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IL NEGOCIO JUIRIDICO Juan Guillermo Lohmann Luca de Tena PREFACIO Entre octubre de 1980 y marzo de 1983, escribt unos comentarios a propésito de los cien articulos que dedicé al Acto Juridico el Proyecto de Cédigo Civil elaborado por la Comisién Reformadora nombrada al efecto. Parte de dichos comentarios, concretamente los concernientes al examen de las Disposiciones Generales y los Titulos de Representacién y' de Interpreta- cidn, fueron publicados en 1982 con el auspicio de un generoso prélogo del Dr. José Leén Barandiarin, a quien desde estas lineas quiero volver a expre- sar mi gratitud. Hubo una circunstancia, sin embargo, que me impuls6é a desistir de la publicacién de los otros capitilos ya escritos y relativos al resto del articula- do del Proyecto. En abril de 1983 tuve ocasién de asistir como invitado a al- gunas sesiones de la Comision Revisora y aprecié que la misma deseaba supri- mir algunas de las reglas provectadas y modificar otras. En atencién a ello no estimé conveniente ni oportuno publicar entonces los comentarios restantes, puesto que los habia compuesto sobre normas que probablemente serian re- tocadas en plazo mds o menos breve. Y, en efecto, ast ha ocurrido: las sucesi- vas revisiones y el texto final han cambiado bastante el Proyecto inicial, Val- ga lo dicho no como disculpa, pero si como obligada explicacién a quienes me solicitaron la publicacién de mis comentarios a la total regulacion del Ac- to Juridico segin la versién de la Reformadora. A ellos también deseo agra- decerles sus palabras de estimulo y de aliento. En particular, estoy especialmente reconocido con los miembros de ambas Comisiones. Sé por ellos que algunas de mis observaciones y sugeren- cias han encontrado acogida en la redaccién final del Cédigo y fue esto, en lo que a mi toca, el mejor premio En esta materia de Acto Juridico el nuevo Cédigo ha incorporado signi- ficativas novedades » mejoras al tratamiento que le dispensaba el de 1936. ‘Me parece, no obstante, que ciertas figuras pudieron haber quedado mejor perfiladas si la Comisién Revisora no hubiese suprimido o modificado algu- nas disposiciones que el texto de la Reformadora contenia. La revisiOn, a la par que con acierto ha retirado varios preceptos francamente polémicos 0 ha rectificado y mejorado otros con encomiable mérito, ha mutilado diversos Titulos, acaso con exagerado prurito de sencillez o claridad legislativa, o en s avas de una ~en mi concepto~ excesiva seguridad juridica. En sede de Acto Juridico la amputacion se ha dejado sentir en casi todas las figuras. ¥ a mi entender, la nueva disciplina legal ~aun siendo mejor que la precedente~ se ha quedado a la zaga no sélo de moderna y acreditada doctrina, sino inclusi- ve de legislaciones civiles va con abolengo. Con todo, comparando en conjunto ambos Cédigos, estoy persuadido de que el cambio hu sido para mejor, si bien el nuevo es perfectible y sin du- da puede ser criticado con severidad en algunas de sus disposiciones. El Cé- digo de 1936, bueno es general, pronto acusé defectos de orden ¥ de sistema v devino ripidamente insuficiente e incapaz para admitir nuevas formulas contractuales » para compaginar su regulacion con la va existente o requeri- da por realidades sociales» econémicas sobrevenidas. Sin merma de otras destacadus cualidades, estimo que la mayor virtud del joven Cédigo es que, sin provocar fuertes rupturas en el sistema juridico civil y comercial, cubre importantes vacios del anterior que una legislacion dispersa x la doctrina ¥ la jurisprudencia no supieron colmar. ¥ serdn sobre todo la nueva doctrina v la jurisprudencia, la practica y el tiempo, los que a la postre juzgaran el nuevo Cédigo con perspectiva y° con serenidad. Debido a las diferencias entre el Proyecto y el Cédigo, he tenido que modificar, como es natural, tanto la distribucién de mis comentarios anterio- res como buena parte de su contenido, Con relacién a lo primero, la supresion de varios articulos ha motivado redistribucién de materias. En lo que toca al contenido, he pulido la exposicién de bastantes conceptos, incorporando fundadas sugerencias y acogiendo valiosas observaciones. También me he preocupado de exponer someramente diversas materias o puntos problemd- ticos que la legislacisn ha omitido reglamentar y que juzgo relevantes ante posibles cuestiones pricticas. Atendiendo a las exigencias del Derecho vivo, los preceptos legales se exponen y examinan tratando de indagar su justificacién teérica y funcional. procurando dilucidar las principales dudas que su aplicacién pueda ofrecer. La explicacion sistemdtica es precedida por unas consideraciones de orden general sobre las distintas materias, donde se abordan y tratan aspectos que exceden del andlisis singular de cada articulo. El trabajo, pues, puede ser cali- ficado de compendio tedrico-practico del tratamiento de la institucién nego- cial en el nuevo Codigo. En lo que a bibliografia concierne, al final de la obra se consigna la cita- da en el curso de la misma. Para la investigacién y sustento de la exposicién me he ceitido, principalmente, a la doctrina mds moderna a mi aleance, selec cionando entre ella la que creo mds solvente y mayoritaria. Mas sin desde- fiar , por cierto, la cita de doctrina de autores va clasicos pero todavia vigen- tes por su valia. En cambio, st he preferido soslayar planteamientos de van- guardia 0 propios de otros sistemas juridicos diferentes 0 mis complejos y que acaso pudieran considerarse aventurados para avalar o discutir el nuevo ordenamiento civil positivo, SD Luego de concluido el presente trabajo se han publicado inreresantes obras v articulos concernientes a la disciplina del Acto Juridico en el nuevo Codigo. De especial relieve en el pais es la “Teortu del Acto Juridico”, del Dr. Fernando Vidal, a quien debo expresar aqui mi gratitud por la defere cia de citar mi anterior estudio. Razones profesionales, ausencia del Perth y exigencias editoriales no me han permitido —como hubiera sido mi deseo intercalar en ef texto los comentarios que dichas obras » artictlos en