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CATEDRA GARCIA MORENTE Vie Bey Cee eee, deleted Gorcircuten Jr on top hre, Bi Cus @ bow Oe ee Brit PF ve ‘LA FILOSOFIA Y EL MU rof. Juan Antonio Pérez Lépez ~TES.E de Barcelona a Para no pocas personas, el titulo de esta conferencia puede resultar sorprendente y, en algunos casos, hasta ligeramente cémico. Mas de uno, cuyo talante fuese atin sélo lige ramente cinico, podria llegar a co- mentar que en el mundo de los nego- cios se dé unicamente una “filosofia”’ ganar dinero, y cuanto mas se gane mejor La verdad es quela palabra “filoso- fia” aparece cada vez con mayor fre- cuencia en la literatura sobre los negocios. Hasta los expertos publici tarios la usan en ocasiones para intentar convencer a las amas de casa de las excelencias del ultimo detergente que estén intentando promocionar. éQuién no ha ofdo o visto anuncios en que se asegura que la filosofa de servicio al cliente que caracteriza a la empresa X, ha impulsado a sus investigadores a dedicar heroicos esfuerzos para desarrollar el producto Y que, por BOLETIN fin, resolveré el problema Z que traia a mal traer a tantos ciudadanos? Me gustaria que, después de estos breves comentarios de aire festivo sobre el tema del que vamos a ocu- parnos, dej4semos aparte toda posi ble frivolidad —toda posible superti- cialidad—, para investigar seriamente qué es lo que puede aportar el cono cimiento filoséfico riguroso al desa rrollo de estas actividades humanas que-constituyen el “mundo de los negocios”. Y, alainversa, qué puede aportar al pensamiento filoséfico el tratamiento como objeto de investi- gacion, es decir, el intento de pensar con rigor filoséfico acerca de las realidades que constituyen ese mundo. Si hemos de dar cierto crédito ala leyenda, esa cuestién no es ni nueva ni trivial en modo alguno. Parece ser que Sécrates --padre del pensa miento filosdfico—, dedicaba no poco tiempo a dialogar con los vendedo- 104 CATEDRA GARCIA MORENTE res y vendedoras en los mercados de Atenas, con el fin de observar una realidad que le parecia importante entender y explicar. Y, me parece, que el olfato de Sécrates para detec- tar si algo era importante ono lo era, estd fuera de toda dura. Vamos, pues, a dividir nuestro tema en dos partes. En la primera exploraremos en qué consisten aque- llas realidades, cuales son los temas que tendria que abordar la filosofva al enfrentarse con ellas. En la segunda trataremos de vislumbrar cémo ese enfrentamiento podria contribuir al desarrollo de la propia filosofia. EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS COMO CAMPO. DE EXPLORACION FILOSOFICA Gran parte de los prejuicios para considerar como objeto serio de and: lisis filoséfico a las realidades que configuran el mundo de los negocios, tiene su origen en el desconoci- miento de esas realidades por parte de las personas que se dedican a actividades predominantemente in- telectuales. En la mayorfa de los casos, las ideas que se tienen acerca del particular, no pasan de lo que podriamos llamar un conocimiento folklérico Todo el mundo tiene alguna idea de que un negocio consiste en com- prar barato y vender caro, Se sabe que hay empresas que hacen eso pero “a lo grande” (la diferencia entre lo que obtienen al vender y lo que les cuesta lo que venden —el beneficio—, llega a suponer cifras astronémicas, hasta en délares). Los peridédicos publican historias trucu- lentas acerca de lo que hacen algu- nas empresas. Algunos de los prota: gonistas aparecen en las revistas del corazon. Otros aparecen en las revistas econémicas, que nos cuen- tan lo listos que han sido conci- biendo y realizando brillantes opera ciones financieras etc. etc. etc. Pues bien, para empezar a pensar con rigor filosdfico acerca de nuestro tema, es imprescindible que quite- mos de nuestra cabeza todo ese folk- lore. Pretender un anélisis de la realidad de los negocios —de las actividades humanas a través de las cuales se produce y, en gran medida, se distribuye la riqueza— partiendo de esos datos, seria equivalente a intentar un anélisis de la vida familiar a partir de la crénica de sucesos de los peridédicos y de las historietas que cuentan esas revistas que hacen las delicias de las amas de casa. Pode mos estar seguros “a priori” de que lo que es noticia