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Presentación

Luis Gómez Jacinto

Este número de la revista Encuentros en Psicolo- dio de la Licenciatura de Psicología y la psicología


gía Social es un monográfico homenaje a Florencio social se convertía oficialmente en una de las seis áreas
Jiménez Burillo. Es el homenaje de unos amigos a un de conocimiento. Todos conocemos y agradecemos la
amigo. Un grupo de profesores de la Universidad de influencia que tuvo el profesor Jiménez Burillo en
Málaga han querido reunirse en torno a la jubilación aquel rápido desarrollo de la disciplina.
de quien, aun perteneciendo a la Universidad Com- En 1980 se crea en la Universidad Complutense
plutense, ha sido una persona clave en el desarrollo la primera facultad de psicología española y es elegido
del área de psicología social de la Universidad de Má- decano el homenajeado, entre cuyos principales obje-
laga. tivos programáticos figuraban el dotar a la carrera de
Su relación con esta universidad se remonta al año psicología de un nuevo plan de estudios y el promo-
1986. Por aquel entonces el área de psicología social ver una mejora de las condiciones materiales y recur-
contaba con dos profesores ayudantes, de reciente in- sos humanos de la facultad con vistas a la elevación
corporación al también recién creado Departamento de su calidad docente y su nivel científico. Simultá-
de Psicología de la institución malagueña. Como en neamente a esta labor gestora, la UNED le publica en
otras universidades españolas se ponían en marcha los dos volúmenes uno de los primeros manuales de psi-
estudios de psicología. Era la época en muchas uni- cología social de un autor español (Jiménez Burillo,
versidades españolas de los primeros planes de estu- 1981); para muchos de nosotros, entonces alumnos,
LUIS GÓMEZ JACINTO / PRESENTACIÓN

fue nuestro primer contacto con la psicología social. de la Universidad de Málaga. En su primera visita el
Con anterioridad se había preocupado por rastrear profesor Jiménez Burillo impartió dos conferencias
los vestigios de una psicología social española en el sobre los temas que entonces más le interesaban: la
artículo “Psicología social en España (Notas para una primera, en la Sección de Psicología y Educación, so-
historia de las ciencias sociales)” (Jiménez Burillo, bre la violencia juvenil; la segunda, en el Colegio de
1976). Psicólogos, sobre la psicología jurídica. Después de
Durante aquel primer lustro de los ochenta dejó esas dos primeras intervenciones ha participado en
constancia escrita de su inquietud por los ámbitos numerosos actos académicos organizados por el de-
2 entonces emergentes de la psicología social. Su in- partamento. Nos ha acompañado en tesis doctorales,
terés por la psicología ambiental se concreta en dos oposiciones, conferencias, seminarios, congresos y
compilaciones: La primera Psicología y Medio Am- buenos ratos de charla y amistad. Desde el año 2002
biente, editada por el Ministerio de Obras Públicas y Floro es miembro honorario del departamento.
Transportes (Jiménez Burillo, 1982) y la segunda In- Tras su jubilación como catedrático de la Univer-
troducción a la Psicología Ambiental (Jiménez Burillo sidad Complutense, nosotros, los compañeros de su
y Aragones, 1986). Ambos textos tuvieron una gran segunda casa, pensamos en hacerle un pequeño ho-
influencia en los primeros estudiosos e investigadores menaje, en forma de número especial de la revista del
psicoambientales; con un ulterior desarrollo de la psi- departamento Encuentros en Psicología Social. La pro-
cología ambiental en nuestro país que se tradujo en su puesta era realizar por nuestra parte diversos trabajos
incorporación a los planes de estudio, la celebración de revisión teórica sobre algunas temáticas psicosocia-
periódica de congresos y su propia revista. les. Le pedimos a Floro que él escribiera también una
De aquella época es también su interés por la psi- contribución, dejándole libertad para que la hiciera
cología política. Publica en 1986 tres trabajos sobre como considerase. En las páginas siguientes se mues-
este temática: “La psicología política”, “Percepciones, tra el resultado.
actitudes y tensión internacional” y “La psicología Las contribuciones de los compañeros de Mála-
política: una contribución marxiana”. Esta prefe- ga se abren con el trabajo titulado “Dos caras de la
rencia por los temas políticos le acompañará poste- Psicología Social: la felicidad y la violencia de pareja”
riormente: “Freud y la política” en 1993, “Psicología de Jesús San Martín y Fabiola Perles. En él se trata
política” en 1999 y su más reciente contribución a la de encontrar un nexo de unión entre dos temáticas
temática, el libro Psicología de la relaciones de autori- antagónicas. Tras revisar la investigación reciente de
dad y de poder (Jiménez Burillo et al., 2006). ambas líneas de investigación, los autores proponen
La psicología jurídica es otro de los ámbitos que un punto de conjunción a través del uso del ocio tera-
contribuyó a desarrollar. Buena prueba de ello es In- péutico como una estrategia de intervención, basada
tervención psicológica en violencia y marginación social, en la potenciación de la felicidad de aquellas personas
publicado en 1984 y Psicología social y sistema penal que han vivido como víctimas y/o agresores experien-
(Jiménez Burillo y Clemente, 1986). Como sucedió cias de violencia en sus relaciones de pareja.
con la psicología ambiental, la psicología jurídica pasó Le sigue el artículo de Isabel Hombrados y Miguel
también a formar parte de muchos planes de estudio, Ángel Martín “El papel del apoyo social en la inter-
a configurar un ámbito de la intervención psicosocial, vención psicosocial con poblaciones vulnerables: ¿Es
tener sus propios congresos y publicaciones, hasta lle- un recurso suficientemente implementado en la prác-
gar a ser en el presente uno de los campos preferidos tica profesional?”; que analiza los efectos que tiene
por los psicólogos sociales españoles. el apoyo social en diversos colectivos en riesgo. Pro-
Así que, aquel lejano año 1986 en el que visita la ponen un mayor uso de este recurso de intervención
Universidad de Málaga, Jiménez Burillo era un des- psicosocial por parte de los profesionales que trabajan
tacado representante de la naciente psicología social con grupos de personas vulnerables. Se muestran las
de nuestro país. No fue difícil dejarse llevar por su ventajas de esta capacidad interventiva para procurar
magisterio, que se ha extendido a lo largo de 30 años. beneficios sobre el bienestar y la salud de desemplea-
Durante este tiempo el área originaria se transformó dos, personas mayores, mujeres, inmigrantes y ado-
en departamento, se incorporaron nuevos profesores, lescentes.
se sumaron otras áreas del ámbito social; hasta el mo- Jesús Canto revisa “La perspectiva de la identidad
mento actual en que cuenta con 60 miembros e im- social: desde la identidad social a la movilización so-
parte docencia en más de una docena de titulaciones cial”. Su trabajo trata de romper con una de las tradi-
PRESENTACIÓN / LUIS GÓMEZ JACINTO

ciones más asentadas en la psicología de los grupos, la También sobre participación trata el trabajo de
que considera a éstos como una fuente de sesgos, pre- Patricia García y de Juan Manuel Domínguez, “Par-
juicios y conflictos. Por el contrario, el autor presenta ticipación y empowerment”. En él se analiza el con-
una visión positiva del comportamiento grupal y de cepto de fortalecimiento y sus principales componen-
su mejor expresión en la cooperación. Sostiene que, tes. Se coloca al mismo como eje del desarrollo de la
en lugar de tener miedo a los grupos, debemos alentar participación ciudadana; haciendo que las personas
a trabajar de forma conjunta para desarrollar sistemas que participan en la vida política de su comunidad
colectivos que les permitan a las personas emplear el incrementen su empowerment psicológico a través de
poder de manera responsable. ese proceso vivencial de la participación. De los mis- 3
En este mismo sentido positivo escriben su apor- mos autores es la siguiente aportación “La psicología
tación Antonio Hernández, Verónica Morales y Ra- social crítica en el abordaje del estudio del colectivo
fael Reigal “Desarrollo moral y práctica física en la in- LGTB”, donde proponen una nueva visión teórica de
fancia y adolescencia”. En él se pone de manifiesto la lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, en la que el
importancia de la práctica deportiva para el desarrollo esfuerzo no debería ir dirigido a demostrar que las
moral de los niños y los adolescentes. Tras revisar las personas que no forman parte del mundo heteronor-
principales líneas teóricas que vinculan el deporte mativo son tan equilibradas como los demás, sino a
con el proceso de socialización en valores y las formas desmontar que el mundo no es ni debe ser exclusiva-
de intervención deportiva en el desarrollo moral, los mente heterocentrista.
autores consideran que la práctica de actividad física Finalmente, se cierran las aportaciones de los
y deporte puede ser una buena herramienta para el compañeros de Málaga con el trabajo titulado “De
desarrollo y formación de los niños y adolescentes. los riesgos psicosociales en el trabajo a la Psicología
María de las Olas Palma García en “Resiliencia Organizacional Positiva: hacia un enfoque más inte-
profesional: aproximación desde la intervención so- grador en Psicología del Trabajo y de las Organizacio-
cial” señala los principios, elementos característicos nes”, del que son autores Natalio Extremera, Margari-
y estrategias que permiten a las organizaciones saber ta Bravo y Auxiliadora Durán. Es una extensa revisión
gestionar los entornos inestables y complejos con los sobre las posibilidades de la psicología positiva en el
que conviven, y ofrecer respuestas resilientes ante ámbito tradicional de la Psicología del Trabajo y de
ellos. Sostiene la autora que hay que mantener en el las Organizaciones, y la hacen de la mano del bino-
ámbito de las organizaciones de servicios sociales el mio burnout-engagment. Como es sabido el primer
desarrollo de estrategias colectivas que permitan la término ha configurado buena parte del quehacer
construcción de la resiliencia entre sus profesionales. investigador tradicional de la POT; convirtiéndose el
Los cuatro trabajos siguientes se enmarcan en segundo en la punta de lanza del nuevo enfoque posi-
el ámbito de la política, tan querido para nuestro tivo. Revisan los autores la evolución que ha seguido
homenajeado. En el primero de ellos Manuel Mon- el tándem y la circularidad que hay entre ambos.
talbán titula “Lacan y la política”, al modo en que La libertad con la que sugerimos a Floro que eli-
lo hizo Jiménez Burillo en 1993, “Freud y la polí- giera tema hace que su contribución nos sorprenda y
tica”. Tras una revisión de dos perspectivas de una nos conmueva ante la presentación de un contunden-
izquierda lacaniana, el autor aboga por la influencia te ensayo sobre el miedo a la muerte. Es un trabajo
diversa de la enseñanza lacaniana en la revitalización extenso e intenso, en el que su autor pone de mani-
del pensamiento político de izquierdas al comienzo fiesto las dificultades que tiene la mente para lidiar
del siglo XXI. con la angustia que nos produce nuestro destino fatal;
Pilar Moreno escribe “Sobre la participación ciu- sin que sea capaz de enseñarnos cómo vivir o cómo
dadana y su relación con otros factores”. Analiza en morir. Y eso es, probablemente, porque, un poco
este trabajo los conceptos de participación social y de como el exhorto de San Pablo que nos recuerda el au-
ciudadanía y su relación con la intervención comuni- tor, “comamos y bebamos, que mañana moriremos”;
taria; así como los factores que hacen que las perso- esos pocos motivos son lo único que el gran relojero
nas se comprometan y participen. Según la autora, la ciego ha dejado impreso en nuestra mente. Poco le
participación es un motor potencial de cambio social importa a ésta ayudar a la gente a lograr la felicidad,
a la vez que implica la toma de conciencia colectiva y conseguir el control de sus vidas, o alcanzar algún
el compromiso individual de las personas, elementos significado superior de la existencia, aunque a veces
básicos para una verdadera democracia. pueda parecerlo. El objetivo último de la mente es
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permitir a los individuos manejar oportunidades rea- actividad sexual, nos complicará la vida buscando y
les y amenazas tangibles, que son las que los seres hu- conservando el amor, y atendiendo a la familia.
manos han afrontado recurrentemente a través de su Este es básicamente el contenido del número
historia evolutiva. Como dice Jiménez Burillo no nos monográfico. Es el pequeño homenaje a Florencio
orienta acerca del sentido de la vida ni sobre si tiene Jiménez Burillo de un grupo de profesores de la Uni-
sentido preguntarse sobre éste. Más bien parece estar versidad de Málaga, discípulos suyos sin él pretender-
dirigida por las palabras del Eclesiastes con que fina- lo; amigos sobre todo. Sus contribuciones son una
liza “Del miedo a la muerte”: “ve, come alegremente mínima muestra de la diversidad y el dinamismo de
4 tu pan y bebe tu vino con corazón contento, pues la psicología social española que Floro, junto a otros
que se agrada Dios en tus obras... goza de la vida con queridos maestros a los que también reconocemos, ha
tu amada[o] compañera[o] todos los días de la fugaz contribuido a desarrollar.
vida que Dios te da bajo el Sol. Todo lo que puedas
hacer, hazlo en tu pleno vigor, porque no hay en el
sepulcro, a donde vas, ni obra, ni razón, ni ciencia, BIBLIOGRAFÍA:
ni sabiduría”. Guiada por este consejo se configura la
estructura motivacional de los individuos que dirige Jiménez Burillo, F. (1976). Psicología social en Es-
sus comportamientos y que tratan, en última instan- paña. Revista de Psicología General y Aplicada, 31,
cia, de postergar lo más posible la muerte. Ganarle 235284.
tiempo a ésta ha sido el gran desafío evolutivo que Jiménez Burillo, F. (1981). Psicología Social. Madrid:
han tenido que afrontar los Homo sapiens ancestrales UNED.
y los contemporáneos. Cada minuto ganado es un de- Jiménez Burillo, F. (1981). Psicología y medio ambien-
safío vital superado. Y es en ese complejo de desafíos te. Madrid: CEOTMA.
vitales en el que se ha forjado nuestra mente. La ges- Jiménez Burillo, F. (1986). La psicología política. Pa-
tión de tales desafíos, que son a la vez oportunidades peles del psicólogo, 25,
y amenazas, requiere que los individuos sobrevivan, Jiménez Burillo, F. (1986). Percepciones, actitudes y
manejen los problemas derivados de ser una especie tensión internacional. Revista de Occidente, 57,
ultrasocial y afronten la supervivencia durante un lar- 175-186.
go período de inmadurez física y psicológica. Jiménez Burillo, F. (1986).La psicología política:
La estructura de desafíos fundamentales es tridi- una contribución marxiana. R. Reyes Sánchez
mensional: la supervivencia, la sociabilidad y la repro- (Coord.). Cien años después de Marx: ciencia y
ducción. La supervivencia tiene que ver con la auto- marxismo (Actas del Coloquio Internacional en con-
protección, con la evitación de la enfermedad y con memoración del Centenario de la muerte de Carlos
la obtención de recursos materiales. La sociabilidad Marx), 487-499
tiene dos caras, la afiliación social y la búsqueda de Jiménez Burillo, F. (1993).Freud y la política. Psicothe-
estatus. Y la reproducción tiene un triple significado; ma, 5, 45-51.
es conseguir una pareja, es conservarla y es cuidar de Jiménez Burillo, F. (1999). Psicología política. J.L.
los familiares. Los seres humanos que tuvieron éxito Alvaro, A. Garrido y J.R. Torregrosa. (Coord.).
en la resolución de estos desafíos críticos se convirtie- Psicología social aplicada. Madrid: McGraw Hill.
ron en nuestros ancestros. Cada uno de estos retos es Jiménez Burillo, F. Del Aguila Tejerina, R., Luque
cualitativamente diferente; una buena solución para Baena, E., Sangrador, J.L. y Vallespín Oña, F.
un problema puede ser incompatible con la solución (2006). Psicología de la relaciones de autoridad y de
de otro. poder. Barcelona: Editorial UOC.
Nos pasamos la vida entretenidos en resolver algu- Jiménez Burillo, F. y Aragonés, J. I. (1986). Intro-
no de estos retos evolutivos. Nada le importa al relojero ducción a la psicología ambiental. Madrid: Alianza
ciego lo felices o desgraciados que seamos durante su Editorial.
resolución, pero, al final, algo de tiempo le habremos Jiménez Burillo, F. y Clemente, M. (1986). Psicología
ganado al sepulcro. Mientras tanto, nuestra mente se social y sistema social. Madrid: Alianza Editorial.
habrá entretenido en hacernos sentir seguros, salu-
dables, cobijados y sin hambre. Habrá engrasado los
mecanismos psicológicos que nos vinculan a los demás Luis Gómez Jacinto
y que hacen que nos quieran. Más allá de la simple Director de Encuentros en Psicología Social
DEL MIEDO A LA MUERTE

F. Jiménez Burrillo
Univ. Complutense de Madrid

A la memoria de mis padres

“Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por se admiraba Don Quijote; y aquél fue el primer día
perseverar en su ser (Spinoza, Ética, III, prop VI)”. de que en todo en todo conoció y creyó ser caballero
andante verdadero y no fantástico, viéndose tratar del
“El mundo es todo lo que es el caso (Wittgenstein, mesmo modo que él había leído se trataban los tales
Tractatus Logico-Philosophicus, 1)” caballeros en los pasados siglos» (II, 31).
Algo parecido a lo de mi paisano experimenté yo,
mis muy estimados compañeros, cuando el profe-
INTRODUCCION sor Gómez Jacinto -¡hace 16 meses!- me comunicó
vuestra intención de dedicarme un número de esta
Llegados al Castillo, Don Quijote y Sancho en- Revista. Sentí, además de asombro, gratitud y un ve-
tran en el patio acompañados por los Duques. Dos hemente deseo de corresponder lo más dignamente
hermosas doncellas echan sobre los hombros del Ca- posible. Asombro, porque yo he asociado siempre los
ballero un gran mantón de finísima escarlata, a la vez homenajes, bien a los muertos, bien a los próceres
que un coro de criados y criadas proclaman a grandes vivos, y, de momento, no cumplo ninguno de las
voces: ¡bien sea venida la flor y la nata de los caballe- dos requisitos. Agradecido también por este gesto
ros andantes!, mientras derraman sobre él pomos de conmovedor, uno más de los muchos que no solo
aguas olorosas. Y anota Cervantes: «de todo lo cual ese Departamento me ha dispensado durante tantos
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

años, sino también la Facultad, personificada en los Gracián). Carácter: afirmó Nietzsche «mihi ipsi scrip-
Ilustrísimos Decanos Julián Almaráz y Alfredo Fie- si» (he escrito para mí mismo). Y Montaigne escribió
rro, a los que públicamente les doy las gracias. Fi- al comienzo de sus ensayos que él era la materia de
nalmente, busqué de qué forma podría yo devolver su libro. Pues, queridos compañeros, aquí todos -vo-
vuestro regalo. El Director de la Revista me invitó, sotros y yo- hablamos de nosotros mismos, de lo que
muy cortésmente, a escribir algo, lo que yo quisiera. nos hace iguales, de nuestra naturaleza mortal. Estilo:
Pensé que no podía ser cualquier cosa, como para salir he hecho lo que he podido, no sé hacerlo mejor. La
del paso. Tres condiciones me parecieron ineludibles. multiplicación de citas -ya van cinco y acabamos de
 El tema me debía costar esfuerzo, al menos como ha empezar- puede, sin duda, resultar estomagante. Diré
sido el vuestro, de relevancia psicológico-social y re- en mi descargo que se cita por varios motivos: por
lativamente novedoso en nuestra área. El miedo a la «obligación», buscando el congraciamiento de alguien
muerte cumplía esos requisitos: a causa de la vejez, (que puede estar en los tribunales...) o amparándonos
y de mi desconocimiento del asunto, me ha costado en su Autoridad. Pero también se cita como testimonio
bastante trabajo (¡y tiempo!), su carácter psicosocial y de humildad y admiración; escribió Montaigne para
relevancia son innegables, y, ciertamente, es un asun- justificar sus abundantes citas: «hago decir a los demás
to que ha sido ignorado por nuestra disciplina. Una lo que yo no puedo decir con tanta perfección». Este
cuestión importante es cómo interpretaríais este fú- es, justamente, mi caso. En varias ocasiones observaréis
nebre presente mío. Creedme: de ninguna manera ha cómo el discurso se extravía hacia los Cerros de Úbeda
sido mi intención amargaros la vida. Si leéis el artícu- y salen temas que, aparentemente, poco o nada tienen
lo hasta el final, advertiréis que el mensaje, dentro de que ver con el punto en cuestión; por ejemplo a propó-
lo que cabe, es sabiamente optimista. Además, la cosa sito de la Filosofía Helenística, de Descartes, de recuer-
va para largo. Según mis cálculos, moriréis -si para dos autobiográficos o las ideas sobre la inmortalidad
entonces hay caso- dentro de unos 60 años vosotros en la Grecia Clásica. También es cuestión de carácter
y unos 70 vosotras. Pero hay que meterse en harina, y estilo. Quizá a alguno os interese, pero si os saltáis la
aunque antes me importa formular estas cuatro ad- digresión tampoco pasa nada en absoluto.
vertencias previas: 2) Sabemos desde Grice que la comunicación hu-
mana se rige por principios lógicos y, simultáneamen-
1) En primer lugar, esto no es un artículo cientí- te, por imperativos éticos, cuya trasgresión, según sea
fico al uso, como son los vuestros. Por calificarlo de su gravedad, puede hacer imposible la misma. No
algún modo, se trataría de un «ensayo», un término sólo por parte de astrólogos, adivinos, parapsicólo-
polisémico con, entre otros, estos tres significados: el gos y embaucadores en general, sino en acreditadas
primero y más ilustre es el derivado del «Essai» fran- disciplinas científicas, ha habido casos en los que la
cés, un género inventado por Montaigne, con tan oscuridad del mensaje o el simple falseamiento de los
eminentes cultivadores como Pascal, Voltaire, Feijoo, datos, constituyen buen ejemplo de inmoral práctica
Ortega o Alain. El segundo es incomparablemente comunicativa y execrable manipulación. Para contra-
más modesto: ensayo como intento, como vago bos- rrestar estas mañas, el eminente filósofo D. Davidson
quejo de una obra a la que siempre «le faltará una propuso el «principio de caridad», un recurso herme-
última mano». Y, en fin, un tercer sentido es el del en- néutico -lógico y ético- que, en esencia, exige que en
sayo como aquél escrito «en prosa» en el que el autor toda acción comunicativa el receptor -vosotros, que-
desarrolla sus ideas «con carácter y estilo personales». ridos compañeros- supla o al menos intente suplir las
Es obvio que de éste trabajo nada puede decirse, carencias e insuficiencias del emisor, interpretando,
ni remotamente, que tenga algo que ver con el pri- en el mejor sentido, el contenido de su mensaje. Este
mer significado. Respecto al segundo sentido, sí hay principio no excluye la crítica, naturalmente; sim-
algo de «intento», de esbozo de lo que podría ser un plemente pide su aplazamiento hasta que esa inter-
magno Proyecto de Investigación, interdisciplinar, pretación del mejor sentido haya llegado a un límite
naturalmente, y dotado con los medios suficientes. razonable. De modo que el receptor no debe(ría) fi-
Finalmente, es éste, en efecto, un escrito en prosa; eso jarse destructivamente en los elementos más incohe-
sí, consciente el autor de que, como escribe Savater rentes, torpes o fáciles de refutar. En cuanto al emisor,
-un gran ensayista- le desbordan tanto la complejidad debe(ría) procurar expresarse natural y sencillamente,
del tema como su amplitud. Escrito en prosa «con como yo trataré de hacer, cumpliendo el precepto de
carácter y estilo personales» («discurrir a lo libre» decía Wittgenstein: «Cuanto puede siquiera ser pensado,
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

puede ser pensado claramente. Cuanto puede expre- propia es de naturaleza radicalmente íntima, como lo
sarse, puede expresarse claramente « (Tractatus IV, son otras experiencias como los deseos incestuosos, la
116). O, como se dice en el Quijote, «dando a co- envidia o el hastío conyugal (1).
nocer vuestros conceptos sin intricarlos ni escurecer- 4) Razones diversas, no siendo la menor de ellas
los» (Prólogo, 1ª parte). Solicito yo me apliquéis este mi mucha ignorancia, obligan a prescindir de aspec-
principio de caridad, pues soy consciente del carácter tos muy importantes vinculados con la muerte, por
fragmentario y disperso de este ensayo. ejemplo los cuatro siguientes: en primer lugar, la
3) El profesor Castilla del Pino solía distinguir tres muerte y los niños, capítulo esencial en una necesaria
esferas o niveles de análisis en la Arquitectura de la y deseable asignatura obligatoria de «educación para 
Personalidad, distinción que puede ser muy útil para la muerte» en todas las etapas del ciclo educativo; en
nuestro asunto: comportamientos públicos, privados segundo término, los «muertos resucitados»; el fenó-
e íntimos, que incorporan tanto los pensamientos, meno es conocido: tras un grave trance clínico algu-
sentimientos y conductas de los individuos como nos supervivientes declaran, un tanto confusamente,
los escenarios o lugares en los que se llevan a cabo. haber visto una «luz deslumbradora al final de un tú-
La esfera pública comprende las acciones, verbales y nel, etc», de los cuales García Sabell (1999) comenta:
conductuales, que se realizan a la vista de todos; son «a mí me da la impresión de que están inventando
comportamientos ostensibles, representativos de roles y no diciendo la verdad». Y Francisco Rubia, en «La
(Goffman) en escenarios asímismo públicos: plazas, conexión divina, la experiencia mística y la neurobio-
parques, calles, etc. En la esfera privada las acciones se logía» (2009) analiza cumplidamente tales relatos ex-
desarrollan ante unos pocos -familia, amigos, allega- plicándolos a partir de la actividad de las estructuras
dos- en espacios con reglas de acceso controladas (de- cerebrales; no existe eso de la resurrección, concluye
rechos de admisión, etc), el hogar, clubs privados, etc. el autor. En tercer lugar, la eutanasia y el suicidio.
Y, en fin, la esfera íntima remite al espacio -mental Ya que «nos nacen» al menos deberíamos tener la
y comportamental- más reservado e inobservable del oportunidad de abandonar lúcidamente este valle de
sujeto, llevado a cabo en lugares normalmente vetados lágrimas. (Por cierto, sobre el suicidio es imprescindi-
a la inspección pública y privada. Generalmente sue- ble leer la monografía que acaba de publicar Ramón
len identificarse las dimensiones privadas e íntimas, Andrés (2015) en Acantilado). Finalmente, la pena
pero hay, al menos dos razones para su distinción: en de muerte, y todo su siniestro ritual: en 2014 había
primer lugar porque, como luego se verá, sólo una 19094 personas condenadas a muerte en 22 países.
mínima parte de los procesos «cebro/mentales» es ac- Los matan mediante inyecciones, decapitaciones,
cesible al propio sujeto, que es consciente de su resul- apedreamientos; en USA, China, Arabia Saudí; por
tado y no de la dinámica que lo ha determinado. Y en motivos tales como blasfemias, drogas, adulterios...
segundo término, el sujeto mismo, ahora plenamente
consciente de sus contenidos mentales, no desea co- Por último, dos advertencias más: una, este ensa-
municarlo, por las razones que fueren, absolutamente yo, o lo que sea, se circunscribe a las ideas y creen-
a nadie. Es evidente la continuidad existente entre cias sobre la muerte en nuestra tradición cultural.
estas tres «capas» de la personalidad («la cebolla de Ideas, no actitudes ni comportamientos, objeto de
Grass»): lo íntimo, mediante la confidencia, puede un análisis empírico o experimental. Y dos: los ar-
revelarse a otro, y deviene privado, e incluso puede tículos que siguen a continuación estaban escritos y
llegar a ser público; el ejemplo más inmediato es la listos para la imprenta en junio de 2014. El retraso,
narcisista y obscena exhibición de la intimidad psí- verdaderamente imperdonable, es exclusivamente
quica y física en los medios y redes sociales (Asimis- responsabilidad mía, por lo que pido mis disculpas
mo, es evidente cómo las distintas «escuelas psicoló- más sentidas.
gicas» abordaron esas dimensiones: desde la pública Así las cosas, este ensayo consta de ocho aparta-
(Watson, Skinner) a la íntima (Freud, Lacan)). Todo dos fundamentales. El primero, las fuentes de co-
lo cual viene a cuento, porque en nuestro asunto hay nocimiento sobre la muerte, desde la Filosofía a las
aspectos públicos, privados e íntimos, como más ade- Ciencias Sociales. Con algunas ideas fundamenta-
lante se verá, y también, cómo surgen muy serios pro- les como la oposición entre pasiones y razones, las
blemas desde el punto de vista metodológico-técnico, estrategias de los humanos para aliviar su angustia
en la investigación de las dimensiones secretas de la ante la muerte y un específico tipo de conocimien-
muerte. En última instancia, la vivencia de la muerte to, la sabiduría, para afrontarla con serenidad. Y
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

también el desdén de las Ciencias Sociales por es- aunque, comparativamente, sí existan formas mejo-
tudiarla. En el segundo se verifica que la muerte no res que otras de morir. LAS FRASES CÉLEBRES
es un concepto monolítico sino que tiene diversos transmiten humor -macabro, naturalmente-, ingenio,
significados según los juegos de lenguaje en los que y también sabiduría. Por ejemplo: “Nací sin saber por
se incluya. En la tercera parte se examina la historia qué. He vivido sin saber cómo, y muero sin saber
de las relaciones entre razones y emociones, viendo cómo ni por qué” (Gassendi). “Pensamiento consola-
cómo su antiguo enfrentamiento ha sido sustituido dor; el gusano también morirá” (Ramón Gómez de la
por una muy estrecha colaboración. En el cuarto y Serna). “No os preocupéis si no sabéis morir. La natu-
 quinto apartados se analiza el miedo y el miedo a raleza os enseñará en el acto, plena y suficientemente”
la muerte como sentimientos universales, con raíces (Montaigne). “Pero ha pasado el tiempo / y la verdad
evolutivas. La sexta parte se ocupa de las estrategias desagradable asoma / envejecer, morir / es el único
de los humanos para aliviar su terror a la muerte argumento de la obra” (Gil de Biedma). “La eviden-
y en concreto los llamados mecanismos de defen- cia de la muerte le deja a uno pensativo y le vuelve
sa, con especial atención a la Esperanza. La sépti- pensador” (Savater). “Vivir envejece” (Wagensberg).
ma trata de la Inmortalidad, un «meme» universal. “No ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que
Las Religiones la han prometido y hoy la Ciencia ha el del sacristán” (Sancho). “55000 residentes y ni una
asumido ese papel salvífico, tratando de prolongar sola queja” (rótulo a la entrada de un cementerio de
nuestra vida e inventando técnicas para alcanzar la Washington). “Vive para tí solo, si pudieres, porque
inmortalidad. Por último, la Tecnociencia nos dice solo para tí, si mueres, mueres» (Quevedo). Borges
qué, y cómo, podemos hacer algo, no si lo debemos ha reflejado admirablemente nuestra inexorable des-
hacer. Por ello es necesaria la elaboración de una pedida del mundo en estas frases: «Hay una línea de
Sabiduría a la altura de nuestro tiempo. Verlaine que no volveré a recordar, hay un espejo que
La tesis que trataré de argumentar podría formular- me ha visto por última vez...»
se telegráficamente de esta manera: nuestra forma de PINTURA, ESCULTURA, ARQUITECTU-
pensar determina nuestra forma de sentir; la angustia RA, han representado a la muerte mediante una plu-
que nos produce nuestro fatal -por ahora- destino nos ral simbología: mastabas, esqueletos sobre un caballo,
ha llevado a inventar falsas creencias y supersticiones a menudo mostrando una siniestra y burlona sonrisa,
acerca de la existencia de una vida ultraterrenal. La portando guadañas, arcos y flechas, u otros tipos de
Tecnociencia, con sus espectaculares resultados, no armas letales.
nos orienta acerca del sentido de la vida ni sobre si EN LA LITERATURA, la muerte aparece ya en
tiene sentido preguntarse sobre éste. No nos enseña el poema de Gilgamesh (2100-1800 a.C), en el duelo
cómo vivir ni cómo morir. Una sabiduría a la altura por su amigo Enkidu -”día y noche le he llorado”- y
de las circunstancias nos podría liberar de la angustia, es constante su presencia en los relatos ancestrales de
sin excluir de nuestras vidas un razonable contento y diversas culturas: Génesis, la Ilíada, el Mahabbarata
alegría, eso sí, necesariamente trágicos. hindú... Como en ninguna otra época, la muerte fas-
cinó a los medievales, siendo la protagonista de todas
sus grandes leyendas: Tristán e Isolda, La Canción de
1) FUENTES DE INFORMACIÓN SOBRE LA MUERTE Roldán, la Muerte del Rey Arturo, etc. Buena prueba
de lo dicho es el éxito de los “Ars Moriendi”, libros
Hay, al menos, seis grandes fuentes de informa- “superventas” en Europa, con piadosas instruccio-
ción sobre la muerte: los diccionarios y libros de «fra- nes para afrontar a la muerte, siempre con la ayuda
ses célebres», las Bellas Artes, la Literatura, la Filoso- del sacerdote; y como ejemplo superlativo ahí están
fía, las Ciencias Naturales y Sociales, y las opiniones Las Danzas de la Muerte (1981), magistralmente es-
de la gente. tudiadas por Martín de Riquer, José Mª Valverde o
EL DICCIONARIO de la Lengua Española Ramón Andrés: la muerte como Poder Absoluto en
(DLE, 2014) recoge varias acepciones de “muerte”: la Baja Edad Media. Es instructivo subrayar el abis-
cesación o término de la vida, destrucción, ruina, mal contraste entre la concepción medieval y actual
cosa o persona en extremo molesta, enfadosa o insu- de la muerte. El hombre medieval vivía aterrorizado
frible... Significados todos, sin excepción, expresivos por las terribles epidemias y hambrunas que asolaban
de una incontrovertible connotación maligna, dañosa Europa, pero también reconciliado con las profundas
y nociva. No hay bondad en la muerte en sí misma, desigualdades sociales. Cada uno representaba el pa-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

pel asignado por Dios en el Gran Teatro del Mundo: Comencemos con la FILOSOFÍA HELENÍSTI-
Rey, mujer, clérigo, mercader, labrador o mendigo. CA, inagotable fuente de sabiduría y de inspiración
Pero hay un único y universal rasero: la muerte, que a para los más avisados autores de la abundante subli-
todos iguala -»que non he cuidado que tú seas man- teratura de autoayuda. Los manuales clásicos de His-
cebo o viejo cansado»-. En una Europa asolada por toria de la Filosofía -Abbagnano, Brehièr, Copleston,
la peste aparecen en Francia en la segunda mitad del Fraile, Ferrater Mora, etc- coinciden en señalar dos
siglo XIV las primeras muestras de la Danse Maca- cosas: que la Filosofía Helenística constituye un perío-
brè, posteriormente representadas en esculturas, pin- do de singular interés intelectual y que es un ejemplo
turas, grabados y vidrieras de las catedrales: esqueletos de cómo la “infraestructura” -las condiciones econó- 
danzantes portando tiaras, capuchas de frailes, aza- micas y políticas- determina las formas de “conciencia
dones de campesino, etc, mostrando su fatal destino social”, por emplear la conocida jerga marxiana. En
más allá de particularidades individuales -»a la danza efecto, Alejandro Magno había conquistado Grecia,
mortal venit los nascidos que en el mundo soes de incluida la Atenas de Pericles, Platón y Aristóteles.
cualquier estado»-. El mensaje es diáfano: juventud, Tras su muerte, sus generales se disputan el control
fama, belleza, riquezas, concluyen en idéntico lugar, del Imperio, que se fragmenta en distintos territorios:
en «sepulcros escuros de dentro fedientes». Tras la ne- Siria, Egipto, Babilonia, etc. Son, en verdad, tiempos
gación (ocultación) de la muerte durante la Ilustra- de enorme convulsión social y política, que conclu-
ción (como justamente ocurre ahora), los Románti- yen cuando Octavio entroniza a Roma como nueva
cos -Mallarmé, Bécquer, etc- sintieron una enfermiza Capital de Occidente. En el ámbito filosófico, en una
atracción por ella, y ya en el siglo XX la muerte es decadente Atenas, subsisten la Academia y el Liceo,
asunto central de obras maestras de todos conocidas, ya sin su anterior esplendor. A finales de s. IV surgen
desde «La muerte de Iván Illich» a «Moby Dick» pa- nuevas escuelas: estoicos, epicúreos, escépticos y cíni-
sando por «La peste» de Camus (2). cos, enfrentadas desde sus comienzos en inagotables
Por su parte, el CINE incorporó muy pronto a la disputas. Pero todas comparten unas pocas caracte-
muerte en sus guiones. A finales del siglo XIX, cuan- rísticas comunes que cabe resumir en estos términos
do los Lumière lo inventan, se estrenó la película «La (3): En primer lugar, un interés exclusivo por el su-
cara del diablo», protagonizada por vampiros, espec- jeto empírico, por el individuo “de carne y hueso” y
tros sin cabeza y esqueletos danzantes. Después, ya se un radical desdén por la Política, los Sistemas y las
sabe: el cine bélico (Gallipolis, Apocalipsis Now), el Grandes Ideas. En segundo término, sostuvieron que
western (¡Peckinpah!), la memorable partida de aje- la meta de la existencia humana es la Felicidad, que,
drez de El Séptimo Sello..., y, más recientemente, los en su concepción helenística, consiste básicamente en
espectaculares éxitos de series de televisión -»A dos evitar el sufrimiento. Para esta tarea, precisamente,
metros bajo tierra»- o películas como «Mar Adentro». sirve la Filosofía, esa “medicina del alma” (4), cuyo
Y, en fin, no puede faltar aquí, la MÚSICA, con todo fármaco principal es una “racionalidad práctica” que
un género -Músicas para el Buen Morir-, alimento nos oriente acerca de cómo vivir para alcanzar la “vida
para el alma del difunto y alivio para sus allegados, buena” (no al revés). En tercer lugar, para esta tarea
y, desde luego, las Grandes Misas y los excelsos Re- son imprescindibles unas determinadas reglas como
quiems de Victoria, Mozart, Berlioz, Verdi, y Britten. el uso de la razón, del pensamiento, para controlar las
DE LA FILOSOFÍA decía el eminente filósofo pasiones, fuentes constantes de desdicha; o el cultivo
español George Santayana que el calibre de un siste- de la virtud, es decir, la práctica de la austeridad, la
ma filosófico se medía por su pensamiento sobre la consecución de la tranquilidad del ánimo, y el desdén
muerte. En principio, parece ser el “tema filosófico” absoluto de todo tipo de honores, poder o riquezas.
por excelencia. “Filosofar es aprender a morir” escri- Y, lo más decisivo: la causa más importante de la in-
bió Platón, pero no todos los grandes filósofos le han felicidad es el miedo y, más particularmente, el miedo
otorgado igual importancia y extensión. Solo hay que a la muerte (5).
comparar las obras de Platón, San Agustín, Schopen- Como no podía ser de otra manera, la Filosofía en
hauer o Heidegger, con las de Descartes, Hume, Kant, la Roma Clásica tuvo un carácter superlativamente
Spinoza, Russell o Wittgenstein. Los autores reseñados “práctico”, ajeno a especulaciones metafísicas, acep-
a continuación no están elegidos al azar, sino porque tando en muchos casos ideas del periodo helenístico
sus ideas son, a mi entender, muy relevantes y útiles en griego: epicúreas (Lucrecio) o estoicas (Lucilio, Séne-
la actualidad para afrontar nuestro fatal destino. ca, Marco Aurelio). De todos ellos, el más grande es,
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

sin duda, TITO LUCRECIO CARO (siglo I a.C). MICHEL DE MONTAIGNE, nacido cerca
Nació en Roma, padeció desequilibrios mentales, al de Burdeos, en 1533, es un personaje de un enorme
parecer a causa de un bebedizo amoroso, y se suicidó a atractivo intelectual, y para nuestro asunto, de una im-
los 41 años. Es autor del soberbio poema “De Rerum portancia extraordinaria. El interés de su pensamiento
Natura”, cuya versión más autorizada es la del profesor lo demuestra ante todo que sus obras fueron incluidas
Agustín García Calvo (1997). El poema se divide en por la Iglesia Católica en el Índice de Libros Prohibi-
seis partes en las que trata asuntos de astrofísica, física dos. De familia rica, se educó en los clásicos -aprendió
atómica y temas psicológicos y religiosos, entre otros. latín antes que francés-, estudió Derecho, viajó por
 Para nosotros, la parte más interesante es la tercera, Europa, y fue elegido alcalde de Burdeos. Dos veces
dedicada al miedo a la muerte, y sobre la cual ha escri- sobrevivió a la muerte: tras una caída del caballo, y lue-
to un magistral trabajo la ya citada Marta Nussbaum go a una epidemia de peste. Vivió en unos tiempos de
(2003). He aquí algunas de sus ideas fundamentales: luchas sangrientas (6) -las Guerras de Religión- aunque
en primer lugar, el miedo a la muerte es el mayor obs- confiesa que siempre trató de conservar la tranquilidad
táculo para una existencia feliz. Su eliminación es un del ánimo en su existencia. Murió retirado en su cas-
asunto decisivo, porque erradica nuestra ilusoria ansia tillo, dedicado a leer y a escribir, sin apego a honores
de inmortalidad. Es un miedo que tiene su origen en ni riquezas. Los Ensayos, de lectura inexcusable -hay
el inconsciente (sic.) y para extirparlo es menester una que leerlos sin prisa, poco a poco-, constituyen una
(auto)terapia desarrollada en varias fases: identificar obra cumbre del pensamiento universal. La obra está
los síntomas, por ejemplo, mantener creencias reli- dividida en tres libros y 112 capítulos, y trata de muy
giosas -que siempre son malas, por ser todas falsas-, o diversos asuntos: la mentira, la ociosidad, los olores, la
vivir en continua actividad para olvidarse de nuestra incertidumbre, la crueldad ... (y también aborda sus
inevitable desaparición. O acumular riquezas, buscar cólicos, el tamaño de su pene, y otros asuntos íntimos)
gloria, honores y poder como sustitutos de la inmorta- (7). Y en varios capítulos se refiere también a la muerte.
lidad. Estas ideas de una frenética actividad y búsque- Como Platón, pensó que filosofar es aprender a morir,
da de la Fama las veremos repetidas posteriormente, y que la mejor forma de afrontar el miedo a la muerte
como se verá. En segundo término, hay que tomar es frecuentarla, pensar constantemente en ella: «nada
conciencia cabal de la naturaleza irracional del miedo he tenido más en la cabeza desde siempre que las imá-
a la muerte. Lucrecio acepta las ideas de Epicuro: la genes de la muerte» (Montaigne, 2007, I, XIX). Pensar
muerte nada es para nosotros, pues es imposible “vi- en ella nos ayuda a ahuyentar el miedo. Lo realmente
venciarla”. Si ella está, nosotros no estamos, y al revés. duro, decía, es perder la juventud (¡qué razón tenía!).
Es por tanto irracional temer un evento futuro que Lo que no le impidió manifestar un talante alegre,
no se puede experimentar. Lo que exista tras morir disfrutar de los placeres y rechazar la melancolía: «mi
no puede ser diferente a lo que existía antes de nacer: oficio y mi arte es vivir». Dijo también el francés que
la nada. El argumento de Epicuro/Lucrecio no está a los hombres les atormentan sus opiniones sobre las
exento de críticas, y así las recoge Nussbaum. En pri- cosas, no las cosas mismas, y, por tanto, si juzgamos
mer lugar, ambos filósofos se centran en el individuo como malos los eventos, también mediante el juicio
“ya muerto” que, desde luego, no puede vivenciar su podemos despreciarlos y acomodarlos a nuestra con-
muerte; pero, muy probablemente, lo que las personas veniencia. La razón nos ayuda a afrontar la muerte
tememos en realidad es no tanto la muerte sino “el con espíritu fuerte, sin cobardía ni tristeza (8). Por lo
proceso de morir”, la agonía dolorosa, etc, y esto no demás, hay una forma sencilla de familiarizarse con la
es absolutamente irracional. Además, Lucrecio nunca muerte, de «probarla» de alguna manera, que es igua-
contempla que el miedo a la muerte pueda conllevar, larla con el sueño.
desde la perspectiva evolucionista, buenas consecuen- ARTURO SCHOPENHAUER fue un viejo gru-
cias para el individuo, llevándole a adoptar conductas ñón, soltero -el matrimonio, decía, es condenarse a
prudentes, no temerarias, que pongan en peligro su un asco mutuo-, ateo radical, misógino, reaccionario
vida. Finalmente, como argumentó Schopenhauer, el y fracasado profesor envidioso de Hegel; fue “discípu-
miedo a la muerte puede impulsar acciones valientes, lo” de Epicuro, Gracián, Cervantes, Spinoza y Kant
que funjan como sustitutos de la inmortalidad: tener (Moreno Claros, 2005). Su visión del mundo era de
descendencia, o producir grandes obras de arte, cien- un atroz pesimismo aunque él se cuidaba mucho -ca-
cia o literatura (sobre Lucrecio es absolutamente im- minaba dos horas diarias- y vivió muy bien. Y meditó
prescindible leer el libro de Greenblatt, 2012). largamente sobre la muerte. Frente a la tradición fi-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

losófica desde la Grecia Clásica, Schopenhauer pensó ra de Don Juan, uno de los grandes mitos de la Litera-
que lo esencial de la naturaleza humana, en última tura Universal, es inseparable de la trágica silueta de la
instancia, no radica en el conocimiento sino en la muerte´: “es la muerte el fondo esencial de la vida de
voluntad, en la voluntad de vivir -el conatus de Spi- Don Juan, contrapunto y resonancia de su aparente
noza, citado al principio: cada cosa se esfuerza...etc-. jovialidad”. Lástima que, como es sólito en Don José,
Lo primero, pues, es el deseo, la voluntad de vivir; se quede ahí, sin ulteriores consideraciones. En otro
esa voluntad es una fuerza ciega, inconsciente, aje- artículo publicado en 1925, titulado “Notas del vago
na al conocimiento. Es después cuando éste último, estío”, avanza importantes ideas de innegable vigen-
a través del juicio, conflictúa con ese impulso básico cia hoy. El hombre moderno, escribe, está angustia- 
(situación, por cierto, de la que partirá Freud -el Yo y do, todo lo supedita a no perder la vida. Pero el valor
el Ello-, un rendido admirador de Schopenhauer). El supremo de la existencia “está en perderla a tiempo y
deseo de vivir, pues, es lo que constituye la “esencia con gracia”. Vida sin riesgo y apuesta es arrastrarse. El
humana”. Pero en nuestra existencia hay dos etapas: espíritu burgués persigue el ideal de un mundo seme-
en la primera, niñez y juventud, buscamos afanosa- jante a un inmenso hospital y a una gigantesca clínica
mente la felicidad, mas, poco a poco, descubrimos (sic.). Se revela contra la muerte, sin resignarse a re-
que la vida es dolor y sufrimiento. La meta es ahora conocer en ella “el atributo más esencial de la vida”.
evitar la desgracia. Que la juventud sea un periodo Y trata de vivir sin intensidad prolongando la vida en
feliz sería verdad si las pasiones proporcionaran la fe- la medida en que no la usa. La muerte es inevitable y
licidad. Pero eso es falso; son pasajeras, efímeras, y lo es incomprensible que, así como usamos la vida con
recomendable es prescindir de ellas. Pues, no desear, libertad, no usemos la muerte con idéntica libertad.
carecer de pasiones, es como no tener hambre después Deberíamos poder controlar nuestra muerte. Tras
de comer. Como dijo Platón, la vejez es feliz porque doscientos años de huir de ella, “hace falta fomentar
carece de la “carga” del impulso sexual: el abandono el arte de morir”, concluyendo el maestro que “la hu-
de Venus debe ser compensado con frecuentar a Baco manización de la muerte solo puede consistir en usar
(Schoppenhaeur, 2000). Lo importante es tener salud de ella con libertad, con generosidad y con gracia”
y evitar la pobreza. La muerte es el final definitivo. (esto se escribía hace 90 años).
A diferencia de los animales, solo el hombre tiene la La visión racionalista de JESÚS MOSTERÍN
certeza de su muerte. A la Naturaleza nada le importa (2006) sobre la muerte es de un innegable interés. En
la vida o la muerte de los individuos. Unos mueren y el mundo real, escribe, todo empieza y todo acaba:
otros nacen, pero la especie pervive a través del tiem- las cosas reales, espacio-temporales -estrellas, nubes,
po: “la muerte es para la especie lo que el sueño para peces- desaparecen. Los organismos en general y en
el individuo”; todo lo cual nada tiene que ver con la particular los humanes (sic.) perecemos. La preten-
inmortalidad personal en el más allá. Schopenhauer sión de alcanzar la vida eterna es tan absurda como
utiliza argumentos epicúreos para afrontar el miedo la pretensión de tener un brazo infinito. La muerte
a la muerte: la inexistencia no es ningún mal, lo que de unos organismos es la condición para la vida de
haya tras morir es tan poco espantoso como lo que otros. La Selección Natural no actúa en beneficio ni
había antes de nacer. Todo mal y todo bien presu- de la especie ni de los individuos, sino de los genes.
ponen la existencia (y su conciencia). El miedo a la Alcanzada cierta edad, una vez nuestras células germi-
muerte es la voz de la naturaleza, es miedo a que pe- nales han tenido la oportunidad de trasmitir su ADN
rezca nuestra individualidad, que, en cuanto es pura a la siguiente generación, el resto del cuerpo, nuestras
voluntad de vivir, aspira a la inmortalidad. Como re- células somáticas, constituyen un lastre, carecen de
acción ante esa angustia, los humanos han producido función útil y deben morir. En términos de la Ter-
la Cultura, que no es sino una forma de perdurar tras modinámica, la muerte es una vuelta al equilibrio, a
su desaparición. la normalidad, un retorno al origen previo a la exis-
Antes de concluir este capítulo de la Filosofía, pa- tencia, a la nada. Tras morir, retornamos a los flujos
rece obligado aludir, por aquello de las cuotas, a algún universales de la materia y la energía, nos fundimos
pensador nacional: por ejemplo, Ortega, Mosterín y en el resto del Universo. La naturaleza recicla los ma-
Savater. De Ferrater Mora hablaremos más adelante. teriales de los animales muertos incorporándolos a
ORTEGA no dedicó especial atención a la muerte, los grandes movimientos de la biosfera, el sustrato de
pero nos ha dejado sugestivas reflexiones. Así, en la Vida. Por todo ello, Mosterín recomienda que los
1921, en un artículo en El Sol, comenta cómo la figu- cadáveres debían dejarse como comida para gusanos
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

y animales carroñeros. La incineración, argumenta, siglo, cambiará el panorama. Existe unánime acuerdo
es un disparate ecológico: los restos orgánicos pasan en que fue el sociólogo Geoffrey Gorer el pionero en
directamente al Reino Mineral, haciendo trampas a el estudio científico-social de la muerte en su clásico
la naturaleza. Si todas las especies se incineraran el libro “La pornografía de la muerte” (1955). Su tesis
mundo sería inhabitable. central, ya anticipada por Norbert Elías, ha sido con-
Esparcidas en su ya voluminosa obra, FERNAN- firmada repetidamente desde entonces. En Occiden-
DO SAVATER (1995, 1995a, 1999, 2000) nos ha te, el tabú de la muerte ha sustituido al tabú sexual
trasmitido incitantes reflexiones sobre la muerte con del siglo XIX. Ese mismo año H. Feifel, un psicólogo,
 un innegable “parecido de familia” con las ideas de publica “Un análisis interdisciplinar de la muerte” al
Spinoza o Schopenhauer; entre ellas las siguientes: el que luego volveremos. Un tercer hito fue el impor-
rasgo más propio de los humanos, aquello que nos tante libro de Jessica Mittford “The America Way of
define como tales, es la conciencia de nuestra morta- Death” (1963), una devastadora crítica de la próspera
lidad. De ella nace la Cultura como un vano intento y obscena industria mortuoria. Unos años después
de desmentirla. También, de esa conciencia, nacen las aparece la obra de Sudnow, “La organización social
religiones (sin dioses, puntualiza Savater, “viviríamos de la muerte” (1971), en la que aplicó el denomi-
en ateísmo divinamente”). No es posible experimen- nado “modelo dramatúrgico” en nuestra disciplina.
tar nuestra propia muerte, siempre la contemplamos En esa misma línea Turner y Edplay (1975) publican
desde fuera, la muerte del otro. Sabemos qué es mo- un resonante artículo, de lectura obligada, en la que
rirse pero no qué es morirme. Nos sentimos culpables reafirman las tesis de Mittford.
ante los muertos. Si resucitaran nos recriminarían Una sociedad debe afrontar siempre la muerte de
que, una vez ellos en el “hoyo”, nos dedicáramos al sus miembros desde perspectivas y prácticas deter-
“bollo”. A pesar de todo, nacer es un privilegio que minadas. Sociológicamente esta tarea se lleva a cabo
nos convierte en “aristócratas ontológicos” frente a los considerando «diversas variables», que dan como
no nacidos. Pero no hay buena ni mala muerte, solo resultado un cuerpo de investigación propio de esa
muerte a secas. Los humanos nunca aceptamos que ciencia. Los ejemplos son obvios: estadísticas de ho-
la muerte es tan natural como las mareas o los terre- micidios, accidentes mortales, suicidios, etc, según
motos. Los universales rituales funerarios tratan pre- edad, género, hábitat, etc. Se trata ahora, sin embar-
cisamente de humanizar la muerte, de darle sentido, go, de analizar algunas dimensiones públicas de la
y ese horror a la nada tratamos de conjurarlo con las muerte a las que aludíamos al principio. En concreto
prácticas de momificación, embalsamiento, congela- estas dos: la negación/ocultación de la muerte, y la
ción de cadáveres, etc. En fin, hasta aquí esta breve industria mortuoria.
reseña sobre los filósofos. Hay más, naturalmente: Si- Uno de los rasgos más ostensibles en nuestras so-
mon de Beauvoir, Heidegger, Marcel, Bloch, pero los ciedades actuales es el de la negación/ocultación de
anteriores constituyen una buena introducción sobre la muerte. Una maniobra -un mecanismo de defensa
la muerte y la Filosofía. colectivo- que comienza con el lenguaje empleado al
LAS CIENCIAS SOCIALES son una parte cons- referirse a la etapa previa a la misma: la vejez. El subter-
titutiva de nuestra sociedad, de la que vienen a ser fugio ya se encuentra en las expresiones asépticas -ter-
su autoconciencia colectiva a través de su función re- cera edad, mayores, veteranos, maduros, en el ocaso de
flexiva. Y aunque tardíamente, se vieron forzadas a la vida...etc-, que sustituyen a las certeras expresiones
ocuparse de la muerte. Los Medios la introducen en clásicas: viejo, anciano, senectud (y nadie empleará im-
nuestras casas diariamente en lo que Marzano (2010) punemente términos como vejestorio, vejete o carca-
ha llamado la muerte como espectáculo: guerras, ca- mal). Bienintencionados especialistas consideran a la
tástrofes naturales, ataques terroristas, verdugos le- vejez un periodo del desarrollo epigenético, una etapa
vantando cabezas degolladas, pateras... Por de pronto, más, sin más. Aparte de su evidente importancia eco-
hay que constatar un hecho, el desinterés de la SO- nómica, política y social, la ancianidad ha generado
CIOLOGÍA por la muerte hasta fechas relativamente una gigantesca industria gerontocrática, acompañada
cercanas. No se interesaron por ellas los Padres Fun- de una inabarcable literatura especializada compuesta
dadores -Saint Simon, Comte, Marx, Weber- y solo de venerables ideas de los clásicos -Séneca, Cicerón,
Durkheim la estudió en su monografía sobre el suici- etc-, de piadosos consejos de ayuda -dietas, actividad
dio y en algunos comentarios en “Las formas elemen- física, etc- y de jubilosas exhortaciones del tipo «La se-
tales de la vida religiosa” (9). Hacia mitad del pasado xualidad a los 80, lo mejor está por venir» (10).
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