justicia merecen, 0 las citas correspondientes, Particularmente, la obra de Vidal ha venido a confirmarme en algunas opiniones sobre las cuales estaba indeciso, + sericdad intelectual me obliga a declorarlo en este prologo ante la imposibili- dad de hacerlo en los lugares apropiados del texto. Mas también, en otros puntos 0 materias, discrepo con algunas opiniones de Vidal. En estos pocos casos x en los demas que una relectura lo ha hecho imprescindible, figuran con niimeros romanos unas referencias que remiten al apéndice. Como abogado en ejercicio mis que estudioso de gabinete. he referido Jo que vo creo que son la opinién y voluntad del codificador. Es decir, la raz6n de ser de las reglas » su modo de aplicacién. Solamente donde me ha parecido imprescindible 0 caben diversas interpretaciones, he dejado expues~ tas y" razonadas mis preferencias o simpatias por tal 0 cual tesis No tiene este estudio otras ambiciones 0 propésitos que los dichos y el de servir de guta y de introduccién. Confio en que al estudiante y al profe- sional puedan serie de utilidad las paginas que sigten Para terminar, quiero manifestar mi agradecimiento a mis socios det Estudio Rodrigo, Elias & Medrano v del Bufete L.C. Rodrigo-Abogados, de Madrid, por las facilidades » consejos ¥ recibidos. Juan Guillermo Lohmann UNI 020500 11 Marzo 2007 Cap. | EL HECHO JURIDICO, CONSECUENCIAS DE DERECHO Y RELACION JURIDICA. 1. PREMISA Antes de comentar los nuevos articulos del Cédigo Civil objeto de este estudio, es util el andlisis de ciertos principios que les prestan sustento facti- co y doctrinario y afianzan su comprensin. De ahi, pues, que este primer capitulo deba considerarse como premisa. Y es que solo se advierte la tras- cendencia del acto juridico cuando previamente se percata de lo extenso de sus fronteras; que todo el Derecho de significado patrimonial (1) reposa en ély que es fuente de casi toda relacién juridica. Por otra parte, en el Ambito del estudio casuistico o en la tesitura de identificar una determinada figura juridica, es necesario conocer el factor principal que sirve de nexo entre el punto objeto de atencién en ese momen- to y otros conceptos o instituciones juridicas. Nos preguntamos, en suma, so- bre la raz6n que motiva que tal 0 cual acontecer, o suceso, o situacién, que por su propia naturaleza es ajeno al Derecho, sea acogido o incida en él y, de una u otra forma, tenga valor jurfdico, Otras veces, procederemos a la inver- sa, esto es, tratando de revestir de importancia a ciertas circunstancias, hu- manas 0 no, con el objeto de reforzar un argumento, completar una idea o aclarar un planteamiento. Para estas ocasiones, un adecuado conocimiento de la doctrina del hecho jurfdico resulta de sustancial utilidad. Nuestro Cédigo civil no se pronuncia sobre él, como si lo hacen otros (2). Pero es necesario su estudio, porque determina la juridicidad de los actos 0 procederes humanos y de cier- tos vinculos que se denominan relaciones jurfdicas. De aqui que el hecho ju- ridico haya sido motivo de estudios (3) entre los tratadistas y en la cdtedra universitaria sea forzosa introduccion al estudio del acto juridico, de las (4) No sdlo en cuanto comprende autonormativa de intereses sobre bienes de naturaleza 0 conteni- do econémico, sino también cuando por mandato legal se imponen indemnizaciones. (2) El de Argentina, por ejemplo. en los articulos 896 y ss. (3) Magnificos trabajos en castellano son: BOFFI BOGGERO, Luis Marfa: “Teoria General det He- cho Juridico”. Editorial Bibliogrifica Argentina SRL, Buenos Aires, 1962: AGUIAR, Henoch. D.: “Hechos y Actos Juridicos en la Doctrina y en la ley”. Ed. Tipografia Argentina Buenos 3, 1950. 12 obligaciones y de los contratos, Y no solamente por eso, sino porque tam- bién tiene importancia dedicar unas Iineas a la manera en que los hechos se integran al Derecho, es que hemos creido oportuno hacer referencia a ello. 2, RELACION JURIDICA Interesan especialmente las reflexiones sobre el hecho juridico en aten- cién a que ~excepcién hecha de la norma~ es el creador o fuente de manera mediata o inmediata de toda relacién juridica. Su razén suficiente (4). Por cierto que no todo hecho da lugar (por nacimiento, modificacién o extin- cién) a una relacién juridica, sino slo cuando la ley o un negocio juridico asi lo sefialan. Hay hechos naturales o hechos humanos que no interesan al Derecho; como también hay hechos que en principio no entran en el marco Juridico,’ pero que pueden tener connotacién de juridicidad dadas las cireuns- tancias, Asf, por ejemplo, si un viajero se queda dormido y no se apea en el lugar convenido hasta el cual pagé su transporte. Con referencia a la relacién juridica se ha dicho (5) que se manifiesta como un seforio juridico frente al cual hay una sujecién. Pero nos inclina- mos mas bien a creer con Espn Canovas, citado por Castén Tobejias (6), que “el hecho jurfdico debe poner en relacién de poder y correlativamente de deber, a dos personas; si, por el contrario, el hecho juridico crea, modifi- ca, 0 extingue una posicidn juridica para una persona sin relacion directa con otra, habrd una situacion jurdica, pero no una relacion juridica”. La relacidn juridica, en cuanto instituye un cierto deber de comporta- miento, viene a ser la idea que preside todo andlisis fecundo de los actos y negocios juridicos, porque sin esta nocién quedarian huérfanos de explica- cion en tanto que figuras que regulan juridicamente cireunstancias y relacio- nes econdmicas y sociales. ¥ no puede ser de otro modo, ya que en el dmbito del Derecho privado son los negocios y los actos los que éstatuyen los limites de las facultades del poder crear y disponer de derechos y deberes. Como apuntan Diez-Picazo y Gullén (7), a relacion juridica “se nos aparece como una relacién de persona @ persona, determinada por una regla juridica que asigna a cada individuo un poder en donde su voluntad reina independientemente de otra voluntad ex- traia”. Esta afirmacion requiere, sin embargo, ciertas matizaciones, En pri mer lugar, que la regla juridica no es sélo la norma de Derecho positivo, sino también la derivada de la voluntad concertada de las partes y que éstas han elevado al rango de norma singular (8) de Derecho entre ellas, revistiendo asi trascendencia jurfdica. En segundo término, como se deja ver de las Ifneas anteriores, por per- sona no debe entenderse exclusivamente el titular de personalidad fisica, si- (4) LLAMBIAS, Jorge Joaquin: “Tratado de Derecho Civil”. Ed. Perrot, Bs.As., 1982. Tomo I, pig. 249. (3) BONET RAMON, Francise: 258. .