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IES ISABEL LA CATÓLICA ARTES ESCÉNICAS

Departamento de Lengua Castellana y Literatura 1º BACHILLERATO

2. EL TEATRO ROMANO

1. Desarrollo del teatro en Roma.

A pesar de la dependencia que el teatro romano presenta con respecto al teatro


griego, muy especialmente al principio de su desarrollo, lo cierto es que el teatro romano
intensifica algunos temas del teatro griego y va olvidando otros. Conocedores de la
importancia que el teatro tenía en Grecia y los avances que se habían producido en los
edificios de representación y la evolución de los contenidos dramáticos, los romanos
copiaron estas formas artísticas, en las que fundieron elementos procedentes de la
cultura etrusca, y les dieron un giro propio para acomodarlas a sus necesidades e
intereses.

Para los romanos pasa a ser el teatro un juego, en contra de la concepción


griega, que lo consideraba un ritual. Con Roma, aparece la figura del empresario, que
paga a los actores y autores, y que cobra una entrada al público. Solo cuando el Estado
se hace cargo de los espectáculos teatrales pasa a ser gratuito.

En Roma el teatro no tuvo el auge que en Grecia, debido a que sufrió la


competencia de otros espectáculos de masas, como el circo o las luchas de los
gladiadores, y a que el público selecto despreciaba los entretenimientos vulgares.
Además los actores estaban mal considerados, pues provenían de clases sociales muy
humildes, casi siempre esclavos o libertos y constituían un grupo marginal.

2. Las fábulas.

Los romanos apenas cultivan la tragedia, y si lo hacen, como en el caso de


Séneca, no es para representarla, sino para leerla en voz alta en círculos escogidos. Sin
embargo, cultivan con gran fortuna la comedia, crítica de tipos humanos y de
costumbres sociales. Los romanos distinguieron cuatro tipos de obras denominadas
fábulas:

a) Coturnata: tragedias de contenido griego.


b) Praetexta: tragedias de contenido romano.
c) Palliata: comedias de contenido griego.
d) Togata: comedias de contenido romano.

La palliata fue la fábula que más éxito alcanzó, pues los grandes comediógrafos
latinos (Plauto y Terencio) escribieron sus obras siguiendo este modelo.

Plauto. (255-189 a. de C.). Se dedicó en exclusiva a la comedia y todas sus obras son
recreaciones de Menandro u otros autores de la comedia nueva griega. Su
originalidad reside en el modo ingenioso de pintar las situaciones y retratar los
personajes.
Sus argumentos giran en torno a situaciones sentimentales y se basan en el
enredo constante, alimentado por la confusión, las triquiñuelas y el engaño. Sus
personajes son tipos sacados de la vida cotidiana (los jóvenes enamorados, el
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esclavo, el viejo, el bobo...) que aparecen ridiculizados, pues son víctimas de


una trama disparatada que les hace comportarse como lunáticos.
El objetivo de su teatro es divertir y a ello supedita todos los componentes en las
obras. Lo lleva a cabo mediante una acción ágil y un diálogo chispeante. Empleó
el lenguaje común que corresponde a los personajes recreados.
Entre sus comedias más conocidas están Aulularia (sobre un avaro), Asinaria,
Casina, Epiducus, Mercator o Miles gloriosus (sobre un soldado fanfarrón).

Terencio. (190-159 a. de C.). Dos hechos fundamentales marcan su vida y su obra: era
esclavo de origen africano y su señor le dio una esmerada educación antes de
otorgarle la libertad; muere en plena juventud.
En sus comedias analiza las costumbres y los caracteres de los personajes y
se vale del enredo para dar cauce a la comicidad. Conforma personajes de
gran valor humano, dotados de profundidad psicológica, bien perfilados en
sus comportamientos y en sus relaciones familiares y sociales.
Su teatro huye de la comicidad hilarante de Plauto para ofrecer un humor más
refinado; nunca cae en la vulgaridad, la grosería o la obscenidad. Su obra
destaca por la elegancia de su estilo y el uso exquisito de la lengua.
Entre sus obras destaca Andria, Eunuchus o Adelphoe.

3. El mimo y la pantomima en Roma.

El mimo se remonta a épocas inmemoriales, y a medida que los géneros


denominados mayores fueron perdiendo vigencia, el mimo se va a convertir en la forma
más demandada por el público romano, que sobrevivirá durante siglos. Hombres y
mujeres, a cara descubierta, escenifican sucesos de la vida cotidiana con textos en prosa
que resultan agradables y fáciles de seguir por el público.

