Professional Documents
Culture Documents
Jesus.alonso@uam.es
Resumen
Envolvimento dos Alunos na Escola: Perspetivas da Psicologia e Educação - Motivação para o Desempenho Académico / Students´ Engagement in School:
Perspectives of Psychology and Education - Motivation for Academic Performance. Lisboa: Instituto de Educação da Universidade de Lisboa, 2016
ISBN: 978-989-8753-34-2
10 Jesús Alonso-Tapia
un profesor sea diferente del clima que perciben los alumnos de otro profesor tiene
que ver no tanto con sus conocimientos motivacionales cuanto con diferencias en su
interés por el alumno como persona y su creencia en que conseguir que el alumno
cambie depende de él mismo. El trabajo analiza cada uno de los puntos anteriores,
proporcionando indicadores de la evidencia en que se apoya, y extrae implicaciones
para la autoevaluación del profesorado y la práctica docente.
Abstract
The action patterns of teachers for organizing and developing their instructional and
classroom management configure the classroom climate. This climate has several
components –the instruction/motivational climate, the emotional climate and the
behavior management climate. As for the classroom motivational climate (CMC)
characteristics, it can be learning oriented or not depending on the degree in which
the set of teachers’ teaching patterns includes at least sixteen characteristics that
research has identified, and that are described in this work. As far as the CMC is
learning oriented, it has positive effects not only on different motivational variables
–interest, effort, perceived ability, success expectancies and satisfaction with
teacher’s work-, but also on self-regulation, on the decrease of disruptive behavior, on
resilience and on emotional satisfaction with teacher’s attitudes. However, neither all
students in a classroom perceived a similar CMC, nor the CMC of different classrooms
is perceived in the same way. The factors affecting the CMC are of different types. The
fact that students of a same teacher perceive the CMC in a different way is in part due
to their motivational orientations, and their self-efficacy and control expectancies.
And the fact the CMC perceived by students of different teachers has to do not as
much with differences in the teachers’ motivational knowledge, as with differences
in their interest on the student as a person, and in the believe that they have control
enough to get positive changes in the students. This work analyses the above ideas,
provide evidence in support of them and show some implication for teacher’s self-
assessment and for teaching practice.
Envolvimento dos Alunos na Escola: Perspetivas Internacionais da Psicologia e Educação /
Students’ Engagement in School: International Perspectives of Psychology and Education
11
1. Problemas Y Preguntas
La primera persona en hablar del “clima motivacional de clase” (CMC) fue Ames
(1992). Esta autora consideró que el CMC podía hacer que los alumnos buscasen ante
todo aprender o, por el contrario, centrarse en otros objetivos, como la obtención de
resultados académicos aceptables, dependiendo de cómo los profesores actuasen
en relación con seis áreas de la actividad docente representadas por el acrónimo
TARGET, a saber: Tarea, autoridad, reconocimiento, agrupación (grouping), evaluación
y tiempo. Definir estas dimensiones supuso un avance positivo hacia la delimitación
del clima motivacional. Sin embargo, aunque señaló algunas características de
cada una de esas dimensiones que favorecían el esfuerzo por aprender y no sólo
por aprobar (Meece, Anderman y Anderman, 2006), no llegó a estudiar de forma
sistemática qué patrones constituían modos de actuar adecuados en relación con
cada dimensión.
Los investigadores abordaron el estudio del papel del clima motivacional desde
otro marco conceptual, el de las Estructuras de Meta de la Clase (Classroom goal
structures) (Figura 1), un concepto definido a partir del tipo de meta subrayado por
los mensajes de los profesores, uno de los componentes del CMC (Meece, Anderman
12 Jesús Alonso-Tapia
El CMC-Q permite evaluar la percepción que los alumnos tienen del grado en que
los profesores utilizan los patrones o estrategias docentes que se recogen en la Figura
1. Cada uno de los 16 patrones es evaluado por dos items tipo Likert de 5 puntos,
un ítem formulado de forma positiva y otro de forma negativa, que se combinan
para proporcionar la puntuación en cada una de las 16 variables, puntuaciones que
a su vez se combinan para proporcionar el índice del clima motivacional de clase
percibido por el alumno. Se trata de una prueba con excelente validez estructural y
gran fiabilidad (medía de distintos índices α-Cronbach en torno a .92). Ahora bien,
¿qué tienen que ver las pautas recogidas en la Figura 1 con las preguntas a las que
debe responderse todo profesor, anteriormente mencionadas?
