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“UNIVERSIDAD NACIONAL

DE CAJAMARCA”
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

Escuela Profesional de Derecho

“Interpretación historiográfica de tres hechos Históricos de Cajamarca”

INTEGRANTES:
Alegría Infante Anaís
Bautista Marin Karen
Herrera Fustamante Lizet
Mejía Rodriguez Joselin Araceli
Lopez Cabrera Backner

DOCENTE:

Cajamarca 14 de febrero del 2023


INDICE
INTRODUCCIÓN:.....................................................................................................................3
LA PERSONA JURÍDICA EN ROMA.....................................................................................5
CAPÍTULO I: PERSONA JURÍDICA EN ROMA...............................................................5
I.I ETIMOLOGIA:.............................................................................................................5
I.II LA PERSONA:..............................................................................................................5
I.III Persona jurídica en roma............................................................................................5
Tipos de persona jurídica.....................................................................................................5
PERSONA JURÍDICA EN LA LEGISLACIÓN ACTUAL......................................................5
I. CONCEPTO DE PERSONA JURÍDICA EN LA LEGISLACIÓN ACTUAL.................5
¿Cómo se clasifican las personas jurídicas?...............................................................14
Atributos de las personas jurídicas...............................................................................15
¿Cuándo se extingue una persona jurídica?...............................................................16
Análisis histórico comparativo con la legislación actual.................................................28
REFERENCIAS:......................................................................................................................34

INTRODUCCIÓN:
La pregunta antropológica por excelencia que nos hacemos cuando nos
encontramos frente a nosotros mismos es ¿quién soy? Usualmente, lo primero
que se nos viene a la mente es la palabra “persona”, pero ¿qué tanto sabemos
acerca de este término? ¿Dónde se originó su concepto, especialmente, el
jurídico? ¿Qué características tiene?
Pues bien, para muchos autores la “búsqueda” de la persona comenzó en la
gran Roma. En este Imperio, la persona en Roma era todo ser real capaz de
ser sujeto activo o pasivo de un derecho, es decir, es y será capaz de adquirir
derechos o contraer obligaciones. Pero, a diferencia de la actualidad, en Roma
no todos los hombres eran personas ni las personas eran hombres. La persona
es pues el hombre considerando su status. Por ello, se entiende que para ser
considerado “persona” se tenía que cumplir con ciertos requisitos y gozaba de
3 status que más adelante se detallarán.

Asimismo, la persona tenía límites y un fin, tal como en la actualidad. Así


también poseía ciertas capacidades. Todo esto llegó a influir en las
concepciones de “persona” en todos los sistemas jurídicos del mundo, incluso
hasta en nuestros días, donde para el sistema jurídico actual, el tema de
persona y los derechos humanos es fundamental. Por dicha razón, mediante la
presente monografía, expondremos las consideraciones sobre la persona en
relación con el Derecho Romano, con la finalidad de dejar en claro que en
Roma es donde se originó a la “persona”.

Para cumplir con dicho propósito, esta monografía se compone de tres


capítulos: CAPÍTULO I: La persona jurídica en Roma; CAPÍTULO II: Persona
jurídica en la legislación actual; CAPÍTULO III: Concordancias de la persona
jurídica en roma con la legislación actual. En el primer capítulo, con el fin de
una mejor comprensión, se contextualizará y también se desarrollarán los
conceptos de persona física y persona jurídica, así como las características
que tiene cada una. En el segundo capítulo, se dará a conocer el derecho de
persona jurídica en la legislación actual para luego analizar la influencia del
Derecho Romano en la modernidad y poder identificar en el tercer capítulo las
concordancias o símiles con nuestro sistema jurídico contemporáneo, haciendo
uso del método deductivo, comparativo, histórico y de nuestro Código Civil.
Para luego finalizar nuestra monografía con un análisis crítico y una serie de
conclusiones que derivan del trabajo académico.
LA PERSONA JURÍDICA EN ROMA

CAPÍTULO I: PERSONA JURÍDICA EN ROMA

I.I ETIMOLOGIA:
El término del que proviene la palabra “persona” deriva del latín, se
conocía como persōna que significa “máscara de actor”, “personaje
teatral”, “personalidad, persona” (Corominas & Pascual 2250)
El término persona es considerado característico del uso en el pueblo
romano, pero también parece poseer el mismo significado que la voz
griega; πρόσωπον (prosopón), de donde se ha supuesto que
derivaría la forma latina. Pues la forma griega πρόσωπον posee el
significado de máscara. Al hablar de la máscara de los personajes
teatrales el estoico Epicteto dice: “recuerda que tú no eres otra cosa
que actor de un drama, el cual será breve o largo según la voluntad
del poeta […] Puesto que a ti sólo te corresponde el representar bien
a la persona que se te destina, cualquiera que sea: corresponde a
otro elegirla” (Abbagnano 909).
Los romanos aunque conocieron la idea del ente capaz de ser titular
de derechos y obligaciones que es el Sujeto de Derecho, no
utilizaron esta denominación, que en el Derecho Moderno es
sinónimo de persona, por lo tanto, se impone la necesidad de hacer
un análisis histórico del mismo.
Acerca de la palabra “persona”, según “Aulo Gelio” era la mascarilla
del actor con la que este se cubría la cabeza y a la vez, le permitía
aumentar y clarificar su voz; por la cara anterior imitaba un rostro
humano y por la posterior era una peluca.

I.II LA PERSONA:
Entender a la persona como el que tiene capacidad para ser titular de
derechos y obligarse, significa que puede ser sujeto activo o pasivo de
derecho, puede adquirir derechos y contraer obligaciones significa que
puede ser titular de un derecho, por ejemplo ser titular de una
servidumbre (Aramburu, )
Tengamos en cuenta que no todos los hombres eran considerados
personas en Roma, de esta forma, podemos señalar como ejemplo de la
excepción a los esclavos, quienes formaban parte de la propiedad de
sus amos y eran considerados cosas, por lo cual, no gozaban del
ejercicio de derecho alguno.
En el Derecho romano, cuando hablamos de “persona” debemos
distinguir dos clases: persona física y persona moral o jurídica.
“Cuando se hace referencia al término persona se debe diferenciar entre
la persona: física y la jurídica. Las Jurídicas se conocen como
universitates, colegia, corpora, por mencionar algunas. También el
Estado y las corporaciones son entidades a las que se les da
personalidad por sus características, podían tener patrimonio propio, y
había independencia entre la entidad y los miembros que la componían
respecto de las obligaciones” (Aramburu)

PERSONA FÍSICA:
Para tener una personalidad completa era necesario reunir
tres elementos o status; éstos eran:
● Status libertatis: Tener libertad y no ser esclavo.
● Status civitatis: Ser ciudadano.
● Status familiae: Ser jefe de familia y no estar bajo
ninguna potestad.
Todas estas características configuraban la idea de
persona reconocida como tal por el derecho. La pérdida
de alguna de ellos traía como consecuencia una
disminución en la personalidad, una capitis deminutio.
I.1.1 LOS STATUS:
I.1.1.1 Status libertatis:
En sus Instituciones, Gayo empieza por decirnos que los
hombres pueden ser libres o esclavos; los primeros serán
considerados como personas y los segundos como cosas,
división ésta que tiene como base la posesión o la pérdida de
la libertad (Gayo, 1, 9)
a. Los ingenuos:
Nacían y morían libres sin haber pasado por un período de
esclavitud en sus vidas.
b. Los libertos
Eran los individuos libres, pero en algún momento de su
pasado fueron esclavos y se les otorgó la libertad
(manumisión).
Tanto los ingenuos como los libertos eran libres desde el
punto de práctico estaban en condiciones de inferioridad.
No poseían el ius honorum y tenían obligaciones con su
patrono.
Con respecto a los Libertos podemos encontrar tres clases:
● Los Libertos ciudadanos Romanos: los
manumitidos por formas solemnes. Eran los mejor
posicionados ya que no solo adquirían la libertad
sino también la ciudadanía romana.
● Los Libertos latinos Junianos: entre ellos se
encontraban los que no habían sido manumitidos
por las formas solemnes, no contarán con la edad
de 30 años, etc.
● Los Libertos Dedicticios: eran los esclavos
condenados a penas infamantes que hubieran sido
manumitidos.

c. Esclavos:
Un individuo se encontraba en calidad de una cosa, es
decir, era propiedad de otro, este tenía la libertad para
disponer de él. A diferencia del hombre libre, el esclavo no
es sujeto de derechos sino un simple objeto, por lo cual, no
tenía potestad para ser parte de relación jurídica alguna, es
decir, estaba impedido de tener patrimonio activamente
(propiedades o créditos) ni pasivamente (deudas), además
no puede contraer matrimonio, y a su vez, no puede
establecer un verdadero vínculo familiar, ni puede
presentarse ante los tribunales como demandante o
demandado; por lo tanto, todo proceso establecido en su
contra será nulo.
El esclavo no poseía ningún derecho de carácter político,
ni podía contraer matrimonio, en dado caso, la unión de
carácter marital que celebre, contubernio, sólo producirá la
creación de un parentesco natural; es decir, de
consanguinidad (cognatio).; no puede tener propiedad
alguna, lo que adquiera será en nombre del amo y para el
amo.
“Es el derecho el que despoja de capacidad jurídica al
esclavo; éste conserva su personalidad natural que de
hecho le permite comportarse en la vida como los hombres
libres, así sus relaciones maritales dan origen a una
filiación natural, o si goza de un peculio otorgado por el
amo, su situación es semejante a la del propietario; sin
embargo, no goza del derecho de propiedad ni del de
posesión, tiene meramente una detentación, es decir, el
hecho natural de tener algo; le falta la consagración formal
para que estos hechos alcancen categoría jurídica”
(Morineau M. y Iglesias R., 2015).

Se trata de seres humanos en un estado de degradación


jurídica El derecho da el nombre de potestas a la autoridad
que ejerce el amo sobre ellos (Gayo, 1, 52)
La esclavitud tiene su origen en las guerras; el vencedor
obtiene todos los derechos sobre el vencido: lo mismo
podía condenarlo a muerte que reducirlo a esclavo.

