You are on page 1of 40
FICHA BIBLIOGRAFIC; Nombre del autor o autores: Rocio Ferndndez- Ballesteros Titulo del libro: Evaluacién psicolégica: conceptos, métodos y estudio de casos Editorial: Pirémide Titulo de cada capitulo: La observacion Pals: Espafia Ciudad: Madrid Afio: 2005 Paginas: 161-197 Directora ROCIO FERNANDEZ-BALLESTEROS CATEDRATICAE EVALUAGONPICOLOGICA DE LAUNNERSDAD AUTONOUA DE NADRID Evaluacion psicoldgica Conceptos, métodos y estudio de casos BIBLIOTE COMPRA CA CENTRAL 1 EDICIONES PIRAMIDE La observacién ROCIO FERNANDEZ-BALLESTEROS OBJETIVOS DEL CAPITULO * Aplicar los conocimientos ya adquiridos sobre observacion a la préctica de la evaluacién psicolégica ‘+ Ubicar la observacién en el contexto del proceso de evaluacién. *+ Ser capaz de identificar cuando utilizar la observacién como método de recogi- da de informacién, * Ser capaz de seleccionar las unidades de andlisis y los pardmetros de medida ‘en un caso conereto, asi como el protocolo més indicado para su observacién. * Ser capaz de planificar una observacién. * Ser capaz de identificar las garantias requeridas en una observacién y conocer los tipos de andlisis pertinentes. + Conocer los principales sesgos de la observacién y las estrategias para tratar de evitarios. * Dados los resultados de un protocolo, matriz de interaccién o un cédigo de ob- servacién, ser capaz de interpretarlos. 1, INTRODUCCION La observaci6n es la estrategia fundamental del método cientifico)y, por tanto, cualquier técnica de recogida de informacién en evaluacién psicolégica conlleva, de una u otra forma, observacién. La ob- servacién es, ademés, una conducta humana univer- sal que ocurre, también, en la situacién de evalua- cidn entre el sujeto y el evaluador y que se produce sea cual fuere el modelo te6rico de éste. ‘Sin embargo, no seria correcto decir que todas las téenicas de recogida de informacién en evaluacién psicol6gica son técnicas observacionales; existen una serie de[éaractristicas delimitadoras de To que es un método observacional! juien observa es un experto (parti no participante en la situacién pero nunca el propio sujeto) ola sido entrenado para ob- servar deliberadamente, aunque sea breve~ ‘mente. Asi, hay que resaltar que estamos in- cluyendo como método observacional Ia ‘observacién deliberada realizada por perso- nas allegadas al sujeto. Por ejemplo, cuando Je pedimos a los padres que registren en una hoja de observacién conductas de su hijo!. — Lo que se observa generalmente, ¢s un hecho que ocurre en la situacién de observacién, preferentemente una situacién natural o wna situacién andloga o artificial, preparada para reproducir el comportamiento que ocurre en T Aligunos autores no consideran este tipo de procedimiento de recogida de informacién una técnica observaciona la situaci6n natural, Por supuesto, el Motar ‘ive de infrenia| Baio = alto Tiempo del evento | Acta > Paseo 0 com | provocolo Bseueturado <-> Poco este | trad Jomsevador | Espeno +> Escasente- parcipaciéa) “ |No parcipante => Pasticipante sitaeion Naural <> Andloga Las dimensiones definitorias de la observacién permiten, también, polarizar en un continuo la eali- dad y el rigor de la observacién desde méximamen- te rigurosa hasta minimamente rigurosa. Asf, la ob- servacién de unidades de andlisis moleculares, de bajo nivel de inferencia, registradas en el momento e producirse, mediante un protocolo estructurado, por un observador experto, no participante, en la si- tuacién natural maximizaré el rigor del método ob- servacional frente a sus correspondientes opuestos. Hechas estas necesarias precisiones, vamos a pa- sar ahora a trata las cuestiones mds importantes s0- bee las técnicas de lo que propiamente se considera sobservacién sistemstica y que se refieren a las uni- ‘dades seleccionadas, las ifcnicas de registro més co- smunes, el muestreo, el lugar donde se realiza la ob- servacidn y las garantfas cientificas y, finalmente, presentaremos una gufa para la planificacién que ha de efectuarse en toda observacidn. ‘ano elicitacién de respuesta es considerada por muchos stores como una de las eaactristicas cenrales de a observa: © aioes Primi La observacién | 163 2. UNIDADES DE ANALISIS (.QUE OBSERVAR?) Como sefiala Fiske (1978), existen distintas for- mas de enfocar el concepto de «inidad» de obser- vacién. Por unidad puede entenderse el objeto que se pretende estudiar; es decir, en nuestro caso, una persona, grupo, institucién, etc. No obstante, ya se ha dicho que no se pretende evaluar a personas, como objetos, sino sus manifestaciones conductua- les, por lo que el objeto observado seré un evento conductual. En segundo lugar, tales eventos se pro- ucen en un continuo temporal; en este caso nues- tra unidad también podria referirse a un concreto segmento en el tiempo —més o menos amplio— del continuo de conducta. Por otra parte, sobre las uni- dades de hecho observadas, el observador suele realizar muy distintos niveles de inferencia: des- cripcidn, clasificacién, explicacién; todo ello es de~ pendiente del marco referencial tedrico de base. Por ‘iltimo, pueden ser tonsideradas como unidad de andlisis las interacciones habidas entre las activida- des de la/s persona/s y los elementos ambientales (estimulos fisicos y sociales). En este apartado vamos a considerar por unidad de andlisis u observacién aque! conjunto de eventos ‘conductuales que pueden presentar distintos grados de molaridad-molecularidad (véase cuadro 5.1) en funcién de los objetivos de la evaluacién, 2.1. Continuo del comportamiento Desde una perspectiva ecolégico-naturalist objetivo es observar todo el continuo de conducta tratando de registrar de forma descriptiva la mayor parte de eventos que ocurren en un contexto natural fen amplias unidades de tiempo (véanse, por ejem- plo, Medinnus, 1979; Wright, 1960). Las caracteristicas fundamentales de este tipo de observacién son las siguient cin (frente la elictacin de respuestas propia de todas las de- mds Genicas de evaluacin. 164 / Evaluacién psicolégica 1, Nose realiza una previa especificacién de las conductas 0 atributos a observar. 2. Se observa en tiempo real y de forma conti- ‘nua, en muchos casos sin que la duracién de la sesién sea especificada previamente, 3, Las descripciones se realizan sobre aspectos verbales, no verbales y/o espaciales de la conducta, pudiendo ser compaginados éstos con impresiones del observador sobre lo ob- servado. Finalmente, conviene seflalar que cuando se van a elaborar categorias conductuales y/o a decidir so- bre cudles son las «unidades» que van a ser obser- vadas, siempre se requeriré realizar una observacién asistemética que implica una observacién ab Ifbitum del continuo del comportamiento, 22. Atributos Los psicélogos del rasgo, psicodinémicos y cons- tructivistas han utilizado la observacién como base bien para la obtencién de atributos, bien para el exa- men de otras construcciones tedricas. Asf, de la ob- servacién de Ia conducta manifiesta —verbal, no verbal 0 espacial— se infieren determinadas carac- teristicas que se supone estén siendo expresadas por dicha conducta. Asi, por ejemplo: Preocupacién Nerviosismo Evita la sitwacin. — Sale de la habitacion Las caracteristicas de este tipo de unidad de ané- lisis son las siguientes: 1, La actividad manifiesta observada es descri- taen términos de un determinado atributo. 