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El Método La Comunicación Educativa-1
El Método La Comunicación Educativa-1
Manuel
Antonio
Unigarro
Gutiérrez
Primera edición 2001
Segunda edición 2004
©
Para Educación virtual: Encuentro formativo en el
ciberespacio
Editorial UNAB, 2004
Calle 48 N° 39-234
Bucaramanga (Colombia)
Todos los derechos reservados
ISBN 958-8166-26-8
La reproducción parcial o total de esta obra
sólo se puede hacer previa autorización de Editorial UNAB
Introducción 5
virtual" 45
5. Aprendizaje abierto 79
tecnologías 113
7.1 Consideraciones para el uso educativo
de herramientas tecnológicas 100
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205 211
216
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EL MÉTODO:
LA COMUNICACIÓN
EDUCATIVA
El método significa la manera concreta como los actores abordan el
proceso educativo. Se refiere a lo que se hace para alcanzar lo que se
busca:
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tología y la muerte se producen con el aislamiento y la separación"
(Sarramona, 1988, p .27).
La comunicación favorece el reconocimiento propio y el de los otros
y, por tanto, el acercamiento a ellos a partir del presupuesto de la
dignidad humana. El otro no es más que otro yo (el alter ego); el otro se
reconoce en mí y yo me reconozco en él. Esta dinámica es la que se
asume en el encuentro entre maestros y estudiantes: el maestro se
reconoce como tal en tanto tiene discípulos; el discí
pulo se considera así en tanto tiene maestro. De manera que ser
maestro o ser discípulo no resultaQ. de un nombramiento oficial;
resultan del mutuo reconocimiento que entre ellos se establece gracias a
las acciones comunicativas que adelantan.
En un intento de síntesis de lo dicho hasta el momento, afir mamos
que la comunicación educativa, entonces, consiste en los acuerdos a los
que llegan maestros y estudiantes, a partir del diálogo argumentado y
del reconocimiento mutuo y con lo cual buscan comprometerse en la
conquista de los ideales de formación. No se trata del simple esquema
emisor-medio-receptor; no se trata tampoco de la mera transmisión de
información. Su complejidad es tal que toca las fibras más íntimas de la
identidad y del creci miento de los sujetos que se comunican.
La comunicación educativa tiene como exigencias básicas su
estructuración de acuerdo con las finalidades que se persigan y con la
concepción de aprendizaje que se maneje. Para nuestro caso, eso se
refiere a que debe estar siempre orientada hacia la formación de la
persona, hacia la conquista de unas competencias que se consideren
deseables y hacia la construcción del conocimiento a partir del
aprendizaje abierto o flexible . Lo anterior partiendo de la base de que
el estudiante no es mero receptor, sino receptor
procesador. Significa esto que el alumno elabora, a partir de su
experiencia previa y de sus pre-saberes, los mensajes que recibe; no los
asume neutralmente sino que los procesa y obtiene una versión propia
de los mismos fundada en las opciones de vida y en la visión de mundo
que posee:
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Lo mismo va a suceder con el maestro; él también elabora lo que
recibe del estudiante.
De otro lado, hay que precisar que la comunicación educativa se ve
afectada por las características del mensaje que se comuni ca. Según sea
el mensaje se pueden lograr los acuerdos válidos y el compromiso o,
por el contrario, los desacuerdos y la parálisis. No hay que olvidar aquí
que el medio que se use también va a determinar al mensaje. Entonces
la comunicación entre maestros y estudiantes debe tener en cuenta que
las posibilidades de ella radican en la articulacitm coherente entre
mensajes y medios.
Teniendo en cuenta las exigencias específicas del proceso educati vo, las
características de quien en él interviene y las posibilidades del propio
proceso comunicativo, debemos decir con Sarramona (1988) que las
condiciones fundamentales para que exista comu nicación educativa son
las siguientes:
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interactuar con el medio. La comunicación entre maestros y
estudiantes lleva a concretar la afirmación de que la persona es en y
con el mundo. De ella se deriva la concreción del pos tulado
antropológico que afirma que las personas se entienden como
sujetos que pueden transformar la naturaleza y no como objetos
que la padecen.
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La comunicación educador-educando que no respeta la libertad carece
de la dimensión ética necesaria. La expresión de la liber tad es la
autonomía. La consideración de la libertad del educando supone en la
comunicación con el educador ausencia de coacción en la iniciativa, la
elección y la aceptación. La consideración de la libertad social plantea
a la comunicación educador-educando el respeto de los grupos sociales
(Sarramona, 1988, p . 68).