(6) CASTAN TOBENAS, José: “Derecho Civil Espaiiol, Comin y Foral, Tomo 1, Volumen I, pag, 7, Editorial Reus, Barcelona, 1971. (7) “Instituciones de Derecho Civil” Tecnos, Madrid, 1974, Vol 1, pig. 175. (8) ESPINAR LAFUENTE, Francisco: “El negocio jiridico™. Reus, Madrid, 1963 ‘Compendio de Derecho Civil”. Madrid, 1959, Tomo 1, Pig. 13 no también juridica. Aun mas: varias personas pueden ser una parte de la re- lacion juridica, siendo otra u otras personas la otra parte; caso en el cual dos personas de una sola parte, en una singular relacién juridica, no deben tener voluntades independientes y separadas, sino cohesionadas ante la otra, Por afiadidura, los limites del dominio de la voluntad no son infinitos © independientes en forma absoluta, sino que quedan sujetos a los marcos impuestos ora por la ley (que impide ciertas conductas), ora por la propia naturaleza de la relacion jurfdica existente. Y, ademas, tal relacion juridica no debe ser circunscrita a la derivada de un concierto de voluntades, porque el vinculo entre el causante de un dafio y quien Jo sufre da lugar a exigir una indemnizaci6n por responsabilidad aquiliana, que no dimana del acuerdo de voluntades. Visto, asi, el curso de la vida no es sino un permanente entramado de relaciones que, ‘de un plano social, pasan a ser juridicas y que se van creando, modificando o extinguiendo mas 0 menos eldsticamente segtin el dispositive legal o convencional que organiza y disciplina nuestras conductas como po- der 0 deber, en funcion de otro sujeto (de derecho), o de cosas (9). Aunque como anota Messineo (10), la relacion jurfdica sobre una cosa forzosamente ha de pasar sobre relaciones con personas, con quienes Ja relacion es de carac- ter excluyente (11). De lo expuesto no debe creeerse, sin embargo, que la relacion juridica encierra, forzosamente, a dos partes en un s6lo vinculo de reciproco poder- deber que no afecta a terceros. Antes bien no deben olvidarse tantos otros casos en los que la relacién juridica comprende una cierta generalidad de in- dividuos 0 entidades con deberes positives o negativos (de accién o de omision). Ejemplo tipico de ello sera, precisamente, el derecho de propiedad © el derecho al nombre o a la intimidad, cuyo titular podrd exigir de todos los demas individuos un determinado comportamiento (excluyente) (12). Consecuencia de ello sera también que Jas ocasionales relaciones juridi- cas no siempre se agotan en si mismas, sino que sirven de sustento o base de otras, que a su vez generan nuevos derechos y obligaciones. El objeto de la relacion juridica (13) en el ambito del derecho patri- monial, sera siempre una conducta que es materia de regulacién (caso tipi- co de las obligaciones de hacer o de no hacer), o bienes susceptibles de ser va- lorados econémicamente. _La relacién juridica, particularmente la de carécter negocial, enmarca un interés que, como apunta Santoro (14), es el valor relative que un bien (9) ENNECCERUS: “Tratado de Derecho Civil”, Parte General, Vol. 1,64 pig. 285. (10) MESSINEO: “Derecho Civil y Comercial”. Ejea, BSAS, Tomo I parigrato 7. (11) BETTI: “Teoria de las Obligaciones™. Edersa, Madrid, 1969, Tomo 1, pig. 3-8, retirignd derecho real, indica que contiene “una relacion de atribucién y de correlativa exclusion’ igual sentido BONET, Francisco: “Compendio de Derecho Civil®, Tomo 1, pag. 269. (22) LARENZ, Karl: “Tratado de Derecho Civil Alemin™, Edersa, Madrid. 1978, pig. 246 ys (13) DIEZ PICAZO y GULLON: “Sistema de Derecho Civil”. Tecnos, Madrid, 1980, Vol. I, paz. 493. (14) SANTORO PASSARELLI, Francisco: “Doctrinas Generales de Derecho Civil”. pi. 67- 14 —y agregaremos nosotros, una conducta—, tiene para determinados sujetos involucrados en el vinculo juridico, dando lugar a derechos subjetivos. In- terés y derechos subjetivos que no slo son establecidos por las partes, sino que en lo minimo y, a veces, en lo maximo, vienen dados normativamente. Asi pues, con el eridoso de una letra de cambio, al surgir un nuevo nexo ju- ridico entre el tenedor y el librado la ley impone ciertas limitaciones a éste, como la de no poder oponerse al pago alegando excepciones personales con el antiguo tenedor. 3. CALIFICACION JURIDICA DEL HECHO Los tratadistas franceses que influyeron en el Cédigo Napoleénico, en lugar de estudiar el acto juridico desde una dptica realista (15) y verlo como instrumento para regular en un marco social las conductas de los hombres y no para atarlas, lo concibieron como una suerte de rigida abstraccion logica a la que el intelecto racionalista doté de ciertos elementos y requisitos ordena- dos a la manera de un organismo humano. De aqui que, sobre esta base, Bonnecasse mas tarde legara a decir que “el acto juridico ¢onstituye un ver. dadero organismo sometido en cuanto a su existencia a la concurrencia de ciertos elementos vitales” (16). Por eso equivocadamente concluyeron que Ja juridicidad estaba determinada por la coincidencia perfecta entre los actos y la ley; de ello inferian que el acto que no contase con los elementos que ellos lamaban vitales, carecia de valor, quedaba huérfano de efectos y de trascendencia juridica. Por ende, a la nulidad —por aludir s6lo a un caso— la despojaron de su esencia romana para trocarla en humilde guardiana de la estructura orgénica y externa del acto. Mas con el tiempo (quedando rezagado el positivismo, el normativismo y el formalismo kelseniano) se ha ido diluyendo esta concepcién y hoy pre- valece la opinién de que el Derecho no consiste en la aplicacion légica de una norma sin averiguar su ratio juris y que la juridicidad no solo esta dada por Ja conformidad de los actos con las leyes. Antes bien, se inclina la corriente