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Anthony Giddens Anthony Giddens La constitucion de la soc 1. Elementos de la teoria de la estructuraci6n Enel trance de ofrecer una exposici6n preliminar de los principales conceptos de la teoria de la estructuraci6n,’* parece atinado partir de las divisiones que han separado al funcionalismo (incluida la teoria de sistemas) y al estructuralismo, por un lado, de la hermenéutica y las diversas formas de «sociologia de la comprensi6re,, por el otro. Fun: cionalismo y estructuralismo tienen algunas similitudes notables a ~Gespecho de Toss se eembien “entre ellos. inclinan a expresar un punto de vist \tura- lista, y Jos en el objetivismo, El pensamientd funcionalisia) desde fomtden adelante, mir6 sobre todoa la biologfa como a aquella iencla que ofreda el modelo ms afin y compatible con la ci cial. Se tomaba a la biologfa como patron para conceptualizar la es- _tructura y el funcionamiento de sistemas sociales y para analizar pro- solutivos que réspondian a mecanismos de adaptacion. El ‘Aqui la homologia entre ciencia social y natural es ante todo Cognitiva en virtud de la conjetura de que una y otra expresan aspec- tos similares della constituci6n general de la mente. Tanto estructu- ralismo como fuacionalismo insisten con vigor en la preeminencia del iduales (0. jo Social sobresug par tifuyen, los sujetos humanos). En las tradiciones de pensamiento{hermenéuticd) desde luego, se ve una discrepancia radical entre las ciencias sociales y las naturales. La hermenéutica ha sido el hogar de aquel «humanismo» al que los estructuralistas se opusieron con tanta decisién y constancia. En el pensamiento hermenéutico, como lo expuso Dilthey, el hiato entre su- jeto y objeto social es maximo. La subjetividad es el centro precons- tituido para la vivencia de cultura y de historia, y en consecuencia pro- porciona el fundamento sobre el que se edifican las ciencias sociales 0 hhumanas. Fuera del reino de la vivencia subjetiva, y ajeno a ella, se extiende el mundo material, gobernado por relaciones impersn: * Las referencias se pueden consultaren las pgs. 73-5. sion. y.efecto, Mientras que en las escuelas de pensamiento procli- al naturalismo la subjetividad se miraba como una suerte de mis- tetio, 0 casi como un fenémeno residual, en la hermenéutica lo opaco 5 el mundo natural: a diferencia de la actividad humana, slo se lo puede aprehender desde afuera. En las sociclogias de la comprensién, lacci6n y sentido reciben el primado para explicar la conducta humana; los conceptos estructurales no tienen un relieve notable, y se habla po. code constreimiento. En cambio, en el funcionalismo y el estructura- ismo, la estructura (en las acepciones dispares que se atribuyen a este ‘concepto) aleanzarel primado sobre la accion, ¥'se acenttian con fuerza las cualidades restrictivas de la estructura. Las diferencias entre estas perspectivas de ciencia social se tomaron menudo como epistemol6gicas cuando de hecho eran también onto- logicas. Lo que se discute es la especificacién misma de los conceptos deaccién, sentido y subjetividad, y su nexo con nociones de estructura ¥.constreviimiento. Silas sociologias de la comprensiGn se fundan, por ionalismo y elestructu- asi decir, en un imperialismo del sujeto, el funci zalismo proponen un imperialismo del objeto social. Una de mis prin- | Sipales ambiciones.cuando formulo la teoria de la estructuracion es oner fin a esas dos'ambiciones imperiales{E] dominio primario de ‘estudio de las ciencias sociales, para la teoria de la estructaracién, no nila Vivencia del actor individual ni la existencia de alguna forma je toaldad socetaria, sino pracicas sociales onlomdesee ‘un espacio Y_un tiempo)Las actividades humanas sociales, como ciertos sucesos de la naturaleza que se auto-reproducen, son recursivas. Equivale a decir que actores sociales no les dan nacimiento sino que las recrean de Continuo a través de los mismos medios por los cuales ellos se expre-_ ‘san en tanto actores. En sus actividades, y po ellas, los agentes repro- ducer las condiciones que hacen posibles esas actividades. Ahora bien, la clase de wentendimiento» que se revela en la naturaleza bajo la forma de programas codificados dista mucho de las destrezas cogniti- vas de que dan muestras agentes humanos. Es en la conceptualizacion del entendimiento humano, y en el modo en que se entreteje en una acci6n, donde busco apropiarme de algunas de las grandes contribu- ciones de las sociologias comprensivas. En teorfa de la estructuracién se acepta un punto de partida hermenéutico en tanto se reconoce que para describir actividades humanas hace falta estar familiarizado con las formas de vida que en esas actividades se expresan. Fane Esla forma especificamente reflexiva del eniendimiento de ‘agentes ‘humanos la que interviene a mayor profundidad en el ordenamiento sélo es posible en virtud de la continuidad de précticas, que las define claramente como «las por un espacio y un tiempo: «Reflexividads, entonces Ad $e || “Gee entender como mera saufoconciendar sino como el carécter re | gistrado del flur corriente de-una-vida social. Un ser humano es un agente intencional cuyas actividades obedecen a razones y que es ca~ ppaz, sise le pregunta, de abundar discursivamente sobre esas razones (lo que incluye mentir acerca de ellas). Pero términos como «propé- sito» o «intencién», «raz6nm, «motivo», etc, se deben considerar con precaucin, porque muy a menudo su uso en los escritos filos6ficos se asocié a un voluntarismo hermenéutico y porque arrancan la accién humana de la contextualidad de un espacio-tiempo. Una accién hu- ‘mana ocurre como una duracién, un fluir continuo de conducta, y Io propio vale para una cognicion. Una acciGn intencional no se compone de una serie o agregado de intenciones, razones y motivos distintos. Conviene, en consecuencia, pensar la reflexividad fundada en el re- geneninodneetects See era es jue oiros lo muestren. El regis ivo ' SET acionalizaciGn, enfendida aqut mis conn proceso que ‘como un estado, y como parte intrinseca de la competencia de unos agentes. Una ontologia de un espacio-tiempo constitutivo de practicas acaley svar gsr i ea Ome RSRREATS parte TIA temporalidad y, por lo tanto, en. >, de una «historian. Esta aproximacién no encuentra mucho asidero en la filosofia ana- Iitica de la accién, talomo «accién» es retratada por la mayoria de los. autores anglo-norteamericanos. /Acci6n) no es una combinacién de ‘cactos»: los «actos» estén constituides slo por un momento discursi- vo de atencién a la duracién de un vivenciar. Tampoco se puede con- siderar tuna «accién» con prescindencia del cuerpo, de sus mediacio- nes con el mundo circundante y de la coherencia de un propio-ser actuante. Lo que denomino modelo de estratficacién del propio-ser ac- tuante lleva a tratar el registro reflexivo, la racionalizacion y la moti- “vacidn de Ta accién como de esos inmanentes.” La ra- Conallzacign dela acon, que Temile dana «ialenclonal/dad> como proceso, es, como las otras dos dimensiones, una caracteristica de ru- tina de la conducta humana, tal que se la da por cumplida. En circuns- tancias de interaccién —encuenttos y episodios—, el registro reflexivo de una accién combina, de manera general y, también, rutinaria, el re- gistro del escerario de esa interaccién. Como después lo expondré, este fendmeno es bisico para la insercién