A) FUENTES O CAUSAS POR LAS QUE SE


ADQUIERE LA ESCLAVITUD:
a. Por nacimiento. Se consideraba que el
hijo de una esclava siempre sería esclavo,
en virtud de que los hijos nacidos fuera de
matrimonio siempre siguen la condición
de la madre Como la esclava en ningún
caso podía contraer matrimonio, su hijo
nacería esclavo. En la época del Imperio,
se admitió que si la mujer hubiese sido
libre al momento de la concepción el hijo
nacería libre, aunque su madre ya no lo
fuera en el del nacimiento Finalmente, el
derecho justinianeo estableció que si la
mujer había sido libre en algún momento
de la gestación, el hijo nacería libre
b. Causas posteriores al nacimiento:
En la época preclásica y según la Ley de
las XII Tablas se asumen como causas de
esclavitud: No haberse inscrito en el
censo correspondiente (incensus),
desertar del ejército, cometer delito y por
no pagar a los acreedores.
En la época clásica del derecho, eran
considerados esclavos en aquellos casos
en que un hombre libre, en complicidad
con otro, se hacía vender como esclavo
para luego reclamar su libertad,
obteniendo así una ventaja económica a
través del engaño, también cuando existía
una sentencia dictada como consecuencia
de haber incurrido en un delito que lo
condenara a las bestias, al circo o a las
minas (a estos esclavos se les llamaba
“servi poenae” (esclavo de su propio
delito)), además, cuando un liberto
cometía ingratitud hacia su antiguo amo, y
finalmente, por aplicación del
Senadoconsulto Claudiano del año 52, en
el cual se establece que toda mujer libre
que tuviese relaciones sexuales con un
esclavo ajeno, existiendo de por medio la
prohibición del dueño, caería en la
esclavitud.

I.1.1.2 Status Civitatis:


Era la posición en la que se encontraba el sujeto
con respecto al
derecho de ciudad (civitas); pueden clasificarse en
ciudadanos y no ciudadanos.
A. CIUDADANOS:
“Ciudadano romano es el que goza de todas las
prerrogativas,
participaba de las instituciones de derecho civil
fueran públicas o
privadas. El commercium, el connubium, el
sufragii y el ius honorum, entre otros que a
posteriori se especificarán cuando se analice el
particular” (Aramburu, )
Aquellos que no fueran esclavos serían libres;
sin embargo, existían diferencias muy
importantes entre las personas libres, ya que
éstas podrían no tener la ciudadanía romana.
El ciudadano romano gozaba de todas las
prerrogativas establecidas en las distintas leyes
del derecho civil, tanto en el orden privado como
en el público.
En lo concerniente al derecho privado se gozaba
de:
- El Conubium: Se refiere a la facultad de
contraer matrimonio civilmente, de realizar las
iustae nuptiae. Como consecuencia de este
acto se tenía, además, la posibilidad de
ejercer la patria potestad sobre los hijos
nacidos dentro del matrimonio y de que éstos
siguiesen la condición del paterfamilias.
- El commercium consistía en el derecho de
adquirir y transmitir la propiedad. Concedía,
asimismo, al ciudadano el derecho de
transmitir su patrimonio por sucesión
testamentaria, así como el de ser heredero y
realizar cualquier otro negocio jurídico.
En lo referente al orden público, el ciudadano
romano tenía el:
- Ius suffragii o derecho de votar en los
comicios
- Ius honorum o derecho de desempeñar
cualquier función pública o religiosa.

Por otro lado, dicho ciudadano gozaba del


derecho de impugnar la pena capital, como
consecuencia de una sentencia dictada por un
magistrado, si ésta no había sido confirmada por
los comicios (provocatio ad populum)

La ciudadanía se podía adquirir por nacimiento o


por causas posteriores a él Independientemente
del lugar donde naciese, era ciudadano romano
el hijo habido de legítimo matrimonio de un
ciudadano romano; es decir, en Roma se
adquiría la nacionalidad por el derecho de
sangre (ius sanguinis) y no por el hecho de nacer
en tal o cual parte del territorio romano (ius soli)
podía sufrir ciertas limitaciones, como el no
poder desempeñar determinados cargos
públicos.

Durante la época del Imperio se concedió la


ciudadanía a poblaciones enteras. La ciudadanía
podía perderse debido al hecho de ser reducido
a la esclavitud mediante sentencia por infringir
alguna disposición legal o bien por decisión
propia de hacerse ciudadano de otro país. Los
no ciudadanos estaban privados de todas las
ventajas del derecho civil romano y sólo gozaban
de las concedidas por el ius gentium.

B. NO CIUDADANOS
Los no ciudadanos o extranjeros eran los que
carecían de la
ciudadanía romana, no gozaban del ius civilis, se
regían por el ius
gentium. Estos se dividían entre “peregrinos” y
“latinos”” (ARAMBURU)
a. Latinos: Los Latinos eran peregrinos
tratados con más ventajas con respecto a la
ciudadanía romana. Los latinos estaban en
una situación intermedia entre el ciudadano y
el peregrino. Se dividían en veteres, coloniarii
y latini juniani.
● Los latini veteres eran los antiguos
habitantes del Lacio. Esta calidad con
posterioridad se amplió a todos los
pobladores de Italia, a los que Roma
reconoció como latinos
aproximadamente en el año 267 a.C.
● Latini coloniarii. Para afianzar sus
dominios, los romanos adoptaron la
política de crear colonias en los
territorios conquistados, cuyos
habitantes, los latini coloniarii, no
tenían ningún derecho político ni
gozaban del ius conubii. Con el
tiempo, esta clase de latinos fue
equiparándose cada vez más a la de
ciudadanos romanos hasta que las
diferencias desaparecieron por
completo.
● Los latini iuniani son aquellos libertos
manumitidos de forma no solemne.
Estos libertos podían convertirse en
ciudadanos romanos con relativa
facilidad.

b. Peregrinos: Los peregrini son habitantes de


países que han celebrado tratados de alianza
con Roma o que habiendo sido sometidos a
ella se convirtieron posteriormente en
provincias romanas.
Son los habitantes de los países con los que
Roma ha celebrado alianza, guardan buenas
relaciones, son regiones que por la
dominación han sido reducidas a provincias,
en contraposición con los pueblos con los
cuales Roma no ha hecho alianza y estaban
en constante estado de guerras, a éstos
pueblos se los ha denominado bárbaros a los
cuales no se les reconocía ningún derecho ni
aún en épocas de paz.

I.1.1.3 Status Familiae: Era la posición que el sujeto ocupaba con


respecto al derecho de familia, se dividían en:
a. Sui iuris: no estaban sometidos bajo ninguna
autoridad sea: manus, mancipium, domenica
potestas, dominium o patria potestas, por
ejemplo el pater familias.
Es aquel individuo que no se encuentra sujeto a
ninguna autoridad y que podrá ejercer sobre los
que de él dependen los poderes siguientes: la
patria potestad, la manus y el mancipium
Encontramos estas características en el pater
familias, situación que se obtiene
independientemente de la edad; un recién nacido
podrá ser paterfamilias.
b. Alieni iuris: estaban bajo la potestad (poder) del
pater familias, como los filii y la mujer.

La existencia de estos estados se relaciona con la capacidad de las personas:


por ejemplo, el peregrino es un hombre libre que se rige por las normas del ius
gentium, no por las del ius civile, o el filius si bien es un hombre libre no tiene
capacidad para desempeñar determinados actos jurídicos. Alieni iuris es la
persona que se encuentra sujeta a cualesquiera de las autoridades señaladas
en el párrafo anterior; esto es, los filiifamilias y la mujer in manu. La situación
del alieni iuris perdurará mientras viva el paterfamilias o en su defecto cuando
el hijo sea emancipado por su pater y consecuentemente se convierta en sui
iuris o bien, tratándose de la esposa, cuando se disuelva la manus.

I.1.2 Requisitos para la existencia de la persona física en el


Derecho Romano:
a. Que nazca
b. Que nazca con vida
c. Que tenga forma humana
d. Que provenga de un parto natural

I.III Persona jurídica en roma


La persona jurídica es el conjunto de personas naturales, unidas para
desarrollar el logro de ciertos fines, ya sea por intereses lucrativos o no, que
tienen tanto derechos como obligaciones, la persona jurídica también puede
estar conformada por una sola, pero no actúa con título personal, sino como
entidad, para poder comprender mejor la idea de persona jurídica citare
algunos autores que nos menciona lo siguiente

Torres (2019), nos menciona lo siguiente:


La persona jurídica o persona moral no es algo físico y tangible como lo
es la persona natural. La persona jurídica, por lo general, es la agrupación de
sujetos individuales para el logro de ciertos fines (políticos, mercantiles, civiles,
estéticos, religiosos, etc.) que el ordenamiento jurídico reconoce como
instrumento de organización social distinta de los miembros que la integran,
tales como el Estado, el municipio, sociedades, asociaciones, fundaciones,
comités, universidades, cooperativas, la Iglesia, organismos internacionales,
etc. Pero también existen las personas jurídicas no constituidas por una
agrupación de personas, sino por voluntad unipersonal. Una sola persona
individual puede ser, por ejemplo, titular de una o más empresas individuales
de responsabilidad limitada.

Mientras que Morineau (1998), dice que:

Las personas morales, que también reciben el nombre de personas


jurídicas son, junto con las personas físicas, sujetos de derecho, esto es,
entidades capaces de tener derechos y obligaciones, pero que, a diferencia de
las personas físicas no tienen existencia material, ya que son seres ideales. En
una primera etapa la persona moral o jurídica se formaba sin intervención de
los poderes públicos, pero ya en la época republicana fue necesaria la
mediación del Estado para su creación. Es así como se establece que la
persona moral no podrá existir más que en virtud de una autorización
concedida por una ley, un senadoconsulto o una constitución imperial. La
autorización legal para crear a la persona jurídica podía ser otorgada de forma
general cuando aquélla apuntaba a un fin de utilidad común, o bien, de forma
especial, cuando se creaba para beneficio exclusivo de los particulares. Aparte
de un nombre, toda persona moral tiene un patrimonio propio; es decir, bienes,
créditos y deudas, y un domicilio. En el Derecho romano existieron dos clases
de personas morales: las asociaciones y las fundaciones. Las primeras
consistían en la reunión de varias personas físicas, las segundas consistían en
la afectación de patrimonios.

Por otro lado, esta Aramburu (2020) que nos dice:

La capacidad jurídica o de derecho es la posibilidad de un sujeto de


poder adquirir derechos y contraer obligaciones. Capacidad de Obrar.
Concepto También denominada capacidad de actuar o, de hecho, es la
posibilidad que tiene algunos sujetos de realizar actos en la vida práctica
con repercusiones de índole jurídica (Aramburu, 2020)

Si bien sabemos las ideas del Código Civil es uno de lo mas importantes es por
ello que hemos optado por citar la siguiente idea:

La persona jurídica es el resultado de un proceso de abstracción que


conduce lentamente a concebirla como una auténtica ficción, valga la paradoja,
del derecho objetivo. En dicho proceso de abstracción los romanos lograron
aislar el ámbito de la persona jurídica de aquél de los miembros que la
conforman: la corporación, al gozar de propia capacidad, constituye una
persona nueva, una persona jurídica, distinta e independiente de las personas
físicas que la integran. Pero no llegaron más lejos; a partir de ahí, los
intérpretes y canonistas medievales fraguaron una teoría de la persona jurídica,
entendida como una ficción del derecho. No esperemos, pues, encontrar en los
textos romanos una terminología común, ni mucho menos una normativa que
se refiera en abstracto a lo que hoy llamamos persona jurídica, pero sí
describieron y regularon las diferentes situaciones prácticas.

