Professional Documents
Culture Documents
Manipulacion Higienica Del Pollo
Manipulacion Higienica Del Pollo
Algunos consejos
El frío es fundamental para evitar riesgos alimentarios. Por tanto, el pollo que se compra
tiene que estar frío al tacto.
En casa, hay que refrigerar el pollo a unos 4ºC durante un máximo de dos días.
Si se congela durante más de dos meses, debe envasarse con materiales herméticos
que impidan la entrada de aire en la superficie y evitar así zonas quemadas, que se
detectan por un cambio de color.
El líquido que se forma cuando el pollo está envasado no es sangre sino, en buena
parte, agua que absorbe el pollo durante el proceso de enfriamiento. Solo una pequeña
cantidad de sangre queda en el tejido muscular tras el sacrificio.
Si se adquiere pollo asado o listo para consumir, deberá comprobarse que está caliente
en el momento de la compra y no sobrepasar las dos horas hasta el consumo. Si se
prevé superar este tiempo, debe cortarse en trozos y refrigerarse en recipientes poco
profundos.
El color de la piel es, en la mayoría de los casos, el resultado del alimento que ha
consumido el animal, no una indicación del valor nutritivo, sabor o contenido en grasas.
CONGELACIÓN
Este proceso conserva los alimentos durante periodos prolongados, ya que impide el
crecimiento de microorganismos responsables del deterioro. Sin embargo, una vez
descongelado, los microorganismos vuelven a activarse y pueden llegar a multiplicarse en
las condiciones adecuadas, hasta niveles que, en algunos casos, provocan
enfermedades. La carne de ave descongelada debe manipularse como se haría con
cualquier alimento perecedero.
www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/
2011/10/12/203742.php#sthash.017qcqT9.dpuf