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va Se tuan awe agp ReveKeo, are Capitulo ocho Topofilia y medio ambiente Debido al profundo interés en actitudes y valores ambientales, intenté (en los capitulos seis y siete) actarar sus significados utilizando el esquema simple de presentar la dicotom/a cultura- medio ambiente. Este procedimiento me permitié examinar el par desde dos perspectivas, primero de la cultura e después del medio ambiente. En los capitulos ocho y nueve voy a seguir una estrategia parecida, pero voy a restringir el enfoque a manifestaciones especificas del amor humano por el lugar o la topofilia. Los principales tépicos de este capitulo son: 1 los medios por los cuales los seres humanos responden al medio ambiente y que pueden variar, desde la apreciacién visual y estética hasta el contacto corporal; 2. las relaciones de salud, familiaridad y conocimiento de! pasado hacia la topofilia; 3. el impacto de la urbanizacién en la apreciacién del campo e de lo salvaje. Este conglomerado de temas refleja la complexidad de la idea de topofilia. Los tépicos del capitulo 8 realmente comparten un énfasis comtn, que es la amplitud, variedad e intensidad del sentimiento topofilico. El tema del capitulo nueve versa sobre los elementos del medio ambiente: como atraviesan el contenido de la topofilia. Nuevamente, recordaremos que el sentimiento y su objeto son, muchas veces, inseparables. La separacién de topofiia e medio ambiente tiene un propésito, slesto facilita la exposicion. Topofilia La palabra “topofilia’ es. un neologismo, util cuando puede ser definida en sentido amplio, incluyendo todos los lezos afectivos de los seres humanos con el medio ambiente material, Estos difieren profundamente en intensidad, sutileza y modo de expresion. La respuesta al medio ambiente puede ser, basicamente, estética: luego, puede variar del efimero placer que se puede tener de una vista hasta la sensacién de belleza, igualmente fugaz, pero mucho més intensa, que es stbitamente revelada. La respuesta puede ser tacti el placer al sentir el aire, agua, tierra. Mas permanentes y més dificiles de expresar son los sentimientos que tenemos en relacién con un lugar, por mencionar alguno, el hogar, el locus is y el medio de ganarse la vida, La topofilia no es la emocién humana més fuerte. Cuando es irresistible, podemos de reminiscent estar seguros de que el lugar 0 medio ambiente es el vehiculo de acontecimientos ‘emocionalmente fuertes 0 es percibido como un simbolo. Para el trégico griego Euripides, el orden de prioridades de los afectos humanos es probablemente ampliamente compartido por todos los hombres: “Esposa querida en esta luz del sol y adorable para la vista, es la placidez de la marea oceanica, y la tierra en el despertar de la primavera, y las aguas extendiéndose, y las muchas cosas lindas que yo podria elogiar. Pero, para los que no tienen hijos y aquellos consumidos por la nostalgia, nada es tan justo o digno de contemplar como ver en sus casas la luz que los recién nacidos traen’ Apreciacion estética Sir Kenneth Clark, el historiador de arte, llamé la atencion hacia lo efimero del placer visual, cuando dice, “Imagine que nadie puede disfrutar de una sensacién estética pura (asi llamada) por mas tiempo de lo que se puede disfrutar de! aroma de una naranja, que en mi caso es menos de dos minutos”, Para admirar una gran obra de arte por mas tiempo que este, es importante el conocimiento de Ia historia critica, porque mantiene fija nuestra atencién en la obra, mientras los sentidos tienen tiempo de recuperarse. Clark cree que, a medida que recuerda los hechos de la vida del pintor y busca situar el cuadro delante de él, en la carrera del artista, sus poderes receptivos se van gradualmente auto renovando; estos, repentinamente le hacen ver un bonito detalle de la pintura o de color, que 6! no habria notado si un pretexto intelectual no mantuviera sus ojos inconscientemente ocupados. Lo que Kenneth Clark dice sobre apreciacién del arte es igualmente cierto para la apreciacién del escenario. Esta, no importa cuan intensa, é efimera, a no ser que nuestros ojos se queden presos al escenario por alguna otra raz6n, a TO Ser por el recuerdo de su subyacente realidad geolégica e estructural. Sobre la importancia de la asociacién histérica Povo} F. L, Lucas escribié: Ss de cris La primera vez que, del Adtiatico vi las cumbres de las montafias de Acroceraunia, coronadas de nubes, o el promontorio leucadiano blanco de sol y tempestad, o del mar Sarénico vi el Hymettus purpureo con el creptisculo, fue algo ain més intenso que la poesia, Pero, las mismas formas y colores no parecian iguales en Nueva Zelandia o en las Rocallosas. Mitad de su esplendor transfigurado era dado por la poesia de dos mil * citado en H. Rushton Fairclough, The Attitude of the Greek Tragedians toward Nature (Toronto: Roswell and Hutchinson, 1987), p3. * Kenneth Clark, Looking at Pictures (Nueva York: Holt, Rinehart and Winston, 2960), pp. 16-17. afios atras, 0 el recuerdo de aquel otro creptisculo en el Hymettus, cuando trajeron a Sécrates a cicuta’, Las experiencias estéticas mas intensas de la naturaleza posiblemente nos tomen de sorpresa, La belleza es sentida, como el contacto repentino con un aspecto de la realidad hasta entonces desconocido; es la antitesis del gusto desarrollado por ciertos paisajes o el sentimiento afectivo por lugares que se conoce bien. Algunos ejemplos van a aclarar la naturaleza de esta experiencia Un ejemplo, es la percepeién dramatica que Wordsworth tuvo del monte Helvellym, en el Lake District. Una note, Wordsworth y De Quincey salieron de la villa de Grasmere para esperar la estafeta, que comlinmente les trafa noticias de la guerra en el continente. Estaban ansiosos por las noticias y a la orilla del camino esperaron en vano, por mas de una hora. Nada se ofa en el camino sinuoso. A cada instante Wordsworth se tendia en el camino y Ponia la oreja en el suelo, esperando captar el sonido de las ruedas chillando a la distancia, Después dijo a De Quincey, En el mismo instante en que levanté mi cabeza del suelo, cuando esta noche ya habla perdido todas las esperanzas, en el mismo instante en que los érganos de la atencién, sbitamente relajaron la tensién, una estrella brillaba por encima de los contornos negros y macizos del Helvellyn y repentinamente alcanzaron mis ojos y penetraron mi capacidad razonamiento, con un phatos e un sentido del Infinito que en otra circunstancia no me habrian atraido', Los diarios de los exploradores abundan en estas repentinas revelaciones de belleza natural: por ejemplo, la descripcién de Clarence King, del valle de Yosemite durante un momento de calma en una tempestad de nieve y la descripcién de Sir Francis Younghusband, de su encuentro con el monte Kinchinjunga — de intensidad casi mistica— cuando la bruma que generalmente cubre el pico