Contrario a lo anterior, cuando los estudiantes encuentran en el
maestro la actitud abierta, la aceptación de la interlocución y la
posibilidad de ser eseuchados, entonces reconocen al maestro, ganan
confianza en sí mismos, expresan sus sentimientos y se comprometen
hasta el final con los acuerdos logrados mediante el consenso válido.
Para concretar como método todos los elementos en torno a la
comunicación que se han presentado en este aparte, el Modelo de
Educación Virtual que proponemos asume la comunicación edu cativa
desde los siguientes criterios prácticos:
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de aprendizaje, los contenidos y, por supuesto, los maestros mueven
en el aprendiz sus concepciones previas y le presentan experiencias
frente a las cuales éste lanzará conjeturas que harán explícitas sus
redes conceptuales. Así, la clave está en entender al estudiante
como un interlocutor válido, que posee una experiencia y unas
construcciones teóricas que son punto de partida para lo nuevo;
máxime si, como se ha expresado en la concepción acerca del
estudiante, este es un adulto que llega al proceso con toda una carga
vital previa. Aquí se hace muy concreta aquella afirmación de que el
estudiante no es un recipiente vacío el cual debe llé~arse sino que, por
el contra
rio, es una persona que posee ya todo un cúmulo de vivencias y
conceptos que no se pueden descartar en la conquista de mundos
posibles.
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la interacción de maestros-estudiantes, maestros-maestros y
estudiantes-estudiantes. Supone entonces que los medios no
resultan arbitrarios, no se seleccionan caprichosamente, sino que
se determinan previo análisis concienzudo en el cual prime el valor
comunicativo que poseen y su contribución a la pre
cisión de los mensajes y señales que se emiten en la relación
educativa. No todos los medios disponibles sirven para todos los
cursos. Habrá ocasiones, por ejemplo, en las que un texto impreso
no será tan pertinente como una producción de mul
timedia. En otras, la multimedia puede entorpecer lo que se quiere
comunicar i'es mejor opción un libro.
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varios párrafos y páginas formulan la pregunta en cuestión. La
brevedad permite que quien recibe el mensaje pueda concen trarse
en lo nuclear del mismo y pueda responder atendiendo al punto
preciso que se solicita.
La oportunidad en este caso se refiere a no exceder los tiempos
de interacción, ya que cuando ésta es demasiado frecuente alguno
de los protagonistas va perdiendo interés. Ni el maestro ni el
alumno se sienten cómodos cuando el otro envía diariamente
varios correos electrónicos y, adicional
mente, aparece en el programa. de mensajería varias veces durante
la jornada de trabajo. Hay que tener en cuenta que ni el maestro ni
el estudiante de la modalidad virtual están dedicados
exclusivamente al curso que los convoca; tienen otros compromisos
y por eso, entre otras cosas, eligen esta manera de hacer
educación. Entonces la brevedad y la oportunidad contribuyen a
economizar esfuerzo y tiempo y, además, hacen que los
interlocutores no caigan en la rutina del encuentro, sino que éste
sea esperado y recibido con gusto.
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hay más decepcionante que formular la pregunta y recibir como
respuesta un correo electrónico que solamente diga "si". Un
acuerdo es válido cuando este se ha obtenido gracias a la
comunicación clara y suficiente. Hay ocasiones en las cua les la
información es clara y ha sido comprendida por el otro; pero no ha
sido suficiente, no se ha dado toda la información requerida. Allí el
acuerdo no es válido. En otras ocasiones se ha dado toda la
información, ha sido suficiente; pero el otro no la ha comprendido.
En este caso tampoco hay validez en el acuerdo. Maestros y
estudiantes de la educación virtual han de poner su mejor empello
en que esta doble condición se cumpla en su justa medida pues a
partir de ella se va a generar una verdadera comunidad educativa.
