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IRENE VALLEJO Lainvencién de los libros en el mundo antiguo a EBOLS!LLO . , Girvela Powered by € camScanner Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) estudié Filologia Clisica y obtuvo el doctorado europeo por las universidades de Zara- za y Florencia. Apasionada por los clésicos,entreteje en su eseritura ol tapiz. del presente con los hilos de la cultura grecolatina, Colabora como columnista en EI Pais y Heral- do de Aragén. En su obra de ficcién destacan las novelas La luz sepultada (2011) y El silbido del arquero (2015), y libros infantiles como La leyenda de las mareas mansas (2015). Ademés, ha publicado las antologias de articulos Alguien hablé de nosotros (2017) y El futuro recordado (2020), un Manifiesto por la lectura (2020) y el ensayo I infinito en un junco (2019), por el que fue galardonada con el Premio El Ojo Critico, el del Gremio de Librerias y el Premio Nacional de Ensayo 2020. Powered by CamScanner Penguin Random House Grupo Editorial ‘Titulo: El infiito en un junco Primera edicién en Debolsillo: junio, 2021 Primera impresin en Colombia: junio, 2021 Primera reimpresin: junio, 2021 ‘Quinta reimpresién: diciembre, 2021 Sexta reimpresién: febrero, 2022 ‘Séptima reimpresién: abril, 2022 ©2019, 2021, Irene Vallejo Moreu y Ediciones Siruela, © 2021, Penguin Random House Grupo Editorial, .A.U. Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona En tapa: Papyrus, de James Bruce / Yale Center for British Art, Paul Mellon Collection, USA / Bridgeman Images Disefio: Penguin Random House Grupo Editorial basado en el diseio original de Gloria Gauger para Siruela (© 2021, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. S. Carrera 7* No.75-51. Piso 7, Bogoté, D. C., Colombia PBX: (57-1) 743-0700 Penguin Random House Grupo Editorial apoya la proteccidn del copyright lepyright estila a creativdad, defiende la diversdad en el imbito dels ideas yelconocimieto Promueve la libre expresfn yfavorece una cultura viva, Gracias por comprar una est libro yporrespetar ls lyes del copyright al no reproduct, excanear ni distribu ninguna Parte de esta obra por ningin medio sin permis. Al hacerlo est respaldando a los autores ’Permitiendo que PRHGE continie publicando libros para todos los lectores. in autorizada Impreso en Colombi Printed in Colombic Ise : 978-958-5579-87-3, Impreso por Editorial Nomos, S.A. j — Powered by € camScanner Prélogo Misteriosos grupos de hombres a caballo recorren los caminos de Gre- cia, Los campesinos los observan con desconfianza desde sus tierras 0 desde las puertas de sus cabafias. La experiencia les ha ensefiado que solo viaja la gente peligrosa: soldados, mercenarios y traficantes de esclavos. Arrugan la frente y grujien hasta que los ven hundirse otra vez en el horizonte. No les gustan los forasteros armados. Los jinetes cabalgan sin fijarse en los aldeanos. Durante meses han escalado montafias, han franqueado desfiladeros, han cruzado valles, han vadeado rfos, han navegado de isla en isla. Sus miisculos y su resistencia se han endurecido desde que les encargaron esta extraiia misi6n, Para cumplir su tarea deben aventurarse por los violentos territorios de un mundo en guerra casi constante. Son cazadores en busca de presas de un tipo muy especial. Presas silenciosas, astutas, que no dejan rastro ni huella. Si estos inquietantes emisarios se sentasen en la taberna de algiin puerto, a beber vino, comer pulpo asado, hablar y emborracharse con desconocidos (nunca lo hacen por prudencia), podrian contar grandes historias de viajes, Se han adentrado en tierras azotadas por la peste. Han atravesado comarcas asoladas por incendios, han contem- plado la ceniza caliente de la destruccién y la brutalidad de rebeldes y mercenarios en pie de guerra. Como todavia no existen mapas de Tegiones extensas, se han perdido y han caminado sin rumbo duran- te dias enteros-bajo la furia del sol o las tormentas. Han tenido que beber aguas repugnantes que les han causado diarreas monstruosas. Siempre que Ilueve, los carros y las mulas se atascan en los charcos; entre gritos y juramentos han tirado de ellos hasta caer de rodillas y besar el barro, Cuando la noche les sorprende lejos de cobijo alguno, solo su capa les protege de los escorpiones. Han conocido el tormen- to enloquecedor de los piojos y el miedo constante a los bandoleros que infestan los caminos, Muchas veces, cabalgando por inmensas 15 Powered by CamScanner leds si a sangre liga wn grupo de bandos Sperinolos, conteniendo el aliento escondidos