—jAl diablo con los jarrones! —grité—, jEs-
toy tan emocionada que no me importa rom-
perlos todos!
—Solo una cosa mas —afiadi—. Tienes que
asegurarte bien de que yo ya no esté alli antes
de soltar a los gatos.
—Prometido —dijo.
—¢Qué vamos a hacer cuando los gatos ha-
yan matado a todos los ratones? —le pregunté,
—Me los llevaré al pueblo, y entonces tit y
yo tendremos todo el castillo Para nosotros.
—W luego?
—iLuego examinaremos los archivos, y ten-
dremos los nombres y direcciones de todas las
brujas del mundo!
—2& después de eso? —pregunté, temblan-
do completamente de emocién.
—Después de eso, mi vida, jempezaré para
nosotros la tarea mas grande de todas! jHare-
mos las maletas y viajaremos por el mundo en-
n cada pais que visitemos, buscaremos
las casas donde viven las brujas! Encontraremos
cada casa, una por una, y una vez encontrada,
ta te introducirds en ella y pondras unas goti
tas del mortal ratonizador en el pan, o en los
cereales, o en el arroz, 0 en cualquier alimen-
to que encuentres. jSer4 un triunfo, cielo mio!
{Un triunfo colosal, insuperable! jLo haremos
tty yo solos! jEsa serd nuestra labor durante el
resto de nuestras vidas!
Mi abuela me alzé de la mesa y me dio un
beso en la nariz:
Ih, Dios mio, vamos a estar ocupadisi-
mos las préximas semanas, meses y afios!
—Creo que si —afirmé—. Pero qué diverti-
do y emocionante va a ser!
—jPuedes estar seguro! —grité mi abuela,
dandome otro beso—. {Estoy impaciente por
empezar!