo. Camila era la debilidad de la que jamás podría liberarse.

Un manto de placer puro la cubrió, la recorría entera surcando sobre su piel, viajando entre
sus venas, haciéndole escuchar sus propias palpitaciones como un tambor en su cabeza,
y rompiendo como una marea entre sus piernas.

Aún con su rostro escondido entre su cuello, logró sentir la triunfante sonrisa de la Alpha,
ronroneando satisfecha; saco sus dedos de Lauren con lentitud.

–Mía –proclamó, dejando un beso más en la barbilla de la ojiverde, subiendo a sus labios.

Lauren quería moverse, enserio que lo intentaba. Pero estaba demasiado exhausta para
hacer más nada. Solo asintió, sonriendo.

–Tengo sueño –murmuró con cansancio, entrelazando sus piernas desnudas con las de la
Alpha una vez ésta se recostó a su lado.

Camila mordió su labio, encantada por la manera en que los ojos de Lauren brillaban
cuando miraban el amanecer entrando por la ventana, como se dilataban, y el esmeralda
se asemejaba a un color azulado. Su cabello se extendía a su alrededor, contrastado los
rizos negros con las sabanas claras debajo de ellas. Un color carmesí trepó a sus mejillas
al notar la íntima manera en que Camila la miraba.

Lauren desvió la mirada, sintiéndose un poco intimidada. Aun así se impulsaba a sí misma
a estar más cerca del cuerpo de la Alpha, buscando su calor, acurrucándose para volver a
dormir.

El rostro de Camila se iluminaba maravillado, suspirando enternecida.

Sabía que no se levantaría hasta tarde, pues habían estado despiertas toda la noche. Así
que la sujetó por las caderas para atraerla más contra sí, empezando a jugar con los
mechones de su cabello, hasta que al fin la ojiverde se quedó completamente dormida.

Extrañamente Camila no se sentía cansada, ni mucho menos con sueño. Por eso cuando
por fin notó lo absorbida que estaba Lauren en lo que sea que estuviese soñando, se
levantó con cuidado de la cama.

☾*☽

–Sabes que no nos guardamos secretos, Camila. Jamás.

291

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–¿Secretos? –balbuceó Camila distraída, sin prestarle la más mínima atención a Dinah.

La rubia entrecerró los ojos, mirando la manera en que Camila se tomaba mucho tiempo en
elegir un panecillo para Lauren. La Alpha la había despertado para que la acompañase a la
manada por unos asuntos muy importantes, saciar sus antojos. Ya estaba perfectamente
vestida, aunque su cabello era una maraña.

Pasaba la yema de sus dedos sobre la corteza de algunos panes, como juzgando cada uno
sin siquiera probarlos, descartando la mayoría con tan solo el olor.

–Sí, secretos –acusó.

–Yo no tengo secretos que decirte, ya los sabes todos –respondió Camila con soltura,
encogiéndose de hombros.

Era aún demasiado temprano, pero lo suficiente para que solo un par de negocios
estuviesen ya abiertos. Camila tenía antojos de algo dulce, y el propietario de la panadería
no podía rehusar la venta a la Alpha por ningún motivo. Sea la hora que sea.

El hombre tenía unas grandes entradas que lo hacían lucir más viejo de lo que era
realmente, llevaba encima una bata y bostezaba constantemente. Pero en ningún momento
se vio molesto por la tardanza de la chica, era todo lo contrario.

–Bueno, pues no todos sí tengo mis dudas.

–Bien, fui yo quien tomó tu ropa para dársela al grupo de rastreadores para encontrarte.

No era lo que esperaba escuchar, pero aun así la miró indignada.


Camila, el que me hayas echado de la manada no quiere decir que puedas tomar mis cos
as. ¡No me la devolvieron!

Camila bufó cansada, empezando a meter a la bolsa la comida que compraría. Sin notar el
bajo suspiro de alivio del hombre, al fin podría volver a la cama.

–Pero eso no es a lo que me refería –al fin dijo, bostezando sonoramente–


. ¿A qué se debe tu cara de boba enamorada en los últimos días? Desde que Keana se fu
e hace una semana te comportas... diferente.

–En realidad ella volverá en unos días, solo fue a terminar otro trabajo y...

–¿Quieres dejar de darme evasivas? –se quejó Dinah, perdiendo la paciencia.

Camila resopló divertida, moviendo la mitad de su cabello hacía un lado. Parte de su cuello
y clavícula quedó expuesta ante la acción, y unas marcas entre rojizas y purpuras oscuras
resaltaron en la piel de la Alpha al hacerlo.

–Wow –escuchó de nuevo la voz de Dinah, sonando más relajada que antes–
292

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. Se nota que Lauren también encuentra formas de marcarte.

Fuera de sentirse avergonzada o algo por el estilo, Camila sonrió ampliamente, mordiendo
su labio con dureza. Recordando el instante en que Lauren ya no encontraba otra manera
de descargar su excitación. Aún dolía un poco, pero era agradable sentirlo. De tan si quiera
pensar en ello quería volver corriendo de nuevo a la cama con su Lauren.

–Bueno, ahora sé que no solo le gusta morder la almohada...

–Lauren decidió que nos quedaremos con nuestro cachorro –sonrió Camila, dejando de
lado el comentario de Dinah.

La rubia abrió mucho los ojos, bastante sorprendida. Abría la boca para intentar decir algo,
pero nada salía de sus labios, era un auténtico pez fuera del agua. A Camila pareció hacerle
mucha gracia su reacción, por lo que fue la primera en lanzarse a abrazarla bastante
emocionada.

Dinah seguía sin vocalizar palabra, pero sí que respondió a su abrazo.

–Enhorabuena –escuchó la impaciente voz del encargado, esperando su


paga.

–¿Entonces por qué Keana volverá? –inquirió Dinah, confundida.

–Quiere hacerse cargo de Lauren, sobre su salud y todo respecto al embarazo.

Dinah se separó de ella, mirando al fin la expresión de preocupación de la Alpha.

–Hey, tranquila. Todo irá bien.

–Pero...

–Pero nada –interrumpió, tomándola por los hombros–. Lauren es fuerte.

–Esto no había pasado antes, Dinah –siseó Camila, bajando el tono de su voz–
. Keana dijo que era un embarazo riesgoso...

Los ojos de la Alpha se apañaron en lágrimas, algo que no era bueno.

Estaban fuera, y aunque hubiesen pocos, los habitantes de la manada jamás debían verla
vulnerable.

–Y aun así Lauren aceptó –recordó Dinah, sonriendo.

Los genes en la mordida de Camila en Lauren eran de Alpha, de eso no había duda. Que
ya en sí son fuertes. Pero Matthew también es un Alpha. Y Lauren humana.

En el poco tiempo de embarazo, Keana ya había deducido que el cachorro sería un Alpha.
Se desarrolla más rápido en el vientre, absorbe más nutrientes, requiere más energía, y
quizás para entonces Lauren no tenga la fuerza suficiente para parir.
293

Insideofmysoul

Yo la orillé a tomar esa decisión, es mi culpa. Sí algo le pasará... sí algo le pasa a ambos..
. yo...


No pasará, y tú no la orillaste a nada. Tú la apoyaste. Lo hiciste antes, y debes hacerlo ah
ora. Sobre todo ahora, que Keana le hará esos chequeos. ¿Planeas dejarla a solas con la
doctora corazón?

Camila amplió los ojos.

Negó con fiereza.

De pronto, estar lejos de ella justo ahora le parecía absurdo. Ya quería volver.

–Debo irme, te veo en el desayuno –murmuró atropellado, regresando con urgencia a


casa.

Dinah sonrió, y estaba por marcharse cuando el hombre aclaró su garganta, fue cuando se
volvió hacía él.

–Diablos, Camila. Me debes una –resopló, sacando la paga.

Por otro lado, Camila entró a tropezones a casa nuevamente, cuando una ocurrencia pasó
por su cabeza al ver cruzar a Ally en la cocina. La joven bruja tenía entre manos una taza
de té, y lo sabía porque podía olerlo. Manzanilla. Su favorita.

–Buen día, Ally –llamó con suavidad, y extrañamente nerviosa.

La bruja bostezó, antes de sonreírle entretenida.

Ver a Camila titubear era raro.

–Buen día, ¿ocurre algo? –inquirió intuitiva, elevando una ceja.

–Es que yo... quería pedirte ayuda con algo.

☾*☽

–Sólo iré a ver qué tal la cosecha y el ganado, después de todo son mis tierras, ¿no? –
sonrió Lauren, cubriéndose con un abrigo.

Camila asintió, convencida de ello. Ella misma se las había dado a Lauren. Podía hacer lo
que quisiera de ellas, pero eso no significaba que no le preocupara que Lauren saliese en
su estado.

–Sí, pero yo puedo hacerlo por ti –se ofreció, tomando la manga de su atuendo
delicadamente. Como una invitación a quedarse.
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Insideofmysoul
Lauren sonrió, casi con ternura.

Acarició el rostro de Camila, y plantó un beso en la punta de su nariz.

–Sé que también tienes cosas que hacer, Camz –susurró muy cerca suyo, pasando ambas
manos por el cuello de Camila. La Alpha no se contuvo a deslizar sus brazos por su cintura,
cerrando los ojos e inspirando profundo–
. No puedes dejar de lado tus labores como líder por mí, y yo ciertamente necesito salir po
r lo menos a tomar aire fresco y distraerme con algo.

Camila al principio se tensaba con la idea, lo notaba por la rígida manera en que la sostenía
contra ella. Pero aun así asintió, poco convencida.

–Sí noto que algo anda mal...

–Hey, no tienes por qué preocuparte –le acarició los hombros, uniendo sus labios para
tranquilizarla aunque sea un poco–
. En todo caso yo también debería estar preocupada por ti, con eso de que estás llevando
los síntomas por mí –sonrió.

Camila rio, una risa suave y ronca que le provocó un suspiro.


Ni me lo recuerdes, tuve unos antojos horribles por la mañana. Y no dudo que vomitaré to
do en unas horas.


Estoy segura de que nuestro bebé obtendrá alguna clase de súper poder relacionado con
bananas por qué es lo único que comes con los antojos.

–Pues es porque él me los pide a gritos –se defendió Camila, intentando contenerse–
. En todo caso no me superaría.

Lauren mordió su labio.

–Estoy segura de que sería idéntica a ti.

–¿Idéntica? ¿Es alguna clase de presagio decir que será una niña? –sonrió.

Lauren se encogió de hombros.

–Sería tener a una mini-tú corriendo por ahí y gruñéndole a quien se le ponga en frente –
bromeó. Y Camila la miró entre sorpresa e indignación–
. No me mires así, sabes que es verdad.

–Es muy diferente saberlo a que lo digas en voz alta –repuso ella en tono sarcástico, aún
sin borrar su sonrisa–. Una mini-yo, ¿eh? Y amante de los plátanos con poderes.

–Una mini-Camila súper banana.


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–Sí, eso. Banana –se corrigió rápidamente–
. Que lastima, tendrá que aprender a vivir bajo mi sombra.

–Eso solo sí no vomitas todo lo que acabas de desayunar por los mareos –protestó
Lauren, causando que Camila pusiera los ojos en blanco–
. Solo asegúrate de hacerlo en el baño. No quiero tener que levantarme de nuevo a media
noche para llevar a lavar nuestras sabanas.

–¡Me tomó por sorpresa! Juro que intenté llegar al váter a tiempo...

–Claramente no lo hiciste –murmuró Lauren, divertida por la tierna expresión de Camila;


una clase de puchero emberrinchado–
. Siento que cuidaré de dos cachorros en vez de uno.

–Que conste que soy la numero uno –se adelantó a decir Camila, juguetona–
. El cachorro numero dos me orilla a todo esto.

–Claro, mi amor –rio Lauren, plantando un beso más profundo y húmedo que el anterior;
desplazando su lengua hábilmente en la boca de Camila, tomando la iniciativa de provocar
a la Alpha, aunque al sentir sus propias pulsaciones hasta en la yema de los dedos y el
hecho de que sus piernas no dejasen de temblar no sabía sí estaba causando el efecto
contario. La acción había dejado a Camila completamente descolocada, robándole el
aliento, enredando sus dedos en su cabello, succionando su lengua, tomando el control...–
. Lo que tú digas.

Camila ni siquiera abrió los ojos, solo quería más de ella.

Siempre más.

–¿Lo que diga de qué? ¿Qué? –preguntó distraída, comenzando otro beso más
apasionado.

Lauren sonrió contra sus labios, sintiendo como su Alpha apretaba con más firmeza el
agarre sobre ella, tirando más, directo a la cama. De pronto, a Lauren pareció olvidarse
lentamente de sus planes anteriores, estremeciéndose de placer con las caricias de Camila.

Aun así, su juego de provocarla no había quedado en el olvido, pues apenas la Alpha
intentaba profundizar más el beso, Lauren se apartaba con una sonrisita cómplice, iniciando
otro más lento y despacio.

Cuando Camila intentaba meter las manos debajo del abrigo, debajo de la blusa de la
ojiverde, Lauren atrapaba sus manos para entrelazarlas, lo cual solo terminaba por frustrar
de sobremanera a la morena.

–No juegues –pidió con fervor, apartándose un poco de sus labios.

Lauren sonrió, empezando a repartir besos por su barbilla, bajando por su cuello.

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Camila respiró hondo.

–¿No te gusta jugar? –inquirió contra su piel, sonando ronca y sin aliento.

–No ahora.

Las manos de Camila la tomaron por los muslos, levantándola del suelo. Lauren la rodeó
instantáneamente.

La recostó con suavidad en la cama, sin apenas apartarse un solo centímetro. La


respiración de ambas era entrecortada, y las mejillas de Lauren sonrojadas. Abrió la boca
para intentar decir algo, pero fue interrumpida.

Un aullido cortó el aire.

Camila de inmediato se enderezó más, atenta, expectante. Sus ojos miraban con sutileza
y concentración varios puntos en la habitación.

Por la posición que había tomado sobre ella, a Lauren le era sencillo mirar con atención
cada una de sus expresiones. Había estado aprendiendo demasiado de ella, sabía que
cuando otro licántropo de la manada aullaba de esa manera, era para pedir ayuda, o señalar
que había encontrado algo.

Sin embargo no era muy común escucharlos, usualmente todo es bastante tranquilo.

–Es Keaton –dijo Camila, sorprendiendo a Lauren por la exactitud en la que lo dijo. Ella solo
había escuchado un simple aullido, podía venir de cualquiera de la manada–. Algo pasó.

–¿Algo... malo?

La Alpha estaba por responder a eso, cuando el mismo aullido volvió a resonar. A ese
sumándosele otro, y uno más. Poniendo en total alerta a Camila, quien de inmediato se
puso de pie.

–¿Es un intruso? –intentó adivinar Lauren, apoyándose en sus brazos para lograr sentarse.

–Sí, pero hay algo más. Debo ir a ver qué sucede.

–¿Algo más como qué? –exigió saber, deteniendo a Camila antes de que ésta se
marchase.

La castaña suspiró, rendida.

–Hay alguien herido. Sólo eso sé, Lauren –explicó detenidamente–


. No salgas de casa, quiero asegurarme de que ya no hay peligro. Los quiero seguros... –
se inclinó hacia abajo, a la altura de su vientre, besando con dulzura por encima de la blusa–
... a ambos.

No era algo serio, no como la última vez.

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Claro, siendo un solo intruso no debía porque armarse demasiado escándalo.

CAPITULO 52

Una vez Camila salió de su habitación, se quedó completamente sola. Bueno, sí es que no
contaba la presencia de la vida que se formaba en su vientre, sí que estaba sola. Pero no
quería estar sin hacer absolutamente nada, y sí de algo estaba segura, era que Camila no
corría ningún riesgo.

Abrió la puerta bruscamente, y de inmediato escuchó el chillido de sorpresa y dolor de


alguien que intentó hacer lo mismo del otro lado.

–¡Mi uña! –lloriqueó Dinah, cerrando los ojos con fuerza y abrazando sus dedos de su mano
derecha contra su pecho.

–Oh, lo siento. No pensé que alguien estaría detrás de mi puerta –recalcó Lauren. Irónica.

Dinah la miró con desconfianza, volviendo a enderezarse.

–No te emociones, brincos dieras si me tuvieras como una admiradora que te vigila a
escondidas.

–Creo que el término correcto es acosadora –masculló entre dientes.

Dinah elevó su puño para dejar un juguetón golpe en el hombro de la chica, quien la miró
incrédula.

–¿Se supone que debería dolerme?

–No puedo golpear a la Luna embarazada de la Alpha, ella me mataría –sonrió, intentando
parecer de lo más inocente.

–Eso suena más bien a que estarás esperando que tenga al bebé para golpearme.

La rubia pareció pensarlo por un par de segundos, pero terminó encogiéndose de hombro
desinteresada.

–Camila igual me mataría, pero aun así puedo intentarlo.

–Wow... eso me reconforta demasiado.

–Oh, cállate –repuso Dinah, abrazando efusiva a Lauren sin esperar ni un segundo más–
. Estoy tan feliz por ustedes.

Lauren sonrió, envolviéndola con sus brazos. Era la primera vez que se sentía bien cuando
alguien la felicitaba por su embarazo.

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–¿Eso quiere decir que tomé la decisión correcta?

–No se trata de lo correcto o no –respondió con seguridad, apartándose de ella–. Se trata


de hacer lo que tú sientas mejor para ti.

–Siento que ya no podría imaginar un futuro donde éste bebé no estuviese involucrado –
confesó finalmente, dejando salir el aire que tanto había estado reteniendo–. Por cierto,
quiero pensar que subiste aquí sólo para felicitarnos a ambas, pero sé que hay algo más.

–¿Insinúas que sólo vengo a verte cuando hay problemas? –inquirió, simulando estar
ofendida.

Lauren la miró incrédula.

–¿Camila te pidió que me cuidaras mientras averigua qué sucede allá fuera?

Dinah suspiró, totalmente rendida.

–Sí... –afirmó con inquietud–. Venga, me atrapaste. Ahora hagamos alguna pijamada loca
mientras voy por algunos pastelillos.

Oh, ahora evitaba encontrarse con sus ojos. Lauren de inmediato supo que no le decía aún
toda la verdad.

–¿Quieres dejar de verme así? Caray, usas la misma mirada de Alpha malhumorada de
Camila –reprochó, totalmente intimidada–. Es verdad eso de que eres lo que comes.

–¡Dinah! –insistió.

–¡Bien! –al fin cedió–. Hay alguien allá abajo que vino para hablar específicamente
contigo.

Lauren frunció el ceño, confundida.

–Es Alexander.

Un vahído se apoderó de ella, repentinamente se sentía mareada, con nauseas, totalmente


desinhibida. Era una sensación que le nublaba los sentidos, como si estuviese a punto de
desmayarse.

Dinah la miró preocupada.

–Le puedo pedir que se marche, no tienes por qué hacerlo –intentó disuadir rápidamente.

Lauren la miró parpadeando.

Hasta que al fin recobró un poco el aliento.

–¿Por qué vendría aquí?


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La chica se encogió de hombros, con una mirada de total confusión intentando retener un
comentario irónico.

Sí tú no lo sabes, ¿yo qué?

–No lo sé, Lauren. Pero ten por seguro de que debido a que es el padre de Matt, no te
dejaremos a solas con él.

Por alguna razón, eso no la reconfortaba en lo absoluto. Pero para ser sincera, Alexander
jamás se había asemejado ni por poco al monstruo que era su hijo, siempre fue amable y
cordial con ella, y un gran apoyo para Camila cuando las cosas estaban tan tensas con su
padre en un principio.

Quizás solo le asustaba el hecho de que ese hombre era tan apegado a la persona que
más le había hecho daño.

–No, está bien. Bajemos.

–¿Estás segura? –insistió Dinah.

–Completamente.

☾*☽

Líneas de expresión marcadas, barba descuidada, y canas abarcando gran parte de él


como una clara señal del envejecimiento y estrés. Lauren se mantuvo al margen, el hombre
mostró una amigable sonrisa al verla que le extrañó por completo.

Alexander se puso de pie, la acción le resultó ser muy intimidante a la ojiverde. Casi
olvidaba lo alto que era a comparación suya, quería pensar que era alguna clase de
cualidad genética de Alpha súper dotado, pero quizás eso simplemente era suyo. Aún así
la firme presencia de cinco guardias a su alrededor la tranquilizaba más de lo pensado.

–Luna, que gusto verla de nuevo –al fin dijo, luciendo verdaderamente feliz.

Con una amplia sonrisa, intentó acercarse a ella. Pero fue rápidamente detenido por el
fuerte agarre de uno de los Betas.

Lauren retrocedió un paso, intentando ser lo más sigilosa posible.

Pero chocó en seco contra los pechos de Dinah.

–Creí que estabas segura –intentó bromear la rubia.

–Lo estoy –aseguró una vez más, volviéndose nuevamente al hombre, quien seguía aún
de pie un poco confundido por el trato que se le daba–. Puede tomar asiento, Alexander.

–No comprendo, ¿qué sucede?

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Con un pequeño impulso de su cuerpo, tomó asiento frente a él en otro sofá, con una mesa
de centro de por medio. Dinah no tomó asiento junto a ella, pero podía sentirla detrás suyo.
Apoyando sus antebrazos en el respaldo del mueble.

–Dudo mucho que no entiendas lo que en verdad sucede –escupió la Beta, intentando
sonar de lo más tranquila.

Alexander tragó en seco, empezando un nervioso jueguecillo con sus anillos.

–No entiendo porque vienes aquí a pretender que no lo sabes –añadió.

–Dinah, es suficiente –pidió Lauren, logrando que la rubia se mantuviese al margen.

–No quería dar esa impresión –al fin dijo Alexander al cabo de unos segundos. Lauren
apartó la mirada–. Sé lo que mi hijo hizo, y no estoy aquí para justificar sus actos. Sólo
quiero que me escuches, Luna.

Tenía un mal presentimiento de lo que diría, sabía que nada bueno saldría de ésta
conversación.

Lauren se mantuvo en silencio, y el Alpha lo tomó como una señal para continuar.

–Yo sé, que no tengo ningún derecho... –intentó decir, sin ninguna convicción.

–¿Derecho a qué? –repuso ella, sin flaquear un momento.

–A conocerlo.

Al principio no lo comprendió de inmediato, sus pensamientos estaban totalmente en otro


lado. Una extraña sensación le hormigueó en la marca, causando que ésta la rascara
ansiosa.

Nadie habló después de lo que dijo, y debido a que Lauren estaba tan distraída se vio en la
necesidad de volver a preguntar.

–¿Qué?

–Yo sólo... vine porque quiero poder estar aquí cuando nazca ese niño.

El ambiente estaba tenso después de esa declaración, y una ola de emociones arrasó con
ella en ese instante, dejándola en blanco, con un fuerte dolor en el estómago.

–¿Ese... niño? –Dinah hizo una mueca, con la misma expresión de confusión que la de
todos.

Alexander sonrió, como si un recuerdo viniese a su mente, trayéndole un poco de nostalgia.

–Así lo siento, será un Alpha. Como su padre.

Lauren se levantó tan rápido que sobresaltó a los guardias.


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Su rostro se ensombreció, en una mezcla de enojo y dolor. Su mandíbula estaba tensa, y
sus uñas se encarnaban en las palmas de sus manos. Hacía frío, pero la humedad en el
aire era esponjosa, pegando parte de su cabello en su piel, con un tono rojizo de ira en toda
ella. Su respiración era acelerada, con exhalaciones largas e inhalaciones profundas.

El contacto visual no se rompió en ningún momento; Alexander lucía realmente asustado y


arrepentido por lo que había dicho, y cuando intentó ponerse de pie, los guardias lo
regresaron de un firme jaloneo por los hombros, manteniéndolo en su lugar. Como si fuese
alguna clase de manera de recordarle que Lauren estaba muy por encima suyo, que éste
no era su territorio, y que con un chasquido de la Luna de Dark Moon, él ya estaría muerto.
Así que se abstuvo de poner fuerza, y bajó la cabeza.

–No quise decir, eso. No es a lo que me refería, yo quería...

Balbuceos y más balbuceos.

Disculpas sin sentido, y sudores fríos.

Lauren no se inmutaba ante el mal rato que Alexander parecía estar pasando en su cabeza.
Sólo lo miraba ahí, en silencio.

–Por favor, Luna. No me malentienda.

–Sí mi bebé llega a ser Alpha, será por Camila. No por esa basura a la que llamas hijo –
espetó entre dientes.

–Sea como sea Matthew, él sigue siendo mi hijo –defendió, manteniendo su tono
suplicante–, y el bebé que llevas en el vientre es mi nieto.

–Largo –exigió Lauren, abriendo los ojos como un par de flechas que atravesaban el cráneo
de Alexander.

Los guardias lo tomaron por los brazos, levantándolo de su asiento, y desgarrando su saco
debido a la fuerza del Alpha por impedirlo.

–Sabes que no podrás hacer nada, fui como un segundo padre para Camila. Y aunque
Alejandro y Sinu no estén aquí, Camila me tiene el suficiente respeto para aceptar que lo
vea. ¡Yo no soy el enemigo, Lauren!

–Ya cierra la boca, maldita sea. Ya cállate –gruñó Lauren, pasando sus dedos entre su
cabello para intentar mantener la calma. Un ataque de ansiedad se avecinaba.

–Lauren, ya está. No tienes por qué escucharlo, no le vendrá bien a tu embarazo –intentó
persuadir, tomando el antebrazo de Lauren para llevarla de nuevo a la tranquilidad de su
habitación–. Que los guardias se hagan cargo, vámonos.

–Los guardias –se mofó Alexander, intentando librarse aún de ellos–. Sabes que no podrán

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hacer nada en su momento –amenazó, con una mirada completamente diferente a la que
siempre les mostró a ella y a Camila.

Era un total extraño.

–Esto no tiene ningún sentido, es basura –pronosticó Dinah, tirando de Lauren en dirección
contraria–. Es suficiente, Camila no tarda en llegar.

Lauren negó con la cabeza, cambiando de actitud.

–Matt no tocará a mi bebé, eso te lo aseguro.

–Ese niño es el primer Alpha progenitor de mi hijo, por lo tanto también el futuro líder de mi
manad...

–¡Ya basta! –gritó Dinah de improviso, mostrándose reacia a permitirle hablar más de la
cuenta–. Di una palabra más, y lo pagaras muy caro. Te recuerdo que éstas no son tus
tierras.

Alexander cuadró los hombros, sombrío, intentando volver a encontrarse con la mirada de
la Luna, pero Dinah se lo impidió.

–Esos aires de superioridad no van contigo, eres una simple Beta, eso no cambiará.

Dinah soltó una risilla.

–No intento cambiar quien soy, estoy muy satisfecha conmigo misma –repuso ella, alzando
más la barbilla hacía los guardias–. Sáquenlo del territorio, no podrá volver a entrar hasta
convocar a una junta con la Alpha.

–¡Tengo razón y lo sabes, Lauren! –fue lo último que le escuchó decir.

Lauren se encontró atenazada por un repentino e indeterminado rencor. No dijo nada


cuando Dinah la guio de vuelta al segundo piso, prometiendo volver una vez se cerciorase
de que Alexander saliese de la manada.

☾*☽

Estaba desconcertada, Camila no había regresado aún. Dinah hace ya un par de horas que
se había ido, diciendo que la Alpha estaba ocupada con algo. Pero no debía preocuparse.
Empezó a tiritar sin siquiera darse cuenta, le hacía falta un cuerpo cálido a su lado en la
enorme cama.

Instintivamente abrazó su abdomen, acurrucándose contra la almohada de Camila. Aún


podía olerla en ella.

Su mente la acribillaba con posibles escenarios donde Camila estaba involucrada,


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impidiéndole conciliar el sueño. De pronto, los ojos de Alexander abrieron paso en su
cabeza, recordando la manera en que la miraba, o la seguridad que tenía al decir que el
bebé sería un niño.

Su nieto.

La idea le causaba escalofríos, y terminó encogiéndose más entre las cobijas.

Ya no pienses en ello.

Ya se fue.

Él no es un problema.

Carajo, respira.

Cuando la puerta se abrió, se paralizó por completo.

Un olor extraño llegó hasta ella, obligándola a sentarse. Pero por más que mirase con
detenimiento el cuerpo de Camila andar por el cuarto, no le encontraba ninguna posible
respuesta a lo tenía en frente.

–Camila... –jadeó sin aire, incrédula.

–Tranquila –le escuchó decir en tono bajo, suave. Pero era imposible mantener la calma
cuando la Alpha estaba cubierta en sangre, parte de su cuello y mejilla estaba salpicada en
pequeñas gotas, casi pasando desapercibidas, pero sus manos parecían estar tapadas
simulando un par de guantes, que de no ser por el color, pensaría que podrían serlo. Pero
no, era sangre; oscura, fresca, y casi grotesca–. Está bien, Lauren. Ya todo estará bien.

¿Qué clase de respuesta era esa?

No tenía ningún sentido, presentarse así en su habitación a las tantas de la madrugada,


solo diciendo eso.

Camila logró ver el miedo en los ojos de su Luna, y se obligó a seguir hablando.

–Estoy bien –susurró.

Lauren asintió automáticamente, despacio. Intentando convencerse a sí misma de que eso


era cierto.

–Alguien atacó, fue una distracción –explicó con detenimiento, tragando saliva.

–¿El... intruso?

–Era de la manada de Matt –aclaró, empezando a quitarse las prendas sucias–. Me


llamaron porque... habían encontrado el cuerpo de un Omega. Era solo un chico, Lauren.
Ni siquiera cerca de ser una amenaza, solo estaba con el grupo de recolectores... y... –su
voz se rompió, bajando la cabeza apenada–. Él le cortó la garganta.
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Ambas permanecieron en silencio después de eso, Lauren no encontraba las palabras
correctas por decir. Podía ver el dolor en las facciones del rostro de Camila, lo mucho que
le afectaba el hecho de no poder hacer nada por ayudarlo.

Intentó poner una mano reconfortante en su espalda, pero ella se apartó.

–¿Lo mataste? –inquirió, con el tono más suave.

Camila negó, tragándose las lágrimas con molestia.

Levantó la cabeza, alzando la barbilla hacía ella.

–Fue Keaton quien lo hizo.

–¿Entonces de quien es la sangre, Camila?

La Alpha la miró, exhalando lo que había retenido en sus pulmones.

–Dinah me dijo que Alexander estuvo aquí –dijo de improviso, poniendo a Lauren más
nerviosa–. Te amenazó.

–Sí... –afirmó sin pensar.

Camila no dijo nada, y Lauren pareció comprenderlo.

El pánico se derramó sobre ella, como un golpe de agua muy fría.

–Él... él está... Tú...

–Él ya no será un problema, Lauren –enfatizó cada palabra, desviando de nuevo su


atención.

–Lo mataste.

No sonaba enojada, ni triste. Su voz era neutral, rectificando solo lo que había sucedido.
Se sentía algo aturdida, y su estómago se revolvió salvajemente.

–No teníamos opción, Matt lo había enviado. Y Alexander mandó a ese chico a hacer lo
que hizo. Es una advertencia para él. Nadie toca a mi familia.

CAPITULO 53

–¿Y cómo ha ido todo? –preguntó Keana, tocando el vientre de Lauren de la forma más
lenta y vacilante posible, lo cual le causaba mucha gracia.

Apretó sus labios con fuerza para retener una risita.

–Tranquila, aún no muerde –bromeó, logrando que la tensión se rompiese cuando Keana

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sonrió–. Todo bien, no he sentido ninguna molestia. Por cierto, ¿cuándo sabremos el sexo
del bebé?

Había hablado tan deprisa y atropellado debido a los nervios: que de inmediato sus mejillas
se sonrojaron, pero Keana prefirió pasarlo por alto.

–Podremos saberlo con una muestra de tu sangre.

–¿Sólo con eso? –escuchó la resonante voz de Dinah, entrando a la habitación sin siquiera
tocar–. ¿Tan sencillo?

Lauren sonrió, relajándose un poco.

–En la sangre se puede detectar la presencia de cromosomas masculinos y así


entonces... –empezó a explicar Keana, siendo interrumpida drásticamente.

–En realidad no me interesa como se hace, solo quiero saber si tendré una sobrina o un
sobrino.

Keana resopló, rodando los ojos.

–¿Entonces qué haces aquí?

–No te tengo que dar explicaciones después de engañarme para que lamieras mis pechos –
protestó rencorosa.

–Dinah –insistió Lauren.

No tenía sentido que la Beta intentase iniciar una pelea cuando Keana se estaba
manteniendo muy al margen de la situación, cuando todo estaba tan en paz.

–Solo pasaba por aquí, y decidí llegar a ver qué tal iba todo...

Lauren y Keana compartieron una mirada incrédula, poniendo nerviosa a Dinah.

–Camila te mandó, ¿no es así?

–No la puedes culpar por ello, bruja –de inmediato saltó a decir, a la defensiva–. Te has
metido en su cama, y has besado a su mujer. Perdona que la Alpha desconfíe de tus
intenciones.

–Dile a la lobita que no le haré nada a Lauren –insistió algo cansada, girándose a tomar
algunos objetos de entre sus cosas.

Dinah asintió, desconfiada.

Lauren suspiró, asimilando lo que estaba sucediendo.

–... nada que ella no quiera.

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Y ahí estaba.

Lauren enrojeció, y Dinah puso los ojos en blanco.

