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CARACTERIZACIÓN HIDROMETEOROLÓGICA

DE LOS MEGANIÑOS EN LA COSTA NORTE PERUANA

(Palabras clave: Hidrología, Meteorología, Precipitaciones, Ríos, El Niño)

Dr.- Ing. Arturo Rocha Felices


Consultor. Profesor Emérito de la
Universidad Nacional de Ingeniería

1. INTRODUCCIÓN

Para los fines del presente trabajo el Fenómeno de El Niño (FEN) es una
manifestación climática que ocurre circunstancial y temporalmente y que
compromete una parte importante del planeta. La anomalía climática característica
del Fenómeno se presenta de modo diferente en cada región comprometida. En
unas hay sequías, en otras lluvias extraordinarias, huracanes y ciclones [10]. En el
presente trabajo se trata de la caracterización hidrometeorológica del Fenómeno,
cuando se presenta como Meganiño, en la región norte de la costa peruana porque
allí su impacto es mayor y más frecuente. Para tal efecto se describe y examina las
peculiaridades que tiene en la región mencionada dicha manifestación climática
mundial, vinculadas a la temperatura, precipitación y caudales fluviales.
Dado que en los últimos 112 años se han presentado cuatro Meganiños (1891, 1925,
1983 y 1998) con un intervalo medio de 37 años, y que en los últimos cinco siglos
han ocurrido diez Meganiños con un intervalo medio de casi 50 años, se comprende
fácilmente la importancia y necesidad de intentar establecer las características
hidrometeorológicas de los Meganiños.
Para los fines del presente análisis se considera que las principales características
hidrometeorológicas asociadas al Fenómeno de El Niño en la costa norte del Perú
son las siguientes: a) Aumento generalizado de la temperatura, b) Fuertes e
inusuales lluvias, c) Gran duración de las lluvias, d) Grandes intensidades de lluvia
y, e) Fuerte incremento de la magnitud y la duración de las descargas de los ríos y
quebradas.
Este examen de las peculiaridades del clima característico de los Meganiños
permitirá tenerlas en cuenta en los proyectos y diseños de ingeniería [11].

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2. AUMENTO GENERALIZADO DE LA TEMPERATURA

La temperatura del mar, entendiendo como tal la temperatura de la Corriente


Peruana, es determinante del clima de la costa. En realidad el clima de la costa
depende de la presencia y de la temperatura de dicha corriente, usualmente fría,
próxima a la costa. De acá la importancia de estudiar las temperaturas del mar para
conocer mejor el clima de la costa. El mar frente a las costas peruanas tiene en
general una temperatura inferior a la que le correspondería según la latitud
respectiva.
Hay diversas formas de definir la “temperatura normal” en un lugar determinado.
Generalmente se adopta como tal el promedio de las temperaturas de ese lugar en
los últimos veinte o treinta años. A medida que el tiempo considerado sea mayor
hay la tendencia a llegar a un valor constante y característico de ese lugar. Es por
razones prácticas que se escoge un valor convencional de veinte o treinta años. Se
denomina anomalía de la temperatura al exceso o defecto de la temperatura media
en un mes dado y en un lugar determinado, con respecto al promedio de los últimos
veinte años en el mismo mes y en el mismo lugar.
En general en el mar hay pocas fluctuaciones de temperatura. En todo caso, éstas
son graduales y muchísimo menores que aquéllas que se presentan en tierra firme
o en la atmósfera. Cuando se presenta un aumento en la temperatura del mar la
recuperación de las temperaturas normales es lenta.
El FEN, expresado como aumento de la temperatura del mar y de la atmósfera,
puede iniciarse en cualquier momento como consecuencia de la concurrencia de
factores meteorológicos y oceanográficos originados a gran distancia de la costa
norte del Perú. Al iniciarse el Fenómeno de El Niño la temperatura del mar empieza
a aumentar con respecto a los valores usuales. Precisamente, la elevación de la
temperatura del mar es lo más característico del Fenómeno y da una medida directa
de su magnitud. Una pequeña elevación de la temperatura del mar con respecto a
sus valores normales; es decir, una anomalía positiva, significa la aparición de un
Niño.
Independientemente de las mediciones científicas, que desde hace algunas
décadas se viene haciendo de la temperatura del mar, su aumento es percibido por
los pescadores y los habitantes del litoral, quienes detectan además la desaparición
paulatina de algunas especies marinas y la aparición de otras. La fauna marina es