Ahora presentamos la idea Galgano (1997) que nos dice:

Las personas jurídicas se componen a su vez de hombre, que son los


socios o administradores de las actividades organizadas que reciben el
apelativo de personas jurídica; o bien se componen como ocurren en las
agrupaciones de sociedades, de personas naturales y de otras personas
jurídicas las cuales, solo en el vértice de la agrupación estarán compuestas por
seres humanos. Y también el hombre de la calle sabe que las personas
jurídicas no son “hombresotes” o “macroantropodos”, sino que son identidades
dadas a la luz por la mente humana como el resultado intelectual de reducir
una pluralidad de seres humanos a una unidad.

Para finalizar tenemos la idea de Fernández (2016), donde menciona que:

La persona jurídica no puede actuar sin la presencia de seres humanos


que operan en la realidad o sin valores por ellos realizados, aunque
el privilegio de excepción en que ella consiste se determine a través de
una norma jurídica. Por ello, la famosa distinción entre la persona
jurídica, en cuanto sujeto de derecho, y los miembros que la constituyen
no es absoluta ni radical, sino solamente formal.

I.III. Clasificación de la persona jurídica


Ahora vamos a ver como se clasifica la persona jurídica, sabemos que esta se
divide dos Derecho público y personas jurídicas de Derecho privado, veremos a
que se refieren cada una de estas en los siguientes párrafos.

- Derecho Público y personas Jurídicas

Son aquellos entes públicos que se constituyen por ley o por


otra disposición general de rango inferior y que están destinadas a cumplir una
determinada función pública. Por ello, estas personas jurídicas son siempre
personas jurídicas de interés público (para toda la sociedad); sin embargo,
tendrán también esta consideración aquellas personas jurídicas de derecho
privado adscritas concretamente a una finalidad de interés general. Las
personas jurídicas de derecho público son también denominadas
corporaciones. En términos generales, las corporaciones suelen ser entes
territoriales o personas jurídicas de base territorial que surgen, en
el Estado moderno, a impulsos de la descentralización administrativa y de la
progresiva especialización que conlleva la gestión de intereses públicos en
una sociedad cada día más compleja, esto se explicará en párrafos posteriores
detenidamente. Para poder compres mejor la definición de esto es necesario
citar a Torres (2019), que nos menciona lo siguiente:

Las personas jurídicas de Derecho público (El Estado, las regiones, las
municipalidades, la Iglesia, las universidades estatales, etc.) son
creadas por ley, están investidas de la facultad de imperio, tienden a la
realización de un fin social, esto es, de interés general, y su patrimonio
generalmente lo obtienen de las contribuciones de todos los habitantes
del país.

- Personas Jurídicas de Derecho Privado


Son aquellos entes privados que se constituyen voluntariamente
de acuerdo con la legislación aplicable que regula
su constitución, organización, funcionamiento y extinción. En todo caso, las
disposiciones legales que son de aplicación prevén unos requisitos formales de
carácter esencial para que sean válidos los actos fundamentales de dichas
personas jurídicas. Y el cumplimiento de tales disposiciones conlleva siempre
un determinado control por parte de la Administración. Habitualmente, las
personas jurídicas de derecho privado están animadas de un propósito
de beneficio para las personas físicas integradas en aquéllas. Por ello, suele
coincidir el que sean personas jurídicas de derecho privado, con el que sean
personas jurídicas de interés particular. Las normas reguladoras de todas ellas
se encuentran en el Derecho civil y en el Derecho mercantil. Las formas más
conocidas que revisten son: asociaciones, fundaciones, sociedades civiles
y sociedades anónimas. Todas ellas se rigen por sus propios estatutos, que
han de redactarse de acuerdo con la legislación aplicable. Para poder
comprender mejor su definición es conveniente citar la idea de Torres (2019)
que no menciona lo siguiente:

Las personas jurídicas de Derecho privado (fundaciones, asociaciones,


sociedades, cooperativas) se constituyen por iniciativa de sus miembros
integrantes y nacen a la vida del Derecho cuando son inscritas en el
registro público correspondiente, carecen de la potestad de imperio,
tienen como propósito, por lo general, la consecución de intereses
particulares de los miembros integrantes y su patrimonio (conjunto de
derechos y obligaciones; el activo y el pasivo) se forma, especialmente,
con los aportes de sus miembros. Las personas jurídicas de Derecho
privado, a su vez, son de dos clases: las que procuran fines de lucro,
llamadas también personas jurídicas mercantiles (ejemplo, las
sociedades: anónimas, colectivas, en comanditas simples y en
comanditas por acciones, la empresa individual de responsabilidad
limitada) y las que no se proponen fines de especulación mercantil y
su patrimonio no está destinado a realizar actividades de
intermediación, denominadas también personas jurídicas civiles (v. gr.,
fundaciones, asociaciones, comités, las sociedades civiles).
Tipos de persona jurídica
Así como hay tipos de personas en donde encontramos status liberatis, status
civitatis y status familiae, la persona jurídica tambien tiene sus tipos, en este
caso presentaremos a dos que vienen a ser las corporaciones y fundaciones y
como estas se dividen.

- Las corporaciones romanas

La corporación (corpus, universitas) es una asociación de personas


organizadas para conseguir un fin e intereses comunes, y a la que el
ordenamiento jurídico contempla como una entidad autónoma e independiente
de los individuos físicos que la forman: un Municipio, por ejemplo. Ulpiano
clarifica bastante tal extremo cuando afirma "si algo se debiese a una
corporación, no se debe a cada uno de los individuos que la integran, ni lo que
debe la corporación, lo que debe cada uno de ellos). En otras palabras, una
cosa son los créditos y deudas de la corporación como tal y otra los créditos y
deudas de sus miembros.

Tomaremos un ejemplo de Ulpiano donde nos dice que, la corporación y sus


individuos son sujetos nítidamente distintos en cuando a su patrimonio se
refiere. No es lícito, dice el jurista, torturar a un esclavo para hacerle declarar
contra su dueño, no obstante, añade, si pertenece a una corporación puede
hacérsele declarar mediante tortura contra sus miembros, porque no es
considerado esclavo de muchos, sino de la corporación. Las corporaciones se
distinguen en diversos tipos que son las siguientes:

1. Populus romanus

A falta de una denominación técnica para indicar el Estado, con la expresión


populus Romanus se designa la colectividad políticamente organizada de todos
los ciudadanos libres. Su principal característica es la soberanía, por la que el
populus Romanus, en cuanto persona con capacidad propia y distinta de los
miembros que la integran (los ciudadanos), no se atiene a las normas jurídicas
comunes, sino que goza de determinados privilegios. Como personas "jurídica"
podía ser titulas del ager publicus, podía vender, arrendar, aceptar herencias o
legados, manumitir esclavos o convertirse en deudor ó acreedor.

Su patrimonio se denominó al principio aerarium populi romani que era el


tesoro público que el Senado administraba en la época republicana. Más
adelante cuando el patrimonio público es encomendado al emperador, se llama
Fiscus Caesaris, el Fisco, que en sus relaciones con los particulares continuó
gozando de determinados privilegios, como aquél en virtud del cual nadie
puede usucapir cosas pertenecientes al Fisco, ó aquella situación privilegiada
por la que cuando el Fisco es parte en un concurso de acreedores, tiene
derecho a exigir (privilegium exigendi) que se le pague con preferencia a los
demás.

2. Municipia, coloniae, civitaes

Son comunidades territoriales menores cuya estructura es análoga a la del


populus Romanus, estas se diferenciaban por sus relaciones con los
particulares porque están sujetas al Derecho privado. Tienen un ordenamiento
propio, otorgado en la relativa lex de la colonia o del municipio. Y un patrimonio
propio distinto del de sus miembros, así como un magistrado para
administrarlo. Tienen capacidad para adquirir y defender sus intereses,
designando a la persona que actúe en su nombre ante los tribunales
(municipium nomine). Por último, la capacidad de suceder, negada en un
principio, parece admitida por la legislación imperial.

3. Collegia, societates, universitates

Esto estaba ligado al estilo de las corporaciones municipales de Derecho


público, se reconoció más tarde capacidad patrimonial en Derecho privado a
Collegia, sodalitates, societates y universitates, denominaciones todas para
designar las numerosas asociaciones privadas, de personas corporativamente
organizadas que persiguen los más variados objetivos e intereses: religiosos
(colegios sacerdotales), culturales, profesionales (colegios que agrupan a los
de una misma profesión: navieros, panaderos, orfebres, etc.) financieros (como
la societates publicanorum, que arrendaban al Estado la recaudación de
impuestos, explotación de minas o ejecución de obras públicas), o incluso
sociedades recreativas, a las que, como buenos latinos eran bastante
aficionados.

- Fundaciones

Se entiende hoy por fundación aquel patrimonio o conjunto de bienes


destinados por el fundador a un fin lícito y determinado. La fundación, una vez
creada tiene una existencia independiente de la persona que la fundó, que no
puede revocar el acto fundacional unilateralmente. El reconocimiento en Roma
de la personalidad jurídica de las fundaciones fue mucho más lento, entre otras
cosas porque su proceso de abstracción a partir de la persona física es
bastante más complejo. Las fundaciones se distinguían en los siguientes tipos:

1. Las fundaciones: patrimonios consignados a una persona jurídica


existente

En efecto, las entidades que con este nombre aparecen en la época clásica no
son verdaderas fundaciones, sino patrimonios consignados a una persona
jurídica ya existente con una determinada obligación. Los particulares que
deseaban destinar su patrimonio a un determinado fin, no tenían más
alternativa que donar o legar los bienes a una persona jurídica ya existente (por
ejemplo, un Municipio), imponiéndole la obligación de aplicar las rentas y frutos
de los mismos a fines determinados: culturales, de recreo o beneficencia. No
eran verdaderas fundaciones en sentido jurídico, ni tenían independencia, más
bien se trataba de disposiciones sub modo, esto es, imponiéndole como carga
modal la obligación de destinarlos al fin previsto.

