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BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ

Centro Bibliográfico Nacional


343.335 - Salas Vásquez, Pedro Pablo, 1982-
S17 - Doctrina jurisprudencial vinculante del Tribunal Constitucional:
Análisis y comentarios / Pedro Salas Vásquez.-- 1a ed.-- Lima:
Gaceta Jurídica, 2017 (Lima : Impr. Edit. El Búho). 246 p. ; 18 cm.
D.L. 2017-09054
ISBN 978-612-311-475-6
1. Perú. Tribunal Constitucional - Resoluciones
2. Derecho constitucional - Perú - Interpretación y aplicación
3. Tribunales constitucionales - Perú - Casos
4. Sentencia (Derecho constitucional) - Perú - Casos I. Gaceta Jurídica (Lima) II. Título
BNP: 2017-2637
Doctrina jurisprudencial vinculante del Tribunal Constitucional
Análisis y comentarios
© Pedro Pablo Salas Vásquez
© Gaceta Jurídica S.A.
Primera edición: Agosto 2017
1840 ejemplares
Hecho el depósito legal en la biblioteca nacional del Perú
2017-09054
ISBN: 978-612-311-475-6
Registro de proyecto editorial
31501221700787
Prohibida su reproducción total o parcial
D.Leg. Nº 822
Diagramación de carátula: Martha Hidalgo Rivero
Diagramación de interiores: Lucy Morillo Olivera
G J S.A.
A.A O Nº 526, U . M
M ,L -P
C T : (01)710-8900
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe
www.gacetaconstitucional.com.pe
Impreso en: Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto Nº 201, Surquillo
Lima - Perú
Agosto 2017
Publicado: octubre 2017
A los reyes de Casa Vanderghen
Alejandro e Inés
Y sus reyecitos
Paula y Benjamín
Introducción

¿En qué se diferencia la doctrina jurisprudencial vinculante del


precedente vinculante en la jurisprudencia constitucional? Para quienes
seguimos atentamente la producción jurisprudencial del Tribunal
Constitucional esta es una pregunta recurrente. Y es que ambas figuras
jurisprudenciales suelen ser constituidas aplicando formulas parecidas. Así,
ambas son establecidas a partir de un caso en concreto, incluso sin
necesidad de que exista una reiteración uniforme sobre la causa; en ambas
el juez constitucional señala expresamente las reglas vinculantes en la parte
resolutiva de la sentencia; y ambas, efectivamente, son de obligatorio
cumplimiento para todos los operadores jurídicos.
Para dar respuesta a la interrogante planteada se desarrolla
sucintamente, en primer lugar, los tipos de producciones jurisprudenciales
más comunes de los altos tribunales, específicamente de aquellos
provenientes del common law, sistema jurídico del cual hemos adoptado la
relevancia de las decisiones judiciales como fuente de derecho. Esto lo
realizamos con la intención de conocer cuáles son los alcances originales de
la doctrina jurisprudencial vinculante y el precedente vinculante y cómo se
han venido disgregando en nuestra cultura jurídica. Aquí tenemos la
oportunidad de repasar las técnicas más comunes de apartamiento del
precedente (overruling y distinguishing) y las partes de la sentencias de
efectos generales (ratio decidendi).
En segundo lugar, recaemos en la producción jurisdiccional del
Tribunal Constitucional peruano, en la que notamos que además de las
figuras acotadas, el conjunto de decisiones del Colegiado esta integrado
también por las sentencias de inconstitucionalidad y aquellas que
dictaminan el estado de cosas inconstitucional. Es en este apartado en
donde la pregunta original se entremezcla con otra: ¿todas las producciones
jurisprudenciales del TC tienen el mismo grado de vinculatoriedad? Se
propone una clasificación de grados de vinculatoriedad de cada producto
jurisprudencial a partir de los alcances dados por el Titulo Preliminar del
Código Procesal Constitucional.
En tercer lugar, presentamos una crítica a la práctica que lleva a cabo
el TC para establecer la doctrina jurisprudencial vinculante y la necesidad
de diferenciar los ámbitos de su alcance en comparación con el precedente
vinculante.
En cuarto lugar, y atendiendo la naturaleza de guía practica de esta
obra, presentamos un completo listado de todos aquellos casos señalados
expresamente por el Tribunal Constitucional como doctrina jurisprudencial
vinculante. Cabe resaltar que esta es la primera obra que recopila cada una
de las doctrinas jurisprudenciales y las desarrolla. Así, se podrá encontrar
un análisis pormenorizado de estas sentencias, acompañado de comentarios
de diversos autores que han escrito a lo largo de estos años en Gaceta
Constitucional, que le permitirá al lector profundizar aún más las
implicancias de estas decisiones judiciales.
Finalmente, quiero agradecer a Natalia Ninancuro y Jampier Hurtado,
estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quienes
colaboraron en el acopio y revisión de la jurisprudencia del TC que se
presentan en esta publicación.

Pedro Pablo SALAS VÁSQUEZ


ESTUDIO PRELIMINAR
Doctrina jurisprudencial
vinculante del TC

I. TIPOS DE PRODUCCIONES JURISPRUDENCIALES

Las decisiones del Tribunal Constitucional (TC) tienen carácter


vinculante a partir de dos hechos irrefutables: el primero, que el TC es la
institución encargada de interpretar la Constitución (máxima norma jurídica
de nuestro sistema); y el segundo, porque el Colegiado Constitucional es el
órgano jurisdiccional de última instancia en nuestro país. De esta manera,
más allá de los requisitos que se tengan que cumplir para acceder a la vía
constitucional, lo cierto es que el TC en la práctica es el órgano revisor de
las decisiones adoptadas en distintas instancias judiciales.
Como se sabe, por mandato del propio constituyente, el TC resuelve
las controversias jurídicas de índole constitucional acaecidas entre privados
(por ejemplo, procesos de amparo entre particulares, donde se manifiesta la
denominada “eficacia horizontal de los derechos fundamentales”), entre
privados y funcionarios públicos (un ejemplo es un proceso de hábeas
corpus interpuesto por una persona detenida contra las autoridades
penitenciarias por el agravamiento arbitrario de las condiciones de
privación de libertad, lo que se conoce como “hábeas corpus correctivo”), y
entre los propios entes públicos (por ejemplo, el proceso competencial que
resuelve enfrentamientos por atribuciones entre distintas entidades
públicas). En todas estas situaciones el TC resuelve a partir de lo
establecido en la Constitución o en el bloque de constitucionalidad(1) u
obtiene una solución a partir de una interpretación de estas fuentes.
Al tratarse, entonces, de una interpretación basada por un agente
altamente calificado (la Ley Orgánica del TC define a la entidad como el
“supremo intérprete”(2) de la Constitución), sumado al carácter del objeto de
interpretación (la Constitución o bloque de constitucionalidad), tenemos
que el producto jurisdiccional resultante, la sentencia constitucional, consta
de una fuerza vinculante que debiera sobrepasar los efectos inter partes de
un determinado proceso, buscando irradiar sus efectos a todo el
ordenamiento jurídico. Negar esta suerte de premisa sería desconocer el
carácter normativo de la Carta Magna y el proceso de constitucionalización
instaurado en el derecho desde varias décadas atrás a partir del
protagonismo asumido por el TC.
Asimismo, debemos tener en cuenta dos de los principales
presupuestos de todo ente jurisdiccional que cierra un sistema de justicia: a)
dar por concluido la vía nacional de resolución de conflictos; y,
b) generar productos jurisprudenciales con criterios de observancia
obligatoria. Esto último tiene la finalidad trascendental de lograr una mejor
predictibilidad de las decisiones, lo cual a su vez abunda en beneficio de
una justicia célere, y sobretodo, segura(3).
De esta forma, es pacífico, tanto en la doctrina como en la práctica
judicial, señalar que las decisiones de los altos tribunales deben gozar de
efectos vinculantes más allá de las partes que intervienen en un proceso. No
obstante ello, no toda la producción jurisdiccional tiene el mismo grado de
vinculatoriedad. Y esto se desprende en los diferentes tipos de sentencias
que emite, por ejemplo, el TC.
Sin la intención de explayarnos más allá del ámbito nacional, y
siempre con la intención de comprender a cabalidad el grado de
vinculatoriedad que tienen las decisiones del Colegiado Constitucional,
rescatamos de aquellas tradiciones jurídicas donde siempre se le ha dado
una relevancia importante a las decisiones de los jueces (por ejemplo en los
países del common law), hasta dos grandes grupos o tipos de producción
jurisprudencial vinculante: a) el precedente judicial; y, b) la doctrina
jurisprudencial.

1. El precedente judicial

El precedente judicial (también denominado “precedente vinculante”)


es aquel donde un alto tribunal plasma una regla o regla de observancia
obligatoria a partir de un caso concreto, buscando que un futuro caso
sustancialmente semejante sea resuelto de igual manera por el resto de
operadores jurídicos.
“La figura del precedente vinculante se encuentra claramente
enraizada en el sistema anglosajón, pues se ha tomado conciencia de
que la jurisprudencia expedida por los órganos jurisdiccionales de
apelación debe ser obligatoria tanto para ellos mismos como para los
jueces de nivel inferior”(4).
La situación por la cual una decisión de un tribunal superior obliga a
uno inferior se denomina “precedente vertical”, la misma que encuentra su
razón de ser en las relaciones de jerarquía existentes entre las instancias
jurisdiccionales.
“Se intuye fácilmente que el llamado precedente vertical presupone
una organización en la cual rige una jerarquía de autoridad entre
órganos judiciales. No por casualidad se habla a menudo de la
eficacia del precedente de las decisiones de lar cortes supremas: se
entiende, en efecto, que representan el vértice del sistema judicial y
que tienen, además, el máximo grado de autoridad y prestigio”(5).
Esta decisión unitaria dictada por un alto tribunal y que ejerce su
influencia erga omnes se entiende mejor en una práctica judicial donde solo
ciertos casos son atendidos por la más alta instancia, dotando, de esta
forma, de una importancia singular a estas decisiones.
“Se trata de la situación más común en los sistemas del common law,
esencialmente porque en ellos, las cortes supremas y las cortes de
apelación pronuncian un número relativamente limitado de sentencias
y, sobre todo, porque las cortes supremas seleccionan los casos en los
cuales pretenden establecer precedentes”(6).
En la clásica tradición del common law norteamericana, el
presupuesto básico que tiene en cuenta la Corte Suprema para dictar un
precedente con efectos vinculantes es la necesidad de llenar un vacío
legislativo o una laguna de las leyes. Se trata, entonces, de hacer frente al
caso construyendo una respuesta a partir de la interpretación constitucional.
Otro presupuesto que toma en cuenta el Supremo Tribunal para dictar
precedentes se encuentra en relación a la evidencia de jurisprudencia dispar
en los niveles inferiores de la judicatura, siendo necesario dictar un
pronunciamiento que uniformice las distintas concepciones o
interpretaciones que vienen dándose sobre una figura jurídica o frente a un
caso determinado (en nuestra práctica jurisdiccional esta función se realiza
a través de los denominados Plenos Casatorios)(7).
Una pregunta recurrente, y de especial trascendencia, que se da en los
textos doctrinarios sobre esta materia suele ser: ¿Qué fundamentos son los
que finalmente obtienen la calidad de erga omnes? Queda claro que lo que
busca un precedente es establecer criterios argumentativos, y estos criterios
se explayan en los fundamentos de una sentencia. Pero, ¿todos los
fundamentos vinculan igual?
Para dar respuesta a las interrogantes propuestas debemos tener
presente que al momento de que un juez realiza su argumentación desarrolla
una “arquitectura” de fundamentos, teniendo distintas técnicas que le
permitan dar sustento a aquellos criterios interpretativos más relevantes (y,
obviamente, convencer de la característica vinculante que se le pretende
brindar). Para ello se servirá de razonamientos previos o de base. De esta
forma, la doctrina diferencia por un lado los fundamentos que constituyen
ratio decidendi de aquellos que forman el denominado obiter dicta de una
sentencia. De esta forma, la ratio decidendi está constituida por las razones
suficientes de la decisión jurisdiccional y será de obligatorio cumplimiento
(siempre y cuando se cumplan con los mismos supuestos del caso). El
obiter dicta, por el contrario, compuesta por las razones subsidiarias, no es
vinculante.
“Se considera (...) que la determinación de la ratio decidendi
depende, en gran medida, de la interpretación del precedente
realizada por el juez del caso sucesivo, lo que introduce un
irreductible elemento ulterior de variabilidad. Obviamente el objeto
del precedente cambia dependiendo de la idea de ratio decidendi que
se asume, también implícitamente, y varía con el cambio del
significado que se atribuye al concepto relativo.
El obiter dicta viene con frecuencia definido por exclusión, dado que
se considera obiter todo lo que no entra en la ratio decidendi. En
consecuencia se tienen obiter dicta de la naturaleza más diversa:
principios jurídicos generales o especiales sobre los cuales se discute
en las sentencias pero que no son los criterios efectivos de decisión
(...)”(8).
Otro tema importante a tener en cuenta en este apartado es que en la
práctica jurisprudencial del common law, si bien las decisiones del máximo
tribunal constituyen fuente de Derecho, existen técnicas para abandonar o
no seguir un precedente. Esta situación no es contraria al carácter
vinculante del precedente, es más bien un acento al reconocimiento que
siempre ha practicado el sistema jurídico anglosajón de que toda la
producción de los jueces, tanto magistrados de salas superiores como
inferiores, es vital para la creación de Derecho. En ese sentido, no es
posible negarles a los jueces la capacidad de apartarse de una decisión
jurisdiccional anterior, incluso si proviene de una alta corte. Ahora, debe
precisarse que el juez que decida apartarse de un precedente no le basta con
simplemente negarlo u obviarlo. Por el contrario, deberá tenerlo presente en
su fundamentación y sustentar debidamente las razones de su alejamiento.
“En el sistema peruano y en cualquier sistema del civil law o del
common law el juez ordinario puede apartarse de un precedente
vinculante. No se debe olvidar que la autoridad y el reconocimiento
que tiene un órgano supremo es producto de un estado evolutivo
originado en la consolidación y el prestigio de sus miembros. Esta,
por ejemplo, es una evolución histórica que no ha ocurrido en sede
nacional y, por lo tanto, una tarea pendiente que debería significar
que se debe ser menos incisivo en la “imposición” del precedente
como está ocurriendo de manera insólita en sede nacional”(9).
Dos son las técnicas más comunes de apartamiento del precedente: el
overruling y el distinguishing.
Mediante el overruling, el Alto Tribunal se aparte de su propio
precedente, fundamentando la necesidad de sentar un nuevo precedente que
anule uno anterior. Dicho en otras palabras, es una técnica de apartamiento
en servicio exclusivo del propio Tribunal que dictó en su momento un
precedente y ahora desea modificarlo.
“Nuestros precedentes no son sacrosantos, porque nosotros hacemos
overruling respecto de decisiones previas cuando la necesidad y
prioridad así lo establecen. No obstante, hemos sostenido que,
“cualquier salida de la doctrina de staredecisis demanda una especial
justificación”(10).
“La técnica del overruling permite cambiar un precedente en su
‘núcleo normativo’ aplicando el nuevo precedente, ya sea al caso en
análisis (eficacia retrospectiva) o, en la mayoría de los supuestos, a
casos del futuro (prospective overruling). Precisamente, la técnica del
prospective overruling se utiliza cuando un juzgador advierte a la
población del inminente cambio que va a realizar de sus fallos, sin
cometer la injusticia ínsita en una modificación repentina de las
reglas que se consideraban como válidas”(11)
Los requisitos a tomar en cuenta para realizar el overruling son:
a) que se cite expresamente el precedente anterior que se va a dejar sin
efecto;
b) que se razone y motive las consideraciones que justifican el
apartamiento del precedente anterior y la necesidad de generar un
nuevo precedente constitucional de orden vinculante; y,
c) que se genera un nuevo precedente vinculante en el fallo corrector.
Un caso de overruling dado en nuestro país es el realizado por el
Tribunal Constitucional en el caso Provías Nacional (STC Exp. N° 03908-
2007-PA/TC). De esta forma, el TC deja de lado de modo expreso un
precedente vinculante fijado un par de años atrás (STC Exp. N° 04853-
2004-PA/TC, Caso Dirección General de Pesquería de La Libertad). El
precedente defenestrado establecía nuevas reglas para la admisión del
recurso de agravio constitucional, permitiendo que el TC conociera vía este
recurso sentencias “estimatorias” provenientes del Poder Judicial (a pesar
que la Constitución solo habilita la competencia del TC para conocer las
causas “denegatorias”(12)). En ese sentido, señaló que en la expresión
“denegatoria” que señala la Carta Magna se debería entender, bajo
determinadas características, las “estimatorias”.
Mediante el señalado caso Provías, el TC dejó sin efecto dicho
criterio y lo ha reemplazado por otro, fijando ahora como nuevo criterio de
interpretación que no corresponde al TC conocer aquellos RAC contra
sentencias estimatorias del Poder Judicial(13).
A diferencia, del overruling, la técnica del distinguishing es aplicada
solo por los jueces inferiores que, obviamente, no van aplicar el precedente
dado por el superior jerárquico. En tanto el apartamiento no lo realiza el
tribunal que dictó el precedente, los criterios para aplicar esta técnica son
más rigurosos.
“Es la técnica, cuyo origen proviene del derecho anglosajón y a
través de la cual el juez del caso concreto declara que no considera
aplicable un determinado precedente vinculante respecto de la
situación en examen, porque no concurren los mismos presupuestos
de hecho que han justificado la adopción de la regla que estará
obligado a aplicar”(14).
Un caso de aplicación de distinguishing utilizado recientemente en
nuestra realidad local se dio a raíz del Caso Rosalía Huatuco (STC
N° 05057-2013-PA/TC). Como se sabe, el TC ha determinado a través del
citado precedente Huatuco, que solo puede exigirse la reposición laboral si
el trabajador despedido demuestra que ingresó a la Administración Pública
tras un concurso público. No obstante, el Juzgado Mixto Permanente de la
Corte Superior de Justicia de La Libertad estableció en un proceso de
amparo iniciado por un ex trabajador del proyecto especial Chavimochiv
que existen supuestos excepcionales que permiten apartarse de la regla
establecida(15).
Para llegar a la conclusión de que el precedente Huatuco no se
aplicaba al caso concreto, el juez de La Libertad recordó que el
distinguishing es una técnica que permite apartarse de un precedente
vinculante si se logra demostrar que los dos casos (el que originó el
precedente y el que toca resolver) son diferentes. En este punto,
corresponde identificar las circunstancias fácticas del precedente, identificar
qué parte de su texto despliega efectos normativos y, finalmente, comparar
los hechos de ambos casos.
Al realizar un análisis de los casos sobre la base de lo explicado en el
párrafo anterior, el juez llegó a la conclusión de que la situación del
demandante no era equivalente a la que originó el precedente Huatuco. En
primer lugar, porque este se vinculó con la entidad pública demandada en
dos momentos marcados: bajo contratos de servicios (entre los años 2004 y
2008) y, luego, bajo contratos administrativos de servicios (desde el año
2008); y, en segundo, porque existía una sentencia judicial firme que ordenó
la incorporación del demandante al régimen laboral privado luego de
declararse la desnaturalización de los contratos de servicios suscritos en
forma previa a los contratos administrativos de servicios.
Asimismo, el magistrado señaló que la ratio decidendi o razón
suficiente del precedente Huatuco que vincula a los jueces para casos
futuros es sobre dos aspectos claramente definidos: la condición del
trabajador (a plazo determinado o indeterminado) y la ruptura del vínculo
laboral. Ambos supuestos deberán ser analizados en cada caso en que se
demande la declaración de existencia de un contrato de trabajo de
naturaleza indeterminada y/o la reposición.

2. La doctrina jurisprudencial

En el sistema anglosajón un precedente vinculante no solo puede


formarse a raíz de una sola decisión; también puede establecerse a partir de
la reiteración de pronunciamientos en un mismo sentido sobre una misma
causa. Para efectos pedagógicos que permitan a su vez entender la
producción jurisprudencial local, llamaremos a la reiteración de un
pronunciamiento con efectos vinculantes “doctrina jurisprudencial”.
La doctrina jurisprudencial tiene los mismos efectos del precedente
vinculante. La diferencia principal radica en que su establecimiento no se
da en un solo pronunciamiento (como sí sucede en el precedente judicial
vertical), forjándose más bien a partir de una reiteración uniforme de los
tribunales sobre una causa.
“Para el common law o derecho anglosajón el Derecho es creación
básicamente del quehacer judicial de las cortes, a través de sus
sentencias que resuelven reiteradamente una causa en el mismo
sentido, que vincula a los jueces en casos futuros idénticos –
staredecisis–, llegando incluso a entenderse como un precedente
judicial con efectos normativos –erga omnes– a partir de casos
particulares. Dichas sentencias con carácter vinculante de naturaleza
hermenéutica o normativa, pero de alcance general, se configuran
como fuente del Derecho como se ha señalado con diferentes grados
de intensidad”(16).
De esta manera, la doctrina jurisprudencial actúa a manera de un
precedente horizontal, en tanto su aplicación no va desde un órgano
jurisdiccional superior a otro inferior; sino que pueden establecerse en los
distintos niveles jurisdiccionales de un sistema, siempre que se cumpla con
la característica principal de reiteración.
“El ordenamiento institucional influye también sobre el llamado
precedente horizontal, que se tiene cuando un juez hace referencia a
la decisión de otro juez de igual nivel, y sobre el auto precedente, o
sea la vinculación de un juez a seguir sus propios precedentes. En
cuanto al precedente horizontal, la ausencia de relación jerárquica
entre jueces distintos de igual nivel, excluye como regla la existencia
de un vínculo para seguir el precedente. Nada impide que se haga
referencia a la decisión de un juez diferente de igual nivel, pero esa
decisión tendrá un valor de ejemplo más que de precedente en sentido
estricto”(17).
Cabe reiterar que solo los precedentes y doctrina jurisprudenciales
son vinculantes. El resto de material jurisprudencial, sentencias ordinarias,
no tienen el efecto erga omnes.

II. LA PRODUCCIÓN JURISDICCIONAL DEL TRIBUNAL


CONSTITUCIONAL

La producción del TC sigue un esquema parecido al indicado en los


párrafos anteriores. No obstante, tiene particularidades propias de un
sistema jurídico como el nuestro que se ha visto en la necesidad de importar
figuras extranjeras y amalgamarlas con las tradicionales del civil law. Lo
más resaltante de los tipos de producción jurisdiccional del TC radica en los
grados de vinculatoriedad diversos que existen. Pero antes de desarrollar
estos grados de vinculatoriedad, partamos por desarrollar cuatro tipos de
sentencias vinculantes del TC: i) El precedente vinculante; ii) La doctrina
constitucional; iii) El estado de cosas inconstitucional; y, iv) Sentencias
recaídas en un proceso de inconstitucionalidad.

1. El precedente vinculante

En el sistema constitucional peruano, el llamado precedente judicial


del derecho anglosajón recibe el nombre de precedente constitucional, y se
define como aquella regla expresa que el Tribunal Constitucional establece
en un caso concreto, y con efectos extrapartes. Normativamente se
encuentra establecido en el artículo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional (en adelante el artículo VII):
“Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la
autoridad de cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando
así lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efecto
normativo. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose
del precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho
que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta del
precedente”.
Es interesante notar dos diferencias respecto a su antecedente del
common law: la primera, el cambio de nombre. Como ya señalamos, no
solo recibe el nombre de precedente constitucional, lo cual indica la
posibilidad de existencia de otros precedentes en otras áreas de Derecho
(Penal, Civil, Laboral, etc.), sino que también, goza de características
particulares que lo hacen diferente a los demás (en materia de que órgano lo
establece, los requisitos que deben cumplirse, sus alcances, etc.). La
segunda, y relativo a lo anterior, el precedente constitucional es expreso y
tiene alcances normativos. Si bien en un apartado posterior referido al grado
de vinculatoriedad desarrollaremos el tema de los alcances del precedente
constitucional, podemos ir concluyendo que en el precedente constitucional
peruano, el juez establece expresamente aquellos fundamentos de alcance
general (con lo que el análisis de la ratio decidendi y el obiter dicta para
este tipo de producción jurisprudencial resulta menos complejo que en el
sistema anglosajón). Sin dudas, esto es producto de nuestra tradición
jurídica de querer tener todo por escrito, evitando el menor análisis
interpretativo posible. Así, para crear el precedente vinculante, el juez
constitucional extrae aquellos fundamentos “fuertes” de su sentencia y los
resalta a manera de reglas expresas, tal cual fueses dispositivos legales.
“El precedente constitucional vinculante es, en nuestro sistema
jurídico, una institución de reciente data, que fuera importada de los
sistemas jurídicos propios del common law, siendo albergada con la
dación del nuevo Código Procesal Constitucional (Ley N° 28237). El
cual la instituyó –al menos legislativamente– en el artículo VII del
Título Preliminar, convirtiéndose luego, en la vida misma
(casuística), una institución propia, con ciertos rasgos de mestizaje al
aplicarse en nuestro sistema jurídico, que tiene raíces y
peculiaridades propias del civil law”(18).
El uso del precedente se sustenta en las condiciones siguientes:
a) Existencia de relación entre caso y precedente vinculante.
En ese sentido, la regla que con efecto normativo el Tribunal
Constitucional decide externalizar como vinculante, debe ser
necesaria para la solución del caso planteado.
El Tribunal Constitucional no debe fijar una regla so pretexto de
solución de un caso, si en realidad esta no se encuentra ligada
directamente con la solución del mismo.
b) Decisión del Tribunal Constitucional con autoridad de cosa juzgada.
La decisión del Tribunal Constitucional de establecer que un caso
contiene reglas que se proyectan para el futuro como precedente
vinculante se encuentra sujeta a que exista una decisión final; vale
decir, que haya puesto fin al proceso.
Más aún, dicha decisión final debe concluir con un pronunciamiento
sobre el fondo; es decir, estimándose o desestimándose la demanda.
La consagración de la cosa juzgada comporta que la decisión devenga
en irrevocable e inmutable.
El establecimiento de un precedente vinculante no debe afectar el
principio de respeto a lo ya decidido o resuelto con anterioridad a la
expedición de la sentencia que contiene un precedente vinculante;
vale decir, no debe afectar las situaciones jurídicas que gocen de la
protección de la cosa juzgada. Por ende, no puede impedir el derecho
de ejecución de las sentencias firmes, la intangibilidad de lo ya
resuelto y la inalterabilidad de lo ejecutado jurisdiccionalmente.
Dicha restricción también opera en el caso que el Tribunal
Constitucional, al amparo de lo previsto en la parte in fine del artículo
VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
resuelva apartarse de un precedente y sustituirlo por otro”(19).
Respecto al precedente constitucional es posible desarrollar diversos
alcances y matices.(20) No obstante, recordemos que la finalidad de este
trabajo es la doctrina jurisprudencial del TC en estricto. Más adelante,
regresaremos al precedente vinculante cuando veamos los grados de
vinculatoriedad de la producción jurisdiccional del TC.

2. La doctrina jurisprudencial

La doctrina jurisprudencial en el sistema constitucional peruano


también es denominada “doctrina constitucional”. En un sentido amplio,
esta comprende a las interpretaciones de la Constitución, las
interpretaciones constitucionales de la ley y las proscripciones
interpretativas, esto es, las anulaciones de determinado sentido
interpretativo que realiza el Tribunal Constitucional.
La amplia jurisprudencia del TC, que revisamos al detalle en la parte
final de este trabajo, señala que su carácter vinculante se encuentra
consagrado en el tercer párrafo del artículo VI del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional (en adelante el artículo VI), según el cual la
actuación de los jueces debe ser conforme a la interpretación de la
Constitución que resulte de las sentencias del Tribunal Constitucional:
“Artículo VI.- Control Difuso e Interpretación Constitucional
Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra
de inferior jerarquía, el Juez debe preferir la primera, siempre que
ello sea relevante para resolver la controversia y no sea posible
obtener una interpretación conforme a la Constitución.
Los jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya
constitucionalidad haya sido confirmada en un proceso de
inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular.
Los jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de
ley y los reglamentos según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que
resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional”.
No obstante, de una simple lectura del texto detallamos que el Código
Procesal Constitucional no hace referencia expresa al término “doctrina
constitucional”. Hace referencia, en todo caso, a toda la jurisprudencia
constitucional.
En ese sentido, y este es el punto neurálgico del presente trabajo,
existen dos posturas para determinar los alcances del concepto “doctrina
jurisprudencial” en el sistema constitucional peruano. La primera es la que
equipara la jurisprudencia constitucional a la doctrina constitucional. Esta
postura se basa, principalmente, en que el propio TC señalo en alguna
oportunidad la equiparación de términos:
“(...) Asimismo, conforme lo establece el artículo VI del Código
Procesal Constitucional y la Primera Disposición General de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, N° 28301, los jueces y
tribunales interpretan y aplican las leyes y reglamentos conforme a
las disposiciones de la Constitución y a la interpretación que de ellas
realice el Tribunal Constitucional a través de su jurisprudencia en
todo tipo de procesos. La jurisprudencia constituye, por tanto, la
doctrina que desarrolla el Tribunal en los distintos ámbitos del
derecho, a consecuencia de su labor frente a cada caso que va
resolviendo”(21). (Resaltado nuestro).
Una segunda postura, y la que defendemos en esta obra, es
contradecir dicha equiparación a partir del propio ejercicio jurisdiccional
del TC. Así, sostenemos que si doctrina jurisprudencial o constitucional va
hacer todas las emisiones dadas por el TC, entonces, ¿por qué el colegiado
se esfuerza en señalar expresamente qué sentencias constituyen doctrinas
jurisprudenciales y cuáles no? (Un ejemplo basto de esto son las
resoluciones del TC comentadas que acompañan este estudio introductorio).
De esta manera, somos de la idea de que la figura de “doctrina
jurisprudencial” en el sistema constitucional peruano es la que más ha
sufrido en su importación del derecho anglo al civil law. Y es que en la
práctica, el TC constituye una doctrina jurisprudencial (o constitucional)
señalando en la parte resolutiva de la sentencia aquellos fundamentos que
son vinculantes. Indicando, además, que esta función lo realiza en virtud del
artículo VI del Título Preliminar del Código Constitucional. Esto genera,
entonces, las siguientes distorsiones: La primera, que al igual que el
precedente, en nuestra práctica debe estipularse expresamente cuándo
estamos ante una doctrina jurisprudencial y cuándo no. La segunda, y
relacionada a lo anterior, que se abandona el ejercicio razonable de la
reiteración, lo cual debiese ser el presupuesto principal para determinar que
una decisión del TC forma parte de la “doctrina jurisprudencial”.
Finalmente, en tercer lugar, esta práctica jurisdiccional del colegiado
terminaría diferenciando el grado de vinculatoriedad existente entre
aquellas sentencias señaladas expresamente como “doctrina
jurisprudencial” y aquellas otras que solo forman parte de la jurisprudencia
regular del TC.
Podemos concluir premeditadamente, con descargo a ampliar este
tema particular en la sección correspondiente, que en virtud del citado
artículo VI, todas las decisiones del TC tienen carácter vinculante; pero no
todas tendrán el mismo grado de vinculatoriedad.
Para evitar confusiones, llamaremos en el resto de la obra “doctrina
jurisprudencial vinculante” a aquella señalada así por el propio TC en la
parte resolutiva de cada sentencia, y simplemente “doctrina jurisprudencial”
a la jurisprudencia ordinaria del TC.

3. Estado de cosas inconstitucional

El “estado de cosas inconstitucional” es una técnica procesal que


nuestro TC ha importado de la Corte Constitucional colombiana(22). Esta
medida se aplica en aquellos casos en los que por excepción se constata que
las conductas cuestionadas en el proceso constitucional pueden afectar a un
número indeterminado de personas.
“El llamado estado de cosas inconstitucional se configura como
producto de una sucesión de hechos, acciones u omisiones que dan
lugar a una múltiple vulneración de derechos fundamentales. Se trata
pues de hechos, acciones u omisiones que pueden provenir de una
autoridad pública, de un problema de tipo estructural producido por
una autoridad en particular o que también puede involucrar a la
organización y funcionamiento del Estado, lo cual estaría calificado
como el ejercicio de una política pública que produce la vulneración
los derechos humanos”(23).
En tales circunstancias y a fin de evitar la innecesaria reiteración de
demandas sobre un asunto respecto del cual el Tribunal Constitucional ya se
pronunció, se opta por declarar el “estado de cosa inconstitucional”
exigiendo a la autoridad, funcionario o persona que, dentro de un plazo
razonable, cese con la agresión a los derechos fundamentales de las
personas.
“Esta técnica, en un proceso constitucional de la libertad, comporta
que, una vez declarado el “estado de cosas inconstitucionales”, se
efectúe un requerimiento específico o genérico a un (o unos)
órgano(s) público(s) a fin de que, dentro de un plazo razonable,
realicen o dejen de realizar una acción u omisión, per se, violatoria de
derechos fundamentales, que repercuta en la esfera subjetiva de
personas ajenas al proceso constitucional en el cual se origina la
declaración”(24).
Así, los elementos que determinan el llamado estado de cosas
inconstitucional son(25):
a) La vulneración de varios derechos fundamentales que afectan a un
significativo número de personas.
b) La prolongada omisión de las autoridades públicas para garantizar la
vigencia de los derechos fundamentales y la falta de expedición
oportuna de las medidas legislativas o administrativas necesarias para
evitar la vulneración de los derechos
c) La existencia de un problema de carácter social que compromete la
intervención de varias entidades para la adopción de un conjunto de
acciones y que demanda un esfuerzo presupuestal extraordinario.
d) La necesidad de evitar un aumento de la carga procesal, la cual se
producirá si todos los ciudadanos afectados por el mismo problema
acudieran a los procesos constitucionales para lograr protección de
sus derechos fundamentales.
Lo resaltante del estado de cosas inconstitucional es que tiene las
características de una decisión que exhorta a la autoridad pública
correspondiente. Asimismo, y aquí su importancia como un producto
jurisdiccional con alto grado de vinculatoriedad, es que los efectos de la
sentencia se extienden más allá de las partes.
“Se trata, en suma, de extender los alcances interpartes de las
sentencias a todos aquellos casos en los que de la realización de un
acto u omisión se hubiese derivado o generado una violación
generalizada de derechos fundamentales de distintas personas”(26).
El propio TC señala que si bien el precedente como la doctrina
jurisprudencial tiene efectos vinculantes extrapartes, en la práctica quienes
deseen acceder a su protección deberán accionar la justicia constitucional.
Para evitar mayores dilaciones, es que el TC realiza este tipo de producción
jurisprudencial.
“Lo normal es que la sentencia dictada en estos procesos solo se
pueda oponer al ‘vencido’ en juicio. Si un tercero, en las mismas
circunstancias, agraviada por el mismo acto, o como consecuencia de
una interpretación contra constitutionem de una ley o una disposición
reglamentaria, quisiera acogerse a los efectos del precedente
obligatorio o a la doctrina constitucional sentada por este Tribunal
Constitucional, no tendrá otra opción que iniciar una acción judicial e
invocar en su seno el seguimiento de aquel precedente o de la
doctrina constitucional allí contenida”(27).

4. Sentencias de inconstitucionalidad

El artículo 103(28) de la Constitución indica que la derogación de las


leyes, además de darse por otra ley, ocurre cuando una sentencia del
Tribunal Constitucional declara su inconstitucionalidad. Por su parte, el
artículo 204(29) de la Norma Suprema precisa que la derogación se produce,
sin efectos retroactivos, al día siguiente de la publicación de la resolución
en el diario oficial El Peruano.
Al respecto, el TC ha señalado que las sentencias de
inconstitucionalidad tienen fuerza de ley, carácter de cosa juzgada y
vinculan a todos los poderes públicos. Además, ha referido que su
vinculatoriedad no se limita a la parte resolutiva, sino también a los
fundamentos jurídicos en virtud de los cuales se determina la
inconstitucionalidad de la norma.
La demanda de inconstitucionalidad se interpone ante el Tribunal
Constitucional y solo puede ser presentada por los órganos y sujetos
indicados en el artículo 203 de la Constitución.
“Su finalidad es garantizar la primacía constitucional frente a las
leyes, o normas con rango de ley, que por el fondo o la forma sean
contrarias a las disposiciones constitucionales. Nos referimos a las
leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, los tratados
internacionales, el reglamento parlamentario, normas regionales de
carácter general y las ordenanzas municipales. Sin embargo, el
judicialismo producido a partir de las sentencias del Tribunal
Constitucional nos explica que el inciso 4 del artículo 200 no es una
lista cerrada sino abierta a la interpretación, pues los decretos leyes y
las normas con rango de ley derogadas –que sigan surtiendo efectos
inconstitucionales– también se encontrarían bajo su observancia y
control constitucional”(30).
Así, con la emisión de una sentencia de inconstitucionalidad, el TC
interviene directamente en la producción de las fuentes normativas del
ordenamiento jurídico, puesto que declara la inconstitucionalidad de una
norma legal –u otra de similar rango– con efectos generales, expulsándola
definitivamente del ordenamiento jurídico por ser contraria a la
Constitución o, en esa medida, otorgándole un sentido interpretativo que la
haga conforme a la Norma Suprema(31).

III. GRADO DE VINCULATORIEDAD DE LAS DECISIONES


CONSTITUCIONALES

Como ya hemos venido sosteniendo, toda la producción del TC tiene


efectos vinculantes. La importancia del tema está en determinar el grado de
vinculatoriedad de la producción jurisdiccional del colegiado.
Con certeza, los dos productos con mayor vinculatoriedad son las
sentencias recaídas en un proceso de inconstitucionalidad y el precedente
vinculante.
Respecto a la sentencia de inconstitucionalidad, queda evidenciado su
efecto erga omnes en la práctica: expulsa una norma del ordenamiento
(siempre que, claro está, se declare su inconstitucionalidad).
“Artículo 81.- Efecto de las sentencias de inconstitucionalidad
(Primer Párrafo):
Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de
inconstitucionalidad dejan sin efecto las normas sobre las cuales
se pronuncian. Tienen alcances generales y carecen de efectos
retroactivos. Se publican íntegramente en el diario oficial El Peruano
y producen efectos desde el día siguiente de su publicación.
(Resaltado nuestro)”.
Y en el caso que no lo haga, es decir, si ratifica la constitucionalidad
de una norma, el TC expone la interpretación constitucional correcta para
salvaguardar la permanencia del dispositivo legal. Y esa interpretación
también es vinculante a todos los operadores jurídicos. En efecto, el artículo
VI señala en su segundo párrafo que: “los jueces no pueden dejar de
aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un
proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular”
(Resaltado nuestro).
Respecto al precedente constitucional, constituye el mayor producto
argumentativo de un alta corte, y por ende, su producción debiera ser la más
elevada en términos de calidad. Como hemos visto en el derecho
anglosajón, el precedente judicial es vinculante, pero también permite que
otras cortes o jueces puedan apartarse de él argumentando las diferencias
del caso que se resuelve. También hemos visto que el sector vinculante del
precedente judicial está marcado por la ratio decidendi, y no por todos los
fundamentos que componen la sentencia. En nuestro país, el precedente
constitucional tiene los mismos alcances del precedente judicial, pero aún
más fortalecido. Esto en tanto es el propio juez constitucional que señala
expresamente el extremo normativo de su decisión, equiparando esta regla
jurídica a una ley. Es esa la intención del artículo VII al indicar que “las
sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa
juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la
sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo” (resaltado
nuestro).
“Es importante preguntarse por la naturaleza jurídica de los
precedentes vinculantes. Aquí se sostendrá que los precedentes
vinculantes son normas jurídicas; las razones son las siguientes.
Primera, porque todo precedente vinculante es siempre una
concreción directa de una norma recogida (expresa o implícitamente)
en la Constitución. Desde un punto de vista lógico, la concreción
comparte la naturaleza del objeto concretado, de modo que si el
objeto concretado es una norma, la concreción lo sería también.
Segunda, la concreción es formulada por el TC a través de la
interpretación que de la Constitución formula; esta interpretación es
siempre vinculante, consecuentemente la concreción que la sostiene
lo será también; y, como se sabe, el carácter vinculante es un
distintivo esencial de las normas”(32)
“El precedente constitucional en nuestro sistema tiene efectos más
generales. La forma como se ha consolidado la tradición de los
tribunales constitucionales en el sistema del derecho continental ha
establecido, desde muy temprano, el efecto sobre todos los poderes
públicos de las sentencias del Tribunal Constitucional. Esto significa
que el precedente vinculante emitido por un Tribunal Constitucional
con estas características tiene, prima facie, los mismos efectos de una
ley. Es decir, que la regla que el Tribunal externaliza como
precedente a partir de un caso concreto, es una regla para todos y
frente a todos los poderes públicos; cualquier ciudadano puede
invocarla ante cualquier autoridad o funcionario sin tener que recurrir
previamente ante los tribunales, puesto que las sentencias del
Tribunal Constitucional, en cualquier proceso, tienen efectos
vinculantes frente a todos los poderes públicos y también frente a los
particulares. Si no fuese así, la propia Constitución estaría
desprotegida, puesto que cualquier entidad, funcionario o persona
podría resistirse a cumplir una decisión de la máxima instancia
jurisdiccional”(33).
De igual forma, el único procedimiento que señala la legislación para
apartarse del precedente constitucional es el overruling, es decir, que el
propio TC lo haga. Así interpretamos la última oración del artículo VII:
“Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del precedente,
debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la
sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente”.
En lo que se refiere a la doctrina jurisprudencial, tenemos que existen
dos tipos: la denominada vinculante y la ordinaria. Ambas pueden producir
efectos más allá de las partes, pero con distinto grado de vinculatoriedad.
La doctrina jurisprudencial vinculante, al tener membretes de precedente
por la práctica del TC (que viene estableciendo en la parte resolutiva de la
sentencia la regla jurídica que se desea destacar) es fácil de reconocer; y por
este tratamiento especial considero debe tener un grado de vinculatoriedad
cercano al precedente constitucional. Cercano, pero no igual. Y esto en la
medida que el Código Procesal Constitucional es claro en otorgarle solo los
efectos de alcance general a dos producciones jurisdiccionales: la sentencia
de inconstitucionalidad y el precedente vinculante.
Para la doctrina jurisprudencial (vinculante u ordinaria), el artículo
VI señala que “los jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con
rango de ley y los reglamentos según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de
las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional”. Como vemos, la
vinculatoriedad de esta producción está ligada al accionar de los jueces, y
no tiene como destinatario de sus efectos a la generalidad de personas como
sí lo hace una ley, una sentencia de inconstitucionalidad y un precedente.
Esto no es una diferencia menor, en tanto al tener como target el accionar
de los jueces, estamos refiriéndonos más bien al establecimiento de
interpretaciones jurídicas (dejando a los precedentes, por ejemplo, la
facultad de establecer reglas de contenido material o sustancial).
“[L]os dos primeros tipos de sentencia [de inconstitucionalidad y
precedente] se integran a las fuentes del Derecho, como fuente-
normativa que está caracterizada por gozar de fuerza de ley activa –al
expulsar una norma legal, llenar un vacío normativo u otorgar un
sentido interpretativo– o fuerza de ley pasiva al resistir su
modificación por otra sentencia que no provenga del propio supremo
intérprete de la Constitución. Pero, por otro lado, el tercer tipo de
sentencia [doctrina jurisprudencial] se integra como fuente-
argumentativa caracterizada también por gozar de fuerza activa y
pasiva, pero a nivel hermenéutico o interpretativo, es decir cediendo
un margen de apreciación al juez acerca de su carácter vinculante”(34).
Un problema mayor se genera en detectar el alcance vinculante de las
sentencias ordinarias. (Como ya hemos dicho, estas no tienen el membrete
de doctrina jurisdiccional vinculante expreso por el TC en su parte
resolutiva). Para ello, debemos rescatar la teoría que diferencia la ratio
decidendi del obiter dicta y que hemos desarrollado en las primeras partes
de este trabajo. De esta forma, el fundamento que podría alegarse como
vinculante en una sentencia ordinaria es el relativo a la ratio decidendi de la
misma.
El estado de cosas constitucional en cuanto sus efectos son muy
parecidos a la doctrina jurisprudencial, en tanto tiene como destinatario no a
generalidad, sino principalmente, a un organismo público con la finalidad
que deje de realizar una práctica institucional declarada inconstitucional en
un proceso de libertad (sin membretes de precedente ni de doctrina).
A manera de resumen, y tomando como base los términos de
vinculatoriedad propuesto por el profesor César Landa(35), a continuación
presentamos un cuadro señalando los grados de vinculatoriedad de la
producción jurisdiccional del TC:

ACCIÓN
GRADO DE
PRODUCTO DEL
VINCULATORIEDAD
DESTINATARIO

Sentencia de
1 Fuertemente vinculante “tener que acatar”
inconstitucionalidad

2 Precedente vinculante Fuertemente vinculante “tener que acatar”

Doctrina jurisprudencial
3 Medianamente vinculante “deber de cumplir”
vinculante

“poder/deber de
4 Doctrina jurisprudencial Débilmente vinculante
seguir”

5 Estado de cosas inconstitucional Medianamente vinculante “deber de cumplir”

IV. PROBLEMÁTICAS EN EL ESTABLECIMIENTO DE LA


DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
Más allá de la problemática en sí que conlleva, como se ha podido
apreciar en la obra, la de rotular a manera de precedente constitucional cada
una de las doctrinas jurisprudenciales vinculantes, traigo a colación dos
temas de particular interés: 1. La distorsión de la práctica de reiteración
para configurar una doctrina vinculante; y 2. La discusión sobre si es que
existen usos específicos para ser tratados vía precedente y otras a través de
la doctrina.
La reiteración de un criterio interpretativo constituye en la teoría
tradicional del precedente la configuración de una doctrina jurisprudencial
vinculante. No obstante, en nuestra realidad, como también hemos indicado,
la doctrina vinculante se asigna en una sentencia determinada. ¿Esto
significa, entonces, que la reiteración de un criterio no crea efectos
vinculantes? La respuesta es no. La reiteración siempre va hacer la práctica
más usual y fidedigna para determinar, justamente, la posición de un
tribunal. Es necesario que los especialistas en derecho conozcan los
criterios reiterativos de la corte e instruyan a sus clientes a saber si sus
causas tendrán éxito o no.
Una interrogante adicional sería ¿a partir de cuántas reiteraciones
debe considerarse doctrina jurisprudencial un criterio interpretativo? No
basta con que la reiteración sea mínima (un par de veces), pero tampoco
debe ser tan excesiva que sea difícil que se pueda concretar o que termine
siendo un tema más estadístico que una respuesta efectiva a los conflictos
de las causas más comunes que se puedan presentar en el TC. Además, lo
bueno de tener una pauta que te permita reconocer cuándo una reiteración
es vinculante, es que esto ayuda a la predictibilidad de las decisiones del
Alto Tribunal. Proponemos que la reiteración debería ser una más que el
doble del mínimo. De esta forma, si el doble del mínimo es cuatro,
entonces, estamos hablando de hasta cinco reiteraciones.
Una propuesta como la sugerida figura en la Ley de Amparo de
México, la cual señala que una doctrina se establece “cuando se sustente un
mismo criterio en cinco sentencias no interrumpidas por otra en contrario,
resueltas en diferentes sesiones, por una mayoría de cuando menos ocho
votos”(36). Esta situación debiera estar consignada en el Código Procesal
Constitucional o instaurada por la práctica del TC a través de su autonomía
procesal.
Por otro lado, en alguna oportunidad conversé con el entonces
presidente del Tribunal Constitucional, Doctor Óscar Urviola, y le pregunté,
más allá de los criterios formales que existen para estipular un precedente y
una doctrina, si es que el TC reconocía que ambas instituciones tenían usos
distintos. Su respuesta fue la siguiente:
“La doctrina jurisprudencial orienta a los jueces, el precedente
vinculante los obliga. Precisamente la fuerza normativa de la
Constitución se traduce o se manifiesta en los precedentes, es una
fuente de Derecho”.
Reconozco que ha habido discrepancia en el interior del Pleno al
respecto. Considero que es un tema que deberá seguir siendo revisado
a fin de ordenar cuándo es que estamos frente a un precedente
vinculante o doctrina jurisprudencial”(37).
Efectivamente, como hemos visto en el apartado referido al grado de
vinculatoriedad, queda claro que un precedente es más fuerte que una
doctrina. Pero la pregunta que buscábamos resolver es si existe un uso
determinado para el precedente y otro para la doctrina (a lo cual Urviola
reconoce que es un tema de discusión en el Pleno). Y la interrogante no es
menor, pues del artículo VI y artículo VII es posible señalar distintos usos
para cada producción jurisprudencial en cuestión.
Sabiendo que un presupuesto del precedente es cubrir vacíos
normativos, y que el Código estipula que existen para establecer reglas
jurídicas con efectos generales, podemos señalar, entonces, que este sirve
para crear auténticas normas. De esta forma, la doctrina debiera ser
utilizada solo para indicar cuál es la interpretación que brinda el colegiado a
una norma jurídica en discusión. Dicho en otras palabras, la doctrina no
debería crear reglas normativas (como lo hace el precedente), sino acentuar
una postura interpretativa que vincule a los jueces que resuelvan causas
similares.
No obstante, como suele suceder en el derecho peruano, la práctica
dista mucho de lo estipulado. Así, como se podrá observar en el tratamiento
caso por caso que se presentará posteriormente en esta obra, el TC ha
establecido doctrinas jurisprudencial expresas en causas cuyos temas eran
tocados por primera vez por el colegiado, y que por ende, no meritaba
marcar una postura sobre alguna interpretación conflictiva. Asimismo,
podrán observar doctrinas donde se crean reglas normativas al puro estilo
de un precedente.

V. DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE DEL


TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Bajo el término expreso de “doctrina jurisprudencial vinculante”, el


TC ha desarrollado hasta veinte resoluciones. Todos tienen como
característica repetitiva que en la parte resolutiva fijan los fundamentos
vinculantes de la resolución, y que esta dación se encuentra respaldada por
el artículo VI.
En cada una de estas veinte resoluciones Usted podrá encontrar el
desarrollo de lo siguiente: i) Título de la resolución a manera de regla; ii)
Cuadro con los datos generales del caso; iii) Sumilla o resumen de la
decisión del TC: iv) Palabras claves; v) Texto completo de la resolución; vi)
Viñetas donde se resumen los fundamentos principales, doctrina
jurisprudencial y doctrina jurisprudencial vinculante de la resolución; y, vii)
Comentario de la decisión.
En lo que se refiere a las viñetas que acompañan el texto completo de
la resolución, bajo la indicación “fundamento principal” destacamos los
elementos de juicio más relevantes que hicieron posible arribar al fallo, así
como las valoraciones del material probatorio que permitieron resolver el
caso.
Bajo el tópico “doctrina jurisprudencial” hacemos referencia a una
reiteración de la jurisprudencia del TC.
Bajo la indicación “doctrina jurisprudencial vinculante” indicamos
aquellos fundamentos declarados como tal en la parte resolutiva de la
sentencia.
Cabe destacar que esta es la primera vez que una publicación reúne
las doctrinas jurisprudenciales vinculantes del TC.

(1) “Las normas del bloque de constitucionalidad son aquellas que se caracterizan por desarrollar y
complementar los preceptos constitucionales relativos a los fines, estructura, organización y
funcionamiento de los órganos y organismos constitucionales, amén de precisar detalladamente
las competencias y deberes funcionales de los titulares de estos, así como los derechos, deberes,
cargas públicas y garantías básicas de los ciudadanos”. [STC Exp.
N° 00046-2004-AI, f. j. 4, in fine].
(2) Artículo 1 de la Ley N° 28301 “Ley Orgánica del Tribunal Constitucional”:
El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y control de la
constitucionalidad. Es autónomo e independiente de los demás órganos constitucionales. Se
encuentra sometido solo a la Constitución y a su Ley Orgánica. El Tribunal Constitucional
tiene como sede la ciudad de Arequipa. Puede, por acuerdo mayoritario de sus miembros, tener
sesiones descentralizadas en cualquier otro lugar de la República (resaltado nuestro).
(3) Al respecto César Landa señala que “la existencia de un precedente se debe a un afán de lograr
predictibilidad y seguridad jurídica, pues los justiciables, al saber cómo se ha resuelto un caso
concreto, podrán predecir cómo se resolverá otro caso con las mismas características”. LANDA
ARROYO, César. “Los precedentes constitucionales”. En: Justicia Constitucional. Revista de
Jurisprudencia y Doctrina. Año III, N° 5, enero - junio, Palestra Editores. Lima, 2007, p. 9.
(4) LANDA ARROYO, César. Ob. cit., p. 51
(5) TARUFFO, Michele, “Dimensiones del precedente judicial”. En: Jus Constitucional.
N° 1, Enero, Editora Jurídica Grijley. Lima, 2008, p. 30.
(6) TARUFFO, Michele. Ob. cit., p. 36.
(7) Artículo 400 del Código Procesal Civil.- Precedente judicial:
“La Sala Suprema Civil puede convocar al pleno de los magistrados supremos civiles a efectos de
emitir sentencia que constituya o varíe un precedente judicial.
La decisión que se tome en mayoría absoluta de los asistentes al pleno casatorio constituye
precedente judicial y vincula a los órganos jurisdiccionales de la República, hasta que sea
modificada por otro precedente. Los abogados podrán informar oralmente en la vista de la
causa, ante el pleno casatorio. El texto íntegro de todas las sentencias casatorias y las
resoluciones que declaran improcedente el recurso se publican obligatoriamente en el Diario
Oficial, aunque no establezcan precedente. La publicación se hace dentro de los sesenta días de
expedidas, bajo responsabilidad”. (Resaltado nuestro).
(8) TARUFFO, Michele. Ob. cit., p. 34.
(9) MONROY GALVEZ, Juan. “Fundamentos, problemas y posibilidades del precedente
constitucional vinculante en el Perú”. Entrevista a Juan Monroy Gálvez y Anibal Torres
Vásquez. En: Jus Constitucional. N° 1, Editora Jurídica Grijley. Lima, enero, 2008, p. 119.
(10) Juez Kennedy, en la sentencia Patterson v. Malean Credit Union, 1989, 172.
(11) STC Exp. N° 03361-2004-AA/TC, f. j. 5.
(12) Artículo 202 de la Constitución.- Corresponde al Tribunal Constitucional:
“(...)
2. Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo,
hábeas data, y acción de cumplimiento. (Resaltado nuestro).
(...)”.
(13) Actualmente la jurisprudencia del TC ha desarrollado excepciones a esta regla por contravenir
los artículos 8 (lucha contra el tráfico ilícito de drogas y/o lavados de activos) y 44 (protección
a la población de las amenazas contra sus seguridad) de la Constitución, denominados
“recursos de agravio excepcionales”. Ver SSTC Exps. N°s 02748-2010-PHC/TC y 01711-2014-
PHC/TC.
(14) RAMIREZ SANCHEZ, Felix. “La técnica del precedente constitucional vinculante y las formas
de apartamiento”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 97, Gaceta Jurídica, Lima, 2016, pp. 43-
44.
(15) Exp. N° 00058-2014-0-1618-JM-LA-01.
(16) LANDA ORROYO, César. Ob. cit., p. 49.
(17) TARUFFO, Michele. Ob. cit., p. 30.
(18) RAMIREZ SANCHEZ, Felix. Ob. cit., p. 36.
(19) STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC.
(20) Al respecto recomendamos el Especial titulado “La fuerza vinculante del precedente
constitucional” aparecido en Gaceta Constitucional, Tomo 97, Gaceta Jurídica, Lima, 2016, pp.
15- 54.
(21) STC Exp. N° 03741-2004-PA/TC, f. j. 42.
(22) La primera vez que la Corte Constitucional de Colombia estableció un estado de cosas
inconstitucional fue en la Sentencia de Unificación N° 559/1997.
(23) HAKANSSON NIETO, Carlos. “Los requisitos para declarar un estado de cosas
inconstitucional”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 84, Gaceta Jurídica. Lima, 2014, p. 73.
(24) STC Exp. N° 02579-2003-HD/TC, f. j. 19.
(25) HAKANSSON NIETO, Carlos. Ob. cit., pp. 73-74.
(26) STC Exp. N° 02579-2003-HD/TC, fundamento 19.
(27) STC Exp. N° 02579-2003-HD/TC, f. j. 18.
(28) Artículo 103 de la Constitución.
“Pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón
de las diferencias de las personas. La ley, desde su entrada en vigencia, se aplica a las
consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos
retroactivos; salvo, en ambos supuestos, en materia penal cuando favorece al reo. La ley se
deroga solo por otra ley. También queda sin efecto por sentencia que declara su
inconstitucionalidad”. (Resaltado nuestro).
La Constitución no ampara el abuso del derecho.
(29) Artículo 204 de la Constitución.
“La sentencia del tribunal que declara la inconstitucionalidad de una norma se publica en el diario
oficial. Al día siguiente de la publicación, dicha norma queda sin efecto”.
(30) HAKKANSSON NIETO, Carlos. “El dinamismo del proceso de inconstitucionalidad en el
Estado Constitucional de Derecho”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 89, Gaceta Jurídica,
Lima, 2015, p. 18.
(31) LANDA ARROYO, César. Ob. cit., p. 40.
(32) CASTILLO CORDOVA, Luis. “Validez y eficacia de los precedentes vinculantes”. En: Gaceta
Constitucional. Tomo 97, Gaceta Jurídica, Lima, 2016, pp. 15 y 16.
(33) STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 49
(34) LANDA ARROYO, César. Ob. cit., p. 39.
(35) LANDA ARROYO, César. Ob. cit., pp. 38-39. El doctor Landa clasifica la producción
jurisdiccional del TC en tener que acatar (müssen), deber de cumplir (sollen) y poder/deber
de seguir (können). A diferencia de este trabajo, Landa señala que el grado de vinculatoriedad
del precedente vinculante es de “deber de cumplir”.
(36) Artículo 222 de la Nueva Ley de Amparo de México.
(37) URVIOLA HANI, Óscar. “La reforma de la justicia constitucional no es responsabilidad del TC,
sino del Poder Judicial”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 76, Gaceta Jurídica, Lima, 2014, p.
219.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL
Supuestos de excepción que habilitan
la intervención de la jurisdicción
ordinaria en proceso arbitral

STC Exp. N° 06167-2005-PA/TC

Caso: Fernando Cantuarias Salaverry

Sentido del fallo: Improcedente la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 09/03/2006

A través de la presente sentencia se precisa que el control


constitucional de las resoluciones arbitrales procede luego de
agotados los mecanismos que la Ley General de Arbitraje prevé
para impugnar las decisiones de los árbitros –recurso de
apelación y anulación–, de lo contrario, se incurriría en la causal
de improcedencia prevista en el artículo 5, inciso 4, del Código
Procesal Constitucional. Es decir, se concibió los recursos de
apelación y anulación del laudo arbitral, como vías previas.

Palabras clave: Denuncia fiscal, principio de no interferencia, convenio


arbitral, recurso de apelación.

EXP. N° 6167-2005-PHC/TC-LIMA
FERNANDO CANTUARIAS SALAVERRY
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 28 días del mes febrero de 2006, el Tribunal Constitucional
en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados
García Toma, Presidente; Gonzales Ojeda, Vicepresidente; Alva Orlandini,
Bardelli Lartirigoyen y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia, con
el Fundamento de voto, adjunto, del magistrado Gonzales Ojeda.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Fernando Cantuarias


Salaverry contra la Resolución de la Cuarta Sala Penal para Procesos con
Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 476, su fecha
19 de julio de 2005, que declara infundada la demanda de hábeas corpus de
autos.

ANTECEDENTES

1. Demanda

Con fecha 13 de mayo de 2005, don Rene Quispe Silva interpone


demanda de hábeas corpus como procurador oficioso del abogado Fernando
Cantuarias Salaverry, contra el Fiscal de la Trigésimo Octava Fiscalía
Provincial Penal de Lima, señor Silvio Máximo Crespo Holguín, alegando
la presunta amenaza de su libertad individual por violación de sus derechos
constitucionales a la tutela procesal efectiva, al debido proceso y a la
contradicción o defensa, puesto que dicho Fiscal formalizó denuncia penal
contra Fernando Cantuarias Salaverry, mediante acusación de fecha 10 de
mayo de 2005, por los delitos de falsedad genérica y fraude procesal en
agravio de Compañía de Exploraciones Algamarca S.A. y el Estado,
respectivamente.

FUNDAMENTOS DE HECHO:

● Fernando Cantuarias Salaverry fue designado para integrar un


Tribunal Arbitral con los señores Jorge Santisteban de Noriega y
Víctor Ávila Cabrera, colegiado que llevó a cabo el proceso arbitral
entre la Compañía de Exploraciones Algamarca S.A. (en adelante
Algamarca) y Minera Sulliden Shahuindo SAC (en adelante
Sulliden).
● En el referido proceso arbitral, el árbitro Fernando Cantuarias
Salaverry fue recusado por Algamarca, alegando que su padre se
desempeñaba, conjuntamente con el doctor Enrique Lastres
Berninzon –representante de Sulliden en el proceso arbitral–, como
director de otra empresa llamada Cía. Minera Poderosa S.A. El
planteamiento de recusación señala, además, que en 1996 Fernando
Cantuarias Salaverry había ejercido la representación legal de esa
empresa Cía. Minera Poderosa S.A. en otro arbitraje instaurado entre
dicha empresa y Minera Pataz EPS.
● Mediante Resolución N° 75, de fecha 25 de noviembre de 2004, el
Tribunal Arbitral declaró infundada dicha recusación.
El 2 de diciembre de 2004, Algamarca plantea un pedido de nulidad
sustancial de la resolución que declaró infundada la recusación,
aduciendo que Fernando Cantuarias Salaverry era socio del Estudio
Jurídico Cantuarias, Garrido Lecca & Mulanocich Abogados y, por
tanto, se encontraba impedido de intervenir como árbitro teniendo
aparente interés personal. Ante este planteamiento, el recurrente
afirmó que en junio de 1996 se retiró de la calidad de abogado de
planta del estudio de su padre, para aceptar la designación de Gerente
Legal de Cofopri mediante Resolución Suprema publicada en el
diario oficial El Peruano.
Sin embargo, el Tribunal Arbitral, mediante Resolución N° 97, de
fecha 30 de diciembre de 2004, desestimó la nulidad por considerar
que ninguno de los hechos nuevos daban lugar a recusación alguna y,
además, declaró improcedente la renuncia presentada por Cantuarias
Salaverry.
● Frente a ello, el 27 de enero de 2005 Algamarca acudió a la vía penal,
donde el fiscal demandado denunció a Fernando Cantuarias Salaverry
por delitos de falsedad genérica y fraude procesal. Contra dicha
resolución el recurrente interpone la presente demanda de hábeas
corpus.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

● En el expediente formado en mérito a la denuncia interpuesta en


contra del doctor Cantuarias Salaverry, no se han actuado las pruebas
suficientes y necesarias para crear convicción en el titular del
despacho de la Trigésimo Octava Fiscalía Provincial de Lima sobre la
concurrencia de elementos suficientes que justifiquen el ejercicio de
la acción penal en su contra, de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 94 de la Ley Orgánica del Ministerio Público. De esta forma,
se ha vulnerado el derecho constitucional a la tutela procesal efectiva
(artículos 4 y 25, último párrafo del Código Procesal Constitucional).
● Se ha vulnerado el derecho a la obtención de una resolución fundada
en derecho, pues el demandado fiscal Silvio Máximo Crespo
Holguín, ha emitido una arbitraria denuncia sin efectuar el proceso de
subsunción típica. Es decir, no establece por qué los hechos que
describe son típicos conforme a los artículos 438 y 416 del Código
Penal, ya que solo describe hechos sin argumentar jurídicamente, lo
que viola, además, el principio de legalidad previsto en el artículo 2,
inciso 14, literal d) de la Constitución Política.
● Se ha afectado igualmente el derecho de defensa, pues el beneficiario
de la presente acción no fue citado por la autoridad correspondiente
para efectuar su descargos, conforme lo establece el artículo 139,
inciso 14 de la Constitución Política. El fiscal demandado formalizó
denuncia sin que se haya recibido la correspondiente declaración
indagatoria de Cantuarias Salaverry.
Procede la interposición de un hábeas corpus preventivo porque
existe la amenaza inminente de que se inicie un proceso penal en
contra del beneficiario sobre la base de una denuncia violatoria de la
Constitución y la legalidad. Y se podrían dictar medidas cautelares en
su contra que afectarían su libertad o su patrimonio.

2. Contestación de la demanda

Con fecha 18 de mayo de 2005, el doctor Silvio Máximo Crespo


Holguín, fiscal de la Trigésima Octava Fiscalía Provincial en lo Penal de
Lima, se apersona al proceso y formula descargos sosteniendo que no existe
vulneración de los derechos constitucionales del demandante, pues durante
la investigación indagatoria se le reconocieron las garantías necesarias para
hacer valer sus derechos. Agrega que formalizó denuncia porque existen
suficientes elementos de cargo que lo vinculan con el ilícito penal
investigado, criterio que es compartido por el órgano jurisdiccional, pues el
Sexto Juzgado Penal de Lima procedió a abrir instrucción; de modo
contrario hubiera dispuesto el No Ha Lugar a la apertura de instrucción.
Con fecha 18 de mayo de 2005 se apersona al proceso el Procurador
Público adjunto a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial, señor
Rolando Alfonzo Martel Chang, y contesta la demanda solicitando que se
declare improcedente, por los siguientes fundamentos:

FUNDAMENTOS DE HECHO:

● Pese a que se argumenta que el fiscal accionado procedió a abrir


instrucción a escondidas y sin otorgarle al señor Fernando Cantuarias
Salaverry derecho de defensa, esta información no se ajusta a la
realidad, pues el señor Cantuarias ha tenido pleno conocimiento de
esta investigación, habiendo sido citado por el fiscal hasta en cuatro
oportunidades para que rinda su declaración indagatoria; sin
embargo, no concurrió en ningún momento.
● El señor Cantuarias no argumenta ni prueba las razones por las cuales
no serían válidas las notificaciones que él mismo ha acompañado al
escrito de su demanda.
● La investigación fiscal no se realizó sin actividad probatoria puesto
que el señor Cantuarias tuvo oportunidad de presentar sus descargos
con relación al delito imputado. Adicionalmente, atendiendo la
solicitud del señor Cantuarias, el fiscal solicitó la declaración del
señor Jorge Santistevan de Noriega y del señor Víctor Ávila Cabrera,
los mismos que no concurrieron a las citaciones efectuadas.
● Durante la investigación no se privó al accionante del derecho a ser
escuchado por el fiscal porque incluso se programó un informe oral a
su petición, que tampoco efectuó alegando que la actividad probatoria
no había concluido. Argumento que resultaría impertinente por no
contar con asidero legal.
● No se trata de una amenaza cierta e inminente a un derecho
constitucional, puesto que existe la posibilidad de que, efectuada la
denuncia fiscal, el juez decida archivar el caso.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

● En el caso de autos, el fiscal procedió a abrir investigación fiscal


conforme a lo dispuesto en el artículo 94, numeral 2 de la Ley
Orgánica del Ministerio Público, que señala que el Fiscal puede optar
entre abrir investigación en el ámbito fiscal o formalizar la
correspondiente denuncia penal en su calidad de titular de la acción
penal.
● La ley no ordena que el fiscal actúe la totalidad de medios
probatorios que sean ofrecidos por las partes para formalizar la
denuncia. Por tanto, el fiscal demandado no habría cometido
infracción alguna al actuar los elementos probatorios que consideró
necesarios.
● En concordancia con lo dispuesto por el artículo 94 del Ministerio
Público, el fiscal demandado procedió a formalizar su denuncia penal
por considerar que contaba con el material probatorio necesario para
llevarla a cabo.
● Conforme a lo establecido por el artículo 200, inciso 1, el hábeas
corpus procede cuando se amenaza la libertad individual o derechos
conexos. Pero esta amenaza debe ser interpretada como cierta e
inminente, para que sea tal; y no meramente subjetiva o conjetural,
como ocurre en el presente caso.

3. Resolución de primera instancia

Con fecha 7 de junio de junio de 2005, el Trigésimo Noveno Juzgado


Penal de Lima, declara fundada la demanda de hábeas corpus; por los
siguientes fundamentos:
a) El demandado violó el derecho de defensa del accionante al haberlo
denunciado sin que se le haya tomado su declaración hasta en cuatro
oportunidades, las cuales resultaron inválidas, excepto la última de
ellas, respecto de la cual se solicitó reprogramación. Así, la primera
notificación del juzgado llegó a un domicilio distinto, la segunda al
domicilio señalado en autos, pero un día después de programada la
diligencia, la tercera nuevamente a un domicilio distinto y la cuarta a
su domicilio, que fue la única notificación válida que citaba a
Cantuarias Salaverry para el 5 de mayo de 205, ante lo cual la
defensa pidió una nueva fecha y hora, obteniéndose por toda
respuesta la denuncia fiscal por parte del demandado.
b) Ante esta decisión fiscal, el demandante manifestó la imposibilidad
legal de efectuar el informe oral porque no se habían actuado aún los
medios probatorios que él había ofrecido en su defensa, sin que el
fiscal atienda dicho pedido. Ello desnaturaliza la finalidad del acto
procesal en referencia desde que el informe oral de los abogados ante
el magistrado decidor tiene que producirse necesariamente al término
de la actividad probatoria, y no antes, ya que se trata de exposiciones
finales de defensa cuando el estado de la causa es precisamente el de
decisión terminal.
c) Asimismo, la resolución expresa que el Ministerio Público emitió, no
contiene pronunciamiento alguno sobre la procedencia o
improcedencia de algunos de los descargos, los que servirían para
formar un criterio razonable al momento de adoptar la decisión.
d) La investigación fiscal preliminar se ha desarrollado con un desorden
que niega la adecuada organización, ya que no existe una resolución
que abra dicho proceso de investigación y las pruebas han sido
acumuladas de manera irracional y no sistematizada, lo que, a no
dudarlo, afecta el derecho del denunciado al debido proceso legal.

4. Resolución de segunda instancia

Con fecha 19 de julio de 2005, la Cuarta Sala Especializada en lo


Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de
Lima, emite la resolución de fojas 476 que revocando la apelada, declara
infundada la demanda, por los siguientes fundamentos:
a) La denuncia fiscal, porque en ella se llega a establecer la relación
laboral indirecta entre el recurrente y el doctor Lastres Berninzon, en
la Compañía Minera Poderosa S.A., que contrató los servicios del
Estudio Jurídico Cantuarias, Garrido Lecca & Mulanovich
Abogados, del cual el doctor Cantuarias Salaverry es socio.
b) El hecho de haberse notificado al denunciado a efectos de que asista a
la toma de su declaración indagatoria y el apersonamiento de su
abogado al proceso, desvirtúan la indefensión acotada.
c) La denuncia es una prerrogativa que la Constitución y la Ley
Orgánica le confiere al fiscal provincial en lo penal para plantearla
ante el órgano jurisdiccional, o denegarla, y al no encontrarse
regulado un procedimiento especial como para llegar a determinar
que ha existido la vulneración del debido proceso, en el presente
caso, al existir participación del favorecido en la etapa prejudicial,
tanto a través de su abogado defensor como directamente, no se ha
producido la vulneración de los derechos constitucionales alegados.

DATOS GENERALES

1. Petitorio constitucional
● Se declare la insubsistencia de la denuncia fiscal de fecha 10 de mayo
de 2005 formalizada ante el Poder Judicial por el fiscal demandado
contra el señor Fernando Cantuarias Salaverry.
● Se ordene notificar al juez penal de Lima para que asuma la
calificación de la denuncia fiscal, y disponga su devolución a la
Trigésimo Octava Fiscalía Penal de Lima, de modo que sea remitida a
la fiscalía decana correspondiente a fin de que esta disponga que la
denuncia sea calificada por otro fiscal.

2. Materias constitucionalmente relevantes

Respecto a las condiciones de procedibilidad de la presente demanda


de hábeas corpus, corresponde señalar que, en el caso, el cuestionamiento
de la investigación fiscal de fecha 10 de mayo de 2005 formalizada ante el
Poder Judicial en contra del recurrente, hace necesario que este Colegiado,
como cuestión previa, efectúe un análisis de los supuestos de excepción que
habiliten la intervención de la jurisdicción ordinaria en un proceso arbitral.
Ello con el objeto de que pueda proyectarse una interpretación que sirva
como doctrina jurisprudencial constitucional para posteriores casos, ya sea
tanto a nivel de la justicia ordinaria como de la justicia constitucional
especializada, de conformidad con lo dispuesto en el artículo VI, in fine, del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.

3. El marco constitucional de la jurisdicción arbitral

Justificación de la institución arbitral.


Naturaleza y características de la jurisdicción arbitral.
Criterios para el control constitucional de las resoluciones arbitrales.
Relaciones con la función jurisdiccional (artículo 139, inciso 1 de la
Constitución)
Supuesto constitucional de excepción y la apreciación de
razonabilidad.

4. El procedimiento prejudicial penal

Actividad fiscal previa al inicio del proceso penal.


La investigación y posterior acusación fiscal.
Ausencia de normatividad en la materia. Principios y criterios
aplicables: Principio de interdicción de la arbitrariedad, principio de
legalidad; debido proceso y tutela jurisdiccional.
Investigación, acusación fiscal y proceso de hábeas corpus.
Hábeas corpus reparador y procedimiento de investigación fiscal
Hábeas corpus preventivo y procedimiento de investigación fiscal

FUNDAMENTOS

1. Según la Constitución, todo acto u omisión que vulnere o amenace


la libertad personal o algún derecho conexo amerita la presentación
de una demanda de hábeas corpus por quien se sienta afectado
(artículo 200, inciso 1). Tal como lo prescribe el Código Procesal
Constitucional, se considera como derecho conexo a la libertad
personal el referido a la tutela procesal efectiva (artículo 4).
Por tal razón, es pertinente que se plantee la presente demanda de
hábeas corpus sobre la base de una supuesta vulneración del derecho
fundamental a la tutela procesal efectiva del demandante, por lo que
este colegiado se encuentra habilitado para responder a las
inquietudes formuladas sobre la base de un análisis constitucional
estricto y pro homine de la denuncia fiscal cuestionada.
2. Al respecto, la jurisprudencia constitucional, en tanto doctrina
sobre las interpretaciones de los derechos fundamentales previstas en
la Constitución o en la ley, vincula a todos los jueces en los
fundamentos relevantes que han incidido en la solución del conflicto
de derechos (ratio decidendi). Mas la identificación del ámbito de
vinculación es competencia del juez que va a aplicar la jurisprudencia
vinculante en los términos en que lo hace el referido artículo VI del
Código Procesal Constitucional. Ello configura una institución
constitucional-procesal autónoma, con características y efectos
jurídicos distinguibles del precedente vinculante, con el que mantiene
una diferencia de grado.

§1. El marco constitucional de la jurisdicción arbitral

§1.1. Justificación de la institución

3. A finales del siglo XX y desde la regulación del arbitraje en la


mayor parte de las legislaciones del mundo, se concibe a esta
institución como el proceso ideal, en donde los particulares son
protagonistas de la dirección y administración de la justicia. El
arbitraje se configura como un juicio de conocimiento en donde
“jueces particulares”, a través de un laudo, toda la amplitud de
validez intrínseca y extrínseca de una sentencia judicial.
Así, se presenta como un mecanismo orientado a la consecución de la
verdad legal, pretendiendo despojarse de los trámites, muchas veces
engorrosos y formalistas, de la justicia tradicional. Entonces,
históricamente en sus orígenes, el arbitraje se justificó en su carácter
de proceso expedito y efectivo.
4. El desarrollo de esta institución en el derecho comparado ha sido
enorme en los últimos años: es prácticamente el proceso más
utilizado para resolver conflictos comerciales. La configuración de un
nuevo orden económico internacional ha requerido del arbitraje como
el prototipo de proceso de resolución de conflictos entre particulares
e incluso entre estos y los Estados, lo que le otorga una importancia
significativa, formando parte integrante del modelo jurisdiccional ad
hoc a la resolución de controversias, no solo entre particulares, en el
marco de la Constitución económica.
En el Perú el arbitraje es obligatorio, según las normas de
contratación del Estado, además forma parte de los contratos de
inversión suscritos por el Estado y de todos los contratos de
estabilidad jurídica regidos por los Decretos Legislativos Nºs 758 y
662.

§1.2. Naturaleza y características de la jurisdicción arbitral

5. El principio de unidad y la exclusividad de la función


jurisdiccional reconocido en el artículo 139, inciso 1 de la
Constitución, prescribe que: “No existe ni puede establecerse
jurisdicción alguna independiente, con excepción de la arbitral y la
militar. No hay proceso judicial por comisión o delegación”. En
atención a ello, la Constitución ha establecido, como regla general,
que corresponde al Poder Judicial el avocamiento único y singular del
estudio y solución de los diversos tipos de conflictos jurídicos
(principio de unidad), prohibiéndose al legislador que atribuya la
potestad jurisdiccional a órganos no conformantes del Poder Judicial
(principio de exclusividad).
6. De allí que, en sentido estricto, la función jurisdiccional, siendo
evidente su íntima correspondencia con los principios de división de
poderes y control y balance entre los mismos, debe entenderse como
el fin primario del Estado consistente en dirimir los conflictos
interindividuales, que se ejerce a través del órgano jurisdiccional
mediante la aplicación de las normas jurídicas. Por ello es que
tradicionalmente se ha reservado el término “jurisdicción” para
designar la atribución que ejercen los órganos estatales encargados de
impartir justicia y aplicar las disposiciones previstas en la ley para
quien infringe sus mandatos.
7. Sin embargo, el artículo 139, inciso 1 de nuestro ordenamiento
constitucional consagra la naturaleza excepcional de la jurisdicción
arbitral, lo que determina que, en el actual contexto, el justiciable
tenga la facultad de recurrir ante el órgano jurisdiccional del Estado
para demandar justicia, pero también ante una jurisdicción privada.
Al respecto, el reconocimiento constitucional de fueros especiales, a
saber, militar y arbitral (inciso 1 del artículo 139); constitucional
(artículo 202) y de comunidades campesinas y nativas (artículo 149),
no vulnera el principio de igualdad ante la ley, previsto en el inciso 2
del artículo 2 de la Constitución; siempre que dichas jurisdicciones
aseguren al justiciable todas las garantías vinculadas al debido
proceso y a la tutela judicial efectiva.
8. Llegados a este punto, cabe preguntarse si es constitucionalmente
legítimo el establecimiento de esta jurisdicción de carácter privado.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Se establecen requisitos que definen la naturaleza de la
jurisdicción arbitral.