Los mimos representaban dramas cortos de naturaleza cómica y predominio


gestual con muchos contenidos improvisados, presentando a múltiples personajes "tipo"
como verdaderos hombres-orquesta. En esta modalidad podían participar mujeres que,
en ocasiones, realizaban escenas de desnudo. Los pantomimos, por su parte, usaban los
mismos componentes para representar pantomimas, obras de mayor duración y
completamente mudas, llegando a adquirir con el tiempo mayor fama y prestigio social.
Por su tono paródico y su contenido grosero, esta forma derivó en farsas y Laberio y
Siro (durante el siglo I a. de C.) le dieron categoría de género literario.

4. Locales y representación.

El teatro romano se representaba en espacios provisionales: estrados de madera,


carros, etc. A partir del 60 a. C. se construyeron en piedra y mármol, y eran edificios
diseñados especialmente para su finalidad. Los construían desde los cimientos y estaban
divididos en dos partes iguales, la mitad para el escenario y la otra mitad para los
espectadores. La desaparición del coro hizo que el escenario aumentara el espacio en
detrimento de la orquesta, que se redujo mucho y adoptó forma semicircular. Además, el
escenario estaba cubierto y se ponían toldos para el público.

En España tenemos varios teatros romanos, entre ellos el de Mérida, el mejor


conservado del mundo. Alguno como el de Sagunto ha sufrido una polémica restauración.
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Actividades

1. Escenifica el siguiente texto de Asinaria (o "comedia de los asnos").

Argumento de la obra. El joven Argiripo está enamorado de la cortesana Filenia; pero la madre
de esta, Clereta, exige al joven nada menos que 20 minas para que ella esté con él solo durante un
año. En confianza, Argiripo pide el dinero a su padre Deméneto, quien le promete ayuda a cambio
de poder pasar la primera noche con la guapa Filenia. Sin embargo, hay un pequeño problema:
Artémona, la mujer de Deméneto, es quien administra el dinero en casa, ayudada por el
administrador Saúreas. Así las cosas, el padre no tiene más remedio que obligar a sus esclavos,
Líbano y Leónidas, a conseguir el dinero como sea. La suerte hace que en ese día llegue a la ciudad
un tratante de asnos para pagar 20 minas al administrador Saúreas. Solución: Leónidas se hará
pasar por Saúreas y conseguirá el dinero para su amo, que a su vez se lo dará al niño a cambio de
la "dulce" recompensa. Pero alguien se cruza en el camino: el joven Diábolo, pretendiente
igualmente de Filenia. Al haber quedado sin opciones de tener a la joven, Diábolo informa de todo
a Artémona, mujer de Deméneto, quien, en una sorprendente escena final, pilla al viejo in fraganti
en un banquete en casa de Clereta.

(Sale Filenia, muy profesional, muy expectante por si Argiripo sale de su casa; puede hacer
"algo" para llamar la atención; por ejemplo, silbar; Argiripo aparece a la puerta de su casa pero
inmediatamente sale Clereta y Argiripo se esconde y se queda escuchando.)

