En la historia de 250 mil años como seres humanos Hommo sapiens, durante la mayor parte

de ella la mujer ha sido la promotora de la organización social con dominio de los procesos
necesarios como la procreación, la alimentación y la crianza, principalmente. El cuidado y
la protección de las crías y de la vida, se soportó en estrategias instintivas evolutivas que
garantizaron las bases para la organización de la futura sociedad humana. La estructura
de la “familia primitiva”, el clan, tenía poco en común con la estructura clásica de la familia

¿Por qué es necesario humana conocida hoy día, que se originó con la sociedad patriarcal y se representó en figuras
simbólicas como el “padre” con poder, la “madre” reproductora, y los hijos como “valor” para
la supervivencia y riqueza del estado-protector. La forma de organización social temprana,

fortalecer las
fue tanto o más efectiva para proteger la vida durante miles de años, que lo que aparenta
ser la familia actual, que está evolucionando hacia otras formas diversas de organización
familiar presionadas por los cambios de los subsistemas sociales, entendiendo a la familia
como un microsistema (Muñoz-Silva, 2005). En esta larga historia de evolución social, el clan

capacidades de la
se fortaleció con los aprendizajes lingüísticos y con estrategias de comunicación cada vez
más elaboradas, que permitieron en su momento el control interno de comportamientos
masculinos peligrosos para los hijos e hijas y para ellas mismas, como el canibalismo, la

gestante?
agresión, la violación, entre otros. En el clan de mujeres protectoras, convivían las crías, las
mujeres y los hombres, bajo un ambiente de respeto, armonía y solidaridad controlado por
figuras míticas como el tótem y el tabú (Reed, 2005).
La creación del modelo patriarcal que apareció apenas en los últimos 8 mil años, cambió
la historia de la humanidad. Prevalece desde entonces la figura masculina paternal, como
centro de la organización política e ideológica. Apareció la nueva estructura de la familia como
una organización de poder. Y la mujer, paulatinamente fue desplazada a las funciones de la
reproducción, del hogar, de la crianza de los hijos y finalmente terminó convertida en “esclava”
de una sociedad dominante de carácter machista (Lerner, 1990; Montoya-M, 2012). Lerner
(1990), en La Creación del Patriarcado, dice que a la mujer le quitaron el poder de relatar
su propia historia, y que “fueron los hombres quienes escribieron la historia de la feminidad
desde su propia perspectiva”.

¿Por qué es necesario fortalecer las capacidades de la gestante? 2 Familia Gestante