Al respecto, conforme lo ha establecido este colegiado: “(...) el


ejercicio de la jurisdicción implica cuatro requisitos, a saber:
a) Conflicto entre las partes.
b) Interés social en la composición del conflicto.
c) Intervención del Estado mediante el órgano judicial, como tercero
imparcial.
d) Aplicación de la ley o integración del derecho”.
Qué duda cabe, que prima facie, la confluencia de estos cuatro
requisitos definen la naturaleza de la jurisdicción arbitral, suponiendo
un ejercicio de la potestad de administrar justicia, y en tal medida,
resulta de aplicación en sede arbitral el artículo VI in fine del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional por el cual los jueces
(y por extensión, también los árbitros) quedan vinculados a los
preceptos y principios constitucionales conforme a la interpretación
de los mismos que resulte de las resoluciones del Tribunal
Constitucional; sin perjuicio del precedente vinculante con efectos
normativos del artículo VII del título preliminar del Código Procesal
Constitucional.
9. Asimismo, la naturaleza de jurisdicción independiente del arbitraje,
no significa que establezca el ejercicio de sus atribuciones con
inobservancia de los principios constitucionales que informan la
actividad de todo órgano que administra justicia, tales como el de
independencia e imparcialidad de la función jurisdiccional, así como
los principios y derechos de la función jurisdiccional. En particular,
en tanto jurisdicción, no se encuentra exceptuada de observar
directamente todas aquellas garantías que componen el derecho al
debido proceso.
10. De allí que el arbitraje no puede entenderse como un mecanismo
que desplaza al Poder Judicial, ni tampoco como su sustitutorio, sino
como una alternativa que complementa el sistema judicial puesta a
disposición de la sociedad para la solución pacífica de las
controversias. Y que constituye una necesidad, básicamente para la
solución de conflictos patrimoniales de libre disposición y, sobre todo
para la resolución para las controversias que se generen en la
contratación internacional.
11. Es justamente, la naturaleza propia de la jurisdicción arbitral y las
características que la definen, las cuales permiten concluir a este
colegiado que no se trata del ejercicio de un poder sujeto
exclusivamente al derecho privado, sino que forma parte esencial del
orden público constitucional.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La naturaleza de la jurisdicción arbitral no se trata del
ejercicio de un poder sujeto exclusivamente al derecho
privado.
La facultad de los árbitros para resolver un conflicto de intereses no
se fundamenta en la autonomía de la voluntad de las partes del
conflicto, prevista en el artículo 2 inciso 24 literal a de la
Constitución, sino que tiene su origen y, en consecuencia, su límite,
en el artículo 139 de la propia Constitución.
De allí que el proceso arbitral tiene una doble dimensión pues,
aunque es fundamentalmente subjetivo ya que su fin es proteger los
intereses de las partes, también tiene una dimensión objetiva, definida
por el respeto a la supremacía normativa de la Constitución, dispuesta
por el artículo 51 de la Carta Magna; ambas dimensiones, (subjetiva y
objetiva) son interdependientes y es necesario modularlas en la norma
legal y/o jurisprudencia. Tensión en la cual el árbitro o tribunal
arbitral aparece en primera instancia como un componedor
jurisdiccional, sujeto, en consecuencia, a la jurisprudencia
constitucional de este colegiado.
Así, la jurisdicción arbitral, que se configura con la instalación de un
Tribunal Arbitral en virtud de la expresión de la voluntad de los
contratantes expresada en el convenio arbitral, no se agota con las
cláusulas contractuales ni con lo establecido por la Ley General de
Arbitraje, sino que se convierte en sede jurisdiccional
constitucionalmente consagrada, con plenos derechos de autonomía y
obligada a respetar los derechos fundamentales. Todo ello hace
necesario que este tribunal efectúe una lectura iuspublicista de esta
jurisdicción, para comprender su carácter privado; ya que, de lo
contrario, se podrían desdibujar sus contornos constitucionales.
12. El reconocimiento de la jurisdicción arbitral comporta la
aplicación a los tribunales arbitrales de las normas constitucionales y,
en particular, de las prescripciones del artículo 139 de la de
Constitución, relacionadas a los principios y derechos de la función
jurisdiccional. Por ello, el Tribunal considera y reitera la protección
de la jurisdicción arbitral, en el ámbito de sus competencias, por el
principio de “no interferencia” referido en el inciso 2 del artículo
constitucional antes citado, que prevé que ninguna autoridad puede
avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional, ni
interferir en el ejercicio de sus funciones. Los tribunales arbitrales,
por consiguiente, dentro del ámbito de su competencia, se encuentran
facultados para desestimar cualquier intervención y/o injerencia de
terceros –incluida autoridades administrativas y/o judiciales–
destinada a avocarse a materias sometidas a arbitraje, en mérito a la
existencia de un acuerdo arbitral y la decisión voluntaria de las
partes.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Los tribunales arbitrales pueden desestimar cualquier
intervención y/o injerencia de terceros en materias de
arbitraje en base al acuerdo arbitral y la decisión de las
partes.

13. Es por tal motivo que este tribunal considera conveniente reiterar
la plena vigencia del principio de la kompetenz-kompetenz previsto en
el artículo 39 de la Ley General de Arbitraje –Ley N° 26572–, que
faculta a los árbitros a decidir acerca de las materias de su
competencia, y en el artículo 44 del referido cuerpo legal, que
garantiza la competencia de los árbitros para conocer y resolver, en
todo momento, las cuestiones controvertidas que se promuevan
durante el proceso arbitral, incluida las pretensiones vinculadas a la
validez y eficacia del convenio. Este colegiado resalta la suma
importancia práctica que reviste dicho principio, a efectos de evitar
que una de las partes, que no desea someterse al pacto de arbitraje,
mediante un cuestionamiento de las decisiones arbitrales y/o la
competencia de los árbitros sobre determinada controversia, pretenda
convocar la participación de jueces ordinarios, mediante la
interposición de cualquier acción de naturaleza civil y/o penal, y
desplazar la disputa al terreno judicial.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
Los árbitros son competentes para conocer y resolver las
pretensiones sobre la validez y eficacia del convenio
arbitral.

Lo expuesto no impide que posteriormente se cuestione la actuación


arbitral por infracción de la tutela procesal efectiva, conforme a las
reglas del Código Procesal Constitucional.
14. Este tribunal reconoce la jurisdicción del arbitraje y su plena y
absoluta competencia para conocer y resolver las controversias
sometidas al fuero arbitral, sobre materias de carácter disponible
(artículo 1 de la Ley General de Arbitraje), con independencia
jurisdiccional y, por tanto, sin intervención de ninguna autoridad,
administrativa o judicial ordinaria. El control judicial, conforme a la
ley, debe ser ejercido ex post, es decir, a posteriori, mediante los
recursos de apelación y anulación del laudo previstos en la Ley
General de Arbitraje. Por su parte, el control constitucional deberá ser
canalizado conforme a las reglas establecidas en el Código Procesal
Constitucional; vale decir que tratándose de materias de su
competencia, de conformidad con el artículo 5, numeral 4 del
precitado código, no proceden los procesos constitucionales cuando
no se hayan agotado las vías previas. En ese sentido, si lo que se
cuestiona es un laudo arbitral que verse sobre derechos de carácter
disponible, de manera previa a la interposición de un proceso
constitucional, el presunto agraviado deberá haber agotado los
recursos que la Ley General de Arbitraje prevé para impugnar dicho
lado.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La interposición de un proceso consitucional para
cuestionar un laudo arbitral, requiere previamente del
agotamiento de los recursos que la Ley General de
Arbitraje dispone.

§1.3. Criterios para el control constitucional de las resoluciones


arbitrales

§ Principio de autonomía de la voluntad y jurisdicción arbitral


15. Conforme lo señala el artículo 9 de la Ley General de Arbitraje,
N° 26572, el convenio arbitral es el acuerdo por el cual las partes
deciden someter a arbitraje las controversias que hayan surgido o
puedan surgir entre ellas respecto de una determinada relación
jurídica contractual o no contractual, sean o no materia de un proceso
judicial. De lo que se desprende la naturaleza contractual del
convenio, que obliga a las partes a la realización de cuantos actos
sean necesarios para que el arbitraje se desarrolle y para el posterior
cumplimiento del laudo arbitral.
16. La noción de contrato en el marco del Estado Constitucional de
Derecho se remite al principio de autonomía de la voluntad, previsto
en el artículo 2, inciso 24, literal a de la Constitución, y que, en
relación a la jurisdicción arbitral, puede tener dos vertientes:
a) Una negativa: En cuya virtud permite regular del modo que los
particulares estimen oportuno sus relaciones jurídicas, creándolas,
modificándolas o extinguiéndolas.
b) Una positiva: En cuya razón el carácter autónomo, garantista y
procesal del arbitraje, equivale a facultar a los particulares para que
sustraigan del ámbito del ejercicio funcional de la jurisdicción estatal
aquellas materias consideradas de libre disposición, es decir, plantea
la conceptualización, si bien de modo no absoluto, del arbitraje como
un derecho fundamental.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
El convenio arbitral debe interpretarse desde el orden
público constitucional y no exclusivamente desde el
derecho privado.

17. Entonces, el principio de autonomía de la voluntad no debe ser


entendido de manera absoluta, sino dentro de los valores y principios
constitucionales antes señalados.
En el caso del convenio arbitral, si bien se gesta a partir del sentido
privatista de las relaciones contractuales, no presenta un haz de
contenidos cuyas categorías sean exclusiva y excluyentemente de
Derecho Privado. Interpretarlo de este modo implicaría soslayar su
naturaleza constitucional, sujeta a los principios y deberes
primordiales de la función jurisdiccional consagrados en el artículo
139 de la Constitución; los mismos que deberán extenderse
razonablemente a la jurisdicción arbitral.
Si bien es cierto que la autonomía de la voluntad deriva de la
Constitución, no puede discutirse la facultad de controlarla por
razones del orden público constitucional, máxime si la propia
jurisdicción arbitral integra este. Esto supone que, en un Estado
constitucional, el poder se desagrega en múltiples centros de decisión
equilibrados entre sí por un sistema de control de pesos y
contrapesos, como postula el artículo 43 de la Constitución. Esto hace
que el poder público, pero también el privado, estén sometidos al
Derecho.
18. En este contexto el control constitucional arbitral no queda
excluido, sino que se desenvuelve a posteriori cuando se vulnera el
derecho a la tutela procesal efectiva o se advierte un incumplimiento,
por parte de los propios árbitros, de la aplicación de la jurisprudencia
constitucional o los precedentes de observancia obligatoria, los
mismos que los vinculan en atención a los artículos VI in fine y VII
del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, respectivamente.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El control constitucional a posteriori cuando se vulnera el
derecho a la tutela procesal efectiva o ante el
incumplimiento de la jurisprudencia constitucional por
parte de los árbitros.

19. El ejercicio de las potestades jurisdiccionales –ordinaria o


constitucional– no puede ni debe ser, desde luego, abusivo, ni supone
la imposición de medidas irrazonables y desproporcionadas que
lesionen los derechos fundamentales de autonomía de la voluntad y
de contenido patrimonial –las libertades de contratar y de empresa–.
§ Principio de interdicción de la arbitrariedad
20. El principio de interdicción de la arbitrariedad[5] es uno inherente
a los postulados esenciales de un Estado constitucional democrático y
a los principios y valores que la propia Constitución incorpora; de allí
que, si bien la autonomía de la jurisdicción arbitral tiene consagración
constitucional, no lo es menos que, como cualquier particular, se
encuentra obligada a respetar los derechos fundamentales, en el
marco vinculante del derecho al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional efectiva (artículo 139 de la Constitución); por cuanto,
si así no ocurriese, será nulo y punible todo acto que prohìba o limite
al ciudadano el ejercicio de sus derechos, de conformidad con el
artículo 31 in fine de la Carta Fundamental.
Si ocurriese lo contrario, la autonomía conferida al arbitraje
devendría en autarquía, lo que equivaldría a sostener que los
principios y derechos constitucionales no resultan vinculantes.

§1.4. Relaciones con la función jurisdiccional (artículo 139, inciso 1 de


la Constitución): Supuesto constitucional de excepción y la
apreciación de razonabilidad

21. Quienes se inclinan por la irrevisabilidad de los laudos arbitrales


se sustentan en el artículo 4 de la Ley N° 26572, que establece que,
salvo pacto en contrario, las partes podrán someterse de modo
exclusivo y excluyente a la jurisdicción arbitral, así como en el
artículo 59, que otorga a los laudos arbítrales carácter definitivo,
estableciendo que contra ellos no procede alguno, salvo el recurso de
apelación y de nulidad.
Una interpretación formal propia del valorismo legalista de la Ley N°
26572, concluiría que, sin ingresar en consideración adicional alguna,
una resolución expedida por un tribunal arbitral es incuestionable en
sede constitucional, incluso en aquellos supuestos en los que afecten
los derechos fundamentales de la persona.
Mas pretender interpretar la Constitución a partir del mandato legal
de la Ley N° 26572, vaciando de contenido el principio de
supremacía jurídica y valorativa de la Constitución (artículo 51 de la
Constitución), configurado en el tránsito del Estado de derecho al
Estado constitucional de derecho, no es atendible para defender la
irrevisabilidad absoluta de las resoluciones de los tribunales
arbitrales.
Además, resulta manifiestamente contrario al principio de fuerza
normativa de la Constitución y al de corrección funcional, ya que
desconoce, por un lado, el carácter jurídico-vinculante de la
Constitución y, por otro, la función de contralor de la
constitucionalidad conferida al Tribunal Constitucional (artículo 201
de la Constitución).
22. Por otro lado, el último párrafo del artículo 103 de la Constitución
establece que esta no ampara el abuso del derecho, por lo que el
ejercicio de poder jurisdiccional ordinario, y con mayor razón el
excepcional, será legítimo si es ejercido en salvaguarda del
cumplimiento de los preceptos y principios constitucionales,
conforme a la interpretación que resulte de los mismos y de las
resoluciones dictadas por este tribunal (artículo VI in fine del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional), el cumplimiento de
las sentencias que constituyan precedente vinculante (artículo VII del
Código Procesal Constitucional) y el respeto al derecho a la tutela
procesal efectiva (artículo 4 del Código Procesal Constitucional).
23. Por los fundamentos precedentes, a juicio de este colegiado, es un
hecho incontrovertible que existe la posibilidad de cuestionar, por la
vía del proceso constitucional, una resolución arbitral. Esta, por tanto,
debe ser considerada como la única opción válida
constitucionalmente, habida cuenta de que bajo determinados
supuestos procede el proceso constitucional contra resoluciones
provenientes tanto del Poder Judicial como de un Tribunal Militar
(artículo 4 del Código Procesal Constitucional). En esa medida, no
existe respaldo constitucional que impida recurrir al proceso
constitucional frente a la jurisdicción arbitral.

§3. Actividad fiscal previa al inicio del proceso penal

24. Habiendo desarrollado el marco constitucional de la jurisdicción


arbitral; y tomando en consideración que el petitorio constitucional
del recurrente está orientado a cuestionar el procedimiento de
investigación fiscal y posterior acusación que llevó a cabo la parte
demandada, se procederá a analizar –aunque de manera preliminar–
algunos aspectos relacionados con la actividad fiscal previa al inicio
del proceso judicial penal.
25. La Constitución establece, en el artículo 159, inciso 1, que
corresponde al Ministerio Público la misión de promover de oficio, o
a petición de parte, la acción judicial en defensa de la legalidad y de
los intereses públicos tutelados por el derecho; asimismo, el inciso 5
del mismo artículo constitucional encarga al Ministerio Público el
ejercicio de la acción penal de oficio o a petición de parte. En ese
sentido, corresponde a los fiscales –representantes del Ministerio
Público– hacer ejercicio de la titularidad de la acción penal pública y,
una vez conocida la denuncia o noticia criminal, proceder a
formalizarla ante el juez penal si lo estiman procedente, conforme a
lo establecido por la Ley Orgánica del Ministerio Público, aprobada
por Decreto Legislativo N° 52.
26. En cumplimiento de las atribuciones que le han sido conferidas
constitucional y legalmente, la labor del fiscal se extiende a lo largo
de todo el proceso penal; sin embargo, es preciso analizar su labor en
el procedimiento que antecede al inicio del proceso judicial.

§3.1. Investigación y posterior acusación fiscal

27. El Ministerio Público conduce desde su inicio la investigación del


delito (artículo 159, inciso 4 de la Constitución); por ende, una vez
que un hecho presuntamente delictivo es denunciado, el fiscal puede,
alternativamente, abrir investigación policial para reunir la prueba
indispensable o formalizarla ante el juez penal. En el primer
supuesto, el fiscal no cuenta con elementos suficientes que ameriten
la formalización de la denuncia, por lo que se procede a iniciar una
investigación orientada a obtener elementos que sustenten su
acusación ante el juez penal; ello fluye del texto del artículo 94 de la
Ley Orgánica del Ministerio Público, en el extremo que señala: “(...)
cuando se hubiese reunido la prueba que estimase suficiente [el
fiscal] procederá a formalizar la denuncia ante el Juez Instructor
como se deja establecido en el presente artículo”.
28. Respecto a la actividad probatoria y el grado de convicción al que
debe arribar el fiscal en el transcurso de esta investigación previa al
proceso penal, la doctrina ha señalado lo siguiente: “(...) no se
requiere que exista convicción plena en el fiscal ni que las
actuaciones estén completas, solo se necesita que las investigaciones
arrojen un resultado probabilístico razonable, en orden a la realidad
de un delito y de la vinculación delictiva del imputado o imputados”.
Sin embargo, desde una perspectiva constitucional, resulta
insuficiente valorar la actuación fiscal en sus propios términos
legales; se requiere de su conformidad con los mandatos
constitucionales de respeto a los derechos fundamentales y al
ordenamiento jurídico constitucional.

§3.2. Ausencia de normatividad en la materia. Principios y criterios


aplicables

29. La labor que el fiscal realice una vez recibida la denuncia o


conocida la noticia criminal no ha sido desarrollada en detalle por el
ordenamiento jurídico vigente. Sin embargo, esta actividad está sujeta
a diversos principios y garantías que orientan su normal
desenvolvimiento para que este sea conforme a la Constitución.
§ Principio de interdicción de la arbitrariedad
30. Desde la consolidación del Estado de derecho surge el principio
de interdicción de la arbitrariedad, el mismo que tiene un doble
significado, tal como ha sido dicho en anterior sentencia: “a) En un
sentido clásico y genérico, la arbitrariedad aparece como el reverso
de la justicia y el derecho. b) En un sentido moderno y concreto, la
arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva;
como lo incongruente y contradictorio con la realidad que ha de
servir de base a toda decisión. Es decir, como aquello desprendido o
ajeno a toda razón de explicarlo. En consecuencia, lo arbitrario será
todo aquello carente de vínculo natural con la realidad” (Exp. N°
090-2004-AA/TC).
Adecuando los fundamentos de la referida sentencia a la actividad
fiscal, es posible afirmar que el grado de discrecionalidad atribuido al
fiscal para que realice la investigación sobre la base de la cual
determinará si existen elementos suficientes que justifiquen su
denuncia ante el juez penal, se encuentra sometida a principios
constitucionales que proscriben: a) actividades caprichosas, vagas e
infundadas desde una perspectiva jurídica; b) decisiones despóticas,
tiránicas y carentes de toda fuente de legitimidad; y c) lo que es
contrario a los principios de razonabilidad y proporcionalidad
jurídica.
§ Principio de legalidad en la función constitucional
31. El fiscal actúa como defensor de la legalidad y representante de la
causa pública en el proceso penal. En efecto, el respeto de este
principio implica que el Ministerio Público ejercite la acción penal
por todo hecho que revista los caracteres de un delito, sin perder de
vista que su labor se ejecuta en función de la justicia y teniendo como
parámetros a la Constitución y a la ley.
§ Debido proceso y tutela jurisdiccional
32. Al respecto, este colegiado ha reconocido que el debido proceso
se proyecta también al ámbito de la etapa prejurisdiccional de los
procesos penales, es decir, enaquella cuya dirección compete al
Ministerio Público (Exp. N° 1268-2001-HC/TC). Por tanto, las
garantías previstas en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional
serán aplicables a la investigación fiscal previa al proceso penal
siempre que sean compatibles con su naturaleza y fines, los mismos
que deben ser interpretados de conformidad con el artículo 1 de la
Constitución, según el cual “la defensa de la persona humana y el
respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del
Estado”.

§3.3. Hábeas corpus y procedimiento de investigación fiscal

33. A continuación se analizará el petitorio constitucional del


demandante, cuyos extremos son: que se declare la nulidad de la
denuncia fiscal, de fecha 10 de mayo de 2005, formalizada en contra
del recurrente por el fiscal demandado; y que se notifique al juez que
haya asumido la calificación de la denuncia, a efectos de que la
devuelva al Ministerio Público para que esta sea calificada
nuevamente, este vez por otro fiscal.
El presunto agraviado sustenta, para tal efecto, la interposición de un
hábeas corpus de tipo reparador respecto a los derechos que han sido
vulnerados por el demandado al momento de realizar la investigación
fiscal; y, asimismo, la interposición de un hábeas corpus de tipo
preventivo, frente a la amenaza de su libertad individual y derechos
conexos como consecuencia de la denuncia que se ha formalizado en
su contra.
§ Hábeas corpus reparador y procedimiento de investigación fiscal
34. Respecto del hábeas corpus reparador, es preciso señalar que
dicha modalidad representa la modalidad clásica o inicial del hábeas
corpus, la misma que se promueve para obtener la reposición de la
libertad de una persona indebidamente detenida. Se presenta, por
ejemplo, cuando se produce la privación arbitraria o ilegal de la
libertad física como consecuencia de una orden policial; de un
mandato judicial en sentido lato; de una negligencia penitenciaria
cuando un condenado continúa en reclusión pese a haberse cumplido
la pena; por sanciones disciplinarias privativas de la libertad, entre
otros (Exp. N° 2663-2003-HC/TC).
35. En el caso de autos, el demandante promueve esta modalidad de
hábeas corpus porque considera que la investigación fiscal llevada a
cabo por el demandado se ha desarrollado con absoluta prescindencia
del respeto a las garantías que brinda el derecho a la tutela procesal
efectiva, derecho protegido a través del proceso de hábeas corpus de
conformidad con el artículo 4 del Código Procesal Constitucional.
36. Sobre este punto, es preciso tomar en consideración que la
actividad del fiscal está limitada por las atribuciones que le han sido
conferidas directamente a la autoridad judicial. En efecto, la
imposición de medidas coercitivas, restrictivas de la libertad o
derechos conexos, son atribuciones que la Constitución no ha
conferido al Ministerio Público, puesto que su investigación, en todo
caso, puede concluir en la formalización de una denuncia ante el
Poder Judicial; pero la imposición de medidas coercitivas como la
comparecencia o la detención preventiva, son medidas propias de la
instancia judicial y serán adoptadas previa valoración y motivación
del juez competente. En consecuencia, el procedimiento de
investigación fiscal no incide de manera directa en una posible
vulneración a algún derecho vinculado a la libertad individual de la
persona.
37. En este orden de ideas, las presuntas irregularidades llevadas a
cabo por el fiscal demandado no dan lugar a la interposición de un
hábeas corpus correctivo, por lo que, en adelante, el pedido del
recurrente será analizado a la luz de la tutela que brinda el hábeas
corpus de tipo preventivo.
§ Hábeas corpus preventivo y procedimiento de investigación fiscal
38. El presunto agraviado formula demanda de hábeas corpus
preventivo contra la amenaza que se cierne sobre su libertad
individual y derechos constitucionales conexos como consecuencia
de la acusación formulada por el fiscal demandado. Al respecto, es
preciso tomar en consideración que, tal como lo dispone el inciso 1
del artículo 200 de la Constitución, el hábeas corpus no solo procede
ante el hecho u omisión de cualquier autoridad, funcionario o persona
que vulnera la libertad individual o derechos conexos, sino también
ante la amenaza de que se pueda producir tal vulneración. En este
caso, la actuación del juez constitucional es anterior al acto violatorio
de la libertad individual o derechos conexos, pues se procede ante
una amenaza.
39. Sobre el hábeas corpus preventivo y a efectos de valorar la
amenaza frente a la cual procede este proceso constitucional, este
colegiado ha sostenido que: “(...) se debe comprobar: a) la inminencia
de que se produzca el acto vulnerador, es decir, que se configure un
atentado a la libertad personal que esté por suceder prontamente o en
vía de ejecución, no entendiéndose por tal a los simples actos
preparatorios; y b) que la amenaza a la libertad sea cierta, es decir,
que exista un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la libertad,
dejando de lado conjeturas o presunciones” (Exp. N° 3171-2003-
HC/TC).
40. Como ha sido dicho anteriormente, dado que el fiscal no tiene la
facultad de dictar medidas restrictivas de la libertad o derechos
conexos, en principio no se configuraría una amenaza cierta e
inminente de algún derecho tutelable por el hábeas corpus. No
obstante, es preciso tomar en consideración que si bien la denuncia
fiscal no vincula al juez –el mismo que solo abrirá instrucción si
considera que de la denuncia fluyen indicios suficientes o elementos
de juicio que razonablemente revelen la existencia de un delito–, en
cambio, sí constituye un importante indicativo para el juez, el cual
podría ser inducido a error sobre la base de una denuncia
abiertamente arbitraria, orientada a conseguir que el presunto autor
del hecho delictivo sea procesado.
41. Este colegiado no considera que esta situación se haya
configurado en el caso de autos, toda vez que la denuncia formalizada
ante el juez penal ha sido construida sobre la base de las
investigaciones efectuadas por el fiscal y los documentos
proporcionados por Algamarca. No obstante, surge un
cuestionamiento en torno al hecho de que no se haya contado con la
declaración indagatoria del investigado. Esta resultaría ser una
observación válida si el procedimiento de investigación fiscal se
hubiera llevado “a escondidas” como se sugiere en la demanda; sin
embargo, este calificativo no se condice con el hecho de que el señor
Cantuarias Salaverry fue debidamente notificado (al menos en una
oportunidad) del procedimiento de investigación fiscal que se le
seguía.
42. El recurrente, por tanto, tuvo oportunidad de apersonarse al
procedimiento de investigación fiscal y lo hizo a través de su
abogado, el mismo que presentó escritos e incluso solicitó que se
actuaran diversos medios probatorios. Respecto de esta solicitud, el
fiscal no llevó a cabo la actuación de todos los medios probatorios
solicitados por el demandante; no obstante, atendió a su pedido en el
extremo en el que solicitó se recabara la declaración indagatoria de
los otros dos miembros del tribunal arbitral. Finalmente, esta
diligencia no se llevó a cabo porque ambos árbitros solicitaron una
reprogramación, lo cual no tuvo lugar pues el fiscal no realizó una
nueva citación.
43. De lo actuado también se desprende que el fiscal demandado citó
a informe oral a la defensa del recurrente; sin embargo, esta volvió a
solicitar que se programe una nueva fecha porque consideró que se
debía esperar a que la investigación preliminar concluya. En este
escenario, no resulta desproporcionado que ante las pruebas
merituadas y las constantes solicitudes de reprogramación que venían
siendo formuladas, el fiscal haya formalizado denuncia sobre la base
de los elementos con los cuales, efectivamente, contaba.
44. En cuanto a la denuncia fiscal, esta se ajusta a lo dispuesto por el
artículo 94 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, según el cual,
si el fiscal estima procedente formalizar denuncia ante el juez penal
“(...) expondrá los hechos de que tiene conocimiento, el delito que
tipifican y la pena con que se sanciona, según ley; la prueba con que
cuenta y la que ofrece actuar o que espera conseguir y ofrecer
oportunamente”.
45. Partiendo de las consideraciones que han sido previamente
expuestas, este colegiado no considera que el recurrente se encuentre
frente a una amenaza cierta e inminente de su derecho a la libertad
individual o algún derecho conexo, puesto que no se ha producido la
formalización de una denuncia manifiestamente arbitraria, orientada a
inducir a error al juez a fin de que dé inicio a un proceso penal en
contra del investigado.
46. Si bien, a la fecha, es posible constatar que la denuncia
formalizada por el fiscal demandado dio lugar a que se abriera
instrucción en contra del señor Fernando Cantuarias Salaverry, no se
ha dictado mandato de detención en su contra y se ha motivado
debidamente el mandato de comparecencia restringida que fue
dictado en su lugar. En efecto, este mandato de comparecencia no
puede ser considerado como una concreción de la amenaza alegada
por el recurrente, toda vez que esta medida ha sido dictada en el
ejercicio legítimo de las atribuciones que han sido conferidas al juez
penal.
47. Se advierte, por tanto, que en el presente caso no se configuran
los supuestos necesarios para la procedencia del proceso
constitucional de hábeas corpus y que el petitorio constitucional del
presunto agraviado –declarar la insubsistencia del auto apertorio de
instrucción– sin que se haya acreditado la existencia de una amenaza
cierta e inminente de su libertad individual o derechos
constitucionales conexos, importaría que este tribunal se subrogue en
las facultades que le han sido constitucional y legalmente conferidas
a los representantes del Ministerio Público.
48. Sin perjuicio de la decisión adoptada por este colegiado, se deja a
salvo el derecho del recurrente respecto de la posible injerencia que el
proceso penal iniciado en su contra puede suscitar de manera
ilegítima en su labor como miembro del tribunal arbitral Sulliden-
Algamarca; ello en tanto y en cuanto se podría estar pretendiendo
trasladar, indebidamente, al ámbito penal controversias que tienen
carácter civil o comercial y que han sido oportunamente sometidas al
ámbito de la jurisdicción arbitral por las partes involucradas. De ser
este el caso, el recurrente podrá hacer valer su derecho en la vía
ordinaria correspondiente, que deberá seguir los criterios vinculantes
de esta sentencia, a efectos de no sesgar la autonomía e
independencia con la que cuenta la jurisdicción arbitral en el ejercicio
legítimo de sus atribuciones.
49. De conformidad con el artículo VI in fine del Título Preliminar
Código Procesal Constitucional, los criterios de interpretación
contenidos en los fundamentos jurídicos N° 8, 11, 12, 13, 14, 17 y 18,
son vinculantes para todos los operadores jurídicos.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda de hábeas corpus.


2. Declarar que los fundamentos jurídicos Nº 8, 11, 12, 13, 14, 17 y 18,
son vinculantes para todos los operadores jurídicos.
SS. GARCÍA TOMA; GONZALES OJEDA; ALVA ORLANDINI;
BARDELLI LARTIRIGOYEN; LANDA ARROYO

█ COMENTARIO

“En el ejercicio de la autonomía de la voluntad y de la libre contratación,


las partes pueden acordar legítimamente resolver sus controversias a través
del arbitraje; más aún, porque él mismo cuenta con expreso sustento
constitucional. Sin embargo, esta autonomía tiene límites y, por ello, existen
materias que no pueden ser objeto de arbitraje y, además, en caso de
afectarse en forma clara y manifiesta derechos fundamentales podrá
acudirse al proceso de amparo. De ahí que consideremos que no resulta
posible pactar cláusulas que impliquen una renuncia previa a la tutela
jurisdiccional a través del amparo.
El Tribunal Constitucional ha calificado al arbitraje como una ‘jurisdicción
arbitral’ y permite el cuestionamiento a través del amparo de las decisiones
recaídas en los procesos arbitrales. El colegiado ante el silencio del Código
Procesal Constitucional ha ido diseñando el proceso de amparo en materia
arbitral y precisa los casos en que procede (...)”(1).
Derechos fundamentales
de las personas jurídicas

STC Exp. N° 4972-2006-PA/TC

Caso: Corporación Meier S.A.C. y Persolar S.A.C.

Sentido del fallo: improcedente la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 18/10/2007

Se establece el reconocimiento de derechos fundamentales a las


personas jurídicas que puedan resultar compatibles con la
naturaleza o estatus de las personas naturales, ello no significa
que todos los atributos, facultades y libertades reconocidas sobre
esta sean los mismos que corresponden a la persona jurídica. De
esta manera, bajo una interpretación extensiva del inciso 17 del
artículo 2 de la Constitución, toda persona jurídica puede tener o
retener para sí aquellos derechos de carácter fundamental que le
resulten aplicables.

Palabras clave: Personas jurídicas, jurisdicción arbitral, estatus de las


personas naturales.

EXP. N° 4972-2006-PA/TC-LA LIBERTAD


CORPORACIÓN MEIER S.A.C. Y PERSOLAR S.A.C.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Chiclayo, a los 4 días del mes de agosto de 2006, la Sala Primera del
Tribunal Constitucional, con la asistencia de los señores magistrados García
Toma, Landa Arroyo y Mesía Ramírez, pronuncia la siguiente sentencia,

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por Corporación Meier


S.A.C. y Persolar S.A.C. contra la resolución emitida por la Segunda Sala
Civil de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, de fojas 1390, su
fecha 31 de Enero de 2005, que declara improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 3 de Febrero de 2005, las recurrentes, debidamente representadas


por don Fernando Donet Valle, interponen demanda de amparo contra
Aristocrat Technologies INC y Aristocrat International PTY Limited,
solicitando que se determine la incompatibilidad constitucional por el uso
abusivo del derecho y se declaren inaplicables: a) la Cláusula 20.3 del
contrato de otorgamiento de licencia, prestación de servicios y transferencia
de Know-How; b) La Cláusula 18.3 del contrato de transferencia de
equipos, y c) La cláusula 19 del contrato de compraventa de máquinas
tragamonedas. Arguyen que en los tres casos descritos se les pretende
someter compulsivamente a un arbitraje de derecho, vulnerando de este
modo sus derechos constitucionales a la igualdad ante la ley, a contratar con
fines lícitos, a la contratación válida según las normas vigentes, a la
proscripción del abuso del derecho, al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional efectiva.
Manifiestan las recurrentes que en los meses de noviembre y diciembre de
2001 y posteriormente en enero de 2002 suscribieron con las demandadas
tres contratos de compraventa de máquinas tragamonedas y kits de
conversión, con el compromiso, por parte de las demandadas, de sufragar
los costos de importación y nacionalización de las máquinas en el país; que
posteriormente y durante el desarrollo de la relación contractual surgieron
una serie de incumplimientos por parte de las demandadas que motivaron la
celebración de tres nuevos contratos, los cuales constan en tres escrituras
públicas celebradas con fecha 17 de noviembre de 2003 (Kárdex N°s
101987, 101988 y 101986, respectivamente). Aducen que los referidos
contratos son de prestaciones recíprocas, encontrándose estrechamente
vinculados entre sí, pues tanto la compraventa de las máquinas
tragamonedas como el software necesario para su funcionamiento y
actualización traerían consigo un nivel constante de ingresos a las empresas,
en la medida en que la producción de cada máquina depende de su
actualización a través de los kits de conversión adquiridos a las
demandadas. Sostienen asimismo que las partes contratantes convinieron en
que las obligaciones contraídas serían ejecutadas directamente o a través de
las empresas afiliadas a cada grupo empresarial, en cuyo caso el
cumplimiento y exigibilidad de las mismas estarían a cargo de aquellas.
Refieren también que a posteriori de tales compromisos las demandadas
incumplieron las obligaciones estipuladas en el contrato de software, el
contrato de equipos y el contrato de opción, situación que obligó a
interponer una medida cautelar fuera de proceso, en la que se ha ordenado
la suspensión de parte de sus obligaciones de pago, con lo que queda
acreditado que tales contratos no son bajo ningún punto de vista
incuestionables. En el contexto descrito y en cuanto a los contratos mismos,
alegan las recurrentes que estos se encuentran plagados de claúsulas
abusivas y desproporcionadas, lesivas del principio de igualdad y, lo más
delicado, pretenden obligarlas a aceptar que sus reclamos frente a los
mismos solo pueden realizarse a través de la vía arbitral, a la cual han
tenido que recurrir, sin que ello represente garantía alguna para sus
derechos.
Las empresas emplazadas se apersonan en el proceso deduciendo las
excepciones de incompetencia y de prescripción extintiva. Por otra parte, y
en cuanto al fondo, contestan la demanda negándola y contradiciéndola
fundamentalmente por considerar que, aunque es cierto que los
demandantes obtuvieron una medida cautelar en su favor, ella no tiene
carácter definitivo pues conforme lo establece la resolución que la sustenta,
la misma solo podrá durar hasta el pronunciamiento definitivo que habrá de
emitirse en el proceso arbitral, el que, sin embargo, ahora se pretende
detener a través de la demanda constitucional planteada. Precisan asimismo
que si los demandantes consideraban que los contratos que suscribieron
resultaban lesivos a sus derechos fundamentales, debieron interponer
inmediatamente el proceso constitucional y no esperar a que surgiera una
controversia que iba a ser dilucidada ante la jurisdicción arbitral, para
recién acudir al proceso constitucional. Puntualizan, finalmente, que los
aspectos que los demandantes pretenden cuestionar (aspectos de naturaleza
comercial y civil) no forman parte del contenido constitucionalmente
protegido de los derechos reclamados, pudiendo en todo caso discutirse a
través de los procesos ordinarios y no a través del amparo, que tiene
carácter residual.
El Segundo Juzgado Especializado Civil de Trujillo, con fecha 18 de abril
de 2005, declara infundadas las excepciones propuestas y fundada la
demanda de amparo, considerando que si bien los contratos suscritos por las
partes contienen una serie de obligaciones y contraprestaciones de índole
civil y comercial, el conjunto de dichas relaciones no deben exceder los
estándares mínimos que garantizan las normas vigentes. Por otra parte,
argumenta que el reconocimiento constitucional de la instancia arbitral no
significa que dicho fuero haya recibido competencias exclusivas y
excluyentes, poderes extraterritoriales y competencias irrevisables por el
Poder Judicial, habiéndose acreditado que en el presente caso existe una
evidente situación de abuso del derecho por parte de las demandadas.
La recurrida, revocando la apelada, declara improcedente la demanda,
estimando que para acreditar el carácter compulsivo de los contratos
suscritos se requeriría una estación probatoria adecuada, lo que no es
posible mediante el ejercicio de los procesos constitucionales.

FUNDAMENTOS

Petitorio

1. Según fluye del petitorio de la demanda, se solicita que se


determine la incompatibilidad constitucional por sometimiento
compulsivo a la jurisdicción arbitral de determinadas cláusulas
contractuales suscritas entre las empresas demandantes, Corporación
Meier S.A.C. y Persolar S.AC., y las empresas demandadas,
Aristocrat Technologies INC y Aristocrat International PTY Limited,
específicamente: a) La Cláusula 20.3 del contrato de otorgamiento de
licencia, prestación de servicios y transferencia de Know-How; b) La
cláusula 18.3 del contrato de transferencia de equipos, y
c) La cláusula 19 del contrato de compraventa de máquinas
tragamonedas. A juicio de las recurrentes, en los tres casos descritos,
se les ha sometido compulsivamente a un arbitraje de derecho,
vulnerando sus derechos constitucionales a la igualdad ante la ley, a
contratar con fines lícitos, a la contratación válida según las normas
vigentes, a la proscripción del abuso del derecho, al debido proceso y
a la tutela jurisdiccional efectiva.
2. Del contenido de la demanda interpuesta, se aprecia que el presente
proceso se interpone para cuestionar el contenido de específicas
cláusulas contractuales que resultarían lesivas de los derechos
constitucionales de las empresas recurrentes. Incluso, y como se
precisa textualmente, se estarian desconociendo los derechos que les
asisten a las recurrentes como empresas suscriptoras de los contratos
de prestaciones recíprocas mencionados, a través del pretendido
cobro de sumas de dinero por prestaciones no recibidas, y haciendo
un ejercicio abusivo del derecho al pretender imponerse un arbitraje
basado en cláusulas ilegales incumplidas por las demandadas.

Aspectos de relevancia constitucional

3. Este colegiado, antes de pronunciarse sobre la procedencia o no de


la demanda interpuesta, considera pertinente examinar por separados
dos aspectos de relevancia: a) Si los derechos fundamentales son, en
todos los casos, invocables por las personas jurídicas; b) Si pueden
concretizarse los supuestos de procedencia del proceso constitucional
frente a la llamada jurisdicción arbitral. En el presente supuesto y al
margen del resultado al que finalmente se llegue, ambos extremos,
como otros de suyo colaterales, resultan esenciales para la
comprensión de causas como la presente, a la par que necesarios a
tomar en cuenta de cara a posteriores controversias constitucionales.
La titularidad primaria de los derechos fundamentales

4. En lo que respecta al primer extremo a dilucidar, considera este


colegiado, a la luz de lo que viene siendo jurisprudencia uniforme y
reiterada que, cuando la Constitución proclama o reconoce los
derechos fundamentales, lo hace preferentemente o antes que nada
pensando en la persona humana, esto es, en el ser humano física y
moralmente individualizado. Hacia él se encuentran canalizados los
diversos atributos, facultades y libertades y, por tanto, es él quien
primordialmente puede invocar su respeto y protección a título
subjetivo.
5. El citado reconocimiento, de suyo trascendente, no significa, sin
embargo, que la alusión mayoritariamente perfilada por la Carta
Fundamental desdibuje o ponga en entredicho la presencia del
concebido o ser humano en formación, ya que, como lo postula
directamente el inciso 1 de su artículo 2, este último, al margen de su
particular posición o estatus, es sujeto de derecho en todo cuanto le
favorece, lo que evidentemente y a la luz de lo expresamente
contemplado por el ordenamiento, supone ratificarle la condición
indiscutible de titular de los atributos esenciales.
6. Siendo la lógica de la norma fundamental la descrita puede
concluirse que, en principio, tanto la persona humana (el ser humano
nacido) como el concebido (el ser humano que está por nacer)
representan los titulares principales de los derechos fundamentales,
siendo, por otra parte, y para efectos de lo que la norma
constitucional postula, objetivos esenciales tanto del Estado como de
la sociedad, tal como se deduce tanto de su artículo 1 como del
artículo 44.

Los derechos fundamentales y las personas jurídicas

7. En el contexto descrito y aun cuando resulte evidente que la


Constitución se refiere preferentemente a la persona humana (como
también y, por extensión, al concebido), ello no significa que los
derechos solo puedan encontrarse subjetivamente vinculados con
aquella considerada stricto sensu de modo individual. Es evidente
que la existencia y permisibilidad jurídica, de lo que se ha venido en
denominar personas jurídicas o morales, plantea, por de pronto, y en
la lógica de dirimir controversias como la presente, la necesidad de
precisar el estatus jurídico de estas últimas en relación con los
derechos fundamentales. Conviene precisar que, aunque esta
discusión no era necesaria en el marco de la Carta de 1979, pues
desde su propio texto dispensaba una respuesta expresa y concluyente
(artículo 3), no ocurre lo mismo con la vigente Constitución de 1993,
que, como se sabe, guarda silencio sobre dicha materia.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Los derechos no se encuentran subjetivamente vinculados
de forma stricto sensu de modo individual.

8. Este colegiado, sin entrar a definir lo que son las personas jurídicas
en el sentido en que se les concibe por el ordenamiento infra
constitucional, parte de la constatación que su presencia, en la casi
totalidad de oportunidades, responde al ejercicio de un derecho
atribuible a toda persona natural. Se trata, en efecto, y
específicamente hablando, del derecho de participar en forma
individual o asociada en la vida política, económica, social y cultural
de la nación, tal cual se proclama en el inciso 17 del artículo 2 de la
Constitución. A juicio de este tribunal, toda persona jurídica, salvo
situaciones excepcionales, se constituye como una organización de
personas naturales que persiguen uno o varios fines, pero que, para
efectos de la personería que las justifica en el mundo de las relaciones
jurídicas, adopta una individualidad propia; esto es, la forma de un
ente que opera como centro de imputación de obligaciones, pero
también, y con igual relevancia, de derechos.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Toda persona jurídica, salvo excepciones, adopta una
individualidad propia.

9. En la lógica de que toda persona jurídica tiene o retiene para sí un


conjunto de derechos, encuentra un primer fundamento la posibilidad
de que aquellos de carácter fundamental les resulten aplicables. En el
plano constitucional, por otra parte, existen a juicio de este colegiado
dos criterios esenciales que permiten justificar dicha premisa: a) La
necesidad de garantizar el antes citado derecho a la participación de
toda persona en forma individual o asociada en la vida de la nación, y
b) La necesidad de que el principio del Estado democrático de
derecho e, incluso, el de dignidad de la persona, permitan considerar
un derecho al reconocimiento y tutela jurídica en el orden
constitucional de las personas jurídicas.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Criterios esenciales para determinar derechos
fundamentales de la persona jurídica.

10. Con respecto a lo primero, queda claro que si a toda persona


natural se la habilita para que pueda participar en forma individual o
asociada, mediantes diversas variantes de organización
(principalmente personas jurídicas) es porque estas últimas retienen
para sí una multiplicidad de derechos fundamentales. En otras
palabras, el ejercicio del derecho a la participación en forma asociada
(Derecho de asociación) solo puede resultar coherente cuando la
propia Constitución no niega sino que, antes bien, permite la
existencia de derechos fundamentales que garanticen su eficacia. No
existe otra conclusión posible, pues de lo contrario se tendría que
admitir un absurdo como el de un derecho que, siendo fundamental
en su reconocimiento y estructura, carezca, no obstante, de
incidencias o garantías en el orden constitucional.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
El derecho de asociación garantiza la eficacia de los
derechos fundamentales de una persona jurídica.

11. Con respecto a lo segundo, este colegiado considera que el no


reconocimiento expreso de derechos fundamentales sobre las
personas jurídicas no significa tampoco y en modo alguno negar
dicha posibilidad, pues la sola existencia de un Estado democrático
de derecho supone dotar de garantías a las instituciones por él
reconocidas. Por otra parte, porque quienes integran las personas
jurídicas retienen para sí un interminable repertorio de derechos
fundamentales nacidos de su propia condición de seres dignos, no
siendo posible que dicho estatus, en esencia natural, se vea
minimizado o, peor aún, desconocido, cuando se forma parte de una
persona jurídica o moral. En tales circunstancias, queda claro que sin
perjuicio de los atributos expresos que acompañan a cada persona
individual que decide organizarse, puede hablarse de un derecho no
enumerado al reconocimiento y tutela de las personas jurídicas,
sustentado en los citados principios del Estado democrático de
derecho y correlativamente de la dignidad de la persona.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El no reconocimiento expreso de DDFF sobre personas
jurídicas no les niega tal posibilidad.

12. Este colegiado considera pertinente advertir que cuando se habla


de las personas jurídicas en el sentido y forma que aquí se viene
describiendo, fundamentalmente se entiende a la organización de
sujetos privados o, en estricto, a las personas jurídicas de derecho
privado, debiéndose puntualizar que, por el contrario, el estatus
jurídico de las llamadas personas jurídicas de derecho público (esto
es, la que pertenecen o actúan a nombre del Estado) no
necesariamente y en todos los casos resultaría el mismo que aquí se
ha desarrollado, aun cuando respecto del mismo pueda también
predicarse, bajo determinados supuestos, una cierta incidencia de los
derechos fundamentales que en su momento debido corresponderá
también precisar.

Los derechos invocables por las personas jurídicas

13. Siendo constitucionalmente legítimo el reconocimiento de


derechos fundamentales sobre las personas jurídicas, conviene
puntualizar que tal consideración tampoco significa ni debe
interpretarse como que todos los atributos, facultades y libertades
reconocidas sobre la persona natural sean los mismos que
corresponden a la persona jurídica. En dicho nivel resulta evidente
que los derechos objeto de invocación solo pueden ser aquellos
compatibles con la naturaleza o características de cada organización
de individuos, incidencia que, por de pronto, impone en el juez
constitucional el rol de merituador de cada caso, según las
características o particularidades que le acompañan. No se trata, en
otras palabras, de una recepción automática, sino de una que toma en
cuenta la particularidad del derecho invocado, su incidencia a nivel
de la persona jurídica y las circunstancias especiales propias de cada
caso concreto.

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Se reconocen derechos fundamentales a las personas
jurídicas compatibles con la particularidad del derecho
invocado, la incidencia a nivel de persona jurídica y las
circunstancias especiales en cada caso concreto.

14. En medio del contexto descrito y aun cuando no se pretende


ensayar aquí una enumeración taxativa de los derechos que puedan
resultar compatibles con la naturaleza o estatus de las personas
jurídicas, cabe admitirse, entre otros, y desde una perspectiva
simplemente enunciativa, los siguientes:
a) El derecho a la igualdad ante la ley (artículos 2, incisos 2, 60, 63)
b) Las libertades de información, opinión, expresión y difusión del
pensamiento. El derecho a fundar medios de comunicación (artículo
2, inciso 4)
c) El derecho de acceso a la información pública (artículo 2, inciso 5)
d) El derecho al secreto bancario y la reserva tributaria (artículo 2,
inciso 5, párrafo segundo)
e) El derecho a la autodeterminación informativa (artículo 2, inciso 6)
f) El derecho a la buena reputación (artículo 2, inciso 7)
g) La libertad de creación intelectual, artística, técnica y científica
(artículo 2, inciso 8)
h) La inviolabilidad de domicilio (artículo 2, inciso 9)
i) El secreto e inviolabilidad de las comunicaciones y documentos
privados (artículo 2, inciso 10)
j) La libertad de residencia (artículo 2, inciso 11)
k) El derecho de reunión (artículo 2, inciso 12)
l) El derecho de asociación (artículo 2, inciso 13)
m) La libertad de contratación (artículo 2, inciso 14)
n) La libertad de trabajo (artículo 2, inciso 15, y Artículo 59)
o) El derecho de propiedad (artículo 2, inciso 16)
p) El derecho a la participación en la vida de la nación (artículo 2, inciso
17)
q) El derecho de petición (artículo 2, inciso 20)
r) El derecho a la nacionalidad (artículo 2, inciso 21)
s) El derecho a la inafectación de todo impuesto que afecte bienes,
actividades o servicios propios en el caso de las universidades,
institutos superiores y demás centros educativos (artículo 19)
t) La libertad de iniciativa privada (artículo 58)
u) La libertad de empresa, comercio e industria (artículo 59)
v) La libre competencia (artículo 61)
w) La prohibición de confiscatoriedad tributaria (artículo 74)
x) El derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional (artículo 139,
inciso 3)
15. Graficadas las cosas del modo descrito, queda claro que, en
principio, y para casos como el presente, resulta perfectamente
legítimo poder acudir al proceso constitucional como una
manifestación que asume el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.
Naturalmente, y como inmediatamente se verá, dicha facultad deberá
quedar condicionada a los propios supuestos previstos por la ley, de
conformidad con la Constitución, contexto dentro del cual se plantea
el siguiente tema de discusión.

Los supuestos de procedencia del proceso constitucional contra la


jurisdicción arbitral

16. Este colegiado considera pertinente reiterar que aunque resulta


perfectamente legítimo acudir al proceso constitucional a efectos de
cuestionar el carácter lesivo de los actos expedidos por la jurisdicción
arbitral, tal cual se puso de manifiesto, entre otros, en el fundamento
23 de la sentencia recaída en el Exp. N° 6167-2005-PHC/TC (Caso
Fernando Cantuarias Salaverry), ello solo es posible cuando allí se
obre de modo arbitrario, y por demás inconstitucional. Así también,
el control constitucional solo procederá a posteriori.
17. En el contexto descrito y en la lógica de concretizar de un modo
más aproximativo los supuestos en que se habilitaría el control
constitucional sobre la jurisdicción arbitral, este tribunal estima
oportuno enfatizar que, desde un punto de vista casuístico, serían
entre otras tres las situaciones o hipótesis principales en las que
podría configurarse la citada variable fiscalizadora: a) Cuando la
jurisdicción arbitral vulnera o amenaza cualquiera de los
componentes formales o sustantivos de la tutela procesal efectiva
(debido proceso, tutela jurisdiccional efectiva, etc.). Esta causal solo
puede ser incocada una vez que se haya agotado la vía previa; b)
Cuando la jurisdicción arbitral resulta impuesta ilícitamente, de modo
compulsivo o unilateral sobre una persona (esto es, sin su
autorización), como fórmula de solución de sus conflictos o de las
situaciones que le incumben; c) Cuando, a pesar de haberse aceptado
voluntariamente la jurisdicción arbitral, esta verse sobre materias
absolutamente indisponibles (derechos fundamentales, temas penales,
etc.).

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Se establecen criterios para el control constitucional sobre
la jurisdicción arbitral.

18. En lo que respecta a la primera hipótesis, este colegiado no tiene


sino que reiterar los criterios de control constitucional que suelen
invocarse en el caso de procesos constitucionales contra resoluciones
judiciales. Lo dicho, en otras palabras, quiere significar que así como
ocurre respecto de otras variables jurisdiccionales, y principalmente
de la judicial, en el caso del supuesto examinado, la jurisdicción
arbitral podrá ser enjuiciada constitucionalmente cuando vulnere o
amenace cualquiera de los componentes de la tutela jurisdiccional
efectiva (derecho de acceso a la jurisdicción o eficacia de lo decidido)
o aquellos otros que integran el debido proceso; sea en su dimensión
formal o procedimental (jurisdicción predeterminada, procedimiento
preestablecido, derecho de defensa, motivación resolutoria, etc.); sea
en su dimensión sustantiva o material (estándares de razonabilidad y
proporcionalidad), elementos todos estos a los que, por lo demás y
como bien se sabe, el Código Procesal Constitucional se refiere bajo
la aproximación conceptual de tutela procesal efectiva (artículo 4).

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La jurisdicción arbitral se enjuiciará constitucionalmente
si vulnera o amenaza componentes de la tutela
jurisdiccional efectiva o del debido proceso; sea en su
dimensión formal o sustantiva.

19. En lo que respecta a la segunda hipótesis enunciada, queda claro


que la naturaleza de la jurisdicción arbitral es en esencia facultativa
para el caso de los particulares o sujetos privados. Desde dicha
perspectiva, es evidente que toda situación en que se le pretenda
articular con carácter obligatorio o sin consentimiento expreso de
quienes suscriban un contrato, se constituirá en un fenómeno
abiertamente inconstitucional, que habilitará con toda legitimidad el
ejercicio de la jurisdicción constitucional. Lo señalado, en otras
palabras, lleva implícita la regla de que los particulares no pueden ser
despojados de su derecho a que sus conflictos o controversias sean
prima facie ventilados ante la jurisdicción ordinaria, de manera tal
que solo será en situaciones excepcionales, nacidas de su propia
voluntad, en que se habilitará el ejercicio de la jurisdicción arbitral.

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La naturaleza de la jurisdicción arbitral es de carácter
facultativo para los sujetos privados.
20. Finalmente, y en lo que respecta a la tercera hipótesis de control,
este colegiado estima que, aun cuando la jurisdicción arbitral tenga su
origen en el consentimiento de quienes participan de una relación
contractual, ello de ninguna manera justificará el que hacia su
estructura se reconduzcan asuntos por su propia naturaleza
indisponibles por los propios sujetos participantes de dicha relación.
Es eso precisamente lo que ocurre cuando se trata de derechos
fundamentales que, como se sabe, no pueden ser objeto de
negociación alguna ni siquiera en los casos en que exista la voluntad
expresa de prescindir de los mismos o alterarlos en todo o parte de su
contenido. Es eso también lo que sucede, por citar otros supuestos,
con las materias penales o incluso con las materias tributarias en las
que el Estado de ninguna manera puede renunciar a su capacidad de
control y sanción.

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No existe reconducción aun cuando la jurisdicción arbitral
se origine en el consentimiento de la relación contractual.

El caso planteado

21. En el caso de autos, se aprecia que el propósito del proceso


planteado no reside en discutir lo que se viene haciendo en la
jurisdicción arbitral; tampoco en denunciar una imposición unilateral
a la que los recurrentes hayan sido forzados o inducidos sin su
conocimiento expreso; mucho menos en la posibilidad de que el
arbitraje tenga que ver con materias indisponibles. En el presente
caso se trata, conforme se ha precisado al inicio, de discutir el alcance
de cláusulas contractuales de contenido civil y comercial, por lo
demás incuestionablemente aceptadas de manera voluntaria por las
empresas recurrentes vía la celebración de contratos de naturaleza
eminentemente privada. Por otra parte, el que las cláusulas referidas
versen sobre la posibilidad de someter al arbitraje los conflictos
derivados de los contratos respectivos, no cambia en nada las cosas,
pues, como ya se adelantó, no estamos stricto sensu en ninguna de las
tres hipótesis anteriormente referidas.
22. Si, al revés de lo señalado en el fundamento precedente, se
pudiese discutir el contenido o los alcances de cualquier cláusula
contractual vía el presente proceso de amparo constitucional, se
desvirtuaría por completo el alcance de este último, que, como bien
se sabe, solo se encuentra limitado a la tutela de urgencia de los
derechos fundamentales, antes que a la discusión de los temas
eminentemente ordinarios. Cabe, por lo demás, añadir que si bien la
libertad de contratación tiene un indiscutible reconocimiento
constitucional, no todos los aspectos que integran su contenido
pueden considerarse de absoluta relevancia constitucional. En dicho
contexto queda claro que la discusión de temas como los que plantean
las empresas recurrentes mediante la presente demanda, sin perjuicio
de requerir de una estación probatoria adecuada, corresponden ser
ventilados a través del ejercicio de los procesos de carácter ordinario,
siendo aplicable en tales circunstancias la previsión contenida en el
inciso 1 del artículo 5 del Código Procesal Constitucional.

Sustentación en la jurisprudencia precedente

23. Este colegiado considera pertinente puntualizar, que los criterios


desarrollados por la presente sentencia (especialmente los que figuran
en los fundamentos 13 a 14 y 17 a 20) se sustentan en la
jurisprudencia precedentemente establecida por este mismo Tribunal,
constituyendo de conformidad con el artículo VI del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, parte de su doctrina
constitucional vinculante, a tomarse en cuenta por todos los jueces y
tribunales de la República, debiendo en todo caso, y sin perjuicio de
lo resuelto, incorporarse expresamente a su parte resolutiva.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.
HA RESUELTO

Declarar IMPROCEDENTE la demanda de amparo interpuesta.


SS. GARCÍA TOMA; LANDA ARROYO; MESÍA RAMÍREZ

█ COMENTARIO

“Los derechos fundamentales de la persona jurídica son la consecuencia o


derivación de la voluntad original de la persona natural, a quien la misma
Carta Fundamental le crea el cauce para el logro de sus fines, de los
propósitos que en su proyecto de vida y en su fuero íntimo, desea lograr o
conseguir. Existe un sinnúmero de metas y objetivos que la persona natural
no puede conseguir ni lograr si no es con otro u otros, empezando,
reconozcámoslo, por la misma familia que, obvio, no es persona jurídica,
pero que es célula social por excelencia y que como ejemplo-concepto es
válido. El club y la empresa son los medios de ampliar nuestros lazos
personales, familiares, sociales; y de extender, solidarios, el trabajo, la
propia realización y los medios económicos para la cobertura de
necesidades de toda índole. Aparece evidente la necesidad de que el
principio del Estado Democrático de Derecho, e incluso el de la dignidad de
la persona humana, permitan considerar un derecho al reconocimiento y la
tutela jurídica, en el orden constitucional, de la persona jurídica”(2).
Razonabilidad del plazo
en la investigación preliminar

STC Exp. N° 5228-2006-PHC/TC

Caso: Samuel Gleiser Katz

Sentido del fallo: Fundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 30/05/2007

Respecto al plazo de la investigación preliminar, en el Código de


Procedimientos Penales, existe un vació legislativo en cuanto a
su límite temporal al no haberse previsto un plazo para practicar
la etapa prejudicial o investigación preliminar. En virtud de ello,
el principio de interdicción de la arbitrariedad resulta una
garantía frente a la facultad discrecional que la ley ha
reconocido al Ministerio Público al no disponer un plazo máximo
de investigación prejurisdiccional, lo cual terminaría afectando
el principio-derecho de la seguridad jurídica.

Palabras clave: Investigación preliminar, seguridad jurídica, plazo de la


investigación fiscal, interdicción de arbitrariedad.

EXP. N° 5228-2006-PHC/TC-LIMA
SAMUEL GLEISERKATZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 15 días del mes de febrero de 2007, el Pleno del Tribunal
Constitucional, con la asistencia de los magistrados Landa Arroyo,
Gonzales Ojeda, Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, García Toma,
Vergara Gotelli y Mesía Ramírez, pronuncia la siguiente sentencia, con los
votos singulares de los magistrados Gonzales Ojeda, Bardelli Lartirigoyen y
Vergara Gotelli.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Julio Alfredo


Galarreta Angulo, a favor de don Samuel Gleiser Katz, contra la sentencia
de la Cuarta Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte
Superior de Justicia de Lima, de fojas 120, su fecha 10 de abril de 2006,
que declaró infundada la demanda de hábeas corpus de autos.

ANTECEDENTES

1. Demanda

El recurrente interpone demanda de hábeas corpus contra el fiscal de la


Quinta Fiscalía Provincial de Lima, César Rubén de los Ríos Martínez, por
la presunta vulneración de su derecho al debido proceso y amenaza a su
libertad individual. Manifiesta que, a inicios del año 2003, el demandado
inició un procedimiento de investigación fiscal en su contra por la presunta
comisión del delito contra la administración de justicia, sin que hasta la
fecha exista un pronunciamiento definitivo al respecto. A juicio del
recurrente, dicha investigación se ha convertido en irregular dada su
prolongada e injustificada duración; más aún, si se toma en consideración
que se viene citando a personas que no tienen ninguna vinculación con los
hechos investigados, con el único fin de perturbar al recurrente y conseguir
que este sea incriminado. En consecuencia, solicita que se archive
definitivamente la referida investigación fiscal.

2. Investigación sumaria de hábeas corpus


Realizada la investigación sumaria, se recibe la declaración indagatoria de
don Samuel Gleiser Katz, quien se ratificó en el contenido de su demanda y
añadió que no se considera responsable del delito por el cual se le investiga.
Por su parte, el demandado manifiesta que el procedimiento de
investigación fiscal se viene desarrollando de manera regular, de
conformidad con la Ley Orgánica del Ministerio Público, sin que se haya
producido ningún tipo de amenaza o vulneración a los derechos alegados
por el recurrente. Asimismo, manifiesta que si bien el procedimiento de
investigación fiscal ha sido detallado, ello ha tenido como único propósito
el de lograr el esclarecimiento de los hechos materia de investigación. Más
aún si el demandante se negó a declarar a nivel policial y a nivel fiscal.

3. Resolución de primer grado

Con fecha 16 de enero de 2006, el Trigésimo Segundo Juzgado Penal con


Reos en Cárcel de Lima declara infundada la demanda por considerar que
no se evidencia ningún tipo de amenaza o vulneración a los derechos
alegados por el demandante. Asimismo, señala que si bien la legislación
vigente no ha establecido un plazo máximo de duración para el
procedimiento de investigación fiscal, se debe entender que este es el plazo
de prescripción que establece el Código Penal para cada delito; con lo cual,
en el caso planteado, no ha vencido el plazo para la investigación fiscal.

4. Resolución de segundo grado

Con fecha 10 de abril de 2006, la Cuarta Sala Penal para procesos con Reos
en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima confirma, en mayoría, la
apelada y la declara infundada por considerar que el Ministerio Público ha
procedido en el ejercicio de sus atribuciones y que, en todo caso, la demora
en el trámite de la investigación fiscal no genera ninguna afectación al
derecho a la libertad del accionante.

FUNDAMENTOS
Precisión del petitorio de la demanda

1. Del análisis de lo actuado en autos se desprende que el accionante


pretende que el Tribunal Constitucional ordene archivar el
procedimiento de investigación fiscal iniciado en su contra, por la
presunta comisión del delito contra la administración de justicia.
Argumenta la existencia de una supuesta demora excesiva en la
duración de la investigación prejurisdiccional.

La razonabilidad del plazo máximo de investigación fiscal

2. Previamente a la resolución del presente caso, el Tribunal


Constitucional, supremo guardián e intérprete de la Constitución y de
los derechos fundamentales, advierte un vacío legislativo en cuanto al
plazo de investigación prejurisdiccional. En consecuencia, considera
necesario establecer, en virtud del artículo VI del Código Procesal
Constitucional, determinados criterios jurídicos que permitan
determinar la razonabilidad y proporcionalidad del plazo de
investigación que realice el Ministerio Público en cumplimiento del
mandato constitucional previsto en el artículo 159 de la Constitución
del Estado.
3. La Constitución (artículo 159) ha asignado al Ministerio Público
una serie de funciones constitucionales, entre las cuales, destaca la
facultad de ejercitar la acción penal ya sea de oficio o a pedido de
parte, tal como dispone el artículo 159 inciso 5 de la Constitución. Si
bien es una facultad discrecional reconocida por el poder
constituyente al Ministerio Público, es obvio que esta facultad, en
tanto que el Ministerio Público es un órgano constitucional
constituido, y por ende sometido a la Constitución, no puede ser
ejercida, irrazonablemente, con desconocimiento de los principios y
valores constitucionales, tampoco al margen del respeto de los
derechos fundamentales.
4. En realidad, esta es una exigencia que se deriva de la naturaleza
misma de nuestro Estado constitucional y democrático, si se
considera que dos elementos caracterizadores de este tipo de Estado
son la supremacía jurídica de la Constitución y la tutela de los
derechos fundamentales. El primer elemento permite que la
Constitución, en tanto norma jurídica y política suprema, establezca
el marco jurídico dentro del cual se realiza el ejercicio de los poderes
públicos y privados. Por su parte, la tutela de los derechos
fundamentales, en tanto estos comportan una eficacia vertical y
horizontal, se erigen como auténticos límites al ejercicio del poder
estatal, pero también de los particulares. En tal sentido, se puede
señalar que el Estado constitucional se caracteriza, precisamente, por
limitar y controlar el ejercicio arbitrario del poder del Estado y de los
particulares.
5. En esta misma línea de limitación y control del poder público y
privado, el artículo 200 inciso 1 de la Constitución establece que el
proceso constitucional de hábeas corpus “(...) procede ante el hecho u
omisión de cualquier autoridad, funcionario o persona que vulnera o
amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales
conexos”. De conformidad con esta disposición constitucional, se
puede señalar que la Constitución no ha excluido la posibilidad de
realizar un razonable control constitucional de los actos del
Ministerio Público, pues ha previsto la procedencia del hábeas corpus
contra cualquier autoridad, funcionario o persona que amenaza o
vulnera el derecho a la libertad personal o los derechos conexos.
6. Lo señalado precedentemente tiene su fundamento, por otro lado,
en la interdicción de la arbitrariedad, la cual es un principio y una
garantía frente a la facultad discrecional que la ley ha reconocido al
Ministerio Público al no disponer un plazo máximo de investigación
prejurisdiccional lo cual afecta el principio-derecho de la seguridad
jurídica. De ahí que se haya señalado, en sentencia anterior (Exp. N°
06167-2005-PHC/TC, f. j. 30), que:
“El grado de discrecionalidad atribuido al fiscal para que realice
la investigación sobre la base de la cual determinará si existen
elementos suficientes que justifiquen su denuncia ante el juez
penal, se encuentra sometida a principios constitucionales que
proscriben: a) actividades caprichosas, vagas e infundadas desde
una perspectiva jurídica; b) decisiones despóticas, tiránicas y
carentes de toda fuente de legitimidad; y c) lo que es contrario a
los principios de razonabilidad y proporcionalidad jurídica”.
7. Asimismo, se fundamenta en que la Constitución (artículo 2-24-e)
reconoce el principio-derecho fundamental a la presunción de
inocencia, lo que implica que:
“Cuando existe el procesamiento y mucho antes, es decir, con la
sola imputación por parte de cualquier otro miembro de la
sociedad (el fiscal, la policía, el vecino, la prensa) el principio que
rige es que la persona no sea señalada como culpable hasta que
una sentencia no lo declare como tal”.
8. Precisamente el contenido principal de la presunción de inocencia
comprende la interdicción constitucional de la sospecha permanente.
De ahí que resulte irrazonable el hecho que una persona esté sometida
a un estado permanente de investigación fiscal o judicial. Ello es así
en la medida que si bien es cierto que toda persona es susceptible de
ser investigada, no lo es menos que para tal efecto se exija la
concurrencia de dos elementos esenciales: 1) que exista una causa
probable y 2) una búsqueda razonable de la comisión de un ílicito
penal.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Para que una persona sea susceptible de ser investigada
debe concurrir una causa probable y una búsqueda
razonable de la comisión de un ilícito penal.

9. De igual modo, la posibilidad de que el Tribunal Constitucional


realice el control constitucional de los actos del Ministerio Público
tiene su sustento en el derecho fundamental al debido proceso. Este
derecho despliega también su eficacia jurídica en el ámbito de la
etapa prejurisdiccional de los procesos penales; es decir, en aquella
fase del proceso penal en el cual al Ministerio Público le corresponde
concretizar el mandato constitucional previsto en el artículo 159 de la
Constitución.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El control constitucional de los actos del ministerio
público se extiende en la etapa prejurisdiccional del
proceso penal.

10. Claro está, que las garantías previstas en el artículo 4 del Código
Procesal Constitucional, que no son sino la concretización de los
principios y derechos previstos en el artículo 139 de la Constitución
serán aplicables a la investigación fiscal previa al proceso penal
siempre que sean compatibles con su naturaleza y fines, los mismos
que deben ser interpretados de conformidad con el artículo 1 de la
Constitución, según el cual “la defensa de la persona humana y el
respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del
Estado”.
11. Precisamente, una de las garantías que se deriva del derecho
fundamental al debido proceso aplicables a la etapa de investigación
fiscal es el que esta se realice dentro de un plazo razonable.
Legislativamente no se ha previsto un plazo máximo para la
investigación fiscal, por lo que le corresponde a este supremo
intérprete de la Constitución, ponderar y concordar los deberes del
Estado social y democrático de Derecho que están reconocidos en el
artículo 44 de la Constitución –garantizar la plena vigencia de los
derechos fundamentales y proteger a la población de las amenazas
contra su seguridad– con el artículo 159 que erige al Ministerio
Público como titular de la acción penal y representante de la sociedad
en los procesos judiciales.
12. Evidentemente, un Estado social y democrático de Derecho no
solo tiene el deber de proteger los derechos fundamentales de las
personas sino también el de investigar y sancionar la comisión de los
delitos que afectan bienes jurídico-constitucionales. Por ello, si bien
no corresponde a este Tribunal Constitucional establecer plazos fijos
y perentorios de la investigación prejurisdiccional –tarea propia del
Poder Legislativo– sí tiene la potestad jurisdiccional de establecer, en
línea de principio, criterios de razonabilidad y proporcionalidad que
garantice el respeto de los derechos fundamentales de las personas
sometidas a una investigación fiscal en el marco de la facultad de
investigación y persecución del delito a cargo del Ministerio Público.
13. Los criterios que el Tribunal Constitucional considera necesarios
para determinar la razonabilidad y proporcionalidad del plazo de la
investigación fiscal, evidentemente, no son criterios jurídicos rígidos
aplicables de manera idéntica a todos los casos. Por el contrario,
deberán ser aplicados atendiendo a las circunstancias presentes en la
investigación fiscal. Al respecto, la jurisprudencia comparada,
particularmente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ha
señalado que para determinar la existencia, en un caso concreto, de
un plazo razonable se debe tener en consideración la complejidad del
asunto, el comportamiento de las partes y la actuación de los
tribunales.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Se establecen criterios para determinar la razonabilidad y
proporcionalidad del plazo de la investigación fiscal.

14. Criterios que también la jurisprudencia de este colegiado ha


recogido en sendas sentencias, tales como Nºs 6167-2006-PHC/TC,
7624-2005-HC/TC, 594-2004-HC/TC. Por ello, a juicio de este
colegiado, los criterios a considerar para determinar la razonabilidad
del plazo de la investigación fiscal son de dos tipos: subjetivo y
objetivo. En el primero quedan comprendidos 1) la actuación del
fiscal y 2) la actuación del investigado; en el segundo, la naturaleza
de los hechos objeto de investigación.
15. Los criterios subjetivos, como ya se adelantó, están referidos a la
actuación tanto del investigado como del fiscal a cargo de la
investigación prejurisdiccional. En cuanto se refiere al investigado se
debe tener en cuenta la actitud obstruccionista del investigado, la
cual puede manifestarse en 1) la no concurrencia, injustificada, a las
citaciones que le realice el fiscal a cargo de la investigación, 2) el
ocultamiento o negativa, injustificada, a entregar información que sea
relevante para el desarrollo de la investigación, 3) la recurrencia, de
mala fe, a determinados procesos constitucionales u ordinarios con el
fin de dilatar o paralizar la investigación prejurisdiccional, y 4) en
general, todas aquellas conductas que realice con el fin de desviar o
evitar que los actos de investigación conduzcan a la formalización de
la denuncia penal.
16. En cuanto a la actividad del fiscal, el primer criterio a considerar
es la capacidad de dirección de la investigación y la diligencia con la
que ejerce las facultades especiales que la Constitución le reconoce.
En principio, se parte de la presunción de constitucionalidad y
legalidad de los actos de investigación del ministerio público. No
obstante, es una presunción iuris tantum, en la medida que ella puede
ser desvirtuada. Ahora bien, para la determinación de si en una
investigación prejurisdiccional hubo o no diligencia por parte del
fiscal a cargo de la investigación deberá considerarse, de un lado, la
realización o no de aquellos actos que sean conducentes o idóneos
para la formalización de la denuncia respectiva.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Habrá inactividad fiscal aun cuando se lleven actos de
investigación que no tengan relación directa o indirecta
con el objeto de investigación.

17. En ese sentido, habrá inactividad fiscal aún cuando se lleven a


cabo actos de investigación que no tengan relación directa o indirecta
con el objeto de investigación. Más aún, la falta de diligencia fiscal
no puede ser soslayado por aseveraciones o infundios acerca de la
conducta del investigado o de terceros; por cuanto, de realizarse una
conducta ilícita de personas vinculadas al proceso, solo cabe realizar
una denuncia a fin de no incurrir en el posible delito de omisión de
denuncia, previsto en el artículo 407 del Código Penal.
18. Dentro del criterio objetivo, a juicio del Tribunal Constitucional,
cabe comprender la naturaleza de los hechos objeto de investigación;
es decir, la complejidad del objeto a investigar. Al respecto, es del
caso señalar que la complejidad puede venir determinada no solo por
los hechos mismos objeto de esclarecimiento, sino también por el
número de investigados más aún si se trata de organización
criminales internacionales, la particular dificultad de realizar
determinadas pericias o exámenes especiales que se requieran, así
como los tipos de delitos que se imputan al investigado, como por
ejemplo, los delitos de lesa humanidad. También debe considerarse el
grado de colaboración de las demás entidades estatales cuando así lo
requiera el Ministerio Público.
19. Cabe señalar que es dentro del marco de estos criterios jurídicos
que se deberá determinar, en cada caso concreto, si es que la
investigación prejurisdiccional se ha desarrollado dentro de un plazo
razonable. Ello es así en la medida que los actos de los poderes del
Estado y los órganos constitucionales, en general, y del Ministerio
Público, en particular, no se legitiman, desde la perspectiva
constitucional, en sí mismos, sino a partir del respeto pleno del
conjunto de valores, principios constitucionales y de los derechos
fundamentales de la persona, de conformidad con el artículo 1 de la
Constitución.

Análisis del caso concreto

20. El demandante alega (fojas 2), entre otras cosas, que:


“[v]iene siendo juzgado por la 5ta Fiscalía Provincial Penal de
Lima por la presunta comisión del delito contra la administración
de justicia al haber presentado copia fax del parte Nro 1227-
DINSE-JESE-DAS-L de fecha 27 de abril de 1999 (...). Dicha
investigación se inició a comienzos del año 2003 y a la fecha han
transcurrido más de dos años sin que el Fiscal Provincial emita un
pronunciamiento sobre la presunta comisión del delito
investigado”.
21. El artículo 1 del Código Procesal Constitucional establece que:
“[s]i luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza
por decisión voluntaria del agresor, o si ella deviene en
irreparable, el Juez, atendiendo al agravio producido, declarará
fundada la demanda precisando los alcances de su decisión,
disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones
u omisiones que motivaron la interposición de la demanda, y que
si procediere de modo contrario se le aplicarán las medidas
coercitivas previstas en el artículo 22 del presente Código, sin
perjuicio de la responsabilidad penal que corresponda”.
A fojas 3 del cuaderno del Tribunal Constitucional, el demandado
señala que
“(...) con fecha 2 de mayo del año en curso, se resolvió la
investigación contra el accionante y otro, promoviendo acción
penal en su contra por la presunta comisión del delito de cohecho
pasivo y otros en agravio del Estado Peruano (...)”.
22. De acuerdo con la disposición antes aludida, si bien, a juicio del
Tribunal Constitucional, la agresión ha cesado al haberse formulado
la respectiva denuncia penal, ello no obsta para que, a la luz de los
criterios establecidos en los fundamentos anteriores, se evalúe la
razonabilidad del plazo máximo de investigación fiscal en el presente
caso. En este supuesto, se está frente a un hábeas corpus de tipo
innovativo, el cual procede cuando, pese a haber cesado la amenaza o
la violación de la libertad personal, se solicita la intervención
jurisdiccional con el objeto de que tales situaciones no se repitan en
el futuro, en el particular caso del accionante (STC N° 2663-2003-
HC/TC, f. j. 6).
23. Ahora bien, de acuerdo con los criterios establecidos por este
colegiado en los fundamentos precedentes para determinar la
razonabilidad del plazo de investigación fiscal se debe tomar en
consideración, en primer lugar, los criterios subjetivos. En cuanto se
refiere a la actuación del demandante, de autos se deriva (fojas 14,
20, 35, 57) que este no concurrió en varias oportunidades a prestar su
declaración, con lo cual no se aprecia una conducta de colaboración
para el esclarecimiento de los hechos investigados, más aún si dichas
inasistencias no han sido justificadas. Pero aun descontando los días
de exceso del plazo de investigación fiscal atribuibles al actor, no
exime al demandado de su infracción al debido proceso en cuanto al
plazo razonable.
24. En efecto, en lo que se refiere al fiscal demandado, se debe tener
en consideración, como ya se señaló, que para la determinación de si
en una investigación fiscal hubo o no diligencia debe considerarse la
realización o no de aquellos actos que sean conducentes o idóneos
para la formalización de la denuncia respectiva. En el caso concreto,
se aprecia que el demandado ha realizado una serie de actos de
investigación; sin embargo, dichos actos han sido cuestionados por el
demandante en la medida que, según afirma (fojas 2), se ha citado a
personas que no tienen relación alguna con los hechos objeto de
investigación.
25. En cuanto al criterio objetivo, es del caso señalar que, a juicio de
este Colegiado, el asunto de materia de investigación no reviste tal
complejidad que justifique una investigación de aproximadamente
dos años; más aún si previamente a que el fiscal demandado asuma
las investigaciones, la fiscal titular de entonces ya había iniciado las
investigaciones un año antes, tal como lo reconoce el propio
demandado (fojas 25). En ese sentido, el Tribunal Constitucional
considera que, aun cuando el demandante no ha concurrido, en
algunas oportunidades, a dar su declaración, no es razonable que el
fiscal intente justificar un periodo tan laxo de investigación, tanto
más si los hechos a investigar no revisten una especial dificultad.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la demanda.