doctrinaria a sostener que la juridici- dad no consiste'en tal conformidad, sino en la aptitud que tienen ciertos ac- tos y ciertos hechos para generar efectos que merecen consideracion juridica segiin especiales criterios valorativos. En esta linea de pensamiento, resultan lustrativas las palabras de Francisco Carnelutti: “Cuando se habla de acto ju- ridico, se alude a una realidad que el acto o el hecho poseen; el acto es juridi- co en cuanto tiene esta cualidad, que es la de producir efectos juridicos” (17). Rechazada por inexacta y por engafiosa la concepcién organicista de los actos juridicos, la doctrina empieza a prescindir del adjetivo vital para califi- car a los elementos del acto. Estos elementos son necesarios, por cierto, pero el vicio de los mismos ya no induce a la inexistencia del acto. Porque al Dere- (15) Merece aqui recordarse 1a tan repetida afirmacién de Julliot de la Morandiere: “No ereo que exista en sf el acto juridico, Fvisten actos juridicos”, (16) BONNECASSE, Juliin: “Elementos de Derecho Civil Editorial Cajiea, Méxivo, 1945, Tomo I, pa. 276. (17) En “Lecciones sobre el Proceso Penal”. Citado por PINA, Rafael de: “Derecho Civil Mexicano” Ed. Porriia, México, 1932. Tomo 1, pig. 264. En igul sentido, MESSINEQ. Francisco, "Derecho Civil y Comercial”. Ed, Ejea, BSAS 1971, Tomo II, pag. 332. BB EPAUTIL UA one ME LA GURTE SUPREMA fee SEPUBLIGE 15 cho, como dicen los anotadores de Enneccerus, no le interesa la distincién entre el ser y el no ser, o entre el existir 0 el no existir, sino entre el valer y el no valer. Valer, validez, esta es la palabra esencial sobre la que se desenvuelve la weoria actual y la practica jurisprudencial del acto y del hecho juridicos. Por- que el Derecho no es solamente —como quieren verlo algunos— el espejo de un orden social o econémico, sino también, y sobre todo, un instrumento para disciplinar las conductas de los hombres a la luz de ciertos valores tras- cendentes (18). Son las normas juridicas las que plasman estos valores y las que mandan, permiten 0 prohiben determinado comportamiento o recogen un hecho o una relacién que se reputan dignos de regulacién juridica. Asi pues, toda norma de derecho sustantivo comporta un determinado valor referido a una conducta que se contrasta con la conducta tipo buena y jus ta (19). Si la norma fuera religiosa, conllevaria un valor religioso reclamando cierta Conducta acorde con ese valor; sila norma es moral, el valor que la inspira sera un valor moral, Mas traténdose de una norma juridica, incorpora en si un-valor juridico que es una respuesta positiva o negativa a la exteriori- zacién de una conducta, Por eso, externamente, la norma contiene un ele- mento matematico que aspira a abarcar todos los casos posibles y sus con- secuencias, con la maxima econom{a de formulacién (20) Vista la validez de este modo, es decir, enfocada atendiendo a los efec- tos de un hecho o un acto, se explica nitidamente la diferencia entre invali- dez e ineficacia, La invalidez entrafia un juicio valorativo, la ineficacia invoca una apreciacin factica; la primera es una excogitacion conceptual, la se- gunda es un estado de hecho (21). De este modo, la funcién del jurit'a con- siste en apreciar normativa y valorativamente un hecho o acto determinados. Asi, pues, los hechos se integran al Derecho en virtud de una califica- cién que consiste, precisamente , en estudiar la subsuncién de los hechos dentro de los términos de la ley 0 de un negocio (22). Sélo después de cali- ficados mereceran o no ser considerados como juridicos. La regla jurfdica (particularmente la obligacional), sin embargo, guarda un distingo importante respecto de las religiosas y las morales. En estas dos ltimas su valor normativo se enfoca al cumplimiento de determinados de- beres de caracter absoluto e imperativo. La primera, por el contrario, no slo genera deberes sino también frecuentemente derechos correlativos y, respec- to de tal regla obligacional, su inobservancia conlleva de ordinario la posibi- lidad de hacerse acreedor a una sancién cuya observancia puede ser exigida. De aquf se aprecia su relatividad y su funci6n de atribucién, en cuanto que (18) Tiene “sustancia de neeesidad moral”. La frase es de Capograssi, citada por STOLFFI, Guiller- mo: “Teoria del Negocio Juridico™. Edersi. Madrid. 1959. (19) Pues como decia CELSO, “ius est ars boni et aequt”: el Derecho es el arte de lo bueno y de lo justo. (20) H. FIEDLER, citado por José Olivera en “La aurora de la razén juridica, Revista General de Legistacion y Jurisprudencia. Diciembre. 1980. (21) Merece verse, sobre este tema, la EXposicion de Motivos al Anteproyecto del Acto Juridico pre sentado por la Dra. Zusman y el Dr. de la Puente. (22) PERELMAN, Ch. “La légica juridiea”. Civitas, Madrid. 1980, pag. 50 16 no es de cardcter absoluto o genérico, sino que est enfocada a obtener una prestacin de un tercero 0 a oponerle un derecho (23). En este orden de ideas, la regla juridica negocial puede contener una hi- pétesis de conducta, cuya realizacion esta condicionada a una circunstancia (hecho, situacién, acto), para poder producir consecuencias juridicas (24). Es decir, que bajo el Ambito del derecho obligacional solo es parcialmente cierta la detinicién que considera al hecho jurfdico como el acontecimiento suscep- tible de producir consecuencias jurfdicas. 0, en todo caso, solo elipticamente hablando podrfamos aceptar esta definicién como plenamente valedera. En efecto, la susceptibilidad de producir efectos juridicamente relevantes y la haturaieza de ellos, no radica en tal 0 cual hecho per se sino solamente en la medida que el ordénamiento positivo, o por delegacién de éste la autonomfu privada a través de una regla juridica, consideran que ciertos hechos se ade- cian a los valores que deben plasmarse en una conducta, y que s6lo por tal virtualidad estiman necesario darle valor juridico. No es la realidad la que determina la norma, sino que es ésta —en su funcidn organizadora— la que configura la realidad juridica (25). Se observarin dos primeras conclusiones que se pueden extraer de lo expuesto. La primera de ellas es que no siempre el hecho requiere ser poste- rior a la norma que lo atrae a la juridicidad, pero sus efectos siempre tienen que ser posteriores a ella (26). De esto se deriva un corolario: la juridicidad del hecho es debida a sus consecuencias, aunque éstas se difieran en el tiem- po respecto del factor que las origin. La segunda conclusion facil de inferir @s que tales consecuencias juridicas pueden ser positivas o negativas en el sen- tido que establecen obligaciones de hacer algo o de abstenerse de hacerlo. A estas dos conclusiones nos iremos refiriendo iv ex tenso mas adelante. 