de una accién dentro de las relaciones espacio-temporales de lo que denominaré copresencia. La_ racionalizacién de una accién, habida cuenta de la diversidad de cir ‘Gunstancias de interaction, es la-base-princi t ‘Tan la «competencia» gené res. Pero @std claro que se debe rechazar la inclinacién de ciertos filésofos a fasimilar razones a «compromisos normativos»: esos compromisos ‘abarcan s6lo un sector de la racionalizacién de la accién. Si no enten- ‘dimos esto, desconoceremos que las normas constituyen limites «fac- ticos» de vida social, y que en vista de ellos es posible una diversidad de actitudes manipuladoras. Un aspecto de estas actitudes, aunque relativamente superficial, se insinda en la observaci6n trivial de que Jas razones que unos actores aducen discursivamente para lo que ha- cen pueden diferir de la racionalizacién de una accién como de hecho interviene en la corriente de conducta de esos actores. Esta circunstancia ha sido a menudo fuente de perplejidad para fil6sofos y observadores de la escena social; en efecto, gcémo podemos estar seguros de que la gente no disimula las razones de sus activida- des? Pero su interés es bastante escaso comparado con las amplias ‘«zonas grises» que existen entre dos estratos de procesos no asequibles ala conciencia discursiva de los actores. El grueso de los «reservorios _de saber, segtin la expresion de Schutz, 0 de lo que prefiero denomi- [har el'sabier miu Fio i oo parte de encuentros, no es directamente JJasequible a la conciencia de los actores. La mayor parte de ese saber es | [de carscter practico® es inherente a la capacidad de sean Ia terminclogia de ‘de los que se escenifica un espectro de conducta. Buena parte de nuestra conducta cotidiana no reconoce motivacion directa. ‘Mientras que actores competentes casi siempre pueden ofrecer un informe discursive sobre Tas intenciones y Tas razones de su actuar, no ~pecesariamente podrdn aducirlo sobre sus miotivds. Una motivacion Inconsciente es un rasgo expresivo de conducta humana, aunque més _adelante enuunciaré ciertas reservas sobre la interpretacin de Freud de Ta naturaleza de lo inconsciente. La nocién de conciencia prictica es fundamental en teoria de la estructuracién. Es la caracterfstica del agente o sujeto humano hacia la cual el estructuralismo se mostr6 par- Ucularmente ciego? Pero lo mismo acurrié con otros tipos de pensa- miento objetivista. Sélo en fenomenologia y etnometodologfa, dentro de las tradiciones sociol6gicas, hallamos tratamientos circunstancia- dos y sutiles acerca de la indole de una ronciencia practica|En efec- to, estas escuelas de pensamiento, junto con la Filosofia guaje usual, se encargaron de aclarar las insuficiencias de las teorias or- todoxas de ciencia social sobre este punto. No pretendo que el distingo entre conciencia discursiva y practica sea rigido e impermeable. Al contrario, diversos aspectos de las experiencias de socializacién y aprendizaje del agente pueden alterar esa divisién. Entre conciencia discursiva y practica no hay separaci6n; existen s6lo las diferencias ~enlre Io que se puede decir y lo que en general simplemente se hace. No obstante, hay barreras, centradas sobre todo en una represi6n, 'enire conciencia discursiva y lo inconsciente. ‘conciencia diseursiva conciencia prictica Kee 2 _motivos/cognicién inconscientes Como se lo explica en otro lugar de este libro, ofrezco estos con- ‘en remplazo de la triada psicoanalltica tradicional de yo, super ie ¥ ello. El distingo freudiano de yo y ello no puede atender con comodidad al andlisis de la fonciencia prictica) que carece de hogar fe6rico en Ia sicoanalitica co “feorfa psicoanalitica como en los otros tipos de pensa- del psicoandlisis pero, tal como se lo emplea de ordinario, es claro que significa algo diferente. En lugar de hablar en lengua inglesa del «ego» conviene habler del «I» (como, desde luego, lo hizo Freud en lengua alemana). Este uso no pone a salvo de antropomorfismos en que el yo se pinte como una especie de mini-agente; pero al menos vale como re- ‘medio inicial, El empleo de «yo» se desarrolla a partir de la postura del agente en encuentros sociales, y después se asocia a esta. Como tér- ‘mino para recibir predicados, estd «vacio» de contenido, si se lo com- para con la riqueza de las descripciones que el agente hace de sf mis- ‘mo cuando dice «me». El dominio de relaciones «yo», «men, «tt», apli- cado con reflexion en un discurso, tiene importancia decisiva para la competencia emergente de agentes que aprenden el lenguaje. Como no empleo el sérmino «ego», evidentemente es mejor prescindir de «super-ego» también, un término, por lo demés, torpe. El término ‘wconciencia moral» prestard excelente servicio en remplazo de aquel.* ‘Tocios estos canceptos se refieren al agente, ;Oué decir de Ja natu- raleza del obrar? Esto se ‘conectar con otro punto. La duracién de Cee eS omnes ieee : = a riores. Asi, ura de las consecuencias re “criba correctamente en lengua inglesa es la de contribuir a Ta lengua inglesa como un todo. Que yo hable en inglés con “correccién és intencional; no lo es el aporte que hagoa la reproduccién de la lengua. {Pero c6mo formulariamos lo que son consecuencias no buscadas? Sees ~Se ha supvesto comtinmente que el obrar humano no se define si no es por referencia a intenciones. Esto significa que una unidad de conducta sélo se puede considerar accién si quien la cumple tiene la intencién de obrar asi, porque de lo contrario la conducta en cuestién serfa una mera respuesta reactiva. Quizés este punto de vista reciba alguna verosimilitud del hecho de que ci ‘el agente no se los propone. Fl suicidio viene al caso aqui. A des- ppecho de los esfuerzos conceptiales de Durkheim, no se puede decir que ocurra «suicidio» sino existe alguna intencién de precipitar una auto-destruccién. Una persona que se desvie en una curva y sea arro- ada por un utomévil que se aproxima no se puede lamar «suicida» si el suceso es accidental; es algo que al individuo le ley no algo gue él haga. io no es representativo de la mayoria de los ‘actos humanos en su relacién con las intenciones, a saber: que s6lo se “puede afirmar que ocurrié si quien lo perpetré tuvo la intencién de umriera, La mayoria de os actos no presentan esta caracteristica. Pero algunos fil6sofos argumentaron que para considerar ejemplo de obrar un suceso en que participe un ser humano es necesario al me- nos que lo hecho porla persona sea intencional bajo alguna definicién,. aun si el agente se equivoca en esa definicién. Un oficial a bordo de un submarino mueve una palanca con la intencién de virar el rumbo pero en cambio, porque se equivocé de palanca, hunde al Bismarck. Hizo algo con intencion, pero no lo que imaginaba, sino que el Bismarck re~ sult6 hundido por su accién. Otro ejemplo: si alguien vuelca con in- tencién café, en la creencia errénea de que es té, volcar el café es un acto de esa persona aunque no fuera intencional; bajo otra definicién, como «volcar el té», seria intencional.