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El Reino de los cielos se parece …

Hace menos de un año, las bienaventuranzas para un nuevo Chile salieron a nuestro
encuentro, como experiencia profética de lo que Dios nos regalaba como pueblo. Hoy
hemos amanecido con la ilusión de quién es testigo de la mesa del Reino; no sólo hemos
escuchado a Jesús comparar el Reino de los cielos; sino que nos hemos podido sentar a la
mesa para experimentar con fuerza, emoción, dicha y consuelo, un Reino que acontece,
porque el Reino no está aquí, ni allá, está en ustedes. Que fuertes son las palabras
expresadas ayer por Elisa Loncon, en cada una de ellas podemos visualizar que se cumple
la promesa de los pequeños y los últimos. Son ellas y ellos los que con profunda humildad
no dejaron a nadie fuera, son ellas quienes nos bendijeron volviendo a nuestro origen
sagrado, expresando el más profundo deseo de Dios, “la humanidad como imagen y
semejanza suya”. 
En sus palabras se hace eco la experiencia del Magníficat y regresan a nuestras almas la
presencia de quienes nos precedieron. Ninguna lucha, ninguna palabra, ninguna esperanza
fue perdida, al contrario todo valió la pena. 
Para nosotras y nosotros creyentes, no puede quedar fuera la experiencia de un amor
profundo, un agradecimiento y una voluntad legítima de pedir perdón cuando también
hicimos daño. 
A nuestro encuentro salen también las palabras del Cardenal Raúl Silva Henríquez, "pido y
ruego que se escuche a los jóvenes y se les responda como ellos se merecen. La juventud es
nuestra fuerza más hermosa. Ellos tienen el derecho a ser amados. Y tienen la
responsabilidad de aprender a amar de un modo limpio y abierto". Hoy es menester seguir
buscando justicia para los que siguen injustamente encarcelados, la mayoría jóvenes que
sólo rompían un sistema social que nos oprime sin dejarnos respirar, fue la violencia
ejercida durante años la que los obligó a buscar medidas extremas, ellos como discípulos de
nuestro hermano Jesús, cuando furioso por la usurpación del nombre de Dios, con prácticas
deshumanizadoras alejaban a los humildes y pequeños del Padre. 
Hoy es un homenaje a la solidaridad, a la lucha contra los poderes hedonistas, hoy es un
abrazo eterno, que lo único que busca es hacer espacio real en una Patria que es para todos
y todas. 
Hoy Jesús nos dice:”El Reino de los cielos se parece a una mujer mapuche, que llama de
Arica a la Patagonia, desde el mar a la cordillera, a las naciones originarias, a las mujeres, a
los botados en el camino, a las minorías en las fronteras que les hemos hecho habitar, a
sentarse a una misma mesa.”. Hoy está palabra se ha cumplido.
Así sea.

María José Encina Muñoz

Hermana comunidad Adsis

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