4. SUPUESTO JURIDICO La hipotesis jurfdica, también lamada supuesto jurfdico o supuesto de hecho, no debe ser confundida con el hecho juridico. El supuesto juridi- co o supuesto de hecho (Turbestand en la doctrina alemana, /‘uftispecie en la italiana) es uno de los elementos que integran la norma juridica y que co- mo hipotesis, 0 , mejor dicho como juicio hipotético condicionante, estable- ce el 0 los requisitos (27) (hecho, acto o situacién) que deben presentarse o conewrir para que se produzca la consecuencia senalada en la parte disposi- tiva de la norma. Precede, por lo tanto al hecho juridico (hecho inicial, o antecedente para algunos 6 causa eficiente para otros) que pone en marcha el mecanismo juridico. EI supuesto jurfdico es, entonces, el hecho (supuesto simple) o conjun- to de hechos (supuesto complejo) recogidos por la ley o por la voluntad, que (23) Que ni siquicra en ef derecho real es absoluto 0 genérieo, por a limitacién que la socializacion tha impuesto y porque ef eoncepto de ergo ones es tal no en evanto al universo de personas, sino solo respecto de los que pueden verse vinculados a la cos 0 interesados en ella (24) De aqui que el hecho (momentineo) revesties califieacion de acto o de situacién (hecho durade- ro). dependiendo de ta apreciaci6n leval. (25) DE COSSIO. Alfonso: “"Instituciones de Derecho Civil”. Alianza Universidad, Madrid, 1975, Tomo I. pi 139. (26) Con Ia salvedad de Ja condicion supeditads 2 un hecho futuro ¢ incierto.a Ia que eiertos orde- namientos reconocen efectos retroaetivos incluso en defecto de acuerdo de las partes. 27) ENNECCERUS. L. op. cit., Tomo I. Vol. Hpi. 53 y ss. ay, se han realizado o pueden realizarse y a los que se’vinculan ciertas consecuen- cias. Como dice Perelman (28) “una vez establecidos los hechos, basta for- mular el silogismo (. . .) cuya premisa mayor debe estar formada’ por las re- glas de derecho apropiadas y la menor por la comprobacién que se han cum- plido las condiciones previstas en la regla, de manera que la decisién viene dada por la conclusion del silogismo”. Hay que recalcar, no obstante, que la interpretacion del supuesto de he- cho es previa a su calificacién y a su valoracién jurfdica, Vale decir, que el resultado del anilisis del supuesto puede legar a condicionar la calificacion jurfdica, De otro lado, no todo supuesto juridico responde necesariamente a un hecho, entendiendo éste como un acontecimiento externo de la natura- leza 0 qué obedece a la conducta humana. Esta vision ha inducido a nume- rosas distorsiones en_la comprensién de la norma, si bien todos coinciden en que ésta regula la conexion entre el Derecho y’ la accidn (incluyendo la omisién). Aunque después aludiremos a ello con mas amplitud, es oportuno hacer mencién ahora que no todo lo que denominamos hecho juridico y que tiene trascendencia en el mundo del Derecho, se resume en un suceso tempo- ral, realmente ocurrido y que provoca, al parecer, un cambio o una transfor- macién del mundo exterior. También ‘deben ser entendidos como hechos ju- ridicos ciertas “situaciones juridicas 0 derechos subjetivos que no son he- chos, ni transformaciones de la realidad, ni se hallan tampoco especialmente circunscritas” (29), pero que dan origen a consecuencias juridicas y se plas- man en derechos y obligaciones exigibles una vez que se hacen presentes, En algunas ocasiones estas situaciones juridicas (también stutus) concurren con ciertos hechos, pero éstos, en conjunto o tomados separadamente, no pueden ser canfundidos con tal situacién juridica, Tal es el caso de la mayoria de edad. Y este ejemplo de la edad acabado de proponer, nos conduce al andlisis de otro aspecto que, sin ser propiamente un hecho juridico, se acoge bajo su esfera a los efectos de ser considerados como tal y posteriormente ser repu- tado como supuesto. Nos referimos al ordenamiento jurfdico y a los casos en que la ley, supliendo un acto humano que ha debido tener lugar como, secuencia légica de otros actos, se constituye en supuesto sustituyendo asf lo que, en circunstancias normales, hubiera debido hacerse presente. Dicho de otrd modo, no todo hecho jurfdico es un “hecho” material, con realidad fenoméni Podemos, pues, decir que la locucién hecho jurfdico posee un signifi- cado mas ancho que en el lenguaje cotidiano y que como las reglas juridicas establecen en la generalidad de los casos una proposic! n condicional, que se encuentra sujeta a una hipotesis (supuesto), el hecho puede ser entendi- do de modo preliminar como la realizacion de dicha hipotesis. (28) PERELMAN, Ch.: “La logicajuridiea” pig. 39. ; 09) GARCIA MAYNEZ. “Introduccion al Estudio del Derecho”, pig. 170 ss. 18 5. EL HECHO JURIDICO, DEFINICION Estamos ya en condiciones de definir el hecho jurfdico, que, segin hemos visto, es bastante mas comprensivo de lo que su enunciado’ parece indicar. Llamase hecho jurfdico, por lo tanto, a aquel suceso o situacion, © conjunto de ellos, que condicionan el supuesto de derecho o hipotesis ju: ridica y que en virtud de ello tiene Ja eficacia juridica. No estén comprendidos en la categoria de hechos juridicos los actos licitos que, aun estando permitidos por el Derecho, no determinan un acon- tecimiento juridico (30). Se aprecia entonces que el hecho juridico no es tan sélo un aconteci- miento de la naturaleza sino que, tal como habiamos anticipado, alcanza también a situaciones y actitudes humanas, afectando relaciones y posi- ciones juridicas. No debe, pues, circunscribirse el hecho a circunstancias empiricas —o