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La doble cara de las bacterias lácticas: ¿amigas de conveniencia?

La fermentación maloláctica (FML) consiste en la transformación del ácido málico presente de


forma natural en el vino en ácido láctico y CO2. Esta reacción de descarboxilación está catalizada
por el enzima maloláctico presente en todas las especies de bacterias lácticas (BL) asociadas a la
vinificación.1 Las principales implicaciones tecnológicas de la FML en los vinos son: reducción de
la acidez, modificación de los compuestos aromáticos, y estabilización microbiológica. La reducción
de la acidez es de gran interés para mejorar el gusto de aquellos vinos que tienen una excesiva
acidez total. Esta mejora del gusto está relacionada no solo con la disminución de la sensación
ácida sino también porque el sabor del ácido málico (herbáceo) es menos agradable que el sabor
del ácido láctico (lácteo). La modificación de compuestos aromáticos no es consecuencia directa
de la FML sino de la utilización de otros sustratos por las bacterias durante su crecimiento en el
mosto o el vino, como por ejemplo, el ácido cítrico que puede dar lugar a diacetilo, acetoína y 2,3-
butanodiol.2

Basándonos en lo anterior, deduciríamos que el papel de las BL en vinificación es beneficioso. Sin


embargo, nada más lejos de la realidad, las BL tienen una doble cara, que impide considerarlas
como “amigas” incondicionales.

Las alteraciones que pueden producirse en el vino . . «Un vino en el que


alrededor del proceso de FML dependen
fundamentalmente de la existencia de sustratos capaces
se han consumido
de ser metabolizados en ese momento por las bacterias todos los azúcares
lácticas, por levaduras residuales que hayan sobrevivido a durante la FA
la FA o por las bacterias acéticas. Un vino en el que se han
consumido todos los azúcares durante la FA presenta una presenta una
probabilidad de sufrir alteraciones muchísimo más baja de probabilidad de
aquellos en los que se ha producido una parada de sufrir alteraciones
fermentación o en los que ha quedado una cierta cantidad
de azúcares residuales que no han podido ser consumidos
muchísimo más baja
por las levaduras. Además de los azúcares, otros de aquellos en los
sustratos, como los aminoácidos, los ácidos orgánicos que se ha producido
propios de los vinos, el glicerol y el etanol originados
por las levaduras y el ácido sórbico que es un antiséptico
una parada de
que se puede añadir al vino, pueden ser utilizados por los fermentación o en
microorganismos y producir alteraciones organolépticas los que ha quedado
perjudiciales y también compuestos tóxicos para los
consumidores.
una cierta cantidad
de azúcares
Los tipos de microorganismos que pueden estar presentes residuales que no
en el vino tras la FML dependen de las características del han podido ser
mismo, de la evolución de la FA y de las medidas de
protección que se le hayan aplicado al vino. Lo habitual es consumidos por las
que en esa etapa queden algunas levaduras levaduras.»
fermentadoras (S. cerevisiae) aunque en baja .......
concentración (igual o inferior a 105 ufc/mL) Ribéreau-
Gayon, Dubordieu, Donèche y Lonvaud, 3 pero también existir diversas especies
de Brettanomyces o de Pichia o Candida, de metabolismo oxidativo, que pueden desarrollarse si
el vino está en contacto con el aire.4 Igualmente, si esto ocurre, pueden desarrollarse bacterias
acéticas, fundamentalmente Acetobacter aceti, Acetobacter pasteurianus e incluso Gluconobacter
oxydans, que es una especie presente habitualmente en mostos. 5,6

El crecimiento de estas bacterias también puede producirse tras el trasiego, que es una práctica
que aumenta los niveles de oxígeno en el vino. Aunque durante la FML la especie de BL más
frecuente es Oenococcus oeni, también pueden desarrollarse otras especies de como Lactobacillus
fructivorans, Lactobacillus hilgardii, Lactobacillus brevis o Pediococcus damnosus.7,8 Las
alteraciones más comunes en el periodo que transcurre entre el final de la FA y el comienzo de la
FML están causadas por BL. Este hecho unido a que las alteraciones causadas por levaduras y
bacterias acéticas ya han sido descritas en los artículos de Guillamón9 y Portillo y
Lleixa,10 aparecidos en el número 154 de la Revista ACE, justifica el que aquí se presenten
únicamente las alteraciones que pueden provocar las BL.