Himalaya, inesperadamente se disipo revel6 su extenso esplendor etéreo. Este tipo de experiencia ocurre también con personas que no sienten ningun amor por la naturaleza. El erudito William McGovern pens6 (y no es el nico en pensar asi) que paisaje en exceso, tanto en la literatura como en la vida, puede volverse fastidioso 0 somnoliento. En la década de 1920, Mc Govern era profesor de la > FL Lucas The Greatest Problem and Other Essoys (Londres: Cassel, 1960), p. 176 “ Thomas De Quincey, “Willam Wordsworth, Literary Reminiscenses (Boston, 1874), pp. 312-17. Citado en Newton P. Stallknecht, Strange Seas of Thougth (Bloomington: Indiana University Press, 1958), p. 60. Facultad de Estudios Orientales, en Londres. Queria visitar el Tibet y estudiar los manuscritos budistas, en Lasa. Al llegar a la India le fue negado el permiso para continuar el viaje a Lesa, El explorador-erudito no se desanimé y continué el viaje disfrazado— y casi perdi6 la vida en esta aventura, Para él, enfrentar el desafio fisico significé mucho més que disfrutar del escenario. Sin embargo, un dia, en su jornada peligrosa, cuando finalmente el sol salié detras de las nubes e iluminé los picos del Himalaya, McGovern declaré que “fue Por lejos la visi6n més linda que ya haya visto y aunque para una persona insensible y fria como él, tenia motivo suficiente para embriagarse con su grandeza”. ‘El placer visuahde la naturaleza varia en tipo e intensidad, Puede ser un poco mas que la aceptacion de una convencién social. Muchos de los actuales circuitos turisticos parecen estar motivados por el deseo de coleccionar el maximo posible de etiquetas sobre Parques Nacionales. Para el turista es indispensable la maquina fotogréfica, porque con ella puede probarse a si mismo y a sus vecinos que realmente estuvo en el lago Crater. El fracaso de la instantanea es lamentado como si el propio lago hubiese dejado de existir. Tales contactos superficiales con la naturaleza, ciertamente poco tienen de auténticos. El turismo tiene una utilidad social e beneficia a la economia, sin embargo, no une al hombre con la naturaleza®, La apreciacion del paisaje es mas personal y duradera cuando esté mezclada con recuerdos de incidentes humanos, También perdura més alla de lo effmero, cuando se combinan el placer estético con la curiosidad cientifica. El despertar profundo a la belleza ambiental, normalmente sucede como una revelacién repentina. Este despertar no depende mucho de opiniones ajenas y también en gran parte no depende del cardcter del medio ambiente. Las escenas simples y asimismo las poco atractivas pueden revelar aspectos que antes pasaban desapercibidos y este nuevo insight en la realidad es, a veces, experimentado como belleza’, Contacto fisico En la vida moderna, el contacto fisico con el propio medio ambiente es cada vez mas indirecto y limitado a ocasiones especiales. Fuera de la decreciente poblacién rural, el hecho de que el hombre tecnolégico se involucre con la naturaleza tiene un caracter més recreativo que vocacional. El circuito turistico, detrés de las ventanas de hombre de la naturaleza. Por otro lado, en ciertos deportes como el esqui acustico y el rio raiban separan al £ Willan MeSovern, To asa in Disguise (Londres: Grosset ando Dunlap, 1924), p.245, * aul Shepard, “The itinerant Eye", In Man in the Landscape (Nueva York: Knopf, 1967), pp. 119-56; Danke J. Boorstin, {From Traveller to Tourist, The mage (Nueva York: Harper Colophon edition, 1964), 77-117. ” Vaughn, Cornish, Scenery and the Sense of Sight (Cambridge: Cambridge University Press, 1935) alpinismo, el hombre entra en contacto violento con la naturaleza. Lo que le falta a las personas en las sociedades avanzadas (y los grupos hippies parecen buscar) es el hecho de involucrarse suave, inconscientemente con el mundo fisico, que prevalecié en el pasado cuando el ritmo de la vida era mas lento e del cual los nifios todavia disfrutaban. En Chaucer, la simpleza de una respuesta es expresada en las lineas que siguen: Y me puse de rodillas, Y como pude, a esta florcita saludé, ‘Me quedé arrodillado hasta que ella fuera rodeada por la pequefiita y ‘Suave perfumada hierba. (Prélogo, de la Leyenda de las Buenas Mujeres) La diversién infantil con fa naturaleza atribuye poca importancia a lo pintoresco. Se sabe relativamente poco, como un nifio pequefio percibe el playground, parque o playa. Lo que importa para el nifio, mas que la vista tranquila del lugar, son ciertos objetos y las sensaciones fisicas. A. A. Milne, creador de las populares historias Pooh, tiene el don de sugerir el tipo de mundo inmediato, acogedor, que el nifio pequefio conoce. Apreciacién visual, discernimiento y reflexién crean distancia estética. Para un nifio pequefio la distancia estética es minima. Cuando Christopher Robin cae en el “bar barullent su cabello y en sus pies. La felicidad es ponerse una capa nueva y quedarse en la lluvia. siente la arena en La naturaleza produce sensaciones placenteras a los nifios, que tienen una mente abierta, indiferencia por si mismos y falta de preocupacién por las reglas de belleza definidas. El adulto debe aprender a ser complaciente y descuidado como un nifio, si quiere ‘érficamente de Ia naturaleza. El necesita usar ropa vieja que le permita disfrutar poli estirarse en el heno al lado de un arroyo y embeberse de una mezcla de sensaciones fisicas: el aroma del heno y el estiércol del caballo; el calor del suelo, sus contomos duros y suave’ el calor del sol condimentado por la brisa; fa picazén producida por una hormiga subiendo por la pantorrilla; el movimiento de las sombras de las hojas jugando en su rostro; el ruido del agua sobre los guijarros y pedazos de roca, el canto de las cigarras y del transito distante. Un medio ambiente como este puede romper todas las reglas formales de eufonia y estética, sustituyendo la confusion por el orden y, sin embargo, ser completamente disfrutable, El apego a la tierra de! pequefio agricultor 0 campesino es profundo. Conocen la naturaleza porque se ganan la vida con ella. Los trabajadores franceses, cuando sus cuerpos duelen de cansancio, dicen que “sus oficios forman parte de ellos’. Para el trabajador rural la naturaleza forma parte de él — y la belleza, como sustancia y proceso de la naturaleza puede decirse que la personifica’. Este sentimiento de fusién con la naturaleza no es una simple metafora, Los musculos y las cicatrices testimonian la intimidad fisica del contacto. La topofilia del agricultor esta formada por esta intimidad fisica, de la dependencia material y del hecho de que la tierra es un repositorio de recuerdos y mantiene la esperanza. La apreciaci6n estética esta presente, pero raramente es expresada, Un pequefio propietario rural, de la regién del sur de los Estados Unidos le dice a Roberto Coles: "Para mi, mi tierra esta siempre ahi, esperandome y es parte de mi, bien en el fondo de mi