# (En la mayorfa de los casos, ‘«volcar» algo tiene una connotacion de no intencionalidad. Es un des- liz que sobrevino en el curso de una accién en que la persona intentaba hacer algo bien diferente, como alcanzar la taza a otra persona. Freud i i lices de conducta, lo mismo que Jos ‘deslices en el habla, de hecho responden a una motivacién incons- ‘iente, Esto, desde luego, los sitda bajo definiciones intencionales deo de otro Angulo.) Pero, precisamente, es err6nea la opinién de que para valer como ejemplo de obrar basta con que un suceso sea intencional bajo cualquier definicién, Esto confunde la designacion de un obrar con dar defini- ciones de un acto; y confunde el registro continuado de una acci6n en ‘que individuos estan empefiados con las propiedades que definen a ‘esa accién como tal. Obrarno denota las intenciones que la gente tiene para hacer cosas, sino, en principio, su capacidad de hacer esas cosas "(que es aquello por lo cual obrar implica poder: cf. la definicién del “Oxford English Dictionary de agente como «alguien que ejerce poder o “produce un efecto»). Obrar concierne a sucesos de los que un indivi- “duo es el autor, en el sentido de que el individu pudo, en cada fase de “(ina secuencia dada de conducta, haber actuado diferentemente. Lo a ocurrido si ese individuo no hubiera interve- 10, un fluir en el que el registro refle- tal para el control del” tienen de cabo a.cabo en st cosas que no me propongo ha~ ar de Jo cual las hago. Ala in-_ que intente lograr algo y en omemos el cespftiti malicioso que hiciera una broma poniendo la taza sobre un platillo en un éngulo tal que, tomada la taza, muy probablemente sal- picara. El individuo B toma el café, y efectivamente se Jo vuelca en- ima, Serfa correcto decir que lo hecho por A produjo el incidente, al menos contribuyé a que sucediera. Pero A no voles el café; B lo hizo. El individuo B, que no se proponia volcar el café, vole6 el café; el indi- viduo A, que se propuso que el café se voleara, no lo volc®. {Pero qué es hacer algo sin intenci6n? 2Es di consecuencias sin intencién? sidérese el denominado «efecto acordedn» de una accién. Un individuo acciona una llave para ilumi- ~ par una sala. Aunque esto es intencional, el hecho de que encender la lave de luz alerte a un ladrén no lo es. Supongamos que el ladr6n es- cape a la calle, sea capturado por un policia y tras el debido proceso pase un afio en prisién condenado por el latrocinio. Todas estas son Consecuenciasno intencionales del acto de acciona la lave? {Qué co- ‘3as ha «hecho» el indi 3? Mencionaré un ejemplo mas, tomado de tuna teoria de segregaci6n étnica.” Una pauta de segregacién étnica acaso se desarrolle sin que ninguno de los interesados tenga la inten- ion de que elo ocurra, del siguiente modo, que se puede ilustrar por analogfa. Imaginemos un tablero que tenga un conjunto de monedas de cinea centavos y un conjunto de monedas de diez centavos. Estas se encuentran distribuidas al azar sobre el tablero, como pueden estarlo individuos en un 4rea urbana. Se adopta el supuesto de que, aunque ‘no sienten hostilidag! hacia el otro grupo, los miembros de cada grupo zo quicren vivir en un vecindario donde étnicamente se encuentren en minorfa. Sobre el tablero, cada pieza es movida hasta que se encuentre ‘en una posicién tal que al menos el cincuenta por ciento de las piezas vvecinas sean del mismo tipo. El resultado es una pauta de segregacion ‘extrema. Las monedas de diez centavos terminan como una especie de ‘gueto en medio de las monedas de cinco centavos. El «efecto de com- posicién» es un resultado de una sumacion de actos —los de mover ‘piezas sobre dl tablero o los de agentes en un mercado de vivienda—, fada uno de ls cuales se lleva a cabo intencionalmente. Pero el resul- ~tado final no fue buscado ni deseado por nadie. Es, por asi decir, obra fino este concepto como lo propio de un acto del que su autor sabe, © cree, que tener una particular cualidad y resultado, y en el que ese sa- ber ¢s utilizado por el autor del acto para alcanzar esa cualidad o ese resultado’ Sila caracterizaci6n que dimos del obrar es correcta, tene- ‘mos que distinguir la cuestiGn de lo que un agente chace» de lo que es xxbuscado» o de los aspectos intencionales de lo que se hace. Obrar _ denota un hacer, Encender la luz fue algo que el agente hizo, y tam= bien hizo que el ladrén se alertara. Esto no fue intencional si el actor no sabia que el ladrén estaba allfy si, por alguna razén, aun sabiendo que el adrén estaba alli el agente no intent6 usar este saber para alertar al intruso. Haceres no intencionales se pueden distinguir conceptual- mente de consecuericias no buscadas de haceres, aunque el distingo “perderd sentido si és cae sobre la relacién entre lo inten: ional y lo no intencional. Las consecuencias de lo que actores hacen, sicesos que no habrian ocurrido si tal ac- versamente, por mas que el haberlos pro- el poder del agente (con independencia de que este pudo tener). Podemos decir, creo, que todas las cosas que le ocurrieron al ladron tras el accionamiento de la llave fueron consecuencias no buscadas del acto, supuesto que el individuo en cuestién no supiera que el ladrén estaba alli y que, en consecuencia, iniciara la secuencia sin intencién. Si ‘hay compiejidades en esto, conciernen a determinar cémo puede ser {que un acto en apariencia trivial desencadene sucesos muy alejados de élen tiempo y espacio, y no a si esas consecuencias fueron intentadas por el autor del acto original. En general es cierto que mientras més alejadas en tiempo y espacio estén las consacuencias de un acto del contexto original del acto, menos probable seré que esas consecuencias hayan sido intencionales; pero, desde luego, esto se ve influido tanto por el alcance del saber que los actores poseen (véanse las pags. 123-5) 2s de movilizar. De ordinario nos in- € chace> —por oposicion a las conse Tos sta limitado a los contextos inmediatos de accion o de interacci6n. Asf diriamos que encender la luz fue algo que el agente hizo, y probable- mente también alertar al ladrén, pero no causar que el ladrén fuera apresado por el policia o terminara encarcelado por un afio. Aunque pudo ser que esos sucesos no hubieran acontecido en el momento y en el lugar en que lo hicieron sin el acto de encender la luz, para ser algo tes de los que dependid su acaecimiento. il6sofos han gastado mucha tinta en el intento de analizar la natuc raleza de una actividad intencional. Pero desde el punto de vista de las Ciencias sociales, dificilmente se exageraré la importancia de las conse- ‘cuencias no buscadas de una conducta intencional.Mérton ha sido quiza el que produjo el examen clasico de esta cuestién.? Sefala, con todo acierto, que el estudio de las consecuencias n0' wy o bien c) consecuencias significativas tnicas o bien d) significativas maltiples. Lo que se juzgue «significa- jerd de la naturaleza del estudio que se haya emprendido 1 a continuaci6n asocia con- » Merton) formas o pauitas de conduc- q x , Merton cciempens actividad (funciones manifiestas) a sus consecuencias no buscadas latentes). Uno de los propésitos de individualizar funcio- es mostrar que actividades sociales en apariencia irracio- no ser en definitiva tan irracionales. Esto es particular- ble, segsin Merton, en el caso de actividades 0 pricticas i. Con frecuencia se las desdefta como «"supersticiones’ idades”, “pura inercia de la tradiciGn”, etc». Sin embargo, o consecuencia no buscada, 0 conjunto de consecuencias no das, que ayuden a garantizar la reproduccién continuada de lca en cuestcn--, entonces demostramos que en modo alguno irracionales. i, un ceremonial, pr ejemplo, «puede cumplir la funcién latente Ja identidad grupal si proporciona una ocasién periédica, Jos miembros dispersos de un grupo