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Valores y representaciones de la cultura

ambiental en Entrerríos

“Te saludo, Entrerríos,


edén de mis mayores,
joyel de mil colores,
de sueños fontanar!
No tengo para darte
ni un cetro ni una palma:
de lo íntimo del alma
te brindo mi cantar”.

"Capital del paisaje"


y "Suiza Colombiana"
jubilosa te llama
tu hidalga población.
Sonriente panorama
acepta el homenaje,
ostentando el encaje
de su vegetación1.

1
Estrofas del Himno de Entrerríos
1
Entrerríos, uno de los pueblos más nobles de Antioquia, es llamado así por situarse
entre los ríos Grande y Chico en la zona sur del altiplano de Santa Rosa de Osos. En
razón de ello recibe también de algunos el apelativo de Mesopotamia del norte.

Limita al norte con el Municipio de Santa Rosa de Osos, al occidente con el Municipio
de Belmira, al oriente con el Municipio de Don Matías y al sur con el Municipio de San
Pedro de los Milagros. Cuenta con 12 veredas que son : El Peñol, Pío XII, Tesorero, El
Filo, Toruro, El Progreso, El porvenir, Las Brisas, El Zancudo, Yerbabuenal, Riogrande
y Riochico.

Tiene una extensión de 216.7Km2, una temperatura promedio de 16 ºC, una


precipitación anual de 1800 mm en el 80% de su territorio, siendo predominante la zona
de vida de Bosque Húmedo Montano Bajo con vegetación de potrero y cultivos
hortícolas y algunos relictos de bosque primario. En sectores de la vereda El Filo con
clima de bosque pluvial montano todavía hay frailejón característico de la zona de
páramo que no obstante amenaza desaparecer al expandirse la frontera agropecuaria.
También rastrojos y bosques de roble.

La época invernal se da en los meses de abril - mayo, octubre – noviembre. El resto es


verano.

Su paisaje, que es motivo de orgullo para los Entrerrieños está constituido por colinas
de pendientes entre los 25° a 35° con gran número de deslizamientos. En las zonas
norte, nororiente y sur se observan vertientes largas: en la vía troncal del norte, en las
veredas Toruro, El peñol, en los cerros El Picacho y de La Cruz, y en los sectores más
altos del área urbana, sobre todo en la salida a la vereda El Peñol. Los suelos en esta
unidad de paisaje son de arenosos hasta arcillosos, de poco espesor, cubiertos
uniformemente por una capa de cenizas volcánicas, y se presentan los fenómenos de
erosión, reptación, principalmente de sobrepastoreo.

Entre los 2200 msnm y 2400 msnm, con pendientes entre 25% - 75% hay colinas que
presentan erosión por ganadería y reptación sobre las vertientes.

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Los terrenos más planos del municipio son aquellos correspondientes a las llanuras
aluviales del río Grande y de la quebrada Torura. En esta unidad se presenta
sobrepastoreo, con alta probabilidad de que se generen terracetas y consecuentemente
movimientos en masa lentos, y reptación.

En cuanto a los suelos, la Asociación Zulaibar comprende la mayor parte del territorio
de Entrerríos, seguida por la Asociación Tequendamita, y en menor proporción las
Asociaciones Aldana, La Pulgarina, Llano Largo y Rionegro.

La red hidrográfica hace parte en su totalidad de la cuenca del río Grande. En


jurisdicción de este municipio, los afluentes más importantes de este río son las
quebradas: La Candelaria, Santa Bárbara, San José, La Pajita, La Paja, La Ranchería,
Pontezuela y la Torura, a las cuales se une el río Chico en el embalse Riogrande II por
su extremo sureste. A este municipio le corresponde el 31% de la superficie total del
espejo de agua de este embalse.

El río Chico delimita el perímetro sur de Entrerríos. La quebrada La Torura atraviesa


gran parte de dicho municipio, incluyendo el costado norte del área urbana. Tiene un
gran número de tributarios, como son las quebradas La Maya, El Gallo, La Hondura,
Rionegrito, El Común, La Montañita, La Tabla, La Vega, El Roblar, La Burra, La
Pedrera, La Picacha, El Cedro, Potrerito, Cuevero, El Chaquiro, El Matadero, La
Zancuda, La Veta, El Peñasco, El Peñol, y El Tesorero. De estas las últimas cinco
abastecen de agua a las once veredas. Las quebradas El Tesorero, El Chaquiro, El Peñol
y Matadero surten de agua a la cabecera.

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Ocupación, usos y representaciones del territorio

Sobre la ocupación preshispánica:

Centinela gigante
de sienita y granito,
otea el infinito
Tu "Piedra del Peñól".
La plantó allí el eterno
cual índice divino
que señala el camino
de la liberación.