2. Fundaciones de alimentos

Ni tan siquiera las llamadas "fundaciones de alimentos", establecimientos


públicos creados por los emperadores (a partir de Nerva y Trajano) para asistir
a niños desvalidos, pueden considerarse fundaciones en el sentido técnico-
jurídico del término: lo que en realidad hicieron los emperadores fue confiar
ciertos bienes a determinadas ciudades con la obligación de aplicar los
intereses a la alimentación de los necesitados, sin que el emperador dejase en
ningún momento de ser propietario de los mismos.

PERSONA JURÍDICA EN LA LEGISLACIÓN ACTUAL.

I. CONCEPTO DE PERSONA JURÍDICA EN LA LEGISLACIÓN ACTUAL.


Para adentrarnos en el concepto de persona jurídica de nuestra legislación es
menester dar un preámbulo de la evolución de las teorías de la persona jurídica
y, de cómo conceptúan a la persona jurídica algunos autores, ya que tiene
diversos matices en la actualidad; es así que, Galgano (2004) nos brinda
información valiosa sobre la evolución de las teorías sobre la persona jurídica y
refiere que: La ubicación de la persona jurídica como especie del mismo
género al que pertenecen los seres humanos es el resultado de una
elaboración doctrinal desarrollada entre los años mil seiscientos y mil
ochocientos; una elaboración que aún no se había cabalmente cumplido
cuando, a mediados de siglo xıx, se había preparado el Código Civil italiano
anteriormente vigente. Sobre las "personas", el Código Civil de 1865 hablaba
respecto de ellas con la expresión «cuerpos morales legalmente reconocidos»,
en un sentido muy parecido a aquel que suponía la codificación vigente: el
artículo 2.° disponía que «los municipios, las provincias, los institutos públicos
civiles o eclesiásticos, y en general todos los cuerpos morales legalmente
reconocidos, se consideran personas, y gozan de los derechos civiles según
las leyes y los usos observados como derecho público», La noción de
"persona" no se utilizaba en la acepción formal luego aceptada por el Código
Civil de 1942, sino en su acepción esencial, coincidente con el significado de
"hombre". De esa noción, la norma se valía como de un concepto de relación,
mas no como concepto de género: era la norma que imponía, para los
«cuerpos morales legalmente reconocidos», una consideración jurídica
correspondiente a aquella dada a los seres humanos; era la norma que
operaba en el supuesto por el cual sólo los seres humanos eran, propiamente,
personas.

Particularmente, éste fue el supuesto a partir del cual razonaron los juristas de
la primera mitad de 1800. En Francia, se había notado que «la existencia de
esta persona metafísica es lo que la jurisprudencia llama ficción»". A partir del
mismo supuesto nació, en Alemania, la llamada teoría de la ficción, primera
entre las teorías que, en época moderna, trataron de explicar por qué el
derecho regula, de manera similar al hombre, y a entidades no humanas […]

La doctrina posterior superó la idea de la ficción mediante una reelaboración de


la experiencia. Una inmensa literatura sobre este tema para el cual los juristas
de 1800 habían manifestado, sobre todo en Alemania, una peculiar vocación,
introdujo la convicción según la cual también en la realidad social, y no
solamente en el mundo del derecho, existen otros sujetos más allá de los seres
humanos. El máximo exponente de esta concepción de persona jurídica,
conocida como concepción orgánica o de la realidad y luego clasificada por la
crítica como concepción antropomorfa, fue Otto Von Gierke. En la opinión de
este jurista, las personas jurídicas eran organismos naturales dotados, así
como los hombres, de su propia voluntad y portadores de un interés propio,
distinto de aquel de las personas naturales que la componen. El
reconocimiento estatal de la personalidad jurídica, de acuerdo con la teoría de
la ficción, asumía un valor meramente declarativo en la teoría de la realidad,
según la cual el Estado se limitaba a reconocer la existencia, ya en la realidad
perjudica, de estas «unidades sociales vivientes».

En los años mil ochocientos, el concepto de persona jurídica también asume


una función persuasiva, que justifica el fuerte esfuerzo teórico realizado por sus
defensores. En el derecho público, este concepto acompaña la transición del
Estado absolutista al Estado de derecho, como explicará un historiador: ello
Lleva «a sustituir la devoción hacia la persona del soberano, por la devoción
hacia la persona de la nación, donde los ciudadanos se unen como miembros
de un conjunto», como algo «más importante que los individuos que lo
componen y al cual corresponde la soberanía nacional». En el derecho privado,
se presenta la formación de la empresa en la forma de una sociedad por
acciones, cuya consolidación exige, como observará Ascarelli, la convicción de
que la sociedad «tiene su propio interés trascendente respecto de aquel de sus
socios», Todo lo anterior, sin considerar el beneficio que representa la
responsabilidad limitada del socio cuando se justifica con la idea de que éste es
un ter- cero respecto de la sociedad, así como es un tercero respecto de
cualquier otro objeto. De nuevo, es Ascarelli quien lo nota: «Una vez admitida
la personalidad jurídica de la sociedad anónima, es natural que los socios no
respondan por las deudas de la sociedad, es decir por las deudas de un sujeto
jurídico diverso, al cual a su vez responde, de manera ilimitada, por sus propias
deudas» […]" (pp. 16-17).

Una de las concepciones nos la da Fernández (1998) y señala que: La noción


de «persona jurídica» es una de las más complejas de la disciplina jurídica. En
cuanto a elaboración conceptual de los tiempos modernos, su formulación
pandectística resulta ser, de suyo, abstracta y, por consiguiente, difícil de
aprehender, sobre todo para los iniciados. Esta particular situación ha
generado diversos y encontrados planteamientos teóricos. Una de las
aspiraciones más sentidas del derecho contemporáneo, para nosotros aún no
logrado, es el de explicar de manera satisfactoria su naturaleza jurídica. Ello,
sobre todo, porque la visión del Derecho que se tenía en la no muy lejana
época del florecimiento de la pandectística germana no es la que tiende a
cobrar vigencia en el umbral de un nuevo milenio.

Durante la vigencia de la escuela pandectística germana, cuya huella aún la


percibimos, la concepción formalista-normativista del derecho era
pacíficamente aceptada por los juristas. Ella constituía, bien lo sabemos, la
visión dominante de lo jurídico. El Derecho era para sus adherentes una
impecable construcción exquisitamente conceptual, a la manera de un castillo
poblado sólo por normas jurídicas. En él no aparecían ni los seres humanos ni
los valores que otorgan sentido y razón de ser a su existencia. Ellos
representaban lo metajurídico, lo que está «más allá» del derecho.

Dicha situación cobra vigor con la aparición en el escenario del mundo jurídico
de la extraordinaria Teoría Pura del Derecho que, concebida por Hans Kelsen,
concitó la atención de los juristas del siglo XX. Sus planteamientos formalistas
fueron receptados con entusiasmo, sin problemas ni cuestionamientos, por la
inmensa mayoría de los hombres de derecho. Por ello, discrepar de Kelsen era
considerado, hasta no hace mucho tiempo, casi como un acto herético. El
indudable rigor de la construcción kelseniana así lo justificaba. De ello tenemos
personal experiencia.

Si rastreamos en la historia los antecedentes y el decurso del concepto de


«persona jurídica», que nace al conjuro de la pandectística germana y que
encuentra en Savigny a su más connotado vocero, comprobamos que es en
mérito a la construcción expuesta en precedencia que aparece, en tiempos
recientes, la inquietud de un sector de jusfilósofos y juristas por revisar,
repensar, el originario planteamiento estrictamente formalista de la institución
que, convencionalmente, denominamos «persona jurídica». El intento por
despejar el interrogante sobre la naturaleza o estructura de la «persona
jurídica» ha originado la formulación de una diáspora de contradictorias teorías.
De ahí que el tema sea, con razón, uno de los más debatidos dentro de la
jusfilosofía y la dogmática jurídica.

La ciencia jurídica nos muestra una variedad de posiciones adoptadas sobre la


estructura de la «persona jurídica». Encontramos desde aquellas precursoras
de Savigny o Gierke, que marcaron época, hasta la de los juristas que
recientemente se han ocupado con solvencia del tema como es el caso, entre
otros, de Federico de Castro y Bravo, Francesco Galgano, Riccardo Orestano o
de jusfilósofos como Kelsen, Hart, Ross o Scarpelli.

El debate en torno a la naturaleza de la institución del Derecho denominada


«persona jurídica» se mueve, fundamentalmente, entre dos polos. En el
primero se sitúan los que consideran que ella es sólo un artificio, una ficción,
como es el caso del ya citado Savigny. En el otro extremo se ubican, con
diferentes matices, los que estiman que los grupos humanos jurídicamente
actuantes no podían desvanecerse totalmente en una ficción. En esta posición
encontramos a Gierke. Para el derecho la vida no es evanescente, no se
evapora en puros conceptos.

En el rico muestrario de opiniones encontramos una matizada gama de


soluciones formalistas, como la que nos ofrecen, entre otros, Kelsen y Hart, o la
de pensadores que, como Galgano, sostienen que la naturaleza de la «persona
jurídica» se contrae a la de ser una simple expresión lingüística. Este autor
considera que ella pertenece a lo que designa como «la escena conceptual
verbalizada>>, desde que a estas específicas palabras no corresponde ningún
ente real. La «persona jurídica» es un centro autónomo de imputación de
relaciones jurídicas, es decir, una expresión resumida de una especial
disciplina normativa. U Y es que para Galgano, al igual que lo que sostuvieran
Savigny o Cossio en su momento, en el mundo existencial no aparece otro
sujeto de derecho que no sea el ser humano individualmente considerado ( pp.
251 - 253).

En relación con la concepción formalista sobre «persona jurídica», aquella


elaborada por Hans Kelsen, Fernández (1998) refiere que: Este pensador es,
sin duda, el gran artífice del constructivismo conceptual al reducir el Derecho a
una mera forma, con exclusión de la vida humana y los valores. La «Teoría
Pura del Derecho», por su valor intrínseco, tuvo amplia resonancia universal y
una irresistible atracción. Kelsen, como es sabido, depura la teoría formalista
sobre la persona llevándola, con lúcida coherencia, a sus últimas
consecuencias.

