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RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA IGLESIA Fu noviembre de 1969 se realizd en ta ciudad de Bogo- td Colombia, ef Primer Congreso Latinoamericano de van fetizacidn (CLADE 1). Fue un encuentro consooxdo por was organizaciones de cooperacion evangelica en el COW. inente, Los 920 partieipantes representaban sectores CON profiauda’ vocactén misionera y conviceion teoldgica evan vitiea, provenientes de iglesias de toda America Latina ‘Responsabilidad Social de {a Iglesia” fie una de las seis poneneias teologicas que sievieron de base al encuentt®, {rue con fos demds trabajos del Congreso se publicaron en sn compendia bajo el titulo ue Aecion en Cristo para wn Continente en Crisis (Fd. Caribe, San José y Miami, 1970). Vars revistas evangelicas reprodujeron esta ponencia en astellano inglés. Su texto eM inglés aparecid con otres ‘rabajos en el libro Is Revolution Change (Inter Varsity Press, London, 1972), editado por el Profesor Brian Grif fiths de la London School of Economics 9 Es un sintoma de madurer cristiana el hecho de que un Congreso de Evangelizacion tenga en su agenda el tema de ja responsabilidad social de la iglesia. Se revela aqut un salu able cambio de actitud dentro de las filas evangélicas. Se trata de una toma de conciencia impostergable si es que de Yeras vamos & cumplir con nuestra mision, con 1a comision Uel Senor, en estas tierras convulsionadas por el hambre, la explosion demogrifica, las injustiias sociales flagrantes, la orrupcién administrativa y la violencia en sus diversas for- mas. El tema es vasto y mltiples sus facetas, pero debemos, timitarnos debido al tiempo con que contamos y a la natu raleza de este congreso. En consecuencia, son necesarias dos ‘elaraciones en cuanto a la presente ponents En primer lugar debemos hacer profesién de fe evangé- tica y biblica, Trabgjamos dentro de un movimiento inter- denominacional que sostiene una base de fe, la cual incluye fas doctrinas evangélicas fundamentales. Hasta aqui en ‘América Latina ha habide tendencia a identificar la preocu- jpacién por lo social con el liberalismo teol6gico, o con un Enfriamiento en cuanto a la lucha evangelizadora.Debemos de una ver por todas acabar con esta confusion lamentable. Existe suficiente base en Ia historia de la iglesia y en las en- sehanzas de la Palabra de Dios para afirmar rotundamente {que Ia preocupacibn por la dimension social del testimonio @vangélico en el mundo no es un abandono de las verdades fundamentales del evangelio, sino que es més bien llevar hasta sus diltimas consecucricias las ensevianzas acerca de Divs, Jesueristo, el hombre y el mundo, que forman Ta ba- se de dicho evangelio. Esta tesis intentaremos desarrollar en al presente trabajo. En segundo lugar, nos hemos propuesto presentar el tema denteo del contexto de Ia evangelizaciin y referido sista, Debido a ello s6lo podremos esbozar algunos pro- u blenas y apecios fundamentals, Sin mb tans dttacr que ene Tos evanglicos ext un malenten Gio que contapone evangeizacon y ack social, como si lo uno exciyer fo oto Sstenemo que una rangliza tion que no Tora nota de fos problemas socdles que no Sra saci y lsc de to den in exten que ven los que eaichan, ex una evanelacon defeeios qe trains I encanta bites y no se el mova propusso por Crs, quien vial evangleador 1. BREVE REFERENCIA HISTORICA Fl descuido de los evangéticos frente al tema de fa res. ponsabililad social se explica por razones histricas..La ma- yoria de nuestas iglesias provienen di i je misiones surpidas en 1 mundo. angiosajén desde el siglo pasado, con un notable incremento luego del fin de ta Primera Guerre Mundial, En algunos casos la teologfa © més bien la mentalidad pietista de estas misiones Hové a concebit la vida cristina como se parada del mundo. La hostilidad del ambiente eatslico 0 semi-pagano agudizé esta “separacidn™. De