2. Laconversién de los datos de conducta pue- de realizarse durante el transcurso de a ob- servacién 0 posteriormente; es decir, puede cefectuarse una observacién no estructurada y asistemética y convertirla simulténca 0 pos- teriormente en una descripcién o clasifica- cidn de acuerdo con los atributos elegidos. 3, En la observacién de estas unidades suclen utilizarse amplios intervalos temporales. Dado que la utilizaci6n de atributos como uni- dades de andlisis estan en relacién con coneretos ‘marcos te6ricos, algunos autores (procedentes del ‘enfoque conductual) no consideran estas como apro- piadas unidades de andlisis de la observaci6n siste- mitica. 2.3. Conductas La preseripcién desde una perspectiva conductual es la utilizacién como unidades de anlisis de la con- ducta manifiesta —motora 0 verbal— definida bien en ‘érminos simples, bien agrupada en clases 0 categorias. ‘Como sefialan Cone y Foster (1982), la definicin de tales unidades de observacién varfa en un continuo de molaridad-molecularidad, ya que cualquier conducta puede ser descrita en una serie de aspectos de mayor 0 ‘menor especificidad. Ast, si, por ejemplo, observamos ‘um escolar que presenta conductas «perturbadoras»> en clase, podemos registrar éstas segcin unidades muy concretas, como «gira el cuerpo 90° y mas grados», 0 bien describir la unidad de observacién en términos més amplios, como seria «volverse en el asiento». ‘Adem, estas conductas més © menos especificadas podrén formar parte de categorfas conductuales como ‘«desatencién», «conducta disruptiva», etc. ‘Las caracteristicas fundamentales de estas unida- des de andlisis son las siguientes (véase, entre otros, Anguera y Blanco, 2003): 1, Existe una previa especificacién de la con- ducta 0 clases de conducta a observar en el sentido de diferenciarse 0 distinguirse de 1a conducta anterior y la siguiente, poder ser de~ rnominada y definida operacionalmente: de- ‘nominaci6n, delimitacién y definicién son las ‘es caracteristicas de wna unidad de anélisis comportamental. (Bicones Pusmide 2. La formulacién de estas unidades de anslisis puede ser erica o empftica. Desde el primer punto de vista, el evaluador selecciona aque- Tas conductas objeto de interés por su rele- vvancia en el caso. No obstante, en ocasiones —fundamentalmente cuando se trata de crear, cara a la investigacién, cédigos estén- dar de observacién— se obtienen las con- ductas o categorfas que han de ser observa- das partiendo de los multiples criterios cempiricos y observaciones previas en estu- dios piloto (con un registro narrative 0 ad It- bitum de lo observado) 0 aquellas que for- man parte de otros cédigos de observaci6n. La observacién de tales unidades debe re- ‘querir minimas inferencias por parte del ob- servador 4, Se requiere la seleccién de los intervalos de tiempo en los que se va a realizar la obser- vacién (duracién total, nimero de sesiones, tiempo de cada sesién), el/os sujeto/s que valn a ser observadols, asf como la duracién final del todo el proceso observacional 2.4, Interacciones En ocasiones la unidad a observar no esté for- ‘mada, tan s6lo, por una/s conducta/s previamente escritas, sino por la relacién secuencial entre dos eventos procedentes de dos o més personas o entre tana persona y una dimensi6n ambiental. Estas uni- dades de andlisis son fundamentalmente utilizadas por los evaluadores que persiguen la indagacién de las relaciones funcionales entre eventos. Asi, por jemplo, pueden interesarnos no solo las conductas sdesobedientes» de un nifio en su hogar, sino la re- lacién que existe entre éstas y otros eventos contin- genies a ellas ejecutadas por el padre/madre/herma- ‘0s del sujeto, O también nuestro interés puede recaer en las relaciones que mantiene tna pareja, ya ue ello es nuestro objeto de estudio. Las caracteristicas de este tipo de unidades de anilisis son las siguientes: Fn lengua inglesa lamadas unobirusive measures. La observacién | 165 1, Enel mismo sentido que las del apartado an- terior, existe una especificacién previa de las cconductas 0 clases de conductas que interesa observar. 2. Estas unidades estén constituidas por in- fluencias reciprocas existentes entre indivi- ‘duos o entre un individuo y un grupo o un de- terminado ambiente. 3. La observacién de interacciones suele reali- zarse en unidades de tiempo previamente es- tublecidas, adecuadas (temporalmente) a es- tas unidades de observacion. 2.5. Productos de conducta Como se puso de relieve en Ia introducci6n a este capitulo, gran parte de la observacién en eva uacién se realiza sobre productos de conducta. Es decir, se observa el resultado de un conjunto de ac- tividades internas o externas que el/los sujeto/s han ya realizado en situaciones tanto naturales como ar- tificiales. Dos tipos fundamentales de observaciones puc~ den incluirse en este apartado: los productos de con- ducta procedentes de las ejecuciones del sujeto en el, pasado, también denominados por los autores «me- didas no reactivas»?, y los productos de ejecuciones, que el sujeto realiza a partir de determinadas tareas, que el evaluador le presenta, Webb et al. (1966; véanse también Sechrest, 1979; Secherest y Hill, 2003) precisaron las si- guientes posibilidades de datos de observacién no reactivos y que pueden ser considerados como pro- dductos de conducta. En primer lugar, las medidas de erosién, que se refieren a destrucciones, dais u ‘otros cambios fisicos que existen en el ambiente ha- bitual del sujeto y que se han originado como pro- ducto de su condiicta (por ejemplo, las mareas sobre el césped por el paso de los habitantes). En segundo lugar, las medidas de huella son aquellos productos dela conducta del sujeto al utilizar objetos 0 al con- sumirlos (por ejemplo, las botellas consumidas por un alcohélieo). Por titimo, las medidas de archivo, 166 / Evaluacién psicolégica Jas més interesantes en evaluacién de las descritas hasta auf, son aquellas que han sido registradas en documentos o informes, generalmente de forma es- crita. En este tltimo apartado pueden incluirse datos tan importantes como los procedentes de cuadernos escolares, pinturas 0 dibujos, las notas del curriculo académico y otros muchos documentos personales que, procedentes de! pasado, son el resultado de 1a realizaci6n de determinadas actividades