–No le digas esto a Camila, Dinah –pidió Lauren.

–A ésta chica enserio no le importa su vida –murmuró Dinah, causando que la tensión en
la habitación se elevara.

No era el mejor de los comentarios considerando lo que había sucedido la noche pasada.
Y Keana pareció más calmada y pensativa al respecto. Se echó sobre los hombros su
chaqueta, y sacó tres piezas de cristales colocándolas en diversos puntos de la habitación,
acomodándolos de la forma más cuidadosa y quisquillosa posible. Eran muy pequeñas, ni
siquiera pasaban el tamaño de su dedo meñique.

Lauren no tenía ni idea para qué eran, y no quiso preguntar nada al respecto; pues ni Dinah
se había retractado de lo dicho.

Acto seguido, sacó una jeringuilla.

–Creí que no era verdad –dijo al final, con voz baja y ronca–. Dinah tiene razón, mejor dejo
de hacer esos comentarios; No vaya a ser que ahora sea mi turno.

Por alguna razón, la actitud de la bruja le molestó.

Sus mejillas enrojecieron, y frunció el ceño con dureza. Dinah de inmediato dio un paso
atrás.

Keana hablaba de Camila como si se tratase de algún animal peligroso que hubiese hecho
una masacre al azar a gente inocente, y estuviera dictando su sentencia. Como si le
acusara.

–Camila no es un monstruo.

Keana la miró.

–No dije que lo fuese –objetó.

–¿Crees que ella quería hacerlo? –inquirió alzando la voz, Keana se enderezó frente a ella,
intentando mostrarse recia–. Era su maldito tío, ella lo adoraba.

–Eso no es de mi incumbencia.

–¡Entonces no digas cosas de las que no sabes una mierda! –refutó enfadada,
sobresaltando a Dinah quien estaba a su lado–, no conoces a Camila, y no me conoces a
mí.

Aún seguía demasiado alterada, lo de anoche le había afectado demasiado. Que Camila le
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demostrara que estaba dispuesta a todo por su bienestar era una sensación reconfortante,
casi abrumadora. No quería estar en una amenaza constante, no era un ambiente en donde
le gustaría ver crecer a su bebé.

Pero por eso Camila lo hacía todo, para que su cachorro estuviese a salvo.

Camila es su lugar seguro.

–Lo siento –cedió Keana, bajando la cabeza–. No pensaba lo que decía.

Lauren tomó aire profundamente, expulsándolo con tranquilidad.

–Está bien –murmuró–. Yo también lo siento, es solo que aún... aún estoy asimilándolo.

Keana parpadeó, tragando saliva forzosamente. Asintió despacio, acercándose a pasos


vacilantes a la puerta.

–Permítanme un momento, ahora vuelvo –añadió sin más, saliendo de la habitación.

Fue lo más parecido a una huida. Y Lauren no estaba muy segura si algo en sus palabras
le había afectado, quizás recordado algo.

Bajó la cabeza, empezando a jugar débilmente con el borde de su vestido.

–¿Y Camz? –logró articular, mirando a Dinah por encima del hombro.

Su voz ya no sonaba como le había hablado a Keana hace unos momentos, parecía que al
fin había sacado un poco del estrés y cansancio en su cuerpo con ella, lo cual ahora la
hacía sentir culpable.

Keana después de todo estaba ahí para ayudar.

–Estará aquí en un momento –atinó a decir Dinah, relamiendo sus labios–. Escucha Lauren,
lo que Camila ha hecho... ha sido algo grave.

–¿Crees que no lo sé? –dijo entrecortada, intentando encontrar lo que quería decir sin
éxito–. Diablos, no dejo de pensar en ello, Dinah. La manera en que toda esa sangre la
cubría, estaba en todas partes, aún seguía tibia y el olor era tan... pero ella... seguía siendo
Camila. Mi Camila. Y yo no le temo, hizo lo mejor para nuestro bebé.

Dinah suspiró, acercándose más a ella.

–Yo sé que fue lo mejor, yo no soy quien para juzgar las decisiones de la Alpha. Pero no
me refiero a eso –susurró bajo.

Lauren negó levemente, no entendía nada. Su corazón comenzaba a acelerarse.

–Alexander era un Alpha, Lauren –reiteró con firmeza, mirando directamente a los ojos
esmeraldas–. Con una manada entera que también tiene aliados. Sí él hubiese muerto en

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el territorio se podría alegar que invadió sin autorización; pero no fue así.

Casi jadeó preocupada, pasando una mano entre su cabellera desordenada.

–Camila lo siguió cuando se enteró de todo. Ocurrió fuera de la manada, Lau. Camila mató
a otro Alpha, es demasiado serio.

–Matt es quien debe ocupar el lugar de su padre –comprendió, sin aliento.

–Quizás lo planeó de esa forma para al fin salir de su maldita madriguera y tener por lo
menos seguridad en algún lugar. Así ya no se estaría ocultando de todos porque sabe muy
bien que su cabeza ya tiene precio.

Tenía mucho sentido, sí a Alexander lo mataban Matthew de inmediato tomaría su lugar


como parte del linaje. La manada no podía estar sin un líder, y debido a que no era una tan
pequeña como Cold Moon, temían desperdigarse y quedarse desprotegidos ante
cazadores.

–¿Piensas que provocó que Alexander viniera aquí?

Dinah se encogió de hombros, mirando entre intervalos de tiempo hacía la puerta para
cerciorarse de que no había nadie escuchando.

–No me sorprendería –resopló, rascando su cuello con ansias–. Escucha, Lauren. Te digo
esto para que seas consciente de lo que podría suceder, Camila no te lo dirá porque está
demasiado convencida en que nadie debe decirte nada para no alterarte en el embarazo.

Eso sonaba mucho a algo que diría Camila.

–¿Qué podría pasar?

Dinah suspiró.

Abrió la boca para explicarse, pero la puerta se abrió tranquilamente. Keana entró con un
semblante más relajado, y seguida de ella, Camila. Y ahora con la claridad del día; podía
notar las perceptibles heridas en sus brazos y parte del pecho, como zarpazos que no
llegaron a ser lo suficientemente profundos.

Su mirada estaba muy por lo alto, y su mirada se endurecía un poco a medida que veía a
Keana acercarse más a Lauren.

–Pase Alpha, la esperábamos para empezar –pidió Keana, apenas mirándola mientras
sacaba una hoja arrugada de su chaqueta.

Lauren notó como la ceja de Camila se elevaba casi exasperada, dudosa de los métodos
de la bruja.

–Camz –la llamó Lauren, y fue lo más dulce a los oídos de la morena que de inmediato la
tensión en su cuerpo se desvaneció, e inconscientemente ya se estaba encaminando
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Insideofmysoul
velozmente a su lado.

Su mano encontró la suya a ciegas, como una acción tan natural como el respirar.

Lauren sonrió, y Camila besó sus labios.

–Hola, Luna.

Su corazón dio un vuelco.

–Hola, Alpha. Ya te echábamos de menos –dijo con ternura, acariciando su vientre por
encima del vestido.

La sonrisa de Camila parecía no caberle en el rostro, sus dientes eran tan blancos, con
colmillos un poco más alargados de lo normal en una persona. Sus ojos dieron un rápido
destello grisáceo.

Besó su frente con cariño, y rio contra su cabello en clara señal de satisfacción.

–Las esperaré fuera –escucharon la voz de Dinah.

Se quería sentir culpable de olvidar la presencia de las demás en la habitación, pero la


verdad era que con Camila ahí no podía. Simplemente era el foco de su mirada.

–De acuerdo –le dijo Camila, y Dinah les dio una última mirada de despedida antes de salir
cerrando la puerta a sus espaldas.

Keana se giró hacía ellas, entregándole a Lauren un pequeño vaso de cristal en su mano,
el líquido era cristalino, apenas siendo solo un trago.

–¿Estás segura de que sabes lo qué haces? –cuestionó Camila con evidente desonfianza.

–Tampoco es como si tuvieran muchas opciones, cualquiera fuera del círculo de confianza
llegaría a ser una verdadera amenaza...

–¿Se supone que debo beberlo? –interrumpió Lauren–. ¿No se supone que no debo beber
alcohol durante el embarazo?

–No es un mojito, estúpida –espetó Keana divertida.

Camila de inmediato le gruñó, tan grave y fuerte que Keana dio un pequeño brinco del
sobresalto. Había sonado muy amenazante, y con esa mirada la hizo dar un corto traspié.

–Lo siento, perdón, enserio –murmuró atropellado, acercándose de nuevo algo vacilante.
Aclaró su garganta–. Es solo para continuar con el procedimiento.

–¿Ya lo habías hecho antes?

Keana rio, irónica.

–Claro que no, pero para todo hay una primera vez.
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Insideofmysoul
Camila empezó a ponerse nerviosa.

–Lau, en realidad ya no me siento tan segura con ésta...

Lauren se apresuró a beberse de un trago el líquido, cortando a Camila quien la miró con
ojos entrecerrados y exasperantes.

La verdad es que fue muy dulce, y la manera en que se deslizó a través de su garganta fue
tan suave, dejando la más agradable de las sensaciones. El efecto de la bebida causó algo
en su marca, la sentía tan fresca y latente; como la noche en que Camila la mordió.

Al mirar a la Alpha, sabía que estaba experimentando la misma sensación. Con cada poro
abierto a flor de piel, y la piel de gallina. Sus pupilas se dilataron, las cortinas se cerraron,
y los cristales brillaron.

Lauren hizo más presión en sus manos entrelazadas, y tragó saliva con aspereza.

El silencio era cortado por la voz de Keana, que murmuraba palabras entre dientes. La
oscuridad en la habitación la hacían sentir inquieta, a la espera. Estuvo a punto de preguntar
qué es lo que ocurriría con exactitud; cuando las luces de los cristales comenzaron a titilar,
marcando un ritmo.

Había un sonido, era rápido, y se acompasaba fácilmente con los suyos. Como pequeños
golpeteos.

Sus ojos se abrieron con sorpresa, de inmediato buscando la mirada de Camila, quien lucía
con la misma expresión.

–¿Lo escuchas? –susurró muy bajo, pues no quería opacar esa suave melodía.

Una lagrima brotó, descendiendo por la mejilla de la Alpha. Asintió, y la miró con una
sonrisa. Sí antes parecía contenerse y mantenerse firme, ahora estaba completamente
inestable.

–Son sus latidos.

Camila se inclinó a besar su vientre, después a llenar todo su rostro de besos. Podía
escucharlo, era una vida creciendo dentro de ella. Era suyo, suyo y de Camila. Y ahora
estaba completamente segura de que daría hasta su último aliento para protegerlo de
cualquier cosa. La Alpha la abrazó con fuerza contra ella, la sentía tan feliz y ansiosa. Un
tembloroso suspiro se escapó de entre sus labios, lleno de emoción. Las manos de Camila

le acariciaban constantemente, poniéndola más sensible de lo que se encontraba, y le


traían una tranquilidad tan propia que solo ella podía traer.

–Se escucha fuerte y saludable –informó Keana.

Sintió a Camila asentir, muy conforme con lo que había dicho. Lauren apoyó su cabeza
contra su pecho, inhalando su aroma profundamente. La quería siempre cerca, llenándola
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Insideofmysoul
por completo.

–Es Alpha –murmuró con confianza, y sus brillosos ojos platinados se posaron en los de
Lauren–. Es nuestro.

–Sí, Camz –respondió con una tierna sonrisa, acariciando su rostro–. Nuestro bebé.

☾*☽

–Chicas, no puedo comer eso –sonrió Lauren. Normani frunció el entrecejo, mirando a
Dinah de reojo–. Keana me puso una dieta para no perder tanta energía con el embarazo.

–¿Necesitas algo? ¿Una manta? ¿Agua? –preguntó Ally con rapidez, acomodando las
almohadas en la espalda de Lauren.

Estaban en el salón, todas en el sofá junto a la chimenea.

Apenas se hizo se noche, las tres chicas salieron en busca de Lauren para preguntar cómo
había ido todo. Estaban tan nerviosas y entusiasmadas que le causaban ternura.

–No, Ally –rio Lauren–. Estoy bien así.

–¿Ya te dijo Keana qué será? –siguió Normani, con Dinah recargándose en su hombro.

Lauren negó levemente, y un largo suspiro salió de entre sus labios.

–Tomó una muestra de mi sangre, dijo que tan pronto como lo supiera nos lo haría saber.

–Bueno, tenemos una maquina chupa de sangre justo aquí –bromeó Dinah, y la chica
sonrió mostrando sus finos colmillos–. La vampira te puede decir todos los datos en tu
sangre tan solo bebiendo un poco...

–Dinah deja de hacerle promoción a Normani –dijo Ally–. Y ella no puede hacer eso.

–Tiene razón, solo puedo decir sí es deliciosa o no.

Normani se encogió de hombros, ganándose una risa de Lauren.

–Definitivamente no quiero saberlo por el momento –aseguró divertida.

Irremediablemente la imagen de Camila posesiva y protectora llegó a su mente. Cuando


Keana insertó en ella la aguja; su cuerpo entero se estremeció ante el ligero dolor, pero la
expresión de Camila fue todo un poema. Estaba muy inquieta y consternada, en un principio
hizo el ademan de intentar apartar a Keana para que no la lastimase más, pero Lauren tomó

su mano de una forma conciliadora. Sí eso había pasado por una pequeña muestra de
sangre, no quería ni imaginar que es lo que le haría a Normani si la encontraba
alimentándose de ella.

–¿Segura que estás bien? –insistió Ally por quinta vez.


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No le molestaba que lo preguntaran tanto, ni que le diesen esa atención exagerada. Sabía
que era porque enserio se preocupaban por ella.

Sonrió cansada.

–Tranquilas, todo está perfecto.

–Bueno... las dejaremos a solas –le escuchó decir a Normani, quien mordió su labio
conteniendo su risita.

–¿A sol...? –la pregunta se quedó en el aire cuando sintió una cálida respiración chocar
ligeramente con su cabello, sus ojos se cerraron automáticamente. Sabía perfectamente de
quien se trataba.

Después de unos segundos cuando la sintió apartarse, abrió los ojos. Las chicas se habían
ido ya, pero Camila se había sentado a su lado en el sofá. Llevaba encima una blusa de
algodón negra, le cubría los brazos, y parte de su cuello. Su cabello estaba sujeto en un
chongo, con mechones sueltos que caían por su cuello; casi adhiriéndose a su piel. El
corazón de Lauren se imprimió contra su pecho por la suave manera en que la luz del fuego
en la chimenea le iluminaba el perfil a la Alpha, como si le acariciase.

–Hey –ronroneó con voz ronca, atrapando su lengua entre sus dientes. El cuerpo de Lauren
se estremeció por completo.

Como respuesta, se acercó más a ella, dándole la espalda para recostarse en su pecho. Y
sus ojos se cerraron tranquilamente, disfrutando de las caricias que Camila empezó hacer
en su cabello y brazos.

–¿Podemos poner la cuna en nuestra habitación? –pidió sin miramientos, y el cuerpo de


Camila vibró debajo suyo por la risilla que se le escapó.

–Lo que tú quieras, Luna.

Sonrió satisfecha, y se acurrucó más contra ella.

Tomó una de sus manos entre las suyas, acariciando, rozando, delineándolas con la yema
de sus dedos despaciosamente. Tomándose su tiempo en cada zona.

–¿Qué ocurrirá con lo de tu tío? –se atrevió a preguntar, pero casi de inmediato se arrepintió
cuando la sintió tensarse.

–Nada. Tú no te tienes que preocupar por ello –murmuró con sencillez.

–Dinah dijo que era algo serio, que tendría repercusiones.

Levantó la cabeza para poder mirarla, y Camila le besó la frente con cariño.

–Matt tomará el lugar de Alexander, él ahora puede...

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–No podrá –la cortó, bastante firme–. Yo me encargaré de él, no se acercará a nuestro
bebé. No lo va a tocar, ni a él ni a ti. Confía en mí.

Casi sonaba como una promesa, y a ella ya no le gustaban las promesas en lo absoluto.
Pero sí había alguien en quien siempre confiaría, sería en ella. Siempre sería Camila.

–Alexander dijo que es el único descendiente Alpha que podía tomar el lugar de Matt. ¿Es
eso verdad?

–No pienses en ello, Lauren. Ya basta.

–¿Es eso verdad? –repitió, sonando más insegura que antes.

Camila tomó una respiración profunda, antes de asentir vagamente.

–Sahara no le dio un hijo, y era su única vía de tener un descendiente que ocupase su
lugar. Así que sí, nuestro bebé también podría suplantarlo. Pero eso no sucederá.

Su garganta se cerró, y su respiración se aceleró.

–¿Cómo estas tan segura de que no atacará a la manada cuando nazca?

–Porque lo conozco, Lau. Primero debe ganar credibilidad con su manada para tener su
respeto y confianza. Y pasará tiempo para ello después de lo que hizo.

Lauren recobró un poco el aliento, asintiendo para sí misma. Intentando convencerse de


que eso era verdad, y por el momento tener más preocupaciones encima no le haría bien
al embarazo. No debía dudar más de Camila, ahora eran una familia. Y ambas estarían
dispuestas a dar la vida por su cachorrito.

–Te amo.

La Alpha la rodeó con sus brazos, entrelazando sus manos con los suyas por encima de su
vientre. Y recargó su barbilla delicadamente en la coronilla de su cabeza.

–Y yo a ti, Luna.

CAPITULO 54

–Troy, basta –susurró Ally, aunque su advertencia perdió fuerza cuando una risilla salió de
sus labios por la forma en que el chico hizo un puchero.

Las manos de Ally de inmediato lo sujetaron por la camiseta, acercándolo de tal manera en
que estando de puntillas pudiese plantarle un buen beso.

–La Alpha me mandó a llamar, debo ir –explicó contra su boca, Troy la estrechó más contra
su pecho.

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–Últimamente te llama para todo –se quejó con el ceño fruncido, aunque divertido–. ¿Por
qué ella te tiene más que yo?

Ally sonrió, y los ojos de Troy se iluminaron maravillados por lo que tenía enfrente.

–Eso no es cierto.

–¿No lo es?

–Bueno, quizás algo –al fin admitió, aunque terminó por encogerse de hombros–. Ella me
dio alojamiento en su manada, vivo en su territorio. Mientras pueda ayudarla a ella y a
Lauren lo haré.

Troy suspiró, asintió con la cabeza.

–Sabes que yo te seguiría a donde sea que vayas, Allyson.

Ella sonrió, y su mano subió por su cuello hasta acariciar su mejilla con ternura.

–Y yo a ti –aseguró sin titubear–. ¿Hoy tienes turno nocturno de ir a patrullar en la orilla del
territorio?

–Sí. Así que no me esperes despierta, cariño –bromeó.

–No pensaba hacerlo –devolvió, sonriendo momentáneamente antes de ponerse seria–


. Ten mucho cuidado, ¿de acuerdo?

–Tranquila, estos tres meses han estado muy tranquilos después de lo de Alexander. Pero
no bajamos la guardia.

Ally asintió, cerrando los ojos con cansancio.

–Sí, ni qué lo digas. Ahora con el embarazo tan avanzado de Lauren, Camila ha estado
muy sensible.

Troy rió, besando la frente de la bruja, y se apartó para salir de casa.

–Suerte con eso. Te veo más tarde.

La pareja ya tenían un hogar propio en la manada, al igual que Shawn y Taylor. Aunque
Ally se estuviese arrepintiendo por hacerlo justo en ese momento, cuando casi se la vivía
con la Alpha y Lauren por cada pequeña cosa que surgía. Keana debía irse, tenía más
labores fuera, aunque siempre estaba de vuelta cada dos semanas para hacerle chequeos
a Lauren.

Jamás había visto a Camila tan paranoica.

Envolvió más la bufanda en su cuello debido al frio, pues aún era demasiado temprano. Al
entrar a la residencia, escuchó unos suaves sollozos que provenían de la cocina. Eran
sonidos tan desgarradores que ni siquiera lo pensó dos veces al entrar.
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Camila estaba sentada en el desayunador, el cual era de madera; pero estaba cubierto de
tantos ingredientes diferentes que ni siquiera se notaba. Tenía los codos recargados en
éste, y su cara enterrada entre sus manos para acallar los sonidos que surgían desde su
garganta, convirtiéndose en hipidos.

De inmediato su cabeza fabricó miles de posibilidades, unas más descabelladas que otras,
pero ninguna de ellas era buena.

Se acercó rápido, pero vacilante a la vez.

–Mila. ¿Qué sucede? ¿Está todo bien? ¿Lauren está bien?

Un fugaz dolor le atravesó el pecho cuando la Alpha apartó sus manos y la miró.

Sus ojos estaban rojizos, con mejillas y nariz totalmente enrojecidos. Tenía su cabello hacía
un lado cayendo en una muy desordenada trenza, casi deshecha.

–Ally –le escuchó susurrar, antes de que se le abrazara por el cuello.

–Estoy aquí –dijo, intentando esconder lo asustada que estaba–. ¿El bebé está bien? ¿Tú
estás bien?

Un infinito alivio se apoderó de su mente cuando la sintió asentir contra su hombro, y al fin
logró respirar con tranquilidad.

–Ellos están bien, Lauren está arriba durmiendo aún.

–¿Entonces? –insistió con temor.

Se obligó a sí misma apartarla con delicadeza, notando más detalladamente las lágrimas
que se secaban en su rostro, y el resaltable puchero en sus labios.

–No sé hacer nada, soy una inútil.

Su respuesta la dejó aún más confundida que antes.

Pestañeó, intentando concentrarse en lo que Camila decía con más claridad.

–¿Qué?

–Intenté hacer yo misma el desayuno con las cosas que Keana recomendó para su dieta,
y... –sollozó, volviendo la vista al desastre que se esparcía por todo el suelo también. Ally
lo miró todo incrédula–. Se me quemó dos veces ya, Ally. Soy una idiota, y una idiota no es
una buena madre. Lauren ya no me querrá si le quemo la comida a nuestro bebé.

Casi se ríe por sus conclusiones tan apresuradas, pero logra contenerse por lo adorable y
graciosa que lucía.

–No llores, Mila. Serás una excelente madre –aseguró, haciendo reconfortantes caricias en
su espalda. La Alpha la miró con ojos cristalinos.
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–¿Cómo lo sabes? –repuso.

–Porque yo te ayudaré –sonrió encantada, logrando que Camila también lo hiciera–. Pero
deja de llorar, ¿de acuerdo? Todo tiene solución, y no envenenaremos a ese cachorrito que
viene en camino, te doy mi palabra de bruja.

Camila se veía tan pequeña y frágil en ese instante, como una niña la cual su mayor
preocupación era que no la dejasen salir a jugar en la lluvia. Daban ganas de abrazarla muy
fuerte, y guardarla en su bolsillo.

–¿Y ya se lo dijiste? –añadió, elevando las cejas con entusiasmo.

Camila desvió la mirada, tomando aire.

–No, hoy se lo diré –dijo bajo, relamiendo sus labios y limpiando parte de su llanto–. ¿Crees
que le guste?

–Estaría loca de no gustarle. Sí ella no lo quiere, yo me lo quedaré.

La Alpha sonrió divertida, asintiendo más confiada en su decisión.

–Tranquila, todo irá bien –intentó consolar–. Sé cuánto te esforzaste, y conozco a Lauren.
Quisiera estar ahí pero es un momento solo de ustedes.

Ally estaba por decir algo más, cuando escuchó un sonido provenir detrás.

–¿Pero qué... mierda? –fue Dinah quien se detuvo en la puerta, usando todavía su pijama
que era solo un camisón que le cubría por la mitad de los muslos. Y miraba el desastre
esparcirse por toda la cocina–. ¡Ustedes han visto que no he sido yo ésta vez!

☾*☽

Lauren cruzó los brazos, los cuales tuvieron que pasar por su abultado estómago para
lograrlo. Suspiró, cubriendo con su suéter delicadamente la zona, y sonrió con ternura. El
aire soplaba con un poco de fuerza, revolviendo su cabello y poniéndole la piel de gallina.
Aun así, tomó asiento en el pórtico. Admirando la preciosa vista que le proporcionaba el
bosque, la manera en que los árboles se extendían, y el sendero de hojas que dejaban
debajo. El ambiente era silencioso y tranquilo, justo lo que necesitaba.

–¿Sabes dónde escondió Dinah las galletas que horneó Ally? –fue la inocente voz de Sofi
quien irrumpió repentinamente.

Lauren suspiró, por unos segundos había creído que Sofía no la perseguiría hasta ahí. Pero
como siempre, la pequeña le había dado una sorpresa.

–La verdad es que no tengo idea –le sonrió con cariño.

No es que no le gustase pasar tiempo con la hermanita de Camila, sólo que no era sólo ella

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Insideofmysoul
quien estaba encima suyo todo el día. Dinah y Normani exageraban demasiado con sus
cuidados cuando Camila se ausentaba.

Giró su cuerpo una vez más hacía el bosque, sintiendo como Sofi tomaba asiento junto a
ella. Claro que Lauren era la única temblando de frío, y casi miraba con recelo la manera
en que Sofía parecía no inmutarse con lo mucho que helaba. Incluso podía notar con su
propio respirar como el vaho salía de entre sus labios.

–¿Irás al festival, Lauren?

La ojiverde frunció levemente el ceño, totalmente confundida.

–¿Un festival? ¿Es por eso que Ally hornea esos panecillos con forma de Luna como sí no
hubiese un mañana?

Debía admitir que la jovial risa de la pequeña le era casi contagiosa. Aún así optó por
morderse el labio inferior y cubrirse mejor el vientre.

–Es que solo se hace el festival lunar cada tres años. Vamos al santuario de la Diosa Luna
a dar ofrendas de agradecimiento, y se hace una gran celebración.

La pequeña hablaba con tanto entusiasmo, luciendo tan impaciente y animada como nunca
la había visto. Incluso como cuando Camila y ella le habían explicado que pronto tendría un
sobrino. Alejandro y Sinhue parecían no tener contemplado volver, y para ella era casi
inhumano dejar a su pequeña niña al cuidado de su hermana mayor en la manada, pero
luego recordaba que en realidad no podía pensar de esa manera sabiendo que ellos no
eran del todo humanos, y tenían modos de vida y costumbres muy distintas a las suyas. Y
ahora, estando ahí, debía acoplarse a ellas.

–Camila nunca me habló del festival –dijo en voz alta, más para sí misma que para Sofi.

Por lo cual la pequeña obviamente solo se encogió de hombros sin una respuesta.

–Bueno, seguiré buscando las galletas. Te veo más tarde, Luna.

Le sonrió, y se echó a correr tan pronto como le dijo eso. A Lauren le pareció extraño, pero
aún así prefirió no pensar en ello, y seguir intentando relajarse alejada de todos.

Pero al parecer sus necesidades no eran suficientes para nadie.

–¡Lauren!

Resopló con fuerza, intentando mantener la calma.

–No, Dinah. No sé dónde están las galletas de Ally.

–¿Qué? ¿Por qué te preguntaría eso? ¿Acaso alguien las estaba buscando? –repuso
Dinah–. Fui yo quien las ocultó.

–Ah –Lauren alzó el hombro con un gesto de indiferencia, totalmente desinteresada en el


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asunto de las galletas–. ¿Tienes idea de dónde está Camila?

Para su sorpresa notó al instante lo incómoda y nerviosa que se puso Dinah ante su
pregunta. La miró detenidamente, entrecerrando los ojos.

La rubia tragó en seco, con el rostro contraído intentando evadir la fuerte mirada de la otra
chica.

–No, no la he visto desde esta mañana. Deberíamos entrar, ¿sabes? Está atardeciendo y
la brisa está más fresca. No queremos que le haga daño al cachorro.

Ahora intentaba disuadirla de entrar, y su excusa era bastante pobre.

–Camila me dijo que estaría contigo hasta tarde, pero al parecer me mintió –no lo decía en
reproche, ni mucho menos estaba molesta. Pero sabía que le ocultaban algo.

Dinah vaciló ligeramente antes de responder, fingiendo recordar algo.

–Oh, claro. Es que... fuimos al pueblo a recoger algunas semillas para la cosecha, pero...
yo... volví antes por-

Lauren se extrañó al ver a Dinah callarse tan repentinamente, notando como los ojos de la
rubia se movían lateralmente a algo detrás de Lauren, precisamente hacía el bosque.

La cosa se puso más rara cuando escuchó un ligero estruendo no muy lejos de ellas, como
si la rama de un árbol cayese desde muy alto del roble, y cuando intentó girarse a mirar;
Dinah de inmediato la tomó por los hombros.

Era un hecho, algo le ocultaban.

–Dinah, para. Actúas muy extraño.

–¿Qué? – chilló ésta–. Yo siempre actúo así, soy multifacética.

Lauren crispó la cara.

–No, eres una demente. Sí continuas así no permitiré que cargues a mi bebé.

A Dinah casi se le cae la quijada al suelo, y se cruzó de brazos con indignación.

–No puedes hacer eso, también soy su madre.

–¿Qué? –repuso Lauren, lanzando una risita de burla.

–Lauren, yo ya me aprendí demasiadas canciones de cuna para cuando nazca.


Literalmente he estado practicando todas las noches frente al espejo...

Dinah ejecutaba a la perfección su plan de parlotear hasta distraer a Lauren, pero cuando
el mismo golpe volvió a escucharse a la misma distancia, Lauren ya no estaba dispuesta a
dejarlo pasar.

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–... entonces yo le dije a Chris que...

–Te veo después –la cortó con cansancio, girando en su lugar para mirar a sus espaldas
en dirección del bosque.

Había un roble en especial que se sacudía ligeramente, como si algo le hubiese golpeado.

Sabía a la perfección que no había peligro, pues aunque no los viese, siempre tenía
guardias que la seguían a lo lejos como una sombra. Órdenes de la Alpha.

Dinah resopló acabada cuando comenzó a seguir a Lauren directo al bosque.

–Camila me matará –le oyó susurrar a sus espaldas.

–¿Qué es lo que intentan ocultar de mi?

–Nada, pero en tu estado no deberías andar por aquí. Un paso en falso y...

–Quizás deberías volver, Dinah. No necesito que me acompañes.

No lo había dicho de mala manera, había sido de hecho una petición bastante suave. Dinah
la miró con desconfianza, pero terminó asintiendo en acuerdo.

–Sólo ve con cuidado.

Dinah era la mejor, al igual que Normani y Ally. Pero en ocasiones ese trío le asfixiaba
demasiado, eran una constante patada en el trasero. Debía tener un descanso de ellas.

Escuchaba pequeños ruidos de ramas rompiéndose a su alrededor, siguiendo sus pasos.


Pero le eran completamente familiares esos sonidos cuando salía a dar caminatas, eran su
escolta. Y de no escucharlos andar cerca suyo sí se sentiría alarmada.

Andaba con demasiado cuidado, pues las ramas sobresalían del suelo como posibles
escenarios para tropezarse.

Se detuvo en el instante en el que llegó a un pequeño espacio libre de árboles, el suelo


estaba tapizado de hojas, y en el centro el mismo roble que había visto agitarse a lo lejos.
Pero con la diferencia de que debajo suyo estaba Camila, sentada en el suelo con las
piernas extendidas y la cabeza gacha. Su cabello estaba sujeto en una coleta casi
deshecha, con trozos de madera y muchas hojas adheridas a él.

Llevaba encima una camiseta que quizás debió ser blanca en algún momento, pero la tierra
había hecho lo suyo. Y un overol sencillo que se había desabotonado por el lado derecho.
La escena era tan tierna y la vez tan cómica.

Parecía una pequeña niña que se había caído en su primera vez montando una bicicleta.
Con los brazos sucios y las piernas raspadas.

Estaba por soltar una risita burlesca, pero al parecer Camila pareció percibirla antes de que
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lo hiciera. Sus ojos se clavaron en ella directamente, lo cual terminó por robarle el aliento a

Lauren en un segundo. Sólo eso necesitaba Camila Cabello para enamorarla más cada día,
un segundo.

La sonrisa ladeada de Lauren se esfumó por completo de su rostro cuando notó la sangre
que bajaba de la sien de la Alpha. No era algo grave, pero era algo que no le gustaba ver
para nada. Sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas y manchadas de barro. Que de no
ser por qué notó la gran rama del árbol justo cerca suyo; no se habría dado cuenta de que
en realidad Camila acababa de caer de él. Y al parecer, de una gran altura.

La expresión de la Alpha parecía ser de confusión al ver a Lauren ahí, y ésta de inmediato
supo que era porque Dinah debía ser la distracción.

Pero por favor, Dinah apenas y puede hacerse de comer.

Sus labios se curvaron en una sonrisa, pero cuando más se acercaba a Camila, más saltaba
a la vista una cuerda que parecía enrollarse en un fuerte nudo alrededor de la rama rota a
su lado.

De inmediato sus ojos se abrieron con horror.

–No, espera. No es lo que crees-

–Camz, ¿pero qué es lo que pretendes hacer? ¿Matarte antes de que siquiera nazca?

De inmediato la Alpha se levantó a pesar de su estado, sus labios se separaron con


expresión sorprendida.

–Lauren no digas tonterías, eso no tiene sentido. No puedo esperar para tener a nuestro
cachorro en brazos.

–¿Entonces qué es lo que...?

–¡Intentaba ponerle un columpio! – replicó frustrada, apuntando con su dedo su desastre–


. ¡Pero es que nada me sale bien!