fendmenos 0 sucesos, al decir de Ruggiero (31)—, sino tam- bién a realidades racionales, tengan’ 0 no lugar para los sentidos. En otras palabras, la sensibilidad juridica es mas amplia de la que se revela a los sen- tidos humanos, pues alude también a los sfutus, cualidades o atributos, por lo que, en tltima instancia, el hecho juridico podria ser reducido a lo que constituye un influjo jurfdico en cuanto se relaciona con el supuesto. Por eso Le6n Barandiaran les llama hechos jurigenos. No sufragamos, pues, por la opinién de Xelsen cuando este ilustre juris- ta yienés dice que si analizamos uno cualquiera de los hechos denominados juridicos (resolucién parlamentaria, acto administrativo, sentencia judicial, contrato o delito) se pueden distinguir dos elementos: por una parte, un a to perceptible para los sentidos, que acaece en un espacio y en el tiempo, es decir, un acontecimiento exterior que consiste frecuentemente en una con- ducta humana; por otra parte, un sentido, una significacion especifica, de alguna manera inherente a este acto o a este acontecimiento (32). No coincidimos tampoco con la corriente doctrinaria que conceptiia al hecho juridico slo como aquella causa (33) cuyos efectos provocan un cambio, una modificacién o una alteracién en la realidad juridica preexis- tente. También da continuidad o afianza lo previo. Sobre este aspecto debe tenerse presente que con singular frecuencia el hecho jurfdico se limita a con- firmar o ratificar lo preexistente. Asi, una declaracién de voluntad —un he- cho juridico— enfocada a la confirmacién de un negocio juridico aquejado de nulidad relativa, no puede de modo absoluto y excluyente calificarse de modificatorio de una situacién anterior, La declaracién de voluntad, que es un hecho juridico humano de particular importancia, se ha enfocado expre- samente a una exclusiva finalidad: ratificar la validez de otro hecho juridi- co anterior, Con ello, por cierto, no ha pretendido cambiarlo, modificarlo o (30) SANTORO, Francisco: op. cit... pdy. 109. GN) RUGGIERO, Roberto de: “Instituciones de Derecho Ci pig. 244. (32) KELSEN, Hans:"Teoria Pura del Derecho”. FUDEBA, Bs. As. 1970, mo sentido se expresa OERTMANN, Paul: 1933. pig. 173 y ss, (33) RUGGIFRO. Roberto: op» pag. cit... No compartimos la bondad del vocablo para expresar lo que pretende, pues no hay esactamente una relacion automdtica de causa a efeeto, sino un fac- tor que es calificado antes de producir el efecto, i "Editorial Reus, Madrid, s/f. Tomo T igs. 36 y ss. En ef mis troduceion al Derecho Civil”, Labor, México, 19 alterarlo. Podra decirse, con razén, que tal hecho confirmatorio modifica la situacion juridica preexistente, pues, verbigracia, la compra-venta que fue anulable ha dejado de serlo, que lo que era precario se torna firme. E incluso que puede afectar a terceros, Pero también debe aceptarse que, desde el punto de los efectos negociales practicos, el acto no ha experimentado variacién, en tanto que no hay nueva adquisicién, modificacion o transfe- rencia de derechos u obligaciones, Por supuesto, la obligacién precedente no se extingue, ni varian las situaciones empiricas ni todas las juridicas de los implicados por la relacién. No parece acertada, por tiltimo, la corriente francesa (algo abandona- da, por lo demas) que estima que el resultado del hecho no ha de ser querido por quienes se ven involucrados. No es acertada porque, efectivamente, el hecho puede ser querido —y hasta previsto— cuando, por ejemplo, de él de- pende una condicién suspensiva o resolutiva. Basta, pues, que el hecho revista potencial influjo o trascendencia juri- dica para que podamos considerarlo como tal. En este sentido, resulta espe- cialmente feliz la locucién “respuesta juridica” utilizada por Betti, en cuan- to el Derecho responde al influjo del hecho (34). 6. CLASIFICACION El deseo humano de sintetizar ha levado a Boffi (35) a intentar una clasificacion de las diversas doctrinas o corrientes expresadas sobre el hecho jurfdico. Pese a que no coincidimos a plenitud con Boffi, particularmente al citar a ciertos tratadistas, éstimamos que su clasificacién es la mas acertada de cuantas conocemos, por lo que a ella nos remitimos, sefialando donde sea pertinente las observaciones que nos motiva. 6.1. Cita en primer lugar a aquella escuela que encuentra en el hecho juridi- co “algo que por su propia naturaleza no es idéneo para producir las consecuencias de Derecho”. Estas consecuencias, afiade, las consiguirfa ya en confrontacién con el orden juridico, “ya por obra del reconoci- miento a las virtudes del hecho juridico”. Enumera a Ruggiero entre los autores que se adhieren a esta escuela. 6.2. Alude a continuacién a quienes consideran que las consecuencias jurfdi- cas provienen de “la combinacién del hecho juridico y del ordenamien- to (positivo)”. Entre los mas distinguidos preconizadores de esta co- rriente sittia a Scialoja y a Coviello. 6.3, Un tercer grupo “estima que el hecho juridico es el producto de una respuesta dada legalmente aun determinado tipo de situaci6n, o bien el resultado de una particular reaccién del espiritu humano sobre la reali- dad social’. Ubica a Betti entre los seguidores de esta idea. 6.4. Menciona también a quienes miran al hecho juridico como el suceso empirico “o la actividad de un sujeto singular cuyo impulso concreta la norma juridica para producir efectos de Derecho”. (34) BETTI, Emilio: “Teoria del Negocio Juridico™. tdersa,M (35) BOFEI, Luis Maria: “Teoria General det Hecho Juridic Sy ss. 20 .5, Otro conjunto de tratadistas conceptiia simplemente al hecho jurfdico “© Como el hecho material que acompajia el cambio de una situacién juri- dica. 6.6. ¥ cierra Boffi su clasificacién, refiriéndose a quienes expresan que “los hechos juridicos son los regulados en un ordenamiento juridico positi- yo en exclusiva conformidad con sus fines especiales”. No ha sido muy explicito Boffi al explicarnos esta ultima teorla, por cierto, pues ni nos define al hecho ni sus efectos, conformandose con decirnos que el De- recho los regula. Y explicaciones de esta naturaleza son tan inexactas y en ocasiones