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MESPLBorquez
MESPLBorquez
(Esta tesis fue realizada en el marco del Proyecto Fondecyt regular 1180887:
“Intereses y controversias en torno al agua. Los grupos de interés y la
reforma al Código de Aguas”).
Santiago de Chile
Marzo 2021
INDICE
I. RESUMEN 4
2
2.4. CONTINUIDAD: SOLUCIONES TÉCNICAS A PROBLEMAS POLÍTICOS Y LAS “FALSAS
SOLUCIONES” 65
3. LA EXPANSIÓN EXTRACTIVISTA Y LA EXPLOSIÓN DE LOS CONFLICTOS SOCIO-AMBIENTALES
(TERRITORIALES) 68
3.1. LA PROFUNDIZACIÓN EXTRACTIVISTA Y LA INDOLENCIA POLÍTICO-INSTITUCIONAL 68
3.2. LA EXPLOSIÓN TERRITORIAL Y LA CRISIS SOCIO-POLÍTICA 71
3.3. EVIDENCIAS Y EXPERIENCIAS DESDE CASOS EMBLEMÁTICOS DE CONFLICTOS SOCIO-
AMBIENTALES: HIDROELÉCTRICAS, MINERÍA Y AGROINDUSTRIA 73
3.4. LOS LIMITES DEL CAMINO POLÍTICO-INSTITUCIONAL 78
3.5. EL CAMINO AUTÓNOMO-TERRITORIAL Y EL AGUA COMO EJE ARTICULADOR 80
3.6. EL ASENSO DE LAS DEMANDAS DESDE LO LOCAL/TERRITORIAL AL ESCENARIO NACIONAL 84
4. NUEVOS RELATOS TERRITORIALES Y RURALES FRENTE A LA PRIVATIZACIÓN Y
NEOLIBERALIZACIÓN 86
4.1. LA NUEVA CONCIENCIA DE LA PRIVATIZACIÓN Y MITOS NEOLIBERALES 86
4.2. EL (ANTI) EXTRACTIVISMO COMO CATEGORÍA PARA LA DEFENSA DEL AGUA Y LOS
TERRITORIOS 87
4.3. DEMANDAS Y ACTORES RURALES/CAMPESINOS EN LOS NUEVOS MOVIMIENTOS
TERRITORIALES SOCIO-AMBIENTALES 93
5. ESPACIOS Y ESTRATEGIAS DE ARTICULACIÓN E INCIDENCIA DE LOS MOVIMIENTOS
TERRITORIALES SOCIO-AMBIENTALES: FRENTE A Y FUERA DE LA INSTITUCIONALIDAD
POLÍTICA 98
5.1. CAMINOS DE ARTICULACIÓN SUPRA-TERRITORIAL, MOVILIZACIÓN E INCIDENCIA CONJUNTA 98
5.2. LAS POSTURAS FRENTE AL DEBATE LEGISLATIVO Y EL ESCENARIO POLÍTICO-INSTITUCIONAL 110
5.3. DESAFÍOS PARA LA ARTICULACIÓN E INCIDENCIA PARA UN FUTURO “POST-NEOLIBERAL” 114
BIBLIOGRAFÍA 124
3
I. Resumen
4
II. Introducción: la problemática de los movimientos sociales rurales
frente a la privatización del agua y la expansión extractivista en Chile
5
para la reforma al Código de Aguas, las movilizaciones ciudadanas y
conflictos territoriales en torno al agua se han multiplicado y hecho cada vez
más visibles en la agenda pública, dejando patente las situaciones criticas de
escasez hídrica y crisis ambiental que afecta a muchas comunidades rurales
y pueblos indígenas. No obstante, el sistema político y el discurso
tecnocrático no han logrado ser efectivos para responder a esta explosión de
demandas de territorios que sufren el despojo de sus bases materiales de
subsistencia, incluida el agua, como elemento vital y derechos humano.
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Asi, en el contexto de profundización neoliberal y crisis del sistema de
representación política, se produce una progresiva aparición de los territorios
rurales y aislados (“periféricos”) en la escena publica, como consecuencia de
la multiplicación de los conflictos socio-ambientales derivados de la
penetración extractiva. Esta re-aparición de lo “rural/territorial” en el debate
publico, no responde ni a las agendas ni a las formas orgánicas de los
movimientos campesinos/rurales tradicionales, -que fueron fuertemente
debilitados por la contra-reforma agraria y descomposición del campo-, sino
que se trata de nuevas configuraciones sociopolíticas y estratégicas, que
reivindican el territorio y los bienes comunes, asi como una democracia real y
el cambio en el modelo de desarrollo neoliberal.
En este contexto, resulta relevante analizar ¿Cómo han sido los procesos de
construcción de nuevos sujetos políticos en los territorios rurales –y peri-
urbanos- afectados por la privatización del agua y la degradación de las
bases fundamentales de sus modos de vida?, ¿Cuáles han sido las acciones
de movilización, incidencia y alianzas que estos sujetos políticos rurales han
desarrollado en el marco de la discusión y presión para las reformas a la
legislación vigente en Chile? y ¿Cuáles son sus estrategias, demandas y
propuestas frente a la crisis del modelo neoliberal-extractivista y la
democracia representativa/delegativa?
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las características de la diversidad de actores y organizaciones sociales
presentes en los movimientos territoriales socio-ambientales, sus relaciones
y alianzas y la relación con las organizaciones y demandas de los sectores
campesinos tradicionales; y 4) Analizar las estrategias, demandas y
propuestas frente a la crisis del modelo neoliberal-extractivista y la
democracia representativa/delegativa.
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III. Antecedentes: La cuestión del agua en la transformación de los
territorios rurales y las agendas de los actores campesinos y rurales en
América Latina
9
Durante los ’60 se inicia un proceso que da la esperanza de una
incorporación política completa y autónoma del campesinado que sin
embargo se ve coartado en los ’70. El modelo de Estado nacional-popular
está marcado por la construcción de alianzas “tácticas” entre sectores
populares, obreros, campesinos y capitalistas. Se configura un modelo de
Estado “semi-corporativo”, donde se suprimen las luchas de clases en pro
del interés nacional y el nacionalismo político-económico (Singelman, 1976).
En este sentido, la modernización en América Latina es igual a reformismo y
no a transformación de las estructuras tradicionales, que se mantienen casi
intactas especialmente en las zonas rurales hasta entrada la segunda mitad
del siglo XX. En el sector agrario se necesita una acción “revolucionaria” que
implique una “explosión” de la participación política y movilización de estos
grupos, la cuál se produce de manera tardía y con alta influencia –y
dependencia- de actores políticos externos, incluyendo los gobiernos de
turno y partidos políticos.
En los ’60 y ‘70s el tema clave para el debate agrario era la desigual
concentración de la tierra y el sistema de explotación “feudal” del modelo de
10
la “hacienda, con altos niveles de explotación y dependencia de la mano de
obra rural. Los movimientos campesinos, apoyados por los partidos políticos
de izquierda y de ala centro-cristiana, así como por la Iglesia Católica,
promueven la implementación de reformas agrarias de diverso grado y
alcance. Desde la Revolución Mexicana (1910), la Revolución Boliviana
(1952), la frustrada reforma de Arévalo y Arbenz en Guatemala (1953) y la
Revolución Cubana (1959), diversas son las iniciativas en la región que
impulsan la transformación de las relaciones económicas y sociales en el
agro.
Sin embargo, son los años ’60 los que dan pie a la “época de oro” de las
reformas agrarias (Chonchol, 2003) con el apoyo de la “Alianza por el
Progreso” impulsada por el gobierno de Kennedy (1961). Por medio de este
pacto, los gobiernos de América Latina se comprometían a impulsar cambios
“democratizadores” en la estructura agraria a cambio de apoyo económico
norteamericano, sin embargo, en la mayoría de los países estos se limitaron
a la promulgación de leyes de reforma agraria sin llevar adelante acciones
para su implementación efectiva.
11
luego en los ‘70s con el énfasis hacia la industrialización y diversificación de
exportaciones, dirigiendo algunos programas de asistencia social hacia la
agricultura campesina.
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ideas neoliberales que ponen el acento en la modernización capitalista,
fortaleciendo el mercado en detrimento del Estado y la apertura a los
mercados internacionales. Se produce una re-concentración de la tierra, los
recursos naturales y el capital agrario en general.
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El dualismo de la estructura agraria será acentuado en los ’70 y ’80 con la
introducción del patrón neoliberal, aunque con una tendencia general hacia el
descenso de la importancia relativa de la agricultura campesina frente a la
capitalista. Por medio del acceso a préstamos masivos de la banca
internacional el grueso del apoyo estatal se dirige a la gran agricultura
empresarial. Solo se invierten pocos recursos en los campesinos de forma
diferenciada hacia aquellos más viables para el mercado.
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extensiva” (o acumulación originaria) hacia una fase intensiva de renovación
tecnológica y reorganización económica, reforzándose la formación de
“complejos agroindustriales”, la integración del capital agrario con
conglomerados industriales y financieros y la entrada de empresas
transnacionales.
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margen de los beneficios del nuevo modelo de liberalización de mercado,
dada la precariedad de sus recursos (tierras, créditos, maquinaria) para
competir en este esquema y acceder a los nuevos mercados. Por otra parte,
el sector privado no reemplazó la inversión pública en áreas críticas de
desarrollo rural (caminos, infraestructura, servicios, etc…) sino que se
acentúa el modelo de despojo de los territorios y concentración de beneficios
en el sector capitalista, marginando a la agricultura familiar campesina y
empujándolos hacia la proletarización.
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campesinas del empleo en la agricultura capitalista. La heterogeneización de
la sociedad rural se acelera, las demandas económicas y sociales se
complejizan y las luchas se diversifican, surgiendo nuevos actores como las
organizaciones de mujeres rurales, organizaciones indígenas y movimientos
ecológicos y territoriales.
Entre los ´80 y 2000 los países de la región pasan por una etapa de
consolidación de la economía de mercado del y de las democracias,
recuperadas luego de las transiciones en el caso de los regímenes
autoritarios de Chile, Uruguay y Argentina y de los procesos revolucionarios
iniciados con el ejemplo cubano. A la par de la economía neoliberal, se
estabilizan los regímenes democráticos, sin embargo los dilemas del sistema
político y el déficit de democratización se mantienen. En términos
económicos, luego de la “década perdida” ’80-’90, donde las economías
latinoamericanas se estancaron, y de las grandes desigualdades sociales
provocadas por las políticas de ajuste estructural neoliberales se produce un
debilitamiento de los regímenes democráticos en tanto no han sido fértiles en
dar respuesta a los problemas derivados de la inserción de nuestras
economías y sociedades a la globalización.
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En América Latina, las políticas de desarrollo han continuado la línea de un
“neo-desarrollismo” o “neo-extractivismo” basado en la sobre explotación de
las materias primas de exportación (minería, pesca, agro-forestales), las que
no han sido transformadas en los gobiernos post ’90, incluyendo aquellos
incluidos en el llamado “giro a la izquierda” (o “pink-tide”) (Kay, 2015). El
cambio en la gestión de estos gobiernos ha tenido más que ver con una
mayor presencia del Estado en el control de los recursos y un incremento de
los programas sociales dirigidos a la reducción de la pobreza, salud y
educación.
18
además cuentan con una distinción extra que es que se promocionan
fuertemente como fuentes de energía alternativa y/o sumideros de carbono.
19
embargo, el ritmo de la explotación y la escala del impacto, junto con la
ampliación de las demandas sociales y ambientales en el último tiempo, han
hecho más visibles y han agudizado los debates y conflictos (Baud et al.,
2011). Paralelamente, Castro et al. (2015) sostienen que la narrativa de
justicia social y desarrollo plural que se ha utilizado desde las instituciones,
han levantado las expectativas de las organizaciones de la sociedad civil, sin
embargo, dicha narrativa se ha materializado en acuerdos institucionales que
lejos de considerar de igual a igual y legitimar la opinión y los intereses de las
comunidades locales, en la práctica han reducido su participación al punto de
comprenderlos principalmente como beneficiarios de prestaciones
compensatorias. Lo mismo ha sucedido en torno a la protección del
medioambiente: se han intentado aplicar medidas que optimizan su
protección en un contexto en el que crece la demanda mundial de
commodities, aumentan las inversiones extranjeras y son corporaciones e
intereses privados los que terminan teniendo el control sobre gran parte de
los recursos, lo que termina intensificando la extracción de materias primas
(Idem.). En ese sentido, la gobernanza ambiental en América Latina,
entendida como “el proceso de formulación y refutación de imágenes,
diseños y ejecución de los procedimientos y practicas que configuran el
acceso, control y uso de los recursos naturales entre actores diferentes”
(Ibid. 18), es una esfera actualmente candente al estar cargada de
contradicciones entre la retórica y la práctica por una parte, y por la otra, de
expectativas por promesas incumplidas, deseos de participación en
instancias realmente participativas, legitimación de voces, incorporación de
saberes locales, y resistencias.
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4. Nuevas respuestas desde los movimientos sociales rurales
latinoamericanos ante la agudización neoliberal
Entre los ’70 y ’80s, con el desmantelamiento de las reformas agrarias y las
políticas de apoyo a la producción agrícola y el campesinado por medio de
los gobiernos neoliberales, se pasa a una etapa de desmovilización,
abandono y desplazamiento del campesinado e indígenas como “ciudadanos
de segunda” que es general a los países de la región. Ya sea por medio de la
represión autoritaria (Brasil, Chile, Nicaragua y Paraguay), la manipulación y
escasa influencia clientelar (Colombia, Costa Rica y México) y el fuego
cruzado de la violencia política (Perú, Nicaragua y Colombia), el
campesinado aparece como una “clase social políticamente débil y sujeta a
designios de los agentes externos que se presentaban en el papel de
enemigos o de aliados” (Martinez y Zasmoc, 1996: 21).