El modelo patriarcal apareció cuando los hombres comenzaron su participación en la
agricultura a mayor escala, para sostener grupos sociales comunitarios mayores como las
aldeas y tribus, que no se podían mantener por la sola actividad de las mujeres “madres”
recolectoras y lactantes del clan. El período neolítico aparece con las armas e instrumentos, y
con ello el dominio del hombre que progresivamente diezmó la capacidad de representación
social, económica y política de las mujeres. El significado atribuido a la mujer durante el
salvajismo desapareció paulatinamente en los últimos cuatro mil años, para hacer su aparición
las religiones monoteístas con dioses masculinos, a los que se les debe tributar, respetar y
someter (Montoya-M, 2012).
¿Por qué es necesario fortalecer las capacidades de la gestante?
En los últimos cuatro mil años, florecieron las civilizaciones guerreras y la cuna de la civilización
occidental, como Grecia, y Mesopotamia. Los filósofos griegos, fundadores de la cultura
occidental consideraban a la mujer como a un ser inferior incapaz de pensar y de decidir, sin
papel alguno en la política y en las decisiones sociales y, tan poca cosa, que su mejor papel
estaría representado en las funciones de la maternidad y en el cuidado del hogar, desde donde
podía satisfacer las necesidades del esposo y acompañar a los hijos en los juegos. Sobre esta
base “filosófica” se apoyaron los constructores de la iglesia católica como Pablo el apóstol, San
Clemente de Alejandría, Santo Tomás de Aquino, considerado el Padre de la Iglesia Católica,
entre otros, para menospreciar a la mujer, catalogarla como una pecadora natural y culpable
de los males de la humanidad, responsable del castigo divino. Estas expresiones misóginas,
puramente humanas, demuestran el temor y la incapacidad del ser masculino hacia las
capacidades naturales biológicas, sicológicas, emocionales, racionales e intelectuales de la
mujer, adquiridas en la historia evolutiva de la especie humana inteligente. En consecuencia,
la confinación femenina al hogar y la “entrega” de ésta por los dioses al hombre terrenal para
que fuese su esposa, su amante y criada para la organización de una familia, favorecieron
los comportamientos masculinos de sometimiento, de fuerza y de violencia, en los espacios
“íntimos” reservados para la estructura familiar (Lerner, 1990; Montoya-M, 2012).
3 Familia Gestante
 Durante el último siglo y medio, las mujeres comenzaron a manifestar su inconformidad y
la fatiga acumulada de violencias, negaciones, maltratos, inequidades y silencios políticos
y sociales. Las denuncias hechas por las propias mujeres organizadas, adquirieron nombre
(Lagarde, 1995). En la Conferencia del Cairo, realizada en 1994 (NU, 1995b), por primera vez no
se habló de indicadores demográficos sino de la necesidad de incluir el tema de los derechos
sexuales y reproductivos de las mujeres, de vincular a las mujeres en el desarrollo sostenible
del mundo, en el control de la pobreza y
de las inequidades sociales, por medio del mejoramiento de las
capacidades para buscar y lograr oportunidades en educación,
participación social, política y económica (Galdos-Silva, 2013;
UN, 1994).
En este contexto, surge una pregunta: ¿cuál es la relación
existente entre el papel social de la mujer y la pobreza? En
primera instancia, es necesario comprender el concepto de
la pobreza tal y como Amartya Sen lo propone (Sen, 1999): la
pobreza mundial no puede medirse con indicadores universales
como el ingreso diario per cápita que propone el Banco Mundial,
si no como “la pérdida de oportunidades para la participación
y gestión de las libertades humanas”. Esta es una dimensión
más dinámica y democrática, que abre oportunidades a las
personas y eleva el espíritu individual hacia la exploración de las
capacidades, de tal manera que se pueda acceder a mayores
oportunidades para el desarrollo (Nussbaum, 2002, 2012).
La cuantificación de la pobreza mundial no puede ser sólo
numérica, pasó a ser un tema relativo a las condiciones de vida
de las personas y las oportunidades que se tienen. Por ello, en la
Universidad de Oxford se diseñó el Índice Multidimensional de
la Pobreza- MPI de sus siglas en inglés, en apoyo del Programa
de la Naciones Unidas para el Desarrollo- PNUD. (http://www.
avina.net, consultado el 02.11.15). Este utiliza la medición de
tres dimensiones: la salud, la educación y la calidad de vida.
Cada dimensión incluye indicadores, así: Salud, la nutrición y la