esta manera vee ries esferas de la vida de los ereyentes quedaron desvincula- das de su fe. Por otro lado, el rechazo del mundo signifies ama separa de est inporanes de eu des Peto quis Yo gue mls atts muesa atitd he i polenta ents Tundaweriatime modern dese co em ee yet Ol Rar “aeg Sock" Se ego identienr tos preccapacon por oe probes sates polos como lente tod al crnogelio scl afin He punto en ie avenue hls de company oben cou et tudes de “defenss de la fe". Como Carl F. H. Henry ha de. mmostrado, esto era una corrupcién de la lucha evangélice por la ortodoxia, una peligrost terghversacion de su intento Brginal, Basta una cita para comprobatlo. En el iltimo to- tho de ia famosa coleccién de libros “The Fundamentals” Miibros que jugaron un papel muy importante en la lucha contra ef modemismo- el Prof. Charles Erdman decfa: “Un Yerdadero Evangelio de la gracia es inseparable de un Fvan- pelio de las buenas obras, No se puede divorciar las docti wet cristianas de los deberes cristianos. Con {a misma cla ‘85 Con que define ta relaciOn entre Cristo y el ereyente, el Nuevo Testamento define fa telaciOn entee Cristo y ol ere Yentey los miembros de st fami, fos vecinos en su com hhidad y los coneiudadanos en su pats. Necesitamos poner tin énfasis renovado, hoy en df, en las ensefiancas sociales tdel evangelio y debemos hacerlo nosotros que aceptamos fp totalidad del evangelo y no dejar que ests ensefanzas fas interpreten y_apliquen solamente aquellos que niegan Jo escnclal del Cristianismo...” Y agregaba més adelante: “Hay quienes se sienten muy c6modos con Io que const eran predicacion ortodexa aunque saben bien que sus t fqueras provienen de negocios sucios y de la epresion del fisblo, La supuesta ortodoxia de tal predicacion es proba blemente defectuosa en sus afirmaciones acerca de las en enanzis sociales del evangelio, Se puede ser un bandido y tin pirata social y todavia creer en el nacimiento virginal yen la wesureccién de Jesucristo”.» Estas son palabras ecrtas alld por 1911, por un precursor del frrdaments lismo bien entendido. “Asi pues, las razones histOricas explican nuestro des cewide pero se impone tna toma de conciencia y una correc: Sion, A pesar de ello hay otra sentido en ef cuat una mirada rin historia nos hard bien, En lo que se refiere ala dimen- Sion sociai del testimonto cristiano ha habido un retroceso praralelo al crecimiento de ls iglesias. Los observadores no B cevangélicos que procuran interpretar nuestra presencia en ‘América Latina han mostrado que los evangéticos tuvieron inicialmente un impacto social4 Estuvieron, por ejemplo, a Ja vanguardia de la reforma agraria en Bolivia; de la atenciin hospitalaria en ciertas zonas como el drea andina;de la edu- cacién popular en Argentina, Pera, México o Cuba; de las I bertades eivles y en particular la religiosa; de la Iuchs a fae vor del indigena y sus derechos, y de varias causas mds. Por un lado ciertas misiones tuvieron un interés defini do en la labor social, estableciendo, por ejemplo, colegios ‘cuya fama e influencia son ya parte de la tradicion educati- va de ciertos patses. Debisramos cuidarnos de la tentacion de arrojar la primera piedra cuando se trata de juzgar esa tarea precursora, Por otto lado se puede observar que misio- nes que no tenfan interés en lo social terminaron por esta blecer instituciones de servicio abrumadas por la urgencia de los problemas que confrontaban, Hasta podrfa decirse a veces que aun en misiones muy conservadoras sobre este asunto, los misioneros de comienzos del siglo mostraron. mayor sensibilidad a las necesidades, Pareciera como si el crecimiento de las iglesias y denominaciones hnubiese com centrado la atencion en la maquinaria eclesistica misma, cerrando los ojos ante las necesidades del mundo, acallan do fa compasion en un tipico proceso de aburguesamiento. Un aspecto mis del impacto social del evangelio fue la subida en