se reinan para participar actividad comiin».11 Pero es un error suponer que haber asf de- Ja existencia de una relacién funcional aduzca una raz6n la existencia de una préctica. Aquf lo que de manera més o menos cia se contrabandea es una concepcién sobre «razones de so- dy que se basa en unas necesidades sociales imputadas. De este o,sientendemps que el grupo «necesita» el ceremonial que le per- ‘sobrevivir, dejamos de ver como irracional la continuacion de ‘Pero decir que la existencia de un estado social A necesita de una social B que lo asista para sobrevivir en una forma reconoci- similar equivale a plantear una pregunta que después se tie- responder; sto, por sf, no la responde. La relacién entre A y B andloga a la relacién que rige entre deseos 0 necesidades e in- es en el acter individual. En el individuo, deseos que son cons- 08 de los impulsos motivacionales del actor generan una rela- \dindmica entre motivacién e intencionalidad. No es el caso de los sociales, salvo donde actores se conduzcan a sabiendas de lo 'stjuicio son las necesidades sociales.12 Establecido este punto, no puede haber objeci6n a la insistencia Merton en el valor de conectar consecuencias no buscadas de la accié con pricticas institucionalizadas, que son aquellas de hondo a en tiempo y espacio. Este representa el contexto mas importante tres grandes contextos de investigaci6n —distinguibles entre sf s6l0_ analiticamente— en los que se puede analizar el influjo de conse cuencias no buscadas. Uno es el del ejemplo encender la luz /alertar: intruso/causar que el intruso huya/etc. En este caso el investigador interesa en acumular sucesos derivados de una circunstancia ini dora sin la que esa acumulaci6n no se habria producido. Aqu{ viene al caso el andlisis de Max Weber de los efectos de la batalla de Mara sobre el posterior desarrollo de la cultura griega, y por lo tanto sobi la formacién de la cultura europea en general, y también su exa de las consecuencias del disparo de la bala que mat6 al archiduq Fernando en Sarajevo.’ Se atiende a un conjunto singular de suc reconstruidos y analizados de manera contrafactica. El investigadar pregunta: «Qué habria ocurrido con los sucesos B, C, D, E... sino hubiera producido A?», con lo que procura individualizar el papel d ‘Aenla cadena o secuencia ‘Un segundo tipo de circunstancia en la que puede hacer foco el “analista social eo aujuel en que no se trata de una pauta de consecuen= cias no buscadas originadas por un solo suceso sino de una pauta q Ita de un complejo de actividades individuales. Un ejemplo de ‘esto es el examen de la segregaci6n étnica que mencionamos antes, ‘Aqui un determinado «resultado final» se toma como el fenémeno por explicar, y se muestra que ese resultado final deriva como una cone secuencia no buscada de un agregado de cursos de conducta inter cional. El tema de la facionalidad aflora aqui de nuevo, aunque esta ‘vez no existe objecién 16; ‘Racerle. Lo han senalado de manera a serie de acciones racionales, que actores individuales separado, puede ser irracional para todos ellos. Los «efectos perver- sos» no son més qué un tipo de consecuencias no buscadas, aunque sin duda es cierto que las situaciones en que ellos ocurren tienen tn interés particular. El tercer tipo de contexto en el que se pueden pesquisar consecuen- cias no buscadas es el apuntado por Merton: aquel en que el interés del analista recae sobre los mecanismos de reproducciGn de précticas ins- titucionalizadas. En este caso las consecuencias no buscadas de la ac- ci6n ofrecen las condiciones inadvertidas de una accién ulterior dentro de un ciclo de realimentacién no reflexiva (lazos causales). He sefia- ado que no basta discernir relaciones funcionales para explicar que sa realimentacién ocurra. Pero entonces, jobmo sucede que ciclos de ‘eonsecuericias no buscadas se realimenten para promover una Tepro- {duccion social porlargos perfodos de tiempo? De una manera general, tho es dificil analizar esto. Actividades repetitivas, localizadas en un tontexto de tiempo y de espacio, tienen consecuencias regularizadas, Sho buscadas por quienes emprenden esas actividades, en contextos de tin espacio-tiempo més 0 menos «lejanor. Después, lo que ocurre en sta segunda serie de contextos influye, de manera directa o indirecta, _Nobre las posteriores condiciones de una accién en el contexto original. Para entender lo que sucede no hacen falta mas variables explicativas {que aquellas que explican por qué los individuos se ven motivados a mpefarse en pricticas sociales regularizadas por un tiempo y wh ‘espacio, ¥ las consecuencias que de ello se siguen. Las consecuencias tha buscadas se adistribuyen> regularmente como subproductos de Jina conducta regularizada que como tal recibe sustentaci6n reflexiva de quienes particpan en ella. joie es el nexo logico entre at lx? Aunque las a fice puede senalar cémodamente. Ser capaz. de «obrar eae significa ser capaz de intervenir en el mundo, o de abstenerse locas intervencién, oon la consecuencia de in‘luir sobre un proceso 0 |{mnestado de cosas espectficos. Esto presupone que ser un agente es ser “tupaz de desplegar(repetidamente en el fuir de la vida diaria) un es- pectro de poderes causales, incluido el poder de influir sobre el des- Plegado por otres. Una accién nace de la aptitud del individuo para producir una diferencia» en un estado de ee istentes, Un agente deja de ser tal si pierde la aptitud de «pro- Hlacir una diferencia», 0 sea de ejecer alguna clase de poder. Muchos interesantes para al andlisis socal se centran en las margenes de pique se puede compular como accion: donde el poder de los indivi reelutido por un espectro de circunstancias especificables wo es de primera importancia advertir que circunstancias de cons “penimiente social en que individuos «carecen de opcién» no equiva- Tn disolueion de la accion como tal. «Carecer de opcion» no sig- {que la acd haya sido remplazada por una reaccion (en el sen- do en que una persona parpadea cuando se hace un movimiento “fipido cerca de sus ojos). Esto podria parecer tan evidente que no hhiiera falta decirlo, Pero algunas escuelas muy destacadas de teorfa clal azociadas sobre todo al objetivismo y a la «sociologia estructu- " fal», no repararon en el distingo. ‘Supusieron que los constrefiimientos operaban cual fuerzas naturales, como si «carecer de opcién» fuera ‘equivalente a ser impulsado por presiones mecénicas de manera irre- sistible y sin darse cuenta de ello (véanse las pags. 239-41). Para expresar de otra manera estas observaciones, podemos decir que acci6n implica I6gicamente poder en el sentido de aptitud tras- formadora. En esta 6s que es la mas amplia, el po- der es logicamente anterior a la subjetividad, a la constitucién del re- Bistro reflexivo de la conducta. Conviene ester esto porque, cn lad Ciencias sociales, las concepciones sobre el poder tienden a reflejar fiel- mente el dualismo de sujeto y objeto que antes mencionamos.-Ass, “«pocler»)se define, con mucha frecuencia, en los términos de intencign x i, como la capacidad de lograr resultados deseados e inten- tados, En cambio, otros autores, incluyendo tanto a Parsons como a Foucault, ven el poder ante todo como una propiedad de la sociedad ‘ode la comunidad social. fa aoa Lacuesti6n no esté en eliminar uno de estos tipos de concepcién en. favor del otro, sino en expresar su relaci6n como un aspecto de la dua-_ Tidad de estructura. En mi opinion, Bachrach y Baratz acte en su conocido exanien del problema, afirman que existe u del poder (no tres, como sostiene Lukes). 