Alteraciones derivadas de altos niveles de azúcares residuales durante la FML

Si durante la FA se produce una parada de fermentación por agotamiento precoz de la levadura o


si esta es incapaz de consumir la totalidad de azúcares, se produce un escenario peligroso en el
que las BL pueden desarrollarse, libres de la competencia con S. cerevisiae y metabolizar los
azúcares que no han sido fermentados. La utilización de los azúcares por las BL pueden dar lugar
a varios tipos de alteraciones: el picado láctico, la vuelta manítica y el ahilado o grasa.

La alteración denominada picado láctico se caracteriza por un incremento significativo de la


concentración de ácido láctico y, en algunas ocasiones, de ácido acético. 11 Estos ácidos se originan
como resultado del catabolismo de las hexosas y pentosas del vino por las bacterias lácticas. Si
las bacterias que atacan estos azúcares son de metabolismo homofermentador, solo se producirá
ácido láctico, pero si son de metabolismo heterofermentador, además de ácido láctico se generará
ácido acético.2,11 A esta alteración se la conoce con el nombre de picado láctico y se caracteriza
por un aumento de la acidez fija y, a veces, de la acidez volátil del vino. 11 Para evitar el picado
láctico es necesario un estricto seguimiento de la FA, sobre todo cuando se trabaja con una
vendimia muy madura que va a dar lugar a vinos de alto contenido en azúcar y una baja acidez,
condiciones que predisponen a paradas de fermentación y al crecimiento bacteriano en una fase
de fermentación inadecuada. Los vinos dulces fortificados también son susceptibles de sufrir esta
alteración. Estos vinos suelen contener altas concentraciones de etanol y altas concentraciones de
azúcares. Ciertas bacterias, como L. hilgardii y L. fructivorans, son capaces de desarrollarse en
este tipo de vinos a pesar de su alta graduación alcohólica, dando lugar al picado láctico. 12

La alteración, denominada vuelta manítica, ocurre principalmente en vinos dulces o vinos que
tienen un pH alto y contienen cantidades significativas de fructosa residual. Las bacterias
heterolácticas, como O. oeni, Lactobacillus brevis y L. hilgardii, tienen la capacidad de transformar
la fructosa del mosto o del vino en manitol gracias a la acción del enzima manitol-
deshidrogenasa.13 La presencia de manitol confiere un gusto agridulce al vino. 11 La canalización
de la fructosa hacia manitol o ácido láctico dependerá de la relación de concentraciones entre las
especies reducidas y oxidadas de los cofactores NAD y NADP. 13

Los vinos que presentan la alteración denominada ahilado o grasa se caracterizan por exhibir
una textura viscosa u oleosa. Esta textura es consecuencia de la formación de exopolisacáridos
(EPS). Estos EPS pueden estar constituidos por un único tipo de unidad básica (homopolisacáridos)
o por varios tipos (heteropolisacáridos). Las especies de BL capaces de producir EPS en el vino
son P. damnosus, P. parvulus y O. oeni.14-16 El tipo de EPS más frecuentemente producido por las
BL del vino son homopolisacáridos tipo b-glucano, aunque algunas bacterias también producen
heteropolisacáridos, como O. oeni.17 El enzima implicado en la producción de los b-glucanos es
una glicosil-transferasa 18 cuyos sustratos son glucosa y fructosa, los principales azúcares
residuales en el vino.14 La alteración puede ocurrir en los tanques al final de la FA, pero la mayoría
de los problemas se producen en vinos embotellados. En general, un vino ahilado no presenta
ningún otro defecto organoléptico y puede comercializarse tras un adecuado tratamiento que suele
consistir en agitación del vino y posterior sulfitado y filtración que evite posteriores reinfecciones
antes de ser embotellado. También puede realizarse un tratamiento de calor antes del embotellado
a fin de proteger a estos vinos.2