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Diversos movimientos campesinos e indígenas han surgido en América
Latina como respuesta al neoliberalismo y han ido avanzando en la
articulación de demandas más amplias y complejas, así como en la
generación de propuestas alternativas de desarrollo agrario. Los
movimientos indígenas zapatistas en México, los Movimientos Sin Tierra
(MST) y la CONTAG en Brasil, así como la coordinadora internacional “Vía
Campesina” a nivel global son muestra de ellos. Muchas de las demandas y
propuestas desde estos movimientos se han plasmado en propuestas
políticas y de gobierno como los casos de Bolivia y Ecuador, donde los
movimientos indígenas jugaron un rol importante en su ascenso al poder, así
como los discursos de la “plurinacionalidad”, el “Buen Vivir” y la “soberanía
alimentaria” como parte de sus programas de gobierno. No obstante esta
mayor autonomía, las acciones de estas organizaciones se mueven entre la
movilización y la negociación, dificultándose los intentos de unificación y
centralización de demandas dada su alta dispersión y heterogeneidad.
22
de legitimidad de este modelo), que se traducen – según el autor- en algunos
casos en “levantamientos populares” y/o en la constitución de “mayorías
electorales” criticas al neoliberalismo, que logran incidir en el ascenso de
nuevas propuestas de gobierno.
En el marco recién descrito, los conflictos por el agua como “liquido vital”
para personas y comunidades se multiplican desde fines del siglo XX e
inicios del XXI en distintas latitudes del mundo y especialmente en LAC
asociadas a los procesos de expansión de las industrias extractivas,
neoliberalización de la naturaleza y los bienes comunes, y profundización de
las inequidades e injusticias derivadas de la primacía del libre mercado por
sobre un derecho humano fundamental.
Asi, según Becerra (2006) “Las luchas por el agua están estrechamente
vinculadas con la implementación de políticas económicas, comerciales,
medioambientales, sociales y sanitarias que reducen el acceso al agua,
anteponiendo su valor como mercancía y la inserción de este recurso en la
ola de la liberalización y privatización, presente en nuestros países.” (p. 2)
Frente a ello, se produce la emergencia, proliferación y agudizamiento de los
conflictos sociales relacionados con el agua, que con frecuencia han
generado procesos de lucha por parte de las poblaciones afectadas. Las
respuestas socio-políticas han logrado ciertos avances en políticas públicas
que, “al menos nominalmente, desean garantizar el ejercicio al derecho al
agua en América Latina.” (Castro et all., 2015) como es el caso de los
gobiernos corte progresista, que dieron un claro vuelco con la incorporación
del derecho al agua en las constituciones de Ecuador (2008) y Bolivia (2009),
23
y posteriormente con el reconocimiento de este derecho por parte de las
Naciones Unidas en julio de 2010.
24
IV. Marco Teórico
25
tanto “ideas, valores, principios y programas de acción”. Esta disputa es un
proceso complejo y que varía en sus características según los contextos de
cada país y también por los efectos de la globalización y la intervención de
actores internacionales. En la actualidad, los principales proyectos políticos
en disputa en la región serían el proyecto “neoliberal” y el “democrático-
participativo”, que “tienen como telón de fondo la herencia cultural e
institucional, mayor o menor según cada nación, del por ahora residual
proyecto autoritario” (p.9).
26
región en la década del ’30, implican la expansión de los/as sujetos y ámbitos que
forman parte del debate público, hacia otros que originalmente no eran
considerados parte del régimen político, sin embargo esta inclusión es muchas veces
más formal que sustantiva.
En palabras de Botana (en PNUD, 2004) en América Latina “los derechos no han
cobrado forma entre nosotros por acumulación sino por exclusión” en diferentes
períodos (itinerarios) se demuestra que la “presencia de unos derechos aparejo la
supresión completa o parcial de otros”, surgiendo un contrapunto entre avances en
derechos civiles y políticos versus reconocimiento de derechos sociales, en las
diferentes etapas de desarrollo democrático (no lineal). Actualmente “la expansión
de los derechos políticos debe procurar la vigencia de los derechos civiles y sociales,
hondamente afectados por un contexto de insuficiencia institucional y de
crecimiento de desigualdades.” (p. 33)
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Una vez restablecidas las democracias se produce un debilitamiento y
fragmentación de las luchas sociales y sus horizontes utópicos, con lo que en
general se da inicio a un periodo de desactivación ciudadana y repliegue de
las organizaciones de la sociedad civil (Jara, 2013).
28
económico y lo social para mantener su legitimidad (p. 17), y iii) Déficit de
ciudadanía: según el autor “la participación ciudadana, el fortalecimiento de la
sociedad civil o la creación de capital social – como quiera denominársele – rinden
beneficios indiscutibles a la gobernabilidad dentro de la democracia” (p. 24).
Además amplían lo público más allá de lo estatal. “Lo publico involucra a la sociedad
civil, crea espacios de participación y puede contribuir a corregir las fallas del
mercado y el Estado, así como a construir y reconstruir instituciones” (p 24)
En esta línea, se destaca el rol de mayor relevancia que adquieren los –nuevos y
viejos- actores de la sociedad civil ante los déficit de la política en América Latina,
como un factor central de respuesta a estos problemas y como caminos para una
mayor democratización. La construcción de estos “sujetos políticos” y su
empoderamiento puede promover cambios institucionales “desde abajo hacia
arriba”, guiados por principios de ciudadanía e inclusión. Para C. Grzybowski (en
PNUD, 2004) actualmente se observa un creciente desencuentro o brecha entre la
sociedad civil y la institucionalidad política-estatal, ello dado que: “Con la
democratización (…) crece en importancia la sociedad civil organizada, con nuevos
actores sociales, nuevas demandas y nuevas mediaciones. En este proceso se
produce la ampliación del espacios publico y se acentúa la desestatización de la
política.” (p.51), ello no sólo asociado a la llamada crisis de la democracia y sus
instituciones, sino por sobretodo a que los cambios en la sociedad civil son reflejo de
un proceso de “sociedades en situación de construcción de la democracia como
modo de ser y desarrollarse” (p. 53), es decir, la construcción de sujetos históricos
democráticos que puedan protagonizar su avance y transformación. En esta lógica la
manifestación del conflicto y la pluralidad de intereses desde los diversos actores en
la arena pública puede ser vista como la emergencia – y (re) emergencia- de sujetos
de derechos, que a través de sus movimientos, luchas y organizaciones enriquecen y
a la vez complejizan la construcción del orden colectivo y la consolidación de los
sistemas políticos.
2
Destacan como hitos de estas explosiones sociales el levantamiento zapatista en México (1994) y el
Santiagueñazo en Argentina (1993), seguidos por las movilizaciones indígenas en Ecuador y Bolivia, y
la emergencia del Movimiento de Trabajadores sin Tierra (MST) en Brasil.
29
en que las dimensiones étnicas, de género, territoriales, generacionales, de
los derechos humanos y del contenido democrático generan líneas de acción
colectiva para la sociedad civil del continente (P. 142)”
3
Esto lleva a una “mistificación” de la sociedad civil como “reserva moral”, lejana a la corrupción y
capaz de rescatar a la política de sus vicios. En el otro extremo, se sitúa la visión desde la política de la
“descalificación” de la sociedad civil como un ámbito “residual” o “marginal” de la política
institucional (Arditi, 2004)
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suprimen las luchas de clases en pro del interés nacional y el nacionalismo
político-económico, las alianzas poli-clase cumplen la función de controlar y/o
mantener en equilibrio las demandas de los diferentes sectores, controlando
a la vez los movimientos populares vía cooptación, paternalismo y represión
(Singelmann, 1976).
Esta tendencia predominante desde los ´30 en adelante da origen a tres tipos
de formas de politización de los movimientos rurales: 1. Agrarismo
reformista: que incluye las demandas por modificaciones parciales de la
situación del campesinado, tales como las relaciones de trabajo (salarios,
huelgas, sindicatos etc…) y –en una postura más radical- la modificación de
los sistemas de tenencia de la tierra. 2. Agrarismo revolucionario: que implica
una profundización de los cambios hacia las estructuras de poder y
distribución de recursos imperantes en la sub-sociedad campesina. 3.
Bandolerismo político: caracterizado por el empleo de la violencia y la lucha
armada con múltiples objetivos, tanto desde los campesinos como desde sus
adversarios.
31
intereses, diferenciado y organizado frente a otros (enemigos) desde la
óptica marxista de la “clasificación” del campesinado, es decir del paso de
una “clase en si” a otra “para si”. Para el autor, si bien hay elementos
comunes a los diversos segmentos representados por estos movimientos
campesino-rurales en cuanto a su situación socio-económica, acceso al
poder y recursos y confrontación con la clase de la oligarquía terrateniente y
burguesía agroindustrial, este proceso de clasificación del campesinado solo
puede cristalizarse por completo en el enfrentamiento o lucha organizada por
sus intereses “de clase”, siendo “el nivel final de su desarrollo como clase la
participación diferenciada en la lucha por el poder total de la sociedad” (p.
178). En el caso del campesinado, este proceso tiene limitantes en la
extrema heterogeneidad económica, social, cultural y étnica de la “clase”
campesina, acentuado por los complejos procesos globales de cambio en la
sociedad, lo cual hace dudar de las posibilidades de continuidad de estas
tendencias de clasificación y politización.
32
3. Nuevos movimientos sociales rurales
33
apropiación de empresas y servicios públicos abarcando el amplio terreno
societal.
Aníbal Quijano (2000), destaca entre los cambios globales que afectan la
sub-sociedad campesina y su capacidad de movilización como “clase”: 1. La
progresiva “liquidación del aislamiento campesino” que les hace más
cercanos a la influencia de elementos urbanos o externos; 2. La diferencia
entre los proyectos “abstractos y racionalistas de los esquemas que manejan
los movimientos revolucionarios, su tendencia industrialista y urbanista” en
contraposición con la visión propia de “desarrollo” que surge desde los
territorios rurales, que implica no solo particulares intereses socio-
económicos, sino una percepción del universo y la historia, especialmente allí
donde la población indígena tiene mayor presencia; 3. Como resultado de
este proceso los movimientos campesinos e indígenas actuales están “entre
dos fuegos”, lo que podría llevar a una disolución del proceso de
concientización de clase campesino-indígena autónoma, bajo el influjo de las
tendencias urbanas y de modernización de las mismas estructuras actuales.
34
conflictos socio-ambientales derivados de la profundización y expansión del
modelo extractivista-exportador y las políticas de privatizaciones son una
muestra del carácter de estas nuevas disputas, las cuáles deben ser
analizadas no solo como demandas ambientalistas por la depredación de la
naturaleza o de “ecologismo de los pobres” en tanto medios de subsistencia,
sino que: “Las tensiones entre las distintas comunidades, o entre estas y
algún agente externo han surgido por mantener las condiciones de
habitabilidad y disponer de los recursos que precisan para subsistir y
desarrollarse. Por lo tanto, los conflictos de contenido ambiental son
simplemente luchas por el medio ambiente habitado; luchas por la propia
subsistencia (en un sentido amplio) y no necesariamente luchas valóricas ni
ideológicas (Folchi, 2001, p. 93 citado por Bowen et all).
Barozet (2016) por su parte, destaca la importancia del rol del internet y las
redes sociales al permitir acortar distancias geográficas y sociales, a la vez
que sirvieron para complementar la cobertura de los medios de comunicación
hegemónicos que solía ser limitada y sesgada. La generación de redes de
apoyo contribuyó a que se generara una sensación de despertar que también
alimentó expectativas. Para Delamaza (2016) los movimientos socio-
ambientales han tenido un carácter heterogéneo y físicamente distantes,
como por ejemplo los que llamaban a descomodificar las relaciones sociales,
y los que denunciaban el extractivismo y sus implicancias, no obstante, todos
concuerdan en que el modelo imperante no aseguraba los derechos sociales;
la institucionalidad política se había desentendido de la ciudadanía por
ocuparse de los intereses económicos; y de que su visión y propuesta como
movimientos, estaban fuera de las lógicas de la élite política (Delamaza,
2016; Barozet, 2016).
35
agroindustrial y extractivista. Con la reducción del Estado a un rol subsidiario,
las políticas publicas que sostenían las posibilidades de integrar a los
campesinos en la “vía industrial a la modernización”. Los campesinos e
indígenas son afectados tanto por el proceso de liberalización y apertura a
mercados globales como por el retiro de los apoyos estatales que antes
habían posibilitado su “integración” y la desregulación del sector agrícola
para la creación de economías de escala con alta inversión y tecnología, en
desmedro de la agricultura familiar. Adicionalmente, las demandas de
tierras y de territorios indígenas, así como la pobreza y aislamiento
constituían “derechos pendientes” que, según Giarraca, se suman a la
pérdida de los “derechos adquiridos” derivada de la implantación del
neoliberalismo en el campo. Con ello, se generan “condiciones de posibilidad
positivas para la expansión de la conflictualidad social” (p. 248), afirmando –
según Laclau y Mouffe (1985)- que es más probable que se generen
conflictos en una situación de perdida de derechos adquiridos que en aquella
otra donde esos derechos nunca echaron raíces.