la escala social. Se observa en muchos casos que ‘comenzando en los estratos bajos de la sociedad, en el cur- se de una o dos generaciones el evangelio ha producido cierta movilidad social hacia arriba, Es asf como el hijo de padres evangélicos casi analfabetos puede llegar hasta la Universidad gracias al cambio que Cristo operé en su padre al convertirse, jHasta dénde han tomado nota las iglesias de esta realidad? De hecho no se ha desarrollado adecuada- mente la ensefianze del principio “a quien se haya dado mu- 4 cho, mucho s¢ le demandard™, en su aplicaci6n ala respon. sabilidad social del cristiano, El momento particular en que vive América Latina es tun momento de revolucién, de rapidos cambios sociales, {de transformacion, La presion social de las masas margina das que encuentran en Jos intelectuales y estudiantes sus {ntérpretes, no ha podido ser acallada ni por todo el aparato militar y policial en nuestros paises. La agitacion potitica encuentra en ella un campo fértil para todo tipo de extre- iismo, Las recetas econdmicas o sociales contenidas en et {revo ue nuestros nennanos anglosajones no funcionan en esta explosiva realidad, Esta hora nos toma por sorpresa con. preguntas para los que no tenemos respuesta aunque hace ato que debiéramos haber empezado a considerar. El dese juste entre generaciones que aflige a ls iglesias més antiguas fs una clara muestra que no tenemos tespuestas para las pré- jguntas de hoy, y nuestros mejores j6venes se van a buscatlas fen otros lugares, ‘Aungle sea una caricatura, ereemos que es muy elo cuente la sintesis que hizo un joven evangélico de Ta situa ‘ion. “En el pasado nos han dicho que no nos preocupemos por cambiar la sociedad porque de lo que se trata es de cam- Diana los hombres, Los hombres nuevos cambiarén la so- ciedad, Pero cuando los hombres nuevos empiezan a preo: Cuparse por cambiar la sociedad se les dice que no se preo “cupen, que el mundo siempre ha estado mal, que nosotros tsperamos clelos nuevos y tierra nueva y que este mundo es ta condenado a la destrucciém para qué intentar mejorar To? Lo. malo es que quienes esto enseiian disfrutan muy tranquilos de todas las Ventajas que este mundo pasajero les oftece y las defienden con pasion cuando parecen en peli- aro" Il LAMISION DELA SOCIAL GLESIA Y EL CONTEXTO ‘Sin duda que en este Congreso voces autorizadas desta: cardn los diversos aspectos de la misién evangelizadora de la jglesia su urgencia y sus consecuencias. Sin embargo, a ries- go de despertar controversias y siguiendo a la teologia evan. agélica, debemos afirmar que la evangelizacion es una de las tareas de Ia iglesia, que no es la Gnica tarea de Ia iglesia y que no termina en la proclamacion, La comprensién de la evangelizacién como tarea central no debiera Uevarnos a ce- rar los ojos a las otras tareas urgentes: la enseftanza de “to- do el consejo de Dios” tendiente a que los creyentes progre- sen hacia la “madurez en Cristo”; el culto corporativo como expresién de la comunién en Cristo; el servicio mutuo, y el cultivo de aquel tipo de relaci6n que hace de la comuni- dad cristiana una expresién visible de la accién del Espiti- tw en la vida de los hombres, Es decir: marturia, koinonfa y diaconfa, La iglesia es mis que una proclamadora hibil en Ja comunicacion de contenidos mentales: es la expresiGn Vi- sible de la verdad que proclama, Uno de los trabajos mis valiosos del Congreso de Evan- gelizacion de Berlin destacé precisamente esta importante Vinculacién entre la vida de la iglesia y la evangelizacién, “En el Nuevo Testamento la evangelizacion no parece ha- ber sido nunca una “cuestién debatida” Fs decir, no se en- cuentra a los apéstoles instando, exhortando, reganando, planeando y organizando programas evangelisticos, En la iglesia apost6lica la evangelizacion era algo que se daba por sentado, y funcionaba sin técnicas ni programas especiales. Simplemente