tan distorsionadas como definir a una persona por la som- bra que produce. Dejando al margen esta tiltima glosa tan imprecisa de Boffi, ha de reco- nocerse que su intento clasificador, en efecto, cobija adecuadamente y sus- tancialmente extractadas las ideas matrices por cuyos senderos han transita- do no pocos civilistas de lustre. Pero no necesariamente ha de entenderse que todas las corrientes doctrinales tan brevemente expuestas son distintas o antagonicas entre si. Antes bien, el lector atento podra parar mientes en que ala postre es el ordenamiento legal _o privado el que califica tal o cual cir- gunsiancia © situacién, atribuyéndole de inmediato un significado y unas consecuencias. Todas las escuelas, pues, coinciden —como se ha visto— en es- te extremo del planteamiento conceptual del hecho jurfdico. Mas no con- cuerdan en lo que al otro extremo se refiere: los aleaices y el tipo de fend- menos que se disuelven en efectos jurfdicos y la singular potencialidad que tales fendmenos poseen o no poseen para generar esos efectos; 0, dicho de otra manera, si estos efectos son intrinsecos al fendmeno; si resultan de una combinacion con el ordenamiento; o si es éste (el ordenamiento) el que con- tiene en si la susceptibilidad de producir efectos a la espera de un impulso determinado. Nuestra opinion, expresada ya en paginas anteriores, se acerca mas que a otras a la sostenida por Betti, no sin ciertos comentarios, sin embargo. Creemos, en primer término, que resulta restrictivo circunscribir a la ley la posibilidad de dar la respuesta hecesaria para que un hecho juridico sea cali- ficado como tal, El Derecho, como creacion y respuesta de la vida humana, es mucho més comprensivo y sus fronteras no se quedan en las de la simple ley, que en ultima instancia no es sino simplemente la manifestacion externa del’ Derecho. El Derecho no es solamente la ley, es mucho mas. Particular- mente en el campo de las obligaciones donde la ley muchas veces se limita a completar o suplir la voluntad de las partes imponiéndole ocasionalmente ciertos limites. Frecuentemente es la voluntad contractualmente expresada la que determina que cierto hecho tenga trascendencia en esa relacion obligato- tia No hay, segtin ha podido verse, unanimidad de criterios en lo que toca a definir los aleances y diferencias del hecho juridico respecto de otras figuras afines o complementarias. Bllo induce ano pocas confusiones al momento de Gesentranar los significados segin las diferentes corrientes de opinion, En es- te sentido, Manuel Zorrilla (36) ha condensado el estado de la cuestion en lo (36) ZORRILLA RUIZ, Juan. En “Derecho Civil”, de CARBONNIER, Jean. Ed. Bosch. Barcelona 1960. Tomo I, Vol. 1. También merece verse, por su claridad en este extremo, la tesis de MUNIZ, Jorge. “Interpretacion de los contyatos civiles”. Universidad Catélica. Lima, 1975. 21 que a las doctrinas francesa y alemana respecta. Puntualiza que, en el caso de la primera de las nombradas, se considera al hecho como “la produccién de efectos jurfdicos ex facto, quiéralos o no la voluntad o, para ser mas exactos, al margen de su previsién”. Refiriéndose a la doctrina alemana, sefiala que por hecho entienden la “produccién de efectos jurfdicos emanados de he- chos de la naturaleza humanamente incontrolados”. 7. EFECTOS JURIDICOS Asf pues, conociendo ya someramente lo que se pretende significar co- mo hecho juridico, pasemos a enterarnos de sus diferentes especies 0, mejor, de las distintas maneras en que se presenta. No interesa mencionarlos por los efectos que produce, que ello resultarfa infinito y casu{stico, Bastenos con saber, con relacién a tales efectos juridicos, que suelen ser inmediatos al hecho que los provoca. Esto es, verificado que el hecho corresponde al su- puesto recogido, el efecto no se hace esperar. A veces, sin embargo, puede te- ner eficacia retroactiva Por otro lado, también conviene mencionar que los efectos pueden ser provisionales o definitivos, segan deban o no ser ratificados con posteriori- dad. En otras ocasiones, el efecto jurfdico tiene consecuencias oponibles erga omnes, 0 slo son referidos a determinados sujetos de una cierta rela- cion jurrdica legal o convencional. Otras veces los efectos pueden ser positi- vos 6 negativos (omisin); 0 constitutivos, modificativos, extintivos o impe- ditivos de derechos u obligaciones. De aqutf, pues, que resefiar los efectos ju- ridicos que pueden presentarse, desborda la finalidad de estas lineas, Por lo dems, segtin ensefia Enneccerus, “diversos supuestos de hecho pueden tener el mismo efecto juridico (. . .); €l mismo supuesto puede tener diferentes efectos juridicos (. ..)”. Y contintia anotando que: “Nada se opo- ne tampoco a que dos hechos jurfdicos derivados del mismo hecho natural, produzcan sus respectivos efectos juridicos” (37). Inclusive, un mismo hecho juridico puede ser fuente de derechos —en tanto tiene efectos jurfdicos— y objeto de un derecho concreto. Tal es el caso del comodato o préstamo de uso: la entrega de la cosa, por cierto, es el objeto del contrato; pero a la vez es fuente de derechos, pues entre sus efectos figura el de poder exigir la devolucion, y fuente de obligaciones, pues debe conservarse la cosa, etc. Tampoco se debe olvidar que dos o més hechos juridicos distintos que normalmente producen sus efectos propios, cuando se atinan producen un efecto diferente y tinico. Tal ocurre, verbigracia, con la oferta de venta, un hecho jurfdico, que al ser aceptada otro hecho juridi- co— genera un efecto juridico diferente, como puede ser la traslacion de do- minio. 8. FUENTES DEL HECHO JURIDICO No conviene explayarse mas en los efectos de los hechos juridicos y analicemos el origen de los mismos. (87) ENNECCERUS: op. cit.,Parte General, Tomo I, Volumen If, pég. 6. 