es, en principio, anormal, ya que precisamente por ser anormal se constituye como “noticable”. Pero unconocimiento de lo que es normal, de lo que esté ocurriendo un dia tras otro en la inmensa mayoria de las empresas, no hay modo de adquirirlo si no es a través de la experiencia. Cuando en el IESE se discute un caso de alguna compleji- dad en una clase de nuestro pro- grama Master para graduados uni- versitarios, cualquier profesor es capaz de distinguir, con una sola intervencién de cualquier estudiante, si ese estudiante tiene o no cierta experiencia en trabajos de alguna responsabilidad en la empresa. In- cluse en el caso de personas con afios de trabajo en ernpresas, es muy facil distinguir, cuando tratan de enfocar un caso, si han tenido autén: tica experiencia directiva, o si sus funciones han sido de naturaleza puramente técnica, de apoyo o staff. Para quien tiene ese conocimiento —desarrollado por su familiaridad conlos procesos de decisién que tie nen lugar en las empresas—, si es ademés una persona con inquietud intelectual y formacién cultural, es BOLETIN ————_—__——. — 105 CATEDRA GARCIA MORENTE — a ae — _ inmediatamente evidente la necesi- dad de planteamientos filosdficos rigurosos a fin de entender lo que ocurre en el seno de las empresas. Sirva como botén de muestra lo que Chester Barnard —uno de los tedricos mas destacados en el campo de la teoria de las organizaciones, que fué también durante muchos afios director de grandes empresas— escribia hace ahora cincuenta afios: “Me ha sido imposible avanzar en el estudio de las organizaciones o en el de la actuacién de las personas en el seno de una organizacién, sin enfrentarme con algunas cuestiones de fondo como las siguientes: ¢Qué es un individuo? ZQué queremos decir al utilizar la palabra ‘persona’? cHasta qué punto tienen las perso- nas el poder de elecci6n o la libertad de elegir?. La tentacién es evitar ese tipo de cuestiones tan dificiles de contestar, dejando que sigan tra tando con ellas los fildsofos y los cien- tificos, que atin siguen sin ponerse de acuerdo después de siglos de discu- sin. Se da uno cuenta rapidamente, sin embargo, que, aunque tratemos de evitar dar una respuesta definitiva atales preguntas, no podemos evitar enfrentarnos con elias. Las estamos contestando siempre, aunque sea de modo implicito, al formular cualquier aseveracién sobre la actuacién de las personas; y, lo que es atin mds importante, todo el mundo —y especialmente los lideres, directores yejecutivos— acta sobre la base de supuestos 0 actitudes {undamenta- les que suponen, a su vez, que yahan dado una respuesta a aquellas cues- tiones, aunque sélo raras veces son conscientes de elio” Gran parte de la falta de entendi- miento del mundo de los negocios es debida a una confusién que se pro: duce facilmente en quien carece de familiaridad con los procesos vitales que se dan en las empresas. Se suele confundir, en estos casos, el enten- dimiento de en qué consiste un negocio —cornprar barato y verder caro—, con el entender en qué con- siste y como opera una empresa, aunque esa empresa se dedique a hacer negocios. Es decir, los nego: cios son algo que las empresas hacen, pero, para poder hacerlos, han de ser una realidad —un “suje: to”— capaz de realizar ciertas ope: ciones que, cuando se realizan de modo adecuado, producen ese resul- tado que llamamos “buen negocio” Ese “sujeto” que operaes, en el caso de las empresas, una organizacion formada por seres humanos. Las empresas son, en definitiva, organizaciones humanas cuya acti: vidad consiste en generar riqueza material. E] signo de que la est4n producir. esultado del actuar de las empresas tengan un sentido econé: mico —generacién de riqueza mate- rial—, es fuente también de otra con- fusién bastante extendida. Esa con- tusin consiste en pensar que, puesto que la ciencia econémica es la que analiza los procesos de produccién y distribucién de la riqueza material, Jas empresas —actores de ese pro- ceso— pueden ser entendidas usan- do tan sdlo las categorias y concep- tos de la ciencia econémica. Ese error seria equivalente al error que podria cometer quien pensase que, dado que la obra musical de Beetho- ven se expresa a través de sonidos, el mejor modo de entenderla seria el estudio de esa parte de la Fisica que es la