36
Estas transformaciones en el Estado y economías latinoamericanas han
incidido en transformaciones en el mundo rural, agudizando procesos de
cambio e “hibridización” (Bebbington, 2007) las cuáles han abierto y/o
restringido la inserción del campesinado, trabajadores rurales e indígenas
como sujetos políticos en el marco de procesos de democratización política y
globalización económica.
37
En tanto la re-territorialización, impactaría en la producción de territorios más
“híbridos”, donde se combina lo campesino – indígena con la gran industria
(minera u otra), las escalas locales y globales, los circuitos económicos
locales e internacionales, y las distintas estructuras de poder, autoridad y
dominación (Op. Cit, p. 303) Tomando el ejemplo de los conflictos entre
comunidades y mineras, Bebbington plantea que estos son conflictos por la
“gobernanza territorial” (incluyendo gobernanza sobre recursos naturales,
instituciones y relaciones sociales), y más específicamente “conflictos de
gobernanza entre centros y periferias”, agregando el temor de que “frente a
dichas resistencia, los poderes centrales terminarán utilizando la fuerza
autoritaria para imponer el orden territorial que este nuevo ciclo económico
requiere” (p. 304)
Una narrativa que ha surgido con fuerza es la del Buen Vivir. Después de
siglos de permanecer en la periferia y de resistirse a desaparecer, finalmente
han resurgido y se han hecho más conocidos, desde las demandas de las
comunidades, valores, experiencias y prácticas históricas propias, que
históricamente han sintonizado con la naturaleza, al comprenderla como un
todo integral y al jerarquizarla como un albergue de vida (Gudynas, 2011;
Misoczky, 2011). Estas formas de comprender y relacionarse con la
naturaleza,
“cuentan con profundas raíces y una gran actualidad. El Buen Vivir encarna
visiones filosóficas de pueblos indígenas, que no son equiparables con las
filosofías occidentales; por el contrario, son filosofías vivas sin filósofos
profesionales, son prácticas sin teorías, son experiencias comunitarias y
38
memorias colectivas, más que conceptos fríos, son vivencias cotidianas”.
(Acosta, 2018:159).
Según Boelens (2015) las luchas de las comunidades por el agua son
efectivamente demandas por el derecho al recurso agua (su uso y acceso),
39
pero también por una cuestión de legitimación: que se les considere y
entienda como comunidades capaces de administrar tanto sus problemas
como sus soluciones hídricas. En ese sentido, el autor sostiene que están
demandando el derecho a ser considerados como agentes con las mismas
capacidades y derechos que el resto de los actores involucrados en la
gobernanza hídrica, pero también como distintos: es decir que se les ceda
mayor autonomía y que existan instancias de decisión con espacios plurales.
Este extracto de Ramis, calza de manera precisa con lo que afirma Boelens
(2015) respecto de las demandas por el agua en América Latina: el fin último
de estas demandas es tener posibilidad de acceso y control de las fuentes
hídricas, pero por sobre todo, el derecho de definir culturalmente y organizar
políticamente los sistemas socio naturales en los que habitan. Por lo tanto,
se está insistiendo que se generen los espacios para ejercer lo que
consideran un derecho para ellos lógico y necesario, que las lógicas del
mercado y del Estado desconocen y con ello se convierten en una amenaza
permanentemente, es decir: su derecho a participar en el gobierno sobre
bienes y espacios esenciales para el ejercicio de sus propias vidas.
40
estos conflictos dan cuenta de una “desnaturalización” del neoliberalismo (y
su fase extractivista), tanto en sus dimensiones de “depredación ambiental”
como en sus formas de participación y democracia limitadas. Estas
confrontaciones dan origen a identidades “post-neoliberales” donde “el giro
eco-territorial, así como la democratización socio-ambiental, dan cabida a
una reinterpretación de la identidad de estas organizaciones en un contexto
de crítica al neoliberalismo ambiental y que aquí hemos definido como post
neoliberales, en cuanto se presentan como una crítica a la irracionalidad del
modelo neoliberal impuesto en Chile y una propuesta de una nueva
racionalidad eco-socio-ambiental.” (Ibid)
41
existencia” (Porto Gonçálvez, 2006): ello en tanto el territorio como espacio
material sufre directamente los diferentes modos de apropiación del espacio
por parte de la economía mercantil y la dinámica del dinero, cuyo fin es el
“desarrollo” – de lugares, regiones, pueblos y culturas- , generando tensiones
territoriales permanentes entre estas lógicas y los modos de vida locales.
42
nacionalistas-desarrollistas de carácter productivistas. La idea de zona de
sacrificio surge entonces justamente de "la desvalorización de otras formas
de producción y de vida diferentes a las de la economía dominante"
(Merlinsky, 2013; citado en Bolados, 2016)
43
V. Desarrollo: El caso de los movimientos territoriales socio-
ambientales en Chile frente a la privatización del agua y la
profundización extractivista
1. Contextualización:
1.1. Contrarreforma agraria y neo liberalización del campo en Chile
44
las que se redistribuyeron entre algunos de los miembros del sector
reformado bajo los criterios de: (1) haber estado residiendo en un predio al
momento de la expropiación, (2) ser jefe de familia y (3) no haber participado
en ningún tipo de ocupación de predios que se hubiera llevado a cabo
durante los dos gobiernos anteriores.
Luego a la crisis de 1982, que provocó una quiebra masiva que se propagó
en los sectores productivos de la agricultura, la industria y la construcción, se
comenzó a adoptar una estrategia de ‘neoliberalismo pragmático’, iniciando
una nueva etapa para las políticas agrarias (Kay, 1996). Se comenzaron a
aplicar políticas proteccionistas: se alzaron las barreras arancelarias, se
establecieron bandas de precios en el mercado interno, se instituyeron
poderes compradores y se crearon programas de asistencia técnica (Kay,
1996; Salazar y Pinto, 2002). Comenzó así una ‘etapa fácil’ de
modernización de los sectores tradicionales de la agricultura (Kay, 1996) y se
dio inicio al ‘boom exportador’ viéndose beneficiados, principalmente el
sector forestal y frutícola (Gómez y Echenique, 1988). De esta manera la
expansión de la producción agrícola se debió, por un lado, a una total
renovación tanto en las prácticas agrícolas como empresariales, lo que
significó la incorporación de tecnologías de punta en los cultivos y por otro, a
la presencia de una mano de obra disponible a bajo costo, a partir de los
métodos de redistribución de las tierras reformadas y el Plan Laboral que,
juntos, provocaron la depresión de la agricultura familiar y la desregulación
del mercado laboral.
45
—tanto chilenos como extranjeros— quienes recibieron los mayores
beneficios económicos y gozaron de los réditos del boom exportador,
quienes terminaron siendo los “legatarios más fieles y duraderos del régimen
militar, bastión de poder «fáctico» con el que tendrá que lidiar cualquier
gobierno post-dictatorial” (Salazar y Pinto, 2002: 90), dada su representación
en la nueva clase político-empresarial que continúa estando ampliamente
representada en el Parlamento e instituciones públicas.
4
Bauer (2002) sostiene que la discusión en torno a qué hacer con los derechos de agua se tornó en
un tema secundario mientras se resolvía el tema de la redistribución de las tierras. Esto lo argumenta
al recordar que entre 1974 y 1978, en El Campesino, la revista mensual de la Sociedad Nacional de
Agricultura (SNA), no se hizo mención alguna al tema. Hasta ese momento permanecía vigente el
Código de Aguas de 1967, herramienta complementaria de la reforma agraria, el que se creó con dos
objetivos principales: “facilitar la redistribución de tierras y aumentar la eficiencia del uso agrícola del
agua” (Bauer, 2002: 67). Este Código consideraba las aguas como un “bien nacional de uso público”
por lo que los derechos de agua eran comprendidos como concesiones administrativas perdiendo así
el status de propiedad que le otorgaba el Código de Aguas previo, el de 1951. Como resultado, estos
derechos “no podían ser comprados, vendidos o intercambiados privadamente o separados de la
tierra a la cual habían sido asignados, sin la aprobación administrativa” (ibíd., 68). A su vez, se
pretendió que se redistribuyeran “según nuevas y técnicas «tasas de usos racional y beneficioso»”.
Estas tasas iban a ser determinadas por científicos y técnicos del Gobierno quienes establecerían las
cantidades de agua necesarias para diferentes cultivos bajo diferentes condiciones agronómicas y
geográficas” (ibíd.). El mismo Bauer (2002) reconoce que este sistema terminó siendo un desastre ya
que era altamente centralizado, en un país con una amplia diversidad geográfica, sumándole que el
número de personal y recursos destinados fueron insuficientes.
46
aprovechamiento, (2) el establecimiento de mercados y (3) la reducción del
rol del Estado (Peña, 2004). De esta manera, a partir de 1981 a través de un
nuevo organismo estatal: la Dirección General de Aguas (DGA), el Estado
comenzó a entregar derechos particulares de forma gratuita y por tiempo
indefinido a quien lo solicitase.
47
cambio la idea del ‘pequeño emprendedor’ (Kay, 1992). Bajo la nueva lógica
de libre mercado, solo ‘sobreviviría’ quien fuese más hábil para
desenvolverse en tal escenario; es decir, quien mejores capacidades
cognitivas y mejores tecnologías tuviese para negociar y así permanecer en
un campo ahora altamente competitivo (Budds, 2013). Es por lo mismo que
muchos de los beneficiarios de las parcelaciones del sector reformado,
posteriormente, se vieron obligados a deshacerse de sus terrenos “al verse
privados del apoyo crediticio, técnico y de comercialización que antes les
había brindado el Estado, en tanto que otros simplemente no pudieron
resistir los efectos de la contracción del mercado interno al cual dirigían su
producción, de las dos recesiones de 1975-76 y 1982-83, y de la simple
competencia frente a productores mejor equipados y capitalizados” (Pinto y
Salazar, 2002: 153).
Tal como recuerda Kay (1996), al tener los campesinos que deshacerse de
sus terrenos, se abrió paso para que se fortaleciera y extendiera el poder de
ese nuevo empresariado. Actor que, como bien dicen Salazar y Pinto,
emergió de las políticas neoliberales como un emprendedor que ya no
representa a ese empresario antiguo, acomodado, clientelista e ineficiente,
sino que figura como un “sujeto innovador, dinámico y audaz que puede
desenvolverse exitosamente en cualquier mercado del mundo, y de cuyo
liderazgo pende el futuro de la modernización nacional” (2002, 91). Estos, a
su vez, se beneficiaron de esa mano de obra ahora sin tierra y sin protección
laboral, convertida en pobladores rurales: originarios del campo pero
desplazados a los sectores populares del mundo urbano que, no obstante
aquello, continúan teniendo un vínculo con la agricultura, trabajando como
temporeros y recibiendo un sueldo por hora, y cuyas vidas se convirtieron
entonces en un puente ente ambos mundos (Kay, 2015).
48
En términos de política comercial. Chile buscó expandir su acceso a nuevos
mercados de exportación mediante la firma de acuerdos de libre comercio y
de complementación económica con países de la región y de otros
continentes, que permitieron el despegue de las exportaciones. No obstante,
los recursos naturales siguieron siendo el pilar fundamental, destacando el
cobre, la fruta fresca, la harina de pescado, la celulosa y el papel (Ffrench-
Davis, 2003). La intensificación de las exportaciones significó para la
agricultura (1) la extensión de la cobertura de monocultivos (agrícolas y
forestales); (2) la especialización en productos específicos y concentración
de los mercados; (3) la introducción de tecnologías de punta así como el uso
de agroquímicos, lo que responde directamente a la incorporación a los
mercados internacionales y los altos estándares de calidad que exigen; y (4)
todo lo anterior fue sostenido por la generación de una cadena de producción
y comercialización basada en un sistema de ‘integración vertical’, es decir, un
vínculo jerárquico entre productores, proveedores y mano de obra temporera
(Bengoa, 2013). Esto último implica que los agricultores más pequeños y la
mano de obra puedan permanecer en el mercado, pero difícilmente pueden
superar su status, contrarrestando esta situación con políticas sociales
subsidiarias5.
5
Para contrarrestar tal situación, es que se han introducido y multiplicado las políticas
sociales específicamente para esos grupos a través de organismos como el Ministerio de
Agricultura, Ministerio de Desarrollo Social y de los distintos municipios. INDAP, dependiente
del Ministerio de Agricultura gestiona y otorga programas de asistencia técnica a pequeños
agricultores, así como entrega créditos a corto plazo, pero como bien destaca Bengoa, los
beneficiarios, alrededor de 50.000, son un grupo de pequeños agricultores con una
orientación hacia el mercado nacional e internacional, lo que a su vez desincentiva la
producción para los mercados locales y el consumo propio.
49
Los gobiernos postautoritarios dieron continuidad a los lineamientos
económicos instalados en dictadura por la derecha neoliberal e hicieron
crecer la economía nacional en base a la exportación de los recursos
naturales, a la vez que buscaron resolver los problemas sociales de pobreza
e inequidad que acarrea el modelo, de manera focalizada, a la vez que, en
nombre de la estabilidad de la democracia se distanciaron
considerablemente de las demandas de las bases sociales.