en algtin recodg ddeleamino para caer sobre ellos, asesinarlosa sangre frfa, robarles Ig bolsa yabandonar sus cadaveres calientes entre los arbustos, Eslégico que tengan miedo. El rey de Egipto les ha confiado gran. des sumas de dinero antes de enviarlos a cumplir sus érdenes a jy ctr orilla del mar. En aquel tiempo, solo unas décadas despues de la muerte de Alejandro, viajar Hevando una gran fortuna era muy arriesgado, casi suicida, ¥, aunque los putiales de tos ladrones, las en. fermedades contagiosas los naufragios amenazan con hacer fracasar ‘una misién tan cara el fara6n insiste en enviar a sus agentes desde pais del Nilo, cruzando fronteras y grandes distancias, en todas las direcciones, Desea apasionadamente, con impaciencia y dolorosa sed de posesién, esas presas que sus cazadores secretos rastrean para él, haciendo frente a peligros ignotos. [Los campesinos que se sientan a fisgonear a la puerta de sus cabac 4as, los mercenarios y los bandidos habrian abierto unos ojos asom. brados y una boca incrédula si hubieran sabido qué persegufan los Jinctes extranjeros. Libros, buscaban libros, isa seo neo fuardado dela corte eppcia.E Setor dels tim aneupe seen claro; €8 si con los reyes) por conseguir ' de una biblioteca absoluta y perfecta, la coleccics ane a Fenn ean ran re | | ya, pugnando pornacer en el seilero del palabras elegdas para ‘empezar. Pero zcémo se hace e30? Mi bagaje ahora mismo ton lar diudas. Con cada libro wuelo al punto de partia yal corazén agitado de todas las primeras veces. Escribires intentardescubrilo que exer, biriamos si escribiésemos, asi lo expresa Marguerite Duras, pasando del infinitivo al condicional y luego al subjuntivo, como si sintiese el suelo resquebrajarse bajo sus pies. En el fondo, no es tan diferente de todas es coxs que empezw mos a hacer antes de saber hacerlas: hablar oto idioma, conducir, ser madre. Vivir. Después de todas las agonias de la duda, después de agotar los aplazamientos y las coartadas, una tarde calurosa de julio me enfrento ala soledad de la pagina en blanco. He decidido abrir mi texto con la imagen de unos enigmaticos cazadores al acecho de la presa. Me identifico con ellos, me gusta su paciencia, su estocismo, sus tempos perdidos, la lentitud y la adrenalina de la bisqueda. Durante aitos he trabajado como investigadora, consultando fuentes, documentén- dome y tratando de conocer el material histérico. Pero, ala hora de la verdad, la historia real y documentada que voy descubriendo me parece tan asombrosa que invade mis sueiis y cobra, sin yo quererlo, 1a forma de un relato. Siento la tentacién de entrar en la piel de los bbuscadores de libros en los caminos de una Europa antigua, volenta y convulsa, 2 si empiezo narrando su viaje? Podria funcionar, pero ecémo mantener diferenciado el esqueleto de los dats bajo el mis- culo yla sangre de Ta imaginacién? Creo que el punto de partda es tan fantstco como el viaje en bbusca de las Minas del Rey Salomén o del Arca Perdia, pero los do- ‘cumentos atestiguan que existé de verdad en la mente megalémana de los reyes de Egipto. Tal vez all, en el siglo uta. C. fue la inica y ‘ikkima vez que se pudo hacer realidad el suefo de juntar todos los libros del mundo sin excepeidn en una biblioteca universal. Hoy nos parece la trama de un fascinante cuento abstracto de Borges 0, uizd, su gran fantasia erética—. , En la época del gran proyecto alejandrino, no exista nada pare- ido al comercio internacional de libros. Estos se podian comprar en ciudades con tuna larga vida cultural, pero no en lajoven Alean- Ata. Los textos cuentan que los fees usaron fas enormes venis el poder absoluto para enriquecer su coleccién. Le que no podtan Powered by € camScanner — ban, Si era preciso rebanar cuellos 0 arrasir cose. vdose que el esplendor de su pais era mis importante que los erios escripulos. que estaban dispuestosa hacer para conseguir sus objetivos. Ptolomeo MH ansiaba las versiones oficiales de las obras ce Esquilo, S6focles ls conservadas en el archivo de Atenas desce su estreno en Jos festivales teatrales. Los embajadores del faraén pidieron prestados Jos aliosos rolls para encargar copia. sus minuciosos amanuenses, Lasautoridades atenienses exigieron la exorbitante fianza de quince talentos de plata que equivalea millones de délares de hoy. Los egip <éos pagaron, dieron las gracias con pomposas reverencias, hicieron solemnes juramentos de devolver el préstamo antes de que trans- ‘currieran —digamos— doce lunas, se amenazaron a sf mismos con ‘ruculentas maldiciones sls libros