por parte del sujeto en su vida cotidiana pasada y que pueden re- sultar de gran interés en evaluacién psicol6gica. Por otro lado, tanto las situaciones artificiales como las naturales suponen esceniarios para recoger productos de conducta. Asi, tras una sesién de jue- ‘go pueden ser observados productos de la conducta Iidica y/o escolar de un nifio 0, también, redaccio- nes, dibujos, rompecabezas, etc. Por otra parte, tam- bign es posible registrar productos de conducta en situaciones naturales, como, por ejemplo, cuando se trata de evaluar el ntimero de piezas producidas por tun operario o el ntimero y la calidad de trabajo des- pachado por una secretaria. Incluso podrfamos decir que las puntuaciones en los clasicos tests de ejecu- cin serfan ni més ni menos que observaciones so- bre productos de conducta recogidos en situaciones antficiales con un material tipificado. Las caracteristicas de estas unidades de obser- vacién son las siguientes: 1. Las observaciones no reactivas son excelen- ientos tanto de evaluacién como én de tratamientos, ya que no se vven afectadas por los sesgos propios de la ob- servacién como es la reactividad deV/los su- jetors 2. ‘Sin embargo, las observaciones no reactivas tienen el inconveniente de que eV/os sujetors agentes del/los producto/s de conducta pue- dan no ser identificables. 3, La observacién de los resultados de la ejecu- cién en tareas esténdar (tanto naturales como artificiales) optimiza la comparabilidad de Jos resultados. 4, Elmayor problema de estas unidades de ané- lisis esté en que sean utilizadas como expre- sin de supvestos atributos intrapsfquicos de los sujetos observados. Es decir, de los pro- ductos de conducta se suelen realizar infe~ rencias de alto nivel o bien relaciones causa- les sobre su origen 2.6. Unidades de medida (qué medir de la unidad?) Como sefialan Johnston y Pennypacker (1980), no deben confundirse las unidades de observacién con su especificacién cuantitativa, ya que «las uni- dades de andlisis y las unidades de medida estin re- Tacionadas en base a que la existencia de unas per- mite la designacién de las otras y, desde luego, no son equivalentes» (p. 120). Asf, independientemente de observar conductas, interacciones, atributos, etc., alahora de dar una versién cuantificada de ellas ha- ‘bremos de proceder a la seleccién de las unidades de medida que van a ser adoptadas. Partimos de que el fenémeno observado se da en alguna medida; es de~ cir, segain una cierta cantidad en alguna de las pro- piedades o dimensiones de la unidad de andlisis ob- servada (véase Carreras, 1991). En definitiva, este punto trata de responder a la pregunta que formulan Sackett et al. (1978): ,cudl es la mejor medida para la descripcién cuantitativa de la unidad observada? Esta cuestién debe ser plan- teada incluso antes de Ia elecciGn del procedimiento o sistema que va a ser utilizado a la hora de recoger las unidades de observaci6n, ‘Hay que dejar constancia inicial de que, en gene~ ral, el tipo de medida, o la propiedad elegida tendré siempre que depender de la unidad de observacién, Jo cual se pondra de relieve a continuacién. Ocurrencia En ocasiones, lo que interesa ¢s la ocurrencia de un evento; es decir, la constatacién de si un fend- meno se da o no. Asf, por ejemplo, sucede cuando pretendemos saber si un nifio se sienta o no se sien- ta a una determinada edad o si moja 0 no moja la cama, En este caso, el todo o nada en la aparicién de a unidad de andlisis en cuestiéa no se relaciona con ningiin otro sistema de medida, como, por ejemplo, © Eines Prise eltiempo. La ocurrencia es la dimensién mas simple de lo observado. Orden En ocasiones, aparte de la ocurrencia, resulta im- prescindible consignar el orden en el que aparecen ‘unas conductas o unas categorfas conductuales. Asf, sabemos que en psicologfa existen relaciones estimu- lo-respuesta (E-R) o respuesta-consecuencias (R-C) y conducta-conducta (R-R) y, por tanto, puede ser ne- cesario examinar la secuencia en que las conductas aparecen. Como sefiala Anguera (2003), el orden cconsiste en la explicitacién de la secuencia de las dis- tintas ocurrencias de conducta. Aporta un matiz im- portante a la ocurrencia dado que, en ocasiones, dos sesiones de observacién podrfan no diferir en la ocu- rrencia de aparicién de conductas pero sien el orden cen que éstas aparecen. Frecuencia Fundamentalmente utilizada en el registro de con- ‘ductas, clases de conducta e interacciones, la frecuen- ‘ca hace referencia a la extensidn en la eval un deter- rminado evento ocurre en una unidad de tiempo. Por ejemplo, el mimero de veces que un escolar golpea a ‘ero durante Ia jornada escolar, el mimero de botellas de vino que un alcohélico ingiere al dia et ndmero de , «inter- accién», «actividad a solas», «no actividad» en su aparicién en porcentajes. 3.4. Cédigos o sistemas de categorias Los procedimientos observacionales mas sofis- ticados son los lamados cédigos o sistemas de ccategorias o esquemas de codificacién (Bakeman y Gottman, 1986; Anguera, 1991), cuyo «andamiaje proporciona soporte y cobertura a aquellas conduc- tas que, mediante la correspondiente operacién de filtrado, son consideradas relevantes de acuerdo con los objetivos de la investigacién» (Anguera, 1991, p. 116). En definitiva, los cédigos de categorias con- evan la denominacién, delimitacién y definicién de categorfas de los eventos conductuales y/o contex- tuales que se pretende observar y articulan y regulan ccémo se va a llevar a cabo la observacién. Ast, es- tos procedimientos de observacién comportan un lar- ‘20 proceso y sofisticadas elaboraciones para su cons- {ruccién. E] evaluador no suele plantearse construir un sistema de categorfas para Ia observacion de un solo sujeto (su cliente). Por ello, nuestro objetivo ‘aquf no es el de suministrar informacién sobre c6mo ‘consttuir un c6digo de categorfas (para una revisién, vvéase Anguera, 1990, 1991), sino, simplemente, des- cribirlo; es decir, existen c6digos de categorfas de (© Bicones Pine La cbservacion / 175 agg eodag é 7OBBe ost ‘ eet incon fe] tt edd " = Rosca [MI] 1 NieLopacn ao Taine | ivonpacin| ® | |} Acid in| cone Mf eee | r ‘Actividad indiv. a ° [No actividad CD moet * sal tmeaccin | Mt tmetnsiin | evita id "nit Nowtvida_| ® Nino actividad | © Figura 5.1.