Desde hace un buen número de años algunos actitud negaba lisa y llanamente cuanto rodeaba a la
autores -Freud y Ortega, entre otros- han venido muerte. Años más tarde, Riley constató que esto últi-
observando un progresivo e imparable proceso de mo era ya una tendencia dominante. En 2003, Ernest
ocultación de la muerte. Hoy es una realidad clamo- Becker logró el Premio Pulitzer por su obra «La nega-
rosa. Lo más llamativo es el contraste, colosal, con ción de la muerte» (11).
periodos anteriores, como antes señalamos a propó- Varias señales revelan -»delatan»- en nuestros días
sito de las Danzas de la Muerte. Prestigiosos histo- esas estrategias de ocultación. Y, como en el caso de
riadores como Le Goff o Ariès, han documentado los viejos, también ahora se emplean expresiones que
cómo en los pasados siglos la muerte era contem- pretenden suavizar su significado real: final del trayec- 
plada con tanta naturalidad como el nacimiento, to, trance u hora supremos, óbito, partida, desenlace,
el matrimonio, o la recolección agrícola. Ariès, por descanso en paz o eterno, paso a mejor vida... Pero no
ejemplo, cuenta que en la sociedad medieval existía solo eso. Salvo en las ocasiones solemnes, existe alre-
una relativa homogeneidad en los rituales en torno dedor de la muerte una suerte de «aceleración» y de lo
a la muerte: el enfermo o herido, presintiendo su que Leonetti denomina «desacralización» del proceso.
final, se acuesta en la cama o en el suelo rodeado por Aceleración en cuanto se trata de morir tarde, de vivir
sus allegados. Recibe la «absolutio» del sacerdote y mucho, sin duda, pero también de morir rápido, sin
tan pronto expira comienza el duelo: besos al cadá- dolor, acortándose los tiempos: de duelo, de señales
ver, desmayos, gritos de desesperación y rasgaduras externas de luto, etc; y desacralización: los rituales sa-
de los vestidos. Sosegados los ánimos, el ataúd, con grados se sustituyen por actuaciones más laicas, los
el cadáver envuelto en una sábana y el rostro descu- sermones por lecturas de familiares y amigos sobre el
bierto, es llevado a la sepultura. Todo ese ceremonial difunto, acompañado todo de música no necesaria-
era común en todos los estamentos. El significado mente religiosa. Todo lo cual encaja coherentemente
del episodio era idéntico: la resignación ante el in- con la incineración; la desaparición del cadáver supo-
evitable destino; aunque, claro está, los sepulcros ne la ruptura con la asociación del cuerpo al duelo y
de los nobles eran de mármol en tanto a los pobres al recuerdo (por cierto: ¿qué cuerpo resucitará cuando
los enterraban en fosas comunes. Montaigne (2007, llegue El Fin de los Tiempos?). Por último, no menor
I, XIX) también relata cómo los cementerios se si- función en estas maniobras cumple la tanatopraxia
tuaban junto a la Iglesia, en el centro de la ciudad, «embellecedora» del cadáver, la sobriedad de los tana-
para que, como aconsejaba Licurgo, el pueblo bajo, torios y la belleza de algunos cementerios. (Elias cita
mujeres y niños se familiarizaran con la vista de los el reclamo publicitario de un camposanto alemán:
muertos y recordaran su mortal condición. «una isla de paz verde en medio del agobio y ajetreo
A partir del s.XVIII cambian las cosas. Obviamen- de la vida cotidiana») (12).
te, el optimismo racionalista ilustrado (la Felicidad, el Un segundo aspecto de la dimensión pública de
Progreso, etc) se avenía mal con la idea de la muerte, la muerte mentada más atrás se refiere a la industria
y pensaron que, si era inevitable, al menos cabría di- en torno a ella. En absoluto es extraño que el sistema
simular su presencia, situando los cementerios fuera económico imperante haya organizado un gigantesco
de la ciudad, prohibiendo las ejecuciones públicas e negocio mortuorio objeto, como antes quedó dicho,
iniciando un camino que ha llevado hasta su actual de las críticas de Jessica Mittford. Un negocio, con
ocultación. En efecto, diversos autores -Caillois, el clientela garantizada, que mueve ingentes cantida-
propio Ariès, Elías, Parsons- han llegado a idéntica des de dinero y, menos mal, da trabajo a un elevado
conclusión: a partir de comienzos del s. XX, con dife- número de personas: en tanatorios, cementerios, flo-
rencias sustanciales entre países, claro está, la muerte risterías, ventas y alquileres de nichos, secciones de
natural va perdiendo visibilidad y deviene algo cuasi esquelas en los periódicos, fabricantes de ataúdes y
vergonzoso, nefando, que debe ser disimulado, cuan- urnas, tanatopráxicos, compañías de seguros y servi-
do no ocultado. A partir de la mitad de ese siglo se cios funerarios, clérigos, etc. Sin olvidar la utilización
acentúa ese escamoteo de la presencia de la muerte. masiva por parte de la familia del muerto, de asesores
En un artículo publicado en 1963, Parsons detectó en fiscales, abogados, agentes de seguro, etc. (13)
USA dos tipos de actitudes colectivas ante la muerte: Respecto a LA PSICOLOGÍA, las publicaciones
una, mayoritaria, la contemplaba como «culmina- de Kastenbaum (1992), Kastenbaum y Aisenberg
ción biográfica», un trance que había que afrontar de (1974), Kastenbaum y Costa (1977) y Feifel (1977,
modo realista en compañía de los allegados. La otra 1990), constituyen una excelente fuente de informa-
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

ción acerca de los orígenes, tardíos, del estudio psico- rena apatía, acompañada de vacío total y preferencia
lógico de la muerte. Salvo las excepciones de Fechner, por la soledad (por cierto, la autora dice que en todas
James o Stanley Hall, la muerte fue un asunto desco- las etapas suele mantenerse un rayo de esperanza). La
nocido para la psicología científica hasta la segunda doctora Kübler-Ross advirtió repetidas veces que su
mitad del pasado siglo. Las razones de este desinterés modelo no representa unas secuencias rígidas, aunque
las expuso Feifel en su importante artículo: durante a veces se hayan entendido así. De hecho, registros
las primeras décadas del siglo XX la Psicología inten- en vídeo de enfermos terminales en distintas fases de
taba convertirse en una respetable ciencia positiva la enfermedad ponen de manifiesto la alteración y/o
 ante el común desprecio de la Filosofía, la Historia el solapamiento de las fases, así como la aparición de
y las Ciencias Naturales. Esta tarea se asoció con la emociones típicas de una etapa en otra distinta: cólera
práctica de una rigurosa estrategia metodológico- en la última o tranquila aceptación en la primera, etc.
técnica en la que la cuantificación ostentaba un pri- En este sentido, las críticas son, pues, injustas. Aun
merísimo papel. De modo que áreas de investigación así, han sido numerosas otras reservas: por ejemplo,
como los valores, las emociones -luego lo veremos- y no tener en cuenta factores decisivos como nivel edu-
el poder, el amor y la muerte -difícilmente operacio- cativo, personalidad, y estilos de vida de los sujetos.
nalizables experimental o correlacionalmente- fueron Lo que es innegable es que el trabajo de esta psiquia-
ignoradas en favor de la psicofísica, la percepción, el tra significó una importantísima llamada de atención
aprendizaje, la memoria, etc. Tras la Segunda Guerra sobre las necesidades psicológicas de los moribundos.
Mundial -millones de muertos- cambió el panora- La investigación psicológica actual de la muerte
ma. En 1956, el citado Herman Feifel organizó un es, como en cualquier otro campo, muy abundante;
Simposium titulado «El concepto de la muerte y su hay numerosos cursos y artículos en revistas especia-
relación con la conducta». Se celebró en Chicago en lizadas -Omega, Journal of Death and Dying- con
el encuentro anual de la APA, y las ponencias fueron resultados ciertamente curiosos. Por ejemplo, al pa-
publicadas en 1959 en una obra editada por el propio recer, que hay gente que se muere sin causas físicas
Feifel titulada «The meaning of death», que es unáni- visibles, que otros posponen su muerte hasta después
memente tenida como el hito fundador de la Psico- de sus vacaciones; o la existencia del «duelo anticipa-
logía de la Muerte. Por cierto, que algunas revistas, do», una constelación de pensamientos, sentimientos
como Contemporary Psychology, desdeñaron el libro y conductas anteriores a la muerte del otro. Y lo más
por no ser la muerte un tema científico. Tampoco los sobresaliente, que la pérdida de un hijo es causa su-
profesionales sanitarios -enfermeras, médicos- y cléri- prema de sufrimiento humano.
gos lo acogieron favorablemente. El propio Feifel re- La investigación ha revelado algunas cosas más: la
lata la radical negativa de los cuerpos médicos de los muerte tiene elementos como la angustia, el miedo a
hospitales USA a que los investigadores de su equipo la soledad -sobre todo en los viejos-, a la pérdida de
entrevistaran a los enfermos irrecuperables. identidad -enfermedad de Alzheimer- y puede soma-
El segundo momento decisivo en esta corta histo- tizarse en insomnio y diversos trastornos psicosomáti-
ria fue la publicación, en 1969, del libro de Elizabeth cos. En general, el miedo a la muerte no se manifiesta
Kübler-Ross, titulado «Sobre la muerte y el morir». en niveles conscientes, tal y como reflejan las respues-
Allí establecía las cinco grandes fases por las que atra- tas a cuestionarios (por eso ya advirtió Feifel que hay
viesa el enfermo terminal: negación, ira, negociación, que ser muy cauteloso ante ellas), o que es la propia
depresión y resignación. En un primer momento, persona la que debe decidir su muerte, no el equi-
tras el diagnóstico fatal, el sujeto se muestra incrédu- po de profesionales sanitarios. Que el afrontamiento
lo -¿por qué a mí?- y comienza una ansiosa búsqueda ante la enfermedad terminal varía significativamente
de pruebas alternativas. Confirmado el diagnóstico, entre personas y situaciones: enfermos de cáncer o
sobreviene un estado de ira durante el cual el enfermo de corazón reaccionan de modo diferente. Los pro-
puede acusar a su entorno de despreocupación e in- fesionales que se ocupan de los moribundos deberían
sensibilidad ante su grave situación; sigue una etapa analizar sus propias actitudes de evitación, ansiedad
de negociación consigo mismo, con el destino, o con y aún hostilidad hacia el enfermo (Sudnow, Glaser y
Dios, con la esperanza de que el desenlace se demore Strauss). Debe haber una educación para la muerte,
algún tiempo. En la cuarta fase, el enfermo cae en dirigida a los niños, haciéndoles ver que la acepta-
una depresión más o menos profunda, a la que sigue ción de nuestra mortalidad personal es una excelente
la resignada aceptación y espera de la muerte: una se- vía de autoconocimiento (también a los adultos les
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

vendrían bien esas enseñanzas). Lo que es indudable, cir. Para la TMT esa necesidad esconde otra aún más
es que es necesario elaborar más Teoría que guíe la básica, la de eliminar la inseguridad que disminuye
investigación empírica, así como serían deseables más la autoestima que nos alivie del terror a la muerte.
estudios longitudinales. Y, desde luego, incorporar a Respecto al mundo justo, la asunción de esa creencia
la investigación las Humanidades, vilmente despre- proporciona coherencia mental; en definitiva, la gente
ciadas por los políticos y buena parte de nuestro país. obtiene lo que se merece, y esto, de nuevo, fortalece la
De la muerte y la PSICOLOGÍA SOCIAL, como autoestima (?), que a su vez protege del terror...etc. La
sabéis, poco se puede decir. En plan erudito, cabe autopresentación: en la vida social buscamos respeto,
recordar que un psicólogo social injustamente ol- prestigio, admiración, y tratamos de controlar las im- 
vidado, Otto Klinneberg, en 1940 dedicó un breve presiones de los otros acerca de nuestro yo. La confir-
comentario a la muerte desde una perspectiva trans- mación (positiva) por los otros de nuestra autoimagen
cultural; y comenta cómo los individuos de ciertos maximiza nuestra autoestima, que a su vez protege
grupos, en Siberia, Esquimales, Islas Fidji, deseaban del terror...etc. Además de fortalecer la autoestima
morirse antes de entrar en la vejez, pues creían en la -un medio, nunca un fin en sí mismo-, otra estrategia
supervivencia del cuerpo y, sabiamente, preferían per- consiste en conformarse con la cosmovisión cultural
manecer jóvenes para toda la eternidad. No obstante, vigente; compartir la fe en algo con los otros propor-
es justo mencionar en nuestra disciplina una curiosa ciona seguridad y autoestima. De ahí, argumenta la
teoría, la TMT (Terror Management Theory), de una TMT, que rechacemos (o algo peor) a quien piensa de
naturaleza desde luego insólita en nuestro área. Sus modo diferente. Las actividades proselitistas precisa-
autores, Pyszczynski, Solomon y Greenberg, la for- mente tratan de convertir al otro a las propias creen-
mularon hace casi 30 años en acreditadas revistas de cias y así reafirmarnos en su validez y corrección (15).
la disciplina -JPSP, EJSP, Advances in Experimental Antes de concluir este punto es obligado un breve
Social Psycholgy-. Distintas exposiciones de la teoría comentario sobre Freud. Más atrás quedó dicho que
se encuentran en Pyszczynski y otros (1997), Arking la Psicología Científica, en sus comienzos, había igno-
y otros (2010) y en el capítulo dedicado a ella en la 5ª rado el tema de la muerte. Esa afirmación es inapli-
Edición del Handbook (2010) (14). Las ideas funda- cable al psicoanálisis freudiano, como sabe mejor que
mentales de la TMT pueden sintetizarse así, simpli- yo el profesor Montalbán. En 1915, en plena Guerra
ficando mucho: el motivo básico de los seres huma- Mundial, publicó Freud (1968) un largo ensayo ti-
nos es la autoconservación, como ya dijeran Spinoza tulado “Consideraciones de actualidad sobre la gue-
y Schopenhauer. Pero sabemos que inevitablemente rra y la muerte”. No es su mejor trabajo, por decirlo
moriremos. Esta conciencia de la muerte no suele si- suavemente, aunque, eso sí, es un buen ejemplo de
tuarse en el centro de la atención de las personas sino los inveterados principios “biologicistas” que nunca
en «la periferia de la conciencia». Pues, ciertamente, abandonó. Si mi interpretación es correcta (?), lo que
mucha gente no piensa a menudo en la muerte. Hay Freud viene a decir es lo siguiente: en los países eu-
tres sistemas motivacionales que facilitan la autocon- ropeos la población está decepcionada por la guerra
servación: la satisfacción de las necesidades básicas, más sangrienta y mortífera de Europa. Tal desenga-
diversas estrategias intelectuales defensivas del yo, y ño es injustificable porque se basa en una ilusión: la
las motivaciones que conducen a expresiones del yo, bondad de la naturaleza humana. Por el contrario, si-
como el éxito personal, el poder, la riqueza, etc. La gue escribiendo Freud, el Psicoanálisis ha demostrado
TMT es extremadamente ambiciosa -demasiado-: que la esencia humana está compuesta de pulsiones
pretende explicar «meta-teóricamente» las más cono- instintuales (Trieb) universales que exigen su satisfac-
cidas teorías psicosociológicas: consistencia cogniti- ción. Ciertamente, a veces los hombres manifiestan
va (Heider, Festinger), creencia en un mundo justo conductas altruistas, pero por debajo continúa exis-
(Lerner, Homans), identidad social (Tajfel, Turner), tiendo un residuo egoísta, pulsional, pues lo anímico
autopresentación (Goffman) y algunas más. Su rein- primitivo es “imperecedero” como bien demuestran
terpretación por la TMT es sencilla: las ideas básicas los sueños “que hemos aprendido a traducir”. Y es
de esas teorías funcionarían al servicio de el «objeti- en la guerra donde se actualizan nuestros ancestrales
vo fundamental»: controlar el terror del individuo a impulsos asesinos. En una segunda parte del ensayo,
la muerte. Por ejemplo: fortaleciendo la autoestima aborda Freud nuestra actitud ante la muerte. Aunque
subjetiva, la disonancia cognitiva produce en el indi- en tiempos pasados el hombre “decía” que la muer-
viduo una tensión aversiva que éste intentará redu- te era algo natural e inevitable, sin embargo “hacía”
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

otra cosa: no pensar en ella, ocultarla, eliminarla de la comprensión cabal del asunto, sería necesario, creo
vida. Insiste Freud: la muerte propia es inimaginable, yo, tener en cuenta mínimamente las siguientes ad-
nadie cree en su propia muerte. En nuestro incons- vertencias: en primer lugar, como en otras eminencias
ciente estamos convencidos de nuestra inmortalidad -Platón, Hegel, Marx, Wittgenstein-, cabe distinguir
(es esta una idea importante). Hay dos posibles ac- dos etapas en el pensamiento de Freud: una prime-
titudes ante la muerte: la del primitivo prehistórico, ra, juvenil, racional, ilustrada, optimista, socrática
y la que aún pervive en los estratos más profundos -»donde estuvo el ello, que esté el yo»- y otra segunda,
de nuestra personalidad. Respecto a los primeros, que comienza en los años 20 con la publicación de
 imagina Freud, aunque sin datos «suficientemente se- importantes obras como «Más allá del principio del
guros», que su actitud fue contradictoria. Reconoció placer» (1920), «El yo y el ello» (1923), que culmina
a la muerte como cesación de la vida, pero, simul- con «El malestar en la cultura» (1930), su mejor obra,
táneamente, la negó por sus distintas creencias ante en mi modestísima opinión. Es en estos libros donde
su propia muerte y la del prójimo. Sin mencionarlo, Freud propuso su segunda teoría de las pulsiones ins-
todo el argumento (?) de Freud se basa en la conocida tintuales. Fusiona las pulsiones de conservación y las
hipótesis hobbesiana: el hombre fue un lobo para el libidinales en una categoría, Eros, y se inventa la Pul-
hombre, y de ese miedo nació la sociedad civil. En la sión de muerte a la que Federn llamó luego Thanatos
noche de los tiempos, la muerte del otro fue grata al (16). Han sido muy debatidas las razones del invento:
primitivo, pues era un enemigo menos. Pero la propia las conductas repetitivas-compulsivas de sus pacien-
muerte le fue tan inimaginable como para nosotros; tes, la propensión de Freud al pensamiento dualista,
vió morir a los allegados, a los que quería -»pues el la influencia del mecanicismo alemán, etc (Fromm,
amor no puede ser mucho más joven que el impulso 1975). Pero también influyeron, seguramente, razo-
asesino»- y de ahí dedujo su propia muerte. Pero en nes estrictamente personales. Como han mostrado
virtud de la «Ley de la ambivalencia de los sentimien- sus mejores biógrafos (Jay, Breuger, Roudinesco), la
tos», vigente hoy, y todavía más en tiempos prehistó- vida de Freud fue extraordinariamente desdichada: la
ricos, los muertos amados eran, también, enemigos Academia despreció sus ideas, tuvo un dolorosísimo
y extraños. Si ante el cadáver del enemigo el hombre cáncer de mandíbula del que fue operado varias veces,
sintió satisfacción, la muerte del ser querido -y a la su hijo murió en el frente durante la guerra, y una
vez extraño- suscitó su reflexión. De este conflicto, hija falleció en enero de 1920. Y si creemos a su ha-
afirma Freud con desenvoltura «nació la Psicología» giógrafo Ernest Jones, Freud estaba obsesionado con
(¡qué cosas decía a veces este hombre!). De modo que su propia muerte.
el individuo ni podía negar la muerte ni quería reco- Pues bien, es el caso que ya desde el «Proyecto de
nocerla, pues le era imposible imaginarse muerto. La una psicología para neurólogos» (1895), Freud creyó
solución fue la invención de un más allá, una vida que todo motivo humano -sed, hambre, excitación
después de la muerte. sexual,- significaba ante todo una «perturbación», un
En suma, parece que para Freud la actitud de desequilibrio aversivo que el sujeto tratará de eliminar.
nuestros ancestros ante la muerte propia fue inima- El individuo, realmente, no busca tanto activamente
ginable, de satisfacción ante la del otro/enemigo, y el placer como intenta reducir esa tensión. Además, el
ambivalente ante la de los allegados. El hombre ac- débil «yo», sometido al Principio de Realidad, trata de
tual no cree en el fondo en su propia muerte pero en mediar ante las exigencias, igualmente tiránicas, del
ciertas circunstancias, como en la guerra en que se «ello» (biológicas), y el «super-yo» (morales). Como
despoja de las «capas civilizatorias», considera a los dijo su admirado Schopenhauer, la existencia toda es
extraños como enemigos a matar y mantiene un sen- sufrimiento. Para Freud, el anhelo de toda persona
timiento de ambivalencia respecto a la muerte de sus es el estado reposo, la quietud, el descanso, el Nir-
seres queridos. Lo dicho: este trabajo de Freud está, a vana (no en sentido budista), el retorno, en suma, al
mi juicio, a la altura de otros engendros suyos como seno materno, y, desde luego, hay que admitir que ese
por ejemplo su ensayo sobre el Presidente Woodnow estado se disfruta superlativamente estando muertos.
Wilson, escrito con W. Bullit. Es sabido que la pulsión de muerte no fue aceptada,
La cosa no acaba aquí, claro está. La pulsión de salvo alguna excepción como Melanie Klein, por la
muerte, como es conocido, es «otra noción clave» del mayoría de los discípulos de Freud. Muchos, senci-
psicoanálisis freudiano, pero es imposible dar ahora llamente, negaron su existencia -Jung, Adler, Fromm,
una mínima información sobre su función. Para una los «culturalistas»-; y es que no hay evidencia algu-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

na de que exista tal pulsión, que, además de negar rrolla -infancia, adolescencia, juventud, madurez,
al conatus spinoziano, es contradictoria con la teoría vejez- y debe acabar, necesariamente. El yo vive en
darwiniana de la evolución. Pero fue el Thanatos el «sus» circunstancias; y muere también el yo en «sus»
que impregnó todo el pensamiento de Freud, desli- circunstancias: de edad, género, nivel educativo, in-
zándolo no solo al atroz pesimismo de El Malestar en gresos, salud, estilo de vida, etc, pero también cir-
la Cultura, sino que también alcanzó a la propia prác- cunstancias que tienen que ver con la época histórica,
tica psicoanalítica: recuérdese su artículo, poco citado cultura, sociedad, ciudad, barrio.... Por tanto, quedan
sobretodo por los feligreses devotos, titulado «Análisis excluidas de estas consideraciones las muertes por ase-
terminable e interminable» (1937), en el que viene a sinato, accidente, naufragio, ejecuciones, epidemias, 
concluir que hay tres tareas imposibles: educar, go- suicidios, infartos, guerras, ataques terroristas, juegos
bernar y curar (17). de ruleta rusa, etc. Y, desde luego, como ya avisé, el
Por último, LAS OPINIONES DE LA GENTE, análisis se circunscribe a nuestro marco cultural.
constituyen la última fuente de información sobre la La muerte es, simultáneamente, tres cosas: un he-
muerte. Algunos encuestas del CIS nos proporcio- cho ontológico, un objeto epistémico, y una vivencia
nan datos sobre las actitudes de los españoles sobre psicológica (y os ruego no arrojéis al suelo la revista).
la muerte, y sobre aspectos del mundo sobrenatural, Dicho en cristiano: la muerte es un «acaecimiento»,
pero conviene analizarlos en otro lugar, más adelante, un fenómeno objetivo, que está ahí, como las mareas,
a propósito del miedo a la muerte y de las creencias las ballenas o los terremotos; inevitable, por ahora, y
en el más allá y la inmortalidad. para la gran mayoría de los humanos, independiente
Hasta aquí, pues, estas elementales, apresuradas y de su voluntad. Además, sobre la muerte cabe llevar
desde luego insuficientes, notas sobre las fuentes de a cabo un análisis epistémico, intelectual, cognosci-
información sobre la muerte; y creo que estaréis de tivo, científico, más o menos profundo, por el que
acuerdo en lo que voy a decir. Hay ciencias «duras» los humanos tratamos de explicarla y comprenderla
-las Ciencias Sociales- y «blandas» -las Ciencias Natu- -darle un sentido- a través de la magia, los mitos, las
rales- (lo proclamó Einstein: «es más difícil dinamitar religiones, la filosofía, las artes y humanidades, las
el prejuicio que el átomo»). Hay Ciencias Morales, ciencias sociales y naturales, como se acaba de ver.
Jurídicas, de la Educación, de la Religión, Ciencias Finalmente, la muerte -propia y ajena- suscita en el
del Deporte, de la Comunicación, Ciencias Sexológi- sujeto empírico, de carne y hueso, unas respuestas
cas, Gastronómicas, e incluso Ciencias Ocultas, que psicológicas, inconscientes y conscientes, dependien-
no voy yo a regatear titulaciones. Pues bien, visto lo do estas últimas de los modos de afrontar la muerte
que antecede, la conclusión no puede ser otra que la en su entorno cultural.
siguiente: es tan urgente como importante la crea- Se dice: todo lo que empieza, acaba; todo lo que
ción, para empezar, de una Facultad de Ciencias de la vive, muere, etc. Pero no todo «muere» de la misma
Muerte; de naturaleza interdisciplinar, naturalmente. forma: las estrellas, las fanerógamas, las jirafas, o los
No existe ninguna Institución Académica cuyo objeto humanos. De eso trata Ferrater Mora (1947,1979) en
de estudio posea la objetividad, solidez, estabilidad, sus monografías -de lectura obligada- sobre la muer-
neutralidad, universalidad, seguridad, etc etc, que te. Sostiene el eminente filósofo catalán que las dife-
esa futura Facultad de Tanatología. Una vez creada, rentes realidades mueren, cada una, de modo pecu-
la Junta del Centro debatirá el Plan de Estudios, las liar. Y propone el término «cesación» para designar,
especialidades, grados, patrón -podrían ser Hamlet o justamente, «todo terminar un proceso de cualquier
Medea-, distintivo y color de la muceta, que no tiene índole que fuera» (la primera acepción de muerte del
que ser necesariamente negro ni incorporar calaveras. DLE, 2014, es, precisamente, «cesación o término de
la vida»). De modo que los niveles de realidad -pie-
2) DEFINICIONES DE LA MUERTE dras, plantas, animales, personas, lenguas, culturas,
civilizaciones- desaparecen, cesan, dejan de existir, de
Permitidme una advertencia previa de alguna im- manera distinta: una piedra desaparece, cesa, conver-
portancia. Aquí me voy a referir a la muerte propia, tida en polvo; una nube se ha disuelto y ya no está.
no del otro (18), a la muerte natural, aquella que, Los organismos biológicos -emergentes de estructuras
según el Diccionario, «solo se atribuye a la vejez», esto materiales-, poseen un ADN que se expresa en fun-
es, la muerte como el final común, normal, natural, ción de su entorno; su específico cesar no depende
propio de un proceso vital que comienza, se desa- ahora sólo de factores externos -accidentes-, sino que
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

su desaparición se debe, también, a su constitutiva inferior. Habría, pues, dos mundos: el de la Afecti-
estructura. Así pues, «todas» las realidades, desde los vidad y el de la Racionalidad. El primero incorpora
minerales a las personas, dejan de existir, cesan. Pero el conocido vocabulario de emociones, humores, esta-
los organismos, además de cesar, mueren. Dicho de dos de ánimo, pasiones, talantes, deseos, sentimientos,
otro modo, el cesar se aplica a realidades no orgáni- temples...; el segundo incluye una no menor variedad
cas, y el morir a los seres vivos, incluyendo al hombre. terminológica: nous, logos, dianoia, intelectus, ratio,
Cese y muerte humana constituyen los dos extremos bon sens, mind, Vernunft, Razón Vital... Sin entrar, ni
de un continuo: del «cesar» de las cosas al «morir» mucho menos, en ese jardín, sí conviene detenerse
 humano. Es ese nuestro tema; que incluye, pues, un en algunas particularidades; teniendo presente, eso sí,
cesar que, como realidad material que somos, nos es aquella sabia advertencia de Nietzsche: “lo que tiene
inherente; pero en tanto realidad biológica, nuestro historia no puede tener definición”.
cesar es, también, un morir. La muerte humana es así Respecto a las EMOCIONES, recordaré que el
la culminación de un proceso ontológico que, surgido añorado maestro Don Mariano Yela diagnosticó hace
evolutivamente en la pura realidad material (inorgáni- años (1987) que la Psicología, y esto puede decirse
ca), se manifiesta en toda su complejidad en el morir ahora de todas las Ciencias Sociales, era una disciplina
personal. Los humanos, insiste Ferrater, somos pro- “pletórica, frustrante y dividida”. Los tres calificativos
piamente mortales, nuestro morir es la forma suprema pueden ser perfectamente aplicados a la investigación
del proceso ontológico universal de «cesación» (19). científico-social de las emociones. En efecto, hoy es
La Muerte -el morir-, decíamos hace un mo- un área pletórica de artículos, textos, cursos, revistas,
mento, además de un hecho objetivo y un tema de teorías, y experimentos; pero son análisis frustrantes,
investigación, es también una experiencia subjetiva, pues no se ven acompañados de soluciones a multitud
psicológica; son tres niveles de análisis, cada uno de problemas “emocionales”: prejuicios, odios, matri-
con su propio marco conceptual, y con su específi- monios “construidos” sobre el amor romántico, etc; y,
co «juego de lenguaje». En definitiva, no existe un en fin, es un campo dividido, pues seamos generosos,
significado unívoco, universalmente compartido, de la “ciencia de las emociones” está muy lejos todavía de
qué es eso de la muerte. Esta adquiere sentidos dife- ser una disciplina «compacta», por emplear el conoci-
rentes según el paradigma -epistémico o axiológico-, do término de Toulmin. Dicho lo cual no sorprende-
disciplina, religión, época histórica, cultura en el que rá cuanto viene a continuación.
se la incluya. La muerte significa cosas distintas en el En 1981, en la revista Motivation and Emotion,
lenguaje jurídico, biológico, en la civilización azteca, Kleingina y Kleingina enumeran casi un centenar de
la cultura medieval, el protestantismo o el budismo, definiciones de emoción, “implorando” a los espe-
en Santa Teresa o en Albert Camus. Llevaba, una vez cialistas que consensuaran alguna(s) noción(es). En
más, razón, el segundo Wittgenstein. ¿Relativismo? 1989 dos eminencias, Johnson Laird y Oatley anali-
Naturalmente que sí (el relativismo es, a su vez, una zan centenares de términos pertenecientes al área; y
noción relativa): un relativismo histórico-cultural, Robert Lazarus (1991a), otro prócer del campo, es-
lingüístico, social, psicológico. ¿De qué otra forma tableció los cinco grandes desafíos que por entonces
podría ser? (20). se planteaban en la investigación de las emociones.
Uno de ellos, justamente, era el concepto mismo de
3) EMOCIONES Y RAZONES emoción. Más recientemente las cosas no han me-
jorado; por ejemplo, F.J. Rubia (2000) escribe: “No
Desde Platón y Aristóteles se ha venido pensando, hay definición científica de las emociones”; y Dama-
durante 2500 años, que en la mente humana operan sio (2001), tras escribir que “no es fácil decir si algo
dos sistemas psicobiológicos -ahora sabemos que de es una emoción o no”, se pregunta “si puede formu-
forma interdependiente-, diversamente etiquetados, larse una definición de emoción que sea mediana-
pero siempre presentados como antagónicos: alma ra- mente sensata, así como si un único término sigue
cional/alma sensitiva, mente/corazón, pensamiento/ siendo útil para describir todos estos estados”. Elster
sentimiento, razón/pasión, cognición/emoción, etc. (2010) insiste: “no hay definición consensuada de
Y, para decirlo todo, esa distinción ha sido acompa- las emociones”; Keltner y Lerner (2010) recogen las
ñada de una más o menos explícita connotación valo- definiciones de 13 especialistas, desde James a Frijda
rativa: masculino/femenino, frío/caliente, actividad/ y Mesquita, pasando por Tooby y Cosmides. Otros,
pasividad, orden/desorden...; en definitiva: superior/ en fin, se limitan a afirmar de las emociones que “las
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

encontramos obvias y misteriosas a la vez” (LeDoux, se generan en ese inconsciente que alberga la mayor
1999). Una última precisión: sin entrar, claro está, parte de nuestra vida mental. (Como mucho, escribe
en el laberíntico espacio semántico de las nociones Rubia (2000), solo el 2% de la masa cerebral está ocu-
nominales, reales o diferenciales de las emociones pada por procesos conscientes).
-distinguiéndolas de afecto, pasión, estado anímico, 2) Las emociones varían en cuanto a su intensi-
etc, en donde imperan sin restricciones los círculos dad (por ejemplo, desde una leve antipatía a un odio
viciosos-, sí puede ser útil para nuestros objetivos visceral), y, en general, se debilitan al desaparecer la
distinguir entre emoción y sentimiento. Por ejemplo, situación desencadenante: ira, terror, vergüenza, rara
para Damasio (1996), la emoción «es un conjunto vez perduran con la fuerza que tenían al desatarse. La 
de cambios que tienen lugar a la vez en el cerebro y influencia de estas coordenadas espacio-temporales
el cuerpo, por lo común producidos por un deter- en los sentimientos volverá a mencionarse a propósito
minado contenido mental»; el sentimiento, por su del miedo a la muerte.
parte, consiste en «la percepción de esos cambios», 3) Los sentimientos son vivencias etiquetadas con
más concretamente en «la percepción directa del len- palabras. El vocabulario emocional se organiza en
guaje específico del cuerpo». Los sentimientos -aun- conceptos y categorías -recordad las viejas técnicas de
que no todos- proceden de las emociones y son tan Osgood, el Diferencial Semántico, etc-; las personas
cognitivos como las percepciones. Y así como algunos cuentan sus sentimientos según un estilo propio, a
sentimientos no se vinculan necesariamente con las partir de su repertorio lingüístico. Esas expresiones
emociones, en cambio todas las emociones generan lingüísticas están, naturalmente, condicionadas por la
sentimientos. Eso mismo piensa Le Doux (1999): situación: un encuentro entre amigos, extraños, jefes
los sentimientos son las vivencias subjetivas de las y subordinados, etc. Se trata, como habéis adivinado,
emociones; no todos los sentimientos son emociones, de la «construcción social de las emociones»; la que,
pero todas las experiencias emocionales conscientes por cierto, a juicio de Keltner y Lerner (2010) «está
dan lugar a sentimientos. aún en su infancia».
Dejando aparte, pues, las disquisiciones concep- 4) Los sentimientos son bipolares, se experimen-
tuales, es más útil describir algunas CARACTERÍS- tan subjetivamente a lo largo de un eje placer/displa-
TICAS DE LAS EMOCIONES -y de los sentimien- cer, y también difieren en complejidad: los hay más
tos- significativas para nuestro tema, entre ellas las simples (el terror o la ira) y más complejos (como la
siguientes: melancolía)
5) Las emociones se hacen conscientes a través
1) Las emociones poseen una base neurofisioló- de nuestras cogniciones y creencias (ciertas, posibles,
gica activadora que, eventualmente, conduce a la ac- probables o falsas). Con frecuencia inducen expecta-
ción: huir, agredir, copular, etc. Nuestro cerebro se tivas poco realistas: ansias de fama, de amor eterno,
fue construyendo durante millones de años al modo de inmortalidad, etc. Y, en cualquier caso, nos hacen
de una excavación arqueológica: las capas más pro- ver la realidad de diferentes colores: «el mundo del
fundas son, precisamente, las más antiguas. Como es feliz es otro que el del infeliz» (Wittgenstein, Tracta-
conocido, Paul Mc Lean, distinguió tres estructuras tus, 6, 43).
cerebrales fundamentales: el cerebro reptiliano, el 6) Las emociones tienen una base neurobiológica
sistema límbico y el neocórtex. Es ciertamente en el pero su expresión depende de la época histórica, cultu-
sistema límbico donde reside la afectividad (recordad ra, sociedades, grupos, género, edad, situaciones, etc.
vuestros tiempos estudiantiles: hipotálamo, hipocam- 7) Las emociones, faltaría más, pueden medirse
po, septum y la amígdala -cuya función es decisiva en según varios procedimientos: reacción galvánica de
el miedo). También allí operan esas sustancias claves la piel, alteraciones del ritmo cardiaco o la respira-
en la química emocional: dopamina, serotonina, ace- ción, dilatación pupilar, cambios en la composición
tilcolina, etc (todo lo cual constituye la «gramática» química de la sangre, la saliva o la orina, tomografías
de la conducta emocional, no su semántica; los neu- cerebrales, “máquinas de la verdad”, etc
rotransmisores no piensan). Las emociones son, pues, (Hay más características, claro está; entre ellas
producidas por mecanismos subcorticales y «ascien- una poco estudiada, que yo sepa: lo que podríamos
den» hasta el neocórtex. Su actividad puede ser in- llamar los “metasentimientos”, los sentimientos
consciente (por eso las emociones nos «sobrevienen»), acerca de nuestros sentimientos, por ejemplo, el re-
y de hecho, la mayoría de las respuestas emocionales mordimiento).
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

La CLASIFICACIÓN DE LAS EMOCIONES siglo XII. Y, según veremos, algunos autores sostie-
presenta, al menos, tantos problemas como su defi- nen que nos encontramos actualmente en una «cul-
nición y características. Especulativamente, desde la tura del miedo».
Grecia Clásica, ya hubo propuestas al respecto: Aris- En cuanto a las RAZONES, hay que decir que el
tóteles cita cinco, Descartes seis, Spinoza tres y 48 mundo de la racionalidad se nos aparece tan comple-
derivadas, Hobbes siete, etc. Empíricamente, existen, jo como el de la afectividad; atrás mencionamos su
como sabéis, docenas de tipologías, basadas en distin- plural terminología, desde el Nous presocrático a la
tos criterios: su origen en el mundo natural o social, Razón Vital orteguiana. En efecto, el vocablo tiene
 grado de normalidad (?), naturaleza de las creencias su propia historia: el pensamiento griego y moder-
que las generan, universalidad, etc. Estos dos últimos no, desde Aristóteles a Kant, pasando por Hobbes
criterios son relevantes para nuestro asunto. Según y Galileo, sostuvo la existencia de una Razón Uni-
las creencias que las producen, hay emociones cier- versal capaz de descubrir mediante el Método unas
tas, de las que el sujeto está seguro -psicológicamente verdades universales, necesarias, objetivas, propias del
hablando, claro-, como la alegría, el miedo, el odio, conocimiento científico. Sucesivos embates relativis-
el asco, etc; otras implican a creencias apoyadas en tas -históricoculturales, sociológicos y psicológicos-,
la incertidumbre -amor, celos, esperanza-; otras, en fueron restando validez y fiabilidad a esa Razón Ilus-
fin, se basan simplemente en actos de fe -la inmor- trada. Tras el tsunami de la posmodernidad, la epis-
talidad en un más allá, etc-. Y por lo que se refiere temología actual ha intentado reconstruir nuevo(s)
a la universalidad, hay dos grandes perspectivas: los concepto(s) de racionalidad incorporando elementos
evolucionistas, siguiendo a Darwin, sostienen que las antes ajenos a ella: el papel fundamental del lengua-
emociones están codificadas en los genes, son produc- je, la noción de verdad como algo intrínsecamente
to de la Evolución, para facilitar la acción individual plural, los valores, los intereses, el método como ca-
y coordinar la interacción social. De otro lado, los mino -no como un fin en sí mismo-, la inclusión del
culturalistas las contemplan como resultado de facto- arsenal conceptual de las teorías de la complejidad:
res externos, históricos y sociales. Entre los primeros, borrosidad, caos (determinista), azar, contingencia,
los más reconocidos especialistas han propuesto listas verosimilitud, bifurcaciones, fractales, etc.
de emociones universales. En lo que no hay acuerdo Simplificando mucho, y en cuanto a lo que mis
es en su número. Por ejemplo, Tomkins y Carroll e muy limitados conocimientos alcanzan, pueden esta-
Izard, cada uno por su cuenta, citan ocho; Ekman, blecerse hoy al menos cuatro fundamentales sentidos
seis; Johnson Laird y Oatley cinco; Panksepp (con de racionalidad, no necesariamente excluyentes:
muestra de ratas), cuatro; Plutchick, ocho. Otros
mencionan tres y algunos suben hasta quince y más. 1) Un sentido evolucionista como capacidad -va-
Lo importante es subrayar una conclusión: de riable- del animal, incluido el humano, de adaptarse
la veintena de listas más conocidas, hay únicamen- al ambiente; es, al cabo, esta razón un instrumento al
te dos emociones que figuran en todas ellas, la ira servicio de la supervivencia.
y el miedo; en casi todas aparece el odio, la alegría 2) Una facultad específica, propia del ser humano,
y la tristeza, y, curiosamente, en algunas no figuran reflexivo, autoconsciente y dotado de lenguaje; un
la vergüenza, el asco y la envidia. Universalistas y atributo que, precisamente, nos distinguiría del resto
culturalistas llevan, como suele suceder, cada uno su de los animales
parte de razón. En las emociones hay rasgos centrales 3) Tras la crítica de la Escuela de Franckfurt, con
y periféricos y es posible que algunas muestren gran Habermas como epígono, a la Razón Instrumental, se
universalidad en los primeros y variabilidad en los propuso una importante distinción entre lo racional
segundos (Keltner y Lerner, 2010). Estos últimos au- y lo razonable. Lo primero se reduce a mero cálculo
tores citan un metaanálisis de 25 estudios en 35 cul- medios/fines, sin intervención alguna de los valores;
turas. Los resultados revelaron la existencia de rasgos lo razonable incorpora plenamente a estos últimos
prototípicos faciales de la ira, el miedo, el asco y la (libertad, igualdad, justicia, etc). No todo lo racional
tristeza, pero eran factores culturales los que influían es, evidentemente, razonable: la bomba atómica y el
en la manifestación de sus rasgos periféricos. Tam- Holocausto judío fueron empresas de extraordinaria
bién es evidente la prominencia cultural de algunas racionalidad pero ¿qué mal nacido, por decirlo sua-
emociones. Por ejemplo, el amor romántico ha sido vemente, pensaría que son razonables? («ciencia sin
un sentimiento hegemónico en Occidente desde el seso, locura doble», decía Gracián; y «ciencia sin con-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

ciencia, es la ruina del alma», sentenció Rabelais). Por ración racional, pues es imposible pensar en otra cosa
lo demás, este significado de racionalidad -entendido mientras estamos concentrados en ellos. Como antes
como razonabilidad- incorpora también una conno- vimos, en la Filosofía Helenística, todas las escuelas
tación psicológica y moral: tiene un sentido antidog- coincidieron en abominar de las pasiones: hay que li-
mático, y resulta equivalente a tolerancia y flexibili- berarse de ellas (cínicos), extirpar los deseos (Pirron),
dad mental. son los principales enemigos de la razón (Ciceron)...
4) Por último, es muy sugestiva la noción de ra- en definitiva, aparecen como el más formidable obs-
cionalidad utilizada en el ámbito de la Psicología táculo para alcanzar la serenidad e imperturbabilidad
Clínica, como «conciencia verdadera», lúcida, de la del ánimo propias del sabio. Para el Cristianismo, 
relación entre el sujeto y la realidad (Albert Ellis esta- ninguna cosa buena puede esperarse de las pasiones,
ría próximo a esta concepción). El comportamiento sobretodo de «esas» que violentan la castidad.
irracional consiste, precisamente, en la pérdida, por Cercana la Edad Moderna, se va atenuando la
parte del individuo, del sentido de la realidad, insta- contradicción entre razones y pasiones. Pero antes de
lándose en sus fantasías, en cuyo seno, decía Freud, hablar de este periodo hay que recordar una vez más
todos somos omnipotentes. (El profesor Castilla del al inmortal MONTAIGNE y sus interesantes juicios
Pino decía al respecto: «lo grave no es tener fantasías sobre unas y otras: la Filosofía, escribe, nos proporcio-
sino vivir en ellas»). na los medios de consuelo para la melancolía; citan-
do a Epicuro, recomienda transferir el pensamiento
Antes de abordar LAS RELACIONES ENTRE de las cosas molestas a las placenteras. Toda aflicción
RAZONES Y EMOCIONES, se impone una ad- desagradable debe combatirse con otra contraria o “al
vertencia previa (y van ya unas cuantas...): vista la menos por una distinta”; y, si es posible, refugiarse en
polisemia de ambos términos, en lo que sigue a con- “nuevas ocupaciones y pensamientos donde la melan-
tinuación estará presente esa ambigüedad toda vez colía pierde mi rastro y se aleja de mí”. Recuérdese lo
que los autores que vamos a citar no se detienen en dicho más atrás: “a los hombres les atormentan sus
especificar qué entienden por razones y emociones. opiniones sobre las cosas, no las cosas mismas”; así
De modo que, inevitablemente, al tratar ahora de sus que, comenta el maestro, los males de la vida nos afec-
relaciones, no sabremos, clara y distintamente, a qué tan a través de nuestros juicios. Pensemos si tal mal
se refieren los términos pasión, emoción, apreciación, lo es porque lo piensa nuestra fantasía, y podremos
razón, cognición, pensamiento, creencias, etc. Eso es darle así “otro sabor u otro aspecto”. La razón no nos
lo que hay. Por tanto, lo más adecuado es que, allende fue dada para que suframos sino para usar el conoci-
los significados específicos, hablemos del mundo de la miento y la inteligencia para nuestra conveniencia. El
racionalidad y de la afectividad sin descender a los ni- cuerpo es único en su naturaleza pero el alma varía de
veles de las denominaciones concretas. Históricamen- mil formas, y es capaz de controlar los sentimientos
te, las relaciones entre emoción y razón han pasado, del cuerpo y el resto de accidentes. Concluyendo con
por así decir, del antagonismo radical a la más estre- esta sabia sentencia: “nadie está mal mucho tiempo
cha cooperación, y aún a la identificación. Los preso- sino por su culpa” (Montaigne, 2007, Libro I, capí-
cráticos estuvieron en otros temas, pero ya en Platón tulo XL). Un ejemplo de terapia conductual (¡nuevas
aparece el conflicto entre «las almas», concretamente ocupaciones!) - cognitiva.
entre el alma racional, inmortal (situada en el cere- La Filosofía Moderna, según dicen los manuales,
bro) y el alma concupiscible, perecedera, situada en el comienza con DESCARTES y sus ideas fundamen-
abdomen. Recordad las metáforas en La República y tales: la radical escisión entre las dos sustancias, el
en el Timeo: la primera debe controlar los desordena- cuerpo como máquina, las ideas innatas, Dios como
dos impulsos de la segunda, como el auriga al caballo garantía de la validez del “pienso luego existo” como
desbocado, etc (Freud las copió a propósito de las re- criterio universal para descubrir la Verdad, etc. De lo
laciones entre el yo y el ello). Por lo demás, es sabido que realmente pensó Descartes acerca de la relación
el desprecio que el divino sentía hacia la Poesía y el entre razones y pasiones “hay mucho que decir”, pero
Arte, generadores de las perversas emociones. Aristó- no es este el momento. Basten solo unos breves co-
teles, aunque con matices, estuvo en general en esto mentarios. Lejos de la interpretación de algunos au-
de acuerdo con su maestro. En la Ética a Nicómaco tores, a mi juicio ni hay un abismo -ni psicológico ni
afirma que los placeres -particularmente los sexuales, epistémico- entre ambas ni tampoco una oposición
precisa-, constituyen un impedimento para la delibe- total. Un ejemplo: cuando en la Segunda Meditación
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

Descartes se plantea la célebre -calculada y metódi- (23). Ese deseo de vivir constituye la esencia humana;
ca- pregunta “¿qué soy, pues?”, se responde: “una en cuanto está a su alcance, pues una letal combina-
cosa que piensa”. Y ¿qué es una cosa que piensa? “Es ción de causas internas y externas puede acabar con
una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, ese impulso de autoconservación. Ese deseo de perdu-
quiere, no quiere, y, también imagina y siente” (21). rar significa esfuerzo, potencia de obrar, que siempre
Duda, quiere y no quiere, siente... ¿dónde está aquí el se realiza en unas circunstancias exteriores a nosotros.
pensamiento puro, descarnado, exento de sentimien- De modo que siempre existe una confrontación entre
tos? Una atenta lectura de su obra “Las pasiones del el deseo, la potencia de obrar, y las fuerzas exterio-
 alma” (1972) despeja toda duda respeto a la relación res -físicas y sociales- que no controlamos (Ética, IV,
que comentamos con “intuiciones” psicológicas que axiomas y prop III). Las emociones, justamente, con-
hoy se han demostrado verdaderas, como se verá des- tribuyen al reconocimiento por nuestra parte de esas
pués. Por ejemplo, escribe el francés que, conocidas inevitables relaciones entre nuestro deseo y las fuerzas
las pasiones, “tenemos mucho menos motivo que an- determinantes del entorno. Son las emociones como
tes para temerlas”; lo que es menester es evitar sus señales o advertencias del éxito o fracaso de nuestro
excesos, aunque reconoce que son difíciles de contro- deseo. Si los eventos nos son propicios experimenta-
lar: es posible hacerlo pero hay muy pocas personas mos alegría, en caso contrario, tristeza. Deseo, alegría
preparadas para ello. Las “técnicas de autocontrol” y tristeza constituyen las tres emociones básicas del
que Descartes recomienda son todas de naturaleza in- ser humano. Todas las demás, hasta 48, son el resulta-
telectual: cuando sintamos agitada la sangre hay que do de las combinaciones de estas tres.
recordar que las imágenes tienden a engañar al alma; 2) El deseo nos impulsa hacia cosas, metas y ob-
y también distraerse con otros pensamientos, pero si jetivos, pero “no deseamos algo porque lo juzguemos
hay que actuar de inmediato es menester analizar la bueno, sino que, al contrario, juzgamos que algo es
situación y seguir las razones que sean contrarias a lo bueno porque lo intentamos, queremos, apetecemos
que la pasión representa. Y recomienda que cuando y deseamos” (Ética III, prop IX, Esc.). Como os fi-
nos sintamos sobrecogidos por el miedo debemos guráis, este “relativismo axiológico” provocó un gran
desviar nuestro pensamiento de la consideración del escándalo, y continúa haciéndolo.
peligro, teniendo en cuenta las razones que invitan a 3) Las emociones y sentimientos se generan, pues,
hacerle frente o huir de él. Y si se trata de la ira, antes a través de la interacción con el ambiente. Más pre-
de atacar, las personas se acordarán de pensar que es cisamente, a través de nuestra apreciación -subjetiva-
imprudente perderse y no salvarse, y que “más vale (appraisal) de una situación en cuanto puede afectar
retirada honrosa que exponerse a una muerte cierta” a nuestro bienestar. Sentir miedo, además de la sin-
(ibid.) De nuevo otro ejemplo de “terapia cognitiva”, tomatología neurofisiológica, es creer que me acecha
ahora no conductual. algún peligro.
La Ética de SPINOZA -esa «catedral blanca de 4) Esa apreciación subjetiva muestra dos cosas:
conceptos» (Savater)- consta de cinco partes; la ter- primero, nuestra dependencia del entorno que eva-
cera y cuarta están dedicadas al origen y naturaleza luamos, a la que en alguna ocasión Spinoza llega a de-
de los afectos, en las que, asombrosamente, el genio nominar “esclavitud”, y en segundo término, que, en
holandés avanza ideas sobre las relaciones entre razón última instancia, las emociones son productos cog-
y emoción que han sido confirmadas por las investi- nitivos, resultado de ideas, creencias y pensamientos.
gaciones neurocognitivas actuales, como enseguida se La esencia humana, pues, es primariamente emocio-
verá. He aquí una sucinta referencia a alguna de sus nal, pasional, sentimental, pero la razón puede co-
ideas relevantes para nuestro asunto (22): nocer y analizar las pasiones, controlarlas en suma,
y así alcanzar la felicidad personal (y también de la
1) «Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, sociedad). En el prefacio de la tercera parte de la Éti-
por perseverar en su ser» (Ética III, prop VI). Repáre- ca escribe Spinoza que su propósito es determinar la
se, cada cosa: una piedra, una flor, una hormiga, tratan naturaleza y la fuerza de los afectos, y lo que «puede
de perdurar, de autoconservarse, de “dar de sí” todo el alma» para moderarlos. Y en la tercera proposición
lo que su propia naturaleza y su entorno le permitan. de la quinta parte afirma que «un afecto que es una
Eso, exactamente, acontece con los humanos, que pasión deja de ser pasión tan pronto como nos forma-
también formamos parte de la naturaleza y no a “un mos de él una idea clara y distinta». Añadiendo que
imperio dentro de otro imperio” (Ética III, Prefacio) «un afecto esta tanto más bajo nuestra potestad, y el
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

alma padece tanto menos por su causa, cuanto más El propósito de Furth es “superar la disyuntiva vana
conocido nos es» (ibid; corolario). entre conocimiento y emoción y presentar la inte-
racción ineludible entre la lógica (el conocimiento)
El SIGLO XVIII fue muy importante en las re- y la sexualidad (el deseo) desde los comienzos mis-
laciones entre pasiones y emociones. Ya vimos antes mos del desarrollo de la formación del símbolo en el
que desde la antigüedad existía un desdén y una con- ser humano”. Piaget, escribe Furth, estudia el cómo
dena de las pasiones. En este mismo siglo ilustrado el de la acción; Freud el por qué. El cliché afirma que
mismísimo Kant las calificó de «cáncer de la razón» en Piaget “todo es lógica” y en Freud “todo es sexo”.
(24). Pero en el siglo XVIII se produce un cambio es- Furth lo niega: en toda acción se encuentran implíci- 
pectacular en la Filosofía social y política. Años antes, tos un componente sexual y otro racional. También
Maquiavelo, Hobbes, Spinoza, habían comenzado a cuenta en el libro que, preguntado Piaget a sus 73
estudiar los comportamientos de los hombres tal y años sobre por qué se ocupaba solo de la inteligencia
como estos son, no como deberían ser. Con la actitud infantil y no de su afectividad, respondió que “obvia-
realista del científico natural, Adam Smith en «La ri- mente para que la inteligencia funcione tiene que es-
queza de las naciones» había situado en el comporta- tar motivada por un poder afectivo... el ímpetu para
miento egoísta, en la utilidad subjetiva, desprovista de hacer cualquier cosa yace en el interés, la motivación
toda connotación moral, el motor del bienestar colec- afectiva (pero) la afectividad no modifica en absoluto
tivo. Cada individuo, persiguiendo su propio benefi- la estructura adquirida”; y dijo también: “al estudiar
cio, contribuye al bien común (previa concertación los sentimientos lo que se encuentra son estructu-
de sus intereses por la Mano Invisible). Sobrevino lo ras de conocimiento”. En los afectos hay compresión
que Weber llamó la «racionalización de las pasiones»; y percepción, o sea, cognición. Y en un artículo de
las antes vituperadas emociones -violentas, ciegas, 1962 sobre “afectividad e inteligencia” escribió Pia-
humorales, etc- se transforman en poderosas fuerzas get: “No existe un estado puramente cognitivo”...
impulsoras del naciente Capitalismo: se convierten pues en su más sencilla forma el afecto presupone
en intereses, pasiones frías, tranquilas, ahora permea- “un elemento cognitivo”, no pudiendo decirse si uno
bles a la racionalidad. Vico describe certeramente esa precede al otro pues “son indisociables” (por cierto,
revalorización “constructiva” de las emociones: de la una curiosa noticia que yo desconocía: Piaget llevó
ferocidad, de la avaricia, y de la ambición, esos tres a cabo un análisis didáctico psicoanalítico durante
vicios connaturales a los humanos, la sociedad “hace algún tiempo y presentó un trabajo en el Congreso
la milicia, el comercio y la política, y con ellas la for- Psicoanalítico de Berlín, en 1922, con 26 años; allí
taleza, la opulencia y la sabiduría de las repúblicas”; estaba Freud) (26).
y concluye: “de aquellos tres vicios surge la felicidad Y ya que estamos con Piaget, es oportuno traer
civil” (25). Por lo demás, no hay que olvidar cómo, aquí lo que Sroufe (1995) escribe a propósito del papel
en la obra de Ferguson, pero sobretodo en la de Adam de las emociones y la cognición en los primeros años
Smith -”La teoría de los sentimientos morales”- un de desarrollo. Su argumentación dibuja la secuencia:
sentimiento, la simpatía, constituye nada menos que estímulo (en un contexto determinado) ® procesos
la base del comportamiento moral. cognitivos ® sentimientos ® conductas. Y propone la
En el SIGLO XIX nacen las Ciencias Sociales, siguiente definición de emoción: “reacción subjetiva
que en su legítima pretensión de ser “científicas” ante un evento saliente caracterizada por cambios fi-
optaron por imitar -”servilmente”, dijo Dilthey- el siológicos, experienciales y conductuales”. La clave se
método de las Ciencias Naturales en el que, se creyó encuentra en la “subjetividad” que es la que denota el
entonces, no había mucho espacio para la afectividad tipo de relación existente entre el sujeto y su entorno.
y los juicios de valor. Fechner, Weber (el psicofísi- De modo que un mismo evento puede suscitar senti-
co), Wundt, James, no se interesaron por las emo- mientos diferentes en distintas personas o incluso en
ciones (salvo este último), como tampoco lo hicieron la misma persona en diferentes tiempos o contextos.
las grandes escuelas posteriores: Estructuralismo, No es, pues, el evento, sino su “apreciación” por el
Gestalt, Chomsky, ni desde luego, el Conductismo sujeto, lo que produce la emoción. Sroufe también
watsoniano. Lo que ocurrió con Piaget merece un afirma que el desarrollo emocional y el cognitivo dis-
comentario adicional. El libro de Furth (1992) “El curren en paralelo desde los seis meses.
conocimiento como deseo”, traza una imagen del En la década de los años 50 advino la REVOLU-
gran psicólogo muy alejada del estereotipo habitual. CIÓN COGNITIVA y su nuevo lenguaje: esquemas,
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

prototipos, guiones, procesamientos diversos, sesgos, de entonces proliferaron las teorías del appraisal, más
etc. Se debatió si hubo o no “ruptura paradigmática” de una docena de las cuales analizan Omdahl y cols.
en sentido kuhniano. Unos adujeron que la auténtica (1995). Años después Manstead (2012) escribe que
revolución fue el conexionismo de los años ochenta, estas teorías de la apreciación fueron “la perspectiva
en tanto otros respondían que esta escuela no era sino teórica dominante en la investigación de la emoción».
un regreso al asociacionismo clásico. Y, por supuesto, Un comentario especial merece la polémica que
se desencadenó un diluvio crítico que, en lo tocante a en los años 80 mantuvieron dos eminentes psicólo-
nuestro asunto, se centró en cuestionar el total desin- gos, Richard Lazarus y Robert Zajonc sobre nuestro
 terés del cognitivismo por el mundo de la afectividad. asunto. En el ámbito de las Ciencias Sociales, y tam-
Entre las razones de tan altivo desdén se citaron las bién en el de las naturales, ha habido sonados debates
dos siguientes: en primer lugar la metáfora de la men- protagonizados por algunas lumbreras de su tiempo:
te como un ordenador hizo creer que la «lógica de la Weber, Schumpeter, Sombart y Spranger; Adorno y
máquina» era únicamente aplicable al razonamiento, Popper; Skinner y Chomsky; Rogers y Skinner, etc.
no a las irracionales y vehementes emociones. Hoy ya Pues bien, salvando las distancias, un debate muy cé-
sabemos que el pensamiento no funciona según una lebre en su tiempo fue este entre Lazarus y Zajonc,
lógica pura -Tversky, Kahnemann, etc-, que las emo- llevado a cabo, todo hay que decirlo, sin demasiada
ciones también poseen su propia lógica y que, desde acritud. En 1980, a partir del fenómeno de la «mere
luego, en ocasiones funcionan como razones. (El ce- exposure», Zajonc afirma que las reacciones afectivas
lebérrimo Goleman ha dicho que el éxito en la vida son independientes de las cogniciones e incluso que,
depende tanto del CE -cociente emocional- como del a veces, preceden a las respuestas cognitivas. A la vez,
CI). Y en segundo término, en tanto las emociones subraya las ventajas adaptativas de esas reacciones
son vivencias subjetivas conscientes, el ordenador se instantáneas ante amenazas y peligros, sin esperar a
limita a procesar información y carece absolutamen- análisis cognitivos previos; por tanto, los afectos pre-
te de experiencias; por tanto, no hay lugar para las ceden en el tiempo y son independientes de las ope-
emociones. raciones cognitivas. Dos años tardó Lazarus en res-
Comoquiera que sea, y a pesar de lo anterior, es el ponderle: se equivoca Zajonc al contemplar la mente
caso que la Psicología volvió a ser la ciencia de lo que como una computadora; las emociones son resultado
ocurría «dentro de la cabeza» (Lyons): pensamientos, de la relación organismo/ambiente; la cognición es
creencias, pero también deseos, emociones y senti- condición necesaria y suficiente para la emoción: ne-
mientos. Uno de los asuntos que pareció relevante cesaria, en cuanto la emoción no puede ocurrir sin
fue, precisamente, el que ahora nos ocupa: qué tipo algún tipo de pensamiento, y suficiente en tanto los
de relación existía entre esos dos mundos polisémi- pensamientos son capaces de producir emociones. La
cos, el de la afectividad y el de la racionalidad. Pero no interpretación de la situación influye decisivamente
solo eso, la cosa se complicó aún más cuando algunos, en la emoción experimentada. La emoción puede te-
aceptada ya la relación, investigaron cuál de ellas era ner un origen consciente o inconsciente pero el papel
primera y fundamental: si la activación meramente final de la conciencia es lo esencial. En 1984 respon-
psicofisiológica -sin sentido alguno- o el proceso cog- de Zajonc, acusándole de incurrir en círculo vicioso
nitivo que, al cabo, le otorgaba significado. Fue una al definir la emoción en términos de condición ne-
historia muy entretenida que describe muy bien la cesaria de la cognición. En efecto, admite Zajonc, la
afortunada expresión de Le Doux: unos «calentaron» emoción es independiente de la cognición ya que,
las cogniciones y otros «enfriaron» las emociones. He por definición, la emoción exige la cognición; y vuel-
aquí, muy sumariamente, algunos datos significati- ve a defender la primacía del afecto. En ese mismo
vos. En 1960, Magda Arnold publica su importante número de la revista le replica Lazarus: en Psicología
libro «Emoción y Personalidad» en el que a partir de siempre hay circularidad, las definiciones son parte
las ideas de Brentano y Husserl, establece la «intencio- integral de la teoría, delimitando los fenómenos de
nalidad de las emociones»: además de ser vivenciadas interés; las emociones no pueden entenderse sin ana-
por «alguien», las emociones apuntan a «algo». Un su- lizar las relaciones del sujeto con el ambiente. Si en
jeto aprecia un objeto, que puede ser naturalmente el el proceso emocional se abstrae el significado de las
propio sujeto (es la función de los metasentimientos a circunstancias, ese sujeto no reaccionará emocional-
los que antes me refería). Y esa apreciación depende de mente. Lazarus «acusa» a Zajonc de neopositivista y
sus cogniciones, creencias y pensamientos. (27). Des- él se declara constructivista. Lazarus continuó con
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

el asunto en sucesivos artículos reafirmándose en sus desprovistas de cualquier análisis previo y delibera-
tesis. (Merece la pena leer sus artículos, pues son de ción. Insiste Damasio: el sentir antecedió al pensar;
un elevado nivel. Si tenéis tiempo y humor os indico somos y luego pensamos, y pensamos solo en la me-
los números de la revista, sin los títulos, para ahorrar dida que somos. Lamenta que las teorías tradicionales
espacio) (28). contemplen las razones y emociones como «el acei-
Como cabría esperar, otros terciaron en el debate. te y el agua». El gran error de Descartes fue separar
Por lo poco que yo sé, mi impresión es que el partido el alma y el cuerpo, lo que acarreó dos gravísimas
lo ganó Lazarus, pero solo es una impresión. También consecuencias: por una parte, la conceptualización
hay que decir que hubo quienes, hartos de la discu- de la mente como un ordenador -sin base biológica, 
sión, cortaron por lo sano. Por ejemplo, Pinker dijo por tanto- desde la mitad del siglo XX, y por otra,
que tras cien años de debate no puede decirse que explicar lo mental en términos exclusivamente cere-
una precede a la otra sino que hay circularidad, como brales, sin tener en cuenta ni al resto del cuerpo ni
ya afirmó James. Otros advirtieron que se trató de al ambiente. Todos los fenómenos mentales deben
una falsa polémica, porque Lazarus y Zajonc hablan comprenderse como resultado de la interacción entre
lenguajes distintos: para las emociones Zajonc utiliza cuerpo, cerebro (y en su seno la razón y la emoción)
«preferencias», reacciones afectivas independientes de y el ambiente (físico y social). La emoción establece
las cogniciones, y Lazarus niega que las preferencias nuestros objetivos y la razón calcula los medios para
sean emociones; y en cuanto a las cogniciones, Za- alcanzarlos (que es, a mi juicio, el sentido cabal de la
jonc sostiene que la cognición es postperceptual, es sentencia de Hume acerca de la razón como esclava
decir, es el procesamiento de la información lo que de las pasiones, de la nota 25). De modo que, según
transforma esa información sensorial en cognitiva. Damasio, es dentro del marco emocional donde ope-
Para Lazarus se trata de un mecanismo sensorio-per- ra la razón. Insiste una y otra vez; en la evolución bio-
ceptivo mediante el cual el sujeto adscribe significado lógica las emociones existieron antes que las razones,
al estímulo y lo aprecia positiva o negativamente; por éstas emergieron de aquellas: miedo, asco, compasión
cierto que esa apreciación puede ser un proceso no ayudaron a nuestros ancestros a adoptar las decisio-
necesariamente consciente. En fin, cosas de la investi- nes. También Damasio sostiene la teoría del appraisal:
gación básica, tantas veces al borde del bizantinismo las emociones/sentimientos son tan productos cogni-
o de perseverar en lo que llamó Lakatos «un programa tivos como otras imágenes perceptuales. No existen
de investigación degenerado» (29). sentimientos ni razones “puras”. La racionalidad está
Antes de concluir este apartado, es obligado re- preñada de corporeidad y de emocionalidad: el fun-
ferirnos al más atrás citado Antonio Damasio, cuyas cionamiento de la mente depende de todo el organis-
contribuciones a este debate son de suma importan- mo. Dice muchas más cosas importantes el insigne
cia, merecedoras de toda una Tesis Doctoral. Antonio portugués: que, como dijo su maestro Spinoza, un
Damasio (1996, 2001, 2005, 2010) es un médico sentimiento solo se anula con otro de igual intensi-
portugués, Premio Príncipe de Asturias en 2005, y dad y de signo contrario; o que, como ya dijimos, la
Director del Departamento de Neurología de la Uni- intuición constituye una preciosa ayuda emocional al
versidad de Iowa. Fervoroso «discípulo» de Spinoza, proceso de razonamiento. Hay un tema de investiga-
su estilo intelectual es resueltamente popperiano; ción de superlativo interés: entender el miedo como
utiliza constantemente expresiones cautelosas -pro- lo que llama Damasio “una emoción de fondo” y ana-
bablemente, bien puede ocurrir, hipótesis plausible, lizar su conexión con nuestra “sociedad del miedo”
hecho dudoso, aproximación provisional, etc-, lejos antes mencionada. Un asunto verdaderamente apa-
de afirmaciones rotundas y, menos aún, dogmáticas. sionante.
Valgan tan solo unas gotas de su talento. En algún Por último, tras esta tediosa, algo hermética, y a
momento de la Evolución Biológica, escribe, emergió todas luces excesivamente prolongada enumeración,
el pensamiento, y luego el lenguaje, que permitió co- parece que cabe llegar a una conclusión: como dijo
municarlo. De modo que primero fue el «ser» y des- Spinoza y repite Damasio “pensamos con el cuerpo”.
pués el «pensar». Antes de pensar y discurrir, nuestros Las emociones son complejos de respuestas químicas
ancestros tuvieron que vivir, satisfacer sus necesidades y neurales dependientes tanto del entorno como del
elementales -¡Marx y las teorías de la jerarquía mo- aprendizaje, del conocimiento que les atribuye su sig-
tivacional!-: comer, beber, defenderse, procrear, etc. nificado. Es decir, la activación fisiológica es inespecífi-
Acciones, todas ellas, escasamente lógico-formales, ca y solo establece la intensidad del sentimiento. Es la
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

razón, el pensamiento, las creencias, lo que determina siedad se transforma en miedo (Favez-Boutonier). Si
su cualidad y significado. Nuestros sentimientos son esto es así, desde una perspectiva terapéutica es prefe-
resultado de nuestros pensamientos. Así las cosas, para- rible sentir miedo a estar angustiado. En un sentido,
fraseando la inmortal sentencia de Kant me atrevería a el miedo tiene su lógica, puede ser argumentado -del
decir: “sentimientos sin pensamientos son ciegos; pen- relato saldrá si es más o menos patológico-, en tanto
samientos sin sentimientos son vacíos” (30). la ansiedad es un sentimiento hacia algo desconocido,
indefinible, es un estar mal por “no se sabe qué”.
4) CONCEPTO DE MIEDO Desde el punto de vista de la EVOLUCIÓN,
 hace ya bastantes años, que en la senda de Darwin,
Aunque a distinta escala, al analizar el miedo tam- los etólogos -Tinbergen, Lorenz, Eibl-Eibesfeldt-,
bién nos encontramos con problemas semejantes a los sociobiólogos -Wilson- y más recientemente los psi-
que vimos con las emociones. El primero, claro está, cólogos evolucionistas -y de esto sabe mucho el pro-
el de su DEFINICIÓN. Pues el término “miedo” fesor Gómez Jacinto- han sostenido la existencia de
comparte una rejilla semántica con otros vocablos comportamientos programados, innatos, resultado
-ansiedad, temor, angustia, fobia, pánico, terror, etc- de la filogénesis. Es el caso ahora para los animales
con los que sin duda mantiene algunas semejanzas. Y humanos y no humanos. El miedo deriva de un he-
hay otra complicación adicional: el miedo, además de cho evidente: el ambiente es siempre fuente de incer-
ser entendido como emoción y sentimiento, adquiere tidumbre: en él se encuentran medios y oportunida-
nuevos significados al conceptualizarlo como actitud, des pero también amenazas y peligros para la vida.
rasgo de personalidad o contravalor (opuesto a valen- La Evolución Biológica seleccionó los mecanismos
tía) etc. No es razonable meterse en disputas semánti- de reacción ante esas contingencias; pero cada espe-
cas ahora, ni tan siquiera pormenorizar la tríada más cie vive en su mundo (el umwelt de Von Uexküll) y
estudiada: miedo, angustia y ansiedad. Son conoci- no todas temen lo mismo. En cada mundo existen
das las semejanzas atribuidas a las dos últimas: serían estímulos y situaciones específicas desencadenantes
vivencias genéricas, fluctuantes, sin objeto concreto del miedo aunque animales y humanos reaccionan
como respuesta a una amenaza o peligro futuro, real a él de un modo extraordinariamente parecido. Le
o imaginario; y también sus diferencias: el correlato Doux (1999) califica de “asombrosa” la semejanza de
físico, somático, de la angustia frente a la cualidad los mecanismos fisiológicos subyacentes al miedo de
exclusivamente psíquica de la ansiedad. Por cierto, las ratas, los humanos y otros mamíferos, o incluso
no hay acuerdo universal en distinguir una de otra: de algunas aves. Entiéndase bien: hay similitud en la
Freud, por ejemplo, empleó el término Angst para pauta formal de respuesta, no en el contenido; no se
ambas, y para Öhman (2008) las dos tienen base bio- trata de que todos los animales reaccionen igual ante
lógica. Sea como fuere, es innegable que en la Filoso- idénticas situaciones. Si, como antes quedó dicho,
fía y en la Literatura la ansiedad ha sido “barrida” por el sentimiento es el conocimiento de una emoción
la angustia (Kierkegaard, Heidegger, la náusea sartria- (Damasio), la vivencia del miedo supuso una gran
na, etc). Por su parte, el miedo y la ansiedad com- ventaja adaptativa para los humanos; la conciencia,
parten algunas características: ambos son respuestas apunta Mora (2015) aumentó la protección del indi-
hasta cierto punto “normales”, negativamente viven- viduo, de modo que “posiblemente” ese sentimien-
ciadas y variables en cuanto a su intensidad y dura- to consciente sirvió como señal de peligro no solo
ción (la “marca” que establece su naturaleza psicopa- para el individuo sino para todo el grupo. Con la
tológica). Pero son notables las diferencias, recogidas emergencia del Lenguaje ya se pudieron discriminar
en el DSM-V (2014). La ansiedad sería una vivencia unos miedos de otros y pudieron comunicarse “ver-
fluctuante, negativa, sin objeto definido, orientada al balmente” y no solo a través de expresiones faciales.
futuro, mientras el miedo es una respuesta, asimismo Sería tentador concluir, escribe Mora, que con el
negativa, vivenciada respecto a un peligro o amenaza Homo Habilis la emoción del miedo se transformó
presentes. El miedo tiene una referencia concreta, se en sentimiento de miedo; después, hace solamente
especifica por sus objetos: las arañas, la oscuridad, la 80 o 90 mil años, surgieron los miedos sociales, y
muerte. Eck lo expresa así: el miedo es la ansiedad (o de esta manera este sentimiento llegó a constituirse
angustia) “desangustiada” por el descubrimiento de como el “fantasma universal y permanente del hom-
su causa. La ansiedad sería un estado mental latente a bre” hasta llegar a nuestra actual sociedad del miedo
la espera de un contenido. Cuando este aparece la an- que ahora veremos.
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