Dentro de su concepción, como no podía ser de otra manera, la persona, tanto


la natural como la jurídica, resultan ser un puro concepto desarraigado de la
realidad de la vida. La persona es así, tan sólo, un centro ideal de imputación,
un modo especial de designar unitariamente una pluralidad de normas que
atribuyen derechos y deberes o, como decimos actualmente, «situaciones
jurídicas subjetivas». A esta conclusión se llega luego de la eliminación del
derecho subjetivo, el mismo que Kelsen asimila al derecho objetivo en cuanto
sostiene que no son de diferente naturaleza. Así, a través de la concepción
kelseniana se ha consumado la identificación del concepto de Derecho con el
de derecho objetivo, es decir, con el ordenamiento jurídico positivo. La vida
humana y los valores son, dentro del planteamiento kelseniano, nociones
transistemáticas, entes metajurídicos situados allende el derecho (p. 254).
Galgano (2004) nos da otra concepción donde vislumbra dos matices de
persona jurídica, pero estos los engloba en un solo concepto, es así que, nos
brinda un concepto como categoría legislativa y como categoría lógica como
unidad; en este sentido, afirma que: El supuesto del cual debemos partir
consiste en que el lenguaje jurídico no reconoce el atributo de persona
únicamente al hombre; en el texto de las leyes y en el discurso de los juristas,
son personas también las organizaciones colectivas, como los entes públicos,
las asociaciones, las fundaciones, las sociedades, los consorcios, etc. Del
hombre, se dice que es una persona natural; a las organizaciones colectivas,
para distinguirlas del hombre, se les denomina personas jurídicas. Desde que
se dispuso la existencia de dos impuestos diferentes sobre la renta, Irpefe
Irpeg, que recaen sobre dos categorías de contribuyentes opuestas, hasta el
hombre de la calle sabe que, desde el punto de vista jurídico, es una persona
natural, distinta de otras entidades debido a una diferencia específica: su
carácter físico. Tales entidades, al igual que la persona natural, merecen el
apelativo de persona, pero corregido por el adjetivo que alude a su carácter
incorpóreo.

En nuestros tiempos, la riqueza es, en términos extremos, riqueza de personas


jurídicas: quien ejerce el comercio o la industria lo hace, en la mayoría de los
casos,
en nombre de una sociedad; quien lleva a cabo obras de solidaridad humana lo
hace, en la mayoría de los casos, en nombre de una asociación o de una
fundación. De esta forma la riqueza circula de una persona jurídica a otra, o
circula como cuota de participación en el capital de una persona jurídica, y las
personas naturales parecen reducirse al rol de proveedoras de mano de obra
para las personas jurídicas, o de consumidoras de sus productos.

Sin embargo, estos habitantes no huma- nos del Planeta, destinados a convivir
con los hombres, no llovieron desde el cielo. Las personas jurídicas se
componen, a su vez, de hombres, que son los socios o los administradores de
las colectividades organizadas que reciben el apelativo de personas jurídicas; o
bien se componen, como ocurre en las agrupaciones de sociedades, de
personas naturales y de otras personas jurídicas, las cuales, sólo en el vértice
de la agrupación estarán compuestas por seres humanos […] (p. 13).

Asimismo, también refiere que la concepción que podemos definir tradicional,


es decir, la que aparece en los manuales de derecho y que, en la mayoría de
los casos, parece ser la que supone el razonamiento de juristas, teóricos y
prácticos, es la concepción según la cual los entes colectivos son personas en
virtud de la ley: los intérpretes sólo podían admitir la existencia, en el mundo
del derecho, de otros sujetos jurídicos, más allá de los seres humanos, con
base en el fundamento de que la existencia de estos sujetos es una imposición
de la voluntad del legislador; en otras palabras, es un elemento normativo, y
como tal se sustrae a cualquier discusión posible. No se trata, de ninguna
manera, de un modo antiguo de concebir esta figura, aunque se hable de ella
como una concepción tradicional: tal concepción tiene menos de dos siglos y,
más exactamente, es obra de SAVIGNY, es decir, de ese jurista a cuyo nombre
solemos vincular -aunque la atribución sea históricamente inexacta- la llamada
teoría de la ficción de la persona jurídica. En realidad, de la fictio iuris los
juristas de esta materia ya habían hablado muchos siglos antes:
particularmente, habían empezado a hablar de ello los canonistas y los
glosadores. En el pensamiento de SAVIGNY, sin embargo, la teoría de la
ficción habría asumido un significado nuevo: si bien en la época anterior la
configuración de la colectividad organizada en una persona era considerada
una ficción doctrinaria («hoc est fictum pro vero, sicut ponimus nos iuristae»,
había dicho BARTOLO DE SASSOFERRATO), SAVIGNY introdujo, en la
primera mitad del siglo xx, la idea de que se trataba de una fictio legis, es decir,
que se estuviese en presencia de «sujetos artificialmente creados por la ley».

Encontramos en esta idea el fundamento del concepto moderno de persona


jurídica, estos son, de lo que hoy en día se define como el concepto tradicional.
A partir de entonces, de la obra de los juristas, y de su concepción como
construcción doctrinaria, la persona jurídica pasó al lenguaje legislativo;
maduró entonces el convencimiento de que los entes colectivos fuesen, por
voluntad de la ley, tan personas como los seres humanos. La ulterior
elaboración del concepto tan solo fue un capítulo secundario en la historia de la
persona jurídica, que en la segunda mitad del siglo xıx se vincula al nombre de
OTTO VON GIERKE, quien pretendía establecer si en realidad se trataba, por
parte del legislador, de una fictio, o si bien el legislador, por el contrario, se
hubiese limitado a "verificar" una realidad prenormativa de los entes colectivos,
que ya eran "personas" en la misma vida social.

El repudio a la idea introducida por SAVIGNY es el elemento común en todas


las corrientes innovadoras contemporáneas, alemanas, anglosajonas,
francesas, italianas: éste es el regreso a la más antigua concepción de persona
jurídica como construcción doctrinal. Se reivindica la autonomía, respecto del
concepto de persona jurídica, respecto del fenómeno normativo que este
concepto tradicionalmente debe designar; se mira a este concepto como a una
de las posibles justificaciones teóricas de una cierta disciplina de la colectividad
organizada, la cual ejerce, independientemente de esa justificación teórica, la
totalidad de su propia vigencia normativa. Se enuncia la posibilidad de
reconstruir ese fenómeno normativo, evocativo de la imagen del grupo como
persona, en términos conceptuales que prescinden del concepto de persona.
Pero, en ningún caso se pone en discusión, así como alguien erróneamente
consideró*, la existencia misma del fenómeno, que no puede, justamente
porque se trata de un fenómeno normativo, ser puesto en discusión por el
intérprete. El quid del asunto consiste en que, como escribía PLANIOL, la
ficción legislativa de la persona jurídica puede ser «criticada o destruida, sin por
eso atentar contra ninguna disposición de ley. Cada norma jurídica seguirá
recibiendo aplicación y ninguna será violada por el cambio de doctrina».

Por ende, éste es el límite que separa, en materia de personas jurídicas, a los
tradicionalistas de los innovadores: los prime- ros están convencidos de la
existencia real de otros sujetos de derecho, además de los seres humanos-sin
importar su calidad de elemento de la realidad prenormativa, tan solo verificado
por el legislador, o en calidad de elemento de la realidad normativa, creado ex
novo por el legislador-; los otros nutren la convicción opuesta de que la
existencia de estos ulteriores sujetos de derecho tan sólo es el alcance de una
construcción doctrinal, acogida como tal por el lenguaje legislativo y por tanto
posible de ser sustituido por otras construcciones, igualmente idóneas para
ofrecer la representación conceptual del fenómeno normativo. La recepción de
esta construcción doctrinal en el lenguaje legislativo no significa que ella se
transformó en la voluntad del legislador, vinculante para el intérprete; y,
además, la "omnipotencia" de la ley no puede -y respecto de ello no hay duda-
llegar hasta ese punto (pp. 14-15).

Ahora bien, después del preámbulo de la evolución y conceptualización sobre


lo que es una persona jurídica, nos centraremos en el concepto de persona
jurídica en la legislación actual y, se puede decir que es la constitución de
personas naturales como un todo que siguen y pretenden conseguir ciertos
objetivos; los mismos que, establecen un núcleo unificado arquetipo de
imputación de posturas jurídicas – derechos y deberes- con libertad legítima
referente con las personas que lo constituyen. Además, es menester indicar,
que la persona jurídica viene a constituir una prerrogativa, adjudicada por el
ordenamiento jurídico a una específica colectividad encaminada a cumplir
determinados preceptos coexistenciales que la persona natural es incapaz de
realizar o no anhela cumplir de manera individual.

En este sentido, ¿qué implica ser persona jurídica?

Una persona jurídica, también denominada persona moral o ficticia, es una


constitución de personas naturales creada para realizar una actividad y
conseguir objetivos con fines valiosos.

Por ende, el Artículo 76 del Código Civil establece que: “La existencia,
capacidad, régimen, derechos, obligaciones y fines de la persona jurídica, se
determinan por las disposiciones del presente Código o de las leyes
respectivas. La persona jurídica de derecho público interno se rige por la ley de
su creación”.

Una constitución de esta índole debe contar con un reconocimiento legal para


poder ser declarada persona jurídica.
En este sentido, el Artículo 77 del Código Civil establece que: “La existencia de
la persona jurídica de derecho privado comienza el día de su inscripción en el
registro respectivo, salvo disposición distinta de la ley.

La eficacia de los actos celebrados en nombre de la persona jurídica antes de


su inscripción queda subordinada a este requisito y a su ratificación dentro de
los tres meses siguientes de haber sido inscrita.

Si la persona jurídica no se constituye o no se ratifican los actos realizados en


nombre de ella, quienes los hubieran celebrado son ilimitada y solidariamente
responsables frente a terceros”.

¿Cómo se clasifican las personas jurídicas?


Las personas jurídicas pueden ser organizaciones con o sin fines de lucro.
Además, pueden tratar de alcanzar un fin común a todos los componentes de
esta o bien poseer un determinado patrimonio con una finalidad concreta.

En este sentido, los tres tipos de organizaciones que poseen personalidad


jurídica son:

1.- Las corporaciones de interés público.

2.- Las asociaciones tanto de interés público como de interés particular (si


la ley les ha concedido personalidad propia).

3.- Las fundaciones de interés público, formadas por un patrimonio que se


destina a un objetivo (normalmente altruista).

Atributos de las personas jurídicas


Las personas jurídicas poseen una serie de atributos diferenciados a los de las
personas físicas que componen estas organizaciones.

En concordancia con lo anterior, el Artículo 78 del Código Civil establece que:


“La persona jurídica tiene existencia distinta de sus miembros y ninguno de
éstos ni todos ellos tienen derecho al patrimonio de ella ni están obligados a
satisfacer sus deudas”.

Estos atributos propios de las personas jurídicas son:

● Razón o denominación social y domicilio.


● Capacidad y responsabilidad para tener bienes, obligaciones y
derechos.

● Una nacionalidad y una vecindad civil.

● Tienen su propio patrimonio.