2. Establecer, de conformidad con el artículo VI del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional, como doctrina jurisprudencial lo
expresado en los fundamentos 2 a 19 de la presente sentencia.
Publíquese y notifíquese
SS. LANDA ARROYO; ALVA ORLANDINI; GARCÍA TOMA;
MESÍA RAMÍREZ

█ COMENTARIO

“Hubiéramos preferido que el discurso empleado en la jurisprudencia


comentada fuera más directo y menos técnico, a efectos de que el imputado
–lego en Derecho– pueda conocer de forma cierta e inequívoca en qué
casos resulta razonable y proporcional la investigación preliminar a la que
se encuentra sometido. Ello, en aras de una efectiva tutela de los atributos
esenciales –de corte procesal– que garantiza la Norma Suprema a toda
persona sujeta a proceso; pero, fundamentalmente, para que la aplicación de
los principios y garantías que informan la impartición de justicia, limiten su
ejercicio y permitan concretizar la Constitución.
En la sentencia materia de comentario, cabe resaltar que el Tribunal va más
allá, y extiende su tutela a la investigación preliminar, protegiendo al
investigado y limitando el espacio temporal en el cual el Ministerio Público
–representante de la legalidad– puede ejercer las competencias
constitucionales asignadas. Sin embargo, consideramos que falta aún mucho
por desarrollar respecto al derecho fundamental al plazo razonable o, dicho
de otro modo, sobre la facultad que tiene toda persona, sujeta a un proceso,
de exigir ser juzgada sin dilaciones indebidas. Este tema no pasa solo por
desarrollar el contenido del derecho (ámbito de este que la Constitución
protege), sino también establecer cuáles son los límites del juez
constitucional –respecto de él– y, cuales son las atribuciones que le están
reservadas a la judicatura ordinaria”.(3)
Procedimiento de cobranza coactiva
en la administración tributaria

STC Exp. N° 02044-2009-PA/TC

Caso: Juan R.Leiva Salazar

Sentido del fallo: Improcedente la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 16/04/2013

El ejecutor coactivo podrá disponer de embargos en forma de


intervención, recaudación, depósito, inscripción y retención,
siempre que se dicten dentro del marco constitucional y el respeto
a los derechos fundamentales del contribuyente. Asimismo,
cuando se excede el monto en el levantamiento de las medidas de
embargo, el deudor tributario no asume ningún costo. Por otro
lado el alto colegiado hace la precisión que el embargo en forma
de retención no afecta la subsistencia del deudor tributario si es
que este recae sobre una cuenta bancaria, en la cual se abona su
remuneración o pensión.

Palabras clave: Embargo en forma de retención, ejecución coactiva, medidas


cautelares.

EXP. N° 02044-2009-PA/TC-JUNÍN
JUAN RICARDO LEIVA SALAZAR
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 12 días del mes de diciembre de 2012, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Álvarez Miranda, Urviola
Hani, Vergara Gotelli, Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos, Calle Hayen y
Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Juan Ricardo Leiva


Salazar contra la resolución expedida por la Primera Sala Mixta de
Huancayo de la Corte Superior de Justicia de Junín, de fojas 165, su fecha
30 de octubre de 2008, que declaró improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 26 de febrero de 2007 el recurrente interpone demanda de


amparo contra el ejecutor coactivo y la auxiliar coactivo de la Intendencia
Regional Junín de la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (Sunat), solicitando la inejecutabilidad de la Resolución Coactiva
N° 1310070009274, de fecha 19 de febrero de 2007, debido a que la misma
vulnera su derecho fundamental a la tutela procesal efectiva. Refiere que el
ejecutor coactivo de la Sunat amenaza con ejecutar coactivamente bienes de
su propiedad con el objeto de cobrar una orden de pago que carece de
efectividad y ejecutoriedad al haber transcurrido más de cinco años desde
que adquirió firmeza. Afirma que el atributo de embargar está reservado al
Poder Judicial, según el artículo 138 de la Constitución, y que la cobranza
está prescrita en virtud de haber vencido el plazo del artículo 193.1.2 de la
Ley N° 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General.
La Sunat propone las excepciones de oscuridad o ambigüedad en el modo
de proponer la demanda y de falta de legitimidad para obrar del demandado
para el caso del auxiliar coactivo puesto que no cuenta con facultad alguna
de dirigir el procedimiento de cobranza coactiva. Contestando la demanda
expresa que el Ejecutor Coactivo con fecha 19 de febrero de 2007 emite la
Resolución Coactiva N° 1310070009274 en uso de las facultades que le
otorgan el Decreto Supremo N° 135-99-EF, Texto Único Ordenado del
Código Tributario (en adelante, Código Tributario) y el Reglamento de
Cobranza Coactiva (R.S. N° 216-2004/SUNAT), requiriendo al demandante
la acreditación del pago de su deuda tributaria, apercibiéndolo con
continuar con la ejecución coactiva. Señala que el artículo 116 del Código
Tributario prescribe, en su numeral 2, que el ejecutor coactivo tiene la
facultad de ordenar, variar o sustituir a su discreción las medidas cautelares
a que se refiere el artículo 118 de dicho Código. Alega también que el
artículo 193.1.2 de la Ley N° 27444 no es aplicable al proceso coactivo
iniciado ya que el procedimiento de cobranza coactiva de deuda tributaria
se rige por lo dispuesto en el Código Tributario y el reglamento de cobranza
coactiva (R.S. N° 216-2004/SUNAT). Finalmente, señala el emplazado que
en cuanto a la prescripción que refiere el recurrente, no es posible
identificar a qué acto está dirigido su petitorio, más aún cuando el
recurrente tiene deuda tributaria por diversos conceptos.
El Sexto Juzgado Civil de Huancayo, con fecha 20 de julio de 2007, declaró
fundada la excepción de oscuridad o ambigüedad en el modo de proponer la
demanda, concediendo tres días al recurrente para aclarar la demanda. El
recurrente aclaró que el petitorio de la demanda era que se declare nulo e
inejecutable la Resolución Coactiva N° 1310070009274, de fecha 19 de
febrero de 2007, que exige el pago del contenido del Expediente Coactivo
N° 13106022204 por la suma de S/ 818,326.00, que incluye órdenes de
pago y resoluciones de multa obrantes a fojas 20.
El Sexto Juzgado Especializado en lo Civil de Huancayo, con fecha 11 de
junio de 2008, declara infundada la demanda considerando que por el
principio de especialidad debe aplicarse el Código Tributario y no la Ley
del Procedimiento Administrativo General, y que mientras no se declaren
prescritas las obligaciones tributarias a petición de parte –hecho que no se
ha probado– “nada impide que la autoridad administrativa ejerza sus
facultades de cobro, conforme a la ley de la materia”. Asimismo, el juez
considera que “no es inconstitucional que la autoridad administrativa emita
apremios de ejecución forzada de algunas de sus decisiones”.
A su turno, la Primera Sala Mixta de Huancayo de la Corte Superior de
Justicia de Junín declara improcedente la demanda, considerando que en
virtud del artículo 5, inciso 2, del Código Procesal Constitucional, el
proceso contencioso administrativo es la vía igualmente satisfactoria para
dilucidar la presente controversia.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio

1. Mediante la presente demanda se pretende que se anule la


Resolución Coactiva
N° 1310070009274 de la Sunat, de fecha 19 de febrero de 2007, a
fojas 20, que requiere al recurrente que, en el término de tres días
hábiles, acredite el pago de la deuda tributaria contenida en el
Expediente Coactivo N° 131060222204, bajo apercibimiento de
continuar con el procedimiento de ejecución coactiva. Ello debido a
que el recurrente alega que, conforme a la Constitución, la capacidad
de trabar embargos es de exclusiva competencia del Poder Judicial,
no del ejecutor coactivo.
2. Asimismo, el recurrente alega que la orden de pago que intenta
cobrarle la emplazada no puede ejecutarse, pues ha transcurrido más
de cinco años desde que adquirió firmeza, de conformidad con el
artículo 193.1.2 de la Ley N° 27444, Ley del Procedimiento
Administrativo General.

Sobre la constitucionalidad del procedimiento de cobranza coactiva de


la Administración Tributaria y sus medidas cautelares

3. El recurrente alega que se afecta su derecho a la tutela procesal


efectiva, por desvío de la jurisdicción predeterminada y sometimiento
a procedimientos distintos a los previstos en la ley, debido a que la
emplazada se atribuye la facultad de dictar medidas de embargo, que,
a su juicio, es una potestad exclusiva del Poder Judicial conforme al
artículo 138 de la Constitución.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El procedimiento de ejecución coactiva es una
manifestación de la autotutela de la administración.

4. Dichas medidas de embargo se enmarcan dentro de un


procedimiento de cobranza coactiva. Este tribunal ya ha tenido
oportunidad de señalar que el procedimiento de ejecución coactiva,
que nace como una manifestación de la autotutela de la
Administración, “es la facultad que tienen algunas entidades de la
administración pública para hacer cumplir actos administrativos
emitidos por la misma Administración, es decir, las obligaciones
exigibles deben provenir de materias propias de las funciones que
cada entidad tiene, basadas en el reconocimiento que cada ley
especial ha considerado para cada Administración, o sea, siempre
dentro de un marco normativo” (STC N° 774-1999-AA/TC,
fundamento 4).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La ejecución del acto administrativo implica que la
administración utilice medios de coerción para hacer
cumplir un acto administrativo.

5. Asimismo este tribunal ha dicho que por la ejecutoriedad del acto


administrativo se habilita a la Administración “a hacer cumplir por
sí misma un acto administrativo dictado por ella, sin la intervención
del órgano judicial, respetando los límites impuestos por mandato
legal, así como a utilizar medios de coerción para hacer cumplir un
acto administrativo y a contar con el apoyo de la fuerza pública para
la ejecución de sus actos cuando el administrado no cumpla con su
obligación y oponga resistencia de hecho. La ejecutoriedad es, pues,
una consecuencia del acto administrativo y su sustento constitucional
tiene origen en el numeral 1 del artículo 118 de nuestra Carta Magna,
que ordena al Presidente de la República –y, por ende, al Poder
Ejecutivo y a toda la Administración Pública– a ‘cumplir y hacer
cumplir la Constitución y los tratados, leyes y demás disposiciones
legales’” (STC Nº 0015-2005-PI/TC, ff. jj. 44 y 45).
6. Pero aun cuando la Administración Pública tiene la capacidad para
proteger directamente sus intereses, pudiendo incluso exigir por sí
misma el cumplimiento de sus actos, esta facultad de autotulela de la
Administración Pública de ejecutar sus propias resoluciones
sustentada en los principios de presunción de legitimidad y de
ejecución de las decisiones administrativas–, “implica la tutela de los
derechos fundamentales de los administrados que pueden verse
amenazados o vulnerados por la actividad de la
Administración,como son los derechos al debido procedimiento y a la
tutela judicial efectiva” (STC 0015-2005-PI/TC, fundamento 46).
Así, por ejemplo, este Tribunal ha tenido oportunidad de decir que la
notificación simultánea de una Orden de Pago y la Resolución de
Ejecución Coactiva es “una actuación de naturaleza irrazonable y
claramente desproporcionada” que vulnera el derecho de defensa
(STC N° 03797-2006-PA/TC, f. j. 2.2.a).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Se establecen presupuestos que deben contener las
medidas cautelares en un procedimiento tributario de
ejecución coactiva.

7. El procedimiento de cobranza coactiva de las deudas tributarias


que no sean de gobiernos locales (Cfr. Capítulo III de la Ley de
Procedimiento de Ejecución Coactiva, Ley N° 26979) como es el
caso de autos, se encuentra regulado en los artículos 114 a 123 del
Código Tributario. Dentro de tales normas se contemplan las medidas
cautelares que puede disponer el ejecutor coactivo para garantizar el
buen fin del proceso de cobranza coactiva (cfr. STC Exp. N° 0015-
2005-PI/TC, fundamento 27). Así, el ejecutor coactivo podrá
disponer de embargos en forma de intervención en recaudación,
depósito, inscripción y retención (artículo 118 del Código Tributario),
siempre que se dicten dentro del marco constitucional y el respeto a
los derechos fundamentales del contribuyente.
Teniendo en cuenta los criterios expuestos en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional (Cfr. Exp. N° 00023-2005-PI/TC, f. j. 52)
para el dictado de medidas cautelares y que ellos pueden adaptarse al
procedimiento de ejecución coactiva, cabe precisar los presupuestos
que toda medida cautelar dictada en procedimiento tributario de
ejecución coactiva o de modo previo a dicho procedimiento, debe
contener: a) fumusboni iuris, que alude a la “apariencia del derecho
invocado” y que en el marco del procedimiento de ejecución coactiva
vendría delimitado por la existencia de suficientes elementos que
generen verosimilitud en cuanto a la deuda tributaria y que esta haya
sido debidamente puesta en conocimiento del deudor tributario; b)
periculum in mora, referido al peligro en la demora del
procedimiento de ejecución coactiva y a la obligación de la
Administración Tributaria de evaluar –previamente al dictado de una
medida cautelar-, si efectivamente el transcurso del tiempo traerá
como consecuencia que el monto adeudado no pueda ser satisfecho,
pues solo así se justificaría que se emita una medida cautelar, y c)
proporcional, referida a la obligación de la Administración
Tributaria de adoptar una medida cautelar idónea, estrictamente
necesaria y ponderada para el cobro de la deuda tributaria, buscando
que en todo caso se logre el equilibrio entre un eficaz aseguramiento
del interés fiscal y aquellos derechos fundamentales del contribuyente
que se verán restringidos o limitados por la actuación estatal, y
además alude a que la medida adoptada debe ser rigurosamente
proporcional hasta el monto necesario para asegurar el cobro de la
deuda tributaria.
8. En el caso de autos no es contrario al derecho a la tutela procesal
efectiva invocado por el recurrente que la Administración Tributaria,
a través de su ejecutor coactivo, pueda ordenar, dentro de los límites
de la Constitución, las formas de embargo previstas en el artículo 118
del Código Tributario en ejercicio de la facultad de ejecución
coactiva de sus actos administrativos. En consecuencia, debe
desestimarse la demanda en este punto.

Algunos criterios sobre el embargo en forma de retención en el


procedimiento de cobranza coactiva

9. Desde luego los medios de coerción con que cuenta el Ejecutor


Coactivo deben ser usados con los cuidados necesarios a fin de evitar
cualquier empleo irrazonable y desproporcionado, uso prudencial que
resulta especialmente importante si se tiene en cuenta la incidencia
que pueden tener sobre los derechos constitucionales del
contribuyente.
10. Sobre el particular este Tribunal considera necesario señalar
algunos criterios en relación al embargo en forma de retención en el
procedimiento de cobranza coactiva –que recae “sobre los bienes,
valores y fondos en cuentas corrientes, depósitos, custodia y otros, así
como sobre los derechos de crédito de los cuales el deudor tributario
sea titular, que se encuentren en poder de terceros” (artículo 118,
inciso a.4, del Código Tributario)–, pues es en esta medida de
embargo donde se pueden presentar algunos abusos que este Tribunal
no puede soslayar por su papel de protector de los derechos
constitucionales.
11. Así por ejemplo no es razonable que se mantenga el embargo en
forma de retención en todas las cuentas bancarias del deudor por la
misma suma adeudada, a pesar de que la deuda se encuentre
asegurada con el embargo en solo una de ellas. De ahí que resulta de
suma importancia que el ejecutor coactivo cumpla con lo dispuesto
por el artículo 116, inciso 2, del Código Tributario y deje “sin efecto
las medidas cautelares que se hubieran trabado, en la parte que
superen el monto necesario para cautelar el pago de la deuda
tributaria materia de cobranza, así como las costas y gastos incurridos
en el procedimiento de cobranza coactiva”. A juicio de este tribunal,
el levantamiento de las medidas de embargo en la parte que excede el
monto necesario para cautelar el pago de la deuda, debe hacerse sin
costo alguno para el deudor tributario, sea que este costo provenga de
la Administración Tributaria, del ejecutor coactivo o de las empresas
del sistema financiero, ya que no es por causa imputable al deudor
que se ha producido un exceso en el dictado de medidas cautelares.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El levantamiento de medidas de embargo, cuando superan
el monto necesario para cautelar el pago de la deuda, no
requiere costo alguno para el deudor tributario.

12. A este propósito es muy importante que las empresas del sistema
financiero cumplan con lo ordenado en el artículo 118, numeral a)
inciso 4, del Código Tributario, poniendo en conocimiento del
ejecutor coactivo la retención o la imposibilidad de esta en el plazo
máximo de cinco días hábiles de notificada la resolución que ordena
el embargo en forma de retención, a efectos de que el ejecutor
coactivo pueda estar informado de si la deuda tributaria y las costas y
gastos incurridos en el procedimiento de cobranza coactiva se
encuentran suficientemente cautelados, y así disponer lo conveniente
para la cautela del pago de la deuda o dejar sin efectos las medidas
cautelares trabadas que resulten excesivas.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


No es posible embargar en forma de retención por monto
excesivo superior a lo determinado por resolución de
notificación.

El ejecutor coactivo debe evitar la vulneración de los derechos


constitucionales de los deudores tributarios, ocasionados por la
irrazonable situación de mantener el embargo en forma de retención
en todas las cuentas bancarias del deudor por la misma suma
adeudada, generándose así un embargo en forma de retención por un
monto excesivo y superior al efectivamente adeudado y determinado
mediante resolución.
Una vez transcurridos los cinco días hábiles a que hace referencia el
mencionado artículo 118, numeral a) inciso 4, del Código Tributario,
el ejecutor coactivo, de oficio y bajo responsabilidad, deberá dejar sin
efecto, tal como lo exige el artículo 116, inciso 2, del mismo Código,
aquellas medidas cautelares que se hubieran trabado, en la parte que
superen el monto necesario para cautelar el pago de la deuda así
como las respectivas costas y gastos. El ejecutor coactivo asumirá la
responsabilidad a que hubiere lugar por el tiempo en que un
determinado monto o cuenta adicionales –que ya no sirven para
cautelar la deuda cuando esta ya ha sido asegurada en el estricto
monto de dinero objeto de tutela cautelar-, siguen bloqueadas como
consecuencia de la medida cautelar trabada, y además, la
Administración Tributaria deberá asumir el pago de los respectivos
intereses que genere a favor del contribuyente el tiempo en que este
no puede hacer uso de su dinero indebidamente retenido.
Resulta desproporcionado que para cautelar la deuda de un
contribuyente mediante el embargo en la cuenta que este posee en un
banco, el respectivo ejecutor coactivo mantenga embargadas otras
cuentas del mismo contribuyente en diferentes bancos.
13. En igual sentido el embargo en forma de retención no podría
afectar la subsistencia del deudor tributario si es que este recae sobre
una cuenta bancaria donde se abona su remuneración o pensión. Para
ello, debe observarse lo dispuesto en el artículo 648, inciso 6, del
Código Procesal Civil, conforme al cual las remuneraciones y
pensiones solo pueden ser embargadas si exceden de cinco Unidades
de Referencia Procesal y únicamente hasta una tercera parte de tal
exceso (cfr. STC Exp. N° 00691-2004-AA/TC, fundamentos 5 a 7;
STC Exp. N° 01780-2009-PA/TC, 7 a 10).
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
El Embargo en forma de retención no afecta la
subsistencia del deudor si recae en cuenta donde abona su
remuneración.

Al respecto cabe mencionar que en la sentencia Exp. N° 00691-2004-


AA/TC, ff. jj. 6 y 7, el Tribunal Constitucional ha sostenido que las
cuentas de ahorros de una entidad financiera en las que se
depositaban mensualmente las remuneraciones de una persona,
conforme al citado artículo 648, inciso 6, del Código Procesal Civil,
tienen la calidad de inembargables conforme a los límites contenidos
en dicha disposición y mencionados en el parágrafo precedente. En
tal sentido tanto el ejecutor coactivo como las entidades financieras
deben respetar estrictamente, bajo responsabilidad, dicha
disposición legal que no hace sino materializar la protección estatal
de derechos fundamentales tan vinculados con la subsistencia, la
salud y la vida.

Sobre la ley aplicable a la prescripción de la obligación tributaria y su


invocación en el proceso de amparo

14. Este tribunal coincide con el juez a quo respecto a que, por el
principio de especialidad, la ley aplicable a la prescripción de la
obligación tributaria es el Código Tributario y no el artículo 193.1.2
de la Ley N° 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General.
15. En cuanto a la prescripción de la deuda tributaria que el
recurrente pretende oponer en el presente proceso de amparo, debe
tenerse en cuenta el Código Tributario, conforme al cual la
prescripción de la deuda tributaria solo puede ser declarada a pedido
del deudor (artículos 47) y “puede oponerse en cualquier estado del
procedimiento administrativo o judicial” (artículo 48).
16. Desde esta perspectiva el ordenamiento jurídico tiene previsto
que la oposición de la prescripción la formule el deudor tributario en
sede administrativa o judicial, en este último caso en el proceso
contencioso administrativo ante el Poder Judicial (cfr. Título IV del
Libro Tercero del Código Tributario), pero no a través de un proceso
constitucional especializado en la protección de derechos
constitucionales como es el amparo.
17. A juicio de este tribunal en tanto que no se aprecia en autos que el
recurrente–conforme a lo normado por el artículo 48 del Código
Tributario– haya opuesto la prescripción en sede administrativa o
contencioso administrativa, este no estaría buscando la protección de
un derecho constitucional, sino intentando oponer la prescripción en
un proceso constitucional de amparo, es decir en sede distinta a la
prevista en la ley, lo cual resulta improcedente, de conformidad con el
artículo 38 del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELO

1. Declarar INFUNDADA la demanda en el extremo que se cuestiona


la constitucionalidad de las medidas de embargo dictadas en un
procedimiento de cobranza coactiva.
2. Declarar IMPROCEDENTE la demanda en el extremo referido a la
prescripción de la obligación tributaria del recurrente.
3. Establecer como doctrina jurisprudencial vinculante, conforme al
artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
los criterios contenidos en los fundamentos 7, 11, 12 y 13 de la
presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS. ÁLVAREZ MIRANDA, URVIOLA HANI, VERGARA GOTELLI,
MESÍA RAMÍREZ, BEAUMONT CALLIRGOS, CALLE HAYEN,
ETO CRUZ
█ COMENTARIO

“La facultad de autotulela de la Administración Tributaria, específicamente


reconocida en el Código Tributario a través de la posibilidad de establecer
medidas cautelares, debe ejercerse atendiendo al conjunto de preceptos
constitucionales, lo cual incluye el respeto a los derechos fundamentales del
contribuyente.
Por ello, en la STC Exp. Nº 02044-2009-AA/TC, el Tribunal estableció los
presupuestos que toda medida cautelar dictada de modo previo o dentro del
procedimiento de ejecución coactiva debe contener. Uno de dichos
presupuestos es la proporcionalidad, entendida como “la obligación de la
Administración Tributaria de adoptar una medida cautelar idónea,
estrictamente necesaria y ponderada para el cobro de la deuda tributaria,
buscando que en todo caso se logre el equilibrio entre un eficaz
aseguramiento del interés fiscal y aquellos derechos fundamentales del
contribuyente que se verán restringidos o limitados por la actuación estatal,
y además alude a que la medida adoptada debe ser rigurosamente
proporcional hasta el monto necesario para asegurar el cobro de la deuda
tributaria”
A través de la sentencia, el colegiado ha profundizado en relación con el
presupuesto de proporcionalidad, estableciendo que la Administración
Tributaria está obligada a demostrar que el monto embargado guarda
absoluta relación con la suma adeudada; considerándose, en principio,
desproporcionado que el monto embargado triplique o cuadruplique al
monto adeudado a menos que, de lo actuado, se advierta alguna otra
circunstancia.
Asimismo, ha reconocido que: i) Es obligación de los organismos
recaudadores, en este caso de la Sunat, el mantener un cálculo vigente de lo
adeudado, incluyendo todos los conceptos que ordene la ley; ii) Sunat no
puede mantener activas tres distintas medidas cautelares en contra del
contribuyente, más aún si con alguna de ellas ya estaría asegurada la suma
adeudada (embargo sobre bien inmueble); y iii) Sunat debe desactivar o
levantar medidas cautelares cuando la deuda ya estuviese asegurada con
una de las medidas impuestas al contribuyente.
Con estos lineamientos, el Tribunal Constitucional busca establecer
criterios de actuación razonables por parte de la autoridad tributaria, a fin de
no afectar en forma innecesaria el patrimonio de los contribuyentes en el
procedimiento de cobranza coactiva regulado en el Código Tributario”(4).
Prescripción del amparo contra
resoluciones judiciales

STC Exp. N° 00252-2009-PA/TC

Caso: Maximo V. Llano Ochoa

Sentido del fallo: Improcedente la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 27/07/2010

El alto colegiado establece que el plazo para interponer un


amparo contra resoluciones judiciales se computa desde la
notificación de la resolución que ordena cumplir lo decidido.
Dicha conclusión se sustenta en el segundo párrafo del artículo
44 del Código Procesal Constitucional, el plazo concluye a los
treinta días hábiles después de la notificación que ordena que se
cumpla con lo decidido.

Palabras clave: Amparo contra resoluciones judiciales, derecho al debido,


proceso, control constitucional de resoluciones judiciales, prescripción del
amparo, principios del proceso constitucional, resolución judicial firme.

EXP. N° 00252-2009-PA/TC-LIMA
MÁXIMO VALERIANOLLANOS OCHOA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 7 días del mes de octubre de 2009, reunido el Tribunal
Constitucional, en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
señores magistrados Vergara Gotelli, Presidente; Mesía Ramírez,
Vicepresidente; Landa Arroyo, Beaumont Callirgos, CayeHayen, Eto Cruz
y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia, con los fundamentos
de voto de los magistrados Vergara Gotelli y Landa Arroyo que se agregan

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por Pedro Puente Bazán,


abogado de Máximo Valeriano Llanos Ochoa, contra la resolución de la
Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de
la República, de fojas 40 del segundo cuaderno, su fecha 31 de octubre de
2008, que declaró improcedente in límine la demanda de amparo de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 13 de enero de 2006, don Máximo Valeriano Llanos Ochoa


interpone demanda de amparo contra la Sala Civil Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República conformada por los vocales señores
Víctor Lucas Ticona Postigo, José Isaías Carrión Lugo, Roger Williams
Ferreira Vildózola, José Alberto Palomino García y Hernández Pérez, con
el objeto de que se declare la nulidad de la resolución de fecha 19 de
octubre de 2006, que declaró improcedente el recurso de casación
interpuesto contra la resolución del 9 de marzo de 2006 expedida por la
Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que confirmando
la apelada declaró infundada la demanda que interpuso de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta, vulnerándose así, sus derechos al debido proceso y a la
debida motivación y necesaria congruencia de las resoluciones judiciales.
Con fecha 29 de enero de 2007, la Octava Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima declaró improcedente de plano la demanda por considerar
que esta se ha presentado fuera del plazo establecido en el artículo 44 del
Código Procesal Constitucional.
La Sala Superior competente confirmó la apelada por los mismos
fundamentos.
FUNDAMENTOS

Petitorio

1. Conforme aparece del petitorio de la demanda, el objeto del


presente proceso constitucional se dirige a que se declare la nulidad
de la resolución de fecha 19 de octubre de 2006 emitida por la Sala
Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República,
mediante la cual se declaró improcedente el recurso de casación
interpuesto por el demandante contra la resolución del 9 de marzo de
2006 expedida por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima, que confirmando la apelada declaró infundada su
demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, vulnerando de este
modo sus derechos al debido proceso y a la debida motivación y
necesaria congruencia de las resoluciones judiciales.

Rechazo liminar y necesidad de una sentencia para dilucidar el


presente caso

2. En el presente caso y como se aprecia de los autos, existe rechazo


liminar de la demanda por parte de las dos instancias de la sede
judicial, decisiones sustentadas en que sería aparentemente evidente
el vencimiento del plazo para interponer la demanda constitucional de
amparo de acuerdo con el artículo 44 del Código Procesal
Constitucional.
3. Verificado el rechazo liminar, la forma del pronunciamiento a
emitirse por parte de este Colegiado bien podría limitarse a la simple
emisión de un auto. No obstante y como se verá enseguida, el tema
procesal que ha de dilucidarse tiene indudables implicancias
constitucionales, exige de este colegiado el desarrollo de
determinados criterios o líneas de discernimiento. En tales
circunstancias y atendiendo a que los citados elementos de raciocinio
puedan pasar a convertirse en jurisprudencia constitucional
vinculante, es que se opta por la presente variante resolutiva.
Controversia sobre la existencia o no de prescripción en el presente
caso

4. El demandante alega que la demanda se ha interpuesto dentro del


plazo establecido en el artículo 44 del Código Procesal Constitucional
en tanto dicho cuerpo normativo dispone que este vence luego de
treinta días hábiles de notificada la resolución que ordena que se
cumpla lo decidido, y “no simplemente luego de los 30 días hábiles
después de notificada una resolución judicial firme”.
5. En el caso de autos se aprecia que el actor conoció de la resolución
que le causa el agravio mediante notificación cursada a la casilla
1424 del Colegio de Abogados de Lima con fecha 17 de noviembre
de 2006, mientras que la demanda fue interpuesta el 13 de enero de
2007. Se advierte sin embargo que, con fecha 16 de marzo de 2007,
es decir, con fecha posterior a la presentación de la demanda, se
cursa, a la misma casilla 1424 del CAL, la notificación de la
resolución N° 36 “cumpliéndose lo ejecutoriado”.

Interpretación que se ha venido dando al segundo párrafo del artículo


44 del Código Procesal Constitucional

6. Conforme lo establece el artículo 44 del Código Procesal


Constitucional: “[E]l plazo para interponer la demanda de amparo
prescribe a los sesenta días hábiles de producida la afectación (...)”.
Ello no obstante y de acuerdo con el segundo párrafo del citado
dispositivo “[T]ratándose del proceso de amparo iniciado contra
resolución judicial, el plazo para interponer la demanda se inicia
cuando la resolución queda firme. Dicho plazo concluye a los treinta
días hábiles después de la notificación que ordena se cumpla lo
decidido”.
7. Es pertinente recordar que de acuerdo a lo establecido en el
artículo III del Título Preliminar del mismo Código Procesal, los
procesos constitucionales y sus reglas deben ser interpretadas
conforme a los principios procesales que en él se destacan (principios
de dirección judicial del proceso, gratuidad, economía, inmediación
socialización, impulso de oficio, antiformalismo, etc.). Particular
relevancia, en medio de dicho contexto, lo tiene el denominado
principio pro actione, conforme al cual, ante la duda, los requisitos y
presupuestos procesales siempre deberán ser interpretados en el
sentido más favorable a la plena efectividad de los procesos
constitucionales de manera que si existe “una duda razonable
respecto de si el proceso debe declararse concluido, el juez y el
Tribunal Constitucional declararán su continuación”.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El plazo para presentar demanda contra resoluciones
judiciales se contabiliza desde la notificación de la
sentencia o resolución firme que causa el agravio.

8. Pese a lo señalado en el párrafo anterior, existen diversos


pronunciamientos en los que este Tribunal Constitucional, en
aplicación exclusiva y excluyente del segundo párrafo del artículo 44
del Código Procesal Constitucional, ha venido declarando
improcedente la demanda interpuesta contra las resoluciones
judiciales firmes. Del contenido de tales pronunciamientos se puede
deducir una interpretación en el sentido de que el cómputo del plazo
de 30 días hábiles a que se refiere el artículo citado se contabiliza
desde la notificación de la sentencia o resolución firme que causa el
agravio y que de ninguna manera se extiende dicho plazo hasta los 30
días hábiles posteriores a la notificación de la resolución que ordena
se cumpla con lo decidido, tal como lo expone el propio artículo 44
antes citado.

Nueva interpretación sobre el inicio y la conclusión en el cómputo del


plazo de prescripción y la condición de firme de la resolución
impugnada
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
El plazo para presentar la demanda contra resoluciones
judiciales se contabiliza hasta 30 días después de
notificada la resolución que ordena que se cumpla lo
decidido.

9. Este colegiado considera que existen razones sustentadas en la


propia normativa del Código Procesal Constitucional, particularmente
en lo establecido en el artículo III de su Título Preliminar, para
modificar el criterio anteriormente descrito. En efecto, estima este
tribunal, sin perjuicio de lo que se explicará inmediatamente, que el
demandante tiene la facultad de interponer la demanda de amparo
desde que conoce de la resolución firme emitida en un proceso
judicial que considera agraviante de sus derechos constitucionales
hasta treinta días después de notificada la resolución que ordena se
cumpla lo decidido.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El plazo de cómputo para interponer la demanda se inicia
cuando la resolución queda firme.

10. Como se ha precisado con anterioridad, el segundo párrafo del


artículo 44 del Código Procesal Constitucional establece que
“Tratándose del proceso de amparo iniciado contra resolución
judicial, el plazo para interponer la demanda se inicia cuando la
resolución queda firme. Dicho plazo concluye a los treinta días
hábiles después de la notificación que ordena se cumpla lo decidido”.
11. Este colegiado, como ya se ha visto, ha venido considerado que el
cómputo del plazo se inicia desde la notificación de la resolución que
queda firme y concluye luego de treinta días de notificada dicha
resolución; sin embargo del contenido literal de la disposición antes
acotada se desprende que la conclusión del plazo se produce en
realidad luego de treinta días hábiles de notificada la resolución que
ordena se cumpla lo decidido. Estas posiciones merecen una
interpretación adecuada que evite confusiones a la hora de determinar
si se configura o no el presupuesto de procedibilidad de la acción
relativo al plazo de prescripción.
12. Para tal efecto y atendiendo al principio pro actione, debe
interpretarse que el legislador, al considerar el inicio del plazo para
interponer la demanda en la fecha de notificación de la resolución que
queda firme, simplemente ha dispuesto que el justiciable está
facultado para interponer la respectiva demanda de amparo sin
necesidad de esperar que se notifique la resolución que ordena se
cumpla lo decidido, mas no está postulando que el computo de los 30
días hábiles a que se refiere la norma comienza a partir de la fecha en
que se notifica la resolución que queda firme.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Se puede interponer demanda contra resoluciones
judiciales sin esperar la notificación de la resolución que
ordene cumplir lo decidido.

13. La misma norma, por otra parte, no indica en ningún momento


que el plazo concluye a los treinta días hábiles de producida la
notificación de la resolución judicial firme. Lo que la norma
analizada consagra es un plazo que finaliza treinta días después de
realizada la notificación de la resolución que ordena se cumpla lo
decidido. En otras palabras y siempre que la resolución judicial que
se juzga lesiva quede firme, se puede interponer la demanda antes de
que se expida o notifique la posterior resolución que ordena se
cumpla con lo decidido, pero de tal circunstancia opcional no se sigue
que ello resulte obligatorio en cualquier caso. Por lo tanto la
notificación de la resolución firme que causa el agravio no puede
considerarse, en la generalidad de los casos, como fecha de inicio del
cómputo del plazo de prescripción del proceso de amparo a efectos de
que comience a correr el plazo de treinta días hábiles.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La notificación de resolución firme que causa el agravio
no puede considerarse en todos los casos como fecha de
inicio del cómputo del plazo de prescripción del amparo.

14. La conclusión a la que aquí se arriba no solo se desprende de un


riguroso examen del contenido literal de la antes citada norma y de la
ya mencionada regla pro actione, sino de los principios
interpretativos pro homine y pro libertatis, que permiten que ante
eventuales diferentes interpretaciones de un dispositivo legal, que
como ocurre en el presente caso, afectan al derecho al acceso a la
justicia constitucional, se opte por aquella interpretación que
conduzca a una alternativa lo menos limitadora posible de los
derechos fundamentales, descartando de este modo aquellas que, por
el contrario, los restrinjan.
15. Lo hasta aquí expuesto no impide sin embargo al legislador
democrático la posibilidad de limitar razonablemente el derecho
fundamental a la tutela jurisdiccional en búsqueda de un equilibro de
tal atributo con el principio de seguridad jurídica. En efecto, este
Tribunal considera oportuno señalar que aunque el proceso de
amparo tiene como finalidad proteger los derechos fundamentales de
la persona reponiendo las cosas al estado anterior a la lesión o
amenaza de lesión de un derecho constitucional, ello no supone ni
debe interpretarse como una facultad para abusar de dicha institución,
tanto por parte de los justiciables como incluso por parte de los
encargados de su tramitación. En tales circunstancias y en procura de
hacer efectivo el amparo contra resoluciones judiciales, se justifica
que en atención al principio de seguridad jurídica, se exija que el
plazo para promover una demanda no se desvirtúe o distinga
demasiado respecto del que se otorga ante una lesión de otra
naturaleza proveniente de otro tipo de autoridad, funcionario o
persona. Por consiguiente y ante la literalidad del artículo 44 del
Código Procesal Constitucional, que permitiría en algunos casos
plazos bastante dilatados en el supuesto de no emitirse oportunamente
la resolución que ordena el cúmplase con lo decidido, corresponde
invocar a los jueces y salas de la República el que actúen con la
debida diligencia para que el lapso comprendido entre la fecha de
emisión de una resolución firme que pone fin a un proceso judicial,
que adquiere la autoridad de cosa juzgada, y la notificación de la
resolución que ordena se cumpla lo decidido, no se extienda
irrazonablemente.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El lapso comprendido entre la fecha de emisión de una
resolución firme, que adquiere la autoridad de cosa
juzgada, y la notificación de la resolución que ordena se
cumpla lo decidido, no debe extenderse irrazonablemente.

Interpretación del cómputo del inicio y conclusión del plazo de


prescripción frente a la conducta dilatoria de los abogados y las partes

16. No obstante lo señalado este colegiado no ha sido ajeno a lo que


sucede en la práctica judicial generalizada advirtiéndose que el
presupuesto procesal de la prescripción es en muchos casos uno de
los menos respetados no solo por nuestros operadores jurídicos, sino
fundamentalmente por los abogados de las partes, pues en su afán por
eludirlo han llegado a hacer uso pernicioso de los medios
impugnatorios que la ley prevé, pretendiendo de esta manera dilatar
el inicio de cómputo del plazo. Así, se ha hecho práctica habitual la
utilización de cualquier tipo de medio impugnatorio con la finalidad
de obtener hasta el último momento un pronunciamiento judicial que
permita contar, recién a partir de ese momento, el plazo para la
interposición de la demanda. Esto ha generado –y sigue generando–
delicados problemas a la impartición de justicia y en especial a la
constitucional, pues cuando los recurrentes advierten que no tienen
más posibilidad de revertir el fallo de los jueces, acuden a la
jurisdicción constitucional con la finalidad de que se revisen los
criterios adoptados por los jueces ordinarios, intentando convertirla
en una suprainstancia jurisdiccional, posibilidad que ha sido
reiteradamente negada por la jurisprudencia de este Tribunal.
17. A juicio de este colegiado una de las causas que producen la
grave situación reseñada en el párrafo precedente se debe a que en
nuestro ordenamiento no se tiene un concepto uniforme de lo que
debe entenderse por resolución judicial firme. Así, es posible advertir
que, sobre ella, existen hasta dos tipos de conceptos: uno formal y
otro material. Para la concepción formal la firmeza de una resolución
se adquiere simplemente con el agotamiento de todos los recursos
que la ley prevé para el cuestionamiento del acto con el cual se está
en desacuerdo. Para la concepción material la calidad de firmeza de
una resolución se adquiere cuando se han agotado todos lo medios
impugnatorios legalmente previstos, pero siempre que estos tengan la
posibilidad real de revertir los efectos de la resolución que se
impugna. Es decir que si lo que se cuestiona es un auto y contra este
se interpone un recurso impugnatorio alegando causales imaginarias,
el pronunciamiento denegatorio que el juez emita sobre dicho asunto
no podrá entenderse como generador de firmeza, puesto que al no
haber sido correctamente impugnada la respectiva resolución, se debe
entender que el plazo se cuenta desde que esta fue emitida y
notificada y no desde el pronunciamiento judicial que resuelve el
supuesto “acto impugnatorio”. Entender lo contrario no hace más que
contribuir a un uso negligente de las instituciones jurídicas que
afectan el derecho de los demás a la ejecución de las sentencias y a la
cosa juzgada.
18. Así las cosas y a los efectos de interpretar correctamente el
segundo párrafo del artículo 44 del Código Procesal Constitucional se
considera iniciado el plazo y con ello el inicio de la facultad de
interponer la demanda de amparo contra la resolución judicial firme
cuando se han agotado todos los recursos que prevé la ley para
impugnarla dentro del proceso ordinario, siempre que dichos recursos
tengan la posibilidad real de revertir los efectos de la resolución
impugnada. En ese sentido, cuando el justiciable interponga medios
impugnatorios o recursos que no tengan real posibilidad de revertir
sus efectos, el inicio del plazo prescriptorio deberá contabilizarse
desde el día siguiente de la fecha de notificación de la resolución
firme a la que se considera lesiva y concluirá inevitablemente treinta
días hábiles después de la notificación de la resolución que ordena el
cúmplase con lo decidido, sin que igualmente se acepte articulaciones
inoficiosas contra este último pronunciamiento jurisdiccional. Por lo
demás el juez constitucional deberá hacer uso de los apercibimientos
y multas atendiendo a la gravedad del perjuicio ocasionado por la
parte que actúa con evidente mala fe procesal.

Análisis del caso concreto

19. En el presente caso, la resolución firme que causa el agravio fue


notificada el 17 de noviembre de 2006 y la demanda fue interpuesta
el 25 de enero de 2007, mientras que la resolución que ordena se
cumpla lo decidido se notificó al demandante el 16 de marzo de 2007,
no advirtiéndose de autos que el demandante hubiere utilizado
medios para dilatar el inicio del plazo de prescripción; en
consecuencia, atendiendo a lo dispuesto en el artículo 44 del Código
Procesal Constitucional, el proceso, prima facie, ha sido postulado
dentro del plazo que establece la norma referida.
20. Por consiguiente y en tanto no se configura en forma manifiesta la
causal de improcedencia por razones de prescripción, se ha hecho uso
indebido de la facultad de rechazo liminar. Siendo así, debe revocarse
las resoluciones judiciales precedentes, a efectos de que se admita a
trámite de la demanda y, luego de correr traslado de ella a la parte
emplazada, la judicatura deberá pronunciarse sobre el fondo de la
controversia.
Doctrina constitucional vinculante

21. Debido a que se han desarrollado nuevos criterios en materia de


prescripción en el caso del amparo contra resoluciones judiciales, este
colegiado en aplicación del artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, considera pertinente reconocerlos como parte de su
doctrina jurisprudencial vinculante y por tanto obligatorios para todos los
jueces y tribunales del país, debiéndose incorporar como tales a la parte
resolutiva de la presente sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Revocar la resolución recurrida y dejar sin efecto la apelada,


debiendo la Octava Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima admitir a trámite la demanda de autos, y correr traslado de ella
a la parte emplazada.
2. Declarar que los fundamentos 8 a 17 de la presente sentencia
constituyen doctrina constitucional vinculante obligatoria para todos
los jueces y tribunales del país.
Publíquese y notifíquese.
SS. VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ; LANDA ARROYO;
BEAUMONT CALLIRGOS; CALLE HAYEN; ETO CRUZ;
ÁLVAREZ MIRANDA

█ COMENTARIO

“La expedición de una sentencia judicial firme habilita al afectado en sus


derechos fundamentales para interponer la demanda de amparo contra dicha
resolución, pero el plazo de treinta días se inicia luego de la notificación
que ordena se cumpla con lo decidido. Si bien se trata de una regla de
naturaleza general, el máximo intérprete de la Constitución considera que
existen determinadas situaciones que lo habilitan para inaplicar el plazo de
modo literal. Se plantea dos hipótesis:
La primera hipótesis se pone en el supuesto cuando la sentencia firme no
necesite de una resolución que ordene su efectivo cumplimiento; en ese
caso, el plazo se inicia después de notificada la resolución firme, por
inexistir una resolución que ordene se cumpla con lo decidido por la
sentencia. La segunda hipótesis se configura cuando ante una resolución
firme, el presunto afectado en sus derechos fundamentales frente a la
resolución firme interpone medios impugnatorios o recursos que no tienen
posibilidad de revertir los efectos de dicha resolución; es decir, en este caso
el actor actúa con la finalidad de dilatar el proceso de amparo hasta que se
le notifique la resolución que ordena se cumpla con lo decidido.
Para la solución de ambas hipótesis, el Tribunal Constitucional establece
que el inicio del plazo de los treinta días hábiles se contabiliza desde el día
siguiente de notificada la resolución firme, no después de la notificada la
resolución que ordena el cúmplase. En el primer caso, por no requerirse de
una resolución posterior que ordene el cumplimiento de lo decidido; y, en el
otro caso, como una penalidad a la inconducta del actor que pierde el plazo
que expresamente le establece el CPC”(5).
Jueces deben considerar participación
de procuradores en procesos
de tráfico ilícito de drogas

STC Exp. N° 03170-2010-PHC/TC

Caso: TA-245141098 del D.L.824

Sentido del fallo: Infundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 29/09/2010

El alto colegiado establece que la participación de procuradores


en procesos de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos es
obligatoria, en tanto estos ilícitos ponen en estado de alarma y
peligro a las bases sociales y amenazan la propia existencia del
Estado. Asimismo, al ser el Estado sujeto agraviado en dicho
proceso, el rechazo de la participación de procuradores avalaría
la impunidad de dichos delitos.

Palabras clave: Deber estatal de lucha contra el narcotráfico, defensa judicial


del Estado, derecho a la notificación de resoluciones, derecho al debido
proceso, Decreto Legislativo N° 824.

EXP. N° 03170-2010-PHC/TC-LIMA
TA-245141098 DEL D.L. N° 824
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 15 días del mes de setiembre de 2010, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Mesía Ramírez, Beaumont
Callirgos, Vergara Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz, Álvarez Miranda y
Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por el recurrente de Clave N°


TA-245141098 contra la sentencia expedida por la Cuarta Sala Especializad
en lo Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia
de Lima, de fojas 239, su fecha 6 de abril de 2010, que declaró infundada la
demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 29 de abril de 2008, el recurrente de clave N° TA-245141098


interpone demanda de hábeas corpus contra los magistrados de la Sala
Penal Superior Transitoria Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de
Drogas, Romero Mariño, Rodríguez Ramírez y Castañeda Espinoza; y
contra los miembros de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República, Saponara Milligan, Fernández Urday, Bacigalupo
Hurtado, Paredes Lozano y Rojas Tazza; por la vulneración de sus derechos
al debido proceso, de defensa, a la cosa juzgada, de igualdad y a la libertad
personal. El recurrente solicita que se deje sin efecto la resolución de fecha
10 de diciembre de 1999, que concede el recurso de nulidad presentado por
el procurador público adjunto a cargo de los asuntos judiciales del
Ministerio del Interior relativos al tráfico ilícito de drogas, y se declare la
nulidad de la resolución de fecha 21 de enero de 2000, que a su vez declaró
nulo el auto de fecha 22 de noviembre de 1999, por el que se le concedió el
beneficio de exención de la pena; y que, en consecuencia, se declare firme
el beneficio de exención de la pena otorgado mediante la resolución de
fecha 22 de noviembre de 1999, su condición de testigo y el archivo
definitivo del proceso penal en su contra.
Refiere el recurrente que en el año 1997 se le inició proceso penal por el
delito contra la salud pública, tráfico ilícito de drogas, y que al ser
capturado en el año 1998, se acogió al beneficio de exención de pena,
dispuesto en el Decreto Legislativo N° 824, por lo que con fecha 22 de
noviembre de 1999, se declaró procedente el mencionado beneficio, se
aprobó su situación jurídica de testigo y se dispuso el archivo del proceso
penal en cuanto a su persona. Sin embargo, el procurador público en forma
extemporánea y a pesar de que este supuesto no está regulado en el artículo
292 del Código de Procedimientos Penales interpuso recurso de nulidad, el
cual fue concedido mediante resolución de fecha 10 de diciembre de 1999,
y por resolución de fecha 21 de enero de 2000, se declaró nulo el auto de
fecha 22 de noviembre de 1999, ordenando que se subsanen las omisiones
en que se había incurrido en la tramitación del beneficio de exención de
pena, como determinar el grado de participación y el papel que desempeñó
en los sucesos del 4 de agosto de 1997. En cumplimiento de ello, por
resolución de fecha 14 de setiembre de 2000, se declaró improcedente el
beneficio de exención de pena, ante lo cual el recurrente interpuso recurso
de nulidad, el que fue declarado improcedente por no encontrarse previsto
en el artículo 292 del Código de Procedimientos Penales, mediante
Resolución de fecha 23 de abril de 2001.
A fojas 31 obra la declaración del recurrente, mediante la que se reafirma
en los extremos de su demanda.
El Procurador Público Adjunto ad hoc a cargo de los asuntos
constitucionales del Poder Judicial solicita que la demanda sea declarada
improcedente manifestando que el recurrente y que tiene expedito su
derecho de agotar los recursos impugnatorios y cuestionar la resolución que
lo agravia.
A fojas 127, 129, 153 obran las declaraciones de los magistrados
emplazados, en las que señalan, entre otras cosas, que no se afectó el
derecho al debido proceso del recurrente solo se respetó el derecho a la
pluralidad de instancias de la Procuraduría; que en todo caso solo se ordenó
que se subsane la omisión en que se incurrió respecto al trámite del
beneficio de exención de la pena.
El Segundo Juzgado Penal de Lima, con fecha 23 de octubre de 2009,
declara improcedente la demanda considerando que no se vulneró ningún
derecho del recurrente y que su reclamo debe dilucidarse ante el órgano
judicial competente.
La Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos Libres de
la Corte Superior de Justicia de Lima, revocando la apelada, la declara
infundada estimando que la norma procesal no prohíbe la concesión del
medio impugnatorio; agregando que en esta instancia no puede discutirse
los fundamentos por los cuales se declaró improcedente el beneficio de
exención de pena.

FUNDAMENTOS

1. El objeto de la demanda es que se deje sin efecto la resolución de


fecha 10 de diciembre de 1999, por la que se concede el recurso de
nulidad presentado por el procurador público adjunto a cargo de los
asuntos judiciales del Ministerio del Interior relativos al tráfico ilícito
de drogas, y se declare la nulidad de la resolución de fecha 21 de
enero de 2000, la que a su vez declaró nulo el auto de fecha 22 de
noviembre de 1999, por el que se concedió el beneficio de exención
de la pena al recurrente de Clave N° TA-245141098; y que, en
consecuencia, se declare firme el beneficio de exención de la pena
otorgado mediante la resolución de fecha 22 de noviembre de 1999,
su condición de testigo y el archivo definitivo del proceso penal en su
contra.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Naturaleza jurídica del beneficio de la exención de la
pena.

2. El Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre a la naturaleza


jurídica del beneficio de exención de la pena, en la sentencia recaída
en el Expediente N° 1454-2006-HC/TC, estableciendo que:
“a) La exención de la pena establecida en el Decreto Legislativo N°
824 permite al implicado, sometido a investigación policial o a
proceso judicial por tráfico ilícito de drogas, quedar fuera del
proceso, es decir, exento de responsabilidad. La exención se produce
cuando una vez producido un delito la persona que cometió el hecho
punible queda exenta de sanción alguna o la misma se le aplica en
menor medida, (...) [C]uando proporcione información oportuna y
veraz que permita identificar y detener a dirigentes o jefes de
organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de drogas en el ámbito
nacional e internacional o a las actividades de tráfico ilegal de armas
o lavado de dinero, vinculados con el tráfico ilícito de drogas. (...)
Que la información proporcionada permita el decomiso de drogas,
insumos químicos fiscalizados, dinero, materias primas,
infraestructuras y otros medios, utilizados en la obtención de drogas
ilícitas, que establezcan fehacientemente el funcionamiento de una
organización dedicada al TID. Dicha información también deberá
permitir la identificación de los dirigentes o jefes; y el
desbaratamiento de la organización criminal” (Inciso a del artículo 19
del precitado decreto)”.
“b) Esto halla su fundamento en los argumentos vertidos en la
exposición de motivos del referido decreto legislativo, en el que el
legislador consideró que la incorporación de figuras jurídicas como la
exención se legitima en la necesidad de obtener información eficiente
y legítima que posibilite desarticular la estructura de las
organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de drogas; y, paralelamente,
neutralizar e impedir la colusión que existe con el terrorismo, al cual
sirve de apoyo económico, buscándose, de este modo, también
cumplir con la finalidad esencial de la pena, que es prevenir, cautelar
y buscar la regeneración del delincuente, esto en razón de que,
mediante las citadas instituciones jurídicas, se aminora la acción
criminal”.
“c) Asimismo se señala que el fundamento constitucional de dicho
beneficio reposa en el artículo 8 de la Constitución Política del Perú,
la que prescribe que ‘El Estado combate y sanciona el tráfico ilícito
de drogas. Asimismo, regula el uso de los tóxicos sociales’’’.
3. El Tribunal Constitucional en el fundamento 15 de la sentencia
recaída en el Expediente N° 2748-2010-PHC/TC ha señalado que
“(...) en los procesos constitucionales en que se haya dictado
sentencia estimatoria de segundo grado relacionados con el delito de
tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos, excepcionalmente, la
Procuraduría del Estado correspondiente se encuentra habilitada –
independientemente del plazo– para la interposición de un recurso de
agravio constitucional especial, el mismo que deberá ser concedido
por las instancias judiciales”.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Facultad excepcional de la procuraduría del Estado para
interponer RAC en sentencia estimatoria de segundo
grado para delitos de TID y Lavado de activos.

4. Este colegiado considera que si a los procuradores les corresponde


la defensa jurídica del Estado y si existe la obligación constitucional
del Estado peruano, prevista en el artículo 8 de la Constitución, de
prevenir y sancionar el delito de tráfico ilícito de drogas, existe una
necesaria y obligada participación de los procuradores en todos los
procesos penales contra los delitos de tráfico ilícito de drogas y
lavado de activos, en tanto estos ilícitos ponen en estado de alarma y
peligro a las bases sociales y amenazan la propia existencia del
Estado. Por ello y dado que en los procesos penales por tráfico ilícito
de drogas y lavado de activos el Estado es considerado como
agraviado, no puede permitirse que bajo ningún supuesto se rechace
la participación de los procuradores considerándolos como “no
parte”, pues este rechazo permitiría o avalaría que los delitos de
tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos queden impunes.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
Obligatoriedad y necesidad de la actuación de los
procuradores en todos los procesos penales contra delitos
de TID y lavado de activos, aun cuando no se les
consideren parte del proceso.

5. En consideración a lo señalado en los fundamentos 3 y 4, y


también en atención al inciso 6 del artículo 139 de la Constitución
Política del Perú, que establece como uno de los principios de la
administración de justicia la pluralidad de la instancia, este Tribunal
Constitucional considera que no constituye ninguna vulneración de
los derechos invocados por el recurrente el que mediante resolución
de fecha 10 de diciembre de 1999, a fojas 12 de autos, se concediera
a la procuraduría el recurso de nulidad contra la resolución de fecha
22 de noviembre de 1999 (fojas 7).
6. Asimismo, analizada la resolución de fecha 21 de enero de 2000,
obrante a fojas 14 de autos, se deduce que esta tampoco vulnera
alguno de los derechos invocados por el recurrente puesto que si bien
declara la nulidad de la resolución de fecha 22 de noviembre de 1999,
que concede el beneficio de exención de la pena, ello se da en
atención a que el mismo se habría otorgado sin cumplir los requisitos
establecidos en el Decreto Legislativo N° 824, como el determinar
“(...) el grado de participación (...) el papel que desempeñaron y el rol
que cumplieron los recurrentes (...) como integrantes de la
organización internacional de tráfico ilícito de drogas (...)”.
7. Respecto a que se habría vulnerado el derecho del recurrente de
Clave N° TA-245141098 al haberse declarado la improcedencia del
beneficio de exención de pena mediante resolución de fecha 14 de
setiembre de 2000, a fojas 16 de autos, este Tribunal ha señalado en
la sentencia recaída en el Expediente N° 2138-2002-HC/TC que no
puede utilizarse el proceso de hábeas corpus para que en él se
determine si la situación concreta del recurrente se subsume o no en
el supuesto de exención de pena contemplado en el inciso a) del
artículo 19 del Decreto Legislativo N° 824, pues tal determinación es
funcionalmente competencia de la jurisdicción penal, dado que la
procedencia del beneficio de exención de la pena supone
necesariamente una importante valoración de orden probatorio, que
no es posible realizar en un proceso de hábeas corpus, carente de
etapa probatoria.
8. Asimismo, respecto a la falta de notificación al recurrente desde
que el procurador interpuso recurso de nulidad contra la resolución de
fecha 22 de noviembre de 1999, este Tribunal Constitucional ha
señalado en el Expediente N° 4303-2004-AA/TC que la notificación
es un acto procesal cuyo cuestionamiento o anomalía no genera, per
se, violación del derecho al debido proceso o a la tutela procesal
efectiva; para que ello ocurra resulta indispensable la constatación o
acreditación indubitable por parte de quien alega la violación del
debido proceso de que, con la falta de una debida notificación, se ha
visto afectado de modo real y concreto el derecho de defensa u otro
derecho constitucional directamente implicado en el caso concreto; lo
que no ha sucedido en el caso de autos. Esto se entiende desde la
perspectiva de que los procesos constitucionales ni son una instancia
a la que pueden extenderse las nulidades o impugnaciones del
proceso judicial ordinario, ni pueden convertirse en un medio para la
articulación de estrategias de defensa luego de que una de las partes
haya sido vencida en un proceso judicial.
9. El demandante considera que se afectó su derecho a la pluralidad
de instancias al declararse improcedente, por resolución de fecha 23
de abril de 2001 (fojas 18 de autos), el recurso de nulidad que
interpuso contra la resolución de fecha 14 de setiembre de 1999, la
que a su vez declaró improcedente el beneficio de exención de la
pena. Este Tribunal Constitucional no comparte tal criterio. En efecto,
tal como se ha señalado en la sentencia recaída en el Expediente N°
325-2002-HC/TC, el hecho de que la Corte Suprema haya decidido
no pronunciarse respecto del fondo de una solicitud que solo había
merecido pronunciamiento en una única instancia no excluía la
posibilidad de presentar un recurso de queja o, en su caso, no limitaba
el derecho del recurrente para presentar una nueva solicitud de
exención de pena.
10. En consecuencia, es de aplicación el artículo 2, a contrario sensu,
del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar INFUNDADA la demanda porque no se ha acreditado la


vulneración de los derechos al debido proceso, de defensa, a la
igualdad y a la libertad personal; así como del principio de la cosa
juzgada.
2. Establecer que el fundamento 4 de la presente sentencia constituye
doctrina jurisprudencial, por lo que debe ser observada, respetada y
aplicada de manera inmediata por todos los jueces de la República,
conforme al artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, en el sentido siguiente: “es obligada la participación
de los procuradores en todos los procesos penales contra delitos de
tráfico ilícito de drogas y lavado de activos sin que pueda rechazarse
en ningún supuesto su participación con el argumento de que no son
parte en el proceso”.
SS. MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; VERGARA
GOTELLI; CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA;
URVIOLA HANI

█ COMENTARIO

“Si bien el trabajo realizado por los Procuradores Públicos constituye un


pilar fundamental en la defensa de los intereses del Estado, basado en el
bienestar general y en el respeto de los derechos fundamentales, no menos
cierto es que el Sistema de Defensa Jurídica del Estado requiere una
redefinición, siendo una buena opción la autonomía constitucional que
pueda alcanzar.
Tanto el tráfico ilícito de drogas y el lavado de activos, como delitos de
carácter pluriofensivo, amenazan la propia existencia del Estado, por lo que
corresponde su erradicación dentro de nuestra sociedad, en la cual los
Procuradores Públicos se encuentran sujetos a intervenir con la finalidad de
mantener en armonía el contexto social.
En ese sentido, la obligada participación de los procuradores en todos los
procesos constitucionales relacionados contra los delitos de tráfico ilícito de
drogas y lavado de activos, y su libre intervención dentro de los procesos
constitucionales, constituyen una herramienta útil e importante dispuesta
por el Tribunal Constitucional”(6).
Cálculo del monto
de la pensión de invalidez

STC Exp. N° 00349-2011-PA/TC

Caso: Urbano Cristóbal Carhuapoma

Sentido del fallo: Infundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 08/09/2011

Cuando el asegurado deja de trabajar antes del diagnóstico de la


enfermedad, el cálculo debe realizarse sobre el 100 % de la
remuneración mínima mensual de los trabajadores sujetos al
régimen laboral de la actividad privada vigente en los doce
meses anteriores a la contingencia. Ello evitaría que el cálculo
tenga en cuenta los meses no laborados por el asegurado.
Palabras clave: Seguridad social, pensión de invalidez, tutela judicial efectiva,
ejecución de resoluciones judiciales.

EXP. N° 00349-2011-PA/TC - LIMA


URBANO CRISTÓBALCARHUAPOMA
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

VISTO

El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Urbano Cristóbal


Carhuapoma contra la resolución expedida por la Primera Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 143, su fecha 27 de mayo de
2010, que declara infundada la solicitud del demandante, y;

ATENDIENDO A

1. Que en el marco de la etapa de ejecución de sentencia del proceso


de amparo seguido contra la Oficina de Normalización Previsional
(ONP), se ordenó a esta que cumpla con ejecutar la sentencia de vista
de fecha 30 de abril de 2009 (f. 73). En cumplimiento del mandato
judicial, la ONP expidió la Resolución N° 2406-2009-
ONP/DPR.SC/DL 18846, del 7 de agosto de 2009 (f. 78), por la cual
le otorgó al actor pensión de invalidez vitalicia por S/ 262.08 a partir
de mayo de 2008.
2. Que el recurrente formuló observación a la resolución
administrativa precitada que le otorgó pensión de invalidez vitalicia,
por considerar que se ha desvirtuado el contenido de la sentencia de
vista por no haberse calculado el monto de la pensión con las doce
últimas remuneraciones reales, sino con la remuneración mínima.
3. Que mediante Resolución 32 (f. 118) se declara fundada la
observación en el extremo referido al cálculo de la pensión en base a
las doce últimas remuneraciones reales y legales, por considerar que
si bien a la fecha de contingencia el actor no percibía una
remuneración pues cesó el 31 de diciembre de 2006, debe
interpretarse el artículo 18.2 del Decreto Supremo N° 003-98-SA en
el sentido de que el cálculo de la remuneración mensual se efectúa
tomando como base el promedio de las remuneraciones asegurables
de los últimos doce meses percibidas antes del cese de sus actividades
laborales.
4. Que la ONP en su escrito de apelación (f. 122) expresa que la
contingencia se produjo el 28 de mayo de 2008, y que el cálculo de la
pensión se realizó dividiendo el monto total de las doce últimas
remuneraciones asegurables anteriores al inicio de la renta.
5. Que por Resolución del 27 de mayo de 2010 la Sala Civil revoca el
auto apelado y declara infundada la observación formulada, por
estimar que al haber cesado el actor el 31 de diciembre de 2006 el
periodo a tomarse en consideración es el comprendido entre mayo de
2007 y abril de 2008, y al no existir ingresos efectivos con los cuales
realizar el cálculo de la pensión vitalicia, por defecto debe emplearse
la remuneración mínima vital vigente.
6. Que el Tribunal Constitucional ha comprendido que el derecho a la
ejecución de resoluciones constituye parte inseparable de la exigencia
de efectividad de la tutela judicial. En efecto, en la SSTC N°s 0015-
2001-AI/TC, 0016-2001-AI/TC y 004-2002-AI/TC, este colegiado ha
dejado establecido que “[e]l derecho a la ejecución de resoluciones
judiciales no es sino una concreción específica de la exigencia de
efectividad que garantiza el derecho a la tutela jurisdiccional, y que
no se agota allí, ya que, por su propio carácter, tiene una vis
expansiva que se refleja en otros derechos constitucionales de orden
procesal (...). El derecho a la efectividad de las resoluciones
judiciales garantiza que lo decidido en una sentencia se cumpla, y que
la parte que obtuvo un pronunciamiento de tutela, a través de la
sentencia favorable, sea repuesta en su derecho y compensada, si
hubiere lugar a ello, por el daño sufrido” [fundamento 11]. En esta
misma línea de razonamiento, se ha precisado en otra sentencia que
“la tutela jurisdiccional que no es efectiva no es tutela”, reiterando la
íntima vinculación entre tutela y ejecución al establecer que “el
derecho al cumplimiento efectivo y, en sus propios términos, de
aquello que ha sido decidido en el proceso, forma parte inescindible
del derecho a la tutela jurisdiccional a que se refiere el artículo 139.3
de la Constitución” (STC N° 4119-2005-AA/TC, fundamento 64).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Derecho a la ejecución de resoluciones es inherente a la
exigencia de tutela judicial efectiva.
7. Que mediante recurso de agravio constitucional el actor solicita
que se ordene a la entidad previsional que el cálculo de su pensión de
invalidez vitalicia no se realice con el promedio de las doce últimas
remuneraciones mínimas vitales sino con las doce últimas
remuneraciones percibidas antes del cese, por ser más favorable.
8. Que para determinar si en fase de ejecución de sentencia se ha
desvirtuado la decisión judicial debe tenerse en cuenta que esta
ordenó que se: “(...) otorgue al recurrente la pensión que le
corresponde por concepto de enfermedad profesional, con arreglo a la
Ley N° 26790 y sus normas complementarias y conexas desde el 28
de mayo de 2008, abonándose los devengados e intereses legales”.
9. Que se advierte que la sentencia de vista remite para el
cumplimiento del mandato judicial a la Ley N° 26790 y a sus normas
complementarias y conexas, y además señala que la pensión de
invalidez debe ser abonada desde el 28 de mayo de 2008, sin precisar
cuál es la norma o normas que deben servir de base para realizar la
determinación del monto pensionario.
10. Que los pronunciamientos judiciales expedidos en etapa de
ejecución de sentencia toman como base, para llegar a distintas
conclusiones, lo dispuesto por el artículo 18.2 del Decreto Supremo
N° 003-98-SA que establece: “Los montos de pensión serán
calculados sobre el 100 % de la Remuneración Mensual del
asegurado, entendida como el promedio de las remuneraciones
asegurables de los 12 meses anteriores al siniestro, (...)”. Tal situación
guarda congruencia con lo establecido por este Tribunal en reiterados
pronunciamientos relativos al acceso a la pensión de invalidez del
Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo (SCTR), sustitutorio
del Seguro de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales
(SATEP), (SSTC N°s 01420-2010-PA/TC, 01028-2010-PA/TC,
03677-2010-PA/TC y 03007-2010-PA/TC), en los que ha señalado
que “(...) corresponde estimar la demanda, disponiendo el cálculo de
la prestación del actor de acuerdo con lo dispuesto por el segundo
párrafo del artículo 18.2 y el artículo 18.2.1 del Decreto Supremo N°
003-98-SA (...)”.
11. Que este Tribunal ha tenido la oportunidad de emitir
pronunciamientos en materia de ejecución de sentencias en las que se
cuestionó la aplicación de la pensión máxima del Decreto Ley N°
25967 (RRTC N°s 00258-2010-PA/TC y 04184-2010-PA/TC),
concluyendo que dicho tope no es aplicable a la pensión de invalidez
vitalicia otorgada en el marco del SATEP o SCTR. Asimismo, en la
RTC Exp. N° N° 02125-2010-PA/TC, al resolver una controversia
relativa a la determinación del porcentaje de pensión en que se
aplicaron los artículos 44 y 46 del Decreto Ley N° 18846, este
Colegiado estableció que al haberse “estimado la validez del
certificado médico de 20 de junio de 2001, correspondía precisar que
se debió calcular el monto de la pensión conforme el artículo 18.2.1 y
18.1.2 de Decreto Supremo 003-98-SA, Reglamento de la Ley N°
26790 y abonarse desde la fecha de contingencia correspondiente a la
fecha de diagnostico médico, 20 de junio de 2001”. Igual criterio se
utilizó en la RTC Exp. N° 01103-2010-PA/TC, precisándose que el
reajuste del monto de la pensión por incremento del porcentaje de
menoscabo debe efectuarse conforme a los artículos precitados y
desde la fecha del diagnóstico médico.
12. Que el presente caso, tal como ha sido planteada la controversia,
obliga a este Colegiado a precisar la forma en que debe ejecutarse
una sentencia en la que se haya otorgado o reajustado una pensión de
invalidez vitalicia dentro del SATEP o SCTR, en cuanto se refiere a
la determinación del monto de la prestación pensionaria.
13. Que tal como se ha indicado en el considerando 10, los
pronunciamientos judiciales emitidos en la etapa de ejecución utilizan
como premisa el artículo 18.2 del Decreto Supremo N° 003-98-SA, lo
cual exige evaluar, en primer lugar, si dicho dispositivo es aplicable
para la solución de la litis constitucional. La norma precitada alude al
término remuneración mensual; así, en la Tercera Disposición Final
del Decreto Supremo
N° 003-98-SA (glosario de términos), se define la “remuneración
asegurable” como aquella que “está constituida por el total de las
rentas provenientes del trabajo personal del afiliado percibidas en
dinero, cualquiera que sea la categoría de renta a que deban atribuirse
de acuerdo a las normas tributarias sobre la materia. En el caso de los
trabajadores dependientes, se considera remuneración asegurable a la
remuneración computable a que se refiere el Texto Único Ordenado
de la Ley de Compensación por Tiempo de Servicios, aprobado por
Decreto Supremo N° 001-97-TR y sus normas reglamentarias o las
que las sustituyan. Los subsidios de carácter temporal que perciba el
trabajador cualquiera sea su naturaleza, se consideran dentro del
concepto de remuneración para el cómputo de la ‘Remuneración
Mensual’ y se encuentran afectos a las primas por las coberturas del
seguro complementario de trabajo de riesgo. El mismo tratamiento
recibirán las gratificaciones ordinarias, es decir aquellas que se
otorguen en períodos regulares y estables en el tiempo. Para estos
efectos se considera que una gratificación adquiere regularidad
cuando es abonada por el empleador a la generalidad de trabajadores
o a un grupo de ellos, durante dos (2) años consecutivos, cuando
menos en períodos semestrales. En el caso que un trabajador reciba
un reintegro de remuneración, este será declarado como parte de la
remuneración del mes en que se paga”. Asimismo, en la mencionada
lista se precisa que la “remuneración mensual” es el “promedio de las
remuneraciones asegurables de los 12 meses anteriores al siniestro,
con el límite máximo previsto en el tercer párrafo del artículo 47 del
Decreto Supremo N° 004-98-EF actualizado según el índice de
precios al consumidor de Lima Metropolitana que publica el INEI o
el indicador que lo sustituya, de acuerdo con las reglas vigentes para
los afiliados al sistema privado de pensiones. Para tal fin la
remuneración asegurable de cada mes no podrá exceder en ningún
caso de la remuneración oportunamente declarada para el pago de las
primas. En caso el afiliado tenga una vida laboral activa menor a 12
meses, se tomará el promedio de las remuneraciones que haya
recibido durante su vida laboral actualizado de la forma señalada
precedentemente”.
14. Que de otro lado, el artículo el artículo 6 del Decreto Supremo N°
003-98-SA señala que de acuerdo con lo establecido por el artículo
82 del Decreto Supremo 009-97-SA, son asegurados obligatorios del
seguro complementario de trabajo de riesgo la totalidad de los
trabajadores del centro de trabajo en el cual se desarrollan las
actividades de riesgo previstas en el Anexo 5 de dicho decreto
supremo, sean empleados u obreros, sean eventuales, temporales o
permanentes.
15. Que se observa que el demandante al momento de la contingencia
no tenía la calidad de asegurado y tampoco percibía una
remuneración en los términos previstos por el SCTR, lo que permite
concluir que la norma sobre el cálculo de la prestación pensionaria
contenida en el artículo 18.2 del Decreto Supremo N° 003-98-SA no
es aplicable a supuestos como el presentado. La explicación a ello
gira en torno al diseño del SCTR que previó en el artículo 84 del
Decreto Supremo N° 009-97-SA, que el derecho a las pensiones de
invalidez se inicia una vez vencido el periodo máximo de subsidio
por incapacidad temporal cubierto por el Seguro Social de Salud. En
este supuesto la detección de la enfermedad profesional o la
ocurrencia de un accidente de trabajo se produce con la relación
laboral vigente, lo cual, tal como lo ha dejado sentado este Colegiado,
no es una regla general puesto que el riesgo puede acaecer luego de
concluida la relación laboral cuando se origina en una enfermedad de
carácter ocupacional.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


No es una regla general que la detección de la enfermedad
profesional se produce con la relación laboral vigente.

16. Que la situación descrita fue materia de pronunciamiento por este


Tribunal en la STC Exp. N° 1008-2004-AA/TC, concluyendo, luego
de evaluar las características de la neumoconiosis (silicosis), que esta
“(...)produce incapacidad permanente, por ser irreversible y
degenerativa, y que, al momento de su manifestación y diagnóstico,
la incapacidad puede ser parcial o total, dependiendo del grado de
evolución diagnosticado en la evaluación médica ocupacional”.
Posteriormente, en la STC Exp. N° 02513-2007-PA/TC, que unifica,
reitera y establece nuevos precedentes vinculante en materia de
riesgos profesionales, se reafirma que “la fecha en que se genera el
derecho, es decir, la contingencia debe establecerse desde la fecha del
dictamen o certificado médico emitido por una Comisión Médica
Evaluadora o Calificadora de Incapacidades de EsSalud, o del
Ministerio de Salud o de una EPS, que acredita la existencia de la
enfermedad profesional, dado que el beneficio deriva justamente del
mal que aqueja al demandante, y es a partir de dicha fecha que se
debe abonar la pensión vitalicia del Decreto Ley N° 18846 o pensión
de invalidez de la Ley N° 26790 y sus normas complementarias y
conexas”. Con estas decisiones el tribunal pone de manifiesto que el
diagnóstico de la enfermedad profesional por entidad competente
acredita, por un lado, la existencia de la misma, y por otro, determina
el momento desde el cual debe efectuarse el pago de la prestación

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Se establece criterio para acreditar la existencia de
enfermedad profesional.

17. Que a juicio de este colegiado la línea jurisprudencial convertida


en precedente vinculante debe servir de base para establecer la
alternativa de solución al caso presentado en autos, toda vez que, tal
como se ha mencionado, el artículo 18.2 del Decreto Supremo N°
003-98-SA no puede ser aplicado directamente a todos los casos,
puesto que solo regula el supuesto en el cual la contingencia afecta a
un trabajador con calidad de asegurado del SCTR, lo que, tal como se
ha señalado, genera una laguna o vacío normativo para los casos en
que la enfermedad profesional se presenta luego del cese laboral.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El articulo 18.2 del D.S. N° 003-98-SA solo regula el
supuesto en el cual la contingencia afecta a un trabajador
con calidad de asegurado del SCTR, dejando un vacío
normativo en casos donde la enfermedad profesional se da
luego del cese laboral.

18. Que este vacío normativo podría ser llenado, como lo plantea el
juzgado de primera instancia aplicando el principio pro operario
(norma más favorable), utilizando como base de cálculo la
remuneración percibida mientras el demandante se encontró
laborando y mantuvo la calidad de asegurado; sin embargo, y sin
perjuicio de no estar frente a una norma sujeta a distintas
interpretaciones, sino ante una laguna, lo que en el presente caso
puede resultar favorable al actor en otras situaciones podría generar
una desventaja, como en el supuesto de un cese laboral con una
remuneración diminuta. También podría cubrirse la laguna utilizando,
mutatis mutandis, lo previsto en los artículos 8 y 73 del Decreto Ley
N° 19990 concordante con el artículo 2 del Decreto Ley N° 25967,
que importa únicamente considerar como remuneración asegurable
aquella percibida de manera efectiva por el trabajador, salvo
determinadas excepciones, como por ejemplo la licencia con goce de
haber. Esta alternativa, sin embargo, implicaría en supuestos como el
que se evalúa que el actor no tuviese remuneración de referencia
debido a que no prestó servicios antes de ocurrida la contingencia.
19. Que en la STC Exp. N° 0024-2004-AI/TC se ha precisado que “la
función integradora del Tribunal Constitucional permite que, a través
de la constitución de un precedente vinculante, se resuelvan las
situaciones derivadas de un vacío normativo”. En similar sentido, en
la STC Exp. N° 0004-2004-CC/TC se ha señalado que “las sentencias
de principio son las que forman la jurisprudencia propiamente dicha,
porque interpretan el alcance y sentido de las normas
constitucionales, llenan las lagunas y forjan verdaderos precedentes
vinculantes”.
20. Que en la RTC Exp. N° 0168-2007-Q/TC, al efectuar el
redimensionamiento del recurso de agravio constitucional, se buscó
optimizar la legislación sobre los procesos constitucionales y de los
fines que la informan, vale decir garantizar la primacía de la
Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales,
de modo tal que se pueda garantizar el derecho a la efectividad de las
sentencias judiciales. Bajo tal premisa, en la RTC Exp. N° 00201-
2007-Q/TC se estableció que la procedencia excepcional del recurso
de agravio constitucional en fase de ejecución tiene por finalidad
restablecer el orden jurídico constitucional, correspondiendo al
Tribunal valorar el grado de incumplimiento de las sentencias
estimatorias expedidas por el Poder Judicial cuando este no cumple
dicha función, devolviendo lo actuado para que la instancia
correspondiente dé estricto cumplimiento a lo declarado por el
Tribunal.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Para una correcta ejecución de sentencias relativas al
otorgamiento o reajuste de las pensiones de invalidez se
debe llenar el vacío normativo generado con la
determinación de su monto.

