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vil, LA SOCIEDAD CRISTIANA DE 1650 A 1720 1, Las consecuencias de los Tratados de Westfalia. Durante muchos siglos, los hombres del orbe cristiano han vivido en medio de una auténtica y flexible unidad y es- piritualidad. A mediados del siglo XVII, el fraccionamiento de las naciones y de la religion cristiana parece un hecho consumado, Por una parte, la Iglesia Catdlica, cuya unidad constitutiva no es divisible, ha resistido constantemente a este movimiento, mientras que, por otra, el nacionalismo re- ligioso provocado por Lutero —sensible ya en algunos inten- tos reformistas anteriores como los de Wicleff y de Huss, en las €pocas de la Guerra de los Cien Afios y del Gran Cisma de Occidente— repercute en la tendencia autonomista de las iglesias nacionales de influencia protestante. Tal evolucién se desarrolla dentro del clima de una fe in- tensa: las naciones todas aspiran celosamente a conservar la unidad — anterior, y vt absolutismo real, que intenta e nunca a todas las categorias sociales, toma ‘emo punto de honra la proteccién de los intereses de la fe nm are de Westfalia (1648) han recompuesto el ma- ve religioso Europa y, por la expansién misionera, el nue- b4asemaraled Se transmite también fuera de ella, acentuando bale momento la influencia de lo temporal sobre lo Agee la futura aparicién del liberalismo y del ’ ce civil, dos principios siguen rigiendo la vi- d cristiana: por el primero, la religion del - la nacion, y por el segundo, la Iglesia esta 0 la autoridad protectora del Rey. 179 HISTORIA DE LA IGLESIA A lo largo del «Gran Siglo», la vida religiova consagrada a la contemplacién escondida y al sacrificio en el radical apartamiento del mundo goza de menos favor que en otros momentos de la historia cristiana, Puede considerarse esty come una lejana repercusién de la crisis protestante, que in. clinaria a una preferencia decidida hacia la accién inmedia- ta en medio del mundo; puede ser también un efecto de la impresionante renovacién de la vocacion sacerdotal secu. lar. Los contemporaneos no habran quedado insensibles al hecho de que, en el mismo momento, la literatura y el teatro, en la mayoria de las capitales y grandes ciudades, exaltan con ricos andlisis del alma el ideal del honrado hombre se- glar, gobernado por un agudo sentido del deber y por una piedad exigente y grave. Cualesquiera que sean las causas predominantes de ese fenémeno, la vida mondstica se desli- za lentamente hacia un cierto declinar, excepto en la Orden de los Trapenses. Alli, el Abad Armando de Bouthillier de Rancé (1626-1700), después de una lenta conversién que le hace salir de una vida ligera en todos los sentidos de la pala- bra, emprende una exigente reforma de los benedictinos del monasterio cisterciense, de la Trapa, en Normandia; esta re- forma no es espectacular, se orienta, como muchas otras, por entero alrededor de la practica del silencio, de la ora- cién, del trabajo manual intenso y del espiritu de repara- cién; lo Gnico espectacular quiza, es que esa reforma es ple- namente aceptada por los interesados y se difunde en mu- chos otros monasterios. r alimentan tambien, hasta a alegria en la coni , la obra educativa de Juan Bautista de la Salle. La Salle es verdaderamente ¢| segundo, con San José de Calasanz, en elaborar un proyecto educative s i Personalizado para los jovenes de vida 1679, este joven LA 2 “PD Ie SOCIEDAD CRISTIANA DE 1650.4 1720 0 El origen eee tipo de relaciones entre el pode ral y el poder espiritual es bien conocido y hz Poder tempo. tal espontaneidad: es la costumbre fhediAval ditto Conviene recordar aqui que en los fguvey a | Fatronato, templo sagrado, tales como las tierras de rial a ea conquistados a los paganos, los caiial rasan alee —guerreros 0 funcionarios reales— llevaban en incre tas a un capellan o un misionero; al mismo tiempo oad truian ciudades, puentes, castillos, creaban habibe adieal pilla o una iglesia, otorgando al sacerdote una porcién del suelo para su subsistencia. El patronato se convirtié poco a poco en el derecho del propietario de la senoria a designar al beneficiario eclesiastico de la fundacion; la generalizacion del patronato fue uno de los mayores motivos de la querella entre el Pontificado y el Imperio, cuando en el siglo XI Gre- gorio VII quiso reformar, como sus inmediatos predeceso- res, la Iglesia empapada de feudalismo, sustrayéndola a la influencia del Imperio Germanico; la solucion juridica del Concordato de Worms (1120) es el ponderado modelo de las soluciones que mas tarde conceden a los sefores laicos el derecho de investidura temporal, pero reservan a los Pa- pas el control y la iniciativa de la investidura espiritual de los altos cargos eclesiasticos; los abundantes beneficios ma- teriales que se acumulan durante siglos merced a la genero- sidad'de los cristianos —en forma de donativos, tasas, li- mosnas, patrimonios— y que van unidos a esos See sirven solamente para el mantenimiento de los cee s : sobre todo para sostener las enormes carga ohne ae asistencia, de ensefianza, de culto y de edificios ave PS ere la Iglesia. if : s muy tardia la tendencia que inc! ies if Eeiiderarse como ae ate un derecho re _ mente directo de eleccion y de nombramiento re s eclesidsticos, como el rey de Espaiia, © Papa Benedicto XIV en 1752 que le eee itronazgo universal, o el Emperado hace lo mismo unos afios mas tarde. a a algunos reyes a

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