no volvian en perfecto estado ya continuacién, por supuesto, se los apropiaron, renunciando al dep6- Sito, Los dirigentes de Atenas tuvieron que soportar el atropello. La ongullos capital de tiempos de Pericles se habja convertido en tna . El hambre de libros desatada en Alejandtria empezaba a convertirse en un brote de locura apasionada. He nacido en un pais y una época en que los libros son objetos ficiles de conseguir. En mi casa, asoman por todas partes. En etapas de tre bajo intenso, cuando pido docenas de ellos en prétamoa sdsinnas bibliotecas que soportan mis incursiones, stielo dejarlos apilados en torres sobre las sillas 0 incluso en el suelo. También abiertos boca abajo, como teas dos aguas en busca de una cas que bie Ahora, para evitar que mi hijo de dos aiios arrugue las hojas, forme Pils sob et eposscabezas del sf, y cuando me siento desansas oto el contacto desea en a cl ra Pe i de os alquileres de la ctu donde viv, resulta que amis sc hnts Ba 10s costoses, Pero yo pienso que todos, desde libros son unos inqu 9 Powered by € camScanner ls granes tron de fotografia haste vis gemplares de boi cncolados que siempre intentan cerrarse como si fueran mejillones, hhacen mis acogedora la casa. La historia de los esfuerzos, viajes y penalidades para lenar log cestantes de la Biblioteca de Alejandria puede parecer atractiva por sy ‘exotismo. Son acontecimientos extrafios, aventuras, como las fabulo. ‘as navegaciones a las Indias en busca de especias. Aqui y ahora, los libros son tan comunes, tan desprovistos del aura de novedad tecnol6. fica, que abundan los profetas de su desaparicién, Cada cierto tiempo Jeo con desconsuelo articulos periodisticos que vaticinan la extincién de los libros, sustituidos por dispositivos electrénicos y derrotados frente alas inmensas posbilidades de ocio. Los ms agoreros preten, den que estamos l borde de un fin de época, de un verdadero apoca, lipsis de librerfs echando el cierrey bibliotecas deshabitadas. Parecen insinuar que muy pronto los libros se exhibirdn en la vitrinas de los rmuseos etnoldgicos, cerca de las puntas de lanza prehistoricas, Con esas imagenes grabadas en la imaginacién, paseo la mirada por mis filas interminables de libros y las hileras de discos de vinilo, pregun- tindome si un viejo mundo entrafable esta a punto de desaparecer, Estamos seguros? El libro ha superado la prueba del tiempo, ha demostrado ser un corredor de fondo, Cada vez que hemos despertado del sueiio de ‘nuestras revoluciones o de la pesadilla de nuestras catistrofes hur ‘manas, el libro seguia ahi. Como dice Umberto Eco, pertenece a la ‘misma categoria que la cuchara, el martilo, a rueda o las tijeras, Una vez inventados, no se puede hacer nada mejor. Por supuesto, la tecnologia es deslumbrante y tiene fuerza suficien- te como para destronar alas antiguas monarquias. Sin embargo, todos aioramos cosas que hemos perdido —fotos, archivos, viejos trabajos, recuerdos— por la velocidad con la que envejecen y quedan obsoletos sus productos. Primero fueron las canciones de nuestrascasctes, des pués las peliculas grabadas en VHS. Dedicamos esfuerzos frustrantes 8 coleccionar lo que la tecnologfa se empeiia en hacer que pase de ‘moda. Cuando aparecié e! DVD, nos decfan que por fin habiamos resuelto para siempre nuestros problemas de archivo, pero vuelven 41a carga tentindonos con nuevos discos de formato mis pequefio, {3 invariablemente requieren comprar nuevos aparatos. Lo curioso ‘que aiin podemos leer un manuscrito pacientemente copiado hace is de diez siglos, pero ya no podemos ver una cinta de video o un disquete de hace apenas algunos aiios, menos que conservemos to- dos nuestros sucesivos ordenadoresy aparatosreproductores, jun museo de la caducidad, en los trasteros de nuestras casas No olvidemos que el libro ha sido nuestro aliado, desde hace mu. hos sighos, en una guerra que no registran los manuales de historia Lalucha por preservar nuestras creaciones valosas ls palabras, son apenas un soplo de aire; las ficciones quo inventamos pars dar sentidoal caosysobrevivir en él; los conocimiento verdaderos,falsosy siempre provisionales que vamos arafiando en la roca dura de nuestig como que sumergirme en esta investigaciGn. Al principio de todo, hubo preguntas, enjambres de preguntas: ,cudndo aparecieron los libros? ¢Cual es la historia secreta de ls esfuerzos por multiplicar- los o aniquilarlos? Qué se perdi por el camino, y qué se ha salvado? ePor qué algunos de ellos se han convertide en clésicos?

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