7 Las definen como la apti- |tud de actores para poner en préctica decisiones preferida: por un lado, y la «movilizacion de influencia» inherente a institucio” nes, por el otro, Esto no es del todo satisfactorio porque conserva una concepéién de suma cero del poder. de giade estos autores, podemos expresar la dualidad de estructura en relaciones de poder del siguiente modo. Récursos|(enfocados a través de significaci6n y legit ién) son propiedades estructurales de sist ‘mas sociales, que agentes entendidos utilizan y reproducen en el curso ‘una interacci6n. Péde} no se conecta de manera intrinseca.con la consecucién de interésé5 sectoriales. En esta concepcién, el uso de po- der no caracteriza a tipos especificos de conducta sino a toda accién, y el poder mismo no es un recursovRecursos)son medios a través de los cuales se ejerce poder, como un elemento de rutina de la actualizacién de una conducta en una reproduccién social. No debemos entender las estructuras de dominacién insitas en instituciones sociales como moli- nos para «seres déciles» que se comportaran como los autématas pro- puestos por la ciencia social objetivista..El poder en sistemas sociales que disfrutan de cierta continuidad en tiempo y espacio presupone relaciones regularizadas de auitonomia y dependencia entre actores 0 * colectividades en contextos de interaccién social. Pero todas Jas formas “de dependencia ofrecen ciertos recursos en virtud de los cuales los su- Estructura, estructuracion i |. Pero sil Ne release ate Tainmensa mayoria de los analistas Quiero pasar ahora al nticleo de la teorfa de la estructuracién: los c westructuran, «sistema» y «dualidad de estructura». La odio de ear (0 de «estructura social»), desde luego, es cons- picua en los escritos de la mayoria de los autores funcionalistas, ha prestado su nombre a las tradiciones de «estructuralismo», Pero Fingiin caso se la conceptualiza de a manera més satisfactoria para Jas exigencias de una teorfa social. Au jonalistas y sus criticos han prestado mucha mas atencion ala idea de «funciSn~ que a 1a.¢® ci6 usar esta ltima como una nioci6n tradi Sonal Pero ‘luda sobre la acepcin usual que dan a «estruc i a sociales o de fen6- sociales: consiste en algtin a 24 = {érmino, no pretendo sostener que se deba abandonar por completo aquellas Jsas. Sociedad», «culturar y todoun es- ‘i cn asec ilas implican «procedimientos: inet peel social, ss Jo ha puesto en claro sobre todo glas por lo general hacen intersecci6n con précticas en la aval ‘encuentros situados: el espectro de consideraciones «ad hoo» que Garfinkel descubre participa repetitivamente en la actualizacion de reglas y es fundamental para la forma de esas reglas. Todo actor s0- cial competente, se podria agregar, es ipso facto un teSrico social en el nivel de una conciencia discursiva y un «especialista metodol6- _gico» en los niveles de una conciencia discursiva y una conciencia "prictica Reglas presentan dos aspectos que es esencial distinguir concep- i ficteerte ‘porque cierto néimero de autores filos6ficos (como es el ‘caso de Wirch) han tendido a fusionarlos. Reglas denotan por un 1. Reglas se conciben con frecuencia en conexién con juegos, como prescripciones formalizadas. Las reglas implicadas en la repro- duccién de sistemas sociales no se parecen en general a esas. Aun. las codificadas como leyes estan en general sujetas a una diver- sidad mucho mayor de cuestionamientos que las reglas de juegos. Aunque el empleo de las reglas de juegos como el ajedrez, etc, que sirven de modelo a las propiedades de sistemas sociales gober- nados por reglas, se asocia a menudo con Wittgenstein, es mas im- Portante lo que Wittgenstein tiene para decir acerca del juego de los n particular aq. ¢la estructura de las sociedades industrializadas», e de es jnos se usan para indicar de un modo general aspectos institu- esi ‘una sociedad 0 conjunto de : ‘Una de las tesis principales de la teorfa de la estructuracion es que nifios como ejemplo de las rutinas de la vida social. Jas reglas y los recursos que se aplican a Ja produccién y-neproduccion 2. Reglas se mencionan a menudo en singular, como si se las pudiera BB cos action social son, ismo tiempo, los medios para la.repro- referir a especificos ejemplos o piezas de conducta. Pero esto es en juccion sistémica (la estructura). Pero cémo se debe extremo engaroso si se lo considera andlogo a la operacién de la vida social, donde unas précticas se sustentan unidas a unas dispo- siciones que presentan una organizacién mas o menos laxa. 3. No es posible conceptualizar reglas aparte de recursos, que deno- tan los modos por los cuales relaciones trasformativas se integran, enacto, ala produccién y reproducci6n de practicas sociales. Por lo tanto, propiedades estracturales expresan formas de dominacién y de poder. is ti yu ‘lacto interpretar esta tesis? En que sentido se puede afirmar que, en el fn que me dedico a mis quchaceres diarios, mis acividades conus, tancian y reproducen, por ejemplo, las instituciones globales del Ritalin Trodemo? jOué reglas son invecadas aqui en defintiva? Considérense los siguientes ejemplos posibles de reglas: 1, «La regla que define al jaque mate en el ajedrezes.. >». 2. Una formula: an = 1? + n-1. 3. «Como regla, R se levanta a las 6:00 todos los dias». social. La formula an = n? + n-1 esté tomada del ejemplo de Wit- 4. «Es una regla que los obreros deben fichar a las 8:00 de la mafiana», tgenstein de juegos con ntimeros.!? Una persona escribe una secuencia de nameros; una segunda persona elabora la f6rmula que especifica Otros muchos ejemplos se podrian ofrecer, desde luego, pero estos Jos némeros que siguen. Qué es una formula de este tipo, y qué servirdn en el presente contexto. En el usa.) «regla» es mas o menos significa entender una formula asi? Comprender la formula no es pro- equivalente a habito 0 rutina. Aqut la acepcién de «regla» es més bien ferirla. Porque alguien la podria proferir sin entender la serie; a la _débil, porque por lo com presupone ningGn precepto basico a inversa, se puede comprender la serie sin ser capaz de dar expresién gue el individuo obedezca ni sanci6n alguna que se aplique en res-_ verbal a la formula. Comprender no es un proceso mental que acom- BRT es simplemente algo que la persona hace como pafie a la soluci6n del enigma que la secuencia de niimeros presenta ‘Un habito es parte de una rutina, e insistiré con fuerza en la ‘al menos, nc es un proceso mental en el sentido en que lo es escu- importancia de la rutina en la vida social. «Réglas), como las entiendo, char una melodia o una sentencia hablada—. Es simplemente ser ca- ciertamente conciernen a numerosos aspectos de una practica rutina- wz de aplicar la f6rmula en el contexto y del modo correctos para con- “Fa, pero una préctcarutinaria noes como tal una regle Pima la sete __Amuchos ha parecido que los casos‘, ¥&-represeritaban dos tipos ~ Una formula es un procedimiento generalizable; es generalizable de regla, constitutiva y reguladora. Explicar la regla que rige el jaque porque se aplica a un espectro de contextos y ocasiones, y es un proce- mate en el ajedrez supone decir algo sobre lo que es inherente a la dimiento porque facilita la continuacién met6dica de una secuencia constitucién misma del ajedrez como juego. La regla de que los establecida, {Son las reglas lingiifsticas semejantes a estas? Creo que lo trabajadores deben fichar a determinada hora, por su lado, no contri- gon, y que esta semejanza es mucho mayor que su parecido con las buye a definir lo que es trabajo; especifica el modo en que se debe reglas de la clase que Chomsky aduce. Y esto parece ademas acorde trabajar. Como lo apunta Searle, reglas reguladoras por lo comtin se con los argumentos de Wittgenstein, al menos con una posible inter- pueden parafrasear en la forma «Hagan X», o «Si Y, hagan X». Algunas pretacion de elos. Wittgenstein seftala: «Comprender un lenguaje sig- Teglas constitutivas tienen sin duda ese cardcter, pero la mayoria pre- nifica dominar una técnica».