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muy sensible a los cambios de temperatura. Un aumento de un par de grados en la
temperatura del mar significa una variación muy importante.
Los Meganiños, o Niños Muy Fuertes, según la clasificación propuesta por Quinn [9]
están asociados a un aumento de varios grados en la temperatura del mar. Ramón
Mugica [8] publicó algunas importantes conclusiones sobre el Meganiño 1982-83,
entre las que se refirió a la temperatura del mar y presentó un interesante gráfico
que mostraba las anomalías de la temperatura del mar frente a Paita. Dicha
anomalía llegó durante el Meganiño de 1982-83 a unos 11° C. Se sabía también que
durante el Meganiño de 1925, en Puerto Chicama, se tuvo en el mes de marzo una
anomalía de 9.7° C y en el Callao de 10° C. En 1972, cuando ocurrió un Niño Fuerte
la temperatura del mar frente a Paita tuvo un ascenso de unos 5° C.
Recordemos que una de las anomalías climáticas más características del FEN es el
aumento de la temperatura del mar. Es también la anomalía que permanece más
tiempo, pues empieza temprano, como un anuncio del Fenómeno y tarda mucho en
recuperar sus valores usuales. La disminución de la temperatura del mar luego del
FEN es gradual, así en 1983 “la temperatura del mar fue el indicador que más
demoró en normalizarse, especialmente junto a la costa peruana...” [8].
Quinn ha clasificado la magnitud de los Niños teniendo en cuenta varios factores,
entre ellos, el incremento de la temperatura del mar. Así, para Niños Muy Fuertes
(Meganiños) considera una anomalía positiva de 7 a 12 ° C, para Niños Fuertes, de 3
a 5 ° C y para Niños Moderados, de 2 a 3 °C. [9].
Uno de los estudios más importantes sobre las lluvias ocurridas en la costa norte
es el que realizó don Víctor Eguiguren, presidente del Centro Geográfico de Piura,
el que fue publicado en los Boletines de la Sociedad Geográfica de Lima en 1894, y
que lleva por título Las lluvias en Piura. El trabajo de Eguiguren, además de
contener amplia información extraída de los cronistas de la Colonia, plantea con
toda nitidez, hace más de un siglo, la correlación existente entre la temperatura del
mar y las grandes lluvias en la costa norte. Al respecto afirma lo siguiente: “Nos
encontramos, pues, en presencia de un fenómeno digno de estudio, y es el de que
ocasionalmente se presenta en la costa norte del Perú una contra – corriente de
aguas de alta temperatura, que se interpone entre el continente y las aguas frías de
la corriente de Humboldt; que esta contra – corriente se deja sentir después de la
Pascua de Navidad, y que su aparición coincide con los vientos del N. Cuando la
contracorriente se presenta, la temperatura de las tierras que baña tiene
necesariamente que elevarse, y el ambiente ha de cargarse de mayor cantidad de

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vapor acuoso, por el aumento de evaporación de esas aguas calientes. ¿En la
contra – corriente del Niño estará tal vez la explicación de las grandes lluvias de la
costa N. del Perú? Una serie de coincidencias parecen indicarlo.” [5]. Eguiguren
termina su importante investigación señalando que sólo una serie de
observaciones puede comprobar la relación causal antes mencionada. Lo
importante acá es el énfasis que se pone en que las variaciones del clima, y en
especial la aparición de fuertes lluvias, están vinculadas a la temperatura del mar.
Al aparecer el FEN también ocurre en la costa peruana un aumento de varios
grados de la temperatura ambiental con respecto a los valores usuales, el que es
percibido por la población. Este aumento de temperatura, junto con otras
alteraciones que ocurren posteriormente, constituye el nuevo clima dominante
durante el FEN. Este incremento inusual de la temperatura ambiental causa un gran
impacto en los seres vivos y en sus actividades.
En general los Meganiños traen como consecuencia que se interrumpa el proceso
normal de verano-invierno-verano. Las altas temperaturas se mantienen durante la
época que debería ser invierno y así se tiene un larguísimo periodo, que puede
durar más de un año, en el que se vive un permanente verano. Durante el FEN se
produce una “tropicalización” del clima de la costa norte del Perú.
Así por ejemplo, a partir de los datos consignados en el Estudio del Sistema de
Defensas en el Bajo Piura [4] se ha determinado que durante los Meganiños ocurre
en las partes bajas de las cuencas de la región de Piura un incremento de la
temperatura ambiental, que para valores mensuales varía entre el 30% y el 52% con
respecto a los valores normales. En los meses de enero, febrero y marzo el
incremento es del 30%, pero en los meses de julio, agosto, setiembre y octubre el
incremento es mayor y llega a ser del orden del 50%. Esto significa que en el mes
de marzo, correspondiente a un Meganiño, puede haber anomalías térmicas del
orden de 8° C, pero en el mes de setiembre puede haber de 11° C. También ocurren
aumentos en la humedad relativa, entre 30 y 42%, según el mes del año. La
evaporación también aumenta, entre 14 y 24%.
Como consecuencia de lo anteriormente señalado se tiene que durante los
Meganiños la tropicalización del clima consiste en un larguísimo verano que puede
durar más de un año.

