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30 afios de cine venezolano Carmelo. Vilda * El renacimiento filmico Inaugurado por ARAYA no tuvo continuacién. Desde 1959'a 1969 se estrenan sdlo 32 largometrajes nacionales. * La década 1960-1970 resulta promisoria por la irrupcién copiosa y valiente del gortometraje. * En cambio de 1970 a 1980 se producen en Venezuela alrededor de 100 largometrajes. El cine venezolano filma cierto tipo de conductas épicas rebeldes. Desde el 75 se diluyen protagonismos _ personales y se plantean opciones colectivas. * A partir de 1980 el cine venezolano se abre mas a la reflexion y contemplacién critica, se hace mas intimista. a “cil theeed Sie ad dicales; las incertidumbres dé “En Venezuela, hacer cine es en verdad un amargo combate, ya que el cine- ‘asta encuentra y debe vencer obstéculos por lo general inexpugnables: fa falta, de financiamierito 0, cuando lo hay, los inescrutablos de : os avatares de la produccién; las complejidades del rodaje y los contctos sin- distribucién, los problemas de sala para la ex: hibicién, la inciferencia del publico y no ten ‘expresar’. (Rodotfo izaguirre: El Nacional, 20-VI-81) ra veces, nada mas importante que Elcine venezolanonogozaciertemen- te de buena prensa en Venezuela, Quie- nes hemos ejercido el oficio de resefiar ‘exclusivamente peliculas criollas a lo lar- 90 ya de 18 afios no hemos recibido mu- cho alionto, *Subdesarrollo es también ol silencioy desconocimiento a que, por mucho tiempo, ha estado sometide nuestroci- no” (Elisa Lerner). Nisiquiera ls intelectuales més cons- 10 lo veo nunca. Sin jovoy alcine con mu- ccha frecuencia’. (30-08-87. El Nacional - Feriado). Por la boca de Usiar Pistri hablaba sin duda ese sector mayoritario de nuestra burguesfay clases medias que desdenian tas peliculas venezolanas porque son pu- ‘ragroserla y malas palabras... No hacen sino mostrar gueriileros, putas, deli cuentes, es decir, lofap y grotesco de es- te pais tan bonito y agradecido, con tan bellas mujeres, playas y paisaj ‘Salt al quite Rodolfo Izagui ‘Las declaraciones de Uslar Pietri no dejan de ser alarmantes, desconside- radas e injustas. Elcine venezolano no {8s ni muy mao ni muy bueno. Es el: ‘ne que hacemos, e/que corresponde a Ja actual etapa de un proceso que tr ta ahora'de encontrar sus niveles ‘ustriales. Ni poor ni mejor que la ite- ratura que escribimos, que las coreo- gratias que disehamos o que montamos” (Diario de Cara 09-1987 - pag. 59) El propio Uslar tal vez consciente del tono apodiptico @ ireflexivo de sus decla~ raciones matiz6 posteriormente el sentido de cus afirmaciones. *..80y de los que creen que aquiseha realizadoun estuerzomuy meritorioen esta materia y que se han hecho algu- ras peliculas excelentes como por o- Jemplo Oriana. No quise decir que elci- ‘ne venezolano es muy malo sinoque el cine que se ve en Venezuela es muy malo”, La rectiicacién, sin embargo, no con- vencia. Nuestros exhibidores saben muy bien que es precisamente el pilblico mar- ¥ popular quien apoya con su asis- tencia el desarrollo del cine nacional. “A los jévenes del Este caraquerio no los interesan los temas sobre margina- lidad. Es en los cines del centro donde ‘se produce la taquilla. Alcine venezo- ano o sostiene el publico demenos re- cursos”. (César Bolivar - El Diario de Caracas 19 de julio 1987 - pag. 57) EL CINE DE LA DEMOCRACIA: LA DECADA DEL 60 La instauracién democratica gener talvez demasiadas ilusiones cuando pre- cisamente, en 1958, ARAYA, el largom traje documental de Margot Benacerrat, btenia al pramio de la critica en el pres tigioso festival de Cannes. Perg el renacimiento iimico que augu- taba ARAYA no tuvo continuacion, Desde 1959.0 1969 apenas se estrenan 32 largo- metrajes, 3 por afo, signocontundente de la anemia crénica del cine nacional, Esta primera década se inicia con el estreno de la primera pelicula de Roman Chalbaud, CAIN ADOLESCENTE (1959). Termina con el estreno de una coproduc- ién