Forma de constituirlas. - Atendiendo al principio de legalidad, las


asociaciones se constituyen por escritura pública, en la cual debe constar:
El estatuto social, el cual debe contener:
1. La denominación, duración y domicilio;
2. Los fines;
3. Los bienes que integran el patrimonio social;
4. La constitución y funcionamiento de la asamblea general de asociados,
consejo directivo y demás órganos de la asociación;
5. Las condiciones para la admisión, renuncia y exclusión de sus
miembros;
6. Los derechos y deberes de los asociados;
7. Los requisitos para su modificación de estatutos;
8. Las normas para la disolución y liquidación de la asociación y las
relativas al destino final de sus bienes;
9. Los demás pactos y condiciones que se establezcan.

Cabe hacer tres comentarios al artículo que regula tanto la definición como el
contenido del estatuto de la asociación.

Primero, que en cuanto las asociaciones religiosas, están rigen su vida interna
de acuerdo con el estatuto aprobado por la autoridad religiosa. Este artículo ha
pensado en las órdenes religiosas que, para tener una vigencia en la vida civil,
requieren de una personalidad jurídica. Para estos efectos si se constituyen
como asociaciones civiles, el máximo órgano es la Asamblea, es decir, la
Comunidad de los Jesuitas, la Comunidad de los Dominicos, la Comunidad de
los Mercedario.
Segundo, el Art. 82 inc. 3° del C.C., ha exigido que en el estatuto se exprese
"los bienes que conforman parte del patrimonio social", sin embargo, ha habido
una interpretación adecuada por parte de los registros públicos al no aplicar
literalmente este artículo, ya que no tendría sentido que cada vez que la
asociación compre un inmueble o mueble, tenga la necesidad de modificar su
estatuto.

Tercero, en ningún apartado del Art. 82, referente al contenido del estatuto,
señala la exigencia del representante legal de la asociación.

¿Cuándo se extingue una persona jurídica?


Las causas de extinción de una persona jurídica son las siguientes:

● Fin del plazo de funcionamiento legal de la organización.

● Realización del objetivo final por el que se constituyó la persona jurídica.

● No ser posible alcanzar la finalidad con las actividades y medios


disponibles de la organización.

Para terminar con esta parte de la monografía, Fernández (1998) nos da una
concepción que engloba la importancia y el concepto de persona jurídica en
nuestra legislación actual desde una visión tridimensional de la persona
jurídica, la misma que no podemos obviar y, es menester y esencial para
nuestro trabajo y al respecto refiere que: La «persona jurídica» es el resultado
de la interacción dinámica de sus dimensiones sociológico-existencial,
axiológica y formal-normativo a las que nos hemos referido en precedencia.
Para comprenderla unitariamente no es posible prescindir de alguna de ellas ya
que, de hacerlo, tendríamos tan sólo una visión recortada, parcial y
fragmentaria de la misma. En la persona jurídica, los seres humanos, a través
de sus conductas intersubjetivas, interaccionan con los valores que vivencian y
que otorgan un sentido a su accionar y, ambos, con la normatividad jurídica
que regula tales conductas, especialmente con aquella norma de excepción
que permite derivar sus derechos y deberes a un centro ideal y unitario de
referencias normativas.
El Código Civil peruano de 1984 ha recogido la visión tridimensional de la
«persona jurídica». Ello se pone de manifiesto a través del texto de los artículos
80°, 99°, 111° y 134°, en los que se describe ah asociación, a la fundación, al
comité y a la comunidad campesina y nativa, respectivamente. En todos
aquellos numerales se hace referencia a que cada una de dichas «personas
jurídicas» es una «organización de personas» que se propone fines valiosos de
carácter no lucrativo. Es decir, en los citados artículos se mencionan tanto la
dimensión sociológico-existencial como la dimensión axiológica de la persona
jurídica.

En el Art. 78° se hace alusión al dato más importante de la dimensión formal-


normativa cuando se establece que la «persona jurídica» tiene existencia
distinta de sus miembros, por lo que ninguno de éstos, ni todos ellos, tienen
derecho al patrimonio de ella ni están obligados a satisfacer sus obligaciones.
En concordancia con lo dispuesto en el articulado citado en el párrafo anterior,
debe entenderse que dicha distinción es tan sólo formal y, en cuanto se trata
de un recurso de técnica jurídica, opera exclusivamente para la atribución de
situaciones jurídicas subjetivas a un centro ideal de referencia formalmente
«distinto» de sus miembros.

No obstante que debería entenderse que la «distinción» entre los miembros de


la persona jurídica y el centro de referencias normativas es tan sólo formal,
desde que no puede prescindirse de los seres humanos y de los valores por
ellos realizados, la común y general interpretación del artículo 78° del Código
Civil peruano considera que la naturaleza de la persona jurídica, en tanto sujeto
de derecho, deja de lado a los seres humanos que la integran y a los valores
que persiguen.

El que la persona jurídica se constituya como un sujeto de derecho, en tanto


que es al centro unitario e ideal al que se atribuyen los derechos y deberes que
normalmente corresponderían a todos y cada uno de sus miembros, ello no
significa prescindir de los seres humanos que la integran y los fines valiosos
que se persigue cuando se hace mención a su naturaleza como institución
jurídica. Si bien los seres humanos y los valores no son directamente el sujeto
de derecho tratándose de la persona jurídica, ello no significa que no participen
de su «naturaleza». No puede concebirse a la persona jurídica como una pura
forma, en la que no cuentan ni los seres humanos ni los valores. El recurso
formal, como está dicho, es un recurso instrumental por el cual los derechos y
deberes contraídos por los miembros que la integran se derivan a un centro
ideal de referencias normativas.

Es fácil advertir una contradicción entre lo descrito en los artículos 80°, 99°,
111° y 134° y lo prescrito en el artículo 78° antes mencionado. En efecto, al
describir aquellos artículos a cada una de las personas jurídicas reguladas en
el Código Civil -asociación, fundación, comité y comunidad campesina y nativa-
establecen que son «organizaciones de personas que persiguen finalidades
valiosas» no lucrativas, mientras que en artículo 78° se considera a la persona
jurídica como «distinta de sus miembros». Insistimos que la distinción existe
pero que ella es sólo «formal>>, es decir, en lo que atañe a la imputación de
derechos y deberes, más no en cuanto a la naturaleza misma de la persona
jurídica, ya que los seres humanos y los valores por ellos vivenciados son
inherentes a su naturaleza.

Como el Derecho es primariamente vida, debemos partir de ella para describir-


prescribir lo atinente a la persona jurídica. Es por ello importante otorgar al
artículo 78° del Código civil peruano una redacción en la que se comprendan
los alcances de la «distinción» entre el sujeto de derecho -como centro ideal y
unitario de imputación de derechos y deberes- y los seres humanos que la
componen. Fue así que en el proceso de revisión del actual Código civil
propusimos el siguiente texto:

Art. 78°.- Por la inscripción en el registro respectivo, una organización de


personas adquiere la calidad de persona jurídica, constituyéndose un
centro unitario y formal para la atribución de derechos y deberes, por lo
que ninguno de sus miembros ni todos ellos tienen derecho a su
patrimonio ni están obligados a satisfacer sus obligaciones.
En el texto en referencia se describe, con la mayor aproximación posible, tanto
el proceso de creación de la persona jurídica, así como su calidad de sujeto de
derecho y sus consiguientes efectos. Se trata, como se advierte, de una
«organización de personas>> que decide constituirse en persona jurídica para
lo cual procede a su inscripción en el registro respectivo. Esta inscripción
origina el que los derechos y deberes asumidos no se imputen ni a todos ni a
cada uno de los integrantes de la «organización de personas>>, como ocurriría
en el derecho común, sino que se crea un régimen de excepción por el cual
tales situaciones jurídicas subjetivas se derivan a un centro ideal y unitario.

Tanto en 1984, cuando se redactó el vigente artículo 78° como en el actual


proceso de revisión de este, hemos manifestado nuestro desacuerdo con la
redacción empleada, pues de ella no se derivan los alcances de la «distinción»
entre el sujeto de derecho y sus miembros. Fue así que en la Exposición de
Motivos de dicho artículo, redactada en 1985, aludimos a la persona jurídica
«Como una expresión lingüística que alude a una organización de personas
que persigue fines valiosos y que constituye un centro ideal de imputación de
situaciones jurídicas».

La persona jurídica, como concepto, no tiene un correlato en la realidad. No


hay un objeto real por él mentado. Es como el número cuatro, que no existe en
la realidad. Pero, en ambos casos, dichos conceptos se refieren a
determinados procesos que sí ocurren en la realidad.
En el caso de la persona jurídica encontramos que es la expresión de seres
humanos persiguiendo fines valiosos, mientras que el número cuatro es la
expresión de cuatro seres humanos, de cuatro objetos cualquiera. Si bien ni la
persona jurídica ni el número cuatro son objetos que se hallan en la realidad,
en ésta sí encontramos los procesos por los cuales ellos se configuran en la
realidad.

En la realidad la persona jurídica supone la existencia actuante de una


«organización de personas» que realiza fines valiosos más, en tanto centro
unitario e ideal de imputación de situaciones jurídicas subjetivas, es tan sólo
una expresión lingüística. El dato formal se diferencia de otro sólo por esta
expresión lingüística, ya que todos los datos formales son lo mismo: «Centros
ideales y unitarios de imputación de situaciones jurídicas subjetivas». ¿Cómo
diferenciar formalmente uno de otro si no es a través de su expresión
lingüística?

La Comisión que en la actualidad está elaborando diversas enmiendas al


Código Civil de 1984, con las reservas de quien esto escribe, aprobó el
siguiente texto del artículo 78° en referencia:

Art. 78°. -
1.- La persona jurídica es sujeto de derecho distinto de sus miembros.

2.- Ninguno de éstos ni todos ellos tienen derecho al patrimonio de ella ni


están obligados a satisfacer sus deudas, salvo disposición legal diferente.

3.- Excepcionalmente, la distinción prevista en el primer párrafo queda


desestimada en caso de uso abusivo o fraudulento de la estructura formal
de la persona jurídica. En tal supuesto, son responsables los miembros
que hayan utilizado tal estructura abusivamente o con fraude a la ley.

En el primer párrafo del citado proyecto se aclara que la persona jurídica, en


cuanto sujeto de derecho, es distinto de sus miembros. Es decir, desde un
punto de vista formal. Ello no incide, por lo tanto, en la naturaleza misma de la
persona jurídica donde interactúan dinámicamente conductas humanas
intersubjetivas, valores y normas jurídicas. Entre estas últimas, sobre todo, las
que coinciden con el contenido del artículo 78° del Código Civil peruano.