–¿Un columpio? –repitió Lauren, estupefacta.

La tranquilidad la invadió de inmediato.

Suspiró de alivio.

–Mi amor, será muy pequeño para un columpio. Tendremos tiempo para ello después,
cuando pueda caminar por lo menos, pero no tienes por qué preocuparte de esto ahora.

Camila mantuvo sus manos cubriendo su rostro todo el tiempo, y Lauren aprovechó para
inclinarse más hacía ella.

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No entendía por qué el hecho de no poder poner un columpio le afectaba de sobremanera,
pero la idea de que quizás los síntomas del embarazo eran quienes influían en esto solo le
parecía más enternecedor.

–No es sólo eso lo que te tiene así, ¿verdad? –en su voz podía traslucir la preocupación
que tenía. Al fin Camila había dejado al descubierto su rostro, mirándola con grandes ojos
brillantes por las vivaces lágrimas que se avecinaban–. Habla conmigo, Camz.

Su corazón se detuvo por un momento cuando la vio negar ligeramente, apartando la


mirada. Sabía lo mucho que a Camila le costaba mostrarse desprotegida, quizás por la
manera en que la criaron. «Un Alpha jamás se muestra vulnerable». Y era algo que no sólo
Alejandro decía, era algo que estaba implícito en todas las manadas. Pero sí sabía algo
con exactitud, es que no quería que su bebé creciera con ello también.

–Es que... tú eres quien lleva a nuestro cachorro, Lau. Y a veces siento que no hago lo
suficiente por ustedes, y trato de compensar eso haciendo cosas. Pero soy muy idiota –
Camila sacudió la cabeza para sí misma, pateando la soga lejos de ella–. Me siento
inservible, como si te dejara llevar todo esto a ti. Sólo... quiero ser de ayuda.

Lauren sonrió con cariño, relamiendo sus labios, y abrigándose mejor cuando una corriente
de aire fresco le provocó un escalofrío.

–Camz, tú haces demasiado por nosotros. Nuestro cachorro no puede ser más afortunado
de tenernos a ambas. Pero te necesito entera, vivita y coleando para ello –añadió divertida,
refiriéndose al accidente del árbol. Camila no contuvo una pequeña risa–. Te esfuerzas
demasiado por hacer las cosas bien, sé que lo que tú quieres es no ser como tu padre. Pero
debes dejar de preocuparte por ello, yo sé que no pasará. Serás una madre perfecta. Sólo
siendo tú misma. Así me encantas, así te amo; y así nuestro bebé te amará.

Ahora lo entendía, y había sido ignorante de ello. Pero era cierto, Camila se involucraba
demasiado en el embarazo, tanto que incluso presentaba los síntomas del mismo por el
lazo. Pero Camila no se parecía ni por un poco a su padre.

Lauren no perdió tiempo, y rodeó a Camila con sus brazos. Transmitiendo todo aquello que
no podía con palabras. Oprimiéndola febrilmente contra ella.

–Te amo, Luna –le escuchó decir a la Alpha contra su pecho, y la magia llegó cuando la
soltó para que Camila descendiera un poco más, hasta estar a la altura de su vientre–. Y a
ti también, pequeña.

Contuvo la respiración, y sus ojos se encontraron con los brillantes de su mujer.

–¿Qué acabas de decir? –preguntó sin aliento.

La sonrisa de la Alpha iluminó toda la atmósfera pacífica que había a su alrededor. Sus
mejillas se sonrosaron ligeramente, y sacó de uno de sus largos bolsillos del overol una
pequeña tela rosada, que mientras más desdoblaba; más forma tomaba de lo que es. Tan
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pequeño que podía caber donde sea: Un pijama para una bebé.

Lauren cubrió su boca con una mano, sonriendo emocionada y mirándolo con fascinación.
Camila se puso de pie nuevamente.

–Ally me dijo cómo hacerlo, pero tampoco es como si ella fuese una espléndida maestra.

No. De hecho, tenía una manga más larga que la otra, y unas partes estaban mal bordadas.
Pero para Lauren era la prenda más perfecta que jamás había visto.

La tomó con cuidado, rozando la suavidad de la misma.

–¿Desde cuándo lo sabes?

–Algunas semanas –respondió con una sonrisa traviesa.

Lauren entrecerró los ojos.

–Keana te lo dijo a ti, y no a mí –dijo con un puchero.

Camila se acercó a plantar un beso rápido en sus labios.

–Yo le dije que te lo diría. Justo lo haría hoy, te pediría que te sentaras en el columpio de
nuestra hija y te daría la sorpresa. Pero le agradezco a Dinah por siempre hacer mal las
cosas, porque de no ser así quizás el columpio no hubiese sido lo más seguro.

Lauren soltó una carcajada, mirando encantada a la mujer frente suyo.

–Eres idiota –murmuró contra sus labios antes de unirlos.

La mano de la Alpha recorrió su rostro, y Lauren podía sentir su calor y suavidad contra
ella. Era un beso que le estremecía hasta el último nervio. Sus manos se mantuvieron
apretando la cintura de Camila, atrayéndola más hacia ella, con los dedos curvándose sobre
los pliegues de su ropa como un reflejo del beso.

Quería aferrarse a ello, siempre lo haría, siempre volvería a Camila

CAPITULO 55

Hubo un momento en el que todo se quedó en un silencio expectante, Lauren se encontraba


de espaldas al espejo, en espera. Fue cuando logró al fin sentir las manos de Dinah tomarla
por los hombros para girarla a ver el resultado.

–Demonios, me quedó espectacular –siguió diciendo la rubia, pasando los dedos entre el
liso cabello de Lauren.

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Insideofmysoul
Los ojos de la joven madre lucían algo sorprendidos por su propio reflejo. Un vestido blanco
que llegaba hasta el suelo, tan sencillo pero que lucía tan hermoso, con mangas de encaje
que se acampanaban a sus delgados brazos. Rodeando su cuello llevaba un collar de la
misma tela, con destellos brillosos. Su rostro tenía unas ligeras marcas de pintura platinada,
trazos tan delgados y finos que resaltaban con el color de su piel.

Era la noche del festival. Y esas marcas narraban la historia de la Diosa Luna, y solo era la
mitad de la historia; pues Camila llevaba el desenlace en las marcas que le dibujarían con
dorado en el dorso de sus manos.

–No puedo creer que será una niña –murmuró Dinah con un hilo de voz, más para sí misma
que para Lauren.

Ambas cruzaron sus ojos en el reflejo, Lauren sonriéndole con ternura.

Pero Dinah comenzó a derramar pequeñas lágrimas, las cuales trató de disimular.

–Hey, no. ¿Por qué lloras, Dinah? –consoló Lauren, girándose en sus talones hacía ella.

–Es que... ¡carajo! Han pasado tantas cosas desde que ustedes al fin se encontraron, que
lo único que quiero es que sean felices. Que puedan estar tranquilas. Y que su bebé no
corra ningún peligro.

Dinah se quitó las lágrimas con rapidez, echándose aire con las manos para borrar cualquier
rastro de ellas.

–Pero no hay que pensar en ello, justo hoy es un día importante –siguió balbuceando,
acomodando el vestido de la otra chica como si su vida dependiese de ello–. Los miembros
de la manada están encantados con ver a su Luna esperando a la siguiente Alpha. Somos
la primer manada con el primer linaje de mujeres Alpha. Ya hicimos historia, técnicamente.
Además de que ellos deben familiarizarse con...

–¡No! Espera. Espera. Para –interrumpió Lauren, comenzando a alarmarse–. Estás dando
por hecho que ella será un Alpha, ¿qué pasará... sí es como yo? ¿Humana?

Dinah se detuvo, como si no hubiese considerado esa opción en lo absoluto.

Se enderezó de inmediato, con una expresión pensativa.

–No debemos precipitarnos –dijo con una sonrisa forzada–. Además, usualmente cuando
se trata de un Alpha; el embarazo siempre dura solo seis meses, ya que tienden a crecer
más rápido que un humano, un Beta, o un Omega.

Lauren estaba a pocas semanas de cumplir esos seis meses.

La idea solo terminó por asustarla aún más.

No es que el hecho de que su cachorrita fuese humana, ya que de hecho tenía más
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Insideofmysoul
probabilidades de ser Alpha. Y sabía que Camila y ella la amarían a como diera lugar. Sin
embargo, había algo más que no tenía contemplado, y era el posible rechazo que podría
adoptar la manada contra su bebé si ésta llegara a ser así.

Y ella no quería eso, no quería que se sintiese rechazada por no ser como los demás.

–Debemos bajar, Camila debe estar esperándonos –apresuró Dinah, dando un ligero roce
en su brazo para confortarla–. No pienses en ello.

☾*☽

Las personas sonreían al verlas a ambas pasar cerca suyo, e incluso parecían emocionarse
aún más al ver lo notable que ya era el embarazo. Y sí Camila antes era protectora con ella,
ahora todo se multiplicaba. Algunos miembros tenían la curiosidad de acercarse a felicitar
a la Alpha y a su Luna, e incluso ahí Camila le rodeaba la cintura para pegar más el cuerpo
de Lauren con el de ella de una forma casi automática. Algo que no le disgustaba en lo
absoluto, todo lo contrario. Luces colgaban de las ramas de los árboles, iluminando toda la
manada y dándole un aire más mágico de lo normal.

Camila aún así, se veía radiante de felicidad. Le encantaba convivir con los miembros de
su manada.

Caminaban entre pequeños locales que en su mayoría vendían los panecillos lunares, y al
parecer se organizaba un pequeño concurso sobre quien los hacía mejor. Ally era una de
las participantes, compitiendo contra algunas Omegas como sí su vida dependiese de ello.

–Con razón lleva metida en la cocina desde hace días.

Camila la miró con una amplia sonrisa, tal parecía que hoy tenía sonrisas parar todos.

–No debería sorprenderte de Allyson, quizás debió hechizar su comida para que los jueces
la amen. Las otras Omegas no tienen oportunidad contra algo así –bromeó, dejando un
rápido beso en la frente de Lauren.

–¡Luna! –escucharon gritos infantiles a lo lejos.

Camila fue la primera en girarse a mirar hacia los tres pequeños niños que las seguían.
Eran tres varones betas, y los reconoció al instante. Ellos eran los primeros trillizos que
tenía la manada, y los conocía a la perfección ya que recordaba lo peligroso del parto, y
como Sinhue se había encargado de traerlos al mundo.

–¿Estoy alucinando o veo triple? –preguntó Lauren, sonriendo con ternura cuando los niños
hicieron una pequeña reverencia como respeto, justo como sus padres les indicaron que
hicieran.

–Lauren, ellos son los trillizos; Philip, Elias, y Joshua.

Lauren se inclinó un poco hacía ellos, que no parecían sobrepasar los seis años de edad.

325

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Los tres vestían de blanco por el festival, con sus rizos pelirrojos revueltos. Aún así, Lauren
se los revolvió aún más. Le parecían de lo más tiernos. Con la piel pálida, y pecas por
doquier.

–Venimos a darle un regalo a nuestra siguiente Alpha –dijo Joshua, codeando a su hermano
para que éste sacara lo que tenía detrás de su espalda.

Lauren y Camila compartieron una mirada fugaz, intentando contener una risita ante lo
patosos que eran los tres juntos.

Philip sacó una pequeña pulsera de trenzado de cuero, era de un color pardo oscuro, con
una piedra de cuarzo cristalino. Casi transparente.

Era simplemente preciosa.

–Nuestra madre nos enseñó a hacerla, dice que es para proteger –añadió Elias.

–Es un mineral propenso a pequeños hechizos –dijo Camila, tomando el regalo entre sus
manos–. Ally puede encargarse.

–Gracias, estamos seguras de que le encantará –dijo Lauren, sonriendo más reconfortada.

–¿Y cómo se va a llamar? –indagó Joshua.

El corazón de Lauren dio un sobresalto contra su pecho, miró a Camila, pero ésta la miraba
a ella también esperando una respuesta.

–Bueno... nosotras...

–¡Josh! –intervino su madre, apareciendo automáticamente. Les dio una rápida sonrisa
apenada–. Disculpen, no queremos entrometernos. Joshua, pide disculpas a la Alpha.

El pequeño bajó la cabeza, pero antes de que dijese algo, Lauren habló primero.

–No pasa nada, tiene a unos niños muy encantadores –de inmediato cambió de tema.

–De hecho –continuó Camila, poniéndose a su altura–. Quizás lo mejor será que ustedes
mismos vayan a ponerle esa pulsera cuando nazca.

La sonrisa a triplicadas fue dulzura pura para todos los presentes.

–Gracias Alpha.

Los trillizos no tardaron en irse con sus padres nuevamente, Camila tomando la mano de
Lauren casi por reflejo.

–No sé en qué estábamos pensando, todavía no tenemos un nombre establecido para


nuestra bebé, Camz. No podemos decirle Cachorrito todo el tiempo.

–¿Quién dice que no?


326

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Sus ojos marrones inquietos recorrieron velozmente a su alrededor, para al fin permanecer
en los de ella. Sus labios se curvaron en una media sonrisa, y los relamió pensativa.

–Bueno, yo sí que he estado pensando en ello.

–¿Qué? –dijo sorprendida, como si no le creyese–. ¿Y cuál es?

–No lo diré hasta que tú propongas el tuyo.

–Camila... –repuso con una mueca.

Camila rodó los ojos, exasperada.

–Daru –al fin dijo, ganándose una extraña expresión subjetiva en el rostro de la otra chica–
. Es parte de nuestra mitología astrológica. ¿Sabías que los términos de Alpha, Beta y
Omega vienen de la clasificación de las estrellas? Bueno, Daru es nuestra estrellita.

Lauren de inmediato cambió la cara, sonriendo ampliamente. Abrazó a Camila por la


cintura, siendo separadas por su estrella.

–Suena algo singular y único. Me encanta, preciosa. Aunque... ¿podemos llamarla sólo así
cuando reciba un regaño?

Camila rió en alto, frotando su nariz con la de Lauren y mordiendo ligeramente su mejilla,
siendo algo melosa. Lauren se retorcía entre sus brazos, soltando pequeñas risitas que
daban ganas de comérsela a besos.

–Camz, ya –suplicó Lauren, cediendo ante el travieso juego de Camila–. Debemos llegar a
la degustación de pasteles lunares.

–Es culpa tuya, ¡deja de ser tan irresistible!

Su piel se erizó y un gemido se escapó de entre sus labios cuando Camila se apresuró a
morder juguetona su cuello, justo en la marca.

Saboreó sus labios y su aliento en aquella zona tan sensible, no era el momento, pero su
estómago no podía evitar dar un vuelco cuando la sentía sonreír contra su cuello.

–No, eso no es gracioso –objetó inquieta, intentando normalizar su respiración apartándose


más de ella–. Vamos, que las chicas nos esperan.

–Pero sí ni siquiera me has dicho el nombre –insistió Camila, al fin empezando a guiar a
Lauren hacía dónde todos se dirigían en un principio.

Los ojos de Lauren recorrieron el perfil de la Alpha, sus dedos acariciaban con delicadeza
la mano entrelazada con Camila, memorizando cada pequeño detalle. Y entonces sólo
podía pensar en que estaba con Camila.

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Camila. La joven Alpha que en un principio se rehusaba con todo su ser a llegar a amar
como un alma gemela. La chica que entraba dispuesta a dar todo por ella. La posesiva
licántropo que llegaba a exasperarla a quien amaba con locura.

–¿Entonces...? –insistió Camila, tomando a Lauren desprevenida.

–¿Qué? ¿Qué decías?

Camila frunció el ceño, mirando momentáneamente en su dirección mientras trataba de


encontrar a sus amigas entre todos los miembros de la manada reunidos en un mismo
punto.

–Pues lo de...

–¡Ya las vi! ¡Hey! ¡Tortolitas!

Esa definitivamente era la voz de Dinah.

–Justo ahora quiero golpearla –gruñó Camila, algo avergonzado por la manera divertida en
que las personas a su alrededor miraban esa escena–... muy fuerte. En la cara.

Dinah se acercó a ellas, y detrás suyo caminaba Normani, sosteniendo una sofisticada
canasta cubierta por una pequeña manta.

–Les guardamos algunos pastelillos de Ally, al final ganó una Omega, y Allyson renunció a
su sueño frustrado de repostería. Aún así están deliciosos –concordó Mani, con la boca
llena y la comisura de los labios cubierta de zarzamora.

–Yo debo hablar con ella, las veo luego chicas –avisó Dinah, robando un último aperitivo
de la canasta antes de irse trotando de vuelta a la casa de Ally.

–Bueno, es hora de la ofrenda –dijo Camila, pues todos comenzaban a dispersarse directo
al santuario de la Diosa Luna. Aún así, respetaba sí Lauren y ella no compartían creencias
o costumbres, y no quería obligarla a nada–. ¿Quieres... venir? Sí no quieres está bien,
yo...

–Camz –interrumpió Lauren, apretando sus manos unidas–. Quiero conocer más de ti.

☾*☽

–Ally, sabes que no te lo pediría si no fuera importante.

La joven bruja tiraba de su cabello levemente con frustración, alternando su mirada en


distintos puntos de la habitación para evitar a Dinah a todo lugar.

–Es que... lo que me pides es una ridiculez, Dinah. Es simplemente absurdo. Y Camila...

–Sí, ya lo sé. Camila va a matarme. Pero debo hacerlo.

–No, no debes –insistió Ally, cubriendo su rostro con ambas manos–. ¿Crees enserio que
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Insideofmysoul
Jennifer coopere?

–Tendrá que hacerlo, le ofreceré algo que no podrá negarse.

–No quiero saberlo.

La bruja estaba en completa negación, y por cómo iba la conversación, ella era quien
tendría la última palabra.

–Ally, no puedo hacerlo sin ti. No quiero involucrar a nadie más a esto, sería demasiado
peligroso.

–¿Por qué no puedes ponerte en mi lugar, Dinah? ¡No puedo mentirle a Camila! ¡Mucho
menos a Lauren! –elevó la voz, comenzando a entrar en pánico.

Dinah intentó tomarla por los brazos para tranquilizarla, pero la bruja se soltó con rapidez.

–No quiero que les mientas, sólo quiero que guardes el secreto.

–Sí ellas se enteran de que vi a Jennifer no tendré otra opción más que decir la verdad, no
quiero que piensen mal de mí.

–¡Bien! Sí ellas se dan cuenta podrás decirlo, pero sí no es así, continuaremos con lo
acordado. ¡Por favor, Allyson! Esto lo hago por el bien de todos.

Ally suspiró, mirando una última vez a la Beta. La manera en que los ojos de ésta parecían
suplicar para poder escuchar lo que deseaba. Se arrepentiría, sabía que lo haría. Pero sí
Dinah quería correr ese riesgo, era su decisión.

Asintió con la cabeza en afirmativo, un poco antes de susurrar un 'está bien'.

Dinah le sonrió como respuesta, agradeciéndole con la mirada.

☾*☽

Lauren y Camila se encontraban en la cama, comiendo más panecillos lunares con relleno
a cereza, y agradecían que Ally no las estuviese vigilando por comer de la comida de su
contrincante, la cual salió ganadora.

–Todo es tan hermoso, la manera en que es la manada; tan cálida y hogareña –murmuró
Lauren, recordando con una sonrisa toda esa noche–. Siento que he vivido aquí desde
siempre, es demasiado irreal.

–Me alegra que te gustara –respondió Camila, robándole un rápido beso en la mejilla a la
ojiverde, dejando algunas migajas en la zona–. Uy.

Se apresuró a lamer las mismas migajas de un movimiento rápido y juguetón.

–¡Ay, Camz! ¿Por qué se te está dando por lamerme tanto últimamente?

329

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La Alpha se encogió de hombros con sutileza y aire despreocupado.

–No lo sé, solo me dan ganas y lo hago.

Intentó repetir el lametón en su mejilla, pero Lauren puso sus manos como barrera.
Sonriendo ampliamente, divertida.

De pronto una luz se encendió en sus ojos, y Camila parecía bastante embobada. Sí antes
los ojos de Lauren la conmovían, ahora con ese brillo especial le robaban hasta el aliento.

–Lena –le escuchó decir muy cerca de sus labios.

De inmediato su expresión cambió a una de confusión.

–¿Qué?

–Lena Daru –repitió más segura, rodeando el cuello de la Alpha con sus brazos–. ¿No te
gusta?

¿Que sí le gustaba?

¡Le encantaba! Todo en Lauren le parecía perfecto.

–Pues... –intentó pretender que lo estaba pensando, ganándose una mirada de reproche
instantánea.

–Pues te aguantas, y ya.

CAPITULO 56

–Camila, ya deja de jugar y ayúdame.

Lauren sonrió divertida cuando Camila se giró a mirarla con un puchero y dos peluches en
sus manos. Un oso y un lobo que Ally se había encargado de hacer.

–¿No crees que éstos puedan ser peligrosos para una bebé?

Quería reír por sus palabras, pero Camila lucía realmente seria, y el rostro levemente
fruncido de concentración. Así que optó por morderse la lengua.

–Amor, ¿cómo eso podría hacerle daño? Es felpa –repuso Lauren sin borrar la sonrisa,
poniéndose de pie.

–Pero les puede quitar los botones, o sacarles la felpa ¿qué pasará sí se los come? –
continuó angustiada, acercándose a Lauren para entregarle los peligrosos peluches–. ¡Se
va a atragantar!

Lauren los miró en sus manos, y luego sus ojos subieron a Camila alzando una de sus
cejas.
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–Creo que estás exagerando.

Camila la miró indignada, arrebatándole suavemente los objetos.

Parecía realmente angustiada por la seguridad de Lena, en cualquier sentido y rincón de la


habitación.

–Cuando yo era niña me metía todo lo que veía en la boca, Lauren. Incluso me comí muchas
hormigas.

Lauren estaba reprimiendo su risa en todo momento, apretando sus labios con fuerza.

–Bueno, escuché que tienen proteína –intentó bromear, logrando que al fin Camila la mirara
correspondiendo a su sonrisa.

–Bueno, eso no lo sé. Lo que sé es que estaban muy saladas.

–¿Así le enseñarás a crecer fuerte y grande como tú? –continuó Lauren, forzando su voz
para sonar más como Camila–. Escucha, cachorrito. Sí quieres ser un Alpha ejemplar como
yo, deberás hacer el ritual de las hormigas.

Camila la miraba con ojos entrecerrados y acusadores. Se colocó ambas manos en la


cintura esperando a que la risa de la chica se detuviera.

Últimamente era lo que ambas hacían, bromear sobre cómo sería la otra en el futuro.

–Bueno, ya. ¿No querías ayuda para armar la cuna? –acusó, intentando pasar de largo a
Lauren, quién con una enorme sonrisa la detuvo tomándola cariñosamente por las
muñecas, pero Camila estaba decidida a no volver a hacer contacto visual con ella.

–Ya mi amor, por favor. Ya no me voy a reír –prometió Lauren, intentando entrelazar sus
dedos con los de su mujer, cosa que no le dejaba nada fácil.

–¡Pero sí te sigues riendo!

Camila se mantuvo reacia a ceder a Lauren hasta que ésta dejara de reírse. Aunque
interiormente también moría por unirse a ella.

–¿Ves por qué no te cuento de mi infancia? Te burlas de mí.

Lauren calló de inmediato, y sólo así fue como los ojos de Camila volvieron a buscar los
suyos.

–¿Ves ésta cicatriz? –dijo Lauren, señalándola justo cruzando su ceja izquierda, casi
imperceptible por el paso del tiempo.

Camila asintió levemente.

–Sí la había notado, pero di por hecho que era una cicatriz de tu entrenamiento.

331

Insideofmysoul
–Pues... no precisamente –alegó Lauren, notando que tenía la total atención de Camila–
. Tenía diez años, estaba con June y James en el bosque donde se suponía estaba
prohibido sin supervisión. Nos encontramos con unas bayas que parecían de arándano, las
cuales se nos hizo fácil comer. Y cuando menos esperábamos estábamos teniendo unas
terribles alucinaciones. Yo me sentía alguna clase de súper heroína, así que le pedí a June
que me arrojará una piedra para que yo la desviase antes de que me tocara con mis poderes
mentales. Cuando desperté estaba en urgencias de la Comunidad.

Camila intentó mantenerse lo más sería posible, tanto que se mordía el labio con fuerza
para acallar cualquier sonido.

–Adelante, puedes burlarte.

–¿Intentas decirme que todo éste tiempo pudiste armar la cuna tú sola con tus poderes
mentales, pero querías que yo lo hiciera?

☾*☽

–¿Y sí Camila se entera? –repuso Ally, frenando de golpe.

Dinah se giró nuevamente hacía ella, con ojos tan comprensivos que lo único que le
transmitían eran más temor. Temor porque sabía lo peligroso que estaban por hacer, y
Dinah no quería arrastrar a Ally a su alocado plan.

–Haré todo lo que esté en mis manos para que eso no suceda, además Camila y Lauren
están arreglando la habitación de Lena.

Ambas se encontraban bajando en el sótano de la casa, los calabozos. El aire era gélido, y
su voz en aquel silencio era casi denso, como sí fuese el primer sonido pronunciado en
años. Todo estaba a oscuras, y es que sólo así los seres que habían ahí abajo podían estar
tranquilos. Y de no ser por el fuego que emanaba de la improvisada antorcha de Dinah, no
podrían ni ver por donde caminaban.

–Jamás me gustó la idea de vivir tan cómodamente sobre ésta prisión.

–Bueno, ésta es la zona de prisioneros que merecen estar aquí. Allá afuera matarían a todo
lo que se les cruce. Hay otra prisión con métodos menos severos que aquí en otra manada.
Se estipula que la manada más fuerte es quien debe contenerlos.

Siguieron caminando, ésta vez entre las celdas.

Y de pronto los susurros comenzaron a escucharse en la oscuridad, con pequeñas risillas


que perforaban sus sentidos.

–¿Estás segura de querer hacer esto, Dinah Jane? –dijo Ally por última vez, al fin
deteniéndose en la celda que buscaban.

–Completamente, Brooke.
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Dinah sacó la llave, la cual no dejaba de crujir en el cerrojo hasta que al fin la puerta se
abrió. Causando un escalofrío en las dos chicas.

Ahí estaba, sentada en medio de la sala con las piernas cruzadas. Su piel estaba más pálida
de lo que recordaba, y los huesos más marcados. Su cabello era como un velo oscuro y
enmarañado que le cubría gran parte del rostro, que al escuchar el sonido de la puerta
abrirse, alzó para mirar directamente a su pequeña hermana: Labios agrietados, pómulos
resaltantes y enormes ojeras.

–Entonces díganme, ¿la hija de Matthew ya nació? –su voz era baja y rasposa, rozando lo
letal.

Ally y Dinah compartieron una mirada antes de adentrarse en la sala.

–Se está dejando morir de hambre –informó la Beta a Ally, quien asintió consternada.
Ambas ignorando la venenosa pregunta de Jennifer.

–Sí, bueno. No sé qué es lo que esperaban, mi hermana tuvo el descaro de dejarme vivir
como una maldita humana.

–Ella no aceptará –predijo Ally en un susurro, intentando que la otra chica no escuchase
sus inseguridades–. Me odia.

–Eso ya lo veremos –contraatacó Dinah con determinación–. Escucha, Jennifer. Iré directo
al grano. Necesito que asesores a tu hermana en un hechizo de magia negra. Y yo te daré
algo a cambio sí tienes éxito.

La mujer la miró con burla, poniendo sus ojos en blanco totalmente desinteresada.

Y la entendía, después de todo jamás fueron aliadas en ningún punto. Siempre era lo
contrario. Pero era entendible que necesitasen algo de ella ahora, después de todo el mal
que la corrompía gracias a la llegada de sus poderes, no dejaba de ser una de las mejores
brujas.

–No tienen nada que yo quiera, para variar –escupió a secas, aflojando su cuerpo rendida–
. Además de que sería un desperdicio de tiempo, la magnitud del poder de Ally siempre ha
sido inferior al mío desde que tengo memoria, sin ofender.

–Tranquila, estoy acostumbrada –murmuró Ally, bajando la mirada.

Dinah de inmediato se interpuso, reacia a dejar que Jennifer manipulara a su hermana


haciéndola menos de lo que en verdad era.

–Alto ahí, no tienes el derecho de decir eso ahora que Allyson es más fuerte que tú, ya que
no tienes nada.

–Exacto. ¡NO TENGO NADA, MALDITA SEA!


333

Insideofmysoul
El inminente grito sobresaltó a las dos chicas. Acelerando sus pulsos como martillos
golpeando sus pechos. Más aún cuando Jennifer se puso de pie, como un muerto saliendo
de su tumba.

Jennifer siempre había sido tranquila, sin perder los estribos, porque sentía tener todo bajo
control la mayor parte del tiempo. Actuaba con sigilo y de forma astuta. Y ahora estaba ahí,
luciendo como una desesperada loca al borde de la locura.

–Deja de lamentarte por ti misma y empieza a tener un poco de sentido común –al fin dijo
Ally, acercándose un paso más a su hermana mayor con una expresión más dura–. Tú
cambiaste. Tú me traicionaste a mí desde el momento en que tus poderes comenzaron a
manifestarse y te convirtieras en esto. Me manipulabas a tu antojo, pero ya no tienes ese
poder en mí.

Los ojos de Jennifer estaban abiertos con sorpresa, y la ira parecía disiparse lentamente
de sus facciones.

–Yo sólo quería que fueras como yo...

–Yo jamás seré como tú, preferiría estar muerta sí hiciera todo el daño que tú causaste –la
voz de Ally retumbó con fuerza, sin flaquear–. Te estamos dando la oportunidad de

enmendar parte de lo que has hecho enseñándome él hechizo. Te estamos dando la


oportunidad de salir libre de aquí e irte muy lejos cuando esto termine.

Dinah lucía sorprendida por la manera en que Ally enfrentó la situación, cuando en un
principio se veía tan insegura y pequeña. Y sorpresa fue mayor cuando Jennifer asintió con
la cabeza gacha, dispuesta a ayudar.

☾*☽

–¿Sabes qué? Debería conseguirme un mate y tener un hijo. Sólo así, y con mucha suerte;
consiga la cantidad de regalos que les han dado a ustedes.

Normani pretendía estar indignada, pero en realidad estaba muerta de anticipación por el
nacimiento de la bebé. Era de hecho, lo que todos en la manada esperaban con ansias. El
acontecimiento que tenía su total atención.

–Bueno, primero deberías tener una manada, que tu mate sea un Alpha muy querido, y
luego tener un bebé. Nada imposible, puedes ir a la manada más cercana a un par de días
de aquí –bromeó Camila, logrando que la vampira le diese una mirada significativa.

–Hablando enserio, Camila –siguió Normani, empezando a caminar nuevamente. Ambas


estaban en la manada, comprando un par de cosas que hacían falta. Usualmente Camila
salía mucho a cubrir esas labores, y los miembros estaban extasiados de poder interactuar
más cerca suyo–. Les tengo tanta envidia, ustedes están hechas la una para la otra, son
tan tiernas juntas que me muero de celos. Quisiera tener algo así, quiero un Alpha que me
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marqué –añadió divertida.

Camila se echó a reír, cubriendo su boca para disimular a su alrededor.

No solía ser tan expresiva en público, pero fue inevitable.

–No pierdas la esperanza –dijo entre risas–. Creo que ese Alpha debería estar buscándote
en cada rincón. Y qué suerte que seas vampira, quizás él aún sea un bebé en su manada,
donde quiera que esté, así que sólo espera a que crezca.

–Gracias por matar mis ilusiones, Alpha.

–¡Alguien atrápelo! –escucharon un grito irrumpir en el aire, cortando la atmósfera de


tranquilidad que podía respirarse en el ambiente.

Los sentidos de Camila de inmediato se pusieron en alerta, intentando aclarar su visión


entre las personas frente a ella.

Y no fue hasta sentir un peso muerto chocar contra su espalda, apenas y se movió de su
lugar. Y cuando giró en sus talones se encontró la asustadiza mirada de un joven, no
pasaba de los quince años. Transpiraba demasiado, sus cabellos castaños se adherían a
su frente gracias al sudor, y parecía sorprendido al reconocer con quien había chocado.
Todo su aroma le decía a Camila que se trataba de un pequeño Beta.

–Alpha... – la nombró el chico sin aliento, y contrario a lo que haría cualquiera en su lugar
mostrando respeto, él se mantuvo firme haciéndole frente.

Normani miró de reojo a Camila, quien lucía tranquila e impasible. Analizando al joven con
detenimiento.

Apenas un par de segundos después apareció el hombre de la panadería. Camila lo


reconocía a la perfección, pues era con quien saciaba sus antojos matutinos por el
embarazo.

–¿Qué está pasando? –cuestionó en voz alta y firme.

El panadero inclinó la cabeza en señal de respeto al dirigirse a la Alpha, y comenzó a hablar:

–Alpha, éste niño es un vil ladrón.

A Camila le extrañó la situación, pues era algo que no se había visto anteriormente.
Simplemente, porque nadie tenía esa necesidad. El sistema en la manada impedía que
cualquier familia pasara hambre. Porque incluso el trabajo más pequeño era suficiente para
cubrir el gasto de alimento. Y ella misma les proporcionaba la vivienda. No tenía sentido.

Los fríos ojos bajaron a observar nuevamente al chico, quien la miraba con aires de
rebeldía.

–¿Fue por hambre? ¿Robaste comida por hambre?