21. Que el cumplimiento de fines de los procesos constitucionales


exige, tomando en cuenta la función integradora de este tribunal, que
para la correcta ejecución de las sentencias relativas al otorgamiento
o reajuste de las pensiones de invalidez se deba llenar el vacío
normativo que se ha generado en lo concerniente a la forma de
determinación del monto de la pensión debiendo adoptarse una regla
con calidad de doctrina jurisprudencial vinculante (artículo VI del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional) que permitirá,
además de evitar las controversias que se producen en torno a la
ejecución de este tipo de sentencias, unificar el criterio de los
operadores jurisdiccionales que vienen conociendo de este tipo de
mandato judicial en fase de ejecución.
22. Que tal como lo ha advertido la Sala Civil, en el presente caso el
actor en los doce meses anteriores a la fecha de la contingencia –
pronunciamiento médico que determina la existencia de la
enfermedad profesional– no se encontraba laborando, lo cual implica
que en dicho periodo el demandante no percibió ingresos efectivos
que puedan servir de base de cálculo para la pensión de invalidez, por
lo que por defecto debe emplearse la remuneración mínima vital
vigente en dicho periodo.
23. Que el criterio aplicado en la segunda instancia judicial por el
cual establece que se ha dado cabal cumplimiento a la sentencia de
autos, a juicio de este colegiado, debe adoptarse como lineamiento
jurisprudencial para la solución de casos similares puesto que
permitirá una aplicación de carácter general llenando el vacío
normativo que se ha generado al no existir un dispositivo legal que
establezca expresamente la forma de cálculo de la pensión de
invalidez cuando la contingencia derivada de una enfermedad
profesional se genera luego de ocurrido el cese laboral.
24. Que en ese sentido para la correcta determinación del monto de la
pensión se establece, de conformidad con lo dispuesto en el
considerando 21, que en el supuesto en que la parte demandante haya
concluido su vínculo laboral y la enfermedad profesional se haya
presentado con posterioridad a dicho evento, el cálculo se efectuará
sobre el 100 % de la remuneración mínima mensual de los
trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad privada,
vigente en los doce meses anteriores a la contingencia, salvo que en
dicho lapso se hubiese tenido también la calidad de trabajador,
supuesto en el cual se tomará en consideración la remuneración
mensual durante los meses respectivos, siguiendo para la
determinación del monto de las pensiones según el tipo de invalidez
generado, lo dispuesto en los artículos pertinentes del Decreto
Supremo N° 003-98-SA.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
El monto de la pensión de invalidez, se calcula sobre el
100 % de la remuneración mínima mensual de los
trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad
privada vigente en los doce meses anteriores a la
contingencia, cuando se haya concluido el vínculo laboral
y la enfermedad profesional sea posterior a ello.

Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que


le confiere la Constitución Política del Perú.

RESUELVE

1. Declarar INFUNDADO el recurso de agravio constitucional


presentado por el actor.
2. De conformidad con el tercer párrafo del artículo VI del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional se precisa que:
a) La determinación del monto de la pensión de invalidez en los casos
en que la parte demandante haya concluido su vínculo laboral y la
enfermedad profesional se haya presentado con posterioridad a dicho
evento, el cálculo se efectuará sobre el 100% de la remuneración
mínima mensual de los trabajadores sujetos al régimen laboral de la
actividad privada, vigente en los doce meses anteriores a la
contingencia, salvo que en dicho lapso se hubiese tenido también la
calidad de trabajador, supuesto en el cual se tomará en consideración
la remuneración mensual durante los meses respectivos, de modo
que, para la determinación del monto de las pensiones según el tipo
de invalidez generado, habrá de seguirse lo dispuesto en los artículos
pertinentes del Decreto Supremo N° 003-98-SA.
3. Notificar la presente resolución, a través de la Secretaría General de
este tribunal, a las Presidencias de las Cortes Superiores de Justicia
del Poder Judicial, a efectos de que la pongan en conocimiento de los
órganos judiciales que conforman sus respectivos distritos judiciales.
SS. MESÍA RAMÍREZ, ETO CRUZ, VERGARA GOTELLI

█ COMENTARIO

El Tribunal Constitucional consideró oportuno fijar una regla con calidad de


doctrina jurisprudencial vinculante, al advertir la existencia de un vacio o
laguna legal al momento de resolver la pretensión del accionante, quien
interpuso el recurso de agravio solicitando se deje sin efecto el cálculo
realizado por la oficina de Normalización Previsional para la determinación
del monto de su pensión de invalidez, pues ocurre que por mandato del
Decreto Supremo N° 003-98-SA, el cálculo de la pensión mensual en el
caso de los trabajadores cubiertos por el Seguro Complementario del
Trabajo de Riesgo, se efectúa tomando como base el promedio de las
remuneraciones asegurables de los doce meses anteriores a la contingencia.
En el presente caso, el asegurado había cesado mucho tiempo antes de que
le fuese detectada la enfermedad profesional que originó el otorgamiento de
la pensión. En ese sentido, la controversia se suscitaba al momento de la
determinación del monto de la pensión, ya que al no haber remuneraciones
asegurables en los doce meses anteriores a la ocurrencia de la contingencia,
la ONP había calculado esta con base en la remuneración mínima vigente
para el sector privado durante ducho lapso. El demandante, por su parte,
solicitaba que se tomen en cuenta las doce remuneraciones que percibió
antes de su cese laboral.
Sobre el particular debemos precisar que no nos parece del todo acertada la
postura asumida por el Colegiado Constitucional. En efecto, el Tribunal
desechó la posibilidad de que se tomen en cuenta las últimas
remuneraciones percibidas antes del cese laboral, señalando que este
supuesto, si bien podría ser favorable para los asegurados en algunas
situaciones, también podría presentarse el caso de que las últimas
remuneraciones percibidas sean diminutas, perjudicándoles. Sin embargo,
desde nuestra posición, el argumento utilizado para rechazar la referida
posición no resulta apropiado, toda vez que significaría admitir sin más que
un trabajador pueda percibir una remuneración por debajo del mínimo
legalmente establecido.
A nuestro entender, hubiese sido preferible adoptar la decisión de que, en
este tipo de situaciones, la pensión a otorgar se deberá calcular con base en
el promedio de las doce ultimas remuneraciones percibidas por el asegurado
antes de su cese laboral, salvo que dichas remuneraciones sean inferiores al
mínimo legal vigente para los trabajadores de la actividad privada, en cuyo
caso se deberá tomar como referencia esta última. De esa forma se hubiese
asumido una posición que resultaba más beneficiosa para los asegurados,
pues seguramente es mayor el número de ellos que percibe o percibía una
remuneración igual o mayor al mínimo legal antes de su cese”.(7)
Ejercer el derecho de acceso
a la información pública no requiere
justificar
su solicitud, salvo si afectara otros
bienes constitucionales

STC Exp. N° 01133-2012-PHD/TC

Caso: Jesús Barboza Cruz

Sentido del fallo: Infundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 11/09/2012

A través de esta sentencia, el Tribunal Constitucional establece la


posibilidad de que los presupuestos materiales del derecho de
acceso a la información pública sean atenuados. En ese sentido,
expresa pautas para que puedan ser interpretadas en el sentido
de brindar una mayor y más amplia protección al derecho de
acceso a la información pública, más aún, teniendo en cuenta la
relevancia de este en un Estado democrático de Derecho.

Palabras clave: Acceso a la información pública, costos procesales, Estado


democrático.

EXP. N° 01133-2012-PHD/TC-LA LIBERTAD


JESÚS GONZALO BARBOZA CRUZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 11 días del mes de mayo de 2012, la Sala Segunda del
Tribunal Constitucional integrada, por los magistrados Beaumont Callirgos,
Mesìa Ramírez y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso de agravio constitucionalinterpuesto por don Jesús Gonzalo


Barboza Cruz contra la resolución expedida por la Sexta Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de La Libertad, de fojas 186, su fecha 19 de
octubre de 2011, que, confirmando la apelada, declaró fundada en parte la
demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 18 de octubre de 2010, el recurrente interpone demanda de


hábeas data contra el Director de la Escuela de Oficiales de la Policía
Nacional del Perú, solicitando: a) la entrega, vía courier, de las copias
fotostáticas debidamente ordenadas, enumeradas, certificadas y/o
fedateadas de todos los documentos generados en el expediente
administrativo del concurso público de méritos para ocupar vacantes de
docentes en la EO-PNP, periodo académico 2010-II, cuya fecha de
culminación fue el 23 de setiembre de 2010; b) la devolución de sus dos
expedientes de currículum vitae entregados con motivo del citado concurso;
y c) el pago de costas y costos.
Alega el demandante que la emplazada se ha venido negando a entregarle la
información que requiere, al no precisarle datos esenciales en torno de
dicha información, como los concernientes al funcionario que ha de
entregarle la información, el código de las tasas policiales a cancelar, los
montos exactos de las tasas, entre otros.
El Director de la Escuela de Oficiales de la PNP contesta la demanda
manifestando que no se han vulnerado los derechos de acceso a la
información, dado que se hizo conocer al actor que tenía a su disposición
los documentos solicitados, para lo cual solo debía adjuntar el pago de la
tasa respectiva, y en cuanto a su pedido de entrega de la referida
documentación mediante courier, carece de fundamento jurídico, dado que
la escuela de oficiales no goza de franquicia postal ni de fondos asignados
para cubrir dicho pedido.
El Procurador Publico del Ministerio del Interior a cargo de los asuntos
judiciales de la Policía Nacional también se apersona al proceso y contesta
la demanda señalando que la documentación que pretende el recurrente
tiene el carácter de reservada, por contener diversas informaciones que no
solo se refieren al demandante, sino a varios postulantes del concurso
público de méritos para docentes de la escuela de oficiales. Asimismo,
precisa que la pretensión de que se entregue la información a través de
courier es írrita, al no tener sustento legal alguno.
Con fecha 3 de mayo de 2011, el Tercer Juzgado Especializado en lo
Constitucional de Lima declara fundada en parte la demanda, por estimar
que la documentación relativa al expediente administrativo del concurso de
méritos para ocupar vacantes docentes en la EO-PNP periodo académico
2010-II, no se encuentra dentro de ninguna excepción que justifique su no
entrega. Asimismo, declara infundada la demanda en el extremo referido a
la información de las actas individuales de calificación de los currículos
vitae, las entrevistas, las hojas de vida, los documentos anexos presentados
por los postulantes y todos los documentos derivados del referido concurso,
por cuanto estos se constituyen en documentación confidencial de
conformidad con el artículo 17 del Texto Único Ordenado de la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información Pública. Por otro lado y en lo que
respecta a la entrega de información vía courier, sostiene que no se ha
justificado razones que respalden dicho trámite especial. Finalmente, decide
no fijar costos ni costas, por estimar que no se acredita una actuación
arbitraria de la Administración respecto de la entrega de la documentación
solicitada.
A su turno, la sala revisora confirma la apelada por considerar como una
respuesta negativa el contenido del oficio N° 712-2010, mediante el cual se
le exigió al demandante efectuar el pago para la emisión de las copias de la
información solicitada sin indicar el costo respectivo. Por otra parte,
considera injustificada la exigencia de que la información requerida sea
remitida vía courier. Por último deniega el pago de costos procesales, por
estimar que aun cuando de manera extemporánea la entidad emplazada
comunicó al demandante el horario, la persona encargada y los teléfonos
respectivos para la coordinación de la entrega de los documentos
solicitados, el actor efectuó el pago de S/ 20, monto que resultaba poco
razonable respecto de la cantidad de información solicitada.

FUNDAMENTOS

Petitorio de la demanda

1. Conforme aparece del petitorio de la demanda, el objeto del


presente proceso constitucional se dirige a que el Director de la
Escuela de Oficiales de la Policía Nacional del Perú, disponga: a) la
entrega, vía Courier, de las copias fotostáticas debidamente
ordenadas, enumeradas, certificadas y/o fedateadas de todos los
documentos generados en el expediente administrativo del concurso
público de méritos para ocupar vacantes de docentes en la EO-PNP,
periodo académico 2010-II, cuya fecha de culminación fue el 23 de
setiembre de 2010; b) la devolución de los dos expedientes de
currículum vitae entregados por el recurrente con motivo del citado
concurso; y c) el pago de costas y costos.

Delimitación de lo solicitado vía recurso de agravio constitucional y


competencia del Tribunal Constitucional

2. En el presente caso, es materia específica del recurso de agravio


constitucional únicamente el extremo referido al pago de costos,
porque: a) la demanda fue declarada fundada en el extremo
concerniente a la entrega de información de las copias fotostáticas
debidamente ordenadas, enumeradas, certificadas y/o fedateadas de
los documentos generados en el expediente administrativo del
concurso público de méritos para ocupar vacantes de docentes en la
EO-PNP, periodo académico 2010-II, cuya fecha de culminación fue
el 23 de setiembre de 2010, incluyéndose adicionalmente los
expedientes sobre currículum vitae presentados por el demandante y
excluyéndose aquella información que por referirse a otros
postulantes pueda afectar su confidencialidad; b) no ha sido materia
de impugnatorio alguno el extremo relativo a la entrega de la
información requerida por intermedio de courier, a pesar de haber
sido desestimado, lo que supone que ha quedado definitivamente
consentido.

Determinación de costos en sede constitucional

3. Estando delimitados los alcances del presente recurso de agravio


constitucional y, por tanto, los límites de la controversia a la que se
refiere la presente sentencia, conviene precisar que de acuerdo con el
demandante, la resolución venida en grado aparentemente habría
incurrido en error al denegarle el pago de costos, toda vez que se
habría omitido aplicar los artículos 177, 321 y 457 del Código
Procesal Civil y el ad quem habría interpretado de manera errónea el
artículo 412 del mencionado código, pues la condena de costos no
requiere ser expresa.
4. Sobre esto último corresponde recordar que los procesos
constitucionales, como el hábeas data, cuentan con una normativa
legal propia en la que se encuentran reguladas las reglas para su
tramitación particular. Asimismo, en reiterada jurisprudencia este
colegiado ha condenado al pago de costos al demandado cuando se ha
acreditado la vulneración del derecho invocado en atención a lo que
dispone el artículo 56 del Código Procesal Constitucional.

¿Procedía establecer costos en el presente caso?

5. A fojas 3 de los autos obra la copia de la solicitud de fecha 24 de


setiembre de 2010, mediante la cual el actor requirió copias
fedateadas o certificadas del concurso público de méritos 2010-II, de
las hojas de vida de los postulantes al referido concurso, y de las
constancias de enterados de los resultados notificados a los
postulantes. Asimismo, a fojas 6 y 17 corren los oficios N° 712 y N°
721-2010-DIREDUD-EO-PNP/SDIACA, recepcionados por el actor
con fechas 6 y 13 de octubre de 2010, respectivamente. De acuerdo
con estos últimos documentos la entidad emplazada solicitó el
apersonamiento del actor ante sus oficinas para que se le
proporcionara la documentación solicitada, indicándosele además el
horario y las personas con quienes debía coordinar telefónicamente
para que se efectúe la entrega de la referida información,
precisándose adicionalmente, que debía solventar el costo de las
copias fotostáticas.
6. Como es de verse, la actividad efectuada por parte de la entidad
emplazada con relación a la atención del pedido de información del
actor no evidencia un agravio o negativa manifiesta con relación a la
entrega de la documentación solicitada, pues conforme se desprende
de las instrumentales acompañadas al proceso, la entidad emplazada
no presentó oposición alguna, en sede administrativa, para emitir la
información requerida; todo lo contrario, notificó y exhortó al
demandante a los efectos de que se apersone ante sus oficinas a fin de
diligenciar la entrega de la información, y no constituye, una negativa
de su entrega el no haber informado con antelación el costo final de la
reproducción fotostática de la referida documentación, pues dicho
monto correspondía ser liquidado en el momento de la entrega, tal y
conforme lo dispone el inciso 5 del artículo 2 de la Constitución. En
tal sentido, al no haberse acreditado un agravio manifiesto del
derecho de acceso a la información pública invocado por el
recurrente, no correspondía, en modo alguno, ordenar el pago de
costos.

Los presupuestos del derecho de acceso a la información pública. Su


alcance interpretativo. Aplicación al presente caso

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Para ejercer el derecho al acceso a la información pública
no se requiere justificar las razones de la solicitud de
información. Asimismo quien lo invoca está obligado a
pagar el costo que suponga la información requerida.

7. Este colegiado, al margen de lo aquí señalado y de que no pueda,


como antes se dijo, pronunciarse sobre lo que ya fue materia de
evaluación con carácter estimatorio, considera un imperativo efectuar
en abstracto un breve análisis sobre el derecho de acceso a la
información pública, pues en el transcurso de su labor jurisdiccional
ha constatado un problema de concepción en la interpretación que
sobre el contenido de tal derecho ha manejado la sede judicial. En
efecto, es importante recordar al respecto que El derecho de acceso a
la información pública es un atributo que, independientemente de la
importancia que reviste para el ciudadano, encuentra sujeto a
determinados presupuestos de orden material. El primero de dichos
presupuestos supone que quien lo ejerce no requiere, por línea de
principio, argumentar o justificar las razones de la solicitud de
información que realiza. La petición, en otras palabras, se encuentra
exenta de respaldarse en motivación alguna, habida cuenta de la
prioridad que se le asigna al derecho que ostenta el ciudadano. El
segundo de los presupuestos supone, en cambio, que quien lo invoca
se encuentra obligado a sufragar el costo que suponga la información
que pretende obtener. Regla esta última que apunta a la necesidad de
que la administración tampoco se vea perjudicada por peticiones que
por más trascendentes que resulten no dejan de ser un asunto de
interés prioritariamente particular. En tales circunstancias y a manera
de compatibilizar el interés privado con la trascendencia general que
supone el citado derecho, lo que se verifica es, como lo dice nuestra
jurisprudencia, que el costo económico a establecerse se adecue a los
estándares de proporcionalidad de acuerdo con el tipo o cantidad de
la información requerida.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Los presupuestos se excepcionan cuando i) la entrega de
información afecte otros bienes constitucional y ii) se
careciera de capacidad económica suficiente.

8. Algo que también debe quedar esclarecido es que aunque los


presupuestos del acceso a la información pública que aquí se indican
son normas de alcance general, estos podrían atenuarse en casos de
naturaleza especial. Es lo que sucedería, por ejemplo y para referirnos
al primer supuesto, si la entrega de información afectase otros bienes
constitucionales (incluso las típicas excepciones referidas a la
intimidad, a la defensa nacional u otros casos exceptuados por ley) y
donde la única forma de ponderar el conflicto sería conociendo la
razón de la petición formulada. Es también y para referirnos al
segundo supuesto, lo que acontecería si quien requiere información,
en principio necesaria de costear, careciera de capacidad económica
suficiente para cumplir con dicho requisito. En este último supuesto,
no cabe duda de que el juez constitucional se encontrará en la
necesidad de distinguir, y por supuesto decidir, caso por caso.
9. En la controversia que se ha traído a este colegiado y en donde lo
que se discute es el extremo de la fijación de costos, llama la atención
que las razones por las que se ha estimado los otros extremos de la
demanda de hábeas data originalmente interpuesta no hayan
ponderado los reales alcances que tiene el derecho de acceso a la
información pública y sus presupuestos, fundamentalmente en lo
relativo al pago que supone todo pedido de información. Este dato
termina siendo relevante en el presente caso pues, por paradójico que
resulte, la razón por la que no se han establecido costos por parte de
las instancias judiciales es porque se ha llegado a la conclusión de
que la autoridad administrativa no ha actuado arbitrariamente en el
presente caso. Al ser esto así (en posición que este colegiado también
comparte pero que no puede revisar en atención al principio de
limitación sobre la materia impugnada), no termina de entenderse
como es que se declara fundada la presente demanda.
10. La única manera de responder de manera coherente frente al
problema planteado es que, como ya se dijo en el fundamento 6 de la
presente sentencia, siguiendo el raciocinio de que no se ha apreciado
conducta inconstitucional manifiesta por parte de la entidad
emplazada en relación con el derecho de acceso a la información
pública, no tiene sustento condenar a la parte vencida, a pesar del
resultado que haya tenido el proceso respecto de sus otros extremos.

Una razón procesal adicional para desestimar la presente demanda en


el extremo planteado

11. El artículo 62 del Código Procesal Constitucional exige como


requisitos sine qua non para la procedencia del proceso de hábeas
data, la acreditación del requerimiento previo a través de un
documento de fecha cierta y que el demandado se haya ratificado en
el incumplimiento del respeto del derecho de acceso a la información
o autodeterminación informativa, o no haya contestado la solicitud
dentro del plazo legal correspondiente; es decir, que si la parte
demandante no acredita debidamente cualquiera de ambos requisitos,
su pretensión deberá ser desestimada por improcedente, sin perjuicio
de que pueda configurarse alguna de las causales de improcedencia
que regula el artículo 5 del referido código.
12. En el presente caso ha quedado también evidenciada la existencia
de un error en la interpretación del requisito de procedibilidad
especial reconocido en el artículo 62 del Código adjetivo por parte de
las instancias de la sede judicial, pues conforme se aprecia de los
oficios N° 712 y N° 721-2010-DIREDUD-EO-PNP/SDIACA (f. 6 y
17), la entidad emplazada no negó la entrega de la información
solicitada, sino que, por el contrario, fue el actor quien no se apersonó
ante dicha entidad para recabar la documentación que solicitó y
tampoco realizó el pago (total) respectivo del costo de la
reproducción, situación plenamente acreditada en autos y que,
adicionalmente a las razones sustantivas antes expuestas que
justifican la desestimación por el fondo de la demanda en el extremo
materia de recurso de agravio constitucional, también ponen en
evidencia su improcedencia en atención al dispositivo legal antes
citado.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que
le confiere la Constitución Política del Perú

RESUELVE

1. Declarar INFUNDADA la demanda interpuesta, específicamente en


el extremo materia de reclamo vía recurso de agravio constitucional.
2. De conformidad con la previsión contenida en el artículo VI del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional los jueces y
tribunales del país deberán interpretar el derecho de acceso a la
información pública y sus presupuestos de acuerdo con lo dispuesto
en la presente sentencia.
SS. BEAUMONT CALLIRGOS, MESÍA RAMÍREZ, ETO CRUZ

█ COMENTARIO

“Es importante identificar los presupuestos y el alcance interpretativo que


se otorga al derecho de acceso a la información pública a través de esta
sentencia. En tal sentido, se identifican dos presupuestos: a) para ejercer
este derecho no se requiere argumentar, justificar o motivar con razón
alguna la solicitud de información, b) el peticionante de la información
debe sufragar el costo que suponga obtenerla, con la finalidad de evitar que
la Administración no se vea perjudicada por asuntos trascendentes pero que
responden a un interés prioritariamente particular. Para compatibilizar la
trascendencia del derecho con el interés privado, el costo económico
exigido debe adecuarse a los estándares de proporcionalidad de acuerdo con
el tipo o cantidad de información requerida.
Hasta este punto, únicamente se está precisando los alcances del artículo
constitucional que reconoce este derecho. Ahora bien, el Tribunal
Constitucional, luego de establecer estos presupuestos, los que califica
como normas de alcance general, afirma que estos podrían atenuarse en
casos de naturaleza especial. En relación con el primer presupuesto, plantea
como ejemplo que si la entrega de información afectara otros bienes
constitucionales y la única forma de resolver el eventual conflicto de
derechos (vía ponderación) sea conocer la razón del pedido de información,
este debería ser requerido (pese a la regla general antes mencionada). Y con
respecto a lo segundo, se formula, de igual modo, una atingencia, pues se
sostiene que si el requirente de información careciera de capacidad
económica suficiente para asumir el costo del pedido, el juez constitucional
estará ante la necesidad de distinguir y de decidir caso por caso. Ello
implica, aunque solo se deje entrever y no se diga expresamente, que se le
exonere eventualmente de efectuar el pago por dicho pedido de
información, lo que el juez deberá evaluar según las circunstancias del
caso”(8).
Fiscal debe fijar un plazo razonable
para la investigación en los delitos
de tráfico ilícito de drogas
y/o lavado de activos

STC Exp. N° 02748-2010-PHC/TC

Caso: Alexander Mosquera Izquierdo

Sentido del fallo: Infundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 17/08/2010

A través de este pronunciamiento, el Tribunal Constitucional


dispuso que el plazo razonable para la investigación en delitos de
tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos no implica la
liberación del investigado sino el establecimiento de un plazo
límite para que el fiscal emita el pronunciamiento pendiente. En
ese sentido, el fiscal establecerá un plazo según las
características, complejidad y circunstancias de los hechos objeto
de la investigación.

Palabras clave: Control de las actuaciones del Ministerio Público, derecho a la


libertad personal, derecho al debido proceso, derecho al plazo razonable de la
investigación preliminar, procuraduría del Estado, delitos pluriofensivos.

EXP. N° 02748-2010-PHC/TC-LIMA
ALEXANDER MOSQUERA IZQUIERDO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 11 días del mes de agosto de 2010, el Tribunal
Constitucional en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
magistrados Mesía Ramírez, Presidente; Beaumont Callirgos,
Vicepresidente; Vergara Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz, Álvarez Miranda y
Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Macjhoner Lezama


Gutarra, a favor de don Alexander Mosquera Izquierdo, contra la sentencia
expedida por la Segunda Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la
Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 95, su fecha 2 de junio de
2010, que confirmando la apelada, declaró infundada la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 3 de mayo de 2010, don Alexander Mosquera Izquierdo


interpone demanda de hábeas corpus contra el juez del Quincuagésimo
Segundo Juzgado Penal de Lima, don Omar Abraham Ahomed Chávez, a
fin que se ordene su inmediata libertad, por considerar que se ha vulnerado
su derecho a la libertad individual más concretamente, el derecho a que la
prisión preventiva no exceda el plazo legal.
Refiere el actor que a la fecha ha cumplido 18 meses de prisión preventiva
en el proceso penal que se le sigue por la presunta comisión del delito de
tráfico ilícito de drogas (Exp. N° 51019-2008), habiendo cumplido el plazo
legal que señala el artículo 137, primer párrafo, del Código Procesal Penal
de 1991; no obstante ello, señala que el juez emplazado no ha ordenado su
inmediata libertad, lo cual, vulnera el derecho invocado.
El Trigésimo Juzgado Penal de Lima, con fecha 12 de mayo de 2010,
declaró infundada la demanda, por considerar que no se ha vulnerado el
derecho invocado, toda vez que tratándose de delitos de tráfico ilícito de
drogas el plazo inicial se duplica de manera automática (36 meses),
encontrándose dentro de dicho plazo.
La Segunda Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte
Superior de Justicia de Lima, con fecha 2 de junio de 2010, confirmó la
apelada por similares fundamentos

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio

1. El objeto de la demanda es que se disponga la inmediata


excarcelación del actor, toda vez que, según refiere, viene
cumpliendo mandato de prisión preventiva, por un plazo superior a
los 18 meses, sin que exista sentencia condenatoria en primera
instancia (plazo que para los procesos penales ordinarios establece el
artículo 137, primer párrafo, del Código Procesal Penal), lo cual,
vulnera su derecho a la libertad personal, más concretamente, el
derecho a que la prisión preventiva no exceda el plazo legal.

Cuestión previa

2. Previo a evaluar la pretensión que se postula en la demanda de


autos, este tribunal, consciente de la problemática del país y de la
política de interés nacional de lucha contra el tráfico ilícito de drogas
y la criminalidad organizada, considera pertinente, en el presente
caso, efectuar algunas precisiones sobre el control constitucional de
la duración de la investigación preliminar en este tipo de delitos a
cargo del Ministerio Público.

El control constitucional de las actuaciones del Ministerio Público

3. El artículo 159 de la Constitución ha asignado al Ministerio


Público una serie de funciones constitucionales, entre las que
destacan la facultad de conducir o dirigir desde su inicio la
investigación de delito, así como la de ejercitar la acción penal ya
sea de oficio o a pedido de parte. Si bien se trata de facultades
discrecionales que, de modo expreso, el poder constituyente le ha
reconocido al Ministerio Público, sin embargo, no pueden ser
ejercidas, de manera irrazonable, con desconocimiento de los
principios y valores constitucionales, ni tampoco al margen del
respeto de los derechos fundamentales, antes bien, en tanto que el
Ministerio Público es un órgano constitucional constituido y por ende
sometido a la Constitución, tales facultades deben ser ejercidas en
estricta observancia y pleno respeto de los mismos.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El control Constitucional de las actuaciones del ministerio
público se realiza como manifestación del respeto al
debido proceso.

4. En ese sentido, la posibilidad que la justicia constitucional realice


un control de las actuaciones del Ministerio Público tiene su sustento,
entre otros supuestos, en la garantía y el pleno respeto del derecho
fundamental al debido proceso y sus diversas manifestaciones. Y es
que, hoy por hoy, no existe duda que este derecho despliega también
su eficacia jurídica en el ámbito de la etapa prejurisdiccional de los
procesos penales; es decir, ahí en la fase del proceso penal en la que
al Ministerio Público le corresponde concretizar el mandato previsto
en el artículo 159 de la Constitución. Claro está, que las garantías
previstas en la referida disposición constitucional serán aplicables a la
investigación fiscal siempre que sean compatibles con su naturaleza y
fines de las actuaciones del Ministerio Público.

El derecho constitucional al plazo razonable de la investigación


preliminar

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Para determinar la razonabilidad del plazo de la
investigación preliminar se debe considerar la actuación
del investigado y del fiscal, así como la naturaleza de los
hechos de la investigación.

5. El derecho al plazo razonable de la investigación preliminar


(policial o fiscal) en tanto manifestación del derecho al debido
proceso alude a un lapso de tiempo suficiente para el esclarecimiento
de los hechos objeto de investigación y la emisión de la decisión
respectiva. Si bien es cierto que toda persona es susceptible de ser
investigada, no lo es menos que para que ello ocurra, debe existir la
concurrencia de una causa probable y la búsqueda de la comisión
de un ilícito penal en un plazo que sea razonable. De ahí que resulte
irrazonable el hecho que una persona esté sometida a un estado
permanente de investigación policial o fiscal. Sobre el particular, este
Tribunal en la sentencia del Exp. N° 5228-2006-PHC/TC, Gleiser
Katz, ha precisado con carácter de doctrina jurisprudencial
(artículo VI del Título Preliminar del CPConst) que para determinar
la razonabilidad del plazo de la investigación preliminar, se debe
acudir cuando menos a dos criterios: Uno subjetivo que está referido
a la actuación del investigado y a la actuación del fiscal, y otro
objetivo que está referido a la naturaleza de los hechos objeto de
investigación.
6. Dentro del criterio subjetivo, en cuanto se refiere a la actuación
del investigado, es de señalar que la actitud obstruccionista de este
puede manifestarse en: 1) la no concurrencia, injustificada, a las
citaciones que le realice el fiscal a cargo de la investigación,
2) el ocultamiento o negativa, injustificada, a entregar información
que sea relevante para el desarrollo de la investigación, 3) la
recurrencia, de mala fe, a determinados procesos constitucionales u
ordinarios con el fin de dilatar o paralizar la investigación
prejurisdiccional, y 4) en general, todas aquellas conductas que
realice con el fin de desviar o evitar que los actos de investigación
conduzcan a la formalización de la denuncia penal.
7. En cuanto a la actividad del fiscal, los criterios a considerar son la
capacidad de dirección de la investigación y la diligencia con la que
ejerce las facultades especiales que la Constitución le reconoce. Si
bien se parte de la presunción de constitucionalidad y legalidad de los
actos de investigación del Ministerio Público, esta es una presunción
iuris tantum, en la medida que ella puede ser desvirtuada. Ahora bien,
para la determinación de si en una investigación prejurisdiccional
hubo o no diligencia por parte del fiscal a cargo de la investigación
deberá considerarse, la realización o no de aquellos actos que sean
conducentes o idóneos para el esclarecimiento de los hechos y la
formalización de la denuncia respectiva u otra decisión que
corresponda.
8. Dentro del criterio objetivo, a juicio del Tribunal Constitucional,
cabe comprender la naturaleza de los hechos objeto de investigación;
es decir, la complejidad del objeto a investigar. Al respecto, es del
caso señalar que la complejidad puede venir determinada no solo por
los hechos mismos objeto de esclarecimiento, sino también por el
número de investigados más aún si se trata de organizaciones
criminales nacionales y/o internacionales, la particular dificultad de
realizar determinadas pericias o exámenes especiales que se
requieran, así como la complejidad de las actuaciones que se
requieran para investigar los tipos de delitos que se imputan al
investigado, como por ejemplo, los delitos de lesa humanidad,
terrorismo, tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, etc. También
debe considerarse el grado de colaboración de las demás entidades
estatales cuando así lo requiera el Ministerio Público.
9. Sobre lo anterior, cabe precisar que, la razonabilidad del plazo de
la investigación preliminar no puede ser advertida por el simple
transcurso cronológico del tiempo, como si se tratase de una
actividad mecánica, sino que más bien se trata de una actividad
compleja que requiere del uso de un baremo de análisis especial que
permita verificar las específicas circunstancias presentes en cada
investigación (actuación del investigado, actuación del fiscal y la
naturaleza de los hechos objeto de la investigación). Asimismo, este
tribunal considera que el plazo razonable de la investigación
preliminar no tiene ni puede tener en abstracto un único plazo para
todos los casos, traducido en un número fijo de días, semanas, meses
o años, sino que tal razonabilidad, inevitablemente debe ser
establecida según las circunstancias concretas de cada caso. En ese
sentido, esta especial evaluación debe ser realizada en principio por el
propio Fiscal a cargo de la investigación (de oficio o a pedido de
parte), mediante una decisión debidamente motivada o, por el juez
constitucional cuando conozca de procesos constitucionales en que se
alegue la afectación de este derecho constitucional.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El plazo razonable de la investigación preliminar debe
establecerse según las circunstancias concretas para cada
caso.

10. Por otro lado, si bien el Nuevo Código Procesal Penal de 2004
aún no está vigente en todo el país no cabe duda que este cuerpo legal
contiene diversos dispositivos que contribuyen al perfeccionamiento
del derecho procesal peruano que se erige como el programa procesal
penal de la Constitución, y que, por tanto, pueden servir de parámetro
interpretativo para la solución de otros casos en que sean aplicables.
En ese sentido, en aras de optimizar la tutela del derecho al plazo
razonable de la investigación, este Tribunal considera que en las
investigaciones preliminares que se inicien bajo la vigencia y
aplicación de los alcances del Código de Procedimientos Penales y el
Código Procesal Penal de 1991, el fiscal conforme a dichas normas,
debe fijar un plazo razonable de la investigación preliminar según las
características, complejidad y circunstancias de los hechos objeto de
la investigación, y de ser el caso, justificar las razones por las cuáles
debería continuarse con la realización de la investigación.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
Se debe fijar un plazo razonable de las investigaciones
preliminares según las características, complejidad y
circunstancias de los hechos, bajo la vigencia del Código
de Procedimiento Penal y el Código Procesal Penal de
1991.

11. No obstante ello, se advierte que el plazo de investigación


preparatoria previsto en el artículo 342.2 del Nuevo Código Procesal
Penal de 2004, no se condice con la realidad social, ni con la
capacidad de actuación del Ministerio Público, pues es de
conocimiento público que existen investigaciones preliminares o
preparatorias sobre tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos que
por la complejidad del asunto exceden los ocho meses, que pueden
ser prorrogados por igual plazo.
Por esta razón, este tribunal estima que el plazo previsto en el artículo
referido debe ser modificado con la finalidad de que no queden
impunes los delitos de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos,
pues vencido el plazo (8 o 16 meses) se puede ordenar la conclusión
de la investigación preparatoria. De ahí que, se le exhorte al Congreso
de la República a que modifique el plazo del artículo mencionado
(investigación preparatoria en casos complejos) de acuerdo a la
capacidad de actuación del Ministerio Público, sin que ello suponga
la afectación del derecho al plazo razonable.

La tutela del derecho al plazo razonable de la investigación preliminar.

12. Llegado hasta aquí, este tribunal considera que la tutela del
derecho al plazo razonable de la investigación preliminar no supone
la exclusión del demandante de la investigación, sino que actuando
dentro del marco constitucional y democrático del proceso penal en
su fase preliminar, lo que, corresponde es la reparación in natura por
parte del Ministerio Público que consiste en emitir en el plazo más
breve posible el pronunciamiento sobre el fondo del asunto que
suponga la conclusión de la investigación prejurisdiccional, bajo
responsabilidad. Ahora bien, como es obvio, dicho pronunciamiento
atendiendo a las facultades constitucionales y legales del Ministerio
Público puede materializarse sea en la formalización de la denuncia
o, sea en el archivo definitivo de la investigación, etc.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La tutela del derecho al plazo razonable de la
investigación preliminar es la emisión, en el plazo más
breve posible, del pronunciamiento de fondo sobre la
conclusión de la investigación prejurisdiccional.

13. No obstante lo anterior, este tribunal precisa que el plazo para el


pronunciamiento sobre el fondo del asunto, debe ser fijado por el juez
constitucional, en cada caso concreto, teniendo en cuenta el estado
actual de la investigación, la importancia de los bienes jurídicos
tutelados, la incidencia en los valores e instituciones básicas de todo
Estado Constitucional de Derecho y el cumplimiento de los deberes y
obligaciones constitucionales, así como procurando que dicho plazo
no sea un imposible para unos casos y/o un exceso para otros.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Criterios para fijar el plazo para el pronunciamiento sobre
el fondo del asunto por parte del juez constitucional en
cada caso concreto.

14. De otro lado, surge la interrogante sobre la consecuencia jurídica


aplicable en los casos en que ya se ha formalizado la denuncia penal.
Sobre el particular, este tribunal considera que, al encontrarse ya
judicializado los hechos materia de la persecución penal, corresponde
al juez de la causa, efectuar el respectivo examen constitucional, a fin
de verificar la violación o no del derecho al plazo razonable de la
investigación preliminar. En este orden de cosas, la eventual
determinación y/o verificación de la vulneración del derecho no
supone como es obvio, el archivo o la conclusión de la investigación
judicial, sino que el juez de la causa deberá poner en conocimiento de
esta circunstancia a las instancias correspondientes para las
responsabilidades a que hubiere lugar (Oficina de Control de la
Magistratura, Consejo Nacional de la Magistratura, Procuraduría del
Poder Judicial o del Ministerio Publico, etc.).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La vulneración del derecho al plazo razonable no su pone
el archivamiento de la investigación.

Facultad excepcional de la procuraduría del Estado para interponer


RAC en sentencia estimatoria de segundo grado para delitos de TID y
Lavado de activos

15. Finalmente, cabe recordar que los delitos de tráfico ilícito de


drogas y lavado de activos, constituyen ilícitos de carácter
pluriofensivo, en la medida que ponen en estado de alarma y peligro a
las bases sociales y amenazan la propia existencia del Estado. Es por
ello, que la obligación constitucional del Estado peruano, prevista en
el artículo 8 de la Constitución, de prevenir y sancionar este tipo de
ilícitos “no debe agotarse en la mera descripción típica de las
conductas delictivas en el Código Penal y en las leyes especiales,
criminalizando el delito de tráfico ilícito de drogas [y sus
derivaciones], con penas severas proporcionales a los bienes
constitucionalmente protegidos que se afligen, sino que además para
llegar a tal cometido debe procurarse el establecimiento de
procedimientos de investigación eficientes, es decir, que
objetivamente demuestren resultados cada vez más eficaces; lo
contrario, significaría incurrir en una infracción constitucional por
parte de las autoridades competentes para ello” (Exp. N° 04750-
2007-PHC/TC). En ese sentido, a fin de concretizar esta obligación
constitucional de prevenir y sancionar eficazmente el tráfico ilícito de
drogas y sus derivaciones, y estando a lo dispuesto por el artículo III
del Título Preliminar del CPConst., este Tribunal considera que en los
procesos constitucionales en que se haya dictado sentencia
estimatoria de segundo grado relacionados con el delito de tráfico
ilícito de drogas y/o lavado de activos, excepcionalmente, la
Procuraduría del Estado correspondiente se encuentra habilitada –
independientemente del plazo– para la interposición de un recurso de
agravio constitucional especial, el mismo que deberá concedido por
las instancias judiciales.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Facultad excepcional de la procuraduría del Estado para
interponer RAC para delitos de TID y lavado de activos

16. La presente postura jurisprudencial se sustenta no solamente en la


obligación constitucional impuesta por el artículo 8 de la
Constitución, sino también en las obligaciones internacionales
asumidas por el Estado. En tal sentido, resulta importante destacar
que en virtud de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes,
enmendada por el Protocolo de 1972, el Estado asumió la obligación
de considerar como delito todas aquellas actividades vinculadas al
cultivo, producción y distribución de estupefacientes para usos no
admitidos por la Convención, enfatizando que a los infractores se les
debe castigar con penas privativas de la libertad.
De manera similar, en virtud del Convenio sobre Sustancias
Psicotrópicas de 1971, el Estado se comprometió a realizar acciones
preventivas y represivas contra el tráfico ilícito de sustancias
psicotrópicas contenidas en las listas anexas a dicho convenio.
Asimismo, por imperio de la Convención de las Naciones Unidas
contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas
de 1988, el Estado se obligó a tipificar como delitos la producción,
distribución y comercialización de la adormidera o amapola, la hoja
de coca, el cannabis y cualquier otro estupefaciente. Cabe resaltar que
esta última convención también atribuye carácter delictivo a la
organización, gestión o financiación de las actividades antes
mencionadas, así como a la conversión o transferencia de bienes con
el objeto de ocultar o encubrir su origen ilícito.
Por último, se encuentra la Convención Internacional para la
represión del financiamiento del terrorismo, que reconoce como
delito la acción de proveer o recolectar fondos con la intención de
que se utilicen, o a sabiendas de que serán utilizados, para cometer en
otro Estado un acto de terrorismo o cualquier otro acto destinado a
causar la muerte o lesiones corporales graves a un civil o a cualquier
persona que no participe en las hostilidades en una situación de
conflicto armado y que dispone la obligación de cada Estado parte de
sancionar estos delitos con penas adecuadas en las que se tenga en
cuenta su carácter grave.
Como puede apreciarse, el tráfico ilícito de drogas es un flagelo
social que entraña un peligro para la vida digna y pacífica de la
humanidad, pues no solo afecta la salud física, psicológica y moral de
las personas, sino que también afecta a la sociedad y al Estado en su
conjunto, ya que incrementa los niveles de violencia y delincuencia,
implantando una cultura de miedo, inseguridad y zozobra; así como
fomentando la corrupción, el debilitamiento de las instituciones y
generando desaliento en la inversión privada. Por estas razones, este
tribunal estima que es adecuado y racional habilitar
excepcionalmente el recurso de agravio constitucional contra
sentencias estimatorias de segundo grado, pues no puede permitirse
ni avalarse que los delitos de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de
activos queden impunes.

Análisis del caso materia de controversia constitucional


17. Sobre el plazo de la prisión preventiva, el artículo 137, primer
párrafo, del Código Procesal Penal de 1991 establece que su duración
para los procesos ordinarios es de 18 meses. A su vez, prescribe que
“Tratándose de procedimientos por delitos de tráfico ilícito de drogas,
terrorismo, espionaje y otros de naturaleza compleja seguidos contra
más de diez imputados, en agravio de igual número de personas, o del
Estado, el plazo límite de detención se duplicará”. Asimismo, este
tribunal en la sentencia del Exp. N° 0330-2002-HC/TC, Ben Okoli y
otro ha precisado que vencido el plazo límite de detención sin haberse
dictado sentencia en primer grado, la dúplica procede
automáticamente, es decir, se extiende hasta 36 meses.
18. En el caso de autos, a fojas 55 obra la resolución de fecha 30 de
abril de 2010, que señala que dado que los inculpados vienen siendo
procesados por la presunta comisión del delito de tráfico ilícito de
drogas, el plazo máximo inicial de la prisión preventiva de 18 meses
se duplica de manera automática por el plazo máximo de 36 meses, el
mismo que a la fecha no ha vencido; por lo que este tribunal entiende
que la detención judicial que cumple el actor, a la fecha, no ha
excedido plazo legal, pues, conforme al criterio jurisprudencial
precisado por este tribunal para este tipo de delitos, la dúplica
procede de manera automática. En consecuencia, la demanda debe ser
desestimada al no haberse acreditado la vulneración del derecho a
que la prisión preventiva no exceda el plazo legal.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar INFUNDADA la demanda de hábeas corpus al no haberse


producido la violación del derecho a la libertad personal, más
concretamente, el derecho a que la prisión preventiva no exceda el
plazo legal.
2. Establecer que los fundamentos 5 a 10 y 12 a 15 de la presente
sentencia constituyen doctrina jurisprudencial, por lo que debe ser
observada, respetada y aplicada de manera inmediata por todos los
jueces de la República, conforme al artículo VI del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional.
3. Disponer que de conformidad con lo establecido en los artículo 8 de
la Constitución y III del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, en los procesos constitucionales relacionados con el
delito de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos en los que se
haya dictado sentencia estimatoria de segundo grado, la Procuraduría
del Estado correspondiente se encuentra excepcionalmente habilitada
–independientemente del plazo– para la interposición del recurso de
agravio constitucional, el mismo que debe ser concedido por las
instancias judiciales.
4. Exhortar al Congreso de la República para que modifique el plazo de
la investigación preparatoria previsto en el artículo 342.2 del Nuevo
Código Procesal Penal de 2004, conforme se señala en el fundamento
11, supra.
SS. MESÍA RAMÍREZ; BEAUMONT CALLIRGOS; VERGARA
GOTELLI; CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA;
URVIOLA HANI

█ COMENTARIO

“La nueva sentencia del TC resulta superando los pronunciamientos en que


se ha incomprendido las dificultades que se enfrentan durante las
investigaciones y que, por no haber sido imaginadas, se emitieron
decisiones que afectaron gravemente las labores persecutorias y la
viabilidad de la misma actividad de investigación, afectando de modo
correspondiente la seguridad al Estado de Derecho.
Curando lo referido, el Colegiado ha desarrollado más en detalle los
criterios para determinar la razonabilidad y proporcionalidad del plazo de la
investigación fiscal, sosteniendo que no son criterios jurídicos rígidos,
aplicables de modo idéntico a todos los casos. En ese sentido, el Tribunal en
principio, rememora los criterios establecidos en anterior doctrina
jurisprudencial para determinar el plazo razonable de la investigación
preliminar, llevada a cabo por el Ministerio Público y/o la Policía.
Asimismo se incide en indicar que el plazo razonable de la investigación no
puede traducirse en un número fijo de días, semanas, meses o años.
Evidentemente, así se pasa a comprender que en algunas investigaciones, y
no en todas y ni siquiera en la mayoría de aquellas, se suceden y
acontecerán vicisitudes que no pudieron ser anticipadas, que pueden
modificar lo antes pensado como plazo razonable. Con ello, en los casos
concretos se podrá verificar ex post si hubo negligencia de cualquier tipo de
alguno de los operadores, o lo que ha demorado o demora la investigación
de que se trate, estando a la singularidad de las dificulta-des, puede
estimarse como razonable”(9).
Si la Sunat notifica conjuntamente
orden pago y resolución coativa,
esta última será considerada nula

STC Exp. N° 00005-2010-PA/TC

Caso: Unitronic S.R.L

Sentido del fallo: Fundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 13/03/2014

A través de este pronunciamiento, el alto colegiado declara nula


la notificación conjunta de orden de pago y resolución de
ejecución coactiva. Asimismo, establece que no se pueden trabar
medidas cautelares que excedan el monto adeudado como del
dictado de diversas medidas cautelares cuando con solo una se
asegure el cobro de la deuda tributaria. Por otro lado, precisa
que el recurso de queja debe presentarse al Tribunal Fiscal como
vía previa al proceso de amparo para cuestionar el procedimiento
de ejecución coactiva.

Palabras clave: Administración Tributaria, tribunal Fiscal, cobranza coactiva,


notificación conjunta, medida cautelar de embargo, deuda tributaria.

EXP. N° 00005-2010-PA/TC-AREQUIPA
UNITRONIC S.R.L.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 29 días del mes de enero de 2014, el Tribunal
Constitucional, en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
magistrados Vergara Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda,
pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular del magistrado
Vergara Gotelli, que se agrega.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Alejandrina


Elizabeth Medina de Zegarra, en representación de Unitronic S.R.L., contra
la resolución expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Arequipa, de fojas 447, su fecha 30 de setiembre de 2009, que
declaró improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 8 de setiembre de 2008 la empresa recurrente interpone demanda


de amparo contra la Intendencia Regional de Arequipa (Sunat), su Ejecutor
y su auxiliar coactivo, con el objeto de que se declare nulo el Expediente
Coactivo N° 0530070140189, con todos sus valores y resoluciones
expedidas.
La representante de la sociedad demandante refiere que debido a conductas
reprochables al ex contador de la empresa, esta se vio obligada a acogerse a
un fraccionamiento tributario que nunca le fue notificado, al igual que las
resoluciones producto del procedimiento de ejecución coactiva. Indica que
la Administración no ha cumplido con los requisitos legales mínimos para
una debida notificación.
En tal sentido manifiesta que la Administración Tributaria, al ordenar las
medidas cautelares –específicamente el embargo que pesa sobre su
propiedad inmueble inscrita en la Partida Electrónica N° 01123905–,
vulnera los derechos de la empresa de propiedad, al debido proceso y de
defensa, ya que resultan ser desproporcionadas e irracionales.
La Sunat contesta la demanda indicando que la recurrente debió interponer
el recurso de queja y así ejercer su derecho de contradicción en la vía y
plazo de ley. En cuanto a la notificación de las resoluciones emitidas
manifiesta que han sido debidamente notificadas; es decir, se ha procedido
de manera gradual y razonada para la cobranza de una deuda impaga,
haciendo uso de los mecanismos que le confiere la legislación tributaria.
El Segundo Juzgado Transitorio Civil de Arequipa declaró fundada en parte
la demanda, por considerar que la conducta de la Administración resulta
vulneratoria al debido procedimiento administrativo en el extremo de la
notificación conjunta de la orden de pago y la resolución de ejecución
coactiva. De igual manera, declaró improcedente la demanda en lo demás
que contiene.
Por su parte, la Tercera Sala Civil de Arequipa, revocando la apelada,
declaró improcedente la demanda por considerar que la recurrente no ha
cumplido con agotar la vía previa administrativa.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio

1. El objeto de la presente demanda es la anulación del expediente


coactivo N° 0530070140189 y todos sus valores, así como las
medidas de embargo trabadas sobre la propiedad inmueble de la
empresa recurrente por resultar presuntamente lesivas a sus derechos
de propiedad, al debido proceso y de defensa. Se hace hincapié en
que la notificación de una serie de actos administrativos llevados a
cabo en la etapa coactiva sería irregular.

Cuestiones previas

2. Cabe precisar que al haber sido rechazada la demanda por


considerarse que se encuentra incursa en la causal de improcedencia
descrita en el artículo 5, inciso 4 del Código Procesal Constitucional,
esto es, por falta de agotamiento de la vía previa administrativa, este
Colegiado deberá pronunciarse sobre la constitucionalidad de tal
rechazo, más aún cuando la demandante en su recurso de agravio
constitucional indica que con tal agotamiento podría convertir en
irreparable la agresión a sus derechos, y que, por ello, está
excepcionada de agotarla, tal y como lo prescribe el inciso 2, del
artículo 46 del Código Procesal Constitucional.
3. Pues bien, teniendo en consideración lo resuelto por el ad quem,
así como los cuestionamientos relativos al agotamiento de la vía
previa por parte de la demandante en su recurso de agravio
constitucional, resulta fundamental hacer un análisis de la regla
general para cuestionar actos administrativos de naturaleza
tributaria (en etapa coactiva), consistente en la obligatoriedad de
agotar las vías previas, lo que está dispuesto en el artículo 45 del
Código Procesal Constitucional. Al respecto, interesa recordar que
una de las finalidades de la exigencia del agotamiento de la vía previa
es: “(...) dar a la Administración Pública la posibilidad de revisar
decisiones, subsanar errores y promover su autocontrol jerárquico de
lo actuado por sus instancias inferiores, reforzar la presunción de
legitimidad de los actos administrativos, para que no llegue al
cuestionamiento judicial, actos irreflexivos o inmaduros; y limitar la
promoción de acciones judiciales precipitadas contra el Estado”
(Morón Urbina, Juan Carlos. Comentarios a la Ley del Procedimiento
Administrativo General. Ley N° 27444. Gaceta Jurídica, Lima, 2004,
p. 578).
4. Así, tratándose de procedimientos tributarios, el artículo 104 del
Código Tributario establece que los actos de la Administración
Tributaria deben ser notificados de acuerdo con las modalidades que
se señalan en el citado artículo, de lo contrario la diligencia de
notificación no surtirá efecto. En ese caso, es el ejecutor coactivo
quien ejerce las acciones de coerción para el cobro de las deudas
exigibles, incluyendo expresamente el Código Tributario, como una
de sus facultades, el verificar la exigibilidad de la deuda tributaria a
fin de iniciar el procedimiento de cobranza coactiva.
5. En el presente caso para entender la existencia y oportunidad de la
vía previa, debe precisarse que la empresa demandante se acogió al
beneficio tributario de pago fraccionado y extinción de multas, de
acuerdo con lo prescrito por la Ley N° 27681, y se estableció que el
monto de la deuda acogida ascendía a la suma de S/ 10,298.00, el
mismo que debía ser pagado en forma fraccionada de 90 cuotas
mensuales de S/ 150.00. Es así que ante la falta de pago de las cuotas
mensuales, se procedió a emitir las órdenes de pago, lo que dio lugar
al inicio del correspondiente procedimiento de cobranza coactiva. En
relación a la Resolución de Ejecución Coactiva N° 0530060024342,
se puede observar que fue notificada dos meses después de haberse
notificado las respectivas órdenes de pago, esto es, el 18 de octubre
de 2004.
6. Ahora bien, en relación a las Resoluciones de Ejecución Coactiva
N° 0530060011301 y 0530060021296, fueron notificadas
conjuntamente con sus respectivas órdenes de pago. Cabe precisar
que el demandante no ha interpuesto recurso de reclamación en
ninguno de los casos.
7. Así, en el Procedimiento de Ejecución Coactiva N°
0530060011301 se trabó la medida cautelar de embargo en forma
de retención a terceros con el N° 0530060021296, y conforme se
señala en el Informe N° 0052-2012/SU NAT-2J0302, se procedió a
trabar la medida de embargo en forma de retención bancaria. Es
así que la Administración acumula los procedimientos en el
Expediente Coactivo N° 0530060021296 y procedió a trabar la
medida de embargo en forma de inscripción hasta por la suma de
S/ 38, 000.00 (treinta y ocho mil y 00/100 nuevos soles) sobre el
bien mueble de propiedad de UNITRONICS S.R.Ltda. ubicado en
la Calle Mercaderes, Edificio Panorámico, Tienda Local N° 4089,
Arequipa, inscrito en la Partida N° 1123905. La referida medida de
embargo fue notificada el 4 de octubre de 2007 mediante publicación
en la página web de la Sunat, de conformidad con el inciso e) del
artículo 104 del Código Tributario, al haber adquirido el
contribuyente la condición de no habido. Todas estas secuencias de
actos, referenciales por cierto, no serán analizadas por este colegiado,
sin embargo son oportunas para efectos de entender el estado de las
cosas en el presente proceso.

El establecimiento de la queja como vía previa para cuestionar el


procedimiento de ejecución coactiva

8. Teniendo en consideración que durante el transcurso del proceso


constitucional la constante de la actora es alegar la vulneración de los
derechos al debido proceso y de propiedad al desconocer los actos de
notificación realizados por la Sunat respecto del inicio, el desarrollo y
la pérdida del fraccionamiento, ello no resulta ser argumento para
desconocer que conforme lo dispone el artículo 155 del Código
Tributario, en concordancia con el literal h) del artículo 92 del mismo
Código, el contribuyente tiene habilitado el recurso de queja contra
las actuaciones o procedimientos que afecten directamente o infrinjan
lo establecido en dicho Código.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Recurso de queja se presenta cuando existen actuaciones
que afecten lo establecido en el Código Tributario y debe
ser resuelto en el plazo de veinte días.

9. En tal sentido, no se aprecia que la demandante haya acudido


mediante la queja ante el Tribunal Fiscal. En efecto, tal como se
indica en el referido artículo 155 del Código Tributario, el recurso de
queja se presenta cuando existan actuaciones o procedimientos que
afecten directamente o infrinjan lo establecido en el Código;
debiendo ser resuelto por: “a) El Tribunal Fiscal dentro del plazo de
veinte (20) días hábiles de presentado el recurso, tratándose de
recursos contra la Administración Tributaria; b) El Ministro de
Economía y Finanzas dentro del plazo de veinte (20) días, tratándose
de recursos contra el Tribunal Fiscal”. Es decir, el plazo de 20 días al
que hace referencia la demandante es para resolver y no para
presentar la queja, lo que la traduciría en bastante expeditiva en
términos de tiempo y en relación al amparo, que pese a ser un
“proceso especial”, es resuelto por el Poder Judicial en dos instancias,
siendo posible –como en el presente caso– presentar el recurso
agravio constitucional ante el Tribunal Constitucional, lo que
objetivamente le ha tomado mucho más tiempo.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Supuestos de procedencia de procedencia para interponer
el recurso de queja.

10. Es decir, debe precisarse que la queja se constituye como un


medio de defensa que procede en los siguientes casos: a) contra
actuaciones o procedimientos de la Administración Tributaria que
afecten en forma indebida al administrado; y, b) contra las
actuaciones que signifiquen la contravención de las normas que
inciden en la relación jurídico-tributaria. La queja se configura como
un remedio procesal cuyo objeto es que se respete la formalidad
prevista para cada procedimiento. Mediante la queja se puede
cuestionar toda actuación de la Administración Tributaria en
cualquier clase de procedimientos (fiscalización, contencioso, no
contencioso, ejecución coactiva, etc.).
11. Coincidentemente, por acta de Sala Plena del Tribunal Fiscal N°
2006-09, se ha establecido que “Procede que el Tribunal Fiscal en la
vía de queja se pronuncie sobre la validez de la notificación de los
valores y/o resoluciones emitidos por la administración
tributaria, cuando la deuda materia de queja se encuentra en
cobranza coactiva”. El acuerdo que se adoptó en dicha sesión se
ajustaría a lo establecido en el artículo 154 del Código Tributario
(jurisprudencia de observancia obligatoria para la administración
tributaria).
12. En tal sentido, en relación a la excepción de falta de agotamiento
de la vía previa y a la afirmación de la demandante de que “el recurrir
a la queja le tomaría al menos seis meses y tornaría en irreparable el
daño”, a juicio de este colegiado, como se viene explicando, no
tiene ningún asidero legal. Por su parte, el artículo 46 del Código
Procesal Constitucional prevé las excepciones al agotamiento de la
vía previa, que en su inciso 2 indica que no será exigible el
agotamiento de las vías previas si: “... Por el agotamiento de la vía
previa la agresión pudiera convertirse en irreparable...”. Manifiesta la
demandante estar comprendida en esta excepción.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La queja es una vía previa, eficaz y eficiente.

13. Para este colegiado la interposición de la queja tampoco acarrea


la ejecución de las medidas cautelares trabadas sobre los bienes de la
actora. Ante esto, es necesario establecer que la preexistencia de una
deuda es un hecho del que no se tiene duda en el presente caso siendo
necesario que la administración tome todas las medidas para que, una
vez concluido el proceso, se puedan ejecutar las garantías que
soporten dicha deuda. Ese resulta ser un hecho inobjetable.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La interposición de la queja no acarrea la ejecución de las
medidas cautelares trabadas sobre sus bienes.

14. Ahondando en las cuestiones de tiempo, debe considerarse que la


demanda fue presentada el 8 de setiembre de 2008, constituyéndose,
como ya se ha referido, la queja en un recurso mucho más expeditivo
en términos de tiempo, con lo que dicho argumento quedaría también
completamente descartado. En relación con ello además la Sunat ha
presentado a este colegiado el Informe N° 257- 2011-
SUNAT/2J0302, que expone que hasta la fecha no se había obtenido
ningún producto (ejecutado) de los embargos que se entablaron al
contribuyente. Por consiguiente, tratándose de notificaciones
defectuosas, sí existe una vía previa en etapa coactiva, lo que en el
presente caso no se habría agotado; tampoco se ha acreditado que la
actora se encuentra exceptuada del cumplimiento de dicho requisito,
resultando en principio de aplicación el artículo 5, inciso 4 del
Código Procesal Constitucional, debiendo entenderse que en los
procedimientos de ejecución coactiva, la vía previa administrativa
estaría constituida por el correspondiente recurso de queja.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Ante notificaciones defectuosas, sí existe una vía previa
en etapa coactiva.

15 Sin embargo, al considerar básicamente que en el presente caso se


ha garantizado suficientemente el derecho de defensa, ya que no
solamente se tiene la contestación de la demanda y el expediente
administrativo, sino además abundante argumentación por parte de la
accionante y la emplazada, así como constantes interrogantes acerca
de la aplicación de algunos temas y reglas que ya han sido materia de
pronunciamiento por la jurisprudencia de este Colegiado, resulta ser
propicia la oportunidad para desarrollarlos y entrar a resolver los
cuestionamientos de fondo, no sin antes agregar que de la fecha de la
presentación de la demanda han transcurrido ya más de cuatro años
sin contar con un pronunciamiento jurisdiccional definitivo, lo
que se suma como razón para expedir sentencia de fondo.

Sobre la responsabilidad del uso de claves de seguridad

16. Resulta importante establecer que la presunta vulneración de los


derechos de la empresa demandante se circunscribe a la existencia del
procedimiento administrativo como producto de la suscripción al
beneficio del pago fraccionado y extinción de multas del Resit, por
parte de su contador y sin la supuesta autorización de los órganos
directivos de la empresa demandante. En relación a la
responsabilidad de los actos presuntamente cometidos por el
profesional de contabilidad, cabe precisar que el sistema tributario
PDT es una declaración virtual que solo puede ser presentada
utilizando una clave de acceso SOL, la misma que es entregada bajo
condiciones de seguridad y privacidad al contribuyente. En efecto, de
acuerdo con el inciso e) del artículo 1 de la Resolución de
Superintendencia N° 109-2000/SUNAT, la Clave SOL es el “texto
conformado por números y letras, de conocimiento exclusivo del
usuario, que asociado al Código de Usuario otorga privacidad en el
acceso a Sunat operaciones en línea”. De igual manera, se establece
que el contribuyente es responsable del uso de la Clave SOL,
debiendo tomar las debidas medidas de seguridad.
17. De esto cabe señalar que los cuestionamientos relativos a las
responsabilidades administrativas y penales en las que habría
incurrido el “ex profesional de contabilidad” de la empresa, y que
habría generado el incumplimiento de las obligaciones tributarias, ya
que a pesar de no ser imputables a la empresa, la Administración
Tributaria ha procedido a embargar sus bienes, no son hechos que
deban ser dilucidados en el proceso constitucional de amparo, pues el
artículo 9 del Código Procesal Constitucional establece que “en los
procesos constitucionales no existe etapa probatoria. Sólo son
procedentes los medios probatorios que no requieren actuación, lo
que no impide la realización de las actuaciones probatorias que el
Juez considere indispensables, sin afectar la duración del proceso. En
este último caso no se requerirá notificación previa”.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Determinar responsabilidad del contador público de la
empresa es ajena al proceso de amparo.
18. En el presente caso existe incertidumbre jurídica en torno a si los
actos administrativos, el fraccionamiento, la utilización indebida de
datos y claves y los incumplimientos tributarios han sido llevados a
cabo o son responsabilidad del referido contador público Mario
Ángel Alatrista López. En consecuencia, como ya se ha precisado,
dicha determinación resulta ser ajena al proceso constitucional de
amparo. Además en la STC Exp. N° 05705-2008-PA/TC, el Tribunal
Constitucional expresó que: “5. Que no obstante lo señalado, la
demandante considera que las resoluciones fueron notificadas de
forma defectuosa, toda vez que la persona que las recibió no era
empleada de la empresa, y porque los documentos no ingresaron por
mesa de partes. 6. Que así las cosas, a fin de lograr certeza en el
juzgador respecto de la vulneración de derechos constitucionales
denunciada, se ha de requerir actuar pruebas como la inspección, que
a tenor de lo dispuesto en el artículo 9 del Código Procesal
Constitucional, no procede en los procesos constitucionales. 7. Que
en consecuencia, en este caso se configura la causal de improcedencia
prevista por el inciso 2) del artículo 5 del Código Procesal
Constitucional”.
19. Del expediente administrativo alcanzado por la Sunat y que obra
en autos puede evidenciarse también la constancia de la notificación
de la Resolución de Intendencia N° 053-4-20312 en el domicilio
fiscal del demandante, cumpliéndose los requisitos mínimos del
artículo 104 del Código Tributario. Es así que a fojas 3 de dicho
cuadernillo se puede observar el nombre, DNI y firma de la persona
encargada de las ventas de la empresa. Cabe hacer esta precisión
porque es con esta resolución que se admite y se declara válido el
acogimiento del contribuyente a la Ley de Reactivación a través
del Sinceramiento de las Deudas Tributarias (RESIT), solicitado
por la empresa demandante y que se constituye como antecedente de
las resoluciones por el cobro de la deuda, así como del procedimiento
de ejecución coactiva reclamado. Dicha notificación es de fecha 28
de mayo de 2003.
20. En torno al Resit y a la falta de pago de las cuotas mensuales del
fraccionamiento, conforme al artículo 7 de la Ley N° 27681, Ley del
Resit, se procedió a emitir las órdenes de pago N° 0530010029288 a
0530010029304, de fecha 14 de enero de 2004, y las órdenes de pago
N° 0530010067465 a 0530010067471, de fecha 30 de julio de 2004,
por cada cuota impaga, las que fueron notificadas el 21 de enero y el
19 de agosto de 2004, respectivamente. Asimismo, dado que se
acumularon más de tres cuotas vencidas y pendientes de pago, se
procedió a emitir por la totalidad de las cuotas pendientes de pago, la
orden de pago N° 05300100607, de fecha 2 de agosto de 2004, de
modo que debe desestimarse este extremo de la demanda.

Sobre la notificación conjunta de las órdenes de pago y las resoluciones


de ejecución coactiva

21. Otro de los asuntos que merece flexión para este Tribunal es el
relativo a la notificación conjunta de las resoluciones de orden de
pago y de ejecución coactiva, situación que, en este proceso,
también fue materia de pronunciamiento por el a quo. A tal efecto, el
artículo 78 del Código Tributario dispone que las órdenes de pago
constituyen el requerimiento de pago de obligaciones previamente
determinadas por el propio contribuyente, y autorizan a iniciar, por el
mérito de su notificación, el procedimiento de cobranza coactiva
dado que corresponden a deudas vencidas y exigibles. En el caso de
órdenes de pago emitidas por pérdida de fraccionamiento, estas
corresponden también a obligaciones reconocidas por el
contribuyente que al solicitar tal beneficio asume deudas pendientes
de pago en situación de exigible, y solicita su pago fraccionado, de
acuerdo con lo establecido por la Ley N° 27681.
22. Este Tribunal no ha puesto en tela de juicio ni en discusión la
exigibilidad de tales órdenes de pago; lo que ha declarado
inconstitucional por atentatorio del debido proceso y en particular del
derecho de defensa, es la notificación conjunta de dos valores de
distinta naturaleza. En esta línea la STC Exp. N° 3797-2006-
AA/TC precisa que: “(...) aunque efectivamente se trata de una deuda
exigible de acuerdo con la legislación tributaria, ello no implica que
la administración, abusando de sus facultades, notifique en un mismo
acto los dos documentos de pago, puesto que el debido procedimiento
administrativo obliga a salvaguardar el interés general y, en
particular, los derechos constitucionales de los administrados. Se
deduce, entonces, que la demandada trata de confundir al juzgador
manifestando que -luego de la presentación de la declaración jurada
del ITAN, de verificarse el incumplimiento de pago del mismo, la
Sunat emitirá la Orden de pago respectiva, las cuales después de
haber transcurrido el plazo para su cancelación, recién son
transferidas al área de cobranza coactiva. Señala además, que el
demandado cuenta con un plazo de siete (7) días para cancelar la
deuda” (escrito de Sunat a fojas 229 de autos). Sin embargo, no hace
referencia a que es imposible que ese hecho se haya dado en el
presente caso, en el que ambos valores fueron notificados el mismo
día y a la misma hora, y que estos siete (7) días a los que alude
transcurren una vez iniciada la cobranza coactiva, esto es, en la etapa
de ejecución de la deuda impaga y bajo apercibimiento de dictarse las
medidas cautelares o de iniciarse la ejecución forzada de las mismas”.
Asimismo, en la STC Exp. N° 00649-2002-AA/TC este tribunal
subrayó que: “... el derecho de defensa consiste en la facultad de toda
persona de contar con el tiempo y los medios necesarios para
ejercerlo en todo tipo de procesos, incluidos los administrativos, lo
cual implica, entre otras cosas, que sea informado con anticipación de
las actuaciones iniciadas en su contra (...)”. También en la Resolución
Aclaratoria N° 1 del Exp. N° 03793-2006-AA/TC, se expresó que “7.
En el Estado Constitucional la actuación de la administración pública
en general y de la administración tributaria en particular no puede ser
apreciada únicamente con criterios de legalidad, sino también de
constitucionalidad; esta y no solo el respeto a la Ley es lo que otorga
legitimidad a los actos de la administración tributaria. En ese sentido,
se aprecia que en el caso de autos lo expuesto por este Tribunal, se
debió a circunstancias muy particulares en las que la administración
inclusive hizo afirmaciones inexactas con la finalidad de confundir al
juzgador. Por ello, debe hacerse hincapié en que la demandada por lo
menos deberá esperar a que la orden de pago se haga exigible
(artículos 106 y 115 del Código Tributario) para proceder a notificar
la Resolución de Ejecución Coactiva. En adición a lo anterior,
señalan, debe hacerse referencia a que las limitaciones de orden legal
no pueden constituir motivación para actuaciones arbitrarias y lesivas
al contribuyente...”.
23. En tal sentido queda claro que a partir de la publicación de la
sentencia recaída en el Exp. N° 03797-2006-PA/TC en el diario
oficial El Peruano (1 de julio de 2007), resu1taba ser de obligatorio
cumplimiento las precisiones respecto a la notificación por separado
de dichas resoluciones, precisión que este Colegiado ha establecido
en materia de notificación conjunta de resoluciones expedidas por la
Administración, no siendo aplicable por razones de temporalidad a la
presente demanda al tratarse de procedimientos cuyas resoluciones
han sido notificadas antes de la publicación de dicha sentencia.
24. Por su parte, enfatizando tales criterios, la Administración
Tributaria argumenta que debido a que las órdenes de pago
corresponderían a deudas ya vencidas, impagas, exigibles y
reconocidas por el propio deudor a través de su declaración tributaria,
el inciso d) del artículo 115 del Código Tributario establece que solo
el mérito de notificación conforme a ley autoriza el inicio del
procedimiento de cobranza, por lo que no habría necesidad de la
notificación por separado de los ya referidos documentos de pago.
Ante tal afirmación cabe precisar que la vulneración de los derechos
del contribuyente se genera en el momento/acto de la notificación
conjunta, no teniendo relevancia la eficacia de los valores en
cuestión, quedando descartado tal argumento.
25. Ahora bien, la Sunat señala también que el Tribunal Fiscal viene
aplicando una interpretación sesgada del criterio expuesto en la STC
Exp. N° 03797-2006-PA/TC, al haberse declarado la nulidad de
procedimientos de cobranza coactiva por el solo hecho de la
notificación conjunta, sin analizar si el contribuyente interpuso
recursos administrativos, ni las circunstancias particulares en las que
se dio dicha sentencia constitucional, lo que habría llevado a que
dicho tribunal administrativo, a través de los recursos de queja
planteados por los contribuyentes, haya declarado nulo
procedimientos de cobranza coactiva, incluso iniciados muchos años
antes de la sentencia ITAN (RTF’s
N°s 12243-9-2011, 12348-7-2009 y 13880-2-2009),
comprometiendo incluso la devolución de lo ya cobrado a
deudores que tenían acumulada cuantiosa deuda tributaria como
son Pamericana Televisión, Club Alianza Lima, entre otros. También
se ha establecido, en aplicación de tal criterio, la no compensación de
los montos a devolver por interpretación del Tribunal Fiscal.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Reglas en torno a la indebida notificación conjunta de
ordenes de pago y resoluciones de ejecución coactiva.

26. En relación a ello este colegiado debe precisar que con la


precisión establecida de observancia obligatoria a el Exp. N° 3797-
2006-PA/TC no ha pretendido revivir procedimientos fenecidos ni
mucho menos premiar a los contribuyentes que mantienen
obligaciones antiguas y cuantiosas con la Sunat, así como tampoco
puede legitimar a aquellos profesionales del derecho que se dedican a
interponer sendos recursos administrativos con el solo fin de que su
cliente se vea beneficiado con una interpretación parcial de las reglas
que ordena el Tribunal Constitucional en su jurisprudencia. Ante ello,
se considera oportuno establecer reglas en torno a la aplicación del
criterio respecto de la indebida notificación conjunta de órdenes
de pago y resoluciones de ejecución coactiva:
a) La regla de la nulidad de la notificación conjunta de la orden de pago
(OP) y la resolución de ejecución coactiva (REC) implica la nulidad
de la REC y no solamente afecta la excepción de falta agotamiento de
la vía previa, pues la lesión del derecho de defensa tiene eficacia en el
fondo del proceso constitucional. Ante ello, será declarada fundada la
demanda en la que se alegue y pruebe dicha notificación conjunta de
resoluciones a partir del 1 de julio de 2007.
b) La regla de la nulidad de la notificación conjunta de la OP y la REC
resulta aplicable a los procedimientos notificados a partir de la
publicación de dicha sentencia (ITAN), esto es, a todas las
notificaciones conjuntas, a partir del 1 de julio de 2007. Es decir, tal
regla no puede ser aplicada retroactivamente. En todo caso, si los
órganos de la Administración Tributaria hubiesen aplicado dicha
regla a procedimientos anteriores, deberá, a partir de la presente
sentencia, aplicarse los criterios debidamente interpretados de este
tribunal, no habilitándose ningún procedimiento o acto administrativo
relativo a estos últimos casos.
c) Respecto a la devolución y la compensación de lo recaudado en
procedimientos en que hayan sido notificadas conjuntamente la OP y
la REC, este colegiado estima que, conforme a los criterios de
proporcionalidad y razonabilidad y al tener en cuenta que se trataría
de procedimientos recientes (a partir del 1 de julio de 2007), se
habilita la posibilidad de solicitar la devolución u otros mecanismos
de extinción de la deuda tributaria, lo que deberá de hacerse de
conformidad a las normas del Código Tributario.

En cuanto a la constitucionalidad de las medidas cautelares

27. Las medidas cautelares y en particular la de embargo se enmarcan


dentro de un procedimiento de cobranza coactiva. Este tribunal ya ha
tenido oportunidad de señalar que el procedimiento de ejecución
coactiva, que nace como una manifestación de la autotulela de la
Administración, “es la facultad que tienen algunas entidades de la
administración pública para hacer cumplir actos administrativos
emitidos por la misma administración, es decir, las obligaciones
exigibles deben provenir de materias propias de las funciones que
cada entidad tiene, basadas en el reconocimiento que cada ley
especial ha considerado para cada administración, o sea, siempre
dentro de un marco normativo” (STC Exp. N° 774-99-AA/TC, f. j.
4).
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
El procedimiento de ejecución coactiva nace como una
manifestación de autotutela de la administración.

28. Asimismo, en ese derrotero este tribunal ha establecido que por la


ejecutoriedad del acto administrativo se habilita a la administración
“hacer cumplir por sí misma un acto administrativo dictado por ella,
sin la intervención del órgano judicial, respetando los límites
impuestos por mandato legal, así como a utilizar medios de coerción
para hacer cumplir un acto administrativo y a contar con el apoyo de
la fuerza pública para la ejecución de sus actos cuando el
administrado no cumpla con su obligación y oponga resistencia de
hecho. La ejecutoriedad es, pues, una consecuencia del acto
administrativo y su sustento constitucional tiene origen en el numeral
1 del artículo 118 de nuestra Carta Magna, que ordena al Presidente
de la República –y, por ende, al Poder Ejecutivo y a toda la
Administración Pública– a “cumplir y hacer cumplir la Constitución
y los tratados, leyes y demás disposiciones legales” (STC N° 0015-
2005-PI/TC, fundamentos 44 y 45).
29. Ahora bien, esta facultad de autotutela de la Administración
Pública de ejecutar sus propias resoluciones –sustentada en los
principios de presunción de legitimidad y de ejecución de las
decisiones administrativas–, “implica la tutela de los derechos
fundamentales de los administrados que pueden verse amenazados o
vulnerados por la actividad de la Administración, como son los
derechos al debido procedimiento y a la tutela judicial efectiva” (STC
Exp. N° 0015- 2005-PI/TC, fundamento 46). Así por ejemplo este
tribunal, como ya se ha referido, ha tenido oportunidad de decir que
la notificación simultánea de una orden de pago (OP) y la resolución
de ejecución coactiva (REC) es “una actuación de naturaleza
irrazonable y claramente desproporcionada” que vulnera el derecho
de defensa (SIC N° 03797-2006-PA/TC, fundamento 2.2.a).
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
Notificación simultánea de una orden de pago y la
resolución de ejecución coactiva es una actuación de
irrazonable y desproporcionada.