ser; es tan mia como mis brazos y piemas’. "Y la tierra es amiga y enemiga; es las dos cosas. La tierra dirige mi tiempo y mis estados de animo; si la trilla va bien, yo me siento bien, si hay problemas con ella, hay problemas conmigo." El trabajador rural no enmarca a la naturaleza ‘en lindos cuadros, pero puede estar profundamente consciente de su belleza. Un mediero joven, entrevistado por Robert Coles, no mostré ningtin deseo de emigrar para el norte, a pesar de la vida dura en la chacra. Dijo que sentiria nostalgia de! lugar. En la ciudad sentiria falta de ver el sol poniéndose, “extinguir-se como una vela que terminé la mecha y se acaba, desapareciend El sentimiento topoflico entre los agricultores differe enormemente de acuerdo con su status socio-econémico. El trabajador rural trabaja junto a la tierra; su relacién con la naturaleza es una mezcla de amor y odio, Roland Blythe nos recuerda que, atin en la década de 1900, el asalariado rural en Inglaterra tenla pocas recompensas, a no ser una casita y una vida miserable. Su mayor fuente de orgullo es su propia fuerza fisica y la habilidad de arar un surco recto — su efimera marca en esta tierra. El pequefio agricultor, duefio de su tierra, estaba un poco mejor; podia nutrir una actitud devota hacia la tierra que lo mantenia y era su Unica seguridad. El agricultor de una hacienda préspera revelaba un orgullo de ser duefio de su propiedad y por la transformacién de la naturaleza, por su propia voluntad, en un mundo productive. El apego a un lugar también puede, paradéjicamente, aparecer de la experiencia con la intransigencia de la naturaleza. En los Estados Unidos, los hacendados de las propiedades situadas en las fringias de las Grandes Planicies, constantemente tienen que luchar contra la amenaza de sequia y de las tempestades de polvareda. Los que pueden soportar las privaciones, dejan la regién; los que se quedan, parecen desarrollar un extrafio orgullo en su habilidad de llevar la vida. Cuando Saarinen, en su estudio sobre la sequia en las Grandes Planicies, mostré a algunos sembradores de trigo una fotografia de una Simone Weil, Waiting for God, tans. Emma Crafurd (Nueva York: Capricarn Books, 1953), pp.131-32 * Robert Coles, Migrants, Sharecroppers, Mountaineers (Boston: tle, Browin, 1971), PP. 411-527. hacienda asediada por el viento y la polvareda, sus respuestas tipicas fueron que el hacendado de! Dust Bow/, en la fotografia, sabe que puede ser mejor en otras partes, pero se queda alli porque ama la tierra y el desafio de hacerla producir. ° Para vivir, el hombre debe ver algun valor en su mundo. El agricultor no es la excepcién. Su vida esté unida a los grandes ciclos de la naturaleza; esta enraizada en el nacimiento, crecimiento y muerte de las cosas vivas; a pesar de dura, ostenta una seriedad que pocas otras ocupaciones pueden igualar. De hecho, poco se sabe sobre las actitudes de los agricultores en relacién con la naturaleza. Lo que existe es una vasta literatura, en gran parte sentimental, sobre la vida rural, escrita por personas con manos sin callosidades. Salud y topofiia De tiempo en tiempo nos sentimos impregnados de una sensacién tan fuerte de bienestar fisico, que desborda y nos envuelve como si fuera una parte del mundo: nos da ganas de cantar: “Oh! Que mafiana tan linda. Oh! Qué lindo dia’, como los héroes del musical popular de fines de la década de 1940. Oklahoma. Las personas jévenes y saludables experimentan esta disposicién, mas frecuentemente que las de mas edad, ‘aunque, solamente aquellas pueden describir la sensaci6n con la exuberancia de sus cuerpos. William James asi la describi6: "Fuera de cualquier cosa, nitidamente religiosa, todos nosotros tenemos momentos en que la vida universal parece envolvernos con amistad. En la juventud y con salud, en el verano, en los bosques o en las montafias, hay dias en que el tiempo parece susurrar paz, horas cuando la felicidad y la belleza de la existencia nos rodea, tal como en un clima ameno y seco, o en nosotros hace eco, como si nuestros oidos internos, repentinamente estuvieran vibrando con la seguridad del mundo". EI poeta del siglo diecisiete Thomas Traherne, escribié: ‘Nunca se puede disfrutar bien del mundo, hasta que el propio mar corra por nuestras venas, hasta que nos cubramos con los cielos y nos coronemos con las estrellas”. Hipérbole poética — y sin embargo, en cierto sentido el mar corre por nuestras venas: la composicién quimica de nuestra sangre es una reminiscencia de nuestro ancestral remoto en los océanos primitives. Puede parecer forzado detectar cualquier relacion entre la sensacién de bien estar y, digamos, un buen desayuno y el santo fervor de un poeta cristiano como Traheme. Pero, el hecho de que las palabras “salud”, “totalidad” e "integridad’ estén etimolégicamente unidas, sugiere un significado comin. Una % Thomas F. Saarinen, Perception of the Drought Hozard on the Great Plains, University of Chicago Departament of Geography Research Paper N® 106 (1866), PP. 110-11. 3 Wiliam lames, Varieties of Religious Experience (Nueva York: Modern library, 1902), p. 268. Persona cualquiera entra en el mundo del golf, en un momento de extraordinario bienestar, la persona integral (total) el propio mundo. Caracteristicamente, este sentimiento depende menos de circunstancias externas que de la condicién interna del sujeto, esto es, si tomé un buen desayuno, 0 en un nivel mas elevado, si disfruta de la "paz que penetra toda la comprensién’. Evelyn Underhill, una autoridad en misticismo, relata: "yo todavia recuerdo haber observado el paisaje (extremamente sérdido) con alegria y asombro, cuando descendia por la calle principal de Notting Hill, hasta el movimiento del transito tenia lago de universal y sublime", Familiaridad y afectividad La familiaridad engendra afecto o desprecio. Todos sabemos que una persona puede tener mucho afecto por unas chinelas viejas, que para un extrafio parecen olorosas. Hay varias razones para esta afectividad. Las pertenencias de una persona son una extensién de su personalidad; estar privado de ellas es disminuir su valor como ser humano, en su propia autoestima. La ropa es la pertenencia mas personal. Son pocos los adultos, cuyos sentidos de *self’ no sufran cuanto estan desnudos, o que no siente amenazada su identidad cuando tiene que usar la ropa de otra persona. Ademés de la ropa, una persona en el transcurso del tiempo, invierte parte de su vida emocional en su hogar y mas alld de su hogar, en su barrio. Ser despojado, por la fuerza, de la propia casa y del bartio es ser despojado de una relacion estrecha, que debido a su familiaridad protege al ser humano de las perplejidades del mundo exterior. Asi como algunas personas se resisten a abandonar un viejo saco por uno nuevo, algunas personas — especialmente las de mas edad — rechazan el hecho de abandonar su Viejo barrio por otro con casas