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Eso lo explicaría, y sólo así lo dejaría pasar por alto. Incluso podría ofrecerle un trabajo en
la cosecha.

–No, de hecho no tengo hambre –vociferó con asco, sacando de sus espaldas una pieza
de pan, dejándola caer al suelo–. Lo hice por su atención, Alpha.

La ceja de Camila se elevó con interés, cruzándose de brazos.

–Te escucho.

De pronto el joven no parecía tan seguro como antes, aún así no intentó retroceder.

–No me siento seguro siendo liderado por una mujer, y mucho menos por una humana.

Con la cabeza erguida, Camila observó a los miembros congregados, todos se mostraban
a la espera y expectantes. Completamente embelesados. Esto era un acto de rebeldía, y sí
el joven se transformaba para retarla, no habría marcha atrás, y era algo que ella intentaría
evitar a toda costa.

–No siento que tú forma de dirigir y gobernar sea la más indicada.

Le dejó continuar expresando sus descontentos, mientras ella se mantenía rígida y alerta,
cautelosa de cualquier movimiento brusco.

–¿Algo más? –preguntó con paciencia, pero el chico pareció quedarse sin más palabras.
Boqueaba inseguro, y terminó por cerrar la boca–. Muy bien, creo que nadie está obligado
a permanecer aquí contra su voluntad. Por lo tanto, sí a ti no te gusta; tienes la libertad de
irte a una zona donde te sientas seguro, y sea un hombre quien lidere.

La tranquilidad con la que le ofreció aquello pareció descolorar de sobremanera al joven. Él


esperaba una reacción más intensa que aquella. Los murmullos aumentaban a su
alrededor, todos mirando con lastima al chico, quien no parecía obtener lo que buscaba.

Aún así, su objetivo no era marcharse.

–Camila, creo que ya es suficiente –pidió Normani en voz baja, intentando disuadirla de
dejar lar cosas como estaban, sin atreverse a tocar a la Alpha–. Lauren nos espera. Lena te
espera.

Debía mantenerse en control, sabía que poniéndose innecesariamente en peligro podría


preocupar a Lauren.

–¿Ves a lo que me refiero? Tú traes a ésta manada a seres que no pertenecen aquí. Le
das asilo a cazadores. No te mereces ese puesto.

Su juicio se nubló, y casi automáticamente las palabras salieron de su boca:

–¿Y tú sí?

336

Insideofmysoul
El grave rugido del Beta logró que las personas se apartaran más de donde estaban. El
chico parecía inexperto en su transformación, era lento y torpe a cuatro patas. Parecía que
apenas se había manifestado, y con esa información había tomado valor para enfrentarse
a la Alpha.

Pero Camila no estaba dispuesta a perder su tiempo.

☾*☽

–¿Estás demente, Ally? –exclamó Dinah con júbilo–. ¡Eso estuvo increíble!

–Chicas... –escucharon una voz de fondo, la cual se permitieron ignorar.

–¡Lo sé! Yo sólo me dejé llevar y se lo dije.

–Yo iba a darle mi ultimátum. Pero apareciste tú y...

–¡Chicas!

Ambas se giraron sobresaltadas, encontrándose con los asustadizos ojos de Lauren al


borde de los escalones con su inmenso vientre que le obstruía la vista.

Su mano derecha estaba sujetando con fuerza el pasamanos, y la otra presionaba la parte
baja de su abdomen con una mueca de dolor.

–¿Alguna sabe dónde está Camila?

☾*☽

–Abajo –le exigió Camila con voz de Alpha, imponente y fuerte.

Sus ojos destellaban en un tono grisáceo platinado.

El lobo parecía entorpecerse ante la orden, pero se mantenía reacio a obedecer. Y cuando
Camila notó el agresivo movimiento de ataque, vociferó un grave gruñido desde el fondo de
su garganta, haciendo vibrar su pecho. Sus colmillos relucían en su dentadura, cosa que
terminó por hacer que el pequeño lobo se detuviese de inmediato, bajando la cabeza y
dejándose caer al suelo sumiso. Camila pareció mantenerlo en esa posición hasta que éste
comenzó a hacer sonidos de lloriqueos. Fue sólo así cuando ella apartó la vista, dejándolo
irse con la cola entre las patas.

El lugar se mantuvo en silencio, y cuando los ojos de la Alpha escudriñaron a los


observadores; todos bajaron la cabeza y volvieron a sus actividades.

–¿Cómo mierda hiciste eso? –preguntó Normani alucinada, boquiabierta–. Literalmente ni


siquiera lo tocaste. ¡Ni siquiera te transformaste!

–No hacía falta, a los más jóvenes les gusta presumir de sus habilidades.

337

Insideofmysoul
–¿Pero no recibe un castigo? ¿O el destierro?

–Quizás en los adultos sí, pero ellos apenas están aprendiendo a controlarse. Yo era peor
cuando tuve mi primer transformación.

Ambas se giraron de vuelta a la casa, apresurando el paso.

Un escalofrío le recorrió la espalda a la Alpha, una sensación que la heló por completo. La
hizo perder el aliento, y sabía que era proveniente del lazo que compartía con Lauren.

–Oye, Mila. ¿Te sientes bien?

La voz de Normani era lejana, como un eco. Su vista apenas y la podía enfocar. Pero no se
permitió perder el conocimiento ahora. Sin responder a su pregunta, tomó el primer impulso
de su cuerpo en salir corriendo directo a a casa, hasta que su garganta dolía por las
frecuentes bocanadas de aire que tomaba tan descuidadamente.

Abrió la puerta de golpe, ignorando los llamados de Normani que le pedían explicaciones
detrás suyo. Pues lo primero que sus ojos vieron fue a Ally trayendo muchas toallas, y a
Dinah haciendo sonidos raros mientras sujetaba la mano de una agitada Lauren.

Estaba tan confundida, sabía lo que significaba, pero estaba paralizada.

–Camz –la llamó en voz baja Lauren, intentando retener más el aire en sus pulmones–. La
fuente se rompió.

CAPITULO 57

Camila no se separaba ni un poco de Lauren, besaba su marca con frecuencia en un intento


desesperado en traerle un poco de tranquilidad, y funcionaba, durante pequeños lapsos de
tiempo realmente funcionaba. Pero todo lo demás se trataba de un dolor paralizante.

Para ser honestos, Lauren no había pensado en éste día. Su mente se había encargado de
omitir éste momento. Y sólo enfocarse cuando tuviese a su bebé en brazos. Qué ingenua.

Veía a todos en la habitación de invitados moverse con avidez, trayendo agua tibia, y toallas
limpias.

Todos sabían qué es lo que debían hacer, y eso era gracias a Camila, quien sujetaba su
mano sin intención de soltarla, era lo único en lo que podía enfocarse claramente. La partera
se acercó a ellas, pero Lauren tenía otra cosa en mente.

–No... a Keana.

Una contracción más le hizo retorcerse en la cama, y perforar con sus uñas la mano de
Camila.
338

Insideofmysoul
–Tranquila, Luna. Keana no tarda en llegar. Ella ya no tarda –prometió, besando su
frente

Su voz sonaba firme y segura, pero la conocía a la perfección y sabía que estaba a punto
de entrar en pánico. Y en su mente ya maldijo a esa mujer por ser tan lenta.

Ese era su consuelo. "Keana no tardaba en llegar". Esa bruja demente siempre llegando al
final.

Cada segundo era un martirio. Sentía miedo, tanto miedo que podía saborearlo en su boca.
Oleadas de calor trepaban por su cuerpo hasta la punta de sus dedos, e incluso tragar
saliva era una acción cada vez más complicada.

Camila parecía igual de afligida que ella, pero intentaba no aparentarlo. Sabía que debía
transmitirle seguridad a Lauren.

–Todo va a salir bien, mi amor. Y pronto tendremos a nuestro cachorrito en brazos...

–Bien, ya llegó por quién lloraban –fue lo primero que cantoneó Keana al entrar a la
habitación. La Omegas apresurándose a lavar las manos de la bruja–. Disculpen la
tardanza, me encontré con unas flores muy bonitas de camino.

Sabía que bromeaba para aligerar lo tenso en el ambiente, y funcionaba. Aunque no para
Camila, quien le gruñó con desaprobación.

Pero Keana no dijo nada al respecto, tan sólo se posicionó entre las piernas de Lauren para
revisarla.

Su visión se nubló, una contracción más, y Lauren ya no podía pensar más que en el dolor.
Todo era dolor. Dejó caer su cabeza hacía atrás, exhausta, el calor era sofocante, pero
entre toda la conmoción de su cuerpo y la voz de Keana pidiéndole que pujase con más
fuerza, estaba el olor de Camila. El olor a Alpha. Era la brisa fresca que necesitaba, la
tranquilidad que la embriagaba, sólo le quedaba resistir. Las corrientes eléctricas
atravesaban su espalda como ráfagas que impulsaban a su cuerpo hasta el límite. No sabía
cuánto más podría durar.

Unos minutos más, y Camila no dejaba de besarle las mejillas, la veía mover sus labios con
una enorme sonrisa que no cabía en su rostro. E inevitablemente también sonrió.

No podía escuchar nada, pero lentamente, la visión borrosa fue aclarándose, y sus oídos
destapándose. La podía escuchar, su llanto, y sus sentidos se pusieron rápidamente en
alerta. Su mirada la buscaba con rapidez en la habitación, pero la cantidad de Omegas a
su alrededor controlando su hemorragia no le permitían ver.

–La están limpiando –tranquilizó Camila, dejando un beso más casto en su sien–. Y Keana
la está revisando.

339

Insideofmysoul
Quería preguntar muchas cosas. Pero sus garganta se lo negaba. Las emociones se
agolpaban contra su pecho, y las de Camila se las transmitía a través de la marca
poniéndola más sensible que nunca.

Cuando las Omegas al fin se apartaron, Keana se acercó a ellas con un pequeño manojo
de manta blanca, poniéndola con delicadeza en los brazos de la joven madre.

Camila no perdió tiempo en acercarse a ver a su hija, que estaba extrañamente en silencio.
Ojos cerrados, un puchero enorme, y las manitas engarrotándose en el aire. De inmediato
sus ojos brillaron de amor y ternura. Su pecho se hinchó de orgullo y su instinto protector
nació al instante.

–Es una nena saludable, pesó dos kilos trescientos. Y por el tiempo de gestación, es
Alpha.

Claro que lo era.

Era su pequeño cachorrito.

–Es perfecta –le escuchó decir a Lauren, y los esmeraldas la miraron con emoción,
sorprendiéndose al ver las lágrimas en los ojos de la Alpha–. ¿...Camz?

De inmediato se quitó las lágrimas, y asintió con efusividad.

Keana de inmediato pidió a todos salir de la habitación, y cerró detrás suyo para darles un
momento de tranquilidad.

–¿Quieres cargarla? –le preguntó en voz baja. Extendiendo hacía ella a su bebé.

–¿Y sí se me cae? Soy tosca y descuidada...

–No se te caerá, no harías nada que le hiciera daño.

Asintió más segura, notando como Lena bostezaba con fuerza y entreabría sus ojos para
mirarla con una expresión de confusión demasiado tierna.

Cuando la tomó entre sus brazos, su pequeño cuerpo encajó a la perfección contra su
pechó. Y cuando hizo el ademán de llorar, Camila la meció suavemente, acercando su dedo
índice a su carita, el cual la pequeña tomó con fuerza con los dedos más pequeños y frágiles
que Camila jamás había visto. De inmediato se calló, apropiándose de su dedo sin deseos
de soltarlo. Quedándose dormida lentamente.

–Mira, Lau. Es igual a mí. Cuando tiene algo ya no quiere soltarlo.

Pero no obtuvo respuesta. Lauren estaba exhausta, y casi de inmediato su cuerpo cedió al
cansancio que la agobiaba.

Camila se permitió comparar a sus dos mujeres, sonriendo de ternura.

340

Insideofmysoul
No permitiría que nada les sucediera.

☾*☽

–Entraré primero –informó Dinah.

Sin esperar una respuesta de sus acompañantes, procedió a intentar abrir la puerta, pero
Normani se apresuró a tirar de su cabello para plantarse antes que ella.

–No, yo primero.

–Shhh –las silencio Ally, tomando a ambas chicas por las orejas y tirando ligeramente hacia
abajo, a su altura–. Son un par de idiotas, seguro Lena está dormida y ustedes no dejan de
hacer su escándalo.

Las soltó para que estas se frotasen con dolor, brindándoles una mirada de indignación.

–Son unas niñas –recriminó en tono autoritario, logrando que tanto Normani como Dinah
bajasen la mirada avergonzadas–. Por eso entraré primero.

En un rápido y escurridizo movimiento logró abrir la puerta, siendo empujada por ambas
chicas a sus espaldas. Pero la pelea se detuvo al instante en que sus ojos dieron con la
escena frente suyo.

Lauren tarareaba una suave canción de cuna, sonando tan grave y rasposa, qué la pequeña
Lena no podía mantener los ojos abiertos entre sus brazos. Junto a ellas, Camila se
inclinaba con una mirada embelesada. Parecía que una fuerza mayor a la suya le impedía
apartar los ojos de esa pequeña bebé.

Casi podía ver una cola imaginaria meneándose con emoción.

–No me lo creo –fue lo primero que dijo Dinah, saltando de emoción en su lugar–. Y pensar
que esa pequeña cosa ha causado tantos problemas.

–¡Dinah!

Pero sus gritos no parecían ni perturbar un poco a la pareja, que lejos de molestarse;
estaban más concentradas en mantenerse en su gran burbuja de armonía y tranquilidad.

Ellas realmente eran una familia.

Aún así a Dinah le importaba poco interrumpir, y las ganas de ver a su recién nacida sobrina
la sobrepasaron.

–No, Dinah. Espera –escuchó el susurró de Ally a sus espaldas, pues era un momento algo
intimo.

Ignorando a la bruja, siguió a pasos vacilantes hasta lograr divisar el pequeño rostro de
Lena.
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Insideofmysoul
–Demonios, creía que todos los bebés eran feos al nacer. Pero esta niña es un encanto –
murmuró inclinándose hacia ella, al fin robando la atención de Lauren y Camila–. ¿Puedo
cargarla?

Apenas extendió sus brazos hacia Lena, Camila se había interpuesto entre ella y su hija.

–No –zanjó en un gruñido.

Dinah rodó los ojos con frustración, intentando hacer contacto visual con la bebé, pero
Camila comenzaba a ponerse más inquieta e intimidante. Mirándola con esos ojos
desafiantes, esperando que le ponga una mano encima a ese pequeño ser para arrancarle
el brazo.

–¿No le dirás nada? –le preguntó a Lauren en busca de ayuda.

La joven madre se encogió de hombros sin apartar la vista de Lena, acariciando sus mejillas
con ternura.

–Es una Alpha. Ya sabes que en unos días se le pasa.

Camila se giró hacia ella, aunque solo fue para besar la frente de su pequeña y volver a
mirar a Dinah con recelo. Como sí en cualquier momento la Beta tomara a Lena y saliera
corriendo.

–Pero está bien –los ojos de Camila se abrieron de espanto cuando escuchó la voz de
Lauren acceder a darle la bebé, y miró con terror la torpe forma en que Dinah intentaba
sostenerla.

Casi al instante Normani y Ally corrieron detrás de Dinah para así lograr verla más de cerca
con chillidos de emoción.

Lena apenas y mantenía ambos ojos abiertos, pero había algo excepcional en ellos. Se
trataba de un azul claro; de un casi gris, pero en el ojo izquierdo había una pequeña porción
del iris de un tono marrón.

La pequeña no dejaba de mirar con el ceño fruncido a sus tías.

–Mira qué ojos, esta niña es una mini Alpha. Mi primo Jerry tenía un lunar como ese en el
ojo –jadeó Dinah, apenas logrando distinguirlos.

–¿Es un... lunar? ¿Una mancha? –continuó Normani, indagando más–. ¿Es malo?

La expresión de Ally mostraba algo totalmente contrario a las asombradas de sus amigas.
Y su silencio era aún peor.

–Eso dijo Keana, pero no está segura –dijo Lauren–. Seguro no es nada, pero ella quiere
hacer más pruebas, aunque Lena es muy pequeña aún. Creemos que es mejor esperar...

–Yo... ahora vuelvo.


342

Insideofmysoul
Todas miraron con confusión la arrebatada manera en que Ally había salido de la
habitación. Pero antes de que alguien lo cuestionase, Lena comenzó a llorar.

El corazón de Camila se aceleraba con fuerza, y una corriente la atravesó con el inminente
llanto de su hija. Era un sonido agudo y desgarrador, poniendo todos sus sentidos en alerta.
Su pecho se hinchó automáticamente. Cómo si fuese un reflejo involuntario.

–Pero sí no le he hecho nad...

–Bueno, ya es suficiente –la cortó rápido, quitándole a su hija, y llevándola contra su pecho
de forma protectora.

El llanto cesó de inmediato.

Lauren sonrió con cansancio, dejando caer su cabeza contra la almohada.

–Eres una bruta, Dinah.

El repentino insulto dejó boquiabierta a la Beta.

Normani soltó una carcajada.

–A ti se te cayó Sofía cuando estaba pequeña, fue cuando perdí la confianza en ti –


recriminó la Alpha, sin si quiera apartar sus ojos de los de Lena, quien la miraba con toda
la curiosidad que podía al escuchar su voz.

A Camila le gustaba pensar que era por todas aquellas veces en que le habló cuando aún
estaba en el vientre de Lauren, su pequeño cachorrito.

–¿Cuándo dejaremos el pasado en el pasado? –bromeó Dinah, al fin logrando una media
sonrisa en su amiga.

Pero el ambiente cayó cuando lo hizo el silencio.

Había un tema el cual no podían seguir dejando pasar por alto. Camila quería convencerse
a sí misma de que su familia no corría ningún peligro, pues su manada era numerosa y
fuerte. Aún así, mirando como ese pequeño ser bostezaba adormilada, tuvo mucho miedo.
Y ella jamás lo admitiría a nadie, pues eso la haría ver débil. Debía ser fuerte por ellas, Lena
y Lauren. No podía dejar de devanarse los sesos para intentar averiguar los planes de Matt.
Sí ella no sobrevivía a su primo, se aseguraría de mantener a su familia viva y segura. Aún
a pesar de que la manada de Matt era considerablemente más pequeña a la suya, cuando
él la retase para ser el Alpha de Dark Moon; sabía que el resultado sería incierto.

Antes no había pensado demasiado en el futuro, y ahora era lo único que no dejaba su
cabeza en paz.

Tan siquiera ver el rostro de su hija, contemplando la posibilidad de Matt poniéndole una
sola mano encima, un dolor punzante le atravesaba la garganta.
343

Insideofmysoul
–Camz.

Sorprendida, levantó la vista hacia la voz de Lauren, quien parecía notar su preocupación.

Le sonrió, y aún le fascinaba la manera en que ese simple gesto le causaba la misma
sensación indescriptible en el cuerpo.

–¿Ya se quedó dormida? –le preguntó en un susurro.

A Camila no le hizo falta dar un segundo vistazo, pues la sentía respirar pausadamente
contra su pecho.

–Muy dormida –afirmó.

–Será mejor que la recuestes en la cuna. Tardaste en armarla cómo para que no la use –
murmuró divertida.

Camila sonrió de vuelta.

Se giró con lentitud, recostando con mucho cuidado a la pequeña en su cuna.

–Sí tardé en hacerlo fue porque no dejabas de distraerme –objetó, arropándola–


. Descansa, cachorrito.

☾*☽

A Dinah le gustaba pensar en sí misma como la licántropo más sigilosa y silenciosa de


todas las manadas. Pero eso resultó ser una gran mentira cuando tiró accidentalmente dos
jarrones y más de un cuadro en su intento por seguir y espiar a Allyson.

Su sorpresa fue mucha cuando la vio al fin entrar en la habitación que le habían dado a
Keana. Y su curiosidad mayor, pues no se contuvo a acercarse una vez la puerta estuvo
cerrada.

La conversación comenzó muy amena. Ally iba directo al grano y sin rodeos.

–Eso no es un lunar, y lo sabes.

¿No lo era? ¿Qué es lo que escondían ese par?

Pretendió buscar manchas en la pared cuando unos guardias pasaron cerca suyo, y los
saludó con un movimiento de cabeza.

–Es lo único que sé –escuchó la voz de Keana, más suave y relajada que la de Ally. Pero
eso la ponía más alerta–. Quizás sea heterocromía, pero quiero descartar cualquier otra
anomalía qué...

–¿Tumor?

–Lo dudo.
344

Insideofmysoul
Su corazón palpitaba con fuerza, y casi temía ser descubierta por ello.

–Lo más probable es que desaparezca en unos meses. O... quizás es un nuevo gen.

–¿Nuevo gen? –se burló Ally, ingenua–. Eso es estúpido. La heterocromía no se había
presentado en licántropos.

–No, pero Lena es la primer bebé con genes de dos Alphas –la revelación fue directa,
robándole el aliento como un golpe en seco contra el pecho–. Quizás la Alpha más fuerte
de todos. Sería la guerra.

El silencio fue casi sepulcral, y eso llenaba la mente de Dinah con diferentes escenarios.
Lena tendría la capacidad de retar manada por manada, acabando con todos y siendo la
Alpha más fuerte de toda la historia. Matt sabía que esto pasaría. Matt lo sabía... pero...
¿cómo podría? ¿Cómo presidirlo?

Lo tenía planeado, todo fue algo elaborado desde el principio. Afiliarse con la bruja más
poderosa, Jennifer. Y ella accediendo "a cambio" de la Joya. Jennifer.

No se quedó a oír más, pero al retroceder volvió a su papel de torpe sigilosa y quebró una
de las lámparas. De inmediato la puerta se abrió, y ambas brujas la miraron con sorpresa.

–¿Dinah... tú escuchast-?

–No planeaban esconderle esto a Camila, ¿o sí? –replicó molesta, y por las expresiones de
ambas sabía que estaba en lo cierto–. Creía que estaban de nuestro lado. Camila tiene
derecho a saberlo, es su hija y ella es quién decidirá. No ustedes.

–Lo sabemos –dijo Keana, mirando a su alrededor para confirmar que estaban sólo ellas–
. Pero debes pensarlo dos veces. No queremos una guerra ahora. No con Lena tan
pequeña.

–Decírselo a Camila es lo que él quiere. Sabes que no se va a contener a matar a mi


hermana, y después ir tras Matthew. Todo es una trampa.

–¡Pues iremos por él! –gritó Dinah, sin importarle las miradas de advertencia de las dos
chicas–. Iremos a su maldita manada, quemaremos todo, incluyendo su estúpida cabeza.
Con suerte las cenizas quedarán.

Dinah hablaba muy enserio, y todo en ella solo gritaba determinación y furia. Una mezcla
no muy buena. Keana parecía estar lista para saltar sobre ella sí intentaba advertir a Camila.

–Dinah, tenemos un plan –volvió a intentar Ally–. Un plan con Jennifer. No lo eches a
perder, estamos avanzando demasiado.

–¿Entonces es por ella? –repitió, con una sonrisa burlesca–. Después de todo lo que hizo,
¿aún puedes defender a ese monstruo?
345

Insideofmysoul
–No, esto no se trata de ella.

–¡SIEMPRE FUE ELLA, ALLYSON!. ¡ Es igual que Matt!

El grito alertó a algunos guardias, pues escuchaba voces y pasos acercarse por el corredor.
Un sudor frío recorría la espalda de Ally, y una ráfaga de enojo nubló el juicio de Dinah.

–Esto lo ayudó a comenzar ella, pero yo le pondré su fin.

Ally apenas fue consiente de sí misma cuando ya se encontraba corriendo detrás de Dinah,
sus piernas se movían solas y escuchaba a Keana correr detrás suyo.

Pero la Beta era claramente más rápida, y al llegar a la puerta para las celdas de los
prisioneros los guardias se negaban a darles el paso.

–Muévete, Ally. Yo me encargo –dijo Keana, tronando sus nudillos hacia los dos hombres
de pie como grandes pilares.

Mientras tanto, Dinah no perdió tiempo en buscar algo con qué iluminar por donde pisaba.
Pues sus pies parecían tener vida propia y la guiaban hacia la celda de Jennifer. Quién al
verla ahí lució del todo menos confundida, cómo sí sólo estuviese ahí sentada esperando
por ella.

–Ahora sí qué te haré pagar, maldita zorra de las tinieblas.

La risa de Jennifer le causó más que una iracunda cólera.

–Así que ya nació la nena.

Las manos de Dinah levantaron a la mujer de un firme tirón, golpeándola contra la húmeda
y mugrienta pared de un golpe en seco.

–Más vale que empieces a hablar, perra. O me encargaré de sacarte los ojos con mis
propias manos. Aunque no quiero hacerlo, sería asqueroso.

La risa de Jennifer le costó un fuerte puñetazo en el pómulo, dejándola desinhibida por un


par de segundos. Pero las fuertes sacudidas que le siguieron después de ese primer golpe
la trajeron de vuelta.

–¿Qué fue lo qué hicieron esa noche Matthew y tú?

Jennifer rodó los ojos, apartando la mirada.

Pero la rodilla de Dinah impactó contra su abdomen, sofocándola momentáneamente.

–¡¿Qué es lo que hicieron?! –gruñó con desesperación, a centímetros de su rostro.

–Dinah, ya es suficiente –exigió Ally, en la puerta de la celda.

346

Insideofmysoul
–No. Ella no se detuvo por nadie, ¿por qué debería hacerlo yo?

–Déjala, Allyson. No tengo por qué seguir escondiendo la verdad –se aclaró la garganta
Jennifer, al fin haciendo contacto visual con la Beta–. Alteré la genética de Matthew por
unas cuantas horas, las suficientes para mantener ocupada a Camila fuera de casa, y a
Lauren muy dentro.

Sabía que decía eso para sacarla aún más de su cordura, pero esta perduró.

–La sangre llama a la sangre. Camila arregló este territorio para que nadie entre, pero no
para que nadie salga. Y la pequeña reina Alpha lo descubrirá en su momento.

CAPITULO 58

La paciencia de Dinah se terminó tan pronto como Jennifer mostró sus dientes en una
divertida sonrisa.

–¡Dinah, basta! –ordenó Ally.

Pero antes de que el puño de la Beta pudiese volver a tocar a la mujer; una fuerza la arrojó
contra el extremo opuesto, golpeando su cabeza en seco con la pared de piedra. Ally miró
aterrada hacia Keana, quién había lanzado el hechizo sin medir su fuerza.

–Les encanta meterse en problemas –sonrió Jennifer.

Dinah parecía estar inconsciente, y Keana se acercó con temor hasta ella para asegurarse
de que estaba respirando. A sus espaldas podía escuchar a Ally alejarse corriendo de la
celda, pero sus ojos no podían apartarse de la rubia en el suelo. En cambio los párpados
de la Beta se abrieron en un segundo de un color dorado cobrizo, resplandeciendo con
furia. La bruja jamás la había visto así.

–Dinah, yo enserio lo...

Pero había sido tan rápida, el sonido de huesos dispersándose, tejidos rompiéndose, su
rostro se transformó, afilándose en un alargado hocico con filosos colmillos que
amenazaban con cortarla en pedazos. De pronto ya no veía a la chica hacia abajo. Dinah
era un lobo enorme de un pelaje del mismo color que adoptaban sus ojos, toda ella se

erguía casi como una montaña mirándola desde arriba. Cada músculo se tensaba lista para
atacar, tan majestuosa, tomando esporádicas respiraciones, y bufando intimidante.

–¿Te había dicho que me encanta tu cabello? –le preguntó tragando con fuerza, echando
su cabeza ligeramente hacia atrás.

La enorme Beta vociferó un último gruñido antes de lanzarse sobre la Bruja, quién con un
grito sordo cayó al suelo con el enorme lobo sobre ella cómo un peso muerto, impidiendo
mover su torso y piernas.
347

Insideofmysoul
Aún así ambas mantenían el contacto visual.

–Bien, ya estamos a mano. Ahora quítate de encima.

Pero Dinah no parecía escucharla, su garganta se cerró con miedo cuando el licántropo
lanzó la mordida directo a su rostro, el cuál protegió usando su magia. Colocó ambas
manos, sin necesidad de tocar a la Beta, retirando su hocico con toda la fuerza que su
cuerpo le permitía, y Dinah arremetiendo en su contra con la misma intensidad. Un dolor
desgarrador atravesó su brazo izquierdo, como una corriente de fuego surcando desde su
hombro hasta el antebrazo. Dinah le había clavado las garras.

–¡Dinah! –escuchó la voz de la Alpha, y en ese instante la Beta se apartó.

Keana al fin se relajó en el suelo, sujetando su brazo lastimado con un quejido. Ally acudió
a ella de inmediato, al parecer había sido ella quién fue en busca de Camila.

La Alpha se mantenía de pie, con tres guardias detrás suyo.

–Esto es el mejor entretenimiento que me han brindado desde que me encerraron –siguió
Jennifer.

Camila pasó de mirar a Dinah, a mirar a Ally y Keana.

–Tengo a dos guardias inconscientes afuera con heridas de primer grado, a dos brujas en
los calabozos con la prisionera más peligrosa, y una disputa con la Beta segundo al mando
de mi manada. Más vale que tengan una buena excusa para no ser desterradas ahora
mismo de mi territorio por traición.

Nadie parecía dispuesta en ser la primera en hablar. A cambio, Ally miraba suplicante a
Dinah. Una petición silenciosa oculta en sus facciones.

Por favor...

Pero fue en vano.

La Beta regresó a su anatomía principal, replegando su pelaje, normalizando su respiración.

Apartó sus ojos de su amiga para mirar a Camila con determinación.

–Keana y Allyson descubrieron lo que Matthew está tramando, he intentaron ocultarlo.

☾*☽

Era casi fascinante ver cómo la actitud de los miembros de la manada cambió radicalmente
hacia ellas cuando supieron del ataque a una de los suyos, a. Dinah. Casi solidario y
poético, pero algo hilarante. Keana había ayudado a Lauren a traer al mundo a su futura
Alpha, Ally había apoyado en muchos proyectos y atención médica a los licántropos en los
ataques. Y se sentían en paz y aceptadas por todos, pero ahora aquellos quienes las
saludaban por las veredas en la manada eran los mismos quienes ahora les dedicaban

348

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furtivas miradas de desprecio.

–Esa maldita Omega casi me corta la circulación cuando me vendó la herida –escupió
Keana, sentándose junto a Ally en el comedor. Su brazo demacrado por las garras de Dinah
estaba perfectamente oculto y estéril debajo del vendaje.

Al instante todos en la mesa se levantaron y se fueron, aunque no hubiesen terminado de


comer. Rechazando incluso la presencia de ambas chicas.

Ally suspiró frustrada, apartando la comida con disgusto.

–Todos creen que traicionamos a Camila.

–Nosotras hicimos lo que creemos correcto para Dark Moon, que nos cuelguen por ello sí
quieren.

Keana parecía despreocupada, haciendo bromas de las brujas de siglos pasados cómo si
fuese un juego. Se encogió de hombros y empezó a comer a grandes bocados.

–Ni siquiera me dejan ver a Troy –murmuró Ally entre dientes, frotando su marca con
ansiedad–. Su familia está aquí, sus amigos, su vida... y sí me expulsan del territorio, yo...
no quiero obligarlo a dejar todo.

Keana paró su atracón para analizar con detenimiento las palabras de la más pequeña,
suspirando.

–Allyson, tú eres... excepcional. Y jamás entenderé cómo es que pudiste renunciar a tus
poderes de pureza para ser compañera de un licántropo. Pero lo respeto. Para una bruja
tan talentosa, renunciaste a una gran parte de ti. Creo que deberías dejar que él hiciese lo
mismo sí llega a surgir la necesidad.

Fue suficiente para levantar el animo de la bruja, quién le sonrió a cambio.

–Aún así, tampoco quiero irme. Considero a estas personas como familia.

Keana asintió, comprendiendo. Pasaron unos segundos cuando volvió a decir algo más.

–No soy buena en hechizos de combate –se burló de sí misma, cambiando el tema–
. Admito que me inclino más por el aspecto medicinal, pero... ahora que literalmente estuve
a punto de que mi cabeza reventara como una uva por las fauces de un lobo gigante, me
doy cuenta de que quiero ampliar mi conocimiento.

Ally rió divertida, dando un par de suaves palmadas en la espalda de la bruja.

–Estoy segura de que ella no te habría matado.

Keana la miró perturbada.

–Lo dices porque no viste lo que yo, si hubiese flaqueado por un segundo quizás ya no

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Insideofmysoul
tendría un hermoso rostro.

–Exageras.

–¡Claro que no! Te juro que no volveré a enfadar a Dinah en mi bruja vida.

Escucharon la puerta a sus espaldas abrirse, encontrándose con Keaton.

–La Alpha quiere verlas a ambas –dijo, ofreciéndose a llevarlas sin mantener algún tipo de
contacto visual con ellas.

–Tal vez no la volverás a hacer enojar porque ni siquiera te darán la oportunidad. No sí nos
destierran.

☾*☽

El pecho de Lauren se oprimía con cada sonido que salía de los labios de esa pequeña
criatura. Su cuerpo asemejaba un fuerte sobre la cama alrededor de Lena, quién estiraba
sus piernas en patadas al aire. Y era todo lo que necesitaba para robarle el aliento, una
risita de su bebé.