La comunicación ha de ser cordial y abierta. La cordialidad hace
referencia a la relación amistosa, de cercanía, que se entabla entre
los actores del proceso. Es un componente de tipo afectivo que
determina en gran medida el acercamiento o alejamiento de las
partes. La comunicación fría o agresiva no es el escenario para la
acción educativa. Hay que cuidar especialmente este aspecto, pues
las nuevas tecnologías hacen que fácilmente se pierda la
cordialidad. En cierto artículo de revista publicado por Negroponte
se mostraba cómo, desde que en algunas empresas se había
instalado la intranet, los llamados de atención usando el correo
electrónico habían su bido de tono. Claro, como los medios
virtuales no requieren de presencia física, el jefe podía regañar a
sus subalternos mucho más rigurosamente que si hubiera estado
frente a ellos. Como veremos más adelante, la ausencia del cuerpo
impone que se use la escritura como mediador entre quienes se
comunican. Y es más fácil agredir por medio del escrito que
hacerlo cara a cara. Es más fácil ser descortés en la educación
virtual que en la presencial. Es más fácil, por tanto, romper la
comunicación en el ciberespacio que en el aula de clases.
La apertura tiene que ver con la disposición a escucharse, con
estar comprometido en atender al otro aunque vaya en contravía.
La apertura tiene que ver con la tolerancia activa. No tolerancia a
secas, sino tolerancia activa. La primera es sinónimo de desinterés,
de no reconocimiento. La tolerancia a secas resulta insultante en
tanto demuestra que quien se
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expresa es ignorado, que no importa lo que el otro exprese, que lo
que dice no causa ningún impacto. Por el contrario, la tolerancia
activa implica apertura, pero compromiso de respuesta. Se escucha
y se responde; el otro puede decir, pero también debe recibir los
comentarios que se tengan frente a lo expresado. La apertura, en
tanto tolerancia activa, es lo que da seguridad a quienes intervienen
en la comunicación pues se saben escuchados e interpelados, es
decir, reconocidos.
Los criterios de la comunicación educativa expresados
anteriormente tienen su condición de posibilidad cuando las
personas se comprometen de ve; dad con el proceso educativo;
cuando viven con pasión la experiencia de la educación virtual. En
la base de esos criterios subyacen toda una serie de princi
pios que le dan a la educación toda una connotación ética. La
educación es fundamentalmente una acción comunicativa; y es
justamente la ética la que proclama las condiciones para que las
personas puedan encontrarse alrededor de una verdadera
comunicación.
De otra parte, siguiendo a Colom y Mélich (1994), y para que lá
comunicación educativa pueda darse desde la perspec tiva de
método, es necesario que el proceso educativo virtual garantice los
siguientes aspectos:
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computador va ofreciendo variaciones según intente una u otra
opción. Muchos de esos juegos hoy se juegan en línea: conec tados
a internet, jugadores de distintas partes del mundo van realizando
sus movimientos y, en cada caso, el computador res ponde de
manera particular. Lo mismo ocurre con programas de software
diseñados para la instrucción: El principio es el mismo; la persona
que está aprendiendo algo del sistema solar, por ejemplo, podrá
desarrollar el programa de muy diversas maneras; en cada caso la
máquina le va a proponer retos nue vos, diferentes niveles de
dificultad y, por supuesto, algunas recompensas. Claro. que, por
más opciones que la máquina ofrezca, estas tendrán un límite, no
son infinitas ya que han sido programadas. Por eso encontramos a
las personas que, una vez descubiertas y recorridas todas las
opciones posibles,
guardan el juego o lo cambian por otro desconocido. Aunque la
interactividad no sea en sentido estricto una acción comunicativa
sino una acción instrumental, es muy importante en los programas
y cursos de la educación virtual en tanto que a partir de ella el
estudiante asume protagonismo y se ve lanzado a la participación.
Programas de multimedia que entren a apoyar el desarrollo de
actividades educativas dentro de la modalidad virtual serán
siempre necesarios dado el poder de ellos para la transmisión de la
información y para la instrucción. No olvidemos que una cosa es la
instrucción y otra la educación; pero la educación requiere de
ciertos momentos de instrucción. Para estos casos los materiales
interactivos resultan determinantes pues lanzan al alumno a una
constante actividad.
Por supuesto que no todas las actividades, ni todos los me dios
que se usan en la educación virtual son interactivos. Habrá
momentos del proceso que, por sus características especiales, sean
más directivos que interactivos. Sin embargo, sabiendo que lo otro
también tiene cabida cuando sea necesario, el én fasis está puesto
en dar privilegio a todo aquello que favorezca la acción de los
participantes.