Cada uno de los 16 patrones es evaluado por dos items tipo Likert de 5 puntos,
un ítem formulado de forma positiva y otro de forma negativa, que se combinan
para proporcionar la puntuación en cada una de las 16 variables, puntuaciones que
a su vez se combinan para proporcionar el índice del clima motivacional de clase
percibido por el alumno. Se trata de una prueba con excelente validez estructural y
gran fiabilidad (medía de distintos índices α-Cronbach en torno a .92). Ahora bien,
¿qué tienen que ver las pautas recogidas en la Figura 1 con las preguntas a las que
debe responderse todo profesor, anteriormente mencionadas?
14 Jesús Alonso-Tapia
Para que los alumnos quieran aprender lo que deseamos que aprendan, al
comienzo de toda clase y de toda actividad de aprendizaje es fundamental despertar
su curiosidad, mostrar la relevancia de las actividades en relación con sus intereses,
objetivos y valores, y diseñar las actividades de aprendizaje de modo que planteen
un grado de desafío razonable. Con este fin es importante utilizar estrategias como
presentar información nueva y sorprendente, plantear problemas e interrogantes,
hacer que recuerden lo que saben en relación con los mismos y que vean que
necesitan saber más para adquirir la competencia para poder resolverlos, y usar
tareas que muestren la relevancia utilidad de lo que los alumnos han de aprender, o
indicar esta utilidad directamente Estas formas de actuación definen los elementos
del CMC a los que hacen referencia los puntos 1 a 7 de la Figura 1.
la razón de los errores, razón que a menudo los hace comprensibles aunque no
los justifique, permitiendo de este modo salvar la estima del alumno; g) evitando la
comparación entre alumnos, la que facilita la percepción de equidad.
Por otro lado, una condición necesaria pero no suficiente para esforzarse por
aprender lo que pide la escuela es sentirse aceptado y acogido no sólo por los
profesores, sino también por los compañeros. Por esta razón, no es suficiente con
que el profesor personalmente intente ser equitativo y proporcionar afecto y apoyo
para crear un clima social positivo que estimule el aprendizaje. Es importante que,
en la medida en que esté en sus manos, intente crear condiciones de trabajo en las
que las interacciones con los compañeros proporcionen seguridad, experiencia de
pertenencia a un grupo, experiencia de aprendizaje e incremento de competencia, e
incremento de la autoestima.
Teniendo en cuenta las características señaladas a lo largo de este apartado, todo
profesor debería preguntarse: ¿Poseen mis formas de actuación las características
señaladas? ¿Qué hago bien? ¿Qué debería cambiar? La respuesta a las preguntas
de autoevaluación anteriores que los profesores deberían hacerse puede contestarse
aplicando el CMC-Q a los alumnos y, además de obtener la puntuación media de la
clase en el mismo, obtener la puntuación media en cada una de las características.
De este modo, el perfil resultante tiene un valor diagnóstico, ya que señala los puntos
fuertes y débiles de cada profesor o profesora, a partir del cual el profesor puede
orientar el análisis de su práctica docente
Hasta aquí se han descrito las características mínimas que debe tener el clima
motivacional de clase para para favorecer el interés y el deseo de los alumnos por
aprender. Ahora bien, ¿es cierto que cuanto más se aproxima el clima de clase al
modelo descrito, mejores son sus efectos? ¿De qué evidencia se dispone?
En concreto, se ha estudiado el grado en que los alumnos atribuyen al modo de
trabajo del profesor cambios en las variables que se recogen en la Figura 7, así como
la relación con el rendimiento.