Según Garretón (2012), no es del todo posible definir los cuatro gobiernos
continuos que tuvo la Concertación desde 1990 hasta 2010, como gobiernos
‘de izquierda’, y más bien habría que calificarlos como ‘progresistas’. Según
Gudynas (2010) estos gobiernos efectivamente sostuvieron un discurso
progresista, pero en la práctica, respecto a sus políticas económicas,
mantuvieron e incluso profundizaron las bases del modelo neoliberal
instalado en dictadura. En dicho sentido, optaron por expandir la economía
en base a la explotación intensiva de recursos naturales, en detrimento del
desarrollo de la industria local (Ffrench-Davis, 2003). Al intentar explicarse
por qué la centro-izquierda tomó dicho camino, Salazar y Pinto (1999)
apuestan a que al interior de la Concertación, tanto intelectuales como
políticos, tuvieron una sola preocupación central: “evitar los peligros de una
nueva polarización (y, por lo tanto, de un nuevo golpe de Estado)” (62).
Según Moulian Chile se convirtió en una excepción en comparación con el
resto de los países de la región que tuvieron que sobreponerse a regímenes
autoritarios durante más o menos el mismo período, y ésta se manifestó en
el hecho de que la cúpula militar tuvo un éxito indiscutible en instalar y llevar
adelante el proyecto neoliberal, y más importante aún, “en su capacidad de
imponer y legitimar (aunque solo fuera como factum) un sistema institucional
que garantiza una alta probabilidad de reproducción de ese esquema” (2010:
119). A la par de las propuestas de los últimos autores, Silva (2010), sostiene
que lo que sucedió, fue un ‘empate político’: al momento del plebiscito, la
coalición democrática se enfrentaba a un ejército consciente y orgulloso de
su grado de poder, de su capacidad de incidencia y de su aporte a la
modernización del país; de igual manera, se enfrentaba a un círculo de
empresarios empoderados que no pretendían ceder los beneficios adquiridos
durante el régimen. Ante este escenario, según el autor, todos los gobiernos
venideros prefirieron separar lo más posible la esfera de lo político de la de
las decisiones económicas, dejando a cargo de estas últimas a destacados
equipos técnicos. Es así que los gobiernos de la Concertación llevaron a
cabo una estrategia de continuidad (Ffrench-Davis, 2003; Garretón, 2012), o
más bien de «cambio en continuidad» y comenzaron a hacer reformas a las
reformas del proyecto neoliberal para intentar compatibilizar, o disminuir las
brechas de crecimiento y equidad (Ffrench-Davis, 2003).
50
esfera pública; también, al pretender consolidar la transición a la democracia,
aportó en el empobrecimiento de los espacios de participación política; y
finalmente, entre la tensión y el distanciamiento entre las organizaciones de
base y el Estado, desencadenó en la ciudadanía, la búsqueda y construcción
de vías y espacios alternativos y de confianza para desde allí llegar a las
instancias formales de decisión. Porque la necesidad de las bases de hacer
frente a las amenazas de los intereses hegemónicos se fue incrementando
como respuesta directa a la intensificación del modelo que, por la promoción
de la extracción de recursos naturales con escasos límites, en varias
ocasiones ha llegado a puntos de poner en peligro la integridad misma de
comunidades, tradiciones y territorios.
A pesar del fin del régimen dictatorial y auge de los Chicago Boys, las
políticas con sello neoliberal se mantuvieron y siguieron siendo los
principales protagonistas en la configuración de problemáticas socio-
ambientales y en torno al agua en especifico. Si bien, como vimos con
anterioridad, en las apuestas de los gobiernos post-autoritarios hubo cierta
intención de modificar algunos aspectos de estas políticas en pos de atender
problemáticas de lo social, bajo la lógica de un Estado “compensador”
(Gudynas, 2012), lo cierto es que las modificaciones estuvieron lejos de ser
radicales y en cambio, se fueron creando una serie de otras políticas,
financiadas con los excedentes de la actividad extractiva, que actuaban a
modo de analgésicos ante los efectos de las primeras sobre los sectores más
vulnerados de la población.
1.4. Tecnocracia, (des) regulación ambiental e intereses en los
territorios
51
destruir las identidades colectivas y los lazos de solidaridad, considerados
como el legado no deseado de un pasado socialista. Por lo tanto, se buscaba
redefinir a los ciudadanos como consumidores y con ello redibujar el
horizonte de la modernización como la libertad de los individuos de satisfacer
sus deseos personales. Con ello, también se logró instalar la idea de que la
única manera de formular políticas racionales y coherentes, era con técnicos
especialistas además de ajenos a la política y los intereses políticos que
existan de por medio (Ibid.). En ese sentido, y como ya revisamos
anteriormente, los gobiernos post-autoritarios, principalmente de centro
izquierda, gobernaron bajo la lógica tecnocrática, es decir, delegando la
generación y gestión de políticas a expertos, en un círculo hermético y sin la
participación de la ciudadanía. Lo anterior provocó que el Estado fuera
debilitando su presencia en los territorios, dejando espacio y libertad de
acción a la empresa privada frente a comunidades económicamente pobres y
organizacionalmente débiles.
52
A pesar de este escenario político adverso para la generación de cuerpos
legales en pro del medioambiente, ésta comenzó configurarse
tempranamente, pero principalmente producto de fuerzas externas asociadas
a requisitos internacionales mínimos para acuerdos comerciales en los que
Chile buscaba participar como parte de su estrategia comercial. En ese
contexto es que se crearon herramientas como un organismo encargado de
definir una política ambiental y de proponer una institucionalidad ambiental,
la Corporación Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) que, sin embargo,
tendió a funcionar torpemente al estar conformada por varios ministros de los
distintos sectores (Camus y Hayek, 1998). También se creó la herramienta
del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).
53
la expansión de la demanda por parte de las industrias extractivas en
diversos territorios, produce una cada vez mayor agudización de los
conflictos territoriales o “socio-ambientales” y genera las distintas formas de
respuesta que se levantan desde la ciudadanía a los efectos de la
profundización neoliberal en sus territorios, que implican distintas formas
que, desde lo local a lo nacional, se han abordado los conflictos en busca de
alguna solución a favor de la protección del agua, los territorios y de las
comunidades en sí.
“Siempre hubo una excusa o una crisis económica que justificara dar giros
hacia lo empresarial, o a privilegiar las agendas pro-inversión, o a debilitar la
institucionalidad ambiental. Eso hasta ahora. En todos los gobiernos, si uno
revisa, en algún momento –Ricardo Lagos, Frei y Bachelet— todos tuvieron
un momento en su mandato, más temprano o más tarde, que sus programas
progresista se transformaban en programas neoliberales o pro-
empresariales.”(L. Cuenca, OLCA)
54
2.1. La regulación del agua y la entrampada discusión legislativa
Tal como afirma Bauer, “fue la segunda década del Código de Aguas, (…) la
que marcó su verdadera emergencia al escenario público y a la consciencia
ciudadana en Chile” (2004: 84). Otros aspectos que presionaron sobre el
debate fueron el rápido crecimiento económico durante los noventa, apoyado
en una continua liberalización de los mercados, lo que acarreó el incremento
de la demanda sobre los recursos hídricos y el aumento de la presión sobre
la problemática.
55
hacerle transformaciones, rechazando así cada uno de los objetivos de la
reforma. También hubo una amplia oposición que coincidía en que el Código
de Aguas tenía efectos que debían ser corregidos, pero abogaban por que
las correcciones se hicieran dentro de los marcos y principios del libre
mercado (Bauer, 2004).
Fue por lo mismo que la oposición buscó orientar la discusión a qué tan
inconstitucional sería imponer tasas por el no uso de derechos, o poner
condiciones adicionales a derechos que fuesen otorgados en el futuro. Esto,
más aún luego de que las reformas del gobierno lograron pasar la discusión
de la Cámara de Diputados. Posteriormente, ya en el año 1997, el sector
más conservador, que había fracasado en su intento de bloquear las
reformas, recurrió al Tribunal Constitucional (TC). Pero para sorpresa de
todos, dos meses después, el TC falló a favor de varios argumentos del
56
gobierno y reafirmó la constitucionalidad de las propuestas (Bauer, 2004). Si
bien el fallo fue un gran respaldo para la reforma, se quedó solo en eso ya
que en la práctica el alcance de la decisión era bastante estrecho y la
discusión legislativa se continuó arrastrando por muchos años más.
6
Endesa, Empresa de Electricidad Sociedad Anónima, fue una empresa publica creada a mediados de
1940 como parte del plan de industrialización de la CORFO, sin embargo, hacia finales de la década
de 1980 comenzó su proceso de privatización, y actualmente principalmente de capitales italianos.
57
distintas realidades geográficas y climáticas que existen a lo largo del país
(Chile Sustentable, 2010b).
7
Las grandes inversiones en infraestructura se promovieron bajo un sistema de concesiones,
acentuando la privatización de los bienes públicos, en el marco de la firma de diversos TLC con EEUU,
China y la Unión Europea.
58
autoridades, acciones judiciales, recolección de firmas y manifestaciones en
las calles. La presión pública hizo reaccionar en el último momento incluso a
grupos de parlamentarios.” (OLCA, 2012)
8
Véase Atria (2013)
59
Potable Rural (APR), también son regidas por lógicas de propiedad privada,
en tanto el contar con derechos de agua es un requisito para participar de
estas organizaciones y dentro de estas, el poder de voz y voto se rige según
la cantidad de derechos de aprovechamiento de agua que cada usuario
tenga.
“…hoy día se les entrega ese rol (de gestión del agua) solamente a las
instituciones que son propietarias de derechos, o sea, una junta de vigilancia,
una comunidad de aguas subterráneas, tiene el derecho sobre un canal o rio,
afluente, y esa asociación de canalistas o agrupación de regantes tienen
derecho porque son dueños, que se los hayan entregado gratuitamente el
estado es otro aberración, pero son dueños, y el vecino que esta al lado y
compro un terreno y no se dio cuenta que no tenia agua, o el campesino que
le compraron su derecho sin saber esa persona que era fundamental hoy día
pa’ subsistir y hoy no tiene agua, murió! Entonces esa lógica es la que hay
que cambiar y la comunidad tiene un rol fundamental…” (R. Faúndez,
MODATIMA)
“Incluso las APR están cruzadas por la misma contradicción. Para que haya
un APR, la APR tiene que tener derechos de agua y si bien las APR se
organizan como organizaciones sin fines de lucro, la APR tiene en su
patrimonio los derechos de agua que compró o le transfirió el Estado de
manera gratuita, pero para que una APR pueda sacar agua de alguna parte,
tiene que tener derechos de aprovechamiento de agua. Y es súper
paradójico por ejemplo, que en el caso de la crisis por la sequía y el tema del
monocultivo en la zona de Petorca, Cabildo, el año ante pasado (creo que
fue) que para poder responder al desabastecimiento de consumo humano, el
MOP tuvo que comprar en el mercado derechos de agua para transferírselos
a las APR”. (L. Cuenca, OLCA)
60
propuestas de reformas que se fueron sumando alcanzaron más de 60
proyectos presentados desde 1992 hasta el año 2016 (Mundaca y Faúndez,
2019). No obstante las propuestas de reformas al Código de Aguas
estuvieron presentes en la agenda legislativa prácticamente desde inicios de
la época democrática post dictadura, los proyectos de reforma fueron
“cosméticos” y con una constante critica, presión y lobby empresarial que se
manifestó con fuerza en distintos momentos del debate parlamentario,
poniendo freno a cualquier cambio que afectará los intereses de los grandes
capitales nacionales y extranjeros.
61
embargo existen importantes vacíos de información actual e histórico, por
ejemplo, los registros y catastros de los derechos de aprovechamiento en
Chile son incompletos y no se controla la extracción ilegal de agua, entre
otros problemas de falta de control y sub registro, los cuales han sido objeto
de denuncia y movilización social. Finalmente, según normativa la “escasez
hídrica” en un territorio11 se decreta por parte del Presidente de la Republica
en función de variables hidro-meteorológicas (precipitaciones, caudales de
ríos, embalses), pero no se consideran los usos y demandas del agua a nivel
local, lo que limita la efectividad de estas decisiones para regular y solucionar
los problemas de acceso al agua (CR2, 2015).
“La situación de los recursos hídricos durante las tres últimas décadas
probablemente ha estado menos influenciada por el propio sector del agua
que por la estrategia de desarrollo nacional de Chile y que por las políticas
macroeconómicas y de otros sectores. El papel fortalecedor del mercado y el
fomento de una economía orientada a la exportación basada en productos
como el cobre, la fruta fresca, la madera y su pulpa, el salmón, y el vino –
todo lo cual usa agua en su proceso de producción - han llevado a un
importante aumento del uso del agua, en particular en las cuencas
relativamente pobres en agua de las partes norte y central del país”. (vii)
62
mecanismo que resguardara el recurso hídrico para el consumo humano y
abastecimiento primario; y (2) establecer una nueva categoría del derecho
como derecho esencial. Lo que resguardaría el agua para el consumo
humano, desarrollo local, ambiental y territorial (Reforma el Código de
Aguas, Boletín N° 7543-12).
