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Dado que la cirugía suele producir dolor, casi siempre se

administra previamente algún tipo de anestesia, analgésico o


ambos fármacos. Los anestésicos bloquean la percepción del
dolor al producir pérdida de sensibilidad (adormecimiento) o
pérdida del conocimiento; son fármacos que se administran
para reducir el dolor. Los profesionales encargados de
administrarlos son personal sanitario cualificado. Se trata, por lo
general, de médicos (anestesiólogos) aunque la legislación de
algunos países contempla la competencia en este menester el
profesional de enfermería o técnicos sanitarios especializados
(enfermeras anestesistas), en cuyo caso actúan bajo la supervisión
de un médico anestesiólogo.
Existen tres tipos de anestesia:

• Local

• Regional

• General

Anestesia local y anestesia regional


Estos tipos de anestesia consisten en la inyección de fármacos (como
lidocaína o bupivacaína) que insensibilizan solo partes específicas del
cuerpo.

En la anestesia local, el fármaco se inyecta bajo la piel en el punto donde


se va a realizar la incisión para insensibilizar solo dicha zona.
En la anestesia regional, que insensibiliza un área mayor, el fármaco se
inyecta en uno o más nervios y se insensibiliza la zona del cuerpo inervada
por los mismos. Por ejemplo, la inyección de un fármaco en ciertos nervios
permite insensibilizar los dedos de la mano, del pie o zonas concretas de
las extremidades. Un tipo de anestesia regional implica la inyección de un
fármaco en una vena (anestesia regional intravenosa). Mediante un
dispositivo, como un vendaje elástico o un manguito de presión, se
comprime la zona donde el miembro se une al cuerpo, reteniendo el
fármaco en las venas de esa extremidad. La anestesia regional intravenosa
puede insensibilizar una extremidad completa.
Durante la anestesia local y la anestesia regional, la persona permanece
consciente. Sin embargo, a veces se administran ansiolíticos (con un
efecto sedante leve) por vía intravenosa para relajar al individuo. En raras
ocasiones, la pérdida de sensibilidad, el hormigueo o el dolor pueden
persistir en la zona insensibilizada durante días o incluso semanas.
La anestesia raquídea y la anestesia epidural son tipos específicos de
anestesia regional, en los que el fármaco se administra alrededor de la
médula espinal, en la parte inferior de la espalda. En función del punto de
inyección y de la posición del cuerpo, puede insensibilizarse un área
extensa (como, por ejemplo, desde la cintura a los dedos de los pies). La
anestesia raquídea y la epidural son útiles para operaciones de la parte
inferior del cuerpo, como las que se emplean en la cirugía de reparación
de hernias, en intervenciones de próstata, recto, vejiga y piernas, y en
algunas intervenciones ginecológicas, así como durante el parto. A veces
aparece cefalea en los días siguientes a la anestesia raquídea aunque, por
lo general, puede tratarse de forma eficaz.
Anestesia general
En la anestesia general se administra un fármaco que circula por el
torrente sanguíneo y que deja inconsciente a la persona. El fármaco puede
administrarse por vía intravenosa o por inhalación. Dado que el ritmo de
la respiración disminuye con la anestesia general, es posible que el
anestesiólogo deba introducir un tubo respiratorio en la tráquea. Sin
embargo, para intervenciones cortas, dicho tubo no suele ser necesario;
en su lugar, el anestesiólogo puede facilitar la respiración utilizando una
mascarilla respiratoria manual. Si la operación es larga, un ventilador
mecánico permite que el paciente pueda respirar ( ver Ventilación
mecánica). Los anestésicos generales afectan los órganos vitales, por lo
que el anestesiólogo supervisa estrechamente la frecuencia y el ritmo
cardíacos, la respiración, la temperatura corporal y la presión arterial
hasta que los fármacos se hayan eliminado. Afortunadamente, los efectos
secundarios graves son m

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