Desde el punto de vista EPIGENÉTICO, en que son conscientes de sus acciones e ignorantes de
su interesantísimo texto sobre el desarrollo emo- las causas que las determinan”. Y en el prefacio a la IV
cional infantil, Sroufe (1995) ha descrito las etapas parte repite: “los hombres son, sin duda, conscientes
que anteceden al sentimiento de miedo así como su de sus acciones y apetitos, pero inconscientes de las
aparición a determinada edad: entre los 10 y 15 días causas que los determinan a hacer algo”. Freud, natu-
después del nacimiento ya se observan ciertas altera- ralmente, lo alabó.
ciones en los bebés: fijan brevísimamente la vista en Desde hace tiempo se ha venido admitiendo que
un objeto, y con la interrupción visual, lloran. No se no existe una “esencia de lo mental”; el contenido de
trata aún realmente de miedo sino de una pura re- la mente es heterogéneo: creencias, intenciones, imá- 
acción refleja, sin ningún significado, independiente genes, sentimientos, metasentimientos, inteligencia,
de cualquier contenido. Entre los cuatro y nueve me- memoria... e inconsciente (¿qué rasgo común hay
ses les sobrevienen estados que podrían denominarse entre un dolor de muelas y la imagen de un cocodrilo
de inquietud, cautela, recelo o susto, antecedentes y negro volando?). Dijo Lashley (1950) que una cosa
precursores del miedo y que se explican como una es el procesamiento de información que realiza el
reacción ante lo desconocido. Sroufe advierte aquí cerebro y otra el resultado del proceso. Nuestros
algo importante: esa reacción negativa ante lo extra- contenidos mentales conscientes proceden de proce-
ño y desconocido perdurará toda la vida. El miedo samientos inconscientes. Los argumentos al respecto
propiamente dicho aparece a los nueve meses suce- son numerosos. Johan Kihlstrom (1987) acuñó en la
diendo a continuación las vivencias de ansiedad (12 revista Science la noción de “inconsciente cognitivo”,
meses), vergüenza (18 meses) y culpa (36 meses). Una rechazando, como Freud, la identidad cartesiana en-
precisión final importante: el desarrollo emocional es tre mente y conciencia. Ejemplos de tal inconsciente
paralelo al desarrollo cognitivo. son el procesamiento, por parte del cerebro, del co-
Más atrás vimos algunos de los RASGOS CA- lor, volumen, y forma de las cosas, sin que el sujeto
RACTERÍSTICOS de las emociones, bases biológi- sea consciente de ello: “el cerebro hace cosas que no
cas, intensidad, naturaleza inconsciente, etc. El mie- sabemos que las hace”. Magda Arnold (1960) escri-
do, naturalmente, participa de esas características. be que las emociones son apreciaciones mentales del
Respecto a la BASE NEUROFISIOLÓGICA del daño o beneficio potencial de una situación que in-
miedo, hay un acuerdo generalizado entre los exper- duce al sujeto la evitación o aproximación al estímulo
tos -Pribram, Penfield, Le Doux, Damasio, etc- en apreciado; añadiendo que puede ser que eso ocurra
el papel fundamental que tiene el sistema límbico, y de modo inconsciente pero que sus efectos queden
concretamente la amígdala, en su dinámica (hay ex- grabados en la mente como sentimientos. Según Ru-
perimentos fascinantes en este campo: en la Universi- bia (2009) la amígdala, a cuya función clave se alu-
dad de Tokio han creado ratones transgénicos que no dió antes, puede activarse sin que esa estimulación
tienen miedo a los gatos...). El miedo varía en cuanto se haga consciente. De modo que las señales amena-
a su INTENSIDAD, cuestión ya aludida por Darwin zantes para la supervivencia llegan antes a la amígda-
cuando al tratar de sus expresiones distinguió la sim- la que a la conciencia, facilitando así una respuesta
ple atención y temblor a causa de la sorpresa, del te- adaptativa rápida, inconsciente, ante una emergencia.
rror extremo y el horror. En efecto, esa gradación se Ante un peligro inminente, en efecto, el análisis y la
manifiesta en el lenguaje ordinario mismo: nervio- deliberación pueden ser letales (como alguien dijo,
sismo, inquietud, ansiedad, miedo, espanto, pánico, la Selección Natural fijó aquello de disparar primero
terror... También en el DSM-V (2014) al hablar de y preguntar después). Las emociones no evoluciona-
los trastornos de ansiedad se establece una variabili- ron como sentimientos conscientes, ni mucho menos
dad en cuanto a la persistencia del síndrome y a su diferenciados lingüísticamente, sino simplemente
intensidad. Como otras emociones, el miedo puede cómo estados cerebrales seguidos de respuestas físicas.
tener un origen INCONSCIENTE. En una carta -la Ambos -estados cerebrales y respuestas físicas- fueron
número 58- de octubre de 1674 al “muy docto” señor los hechos fundamentales de las emociones. El senti-
G.H. Schüller, ya escribe Spinoza: “los hombres son miento consciente vino después como “el ornamento
conscientes de su apetito e ignorantes de las causas que recubre las emociones” (Le Doux). Todo lo cual
por la que son determinados”. En la Etica (II parte, es coherente con la actual revalorización de formas no
prop. XXXV) insiste: “los hombres se equivocan al argumentativas de la racionalidad tal y como sostie-
creerse libres, opinión que obedece al solo hecho de ne Gigerenzer (2008); allí, además de afirmar que la
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

mayor parte de nuestra vida mental es inconsciente y inmigrante que huye arriesgando su vida... Hay mie-
ajena a la lógica formal, defiende el valor epistémico dos urbanos; Marino Pérez Álvarez (en Domínguez,
de las “corazonadas” en detrimento de la reflexión, la 2002), en un valioso trabajo muestra cómo este sen-
decisión racional, la argumentación, etc. timiento está inscrito en el “alma” de la ciudad; que
Como quedó dicho más atrás al hablar de la UNI- nos protege, sin duda, pero que también genera sus
VERSALIDAD de las emociones, tanto evolucionis- propios miedos. En una encuesta realizada en 2008
tas como culturalistas coinciden en identificar al mie- en diez grandes ciudades -ninguna española- sus ha-
do como emoción universal y así queda reflejado en bitantes declaraban tener miedos: en Tokio 97,7 %,
 las distintas listas de emociones básicas. Es esta una Nueva York 90 %, Moscú 99,6 %, Londres 74,7 %.
emoción que satisface cumplidamente los que Otto Las mujeres (92,2 %) aparecían como más miedosas
Klineberg denominó “criterios de confiabilidad” de que los hombres (88,1%) y los de mayor edad y nive-
un motivo: base biológica, continuidad con la con- les socioeconómicos más bajos declaraban tener más
ducta animal y universalidad. Le Doux (1999) seña- miedo que los más jóvenes y los de nivel socioeconó-
la cómo el término miedo está presente en todas las mico medio-alto. También existen miedos irraciona-
lenguas y Eibl-Eibesfeldt afirma que el hombre com- les. En la “Tabla Rasa”, Pinker comenta los miedos a
parte con los animales el sentimiento de miedo -”es “alimentos artificiales” y modificados genéticamente,
una de las criaturas más miedosas”- pero, además, le procedentes de la modalidad del periodismo “cance-
atenazan miedos específicos, existenciales, a causa de rígeno del día”, que, como en tantas otras ocasiones,
su intelecto; y, en fin, el gran Bertrand Russell, en su en absoluto coinciden con peligros objetivos. En este
obra “¿Por qué no soy cristiano?” escribe “El miedo es capítulo se encuentran las numerosísimas fobias antes
la base de todo: el miedo a lo misterioso, el miedo a mencionadas que encubren conflictos que los psicó-
la derrota, el miedo a la muerte. El miedo es el padre logos tratan de desvelar. Hay miedos sagrados. Dice
de la crueldad y, por lo tanto, no es de extrañar que la Tito Livio que los griegos honraban al dios del Temor
crueldad y la religión vayan de la mano”. (Deimos) y del Miedo (Fobos). Y los romanos dedi-
Respecto a los TIPOS, hay que decir que el miedo caron santuarios al dios Pavor. La divinidad como
“será uno” -de hecho todos comienzan en la amíg- Poder Aterrador, cuyo máximo atributo es la cólera,
dala y se diversifica consciente o inconscientemente divina, naturalmente. Existen miedos colectivos, y epi-
después-, “pero se dice de muchas maneras”. En la demias de pánico. Todos recordaréis el famoso epi-
Historia de nuestra especie surgieron distintos tipos sodio radiofónico protagonizado por Orson Welles
de miedos según los sucesivos cambios del entorno. el 31 de octubre de 1938. Ese día emitió desde la
Existen, por tanto, muchas modalidades del miedo CBS la supuesta invasión de alienígenas -una adap-
(a finales del siglo XIX había catalogados hasta 202 tación del libro de H.G.Wells- en una aldea cercana
tipos de fobias). Hay miedos normales, naturales, a Princeton. Harry Cantril, un notable psicólogo so-
adaptativos, que nos previenen de conductas teme- cial USA, publicó dos años más tarde una apasionan-
rarias, como respuesta a amenazas y peligros para la te obra subtitulada, precisamente, “Un estudio de la
supervivencia: miedo “en y a” la oscuridad, al dolor, psicología del pánico”. Más de un millón de personas
a las catástrofes naturales, etc. (Hace algún tiempo creyó realmente en la invasión, y cientos de miles hu-
escuché una magnífica conferencia al Director de yeron aterrados entre gritos y llantos. Por cierto, que
esta Revista, sobre el miedo desde el punto de vis- el autor entrevistó a 135 de ellas descubriendo que
ta evolucionista, con observaciones muy inteligentes un buen número buscó refugio en compañía de un
acerca de la función de los miedos en nuestra especie; grupo de congéneres, en tiendas, edificios y cafeterías.
el porqué del miedo -pánico, diríamos, compartido Años después, Schachter y Singer lo confirmaron: en
con nuestros parientes los primates- a las serpientes. situaciones de miedo, la gente prefiere la compañía de
También explicó el profesor Gómez Jacinto el miedo otros a estar sola. Un interesante hallazgo psicosocial:
a lo desconocido, al agua, a las alturas, y cómo los ur- y, ya sabéis, “todos unidos contra el terrorismo”, sec-
banitas nos protegemos de peligros que ya no existen tas religiosas apiñadas ante el fin de los tiempos, etc.
y no de los que abundan en nuestra vida cotidiana). Entre algunos de estos miedos colectivos, el rumor
Hay miedos aprendidos, directa o vicariamente, hacia ostenta un papel fundamental, como ya demostraron
multitud de cosas: a los dioses -esos hijos del mie- los textos clásicos de Allport y Postman -Psicología
do-, a los extraterrestres, a los mercados, a la pobreza, del Rumor, 1948- y de Edgard Morín -El rumor de
miedo de la prostituta a la mafia que la explota, al Orleans, 1969-. Barbalet (1998) llama “climas emo-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

cionales” a las vivencias colectivas de cierta duración. obras sobre el mismo asunto: “Riesgo y sociedad”
Climas que pueden ser nacionales e internacionales (1987), “La construcción social y cultural del riesgo”
(y, como no, autonómicos); por ejemplo, el periodo (1987) y “Riesgo, organización y sociedad” (1991),
de la Guerra Fría tras la Segunda Guerra, el crack del a los que siguió una copiosa literatura. La tesis de
29, la crisis del 2008...etc. Beck, telegráficamente expresada, era la siguiente: el
En cuanto a los EFECTOS del miedo, desde hace espectacular desarrollo de la tecno-ciencia ha traído
siglos se han venido mostrando sus devastadoras con- a las sociedades industriales contemporáneas, junto a
secuencias. En el Libro del Buen Amor (verso 1381) innegables progresos, unas consecuencias imprevis-
escribe el gran Arcipreste: “las vïandas preciadas con tas, resueltamente negativas. Un poderoso elemento 
miedo son agraz / todo es amargura do mortal miedo se ha introducido en el seno mismo de esas socie-
yaz”. Montaigne (2007, libro I, cap XVII) observa: dades: la presencia constante de eventos y sucesos
“Quienes viven aterrados viven en continua angus- amenazantes, para cuya solución es difícil recurrir
tia, dejan de beber, de comer, de descansar. Otros se a medios tecno-científicos al ser precisamente estos
culpan, se ahogan o arrojan al vacío, mostrando que los que provocan los peligros. La retahíla de infortu-
el miedo es incluso más importante e insoportable nios es bien conocida: Chernobil, Fukushima, armas
que la muerte”. Dice Don Quijote a su escudero “el químicas, calentamiento global, SIDA, vacas locas,
miedo que tienes te hace Sancho que ni veas ni ayas ébola, carnes rojas (!) etc. Incertidumbre e inseguri-
a derechas porque uno de los efectos del miedo es tur- dad, miedo, en definitiva. Pero hay más. Desde hace
bar los sentidos”. Una abundante literatura, empírica un tiempo, nuestra sociedad viene siendo descrita en
y experimental, ha demostrado, según su intensidad, términos sobrecogedores y aún pavorosos; se anuncia
los deletéreos resultados del miedo, tanto en anima- el Fin: del libro, la lectura, los tiempos, la Historia,
les no humanos como en el hombre. Consecuencias la certidumbre, las ideologías, la ciencia, el poder,
fisiológicas ya descritas por Darwin -alteración de la el fin de los hombres, de la educación... (todos son
expresión facial, descontrol de esfínteres, palidez, títulos de libros). Los más acreditados analistas so-
etc-; también cognitivas, pues el miedo suscita pen- ciales contemporáneos, desde Sennett, Baumann y
samientos negativos, a menudo obsesivos; hay un es- Giddens a Sloterdij, Gray, Castells o Lipotvesky, vie-
trechamiento de la atención y se acortan los tiempos nen diagnosticando las desventuras que nos afligen.
de reacción, dificulta y aún impide el procesamiento Por ejemplo: desesperanza, confusión identitaria,
claro de la información, etc. Y, desde el punto de vis- indignación, explotación, corrupción, racismo, paro,
ta conductual, el miedo determina comportamientos gigantescos contrastes entre riqueza y miseria, antíte-
paralizantes, de evitación, huida y ataque -”unas veces sis entre integración/fragmentación, codicia/solida-
nos pone alas en los pies, otras nos deja clavados y ridad, universalismo y particularismo, complejidad
trabados” (Montaigne). social y simplificación mediática, etc, a lo que cabe
Y, en fin, la EXPRESIÓN del miedo depende del añadir la pérdida de autoridad de Instituciones otro-
contexto, la cultura, la sociedad, la situación, etc. Tan ra prestigiosas: Iglesia, Partidos, Sindicatos, Familia,
solo una recomendación: que leáis el extraordinario Religión, Gobierno, Universidad, etc. En efecto,
libro del insigne profesor del Colegio de Francia, “todo lo sólido se desvanece en el aire”.
Jean Delumeau (1989). En él cuenta la historia del Todo lo cual ha contribuido a lo que se ha de-
miedo desde mitad del siglo XIV hasta 1800. Toda nominado la “sociedad del miedo” (“El país del mie-
la obra es interesante, pero hay que leer atentamen- do”, titula Isaac Rosa su excelente novela). Un miedo
te el capítulo 20, sobre “el miedo a las mujeres”. El ontológico resultado de la acumulación de los miedos
libro de Delumeau concluye en 1800. Pero algo hay particulares de cada cual: al paro, a la pareja violenta,
que decir, aunque sea brevemente, sobre el papel del al terrorismo, a la soledad, al colesterol... El miedo ya
miedo en nuestras sociedades actuales, las llamadas sabemos que es la emoción más contagiosa, y aumen-
SOCIEDAD DEL RIESGO / SOCIEDAD DEL ta con la interacción de las personas. En esa socie-
MIEDO. El DLE define el riesgo como “contingen- dad del miedo, en ese marco interpretativo (Lakoff),
cia o proximidad de un daño” y se admiten como operan los Medios, esos “fabricantes del miedo” (J.
sinónimos, entre otros, azar, suerte, fortuna, desgra- Estefanía). Sin embargo, algunos entrevén alguna es-
cia y peligro. En 1986 se publica en Alemania un peranza: en un libro reciente, Francisco Mora (2015),
libro de extraordinario impacto: “La sociedad del aceptando lo anterior, afirma que el miedo, al cabo,
riesgo”, de Ulrich Beck. Aparecieron después varias está dentro de nosotros, en nuestro cerebro, y cree
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

que si el miedo es un producto del cerebro, las neu- temen a la muerte “como si tuvieran la certeza de
rociencias podrán erradicarlo en las sociedades huma- que sea el mayor de todos los males”; Aristóteles, en
nas. El título del libro del profesor Mora es “cautelo- la Ética a Nicómaco, afirma que de todas las cosas
so”: “¿Es posible una cultura sin miedo?”. Su análisis malas que tememos -la pobreza, la enfermedad, la
del miedo se nos antoja un tanto, digamos, unilateral, falta de amigos- «lo más terrible es la muerte». Va-
incluso reduccionista. El profesor Mora es un acre- rias veces aparece en De Rerum Natura (31) y según
ditado Catedrático de fisiología humana y analiza el el Arcipreste de Hita «con el miedo de la muerte la
tema desde su propio lenguaje. Los sentimientos son miel non es sabrosa / todas las cosas amargan en vida
 respuestas a situaciones externas a las personas, son peligrosa» (verso 1380). Y Hobbes (Leviatán, cap 12)
resultado -como quedo dicho más atrás- de la rela- cita ese «miedo perpetuo» que siempre nos acompa-
ción entre el individuo y el ambiente. El cerebro, sin ña. Hay excepciones, naturalmente: Santa Teresa no
duda, es (una) parte del problema, y es indispensable solo no la temía sino que la anhelaba (32).
conocer sus mecanismos. Pero la otra parte la deben Nadie sabe qué pensaban sobre la muerte Lucy
investigar otros saberes. El profesor Mora es conscien- hace 3,6 millones de años caminando erguida por el
te de ello cuando, bien que sumariamente, solicita la suelo de Tanzania, o nuestros ancestros de Atapuerca
intervención de la Filosofía, la Sociología, e incluso hace 600 mil. En lo que sí parece haber acuerdo es
de las ideas budistas. que en algún momento del proceso de hominización
Y ¿qué decir respecto a la PSICOLOGÍA SO- el hombre descubrió su finitud, surgió el miedo a la
CIAL? Prácticamente nada; salvo las excepciones del muerte y, a partir de entonces, adquirió la categoría
viejo Otto Klineberg. Stoetzel y Sabini, y algún otro de sentimiento universal en sentido antropológico-
muy recientemente, ha sido un tema desdeñado por cultural (33). Un miedo que incorpora tanto la cer-
nuestra querida disciplina. Una prueba más reciente teza de nuestro final como la incertidumbre acerca
de ese desinterés es, por ejemplo, la siguiente: Rom del cómo y cuándo. Y, como toda emoción, también
Harré y W.G. Parrot editaron en 1996 una obra titu- el miedo a la muerte varía en intensidad, desde una
lada “The Emotions”, analizando sus determinantes ligera aprensión en espera del resultado de una analí-
biológicos, sociales y culturales. Es un buen texto que, tica rutinaria, hasta la angustia insoportable una vez
si no he leído mal, menciona una sola vez al miedo se confirma un diagnóstico fatal. Para Jankelevitch
-en el artículo de Oatley- a propósito de las funciones (2002) el miedo a la muerte es causa de «la angustia
comunicativas de la emoción. Sí figuran la vergüenza, de las angustia, es angustia elevada a la máxima po-
la culpa, la pena, la timidez y el asco. tencia». (34)
Para temer algo, claro está, hay que pensar en ese
5) EL MIEDO A LA MUERTE algo, pero si, -insisto en el condicional- si son verdad
las respuestas a determinadas encuestas, no todo el
Tenemos miedo a muchas cosas y, entre ellas, mundo piensa en la muerte, ni, desde luego, lo hace
seguramente el miedo a la muerte propia. Segura- de modo recurrente; por lo tanto, no la teme, al me-
mente, porque, como enseguida se verá, hay quienes nos conscientemente. En efecto, desde el punto de
dicen que nunca piensan en la muerte. Cita Savater vista verbal, consciente, las personas, en Occidente,
en su Diccionario Filosófico (1995) un documento generalmente no piensan en la muerte (Lester), la
hallado en una tumba de Mesopotamia hace 5000 mayoría de los individuos no piensan en ella (Mira
años que contiene los juicios del autor sobre la exis- i López); en ancianos USA el miedo a la muerte «se
tencia misma: allí se denuncia la arrogancia de los observa muy rara vez» (Weissman y Kastembaum),
poderosos, la soberbia y brutalidad de los militares, se piensa en ella pero nunca se habla abiertamente
la codicia de los comerciantes, y, cómo no, la infi- (Strauss); en USA solo el 25 % de las mujeres y el 20
delidad y la maldad de las mujeres. Y asímismo, se % de los hombres tenían pensamientos recurrentes
lamenta la brevedad de la vida, el miedo a la muerte sobre la muerte, pero con una muestra de 240 an-
y la incertidumbre de cómo y cuándo sobrevendrá. cianos USA la muerte era su preocupación esencial
También aparece el miedo a la muerte en la Leyen- (Wolf ).
da de Gilgamesh cuando éste toma conciencia de Desde los años 60, el ahora denominado CIS in-
su propia muerte al ver la de su amigo Enkidu. La cluyó muy ocasionalmente alguna pregunta sobre las
muerte está omnipresente en el Génesis, y en la de- actitudes ante la muerte: en 1997 (estudio 2245), a la
fensa de Sócrates, Platón escribe que los hombres pregunta ¿qué temas cree usted que más preocupan a
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

las personas mayores? los encuestados respondieron: aproximarse mucho a la experiencia de la muerte.
la soledad (73,7 %), la enfermedad (38,2 %) y la Adivinos, videntes, nigromantes, brujas, hechiceros,
muerte (11 %). En 2002 los datos fueron los siguien- astrólogos, psiquiatras (¡Szondi!), han desarrollado
tes: pensaban en la muerte con frecuencia el 14,1 %, desde hace siglos una floreciente industria para pro-
algunas veces el 41, 7 %, casi nunca 25,2 % y nunca nosticar la muerte. Hoy la Ciencia ha sustituido a esa
18,6 %. O sea, el 55,8 % pensaba en la muerte con patulea irracional que, por cierto, no ha desaparecido
frecuencia o algunas veces, y nunca o casi nunca el del todo, ni mucho menos. Así, por una cantidad no
43,8 % (Una advertencia importante: los investiga- excesiva (solo unos 600 euros) dada la trascendencia
dores empíricos están de acuerdo en que con pregun- del caso, una empresa islandesa llamada Decode, con- 
tas directas casi nadie declara tener miedo a la muerte fecciona, a través de una muestra de saliva, el per-
o pensar en ella; en cambio con técnicas indirectas, fil genético de la gente, incluyendo la probabilidad
por ejemplo con técnicas proyectivas o de asociación de contraer graves enfermedades: cáncer, diabetes,
de ideas, sí aparece ese miedo, pero ya sabemos las Alzheimer, etc, hasta 29. Los expertos dudan de su
limitaciones de las técnicas indirectas). valor predictivo -prescinde de las circunstancias del
Hay diversas razones explicativas de ese «no pensar yo-, aunque creen que en el futuro la técnica se per-
consciente» en la muerte. En primer lugar, recordad feccionará y será de suma utilidad (?). Y por lo que
el conatus spinoziano (cada ser, en cuanto está a su respecta a la muerte del otro, tampoco, obviamente,
alcance...). En cuanto está a nuestro alcance cada uno podemos experimentarla; como dice Heidegger, sólo
trata de existir, de dar de sí, de durar. Los humanos, podemos asistir a la muerte ajena; la podemos ver -¡el
constitutivamente, no deseamos nuestra propia des- cadáver!-, nos entristecemos, nos alegramos o nos da
trucción. Son las circunstancias las que, en su caso, igual. Y eso es todo.
nos derrotan y truncan nuestro deseo de vivir. Ade- Siendo muy generosos, lo que más se aproximaría
más, hay precondiciones cognitivas de los sentimien- a una teoría psicológica del miedo a la muerte es la
tos, como vimos más atrás; entre ellas, las creencias que propuso Ernest Becker (2003) en el libro antes
apreciativas acerca de la distancia espacio-temporal citado. En el prólogo, Sam Keen afirma que la teoría
del objeto de la emoción (Arnold, 1960; Greespan, de Becker incorpora cuatro ideas fundamentales: 1) el
1988). Con una esperanza de vida superior a los 80 mundo, incluida la muerte, la naturaleza y la sociedad
años y el pronóstico de que se irá ampliando más, mu- es, sencillamente, aterrador (sic.); 2) la motivación bá-
cha gente contempla la muerte como algo muy lejano, sica del ser humano es negar o defenderse de ese terror
como algo que no está ni aquí ni ahora (35). Y ya sa- fundamental; 3) ese “miedo terrorífico” es, por una
bemos, por añadidura, que nadie se cree, en el fondo, parte, reprimido en el inconsciente y, por otra, subli-
su propia muerte. En tercer lugar, también ayudan las mado mediante la creación artística, científica, la bús-
circunstancias. La gente muere en la cama y, todavía, queda de riqueza, procreación, etc.; 4) la lucha contra
son noticia los accidentes mortales y las muertes vio- el mal del mundo aumenta el miedo a la muerte (?). El
lentas. En los medios aparece la muerte ajena, de los propio Becker afirma que éste es un sentimiento uni-
otros, y las estrategias sociales de ocultación nos evi- versal que aterra a los hombres más que ninguna otra
tan su presencia. En cuarto lugar, las exigencias de la cosa. Dice inspirarse en ideas de Otto Rank y Gregory
vida actual para la población activa son incompatibles Zillborg -dos psicoanalistas- aceptando su tesis fun-
con el paralizante pensamiento sobre la muerte: traba- damental: el miedo a la muerte es omnipresente en
jo, prisa, más de tres horas diarias de TV, otro tanto nuestro funcionamiento mental; es un miedo normal
-aproximadamente- en las redes ¿quién tiene tiempo pero inconsciente, y comparte con Zillborg la idea que
para meditar sobre su finitud? Por último, carecemos ya nos es conocida: nadie se cree su propia muerte.
de experiencia acerca de nuestra muerte -todos somos Hay más explicaciones psicoanalíticas: las de Norman
aprendices, decía Montaigne-. No podemos vivenciar- Brown hace decenios o aquellas que derivan el miedo
la (si está ella no estoy yo, etc). a la muerte de la angustia infantil tras el abandono,
Puede haber, sin embargo, distintos grados de por momentáneo que sea, de la madre. Otros, en fin,
cercanía o de proximidad a la vivencia de la muer- han propuesto explicaciones menos complicadas; que
te (Ferrater, 1979): sensaciones del tipo «creí que me el miedo a la muerte es innato, análogo a un simple
moría», fusilamientos frustrados, muertos «resucita- reflejo incondicionado, o que es un miedo aprendido
dos»; o cuando se contempla a la muerte como salida al contemplar la muerte de otros.
de una situación intolerable: el «suicidio lúcido» debe ¿Y qué pasa con la medida? Algunos, ignorando
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

la sabia advertencia -todo lo real se puede medir, es una entidad multidimensional con significados
pero no todo lo medido es real-, se han aventurado a múltiples en distintos niveles de conciencia (?) y es
cuantificar el miedo a la muerte -el consciente, claro-. cognitivamente representada de modos diversos; o
Sin apenas reflexionar sobre lo que hacen, pues no esta otra: las creencias religiosas alivian la intensidad
distinguen correctamente entre las variables: la muer- del miedo a la muerte y (con muestras de estudiantes
te y el morir (death and dying), muerte propia y aje- USA), encuentran diferencias significativas entre bu-
na, miedo a lo desconocido, al castigo en el más allá, distas y protestantes en cuanto al miedo al castigo en
miedo normal y patológico, miedo a la soledad del el más allá; con sus propias palabras: «diversos grupos
 moribundo (Elias), a perder la conciencia, a devenir religiosos asociaron distintos significados a su muerte,
un cadáver o a qué le pasará a los familiares depen- y temían a la muerte por diferentes razones». Florian
dientes... El caso es medir, utilizando un buen surti- falleció hace poco, y no está bien hablar mal de los
do de técnicas: inventarios, cuestionarios, entrevistas, muertos. Leed el artículo y quizá le encontréis virtu-
escalas de distinto formato, asociación de palabras, des epistémicas o metodológico-técnicas.
completar frases, análisis de sueños y pesadillas (sic.),
redacciones escritas, adaptaciones del TAT de Mu- 6) ACTITUDES Y MECANISMOS DE DEFENSA ANTE
rray, respuestas fisiológicas. Las muestras, en lo que se LA MUERTE
me alcanza, las habituales: un pequeño número de su-
jetos, estudiantes en el esplendor de la vida, enfermos Las respuestas subjetivas ante el miedo a la muer-
de cáncer y del corazón, portadores del virus VIH. te son heterogéneas y de consciencia variable. En la
Los resultados de las investigaciones -desconozco si literatura psicológica se han descrito varias actitudes
hay alguna española- son escasamente sorprenden- (Caseey, Leonetti, Elias, Gª Sabell, Languer...): desde
tes unos, triviales otros, y la mayoría inconsistentes su desafío directo, por ejemplo, practicando deportes
o contradictorios. Por ejemplo, las mujeres piensan de altísimo riesgo, hasta trabajar obsesivamente (mo-
y tienen más miedo a la muerte que los hombres, la rir al pie del cañón), desde el suicido hasta el humor
gente tiene distintas representaciones o imágenes de o los «viajes artificiales». Otros, al serles anunciada la
la muerte: figuras macabras, físicamente repulsivas, muerte a corto plazo, intelectualizan el miedo y escri-
desdentadas, podridas, etc.; a veces la muerte se per- ben relatos como recientemente han hecho Toni Judt,
sonifica en una figura alegre y seductora (?) más vieja Henning Mankell, Oliver Sacks o Santiago Castelo.
que el respondente. Unos la imaginan del sexo feme- Y, desde luego, en este capítulo se deben incluir los
nino y otros del masculino... y ¡la bomba!: portado- celebérrimos mecanismos de defensa.
res varones del virus VIH mostraban más miedo a la La noción de mecanismos de defensa del yo la in-
muerte que sus congéneres sanos. trodujo Freud en Psicología en 1884, en un trabajo
Un comentario aparte merece el trabajo de V. titulado «Las neurosis de defensa»; se trataba de una
Florian y M. Miculincer (2004). Desde 1979, Flo- operación mediante la cual el sujeto mantiene pen-
rian -un judío israelí- ha desarrollado un proyecto samientos y sentimientos dolorosos fuera de su con-
de investigación (?) centrado en el terror (no sim- ciencia. En otras obras vuelve a referirse a ellos: «Más
ple miedo) a la muerte. Comencé a leer su artículo allá del principio del placer” (1920) y “El yo y el ello»
con interés pero me fue decepcionando, e incluso (1923). En 1926, en «Inhibición, síntoma y angus-
irritando, hasta su conclusión. El comienzo es bri- tia» los define como aquellas técnicas utilizadas por
llante: a partir de los supuestos de la TMT formulan el yo para superar los conflictos que pueden llevarle
tres preguntas: ¿qué hay de terrorífico en la muerte a la neurosis. En 1936 su hija Ana público su famo-
propia? ¿cómo se expresa ese terror, consciente e in- sa monografía «El yo y los mecanismos de defensa»,
conscientemente? y ¿cuál puede ser una correcta (?) ampliamente utilizada después no solo en la literatu-
conceptualización de la muerte? A mi modesto enten- ra psicoanalítica sino en otros ámbitos psicológicos
der, el artículo es muy deficiente. El modelo teórico como la Psicología de la Personalidad, Cognitiva, del
(?) con sus tres dimensiones no está justificado, no Desarrollo, etc. Incluso la «imperialista» Psicología
hay teoría que guíe la elección de unos ítems y no Evolucionista, a partir de premisas neodarwinianas,
otros en las escalas, incluidas las derivadas del TAT. han incorporado a sus intereses el estudio de estos
Los autores utilizan muestras de estudiantes USA, mecanismos como el engaño y el autoengaño tal y
israelíes y soldados de este país, con conclusiones como revela el libro de Robert Trivers «La insensa-
sobremanera anodinas; por ejemplo: que la muerte tez de los necios» (2013). Como sabéis, Trivers es un
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

prestigioso autor, una auténtica autoridad en el cam- viando ahora las evidentes tautologías entre los tres
po sociobiológico (la Teoría de la inversión parental). vocablos, resulta más útil puntualizar los siguientes
Su tesis fundamental es que la evolución biológica extremos (Olson y otros, 1996):
ha seleccionado estos mecanismos de engaños y au-
toengaños por sus ventajas adaptativas (para Pinker 1) La esperanza puede ser contemplada como una
todos los mecanismos de defensa son tácticas de au- actitud, una creencia, una emoción (una emoción
toengaño). El autoengaño sería previo requisito para «intelectual» la denomina Averill, 1996), y, como dije
engañar a los otros. La lucha por la existencia darwi- antes, un mecanismo de defensa.
niana, la implacable competición por el éxito repro- 2) La esperanza es una creencia acerca de un fu- 
ductivo -recordad que para los neodarwinistas somos turo estado de cosas; un mecanismo psicológico que
simples máquinas portadores de genes-, proporcionó trata de predecir el futuro, y en este sentido posee
ventajas al engañador y esa herencia genética -en ab- una base adaptativa: la evolución favoreció a aquellos
soluto consciente- es la que todavía funciona entre organismos que formularon predicciones (acertadas)
nosotros. acerca de contingencias futuras (Dennett). Pero si
La investigación de los mecanismos de defensa es esto es así, va de suyo que la esperanza nunca puede
superlativamente difícil. El sujeto, voluntariamen- ser refutada desde el presente.
te o no, puede sesgar sus respuestas deformándolas 3) La esperanza puede tener consecuencias cogni-
mediante mecanismos defensivos adicionales, en un tivas y afectivas: positivas (ilusión), negativas (depre-
proceso inacabable (Cramer, 2000). No obstante, sión si se frustran) y conductuales (ya que su conteni-
para García Sabell (1994) son en última instancia do orienta el comportamiento).
ventajosos pues, gracias a ellos, nuestra existencia en 4) Hay, entre otras, tres propiedades de la espe-
situaciones difíciles se vuelve soportable. Comoquiera ranza relevantes para nuestro tema: en primer lugar
que sea, parece haber una jerarquía en ellos en cuanto el grado de probabilidad de ocurrencia atribuida por
a su eficacia terapéutica: los hay relativamente váli- el sujeto, y que oscila entre lo meramente posible a
dos, como la sublimación; de menor valor, como la la certeza (fe); en segundo término, la importancia, el
represión o la idealización; y prácticamente inútiles, interés del objeto de su expectativa para la personas
como la racionalización y la negación. Dicho de otro (por ejemplo, la salvación eterna); finalmente, el con-
modo: cuanto menos lucidez mental tenga la persona senso acerca de la esperanza en cuestión: ver que otros
es tanto más probable que utilice mecanismos inefica- la comparten confirmaría la creencia de tal modo
ces; es normal que un niño emplee la negación, pero que, en última instancia, se la tomará como verdadera
no un adulto. Y, desde luego, es decisivo aquí el factor (todos lo esperan o creen...).
tiempo: mecanismos de defensa de cierto éxito a cor-
to plazo pueden desmoronarse a medio o largo plazo Una última puntualización: en lo que sigue me re-
y causar la ruina psicológica del sujeto. feriré a la Esperanza en su significado, precisamente,
De lo que se trata ahora es de considerar a la Es- de virtud teologal, es decir, como expectativa de que
peranza como un mecanismo de defensa, aunque no Dios nos dé los bienes prometidos, como por ejemplo
sea citada en los textos especializados. Ante todo, es la inmortalidad en el Cielo. Por lo tanto, y eso me
necesario precisar el significado del término pues se importa subrayarlo, no trataré de la esperanza en su
la ha identificado con otros vocablos -convicción, significado, vale decir, profano, laico, terrenal, como
confianza, presunción, ánimo, deseo, promesa, ilu- esa actitud de superación personal, de afrontar las
sión, fe, anhelo, optimismo, etc-, con los que, sin calamidades, de luchar en procura de un mundo de
duda, mantiene un parecido, pero también matices libertad, igualdad y fraternidad, etc. Se trata, simple-
diferenciales. Según el DLE (2014) un «deseo» es un mente, de la Esperanza en que existe, tras la muerte,
movimiento afectivo hacia algo que se apetece; una otro mundo, otra vida, en suma, la Inmortalidad (35).
«expectativa» es la esperanza de realizar o conseguir
algo, y también, la posibilidad razonable de que algo 7) EL MÁS ALLA Y LA INMORTALIDAD
suceda; y, en fin, la «esperanza» es un estado de ánimo
que surge cuando se presenta como algo alcanzable lo En un bien conocido pasaje de la Crítica de la
que se desea. Y también, y esto es importante, según Razón Pura escribe Kant: “todos los intereses de mi
la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se es- razón (tanto los especulativos como los prácticos) se
pera que «Dios dé los bienes que ha prometido». Ob- resumen en las tres cuestiones siguientes: ¿qué puedo
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

saber? ¿qué debo hacer? ¿qué puedo esperar?”. Las tres utensilios y alimentos. Escribe Lara Peinado (1992,
han sido, y son, preguntas recurrentes en nuestra His- LXXVI) que en las culturas mesopotámicas la reli-
toria, pero ahora nos interesa solo la última. gión se manifestaba esencialmente en torno al miedo
D. Sperber, en su epidemiología de las ideas, a la muerte «que gravitaba sobre todos los actos de
creencias y representaciones socioculturales, mostró la vida». Tras el fallecimiento, el cuerpo perecía co-
hace unos años cómo algunas se aceptan y difunden mido por los gusanos, aunque una minúscula parte
más fácilmente que otras. La creencia en la inmor- -el «ilu»- perduraba en un más allá en verdad terro-
talidad, en un más allá, en alguna de sus múltiples rífico: un lóbrego lugar lleno de tinieblas y de polvo
 formas, es un «meme» universal, lo que es fácilmente (el aliento del difunto) bajo la vigilancia de dioses
comprensible... El hombre no quiere morir, quiere infernales. Esta idea del castigo de las almas en una
vivir cuanto está a su alcance, y todo aquello que le región infernal es un «meme» muy extendido: Hades,
desmienta su trágico destino será recibido con alivio Tártaro, Averno, Infierno...
y esperanza. Así, entre 1200 y 1800 a.C., como ya Pero, ciñéndonos a nuestra propia Historia, el mo-
se vio, aparecen en el poema de Gilgamesh los gran- mento clave en este tema pertenece, sin duda, el mun-
des asuntos de la vida: amor, poder, amistad, guerra, do clásico griego. Rhöde nos lo cuenta a lo largo de
muerte e inmortalidad. Entre las distintas interpreta- más de 650 páginas que resumiré en imposible tarea.
ciones del Poema, Lara (1992) afirma que su «men- El relato comienza con Homero. Tras la cremación del
saje último» es la consecución de la inmortalidad a cadáver, su alma -en el sentido de aliento- vuela hacia
través de la realización de obras perfectas que tras- el Hades, un tenebroso lugar, reino de las sombras,
ciendan los tiempos: la Fama, la Gloria, como formas donde literalmente no existe nada, ni siquiera dioses.
de ella (eso mismo hemos repetido, dijeron Schopen- Es impropio, subraya el gran helenista, hablar tanto
hauer y la TMT). Y no solo esta Epopeya: el Libro de vida inmortal como de Esperanza: esas sombras
de los Muertos de los egipcios, el Libro de Samuel, no «viven» realmente ni jamás retornan al mundo de
la Odisea, la Eneida, los Evangelios (Lázaro, Jairo), los vivos. Se desconoce qué factores intervinieron en
La Divina Comedia, Fausto, etc, delatan ese incura- la Poesía griega de los siglos VIII y VII para que sur-
ble deseo de los mortales. Lo demuestra así mismo la giera la nostalgia de un más allá que cristalizó en los
existencia de sepulturas y ritos prehistóricos en dis- Misterios de Eleusis, otra etapa decisiva en nuestro re-
tintas civilizaciones y culturas, desde los aztecas a las lato. Se trataba de una religiosidad secreta, iniciática,
tribus primitivas africanas, tal y como, por ejemplo, sectaria. Ya en el siglo VII, cuando Eleusis se unió a
documenta Sir James Frazer, en su ya citado libro «La Atenas, se amplió el número de creyentes, alcanzando
rama dorada». la religiosidad eleusina un rango «estatal» con cere-
Limitándonos a nuestra tradición cultural, tan- monias parangonables con los mismísimos Juegos de
to Ferreter Mora (1947, 1979) como Erwin Rödhe Olimpia. Se incorporaron mujeres, niños, esclavos, y
(1995) han documentado algunos de los momentos a todos se les prometió algo realmente novedoso: la
históricos decisivos en nuestro asunto. De entrada, es Esperanza en otro mundo después de la muerte; el
muy útil la distinción de Ferrater entre las ideas de número de adeptos, naturalmente, se multiplicó. Sin
supervivencia e inmortalidad. La primera se refiere, embargo, Röhde advierte que de ningún modo debe
meramente, a la perduración «terrenal» en el tiempo interpretarse aun que la religiosidad eleusina prome-
de las distintas cosas de la realidad: piedras, arboles, tía la inmortalidad del alma. En sus ceremonias, se
peces... La segunda denota que, además de perdurar, trataba solamente de episodios «consoladores», que
en los humanos existe alguna entidad -alma, espíri- al parecer incluían orgías, y que una vez concluidos,
tu, sombra- que continúa viviendo tras la muerte del apenas dejaban huellas en los devotos seguidores.
cuerpo en una suerte de vida eterna. Así las cosas, son Avanzando en el tiempo, los griegos llegaron a
fascinantes los sucesivos pasos que históricamente creer que inmortalidad y divinidad eran sinónimos.
han conducido desde la simple supervivencia de la Pues bien, al márgen de la religión oficial, en algunas
mentalidad primitiva a la creencia posterior en la in- sectas místicas ligadas al culto de Dionisos, se fraguó
mortalidad en un mundo ultraterrenal. En algún mo- la idea de la naturaleza inmortal del alma, y por lo
mento de la evolución humana, nuestros ancestros, tanto, de su divinidad. El culto dionisíaco, escribe
quizá tras soñar con los muertos, pensaron que había Röhde, «suministró el primer germen acerca de la
otro mundo con una vida semejante al de éste. En creencia en la inmortalidad de las almas». En el Or-
los sepulcros, junto al cadáver, se depositaban ropas, fismo ya se encuentra firmemente asentada la idea del
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

carácter inmortal y divino de un alma «encerrada en torno a la muerte: pecado, castigo, salvación y con-
la cárcel del cuerpo». Homero atribuía al alma tras la denación eternas, etc. Y aportan una idea en verdad
muerte una muy débil vida fantasmal. Ahora se trata revolucionaria: no muere un qué sino un quién. La
de una existencia, vale decir, consistente, sólida, vigo- inmortalidad ya no pertenece solo a una parte del
rosa: en el hombre habita una divinidad encarcelada hombre, su alma, sino a las dos: al alma y al cuerpo.
en un cuerpo, que será libre tras la muerte. Recordad Es, nada menos, una inmortalidad personal. En la
vuestros tiempos del Bachillerato, del PREU, o como era cristiana, el pensamiento religioso y buena parte
se llamara aquello: en las costas de Jonia, a partir del del filosófico, trataron de demostrar -docenas y doce-
siglo VI aconteció la revolución intelectual de los nas de argumentos- la existencia de una vida eterna 
Presocráticos. En un principio, la Filosofía no con- tras la muerte. Y persiguieron, torturaron y aniqui-
flictuó con la Religión; Teología, Filosofía y Religión laron a quienes lo negaban o simplemente dudaban.
coexistieron en cada filósofo (la magnífica obra de W. La Ciencia Moderna, la Ilustración, Darwin, Marx,
Jaegger se titula «La teología de los primeros filósofos Nietzsche, Freud, como hoy Hawking, Dawkins o
griegos»), pero los Jonios, fundamentalmente esta- Chrichten, socavaron esas creencias, aunque en modo
ban interesados en cosas como la fisis, la causa de las alguno acabaron con ellas.
cosas, el orden del Cosmos, etc. De modo que Tales Por el contrario, durante los últimos cien años he-
de Mileto sostuvo que existía un alma inmortal en el mos asistido a renovados intentos tanto de demostrar
hombre, pero también habló del alma de las plantas, la existencia de un más allá como de prolongar la vida
de los animales, y de los imanes, en un sentido no o directamente alcanzar la inmortalidad.
religioso sino “energético-vital”. Tampoco tuvieron Las supuestas vivencias místicas son, para algu-
sustanciales preocupaciones espirituales Anaximan- nos, una demostración de la existencia de un más
dro, Anaxímenes, etc. allá. En las obras de los profesores Rubia (2000) y
El pitagorismo fue un hito trascendental en este Mora (2003) encontramos un adecuado análisis del
relato. Pitágoras fue el líder de una secta que, ante fenómeno. Toda vivencia humana reside en el cere-
todo, buscaba cómo salvar ese alma encerrada en bro, a su través “vemos” el mundo; también las expe-
el cuerpo. Un alma, y esa es la novedad, que tras la riencias religiosas tienen una base cerebral pero nada
muerte vuela al Hades (como en Homero) pero, una prueban sobre la existencia de Dios ni de un más allá.
vez purificada allí, retorna a la Tierra, en donde se La creencia universal en dioses remite a la existencia
reencarnará en animales y humanos hasta que, un de estructuras cerebrales innatas de las que emergen
día, liberada totalmente, regresará definitivamente a “memes” religiosos. Pero hay personas que carecen de
una existencia sobrenatural. Disuelta la secta pitagó- ellas, que tienen una “afasia religiosa”. Ocurre como
rica, Empédocles y Anaxágoras también creyeron en con la capacidad musical, unos la desarrollan máxi-
un alma inmortal, en tanto el materialista Demócrito mamente y otros apenas. Se ignora cuándo los Ho-
-solo existen el átomo y el vacío, decía- negó su in- mínidos comenzaron a experimentar sentimientos re-
mortalidad, y los grandes trágicos -Sófocles y Eurípi- ligiosos, nada sabemos sobre qué era la religión en el
des- también negaron su existencia. En los diálogos Paleolítico Superior. Hay varias hipótesis: para unos,
de Platón ya existe un alma totalmente independiente los enterramientos con utensilios, flores, alimentos,
del cuerpo. En sucesivas “demostraciones” el divino etc, probarían una creencia en el más allá; para otros,
sostuvo su inmortalidad y su función suprema, nada lo religioso se identifica con la recepción de mensajes
menos que contemplar, en el Mundo Inteligible, a las enviados por agentes sobrenaturales. También se ha
Ideas, la Realidad Primordial. Para Aristóteles el alma especulado con que la religión apareció junto al Arte,
es la forma del cuerpo. Separarlos, decía, es como hace unos 40.000 años. El místico “contacta” directa-
concebir la visión sin ojos. En el hombre, además de mente con lo divino, conceptuado como una entidad
un alma, principio y fuerza vital del organismo, existe misteriosa, majestuosa, colérica, fascinante (Rudol-
un alma espiritual, de naturaleza sobrenatural, que es ph Otto). Los místicos de las diversas religiosidades:
la que hace posible nuestros pensamientos. Es el ele- budismo Zen, hinduismo, taoísmo, cristianismo, re-
mento divino en el ser humano, que no desaparece latan sensaciones oceánicas de paz, alegría y libera-
con la muerte del cuerpo. Los pensadores cristianos ción... Hay una suspensión de la visión binaria del
fueron discípulos intelectuales de Platón, Aristóteles mundo: delante/detrás, arriba/abajo, antes/después,
y algunos filósofos helenísticos. Pero introdujeron un localizada en el lóbulo parietal del hemisferio izquier-
nuevo vocabulario, un juego de lenguaje original en do. Se disuelve así, escribe Rubia, la dicotomía sujeto/
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

objeto propiciando la “fusión” con todo el universo, Madrid, en mayo 2014). Penrose (2011), por su parte,
un estado mental donde no existen oposiciones, tal pronostica un aburrido final donde solo habrá partí-
y como revela el lenguaje de las más altas cimas de culas sin masa, como fotones y gravitones. Por otra
la poesía mística como San Juan de la Cruz o Santa parte, sí que hay fecha para el final de nuestro planeta.
Teresa de Ávila. Desde el siglo pasado se conoce la na- El profesor Rees dijo también que dentro de 6000 mi-
turaleza de la sintomatología de los ataque epilépticos llones de años, mes arriba, mes abajo, se extinguirá el
en el lóbulo temporal: sobrevienen manifestaciones Sol y en consecuencia la vida en la Tierra. Pero antes,
hiper-religiosas, conversiones repentinas, vivencias los terrícolas, que ya miles de años antes pasaban el fin
 místicas, grafomanía... La relación entre religiosidad de semana en la Luna, Marte o Júpiter (eso lo pronos-
y epilepsia ya la descubrió Esquirol en 1838, pero tico yo), habrán emigrado a otros lugares.
venía de tiempos más antiguos y se manifestaba en Algunos, no obstante, quieren amargarnos tan es-
las religiones mistéricas griegas más atrás mencio- plendoroso porvenir; Danny Dorling (2013), en un
nadas. Llama la atención Rubia sobre el episodio de libro sobre la crisis demográfica futura, argumenta
la conversión de San Pablo camino de Damasco: ve que en el año 2100 habrá 10.000 millones de habi-
una luz cegadora, cae del caballo, escucha la voz de tantes en la Tierra, y eso, junto a las consecuencias del
Dios... Rubia lo interpreta como “un ataque epilép- cambio climático, constituirá un muy serio peligro
tico del lóbulo temporal”. En suma, concluye Rubia, para la vida en nuestro planeta. Y, todavía más, la tasa
en el cerebro parecen existir, en el sistema límbico, actual de extinción de las especies es 1000 veces su-
unas estructuras de las que pueden emerger vivencias perior a la media durante millones de años; al parecer
místicas y religiosas. Evolutivamente, como el siste- hay riesgo de que la crisis medioambiental cause una
ma límbico es anterior a la corteza cerebral, es pro- sexta extinción, tras las que provocó la extinción de
bable que la activación de sus estructuras funcione los dinosaurios hace 65 millones de años.
al servicio de mecanismos generales como, por ejem- Habréis advertido que, en varias ocasiones, al
plo, calmar el dolor; y, como producto colateral, esos hablar de la certeza, inevitabilidad o necesidad de la
procesos químicos pueden ser la causa de vivencias muerte, he introducido los sintagmas “de momento”
místicas universales. Estas, pues, no son producidas o “por ahora”. Don Quijote frisaba en los 50 -cuando
por estructuras corticales, propias de los seres huma- la esperanza de vida eran veinte menos- y la sobrina
nos; son vivencias anómalas que nada aportan a la se refiere a él como “un viejo por la edad agobiado”.
supervivencia de la especie, como tampoco lo hacen Hace tan solo ochenta años ¿quién podría pensar en
el Arte o la Música. Son, quizá, parte del sistema de las actuales esperanzas de vida en Japón o en Espa-
gratificaciones que el cerebro elabora para otros fines. ña? Alargar nuestra existencia es uno de los objetivos
Aunque, dice Rubia, mucha gente es feliz sin arte, inmediatos de la ciencia. Los organismos varían ex-
música ni religión. traordinariamente en longevidad. Hay insectos que
En cuanto a los intentos de prolongar nuestra viven un día, y lo dedican jubilosamente a reprodu-
existencia hay primero que asegurarnos de que el es- cirse, las tortugas de Las Galápagos viven 175 años,
cenario en el que discurre va a durar, no vaya a ser los delfines 30, los bonobos (cautivos) 55, y los rato-
que éste desaparezca antes que la especie protagonis- nes cuatro. Algunos cómputos actuales revelan que en
ta, nosotros los humanos. Me apresuraré a decir que el mundo, hay registradas 600 personas que vivieron
las noticias son tranquilizadoras. Ni el universo ni hasta los 110 años, y 20 que superaron los 120. Una
nuestro planeta van a desaparecer en un plazo razona- francesa, Madame Jeanne Calment, murió a los 122
ble. El Gran Relojero, el Diseñador Inteligente, dio al (al parecer fumaba un cigarrillo y bebía una copa de
universo cuerda para rato; nadie, que yo sepa, pone Oporto diariamente). En abril de 2009, Scientific
fechas, pero la cosa acabará dentro de miles de millo- American documentó que una mujer de la República
nes de años. En lo que no se ponen de acuerdo los ex- de Kazajistán celebró los 130 años. La fecha de su
pertos es en el cómo: unos dicen que el universo con- nacimiento en su DNI era del 27 de marzo de 1879,
tinuará expandiéndose y enfriándose hasta su gélida pero no se encontró su partida de nacimiento. Tuvo
cesación definitiva, y otros creen que se impondrá la 10 hijos, uno de ellos a los 54 años.
concentración sobre la dispersión y el universo volverá En 1951 falleció en Virginia una joven negra, de
a su origen (¡la punta del alfiler!) a miles de millones cáncer de útero. Tras minuciosos análisis resultó que
de grados (eso es lo que dijo Martín Rees, Catedrático las células cancerosas eran inmortales respecto a las
de Astrofísica en Cambridge, en una conferencia en células sanas; en 1965 se realizó un descubrimiento
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

importantísimo: existía un material genético, los te- enfrentado a Trotsky a propósito de la publicación de
lómeros, y una enzima, la telomerasa, en los que resi- las obras de Freud en ruso. Stalin se oponía y Trotsky
día el secreto de la inmortalidad celular. Todo esto lo estaba a favor. Se especuló que, en el encuentro, “el
dice María Blasco, la Directora del Centro Nacional gran liberal” solicitó el apoyo de Bechterev a su ne-
de Investigaciones Oncológicas. Parece que si se lo- gativa a la traducción. Lo que pasó realmente en la
gra evitar el desgaste de los telómeros sería posible entrevista no se sabe con certeza. Tras despedirse de
alcanzar la inmortalidad; la propia doctora Blasco ha Stalin, Bechterev confesó a sus amigos que el dictador
logrado alargar la vida de ratones más del 46 % ma- ere un paranoico grave; pues bien, el gran reflexólogo
nipulando la tal telomerasa, afirmando que el enveje- murió ese mismo día (o al día siguiente) y fue enterra- 
cimiento celular es la causa del cáncer, la diabetes, las do sin hacerle la autopsia; sus funerales los organizó
enfermedades cardiovasculares, etc, y que la solución quien después fuera el Fiscal General de las purgas
consiste en detener ese envejecimiento. Carlos López stalinianas. Las obras de Bechterev fueron prohibidas
Ortín, un muy competente Catedrático de Bioquími- y su hijo, que estaba convencido de que su padre ha-
ca de la Universidad de Oviedo, también ha duplica- bía sido envenenado, fue detenido y ejecutado. Eran
do los años de vida de sus ratones. Trabaja con “viejos tiempos aquellos en los que un tal Lunacharski, un
prematuros”, niños de 10 a 15 años cuya edad bioló- devoto seguidor de Nietzsche, y de la Teosofía, fun-
gica es de 80, y que mueren al cumplir 20. Cuando dó el Comité Soviético para la Investigación Psíquica,
se escriben estas líneas, en noviembre de 2015, López uno de cuyos objetivos era la creación de una “nueva
Ortín afirma que será posible alcanzar la edad de 135 especie humana”. También por entonces Lysenko sos-
años, o más, porque William Haseltine, fundador del tenía que la, diríamos hoy, ingeniería genética, podría
Human Genome Science pronostica que los nacidos fabricar nuevas especies (“se pueden obrar milagros”,
en 2050 -¡vuestros nietos!- llegarán a los 150. Pero decía). El 21 de enero de 1924 murió Lenin. Su fére-
también señala un problema: el envejecimiento tiene tro fue portado, entre otros, por el camarada Stalin.
un 20 % de causas genéticas y un 80 % de causas Éste y Trotski discutieron de nuevo. Stalin proponía
ambientales: estrés, estilo de vida, más difíciles de embalsamar el cadáver y Trotski se opuso. El pleito
controlar. lo zanjó Leoniv Krasin, un ingeniero ex-terrateniente
Desde hace casi cien años en la Unión Soviética zarista, a la sazón Comisario de Comercio Exterior.
ya hubo intentos de lograr la inmortalidad humana. El cadáver de Lenin fue embalsamado y se fundó la
John Gray es un profesor británico, lúcido analista Comisión para la Inmortalidad. Abierta al público la
de la condición humana, que ha llevado a cabo desde cámara mortuoria se dispuso un sistema de refrige-
hace años un devastador ataque contra el humanismo ración que no funcionó, como tampoco lo hizo un
occidental, a las nociones de libre albedrío y progreso, nuevo aparato importado de Alemania. Mediante
en sus obras, Perros de paja (2003), El silencio de los continuos cuidados siguió la exposición pública, y en
animales (2014), y El alma de las marionetas (2015). 2004 se le sometió a una restauración completa que le
En La comisión de la inmortalización (2014) relata al- “rejuveneció” respecto a décadas anteriores.
gunos de los conmovedores esfuerzos humanos -aho- En relación con los avances de las técnicas directas
ra ateos- para alcanzar la inmortalidad. Ya en el últi- para lograr la inmortalidad, el panorama es ilusio-
mo tercio del siglo XIX eminentes personajes como nante. He aquí unos cuantos anuncios de científicos
Alfred Russel Wallace y Arthur Balfour (que llegó a y organismos muy acreditados: Ray Kurzweil (Inge-
Primer Ministro) desarrollaron un programa de in- niero Jefe de Google -el de las 250 pastillas diarias-),
vestigación sobre el “espiritismo”, tratando de demos- Nick Bostrom (director del Instituto Para el Futuro
trar cómo las personas sobrevivían tras su muerte. A de la Humanidad), el Laboratorio Europeo de Biolo-
comienzos de los años 20 del pasado siglo, el famoso gía Molecular de Heidelberg, los Premios Nobel Paul
neurólogo ruso Vladimir Bechterev, estudioso de la Davies, Francis Collins y Sidney Breuner, aventuran
parapsicología, sostenía que la mente humana, en lo que sucederá:
tanto que fuente de energía, era inmortal (Bechterev
fue contemporáneo de Sechenov y Pavlov). Visitó a 1) Respecto a la congelación, también se vislum-
Charcot y a Wundt y acabó de Catedrático de Psiquia- bran adelantos. En agosto de 2014, en USA, tras morir
tría en San Petersburgo. Es el caso que en Diciembre su hija por paro cardiaco, una madre congeló su cadá-
de 1927 Stalin lo invitó a visitarlo en el Kremlin. El ver (ya lo había hecho con su propia madre en 1998)
Padrecito estaba por entonces, entre otros asuntos, y afirmó que ella y su marido también habían dado
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