63
No obstante lo anterior, la reforma tuvo una fuerte crítica de los grupos de
interés que históricamente se han opuesto a cualquier tipo de reforma en la
materia, dada la imbricada relación entre el sistema de gestión y propiedad
de agua y los capitales económicos. Dos años después del ingreso del
proyecto y considerando que el concepto de concesión no alteraba los
derechos ya otorgados a perpetuidad, en su exposición a la Comisión de
Hacienda de la Cámara de Diputados que analizaba la reforma al Código de
Aguas, el entonces presidente de la Asociación Nacional de Agricultura
manifestaba su parecer:
12
Algunos ejemplos de estas publicaciones: http://www.aminera.com/2017/03/13/la-reforma-
al-codigo-aguas-atentara-derecho-propiedad/; http://www.revistagua.cl/2017/05/29/masivo-acto-
san-fernando-reforma-al- codigo-aguas-debate-congreso/;
http://www.elmercurio.com/blogs/2017/03/23/49776/Proyecto-reforma-al- Codigo-de-Aguas-en-el-
Senado.aspx.
64
un punto de vista –supuestamente- técnico, pero que finalmente operaba en
función de los intereses del lobby empresarial:
13 https://www.mop.cl/Documents/ENRH_2013_OK.pdf
14
Uno de los argumentos para justificar la construcción del más embalses es que “el agua
se pierde en el mar”, asi lo ilustra la siguiente cita de un articulo en la página Red Agrícola:
“Como sucede en buena parte del país, lo que ocurre en Ñuble no es que no haya agua,
sino que simplemente se vierte en el mar. “En la temporada anterior pasaron por el río 2.500
millones de metros cúbicos, y de eso sólo utilizamos 500 millones, el 20%. El 80% del agua
se fue al mar, porque los otros 2.000 millones de metros cúbicos estaban disponibles en una
oportunidad en que la agricultura no los necesitaba. Con una obra de acumulación, los
hubiésemos embalsado”, explica Salvador Salgado, ingeniero repartidor de la Junta de
Vigilancia del Río Ñuble.” En: https://www.redagricola.com/cl/embalse-punilla-la-esperada-
obra-transformara-nuble/
65
problemas y las soluciones que pueden estar a su alcance para enfrentar la
situación.
66
mercado del agua. Lo que hace que la privatización del agua, como tema,
pase a segundo plano…Entonces, se instala un discurso que confunde
mucho a la gente y les obliga a tener que hacer procesos formativos súper
intensos en los territorios.” (C. Zarate, MAT)
67
En línea con lo anterior, el giro discursivo hacia lo medioambiental bajo el
paraguas del “cambio climático”, no apuntaba a cambiar el paradigma de
desarrollo sino que el horizonte de las instituciones y la dirección que
tomaron las políticas públicas apuntaron a construir, desde el paradigma ya
existente, un nuevo esquema, con foco en la sostenibilidad: que permitiera el
crecimiento y desarrollo pero con propuestas para la adaptación a los nuevos
escenarios climáticos y estrategias de mitigación de los costos ambientales
inherentes (Sánchez y Reyes, 2015). Con ello, el nuevo modelo de
“desarrollo sostenible” apunta a las grandes inversiones en tecnología para
seguir sosteniendo un modelo productivo intensivo, dejando una vez más, las
problemáticas sociales y ambientales, en un segundo plano.
68
o cambio climático, al contrario, al aumento de las inversiones le sigue el
aumento de la demanda por agua donde el principal acaparador de derechos
consuntivos es el sector agroindustrial y en el caso de los no consuntivos el
de hidro-energía.
“Lo anterior se fue acumulando en deudas que hicieron que la gente entrara
en un debate más político y que entendiera que su conflicto local, particular,
no iba a tener una solución de fondo si no se hacían cambios más
estructurales. Entonces de esa manera se daba una interacción entre la toma
de conciencia con opciones de carácter más político-ambiental, donde lo que
efectivamente había que empujar, era políticas ambientales más
comprometidas con el medio ambiente, pero también superando las
situaciones de injusticia ambiental, el cambio de la matriz productiva, salir del
extractivismo: se fueron instalando gradualmente en el tiempo como parte de
este proceso de crecimiento en distintos ámbitos del movimiento. Muchas de
las organizaciones que fueron pasando por estos procesos, un porcentaje de
ellas se fue quedando en la militancia de más largo plazo. Desde ser un
conflicto local donde la gente enfrenta una amenaza, o una situación de
contaminación, da una lucha para superar esa situación y luego, en muchos
casos, esas bases sociales se quedan haciendo una militancia mas socio-
ambiental y de una manera más permanente. Eso es lo que finalmente va
alimentando este proceso que luego se encuentra el agua como eje que
transversaliza las luchas socioambientales y territoriales.” (L. Cuenca, OLCA)
69
extractivismo se acentúa. Ejemplo de ello es el estallido de los llamados
movimientos regionalistas: la movilización de Magallanes y el paro del gas en
enero de 2011, Aysén y el movimiento “tu problema es mi problema” de
febrero/marzo de 2012, y por último, Calama y el movimiento ciudadano
regionalista originado en 2009 y su apogeo en el paro comunal de 2012 en
rechazo del proyecto FONDENOR.
“Con un destacador cuentan, el Lucho Faura con la monjita que son unos de
los que hicieron este estudio, que ocuparon un destacador rojo, verde y
amarillo como el semáforo. Y cuando terminan de estudiar, se dan cuenta de
que tenían casi todo en rojo. Entonces ahí fue mayor la alarma dándose
cuenta de que podía haber contaminación de agua, afectación de las vegas
alto-andinas, impactos sociales por el tema de los camiones entre medio de
los poblados… una serie de impactos a la cotidianeidad. Entonces ahí se
inicia con toda la fuerza este movimiento y siempre fue muy importante el
agua. Por los glaciares y por el tema de la contaminación, tanto así que la
identidad del valle está atravesada por esta primera organización que se
organiza en la comuna de Alto del Carmen que se llama Salvaguarda de la
creación, que marca la idea “el agua vale más que el oro” (C. San Juan,
Asamblea del Agua Huasco)
70
sólo será un verdadero asesinato de estos cauces sino además atentará
contra todas las formas de vida de estas cuencas y también contra las
condiciones de vida y la visión que quienes habitamos esta tierra tenemos
respecto del desarrollo integral presente y futuro para nuestras comunidades,
tanto en lo ambiental como en lo cultural, social y económico” (Declaración
fundacional Aysén Reserva de Vida, enero 2006)
71
La recopilación de Larraín (2010) y el mapa de conflictos medioambientales
del INDH (2016) son una buena herramienta para dimensionar los problemas
y conocer la cantidad de focos de conflicto que han existido o permanecen
latentes o vigentes a lo largo de todo el país, a la vez que llevan a concluir
que el derecho al agua es uno de los principales derechos en juego y el
derecho a la participación se suma cuando se trata de territorios indígenas.
Generalmente se trata de conflictos entre dos o más partes, siendo una de
ellas sectores productivos y a veces el mismo Estado y las otras partes,
sectores sociales demandantes de su(s) derecho(s). En la zona norte la
principal actividad productiva amenazante a comunidades rurales e
indígenas es la minería; en el centro la amenaza suele ser la agricultura a
gran escala, las empresas sanitarias e hidroeléctricas; y en el sur, por lo
general son las forestales, plantas de celulosa y centrales hidroeléctricas las
que amenazan a comunidades indígenas y pequeños campesinos (Larraín,
2010; INDH, 2016).
“En cierto sentido, las organizaciones que toman más rápido conciencia de la
crisis – política y ambiental- son las que viven directamente los efectos de la
15
https://mapaconflictos.indh.cl/#/
72
profundización neoliberal en los territorios y que se ven obligadas a generar
nuevas respuestas que posibiliten su supervivencia frente a tales amenazas”
(L. Cuenca, OLCA)
“…porque no creemos solamente que esto se hace solo desde la base, sino
desde todos los ámbitos, desde el estado, contra el estado en términos
políticos también cuando es necesario, fuera del estado, desde la sociedad
civil, desde la articulación con actores del mundo ambiental, y con otros
actores del mundo social, y ahí estuvimos con otros creando Unidad Social
con actores de la salud, educación, pobladores, UKAMAU, Colegio de profes,
No+AFP, seguimos en relación estrecha con ellos, porque sabemos que esta
cuestión es muchos mas grande, no es solo el agua, es la cultura, es la
salud, educación, el sistema económico y político que nos
instalaron…entonces desde la vereda del agua nosotros luchamos por la
recuperación de los bienes comunes, la desmercantilización, pero en un
sentido mucho mas profundo por el cambio rotundo de la sociedad, y somos
un actor mas en eso…” (R. Faúndez, MODATIMA)
3.3. Evidencias y experiencias desde casos emblemáticos de conflictos
socio-ambientales: hidroeléctricas, minería y agroindustria
73
Un caso que podría considerarse como hito del movimiento socio-ambiental
en Chile y del cuestionamiento en masa del sistema de gestión regulación de
las aguas, aunque también tiene mucho de excepcional, es el de Patagonia
Chilena sin Represas que se levantó el año 2006 como respuesta al avance
del proyecto “Hidroaysén” cuyo desenlace, años después, fue la detención
total del proyecto.
El objetivo del movimiento contra Hydroaysén era que Endesa y Colbún S.A
–capitales españoles/italianos y chilenos respectivamente- quienes tenían el
apoyo de destacadas figuras públicas, detuvieran su proyecto hidroeléctrico.
Enmarcado en el discurso de la necesidad de generar nuevas fuentes de
energía a causa de una previsible crisis energética en el corto plazo, que
afectaría principalmente al sector industrial del país, el proyecto contemplaba
la construcción de cinco centrales hidroeléctricas emplazadas en dos
grandes ríos que cruzan de cordillera a mar una de las zonas más australes
de Chile. Junto con esto, el proyecto implicaba la construcción de una línea
de transmisión: un tendido eléctrico superficial con torres de alta tensión para
sostener el cableado, el cual sería necesario para transportar la energía
producida desde el extremo sur hasta Santiago, para luego ser distribuida a
la zona de mayor demanda energética: el centro de la actividad minera en el
norte de Chile. No fue sino hasta el año 2011, cuando, de acuerdo al
procedimiento legal, el estudio de impacto ambiental que presentó
“Hidroaysén” para construir las represas fue aprobado, que el núcleo
impulsor de “Patagonia Chilena sin Represas” reaccionó con una intensa y
llamativa campaña que atrajo a una importante cantidad de personas que
hicieron de “Patagonia Chilena sin Represas”, su lucha. Es aquí necesario
aclarar que se trata de dos esferas que compusieron este fenómeno; aquella
de actores y organismos fundantes, quienes por sus propios intereses y con
los recursos suficientes, instalaron la discusión en el ámbito público,
atrayendo y reclutando a la otra esfera, que sería la ciudadanía en general.
Esta segunda esfera y su adhesión, fue la causa determinante que creó una
presión política tal, que fue capaz de comprometer la popularidad de la figura
del presidente de la República y, ante el descontento social, obligar al
aparato público a pausar el proyecto.
74
otros elementos, principalmente de corte valórico: la valoración del
patrimonio ambiental, buscando mantener los paisajes de la Patagonia lo
más prístinos y menos intervenidos posible (Ulianova y Estenssoro, 2012;
Garrido et al., 2015) . No obstante aquello, a finales de enero del año 2015,
se publicó oficialmente la detención del proyecto Hidroaysén 16 por dos
motivos principales. Primero, el Estado no otorgó los derechos de agua
adicionales que solicitaba el proyecto para hacerse viable y segundo, porque
se decidió, por parte de las compañías, que era mejor esperar a que el
Estado chileno realizara una política energética oficial que decidiera las
futuras pautas de desarrollo energético del país.
Si bien esta iniciativa se trató de un caso bien particular en relación a los que
le siguieron y tuvo una importante influencia y trabajo en redes de ONGs
tanto a nivel nacional como internacional, acá sostenemos que de todas
formas sirvió para desplazar los límites de lo posible si de comprometer al
resto de la ciudadanía para detener grandes proyectos extractivistas se trata:
quedó como referente en la historia de Chile y en los imaginarios de la
ciudadanía. Logró movilizar a gente en Santiago que hizo de los problemas
de la Patagonia, sus problemas y esta movilización fue determinante en la
detención del proyecto. A partir de ésta, la población en la actualidad, se
encuentra más atenta a los potenciales daños ambientales y se considera
con el derecho y el poder de ejercer presión con una verdadera posibilidad
en el horizonte de poder llegar a incidir en las decisiones finales tomadas por
las figuras políticas y económicas.
16
Endesa Chile decide detener el desarrollo de proyectos Hidroaysen y Punta Alcalde
https://www.emol.com/noticias/economia/2015/01/29/701455/endesa-chile-decide-detener-el-
desarrollo-de-proyectos-hidroaysen-y-punta-alcalde.html
17
Paula Carvajal de la comunidad indígena diaguita molle Kai Ko y Constanza San Juan,
vocera de la asamblea por el agua de El Huasco Alto.
75
lugareños sabían que sería el comienzo del fin de su fuente más elemental
de subsistencia.
Entonces siguiendo las lógicas de RSE en los territorios, Barrick Gold cooptó
a parte importante de la población realizando intervenciones sociales por
medio de financiamientos, intervenciones tecnológicas y entregas de
insumos: usando la estructura del Estado: JUNJI, CORFO y FOSIS, para
entregar dineros (OLCA, 2013). Asimismo logró cambiar de posición a
comunidades indígenas, o al menos a líderes de éstas; a organizaciones de
76
regantes; y logró instalar como alcaldesa a quien fuera la secretaria de la
empresa en la oficina comunal.
• Petorca
18
En su presentación ante la Comisión Especial sobre Recursos Hídricos, Desertificación y Sequía del
Senado en el año 2018, MODATIMA expuso la existencia de 366 pozos y 65 drenes ilegales en la zona
el año 2011.