Acustica. Tal vez sea interesante reproducir también lo que nos dice e! autor antes citado —Chester Barnard— al - BOLETIN 106 CATEDRA GARCIA MORENTE respecto: “Aunque aprendi relativarnente pronto a actuar con eficacia en las organizaciones, no comencé a enten- der lo que en ellas ocurre, ni la actuacién de las personas dentro de ellas, hasta mucho mas tarde: cuando tomé conciencia de que las teorias econémicas y los intereses econé- micos jugaban un papel efectiva- mente indispensable pero secunda rio. Y quiero afirmar de modo especifico que esto vale no tan slo para las organizaciones con objeti- vos extraeconédmicos —como pue- dan serlo las de tipo educativo, poli- tico o religioso—, sino para las propias empresas de negocios. En estas Ultimas los motivos, intereses y procesos no-econémicos —junto con los econémicos— son también fun- damento de la actuacién de las per- sonas, tanto al nivel de los consejos de administraci6n como al de los operarios de minimo nivel profesio- nal”. El mundo de las organizaciones hurnanas —io que ocurre dentro de esas organizaciones— es no sélo apasionante como tema de investi- gacién, sino que es, también, extra- ordinariamente diffcil. De hecho, tan.s6lo,podremos.entenderlo.enia n s enter qué le mueve a actuar, como formal y las propias jatemnati mUChS que “aportaren”esa investi- gacién De las propias Escuelas mas direc. tamente preocupadas con ése tipo de organizaciones humanas que son las empresas —las Escuelas de Direccién de Empresas,— ha ido surgiendo paulatinamente un intento de desarrollo teérico interdisciplinar, es decir, apoyado simultaneamente en varias ciencias, que recibe el nombre de Teoria de la Organiza- cién. Empez6 siendo algo muy téc- nico, allé por los afios veinte, tra- tando de encontrar modos y maneras de organizar actividades humanas con el fin de conseguir una mayor eficacia técnica, un uso més eco- némico de los recursos escasos. Bien pronto se hizo patente que las variables mds determinantes de la propia eficiencia técnica, de lo que frecuentemente se denomina pro- ductividad, no eran variables técni- cas: eran variables humanas. Eran ese tipo de realidades que llamamos conocimientos, habilidades, motivos y motivaciones humanas. El gran problema de las organizaciones co mienza a formularse como el pro- blema de conseguir sintetizar la et ciencia técnica —el que las cosas se hagan correctamente—, con la eficiencia humana —que los seres humanos se desarrollen como tales seres humanos al hacerlas—. Las relaciones entre ambas eficiencias es claro que existen y operan, pero las dificultades para teorizar sobre ellas. son muy grandes. Los hombres de accién —los directivos— son cada vez més conscientes de esas relacio- nes. Por eso tan frecuente que mani- fiesten su conficcién acerca de lo importantes que son los comporta- mientos éticos —comportamientos que determinan laeficiencia humana de una organizacién—, para el buen funcionamiento de esa organizacién enel plano de la eficiencia técnica. La explicacién de porqué son tan im- portantes, es decir, las teorias acerca de como los valores éticos influyen y determinan los procesos de decisién en las organizaciones, y las conse- cuencias de esa influencia tanto enla eficiencia técnica como en la eficien. cia humana dela organizacién, sigue siendo el tema més importante de - BOLETIN 107 CATEDRA GARCIA MORENTE investigacién en Teorfa de la Orga- nizacién Los avances en esos andlisis teéri- cos —eso cada dia es mas evidente—, dependen de nuestra capacidad para desarrollar andlisis rigurosos, de cardcter netamente filoséfico, acerca de esas realidades que son las orga- nizaciones humanas. y lo que es también evidente, es que no sabre- mos mejorar los procesos de direc: cién —de gobierno-- de esas orga- nizaciones si no avanzamos en la Teoria de la Organizacién. Para vislumbrar cuales son las razones que apoyan esas evidencias, basta con reflexionar un poco sobre el tipo de problemas con los que nos hemos de enfrentar al intentar expli- car el comportamiento de las organi zaciones. Todos ellos tienen su ori- gen en una cuestién fundamental Las organizaciones organizan —val- ga la redundancia— acciones huma- nas. Pero las acciones humanas son el resultado de las decisiones que toman los seres humanos. Para poder