4
5
La piedra del peñol de Entrerríos no es tan grande como la de Guatapé, pero no
menos bella. Tampoco es macisa; pues se sabe de cierto orificio que tenía una
entrada de existencia secular, como recuerdan los viejos, hasta que un terremoto
arrimó una gran piedra ala boca de entrada.
También recuerdan los viejos que en su interior había, y ahí deben estar aún, unos
ahilados poyos de piedra, pegada por mano de hombre, con « pega real » en época
inmemorial.
Esa oquedad de la gran piedra ha dado lugar a fantasías diversas. Se dice por
ejemplo, que varios « guaqueros » buscaron muchas veces en esas cavernas los
« huevos de oro », porque se escuchaba con frecuencia el cloc-cloc de la gallina
fantasma con sus fantasmitas-polluelos.
En sus inmediaciones, en la casa de la familia del difunto ilustre padre Jaramillo, él
encontró algunas ollas y herramientas de los antiguos aborígenes, las cuales donó a
la Casa de la Cultura, donde se tienen coleccionadas sin catalogar, junto con piezas
de origen Tairona.
Poco se sabe de hallazgos en otras zonas del municipio. Al parecer también han
hallado vestigios arqueológicos hacia la cordillera del Zancudo.
La piedra fue utilizada como refugio por soldados de la guerra de los mil días y al
parecer por soldados de tiempos anteriores y posteriores. Incluso se rumora que el
ámima de alguno de ellos quedó espantando en la zona.
Considerando lo ya planteado en el capítulo de Belmira, sobre la posibilidad de que
las alturas del altiplano del norte fueran lugares de importancia simbólico- religiosa
para los nativos, es lícito suponer que el peñol de Entrerríos hiciera parte de un
conjunto de sitios de carácter religioso, ritual y mistérico, con los páramos y lagunas
de Belmira.
Pudo haber sido considerado entidad o encarnación de alguna entidad reguladora
del equilibrio cósmico, o también lugar desde el cual entablar diálogo con el más
allá. Los chamanes, más que brujos y brujas sacerdotes, según parece, acudían
frecuentemente a estos sitios, y en determinadas ocaciones oficiaban ritos. Ellos solos
o con el pueblo.
Esta hipótesis la hemos planteado en el capítulo tocante a Belmira, analizando las
escasas informaciones y proposiciones sobre la ocupación prehistórica y antigua de
6
la región, y comparando con los testimonios arqueológicos, históricos y etnográficos
tenidos para el caso del altiplano Cundiboyacense, donde el cloc-cloc de la gallina de
oro y los “fantasmitas polluelos”, simbolizan aún el poder de los sacerdotes
indígenas, que aunque borrados del panorama en los siglos XVI y XVII, capaces
fueron, incluso de convertir los animales de los españoles en oro.
Basándonos aún en la comparación con el altiplano Cundiboyacense, podría llegarse
incluso a plantar que las oquedades con “poyos” , es decir bancos de piedra
arrimados a la pared, fueran parte de una estructura funeraria, en la parte del pie de
la piedra. Ahora bien, ¿para quién? ¿Acaso para un indio noble y poderoso? ¿O para
un sacerdote? ¿O para un mítico héroe del tiempo de los comienzos? Será tarea para
la arqueología develarnos estas cuestiones.
La gente dice que hay varios túneles por debajo de la piedra. Ya se ha dicho que la
piedra no es maciza. Es de suponer entonces que al menos fue intervenida en esta
parte.
El registro visual más antiguo que tenemos consiste en una acuarela de Henry Price,
de la Comisión corográfica en 1852, que reposa en la Biblioteca Nacional en Bogotá
:Fotografía arriba a la izquierda: La piedra allí aparece rodeada en su base de
otras piedras de casi igual contextura que no alcanzan a llegar siquiera a su parte
media. En la tercera y cuarta foto se observan ya con menos simetría estas masas de
piedra rodeando la piedra mayor. La gente llama a estas piedras “hijos o hijas de la
piedra”. Vemos también en estas fotos que en la zona inmediata a la piedra hay
varias piedras que aunque de poca altura no pasan desaparecibidas. Vista en su
conjunto la piedra del Peñol sugiere entonces como un gran altar de piedra.
La foto arriba a la derecha, cortesía de Foto Tito: presenta una multitud de personas
encabezadas por un fraile tratando de subir por unas escaleras de madera a la
piedra. De la foto se dice que es de mediados del siglo XX. En la cima hay instalada
una cruz y en la más alta de las piedras hijas una virgen.

Esto podría estar en relación con la superposición de santuarios realizada por los
sacerdotes católicos, de origen colonial, con el fin de extirpar de la mente de los
pobladores creencias y prácticas no católicas.

Obsérvese que para la época la piedra ha cambiado en su fisionomía. La piedra fue


resquebrajada grandemente por uno o varios temblores de tierra ocurridos entre
mediados del siglo XIX y mediados del siglo XX. Comparando esta foto con las del
trabajo de campo de este proyecto en 2008 se perciven también otros cambios:
Posiblemente, parte de las piedras que aparecen rodeando a la piedra mayor en la
imagen más antigua han sido tapadas por tierra, producto de la erosión; o quizás
fueron removidas.
En la quinta foto figuran la profesora Eyda y Daniel y Felipe primos de quien
escribe, habiendo alcanzado la única hija de la piedra a la que es posible subir, no
sin correr peligro.
Y la última foto pretende dar una idea de lo que ve el fotógrafo etnógrafo desde esta
hermosa altura no sin cierto vértigo.

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En dirección al oriente, limite actual entre el Municipio de Belmira y Entrerríos, se
encuentra la cordillera denominada el Zancudo y el sitio llamado Tururo, sitios que hoy
hacen parte de Entrerríos, pero que en la época de la colonia no se sabía con certeza a
que lugar pertenecía, pues algunos dueños de tierras y minas de Belmira extendían sus
propiedades hasta el nacimiento de quebradas ubicados en la cordillera nombrada
Zancudo. El señor Mario Pérez argumenta que Tururu es vocablo indígena porque hacia
la montaña que lleva este nombre, al parecer han encontrado vestigios cerámicos y
herramientas de piedra. Sin embargo, en La Marquesa de Yolombó de Tomás
Carrasquilla encontramos que Tururo era un juego de cartas de origen español,
acostumbrado en la provincia de Antioquia en la época de la colonia, por lo que la
vinculación del vocablo con las lenguas amerindias de este territorio en la antigüedad
merece mejor tratamiento.

Sobre la ocupación colonial: Apropiación de la tierra y


transformación del paisaje

La extracción de oro fue causa primera de la apropiación de las tierras de Entrerríos. Las
formas de relacionarse los entrerrieños con los ecosistemas de su entorno y las
valoraciones y representaciones que de éstos tienen, han sido enormemente
determinadas por aquellas que se derivaron de la minería como sistema socioeconómico
que inició la transformación del paisaje y estableció una primera categorización de los
elementos en él contenidos. Las actividades agrícola y ganadera que surgieron en la
comarca inmediato a las minas y con ánimo de abastecer de víveres a mineros y
esclavos, heredaron de la minería concepciones y prácticas en relación con los distintos
accidentes geográficos y zonas de vida, y generaron otras que coexisten con las
anteriores -habiéndolas modificado parcialmente- y asimismo con otras que han entrado
en juego resultado de otras variables distintas a la económica.