sucedfa, . . Brotando sin esherzo de la com niidad de los creyentes como la luz brota del sol, era auto- mitica, espontinea, continua, contagiosa. . . San Pablo no ‘exhortaba repentinamente a sus iglesias a siscribirse para la propagacién de la fe; le interesaba mucho mds explicarles 16 qué es la fe, y c6mo deben practicarla y guardarla. .."S Re- Sulta evidente Ia artificialidad de enseitar técnicas de comu- nicaciGn del mensaje desvinculadas de un énfasis primero en la vida del cristianismo y el testimonio total de la comuni- dad cristiana. ¥ ese testimonio de la comunidad cristiana no se da en el aire, se da en el mundo, en barrios coneretos, de ciudades concretas, de sociedades concretas. Se da no a hombres en abstracto, sino 2 hombres de came y hueso que vven dentro de determinadas estructuras sociales, que st- fren, goran, s¢ilusionan y se desilusionan, luchan y esperan ‘Ea cuanto estudiamos e] Nuevo Testamento a la luz de su contexto social percibimos la forma en que los autores apostolicos son perfectamente conscientes del mundo en {que viven y son bastante precisos en su ensefianza sobre c6- mo vivir la fe dentro de las realidades y las instituciones de ese mundo. Los pasajes diddcticos del Nuevo Testamento cuando no se ocupan de Ia exposicién teoligica se ocupan en gran medida de las obligaciones y relaciones sociales de los ereyentes, Mucho menos atencidn dedican, por ejemplo, alos deberes religiosos 0 al ejercicio de la piedad.6 Es asi como moviéndonos alrededor del tema de la evangelizaci6n podemos al mismo tiempo examinar las pau tas para Ia realizacion de nuestra responsabilidad social. Nuestra pauta es Cristo, quien es también nuestro evange- lio; el poder y la sabidurfa de Dios para nosotros, el que por su Espiritu mora en nosotros aqut y ahora, en este agi tado 1969 en América Latina III, EL CAMINO DE LA ENCARNACION “Como me envi6 el Padre, asf también yo os envio Comentando sobre Ja aplicacion de estos versiculos, en los estudios bfblcos del Congreso de Berlin, el pastor John Stott dijo: “Me atrevo a asegurar que aunque estas pala bras representan la forma ms simple de la Gran Comision, 7 son al mismo tiempo las que expresan mayor protundidaa, Jas que nos redarguyen mas poderosamente y también, por desgracia, las més olvidadas. En estas palabras, Jesis nos dio rno solamente un mandato de evangelizar (“el Padre me en. vid, yo os envio a vosotros”) sino también una norma de evangelizacion . .. (“Como el Padre me envid, asi también yo 08 envio"). La misin de la iglesia en el mundo es ser co ‘mo Cristo en todo, Jesucristo fue el primer misionero y to- dda nuestra misin se deriva de EI”,7 Esta es la verdad maravillos de la encarnaci6n. Dios se hizo hombre, El Verbo se hizo came y habité entre noso- ‘ros, Jeslis no cumpli6 su mision desde lejos. Lo vemos co- ‘mo un nifio que nace y creve. Como un hombre que vive las peripecias del miembro de una clase social desfavorecida en ‘un pais colonizado y explotado, No se trata de un dios dis. frazado para hacernos creer que es hombre, El mismo Juan que pone énfasis en su deidad nos describe ia realidad de su hhumanidad. No serfa posible su tarea redentora sin esta dentificacién, este vivir como hombre en medio de los hom- bres, Amigo de publicanos y pecadores, los recibe, come con ellos, sin intentar defenderse de las consiguientes ac suclonts, Es est ol Sefor qe ns enva. Ves AST como nos Enviados por 6, somos tambitn hombres en med ime Vins ee ost deters eet fstén sometidos todos nuestros conciudadaro terrenales Aunque verdad esque tenemos que adm ue hemos cedido muchas veots ala ental desepararos de nesta monesteio protestants en Amer Latina peo la mental dad de most st exit Hay quenesavean confor mar “brio evangélicos” 0 sistemas de educacin en los Que deate lacuna hasta lta el hijo de ceyentes a 1s protegido del mundo, Decfa

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