Camila había salido, nuevamente. Y para ser honesta, comenzaba a frustrarle el hecho que
ahora Camila parecía tener más cosas importantes de qué ocuparse, y la entendía. Pero
era cansado escuchar sus disculpas porque cada día había un nuevo problema en la
manada que debía solucionar y exigía toda su atención.

La puerta se abrió, y automáticamente se enderezó un poco en busca de su Alpha. Pero


era Normani, con Dinah caminando junto a ella.

Lauren se levantó de inmediato, acercándose a Dinah.

Normani sonrió al ver a Lena en la cama, tomándola en brazos haciendo sonidos extraños
que deleitaban a la pequeña Alpha.

–¿Está todo bien? ¿Qué ocurrió allá abajo, Hansen?

La Beta suspiró ruidosamente, revolviendo su dorada cabellera rizada, y sólo en esa


cercanía podía notar los ligeros moretones que pintaban su piel en algunas partes de sus
brazos.

Sus ojos eran distintos, algo había cambiado.

Dinah ignoró la pregunta, y sacó el frasco con la mezcla platinada que utilizaban para los
rituales de ceremonias importantes.

–Hoy por la noche hay luna llena, y Lena debe ser presentada a la manada propiamente
como establecen nuestras costumbres.

–¿Quieres responder la maldita pregunta? –insistió Lauren, intentando encontrar su mirada.

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Insideofmysoul
–Hey, no groserías frente a la niña –alegó Normani, arrullando levemente a Lena entre sus
brazos.

–Eso no me concierne decírtelo, Luna. Deberías preguntárselo a tu Alpha.

–Deja de actuar tan extraño, Dinah –suplicó, tomándola por los hombros–. Por favor, dime
lo que está pasando.

Pero Dinah no respondió, su mirada se mantenía neutral mirando los ojos verdes de Lauren
sin inmutarse.

–Asegúrate de estar lista, vendrán algunos otros Alphas de manadas aliadas que quieren
conocer a Lena.

¿Conocerla?

–Con su permiso, Luna –murmuró por lo bajo, antes de dejar el frasco en la cama y salir de
la habitación.

Lauren se giró en dirección de la vampira, quién le devolvió la mirada con la pequeña manita
de Lena tirando de su labio con fuerza.

–Yo no sé más que tú, sí te lo preguntas –balbuceó, acercándose a ella para dejar a su
bebé en sus brazos–. Llamaré a las Omegas para que suban a ayudarte, Camila vendrá
por ti después para bajar juntas.

Lauren asintió débilmente, Lena comenzando un puchero el cuál terminaría en un llanto


inminente.

–Uy, yo ya me voy –se burló Normani, desplazándose a una velocidad de vertido para huir
antes de que la pequeña echara a llorar.

Lauren suspiró, mirando a la pequeña que cerraba sus ojos con fuerza.

–Sólo tú no me guardas secretos, cachorrito.

☾*☽

–El Alpha Caleb acaba de llegar, con su Luna, y su hija.

–Bien, ya casi están todos –dijo Camila, manteniendo los ojos cerrados mientras la Omega
continuaba marcando su rostro para la presentación oficial a la manada.

No quería pensar en todo lo que vendría después en los siguientes días, por ahora lo único
que buscaba era paz. Paz con su mujer, y su pequeña hija quienes la esperaban con
impaciencia para bajar como la familia que eran.

Cuando la Omega terminó su labor, Camila le agradeció con un asentimiento de cabeza,


permitiéndole bajar al jardín trasero para el banquete que se serviría. La chica al salir por
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Insideofmysoul
la puerta chocó contra Dinah, quién estaba enfundada en un escotado vestido azul oscuro,
Camila suspiró al verla, sabía por qué estaba ahí.

–¿Entonces será así? –escupió molesta, cerrando la puerta a sus espaldas–. ¿Sólo las
dejaste ir?

–Ya lo hablamos, Dinah. Ellas no son el enemigo.

–No puedes elegirlas a ellas por encima de tu especie, Camila –continuó iracunda–. ¡No
puedes!

–No las estoy eligiendo a ellas...

–¡LO ESTÁS HACIENDO!

La Alpha no le permitió un grito más, empujó el cuerpo de la Beta como si se tratase de


cualquier cosa, acorralándola contra la pared.

–Más vale que recuerdes cuál es tu lugar, no le permito a nadie este comportamiento, no
eres una excepción.

Dinah forcejeó contra el antebrazo de Camila, pero no le movió ni un músculo. A cambio,


los ojos de la Alpha chispearon en un color grisáceo.

–Oh, claro. Ahora tú te pones de su lado...

–No estoy de ningún lado.

–Ellas atacan a uno de los tuyos en tu territorio, ¡y no haces nada!

Camila la soltó, aún así la cercanía entre ambas era casi igual de letal.

Llevaba algo de razón, no lo negaría. Habían reglas, sí el Alpha daba asilo a otra especie
ajena a la manada, cualquier disputa que desatase en un ataque; era la muerte o el
destierro, según la gravedad de los acontecimientos. La seguridad de la manda era primero.
Y Keana no sólo había atacado a Dinah, sino también a más de un guardia para entrar a la
fuerza a los calabozos. Y sin duda Ally había sido su cómplice. Pero no podía hacerles algo
así...

Aún así, sabía que Dinah era la persona más noble, y que ella la elegiría sobre cualquier
cosa para mantenerla a salvo como su amiga y líder, nunca le escondería ningún secreto
que terminaría perjudicándola. Pero cuando Camila debía escoger; había optado por Ally y
Keana. Y eso pareció dolerle más que molestarle, como demostraba ahora.

No quería hacerlo, pero tampoco iniciaría una guerra en un 'tal vez' de Dinah.

–Debemos ir por Matthew de una buena vez, antes de que él venga por Lena.

Camila frunció el ceño, al fin comprendiendo lo que Dinah le pedía.

352

Insideofmysoul
–Ya detente. No sabes lo que dices.

–Tú no viste los ojos de Jennifer cuando ella me lo dijo todo. Hay algo en Lena, algo que la
genética de Matt algún día activará. Por eso la heterocromía. Por eso ella sentirá la
necesidad de encontrarlo en un futuro, debemos arrancar el problema de raíz desde ahora.

–¿Enserio confías en algo que te dice Jennifer? ¿Qué tal sí es una trampa más? No pondré
en peligro a más gente...

Dinah golpeó la pared a su espalda, descargando su frustración.

Camila jamás había visto a su amiga en esa faceta, tan llena de enojo y frustración.

–Intento protegerte, Camila. Es mi deber.

La Alpha la tomó por los hombros, frunciendo el ceño. Quizás antes sí lo era, pero las cosas
habían cambiado. Dinah era su mejor amiga, nunca le pediría que diera su vida por ella.

–No lo es... tampoco quiero ponerte en peligro a ti. No quiero a nadie en peligro, Dinah. Sé
de lo que Lena podrá ser capaz en un futuro, pero sí puedo evitar una guerra, lo haré.

–La guerra es la única opción que nos queda –daba miedo la convicción con la que lo
decía–. Tenemos a la mitad de las manadas en todo el país de nuestro lado.

–Sí, y Matthew está aliándose con las otras manadas –intentó discernir.

–Justo ahora Alphas están en tu jardín, listos para servirte a ti, y a tú hija. Sólo da la orden.

Camila pasó por su lado, ignorando la propuesta.

–No hagas ni una tontería, Dinah. Esta reunión será para unificar a mi hija a la manada,
para que la reconozcan como su futura Alpha. Y que los demás líderes la respeten como
tal.

Dinah bajó la vista al suelo en redención a ella.

–Lo siento, Alpha.

Camila estiró su brazo hacia ella, tomando su mano con una sonrisa reconfortante.

–Nunca te disculpes por ser quién eres, Dinah Jane.

☾*☽

Lena estaba más tranquila de lo habitual, recostada entre muchas mantas que impedían el
frío traspasarla. Llevaba unas marcas platinadas diminutas parecidas a las de Camila, quién
a cada segundo se asomaba a su cuna para verificar que la pequeña estaba bien. Tanto
que la pequeña soltaba una corta carcajada por cada vez que veía a su madre asechándola.

–Cariño, ella no irá a ningún lado –sonrió Lauren, besando la mejilla de Camila–. Además
de que sólo lleva unos días de vida, aún no puede caminar.
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Insideofmysoul
Camila la miró igual de divertida, inclinándose hacia ella para plantar un beso más profundo,
y enseguida volver a echarle otro segundo vistazo a Lena.

–¡Camz! –rió Lauren, exigiendo algo de atención.

–Lo siento, es que he estado ausente mucho tiempo y yo sólo quiero compensarles a ambas
el tiempo perdido.

–Sí, definitivamente deberás cambiarle el pañal para compensarlo.

Algunos miembros de la mañana se acercaron a la cuna, Camila se irguió automáticamente,


viendo cómo las personas le dedicaban una reverencia pidiendo permiso de ver a su futura
Alpha. Camila asintió, mirando de reojo a Troy y Keaton, quienes también resguardaban la
cuna de su hija pendientes de cada movimiento.

–¡Holaaa, Lena! –aparecieron los trillizos, rodeando a la pequeña quien no les prestaba la
mínima atención, estaba lo suficientemente ocupada degustando sus propios dedos–
. Trajimos tu pulsera de nuevo.

Lauren sonrió con ternura cuando uno de los trillizos se encaminó hacia ellas, lo identificó
como Joshua, aunque no estaba segura. Primero para la reverencia, y posteriormente
extenderles la misma pulsera de trenzado de cuero con el cuarzo que le había mostrado
antes. Era una petición para darle el regalo a Lena.

Camila asintió nuevamente, y el pequeño corrió de vuelta donde sus hermanos para ajustar
ligeramente la pulsera en la diminuta muñeca de la bebé.

–Nosotros queremos ser parte de la guardia de grandes, Alpha –cantoneó Elias, sonriendo
con júbilo–. Así cuidaremos de Lena.

–En ese caso deberían pasar más tiempo con ella en casa.

Sonrieron emocionados, cuando uno de ellos desvió la mirada a algo detrás de Camila, y
su expresión se ensombreció.

–¿Qué es eso de allá, Alpha? –preguntó finalmente Philip.

Camila frunció el entrecejo, e incluso los guardias más cercanos que los escucharon
también se giraron en la misma dirección.

A lo lejos, en la oscuridad, había un resplandor flamante. El humo se dispersaba metros


arriba, y fue cuando el insípido olor desagradable llegó a sus pulmones.

Había un incendio a las orillas del territorio. Cerca del lago.

–Lauren. Llévate a Lena a casa, que todos busquen refugio –ordenó poniéndose de pie.

Por primera vez en mucho tiempo, Lauren no objetó nada. El humo provocó que la bebé
comenzara a llorar, y Lauren la tomó contra su pecho para evitar que el aroma penetrase
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Insideofmysoul
más.

–Alpha –se escuchó una grave voz masculina viniendo de la misma dirección del incidente.
Era uno de los guardias. Llevaba la ropa cubierta de barro, al igual que su rostro, entre una
mezcla de sangre que alertó de inmediato a Camila.

El chico bajó la cabeza a modo de respeto y disculpa por alzar demasiado la voz, pues el
llanto de Lena empeoró al instante. Dinah fue la siguiente en acercarse.

–Hay intrusos entrando al territorio –dijo a forma atropellada, respirando agitadamente.

Sus palabras quedaron flotando en el aire, aunque con un nudo en la garganta, Camila
sacudió la cabeza para ponerse en marcha.

No era una sorpresa, ella estaba preparada. Sabía lo que se avecinaba.

–Camz –escuchó la melódica voz rasposa de su Luna, y se giró automáticamente en su


dirección.

Su mirada se suavizó ante la preocupada expresión en el rostro de Lauren. Y se acercó a


ella besando sus labios y su marca para tranquilizarla.

Todo estaba sucediendo demasiado rápido.

–Ten mucho cuidado –le suplicó Lauren, intentando calmar el llanto de Lena con suaves
sonidos.

Ally se acercó al barullo junto a Keana, quién apenas encontrarse con la frívola mirada de
Dinah, le devolvió una ceja levantada. Aunque su toque de superioridad terminó ser tan
mediocre cuando al final de cuentas era ella quien traía un brazo magullado.

–¿Podemos ayudar en algo?

Camila se mordió el labio inferior con fuerza, le gustaría decir que estaba considerando su
petición, pero no era así. Justo ahora, con lo que ambas chicas habían hecho, ningún
miembro de la manada se sentía cómodo a su lado. Menos en una situación como esa.

–Cuiden de mi familia –dijo finalmente.

Quizás sí dejaba a su cargo a lo más importante que tenía en su vida a ambas brujas, sólo
quizás así los miembros de la manada confiarían en ellas nuevamente.

–Camila, quizás deberías... –comenzó a decir Lauren.

–Será rápido, Luna. Volveré.

Le brindó una amplia sonrisa, y por un breve instante eso parecía ser suficiente para la
tranquilidad de su Luna.

–Sólo... recuerda que aún debes terminar de poner ese columpio.


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Insideofmysoul
Camila sonrió divertida, besando la cabeza de Lena antes de que Ally junto a Keana la
llevaran de vuelta a casa, con otros guardias de por medio.

De inmediato comenzó a mandar órdenes a Keaton sobre las medidas de seguridad que
debían tener de ahora en adelante, ordenó a la manada resguardarse en sus hogares hasta
que todo pasara, y a los Betas para que estuviesen alertas.

–No sabemos aún sí podría ser él –murmuró Dinah, intentando mantener el paso de
Camila–. Camila, piénsalo bien.

–Deja una escolta al cuidado de la habitación, y la segunda que resguarde la casa –le dijo
Keaton a Troy al pasar por su lado–. Nos alcanzas.

Este asintió de inmediato y comenzó a correr en dirección contraria, directo a la casa.

Camila no esperaba ver a los Alphas aliados llevándole el paso.

–No deben venir sí no lo desean, es mi territorio a quien amenazan.

Uno de ellos fue quién hablo por los demás.

–Somos aliados, sí amenazan una de nuestras manadas; nos amenazan a todos.

–Esto no me da buena espina –insistió Dinah, dando un firme tirón en el antebrazo de su


amiga, quien la miró con una dura expresión–. Matt no entraría haciendo un escándalo.

Estaban al borde del sendero que llevaba a la zona este del bosque, todo estaba oscuro,
con grillos haciendo sonidos por doquier. Quizás hacía frío, pero el calor en su cuerpo ante
el enojo le impedían sentirlo.

–Entonces sí no es Matt, será más sencillo de lo que creíamos –suspiró, soltándose de su


agarre–. No me arriesgaré.

–Esto quizás sea una distracción.

Camila cerró los ojos con fuerza, y Dinah al fin logró ver el miedo reflejándose en ellos. Ella
era su mejor amiga, sin importar todo lo que había sucedido, a pesar del destierro, siempre
lo sería.

Continuaron caminando, hasta lograr distinguir las llamas elevándose entre los árboles.
Cómo una inminente nube que consumía todo a su paso.

Los Betas comenzaron a tomar la misma agua del río para apagar el incendio. Y Camila
reconoció la cascada. Pues era aquella donde había pasado sus días con Lauren. Sólo que
había algo más que profanaba dicho santuario.

Y todos pararon de intentar aminorar el fuego cuando también lo notaron.

En las rocas más altas y grandes, escrito con sangre aún fresca; estaba el nombre de su
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Insideofmysoul
pequeña. Cada letra aún chorreaba ligeras gotas aún sin secar.

Lena

La conmoción duró poco, hasta que todos los pares de ojos se centraron en ella, esperando
órdenes. Justo como lo había predicho Dinah. No podía dejar que el terror la inundara, pero
lo hacía en su interior. Golpeando contra su pecho en fuertes oleadas de calor que exigían
a su cuerpo liberarse a sí mismo, furia ante la guerra que se avecinaba y miedo por lo que
realmente eso quería decir.

CAPITULO 59

Lena dormía plácidamente, sus cachetes redondos y suaves resaltaban entre esa piel
morena clara. Largas pestañas y un puchero bien marcado. Los ojos de la Alpha no podían
apartarse de ella ni por un segundo, observando la pacífica forma en que el pecho de su
hija subía y bajaba con tranquilidad. Todo en silencio, incluso cuando Lauren salió de la
ducha lo hizo sin provocar sonido alguno.

–Ella ama dormir –murmuró Camila con gracia, quitando un poco de saliva que le escurría
a Lena entre sueños–. Es un cachorrito muy holgazán.

–También es bastante risueña –siguió por decir Lauren, situándose en la espalda de su


mujer para mirarla por encima de su hombro–. Dinah se cayó de la cama ayer y ella no
paraba de reír.

Camila rodó los ojos divertida, acariciando la cabeza de la pequeña.

–¿Me contarás lo que pasó? –indagó, logrando que Camila se girara hacia ella bastante
tensa.

Su mano acarició la mejilla de Lauren, soltando un suspiro. Ya no tenía sentido seguir


guardando secretos para mantener la calma. Todo lo que pasaría era algo que les concernía
a ambas.

Camila tomó su mano, y ella no puso resistencia alguna cuando la guió al borde de la cama,
tomando asiento en ella sin desenlazar sus dedos. Era todo lo contrario, los ojos de Camila
brillaban con temor, algo que no le gustaba para nada.

Permanecieron en silencio un buen rato, y eso sólo alertaba más a Lauren.

–Luna... te amo. Y daré todo de mí para que él no pueda siquiera acercarse a ustedes. A
ninguna.

Podía saborear su aliento tembloroso tan cerca de sus labios, y su estómago sólo podía
darle un vuelco en su interior. Un calor familiar trepó en sus mejillas, encontrándose a sí
misma asintiendo a sus palabras.
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Camila bajó la mirada, sin poder continuar lo que decía. Pero para Lauren no era necesario,
porque ambas estaban juntas.

Camila estaba con ellas. Camila las amaba, su amante, su protectora, la madre de su hija.
Camila, quién la amaba a pesar de todas las estupideces que había hecho o dicho. ¿Era
esta una despedida?

El aire quedó encerrado en sus pulmones al sentir su mano deslizándose entre su cabello
húmedo y enmarañado. Quedando tan cerca de su rostro que sus narices se rozaban. El
aroma a Alpha le inundó las fosas nasales, envolviéndola. No, esto no podía ser una
despedida.

Llevó la palma de sus manos en el pecho de Camila, intentando encontrar las fuerzas
suficientes en su interior para alejarla. Ya era bastante difícil lo que ambas debían hablar,
pero después Camila la besó.

–No te vayas –rogó apenas se apartaron un centímetro. Camila cerró los ojos con fuerza,
intentando apartarse, pero Lauren lo impidió al tomarla por la camiseta hacía ella–. No...
nosotras te necesitamos, Camz.

Camila la rodeó con ambos brazos, permaneciendo en un confortable abrazo que ninguna
quería terminar. Que no tendría por qué hacerlo.

–Él sabe de ella. Sabe su nombre. Sabía que ayer la presentaríamos a la manada. Yo... no
sé qué hacer, Lau.

Lauren reforzó más su agarre, intentando transmitir más seguridad a su Alpha.

–No lograron rastrear a quienes provocaron el incendio. Y el territorio de Matt está


deshabitado. Se marchó...

–No, él huyó –gruñó Lauren, levantando la cabeza para mirar a Camila–. Quiso arruinar
nuestro día, y sabía que irían tras él. No está listo aún para la guerra, por eso está
escondido.

–Pero quizás sea más complicado que eso, Luna –dijo Camila.

–Pero tal vez él hizo un mal movimiento.

Camila suspiró, mirando de reojo a la cuna para asegurarse de el tono de sus voces no
molestase a su bebé.

–Vivió aquí mucho tiempo como 'Oliver', conoció a miembros de la manada –continuó
Lauren, mostrándose reacia por rendirse a sólo la opción de la guerra–. Quizás uno de ellos
es quién mandó esa información.

Camila elevó las cejas sorprendida, pero terminó sonriendo complacida.

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Insideofmysoul
–Mírate, suenas como toda una Alpha –halagó más relajada. Quizás no debería planear
sus tácticas ya con la guardia de la manada, debería hacerlo con Lauren–. Debería darte
mi puesto un tiempo.

–Puedo ser cualquier cosa cuando se trata de mi bebé.

–Creo que por el momento sólo buscaremos al soplón, y mientras Matthew no de signos de
estar cerca; sólo nos queda esperar.

 ☾*☽ 

–¡¿Esperar?! –espetó Dinah con fiereza, mirando incrédula a Keaton en busca de apoyo en
contra de esa idea–. Sabemos que ha sido él, ¿y vamos a esperar?

–Estoy de acuerdo –siguió Troy, asintiendo al otro lado de la mesa–. La sucesora de la


Alpha aún es muy pequeña. La guerra es algo precipitado.

–Ese maldito infeliz anda suelto y tú no harás nada... –gruñó Dinah, golpeando la superficie
de madera con fuerza.

–¡Sí que lo haré! –repuso exasperada, pero volvió a mantener la compostura ante las
demás presencias en la misma sala–. Salir del territorio es peligroso, mientras más nos
acerquemos a ellos, más vulnerables somos sí atacan la manada sin protección. Y lo último
que quiero son muertes de inocentes.

–En la guerra se vale de todo –terminó por decir Dinah, levantando más el mentón hacía
Camila.

La Alpha respiró profundamente, obligándose a ignorar la catarata de palabras amargas


que querían salir de su boca. Ya había tenido una discusión con Dinah así antes, y no había
terminado para nada bien. Pero ahora la chica se comportaba como si intentase retarla,
como sí ella fuese mejor al tomar las decisiones. Quizás la situación ameritaba ese carácter,
pero no cuando era contra su propia gente. Ella siempre le daba la libertad de dirigir a los
guardias, pero ahora Dinah empezaba a ser un peligro para la manada.

Ambas mantuvieron el contacto visual, mientras que los demás de la guardia presentes
parecían mirarse entre ellos mismos para debatir las posturas de las dos partes. Mantener
un perfil bajo o atacar.

–Quizás Dinah tiene razón, ellos lo hicieron para obtener una guerra. Deberíamos actuar
ya –dijo otro más.

–Tampoco es como sí Matthew Cabello jugase tan limpio. Ese hombre está lleno de
trampas –contraatacó Keaton–. Estamos arriesgándonos.

Todos en la mesa cambiaron su atención al sonido de la puerta, donde estaba Lauren,


quien apenas había entrado con Lena en sus brazos enrollada contra su su pecho.

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–Estarás cometiendo un grave error sí dejas pasar la oportunidad, Camila –amenazó la
rubia, poniéndose de pie para acercarse a Lauren.

Los ojos esmeraldas miraban a la beta con recelo, y cuando los brazos de Dinah se
extendieron hacia ella en una petición silenciosa por cargar a su sobrina, Lauren miró a
Camila con incomodidad. Dinah de inmediato sintió la presencia de Keaton detrás suyo.

Esto no era posible, Camila y Lauren estaban perdiendo la confianza en ella. Tanto que no
podía acercarse a Lena sin estar vigilada por alguien más. ¿Cómo podían llegar a ese
punto?

Cuando ninguna pareció cederle a la pequeña, Dinah asintió rencorosa. Ya había captado
la situación.

–Bien, de cualquier forma haré que sus primeras palabras sean Tía Dinah.

Y salió con largas zancadas.

–La mantendremos vigilada –le aseguró Keaton en voz baja, transmitiéndole seguridad a
Lauren, quién le sonrió un poco en respuesta.

–Pueden irse, hablaremos de esto después –anunció Camila, poniéndose de pie seguida
de todos los demás presentes.

Lauren no perdió tiempo en acercarse a su mujer, quién la recibió gustosa de su presencia.


Y tomó con extremo cuidado a Lena haciéndole caras graciosas que la pequeña miraba
con confusión. Verlas a ambas juntas era una escena cómica, considerando lo mucho que
Camila y Lena se parecían.

Una vez Lauren se aseguró de que todos se habían marchado, dijo algo que Camila jamás
creyó escuchar venir de ella.

–Dinah provocó el incendio.

Camila se congeló ante la repentina acusación, su expresión cambió por completo al mirar
nuevamente a Lauren. Seguramente no había escuchado bien. Eso debía ser, porque eso
simplemente era una cosa absurda.

Dinah sólo estaba preocupada por todos, por creer hacer lo correcto. Y la entendía hasta
cierto punto, pero eso era inconcebible.

–No, ella no lo hizo –repuso con una irritante tranquilidad.

Lauren de inmediato frunció el ceño al ver que Camila estaba dispuesta a descartar por
completo sus palabras, y volver su atención a Lena como sí ella no hubiese dicho tal
acusación.

–No puedes cegarte de esa manera, Camila –murmuró con delicadeza, pensando

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cuidadosamente cada cosa que saldría de su boca. No quería lidiar con la Alpha terca que
podía llegar a ser su mujer–. No la quiero cerca de La bebé hasta que aclare las cosas...

–Ella quiere lo mismo que nosotras, Lauren –espetó Camila entre dientes, alzando más la
voz–. No es justo que la tratemos así después de todo lo que ha hecho por nosotras.

–Yo no voy arriesgarme –exclamó con fuerza, moderando sus palabras y al fin haciendo
contacto visual con la Alpha; cuyos ojos relucían en un blanco platinado–. No arriesgaré a
mi bebé, ni por ella, ni por nadie. Incluso por ti.

Eso último pareció perturbar a Camila. Lauren no buscaba pelear, pero entendía lo
asustada que estaba ahora. Sí quiera pensar que alguien de su máxima confianza pudiese
traicionarlas era una puñalada por la espalda.

Pero no quiera creer en ello, conocía a Dinah desde hace años. Era la persona en quién
más podía confiar en la manada. Pero Lauren tenía razón, debían por lo menos quitar esa
posibilidad de su mente.

–¿Y por qué dices que podría ser ella? –al fin cedió.

Mecía cariñosamente a Lena en sus brazos quién ya comenzaba nuevamente a quedarse


dormida con los suaves movimientos y el agradable aroma de su madre cubriéndola.

–Corbin fue el primer en avisar del incendio. Él estaba cubierto de sangre y tierra cuando
llegó con nosotras. Estuvo ahí antes. Dinah no. Pero fue ella quién lo envió a escribir el
nombre de nuestra hija, y avivar el incendio. Matt no sabe nada.

La ansiedad comenzó a invadir a Camila, arrastrándola como una neblina oscura. Fuerte e
implacable.

–¿Estás segura de eso? –insistió, aún incrédula porque, para su mala suerte; tenía sentido.

–Keaton me dijo que la vio cazar un ciervo por la mañana. No era día de caza, no le tomaron
importancia. Y la sangre en las rocas no es de un humano o un licántropo. No hay rastro de
algún forastero; entonces fue alguien de la manada. Fueron ellos.

Camila asintió lentamente, bajando la mirada una vez más a Lena, quién dormía impasible
en sus brazos. Y le asustaba, ahora vivir bajo el mismo techo que su mejor amiga. Pero
una parte de ella esperaba una buena razón para justificar sus acciones.

–No quiero ni una palabra de esto a nadie más, Lau. La tomarán por una traicionera, y sí
yo no la destierro por lo que hizo; la manada quizás la mate buscando justicia por su parte.

☾*☽

Dinah caminaba con rapidez, mirando a cada segundo a su alrededor para cerciorarse de
que Keaton no estuviese siguiéndola. Después de la reunión por la mañana las cosas se
habían complicado para ella. Nada salía como había planeado, y para colmo; ya ni siquiera
361

Insideofmysoul
le permitían estar a solas con Lena. Cómo sí ella fuese el peligro aquí.

Con una rapidez vertiginosa, logró llegar a la pequeña casa de Ally; sabía que Troy seguía
fuera, y al abrir la puerta era el mismo Corbin de pie frente a ella.

–Debemos irnos ahora –articuló entrando a la casa sin esperar una respuesta.

–Dinah, esper...

–Los planes serán los mismos, sólo debemos darnos prisa. Camila no dará la orden de
atacar, entonces...

–¿Entonces atacarás tú?

Dinah se congeló al escuchar la voz de Camila detrás suyo, y lo confirmó al girarse y ver a
Ally con ambas manos cubriendo su rostro apenado y a Camila con una taza de té. No
había guardias, no estaba Lauren, sólo ella.

–Yo sólo venía a preguntarle un par de cosas a Ally, pero ahora veo qué también está
involucrada.

–No –de inmediato negó Allyson, girándose con una mirada suplicante a la molesta Alpha
junto a ella. Sabía cuál era la magnitud de mentirle, y ella no quería perder todo por lo que
había estado trabajando ahí, incluyendo a Troy–. Yo no estuve involucrada con el incendio,
Camila. Debes creerme.

–Tiene razón, sólo venimos a pedirle ocultar al ciervo y que no lo puedan rastrear hasta
nosotros –confesó Corbin, bajando la cabeza ante la intensa mirada de la Alpha–. Suplico
su perdón. Por favor –terminó rogando, y en un arranque de desesperación se puso en sus
rodillas.

Los ojos de Camila finalmente pasaron a su mejor amiga. Dinah miraba en otra dirección
con una mezcla en su expresión de odio y dolor. Y quizás una pizca de vergüenza.

–Yo sólo intento hacer lo mejor para tu familia, Mila.

–¿Por qué el incendio? –le preguntó áspera.

Camila se comportaba como sí estuviese interrogando a tres simples culpables.

–No querías ir por Matthew, así que con un buen incentivo creí que podrías, y terminar con
los problemas –dijo haciendo contacto visual con ella, acercándose más con cada palabra–
. Matt es un monstruo, así que lo hice de esa forma para que no tuvieses dudas de que
había sido él.

Camila dio un paso más cerca suyo para que los demás presentes no escuchasen lo que
diría:

–¿Y eso en qué te convierte a ti?


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Camila pasó cerca suyo para posicionarse en la puerta, donde Keaton la esperaba con la
mirada hacia el suelo. Dinah la miró intentando agregar algo más, pero es que no había
otra razón.

–No quiero que hablen de esto a nadie más, para lo que concierne en la manada esto es
un acto de forasteros...

–Deja de tratarme como sí yo fuese la mala aquí –interrumpió Dinah, acercándose


arrebatadamente a la Alpha. Keaton también se le plantó en defensa de Camila, y quizás
fue por eso que Dinah retrocedió extrañada–. No puedes culparme por intentar acabar con
el hombre que le ha hecho tanto daño a Lauren. No puedes apartarme también de Lena.

–Tú misma te estás apartando –rectificó Camila, pasando de Keaton con una expresión que
nunca había visto en esos ojos–. Siempre pienso en el bien de todos antes que mi propia
felicidad. Incluso estuve a punto de dejar ir a Lauren por el futuro de la manada. ¿Acaso no
puedo ser egoísta ahora y poder estar con mi familia en lugar de arrojarme a la guerra?

Dinah al fin guardó silencio, esas palabras habían dado justo en el blanco. La culpa se
desplomó sobre sus hombros; acelerando su corazón. Apretó los labios con fuerza, sin
atreverse a mirar de nuevo a Camila.

–Por favor, Dinah –susurró Camila más para ella misma–. Eres una de las personas más
importantes en mi vida. Yo quiero compartir la vida de mi hija contigo... pero sí sigues
ocasionando revueltas sin un buen propósito, no me dejarás más opción.

La rubia asintió aturdida.

–Estás suspendida de tu lugar en la guardia, no creo correcto que tengas la autoridad de


mandar a mis hombres para hacer actos en mi contra.

–Pero ella no me obligó a... –comenzó a decir Corbin, pero fue acallado por la dura
expresión de la Alpha en su dirección.

–Tú pierdes tu lugar de igual manera en la guardia. Mañana te quiero ver con el grupo de
leñadores a primera hora, uno de los chicos estará vigilándote de cerca.

Ninguno dijo más, y terminó por mirar finalmente a Ally. De pie en la cocina con el rostro
ensombrecido y asustado.

No esperó por una respuesta, se limitó a hacerle una breve seña a Keaton para que este la
siguiese fuera de la propiedad de la bruja.

Intentaba mantener la calma, aún no podía creer lo que había pasado. Quería que Lauren
estuviera equivocada, y cuando fue con Ally había sido para pedirle ayuda. Pero la sorpresa
se la llevó ella cuando Corbin y la misma Dinah terminaron reuniéndose en el mismo lugar
buscando por lo mismo que ella.

363

Insideofmysoul
–La manada no debe creer que ha sido Matt, y que usted no ha ido tras él. La verán con
debilidad. Creerán que está asustada.

–¿Crees que soy débil, Keat? –preguntó con voz ronca, mirándolo fijamente.

El chico tragó con fuerza.

–No, Alpha.

–¿Y qué es lo que deberían creer ellos? –murmuró sin mirar atrás, continuando el camino
de regreso–. Ya te dije que no diremos lo de Dinah.

Keaton parecía testarudo al insistir con el tema, volviendo a ponerse a la par de ella.

–No, ella no. Corbin.

El corazón se agitó dentro de su pecho. Y detuvo el paso, girándose hacia él mostrando las
brillantes matices azul claro en sus ojos.

–No voy a culparlo a él para la absolución de Dinah. Sólo quiero dejar este tema de lado –
el chico asintió con una mueca en el rostro, desencajando la mandíbula. Camila percibía su
molestia, y la entendía–. Quiero que tomes el lugar de ella, ya sabes; como el Beta primero
al mando. El segundo en tomar decisiones.