22 Normalmente, la doctrina los ha clasificado en tres grandes fuentes, sin que se hayan presentado discusiones de nota sobre este intento clasifi- catorio en lo que a denominaciones ataiie, Mencionan alos hechos humanos, hechos naturales (entre los que se incluyen el devenir del tiempo) y hechos legales. De los humanos, por su importancia, nos ocuparemos al final de este capitulo introductorio, Veamos antes los naturales y los legales, en ese or- den: a) Hechos Naturales La corriente mayoritariamente aceptada —y que ha prevalecido en el Perti—, sindica como hechos jurfdicos naturales a los que tienen su origen fuera del ambito de la actividad humana. Pero este enunciado no debe ser tomado al pie de la letra, pues no son de echar en saco roto muchos casos en los que, interviniendo la actividad humana, son las fuerzas naturales las que se reputan como fuente directa. Asi por ejemplo, el desvio del cauce de un rio limitrofe de dos propiedades, pero que ha sido forzado por una obra humana, podra considerarse como hecho jurfdico humano, pues es la técni ca humana, la causante mediata y son las leyes de la naturaleza las causantes directas. De este modo, en cada caso se impone identificar la causa principal generadora del efecto jurfdico. Siempre seré menester describir esta causa principal ante la necesidad de juzgar los efectos de Derecho. Asf es, no obstante que la colisibn de dos ve- hiculos conducidos a alta velocidad siempre obecederd a la ley natural de la inercia, el ordenamiento puede considerar que el hecho dominante es el des- cuido de uno 0 de ambos conductores. De aqui que el orden positivo sea par- ticularmente explicito al regular determinadas obligaciones de los propieta- rios respecto de los animales que les pertenecen , ete. Hay quien ha dicho, sin embargo, que el hecho juridico natural no me- rece el calificativo de juridico, pues lo adquiere en contacto con el supuesto de hecho previsto en el ordenamiento que, de este modo, lo integra al Dere- cho, Se fundamenta, para sostener este planteamiento, que el Derecho regula las relaciones entre los hombres y que, en este orden de ideas, el hecho natu- ral no pasa de ser slo eso, pero adquiere relevancia en tanto sus efectos me- rezcan una respuesta juridica. A ello se agrega que s6lo la conducta o los ac- tos humanos son susceptibles de valoracion segan criterios preestablecidos, mas no asf los hechos naturales, que lo son a secas. Vale decir, no tienen en si y por si ciertos valores. Un cuchillo no es ni bueno ni malo, pero puede ser ambas cosas segiin el uso que se le dé. Aunque el tema resulta a todas luces interesante, a los efectos practicos ello importa una discusién innecesaria, Como no sea para juzgar los principios de Derecho que acogen a los hechos naturales. Los hechos naturales pueden ser positives o negativos, Empero, hay ciertos hechos positivos (el nacimiento de una persona) o negativos (el fa- lecimiento) que sdlo son naturales en cuanto la causa objetiva, aunque oca- sionalmente respondan a comportamientos humanos identificables (el swici- dio, que como hecho natural objetivo es el detenimiento de la vida pero por voluntad propia). a’) El tiempo Pero hay otra circunstancia, que sdlo por aproxiniacién se Hama hecho, y hecho natural que no tiene la’ connotacion de afirmacion o negacién-En- esta circunstancia 0 manera de ser de los hechos, tampoco interviénen las leyes o fuerzas de la naturaleza en su sentido tradicional. Mas que hecho © acontecimiento, es una categoria humana que no hace sino cuantificar un conjunto de realidades que, por si solas, carecerfan de importancia, pero que categorizadas revisten singular trascendencia. Y por lo mismo que responde a categorias humanas, puede ser modificado 0 adaptado (38). Nos referimos al transeurso del tiempo (39). Por eso apunta Messineo con certeza que: “El tiempo no es un hecho juridico, pero aquf se considera (. . .) en cuanto transcurrir, o sea el suceder- se de sus diversos momentos; y éste es, desde el punto. de vista jurfdico, un hecho natural que se contrapone (. . .) los actos humanos y al cual se vincu- lan efectos juridicos”. Y agrega: “No se debe confundir el tiempo, como perfodo o. espacio, esto es, como intervalo entre dos momentos (es éste el significado en que lo tomamos ahora): a) con el término, que es un determi- nado momento del tiempo (instante), en que un determinado efecto jurfdico se produce (término inicial), o se agota (término final); b) ni con la fecha, entendida también ella como punto cronolégico en el cual madura una cierta situacin, 0 acaece un cierto hecho (ejemplo, mayoria de edad; confeccién de testamento; aceptacién de una propuesta contractual; nacimiento de una persona)” (40). El tiempo es importante, como anota Coviello, por la influencia que puede ejercer en la creacion, modificacién 0 extincién de derechos, sea ‘or la voluntad del hombre, 0 por disposicién de la ley o de la autoridad 41). Ahora bien, debe apreciarse que el devenir del tiempo por sf solo no siempre genera efectos juridicos. Hay ocasiones en que sf, como ocurre con la caducidad y Ja prescripcién extintiva. Pero con la misma frecuencia es im- ptescindible ia concurrencia de otros hechos: como es el caso de la pres- cripeién adquisitiva, que supone la posesién por un tiempo y con una conno- tacién determinados; o el silencio administrativo, que es la falta de actividad por un plazo determinado y tiene efectos positivos 0 negativos. Los tratadistas hablan del tiempo fijo y del tiempo mévil, asi como de itil 0 continuo y también de natural o civil (42) o inmemorial (43). (38) Son numerosos los paises que adaptan sus horarios para aprovechar la luz solar con cl consi- guiente ahorro de enerzia (39) La distribucion de OERTMANN, Paul, en op. cit.. pig. 330, entre transcurso det Gempo y relacion temporal, (saber si un derecho es anterior a otro) es sofisticada, pues de todos mods et problema se reduce a cuantificar el transcurso del tiempo entre la constitueion de ambos deve- chos: (40) MESSINEO, Francisco: “Manual. ..",Tomo tI, (41) COVIELLO, Nicolis: “Doctrina General det ivi". Ed, Uteha. México, pag. 338. (42) Lanse las snotaciones que sobre el tiempo realiza LEON BARANDIARAN en st prologo a negocio juridico” de FERRERO, Raiil. Lima, 1974. {GGIERO., Roberto de: “Instituciones de Derecho Civil, Tomo 1, pg. 320 y ss. Véase tam: bién SANTORO, Francisco: op. cit.p 43)

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