hispano-italo-venezolana sobre LA EPOPEYADE BOLIVAR, dirigida por Al jandro Blasettiy protagonizada por Maxi ‘miliam Schell Hay preocupacién e intorés por crear de una ver Ia estructura definitiva da lo {ue podrlamos denominar “el cine popu- lar venezolano". Nada mejor, as! parecis ‘a nuestros productores, que aproximarse trayectoria folkiérica mexicana. El in- tento fracasé tal vez porque en aquella Venezuela de pocos espectadores, nues- tro cine no tuvo el magnatismo de los nue- vos santos seculares como Jorge Negre- te, Agustin Lara, Maria Félix, Celia Cruz, Carlos Gardel, Cantinflas o Elsa Aguirre. Ellos ensefaron a suspirar, reir y sonar a los adutos de hoy. Ellos mostraron el ca- mino donde se confunde fo que se ve en las pantallas con lo que se vive en a vida. S{pplagiamos, por el contrario, e importa- mos el cebo de actrices sexualmente ex- plosivas como la argentina Libertad Le- blanc en ACOSADA (1962), Isabel Sardi ‘en LUJURIA TROPICAL (1963) 0 Tere Velazquez en ME HA GUSTADO MU- CHO UN HOMBRE (1964). Todas técni- camente deficientes y de gustos y estéti- ‘cas mas bien mondongueras. Las demas peliculas sirven para que actien por pri- mera vez en|a pantalla artistas tan popu- lares como Josalo (EL RASPADO Y YO EL GOBERNADOR, 1965), Lila Morillo (ISLA DE SAL, 1964) 0 Amador Benda- yan (EL REPORTERO, 1966). Todas estas peliculas buscaban hhalago popular empleando al galan cémi- 0 de turno en la radio 0 en la televisin con resultados lastimosos: peliculas de humor grueso y chabacano que lejos de rescatarla verdaderagraciay picardia del humor popular pulsaban los resortes mas negatives de una conducta estereotipa- da" (R. lzaguirre, Revista SIC NP 456, Afio 1979, pag. 258). ‘Los guiones, todos ellos con numero- ‘sas arritmias formales, se limitaban a es- quemas folki6ricos donde el mal gusto, la superticialidad, lacaricaturay el humor de Pacotilla se trenzaban on almibarados melodramas al pie de una palmera. Todo ‘lio facturado con ingenua torpeza. “El cine venezolano intenté este en- cuentro con el espectador a través de una serie de obras de carécter crioll ta, pero de un foklorismo patriotero y tramposo, reaccionario y conformista, 0 a través del melodrama banal, lacri- ‘moso y escamoteador de una verda- derarealidad. Se rataba del confilcto ‘sentimental eraelfollet6n francés del siglo 19) inspirado en lanovela radial, enfechamés reciente, en|astelenove- las"(R. lzaguitre, 0.C., pag. 258). Daba la impresién de que hasta 1973 ¢l Gnico cineasta del pais segula siendo Margot. La crisis no era motivada sola- mente por falta de Directores 0 Guionistas sino también por penutias presupuesta- fias. Algunas productoras dejaron de xistir. Oras, como Bolivar Films, 62 6spo- cializaron er cortometrajes y cufias publ citarias. La consecuencia fue que los c- neastas tuvieron que trabajar préctica- mente “con las uhas". Escribla, en 1972, Margarita D'Amico: “Encasitodos los palses existe unare- glamentacién que protege la industria cinematogréfica nacional. En Vene- zuela no existe nada de 80. Los que realmente ganan son os exhibidores”. EL CORTOMETRAJE La década 1960-1970 resulta sin om- boargo promisoria por lairupcién copiosa y valiante del CORTOMETRAJE, quo se convierte en taller do experiancias filmi- 28, Coricrotamante el cortometraje do- cumental ejorcerd eficaz influencia en el cine nacional. Con recuencia sirvié para acercarnos la lejania de nuestros pueblos fronteri- 08.0 alas sitvaciones injustas padecidas porlos habitantes marginales. Setratade filmaciones con frecuencia apresuradas para atrapar en vivo acontecimientos di rnémicos llenos de iealismo y entusias- mos juveniles. Lasituacién de efervescencia politica ue vive Venezuela produce documenta- les miitantes cuyo modelo mas patente seria “LA HORA DE LOS HORNOS” (de losargentinos F. Solana y O. Getino). Y,a oe pesar de la inseguridad financiera y de la desproteccién estatal, el cortometraje se bre paso como expresién pioneray dind- mica