Alteraciones y toxinas derivadas del metabolismo de aminoácidos


Los aminoácidos son el tipo de compuesto nitrogenado más prevalente en el mosto y en el vino.
Su concentración varía entre 1-4 g/L.19 Proceden de la materia prima y de la lisis de los
microorganismos, fundamentalmente de las levaduras tras la FA. 20 En el vino existen 20
aminoácidos, de ellos los más abundantes son la prolina y la arginina. 21 Estos aminoácidos pueden
ser metabolizados por las bacterias mediante diversas reacciones.22 El metabolismo de los
aminoácidos lisina y ornitina por ciertas BL da lugar a la formación de 2acetiltetrahidropiridina, 2-
acetil-1-pirrolina y 2-etiltetrahidropiridina que confieren al vino un desagradable olor a
ratón.23 Las bacterias responsables de la formación de estos compuestos son O. oeni, Leuc.
mesenteroides, L. hilgardii, Lactobacillus brevis y L. cellobiosus.11,23 Esta alteración no es muy
común y suele ocurrir con mayor probabilidad en vinos de baja acidez insuficientemente
sulfitados.11
Los aminoácidos . . Tabla 1. Especies de bacterias lácticas capaces de producir aminas biógenas en vinos
son utilizados por
los
microorganismos
del vino para
construir sus
propias proteínas
y elementos
estructurales pero
también son
precursores de
las aminas
biógenas (AB) y
del carbamato
de etilo (CE),
productos
considerados
tóxicos para el
consumidor. Las
reacciones
enzimáticas que
conducen a la
síntesis de estos
productos tóxicos
son

.......
descarboxilaciones, transaminaciones y aminaciones reductivas. 24,25 Según se ha descrito las AB
afectan las características organolépticas de los vinos 26 y, además, provocan diversas alteraciones
fisiológicas en los individuos que ingieren alimentos que las contienen.20,27

Las aminas biógenas más abundantes en vinos son la putrescina, la histamina, etilamina,
isoamilamina y tiramina.20,21 Las más peligrosas desde el punto de vista de la salubridad, son
histamina, tiramina, putrescina y cadaverina. La histamina causa dolores de cabeza, palpitaciones,
edemas, vómitos, diarreas y disminuye la presión sanguínea. La tiramina produce hipertensión y
la putrescina y la cadaverina, aunque no son tóxicas por sí mismas, agravan los efectos tóxicos
de la histamina y la tiramina.20 Aunque la producción de aminas es un carácter dependiente de
cepa, las especies que producen mayores cantidades de histamina son L. hilgardii, Pediococcus
parvulus, Lactobacillus mali; de tiramina y feniletilamina L. brevis y L. hilgardii; de putrescina L.
hilgardii y O. oeni28-30 y de cadaverina O. oeni30 (tabla 1).

Algunas levaduras también se han revelado como productoras de AB, 31,32 aunque su contribución
a la síntesis de las mismas es bastante más reducida según Landete, Ferrer y Pardo. 33 Existen
varios métodos para detectar bacterias potencialmente productoras de aminas biógenas: métodos
de detección en placa28,29 (figura 1), métodos enzimáticos,34 métodos
cromatográficos,35 ELISA36 y métodos moleculares.37

Figura 1. Detección en placa de bacterias productoras de tiramina (A) e histamina (B).