El hallazgo de una mina solía indicarse dejándose escondidos en los rastrojos de su área
una batea y un almocafre, o plantándose allí una cruz de palo. Tal fue la costumbre

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ritual que marcó la apropiación de las tierras de este bello paisaje por el hombre
colonizador.

Espacios de las propiedades mineras fueron los lechos, riberas y vertientes de los ríos y
las quebradas donde yacía el oro, incluyendo sus terrazas2, amagamientos3, pantanos y
bosques cercanos para extraer madera y leña, de acuerdo con lo estipulado en 1584 por
las ordenanzas de minas de don Gaspar de Rodas, vigentes hasta finales del siglo
XVIII4. Sus límites de preferencia fueron el lecho de las fuentes de agua y los filos
divisorios de éstas5, y en adelante lo serían de toda propiedad territorial ya fuera
destinada a la minería y/o a la producción agropecuaria. Con base en esta definición de
la propiedad, exceptuando el río Chico, La Torura, La Candelaria y otras grandes
fuentes de agua que al ser objeto de explotación de varios propietarios fueron
definiéndose como espacios comunes “de todos” y de nadie en particular, los demás
accidentes geográficos –humedales, bosques, etc.- hasta ahora han tenido dueño.

Minas y campamentos mineros, o “reales de minas”, a medida que se consolidaron


conformaron sitios y parajes, y éstos a su vez conformaron partidos. Los actuales
territorios de Entrerríos y San Pedro constituían el partido de Río Chico.

En agosto de 1692 falleció el primer colonizador de las tierras donde hoy está
Entrerríos. Don Diego Beltrán del Castillo, español, llegado a América en 1628.

En septiembre de 1750 Don Andrés Echeverri adquiere las tierras que pertenecieron a
don Diego Beltrán del Castillo, en la suma de ciento cincuenta pesos y que hoy
pertenecen al municipio de Entrerríos

1757 enero 4 El gobernador don Juan Jerónimo de Enciso, nombra como alcalde del
partido de Río Chico, al señor José Luis de la Rosa

2
“sabanas” y “sobresabanas” en la jerga de los mineros de la época colonial. Sabana: “Americanismo.
Llanura de gran extensión, cubierta de vegetación gramínea, con grupos de árboles aislados. Prado o
llanura donde pasta el ganado”. Ramón GARCÍA PELAYO Y GROSS. Pequeño Larousse Ilustrado.
Ediciones Larousse, 1983. Según el cronista Oviedo y Valdés, los indios llamaban “sabana” “las vegas é
cerros é costas de riberas, si no tienen arboles, é a todo terreno que esta sin ellos con hierva o sin ella”.
3
Amagamiento: Quebrada poco honda, con agua o sin ella.
4
West, La Minería de Aluvión en Colombia durante el período Colonial, p. 93.
5
12º HISTO
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Mapa del partido de Río Chico
Este mapa fue elaborado en 1815 para
servir como alegato en un pleito de minas
entre los ciudadanos Pedro Londoño y
Félix Echeverri.6. Los colores han sido
utilizados como convenciones: las líneas
rojas son caminos para Santa Rosa, y las
amarillas abarcan las llamadas labores
bajas de minas; entre las líneas amarillas
y los bordes azules, están representadas
las labores altas; las acequias y laboreos
también van coloreadas y en algunas se ve
a las cuadrillas de negros, vestidas las
esclavas con saya azul. También están
representados las rancherías, e incluso el
peñón de Entrerríos. Para el punto de
vista, el dibujante se situó en la letra A, y
se representó por un ojo, posición a la que
llamó 'radio visual o vista “óctica”, para
abarcar con él lo que entendía como
líneas "ontornales" e "internales". El autor
de este trabajo, situado a medio camino
entre una rústica cartografía y un
primitivo paisajismo, coloreó con azul los
bordes elevados, y con verde y en planta
los terrenos más cercanos a su vista.

Foto Cortesía de Luis Alfonso Arias Restrepo, historiador de Belmira Este mapa es la representación del
territorio más antigua conocida para la
región, cuyos habitantes orgullosamente
enaltecen su paisaje, teniéndolo por
símbolo de su identidad.

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En la imagen puede apreciarse el valle
donde estuvo ubicado el Partido de Río
Chico en la época colonial, que
comprendía los actuales municipios de
Belmira, Entrerríos, San Pedro de los
Milagros. (Foto Universidad
Nacional de Colombia, Facultad de
Ingeniería Ambiental.)

El valle de Río Chico ya inundado por


la represa. Vista desde El Mirador,
entre San Pedro y Entrerríos.
Fotografía del autor

Relaciones sociales, herramientas y técnicas para la explotación


minera, la producción agropecuaria y la transformación del paisaje

Para la explotación de las minas usualmente se crearon asociaciones entre parientes y


allegados, buscando subsanar en algo los costos requeridos en mano de obra e
infraestructura. Como fuerza de trabajo se utilizaron principalmente esclavos negros
durante los siglos XVII y XVIII. Comúnmente blancos y mestizos se ocuparan en los
mismos quehaceres pero su mano de obra era insuficiente. Desde finales del siglo XVIII
se emplearon sobre todo trabajadores asalariados, pues ya para ésta época era más
rentable tener obreros que mantener esclavos, la población mestiza y libre era
mayoritaria, y había demanda de mano de obra.
11
Para el laboreo de las minas de aluvión los colonizadores emplearon los métodos de
origen indígena. Lo que hicieron fue introducir instrumentos cada vez más sofisticados,
que no obstante llegaron a convivir con aquellos de origen precolombino.