° Esto se puede interpretar en el sentido sentara la forma «X se considera Y» 0 «X se considera Y en el contexto. de que el uso de un lenguaje es ante todo metodolégico, y que reglas Co.18 Que este distingo que menciona dos tipos de regla es dudoso lo de lenguaje son pro€edimientos de aplicacién metédica implicitos en indica ya la torpeza etimol6gica de la expresin «regla reguladora», Jas actividades practicas de la vida cotidiana. Este aspecto del lenguaje Porque en tiltimo andlisis la palabra «reguladora» ya implica «reglan: ‘es muy importante, aunque no sea comin que le dé gran relieve la ma- su definicion de tecipemin ented poe teltt>. Acerca de 1. y 4., joria de los seguidores de Wittgenstein. Reglas «dictadas» como en 3 que expresan dos aspectos de reglas mas que dos tipos dis- casos 1. a mencionados, son interpretaciones de una activi- tintos de regla. Si. es sinduda pastes alate col dad al mismo tiempo que se aplican a clases especificas de activida- siste, para los que juegan ajedrez tiene propiedades sancionadoras 0. des: todas las reglas codificadas adoptan esta forma, porque dan ex- «reguladoras»; denota aspectos del juego que es preciso observar. Pero. presion verbal a un hacer esperable. Pero reglas son procedimientos de 4. tiene también aspectos constitutivos. Quizé no entre en la definicién. accion, aspectcs de una pratis. Por consideracion a esto, Wittgenstein de lo que es «trabajo», pero entra en la de un concepto como «burocras ‘Tesuelve lo que él ante todo plantea cc -«paradoja» de las reglas cia industrial». Aquello sobre lo cual 1. y 4. laman nuestra atencién Fis obediencis a ellos. Esta consist en que sobre ningiin curso de ac- son dos aspectos de reglas: su papel en la constitucion de un sentido y. Ese su estrecho nexo con sanciones. (do curso de accién admita ser puesto de acuerdo con cierta regla. Eluso 2, pudiera parecer el menos promisorio como modo de con- ‘Porque si esto ceptualizar «regla» para que tenga alguna relaci6n con «estructura», mn id que cualquier curso de accién 1. Aqui hay un malentendido, una En realidad voy a sostener que es el mas pertinente de todos. No : de una regla con quiero decir que la vida social se pueda reducir a un conjunto de prine Obeaecer ala gla? cipios matematicos, algo muy ajeno a lo que tengo en mente. Quiero, ideremos las reglas de la vida social, entonces, como técnicas decir que es en la naturaleza de las formulas donde mejor podemos 1 procedimienios generalizables que se aplican a Ja escenificacion /re- descubrir la acepcion de «regla» analiticamente mas eficaz en teoria {prodluccién de practicas sociales. Reglas formuladas —las que reciben expresion verbal como cénones legales, reglas burocraticas, reglas de Juego, etc.— son, por lo tanto, mas inersretclonss codificadas de” reglas que reglas como tales. No se las debe tomar como reglas ejem- pido en general sno como ios especies de rela forma, jue, en virtud de su formulacion eget oa ‘manifiesta, adquieren diversas cuali- Estas consideraciones ofrecen hasta aqui s6lo una aproximacién preliminar al problema. ;Cémo se relacionan las formulas con las racticas en que se comprometen actores sociales, y en qué clase de formulas estamos més interesados con propésitos generales de ané- lisis social? Por lo que se refiere a la primera parte de la pregunta, po- demos decir que la noticia de reglas sociales, expresada ante todo en una conciencia practica, es el nticleo mismo de ese «entendimiento» que caracteriza especificamente a agentes humanos. Como actores so- Ciales, todos los seres humanos son en alto grado «expertos» en aten- ion al saber que poseen y aplican en la produccién y reproduccién de encuentros sociales cotidianos: el grueso de ese saber es de carécter mis prictico que teérico. Como lo han sefalado Schutz y muchos otros, os actores emplean esquemas generalizados (férmulas) en el curso de sus actividades diarias para resolver segdin rutinas las situa- ciones de Ia vida social. Entender el procedimiento, o dominar las - nicas de «hacer» actividad social, es por definicion metodol6gico. O sae entender no expecfica (ni podria hacerlo) todas las situaciones. -on las que un actor se puede encontrar; mds bien proporciona la ap- titud generalizada de responder a un espectro indeterminado de cir ena (cee ganas deme Los tipos de regla mas significativos para la teoria social se alojan en la reproducci6n de pricticas institucionalizadas, o sea, précticas se- dimentadas a la mayor profundidad en un espacio-tiempo. Las prin- cipales caracteristicas de reglas que interesan a cuestiones generales de andlisis social se pueden presentar como sigue: Intensives tiitas informales _sancionadas débilmente superficiales discursivas_formalizadas _sancionadas fuertemente Por reglas que son de naturaleza intensiva, entiendo f6rmulas que se invocan constantemente en el curso de actividades cotidianas, que entran en Ja articulacién de buena parte de la textura de la vida coti- diana. Reglas de lenguaje son de este cardcter. Pero de igual modo lo son, por ejemplo, los procedimientos utilizados por actores en la orga~ nizacién de tumos en conversaciones 0 en una interaccién. Se las pue» de contraponer a reglas que, aunque quiz de vasto alcance, s6lo ejer- cen un influjo superficial sobre gran parte de la textura de la vida so- ial. La contraposicién es importante, aunque s6lo fuera porque cO- ménmente se da por supuesto entre los analistas sociales que las re- glas mas abstractas —p.¢, la ley codificada— son las que més influ- yen en la articulacién de una actividad social. Por mi parte sostengo {que muchos procedimientos en apariencia triviales aplicados en la vida diaria tienen un influjo més profundo sobre la generalidad dela conduicta social. Las categorias restantes se explican mas 0 menos por llas mismas. La mayor parte de lds reglas que intervienen en la pro-| ‘uccién y reproduccién de practicas Sociales son aprehendidas s6lo té- citamenie por los actores: ellos saben como «ser corm. La formulacién| ilscursiva de una regla es ya una interpretaciGn de ella, y, como he sefiala- do, puede en sty por si alterar la forma de su aplicacién. De las reglas que no solo se formulan discursivamente sino que ademés reciben co- dificacion formal, el caso ejemplar es el de las leyes. Desde luego, las Jeyes estin entre los tipos de reglas sociales mas fuertemente sanciona- dos, y en las sociedades modernas tienen gradaciones de retribucién formalmente prescritas, Pero serfa un grave error subestimar el vigor de sanciones aplicadas informalmente para una diversidad de practi- cas diarias