3. FUERTES E INUSUALES LLUVIAS

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En las partes bajas de las cuencas de la costa norte peruana suele llover muy poco
o nada, con valores usuales que como total anual son inferiores a 50 mm. En los
años húmedos, que no corresponden necesariamente al FEN, hay aguaceros
aislados, o de muy pocos días de duración, generalmente en el mes de marzo. Un
aguacero es una lluvia repentina, impetuosa, abundante y poco duradera.
Cuando se presenta el FEN, especialmente si tiene características de Meganiño,
ocurre que al aproximarse la iniciación del verano (octubre, noviembre, en el
hemisferio sur), el incremento que ya venía ocurriendo de la evaporación del agua
del mar se acentúa y, combinado con otros factores meteorológicos, da lugar a la
aparición de fuertes lluvias, especialmente en las zonas de la costa norte próximas
al mar, es decir, en las partes bajas de las cuencas. Esta aparición de lluvias
fuertes en las partes bajas de las cuencas, usualmente secas, es una de las
características más notables del FEN.
Las lluvias que ocurren durante el FEN son copiosas y el gran volumen que
representa su valor acumulado, que suele expresarse como una altura en
milímetros, llega en los Meganiños a valores inusitadamente altos. Petersen
consigna algunos valores de la precipitación acumulada en 1925: menciona que en
Zorritos llovió 1 524 mm.
Hay lugares o circunstancias en las que durante los Meganiños la precipitación
anual puede ser 30 o 40 veces el promedio histórico. Este contraste resulta más
impactante si se tiene en cuenta que en algunos lugares la precipitación acumulada
en los años inmediatamente precedentes al FEN es cero. Así por ejemplo, en la
zona de Piura y Catacaos (parte baja de la cuenca del río Piura), la lluvia media
anual era de 47 mm en los veinte años anteriores a 1983. Esa era la “precipitación
normal”, pero, al presentarse el Meganiño de 1983 la lluvia anual fue de 1 761 mm,
vale decir casi 38 veces el promedio histórico. En Morropón, ubicado en la misma
cuenca la lluvia media anual era de 366 mm hasta antes de 1983. Al presentarse el
Meganiño antes señalado, la lluvia fue de 2 891 mm, es decir casi ocho veces el
promedio histórico. En Tumbes, estación Puerto Pizarro, durante 1983 la lluvia total
fue de 3 174 mm. Esta cantidad representa la suma de los 19 años precedentes en
una serie cuyo valor mínimo es de casi 2 mm. En un solo mes, abril 1983, llovió lo
mismo que la suma de los seis años precedentes.
Las mediciones y observaciones realizadas en las últimas tres décadas hacen ver
con toda claridad la importancia de la longitud de las series históricas usadas para
los cálculos meteorológicos e hidrológicos. Como se verá más adelante, a través de

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algunos ejemplos, lo que define la longitud apropiada de una serie no es sólo el
número de años que la conforman, sino la inclusión de eventos extremos en dicha
serie.
El contraste entre las lluvias habituales (normales) y las que se presentan durante
los Meganiños depende de la altitud de la estación. En general, los mayores
contrastes, es decir, las mayores anomalías, ocurren en las partes de las cuencas,
ubicadas a una altitud inferior a los 300 m.s.n.m. A medida que la altitud es mayor
tiende a desaparecer el efecto del Fenómeno de El Niño [7].
Las lluvias que ocurren en la costa norte durante los Meganiños se caracterizan
además porque cubren un área importante que abarca varias cuencas y
departamentos; es decir, no son lluvias aisladas o localizadas, sino que
corresponden a una gran extensión a lo largo de las zonas próximas a la costa. Así
por ejemplo, las lluvias de 1578 se extendieron por lo menos, según la información
disponible, desde Piura hasta Casma. Las lluvias de 1728 se extendieron por lo
menos, según la información disponible, desde Paita hasta Trujillo. Las lluvias de
1925 llegaron hasta Pisco. En general todos los Meganiños se han extendido a lo
largo de gran parte de la costa norte. En los documentos antiguos se distinguía
muy bien las lluvias localizadas de aquéllas que se extendían a lo largo de un área
importante. A estas últimas las llamaban “lluvias generales”.