CLERETA.- ¡Pero bueno! ¿Pero cómo tengo yo que decir las cosas! ¡Vuelve a casa,
atontada! (Intentando meterla en casa) ¿Cuántas veces he dicho que no quiero que vuelvas ni a
cruzar la mirada con Argiripo.
FILENIA.- ¡No me toques, ¿eh?, no me toques! ¡No me toques, que hoy no respondo!
CLERETA.- ¿Qué pasa? ¿Estás de luna llena o qué? ¿O es que quieres emanciparte y
trabajar por libre, niñata?
FILENIA.- ¡Y no me insultes! ¡No me insultes, que ya me estás hartando, Clereta!
CLERETA.- ¡Yo hago lo que me da la gana, estúpida!
FILENIA.- ¡La estúpida eres tú!
CLERETA.- ¡No, tú!
FILENIA.- ¡Tu madre!
CLERETA.- (Sujetando fuertemente a Filenia y "reduciéndola") ¡O sea que con esas
andamos, ¿eh?! ¡La niña quiere hoy rebelarse contra mí!
FILENIA.- Eres una tirana, Clereta.
CLERETA.- ¡Así es que era cierto! ¡Aquí la listilla esta quería marcharse de casa!
FILENIA.- ¿Por qué no? ¡Ya estoy hasta el moño de ti!
CLERETA.- ¿Así agradeces mis desvelos por ti? ¿Así me pagas los sacrificios que he tenido
que hacer para sacarte adelante?
FILENIA.- ¡Ya he trabajado bastante para ti, Clereta!
CLERETA.- ¡Pero mira la aficionada esta! ¡Será ingenua y estúpida! ¿Dónde ibas a ir tú, si
tienes menos cerebro que un jilguero?
FILENIA.- ¡Yo lo que quiero es ahorrar para mí! ¡Yo me gano la vida con el cuerpo, y esta
profesión es corta y se acaba pronto, Clereta! ¡Además, en este caso no lo hago por dinero!
CLERETA.- ¡Anda! ¡Muy bonito, mujer, muy bonito! ¡Encima altruista! ¡Ahora la niña hace
servicios gratis, como si mi casa fuera el Instituto de Seguridad Sexual!
FILENIA.- Estoy enamorada de Argiripo, me gusta, me lo pide el cuerpo, así es que...
CLERETA.- ¡Bueno! ¡Ahora lecciones de moralidad!
FILENIA.- ¡Ni lecciones ni gaitas! ¡Me quejo solo de mi mala suerte! ¡Para una vez que
trabajo a gusto, aunque sea a destajo, vas tú y no me dejas!
CLERETA.- ¿No puedes dejarme hablar?
FILENIA.- ¡Ya has hablado bastante! ¡Ahora me toca a mí! ¡Y te lo diré de una vez por
todas: ya que tengo esta profesión y me toca aguantar todos los días a más de cuatro cafres,
déjame por lo menos disfrutar un poco ahora que encuentro a uno que me gusta...
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CLERETA.- ¡¿Pero te has vuelto loca, Filenia?! ¡No se trata de eso, imberbe! Por mí las
veces que quieras... ¿Acaso te lo he prohibido alguna vez? ¿No te he dejado que lo veas y te
acuestes con él cuanto te apetezca? Pero comprende, chica, de un tiempo a esta parte, ¿eh? ¿Qué
ha pagado? ¡Dime, chiquilicuatra! ¿Qué ha pagado?
FILENIA.- Pero yo te he proporcionado muchos ingresos. Tú cuenta los clientes que vienen
solo por mí. O sea que por una vez que...
CLERETA.- ¿Ah, sí? ¡Ahora a mantenernos de las bonitas palabras, vamos! ¡Como si los
piropos engordaran! ¿Quieres que vivamos del aire? (Parodiando) "Lo amo, lo deseo, no puedo
vivir sin él". ¡Vaya! ¡Hasta habrá que rogarle para que venga y consuele aquí a Doña Enamorada!
FILENIA.- ¡No es eso, Clereta, lo sabes bien!
CLERETA.- ¡Pues ya me dirás qué es! ¡Desprecias a los clientes que pagan y te humillas
ante los que te desprecian! (Parodiando) "Es que su mamá controla todo el dinero, su mamá es ya
vieja y cuando muera su mamá..." ¡¿Son eso promesas serias?!
FILENIA.- Estoy convencida de su sinceridad.
CLERETA.- ¡Toma, y yo! Pero mientras viva la vieja, ¿qué? ¡Nosotras a morirnos de
hambre, ¿no? Pues no, rica, ¡ni hablar! Ya lo tengo decidido: nos trae las veinte minas hoy mismo
o no pisa más el umbral de mi casa. ¡Ya estoy harta de sus promesas y sus lloros! ¿Como si las
lágrimas me sacaran a mí de apuros!
FILENIA.- Podíamos ahorrar un poco y...
CLERETA.- Te prohíbo terminantemente...
FILENIA.- ¡Yo lo amo!, ¿no lo entiendes?
CLERETA.- ¿Y tú no ves mis canas? ¿Es que no lo entiendes tú? ¡Tengo que asegurarme un
buen plan de jubilación!
FILENIA. Después iré con los clientes que quieras.
CLERETA.- ¡Ni hablar! ¡Mientras no traiga el dinero, en mi casa...!
FILENIA.- ¡Déjame estar con Argiripo...!
CLERETA.- (Tirando para casa) ¡Sin huesos te voy a dejar!

Plauto, Asinaria

2. En este fragmento se tratan los temas de "la prostitución sin tapujos" o "la
dependencia del enamorado". ¿Crees que hoy en día resultan igualmente cómicos?

3. Descubre componentes de expresión no verbal en el texto: corporal, gestual, vocal...

4. Diseña una breve coreografía de movimientos para los personajes de la escena.

5. Esta obra contiene la frase Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit
non novit (Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es
el otro"). Explica el significado de esta expresión.

6. La contaminatio fue una técnica de escritura de los guionistas romanos que consistía
mezclar fragmentos de distintas obras griegas modificando el original, cortando
fragmentos o añadiendo recursos cómicos. ¿Sería lícita hoy en día esta forma de escribir?
¿Por qué?

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