Mientras los indígenas transportaban el mineral a las quebradas para lavarlo en las
bateas, lo que hicieron los colonizadores fue conducir el agua hacia los aluviones, sin
dejar de utilizar dicho instrumento. Aquellos desmontaban con coas de madera o
macanas y hachas de pedernal; éstos, sofisticando tal herramienta lo hicieron con barras
y además con machetes y hachas de metal. Para la remoción, los unos utilizaban
tablillas cóncavas de madera o “cachos”; los otros, pese a que continuaron aplicándolos,
introdujeron además azadones, almocafres, recatones y palas, que junto con la barra
habrían de ser empleadas luego en las labores agropecuarias. Se utilizaron también
jeringas para extraer el agua, platillos y “secaderas” para secar el oro, petacas de cuero
para transportarlo, yunques, bigornias, martillos, fuelles, alquivires, tornillos, tenazas
para su fundición, y romanas para su peso.

Con todas estas herramientas, técnicas y fuerzas productivas, las labores mineras – y
veremos que también la agricultura y el pastoreo- transformaron el paisaje
principalmente de abajo hacia arriba: Partiendo de los lechos del río y las quebradas
avanzaron paulatinamente hacia las montañas.

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Acerca de las veredas

Tus fecundas veredas,


cual fulgente guirnalda,
como rica esmeralda,
son tu consagración.
Pero, antes que praderas,
haciendas o cortijos,
la honra de tus hijos,
fue siempre tu blasón.

Panorámica de la vereda El Peñol desde la piedra. Fotografía del autor

La Casa azul. Vereda El Peñol, 2008. Fotografías del autor

13
La ocupación con relación a las veredas mantiene una lógica muy antigua, que se ha
superpuesto a la modificación de las actividades económicas – paso de una economía
minera y con agricultura y ganadería de subsistencia a ganadería semiintensiva
asociada a la producción lechera7.
La concentración poblacional en el territorio rural se da en una mayor proporción en
las veredas Toruro, el Zancudo y Pío XII, donde se desarrollan actividades lecheras y
de siembra de papa, fríjol y tomate de árbol; en menor proporción aparecen las
veredas de Riogrande y Riochico, lo que puede estar relacionado con la modificación
dada en ellas a partir de la construcción del embalse Riogrande II.
El campesino Entrerrieño ha sufrido cambios en los últimos años, ha pasado de una
labor agrícola tradicional a una comunidad campesina de mediana tecnología. Sus
actividades agrícolas y pecuarias generan una economía en permanente movimiento,
que está basada en la ganadería de leche y los cultivos de papa y de tomate de árbol,
aunque este cultivo se da ya a mediana escala en el municipio como consecuencia de
“la pica”.

Las veredas donde se produce mayor cantidad de tomate son: Tesorero, Pío XII y Río

7
Ana María SALDARRIAGA RIOS (2001) Diagnóstico general del municipio de Entrerríos durante el período de
octubre a diciembre de 2001, Práctica académica integrada I, Universidad de Antioquia, Escuela de nutrición y
dietética, Medellín 2001.
14
Grande.
En la casi totalidad de las veredas se siembra fríjol y maíz en pequeñas extensiones
entre 500 y 600 m2, empleando mano de obra familiar, y para producción destinada al
autoconsumo generalmente.
Dadas las ventajas asociadas a la red vial, la calidad de la tierra y la localización del
municipio cerca al área del valle de Aburrá, la producción ganadera lechera es la
actividad económica más importante en Entrerríos. El ganado Holstein es el más
utilizado y es alimentado con pasto kikuyo. Paralelo a la explotación de pastos y el
desarrollo ganadero, se han establecido porquerizas, con el propósito de utilizar el
estiércol como abono orgánico para los pastos.

Fotografías del autor

Sobre las instalaciones requeridas para la producción lechera señala un funcionario


de la Umata: “La sala de ordeño debe estar mas o menos a metros de la casa. Entre la
porquinaza, la sala de ordeño y la casa debe estar a 30 metros. Pero este espacio casi
no se da porque hay productores muy pequeños y tienen que hacer todo pegado a la
casa. Incluso hay productores que tienen que sacar una pieza de su casa para la sala
de ordeño. Esto para no ocupar espacio que se podría aprovechar en pasto.

La papa es un cultivo transitorio y su período vegetativo es de cinco meses. Sus épocas


principales de cosecha son: febrero-marzo y agosto-septiembre. Actualmente se
siembra en cualquier época, lo que ocasiona constantes cambios en la oferta y
demanda de la misma.

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Fotografía del autor

Gente del oriente antioqueño viene sembrando papa en las fincas de Entrerríos bajo el
sistema de arredramiento. Los propietarios ven en ello una estrategia para el
establecimiento de praderas para la ganadería.
La introducción del cultivo de trucha ha tenido buenos resultados.
También entran a tomar parte de la dinámica económica las empresas de confección y
de velas, las tiendas de víveres y los supermercados, el comercio de ropas y las
asociaciones de productores y comerciantes.
El crecimiento en las áreas de producción agropecuaria, la utilización de técnicas de
monocultivo, la falta de rotación y el desconocimiento de normas, han llevado al
indiscriminado e inadecuado uso de los recursos naturales y el deterioro del ambiente,
aumentando los costos de producción y bajando la rentabilidad, dando origen a
problemas como: contaminación de aguas para consumo humano y animal por
inadecuada disposición de escretas, de basuras, de abonos orgánicos y por el mal uso
de plaguicidas; empobrecimiento de los suelos y del paisaje, erosión; resistencia de
patógenos a los plaguicidas y destrucción de fauna benéfica por el uso indiscriminado
de animales y cultivos; destrucción del bosque natural por uso irracional del material
utilizado como tutores para tomate de árbol. Todo esto ha incidido notoriamente en la
salud de la comunidad, en la escasez de los recursos hídricos y la extinción de fauna,
flora y capa vegetal.