explicar la accién es, pues, preciso conocer las causas que determinan que una persona decida ejecutar una accién concreta en lugar de otra diferente. Teorizar accién, significa teorizar ero, al mismo tiempo, todas esas cuestiones no pueden ser aisladas del contexto organizacional. Si que- rernos ayudar a que se gobiernen mejor las organizaciones, no pode. mos olvidar que pertenece a la esen- cia de la decisién directiva el decidir sobre la base de informacién incom- pleta, ni el hecho de que, al decidir, se estd implicitamente suponiendo una respuesta a aquellas cuestiones. Por otra parte sabemos que la carencia de informacién no es algo accidental: una ciencia que fuese capaz de predecir con absoluta cer- teza las decisiones humanas seria una “contradictio in terminis” (no es tan sélo la existencia de esa variable que llamamos “libertad” en el deci- sor lo que da fundamento a la impo: sibilidad; un sistema no libre pero que especifique su accién sobre la base de representaciones internas —contenidos de su memoria—, tam- bién es sujeto de comportamientos no predictibles en tuncién de obser- vables externos al sistema) Este somero listado de problemas, pone de relieve parte de la tematica sobre la que ha de edificarse una teo: ria de la accién humana capaz de servir de soporte a la teorla de las organizaciones humanas. La resolu cién de esos problemas supone avanzar en nuestra comprensién acerca de en qué consiste y com! fi tole fen shea tn sb sobre esa base pueden abordarse los problemas relativos a las interaccio- nes entre seres humanos —sociolo- ia de las or: i nton- ces, y S6lo entonces, tiene sentido el intento de tratar cuestiones acerca de cémo las organizaciones modifi- can el entorno material para adap: tarlo a las necesidades de las perso- nas que constituyen la organizacién —economia ciones— lemente, el pensamiento filos6fico que tiene sus origenes en Grecia, y particularmente el que se inicié con Aristételes, tiene mucho que aportar en cuanto a conocimien tos acerca del ser humano, su modo de operar y lo que le ocurre al decidir —la genial teoria aristotélica acerca de las virtudes moreies es, tal vez, la construccién més profunda que el entendimiento humano ha conce BOLET 108 IN CATEDRA GARCIA MORENTE ee bido acerca de la estructura interna del propio ser humano—. Todo ello no es atin suficiente. El avance siguiendo esa linea de pensamiento es imperativo si queremos dar una solucién a esos problemas con los que se encuentra la Teoria de la ee punto de vista que sitéia al conoci- miénto en el contexto de la accién, que mira al con: jiento como una vista que ex) cimientos. Un punto de vista cuyas Categorias basicas son esencialmente dinémicas: los distintos aprendizaies que el ser humano alcanza al tomar decisiones, al actuar. Ese punto de vista viene impuesto por la propia naturaleza del objeto de la teorfa. El mds somero intento de analizar las organizaciones, pone de relieve cémo las formas organizati- vas no son otra cosa que formulas abstractas de coordinacién de ac- ciones, que han ido siendo descu- biertas por los hombres cuando se han esforzado por resolver proble- mas que necesitaban de la mutua cooperacién para ser resueltos. Las formas de organizarse los descubrimiento no ha sido algo fortuito, y es natural que haya venido impuesto a aquellos que trataban de teorizar sobre ese tipo concreto de organizaciones hurnanas que son las empresas de negocios. Li Vi lucién del siglo XX ha cn oguiate La ctectn de lesa- complejas de orga: nizacién, capaces de abordar la resolucién de problemas tremenda mente dificiles, problemas que, para su solucién, requiéren la coopera- cién de multitud de personas con las mas variados talentos, es algo que hemos aprendido a hacer en este siglo. Las empresas de negocios han sido tan avanzadas en este movi- miento que, casi cualquier otro tipo de organizacién que haya preten- dido “organizarse mejor”, ha acu- dido a “modelos” tomados de las empresas. Los que hemos tenido ia fortuna de trabajar en este campo de la elaboracién cientifica, hemos teni- do la misma suerte que un astré- nome al que facilitasen un telescopio con el que pudiese observar direc. tamente estrellas que nunca hubie- sen sido vistas con anterioridad. Pienso que ya hemos tratado bas- tante con las