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cativo. De la simple interactividad: sujeto-máquina, se pasa a la
interacción: estudiante-estudiante, estudiante-maestro,
maestro-maestro.
La interacción implica el tejido de las actividades parti culares;
es la red que se va conformando con todos y cada uno de los
aportes de los individuos. Su condición está en la participación de
todos. Con ella se pasa del objeto al sujeto; es la que hace evidente
el papel protagónico de las personas que han decidido apuntarle a
la formación; al ser más. Por supuesto, la actividad (y no la
pasividad) es la condición que hace posible ese entramado.
Al entrar en relación con los otros, igual que en el caso de la
interactividad, el participante encontrará distintas opciones y
posibilidades. Para cada una de sus respuestas o movimientos que
realice habrá otras preguntas y nuevos retos. Pero la gran
diferencia entre la interactividad y la interacción estriba en que en
esta la relación es entre personas. Y cuando la rela
ción es interpersonal no hay límites en las opciones pues no existe
programación previa. La persona, en tanto misterio, no es'
predecible, como sí lo es un juego de multimedia. En la
interacción, entonces, sí se da la acción comunicativa.
Hemos de reiterar que la interacción será la condición fun
damental para que exista comunicación en el proceso educati vo.
Será por tanto el elemento que, bajo ninguna circunstancia podrá
estar ausente del Modelo de Educación Virtual so pena de
convertirlo solamente en educación a distancia de primera
generación, pero disfrazada, o en un slogan de momento que se
aprovecha para captar matrículas.
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Es más, con este modelo aun las fronteras del campus se
pierden. El estudiante puede desarrollar su actividad forma tiva
desde su hogar, desde su lugar de trabajo o desde una ciudad que
no sea la suya cuando, por ejemplo, un viaje laboral implique la
ausencia de su sitio habitual.
La posibilidad que tienen los estudiantes y maestros de
desarrollar la acción educativa desde cualquier lugar y man tener
una comunicación fluida entre todos, sin necesidad de desplazarse
físicamente, es uno de los aportes más significa tivos del Modelo .
Educación Virtual y, sin duda, uno de los puntos que más atrae a
los posibles participantes.
Con la movilidad se da paso a lo que algunos autores han
denominado omnipresencia y que consiste en la posibilidad de
realizar una difusión educativa para toda la sociedad. Así, la
institución educativa ya no tendrá que preocuparse por la cons
trucción de nuevas sedes o campus. Podrá estar presente sin que
necesariamente exista un espacio físico en las diferentes regiones a
las cuales llega su acción. Con esta característica se hace realidad
lo que algunos han llamado la democratización de la educación.
Por supuesto, hay que ahondar más críticamente en este punto;
recordemos que nuestra apuesta no está ni por los apocalípticos, ni
tampoco por los integrados.
Pero, independientemente de esa discusión, un programa o
curso de educación virtual debe garantizarle al estudiante y a sus
maestros que puedan desarrollar las actividades corres pondientes
sin tener que desplazarse a un lugar determinado. Y no quita lo
anterior que en algún momento pueda, y deba, existir el encuentro
físico. La clave aquí está en propiciar la comunicación sin que
cuerpo, tiempo y espacio sean obstáculos para la misma.
Convertibilidad, o capacidad de transferir información entre
medios diferentes a fin de conformar redes complejas y multi
variadas al mismo tiempo que fuentes plurales de información. Se
trata de aprovechar todo lo que contenga información, que abra
posibilidades de comunicación o conduzca a ella; de sa ber
combinar televisión, radio, Internet, prensa, etc., a fin de
generar el conocimiento más amplio que sea posible. En esta
sociedad del conocimiento se han multiplicado las fuentes de
información antes reservadas a unos pocos exper tos o a las
bibliotecas especializadas. Las tecnologías de la
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información y la comunicación le permiten a una institución
educativa diseñar y poner en ejecución programas utilizando
diversidad de medios. De esta forma su propuesta educativa puede
ser entregada a los estudiantes por distintas vías.
La comunicación no puede circunscribirse a un solo medio.
Bien sabemos que las tecnologías fallan con frecuencia. En tonces,
si se ha estipulado solamente una vía para favorecer el encuentro,
lo más seguro es que la comunicación se va a romper cuando esa
vía falle. Es importante contar con varias opciones para garantizar
que los alumnos puedan comunicarse efectivamente con sus
maestros y con la institución que está ofreciendo el programa o
curso.
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