En los principales estudios sobre las características, efectos y determinantes del
CMC realizados utilizando el CMC-Q y a los que haremos referencia en breve se han
evaluado casi 9600 alumnos de diferentes nacionalidades –españoles, mexicanos,
Envolvimento dos Alunos na Escola: Perspetivas Internacionais da Psicologia e Educação /
Students’ Engagement in School: International Perspectives of Psychology and Education
19
Supuesto que el entorno social sea favorable, una vez puestos a la tarea de
aprender el esfuerzo de alumnos y alumnas depende, ante todo, de que tengan
claro qué es lo que se pretende que aprendan con la realización de la tarea. Si
no saben qué deben aprender mientras trabajan, difícilmente van a esforzarse
conseguirlo: tratarán de quitarse la tarea de encima de la forma menos costosa
posible. No saber que haciendo una tarea lo que tenemos que conseguir no es tanto
“terminarla y entregarla” para que nos califiquen, sino adquirir una habilidad que
radica precisamente en saber cómo resolver un problema o realizar una actividad
de modo eficiente, da lugar a que no centremos nuestra atención en el proceso que
nos permite actuar con eficacia, sino en el resultado, con lo que la experiencia de
estar adquiriendo una competencia o un conocimiento útil no se produce. Debido a
este hecho, Dado que los alumnos pueden diferir en el grado en que necesitan que
se les haga explícito qué deben aprender mientras trabajan, su percepción del clima
de clase puede variar.
En tercer lugar, supuesto que el clima social sea favorable y el objetivo esté
claro, la motivación se apoya en las metas que perseguimos las personas, metas
que definen los beneficios que potencialmente nos puede proporcionar el hecho de
aprender lo que se nos propone y que hacen que los alumnos afronten el trabajo
con una motivación intrínseca o extrínsecamente motivados. Existen diferentes
tipos de metas e intereses sobre los que incide la acción de los educadores, por lo
que dependiendo de la medida en que la forma de actuar del profesor se ajuste a
una metas u otras, su valoración del clima motivacional de clase será diferente. La
literatura ha estudiado extensamente el papel de las orientaciones motivacionales
(Elliot, 2005), orientaciones que engloban metas más específicas (Alonso-Tapia,
2005), orientaciones y metas que se recogen en la Figura 2.
22 Jesús Alonso-Tapia
Por ejemplo, cuando tenemos que esforzarnos al hacer una tarea las personas nos
preguntamos, explícita o implícitamente, qué vamos a conseguir y si lo que vamos
a conseguir nos interesa. ¿Vamos a disfrutar haciendo la tarea porque la elegimos
nosotros? ¿Vamos a adquirir una competencia que consideramos útil? ¿Vamos a
aprender algo que nos va a permitir ser útiles a otros? ¿O que nos va a permitir
obtener un buen trabajo? ¿Se trata sólo de conseguir calificaciones que nos hagan
quedar bien ante los demás o evitar su crítica? ¿Se trata de evitar las consecuencias
negativas que pueden seguir a una mala calificación o a una mala actuación frente a
los compañeros? ¿Se trata de conseguir algún tipo de recompensa externa al propio
trabajo? ¿Se trata de demostrar que no pueden con nosotros? ¿Se trata de trabajar
porque estamos a gusto con el profesor o profesora y su afecto es importante, nos da
seguridad y no queremos perderlo? Esto es, nos esforzamos o no dependiendo de las
metas que percibamos que están en juego.
Lo que ocurre es que no todas las metas hacen que nos esforcemos del mismo
modo ni en el mismo grado. Si lo que interesa a nuestro alumnado es dedicar su
tiempo a actividades que no tienen que ver con el programa de formación –actividades
externas: salir con los amigos, chatear por Internet, etc.- no se esforzarán a menos
que la posibilidad de realizar estas actividades esté condicionada a la realización
efectiva del trabajo programado.
Envolvimento dos Alunos na Escola: Perspetivas Internacionais da Psicologia e Educação /
Students’ Engagement in School: International Perspectives of Psychology and Education
23
Si lo que les interesa es quedar bien y evitar quedar mal ante los demás, su forma
de trabajar se ajustará a este objetivo. Hay que tener en cuenta que muchos alumnos,
debido a que no se sienten competentes o seguros de sí mismos, no preguntan o
no intervienen en clase para no quedar mal. Por esta misma razón, si se les da a
escoger, escogerán los trabajos más sencillos, aunque con ellos se aprenda poco,
no tanto porque supongan trabajar menos cuanto porque disminuye el riesgo de
una valoración negativas por parte de los demás. Y se excusarán en caso de fracaso
en lugar de tratar de aprender de los errores. Y lo mismo ocurrirá si el objetivo es
simplemente conseguir una calificación aceptable, objetivo muy probable en el caso
de los módulos básicos por la misma razón aludida.