aportaciones que la filosoffa puede hacer a la hora de teorizar sobre el mundo de los nego- cios, También hemos podido vis- lumbrar que, para hacer esas apor- taciones, la propia filosofia necesita desarrollarse. El argumento que he- mos utilizado se soporta sobre el hecho de que esa teorizacién signi- fica teorizar sobre las organizacio- nes humanas. Queda, pues, en pié la cuestién de si, atin aceptando que eb estudio de las organizaciones huma- nas sea muy conveniente parala filo- sofia, no seria mejor que ésta dedi- case sus esfuerzos a otros tipos mas “nobles” de organizaciones, y no precisamente a las empresas de negocios. Vamos a tocar breve- mente este tema en la segunda parte de nuestra exposicién. DESARROLLOS DE LA FILOSOFIA AL TEORIZAR SOBRE LA EMPRESA El avance de la filosofia al acer- carse a las realidades de las organi. BOLETIN 109 CATEDRA GARCIA MORENTE ES oo zaciones humanas —con el Animo de entenderlas a fin de facilitar su buen gobierno—, es un hecho del que la historia ofrece multiples ejemplos. Es, incluso, dificil escapar de la impresion de que Ja filosofia nace en Grecia con el propésito de ayudar en el gobierno de la “polis”. Indudable- mente, la relacién entre “saber ted- rico” y “saber practico”, no es una relacién trivial. Lo unico trivial seria el suponer que ambos saberes son idénticos —lo cual implicaria que ambos tienen la perfeccién que tan sdlo se da cuando respectivamente se llaman omnisciencia y omnipo tencia—, 0 que ambos son indepen- dientes —lo cual implicaria que alguno de ellos no tiene relacién con Ja realidad. También es dificil evitar el pensa miento de que, cuando la filosofia se aleja demasiado de esta especie de vocacién de ayuda para el buen gobierno de los seres humanas, se acaba convirtiendo en una especula- cidn esiéril con escasa conexién con los problemas reales de los hombres. Tal vez sea cierto que la filosofia no tenga como misién la resolucién de \ingdn problerna especifico. El que asi Sea no implica, sin embargo, que no tenga la misién de garantizar el buen planteamiento —el plantea- miento correcto y completo— de los problemas que agobian a los seres humanos. Cuando la filosofia no tiene vivala inquietud de intentar ayudar la orien- tacién de la accién practica hacia los problemas que conviene abordar y resolver, ocurren normalmente dos cosas. La primera es que los saberes técnicos pierden toda guia, dedican- dose entonces a resolver problemas incompletamente definidos, reduci dos, parciales —-mal planteados—, cuyas soluciones, al ser aplicadas, producen problemas ain peores que aquellos que tratan de resolver. La segunda es que el saber filosé- fico se trivializa, y queda reducido oa una especie de arqueologia —lo que dijo o dejé de decir algun filésofo antiguo—, 0 a la mera autocontem placién de! proceso cognoscitivo mismo, tratando de encontrar la realidad en el conocimiento, en lugar de intentar orientar las experiencias de modo que éstas lleven al conoci miento a descubrir cada vez mds realidad. Es, pues, necesario, para el desa- rrollo del pensar filoséfico, que la filosofia aborde, del modo riguroso que le es propio, aquellos problemas que afectan al ser humano en cada momento histérico. Y ha de abordar- los con el fin de poner de relieve —de descubrir— cuales son las raices concretas del problema, qué aspec- tos concretos de la naturaleza hu- mana estén en juego, y qué aspectos del desarrollo de los seres humanos est en peligro si el problema no se resuelve bien. Y es, a su vez, necesario que la filosoffa avance en este sentido, por- que la filosofia es el instrumento de que dispone él conocimiento humano a fin de evitar todo tipo de concep- ciones reductivas acerca de la reali. dad. Son esas concepciones preci- samente las que producen el uso irresponsable de las soluciones téc- nicas, las que confunden la simple eliminacién de los sintomas de un problema (generando en el proceso un problema atin mas grave) con la resolucién del problema real Se trata, en definitiva, de desarro: llar nuestros conocimientos de tal manera que seamos capaces de apli- car soluciones técnices eficientes pero que, al mismo tiempo, sean humanamente eficientes. Pues bien, en ningén campo de la accién humana se dan criterios de eficiencia técnica tan afinados como en las empresas