órdenes para que los congelaran. En este país hay más especie.
de cien cadáveres congelados (de cada tres, dos son de Por último, hay otras formas inocuas de inmorta-
hombres). En el mundo más de 3000 personas han lidad que no dejan de inspirar ternura y que recuer-
firmado contratos con empresas de criogenización. dan a los “muertos felices” de Aristóteles: familiares y
Ya hay 241 cadáveres en espera de la resurrección. amigos continúan escribiendo en el muro del difunto
En Rusia la operación cuesta 36000 euros, el doble sobre todo en los días de cumpleaños y aniversarios
que en USA. En España existe un Instituto Europeo de su defunción. Es, sin duda, una modalidad muy
de Criopreservación en la Comunidad Valencia, que barata. En fin, como suele decirse, así están las cosas.
 también congela mascotas. Una interesante variedad Y entre otros, surgen preguntas como ¿se debe hacer
de estas técnicas consiste en cortar la cabeza al cadáver todo lo que se puede hacer? o ¿todos estos “amortales”
y congelarla a 196 grados bajo cero. En su momento, serán seres humanos como nosotros?
se transferirán a ordenador todas las informaciones en Hace unos 30 años, Rorty distinguió dos signi-
él almacenadas. De modo que el cerebro “resucitará” ficados en la expresión “referirse a algo”: una, como
sin haber perdido memoria, sentimientos, identidad una relación fáctica entre la expresión lingüística y
personal, etc. Además está muy avanzada la técnica de los hechos reales, que es el sentido cabal del vocablo
“neuropreservación”; resulta más barata que congelar “referencia”. La segunda designa una relación pura-
todo el cuerpo. Confiesa el propio Nick Bostrom que mente intencional entre la expresión y un objeto que
él ha dispuesto que hagan eso mismo con su cadáver. no existe en la realidad; aquí, el sentido adecuado no
2) Será normal vivir más de 100 años, pues se fa- sería la referencia sino el “hablar de...”. No cabe, por
bricarán alimentos de muy bajas calorías y, en todo tanto, “referirse” a Don Quijote o a Hamlet, pero
caso, habrá supermercados de órganos humanos tras- sí “hablar de ellos”. Pues eso mismo pasa, creo, con
plantables sin necesidad de donantes. En 50 años será Dios y, por ahora, con la inmortalidad (36).
algo rutinario reemplazar todo el cuerpo, como ahora
nos hacemos un implante dental. Y, desde luego, ade- 8) UNA SABIDURÍA A LA ALTURA DE NUESTRO
más del supermercado, las células madre del embrión TIEMPO
pueden convertirse en células del corazón, del hígado,
del cerebro, etc, siendo posible reparar todo el cuerpo. Salomón nos exhortó hace siglos: “adquiere la sa-
3) El citado Kurzweil -autor de “La singularidad biduría” (Proverbios, 4, 5). Wittgenstein escribió en
está cerca”-, en su libro “Trascender” recomienda nue- el Tractatus (6, 52): “Sentimos que aun cuando to-
ve pasos que nos permitirán vivir bien para siempre: das las posibles cuestiones científicas hayan recibido
una dieta científicamente elaborada, la fusión de la in- respuesta, nuestros problemas vitales todavía no se
teligencia humana y la artificial, etc, de manera que ya han rozado en lo más mínimo”. En 1934, T.S. Elliot
no seremos organismos biológicos sino entidades vir- se preguntaba: “¿dónde está la sabiduría que hemos
tuales hechas de “nanobots”, más duraderos que nues- perdido en el conocimiento? ¿y dónde está el cono-
tras células (los nanobots son como diminutos robots cimiento que hemos perdido con la información?”
a nivel molecular). Asegura el ingeniero que los niños Hace más de 20 años, Mosterín (1994) publicó un
nacidos a partir de 2090 podrán hacer copias de segu- artículo en el que, ante la insuficiencia de la Ciencia y
ridad de sus cerebros y subirlos después a la nube (sic.), de la propia Filosofía para orientar nuestros compor-
logrando así una cierta forma de inmortalidad tamientos, pedía una “sabiduría a la altura de nues-
4) Michio Kaku, en su libro “El futuro de nuestra tro tiempo”. Edgar Morín (2001) tildó de inexacta y
mente” (2014) afirma que en el futuro (no precisa errónea nuestra autodefinición como Homo Sapiens,
fechas) los recuerdos de una persona, previamente re- pues abundan las pruebas de que el tal Homo es tam-
gistrados, podrán ser trasplantados al cerebro de otra; bién “Demens”, para cuyo control es insuficiente la
también podremos -podrán- reproducir en vídeo Ciencia; y así mismo exige el francés una sabiduría
nuestros recuerdos, y nuestros propios contenidos que prevenga las barbaridades que pueden resultar
mentales (no dice si todos, conscientes e inconscien- del perverso uso de la ciencia por nuestra parte “De-
tes) serán descargados en artilugios y así “viviremos mens”.
para siempre”. Así pues, parece que ni la Ciencia ni las Nuevas
5) La clonación humana, inevitablemente será Tecnologías son suficientes para hacer frente y buscar
aceptada como lo fue en su día la fecundación in sentido a nuestros grandes “problemas vitales”: el Po-
vitro, aunque muchos la tachen de crimen contra la der, el Amor, el Sentido de la Vida... y la Muerte. De
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

entrada, está muy justificada, a mi juicio, esa deman- como saberes diferentes, y, a veces, se dice que con-
da de una sabiduría a la altura de los tiempos, pues trapuestos. Es una distinción importante que ha per-
continúa vigente tanto la vieja metáfora de Ortega manecido en nuestra tradición intelectual a través de
-náufragos en un océano... ahora de incertidumbre- las nociones, generalmente entendidas en oposición,
como su repetida sentencia: “no sabemos lo que nos entre: Ciencia/Sabiduría, Scientica/Sapientia, Science/
pasa, y eso es lo que nos pasa”. En efecto, la Historia Wisdom, Sciencie/Sagsse, Wissenschaft/Weisheit. Lo que
intelectual de Occidente en el siglo XX revela elo- aquí se ventila, entre otras cosas, es que la admirable
cuentemente los sucesivos embates del Absurdo al tecnociencia actual, con sus colosales hallazgos -otra
que fue sometido un sujeto que asistió a la muerte cosa es su uso perverso-, nos dice qué podemos, y 
de Dios (Nietzsche), y a dos Guerras Mundiales; que cómo, hacer algo. Pero no nos dice si debemos ha-
fue anegado en un océano de angustia (Sartre) y sin- cerlo. Y, desde luego, tampoco nos orienta acerca de
sentido (Beckett); incapaz de hablar racionalmente otros asuntos importantes, por ejemplo, los valores, o
de valores (el primer Wittgenstein), por otra parte, cómo vivir y cómo morir. La Medicina puede tratar
contradictorios (I. Berlín). Un sujeto, mero ejecutor nuestras enfermedades pero es incapaz de guiarnos
de una omnipotente Razón Instrumental (Escuela de sobre el sentido del último trance, ni si tiene sentido
Franckfurt), disminuida su identidad en su papel irre- preguntarse por el sentido.
levante en el gigantesco engranaje de unos Sistemas Decía Spinoza que la búsqueda del Bien Verdade-
cuya exclusiva finalidad es su propia autoreproduc- ro es una tarea -decimos hoy-, “interdisciplinar” en
ción (Luhman). Y para rematar la tarea, contempla la que debían figurar “la Filosofía Moral, la Educa-
cómo los posmodernos finiquitan cualquier vestigio ción de los Niños, la medicina, el arte, e incluso la
de Grandes Relatos o Ideas (Verdad, Progreso, Revo- mecánica (sic.) (Spinoza, 1998a, I, XV). En efecto,
lución...), un sujeto en fin, tan sólo como la propia y para decirlo pronto, una sabiduría cabal a la altura
muchedumbre de la que forma parte (Riesmann). de los tiempos no debe limitarse a una reflexión sobre
Necesitamos, pues, una sabiduría acorde con nues- las obras de Cervantes, Shakespeare o Molière, y los
tros tiempos “global-locales”, interconectados. Pero, textos de los filósofos que inmediatamente citaremos.
inmediatamente, surgen las preguntas: por ejemplo, Es difícil concebir, a mi juicio, una sabiduría que no
como diría un kantiano, cuáles serían sus condicio- incorpore el conocimiento del significado general -sin
nes de posibilidad, en qué consiste esa sabiduría, qué profundizaciones, claro está- de las grandes ideas y
contenidos albergaría, etc. Como comprenderéis, ca- hallazgos de la Ciencia y tecnologías contemporé-
rezco yo de títulos y capacidad para abordar esa difícil neas. Por ejemplo, desde las teorías de la Astrofísica
tarea, pero me voy a permitir hacer algunas considera- (Big-Bang), a la Física de Partículas (bosón de Higgs)
ciones: sobre su concepto y posibles contenidos, algu- pasando por las reformulaciones de la “peligrosa idea
nos ejemplos de “muertes sabias”, sus relaciones con de Darwin” y la ingeniería genética, desde las teorías
la actividad política y la posibilidad de una sabiduría de la Complejidad -bifurcaciones, caos determinista,
que no excluya el contento y la alegría. catástrofes- hasta el papel actual de los Medios y las
La noción de sabiduría es, como sabéis, muy an- consecuencias del masivo uso de las redes en nuestros
tigua. En la Filosofía postsocrática, desde el s. IV se cerebros y en la configuración de las relaciones so-
distinguieron dos tipos fundamentales de conoci- ciales; así como su contribución al entontecimiento
miento: la Episteme, un conocimiento universal, ne- general.
cesario, objetivo, etc, origen de la Ciencia Moderna Volviendo a nuestro asunto, hay que admitir que
-Bacon, Galileo, Newton, etc-, y la Sofía, un término el “Ars Moriendi”, en última instancia, es una tarea
polisémico, uno de cuyos significados importa ahora personal e intransferible, se lo tiene que confeccionar
subrayar: un saber acerca del cómo vivir -y del cómo cada uno, según los medios de que disponga, íntimos,
morir-, una sabiduría, un arte para alcanzar la “vida privados y públicos (por ejemplo la legalización de la
buena” (nunca al revés). En algunos contextos la sa- eutanasia, que le garantice, si es su voluntad, un morir
biduría se define como una forma superior del saber, sin sufrimiento). En cuanto a su contenido, Alfredo
sentido incorporado por algunos diccionarios, por Fierro (2000), en su excelente -y sabio- libro, escribe
ejemplo el DLE (2014): “Grado más alto de cono- que lo primero en esta tarea es “acertar en escoger los
cimiento. Conducta prudente en la vida o en los ne- maestros, los vivos y los muertos que continúan vivos
gocios. Conocimiento profundo en Ciencias, Letras en sus escritos” (38). Los muertos vivos, es decir, los
o Arte” (37). Existen, pues, la Ciencia y la Sabiduría, clásicos, sobre cuya vigencia han venido pronuncián-
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

dose maestros como H. Bloom, G. Steiner, U. Ecco, y gida también de la imaginación de una cosa dudosa”.
Calvino y J. Borges. Dice Quevedo en los versos cita- Eliminada la duda, la esperanza se transforma en se-
dos por el profesor Fierro, que sus clásicos son “pocos, guridad y el miedo en desesperación. Ambas pasiones
pero doctos”. A mi juicio, una sabiduría que afronte van siempre unidas: “no hay esperanza sin miedo, ni
racionalmente la muerte debe incorporar, como mí- miedo sin esperanza” (Etica, III, prop L, Esc., y de-
nimo, las idead de estos autores: Epicuro, Lucrecio, finiciones de los afectos, XIII, Explic)”. Y ambas son
Montaigne, Spinoza, Schopenhauer, Alain y Russell tajantemente condenadas: “los afectos de la esperanza
(39). Son nombres imprescindibles a los que cada y el miedo no pueden ser buenos de por sí” (Etica,
 uno, naturalmente, puede añadir los que le parezca. IV, prop XLVIII). De estas definiciones se desprende
Todos comparten una idea fundamental: hay que eli- que ambas pasiones son volubles, frágiles, inestables,
minar tanto la esperanza en la vida futura como el invadidas por la incertidumbre y fuera del presente.
miedo a la muerte. En sus Pensamientos (908) Pascal distingue entre
La expresión “nec metu nec spe” es muy antigua, miedo bueno y miedo malo; el bueno va unido a la
y surgió en el contexto político de la relación Poder/ esperanza y nace de la fe en Dios; el malo va unido a
Dominación. Fue utilizada por Cicerón (40) exaltan- la desesperanza porque se teme al Dios en quien no
do a aquellos héroes que se rebelaron contra la Tiranía se tiene fe. Para Spinoza no hay miedo bueno o malo.
“sin miedo ni esperanza” y también la emplearon en Cualquier miedo es intrínsecamente malo, como lo
ese sentido Salustio, Tito Livio, Tácito, Séneca, Lu- es toda esperanza. El doble rechazo Spinoziano es un
crecio (1997, II, 55-56) y Montaigne: “toda la sabi- devastador ataque tanto al Absolutismo Político (en
duría y razón del mundo se resuelve, a fin de cuentas, el que no es posible detenerse ahora) como al mensaje
en enseñarnos a no tener miedo a morir” (Montaigne, cristiano de la Salvación.
2007, I, 19). Así mismo, Maquiavelo usó el sintag- En efecto, escribe Spinoza, vivimos -bien lo sabe-
ma, peyorativamente, y Sancho declara su satisfac- mos hoy- a merced de la Fortuna y la Incertidumbre,
ción porque cuando duerme no tiene “ni miedo ni amenazados por las catástrofes (naturales), las cala-
esperanza”. Goethe, en una escena del Segundo Faus- midades (sociales) y la certeza de la muerte. Todo lo
to, presenta al Miedo y la Esperanza como a “dos de cual inclina a los hombres a creencias supersticiosas e
los mayores enemigos del hombre”; John Milton es- ilusorias esperanzas. En el Prefacio al “Tratado Teo-
cribió: “adiós, esperanza, y con la esperanza, adiós, lógico-Político” (Spinoza, 1986) afirma que si a los
miedo”. También Hume (1981, 1990) les dedicó hombres les fuera favorable la Fortuna, y se guiaran
amplia atención. Nietzsche, en “Humano, demasiado por firmes criterios, no serían víctimas de la supersti-
humano”, califica la esperanza como “el mayor de los ción. Pero la urgencia de las circunstancias y el ansia
males” (y a Spinoza, por cierto, como el más íntegro desmedida de “bienes inciertos” les hace fluctuar in-
de los filósofos). Lord Byron se preguntó ¿qué es la cesantemente entre el miedo y la esperanza, y así la
esperanza sin la levadura del miedo?. Stephan Sweig mayoría “se muestran sumamente propensos a creer
recomendó liberarse de la vanidad, la fe, las convic- cualquier cosa”. El miedo es el fundamento último
ciones y también de “la superstición y la esperanza”. de nuestras creencias en un más allá, miedo a una Di-
El eximio poeta Ángel González la llamó “negra araña vinidad que tiene el poder de castigarnos para toda
del atardecer” y el también galardonado poeta Anto- la eternidad. Y el miedo es también la pasión que
nio Gamoneda, en su obra, “Libro del frío” (1992) sustenta la dominación política, como ya proclamara
escribió estos versos: “Vengo del metileno y el amor / Hobbes. He aquí, como decía Alain, la sociedad per-
tuve frío bajo los tubos de la muerte / ahora contem- fecta: buenos ciudadanos obedientes (sometidos) a la
plo el mar. No tengo ni miedo ni esperanza”. Autoridad y simultáneamente piadosos creyentes que
Pero en esta relación no puede faltar Spinoza, temen a Dios. La sociedad del miedo y la tristeza.
condenando a una y a otra como sentimientos hacia En cuanto a la muerte de los sabios, hay que decir
la muerte y el más allá (Bodei afirma que el miedo que por muy animoso que uno sea, bien cumplidos
y la esperanza son las dos pasiones más importantes los 70 y tantos, ya se sabe que no queda mucha vida,
en el pensamiento de Spinoza). Quien las define así pero conocemos la vejez de ancianos admirables, ple-
(Etica, III, prop. XVIII, Esc II): la esperanza “es una namente creativos, que al parecer asumieron sus últi-
alegría inconstante, surgida de la imagen de una cosa mos años con ejemplar sabiduría: Goethe, Kant (hasta
futura o pretérita, de cuya realización dudamos”; el que el Alzheimer devastó su cerebro), Bach, Picasso,
miedo, por contra “es una tristeza inconstante, sur- Verdi, Russell, Cajal, Rita Montalcini, y varios más.
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

Pero irremediablemente llega la muerte y tenemos asistieron unas 100 personas. La urna con sus ceni-
algunos testimonios de los últimos momentos de al- zas fue depositada en un cementerio judío junto al
gunos grandes hombres. A propósito de su muerte de crematorio. Durante la noche de año nuevo de 2014
éstos hay tres libros muy interesantes: los de Chricht- unos vándalos, con intención de robar, rompieron el
ley (2008), AA.VV (2009) y López Facal (2012). En cristal tras el que reposaban su urna y la de su mujer.
conjunto, estos próceres fallecieron como todo el mun- El gran Skinner no se arrugó ante la vejez y la
do, sin errores, acertando a la primera, pero murieron muerte. Como no podía ser de otra manera, contem-
por causas y de maneras distintas: por ejemplo, fueron pló la ancianidad en función de las contingencias am-
asesinados Schlick, Pico de la Mirandola y Gentile; bientales que la rodean, tanto físicas como interper- 
ejecutados Tomás Moro, Bruno y Condorcet; muer- sonales y sociales. Recomienda curiosidad intelectual
tes terribles fueron las de Heráclito, Sartre o Althusser; y tranquilidad, y ver algo de pornografía (sic.). No
y se suicidaron Demócrito, Lucrecio, y Benjamin (no contar “hazañas juveniles” ni intentar parecer joven.
lo hizo, sorprendentemente, Ciorán). La Fortuna fa- No hay que ser, afirma, pelmazo ni tacaño y hay que
voreció a Marx, Heiddeger y Unamuno, que fallecie- tomarse las cosas con humor, sin pasiones ni ambicio-
ron mientras dormían. Serenas y apacibles fueron las nes, ni, desde luego, dar consejos (decía La Rochefau-
muertes de Voltaire, Locke, Adam Smith, Spinoza y cauld algo que, si no lo conocía, le hubiera gustado a
Wittgenstein. Descartes falleció, literalmente, de frío, Skinner: “la vejez se consuela dando buenos consejos
en el Palacio Real de Estocolmo, en pleno invierno, por ser incapaz de dar malos ejemplos”)... Julie Var-
a las cuatro de la madrugada, más o menos a la hora gas (1990), su hija, nos ha contado sus últimos días:
en que se levantaba para dar clase a la Reina Cristina. escribía por la mañana, paseaba y recibía algunas visi-
Al decir de uno de los presentes, murió “contento de tas hasta la hora de la comida; por la tarde escuchaba
la vida, confiado en la misericordia de Dios, con una música. Una semana antes de morir le concedieron
tranquilidad digna de su vida inocente”. A Hume, tras la medalla de la APA. Trabajó en un paper hasta la
agravársele una antigua dolencia, le advirtieron de su víspera de su muerte. Ingresado en el hospital, re-
muerte inminente; encajó la noticia con serenidad y chazó prolongar su agonía; en los últimos instantes,
faltando pocos días para su fallecimiento escribió una bebió un poco de agua, y susurró “marvellous”. Una
carta a su amiga la Condesa Boufflers en la que le decía: muerte serena, apacible, propia de un agnóstico que,
“veo cómo la muerte se acerca gradualmente sin angus- por boca de Frazier (Walden II) había dicho “Cuando
tia ni remordimiento”. Y por lo que respecta a nuestro muera dejaré de existir en el sentido pleno de la pa-
gremio, tan solo unos comentarios sobre Freud, Skin- labra. Como figura personal seré tan inidentificable
ner y el neurólogo Oliver Sacks. como mis cenizas”.
En su reciente biografía, Roudinesco (2015) nos Oliver Sacks era un eminente neurólogo fallecido
ha transmitido cómo fueron los últimos momentos el pasado agosto. En una carta al New York Times,
de Freud (según ella “el más grande pensador de su cuenta que, encontrándose perfectamente -tenía 81
tiempo y el nuestro”). Hacia mitad de 1939, ya en años-, le diagnosticaron una metástasis múltiple en
Londres, Freud estaba muy enfermo a causa del te- el hígado. Su muerte recuerda mucho a la de Hume.
rrible cáncer terminal de boca que le afectaba desde En la carta traza sus planes de vida para las semanas
hacía 16 años. Se había descartado cualquier tipo de que le restan: despedirse de los seres queridos, viajar si
operación o tratamiento. A comienzos de agosto deja tiene fuerzas y tratar de divertirse. Promete no ver los
de atender a sus últimos cuatro pacientes. Aunque informativos de la TV ni prestar atención a la política
dos de ellos continuaron hasta finales de mes en sus ni al calentamiento global. “No puedo fingir que no
sesiones “didácticas”. El 25 de agosto escribe sus úl- tengo miedo” escribe, pero su sentimiento predomi-
timas palabras en su agenda personal: “pánico ante la nante es la gratitud. Ha dado y recibido amor y ha
guerra” (el 3 de septiembre Francia e Inglaterra de- disfrutado de la vida (El País, 31/08/2015).
clararon la guerra a Alemania). El 21 de septiembre Y me vais a permitir que, aunque no tuviera estu-
recuerda a su amigo el doctor Schur su antigua pro- dios -aunque leía mucho-, me acuerde de Don Qui-
mesa de que le ayudaría a morir. Tras consultar con jote. Tras volver a la aldea, ya en su casa, pide a la so-
su hija Anna, el doctor le inyectó tres dosis sucesivas brina y al ama le lleven a la cama “que me parece que
de morfina, con algunas horas de intervalo. Murió el no estoy muy bueno” (II, LXXIII); en efecto, escribe
23 de septiembre a las 3 de la madrugada. Fue inci- Cervantes, “se le arraigó una calentura que le tuvo seis
nerado sin ningún ritual religioso, ceremonia a la que días en cama”; llaman al médico que, tras tomarle el
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

pulso, le comunica que la salud de su cuerpo “corría co, a todas luces excesivamente prolongado, quisiera
peligro”. Anota Cervantes: “oyólo Don Quijote con acabar con unos comentarios psicológicamente “posi-
ánimo sosegado”. Recuperada la lucidez, abomina de tivos” y aún esperanzadores, en sentido terrenal, que
Amadís y confiesa “siento que me estoy muriendo a giran en torno a una paradoja que podríamos expre-
toda priesa”, y pide un sacerdote y un escribano para sar así: si los mortales podemos ser felices, tal y como
hacer testamento. Hecho lo cual le toma un desmayo reflejan masivamente las encuestas al uso. En su Ética
y se tiende en la cama. Vivió tres días más, desvane- a Nicómaco decía Aristóteles que Felicidad e Infortu-
ciéndose “muy a menudo”. El último día, recibe los nio no acaban con la muerte, sino que hay muertos
 sacramentos y vuelve a maldecir los libros de caba- felices. Pero ¿es posible que haya vivos felices? Por de
llerías. El escribano, que estaba presente, afirma que pronto, me permitiréis unas precisiones terminológi-
nunca había leído en ningún libro de caballerías que cas. En mi opinión, Felicidad es una palabra excesi-
algún caballero andante “hubiese muerto tan sosega- va, desmesurada, exagerada, tanto denotativa como
damente”. connotativamente. Su referencia es tan amplia -»es-
Con respecto a la relación entre sabiduría y política, tado de grata satisfacción espiritual y física. Ausencia
no se advierte, en principio, contradicción de ningún de inconvenientes y tropiezos» (DLE, 2014)- como
tipo para que el “sabio actual”, si es el caso, lleve a cabo imposible es satisfacer sus exigencias. Personalmente,
la actividad política que le plazca. Dos gigantes de la yo prefiero el término alegría, o mejor, contento, ese
Filosofía Política, como Platón y Aristóteles desarro- sentimiento “grato y vivo” que a veces se manifiesta
llaron una intensa actividad política, por cierto, con externamente en júbilo. Y, eso sí, lo que es terminan-
graves riesgos para el primero. Los filósofos helenísticos temente pernicioso es la tristeza (“si deseáis la salud,
despreciaron la política. El sabio se limitaba, apartado debéis deshaceros de la tristeza” recomendó el gran
del mundo, a vivir austeramente, cultivar la amistad, Casanova). Tal y como la entendieron Epicuro, Spi-
despreciar los honores y riquezas, y esperar serenamen- noza, Nietzsche, Rossett, y Savater entre nosotros, la
te la llegada de la muerte. Fueron, políticamente, unos alegría, sin dejar de ser un sentimiento, se origina y
reaccionarios. Hoy carece de sentido, parece imposible tiene su raíz no en la psicología sino en la epistemolo-
ese ideal de vida. La empresa, insisto, personal e inaca- gía, en el conocimiento racional, o, mejor aún, en la
bable de alcanzar “la vida buena” y “la muerte buena” sabiduría. Psicológicamente la alegría es una vivencia
se ha de llevar a cabo, forzosamente, en concretas cir- sin duda grata, agradable, risueña y todo lo que se
cunstancias político-sociales. Y Spinoza no fue un in- quiera añadir. Pero también es un sentimiento epi-
telectual encerrado en su “torre de marfil”. Contempló sódico, ilusorio, no exento a veces de candidez y de
como una obligación moral difundir sus ideas entre sus bobería. El contento al que me refiero es de otra natu-
ciudadanos, pese al gravísimo riesgo que le suponía: “a raleza. Es una alegría, vale decir, spinoziana, que Ros-
mi felicidad pertenece contribuir a que otros entien- sett y Savater han explicado muy bien: el contento
dan lo mismo que yo” (Spinoza, 1988a, 14). De hecho como resultado de una aproximación sabia a lo real.
se vio envuelto en las disputas ideológico-religiosas de Es un contento que contrarresta la desesperación y
su tiempo y fue perseguido -como hemos dicho an- tiene innegables ventajas como las siguientes: es una
tes- por judíos, católicos y calvinistas. Pero también afirmación de la vida frente a las supersticiones, recha-
el genio holandés afirmó que el odio nunca puede ser zando el miedo y la esperanza; da por bueno el precio
bueno (Etica, IV, prop XLV) y que de la colaboración de la existencia, el sufrimiento, la injusticia, la muerte.
y ayuda mutua entre los hombres “nacen muchos más Es un aceptar la vida aunque sean malos sus episodios;
beneficios que daños” (Etica, IV, prop XXXV, esc.). In- es una alegría trágica que no niega la muerte, natural-
cluso llegó a proponer un atractivo programa político: mente, ni la oculta, pero la aligera de su peso desespe-
“el fin del Estado no es convertir a los hombres de seres rante (Savater). La alegría no debe identificarse con el
racionales en bestias o autómatas, sino lograr más bien amor (41). El contento es amor a la vida, al presente,
que su alma (mens) y su cuerpo desempeñen sus fun- a sentirse vivos. El contento se contenta con lo que
ciones con seguridad, y que ellos se sirvan de su razón existe aquí y ahora, no más allá. Pero si la alegría es
libre, y que no se combatan con odios, iras o engaños, una forma de lucidez ante la vida, entonces no puede
ni se ataquen con perversas intenciones. El verdadero prescindir del sufrimiento, la injusticia y la muerte...
fin del Estado es, pues, la Libertad” (Spinoza, 1986, por eso se trata de una alegría trágica.
cap XX, 241). Otra vez debe aparecer Spinoza, un “alma alegre”,
Antes de concluir definitivamente este sermón lai- dice Damasio, a pesar de su mala salud y las penalida-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

des que acompañaron su existencia. Recordemos que NOTAS


junto al deseo y la tristeza, la alegría es la tercera emo-
ción fundamental del ser humano. He aquí alguno de 1) Todo lo cual plantea apasionantes problemas
sus alegres pensamientos: “Pues ciertamente solo una ontoepistémicos, dicho sea pedantescamente. Quie-
torva y triste superstición puede prohibir el deleite. ro decir, que atañen tanto a cuestiones teóricas como
¿Por qué saciar el hambre y la sed va a ser más decente metodológico-técnicas propias de la investigación
que desechar la melancolía?... Ningún ser divino ni empírica. Unos ejemplos tan solo: respecto a la esfe-
nadie que no sea un envidioso puede deleitarse con ra íntima, el Psicoanálisis, sobre todo el freudiano,
mi impotencia y mi desgracia, ni tener por virtuosas y las neurociencias cognitivas han mostrado el error 
las lágrimas, los sollozos, el miedo, y otras cosas por el cartesiano sobre la autotransparencia de la conscien-
estilo, que son señales de un ánimo impotente” (Eti- cia. Ahora lo sabemos: no somos los privilegiados e
ca IV, prop XLV, esc). Recomendó Spinoza servirse inmediatos conocedores de nuestros contenidos men-
de las cosas, deleitarse con ellas, sin demasía; comer tales; dice Neisser: “los procesos constructivos mis-
y beber con moderación alimentos agradables, oler mos de codificación de sensaciones perceptivas nunca
perfumes, escuchar música, hacer ejercicio físico e ir aparecen en la conciencia, lo hacen sus productos”.
al teatro (ni era feminista ni sintió mucho interés por Y, antes, George Miller había afirmado que cuando
el amor; al parecer estuvo interesado por una mujer nos preguntan por qué amamos a alguien o qué de-
que finalmente se casó con un rico). tergente preferimos, la respuesta es el resultado de un
En el libro I, cap III de los Ensayos señala Mon- proceso de pensamiento, inconsciente para nosotros.
taigne el más común de los errores humanos, con Es oportuno citar aquí el clásico artículo de Nisbett
estas palabras: “nunca estamos en nuestro propio te- y Wilson (1977) demostrando los engaños de la in-
rreno, nos encontramos siempre más allá. El temor, trospección; lo mismo argumenta Eagleman (2013):
el deseo, la esperanza, nos proyectan hacia el futuro, la gente no dice lo que piensa, en parte porque no
y nos arrebatan el sentimiento y la consideración de sabe lo que piensa. Y en lo referente a la intimidad
aquello que es, para que nos ocupemos de aquello que del prójimo, las cosas también parecen complicadas.
será, incluso cuando ya no estaremos”. La muerte, en George J. Romanes, en su libro “Evolución mental en
abstracto, puede sobrevenirnos en cualquier momen- el hombre” (1888) ya afirmó que el conocimiento del
to; en abstracto. Porque, empíricamente, es un suceso otro combina una interpretación de la conducta ob-
sometido al cálculo de probabilidades. No hay más jetiva con una proyección de la conciencia subjetiva:
que ver la edad de los que “se van con la mayoría” “por tanto -escribe Romanes- nuestro conocimiento
diariamente. No existe el pasado, aunque fatalmente de otras actividades mentales a las nuestras, consiste
nos determine, ni tampoco el futuro. Por tanto no realmente en una interpretación inferencial de activi-
deberíamos experimentar ni culpa, ni miedo ni espe- dades corporales, estando fundada esta interpretación
ranza. Lo que existe es el presente, como nos advir- sobre nuestro propio conocimiento subjetivo de nues-
tieron Horacio y Marco Aurelio. Incluso San Pablo, tras propias actividades mentales”. Como tantas otras
en un arrebato de ebriedad exhortó a los Corintios: veces, Ortega atinó en esto. En un artículo titulado
“comamos y bebamos, que mañana moriremos” (I, “Corazón y cabeza” (1927) escribe Don José que en la
Corintios, 15, 32). vida social intercambiamos públicamente asuntos tri-
Pero es menester concluir, y lo haré como empecé, viales en tanto las zonas más recónditas de nuestro ser
con una cita, esta vez de un libro sabio que anticipó “permanecen fatalmente herméticas para el prójimo”,
hace miles de años uno de los mensajes fundamen- concluyendo que “en el fondo, las personas nos encon-
tales que subyace en todo lo anterior. Pertenece al tramos irremediablemente solas”. Algo que concuerda
Eclesiastés (9, 7-10) y dice así: “ve, come alegremente con la afirmación de Skinner -”En lo que concierne a
tu pan y bebe tu vino con corazón contento, pues nuestros sentimientos, estamos encerrados en nuestra
que se agrada Dios en tus obras... goza de la vida con propia piel”- y de Juan de Mairena: “Nunca juzgamos
tu amada[o] compañera[o] todos los días de la fugaz con acierto a los otros”. Y todo ello sin olvidar el impe-
vida que Dios te da bajo el Sol. Todo lo que puedas rativo moral y legal que protege a este ámbito íntimo,
hacer, hazlo en tu pleno vigor, porque no hay en el cuya violación puede ser penalmente castigada. Un
sepulcro, a donde vas, ni obra, ni razón, ni ciencia, ni antiguo adagio lo expresaba así: “De internis necque
sabiduría” (los corchetes son míos). Ecclesia”, o sea, ni el mismísimo Papa debería entrar
en la intimidad de nuestra conciencia (es obvio el des-
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

precio manifestado al respecto por la Iglesia Católica, mirables presocráticos, salvo los tópicos de los cuatro
esa institución tan morbosamente propensa a meterse elementos, ni tampoco de los filósofos helenísticos.
donde no la llaman). Por lo demás, si pudiéramos leer De Aristóteles se pasaba directamente a Santo Tomás.
directamente el pensamiento de los otros ¿sería posible Si algún día dispusiereis de tiempo, una vez conse-
la convivencia? Y en fin, desde la pura metodología, guidos los quinquenios, sexenios, octenios o lo que
un artículo de Toomela (2008), que leí por recomen- fuere, y alcanzados los más altos niveles del escalafón,
dación de un muy competente profesor de mi Facul- yo os recomendaría leer o releer despacio, además de a
tad llamado Mirko Antino, argumenta muy sensatas los presocráticos, a éstos cínicos, escépticos, estoicos y
 advertencias en torno a la cabal medición de los con- epicúreos. Con su lectura, además de alcanzar la Sabi-
tenidos mentales. Si lo he entendido bien, la dificultad duría, os podéis encontrar con ideas verdaderamente
radica en la naturaleza ontoepistémica (él no emplea revolucionarias. Por ejemplo: un devastador ataque
este vocablo) de las variables. Cuán exactamente estas al matrimonio, la familia, la religión y la propiedad
representan los eventos. Por ejemplo, una misma va- privada (Antístenes); que no existe fundamento de
riable puede contener, al mismo tiempo, más de un nada, pero hay que vivir, y es útil adaptarse a las cos-
tipo de información acerca de un evento; o que un tumbres del lugar (Pirrón); el bien y el mal, la belleza
fenómeno codificado como existente lo sea realmente, y la fealdad, no residen en las cosas sino en el juicio
pues es posible que la variable codifique información que hacemos de ellas (Pirrón); la felicidad depende
acerca de un fenómeno que no existe en las personas de nuestra expectativas (quién nada espera, nada su-
estudiadas. Eventos externamente semejantes pueden fre) (Epicuro); el mayor enemigo de la felicidad es el
ser resultado de diferentes procesos y mecanismos in- miedo: a los Dioses (que sí existen, pero “pasan” de
ternos, etc. A la vista de todo lo anterior, creo que es- nosotros), al Destino (que no existe, pues en el mun-
taréis de acuerdo en la oportunidad de citar una vez do no hay orden ni finalidad alguna), y a la Muerte (si
más la advertencia de Aristóteles: “ no se debe buscar está ella no estamos nosotros, y al revés) (Epicuro). (A
en todos los tratados la misma exactitud, como tampoco este respecto, es altamente recomendable el artículo
en todas las profesiones manuales (...) pues es propio del de nuestro compañero Alfredo Fierro (2008) sobre la
hombre educado y cultivado el no mostrarse en cada cien- Psicología Epicúrea).
cia particular exigiendo un grado de exactitud incompa- 6) Refiriéndose a su vida escribe: “he pasado más
tible con la naturaleza del tema, pues de lo contrario se de la mitad de ella en medio de la destrucción de mi
podría esperar del matemático argumentos simplemente país” (Montaigne, 2007, lib III, cap XII)
persuasivos y del orador demostraciones tajantes” (Ética a 7) En el breve prólogo a los Ensayos escribe: “Soy
Nicómaco, Libro I, cap III, 1094 b). yo mismo la materia de mi libro”. Y en el libro II,
2) En la literatura española ha sido constante la capítulo VI afirma: “Hace muchos años que mis
presencia de la muerte, en Berceo, en el Libro del pensamientos no tienen otro objeto que yo mismo,
Buen Amor -”enemiga del mundo” la llama el gran que no me examino y estudio sino a mí mismo”. De
Arcipreste-, la Celestina; y también en Santa Teresa, Montaigne dijo Niezschte: “Ayuda a vivir saber que
Cervantes, Quevedo, Calderón, Espronceda y Valle un hombre así ha existido”.
Inclán. Un espléndido análisis de las dimensiones 8) Es muy importante retener esta idea ya expre-
macabras, no solo de la Literatura sino del carácter sada por Pirrón: las pasiones como resultado de los
nacional español se encuentra en el libro de Núñez y pensamientos. Luego volveremos sobre ello.
Núñez (2014), absolutamente recomendable. 9) Sería injusto no recordar a Parsons, coautor de
3) Nussbaum (2003). Es una muy competente una valiosa publicación titulada “Death in American
profesora USA de Filosofía, aristotélica ella. experience”. Para información sobre la Sociología de
4) La expresión es de Marta Nussbaum (2003). la Muerte en España puede verse De Miguel (1995),
5) Hay muy buenas traducciones de casi todos, cuya conclusión es rotunda: ni la más mínima aten-
especialmente de Epicuro. En el clásico texto de Dió- ción sobre ella.
genes Laércio (2000) se recoge la biografía de algu- 10) Hay dos autores que no se andan con con-
nos: Antístenes, Crisipo, Pirrón, etc. Permitidme un templaciones respecto a la auténtica naturaleza de la
comentario autobiográfico. Cuando yo era estudiante vejez, despreciando tanta literatura voluntarista. Uno
de Filosofía, junto a otras estafas intelectuales, Platón es Jean Améry, un austríaco nacido en 1912, supervi-
y sobre todo Aristóteles eran los únicos pensadores viente de Auschwitz, que se suicidó en 1978. Es ad-
griegos que nos explicaron. Nadie habló de los ad- mirable la lucidez con que abomina del autoengaño
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

y los vanos consuelos. Debéis leerlo cuando lleguéis a arriba y los de abajo, la casta y la gente, etc. Jorge
la ancianidad. El otro es Julian Barnes, un ensayista y Manrique escribió que, ante la muerte, «allegados
novelista inglés. Merece la pena leer sobre todo «Nada son iguales los que viven por sus manos y los ricos».
que temer» y «La mesa limón», en las que la vejez y la Y Sancho advierte a la Duquesa que por la estrecha
muerte ocupan un lugar central. También sin paños senda de la muerte «va el Príncipe como el jornale-
calientes. ro» (II, cap XXXIII). Cierto. Todos perecemos (de
11) Otro recuerdo autobiográfico: los ancianos momento), pero sociológicamente son evidentes las
que crecimos en pueblos recordamos los antiguos ve- notorias diferencias entre la muerte de los pobres y de
latorios y entierros. Las campanas de la Iglesia, «to- los ricos. Aun a riesgo de destilar unas notas populis- 
caban a muerto» avisando del fallecimiento de algún tas, compárese, por ejemplo, la suerte de un cadáver
vecino. Instalado en la casa el velatorio, hombres y rescatado de un naufragio de una patera con la de un
mujeres, en distintas habitaciones, acompañaban plutócrata.
a la familia día y noche. Eran frecuentes los gritos 14) S.T. Fiske y otros (2010, 724-787). La «Bi-
desgarradores de las mujeres. Luego, llegaban los blia» de la TMT es la obra titulada «Handbook of
sacerdotes -uno, dos o tres, pues había entierros de Experimental Existential Psychology», editada por J.
primera, de segunda y de tercera- y la carroza fúne- Greenberg y otros (2004). Dicho sea con muchísima
bre, tirada por caballos. Arreciaban los lamentos y se modestia, el autor de estas páginas y su compañero
iniciaba el camino al cementerio, los hombres delante y amigo Jose Luis Sangrador publicaron un artículo
y las mujeres detrás. Durante varios días se rezaban sobre la muerte en la revista Jano (1985, num 654).
rosarios al atardecer en la casa del difunto, así como 15) Sobre la TMT redactó el profesor de la UCM
misas sucesivas (novenarios, creo que se llamaban). Raúl Piñuela su Tesis Doctoral. La dirigió Carlos
La familia del muerto hacía visible su dolor mediante Yela, un acreditado experto en (la investigación de) el
el luto, mucho más riguroso y prolongado para las amor, que, además, sabe mucho de otros temas. Raúl
mujeres que para los hombres. No muy diferente a y Carlos fueron sobresalientes alumnos míos, aunque
éste es el escenario descrito por Montaigne (2007, I, lo han superado sobradamente.
XX) cuando escribe que en nuestro miedo a la muerte 16) El propio Freud comenta repetidas veces que
influyen más los preparativos espantosos con que la concibió al Tanatos «con altas dosis de especulación»
envolvemos. y apoyado en «reflexiones de la metapsicología».
12) Un último apunte sobre la ocultación de la 17) De otras ciencias sociales poco puedo decir por
muerte se refiere a las expresiones emocionales en falta de conocimientos. Respecto a la Antropología
torno a ella. En un perspicaz ensayo, prologado nada Cultural dicen los expertos que la muerte es un Uni-
menos que por David Riesmann, S. Mestrovic (1997) versal. Naturalmente. El más universal, diríamos, de
ha descrito la atonía sentimental» de la «muchedum- todos los universales, de momento. Pero con muy di-
bre solitaria». Utiliza el término post-emocional para ferentes respuestas culturales. Cada cultura, sociedad,
referirse a un estado psicológico, escasamente em- época histórica, establece el Marco de Referencia en
pático y comprometido, donde habitan emociones cuyo seno sus miembros piensan, sienten y actúan ante
sintéticas, prefabricadas, no genuinas, resultado de la la muerte propia y la del otro. Tal es el dato más llama-
manipulación -la mc donalización de las emociones de tivo: la enorme variabilidad histórico-cultural sobre los
Ritzer- de los medios. Son estados de ánimo caracteri- significados y prácticas de la muerte. Estrategias, todas
zados por un fondo de profunda indiferencia, a veces ellas, tratando de desmentir nuestra irremediable fini-
confundida con la tolerancia. Si a esto añadimos el tud, por ahora. Desde mi incompetencia en el área, me
diagnóstico de Baumann acerca de la superficialidad limitaré a recomendaros, además de «La rama dorada»
de las actuales relaciones interpersonales, transitorias, de Sir James Frazer, claro, tres libros sumamente ins-
fluyentes (líquidas), eso sí, con docenas de amigos tructivos: los de Huntington y Metcalf (1991), Carse
en la red, el resultado sería una sociedad mayorita- (1987), y Núñez y Núñez (2014). Como antes comen-
riamente “desalmada”, donde, en última instancia, té, en este último se recogen abundantes ejemplos de
(casi) nadie le importa a (casi) nadie. Sería interesante la cultura -de y para- la muerte en nuestro amado país,
investigar esto empíricamente. desde la España negra a la Fiesta Nacional, pasando por
13) Quedan sin tratar, claro está, otros muchos Goya y el esperpento (por cierto que Ortega comenta
aspectos sociológicos relevantes; por ejemplo, la re- que ya Tito Livio afirmó que los celtíberos eran el úni-
lación entre la muerte, los pobres y los ricos, los de co pueblo que vestía de negro y adoraba a la muerte).
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

Respecto a la Historia, desconozco si existe una Histo- Brante y M. Hallberg (1991) «Brain or hearth: the
ria sistemática universal de la muerte (necesariamente controversy of the concept of death». Social Studies
en muchos gruesos volúmenes). Páginas atrás se aludió of Science, 21, 389-413. Y también, por último, el
a Duby, Aries, y más adelante nos encontraremos con artículo del El País (07/11/08) a propósito de un
Erwin Rödhe, a propósito de la cultura clásica grie- trasplante espectacular en Denver: el corazón de tres
ga. Seguro que existen excelentes monografías sobre la bebés muertos por parada cardiaca irreversible fueron
muerte en la cultura egipcia o la civilización inca. Pero trasplantados con éxito a otros niños: ¡un corazón
lamento no conocerlas. «muerto» funcionaba en otro cuerpo!
 18) No cabe detenerse ahora en la naturaleza epis- 20) De ninguna manera este «galimatías relativi-
témica y/o psicológica de la relación entre la muerte zador» debe ser entendido en el sentido que le dieron
del otro y la muerte propia (algunos) postmodernos: todo vale... Son lenguajes
19) Algunos autores se han preguntado si al hablar distintos y muchas veces incompatibles (como lo son
de la muerte y del morir humano se está hablando de los de la mecánica cuántica y la teoría de la relativi-
lo mismo. Pues en la literatura especializada se en- dad): un oncólogo no puede entenderse con un bu-
cuentra un vocabulario tan variado como el siguiente: dista sobre qué es, ontológicamente, la muerte; son
muerte percibida, imaginada, propia, del otro, cere- discursos inconmensurables sí, pero también compa-
bral, cardiopulmonar, cortical -el «muerto sin cadá- rables según distintos criterios, por ejemplo, virtudes
ver», de García Sabell-, clínica, celular, legal, civil, epistémicas como el rigor, la claridad, la objetividad,
psíquica -del enfermo de Alzheimer- e incluso hay la efectividad, etc. Por lo demás, sé que os preguntáis,
quien invoca una muerte «espiritual», la del pecador entre otras muchas cosas, lo siguiente: dado que no
no arrepentido. Pero hay más. Según dicen los que sa- puede vivenciarse la propia muerte y que los humanos
ben de esto, la definición precisa de la muerte ni es ni somos los únicos seres vivos conscientes de la muerte
ha sido un asunto fácil. Ya en el siglo XVIII se publicó propia, hasta qué punto son verdaderas las opiniones
un libro titulado «La incertidumbre de las señales de de varios autores sobre la conciencia de la muerte en
la muerte y el peligro de entierros y disecciones pre- los animales; en algunos, claro, no en las gallinas o en
cipitadas». Se convino en que fuera la putrefacción las avispas. El profesor Mosterín aporta diversas ob-
corporal la señal fiable de la muerte, de modo que se servaciones: elefantes que, cuando barruntan -vamos
legisló para que el entierro no fuera antes de las 24 a decirlo así- su muerte, dejan de comer y beber y se
horas del fallecimiento. Cuanta Becker (2003) que apartan del grupo para morir solos. También, al pa-
en 1875, en una Enciclopedia Médica, se debatían recer, reconocen la muerte de sus congéneres: huelen
hasta 27 señales «seguras» de la muerte. Tres parecían el cadáver, lo palpan y cubren con hojas. Por lo visto,
definitivas: parada del corazón, de la respiración, y el practican «rituales de duelo»: levantan la pata sobre
cese de la consciencia. Pero a comienzos de los años la cabeza del cadáver y tocan con sus colmillos los
60 del siglo pasado, se replanteó el asunto cuando dos de éste. Un gorila de un zoo alemán sostuvo durante
neurólogos franceses publican un artículo sobre las días (?) el cadáver de su cría y se negó a entregársela
gradaciones del estado de coma. Las primeras opera- a un empleado. Un antropólogo de la universidad de
ciones de trasplantes en esa década complicaron aún Minnesota cuenta que madres chimpancés nutrían a
más las cosas, porque ¿está muerto el donante cuando sus crías muertas esperando que resucitaran. En fin,
su corazón, artificialmente, aún funciona? Así que un son observaciones curiosas. Pero hace falta más in-
Comité de la Facultad de Medicina de Harvard pos- vestigación; por ahora cabe suscribir la afirmación de
tuló cuatro criterios de muerte generalmente acepta- Eagleman (2013): «la ciencia es incapaz de saber si los
dos: no responder a estímulos externos, inexistencia animales tienen conciencia de su muerte».
de movimiento, ausencia de reflejos y electroencefa- 21) «C›est-a-dire-une chose qui doute, qui conçoit,
lograma plano. Pero en septiembre de 2008 el perió- qui affirme, qui nie, qui veut, qui imagine aussi, et
dico oficial del Vaticano propuso revisarlos pues algu- qui sent» (Edición de la Pleiade, Paris, 1953). Aclaro
nas embarazadas concluían su gestación en situación la, me temo, interpretable como pedante cita. La te-
de muerte cerebral. La discusión, supongo, continúa. nía a mano; el tema de mi Tesina en Filosofía fue pre-
Para una más completa información, si os interesa el cisamente sobre Descartes (y ya van tres confesiones
tema, podéis consultar el número monográfico de la auotobiográficas...), un solterón enormemente inte-
revista médica Jano, 1993, vol 44, num 1038. Y para resante, pese a sus nefastos errores psicológicos, y con
complicaros más, leed también el artículo de T.H. una «imagen pública» incorrecta. Hay que leer, por
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

ejemplo, su correspondencia con su gran amiga Isabel oficio que el de servirlas y obedecerlas». Digo supues-
de Bohemia, una melancólica y culta princesa exilada ta porque el estilo de Hume es frecuentemente oscu-
en La Haya. Aparte de asuntos filosóficos técnicos (las ro y contradictorio y, en este concreto punto, cabría
dos sustancias, etc), el «frío racionalista» le transmite una interpretación alternativa al sentido atribuido
intimidades como las siguientes: que las cosas no son comúnmente a la frase. Un elemental ejemplo: en su
como son sino tal y como nosotros las interpretamos; «Tratado» escribe que puede establecerse «con certe-
o que todo el mal y el bien de esta vida depende de los za», como máxima general, que no hay imágenes en
sentimientos; en «Las pasiones del alma» (Descartes, la fantasía ni percepción de objeto alguno que «no
1972, art. 212) escribe: «Únicamente de las pasiones vayan acompañados de alguna emoción». Hay más 
depende todo el bien y todo el mal de esta vida»; o, en ejemplos pero no es posible detenerse ahora en ellos.
fin, que «toda mi vida he intentado que mi contento 26) Freud exige comentario aparte: desde sus co-
dependa solo de mí mismo». mienzos, por ejemplo en el «Proyecto de Psicología
22) Respeto, admiración, cariño, y muchas más para Neurólogos», y en una conocida carta a Fliess,
cosas todas positivas, siento yo por Spinoza, el judío declaró abiertamente su propósito de hacer del Psi-
holandés, de reputación atea, perseguido por católi- coanálisis una Ciencia Natural. Los especialistas afir-
cos, protestantes y judíos -la mejor prueba de la ex- man que Freud nunca formuló una teoría explícita
celsitud de su pensamiento- y alabado después por de las emociones. Ciertamente es así, aunque en su
Goethe, Hegel, Freud, Einstein y algunos teóricos pensamiento abundan nociones emocionales -la an-
marxistas. Enfermó muy joven pero no se dejó atrapar gustía sobre todo- y otorgó alguna atención a los sen-
por la melancolía -»yo gozo y procuro pasar la vida no timientos de culpa, amor y celos. Lo interesante en
sumido en la tristeza y el llanto sino con tranquilidad relación a nuestro tema es cómo parece existir en el
y alegría»-, compaginó el trabajo intelectual y manual pensamiento de Freud un conflicto “a muerte” -nun-
-era pulidor de lentes- y, sin detestar el matrimonio, ca mejor dicho-, un antagonismo frontal, entre las
permaneció soltero, como Wittgenstein, y, como éste, pulsiones instintuales del ello y las normas sociales del
también murió solo, únicamente acompañado por un superyó. De modo que es el débil yo, donde residen
médico. la razón y la reflexión, el mediador entre ambos con-
23) Y a continuación manifiesta su intención de tendientes. Lo más relevante es que es el sujeto quien,
analizar estos asuntos «como si fuese cuestión de líneas, ayudado, eso sí, por el analista, al modo socrático,
cuerpos y superficies» (Recordad el título completo de penetrará con su racionalidad en los nebulosos y labe-
la obra, «Ética more geometrico demostrata»). rínticos espacios del inconsciente y, al comprenderlos,
24) Una elemental justicia obliga a traer aquí a sanará. Como antes se dijo: «donde es ello que ad-
Gracián. Un siglo antes, en el aforismo 287 de su venga el yo». Por lo demás, Freud sostuvo que inteli-
«Oráculo manual y arte de prudencia», escribió: gencia y sentimiento no son independientes: «nuestro
«Nunca obrar apasionado: todo lo errará. No obre intelecto solo puede laborar correctamente cuando se
por sí quien no está en sí, y la pasión siempre destie- haya sustraído a la acción de intensos impulsos sen-
rra la razón». timentales».
25) El discurso hizo fortuna: de los vicios priva- 27) En 1962, Schachter y Singer habían propues-
dos emerge el Bienestar General (Mandeville), de los to su celebérrima teoría bifactorial de las emociones.
intereses individuales se vale La Astucia de la Razón Recordad: la activación fisiológica del sujeto, junto a
(Hegel); y en esta senda, la sublimación freudiana la etiqueta mental que le asigna, son los componentes
sería causa de la producción artística, científica, etc. fundamentales de la emoción. Además, cuando el su-
El asunto, estaréis de acuerdo, es apasionante y de jeto no dispone directamente de la interpretación de
innegable naturaleza psicosociológica. Si os interesa su activación fisiológica, utiliza esquemas o marcos
el tema debéis leer cuanto antes una obra maestra: mentales que otros le suministran. En 1967, Herbert
«Las pasiones y los intereses» de Albert Hirschman Simon, Premio Nobel de Economía, lamenta que
(1999). En el prólogo, dice de él Amartya Sen, que es las teorías del procesamiento de la información no
«uno de los intelectuales más destacados de nuestro se ocupen de la interacción cognición/afecto. Y afir-
tiempo». Por lo demás, sería obligado analizar ahora ma que las emociones establecen las prioridades en
la supuesta voz discrepante de Hume (1981, 1990) las múltiples decisiones de las personas. N. Luhman
en su famosa proposición: «la razón es, y solo debe (1979), una de las grandes eminencias en la teoría de
ser, esclava de las pasiones, y no puede pretender otro sistemas y poco sospechoso de «psicologismos» dice
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

que la base de las relaciones sociales es la confianza, aquello, es realmente imposible. El intelecto no opera
una variable emocional, no lógica, aunque ignoramos independientemente de los sentimientos. Todo acto
si una acción basada en ella fue correcta hasta que esa mental lo realiza la persona en su integridad. Inte-
confianza se rompe o bien se confirma. lecto, razón, emoción, motivación, gusto, funcionan
28) La revista es American Psychologist: Zajonc, conjuntamente. Razón y emoción no son opuestos,
1980, 35, 2, 151-175; Lazarus, 1982, 37, 9, 1019- sino nombres distintos de un proceso continuo. Pone
1023; Zajonc, 1984, 39, 117-123; Lazarus, 1984, 39, James un ejemplo: cuando respiramos libremente no
124-129; Lazarus, 1991, 46, 4, 352-367; Lazarus, experimentamos ningún sentimiento especial, pero si
 1991, 48, 8, 819-834. También Lazarus: The Cogni- algo nos lo impide surge una fortísima angustia. Eso
tion-Emotion debate: a bit of History. En T. Dalglish mismo acontece con el pensamiento y la acción: si
y M. Power (1999). De nada. nada los obstaculiza no surgen problemas pero si se
29) La cosa continuó, naturalmente. En 1985, presenta algún impedimento, emergen el malestar y
Weiner, desde la teoría de la atribución mostró que las emociones. En esta línea de continuidad, por cier-
los sentimientos de éxito o fracaso dependen de la to, se situaron Ortega y Zubiri. El primero, en julio
interpretación de los resultados por parte del sujeto. de 1927, en el diario La Nación de Buenos Aires, en
Vicent, en 1987, afirmó que “lo pasional y lo cog- el citado artículo “Cabeza y corazón” lamentó la “des-
nitivo son coexistentes”, añadiendo que la activación atención de los saberes” por los temas sentimentales.
fisiológica es emocionalmente inespecífica, pues solo Y sentenció el maestro: “las raíces de la cabeza están
determina la intensidad de la emoción, y es la cogni- en el corazón”. Unamuno escribió aquello de que el
ción la que establece su cualidad. En 1994, Howe, un pensamiento siente y el sentimiento piensa. Y Zubi-
“discípulo” de Spinoza, argumenta convincentemente ri, en “La inteligencia sentiente” (1980) afirma que
que el Deseo es energía, potencia de obrar, pero ca- la intelección y el sentir humanos no son dos actos
rente de dirección; son las creencias las que explican numéricamente distintos sino “dos momentos de un
el sentido de los deseos, no al modo subjetivista car- solo acto de aprehensión sentiente de lo real: es la in-
tesiano sino según un modelo sociocultural. Anhela- teligencia sentiente”. Y añade que no se trata de sentir
mos, vicariamente, lo que vemos que otros anhelan lo inteligible o inteligir lo sensible sino que inteligir
(como René Girard, recientemente fallecido, argu- y sentir constituyen “una sola facultad, la inteligen-
mentó). Scherer (1997), Eckman (1999), Le Doux cia sentiente”, que opera de distintos modos, logos
(1999) vienen a decir lo mismo: la apreciación cogni- o razón, también sentientes: logos sentiente y razón
tiva de un estímulo es el primer paso en el comienzo sentiente. Desde la neurofisiología, Rubia (2000) lo
de una vivencia emocional. Elster (2010) elabora su avala: “muchos autores consideran inútiles y poco
tipología de las emociones a partir de la noción de reales las distinciones entre pensamiento y sentimien-
creencia -odio a X porque creo que es un malvado o to, cognición y emoción” y sugiere sustituir el sintag-
porque me odia-, y dice que si deseamos que exista un ma cartesiano por este otro: siento, luego pienso.
determinado estado de cosas, si este deseo es acompa- 30) Antes de pasar a otra cosa, tres breves comen-
ñado de una fuerte emocionalidad, acabaremos por tarios. El primero se refiere a nuestros hermanos los
creer que tal cosa existe, por ejemplo, una vida más psicólogos sociales “sociológicos”, pues os extrañará
allá de la muerte (el ejemplo no es de Elster). Y va- a algunos que no hayan aparecido. A los sociólogos
mos terminando con esto, si alguno habéis llegado les pasó algo parecido a lo que les ocurrió a los psicó-
hasta aquí. Felix Ovejero (2010), Eagleman (2013), logos. Los Padres Fundadores no se interesaron por
Ignacio Morgado (2015), empleando distinta ter- las emociones, aunque hubo algunas excepciones:
minología, vienen a concluir que existe una íntima, Smith, Tocqueville, Pareto, Tönnies, Summner, Marx
profunda, intrínseca, inseparable relación entre afec- (el sentimiento de alienación), Weber (la angustia
tividad y racionalidad, y que, más allá de primacías, del calvinista ante la predestinación en El Espíritu
nuestros sentimientos son resultado de nuestros pen- del Capitalismo), y poco más. Kemper (1978) lo ex-
samientos. De modo que acertó William James hace plica porque los sociólogos asumieron el tradicional
casi 120 años. En 1897, en un artículo titulado “El enfrentamiento entre razones y pasiones, excluyendo
sentimiento de racionalidad”, sostuvo la continuidad a éstas del campo de la racionalidad científica. Tam-
e indisolubilidad de la razón y la emoción. Esto es lo bién se pensó que solo el sujeto individual posee un
que dice: la absurda abstracción de un intelecto que sistema nervioso productor de las emociones y, por
contempla cuidadosamente la probabilidad de esto o tanto, debían ser objeto de la Psicología. Ya en ple-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