mortalidad infantil; la Educación, los años de escolaridad y la
asistencia a la escuela; y la Calidad de Vida, como ejemplo la disponibilidad de combustible
para preparar alimentos, el saneamiento, la disponibilidad de agua potable, la electricidad, la
vivienda y los bienes propios. El MPI considera que una persona es pobre si carece del 30%
de estos indicadores.
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía de 1998, ha cuestionado la forma como se identifica
y se clasifica la pobreza en el mundo, principalmente bajo el criterio del Banco Mundial que
se soporta en el ingreso mínimo per cápita diario. Cuestiona que la pobreza identificada
como el ingreso per cápita de un dólar o menos al día no permite que las poblaciones en
¿Por qué es necesario fortalecer las capacidades de la gestante?
proceso de desarrollo y con otras oportunidades sean libres para optar y concursar por las
oportunidades, y favorece así la permanencia de la invisibilidad y la sumisión con respecto
a otros países diferencialmente favorecidos, manteniendo así la condición de pobreza (Sen,
1999). Sen asocia entonces los conceptos de funcionalidad y capacidad como componentes
consecutivos en el proceso de desarrollo de las personas, que a su vez es el vehículo para
optar libremente por decisiones justas y con oportunidad. De esta forma, los funcionamientos
significan “lo que la persona logra hacer y ser al vivir”, mientras la capacidad refleja
“las combinaciones alternativas de los funcionamientos,
que esta puede lograr, entre las cuales puede elegir una
colección...”. En consecuencia define que la calidad de vida
de una persona puede evaluarse en términos de la capacidad
para lograr funcionamientos valiosos (Sen, 1993).
La mayoría de los indicadores del MPI recaen sobre la actividad y
participación social de la mujer, bajo el estado de vulnerabilidad
y de instrumentación social vigente en la sociedad actual. El
Banco Mundial en el 2012 analizó la situación de las diferencias
de género que favorecen la pobreza y la falta de desarrollo
social. Advirtió que aunque en las últimas décadas se ha
aumentado el nivel de alfabetismo femenino y la participación
social de la mujer, persisten grandes brechas en los países
declarados en vía de desarrollo, léase más inequitativos, en
donde la figura y el papel de la mujer es desplazada por la
representación social, de producción económica y política del
hombre, propio de la cultura patriarcal (Lagarde, 1995). Entre
las propuestas del Banco para la reducción de las brechas de
género figura mejorar las oportunidades a las mujeres para
opinar y agenciar sus vidas (World-Bank., 2012).
De esta forma, el concepto de las capacidades para las familias
gestantes se soporta en los planteamientos de Martha C
Nussbaum (Nussbaum, 2002), y Amartya Sen (Sen, 1993,
1999). Sen define que es necesario generar agencia en las
personas, sobre todo en aquellas que presentan privaciones.
La agencia del individuo es la “capacidad para actuar y
provocar cambios en su destino y voluntad”. Así, el desarrollo entendido como la “expansión
de las libertades reales de que disfrutan los individuos”, exige la eliminación de las privaciones
que conducen a la tiranía y la pobreza. Cuando se da apertura a las oportunidades sociales
y a la disponibilidad de las libertades, se crea la base para el proyecto de vida individual. De
esta forma, la falta de libertad puede ser la consecuencia de la violación de los derechos y la
falta de oportunidad para que la gente consiga lo mínimamente necesario, como es proteger
la salud y la vida. En adelante, las libertades humanas potencian las capacidades para el goce
de la vida y la obtención de logros, tales como estudio, alimentación, definir el número de
4 Familia Gestante
hijos, la distracción, la negociación y la participación política, entre otras.
Nussbaum por su parte, aunque asume muchos de los principios de Sen, parte del concepto
de la inequidad histórica entre los géneros, en donde “las mujeres carecen de apoyo en
funciones fundamentales de la vida humana” (Nussbaum, 2002). A pesar de los cambios
sociales y políticos en muchos países, permanecen ligadas a las mujeres las cargas de la
doble jornada, las responsabilidades en el hogar, el cuidado de los niños, y las carencias de
oportunidad para participar en el sistema económico y de mercado, y en el “cultivo de las
facultades imaginativas y cognitivas”. De tal manera, “las mujeres tienen menos oportunidades