77
vínculos estrechos con la Concertación las que de paso se han visto
beneficiadas por las ayudas monetarias que entrega la Comisión Nacional de
Riego para la construcción de embalses e incorporación de sistema de riego
tecnificado para los cultivos. El caso de la provincia de Petorca ha dejado en
evidencia cómo los organismos creados para fiscalizar y regular el
comportamiento de los privados en este sistema de libre mercado de las
aguas que el Código de Aguas permite, en la práctica no tienen la capacidad
para cumplir con su misión y que en el intertanto, y en un contexto de
escasez, se convierten en cómplices de un sistema que favorece sólo a
quien tiene más recursos y poder.
19
Véase documento presentado ante la Comisión Especial sobre Recursos Hídricos, Desertificación y
Sequía del Senado en marzo del 2017
78
intelectuales progresistas de las generaciones anteriores. Con
relación a las ONG que funcionan en provincia, se puede percibir
un vinculo, a lo menos anunciado, con las organizaciones sociales
(sindicales, vecinales, etc.), asi como la vinculación de los temas
de ambiente y sociales. En cambio, las ONG "centrales" parecen
tener contactos más bien esporádicos con las organizaciones
sociales de base (permanentes o ad hoc) en torno a problemas o
situaciones ambientales especificas. La capacidad de
convocatoria social, de articulación de redes de voluntariado, de
movimientos sociales en torno a la problemática ambiental por
parte de estas organizaciones parece bastante limitada (Ulianova
y Estenssoro, 2015:196)”
20
Sus principales planteamientos se encuentran en el libro “Desarrollo a Escala Humana” (1986)
21
Además de ONGs como Chile Sustentable y el Instituto de Ecología Política, otros antecedentes de
este partido se encuentran en Movimiento Ecologista (1993-1994) y de Los Verdes (1987-2001)
79
proveniente de organizaciones sociales y grupos ecologistas, que postulan
una interpretación política de la ecología y la necesidad de soluciones locales
y comunitarias a la pobreza y la construcción de una sociedad democrática y
“sustentable”. De hecho, en ocasión de su registro oficial como partido legal
(2008) uno de sus líderes, el conocido ambientalista Manuel Baquedano
(IEP), declaró:
22
https://www.bcn.cl/historiapolitica/partidos_politicos/wiki/Partido_Ecologista_Verde
80
incapacidad del estado para mediar entre los intereses empresariales y las
necesidades de subsistencia de las comunidades.
“Si bien Chile desde mucho tiempo ha sido un país extractivista que con la
Constitución del 80 prioriza como forma de tener recursos la venta de
materias primas o naturaleza, ya entrada la década del 2000, se empieza a
visibilizar en los distintos territorios la escasez hídrica y cada vez con mas
frecuencia. Porque los proyectos mineros empiezan a aumentar; los
agroindustriales llevaban mucho tiempo operando.” (E. Vega, Red defensa
Glaciares)
81
vida. Por ejemplo, todo nuestro sentir espiritual. Si afectan las aguas, el agua
es el espíritu de este país. Si no existiera, nada existiría acá, no existiríamos
nosotros. Entonces, si las aguas del rio, sea la que llega al mar, sea la que
riega nuestro huerto, sea la que va saliendo de los glaciares, si es afectada,
de afecta todo nuestro ser espiritual; se afecta toda nuestra forma de vivir en
el día a día. Se afecta toda nuestra vida.” (P. Carvajal, Asamblea por el Agua
Valle del Huasco)
Distintos conflictos emblemáticos a los largo de las ultimas dos décadas han
aportado al análisis, el debate y la instalación de las distintas aristas de la
problemática del agua en la agenda publica y demandas ciudadanas. Entre
ellos, resultan estratégicos: Pascua Lama instala el tema del agua y los
glaciares y la necesidad de su protección frente a la minería; Petorca,
visibiliza la precarización de la vida en las comunidades y la usurpación del
agua por parte de privados agroindustriales; recientemente Las Cabras, pone
en el tapete la tala ilegal de bosque nativo esclerófilo para “recuperación” de
cultivos agrícolas con autorización de planes de manejo por la CONAF
(mismo resquicio usado en Petorca para la instalación de paltos). Entre otros
múltiples que van alimentando el diagnóstico acerca de los efectos de la
escasez y los proyectos extractivos en los territorios:
82
imperante para asegurar condiciones mínimas de supervivencia de
comunidades y ecosistemas, frente al avance de los capitales nacionales y
extranjeros. Este diagnóstico común, da cuenta de la necesidad de abordar
los “temas de fondo” que están a la base de los conflictos socio-ambientales,
relacionados con la profundización del modelo económico neoliberal, la
matriz productiva extractivista y sus consecuencias, las promesas
incumplidas de los gobiernos “progresistas” y en general la necesidad de
generar nuevas alternativas de “desarrollo” o “buen vivir” que pongan el
acento en la vida y el bienestar de comunidades y naturaleza, por sobre las
ganancias y la acumulación.
“Se saltó del conflicto particular a poder realizar demandas comunes del
movimiento socio-ambiental en torno a un modelo. Modelo que privatiza el
agua, que mercantiliza la naturaleza y profundamente extractivista y
neoliberal: ve la naturaleza como un saco de recursos a su disposición para
dirigirlo a los mercados mundiales. Al mismo tiempo, con un sistema
económico-social profundamente egoísta, individualista, donde el privado es
quien toma la batuta de las economías, de los procesos sociales y
organizativos, en desmedro de la comunidad, de la solidaridad, de la
reciprocidad y otras formas y economías locales y alternativas.” (C. Zarate,
MAT)
“La gente que tenía problemas con la minería, que tenía problema con las
forestales, problemas con todo esto, decidió que lo que había que hacer era
exigir y poner en el centro el tema del agua. Yo creo que ese giro que se dio
en el 2011, 2012, fue de bastantes organizaciones…Nos dimos cuenta de
que hiciéramos lo que hiciéramos; de que pataleáramos lo que
pataleáramos, si es que no lográbamos cambiar el Código de Aguas, era una
cuestión… o sea que venía atado desde ahí. Se logró acordar desde todas
las organizaciones, de que había que poner el agua en el centro.” (V.
González, Red Defensa Territorios Araucanía)
83
La transversalidad del agua también contribuye y nutre la propia constitución
de estos movimientos a nivel nacional como una orgánica con expresión
socio-política, que en una primera etapa se configuraba más como un
“ambientalismo” o “ecologismo” en general, en paralelo a múltiples
expresiones locales de organización en defensa de los territorios sin mayor
articulación.
84
necesidad de poner limites al modelo de desarrollo actual y su afán de
privatizarlo todo.
Desde otro sector, esta nueva apertura representa una oportunidad política
de avanzar en conseguir las demandas de los movimientos sociales, donde
85
es clave la articulación político-social y jugar “en la cancha que hay”, sin
abandonar las luchas más estructurales
86
“Todo este entramado hace más difícil la construcción de un diagnostico
común y la acción de los actores territoriales y del movimiento socio-
ambiental para desmontar las diversas aristas del sistema de privatización.”
(L. Cuenca, OLCA)
87
“el sueldo de Chile” (o el paradigma de “Chile país minero”23), donde ha sido
un largo trabajo de las organizaciones en resistencia contra proyectos
mineros el develar los reales beneficios y costos de estas actividades para
las comunidades y el medioambiente.
“Entonces la gente les creímos todo. Si somos todos tipos de buena fe, acá
como que no hay desconfianza, también había conocimiento de parte de
nosotros de los impactos de la mega minería o de la minería a esa escala.
Creímos todo lo que se nos decía. Entonces al comienzo, la primera luz de
alarma o insulto a la razón como le llamamos nosotros, fue decir que iban a
mover los glaciares. Que iban a mover los hielos eternos o los bancos
perpetuos como les llamamos acá. Entonces, por ignorante que sea, por
huaso por indio, por lo que sea, me doy cuenta que eso es imposible.” (P.
Carvajal, Asamblea Agua Huasco)
23
Para Bolados (2016) el imaginario de Chile como país minero fundado desde los inicios del estado
nacional con la explotación del salitre, el carbón y luego el cobre, ha construido una subjetividad que
sirvió de base a la instalación del extractivismo minero en los territorios.
88
Frente a la tecnocratización de las instituciones ambientales, la debilidad del
Estado en los territorios y el empoderamiento de las empresas privadas, son
las empresas extractivas quien se hacen cargo de solucionar sus problemas
con las comunidades locales. Así, durante la década de los noventa, cuando
los efectos de las intervenciones extractivas aún eran comparativamente
menores y la capacidad de denuncia aún muy débil, predominó un modo de
relacionamiento asistencialista entre empresas y comunidades (OLCA,
2020), donde con un discurso de apariencia desinteresada y disfrazada de
altruismo, pero a la vez de manera bastante reactiva, las empresas cubrían
las necesidades y traspasaban bienes o servicios acotados para resolver
problemas puntuales de grupos clientelares o la comunidad entera.
24
Esta estrategia se aterrizó en programas de desarrollo local elaborados con las comunidades y en
muchos casos implementados con las municipalidades que se materializaron en mejoras en
infraestructura, como plazas, bibliotecas, centros culturales, escuelas, multicanchas; y satisfacción de
necesidades básicas como canastas familiares y varios tipos de becas, entre otros.
89
socioambientales y necesitando una estabilidad para las inversiones, busca
establecer, con una profunda complicidad de actores políticos, instituciones
públicas y académicas, que la participación se perciba, por parte de los
miembros de la comunidad, como más horizontal y que ellos, ahora como
socios, se sientan con mayor poder de decisión (OLCA, 2020).
“La gente en el campo ve y conoce su territorio, y cuando uno les habla del
impacto de las forestales en el agua, no estás inventando nada. (Ellos) Lo
está viendo en el rio que se les secó. Entonces yo creo que, a pesar del
miedo, igual en el pueblo chileno hay una profunda consciencia de clase.
Puede ser que te quedes callado, puede ser que no te atrevas a hacer nada,
pero igual te estás dando cuenta de que te están cagando. Yo creo que los
viejos lo ven, lo saben.” (P. Neira, Red Melipeuco Ríos libres)
90
El sector forestal es el segundo sector primario de exportaciones del país,
detrás de la gran minería del cobre, la expansión y crecimiento de este sector
sigue estando subsidiado por el Estado. En 2014, el DL 701 fue prorrogado
en su vigencia hasta el 2018, ante el reclamo de “crisis del modelo forestal”
por parte de los empresarios del duopolio Arauco-Mininco. El objetivo ahora
es que ya capitalizadas las grandes empresas, el subsidio debe apuntar a
financiar a los pequeños y medianos propietarios, cubriéndoles hasta el 90%
de los costos para sustituir sus bosques nativos por monocultivos. Esto de
traduce en el avance del “desierto verde” y la pobreza en los territorios, tal
como ilustra el reportaje audiovisual “Plantar Pobreza: El Negocio Forestal en
Chile (2014)”25.
“En la Provincia Petorca, inicio y lugar icónico, los movimientos surgen en los
2000, primero como articulaciones de agricultores campesinos con
problemas de agua, mas pobreza, vocación agrícola, muchos campesinos,
25
Tal como ilustra el reportaje audiovisual “Plantar Pobreza: El Negocio Forestal en Chile” (2014),
disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=A42dHCxuJ1w&feature=emb_logo&ab_channel=ResumenTV
26
Cita en articulo El Desconcierto: http://eldesconcierto.cl/la-industria-forestal-y-la-muerte-del-
bosque-nativo-en-chile-un-modelo-para-secar-al-pais/
91
parceleros que en los 90 se dedicaban a producir hortalizas, hasta que en los
90 se instala la palta como el gran negocio y se instalan grandes grupos
económicos para plantar paltos en los cerros y valle, y con ellos empezó a
transformarse el paisaje, cercaron cerros ya no había paso, compraron a
precio de huevo la tierra y inscribieron los derechos de agua de forma
perpetua porque el Código de Aguas asi lo permite y la
Constitución…entonces se acapararon el agua y la tierra y los pequeños y
medianos se vieron amenazados, el PRODESAL comenzó a promover la
reconversión productiva al palto, hubo como un boom del palto y en menor
medida limones y cítricos…y eso hizo que a su vez gran parte de los
productores se transformaran y empezara un proceso de degradación
ambiental hídrica del territorio creciente y sistemática o permanente, desde el
2000 había cambiado la superficie agrícola ya no era de hortaliza sino de
palto, en una década pasaron de 2.500 a 12.500 hectáreas …” (R. Faúndez,
MODATIMA)
“…después a nivel mas internacional en LAC con la Red VIDA pa’ la defensa
del R Mundaca que es dirigente, que fue en algún momento agredido y
criminalizado en un momento cuando estábamos muy en la confrontación
con Pereza Yoma en el 2014- 2013, y después en el terreno de la denuncia
internacional, que esa otra incidencia es la que nos ha catapultado por
decirlo asi a nivel nacional, pa’ tener una vocería mas mediática y que fue la
92
denuncia de cómo la palta vulnera el derecho humano al agua y eso llego a
Europa, llego al DAN watch, a la TV publica alemana y The Guardian en el
Reino Unido, y esos medios fueron un parlante gigante para que los
empresarios mas poderoso del agro la SNA reaccionaran y empezara la
arremetida y criminalización, y persecución y eso escalo un conflicto que
hasta el 2019 muy fuerte, con el Ministerio de RREE…la otra pata la
denuncia contra los ministros de Piñera que también nos ha tenido desde
que empezó este gobierno sobretodo a Walker con la denuncia de sus litros
por segundo…la línea denuncia es algo que hemos aprovechado mucho en
términos de incidencia y al final siempre lo transformamos en algo mediático,
porque eso permite avanzar e instalar los temas, disputar agenda y correr la
barrera del sentido común y eso lo hemos hecho durante mucho tiempo…”
(R. Faúndez, MODATIMA)
27
La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI) es una organización
civil chilena sin ánimo de lucro y autónoma compuesta únicamente por mujeres y fundada en
el año 1998 en Buin, cuya misión es organizar y promover el desarrollo de las mujeres
rurales e indígenas de Chile estimulando y fortaleciendo su organización. ANAMURI forma
parte de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo y la Vía
Campesina Internacional.