mundanas. No importa qué otras cosas se crean demostra~ das por los experimentos de Garfinkel sobre la confianza: ponen de manifiesto la extraordinaria fuerza coercitiva de que estén investidos aspectos en apariencia triviales de respuesta conversacional™ Las cualidade¥ articuladoras que las reglas tienen se pueden estu- diar ante toco bajo el aspecto de la formacién, el sostenimiento, la ter- minacién y Ja remodelacion de encuentros. Aunque los agentes usan tuna incalculable variedad de procedimientos y de técticas en la cons- titucion y reconstitucién de encuentros, aquellos que importan para sostener una seguridad ontol6gica probablemente tengan particular {gravitaci6n. Los experimentos de Garfinkel son sin duda instructivos sobre este punto. Indican que las prescripciones incluidas en la articu- Jacién de una interaccién diaria son mucho mas fijas y coercitivas delo {que pudiera sugerir la comodidad con la que de ordinario se las apli- a, Esto sin duda se debe a que las respuestas 0 actos atipicos que los, «experimentadores» producian por indicacién de Garfinkel perturba- ban el sentimiento de seguridad ontolégica de los «sujetos» porque socavaban la inteligibilidad del discurso. Quebrantar 0 desconocer estudiar las ads inten- sivamente. Pero no hay duda de que Garfinkel contribuy6 a descubrir ‘un campo de estudio de notable riqueza cuando consumé la «alqui- ‘mia del sociblogo», la «trasmutacion de cualquier pieza de actividad social ordinariaen una publicacién iluminadora,® Distingo «estructura» como término genérico de «estructuras» en plural, y a de las «propiedades estructurales de sistemas Sociales». (Estructura denota no s6lo reglas implicitas en la a produc- | sion y reprodiiccion de sis temas sociales, sino también recursos (sobre que no he dicho gran cosa hasta ahora, pero lo haré pronto). Segrin uuso ordinario en Jas ciencias sociales, «estructura» se suele emplear ‘cuando se tienen en mente los aspectos més duraderos de sistemas Sociales, y yo no quiero perder esta connotacién. Los aspectos mas. importantes de estructura son feglas y recurso envueltos recursiva: -menie en instituciones{Instituciones por definicién son los rasgos mis duraderos de una vida social. Cuando menciono las propiedades es- {ructurales de sistemas sociales, me refiero a sus aspectos instilucion@- Hizados, que ofrecen ¢Solidez> por un tiempo y un espacio. Uso el con- cepto de «estructuraty-para alcanzar relaciones de trasformacin y mediacidn que son los «conmutadores de circuito» soterrados en con- Tas Teoria de que: que los actores tienen sobre los sistemas sociales que a contribuyen a constituir y reconstituir en sus actividades puedan reificar esos sis- temas. La reificacién de relaciones sociales, o la «naturalizaci6n» dis- cursiva de las circunstancias y productos histéricamente contingentes de la accion humana, es una de las dimensiones principales de la ideo- logfa en la vida social.2” Pero aun las formas mas toscas de pensamiento reificado dejan in- tacta la gravitacion fundamental del entendimiento de actores huma- ‘os. Porque este entendimiento se funda menos en una conciencia dis- cursiva que en una conciencia préctica. El saber sobre convenciones sociales, sobre sf mismo y sobre otros seres humanos, requerido para ser capaz de «ser cor» en la diversidad de contextos de la vida social es minucioso e incalculable. Todas los miembros competentes de la so- ciedad tienen amplia destreza en las realizaciones practicas de activi- dades sociales y son «sociélogos» expertos. El saber que poseen no es adjetivo para el diserto persistente de la vida social, sino que es un ele- mento constitutivo de ese disefio. Dar importancia a esto es absoluta- mente indispensable para evilar lus errores del funcionalismo y del es~ tructuralismo: los que se producen cuando se buscan los origenes de as actividades de los agentes en fenémenos que estos desconocen des- pués que se eliminaron o se dieron por supuestas las razones de los. agentes mismos, o sea, la racionalizaci6n de la acci6n en tanto inter- viene de manera permanente en la estructuraci6n de précticas socia- es. Pero no tiene menos importancia evitar la recaida en elerror puesto de abordajes hermenéuticos y de diversas versiones de feno- "menologia que se inclinan a mirar la sociedad como la creation plis- {ica de sujetos humanos. Ambas son formas ilegitimas de reduccio- nismo, nacidas de una deficiente conceptualizacion de la dualidad de estructura. Con arreglo a la teoria de la estructuracion, el momento de [a produccién de la acciGn es también un momento de reproduccién en los contextos donde se escenifica cotidianamente la vida social. Esto s as{ aun en el curso de las conmociones mas violentas 0 de las mas Tadicales formas de cambio social. No es exacto ver en las propiedades estructurales de sistemas sociales «productos sociales» porque esto eva a la idea de que actores pre-constituidos coinciden, por alguna razon, para crearlas.®* En Ja reproduccién de propiedades estructu- rales —para repetir una expresi6n empleada antes—, los agentes tam- bién reproducen las condiciones que hacen posible esa aeci6n. Estruc- tura no existe con independencia del saber que los agentes poseen sobre lo que hacen en su actividad cotidiana. Los agentes humanos: lempre saben fo que hacen en el nivel de una conciencia discursiva g alguna definicién. No obstante, lo que hacen puede ser por com- desconocido bajo otras definiciones, y ellos acaso sepan poco Jas consecuencias ramificadas de las actividades a que se en- La dualidad de estructura es en todas las ocasiones el principal ento deconfinuidades en una reproduccion social por un e- o-tiempo. Asu ver pi el registro reflexivo que los age ee idad social cotidiana, yen tendimiento humano es siempre La historia humana cionales, pero no es un proyecto intentado; escapa siempre al de someterla a direcci6n consciente. Pero ese afén es puesto en tica de continuo por seres humanos que operan bajola amenaza y ‘promesa de la circunstancia de ser ellos las tnicas criaturas que gen su «histocia» a sabiendas. epee hecho seres humanos teoricen sobre su - ee a a ofesionales, ast las ideas producidas por esos te6ricos inevitable- te hacen realimeptacién sobre la vida social misma. Un aspecto de es el intento de registrar, y por ese camino r, condiciones sreproduccion sistémica de elevada generalidad, fenémeno este que Jeanza importancia impresionante en el mundo contempordneo. Para yprehensi6n conceptual de esos procesos registrados de reproduc- tenemos que establecer ciertos distingos que interesan a lo que ‘sistemas sociales «sorm» como practicas reproducidas en escenarios JinteracciOn. Las relaciones implicitas o actualizadas en sistemas so- son, desde luego, muy variables en los términos de su grado de itud» y permeabilidad. Pero, aceptado esto, podemos discernir dos ‘en atenciGn a los medios por los cuales cierto elemento de «sis- midad» se consuma en una interaccion. Un nivel es el destacado en ‘en el funcionalismo, segiin lo apuntamos ya, donde la interde- eneia se once come un proceso homeostitico afin a means 0 {to-regulaci6n que operan en el interior de un organismo. 