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4. GRAN DURACIÓN DE LAS LLUVIAS

Otra de las características de las lluvias correspondientes a los Meganiños es su


gran duración. No son lluvias esporádicas o eventuales, sino que duran semanas o
meses. Se sabe que durante el Meganiño de 1578, en el hoy departamento de
Lambayeque, llovió dos meses seguidos. Los cuarenta días precedentes a la
inundación de Zaña en 1720 fueron de fuertes lluvias y los quince precedentes
fueron de lluvias continuas. En 1728 llovió en Trujillo seis semanas seguidas y
durante tres meses en Lambayeque. Las lluvias de 1891 duraron más de dos meses.
Una de las lluvias de más larga duración de la que se tiene registros fue la que
durante seis meses ocurrió en Piura y Tumbes, entre diciembre de 1982 y junio de
1983. Las lluvias de 1998 duraron cuatro meses en el norte [4, 5, 6,7, 9, 10].
Estas grandes duraciones de las lluvias características de los Meganiños tienen
que apreciarse recordando que estas zonas son habitualmente secas o de lluvias
eventuales de muy corta duración.

5. GRANDES INTENSIDADES DE PRECIPITACIÓN

Otra de las características de las lluvias durante los Meganiños corresponde a las
altísimas intensidades que se registran. La intensidad es la cantidad de lluvia que
cae en un tiempo determinado. Usualmente se habla de intensidades referidas a un
minuto, una hora o un día. Así por ejemplo, el 18 de enero de 1998, durante el
Meganiño de ese año, en Sullana llovió 216 mm; éste es un valor
extraordinariamente alto en cualquier lugar; lo es más todavía en un lugar donde
usualmente la precipitación de todo un año no alcanza ni remotamente ese valor.
En Chulucanas en enero de 1983 hubo un día en el que llovió 203 mm. La
precipitación diaria máxima de la estación Miraflores (antes mencionada) es de 174
mm. En Morropón el valor máximo registrado para la intensidad es de 171 mm en
24 horas.
Las intensidades horarias también son altísimas. Se recuerda para Piura los
siguientes valores: Montegrande, 80 mm/hora (23 de marzo, 1983); Chignia, 103
mm/hora (25 enero 1983), Chilaco, 119 mm/hora (24 de marzo de 1983).

6. FUERTE INCREMENTO DE LAS DESCARGAS DE LOS RÍOS Y QUEBRADAS

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Es útil mencionar las avenidas como características del Fenómeno en la costa
norte. Las avenidas, y las consiguientes inundaciones, son los fenómenos que
producen los mayores daños a nivel mundial; más grande que los ocasionados por
los terremotos. Conviene acá distinguir claramente la diferencia entre avenidas e
inundaciones. Las avenidas, crecidas, o riadas, son fenómenos naturales que se
presentan en los ríos y que, si no se toman oportunamente las medidas del caso,
pueden causar daños, como ocurre en diversas partes del mundo. Una avenida es
fundamentalmente un fenómeno hidrometeorológico que se debe a condiciones
naturales y que puede ser parte de un Niño o no. La ocurrencia de una avenida es
un fenómeno hidrometeorológico que escapa al control humano.
En cambio, una inundación es fundamentalmente un fenómeno hidráulico, es el
desbordamiento de un río como consecuencia de la incapacidad de su cauce para
contener el caudal que se ha presentado. De hecho, puede ocurrir una inundación
sin que haya una crecida o un evento hidrometeorológico extraordinario. La
inundación se puede producir, por ejemplo, al ocurrir una falla estructural de los
diques de encauzamiento de un río, o de una represa ubicada aguas arriba.
También puede producirse simplemente por la ausencia de defensas fluviales.
También puede producirse una inundación por exceso de lluvia sobre un área con
drenaje insuficiente, como ha ocurrido algunas veces, por ejemplo, en Tumbes. El
control de una inundación está dentro de las posibilidades humanas.
Las descargas de los ríos de la costa son muy variables en el tiempo. Hay una
variación estacional muy marcada y variaciones, también muy fuertes y de gran
irregularidad, de un año a otro. Hay años muy secos en los que los caudales
pueden llegar a cero. Eventualmente, hay avenidas de corta duración. Precisamente
una de las definiciones de una avenida es elevación rápida y habitualmente breve
del caudal de un río. Con menor frecuencia y como consecuencia del cambio de
clima característico del FEN y del incremento de las lluvias, mencionado
anteriormente, aumentan inusitadamente las descargas de los ríos. Se producen así
las grandes avenidas.
Las crecidas fluviales que ocurren en la costa norte durante los Meganiños son de
larga duración, (a diferencia de lo que ocurre en el sur) y, por lo tanto, implican un
gran volumen descargado. Esa es una de las diferencias esenciales con respecto a
las avenidas ordinarias. Al respecto conviene presentar como ejemplo lo ocurrido
en el río Piura. En 1983 la crecida tuvo una duración de seis meses y el volumen
total descargado fue de 11 470 millones de metros cúbicos (Estación Puente