30. En el presente caso, en cuanto a las medidas cautelares, del


Informe N° 0052-2012/SUNAT-2J0302, en el procedimiento de
cobranza coactiva N° 0530060011203, se aprecia que se trabó
medida de embargo en forma de retención a terceros mediante
Resolución N° 0530070008623, notificada el 23 de abril de 2004,
efectuándose hasta dos requerimientos de tal medida. En la actualidad
dicha medida está en situación de activa.
31. En relación al procedimiento de cobranza coactiva N°
0530060021296, se procedió a trabar medida de embargo en forma
de retención bancaria mediante Resolución Coactiva N°
0530070073797, la misma que fue notificada el 4 de mayo de 2006;
el estado actual de tal medida es también de activa y sin resultado.
32. Cabe precisar que los expedientes coactivos 0530060011301,
0530060024342 y 0530060021296 eran los mismos; así, mediante
Resolución Coactiva N° 0530070073481, de fecha 26 de abril de
2006, se procedió a acumularlos al Coactivo N° 0530060021296 y se
dispuso trabar medida de embargo en forma de inscripción hasta por
la suma de S/ 38, 000 y 00/100 (treinta y ocho mil nuevos soles)
sobre el bien inmueble de propiedad de la demandante, lo que fue
notificado el 4 de octubre de 2007 mediante publicación en la página
web de Sunat, en el marco del artículo 104 del Código Tributario.
33. De lo actuado puede colegirse que el monto final no pagado de
la deuda acogida al pago fraccionado ascendía a la suma de S/.
10, 749.00. Obviamente dicho monto se encontraría desactualizado a
la fecha. Sin embargo, cabe precisar que la Administración se
encuentra obligada a demostrar que el monto embargado guarda
absoluta relación con la suma adeudada; esto es, se considera, en
principio, desproporcionado que el monto embargado triplique o
cuadruplique al monto adeudado, a menos que de lo actuado se
advierta alguna otra circunstancia. También es oportuno expresar que
es obligación de los organismos recaudadores, en este caso de la
Sunat, el mantener un cálculo vigente de lo adeudado, incluyendo
todos los conceptos que ordene la ley.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La administración se encuentra obligada a demostrar que
el monto embargado guarda absoluta relación con la suma
adeudada.

34. Debe tenerse en cuenta además que la Sunat no puede mantener


activas tres distintas medidas cautelares en contra del contribuyente,
más aún si con alguna de ellas ya estaría asegurada la suma adeudada
(embargo sobre bien inmueble). Ante ello, no resulta ser argumento
válido el hecho de que alguna de las medidas no haya arrojado un
resultado, pues con solo poner en conocimiento de las entidades
bancarias y financieras o de terceros la existencia de una deuda
impaga y la posible disposición de fondos de la recurrente, se
impondría un límite o restricción al derecho de propiedad,
considerando que la medida se encuentra todavía activa, debiendo
estimarse este extremo de la demanda.
35. Por último, es importante recalcar que es la Administración
Tributaria la encargada de desactivar o levantar las medidas
cautelares cuando, de acuerdo con lo señalado en los fundamentos
precedentes, la deuda ya estuviese asegurada con una de las medidas
impuestas al contribuyente. Así como también es obligación de la
Administración Tributaria demostrar que el monto de dicha garantía
guarda estricta relación con la suma adeudada, incluyendo todos los
conceptos que establece la ley.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la demanda en el extremo relativo a la


vulneración del derecho al debido proceso por mantenerse activas tres
medidas cautelares de embargo contra la recurrente (retención a
terceros, retención bancaria y embargo en forma de inscripción
registral), debiendo cumplir la administración con garantizar la deuda
en la suma y forma que corresponda, de acuerdo con lo precisado en
los fundamentos 27 a 35 de la presente sentencia.
2. Declarar INFUNDADA la demanda en lo demás que contiene.
3. Establecer como Doctrina Jurisprudencial Vinculante, conforme al
artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
los criterios expuestos en los fundamentos 8, 9, 10, 12, 13, 14, 23, 26,
33, 34 y 35.
4. Poner en conocimiento de la Sunat y del Tribunal Fiscal la presente
sentencia.
SS. CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

█ COMENTARIO

“Considero que el análisis realizado por el Tribunal Constitucional es


incorrecto e incompleto. En primer lugar hay que decir que la interposición
de la queja ante el Tribunal Fiscal no interrumpe el procedimiento de
ejecución coactiva; pudiendo el ejecutor coactivo de la SUNAT embargar
fondos de cuentas bancarias y disponer de ellos a favor de la administración
tributaria. Por tanto, la interposición de tal remedio procesal administrativo
no tiene efecto suspensivo, ni es posible solicitar al Tribunal Fiscal medida
cautelar alguna. Lo indicado pone en tela de juicio, considerar a la queja
como un “remedio procesal”. Es más, el Colegiado peca de omisión porque
solo limita su análisis al supuesto breve plazo (20 días hábiles) con los que
cuenta el Tribunal Fiscal para resolver una queja. Pero, qué pasa cuando
dicho tribunal administrativo no le da la razón al contribuyente: ¿puede éste
presentar una demanda contenciosa administrativa? o ¿la posibilidad de
recurrir a dicha vía judicial solo se contempla para las reclamaciones
vinculadas al tributo objeto de controversia? o ¿el administrado tiene que
esperar, a que culmine la ejecución coactiva para interponer recurso de
apelación ante la Corte Superior conforme el artículo 122 del Código
Tributario?
Por otro lado, resulta curiosa la comparación “objetiva” que hace el TC
respecto de los plazos para resolver una queja frente a un proceso de
amparo. Si de objetividad hablamos, conforme al artículo 53° del Código
Procesal Constitucional el juez debe resolver el caso en 10 días útiles y, de
acuerdo al artículo 58 del mismo Código la Corte Superior resuelve en
trámite sumarísimo (3 días para agravios, 3 días para absolver los agravios
y 5 días para resolver después de la vista)”(10).
Demandante que requiera la represión de
un supuesto acto homogéneo, debe
cumplir con determinados requisitos

RTC Exp. N° 00077-2011-Q/TC

Caso: Wilfredo Dávila Muro

Sentido del fallo: Inadmisible la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 13/01/2014

El Tribunal Constitucional establece los criterios de


procedibilidad para cuando el recurrente pretenda la represión
de un supuesto acto homogéneo a través de un recurso de queja.
La exigencia de tales requisitos se sustenta en la necesidad de
que exista una conducta inconstitucional previamente
determinada como tal mediante sentencia y que la misma ha sido
preliminarmente dejada sin efecto, levantada o cumplida a
instancia ordinaria.

Palabras clave: Recurso de queja, represión de actos homogéneos,


competencia del juez constitucional.

EXP. N° 00077-2011-Q/TC-LAMBAYEQUE
WILFREDO, DAVILA MURO
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
VISTO
El recurso de queja presentado por don Wilfredo Dávila Muro; y,

ATENDIENDO A

1. Que conforme lo dispone el inciso 2 del artículo 202 de la


Constitución Política y el artículo 18 del Código Procesal
Constitucional, corresponde al Tribunal Constitucional conocer en
última y definitiva instancia las resoluciones denegatorias –
infundadas o improcedentes– de hábeas corpus, amparo, hábeas
data y acción de cumplimiento.
2. Que, de lo señalado en el párrafo anterior se desprende que la
procedencia del recurso de agravio constitucional se condiciona a que
se haya formado un proceso en el cual, una vez realizados los actos
procesales necesarios, el juez constitucional haya emitido
pronunciamiento sobre la pretensión planteada, el que de ser
denegatorio en segunda instancia, recién facultaría a los justiciables
la opción de interponer el referido recurso impugnatorio, a fin de que
los actuados se eleven a este Tribunal para que, en instancia
especializada, se resuelvan.
3. Que de conformidad con lo previsto en el artículo 19 del Código
Procesal Constitucional y los artículos 54 a 56 del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional, este Colegiado también
conoce del recurso de queja interpuesto contra la resolución
denegatoria del recurso de agravio constitucional, siendo su objeto
verificar que esta última se expida conforme a ley.
4. Que asimismo, al conocer el recurso de queja, este colegiado solo
está facultado para revisar las posibles irregularidades que pudieran
cometerse al expedir el auto que resuelve el recurso de agravio
constitucional, no siendo, prima facie, de su competencia, dentro del
mismo recurso, examinar las resoluciones emitidas en etapas previas
ni posteriores a la antes señalada.
5. Que, el artículo 54 del Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional establece como requisito para la interposición del
recurso de queja, anexar al escrito que contiene el recurso y su
fundamentación, copia de la resolución recurrida, del recurso de
agravio constitucional, del auto denegatorio del mismo y de las
respectivas cédulas de notificación certificadas por abogado, salvo el
caso del proceso de hábeas corpus.

Requisitos de procedibilidad para la interposición de un recurso de


queja en el que se pretenda la represión de actos homogéneos

6. Que en el presente caso a fojas 2 y 3 de autos se lee que mediante


Resolución de Vista de fecha 19 de agosto de 2005 se declaró
fundada la demanda de amparo interpuesta por el demandante contra
la ONP (Exp. N° 0789-2004-27-1706-JR-CI-04), sentencia que fue
cumplida por la entidad emplazada al emitir la Resolución N°
0000101360-2005-ONP/DC/DL de fecha 11 de noviembre de 2005.
Por tanto la demanda de amparo tuvo una respuesta favorable en el
Poder Judicial y el caso no llego ser de conocimiento de este
Colegiado.
7. Que a fojas 1 se aprecia que con fecha 22 de octubre de 2009 el
recurrente solicita vía represión de actos homogéneos - restitución de
aumentos febrero 1992, aumento de costo de vida, incremento Ley
N° 27617/27655 y Nivelación RJ80-98/JF, reintegro de importes
indebidamente descontados y el pago de intereses legales. Dicho
requerimiento es desestimado mediante Resolución N° 54 de fecha 15
de junio de 2010, emitida por el Cuarto Juzgado Civil de Chiclayo.
Con posterioridad la Sala de Derecho Constitucional de Lambayeque
mediante Resolución N° 2 de fecha 7 de diciembre de 2010, confirma
la decisión de desestimar el pedido de represión de actos
homogéneos.
8. Que con fecha 4 de enero de 2011 el actor interpone recurso de
agravio constitucional contra la Resolución N° 2 del 7 diciembre de
2010, el cual es denegado mediante Resolución N° 3 del 11 de enero
de 2011.
9. Que este tribunal considera que de manera adicional a los
requisitos señalados en el fundamento 5 para interponer el recurso de
queja, en casos como el presente, donde el demandante requiera la
represión de un supuesto acto homogéneo, este necesariamente debe
presentar: 1) Copia certificada por abogado de la Resolución de Vista
que declara fundada su demanda constitucional. 2) Copia certificada
por abogado de la Resolución administrativa que dio cumplimiento a
lo ordenado por la estimatoria constitucional; y 3) Copia certificada
por abogado de la Resolución que declaró cumplido lo ordenado por
el juez constitucional. La exigencia de tales requisitos se sustenta en
la necesidad de cotejar mínima o elementalmente, que exista una
conducta inconstitucional previamente determinada como tal
mediante sentencia y que la misma ha sido preliminarmente dejada
sin efecto, levantada o cumplida a instancias de lo ordenado por
mandato judicial, de modo que se pueda contrastar si la nueva
conducta es violatoria y se relaciona estrechamente con la que
originalmente fue materia de cuestionamiento. En el caso de solicitud
de represión de un supuesto acto homogéneo, respecto de una
sentencia favorable expedida por el Tribunal Constitucional, serán
exigibles los requisitos antes mencionados, salvo el 1).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Criterios de procedibilidad del recurso de queja donde se
pretenda la represión de actos homogéneos

10. Que conforme a lo señalado en los fundamentos 7, 8 y 9 de la


presente, el demandante no ha cumplido con anexar copia de la
resolución de vista de fecha 19 de agosto de 2005 que declaro
fundada la demanda de amparo que iniciara contra la ONP; copia de
la Resolución Administrativa de la ONP mediante la cual dio
cumplimiento a la estimatoria constitucional y; copia de la resolución
por la que se declara judicialmente que la emplazada ha cumplido con
lo ordenado por la estimatoria constitucional.
11. Que, finalmente, teniendo en cuenta que en el fundamento 9 de la
presente resolución se han desarrollado adicionales requisitos de
procedibilidad para la interposición de un recurso de queja en el que
se pretenda la represión de actos homogéneos, este Colegiado, en
aplicación del tercer párrafo del artículo VI del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional y artículo 13 del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional, considera pertinente
reconocerlos como doctrina jurisprudencial vinculante y por tanto de
obligatorio cumplimiento para todos los operadores jurídicos en
general, debiendo ser reconocido así en la parte resolutiva de la
presente resolución.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, en uso de las
facultades conferidas por la Constitución Política del Perú y su Ley
Orgánica.
RESUELVE, con el fundamento de voto del magistrado Vergara Gotelli,
que se agrega,
1. Declarar INADMISIBLE el recurso de queja. Ordena al recurrente
subsanar las omisiones advertidas en el plazo de cinco días de
notificada la presente resolución, bajo apercibimiento de proceder al
archivo definitivo del expediente.
2. Declarar que los requisitos exigidos en el fundamento 9 de la presente
resolución constituyen doctrina jurisprudencial vinculante.
3. Notificar al señor Presidente del Poder Judicial para que haga de
conocimiento de todos los órganos jurisdiccionales los criterios
vinculantes expuestos en la presente resolución.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ;
CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

█ COMENTARIO

“¿Qué nos deja como lección la fijación de estas nuevas reglas en la


interposición de recursos de queja en relación a la figura de represión de
actos homogéneos? A juicio nuestro, hacer aún más expeditivo el recurso
de queja cuya tesis de eficacia apunta a que el Tribunal Constitucional
resuelva con presteza las denegatorias del recurso de agravio constitucional.
Omitir estas reglas hubiere significado la necesaria exigencia al abogado de
la parte actora de presentar mayores actuados que generen certeza. O bien
pudo mantenerse el statu quo pero hubiere resultado más que predecible una
declaración de improcedencia respecto al recurso de queja, y ciertamente
esa no es la apuesta de la justicia constitucional pues si la razón le asiste a
la parte impugnante, las reglas mínimas de interdicción de la arbitrariedad
en un Estado Democrático y Social de Derecho, empujan inevitablemente a
conceder tutela jurisdiccional a quien posee la razón y con mayor énfasis
aún, si se trata de la defensa de los derechos fundamentales. Por tanto, el
derecho le asiste a quien posee la razón de los argumentos y la fuerza de
convicción de las pruebas aportadas.
Finalmente, observemos un detalle: resulta necesaria una mayor difusión de
la doctrina jurisprudencial en casos como el que hemos abordado, a efectos,
claro está, de que esta decisión no resulte solo un esfuerzo de orden
nominal por parte del Tribunal.
A este respecto, nos permitimos sugerir una mejor política de difusión de la
doctrina jurisprudencial del Tribunal Constitucional. Podemos observar en
la web del Tribunal, por ejemplo, que a la fecha de elaboración de este
estudio, no se dispone de un registro enumerado de precedentes
constitucionales vinculantes así como no existe, tampoco, un glosario
ordenado de sentencias normativas del propio Tribunal.
En esa misma ruta, se adolece notoriamente de un registro cuando menos
referencial de los fallos en los cuales se aborda criterios de doctrina
jurisprudencial. Esto re-presenta un aspecto que necesariamente debe ser
mejorado pues la consolidación de la justicia constitucional no debe ser solo
enunciativa sino exige, inevitablemente, el impulso de las herramientas
interpretativas necesarias para una mejor eficacia de los supuestos últimos
del Estado constitucional, los cuales se resumen en una defensa real de la
vigencia efectiva de los derechos tutelados por la Norma de Normas y en la
prevalencia del principio de supremacía de la Constitución”(11).
Debe prevalecer sentencia ordinaria ante
cualquier
medida cautelar que intente desconocerla
o perturbarla

STC Exp. N° 00978-2012-PA/TC

Caso: Westher L. Sotomayor Castañeda

Sentido del fallo: Infundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 24/01/2014

El Tribunal Constitucional establece criterios vinculantes


respecto a la procedencia de las medidas cautelares en los
procesos constitucionales contra resoluciones judiciales.
Asimismo precisa que las medidas cautelares no pueden ser
utilizadas con la simple intención de prolongar en el tiempo, la
ejecución de una sentencia o de resistir su efectivo cumplimiento.

Palabras clave: Cosa juzgada, sentencias ordinarias firmes, medida cautelar


ordinaria, ejecución de sentencia.

EXP. N° 00978-2012-PA/TC-CUSCO
WESTHER LEONCIO SOTOMAYOR CASTAÑEDA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 28 días del mes de mayo de 2013 la Sala Primera del
Tribunal Constitucional, integrada por los señores magistrados Urviola
Hani, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia,

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Westher Leoncio


Sotomayor Castañeda contra la resolución de fojas 350, su fecha 26 de
diciembre de 2011, expedida por la Sala Constitucional y Social de la Corte
Superior de Justicia de Cusco que declaró infundada la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 1 de febrero de 2010, el recurrente interpone demanda de amparo


contra los jueces integrantes de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Cusco, solicitando: i) que se deje sin efecto la resolución de
fecha 14 de diciembre de 2009 que, en segunda instancia, declaró
improcedente su pedido de suspensión de medida cautelar; y, ii) que
subsistan los efectos de la resolución de primera instancia que estimó su
pedido de suspensión de medida cautelar. Sostiene que en el contexto de la
tramitación del proceso judicial sobre extinción de servidumbre por desuso
seguido por Adam Louis Weintraub contra él y otro (Exp. N° 090-2008), el
Juzgado Mixto de Santiago dictó medida cautelar de no innovar ordenando
conservar la situación de hecho y derecho existente sobre el área verde
frente a los inmuebles 8 y 9, ubicados al interior del inmueble N° 215 de la
calle Jorge Ochoa, distrito de Santiago, Provincia y departamento de Cusco,
de propiedad de Adam Louis Weintraub. Ante dicha decisión, y teniendo
como base la sentencia penal condenatoria por la comisión del delito de
usurpación expedida contra Carlos Leandro Romero de la Cuba en agravio
suyo, que ordenó la restitución de acceso libre por el pasaje de uso común
al área verde materia de usurpación (Exp. N° 024-2004), solicitó al Juzgado
Penal cursar oficio al Juzgado Mixto de Santiago haciéndole conocer el
carácter imperativo de la sentencia penal condenatoria y que suspenda la
medida cautelar de no innovar, pedido que fue estimado por el Juzgado
Mixto considerando que la sentencia penal es de carácter definitivo; que sin
embargo, una vez apelado fue desestimado en segunda instancia por la Sala
Civil demandada considerando que no se puede suspender los efectos de
una medida cautelar, decisión que a su entender vulnera sus derechos a la
tutela procesal efectiva y al debido proceso, toda vez que la sentencia penal
es firme y ejecutoriada, y esta no puede ser variada, modificada o alterada
por una medida cautelar.
El Procurador Público encargado de los asuntos judiciales del Poder
Judicial, con escrito de fecha 19 de mayo de 2011, contesta la demanda
argumentando que no ha existido vulneración constitucional alguna porque
de la revisión de los actuados se observa que el órgano judicial demandado
ha procedido con arreglo a la tramitación del proceso.
El Juzgado Especializado en lo Civil encargado en lo laboral y familia, con
resolución de fecha 5 de julio de 2011, declara infundada la demanda al
considerar que no existe correspondencia, relación ni vinculación entre don
Adam Louis Weintraub, beneficiado con la medida cautelar de no innovar
dictada en el proceso de extinción de servidumbre, y el proceso penal (Exp.
N° 024-2004), en el que se reservó el fallo condenatorio a Carlos Leandro
Romero de la Cuba, por lo que no procede suspender los efectos de la
medida cautelar.
A su turno, la Sala Constitucional y Social de la Corte Superior de Justicia
de Cusco, con resolución de fecha 26 de diciembre de 2011, confirma la
apelada al considerar que Adam Louis Weintraub no ha sido parte en el
proceso penal (Exp. N° 024-2004), por lo que no puede ser comprendido en
los efectos de una sentencia expedida en dicho proceso judicial.

FUNDAMENTOS

1. Delimitación del petitorio

1.1. La presente demanda tiene por objeto efecto la resolución de fecha 14


de diciembre de 2009 que, en segunda instancia, declaró
improcedente el pedido de suspensión de medida cautelar del
recurrente y dejar subsistentes los efectos de la resolución de primera
instancia que estimó su pedido de suspensión de medida cautelar. El
actor considera que existe una sentencia penal firme y ejecutoriada,
que en sus términos se opondría a lo decretado en una medida
cautelar de no innovar, frente a lo cual resulta obligatorio privilegiar
la ejecución de la sentencia penal firme.

1.2. Expuestas así las pretensiones, este colegiado considera necesario


determinar a la luz de los hechos expuestos en la demanda y de los
recaudos que obran en ella si se han vulnerado los derechos a la tutela
procesal efectiva y al debido proceso del recurrente, por haberse
privilegiado la ejecución de una medida cautelar de no innovar (que
decretó conservar la situación de hecho y derecho existente sobre el
área verde frente a los inmuebles 8 y 9, ubicados al interior del
inmueble N° 215 de la calle Jorge Ochoa, distrito de Santiago,
provincia y departamento de Cusco, de propiedad de Adam Louis
Weintraub) antes que dar cumplimiento a una sentencia penal firme
(que determinó la restitución de acceso libre por el pasaje de uso
común al área verde materia de usurpación), las cuales se oponen en
sus propios términos.

2. El proceso de amparo como mecanismo para cuestionar


resoluciones judiciales arbitrarias

2.1. Es de recordar que el amparo contra resoluciones judiciales se


encuentra circunscrito a cuestionar decisiones judiciales que vulneren
de forma directa los derechos constitucionales de las personas. Y es
que, a juicio de este colegiado, la irregularidad de una resolución
judicial con relevancia constitucional se produce cada vez que esta se
expida con violación de cualquier derecho fundamental y no solo en
relación con los contemplados en el artículo 4 del Código Procesal
Constitucional (Cfr. STC Exp.
N° 03179-2004-AA, Fundamento 14).

3. El derecho de defensa del señor Adam Louis Weintraub,


beneficiado con la medida cautelar que se pretende dejar sin
efecto, y la posibilidad de un pronunciamiento atendiendo al
fondo del asunto

3.1. De manera preliminar a la dilucidación del fondo de la presente


controversia, este colegiado considera oportuno precisar por qué,
pese a no haberse emplazado al señor Adam Louis Weintraub,
beneficiado con la resolución judicial que se cuestiona, se opta por
emitir un pronunciamiento de fondo sin necesidad de anular el
proceso de autos y reconducirlo al momento de su emplazamiento
con la demanda de amparo.

3.2. En efecto, si bien en el contexto de esta omisión procesal podría


asumirse que un pronunciamiento inmediato y sobre el fondo de la
materia controvertida no tomaría en cuenta el derecho de defensa del
señor Adam Louis Weintraub, tal consideración puede ponderarse de
manera distinta frente a la constatación de determinados hechos con
los que este Colegiado asume la dilucidación del presente caso: i) las
autoridades judiciales demandadas sí han visto representados sus
intereses en tanto el procurador público a cargo de los asuntos
judiciales del Poder Judicial ha participado del presente proceso
conforme aparece del escrito de contestación de demanda; ii) si bien
la demanda de amparo que ahora se conoce podría haber sido puesta
en conocimiento del señor Adam Louis Weintraub, en tanto fue la
parte beneficiada con la resolución judicial que ahora se cuestiona,
ello resulta innecesario cuando como ocurre en el presente caso, los
efectos de una eventual sentencia estimatoria se limitan no a
desconocer la totalidad del incidente de medida cautelar de no
innovar, sino única y exclusivamente determinados aspectos que
tienen que ver con la actuación formal de las autoridades judiciales
demandadas al momento de declarar improcedente el pedido de
suspensión de medida cautelar. En tales circunstancias, más que
desconocer el incidente de medida cautelar in toto (y por tanto, de
atacar su resultado de forma permanente), se trata de corregirlo y
reconducirlo de una manera que resulte compatible con el
ordenamiento constitucional.
3.3. A mayor abundamiento, se advierte que en el caso de autos no solo
estarían en juego atributos constitucionales de naturaleza
estrictamente procesal (la tramitación irregular del incidente de
medida cautelar de no innovar), sino derechos y bienes
constitucionales de contenido sustantivo (el disfrute y ejercicio del
derecho a la cosa juzgada) cuya protección inmediata resulta
preferente en un contexto de riesgo imposible de ignorar por parte de
quienes tienen a su cargo un rol de tutela o defensa del orden
constitucional.

3.4. Por consiguiente, asumida una posición como la descrita en un


contexto de tutela preferente, este colegiado considera plenamente
legítimo pronunciarse sobre el fondo de la controversia, en aras de
determinar la vulneración o no del derecho alegado por el recurrente.

4. El control de las resoluciones judiciales y el test de la intensidad

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Criterios para el control constitucional de resoluciones
judiciales en la vía del amparo.

4.1. Respecto del control constitucional de las resoluciones judiciales


nuestra jurisprudencia ha sido uniforme al considerar que el proceso
de amparo es una vía excepcional que solo ha de proceder en
situaciones de arbitrariedad manifiesta y cuando los recursos al
interior del proceso hayan resultado ineficaces. Así también el
artículo 4 del Código Procesal Constitucional recogiendo nuestra
jurisprudencia estableció que el amparo contra resoluciones judiciales
solo procedía respecto “de resoluciones judiciales firmes dictadas con
manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el
acceso a la justicia y el debido proceso. Es improcedente cuando el
agraviado dejó consentir la resolución que dice afectarlo”.
4.2. En una de las decisiones que constituye ahora nuestro parámetro de
control para estos supuestos, este colegiado dejó establecido los
criterios que, a modo de pautas o principios, deben orientar el control
que corresponde al juez constitucional en la vía del proceso de
amparo. En tal sentido, en la STC Exp. N° 03179-2004-AA/TC se
precisó que el control constitucional de una resolución judicial debía
tomar en cuenta tres criterios: a) razonabilidad; b) coherencia; y, c)
suficiencia.
a) Examen de razonabilidad.- Por el examen de razonabilidad, el
colegiado constitucional debe evaluar si la revisión del (...) proceso
judicial ordinario es relevante para determinar si la resolución judicial
que se cuestiona vulnera el derecho fundamental que está siendo
alegado. Si bien el criterio de razonabilidad ha sido desarrollado con
contenido diferente en nuestra jurisprudencia (Cfr. STC Exp. N°
00090-2003-AA/TC o también la STC Exp. N° 00045-2004-AI/TC),
aquí este criterio expresa la necesidad de establecer un límite
razonable a la función de control que corresponde al colegiado. De
este modo, el criterio de razonabilidad permite delimitar el ámbito
del control, en la medida que el control de las resoluciones es
también, en buena cuenta, control del proceso.
b) Examen de coherencia.- El examen de coherencia exige que el
Tribunal Constitucional precise si el acto lesivo del caso concreto se
vincula directamente con (...) la decisión judicial que se impugna (...).
En buena cuenta se trata de un criterio de conexión entre el acto
lesivo y el acto materia de control. La exigencia de coherencia
permite controlar la legitimidad del juez constitucional a la hora de
revisar una decisión judicial. Solo serán controlables aquellas
resoluciones directamente vinculadas con la violación del derecho
denunciado o delimitado en tales términos por el juez constitucional,
con base en el principio iura novit curia.
c) Examen de suficiencia.- Mediante el examen de suficiencia, el
Tribunal Constitucional debe determinar la intensidad del control
constitucional que sea necesaria para llegar a precisar el límite de la
revisión (de la resolución judicial), a fin de cautelar el derecho
fundamental demandado. El examen de suficiencia permite, de este
modo, fijar los límites del control, esto es, hasta dónde le alcanza
legitimidad al juez constitucional de conformidad con lo que
establece el artículo 1 del Código Procesal Constitucional a efectos
de hacer cumplir la finalidad de los procesos constitucionales,
“reponiendo las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de
violación de un derecho constitucional”.
Por tanto, en el control de las resoluciones judiciales resulta relevante
establecer: a) el ámbito del control (el proceso en su conjunto o una
resolución en particular); b) la legitimidad del control (solo resulta
legítimo controlar aquellas resoluciones o actos directamente
vinculados con la afectación de derechos); y, c) la intensidad del
control (el control debe penetrar hasta donde sea necesario para el
restablecimiento del ejercicio de los derechos invocados).

4.3. El criterio intensidad del control juega un rol relevante en aquellas


situaciones en las que la vulneración de los derechos constitucionales
se ha producido como consecuencia del ejercicio de la función
jurisdiccional. En tal sentido, el proceso de amparo solo resultará una
garantía procesal efectiva para los derechos, si es capaz de retrotraer
la actividad judicial hasta el momento anterior a la vulneración de los
derechos invocados, y ello solo será posible si el juez constitucional
tiene legitimidad para anular o dejar sin efecto, según sea el caso,
todos y cada uno de los actos jurisdiccionales o decisiones que hayan
sido tomadas con desconocimiento de los derechos fundamentales.
Así, la intensidad del control hace referencia también a un examen de
ponderación entre preservar una resolución judicial en aras de la
seguridad jurídica que proyecta o enervarla para restablecer el
ejercicio de algún derecho de naturaleza constitucional que se haya
invocado en el ámbito de un proceso de amparo contra resolución
judicial.

5. Sobre la afectación del derecho a que se respete una resolución


que ha adquirido la calidad de cosa juzgada por privilegiarse la
ejecución de una medida cautelar antes que la ejecución de una
sentencia penal firme

5.1. Argumentos del demandante


5.1.1. Alega el demandante que la resolución cuestionada de fecha 14
de diciembre de 2009 que declaró improcedente su pedido de
suspensión de medida cautelar afecta su derecho a la tutela
procesal efectiva y al debido proceso, toda vez que la sentencia
penal firme que, determinó la restitución de acceso libre por el
pasaje de uso común al área verde materia de usurpación, no
podía ser variada, modificada o suspendida por una medida
cautelar de no innovar.

5.2. Argumentos del demandado


5.2.1. Por su parte, el representante judicial del demandado afirma que
no ha existido afectación a tales derechos, toda vez que de la
revisión de los actuados se observa que el órgano judicial
demandado ha procedido con arreglo a la tramitación del proceso.

5.3. Consideraciones del Tribunal Constitucional

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La cosa juzgada garantiza que las resoluciones que
pongan fin al proceso no puedan ser impugnadas, ni
dejadas sin efecto.

5.3.1. En relación con el derecho a que se respete una resolución que ha


adquirido la calidad de cosa juzgada, este colegiado ha señalado
que “(...) garantiza el derecho de todo justiciable, en primer lugar,
a que las resoluciones que hayan puesto fin al proceso judicial no
puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya sea
porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo
para impugnarla; y, en segundo lugar, a que el contenido de las
resoluciones que hayan adquirido tal condición, no pueda ser
dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes
públicos, de terceros o, incluso, de los mismos órganos
jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que se dictó” (Cfr.
STC Exp. N° 4587-2004-AA/TC, Fundamento 38).
5.3.2. También ha establecido que “(...) el respeto de la cosa juzgada
(...) impide que lo resuelto pueda desconocerse por medio de una
resolución posterior, aunque quienes lo hubieran dictado
entendieran que la decisión inicial no se ajustaba a la legalidad
aplicable, sino tampoco por cualquier otra autoridad judicial,
aunque esta fuera de una instancia superior, precisamente, porque
habiendo adquirido carácter firme, cualquier clase de alteración
importaría una afectación del núcleo esencial del derecho” (Cfr.
STC Exp. N° 0818-2000-AA/TC, Fundamento 4).
5.3.3. Sobre el particular, de autos se aprecia que la Segunda Sala Penal
del Cusco, con sentencia penal firme de fecha 25 de junio de
2008, recaída en el Exp. N° 0024-2004, reservó el fallo
condenatorio contra el acusado Carlos Leandro Romero de la
Cuba por la comisión del delito contra el patrimonio, en su
modalidad de usurpación, en agravio de Westher Leoncio
Sotomayor Castañeda y otro, tras considerar que se privó a los
agraviados del acceso al pasaje común así como del área verde
del inmueble, despojándolos del ejercicio del derecho real de
posesión (libre disfrute del pasaje y área verde) (fojas 28-31).
5.3.4. Posteriormente, y ya en el contexto de la tramitación del proceso
judicial sobre extinción de servidumbre (Exp. N° 0090-2008), el
Juzgado Mixto de Santiago admitió en proceso cautelar la
demanda interpuesta por Adam Louis Weintraub contra
Westher Leoncio Sotomayor Castañeda, disponiendo que la
situación de hecho y derecho existente sobre el área verde que se
encuentra frente a los inmuebles 8 y 9, ubicados al interior del
inmueble N° 215 de la Calle Jorge Ochoa distrito de Santiago,
provincia y departamento de Cusco, de propiedad de Adam Louis
Weintraub, se conserve hasta las resultas del proceso iniciado
(fojas 32 incidente de medida cautelar).
5.3.5. Conviene preguntarse entonces si los términos de la medida
cautelar otorgada se oponen, infringen o contravienen los
términos de la sentencia penal firme y, ante la existencia palpable
de dicha oposición, qué acto procesal debe ser suspendido y/o en
su defecto privilegiado en su ejecución. Este colegiado considera
que los términos de la medida cautelar en nada se oponen,
infringen o contravienen los términos expuestos en la sentencia
penal firme; y ello porque las partes del proceso penal no han sido
las mismas que las del proceso cautelar que sirve a un proceso de
connotación civil, por lo que prima facie no serían idénticas las
materias controvertidas analizadas en uno u otro proceso judicial,
máxime si dichos procesos judiciales difieren en su naturaleza,
fines y objetos. Por si fuera poco, la sentencia penal, a manera de
pena accesoria, no ha decretado en su parte considerativa ni en la
resolutiva que se le permita al recurrente el acceso al pasaje
común, así como al área verde del inmueble, de manera tal que no
estamos en presencia de una oposición en sus términos de dichos
actos procesales, deviniendo por ello en innecesario pronunciarse
sobre qué acto procesal debe ser suspendido y/o en su defecto
privilegiado en su ejecución.
5.3.6. Por lo expuesto, este colegiado declara que, en el presente caso,
no se ha afectado el derecho del recurrente a que se respete una
resolución que ha adquirido la calidad de cosa juzgada,
reconocido en el artículo 139 de la Constitución Política del Perú,
por lo que la demanda debe ser desestimada.

6. ¿Procedencia de medidas cautelares ordinarias que suspenden la


ejecución de sentencias judiciales ordinarias?

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Procedencia de casos límites a través de los cuales
medidas cautelares podrían oponerse a una sentencia
judicial ordinaria.

6.1. No obstante la decisión desestimatoria de la demanda, este colegiado


advierte que la casuística procesal podría presentar casos límites para
los derechos constitucionales, a través de los cuales medidas
cautelares ordinarias podrían oponerse en sus términos a una
sentencia judicial ordinaria con la calidad de cosa juzgada y
suspender a la larga la ejecución de la misma. En suma, se trataría de
casos en los cuales se daría privilegio a la ejecución de lo resuelto en
un incidente cautelar (debate breve y sumario) frente a lo resuelto en
un proceso principal (debate amplio y profundo), y ello tendría el
efecto de suspender el ejercicio y disfrute del derecho fundamental a
la cosa juzgada.

6.2. Al respecto, es necesario poner en evidencia que la suspensión de los


efectos de una sentencia dictada en un proceso ordinario, producto de
una medida cautelar también ordinaria, pueden ocasionar perjuicios
irreparables sobre el vencedor del proceso ordinario, titular
indiscutible del derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales
y a que lo resuelto sea ejecutado en sus propios términos.

6.3. Ningún postulado del Estado constitucional de derecho puede pues


legitimar el hecho de que un vencedor en un proceso ordinario cuya
sentencia determinó que era beneficiario de un dar, hacer, no hacer o
cualquier otra, no pueda luego ejecutar la decisión que lo beneficiaba
porque se ha dictado una medida cautelar ordinaria que, al oponerse
en sus términos, suspende los efectos de la sentencia.

6.4. Si bien es cierto que todo otorgamiento o concesorio de una medida


cautelar tiene entre sus requisitos legalmente estipulados, la
apariencia de derecho y el peligro en la demora, resulta inaceptable
sostenerse en términos procesales constitucionales que una medida
cautelar que por su naturaleza contiene un debate sumario y
provisorio, tenga pues la aptitud legal para suspender lo decidido en
un proceso principal que por su naturaleza contiene un debate
definitorio, amplio, principal. Es pacífico sostener que la calidad de
cosa juzgada de una sentencia ordinaria se relativiza cuando es
expedida sin respetar la tutela procesal efectiva, el debido proceso o
el orden material de valores inscrito en la Constitución, frente a lo
cual puede discutirse la validez de la misma en un proceso de amparo
contra resolución judicial. Empero, constituye una anomalía del
sistema que una sentencia ordinaria pueda ceder, suspenderse o ser
limitada a través de una medida cautelar dictada en otro proceso
ordinario.

6.5. Y es que cualquier acto procesal –del juez o de las partes– que
suspenda el ejercicio de un derecho constitucional para ser
considerado válido debe estar revestido de un mismo valor o
importancia jurídica fundamental, pues la ponderación implica un
equilibrio en abstracto de bienes jurídicos que tienen un mismo valor.
Sin embargo, el concesorio de una medida cautelar que es
manifestación del derecho a la tutela procesal efectiva no tiene ni
puede tener el mismo valor jurídico que una sentencia ordinaria que
ha pasado en autoridad de cosa juzgada en la cual subyace la
ejecución de un derecho constitucional debatido, reconocido y
restablecido.

6.6. En una sentencia ordinaria, el órgano judicial se ha encargado de


decir, a través de un pronunciamiento sobre el fondo del asunto y
luego del debate procesal correspondiente, a quién le asiste el
derecho, por lo que constituiría contrario a toda lógica que un juez de
apariencias, como es el juez de una medida cautelar, diga que, más
bien, el derecho corresponde, “aparentemente”, a quien resultó
vencido en el primer amparo (Cfr. STC Exp. N° 03545-2009-PA/TC,
Fundamento 5).

6.7. Por ello, resulta un despropósito que la parte afectada con una medida
cautelar sea precisamente la persona cuyo derecho ha sido declarado
y restablecido en un proceso ordinario, pues esta se verá seriamente
perjudicada en el ejercicio de su derecho en el lapso de tiempo que
dure la tramitación final del proceso ordinario en que se dictó la
medida cautelar.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Las medidas cautelares no pueden ser utilizadas con la
simple intención de prolongar en el tiempo la ejecución de
una sentencia ordinaria.

6.8. Por lo expuesto, las medidas cautelares no pueden ser utilizadas con
la simple intención de prolongar en el tiempo la ejecución de una
sentencia ordinaria o de resistirse a su efectivo cumplimiento. En este
sentido, este Colegiado precisa que el principio pro homine debe
trasladarse inclusive al ámbito de los procesos ordinarios, de este
modo cuando existan oposiciones o contradicciones en los términos
de dichos actos procesales, los jueces del proceso cautelar ordinario
deben optar por hacer prevalecer la sentencia ordinaria sobre
cualquier intento de desconocerla o perturbarla a través del
concesorio de una medida cautelar ordinaria, pues en este tipo de
casos específicos la tutela procesal efectiva, manifestada a través de
una medida cautelar, viene ciertamente limitada por el derecho a la
cosa juzgada.

7. Doctrina constitucional vinculante

7.1. Debido a que se han desarrollado nuevos criterios que, en buena


cuenta, resuelven problemas frecuentes de oposiciones y/o
contradicciones en sus propios términos entre una sentencia judicial
ordinaria y una medida cautelar concedida en otro proceso ordinario,
debiendo optarse por prevalecer la primera, este colegiado en
aplicación del artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, considera pertinente reconocerlos como parte de su
doctrina jurisprudencial vinculante y por tanto obligatoria para todos
los jueces y tribunales del país, debiéndose incorporar como tales a la
parte resolutiva de la presente sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar INFUNDADA la demanda de amparo contra resolución


judicial, al no haberse acreditado la vulneración de derecho
constitucional alguno del recurrente.
2. Declarar que el Fundamento N° 6 de la presente sentencia constituye
doctrina constitucional vinculante obligatoria para todos los jueces y
tribunales del país.
SS. URVIOLA HANI; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

█ COMENTARIO

“A través de esta sentencia se reconoce la existencia de casos límites para


los derechos fundamentales, a través de los cuales las medidas cautelares
ordinarias podrían oponerse en sus términos a una sentencia judicial
ordinaria con la calidad de cosa juzgada y suspender a la larga la ejecución
de la misma. En ese sentido, conciben que ello importaría un privilegio a la
ejecución de lo resuelto en un incidente cautelar (debate breve y sumario)
frente a lo resuelto en un proceso principal (debate amplio y profundo), y
ello tendría el efecto de suspender el ejercicio y disfrute del derecho
fundamental a la cosa juzgada.
Respecto a que ‘la suspensión de los efectos de una sentencia dictada en un
proceso ordinario, producto de una medida cautelar también ordinaria,
pueden ocasionar perjuicios irreparables sobre el vencedor del proceso
ordinario, titular indiscutible del derecho a la efectividad de las resoluciones
judiciales y a que lo resuelto sea ejecutado en sus propios términos”,
tendríamos que señalar que esta afirmación está relacionada con los efectos
de la suspensión y no con los presupuestos que han servido para ampararse,
es decir, sin tener en cuenta el contenido material del derecho se procede a
elevar con la categoría de absoluto al derecho a la cosa juzgada’.
Por otro lado, el colegiado señala: ‘Ningún postulado del Estado
constitucional de derecho puede pues legitimar el hecho de que un vencedor
en un proceso ordinario cuya sentencia determinó que era beneficiario de un
dar, hacer, no hacer o cualquier otra, no pueda luego ejecutar la decisión
que lo beneficiaba porque se ha dictado una medida cautelar ordinaria que
al ponerse en sus términos, suspende los efectos de la sentencia’. Ahora
bien, ¿es verdad lo señalado por el tribunal? A mi modo de ver no. Pues la
utilización de la frase ningún postulado evidencia una tara de la
ponderación que antes habíamos anotado, pues da a entender una
supremacía del derecho a la cosa juzgada, respecto del derecho a la tutela
cautelar. Es decir, que al constituirse la sentencia en norma constitucional
adscripta, se arribaría a la conclusión de que el tribunal ha normado que se
ha de preferir al derecho de cosa juzgada en detrimento del derecho a la
tutela cautelar, vulnerando también el principio de unidad de los derechos
fundamentales. En otras palabras, entendiendo que el Tribunal
Constitucional a través de sus sentencias emite verdaderas normas
constitucionales (as), al haber vulnerado el principio de unidad
constitucional, ha emitido una norma constitucional adscripta
inconstitucional. Más aún, si el contenido de estos párrafos tienen calidad
de doctrina constitucional vinculante, aunque aún si así no lo consignado,
en nada quita que sea inconstitucional”(12).
El cómputo del plazo razonable
de un proceso penal inicia desde
la investigación preliminar del delito

STC Exp. N° 00295-2012-PHC/TC

Caso: Aristóteles R. Arce Paucar

Sentido del fallo: Fundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 03/06/2015

A través de la presente sentencia, el Tribunal Constitucional


precisa que el cómputo del plazo razonable en el proceso penal
deba iniciarse desde la apertura de la investigación preliminar
del delito, el cual comprende la investigación policial o la fiscal,
y ya no desde la detención del procesado. Asimismo determinó
que el instante final del cómputo del plazo razonable se produce
cuando el órgano jurisdiccional emite decisión definitiva que
resuelve la situación jurídica del imputado.

Palabras clave: Plazo razonable, auto de apertura de instrucción, investigación


preliminar del delito, conclusión del proceso penal.

EXP. N° 00295-2012-PHC/TC-LIMA
ARISTÓTELES ROMÁN ARCE PAULAR
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 14 días del mes de mayo de 2015, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Urviola Hani, Presidente;
Miranda Canales, Vicepresidente; BlumeFortini, Ramos Núñez, Sardón de
Taboada, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la
siguiente sentencia.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional, interpuesto por Betty Emilia Criado


Nogales, abogada de Aristóteles Román Arce Paucar, contra la sentencia de
fecha 5 de octubre de 2011, expedida por la Primera Sala Penal para
Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fajas
304, la cual revocó la sentencia que declaró fundada la demanda, y,
reformándola, declaró improcedente dicha demanda.

ANTECEDENTES

Con fecha 16 de febrero de 2011, Aristóteles Román Arce Paucar interpone


demanda de hábeas corpus contra los jueces de la Tercera Sala Penal de la
Corte Superior de Justicia del Callao Peirano Sánchez, Benavides Vargas y
Milla Aguilar. Alega la vulneración de sus derechos a ser juzgado dentro de
un plazo razonable y a la libertad personal en el proceso penal que se le
sigue por la presunta comisión del delito de usurpación agravada, en
agravio de la Compañía Constructora e Inmobiliaria Bacilio López S.A., y
otros (Exp. N° 614-2006).
Sostiene que el referido proceso penal iniciado el 6 de abril de 2006 viene
siendo dilatado porel denunciante, Jovino López Medina (representante de
la Compañía constructora e Inmobiliaria Bacilio López S.A.) a través de
diversas argucias legales. Agrega que tal accionar también ha sido recogido
por los jueces demandados, toda vez que, pese a haberse vencido en forma
reiterada el plazo de investigación del proceso, y a haber sido absuelto hasta
en dos oportunidades, la Sala Superior demandada ha anulado los actuados
y ha ordenado la ampliación del plazo investigatorio sin motivo alguno, a
fin de que se le continúe investigando.
Al respecto, enfatiza que, mediante la resolución de fecha 22 de diciembre
de 2010 (f. 130), la Sala Superior emplazada anuló la sentencia absolutoria
porque supuestamente se había cometido un error de tipificación del hecho
delictivo, respecto del cual las partes no se habrían defendido. Ello en su
opinión resulta un absurdo, puesto que, en estos casos, el único que tiene
que defenderse es el imputado, y este había sido absuelto. Asimismo,
porque supuestamente no se había motivado de manera adecuada la
resolución de la excepción de naturaleza de acción, con lo cual el único
afectado sería en todo caso el inculpado, y no el agraviado. Por último,
señala que él es el único procesado y que se investiga un solo delito, por lo
que dicho proceso no puede ser calificado como proceso complejo y, no
obstante ello, han transcurrido más de 5 años sin que exista decisión
definitiva que resuelva su situación jurídica, lo cual vulnera sus derechos a
ser juzgado dentro de un plazo razonable y a la libertad personal.

Investigación sumaria

El Procurador Público del Poder Judicial contesta la demanda y solicita que


la misma sea declarada improcedente, bajo el argumento de que Sala
Superior emplazada ha observado las garantías inherentes al debido
proceso, pues, ante la existencia de vicios o defectos en la tramitación del
cuestionado proceso, ordenó la nulidad de las resoluciones emitidas,
disponiendo la ampliación de la investigación (fojas 53).
El demandante reitera los extremos de su demanda y enfatiza que el proceso
penal seguido en su contra es uno sumario y han transcurrido seis años
desde su inicio, sin que a la fecha exista sentencia definitiva (fojas 62).
Los magistrados emplazados afirman que en el proceso penal en cuestión,
el demandante ha deducido e impulsado una serie de medios de defensa,
contribuyendo así a que los plazos del proceso se dilaten, a pesar de que
dichos medios finalmente han sido declarados infundados y/o
improcedentes. Asimismo, sostienen que la resolución cuestionada ha sido
dictada conforme a ley (fojas 135 y 142).
Resolución de primer grado
El décimo primer Juzgado Penal de Lima, con fecha 18 de julio de 2011 (f.
148) declaró fundada la demanda, y, en consecuencia, declaró nula la
resolución de fecha 22 de diciembre de 2010. Ordenó que la Sala Superior
emplazada en el plazo de 30 días emita sentencia que defina la situación
jurídica del demandante, por considerar que han transcurrido más de 5 años
desde que inició el proceso penal, pese a que se investiga un solo delito
contra un solo imputado, sin que exista el control de los plazos por parte del
juez, y que el demandante no ha tenido una actuación obstruccionista.
Asimismo, señaló que no se motivó los hechos que no fueron debidamente
investigados y que determinaron la ampliación de la instrucción por un
plazo adicional.
Resolución de segundo grado
La Primera Sala Penal para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior
de Justicia de Lima revocó la sentencia apelada, y reformándola, declaró
improcedente la demanda, por considerar que la dilación del proceso penal
no puede ser atribuida a los jueces emplazados, toda vez que fue el
Ministerio Público el que solicitó que se actuaran otras pruebas, a fin de que
no se afecte el derecho de defensa de las partes procesales.
El Tribunal Constitucional, mediante resolución de fecha 3 de mayo de
2012, y, sobre la base del principio de economía procesal, considera que el
titular del Segundo Juzgado Penal Transitorio del Callao también había
participado en la tramitación del proceso penal en cuestión, optó por una
medida alternativa y excepcional. Además, porque, previo a emitir
pronunciamiento que ponga fin a la controversia, le notificó el recurso de
agravio constitucional al juez referido, otorgándole un plazo de cinco días
hábiles para que ejerza su derecho de defensa. La citada resolución fue
notificada el 17 de setiembre de 2012, sin que a la fecha haya remitido
respuesta alguna. En consecuencia la causa se encuentra expedita para
emitirse en ella resolución definitiva.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio


1. El objeto de la demanda es que se ordene que el Poder Judicial, a
través del órgano jurisdiccional correspondiente, emita sentencia
definitiva que resuelva la situación jurídica del demandante
Aristóteles Román Arce Paucar en el proceso penal que se le sigue
por la presunta comisión del delito de usurpación agravada (Exp. N°
0614-2006). Se alega la vulneración de sus derechos a ser juzgado
dentro de un plazo razonable y a la libertad personal.

El derecho al plazo razonable del proceso o a ser juzgado dentro de un


plazo razonable

2. El derecho al plazo razonable de los procesos en general se


encuentra expresamente reconocido en el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (artículo 143.c) y en la Convención
Americana de Derechos Humanos (artículo 8.1). Este último
instrumento internacional establece que “toda persona tiene derecho a
ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por
un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos
y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carácter”. En ese sentido, está fuera de toda duda que el contenido del
derecho al plazo razonable del proceso despliega sus efectos jurídicos
a todo tipo de proceso o procedimiento penal, civil, laboral,
administrativo, corporativo, etc.
3. El derecho al plazo razonable del proceso o a ser juzgado dentro de
un plazo razonable constituye una manifestación implícita del
derecho al debido proceso reconocido en el artículo 139.3 de la
Constitución. El plazo de un proceso o un procedimiento será
razonable solo si es que aquél comprende un lapso de tiempo que
resulte necesario y suficiente para el desarrollo de las actuaciones
procesales necesarias y pertinentes que requiere el caso concreto, así
como para el ejercicio de los derechos de las partes de acuerdo a sus
intereses, a fin de obtener una respuesta definitiva en la que se
determinen los derechos u obligaciones de las partes.
4. Para determinar si, en cada caso concreto, se ha producido o no la
violación del derecho al plazo razonable del proceso o a ser juzgado
dentro de un plazo razonable, este tribunal, siguiendo la
jurisprudencia establecida básicamente por el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, ha precisado que se deben evaluar los siguientes
criterios:

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Criterios para determinar la afectación del derecho a ser
juzgado dentro de un plazo razonable.

i) La complejidad del asunto, en el que se consideran factores tales


corno la naturaleza y gravedad del delito, los hechos investigados, los
alcances de la actividad probatoria para el esclarecimiento de los
hechos, la pluralidad de agraviados o inculpados, o algún otro
elemento que permita concluir, con un alto grado de objetividad, que
la dilucidación de un determinado asunto resulta particularmente
complicada y difícil.
ii) La actividad o conducta procesal del interesado, en el que se evalúa si
su actitud ha sido diligente o ha provocado retrasos o demoras en el
proceso, por cuanto si la dilación ha sido provocada por él no cabe
calificarla de indebida. En ese sentido, habrá que distinguir entre el
uso regular de los medios procesales que la ley prevé y la actitud
obstruccionista o la falta de cooperación del interesado, la cual estaría
materializada en la interposición de recursos que, desde su origen y
de manera manifiesta se encontraban condenados a la desestimación.
En todo caso, corresponde al juez demostrar la conducta
obstruccionista del interesado.
iii) La conducta de las autoridades judiciales, donde se evalúa el grado de
celeridad con el que se ha tramitado el proceso, sin perder de vista en
ningún momento el especial celo que es exigible a todo juez
encargado de dilucidar una causa. Para ello, será preciso examinar las
actuaciones u omisiones de los órganos judiciales en la tramitación de
la causa. Las indebidas e injustificadas acumulaciones y
desacumulaciones de procesos; la suspension la reiterada e indebida
anulación por parte del órgano jurisdiccional de segundo grado
respecto de las decisiones del órgano jurisdiccional de primer grado,
etc., vienen a ser ejemplos de lo primero. La inobservancia
injustificada de los horarios para la realización de las diligencias; la
demora en la tramitación y resolución de los medios impugnatorios,
etc., vienen a ser ejemplos de lo segundo.
Estos criterios permitirán apreciar si el retraso o dilación es indebido o no, y
han de ser analizadas caso por caso: es decir, según las circunstancias de
cada caso concreto.

Inicio y fin del cómputo del plazo razonable del proceso

5. Ahora bien, el cómputo del plazo razonable del proceso debe


iniciarse desde el momento en que la persona conoce de la atribución
o del cargo que le afecta a sus intereses, y culmina con la decisión
que resuelve de manera definitiva su situación jurídica o determina
sus derechos u obligaciones. En el ámbito del proceso penal, se ha
señalado que el cómputo del plazo razonable comienza a correr desde
el primer acto del proceso dirigido contra la persona como presunto
responsable de un delito, el que a su vez puede estar representado
por: i) la fecha de aprehensión o detención judicial preventiva del
imputado, o ii) la fecha en que la autoridad judicial toma
conocimiento del caso; entendiéndose en términos generales que
dicho acto lo constituye el auto de apertura de instrucción (Cfr. SSTC
Exps. Nºs 5350-2009-PHC, f. j. 45; 2700-2012-PHC, f. j. 7; 0350-
2013-PHC, f. j. 3.3, entre otras).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El cómputo del plazo razonable en el proceso penal
comienza a correr desde la apertura de la investigación
preliminar del delito.
6. Este Tribunal Constitucional considera que dicha doctrina
jurisprudencial merece ser precisada en el sentido de que el cómputo
del plazo razonable del proceso penal comienza a correr desde la
apertura de la investigación preliminar del delito, el cual comprende
la investigación policial o la investigación fiscal; o desde el inicio del
proceso judicial en los casos de delitos de acción privada, por
constituir el primer acto oficial a través del cual la persona torna
conocimiento de que el Estado ha iniciado una persecución penal en
su contra. Ahora bien, conviene precisar que el momento inicial
puede coincidir con la detención policial o con otra medida restrictiva
de derechos, pero que tal supuesto no constituye requisito
indispensable para habilitar el inicio del cómputo del plazo, pues es
claro que aquél momento comienza con la indicación oficial del
Estado a una persona como sujeto de una persecución penal.
7. En relación a la finalización del cómputo del plazo, este Tribunal
Constitucional, en reiterada jurisprudencia, ha establecido que el
momento final del cómputo del plazo razonable del proceso penal
opera en el momento en que el órgano jurisdiccional expide la
decisión definitiva que resuelve la situación jurídica de la persona. Y
este examen, a juicio del tribunal, se debe efectuar en relación con la
duración total del proceso penal que se desarrolla contra la persona
(análisis global del proceso) hasta que se dicte sentencia definitiva y
firme que resuelva su situación jurídica, incluyendo los recursos
previstos en la ley y que pudieran eventualmente presentarse (Cfr.
SSTC Exps. N°s 5350-2009-PHC, f. j. 19; 4144-2011-PHC, f. j. 20
entre otras).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Finaliza el cómputo de plazo cuando se expide decisión
definitiva que resuelva la situación jurídica de la persona.
Las consecuencias jurídicas derivadas de la afectación al derecho al
plazo razonable del proceso o a ser juzgado dentro de un plazo
razonable

8. Por otro lado, en relación a las consecuencias jurídicas que se


generan cuando se constata la violación del derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable, inicialmente el Tribunal señaló que ello
conlleva a la exclusión del imputado del proceso penal (Cfr. STC
Exp. N° 3509-2009-PHC, f. j. 39). Posteriormente, advirtió que el
órgano jurisdiccional debía emitir y notificar, en el plazo máximo de
60 días naturales, la sentencia que defina la situación jurídica, hato
apercibimiento de darse por sobreseído el proceso penal, no pudiendo
ser nuevamente investigado ni procesado por los mismos hechos, por
cuanto ello conllevaría la vulneración del principio ne bis in ídem
(Cfr. STC Exp. N° 5350-2009-PHC, f. j. 40).
9. Al respecto, este Tribunal Constitucional considera pertinente
definir la línea jurisprudencial fijada, y, por tanto, precisar que la
eventual constatación por parte de la judicatura constitucional de la
violación del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable no
puede ni debe significar el archivo definitivo o la conclusión del
proceso judicial de que se trate (civil, penal. laboral, etc.), sino que,
bien entendidas las cosas, lo que corresponde es la reparación in
natura por parte de los órganos jurisdiccionales de la misma que
consiste en emitir el pronunciamiento definitivo sobre el fondo del
asunto en el plazo más breve posible.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La afectación del derecho a ser juzgado dentro de un
plazo razonable obliga a que se emita en el plazo más
breve un pronunciamiento definitivo.

10. El Tribunal Constitucional arriba a dicha conclusión por cuanto


entiende que el derecho al plazo razonable del proceso es un derecho
de naturaleza inclusiva, en la medida en que su ámbito de tutela
puede alcanzar a más de un titular. Así, tratándose de un proceso
penal, la cobertura constitucional puede alcanzar no solo al
procesado, sino también a la víctima o la parte civil. Por ello, es
posible que, cada vez que se determine la violación del derecho al
plazo razonable del proceso, se afecte también el derecho a obtener
satisfacción jurídica en un tiempo razonable de la víctima o la parte
civil. Y es que, una situación corno la descrita, esto es, la
prolongación del proceso más allá de lo razonable, podría afectar por
igual a ambas partes; y si ello es así, debería considerarse también la
tutela del derecho de la víctima o la parte civil. De ahí la necesidad de
que la consecuencia jurídica sea la emisión de la decisión que
resuelva de manera definitiva la situación jurídica del procesado.
Dicho con otras palabras, que el órgano jurisdiccional emita
pronunciamiento definitivo sobre el fondo del asunto en el plazo más
breve posible.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El derecho al plazo razonable del proceso es un derecho
que puede alcanzar no solo al procesado.

11. Así las cosas, este tribunal considera que, en el caso de un


proceso penal, no puede establecerse por ejemplo, la exclusión del
procesado, el sobreseimiento del proceso o el archivo definitivo del
proceso penal como si fuera equivalente a una decisión de absolución
emitida por el juez ordinario, sino que, actuando dentro del marco
constitucional y democrático del proceso penal, el órgano
jurisdiccional debe emitir el pronunciamiento definitivo sobre el
fondo del asunto en el plazo más breve posible, declarando la
inocencia o responsabilidad del procesado, y la consiguiente
conclusión del proceso penal. En cualquier caso, como es obvio, tal
circunstancia no exime de las responsabilidades a que hubiere lugar
para quienes incurrieron en ella, y que deben ser dilucidados por los
órganos competentes (Cfr. STC Exp. N° 3689-2008- PHC, f. j. 10).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


No se puede archivar, ni excluir al procesado, si no hay
pronunciamiento definitivo sobre el fondo en el plazo más
breve.

12. Por último, el referido plazo más breve posible para la emisión
del pronunciamiento que resuelva de manera definitiva la situación
jurídica del procesado debe ser fijado o establecido según las
circunstancias concretas de cada caso. Y es que el plazo para el
pronunciamiento definitivo sobre el fondo del asunto no debe ser
fijado una vez y para siempre, de modo que sea aplicable en todos los
casos, sino que este debe ser fijado de manera objetiva y razonable
por el juez constitucional en atención a las circunstancias concretas
de cada caso, sobre todo teniendo en cuenta el estado actual del
proceso, por cuanto la fijación del mismo puede resultar un imposible
en algunos casos y/o puede constituir un exceso en otros.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El plazo para el pronunciamiento definitivo debe fijarse
según las circunstancias de cada caso.

Análisis del caso materia de controversia constitucional

13. Del examen de los documentos que obran en autos, y de las


declaraciones de las partes, este tribunal considera que la demanda
debe ser estimada, sobre la base de las siguientes consideraciones:
a) A fojas 93 obra el auto de apertura de instrucción de fecha 6 de abril
de 2006, por el que se resuelve abrir instrucción contra el recurrente
(único procesado) en la vía sumaria por el delito contra el patrimonio,
usurpación agravada, dictándosele mandato de comparecencia
restringida.
b) Con fecha 10 de octubre de 2008, el Primer Juzgado Penal
Transitorio del Callao dictó sentencia absolutoria (fojas 101). La
Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia del Callao, por
resolución de fecha 20 de abril de 2009 (fojas 23), declaró nula la
precitada sentencia, por considerar que, mediante resolución de fecha
1 de octubre de 2008, se avocó al proceso un nuevo juzgador. Por
ende, en su opinión lo que la parte agraviada no pudo ejercer es su
derecho de defensa, toda vez que sus alegatos escritos los presentó
ante el anterior juez, lo que motivaría su solicitud de un nuevo
informe oral que permita al nuevo juzgador conocer su pretensión
antes del dictado de la sentencia, más aún cuando con fecha posterior
a la sentencia (28 de octubre de 2008) se le notificó con la resolución
de fecha 1 de octubre de 2008.
c) Con fecha 30 de marzo de 2010, el Segundo Juzgado Penal
Transitorio del Callao (fojas 108) absolvió al recurrente de la
acusación fiscal; sin embargo, esta segunda sentencia absolutoria fue
declarada nula por resolución de fecha 22 de diciembre de 2010,
expedida por la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia
del Callao (fojas 130) al resolver la apelación presentada por la parte
agraviada, por considerar que: a) el fiscal modificó la acusación
inicial al incorporar el inciso 2 del artículo 202 del Código Penal,
sobre lo cual que las partes no tuvieron oportunidad de defenderse; b)
los fundamentos para declarar infundada la excepción de naturaleza
de acción son los mismos para determinar la absolución del
recurrente; y, c) cl Ministerio Público ha solicitado la ampliación de
la instrucción al considerar que faltan actuar algunos elementos
probatorios, declarando insubsistente el dictamen fiscal de fecha 7 de
febrero de 2008 y ordenando la ampliación de la instrucción por 25
días.
d) A fojas 79 obra la razón de la secretaria en la que se da cuenta al juez
del Segundo Juzgado Transitorio del Callao de la remisión de los
actuados por parte de la Sala emplazada por haberse ordenado la
ampliación de la instrucción, lo que a dicha fecha no se había
cumplido por las “recargadas labores propias de la secretaria”;
expidiéndose con fecha 3 de mayo de 2011 la resolución que recién
da cumplimiento a lo ordenado por la Sala: es decir, se dispone la
ampliación de la instrucción.
14. De la simple constatación de las fechas se advierte que existe
dilación en el trámite del proceso penal cuestionado, demora que este
tribunal considera que no es atribuible a Aristóteles Román Arce
Páucar, debiéndose tener presente que se trata de un proceso sumario
en el que el único procesado es el recurrente y que el juez no ha
fundamentado la dilación por una especial dificultad del proceso que
lo derive en complejo. Si bien los magistrados emplazados, en sus
declaraciones, arguyen que los medios de defensa presentados por el
recurrente han contribuido a la dilación del proceso en autos no se
aprecia algún apercibimiento que el juez hubiese podido decretar
contra el recurrente por una conducta renuente a las citaciones del
juzgado o que los medios de defensa presentados -conforme al
derecho de defensa que le asiste a todo procesado- hayan sido
considerados como maliciosos. Asimismo, a la fecha no obra en autos
documento que acredite que se haya determinado definitivamente la
situación jurídica del recurrente.
15. Por lo expuesto, este tribunal declara que la dilación ocurrida en
el trámite del proceso penal, Exp. N° 614-2006, viola el derecho a ser
juzgado dentro de un plazo razonable, implícito en el artículo 139
inciso 3, de la Constitución.

Efectos de la sentencia

16. En cuanto a los efectos de la decisión en el presente caso, y de


acuerdo a la nueva línea jurisprudencial fijada en esta sentencia, el
Tribunal Constitucional ha precisado que si se constata la violación
del derecho al plazo razonable del proceso como consecuencia de
estimarse la demanda, se ordenará al órgano jurisdiccional que
conoce el proceso penal que, en un plazo máximo de sesenta días
naturales, según sea el caso, emita y notifique la correspondiente
sentencia que defina la situación jurídica del procesado, bajo
apercibimiento.
17. Por consiguiente, la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de
Justicia del Callao en el plazo de quince días naturales, deberá emitir
la sentencia que decida la situación jurídica de Aristóteles Román
Arce Páucar, no pudiendo el actor ser nuevamente investigado ni
procesado por los mismos hechos, por cuanto ello conllevaría la
vulneración del principio ne bis in ídem.
18. Asimismo, la presente sentencia deberá ser puesta en
conocimiento del consejo nacional de la magistratura y de la oficina
de control de la magistratura para que inicien las investigaciones
pertinentes a los jueces que vulneraron el derecho a ser juzgado
dentro de un plazo razonable.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la demanda en lo que se refiere a la afectación


del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable.
2. ORDENAR a la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia
del Callao que en el plazo de quince días naturales, contados desde la
fecha de notificación del presente fallo, emita y notifique la
correspondiente sentencia que decida la situación jurídica de
Aristóteles Román Arce Páucar, expediente penal N° 6142006.
3. Poner la presente sentencia en conocimiento de la oficina de control
de la magistratura para que investigue el comportamiento del juez del
Segundo Juzgado Penal Transitorio y de los magistrados de la Tercera
Sala Penal de la Corte Superior de Justicia del Callao, por la excesiva
dilación en la tramitación del proceso penal, Expediente N° 614-
2006.
4. Declarar que, a partir de la fecha, los fundamentos 6, 7, 9, 10. 11 y 12
de la presente sentencia constituyen doctrina jurisprudencial
vinculante para todos los jueces y tribunales del país, de conformidad
con el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, debiendo aplicarse inclusive a los procesos judiciales
en trámite.
SS. URVIOLA HANI, MIRANDA CANALES, BLUME FORTINI,
RAMOS NÚÑEZ. SARDÓN DE TABOADA, LEDESMA NARVÁEZ,
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

█ COMENTARIO

“La naturaleza del cuestionamiento al plazo razonable en sede


constitucional (respecto al proceso) y el cuestionamiento a la duración de la
investigación en sede ordinaria (respecto a las etapas) es distinta. Si bien el
plazo razonable siempre será invocado en un control de plazos ordinario, se
deben tener además en cuenta los presupuestos especiales de la norma
procesal y los conteos aritméticos establecidos, diferenciando el plazo legal
del judicial y el hecho de que en el caso de las diligencias preliminares,
estas no se inician con la individualización del imputado, si no con la
expedición de la disposición de inicio dictada por el fiscal a cargo.
Se debe advertir además que el Tribunal Constitucional no ha señalado en
ningún momento de manera expresa que el momento de inicio de la
contabilización del plazo razonable deba ser la notificación de la decisión y
no el de expedición de la disposición. Una interpretación acorde con la
Constitución debería ser que el plazo corre desde la notificación al
procesado, momento a partir del cual recién puede empezar a ejercer su
derecho de defensa. Una postura distinta (y contraria) podría plantear que
esa demora en la notificación no afecta en nada la actividad del Ministerio
Público, que sigue investigando al ciudadano ya determinado, pese a que no
se le ha notificado, haciendo distinción entre el derecho de defensa y el
derecho a ser juzgado en un plazo razonable. Finalmente desde esa
perspectiva se diría que, en ese escenario, la sanción al fiscal sería
disciplinaria pero que el plazo deberá computarse desde la expedición de la
disposición que individualiza. Ambas posturas resultan sostenibles, sin
embargo, respecto a ello, se deberá estar pacientemente a la espera del
desarrollo jurisprudencial de los nuevos casos que se ventilen a la luz del
precedente establecido en la sentencia en análisis”(13).
El principio del interés superior
del menor prevalecerá sobre toda
producción
e interpretación normativa

STC Exp. N° 04058-2012-PA/TC

Caso: Silvia P. López Falcón

Sentido del fallo: Fundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 09/05/2014

A través de la presente sentencia, el alto Tribunal estableció


reglas procesales aplicando el principio del interés superior del
niño y adolescente, precisando la actuación tuitiva de los
operadores jurisdiccionales, en la adecuación y flexibilización de
la producción de normas y su interpretación.

Palabras clave: Interés superior del niño, derecho alimentario, ponderación de


derechos, principio de flexibilidad, tutela jurisdiccional.

EXP. N° 04058-2012-PA/TC-HUAURA
SILVIA PATRICIA LÓPEZ FALCÓN
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 30 días del mes de abril de 2014, la Sala Segunda del
Tribunal Constitucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Eto
Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Silvia Patricia


López Falcón contra la sentencia expedida por la Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Huaura, de fojas 311, su fecha 18 de julio de 2012,
que declaró infundada la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 4 de mayo de 2011, la recurrente interpone demanda de amparo


contra la Juez de Familia de la Provincia de Barranca, doña Patricia Maura
De La Cruz, solicitando la nulidad de la resolución N° 11, de fecha 26 de
abril de 2011, mediante la cual se confirmó la Resolución N° 6, de fecha 18
de febrero de 2011, que declaró la conclusión del proceso y ordenó el
archivamiento definitivo de los actuados, en los seguidos contra don Elvis
Andy Zúñiga Ríos, en representación de su hija S.M.Z.L., sobre alimentos.
Sostiene la recurrente que en el proceso sobre alimentos se reprogramó
fecha para la audiencia única a realizarse el día 18 de febrero de 2011, a las
12:00 horas, pero que por motivos de salud de su hija mayor llegó con dos
minutos de retraso, es decir, cuando ya la secretaria cursora había
culminado con el llamado a las partes; agrega que en ese momento se
apersonó al juzgado, y que la juez le indicó que resolvería con la razón de la
secretaría y la justificación pertinente. Refiere que, sin embargo, la juez no
ha considerado la justificación presentada, dando por concluido el proceso.
Considera que las resoluciones aludidas han transgredido sus derechos a la
tutela jurisdiccional efectiva y al debido proceso.
Con fecha 25 de mayo de 2011, la emplazada doña Patricia Maura De La
Cruz Romero contesta la demanda aduciendo que se ha obrado conforme a
ley, toda vez que se ha comprobado la inasistencia de las partes a la
audiencia programada.
El procurador público a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial
contesta la demanda señalando que el amparo contra resoluciones judiciales
no puede servir para replantear una controversia resuelta por los órganos
jurisdiccionales ordinarios.
El Primer Juzgado Civil de Barranca de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, con fecha 29 de diciembre de 2011, declaró fundada la demanda,
por considerar que no resulta razonable aplicar al proceso de alimentos, que
se rige por el Código de los Niños y Adolescentes, el tercer párrafo del
artículo 203 del Código Procesal Civil, referido a la conclusión del proceso
por inasistencia de las partes.
La Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huaura, con fecha 18 de
julio de 2012, revocando la apelada, declaró infundada la demanda, por
considerar que pese a que no se analizó los medios de prueba a fin de
justificar la inasistencia a la audiencia única, tampoco se ha probado en los
autos lo dicho por la demandante sobre lo acontecido el día de la audiencia
programada, por lo que los jueces han aplicado debidamente la ley
pertinente a la situación procesal generada.
Mediante recurso de agravio constitucional de fecha 17 de agosto de 2012,
la recurrente reitera los argumentos de su demanda, puntualizando que la
jueza demandada no ha tenido en cuenta el pedido de reprogramación de
audiencia solicitado, dejando de lado los argumentos sustentatorios de su
pedido.

FUNDAMENTOS

Petitorio

1. Conforme se aprecia del petitorio de la demanda, el objeto del


presente proceso constitucional es que se declare la nulidad de la
resolución N° 6, de fecha 18 de febrero de 2011, que declara la
conclusión del proceso y ordena el archivamiento definitivo de los
actuados, y su confirmatoria, la resolución N° 11, de fecha 26 de abril
de 2011, en los seguidos por la recurrente contra don Elvis Andy
Zúñiga Ríos, en representación de su hija S.M.Z.L., sobre alimentos.
2. Expuesta la pretensión en los términos señalados, este colegiado
considera necesario determinar, a la luz de los hechos descritos en la
demanda y de los recaudos que obran en ella, si se ha producido la
vulneración de los derechos constitucionales invocados por la
recurrenteal haberse declarado la conclusión del proceso, por la
inasistencia de las partes a la audiencia única programada.
3. Al respecto, la recurrente alega que promovió un proceso judicial
de alimentos (Exp. N° 2621-2010) contra don Elvis Andy Zúñiga
Ríos, programándose la audiencia única para el día 10 de febrero de
2011, fecha en la cual asistió en compañía de su abogada; sin
embargo, no se llevó a cabo dicha diligencia toda vez que la juez se
encontraba despachando en otro juzgado por motivos de vacaciones,
por lo que reprogramada esta para el día 18 de febrero de 2011, a
horas 12:00, asistió con dos minutos de retraso, es decir, cuando ya se
había realizado el llamado a las partes, apresurándose a subir al
despacho de la señora juez (junto a la secretaría judicial),
manifestándole las razones de su tardanza y solicitando que se tome
en cuenta la asistencia de la parte demandada, quien ya se encontraba
presente incluso antes del llamado, a fin de no frustrar la audiencia.
Indica que mediante escrito presentado en la fecha solicitó la
reprogramación de audiencia por los hechos expuestos debido al
delicado estado de salud de su hija mayor. Sin embargo su pedido se
proveyó con un decreto de “estese a lo resuelto” (remitiéndose en ese
sentido a la resolución de fecha 18 de febrero de 2011), mediante el
cual se da por concluido el proceso; es decir, no se ha considerado
los argumentos justificatorios de su tardanza a fin de reprogramar
dicha audiencia, y no se ha realizado análisis alguno de su pedido,
aplicándose en estricto la norma supletoria, decisión que ha sido
confirmada por la juez revisora.

El derecho a la motivación de las resoluciones judiciales

4. Este colegiado aprecia que la cuestión constitucional que plantea el


caso se vincula a la necesidad de que las resoluciones, en general, y
las resoluciones judiciales en particular, estén debidamente
motivadas, por ser este un principio básico que informa el ejercicio
de la función jurisdiccional, y, al mismo tiempo, un derecho de los
justiciables de obtener de los órganos judiciales una respuesta
razonada, motivada y congruente con las pretensiones oportunamente
propuestas. Al respecto, en la STC Exp. N° 8125-2005-PHC/TC, f. j.
11, se ha señalado que:
“[l]a exigencia de que las decisiones judiciales sean motivadas en
proporción a los términos del inciso 5) del artículo 139 de la Norma
Fundamental, garantiza que los jueces, cualquiera que sea la instancia
a la que pertenezcan, expresen la argumentación jurídica que los ha
llevado a decidir una controversia, asegurando que el ejercicio de la
potestad de administrar justicia se haga con sujeción a la ley; pero
también con la finalidad de facilitar un adecuado ejercicio del
derecho de defensa de los justiciables (...)”.
5. Cabe, asimismo, puntualizar que en el proceso de amparo el
análisis de si una determinada resolución judicial vulnera, o no, el
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales, debe
realizarse a partir de los propios fundamentos expuestos en la
resolución cuestionada, de modo que las demás piezas procesales o
medios probatorios del proceso en cuestión solo pueden ser evaluados
para contrastar las razones expuestas, mas no pueden ser objeto de
una nueva evaluación o análisis. Y esto porque en este tipo de
procesos, al juez constitucional no le incumbe el mérito de la causa,
sino el análisis externo de la propia resolución a efectos de constatar
si esta es el resultado de un juicio racional y objetivo en el que el juez
ha puesto en evidencia su independencia e imparcialidad en la
solución de un determinado conflicto, sin caer ni en arbitrariedad en
la apreciación e interpretación del Derecho, ni tampoco en
subjetividades o inconsistencias en la valoración de los hechos del
caso (...).

Sobre la afectación del derecho a la debida motivación

6. Tomando en cuenta los hechos que se describen en la demanda,


este colegiado considera que el debate se centra en el reclamo sobre
una presunta afectación del derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales.

Argumentos del demandante

7. Sostiene la demandante que como consecuencia de las resoluciones


cuestionadas, se ha dispuesto la conclusión del proceso de alimentos
iniciado a favor de su hija, aplicándose estrictamente lo prescrito en
el Código Procesal Civil referido al apercibimiento de declararse la
conclusión del proceso por inasistencia de las partes, sin antes evaluar
su pedido de reprogramación de audiencia que contenía la
justificación de su tardanza y/o inasistencia, y que fue presentado el
mismo día de la frustrada audiencia.

Argumentos del demandado

8. La juez emplazada aduce que ha basado su fallo revisor en la


constatación de la inasistencia de la recurrente a la audiencia única
programada, pese a estar debidamente notificada.