no siglo XX hay que recordar al admirable W.Mills: disposicionales o situacionales, etc. En todas estas dis-
las emociones son una mercancía más en el sistema cusiones participaron acreditados autores: Fishbein,
capitalista (¡el negocio actual de la felicidad!). En los Ajzen, y luego Olson, Zanna, Eagly, Chaiken, etc.
años 60 sí hay autores que se interesaron por la afecti- Hasta que algunos se hartaron y volvieron a pedir,
vidad: Smelser, Goffman, Collins, etc. Especialmente como decenios antes hicieron los conductistas, que
interesantes son las obras de Arlie Hochschild: “The desapareciera para siempre el concepto de actitud
managed head” (1983) y de Norman Denzin: “On del campo de la Psicología Social. Todo lo cual vie-
understanding emotion” (1984). Repárese que hasta ne a cuento, creo, ante una eventual segunda parte,
1986 no se crea en la ASA una sección de Sociología complementaria de este ensayo, de naturaleza nece- 
de las Emociones. Ya en nuestro siglo, por ejemplo, sariamente empírica. Habría dos posibilidades: una,
Lindesmith (2006) ha estudiado la dimensión social examinar, según la línea argumental que nos traemos,
de las emociones, menoscabando sus bases biológicas; cómo creencias y pensamientos acerca de la muerte
lo que es válido para algunas, como la vergüenza, pero y el más allá de ateos, agnósticos, creyentes o indife-
en modo alguno para todas. En cualquier caso ten- rentes producen determinados sentimientos que, a su
go la impresión de que permanece vigente el escueto vez, conducen a comportamientos concretos; sería un
diagnóstico con el que Kemper abre su libro: “no hay enfoque idealista, de «arriba a abajo» -»la conciencia
una teoría sociológica de las emociones”. No obstante determina la existencia»-; y dos, la perspectiva mate-
podéis consultar con gran provecho el excelente texto rialista, de «abajo a arriba» -»es la existencia social la
de Barbalet (1998) sobre este tema. que determina la conciencia»-; o una combinación de
El segundo comentario alude directamente a ambas.
nuestra ciencia, la Psicología Social. Tampoco puede 31) Lucrecio (1997): codicia, ansias de honores,
decirse mucho acerca de su contribución a la inves- crímenes, «llagas son de la vida y enconos que nacen
tigación de las emociones. Y eso que la cosa empezó del miedo a la muerte...» (III, 64), y poco más ade-
bien: McDougall, Ross y Floyd Allport, además de los lante: «y hasta las veces por miedo a la muerte un asco
psicólogos de las masas, con Le Bon a la cabeza, las tan hondo de vida a los hombres les entra, y de ver el
trataron; pero, no figuran en la edición del Lindzey cielo tal odio que en negra congoja la muerte se dan»
de 1954 (aunque sí el humor y la risa) ni tampoco en (III, 79-80).
la de 1968 (aunque sí el humor y el juego), y no apa- 32) Recordemos sus versos como modestísimo
recen en la de 1985. Últimamente, Manstead (2012) homenaje en el cuarto centenario de su muerte: «ay,
ha escrito un importante artículo sobre este tema, de que larga es esta vida / qué duros estos destierros / es-
inexcusable lectura. Algunos protestareis pensando en tas cárceles y estos hierros / en que el alma está metida
los Izard, Tomkins, Schachter, y cómo no, en Bartlett, / Solo esperar la salida / me causa dolor tan fiero / que
Postman, Asch, Davies, Jones, Nisbett, Ross, Fiske... muero porque no muero»
aunque sus credenciales sociales sean muy problemá- 33) Dicen los antropólogos que un fenómeno es
ticas. Pero como la Psicología Social -la reina de las «universal» cuando acontece en el 95 % de las cultu-
ciencias, la proclamó Comte-, es muy generosa, no ras estudiadas. También advierten que universal no
hay inconveniente en acoger en su seno a esa larga significa que todos los individuos de estas culturas lo
nómina. En España son conocidas las publicaciones vivencien o practiquen (Brown, 1991) (El sexo es un
sobre emociones de Fernández Dols, Páez y cols, y universal, pero hay quien hace voto de castidad. El
Silverio Barriga. amor romántico no es un universal).
El tercer comentario solo voy a citarlo de pasada 34) Jankelevitch (2002) introduce una interesante
por razones que fácilmente comprenderéis. Tiene que casuística psicológica, sobre el cuándo de la muerte,
ver con el viejo problema de las relaciones entre acti- supuesta la certeza de ésta, dando lugar a los senti-
tudes y conducta, en nuestro caso su dimensión cog- mientos de angustia, desesperación e incertidumbre.
nitiva y afectiva, y el comportamiento. El debate es 35) Esa diferencia entre las personas en su pensar
conocido: si las actitudes causaban la conducta (Mc- en la muerte se evidencia en Montaigne y Spinoza. El
Guire), si era al revés (Bem), si existía causación recí- primero recomienda pensar constantemente en ella,
proca (Kelman) o no había relación alguna (Wicker). y, de esa manera, aliviar nuestros pesares: «no tenga-
Pero había más, el asunto se complicaba, empírica y mos nada tan a menudo en la cabeza como la muerte.
experimentalmente, si se trataba de actitudes indivi- Esperémosla en todas partes, pues no sabemos dónde
duales o colectivas, si eran más decisivos los factores nos espera», confesando a continuación que «nada he
F. JIMÉNEZ BURRILLO / DEL MIEDO A LA MUERTE

tenido en la cabeza, desde siempre, que las imágenes “aceptabilidad”. El sujeto psicológico se impone enton-
de la muerte», y, en ese momento, dice: «suelto ama- ces al sujeto epistemológico. Puede más su sentimiento
rras en todo». Por su parte, Spinoza rechazó tajante- que su pensamiento. Y lamento ser tan críptico. Fi-
mente pensar en la muerte: «un hombre libre en nada nalmente, es preciso advertir, que todo cuanto sigue a
menos piensa que en la muerte, y su sabiduría no es continuación se refiere a la sabiduría en nuestra tradi-
una meditación de la muerte, sino de la vida» (Ética, ción occidental. En otras culturas es sabido que existe
IV parte, prop. LXVII). una mayor presencia en este concepto de aspectos re-
36) Como ya se dijo más atrás, el CIS, muy de vez ligiosos -en el Taoismo o Confucionismo-, intuitivos,
 en cuando, incluye en sus encuestas preguntas sobre e incluso místicos, sin tanta carga de intelectualismo.
nuestro asunto, cuyos resultados pueden consultar- Esas diferencias aparecen, por ejemplo, en el artículo
se en internet (www.cis.es/estudios). En el punto de Takahasi y Bordia (2000) (con muestras de estu-
concreto en el que estamos hay algunas respuestas diantes de USA, Australia, India y Japón).
instructivas, pero lamentablemente las preguntas no 38) Muy oportunamente cita a Quevedo, viejo,
siempre se formulan en términos idénticos ni tan sólo, desengañado: “vivo en conversación con los di-
poco hay homogeneidad en las alternativas de res- funtos / y escucho con mis ojos a los muertos”. An-
puesta: sí, no, no estoy seguro, más bien creo que sí, tes, el gran Maquiavelo, en un majestuoso pasaje, nos
probablemente no... A la pregunta ¿hay vida después dejó también testimonio sobre el perenne provecho
de la muerte?, si en 1987 estaban seguros o casi segu- de los clásicos. En el mes de marzo de 1513, el ex-po-
ros de ello el 39,7 %, todavía en 2008 lo están el 43,5 deroso Primer Secretario de la República de Florencia
%. Creían en el alma el 58 % en 1987, y el 52 % en ha salido de la cárcel, tras sufrir tormento, acusado
2002; en Dios, el 75 % en 1987 y el 69,4 % en 2002; de conspirar contra los Medicis. Se retira al campo,
en el Infierno el 27 % en 1987 y el 28’6 % en 2008; a Sant Andrea in Percussina, no lejos de Florencia.
en el Cielo el 45 % en 1987 y el 41,9 % en 2008; en Invadido por la melancolía, no desea ya “cosa alguna
la Resurrección de los muertos un 31’5 % en 1994, con pasión”, y le cuenta su cotidiana y desdichada
y en la Reencarnación un 33,7 % en 1994 y un 20’2 existencia a su amigo Francesco Vettori, Embajador
% en 2008. Todo lo cual es coherente, de alguna ma- ante el Papa. Es una carta del 10 de diciembre de ese
nera, con que en 2001 el 69 % de los españoles se año y dice así: me levanto al amanecer y voy a un
consideraban creyentes. bosque que hago talar. Llego después a la posada del
37) La investigación empírica de Baltes y Stau- camino, discuto con los que allí están y observo la
dinger (2000) sobre las teorías implícitas de la gente diversidad de gustos y caracteres humanos. A la hora
sobre las personas sabias revela que la sabiduría es en- del almuerzo comparto con mi familia los alimentos
tendida como una noción diferente, por ejemplo, a que me permiten mi pobre granja y mi escasísimo pa-
la madurez o la creatividad y, en todo caso, incorpora trimonio. Tras la comida, vuelvo a la posada, donde
una cualidad de excelencia y altruismo. Además, un juego a las cartas entre mil protestas e innumerables
análisis del contenido histórico-filosófico del concep- disputas e insultos, de manera tal que se nos oye gritar
to descubrió estas dimensiones: se trata de un nivel hasta en San Casciano. Al atardecer, vuelvo a casa, me
superior de juicio y conocimiento, que aborda impor- despojo de los sucios vestidos del día, cubiertos de
tantes cuestiones sobre el sentido de la vida; el sabio barro y mugre “y me visto unas ropas dignas de cor-
sería consciente de los límites del conocimiento y de la tes reales y pontificias”; así vestido “me traslado a las
incertidumbre que nos acompaña. Por último, la sa- cortes antiguas, entre hombres de la antigüedad”, y
biduría, en tanto modo de conocer amplio y profun- en esa compañía “me sustento con el único alimento
do, sería difícil de alcanzar pero se reconoce fácilmen- que me agrada, y para el cual he nacido”. Y escribe a
te cuando se manifiesta. Por lo demás, la explicación/ continuación: “durante cuatro horas no siento el más
comprensión racional -base de la sabiduría- del sen- mínimo aburrimiento, olvido todas mis preocupacio-
timiento del miedo a la muerte, no es, naturalmente, nes, no temo a la pobreza, la muerte no me espanta”
infalible. Creencias falsas -fantasías, supersticiones, (subrayado mío).
etc- pueden producir en las personas cambios psico- 39) La ausencia de mujeres, aparte otras sesudas
lógicos beneficiosos para ellas, que alivien, reduzcan reflexiones, tiene una inmediata explicación: la domi-
o incluso eliminen ese sentimiento -como ocurría con nación ancestral masculina; no hay más que recordar
Santa Teresa-. Nuestras interpretaciones de las cosas su papel en las Culturas sobre las que se edificó nues-
no siempre son válidas por su “verdad” sino por su tra actual sociedad, la griega, la romana y la judeo-
DEL MIEDO A LA MUERTE / F. JIMÉNEZ BURRILLO

cristiana, todas ferozmente misóginas. Y lo que vino a Averill, J.R. (1996). Intelectual emotions. En R. Har-
continuación, claro está. ré y V.G. Parrott, Cfr. infra, 24-38.
40) La asociación, sin duda ventajosa y ventajis- Baltes, P.B y Staudinger, N.M. (2000). A metaheuris-
ta para el Poder, entre el miedo y la política, viene tic (pragmatic) to orchestrate mind and virtue
de muy antiguo -Salustio, Tito Livio, etc-, pero son toward excelence. American Psychologist 55, 1,
Maquiavelo y Hobbes los más conocidos tratadistas 122-136.
clásicos del tema. Tenía escrita una “digresión” de va- Barbalet, J.M. (1998). Emotion, social theory and so-
rias páginas sobre el asunto, pero me ha parecido más cial structure. Cambridge. Univ. Press.
razonable eliminarla. Tan solo recordaos el célebre Becker, E. (2003). La negación de la muerte. Kairós. 
consejo en el El Príncipe: Es más seguro ser temido Barcelona.
que amado, pues, “los hombres temen menos el ofen- Bodei, R. (1995). Una geometría de las pasiones.
der al que se hace amar que al que se hace temer”. No Muchnik. Barcelona.
menos conocida es la tesis del genio inglés: el Estado Brown, D. (1991). Human Universals. Temple. Univ.
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universal. El miedo como factor intrínseco, constitu- Carse, J.P. (1987). Muerte y existencia. Una histo-
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numerosas manifestaciones desde la Edad Contem- México
poránea hasta hoy. Los revolucionarios franceses lo Cramer, P.H. (2000). Defence mechanism in psy-
utilizaron mediante su oxímoron: el “despotismo de chology today. Amercian Psychologist, 55, 6, 637-
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neas...? Damasio, A.R. (1996). El error de Descartes. Crítica.
41) Rossett los distingue perspicazmente: el amor Barcelona.
se entiende a partir de la primera, no al revés. Es un Damasio, A.R. (2001). La sensación de lo que ocurre:
caso particular de la alegría: decía Spinoza “el amor cuerpo y emoción en la construcción de la cons-
es una alegría acompañada por la idea de una causa ciencia. Debate. Madrid
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Dos caras de la Psicología Social: la felicidad y la
violencia de pareja

Jesús San Martín García


y Fabiola Perles Novas

Resumen: En el presente trabajo se realiza una re- Alguien dijo que la Psicología Social es una, pero
visión sobre dos ámbitos de estudio de la Psicología se escribe de muy diferentes maneras. Esta afirmación
Social, la felicidad y la violencia de pareja. No hay sique siendo tan válida hoy como cuando se acuñó,
muchos trabajos que hayan vinculado estos dos ámbi- pero podría ampliarse de distintas maneras; una de
tos. El objetivo de este trabajo es exponer algunos de ellas es qué estudia realmente la Psicología Social, no
los resultados de la investigación en estos dos ámbitos en el sentido de la influencia del entorno social sobre
pero sobre todo, contribuir a establecer la vinculación el comportamiento humano sino de algo que para
que se puede establecer a nivel teórico y especialmen- alguien que se acercara por primera vez a nuestra dis-
te, en el terreno de la intervención entre la felicidad ciplina podría llamarle profundamente la atención,
y la mejora del bienestar de personas que han vivido y hace referencia a qué realidades aborda realmente
experiencias de violencia en la pareja. Las interven- nuestra disciplina. Como decimos, el primer contac-
ciones basadas en el ocio terapéutico constituyen una to de un lego con esta materia podría ser, de algún
propuesta para establecer un puente de unión entre modo, sorprendente, se encontraría que la misma
estos dos ámbitos. disciplina abarca comportamientos que van desde la
violencia, la agresividad, etc. al comportamiento al-
Palabras Clave: Felicidad, violencia de pareja, ocio truista, el amor, el bienestar o la calidad de vida. Este
panorama, a priori, quizá desconcertante, podría lle-
JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS / DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA

var a nuestro psicólogo social en ciernes a pensar que do de manera considerable. La búsqueda de la felici-
la Psicología Social no tiene un planteamiento claro dad se ha convertido en uno de los grandes puntos de
a la hora de qué aspectos de la realidad social son su atención tanto de la Psicología, y fundamentalmente
objeto de estudio. Nada más lejos de la realidad, tras de la psicología positiva, como de otras ciencias so-
esa primera visión superficial, nuestra disciplina nos ciales (v.g. Layard, 2005) y más concretamente de la
muestra que esos ámbitos, aparentemente tan diferen- Psicología Social (Javaloy y Rodríguez, 2010). Pero lo
tes, no lo son tanto, sino que, por el contrario siguen más importante, en este sentido, es que esta temática
una clara línea común, que provoca que la Psicología interesa tanto a los investigadores como a la sociedad
 Social aborde el comportamiento psicosocial, y éste es en general. Como consecuencia de la evolución de
común a los aspectos más positivos y más negativos la sociedad del bienestar (aumento de los períodos
del mismo, pero con el objetivo último, en la mayo- vacacionales, disminución del tiempo dedicado al
ría de los casos, de comprender el comportamiento trabajo, incremento de la esperanza de vida, etc.), en
negativo para evitarlo y el positivo para promoverlo. las últimas décadas, y a pesar de la situación de crisis
Por poner algún ejemplo, y centrándonos sólo en los socioeconómica que atravesamos en los últimos años,
clásicos ahí están los trabajos de Milgram (1980) so- se ha pasado de interesarse básicamente por aspectos
bre la obediencia, o los de Bandura (1973) sobre la materiales, más relacionados con las necesidades de
conducta agresiva, entre los primeros, o los de Darley subsistencia, a intentar disfrutar al máximo de nues-
y Latané (1968) sobre el efecto espectador o Allport tra vida. Tal como apunta Javaloy (2007), a partir de
(1954) con la teoría del contacto, entre los segundos. los años 50 el surgimiento del estado de bienestar
En el presente artículo queremos ejemplificar este centró la atención en los aspectos relacionados con la
hecho con dos aspectos que en la actualidad tienen calidad de vida; reactivando el crecimiento material el
una gran presencia en la Psicología Social, por un pensamiento filosófico humanista, donde se destaca
lado la violencia de pareja y por otro lado el estudio el bienestar del individuo.
de la felicidad, ámbitos que pueden percibirse como El abordaje de este objeto de estudio desde la psi-
muy distantes o sin ningún tipo de relación entre sí, cología es relativamente reciente, aunque cada vez
pero que, a poco que ahondemos en ellos, puede per- existen más investigadores interesados en este tema
cibirse una fuerte relación. Partimos de la premisa de (Argyle, 1987; Seligman, 2005; Javaloy, 2007; Lyu-
para qué serviría estudiar el bienestar y la felicidad bomirsky, 2008, Blanco y Díaz 2010). Así autores
de las personas si no somos capaces de trasladarlos como Diener y Oishi (2005) se centran en analizar las
a los ámbitos donde pueden ser más necesarios. Asi- bases psicosociales de la felicidad, entre las que resal-
mismo, qué conseguimos estudiando la violencia de tan las relaciones íntimas, la adaptación a los aconte-
pareja si nuestros intentos no van dirigidos a erradicar cimientos de la vida, el impacto de la cultura. A estos
el problema y, además, a mejorar el sentimiento de factores Javaloy y Rodríguez (2010) añaden el estilo
bienestar de las personas que la sufren. Aunque, como de apego, la conducta altruista y las distorsiones cog-
hemos comentado, nos vamos a centrar en estos dos nitivas sobre la felicidad. Por otro lado, autores como
aspectos del comportamiento humano, podríamos Berscheid y Reis (1998) o Diener y Seligman (2004)
ampliarlo a otros muchos contextos de estudio de resaltan el papel fundamental de las relaciones socia-
nuestra disciplina como la tercera edad, drogas, mar- les en el bienestar. En esta línea, otros autores como
ginación, exclusión social, inmigración, etc. Leung et al. (2011) o Han, Kim, Lee y Lee (2013) se
centran en la relación existente entre el capital social
y el incremento de la felicidad. Por último, Caunt,
EL ABORDAJE DE LA FELICIDAD Franklin, Brodaty y Brodaty (2013) resaltan el papel
que sobre el bienestar ejercen las relaciones sociales y
La cuestión de la felicidad ha estado presente, de las actividades de ocio.
una forma u otra, a lo largo de toda la historia de En otro orden de cosas, el concepto de felicidad
la humanidad (Fierro, 2000) y en todas las culturas se ha asociado a otros como el de bienestar, júbilo,
(Lyubomirsky, 2008). El ser humano ha buscado la placer o satisfacción (Seligman, 2005). De forma
manera de ser lo más feliz posible a través del pen- más precisa, Lyubomirsky, Sheldon y Schkade (2005)
samiento filosófico, de la búsqueda de placeres, de la se refieren a ella como un sentimiento de bienestar
posesión de cosas materiales o a través de cualquier subjetivo caracterizado por la alta presencia de senti-
otra vía. En los últimos tiempos este interés ha creci- mientos positivos, la baja presencia de sentimientos
DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA / JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS

negativos y una elevada satisfacción vital. Otros como tarse una mayor atención a la intervención orientada
McMaham y Estes (2011) plantean un acercamiento a cultivar y aumentar los niveles de felicidad y bienes-
al concepto de felicidad desde las definiciones coti- tar de una persona o grupo.
dianas que realizan las personas sobre la misma, así Pero, como puede deducirse de lo anterior, el
plantean una conceptualización amplia del bienestar hecho de ser feliz no es relevante por el mero hecho
en la que subyacen cuatro dimensiones diferentes: de serlo, sino que además numerosas investigacio-
las experiencias de placer, la evitación de experien- nes muestran como el ser feliz es un criterio básico
cias negativas, el autodesarrollo y las contribuciones de adaptación y de una buena salud mental (Diener,
personales hacia los otros. Una de las líneas de inves- 1984; Jahoda, 1958; Taylor y Brown, 1988). Así las 
tigación más interesante en el estudio de la felicidad personas felices obtienen beneficios tangibles en mu-
es la que indaga en la forma en la que ésta se puede chos ámbitos de la vida: tienen mejores relaciones
incrementar (Bryce y Haworth, 2002; Lyubomirs- sociales, mejores resultados laborales, mejor salud
ky, 2008; Seligman, 2005; Sheldon y Lyubomirsky, física y mental, mayor autocontrol y habilidades de
2006; Tkach y Lyubomirsky, 2006). En esta línea, afrontamiento, entre otras (Lyubomirsky, Sheldon y
Lyubomirsky, Sheldon y Schkade (2005), basándo- Schkade, 2005). Es por tanto, la consecuencia lógica
se en trabajos anteriores (Lykken y Tellegen, 1996; de lo anterior que si somos capaces de incrementar los
Argyle,1999), desarrollan un modelo teórico en el niveles de felicidad de una persona, o grupo, mejora-
que plantean que el nivel de felicidad crónico de una remos también su funcionamiento en muchos ámbi-
persona viene definido por tres factores principales: el tos de su vida. Como comentábamos anteriormente,
valor de referencia, las circunstancias y las actividades una de las líneas de investigación más abordadas en el
deliberadas. El valor de referencia explicaría un 50% análisis de la felicidad es la que indaga en la forma en
de la varianza del nivel de felicidad de una persona y la que ésta se puede incrementar. A modo de ejemplo,
se refiere a aspectos genéticamente determinados y, en los últimos años han aparecido una gran cantidad
por lo tanto, fijos, estables a lo largo del tiempo e de trabajos que relacionan el bienestar o la felicidad
inmunes a la influencia o el control. El segundo com- con otros ámbitos de la Psicología Social, tal es el
ponente, las circunstancias, explicaría un 10% de la caso del deporte (Norling, Sibthorp, Suchy, Hannon,
varianza y tiene que ver con factores estables (estado y Ruddell, 2010; Breunig, Todd, Anderson, Young,
civil, trabajo, ingresos, salud, etc.) o puntuales (incre- 2010; Kim, Dattilo y Heo, 2011; Houge, Hodge y
mento de ingresos, enfermedades, recibir un premio, Boyes, 2013) o el ocio.
etc.) que influyen en la felicidad de la persona pero de Precisamente éste último es una de las temáti-
una manera poco estable, es decir, sus efectos directos cas que más se han relacionado con la felicidad, así,
no son demasiados estables en el tiempo. Por último, aunque son muchos los aspectos abordados desde los
las actividades deliberadas explicarían un 40% de la estudios de ocio, tales como problemas conceptuales
varianza y se refieren a una gran variedad de activida- (Kelly,1996; San Martín, López y Esteve, 1999; Es-
des que se caracterizan por poder ser elegidas libre- teve, San Martín y López, 1999), estilos de ocio (Pe-
mente por las personas y conllevar la implicación en terson, Park y Seligman, 2005; San Martín, Perles y
las mismas. Se trata de actividades que requieren un Canto, 2010a), género (Parry y Fullagar, 2013; Wood
determinado grado de esfuerzo a la hora de llevarlas a y Tirone, 2013), contacto interracial (Lee, 2013),
cabo, es decir, la persona tiene que intentar realizar la medios de comunicación (Hodge, 2012), etc., en los
actividad, no solamente le ocurre. Son precisamente últimos años ha habido un incremento entre los es-
las actividades deliberadas las que permiten un incre- tudios que analizan los efectos del ocio sobre el in-
mento duradero y estable de los niveles de felicidad cremento de la felicidad (Aslan, 2009; Agate, Zabris-
de las personas y lo que hace afirmar a Lyubomirsky, kie, Agate, y Poff, 2009; San Martín, Perles y Canto,
Sheldon y Schkade (2005) que, efectivamente, es po- 2010b; Caldwell, Patrick, Smith, Palen, y Wegner,
sible aumentar el grado de felicidad de un individuo. 2010; Wang, Kao, Huan y Wu, 2011; Chun, y Lee,
Posteriormente, Sheldon y Lyubomirsky (2006) co- 2010; Bloom, Geurts y Kompier, 2012; Henricksen
rroboraron que los cambios en las acciones generan y Stephens, 2012; Liang, Yamashita y Brown, 2013;
un mayor nivel de felicidad y un cambio más durade- Wang, y Wong, 2014).
ro en el mismo que los cambios en las circunstancias. Puede afirmarse que existe un acuerdo general a la
Muy relacionado con este último aspecto, Peterson, hora de admitir que la satisfacción en el ocio es una de
Park y Seligman (2005) concluyen que debería pres- las principales fuentes para la obtención de calidad de
JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS / DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA

vida; para algunas personas incluso la más importante. Podemos ver que la relación entre ocio y bienestar
Se considera que el ocio y el tiempo libre encuentran su parece bastante clara, pero, en última instancia, qué
espacio en la salud y el bienestar social, relacionándo- caracteriza a una conducta de ocio para que pueda ge-
se con el crecimiento personal, ya sea físico, mental o nerar dicho bienestar, o en otras palabras, qué diferen-
espiritual. En este sentido, Neulinger (1981) conside- cia al ocio de otro tipo de experiencias. La respuesta a
raba que el ocio es la esencia de la calidad de vida. De esta cuestión se encuentra en que para que un sujeto
esta forma el ocio, junto a la salud, la educación, los ali- experimente una conducta como ocio es necesario
mentos o la vivienda, es uno de los indicativos presente que la elija libremente y sin buscar nada más allá del
 en cualquiera de las medidas tradicionales de calidad propio disfrute de la actividad, tan sólo disfrutar de
de vida. Con el añadido de que la mayoría de los as- algo por el mero hecho de hacerlo, es decir, para que
pectos que hemos citado, salud, educación… nos dan podamos hablar de ocio es necesario que se den tanto
lo que se define como calidad de vida objetiva, pero percepción de libertad como motivación intrínseca,
no nos dan la felicidad, de hecho únicamente somos los cuales son, a su vez, los que provocan el aumento
conscientes de ellos cuando nos faltan. Por el contrario del bienestar y del nivel de felicidad de la persona. A
el ocio, está en la base de la felicidad, el bienestar perso- continuación vamos a describir ambos conceptos con
nal y, en general, con la situación de estar bien con uno algo más de detalle.
mismo, ya sea a un nivel de salud física, psicológica, Fue Neulinger (1974), quien planteó que la libertad
social e incluso espiritual. percibida y la motivación intrínseca son las dimensio-
En cuanto al por qué el ocio es fuente de felici- nes supremas de la definición individual de ocio. En
dad, una primera respuesta la encontramos analizan- cuanto a la primera puede entenderse como el sentido
do para qué nos sirven estas actividades. La respuesta psicológico de tener libertad de elección a la hora de
a esta pregunta nos la ofrecía, ya hace tiempo, Du- decidir sobre un comportamiento o conjunto de ac-
mazedier (1968) quien al plantear las funciones del tos (Smith, 1990), como un estado en el que la per-
ocio, diferenciaba entre descanso (recuperación física, sona siente que lo que está realizando es consecuencia
regeneración), desarrollo (mental, personal, social) y de su propia elección y, además, porque desea hacerlo
disfrute (diversión, felicidad, liberación del aburri- (Neulinger, 1974). Este sentimiento de libertad con-
miento). Si cada uno de nosotros intentáramos defi- llevaría una percepción de control sobre las propias
nir qué es para nosotros mismos la felicidad, nuestro actividades, lo cual a su vez incrementaría el senti-
estado ideal, o algo semejante, muy seguramente nos miento de autoestima y de bienestar
encontraríamos que la mayoría de los términos que En general, la libertad percibida es alta cuando una
hemos utilizado, aparecerían en dicha definición. A persona atribuye la iniciación de la conducta de ocio
partir de lo anterior, podría afirmarse que está en la a sí misma, pero es baja cuando asocia la fuente del
misma esencia del ocio el hacernos más felices. Otra comportamiento a un factor externo. Asimismo, la
evidencia de la relación existente entre ocio y calidad percepción de libertad es la variable clave a la hora de
de vida es un breve repaso a los principales motivado- definir una conducta como ocio, Iso-Ahola (1980) ha-
res de las conductas de ocio: recuperarnos tanto física bla del umbral de ocio para referirse al hecho de que la
como mentalmente, encontrar una compensación a to- libertad percibida es el regulador crítico de lo que llega
das aquellas cosas que perdemos y a las que hemos de a ser ocio y lo que no. Es la variable que determina la
renunciar cotidianamente, escapar de nuestra realidad percepción de ocio, implicando el principio de todo o
y nuestro problemas, conocer otras personas, desarro- nada, un umbral a partir del cual pueden observarse
llarnos, etc. los efectos de otras variables. Lo anterior significa que
De una forma mucho más pormenorizada, para Le- diferentes presiones externas poseen la propiedad de
vitt (1991) las propiedades terapéuticas del ocio provie- convertir el ocio en obligación. En los casos en los que
nen de que éstas aportan un escape para la hostilidad y la persona deja de sentir que posee libertad no sólo de-
otras emociones negativas, reducen el aislamiento social clina la percepción de ocio, sino que también lo hará el
y los sentimientos de soledad, el aburrimiento, dotan al propio bienestar psicológico del individuo. De hecho,
sujeto de una variedad de actividades, incrementan la la percepción de carencia de libertad no tiene conse-
socialización, fomentan la independencia, el crecimien- cuencias únicamente a nivel de las actividades de ocio,
to y el desarrollo, mejoran el estado físico, desarrollan sino a toda nuestra existencia en general, ya que aunque
nuevas habilidades e intereses y fomentan la toma de la necesidad de libertad es primariamente un aspecto
decisiones grupal e individual. del proceso de socialización, también presenta algunas
DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA / JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS

raíces biológicas. Los humanos tenemos la necesidad de obtengan mayores niveles de bienestar. Esto es precisa-
comprender nuestro entorno y ejercer un control sobre mente lo que plantea el modelo de experiencia óptima
él, ya que lo contrario crea sentimientos de indefen- de Csikszentmihalyi (1996, 1998) que es, en la actua-
sión, baja autoestima, etc. Una persona que no posee lidad, uno de los desarrollos teóricos más importantes
un control percibido tampoco posee libertad. sobre el concepto de disfrute y su obtención a través de
Por lo que respecta a la motivación intrínseca, Neu- diferentes experiencias entre las que juegan un papel
linger (1974) la considera como una actividad realizada importante las conductas de ocio y, aunque el autor no
por sí misma, en la que no existe ninguna recompensa lo explicita como tal, explicaría en gran medida el fun-
ajena a la propia acción; mientras que la extrínseca se cionamiento de, la motivación intrínseca en este tipo 
refiere a una conducta que se realiza buscando alguna de experiencias. Csikszentmihalyi desarrolla su modelo
recompensa diferente a la propia actividad. Así, si la a partir del deseo de descubrir las motivaciones que lle-
satisfacción proviene de la realización de la actividad, van a una persona a permanecer concentrado volunta-
se habla de motivación intrínseca, mientras que si la riamente, durante horas, en una actividad, comproban-
fuente de satisfacción está en las consecuencias de la do que la motivación que lleva a este tipo de conductas
acción, y son, por tanto, ajenas a la misma, el tipo de no está relacionada con recompensas externas, sino con
motivación es extrínseca. Pese a esto, es necesario seña- las características de la propia actividad. Así, a partir
lar que, teóricamente, los objetivos y recompensas que del estudio de alpinistas, jugadores de ajedrez, etc.,
se deriven de una conducta pueden ser tanto intrín- Csikszentmihalyi (1975) encontró que cuando los
secos como extrínsecos; ahora bien, las consecuencias sujetos participaban en esas actividades, obtenían una
de ambos tipos de motivación son diferentes, la moti- experiencia subjetiva profundamente satisfactoria, un
vación extrínseca genera menos satisfacción que la in- estado de sentirse absorto muy intenso y agradable y
trínseca y una mayor pérdida de interés en la actividad una pérdida de la autoconciencia, un tipo de experien-
(Iso-Ahola, 1980). Deci y Ryan (1991) comprobaron cia cumbre que buscaban repetir en la medida de lo
que las recompensas externas pueden debilitar la mo- posible. Csikszentmihalyi llama flujo (flow), o experien-
tivación para hacer algo que se disfruta en sí mismo. cia óptima, a esta vivencia, que se caracteriza por una
Para los autores, este hecho se debe a que los sujetos implicación completa del actor con su actividad y es
comienzan a pensar que están haciendo algo porque les considerada la base de la motivación intrínseca y de la
lleva a conseguir un beneficio, y no porque realmente recompensa que se busca a través de una actividad.
desean hacerlo. Fielding, Pearce y Hughes (1992) rea-
lizaron un estudio en el que comparaban los resultados
que se derivaban de realizar una experiencia recreativa, VIOLENCIA EN LAS RELACIONES DE PAREJA HE-
en función del tipo de motivación que tuvieran los su- TEROSEXUALES
jetos, intrínseca o de logro. Los resultados mostraron,
en primer lugar, que los sujetos que estaban motivados El tema de la violencia en las relaciones íntimas es
por la actividad en sí misma disfrutaron más la expe- uno de los problemas sociales actuales que genera una
riencia, y en segundo lugar, que el tiempo se les hizo mayor preocupación tanto en la sociedad en general
más corto que a quienes estaban orientados al logro de como en el ámbito de la investigación. Buena parte de
la tarea. Por último, Graef, Csikszentmihalyi y Gianin- los trabajos se han centrado en el estudio de muestras
no (1983) encontraron que los sujetos con altos niveles de mujeres víctimas que solicitan ayuda a las institucio-
de motivación intrínseca eran más felices, se sentían nes públicas o bien hombres que están en prisión o en
más relajados y se aburrían menos. programas de tratamiento; es decir, estos trabajos se han
Resumiendo todo lo anterior, la percepción de li- centrado en una evaluación de las muestras de víctimas
bertad y la motivación intrínseca provocan en el suje- y agresores. Johnson (1995) señala la existencia de dos
to altos sentimientos de control, autodeterminación líneas de investigación sobre la violencia de pareja,
y autoestima, lo que estaría en la base del disfrute una de ellas es generalmente denominada perspectiva
de esas actividades. Si consideramos, a su vez, que el de la violencia familiar y la otra, perspectiva feminis-
disfrute juega un papel importante en los sentimien- ta. De forma general, la perspectiva de la violencia
tos de bienestar y del nivel de felicidad de un sujeto familiar (Gelles, 1974; Straus, 1971, 1999) ha desa-
no es de extrañar que personas que cuentan con un rrollado sus investigaciones con grandes muestras de
buen repertorio de actividades de ocio con las que se población general y, mediante análisis principalmente
sienten realmente implicados a la hora de su ejecución, cuantitativos, se ha centrado en estimar la prevalencia
JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS / DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA

y analizar las causas de la violencia; en una búsqueda hace una adecuada diferenciación entre las mismas.
de los factores comunes de diversas formas de violen- Un aspecto que establece diferencias entre las formas
cia familiar, tales como la frecuencia de la violencia, de violencia definidas por este autor es la presencia o
el papel facilitador del estrés o la adherencia a las nor- no de motivación de control y afirma que, en cuanto
mas de aceptación del uso de la violencia en el contex- a la cuestión sobre la simetría o asimetría de género,
to familiar. La perspectiva feminista, por su parte, se esos tipos de violencia difieren radicalmente.
centra en el maltrato a la mujer y ha desarrollado una A pesar de las diversas posturas teóricas plantea-
literatura que analiza los factores específicos de vio- das, el abordaje de la intervención en violencia en la
 lencia ejercida contra las mujeres por sus compañeros pareja necesita de una mejor valoración de las carac-
(Dobash y Dobash, 1979; Dobash, Dobash, Wilson y terísticas de cada tipo de violencia, de cara a desarro-
Daly, 1992; Martin, 1981; Roy, 1976; Walker, 1984), llar actuaciones más eficaces. Por tanto, es necesario
siendo las muestras procedentes de las fuerzas de se- profundizar más en estos resultados y establecer las
guridad, los tribunales de justicia, los hospitales o los características de cada tipo de violencia para poder
servicios sociales. desarrollar intervenciones que vayan dirigidas a pre-
La importancia de establecer estas diferentes tra- venir la violencia.
diciones de investigación está relacionada, entre otras Los estudios que han profundizado en las carac-
cuestiones, con la aproximación a dos formas clara- terísticas psicológicas de los hombres violentos hacia
mente diferenciadas de violencia de pareja que darían su pareja han aportado evidencias que parecen apun-
lugar a dos problemas. Según Johnson (1995) una de tar que existen dificultades de expresión emocional
ellas se ha denominado violencia común en la pareja en estas personas, que pueden estar relacionados con
y la otra, terrorismo patriarcal. La violencia común problemas para establecer relaciones íntimas y la ten-
en la pareja, evidenciada en las muestras de población dencia a responder de forma violenta (Echeburúa y
general, se caracteriza por ser un tipo de violencia Corral, 2002; Dutton, 1998; Dutton, Saunders, Star-
donde se produce la simetría de género, es decir, tan- zomski y Bartholomew, 1994). Así mismo, se plantea
to los hombres como las mujeres utilizan estrategias que la violencia en la pareja es el resultado de un esta-
violentas de resolución de conflictos, produciéndose do emocional intenso que interactúa con actitudes de
reciprocidad en cuanto a la respuesta violenta pero hostilidad, un repertorio conductual pobre en cuanto
también donde la violencia es menos frecuente y me- a habilidades de comunicación y de solución de pro-
nos severa que en la violencia que se produce en el blemas y factores precipitantes tales como el estrés, el
denominado terrorismo patriarcal (Straus, 1990a, consumo de alcohol y drogas y los celos (Blázquez y
1990b). En este último caso, la investigación con las Moreno, 2008). Algunos de estos déficits guardan una
muestras de mujeres de centros de acogida revela un clara relación con la inteligencia emocional, definida
patrón de violencia marcadamente distinto, donde la como la capacidad para percibir, asimilar, compren-
violencia se produce de forma casi exclusiva por parte der y regular las emociones propias y la de los demás
del hombre hacia la mujer, sin que se produzca reci- (Mayer y Salovey, 1997). Otros autores añaden a este
procidad en la respuesta de violencia, salvo en casos concepto componentes adicionales, como rasgos de
muy extremos y donde la violencia aumenta tanto en personalidad y habilidades sociales y afectivas, enten-
frecuencia como en severidad. La explicación de estos diendo que la inteligencia emocional se refiere a un
resultados tan diferentes radica en que ambas líneas conjunto de capacidades, competencias y habilidades
de investigación han utilizado distintas metodologías, no cognitivas que influyen en la habilidad propia de
lo que ha provocado el acceso a muestras diferentes de tener éxito para afrontar las demandas y presiones del
población donde se evidencian diferentes fenómenos medio ambiente (Bar-On, 1997). Las investigaciones
de violencia en la pareja (Johnson, 1995). Este autor en inteligencia emocional han demostrado la impor-
argumenta que: “los tipos de violencia probablemen- tancia que tiene ésta en el bienestar emocional y en el
te también difieren en lo que respecta a sus causas, la ajuste psicológico (Goleman, 1995; Mayer y Salovey,
naturaleza de la violencia en sí misma, el desarrollo de 1997); y asimismo que es una fuente de salud y felici-
la violencia en el curso de la relación, sus consecuen- dad (Fernández-Berrocal y Ramos, 2004).
cias y el tipo de intervención requerida” (Johnson, Winters, Clift y Dutton (2004) realizaron un es-
2006, p.1004). Johnson (2006) identifica cuatro for- tudio exploratorio para analizar la relación entre la in-
mas principales de violencia en las relaciones de pare- teligencia emocional y el abuso doméstico, utilizando
ja y enfatiza que la literatura sobre el tema no siempre el EQ-i (Emocional Quotient Inventory) desarrolla-
DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA / JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS

do por Bar-On (1997). Las puntuaciones bajas en el principales mitos románticos que apoyan que éstos
EQ-i, cuando se aplica al ámbito de las relaciones ín- son un signo e, incluso, un requisito indispensable
timas, indicarían conductas no adaptativas en dichas para un verdadero amor (Yela, 2003); y dicho mito
relaciones. Para la evaluación del abuso, los autores puede ser utilizado, en las relaciones de pareja, como
utilizaron el PAS (Scale for Measuring Propensity for una forma de justificar comportamientos egoístas,
Abusiveness), de Dutton (1995), que evalúa la ten- injustos, represivos e incluso, en ocasiones, violentos
dencia al comportamiento abusivo. En el citado tra- (Barrón y Martínez-Iñigo, 2001; Yela, 2003). Di-
bajo se encontró que, en comparación con una mues- chas creencias pueden generar que, en determinados
tra de estudiantes, las puntuaciones en inteligencia casos, no se perciban comportamientos de riesgo o 
emocional de hombres agresores hacia su pareja fue- incluso algunas forma de violencia psicológica, como
ron significativamente más bajas. Por otro lado, tam- el intento de control o dominación que se produce
bién se encontró, tanto en la muestra de población en la violencia de género (Bosch y Ferrer, 2002; Fe-
de estudiantes como en la muestra de hombres agre- rrer, Bosch; Navarro y Ferreiro, 2010). El abordaje
sores, una correlación negativa entre la inteligencia de la violencia en parejas adultas ha destacado la in-
emocional y la medida indirecta de violencia hacia la fluencia de los celos como una variable relacionada
pareja. Estos resultados indican que los hombres vio- con las estrategias violentas de resolución de conflic-
lentos hacia su pareja tienen puntuaciones más bajas tos en la pareja (Perles, San Martín y Canto, 2009;
en inteligencia emocional que la población general y 2011), encontrando que los hombres violentos hacia
además que dichas puntuaciones están asociadas con sus parejas son más celosos que aquellos que no son
una tendencia a tener un comportamiento agresivo violentos (Dutton, Saunders, Starzomski y Bartholo-
hacia la pareja (Winters et al., 2004). mew, 1994). También, se ha señalado que los celos y
Una de las variables que aparecen de forma sis- la amenaza de separación constituyen la causas prin-
temática cuando se aborda el tema de la violencia cipales de agresión en las relaciones íntimas (Daly y
en la pareja son los celos. Algunos autores afirman Wilson, 1988; Buss, 2000).
que los individuos que maltratan a su pareja son más
posesivos y celosos que los que no tienen este com-
portamiento (Corral, 2004; Echeburúa y Fernández- LA RELACIÓN ENTRE LA FELICIDAD Y LA VIOLEN-
Montalvo, 2001). También, se ha señalado que los CIA DE PAREJA DESDE LA PERSPECTIVA DEL OCIO
celos, o amenaza de separación, constituyen la causa TERAPÉUTICO
principal de agresión en las relaciones íntimas (Daly
y Wilson, 1998; Buss, 2000). Otros trabajos señalan Al inicio de este trabajo comentábamos que en la
que cuando la violencia es justificada por los celos no Psicología Social aborda ámbitos de estudio aparen-
es percibida de una forma tan negativa como cuando temente muy divergentes, muestra de ello, serían los
no existe dicha justificación (Puente y Cohen, 2003). temas que se han desarrollado en este trabajo. Sin em-
Según los mencionados autores, esto puede ser de- bargo, es necesario realizar esfuerzos por aproximar esos
bido al hecho de que se perciba que la violencia que ámbitos de estudio de cara a conseguir el objetivo últi-
está mediada por los celos es, si no un acto de amor, mo de nuestra disciplina, contribuir a la comprensión
al menos relativamente comprensible; por lo que, al del comportamiento social de las personas y mejorar
considerar que los celos pueden ser entendidos como la calidad de las relaciones. Llegado a este punto, nos
una expresión de amor, se puede negar el significado parece de especial relevancia aplicar los resultados de las
violento de un acto. Algunos estudios realizados con investigaciones realizadas en el estudio de la felicidad y
agresores y víctimas de violencia en la pareja confir- cómo se puede potenciar la misma a través del ocio a la
man que estas personas tienden a percibir los celos mejora de los niveles de felicidad de aquellas personas
como indicadores de amor y compromiso con la rela- que han vivido, como víctimas y/o agresores, experien-
ción (Dobash y Dobash, 1979; Henton, Cate, Koval, cias de violencia en sus relaciones de pareja. La inves-
Lloyd y Chritopher, 1983). Otros trabajos realizados tigación en este último ámbito, se ha centrado, en un
con estudiantes universitarios también han encontra- caso, en prevenir o disminuir los efectos negativos de la
do la tendencia a identificar los celos con el amor y victimización, y, en otros casos, en conocer los factores
a justificar determinados actos violentos cuando son responsables del comportamiento violento e intentar
motivados por los celos (Vandello y Cohen, 2003). intervenir para modificar aquellos aspectos relaciona-
Esto se debe a que los celos constituyen uno de los dos con dicho comportamiento. Sin embargo, poco se
JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS / DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA

ha hecho en cuanto a profundizar en el grado de feli- las preferencias. A partir de estos supuestos, Datti-
cidad de estas personas, sin duda afectado por dichas lo, Kleiber y Williams (2000) desarrollan el modelo
experiencias vitales, e intentar mejorar esta emoción. psicológico de prestación de servicios de ocio terapéutico
Precisamente de la relación entre ocio y bienestar para aumentar la autodeterminación y el disfrute, en el
surge el ocio terapéutico, el cual se trataría de una in- que plantean la relación entre autodeterminación y
tervención diseñada para mejorar la calidad de vida de disfrute, y como esta relación, a su vez, conducía a la
una persona o grupo de personas a través de la utiliza- mejora funcional del sujeto (figura 1).
ción del ocio. Así, podría actuarse a dos niveles diferen- Pensamos que el modelo propuesto por Dattilo,
 tes; el primero de ellos perseguiría la protección de la Kleiber y Williams (2000) a través de su aplicación
salud y su objetivo sería tratar estados físicos, sociales, en la promoción de la salud podría ser utilizado para
cognitivos y emocionales asociados a la enfermedad, profundizar en el conocimiento de los mecanismos
lesión o discapacidad crónica y experiencias vitales ne- por los que el fomento de actividades de ocio que
gativas, entre las que se encontrarían estar expuesto a la posibiliten que los individuos obtengan experiencias
violencia de pareja. El segundo nivel va orientado a la óptimas contribuye a la percepción de felicidad. Al
promoción de la salud y, en este caso, se perseguiría me- hablar del incremento de la percepción de felicidad
jorar la calidad de vida de las personas enseñándolas y no sólo se está aportando un mayor sentimiento de
capacitándolas para crear, por sí mismas, entornos que bienestar, lo cual, por si sólo es muy relevante, sino
lleven al disfrute; lo que contribuye a su bienestar y cre- que esto tiene claras consecuencias sobre la salud de
cimiento personal. En este contexto, es necesario preci- las personas. En relación con lo anterior, resulta bas-
sar que cuando se habla de disfrute se está entendiendo tante esclarecedora las afirmaciones de Lyubomirsky
como experiencia óptima. Es precisamente en el marco (2008), basadas en sus investigaciones sobre felicidad
del ocio terapéutico, donde Dattilo y Kleiber (1993), y donde incide en los beneficios que se derivan de la
partiendo de la teoría de flujo de Csikszentmihalyi, felicidad los cuáles se reflejan en la salud física y men-
consideran que la maquinaria del disfrute se pone en tal, en mayores sentimientos de satisfacción, en nues-
funcionamiento a través de la creación de las condi- tra autoestima, en nuestro sistema inmunológico y,
ciones que ayuden a la concentración, al esfuerzo y al supera los límites personales para beneficiar a los que
sentido de control y la competencia; al mismo tiempo nos rodean, la pareja, la familia, la comunidad y la so-
que promover la libertad de elección y expresión de ciedad en general. Todos estos beneficios son motivos

Evaluación de destrezas Refuerzo de la propia toma de


Adaptación de habilidades y decisiones
retos
Valoración realista del reto
Percepción de Motivación Feedback positivo hacia la
ejecución
Desarrollo de destrezas reto manejable intrínseca Evitación de recompensas
extrínsecas

Concentración Autodeterminación Desarrollo de autoconciencia en


Reducción de distracciones cuanto a preferencias y
Desarrollo de atribuciones habilidades
ajustadas a la realidad Decidir, elegir
Comunicar preferencias
Establecer objetivos

Disfrute Mejora funcional

Modelo psicológico de prestación de servicios de ocio terapéutico para aumentar la autodeterminación y el disfrute (Dattilo, Kleiber y Williams, 2000)
DOS CARAS DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: LA FELICIDAD Y LA VIOLENCIA DE PAREJA / JESÚS SAN MARTÍN GARCÍA Y FABIOLA PERLES NOVAS

de sobra para que desde la Psicología Social se enfa- Bryce, J. y Haworth, J. (2002). Wellbeing and flow in
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El papel del apoyo social en la intervención psico-
social con poblaciones vulnerables: ¿Es un recurso
suficientemente implementado en la práctica profe-
sional?
The role of social support in the psychosocial interven-
tion with social risk populations: Is it a resource quite
enough implemented in the professional practice?

Hombrados-Mendieta, M. I.
y García-Martín, M. A.

Resumen: El presente trabajo analiza el papel del Abstract: This paper analyzes the role of social sup-
apoyo social en la intervención psicosocial con di- port in the psychosocial intervention with some po-
ferentes poblaciones socialmente vulnerables: des- pulations on social risk, such as: unemployed, older
empleados, personas mayores, mujeres, inmigrantes people, women, immigrants and adolescents, as well
y adolescentes, así como la utilización que hacen los as the use of this resource made by social services pro-
Servicios Sociales y los profesionales de este recurso viders and psychosocial intervention professionals.
de intervención psicosocial. Los resultados de la re- The results of the review show the beneficial effects of
visión muestran tanto los efectos beneficiosos del social support on these groups, as well as the need to
apoyo social sobre estos colectivos, como la necesidad develop more psychosocial intervention strategies in
de implementar más estrategias de intervención psi- professional practice based on the discoveries of social
cosocial en la práctica profesional, que tengan como support research with these social risk populations.
base los resultados obtenidos en los estudios en apoyo
social desarrollados con estas poblaciones en riesgo Keywords: social support. social risk populations.
social. psychosocial intervention. professional practice.

Palabras clave: apoyo social, poblaciones vulnera-


bles, intervención psicosocial, práctica profesional.
M.I. HOMBRADOS-MENDIETA Y M.A. GARCÍA-MARTÍN / EL PAPEL DEL APOYO SOCIAL EN LA INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL...

El presente trabajo presenta una revisión de dis- resultados, se pueden deber al efecto moderador de
tintas investigaciones que han abordado el estudio algunas características personales y/o factores psico-
del apoyo social en diferentes poblaciones vulne- sociales. Estos actúan como elementos protectores o
rables (desempleados, personas mayores, mujeres, de riesgo entre la duración del desempleo y los in-
inmigrantes y adolescentes). Estas poblaciones son dicadores de salud. Entre los factores de protección,
habitualmente objeto de la intervención social des- el apoyo social aparece como uno de los más expli-
de las instituciones gubernamentales y más concre- cativos. Los trabajos de Gore (1978) fueron pione-
tamente desde los servicios sociales. Las necesidades ros en el establecimiento del efecto amortiguador del
68 psicosociales de estos grupos son diferentes, pero el apoyo social sobre la salud de los desempleados. Sus
denominador común es la necesidad de apoyo social. trabajos evidenciaron que las personas desempleadas
Bowlby en 1969 señaló que los seres humanos de con bajo apoyo social, mostraban significativamente
todas las edades y sin distinción de género y condi- más cambios y elevaciones en sus niveles de coleste-
ción, son más eficaces y felices si confían en tener a rol, síntomas de enfermedad y respuestas afectivas,
su alcance personas que les brinden apoyo, compañía, comparativamente con los desempleados con fuerte
amor y ayuda en los distintos momentos de la vida. A apoyo social. En esta línea Gascón, Olmedo, Bermú-
continuación, realizaremos una revisión de las inves- dez, García-Campayo y Ciccotelli (2003) estudiaron
tigaciones que se han realizado relacionando el apoyo el estrés, la calidad de vida, las estrategias de afronta-
social con estos grupos de población y se destacarán miento, los estilos conductuales y los síntomas somá-
los principales resultados y las posibles aplicaciones ticos, en un grupo de empleados y desempleados, res-
de la investigación empírica a la realidad social. Ade- pectivamente. Los hallazgos mostraron que el grupo
más de mostrar los efectos que el apoyo social tiene de desempleados manifestó significativamente más
sobre situaciones de vulnerabilidad, queremos exami- estrés diario, peor calidad de vida y más problemas
nar si el uso de este recurso se está empleando en la somáticos que el grupo de trabajadores. Con respecto
práctica profesional y si el interventor social lo está a la relación entre apoyo social y síntomas somáticos
poniendo en práctica en los programas de interven- en los desempleados, las correlaciones halladas entre
ción dirigidos a estas poblaciones. estas dos variables fueron todas negativas y significa-
tivas, sugiriendo el papel protector del apoyo social.
También Creed y Moore (2006) indican que los des-
DESEMPLEADOS Y APOYO SOCIAL empleados muestran menos apoyo social, más estrés
y peor afrontamiento. En cambio la percepción de
El desempleo se está convirtiendo en un pro- apoyo social en los desempleados es el mejor predic-
blema crónico en muchos países desarrollados. Esta tor del afrontamiento efectivo y de un menor nivel
afirmación ya la realizó Hammarström (1994) en su de estrés. Más recientemente, Guarino y Sojo (2010)
artículo sobre los efectos del desempleo en la salud nuevamente han comprobado el papel del apoyo so-
de los jóvenes desempleados y sigue estando de ac- cial como moderador de la relación entre la dura-
tualidad. Los desempleados no constituyen un grupo ción del desempleo y la salud. Sus resultados indican
homogéneo, podemos hablar de personas que han que los desempleados que pasan más tiempo en esta
perdido su empleo tras una larga experiencia profe- situación y al mismo tiempo perciben menos apoyo
sional, hasta jóvenes que no encuentran su primer social de su contexto, manifiestan mayor deterioro en
empleo. A pesar de estas diferencias, el fenómeno su salud física y psicológica general y somatizan más
del desempleo se vive como un evento estresante que que aquellos desempleados con mayor percepción de
puede afectar al bienestar psicológico y físico de las apoyo social.
personas. En general, la literatura muestra que un Por tanto, la revisión de la literatura sobre apo-
mayor tiempo de desempleo parece impactar negati- yo social y desempleo parece evidenciar que el apoyo
vamente en el equilibrio psicosocial y la salud física y social es un buen predictor del bienestar en los des-
mental (Álvaro, 1992; Axelsson & Ejlertsson, 2002; empleados. Las diferencias entre empleados y desem-
Cimarolli & Shu-wen, 2006). Sin embargo, los re- pleados respecto a los niveles de estrés y los proble-
sultados respecto a los efectos negativos no siempre mas de salud son menores cuando los desempleados
son consistentes (Artazcoz, Benach, Borrell, & Cor- perciben apoyo en su contexto y dentro del grupo de
tés, 2004). Los investigadores han señalado que ta- personas desempleadas los resultados van en la misma
les diferencias e inconsistencias observadas entre los dirección ya que la percepción de apoyo social es un
EL PAPEL DEL APOYO SOCIAL EN LA INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL... / M.I. HOMBRADOS-MENDIETA Y M.A. GARCÍA-MARTÍN

protector frente a los efectos negativos que genera la la vida de la persona desempleada; como es el caso del
situación de desempleo. El contexto que rodea a las proyecto RENOVA, orientado a incrementar los re-
personas desempleadas es clave para la provisión de cursos personales y sociales de personas desempleadas
apoyo. En el caso de las personas jóvenes el apoyo de con más de 40 años (de Pablo, 1996). El componen-
los padres se convierte en una fuente de apoyo funda- te de intervención grupal llevado a cabo desde esta
mental (Axelsson & Ejlertsson, 2002). Sin embargo, iniciativa facilita la provisión de apoyo social entre
en el caso de los adultos a partir de los 50 años en sus miembros, atendiendo a los aspectos psicosocia-
muchos casos comienza a producirse un deterioro de les vinculados al desempleo. Así, se fomenta el gru-
la red social, lo que le hace un grupo especialmente po como elemento que genera y sustenta el cambio, 69
vulnerable. En este sentido, los profesionales debían actuando este grupo como un marco de referencia
desarrollar herramientas de intervención que tengan relacional provisor de apoyo y facilitador de un esti-
en su base la optimización de las redes sociales y del lo de afrontamiento autónomo y no invalidante. Sin
contexto social como fuente de apoyo. embargo, a pesar de los buenos resultados mostrados
En lo referente a la atención social del colectivo por este tipo de iniciativas, lamentablemente no han
de desempleados por parte de los servicios sociales, encontrado eco en la atención psicosocial dada por
una simple revisión de las legislaciones autonómicas la administración a este colectivo. Este elemento ha
por las que se regulan estos servicios es suficiente para sido destacado también recientemente por Montes y
constatar la desatención de este colectivo social en Louzán (2013). Estos autores, en un análisis de los
España. En este sentido, de entre todas las leyes de efectos colaterales que la crisis del sector de la cons-
servicios sociales existentes en nuestro país, ninguna trucción está teniendo en muchas personas, abogan
incluye a este colectivo en sus catálogos de servicios porque las instituciones políticas y sociales vayan más
y prestaciones sociales. Así, durante mucho tiempo, allá de las políticas pasivas de empleo, centradas en las
se ha entendido la atención al desempleado desde la prestaciones económicas, proporcionando iniciativas
perspectiva económica (a través de los correspondien- de apoyo psicológico a las personas desempleadas. En
tes subsidios por desempleo) o laboral (ayuda para la este sentido, destacan el fortalecimiento de las redes
búsqueda de trabajo, orientación y/o formación para de apoyo social, junto con el desarrollo de habilida-
el empleo, etc.). Esta es la forma en la que en Es- des de afrontamiento, como elementos importantes a
paña, mayoritariamente, se lleva a cabo la atención tener en cuenta en la atención de este colectivo hu-
a las personas desempleadas. Una atención que ini- mano. La atención a elementos de naturaleza relacio-
cialmente, desde el año 1980 (Ley Básica de Empleo nal cobra mayor importancia en la intervención con
51/1980), llevó a cabo el INEM (Instituto Nacional personas inmigrantes en situación de desempleo, en
de Empleo) y que, posteriormente, fue transferida, a las que el estrés psicosocial asociado a la pérdida de
partir del año 2003 (Ley de Empleo 56/2003), a los empleo (Jahoda, 1982) no encuentra en muchas oca-
correspondientes servicios de empleo de cada comu- siones un elemento amortiguador en el apoyo social
nidad autónoma. proveniente de las redes familiares (García, Martínez
Esta orientación económica y laboral en la inter- & Albar, 2002; Martínez, García & Maya, 2001).
vención con personas desempleadas se ha trasladado,
en muchas ocasiones, incluso al ámbito de la psicolo-
gía. Así, los psicólogos en su mayoría se han insertado PERSONAS MAYORES Y APOYO SOCIAL
en este sistema de atención a personas desempleadas
como orientadores en la búsqueda de empleo, des- El envejecimiento es un hecho universal que su-
atendiendo en gran parte los aspectos sociales vincu- pone un proceso de cambio bio-psico-social, si bien,
lados a la situación vital de la persona que no está no hay una única manera de hacerse mayor. El afron-
empleada (McKee-Ryan, Song, Wanberg, & Kinicki, tamiento a esta etapa de la vida depende en gran parte
2005). Tal es el caso de la evaluación de los progra- del estado de salud, de las condiciones sociales y de
mas de intervención realizada por Aramburu e Hi- lo que la persona haga. En la actualidad, la mayoría
guera (2003), donde se sugiere que la intervención de los estudios hacen especial hincapié en que los
cognitiva reduce el tiempo de búsqueda de empleo, a mayores deben permanecer activos y deben relacio-
la vez que facilita la transición al mundo del trabajo. narse con los demás para sentirse menos solos y más
Bien es cierto que también ha habido otros acerca- satisfechos con su vida. La existencia de relaciones
mientos más próximos a aspectos más personales de satisfactorias constituye un elemento de bienestar so-
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cial, convirtiéndose el apoyo social en un buen pre- estilo de vida relacionado con actividades de promo-
dictor del equilibrio en la vejez. Hay en la literatura ción de la salud, proporcionando apoyo emocional,
un amplio acuerdo en que las relaciones sociales e in- intimidad, compañía , motivación para participar en
terpersonales en esta etapa de la vida ejercen efectos las actividades de la comunidad e integración social
positivos sobre la salud y el bienestar de los mayores (Fiori et al., 2006; Levy-Storms & Lubben, 2006).
(Buendía, 1994; Chapel & Funk, 2011; Chen & Sil- Sin embargo también hay que destacar que la pre-
verstein, 2000; Fiori, Antonucci & Cortina, 2006; sencia de conflicto con las personas cercanas se asocia
Litwin, 2001). Sin embargo, durante este periodo con depresión. Esto destaca la importancia de la cali-
70 del ciclo vital se producen cambios importantes en dad de los vínculos, más que la cantidad de personas
la configuración y tamaño de la red social: La muerte cercanas con que se cuente. En ese mismo sentido, en
del cónyuge y de los miembros conocidos de la red, un estudio reciente, Carrasco, Herrera, Fernández y
la disminución de oportunidades para establecer nue- Barros (2013) no encontraron asociación del apoyo
vos vínculos, la falta de motivación para hacer nuevas social con la composición familiar, no siendo signifi-
amistades, la disminución de las habilidades, entre cativo vivir con pareja ni tampoco el hecho de tener
otras, son algunas de las circunstancias con las que hijos, lo que podría indicar que no importa tanto el
se va a encontrar la persona mayor y que van a incre- origen del apoyo mientras éste exista y sea percibido
mentar su sensación de soledad. En este momento de como tal. Ante el incremento del número de perso-
la vida, las diferencias de género son importantes para nas mayores, y teniendo en consideración los cambios
explicar un afrontamiento efectivo, y son las mujeres en la estructura de la unidad familiar acontecidos a
las que parecen salir más beneficiadas en el manteni- lo largo de las últimas décadas (divorcio, ausencia de
miento de la red social y la percepción de apoyo. La hijos, etc.), estos resultados son interesantes de cara a
mayoría de los estudios coinciden en que las mujeres desarrollar estrategias de intervención que sirvan para
poseen fuentes de apoyo más amplias y diversas que optimizar la red social de la persona mayor y buscar
los hombres y proveen apoyo a otras personas, en alternativas que no se centren de forma exclusiva en
mayor medida que los hombres. En distintas situa- la familia. Entre las estrategias de intervención para
ciones, ellas reciben ayuda del cónyuge, de familia- aumentar la percepción de apoyo social y la red so-
res y amigos, mientras que los hombres cuentan casi cial, hay que destacar la intervención a nivel gru-
exclusivamente con la ayuda del cónyuge. Entre los pal, en la que los grupos de apoyo y autoayuda con
familiares, las mujeres tienen más ayuda de los hijos, personas mayores se ha mostrado un estrategia eficaz
generalmente de las hijas, y los hombres de las es- para disminuir la soledad y aumentar la percepción
posas. Con respecto a la satisfacción con la red, las de apoyo y la calidad de vida (Hombrados & García,
mujeres también están más satisfechas con los ami- 2003). También la intervención a nivel diádico se ha
gos que los hombres. En relación al tipo de apoyo, mostrado efectiva en la provisión de apoyo. Este tipo
las mujeres brindan y reciben más apoyo emocional, de intervención implica la movilización del apoyo so-
mientras que en los hombres el apoyo que prevalece cial de una persona clave de la red social existente o
es el instrumental (Clemente, 2003). Estos datos po- la introducción de un nuevo miembro en la red so-
nen de manifiesto que con relación a la percepción cial del individuo. Normalmente se ha de preparar el
de apoyo y al mantenimiento de la red, los hombres miembro de la red que presta el apoyo para que este
poseen menos recursos que las mujeres. se desarrolle de forma efectiva, cabe destacar los “Pro-
Las fuentes principales de apoyo en las personas gramas de Alojamiento Intergeneracional”, los “Pro-
mayores son los amigos y la familia y cada una de gramas Abuelo-Nieto” y los “Programas de Animales
ellas desempeña un papel en la salud y el bienestar de Compañía” que han tenido un gran éxito con este
(Gallart, Spitze & Prohaska, 2007; Thanakwang & colectivo.
Soonthorndhada, 2011). El apoyo familiar incide La filosofía de “envejecer en casa” ha orientado y
positivamente sobre los cuidados de salud tanto en sigue orientando la respuesta dada por los programas
enfermedades crónicas como en problemas de salud y servicios sociales de atención a las personas ma-
específicos (Casey & Dale, 2010; Kespichayawattana yores dependientes (Aznar, 1998; Crespo & López,
& Jitapunkul, 2009) y en la percepción de la calidad 2007; Pérez & Palau, 1995). Esto ha supuesto el in-
de vida, incluso en los mayores institucionalizados cremento del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD)
(Molero, Pérez-Fuentes, Gázquez & Sclavo, 2011); y la incorporación de dispositivos de teleasistencia o
mientras que los amigos influyen positivamente en el telealarma. Este último sistema representa un servicio
EL PAPEL DEL APOYO SOCIAL EN LA INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL... / M.I. HOMBRADOS-MENDIETA Y M.A. GARCÍA-MARTÍN