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Sánchez Cerro). La descarga mencionada para el año 1983 es superior a la suma de
las descargas registradas en la misma estación a lo largo de los 18 años
precedentes. En 1998, año de otro importante Meganiño, la descarga del río Piura
duró cuatro meses y llegó a los 8 928 millones de metros cúbicos, cantidad superior
a la suma de las descargas ocurridas desde el anterior Meganiño de 1983. Estas
enormes masas descargadas tienen que compararse con la historia del río Piura,
que tiene una serie de registros bastante larga, la que en gran medida ha sido
revisada y ajustada de modo de verificar su consistencia hasta donde ello es
posible [4]. A lo largo de 76 años se han presentado los dos Meganiños
mencionados, pero también ha habido unas diez oportunidades, 13% de toda la
serie, en las que la masa anual descargada por el río Piura ha sido cero o casi cero.
Aún más, si considerásemos para los dos Meganiños mencionados una masa anual
media de unos 10 000 millones de metros cúbicos y nos preguntásemos cuantas
veces la masa anual del río Piura no ha llegado al 10% de esa cantidad,
obtendríamos que esto ha ocurrido en 54 años, lo que representa el 71% de toda la
serie. En eso consiste, pues, lo extraordinario de los Meganiños: los altos valores
alcanzados por las descargas de los ríos en contraste con las descargas habituales
y con las descargas excepcionalmente bajas.
La otra característica importante de las avenidas asociadas a los Meganiños es que
tienen no sólo un valor máximo muy alto, sino una sucesión de picos. Así en 1983
el río Piura, durante los seis meses que duró la crecida, alcanzó un valor máximo
de 3 200 m3/s, pero en tres oportunidades excedió los 2 500 m3/s, en cinco
oportunidades los 2 000 m3/s y más de diez veces los 1 600 m3/s. Se observa que el
contraste mayor se encuentra en las masas descargadas y no en los picos
alcanzados. Así por ejemplo, el máximo pico de 1983 (Meganiño) fue de 3 200 m3/s y
el de 1972 (Niño Fuerte) fue de 1600 m3/s; es decir, fue el doble; pero, si
comparamos las masas descargadas se encuentra que la relación fue de 6,8.
Nótese también que el valor correspondiente a la máxima descarga de 1972 (1 600
m3/s) ocurrió diez veces durante 1983.
En resumen, pues, las avenidas que ocurren durante los Meganiños se caracterizan
tanto por su larga duración como por alcanzarse valores instantáneos muy altos y
repetidos. Todo esto es sumamente dañino [1, 2, 3, 4,7].
Durante el FEN también ocurren descargas inusitadas de quebradas, consideradas
erróneamente como secas, las que pueden llegar a caudales sumamente grandes,

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pero que no pueden compararse por no existir registros. Pero, si se sabe que en
muchas de estas quebradas su descarga habitual es cero.
Las descargas extraordinarias de los ríos van acompañadas de aumento del
transporte sólido, de alteraciones fluviomorfológicas, como erosión y
sedimentación, y de diversas manifestaciones de la dinámica fluvial, como
formación de brazos o cambios de recorrido, cuya presentación y análisis está
fuera de las características hidrometeorológicas y escapa a los objetivos de este
trabajo.