Consideraciones del Tribunal

9. En el caso de autos, se cuestiona la decisión de dar por concluido


el proceso de alimentos a favor de la menor S.M.Z.L., por la
inasistencia de las partes a la audiencia programada con fecha 18 de
febrero de 2011, decisión sustentada en el apercibimiento decretado
con anterioridad, en aplicación supletoria de lo previsto en el artículo
203 del Código Procesal Civil, para los procesos de alimentos, según
el cual:
“La fecha fijada para la audiencia es inaplazable y se realizará en
el local del juzgado. A ella deberán concurrir personalmente las
partes, los terceros legitimados y el representante del Ministerio
Público, en su caso. Las personas jurídicas y los incapaces
comparecerán a través de sus representantes legales. Las partes y
terceros legitimados pueden concurrir con sus abogados.
Salvo disposición distinta de este código, solo si prueba un hecho
grave o justificado que impida su presencia, el juez autorizará a
una parte a actuar mediante representante.
Si a la audiencia concurre una de las partes, esta se realizará solo con
ella.
Si no concurren ambas partes, el juez dará por concluido el proceso”.
10. Al respecto, se debe puntualizar que los procesos de alimentos se
tramitan según lo establecido por el Código de los Niños y
Adolecentes, mediante el proceso único, en el que está prevista la
realización de la audiencia única (tachas excepciones, defensas
previas, medios de pruebas, saneamiento procesal, conciliación, y
sentencia), estableciéndose en el artículo 170 del código citado que:

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Los procesos de alimentos se tramitan mediante proceso
único.

“Contestada la demanda o transcurrido el término para su


contestación, el juez fijará una fecha inaplazable para la
audiencia. Esta debe realizarse, bajo responsabilidad, dentro de
los diez días siguientes de recibida la demanda, con intervención
del fiscal.
En los procesos de violencia familiar no hay audiencia de
conciliación”.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Aplicación supletoria del Código Civil y del Código
Procesal Civil.
11. Asimismo, se debe tener en cuenta que de la lectura del artículo
antes citado no se aprecia sanción alguna respecto de la situación
sobreviniente por la inasistencia de las partes a la audiencia
programada; sin embargo, el artículo 182 del código en mención
establece la regulación supletoria, al indicar que:
“Todas las cuestiones vinculadas a los procesos en materias de
contenido civil en las que intervengan niños y adolescentes,
contempladas en el presente código, se regirán supletoriamente
por lo dispuesto en el Código Civil y en el Código Procesal
Civil”.
De lo que se desprende que toda aquella situación de vacío que en
términos sustantivos y procesales se presente en la tramitación de los
procesos contenidos en el código de los niños y adolescentes, debe
ser regulada tanto por el Código Civil como por el Código Procesal
Civil.
12. La precisión antes hecha no resulta de por sí antojadiza, sino que
obedece a las normas jurídicas y principios contenidos en el Título
Preliminar del código de los niños y adolescentes, cuyo artículo VII
establece las fuentes que sirven de soporte para dicha herramienta
normativa, al señalar que:
“En la interpretación y aplicación del presente código se tendrá en
cuenta los principios y las disposiciones de la Constitución
Política del Perú, la Convención sobre los Derechos del Niño y de
los demás convenios internacionales ratificados por el Perú. En
todo lo relacionado con los niños y adolescentes, las instituciones
familiares se rigen por lo dispuesto en el presente Código y el
Código Civil en lo que les fuere aplicable” (resaltado agregado).
13. Resulta relevante también mencionar el principio que rige a toda
actuación del Estado y los particulares sobre cualquier decisión que
relacione a los niños niñas y adolescentes, plasmado en el artículo IX
del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes,
referido al Interés superior del niño y del adolescente, el cual expresa
que:
“En toda medida concerniente al niño y al adolescente que adopte
el Estado a través de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial,
del Ministerio Público, los gobiernos regionales, gobiernos
locales y sus demás instituciones, así como en la acción de la
sociedad, se considerará el principio del interés superior del niño
y del adolescente y el respeto a sus derechos. Las normas del
Código Civil, Código Penal, Código Procesal Civil y Código
Procesal Penal se aplicarán cuando corresponda (resaltado
nuestro) en forma supletoria al presente Código. Cuando se trate
de niños o adolescentes pertenecientes a grupos étnicos o
comunidades nativas o indígenas, se observará, además de este
código y la legislación vigente, sus costumbres, siempre y cuando
no sean contrarias a las normas de orden público”.

La protección del interés superior del niño, niña y adolescente como


contenido constitucional

14. En anterior oportunidad el Tribunal Constitucional [STC Exp. N°


02132-2008-PA/TC] ha precisado que el principio constitucional de
protección del interés superior del niño, niña y adolescente constituye
un contenido constitucional implícito del artículo 4 de la Norma
Fundamental, en cuanto establece que “La comunidad y el Estado
protegen especialmente al niño, al adolescente, (...)”. Tal contenido
de fundamentalidad es reconocido a su vez por la “Convención sobre
los Derechos del Niño” de 1989, aprobada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y ratificada por
el Estado Peruano mediante Resolución Legislativa N° 25278 del 3
de agosto de 1990, publicada en el diario oficial El Peruano el 4 de
agosto de 1990. El texto de la mencionada Convención se publicó en
Separata Especial el 22 noviembre 1990 y mediante Ley N° 25302,
publicada el 4 de enero de 1991, se declaró de preferente interés
nacional la difusión de la “Convención sobre los Derechos del Niño”.
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
El principio de protección del interés superior del menor
constituye un contenido implícito del artículo 4 de la
Norma Fundamental.

15. La mencionada Convención sobre los Derechos del Niño


establece, entre otras disposiciones, las siguientes:
“Artículo 3
En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las
instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales,
las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del
niño.
Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y
el cuidado que sean necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta
los derechos y deberes de sus padres, tutores u otras personas
responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las
medidas legislativas y administrativas adecuadas.
(...)
Artículo 27
1. Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño a un
nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental,
espiritual, moral y social.
2. A los padres u otras personas encargadas del niño les incumbe
la responsabilidad primordial de proporcionar, dentro de sus
posibilidades y medios económicos, las condiciones de vida que
sean necesarias para el desarrollo del niño.
(...)
4. Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas
para asegurar el pago de la pensión alimenticia por parte de
los padres u otras personas que tengan la responsabilidad
financiera por el niño (...)”.
16. Teniendo en cuenta que el artículo 55 de la Constitución establece
que “Los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte
del derecho nacional” y que la Cuarta disposición final y transitoria
de la Constitución prevé que “Las normas relativas a los derechos y a
las libertades que la Constitución reconoce se interpretan de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y
con los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por el Perú”, no queda sino convenir en que los contenidos
de tal Convención sobre los Derechos del Niño resultan vinculantes
en el ordenamiento jurídico peruano, conclusión resultante de la
aplicación del control de convencionalidad al que estamos sujetos.
17. Este Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado en anteriores
oportunidades respecto del contenido constitucional del interés
superior del niño, niña y adolescente, y en la exigencia de su atención
especial y prioritaria en los procesos judiciales. Así, en la sentencia
del Exp.
N° 03744-2007-PHC/TC estableció que:

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


En todo proceso judicial se debe dar atención especial y
prioritaria cuando se discuta afectación de los DDFF de
los menores de edad.

“(...) es necesario precisar que, conforme se desprende la


Constitución, en todo proceso judicial en el que se deba verificar
la afectación de los derechos fundamentales de niños o menores
de edad, los órganos jurisdiccionales debe procurar una atención
especial y prioritaria en su tramitación. En efecto, como uno de
los contenidos constitucionalmente protegidos del artículo 4 de la
Constitución que establece que ‘La comunidad y el Estado
protegen especialmente al niño, al adolescente (...)’, se encuentra
la preservación del interés superior del niño y del adolescente
como una obligación ineludible de la comunidad y principalmente
del Estado. Desarrollado tal contenido, el Código de los Niños y
Adolescentes ha precisado en el artículo IX que ‘En toda medida
concerniente al niño y al adolescente que adopte el Estado a
través de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, del
Ministerio Público, los Gobiernos Regionales, Gobiernos Locales
y sus demás instituciones, así como en la acción de la sociedad, se
considerará el Principio del Interés Superior del Niño y del
Adolescente y el respeto a sus derechos’ (resaltado agregado).
Tal atención a prestarse por los órganos jurisdiccionales, como se
desprende de la propia Norma Fundamental (artículo 4), debe ser
especial en la medida en que un niño o un adolescente no se
constituye en una parte más en el proceso sino una que posee
características singulares y particulares respecto de otras, por lo
que más allá del resultado del caso, debe procurarse un
escrupuloso tratamiento y respeto de sus derechos durante el
proceso. (Resaltado agregado). Asimismo, tal atención deber ser
prioritaria pues el interés superior del niño y del adolescente
tiene precedencia en la actuación estatal respecto de aquellas
decisiones judiciales en las que no se encuentran comprometidos
sus derechos fundamentales.
18. Ahondando en ello, mediante la sentencia recaída en el Exp. N°
06165-2005-HC/TC, este Tribunal reconoció que:
“(...) La tutela permanente que con esta disposición se reconoce tiene
una base justa en lo que se ha señalado como interés superior del
niño y del adolescente, doctrina que se ha admitido en el ámbito
jurídico como parte del bloque de constitucionalidad del mencionado
artículo 4, a través del artículo IX del Título Preliminar del Código de
los Niños y Adolescentes y, en el espectro internacional, gracias al
principio 2 de la Declaración de los Derechos del Niño y al
artículo 3, inciso 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño
1[15] (...)” (resaltado agregado).
19. De lo antes descrito se tiene que el principio constitucional de
protección del interés superior del niño, niña y adolescente presupone
que los derechos fundamentales del niño, niña y adolescente, y en
última instancia su dignidad, tienen fuerza normativa superior no solo
en el momento de la producción de normas, sino también en el
momento de la interpretación de ellas, constituyéndose por tanto en
un principio de ineludible materialización para el Estado, la sociedad
en su conjunto y la propia familia, incluidos claro está el padre, la
madre o quien sea el responsable de velar por sus derechos
fundamentales.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El principio de protección del interés superior del menor
prevalece sobre toda producción normativa e
interpretación.

Solución del caso en concreto

20. La demandante sostiene que en los seguidos contra don Elvis


Andy Zúñiga Ríos, en representación de su hija S.M.Z.L. sobre
alimentos, se ha hecho caso omiso a su pedido de reprogramación de
audiencia, pese a haber justificado las razones de su tardanza o
inasistencia a la audiencia, emitiéndose la Resolución N° 6, de fecha
18 de febrero de 2011, que declara la conclusión del proceso y el
archivamiento definitivo de los actuados, decisión posteriormente
confirmada mediante resolución N° 11, de fecha 26 de abril de 2011.
21. Al respecto, de autos se observa que la audiencia única
programada para el 18 de febrero de 2011, no se llevó a cabo por
inasistencia de las partes, tal como lo hace saber la secretaria judicial
(fojas 56 del expediente acompañado 02621-2010-0-1301-JO-FC-
01); sin embargo, se verifica que la recurrente solicitó la
reprogramación de audiencia mediante escrito presentado en la fecha
(18 de febrero de 2011), justificando las razones de su tardanza y /o
inasistencia, indicando una serie de hechos ocurridos a partir del
momento en que llegó al juzgado, alegando incluso haber solicitado
ante el despacho de la juez el pedido de realización de la audiencia
con la parte demandada, quien se encontraba presente (pero que no
había registrado su asistencia). La recurrente expresaba que su
llegada tardía se debió a las dificultades de salud que atravesaba su
hija mayor S.A.L.F., adjuntando la documentación pertinente para
corroborar sus afirmaciones. No obstante, aparece de autos la
resolución cuestionada N° 6, de fecha 18 de febrero de 2011,
mediante la cual la jueza del proceso, con la constancia de
inasistencia, resolvió declarar concluido el proceso aplicando
supletoriamente el artículo 203 del Código Procesal Civil,
proveyendo a su vez en la misma fecha el pedido de reprogramación
con un decreto que disponía “... estese a lo dispuesto mediante
resolución seis ...”. De todo ello se desprende que la jueza a cargo de
la causa para la resolución que ponía fin al proceso no tuvo en
consideración el escrito presentado oportunamente, aplicando de
forma tangencial las normas procesales, sin avizorar las implicancias
en la menor alimentista, toda vez que se trataba de derechos
alimentarios en donde está en juego la vida y la subsistencia de la
persona, más aún tratándose de una infante.
22. Debe resaltarse que si las justificaciones vertidas por la
demandante generaban algún tipo de duda en la autoridad judicial que
conocía del proceso, bien pudo corroborarse lo afirmado con la
exigencia de las instrumentales del caso. La magistrada emplazada,
pese a ello, optó por el fácil camino de dar por concluido el proceso,
sin tener en cuenta la naturaleza especial del mismo e incluso sin
tener en cuenta que la recurrente contaba con una medida cautelar de
asignación anticipada de alimentos en forma de retención judicial, en
la cual, de acuerdo con el artículo 658 del Código Procesal Civil, la
liquidación de las pensiones devengadas y de los intereses
computados se realizan a partir del día siguiente de la notificación de
la demanda.
23. También se observa que la actividad judicial realizada no ha
previsto los mecanismos de protección y adecuación de las
actuaciones del Estado en este caso en el ámbito jurisdiccional, a fin
de dar pertinente y oportuna protección a la infante parte de dicho
proceso, en aplicación del interés superior del niño, siendo de mayor
relevancia el que, aun cuando hubieran sido imprecisas la
justificaciones presentadas, el solo hecho de accionar un pedido a fin
de que no se dé por concluida la causa, evidencia una actitud
diligente y protectora de la madre, quien tiene bajo su cuidado la
responsabilidad de la vida de su hija; cuanto más si se aprecia que
hasta ese entonces no se había dado indicio alguno de inactividad
procesal por parte de la madre en sus actuaciones como representante
legal.
24. Cabe recordar que en todo caso también se aprecia la
inobservancia, entre otros, del artículo III del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, que establece que:
“El juez deberá atender a que la finalidad concreta del proceso es
resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre,
ambas con relevancia jurídica, haciendo efectivos los derechos
sustanciales, y que su finalidad abstracta es lograr la paz social en
justicia.
En caso de vacío o defecto en las disposiciones de este código, se
deberá recurrir a los principios generales del derecho procesal y a
la doctrina y jurisprudencia correspondientes, en atención a las
circunstancias del caso”.
25. En dicho contexto, conviene subrayar que el principio del interés
superior del niño, comprende, entre otras cosas, una actuación tuitiva
por parte de los operadores jurisdiccionales, a quienes corresponde la
adecuación y flexibilización de las normas y la interpretación que de
ellas se realice, a fin de lograr la aplicación más favorable con el fin
de dar solución a la controversia reclamada, siendo de especial
importancia este principio toda vez que se trata niños, niñas y
adolescentes, que tienen especial cuidado y prelación de sus intereses
frente al Estado.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Adecuar y flexibilizar las normas y su interpretación a fin
de lograr lo más favorable para el menor.

Irreparabilidad parcial de la demanda de amparo de autos

26. No obstante la descripción detallada de los hechos producidos y


pese al hecho de la emisión de que las resoluciones judiciales
cuestionadas obedece a una actuación arbitraria e inadecuada de las
normas y principios que deberían regir para los casos en donde se
involucren intereses de los niños, niñas y adolescentes, este colegiado
aprecia que el declarar la nulidad de las resoluciones cuestionadas
trayendo como consecuencia la reposición de las cosas al estado
anterior a la violación del derecho invocado, con la consiguiente
continuación del proceso de alimentos en el estado en que se
encontraba hasta antes del vicio determinado, resulta innecesario. En
efecto, se advierte del reporte de expediente visualizado en la fecha
en el portal institucional del Poder Judicial,
<http://cej.pj.gob.pe/cej/forms/paginar.htlml?pagina=1> que
mediante resolución N° 19, de fecha 8 de julio de 2013, expedida por
el Juez del Juzgado de Familia de Barranca, Exp. N° 00429-2012-0-
1301-JP-FC-01, se confirma la resolución del a quo que declaró
fundada en parte la demanda, ordenado que don Elvis Andy Zúñiga
Ríos cumpla con pasar la pensión alimenticia mensual y adelantada
de trescientos nuevos soles a favor de su hija S.M.Z.L., resolución
que se encuentra en etapa de ejecución.
27. Por consiguiente y al margen de que en el presente caso se
presente una situación de irreparabilidad, el Tribunal Constitucional
estima que, en aplicación del segundo párrafo del propio artículo 1
del Código Procesal Constitucional, y atendiendo a que está
acreditada en autos la afectación del derecho a la motivación de las
resoluciones judiciales, conforme a los fundamentos precedentes,
corresponde declarar fundada la demanda, no con el propósito de
reponer las cosas al estado anterior a la violación denunciada –lo cual
resulta inviable–, sino con el objetivo de evitar que conductas como
las que aquí se han analizado puedan repetirse.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo, al haberse acreditado la


vulneración del derecho a la debida motivación.
2. Exhortar a las autoridades jurisdiccionales a que se abstengan de
incurrir en el futuro en las acciones lesivas iguales o similares a las
descritas en los fundamentos de la presente sentencia.
3. Establecer como Doctrina Jurisprudencial Vinculante, conforme al
artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
los criterios contenidos en los fundamentos 10, 11, 19 y 25 de la
presente sentencia.
SS. MESÍA RAMÍREZ, ETO CRUZ. ÁLVAREZ MIRANDA

█ COMENTARIO

“Difiero en parte de los argumentos esgrimidos por el colegiado, en el


sentido que la resolución materia de análisis sustenta fundamentalmente su
fallo en el hecho de no haberse ponderado o priorizado el Principio de
Interés Superior del Niño, frente a la facilista y estricta aplicación de una
norma procedimental (artículo 203 del CPC) que conllevaba (de
automático) a la conclusión del proceso por inasistencia de las partes a la
audiencia de pruebas (sin sopesar absolutamente nada más); sin haber
también tomado en consideración la propia naturaleza del proceso que se
tramitaba, como lo es el derecho natural de carácter alimentario, el cual
entraña la vida misma y el derecho a la subsistencia personal, como
manifestación directa del derecho fundamental a la vida, contemplado en el
inciso 1 del artículo 2 de nuestra Constitución Política; más aún si en el
presente caso, el acreedor alimentario era una menor de edad.
Asimismo, considero que debió haberse invocado el principio de
flexibilidad en temas de familia, desarrollado en el Tercer Pleno Casatorio
Civil de fecha 15 de diciembre de 2010, a efectos de legitimar el amparo
[que se debió dar] a la solicitud de reprogramación de audiencia de la
demandante sobre la base de entender y tramitar los procesos de familia,
como los problemas humanos que son. Gran ausente que hubiera fortalecido
y consolidado ambos derechos sustantivos afectados (el alimentario y el
principio de interés superior del niño y adolescente)”(14).
Extienden el concesiorio del recurso
de agravio constitucional excepcional

STC Exp. N°01711-2014-PHC/TC

Caso: Víctor Polay Campos

Sentido del fallo: Fundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 09/04/2014

El Tribunal Constitucional amplía el concesorio del RAC


excepcional que se venía aplicando en casos de trafico ilícito de
drogas y lavados de activos para el delito de terrorismo.
Asimismo facultan al procurador público correspondiente a
interponerlo.
Palabras clave: Delito de terrorismo, internamiento de reclusos, beneficios
penitenciarios

EXP. N° 01711-2014-PHC/TC-LIMA
VÍCTOR POLAY CAMPOS Y OTROS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 8 días del mes de abril de 2014, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los señores magistrados UrviolaHani, Vergara
Gotelli, Mesía Ramírez, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la
siguiente sentencia, con los votos singulares de los magistrados Mesía
Ramírez y Álvarez Miranda, y el fundamento de voto del magistrado Eto
Cruz, que se agregan.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por el Procurador Público del


Instituto Nacional Penitenciario contra la sentencia de la Quinta Sala Penal
para Procesos con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, de
fojas 458, su fecha 17 de enero de 2014, que declaró fundada la demanda de
autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 20 de junio de 2013 los señores VictorPolay Campos, Peter


Cárdenas Schulte, Óscar Ramírez Durand y Miguel Rincón Rincón,
internos del Centro de Reclusión de la Base Naval (CEREC) interponen
demanda de hábeas corpus y la dirigen contra el Presidente del Instituto
Nacional Penitenciario. Alegan que a los internos del Cerec se les sigue
aplicando el Decreto Ley N° 25744 de forma discriminatoria e
inconstitucional y que el Decreto Supremo N° 024-2001-JUS viene
prevaleciendo sobre la Constitución y el Código de Ejecución Penal.
También señalan que si bien el Código de Ejecución Penal prevé que el
tratamiento penitenciario se realiza sobre la base de un sistema progresivo,
ello no ha sido considerado por el Reglamento del CEREC. Alegan también
que no existe un Director del CEREC sino un Jefe con voz pero sin voto en
el Comité Técnico, cuando el Código de Ejecución Penal señala que en todo
establecimiento penal debe haber un director que ha de ser la máxima
autoridad y responsable de la seguridad y de la Administración, así como
del cumplimiento del Código de Ejecución Penal y su reglamento.
También cuestionan que las visitas familiares están restringidas solo a los
familiares directos hasta el segundo grado de consanguinidad, cuando el
Código de Ejecución Penal prevé en su régimen más restrictivo que los
internos tienen derecho de visitas de familiares hasta el cuarto grado. Alega
que ello atenta contra la protección de la Constitución a la familia y su
medio familiar. De otro lado, sostienen que se vulnera el derecho a la
educación por cuanto en el CEREC no hay condiciones para que los
internos estudien cursos a distancia, ni tampoco se ha aceptado que estudien
cursos de educación técnica.
Realizada la investigación sumaria, la juez a cargo del 25 Juzgado Penal de
Lima tomó las declaraciones indagatorias de los demandantes quienes a
fojas 11, 13, 16 y 20 ratifican los términos de la demanda. Por su parte, el
Presidente del Instituto Nacional Penitenciario, José Luis Pérez Guadalupe,
a fojas 33, señala que el Decreto Ley 25744 -que los demandantes alegan
que se les viene aplicando- no se les aplica ni forma parte del ordenamiento
jurídico nacional por cuanto el Tribunal Constitucional la expulsó del
ordenamiento a través de la STC Exp. N° 010-2002-AI. Asimismo, refiere
que de acuerdo al régimen excepcional que rige en el CEREC, regulado por
Decreto Supremo N° 024-2001-JUS, no les alcanza el tratamiento
progresivo establecido para los régimenes cerrados ordinarios y cerrados
especial. Finalmente, refiere que de acuerdo al artículo 14 del referido
reglamento del CEREC “los internos podrán acceder a actividades
culturales y educativas, para lo cual contarán con material de lectura en los
servicios de la biblioteca y hemeroteca del CEREC (...)” por lo que no se
contempla la posibilidad de educación técnica a distancia que invocan los
accionantes.
Con fecha 23 de agosto de 2013, el 25 Juzgado Penal de Lima declara
infundada la demanda por considerar que no se verifica que los internos del
Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao se
encuentren en una situación de discriminación en comparación con los
demás presos del país debido a que la normativa que rige la vida carcelaria
en un penal común es diferente a la prevista para el régimen del referido
centro de reclusión, donde están ubicados internos que han cometido delitos
con un mayor reproche penal. Además, señala que el centro penitenciario
no resulta violatorio de los derechos de los internos puesto que les permite a
estos que puedan desarrollarse y realizar actividades dentro del penal,
tienen visitas, se les entrega material de lectura y que si bien los internos
cuestionan la demora en la entrega de dicho material, ello se debe a que
deben ser revisados por cuanto se trata de un centro de reclusión de máxima
seguridad, en el que los internos están encarcelados por delito de terrorismo
lo que justifica esta clase de medidas.
Con fecha 17 de enero de 2014, la Quinta Sala Penal para Procesos con
Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima por unanimidad
resolvió revocar la sentencia recurrida, y reformándola la declaró fundada
por considerar que se habrían violado los derechos fundamentales de los
demandantes referidos a sus condiciones carcelarias. En este sentido, la sala
sostuvo que siendo el objeto de la pena la rehabilitación y reincorporación
del penado en la sociedad, resulta un contrasentido el imponer a los internos
limitaciones al sostenimiento de los vínculos familiares y amicales porque
al hacerlo le genera situaciones de estrés que lo deshumanizan y degradan.
Asimismo, respecto de la posibilidad de acceder a estudios superiores o de
formación técnica, se trata de derechos que no le pueden ser negados a
ningún preso. Señala también que el criterio adoptado por el Tribunal
Constitucional en la sentencia Exp. N° 2700-2006-PHC/TC es errado,
puesto que la presunta participación de la Defensoría del Pueblo en el
comité técnico penitenciario no es tal, toda vez que desde el año 2004 dicha
institución ha dado por concluida su participación en el Comité técnico de
dicho establecimiento penitenciario.
A su vez, dos de los tres magistrados decidieron ordenar al Instituto
Nacional Penitenciario reubicar a los demandantes en un establecimiento
penitenciario de máxima seguridad que a su vez les garantice el acceso a la
salud (física y mental) al trabajo, y a la educación, y que ello se debe dar en
el plazo máximo de treinta días. Por su parte, el juez superior León
Sagástegui era de la opinión de que lo que se debe ordenar es que el
Instituto Nacional Penitenciario en el plazo de treinta días, adopte las
medidas correctivas pertinentes.
El recurso de agravio constitucional interpuesto por el Procurador del INPE,
alega que se viola la seguridad jurídica por cuanto el fallo en mención
desconoce otros fallos ya emitidos por el Poder Judicial y ratificados por el
Tribunal Constitucional en los que se determinó que el CEREC no es una
prisión militar sino un penal civil, y que se declaró improcedente el traslado
del referido penal.
FUNDAMENTOS

I. Del recurso de agravio constitucional

1. A fojas 657, la Quinta Sala Penal para Procesos con Reos Libres de
la Corte Superior de Justicia de Lima concedió el recurso de agravio
constitucional interpuesto por el Procurador del Instituto Nacional
Penitenciario. La sala consideró que siendo el terrorismo un delito de
carácter pluriofensivo (que atenta contra la vida, la libertad y la
seguridad personal, que mantiene a la sociedad en un estado de
alarma o temor, amenazando las bases sociales y la propia existencia
del Estado) y asimismo, atendiendo a los deberes primordiales del
Estado de defender la soberanía nacional, proteger la vigencia de los
derechos humanos y a la población frente a las amenazas contra su
seguridad (artículo 44 de la Constitución), era preciso extender los
alcances de la doctrina jurisprudencial establecida por este Tribunal
Constitucional a través de las sentencias N° 2748-2010-HC/TC y
2663-2009-HC/TC, criterio, según el cual, de manera excepcional los
procesos constitucionales que el Poder Judicial haya declarado
fundados en segunda instancia y estén relacionados con el tráfico
ilícito de drogas o lavado de activos pueden ser objeto de control a
través del recurso de agravio constitucional.
2. Al respecto, este Tribunal debe recordar que, en efecto, a través de
las referidas sentencias, y de conformidad con el artículo VI del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, se fijó una
doctrina jurisprudencial que habilita la procedencia del recurso de
agravio constitucional para la revisión de las sentencias recaídas en
procesos constitucionales relacionados con el tráfico ilícito de drogas
y lavado de activos que resulten estimatorias. Ello en virtud del deber
estatal de combatir el tráfico ilícito de drogas (artículo 8 de la
Constitución) así como las obligaciones internacionales asumidas por
el Estado a través de tratados internacionales como la Convención
Única de 1961 sobre estupefacientes, convenio sobre sustancias
psicotrópicas de 1971 y la Convención Internacional para la
represión del financiamiento del terrorismo (que reconoce como
delito la acción de proveer o recolectar fondos con la intención de
que se utilicen, o a sabiendas de que serán utilizados, para cometer en
otro Estado un acto de terrorismo). Cfr. Exp. N° 2748-2010-HC/TC,
fundamento 16.
3. En virtud de tales consideraciones, este Tribunal reconoció la
necesidad de proveer mecanismos procesales que permitan el control
de decisiones erradas que bajo el pretexto de proteger derechos
fundamentales terminen atentando contra otros bienes
constitucionales:
“Si corresponde al Tribunal Constitucional la protección del
orden constitucional, este debe estar provisto de las herramientas
e instrumentos procesales idóneos para tal efecto, para evitar que
por “defecto”, se terminen constitucionalizando situaciones que,
aunque aparecen revestidas de un manto de “constitucionalidad”,
en la práctica contienen un uso fraudulento de la Constitución o
bajo el manto protector de los derechos fundamentales, se
pretenda convalidar la vulneración de aquellos o una situación en
la que se ha configurado un abuso de derecho” (Exp. N° 2663-
2009-HC/TC, fundamento 6).
4. Dado este criterio jurisprudencial que permite controlar decisiones
en materia de tráfico ilícito de drogas y lavado de activos, con mayor
razón se justifica su adopción para el caso de los delitos de
terrorismo, que como ya lo ha señalado el Tribunal Constitucional, no
solo crean un peligro efectivo para la vida y la integridad de las
personas, sino también para la subsistencia del orden democrático
constitucional (Exp. N° 0010-2002-AI). Ello ha llevado al Perú a
suscribir una serie de compromisos internacionales como la
Convención Americana contra el Terrorismo, la que en su preámbulo
reconoce que:
“(...) el terrorismo constituye un grave fenómeno delictivo, que
(...) atenta contra la democracia, impide el goce de los derechos
humanos y las libertades fundamentales, amenaza la seguridad de
los Estados, desestabilizando y socavando las bases de toda la
sociedad, y afecta seriamente el desarrollo económico y social de
los Estados de la región”.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El terrorismo al igual que en materia de TIP o lavado de
activos le corresponde protección y actuación
constitucional.

5. Adicionalmente, debe tenerse presente que si la adopción del


Recurso de Agravio Constitucional para casos vinculados al Tráfico
Ilícito de Drogas y lavado de activos se basó en instrumentos
internacionales tales como la Convención Internacional para la
represión del financiamiento del terrorismo, resulta a todas luces
atendible que habiéndose ampliado el RAC para el delito fuente,
deberá también ampliarse para el delito fin que constituye el
terrorismo.
6. Finalmente, cabe señalar que los casos que el Tribunal
Constitucional ha tenido la oportunidad de revisar en aplicación de
esta doctrina jurisprudencial le han permitido anular resoluciones del
Poder Judicial que de manera irregular ordenaban el archivamiento de
investigaciones fiscales (Exps. N°s 03245-2010-PHC/TC, y 03987-
2010-PHC/TC) o que dejan sin efecto un auto de apertura de
instrucción (Exp. N° 0569-2011-PHC/TC) o mandatos de detención
(Exp. N° 2488-2011-PHC/TC) indebidamente concedidos, todos ellos
con la finalidad de evitar la impunidad y menoscabar la obligación
constitucional de luchar contra el tráfico ilícito de drogas (artículo 8
de la Constitución). Algo similar sucede en el presente caso puesto
que si bien los demandantes ya se encuentran condenados y la
decisión materia de recurso de agravio constitucional no anula sus
condenas, es también importante a la luz del deber estatal de proteger
a la población de las amenazas contra su seguridad (artículo 44 de la
Constitución), ejercer un control de las condiciones carcelarias de los
internos en materia de terrorismo no solo para cautelar sus derechos
fundamentales sino también para evitar que los internos puedan
continuar con la actividad ilícita al interior de la prisión así como
evitar eventuales fugas.
7. Por lo expuesto, este colegiado, atendiendo a la importancia para el
mantenimiento del régimen constitucional y democrático que implica
el combate contra el terrorismo, considera necesario complementar la
regla jurisprudencial establecida a través de las sentencias N°s 2663-
2009-HC/TC y 2748-2010-HC/TC, y en tal sentido entender que, más
allá de los supuestos establecidos en el artículo 202 de la
Constitución, este tribunal es competente para revisar, vía Recurso de
Agravio Constitucional, las sentencias estimatorias expedidas en
procesos constitucionales relativos al delito de terrorismo que en
segunda instancia hayan declarado fundada la demanda.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El TC es competente para revisar vía RAC las sentencias
estimatorias de procesos constitucionales relativos al
delito de terrorismo.

II. Delimitación del petitorio

8. La presente demanda fue interpuesta con la finalidad de cuestionar


las condiciones de reclusión a que están sujetos los demandantes,
quienes son internos del Centro de Reclusión de Máxima Seguridad
de la Base Naval del Callao (CEREC). Al respecto cuestionan 1) Que
no se les viene aplicando un sistema progresivo 2) La restricción en
cuanto a las visitas que reciben, que consideran excesiva y, 3) Que no
tienen acceso a la educación.
III. Cuestiones previas

9. Antes de entrar a resolver el fondo del asunto, este tribunal


considera necesario reiterar que el objeto de la Justicia Constitucional
es el de hacer prevalecer la supremacía constitucional y los derechos
fundamentales. Es por ello que este Tribunal Constitucional es
competente únicamente para resolver asuntos de relevancia
constitucional, y no resultan procedentes en esta vía las discusiones
sobre la presunta contravención de normas legales sin referencia a
disposiciones de orden constitucional.
10. En este sentido, si bien es materia del hábeas corpus correctivo el
“(...) derecho del detenido o recluso a no ser objeto de un tratamiento
carente de razonabilidad y proporcionalidad, respecto de la forma y
condiciones en que cumple el mandato de detención o la pena”
(artículo 25,17 del CPConst), ello no faculta a cuestionar ante la
justicia constitucional toda controversia sobre la aplicación de
normas legales o reglamentarias en el régimen penitenciario, sino
solo aquellas que tengan relevancia constitucional.
11. Así, respecto del extremo en el que el demandante alega que no
existe un director en el Penal, y que ello contraviene lo previsto en el
Código de Ejecución Penal, este Tribunal entiende que se trata de una
alegación desprovista de todo viso constitucional, únicamente basada
en el alegado incumplimiento de la norma legal, por lo que carece de
contenido constitucional y debe serle de aplicación el artículo 5
inciso 1 del Código Procesal Constitucional.
12. De otro lado, en uno de los extremos de la demanda se señala que
las Fuerzas Armadas no tienen competencias constitucionales para
hacerse cargo de la Administración Penitenciaria. Ello nos lleva a
citar lo ya resuelto por el Tribunal Constitucional en la STC Exp. N°
2700-2006-HC/TC (fundamento 6), precisando que si bien es cierto
que la custodia de los procesados y sentenciados que están en el
CEREC está a cargo de efectivos de la Marina de Guerra del Perú,
ello no convierte necesariamente a dicho establecimiento
penitenciario en uno de carácter militar, por cuanto según el artículo
41 del Reglamento de dicho centro penitenciario (Decreto Supremo
N° 024-2001-JUS), es el comité técnico, presidido por el titular del
INPE, el que asume la responsabilidad de supervisar el cumplimiento
del Reglamento del CEREC.
13. Llama la atención lo afirmado por la sala que resolvió el presente
hábeas corpus en segunda instancia, que consideró que el Tribunal
Constitucional había errado en considerar al Cerec como un penal de
carácter civil en virtud de que se señalaba que la Defensoría del
Pueblo participaba de dicho Comité Técnico cuando ello no es así
desde el año 2004. Al respecto, este Tribunal ratifica su criterio
jurisprudencial y señala que según lo afirmado en el referido
fundamento 6 de la STC 2700-2006-PHC/TC, lo que hace al CEREC
un establecimiento penal común –no militar– es que está a cargo de
un Comité Técnico (liderado por el Presidente del INPE) y no de la
Marina de Guerra del Perú. La mención a los integrantes es a titulo
ejemplificativo, y si bien en cuanto a la conformación actual del
Comité Técnico (modificación del artículo 41 del Reglamento del
CEREC operada mediante Decreto Supremo N° 010-2012-JUS) el
referido comité ya no es conformado por un representante de la
Defensoría del Pueblo, ello no varía el sentido de lo decidido por el
Tribunal Constitucional, puesto que el referido centro penitenciario
está bajo la supervisión de un comité presidido por el Jefe del INPE
(y no la Marina de Guerra del Perú).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El CEREC es un establecimiento penal común y no
militar, por estar a cargo de un comité técnico liderado por
el presidente del INPE

14. Por consiguiente, este extremo de la demanda en el que se alega


la falta de competencia de las Fuerzas Armadas para llevar a cabo la
Administración Penitenciaria resulta improcedente por haber
adquirido la calidad de cosa juzgada de conformidad con el artículo 6
del Código Procesal Constitucional.
15. Finalmente, en cuanto a lo señalado en el sentido de que se le
viene aplicando el decreto Ley N° 25744 y que el D.S. N° 024-2001-
JUS viene siendo aplicado por encima de la Constitución y el Código
de Ejecución Penal, es preciso apuntar que conforme al artículo 27
del Código Procesal Constitucional es deber del demandante en el
proceso de hábeas corpus el suministrar una sucinta relación de los
hechos. Es así que no pueden ser atendidas, a través del proceso de
hábeas corpus, alegaciones tales como que se está aplicando
determinada ley sin mención específica a los hechos violatorios. No
obstante, este tribunal entiende que en el presente caso la invocación
de una pretendida aplicación del referido decreto ley y reglamento ha
sido utilizada como argumento para reforzar las alegaciones sobre
concretos cuestionamientos al régimen penitenciario, las mismas que
serán materia de pronunciamiento por parte de este tribunal.

IV. La progresividad en el tratamiento penitenciario

Argumentos de los demandantes

16. Los demandantes afirman que en el CEREC no se les viene


aplicando un régimen penitenciario progresivo, por lo que tienen el
mismo régimen desde hace doce años. Ello según afirman
contraviene el Código de Ejecución Penal.

Argumentos de los demandados

17. El presidente del Instituto Nacional Penitenciario en su


declaración vertida en el marco de la investigación sumaria ha
señalado que el régimen penitenciario aplicable a los internos del
CEREC es el previsto en el Decreto Supremo N° 024-2001-JUS, el
cual no contempla un sistema progresivo.
Consideraciones del Tribunal Constitucional

18. Como se señaló anteriormente, siendo el objeto de los procesos


constitucionales el efectuar un control de constitucionalidad, no
constituye un argumento suficiente para sustentar una demanda en el
marco de un proceso constitucional el señalar que el pretendido acto
lesivo se ha dado en contravención de una norma legal. En este
sentido, no resulta relevante la alegación consistente en que el Código
de Ejecución Penal prevé que el régimen penitenciario debe ser
progresivo. Tampoco, desde luego, son de recibo las réplicas
consistentes en que sobre la base de la aplicación de la norma
reglamentaria vigente la alegación no tiene asidero. Antes bien, de lo
que se trata es de determinar si la alegación cuenta con sustento
constitucional.
19. La instauración de un sistema progresivo, a través de los
estímulos y apremios que implican el progresar o regresionar en el
tratamiento según la conducta mostrada por el interno, sin duda
coadyuva a cumplir el mandato resocializador previsto en el artículo
139, 22 de la Constitución. No obstante cabe señalar que el hecho de
que coadyuve a lograr dicho fin previsto en la norma constitucional,
no conlleva que la instauración de este tipo de sistema constituya una
consecuencia necesaria e ineludible del mandato resocializador.
20. De modo análogo, para referirse a los beneficios penitenciarios,
este Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de señalar que
el artículo 139, inciso 22 de la Constitución es claramente una norma
de fin, esto es, que impone a los poderes públicos, y principalmente al
legislador, la creación de un régimen orientado al cumplimiento de
una finalidad, sin especificar cuáles son las acciones concretas que
deben ejecutarse para su consecución. Ello significa que existe la
obligación constitucional de proveer los medios para cumplir dicho
fin, pero la Constitución no impone los medios que se deberán
adoptar para lograrlo (Cfr. Exp. N° 012-2010-PI, fundamentos 69-
70).
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
La Constitución establece la obligación de proveer medios
para cumplir con un determinado fin, sin embargo, no
impone qué medios se deben adoptar para logarlo.

21. Es en este sentido que este tribunal ha señalado que si bien los
beneficios penitenciarios son medidas que el legislador o la autoridad
administrativa adopta en procura de alcanzar la readaptación social
del penado, no es posible exigir al legislador la previsión de un
concreto tipo de beneficios. Es decir, no existe un derecho
fundamental a un concreto tipo de beneficios penitenciarios (Cfr.
Exp. N° 012-2010-PI/TC fundamento 72).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


No existe un derecho fundamental a un concreto tipo de
beneficio penitenciario.

22. Lo mismo sucede con el sistema progresivo, que constituye un


mecanismo que el legislador ha considerado conveniente, dentro de
lo constitucionalmente posible, para lograr la finalidad adoptada, pero
en modo alguno se trata de la única forma de ejecución de un
mandato constitucional, por lo que el no haberlo previsto para el
régimen excepcional del Centro de Reclusión de la Base Naval no
genera un vicio de inconstitucionalidad, por lo que este extremo de la
demanda debe ser desestimado.

V. Visitas en el penal

Argumentos de los demandantes

23. Alegan que el régimen implantado en el CEREC es sumamente


restrictivo puesto que solo puede recibir la visita de familiares de
hasta el segundo grado de consanguinidad.

Argumentos de la parte demandada

24. El Procurador del INPE señaló que conforme lo prevé el


reglamento del CEREC, los internos no solo tienen acceso a las
visitas familiares hasta el segundo grado de consanguinidad sino de
otras personas lo que se denomina “visita especial”.

Argumentos del Tribunal Constitucional

25. Este tribunal ha señalado a través de su jurisprudencia que el


afectar desproporcionadamente el derecho a la visita familiar de los
reclusos podría atentar contra la finalidad resocializadora y
reeducadora de la pena, enunciada en el artículo 139, inciso 22, de la
Norma Fundamental (Exp. N° 1429-2002-HC, f. j. 11).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Afectar desmedidamente el derecho a la visita familiar de
los reclusos atenta contra el fin supremo de resocializar y
reeducar.

26. Ello desde luego no implica que no se puedan llevar a cabo


restricciones a las visitas, las mismas que pueden justificarse en
razones de seguridad penitenciaria o prevención de comisión de
nuevos delitos.
27. Así por ejemplo este tribunal en anterior ocasión, ha desestimado
el hábeas corpus que fuera interpuesto por uno de los demandantes
(Víctor Polay) en el que se cuestionaba la colocación de locutorios en
el CEREC (Exp. N° 774-2005-PHC/TC). Al respecto, dicha
restricción del derecho a las visitas fue en su momento validado por
este Tribunal Constitucional (Cfr Exp. N° 774-2005-HC).
28. En el presente caso, los demandantes alegan que el régimen
penitenciario que se les viene aplicando resulta excesivamente
restrictivo puesto que solo se permite recibir visitas de hasta el
segundo grado de consanguinidad. Al respecto, cabe señalar que si
bien el artículo 16 del Reglamento del CEREC establece que en las
fechas de visita familiar pueden acudir hasta tres parientes de hasta el
segundo grado de consanguinidad por cada interno, ello no representa
todo el universo de visitas a que tienen derecho los internos, puesto
que los artículos 22 y 23 del mismo reglamento posibilita la visita de
otras personas que no sea familiares, lo que se denomina “visita
especial”.
29. Conforme a lo expuesto, se advierte que el régimen de visitas que
se viene aplicando a los internos del CEREC no anula este derecho,
puesto que sí permite la visita de familiares y amigos, siempre que,
en caso de no tratarse de parientes de hasta el segundo grado de
consanguinidad, ello sea aprobado por las autoridades penitenciarias.
30. Esta restricción para los que no son parientes cercanos resulta
plenamente justificada en virtud del carácter de cabecilla que tienen
los internos del referido penal, y en la necesidad de evitar que
puedan, desde el centro de reclusión, emitir directivas.
31. A su vez, es necesario reiterar lo ya considerado en la STC Exp.
N° 774-2005-PHC/TC, relativa a las restricciones del derecho a las
visitas de procesados por terrorismo que:
“(...) se ha visto que en muchas oportunidades han sido los
familiares y las amistades de las personas privadas de libertad las
que han colaborado con estas para la consecución de acciones
delictivas estando en las cárceles o para una posible fuga. Con
relación de la CEREC, la peligrosidad de los internos amerita una
intervención de mayor cuidado que con otras personas que se
hallan en la misma situación, dada su actuación como líderes de
organizaciones terroristas como Sendero Luminoso o el
Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, entre otras” (Exp. Nº
774-2005-HC f. j. 17).
32. Conforme a lo expuesto, este Tribunal Constitucional entiende
que el régimen vigente en el Centro de Reclusión ubicado en la Base
Naval relativo a las visitas no constituye una restricción ilegítima ni
irrazonable del derecho a las visitas, por lo que este extremo de la
demanda debe ser desestimado.

VI. La educación en el ámbito penitenciario

Argumentos de los demandantes:

33. Señalan que dentro del CEREC no se les permite acceder a


ninguna clase de educación técnica.

Argumentos de los demandados:

34. Según la declaración del Jefe del INPE, vertida en el marco de la


investigación sumaria, el reglamento del INPE solo contempla el uso
de la biblioteca, por lo que no le es aplicable la educación técnica que
reclaman.

Argumentos del Tribunal Constitucional

35. Respecto del derecho a la educación en el marco del tratamiento


penitenciario, cabe señalar, en primer lugar, que las personas privadas
de libertad solo se ven restringidas en aquellos derechos que así se
declare en la sentencia, es decir, los relativos a la libertad personal,
además de aquellos que se sean restringidos por disposiciones
expresas, como por ejemplo los derechos políticos por mandato del
artículo 33 de la Constitución. Siendo así, no puede concebirse que la
pena privativa de libertad constituya un espacio en el que el derecho a
la educación se vea per se suprimido.
36. Debe tenerse presente, al respecto, que las “Reglas mínimas para
el tratamiento de los reclusos” de la ONU recomiendan que “...se
deberá recurrir, en particular, a la asistencia religiosa, en los países en
que esto sea posible, a la instrucción, a la orientación y la
formación profesionales, a los métodos de asistencia social
individual, al asesoramiento relativo al empleo, al desarrollo físico y
a la educación del carácter moral, en conformidad con las
necesidades individuales de cada recluso”.
37. Asimismo, este Tribunal Constitucional ha señalado que durante
el tiempo que las personas condenadas tengan que estar recluidas en
un establecimiento penitenciario para cumplir la sanción penal que se
les ha impuesto tienen derecho a que se les imparta educación,
puedan realizar actividades que supongan su desempeño laboral y a
ejercer actividades recreativas e incluso culturales (Cfr. Exp.
N° 05954-2007-PHC/TC, fundamento 8.ii).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Los reclusos tienen derecho a que se les imparta
educación, a realizar actividades laborales y recreativas.

38. Ello incluso ha sido recogido por el Código de Ejecución Penal


que en su artículo 69 prevé que:
“En cada establecimiento penitenciario se promueve la educación
del interno para su formación profesional o capacitación
ocupacional. Los programas que se ejecutan están sujetos a la
legislación vigente en materia de educación”.
39. Conforme a lo expuesto, este extremo de la demanda resulta una
pretensión legítima que no ha sido respondida por la entidad
emplazada de manera satisfactoria. En efecto, si bien en la vista de
causa el procurador en materia de terrorismo que participó en calidad
de litsiconsorte señaló que le habían dicho que uno de los
demandantes se encuentra actualmente haciendo estudios
universitarios a distancia, dicha afirmación no se condice con lo
señalado por el Presidente del INPE en el marco de la investigación
sumaria en el sentido de que conforme al Reglamento del Centro de
Reclusión de la Base naval no corresponde que se implemente ningún
programa formativo. En efecto el Reglamento del CEREC no
contempla ningún programa formativo, lo que resulta contrario al
derecho a la educación, por lo que este extremo de la demanda debe
ser declarado fundado.
40. No obstante la estimatoria de este extremo, el tribunal es
consciente de las competencias de la Administración Penitenciaria y
del Poder Ejecutivo. En este sentido, siendo el caso que las
condiciones carcelarias del CEREC resultan violatorias del derecho a
la educación, debe ordenarse al Poder Ejecutivo para que, en el marco
de sus competencias, modifique el Reglamento del referido
establecimiento penal (Decreto Supremo N° 024-2001-JUS) de
manera que se permita, de un modo acorde con las condiciones de
máxima seguridad que permita estudiar a los internos al interior del
establecimiento penal.

VII. Efectos de la sentencia

41. En cuanto a la estimatoria del extremo de la demanda relativo a la


violación del derecho a la educación de los internos, este tribunal
debe resaltar que solo se ordena al Poder Ejecutivo que, en el marco
de sus competencias, modifique el reglamento del Centro de
Reclusión de la Base Naval (Decreto Supremo N° 024-2001-JUS)
para que se contemple la posibilidad de que los internos puedan
estudiar al interior del Penal en el que se encuentran purgando
condena, lo que no implica en modo alguno el traslado de los internos
a otro penal.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADO en parte el recurso de agravio constitucional


interpuesto por el procurador del Instituto Nacional Penitenciario y en
consecuencia:
a) Declarar IMPROCEDENTE la demanda en los extremos que
cuestiona la pretendida contravención al Código de Ejecución
Penal por no existir un director del Penal; así como el extremo en
el que se alega que el CEREC indebidamente le otorga la
administración del centro penitenciario a las Fuerzas Armadas sin
que tengan competencia para ello.
b) Declarar INFUNDADA la demanda en los extremos referidos
al régimen de visitas y progresividad en el tratamiento
penitenciario.
c) Declarar FUNDADA la demanda en el extremo referido a la
educación y en tal sentido ordenar al Poder Ejecutivo para que
modifique el Reglamento del Centro de Reclusión de Máxima
Seguridad de la Base Naval CEREC (Decreto Supremo
N° 024-2001-JUS) a fin de que se permita estudiar a los internos
dentro del referido establecimiento penal.
2. Declarar, conforme a lo señalado en el fundamento N° 41 de la
presente sentencia, que la estimatoria parcial de la misma no implica
en modo alguno el traslado de los internos a otro centro penitenciario.
3. Establecer como doctrina jurisprudencial conforme al artículo VI del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, en los procesos
constitucionales relacionados con el delito de terrorismo en los que se
haya dictado sentencia estimatoria de segundo grado, la Procuraduría
del Estado correspondiente se encuentra excepcionalmente habilitada
para la interposición del recurso de agravio constitucional, el
mismo que debe ser concedido por las instancias judiciales, conforme
a lo señalado en el fundamento N° 7 de la presente sentencia.
SS.URVIOLA HANI, VERGARA GOTELLI, ETO CRUZ

█ COMENTARIO
“Recientemente, el Tribunal Constitucional en la STC Exp. N° 01711-2014-
PHC/TC extendió el concesorio del RAC contra sentencias estimatorias en
segunda instancia en los procesos constitucionales donde se invoca la
presunta vulneración de derechos fundamentales durante la investigación,
proceso penal, ejecución de sentencia u otros supuestos por delito de
terrorismo, facultando igualmente al procurador público del sector
agraviado a interponerlo. En esta última sentencia el TC precisó que el
delito de terrorismo también es pluriofensivo, pues afecta bienes jurídicos
de carácter muy relevante y valiosos de la comunidad, tales como la vida, la
libertad y la seguridad personal; además de mantener en zozobra a la
sociedad y en constante temor, y que constituye una amenaza a las bases
sociales y de la propia existencia del Estado.
El Estado peruano combate el terrorismo también en virtud de los
compromisos internacionales como la Convención Americana contra el
Terrorismo. Por ello en la aludida sentencia se amplía o extiende el RAC
excepcional que se venía concediendo en casos de tráfico ilícito de drogas y
lavado de activos, para el delito de terrorismo por la gravedad que entraña.
Debemos señalar también que la existencia del RAC excepcional no solo
representa parte de la lucha del Estado peruano contra el flagelo que
representan los mencionados delitos, sino que permite evitar su impunidad,
pues la declaración de fundada a favor de un procesado o condenado por
tales delitos podría permitir el archivamiento de la investigación, el
sobreseimiento de la causa, la conclusión del proceso por prescripción de la
acción penal o del proceso, su excarcelación, beneficiarlos al interior del
proceso, entre otras situaciones”(15).
Jueces no pueden ordenar al Reniec
cambio de
sexo de personas transexuales

STC Exp. N° 00139-2013-PA/TC

Caso: Rafael A. Ynga Zevallos (representante)

Sentido del fallo: Infundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 05/05/2014

El Tribunal Constitucional determino que los jueces no pueden


ordenar al Reniec el cambio de sexo de las personas transexuales
en el DNI cuando resuelvan procesos judiciales, dado que el sexo
de la persona consignado en el registro corresponde a su sexo
biológico que responde a una realidad extrajurídica y biológica
que debe ser constitucionalmente respetada por fundarse en la
‘naturaleza de las cosas’. Asimismo, el alto Colegiado señala que
los transexuales son personas que sufren de un “trastorno
mental” pues el error está en su mente y no en su anatomía.

Palabras clave: Derecho a la identidad, sexo bilógico, transexuales, identidad


de género.

EXP. N° 00139-2013-PA/TC-SAN MARTÍN


P. E. M. M. Representado(a) por
RAFAEL ALONSO YNGA ZEVALLOS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 18 días del mes de marzo de 2014, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los señores magistrados Urviola Hani, Vergara
Gotelli, Mesía Ramírez, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda,
pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular de los magistrados
Mesía Ramírez y Eto Cruz, que se agrega

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Rafael Alonso Ynga


Zevallos, en representación de P.E.M.M. contra la resolución de la Sala
Mixta Descentralizada de la Corte Superior de Justicia de San Martín, de
fojas 361, su fecha 10 de septiembre de 2012, que, revocando la apelada,
declaró improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 23 de agosto de 2010, el recurrente, en representación de


P.E.M.M. interpone demanda de amparo contra el Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil - Reniec y el Ministerio Público, solicitando el
cambio de sexo (de masculino a femenino) en su Documento Nacional de
Identidad (DNI) y por consiguiente en su partida de nacimiento. Asimismo,
solicita que esta demanda se ponga en conocimiento de la Municipalidad
Distrital de Miraflores (Lima).
Alega el recurrente que su poderdante (en adelante, P.E.M.M.) obtuvo,
mediante un proceso judicial de cambio de nombre ante el Juzgado Civil de
San Martín (Exp. 104-2008), que este fuera cambiado de un prenombre
masculino (J. L.) a uno femenino (P. E.), cambio que fue inscrito como
anotación marginal en su partida de nacimiento en la Municipalidad
Distrital de Miraflores (Lima). Posteriormente P.E.M.M. solicitó al Reniec
que le expida un nuevo DNI con sus nuevos nombres (P.E.), adjuntando
para ello la partida de nacimiento con la anotación marginal. Refiere que el
Reniec cumplió con cambiar el prenombre de P.E.M.M. pero indicando que
su sexo es “masculino”, lo cual considera que afecta su derecho
fundamental a la identidad pues esto le causa un estado de depresión e
incomodidad.
Aduce el recurrente que P.E.M.M. es un transexual, no un hombre, sino
“una mujer reasignada” mediante una cirugía realizada en España, por lo
que debe ser tratada como tal, y que no basta solo tener un prenombre
femenino, sino que el sexo señalado en el DNI debe estar acorde con su
actual identidad.
Para el recurrente, la transexualidad es el fenómeno por el que algunas
personas “cambian su sexo y adoptan socialmente el sexo contrario al de su
nacimiento, sin que exista una razón física aparente que parezca
predisponer a esa decisión”. Según el recurrente, en el pasado, cuando uno
se preguntaba por el contenido que definía el sexo se pensaba que este era
únicamente un elemento estático del ser humano, vinculado de manera
exclusiva con la dimensión biológica y cromosómica; sin embargo, y
gracias al avance de disciplinas como la psicología, la medicina o la
antropología, la comunidad académica mundial ha convenido que el sexo es
una característica dinámica ya que se da y evoluciona con el desarrollo de la
persona, por lo que se puede hablar en la actualidad de un sexo social
(actitud que uno asume en la sociedad) y un sexo psicológico (hábitos y
comportamientos), los cuales muchas veces pueden diferir o ser contrarios
al sexo cromosómico o biológico. Esto lleva a afirmar que el sexo, como
categoría conceptual, debe ser visto como un todo, es decir, como una
entidad bio psicosocial, por lo cual, de existir alguna contradicción entre
esas dimensiones, la biológica o cromosómica, la física, social o
psicológica, es la persona la que elegirá libremente a qué sexo pertenecer y
el sexo elegido debe guardar coherencia con el consignado registralmente.
Coherentes con este planteamiento, a juicio del recurrente, son las razones
que esgrimió P.E.M.M. al solicitar judicialmente su cambio de prenombre:
“el nombre J. es propio de una persona masculina y no me identifico con
dicho sexo y mucho menos con el nombre antes referido, es por ello que
solicito judicialmente el cambio de nombre, ya que me identifico con el
sexo femenino”.
Según el recurrente, la medicina está proponiendo a la justicia lo que se
conoce como la “teoría del sexo psicosocial”. El fundamento básico de esta
teoría consiste en considerar la “subjetividad” del sexo como un dato del
mismo rango científico que los datos biológicos, por lo que los juristas
deben entender que si el sexo morfológico no coincide con el psicológico y,
como consecuencia de ello, no coincide con el legalmente asignado, debe
prevalecer el sexo psicológico. No obstante, precisa el recurrente que sobre
esto no hay acuerdo científico, por lo que el Derecho “debe enfrentarse a
esta situación sin la certeza de la ciencia” (fojas 81) y que su poderdante es
un transexual que desde una óptica es varón y desde otra es mujer, “ya que
ni la intervención quirúrgica a la que se sometió ni el pretendido cambio de
su nombre modifican este estado de hecho en virtud de la inmutabilidad de
lo genético” (fojas 87).
El Reniec contesta la demanda expresando que esta colisiona con el artículo
22 del Decreto Supremo N° 15-98-PCM (Reglamento de Inscripciones del
Reniec), que precisa los hechos inscribibles en el acta de nacimiento, entre
los que no se encuentra el cambio de identidad sexual. Además, refiere que
el Tribunal Constitucional en la STC Exp. N° 2273-2005-PHC/TC si bien
ordenó el cambio de prenombre de masculino a femenino (Karen Mañuca
Quiroz Cabanillas), mantuvo intangibles los demás elementos
identificatorios (edad, sexo o lugar de nacimiento) consignados en la partida
de nacimiento.
A fojas 170, la Fiscal Provincial Encargada de la Primera Fiscalía
Provincial de Familia de San Martín, Tarapoto, devuelve la demanda,
expresando que, de conformidad con el artículo 96 de la Ley Orgánica del
Ministerio Público, la Fiscalía Provincial Civil no interviene en esta clase
de procesos.
La Municipalidad Distrital de Miraflores se apersona al proceso y afirma
que si bien la demanda se sustenta en la STC Exp. N° 2273-2005-PHC/TC,
en ella solo se ordena el cambio de prenombre (de masculino a femenino:
Karen Mañuca Quiroz Cabanillas) en el DNI, pero no de sexo.
El Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de San
Martín, con fecha 3 de mayo de 2012, declara fundada la demanda,
ordenando el cambio de sexo a femenino de P.E.M.M., tanto en su DNI
como en su partida de nacimiento, por considerar que si en un inicio se
pensó que el sexo era solo un elemento estático de la personalidad del ser
humano, al hacerse referencia al sexo biológico o cromosómico al momento
de inscribir el nacimiento en el Registro Civil, dicha definición ha
cambiado y así, desde un enfoque multidisciplinario, el sexo es un elemento
dinámico, ya que se da en el transcurso del desarrollo de la persona y está
referido a la peculiar actitud que asume esta en sociedad (sexo social), a los
hábitos y comportamientos (sexo psicológico), los que incluso pueden
diferir del sexo cromosómico, por lo que de existir contradicción entre el
sexo cromosómico, psicológico, físico y social (disforia de género), es la
persona quien decide libre y voluntariamente a qué sexo pertenecer. En el
caso de autos, P.E.M.M. se siente pertenecer al sexo femenino y no al
masculino, existiendo una disociación entre su sentimiento, pensamiento y
vida como mujer con la apariencia genital, repudiando su nombre y todo lo
que tiene que ver con la condición masculina que le asignaron al nacer.
A su turno, la Sala Mixta Descentralizada de Tarapoto de la Corte Superior
de Justicia de San Martín, revocando la apelada declaró improcedente la
demanda, por considerar que el amparo no es la vía idónea para pedir el
cambio de sexo en el DNI y en la partida de nacimiento, sino el proceso de
conocimiento conforme al artículo 475, inciso 1, del Código Procesal Civil.

FUNDAMENTOS

1. Delimitación del petitorio

En el caso de autos, el recurrente pide que se cambie el sexo (de masculino


a femenino) en el DNI y en la partida de nacimiento de P.E.M.M. Ello en
razón de que ya ha conseguido judicialmente que su prenombre masculino
sea cambiado por uno femenino (de J.L. a P.E.), y así consta en su partida
de nacimiento y DNI, pero en dichos documentos su sexo permanece como
masculino.
En cuanto al derecho fundamental supuestamente afectado en el presente
caso, este tribunal considera que este es el derecho a la identidad. No solo
porque ese es el derecho invocado por el recurrente (cfr. fojas 70), sino
también porque ya antes este tribunal ha considerado que ese es el derecho
involucrado en controversias relativas al registro de estado civil (cfr. SSTC
Exps. N°s 2273-2005-PHC/TC, 5829-2009-PA/TC). Debe mencionarse
también que el recurrente hace una enumeración de otros derechos que, a su
juicio, se relacionan con el derecho a la identidad (cfr. fojas 81 a 87), pero
luego precisa que en concreto este es el derecho que considera violado en el
caso de autos (cfr. fojas 87), por lo que el pronunciamiento de este tribunal
se centrará en dilucidar si existe o no la alegada afectación al derecho a la
identidad.

2. Sobre la vulneración al derecho a la identidad (artículo 2, inciso


1, de la Constitución)

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El derecho a la identidad es el derecho de todo individuo a
ser reconocido estrictamente por lo que es y por el modo
cómo es.

1. Ya ha referido este tribunal que entre los atributos esenciales de la


persona, ocupa un lugar primordial el derecho a la identidad
consagrado en el inciso 1 del artículo 2 de la Constitución,
“entendido como el derecho que tiene todo individuo a ser
reconocido estrictamente por lo que es y por el modo cómo es. Vale
decir, el derecho a ser individualizado conforme a determinados
rasgos distintivos, esencialmente de carácter objetivo (nombres,
seudónimos, registros, herencia genética, características corporales,
etc.) y aquellos otros que se derivan del propio desarrollo y
comportamiento personal, más bien de carácter subjetivo (ideología,
identidad cultural, valores, reputación, etc.)” (STC N° 2273-2005-
PHC/TC, f. j. 21). “La identidad desde la perspectiva descrita no
ofrece, pues, como a menudo se piensa, una percepción
unidimensional sustentada en los elementos estrictamente objetivos o
formales que permiten individualizar a la persona. Se encuentra,
además, involucrada con una multiplicidad de supuestos, que pueden
responder a elementos de carácter netamente subjetivos, en muchos
casos, tanto o más relevantes que los primeros” (STC Exp. N° 2273-
2005-PHC/TC, f. j. 22). De esta forma, cuando una persona invoca su
identidad, en principio lo hace para que se la distinga frente a otras,
pero aun “cuando a menudo tal distinción pueda percibirse con suma
facilidad a partir de datos tan elementales como el nombre o las
características físicas (por citar dos ejemplos), existen determinados
supuestos en que tal distinción ha de requerir de referentes mucho
más complejos, como puede ser el caso de las costumbres, o las
creencias (por citar otros dos casos). El entendimiento de tal derecho,
por consiguiente, no puede concebirse de una forma inmediatista,
sino necesariamente de manera integral” (STC Exp. N° 2273-2005-
PHC/TC, f. j. 23).
2. Ha destacado también este tribunal que en nuestro ordenamiento
jurídico el DNI permite que el derecho a la identidad se haga
efectivo, en tanto posibilita la identificación precisa de su titular; pero
también constituye un requisito para el ejercicio de los derechos
civiles y políticos consagrados por la Constitución (cfr. STC Exp. N°
5829-2009-PA/TC, f. j. 6).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La partida de nacimiento acredita el hecho inicial de la
existencia de una persona humana.

3. Respecto a la partida de nacimiento, este tribunal ha señalado que


“es el documento a través de cual se acredita el hecho del nacimiento
y, por ende, la existencia de una persona. Con este asiento registral y
sus certificaciones correspondientes en los registros civiles se deja
constancia del hecho inicial o determinante de la existencia de una
personalidad humana” (STC Exp. Nº 2273-2005-PHC/TC, f. j. 11) y
permite la probanza legal:
Del hecho de la vida.
De la generación materna y paterna, salvo las omisiones por
legitimidad.
Del apellido familiar y del nombre propio.
De la edad.
Del sexo.
De la localidad en que surge a la existencia, que lleva consigo la
nacionalidad.
De la soltería, mientras no se ponga nota marginal del matrimonio
(...)
(STC N° 2273-2005-PHC/TC, fundamento 12; énfasis añadido).
4. Queda claro que el sexo forma parte de la identidad de la persona
y, como tal, debe quedar correctamente constatado en el Registro del
Estado Civil en donde se inscriben los nacimientos (cfr. artículo 44,
inciso “a”, de la Ley N° 26497, Ley Orgánica del Registro Nacional
de Identificación y Estado Civil, en adelante LORENIEC). El
Tribunal Constitucional ha precisado al respecto que la identificación
que se asigna al recién nacido relativa al sexo lo ubica en el género
masculino o femenino y que entre los factores que pueden constituir
el sexo del individuo (que cabe clasificar en biológicos y
psicosociales), “al momento de nacer la persona solo se toma en
cuenta el sexo anatómico” (STC N° 2273-2005-PHC/TC,
fundamento 15), es decir, el sexo genital, que es parte del sexo
biológico.
5. Para el Derecho, entonces, el sexo viene a ser el sexo biológico, el
sexo cromosómico o genético instaurado en el momento de la
fecundación del óvulo por el espermatozoide, que determina el sexo
femenino o masculino: cromosomas XX (femenino), cromosomas
XY (masculino). La diferencia entre los sexos responde, pues, a una
realidad extrajurídica y biológica que debe ser constitucionalmente
respetada por fundarse en “la naturaleza de las cosas” (artículo 103 de
la Constitución), y en tanto que la ciencia aporta que el sexo
cromosómico no se puede cambiar, el sexo es indisponible para el
individuo.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El sexo biológico define el sexo de la persona siendo
indisponible para este.

6. El sexo (femenino o masculino) asignado a la persona desde su


nacimiento, es uno de aquellos rasgos distintivos de carácter objetivo
(como lo es la “herencia genética”: STC Exp. N° 2273-2005-
PHC/TC, fundamento 21), viniendo tal característica de una realidad
biológica indisponible, necesaria para que la persona pueda ser
individualizada como corresponde a su derecho a la identidad y al
correlativo deber de respetar los derechos e intereses de terceros.
Asimismo, tal realidad genética resulta determinante para las distintas
consecuencias que se derivan de la condición de mujer y de hombre
en el ordenamiento jurídico (por ejemplo, en lo que respecta al
derecho o capacidad para contraer matrimonio o iusconnubii).
7. Esta doctrina de la indisponibilidad del sexo como elemento de
identidad en el registro de estado civil, ya se encuentra en lo resuelto
por este Tribunal en la STC Exp. N° 2273-2005-PHC/TC, donde se
autorizó el cambio de prenombre del recurrente (de masculino a
femenino), pero manteniéndose “la intangibilidad de los demás
elementos identitarios (llámese edad, sexo o lugar de nacimiento)”
(punto 2 resolutivo; énfasis añadido). coherente con ello, la Reniec no
prevé el cambio de sexo, pero sí contempla la inscripción de los
cambios o adiciones de nombre (cfr. artículo 44, inciso “m”, de la
LORENIEC).
8. Por supuesto, esta indisponibilidad del sexo en el registro civil, no
se ve perjudicada por la posibilidad de rectificar, incluso
administrativamente, las inscripciones cuando “se determina algún
error en la inscripción” (cfr. artículo 71 del Decreto Supremo N° 15-
98-PCM, reglamento de inscripciones del Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil).
9. Este yerro en la inscripción en lo que respecta al sexo de la
persona, ocurriría cuando exista un desajuste en el propio sexo
cromosómico, es decir en la propia biología, como los casos de
intersexualidad o hermafroditismo. Es decir, el cambio de sexo en el
registro se puede justificar si se alega error en la apreciación del sexo
al momento de la inscripción y se aportan las correspondientes
pruebas médicas que demuestren que ha habido en el registro un error
de redacción, apreciación equivocada del sexo aparente y genital
(sexo anatómico) o errores biológicos que el individuo registrado no
haya causado voluntariamente.
10. En el caso de autos, el recurrente en ningún momento aduce que
P.E.M.M. sea cromosómica, hormonal, gonádica o morfológicamente
correspondiente al sexo femenino. El recurrente sustenta el reclamo
de cambio de sexo de P.E.M.M. en razones exclusivamente de orden
psicológico, al señalar que ella no se identifica con el sexo
masculino con el que está inscrita, sino con el femenino. Asimismo,
en la solicitud judicial de cambio de prenombre que presentó
P.E.M.M (Exp. N° 00104-2008, que viene como acompañado), esta
afirma que fue inscrita con un prenombre de acuerdo con su sexo
biológico (masculino), pero que desde su infancia “se sentía como si
perteneciera al sexo opuesto” (fojas 28); que con sus documentos se
“confrontaba con una realidad no deseada, la de que biológicamente
era hombre”, y que en España “luego de una evaluación minuciosa
(psicológica) se (le) diagnosticó transexualismo o disforia de género
[en otras palabras que si bien era un hombre biológico (su) conducta
era la de una mujer] y por lo tanto la única posibilidad era que a
través de una operación de cambio de genitales externos y
vaginoplastía cutánea peneana (es decir cambio de sexo) (sic), podía
superar esta patología” (fojas 30-31). Es claro que no identificarse
con el sexo biológico masculino o sentirse del sexo femenino, hace
alusión a una “patología” (como ella misma le llama) psicológica,
como lo prueba además, según ella manifiesta, haber sido sometida a
una “evaluación minuciosa” de orden psicológico para diagnosticarle
“transexualismo”.
11. En el mismo sentido, los informes médicos emitidos en España
que obran en el referido expediente judicial que viene como
acompañado, en ningún caso refieren que P.E.M.M. sea intersexual o
hermafrodita, sino que padece un trastorno de orden psicológico. Así,
el cirujano plástico reconstructivo y estético deja constancia que la
paciente P.E.M.M. - J.L.M.M. ha sido diagnosticada “de
transexualismo o disforia de género”, “ha recibido tratamiento
hormonal por tiempo superior a un año” y ha sido intervenida por él
“de cambio de genitales externos y vaginoplastía cutánea peneana”
(fojas 7). Igualmente, el informe psiquiátrico de fojas 74 señala que
“se confirma el diagnóstico de trastorno de la identidad sexual”,
que “la paciente está realizando tratamiento hormonal desde los 16
años, manteniendo tratamiento hormonal feminizante”, que “ha sido
sometida a cirugía de reasignación sexual de hombre a mujer”, por lo
que concluye que “ha recibido el tratamiento adecuado para su
trastorno, y desde el inicio del tratamiento la adaptación progresiva a
los cambios ha sido favorable”.
12. De todo ello queda claro que P.E.M.M. no presenta un caso de
intersexualidad o hermafroditismo que haya ocasionado un error al
momento de registrar su sexo y que, por tanto, este deba ser
rectificado. Es una persona de constitución sexual masculina en la
cual no existen características físicas o funcionales de los dos sexos
que permitan clasificarla como intersexual y necesitada del
discernimiento del sexo predominante, sino que en ella se presenta
una especie de falta de coherencia plena entre el sexo biológico,
absolutamente masculino, y un sexo psicológico que le condujo a
desear el sexo femenino y, en esa línea, a la práctica de la operación
quirúrgica y a un tratamiento hormonal. Se trata pues de un
transexual, como afirma el propio recurrente (cfr. fojas 87), es decir,
de una persona que muestra una incongruencia entre lo psíquico y lo
orgánico.
13. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica al
transexualismo dentro de los trastornos de la personalidad y del
comportamiento, definiéndolo como el deseo del individuo de vivir y
ser aceptado como un miembro del sexo opuesto, que suele
acompañarse de sentimientos de malestar o desacuerdo con el sexo
anatómico propio [cfr. International Statistical Classification of
Diseases and Related HealthProblems (ICD-10), F64.0].
14. No debe confundirse la transexualidad con el hermafroditismo o
los estados intersexuales ya referidos. El transexualismo es un
trastorno mental, en el que no hay ninguna patología anatómica o
genética. El transexual posee un sexo biológico perfectamente
definido, sin ambigüedades, como hombre o mujer. Tiene la
convicción de que su sexo anatómico es erróneo, pero el error está en
su mente, no en su anatomía. Por ello, desde la medicina se dirá que
“el transexual no modificado por las técnicas médico quirúrgicas
presenta unos caracteres somáticos de absoluta normalidad. No se
observa en ellos ninguna ambigüedad, ni mucho menos anomalías, en
su conformación somática. Tanto los caracteres sexuales secundarios
como los órganos genitales externos, las gónadas y los órganos
genitales internos, incluso el sexo genético, cromatínico y
cromosómico, son absolutamente normales” (GISBERT
CALABUIG, J. A. Medicina legal y toxicología. Masson, Barcelona
2004, p. 653).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El transexualismo es un trastorno mental.