Las bacterias productoras tiramina (A) son capaces de degradar la tirosina precipitada, produciendo un halo transparente
alrededor de la colonia.29 Las bacterias productoras de histamina (B) se detectan por la aparición de un halo de color púrpura
alrededor de las colonias.28

Las estrategias que se han usado para evitar la acumulación de AB en vinos han sido
principalmente preventivas: evitar el crecimiento excesivo de BL más allá de la FML, evitar largas
maceraciones con hollejos y eliminar la crianza sobre lías, ya que todas estas prácticas aumentan
la concentración de aminoácidos en el vino. Sin embargo, estas estrategias no son fáciles de
aplicar, sobre todo cuando lo que interesa es conseguir vinos de “alta expresión”. Muchos vinos
calificados como tales presentan altos contenidos de AB. Se han descrito estrategias para reducir
el contenido de las AB una vez que estas se han formado en el vino, una de estas estrategias
contempla el uso de bentonita o la cola de pescado. 27

Otra estrategia recientemente descrita en vinos es el uso de microorganismos propios del entorno
vitivinícola, para degradar las AB. Cueva, García-Ruiz, González-Rompinelli, Bartolome, Martín-
Álvarez, Salazar, Vicente, Bills y Moreno-Arribas38 consiguieron disminuir los niveles de histamina,
tiramina y putrescina en vinos utilizando extractos de una cepa de Penicillium citrinum aislado de
un viñedo. Igualmente, Callejón, Sendra, Ferrer y Pardo 39 describieron la capacidad de varias
cepas de BL del vino para degradar estas tres aminas en vino.

El CE es un compuesto potencialmente carcinógeno. Se produce como consecuencia de una


reacción no enzimática entre el etanol del vino y compuestos que contienen un grupo carbonilo,
tales como la urea, la citrulina y carbamil fosfato, todos ellos productos intermediarios del
catabolismo de la arginina, uno de los aminoácidos más abundantes en el vino;21 mientras que la
urea es producida por las levaduras, los otros dos intermediarios proceden de las BL25. 40 Las
especies bacterianas capaces de producir estos precursores son L. hilgardii y O. oeni.12,41 La única
forma de evitar que existan altos niveles de CE en vino es evitar la presencia de sus precursores
mediante el uso de cultivos iniciadores de levaduras y bacterias malolácticas adecuadas.

Alteraciones derivadas del metabolismo de los ácidos orgánicos

Los principales ácidos orgánicos presentes en el vino son el ácido tartárico, el málico, el láctico y
el cítrico. En menores concentraciones se encuentran otros muchos.21 El citrato puede utilizarse
solo o en cometabolización con hexosas, dependiendo de la especie de BL, mientras que los ácidos:
málico, tartárico pirúvico y tartárico, pueden degradarse sin necesidad de un cosustrato. La
degradación de estos ácidos puede proporcionar cierta energía a las BL, aunque de todos los ácidos
presentes en el vino, solo el ácido pirúvico puede sustentar el crecimiento de O. oeni cuando se
suministra como único sustrato.42

Existen pocas especies de BL capaces de degradar el ácido tartárico y todas ellas se encuentran
dentro del género Lactobacillus. De las 78 cepas de pediococos, lactobacilos y leuconostoc
examinadas por Radler y Yannissis 43 solamente cuatro cepas de L. plantarum y una de L.
brevis metabolizaban este ácido. La ruta de degradación en ambas especies difiere, de forma que
en L. plantaron, y también en O. oeni, los productos finales son ácido láctico, acético y CO 2,
mientras que en L. brevis se produce ácido succínico, acético y CO2.11,42 Las consecuencias de esta
alteración, denominada vuelta tartárica, son la disminución de la acidez fija y aumento de la
acidez volátil del vino.2 Este ácido se degrada solo bajo condiciones muy específicas y tras la
degradación de otros ácidos orgánicos.42

El metabolismo del ácido cítrico puede conducir a . .