7. CONCLUSIONES

Cuando en la costa norte el Fenómeno de El Niño (FEN) se presenta como


Meganiño, tiene principalmente las siguientes características hidrometeorológicas:

I. Cambio radical del clima predominante (usualmente llamado clima normal) el


que transitoriamente pasa de híper árido a híper húmedo Este cambio de
clima dura varias semanas y, a veces, largos meses. Eventualmente dura más
de un año.
II. El aumento de la temperatura del mar es la primera manifestación de la
aparición del FEN y la última en normalizarse.
III. La temperatura del mar aumenta en varios grados, generalmente más de 7° C
y es lo más característico de la magnitud del FEN.
IV. La temperatura ambiental tiene aumentos del orden del 30% en los meses de
febrero y marzo y puede llegar al 50% de aumento en el periodo de julio-
octubre, con respecto a los valores normales.
V. La humedad relativa aumenta entre 30 y 42%, con respecto a los valores
normales, según el mes del año.
VI. La evaporación aumenta entre 14 y 24%, con respecto a los valores
normales, según el mes del año.
VII. Las lluvias cubren un área importante, es decir, no son aisladas o
localizadas, sino que cubren una gran extensión a lo largo de la costa (varios
departamentos).
VIII. Las lluvias aumentan notablemente en las partes bajas de las cuencas,
principalmente por debajo de la cota 300 m.s.n.m. Su valor anual puede
multiplicarse hasta 50 con respecto a los valores normales.

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IX. Desaparece el concepto de cuenca húmeda, ya que literalmente éste se
extiende a toda la cuenca.
X. Las lluvias se caracterizan por su gran duración, la que de unos valores
usuales de unos pocos días o minutos, o cero, pueden aumentar a varios
meses.
XI. Las lluvias se caracterizan además de su cantidad, extensión y duración por
presentar grandes intensidades.
XII. Fuerte incremento de las descargas de los ríos de modo que el volumen
anual puede ser varias veces superior a la masa anual media.
XIII. Las crecidas se caracterizan más que por un valor puntual, por un tren de
ondas descrito por un Hidrograma de Crecidas.
XIV. Ocurrencia de descargas inusitadas de quebradas consideradas
erróneamente como secas y,
XV. Eventualmente, la formación de huaicos y diversos fenómenos de
geodinámica externa, así como notable incremento del transporte sólido,
todo lo que es muy importante, pero no forma parte de las características
hidrometeorológicas acá presentadas.

Este conjunto de modificaciones violentas y transitorias del clima tiene que


tomarse en cuenta en las labores de prevención de daños, planeamiento y diseño y
en todo lo relativo a contrarrestar los efectos negativos del FEN.

8. REFERENCIAS

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conceptuales sobre los diseños de las obras de la segunda etapa del proyecto
Chira-Piura en relación con los eventos hidrometeorológicos de 1983 Proyecto
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2. ARTURO ROCHA INGENIEROS ASOCIADOS Avenidas y daños producidos al
Proyecto Chira-Piura durante el verano 1982/83 El Pacífico. Compañía de
Seguros. 1983
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avenidas en el río Tumbes INADE 1984
4. CONSORCIO CLASS-SALZGITTER Estudio definitivo para la reconstrucción y
rehabilitación del sistema de defensas contra inundaciones en el Bajo Piura.
Enero 2001
5. EGUIGUREN, Víctor Las lluvias en Piura Boletín de la Sociedad Geográfica de
Lima, Boletines N° 7, 8 y 9, diciembre 1894

11
6. HUERTAS, Lorenzo Diluvios Andinos a través de las fuentes documentales.
Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial. Lima, 2001.
7. JOO CH. Alberto y OTERO L. Grover Comportamiento hidrológico de los ríos
Chira y Piura durante el periodo de avenidas 1983 Proyecto Chira-Piura 1983
8. MUGICA M., Ramón El Fenómeno de El Niño. Piura 1983
9. QUINN William H., NEAL, Victor, ANTÚNEZ DE MAYOLO, Santiago E. El Niño
Occurrences Over the Past Four and a Half Centuries Journal of Geophysical
Research Vol. 92, N° C13 December 1987
10. ROCHA FELICES, Arturo La ingeniería frente al Fenómeno de El Niño.
Segundo Curso Internacional sobre “Mitigación de los efectos del Fenómeno de
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Técnica de la Facultad de Ingeniería Civil - UNI, Año 01 N° 1, 2003.
11. ROCHA FELICES, Arturo Consideraciones de diseño de estructuras
sometidas al Fenómeno de El Niño XIV Congreso Nacional de Ingeniería
Civil. Iquitos 2003.■

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