0 Siackjoie mientng mead que la «latitud» de la mayoria os sistemas sociales vuelve muy lejano el simil orgénico y que ese odo de reproduccién sistémica relativamente «mecanizado» no es el {que se discierna en sociedades humanas. Se puede considerar ‘una reproduccién sistémica homeostatica en una sociedad hu- incluye la operaci6n de lazos causales, en los que un espectro de de vida— implica el entrelazamiento de sentido, de ele- normativos y de poder. Esto es evidente sobre todo en los no yentes contextos, de vida social donde se cuestiona lo que los sociales «sono: el modo de definirlos correctamente. Tener lac 6 cia de ese cuestionamiento, de caracterizaciones divergentes y see sone at como so, se para cambialas frpuestas de actividad, es una parte esencial de «entender una reflexiva en's wre tsales homeostaticos y auto-regulaci6 de vida», aunque ello no queda claro en los escritos de autores aeration sistémica se debe completar con otto, fi Winch, cue presentan las formas de vida como unificadas y al jtiempo consensuales.35 < 1 fica sistemi le interaccign caracaraInegracin dstmica teroe cee uuienes estén fisicamente ausentes en tiempo y espacio. Los rraca Bian de ntegracion sistémicaciertamente presuponen los de integra cién social, pero esos mecanismos son ademés distintos, en al aepectos esenciales, de los incluidos en relaciones de copreserix Integracion socal Integracionsistémica Reciprocidad entre actores en. Rei ‘contextos de copresencia rete csoss a sot snes dear —— Formas de institucién damental para la concept be hab cae implicaciones que es preciso enunciar: Tg iawn ae forme dit sucturacén sirve para alarar las Falgo que ocurre «er» un espacio-tiempo. Los agentes, por rutina, . ‘porque ref 03 temporales y espaciales de encuentros en procesos itucion de sentido. El concepto de comunicacién, en tanto ‘general de una interacci6n, es mAs extenso que el de inten- mmunicativa (0 sea, Jo que un actor «quiere» decir o hacer). Una shay que evitar aqui dos formas de reduccionismo. Als than intentado deducir teorfas globales del sentido o la co- ‘a partir de la intencién comunicativa; otros, en cambio, {que una intencién comunicativa es a lo sumo marginal a det acto to de la constitucion de las cualidades significativas de una in- —su definicién precisa en tanto tiene su_ ecl6n, porque el «sentido» es gobernado por el ordenamiento es- tud de un observador para «ser con» dlessistemas de signos. Ahora bien, en a teorfa de la estructu- raf hermenéutica en la aptit wZaciGn se atribuye interés e importancia equivalentes a esas dos fo s, aspectos de una dualidad mas que constitutivas de un duali mutuamente excluyente, «,Laidea de «responsabilidad en su acepein cotidiana expresa co justeza la interseccién de esquemas interpretativos y de normas. «aesponsable» de las propias actividades es tanto explicar las ra de ellas como ofrecer los argumentos normativos que las puedan «i tificar». Componentes normativos de interaccién se centran siemp en relaciones entre los derechos y las obligaciones «que se esperar d quienes participan en un espectro de contextos de interaccién. C 0s formales de conducta, como los encerrados en la ley (al menos Jas sociedades contemporineas), por lo comtin expresan una suerte: pretendida simetria entre derechos y obligaciones, donde los unos Ja justficacion de los otros. Pero en la préctica no necesariamente te esa simetria, fendmeno este que importa destacar porque tanto «fuficionalismo normativon de Parsons como el -emarxismo estfuctue ‘ay de-Althusser exageran el grado en que obligaciones tivas son «interiorizadas» por los miembros de sociedades* Ningun de-esas posiciones integra una teoria de la acciGn que vea en I res humanos agentes inteligentes que registran reflexive fh de su reciproca interaccién. Cuando los sistemas sociales se concil de preferencia desde el punto de vista del scbjety socials insistiendo en el influjo general de un orden legitimo coord mativamente como un determinante global o «progr ‘conducta'social. Esta perspectiva enmascara el hecho de que los ele= mentos normativos de sistemas sociales son demandas contingentes que deben ser sustentadas y puestas en vigencia a través de la movili zacion efectiva de sanciones en los contextos de encuentros reales, Sanciones normativas expresan asimetrias estructurales de domina. ci6n, y las relaciones de los nominalmente sujetos a ellas pueden ser algo muy diferente de meras expresiones de los compromisos que de esas normas se esperan, Conviene destacar que centrarse en él andlisis de las propiedades estructurales de sistemas sociales es un procedimiento valido slo sise advierte que somete a na Go) ‘pone en suspenso— una conducta social registrada reflexivamente. Bajo el imperio de una. é semejan- te, podemes distinguir tes dimensiones estructurales ee SO sales: significacién, dominacién y legtimacién, Las connotaciones del anilisis de estas propiedades estructurales se indican en el cuadro. que sigue. La teoria de la codificacién aceptada en el estudio de las estruc- turas de significacion tiene que atender a los extraordinarios avances de la semiotica que se han introducido en décadas recientes. Al mismo tempo, tenemos que guardamos de asociar semidtica con estructura- a: inguficiencias en el andlisis de 1a acci6n humana. Signos a6lo como el elemento y el resultado de procesos comu- ‘en interaccién. Concepciones estructuralistas del lenguaje, lo similares debates sobre legitimacion, se inclinan a concebir jeom las propiedades dadas del habla y la escritura en lugar ss arraigo recursivo en la comunicacién de sentido. Doninioterico ‘Onden institucional (Ondenessmbiics/modos de discurso Teoria de codificacion, ect de autricaion de recursos Institciones plicas MTeria de asignacién de recursos Inatiticiones econdmices ‘ecria de regulacién normativa —Instituciones juridicas tu ‘de significacién tienen que ser aprehendidas en todos 08 en conexién con dominacién y legitimacin. Una vez més, fesponde al influjo general del poder en la vida social. En este 1es preciso sortear con cuidado ciertas posiciones. Asf, impor- ‘cuestiones se pusieron de relieve en la critica de Habermas a sr y en los debates que siguieron. Entre otras cosas, Ha- criticé la concepcién de Gadamer de «tradiciones» saturadas ticamente por no haber demostrado que marcos de sentido se ran cor diferenciales de poder. Esta critica es bien valida, 1 propio Habermas buscé desarrollar este punto en direccién a el alcance de formas de comunicacién «sistematicamente dis- \das», Pero sobre esa base no obtuvo una combinaci6n satis- del concepto de poder con una teorfa institucional. «Domi- no es lo mismo que estructuras de significaci6n «sistemé- mente distrsionadas» porque dominacién —segiin la entiendo— condicién misma de existencia de codigos de significacion. gminacién» y «poder» no se pueden pensar sélo en los términos imetrias de distribucién, sino que se debe entender que son in- tes a una asociacién social (0, dirfa, a una accion humana como raciones de los escritos de Foucault—, el poder no es un fené- intrinsecamente nocivo ni la mera capacidad de «decir que no»; ypoco una cominacion puede ser «superada» en alguna sociedad tural del futuro, segtin fue la aspiraci6n caracteristica de al menos rientes de ito socialista. {Cudlessonlasconnotacones dela tei de quo semantico tiene joridad sobre lo semiético y no es a la inversa? Cabe enunciarlas, me parece, por medio de una comparacion de concepciones estruct listas y pos-estructuralistas del significado, por un lado, y las que pueden basar en el

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