15. P.E.M.M., según indica el recurrente, es un transexual, que se


siente (psicológicamente) pertenecer al sexo contrario a su sexo
biológico, sin que este último se vea modificado por la cirugía que le
fue practicada pues, afirma el propio recurrente, “ni la intervención
quirúrgica a la que se sometió ni el pretendido cambio de su nombre
modifican este estado de hecho en virtud de la inmutabilidad de lo
genético” (fojas 87).
16. Este Tribunal Constitucional coincide con el recurrente en lo
referido a la inmutabilidad del sexo genético o cromosómico
(masculino) de P.E.M.M., ya que en otra ocasión ha afirmado que “la
realización de una plastía no es evidencia de una alteración del sexo
de una persona, pues la plastía también puede utilizarse con medios
meramente estéticos” (STC Exp. N° 2868-2004-AA/TC, fundamento
26).
17. Esto resulta corroborado por el propio cirujano plástico
reconstructivo y estético que operó en España a P.E.M.M., cuando
afirma: “está intervenida por mí de cambio de genitales externos y
vaginoplastia cutánea peneana” (...) encontrándose “después de la
intervención con labios mayores y vagina muy a semejanza de los
femeninos” (fojas 7 del expediente judicial que viene como
acompañado; énfasis añadido). Ello significa que la cirugía solo ha
permitido una cierta aproximación en apariencia (“muy a
semejanza”) al sexo femenino en cuanto a su morfología externa,
pero en ningún caso en la interna o en el componente cromosómico o
genético.
18. Entonces, las denominadas operaciones de cambio de sexo solo
transforman (y ni siquiera totalmente) la morfología de los órganos
genitales externos del individuo pero no su sexo cromosómico, aun
con cirugía altamente sofisticada y tratamientos hormonales (cfr.
sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos: I. v. The
United Kingdom, del 11 julio de 2002, N° 62; y Christine Goodwin v.
The United Kingdom, del 11 julio 2002, N° 82) y pese a que se
permita el cambio de sexo en el registro civil.
19. Para el recurrente, la discrepancia entre lo psicológico (sentirse
del o identificarse con el sexo femenino) y lo biológico (ser del sexo
masculino) que tiene quien padece el síndrome transexual (como es el
caso de P.E.M.M.), se resuelve con la cirugía transexual y con la
prevalencia, inclusive para efectos legales, del sexo psicológico sobre
el biológico. A este propósito, habla de lo que denomina la “teoría del
sexo psicosocial” cuyo fundamento básico, según él, es la
“subjetividad” del sexo como un elemento del mismo rango científico
que los datos biológicos, por lo que si el sexo biológico no coincide
con el psicológico y, como consecuencia de ello, no coincide con el
legalmente asignado, debe prevalecer el sexo psicológico.
20. El recurrente sostiene la tesis de que el sexo de los transexuales lo
determina el sexo psíquico y no el sexo cromosómico (que en el caso
de estos, como en todas las personas, permanece siempre el mismo),
por lo que el sexo para el Derecho debe ser el sexo psíquico,
abandonándose el principio, ya sustentado en esta sentencia, de que el
sexo cromosómico define el sexo de la persona y que este es
indisponible.
21. Sin embargo, este tribunal advierte que este es un planteamiento
sobre el cual no existe actualmente certeza o consenso científicos,
sino, por el contrario, un arduo debate. En efecto, aquello que el
recurrente y P.E.M.M. afirman concluyentemente sobre la cirugía
como el tratamiento indicado para el trastorno de la transexualidad y
la consecuente prevalencia del sexo psíquico sobre el cromosómico,
está en realidad sujeto a gran polémica en el mundo científico.
22. Así, P.E.M.M. sostiene que al ser diagnosticada de
transexualismo, la única posibilidad de “superar esa patología” era “a
través de una operación de cambio de genitales externos y
vaginoplastía cutánea peneana” (fojas 30 y 31 del expediente judicial
que viene como acompañado). El cirujano plástico reconstructivo y
estético afirma que frente al diagnóstico de transexualismo “la
intervención quirúrgica” es “la terapia más oportuna” (nótese que no
dice que sea la única) (fojas 7 del expediente judicial que viene como
acompañado). Y el informe psiquiátrico indica que P.E.M.M. “ha
recibido el tratamiento adecuado para su trastorno”, consistente en
mantener “tratamiento hormonal feminizante” y someterse “a cirugía
de reasignación sexual de hombre a mujer (vaginoplastía 2001 y
prótesis mamaria 2000)” (fojas 74 del expediente judicial que viene
como acompañado).
23. No obstante, este tribunal puede advertir que la cirugía como el
tratamiento adecuado para el trastorno transexual, no es aceptada
pacíficamente en el campo científico (cfr., por ejemplo, lo ocurrido en
la jurisdicción interna alemana, en la sentencia del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos del 12 de septiembre de 2003, Van Kück v.
Germany, N°s 12 a 28). Existen posiciones científicas para las que
siendo psíquica la causa del transexualismo, se debe más bien actuar
sobre la mente, por lo que es un error pretender curar lo psíquico
actuando sobre lo físico, ya que en el cuerpo no hay ninguna
anomalía orgánica. Por ello, en estas escuelas se abogará por un
tratamiento psicológico-psiquiátrico, buscando que el transexual cure
su psique para aceptar la realidad de su sexo biológico y construya su
identidad sexual conforme a él.
24. Desde estas escuelas se advierte que científica y técnicamente un
“cambio de sexo” no es realizable, incluso con la cirugía más
perfecta. En el caso de varón a mujer, que es el más frecuente, la
cirugía consiste en la extirpación de los órganos genitales, falo y
testículos, y la orquiectomía y vasectomía. Posteriormente se realiza
la construcción de una vagina artificial y creación de senos. Luego
hay que adaptar otras partes masculinas del cuerpo, como la manzana
de adán, el cuello, el mentón, las mejillas y las caderas. Después de
estas intervenciones, hay que continuar permanentemente con un
tratamiento de hormonas, que tendría efectos secundarios. Aparte de
las consecuencias meramente médicas, el transexual de varón a mujer
en muchas ocasiones sigue sin sentirse satisfecho con su “nuevo”
cuerpo porque mantiene rasgos de varón: talla, forma de la cara,
mejillas, pies y manos, persistencia de la próstata y las vesículas
seminales. En el caso de mujer a hombre, se precisa de la
ooferectomía y mastectomía, y se construye un falo artificial con el
que es imposible realizar una cópula fisiológica. Todo esto no
permitiría hablar de genitales masculinos y femeninos,
respectivamente, de manera que no se puede sostener que el sexo
haya cambiado desde el punto de vista anatómico.
25. Por todo ello, lejos de darse por satisfecho después de las
intervenciones quirúrgicas, el transexual en muchos casos sigue
experimentando una nueva escisión, ahora no solo entre su soma y su
psique, sino en su propio cuerpo, en el que se conjugan elementos
externos artificiales de un sexo y su propia realidad cromosómica y
hormonal, de la que no consigue deshacerse, aunque haya incluso
logrado un cambio legal de su sexo (cfr. “Transexual belga decidió
morir por eutanasia tras insatisfacción con operaciones”, diario El
Comercio, Lima 1-X-2013).
26. De hecho, ocurren casos de transexuales inscritos en el registro
civil según el nuevo sexo que quieren volverlo a cambiar, lo cual
plantea nuevos problemas al Derecho (cfr., por ejemplo, “Un
transexual pide al Reniec que le devuelva su identidad de varón”,
diario El Comercio, Lima 20-VI-2013). Al margen de que la cirugía
transexual es irreversible, pues es imposible recomponer los órganos
genitales, en los países donde se lleva tiempo realizando esta cirugía
puede apreciarse el problema jurídico que supone que el transexual
insatisfecho con el cambio pretenda otra nueva rectificación del
registro civil.
27. Como puede apreciarse, la ciencia pone en tela de juicio que la
intervención quirúrgica se muestre como el único medio eficaz válido
para la atenuación o eliminación del síndrome transexual. Que la
transexualidad sea una patología, que genere sufrimiento y que
requiera tratamiento e intento de curación, además de la comprensión
social, es indiscutible. Pero, como ha quedado demostrado, en lo que
los científicos no están todavía de acuerdo es sobre cuál sea el
tratamiento más eficaz. El derecho deberá interpretar sus normas o
cambiar su legislación a la luz de lo que aporte la ciencia médica al
respecto.
28. La pretensión del recurrente puede identificarse con aquellas
tendencias que intentan romper con el modelo que afirma que el
derecho debe proteger jurídicamente lo que viene dado por la
biología (o la naturaleza humana), para ir hacia un modelo conforme
al cual el género es siempre construido culturalmente y no debe
respetar necesariamente la naturaleza. Es decir, se ubica en el debate
sobre los conceptos de sexo y género, donde se discute hasta dónde la
identidad y el comportamiento sexuales están condicionados por la
biología o la naturaleza o hasta dónde todo ello es construido;
controversia en la que están, por un lado, quienes mantienen el
criterio mayoritario (si nos atenemos a lo que muestran los distintos
ordenamientos jurídicos) de que el sexo viene determinado por los
cromosomas, y el criterio minoritario de que cabe una nueva
interpretación conforme a la cual– como quiere el recurrente–, el sexo
psíquico debe prevalecer, incluso legalmente, sobre el sexo
cromosómico. Se trata, pues, de una discusión filosófica-jurídica
sobre los modelos que adopte el ordenamiento jurídico en las
relaciones entre naturaleza y cultura, biología y Derecho, que no está
cerrada.
29. Este Tribunal ha establecido que no cabe dictar precedentes
vinculantes “sobre temas que son más bien polémicos y donde las
posiciones valorativas pueden dividir a la opinión pública” (STC
Exp. Nº 3741-2004-AA/TC, f. j. 46). Igualmente, aunque aquí no se
esté considerando la emisión de un precedente vinculante, del espíritu
de esa autolimitación del Tribunal Constitucional puede rescatarse
que no puede acogerse una tesis como la del recurrente, que plantea
la absoluta prevalencia en el transexual operado del sexo psicológico
sobre el cromosómico, y consecuentemente darle efectos legales al
primero, si consta a este Tribunal que este planteamiento actualmente
está sujeto a ardua polémica en diversos campos. Y aún admitiéndose
que la especificación sexual pudiera no agotarse en el aspecto
cromosómico, cabría preguntarse si resulta admisible una forma de
especificación que prescinda en absoluto de él.
30. Consecuentemente, mientras no haya certeza científica de que la
cirugía transexual es el tratamiento más eficaz para el transexualismo
y que, realizada ella, debe prevalecer legalmente el sexo psicológico
sobre el biológico como plantea el recurrente, el Derecho no puede
abandonar la realidad científica de que el sexo de la persona es su
sexo biológico o cromosómico, que también según la ciencia es
indisponible y con el cual el ordenamiento constitucional distingue
los sexos en función de “la naturaleza de las cosas” (artículo 103 de
la Constitución), es decir, de lo biológico.
31. Por todo ello, este Tribunal juzga que debe desestimarse la
pretensión del recurrente de modificar el sexo masculino en el DNI y
en la partida de nacimiento de P.E.M.M., pues, por las razones aquí
expuestas, este Tribunal no puede eximir a P.E.M.M. de la exigencia
que impone el ordenamiento constitucional de que el sexo de la
persona consignado en el registro de estado civil corresponde a su
sexo biológico.
32. En otro orden de cosas, este Tribunal es consciente de que una
decisión favorable al pedido de cambio de sexo de P.E.M.M., podría
generar que se invocara este caso para estimar casos similares
teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo VI del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional sobre la doctrina o jurisprudencia
constitucional vinculante (cfr. STC Exp. N° 4853-2004-PA/TC, f. j.
15), por lo que no puede dejarse de considerar los efectos o el
impacto que una decisión estimatoria en este caso tendría sobre el
ordenamiento jurídico, máxime si en su actuación como intérprete de
la Constitución este Tribunal debe observar el principio de previsión
de consecuencias, derivado del artículo 45 de la Constitución, que
ordena a todos los poderes públicos actuar con las responsabilidades
que ella exige (cfr. STC Exp. N° 5-2005-CC/TC, f. j. 58).
33. Desde esta perspectiva, estimar el pedido del recurrente
acarrearía, de entrada, los siguientes impactos en nuestro
ordenamiento jurídico: 1) que una persona pueda cambiar a voluntad
su sexo en el registro civil; 2) admitir el matrimonio de personas del
mismo sexo, ya que un transexual operado, a pesar del cambio
externo, sigue teniendo el mismo sexo cromosómico.
34. En efecto, de obtener el recurrente un pronunciamiento
estimatorio, P.E.M.M, podría reclamar cuanto sea inherente a la
condición de mujer, pues la consecuencia de estimar la pretensión
comprende la adquisición de cuantas expectativas, facultades y
derechos pudieran asistirle desde la sobrevenida condición legal
femenina; un nuevo status a partir del cual no podría menos que serle
reconocida la capacidad para contraer matrimonio, el iusconnubiio
iusnubendi. Y ya que, según se ha visto, jurídicamente el sexo se
define según el sexo cromosómico, la consecuencia de la
modificación del sexo en el registro civil es que no habrá obstáculo
para el matrimonio de un transexual con una persona del mismo sexo
que el suyo de origen. La admisión de un transexual al nuevo sexo
implica, entonces, el reconocer el matrimonio homosexual, lo cual
también plantea el problema de la adopción de menores por esta
nueva pareja.
35. Si la sentencia de este tribunal ordena el cambio legal de sexo de
P.E.M.M. que pasa a tener el sexo femenino, no sería viable
introducir limitaciones, como prohibirle contraer matrimonio con
varón, pues estas podrían ser tachadas de discriminatorias por razón
de sexo, además de resultar una incongruencia con lo pretendido, que
es el más pleno reconocimiento legal de la condición femenina.
36. De esta forma, este tribunal estaría introduciendo en nuestro
ordenamiento jurídico el matrimonio entre personas del mismo sexo,
incurriendo en un activismo judicial que contravendría el principio
constitucional de separación de poderes (artículo 43 de la
Constitución) y el principio de corrección funcional (cfr. STC Exp.
N° 5854-2005-PA/TC, f. j. 12), pues tal matrimonio en razón de
comprometer toda una concepción del Derecho de familia que
configura el Derecho civil debe ser ampliamente debatido por los
ciudadanos y los congresistas como sus representantes (artículos 43,
45 y 90 de la Constitución), por lo que su discusión y eventual
decisión debe hacerse en sede legislativa cuyo producto legal podrá
luego estar sujeto, por supuesto, al control de la jurisdicción
constitucional, pero no jurisprudencialmente, ya que el diálogo
democrático implica la discusión abierta al pueblo y a los
parlamentarios que lo representan. Lo contrario significaría que este
supremo intérprete de la Constitución desvirtúe las funciones y
competencias que el Constituyente ha asignado al Congreso de la
República, rompiendo el equilibrio inherente al Estado
Constitucional, presupuesto del respeto de los derechos
fundamentales, que debe encontrarse siempre plenamente
garantizado.
37. Además, amparar el pedido del recurrente implicaría una serie de
consecuencias adicionales, sean estas aplicables al caso de P.E.M.M.
o de otras personas que quieran acogerse a lo resuelto en este caso, de
gran impacto y complejidad especialmente en el campo del Derecho
civil, que este Tribunal no puede resolver sin, nuevamente, invadir
competencias propias del legislador, contraviniendo los principios de
separación de poderes y de corrección funcional.
38. Así, 1) habría que determinar la edad mínima para solicitar el
cambio de sexo en el registro de estado civil; 2) si la intervención
quirúrgica debe ser autorizada por un juez; 3) si el cambio de sexo en
el registro civil requiere orden judicial o basta una petición en sede
administrativa (como afirma P.E.M.M. que le ocurrió en España, cfr.
fojas 31 del expediente judicial que viene como acompañado); 4) si
se requieren o no pericias o informes médicos y/o psicológicos que
diagnostiquen el trastorno transexual y el número de estos
dictámenes; 5) si se exigirá o no un periodo mínimo de tratamiento
médico para acomodar las características físicas del transexual a las
del sexo reclamado, y un tiempo mínimo de vivir según el sexo
deseado antes del cambio de sexo en el registro civil. También, si
para el cambio registral de sexo es necesaria o no la previa cirugía
transexual. En caso que esta no se exigiera (como ocurre en la
legislación española: Ley 3/2007, de 15 de marzo, artículo 4, podría
ocurrir que una persona originalmente de sexo masculino que ha
conseguido cambiar su sexo en el registro civil a femenino, “termine
absurdamente por generar a pesar de haber sido jurídicamente
reconocida como mujer un hijo, el mismo que tendría, paradójica y
formalmente, dos madres, careciendo de la figura paterna (C.
Fernández Sessarego. Nuevas tendencias en el derecho de las
personas. Universidad de Lima, Lima 1990, p. 254).
39. Asimismo, sería necesario determinar si los efectos del cambio de
sexo en el registro civil se dan a partir de que este se efectúa (“ex
nunc”) o desde el nacimiento del transexual (“ex tunc”), es decir, si la
modificación registral es constitutiva o declarativa. Tendría que
tenerse una respuesta también, en la hipótesis de que el transexual
hubiera estado casado, al problema de si el cambio de sexo en el
registro civil acarrearía la disolución del matrimonio y, en relación a
los hijos nacidos en este, el trastrueque de la relación paterno-filial
antecedente por la materno-filial (o viceversa), pudiendo alcanzarse
así una situación familiar de hijos con dos madres o con dos padres,
con la consiguiente incidencia en el régimen de la patria potestad.
Habría en general que considerar y dar previsiones jurídicas a las
consecuencias de todo orden que el cambio de sexo en el registro
civil lleva aparejadas, especialmente en todas las relaciones jurídicas
en que el sexo de la persona haya sido determinante para su
constitución.
40. Respecto al problema del matrimonio anterior al cambio de sexo
en el registro civil, se ha advertido desde la doctrina: “Es fácil
comprender las muy graves consecuencias que para la vida familiar,
protegida por las diversas constituciones que rigen a todos los estados
del planeta, tendría el facilitar al transexual casado, en mérito a
causales sobrevinientes al matrimonio, el cambio de sexo. Aparte de
la destrucción de la vida familiar se lesionaría el derecho del cónyuge
y de los hijos, en particular si son menores de edad. (...) Si, por un
lado, el cónyuge ve frustrado su matrimonio, del otro, los hijos
menores quedarán desconcertados frente a la mutación sexual del
padre o de la madre. De repente, sin comprenderlo, tendrán dos
padres o dos mamás, según el caso. Es fácil imaginar el daño que en
la formación del niño puede producir esta insólita situación. El
problema no se reduce, por cierto, a que el juez pueda, llegado el caso
hipotético, determinar a quién corresponde la tenencia de los hijos
menores o fije las reglas de las visitas y aquellas concernientes al
mantenimiento de los mismos. No se trata de manipular objetos
inanimados e insensibles. La situación, como es fácil percibir, es
mucho más profunda y preocupante. Ello obliga a tener muy en
cuenta este aspecto en lo que atañe a un posible cambio de sexo de
una persona casada” (C. Fernández Sessarego, Nuevas tendencias en
el derecho de las personas. Universidad de Lima, Lima 1990, pp.
235-236).
41. Además, la modificación del sexo en el registro civil no sería
posible sin inevitables consecuencias de defraudación a terceros si,
por ejemplo, en caso llegara a permitirse al transexual el matrimonio
según el nuevo sexo, la otra parte no tuviera forma de conocer que se
ha dado esa modificación, pues lo contrario, además de hacer
cómplice al registro civil de un posible engaño, daría lugar a un
matrimonio cuya anulabilidad podría solicitar el cónyuge perjudicado
por el “error sobre la identidad física del otro contrayente” (artículo
277, inciso 5, del Código Civil).
42. Finalmente, este tribunal observa que el derecho a la identidad de
P.E.M.M. se encuentra debidamente protegido con el cambio de
prenombre de J.L. al prenombre femenino de P.E., que se ha
efectuado tanto en su partida de nacimiento como en su DNI según
refiere el recurrente. De esta forma, este tribunal es del criterio,
sostenido ya en la STC Exp. N° 2273-2005-PHC/TC (punto 2
resolutivo), que en tutela del derecho a la identidad puede admitirse
el cambio de prenombre, pero mantenerse intangible un elemento de
identidad como el sexo de la persona. Consecuentemente, al estar ya
inscrito el cambio de prenombre de P.E.M.M. este tribunal considera
que no se ha acreditado la vulneración de su derecho a la identidad.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


En tutela del derecho a la identidad puede admitirse el
cambio de prenombre, pero no el cambio de sexo de la
persona.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

1. Declarar INFUNDADA la demanda, al no haberse acreditado la


afectación del derecho fundamental a la identidad.
2. Declarar que la presente sentencia constituye doctrina constitucional
vinculante obligatoria para todos los jueces y tribunales del país, de
conformidad con el artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional.
SS. URVIOLA HANI; VERGARA GOTELLI; MESÍA RAMÍREZ;
CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA

█ COMENTARIO

“Si un órgano jurisdiccional decide desde el modelo de virtud que


individualmente promueve, así como por el esquema ideológico o religioso
que defiende, sin guiarse por los derechos fundamentales que aseguran la
protección de todas y todos en su diversidad, entonces termina negando las
garantías que por obligación constitucional debe ofrecer a quienes acuden
en búsqueda de justicia. En la medida de que, no existen fundamentos
argumentativos razonables que sustenten la decisión, la respuesta otorgada
por el Tribunal Constitucional a la demanda de amparo promovida a favor
de P.E.M.M. es un ejemplo de una conducta judicial prejuiciosa e
influenciada por una moral positiva que olvida la diferencia entre la ética
pública y la ética privada que todos los jueces y juezas en particular, y
todos/as los/as funcionarios/ as públicos/as en general, deben respetar.
Alejándose de una práctica jurisprudencial nacional que amparaba el
reconocimiento formal de la identidad de género y apartándose
radicalmente de los estándares internacionales y de Derecho Comparado
sobre la materia, el Tribunal en su sentencia defiende una postura que solo
puede entender como anclada en los prejuicios de quienes la
suscribieron”(16).
El cómputo de plazo para impugnar
el internamiento de menores inicia desde
el día siguiente que se notifique al menor
infractor, su tutor legal y a su abogado

STC Exp. N° 01665-2014-PHC/TC

Caso: Juan García Córdova (representante)

Sentido del fallo: Fundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 07/10/2015

A través de esta sentencia, el Tribunal Constitucional declaró


fundada la demanda de amparo interpuesta a favor de un menor
al vulnerarse su derecho a la pluralidad de instancia toda vez que
no se respetó el plazo para apelar la decisión que lo declaró
infractor de la ley penal. Al respecto, el Colegiado establece que
cuando se trate de una apelación de mandato de internamiento de
menores el plazo deberá computarse una vez que se haya
notificado tanto al menor infractor, como a su tutor legal y a su
abogado defensor.

Palabras Clave: Interés superior del niño, mandato de internamiento


preventivo, menor infractor, Sistema penal juvenil, doctrina de la situación
irregular.

EXP. N° 01665-2014-PHC/TC-ICA
C.F.A.P. Representado(a) por JUAN TEMÍSTOCLES GARCÍA
CORDOVA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 25 días del mes de agosto de 2015, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los señores magistrados Urviola Hani,
Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de Taboada y
Ledesma Narváez, pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular del
magistrado Blume Fortini que se agrega. Se deja constancia que el
magistrado Espinosa-Saldaña Barrera votará en fecha posterior por
encontrarse con licencia.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Juan Temístocles


García Córdova contra la resolución de fojas 390 Tomo II, su fecha 10 de
febrero de 2014, expedida por la Sala de Emergencia de la Corte Superior
de Justicia de lea, que declaró improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 6 de enero de 2014, don Juan Temistocles García Córdova


interpone demanda de hábeas corpus a favor del menor C.F.A.P., y la dirige
contra el juez del Primer Juzgado Especializado de Familia de Ica, Ricardo
Baro Antezana Bendezú, y los majistrados de la Segunda Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Ica. Alega la vulneración de los derechos al
debido proceso, tutela procesal efectiva y a la pluralidad de la instancia, por
lo que solicita se declare la nulidad de la sentencia de fecha 9 de octubre de
2013 (Exp.
N° 01306-2013-0-1401-JR-FP-0I) así como las resoluciones N° 2, de fecha
11 de noviembre de 2013, y N° 3, de fecha 26 de noviembre de 2013;
ambas recaídas en el Cuaderno
N° 01306-2013-34-1401-JR-FP-01.
Alega el recurrente que es abogado del menor C.F.A.P, quien mediante
sentencia de fecha 9 de octubre de 2013, expedida por el Primer Juzgado
Especializado de Familia de Ica, fue encontrado responsable de infracción
contra la ley penal –delito contra la libertad sexual, violación sexual–, por
lo que se le impuso la medida socio-educativa de internación por un periodo
de seis años (Exp. N° 01306-2013-0-1401-JR-FP-01). Refiere que solicitó
se declarara la nulidad de dicha sentencia, pues esta carecía de una
adecuada motivación, al no pronunciarse sobre los pedidos de exceso de
detención, variación de la medida de internación a la de entrega y custodia
del menor a los padres, y porque no se compulsaron debidamente los
medios probatorios y las diligencias actuadas en dicho proceso. Refiere que
dicha solicitud fue declarada improcedente mediante resolución N° 33, de
fecha 11 de octubre de 2013, laque tras ser apelada fue confirmada por la
Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de lea, mediante
resolución N° 2, de fecha 11 de noviembre de 2013. Recuerda que contra
esta última resolución interpuso el recurso de casación, que también fue
declarado improcedente, mediante resolución N° 3, de fecha 26 de
noviembre de 2013.
Al tomarse la declaración del juez, este expresó que en el proceso contra el
menor se respetó las garantías del debido proceso. Por su parte, las
magistradas Juárez Ticona y Del Carpio Muñoz, de la Segunda Sala Civil
de lea, declararon que las resoluciones cuestionadas fueron dictadas de
conformidad con el Código de los Niños y Adolescentes y en mérito a la
revisión exhaustiva de los actuados judiciales. También indican que la
sentencia de fecha 9 de octubre de 2013 quedó consentida, ya que no se
interpuso el recurso de apelación dentro del plazo legal; igualmente, que se
declaró improcedente el recurso de casación porque este medio
impugnatorio solo procede contra resoluciones de segunda instancia que
ponen fin al proceso, lo que no es el caso.
El procurador adjunto de la Procuraduría del Poder Judicial contesta la
demanda (fojas 357 Tomo II) alegando que el propósito del hábeas corpus
es realizar una nueva revisión de lo resuelto por los jueces ordinarios.
El Segundo Juzgado Penal Unipersonal de Tea, con fecha 10 de enero de
2014,declaró infundada la demanda por considerar que la sentencia está
adecuadamentemotivada, dado que contiene los argumentos por los cuales
se impuso la medida socioeducativa de internamiento contra el menor; que
la resolución N° 2 –igualmente cuestionada– contiene las razones por las
que se confirmó la improcedencia del pedido de nulidad; y que la
resolución N° 3 fue dictada de conformidad con el artículo 387, inciso 1,
del Código Procesal Civil.
La Sala de Emergencia de la Corte Superior de Justicia de lea revocó la
apelada declarándola improcedente, tras considerar que no puede alegarse
vulneración del derecho a la pluralidad de instancias por denegatoria del
recurso de casación, pues este derecho está condicionado a su desarrollo
legal, que para el caso es el artículo 387, inciso 1, del Código Procesal
Civil. En relación al cuestionamiento del plazo de apelación, sostuvo que
dicho plazo se contabiliza desde el día siguiente de la lectura de sentencia,
por lo que el recurso de apelación fue presentado en forma extemporánea; y
respecto a que la audiencia de lectura de sentencia se realizó sin la
presencia de los padres del menor, así como de sus abogados defensores,
advirtió que estos fueron debidamente notificados y que, ante la reiterada
inconcurrencia, se procedió a la lectura de sentencia con la asistencia de una
abogada de defensa pública del Ministerio de Justicia.

FUNDAMENTOS

I. Delimitación del petitorio

1. El recurrente solicita que se declare nula la sentencia de fecha 9 de


octubre de 2013, expedida por el Primer Juzgado Especializado de
Familia de Ica, asi como las resoluciones N° 2, de fecha 11 de
noviembre de 2013; y N° 3, de fecha 26 de noviembre de 2013,
ambas expedidas por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Ica. Si bien alega que se ha vulnerado sus derechos al
debido proceso y a la tutela procesal efectiva, en realidad, los
derechos cuya protección solicita son los de pluralidad de la instancia
y de defensa.

II. Sobre la afectación del derecho a la pluralidad de la instancia


(artículo 139, inciso 6, de la Constitución)

Argumentos del demandante

2. El recurrente alega que se ha vulnerado el derecho a la pluralidad


de la instancia. A su juicio, ello habría acontecido porque se rechazó
el recurso de casación que presentó y, en el caso de la apelación de
sentencia, los emplazados computaron el plazo de manera errónea,
esto es, desde el día siguiente a la fecha de realización de la audiencia
de lectura de sentencia, y no desde que esta fue notificada.

Argumentos del demandando

3. Los magistrados demandados opinan que respetaron las garantías


del debido proceso y la debida motivación de las resoluciones
judiciales. En ese sentido, refieren que la sentencia de fecha 9 de
octubre de 2013 quedó consentida y que la Resolución N° 2, que
resolvió en segunda instancia el pedido de nulidad de la audiencia de
lectura de sentencia, se encuentra debidamente motivada. En relación
ala declaración de improcedencia del recurso de casación, expresaron
que ello obedece a que este recurso solo procede sobre resoluciones
de segunda instancia que ponen fin al proceso, lo que no era el caso.
4. El procurador argumentó que las resoluciones cuestionadas se
encuentran debidamente motivadas y que la interposición del hábeas
corpus, en realidad, pretende que se revise lo resuelto por los jueces
de la jurisdicción ordinaria.

Consideraciones del Tribunal Constitucional

a) Derecho a la pluralidad de la instancia


5. El derecho a la pluralidad de la instancia se encuentra reconocido
en el inciso 6) artículo 139 de la Constitución, en los siguientes
términos:
“Son derechos y principios de la función jurisdiccional:
(...)
La pluralidad de la instancia”
6. En la STC Exp. N° 4235-2010-PHC/TC, el Tribunal Constitucional
recordó que el derecho a la pluralidad de la instancia “tiene por
objeto garantizar que las personas, naturales o jurídicas, que
participen en un proceso judicial tengan la oportunidad de que lo
resuelto por un órgano jurisdiccional sea revisado por un órgano
superior de la misma naturaleza, siempre que se haya hecho uso de
los medios impugnatorios pertinentes, formulados dentro del plazo
legal” (SSTC Exps. N°s 3261-2005-PA, 5108-2008-PA, 5415-2008-
PA).
7. Igualmente, ha declarado que el derecho a la pluralidad de
instancias es un derecho de configuración legal, es decir, un derecho
cuyo ámbito de protección así como los requisitos, condiciones y
límites a su ejercicio corresponden determinar al legislador. En la
STC Exp. N° 4235-2010-HC/TC, se expresó “Que el derecho a los
medios impugnatorios sea un derecho fundamental de configuración
legal, implica que corresponde al legislador crearlos, establecer los
requisitos que se debe cumplir para que estos sean admitidos, además
de prefigurar el procedimiento que se deba seguir’ (Cfr. SSTC N°s
5194-2005-PA, f. j. 5; 0962-2007-PA, f. j. 4; 1243-2008-PHC, f. j. 3;
5019-2009-PHC, f. j. 3; 6036-2009-PA, f. j. 2; 2596-2010-PA, F. J.
5)”.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El derecho a la pluralidad de instancias es un derecho de
configuración legal.

8. En tal cometido, el legislador cuenta con un margen de


discrecionalidad legislativa, cuya mayor o menor amplitud depende
del marco mínimo de aquello que está cuya mayor o menor amplitud
depende del marco mínimo de aquello que está constitucionalmente
garantizado. Y es que en derechos fundamentales con estas
características —entre los cuales se encuentra el derecho a la
pluralidad de la instancia—, existe un contenido mínimo o esencial
que se deriva directamente de la Constitución y que, por esa razón, se
presenta como indisponible para el legislador.
9. Por ello, el Tribunal ha recordado que “Dicha delimitación
legislativa, en la medida de que sea realizada sin violar el contenido
esencial del propio derecho u otros derechos o valores
constitucionales reconocidos, forma, junto al contenido esencial del
derecho concernido, el parámetro de juicio para controlar la validez
constitucional de los actos de los poderes públicos o privados” (STC
N° 4235-2010- HC/TC, Fund. N° 121) Como sostuvimos en la STC
Exp. N° 1417-2005-PA/TC:
“Los derechos fundamentales cuya configuración requiera de la
asistencia de la ley no carecen de un contenido per se
inmediatamente exigible a los poderes públicos, pues una
interpretación en ese sentido sería contraria al principio de fuerza
normativa de la Constitución. Lo único que ello implica es que,
en tales supuestos, la ley se convierte en un requisito sine qua non
para la culminación de la delimitación concreta del contenido
directamente atribuible al derecho fundamental. Y es que si bien
algunos derechos fundamentales pueden tener un carácter jurídico
abierto, ello no significa que se traten de derechos ‘en blanco’, es
decir, expuestos a la discrecional regulación del legislador, pues
el constituyente ha planteado un grado de certezainterpretativa en
su reconocimiento constitucional directo. Aquí se encuentra de
por medio el principio de ‘libre configuración de 1a ley por el
legislador’, conforme al cual debe entenderse que es el legislador
eI llamado a definir la política socia] del Estado social y
democrático de derecho. En tal sentido, este goza de una amplia
reserva legal como instrumento de la formación de la voluntad
politica en materia social. Sin embargo, dicha capacidad
configuradora se encuentra limitada por el contenido esencial de
los derechos fundamentales, de manera tal que la voluntad
política expresada en la ley debe desenvolverse dentro de las
fronteras jurídicas de los derechos, principios y valores
constitucionales” (Cfr. STC Exp. N° 1417-
2005-PA, f. j. 12).
10. En el caso del derecho a la pluralidad de la instancia, el Tribunal
hace notar que una parte de su contenido constitucionalmente
irreductible y de no libre disponibilidad del legislador está
representado por tareas de organización que este demanda. Su
mínimo constitucionalmente necesario exige del legislador que, al
conformar legalmente el contenido del derecho, prevea, cuando
menos, que los órganos jurisdiccionales se encuentren organizados de
tal forma que lo resuelto por uno de ellos pueda ser revisado por un
tribunal superior. La Constitución no establece un número
determinado de instancias que deba institucionalizarse. Solo exige
que esta sea “plural”, con lo cual el mínimo constitucionalmente
debido queda satisfecho asegurándose la organización de una doble
instancia.
b) Derecho a los medios impugnatorios
11. También el contenido constitucionalmente garantizado del
derecho a la pluralidad de la instancia alberga tareas de conformación
de procedimientos. El tránsito entre una instancia judicial a otra, o lo
que es lo mismo, la posibilidad de que lo resuelto por un órgano
judicial sea revisado por otro funcionalmente superior, requiere que el
legislador configure el mecanismo a través del cual se posibilite dicha
revisión. Ese medio o instrumento es el recurso, es decir, los medios
impugnatorios. Su creación y regulación, pues, no son cuestiones que
el legislador pueda libremente decidir, sino sobre la que le pesa la
obligación de configurarlos, quedando en elámbito de su
discrecionalidad el establecimiento de los requisitos, condiciones y
límites al que estará sometido su ejercicio.
12. Por lo que se refiere a los requisitos y condiciones de empleo de
los recursos, el Tribunal recuerda que encontrándose su
establecimiento en la esfera de lo constitucionalmente posible, esto
no significa que el legislador pueda configurarlos e modo tal que
impidan, disuadan u obstaculicen, irrazonable o es
proporcionalmente, su ejercicio. A tal efecto, en la STC Exp. N°
4235-2010-PHC/TC, el Tribunal recordó que:
“Las condiciones para la procedencia del recurso pueden ser
objeto de regulación legal, sin perjuicio de lo cual, debe
precisarse que tales condiciones no pueden representar obstáculos
irrazonables para el acceso al recurso y para su debida eficacia.
En ese sentido, tal como ha sostenido este Tribunal, no cabe que
legalmente ‘se establezca y aplique condiciones de acceso que
tengan el propósito de disuadir, entorpecer o impedir irrazonable
y desproporcionadamente su ejercicio’ (Cfr. SSTC Exps. N°s
5194-2005-PA, f. j. 5; 0962-2007-PA, f. j. 4; I243-2008-PHC, f. j.
3; 5019-2009-PHC, f. j. 3; 6036-2009-PA, f. j. 2; 2596-2010-PA,
f. j. 5). En palabras de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, ‘[s]i bien los Estados tienen un margen de apreciación
para regular el ejercicio de ese recurso, no pueden establecer
restricciones o requisitos que infrinjan la esencia misma del
derecho de recurrir del fallo. Al respecto, la Corte ha establecido
que no basta con la existencia formal de los recursos sino que
estos deben ser eficaces, es decir, deben dar resultados o
respuestas al fin para el cual fueron concebidos’ (Cfr. Caso
Herrera Ulloa vs. Costa Rica, Excepciones preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia del 2 de julio de 2004, párrafo
161)” (Fund. N° 18).
c) Derechos fundamentales procesales e interés superior del niño
13. Ahora bien, en el presente caso, se cuestiona que mediante
diversos actos procesalesse habrían afectado otros tantos derechos
fundamentales de naturaleza procesal de un menor de edad. La
presencia de un menor en el affaire no es baladí en el modo cómo este
Tribunal deba afrontar el escrutinio de constitucionalidad que se le ha
solicitado. Su presencia plantea que la evaluación de los actos
procesales que se cuestionan también deban analizarse tomando en
consideración las exigencias que se derivan del articulo 4 de la
Constitución, el cual asegura a los niños y adolescentes una
“protección especial”.
14. La protección especial que la Constitución asegura a los menores
plantea una serie de exigencias a todos los poderes públicos, en
especial, cada vez que tengan que decidir sobre cuestiones que
puedan afectados directa o indirectamente. Estas cargas se
materializan en la obligación de guardar especial celó en que dichas
medidas sean adoptadas teniendo en consideración el interés superior
del niño.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El deber especial de protección del interés superior de los
niños.

15. En la STC Exp. N° 02132-2008-PA/TC, este Tribunal declaró que


era implícito a este deber especial de protección del menor el
principio de protección del interés superior de los niños. Dicho
principio se encuentra reconocido en la Convención sobre los
Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, y ratificada por el Estado Peruano mediante
Resolución Legislativa N° 25278, cuyo artículo 3 establece:
“En todas las medidas concernientes a los niños que tornen las
instituciones públicas o privadas de todas las medidas
concernientes a los niños que tornen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
administrativas o los órganos legislativos, una consideración
primordial a que se atenderá será el interés superior del niño.
Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la
protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar,
teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores u
otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin,
tornarán todas las medidas legislativas y administrativas
adecuadas”.
16. El principio del interés superior del niño se caracteriza por
irradiar sus efectos de manera transversal. Así, el deber de considerar
sus alcances, cada vez que se adopten decisiones que los tengan como
destinatarios, comprende a toda institución privada o pública, esto es,
al Congreso de la República, órganos de la administración pública y
tribunales de justicia. Y exige de cualquiera de estos una actuación
“garantista”, de acuerdo con la cual cualquier decisión que involucre
a un menor deba adoptarse considerando al menor como un sujeto de
derecho al que es preciso garantizar la satisfacción integral de sus
derechos.
17. Este mandato de actuación garantista contiene, a su vez, una
obligación de atención especial y prioritaria de los asuntos que les
concierne, lo que, desde luego, también se extiende al ejercicio de la
función jurisdiccional. Como este Tribunal sostuvo en la STC Exp.
N° 03744-2007-MIC/TC,
“(...) es necesario precisar que, conforme se desprende de la
Constitución, en todo proceso judicial en el que se deba verificar
la afectación de los derechos fundamentales de niños o menores
de edad, los órganos jurisdiccionales debe procurar una atención
especial y prioritaria en su tramitación. En efecto, como uno de
los contenidos constitucionalmente protegidos del artículo 4 de la
Constitución que establece que ‘La comunidad y el Estado
protegen especialmente al niño, al adolescente (...)’, se encuentra
la preservación del interés superior del niho y del adolescente
como una obligación ineludible de la comunidad y principalmente
del Estado. Desarrollado tal contenido, el Código de los Niños y
Adolescentes ha precisado cn el artículo IX; ‘En toda medida
concerniente al niño y al adolescente que adopte el Estado a
través de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, del
Ministerio Público, los Gobiernos Regionales, Gobiernos Locales
y sus demás instituciones, así como en la acción de la sociedad, se
considerará e] Principio del Interés Superior del Niño y del
Adolescente y el respeto a sus derechos’.
Tal atención a prestarse por los órganos jurisdiccionales, como se
desprende de la propia Norma Fundamental (artículo 40), debe
ser especial en la medida en que un niño o un en la medida en que
un niño o un adolescente no se constituye en una parte más en el
proceso sino una que posee características singulares y
particulares respecto de otras, por lo que más allá del resultado
del caso, debe procurarse un escrupuloso tratamiento y respeto de
sus derechos durante el proceso. Asimismo, tal atención deber ser
prioritaria pues el interés superior del niño y del adolescente tiene
precedencia en la actuación estatal respecto de aquellas
decisiones judiciales en las que no se encuentran comprometidos
sus derechos fundamentales”.
18. Al mandato de actuación garantista que contiene el principio del
interés superior del niño, se suma su condición de norma sobre la
interpretación y aplicación de otras normas. Se trata, en este sentido,
de una metanorma o una norma secundaria otras normas. Se trata, en
este sentido, de una metanorma o una norma secundaria que contiene
directrices sobre el modo cómo debe aplicarse otras disposiciones que
alberguen diversos sentidos interpretativos o que entren en colisión
entre sí. En su formulación básica, pues, suministra al operador del
derecho con una técnica desolución de antinomias, tanto en el nivel
de las normas como en el nivel de las disposiciones, que se
caracteriza por estar orientada a privilegiar el goce y ejercicio de los
derechos de los menores. Por esa razón, en este ámbito, el interés
superior del niño no es otra cosa que el principio proinfante.
19. a). En el nivel de las antinomias entre “normas” o sentidos
interpretativos, el principio proinfante establece una pauta de cómo
interpretar y aplicar una disposición relacionada con el ejercicio de
un derecho fundamental, cuando de esta sea posible inferir cuando
menos dos significados, de entre las cuales, a su vez, sea posible
advertir:
i) Un primer sentido interpretativo con cuya aplicación se permitirá que
el menor, atular de un derecho fundamental, tenga garantizadas las
mejores condiciones para gozar y ejercer su derecho fundamental; y,
ii) Un segundo criterio interpretativo, derivado de la misma disposición,
que a diferencia del primero, establezca condiciones orientadas a
restringir el goce y ejercicio de una posición illálimdamentalmente
protegida.
La pauta que suministra el principio proinfante, en estos casos, es que
la aplicación de la disposición deberá realizarse privilegiando el
sentido interpretativo con el que mejor se optimice el ejercicio del
derecho fundamental del menor.
20. b). En el plano de las antinomias entre disposiciones, el principio
proinfante impone al operador del derecho resolver un caso aplicando
la disposición que mejor permita el goce y ejercicio del derecho
constitucional del menor. Su aplicación une la concurrencia de dos
disposiciones, ambas igualmente válidas –es decir, compatibles con la
Constitución–, en la que una de ellas optimiza mejor el goce y
ejercicio del derecho del menor, a diferencia de la otra, que la
desmejora. Según el principio proinfante, ante un dilema semejante
no queda a discrecionalidad escoger la disposición con la que
resolverá el caso, pues en la elección del material normativo, este
necesariamente deberá privilegiar aquella disposición con la cual se
optimizará mejor el ejercicio del derecho fundamental del menor.
21. También el principio proinfante suministra pautas de resolución
de conflictos o antinomias entre derechos o entre estos y otros bienes
constitucionales. Ante un conflicto que involucre derechos de los
menores y otro tipo de derechos o intereses conflicto que involucre
derechos de los menores y otro tipo de derechos o intereses
constitucionalmente garantizados, cl referido principio predispone al
juzgador, prima facie, la obligación de brindar prevalencia a los
derechos e intereses de los menores, a no ser que existan razones
poderosísimas y absolutamente necesarias en una sociedad
democrática, que justifiquen el establecimiento de una regla de
precedencia en sentido inverso. Este es el criterio de preferencia o
prevalencia, que también aplica al proceso de producción legislativa,
esto cs, con relación al ejercicio de la función legislativa,
condicionando al legislador tomar en consideración todos los
derechos e intereses que a favor y en contra del menor puedan existir,
cada vez que aprueba un acto legislativo (STC Exp. N° 2079-2009-
PHC/TC).
22. Por lo demás, el tribunal recuerda que el principio del interés
superior del niño ha sido recogido en el artículo 3 de la Convención
de los Derechos del Niño y esta Convención, como todo tratado sobre
derechos humanos, es derecho directamente aplicable (art. 55 de la
Constitución) en el ordenamiento jurídico nacional, por lo que si en
un caso concreto los jueces observaran su colisión o antinomia con
una norma jurídica de producción interna, como la ley o una norma
con rango de ley, estos tienen el poder-deber de inaplicarla en
aplicación del control de convencionalidad. Y, de otro, de
conformidad con la IV disposición final y transitoria de la
Constitución, dicha Convención sobre los Derechos del Niño
constituye parámetro interpretativo de todos los derechos
constitucionales de los menores.
23. Por ello, el tribunal considera que sobre los jueces que resuelvan
casos en los que se decida sobre los derechos y deberes de los niños y
adolescentes pesa la obligación de interpretar y aplicar las
disposiciones de manera tal que se asegure el máximo disfrute de los
derechos fundamentales del menor, ya que, como ha recordado la
Corte Interamericana de Derechos Humanos [Opinión Consultiva
OC17/02], el principio del interés superior del niño debe entenderse
como el “principio regulador de la normativa de los derechos del niño
[que] se funda en la dignidad misma del ser humano, en las
características propias de los niños, y en la necesidad de propiciar el
desarrollo de estos, con pleno aprovechamiento de sus
potencialidades así como en la naturaleza y alcances de la
Convención sobre los Derechos del Niño”.
a) Resolución N° 3, de fecha 26 de noviembre de 2013 (cuaderno N°
01306-2013-
34-1401-JR-FP-01)
24. En el presente caso, se alega la vulneración del derecho a la
pluralidad de instancias de un menor de edad, en relación a dos actos
procesales. El primero ellos es la resolución N° 3, de 26 de
noviembre de 2013, mediante el cual se declaró improcedente el
recurso de casación interpuesto a favor del menor, beneficiario del
hábeas corpus.
25. El tribunal aprecia del escrito a fajas 306, Tomo 11 de autos, que
el recurrente solicitó la nulidad de la diligencia de lectura de
sentencia, pedido que fue declarado improcedente por el Primer
Juzgado Especializado de Familia de Ica, mediante Resolución N° 33,
de fecha 11 de octubre de 2013. Observa, igualmente, que contra esta
resolución el demandante presentó un recurso de apelación, y la
Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Ica, mediante
resolución N° 2, de fecha 11 de noviembre de 2013, confirmó la
resolución N° 33 (fajas 323 Tomo II), contra la que se interpuso
finalmente el recurso de casación, el que fue declarado improcedente
por la resolución N° 3, antes citada (fajas 32 Tomo 1).
26. Así las cosas, el tribunal considera que el rechazo de este último
recurso de casación no vulnera el derecho a la pluralidad de
instancias, pues conforme se desprende de la resolución cuestionada,
el motivo por el cual se le rechazó es que este recurso extraordinario
procede contra resoluciones que en segunda instancia pongan fin al
proceso, lo que no era el caso de la resolución impugnada en el
proceso penal.
b) Recurso de apelación
27. Se ha denunciado que al resolverse el recurso de queja contra la
Resolución N° 34, de fecha 16 de octubre de 2013 (fojas 300, Tomo
11), este fue declarado infundado mediante resolución N° 3, de fecha
28 de octubre de 2013, luego de que la Segunda Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Ica considerara que dicho recurso de
apelación fue interpuesto de manera extemporánea (fojas 315 Tomo
II). Alega el recurrente que la violación de su derecho a la pluralidad
de la instancia es consecuencia del modo cómo se aplicó el artículo
219 del Código de los Niños y Adolescentes. En concreto, que el
plazo que contiene dicha disposición legal se computó desde el día
que se leyó la sentencia al menor, en una audiencia mediante
teleconferencia, y no desde que se notificó documentalmente con ella.
28. El Tribunal destaca que el favorecido con el presente hábeas
corpus es un menor de edad y que, por tanto, es indispensable que
cualquier decisión que se adopte en relación con la determinación de
sus derechos, deberá encontrarse informada por el mandato que
contiene el artículo 4 de la Constitución, en relación a los artículos 3
de la Convención sobre los Derechos del Niño y IX del Título
Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes; esta última
disposición establece:
“En toda medida concerniente al niño y al adolescente que adopte
el Estado a través de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial,
del Ministerio Público, los Gobiernos Regionales, Gobiernos
Locales y sus demás instituciones, así como en la acción de la
sociedad, se considerará el principio del interés superior del niño
y del adolescente y el respeto a sus derechos”.
29. Por su parte, el artículo 219 del Código de los Niños y
Adolescentes, cuya interpretación y aplicación defectuosa se
cuestiona con el hábeas corpus, establece:
“La sentencia será notificada al adolescente, a sus padres o
responsables, al abogado, a la parte agraviada y al fiscal, quienes
pueden apelar en el termino de tres días, salvo que se imponga al
adolescente la medida socio-educativa de internación, la cual le
será leída. En ningún caso la sentencia apelada podrá ser
reformada en perjuicio del apelante. La parte agraviada solo
podrá apelar la reparación civil o la absolución. Admitido el
recurso de apelación, el juez elevará los autos dentro de
veinticuatro horas contadas desde la concesión del recurso. La
apelación no suspende la ejecución de la medida decretada”.
30 El tribunal observa que el primer párrafo de dicho artículo 219 del
Código de los Niños y Adolescentes alberga diversos mandatos
deónticos. Uno de ellos está relacionado con el modo cómo se hace
conocer al menor de la sanción impuesta. El artículo 219 del citado
Código precisa cuándo corresponde hacer comparecer al menor ante
un órgano jurisdiccional y cuándo no. Se infiere de aquella
disposición que la decisión del tribunal de justicia debe serle
notificada al menor en todos los casos, sin que para ello exista la
necesidad de hacerlo comparecer, y con independencia de su sentido.
Esta regla general solo tiene una excepción, cuando la sentencia
ordene contra el menor una medida socio-educativa de internación,
en cuyo caso, al hacerse comparecer al menor ante el tribunal, la
sentencia deberá leérsele.
31. Un problema adicional tiene que ver con la determinación del
inicio del cómputo del plazo de 3 días que se tiene para apelar la
sentencia. En la identificación del inicio de dicho cómputo entiende
el tribunal, caben considerarse las siguientes alternativas
interpretativas:

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Alternativa interpretación en la identificación del inicio
del computó del plazo para apelar la sentencia.

i) Si la sentencia se notifica, y no contiene una medida de internación,


el plazo es de 3 días, se entiende que contados a partir del día
siguiente de realizado dicho acto procesal;
ii) Si la sentencia se lee, por contener una medida de internación, el
plazo se computa desde que se efectúa dicho acto procesal, siempre
que se entregue simultáneamente una copia de la sentencia; y,
iii) En los casos en los que se realiza el acto de lectura de sentencia
(existiendo una medida de internación) y, con posterioridad, se
notifica la sentencia, el cómputo del plazo para apelar deberá contarse
desde el día siguiente a la realización de este último acto procesal.
32. El tribunal hace notar que el inicio del cómputo del plazo acotado
en cualquiera de los ítems del fundamento anterior empieza siempre
que la notificación documental de la sentencia al menor coincida en
el tiempo con la realizada a los padres y a su abogado. Y en caso de
que no exista dicha coincidencia, esto es, que se notifique la sentencia
en fechas diversas al menor, a los padres o los responsables y al
abogado, el plazo de 3 días solo empezará a computarse desde el día
siguiente que se notifique al último de cualquiera de los antes
mencionados. A juicio del tribunal, esta es una exigencia que se
deriva del primer párrafo del artículo 219 del Código de los Niños y
Adolescentes [cf. supra, Fund. N° 29] y es una concreción de carácter
garantiste introducida por el legislador en el procedimiento que se
sigue a los menores por infracción de la ley. Su propósito es asegurar
que los niños y adolescentes cuenten con el mayor margen de
posibilidades en el goce y ejercicio de los derechos fundamentales de
carácter procesal y, en ese sentido, se trata de una medida legislativa
compatible con el principio del interés superior del niño y la
obligación del Estado de dispensar a los menores de una protección
especial.

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Si no se coincide en la notificación, el plazo correrá desde
el día siguiente que se notifique al último de cualquiera de
estos (menor, padre o abogado).

33. Esta no es una regla que, a partir de una interpretación literal, se


infiera del artículo 219 del Código de los Niños y Adolescentes. En
realidad, su identificación es consecuencia de la obligación de
interpretársela de conformidad con el principio proinfante, que se
deriva del artículo 40 de la Constitución y del artículo 3 de la
Convención de los Derechos del Niño y del Adolescente, además de
una interpretación sistemática con el artículo IX del Título Preliminar
del Código de los Niños y de los Adolescentes. Puesto que detrás de
la determinación de la fecha que debe empezar a computarse el plazo
para apelar, en buena cuenta, se halla la identificación de una de las
condiciones con las cuales el menor podrá (o no) ejercer su derecho a
los recursos y su derecho a la pluralidad de la instancia, esta
identificación no puede realizarse prescindiendo de identificar el
supuesto que mejor posibilita el goce y ejercicio de ambos derechos.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Identificar el supuesto que mejor posibilite el goce y
ejercicio del derecho a los recursos y a la pluralidad de
instancia.

34. Esta regla interpretativa está directamente conectada a la finalidad


que tienen los derechos concernidos. En ambos casos, el propósito de
estos es permitir que lo resuelto por el juez sea revisado íntegramente
por un tribunal superior. Para que una revisión de tal envergadura sea
posible es preciso no solo conocer la decisión en sí misma, sino
también los argumentos y las razones que lo justifican. El Tribunal
entiende que la posibilidad de una revisión efectiva por parte de un
tribunal superior requiere que el afectado con la misma, sus padres o
responsables y su abogado expresen las razones por las que no las
comparten. Esto solo es posible si el menor, sus padres, o
responsables, y su abogado tienen la posibilidad de revisar
exhaustivamente la sentencia misma. Su sola lectura no satisface este
requerimiento. Tampoco la sola notificación de la sentencia al menor.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La sola notificación de la sentencia al menor o su sola
lectura no posibilita una revisión exhaustiva y efectiva por
parte de la defensa del menor.

35. El Tribunal hace notar que estos efectos de la aplicación del


principio proinfante no son ajenos al contenido constitucionalmente
garantizado de los derechos fundamentales del menor. En el seno de
cada uno de ellos no solo existen posiciones iusfumdamentales que
exigen se cumpla la obligación de respetar, sino también que se obre
de conformidad con la obligación de garantía que cada uno de ellos
anida. Entre las tareas que se derivan de la obligación de garantizar
un derecho se encuentra la de propiciar las condiciones
institucionales adecuadas para que el derecho pueda ser ejercido en
su nivel más óptimo. Esto quiere decir que entre la protección
sustancial de un derecho fundamental y la correlativa estructuración
de medidas adecuadas para promover su goce y ejercicio, existe una
influencia recíproca, sin que exista predominio de una sobre otra. Por
ello, los obligados con un derecho fundamental –es decir, sus
destinatarios– no solo cargan tras de sí con la obligación de no
interferir injustificadamente su ejercicio, sino también con la de
actuar de modo que se promueva su eficacia plena.
36. En el presente caso, el tribunal aprecia que el supuesto que se
denuncia corno lesivo del derecho a la pluralidad de la instancia, tras
una interpretación y aplicación defectuosa del artículo 219 del
Código del Niño y los Adolecentes, es el identificado en el ordinal
(iii) del fundamento N° 31. Así se desprende del “Acta de lectura de
sentencia”, de fecha 9 de octubre de 2013 [fojas 288, tomo II], en el
que se indica que se deja constancia que, tras su lectura,
“posteriormente” se “notificar(ía)” “copia de la sentencia en el
domicilio procesal...”. El tribunal observa que dicha notificación se
efectuó al día siguiente, dejándose “bajo puerta” [fojas 285, tomo II]
la indicada sentencia. El Tribunal toma nota de que pese a que en el
acto de lectura de sentencia no se le brindó una copia de la sentencia
al menor, el plazo empezó a computarse a partir del día siguiente de
que se realizó dicho acto procesal, esto es, tomando como referencia
el dia que se leyó la sentencia y no desde el día siguiente que se le
notificó con ella al menor, a sus padres, o responsables, y a su
abogado.
37. El Tribunal considera que la interpretación y aplicación efectuada
del primer párrafo del artículo 219 del Código de los Niños y
Adolescentes, en los términos que se acaban de describir, es
deficitaria desde el punto de vista del principio proinfante y, por
tanto, lesiva del principio de interés superior del niño y del derecho a
la protección especial que reconoce a favor de los menores el artículo
40 de la Constitución. También es incompatible con el contenido
constitucionalmente garantizado del derecho a la pluralidad de la
instancia del beneficiario del hábeas corpus, reconocido por el
artículo 139.6 de la Constitución y el ordinal “Y” del artículo 40.2 de
la Convención sobre los Derechos del Niño, pues con su obrar el juez
violó las obligaciones de respetar y garantizar de este derecho. Así
debe declararse.

II. Sobre la afectación del derecho de defensa (artículo 139, inciso 14


de la Constitución Política del Perú)

Argumentos del demandante

38. El recurrente alega que la audiencia de lectura de sentencia,


mediante la cual se condeno al menor favorecido con el hábeas
corpus, se realizó sin la presencia de sus padres ni de sus abogados
defensores.

Argumentos de los demandados

39. Los emplazados alegan que la lectura de sentencia se realizó con


la presencia del abogado de oficio, quien fue designado de oficio, tras
advertirse la inasistencia consecutiva del abogado defensor y los
padres del menor favorecido con el hábeas corpus, hasta en tres
oportunidades.
Consideraciones del Tribunal Constitucional

40. El derecho de defensa se encuentra reconocido en el inciso 14 del


artículo 139 de la Constitución, según el cual:
“Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
El principio de no ser privado del derecho de defensa en ningún
estado del proceso. Toda persona será informada inmediatamente
y por escrito de la causa o las razones de su detención. Tiene
derecho a comunicarse personalmente con un abogado defensor
de su elección y a ser asesorada por este desde que es citada o
detenida por cualquier autoridad”.
41. En diversas oportunidades, este tribunal ha declarado que el
derecho de defensa garantiza a los justiciables a no quedar en estado
de indefensión cuando este participe en cualquier proceso judicial, sin
importar la materia de este (civil, mercantil, penal, laboral, etc.).
Igualmente, tiene dicho el tribunal que el contenido
constitucionalmente protegido del derecho de defensa queda afectado
cuando, en el seno de un proceso judicial, cualquiera de las partes
resulta impedida, por concretos actos de los órganos judiciales, de
ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces para defender sus
derechos e intereses legítimos. Al mismo tiempo que se ha precisado
que no cualquier imposibilidad de ejercer esos medios produce un
estado de indefensión que atente contra su contenido
constitucionalmente protegido, sino que este se vuelve
constitucionalmente relevante cuando se genera una indebida y
arbitraria actuación del órgano que investiga o juzga al individuo
(Exp. N° 0582-2006-PA/TC; Exp. N° 5175-2007-HC/TC, entre
otros).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Vulneran el derecho de defensa, cuando se impide ejercer
los medios necesarios, suficientes y eficaces para
defenderse.

42. Este derecho a no quedar en estado de indefensión en cualquier


etapa del proceso penal tiene una doble dimensión: una material,
referida al derecho del imputado de ejercer su propia defensa desde el
mismo instante en que toma conocimiento de que se le atribuye la
comisión de un determinado hecho delictivo; y otra formal, que
supone el derecho a la defensa técnica, esto es, al asesoramiento y
patrocinio de un abogado defensor durante todo el tiempo que dure el
proceso.
43. El tribunal recuerda que en el caso de los niños y adolescentes
sometidos a un procedimiento por infracción de la ley, el derecho a
no quedar en estado de .indefensión comprende entre sus posiciones
iusfundamentales garantizadas la obligación de notificarse la
sentencia a los padres o tutores del menor. De conformidad con el
artículo 5 de la Convención sobre los Derechos del Niño, es deber de
los órganos estatales “respetar las responsabilidades, los derechos
ydeberes de los padres” para con los menores.
44. En el presente caso, el tribunal aprecia que a fojas 288, Tomo II,
obra el Acta de Lectura de sentencia, de fecha 9 de octubre de 2013.
En dicha acta se consigna la participación del menor, vía enlace por
video conferencia, desde el Centro Juvenil de Diagnóstico y
Rehabilitación de Lima; Igualmente, la del fiscal y de una defensora
pública, al no haber concurrido la defensa técnica del menor.
45. El tribunal considera que la sentencia cuestionada se haya
realizado sin la presencia de los padres ni de los abogados defensores
del menor C.F.A.P., no vulnera su derecho de defensa porque:
a) Según se aprecia a fojas 187, Torno I, mediante resolución N° 19, de
fecha 16 de setiembre de 2013, por primera vez se señaló fecha para
la lectura de sentencia para el 20 de setiembre de 2013; y,
b) A fajas 190, Torno 1. Obra la constancia de notificación a la defensa
del menor. Esta audiencia no se realizó por inconcurrencia de la
defensa y de los padres del menor, por lo que mediante resolución N°
22, de fecha 20 de setiembre de 2013 (fajas 208, Tomo 1), se señaló
nueva fecha para la lectura de sentencia –a realizarse el 24 de
setiembre de 2013–, misma que fue notificada conforme se aprecia a
fajas 209 y 210, Tomo 1, de autos.
46. El tribunal observa que a esta segunda audiencia tampoco
asistieron los padres ni la defensa técnica del menor (fojas 232 Tomo
II), por lo que mediante resolución N° 28, de fecha 1 de octubre de
2013, se reprogramó, por tercera vez, la audiencia de lectura de
sentencia para el 9 de octubre de 2013 (fojas 254, Tomo II), la que
fue notificada a los padres y abogados del menor según se aprecia a
fajas 256 y 257, Torno II de autos. El tribunal constata que en esta
resolución se dispuso oficiar a la Defensoría Pública del Ministerio
de Justicia para que concurra un defensor público a la audiencia de
fecha 9 de octubre de 2013, en atención a la reiterada inconcurrencia
de los padres y la defensa técnica del menor.
47. Así las cosas, este tribunal advierte que el abogado del menor
favorecido así corno sus padres fueron debidamente notificados en
tres oportunidades para que concurran a la diligencia de lectura de
sentencia, y que en la última de las audiencias programadas, se
procedió a la lectura de sentencia porque ya se había dispuesto que
asista un defensor de oficio que garantice cl derecho de defensa del
menor favorecido C.FA.P. Además de ello, en dicha diligencia se
encontraba presente el fiscal, defensor de la legalidad, por lo que se
procedió a la lectura de sentencia, conforme se aprecia a fojas 288
Tomo II de autos. En atención a ello, este tribunal considera que en el
presente caso no se violó el derecho de defensa (articulo 1390, inciso
14 de la Constitución Política del Perú) del menor C.F.A.P. Así debe
declararse.

IV. Efectos de la sentencia

48. Este Tribunal ha determinado que la vulneración del derecho a la


pluralidad de instancia se materializó con la expedición de la
resolución N° 3, de fecha 28 de octubre de 2013, por la que se
declaró infundado el recurso de queja por denegatoria del recurso de
apelación, tras haberse considerado extemporáneo. En consecuencia,
corresponde que se declare la nulidad de la precita resolución, así
como de la Resolución N° 37, de fecha 31 de octubre de 2013 y, en
consecuencia, se ordene se admita el recurso de apelación y que la
Segunda Sala Civil de Justicia de Ica resuelva conforme a Derecho.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO

Declarar INFUNDADA la demanda en lo que se refiere a la afectacióndel


derecho de defensa.
Declarar FUNDADA la demanda en lo que se refiere a la afectacióndel
derecho a la pluralidad de instancias. En consecuencia:
a) Nula la resolución N° 3, de fecha 28 de octubre de 2013 (001306-
2013-89-1404-JR-FP-01), expedida por la Segunda Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Ica, y nula de la resolución N° 37, de
fecha 31 de octubre de 2013(01306-2013 -0-1404-JR-FP-01),
expedida por el Primer Juzgado Especializadode Familia de Ica.
b) Ordena se admita el recurso de apelación y se eleven los actuados a la
Segunda Sala Civil de Justicia de lea para que emita el
pronunciamiento que corresponda.
Declarar que, a partir de la fecha, los fundamentos 31, 32, 33 y 34 de la
presente sentencia constituyen doctrina jurisprudencial vinculante para
todos los jueces y tribunales del país, de conformidad con el artículo VI del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, debiendo aplicarse
inclusive a los procesos judiciales en trámite.
SS. URVIOLA HANI; MIRANDA CANALES; RAMOS NÚÑEZ;
SARDÓN DE TABOADA; LEDESMA NARVÁEZ

█ COMENTARIO

“Correctamente el máximo intérprete constitucional señala que el inicio del


cómputo del plazo de apelación para cualquiera de los tres supuestos
establecidos, empieza siempre que la notificación documental de la
sentencia al menor coincida en el tiempo con la realizada a los padres y a su
abogado, cuestión que resulta de particular importancia dado que los
menores se encuentran en estado de vulnerabilidad por razón de su edad,
desconocimiento y la indefensión que presentan naturalmente, esta
circunstancias desfavorables imposibilitan que en la realidad pueda recurrir
con los argumentos necesarios ante una autoridad judicial superior para que
revise toda decisión que les afecte, razón por la cual resulta correcto que el
cómputo para impugnar la sentencia condenatoria empiece desde que se
notifica a los padres o abogado defensor, quienes como lo hemos indicado
tienen derecho a participar en el proceso en defensa de los intereses del
adolescente.
A criterio del Tribunal Constitucional, si bien las reglas antes expuestas no
se infieren a partir de una interpretación literal del artículo 219 del Código
de los Niños y Adolescentes, su identificación es consecuencia de la
obligación de interpretársela de conformidad con el principio pro infante,
cuyo propósito es asegurar que el menor cuente con el mayor margen de
posibilidades en el goce y ejercicio los derechos fundamentales de carácter
procesal y, en ese sentido, se trata de una medida legislativa compatible con
el principio del interés superior del niño y la obligación del Estado de
dispensar a los menores de una protección especial”(17).
El pago de intereses en materia
previsional no es capitalizable

RTC Exp. N° 02214-2014-PA/TC

Caso: Inocente Puluche Cárdenas

Sentido del fallo: Fundada la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 07/07/2015

El Tribunal Constitucional estableció que los intereses en materia


pensionaria no son capitalizables. Asimismo señala que todos los
órganos jurisdiccionales están obligados a atender con mayor
celeridad, todos los procesos judiciales relacionados a los
derechos de personas ancianas, inclusive aquellos procesos que
están en trámite o en etapa de ejecución, y específicamente en los
que se encuentren por definir la forma de cálculo de intereses
legales en materia pensionaria.

Palabras clave: Derecho a la pensión, intereses legales, celeridad procesal,


plazos perentorios, capitalización de intereses.

EXP. N° 02214-2014-PA/TC-LAMBAYEQUE
INOCENTE PULUCHE CÁRDENAS
AUTO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

VISTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Inocente Puluche
Cárdenas contra la resolución de fojas 130, de fecha 8 de enero de 2014,
expedida por la Sala Especializada en Derecho Constitucional de la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque, que declaró la nulidad de la
Resolución 36, de fecha 21 de mayo de 2013, y ordenó que el juez de la
causa expida nueva resolución; y,

ATENDIENDO A

Antecedentes

1. En el proceso de amparo seguido por el recurrente contra la


Oficina de Normalización Previsional (ONP), la Segunda Sala
Especializada en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lambayeque, mediante sentencia contenida en la Resolución 10, de
fecha 26 de mayo de 2005 (f. 1), revocando la apelada y,
reformándola, declaró FUNDADA la indicada demanda, en
consecuencia, inaplicable al demandante la Resolución número 1800-
A-058-CH-79, y, se ordena que la demandada emita nueva resolución
reajustando la pensión de jubilación del demandante de acuerdo con
los criterios de la presente sentencia, siempre que, en ejecución de la
misma no se verifique el cumplimiento de la Ley N° 23908, durante
el periodo de su vigencia, debiendo pagarse los devengados que
corresponda e intereses correspondientes.
2. En el marco de la etapa de ejecución de sentencia, y en
cumplimiento del mandato judicial contenido en la sentencia antes
citada, la ONP emitió la Resolución N° 69717-2005-ONP/DC/DL
19990, de fecha 10 de agosto de 2005 (f. 9), mediante la cual otorgó a
favor del actor pensión de jubilación del Decreto Ley N° 19990, por
la suma de S/ 8,868.96 (ocho mil ochocientos sesenta y ocho con
noventaiséis céntimos soles oro), a partir del 10 de octubre de 1978,
la cual, reajustada de acuerdo a lo establecido por la Ley N° 23908,
asciende a la suma de S/ 5.71 (cinco nuevos soles con setentaiún
céntimos), al 1 de mayo de 1990, y, actualizada a la fecha de la
expedición de la resolución, asciende a la suma de S/ 686.09
(seiscientos ochenta y seis nuevos soles con nueve céntimos).
3. Asimismo, a ONP, en el informe de fecha 4 de agosto de 2009 (f.
37), refiere que, en cumplimiento del mandato judicial expedido en
etapa de ejecución de sentencia por el Sexto Juzgado Especializado
en lo Civil de Lambayeque, con fecha 30 de abril de 2008, que
ordena efectuar el pago de los intereses legales, se está procediendo a
efectuar el cálculo de dichos intereses a partir del 1 de junio de 1990
(mes siguiente a la regularización de los devengados) hasta el 9 de
agosto de 2005 (dia anterior a la emisión de la Resolución N° 69717-
2005-ONP/DC/DL 19990, de fecha 10 de agosto de 2005), por la
suma de S/ 20, 533.95 (veinte mil quinientos treinta y tres nuevos
soles con noventaicinco céntimos), monto al que se deduce la suma
de S/ 1,124.42 pagado por el mismo concepto, generándose el interés
legal neto por la suma de S/ 19,409.53 (diecinueve mil cuatrocientos
nueve nuevos soles con cincuentaitrés céntimos).
4. Ante la observación formulada por el demandante a la liquidación
de intereses legales; el Sexto Juzgado Especializado en lo Civil de
Lambayeque, mediante Resolución N° 25, de fecha 8 de enero de
2010 (f. 58), declaró fundada en parte la observación y ordenó se
remitan los actuados al Departamento de Liquidaciones del Poder
Judicial, a fin de que proceda a practicar una nueva liquidación de
intereses legales.
5. La Sala Especializada en Derecho Constitucional de la Corte
Superior de Justicia de Lambayeque, mediante Resolución 2, de fecha
23 de junio de 2010 (f. 63), confirmó la resolución de fecha 8 de
enero de 2010 y remitió los actuados al Departamento de
Liquidaciones de la Corte Superior.
6. Mediante Resolución 36, de fecha 21 de mayo de 2013 (f. 113), el
Sexto Juzgado Civil de Lambayeque declaró infundadas las
observaciones formuladas por la ONP contra la liquidación
practicada por el Departamento de Liquidaciones del Poder Judicial
en su Informe Pericial 1026-2011-DRLL-PJ y contra el Informe
Pericial 278-2012-DRLL-PJ, en consecuencia, aprobó las
liquidaciones por la suma de S/ 93,486.60 (noventa y tres mil
cuatrocientos ochenta y seis nuevos soles con sesenta céntimos),
monto que es el saldo a reintegrar por intereses legales.
7. Interpuesto el recurso de apelación por la ONP, la Sala
Especializada en Derecho Constitucional de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque, mediante Resolución 2, de fecha 8 de enero
de 2014 (f. 130), declaró nula la citada Resolución 36, de fecha 21 de
mayo de 2013, y dispuso que el juzgado emita un nuevo
pronunciamiento.

§. Fundamentos

Delimitación del petitorio

8. En el caso de autos, el recurso de agravio constitucional (RAC)


tiene por objeto que se deje sin efecto la Resolución 2, de fecha 8 de
enero de 2014, expedida por la Sala Especializada en Derecho
Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, que
declaró nula la Resolución 36, de fecha 21 de mayo de 2013,
expedida por el Sexto Juzgado Civil de Lambayeque, a través de la
cual se declaró, a su vez, infundadas las observaciones formuladas
por la ONP contra la liquidación de intereses legales efectuada al
recurrente, por considerar que la decisión de la Corte Superior viola
su derecho constitucional procesal a la ejecución de sentencias en sus
propios términos.
9. En tal sentido, la controversia en el presente caso tiene que ver con
la forma de calcular los intereses legales en materia de pensiones,
específicamente si estos deben capitalizarse o no. Teniendo en cuenta
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en materia de pensiones,
que se ha pronunciado en determinadas oportunidades sobre la
aplicación o interpretación de leyes siempre y cuando haya existido
relevancia constitucional en dicha aplicación o interpretación, e
incluso sobre reglas de procedencia para el pago de pensiones
devengadas, reintegros e intereses, es pertinente dicho
pronunciamiento sobre el aludido cálculo de intereses.
Los intereses y su regulación en el Código Civil

10. Los intereses pueden definirse como la contraprestación que


corresponde por el uso del dinero en el tiempo. En ese sentido,
constituyen el precio fundamental de la economía, puesto que
permiten estructurar el proceso de producción, al coordinar la
valoración presente versus la valoración futura de los bienes y
servicios.
Los intereses pueden ser clasificados atendiendo a diferentes
criterios. Entre estos, cabe aquí destacar los dos siguientes: por un
lado, si se toma en consideración quién define su tasa, pueden ser
convencionales o legales; por otro lado, si se toma en cuenta el tipo
de contraprestación que representan, pueden ser compensatorios o
moratorios. Tales criterios permiten precisar, a su vez, las siguientes
conjugaciones:
i) Interés convencional compensatorio: es aquel pactado por las partes y
compensa el uso del dinero u otra clase de bien.
ii) Interés convencional moratorio: es fijado por las partes con el objeto
de indemnizar la mora en el pago.
iii) Interés legal compensatorio: lo determina la ley y compensa el uso
del dinero u otra clase de bien.
iv) Interés legal moratorio: también fijado por mandato de la ley con la
intención de indemnizar la mora en el pago.
11. Nuestro Código Civil, por su parte, ha señalado en su artículo
1242 que los intereses pueden ser de tipo compensatorio y moratorio.
Así, respecto de los primeros, ha precisado que constituyen “la
contraprestación por el uso del dinero o de cualquier otro bien”, en
tanto que a los intereses moratorios, los ha definido como aquellos
que tienen por objeto “indemnizar la mora en el pago”.
12. A efectos del análisis del presente caso, importa detener la
atención en el supuesto de pago de interés por mora. Producido el
retardo culposo o doloso del deudor en el cumplimiento de la
prestación debida y ante la concurrencia de los requisitos para
devengar intereses moratorios, por acuerdo de partes o mandato de
ley, dicho deudor estará obligado a su pago (Cfr. Osterling Parodi,
Felipe y otro. Compendio de Derecho de las Obligaciones. Lima,
Palestra, 2008, p. 533). En esa línea, el artículo 1246 del código
precisa que si las partes no han pactado el pago de un interés
moratorio, el deudor se encontrará obligado al pago de un
determinado tipo de interés por causa de mora, que, según el caso,
será compensatorio o legal. Por ello, en el caso de intereses generados
por incumplimiento de deuda de naturaleza previsional, el Tribunal
Constitucional, de acuerdo a lo señalado en dicho artículo 1246, ha
referido que son de tipo legal (Cfr. Exp. N° 05430-2006-PA).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Los intereses generados por incumplimiento de deuda de
naturaleza previsional, son de tipo legal.

13. Ahora bien, resulta oportuno precisar que existe una diferencia
entre los conceptos de “interés legal” y “tasa de interés legal”. Ambos
conceptos no son equivalentes. Los intereses legales son simplemente
los que se deben por mandato de la ley. En cambio, la expresión “tasa
de interés legal” se refiere a la que hay que pagar cuando las partes
han pactado intereses, pero sin haber fijado la tasa (Osterling Parodi,
Felipe y otro. Op. Cit., p. 528).
14. De acuerdo a lo dispuesto por el artículo 1244 del código
sustantivo, la tasa de interés legal es fijada por el Banco Central de
Reserva (BCR), por cuanto, en el marco del diseño constitucional, el
BCR es el órgano regulador de la moneda y del crédito del sistema
financiero.

La tasa de interés legal aplicable a los intereses generados en deudas de


naturaleza previsional

15. A este respecto, resulta oportuno recordar que el tribunal, en el


Exp. N° 05430-2006-PA, publicado el 4 de noviembre de 2008 en el
diario oficial El Peruano, estableció, en calidad de precedente, las
reglas sustanciales y procesales para el reconocimiento de las
pretensiones referidas al pago de devengados, reintegros e intereses
legales, cuando en segunda instancia se estimara una pretensión
comprendida en el contenido constitucionalmente protegido del
derecho a la pensión. Así, en la referida sentencia determinó que los
intereses legales deben ser pagados de acuerdo a lo dispuesto por el
artículo 1246 del Código Civil.
16. Posteriormente, la Ley N° 29951, de Presupuesto del Sector
Público para el Año Fiscal 2013, publicada el 4 de diciembre de 2012
en el diario oficial El Peruano, estableció en su nonagésima sétima
disposición complementaria que:
“(...) el interés que corresponde pagar por adeudas de carácter
previsional es el interés legal fijado por el Banco Central de
Reserva del Perú. El referido interés no es capitalizable de
conformidad con el artículo 1249 del Código Civil y se devenga a
partir del día siguiente de aquel en que se produjo el
incumplimiento hasta el día de su pago efectivo, sin que sea
necesario que el acreedor afectado exija judicial o
extrajudicialmente el incumplimiento de la obligación o pruebe
haber sufrido daño alguno. Asimismo, establézcase que los
procedimientos administrativos, judiciales, en trámite o en etapa
de ejecución, o cualquier adeudo previsional pendiente de pago a
la fecha, se adecuará a lo establecido en la presente disposición”.
17. En el caso de autos, como ya se expresó, la controversia se suscita
porque la sala cuestionada valida indirectamente la observación
formulada por la ONP a la liquidación de intereses legales derivados
de la deuda previsional que el Estado mantiene con el recurrente.
Dicha observación pone en entredicho la forma de calcular los
intereses legales en materia de pensiones, específicamente si estos
deben capitalizarse o no al momento de elaborar la respectiva
liquidación.
18. Sobre el particular, a efectos de resolver dicha controversia deben
tenerse en consideración los siguientes elementos de juicio:
atendiendo a: i) que el modo de calcular el pago de los intereses
legales derivados de deudas de naturaleza previsional es una labor a
ser determinada por el legislador, y este no ha regulado de forma
permanente tal modo de cálculo, salvo la citada estipulación temporal
prevista en la ley de presupuesto para el año 2013; ii) que el Tribunal
Constitucional ha establecido en su aludido precedente del Exp.
05430-2006-PA que los intereses legales en deudas de naturaleza
previsional deben ser pagados de acuerdo a lo dispuesto por el
artículo 1246 del Código Civil, no pronunciándose en dicho
expediente sobre el modo de cálculo del pago de intereses legales; iii)
que en algunos casos, el Tribunal Constitucional ha asumido que los
mencionados intereses legales deben ser liquidados aplicando la tasa
de “interés legal efectiva”; iv) que en procesos de amparo en materia
previsional se han presentado controversias como la de autos, en
cuanto a la forma de calcular los intereses legales, específicamente si
estos deben capitalizarse o no; y, v) que la protección y optimización
de la “efectiva” tutela jurisdiccional en procesos de amparo
previsionales exige que el Tribunal Constitucional establezca de
modo vinculante dicha forma de cálculo.
19. En tal sentido, tomando en cuenta que el artículo 1249 del Código
Civil establece una limitación al atocismo, en la medida en que “no se
puede pactar la capitalización de interés s al momento de contraerse
la obligación, salvo que se trate de cuentas mercantiles, bancarias o
similares”, el Tribunal Constitucional considera razonable que si ya
determinó antes que los intereses legales en deudas de naturaleza
previsional deben ser pagados de acuerdo a lo dispuesto por el
artículo 1246 del Código Civil, también resulte de aplicación la
limitación contenida en el artículo 1249 del Código Civil.
20. Conforme a lo expuesto, el Tribunal Constitucional estima que el
interés legal aplicable en materia pensionaria no es capitalizable,
conforme al artículo 1249 del Código Civil.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El interés legal en materia pensionaria no es capitalizable.

21. En el mismo sentido, lo ha entendido la Corte Suprema, cuando,


tomando en consideración lo prescrito por el Código Civil (artículo
1249), y sin desconocer las competencias del BCR, ha dispuesto que
la tasa sea de tipo nominal. Ello, por cuanto un ejercicio económico
contrario autorizaría a la ONP, a pesar de estar facultada para
administrar los fondos del Sistema Nacional de Pensiones, a poner en
riesgo la intangibilidad de dichos fondos previsionales por realizar
indebidas disposiciones de este y, por tanto, a contravenir lo
dispuesto en el artículo 12 de la Constitución.
En efecto, en la judicatura ordinaria se hicieron diferentes lecturas de
la jurisprudencia constitucional y de la citada ley de presupuesto,
disponiéndose, en algunos casos, que la tasa del interés legal
aplicable a los intereses generados en deudas de naturaleza
previsional sea de tipo efectiva (capitalizable), y que en otros sea de
tipo nominal.
Teniendo en cuenta tal situación, así como la necesidad de que en un
Estado democrático exista predictibilidad jurídica (seguridad
jurídica), la Segunda Sala de Derecho Constitucional y Social
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República publicó el
25 de junio de 2014, en el diario oficial El Peruano, la Casación
5128-2013-Lima, a través de la cual señaló en su fundamento
décimo, con carácter de precedente judicial, que:
“[s]iendo aplicables los artículos comprendidos en el capítulo
segundo del Título I de la Sección Segunda del Libro de las
Obligaciones, referidas al pago de intereses, estos son los
artículos 1242 y siguientes del Código Civil, para los efectos de
pago de los intereses generados por adeudos de carácter
previsional la tasa aplicable que debe ordenar el juez es la fijada
por el Banco Central de Reserva del Perú, pero con observancia
de la limitación contenida en el artículo 1249 del mismo texto
normativo”.
y precisó también el fundamento décimo tercero que:
“(...) el interés deber ser calculado no como un interés efectivo
(capitalizable), sino como un tipo de interés simple, que no se
agrega al principal para producir nuevos intereses, como precisa
el Banco Central de Reserva del Perú”.