En el segundo párrafo se indican los efectos de la declaración contenida en el


primer párrafo, en el sentido de que los derechos y deberes que deberían
recaer en todos y cada uno de los miembros de la «organización de personas»,
por el hecho de la inscripción en un registro, se derivan, por excepción, a un
centro ideal y unitario de referencias normativas que se distingue de los demás
por su expresión lingüística.
En el tercer párrafo se regula la tan discutida figura conocida como la del
«abuso de la personalidad jurídica». Este párrafo es revelador de que no puede
prescindirse del sustrato existencial de la persona jurídica. En él se determina
que la distinción prevista en el primer párrafo, entre persona jurídica y sus
miembros, queda desestimada en caso de uso abusivo o fraudulento de la
«estructura formal» de la persona jurídica. En esta situación, desaparece la
distinción, que era puramente formal, para hacer personalmente responsables
a los seres humanos que actuaron abusivamente o con fraude a la ley.
El texto de este párrafo pone en evidencia que existe una estructura formal en
la institución que denominamos «persona jurídica». Ello significa, tácita o
implícitamente, reconocer que, al lado de esta estructura, existen otras como
serían la existencial y la axiológica que integran la naturaleza de esta
institución. Se hace también patente que la formalidad se desvanece y la
distinción se esfuma cuando en la estructura existencial y axiológica se
advierten conductas abusivas o fraudulentas. Estas conductas intersubjetivas
son determinantes para el reconocimiento de la naturaleza compleja de la
persona jurídica.

El que se desestime la distinción prevista en el primer párrafo del proyectado


artículo 78° y del mismo numeral del Código Civil peruano significa que se pone
fin al privilegio que, excepcionalmente, el ordenamiento jurídico concede a una
«organización de personas» que decide que sus miembros sean irresponsables
frente a las obligaciones por aquella contraídas. Privilegio que consiste en
derivar derechos y deberes a un centro unitario e ideal de referencias
normativas. Se elimina en este caso un régimen de excepción y la
«organización de personas» retorna a ser regulada por el derecho común,
como siempre había ocurrido antes de la aparición del formidable invento de la
persona jurídica como exigencia del mundo moderno.

Así, lentamente, la nueva concepción tridimensional de la persona jurídica se


abre paso en la doctrina y en la legislación contemporánea. Visión
tridimensional en la cual se privilegia el dato formal, que es el determinante
para la derivación de derechos y deberes a un sujeto de derecho fuera de la
realidad que opera como centro unitario e ideal de referencias normativas.
Concepción en la cual, sin embargo, no se desestima la presencia, en la
realidad, de una «organización de personas» que persigue fines valiosos. Estos
tres elementos en dinámica interacción constituyen la compleja naturaleza de la
persona jurídica. Ninguno de ellos puede faltar pues si así sucediera se
desvanecería la institución de la persona jurídica.

La persona jurídica no puede actuar sin la presencia de seres humanos que


operan en la realidad o sin valores por ellos realizados, aunque el privilegio de
excepción en que ella consiste se determine a través de una norma jurídica.
Por ello, la famosa distinción entre la persona jurídica, en cuanto sujeto de
derecho, y los miembros que la constituyen no es absoluta ni radical, sino
solamente formal. De ahí que tal distinción pueda desestimarse en caso de
conductas abusivas o fraudulentas de parte de sus integrantes. Todos aquellos
elementos pertenecen a la naturaleza de la persona jurídica, son inherentes a
ella. No podemos prescindir de ninguno de ellos si queremos situarnos frente al
fenómeno que en el derecho designamos como «persona jurídica». Es decir, si
deseamos captarla como una totalidad, sin desvirtuar su naturaleza.

De este modo, gracias a los aportes de la filosofía existencial y del


tridimensionalismo, se ha logrado en nuestros días concretar Naturaleza
tridimensional de la «persona jurídica>> normativamente una nueva visión de la
«persona jurídica» que, al superar las limitaciones de una concepción del todo
formalista y al describirla tal como aparece y funciona en la experiencia jurídica,
nos la muestra como una totalidad, por lo que se hace imposible prescindir de
alguna de sus tres dimensiones en la medida que interactúan dinámicamente.
En mérito a estos hallazgos se abre un capítulo más en el insosegable afán de
los hombres de derecho por captar, a plenitud y con nitidez conceptual, aquello
en que podría consistir la denominada «persona jurídica» (pp. 263-269).

i.i. CONCORDANCIAS DE PERSONA JURÍDICA ROMANA EN LA

LEGISLACIÓN ACTUAL.
Hablar de “sujeto del Derecho” es hablar de la “persona”, lo cual denota tanto al
individuo (persona física), como al ente social (persona jurídica o universitas
personarum o universitas rerum), y que reúnen los requisitos necesarios para
alcanzar la cualidad de ser titular de derechos y obligaciones en una sociedad
determinada.

Ahora bien, respecto a la persona jurídica moral, Gamarra Pereda manifiesta


que “la persona jurídica es representada por dos o más personas físicas
colectivamente consideradas” (Gamarra Pereda, M. 1992) Otros autores
refieren que la persona jurídica es una creación ideal a la que la Ley reconoce
con capacidad de Derecho.

Siendo así, las similitudes entre el Derecho de Persona Jurídica en Roma y el


Derecho de persona jurídica en nuestra legislación actual radica primero en el
concepto de esta y que se rige por la ley de su creación tal como lo estipula el
art. 76 del Código Civil, el cual dice: “La existencia, capacidad, régimen,
derechos, obligaciones y fines de la persona jurídica, se determinan por las
disposiciones del presente Código o de las leyes respectivas. La persona
jurídica de derecho público interno se rige por la ley de su creación.”

fuente: Manual de Derecho Romano

Segundo, Mario Arias en “Abogando TV” da el alcance de que en el Derecho


Romano tenemos como personas jurídicas morales a las “Universitas
Personarum” y “Universitas Rerum”. (Abogando TV, 2019). Las “Universitas
Personarum” en la actualidad vendrían a ser asociaciones con fines comunes
como el Estado, Municipalidades y corporaciones; teniendo como instituciones
u órganos al estatuto, órganos directivos, patrimonio independiente como lo
indica el artículo 78 del Código Civil: “La persona jurídica tiene existencia
distinta de sus miembros y ninguno de éstos ni todos ellos tienen derecho al
patrimonio de ella ni están obligados a satisfacer sus deudas”; y tal como lo
estableció Augusto, las asociaciones deberían de tener autorización estatal.

fuente: Concepto/ Estado

fuente: Freepik

Tercero, tanto en Roma como en la legislación actual se comparten causas del


fin de este tipo de persona jurídica: La desaparición de sus miembros, el
acuerdo voluntario o que así lo decida el Estado, tal como lo establecen los
artículos, 90, 94, 95, 96 y 97 del Código Civil peruano:

Artículo 90.- Renuncia de los asociados

La renuncia de los asociados debe ser formulada por escrito.

Artículo 94.- Disolución de pleno derecho


La asociación se disuelve de pleno derecho cuando no pueda funcionar según
su estatuto.

Artículo 95.- Disolución por liquidación

La Asociación se disuelve por liquidación, según lo acordado por su respectiva


Junta de Acreedores de conformidad con la ley de la materia.

En caso de pérdidas acumuladas, deducidas las reservas superiores al tercio


del capital social pagado, el Consejo Directivo debe solicitar el inicio del
Procedimiento Concursal Ordinario de la asociación, conforme a la ley de la
materia y bajo responsabilidad ante los acreedores por los daños y perjuicios
que resultaren por la omisión.

Artículo 96.- Disolución por atentar contra orden público

El Ministerio Público puede solicitar judicialmente la disolución de la asociación


cuyas actividades o fines sean o resulten contrarios al orden público o a las
buenas costumbres.

La demanda se tramita como proceso abreviado, considerando como parte


demandada a la asociación. Cualquier asociado está legitimado para intervenir
en el proceso. La sentencia no apelada se eleva en consulta a la Corte
Superior.

En cualquier estado del proceso puede el Juez dictar medidas cautelares


suspendiendo total o parcialmente las actividades de la asociación, o
designando un interventor de estas.

Artículo 97.- Disolución por falta de norma estatutaria


De no haberse previsto en el estatuto de la asociación normas para el caso en
que no pueda seguir funcionando o para su disolución, se procede de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 599, inciso 2.

fuente: tu gesto

Cuarto, las “Universitas Rerum” son en la actualidad las Fundaciones, las


cuales, tal como en Roma, personifican un patrimonio que ha sido constituído
para un fin, normalmente benéfico, pues “la fundación es una organización no
lucrativa instituida mediante la afectación de uno o más bienes para la
realización de objetivos de carácter religioso, asistencial, cultural u otros de
interés social” (Artículo 99 del Código Civil).

fuente: ECONCAI Chile


Quinto, dentro de las “Universitas Rerum”, el Fiscus del Derecho Romano es un
antecedente para “La sucesión mortis causa del Estado” estipulado en el
artículo 830 Código Civil: “A falta de sucesores testamentarios o legales el juez
o notario que conoce del proceso o trámite de sucesión intestada, adjudicará
los bienes que integran la masa hereditaria, a la Sociedad de Beneficencia o a
falta de ésta, a la Junta de Participación Social del lugar del último domicilio del
causante en el país o a la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana si
estuvo domiciliado en el extranjero.

Es obligación de la entidad adjudicataria pagar las deudas del causante si las


hubiera, hasta donde alcance el valor de los bienes adjudicados.

Corresponde al gestor del proceso o trámite de sucesión intestada, el diez por


ciento del valor neto de los bienes adjudicados, el mismo que será abonado por
la entidad respectiva, con el producto de la venta de dichos bienes u otros,
mediante la adjudicación de alguno de ellos.”

fuente:Numisbids

Y, finalmente, como sexto punto tenemos a las Hereditas Iacens que constituye
lo que hoy conocemos como transmisión sucesoria de pleno derecho,
reconocido en el art. 660 del Código civil: “Desde el momento de la muerte de
una persona, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia
se trasmiten a sus sucesores.”
fuente: Lp Derecho.