—Ejemplo de un mapa de conducts prodecente del MICA (Fernénder- Ballesteros, 1996). © icine Pie 176 / Evaluacién psicolégica cconducta 0 interacciones que son esténdar y estén digo observacién estandarizado (SOC) para la tipificados y que, por tanto, presentan las garantfas _evaluacién de problemas de conducta en niflos de de rigor necesarias para su utilizacién. A titulo de Whaler, House y Stambaugh (1976), del cual existe «ejemplo en el cuadro 5.6 presentamos un extractodel una tercera generacién (SOC-I) en castellano de- CUADRO 5.6 Ejemplo de Codigo de categorias. Cédigo de observacién estandarizado (SOC-IM) para la evaluacién de problemas de conducta en nifios (extracto) (Whaler, House y Stambaugh, 1976) Categorias del estimulo I+ _Instruccin positiva: érdenes drectaso indirectas (formulas de cortesfa). La orden debe ser especficay tener un referente concreto. Debe poder ser cumplida inmediatamente. Solo puede ser registrada una orden. La insiruccidn se considera negativa, ya sea por el contenido (amenazas), el tono de vor (gritos) o la conducta del {que habla (golpear, gestos amenazantes, et.) S _Atencidn social postiva: cualquie intento de contact fisico con el sujeto, verbalizaciones o contacto visual que implique aceptaci6n y reconocimiento (sontsas, ete). S-_La.atencién social se considera negativa en raz6n del ono de vor, contenido 0 conducta del que habla. La aten- ‘ign social puede proceder de adultos (Sa) 0 niflos (Sn). Categorias de conducta, Cumplimiento © Cumplimiento de una orden especifica diigida a sujeto. © Oposicién: no cumplimiento de reglas o instrucciones de adultos, sean permanentes o temporales. O- _Laoposicién se considera negativa por el tono de voz, contenido o conducta del sujet. Q —_Quejas, loros, loriqueos, protestas audibles, muestras de genio (tirar objeto, rabietas, et.) Trabajo ES Trabajo sostenido en tareas escolares. Otra formas de atencidn (excepto leet) se consideran AS. Puede combi- narse con IS (discusién académica). TS Trabajo sostenido en tareas no académicas (ayudar en tarcas de Ia casa, actividades de asco et.) AS —Atencidn sostenida: el sujeto mira objetos, gente 0 actividades de modo activo, no autista (NI). Conducta social A Aprosimacién social: cualquier contacto fisico o verbal espontineo iniciado por el sujeto. Si se prolonga durante mds de un intervalo se considera IS, No se computa si el contacto es iniciado por otro, Puede referrse a adultos (A) oa nios (An), M El suieto da drdenes a otro u otros. Puede referire a adultos (Ma) o a nfios (Ma). IS Interaceidn social: interaccin del sujto con otra persona, ya sea adulto (18a) 0 nifio (ISn). Se computa junto con una categoria de estimul (I 0 S), Si es iniciada por el sujeto, se computa AS en el primer intervaloe IS en los si- uientes. Juego JS Juego sostenido con juguetes uilizados de modo apropiado, (© Esicione imide La observacion / 177 CUADROS.6. (continuacién) ‘Conductas autistas S _Autoestimulacién: el sujeto manipula su cuerpo o leva a cabo movimientos repetitivos (tres o ms veces de modo {déntico en un intervalo de 10”). Es incompatible con JS, A oS. | 10 Juegos con objetos: simple manipolacin repettva de un objeto que wo es parte de una actividad mi com- | pleja (por ejemplo, 3S). Se entiende por repetitiva que se dé tres 0 mas veces de idéntico modo en wn interva- To de 10” | NI No interaccién: el sujeto no interactia con otras personas w objetos durante un intervalo completo de 10”. Es com- | patible con JO, S, 0, Cy H. Hablar a si mismo: verbalizaciones inteligibles no ditigidas a otras personas. Incompatible: la respuesta de! sujeto no puede incluirse en ninguna de las categorfas anteriormente sefialadas (por ejemplo, comer, beber. H_— Hlablar a mismo: verbalizaciones ineligibles no dirigidas a otras personas. IN. Incompatible: In respuesta del sujeto no puede incluirse en ninguna de las categorias anteriormente sefialadas {por ejemplo: comer, beber.). OBS Obstruccién: el observador no puede registrar la conducta del sujeto por haber perdido el contacto visual con él Es incompatible con todas las dems categorias. CUADRO 5.7 Protocolo de registro* Observador: N * Se presenta en un formato que deberd ser completado con el nimero de intervalos de observacign (véaseepfgrafe 4.1) ‘eFiicones Pirie 178 | Evaluacién psicolégica sarrollada por Cerezo (1991, 20015). En este cuadro se presenta la definiciGn inicial de categorias utili- zadas, tanto comportamentales como estimulares, asf como a hoja de registro, en la que aparecen los in- tervalos temporales de observacién. En todo caso, la utilizacién de este u otro c6digo requiere la consul- ta del comresporidiente manual. Resulta imposible referirse a todos los cédigos de ‘categorias disponibles, por lo que el lector interesa- do deber4 consultar los catélogos de instrumentos de evaluacién del BTS (1991) (Hersen y Bellack, 1988, 2002) Segiin Haynes (1979), las ventajas de los e6digos de categorfas de conducta son las siguient 1. Permiten un limitado pero amplio néimero de actividades a observar. 2. Proveen de informacién sobre conductas y/o interacciones complejas. 3. Permiten la comparabil Investigaciones. 4, Simplifican el trabajo de observacién, ya que l entrenamiento en el c6digo puede servir a ms de un caso. Al ser un procedimiento estandar, suelen pre- sentar garantfas cientificas. dad entre sujetos & 3.5. Registro de productos de conducta Ya se ha dicho, al describir las unidades de anli- sis utilizadas en los métodos observacionales, que los dos grandes grupos son los datos observacionales no reactivos y los resultados de ejecuciones en situacio- nes naturales 0 artificiales. Ambos tipos de observa~ ciones conllevan, en su mayor parte, el registro de medidas fisicas tales como: metros cuadrados de cés- ped destruido, kilos de desecho recogidos, ntimero de botellas de alcohol consumidas por un aleohdlico, ‘iimero de cartas escritas por una mecandgrafa, etc. Parece obvio que estos datos no requieren protocolos 5 Fate cédigo se encuentra en Intemet y en CD: M. A. Cerezo (2001). Interacei falar: Un sistema de evaluacin observaci- especiales sino tan s6lo preparar al efecto una hoja de recogida de informacién en la que aparezcan las con- diciones generales bajo las cuales se registran esos productos: dfa, hora, lugar, stuacién, etc. ‘Sin embargo, otros productos humanos requieren no s6lo medidas fisicas sino de Ia valoracién de la calidad del producto resultado de la actividad hu- ‘mana. Ello conlleva conocimientos que superan la pura observaci6n y se refieren al conocimiento del “objeto producido, lo cual sobrepasa, también, los If mites de esta obra, 3.6. Procedimientos autométicos de registro En el intento de convertir la observacién en un método de maximas garantias de rigor cientifico se hhan construido dispositivos autométicos de registro ‘que facilitan la tarea del observador, descontami- nando la actividad de los sesgos que ocasionan las anotaciones del propio observador, asi como tratan- do de paliar los efectos de la reactividad de los suje- tos observados. Tales procedimientos pueden dividirse en tres grandes grupos: 1. Medios técnicos de registro auxiliares del ob- servador. 2. Aparatos de registro a distancia que dismi- nuyen la reactividad de los sujetos obser- vados. 3. Técnicas de amplificacién de la respuesta que permiten la medicién de comportamien- tos encubiertos, privados 0 poco accesibles. 