nuevas. La conciencia del pasado es un elemento importante en el amor por el lugar. La retorica patridtica siempre ha dado énfasis a las raices de un pueblo. Para intensificar la lealtad se vuelve la historia visible con monumentos en el paisaje y las batallas pasadas son recordadas, en la creencia de que la sangre de los héroes santifico el suelo. Los pueblos. analfabetos pueden ser profundamente afectos a su lugar de origen. Ellos pueden no tener el sentido comiin occidental moderno, pero cuando buscan explicar su lealtad hacia el lugar, 0 hacen referencia a los lazos con la naturaleza (el tema madre tierra), o recurren a la histor Strehlow, un etndlogo que conoce de cerca a los aborigenes australianos, dijo lo siguiente de Aranda: 6! "se apega a su suelo nativo con cada fibra de su ser...Actualmente aparecen lagrimas en sus ojos, cuando se va a referir al lugar de! hogar ancestral que algunas veces fue involuntariamente profanado por usurpadores blancos del territorio de su grupo. El amor por el hogar, la nostalgia del hogar son motives dominantes, que reaparecen constantemente, tal como en los mitos de los mitos de los ancestrales totémicos.” La historia es responsable por el amor a la tierra natal. Para Aranda, las montafias, los arroyos, fuentes y pozos no son solamente aspects escénicos interesantes 0 bonitos; son la obra de antepasados de los cuales ellos descienden. “El ve grabada en el paisaje circundante la historia antigua de las vidas y las realizaciones de los seres inmortales que él venera; seres que por un corto tiempo pueden, una vez mas, asumir forma humana; él conocié a muchos de ellos, como a sus padres, abuelos y hermanos, como también a sus madres y hermanas. El campo todo es un milenario 4rbol genealdgico vivo" Patriotismo Desde el nacimiento del Estado modero, en Europa, el patriotism, como una emocién, pocas veces esta relacionado a una localidad especifica: por un lado es evocado por categorias abstractas de orgullo y poder y por otro, por ciertos simbolos, como la bandera. El Estado moderno es muy grande, sus fronteras muy arbitrarias, su area muy heterogénea para infundir el tipo de afecto que surge de la experiencia y del conocimiento {ntimo. El hombre modern conquisté la distancia, pero no el tiempo. Durante su vida, el hombre, ahora —como en el pasado— solamente puede establecer ra(ces profundas en una pequefia parte del mundo. El patriotismo significa amor por la tierra patria o tierra natal. En los tiempos antiguos era. estrictamente un sentimiento local. Los griegos no usaban patriotismo indiscriminadamente para todas las tierras de lengua griega, sino para pequefias reas como ‘Atenas, Esparta, Sidén 0 Cartago; no a Fenicia en general. La ciudad despertaba emociones profundas, especialmente cuando era atacada, Cuando los romanos buscaban castigar a los cartagineses por la desobediencia, arrasando con su ciudad, los ciudadanos de Cartago suplicaban a sus conquistadores que exceptuaran la ciudad fisica, sus pledras y templos, que no tenfan ninguna culpa y en lugar de ello, se era necesario, que exterminaran a toda la poblacién. En la Edad Media la lealtad era hacia el sefior o la ciudad, © ambos y por extension al tertitorio, Pero, el sentimiento cubria extensiones variables de territorio, no a una tierra de limites precisos, més allé de la cual aquel se transformaba en indiferencia u odio. No es posible experimentar de manera directa la nacién moderna, un gran espacio con 27.6.4, Strenlow, Aranda Traditions (Carton: Melbourne University Press, 1947), pp. 30-31 10 fronteras; para el individuo, su realidad depende de la adquisicién de ciertos tipos de conocimiento, Después de décadas 0 tal vez siglos, que los literati aceptaran la idea de “nacién’, puede ser que permanezca una parte substancial del pueblo que nunca oy6 hablar de ello, Por ejemplo, la gran mayoria de los campesinos de la Rusia zarista, en el siglo diecinueve, era completamente ignorante del supuesto hecho, de que ellos pertenecian a la sociedad Rusia unida por una cultura comin, Hay dos tipos de patriotismo: el local y el imperial. El patriotismo local reside en la experiencia intima del lugar y en el sentido de la fragilidad de lo que es bueno: no hay garantias de que dure aquello que tanto amamos. El patriotismo imperial se nutre del egoismo colectivo y del orgullo. Este sentimiento es fuertemente exaltado cando aparecen ambiciones imperiales: por ejemplo, Roma, en el primer siglo después de Cristo; Inglaterra, en el siglo diecinueve; Alemania en el siglo veinte. El sentimiento, en si mismo, no se adhiere a nada concretamente geografico. La frase de Kipling, “yo no amo a los enemigos de mi Imperio", suena falsa, porque nadie puede sentir afecto por un vasto sistema de poder impersonal, como el Imperio: ninguna mente lucida puede concebir al Imperio como victima—una imagen fragil de lo que es bueno, que puede ser destruida y necesita de nuestra compasi6n"®. Inglaterra es un ejemplo de una nacién modema suficientemente pequefia para ser vulnerable y para despertar en sus ciudadanos una preocupacién visceral, cuando es amenazada. Shakespeare expreso espléndidamente este tipo de patriotismo local, en las siguientes lineas de Ricardo II (acto 2, escena 1). Observe las palabras simples "estirpe de hombres", pequefio mundo’, lugar bendito’. Esta afortunada estirpe de hombres, este pequefto mundo, esta piedra preciosa encastrada en un mar de plata, quo le sirve de muro 0 de foso de defensa, alrededor de un castillo, contra fa envidia de naciones menos afortunadas, este lugar bendito, esta tierra, este reino, esta Inglaterra... Tal como el aparente ‘amor por la humanidad” levanta nuestras sospechas, también la topofilia suena falsa cuando es manifestada por un extenso territorio. Parece que la topofilia necesita un tamafio compacto, reducido a las necesidades biolégicas del hombre y a las capacidades limitadas de los sentidos. Ademas de eso, una persona puede identificarse mas C,H. Hayes, Essays on Nationalsm (Nueva York: MacMillan, 1928); Simone Well, The Need for Roots, trans. Arthur Wills (Boston: Beacon Press, 1955}, pp. 103-84; Leonard Doob, Patriotism and Nationalism: Their Psychological Foundations (New Haven: Yale University Press, 1954) ety facilmente con un area, si esta parece ser una unidad natural. La afectividad no puede extenderse a todo un Imperio, porque frecuentemente, este es un conglomerado de partes heterogéneas, que se mantienen unidas por la fuerza. Al contrario, la regién natal (pays) tiene continuidad histérica y puede ser una unidad fisiografica (un valle, litoral, un afloramiento cale4reo) pequefia lo suficiente para ser conocida personalmente. En el medio esta el Estado modemo; tiene cierta continuidad historica; el poder es més difuso que en el Imperio y no es su eslabén més llamativo, Por otro lado, el Estado moderno es muy grande para ser conocido