93
alianzas con el movimiento campesino internacional (CLOC-Vía Campesina).
En su intervención frente a la reforma del CDA instala la critica al modelo
económico que arrasa con la vida e identidades rurales y campesinas, con
especiales impactos para las mujeres rurales e indígenas:
28
El embalse tiene un carácter multipropósito -riego y generación de energía-, y será el segundo más
grande del país, con un volumen útil de 600 millones de metros cúbicos. Su central hidroeléctrica
tendrá una potencia máxima de 94 megawatts y generará 470 Gwh (gigawatts hora) al año. En total,
el proyecto requerirá de una inversión de US$ 397 millones; el plazo de la concesión será de 40 años.
94
“El objetivo principal del Embalse Punilla será el de entregar seguridad de
riego para el desarrollo de la agricultura, especialmente en la temporada de
septiembre a marzo, pero además controlará las crecidas del río. Esto
favorecerá la programación de cultivos y ayudará a contrarrestar los efectos
del cambio climático global y de las sequías prolongadas que están
afectando al país. Por ello, establecen en la Junta de Vigilancia del Río
Ñuble, será obligación de la Sociedad Concesionaria de la obra prestar como
servicio básico la entrega de agua regulada a los usuarios que hayan
adquirido Derechos de Aprovechamiento de Aguas de la DOH.” (Velasco
Cruz, 2017)29
29
https://www.redagricola.com/cl/embalse-punilla-la-esperada-obra-transformara-nuble/
95
Las diversas posturas entre sectores de usuarios de agua “propietaristas” y
aquellos sectores campesinos y rurales que postulan al agua como bien
común y en el marco de un “buen vivir de los pueblos” dan cuenta de las
amplias inequidades existentes entre territorios y actores rurales. El mercado
de aguas ha profundizado las desigualdades entre campesinos y pequeños
agricultores, concentrando los recursos y oportunidades de “desarrollo” en
quienes logran insertarse en el proceso de neoliberalización del campo –
agroindustria, forestales- y que se benefician de las lógicas capitalistas,
donde el agua adquiere valor monetario, como bien transable en el mercado.
Del otro lado, los excluidos de estas lógicas o que se resisten a ellas son
precarizados y condenados a la pobreza y la desaparición:
Del otro lado, a partir de las luchas territoriales se ha generado una re-
valorización de los territorios rurales, de los modos de vida ancestrales y los
saberes campesinos e indígenas, que han permitido re-constituir y/o rescatar
las identidades territoriales que estaban olvidadas o en procesos de
desaparición. Por ejemplo, en el caso de Pascua Lama son los
conocimientos ancestrales de los agricultores y arrieros que permiten
identificar el daño del proyecto minero a los glaciares –“bancos perpetuos”- y
la contaminación de las aguas de los ríos Tránsito y Estrecho. El rescate de
estos saberes además de ser fundamento para sus demandas contra la
empresa, da cuenta del papel fundamental del ciclo del agua para la vida en
las comunidades afectadas:
“Si hay algo bueno que ha tenido Pascua Lama, ha sido eso, la gente
empezó a revalorar su propio territorio…Los viejos agricultores los que sí
tienen marcado, es cuándo no ha habido agua, cuando hubo sequía y ahí
hay conflicto. (…) los viejos del Tránsito tienen muy en su mente que, en un
momento de sequía muy fuerte, que fue en los años 60, el rio Tránsito siguió
teniendo agua y eso fue el rio Estrecho que justamente viene de estos
glaciares que estaban en jaque por Pascua Lama. Entonces capaz, sin
tenerlo tan presente, esa memoria estuvo presente.” (C. San Juan, Asamblea
Agua Huasco)
96
“Como es 100% rural, como son casi todos agricultores, si falta agua, va a
sufrir toda la población. Entonces cuando hay sequía, se sabe que son
tiempos muy malos, que no hay otra cosa que hacer y se pasa realmente mal
(…). Entonces yo creo que está en el inconsciente colectivo que el agua hay
que cuidarla y que los glaciares son lo más preciado que tenemos y que han
permitido que nosotros estemos viviendo acá por tantas generaciones y por
siglos.” (P Carvajal, Asamblea Agua Huasco)
30
Un ejemplo de estos procesos son la Agrupación Nacional Jóvenes Tehuelches surgida en la
Patagonia en el marco de las movilizaciones contra HIdroAysen
97
dialogo entre visiones y actores de diferente ámbito.
98
Ya desde mediados de los ‘90s y principios del 2000 hay gérmenes de
movilizaciones conjuntas en torno a conflictos emblemáticos cuyo impacto
supera el ámbito local, como la fuerte oposición al proyecto Alto Maipo,
también los que hicieron oposición al proyecto minero Pascua Lama, y al
proyecto hidroeléctrico HidroAysén, entre otros. Estas eran vistas como
grandes inversiones que provocaban un alto impacto en la contaminación del
agua, a glaciares y/o ecosistemas. Lo anterior implicó que se hicieran
movilizaciones relevantes e incluso se levantó la solidaridad de otros grupos
de la ciudadanía, como el movimiento estudiantil, sobrepasando la
movilización más local y temática ambientalista o ecologista.
“Los recursos naturales son bienes comunes que deben estar disponibles
para la población, no sólo para las grandes empresas. Desde esa mirada y
desde la noción de urgencia que resulta de hacer una lectura de las diversas
realidades en relación al agua, se llegó a la conclusión de que debíamos
impulsar algo en concreto para lograr las aspiraciones que teníamos en
común. Es así como se tomó la decisión de organizar e impulsar una marcha
nacional por la defensa y recuperación del agua.” (OLCA, Memoria AguaAnte
la Vida 2012)32
“Desde el año 2009, trabajamos por la recuperación del agua como derecho
humano y derecho colectivo; la reforma a la constitución y al Código de
Aguas para asegurar su reconocimiento como bien común y patrimonio de
las comunidades, las personas y los ecosistemas; y la construcción de
procesos para la defensa de la gestión democrática y comunitaria de las
cuencas hídricas en los territorios” (Coordinadora por la defensa del agua y
la vida, 2010)
31
Segundo Encuentro de Organizaciones Territoriales:
https://www.youtube.com/watch?time_continue=490&v=nj_Dw0zDWaE&feature=emb_logo&ab_ch
annel=CaimanesResiste
32
“Agua y extractivismo: una mirada desde las comunidades” Memoria AguaAnte la Vida OLCA 2012,
http://olca.cl/oca/informes/Agua-y-Extractivismo-Una-mirada-desde-las-comunidades.pdf
99
“…ahí surgen las primeras marchas por el agua que fue el 2013 la primera
Marcha Nacional por el Agua de la cual fuimos impulsores como MODATIMA
en base a un encuentro que se hizo el 2011 en Petorca, y 2012 en
Antofagasta se replico y se sentaron las bases para que en un Encuentro en
Santiago se tomara la decisión de hacer la primera marcha por el agua el
2013, y fue un proceso de 2010 en delante de conocerse, de conocer a otros
y otras y hacer primero marchas territoriales, en algunos casos regionales,
hasta que derivamos en la nacional y de ahí ya van 8 o 9 versiones que se
hacen todos los años para el día mundial de la tierra, y se hacen muchas
movilizaciones para el día mundial del agua, pero esas articulaciones son
dialogadas, pensadas, no están exentas de conflicto entre las
organizaciones…” (R. Faúndez, MODATIMA)
Nosotros fuimos participes de la creación de los que hoy día es el MAT que
en su momento fue, el “Movimiento Social por la Recuperación del Agua y la
Vida”, como tal nace después de la primera marcha nacional (en Santiago
marchamos desde los 4 puntos cardinales, y fue desgastante), luego hubo
una segunda el 2014, y cuando nos juntamos a evaluar esa primera marcha,
dijimos ya estamos bien y la conclusión fue que no bastaba solo con hacer
marchas y marchas, sino necesitamos construir algo mas que sea nacional,
inter-territorial, plurinacional, y como que tenga las características de
inclusión de todos los movimientos y creamos el “Movimiento Social por la
Recuperación del Agua y la Vida”, que se creo como una suerte de
coordinadora…(R. Faúndez, MODATIMA)
Según Camila Zárate, vocera del zonal centro del MAT: La movilización del
22 marzo (día del agua) y 22 de abril (día de la tierra) del 2013 fue un gran
hito. Se saltó del conflicto particular a poder realizar demandas comunes del
movimiento socio-ambiental en torno a un modelo. Se plantea la necesidad
de mostrar presencia y movilización a nivel central, ya que las movilizaciones
territoriales no estaban teniendo el impacto buscado.
100
El 22 de abril del 2013 se realiza la Primera Marcha por el Agua y la Vida en
Santiago, y en 2014 se convoca ampliamente a una segunda Marcha
apoyada por más de 70 organizaciones comunitarias y territoriales, ONGs y
sociedad civil en general. Dentro de la amplia variedad de organizaciones
que convocan esta movilización se encuentran Chile Sustentable, OLCA, No
Alto Maipo, MODATIMA, Mujeres en Zonas de Sacrificio, Coordinadora
Putaendo, Coordinadora para Melipilla, No a Pascua Lama, Comité de
Defensa de Caimanes y Asambleas de defensa del Agua de diversas
localidades y municipios. Diversos territorios viajaron a Santiago para hacer
una muestra de fuerza del movimiento por la defensa del agua y la necesidad
de desprivatizar. Las unifica el diagnóstico común sobre la necesidad de
cambiar el modelo económico y la matriz extractivista que es el factor común
en todos los conflictos territoriales, que privatiza el agua y la naturaleza y
destruye los modos de vida de comunidades y pueblos.
101
retomar el tema del agua como una de las reformas importantes de su
mandato. Asi expresan en su Declaración del 2014:
“Siempre hemos puesto sobre la mesa las demandas que deben primar y si
todos nos ponemos detrás de esas demandas, adelante, golpiemos en
conjunto, lo que pusimos fue la recuperación del agua en el centro: el fin al
Código de Aguas, la recuperación constitucional de la categoría del agua
como bien común y derecho humano, …el tema derecho humano pal sector
ambiental resulta un poco critico y conflictivo pal sector ambiental, porque
gran parte de este sector considera que no es solo un derecho humano sino
también ecológico-ambiental, y por tanto considera legítimamente, no solo lo
restringen a lo humano sino a todas las formas de vida…pero en definitiva es
¡DESMERCANTILIZAR¡… esta discusión se dio mucho los primeros años y
para todos, el propósito es desprivatizar y desmercantilizar y asi se mostro
los primeros años que era lo que nos unía, no tenemos mucha claridad de
cómo, pero si hay claridad en que el modelo neoliberal mercantil extremo es
lo que nos ha llevado a donde estamos y de ahí surgen las demandas …”(R.
Faundez, MODATIMA)
102
“El 2005 es la primera Marcha por el Agua y la Vida. De ahí en adelante, se
realiza en junio de cada año. Del 2013 en adelante, al constituirnos como
Asamblea, instauramos la “Posta por el agua para el Día del Agua en marzo,
ahí los de Alto y Bajo Huasco nos reunimos…desde el 2013 comenzamos a
ligarnos más como provincia… ha habido iniciativas del movimiento socio-
ambiental Valle del Huasco completo, que se han hecho mas fuerte tras el
caso de Freirina y Agrosuper.” (P. Carvajal, Asamblea Huasco)
“El año 2004, cuando Chile fue sede de la APEC y vino hasta George Bush a
Santiago, nosotros levantamos foros, marchas, distintas acciones de protesta
en Pucón y Villarrica, porque eran sedes de los ministros de economía de
estos 21 países. Y levantamos mucho movimiento y claro, después también
nos vinieron de vuelta muchas cosas, pero instalamos ahí el tema de la libre
determinación de los pueblos, del reconocimiento de los derechos colectivos.
Nuestro eje temático era “ NO al comercio contra los pueblos” y de alguna
forma fue la antesala a una mirada de “plurinacionalidad”. Fue una muy
buena experiencia de generar un espacio de encuentro porque fue
convocada por organizaciones mapuche que hicieron una invitación a las
asociaciones de la sociedad civil chilena a ser partícipes de esto.”(A. Seguel,
MAPUEXPRESS)
“El Día 21 de mayo del año 2014, la presidenta Bachelet señaló que las
aguas serían consagradas como Bien Nacional de Uso Público.