3.8.1. Medios técnicos de registro Existen miiltiples métodos mecénicos y electréni- cos de registro que han sido descritos por Anguera (1981, 1991). En los diltimos aos se han inerementa- ‘nal SOC It, Valencia: Pulicacions de la Universitat de Valencia, rw exfpublications © Baines Pie do las posibilidades de registro de eventos (compor- tamientos, categorias de conducta, etc.),¢, incluso, las modemas agendas electrénicas, relojes electréni- ‘cos de funcin y teléfonos méviles permiten el regis- tro de cualquier observacién, Aparte de estos medios senerales existen procedimientos desarrollados para Ia observacién (que, ademés, s¢ ven complementados con otras utilidades como la autoobservacién y auto~ registro, asf como el registro de respuesta fisiol6gi- cas) en situaciones naturales como el AMBU (Fah- renberg, 2003). Todos estos medios técnicos permiten régistrar automdticamente eventos de conducta a través de categorfas previamente establecidas cuyos datos, también, pueden ser cargados en una computadora de modo que se realicen fécilmente andlisis de los pardmetros introducidos (ocurrencia, duracién, fre- cuencia, secuencia, simultaneidad, etc.) de las con- Guctas a examen. La ventaja de tales procedimien- tos es la de minimizar, como es l6gico, algunos de ios sesgos procedentes del observador entrenado en su manejo incrementando la exactitud de lo obser- vado. 3.6.2. Aparatos de registro a distancia wocultos En los tiltimos afios, y con el fin de maximizar la validez externa de los datos obtenidos en el labo- ratorio, han sido elaborados procedimientos de te- Jemetria que abarcan el registro de respucstas fi ogicas, asf como ciertas conductas motoras. Los dispositivos telemétricos constan de un transductor y un radiotransmisor que lleva el sujeto y que permite el registro de determinadas respuestas a distancia, En el capitulo siguiente, dedicado a las ‘eenicas objetivas, nos detendremos en estos proce- dimientos. Por otra parte, con vistas a disminuir la reactivi- dad de los sujetos producida por la presencia del ob- servador, se utilizan, cada vez con mayor frecuen- cia, procedimientos tales como el magnet6fono, el videotape o los espejos unidireccionales. Pareve que estos dispositivos de registro u observaci6n son una excelente opcién para minimizar este sesgo y los da- © ions Pie La observacion / 179 tos recogidos por su mediaciGn no difieren signifi- cativamente de lo anotado por el observador presen- te (Kent, O'Leary, Dietz y Diamnent, 1979), ademas de que favorecen la naturalidad de la conducta. Sin embargo, razones éticas desaconsejan la utilizacién de tales procedimientos sin la debida autorizacién del sujeto observado; por tanto, para su empleo se requiere el consentimiento informado del sujeto en ‘examen o bien de sus representates legales. 3.6.3. Observacién mediante aparatos Laconducta también puede ser registrada através de procedimientos mecénicos, eléctricos o electrs- nicos de forma que el observador humano es sus tuido, casi totalmente, por un aparato, Estas técnicas de observacién van a ser tratadas en el capitulo 6 (Técnicas objetivas»). Tan sélo decir que tanto los registros psicofisioldgicos como los dispositivos de registro de la conducta motora y los aparatos de me- dida de productos de conducta suponen técnicas ob- jetivas de registro. En definitiva, todos estos proce- dimientos amplifican las respuestas fisiol6gicas, esqueléticas, motoras 0 cognitivas y permiten su re- gistro. Su importancia exige dedicar @ ellos todo un capitulo. Para terminar este apartado, parece conveniente resaltar que a la hora de elegir una técnica de regis- tro observacional ha de tenerse en cuenta lo si- guiente: 1, Lacomplejidad y especificidad del problema examen, Cuanto més compleja y menos es- pecificada sea la unidad a observar, menos estructuracién inicial deberd tener Ia técnica ‘de observaci6n seleccionada y, por tanto, ma- yor grado de planificacién se exigir4 al eva~ uador. 2, Enel caso de tratarse de eventos bien defini dos y en escaso niimero, conviene utilizar a tdlogos de conducta construidos al efecto 3. Cuando el problema se defina como prima- riamente interactivo (de pareja, de familia), deberin ser elegidas matrices 0 eddigos de interacci6n. 180 / Evaluacion psicotégica 4, Cuando se trata de examinar complejos pro- blemas, bien especificados, sobre los que cxistan e6digos de categorias conductuales —en los que estén presentes todas las mani- festaciones del caso—, deberdn ser elegidas estas técnicas prioritariamente. 5, Siempre que sea posible, deberdn ser utiliza- dos dispositivos auiomaticos, objetivos yhs ocultos de registro, salvaguardando las cues- tiones éticas antes mencionadas. En una primera aproximacién al caso, amén de cuando no sean posibles otros tipos de observacién, deben utilizarse registros narrativos 0 escalas de apreciacién cumplimentadas por personas allegadas al sujeto. 4, MUESTREO (,CUANDO Y/O A QUIEN OBSERVAR?) Los eventos conductuales ocurren en un tiempo ¥ una situacién determinados; de ah que una de las ta- reas que ha de emprender el observador sea estable- cer no s6lo qué observar, sino cudindo y cémo ha de hacerlo. Ademas, los agentes de esos eventos pue- ‘den ser mas de uno, por Io que en esos casos debe- remos planificar a quién observar. Lo que tratamos ‘con todo ello es de obtener muestras significativas y representativas de los eventos observados, seguin las unidades de medida (ocurrencia, frecuencia, dura- ci6n, ete.) previamente seleccionadas. ‘Hemos dicho que los registros narrativos reco- ‘gen el continuo de la conducta tal y como se produ- ‘ce en su ambiente natural. En estos casos, el obser- vador registra todo lo que es capaz. de observar, de lo que ocurre, en tiempo real. Tales registros, a pe- sar de presentar una serie de ventajas ya comenta- das, resultan en muchas ocasiones inviables. Por otra parte, en las escalas de apreciacién y protocolos de conducta tan s6lo se tiene en cuenta si l/s conducta/s a examen previamente especificada/s ‘curre/n o han ocurrido, 0 n0, en un periodo total de tiempo establecido de antemano. Ya se han comen- tado las dificultades de ese tipo de técnica junto con su utilidad. En resumen, es muy dificil para un ob- servador humano prolongar una observacién atenta durante periodos extensos de tiempo, y esto por la fatiga que ello acarrea. Es atin més diffe] anotar la conducta que aparece y, al mismo tiempo, seguir ob- servando Ia aparicién de esa u otra conducta presen- te en el protocolo. Ademés, la privacidad de ciertos ‘eventos impide el seguimiento temporalmente ex- tenso del continuo del comportamiento. Y eso no es todo: en ocasiones el objetivo de Ia observacién se centra en actividades realizadas por un grupo de su- jetos, resultando mds dificil atin recoger las activi- dades de todos los sujetos presentes a los que se de- sea observar. Por Gltimo, la observacién conlleva costes importantes, por Io que limitar el tiempo de observacién repercute de inmediato en la disminu- ccidn de tales costes. Todas estas limitaciones y dificultades de la ob- servaci6n continua han llevado a la necesidad de uti lizar procedimientos de muestreo. Como hemos di cho, el objetivo de tales procedimientos es el de obtener muestras representativas de los eventos ob- Jjeto de estudio. Veamos la cuesti6n (véase también ‘Quera, 1991). Cuando un evaluador decide utilizar la observa- cién y no es factible u operativo realizar registros continuos, ha de tomar decisiones importantes que mplican el tiempo de la observacin. Asi, debe plan- tearse: 1. Durante cudnto tiempo se va a prolongar la observacién, Por ejemplo, durante un dia, ‘una semana, un mes, etc 2. Con qué frecuencia va a observarse. Por ejemplo, durante una hora diaria o durante x periodos de 15 minutos diarios. 