productos de naturaleza muy diversa: 2,3 butanodiol,
etanol, ácido acético y lípidos. Dependiendo del producto «La producción de
de destino de este ácido las características del vino pueden etanol o lípidos no
mejorar o empeorar. Así, si se produce 2,3 butanodiol afecta ni positiva ni
mejora la complejidad organoléptica de los vinos
confiriéndoles notas a mantequilla, aunque si la negativamente,
concentración de este producto es alta (superior a 4 pero la de ácido
mg/L), esto se convierte en un problema más que en una acético incrementa
ventaja.23 La producción de etanol o lípidos no afecta ni
positiva ni negativamente, pero la de ácido acético la acidez volátil de
incrementa la acidez volátil de los vinos y, por tanto, es los vinos y, por
perjudicial. Parece ser que las condiciones que favorecen
tanto, es
el crecimiento de las bacterias favorecen la síntesis de
ácido acético, etanol y lípidos, mientras que aquellas que perjudicial.»
limitan el crecimiento conducen a la síntesis de 2,3 .......
butanodiol.2

El ácido sórbico es un ácido que no existe de manera natural ni en el mosto ni en el vino, pero
que en países cuya legislación lo permite se puede usar como antimicrobiano para evitar
refermentaciones causadas por las levaduras. Las concentraciones que se suelen usar (200 mg/L)
no son activas frente a las BL. El metabolismo de este ácido comporta la transformación del ácido
sórbico a sorbinol, que en un ambiente ácido como lo es el vino, se isomeriza a 3,5-hexadieno-2-
ol, el cual reacciona con el etanol para formar el 2-etoxi-3,5-hexadieno que confiere olor a hojas
de geranio cortadas.11,23 Radler44 demostró que todas las cepas de O. oeni y algunas cepas de
lactobacilos heterofermentativos analizadas por él, podían reducir el ácido sórbico a sorbinol.
Posteriormente, Edinger y Splittoesser45 confirmaron los resultados de Radler44 para las especie O.
oeni pero no para Lactobacillus y demostraron, además, que las cepas de Pediococcus tampoco
llevaban a cabo esta reducción.11 La presencia de este compuesto es detectable a muy bajas
concentraciones (0,1 mg/L), de ahí su peligrosidad.
Alteración derivada del metabolismo del glicerol

En el vino existe glicerol en concentraciones que van de 5 a 8 g/L y contribuye de forma importante
al gusto y a las sensaciones táctiles. Este compuesto lo producen las levaduras como producto
secundario de la FA.46

El amargor es una alteración producida por la transformación del glicerol en acroleína por
bacterias lácticas. La acroleína no es amarga por sí misma pero reacciona con los grupos fenólicos
de los taninos dando sensación de amargor. Por esta razón esta alteración es más frecuente en
vinos tintos que presentan mayor cantidad de polifenoles que los vinos blancos. 11 Su umbral de
detección es bajo (10 ppm). La capacidad de degradar el glicerol no está muy extendida entre las
bacterias lácticas, sin embargo se ha encontrado que algunas cepas de P. parvulus, Leuc.
mesenteroides y Lactobacillus cellobiosus sí la presentan.11

Alteración derivada del metabolismo de los ácidos fenólicos carboxílicos

Los ácidos fenólicos carboxílicos (ácido ferúlico y cumárico) son constituyentes naturales del mosto
de uva y del vino. Ambos ácidos pueden ser descarboxilados por bacterias de las especies L.
brevis, L. plantarum y por otras del género Pediococcus. La descarboxilación de estos ácidos va
acompañada de la formación de fenoles volátiles (4-etilfenol y 4,3-etilguayacol). O. oeni solo es
capaz de producir estos compuestos cuando se permeabilizan sus células, lo que indica que carece
de un sistema adecuado para el transporte de los ácidos fenólicos al interior celular.22 Aunque las
BL pueden producir olores a fenol en el vino, las principales responsables de su presencia son las
levaduras Brettanomyces/Dekker.23