Si por el contrario lo que interesa a nuestros alumnos y alumnas es aprender
y experimentar que son competentes, no sólo se esforzarán más, sino que lo
harán utilizando estrategias orientadas a facilitar la comprensión y la adquisición
de capacidades que les permitan ser competentes. Pero, ¿por qué no suele ser
esta la meta principal de muchos alumnos? ¿Qué nos mueve a querer aprender?
Enfrentarnos a un desafío razonable, centrado en la adquisición de la competencia
para resolver un tipo de problemas, en una tarea relevante, y recibir paso a paso la
retroalimentación que hace sentir que progresamos hacia la meta perseguida. ¿En
qué medida se dan estas condiciones en nuestro trabajo y qué podemos hacer para
qué se den?
Se sabe también que una meta que estimula mucho el esfuerzo por aprender es
el que una persona busque ser útil y ayudar a otros. Y el esfuerzo será mayor aún si
perciben la utilidad de lo que han de aprender para sus propios propósitos, ya que
buscan adquirir conocimientos y competencias útiles desde su propio punto de vista,
y no aprender sin más.
Finalmente, si se sienten a gusto con un profesor o con el grupo de compañeros,
acudirán a clase y trabajarán porque necesitan sentirse integrados, perteneciendo a
un grupo, y no perder su afecto.
Hasta aquí hemos descrito las metas y orientaciones motivacionales de los
alumnos, metas que, sin embargo, no son los únicos factores que pueden afectar a
la percepción del clima de clase.
24 Jesús Alonso-Tapia
Hasta aquí hemos descritos las características de los alumnos que pueden
influir en la percepción del clima motivacional de clase. ¿Qué evidencia hay de que
tales efectos de hecho tengan lugar? Aunque varios de los estudios proporcionan
evidencia del influjo mencionado, presentamos los datos correspondientes al estudio
de Alonso-Tapia, Ruiz y Huertas (2016) por ser el que se ha realizado con un mayor
número de alumnos (N: 2223).
En este estudio sólo se estudió el papel modulador de las orientaciones
motivacionales y las expectativas. En él, como puede verse en la Figura 3, a partir de
las medidas en las orientaciones motivacionales y en las expectativas se obtuvo una
medida que resume el grado en que el perfil motivacional se orienta al aprendizaje y
permite predecir de modo directo la puntuación en la que se refleja su percepción del
clima motivacional de clase y, de modo directo e indirecto, el grado en que atribuyen
los cambios en distintas variables motivacionales al profesor.
Figura 3. Efecto del perfil motivacional del alumno en la percepción del CMC y en la atribución al
trabajo del profesor de cambios en distintas variables motivacionales
Los datos de este estudio ponen de manifiesto varias cosas. Lo que define el
perfil motivacional positivo del alumno es, fundamentalmente, su orientación al
Envolvimento dos Alunos na Escola: Perspetivas Internacionais da Psicologia e Educação /
Students’ Engagement in School: International Perspectives of Psychology and Education
27
Figura 4. Efecto de la calidad motivacional del profesor en la percepción del CMC y en la atribución
al trabajo del profesor de cambios en distintas variables motivacionales
En segundo lugar hay que señalar que la calidad motivacional del profesor
parece asociarse con el grado en que el perfil motivacional de los alumnos de la
clase en su conjunto manifiesta que éstos se perciben orientados al aprendizaje y
con expectativas positivas (.61***, R2: 37). A su vez, el perfil medio de los alumnos
tiene un efecto positivo en la percepción del CMC (.65***, R2: 42). Estos resultados
implican que aunque el efecto directo de la calidad motivacional sobre el CMC no es
significativo (.05, R2: 002), el efecto indirecto a través del perfil motivacional de los
alumnos es muy importante (.40***). En este punto, sin embargo, hay que señalar
un resultado que esté presente pero no aparece explícito. La suma de efectos
directos e indirectos de la calidad motivacional del profesor sobre el CMC explica sólo
el 43,23% de la varianza observada entre las distintas clases, lo que implica que hay
30 Jesús Alonso-Tapia
54,77% de varianza sin explicar. Dada la magnitud de este valor, parece necesario
buscar qué otras variables pueden explicar las diferencias observadas en el CMC
que los alumnos de las distintas clases perciben. Dado que la calidad motivacional
se evalúa a través de cuestionarios que reflejan aquello de lo que el que responde
es consciente, una variable que podría contribuir a mejorar la explicación de las
diferencias observadas es que estas se deban a que los profesores han desarrollado
hábitos de actuación que aplican de modo más o menos automático, probablemente
sin pensar en su valor motivacional, hábitos que pueden corresponder en diferentes
medida a aquellos que requiere la creación de un clima motivacional orientado al
aprendizaje. Esta suposición es sólo una hipótesis que requiere ser comprobada,
pero de ser cierta implicaría que la formación del profesorado debería contribuir a
desarrollar las pautas recogidas en el CMC hasta llegar a la automatización de las
mismas.