3. En qué momentos se van a iniciar y terminar Jos periodos de observacién y si éstos van a ser constantes o van a variar en cada unidad de observaci6n. Por ejemplo, si cada dia se va ‘aclegir un perfodo constante, por ejemplo de 10 a 10.30 h de la mafiana, o si se va a variar Este, observando el primer dia de 10 a 10.30, el segundo de 10.30 a 11, y asf sucesivamen- te segiin una razén fija o variable. 4, Sise van a utilizar intervalos de tiempo para In observacién y el registro dividiendo asf los (© Bicones Pie perfodos de observacién. Ast, por ejemplo, se va a observar durante 10 segundos y se va a registrar lo observado durante los 5 segun- dos siguientes. 5, Sise pretende tener constancia de lo que ocu- sre en distintas situaciones, habbré que decidir en cudlles de ella/s se va a realizar la obser- vvaci6n; estos aspectos situacionales de la ob- servacién sc entremezclan con los tempora- les. Por ejemplo, puede desearse conocer las desobediencias de un nifio en la casa, en el aula, en el recreo, ete. 6. Por iltimo, ya se ha dicho que a veces el su- |jeto en evaluacién puede ser uno o varios. Por tanto, si se trata de observar a un sujeto a varios presentes en un grupo habré de se- leccionarse a qué sujeto y en qué momento el observador registrard la conducta objeto de estudio. Por ejemplo, en un grupo de escola- res sentados en sus pupitres podria elegirse ppara observar a uno de cada cinco nifios si- guiendo el orden de fila, éstos ser observa- dos en intervalos temporales correlativos. Todas estas decisiones implican diferentes clases 4d muesireo clasificables en tres tipos fundamenta- {ex 1) muestreo de tiempo, 2) muestreo de situacio- sacs y 3) muestreo de sujetos. ‘41. Muestreo de tiempo La observacién comprende una serie de tiempos: Durante cudnto tiempo va a observarse. Cudntas sesiones van a realizarse. Con qué periodicidad. Con qué intervalos observacién/registro (en su caso), Estas cuatro decisiones suelen adoptarse segin sesterios racionales en funci6n de los objetivos de la geservacién y de la disponibilidad del/os sujetors. ‘asi. para adoptar decisiones al respecto habré de te~ ‘eerse en cuenta lo siguiente: el tipo de eventos a feeistrar, su complejidad y niimero, la frecuencia y sesscnves Reise La observacion | 184 duraci6n con que se supone ocurren y el tipo de uni- dad de medida o dimensiones de ia/s respuestals clegida/s. ‘Hemos de tener en cuenta que los eventos final- ‘mente observados en un sujeto, en los perfodos de tiempo establecidos, se supone van a ser representa tivos de lo que le ocurre a ese sujeto durante el tiem- po total en el que se realiza la observacién. En el caso de que no tengamos suficientes datos para fijar tentativamente la duracién y frecuencia de la obser- vacién, es aconsejable realizar unos periodos de pre- observaci6n asistemética que nos permitan recoger datos para llegar a la delimitacién, con conocimien- to de causa, de los perfodos de observaci6n y la ex- tensiGn en la que se va a realizar ésta, En todo caso, ‘como sefiala Haynes (1978), hay que partir del su- puesto de que Ia relacidn entre el total de la obser~ vaci6n efectuada y Ia informacién obtenida es una funcién positivamente decreciente. ‘Asi, por ejemplo, si nos consultan sobre un nifio de siete afios, JM, que presenta muy diversas y fre- cuentes conductas perturbadoras en la clase, pode- ‘mos decidir observarle durante dos semanas. En se~ gundo lugar, y dado que la maestra no es capaz de diferenciar si tales conductas se incrementan 0 de- crecen en distintos perfodos de tiempo, podemos to- mar la decisién de observar al nifio durante dos pe- riodos diarios de 20 minutos. En tercet lugar, debemos decidir si esos intervalos van a distribuirse aleatoriamente 0 con cierta regularidad; decidimos observar al comienzo de cada hora alternando los perfodos manana y tarde y variando sistematica- mente, cada dfa, el momento de la observacién. Ast, el primer dfa observaremos de 10a 10.20 hy de 3.a 3.20 h, el segundo dfa de 11 a 11.20 hy de4.a4.20 hh y asf sucesivamente amoldéndonos al horario es~ colar y retornando cuantas veces fueran necesarias a los periodos iniciales de observacién en funcién de la extensién en la que se realiza ésta. Todo ello se plantea con el fin de obtener muestras de conducta a todo lo largo de la jornada escolar. En base a otros objetivos podrian seleccionarse otros horarios de ob- servacién Hasta aqu{ nos hemos referido a los periodos de. observacién, pero, en ocasiones, cuando estamos ob- servando con complejos sistemas de observacién, 182 / Evaluacién psicolégica ‘nos encontramos con un cuarto tipo de tiempo: ob- servacién/registro. En otras palabras, si el compor- tamiento objeto de estudio es muy frecuente, te- niendo en cuenta que no se puede observar y registrar al mismo tiempo, habré que dividir en dos cl tiempo; durante el primer intervalo el evaluador observa los eventos objeto de estudio y durante el segundo los registra. Asimismo, en ocasiones, cuan- do los perfodos de observacién son especialmente largos, pueden establecerse intervalos de descanso, En definitiva, habremos de programar una secuen~ cia que podria ser como sigue: Obs.1 Reg. 1 Obs.2 Reg.2 Obs. Regn ol "OSL Comienzo Fin 10h 10208 En un perfodo de observacién de 20 minutos y ‘con perfodos de 10 segundos de observacién y 5 se- gundos de registro, contabilizaremos 80 intervalos de observaci6n-registro. Lo registrado, en el total de perfodos de observaci6n, serd generalizado al total observacién natural, consonante con el concepto de validez ecol6gica se- ria aquella en que el fenémeno observado ocurre en el contexto natural sin que el observador esté pre~ sente. Y es que la observacién en ambiente natural se artficializa desde el mismo momento en el que el observador se introduce —con conocimiento pot parte de los suetos observados— en el contexto de observacién, produciendo una importante fuente de ‘error, la actividad, presente en casi todo tipo de ob- servacién, si eliminamos las llamadas «medidas no reactivas» a las que nos hemos referido en distintas (© Eine hme ‘ocasiones. A pesar de todos estos problemas que im- piden conceptualizar inequivocamente «lo naturab>, fen este apartado va a seguirse la clésica distincién entre la observacién en situaciones naturales y arti ficiales. 