Keaton abrió los ojos sorprendido, intentó decir algo a cambio, pero las palabras de la Alpha
ciertamente lo habían tomado por sorpresa. Una agradable sorpresa.

Un ardor culpable inundó el rostro de Camila al entregar el puesto de su amiga al mejor


guardia, pero de inmediato sacudió la cabeza descartando esa idea de su mente. La misma
Dinah había buscado eso. No podía actuar en su contra y no tener consecuencias. Además
de que ser revocada de sus derechos como guardia no le daría motivos para que estuviese
en la casa; y era la seguridad de Lauren y Lena. Le daría tranquilidad al fin.

–Por supuesto, me siento muy honrado de ser considerado para el puesto –dijo Keaton
intentando contener su entusiasmo.

Camila le sonrió ligeramente en respuesta.

–Bueno, te lo ganaste.

Le brindó un par de apresuradas palmadas al hombro y volvió a retomar su camino.

☾*☽

Los gritos de Lena eran tan fuertes. Camila hacía de todo por intentar parar su llanto. Incluso
le acercó uno de los peluches que Ally había hecho para ella, pero la pequeña era
implacable.

Revisó que estuviese limpia, y lo estaba. La cargaba. La volvía a recostar. Le cantaba. Pero
nada funcionaba.
364

Insideofmysoul
Lauren había salido junto a Normani para comprar algunas cosas en la manada, ya que
estaba anocheciendo. Y a Camila le había parecido una buena idea para que su mujer se
tomase un tiempo para ella. Pero cuando Lena despertó de su siesta el llanto llegó al
instante desatando el caos en la cordura de Camila.

–Anda, cachorrito. Mami ya viene, ¿sí? Porfi, ya no llores que yo también voy a llorar.

Y minutos después, la puerta se abrió mostrando a una radiante Lauren, quién de inmediato
cambió su expresión cuando vio a su Camila y a su bebé llorando en la habitación. Camila
la tenía en sus brazos meciéndola totalmente cansada, y Lena no paraba de llorar. Ambas
con las mejillas empapadas en lágrimas.

–¿Qué ha pasado, cariño? –se acercó Lauren, dejando las cosas de lado para acercarse a
ese par.

Camila se puso de pie, acercándose con esos ojos de perrito brillantes por las lágrimas.

–Es que ella... no para de llorar –balbuceo la Alpha, mirando a Lena suplicante–. Y a mí no
me gusta sentirla triste. Porque me pongo triste... y no sé que tiene... –terminó en un
sollozo.

El corazón de Lauren se apretó contra su pecho, sin dudarlo tomó las sonrojadas mejillas
de Camila en sus manos y la acercó para plantarle un beso. De inmediato la chica se
tranquilizó, sonriendo más calmada.

–No pasa nada, seguro se despertó con hambre. Es todo –afirmó, tomando a la nena en
sus brazos.

Camila la siguió con la mirada cuando Lauren se recostó contra el cabecera de la cama,
levantó su blusa y Lena pareció encontrar su pecho de forma instintiva. Un suspiró de alivio
se deslizó entre sus labios cuando el lugar volvió a estar en silencio.

–¿Lo ves?

Camila no dijo nada, tan sólo se acercó a la cama para recostarse cerca de Lauren,
enrollándose desde la cintura para abajo y restregando su cabeza contra ella en forma
melosa.

–No sé qué haríamos sin ti –murmuró contra su vientre, y Lauren no mentiría si su


respiración ahí no le causaba un escalofrío–. Casi mato de hambre a nuestra hija.

–Ambas somos primerizas –murmuró, deslizando sus dedos entre el cabello de Camila para
hacer suaves movimientos–. No sé cómo me sentiría sí su primer palabra fuera Tía Dinah –
bromeó.

Camila sonrió automáticamente, girando su cabeza para mirar a Lauren risueña.

–A mí también me daría un infarto. Nosotras estamos aquí cuidándola y ella sólo la


365

Insideofmysoul
consiente.

Lauren sonrió, pero sus labios se apretaron con preocupación. Bajó su mano a su rostro
para retirar el rastro de llanto en sus mejillas, y Camila ya estaba bastante embobada por
cada caricia.

–¿Hablaste con Dinah?

Camila asintió vagamente, girándose en su propio cuerpo para mirar el techo de la


habitación. Tan siquiera recordar lo que había pasado la trastornaba, todo lo que había
sucedido en la tarde se sentía muy irreal.

–Fue ella –confesó con un nudo en la garganta, porque dolía. Por primera vez lo había
dicho en voz alta–. Mierda, de verdad está dispuesta a empezar una guerra a como dé
lugar.

La culpa era inevitable cuando Lauren le escuchó decir eso. Porque ella mismo lo había
pensado, pero para Camila fue una gran traición. Aún así no le deseaba ningún mal a Dinah.

–No lo hizo con malas intenciones...

–Escribió el nombre de su sobrina con sangre, no sé en qué estaba pensando.

Cuando lo planteaba de esa manera le era imposible seguir defendiéndola. Porque al final
del día seguía siendo Dinah. Una más de la familia.

–No la verás por aquí en unos días. Planeo mantenerla ocupada con otras tareas en la
manada, y también estará siendo vigilada. No quiero que... haga otra cosa que termine
perjudicándola.

Llamaron a la puerta, cosa que sobresaltó a ambas, ya que a esta hora no era usual que
irrumpieran.

–Ahora vuelvo para acostar a Lena en su cuna –le dijo, besando firme a Lauren antes de
levantarse de la cama.

Cuando vio a Keaton con esa expresión asustada, salió cerrando la puerta detrás suyo.

–¿Qué ha pasado? –preguntó en voz muy baja.

–Encontramos el cuerpo de Corbin.

Los ojos de Camila se abrieron con horror, pestañeando muchas veces.

–¿Qué?

–Sí, no hay sospechosos. Fue un acto... que tomó la manada. Lo culparon de traición.

Y al final sí que había pagado por los actos de Dinah. El chico fue descuidado y torpe. Pero

366

Insideofmysoul
la muerte... no fue algo que Camila hubiese decidido. Era demasiado.

–Yo no di esa orden.

–Se llama justicia, debería sentirse mal tranquila. Los demás se la pensarán dos veces
antes de intentar cometer otro acto parecido.

Con eso dicho, el beta se alejó con una ligera reverencia de vuelta por donde llegó, dejando
a Camila aún más confundida que antes. Pensar que sí lo de Dinah se hubiese sabido,
ahora su cuerpo también se encontraría junto al de Corbin. La peor de las muertes.

Ahora, tener a Dinah fuera de casa ya era un riesgo. Pero nadie sabía. Nadie deberá
saberlo. Keaton obviamente había culpado a Corbin y dejó que la manada se encargara.
Pero se encargaría de que nadie tocase a Dinah.

La puerta a su espalda se abrió, mostrando a una preocupada Lauren.

–¿Está todo bien?

Camila quería decirlo, pero no tenía ya ningún sentido. Se sentía demasiado cansada, y
preocupar a Lauren no ayudaría en nada.

–No es nada, vamos a dormir.

CAPITULO 60

Todos deben tener un deber en la manada, había un orden, habían obligaciones, pero
también libertad. ¿No te gusta lo qué haces? Podías pedir una reubicación de tu tarea, sin
embargo algunas eran mejores pagadas que otras, y de menos desgaste físico. Y habían
ciertas cosas que algunos miembros no podían hacer por su aptitudes o edades.

Se cultiva la tierra, se pesca en arroyos, se cazan en ciertos días para que no haya escasez
de carne. Mantener en buen estado las construcciones por las lluvias que se avecinaban
en la temporada, tener seguro el perímetro por cualquier amenaza, el ganado en buen
estado, los cercos... Se trata ir a los pueblos cercanos lo más mínimo posible por insumos,
la manada debe proveerles todo y ser autosuficientes. ¿Quién era la encargada de todo
eso? La Alpha.

De cierta forma Dinah estaba agradecida de no ser puesta en una labor de mierda, como
arar el campo o limpiar mierda de vacas, ya que desde hace meses, cuando supo lo de
Corbin; optó por quedarse en un perfil bajo sin llamar la atención. No era tonta, sí intentaba
algo más estaba segura de que no se saldría con la suya, la lincharían sin pensarlo dos
veces. Pero para su suerte, nadie sospechaba ni de ella ni por asomo. Para todos seguía
siendo la intachable beta cercana a Camila, y a quien todos mantenían el mismo respeto.
A pesar de ser una recolectora.

367

Insideofmysoul
Las Omegas de la manada no podían transformarse, físicamente son débiles, en su
mayoría son más mujeres que hombres. Y en Betas son más comunes los hombres que las
mujeres, aún así Dinah era la única de su clase recolectando frutos en el bosque junto a las
Omegas.

Trabajar con ellas era una de las tareas más codiciadas, no se necesitaban de muchas, era
un trabajo bien pagado, y sin requerir tanto esfuerzo. Además de disfrutar mucho del clima
húmedo y fresco que les brindaba la naturaleza. Era algo tranquilo, y no quería ser
malagradecida pero enserio extrañaba su lugar en la guardia. Y para su mala suerte, en
sus horas de trabajo, y desde su lugar en el bosque, Lauren siempre salía a la misma hora
junto a Sofi; cargando a la caprichosa Lena. Era la hora en que Camila salía a ocuparse de
sus labores junto a Keaton, y Lauren salía al patio trasero siendo resguardada desde lejos
por Troy y otros más como perros guardianes dispuestos a todo.

Se sentía patética, cargando una canasta con bayas, con la piel pegajosa por el sudor, su
cabello pegándose a su cuello, y las manos sucias. Las lágrimas quemaban sus ojos, lo
cual le enfurecía. No era débil, no lloraría porque eso significaría que ya no tenía solución,
y aún la hay, pero incluso Chris se enfureció con ella cuando se enteró por Lauren lo que

había hecho. Él iba a la casa de la Alpha seguido para ver a su pequeña sobrina, pero ella
no lo tenía permitido aún. Aún así la mantenía informada de cada mínima cosa. Como
cuando Lena tiraba del cabello de Lauren, hacía burbujas con su propia saliva. O incluso
saber que había vomitado en Camila cuando terminó de comer. Eso era lo mejor. Pero
prefería verlo en persona.

Se apoyó en la superficie de un árbol, recuperando la compostura.

Era extraño que no hubiese ni una sola señal de Matt en estos meses, ya casi ocho. Pero
después de lo que había sucedido; no era su prioridad. Intentaría recuperar la confianza de
Camila y Lauren a como diese lugar.

–Ya terminó nuestro turno –se acercó una sonriente Aldara, la única Omega con la que
había podido socializar durante esos meses–. Vamos, no tarda en llover. No querrás pescar
un resfriado.

–Déjame aquí, con suerte seré parte de la tierra y seré alimento de plantas.

–Los animales cagaran en ti, deja de decir tus cosas suicidas de nuevo –se quejó divertida,
tirando de su brazo–. Anda, hiedra venenosa.

No puso otra objeción más, las bromas de esa chica la mantenían cuerda en su nuevo
trabajo.

Aldara era alguien bastante reservada, pero con el tiempo y la convivencia diaria, al fin
comenzaron a caer en una buena amistad. De hecho, Dinah tenía una errónea idea
preconcebida sobre que las Omegas se sentían inferiores a los Betas por su falta de fuerza

368

Insideofmysoul
o la ausencia de convertirse en un lobo. En realidad Aldara estaba totalmente conforme con
ella misma, y debía admitir que sabía defenderse a sí misma. Pues Dinah la había retado
en numerales veces a modo de juego en ratos libres y sin duda esa chica le había partido
el trasero.

Aldara era de piel morena, cabello oscuro, pero ojos claros, una combinación inusual. Pero
era una chica llena de metas y energía con mucho que dar. Quería estar en la guardia, pero
el primer requisito para recibir el entrenamiento y un puesto determinado era ser Beta.

Al siguiente día, Dinah estaba lista para ver a la misma hora a Lauren, Sofi y Lena en su
patio. Pero ninguna había salido, incluso Camila. Y curiosamente al volver a casa de su
turno; Chris llegó extrañamente tarde. Lucia desaliñado y preocupado. Algo no iba bien.

–La niña está enferma –fue lo que respondió, apenas subiendo un poco la vista de su
comida para mirar a Dinah a los ojos–. Tiene gripe, y la fiebre no le baja. No para de llorar.
Camila está de los nervios y Lauren igual. Shawn y Taylor salieron de la manada esta tarde
para traer a Keana lo antes posible... Temen que no mejore.

Suplicante, Dinah contemplaba la nada.

–Por favor, déjame ir con ellas.

–Dinah... –empezó a decir Chris, cansado.

–No. Ya sé que debo estar alejada, y sé que me están vigilando pero no podré estar
tranquila hasta verlas.

–No es tan sencill...

–Iré temprano, Camila ni siquiera notará que estuve ahí. Quiero hablar con Lauren, quiero
explicarle en persona.

–¡¿Y qué le dirás?! –terminó gritando, apretando los puños–. Mierda, Dinah. Ni siquiera yo
puedo entender cómo pudiste hacer todo eso. Lo último en lo que mi hermana debería
preocuparse ahora es por tu mierda.

Dinah apretó los ojos con fuerza, sintiendo a Chris ponerse de pie enfurecido e irse a la
sala de estar, junto a la chimenea para volver a dormir ahí. Su lejanía era otro factor para
el dolor que se agrandaba en su pecho.

Intentó sacudir la cabeza para intentar remediar lo dicho, pero con un movimiento lento y
poco convincente.

–Yo no quería que nada de esto pasara –dijo para contradecir, pero fue tan bajo que nadie
más que ella misma se había oído decirlo.

Volvió la mirada a la ventana de la casa bruscamente, suspirando con fuerza para ahuyentar
de nuevo las lágrimas.

369

Insideofmysoul
La tormenta era brutal, Shawn y Taylor tardarían demasiado en llegar. Se sentía tan inútil
e impotente.

Sin importar una mierda las palabras de Chris, o incluso las de su propia cabeza; y contra
cualquier pronóstico, faltó a sus tareas el siguiente día. Y se dirigió a la casa grande de la
Alpha. Nada había cambiado, de no ser por tener biberones sucios por todos partes, el olor
a bebé, y los peluches regados.

Era demasiado temprano, y estratégicamente había esperado a que Camila saliese para
entrar sin ser descubierta.

Esperaba oír el incesante llanto de la pequeña Alpha, pero no era así. Estaba todo en calma,
en silencio. Iba a subir las escaleras, cuando de reojo notó la presencia de Lauren en la
sala de estar, su usual lugar en donde siempre le gustaba sentarse incluso antes de Lena,
frente a la chimenea. Había un improvisado porta bebés junto a ella. Suspiró ante lo normal
que volvía a sentirse nuevamente, replanteándose todos sus planes. Pero mientras más se
acercaba, más podía sentir una extraña sensación recorriéndola de pies a cabeza.

Lauren estaba dormida, se le veía exhausta, cómo si no hubiese podido dormir en noches.
Sus ojeras la delataban. Al ver a Lena junto a ella pensó que quizás al fin la pequeña había
conciliado el sueño y se sentía mejor. Pero rápidamente descartó esa idea al verla con

ambos ojos bien abiertos, y su piel, que antes era de un tierno rosado; ahora se asemejaba
a un azul.

Lena se estaba ahogando.

–¿Dinah? –escuchó la ronca y adormilada voz de Lauren, quién abrió los ojos en el
momento exacto en el que Dinah tomaba a la bebé en silencio–. ¿Qué estás haciendo? –
se levantó como un resorte, poniéndose a la defensiva en segundos.

–La niña no está respirando –explicó entre balbuceos, sosteniendo a la pequeña en una
posición en la que quedase boca abajo en sus brazos.

La expresión de Lauren cambió de inmediato, desfigurándose por completo.

Las flemas se agolpaban en el pecho de Lena, impidiendo que el aire pasara. Dinah lo había
visto en una ocasión cuando uno de sus hermanos enfermó de lo mismo a pocos meses de
nacer. Era algo común en los bebés, y por suerte, aún recordaba las maniobras que se
debían hacer.

–Busca una perilla –le dijo a Lauren, más para mantenerla ocupada, quién sin perder el
tiempo corrió fuera de la sala.

Dinah empezó a dar palmadas en la espalda de Lena, no eran fuertes, tan sólo lo suficientes
como para que la pequeña al fin terminase expulsando la mucosidad con una torpe tos. E
intentaba retomar su llanto.
370

Insideofmysoul
Lauren llegó una con pequeña perilla, y sólo ahí Dinah se dio cuenta que la humana ya
estaba empapada en lágrimas, en plena crisis de ansiedad en la que ni siquiera sus
lágrimas le permitían preguntarle por su hija. En parte la comprendía, sí ella no hubiese
llegado a tiempo, la pequeña no habría resistido tanto tiempo sin respirar.

–Ella está bien –informó Dinah para tranquilizarla, siguiendo las palmadas hasta liberar la
garganta de su sobrina en su totalidad. Finalmente la giró en sus brazos para verla de
frente–. ¿Lo ves? Otra vez tiene las mejillas rosadas. ¿No es así preciosa?

–Lo-lo siento, Dinah –al fin dijo Lauren, tomando por sorpresa a la Beta cuando la rodeó en
sus brazos con fuerza en un gesto de agradecimiento–. Perdóname... le salvaste la vida.
La salvaste, y yo... mierda. Gracias.

–Ella está bien. Todo está bien –tranquilizó Dinah, algún logrando sonreír con alivio–
. Sabes que siempre las cuidaré. Aparte de Camila.

–Yo no sabría qué hacer....

–Por suerte nada malo pasó –la interrumpió, no quería pensar que hubiese pasado sí le
hubiese hecho caso a todas esas voces en su mente que le decían que presentarse de
nuevo en esa casa era una mala idea–. Chris me dijo lo qué ocurría, así que quise venir a
echarles una mano.

Dinah aprovechó para devolver a Lena a los brazos de su madre, quien la abrazó contra su
pecho rodeándola con un brazo, y su otra mano en la diminuta cabecita.

–Perdóname, cachorrito –le susurró contra su suave cabello, besándola repetidas veces.
Suspirando con tranquilidad–. Shh. Shh.

–Leí que lloraban mucho en esta edad porque sus dientes apenas están saliendo, eso les
causa dolor...

Lauren asintió comprendiendo.

–Le diré a Keana que nos de algo para sus encías. ¿No es así, mi amor? ¿Te duelen esos
colmillitos?

–¿Ya dijo su primera palabra? –le preguntó con curiosidad, manteniéndose al margen.

Lauren la miró con una tierna sonrisa, tomando asiento lentamente e invitándola a hacerlo
junto a ellas. Dinah no vaciló al hacerlo rápidamente, no quería que se arrepintiera de ello.

–Sólo balbucea algunas sílabas –por suerte, Lena comenzó a dejar de llorar
momentáneamente–. A Sofía la llama Oi. A sus peluches sólo les dice eee. Camila pasa
casi la mayor parte de la tarde intentando que diga mamá, pero Lena sólo se ríe.

Y para comprobar lo que Chris le había dijo anteriormente, la mano de la pequeña se alzó
para tomar un mechón de cabello de Lauren y llevárselo consigo a la boca.

371

Insideofmysoul
–Noooo Leeeenaaaa –se quejó Lauren con una mueca, intentando hacer que la diminuta y
frágil manita la soltara–. Deja a mami. No. No.

–Oooooo –arremedó Lena, logrando una carcajada de Dinah.

–No es gracioso.

–Sí qué lo es –contradijo, sin evitar morderse el labio con ternura contenida–. Ella es tan
linda. No puedo creer el parecido que tiene a Camila. Sin ofender, sé qué salió de ti; pero
es increíble.

Ambas se mantuvieron en silencio, sólo sentadas ahí contemplando a la pequeña que


lentamente al fin logró dormir más tranquila. Pero Lauren sabía que esa siesta no duraría
mucho. Y qué la tranquilidad sería demasiado efímera.

–Quizás ya deba irme, Camila no tarda en llegar –dijo temerosa, poniéndose de pie.

Lauren la miró extrañada desde abajo, miró diferentes puntos en la habitación antes de
tomar una rápida decisión.

–Ven para cenar, le diré a Camila que ya es suficiente. Lo que has hecho hoy por nosotras...
por ella –recalcó, mirando momentáneamente a su hija con una sonrisa en su rostro–
... perdón por dudar de ti, Dinah.

☾*☽

No fue una sorpresa para nadie cuando, pocas semanas antes de que Lena cumpliese un
año, en una pequeña reunión de la manada, la pequeña Alpha dijese su primera palabra
cuando uno de los trillizos intentó quitarle uno de sus lobos de peluche. Y le gritó con fuerza.

Mío.

De inmediato Lauren miró con una ceja elevada a Camila, quién sonreía como buena madre
orgullosa. Después de decir mamá. La siguiente palabra en aprender fue la de No. Incluso
cuando quería decir que sí, siempre decía no. Era realmente frustrante, y difícil de
comprender.

Cuando Lena dio sus primeros pasos fue en el bosque, Taylor y Chris la habían sacado a
pasear, y sólo sucedió. Chris le aventaba hojas de árboles para fastidiarla, y ella se levantó
en sus cortas piernas regordetas, mirándolo con el ceño muy fruncido y le arrojó una piedra
de vuelta.

Cuando Lena llegó a correr, de una forma torpe y graciosa, tomaba cada oportunidad de
esconderse de sus madres. Llegando a darles más de un susto. En cualquier ceremonia de
la manada, Lena terminaba escondiéndose entre risas debajo de una mesa, y todos
buscándola hasta la orilla del territorio. Debido a que su aroma de Alpha era muy parecido
al de Camila era bastante complicado encontrarla.

372

Insideofmysoul
Dinah era la niñera oficial sin duda alguna, no le molestaba en lo absoluto compartir el
puesto de segundo al mando con Keaton, pues ambos estaban de acuerdo la mayor parte
del tiempo. Menos cuando Dinah solicitó meter en la guardia a Aldara. Pero aún así se salió
con la suya, pero la estaban capacitando. La primer Omega en la guardia.

–Dinah –repitió, vocalizando cada sílaba para que Lena la repitiese correctamente–
. Dinaaaah.

–Daaaaaa.

–No –dijo cansada, intentando una vez más–. Dinah.

–Noooooo.

Lena rió divertida, estirando sus brazos para tomar su peluche al otro lado de la mesa.

Dinah fue más rápida, quién lo escondió detrás de su espalda a modo de chantaje. De
inmediato la pequeña Alpha hizo un puchero.

–Primero di Dinah.

–Míooooo –gruñó molesta–. Nooooo.

–Bieeeen –aceptó resignada, entregándoselo en las manos sin más.

Lena sonrió, golpeando y alzando su peluche, para después lanzarlo al piso. Buscando otra
cosa en la habitación con qué entretenerse.

–¿Para eso lo querías? –se quejó Dinah, y cuando intentó recogerlo del suelo de la cocina,
Lena gritó en protesta–. Bien. Bien. Ya no lo tocaré, qué genio... no sé de quién lo habrás
sacado...

–¿Lo dices por mí? –cuestionó Camila entrando, ganándose la atención de ambas.

Lena de inmediato le extendió los brazos en su dirección.

–Oh, no. Lo decía por Lauren. Seguramente ella no me deja tocar sus cosas porque todo
es suyo.

–¿Esa fea chica te está molestando, cachorrito? –dijo Camila usando una voz más aguda,
cargando a Lena con ternura. La pequeña diablilla asintió tallando uno de sus ojos, en
específico, el que tenía la porción oscura que parecía extenderse un poco más con el paso
del tiempo–. ¿Quieres que le pegue?

Fue casi espeluznante cuando asintió con ese puchero.

Dinah ni siquiera vio venir los suaves golpes en la cabeza con el peluche, Camila fingía
castigarla para el deleite de su hija, y lo peor es que la susodicha parecía disfrutarlo con
esas resonantes carcajadas.

373

Insideofmysoul
En el segundo cumpleaños de Lena, Camila y Lauren la llevaron por la mañana a pasear
cerca del río, teniendo un pequeño picnic antes de su reunión familiar. A Lena le gustaba
explorar, y fingir que era un lobo. Gruñía y saltaba contra cualquier cosa que se movía. Algo
que la enternecía por completo.

Era la cosita más tierna. Y era suya.

Lauren se levantó de su lugar en el momento exacto en que Lena se cayó entre sus juegos,
se quedó en el suelo con su vestido lleno de tierra, con las mejillas sonrojadas y un puchero
abriéndose paso.

Lauren estaba lista para acudir de inmediato, pero Camila la retuvo sosteniendo su mano.

Ambas observaron como la pequeña se volvía a poner de pie con lentitud. No lloró, se
sacudió las manos, e hizo lo mismo con su ropa. Ambas lograron distinguir las ligeras
raspaduras en sus rodillas, apenas una pizca de sangre, pero la pequeña se acercó al río
sin decir nada, hundió las manos y después limpió sus rodillas con el agua fresca.

Lauren se sintió sonreír extrañada, girándose a Camila quién le devolvía la misma mirada.

Lena caminó devuelta a ellas, esta vez observando el sueño para no volver a tropezar.
Apenas y podía unir cortas frases, y aveces cuando intentaba decir muchas cosas
terminaba en balbuceos.

–Auch –murmuró haciendo una mueca, mostrando sus rodillas con vergüenza.

Lauren la atrajo a su regazo, sentándola para abrazarla con ternura.

Su cabello era tan suave y largo, siempre la peinaban con un moño. Pero terminaba casi
deshecho al final del día. Y este no era la excepción.

Camila atrapó sus manos para besar sus palmas ligeramente raspadas. Seguido de eso
besó repetidas veces sus mejillas, logrando que la pequeña sonriera emocionada.

A pesar de vivir tranquilas, sabían que no podían bajar la guardia. Matt era la pesadilla
viviente de sus peores miedos. No sé iba jamás de sus mentes, no totalmente. Lauren no
podía salir de casa con su hija sin mirar a su alrededor, o sentir paranoia con algunos
miembros de la manada que las miraran más de lo que es usual. No podría vivir tranquila
cuando él está suelto, cuando su pequeña está en peligro.

–Los Alphas aliados a nosotros están encantados con Lena –sonrió Shawn, observando
junto a Lauren a Keaton transformado en lobo, dejando que Lena intentase montarse en su
espalda–. Ella es como las antiguas historias... reencarnada.

–No digas esas cosas –interrumpió Lauren, cerrando los ojos con preocupación–. Ya tengo
suficiente en qué pensar...
374

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–Lo siento –dijo, mirando de reojo a Lauren con preocupación–. Pero es verdad, la
idolatran. Es la primera de su especie.

–Es una bebé, ¿sí? Ya para.

Pero el chico era insistente.

–Pero ella nos da ventaja, somos oficialmente la manada más poderosa con ella aquí.

–¡Cierra la boca! –gruñó furiosa, y el chico retrocedió un par de pasos–. Deja de decir cosas
qué él diría. Mi hija no es ningún arma.

Shawn bajó la cabeza bajo la atenta mirada de Keaton, a quién Lena le tiraba de las orejas
para lograr su cometido.

Levantó ambas manos en señal de rendición.

–Shawn. Necesito que vengas –intervino Taylor, llevándoselo de ahí para evitar otro
enfrentamiento.

Lauren se mantuvo en silencio, manteniendo sus ojos en su pequeña, quién estaba


totalmente ajena a cualquier problema. Su mayor preocupación era simplemente saber con
qué jugaría cada día.

La cosa se puso más seria para Keaton cuando los trillizos pasaron corriendo junto ella
para lanzarse hacia el gran lobo recostado en el césped. Joshua y Elias se usaron como
una escalera para que Lena trepase sobre ellos y posteriormente en Keaton.

Despertar en medio de la noche llegó a convertirse en un hábito por lo menos tres veces a
la semana. Lauren tenía pesadillas, Matthew asesinando a Camila, y tomando a Lena de
su cuna. Ella estaba de pie ahí pero no podía moverse. Nunca podía moverse. Y él la miraba

con ojos brillantes en la penumbra y esa torcida sonrisa. De inmediato al despertar corría a
la cuna de su bebé para verificar que todo estaba bien.

–¿Otra pesadilla? –le escuchó decir en voz baja a Camila, quién la miraba desde la cama.

Extendió sus brazos hacia ella, y fue inevitable para Lauren no suspirar de alivio por esa
escena. Sin dudarlo ni un segundo se refugió nuevamente debajo de la sabana, siendo bien
recibida por su melosa Alpha.

Incapaz de negarse a su pregunta, se limitó a asentir con la cabeza. Pues cada vez se
sentían más reales.

–Es lo mismo repitiéndose. Una y otra vez –continuó con voz lenta y monótona.

Había recostado su cabeza en el pecho de Camila, llenando sus fosas nasales de su


característico aroma. Con una de sus manos hacia largas y suaves caricias que la
reconfortaban.
375

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–Todo está bien –afirmó sin titubeos, sin dejar de acariciarla.

–No sé qué está esperando, no sé qué es lo que trama...

–Lo sabremos. Yo lo mataré. Estaremos en paz.

Era extraño. Ya ni siquiera recordaba cómo era la vida antes de Camila. No imaginaba una
vida donde no estuviese ella. Sabía que había una posibilidad de que Matthew fuese más
fuerte, y que Camila haría todo en su poder para que su muerte no la arrastrase a ella
también. Pero no quería eso. Añoraba siempre la compañía de su Alpha. Y sabía que sí
Camila no lograba sobrevivir, Lena sería huérfana. Y a merced de los planes de Matt.

Su piel se erizó con la respiración de Camila cerca de su marca, y sin evitarlo, subió el
rostro para estar frente a frente con ella. La Alpha la miraba fijamente, era desconcertante
la íntima manera en que a veces podía llegar a hacerlo, sentía que no la miraba a ella, sino
dentro de ella. Había ocasiones que todo su cuerpo vibraba ante la inexorable conexión
que ambas compartían. Por unos segundos se mantenía callada, su pecho subía y bajaba
al compás de su respiración.

–Eres tan hermosa, Luna.

Se puso a temblar a medida que sus mejillas se teñían de ese singular color rojizo, y los
sentimientos volvían a agolparse en su interior.

Sentía un agradable hormigueo justo en su marca, estaba ansiosa de que le diese atención
en esa zona. Y al parecer la Alpha pareció removerse inquieta logrando percibir lo que
Lauren quería.

La proximidad entre ambas se extinguió, sus labios atraparon los suyos con hambre,
chupando con voracidad. Pero no fue hasta que bajó a su cuello que la respiración le
comenzó a fallar. Un jadeo se escapó de sus labios cuando los dientes de la Alpha
mordisquearon ligeramente su marca, antes de pasar su lengua. Su cuerpo se relajó en ese

instante, disfrutando de la sensación de un completo placer que rayaba en el dolor. Mordió


su labio con tanta fuerza intentando contener algún otro sonido cuando la lengua de Camila
volvió a hacer contacto más insistente en su marca. Inhaló con fuerza reteniendo el aire,
que salió en un gutural gemido.

–Vas a despertar a Lena, sé más silenciosa –advirtió Camila, logrando que Lauren pusiera
los ojos en blanco al sentir su burlona sonrisa contra su piel.

–¿Silenciosa? Es la primera vez que me lo pides –contraatacó apartándose de ella–


. Usualmente quieres que nos escuche cada miembro de la manada...

Camila rió un poco más alto, y casi quería maldecir a los genes de licántropos por ese oído,
porque Lena despertaba con cada pequeño sonido.

376

Insideofmysoul
Apenas Lauren iba a seguir con su juguetona discusión cuando escuchó el comienzo de un
llanto a sus espaldas. Y a Lena llamándolas entre sollozos.

–Bien, iré yo sólo porque provoqué que la despertaras –advirtió Camila poniéndose de pie,
con el ceño fruncido de Lauren siguiéndola divertida.

–Tú la despertaste –acusó, deleitándose cuando las lágrimas pararon apenas Camila la
tomó en brazos.

Camila volvió a la cama colocando cuidadosamente a Lena en el centro, usando sus


cuerpos como una barrera. Los ojos claros de la pequeña pasaban de una a la otra, y
sonreía con cada gesto que le devolvían.

–Bueno, no te habría provocado de no ser porque empezaste a oler así.

De inmediato los ojos de Lauren se agrandaron, y prefirieron evitar la mirada de la burlesca


Alpha.

–Detesto tu olfato.

☾*☽

–Camila, la niña se acaba de meter algo en la boca.

Camila de inmediato giró a la pequeña en su regazo con un gesto extrañado. Desde que
podía agarrar cosas con sus manitas, siempre tomaba cualquier cosa para comérselo.

–Abre la boca –exigió mandona, pero ese efecto de Alpha al parecer no funcionaba en la
pequeña–. Lena. Abre la boca.

La pequeña negó con la cabeza repetidas veces, estaba bastante divertida con ver a su
madre concentrada. Y veía todo como un juego.

–Lena Daru –se molestó Camila, intentando meter su dedo en la boca de la niña y sacar lo
que sea que la pequeña estaba masticando.

Finalmente sacó un pequeño broche de oro, tenía la forma de una hoja. Al instante recordó
haberla visto en el cabello de Dinah. Lauren tomó asiento junto a ella cargando a Lena para
darle el biberón.

–¿Qué es? –le preguntó al ver algo en su mano.

Camila levantó el broche con escepticismo. Haciendo énfasis en el evidente peligro que
era.