16
Sobre las actividades agropecuarias de antaño.

Entrevista con Carlos Arturo Pérez, funcionario de la Umata.

“La ganadería de antes era muy hermosa. El ganado no se cuidaba con cuido sino con
pasto gramalote y se le echaba sal. El campesino que más tenía ganado tenía 15
reses. El de menos tenía una res para el sustento de su familia. El pasto más abundante
en Entrerríos era Yaraguá. La gente se dejó meter la ideología de la tecnología. Pero
no hay cosa mejor que este pasto para el ganado. Se acabaron los bueyes en
Entrerríos para el arado.

Pintura Mural. Institución Educativa Entrerríos. Sede Primaria

“Las cacorras” bomba de espalda para fumigar prácticamente ya no se ven. Ahora se


utilizan bombas estacionarias que botan más el químico. Los viejos fumigaban
aleopáticamente: El helecho era rozado y posteriormente quemado. Luego ser recogía
boñiga. Se iba a un punto de la finca y se buscaba una tierra que se llama peña y ese
era el abono que se le echaba a cualquier planta que se fuera a sembrar. Se sembraba
hoyado, es decir, con recatón. Dos granos de maíz y dos de fríjol, y se abonaba con la
peña, con el abono aleopático. Hoy en día se siembra rayado. Se hace el surco, se
coloca la semilla ahí y viene luego la máquina fumigando. Se fumigaba con romero,
quina, ruda, jabón de tierra…. Para empalar el fríjol y la alverja se cortaban
“empaladeras” en los montes.

El santo de la siembra de los viejos era San Martín de Porres. Ellos alumbraban este
santo para que nunca faltara el alimento en la casa. En ese santo se encuentra la
abundancia. Esta costumbre desapareció. A San Isidro se le hacía la rogativa para que
lloviera. Se sacaba el santo y se ponía contra una barranca o en un lugar en el que no
nos mirara, ésto para que él viera que nosotros teníamos necesidad de que él nos
mirara. Ahora San Isidro es un santo que simplemente se tiene en mención para

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recolectar fondos para la parroquia.

Procesión de San Isidro. Fecha incierta. Foto de una foto localizada en una cafetería en la calle Guanteros

La helada se esperaba por el 24 de diciembre hasta finales de enero. El campesino


empezaba a hacer riegos para evitar que las heladas quemaran el maicito. Pero como
la gente era descalza, a ellos si les quemaba la helada los piecitos”

18
La vereda Pío XII: Frutocol y la escuela

Fotografías del autor

La Vereda Pío XII se encuentra ubicada a 8km del área urbana sobre la carretera que
conduce al corregimiento de Labores (Belmira) cercana a la vereda Tesorero.
La vereda originalmente fue minera, tradición que se perdió con el tiempo.
Actualmente es productora de leche, de papa y de tomate de árbol. Allí se encuentra
asentada la empresa Frutocol, que fue comercializadora y exportadora del tomate de
árbol producido en la región. Ahora es mayormente productora de leche.
Existen en la zona grandes humedales y pantanos que contrastan con la sequedad de
sus tierras. Estos humedales surten de agua al acueducto multiveredal de la vereda El
Filo.
Una situación que aqueja a buena parte de la población, concretamente a la gente de
las veredas Las Brisas, El Porvenir, Pío XII y fincas vecinas, es la descarga del
biosólido de San Fernando de Empresas Públicas de Medellín. Algunos terratenientes
compran y utilizan éste como abono para sus pastos. La pestilencia en esta zona es
constante y ha habido incremento de plagas. A pesar de que esta situación ha sido
repetidas veces denunciada, soluciones no se han visto hasta entonces, según señalan
algunos lugareños. Siendo esto dado, consideran que “Corantioquia es permisiva con
ciertos infractores ambientales, pues no sucedería igual si un campesino pobre cortara
un árbol nativo para utilizarlo como estacón en su predio”.
Algo similar está sucediendo con la porquinaza. Al parecer ésta puede transmitir
algunas enfermedades de los cerdos a los humanos. Según el funcionario de la Umata,
es posible reciclar el estiércol de estos animales convirtiéndolo en alimento para los
mismos. No obstante la mayoría de gente no está al tanto de esto o simplemente no lo
ha aplicado.
En lotes de Empresas Públicas de Medellín, considerados por muchos como
“baldíos”, se depositan costalados de basura. Las Empresas han hecho barridos, pero
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la gente vuelve a incurrir en esta práctica. Fuera de esto, ya en algunas veredas se
está depositando la basura al borde de la carretera. Y aunque desde la Coopertativa
de ahorro y crédito se planteó al gobierno municipal que por lo menos una vez durante
una administración se recojiesen vidrios, chatarras, y otras basuras reciclables de la
zona rural, la propuesta al parecer no tuvo ningún eco.
Las fotos a continuación corresponden al diálogo de saberes en la vereda, llevado a cabo en las instalaciones de la
institución educativa. Estas fotografías son del autor.

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El pueblo

Entrerríos: 1892, 1982 y 1992. Cortesía Foto Tito

“Entrerríos, Pequeño País Ideal”

“Enclavado entre dos ríos, que lo bordean amorosamente, hecho ritual del que viene su
nombre, está el poblado. Una colina ligeramente inclinada que va muriéndose a ras del
paisaje, tutela con sus cornisas melancólicas el medio ambiente. A lo lejos la perspectiva de un
verde subido desciende sobre el Toruro como una serpentina agreste en cuyas ojivas
ondulantes se aprisiona todo el encanto de una tierra advenida para el ensueño.