de seguimiento permanente que proporciona a sus noventa, una auténtica revolución en las dinámicas
usuarios apoyo social instrumental, informacional y relacionales entre los usuarios de estos centros. Estas
emocional, contribuyendo decisivamente a reducir nuevas prácticas permitieron a sus usuarios incremen-
su sensación de soledad y abandono. Sin duda, aún tar el apoyo social percibido, así como disminuir su
resulta insuficiente la respuesta dada por el sistema soledad (García, 2000; García & Hombrados, 2002).
de protección social a los cuidadores informales de Una nueva iniciativa que cada día encuentra más
personas mayores dependientes. aceptación entre nuestros mayores no dependientes
Si bien la Ley 39/2006 de Autonomía Personal y es, sin duda, el voluntariado. Sin embargo, a pesar
Atención a las Personas en Situación de Dependencia de los potenciales beneficios de esta práctica para la 71
(Martín, 2007) supuso una mayor atención a este co- integración social de las personas mayores, aún son
lectivo de cuidadores, la inadecuada implementación escasas las experiencias de aplicación de este recurso a
de las acciones derivadas de esta ley, así como una la acción social con este colectivo (García, Naranjo &
cada vez menor dotación presupuestaria por parte de Villalba, 2002). La repercusión positiva de provisión,
la Administración, a desatendido tanto a las personas a la vez que de recepción de apoyo social, hacen del
mayores dependientes como a sus cuidadores. Estos voluntariado un recurso ideal para su promoción en
cuidadores, que son la fuente fundamental de apoyo este colectivo.
emocional y material para sus familiares dependien-
tes, ven como su red social y el apoyo social prove-
niente de ésta se ven claramente deteriorados (Cres- MUJER Y APOYO SOCIAL
po & López, 2007a; Etxeberría et al., 2011). En este
sentido, junto con los conocidos como “Programas Los estudios recientes que analizan el papel del
de respiro” (Martínez, Villalba & García, 2001), que apoyo social en el bienestar de las mujeres se centran
se vienen aplicando desde hace aproximadamente dos fundamentalmente en el ámbito de la salud y en las
décadas, se hace necesario incrementar las interven- situaciones de violencia y maltrato en las relaciones
ciones destinadas a aumentar el apoyo social perci- de pareja.
bido por parte de estos cuidadores. Así msimo, los En relación a los estudios sobre apoyo social y vio-
grupos de ayuda mutua suponen un contexto idóneo lencia contra las mujeres se ha destacado un fenóme-
para potenciar el reconocimiento de que otras per- no muy habitual y frecuente en las relaciones violen-
sonas están afectadas por los mismos problemas que tas, que es el intento del maltratador de mantener a su
ellos, el intercambio de estrategias y recursos para pareja aislada de otras relaciones de apoyo como una
afrontar su situación y, por supuesto, facilitar y re- forma de aumentar su dominio y estrechar el control
cibir apoyo emocional por parte de los integrantes sobre la víctima (Matud, Aguilera, Marrero, Moraza
del grupo de iguales. El desarrollo de Internet y los & Carballeira, 2003; Oosthuizen & Wissing, 2005).
recursos de comunicación han incidido positivamen- La baja percepción de apoyo social y la escasez de
te en la posibilidad de creación de redes de apoyo una red de relaciones o personas significativas es un
virtuales entre cuidadores con unos resultados muy elemento que contribuye a perpetuar la situación de
esperanzadores (Maya, 2001; Marziali, Damianakis maltrato y las consecuencias negativas sobre la salud
& Donahue, 2006; McHugh, Wherton, Prendergast mental de la mujer (Stark, 2007; Woodward, Patton,
& Lawlor, 2012; White & Dorman, 2000). Esto, sin Olsen, Jones, Reich, Blackwell & Beck, 2013). En
duda, abre una nueva vía de intervención en este co- cambio, la percepción de apoyo contribuye a incre-
lectivo que demanda una mayor atención por parte mentar las estrategias de afrontamiento para salir de
de los sistemas de protección social y que, en la actua- la situación de maltrato (Bybee & Sullivan, 2005); fa-
lidad, no está encontrando respuesta por parte de los cilita la ruptura con el maltratador (Zlotnick, Jonson
sistemas públicos de protección social. & Kohn, 2006); la prevención de nuevas relaciones
Así como ocurre en el ámbito de las personas conflictivas (Bender, Cook & Kaslow, 2003), dismi-
mayores dependientes, la atención social a los mayo- nuye la violencia física (Fleet & Hiebert-Murphy,
res no dependientes tiene en la promoción del apoyo 2013) y en general, aumenta la seguridad de las mu-
social un importante potencial a desarrollar. En este jeres (Goodman & Smyth, 2011).
sentido, la incorporación en España de las dinámicas Los estudios muestran que las victimas tienden a
grupales a los talleres de actividades en los Centros buscar ayuda en el sistema informal de apoyo, princi-
de Día para Mayores supuso, a lo largo de los años palmente entre amigos y familia (Ingram, 2007); y en
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menor proporción lo hacen en los sistemas formales riesgo de muerte. Algunos estudios han mostrado que
de apoyo, generalmente por el miedo a desencadenar un incremento de la red de contactos, tras el diagnós-
reacciones violentas en el agresor o consecuencias no tico, favorece las estrategias de afrontamiento, pro-
deseadas (Sabina & Tindale, 2008). Sin embargo, se porciona apoyo emocional y facilita la oportunidad
recurre al apoyo formal de las instituciones cuando para compartir información (Chou, Stewart, Wild
las mujeres ven peligrar su integridad física o han to- & Bloom, 2012). También la percepción de apoyo
mado la decisión de alejarse del maltratador (Hadeed reduce la ansiedad asociada a la enfermedad y la preo-
& El-Bassel, 2006). Ambos apoyos son necesarios y cupación por la recaída (Jones, Hadjistavropoulos &
72 tienen efectos positivos sobre las mujeres. La satisfac- Sherry, 2012). En el estudio de Kroenke, Kubzansky,
ción con el apoyo informal, o la existencia de una Schernhammer, Holmes y Kawachi (2006) se reali-
persona significativa, es el apoyo que más contribuye zaron análisis prospectivos de las redes sociales y de
al bienestar psicológico de las mujeres, mientras que apoyo, tanto antes como después del diagnóstico, y
el apoyo formal se relaciona significativamente con posterior supervivencia en 2.835 mujeres que fueron
la ruptura de la relación (Belknap, Melton, Denney, diagnosticadas con cáncer de mama (niveles de 1 a
Fleury-Steiner & Sullivan, 2009; Buesa & Calvete, 4) entre 1992 y 2002. Los resultados mostraron que
2013). Estos datos tienen importantes implicaciones las mujeres que estaban aisladas socialmente antes del
prácticas y sugieren la necesidad de desarrollar polí- diagnóstico (sin parientes cercanos, amigos e hijos)
ticas sociales orientadas a la dotación de recursos de tenían un riesgo mayor de mortalidad (66%) por
ayuda institucionales, al tiempo que se han de de- cualquier causa, y un aumento del doble de riesgo de
sarrollar programas que faciliten la integración de las mortalidad por cáncer de mama en comparación con
mujeres a través del desarrollo de una adecuada red las mujeres que estaban integradas socialmente. Las
de apoyo. estimaciones del efecto fueron similares en los análisis
Respecto a la relación entre salud y apoyo social, de las redes después del diagnóstico. Se comprobaron
hay una amplia evidencia empírica que muestra que los efectos beneficiosos que tiene para la superviven-
las relaciones sociales y el apoyo social se relacionan cia del cáncer de mama, el cuidado de amigos, pa-
positivamente con la salud mental (Peirce, Frone, Ru- rientes e hijos adultos. Las mujeres que reciben apoyo
sell, Cooper & Mudar, 2000); con el bienestar (Davis instrumental después de un diagnóstico de cáncer de
& Morris, 1998); y con la recuperación de proble- mama pueden tener mejor asistencia en el cuidado
mas de salud físicos y psicológicos (Asher, 1984). En rutinario (obtener citas médicas, recordatorios para
cambio, la carencia de apoyo, el aislamiento y una tomar los medicamentos, etc.), mientras que el apoyo
escasa red social se relacionan con menos salud físi- emocional, les ayuda a reducir el estrés y la ansie-
ca y psicológica así como con más probabilidades de dad asociada a la enfermedad y actúa como elemento
morir (House, Landis & Umberson, 1988; Kennedy, protector. En cambio, entre las mujeres con cáncer de
Kiecolt-Glaser & Glaser, 1990). Estos mismos resul- mama, el aislamiento social limita la atención y el
tados se han hallado cuando los estudios analizan es- cuidado informal que proporcionan los amigos y fa-
pecíficamente los problemas de salud de las mujeres. miliares y aumenta las conductas de riesgo (consumo
Hay que destacar algunos resultados recientes que in- de tabaco, dieta poco saludable, escaso ejercicio físi-
dican que el apoyo social es un factor de protección co, etc.) La falta de parientes cercanos, amigos, o los
en mujeres con sida (Roger, Migliardi & Mignone, hijos se relaciona con un mayor riesgo de mortalidad
2012), o que el apoyo social familiar es un factor que total y mortalidad por cáncer de mama. Es interesan-
predice la satisfacción vital de las mujeres en la etapa te que estar casada no se asoció significativamente en
de la menopausia (Martínez, González, Barneveld este estudio con la reducción de la mortalidad. Estos
& Domínguez, 2012). Pero si hay un problema de resultados son consistentes con la idea de que entre
salud donde se han centrado los estudios recientes, las mujeres, la fuente de apoyo social más importan-
este es sin duda, en el tema del cáncer de mama, al ser te, a menudo no es el cónyuge de la mujer, sino otros
uno de los problemas de salud que se dan de forma miembros significativos de la red.
mayoritaria en el colectivo femenino. Existe acuerdo En la relación del apoyo social con los cuidados
en que la fase de diagnóstico es un elemento deter- de salud se han encontrado diferencias de género que
minante del grado de supervivencia, pero el nivel de tienen que ver con las diferencias en las relaciones
apoyo social también juega un papel importante en interpersonales que mantienen hombres y mujeres
la supervivencia, ya que está asociado a un menor a lo largo de la vida. Los estudios muestran algunos
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datos interesantes: mujeres y hombres prefieren re- años. Concretamente, el estudio del IMSERSO sobre
cibir apoyo emocional de otras mujeres (Kunkel & el cuidado no profesional de personas dependientes,
Burleson, 1999); las mujeres solteras perciben más indica que el 84% de los cuidadores informales son
apoyo social que las casadas y también más apoyo mujeres (IMSERSO, 2008). Las consecuencias físi-
social que los hombres solteros (Matud, Carballei- cas, psicológicas y sociales que el cuidado prolongado
ra, López, Marrero & Ibáñez, 2002); el matrimonio tiene sobre el cuidador son evidentes. En el intento
conlleva más ventajas para los hombres que para las de proporcionar el mejor cuidado al familiar, las cui-
mujeres, ya que los hombres casados muestran ma- dadoras renuncian a cubrir sus propias necesidades.
yor apoyo emocional frente a los solteros (Thoits, En el ámbito laboral, para las mujeres cuidadoras las 73
1982); las mujeres muestran más conductas y más responsabilidades familiares constituyen un obstácu-
disponibilidad de apoyo por parte de los amigos que lo para crecer profesionalmente y muchas de ellas se
los hombres (Vaux, 1985). Las mujeres con peores ven abocadas al abandono del empleo (Hombrados,
condiciones sociales y más cargas familiares son las 2010). En general, los cuidadores están sometidos a
que tienden a percibir menor apoyo social (Matud, una situación de estrés continua y cuando los estre-
Carballeira, López, Marrero & Ibáñez, 2002). Con sores son de tipo crónico, se puede producir un ago-
estos datos no es de extrañar que en el ámbito fa- tamiento o deterioro de las redes debido al manteni-
miliar y en los cuidados de salud la fuente principal miento de respuestas de apoyo a largo plazo. El 80%
dispensadora de ayuda tenga un claro componente de de los familiares que cuidan a dependientes sufren
género, ya que son las mujeres las principales fuentes estrés, ansiedad, agotamiento, sentimientos de sole-
de apoyo. Así lo avalan los estudios que muestran dad, carecen de tiempo para el ocio y perciben una
que el apoyo social proporcionado por el miembro de escasa red de apoyo social. Hay que llamar la atención
la pareja femenino predice mejor la adherencia a los sobre estos datos y visibilizar el papel de la mujer en
tratamientos que cuando el apoyo lo presta el hom- el ámbito familiar como principal proveedora de apo-
bre dentro de la pareja (Sholz et al., 2012), o que el yo para que se proporcionen los recursos necesarios
apoyo social proporcionado por una mujer reduce los y para evitar los efectos negativos que sufren muchas
riesgos de enfermedad cardiovascular ante un estre- mujeres, que actúan como la única y principal fuente
sor, mientras que no sucede lo mismo con el apoyo de apoyo en el contexto familiar, sin que estas funcio-
proporcionado por un hombre (Glynn, Christenfeld nes sean a menudo reconocidas. Habrá que tener en
& Gerin, 1999). Los resultados de las investigaciones cuenta estos datos a la hora de diseñar programas co-
por tanto apoyan que las mujeres son más elegidas munitarios que intenten corregir las desigualdades de
como fuentes de apoyo (Burda, Vaux & Shill, 1984). género. También se deberían evaluar las redes sociales
En la dinámica habitual de las interacciones fami- de las mujeres para ayudar a determinar el alcance de
liares se ha encontrado que las mujeres cuando son los recursos disponibles y para ayudar a garantizar el
madres tienen un papel fundamental en el cuidado acceso a los cuidados necesarios.
de los hijos y, al mismo tiempo, son las hijas las Si se atiende a la respuesta dada por los servicios
que continúan desempeñando un papel fundamental sociales a las necesidades de la mujer, podemos com-
en el cuidado de sus padres. También son las abuelas probar que, afortunadamente, la utilización del apo-
maternas las que prestan más ayuda en el cuidado de yo social como recurso de intervención psicosocial
los nietos. Las mujeres de la familia son el familiar está presente. Así, los grupos de ayuda mutua consti-
preferido para prestar apoyo emocional y dispensar tuyen un referente en el abordaje, como veíamos en el
cuidados de salud. Diversos estudios han mostrado apartado relativo a personas mayores, en la atención
que las mujeres dedican a los cuidados de salud el a cuidadores de personas dependientes. Si tenemos
doble de tiempo que los hombres. Si nos centramos en cuenta el género de estas personas, conforme a la
en los cuidados a personas dependientes ocurre algo información anteriormente expuesta, sería más ade-
similar, los hombres reciben ayuda sobre todo de su cuado hablar de cuidadoras que de cuidadores. Se
cónyuge y de las hijas, mientras que a las mujeres de- hace necesario tener en cuenta este hecho de cara a
pendientes son las hijas las que les prestan el mayor la intervención. Así como señala el estudio realizado
apoyo. Ello indica que la carga en la atención a la por el IMSERSO (2008), las mujeres cuidadoras pre-
dependencia recae fundamentalmente en la mujer, sentan un peor estado emocional que los cuidadores
más del 80% del total de cuidadores de personas de- masculinos, concretamente, presentan con más fre-
pendientes son mujeres, que se sitúan entre los 45-52 cuencia diagnósticos psicopatológicos recibidos desde
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que son cuidadoras, consumen más a menudo psico- mayor número de extranjeros residentes. Pero desde
fármacos desde que asumieron el cuidado y presentan el 2011 los efectos de la crisis están afectando a la pro-
niveles más elevados de depresión. En este sentido, el pia estructura de la población. Los inmigrantes em-
grupo de ayuda mutua, sin perder de vista su utilidad piezan a marcharse por la falta de empleo. La tasa de
en la provisión de apoyo instrumental e informacio- desempleo entre la población inmigrante ha duplica-
nal, no debe olvidar su relevancia a la hora de propor- do a la de los autóctonos durante 2011, según se des-
cional apoyo emocional a unas mujeres cuidadoras prende de un informe publicado por la Organización
que, como hemos visto, presentan una red social no- Internacional de Migraciones (OIM). Sin embargo, no
74 tablemente mermada desde que asumieron su rol de es cierto que se esté produciendo un retorno impor-
cuidadoras (Crespo & López, 2007a, 2007b). tante de extranjeros a sus países de origen. Por ahora,
Igualmente, en el caso de atención a mujeres vícti- los que regresan constituyen una proporción mínima,
mas de violencia de género, el grupo de ayuda mutua, del 2%, ello es debido, como apunta Philippe Far-
bien sea éste abierto o cerrado en cuanto a sus inte- gues, Director del Migration Policy Center del Instituto
grantes, se plantea como la estrategia de intervención Universitario Europeo a que los inmigrantes actúan de
psicosocial más adecuada para la provisión de apoyo manera racional y la falta de trabajo y servicios les
social proveniente de sus iguales. Esta estrategia gru- induce a ir a otros sitios. Pero, a menudo, hay factores
pal facilita la expresión de las emociones entre sus in- igualmente racionales que los vinculan al territorio,
tegrantes y fomenta las conductas de independencia como la lengua, la escolarización de los hijos o las
entre sus integrantes a través de apoyo informacional redes familiares, que complican la decisión de volver
mediante la adquisición de habilidades específicas a sus países. Pese a la excepcional rapidez e intensidad
de afrontamiento (Echeburúa & del Corral, 1998). del fenómeno, hasta ahora el flujo migratorio no ha
Estos grupos de autoayuda, por supuesto, se deben sido fuente de conflictos sociales o episodios xenófo-
ver complementados con políticas sociales dirigidas bos de especial gravedad. Pero la crisis y los recortes
a la integración social de estas mujeres. Así, se hace económicos están minando rápidamente los princi-
necesario llevar a cabo programas formativos. Por pales cimientos de la integración de los extranjeros:
ejemplo, iniciativas como el programa CUALIFICA empleo y prestaciones sociales. Un reciente informe
de la Junta de Andalucía, en las que se combinan ac- de Cáritas alerta de que, del millón de personas aten-
tividades formativas con las prácticas en empresas; lo didas por la organización en 2012, más de la mitad
que, sin duda, constituye un recurso muy valioso para fueron inmigrantes. También el informe del Colecti-
incrementar la red de apoyo social de sus participan- vo Ioé (2012): Impactos de la crisis sobre la población
tes. Lamentablemente, este tipo de iniciativas no pre- inmigrante en España, revela un deterioro del clima de
sentan una implantación homogénea en las distintas la opinión pública con respecto a la inmigración ex-
comunidades autónomas de nuestro país. tranjera Sin embargo, el informe destaca las posicio-
nes de las organizaciones de solidaridad que apuntan
el carácter estructural y permanente de la presencia de
INMIGRANTES Y APOYO SOCIAL un volumen muy importante de población inmigran-
te. Entre los expertos, cada vez hay más consenso en
En España, el fenómeno de la inmigración se ini- que el uso de programas específicos para inmigrantes
cia en los años 80 y se aceleró de modo considerable acaba por estigmatizarles. En cambio, las actuaciones
desde la segunda mitad de los años 90 convirtiéndose que involucran por igual a autóctonos e inmigrantes
en un fenómeno de gran importancia demográfica y favorecen la cohesión social y disminuyen las des-
económica. Desde el año 2000, nuestro país ha pre- igualdades sociales. En este sentido hay que señalar
sentado una de las mayores tasas de inmigración del que el proceso de interacción con la población autóc-
mundo. Durante el año 2004, España fue el segundo tona es complejo dado que los patrones de relación
país del mundo por volumen de inmigrantes recibi- social pueden diferir sustancialmente de los de la so-
dos, justo detrás de EEUU. De acuerdo con el censo ciedad de acogida incorporándose elementos nuevos
de 2009, de los 46,6 millones de empadronados en en relación con lo racial, lo lingüístico y lo religioso
España, 5,6 millones de personas eran extranjeras, lo (Giménez & Pérez, 2003), y a ello hay que sumar la
que representa el 12% del total inscritos. Centrándo- situación social que se vive en el momento presente.
nos en Andalucía, el último censo realizado sobre in- Este proceso de adaptación tiene importantes efec-
migrantes en España, la sitúa como la tercera con un tos sobre el bienestar de la población inmigrante. Los
EL PAPEL DEL APOYO SOCIAL EN LA INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL... / M.I. HOMBRADOS-MENDIETA Y M.A. GARCÍA-MARTÍN

estudios sobre integración social y bienestar de los cial proporcionado por los estudiantes autóctonos e
inmigrantes (p.e., Anson et al. 1996; McMichael & inmigrantes se relaciona positivamente con el clima
Manderson, 2004; Neto, 2001) han prestado especial social y negativamente con los problemas de convi-
atención a los indicadores subjetivos de bienestar y en vencia en el aula y con los conflictos debidos a las
profundizar acerca de cómo se sienten los inmigran- diferencias étnicas/culturales (Hombrados & Castro,
tes en la sociedad de acogida. Hao & Johnson (2000) 2013).
encontraron que el apoyo social y la participación De todos estos hallazgos podemos concluir que
son importantes determinantes del bienestar de in- el apoyo social se relaciona ampliamente con la inte-
migrantes y autóctonos. También otros autores (p.e., gración social y la calidad de vida de los inmigrantes, 75
Foroughi, Misajon & Cummins, 2001) han indicado y han de ser de utilidad para desarrollar líneas de ac-
que el grado de interacción e integración social de ción e intervención centradas en la red social y en las
las minorías étnicas con el resto de la comunidad son funciones que el apoyo social puede cumplir en este
elementos claves para predecir la satisfacción vital colectivo.
de los inmigrantes y la adecuada convivencia con la En lo referente a la atención social que recibe este
población autóctona. La experiencia de inmigración colectivo, a diferencia de lo que se comentaba ante-
está asociada con múltiples estresores que influyen riormente con relación a los servicios sociales desti-
negativamente sobre la salud y el bienestar de esta nados a las personas desempleadas, las distintas nor-
población: la barrera del lenguaje, los problemas de mativas autonómicas sobre servicios sociales sí que
comunicación, los cambios socioculturales, los pro- reconocen a los inmigrantes, refugiados y apátridas
blemas económicos, el desempleo, la marginación como titulares de derecho de los servicios sociales. No
social y la pérdida de apoyo social y familiar (Amit obstante, la atención que recibe este colectivo provie-
& Litwin, 2010; Zarza & Sobrino, 2007). Por tanto, ne fundamentalmente de organizaciones que forman
hay una amplia área de investigación que muestra que parte del variado entramado social de iniciativas soli-
la interacción social y la percepción de apoyo social darias, tales como: ONGs (p.e., Cruz Roja, SOS Ra-
son claves para explicar la integración social, el bien- cismo o colectivos ACOGE, entre otros); organiza-
estar y la salud de la población inmigrante (Herrero, ciones de carácter religioso (cuyo principal exponente
Fuente & Gracia, 2011). Estudios recientes muestran es CÁRITAS); u organizaciones sindicales. Afortu-
el papel del apoyo social como variable que modera nadamente, dentro de esta iniciativa social, cada vez
la relación entre el estrés por aculturación y síntomas ha ido apareciendo un mayor movimiento asociativo
de ansiedad y depresión en inmigrantes (Martínez, entre los propios inmigrantes (por ejemplo, ATIME,
García & Maya, 2001; Sirin, Gupta, Ryce, Katsia- VODAME, MALEVA o ARI-PERÚ). En este senti-
ficas, Suarez-Orozco & Rogers-Sirin, 2013) y que la do, estas iniciativas de autoayuda proporcionan un
percepción de apoyo social se relaciona positivamente contexto muy adecuado para la provisión de ese apo-
con estrategias de afrontamiento reductoras del es- yo social que ha sido drásticamente mermado al salir
trés y de problemas de salud (Lee, Suchday, Judith, de sus respectivos países de origen. El siguiente texto,
2012). Dentro del colectivo inmigrante, las mujeres extraído del estudio realizado por Aparicio y Tornos
inmigrantes, son un grupo especialmente vulnerable (2010) para el Observatorio Permanente de la Inmi-
porque habitualmente sufren una doble discrimina- gración, muestra un comentario representativo de las
ción, por su condición de mujeres y por su condi- personas entrevistadas:
ción de inmigrantes, por tanto especialmente para
este colectivo, el apoyo social tiene importantes im- “En el caso nuestro, nosotros somos tradicionalmente
plicaciones. Los resultados de algunos estudios (p.e., emigrantes... nuestra población al salir de su país, noso-
Domínguez & Hombrados, 2008, 2010, 2012) han tros tenemos la costumbre de unirnos... y así nos hemos
mostrado que el principal predictor de la felicidad de organizado ¿para qué? Porque al estar lejos de nuestro
las mujeres inmigrantes es la satisfacción con el apo- país, al estar lejos de nuestra gente puede pasar que nos
yo recibido. Concretamente, el apoyo emocional de necesitemos para lo positivo o para lo negativo... si hay
la familia, el instrumental de la población autóctona y por ejemplo un accidente... o en lo positivo, hacer llegar
el informacional de las asociaciones resultaron ser los a nuestra familia que estamos bien...” (p. 93)
mejores predictores de la felicidad.
En el contexto escolar se han realizado también Estos mismos autores destacan el hecho de que las
diversos estudios que han mostrado que el apoyo so- tasas de asociacionismo de los inmigrantes en nuestro
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país son bajísimas, en comparación con las de los es- la que, de los 42 proyectos seleccionados, ninguno se
pañoles nativos. Sin embargo, como se destaca en las marcaba específicamente, como objetivo prioritario,
conclusiones de este estudio, las asociaciones clara- el incremento del apoyo social entre la población in-
mente ayudan a promover las relaciones sociales indi- migrante atendida. Frente a esto, la mayor parte de
viduo-individuo, individuo-grupo y grupo-grupo; lo estos proyectos se orientaba a la formación e inserción
que, sin duda, contribuye sobremanera a una mayor laboral, el acceso a la vivienda, el aprendizaje del cas-
integración social en la sociedad receptora. tellano o la atención sociosanitaria.
Frente a las políticas iniciales de integración,
76 como por ejemplo el Plan GRECO 2002-2004 (Plan
Global de Regulación y Coordinación de la Extran- ADOLESCENTES Y APOYO SOCIAL
jería), centradas fundamentalmente en la regulación
y control de los flujos migratorios para garantizar la La adolescencia se caracteriza por ser una etapa
convivencia; las más recientes (Plan Estratégico Ciu- de importantes cambios que afectan a la transforma-
dadanía e Integración 2011-2014) destacan “el forta- ción de la red social de los jóvenes. Es un periodo
lecimiento de las redes personales y de apoyo” (p. 141) que comprende diferentes etapas y durante el cual la
como elemento relevante para favorecer la integra- red social del adolescente evoluciona en gran medida.
ción de la población inmigrante. En este sentido, el Entre los cambios que suceden en la adolescencia se
asociacionismo es destacado como una de las líneas encuentran aquellos relativos a las relaciones socia-
de actuación a desarrollar, así como el apoyo a la crea- les y a las personas que el adolescente considera su
ción de redes de colaboración formales e informales. principal fuente de apoyo. La red de apoyo consti-
La participación de la población inmigrante en es- tuye, sin duda, uno de los principales recursos con
tructuras formales de participación como las AMPAS los que cuenta el adolescente para afrontar cambios
(Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos) repre- y situaciones nuevas. El apoyo social es un predictor
senta una oportunidad formidable para fortalecer las importante del bienestar psicológico de los adoles-
relaciones sociales con la población autóctona y, por centes (Ryan, Kalil & Leininger 2009). ). Diferentes
tanto, para incrementar las oportunidades de apoyo trabajos han mostrado un impacto diferenciado y sin-
social. gular de los padres, amigos, profesores y compañeros
Junto a estas iniciativas de participación y apoyo de clase sobre los problemas de comportamiento, los
social a través de las AMPAS, nos encontramos otras problemas emocionales, el ajuste académico y sobre
más novedosas, dignas también de destacar, como el desarrollo de conductas positivas (Cook, Herman,
es RASINET (Red de Apoyo Social al Inmigrante) Phillips & Settersten, 2002; Demaray & Malecki,
(2013), un espacio tanto físico como virtual que in- 2002), y cada fuente de apoyo cubre unas necesida-
tegra a doce instituciones públicas y privadas, y que des de apoyo diferentes. Los padres prestan principal-
contribuye a incrementar el apoyo informacional e mente apoyo emocional e instrumental, los amigos
instrumental entre el colectivo de inmigrantes de la proporcionan apoyo emocional e informacional y los
región de Murcia. profesores apoyo informacional, (Hombrados, Gó-
Por último, es necesario subrayar el recurso de mez, Domínguez, García & Castro, 2012). La ma-
la mediación intercultura, utilizada como estrategia yoría de la investigación sobre la red social del adoles-
de intervención social a lo largo de estos años (por cente se ha centrado en la familia, preferentemente
ejemplo, el SEMSI –Servicio de Mediación Social en los padres, y en las relaciones con los amigos. En
Intercultural- del Ayuntamiento de Madrid ofrece general, se acepta que estas relaciones tienen un gran
sus servicios desde 1997), representa un recurso para impacto en el desarrollo de los adolescentes (Woo-
mejorar el conocimiento por parte de las personas in- lley, Kol & Bowen, 2009). Los adolescentes que
migrantes de las claves sociales que le pueden ayudar perciben mayor apoyo de sus padres utilizan también
a localizar fuentes potenciales de apoyo. estrategias de afrontamiento más efectivas (Barrera &
Pese a los beneficios que supone el incremento del Li, 1996). Por el contrario, la carencia real o percibida
apoyo social para la población inmigrante, el fomento de apoyo parental representa un importante factor de
de las redes de apoyo no constituye uno de los objeti- riesgo en el desarrollo de los problemas de conducta
vos fundamentales de la mayor parte de intervencio- (Kashani, Canfield, Borduin, Soltys & Reid, 1994).
nes desarrolladas con este colectivo. Así lo demuestra Las investigaciones que han analizado el apoyo paren-
la revisión realizada por Aparicio y Tornos (2005), en tal diferenciando la figura del padre y de la madre han
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concluido que estas fuentes de apoyo contribuyen de modelos ecológicos y sistémicos (Bronfenbrenner,
un modo independiente al ajuste de los hijos, siendo 2005; Levitt, 2005).
la madre la principal proveedora de apoyo (Rohner & Pese a estas evidencias, una revisión de los servi-
Veneziano, 2001; Veneziano, 2000). cios sociales actualmente dirigidos a este colectivo
También el contexto escolar tiene una gran re- poblacional, muestra la necesidad de aumentar la
levancia en el estudio del apoyo social en la etapa atención dirigida a incrementar su apoyo social. Un
adolescente. Los adolescentes pasan gran parte de ejemplo paradigmático lo constituyen las madres
su tiempo en la escuela en compañía de profesores y adolescentes. Así, estas chicas que no han planificado
compañeros de clase, y ambos influyen en su desa- su maternidad, y en el que, como en la mayor parte 77
rrollo (Eccles & Roeser, 2003). La investigación ha de los adolescentes, el grupo de iguales representa un
mostrado que en la transición de la escuela prima- lugar clave, se encuentran repentinamente ante una
ria a la secundaria se produce una disminución en restricción importante en su red de apoyo. Estas ma-
la percepción de apoyo del profesorado (Malecki & dres adolescentes desplazan nuevamente su atención
Demaray, 2003), mientras que el apoyo de los com- hacia la familia, encontrándose un tanto desvincula-
pañeros parece sufrir menos cambios (Harter, 1985). das de su grupo de iguales. Así lo muestra el reciente
En el contexto escolar, para los estudiantes, tiene estudio realizado por Parra (2013), en el que analiza
un gran valor el apoyo informacional que reciben de la vivencia de este embarazo por parte de sus protago-
sus profesores; teniendo en cuenta que en la adoles- nistas. Con relación al grupo de iguales, resulta muy
cencia la capacidad de los padres para prestar apoyo representativo el comentario de una de las chicas en-
disminuye, la escuela tiene la oportunidad de jugar trevistadas:
un papel muy importante como fuente proveedora de
apoyo social (Portes, 1997). Ahora mismo yo creo que no tengo amigas porque
En cuanto a los compañeros, una visión global de por estar embarazada parece que no puedo ir con ellas
las investigaciones realizadas en las últimas décadas a tomarme algo o a dar una vuelta. No me avisan. En-
en torno a las relaciones sociales de los jóvenes con tonces yo... a veces me siento sola de amigas porque (...)
sus iguales ha demostrado que ser aceptado por los Están más a vivir la vida y como yo antes, era así, pero
iguales se asocia positivamente a un buen ajuste es- yo, claro, no puedo ser así... (p. 197)
colar, menor probabilidad de fracaso académico, y a
una mayor probabilidad de desarrollar relaciones so- Sin embargo, el acogimiento residencial y la pro-
ciales exitosas (Farrington, 1993). Existen suficientes visión de apoyo material siguen siendo las principales
datos que señalan que las relaciones con los iguales y respuestas dadas por los servicios sociales a estas ma-
la percepción de apoyo facilitan el ajuste psicológico dres adolescentes.
del adolescente. Unas buenas relaciones con los com- En cuanto al acogimiento residencial de adolescen-
pañeros se han asociado con una alta autoestima (Ro- tes, Bravo y Fernández (2003) destacan igualmente la
binson, 1995) y un menor riesgo de tener problemas mínima atención que se ha dado al apoyo social de
emocionales y de conducta (Coie & Dodge, 1998). esta población en la que es fundamental asegurar su
En general, durante la adolescencia hay una ten- capacidad de afrontamiento para los numerosos even-
dencia a que el apoyo de los padres decrezca (Scholte tos que tienen que superar. Así, las redes sociales de
& Van Aken, 2006), mientras que el apoyo de los estos adolescentes son, con frecuencia limitadas, y el
amigos aumente (Cheng & Chan, 2004). Especial- ingreso en un hogar de protección puede provocar la
mente el apoyo del padre es el que muestra una pérdi- ruptura de vínculos importantes y la reestructuración
da mayor (Colarossi & Eccles, 2003). Estos datos son de los ya existentes. Del mismo modo, se ha visto que
interesantes para llamar la atención de la función del vínculos sociales como los establecidos con las ma-
padre respecto a las relaciones de apoyo que mantie- dres, pasan en estos adolescentes a ser ocupados por
nen con los hijos. los abuelos, los hermanos o los propios compañeros
Los resultados de las diferentes investigaciones de residencia.
evidencian que las relaciones que el adolescente man- Como señaló Van der Ploeg (1992) dos décadas
tiene con su entorno son complejas y confirman la atrás, el apoyo social en el ámbito del acogimiento
necesidad de diseñar intervenciones para optimizar residencial es uno de los mayores retos de los profe-
el apoyo social desde la perspectiva de las distintas sionales de la intervención social. En este sentido, se
fuentes y los diferentes contextos, como indican los hace necesario que los profesionales que les atienden
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no sólo les proporcionen el apoyo informacional e mos, por ejemplo, en la mayor parte de los servicios
instrumental propio de su rol, sino que también cui- y áreas de juventud de los ayuntamientos, con deno-
den y potencien (por ejemplo, a través de visitas y minaciones como “Alterna en la Movida” (Ayunta-
contactos) los, ya débiles, lazos familiares, para que miento de Málaga), “Gauekoak” (Ayuntamiento de
estos adolescentes no pierdan la posibilidad de acudir Vitoria-Gasteiz) o “La noche es joven” (Ayuntamien-
a una fuente tan relevante en la provisión de apoyo so- to de Santander).
cial, especialmente emocional. Igualmente, son dig-
nas de destacar experiencias piloto como las desarro-
78 lladas por la asociación catalana Punt de Referència, DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
orientadas a cubrir ese vacío “post-Administración”
de jóvenes extutelados tras su paso por acogimiento El objetivo de este trabajo ha sido analizar el pa-
residencial. El eje central de esta intervención se basó pel del apoyo social en las poblaciones vulnerables
en la vinculación de estos jóvenes con una persona y la utilización que hacen los profesionales de este
que, de forma voluntaria, se interesaba por su situa- recurso de intervención social. La revisión nos ha
ción psicosocial, acompañándolos durante su proceso permitido comprobar que el apoyo social constituye
personal de inserción social posterior a su salida re- un recurso clave para la intervención ya que actúa
sidencial. La persona voluntaria que ayudaba a cada amortiguando y reduciendo los efectos negativos
joven recibió la denominación de “Referente”. Esta que desencadenan las circunstancias adversas a las
persona debía tener ciertas características personales que se enfrentan las poblaciones vulnerables estu-
y habilidades interpersonales que le permitieran esta- diadas. Sin embargo, la utilización del apoyo social
blecer una relación de ayuda y un apoyo socio-emo- por parte de las instituciones y los profesionales si-
cional al joven, contrapuesto al apoyo profesional que gue siendo escasa. Cómo se ha mostrado este recurso
había tenido durante su estancia residencial (Turró & está más presente en las intervenciones que se hacen
Cortés, 2004). con algunos colectivos (p.e., mujeres y mayores) y
Méndez y Barra (2008) también destacan el im- es menos utilizado en otros (p.e., desempleados).
portante papel que desempeña la provisión de apo- Los grupos de apoyo y autoayuda suele ser una de las
yo social a los adolescentes como elemento protector formas de aplicación más empleadas. Sin embargo,
frente a la participación de éstos en actos delictivos. las investigaciones de apoyo social muestran un am-
Así, los jóvenes infractores presentan una menor per- plio abanico de posibilidades de intervención que
cepción de reciprocidad de apoyo social, lo que, a su escasamente se emplean en la práctica profesional.
vez, provoca una menor posibilidad de acceso a deter- Así, tímidamente se están desarrollando estrategias
minados recursos sociales. Lo que reafirma el fomen- dirigidas al fortalecimiento de las redes personales y
to de las redes de apoyo social con las que cuentan los al intercambio de recursos de apoyo social. Un ejem-
adolescentes en entornos marginales como elemento plo lo constituye el uso del “banco del tiempo” que
preventivo en este colectivo vulnerable de cometer se está realizando desde algunas instituciones loca-
actos delictivos. Un ejemplo de ello es la actuación les y que está contribuyendo a optimizar las redes de
llevada a cabo por el Servicio de Acción Socioeducati- apoyo y la prestación de los diferentes tipos (emo-
va a partir de la calle del Ayuntamiento de Barcelona. cional, instrumental e informacional). Por tanto,
Igualmente, una estrategia preventiva clave en este creemos conveniente un mayor acercamiento entre
sentido es la provisión de apoyo a las familias de estos el ámbito teórico y la práctica profesional para que
menores en riesgo, facilitando la permanencia en su las poblaciones vulnerables obtengan un mayor be-
seno, como así aparece recogido en la intervención neficio de la intervención social.
con familias y menores en riesgo, dentro de las líneas
estratégicas del Plan de Familia, Infancia y Adolescen-
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84
La perspectiva de la identidad social: desde la
identidad social a la movilizacion social
The social identity perspective: from social identity to
social mobilization

Jesús M. Canto Ortiz

“La vida es la ocasión para un experimento. Pero el hom-


bre moderno está obsesionado con librarse de la libertad”
Karl Jaspers

Resumen: La teoría de la identidad social (Tajfel y Abstract: The theory of social identity (Tajfel y
Turner, 1979) y la teoría de la categorización del yo Turner, 1979) and the self-categorization theory
(Turner, 1987) son dos teorías muy importantes en (Turner, 1987) are two very important theories in
la psicología de los grupos. Sin embargo, la interpreta- the psychology of groups. However the decontex-
ción descontextualizada de los estudios del paradigma tualized interpretation of studies of minimal group
de grupo mínimo (PGM) ha provocado una interpre- paradigm (PGM) has led to a reductionist interpre-
tación reduccionista de la teoría. En este artículo se tation of the theory. This article presents the inter-
presenta la interpretación de los resultados del PGM a pretation of the results of PGM from the theoretical
partir de los planteamientos teóricos de Tajfel y Turner. postulates of Tajfel and Turner. In addition, it car-
Además, se lleva a cabo un análisis crítico de la teo- ries out a critical analysis of social dominance theory
ría de la dominancia social (Sidanius y Pratto, 1999) a (Sidanius & Pratto, 1999) from the perspective of
partir de la perspectiva de la identidad social. social identity.
JESÚS M. CANTO ORTIZ / LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL

INTRODUCCION va. Aunque la teoría de LeBon (1895) sobre la mente


del grupo fue rápidamente rechazada (Javaloy et al.,
En el ámbito de la psicología de de los grupos hay 2001) su influencia fue notable en la psicología de
toda una serie de investigaciones que han resultado de los grupos y en la psicología social. Las investigacio-
una gran influencia. Cualquier lector interesado por nes sobre desindividuación, tanto en el ámbito grupal
la psicología de los grupos se puede quedar impre- como en la comunicación mediada por ordenador,
sionado al conocer los experimentos de Asch (1951) son, en buena parte, deudoras de la influencia de la
sobre el impacto de la influencia mayoritaria, los lle- psicología de las masas (Postmes y Spears, 1999).
86 vados a cabo por Milgram (1963) sobre la obediencia Asumir la generalidad y universalidad de los
destructiva y el experimento de la prisión de Zim- comportamientos discriminatorios y agresivos en las
bardo (Haney, Banks y Zimbardo, 1973; Zimbardo, relaciones intergrupales (Sidanius y Pratto, 1999),
2008) sobre el efecto de la desindividuación en un puede hacer que nos dejemos de preguntar dónde y
contexto carcelario. cuándo tienen lugar, ignorando que junto a este tipo
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la psi- de relaciones intergrupales hay otras de naturaleza y
cología de los grupos fue dominada por la sombra resultados bien distintos. Esta asunción nos llevaría a
del Holocausto. Muchas teorías desarrolladas por los reducir la diversidad de la acción humana a una uni-
psicólogos sociales tuvieron como referente el asesi- formidad abstracta, ignorando los aspectos específi-
nato de más de seis millones de personas que fueron cos de la acción en cada contexto determinado. Si se
ejecutadas por ser judíos, gitanos, homosexuales, so- magnifica las acciones discriminativas y se simplifica
cialistas, etc. Ciertos sucesos históricos recientes (por la variabilidad de los sucesos violentos intergrupales,
ejemplo: las matanzas de Camboya, el genocidio de se pierde la posibilidad de considerar detalladamente
Ruanda, la guerra en la antigua Yugoslavia, etc.), nos las condiciones que provocan cada conflicto, cuándo
hacen ver que el Holocausto no ha sido una excep- tienen lugar, los grupos implicados y las formas pre-
ción del siglo XX. La psicología de los grupos prestó cisas de tales acciones. El mundo en el que vivimos
mucha atención al “lado oscuro del corazón” de los es un mundo de flujos y cambios tan constantes que
seres humanos y sólo desde no hace muchas décadas exige un análisis teórico que tenga en cuenta la va-
está prestando más atención a aspectos más positivos riabilidad tan enorme del comportamiento humano
del comportamiento humano. El énfasis por la com- (Reicher, 2004).
petición intra e intergrupal está siendo compensado Pero la tendencia a enfatizar la ubicuidad de las
por un mayor interés por la cooperación (Ovejero, relaciones de dominación intergrupal continúa de-
1998; Benkler, 2011). sarrollando modelos teóricos en la actualidad. A títu-
La visión negativa que se desarrolló por parte de lo de ejemplo se puede citar la teoría de dominancia
la psicología social sobre los grupos se debió también social (TDS) de Sidanius y Pratto (1999). Esta teoría
a la influencia de la psicología de las masas (LeBon, parte de la constatación de que el conflicto intergru-
1895). Si se consideraba a los grupos con tendencia pal y la desigualdad son una constante histórica. La
a la agresividad y a las conductas discriminativas, se TDS (Sidanius, Pratto y Mitchell, 1994) se apoya
asumió que esas tendencias alcanzan su clímax en las en toda una serie de teorías, entre las que destaca la
masas (Javaloy, Rodríguez y Espelt, 2001). El origen teoría de la identidad social (TIS; Tajfel y Turner,
de la psicología de las masas en Italia y en Francia sur- 1979). Los resultados obtenidos en el paradigma
gió por el miedo a las masas obreras (Canto, 1998). del grupo mínimo (PGM; Tajfel, Flament, Billig y
La teoría de LeBon (1895) no fue más que el resulta- Bundy, 1971), son utilizados por Sidanius y Pratto
do de un temor de la burguesía que observaba atónita como apoyo a la TDS, en cuanto que en el PGM la
la fuerza adquirida por el movimiento obrero socialis- tendencia general de los grupos sería discriminar, aún
ta y anarquista. LeBon despojó al movimiento obrero cuando no existiera un conflicto real entre los grupos.
de toda su fundamentación social al psicologizarlo Según Reicher (2004), la interpretación descontex-
(Reicher, 1987). La multitud que se manifestaba rei- tualizada de los resultados obtenidos con el PGM ha
vindicando sus derechos no tenía ninguna conexión provocado una lectura reduccionista de la perspectiva
con la lucha de clases ni con las injusticias sociales. Su de la TIS, ya que se asumiría erróneamente que la TIS
comportamiento no dependería del contexto de las defiende la existencia de una tendencia natural a la
relaciones entre clases sociales, sino de la pérdida de la discriminación y la dominación entre los grupos. Se-
identidad que tiene lugar al surgir una mente colecti- gún Reicher (2004), la TDS proporciona una visión
LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL / JESÚS M. CANTO ORTIZ

muy estática de la sociedad, ya que junto a la opresión y estatus entre ellas. La homogeneidad que emerge
y dominación, también vivimos con la resistencia a en la conducta intergrupal hace necesaria la intro-
la opresión y la movilización social. Contrariamente ducción de determinados conceptos que permitan
a las lecturas reduccionistas de la TIS, el hecho más explicar la convergencia de los procesos individuales.
significativo del modelo teórico propuesto por Tajfel Como su nombre indica, en la TIS el elemento clave
fue que, aún habiendo vivido como judío europeo a es el concepto de identidad social. Tajfel (1978) lo de-
la sombra del Holocausto, su teoría no sucumbió a la finió como “esa parte del autoconcepto del individuo
aceptación de la inevitabilidad de la inhumanidad de que se deriva del conocimiento de pertenencia a un
los seres humanos. Tajfel se centró principalmente en grupo (o grupos) social, conjuntamente con el valor 87
la resistencia y en el cambio promovido por los gru- significativo otorgado a esa pertenencia” (p. 68). La
pos dominados a través de la movilización social en su identidad social es aquel aspecto de la autoimagen de
lucha por combatir las desigualdades sociales. un individuo que procede de las categorías sociales a
En este artículo se va exponer, en primer lugar, los las que pertenece.
postulados teóricos de la perspectiva de la identidad La publicación y presentación de la TIS, que va
social, describiendo brevemente la TIS (Tajfel y Tur- principalmente desde 1975 a 1982, coincidió con un
ner, 1979) y la teoría de la categorización del yo (Tur- período relativamente convulso en Gran Bretaña con
ner, 1987), haciendo hincapié en la interpretación de el triunfo en las elecciones del partido conservador,
los datos obtenidos con el PGM a partir de la teoría el cual realizó uno de los mayores ataques a la socie-
tajfeliana. Para acabar con una revisión crítica de la dad del bienestar y a la clase obrera británica (Jones,
TDS, como una teoría actual que vuelve a incidir con 2012).
vehemencia en una visión negativa de los grupos y El punto de partida de la TIS es el proceso de
en las nulas posibilidades de liberación por parte de categorización (Tajfel, 1959). Este proceso no sólo
los grupos humanos al verse abocados a relaciones de permite ordenar el ambiente social, reduciendo la
dominación de forma inevitable. complejidad estimular del medio social, sino que ade-
más da un sentido al individuo al funcionar como un
sistema de orientación que crea y define el lugar del
LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL individuo en la sociedad. Tajfel (1978) concibió el
mecanismo de categorización como un proceso que
La perspectiva de la identidad social, que engloba acentúa, por un lado, las diferencias entre estímulos
la TIS (Tajfel y Turner, 1979; Tajfel, 1984) y la teo- que son percibidos como pertenecientes a categorías
ría de la categorización del yo (Turner, 1987), puede diferentes y, por otro, la similitud entre estímulos
considerarse, sin ningún género de dudas, como uno que son percibidos como pertenecientes a una misma
de los marcos teóricos más influyentes dentro de la categoría. Tal proceso incumbe no sólo a estímulos
psicología de los grupos (Hogg, Abrams, Otten y físicos (Tajfel y Wilkes, 1963) sino también a la con-
Hinkle, 2004). Desde finales de los 60 hasta su muer- figuración de los estereotipos sociales, caracterizados
te en 1982, Henry Tajfel, en colaboración con John por la acentuación de las similitudes percibidas entre
C. Turner, integró sus investigaciones sobre catego- los miembros de un mismo grupo o categoría social
rización social, etnocentrismo, comparación social y por la acentuación de las diferencias percibidas en-
y relaciones intergrupales alrededor del concepto de tre los miembros de los grupos o categorías sociales
identidad social (Tajfel y Turner, 1979). La TIS fue diferentes. Según Tajfel los individuos perciben la so-
un enfoque muy ambicioso que pretendió integrar ciedad compuesta por multitud de categorías sociales
la conducta intergrupal con los procesos individua- y tienen conciencia de su pertenencia a alguna(s) de
les –motivacionales y cognitivos- de los miembros de esa(s) categoría(s). Pero se admitiría que la categori-
los grupos y las características del contexto social en zación, más que reducir o empobrecer la experiencia,
el que lo grupos interaccionan. En toda la obra de la enriquece, permitiendo a la persona que percibe
Henri Tajfel se insiste en que tanto la identidad per- ir más allá de los simples estímulos sensoriales, iden-
sonal como el comportamiento individual y grupal tificando los objetos y sucesos, y dándoles sentido
deben ser entendidos como partes de la pertenencia a (Herrera y Reicher, 2008). En lugar de distorsionar la
los grupos (Tajfel, 1984). Para Tajfel la sociedad debe realidad, las categorías sociales sirven para reflejarla,
ser concebida como una colección heterogénea de ca- siendo el resultado de la interacción entre las personas
tegorías sociales que mantienen relaciones de poder que perciben y la realidad social que es percibida.
JESÚS M. CANTO ORTIZ / LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL

Tajfel (1978) sostenía que hay importantes dife- Para explicar los resultados obtenidos en el PGM
rencias entre la identidad social y la identidad perso- (Tajfel et al., 1971), Tajfel (1978) formuló la TIS.
nal. La TIS asume que cualquier individuo se carac- Partiendo de la teoría de la comparación social de
teriza, por un lado, por poseer rasgos de orden social Festinger (1954), articulándola con la definición de
que señalarían su pertenencia a grupos o categorías identidad social, Tajfel afirmó que la comparación so-
que representan la identidad social y, por otro lado, cial va a formar parte fundamental del proceso de la
por poseer rasgos de orden personal que son los atri- dinámica intergrupal. Las personas por sus caracterís-
butos más específicos del individuo, más idiosincrá- ticas sociales van a pertenecer a determinadas catego-
88 sicos, que representan la identidad personal. Los as- rías o grupos sociales. Y será mediante la comparación
pectos personales y sociales de la identidad pueden social con otros grupos similares cuando los indivi-
articularse de forma que mientras que la identidad so- duos obtengan información acerca del estatus relati-
cial se refiere a un sentimiento de similitud con otros, vo de su grupo y de ellos mismos como miembros
la identidad personal se refiere a otro sentimiento que de éste. Las personas desean que el resultado de esa
lo diferencia de esos otros. comparación sea positiva para su grupo y, por tanto,
Según Tajfel (1978), la interacción social puede para ellos mismos. El hecho de que el resultado de la
situarse en un continuo: en uno de esos extremos está comparación social fuese favorable haría que las per-
la conducta interpersonal y en el otro la conducta sonas consiguieran un autoconcepto positivo. Dado
intergrupal. La conducta interpersonal equivale a la que buena parte del autoconcepto de la persona se
interacción entre dos o más individuos y está deter- deriva de su pertenencia a diferentes grupos, de ahí se
minada por las características individuales y sus rela- explica el deseo por pertenecer a grupos socialmente
ciones interpersonales. En el otro extremo se sitúala valorados. El objetivo de la diferenciación es mante-
conducta intergrupal, en este caso las interacciones ner o conseguir la superioridad sobre un exogrupo
entre los individuos están determinadas totalmente en algunas de esas dimensiones. Cuando la identidad
por su pertenencia respectiva a diferentes grupos y social resultante es positiva o satisfactoria produce un
en ella no influyen las relaciones personales entre los alto prestigio. Por el contrario, si el resultado de la
individuos. Para Tajfel todas las situaciones sociales comparación es negativo, insatisfactorio, produce
caen entre estos dos extremos. En uno de ellos es- un bajo prestigio. En este último caso se van a poner
tán los comportamientos interpersonales, determina- en marcha estrategias de cambio, que dependerán de
dos por la identidad personal y en los que se ponen cómo las personas perciban la situación intergrupal
de manifiesto la diferenciación entre sí mismo y los existente. Si se perciben alternativas a una situación
otros. Y, en el otro extremo, los comportamientos in- que es inestable, ilegítima y con una identidad social
tergrupales determinados por la identidad social, en insegura, sus miembros utilizarían estrategias grupa-
lo que se manifiestan la diferenciación entre grupos o les (redefinición de atributos, creatividad y movilidad
entre “nosotros” y “ellos”. social). En cambio, si no se perciben alternativas a la
Los experimentos de Tajfel et al. (1971) y Billig y situación, por ser legítima, estable y con una identi-
Tajfel (1973), a través de paradigma de grupo míni- dad social segura, en este caso los miembros del gru-
mo (PGM), permitieron concluir que la formación del po optarían por estrategias individuales (movilidad y
grupo y la conducta intergrupal se desarrollaban como comparación social). En ambos casos las estrategias
resultado del proceso de categorización social, que acti- utilizadas van a ir dirigidas a mejorar su identidad. La
vaba de forma mínima una identidad social a través de TIS es, pues, una teoría que pretende explicar, entre
la cual los sujetos realizaban conductas de favoritismo otros aspectos, el cambio social, destacando que los
endogrupal. De hecho, para la TIS la identidad social grupos con identidad social negativa pueden empren-
supone el “motor” psicológico del comportamiento der acciones para el cambio social. La identidad social
intergrupal, que tiene como base un proceso de cate- no debe concebirse como una lista de adjetivos, sin
gorización social, el cual incide, a su vez, en un pro- más, sino como un proyecto activo que define el lugar
ceso de comparación social. Conforme se aumenta la que ocupa el grupo en el sistema de relaciones socia-
identificación con el endogrupo, se pasa del extremo les, que actuaría como una teoría que analiza cómo
interpersonal al intergrupal. Esto motiva al sujeto a la son las relaciones sociales entre los grupos y como le
búsqueda y acentuación de una diferenciación positiva gustarían al grupo que fuesen.
a favor de su propio grupo en comparación con otros En los años 80, la TIS era una teoría sociocogniti-
grupos (Tajfel y Turner, 1979). va del grupo social que integraba los procesos autode-
LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL / JESÚS M. CANTO ORTIZ

finicionales relacionados con la identidad social y la gorización del yo. Según Turner, la psicología social
necesidad de las personas por mantener una distinti- se definiría como la ciencia de los aspectos sociales de
vidad intergrupal positiva, con análisis macrosociales la vida mental, esto es, como la ciencia de la mente
de las estructuras de las creencias sociales. Fue una y de la sociedad. En palabras de Turner (1994), “la
teoría desarrollada para explicar las relaciones inter- psicología social adopta el supuesto según el cual exis-
grupales (Tajfel, 1984). Tras la muerte de Tajfel en ten procesos psicológicos (es decir, procesos mentales
1982 en Bristol, uno de sus más importantes cola- de percibir, sentir, pensar, recordar, evaluar, etc.,) que
boradores, John C. Turner se trasladó a Sydney (Aus- determinan la forma en la que funciona la sociedad
tralia) y desarrolló la teoría de la categorización del y la forma en la que tiene lugar la interacción social. 89
yo (Turner, 1987) con la intención de ser aplicada a También adopta el supuesto según el cual los procesos
todos los fenómenos grupales (intra e intergrupales). sociales, a su vez, determinan las características de la
El libro que publicó Turner en 1987 (versión españo- psicología humana. Es esta determinación mutua de
la en 1990) contó con la colaboración de importantes mente y sociedad lo que estudia los psicólogos socia-
psicólogos sociales de la talla de M. A. Hogg, P. J. les” (p. 6). Para Turner (1999), la mente humana no
Oakes, S. D. Reicher y M. S. Wetherell y aplicaba es un producto y un proceso puramente individual.
la teoría de la categorización del yo al análisis de la Las mentes humanas no son individualistas en el sen-
influencia social, la cohesividad grupal, la saliencia tido ideológico de quedar definidas mediante alguna
de las categorías sociales, la polarización grupal y la dinámica psicológica presocial, sino socialmente es-
conducta de masas. La teoría de la categorización del tructuradas. La sociedad esté en los individuos como
yo es una de las teorías más importantes dentro de los individuos están en la sociedad. Así, pues, la men-
la psicología de los grupos (Canto, 1998; González, te humana está socialmente estructurada. Su conte-
1995), con un gran poder heurístico y con importan- nido, estructura y funcionamiento estarán comparti-
tes aportaciones a las concepciones del autoconcepto dos socialmente y de forma interdependiente con la
y de la personalidad (Turner, 1999). sociedad. La mente humana se caracteriza por pro-
Turner, al desarrollar la teoría de la categorización piedades psicológicas emergentes que son producidas
del yo, no sólo ofreció una definición de grupo, sino socialmente y son afectadas por la interacción social.
que además ofreció una definición de la psicología La teoría de la categorización del yo nació con voca-
social. Para Turner (1981), el principio por el cual ción de ser aplicada a todos los fenómenos grupales,
se formaban los grupos era el principio de la identi- teniendo implicaciones para la psicología social. Esto
dad social, por lo que un grupo tendría lugar cuando ha hecho que, a lo largo de esta última década, junto
dos o más individuos comparten una identidad social al propio desarrollo de la teoría general, se hayan lle-
común y se perciben a sí mismos como miembros vado importantes aplicaciones en áreas concretas de
de la misma categoría social. Según Turner (1999), los fenómenos y procesos grupales.
el supuesto fundamental de su planteamiento es que
la formación psicológica del grupo sería un proceso
adaptativo que produciría conducta colectiva y haría INTERPRETACION NO REDUCCIONISTA DE LOS
posible las relaciones grupales de atracción mutua, RESULTADOS OBTENIDOS EN EL PARADIGMA DE
cooperación e influencia entre los miembros del gru- GRUPO MINIMO
po. Eso lo origina el que las personas del grupo estén
compartiendo la misma identidad social. La función La interpretación descontextualizada de los estu-
adaptativa de la identidad social es producir conduc- dios del PGM ha provocado una interpretación re-
tas y actitudes de grupo. La identidad social es el me- duccionista de la perspectiva de la identidad social.
canismo cognitivo que haría la conducta grupal posi- ¿En qué consistieron los primeros estudios del PGM
ble. Para Turner (1999) el sí mismo (self) haría posible (Billig y Tajfel, 1973; Tajfel, 1970; Tajfel et al., 1971?
que la cognición humana fuese cognición social. El sí En primer lugar se les informó a los participantes
mismo es el principio dinámico que actuaría para in- que ellos habían sido divididos en dos grupos a partir
ternalizar la sociedad como parte del funcionamiento de un criterio trivial (p.ej: sus preferencias por Klee
cognitivo. o Kansdisky), aunque de hecho la asignación fue al
El propio Turner (1994) ofreció una definición de azar. Los participantes del experimento sólo sabían
psicología social, en la que queda reflejada los supues- que ellos estaban en un grupo, pero no conocían a
tos metateóricos desarrollados en la teoría de la cate- nadie del grupo ya que nunca habían interaccionado
JESÚS M. CANTO ORTIZ / LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL

con ellos. Seguidamente, se les solicitaba una tarea: Según Reicher (2004), el principal problema de la
debían remunerar a un miembro anónimo del endo- interpretación reduccionista de los resultados obteni-
grupo y al miembro anónimo del exogrupo, utilizan- dos en el PGM se deriva de ignorar lo que de hecho
do una matriz de remuneración, a través de la cual se está presente en el PGM. En este paradigma, hay sólo
podía elegir distintas estrategias de remuneración. El una categoría (impuesta por el investigador) a través
resultado más importante de estos estudios fue que, de la cual se le pueda dar sentido a la situación. Fue-
entre las posibles estrategias que se podían utilizar, ra del laboratorio, las personas pueden dar sentido al
hubo una tendencia mayoritaria de sacrificar el nivel contexto pudiendo usar toda una serie de categorías
90 absoluto de recompensa al endogrupo, optando por sociales (por ejemplo: cuando se tiene una relación
la estrategia de máxima ganancia relativa antes que por con un trabajador extranjero puede ser percibir des-
la estrategia de máxima ganancia absoluta. de la categoría de clase social, de etnia, del país de
La TIS explicó los resultados que se obtuvieron origen, etc). La reacción ante cualquier evento social
tomando como punto de partida el concepto de iden- depende fundamentalmente de la categoría social a
tidad social (Tajfel, 1978). La TIS asume que la iden- través de la cual las personas se definen a sí mismas
tidad es un sistema complejo, donde se puede dis- y a los otros. En el caso del PGM, al haber aceptado
tinguir la identidad personal (cuando nos definimos la categoría impuesta en la investigación, sólo se per-
como personas únicas al compararnos con otros in- mite una categoría exogrupal con la que es posible la
dividuos) y la identidad social (cuando nos definimos comparación por parte del endogrupo. Así, al aceptar
en términos de nuestra pertenencia grupal). Cuando la categoría endogrupal y la comparación exogrupal,
en una persona deja de estar activada la identidad per- sólo existe una dimensión a través de la cual puede
sonal y se le activa la identidad social, lo que subyace diferenciarse del exogrupo: la dimensión de la remu-
es el cambio conductual de la conducta personal a neración monetaria. Fuera del laboratorio, las compa-
la conducta intergrupal. Cuando cualquier individuo raciones entre grupos se realizan sobre un rango de
se comporta en términos de una de sus identidades dimensiones a lo largo de los cuales el endogrupo se
sociales, es guiado por las normas, valores y creencias puede diferenciar del exogrupo, debido al hecho de
que definen esa identidad social saliente. Hay que te- que los grupos valoran más de un aspecto. Así, mien-
ner en cuenta que la identidad social es simultánea- tras que en algunos casos los valores del endogrupo
mente algo muy personal e importante para cualquier pueden implicar que la diferenciación intergrupal dé
individuo pero, al mismo tiempo, es un constructo como resultado una conducta discriminatoria hacia
colectivo, cultural e histórico. el exogrupo, esto no tiene por qué ser siempre así.
Del mismo modo que la identidad personal define Una conducta prosocial puede surgir de la compara-
la singularidad de los individuos en relación a otros ción social cuando los valores defendidos por el en-
individuos, la identidad social se define por lo que dogrupo son de naturaleza prosocial (Jetten, Spears y
se diferencian esos individuos (endogrupo) de otros Manstead, 1996). Un individuo puede pertenecer a
individuos (exogrupos). Las identidades sociales se un grupo defensor de los derechos humanos y puede
definen en términos comparativos y así los miembros pensar que su grupo defiende diferencialmente mejor
de los grupos realizan comparaciones sociales entre su los derechos humanos que otros grupos y tiende de
endogrupo y los exogrupos relevantes según el con- forma general a una conducta intergrupal exenta de
texto. Así, cuando la TIS propone que los miembros discriminación. Diferenciación intergrupal no es
de lo grupos buscan alcanzar autoestima positiva, se sinónimo de discriminación intergrupal.
debe entender como una autoestima relativa a la eva- Como afirma Reicher (2004), para Tajfel los es-
luación de la categoría específica en consideración. tudios del PGM y la tríada identificación/ compara-
Como los miembros del grupo buscan una evalua- ción/ diferenciación fueron un punto de partida y no
ción positiva de su endogrupo y como el grupo sólo un punto de llegada en la TIS. El principal interés de
puede ser definido en comparación con los exogru- Tajfel fueron los grupos con identidad social nega-
pos, los individuos sólo pueden alcanzar una evalua- tiva, con estatus subordinado y evaluados negativa-
ción positiva considerando a su propio grupo mejor mente, grupos que no tenían por qué optar ni por la
que a los exogrupos. Según Tajfel (1978), aunque esto sumisión ni por la subordinación, sino por el cambio
puede constituir un proceso general, el modo en el social. Tajfel analizó las dinámicas psicológicas en los
que la acción grupal se lleva a cabo está en función de contextos de poder. Si se admite la importancia del
los factores contextuales. poder en la TIS, es evidente que no tiene sentido sos-
LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL / JESÚS M. CANTO ORTIZ

tener que los grupos siempre discriminan y que los Sidanius y Pratto (1999) defienden que existe en
grupos subordinados discriminan en cualquier con- la naturaleza humana un drive o predisposición uni-
texto. La Historia nos muestra la lucha constante de versal a formar jerarquías sociales grupales, en las que
los grupos dominantes por mantener el status quo y los grupos con poder dominan y oprimen a los gru-
la lucha constante de muchos grupos subordinados pos subordinados. Este drive, de naturaleza biológica,
que quieren cambiar el status quo y quieren acabar operaría independientemente de la posición social de
con la desigualdad estableciendo un sistema de rela- los grupos, de tal forma que los grupos subordinados
ciones humanas más justo. también operarían para mantener las jerarquías que
les oprimen (asimetría conductual). Según Turner y 91
Reynolds (2003) la TDS no sólo haría inútil cual-
REVISION CRÍTICA DE LA TEORIA DE LA DOMI- quier esfuerzo de los seres humanos para liberarse de
NANCIA SOCIAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LA la opresión y dominación, sino que también afirmaría
IDENTIDAD SOCIAL que los sistemas sociales coercitivos que perpetúan la
dominación son adaptativos para los seres humanos.
Desde la obra de Adorno, Frenkel-Brunswik, Le- Turner y Reynolds (2003) y Reynolds y Turner
vinson y Sanford (1950) sobre la personalidad auto- (2006) critican de la TDS la base evolutiva del drive de
ritaria y a pesar de las críticas de las que fue objeto, dominancia social. Según la TDS, en algún momento
aún existe, actualmente, en la psicología social una de nuestro pasado evolutivo los seres humanos pertene-
perspectiva que incide en el papel que desempeñan cían a hordas primitivas en constantes pugnas y guerras
los procesos de personalidad en la configuración de entre sí, que encontraron en las jerarquías de domina-
los prejuicios (Altemeyer, 1981). La teoría de la domi- ción grupal basadas en la edad y en el género una ven-
nancia social (TDS) parte de la constatación universal taja adaptativa en esas luchas (Sidanius, 1993). Todo
de los conflictos y la desigualdad de los grupos hu- el resto de jerarquías grupales, constituidas a partir de
manos (Sidanius y Pratto, 1999). La TDS tuvo como cualquier otro criterio (por ejemplo: etnia, clase social,
objetivo explicar la naturaleza dominante de las jerar- etc.), no serían más que expresiones del drive de domi-
quías sociales. Se sustenta en el hecho de que las socie- nancia social que evolucionó con el paso del tiempo.
dades humanas tienden a estructurarse como sistemas Turner y Reynolds (2003) cuestionan la evidencia em-
basados en jerarquías, ya sea a partir de criterios como pírica de este pasado prehistórico repleto de constantes
la edad, el género o la etnia. Esta teoría sostiene que luchas y se preguntan si no hay evidencias de que los
formas más específicas de opresión (por ejemplo: ra- seres humanos hicieron tanto la guerra como la paz y
cismo, sexismo, clasismo, etc) deben ser conceptuali- que pudieron organizarse en jerarquías no sólo basa-
zadas como casos de una tendencia más general hacia das en la dominación, sino también en la influencia y
la formación o mantenimiento de una jerarquía social autoridad legítima, que reflejarían una identificación
basada en grupos (Sidanius, Pratto, van Laar y Levin, colectiva con cohesión grupal (Turner, 1991). Según
2004). Cada sociedad reduciría el conflicto grupal que estos autores, en la TDS hay una confusión conceptual
originaría tal diferencia de estatus intentando generar entre el concepto de jerarquía y el concepto de domi-
consensos sobre ideologías que promueven la supe- nación, del mismo modo que confunden influencia y
rioridad de un grupo sobre los otros. Tales ideologías poder (Turner, 2005). Contrariamente a lo postulado
propician mitos legitimadores (e.g: el sexismo, el ra- por la TDS, las sociedades basadas principalmente en
cismo) que sostienen esas prácticas discriminatorias, la dominación y en la coerción, al carecer de legitimi-
considerando la desigualdad como algo justo, legítimo dad moral, serían las más propensas a desaparecer (Jost
y natural (Sidanius y Veniegas, 2000). Los presupues- y Thompson, 2000). Para Turner y Reynolds (2003),
tos de la TDS se desarrollan en un plano societal, sin la afirmación que sostiene la TDS sobre la universali-
embargo se trasladan también a un plano individual a dad histórica de las jerarquías sociales de dominación
través de la proposición del concepto de orientación constituye un ejemplo clásico de falacia post hoc, que
hacia la dominación (SDO), concebido como una va- trae al biologicismo al primer plano: nosotros decimos
riable individual que expresa una orientación general que existe y si existe debe ser adaptativo y si es adaptativo
hacia las relaciones entre los grupos dominantes y los es porque existe. Para la TDS el papel de la sociedad es
grupos subordinados. La SDO reflejaría el grado en el reducido a propiciar el terreno y las herramientas a tra-
que una persona desea que el grupo al que pertenece vés de las cuales las tendencias propiciadas por el drive
domine y sea superior a los otros grupos. de dominancia social se reproducen.
JESÚS M. CANTO ORTIZ / LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL

Enfatizar, como hace la TIS, la variabilidad con- el contexto social. Según Turner y Reynolds (2003) se-
textual y oponerse a la idea de los universales con- ría mejor concebir SDO como una actitud grupal que
ductuales supone aceptar la noción de una naturaleza varía con la categorización, con el contexto social y con
humana distinta a la sostenida por la TDS (Reicher, el significado de la pertenencia grupal, con el estatus
2004). El debate teórico opone dos perspectivas sobre del grupo y con las relaciones intergrupales (Schmitt,
nuestra biología: para unos nuestra biología consti- Branscombe y Kappen, 2003).
tuiría nuestro destino (TDS) y otros la conciben como
posibilidad (TIS). Si nuestra naturaleza humana nos
92 deja en herencia muchas posibilidades es a través del CONCLUSIONES
modo en el que hemos capaces de abstraernos a no-
sotros mismos del mundo, imaginando los diferentes Puede afirmarse que en un momento histórico de
cursos de acción y el modo en el que esos cursos de la psicología social donde la explicación de los pro-
acción pueden transformar al mundo y, por lo tanto, cesos psicosociales estaba marcada por enfoques in-
planificar el futuro. La especificidad de la naturaleza dividualistas y anticolectivistas, surgió la teoría de la
humana radica en la capacidad que nos permite crear identidad social (Tajfel, 1984; Tajfel y Turner, 1979)
mundos que se adapten a nosotros, más que simple- y, posteriormente, la teoría de la autocategorización
mente adaptarnos al mundo tal como es. Por lo tanto, (Turner, 1987). Y aunque cada una de ellas tienen
la condición de la creatividad humana radica en la ca- su cuerpo teórico específico, entre ambas teorías exis-
pacidad de representación y manipulación simbólica. te una estrecha vinculación marcada por el hecho de
Nuestra ventaja evolutiva está en haber evolucionado compartir los principios centrales de identidad social
ni como seres competitivos ni como seres cooperati- y categorización, así como de la continuidad en el
vos, ni como seres violentos ni como seres pacíficos, tiempo de sus creadores; de aquí que la conjunción
ni como seres dominantes ni como seres dominados, de ambas teorías en su sentido más amplio sea reco-
sino sobre todo como seres culturales y lingüísticos. nocida como la perspectiva de la identidad social.
La cultura no se opone a la biología, ni debe ser con- En la psicología de los grupos y en la psicología
siderada como un simple añadido suyo. Nuestra bio- grupal ha imperado un fuerte anticolectivismo (Rei-
logía nos demanda que seamos animales culturales. cher, Haslam, Spears y Reynolds, 2012). El antico-
La elevada flexibilidad de nuestra existencia biológica lectivismo ha impregnado todos los poros de nuestra
ha originado un sistema de información necesario y cultura, incluida la psicología social. Buena parte de
diferente: el sistema cultural (Geertz, 1993). las teorías sobre la psicología de los grupos se cen-
Turner y Reynolds (2003) señalaron que la TDS traron en sesgos que provocaban los grupos, en la
tenía una inconsistencia teórica con el concepto de conformidad ciega, en la obediencia destructiva, en
SDO. Al mismo tiempo que la teoría acepta la exis- los comportamientos de desindividuación, en las
tencia de un drive universal de dominancia social, erróneas decisiones colectivas, en la disminución del
también acepta que hay personas, grupos e ideologías rendimiento grupal, en los conflictos intra e intergru-
políticas que defienden la dominación social y hay pales e, incluso, en los comportamientos violentos
otras que están en contra. Los grupos sociales sostienen intergrupales (Canto, 1998). Junto a la visión positi-
posiciones diferentes en la estructura social y estos gru- va de la orientación grupal denominada dinámica de
pos tienen intereses e identidades opuestas que dirigen grupos, en la investigación psicosocial de los grupos
su apoyo o su rechazo a la jerarquía de dominación se hacía más hincapié en los aspectos negativos de los
social. Jost y Thompson (2000) han cuestionado que mismos (Canto, 2000; Canto y Montilla, 2008).
SDO sea un constructo unitario y sostienen que com- Una aportación esencial de Tajfel y Turner radica-
prende dos dimensiones: la oposición a la igualdad y el ba en el hecho de que eran conscientes del potencial
apoyo a la dominación grupal. Estos autores sostienen de los grupos para cambiar el status quo. Junto con
que estas dimensiones varían en función del estatus de Moscovici (1981), el interés de ambos autores por
los grupos. Wilson y Liu (2003) demostraron que la el cambio social y por las condiciones que provocan
puntuación en SDO del mismo grupo variaba con la la movilización de los grupos desfavorecidos ha sido
categorización social y la relación intergrupal que era muy significativo. Turner (1987) demostró teórica-
significativa en cada momento. Obtuvieron que la mente la estructuración social de la mente humana a
escala SDO mide formas específicas de desigualdad y través del concepto de identidad social y la naturaleza
que es influida por la identidad social implicada y por socialmente significativa de los fenómenos grupales.
LA PERSPECTIVA DE LA IDENTIDAD SOCIAL: DESDE LA IDENTIDAD SOCIAL A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL / JESÚS M. CANTO ORTIZ

Los propios resultados obtenidos en el PGM han Ante las posturas que inciden en la inevitabilidad
sido interpretados, en ocasiones, de forma descontex- de la dominación y de la tiranía, Haslam y Reicher
tualizada y ese hecho ha provocado que los postula- (2012) sostienen que serían cuando las personas no
dos de la teoría de Tajfel fueran malinterpretados. El quieren trabajar juntas para crear su propio orden so-
resurgir continuo de modelos teóricos que enfatizan cial cuando empiezan a encontrar atractivas las for-
el lado oscuro del comportamiento grupal ha provocado mas extremas empleadas por otros para imponer el
que algunos de ellos (p. ej: Sidanius y Pratto, 1999) orden. En lugar de tener miedo a los grupos, debemos
hayan utilizado los datos obtenidos en el PGM para alentar a trabajar de forma conjunta para desarrollar
justificar la tendencia universal de la discriminación sistemas colectivos que les permitan a las personas 93
intergrupal. Los trabajos de Turner y Reynolds (2003) emplear el poder de manera responsable. Es un reto
y Reicher (2004) han desmontado los principales de la psicología social desarrollar modelos teóricos
modelos teóricos de la TDS, mostrando sus principa- que posibiliten una concepción adecuada del com-
les incongruencias teóricas. No puede ser mayor ho- portamiento grupal que hagan factibles concepciones
menaje a Tajfel y a Turner (recientemente fallecido, más positivas de nuestra propia psicología grupal.
en 2011) el entender en su medida sus aportaciones
teóricas y desafiar el anticolectivismo que de forma
continuada han sacudido a la psicología de los grupos REFERENCIAS
potenciando un individualismo y un psicologicismo
perjudiciales para nuestra disciplina. Adorno, T., Frenkel-Brunswick, E., Levinson, D. y
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destructiva en sus investigaciones (los participantes pa- jorar el bienestar en la sociedad. Barcelona: Deusto.
saron de un estado de autonomía a un estado agéntico) y Billig, M. y Tajfel, H. (1973). Social categorization
la propia explicación de Zimbardo (fue el uniforme de and similarity in intergroup behavior. European
los policías lo que le hicieron comportarse de forma vio- Journal of Social Psychology, 3, 27-52.
lenta hacia los presos, como un claro ejemplo de desindi- Canto, J. M. (1998). Psicología de los grupos. Estructu-
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sin explicarla (Reicher y Haslam, 2012). Como afirma Canto, J. M. (2000). Dinámica de grupos. Aspectos
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nificación de los estudios de Milgram para una ade- ricos. Málaga: Aljibe.
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Desarrollo moral y práctica física en la infancia y
adolescencia

Antonio Hernández Mendo, Verónica Morales Sánchez. Universidad de Málaga


Rafael E. Reigal Garrido. Universidad de Granada

Resumen: El objetivo de este trabajo ha sido poner tes. Por otro lado, para que pueda existir un correc-
de manifiesto el papel de la actividad física, tanto en to uso de esta herramienta, debe ser sometida a un
el contexto educativo como en el ámbito deportivo, proceso estructurado de planificación e intervención,
en el desarrollo moral de los niños y adolescentes. así como de evaluación. De ahí, que la construcción
Numerosos trabajos han señalado la capacidad que de instrumentos que ayuden a obtener información
tiene este tipo de tareas en la construcción del ser hu- sobre el impacto de la práctica física en el desarrollo
mano, en sus vertientes personal y social, aunque ad- moral de los niños y adolescentes haya sido objeto de
vierten la necesidad de planificar adecuadamente para diversos trabajos. Además, la necesidad de educar en
alcanzar esta finalidad. De hecho, está ampliamente valores y conseguir el desarrollo de conductas proso-
aceptado que práctica de actividad física y el deporte ciales, hace que este tipo de intervenciones tengan ac-
son contextos de socialización neutra, siendo el uso tualmente una gran relevancia y se hayan convertido
que se haga de ellos el factor que determinará sus con- en un tema vital en aquellos contextos en los que se
secuencias. Son diversas las teorías que han guiado las trabaja con niños y adolescentes, tanto en Educación
intervenciones en esta línea, siendo las teorías motiva- Física como en las escuelas deportivas.
cionales de Metas de Logro y la Autodeterminación, y
otras como la Teoría Cognitivo Social de Bandura o la Palabras clave: desarrollo moral; infancia; adolescen-
Estructural de Kolhberg, algunas de las más influyen- cia; práctica física.
ANTONIO HERNÁNDEZ, VERÓNICA MORALES Y RAFAEL E. REIGAL / DESARROLLO MORAL Y PRÁCTICA FÍSICA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

INTRODUCCIÓN1 En la actualidad, la preocupación por este tipo de


cuestiones sigue teniendo una gran relavancia, debido
El ser humano vive y se desarrolla en el conjunto a la complejidad de una sociedad tan abierta a la in-
de una sociedad, lo que implica la necesidad de acep- formación y expuesta a múltiples y diferentes caracte-
tar aquellas normas que la rigen y poner de relieve rísticas culturales. Quizás, la globalización de la infor-
los valores que la sustentan (Gutiérrez y Vivó, 2005). mación, el intercambio de propuestas culturales o el
El desarrollo moral ha sido una cuestión abordada conocimiento permanente de modelos de vida alter-
frecuentemente en numerosos contextos culturales y nativos, haga necesario vigilar y guiar los procesos de
98 en diferentes épocas, siendo considerado un aspecto formación de los niños y adolescentes para que sepan
central en los procesos de socialización del ser huma- asimilar la ingente cantidad de posibilidades que se
no (Freud, 1982; Majluf, 2013; Piaget, 1935). Posi- abre ante ellos. Aunque es indiscutible la riqueza que
blemente, la preocupación por mantener el bienestar aporta esta situación, la falta de contexto puede gene-
de los integrantes de dichos pueblos, favorecer el cre- rar aprendizajes y creencias que no sean compatibles
cimiento personal y el progreso del grupo, así como la con la sociedad en la que se vive (Cameron, Lau, Fu y
necesidad de preservar los derechos y dignidad de los Lee, 2012; Killen, Rutland, Abrams, Mulvey y Hitti,
mismos, ha generado una importante reflexión por 2012). De hecho, los principios éticos que guían la
estos aspectos (Almagiá, 1987; Eisenberg, 2000; Ko- conducta de las personas tiene el origen en su socie-
hlberg y Kramer, 1969; Kropotkin, 1945; Srivastava, dad y, aunque tengan cierto grado de flexibilidad, de-
Dhingra, Bhardwaj y Srivastava, 2013). ben tener sentido dentro de ella (Rokeach, 1979). Por
Los procesos de formación en las edades infantil ello, es necesario efectuar un análisis de los factores
y adolescente deben otorgar la debida importancia ambientales existentes para determinar las influencias
al desarrollo moral, lo que implica a diferentes or- que puede generar en el desarrollo del niño y del ado-
ganismos con responsabilidad en educación. Tanto lescente, controlando que sean adecuados y asumibles
las familias como las instituciones docentes, así como por ellos (Mendoza, Batista y Rubio, 2005).
las diversas administraciones deben ser conscientes de Por otro lado, la instrumentalización que se efec-
esta necesidad y generar los contextos adecuados para túa, en ocasiones, de los valores, la promoción del éxi-
que se produzca (Hernández-Mendo, Díaz y Mora- to fácil, el mal uso del avance y del progreso, así como
les, 2010). Asimismo, cualquier agente o entidad con la proliferación de modelos de vida superficiales, pue-
repercusión social, debería ser consciente del impacto de ocasionar circunstancias en las que aumenten las
que su actividad puede tener en niños y adolescentes, relaciones interpersonales negativas y perjudiciales.
lo que tendría que repercutir en sus actuaciones. Aun- De hecho, cada vez son más frecuentes situaciones
que la moralidad y la conciencia plena del comporta- que llevan a hablar de casos como el bullying o el ci-
miento prosocial se va consolidando con la edad, los berbullying (Cerezo, 2009; Cerezo y Méndez, 2012;
primeros años en la vida de una persona van a ir con- Martínez, 2013; Wendt y Lisboa, 2013). Además,
figurando esquemas y modelos, así como aprendiza- la infancia y la adolescencia son periodos críticos de
jes de modos de actuar que afectarán ineludiblemente transición hacia la juventud y la vida adulta, en el que
su forma de ser futura (Decety, Michalska y Kinzler, coexiste la curiosidad por explorar y descubrir con
2011). De hecho, el desarrollo afectivo provocado el estrés que producen los cambios presentes en es-
en etapas tempranas de la vida, como la adquisición tas etapas (Kimmel y Weiner, 1998). Por ello, existe
del sentimiento empático, afecta al funcionamiento cierta vulnerabilidad en este proceso de maduración
social que puede tener el individuo posteriormente hacia la consolidación de la identidad personal y el
(Blair y Blair, 2009; Eisenberg y Eggum, 2009; Hoff- completo desarrollo físico, emocional, social o inte-
man, 2000). lectual, lo que puede aumentar los conflictos en estas
edades (Rice, 2000; Tarazona, 2005).

1. El origen inicial de este trabajo han sido las conversaciones


informales sobre este tema mantenidas con el profesor Florencio EL DEPORTE Y EL DESARROLLO MORAL
Jiménez Burillo, además de dar cumplido deseo a la petición
realizada por él, en un prólogo escrito para la edición de uno de
nuestros libros (Jiménez Burillo, 2005), a quien se le rinde ho-
La creciente crisis de valores presente en numero-
menaje en este número, sirva pues, este trabajo de revisión como sas sociedades ha incrementado el interés por resolver
merecido homenaje a su persona y las interrelaciones establecidas. esta cuestión e impulsar cambios en la educación mo-
DESARROLLO MORAL Y PRÁCTICA FÍSICA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA / ANTONIO HERNÁNDEZ, VERÓNICA MORALES Y RAFAEL E. REIGAL

ral de los niños y los adolescentes (Planchuelo, 2008). con valor neutro, que varía en función del uso que se
Considerado un contexto de gran influencia en la haga de él y cómo el participante integra lo que ocu-
sociedad actual (Escartí, Pascual y Gutiérrez, 2005; rre durante su práctica (Cecchini et al., 2009; Gould,
Becerra, Reigal, Hernández-Mendo, Martín-Tamayo, Collins, Lauer y Chung, 2007; Ntoumanis, Taylor y
2013; Reigal, Becerra, Hernández-Mendo, Martín- Thøgersen-Ntoumani, 2012). Es decir, el simple he-
Tamayo, 2013), existe un debate abierto desde hace cho de practicar actividad física o deporte no asegura
años sobre la capacidad que tiene la actividad física y que sean herramientas que contribuyan al crecimien-
el deporte para promover valores educativos, contri- to moral de los participantes (Gutiérrez, 2004). Por
buir al desarrollo moral de las personas y hacerlas más ello, para que estas prácticas tengan un efecto sobre 99
aptas para vivir en sociedad (Cagigal, 1979; Carranza las actitudes y valores de los adolescentes, se necesitan
y Mora, 2003; Contreras, 1994; Shields y Bredemeier, programas elaborados de forma consciente y con es-
1994; Torregrosa y Lee, 2000). Entre otras virtudes, trategias bien estructuradas que orienten este tipo de
se ha destacado el uso de este tipo de actividades para actividades a la consecución de estos objetivos (Belan-
inculcar el valor del esfuerzo, la cooperación, la amis- do, Ferriz-Morell y Moreno-Murcia, 2012; Goudas y
tad, la empatía, la generosidad, el respeto por las nor- Giannoudis, 2008; Smith y Smoll, 2002).
mas y los compañeros, la capacidad de superación, En este sentido, es fundamental el tratamiento
la asimilación de la derrota, la lealtad, la voluntad, que los entrenadores, profesores y, en general, toda
la perseverancia, etc. (Arnold, 1991; Blázquez, 1989; persona involucrada en los procesos de formación
Castillo y Sáenz, 2007; Duda y Ntoumanis, 2005; deportiva, hacen de la actividad física y el deporte
MacPhail, Kirk y Kinchin, 2004; Sánchez-Oliva, (Gutiérrez, Carratalá, Guzman y Pablos, 2011). De
Leo, Sánchez-Miguel, Gómez y García-Calvo, 2011). hecho, el ambiente proporcionado por los profesio-
Sin embargo, también se ha criticado la práctica nales dedicados a la formación y el desarrollo depor-
deportiva por las situaciones negativas que pueden tivo es un factor esencial que determina la experien-
generar, como la discriminación del perdedor o del cia vivida por el deportista o la persona que practica
participante poco habilidoso, altos grados de estrés actividad física (Gagné, Ryan y Bargmann, 2003). El
producidos por un sobredimensionado valor de la razonamiento moral que efectúe un deportista de una
victoria, el egoísmo, la infracción de la norma para situación, y la posible conducta, estará condiciona-
obtener el resultado deseado, así como altos niveles de da por la gestión que realice el responsable deportivo
violencia verbal y física (Ferro y Gesto, 2009; Posada, de dichas circunstancias (Hodge y Lonsdale, 2011).
2000). Sobre todo, el deporte altamente profesionali- Por todo ello, la preparación personal y profesional
zado implica una excesiva presión por alcanzar metas es fundamental para que este ámbito se constituya en
deportivas y económicas, lo que determina la apari- un vehículo que contribuya de manera acertada a la
ción de este tipo de elementos (Gutiérrez, 2004). En formación moral de los adolescentes y no reproduzca
cierto modo, la relevancia social que han ido adqui- modelos poco adecuados para la educación de niños
riendo este tipo de deportes puede generar un im- y adolescentes (Cruz, Torregrosa, Sousa, Mora y Vila-
pacto negativo sobre los adolescentes, que intentan drich, 2011; Sáenz, Aguado y Lanchas, 2013).
reproducir modelos que se alejan, en ocasiones, de De igual forma, padres y madres, así como cual-
aquellos que contribuyen al desarrollo educativo y quier miembro de la familia, ejercen una fuerte in-
moral (Planchuelo, 2008). Por otro lado, existen una fluencia socializadora en los hijos que afecta a la
serie de factores personales que pueden incidir en la manera de afrontar la práctica de actividad física y
aparición de efectos negativos de este tipo de tareas. deporte (Planchuelo, 2008). En este sentido, los pa-
Así, la baja tolerancia a la frustración, el razonamien- dres pueden ser una ayuda esencial en los procesos de
to moral poco formado o el bajo autocontrol pueden acceso a la práctica física, pero deben tener en cuen-
favorecer la aparición de conductas y actitudes que no ta una serie de premisas. La práctica deportiva debe
favorezcan un aprendizaje moral adecuado (Pelegrín y ser una tarea agradable para los niños, eliminando
Garcés de Los Fayos, 2008). cualquier tipo de presión por obtener resultados y
Posiblemente, aunque el deporte juegue un papel evitando pretender metas que se encuentren lejos de
fundamental en la formación de la persona (Wein- sus posibilidades. Además, los padres deben ser mo-
berg y Gould, 1996), la principal conclusión que se delos para sus hijos, siendo muy conscientes de que la
puede extraer de la reflexión desarrollada sobre este tendencia a imitar las conductas de los progenitores,
asunto, es que se trata de un contexto de socialización por lo que se debería evitar acciones como recriminar
ANTONIO HERNÁNDEZ, VERÓNICA MORALES Y RAFAEL E. REIGAL / DESARROLLO MORAL Y PRÁCTICA FÍSICA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

decisiones de los entrenadores o de los árbitros (Gi- valores negativos. Las que centran su motivación en
meno, 2000; Torregrosa, 2004). Posiblemente, unos mejorar sus propias capacidades realizan una activi-
padres que hablen bien de sus entrenadores y profe- dad con más serenidad, son más felices practicándola
sores, a pesar de la existencia de decisiones no com- y desarrollan un mayor número de valores positivos
partidas, contribuirán a desarrollar actitudes positivas (Cecchini y González, 2008; González-Cutre, Sici-
de los niños hacia ellos. Asimismo, el respeto hacia lia y Moreno-Murcia, 2011; Ntoumanis y Biddle,
las normas y decisiones durante las competiciones, 1999). De hecho, la presión por obtener un resultado
influirán de igual manera sobre la manera que tienen implica, en ocasiones, el uso de procedimientos ilíci-
100 los niños de asumirlas. tos o inmorales para obtenerlo (Castillo, Balaguer y
Duda, 2001).
Por otro lado, la Teoría de la Autodeterminación
LA TEORÍA DE LA AUTODETERMINACIÓN Y LA trata de explicar el nivel de motivación que tiene una
TEORÍA DE METAS DE LOGRO persona cuando realiza una tarea. Distingue, en un
continuo, los niveles intrínseca, extrínseca y desmo-
Son diversas las teorías que han intentado abordar tivación, determinadas por el grado de regulación
aspectos fundamentales de la moral y los procesos de conductual. La más autodeterminada sería la moti-
moralización, entre las que se encuentran la Teoría Psi- vación intrínseca, la extrínseca tendría cuatro tipos de
coanalítica, la Teoría del Aprendizaje Social o la Teo- regulación (integrada, identificada, introyectada y ex-
ría Cognitivo Evolutiva (Bandura, 1977; Cecchini, terna), y la amotivación estaría caracterizada por una
Montero y Peña, 2003). Específicamente, en el ám- falta de interés por llevarla a cabo (Álvarez, Balaguer,
bito de la motivación, se ha pretendido fundamentar Castillo y Duda, 2009; Deci y Ryan, 2000). En la
y explicar el éxito en la promoción de valores en el motivación intrínseca, los factores que propician el
deporte y explicar los comportamientos prosociales o acceso a la tarea son propios, existe interés por la tarea
antisociales. Las teorías sociocognitivas de orientación en sí misma y se posee un alto grado de libertad (Deci
de las Metas de Logro (Ames, 1992; Nicholls, 1989) y Ryan, 1991). Se ha observado que las personas con
o de la Autodeterminación (Deci y Ryan, 1985; Ryan un grado más alto de autodeterminación desarrollan
y Deci, 2000) son algunas de las que están teniendo conductas más prosociales que antisociales (Boiché y
más repercusión actualmente (Kavussanu, 2006; Ka- Sarrazin, 2007; Weinstein y Ryan, 2010). La teoría de
vussanu, Stamp, Slade y Ring, 2009; Proios, 2013). la autodeterminación explica que el contexto social
Dichas teorías consideran que el medio en el que se puede afectar al nivel de motivación intrínseca
desenvuelve la persona que realiza actividad físico- Por lo tanto, es esencial que el clima motivacio-
deportiva, y sobre todo la interacción con los agentes nal sea el adecuado y que las personas que rodean
sociales presentes en el medio, condicionan las expe- al deportista entiendan que son fundamentales para
riencias del deportista a nivel conductual, cognitivo y su bienestar (Boixadós, Cruz, Torregrosa y Valiente,
emocional (Balaguer, Castillo, Duda y García-Merita, 2004; Fraser-Thomas y Côté, 2009). De lo contra-
2011), lo que tendrá consecuencias sobre la manera rio, no sólo se estarán construyendo a deportistas en
de enfrentarse a él, su valoración y su interiorización. contextos con un alto grado de estrés, sino a personas
En concreto, la motivación de logro señala que infelices que irán aprendiendo conductas y están de-
las personas tienen la necesidad de obtener resultados sarrollando actitudes negativas (Weinberg y Gould,
para ir aumentando su nivel de aspiración y seguir 2010). De hecho, Cecchini, Cecchini, Fernández-
motivados en la realización de una tarea. A su vez, Losa y González (2011) consideran que lo realmen-
alcanzar una meta tendría dos perspectivas, aquella te importante no es el contexto social, sino el clima
que proyecta su logro sobre la tarea (mejora de la ca- motivacional y el clima social. Esto no quiere decir
pacidad, aumento de la habilidad) o hacia el ego (ob- que sea inapropiado buscar ciertos objetivos en el
tener la victoria o ser el mejor). Es decir, en el primer deporte, dado que el éxito y el fracaso son inheren-
caso la comparación se hace respecto a uno mismo tes a cualquier juego, siendo su aprendizaje de una
y en el segundo con los demás (Nicholls, 1989). En gran riqueza. Lo se debe es asumir con normalidad
este sentido, se ha observado que aquellas personas la posibilidad de ganar o perder, gestionando bien las
que orientan su logro sobre la motivación orientada intervenciones que se realicen sobre los adolescentes
al ego son más agresivas, se incrementa su ansiedad, y jóvenes, y equilibrando la balanza entre el éxito de-
sus estrategias afectivas son deficientes y desarrollan portivo y el educativo.
DESARROLLO MORAL Y PRÁCTICA FÍSICA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA / ANTONIO HERNÁNDEZ, VERÓNICA MORALES Y RAFAEL E. REIGAL

PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN EDUCATIVA EN 1994; Gibbons y Ebeck, 1997; Gibbons, Ebeck y


EL DEPORTE PARA EL DESARROLLO MORAL Weiss, 1995; Romance, Weiss, y Bockoven, 1986;
Wandzilak, 1985). En este sentido, Fraile (2010), en
Dada la importancia de intervenir y contro- un estudio realizado con escolares de diversos países
lar ciertas variables en los procesos de enseñanza, nu- europeos, puso de manifiesto que los dilemas morales
merosos profesionales de la educación han aplicado había sido un recurso metodológico apropiado para
diversos procedimientos para la formación en actitu- conocer el grado de razonamiento moral en el que se
des y valores. Algunas de las estrategias que se han encontraban. Además, señaló que las actividades físi-
aplicado son clarificación de valores, desarrollo del cas eran un marco apropiado para proporcionar dile- 101
juicio moral, desarrollo de competencias autorregula- mas significativos que estuvieran asociados a intereses
doras, desarrollo de la perspectiva social y la empatía de los participantes.
o desarrollo de la comprensión crítica, las cuáles han Como ejemplo de programas de intervención
estado basada en diferentes marcos teóricos (Bandura, que, en los últimos años, han incluido los dilemas
1982; Kohlberg, 1992; Piaget, 1935; Raths, Harmin morales como parte de sus estrategias, se puede ci-
y Simon, 1967; Stenhouse, 1984, Turner, 1962). En tar a Cecchini et al. (2011). Estos investigadores,
el contexto de la educación física y deportiva, nume- desarrollaron el programa Delfos para trabajar la
rosos son los programas que se han aplicado para inci- educación en valores y disminuir los niveles de agre-
dir sobre el desarrollo moral y la educación en valores sividad en las clases de Educación Física. Los resul-
(Bredemeier, Weiss, Shields y Shewchuk, 1986; Cec- tados indicaron resultados positivos tras 24 sesiones
chini et al., 2003; Danish y Nellen, 1997; Hastie y de intervención. Este mismo programa fue aplicado
Buchanan, 2000; Marques y Sousa, 2013), siendo las en otra investigación (Cecchini et al., 2009) con es-
Teorías del Aprendizaje Social (Bandura, 1986) y la colares, observándose también resultados positivos,
Teoría del Desarrollo Estructural (Kohlberg, 1969), dado que mejoraron los comportamientos asertivos
dos de las que más han influido en la construcción de y hubo un menor número de conductas agresivas.
este tipo de intervenciones. Por otro lado, Gutiérrez y Vivó (2005) aplicaron un
Kohlberg es uno de los investigadores que más programa para mejorar el razonamiento moral en las
ha influido en los procesos de desarrollo de actitu- clases de educación física en un grupo de escolares,
des y valores morales, y ha sido referencia en la apli- durante un trimestre escolar dos días a la semana.
cación de programas en el ámbito de la educación Los resultados indicaron que dicha intervención,
física y deportiva. En el contexto del desarrollo del basada en la discusión y resolución de dilemas mo-
juicio moral, Kohlberg (1992) considera que el razo- rales, tuvo efectos positivos.
namiento moral se basa en otros precursores, como Hernández y Rodríguez (2011) intervinieron con
es el razonamiento lógico, que no es condición su- un grupo de adolescentes en clase de Educación Física
ficiente pero sí necesaria para que se construya ade- a través de un programa de integraba actividad físi-
cuadamente. En este sentido, establece tres niveles en ca de tipo sociomotriz y el planteamiento de dilemas
el desarrollo moral de las personas (preconvencional, morales, con una duración de diez sesiones. Estos in-
convencional y postconvencional), con dos estadios vestigadores obtuvieron datos que indicaron que los
cada uno. Estas fases están basadas en una relación, alumnos fueron capaces de mejorar sus habilidades
cada vez más compleja a medida que se suceden eta- sociales, siendo más empáticos y sensibles ante difi-
pas en este continuo, entre el yo y las normas y valores cultados de los demás. Gutiérrez (2007) realizó una
que caracteriza a un contexto social. A medida que se intervención para educar en valores durante una tem-
van sucediendo los diferentes estadios, la persona se porada con jugadores de una escuela de fútbol con
va haciendo más consciente de los principios morales edades entre 8 y 16 años, en el que se intervino sobre
que sustentan las reglas que regulan el contexto social jugadores y entrenadores. Entre otras estrategias, el
en el que viven (Planchuelo, 2008). razonamiento y reflexión sobre diversas situaciones,
Para ir alcanzando estadios superiores y evolu- en forma de dilemas morales, fue una de las téxnicas
cionar el razonamiento moral, Kohlberg consideró empleadas. Gracias a este programa, se modificaron
que la discusión de dilemas morales sería una técni- aspectos actitudinales y conductuales en relación al
ca apropiada, siendo uno de los procedimientos más juego limpio y el respeto a los demás.
utilizados por profesionales de la educación física y
deportiva para alcanzar dicho objetivo (Bredemeier,
ANTONIO HERNÁNDEZ, VERÓNICA MORALES Y RAFAEL E. REIGAL / DESARROLLO MORAL Y PRÁCTICA FÍSICA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

EVALUACIÓN DEL RAZONAMIENTO MORAL EN un cuestionario, basado en dilemas morales (relacio-


EL CONTEXTO DEPORTIVO nados con la aceptación de las reglas, la mentira y la
justicia), para analizar el desarrollo moral en niños.
Cuando se aplican programas de intervención, En la última versión de este instrumento (Hernán-
deben existir herramientas adecuadas para que su dez-Mendo et al., 2012), se pueden distinguir cinco
efectividad pueda ser evaluada (Hernández-Mendo componentes: obediencia y miedo al castigo, favore-
y Anguera, 2001). En este sentido, son diferentes los cer los propios intereses, expectativas interpersonales,
instrumentos que pueden emplearse para evaluar en normas sociales establecidas, así como derechos prio-
102 diferentes contextos y edades el desarrollo moral y el ritarios y contrato social. Este Cuestionario de De-
comportamiento prosocial, como el Defining Issues Test sarrollo Moral (CDEM) también posee unas buenas
(Rest, 1979) y su traducción al castellano denominado propiedades para su utilización, con un alto grado de
Cuestionario de Problemas Morales (Pérez-Delgado fiabilidad y una estructura factorial óptima que expli-
y García-Ros, 1991), el Moral Judgement Test (Lind, ca el 40% de la varianza, lo que indica que se trata de
1982), el Hahm-Beller Values Choice Inventory (Hahm, una herramienta apropiada para analizar este tipo de
1989), el Reflection Objective Measure - Short Form (Ba- cuestiones.
singer y Gibbs, 1987), el Prosocial Behaviour (Caprara
y Pastorelli, 1993), el Etical Reasoning Inventory (Page
y Bode, 1980), el Children’s Moral Point of View Scale CONCLUSIONES
(Decker y Lasley, 1995) o el Prosocial Reasoning Objec-
tive Measure (Carlo, Eisenberg y Knight, 1992). El presente trabajo pretendía poner de relieve la
Aunque los cuestionarios anteriormente citados utilidad que puede tener la actividad física y el de-
pueden ser utilizados en ámbitos como la Educación porte en los procesos de socialización de los niños y
Física y el deporte, se pueden encontrar herramientas adolescentes, concretamente en su desarrollo moral.
que se han desarrollado para este tipo de contextos de La revisión de la literatura existente sobre esta cues-
manera específica. Algunos de los más utilizados, en tión ofrece una perspectiva interesante y alentadora.
diferentes niveles del ámbito deportivo, son el Deve- Aunque se trata de un contexto de socialización neu-
lopment of the attitudes to Moral Decision- making in tro, puede llegar a ser un instrumento adecuado para
Youth Sport Questionnaire (Lee, Whitehead y Ntou- contribuir a la educación en valores y el desarrollo de
manis, 2007), el Moral Judgments of Sport Managers conductas prosociales en estas edades. Para ello, este
Instrument (Rudd, Mullane y Stoll, 2010), el Proso- planteamiento requiere profesionales conscientes de
cial and Antisocial behavior in Sport scale (Kavussanu la situación y dispuestos a dedicar el tiempo necesario
y Boardly, 2009), el Multidimensional Sportpersonship para modificar aquellos aspectos que pueden incidir
Orientations Scale (Vallerand, Brière, Blanchard y en dicho proceso.
Provencher, 1997). Entre las teorías más relevantes que han incidido
En España, Hernández-Mendo et al. (2010) cons- sobre estos aspectos, se encuentran las teorías socio-
truyeron un instrumento observacional basado en el cognitivas de orientación de las Metas de Logro o de
marco teórico desarrollado por Kohlberg, que ayuda la Autodeterminación, así como la Teoría del Desa-
a registrar conductas positivas y negativas en dife- rrollo Estructural. Posiblemente, el desarrollo de la
rentes categorías: hacia los iguales, docentes, equipa- técnica de discusión de dilemas morales (Kolhberg),
miento y material, reglas y normativa, así como las ha sido una de las estrategias más extendidas en el ám-
faltas antirreglamentarias producidas durante el jue- bito de la práctica física para desarrollar la moralidad
go. Los análisis efectuados indicaron una fiabilidad, a través de estas actividades. De hecho, la mayoría de
precisión y validez adecuadas para su uso. De hecho, las intervenciones e instrumentos que han pretendi-
los análisis de fiabilidad efectuados indicaron valores do ser útiles para promocionar y evaluar el desarrollo
de concordancia intra-observadores e inter-observa- moral se han basado en este tipo de procedimientos.
dores por encima de .90 (Kappa de Cohen). Además, Por lo tanto, se puede considerar que la práctica
se realizó un análisis de generalizabilidad que puso de de actividad física y deporte puede ser una buena he-
manifiesto que el sistema de categorías utilizado era rramienta para el desarrollo y formación de los niños
exhaustivo y mutuamente excluyente. y adolescentes, siempre que su uso sea el adecuado.
Por otro lado, Planchuelo (2008) y Hernández- Por ello, se debe promover la participación en este
Mendo, Olmedo y Planchuelo (2012) desarrollaron tipo de actividades en estas edades y planificar co-
DESARROLLO MORAL Y PRÁCTICA FÍSICA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA / ANTONIO HERNÁNDEZ, VERÓNICA MORALES Y RAFAEL E. REIGAL

rrectamente la intervención que se va a llevar a cabo of empathy (pp. 139-152). Cambridge, MA: MIT
para contribuir a una tarea tan compleja e importante Press.
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porte escolar. Barcelona: INDE.
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Resiliencia profesional: Aproximación desde la
intervención social
María de las Olas Palma García

Resumen: La resiliencia es un concepto con un como objetivo, realizar una revisión sistemática de
enorme potencial para todas aquellas profesiones las contribuciones más relevantes en el campo de la
que reconocen en su objeto de intervención la pre- resiliencia organizacional de las últimas décadas, de
vención basada en las fortalezas y recursos propios de forma que su estudio y análisis pueda aportar nuevas
las personas y del entorno con el que se relacionan. líneas de investigación y de reflexión colectiva ante
En base a ello, existen numerosas investigaciones y los desafíos actuales que se les plantean a los profe-
experiencias que destacan y analizan el papel de la sionales de la intervención social.
intervención social y de sus profesionales en la cons-
trucción de la resiliencia de los individuos, grupos Palabras claves: Resiliencia profesional, empresas
y comunidades hacia los que dirigen su actuación. resilientes, intervención social, resiliencia organiza-
Sin embargo, aun en estos momentos, son menos cional
frecuentes los trabajos de teorización e investigación
centrados en el desarrollo y construcción de esta mis-
ma capacidad resiliente en los propios profesionales
y en las implicaciones que de ello se deriva para su
práctica profesional y para las organizaciones en las
que se encuentran. Este trabajo tiene precisamente
MARÍA DE LAS OLAS PALMA GARCÍA / RESILIENCIA PROFESIONAL: APROXIMACIÓN DESDE LA INTERVENCIÓN SOCIAL

INTRODUCCIÓN Este artículo reconoce la importancia de la resi-


liencia en la intervención, de la mirada resiliente ha-
Los primeros trabajos publicados sobre resilien- cia los usuarios, pero a partir de ella pretende provo-
cia consideraban las respuestas resilientes como in- car la reflexión colectiva en otra dirección: la mirada
usuales e incluso patológicas (Garmezy, 1991; Wer- hacia los propios profesionales y sus organizaciones y
ner y Smith, 1982). Sin embargo, desde estos inicios el proceso de resiliencia incorporado al ejercicio pro-
hasta la experiencia investigadora actual, se ha evi- fesional.
denciado de forma contundente que la resiliencia es Hasta el momento, numerosos estudios describen
110 una capacidad universal, que puede ser desarrollada y explican los factores de riesgo externos e internos
por todos de manera ordinaria, no extraordinaria, a que sitúan a las profesiones de ayuda en un paradig-
partir de un proceso dinámico que cambia en base ma constante de vulnerabilidad (p.e. Coyle, Edwards,
al tiempo y las circunstancias (Baruch y Stutman, Hannigan, Fothergill y Burnard, 2005). Sin embar-
2006). Nos encontramos pues ante un concepto go, la perspectiva de la resiliencia ofrece un cambio
analizado como proceso que se desarrolla dentro de paradigma para dichas profesiones, al entender
de un sistema social de interrelaciones, que incluye que justamente el contexto de adversidad laboral en
la interacción de influencias ambientales y sociales el que desarrollan su tarea profesional, puede erigirse
junto a recursos y riesgos que se pueden acumular a a su vez en contexto desde el que utilizar la implica-
lo largo del tiempo (Gu y Day, 2007; Luthar, Cic- ción profesional para sobreponerse a las dificultades,
chetti y Becker, 2000; Richardson, Neiger, Jensen y adaptarse adecuadamente y experimentar emociones
Kumpfer, 1990; Walsh, 1998). positivas (Elliott, Scott, Stirling, Martin y Robinson,
Desde esta premisa, cada vez más autores han co- 2012; Menezes de Lucena, Fernández, Hernández,
menzado a analizar la capacidad resiliente y los facto- Ramos y Contador, 2006; Palma-García y Hombra-
res asociados a ella en diferentes escenarios y sujetos dos-Mendieta, 2013).
que conviven con la adversidad. Disciplinas como el Con el objetivo de contribuir a este cambio de
Trabajo Social, la Psicología, la Pedagogía, etc. han paradigma desde el que visibilizar las prácticas resi-
aportado ya numerosos trabajos que recogen expe- lientes de los profesionales de la intervención social,
riencias de cómo están aplicando el concepto de resi- el presente artículo se centra en realizar una revisión
liencia con sus clientes y usuarios (p.e. Arranz y Liesa, teórica en torno a la resiliencia organizacional y su re-
2005; Barranco, 2009; Muñoz-Silva, 2012; Nash y lación con los contextos de la intervención social, así
Fraser, 1998; Quintero, 2005). La resiliencia empieza como apuntar hacia posibles implicaciones derivadas
a tener un espacio reservado en los procesos de inter- de ello.
vención social, en los que se diseñan estrategias para
potenciar, analizar e incluso medir esa capacidad de
las personas, que les permite “hacer frente a las adver- HACIA UNA DEFINICIÓN DE RESILIENCIA PRO-
sidades de la vida, aprender de ellas, superarlas e in- FESIONAL
clusive, ser transformado por ellas” (Grotberg, 2006,
p. 18). Para ello, en los procesos de cambio que se La resiliencia no sólo es un fenómeno que lo
generan desde la relación de ayuda, el profesional ha observamos a nivel individual, sino que se pueden
de reconocer la capacidad resiliente en sus usuarios, a identificar grupos resilientes –resiliencia familiar, re-
fin de saber cómo promoverla y construir sobre ella siliencia organizacional, etc.– y comunidades con ca-
el cambio. Es ésta sin duda, una línea de interven- racterísticas resilientes.
ción e investigación de gran interés para las ciencias En la literatura revisada la resiliencia organizacio-
sociales, pero si además la resiliencia es un potencial nal es también llamada empresarial, profesional, cor-
presente en todos, ¿por qué no pensar también en los porativa y de los recursos humanos. Parte del análisis
profesionales como sujetos que pueden desarrollar la sistémico de las organizaciones, colectivos profesiona-
capacidad de hacer frente, aprender, superar, e incluso les y gestores de los recursos humanos, desde el que se
ser transformados por las adversidades y dificultades ha incorporado el concepto de Resiliencia en la vida
que el ejercicio de su profesión y sus empresas cons- de la empresa a lo largo de todo el proceso que con-
tantemente les presentan? ¿Por qué no pensar en el lleva, desde la selección de personal, en la que se de-
desarrollo de la resiliencia profesional en los contex- tectan fortalezas personales y familiares para superar
tos de la intervención social? las crisis, hasta los programas de formación continua
RESILIENCIA PROFESIONAL: APROXIMACIÓN DESDE LA INTERVENCIÓN SOCIAL / MARÍA DE LAS OLAS PALMA GARCIA

para aprender a manejar en equipo y con connota- además, al desarrollo de los procesos personales de
ción positiva las dificultades y situaciones disfuncio- resiliencia en los propios profesionales, en la medida
nales del ámbito laboral (Quintero, 2005). El interés en la que ésta necesariamente ha de entenderse como
aplicado del enfoque de la resiliencia a la empresa, ha un proceso de interacción del sujeto con su entorno,
favorecido el desarrollo de numerosas definiciones so- también con el entorno laboral.
bre resiliencia organizacional, aunque de acuerdo con
Manciaux (2003), esté sigue siendo un concepto de
“consenso blando” (p.225) y en todo caso, reducido AMBIENTES LABORALES Y DESARROLLO DE LA
a un modelo organizacional basado en las empresas RESILIENCIA 111
de producción y no tanto en las de servicios, para las
que la investigación aún no ha aportado un marco La resiliencia profesional podrá ser promovida con
conceptual de referencia (Austin, 2002). mayor éxito si el ejercicio de la profesión se desarrolla
Entre las definiciones revisadas, es posible encon- en empresas con ambientes laborales resilientes.
trar por un lado aquellas que se centran en la super- Según Robb (2000) las organizaciones resilientes
vivencia de la organización frente a una crisis, tales se caracterizan por la capacidad de crear y disolver
como la aportada por Sampedro (2009) que la define estructuras, proporcionar seguridad en medio del
como “la capacidad de una organización de absorber cambio, gestionar las consecuencias emocionales del
choques e impactos profundos sin perder la capaci- mismo, y aprender, desarrollarse y crecer ante las di-
dad de cumplir su misión” (p.3) o las que además ficultades.
incorporan la capacidad añadida de recuperase ante De forma más concreta, Saavedra (2005) consi-
los cambios e incluso adelantarse a ellos, antes de que dera un ambiente laboral resiliente aquel que reco-
el entorno obligue a hacerlo (p.e. Marcos y Macu- noce un lugar central a la persona y, por tanto, más
lay, 2008; Minolli, 2005). Piñeiro y Romero (2011) allá de sus estructuras o límites jurídicos, se perciben
consideran que la resiliencia organizacional puede de- como dependientes de la dinámica humana, a la que
finirse como la capacidad de una empresa para desa- debe poner atención. Son instituciones que, si bien
rrollar respuestas específicas en cada situación y trans- no son impermeables a las tensiones externas e in-
formar los cambios, incertidumbre e inestabilidad en ternas, saben sobreponerse en situaciones de crisis,
oportunidades de innovar y alcanzar ventajas. buscando en sus propios trabajadores los recursos y
Tal como se señalaba anteriormente, el interés por potencialidades que le permitan seguir adelante. A su
identificar las características y procesos que posibilitan vez, son instituciones que están atentas a los cambios
que las empresas se fortalezcan a pesar de las adversi- ambientales y, por tanto, reaccionan de forma favora-
dades, ha suscitado gran preocupación en teóricos del ble frente a las exigencias del entorno, siendo capaces
campo empresarial tales como Coutu (2002), Lam- de renovarse y ajustarse a las nuevas demandas. De
pel, Bhalla y Jha (2013), Luthans y Youssef (2004) o igual forma, son innovadoras, creativas y democrá-
Reivich y Shatte (2002). Desde este enfoque, se han ticas, que valoran lo colectivo, la transparencia en el
señalado como principios de la resiliencia organiza- proceso comunicacional, la participación en la toma
cional: (1) el liderazgo, que tiene como prioridad la de decisiones y demuestran confianza en sus trabaja-
asignación de recursos y compromisos; (2) la cultura dores. En definitiva, son ambientes laborales que al
resiliente en la empresa, basada en los principios de tener a la persona como centro, acercan el proyecto
empoderamiento, propósito, confianza y responsa- institucional al proyecto propio de desarrollo de cada
bilidad; (3) las personas, debidamente seleccionadas, profesional y así los objetivos de la institución no se
motivadas y dirigidas para sobrellevar cualquier di- muestran ajenos a las metas y necesidades de cada
ficultad; (4) los sistemas ágiles y flexibles a través de persona que la integra.
la conectividad y modelos colaborativos de funciona- Según Henderson y Milstein (2003), lograr estos
miento; y (5) el entorno físico, a partir de la distribu- ambientes laborales resilientes requiere del desarrollo
ción de los puestos de trabajo en escenarios múltiples de estrategias colectivas dirigidas a (1) enriquecer vín-
e interconectados entre sí (Bell, 2002). El respeto a culos personales, fortaleciendo las conexiones y pun-
estos principios en las organizaciones, posibilita el tos de acuerdo existentes y estableciendo mecanismos
desarrollo de la capacidad colectiva de superación y que motiven las relaciones interpersonales; (2) fijar
crecimiento ante los cambios y riesgos laborales que límites claros y firmes para el funcionamiento labo-
han de atender. Este escenario colectivo contribuye, ral; (3) enseñar habilidades para la convivencia, tales
MARÍA DE LAS OLAS PALMA GARCÍA / RESILIENCIA PROFESIONAL: APROXIMACIÓN DESDE LA INTERVENCIÓN SOCIAL

como la cooperación, la resolución positiva de con- Johnson, 2004). No obstante, en los últimos años co-
flictos, la asertividad en el planteamiento de proble- mienza a ser cada vez más frecuente el estudio sobre
mas, la toma de decisiones, el manejo del estrés y la otros posibles factores que contribuyen a que dichos
capacidad de promocionar ambientes saludables; (4) profesionales vivan experiencias laborales satisfac-
ser capaces de ofrecer apoyo y afecto a las personas, lo torias, centrándose en conocer los mecanismos que
que implica respaldar a los otros, motivar, reconocer ponen en marcha para la búsqueda del éxito y del
los aciertos de los demás, mirar los errores o faltas bienestar, a pesar de las dificultades que encuentran
como transitorios y fortalecer la comunicación a ni- en su ejercicio laboral. Entre dichos mecanismos, la
112 vel personal; (5) desarrollar expectativas elevadas pero investigación en torno a la aplicación del enfoque de
realistas, de manera que se reconozca el potencial de la resiliencia en el ámbito profesional ya ha aportado
los trabajadores, pero a la vez no se genere frustración evidencias de su relación con otras variables presentes
al establecer tareas imposibles de cumplir; y 6) pro- en el contexto laboral, dando lugar a programas de
mover la participación de los trabajadores en la toma promoción de la resiliencia basados en la formación,
de decisiones, en la generación de nuevas ideas, en la que abarcan la vida laboral, salud y bienestar, y rela-
búsqueda colectiva de soluciones, en el afrontamiento ciones personales (Ollier-Malaterre, 2010) y que pue-
colectivo de las dificultades y en la distribución de las den influir en variables tales como el compromiso,
responsabilidades. satisfacción, rendimiento, control y bienestar de los
Bajo estos rasgos definitorios de las empresas re- profesionales (Hall, 1990).
silientes y dadas las complejas demandas que las cir- Diferentes estudios han mostrado cómo la resi-
cunstancias socio-económicas actuales están creando liencia favorece el rendimiento de los profesionales a
para las organizaciones propias de servicios sociales, el pesar de los sucesos negativos que se producen en su
concepto de resiliencia profesional relacionado con la vida laboral, proponiéndose la gestión de la resiliencia
intervención social adquiere especial importancia. El como estrategia idónea para cumplir con éxito obje-
aumento de las exigencias de adaptación a estas nue- tivos dirigidos al aumento de la competitividad, pro-
vas demandas, está provocando una gran incertidum- ductividad y eficiencia (Bakker, Rodríguez-Muñoz y
bre que exige a los profesionales mayor flexibilidad y Derks, 2012; Castillo y Leal, 2007).
adaptabilidad (García-Izquierdo, Ramos-Villagrasa y Otros autores han investigado la resiliencia en el
García-Izquierdo, 2009). Cada vez más, los profesio- ámbito profesional, no de forma aislada, sino como
nales de la intervención social conviven con dichas parte de una variable conjunta denominada Capital
exigencias de adaptación, no sólo ante las necesidades Psicológico (Sun, Zhao, Yang y Fan, 2012). El capi-
emergentes y urgentes que la realidad social presenta, tal psicológico se relaciona positivamente con el ren-
sino también como consecuencia de los importantes dimiento laboral, ya que los profesionales alcanzan
cambios organizacionales que se están produciendo mejores resultados en sus prácticas en la medida en
en las empresas en las que desarrollan su ejercicio pro- la que son autosuficientes, optimistas, esperanzados y
fesional, cambios alejados de cualquier estrategia que resilientes, existiendo una fuerte asociación entre las
favorezca la resiliencia. intervenciones positivas y la mejora del rendimiento
(Bakker et al, 2012).
Además de esta aproximación a la resiliencia como
RESILIENCIA Y SU RELACIÓN CON VARIABLES capacidad explicativa de otras variables presentes en el
PRESENTES EN EL CONTEXTO LABORAL contexto laboral, la evidencia empírica ya ha aporta-
do hallazgos de cómo en sentido inverso, también es
La investigación sobre colectivos profesionales de posible evaluar la resiliencia como constructo forma-
la intervención social se ha centrado preferentemente do de fortalezas y atributos personales adquiridos des-
en el estudio de variables relacionadas con la insatis- de la experiencia profesional. La capacidad resiliente
facción laboral. De esta forma, existen numerosos tra- de los propios profesionales de la intervención social
bajos que analizan la presencia del estrés, acoso, des- se explica a su vez, como resultado de la experiencia
gaste laboral entre trabajadores sociales, psicólogos, que de manera progresiva va dotando al profesional
educadores, etc. y su relación con otras variables pre- de capacidades que le permiten reducir su vulnera-
sentes en el contexto de sus prácticas laborales (p. e. bilidad frente a las situaciones de riesgo y adversidad
Contreras, 2008; Coyle et al., 2005; Edward, 2005; que encuentran en su práctica laboral (Palma-García
Hombrados-Mendieta y Cosano, 2011; Howard y y Hombrados-Mendieta, 2013).
RESILIENCIA PROFESIONAL: APROXIMACIÓN DESDE LA INTERVENCIÓN SOCIAL / MARÍA DE LAS OLAS PALMA GARCIA