5.1. Observacién en situaciones naturales Como se sabe, en psicologta se han criticado amplianiente las posibilidades de generalizacién dde los datos procedentes del laboratorio propios de ia investigacién experimental. No vamos a exten 4dernos en ello porque corresponde a otras discipli- as metodolégicas. Si conviene recordar que hoy ‘en dfa se esté haciendo especial hincapié en la va- lidez ecol6gica de los hallazgos psicol6gicos, por to cual prima la validez externa (generalizacién de resultados) sobre la interna (control experimental) Todo esto es importante por cuanto justfica a im- portancia que, en los tiltimos afios, esta teniendo la ‘observacién ¢n situaciones naturales en evalua- eién. La observacién natural puede definirse como quella que se realiza en el ambiente ordinario en el {que se desenvuelve el sujeto sin que se produzca nin- ain tipo de mediaci6n del evaluador en provocar las actividades objeto de estudio; en definitiva, como ‘efaldébamos en la introduccién a este capitulo, una 4e las caracteristicas esenciales de Ia observaci6n es igue no se elicitan las respuestas que se observan. Asi, cualquier manipulacién provocada por el ob- servador que ocurre en la situacién de observa deberia ser considerada como una intromisién por parte de éste, por Jo que la observaci6n serfa ya «ar- saficialy, Haynes y Wilson (1979) se refieren a los con- texios naturales en los que més frecuentemente se satiliza la observacién. Asi, para situaciones fami- lhares se han creado los mds variados procedimien- tos de observaci6n sistemitica. Por ejemplo, se han evaluado conduetas maternas o/y paternas (ense- fanza en los hdbitos de higiene u otras conductas adaptativas, conductas de cuidado, afectivas, et ‘manifestaciones adecuadas o inadecuadas en los hi- ps (conductas agresivas, de desobediencia, relacio- aco Pie La obsorvacién | 185 nadas con trastornos, etc.) ¢ interacciones padre/s- hijofs. De entre todos ellos conviene destacar dos cédigos observacionales. El primero de ellos, el Sis- tema de codificacién de conducta (Behavior Coding ‘System BCS) de Patterson et al. (1975). Este eédigo da cuenta de una serie de interacciones (categoriza- das) que ocurren frecuentemente en la familia, sien do un instrumento ejemplar por cuanto presenta toda serie de garantias cientificas (véanse Patterson, 1977; Reid, 1977). Asimismo, el Cédigo de obser- vacién (SOC) para el comportamiento perturbado de Whaler, House y Stambaugh (1976), ademas de posibilitar la observacién en situaciones escolares, es aplicable también en Ambitos familiares (véase Cerezo, 1991). ‘Un buen ejemplo de este tipo de instrumentos es el que presentamos también en el cuadro 5.6. En el c6digo de observacién de Whaler et al (1976) se incluyen una serie de categorfas de con- ducta perturbadoras ¢ interactivas del buen funcio- namiento escolar y familiar y de cuyo valor exis- ten amplias pruebas (véanse Kent y Foster, 1977, y versin castellana del mismo: Cerezo, 1991, 2001). Determinados contextos institucionales han reca- bbado también el interés de los evaluadores. Asf, han sido desarrollados procedimientos de observacion para ser aplicados en instituciones psiquistricas, pabellones hospitalarios del més variado tipo, cen- tos de cuidados especiales (de retraso mental, autis- ‘mo, etc.), prisiones, campamentos, residencias de an- 05, cic. (véanse, por ejemplo, el Sistema de ‘evaluaci6n de residencias de ancianos, SERA; Fer- nindez-Ballesteros, 1996). Por iltimo, restaurantes, supermercados, jardines, despachos profesionales, ete., han constituido dmbi- tos comunitarios para los que se han construido pro- cedimientos, mas 0 menos sofisticados, de observa- cin sistematica (véanse Haynes y Wilson, 1979; Fernénder-Ballesteros, 1987). ‘Como ya hemos dicho, todos estos contextos de observacién natural conllevan una serie de sesgos {que serdn comentados en el siguiente apartado. Pero ro sélo problemas metodolégicos pueden desacon- sejar el uso de Ia observaci6n natural, sino sus posi- bilidades de aplicabilidad en la préctica. En efecto, 186 / Evaluacién psicolégica en méltiples ocasiones la observacién natural con- lleva dificultades porque: 1, Los sujetos implicados pueden negarse a ser observados en su vida real 2, Las conductas a observar sean de cardcter privado, éticamente inobservables. 3. Pueden existir inconvenientes para que el psicdlogo se desplace al dmbito natural co- rrespondiente. 4, El costo de la observacién natural sea ex- tremadamente alto; recuérdese lo dicho en of- den al ntimero de horas invertidas en sesiones de observacién y el ntimero de observadores necesarios con cl fin de obtener datos con mf- nimas garantias de estabilidad y objetividad. A todas estas cuestiones se ha referido Nelson (1983) al hablar de las «desilusiones» de los evalus- dores conductuales sobre la observacién en situacién natural como método basico de ese modelo. Asf, la observacién natural parece ser més aconsejable bien ‘cuando puede ser realizada por personas allegadas al sujeto (reduciéndose entonces la objetividad), bien ‘cuando el evaluador forma parte del medio natural, ‘como suele ocurrir en situaciones escolares, institu- cionales y comunitarias, bien cuando se dispone de medios de transcripein (filmaciones, reproduccio- nes, espejos unidireccionales, etc.). En este titimo ccaso se requiere consentimiento informado. Final- mente, existen procedimientos electrénicos de eva- Iuacién ambulatoria (para una revisién véase Fahren- berg, 2003) con los que pueden observarse conductas previamente catalogadas 0 productos de conducta ‘mediante Ia administracién de tests de ejecuci6n y re- gistro de respuestas en situaciones naturales. Por tikimo, una via para realizar observacién na- tural salvando las dificultades anteriores es a través de rastros de conducta (diarios, cartas, ete.) lo cual no suele requerir especiales costes (en tiempo y ener- sf) ya que tales productos suelen ser facilitados bien por el propio sujeto, bien por personas allegadas a 41,0 incluso (como ya explicamos cuando tratamos de este tipo de unidades de andlisis) son indepen- dientes de la voluntad del sujeto 0 sujetos implica- dos en la observacién. 