Sus callejuelas, estrechas pero cálidas, contienen en los domingos el hervidero campesino de
una sociedad distinguida por el abolengo y esmaltada en la tradición de los mayores.

22
El recato de sus mujeres, por lo general hermosas y sencillas, alterna con el señorío de sus
varones, todo lo cual es indicativo de una vasta familia humana ponderada por las virtudes y
acrecida en la historia como un mojón de nobleza blasonada »

Sierras y Arangos, Pérez y Roldanes, Palacios y Tamayos decoran en sus escudos los viejos
torreones de la España gloriosa que se vierte en sus cuencas y corrientes con el sopor de los
tiempos y lo dulce de lo lejano y señorial. Es un municipio que aporta a la grandeza de
Antioquia la recidumbre de su raza, la altanería de sus hijos, la noble fé católica de su pueblo
y un sentido de la laboriosidad que deslumbra por la sencillez y la tensura de sus valencias sin
mezclas ni altibajos. »

Distritos No 13 Jul-Ago 1968

Bernardo BLAIR GUTIÉRREZ

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Todas las fotografías son del autor

Dentro de la zona urbana no se tiene donde depositar las basuras que recoge el
barrendero municipal, razón por la que se amontonan en las esquinas. Llegan entonces
los caninos, rompen las bolsas y dispersan su contenido por las calles. Esta situación ha
incrementado la plaga del zancudo en el pueblo.

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En general, si a un lugareño se le llama la atención por arrojar una basura a la calle, éste
se defiende airadamente, alegando que la calle es lugar público, y que para mantenerla
limpia los ciudadanos pagan impuesto al municipio.

La quebrada Torura

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La quebrada "Torura",
musitando una queja,
te maquilla y se aleja
hacia su soledad;
mas nos deja un mensaje
con sus sauces añejos:
"vosotros vais más lejos,
hasta la eternidad".

Fotografías del autor

Gran parte de los desechos de los agroquímicos y de las basuras de la zona urbana
tienen como lugar de destino la quebrada La Torura, pese a que dos veces por semana
pasa un camión que las recoge. Para el 2004, el 4% de la población urbana arrojaba
sus aguas residuales a pozos sépticos, caños, cielo abierto y directamente a la Torura.
Los talleres de mecánica no tienen contenedores, por lo que sus desechos van a parar a
esta quebrada, al igual que los desechos de una curtimbre, e incluso, buena parte de
aquellos que se producen en la institución educativa, ubicada, al igual que aquellos en
zona aledaña a esta fuente de agua.
En dicha institución, pasa el recreo y por doquiera queda la basura. Los estudiantes no
la recogen so pretexto de que para ello se paga una aseadora.
No hacen eco en este medio las iniciativas de algunos profesores de salir con los
estudiantes a limpiar de basuras el plantel, las zonas verdes y la quebrada. Por el
contrario, no falta entre los docentes quien se burle de tal empresa. Y en general a la
hora de atender a capacitaciones y/o sensibilizaciones sobre el tema, comenzando o en
mitad de éstas, se ausentan del recinto, donde quedan los estudientes y el orador, faltos
de su apoyo e intervención.
Tampoco el ejemplo de Cabildo Verde ha sido suficiente para limpiar las zonas verdes
y las quebradas. Ha sido difícil darle continuidad a este proyecto, pues todas veces la
organización ha estado conformada principalmente por jóvenes estudiantes del pueblo,
quienes se retiran de ésta una vez terminado su ciclo de estudios básicos. Por lo demás,
en la actualidad dicho grupo no es vigente.
La acumulación de residuos que en La Torura se viene presentando trajo como
consecuencia la obstrucción del alcantarillado en el invierno de noviembre de 2007,
produciendo algunas inundaciones, cosa inusual en este municipio hasta la fecha.
Dentro de la zona urbana no se tiene donde depositar las basuras que recoge el
barrendero municipal, razón por la que se amontonan en las esquinas. Llegan entonces
los caninos, rompen las bolsas y dispersan su contenido por las calles. Esta situación
ha incrementado la plaga del zancudo en el pueblo, según informa un funcionario de la
Umata.

27
Reconocimiento y valoración de la biodiversidad

Entrerríos está casi completamente cubierto de pastos con diferentes niveles de


tecnificación, que en mayor o menor medida han ayudado al proceso de deterioro
ambiental de toda la región. Existen 12588.1 Ha de pastos de las especies Kikuyo y
Raygrass que soportan una producción lechera a mediana escala. Este hectareaje
representa el 58.1% de todas las coberturas del municipio.

El rastrojo bajo suma 1441.1 Ha, el 6.7% del total del área del municipio y se encuentra
en las veredas: Las Brisas, Pio XII, Tesorero, El Zancudo, Yerbabuenal y Toruro. Entre
las especies más importantes: Weinmannia sp., Vismia baccifera, Vismia guianensis,
Tibouchina lepidota y Brunellia subsessilis.

El bosque de roble comprende un bloque más o menos homogéneo en la Vereda El Filo


y otros sitios, estos sí, altamente fragmentados en Las Brisas y Toruro. Cubre 1425.3
Ha de las 21676.7 Ha que tiene el municipio, siendo así la tercera cobertura de más alta
representatividad. La vegetación asociada a este bosque corresponde a la reportada para
esta misma cobertura vegetal en Belmira.

Bosque intervenido, contabilizando 1206.3Ha, que representan el 5.5% del municipio,


se localiza en el costado occidental de las veredas Toruro, El Zancudo, Yerbabuenal, y
también en la vereda Riochico. Las especies vegetales son las mismas del bosque
intervenido de Belmira.
28
Bosque Plantado, de especies como el eucalipto (Eucaliptus sp.), pino pátula (pinus sp.)
y ciprés (Cupressus sp.), sembrados por EPM, como una forma de crear una barrera
protectora para el Embalse Riogrande II. Este bosque tiene una extensión de 1413.4Ha.
(6.5% del área municipal) y se encuentra en el costado oriental de la cabecera
municipal;

El rastrojo alto se halla Disperso por casi todo el municipio, cubriendo 620.1 Ha. (2.9%
mpio.) Las especies vegetales son las reportadas para esta misma cobertura en Belmira.