Supuestamente marcaba un punto de inflexión en la forma de abordar la
temática en nuestra historia reciente. Sin embargo, hemos comprobado que
no se traduciría en ningún cambio sustantivo…El tiempo nos ha dado la
33
https://www.terram.cl/2015/04/cientos-de-personas-participaron-en-la-marcha-por-la-
recuperacion-del-agua-y-la-vida-en-valparaiso/
103
razón, cada una de las propuestas de ley de la administración, han tendido a
consolidar y profundizar un modelo de apropiación y lucro, en el que las
comunidades siguen siendo excluidas, divididas, violentadas, criminalizadas
y despojadas, como ha sido expuesto en los informes anuales del Instituto
Nacional de Derechos Humanos.” (Declaración Oficial, Movilización por la
Recuperación y Defensa del Agua. Valparaíso, abril 2015)
“Yo fui el primer vocero de ese esfuerzo…y las discusiones y al principio era
un sector que quería solo coordinarse y con la menor estructura posible,
lógicas mas autonomistas, ligadas al anarquismo, una lógica de base muy
territorializada y otros, nosotros, que queríamos, “démosle estructura” porque
al final nos mintamos entre nosotros, reglas básicas de funcionamiento,
vocerías establecidas pa’ que la prensa, pa’ que empecemos a golpear
públicamente y que la prensa nos escuche…como esas discusiones cuando
se forma un movimiento con distintas expresiones…”(Rodrigo Faúndez,
MODATIMA)
104
denominada “Red de Defensa de los Territorios” y con mayor presencia del
discurso de “autonomía” mapuche y de los diferentes pueblos presentes en
las luchas territoriales. También cobra mayor fuerza la demanda por la no-
criminalización de la protesta y defensa de los territorios, a partir de la
experiencia de resistencia mapuche. Un ejemplo de estas posturas es la
Declaración de la Red de Defensa de los Territorios Wallmapu en su Re-
encuentro del 2018 frente a lo que denominan como “nueva ofensiva
extractivista” y en medio de la represión del comando Jungla en la
Araucanía, se llama al dialogo entre los pueblos –mapuche y no mapuche- y
la lucha por el “buen vivir”:
105
en Concepción, y MODATIMA, Mujeres en Zonas de Sacrificio, Alto Maipo se
sale de la articulación….” (Francisca Fernández, MAT)
106
grandes empresas, dejando de cumplir su obligación de proteger el interés
general, el bien común y los intereses colectivos por sobre los individuales.”
(Comunicado de Prensa, “ Nace Movimiento Fuerza Socio-ambiental en
Defensa de los Territorios”, 2017)
107
“En el cotidiano de las personas ya hay una consciencia de la importancia de
la desprivatización del agua…por ejemplo, “No es sequía, es saqueo”
Consigna de una campaña de Paine del MAT, pero la tomó Modatima y
terminó siendo más conocida. Por lo tanto, de alguna manera, esto muestra
que todos los aportes han sido importantes para la lucha y el objetivo final,
más allá de las diferencias. Las estrategias que toma Modatima, sirven igual
que las estrategias del MAT, significan un fortalecimiento.” (C. Zarate, MAT)
108
de que éramos parte de un movimiento, mas allá de que en la practica nos
viéramos solo algunos, éramos parte de lo que se estaba construyendo …(F.
Fernández, MAT)
109
momentos, también con influencia de jóvenes técnicos y profesionales
mapuche más urbanos, que vinculan nuevos conocimientos y redes con las
demandas comunitarias y en combinación con las visiones ancestrales. Un
conflicto emblemático y que marco un “antes y un después” en la relación de
las comunidades mapuche con las empresas y específicamente proyectos
hidroeléctricos es la construcción de la Central Ralco, por parte de ENDESA.
Las posturas frente a la relación y posibles alianzas con los partidos políticos
para la incidencia legislativa y/o para la resolución de conflictos o coyunturas
especificas dentro del movimiento socio-ambiental son divergentes. Mientras
que para un sector –representado por MODATIMA- estas alianzas político-
partidarias son una estrategia válida y que consigue resultados concretos;
para el otro sector –representado por el MAT- mantener la autonomía del
movimiento social respecto de los partidos es un requisito indispensable de
su constitución identitaria, al mismo tiempo que las acciones de incidencia en
110
el plano político y parlamentario son estrategias secundarias o puntuales a
ciertas coyunturas, pero no están en el centro de su labor, posicionándose
desde otros espacios de construcción política:
“El 2019 participamos por primera vez (como MAT), recibimos una invitación
para ir a presentar…bien, pero sabíamos la indicación sustitutiva del Código
para donde iba…lo hicimos mas bien como un ejercicio que una real
incidencia, …ingresaron la Camila Zarate y la Andrea, de Coordinadora del
rio Loa…y fue un súper buen ejercicio para ellas dos…Tampoco
relación/incidencia con parlamentarios o esa vía…nosotros no, los que hacen
mucho eso son Chilesustentable, la H. Boll, Modatima, ellos…nosotros mas
desde lo territorial” (F. Fernández, MAT)
111
luchas populares que sean capaces de presionar y golpear en los momentos
precisos, y en este caso si hubiésemos tenido un mundo social y político mas
potente y mas articulado, con mas poder en el parlamento y en la calle,
hubiésemos golpeado mas y a lo mejor la historia hubiese sido otra, pero no
fue el momento, vamos a tener que seguir creciendo y ganando fuerza para
que eso pase…ese fue el aprendizaje, formar organizaciones, partidos ,
movimientos, estructuras que estén insertos en la sociedad que no sea
solamente la parafernalia mediática, que no sean solo institucionales, sino
que estén metidos donde las papas queman en las organizaciones sociales y
populares y desde ahí construir, creo que eso un gran aprendizaje pa’ que
hoy día una sociedad que esta tan falta de derechos y en búsqueda de
participación y opciones pero que tampoco legitima cualquier liderazgo
tenga organizaciones mas insertas y mas representativas, y por lo tanto mas
legitimas para la sociedad y las mayorías” (R. Faúndez, MODATIMA)
“Lo que está mal de este CDA (Código de Aguas) no es solamente la figura
del derecho de aprovechamiento, sino que también su óptica totalmente
productivista con respecto del agua, su nula capacidad de entender el agua
desde sus distintos cuerpos o como sujeto político. Pero también no hay si
quiera una mención al ciclo del agua en el CDA. Es decir, no es un código
para el agua, es un código para producir con el agua.” (C. Zarate, MAT)
“El MAT tiene una comisión técnica que hace seguimientos a distintos
proyectos de ley. Del agua, el TPP11, el de protección de humedales,
reformas a sistema de evaluación ambiental, etc…Por lo tanto, no es que nos
112
restemos de estos procesos de saber qué está haciendo la agenda política
extractivista de turno, todo lo contrario, es tener posición política. En abril del
2019 decidimos ir a la comisión de agricultura a una sesión de la reforma al
CDA pero para plantear nuestra posición: que estábamos por la derogación
del CDA, que estábamos por la gestión comunitaria –evidentemente no se lo
tomaron para nada bien— y ser súper claros de que la última indicación
sustitutiva del Presidente Sebastián Piñera lo que buscar es profundizar y
mantener el modelo de privatización. Por lo tanto, los pocos avances de la
reforma al CDA de la Concertación, se anulaban totalmente.” (C. Zarate,
MAT)
Por otra parte, desde la visión de los territorios el debate por el Código de
Aguas “ se queda corto” para resolver la complejidad de las demandas
territoriales y de las comunidades campesinas e indígenas, asi como para
responder al desafío del cambio societal. Es por ello que, por ejemplo, las
estrategias de judicialización y presión sobre las autoridades ambientales
(COREMA, SEA) y locales (Gobiernos regionales, intendencias, CONADI),
son espacios relevantes de incidencia, donde se dedican esfuerzos
permanentes, dejando la incidencia parlamentaria para aquellos
componentes más “centrales” del movimiento.
113
asi como el trabajo de un hormiguero: Todos tienen que salir a trabajar y
cada uno tiene que cumplir sus roles…Estando en el sur, en la práctica es
mucho más difícil y al parlamento, pero hay figuras que si lo hacen” (V.
González, Red Defensa Territorios)
Una dimensión de diferenciación son los ejes o énfasis de las demandas: por
un lado quienes ponen el centro en la “gestión” del agua, su “gobernanza” y
la realización de mejoras al sistema (reformas); por otro, quienes cuestionan
más ampliamente la privatización y plantean recuperar el agua como bien
común, poniendo el foco en procesos más amplios como un cambio
constitucional vía Asamblea Constituyente.
114
posturas mas institucionalistas se privilegia incidir en la arquitectura política
“desde arriba”, privilegiando acciones en el plano de la incidencia y asesoría
técnico-política. Desde visiones como la del OLCA el proceso desde abajo y
los cambios culturales y relacionales entre los actores, es un tema que se
puede postergar, pero no se puede eludir:
115
Con miras a las transformaciones del sistema, desde MODATIMA identifican
las dificultades del sistema político actual y su engranaje con los grandes
intereses económicos como un obstáculo para incidir en cambios reales:
“En marzo del 2019, en el encuentro en Aculeo, donde la gente se quedó sin
agua literalmente, se tomó la decisión de realizar cabildos por el agua. La
intención era llevar la discusión a los distintos territorios y que estos mismos
territorios hicieran una priorización de uso, entendiendo que en este
momento no existen priorizaciones de uso del agua porque es el mercado el
que manda y el que regula. Se buscaba generar una propuesta popular de
qué es lo que debiésemos hacer con el tema del agua entendiendo que la
gente no tiene ni voz ni voto en estas temáticas.” (E. Vega, Red Defensa
Glaciares)
116
“y en eso dijimos, tengamos un Encuentro Nacional…en ese tiempo se creo
TilTil y Puente Alto, y al 2018 ya tenían una historia, y querían encuentro
nacional para ver cuanto habían avanzado…armamos encuentro nacional en
Caleu, llego gente como la vez anterior pero con un poquito mas de trabajo
en el cuerpo…y ahí nos pusimos ambiciosos y dijimos, ya ok hagámoslo esta
vez bien…fuimos el 2018 al FAMA (Foro alternativo mundial del agua) fuimos
una delegación de 3 personas y ahí nos conocimos con movimiento Sin
Tierra, movimientos de afectados por las represas, movimientos muy
grandes y nos relacionamos a la par con ellos y dijimos ya pa’ que esta cosa
tenga fuerza y capacidad de golpear la mesa, y arrastre…tomemos la
decisión de formarlo nacionalmente, mas presiones de territorios que nos
decían empujemos, dijimos démosle!” (R. Faundez, MODATIMA)
117
cambiando. Una instancia de una gran articulación fue el MAT, sin lugar a
dudas y puede seguir siéndolo, pero también es posible que se vayan
generando otras formas de articulación y quizás no necesariamente bajo las
temáticas del agua, sino bajo la temática de los territorios, de las identidades
territoriales o de los derechos colectivos.” (A. Seguel, MAPUEXPRESS)
118
VI. Reflexiones finales
119
migrantes, también neo-rurales (migrantes, profesionales retornados), pero
que comparten la demanda por un modo de vida territorial especifico, local,
que se ve amenazado por la industria extractiva y por la apropiación del agua
y otros bienes comunes.
120
la privatización de la vida” y su precarización límite, que encuentra su
ejemplo más potente en la injusticia hídrica y la apropiación del agua por las
lógicas de mercado.
121
Durante las dos décadas pasadas, 2000 al 2020, y especialmente desde el
2010, se produce una escalada desde lo territorial a lo nacional, que puede
entenderse como una “ciudadanización” y posterior “politización” de los
movimientos socio-ambientales territoriales y sus demandas (Cuenca, 2019).
Si bien en este proceso, los actores socioambientales y territoriales
desarrollan diversas estrategias de movilización, articulación e incidencia
frente a las posibles reformas del CDA, también tempranamente estos
procesos dan cuenta de sus limitaciones y restricciones de la arena político-
institucional para generar cambios sustantivos y no “cosméticos”. Frente a
esta constatación, una parte de las organizaciones y plataformas se
mantiene alejada y reacia a la participación en el espacio político-
institucional, pugnando por la construcción de espacios políticos autónomos
y sustantivos y la construcción de movimiento socio-ambiental “desde la
base”, mientras que otro sector continua dedicando esfuerzos a la
articulación socio-política, la incidencia parlamentaria y la generación de
transformaciones desde la cancha institucional, ello sin dejar de plantear
criticas a estos espacios.
122
visibilizando las situaciones limites de precarización y desigualdades,
presionando por su transformación radical. Dentro del clamor de la
ciudadanía se visibilizaron demandas que venían siendo posicionadas por
los movimientos socio-ambientales y territoriales, incluyendo la
desprivatización del agua y la naturaleza, la recuperación de los bienes
comunes y la autonomía de los pueblos. En cierta medida “el estallido social
ya venia desde los territorios” y viene a reforzar las constataciones de los
movimientos territoriales acerca de la urgencia de cambiar el modelo
neoliberal, extractivista y de despojo. En pleno estallido se realizan mutiles
“cabildos y asambleas por el agua” en tanto eje central para la discusión
política y ciudadana. Como consecuencia del estallido de octubre, se abre un
proceso de cambio constitucional inédito en Chile, donde la demanda por la
desprivatización del agua y su resguardo como derechos humano y de la
naturaleza esta dentro de las prioridades transversales de los diferentes
actores y plataformas que están apostando por participar en este proceso de
re-fundación política que permita acabar con las injusticias ya largamente
evidenciadas por las comunidades y organizaciones durante décadas de
movilización social y territorial.
123
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