personalmente; su forma, evidentemente artificial para ser percibida como una unidad natural. No solamente por razones de defensa, sino también para reforzar la ilusién de unidad organica, los lideres politicos han buscado extender las fronteras de sus paises hasta el rio, montafia o mar. Si, tanto el Imperio como el Estado son muy grandes para poder practicar la verdadera topofiia, es paradéjico reflexionar que la propia tierra pueda eventualmente provocar tal afectividad: esta posibilidad existe, porque la tierra es indudablemente una unidad natural y tiene una historia comin. Las palabras de ‘Shakespeare, “este lugar bendito’, "esta piedra preciosa incrustada en un mar de plata’, pueden ser apropiadamente aplicadas al propio planeta. Posiblemente, en alguin futuro ideal, nuestra lealtad sera solamente hacia la regién natal, plena de recuerdos intimos e, en el otro extremo de la escala, a toda la tierra, Urbanizacién y actitud hacia el campo La lealtad hacia el hogar, ciudad y nacién es un sentimiento poderoso. Sangre se derrama en su defensa, Como contraste, el campo evoca una respuesta sentimental mas difusa. Para comprender esta forma particular de topofilia es preciso ser consciente de que un valor ambiental requiere su antitesis para ser definido. "Agua es ensefiada por la sed, Tierra — por los océanos que se atraviesan’ (Emily Dickinson). “Hogar” es una palabra sin significado, separada de "viaje" y “pais extranjero"; claustrofobia implica la agorafobia; las virtudes del campo reqi versa. A continuacién, un ejemplo de sentimiento rural extraido de obras de tres poetas: ren su anti--magen, la ciudad, para acentuar la diferencia y vice- 1) Esta era una de mis oraciones: un pequefio pedazo de tierra con jardin, cerca de casa, una fuente de agua cortiente y al lado, un pequefio bosque. El cielo me conced6 esto y mucho més de lo que tesperaba, Es bueno, Lo Unico que pido ahora...es: que esto sea mio para siempre. 12 2) Al;comienzo del verano los bosques y la hierba estén verdes. Alrededor de mi chalet se inctinan ‘esposas ramas y sombras. Innumerables pajaros se deleitan en sus santuarios, y yo también amo ‘mi chalet. Después de haber arado y sembrado vueivo a leer mis libros, 3) En el verano, probablemente me encuentres sentado bajo un érbol, con un libro en mi mano, 0 andando pensativaments en una agradable soledad El primer fragmento expresé el sentimiento de Horacio (65-8 a.C.); el segundo el de Tao Yuan-ming, un poeta chino del siglo cuarto después de Cristo y el tercero, del inglés Henry Needler, que escribié a principios del siglo dieciocho. La armonia de sentimientos entre los tres poetas, que pertenecieron a mundos y épocas diferentes, es instructiva Ttenfan una experiencia en comin: los tres conocian-las tentaciones y distracciones de la vida cotidiana y buscaban la tranquilidad en el campo. Cuando una sociedad alcanza un cierto nivel de desarrollo y complejidad, las personas idad de la naturaleza. La separacion comienzan a observar y @ apreciar la relativa simpli mas remota, entre los valores de la ciudad y los de la naturaleza aparecieron por primera vez en la epopeya de Gilgamesh, que fue escrita en Sumeria, a fines del tercer milenio antes de Cristo. Gilgamesh era el sefior de la rica y poderosa ciudad de Uruk. Disfrutaba de los deleites refinados, a pesar de que ellas no le provocaban una felicidad completa. En lugar de buscar consuelo entre los nobles, buscé la amistad de Enkidu, un hombre salvaje que comia pasto con las gacelas, se codeaba con las fieras salvajes en las cuevas y nada sabia del cultivo de la tierra. En la epopeya de Gilgamesh no hay una descripci6n real del paisaje. Las virludes de la naturaleza salvaje estaban personificadas en Enkidu. El tipo de sentimiento por el campo, sugerido en los fragmentos anteriormente citados, pudo aparecer solamente cuando fueron construidas las grandes ciudades, cuando las presiones de la politica y de la vida burocrética volvieron atractiva la paz rural. El sentimiento es roméntico, en el sentido de que nada tiene que ver con cualquier comprensién real de la naturaleza. Esta también rodeado de melancolia: los literati van al campo por una temporada y viven en una indolencia tranquila, pensando mucho en el trabajo, pero sin pensar en cémo sobrevivir. Esta apreciacién romantica de la naturaleza es privilegio y riqueza de la ciudad. En los tiempos arcaicos el placer del hombre por la naturaleza era més fuerte y directo. La evidencia del Shih Ching sugiere que la China antigua era consciente de la belleza de la tierra, pero no del campo como una escena separada y antitética de la ciudad. Lo que mas encontramos en esta antologia de canciones y poemas son relatos de actividades rurales, como limpiar el pasto y los érboles, arar la tierra y construir diques. Probablemente estos 13 sean buenos esbozos del sistema agricola en la mitad del periodo Chou (alrededor de los afios 800-500 a.C.). Posteriormente, en el siglo cuarto y tercero antes de Cristo fueron construidas ciudades de gran tamajio. Las murallas de un poblado cercaban un area de aproximadamente veintiséis kilémetros cuadrados, mientras en otros, vivian 70.000 familias. Esta también fue una época de guerras recurrentes. Podria parecer que las condiciones eran tales que a los funcionarios de la corte no les importaba retirarse de in-zu, probablemente la lucha y aislarse en el campo. La expulsién de la capital no deberia ser un gran sufrimiento. ‘Sin embargo, era percibido como un sufrimiento, tal vez porque en China, atin en la cuenca del Yangtze, atin habia grandes extensiones de naturaleza salvaje, que proporcionaban poca seguridad y ninguna alegria. Chu Yuan, que fue expulsado en el afio 303 antes de Cristo, por oponerse a las técticas de guerra del rey Huai, vag6 por la region del tago Tung-t'ing al norte de Ho-nan. Alli encontré “interminable forestacién oscura, morada de simios y monos. Y montafias himedas, con mucha garua, tan altas que ocultaban el sol" Casi al final de la ultima dinastia Han (25-220 después de Cristo), aparecié un tipo de aprecio por el campo que eventualmente se transformé, entre la pequefia hidalgula, en un sentimiento cliché por la naturaleza. T'ung Chung-chang (189-220 d.C) vivid en una época de grandes revueltas politicas y rebeliones, que terminaron con la caida de la dinastla, El escribié con anhelo’ Todo lo que quiero son tlerras buenas y una casa con mucho espacio, con colinas atras y un arroyito en frente, rodeada de pequerios lagos o piscinas; plantar primero bambis y Arboles, una hhuerta al sur, una quinta al norte... después, con dos o tres acompafiantes de tendencias filosoficas, discutir et Camino 0 estudiar algin libro... E asi divagar en calma durante la vida y de ‘vez en cuando mirar al Cielo y @ la Tierra y todo lo que queda entre ambos, libre de la censura de los hombres"® Los funcionarios eruditos, que administraron el Impetio Chino durante aproximadamente dos mil afios oscilaban entre la fascinacion de la ciudad y de lo rural. En la ciudad, el erudito podia satisfacer su ambicién politica, pero el precio era la sumisién a las exigencias y al riesgo de censura. En el campo, el erudito perdia la envestidura del cargo, pero en compensacién ganaba las delicias de aprender, los tranquilos placeres de una vida dedicada a la comprensién del Camino (Tao). La clase de la pequefia hidalguia china tenia Robert Payne (ed, The White Pony: Na Anthology of Chinese Poetry (Nueva York: Mentor Books,1960),7.89 * arthur Waey, “Life Undar the Han Dynasty: Notes on Chinese Clvlzation in the First and Second centuries A..”, History Today, 3 (1953), 94 4, Ideal edénico NEOLITICO. SALVAJE Jardin, villa SALVAJE 2. Revolucién urbana e ideal césmico LO SALVAJE (profano) Estancia Ciudad (cosmos) Sagrada Villas PROFANO. PROFANO. 