–¡Dinah! –llamó alarmada, pocos segundos después Dinah apareció frente suyo con una
expresión despreocupada.

Camila le mostró el broche con enojo, y la rubia lo tomó con una sonrisa.
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Insideofmysoul
–Wow, creí que lo había perdido hace días. ¿Dónde estaba?

–En la boca de mi hija –acusó.

Dinah se rió en alto, girándose hacia la pequeña que estaba bastante concentrada en
succionar su biberón.

–Eres toda una traviesa, gracias Lena –le dijo agradecida. Al fin prestando atención en la
clara molestia de Camila–. No me mires así, la he visto masticar incluso piedras...

–Ya mejor... no digas nada. Enserio –interrumpió Lauren.

Para el tercer cumpleaños de Lena la llevaron por primera vez a conocer la nieve, era como
tener una pequeña bolita de algodón andante con tantos abrigos que Lauren le había
puesto. Una gorra, orejeras, y bufanda. Habían viajado no tan lejos de la manada, pero aún
así con una gran parte de la guardia siempre merodeando cerca suyo. Lena ahora no
paraba de hablar. Y dormía casi todas las noches en cama de sus madres.

Era incluso a veces cómico la manera en que señalaba los objetos o personas en busca de
un nombre, y lo imitaba. Lena era curiosa en toda la extensión de la palabra.

–Nieve –explicó Lauren para la pequeña, quien se puso en cuclillas para tomar con su mano
libre la nieve en el suelo. Ya que con la otra estaba bien sujeta a los dedos de su madre–
. Nieeeve.

–Neve –sonrió la pequeña.

No fue una sorpresa cuando intentó llevársela a la boca, como cualquier otra cosa nueva
que encontrara en su camino.

–No –negó Lauren limpiando su mano–. No se come. Te duele la pancita.

–¿Dele? –señaló su propio estómago, y Lauren sonrió asintiendo.

–No le hagas caso, Lena. Sí se come –se burló Dinah, dejándose caer de espaldas al suelo
y simulando que comía nieve.

Lena se soltó de la mano de Lauren para correr en dirección de su tía con una genuina
expresión de preocupación plasmada en el rostro.

–Noooo, ninaaa –se quejó tomando su mano lejos de su boca.

–¿Por qué no? –le siguió Dinah.

–Dele panza –explicó obvia, señalando su propio estómago nuevamente.

–Miren esto –se acercó Camila, cargando a su pequeña contra su pecho besando su
frente–. Cachorrito, ¿qué es eso? –señaló arriba.

378

Insideofmysoul
–Cielo.

–Muy bien. ¿Quién es ella? –indicó a Normani a lo lejos, caminando más apartada.

–Nina Mani.

–Bieeeeen. ¿Y quién es ella? –esta vez señaló a Dinah. Quién comenzó a hacer una figura
debajo de ella moviendo sus brazos y piernas.

–Nina Dana –se rió.

–Dinah –corrigió la rubia alterada.

–¡Dana! –repitió a propósito. Dinah elevó los brazos exasperada.

–Como sea –respondió, fijando su vista en la pareja sentada al otro extremo haciendo un
muñeco de nieve–. Oye Lena, ¿y ella cómo se llama? –indicó a Ally.

–Nina puta.

Lauren y Camila abrieron la boca sorprendidas por la grosería que Dinah le había mostrado
a su hija. De inmediato la miraron con enojo.

–¡Dinah!

–¡Yo no le enseñé eso! –se quejó a la defensiva, aunque se le escapó una pequeña risa
que terminó en Camila entregándole la niña a Lauren y lanzándose sobre ella–. ¡Espera!
¡No! Era Tía Bruja. ¡Bruja!

El aullido de un lobo de la guardia resonó en el bosque nevado, poniendo a Camila en


alerta.

–Keton –dijo Lena, para sorpresa de todos. Pues había lo había identificado a la
perfección.

–Sí, cachorrito. Es Keaton.

–Debemos irnos, hay alguien cerca –aclaró Dinah a los demás, intentando mantener la
calma.

Se marcharon al instante, dejando un rastro que marcaría el fin de la espera.

CAPITULO 61

El clima árido no era favorable para ciertas criaturas que estaban acostumbradas a vivir en
el bosque. La rápida deshidratación, la intensidad del calor; el lúgubre desierto. Quizás por
esa misma razón era un punto conocido para los cazadores del sur.

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No era legal lo que algunos practicaban, por eso en sus días libres se encargaban de irse
en sus autos blindados muy lejos de sus comunidades. Capturaban a diestra y siniestra
individuos de distintas especies, llevándolos consigo al desierto, en un gran establecimiento
con sótano inmensurable que quizás en algún momento de la historia fue un almacén.
Todos se reunían ahí con sus prisioneros, algunos lobos desterrados de sus manadas,
brujos que vagaban sin hogar, y vampiros huyendo de la luz del día. El lugar estaba
bastante cuidado, las luces rojizas iluminaba como si fuese la misma sangre de los
prisioneros manchando las paredes. El lugar asemejaba ser de sólo un piso, pero al parecer
habían adaptado el sótano para un área de combate y así desde arriba los espectadores
podían observar fuera de peligro.

Las reglas eran simples, ganas contra el oponente, y te dan algo de comer o beber. Mientras
que los cazadores apostaban.

A veces era sólo hasta que uno cayese, en otras, podría ser letal. Pero cuando se debe
sobrevivir no lo piensas dos veces.

Matthew entró esa misma noche, detrás suyo lo acompañaban cinco de sus betas más
grandes y fuertes, quienes a pesar de lucir como indestructibles pilares a su lado, no podían
evitar sentirse intranquilos por el ambiente que experimentaban al estar ahí. El chico miraba
a su alrededor, intentando encontrar a quién estaba al mando en ese negocio ilícito. Todos
en el lugar rápidamente miraron en su dirección, quizás era por su vestimenta, los tatuajes
reconocibles conmemorativos de la Diosa Luna, o lo brillantes que relucían sus ojos en la
penumbra. Ellos sabían que se trataba de licántropos.

–¡Levántate! ¡Anda! –se escuchó un grito a lo lejos, llamando la atención de inmediato de


Matt, quién con una contundente mirada a sus acompañantes se acercaron al borde de un
barandal.

Debajo de ellos, en un primer piso, había un joven brujo que miraba a todos lados asustado
con grilletes en sus muñecas y tobillos. Estaba dentro de un círculo, y al otro extremo, una
joven Beta estaba siendo forzada a transformarse para combatirlo. Piel pálida y cubierta de
lodo, cabello rubio, aunque no se notase tanto por la deplorable condición en la que se
encontraba. Sus extremidades estaban casi por los huesos, era sorprendente que pudiese
mantenerse en pie. Tenía un collar de cuero rosa; era como una burla. Los denigraban. Los
torturaban. Matthew miraba con interés la forma en que todos gritaban en aliento a favor de
alguien dentro del círculo. Claro, más bien sus alias con los que eran forzados a pelear.

–¡Carajo! ¡Ya obedece! –bramó el mismo hombre, pateando con fuerza a la chica detrás de
las piernas, y tirando hacia abajo la cadena que estaba enganchada a su collar–. ¡Hazlo!

Uno de los acompañantes de Matt comenzó a gruñir en desacuerdo, dispuesto a intervenir


para ayudar a la Beta, pero el Alpha le bastó levantar su dedo frente suyo para advertirle
de no hacerlo. Debían apegarse al plan principal.

380

Insideofmysoul
Pero antes de sonar la campana que diera inicio a la pelea, la multitud pareció murmurarse
entre sí, posteriormente subiendo sus cabezas en la dirección del Alpha. Más bien, a alguien
que se acercaba detrás suyo. Una sonrisa creció en su rostro para después girarse a un
lado suyo, encontrándose con la persona a quién buscaba. El responsable de todo lo que
se hacía allí.

–Matthew Cabello –lo nombró con lentitud, vocalizando cada letra sin expresión alguna.

Por un momento, todo se quedó en silencio, como ese momento en que dos depredadores
se encuentran y se mantienen quietos a la espera. Conteniendo la respiración.

Quizás fue incluso más extraño cuando ambos compartieron un amigable abrazo a costa
de todas las miradas que los rodeaban. Con una pequeña sonrisa, Matthew se alejó para
palmar su hombro. El hombre era de su estatura y corpulencia, que en comparación del
Alpha, poseía una abundante barba, y una voz aún más grave y gruesa.

–Garret. Hace tanto tiempo –continuó Matt, mirando hacia abajo, el círculo donde la Beta
ya era un escualido lobo grisáceo, tambaleándose en su cuatro patas–. Recibiste mis
obsequios.

Los Betas se miraron confundidos, comenzando a inquietarse por las palabras de su líder.
Él no podría hacer algo así, entregar a miembros de su manada a cazadores. Era inaudito.
Todos esos arrestos sin motivos en su manada desde que tomó el puesto de Alpha al fin
comenzaron a tomar sentido, encerrar a personas por mostrar desobediencia, robar
alimentos, ocasionar disputas, y por cosas más insignificantes; todos esos Betas eran
enviados aquí. Matthew los vendía como parte de su propiedad, como objetos, para
mantener la tregua con los cazadores, por esa razón nunca tuvieron que volver a lidiar con
ellos cerca de su territorio.

–Por supuesto, tenemos un trato. ¿Y qué te trae por aquí?

Una iracunda ira creció desbordante en el pecho de uno de los Betas, quién miraba de reojo
a la pobre chica abajo. Esto era demasiado injusto. Ahora entendía la razón por la cuál gran
parte de su manada había desertado.

–Bueno. Quería pedirte un favor –suspiró Matt, echando un rápido vistazo a su alrededor
para seguir hablando.

–Cualquier cosa para el hijo de Alexander. Escuché lo que sucedió con él, realmente siento
lo qué pasó... tu padre y Michael Jauregui iniciaron esta alianza, no debió terminar así.
Ambos a manos del mismo Alpha, o eso escuché...

–Sí, es precisamente por mi padre lo que estoy a punto de hacer –interrumpió el chico,
elevando su tono de voz con cólera–. Por él... y por mi hija.

De inmediato Garret pareció más concentrado, se cruzó de brazos, deslizando fugazmente


su vista de Matt, a los Betas detrás suyo. El Alpha parecía reconfortarle saber que el líder
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Insideofmysoul
de los cazadores estaba genuinamente preocupado por el tema, era eso justo lo que
buscaba.

–¿Hija? –cuestionó sorprendido.

–¿Conoces la manada Dark Moon? –respondió a cambio, dejando al hombre más


confundido aún.

–Claro, es la manada más grande. Y ahí es donde está parte de tu familia. De hecho, hay
un precio bastante alto para entregarte con vida. ¿Es ahí donde tienen a tu hija?

Matthew asintió cabizbajo, como todo un animal indefenso pidiendo asilo bajo la lluvia.

–¿Quién es el Alpha ahí?

–Camila Cabello –dijo tan rápido su nombre apenas lo preguntó. Dejó escapar un sonido,
una mezcla de gruñido y una fuerte exhalación–. Mi prima...

De inmediato entendió la molestia del Alpha, asintiendo en comprensión.

–La primera mujer Alpha –le susurró uno de los cazadores a Garret, este asintió–. ¿Sabes
cuánto nos pagarían por ella?

–Hay leyes –dijo otro más–. No podemos matar a un Alpha si no ha mostrado ningún ataque
que ponga en peligro vidas humanas.

–A parte de que los Alphas nunca siguen órdenes... jamás podríamos traerla aquí.

–¿Cuál es tu plan? –intervino Garret, entrecerrando los ojos hacia Matt.

El Alpha echó su cabello hacia atrás, mostrando el color gris en sus ojos parecidos a los de
su prima.

☾*☽

Camila dejó salir un gutural gruñido desde su pecho. Hasta que Lena volvió a poner sus
pequeñas manitas en sus labios, haciendo parar el sonido. Lauren sonrió cuando volvió
apartar las manos, provocando que su madre volviese a gruñir juguetona, esta vez
mostrando sus colmillos, y Lena riera a carcajadas.

La felicidad de Camila vibraba en la marca de Lauren como una descarga de energía


placentera. Haciéndola suspirar extasiada.

Lena gruñó intentando imitar a la Alpha, y Camila no perdió la oportunidad de juntar sus
narices para hacerlo a la vez.

–Hoy será el primer festival lunar de Lena, todos están emocionados por verla de nuevo –
mencionó Lauren, robando la atención de ambas.

382

Insideofmysoul
–Será tu segundo festival –añadió Camila, mordiendo su labio ansiosa–. Ally entrará al
concurso de nuevo.

–Lo sé, Troy también está ayudándole. Ahora con su bebé en camino ninguno se separa
del otro, ni siquiera por el concurso.

Hace apenas un par de meses Ally les había dado la noticia de su embarazo. Fue algo
inesperado, y la espera era una tortura para saber sí el bebé sería licántropo como su padre,
o tendría poderes como su madre. Ambos lucían radiantes de felicidad.

–¿Cuál vestido le vamos a poner? –inquirió Lauren, acercándose en el pasto para que Lena
se sentase entre sus piernas–. ¿El azul que le regaló Taylor y Shawn?

Camila hizo una mueca, no tan contenta con esa opción. Y curiosamente, Lena imitó el
mismo gesto, luciendo tan idénticas que sólo causaban una inmensurable ternura en
Lauren.

–No. ¿Verdad qué no, Cachorrito?

–Noooooooo –gritó Lena emocionada, aplaudiendo con torpeza.

–Queremos el lila –concordó Camila, asintiendo satisfecha bajo la divertida mirada de su


mujer–. ¿Verdad qué sí?

–Noooooo –volvió a repetir la pequeña.

Camila levantó las cejas ante esa respuesta, volviendo su vista a Lauren, quién parecía
entretenida.

–Eso significa qué sí.

–¿Ah, sí? –ronroneó, acercando su rostro al suyo.

Camila de inmediato sonrió contra sus labios.

Intentó inclinar un poco más su cabeza para unirlos de una vez sin rodeos, pero Lauren
parecía tener otros planes, pues evadió su acercamiento juguetona.

Notaron a Lena ponerse de pie, caminando con una mejor coordinación cerca de Camila
para sentarse sobre el barro fresco de la mañana. Lauren echó para atrás su cabeza
frustrada, ahora su ropa estaba sucia. El vestido amarillo ya no era tan amarillo. Camila se
rió divertida, recibiendo un ligero manotazo a cambio.

–Deja que juegue con lo que quiera –murmuró sonriente, su brazo rodeó su cintura para
atraerla más hacia ella, pasando sus piernas sobre su regazo y acariciarlas tiernamente.

–Pero iríamos a comer a casa de Ally, ahora la debo cambiar de nuevo –reprochó
quisquillosa, dejando caer su cabeza contra el pecho de la Alpha.

383

Insideofmysoul
Camila frunció el ceño confundida.

–Ally no está en su casa –dijo a cambio, acomodando el cabello de Lauren–. Está con
Dinah...

–Quién diría que se harían tan unidas –comentó con extrañeza Lauren, atrapando los dedos
de Camila para entrelazarlos con los suyos sin apartar los ojos de Lena, quien ya
comenzaba a jugar con la tierra–. Siempre van al bosque, creo que Ally está intentando
mejorar en la magia y Dinah le ayuda.

–Sí, desde que ya no está con Chris creo que intenta distraerse con muchas actividades.
También ha estado entrenando demasiado por las noches. Es algo raro.

Lauren giró su cuerpo hacia Camila, aprovechando para corroborar que la guardia estuviese
como siempre vigilando en sus posiciones. Era gratificante sentirse más segura, aunque
sea un poco.

–Quita esa cara –Camila atrapó sus labio, bastante inquieta, sin poder mantener sus manos
lejos de su Luna. Lauren al instante le correspondió, manteniendo el ritmo suave pero
insistente–. No me gusta cuando te siento asustada.

–Lo siento –dijo rápidamente, manteniendo sus ojos cerrados por el cansancio–. A mí
tampoco me gusta sentirme así.

–Pronto todo eso cambiará...

–Tengo miedo. Siempre tengo miedo –susurró Lauren, sin darse cuenta de cómo su mano
comenzaba a cerrarse con más fuerza entrelazada a la de Camila–. No quiero que nada
malo te suceda, Camz. Quiero aferrarme a esto –se señaló a las tres–. Siempre me voy a
aferrar.

–Verás que Lena crecerá contigo –afirmó Camila, soltando su agarre para tomar a Lauren
delicadamente por las mejillas, manteniendo el contacto visual–. Escucha, Luna. Yo no te
puedo prometer nada cuando no sé qué es lo que podría pasar sí él viene. Pero te puedo
asegurar que haré lo qué esté a mi alcance para que tú puedas seguir con Lena a pesar de
que yo no. La Diosa Luna es misericordiosa, y ella sabe lo que hace con nuestro destino.

–No quiero perderte a ti –terminó en un sollozo, dejando caer unas pequeñas lágrimas que
Camila limpió apenas verlas. La sonrisa que le brindó parecía ser tan tranquilizante y
sencilla, cómo sí silenciosamente supiese lo que pasaría y no estaba preocupada por el
futuro, pero a ella la incertidumbre le desgarraba el pecho desde dentro–. Te amo.

–Yo te amo a ti. Perdón por ser tan bruta cuando nos conocimos...

Lauren sacudió la cabeza, intentando apartar cualquier indicio en su mente de que sus
palabras sonaban claramente como una clase de despedida.

–No te disculpes por eso –terminó riendo, alzó la vista fugazmente, encontrándose con esos
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ojos marrones; transportándola a la noche en que los vio por primera vez–. Eres lo mejor
que me pudo suceder. Y no quiero que te disculpes por nada.

–Es que... siento que no tenemos suficiente aún –gruñó Camila, luciendo desesperada. Las
emociones de Lauren comenzaban a afectarle a través de su vínculo, provocando que su
voz se rompiese al hablar.

Con el rostro tenso y angustiado, Camila abrió la boca para decir algo más, pero no lo hizo.

–Mami, te hice patel –interrumpió la infantil vocecita, ambas se giraron a Lena.

Lauren de inmediato secó sus lágrimas, regalándole la mejor de las sonrisas a su hija.

–¿En serio? ¿Y de qué es, preciosa?

Lena lo sostenía a sus espaldas, y un risilla se le escapó ante la travesura. Sus ojos
parecían brillar más este día, luciendo más notorio la parte marrón en uno de sus ojos
grisáceos.

–Nooo. Cierra los ojos –mandó Lena, Camila y Lauren compartieron una mirada
expectante–. Maaaaaami.

–Está bien. Está bien –al fin cedió.

Extendió sus manos esperando el regalo de la pequeña.

Al instante sintió la textura fría y húmeda de algo sobre su piel. Al abrir los ojos tenía a una
sonriente Lena con las manos cubiertas de tierra hasta por los codos, y ni hablar de su ropa.
Pero ella lucía tan feliz, radiante y orgullosa de lo que había hecho. Sólo eran bolitas de
lodo con pasto encima simulando ser la cubierta.

–¿Te guta'? –le preguntó expectante.

Lauren sonrió, acercando a su hija con su brazo para plantarle un ruidoso beso en la mejilla.

–¡Me encanta, mi amor!

–Cómelo –pidió emocionada, al parecer el juego iba muy enserio–. Es chocote.

Quería decir chocolate, pero el hecho de que ahora la pequeña pudiese formar oraciones
más complejas que antes era poético para ambas.

Acercó el 'pastel' a su boca, fingiendo engañosa que le daba una mordida y lo degustaba
con una expresión de sorpresa y disfrute.

–Está delicio...

–No lo probó, Lena –acusó Camila, de inmediato la miró con fastidio. Las dos sabían lo
caprichosa que podía llegar a ser su hija–. Yo la vi. No lo hizo.

–Sí querías probarlos tú sólo debes pedírmelo.


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Insideofmysoul
Lauren embarró el pedazo de lodo contra la boca de Camila apenas esta la abrió al reírse.
De inmediato comenzó a escupirlo asqueada, lo cual fue una mala idea cuando Lena
empezó a llorar.

–Awww mi amor, está rico –intentó consolar la Alpha, pero aún seguía limpiándose la boca
con discreción.

Aún así Lena no dejó que su madre la abrazara, en cambio se refugió en los brazos de
Lauren entre hipidos, tallando uno de sus ojos con fuerza sin querer mirar a Camila. Lauren
la rodeó, flexionando sus pequeñas piernas para hacerla un ovillo y seguir meciéndola.

–¿Ves lo que hiciste? Ahora ya no me va a hacer pasteles de chocolate a mí –regañó


Camila, haciendo un puchero gracioso con toda esa tierra manchando su rostro.

–Tú empezaste –terminó sonriendo Lauren, continuando con las caricias circulares en la
espalda de Lena.

Sentir a Camila tan contenta a través de su conexión era como una brisa fresca,
hormigueando en su marca, recorriéndola hasta la yema de los dedos. Tan mágico, siempre
se sentía como la primera vez.

Después de convencer a Lena sobre sus dotes culinarios utilizando tierra mojada fue que
al fin dejó que Camila la abrazara de nuevo. Los preparativos de esa noche comenzaron
desde temprano, y debían estar presentes para convivir con los miembros de la manada.
Primero fueron de nuevo a casa para limpiarse la suciedad y cambiar su atuendo. Al final
Lena insistió en que ella solita podía ponerse su vestido Lila, que parecía resaltar con esos
ojos y la primavera que se extendía a lo largo del bosque esa estación; era como la florecita
más linda que tenía el jardín. Lauren intentó sujetarle con un moño del mismo color lila el
cabello en una coleta alta, pero Lena se lo quitaba al instante, definitivamente llevarlo suelto
siempre le parecía más cómodo, cosa que Camila alentó sin problemas con una sonrisa
airada.

Había un detalle que no había salido nunca a flote, y es que Lauren sabía sobre la infancia
de Camila, la manera en que tuvo que criarse fuera de la vista de los integrantes de la
manada desde muy pequeña. Para todos los Alphas era común no mostrar a sus hijos en
público cuando aún eran muy pequeños. Era como mostrarles lo vulnerable y débil que era
su siguiente líder, y eso daba luz verde a que cualquiera los retase por el liderazgo de la
manada. Claramente Camila no quería eso para su hija, y Lauren estaba totalmente en
contra. Ambas querían que sí su manada llegase a defender con su vida a Lena sería
porque realmente la quieren, y la respetan. No porque esa sea un primer instinto o sólo un
deber.

Las angostas calles de la manada estaban llenas de gente decorando sus hogares,
entonadas musicales, bailes, familias, risas. Lauren ya estaba acostumbrada a ver cómo
todos al pasar cerca suyo les dirigían una leve reverencia, y sonreírles de vuelta se había
convertido en un hábito. Lena se columpiaba sujeta a sus manos entre sus madres, aunque
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Insideofmysoul
se detuvo cuando muchos pares de ojos se posaban sobre ella, algunos saludándola

amigables, otros con una sonrisa, pero ella se escondía entre las piernas de Camila
bastante tímida.

–Mami –llamó la pequeña, dando unos cuantos tirones a la mano de la Alpha. Camila se
detuvo inclinando una parte de su cuerpo hacia la pequeña y escucharla mejor–. ¿Po' qué
hacen eso?

–¿Hacer qué, cachorrito?

Lena se llevó una mano a la boca para mordisquear sus uñas nerviosa, y con la otra apuntó
en una dirección el momento exacto en que una pareja les daba una reverencia al pasar.
Lauren comenzó a acariciar su cabello desde atrás, también esperando expectante la
explicación de Camila.

La Alpha mordió su labio con fuerza bastante pensativa, soltándolo de entre sus dientes
con lentitud. ¿Cómo explicarle algo tan complejo a una niña de tres años y medio?

–Porque nosotras somos Alphas, y esa es la forma en que ellos nos muestran su respeto y
gratitud por lo que hacemos. Es una tradición desde hace muchísimos años.

Lauren quería soltar una carcajada, pues la cara de la pequeña se descompuso en una
expresión con aún más preguntas qué antes. Pero era obvio, Lena apenas estaba en su
etapa curiosa, donde a todo le ponía un por qué, pero a la vez apenas sabía contar del uno
al diez, algunos colores, sabores, animales y nombres. Quizás más adelante lo entendería,
aún así prefirió intentar aclarar su panorama.

–Escucha, preciosa –comenzó a explicar Lauren, colocándose en cuclillas frente a su hija


quien la miraba con ojos muy abiertos, pestañas tan espesas y nariz enrojecida. Apartó sus
manitas de su boca con cuidado para así empezar a hablar–. Ellos lo hacen porque nosotras
los cuidamos; son nuestra familia. Y así ellos nos cuidan.

–¿Tonces también hago así? –Lena preguntó de vuelta, repitiendo la reverencia que tanto
había visto y memorizado.

Camila sonrió, encogiéndose de hombros son simpleza.

–Sí eso quieres hacer, hazlo.

–Ahora vamos a ver los preparativos para el concurso, y quizás ir un rato a la cascada antes
de que comience todo –propuso Lauren, poniéndose de pie. Camila la imitó.

–Ya quiero probar los panecillos de Ally, quizás este sea su año.

El resto de la caminata Lena también hacia reverencias de vuelta a quienes se les


acercaban, algo que siempre les robaba una sonrisa a quienes iban dirigidos. Incluso a los
imponentes guardias quienes resguardan vigilantes, nadie se resistía a la implacable mini-
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Alpha.

El plan inicial de Lauren se vio aplacado por la necesitada presencia de la Alpha en distintos
lugares. Algunos guardias dijeron haber percibido una actividad extraña a las afueras del

territorio, pero lo dejaron pasar, usualmente eran sólo humanos. Últimamente los cazadores
no eran muy vistos, y los licántropos forasteros sólo aparecían en la temporada de calor, y
eso lo tenía bien controlado. Keaton y Dinah hacían un excelente trabajo en equipo. A
Camila la llamaban de un lado hacia otro, saludando con cordialidad a los miembros de la
manada, deseando un feliz día a todos, recibiendo obsequios, pero aún así no perdía de
vista ni por un segundo a Lauren y Lena, quienes estaban sentadas cerca de Ally y Troy
para desearles suerte. Lo más extraño era no ver a Dinah por ningún lado. Qué demonios,
incluso Keana se había unido a la celebración.

Al atardecer Camila se escabulló ágilmente minutos antes del comienzo del tradicional
concurso. Quería pasar tiempo con Lauren, últimamente estar a solas había sido un gran
reto, más cuando Lena estaba siempre con ellas cada minuto del día. No querían dar a
entender que era una molestia ni mucho menos, ese cachorrito era un torbellino de abrazos
y travesuras. Apenas Camila se acercó a Lauren por detrás la tomó por la cadera para
acércala más hacia ella en un abrazo; rodeando su cintura con ternura. Sentir la respiración
de la Alpha en su cuello fue casi delirante para Lauren.

–Vamos al santuario, Lena –escucharon las voces de Taylor, Chris, Normani y Shawn
alentándola.

Camila sonrió enternecida cuando Lena asintió con entusiasmo. Pero una pizca de duda
creció en su rostro al notar la ausencia de una de sus tías.

–¿Y nina Dana?

–Seguramente allá nos alcanzará –tranquilizó Taylor, tomando su manita para indicarle el
camino.

–¿Sí nos la prestan, verdad? –preguntó Chris dudoso, a lo que Camila respondió con un
grave gruñido desde su garganta con desaprobación, Lauren rodó los ojos para asentir
divertida.

–Por supuesto, en unos minutos más los alcanzarem...

–Oh, tómense su tiempo –sonrió Shawn con una mirada sugerente.

Lauren puso los ojos en blancos.

–Dile adiós a tus mamis –escucharon a Normani decirle a su hija, quién al instante se giró
hacia ellas para despedirse con su manita.

Lauren sintió un pinchazo en su pecho, era extraño alejarse de su hija, se había

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acostumbrado a siempre tenerla a la vista. Aunque estuviese compartiendo tiempo con sus
tíos; era distinto cuando había tanta gente y ella se alejaba cada vez más. A los pocos
segundos se dio cuenta que no era sólo de ella esa angustia, que llegaba a rasparle el
estomago desde dentro. También era de Camila, transmitiéndole el mismo sentimiento a
través de su lazo.

–Se siente raro... –admitió en voz alta, aspirando con fuerza el aroma a Alpha que
desprendía por los poros de Camila que naturalmente tenían la capacidad de tranquilizarla–
. Se siente como...

–Como si una parte de ti se desprendiera –completó Camila.

Y sabía que no existía ni existiría otro ser en este mundo que la comprendiese de la manera
en que lo hacía Camila.

–¿Vamos a ese lugar especial? –pidió Lauren, girándose entre sus brazos para hacerla
retroceder antes de que alguien las viese–. Anda, te quiero para mí aunque sea unos
minutos.

–Soy toda tuya –ronroneó Camila en plena sonrisa, adentrándose más al fondo del bosque
a hurtadillas. Sin llamar la atención de nadie.

☾*☽

Al poner un pie en esa parte de la tierra húmeda lo sabía, los recuerdos lo invadían.
Recuerdos de su juventud, de su infancia en Dark Moon. Días en los que sólo tenía una
compañera de juegos y entrenamientos. Alguien con quien siempre se sentía comprendido,
pues a ambos los tenían sujetos a las mismas reglas y protocolos de Alphas, vaya suerte
la de ser familia que debido a la similitud de rasgos y edad todos en las manadas aliadas
siempre se creían que Matthew Cabello y Camila Cabello en realidad eran hermanos
gemelos, aún más por compartir el apellido. Antes no sentía problema con ello, antes no
había resentimiento, o rencor, o envidia. Pero conforme ambos crecían podía notar la
preferencia que todos tenían con su prima. Es decir, muchos Alphas venían desde todas
partes del mundo para corroborar con sus propios ojos a la primera mujer Alpha nacida en
toda la historia. Ellos se quedaban un tiempo a deleitarse la pupila con ese absurdo
acontecimiento como si fuese un milagro, la llenaban de obsequios y reliquias a pesar de
sólo tener nueve años.

Todo empeoró cuando Camila se transformó por primera vez; manifestándose en un


inmenso lobo de pelaje blanco brillante, con orejas puntiagudas y largas obscuras a juego
con una parte de su cola y patas simulando traer unos curiosos botines. Su hocico alargado
y esos ojos celestes sólo le daban más elegancia y magia a Camila, como si no fuese ya lo
suficientemente increíble por ser sólo una chica. Más porque él aún no pasaba por ello, lo
cual lo convertía en el más débil. Aún así a Camila no le interesaba sacar su lado salvaje,
tan desinteresada que lo llenaba de rabia, quería que parase de ser tan modesta.

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Mientras que su prima estaba siendo reconocida como la propia reencarnación de la misma
Diosa Luna él sólo era la sombra detrás suyo. Un Alpha común y caprichoso más del
montón, famoso sólo por el apellido, y ahora aún más por ser buscado vivo o muerto por
todas las manadas. Esa fue la razón por la cual no encontró protección en más aliados
después de lo que hizo, muy pocos en su manada procuraron su lealtad, pero por eso tenía
el apoyo de los cazadores. Sí no lograba matar a Camila, aún así haría que los hombres de
Garret lo hicieran. Y quién sabe, quizás sólo así podría llegar a ser reconocido en la historia.

Aún mejor sabiendo que tendría al fin a su hija con él, el primer ser capaz de gobernar por
encima de otros Alphas. Lena.

–Tranquilo, te cubro la espalda –alentó Garret, pasando cerca suyo para adentrarse al
territorio de Dark Moon por primera vez.

Matt notó lo comprometido que Garret estaba con él, de cierta forma no podía entenderlo.
Pero no negaría que su ayuda le era indispensable en ese instante. El aire gélido
comenzaba a intensificarse cuando todos empezaron a correr en dirección del centro de la
manada, los humanos usaban ropa de licántropos para despistar el aroma. Escucharon el
aullido a mitad de camino, al fin habían percibido su olor. Y ahora estaban alertando a los
demás. Fue sencillo pasar por encima de los primeros guardias que resguardaban esa zona
del perímetro, pero su grupo no era muy grande. Aún así al estar tan cerca y escuchar el
barullo fue la señal ideal para que los cazadores treparan los árboles más cercanos.

Matthew Cabello llegó justo en la cumbre de plena celebración, logrando el silencio absoluto
con su implacable presencia. Cuando los lobos de Dark Moon les rodearon entre gruñidos
y mordidas al aire para incitarlos a retroceder él sabía que había logrado lo que buscaba.
Ellos no podían atacarlo, porque cuando un Alpha invadía territorio de otro era para retarlo
por el liderazgo.

–¿Dónde está Camila? –vociferó apremiante, siendo acuchillado por todas esas miradas
acusatorios.

Percibía el odio, el miedo, la ansiedad de todos los miembros de la manada. La aspiraba


como si fuese el oxígeno por el cual vivía.

Sólo fue cuestión de segundos para que frente suyo comenzarán a hacer espacio para dejar
pasar a la Alpha. Entre murmullos y quejidos agobiados le permitieron a Camila llegar hasta
Matthew.

–Aquí me tienes, Mattie –deslizó las palabras suavemente, en forma de burla.

Pero Matthew no dio señal alguna de molestia por el apodo de su infancia, todo lo contrario.
Sonrió divertido.

–¿Y mi hija? –devolvió.

Se deleitó al notar lo mucho que esas palabras tensaron a su prima.