que los hombres de vivir libres de temores y de disfrutar de tipos más gratificantes de amor”.
Así, Martha Nussbaum propone que bajo estas condiciones, la sociedad humana da menos
oportunidades a las mujeres para desarrollar las capacidades, porque se las trata como un
medio y no como un fin en sí mismo para el desarrollo social. Es decir que en la “agencia” de
sus proyectos de vida se las ha utilizado como instrumentos para los fines de otros, léase el
estado y los hombres, como “agentes de reproducción, cuidadoras, puntos de descarga sexual,
agentes de prosperidad de una familia”. El resultado de esta condición humana en todos los
países del mundo, pero con mayor relevancia en los países llamados en vía de desarrollo, es
la herencia de la pobreza y de la inequidad soportada “sobre los hombros de las mujeres”. En
consecuencia, bajo el soporte de los conceptos ya enunciados por Nussbaum, se mantiene la
condición de la mujer y de la pobreza mundial a manera de círculo vicioso, bajo las carencias
¿Por qué es necesario fortalecer las capacidades de la gestante?
de oportunidades para desarrollar las capacidades, mientras no se favorezca y se potencien
las virtudes y fortalezas femeninas heredadas por una biología evolutiva.
De esta manera, asumimos el concepto de capacidades de Martha C Nussbaum, según la
pregunta que ella propone para comprender el porqué de las capacidades primero y luego
con estas se dan la agencia individual, las libertades y el desarrollo: ¿que es capaz de hacer
y de ser cada persona? Con este enfoque se dignifica a la persona como un fin, se valora su
calidad de vida y sus proyectos, y se es justo en el reconocimiento de los derechos humanos
(Nussbaum, 2012; Sandel, 2011).
Aunque para Sen las capacidades son “libertades sustanciales”, que no son más que
las oportunidades para elegir y actuar, es decir la libertad de opción; para Nussbaum
las capacidades deben considerarse en plural como “capacidades internas” que son las
“propiedades individuales, rasgos o aptitudes intrínsecas a la persona, disponibles y útiles,
entrenadas y desarrolladas en interacción con el entorno social, económico, familiar y
político”. De estas capacidades internas surge la gestión, la acción participativa, el disenso
y las preguntas, la toma de decisiones conscientes, en resumen, las libertades humanas en
un contexto bio-sico-social económico y político en el uso pleno de los derechos humanos.
En conclusión, son mucho más importantes las capacidades internas para lograr alcanzar
el desarrollo individual, familiar, comunitario y social que se desea y que es absolutamente
necesario para el bienestar humano y la búsqueda de una mejor calidad de vida (Nussbaum,
2012). El bienestar de una persona puede concebirse entonces como el estado del ser de la
persona, en tanto pueda desarrollar los funcionamientos relevantes como controlar las
enfermedades, cuidar la vida y su entorno, alimentarse y nutrirse bien, distraerse y gozar de
la existencia, hasta formas más complejas de funcionamiento como ser feliz, lograr el auto
respeto, participar en las actividades sociales sin timidez y con soltura, hacer la gestión de la
vida con autonomía y libertad (Sen, 1993).
En consecuencia y acorde con la intención que subyace esta propuesta educativa para la
familia gestante, consideramos importante resaltar que para contribuir con la construcción
de una sociedad más justa que valore su capital social, se debe explorar y promocionar
los funcionamientos individuales y las capacidades que de ellos derivan, concentrando los
esfuerzos en el desarrollo de las capacidades internas de las personas a través de la educación,
de la potenciación de la salud física y mental- emocional, y del apoyo a la familia, tanto en sus
relaciones internas como en sus compromisos sociales (Nussbaum, 2012).
El proceso educativo de esta propuesta, pretende rescatar el papel protagónico de la mujer
en su proceso reproductivo, resaltar los derechos humanos de manera permanente y exaltar
la importancia de la protección de la gestación como el momento más importante en la
construcción de la sociedad humana. Por lo tanto, se busca reforzar la confianza de la mujer
para lograr su desempeño como familia gestante, fortaleciendo sus propias capacidades y
facilitando la exploración de otras capacidades, para asumir los retos y mejorar la toma de
decisiones saludables. Que sea la mujer gestante quien escriba su historia en su proceso de
transformación hacia la mujer-madre.
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