5.2. Observacién en situaciones artificiales Cuando no es posible (por as razones més arriba ‘mencionadas) realizar la observaci6n en situaciones naturales, podemos replicar artficialmente tales ém- bitos —concretamente aquellos seleccionados como objetos de estudio— y observar las actividades del sujeto en ellos. A este tipo de observaci6n se le ha amado «artificial», con métodos «andlogos» 0 de slaboratorio». Siguiendo la distinci6n de Campbell y Stanley (1963), los resultados procedentes de la observacién en situaciones artificiales tienden a presentar mayor validez. interna, dado el control experimental a que tales situaciones pueden ser sometidas, a la vez que se pierde validez externa y, por tanto, posibilidades de generalizaci6n, Este balance entre Validez.exter- nae interna dependerd, a su vez, del grado de «art ficialidad» de la situacién de observaci6n utilizada (Fernindez-Ballesteros, 1979, en prensa). En efec- to, existen miltiples variantes posibles: ,en qué me- ida una sala de espera es artificial sien ella se re- plica un cuarto de estar, al méximo, con el objetivo de analizar las interacciones que se producen entre Jos miembros de una familia?, 0 ghasta qué punto lo es un grupo de discusién en el que se pretende analizar los patrones de relacién interpersonal o tas habilidades sociales de los sujetos implicados? En realidad, al hacernos estas preguntas estamos cues- tionando hasta qué punto las coriductas de los suje~ tos en estas situaciones ocurren en la misma medida ‘que en contextos semejantes de la vida real det su- jeto. La respuesta a tal cuestién dependeré de muy diferentes aspectos, como veremos més tarde. Por otra parte, lo que sf esté claro es que existen distin- tas vias de replicar artificialmente una situacién na- tural, y a ello nos vamos a referir a continuacin, En primer lugar, podemos construir pruebas més ‘omenos estindar y estructuradas a través de las cua- les se presente al/los sujeto’s los estimulos o situa- cciones complejas en las que interesa observar su/s conducta/s con el mayor realismo posible. A estos procedimientos se les suele denominar tests situa~ cionales. Los dispositivos de observacién (c6digos, catdlogos, etc.) ¥ los medios mecénicos de auxilio (espejo unidireccional, circuito cerrado de television, © Bicones imide smagnet6fonos, etc.) pueden ser los mismos que los stilizados en ambientes naturales; la diferencia —en Jo fundamental— estriba en que la situacién no se presenta espontineamente, sino que es provocada por el evaluador en la consulta o la clinica. ‘Como se dijo en el primer capitulo, uno de los hi- 10s hist6ricos de la evaluaci6n psicolégica son los ‘ests situacionales para la selecci6n de candidatos sara determinados puestos de trabajo denominados “ssessment Center. En ellos se hace asumir al sujeto ‘stuaciones semejanes a las que conlleva la situacion + se anota st ejecucién segtin la apropiacién de su onducta en una serie de atributos. “También se han construido réplicas de salas de es- sar, de juego, escolares, etc., con el fin de analizar leracciones entre parejas, familias, grupos, etc., ge. generalmente, son los verdaderos protagonistas & esas mismas situaciones en la vida real (Haynes y ‘Wilson, 1979; Haynes y O’Brien, 2000). Un ejemplo de este tipo de tests situacionales es el Procedimiento ‘apido para la evaluacién de interacciones madre~ ‘jo de Toub (1978), en el que figura una matriz de ‘eteracciones como técnica de observacién. Este ins- ‘Pumento consta de tres subtests situacionales através & los cuales y en tiempo controlado (entre 10 y 15 ‘minutos) se pide ala dfada madre-hijo que interactde ‘eabajando con un rompecabezas, leyendo unos cuen- tos o enireteniéndose en la construccién de cubos. La abilidad interjueces parece ser adecuada, y, asimis- ‘mo, Toub presenta indices de una aceptable validez terial, ya que diferencia, significativamente, entre ‘zupos de sujetos (madres-hijos) normales y con tras- seenos de conducta. Por otra parte, han sido creados otros tipos de ‘ests situacionales més sencillos; en ellos se muestra al sujeto en exploracién determinados estimulos ante Jos que se supone presenta conductas inadecuadas. Un ejemplo tépico de estos procedimientos es el Test 4ée evitacién conductual (BAT), que, construido por ‘Lang y Lazovik (1963) para evaluar el miedo a las serpientes, es utilizado hoy en dfa para medir muy ‘Estintos tipos de conductas de ansiedad y fobicas en selacién a diferentes estimulos (para una revisién, ease Hersen y Bellack, 2002), Estos tests requie- ten, basicamente, la presentacién al sujeto del esti ‘mulo temido. Tanto el estimulo como la respuesta Le baiones Pride La observacién / 187 son cuantificados a través de parémetros fisicos, ‘omo tiempo de presentacién 0 distancia a la que se ita, y otros como frecuencia, duracién, intensidad de la respuesta de temor, etc. Obviamente la prueba ha de adaptarse a las necesidades del caso. En segundo lugar, aumentando la «artficialidad» y disminuyendo el «realismo» de la situacién pue- de crearse ésta «como si» ocurriera. Estos proce dimientos, lamados de role-playing 0 «juego de papeles» (rebautizados por los evaluadores conduc- tuales como de «ensayo de conducta»), en Ja misma Iinea que los tests situacionales, permiten la crea- cin de miltiples situaciones ficticias en las que el sujeto interackia con personas u objetos que repre- ‘sentan los papeles requetidos por la situacién re- presentada, Generalmente, estas pruebas exigen que tun técnico, auxiliar de evaluador, actie en un de- terminado papel ficticio (con conocimiento del su- jeto) necesario para Ia representacién de una situa- ‘cidn que se supone es importante para el sujeto en su vida real y ante la cual se quiere saber c6mo se desenvuelve. Un buen ejemplo lo constituyen los Role-Playing Assessment Instruments de Faweett et al. (véase Fawcett, 2002) que consisten en un con- junto de situaciones que permiten la observacién de Tas conductas emitidas por el/los sujeto/s en evalua- ccién. Por ejemplo, para evaluar el comportamiento de biisqueda de empleo se utilizan distintas situa- ciones en las que un ayudante del evaluador entre- ‘nado asume los papeles de empresario, jefe de la oficina de empleo, etc. Estos instrumentos permiten la evaluacién en mltiples situaciones y referidas a distintos objetivos. Finalmente, la realidad virtual permite replicar si tuaciones naturales. Asf, el Virtual Assessment Tes- ting (VAT) (TEA, 1999) simula distintas situacio- nes relevantes en seleccidn de personal (una sala de randos en una central hidroeléctrica, el patrullaje de la policfa en una ciudad, etc.) que permiten registrar las conductas relevantes sobre el buen desempefio del trabajo. Sin embargo, el VAT esté todavia en fase experimental. El resumen y balance que después de una exce- lente revisién de estos procedimientos de observa- ‘in en situaciones artificiales hacen Haynes y Wil- son (1979) es el siguiente:

You might also like