de los cineastas.nacionales. “OJO DE AGUA" (1971) y LA’BICI- CLETA (1976) de Oscar Molinari y sobre todo “AL PAREDON* (1970) de Mario Mi- ttiotfiy “LA MUERTE DEL TIO"de Alfredo Lugo (1972) son exponentes atisticos del cortometraje venezolano excepcional, a ‘veces, no s6lo por su calidad artistica, 10 por sus valores pedagégicos (Manuel de Pedro) 0 dertunciadores (Carlos Azpi- rua, J. Penzo, C. Oteyza) oartisticos (Ar- mando Arce). LA DEGADA DEL 70 De 1970 a 1980 ee préducen en Vent zuela alrededor de 100 largometrajes. Lo més significative de esta década no es el aumento de produccién (10 peliculas por ao) sino la pretensién de crear, por fin, u- nna industia. cinematogrética’ moderna {que no solamente asumiera las técnicas de vanguardia sino que a la vez rescata- raol mercado nacional y fo hiciera desde una posicion progresista. “el surgimientoy la acogida del cine venezolano durante la segunda mitad {de los 70 0s quizds ol més importante hechocolectivode nuestra historiacu turalreciente. Ao largo de 1977, por jempl, las peliculas venezolanas es- trenadas que consttuan sélo el 2% de las peliculas exhibidas produjeron ol 11% de os ingrasos brutos” (A. An20- la, SIC, NE.416,jdnio 1979, pg. 250). Es evidente que en la bésqueda de.un camino para elcine nacional os primeros por Intentos idealistas como el de devol- vera voz alos que tienen voz o denunc! la ausencia de amor, justiciay belleza. De nada sirve plenar las salas de cine “si pa- ra fo que sirve es para dejar el mundo asi como esta”. “Los cineastas venezolanos intentan ‘con sus peliculas hablar sobre ol pa- 's... Con mayor o menor éxito toman posicién rente.almundo, locuestionan yasitenemos uncine que nace bajoun signo distinto al mexicano o al argenti- no”. (Afredo Anzola, SIC, NP 416, afio 1979, pag. 252). 5 Nobastan, sin embargo, las nobles in- ‘mas de la prostituta, el delincuente o el guerrllero, no por eso necesariamente se ganaba en calidad. Sus propuestas y isto- fas casi nunca brotaban de la imagen fi- mica sino det corazén del Director. En general, hasta 1980, en las pelicu- las venezolanas cabalgaba siempre al- in tipo de proposicién socio politica ins- ‘ita en la cortiente que lucha por la libe- racién de la conciencia latinoamericana, En Venezuala, por ejemplo, no hemos te- nido ninguna ‘La Hora de los Hornos", “E! ‘Chacal de Nahueltoro”o “Actas de Maru- pero si hemos tenido a un Clemente de la Cerda fustigador implacable de la burguesfa. Y a un Chalbaud que resuka- récontumaz exponente dela idiosincras popular. Elcine venezolano filma cierto tipo de conductas épicas rebeldes ‘a las circuns- tancias de atonia e inculturizacién que ve elpals. Los protagonistas delas pelicu- las son personajes contlictives que sue fian con regenerar la sociedad y.organi- zarla a goipe de utopia. . ‘Asumen un pais colonizado, evasivo, contormista y tratan de provocario, ltr caso guertilero cierra ol cielo del olimpo épico, Las zonas matginales, lapicarescaur- bana, la exaltacién de lo popular y una bisqueda de pretendida identidad nacio- en fos nuevos temas. Hay intencién de narrar la vida cotidiana delpais con ellenguaje, imagenes y anéc- dotas de os tipos més representativos co- mo puede ser el picaro, el delincuenteo el euentacuentos que hace reir, lorar 0 $0 far: ALIAS EL REY DEL JOROPO (Re- bolledo-Urgelles), SE SOLICITA MU- CHACHA DE BUENA PRESENCIA Y MOTORIZADO CON MOTO PROPIA (A. ‘Anzola), LOS MUERTOS SI SALEN (A. Lugo), CANCION MANSA PARA UN BRAVO PUEBLO (Giancarlo Carrer), LOS TRACALEROS (A. Lugo). Se voltea la hoja de los agitadores po- lticos como en CUANDO QUIERO LLO- RAR NO LLORO (1873),CRONICA DE UN SUBVERSIVOLATINOAMERICANO, (1975) (de M. Wallerstein) 0 COMPA- NERO AUGUSTO (1976) (Enver Cordi- 40). Ya no habia héroes alo Che Gueva- ra sino rebeldes inconformistas, chulos y machos que acuden o regentan prostibu- los.como murodetrustracionesoensofia- clones erético-poltticas EL PEZ QUE FUMA (1877) Chalbaud. Vaa ger apartirde 