3. Los dos Ideales yuxtapuestos Ciudad césmico Naturaleza EDENICO 14 EJEMPLOS HISTORICOS a. Edény lo salvaje . Monasterio y lo salvaje . La cludad de Nueva Inglaterra y lo salvaje 4. El seminario ola universidad americana y lo salvaje 8. Las comunidades utépicas americanas (primera mitad de! siglo XIX) UTOPIA a, Republica de Piatén b. Nueva Jerusalén PASTORIL { 8. Grecia alejandrina (eucdico) “|b. Roma de Augusto JAROIN ©. China de T'ang-Sung 4. Europa renacontsta campo) @.Ingioterra de los silos Xvi! y xIK 4, El Ideal de! “Paisaje Intermedio” (ideal jeffersoniano: fines del siglo XVIlI hasta mediados del siglo xm) Ciudad —+ [ Paisaje intermedio PROFANO EDENICO. Figura 9 Lo salvaje, el jardin, la ciudad PROFANO. 15 El “Paisaje intermedio” de los pequefios propietarios rurales es vista como amenazada, por un lado por la cluded yy por el otro lado por lo salvaje, Esta fue una época en que, de hecho, la ciudad y el paisaje intermediario estaban expandiéndose en detrimento de lo salva ast Cludad Paisaje intermadio PROFANO. EDENICO PROFANO. 8. Valores de los finales del siglo XIX SALVAJE Cludad amorfa paisaje intermedio REGREACION PROFANO EDENICO EDENICO (adquiriendo el "orden de la ciudad) (movimiento conservacionista) 6, Valores de los finales del siglo XX oO LO SALVAJE AMENAZADO Exgensin Ubana NUEVAS CIUDADES CT ) OQ] recrercion “LO SALVAJE" EDENICO EDENICO oe IDEAL ECOLOGICO Figura 9 continuacion 16 S6lidas raices en el campo. Los miembros més inteligentes y présperos se mudaban a la ciudad, donde, como funcionarios llevaban una vida compensadora, pero un poco incierta. Segtin Wolfram Ebehard, ellos a veces preferian vivir fuera de la ciudad, en una casa lujosa, que poéticamente era llamada ‘choza’. Alli se volvian taoistas como reaccién psicolégica en contra de la vida confuciana dentro de una camisa de fuerza. Muchas veces se aislaban temporariamente “cuando la situacién politica cambiaba, nuestros ‘taoistas’ comtinmente regresaban a la ciudad y volvian a ser ‘confucionistas’ otra vez""®, En Europa, la preferencia por el campo, en oposicién a la ciudad fue elocuentemente expresada en la literatura de tres periodos: en la época de la Grecia Helenistica Alejandrina, en la época de Roma de Augusto y en el periodo del Tomanticismo moderno, que se inicié en el siglo dieciocho, Antes de la época de Alejandro ya existia un sentimiento reminiscente por el campo. Los atenienses, por ejemplo, sentian nostalgia de su vida rural simple, después que fueran arrancados de sus haciendas durante la prolongada guerra del Peloponeso (431-404 a. C.). De cualquier modo, en la literatura helénica los idilios rurales fueron discretos. Fue precisa la aparicién de las grandes ciudades de la época alejandrina para que se produjera una fuerte reacci6n contra la sofisticacién urbana y las ansias por lo ristico. Los poemas de Teécrito tienen la fragancia de la paz del campo. Un poema que registra una experiencia personal de un festival de cosecha, describe una escena en la isla de Cos, en pleno verano. Observe como son enaltecidos los sonidos rurales: Muchos alamos y olmos murmuraban sobre nuestras cabezas y muy cerca el agua sagrada de la caverna de las Ninfas cala como una bruma. En las ramas sombrlas de los arboles las cigarras pardas estaban ocupadas con su canto y las ranas croaban en el denso estramonio. Las alondras y los gorriones cantaban y el palomo arrullaba y las abejes volaban zumbando encima de los arroyuelos. Todas las abundantes cosechas ¥ frutas de la estacién estaban perfumadas. Habla abundancia de peras y manzanas a nuestro alrededor y las ramas cargadas pendian hasta el suelo”, + Wolfram Eberhare, Conquerors an Rulers: Sociol Forces in Medieval China, 28 €d. (Leiden: E. Bil, 296), pA. * Tedcrto, “The Harvest Song’, trans. A. 5. Gow, The Greek Bucollc Poets (Cambridge: Cambridge University Press, 1953) v7 La poesia de Virgilio y Horacio describen elocuentemente los idilios rurales, que contrastan con los esplendores de la Roma de Augusto. El campo de Virgilio era la fértil planicie del P6, cerca de Mantua. Sus poemas evocan imagenes de viejas hayas y oscuros robles intercalados de hierba y pequefios rebafios de ovejas y cabras andando entre ellas. Sus bucélicas retratan una vida idealmente feliz y en una tierra linda, pero cada una de ellas tiene la tristeza mezclada con el encanto. La Arcadia de Virgilio fue amenazada por un lado, por la sombra de la Roma Imperial y por el otro por los pantanos inhéspitos y rocas al descubierto. Horacio encontré consuelo e inspiracion en su hacienda, que se encontraba a las afueras de Roma, no muy lejos de Tivoli. Alli se aislaba, en parte debido a problemas de salud y en parte porque, a medida que envejecia, aumentaba su preferencia por la reclusién y vida simple. Elogiaba el campo en detrimento de la ciudad; é! contrastaba la vida tranquila en su valle recluido, no solamente con el aire contaminado de Roma, sino también con la riqueza ostentosa, negocios abusivos y placeres violentos™, Durante el siglo dieciocho el erudito europeo deificaba la naturaleza. Para los filésofos y poetas, en particular, la naturaleza llegé a representar la sabiduria, el confort espiritual y la santidad; se suponia que las personas podian derivar de ella el entusiasmo religioso, la rectitud moral y una comprensién mistica del hombre y de Dios. Al inicio del siglo, el elogio del campo fue ms una posicién neo-augustiana que un real florecimiento del interés por la naturaleza. Como Samuel Johnson dijo en 1751, “En verdad, casi no hay escritor que no haya elogiado la felicidad de la privacidad rural’. Los literati de la época eran urbanizados, porque era en la ciudad (en especial en Londres) en donde estaban todas las oportunidades politicas y pecuniarias. Pero, parece que ellos reaccionaron en contra de sus condiciones de ciudadano, Los poemas neoclasicos escritos en la primera mitad del siglo dieciocho estaban repletos de temas de reclusion. Hablaban del deseo de abandonar la “alegre ciudad donde reinaban los placeres" por los “campos humildes’. Los caballeros se aislaban en el campo, por su soledad, que estimulaba el estudio y la contemplacién. William Shestone buscé “perseguir esta sombra pacifica’ donde estaria libre del Gilbert Highet, Poets in a Londscape (Nueva York: Knopf, 1957). 