Finalmente, la relación entre el CMC promedio de la clase y el grado en que ésta
atribuye al profesor en su conjunto los cambios motivacionales que aparecen en la
figura, cambios que incluyen la satisfacción con el profesor, es altísima (.98***, R2:
96). Este hecho implica que aunque el efecto directo de la calidad motivacional del
profesor en la atribución de los cambios no es significativo, sí lo es el efecto indirecto
vía → perfil de los alumnos → CMC (.39***).
experiencia que resulta altamente motivadora. Además, el hecho de que los alumnos
perciban que el profesor se asegura de que reciban esta retroalimentación de uno u
otro modo contribuye a que perciban “que se preocupa por ellos”, lo que contribuye
a que se enfrenten con confianza a los costos del aprendizaje.
A modo de ejemplo de la efectividad de lo que acabamos de decir, cabe mencionar
el trabajo de Fernández (2013), profesora de Física en 2º curso de la Escuela de
Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Politécnica de Madrid. Esta profesora se
encontraba -tanto ella como el resto de profesores de la asignatura- con el problema
del gran número de alumnos suspensos cada año, alumnos cuya motivación por
la asignatura era mínima. Con el fin de mejorar la situación, puso en marcha un
estudio con tres grupos, experimental, control y repetidores. En el grupo experimental
introdujeron los cambios que aparecen en la Figura 5.
8. A modo de conclusión
Referencias
Alonso Tapia, J. y Fernández, B. (2008). Development and initial validation of the classroom
motivational climate questionnaire (CMCQ). Psicothema, 20 (4), 883-889.
Alonso Tapia, J. y Moral, A. (2010). Percepción del Clima Motivacional de Clase en Estudiantes
Adultos no Universitarios. Psicología Educativa, 16, pp 115-133.
Alonso-Tapia, J., Nieto, C., y Ruiz, M. (2013). Measuring subjective Resilience despite adversity
due to family, peers and teachers. Spanish Journal of Psychology, 16(1), 1-13.
Alonso-Tapia, J., Nieto, C., y Ruiz, M. (2016). Development and validity of the Classroom
Emotional Climate Questionnaire (CEC-Q). Trabajo no publicado. Facultad de Psicología.
Universidad Autónoma de Madrid.
Alonso Tapia, J. Panadero, E. y Ruiz, M. A. (2014). Development and validity of the Emotion
and Motivation Self-regulation. Questionnaire (EMSR-Q). Spanish Journal of Psychology,
17, e55, 1–15.
Alonso-Tapia, J., Ruiz, M.A. y Huertas, J.A. (2016). Differences in classroom motivational
climate: causes, effects and implications for teacher education. A multilevel study. Trabajo
no publicado. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid.
Ames, C. (1992). Achievement goals and the classroom motivational climate. In D.H. Schunk
y J.L. Meece (Eds.): Students perceptions in the classroom (pp. 327-348). New York:
Lawrence Erlbaum.
Elliot, A.J. (2005). A conceptual history of achievement goal construct. In A.J. Elliot y C. Dweck
(Eds.), Handbook of competence and motivation. (pp. 52-72). New York: Guilford.
Meece, J.L., Anderman, E.M. y Anderman, L.H. (2006). Classroom goal structure, student
motivation, and academic achievement. Annual Review of Psychology, 57, 487-503.
Midgley, 2002;
Midgley, C., Maher, M.L., Hruda, L.Z., Anderman, E., Anderman, L., Freeman, K.E., Gheen, M.,
Kaplan, A., Kumar, R., Middleton, M.J., Nelson, J., Roeser, R., y Urdan, T., (2000). Manual
for the patterns of Adaptive Learning Scales. University of Michigan.
Urdan, T. y Turner, J.C. (2005). Competence motivation in the classroom. En A.J. Elliot y C.
Dweck (Eds.), Handbook of competence and motivation. (pp. 297-317). New York:
Guilford.