Pasto enmalezado – pasto manejado cubriendo 600.0 Ha se presenta en casi todas las
veredas, principalmente en Toturo y El Zancudo.

Pasto manejado - rastrojo bajo en la parte norte de la Vereda El Filo en donde


encontramos un solo lote reuniendo estas características, con un área de 491. 1 Ha
(2.27% del total del municipio). Las especies vegetales reportadas son las que
corresponden a esta misma cobertura en Belmira.

Pasto enmalezado - rastrojo bajo, cobertura similar a la anterior, con la diferencia de


que en esta la fracción de pasto ha sido reemplazada por malezas y helechos de menor
tamaño, así como algún rastrojo de difícil erradicación. localizada en Las Brisas, El
Filo, Pio XII, Toruro y El Zancudo, totalizando 490.1 Ha. (2.26% del municipio).

Pastos manejados con cultivos se ubican estratégicamente en Toruro, ocupando 289.6


Ha. (1.34% del municipio).

Rastrojo alto - rastrojo bajo en las riberas de los ríos y quebradas y en el piedemonte de
las laderas empinadas de Entrerríos, en particular en El Progreso, Toruro y El Filo,
contabilizando 183.2 Ha (0.85% del municipio.). Se reportan las mismas especies
vegetales que corresponden a esta misma cobertura en Belmira.

Pasto enmalezado, común en la parte central de la vereda El Filo, donde ocupa 53.7 Ha.
(0.25% del mpio.)

La vegetación de páramo corresponde a 21.5 Ha. (0.10% del mpio) ubicadas en el


costado norte de la vereda El Filo. Se encuentran allí relictos intervenidos de robledales

29
primarios y secundarios. Los tipos de vegetación son los mismos reportados como
vegetación de páramo en Belmira8.

Sobre la fauna

Gracias a la presencia de una gran masa boscosa en las laderas de alta pendiente que se
levantan en el costado occidental del municipio, veredas El Filo, Toruro, El Zancudo y
Yerbabuenal, se ha identificado un considerable número de especies de aves y de
mamíferos.

Dentro de las especies de aves más representativas están : sinsonte, carriquí


(Cyanocorax yncas), tominejo, guaraguau, carpintero (Melanerpes formicivorus),
tórtola (Columba fasciata), mirla (Turdus fuscater), turpial, torcaza, collareja (Columba
subvinacea), afrechero, garrapatero, azulejo (Tangara vassorii), pava de monte y
lechuza (Asio stygius).

En cuanto a mamíferos se refiere, se mencionan : guagua (Agouti taczanowskii), conejo


(Pudu mephistiphiles), armadillo (Dasypus novemcinctus), ardilla (Sciurus
neogranetensis), perro de monte, cusumbo (Nasua sp.) y murciélago (Quiropteros).

En lo que a serpientes se refiere, se habla de unas 10 especies9.

El tema de lo forestal es de gran preocupación en este municipio. El avance de la frontera

8
Ibid.
9
MUNICIPIO DE ENTRERRÍOS, E.O.T. 2000.
30
agropecuaria desde la época colonial viene acabando con el bosque nativo. Aunque actualmente
se curte el cuero con químicos, hasta el siglo XX se hizo con cáscara de roble y encenillo,
especies ya diezmadas. En el pasado existieron hasta 30 curtimbres en Entrerríos. En la
actualidad existe una a la entrada del pueblo y otra en la vereda El Zancudo. Ambas vierten sus
desechos a fuentes de agua.
De continuar la deforestación, se estima que en cincuenta años poco más o menos Entrerríos será
una zona desértica. Para evitar esta desgracia, una de las medidas propuestas por Corantioquia y
el municipio es que todos aquellos que sobrepasen el límite establecido para la explotación de
maderas, deberán reforestar con especies nativas.
Pero paradójicamente, aseguran los informantes de la Coopertativa de ahorro y crédito, en
Entrerríos se siembran muchos árboles. El problema es que el ganado los arranca, y no siempre
para comérselos. La dificultad para arborizar en esta región es el costo de la protección del árbol
sembrado. Contra la acción dañina del ganado no han valido ni las cercas eléctricas.
Fuera de esto, bastantes críticas ha merecido la tala de bosques y rastrojos nativos para
reforestar con pinos las zonas aledañas a la represa, siguiendo al parecer un modelo de
Norteamérica. Según mis informantes los pinos absorben gran cantidad de agua y resecan la
tierra. Al contrario, de acuerdo también con aquellos, el común de la gente piensa que los árboles
producen agua, y no que la conservan.

Los humedales de Entrerríos son de un área muy pequeña. La gente los llama “Pantanos” y
tradicionalmente les hacen brechas como en forma de un tablero de Ajedrez, para drenarlos y
permitir que en su lugar crezca el pasto. Esto, junto con el pastoreo hace que el agua se
profundice y finalmente desaparezca. Además, el pasto sembrado en un pantano no alcanza para
alimentar constantemente a una res. Más aún, si uno de estos animales cae en una zanja, es muy
probable que se pierda. Los pantanos de Entrerríos podrían aportar una cantidad valiosa de agua
para la represa. Esta propuesta al parecer se le ha hecho a Corantioquia, pero no ha habido
respuesta de su parte. Por lo demás, algunos ganaderos drenan el pantano, le vacían piedra,
tapan esta con costales y encima echan tierra. Estos “cinchos” finalmente se taponan y no pocas
veces producen avalanchas. Por fortuna estas no causan mayor estrago.