18 estimulo de la ambicién"®. Henry Needler, como dijimos anteriormente, fue al campo a leer libros en lugar de leer la naturaleza. En la medida en que los sentimientos rurales eran genuinos, eran mas melancdlicos. Los poetas describieron como una persona es arrastrada “de la soledad a la melancolia; para encontrar un placer mérbido en los colores suaves del atardecer, en la oscuridad y el misterio de la noche, en la iglesia a oscuras, en las ruinas desoladas... en la insignificancia del hombre y en lo inevitable de la muerte’. A mediados del siglo dieciocho, sin embargo, aparecieron sefiales claras de una apreciacién mas profunda por la naturaleza que se extendié mas alld del campo, hacia las montafias, el desierto y el océano En América del Norte el tema de la corrupcién de la ciudad y la virtud rural es suficientemente popular para ser clasificado como folclore. Repetidamente se dice: primero la Europa decadente y la América prelapsarian proporcionaron una antitesis satisfactoria; después, a medida que los Estados Unidos se dedicaron a la manufactura, répidamente comenzaron a aparecer ciudades grandes, el contraste fue percibido entre la costa este industrializada y monetirizada y el virtuoso interior agrario. Thomas Jefferson ejercié gran influencia en la propagacién de lo que Leo Marx llama de “ideal pastoril’. Sin duda conocia bien la literatura pastoril. Podia citar a Teécrito en griego; es bien conocida su predileccién por los poetas latinos; y en su juventud ley6 diligentemente la poesia de James Thomson, que fue uno del los primeros en mostrar, en la poesia, el dedo de Dios en todas las placidas y sublimes acciones de la naturaleza. Para Jefferson, “Aquel que trabaja con la tierra es el pueblo escogido de Dios, si es que El alguna vez tuvo un pueblo elegido, en cuyos senos deposité importantes y genuinas virtudes". En contraste, “las multitudes de las grandes ciudades apoyan un buen gobierno de la misma manera que las heridas ayudan al fortalecimiento del cuerpo”. En Europa el sentimiento por el campo, en gran parte permanecié como una convencién literaria, transformada, de tiempo en tiempo en substancia a través de la ® George G, Willams, "The Beginnings of Nature Poetry in the Eighteenth Century", Studies in Philology, 27 (1930), 583-608. ® Comelis Engelbertus de Hass, Nature and the country In English Poetry (Amserdarn: H.1. Paris, 1928), p.150. * Thomas Jefferson, Notes on Virginia. Cuestién 19, Como una fuente de comportamlento, rural, abarcando la historia del pensamiento rural-urbano, ver Pitrim A. Sorokin, Care C. Zimmerman, y Charles J. Gilpin, Systematic Source Book in Rural Sociology, 3 vos (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1932) 19 divulgacién y de las propiedades rurales. En los Estados Unidos el suefio de las virtudes humanas, florecientes en la Arcadia, alcanzé el nivel de programa politico. El tercer presidente de la Reptiblica estaba dispuesto a subordinar la riqueza nacional y el poder a un ideal agrario; y el pueblo americano respondié favorablemente a la idea. Durante el siglo diecinueve, la imagen de las personas rurales, contentas y virtuosas, se volvié un emblema dominante de las aspiraciones nacionales. El ideal no paré ni obstaculizé la acumulacién de riqueza y la devocién al progreso tecnolégico, que se combinaron para transformar a los Estados Unidos en una gran nacién manufacturera. Sin embargo, estaba lejos de ser una retérica vacia. El sentimiento atraviesa la cultura americana, Se encuentra en el abandono de las ciudades y en la carrera hacia los suburbios, en el éxodo hacia el campo durante los fines de semana y en los movimientos preservacionistas. Politicamente es evidente “en el localismo” invocado para oponerse a un adecuado sistema nacional de educacién, en el poder del bloque de hacendados en el Congreso, en los favores especiales demostrados a la ‘agricultura’ a través de subsidios gubernamentales y en los sistemas estatales de eleccién que permiten a la poblacién rural mantener una parte de poder politico, completamente desproporcional a su tamafio™”. Lo salvaje Esté ampliamente aceptado que el campo es la antitesis de la ciudad, independientemente de las verdaderas condiciones de vida de estos dos medios ambientes. Escritores, moralistas, politicos como también cientificos sociales tienden a ver al espectro urbano-rural como una dicotomia fundamental. Sin embargo, desde otra perspectiva esta claro que la naturaleza virgen o lo salvaje, y no el campo, es el polo opuesto de la ciudad, enteramente hecha por el hombre. El campo es el “paisaje intermedio (término de Leo Marx). El ideal mundo intermedio del hombre esta colocado, en el mito agrario, entre las polaridades de Ia ciudad y de lo salvaje. La estructuracién del medio ambiente en oposicién binaria es andloga a la estructuracién del mundo que vimos en otras tradiciones: el paisaje intermedio ® Leo Marx, The Machine in the Garden (Nueva York: Oxford University Press, 1964), pS. 20 americano es la madiapa indonésica. Pero en el mundo indonesio la montafia y el mar son polaridades eternas, mientras la ciudad y lo salvaje son antinomias mutables. en la dinamica historia del Occidente: en el tiempo, el significado de estos dos términos pueden invertirse y, en el proceso de inversién, tanto la ciudad como las. haciendas en expansi6n (el paisaje intermedio) son percibidas como enemigas de una naturaleza intacta. A continuacién, revisaremos el significado de lo salvaje desde este punto de vista. En la Biblia el término “salvaje” nos trae a la mente dos imagenes contradictorias. Por un lado, es un lugar de desolaci6n, una tierra inculta frecuentada por los demonios; es condenada por Dios. “Sus tierras se vuelven salvajes... por la ira de (Jehova). (Jeremias 25:38). Adan y Eva fueron expulsados del Jardin a la “tierra maldita” llena de espinas y de cardos. Cristo fue tentado por el demonio en el desierto. Todo esto enfatiza el significado negativo —y dominante—de Io salvaje en la Biblia. Por otro lado lo salvaje puede servir, tanto como (a) un lugar de refugio y contemplacién, 0 mas cominmente (b) cualquier lugar donde los Escogidos son esparcidos durante una temporada de disciplina o purgacién. Oseas (2:14) recuerda el periodo nupcial en el desierto del Sinai. “Por eso la atraeré, la conduciré al desierto y le hablaré al coraz6n...