que operan en el —— BOLETIN 110 CATEDRA GARCIA MORENTE _ mundo de los negocios. Simultd. neamente, en ningun otro campo de la accién humana es més facil de investigar cuales han de ser los crite- tios para que las decisiones sean también humanamente eficientes, asi como los problemas ligados a la aplicacién practica de esos criterios. Aun hay mas: también en las empre sas es donde més facilmente pueden ser observadas las relaciones entre ambas eficiencias, y el dificil proceso de aprendizaje que es necesario seguir para lograr sintetizarlas. Por todo ello, no es arriesgado afirmar que el mundo de los negocios es la parcela de la realidad —de la accién humana— donde, en estos momentos, més fAcilmente puede encontrar la filosofia aquellos con- ceptes cuyo descubrimiento es ne- cesario si se quiere avanzar en la comprensién de la accién humana. Es en ese mundo donde el filésofo puede adquirir unos hdbitos de pen: samiento que sean simultaneamente profundos y operativos, es decir, unos modos de razonar que no se limiten a afirrnar grandes verdades, ‘sino que incluyan todo el largo pro- ceso a través del cual esas grandes verdades pueden llegar a influir en las decisiones concretas que confi- guran la realidad empirica. Porque de lo que se trata es de encontrar a alguien capaz de pensar, por ejemplo, en cual es el proceso que ha de ser seguido para que se tenga presente como criterio de decisién el hecho de que el ser humano es un ser libre y responsa- ble, a la hora de decidir sobre una campafia de publicidad o una politica de dividendos. Porque el problema no es simplemente un problema de buena voluntad por parte del deci- sor, AGn suponiendo esa buena voluntad —sin ella seria insoluble. el problema requiere una profundi- dad del pensamiento (de conoci- mientos para realizar la sintesis pru- dencial necesaria para tomar la decision) que estamos muy lejos de poseer. Si de algo podemos estar seguros acerca de los conocimientos necesarios para abordar ese tipo de cuestiones, es de que ni los conoci- mientos de un filésofo que no sepa de comercial o finanzas, ni los de un financiero 0 experto comercial que no sepa de filosofia, son suficientes para resolver el problema. Y si jun- tamos a una persona que sepa de una de esas cosas con otra persona que sepa del otro tema, lo tinico seauro es que cada una de ellas ni siquiera entenderé la parte de] pro- blema que le preocupa al otro. Por lo menos para abrir brecha, para explorar el territorio y trazar los primeros mapas que permitan la colonizacién posterior con especia- listas, necesitamos filésofos que co- nozcan bastante a fondo el dina- mismo interno propio de los fend- menos que determinan la eficiencia técnica de las ernpresas, También cabria comenzar por el otro extremo: personas que conozcan a fondo esa dindmica, y que sean también capa- ces de razonar rigurosamente acerca de las realidades ultimas objeto del pensar filoséfico. Por todo lo dicho, me atrevo a terminar afirmando que, en linea con la ms pura tradicién filoséfica, sila auténtica filosofia —aquella que hunde sus raices en Aristételes— quiere volver a desempeiiar el papel que estd llamada a desempenar —orientadora de todos los demas saberes—, en estos momentos his- téricos su primera tarea ha de ser la de intentar entender esa realidad que son las empresas de negocios La prueba de que estén siendo entendidas vendré dada por laayuda que la filosofia preste a aquellos que las gobiernan para que las gobiernen bien, es decir, las gobiernen de modo humanamente eficiente, pero aten: diendo siempre a los limites que la BOLETIN ll CATEDRA GARCIA MORENTE EEE eficiencia técnica impone a la propia supervivencia de la empresa. Si, por ignorar las demandas que la eficien- cia técnica impone en la operacién de las empresas —por falta de realismo, en definitiva—, se limitase aproducir discursos abstractos sobre la necesidad de tener presente la efi- ciencia humana, lo més que podria conseguir es la simpatia que suele generar un predicador hurnanista por parte de aquellos que participan de sus ideales. Lo que nunca alcan- zaria es el respeto que inspira la autoridad basada en ese conoci miento profundo y operativo —rea- lista— que es la sabiduria. —_—_____— BOLETIN a 112

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