1975 cuando se di- luyen los protagonismos personalistas y 88 plantean opciones més realos porque ‘son més colectivas. Ya no vaaserellider cbrero, ni el guerilioro 0 caudillo sino los trabajadores de LA EMPRESA PERDO- NAUNMOMENTODE LOCURA (M. Wa: Ulersteiny; 0 ef pusblo-sujeto histérico de PAIS PORTATIL (Feo-Llerrandi) 0 los Pescadores que secundan al cura MA- NUEL (A. Anzola). Se ha pasado sencilla- mente de la época epénima alla draméti- ca colectiva. Sin embargo, 6s ahoracuando més se va anotar que carecemos de narradores- Quionistas capaces de ensamblar con i- mégenes coherentes un argumento. De todos modos la nueva generacién de Di- rectores muy dituminada ain, poco estu- diada y peor discutida, surge a principios de esta década 70. Chalbaud, Wallerstein, Clementede la Cerda, Attredo Lugo, Alfredo Anzola, Fe- ‘© y Llerandi serdn los realizadores mas ccaracteristicos. Todos ellos aparecen co- ‘mo salidos de las catacumbas y aunque profesan un izquierdismo intelectual no ertenecen a militancias politicas concre- tas. Suformacion filmica os también muy “dispersa. Los une lapréctica del ficio ya ‘experiencia estética de asiduos especta- dores-admiradores de los mejores direc- tores europeos y norteamericanos. Son los cimientos doiainfraestructuradel nue- vo cine venezolano. 30 ANOS DESPUES: LA DECADA DE LOS 80 Apartirde 1980 el cine venezolano se abre mas a la reflexi6n y contemplacién crttica. El pais no constituye ya motivo de exaltacion épica sino de bisqueda, medi- tacion y andlisis. En este sentido se aou- ‘men temas tan fundamentales como el petréleo 0 sindical: La Hora Texaco (Bar- berena), ElEscéndalo(C. Oteyza), LaBo- da (T. Urgelies). Pero el matiz mas novedoso es eltono intimista. Por fin nos atreveros a expre- ‘sarnos con susurros, con silencios interio- res, con voces femeninas. ‘Se avanza dela “exterioridad" hacia la profundidad interior. Los personajes re- man mar adentro y expresan, a veces 66- fo.con gestos o silencios martiriales (Oria- 1a) contlictos sicolégicos provenientes de muy lejos como vientos ancestrales. ADIOS ALICIA (1977) de Pérez y San Miguel, seria el primer antecedente de u- ‘na conflictividad interior, de un lrismo in- trospectivo abrasador. Alicia, prescin- diendo de las fallas actorales, representa fen nuestro cine la interioridad que aporté a la narrativa G. Meneses en EL FALSO. CUADERNO DE NARCISO ESPEJO y seria a la vez predecesora de Oriana. Lo determinante es la progrosiva con- Gientizacién de que en estos cinco Gitimos ‘afios el cine venezolano acontecay se re- vola a niveles més profundos, cargado ‘con sonsaciones, experiencias y susurros ‘muy interiores LA CASA DE AGUA (F. enzo). Incluso LA OVEJA NEGRA (Chalbaud) bucea més en fos sentimien- tos de los picaros. ‘Son més bien viajes o aventuras que hhurgan ls estados de énimoy pulsan los rebordes primetizos de nuestras reacci nes y conductas. Nuestro cine ha comer 2ado a describiros por dentro y es tam- bién detorminante en este proceso la par- ticipacién de la mujer como realizadora o como protagonista Yon esas quebradas de nuestra exis- tencia como pueblo el cine nos refleja la sagacidad de nuestros nifos (PEQUENA REVANCHA de Olegario Barrera) ola s0- ledad de nuestras mujeres (IFIGENIA de Ivan Feo), o los instintos reprimidos (O- RIANAGeFina Torres), olas contradiocio- ‘nes entre profesién y maternidad (UNAS SON DE AMOR de H, Ascanio),olapers- pectiva sicoldgica de una nifia marginal a ‘Quien 80 conviorte on madre y esposa de un asesino alos 18 afos (MACU de Sol vig Hoogestein) “A través de estas peliculas nos est ‘mos narrando a nosotros mismos, 68+ tamos mirando nuestros sentimientos, Yaalparecer esta forma cinematograf- ca es més certera, lega mas corca do ‘nuestro meolio que ellamado cine s0- ial. Siondo el nuestro un pais de gen- ta intensa, sentimental, pasional, mé- gica por este camino vamos legando ‘2lcomplejo fondo de nosotros mismos,

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