Análisis histórico comparativo con la legislación actual


Tal y como hemos repasado anteriormente se ha visto que la existencia de la
persona jurídica tanto en la época romana, y a lo largo de su historia ha ido
manteniendo su existencia no física, fuera del plano físico, es curioso puesto
que han existido diferentes posiciones que han considerado que solo lo
material, lo físico seria provisto de derechos, empero a medida que el hombre
ha ido evolucionando las relaciones sociales impulsadas por los objetivos han
ido estableciéndose en un mundo valido aunque sin existencia. Puesto que el
hombre a manera de por el mismo hecho de su existencia da pie a diferentes
conflictos y porque no hablaríamos de conflictos relacionados con un carácter
fuera del mundo físico. En el código civil de acuerdo con los artículos
76,77,78,79 han dispuesto la normativa en la que las personas jurídicas
deberían moverse legalmente.
En el derecho romano como bien sabemos las personas jurídicas en un inicio
su creación no poseía la intromisión de los poderes públicos, sin embargo ya
en la época republicana se tomó conciencia de la necesidad de dicho control
en su creación y funcionamiento. Como bien sabemos no existe de manera
científica comprobada la aparición de la república, se intuye que dicho cambio
de época en roma se debe a la sublevación de los plebeyos, se generaron
diversos cambios, en especial en la legislación, la legislación de las 12 tablas.
La regularización de las asociaciones y fundaciones se encontraban ya
controlada.
Desde luego, la persona jurídica es el resultado de un proceso de abstracción
que conduce
lentamente a concebirla como una auténtica ficción, valga la paradoja, del
derecho objetivo. En dicho proceso de abstracción los romanos lograron aislar
el ámbito de la persona jurídica de aquél de los miembros que la conforman: la
corporación, al gozar de propia capacidad, constituye una persona nueva, una
persona jurídica, distinta e independiente de las personas
físicas que la integran. Pero no llegaron más lejos; a partir de ahí, los
intérpretes y canonistas medievales fraguaron una teoría de la persona jurídica,
entendida como una ficción del derecho. No esperemos, pues, encontrar en los
textos romanos una terminología común, ni mucho menos una normativa que
se refiera en abstracto a lo que hoy llamamos persona jurídica, pero si
describieron y regularon las diferentes situaciones prácticas.
Tanto en la actualidad como en la época romana se establece que la persona
jurídica es una persona total mente desligada de las personas naturales que la
conforman. Ulpiano clarifica bastante tal extremo cuando afirma "si algo se
debiese a una corporación, no se debe a cada uno de los individuos que la
integran, ni lo que debe la corporación, lo que debe cada uno de ellos). En
otras palabras, una cosa son los créditos y deudas de la corporación como tal y
otra los créditos y deudas de sus miembros. Es cierto que los derechos
fundamentales de las personas en roma no estaban garantizadas para todos,
partiendo desde el significado de persona en la cultura romana, persona no era
considerado cualquiera, de hecho los esclavos no llegaban a tal determinación.
Es así que los esclavos al ser consideraros más como un objeto que un ser con
derechos, era un patrimonio. Como bien hemos sostenido antes las personas
no podían hacer declarar por métodos muy sangrientamente correctivos a
esclavos pertenecientes a otros patricios, pues era patrimonio ajeno, empero si
se trataban de esclavos de una organización, la tortura para dicho
concesionamiento era viable. Hemos visto que a lo largo de las vicisitudes
humanas dichas acciones han cambiado, teniendo como bae el concepto de
persona, partiendo de que que personas somos todos, personas con dderecho,
de ahí pues que si se parte de la base entonces las demás ramificaciones
(persona jurídica y patrimonio) han quedado desfasadas. En la actualidad
existen diferentes organizaciones que se encuentran conformadas
(naturalmente) por personas y al estar conformadas por ellas entonces es
inevitables que estén protegidas por sus derechos fundamentales, sin duda se
menciona entonces que por encima de todos los objetivos que persiga la
organización, la persona jurídica, siempre se encontrara la persona, claro es
algo poético talvez utópico de que se llegue a cumplir en su totalidad, tal y
como lo hemos visto expresarse en diversos casos.
Otra de las corporaciones romanas que han sufrido cambios en la actualidad y
es importante destacar es el populus romanus, expresión que indicaba al
estado como un conjunto de personas, ciudadanos libres. Efectivamente los
tiempos sangrientos han sido “removidos” al menos, por escrito existen leyes
cimentadas en papel que nos garantiza que todos somos ciudadanos. La
persona jurídica en Roma no se somete a las formas jurídicas que se imponen
a una persona física cualquiera; así, cuando litiga no lo hace de acuerdo con la
jurisdicción ordinaria, sino mediante un procedimiento extraordinario (extra
ordinem). De acuerdo al código civil del Perú se ve manifestando la misma
correctiva ante cualquier mala acción que sea contraria al espíritu benigno de la
sociedad, es así que obviamente si la persona jurídica comete actos que sean
perjudiciales para la sociedad será corregida pero tal y como se debería de
acuerdo a su naturaleza, pues no podría procederse como para una persona
natural es así que tenemos especificado los artículos 96 y 98:

Artículo 96.- Disolución por atentar contra orden público


El Ministerio Público puede solicitar judicialmente la disolución de la asociación
cuyas actividades o fines sean o resulten contrarios al orden público o a las
buenas costumbres.

La demanda se tramita como proceso abreviado, considerando como parte


demandada a la asociación. Cualquier asociado está legitimado para intervenir
en el proceso. La sentencia no apelada se eleva en consulta a la Corte
Superior.

En cualquier estado del proceso puede el Juez dictar medidas cautelares


suspendiendo total o parcialmente las actividades de la asociación, o
designando un interventor de las mismas. 

Artículo 98.- Destino del patrimonio restante a la liquidación

Disuelta la asociación y concluida la liquidación, el haber neto resultante es


entregado a las personas designadas en el estatuto, con exclusión de los
asociados. De no ser posible, la Sala Civil de la Corte Superior respectiva
ordena su aplicación a fines análogos en interés de la comunidad, dándose
preferencia a la provincia donde tuvo su sede la asociación.

A diferencia de la reparación civil como se vería en una demanda o denuncia a


una persona natural, la persona jurídica tiene como análogo su liquidación que
beneficia a sus integrantes según su estatuto mas no a sus asociados

También se ve expresado de la misma manera en la medida correctiva de las


fundaciones en el Perú. Según el código penal, el articulo 98 nos hace
referencia que:

Artículo 98.- Destino del patrimonio restante a la liquidación

Disuelta la asociación y concluida la liquidación, el haber neto resultante es


entregado a las personas designadas en el estatuto, con exclusión de los
asociados. De no ser posible, la Sala Civil de la Corte Superior respectiva
ordena su aplicación a fines análogos en interés de la comunidad, dándose
preferencia a la provincia donde tuvo su sede la asociación.

Por otro lado, la municipio, colonia, citaes eran comunidades territoriales qu


eran análogas al populus romanus, sin embargo están sujetas al derecho
privado. Hoy por hoy en el ámbito peruano, las municipalidades trabajan en
conjunto para el desarrollo público estatal, a manera de todo el país, así lo
establece la ley orgánica de las municipalidades. La ley 27972 nos habla en su
artículo 1 que:

Artículo I.- GOBIERNOS LOCALES


Los gobiernos locales son entidades, básicas de la organización territorial del
Estado y canales inmediatos de participación vecinal en los asuntos públicos,
que institucionalizan y gestionan con autonomía los intereses propios de las
correspondientes colectividades; siendo elementos esenciales del gobierno
local, el territorio, la población y la organización. Las municipalidades
provinciales y distritales son los órganos de gobierno promotores del desarrollo
local, con personería jurídica de derecho público y plena capacidad para el
cumplimiento de sus fines.

Las fundaciones de alimentos fueron creadas por los emperadores para asistir
a niños, ancianos, desvalidos, si bien es cierto pueden considerarse como
fundaciones en el sentido técnico- jurídico pero ya en la práctica los
emperadores en realidad confiaron ciertos bienes a determinadas ciudades con
el objetico de aplicar intereses a la alimentación de los más necesitados, es así
pues que los emperadores nunca dejaban de ser el propietario de los
alimentos. Ya en el siglo V, con la aparición de emperadores cristianos,
aparecen las verdaderas funciones (tanto el técnico-jurídico y practico) más
conocidas como causas pías, se reconocía la personalidad jurídica a aquellas
entidades que buscaban dar amparo de patrimonio a los pobres, huérfanos,
ancianos y desvalidos.

Tal y como hemos visto en el acápite anterior, el Perú ha quedado con el


termino jurídico-practico de una fundación de acuerdo con lo establecido por
los emperadores cristianos el concepto de fundación lo podemos encontrar en
el artículo 99 del código civil:

Artículo 99.- Noción

La fundación es una organización no lucrativa instituida mediante la afectación


de uno o más bienes para la realización de objetivos de carácter religioso,
asistencial, cultural u otros de interés social.

Al tratarse una entidad sin fines de lucro que vela por asuntos sociales, es
entonces que se ve de manera empírica que dichas fundaciones reciben
diferentes apoyos tanto económicos y materiales, es por eso que se necesita
de una comisión específica que se encargue del correcto funcionamiento de
estas. Esto se evidencia en el artículo 103 y 105 del código civil

Artículo 103.- Consejo de Supervigilancia de Fundaciones

El Consejo de Supervigilancia de Fundaciones es la organización


administrativa encargada del control y vigilancia de las fundaciones.

Su integración y estructura se determinan en la ley de la materia.

Artículo 105.- Presentación de cuentas y balances

Los administradores están obligados a presentar al Consejo de Supervigilancia


de Fundaciones, para su aprobación, las cuentas y el balance de la fundación,
dentro de los cuatro primeros meses del año.

La persona jurídica y su responsabilidad penal


La persona jurídica no puede ser corregida solo en el ámbito civil, tal y como lo
creíamos pues es aquí que existen diversas teorías que nos da otra visión
acerca del asunto. Por ejemplo:

Según BUSCH, esta teoría parte de la idea de que la voluntad


de la persona jurídica es producto de la voluntad de todos los miembros
que la componen, de tal manera que, de ser culpable esta voluntad, la
culpabilidad será predicable de todos los sujetos que forman el colectivo.

Como señala GÓMEZ – JARA, y según BUSCH, en realidad no


existen inocentes en la persona jurídica ya que todos han participado en
la creación de esa atmósfera o espíritu

La idea principal de esta teoría de la culpabilidad se basa en que la


participación de un sujeto en una persona jurídica atribuye una especial
obligación de actuar, de forma que su omisión es la que fomenta la actuación
delictiva de la persona jurídica y, por ende, de los miembros que la componen.
Dicho de otra manera, la persona jurídica actúa según se ha decidido, bien por
acción, en el caso de los miembros que apoyan la
decisión criminal, bien por omisión, en el caso de aquellos que, debiendo
actuar, han omitido realizar cualquier hecho que hubiera evitado la conducta
delictiva de aquella.
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Código Civil. art. 95. 14 de noviembre de 1984 (Perú)

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