£ alll se volver como en el tiempo de su juventud, como en los dias en que subié de la tierra de Egipto”. En las Revelaciones (1:9; 17:3), el Profeta sugiere que el desierto permite al cristiano contemplativo ver al Divino mas claramente, libre de! peso del mundo. En el cristianismo, la tradicién ascética mantuvo el significado doble y opuesto de lo salvaje. Joao Cassiano (fallecido en el 435) aseverd, por un lado, que los eremitas fueron a las tierras de perdicién para trabar un combate abierto con los demonios; por otro lado, que en la “libertad del inmenso salvaje” ellos buscaron disfrutar “aquella vida que solamente puede ser comparada con la gloria de los Angeles”. Para los ascéticos, el desierto, de hecho, era al mismo tiempo el lugar de los demonios y el dominio de la bienaventuranza en armonia con el mundo de las criaturas. La actitud hacia los animales era también ambivalente. Tanto eran vistos como protegidos por Satands como ciudadanos del paraiso, precariamente reintegrados a los medios ambientes del eremita 0 monje. Al comienzo de la historia a del cristianismo, el aposento del monje en el desierto y Ia iglesia en el mundo eran consideradas como pequefios modelos del paraiso. Su existencia daba un aura de santidad a sus alrededores, de manera que algo de la inocencia paradisiaca podia ser vista alrededor de ellos”. En los Estados Unidos fue mantenida la ambigliedad de lo salvaje. Los puritanos de Nueva Inglaterra creian que estaban inaugurando una nueva era de la Iglesia en el Nuevo Mundo y que esta Iglesia reformada iba a florecer como un jardin, en medio de Io salvaje protector. Por otro lado, segin John Eliot (fallecido en 1960) lo salvaje era el lugar “donde nada aparecia, a no ser el trabajo duro, deseos y tentaciones’. Los escritos de Cotton Mather (1663-1728) mostraron las mismas ambivalencias en relacién a las tierras de perdicién que se encontraban en el Viejo y Nuevo Testamento. Mather imaginaba lo salvaje como el imperio del Anti-Cristo, lleno de desdichas sobrecogedoras, demonios, dragones y feroces serpientes voladoras. En otro estado de dnimo, afirmé que lo salvaje norte-americano fue mandado por la Providencia para ser el refugio protector de la Iglesia reformada Mather, que hablé seriamente de demonios y dragones en las selvas, murié en 1728. En ese afo, William Bird, un hidalgo de Virginia vio por primera vez los montes Apalaches. Describié los montes con fervor romntico. Cuando la neblina impedia la vision, Bird lamentaba "la pérdida de este Panorama salvaje”. Y cuando tenia que partir manifestaba resistencia en separarse de una escena que “era tan salvaje y muy agradable”. Mientras Mather vio lo salvaje a través de lentes teolégicas ldgubres, Bird lo veia a través de lentes coloridas de romanticismo, que en esa época comenzaba a ser popular. Los pioneros no apreciaban lo salvaje; era un obstaculo a ser vencido para ganarse la vida y era una amenaza constante para la supervivencia. Los predicadores de principios del periodo colonial vieron lo salvaje como el lugar de los demonios y raramente como el medio ambiente protector de la Iglesia. Durante el siglo dieciocho, sin embargo, el hiato aumenté entre los pioneros, que continuaban a ver la naturaleza salvaje como obstaculo y los caballeros cultos, que lo velan a través, de los ojos del turista, conocedores de las obras de los europeos filésofos deistas y poetas naturalistas. ® George H. Willams, Paradise and Wilderness in Chriesitan Thought (Nueva York: Harper and Row, 1962). 2 ‘A medida que la poblacién aumentaba y los campos eran cultivados y el poblamiento se expandia répidamente hacia el oeste, hacia lo salvaje, os literatos y artistas de la costa este se alarmaban cada vez mas con la rapida desaparicion de la naturaleza salvaje. John James Audubon, en sus viajes, en la década de 1820 por el valle de Ohio, en busca de especies de pajaros, tuvo muchas oportunidades para observar la destruccién de la naturaleza porque “cada colina y cada valle esta transformandose en un altar al dinero’. El pensaba que lo salvaje desapareceria en pocos afios; y William Cullen Bryant era igualmente pesimista. Después de haber recorrido la regién de los Grande Lagos, en 1846, tristemente anticipé un futuro en que los bosques salvajes y solitarios estarian repletos de chalets y casas de alquiler. Individuos sensibles y elocuentes, especialmente Henry David Thoreau, exigieron la preservaci6n. Esta exigencia surtié efecto. El Parque Nacional Yellowstone (1872) y la Reserva Florestal de Adirondack (1885) fueron los primeros ejemplos en el mundo, en que grandes 4reas de lo salvaje fueron preservadas por el interés publico™*. Al final del siglo diecinueve, en los Estados Unidos, una serie de virtudes confusas fueron atribuidas a lo salvaje. Representaba lo sublime ¢ invitaba al hombre a la contemplacién; en su soledad, los pensamientos se elevaban y se alejaban de las tentaciones del dinero; pasé a ser asociado con la frontera y el pasado pionero y, por lo tanto, con cualidades que se crela ser tipicamente americana; era un medio ambiente que desarrollaba la dureza y la virilidad. La creciente apreciacin de lo salvaje, como la del campo, fue una respuesta a los fracasos reales e imaginarios de Ja vida de la ciudad, Pero, el interés por lo salvaje no fue una extension del ideal agrario. Los dos ideales, en algunos aspectos, son antitéticos, porque es la expansién del campo, mas que la de las ciudades, la que presenta un peligro inmediato a lo salvaje. Los valores de la regién central pueden ser aprehendidos en tres diferentes imagenes: pastores en un paisaje bucélico; el hidalgo en su propiedad campestre leyendo un libro bajo un olmo; y el pequetio propietario en su hacienda. Ninguna de estas imagenes se superpone con los valores asociados con Io salvaje. El pequefio propietario establecido en sus tierras poco tiene en comun con el pionero * Roderick Nash, Wilderness and the American Mind (New Haven: Yale University Press, 1957; David Lowenthal, “The ‘American Scene’, Geographicel Review, 58 (1968), 61-88; Roberto C. Lucas "Wildemess Perception and Use: The Examplo of the Boundary Waters Canoe Area", Natural Resources Journal, 3, n® 3 (1964), 294-441, 23 sin compromiso y aire de indolencia, que es la postura caracteristica del erudito jubilandose, es la antitesis roosveltiana del culto de la virilidad en lo salvaje. Las personas raramente captan la ironia inherente en la idea de preservar lo | salvaje. Lo “salvaje” no puede ser definido objetivamente: se trata tanto de un estado de espiritu como de una descripcién de la naturaleza. Al momento de hablar de preservacion y proteccién de lo salvaje, este ya perdié mucho de su significado: por ejemplo, el significado biblico de aparicion y miedo y el sentido de una sublimidad mucho mayor que el mundo del hombre e inabarcable por él mismo. Actualmente, lo “salvaje” es un simbolo de los procesos ordenados de la naturaleza. Como un estado de espiritu, lo verdaderamente salvaje solamente existe en las grandes ciudades tentaculares.

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