Detección y prevención de estas alteraciones

La detección de los microorganismos causantes de estas alteraciones no es tarea fácil por dos
motivos principalmente: uno es que hay alteraciones que pueden ser causadas por un gran número
de especies, como es el caso del picado láctico, y otro, porque otras alteraciones son características
de cepa, no de especie; ello significa que no todos los individuos de una misma especie pueden
dar lugar a estas alteraciones. Alteraciones como el picado láctico o la vuelta manítica pueden ser
causadas por varias especies, sobre todo heterofermentativas, que son las que aparecen en etapas
tardías de la FA (L. brevis, L. hilgardii, L. fructivorans e incluso O. oeni). Alguna de las
metodologías que podrían utilizarse para prever los riesgos de esta alteración sería la PCR
cuantitativa utilizando cebadores dirigidos a uno o dos genes que existen en este tipo de bacterias,
por ejemplo, los genes que codifican para los enzimas de la 6-fosfo-gluconato deshidrogenasa y
de la xilulosa 5-fosfato fosfocetolasa, que son exclusivos de las bacterias heterofermentadoras,
tanto estrictas como facultativas. Para la detección de aquellas alteraciones que son producidas
por cepas de determinadas especies se recurre muchas veces a la detección de los genes que
codifican para los enzimas responsables de esa reacción metabólica.

«Alteraciones como el
picado láctico o la
vuelta manítica pueden
ser causadas por varias
especies, sobre todo
heterofermentativas,
que son las que Ejemplos de este tipo de estrategia son la
detección/cuantificación de cepas productoras de
aparecen en etapas exopolisacáridos, que se basa la detección del
tardías de la FA.» gen gtf que codifica para la glicosil-transferasa
responsable de la síntesis de b-glucanos en P.
damnosus14,47 y también en Lactobacillus
diolivorans y O. oeni.48 Otras alteraciones detectables
mediante la amplificación de genes responsables de las mismas son la producción de AB, como la
histamina, tiramina y putrescina49-51 y la de CE.52 La PCR solo detecta la presencia de un gen o
cuantifica a las bacterias portadoras de ese gen, sin poder diferenciar si esas bacterias están vivas
o muertas. Dado que solo las bacterias vivas representarían un problema de cara a las
alteraciones, se podría aplicar fluorocromos capaces de unirse al DNA de los microorganismos
muertos para diferenciar entre células vivas y muertas. 53,54

La manera más eficaz de evitar los problemas tras la FA es controlar el desarrollo de los
microorganismos que puedan desarrollarse en esta etapa. Este control puede realizarse
manejando bien la FA, de manera que durante esta solo se desarrolle una cepa adecuada de S.
cerevisiae, que esta agote los azúcares, y que esa cepa no produzca alteraciones organolépticas.
También hay que asegurarse de que el período que transcurre entre la FA y la FML sea lo más
corto posible y para ello es conveniente inocular cultivos seleccionados de O. oeni, que sean
rápidos en metabolizar el ácido málico y que no provoquen desviaciones organolépticas. Tras la
FML y durante la crianza es decisivo eliminar cualquier bacteria presente en los vinos, cosa que se
puede conseguir mediante el uso del anhídrido sulfuroso o de la lisozima y evitando la exposición
al aire del vino para impedir el desarrollo de levaduras oxidativas y bacterias acéticas.

Por todo lo que hemos visto hasta ahora, podemos concluir que el riesgo de sufrir alteraciones
microbianas tras la FA va a depender de los sustratos que existan en los vinos y que sean
susceptibles de ser metabolizados por los microorganismos presentes en esta fase, que son
fundamentalmente bacterias lácticas.

De lo expuesto anteriormente, ha quedado patente que las BL son microorganismos de


conveniencia que exhibirán su cara amiga cuando actúen sobre el ácido málico o sobre el ácido
cítrico (si la metabolización del mismo conduce a concentraciones adecuadas de acetoína y 2,3-
butanodiol) y su cara enemiga cuando lo hagan sobre el resto de sustratos que haya en el vino.

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