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Insideofmysoul
–Lejos de ti –aseguró sin titubear–. Siempre lejos de ti.

–No alarguemos más esto, Cami –murmuró el chico, sacándose la chaqueta por los
hombros, seguido de su camiseta–. Te estoy retando a ti por el título de Alpha en Dark
Moon, incluyendo las alianzas, miembros, tierras, y a la siguiente sucesora del puesto.

Todos giraron su atención a su Alpha, quien con un gesto apartó del camino a los
amenazantes lobos que la resguardaban. Estos se retiraron obedientes.

–Eso está por verse...

Para Matthew no pasó desapercibido el hecho de que Camila lucia nerviosa, se movía
vacilante, con pasos cortos. Algo en su aroma era distinto. Pero la verdad es que apenas y
podía percibirlo. Eran demasiadas personas a su alrededor formando una especie de
círculo a la luz de la luna.

No dejó transcurrir un segundo más, le permitió a su cuerpo la distensión de huesos y tejido


muscular, escuchando el acelerar de sus latidos contra su garganta, quemaba, pero sólo
los primeros segundos. Hasta que logró manifestar al animal que vivía en su interior. El lobo
de pelaje negro gruñó con fuerza, exigiendo lo mismo por ambas partes. Camila cerró los
ojos con fuerza, conteniendo la respiración cuando hizo exactamente lo mismo.

Apenas lo hizo Matthew se fue encima suyo con un sonido tan horroroso que casi la hizo
retroceder.

Ya no había vuelta atrás.

Curiosamente Camila lucia más pequeña en comparación al otro Alpha, lo cual fue muy
sencillo derribarla con el primer movimiento. Todos se apartaron asustados, pero ninguno
dejaba de ver la voraz pelea entre Alphas. Los gruñidos, el sonido de zarpazos al aire eran
lo único que cortaba el ambiente. El pelaje blanquecino opaco de la Alpha se veía
manchado cada vez más de su propia sangre. Aunque el de Matt se perdía con facilidad.

"Quiero que la escuchen suplicar." –gruñía Matthew, sabía que a su alrededor le habían
escuchado.

La Alpha soltaba quejidos ahogados cada vez que los colmillos de Matt se incrustaban en
su piel y agitaba la cabeza como si quisiera desprenderla a pedazos. Como si quisiera
desmembrarla frente a todos. Él la mataría, no había duda de ello, la avergonzaría. Estaba
tan decidido, lo veía en la oscuridad de esos ojos. El dolor era como fuego en sus entrañas,
le quemaban. Las heridas abiertas eran profundizadas con cada ataque. Lo sentía encima
suyo, fuerte, poderoso, con mucho odio. Escuchaba el sonido de su propia carne siendo
rasgada. En su rápido movimiento; logró atrapar entre sus fauces el hocico del lobo negro;
apretando con la fuerza que le restaba se lo quitó de encima, tambaleándose débil, pero
con la suficiente fuerza para arrancarle ese gran hocico al mal nacido de Matt. Esa era la
idea, hasta que escuchó el cañonazo cortar el aire.
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Insideofmysoul
De pronto se comenzó a sentir débil, muy débil. Sus extremidades comenzaron a aflojarse,
lentamente, doloroso. ¿Había sido un disparo? No... no sólo eso. Le habían disparado a
ella.

Liberó a Matthew, dejándose caer sin remedio al césped con un inmenso dolor en su
costado. Los quejidos se transformaban en leves jadeos, devolviéndola a su forma humana.
Pero no en la forma en que todos esperaban, logrando un impacto que hasta el mismo
Matthew replegó su forma de animal para mirar mejor a la chica en el suelo.

–¡DINAH! –escucharon el alarido de alguien.

Ally fue quién se arrojó junto a ella en el suelo, sin poder controlar el inminente llanto que
le raspaba la garganta y arremetía en su pecho. Presionó en la herida para detener el
sangrado, pero este salía a borbotones manchándola por completo.

–Debí suponer que eras tú cuando me llamaste Mattie –dijo con acidez, apartándose. Esto
no era el plan, y ahora sabían todos que había traído cazadores con él–. ¿Acaso esto fue
una broma por lo de Oliver?

Los guardias siguieron meticulosamente el sonido del disparo, encontrando fácilmente a los
cazadores en los árboles. Al instante alguien salió de entre ellos, Camila llegó con una
expresión cansada, sangraba un poco de los brazos, pero su rostro se desfiguró por
completo al ver a la Beta en el suelo desangrándose lentamente. Podía escuchar el sonido
de todos hablando, más disparos, gritos, pero mientras más se acercaba hacia el cuerpo,
sus cuerpo se debilitaba por hundirse en la desesperación.

–Estarás bien, D –le susurró Ally cerca suyo, recostando la mitad del cuerpo de su amiga
sobre su regazo y abrazándola desconsoladamente alrededor de su cuello.

Camila miraba todo paralizada, sentía los oídos tapados, la cabeza a punto de reventarle.
Se giró en dirección de Matthew. Sentía el calor crepitante llenarle cada músculo con odio,
verlo ahí, al fin de pie frente a ella despertó todo lo que sentía por ese hombre que alguna
vez fue su familia y que había reprimido para mantener la calma. Todos esos días viviendo
con miedo, el temor de Lauren al andar por cualquier lugar.

Sin saber lo qué le esperaba caminó hacía él, cegada por la imagen de Lauren llorando
semidesnuda en su propia cama, cuando llegó a Cold Moon en cenizas con ese olor a carne
quemada, todas las personas que había asesinado a sangre fría, matar a Alexander, y
ahora su mejor amiga. No lo dejaría escaparse intacto esta vez. No lo dejaría salir vivo.

–Dinah, háblame. Di algo idiota como siempre –intentó de nuevo Ally, intentando
mantenerla consiente.

–Algo... idiota –jadeó la Beta, con una mueca de dolor surcando su rostro.

El color se perdía en sus mejillas, palideciéndola repentinamente. Su cuerpo aflojaba como


una muñeca de trapo entre sus manos.
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Insideofmysoul
–¿Esto fue alguna clase de burla? –ladró Matt apenas notó a su prima acercase con una
expresión indescifrable en el rostro.

Los pensamientos y las posibilidades qué la consumían comenzaban a esparcirse en una


cegadora bruma oscura, inhaló con fuerza, dejando salir el aire en un grave gruñido que no
sonó muy humano. Matt se mantenía rígido, sin un plan de respaldo más qué el de pelear
contra su prima. Camila veía lo vacilante que estaba Matthew, claramente él no sería el
primero en atacarla. Pero cada fibra de su ser vibraba el instinto de combatir, de pelear, de
defenderse. Pero más allá de todo ello aún lograba percibir el miedo e incertidumbre de su
Luna.

–Trajiste cazadores para dispararme por sí no tenías opciones de ganarme –acusó Camila
cegada por la ira. Inhalaba profundamente y exhalaba por la boca con los dientes
apretados–. Te mataré.

–Tú has hecho que una simple Beta tome tu lugar en una pelea por territorios de Alpha –se
encogió de hombros– ambos tomamos medidas de respaldo.

Aún no podía tragarse eso último. Se sentía tan idiota por pensar que Dinah realmente ya
había dejado esas ideas de lado. La razón por la cual siempre entrenaba tanto últimamente,
y salía tanto con las brujas era por eso. Estaban practicando para este momento. Su peor
pesadilla se había vuelto realidad, pero no dejaría que culminase. Ambos sabían qué los
próximos movimientos eran los determinantes entre la vida y la muerte.

–Bien, no más juegos.

Y esta vez no se iba a contener.

CAPITULO FINAL

Mientras corría por el bosque, con la respiración agitada raspándole la garganta, y los ojos
quemándole por las lágrimas que exigían salir, la imagen de su pequeña Lena no
abandonaba su mente.

No se detuvo en ningún momento, conocía el camino de regreso de memoria. Lo había


cruzado innumerables veces con Camila desde hace años. Ambas se encontraban a la
orilla del río con los pies colgando en el agua cuando escucharon los aullidos de la guardia
en advertencia, la conmoción que esos sonidos las perturbó a tal punto de ser paralizante,
les heló la sangre. El primer impulso de Lauren fue correr hacia el santuario donde su
hermana y amigos habían dicho que estarían con Lena, la desesperación comenzaba a
llenarle cada célula en el cuerpo, pero Camila debía ir en la dirección contraria dónde era
requerida, y eso sólo dolía aún más.

–Es Matthew –le había dicho en voz baja–. Debo ir.

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Insideofmysoul
Era egoísta, sin duda se sentía de esa forma; porque por un instante la idea de pedirle a
Camila que no fuese hacia allá cruzó por su cabeza. Quería pedirle que ambas buscasen
a Lena juntas y huyeran, lo último que quería era alejarse de ella. Pero sabía que eso no
era lo ideal, aún así prefería seguir viviendo con miedo pero con Camila y Lena en su vida.
Y podía percibir la misma preocupación en la Alpha como un pinchazo en su marca.

–Ellos saben lo que deben hacer en esta situación –le escuchó volver a hablar, tomándola
por las mejillas para obtener toda su atención. Pero Lauren estaba demasiado concentrada
repasando cada facción de su rostro, cada lunar, cada pequeña cicatriz, sus cejas, su nariz,
sus mejillas, su mentón, esos expresivos y brillantes ojos que iluminaban su vida;
enfocándose en aspirar ese olor natural que desprendía de la Alpha y temía no volver a

ver–. No estarán en el santuario, existe una vía subterránea debajo de casa que conecta
con la salida del territorio. Allí llevarán a Lena, debes ir con ellos. Una vez fuera no podrán
seguir su rastro, Dinah las llevara a la manada aliada para que estén seguras. Ellos las
mantendrán a salvo y yo iré por ustedes después. ¿Entiendes?

Lauren no afirmó nada, pues no quería malgastar ni un sólo segundo juntas, se limitó a
abrazarla necesitada y se sintió agradecida que Camila la comprendiera con esa facilidad,
pues la estrujó de vuelta entre sus brazos. Lauren se sentía diminuta a comparación de la
situación que las sobrepasaba. Camila la estrujaba más contra su cuerpo ronroneando bajo
en preocupación; un sonido gutural desde el pecho que solía brotar involuntariamente.
Cerró los ojos con fuerza cuando más aullidos comenzaron a cortar el aire.

–Esperáremos por ti.

–Sí yo no vuelvo por ustedes...

–Shhh –reafirmó su agarre, escondiendo su rostro en el pecho de la Alpha–. No digas eso.


Por favor.

–Tengan mucho cuidado.

–Tú también.

A Lauren le costó físicamente apartarse de Camila, dolía, parecía que su marca comprendía
lo que ella planeaba hacer; volver a apartarse de su mate. Y Camila se veía igual de
afectada, las emociones de Lauren se agolpaban en su pecho a través de su lazo, el miedo,
la angustia, la incertidumbre era latente. Pero ambas terminaron haciendo lo inevitable.

Inhaló su aroma profundamente una última vez, quería llenarse de Camila antes de que se
marchara, quería mantener el aroma a Alpha impregnado en cada poro de su piel el mayor
tiempo posible, quería retenerla un momento más, sólo unos segundos. Pero se seguía
sintiendo vacía con la idea de que durante un tiempo desconocido estaría sin ella, no
importó lo mucho que se esforzara en sentirla cerca suyo, porque cuando la Alpha se apartó
la envolvió una cortina de frialdad, sus respiraciones eran agitadas, y sus labios seguían

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con esa familiar calidez y suavidad de siempre, la besó como jamás la había besado antes,
o quizás así lo sintió, y cuando se echó a correr en el sentido contrario de su hogar algo en
sus entrañas se retorcía por esa lejanía. Era como si el invisible lazo que las unía pusiese
resistencia para evitar aquello, pero ignoró ese contundente tirón en su interior y continuó.

Su voz. Sus palabras seguían rondando como un doloroso eco en las paredes de su ser.
Intentó mantenerse cuerda por su hija. Siguió corriendo, esquivando ramas y piedras,
ignorando el ardor en la planta de sus pies al ir descalza por el bosque. Un suspiro de alivio
salió de su boca al llegar al final del sendero y logró divisar su casa. Al fin. Pero la calma
no la llenaba, no hasta tener a Lena con ella sana y a salvo.

El jardín que rodeaba la propiedad jamás le había parecido tan inmenso como ahora, sentía
sus piernas temblar pero la adrenalina en su sistema la mantenía en marcha. Al entrar todo

se encontraba tan en silencio, algo extraño debido al gran alboroto que había allá afuera,
pero lógico pues todos se habían marchado a acudir a la Alpha.

No perdió tiempo, entró a la casa agitada con el corazón en un puño. No podía evitar apartar
la imagen de Lena siendo llevada lejos de ella, no podría soportarlo. Las luces estaban
apagadas, aún así conocía cada centímetro de esa propiedad aunque fuese a ciegas. Todo
en un macabro silencio del cual sólo podía estar al asecho de cualquier ruido, guiándose
pegada a las paredes. Seguía las indicaciones de Camila; recorrió el pasillo principal hasta
llegar a la puerta del sótano tal y como habían acordado. Había demasiado silencio, quería
llamar a sus hermanos para saber que estaban al otro lado de la puerta esperando por ella,
pero un fuerte brazo la tomó desde atrás rodando su cuello.

Forcejeó desesperada por librarse del agarre, pero el hombre retrocedió arrastrándola
consigo logrando que perdiera el equilibrio. Abría la boca intentando tomar aire pero era
inútil, la visión le comenzaba a fallar.

–Es una nena muy linda la que tienes –le escuchó murmura cerca de su oído, sus palabras
eran como un soplo de viento frío.

Su vista apenas se enfocó en uno de los cuadros de la pared; donde una fotografía de Lena
sonriente tirándole del cabello a Camila mientras ella intentaba hacer que la soltase nubló
su juicio.

–Prometo que Matthew la cuidará como es debido.

Lauren tuvo qué morderse la lengua para no responder a su hostigamiento, porque eso era
justo lo que quería él. Logró volver a plantar bien sus pies en el piso, golpeó con su codo el
costado del cuerpo a su espalda, después impulsando su cuerpo hacia el frente; levantó
sobre su espalda al corpulento hombre que seguramente pesaba el doble que ella y golpeó
su cabeza contra la pared en seco tan fuerte que no le había dado el tiempo suficiente de
reaccionar. Lauren recuperó el aliento desesperada, tosiendo, y arrastrándose lejos del
cazador quien había dejado una mancha de sangre en el tapiz, se giró hacia ella más furtivo
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que antes. Definitivamente no esperaba eso.

La garganta le quemaba como agujas insertándose en la piel, a eso se le sumaba la agonía


de de su marca por cada paso con intención de alejarse más de su Alpha.

Se puso de pie, caminando en largas zancada hacia ella con toda la intención de aplastar
su cara contra el suelo de una patada. Lo veía en esos oscuros ojos de depredador
hambriento de muerte, la determinación tan frívola en cada movimiento. El miedo la invadió.
Estaba ideando la manera de volver a derribarlo una vez más pero la puerta de una de las
habitaciones se abrió repentinamente. El mismo cazador se giró aturdido en esa dirección.

Era Keaton, de pie en la puerta sosteniendo un arma.

El disparo retumbó en sus oídos, y dos segundos después el rígido cuerpo del hombre cayó
inerte junto a ella. Pero seguía vivo, su pecho subía y bajaba con rapidez, respirando sin

control alguno. Se estaba desangrando a borbotones. Ni siquiera sabía dónde había dado
la bala pero estaba agradecida de ver un rostro familiar al fin.

Tragó saliva con fuerza, intentando tranquilizarse. Cerró los ojos contando mentalmente
hasta que su respiración se normalizó, y los abrió. Esta vez Keaton estaba inclinado hacia
ella.

–¿Está bien, Luna? –preguntó consternado, sus ojos recorriéndola en busca de alguna
herida.

–Sí, sólo que me tomó por sorpresa –se excusó a cambio.

De inmediato Keaton se rió divertido, ganándose el entrecejo fruncido de Lauren.

–Sí, claro. Seguramente fue porque te atacó por sorpresa y no porque llevas años sin
entrenar...

–Cierra la boca, ¿dónde está mi hija?

Él se puso serio al instante, enfocándose una vez más en el cazador mal herido que
manchaba los pisos con su sangre. Al parecer ya sin vida.

–Ahora mismo los alcanzaremos –afirmó en voz baja, echando un segundo vistazo a su
alrededor–. Sólo quiero asegurarme de que no nos seguirán.

Lauren asintió lentamente, aceptó la mano que el beta le tendió ayudándole a ponerse de
pie.

–¿Y Dinah ya está aquí? –agregó discreta, y un pinchazo de desconcierto le atravesó el


pecho cuando Keaton negó con la cabeza–. ¿Cómo dices? ¿Dónde mierda está ella? No
podemos dejarla.

–No quiero sonar insensible pero este plan lo llevamos ideando desde hace meses. Dinah

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Insideofmysoul
sabía que debía estar aquí. No podemos quedarnos a esperarla.

–Pero Camila me dijo... –intentó volver a protestar.

Keaton la interrumpió exasperado.

–Si, si. Ya lo sé. Pero seré yo quién las lleve sanas y a salvo a la manada aliada. No tienes
nada de qué preocuparte, Luna.

No, seguro que no. Confiaba plenamente en Keaton. Era parte del círculo de confianza,
pero aún así el paradero de Dinah seguía siendo desconocido, la incertidumbre y el miedo
eran un arma de doble filo: y no podía poner más en riesgo a su pequeña. No podía evitar
mirar una última vez esa foto de las tres enmarcada en la pared recordando cada instante,
hasta que Keaton dio el visto bueno en continuar el recorrido una vez verificó los pasillos
vacíos.

Fue una sorpresa ver cómo el beta desprendía del suelo algunas tablas ya sueltas de su
lugar hasta abrir una compuerta del suelo que las unía a unas escaleras que descendían
en forma de caracol algunos metros. Suponía que llegarían al túnel subterráneo.

–Después de ti.

Él le pidió caminar delante suyo para cubrir su espalda en caso de un ataque, dudó en
continuar sin Dinah. Pero ya no podía tomar ese tipo de riesgos en esperarla cuando Lena
estaba en peligro.

–¿Desde cuando está esto aquí? –cuestionó en voz baja.

–El abuelo de Camila lo mandó a construir, siempre es bueno tener un plan de respaldo.

–Debimos traer a más gente con nosotros...

Escuchó el suspiro del hombre detrás suyo, quizás algo cansado por las desgastantes
preguntas y la actual situación en la que se encontraban. No quería molestarlo, ambos
estaban bajo demasiada presión, pero prefería mantener una conversación en voz alta para
evitar la paranoia de que había alguien siguiéndolos.

–La guardia los protege, y ellos también tienen otras rutas de evacuación. La manada está
llena de ellas.

Asintió más tranquila, caminando con cuidado. Podía ver ciertos símbolos en las paredes
que acompasaban el camino, y algunos otros túneles que conectaban con el principal en el
que ellos andaban, y estaba por formular una siguiente pregunta respecto a ello hasta que
escuchó unas voces a lo lejos. Y una luz más adelante.

El alivio la envolvió, relajando su cuerpo entero cuando identificó la voz de su pequeña.

–¿Lena? –llamó a ciegas en alto, oyendo un eco tenue al decirlo.

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Cada segundo en silencio a la espera era un martirio.

–¿Mami? –oyó a cambio.

Casi sin pensarlo se encontraba corriendo en esa misma dirección.

–¡Espera Lena! –escuchó la advertencia de su hermana, la preocupación de Taylor por su


sobrina la conmovía.

Estaba tan agradecida con todos y cada uno de ellos. No sabría qué sería de ellas sin su
ayuda.

La emoción de escuchar el eco de esas pisaditas torpes le llenaban el corazón de amor.


Cuando al fin la divisó no dudó en tomarla entre sus brazos para cubrirla de muchos besos
y apretujarla con alivio y cuidado entre sus brazos.

–Mi amor –la besó en la mejilla–, no sabes lo mucho que te extrañé.

Lena no respondió, simplemente se abrazó a su cuello con esos pequeños bracitos


recargando su suave cabecita en el hombro de su madre. Incluso el olor que desprendía de
su cabello era apremiante. Casi podía adivinar que la siguiente Alpha en el linaje de Dark
Moon hija de la primera mujer Alpha Camila Cabello se había metido el dedo a la boca lista
para una siesta.

–Tendo sueño, mami.

Lauren sonrió enternecida, captando al fin la firme presencia de Keaton llegar a su lado.

–Lo sé, cachorrito. Cuando lleguemos con nuestros amigos podremos dormir juntas...

–Quiero mi camita –hizo puchero, tallando uno de sus ojos–. Quiero má.

La piel se le erizó al pensar que probablemente seguiría preguntando por Camila durante
un tiempo indeterminado, pero no podían retrasarse más. También quería que ella
estuviese ahí pero sabía a la perfección que seguramente ya se encontraba donde Matt.

–Lo sé mi amor –coincidió en un murmullo.

En el túnel estaban Chris, Taylor, Shawn, Normani y Sofi.

Buscaba en las profundidades de sí misma en busca de una mínima señal de Camila. Sólo
saber sí estaba bien. Anhelaba desaparecer esa distancia por sólo un minuto y que las
abrazara, las consolara una vez más. Necesitaba la fresca promesa de un reencuentro
triunfante y una inexistente amenaza.

Al abrir los ojos todos ahí la miraban con gestos compasivos, y odiaba eso. En el fondo
tenía ese temor. Los Alphas tenían el instinto de matar más desarrollado que los demás, es
para lo que nacieron. Y ahora se sentía atrapada en esta horrenda pesadilla que no parecía
tener final.
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Camila... mi Camila.

Rezaba para volver a estar juntas.

Bastó sólo una mirada de Keaton para saber que debían continuar. Lo sabía, sabía que
debían dejar Dark Moon lo antes posible. Pero este era su hogar ahora, y sus habitantes
eran su familia.

–Vámonos –escuchó la voz de Normani.

Ni siquiera era consiente de la cantidad de tiempo que caminaron en la misma dirección,


pero algo le oprimía el pecho a cada paso, una punzada en la marca, y el susurro constante
en su cabeza de un nombre del cuál sería difícil apartarte. Llegó un punto en el que tuvo
que entregarle su hija a Chris. Sentía nauseas, la vista se nublaba en lapsos de tiempo.
Quizás también la falta de oxígeno en el subterráneo, y el alejamiento de su Alpha le
estaban afectando más de lo que creyó.

Se apoyó en una de las paredes, dejando salir un suspiro tembloroso de sus labios.

–Vamos Lau, ya nos falta poco para salir del territorio...

Ese es el problema.

Mientras más se alejaba contra su propia voluntad, su corazón se aceleraba en latidos que
retumbaban con tal fuerza que podía percibirlos hasta en la punta de sus dedos. Una bruma
de calor la envolvía, el sudor no tardó en comenzará a brotar de sus poros: obligándole a
deslizarse hasta el suelo.

No podía arriesgar la vida de Lena, su futuro, todos sus planes juntas. Y no quería que
todos esos pensamientos quedarán como sólo eso; una fantasía.

–Está ardiendo en fiebre ya –escuchó la voz de Keaton a la lejanía. Ni siquiera era consiente
de el dorso de su mano tocando su frente y mejillas–. Será mejor que ustedes se
adelanten... Troy y Keana están a la salida del túnel esperándolos. También algunos
guardias más.

–No nos iremos sin Lauren –chilló Taylor en desacuerdo.

–Por favor, Tay –suplicó Lauren entre quejidos, con esa mirada nerviosa revoloteando en
dirección del pequeño cuerpo de su hija dormida en brazos de su hermano–. Quiero que
viva.

Sabía lo afligidos que estaban sus hermanos por ella, lo veía en sus rostros. Pero se
estaban demorando demasiado.

–Yo me quedaré con ella –informó Keaton al par.

–Y yo –intentó decir Normani.

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Y antes de que Lauren se negase a ello fue Keaton quien habló.

–No, tu ve con ellos. Lena necesita protección.

–Entonces vámonos ya –espetó Shawn sin siquiera mirarlos directamente. Sólo


manteniendo su vista en otro punto.

Y por primera vez su falta de sensibilidad fue algo que Lauren agradeció infinitamente.

Una vez dejó de verlos a la penumbra del túnel, y sus pisadas no eran más que un ligero
sonido a la lejanía al fin pudo exteriorizar el dolor que se extendía en cada célula de su
cuerpo.

–Es Camila –intentó decir, aún así Keaton negó obstinado–. Esto... esto no es como en
Cold Moon –murmuró en un vahído.

–¿Qué quieres decir?

Una corriente eléctrica la atravesó como un latigazo, tan efímera y dolorosa que la cicatriz
de su marca volvió a ser abierta.

Estaba expuesta, latente, y la sangre se deslizaba tibia por su cuello. Era como la noche en
que Camila la había marcado, pero esta vez no estaba ella para aminorar el dolor.

Keaton miró todo con una expresión de pánico, se movía vacilante, sin saber qué hacer
exactamente.

–Está muriendo Keat... la siento... siento cada suspiro...

–No, eso no puede ser. Keana se debía encargar de esto. Algo anda mal.

–Keat...

–Lauren, te aseguro con mi vida que Camila está bien.

A Lauren comenzaba a asustarle la forma tan segura en la que Keaton afirmaba todo. Algo
le escondía, algo habían planeado a sus espaldas. Y lo más seguro era que ni siquiera
Camila estaría enterada.

–Demonios Keaton –murmuró en un quejido–. ¿Qué hicieron?

–Escucha. Sé que ahora la conexión de ambas está más fuerte que aquella vez de Cold
Moon, y sé que duele. Pero no podremos movernos de aquí, al parecer algo pasó con
Keana y Ally, entonces...

Parpadeó varias veces para poder enfocar el rostro del chico, su vista se emborronaba, y
sus palabras se hacían cada vez menos comprensibles. El tormento en su cabeza competía
con los propios latidos de su cuerpo totalmente desecho y quebrado. Tuvo que volver a
cerrar los ojos unos segundos para poder abrirlos de nuevo.

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–¡Luna!

Keaton palmeó su mejilla ligeramente evitando que perdiera la conciencia.

Le escuchó maldecir múltiples veces.

Escuchaba más sonidos externos en el túnel. Alguien había entrado. Pero no podía
moverse, perdía la consciencia por lapsos de segundos. Cuando volvió a entreabrir los ojos
lo único que logró divisar era el techo del túnel, girando un poco la cabeza ahí estaba el
mentón de Keaton.

Sus párpados pesaban más que la fuerza de voluntad. Así que volvió a cerrarlos.

–Luna... Luna...

Despertó. Sintiendo al fin aire puro y fresco. Sus ojos al fin lograron divisar el rostro del
chico, estaba manchado de sangre, con el labio partido, cubierto en una capa de sudor y
tierra intentando recuperar el aliento.

Estaban ocultos detrás de un gran roble en medio del bosque.

Un aullido cortó el aire, fue un sonido triunfante y poderoso. La pelea había terminado, había
sido así y ella estaba viva; lo que significaba que Camila salió victoriosa.

Quería sonreír de la emoción, pero la expresión de Keaton la desconcertó; pues no


mostraba alivio, sino todo lo contrario

–Keat... ¿quién ha sido?

–Debemos irnos, Lena ya debería estar fuera de la manada. No pudo escucharlo.

–¿Qué es lo que dices?

–Luna, Matthew está llamando a Lena para atraerla. No sé qué ha pasado con Camila...

–No puede estar muerta –se negó al instante–. Está bien, la siento bien.

–No podemos parar ahora.

–¡No podemos abandonarla!

–Lauren la ley nos impide...

–Me importan una mierda las leyes –escupió ácida mientras que con un firme impulso se
puso de pie para volver.

Al instante Keaton se arrojó contra ella, fue todo tan rápido que ni siquiera notó al cazador
sobre una de las ramas de los árboles a unos metros de distancia. Ambos cayeron al suelo,
todo el peso del cuerpo de su acompañante la sofocaba, la aprisionaba, estaba por pedirle
que volvieran a su escondite, pero logró sentir un líquido tibio traspasar su ropa.
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Keaton la miró con culpa, escupiendo sangre que cayó en su cuello.

Lauren comenzó a transpirar con fuerza, intentaba mantener la calma y controlar su


respiración. Pues ese tiro había sido para ella y Keaton lo recibió en su lugar.

No puede ser... Keaton estaba muerto. Lo sentía frío y rígido sobre ella.

No perdió tiempo, y sacó la flecha que tenía insertada en su espalda de un firme tirón. Se
arrastró con él en la misma zona donde ambos estaban en un principio, escuchado el sonido
de las ramas romperse en los árboles donde el cazador se movía como una silueta veloz.

Recostó a Keaton boca arriba, intentando buscar una señal de vida; pero sus ojos estaban
abiertos mirando al cielo. Quietos. Comenzó a tomar profundas bocanadas de aire para
mantenerse en control, su amigo estaba muerto, había muerto por ella.

La sola idea la atormentaba.

Comenzó a mirar a su alrededor en busca de alguna otra presencia, de ayuda, pero se


encontraba sola. Aunque comenzaba a sumergirse en ese abismo, el dolor en su marca
aminoraba.

Cuando el cazador se colocó de pie frente a ella apuntándole con la ballesta, la realidad era
que no tenía un plan en mente. Tan sólo mantuvo el contacto visual con ese hombre, quien
la miraba sin el más mínimo resquicio de arrepentimiento o titubeo.

¿Así es como todo terminaría?

–Alto, Garret.

Esa maldita voz, prefería que el cazador le disparase en lugar de enfrentar lo que se
avecinaba. Cuidadosamente ocultó la flecha detrás suyo.

Matthew Cabello se aproximaba, se sostenía un brazo que por las muecas de dolor, estaba
dislocado. Y caminaba cojeando de un pie.

El cazador bajó el arma, hasta que Matt se posicionó junto a él.

Por años soñó en Matthew, lo imaginaba cómo un monstruo cerniéndose a los pies de su
cama. Lo soñaba con un psicópata mirando por la ventana la cuna de Lena. Lo soñó de
tantas formas que lo imaginaba como la cosa más escalofriante. Se paralizaba cuando creía
verlo en las sombras, pero ahora; que lo veía realmente parado frente a ella. Sólo veía un
hombre común y corriente. No había nada especial, no había más miedo, sólo era el temor
a la anticipación que su espera marcó. Por qué las cicatrices que dejó en su piel y mente
aún estaban ahí, pero no eran más que a eso, y ya no dolían.

–Me has dado una hermosa hija, Lauren...

Lo notó ponerse en cuclillas, pero no lo miró en ningún momento.

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Se aferraba al cuerpo de su amigo en el suelo. Era lo único que la mantenía alerta.

–Es una lástima, él me agradaba. Tan fiel y leal a la familia.

No respondió a ninguno de sus hostigamientos, pero cuando Matt estiró una de sus manos
para hacer una caricia en su mejilla cerró los ojos con fuerza; sin embargo el roce de su
mano nunca llegó.

Abrió los ojos en el momento en que Camila sostenía a su primo por la espalda, asfixiándolo
con el brazo alrededor de su cuello.

Matthew forcejeaba por tomar aire, las venas en su frente se marcaban de sobremanera,
su rostro se tornaba de un color rojo a morado. Cuando Garret se giró apuntándole a Camila
en la cabeza, el cuerpo de Lauren reaccionó al instante.

Se acercó al cazador por la espalda en un segundo, de una patada en el muslo lo dejó de


rodillas con un quejido. Sacando la flecha para cortar su cuello de un rápido movimiento. Ni
siquiera lo miró desangrarse, no valía la pena. Pues apenas lo hizo sus ojos se enfocaron
en Matthew.

El hombre aún luchaba contra el brazo de su prima, pero claramente la fuerza de la Alpha
era mayor.

Lauren se acercó lentamente. Plantándose frente suyo de cuclillas en la misma posición


que el adoptó con ella. Sentía tanto alivio al fin, pasó la punta afilada de la flecha desde la
sien de Matt, bajando por el perfil de su rostro dejando una fina cortada a su paso, la sangre
descendiendo al instante. Bajó por su mentón, surcando por su cuello, hasta detenerse en
su esternón.

No dijo nada, sólo lo miró a los ojos cuando insertó la flecha lentamente atravesándole la
piel. Observó cuando sus ojos se abrieron a punto de salirse de sus órbitas, se removía
salvajemente pero Camila lo sostenía con firmeza. Y no fue hasta que este al fin dejó de
hacerlo, que la Alpha lo soltó. El cuerpo del chico cayó como un peso muerto sobre la tierra
húmeda.

No podía comprender con certeza lo que había sucedido, realmente eso había pasado. No
era un sueño.

Sus ojos se volvieron a encontrar con los de su mate, quién correspondió con el mismo
alivio que ella.

Ambas sonrieron ligeramente, dejando salir el último suspiro de cansancio de sus labios.

–Te dije que no las tocaría –recordó Camila.

Lauren se inclinó hacía ella para plantarle un beso fugaz y apasionado.

Camila se negó a apartarse, la sostuvo por la nuca para unir su frente con la suya. Lauren
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acariciaba sus mejillas intentando mantener ese momento vivo. No quería soltarla, no
quería despertar. Quería congelar esa imagen en su cabeza.

Al fin sentía esa completa paz, en mitad del bosque, en su hogar, con la mujer que amaba.

Con las estrellas y la luna de testigo.

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