Análisis del caso concreto

22. En la RTC Exp. N° 0201-2007-Q, de fecha 14 de octubre de


2008, el tribunal ha señalado, sobre la base de lo desarrollado en la
RTC Exp. N° 0168-2007-Q, que de manera excepcional puede
aceptarse la procedencia del RAC cuando haya que proteger la
ejecución en sus propios términos de sentencias estimatorias emitidas
en procesos constitucionales, tanto para quienes han obtenido un
pronunciamiento favorable de parte del Tribunal como para quienes
lo obtuvieron del Poder Judicial.
23. Cabe anotar que la procedencia excepcional del RAC en este
supuesto tiene por finalidad restablecer el orden jurídico
constitucional y que le compete al tribunal valorar el grado de
incumplimiento de las sentencias estimatorias expedidas por el Poder
Judicial cuando este no cumple dicha función, devolviendo lo
actuado para que la instancia respectiva dé estricto cumplimiento a lo
declarado por el tribunal. Asimismo, los órganos jurisdiccionales
correspondientes se limitarán a admitir el RAC, teniendo habilitada
su competencia este tribunal, ante la negativa del órgano judicial, a
través del recurso de queja a que se refiere el artículo 19 del Código
Procesal Constitucional.
24. Tal como se advierte, la sala superior competente no ha emitido
pronunciamiento respecto a si la sentencia de autos se ha ejecutado o
no en sus propios términos, puesto que se ha limitado a declarar la
nulidad de la resolución de fojas 113 y a ordenar que el juez de
primera instancia emita un nuevo pronunciamiento. Por tanto, en el
presente caso, no se configurarían los supuestos habilitantes para que
este tribunal pueda pronunciarse respecto al grado de incumplimiento
de la sentencia materia de ejecución, pues, para que el RAC proceda,
es necesario que haya un pronunciamiento previo en sede judicial.
25. Sin embargo, dada la muy avanzada edad del actor (99 años),
teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde la interposición de la
demanda de amparo y que constituyen fines esenciales de los
procesos constitucionales garantizar la vigencia efectiva de los
derechos fundamentales y la primacía normativa de la Constitución,
los cuales obligan a superar exigencias de tipo formal, este tribunal,
en forma excepcionaiísima, decide emitir pronunciamiento sobre el
asunto materia del RAC.
26. Si, como se ha referido, la sala superior no se ha manifestado
sobre si la sentencia principal se ha ejecutado en sus propios
términos, ello no enerva el hecho de que las razones que llevaron a
que dicha Sala anule la Resolución 36, de fecha 21 de mayo de 2013
expedida por el Sexto Juzgado Civil de Lambayeque, y disponga que
este emita otra resolución ordenando la elaboración de una nueva
liquidación de intereses, se fundan en que la decisión del juzgado
contraviene las normas del Código Civil al validar el cálculo del
interés legal efectivo (capitalizable).
27. En suma, una elaboración de liquidación de intereses legales
correcta es aquella que se ajusta a los argumentos vertidos en la
presente sentencia del Tribunal Constitucional, lo cual es coincidente
con lo señalado por la Corte Suprema en la Casación 5128-2013-
Lima. Por tanto, la resolución de vista recurrida, que ordena al juez la
emisión de otro pronunciamiento basado, ahora, en una nueva
liquidación de intereses donde se aplique una tasa de interés nominal,
no desvirtúa la correcta ejecución de la sentencia constitucional en
sus propios términos.
28. Finalmente, considerando la aludida avanzada edad del actor (99
años), el tiempo transcurrido desde la interposición de la demanda de
amparo (12 años, de los cuales 10 corresponden a la fase de
ejecución) y que en el presente caso ya obran especificas
liquidaciones de intereses legales, el Tribunal Constitucional estima
necesario ordenar al juez de ejecución del presente caso, que resuelva
y se asegure de que el demandante cobre efectivamente el monto que
le corresponda por todos sus adeudos en materia previsional
(incluidos los respectivos intereses), en un plazo de 30 días hábiles
(lo que incluye la realización de la nueva liquidación de intereses
legales), tiempo que se computará desde el día de notificación de la
presente decisión y que, una vez vencido dicho plazo originará las
respectivas responsabilidades, debiendo remitir a este tribunal las
resoluciones que se hayan adaptado sobre el particular.
29. Es necesario destacar que cuando la Constitución ha establecido
en el artículo 1 que “la defensa de la persona humana y el respeto de
su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, ha
consagrado precisamente un principio exigible a la sociedad y
principalmente al Estado para que, en lo que se refiere a toda
actuación jurisdiccional, se efectivicen obligaciones concretas que
tengan como finalidad primordial el resguardo de derechos como el
de la “efectiva” tutela jurisdiccional en procesos de amparo
previsionales, tomando como base el respeto a la dignidad de la
persona anciana y que, en el caso de estas, la propia Norma
Fundamental exige un trato especial dada su condición especial
(artículo 4).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Dar mayor celeridad a los procesos que involucren los
derechos de las personas ancianas.

30. Par tanto, resulta inadmisible desde todo punto de vista que una
persona anciana de 99 años tenga que transitar por los despachos
judiciales, durante más de 10 años, en la etapa de ejecución de
sentencia, para cobrar una deuda que el Estado tiene con ella. En tal
sentido, el Tribunal Constitucional debe establecer con criterio
vinculante la siguiente exigencia: todos los órganos jurisdiccionales
tienen la obligación de otorgar mayor celeridad a los procesos que
involucren derechos de las personas ancianas cuanto mayor sea la
edad de dichas personas, bajo responsabilidad.
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que
le confiere la Constitución Política del Perú.
RESUELVE con el voto singular del magistrado Blume Fortini, que se
agrega,
1. Desestimar el recurso de agravio constitucional presentado por el
recurrente; en consecuencia, FUNDADAS las observaciones
formuladas por la ONP, y dispone que el juez del Sexto Juzgado Civil
de Lambayeque ejecute la sentencia constitucional de conformidad
con lo señalado en la presente resolución.
2. Declarar que, a partir de la fecha, los fundamentos 20 y 30 de la
presente resolución constituyen doctrina jurisprudencial vinculante
para todos los jueces y tribunales del país, de conformidad con el
artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
debiendo aplicarse inclusive a los procesos judiciales en trámite o en
etapa de ejecución, en los que se encuentre por definir la forma de
cálculo de los intereses legales en materia pensionaria.
3. Ordenar al juez de ejecución del presente caso, que resuelva y se
asegure de que el demandante cobre efectivamente el monto que le
corresponda por todos sus adeudos en materia previsional (incluidos
los intereses), en un plazo de 30 días hábiles, bajo responsabilidad,
conforme a lo expuesto en el fundamento 28 de la presente.
SS. URVIOLA HANI; MIRANDA CANALES; RAMOS NÚÑEZ;
SARDÓN DE TABOADA; LEDESMA NARVÁEZ; ESPINOSA-
SALDAÑA BARRERA
█ COMENTARIO

“La ausencia de una regulación expresa y las distintas interpretaciones


vertidas en las sentencias a nivel nacional sobre la forma de cálculo de
intereses previsionales, en especial al considerarlos de naturaleza civil
mercantil de corte patrimonial, generaron confusión y una jurisprudencia
heterogénea. Ello no implica que deba utilizarse una tasa ‘especial’ o la tasa
‘nominal’ para calcular los intereses previsionales, sino que la metodología
a utilizarse no signifique aplicar la capitalización.
Es indispensable remarcar la naturaleza previsional de los intereses
provenientes de las obligaciones pensionarias para apartarnos de posturas
teóricas y judiciales que erróneamente buscaron equipararlas a las deudas
comunes, con el fin de justificar la aplicación del Código Civil, pese a que
el artículo IX de su Título Preliminar señala que sus disposiciones son
supletorias para (resolver) las relaciones y situaciones jurídicas de otras
leyes, siempre que no sean incompatibles con su naturaleza, pues el sistema
jurídico pensionario se estructura sobre la base de un fondo común de
reparto en el que prima el principio de solidaridad, por tanto, el bienestar
colectivo (y la garantía del fondo y reservas previsionales) priman sobre los
beneficios individuales”(18).
Quien alega afectación de derechos
fundamentales debe acreditar con prueba
mínima, pero suficiente,
la veracidad de su alegato

STC Exp. N° 01761-2014-PA/TC

Caso: Noemí Zanca Huayhuacuri

Sentido del fallo: Improcedente la demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 07/09/2015

El Tribunal Constitucional estableció que corresponde al


demandante adjuntar medios de prueba mínimos pero suficientes
para acreditar supuestas amenazas o vulneraciones a sus
derechos fundamentales. De lo contrario, su defensa podría ser
pasible de sanción, más aun en procesos constitucionales donde
se cuestionen resoluciones judiciales.

Palabras clave: Prueba mínima, multa para abogados, resoluciones judiciales

EXP. N° 01761-2014-PA/TC-LIMA
NOEMI IRENE ZANCA HUAYHUACURI
AUTO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 6 de agosto de 2015
VISTO

El recurso de agravio constitucional interpuesto por el abogado de Noemí


Irene Zanca Huayhuacuri, contra la resolución de fojas 151, de fecha 6 de
diciembre de 2013, expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Arequipa, que, confirmando la apelada, declaró improcedente
la demanda de autos; y,

ATENDIENDO A QUE

1. Con fecha 16 de enero de 2012, Noemí Irene Zanca Huayhuacuri


interpone demanda de amparo contra el juez del Primer Juzgado Civil
de Arequipa, los jueces integrantes de la Tercera Sala Civil de
Arequipa, los magistrados integrantes de la Sala de Derecho
Constitucional y Social Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de
la República, entendiéndose también contra la Municipalidad
Provincial de Arequipa con citación del procurador público a cargo
de los asuntos judiciales de la referida municipalidad, solicitando que
se declaren nulas: a) la resolución judicial de fecha 23 de julio de
2009, expedida por el Juzgado emplazado que declaró improcedente
la demanda; b) la resolución de vista N° 432-2010-3SC, de fecha 26
de mayo de 2010, expedida por la Sala Civil Superior demandada,
que resolvió confirmar la resolución de primera instancia; y, c) la
resolución recaída en la casación N° 4618-2010 Arequipa, de fecha
26 de setiembre de 2011 (f. 2), expedida por la Sala Suprema
emplazada, que resuelve declarar la improcedencia del recurso de
casación interpuesto por la actora en el proceso incoado por esta
contra la Municipalidad Provincial de Arequipa sobre acción
contencioso-administrativa (Exp. N° 01818-2008-0-0401-JR-CI-02).
Señala la accionante que las resoluciones judiciales cuestionadas han
aplicado indebidamente una serie de normas, por lo que no se
encuentran arregladas a Derecho, lo que viene vulnerando su derecho
constitucional a la tutela procesal efectiva que comprende el acceso a
la justicia y el debido proceso.
2. El Cuarto Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior
de Justicia de Arequipa, mediante resolución de fecha 24 de enero de
2012 (f 15), declaró improcedente la demanda argumentando que lo
que en puridad pretende la actora es una nueva revisión y valoración
de los hechos expuestos en el proceso contencioso administrativo
signado en el Exp. N° 2008-1818, lo cual no resulta procedenteen la
vía del amparo, en vista que no es posible convertir las acciones de
garantía en una suprainstancia revisora de los fallos judiciales, por lo
que al existir una vía igualmente satisfactoria, la demanda deviene en
improcedente.
3. A su turno, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa confirma la apelada agregando que la resolución de
controversias surgidas de la interpretación y aplicación de la ley es
competencia del juez ordinario. Además, señala que la demandante
tampoco ha acreditado que con las resoluciones emitidas en primera y
segunda instancia se haya vulnerado en forma fehaciente el contenido
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental, para que
se proceda a la revisión en la jurisdicción constitucional.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El amparo contra resoluciones judiciales debe responder a
un agravio manifiesto de DDFF.

4. Este tribunal tiene a bien reiterar que si bien a través del amparo se
puede examinar la presunta inconstitucionalidad de una resolución
judicial, dicho proceso no puede servir para replantear una
controversia resuelta por los órganos jurisdiccionales ordinarios, ni
puede ser empleado corno un medio impugnatorio a fin de lograr
extender el debate en sede constitucional de lo ya decidido por la
judicatura. La determinación y valoración de los elementos de hecho,
así como la interpretación del derecho ordinario y su aplicación a los
casos individuales, son asuntos completamente ajenos a la justicia
constitucional. Por tanto, el tribunal insiste en recordar que el amparo
contra resoluciones judiciales requiere, como presupuesto procesal
indispensable, la constatación de un agravio manifiesto a los derechos
fundamentales de las personas que comprometa seriamente su
contenido constitucionalmente protegido.
5. Como ya se estableció, la recurrente pretende que se deje sin efecto
la resolución de fecha 23 de julio de 2009, a través de la cual el
Primer Juzgado Civil de Arequipa declaró improcedente la demanda
sobre acción contencioso-administrativa, y su confirmatoria, la
resolución de vista de fecha 26 de mayo de 2010; así como la
resolución recaída en la Casación N° 4618-2010 Arequipa, de fecha
26 de setiembre de 2011, que resolvió declarar la improcedencia de
dicho recurso, alegando la afectación de su derecho constitucional a
la tutela procesal efectiva, el acceso a la justicia y al debido proceso.
6. Previamente, resulta importante señalar que las resoluciones
judiciales de primera y segunda instancia cuestionadas no obran en
autos. Sin embargo, el tribunal analizará la resolución judicial
expedida por la sala superior, toda vez que ha podido obtenerla de la
consulta de expedientes judiciales. No obstante, antes de ingresar a
dicho estudio, y a propósito de la situación descrita, el tribunal
considera pertinente recordar que las afectaciones a los derechos
fundamentales invocadas en el mareo de un proceso constitucional
deberán ser contrastadas con una prueba mínima, pero suficiente, que
acredite el acto lesivo. Es decir, si como en el caso de autos, a juicio
de la recurrente las afectaciones producidas en sus derechos se
originan en el contenido de distintas resoluciones judiciales, el
mínimo exigido que permita al juez constitucional verificar si la
invocada afectación alegada se produjo, o no, será constitucional
verificar si la invocada afectación alegada se produjo, o no, será
presentar una copia de tales pronunciamientos judiciales. Si bien es
cierto, el sistema de consulta de expedientes del Poder Judicial
permite acceder al conocimiento de algunos de sus pronunciamientos
a través de un servicio público en línea, no es tarea de la jurisdicción
constitucional buscar las resoluciones cuestionadas para poder
otorgar una respuesta al justiciable. Por el contrario, el demandante, y
en todo caso, su abogado, sí tienen la obligación de acompañar una
copia de las resoluciones que cuestionan por constituir una prueba
indispensable para verificar la invocada afectación. Por tanto,
independientemente de que en el presente caso se haya podido
revertir la omisión probatoria mencionada y se emita
pronunciamiento, el tribunal advierte de tal exigencia, sobre todo para
los abogados litigantes y bajo sanción, de adjuntar las resoluciones
que se busca cuestionar a través de los distintos procesos
constitucionales.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


En procesos contra resoluciones judiciales, el actor y su
defensa deben adjuntar medios de prueba mínimos pero
suficientes que acrediten el acto lesivo.

7. Se aprecia que la resolución judicial expedida por la Tercera Sala


Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa se encuentra
debidamente fundamentada, toda vez que de la versión de lo actuado,
la sala concluyó que la actora carecía de interés para obrar para
incoar la acción judicial contencioso-administrativa, lo cual
constituye una de las condiciones básicas para recurrir a la vía
jurisdiccional, por cuanto la actora cesó en su centro de labores el 31
de diciembre de 2006 y para el 26 de setiembre de 2007, fecha que
impugnó, había transcurrido en demasía los quince días dispuestos
por ley para cuestionar decisiones en la vía administrativa, razón por
la que se declaró improcedente sus pedidos de reincorporación y, por
tanto, sus recursos de reconsideración y apelación, contenidos en la
Resolución Gerencial N° 542-2007-MPA/GGM, Resolución
Gerencial N° 667-2007-MPA/GGM y Resolución de Alcaldía N°
149.
8. En lo que respecta a la ejecutoria suprema cuestionada, se advierte
que dicha resolución también se encuentra debidamente
fundamentada, toda vez que se precisa que el recurso de casación
interpuesto no cumple con los requisitos de fondo exigidos por el
artículo 388 del Código Procesal Civil, incisos 2 y 3; que no se ha
señalado de manera concreta cuál era el vicio procesal del cual
adolecería la sentencia recurrida y cuál era la norma procesal
infringida.
9. Por tanto, se observa que lo que realmente cuestiona la accionante
es el criterio jurisdiccional de los jueces demandados, asunto que no
es de competencia constitucional, a menos que pueda constatarse una
arbitrariedad manifiesta por parte de la instancia judicial respectiva
que ponga en evidencia la violación de derechos constitucionales, lo
que, no ha ocurrido en el presente caso; por lo que, al margen de que
tales fundamentos resulten o no compartidos en su integridad,
constituyen justificación suficiente que respalda la decisión
jurisdiccional adoptada, no procediendo su revisión a través del
proceso de amparo.
10. En consecuencia, ni los hechos ni la pretensión de la demanda
inciden en el contenido constitucionalmente protegido de los
derechos invocados por la recurrente, por lo que resulta de aplicación
al caso el inciso 1 del artículo 5 del Código Procesal Constitucional.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Improcedente, cuando los hechos y la pretensión no
inciden en el contenido de los derechos invocados.

Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que


le confiere la Constitución Política del Perú.
RESUELVE, con el voto singular del magistrado Blume Fortini, que se
agrega,
1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda de amparo.
2. Llamar la atención al abogado Ygnacio Mamani Ramírez, que
autorizó el escrito de demanda, por haber incumplido los deberes
propios del ejercicio profesional.
3. Declarar a partir de la fecha, que el fundamento 6 de la presente
resolución constituye doctrina jurisprudencial vinculante para todos
los jueces y tribunales del país, de conformidad con el artículo VI del
Titulo Preliminar del Código Procesal Constitucional, debiendo
aplicarse inclusive a los procesos judiciales en los que se encuentre
por definir el cumplimiento de los presupuestos procesales para
admitir a trámite la demanda.
SS. URVIOLA HANI, MIRANDA CANALES, RAMOS NÚÑEZ,
SARDÓN DE TABOADA, LEDESMA NARVÁEZ, ESPINOSA-
SALDAÑA BARRERA

█ COMENTARIO

“En rigor, se trata de un tema baladí y de poca monta el pretender establecer


una presunta doctrina jurisprudencial “vinculante” –ojo: el enunciado
vinculante per se es tautológico– a partir de exigir a futuro que quien
entable un amparo contra resolución judicial, debe recaudar como material
probatorio, por lo menos, la propia sentencia firme que presumiblemente
cuestiona.
Mas, el peligro es que el TC ha axiomatizado el requisito de una ‘prueba
mínima’ para acreditar todo tipo de acto lesivo; y aquí sí el tema ya no es de
poca monta, pues como pretexto de un caso fútil, el TC extiende una
exigencia que, a la postre, puede generar mayor vacilación, duda, confusión
de lo que ya está en el prejuicio de los magistrados del Poder Judicial:
rechazar in límine, todo tipo de petensión de amparo. Subyace un grave
desconocimiento, a partir de este fallo, de toda una compleja teoría del acto
lesivo, lo que llevará, sin duda, a restringir más la tutela judicial de los
derechos fundamentales vía el amparo”(19).
Jueces deben tutelar pedidos
de cambio de nombre y de sexo en el DNI

STC Exp. N° 06040-2015-PA/TC

Caso: Ana Romero Saldarriaga

Sentido del fallo: La demanda

Publicado en la página web del Tribunal Constitucional el 08/11/2016

Por medio de este pronunciamiento se deja sin efecto la doctrina


jurisprudencial vinculante. STC Exp. N° 139-2013-PA/TC por la
cual no era posible modificar el sexo en los documentos de
identidad. Ahora, según este nuevo fallo constitucional, los jueces
deberán tutelar el derecho a la identidad de las personas
transexuales, ya que no existirá ningún impedimento legal o
jurisprudencial para que modifiquen su nombre y sexo en el
documento de identidad. Asimismo se estableció que las
motivaciones para solicitar estos cambios pueden ser atendidas
en un proceso sumarísimo por un juez civil si es que este las
considera debidamente justificadas y suficientes.

Palabras clave: Cambio de sexo, derecho a la identidad de personas


transexuales, acceso a la justicia, realidad biológica.

EXP. N° 06040-2015-PA/TC-SAN MARTÍN


RODOLFO ENRIQUE ROMERO SALDARRIAGA
(ANA ROMERO SALDARRIAGA)
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Arequipa, a los 21 días del mes de octubre de 2016, el Pleno del
Tribunal Constitucional, integrado por los magistrados Miranda Canales,
Ledesma Narváez, Urviola Hani, Blume Fortini, Ramos Núñez, Sardón de
Taboada y Espinosa-Saldaña Barrera, con los votos singulares de los
magistrados Urviola Hani, Blume Fortini y Sardón de Taboada; así como el
fundamento de voto de los magistrados Ledesma Narváez y Espinosa-
Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por Rodolfo Enrique Romero


Saldarriaga (quien se identifica como Ana Romero Saldarriaga) contra la
resolución de fojas 313, su fecha 7 de agosto de 2015, expedida por la Sala
Mixta Descentralizada de Tarapoto, que revocó la sentencia de primera
instancia en el extremo que declaró fundada la pretensión sobre el cambio
de nombre y, reformándola, lo declaró improcedente; en cuanto al otro
extremo de la demanda, relacionado con el cambio de sexo, revocó la
sentencia apelada que había declarado fundada la pretensión y,
reformándola, lo declaró infundada.

ANTECEDENTES

Con fecha 15 de junio de 2012, la parte recurrente interpone demanda de


amparo en contra del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (en
adelante, Reniec) y el Ministerio Público, y solicita el cambio de su nombre
y sexo en sus documentos nacionales de identificación (Partida de
nacimiento y Documento Nacional de Identidad - DNI). Sostiene que, desde
su infancia, siempre se ha identificado como una mujer, por lo que la
imposibilidad de efectuar dichas modificaciones en los registros afecta los
derechos a su libre desarrollo de la personalidad, a la igualdad y a la salud.
Al efecto, alega que toda su vida ha transcurrido con el nombre de su sexo
biológico: Rodolfo Enrique; lo que no ha impedido que se identifique con el
sexo femenino. Su vida, menciona, siempre ha estado marcada por la
discriminación; así, durante su infancia, fue objeto de burlas por sus
compañeros de clase, mientras que sus maestros, lejos de reprimirlas, las
permitían y alentaban. Sus padres rechazaban su comportamiento, con
maltrato físico y psicológico, con el propósito de forzarle un
comportamiento de varón. Agrega que, llegada su adolescencia, los
cambios en su cuerpo eran contrarios a lo que quería y las ofensas fueron
cada vez peores, por lo que cayó en un estado de depresión, soledad e
incomprensión en el que incluso consideró la posibilidad de suicidarse.
Luego de culminar el colegio, según narra, decidió tomar una fisonomía
más femenina, para lo cual dejó crecer su cabello, comenzó a maquillarse y
vestirse como una mujer, y decidió adoptar, finalmente, el nombre de Ana.
Refiere que, años después, viajó a España, donde se sometió a una cirugía
de cambio de sexo, consistente en la ingesta de hormonas, implante de
siliconas y vaginoplastia; proceso acompañado de un tratamiento
psicológico como soporte emocional. Afirma también que, de regreso a
Lima, a pesar de tener una apariencia femenina, el nombre y sexo
consignados en sus documentos de identidad le han venido generando más
episodios de discriminación. Así ocurrió, según refiere, cuando hizo una
denuncia policial por el robo de su celular y, al observar sus datos
registrados, los policías le sometieron a investigación y a revisar sus
antecedentes penales. También menciona que cuando solicitó un préstamo
en una entidad bancaria, y al observar la diferencia entre lo consignado en
el DNI y su apariencia física, dicha institución le exigió realizar un examen
ginecológico.
Con fecha 24 de julio de 2012, la Segunda Fiscalía Provincial Civil y de
Familia de Tarapoto devuelve los actuados, ya que, según sostiene, no se ha
incluido al Misterio Público en la relación jurídico-procesal. El 23 de
agosto de 2012, el juez del Segundo Juzgado especializado en lo civil
resolvió convalidar el acto procesal de notificación.
Por su parte, el Reniec solicita al juzgado especializado en lo civil de la
provincia de San Martín, mediante escrito de fecha 2 de agosto de 2012,
sobrecartear el auto admisorio y que se declare la nulidad de los actuados a
fin de que se integre a la Procuraduría Pública de la referida entidad, bajo el
argumento de que tomó conocimiento de manera extraoficial de la
existencia de la demanda en autos. Con fecha 23 de agosto de 2012, el
Juzgado Especializado en lo Civil de la Provincia de San Martin, mediante
Resolución N° 02, convalidó el acto procesal de notificación al Ministerio
Público, y revolvió sobrecartear al Procurador Público del Reniec con el
auto admisorio, la copia de la demanda y sus anexos, otorgándole un plazo
de cinco días para contestarla.
El 3 de enero de 2010, el Reniec, sin contestar la demanda, interpone
nulidad del acto procesal de notificación y solicitó que se le emplace,
porque el domicilio en el cual fue notificado no constituía su domicilio real.
El juzgado especializado en lo civil de la Provincia de San Martín, mediante
Resolución N° 04, decidió declarar improcedente la nulidad deducida por el
Procurador Público de dicha institución, por haber sido notificado
debidamente.
El juzgado especializado en lo civil de la Provincia de San Martín, mediante
sentencia de 12 de agosto de 2014, declaró fundada la demanda, por
considerar que se han vulnerado los derechos a la identidad personal, al
libre desarrollo de la personalidad y a la dignidad humana, debido a que el
nombre y sexo que se registran en los documentos de identificación tienen
una relación directa con la identidad de las personas y, por tanto, pueden
variar. Precisó que, al no existir vías previamente establecidas, el proceso
de amparo era el idóneo y adecuado para dilucidar la pretensión. Asimismo,
expuso que el sexo constituye una unidad biopsicosocial, por lo que es la
persona quien decide libre y voluntariamente a qué sexo pertenecer. En
dicha línea, dejó sentado que el Estado debe permitir a la parte demandante
el cambio de sexo y de nombre, como una medida amplia y razonable, la
cual se sustenta en el derecho a la identidad personal y en el respeto a su
dignidad. Concluyó la sentencia en que los procesos judiciales no pueden
desconocer esta situación, de modo que es procedente que la parte
recurrente pueda exigir el cambio de sus datos sexuales registrables.
El Reniec interpone, con fecha 25 de septiembre de 2014, recurso de
apelación frente a la decisión emitida en primera instancia. Sostiene que el
cambio de prenombre y sexo de la parte recurrente pudo haber sido
reclamado en otra vía igualmente satisfactoria. En cuanto al fondo de la
pretensión, sostiene que el Tribunal Constitucional cuenta con doctrina
jurisprudencial en la que ha precisado que no es viable solicitar el cambio
de sexo de conformidad con la legislación nacional.
La Sala Mixta Descentralizada de Tarapoto de la Corte Superior de Justicia
de San Martín, con fecha 7 de agosto de 2015, revocó la sentencia apelada
y, reformándola, declaró la improcedencia de la pretensión de cambio de
nombre, basándose en que existen otras vías igualmente satisfactorias
donde la parte recurrente puede hacer valer el referido derecho, pues el
proceso de amparo es eminentemente subsidiario y residual. En lo que
respecta a la pretensión vinculada con el pedido de cambio de sexo, precisó
que es el juez de Paz Letrado el competente para autorizar la modificación.
En su Recurso de Agravio Constitucional, la parte demandante agrega a lo
expuesto en su demanda que, en el caso peruano, no existe via procesal
alguna en la que sea posible solicitar el cambio de nombre y de sexo a favor
de las personas transexuales, por lo que mal haría en reconducirse la
presente controversia a la justicia ordinaria

FUNDAMENTOS

Acerca de la doctrina jurisprudencial fijada en la Sentencia N° 0139-


2013-PA y el derecho a la tutela procesal efectiva

1. En la STC Exp. N° 0139-2013-PA/TC se estableció, como doctrina


jurisprudencial, que el sexo era un elemento inmutable y que,
consecuentemente, no era viable solicitar su modificación en los
documentos de identidad. Esto, además, se asocié con la idea de que
cualquier alteración de la identidad en función de ese criterio debía
ser entendido como un “trastorno” o una “patología”.
2. Este Tribunal Constitucional estima que es pertinente analizar, a la
luz de este caso, si la postura jurisprudencial antedicha debe ser
proseguida. Sobre ello, es precisorecordar que la labor jurisdiccional
está sujeta a una constante evolución. Esto implica, entre otras cosas,
que posiciones que antes fueron asumidas, hoy puedan ser dejadas de
lado, ya que los derechos, por el trasunto del tiempo y su incidencia
en la transformación de las sociedades, necesitan nuevos ámbitos de
protección, que antes habían sido invisibilizados.
3. Esta situación es aún más notoria en lo que se refiere a la
interpretación de un documento como la Constitución, cuyas
disposiciones jurídicas suelen estar marcadas por la ambigüedad y la
indeterminación. Esta textura abierta y compleja determina que la
labor interpretativa goce de una posición privilegiada en el Estado
Constitucional, ya que será indispensable que los operadores
jurisdiccionales actualicen y den contenido a dicho programa
normativo con la finalidad de no desamparar a las personas por
aspectos o cuestiones que, en su momento, no fueron objeto de
discusión en los debates de los creadores de dicho documento.
4. Entra en debate entonces la conveniencia de modificar la línea
jurisprudencial desarrollada en la STC Exp. N° 0139-2013-PA, y, en
consecuencia, la posibilidad de reconocer qué clase de alcances tiene
el derecho a la identidad personal. Esta situación, como tal, no fue
expresamente debatida en la Constitución de 1993, y, aunque en una
anterior oportunidad este Tribunal haya establecido sus alcances
(STC N° 02273-2005-HC/TC, STC Exp. N° 00139-20I3-PA/TC),
nada impide que, en la actualidad, dicho pronunciamiento sea
reexaminado, en aras de garantizar el derecho de acceso a la justicia.
5. Así las cosas, los justiciables difícilmente podían acceder a un
reconocimiento judicial de sexo, ya que la doctrina jurisprudencial
del Tribunal, al dilucidar los alcances del derecho a la identidad
personal, bloqueaba esta posibilidad de acceso. En efecto, si se
considera que, según el artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, los jueces interpretan y aplican las leyes o
toda norma con rango de ley según los principios constitucionales, de
conformidad con la interpretación que resulte de las resoluciones
dictadas por este Tribunal, existía una elevada probabilidad de
desestimar los pedidos vinculados al cambio de sexo, ya que esa
doctrina jurisprudencial permitía que los jueces desestimen dichas
solicitudes.
6. El Tribunal nota que esta interpretación del derecho a la identidad
personal, cuyo propósito era vincular a la judicatura en la
interpretación y tramitación de este tipo de causas, suponía un severo
e irrazonable impedimento para la viabilidad de esta clase de pedidos
en el Poder Judicial. Ello es así, en esencia, por dos razones: (i) no
puede entenderse el transexualismo como una patología o
enfermedad; y (ii) existe la posibilidad de que, en ciertos casos, el
derecho a la identidad personal faculte a un juez a reconocer el
cambio de sexo.
7. En relación con el primer punto, en la STC Exp. N° 0139-2013-PA
el Tribunal asumió que el transexualismo era una mera cuestión
patológica y/o médica. Sin embargo, en la actualidad existen
evidencias científicas de que no es así. En efecto, como enfatiza
American Psychological Association(APA), entidad de prestigio
mundial en este campo de la ciencia, este enfoque ya se encuentra
superado (Cfr. APA. Diagnostic and StatisticalManual of Mental
Disorders, DSM-5 de 2013). Es también importante resaltar que la
propia Organización Mundial de la Salud está en camino a superar su
tipificación como una enfermedad o trastorno. Así, el Grupo de
Trabajo sobre la Clasificación de Trastornos Sexuales y Salud Sexual
de la misma OMS apunta a abandonar el modelo psicopatológico del
transgenerismo en la nueva CIE-11, a publicarse por dicha entidad en
el año 2018. Es más, una versión beta del CIE-I 1 (en la que se van
introduciendo los cambios a las categorías revisadas) lo ubica como
una disforia de género, excluyéndola expresamente de ser una
patología <http://apps.who.int/classifications/icd11/browse/f/en>.
8. Por otro lado, este entendimiento del transexualismo también ha
sido ratificado por distintos tribunales internacionales. Así, esta línea
también ha sido asumida por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos [sentencias emitidas en los casos Karen Atalavs. Chile y
Duque vs. Colombia]; el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
(sentencias Van Kuck vs. Alemania y Goodwin vs. Reino Unido); y, a
nivel de organismos internacionales, la Organización de Naciones
Unidas (Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Informe anual
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos e informes de la Oficina del Alto Comisionado y del
Secretario General. A/HRC/29/23. Publicado el 4 de mayo de 2015).
Las referidas entidades internacionales han coincido en que el género
encuentra un espacio particular de protección en el ámbito del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, lo cual ha
obedecido a su estrecha vinculación con el derecho a la vida privada
y al principio de igualdad y no discriminación. No es casual esta
coincidencia en el ámbito internacional, ya que refleja el estándar
mínimo de protección que los Estados deben brindar a toda persona
sometida a su jurisdicción. Ello, aunado a los principios de
interpretación constitucional que emanan de la Cuarta Disposición
Final y Transitoria de la Constitución, así corno del artículo V del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, genera que esta
corriente no pueda pasar desapercibida.
9. En consecuencia, el transexualismo debe ser entendido corno una
disforia de género, mas no como una patología; así las cosas, y en
consonancia con estas evidencias, respaldas por la jurisdicción
supranacional y los criterios asumidos por los organismos
internacionales, corresponde dejar sin efecto este extremo de la
doctrina jurisprudencial fijada en la STC Exp. N° 0139-2013-PA.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


El transexualismo es una disforia de género y no una
patología.

10. En relación con el punto ii), la doctrina jurisprudencial


desarrollada por el Tribunal vinculaba a los jueces a entender el sexo
como un componente exclusivamente estático, por lo que se les
restaba discrecionalidad para analizar los casos en los que se
solicitaba la modificación del sexo en los documentos de identidad.
11. Sobre ello, el tribunal advierte que, en muchos casos, una
interpretación rígida e inmutable de los derechos que la Constitución
reconoce puede bloquear el acceso a la justicia. En este caso, a través
del establecimiento de doctrina jurisprudencial, se pretendió cerrar
definitivamente el debate en torno a la posibilidad de solicitar la
modificación del sexo en los documentos de identidad. Esa no es
nuestra labor; antes bien, nuestros pronunciamientos, aparte de
proteger el programa normativo trazado por la Constitución, también
deben permitir que los jueces actúen, de manera general, como
custodios de ella. En ese sentido, establecer un contenido pétreo e
inamovible de lo que debe entenderse por el derecho a la identidad
personal es, antes que fomento, la imposición de una barrera para la
labor interpretativa que pueda desplegar la judicatura ordinaria. De
este modo, la aprobación de esta doctrina jurisprudencias supuso, en
los hechos, el intento de cierre de la labor interpretativa en el Poder
Judicial.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Un contenido inamovible del derecho a la identidad es
una barrera para la labor interpretativa de la judicatura
ordinaria.

12. Lo anterior es aun más notorio cuando, en distintas experiencias a


nivel comparado e internacional, el avance ha ido en una línea
distinta. Así, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha
sostenido que “en el ámbito de sus decisiones Intimas y personales y
como parte esencial de su proyecto de vida, las personas pueden estar
en un proceso de desarrollo constante y fluctuante, construyéndose a
sí mismas en relación con una determinada (...) identidad de género
(Informe “Orientación Sexual, Identidad de Género y Expresión de
Género: Algunos términos y estándares relevantes”, párrafos 7 y 8)”.
De hecho, en alguna oportunidad también este Tribunal ha sostenido
que algunos de los elementos ordinariamente objetivos no solo
pueden ser vistos simultáneamente desde una perspectiva subjetiva,
sino que eventualmente pueden transformarse como producto de
determinadas variaciones en el significado de los conceptos (STC
Exp. N° 2273-2005-PHC/TC, f. j. 22).

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


La realidad biológica no debe ser el único elemento
determinante para la asignación del sexo.

13. Así las cosas, la realidad biológica, a tenor de lo expuesto, no


debe ser el único elemento determinante para la asignación del sexo,
pues este, al ser también una construcción, debe comprenderse dentro
de las realidades sociales, culturales e interpersonales que la propia
persona experimenta durante su existencia. Por ende, el sexo no debe
siempre ser determinado en función de la genitalidad, pues se estaría
cayendo así en un determinismo biológico, que reduciría la naturaleza
humana a una mera existencia física, y ello obviaría que el humano es
un ser también psíquico y social. Tampoco es viable que el juez civil
esté obligado a asumir que el hecho de permitir a una persona
modificar su sexo legal (asignado por el Estado sobre la base del sexo
biológico) para que se armonice con su sexo real (el que el sujeto
desarrolla como parte de su identidad), contravendría el orden de las
cosas por alterar sin “motivos suficientes” los registros civiles
correspondientes y, con ello, la seguridad jurídica (criterio también
asumido en la STC Exp. N° 0139-2013-PA/TC), ya que, corno ha
entendido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en una
afirmación que este tribunal comparte, esta modificación en el
registro civil y en los documentos de identidad de una persona no
genera afectaciones al interés público, no interfiere con la función
registral y no afecta el derecho de sucesiones o las relaciones
laborales ni la justicia penal (Cfr. Tribunal Europeo de Derechos
Humanos. Caso Christine Goodwin Vs. Reino Unido. Sentencia de 11
de julio de 2002, párrafo 91).
14. Por lo demás, este tribunal advierte que existe una fuerte
tendencia de reconocer que existe un derecho a la identidad de
género, el cual forma parte del contenido constitucionalmente
protegido del derecho a la identidad personal. Este hace referencia al
conjunto de vivencias que denotan una expresión propia del ser
humano, y que, por ello, le permiten distinguirla de otras personas. La
forma en que ella decide no seguir los patrones convencionales que,
dentro de las prácticas sociales, permiten identificar a una persona
como “hombre” o “mujer”, es, ineludiblemente, un aspecto esencial
de la manera en que ha decidido desarrollar su vida, y que, en ese
sentido, merece tutela constitucional al formar parte de su identidad.
Es importante, por lo demás, mencionar que este mismo criterio ha
sido asumido por la Corte IDH en los casos Karen Atala vs. Chile, y
Duque vs. Colombia, en los cuales precisó que la idea de la
“identidad de género” encuentra cobijo en el artículo 1.1 de la
Convención Americana. En un sentido similar, la Organización de
Estados Americanos (Asamblea General de la Organización de
Estados Americanos. AG/RES. 2435 (XXXVIII-O/08)), también ha
instado a los Estados a adoptar las medidas necesarias para combatir
la discriminación y cualquier forma de violación de derechos
humanos en contra de las personas en razón este motivo (Asamblea
General de la Organización de Estados Americanos.AG/RES. 2600
(XL-O/l0)).
15. El Tribunal Constitucional estima, en conclusión, que los jueces
tienen un especial margen de decisión en la interpretación de los
alcances del derecho a la identidad personal, por lo que, también en
este extremo, corresponde dejar sin efecto los lineamientos que
habían sido aprobados en la STC Exp. N° 0139-2013-PA, a fin que,
en el desarrollo de los procesos en la vía ordinaria, los jueces puedan
tomar en cuenta los recientes alcances con relación a este derecho.

Consecuencias de la variación de la doctrina jurisprudencial fijada en


la Sentencia N° 0139-2013-PA/TC
DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE
Apartarse de la doctrina constitucional que estableció la
indisponibilidad del sexo.

16. Lo resuelto por este tribunal, con los fundamentos que anteceden,
supone un apartamiento de la doctrina constitucional que se había
fijado en la STC Exp. N° 00139-2013-PA/TC. Esto también implica
que, a futuro, se encontrará garantizado el derecho de acceso a la
justicia de las personas que deseen solicitar la modificación de sus
datos en sus documentos de identidad, el cual se había visto
irrazonable y desproporcionalmente restringido con los criterios
desarrollados en el referido pronunciamiento.
17. El apartamiento de esta doctrina jurisprudencial permitirá que los
órganos judiciales tutelen el derecho a la identidad y la personalidad
jurídica de las personas transexuales, ya que no existirá ningún
impedimento, ni legal ni jurisprudencial, para garantizar estos
derechos. En efecto, con la superación de la doctrina jurisprudencial
establecida en la STC Exp. N° 0139-2013-PA, los jueces ya tienen la
posibilidad real y efectiva de conocer las solicitudes de cambio de
sexo. A nivel procesal, las consecuencias de esta modificación de
criterio serán las siguientes: i) en relación con las solicitudes de
cambio de sexo en el Documento Nacional de Identidad (DNI) que
fueran presentadas luego de la publicación de esta sentencia, y
mientras los órganos emplazados no adopten Ios procedimientos
especiales para esta clase de pedidos, la viaidónea y adecuada será la
contenida en el artículo 546.6 del Código Procesal Civil, proceso en
el que el juez está facultado a interpretar el derecho a la identidad
personal de conformidad con las pautas reconocidas en esta
sentencia. La elección de este conducto se sustenta tanto en la
necesidad de tutelar de manera urgente los derechos involucrados,
como en la posibilidad de evitar cualquier clase de dilación por el
desarrollo complejo y extendido del proceso, Por otro lado, respecto
de aquellas solicitudes que fueron presentadas en la vía del amparo
antes de la publicación de esta sentencia, y que actualmente se
encuentran en trámite ii), operará la reconducción del proceso a la vía
regulada en el artículo 546.6 del Código Procesal Civil, con el
propósito de que los órganos competentes, a través del despliegue de
la actividad probatoria que corresponda, emitan un pronunciamiento
de fondo a fin de tutelar, de ser el caso, los derechos a los que se ha
hecho mención en esta sentencia

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Los jueces ya tienen la posibilidad real y efectiva de
conocer solicitudes de cambio de sexo.

18. Expuestos estos criterios, corresponde analizar el caso sub


examine.

Análisis de la controversia

Petitorio

19. La parte recurrente interpone demanda de amparo con el


propósito de que se le reconozca, en su condición de mujer, como
Ana Romero Saldarriaga; a tal efecto, solicita tanto el cambio de su
nombre como de su sexo en su partida de nacimiento y en el DNI.
Sostiene que la negativa del Reniec a realizar esta clase de
modificaciones, así como la inexistencia de procesos judiciales en los
que sea factible solicitar la modificación de los datos relacionados
con su identidad, afectan su dignidad, su derecho al libre desarrollo
de su personalidad y derecho a la identidad personal.

Procedencia de la demanda

a) Argumentos de la parte demandante


20. La parte demandante, en su recurso de agravio constitucional,
cuestiona el criterio adoptado por la Sala Mixta Descentralizada de
Tarapoto, en el sentido de que existen otras vías igualmente
satisfactorias para demandar el cambio de nombre y de sexo de una
persona transgénero. Sobre ello, aduce que no existe legislación que
indique cuál es la vía para que una persona pueda demandar dicha
modificación, particularmente en lo relativo al sexo.
b) Argumentos de la parte demandada
21. La parte demandada, en su escrito de apelación de la sentencia de
primera instancia, alega que la vía idónea para conocer un proceso
como el presente, en lo que respecta a la pretensión de cambio de
sexo en los datos registrales, es el proceso de conocimiento. Agrega,
al respecto, que el Tribunal Constitucional cuenta con doctrina
jurisprudencial en la que ha precisado que no es factible la
modificación de la identidad sexual en el DNI. Y, en cuanto al cambio
de prenombres, sostiene que el proceso idóneo para ese pedido es el
no contencioso de rectificación de partida de nacimiento, por lo que
la presente demanda debería ser declarada improcedente.
c) Consideraciones del Tribunal Constitucional
22. El Tribunal nota que la parte demandante no ha acudido ni a la
vía administrativa ni a la judicial para solicitar el cambio de su
nombre y sexo en los documentos de identidad.
23. Al respecto, del artículo 5,2 del Código Procesal Constitucional
se desprende que procede acudir a la vía especial y urgente del
proceso de amparo para solicitar la protección de derechos
fundamentales si no existe una vía ordinaria (específica) que sirva de
igual o mejor modo para la tutela de los mismos derechos; esto es, si
no existe una “vía igualmente satisfactoria”. El examen de esta causal
de improcedencia no supone verificar, simplemente, si existen “otras
vías judiciales” mediante las cuales también se tutelen derechos
constitucionales, sino que debe analizarse si tales vías ordinarias
serían igual o más efectivas, idóneas o útiles que el proceso de
amparo para lograr la protección requerida (STC Exp. N° 02383-
2013-PAITC, f. j. 8).
24. Para determinar la existencia de vías igualmente satisfactorias,
este tribunal ha establecido, con carácter de precedente (STC N°
02383-2013-PA/TC, f. j. 15), que la vía ordinaria será “igualmente
satisfactoria” que la vía del procesoconstitucional de amparo si, en un
caso concreto, se demuestra de manera copulativa el cumplimiento de
los siguientes elementos:
● Que la estructura del proceso sea idónea para la tutela del
derecho;
● Que la resolución que se fuera a emitir pueda brindar tutela
adecuada;
● Que no exista riesgo de que se produzca la irreparabilidad; y
● Que no exista necesidad de una tutela urgente derivada de la
relevancia del derecho o de la gravedad de las consecuencias.
En sentido inverso, la ausencia de cualquiera de estos presupuestos
revelará que no existe una vía idónea alternativa al amparo, por lo
que la vía constitucional quedará habilitada para la emisión de un
pronunciamiento de fondo.
25. En el caso particular, la parte demandada ha sostenido que el
amparo no es la vía idónea debido a que: i) en lo que respecta a la
pretensión de cambio de sexo en los datos registrales, corresponde
reclamar en el marco de un proceso de conocimiento; mientras que,
ii) con relación al cambio de prenombres, el proceso adecuado es el
no contencioso de rectificación de partida de nacimiento.
26. En lo que respecta a la solicitud de cambio de sexo i), este
tribunal advierte que, a tenor del artículo 546.6 del Código Procesal
Civil, se tramitarán ante los Juzgados Civiles los asuntos
contenciosos que “no tienen una vía procedimental propia, son
inapreciables en dinero o hay duda sobre su monto o, porque debido a
la urgencia de tutela jurisdiccional, el Juez considere atendible su
empleo”, por lo que es posible concluir –con la superación de la
doctrina jurisprudencial que hasta antes de la publicación de esta
sentencia se encontraba vigente–, que sí existe una vía judicial en la
que es posible solicitar la modificación del sexo en los documentos
de identidad.
27. Sobre ello, el tribunal advierte que con anterioridad a la
aprobación de esta sentencia, no se había garantizado el derecho a la
tutela procesal efectiva, ya que, debido a la vigencia de la doctrina
jurisprudencial desarrollada en la STC Exp. N° 0139-2013-PA/TC,
los distintos órganos jurisdiccionales interpretaron, en muchos casos,
que el derecho a la identidad de género y la posibilidad del cambio de
sexo no encontraban sustento alguno en la Constitución.
28. No obstante, con la superación de dichos criterios en esta
sentencia, el Tribunal Constitucional deja sentado que ya no existe
ningún obstáculo ni legal ni jurisprudencia) que impida admitir esta
clase de pedidos en la vía judicial ordinaria.
En consecuencia, corresponde dejar a salvo el derecho de la parte
recurrente a fin de que, si lo estimara conveniente, lo haga valer en el
marco de un proceso que cuente con mayor actividad probatoria, de
conformidad con los parámetros que han sido expuestos en esta
sentencia.
29. Por otro lado, con relación al cambio de nombre ii), es
conveniente advertir previamente que, de manera contraria a lo
expuesto por la parte demandada, la pretensión de rectificación de
nombre no puede equipararse a la del cambio de nombre, pues
rectificar significa subsanar un error u omisión, generalmente
involuntarios, en que se incurrió al consignarse el nombre civil en la
respectiva partida de nacimiento. Por el contrario, con el cambio de
nombre, lo que se pretende es cambiar una denominación personal en
mérito a ciertas motivaciones, a Io que accederá el juez si considera
que los motivos que fundamentan la solicitud se encuentran
justificados (STC Exp.N° 2273-2005-PHC/TC, f. j. 20).
30. En el presente caso, este tribunal aprecia que el artículo 749.9 del
Código Procesal Civil regula la posibilidad de solicitar la
rectificación de nombre mediante un proceso no contencioso, el cual,
de conformidad con el artículo 750 del mismo Código es de
competencia del juez de paz letrado o de Notario. En cuanto al pedido
de cambio de nombre, previsto en el artículo 29 del Código Civil –
que es lo que en este caso se solicita en la demanda de autos– lo
correspondiente es que, a fin de que la persona pueda hacer valer en
una misma vía su solicitud, también sea tramitado en el proceso
sumarísimo, junto el pedido de cambio de sexo en los documentos de
identidad.

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL VINCULANTE


Las personas transexuales pueden solicitar el cambio de
nombre y de sexo en la vía judicial ordinaria.

31. De hecho, en los pronunciamientos que este Tribunal ha emitido


en casos similares al que ahora se presenta, se ha dejado en claro que
las personas transexuales pueden realizar esta clase de pedidos en la
vía judicial ordinaria. Así, en jurisprudencia atinente se ha autorizado
el cambio del nombre en casos análogos, y se ha reconocido que, en
esta clase de situaciones, la viajudicial ordinaria también puede
aceptar estos pedidos (SSTC Exps. N°s 02273-2005-HC y 0139-
2013-PA). Ello permite concluir que, en relación con este extremo del
petitorio, también existe una vía judicial igualmente satisfactoria en
la que la parte recurrente puede hacer valer el derecho que ahora
invoca, por lo que corresponde declarar improcedente la demanda en
este extremo.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA en parte la demanda, al haberse acreditado la
afectación del derecho fundamental de acceso a la justicia de la parte
recurrente.
2. DEJAR SIN EFECTO la doctrina jurisprudencial establecida en la
Sentencia 0139-2013-PA/TC.
3. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto al pedido de
cambio de nombre y de sexo, y dejar a salvo el derecho de la parte
recurrente a fin que lo pueda hacer valer en la víajudicial que
corresponda.
SS. MIRANDA CANALES, LEDESMA NARVÁEZ, RAMOS NÚÑEZ,
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

█ COMENTARIO

“El Tribunal Constitucional peruano publicó la sentencia Romero


Saldarriaga, mediante la cual deja sin efecto la doctrina vinculante del caso
“MM,PE” STC 0139-2013-PA que negaba el derecho a la identidad de las
personas trans así como cualquier posibilidad de exigir este derecho en sede
judicial.
El decisorio salió por cuatro votos contra tres y declara fundada
parcialmente la demanda (en cuanto reconoce la afectación del derecho a la
identidad); deja sin efecto la escandalosa doctrina de la sentencia “MM,PE”
que comentamos en su oportunidad, y declara improcedente la demanda en
cuanto al pedido de cambio de nombre y sexo, por entender que no procede
por vía del amparo, aunque deja expedita la vía civil.
Un motivo de alegría adicional es que la definición de derecho a la
identidad tomada por uno de los votos es aquella redactada hace ya más de
quince años y publicada por primera vez en el 2005, donde definíamos al
derecho a la identidad como “el derecho a ser quien se es y a ser reconocido
como quien se es, un derecho a la proyección de la autoconstrucción
personal”, ya que a diferencia de la posición predominante en la doctrina,
estamos convencidos, ya desde esa época, que el derecho a la identidad
tiene un doble dimensión (auto y heteroconstrucción), así como una doble
expresión (derecho en sí mismo y derecho instrumental)”(20).

(1) ABAD YUPANQUI, Samuel B. “El amparo contra laudos arbitrales El diseño fijado por el
Tribunal Constitucional y la nueva regulación del arbitraje. En: Gaceta Constitucional. N° 7,
Gaceta Jurídica, Julio, 2008, pp. 63-76.
(2) BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo. “El Tribunal Constitucional y los derechos fundamentales
de las personas jurídicas”. En: Gaceta constitucional. N° 10, Gaceta Jurídica, octubre, 2008,
pp. 93-100.
(3) FERNANDEZ LAZO, Nora. “El derecho fundamental al plazo razonable durante la investigación
preliminar”, En: Gaceta Constitucional, N° 14, Gaceta jurídica, lima, febrero, 2009, pp. 231-
244.
(4) BARDALES, Percy y LIZÁRRAGA, Jorge. “Nuevos criterios de actuación para la
Administración Tributaria”. En: Gaceta Constitucional, N° 76, Gaceta Jurídica, abril, 2014, pp
24-26
(5) HAKANSSON NIETO, Carlos. “Amparo contra resolución judicial: Plazo para la interposición
de la demanda”. En: Gaceta Constitucional. N° 106, Gaceta Jurídica, octubre, 2016, pp. 21-31.
(6) PICHÓN DE LA CRUZ, Junior. “Actuación de los procuradores públicos frente al tráfico ilícito
de drogas y lavado de activos”. En: Gaceta Constitucional. Nº 106, Gaceta Jurídica, octubre,
2016, pp. 65-72.
(7) Opinión de La Ley. TC: “Establecen doctrina jurisprudencial vinculante sobre cálculo de la
pensión de invalidez del seguro complementario de trabajo de riesgo”. En: Jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, N° 22, Gaceta Jurídica, Lima, Octubre, 2011, pp. 83-90..
(8) NEYRA ZEGARRA, Ana Cristina. “El derecho de acceso a la información pública:
Reinterpretaciones y precisiones del Tribunal Constitucional peruano”. En: Gaceta
Constitucional. N° 58, Gaceta Jurídica. octubre, 2012, pp. 40-45.
(9) ANGULO ARANA, Pedro. “La investigación preliminar fiscal y el plazo razonable”. En: Gaceta
Constitucional. N° 33, Gaceta Jurídica, setiembre, 2010, pp. 61-72.
(10) SIMONS PINO, Adrián. “Límites de ejecución coactiva de Sunat”. En: Gaceta Constitucional.
N° 106, Gaceta Jurídica, octubre, 2016, pp. 141-146.
(11) FIGUEROA GUTARRA, Edwin. “Doctrina jurisprudencial, represión de actos homogéneos y
recurso de queja”. En: Gaceta Constitucional. Nº 74, Gaceta Jurídica, febrero, 2014, pp. 63-71.
(12) QUIROGA PERICHE, Carlos E. “Criterios para la procedencia de las medidas cautelares en los
procesos constitucionales”. En: Gaceta Constitucional. Nº 106, Gaceta Jurídica, octubre, 2016,
pp. 32-41.
(13) VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, Miguel Ángel. “Computo del plazo razonable, y ¿cuándo
empezamos a contar?”. En: Gaceta Constitucional. Nº 106, Gaceta Jurídica, octubre, 2016, pp.
96-101.
(14) MELLA BALDOVINO, Ana María. “El principio del interés superior del niño y la debida
ponderación en la ponderación del derecho”. En: Gaceta Constitucional. Nº 106, Gaceta
Jurídica, octubre, 2016, pp. 149-156.
(15) SEVILLA GÁLVEZ, Guillermo Martín. “El RAC excepcional en defensa del orden
constitucional”. En: Gaceta Constitucional. Nº 79, Gaceta Jurídica, julio, 2014, pp. 52-58.
(16) RAMÍREZ HUAROTO, Beatriz y TASSARA ZEVALLOS, Vanessa. “Identidad negada. Una
decisión de la justicia constitucional que significa un menoscabo en la protección que merecen
las personas trans”. En: Gaceta Cosntitucional. Nº 79, Gaceta Jurídica, julio, 2014, pp. 71-85.
(17) GARCÍA HUAYAMA, Juan Carlos. “Criterios para el cómputo del plazo de apelación de la
sentencia que priva de libertad a un adolescente en conflicto con la ley penal”. En: Gaceta
Constitucional. Nº 106, Gaceta Jurídica, octubre, 2016, pp. 57-64.
(18) ABANTO REVILLA, César y FALCÓN CANGAHUALA, Giorgio. “El Tribunal
Constitucional y el pago de intereses legales en materia previsional. Prohibición de
capitalización o anatocismo”. En: Gaceta Constitucional. Nº 106, octubre, 2016, pp. 105-117.
(19) ETO CRUZ, Gerardo. “El acto lesivo y su prueba mínima”. En: Gaceta Constitucional. Nº 96,
Gaceta Jurídica, diciembre 2015, pp. 45-59.
(20) SIVERINO BAVIO, Paula. “Diversidad sexual y reconocimiento de derechos de las personas
Trans”. En: Gaceta Constitucional. Nº 108, Gaceta Jurídica, diciembre 2016, pp. 68-70
RESUMEN DE DOCTRINAS JURISPRUDENCIALES VINCULANTES
Cuadro de resumen
de las doctrinas
jurisprudenciales vinculantes

DOCTRINA JURISPRUDENCIAL

FUNDAMENTOS
TEMA SUMILLA
VINCULANTES

El control constitucional de las resoluciones arbitrales


Supuestos de procede luego de agotados los mecanismos que la Ley
excepción para General de Arbitraje prevé para impugnar las decisiones
la intervención de los árbitros –recurso de apelación y anulación–, de lo
8, 11, 12, 13, 14, 17
de la contrario, se incurriría en la causal de improcedencia
y 18
jurisdicción prevista en el artículo 5, inciso 4, del Código Procesal
ordinaria en un Constitucional. Es decir, se concibió los recursos de
proceso arbitral apelación y anulación del laudo arbitral, como vías
previas.

Reconocen derechos fundamentales a las personas


jurídicas que puedan resultar compatibles con la
naturaleza o estatus de las personas naturales, ello no
Derechos significa que todos los atributos, facultades y libertades
fundamentales reconocidas sobre esta sean los mismos que corresponden
13, 14 y 17 - 20
de las personas a la persona jurídica. De esta manera, bajo una
jurídicas interpretación extensiva del inciso 17 del artículo 2 de la
Constitución, toda persona jurídica puede tener o retener
para sí aquellos derechos de carácter fundamental que le
resulten aplicables.

Respecto al plazo de la investigación preliminar, en el


Código de Procedimientos Penales existe un vacío
legislativo en cuanto a su límite temporal al no haberse
Razonabilidad previsto un plazo para practicar la etapa prejudicial o
del plazo en la investigación preliminar. En virtud de ello, el principio
2 - 19.
investigación de interdicción de la arbitrariedad resulta una garantía
preliminar frente a la facultad discrecional que la ley ha reconocido
al Ministerio Público al no disponer un plazo máximo de
investigación prejurisdiccional, lo cual terminaría
afectando el principio-derecho de la seguridad jurídica.

Procedimiento El ejecutor coactivo podrá disponer de embargos en 7, 11, 12 y 13


de cobranza forma de intervención, recaudación, depósito, inscripción
coactiva en la y retención, siempre que se dicten dentro del marco
Administración constitucional y el respeto a los derechos fundamentales
Tributaria del contribuyente. Asimismo, cuando se excede el monto
en el levantamiento de las medidas de embargo, el
deudor tributario no asume

FUNDAMENTOS
TEMA SUMILLA
VINCULANTES

ningún costo.Por otro lado el alto colegiado hace la


precisión que el embargo en forma de retención no afecta
la subsistencia del deudor tributario si es que este recae
sobre una cuenta bancaria en la cual se abona su
remuneración o pensión.

El plazo para interponer un amparo contra resoluciones


judiciales se computa desde la notificación de la
Prescripción del
resolución que ordena cumplir lo decidido. Dicha
amparo contra
conclusión se sustenta en el segundo párrafo del artículo 8 - 17
resoluciones
44 del Código Procesal Constitucional, el plazo concluye
judiciales
a los treinta días hábiles después de la notificación que
ordena que se cumpla con lo decidido.

Jueces deben La participación de procuradores en procesos de tráfico


considerar de drogas y/o lavado de activos es obligatoria, en tanto
participación de estos ilícitos ponen en estado de alarma y peligro a las
procuradores en bases sociales y amenazan la propia existencia del 4
procesos de Estado. Asimismo, al ser el Estado sujeto agraviado en
tráfico ilícito de dicho proceso, el rechazo de la participación de
drogas procuradores avalaría la impunidad de dichos delitos.

Cuando el asegurado deja de trabajar antes del


diagnóstico de la enfermedad, el cálculo debe realizarse
Cálculo del
sobre el 100 % de la remuneración mínima mensual de
monto
los trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad 24
de la pensión de
privada vigente en los doce meses anteriores a la
invalidez
contingencia. Ello evitaría que el cálculo tenga en cuenta
los meses no laborados por el asegurado.

Ejercer el Se establece la posibilidad de que los presupuestos 7y8


derecho de materiales del derecho de acceso a la información pública
acceso a la sean atenuados. En ese sentido, expresa pautas para que
infor-mación puedan ser interpretadas en el sentido de brindar una
pública no mayor y más amplia protección al derecho de acceso a la
requiere información pública, más aún, teniendo en cuenta la
justificar su relevancia de este en el marco de un Estado Democrático.
solicitud, salvo
si afectara otros
bienes
constitucionales

Fiscal deberá
El plazo razonable para la investigación en delitos de
fijar un plazo
tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos no implica
razonable para
la liberación del investigado sino el establecimiento de
la investigación
un plazo límite para que el fiscal emita el
en los delitos de 5 - 10 y 12 - 15
pronunciamiento pendiente.En ese sentido, el fiscal
tráfico ilícito de
establecerá un plazo según las características,
drogas y/o
complejidad y circunstancias de los hechos objeto de la
lavado de
investigación.
activos

Si la Sunat
notifica
conjuntamente Es nula la notificación conjunta de orden de pago y
orden pago y resolución de ejecución coactiva. Asimismo, establece
8, 9, 10, 12, 13, 14,
resolución, que no se pueden trabar medidas cautelares que excedan
23, 26, 33, 34 y 35
coativa, esta el monto adeudado como del dictado de diversas medidas
ultima será cautelares cuando
considerada
nula

FUNDAMENTOS
TEMA SUMILLA
VINCULANTES

con solo una se asegure el cobro de la deuda tributaria.


Por otro lado, precisa que el recurso de queja debe
presentarse al Tribunal Fiscal como vía previa al proceso
de amparo para cuestionar el procedimiento de ejecución
coactiva.

Demandante
Establecen criterios de procedibilidad para cuando el
que requiera la
recurrente pretenda la represión de un supuesto de acto
represión de un
homogéneo a través de un recurso de queja. La exigencia
supuesto acto
de tales requisitos se sustenta en la necesidad de que
homogéneo, 9
exista una conducta inconstitucional previamente
debe cumplir
determinada como tal mediante sentencia y que la misma
con
haya sido preliminarmente dejada sin efecto, levantada o
determinados
cumplida a instancia ordinaria.
requisitos

Debe prevalecer En sede ordinaria los jueces deben desestimar cualquier 6


sentencia concesión de medidas cautelares que tengan por objeto
ordinaria ante retardar la ejecución de una sentencia con calidad de cosa
cualquier juzgada. Ello en virtud de que la cosa juzgada reviste de
medida cautelar mayor valor iusfundamental a las sentencias emitidas en
que intente un proceso ordinario, y por ende, debe ser privilegiada
desconocerla o ante la pretensión de que se dicte una medida cautelar
perturbarla que contradiga sus efectos

El cómputo del El cómputo del plazo razonable en el proceso penal debe


plazo razonable iniciarse desde la apertura de la investigación preliminar
de un proceso del delito, el cual comprende la investigación policial o la
penal inicia fiscal, y ya no desde la detención del procesado.
6, 7, 9, 10. 11 y 12.
desde la Asimismo determinó que el instante final del cómputo
investigación del plazo razonable se produce cuando el órgano
preliminar del jurisdiccional emite decisión definitiva que resuelve la
delito situación jurídica del imputado.

El principio del
interés superior A través de la presente sentencia, el alto Tribunal
del menor estableció reglas procesales aplicando el principio del
prevalecerá interés superior del niño y adolescente, precisando la
10, 11, 19 y 25.
sobre toda actuación tuitiva de los operadores jurisdiccionales, en la
producción e adecuación y flexibilización de la producción de normas
interpretación y su interpretación.
normativa

En los procesos constitucionales relacionados con el


Extienden el
delito de terrorismo en los que se haya dictado sentencia
concesiorio del
estimatoria de segundo grado, la Procuraduría del Estado
recurso de
correspondiente se encuentra excepcionalmente 7 y 41
agravio
habilitada para la interposición del recurso de agravio
constitucional
constitucional, el mismo que debe ser concedido por las
excepcional
instancias judiciales.

FUNDAMENTOS
TEMA SUMILLA
VINCULANTES

Los jueces no pueden ordenar al Reniec el cambio de


sexo de las personas transexuales en el DNI cuando
Jueces no resuelvan procesos judiciales, dado que el sexo de la
pueden ordenar persona consignado en el registro corresponde a su sexo
al Reniec biológico que responde a una realidad extrajurídica y
5, 12, 14, 42
cambio de sexo biológica que debe ser constitucionalmente respetada por
de personas fundarse en la ‘naturaleza de las cosas’. Asimismo, el
transexuales alto colegiado señala que los transexuales son personas
que sufren de un “trastorno mental” pues el error está en
su mente y no en su anatomía.

El cómputo de Estiman demanda de amparo interpuesta a favor de un 31, 32, 33 y 34


plazo para menor al vulnerarse su derecho a la pluralidad de
impugnar el instancia toda vez que no se respetó el plazo para apelar
internamiento la decisión que lo declaró infractor de la ley penal. Al
de menores respecto, el colegiado establece que cuando se trate de
inicia desde el una apelación del mandato de internamiento de menores,
día siguiente el plazo deberá computarse una vez que se haya
que se notifique notificado tanto al menor infractor como a su tutor legal
al menor y a su abogado defensor.
infractor, su
tutor legal y a su
abogado

Los intereses en materia pensionaria no son


capitalizables. Asimismo que todos los órganos
El pago de jurisdiccionales están obligados a atender con mayor
intereses en celeridad todos los procesos judiciales relacionados a los
materia derechos de personas ancianas, inclusive aquellos que 20 y 30
previsional no están en trámite o en etapa de ejecución, y
es capitalizable específicamente en los que se encuentren por definir la
forma de cálculo de intereses legales en materia
pensionaria.

Quien alega
afectación de
derechos Corresponde al demandante adjuntar medios de prueba
fundamentales mínimos pero suficientes para acreditar supuestas
debe acreditar amenazas o vulneraciones a sus derechos fundamentales.
6
con prueba De lo contrario, su defensa podría ser pasible de sanción,
mínima, pero más aún en procesos constitucionales donde se
suficiente, la cuestionen resoluciones judiciales.
veracidad de su
alegato

Dejan sin efecto la doctrina jurisprudencial vinculante.


STC Exp. N° 139-2013-PA/TC por la cual no era posible
modificar el sexo en los documentos de identidad. Ahora,
según este nuevo fallo constitucional, los jueces deberán
Jueces deben tu-
tutelar el derecho a la identidad de las personas
telar pedidos de
transexuales, ya que no existirá ningún impedimento
cambio de 9, 13, 16, 17
legal o jurisprudencial para que modifiquen su nombre y
nombre y sexo
sexo en el documento de identidad. Asimismo se
en el DNI
estableció que las motivaciones para solicitar estos
cambios pueden ser atendidas en un proceso sumarísimo
por un juez civil si es que este las considera debidamente
justificadas y suficientes.
Conclusiones

● La sentencia constitucional consta de una fuerza vinculante que debiera


sobrepasar los efectos inter partes de un determinado proceso, buscando
irradiar sus efectos a todo el ordenamiento jurídico.
● El precedente judicial es aquel donde un alto tribunal plasma una regla
o reglas de observancia obligatoria a partir de un caso concreto,
buscando que un futuro caso sustancialmente semejante sea resuelto de
igual manera por el resto de operadores jurídicos.
● La situación por la cual una decisión de un tribunal superior obliga a
uno inferior se denomina “precedente vertical”, la que encuentra su
razón de ser en las relaciones de jerarquía existentes entre los criterios
jurisdiccionales.
● La doctrina diferencia por un lado los fundamentos que constituyen
ratio decidendi de aquellos que forman el denominado obiter dicta de
una sentencia. De esta manera, la ratio decidendi esta constituido por las
razones suficientes de la decisión jurisdiccional y será de obligatorio
cumplimiento siempre y cuando se cumplan con los mismos supuestos
del caso.
● Existen técnicas para abandonar o no seguir un precedente. Debe
precisarse que el juez que decide apartarse de un precedente no le basta
con simplemente negarlo u obviarlo. Por el contrario, deberá tenerlo
presente en su fundamentación y sustentar debidamente las razones de
su alejamiento.
● Mediante el overruling, el alto tribunal se aparta de su propio
precedente, fundamentando la necesidad de sentar un nuevo precedente
que anule uno anterior.
● A diferencia del overruling, la técnica del distinguishing es aplicada
solo por los jueces inferiores. En tanto el apartamiento no lo realiza en
tribunal que dicto el precedente, los criterios para aplicar esta técnica
son más rigurosos.
● La doctrina jurisprudencial tiene los mismos efectos del precedente
judicial. La diferencia principal radica en que su establecimiento no se
da en un solo pronunciamiento (como sí sucede en el precedente judicial
vertical), forjándose más bien a partir de una reiteración uniforme de los
tribunales sobre una causa.
● La producción del TC tiene particularidades propias de un sistema
jurídico como el nuestro que se ha visto en la necesidad de importar
figuras extranjeras y amalgamarlos con las tradicionales del civil law.
● En el sistema constitucional peruano, el llamado precedente judicial del
derecho anglosajón recibe el nombre de precedente constitucional, y se
define como aquella regla expresa que el TC establece en un caso
concreto, y con efectos extra partes. De esta manera, el precedente
constitucional es expreso y tiene alcances normativos.
● La doctrina jurisprudencial en el sistema constitucional peruano
también es denominada “doctrina constitucional”. En ese sentido
amplio, esta comprende a las interpretaciones de la Constitución, las
interpretaciones constitucionales de la ley y las proscripciones
interpretativas, esto es, las anulaciones de determinado sentido
interpretativo que realiza el TC.
● La doctrina jurisprudencial en el sistema constitucional peruano es la
que más ha sufrido en su importación del derecho anglo al civil law. Y
es que en la práctica, el TC constituye una doctrina jurisprudencial
señalando en la parte resolutiva de la sentencia aquellos fundamentos
que son vinculantes.
● En nuestro país, el precedente constitucional tiene los mismos alcances
del precedente judicial, pero más fortalecido. Esto en tanto es el propio
juez constitucional que señala expresamente el extremo normativo de su
decisión, equiparando esta regla jurídica a una ley.
● En lo que se refiere a la doctrina jurisprudencial, tenemos que existen
dos tipos: la denominada vinculante y la ordinaria. Ambas pueden
producir efectos más allá de las partes, pero con distinto grado de
vinculatoriedad. La doctrina jurisprudencial vinculante, al tener
membrete de precedente por la práctica del TC es fácil de reconocer; y
por este tratamiento especial debe tener un grado de vinculatoriedad
cercano al precedente, pero no igual. Y esto en la medida que el Código
Procesal Constitucional es claro en otorgarle solo los efectos de alcance
general a dos producciones jurisdiccionales: la sentencia de
inconstitucionalidad y el precedente vinculante.
● La doctrina jurisprudencial esta ligada al accionar de los jueces, y no
tiene como destinatario de sus efectos a la generalidad de personas
como sí lo hace una ley, una sentencia de inconstitucionalidad o un
precedente. Esto no es una diferencia menor, en tanto al tener como
target el accionar de los jueces, estamos refiriéndonos más bien al
establecimiento de interpretaciones jurídicas (dejando a los precedentes,
por ejemplo, la facultad de establecer reglas de contenido material o
sustancial).
● La doctrina jurisprudencial no debiera crear reglas normativas (como lo
hace el precedente), sino acentuar una postura interpretativa que vincule
a los jueces que resuelvan causas similares.
Table of Contents
1. Introducción
2. ESTUDIO PRELIMINAR
1. Doctrina jurisprudencial vinculante del TC
1. I.Tipos de producciones jurisprudenciales
1. 1.El precedente judicial
2. 2.La doctrina jurisprudencial
2. II.La producción jurisdiccional del Tribunal
Constitucional
1. 1.El precedente vinculante
2. 2.La doctrina jurisprudencial
3. 3.Estado de cosas inconstitucional
4. 4.Sentencias de inconstitucionalidad
3. III.Grado de vinculatoriedad de las decisiones
constitucionales
4. IV.Problemáticas en el establecimiento de la doctrina
jurisprudencial vinculante
5. V.Doctrina jurisprudencial vinculante del Tribunal
Constitucional
3. DOCTRINA JURISPRUDENCIAL
1. Supuestos de excepción que habilitan la intervención de la
jurisdicción ordinaria en proceso arbitral
1. STC Exp. N° 06167-2005-PA/TC Caso: Fernando
Cantuarias Salaverry Sentido del fallo: Improcedente la
demanda
2. Derechos fundamentales de las personas jurídicas
1. STC Exp. N° 4972-2006-PA/TC Caso: Corporación
Meier S.A.C. y Persolar S.A.C. Sentido del fallo:
improcedente la demanda
3. Razonabilidad del plazo en la investigación preliminar
1. STC Exp. N° 5228-2006-PHC/TC Caso: Samuel
Gleiser Katz Sentido del fallo: Fundada la demanda
4. Procedimiento de cobranza coactiva en la administración
tributaria
1. STC Exp. N° 02044-2009-PA/TC Caso: Juan R.Leiva
Salazar Sentido del fallo: Improcedente la demanda
5. Prescripción del amparo contra resoluciones judiciales
1. STC Exp. N° 00252-2009-PA/TC Caso: Maximo V.
Llano Ochoa Sentido del fallo: Improcedente la
demanda
6. Jueces deben considerar participación de procuradores en
procesos de tráfico ilícito de drogas
1. STC Exp. N° 03170-2010-PHC/TC
2. Caso: TA-245141098 del D.L.824
3. Sentido del fallo: Infundada la demanda
7. Cálculo del monto de la pensión de invalidez
1. STC Exp. N° 00349-2011-PA/TC Caso: Urbano
Cristóbal Carhuapoma Sentido del fallo: Infundada la
demanda
8. Ejercer el derecho de acceso a la información pública no
requiere justificar su solicitud, salvo si afectara otros bienes
constitucionales
1. STC Exp. N° 01133-2012-PHD/TC Caso: Jesús
Barboza Cruz Sentido del fallo: Infundada la demanda
9. Fiscal debe fijar un plazo razonable para la investigación en
los delitos de tráfico ilícito de drogas y/o lavado de activos
1. STC Exp. N° 02748-2010-PHC/TC Caso: Alexander
Mosquera Izquierdo Sentido del fallo: Infundada la
demanda
10. Si la Sunat notifica conjuntamente orden pago y resolución
coativa, esta última será considerada nula
1. STC Exp. N° 00005-2010-PA/TC Caso: Unitronic S.R.L
Sentido del fallo: Fundada la demanda
11. Demandante que requiera la represión de un supuesto acto
homogéneo, debe cumplir con determinados requisitos
1. RTC Exp. N° 00077-2011-Q/TC Caso: Wilfredo Dávila
Muro Sentido del fallo: Inadmisible la demanda
12. Debe prevalecer sentencia ordinaria ante cualquier medida
cautelar que intente desconocerla o perturbarla
1. STC Exp. N° 00978-2012-PA/TC Caso: Westher L.
Sotomayor Castañeda Sentido del fallo: Infundada la
demanda
13. El cómputo del plazo razonable de un proceso penal inicia
desde la investigación preliminar del delito
1. STC Exp. N° 00295-2012-PHC/TC Caso: Aristóteles R.
Arce Paucar Sentido del fallo: Fundada la demanda
14. El principio del interés superior del menor prevalecerá
sobre toda producción e interpretación normativa
1. STC Exp. N° 04058-2012-PA/TC Caso: Silvia P. López
Falcón Sentido del fallo: Fundada la demanda
15. Extienden el concesiorio del recurso de agravio
constitucional excepcional
1. STC Exp. N°01711-2014-PHC/TC Caso: Víctor Polay
Campos Sentido del fallo: Fundada la demanda
16. Jueces no pueden ordenar al Reniec cambio de sexo de
personas transexuales
1. STC Exp. N° 00139-2013-PA/TC Caso: Rafael A. Ynga
Zevallos (representante) Sentido del fallo: Infundada la
demanda
17. El cómputo de plazo para impugnar el internamiento de
menores inicia desde el día siguiente que se notifique al
menor infractor, su tutor legal y a su abogado
1. STC Exp. N° 01665-2014-PHC/TC Caso: Juan García
Córdova (representante) Sentido del fallo: Fundada la
demanda
18. El pago de intereses en materia previsional no es
capitalizable
1. RTC Exp. N° 02214-2014-PA/TC Caso: Inocente
Puluche Cárdenas Sentido del fallo: Fundada la
demanda
19. Quien alega afectación de derechos fundamentales debe
acreditar con prueba mínima, pero suficiente, la veracidad
de su alegato
1. STC Exp. N° 01761-2014-PA/TC Caso: Noemí Zanca
Huayhuacuri Sentido del fallo: Improcedente la
demanda
20. Jueces deben tutelar pedidos de cambio de nombre y de
sexo en el DNI
1. STC Exp. N° 06040-2015-PA/TC Caso: Ana Romero
Saldarriaga Sentido del fallo: La demanda
4. RESUMEN DE DOCTRINAS JURISPRUDENCIALES
VINCULANTES
1. Cuadro de resumen de las doctrinas jurisprudenciales
vinculantes
2. Conclusiones

Landmarks
1. Cover

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