31
Mitos y leyendas para una cultura ambiental

“Dicen los abuelos que en el alto de la


asomadera (hoy alto de la Cruz) y en el cerro
del Picacho, hacían su aparición dos toros
los cuales mugían fuertemente y con veloz
carrera emprendían su recorrido haciendo
rechinar sus cascos hasta llegar a la plaza
principal; esto hacia temer a la población y
no se atrevían siquiera a asomarse por las
ventanas y se ponían entonces a rezar. Al
llegar a la plaza, esos toros iniciaban una
pelea por largo rato; escarbaban; mugían;
era tal la furia que dejaban sus excrementos.
Esto lo repetían cada ocho días después de la
misa mayor (a eso de las siete de la noche).
El sacerdote de turno, al ver a la población
amedrentada por aquella extraña aparición
decidió hacer frente a la situación; fue así
como organizo los elementos necesarios para
hacer un exorcismo a los extraños seres. El
sacerdote luego que los toros llegaron al
punto de encuentro y sostuvieron su pelea,
salio con el atuendo apropiado para la
ocasión y colocándoles el escapulario de la
virgen del Carmen y el cordón de San
Francisco, les ordeno que no molestaran
mas, los llamo por sus nombres y los expulso
del pueblo.
Al final de esto se descubrió que eran dos
jugadores de dados que utilizaban artimañas
para hacerse ver como dos terribles toros.
Luego de esto no volvió a ocurrir la
aparición de los toros y la población pudo
tener su vida dominical.
Relato: Félix José Palacio

El manos largas
“Hace unos ochenta años, en el territorio que hoy se conoce como municipio de Entrerrios a
altas horas de la noche se paseaba por las calles, montando una mula negra, un extraño ser,
vestido del mismo color que tenia su cabalgadura. El extraño poseía unas largas manos con
32
las que tocaba los techos de las casas, e intimidaba a sus moradores, quienes, apenas al oír a
la distancia los cascos de las mulas que chocaban contra las empedradas calles, corrían a
refugiarse esperando ahuyentar con sus oraciones a ese hombre raro: al manos largas.
Mientras los habitantes del pueblo, metidos en sus casas pasaban las horas entre el miedo y la
oración, el manos largas aprovechaba además el ruido de su presencia para pasar
contrabando; tabaco y tapetusa.
Esto sucedió por poco tiempo, pues las autoridades y pobladores descubrieron finalmente la
patraña y desenmascararon al hombre de las manos largas”
Relato: Eduardo Rojo

El terror de Río Grande


“En la región de Río Grande y los salados, existió un hombre que valiéndose de diferentes
disfraces y virtudes personales, asustaba a los campesinos del lugar así:
Usaba disfraces de madremonte, fantasma, barbacoa, bruja o duende, y en la noche,
aprovechándose de una especial capacidad para gritar, género en quienes lo oían, la creencia
de que por ese territorio, pasaba el gritón.
Cualquier noche de esas, mientras uno de sus hijos visitaba la novia en la región de Río Chico
(en el Alto de Zapata), el hombre aquel se escondió al lado del camino que debía recorrer su
hijo. Cuando este pasaba, el padre disfrazado (vestido en cauchos) salio a su encuentro. El
hijo, espantado, desenfundo un revolver y disparo.
Ante el peligro de muerte, el padre tuvo que identificarse:
Yo soy Juan, no dispares.
De esa manera se identifico el rey del terror de la región.
Relato: Eduardo Rojo

Asombros del camino viejo


“Las historias que contaban nuestros abuelos se refieren a sitios embrujados, cañadas
oscuras donde aparecía el demonio en diferentes formas y caminos encantados.
Este es uno de ellos:
Todas las noches oscuras eran temerosas para los entrerrieños que transitaban por el camino
que conducía a Santa Rosa de Osos, el que es llamado actualmente el camino viejo.
En los relatos de los abuelos, se mencionaba la existencia o aparicion de la mula negra, la
que asombraba a los caminantes, haciéndoles creer con el sonar de los cascos y su resoplar
que se les abalanzaba.
Otros aseguraban ver un perro negro de tres patas, el cual pasaba de largo y al instante
volvía a cruzar, después de esto desaparecía.
Tanto la aparición repetida de la mula negra como el perro de tres patas, era suficiente

33
motivo para que la gente no utilizara el camino en la noche durante mucho tiempo”.
Relato: Rosa Angela Lopera.

El langarutango
Cuentan los pobladores de la vereda Potrero Grande, los que habitaban prácticamente en la
cordillera, que en ese lugar aparecían varios espantos, que el demonio se presentaba en
persona, también allí hacia su aparición la madremonte, la cual era una mujer muy bonita, de
larga cabellera negra, que salía de los nacimientos de agua. También relatan la historia de la
aparición de un hombre muy flaco y muy grande, tanto que las rodillas alcanzaban a los
techos de las casas; cierto día un habitante de la región había cazado un erizo para
alimentarse, en un momento dado el señor fue a la cocina y encontró la olla vacía. Luego
salio a la puerta de la casa y se encontró con aquel hombre que llevaba lo que el había
preparado. Al cual denomino el langarutango.
Arley León MUÑOZ (2000) Entrerríos a las puertas del 2000, Monografía, Fondo Mixto de
Cultura.

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Agradecimientos

Familia Pérez Pérez. Luis, Nancy, Jorge Luis, Carlos Andrés y Daniel
Nohemi Gil
Mario Pérez
Carlos Arturo Pérez
Eyda Sánchez M.
Marco Tulio Tamayo (Foto Tito)
Monseñor Erasmo Arango
Juan Carlos García
María Eugenia Lopera
Carlos Andrés Sánchez
Institución Educativa de Entrerríos
Casa de la Cultura de Entrerríos
Centro de Bienestar del Anciano:
Margarita Monsalve Restrepo
Ana de Jesús Guerra Montoya
Gudiela Mora Zuluaga

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