IMPLICACIONES PARA LA INTERVENCIÓN SO- intencionalidad diseñada, en el marco de las profe-


CIAL siones de ayuda para la intervención social, también
se ha constatado que en paralelo a su ejercicio laboral
A lo largo del presente artículo se han señalado y a la formación recibida, los propios profesionales
los principios, elementos característicos y estrategias van adquiriendo mayor capacidad resiliente, como si
que permiten a las organizaciones saber gestionar los su propio rol y contexto de intervención se tratara de
entornos inestables y complejos con los que convi- un programa específico de desarrollo y consolidación
ven y ofrecer respuestas resilientes ante ellos. En los de dicha capacidad. Las estrategias que lo hacen po-
últimos años, éste se ha convertido en un área de in- sible se relacionan con las competencias disciplina- 113
terés creciente en el entorno laboral, que empieza a res y profesionales reconocidas ya desde sus estudios
adquirir entidad teórica y empírica suficiente aunque universitarios, con las metodologías básicas emplea-
necesita de mayor desarrollo y delimitación frente a das, con las características individuales de los actores
otros conceptos relacionados. Para este mayor desa- sociales y con la propia naturaleza del objeto de la
rrollo, es necesario además ampliar el escenario de intervención (Palma-García y Hombrados-Mendieta,
análisis y aplicabilidad del enfoque de la resiliencia 2014).
en el ámbito laboral, más allá del modelo empresarial Con estas evidencias y de acuerdo con Henderson
de carácter productivo, en el que hasta el momento y Milstein (2003), es fundamental en estos momen-
se han centrado la mayoría de investigaciones (p.e. tos analizar y mantener en el ámbito de las organiza-
Coutu, 2002; Lampel, Bhalla y Jha, 2013; Marcos y ciones de servicios sociales el desarrollo de estrategias
Maculay, 2008; Wilson, 2011). Es necesario conocer colectivas que permitan la construcción de la resilien-
y aprender de experiencias organizacionales relacio- cia entre sus profesionales y hacia los sujetos de su
nadas con la intervención social. intervención. Con ello, por un lado, se contribuirá
De forma concreta, las organizaciones de servi- a la necesaria visibilización de las fortalezas y poten-
cios sociales en las que son claves profesionales como cialidades asociadas a las profesiones de ayuda y, por
trabajadores sociales, psicólogos y educadores, funda- otro, se podrán sumar experiencias y evidencias al pa-
mentalmente, han sido siempre, y en estos momen- radigma de la resiliencia desde el contexto profesional
tos de dificultad y restricciones económicas aún más, de la intervención social.
sistemas de gran complejidad e inestabilidad. En este
sentido, el paradigma de la resiliencia aplicado a los
profesionales de la intervención social adquiere es- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
pecial relevancia en tanto que el principal activo de
las organizaciones de servicios sociales es su capital Arranz, P. y Liesa, M. (2005). La resiliencia en el ám-
humano. Por ello, su análisis y aplicación debe con- bito educativo: alumnos en riesgo de exclusión. Za-
siderarse una prioridad, ya que más allá del interés ragoza: Grupo E.D.I. (Educación para la diversi-
que puede presentar para los propios profesionales y dad), Universidad de Zaragoza.
las organizaciones, supone un elemento clave para la Austin, D.M. (2002). Human Services Management.
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El momento actual invita a buscar oportunidades tice. New York, Columbia University Press.
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MARÍA DE LAS OLAS PALMA GARCÍA / RESILIENCIA PROFESIONAL: APROXIMACIÓN DESDE LA INTERVENCIÓN SOCIAL

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Lacan y la política

Francisco Manuel Montalbán Peregrín

Resumen: El presente trabajo intenta ofrecer una Abstract: The present work tries to offer an approxi-
aproximación a la relación de la obra de Jacques La- mation to the expression “lacanian left”. This one has
can y la política, a través de la fórmula“izquierda la- turned into a common place for the revitalización of
caniana”. Dicha propuesta se ha convertido en punto the left political thought in the beginning of the 21st
de encuentro relevante en la revitalización del pensa- century. This name tries to reflect also the inspiration
miento político de izquierdas al comienzo del siglo lacaniana from authors like Laclau, Mouffe, Žižek
XXI, en torno a la inspiración lacaniana de autores or Badiou. Concretely we try together the presence
como Laclau, Mouffe, Žižek o Badiou. Concretamen- of two ways forgoing to the matter, geopolitic and
te pretendemos recoger la presencia de dos maneras de idiomatically distanced. It will allow usto distinguish
ir al asunto, distanciadas geopolítica e idiomáticamen- between anofferarisen in Universities of UnitedKing-
te, que nos permitirá distinguir entre una propuesta dom (context of Essex’s School), and otherone more
surgida en universidades de Reino Unido (contexto de connected to authors in Latin-America and Spain.
la Escuela de Essex), y otra más conectada a autores The different implications will be valued to think the
en Latinoamérica y España. Se valorarán las distintas social transformation and the renovation of the poli-
implicaciones para pensar la transformación social y la tical subjec ttheory.
renovación de la teoría del sujeto político.
Key words: lacanian left, Freud, Lacan, posmarxism,
Palabras clave: izquierda lacaniana, Freud, Lacan, political subject.
posmarxismo, sujeto político.
FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN / LACAN Y LA POLÍTICA

INTRODUCCIÓN na”, que desde hace unos años se ha convertido en


punto de encuentro relevante e innovador de distin-
El contacto entre el psicoanálisis y el pensamiento tas aproximaciones que pretenden dar una vuelta de
político ha sido reiterado desde momentos tempra- tuerca más a la compleja relación entre el pensamien-
nos con resultados agridulces. El propio Freud des- to político y el psicoanálisis. Podemos vislumbrar la
pués de la Primera Guerra Mundial dedica una parte diversidad de propuestas y puntos de partida, pero
significativa de su producción a los llamados textos igualmente la reunión, aún con lecturas variadas, en
culturales, con evidentes implicaciones para el debate torno a conceptos e implicaciones de la orientación
118 socio-político (Rizo, 2006). No obstante, es necesario lacaniana. Pretendemos reflejar también la presencia
reconocer que ha sido mayoritaria la aproximación de dos maneras de ir al asunto, distanciadas geopolí-
al concepto de inconsciente desde una óptica indivi- tica e idiomáticamente, que nos permitirá distinguir
dualista. De hecho, la mayoría de las críticas vertidas entre una propuesta surgida en universidades de Rei-
sobre la influencia del psicoanálisis en la teoría políti- no Unido (contexto de la Escuela de Essex), y otra
ca se han basado en el recurso privilegiado a factores más conectada a autores en Latinoamérica y España,
psicológicos individuales(Borch-Jacobsen, 1991). En entre las que sólo se están produciendo contactos re-
1993, el profesor Jiménez-Burillo publica su trabajo cientes con la figura de Ernesto Laclau como protago-
“Freud y la Política” donde analiza la influencia del nista (Biglieri y Perelló, 2012)1.
legado freudiano en tres áreas de investigación de la
ciencia política: factores irracionales en la conducta
política, socialización política y psicohistoria. Con- EL PSICOANÁLISIS Y LA IZQUIERDA
cluye señalando las dificultades para asumir la con-
tribución fundamental de este legado, el conflicto Ya en su propia formulación la expresión “izquier-
primordial entre biología y lenguaje. Y es que tanto da lacaniana”, como antes había ocurrido con la “iz-
la teoría cultural como la concepción pulsional, en quierda freudiana” (Robinson, 1969), reúne términos
sus últimas elaboraciones, representan el equipaje que no han surgido en principio para estar juntos, lo
más comprometedor de la herencia freudiana que, cual abre toda una serie de preguntas sobre la legiti-
en su emigración hacia Gran Bretaña y Norteaméri- midad de la relación propuesta, y las posibilidades y
ca, las primeras generaciones de psicoanalistas suelen consecuencias de su acogida e interpretación.
dejar en tierra. En las últimas décadas, sin embargo, Ciertamente los intentos conciliadores entre mar-
se realizan acercamientos al psicoanálisis desde las xismo y psicoanálisis se han sucedido a lo largo del
ciencias humanas, centrados en la cuestión social y siglo XX con resultados contradictorios y dispares, y
sus múltiples derivaciones, que en muchas ocasiones bajo el predominio, en muchos casos, de lecturas sim-
sorprenden incluso al propio corpus oficialista del plistas e ideas prejuiciosas. Pero la inexistencia de una
psicoanálisis. Estos intentos osmóticos están permi- síntesis satisfactoria propicia recurrentemente nuevos
tiendo la aproximación a esferas de debate donde el intentos de aproximación (Acanda, 1998).El encuen-
psicoanálisis, sobre todo en la orientación lacaniana, tro inicial entre psicoanálisis y marxismo se va pro-
se convierte en herramienta para la reflexión política, duciendo gradualmente en las dos primeras décadas
preferentemente respecto al presente y el futuro de la del siglo XX en Europa, y también en Rusia-URSS.
izquierda (Stavrakakis, 1999).No es una coincidencia Después de la revolución rusa, entre los exiliados que
azarosa. Pulsión de muerte y vinculo social establecen regresan hay analizantes de Freud y sus discípulos,
en la obra de Freud una relación ciertamente parado- que van conformando sociedades e instituciones psi-
jal, en muchas ocasiones ingenuamente simplificada. coanalíticas en varios puntos de la extensa geografía
En su movimiento de “retorno a Freud”, Jacques La- soviética (Pollock, 1982;Angelini, 2008). La teoría
can se hará cargo, entre otras cuestiones, de estas va- psicoanalítica de Freud es recibida con gran interés,
lijas olvidadas por la tradición postfreudiana (Lacan, al tiempo que genera también una importante con-
1994).Sin lugar a dudas, la presencia y enseñanza de
Jacques Lacan en el panorama cultural francés de la
segunda mitad del pasado siglo ha actuado como ca- 1. El objetivo de este texto no es introducir ni desarrollar
directamente las influencias e implicaciones de la relación Lacan-
talizador de muchos de estos encuentros.
Laclau. Tomaremos algunos ejes de este encuentro pero integra-
Con este trabajo se trata de ofrecer una aproxima- dos en el corpus de las dos aproximaciones a la izquierda lacania-
ción a la expresión contradictoria “izquierda lacania- na que se presentan.
LACAN Y LA POLÍTICA / FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN

troversia sobre su estatuto científico y la posibilidad presenta una vía privilegiada para la comprensión de
de integración de los mecanismos inconscientes desde la conciencia, se trata de un inconsciente lingüístico
una perspectiva materialista. El debate sobre la uti- y dialógico, con un claro origen social, que muestra
lidad que el psicoanálisis ofrecía a los esfuerzos de claramente, como también se esforzó en demostrar
constitución de una psicología propiamente marxista el propio Gramsci (1981), el carácter contradictorio
se prolongó entre la crítica, a veces virulenta, y los de la conciencia. Esta idea de una ideología dinámi-
intentos de asimilación,hasta 1926, fecha en la que ca, no determinada de antemano para reproducir
el régimen estalinista comienza a perseguir la practica los esquemas de poder, no portadora a priori de un
psicoanalítica, finalmente prohibida completamente signo negativo o positivo, será asimismo uno de los 119
en 1936. rasgos centrales de la “hegemonía” como concepto
Hay muchos trayectos posibles para cubrir el terri- central en Gramsci, retomado por Laclau y Mouffe
torio amplio y complejo del diálogo entre psicoanálisis (1987), que no remite unilateralmente al dominio de
y marxismo en el período de entreguerras. En estos la clase privilegiada, sino al espacio de las relaciones
años se suceden las apologías marxistas del freudismo, de dominación y subordinación (Abeledo, 2012). A
que pretenden despojar a la doctrina del psicoanálisis diferencia también de la aproximación mayoritaria,
de la gruesa capa de subjetivismo y psicología burgue- Gramsci (2006), a pesar incluso de su recepción in-
sa para recuperar su “núcleo sano”,en un intento de directa y parcial del legado freudiano, dedicará parte
sentar las bases de una teoría de la mente, solamente de su interés a los aspectos más comprometedores de
esbozada de manera explícita en los escritos de Marx, la operación de exportación del psicoanálisis a la cul-
Engels y Lenin (Trotsky, 1964). Pero encontramos tura americana fordista, como son la relación entre la
también algunas reflexiones, a veces difusas y que moral sexual y el malestar en la cultura, y sus impli-
solo recientemente se vienen recuperando, de autores caciones en la formación de una nueva personalidad
como Voloshinov o Gramsci, marcadas por la origi- femenina. Como enfatiza Boni (2007) tanto en los
nalidad respecto al pensamiento marxista de la época, Cuadernos de la Cárcel como, de una manera más ín-
que dejan entrever, desde una necesaria perspectiva tima, en las Cartas desde la Cárcel, Gramsci se interesa
histórica, argumentos para un análisis más profundo por el psicoanálisis como factor de desestabilización
de las imposibilidades de conjugar ambos proyectos con respecto a toda una serie de equilibrios ideológi-
pero también de sus posibles implicaciones recíprocas. cos de la cultura occidental contemporánea, sustra-
Así V.N. Voloshinov, referente del fructífero yéndose a la mera crítica biologizante del oficialismo
círculo de M. Bajtin,aporta nuevas formas de pen- soviético estalinista, o al injerto materialista del psi-
sar no solo la relación entre marxismo y psicoanálisis, coanálisis, propio de la cosmovisión freudomarxista.
sino también la dialéctica entre lo personal y lo so- Sin embargo, serán fundamentalmente W. Reich
cial, a pesar de que paradójicamente se trate de un y la Escuela de Francfort los referentes que la historia
enfoque bastante crítico con el freudismo en ciernes de la psicología recoja en los apartados dedicados a
(Voloshinov, 1999; Montalbán, 2011). La recien- la relación entre psicoanálisis y política. Sin desme-
te recuperación del legado de Voloshinov puede ser recer las aportaciones históricas del freudomarxismo
ilustrativa de la necesidad y posibilidad apuntada por y su influencia sobre distintos movimientos sociales,
Rossi-Landi (1978) de una novedosa y anticipatoria culturales y políticos, en la década de 1930 y tras la
aproximación a las relaciones entre el marxismo y Segunda Guerra Mundial, hemos de reconocer que
otras disciplinas, tanto desde la perspectiva del len- no toman en cuenta los desarrollos ulteriores de la
guaje como de la ideología. Los puntos de partida de teoría pulsional freudiana. Para Reich y Marcuse lo
Voloshinov (1999) en esta tarea se basan en dos pre- más relevante es establecer la relación directa de la
ceptos metodológicos básicos: una psicología marxis- represión sexual con la coacción social y política, rei-
ta debe abordar la especificidad cultural e histórica de vindicando una interpretación hedonista del psicoa-
la conciencia humana y, a un tiempo, basarse en mé- nálisis (Rodríguez-Kauth y Falcón, 1998). Se pierde
todos objetivos. Con estos presupuestos de partida, la así una sutileza fundamental de la reflexión freudiana
noción de inconsciente que pretende desarrollar Vo- sobre el malestar en la cultura que tendrá, sin embar-
loshinov no se fundamentará en contenidos preten- go, importantes implicaciones en el desarrollo de una
didamente instintuales. En una lectura novedosa del teoría política de cuño lacaniano: no hay tanta opo-
descubrimiento freudiano, y en línea con la tesis de sición entre cultura y pulsión. La pulsión alimenta la
Engels de que la conexión entre lenguaje y trabajo re- cultura y sus exigencias de renuncia encontrando así
FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN / LACAN Y LA POLÍTICA

una satisfacción más secreta. El malestar en la cultura y psicologización,podríamos incluir, no sin reservas,
no procede tanto de las exigencias de renuncia civili- al propio Ian Parker. Desde variadas coordenadas, se
zadora cuanto de la evidencia de que en tales exigen- recurre explícita o implícitamente a la obra de Jacques
cias está implicada la propia satisfacción pulsional, Lacan para formular una aproximación alternativa al
forzada como alternativa al haber sido introyectada. estado y al futuro de la izquierda política. Se trata
Esto nos lleva a pensar en una verdadera erotización de una apuesta caracterizada por el mantenimiento
de la conciencia moral. Al volver la pulsión sobre el de una posición epistemológica y ontológica no-esen-
yo logra satisfacerse alternativamente en este circuito cialista, la deconstrucción del sujeto emancipatorio y
120 de renuncia y culpabilidad: “se goza de la renuncia”. la crítica de la unicidad homogeneizante del discurso
Para Freud, la moral está, por tanto, contaminada de capitalista y de las formas de sujeción y subjetivación
la propia pulsión (Montalbán, 2009). que lo acompañan (Montalbán, 2011).
En el prefacio al Anti-Edipo de Deleuze y Guattari, Pero la presencia de referencias inspiradoras laca-
Foucault (2004)apunta a nuevas zonas ganadas para nianas no asegura siempre un corpus estable de posi-
el pensamiento crítico más allá de una interpretación cionamiento más allá de la utilización de conceptos
familiar y dualista de los acontecimientos de la se- con cierto carácter aplicable al análisis político con-
gunda mitad de 1960 sobre la base de la explotación temporáneo: falta, real, jouissance(goce), etc.
social y la represión psíquica. La asignatura pendiente Frente a la mera apropiación-aplicación de la teoría
en la confluencia de Marx con Freud se asume tam- lacaniana al análisis político, la aportación de nuevos
bién desde la orientación lacaniana, provista de una autores, esta vez en castellano(Alemán, 2003; 2007;
sobriedad y anti-utopismo que se aleja de la tradición 2010; 2012), se hace inexcusable para trazar vías en
clásica freudomarxista y retoma, a su cargo, el pesi- las que el pensamiento de Jacques Lacan puede contri-
mismo y escepticismo freudianos, que el “vitalismo” buir activamente a concluir el debate sobre el final y el
de Deleuze considerara obstáculos para la potencia futuro de la tradición marxista. Nos proponemos desa-
del devenir (Montalbán, 2012). A pesar de la reco- rrollar y analizar críticamente algunas de las principales
mendación de Badiou (2000) de mantener separados marcas lacanianas en esta elaboración.
psicoanálisis y política, sobre todo desde una perspec-
tiva silvestre, es innegable que frente a la emergencia
del discurso ultracapitalista el psicoanálisis actualiza THE LACANIAN LEFT
su condición de factor de la política. El psicoanáli-
sis no puede retroceder ante la exigencia de una res- En 2007 aparece el texto de Stavrakakis The La-
puesta particular y propia frente al surgimiento de los canian Left: Psychoanalysis, Theory, and Politics, que
nuevos malestares en la cultura. Más aún, podríamos reconoce el interés inicial de la ciencia política por el
hablar incluso, en el sentido en el que Alemán (2004) psicoanálisis en el hecho de que las referencias que se
se refiere a los nuevos territorios filosóficos, de una hacían del sujeto en el pensamiento político tradicio-
politología poslacaniana. De hecho el psicoanálisis nal, sobre todo en el pensamiento de izquierdas, eran
de inspiración lacaniana representa uno de los ejes bastante elementales e ingenuas. Este texto retoma al-
centrales de un texto influyente como Contingencia, gunas ideas ya presentadas en su obra anterior publica-
hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en da en 1999, Lacan and the Political, donde se recurre
la izquierda, que firman conjuntamente Butler, La- a la enseñanza de Lacan como un importante baga-
clau y Žižek (2000), y con el que se intenta establecer je en la reorientación de la teoría política y el análisis
una trayectoria común de pensamiento y presentar, al crítico. A pesar de que las relaciones de Lacan, como
mismo tiempo, de manera productiva los diferentes antes las del padre del psicoanálisis, con la izquierda no
compromisos intelectuales de sus autores. fueron sencillas, se valora especialmente el “radicalismo
Así a comienzos del siglo XXI se reactiva el interés antiutopista” (Stavrakakis, 2007) en su pensamiento,
por valorar las influencias de la enseñanza lacaniana categoría que ya había sido aplicada a Freud por Ro-
en el pensamiento político de izquierdas, de manera binson (1969). Stavrakakis identifica así algunas ideas
inédita y original. Hablar de izquierda de orientación básicas compartidas por la amalgamada compañía de
lacaniana es referirse, en principio, al trabajo de un izquierdistas lacanianos. Algunas de éstas tendrán un
amplio abanico de autores como Althusser, Jameson, interés especial para pensar la posdemocracia en occi-
Castoriadis, Laclau, Mouffe,Žižek, Badiou, y, en el dente, caracterizada por las restricciones que imponen
ámbito de la crítica de todas las formas de psicología la seguridad y la crisis económica, así como por la dis-
LACAN Y LA POLÍTICA / FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN

tancia cada vez mayor entre los espacios de participa- factor de la política. Incluye este elemento, junto a la
ción popular y el juego político, y permitirá valorar la dimensión simbólica, en los procesos de identidad,
posibilidad de avance de la democracia radical y plural distinguiendo tres tipos de goce: el goce de la fantasía
(Biglieri y Perelló, 2012). de completud de la idea de nación glorificada, el goce
En primer lugar, retoma la concepción lacaniana parcial de la celebración de las hazañas y el enalteci-
de la subjetividad, destacando el hecho de que el suje- miento identatario, y el goce robado por otros ajenos,
to lacaniano está esencialmente dividido. El concepto el inmigrante, el enemigo del país, etc. (Žižek, 1999).
de “falta constitutiva”, derivada de la propia consti- Así Stavrakakis (2007: 212) afirma que“la dialéctica
tución dividida del sujeto, en el caso de la Escuela lacaniana del goce es capaz de mejorar notablemente 121
de Essex, se extiende también a toda la esfera social. nuestra comprensión de los procesos de apego o adhe-
La idea es, entonces, que los seres humanos devienen sión que reproducen las relaciones de subordinación
sujetos al ingresar en el orden simbólico, asumiendo y obediencia, estimulan la identificación ideológica y
una falta estructural derivada del propio acceso al len- sostienen la organización social”.
guaje. Esta falta hace imposible cualquier identidad A partir de este elemento se pretende explicar por
en sentido fuerte, sustantivo y estable. La identidad qué persisten algunas formaciones políticas teórica-
solamente sería posible como una identidad fracasa- mente insoportables para la ciudadanía, y cómo, en
da. Lo que genera esto para el sujeto es una serie de muchos casos, el compromiso con el cambio político
identificaciones fallidas, un juego entre la identifica- progresista es difícil de contagiar entre la población.
ción y su fracaso; un juego, en definitiva, profunda- Para Stavrakakis (2007), el desarrollo de una demo-
mente político. cracia radical, que no olvide la presencia del antago-
Esta falta constitutiva está directamente relaciona- nismo como condición inherente y promueva la ac-
da con la imposibilidad de acceso a lo Real. Lo que ción política libre y concertada, rechazando a su vez
sacrificarían, entonces, los seres humanos en el proce- todo tipo de ordenamiento policial, requerirá de un
so de subjetivación es el acceso inmediato a cualquier pasaje desde el goce fálico, relativo a la cuestión del
tipo de naturalización o animalidad. Las necesidades tener y tan determinante en la actual hegemonía de
se transforman en demandas mediadas por el lengua- la cultura consumista, al goce “no-todo” lacaniano,
je, los instintos devienen pulsiones y deseos. Lo que propio de la posición femenina. Para Lacan el no-
se pierde es el acceso inmediato a ese Real sin ley sim- todo no remite a una parcialidad, ni a un resto o una
bólica (Stavrakakis, 2007). excepción, sino que representa más bien el desafío de
A partir de esta operación cualquier relación a lo concebir un universo sin límite ni punto de clausura,
Real será a través de la simbolización. Ganamos acce- sin relación directa con las categorías habituales del
so a la realidad, como constructo simbólico, pero lo pensamiento de los seres hablantes. Se puede ubicar
Real, en sí mismo, es sacrificado para siempre. Nin- más allá del plano de las identificaciones y en oposi-
guna identificación nos posibilita restaurarlo o recap- ción al discurso del Amo (Alemán, 2009).
turarlo. Pero es justamente esta imposibilidad la que En general, esta nueva influencia lacaniana en el
nos fuerza a identificarnos una y otra vez. Los sujetos pensamiento político está siendo acogida con interés
no pueden con el lenguaje alcanzar una plenitud o aunque debemos distinguir, con Robinson (2004), la
una identidad estable que dé cuenta de ellos en su existencia de una corriente más nihilista o rupturista,
singularidad. Así la identificación simbólica (y social) representada fundamentalmente por Žižek y Badiou,
siempre compartirá frontera con la alienación, siem- y otra más cercana a la democracia radical, con Laclau
pre tendrá algo de impropia. a la cabeza, y Stavrakakis como cronista. Las críticas
De esta manera, Stavrakakis retoma el problema a las contribuciones de éste último se han centrado
de la negatividad en la retórica de la izquierda, y cómo en un excesivo interés por la aplicabilidad de la teoría
subvertirla en positividad transformadora. Aquí recu- lacaniana a la actualidad política y a operaciones de-
rre al concepto lacaniano de goce,que ya Žižek(1992) constructivas de la democracia liberal, en detrimento
había tratado para mostrar cómo la ideología opera del establecimiento de una agenda política original y
no solo en el nivel del significado. El goce designa distintiva. Creemos que, aunque sea de manera indi-
un tipo de satisfacción entrópica, paradójica, que recta, a estas críticas responde un desarrollo paralelo
apunta a lo Real y está ligada a la repetición sinto- en Latinoamérica y España que, aun denominándose
mática, no significable, y que Stavrakakis convierte de manera idéntica, tiene en principio escasa relación
en un poderoso agente de vinculación afectiva como con la anterior propuesta.
FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN / LACAN Y LA POLÍTICA

LA IZQUIERDA LACANIANA y desde Barcelona, de Oscar Masotta), lo que facilita


que en este último idioma su obra sea introducida
También en 2007 y, como decimos, sin una cone- mediante la lectura particular de otros autores, para el
xión directa con la producción de Stavrakakis, Jorge tema que nos ocupa esencialmente a partir del trabajo
Alemán comienza una operación intelectual sobre la de Laclau, Žižek y Stavrakakis. También en castellano
izquierda lacaniana que va a implicar a un grupo de se están publicando los Seminarios anuales de Orien-
pensadores posmarxistas y psicoanalistas lacanianos a tación Lacaniana de Jacques Alain Miller que, tras la
ambos lados del Atlántico (Alemán, 2007; 2009;Bo- muerte de Lacan en 1981, se ha dedicado principal-
122 nazzi, 2012; Montalbán, 2011). El propio Alemán mente al estudio y la difusión de su pensamiento.
(2009) señala que la intención de su propuesta es En este contexto resulta entonces de interés dete-
abordar toda una serie de temáticas compartidas sin nernos en la singularidad de la nueva propuesta para
buscar una aplicabilidad instantánea en la referencia una izquierda lacaniana. Hay distintos elementos a
a Lacan que obligue a incluir sus contribuciones en la tener en cuenta pero podemos centrarnos en la impli-
modalidad propia del discurso filosófico. Esto preten- cación de una teoría lacaniana del sujeto y la posibili-
de generar también un debate de mayor alcance en la dad de una lógica colectiva emancipatoria. Es notoria
relación entre la política y el sujeto. la secuencia de pensadores, que aún a pesar de sus
El desarrollo de la enseñanza lacaniana ha tenido diferencias, intentan “acomodar” la emancipación
avances diferentes en el ámbito anglosajón y en el de al sujeto que la soporta, con el propósito de que el
las lenguas romances. En el primero ha estado más equipaje incómodo que Freud genera y Lacan retoma
ligado al mundo universitario, aprovechando de La- hasta sus últimas consecuencias para el psicoanálisis,
can distintos conceptos y elaboraciones que preten- a saber, el “real sin ley” y la división irreductible del
den aplicarse al análisis social, político, cultural, etc., sujeto, pueda ser reabsorbido en el horizonte del pro-
en esta era posglobalizada. Por ejemplo, en muchas ceso de transformación. Así podríamos enumerar el
universidades norteamericanas, Lacan es conocido “compromiso sartreano”, “el proceso sin sujeto” de
fundamentalmente a través de los estudios de French Althusser, el “esquizo revolucionario” de Deleuze, la
Theory, de QueerTheory, y de Cultural Studies, o in- “hermenéutica del sujeto” en el último Foucault, la
cluso en los departamentos de cine, donde se utili- “fidelidad” en Badiou, o la “subjetivación política”
zan sus aportaciones a una teoría de la mirada. En de Negri. Estos ejemplos constituyen distintas estra-
Francia, Latinoamérica, Italia y España, se trata de un tegias teóricas, que más allá de las claras diferencias
interés más clínico, articulado a estructuras institu- que mantienen entre sí, intentan mitigar los efectos
cionales como la Asociación Mundial de Psicoanálisis que estas “las malas noticias” freudo-lacanianas depa-
y el llamado Campo Freudiano, conectado estrecha- ran para cualquier lógica colectiva-emancipatoria que
mente a la propia práctica psicoanalítica y, a partir pretenda prescribir y proclamar su universalidad. En
de ahí, a su conexión ética, epistémica y política. Se palabras de Alemán su nueva apuesta apunta a hacer-
valora su operación de “retorno a Freud”, retorno a se “cargo de las malas noticias del discurso analítico
las fuentes, como medida de deconstrucción y avance y volverlas una herramienta para repensar la política
del psicoanálisis tras la deriva que representa la tra- en su dimensión transformadora” (Alemán y Rosa-
dición postfreudiana, sobre todo en su versión de la rio, 2012), abandonando cierta obsesión porque las
“egopsychology”, que prefirió privilegiar la segunda piezas encajen rápidamente y soportando todas las
tópica frente a la primera o la tercera, reconfigurando tensiones propias de una encrucijada teórica nueva.
los conceptos freudianos en torno de la idea de adap- La operación se origina provisionalmente para sus
tación, haciendo del yo una función psicológica de iniciadores como una antifilosofía del sujeto político.
acomodo a la realidad. Mayoritariamente la retórica que ha sustentado
La propia recepción de lavasta producción de Jac- el hecho emancipatorio se sostiene en la idea de que
ques Lacan también es cuantitativa y cualitativamen- el sujeto logrará liberarse de las coerciones exteriores
te diferente en inglés que en francés o castellano. Hay que limitan su acceso al goce. Desde esta perspectiva
disponibles muchas más traducciones directas de su de izquierda lacaniana se opta por definir nuevas he-
obra al castellano que al inglés (sobre todo por la rá- rramientas para pensar la emancipación, sin referen-
pida y fructífera extensión del psicoanálisis lacaniano cia a sujetos históricos teleológicamente constituidos,
en Argentina y su traspaso desde mediados de la dé- ni a contradicciones dialécticas; sin recurrir a solucio-
cada de 1970 a España a través de la labor, entre otros nes utópicas o a los lugares comunes de la narrativa
LACAN Y LA POLÍTICA / FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN

revolucionaria que culmina en el advenimiento del insalvable impide la conquista de una identidad plena
“hombre nuevo”, de la sociedad plena, sustentada en y clausurada. Pero desde esta vertiente de la izquierda
un simbólico inmunizado frente a las fracturas y dis- lacaniana, las dificultades identitarias del sujeto his-
locaciones propias de lo Real. No queda lejos de este tórico se consideran más que un déficit, una posibili-
punto de partida la distinción de Lacan, en el Semi- dad de transformación, aunque sea poco previsible su
nario XX,Aún, impartido en el curso 1972-73,entre resultado final. La lectura que Lacan hace de ciertos
revolución y subversión. Lacan, con el estilo irónico y aspectos del marxismo desestabiliza la suposición de
epigramático que lo caracteriza, asimila la revolución la supuesta propiedad ontológica del proletariado, es
a un movimiento circular, giratorio, que siempre está decir, que haya alguna clase que pueda constituirse en 123
destinado a evocar el retorno: da igual quién ocupe el para sí, predestinada de antemano para desconectar el
centro de rotación, la concepción del mundo segui- circuito cerrado del capitalismo, que posea una iden-
rá siendo esférica. La subversión, afirma, “no está en tidad esencial a priori que no exija una elaboración,
haber cambiado el punto de rotación de lo que gira una construcción que hay que producir contingente-
sino en haber sustituido un gira por un cae” (Lacan, mente para poder interpretar la estructura en la que
1981:56). ¿Con qué herramientas podemos contar está involucrada. Alemán (2010) considera así que
entonces? Entre otras, siguiendo a Alemán (2009), la una transformación parcial, aunque no sea corte o
izquierda lacaniana se basará en: ruptura definitiva desde la perspectiva de la totalidad,
No dar por eterno o terminal (en el sentido del fin es a veces la desviación oportuna que nos devuelve
de la historia) el principio de dominación capitalista. al camino de la construcción política. Aquí es don-
Insistir en el carácter contingente de la realidad his- de aparecen como inspiradoras algunas de las ideas
tórica del capitalismo. Confrontarse con la tendencia de Laclau cuando revaloriza la parcialidad, no como
historicista que tiende a transformar un aconteci- mero gradualismo, aproximación sucesiva, de menos
miento, por el solo hecho de haber sido posible, en a más, hacia la totalidad, sino en cuanto evidencia
necesario. del carácter inaccesible de lo Real, tal y como hemos
Reformular el concepto de “anticapitalismo” por recogido que lo define Jacques Lacan.
fuera de lo utópico, y del mero progresismo, teniendo Algunos desarrollos recientes permiten concre-
presente que la salida histórica del sistema capitalista tar aún más las implicaciones de estos presupuestos
es hoy por hoy irrepresentable. En este sentido, La- para la acción social transformadora. Se parte de la
can presenta el capitalismo, no solo como régimen hipótesis de que el posmarxismo recurre a Lacan para
económico y político, sino como discurso que con- pensar la emancipación sin ataduras metafísicas pero
fiere a la realidad una conexión de lugares capturados sin renunciar tampoco a definir una ontología radi-
en un movimiento circular que no ofrece un punto cal de la política que implique revelar la estructura
concreto desde donde se pueda realizar una operación y la constitución del sujeto que la sustenta y es res-
de corte. Hoy en día, la presencia onmipotente de ponsable de la misma. Remitirse a Lacan posibilita la
la técnica (en el sentido heideggeriano), la estructura inclusión en un debate innovador sobre una política
mediática y los movimientos del capital han logrado emancipatoria en las cuestiones relativas al sujeto y
establecer un sistema en donde las opciones políticas la singularidad. Para ello Alemán (2012) recurre a
no presentan un antagonismo, se construyen siempre una operación de conjunción-disyunción a través de
desde un consenso, se trata de ver quién es el que lo la fórmula “Soledad: Común”. La soledad del sujeto
hace mejor, quién administra mejor. La actual crisis remite en la producción lacaniana a su surgimiento
europea ilustra este extremo: la dimensión política como vacío sin sustancia y sin la posibilidad de repre-
está cautivada por la faceta gerencial y administrativa. sentación por parte de los significantes instituyentes
No aparece por ningún lado la invención ni la po- en una totalidad. Se trata, por tanto, de una soledad
sibilidad de construir un relato emancipatorio, pues radical pues ninguna intersubjetividad puede susti-
incluso desde la propia izquierda se suponía que esta tuir de manera definitiva ese lugar vacío, resultado de
necesidad estaba superada. la desustancialización del sujeto, cuyo agente princi-
En línea con esto, se propone pensar también to- pal es el lenguaje. No obstante, este sujeto barrado es
dos los obstáculos que hay del lado del sujeto para convocado repetidamente a imaginar su completud a
asumir un proceso de cambio (Alemán, 2010). El través de aquellos significantes que lo representan y
mero hecho de considerar al colectivo social y, al pro- lo refieren a determinados ideales, así como mediante
pio sujeto, como constituidos a partir de una fractura distintas estrategias fantasmáticas que incluyen al ob-
FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN / LACAN Y LA POLÍTICA

jeto en sus diferentes modalidades como medida vela- la teoría lacaniana que intenta anudar en una di-
dora del vacío estructural. También la consideración rección posdemocrática: el aspecto simbólico de las
del impacto del lenguaje (como aquello que siempre identificaciones, y el papel del goce para abordar la
nos antecede) remite al Otro, al orden simbólico co- dimensión afectiva, y comprender las condiciones
rrespondiente a la estructura lingüística, como prece- de una identidad duradera. Así la nueva orientación
dente lógico de la constitución subjetiva. Así “el suje- transformadora, cuando los pilares de la democracia
to nace sincrónicamente en el lugar del Otro, tachado ultraliberal se tambalean, pasaría por posibilitar una
por el Otro. Sus historias, sus legados, sus herencias, relación nueva, subjetiva y colectiva, al goce. Es aquí
124 sus destinos anatómicos, quedarán siempre modula- donde Stavrakakis recurre al concepto lacaniano de
dos por el juego combinatorio del significante. Inclu- goce no-todo, como alternativa al goce fálico (en el
so sus elecciones más íntimas y cruciales” (Alemán, orden del tener), tan presente en la hegemonía del
2012: 13-14). A lo largo de la enseñanza de Lacan, el consumismo. Algunas de las críticas recibidas tras
concepto de Otro fue dando paso a distintas elabo- la publicación del texto de 2007 se refieren preci-
raciones desde la estructura inicial del lenguaje hasta samente a este punto (Noys, 2009). Žižek (2008)
la invención del neologismo “La lengua”, como “apa- considera que la teoría lacaniana del goce ayuda a
rato” donde se amalgaman significantes y pulsiones, Stavrakakis a equilibrar de manera simplista la dia-
condición ontológica estructural de lo común a todo léctica entre negatividad y positividad de lo Real en
ser hablante, que co-pertenece asimismo a la soledad la teoría de Laclau, reduciendo la contribución del
subjetiva. Soledad y común, agujereados ambos por psicoanalista francés a un papel secundario en la
el vacío de la brecha ontológica que Lacan nombrará reactualización del marco teórico de la democracia
como “ex-sistencia”.Frente a ello, la alianza de capital radical.
y técnica, según Alemán, ha logrado constituir una En este sentido, la aproximación de Alemán pare-
estructura de emplazamiento sustentada en dispositi- ce estar mejor advertida cuando afirma que empezó “a
vos de control que toman la forma de protocolos de percibir que había un gran problema, en la relación La-
evaluación, objetivación, planificación, producción can-Laclau. Un problema extraordinario, pues hay un
biopolítica (de los sujetos), etc., cuyo resultado es aire de familia en un conjunto vasto de términos, pero
la infantilización generalizada. Se trata de una cier- a la vez hay que ser muy minucioso y estar muy aten-
ta forma de habitar el mundo donde nadie está atra- to para poder, verdaderamente, situar diferencias que
vesado por una idea pues los sujetos están reducidos son muy determinantes en el modo de concebir la cosa
exclusivamente a opiniones y cuerpos, sin opciones que queremos pensar” (Alemán y Laclau, 2011: 368).
a producir una experiencia de desciframiento de la Así se concreta la diferencia, y también una paradójica
verdad singular. vecindad, entre Lacan y Laclau en la pregunta sobre
La pregunta que nos asalta en este punto es si en cómo es posible la transformación social si no se rea-
este escenario hay lugar para un relato emancipatorio. liza dialécticamente, sin confiar en que se posibilitaría
El proyecto de hacia una izquierda lacaniana no se a partir del movimiento de sus propias contradiccio-
conforma con corroborar el agotamiento del sujeto nes, por mera concurrencia de la acción política. Esto
histórico y de la creencia de que el propio movimien- representa una invitación a pensar la emancipación
to intrínseco del capitalismo propiciará su atravesa- por fuera de las retóricas tradicionales, lo que remite
miento. Así Alemán (2010) plantea la redefinición de también a un replanteamiento de la teoría del sujeto
la experiencia política, lo que exige la implicación de político. Recientemente, Alemán (2013) remarca el ca-
la dimensión subjetiva a fin de establecer una nueva rácter “constructivo” del neoliberalismo centrado en la
lógica de la relación política-sujeto. producción de un nuevo tipo de subjetividad respecto
al concepto heideggeriano de la estructura de emplaza-
miento del ser propuesta por la técnica. Se trata del su-
CONCLUSIÓN jeto emprendedor, homogenizado con un empresario
de sí mismo, que vive permanentemente en relación
Las dos aportaciones comentadas comparten el con el exceso, la presión, el rendimiento, el goce de
interés por la influencia diversa de la enseñanza la- la rentabilidad y la competencia. La cuestión aquí es
caniana en la revitalización del pensamiento político si la racionalidad contemporánea del capitalismo pue-
de izquierdas al comienzo del siglo XXI. Stavrakakis de producir enteramente a este sujeto, si este sujeto es
(2007) hace suyos dos elementos fundamentales de simplemente una producción histórica a partir de los
LACAN Y LA POLÍTICA / FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN

dispositivos de poder y saber, o si por el contrario en la Boni. L. (2007)Gramsci et la psychanalyse(I). Sur les
propia constitución estructural del sujeto hay elemen- traces d’uneréceptionfragmentairedans les Cahiers
tos que ningún orden socio-político-histórico, por no- de prison. Cliniquesméditerranéennes, 75, 247-
vedoso que sea en el empleo de dispositivos de control 258.
sobre los cuerpos y las subjetividades, puede integrar Borch-Jacobsen, M. (1991) The Freudiansubject,
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126
Sobre la participación ciudadana y su relación con
otros factores

Pilar Moreno-Jiménez

¿QUÉ SIGNIFICA “PARTICIPAR” EN LA SOCIEDAD? en el ámbito español han estudiado la participación


social en el contexto de la integración social, entendi-
Participación social, movimientos sociales, ma- da esta última como implicación en la sociedad. Ob-
nifestaciones, huelgas… son conceptos actuales re- servando los mecanismos de participación que se dan
ferenciados en los medios de comunicación y redes en la sociedad, notamos que hay diferentes formas
sociales, especialmente en estos últimos años de crisis de participar, a veces incluso enfrentadas. Sánchez
donde parece que muchos ciudadanos se manifiestan (1991) especifica que una participación “desde arri-
contra algunas políticas gubernamentales impuestas ba” posee una estructura más organizada y busca un
en nuestro país. cambio social, de modo que cualquier sociedad pro-
¿De qué hablamos cuando nos referimos a la par- duce formas de institucionalizar la participación a ni-
ticipación social? De forma sencilla se puede definir vel cultural, social, político y económico, y a través de
como “tomar parte en alguna actividad o proceso” diferentes cauces (familia, empresa, partidos, grupos
del sistema social y de la vida comunitaria (Sánchez, intermedios, Estado, etc.), lo que permite la gestión y
1991). Se trata de cualquier actividad, intervención o satisfacción de necesidades comunes (García, 2001).
relación que el ciudadano mantiene con instancias e Se realiza por medio de organizaciones sociales (par-
instituciones que no reportan una reciprocidad inme- tidos políticos, comités, consejos o juntas) con unos
diata o de intercambio mercantil. Algunos trabajos objetivos que otorgan estructura y organización. Por
FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN / LACAN Y LA POLÍTICA

el contrario, una participación “desde abajo” se ca- incluyen en este concepto los movimientos sociales
racteriza por la espontaneidad y el carácter lúdico, no o movilizaciones ciudadanas, o la recogida de firmas
proveniente de instituciones reguladoras, sino de aso- con objeto de un cambio social. Esta participación
ciaciones vecinales, sectoriales, como pueden ser los implica cierto nivel de activismo y de compromiso
grupos de autoayuda y los movimientos sociales. Por social y hace referencia a la intervención en aquellas
tanto, es una participación que se produce a un nivel estructuras y procesos que persiguen un cambio y
más informal o en la vida cotidiana. A su vez, pode- que, de forma consciente, se actúa para conseguirlo.
mos diferenciar la participación formal y la partici-
128 pación informal. La primera trata de redes sociales y
asociativas con algún fin (cultural, político, religioso, PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL ACTUAL Y
profesional) y que adopta un carácter formalizado al PARTICIPACIÓN
inscribirse, por ejemplo la participación en una ONG
o sindicato. Sin embargo, tienen un carácter más in- El concepto de ciudadanía es un concepto com-
formal aquellos grupos que se reúnen para compartir plejo que ha ido modificándose a lo largo de las últi-
intereses culturales o de entretenimiento, así como la mas décadas. Incluye una serie de obligaciones y de-
ayuda voluntaria a otras personas al margen de aso- rechos sociales y políticos que se otorgan de manera
ciaciones formales (Colectivo Ioé, 2007). Se puede generalizada al conjunto de la sociedad por el mero
considerar una participación puntual o continua en el hecho de pertenecer a ella. Pero ¿qué significa hoy en
tiempo, según el grado de compromiso adoptado por día ejercer una ciudadanía activa o ser ciudadano de
el participante. Por último, la participación puede ser pleno derecho? Antes habría que conocer en profun-
entendida como medio de transformación social o didad la percepción de la población sobre la realidad
como un fin en sí misma. social que le rodea.
A pesar de la relación y similitudes entre varios En ciertos periodos, nadie puede negar las evi-
conceptos, diferenciamos (Moreno-Jiménez, Ríos y dentes señales de la calle que muestran alejamiento,
Vallejo, 2013) una participación comunitaria de una descontento y malestar, es decir, desafección de la po-
participación sociopolítica. La primera recoge aque- blación sobre la situación política (Robles, Delgado,
llas conductas que se producen a nivel informal en la Martínez y Vázquez, 2008). Esto es algo que si bien
vida cotidiana o a un nivel semiformal (por ejemplo, no parece erosionar la legitimidad de los regímenes
acudir a charlas o debates sobre temas sociales y de democráticos, sí es un síntoma de un claro malestar
actualidad) pero cuyo objetivo directo no es la conse- con la vida política democrática. En los últimos años
cución de un cambio social; incluye las actividades de hemos asistido, no sólo a un incremento de la percep-
tipo cultural o de ocio (como participar en actividades ción negativa de los ciudadanos y ciudadanas sobre la
que se realizan en el propio barrio) que se pueden lle- realidad social y política, sino a reivindicar en la calle
var a cabo desde las asociaciones de vecinos, de padres cuestiones puntuales del propio sistema democrático,
y madres, peñas, etc.. La Participación Comunitaria que en último término, exigían un mayor protagonis-
está relacionada con aquellas pautas comunitarias que mo de la ciudadanía en la toma de decisiones.
se desarrollan estableciendo relaciones sociales en tor- Los últimos datos ofrecidos por el Centro de
no a temas de interés común, pero en el que no existe Estudios Sociológicos (Barómetro de Julio 2013)
un objetivo directo de cambio social. Se trata de una dejan un panorama poco alentador y de valoración
participación más informal, menos estructurada y de negativa sobre la opinión que tienen los ciudada-
menor continuidad, que por lo general, cambia de nos a nivel nacional sobre la realidad social. Así, el
actores de manera fluida. Por otro lado, la participa- 89.9% de los encuestados piensa que la situación
ción sociopolítica recoge aquellos comportamientos económica actual en España es mala o muy mala
participativos de carácter más o menos formal que y el 57.1% opina que la situación es peor que hace
persiguen un cambio social. Alejados de una partici- un año. Asimismo, respecto a la situación política
pación ciudadana exclusivamente como una cuestión actual, el 81.5% de los encuestados piensan que es
política que sigue los cauces convencionales del su- mala o muy mala y el 43.7% que esta situación es
fragio y otros foros (Méndez, 2005) se entiende que peor que hace un año. Además, entre los principa-
una participación sociopolítica se produce en todos les problemas a nivel nacional se señalan por orden
los ámbitos aunque sea el político un aspecto central de importancia los siguientes: el paro (80.9%), la
y con un fin de cambio (Zamora, 2008). También se corrupción y el fraude (37.4%), los problemas de
LACAN Y LA POLÍTICA / FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN

índole económica (34%), los políticos y los partidos ¿TIENE CONSECUENCIAS PERSONALES LA PARTI-
políticos (27.6%). Ante este panorama de percep- CIPACIÓN?
ción negativa de la población nacional sobre la rea-
lidad social y, en su conjunto, sobre el desarrollo del El ejercicio de una ciudadanía activa no influye
sistema democrático, cabe preguntarse ¿qué rol ejer- sólo en una mejora de la salud democrática sino que
ce el ciudadano? Aunque la participación de la ciu- también repercute en el bienestar individual de aque-
dadanía en cuestiones políticas reporta importantes llos que la ejercen. Son numerosos los estudios a nivel
beneficios al sistema democrático, en tiempos de psicosocial que plantean que una mayor integración
desafección política, la implicación en asociaciones en la comunidad y mayores niveles de participación 129
voluntarias o acciones políticas se resiente (Fernán- social, hace que la persona ejerza mayor sentimien-
dez, 2009). Hoy en día estamos asistiendo a varios to de competencia y control, constituyendo esto por
fenómenos protagonizados por los ciudadanos: por sí mismo un importante componente del bienestar
un lado, hay un sector que claramente opta por la psicológico (Moos, 2005, entre otros). En el caso
acción social, la reclamación de sus derechos socia- concreto del voluntariado, diferentes investigaciones
les (la Plataforma Stop Desahucios o el 15M son muestran el efecto positivo del mismo sobre el bien
ejemplo de ello). En este sentido se puede hablar de personal (Hidalgo y Moreno-Jiménez, 2013).
“movilización cognitiva” (De Maya y Font, 2004), El grado de participación de una persona en la
es decir, ciudadanos formados e informados que no vida social de la comunidad, por lo tanto el grado de
se conforman con un rol pasivo y limitado a votar integración social, es un requisito imprescindible para
cada cuatro años y demandan mayores oportunida- la configuración de la red social y del apoyo social
des para alzar la voz. Por otro lado, el aumento de (Gracia, Herrero y Musitu, 2002). Por ello, una alta
situaciones de pobreza o dificultad socio-económica participación comunitaria se relaciona con mayores
está motivando acciones de ayuda mutua, acciones puntuaciones en autoestima social y satisfacción con
controvertidas como el reparto de comida en la calle la vida, menores niveles de soledad (Martínez, Ama-
sin criterio selectivo o programas televisivos donde dor, Moreno y Musitu, 2011) y mayor ajuste psico-
personas con necesidades concretas piden y reciben social. Esto es obvio si imaginamos una persona que
ayuda económica de los televidentes. Estas acciones se integra, participa, crea sus redes sociales y obtiene
son apoyada por la mayoría de los ciudadanos y cri- apoyo social de la comunidad.
ticadas por gran parte de los profesionales que ven Por ello, la participación se considera un elemen-
en este tipo de actuaciones basadas en la recauda- to esencial de la intervención en la comunidad como
ción de dinero para familias necesitadas, un claro mecanismo de intermediación y dinamización social.
ataque al Estado de Bienestar y a la universalidad La participación se convierte en un medio para im-
de los derechos sociales; Para el Consejo General de plicar a las comunidades ya que sus efectos contribu-
Trabajo Social, supone un parche para los proble- yen a los procesos de empowerment y al sentido de
mas de las familias, cuya dignidad no se respeta, así comunidad. Este sentimiento de comunidad se basa
mismo, en estas acciones la caridad prima sobre los en la vinculación de los sujetos a un espacio común,
derechos sociales, lo que va en contra del principio a una misma forma de vida, que puede producir una
de justicia social. conciencia de participación para resolver problemas
De esta realidad controvertida se deduce que si (Musitu, 1991), es decir, el compartir un sistema de
bien hay un amplio consenso acerca de la necesidad referencia común hace que se perciba un vínculo entre
de aumentar el compromiso cívico de los ciudadanos la conducta participativa y la resolución de conflictos
para contrarrestar las deficiencias de la democracia comunitarios. Esto a su vez, aumenta los sentimientos
moderna (Van-Deth, 2006), no toda participación es de competencia y control y disminuye los sentimien-
válida desde el punto de vista ético y técnico. Eso sí, tos de alienación (Chavis y Wandersman, 1990). De
la sociedad civil anclada en una sólida red de asocia- acuerdo con la literatura, una mayor integración en
ciones hace a los propios ciudadanos más fuertes en la comunidad y mayores niveles de participación en
un sentido democrático al proveerlos de habilidades actividades y organizaciones comunitarias influyen de
políticas y cívicas al tiempo que mejoran su sentido forma positiva sobre el sentimiento de competencia y
de la eficacia (Vázquez, 2010). La cuestión es definir control, lo que constituye un importante componen-
y diferenciar la caridad y asistencialismo del compro- te del bienestar psicológico (Moos, 2005; Ortiz-To-
miso cívico y la solidaridad. rres, 1999). Desde el modelo de apoyo social y estrés
FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN / LACAN Y LA POLÍTICA

(Lazarus, 1996) la participación en las distintas ins- rrollo de instrumentos para la investigación de as-
tancias asociativas del barrio permite al sujeto acceder pectos de la vida social y comunitaria. En particular,
a un mayor número de fuentes de apoyo social, con lo considera los dos tipos de participación mencionados
que aumentaría su bienestar y su calidad de vida (Gil, (comunitaria y sociopolítica) y ofrece unas caracterís-
Pons, Grande y Marín, 1996). Por lo tanto, conocer ticas metodológicas adecuadas para la investigación
y aumentar los niveles de participación comunitaria y de este concepto.
sociopolítica se torna una necesidad si la intervención En los últimos años vivimos una profunda crisis
psicosocial se dirige a que los ciudadanos asuman el financiera y económica que se concreta en recortes en
130 control de sus vidas y procuren resolver sus problemas políticas públicas, altos índices de desempleo, preca-
solidariamente. riedad laboral, aumento del porcentaje de personas
situadas en el umbral de la pobreza, etc. Esta situa-
ción lleva a que la población, en su mayoría, tenga
¿CUÁNTO PARTICIPAMOS? una percepción negativa sobre la realidad social que
le rodea y una baja expectativa sobre una mejora sig-
Los datos utilizados para estudiar la participación nificativa en el corto y medio plazo. Ante esta coyun-
se extraen generalmente del uso de encuestas como tura, los científicos sociales debemos preguntarnos,
los Eurobarómetros, Encuestas Mundiales de Valores, ¿se plasma esta percepción en un mayor compromiso
Barómetro Social de España, etc. Este hecho produce colectivo?.
ciertos problemas metodológicos ya que no se pue- En general, nuestros resultados en diferentes tra-
den realizar comparaciones entre países y se mide la bajos realizados en España permiten concluir un gra-
participación únicamente en función de la pertenen- do de participación bajo. Es habitual que los estudios
cia a determinados grupos políticos o sociales, lo cual muestren índices bajos de participación y de afilia-
dificulta la aprehensión en términos más psicosocia- ción política (Morales, 2001). Sin embargo, a pesar
les de esta variable de interés para el psicólogo (Mo- de los bajos índices de afiliación a partidos políticos
rales, 2001). En el contexto español existen algunas y el bajo crédito de la clase política, asistimos a una
líneas de trabajos relevantes en torno al concepto de considerable movilización, que aunque no se encua-
Apoyo Social Comunitario (Gracia y Herrero, 2006; dran en las estructuras clásicas partidistas o sindicales,
Gracia et al., 2002 y Herrero y Gracia, 2007). Es- conllevan un alto grado de auto-organización. A este
tos autores desarrollan estudios sobre el apoyo social esquema responden por ejemplo, los centros sociales,
y diseñan algunos instrumentos para su evaluación. los foros sociales o, como antes mencionábamos, los
Han construido varias versiones del cuestionario de recientes aparecidos 15M y la Plataforma Stop Des-
Apoyo Social Comunitario Percibido en el que se in- ahucios.
cluye la participación comunitaria, entendida como
participación en las actividades de la comunidad. En
algunos casos, evalúan conjuntamente dimensiones SI PARTICIPAR ES “BUENO” ¿POR QUÉ NO SE PAR-
objetivas de participación (frecuencia de asistencia a TICIPA MÁS?
eventos o grado de asiduidad en reuniones y asocia-
ciones), así como la satisfacción derivada de esa par- Con el fin de dar respuesta a esta pregunta plan-
ticipación. Otros autores (Gil et al., 1996 y Marín, teada, en los últimos años nuestras investigaciones se
Pons, Grande y Gil, 2002) miden la participación centran en la relación de la participación con otras va-
comunitaria a través de la frecuencia de participación riables como el origen cultural, el fatalismo, la creen-
en las asociaciones ciudadanas existentes en el barrio cia en un mundo justo y las atribuciones causales de
estudiado. la pobreza (Hidalgo, Moreno-Jiménez y Quiñonero,
Fuera del contexto español encontramos The 2011; Moreno-Jiménez, Ríos y Vallejo, 2012; 2013;
Youth Inventory of Social Involvement (Pancer, Pratt Vallejo, Moreno-Jiménez y Ríos, 2012, 2013). Des-
y Hunsberger, 2000) del cual existe una adaptación de la psicología de la personalidad tal vez se puedan
en español utilizada en un estudio en Chile (Silva y encontrar algunas respuestas al hecho de que las per-
Martínez, 2007) que evalúa la frecuencia de partici- sonas participen más o menos en la comunidad; sin
pación en diferentes actividades y organizaciones co- embargo, nuestro interés se centra en variables psi-
munitarias. Recientemente se ha elaborado una escala cosociales que inciten a que las personas puedan jus-
(Moreno-Jiménez et al., 2013) que se suma al desa- tificar el estado de las cosas y por ello no perciban la
LACAN Y LA POLÍTICA / FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN

necesidad de modificar personalmente lo que ocurre tido de comunidad para la clase social baja. Ambos
en su comunidad, país o en el mundo. tipos de participación correlacionan positivamente
En sociedades más colectivistas existirían redes con sentido de comunidad y negativamente con el
sociales más interdependientes y recíprocas y se pres- sentimiento fatalista. Algunos estudios relacionan
tarían mayores niveles de participación comunitaria. la actitud fatalista con las clases más populares y con
Sin embargo, estudios previos en nuestro país (Ríos y poblaciones más marginales y pobres (Gissi, 1986,
Moreno-Jiménez, 2010, 2012) indican que cuando 1990). Otros además destacan la correlación negati-
se compara participación entre participantes nativos va entre fatalismo y participación colectiva (Javaloy,
(españoles) y de otra procedencia (en su mayoría in- Rodríguez, y Espelt, 2001) y la percepción de una 131
migrantes económicos procedentes de sociedades co- determinada situación como injusta (Tyler y Smith,
lectivistas) se obtienen mayores niveles participativos 1998). Por lo tanto, sentirse parte de la comunidad
en autóctonos. Este dato puede deberse entre otras lleva a participar en ella, y sin embargo, la creencia
cuestiones a la falta de conocimientos e información de que el futuro está ya determinado por el destino
para acceder a lugares de participación (asociaciones o por una fuerza superior y no podemos cambiarlo,
vecinales, movimientos sociales o sindicatos) o a un inhibe diferentes modos de participación.
menor sentimiento de pertenencia en la comunidad. De igual modo, creer que el mundo es justo es otra
Además, las diferencias en género, edad, clase social, posible explicación ante la inactividad ciudadana. La
nivel educativo o procedencia cultural se trasforman creencia en un mundo justo es una ideología según la
en divergencias de recursos sociales o económicos que cual las personas o grupos obtienen lo que se merecen
dificultan el acceso a la esfera pública. Por lo tanto, (Lerner, 1980). Para proteger este sentido de justicia,
estos factores también pueden repercutir en el nivel las personas pueden usar varias estrategias. Una de las
de participación y en cómo se ejerce. más comunes es pensar que las víctimas merecen su-
Otro conjunto de variables sociales y psicosociales frir porque son personas malas, por sus conductas, o
reflejan la situación de la persona respecto al mun- porque ellas mismas causan ese sufrimiento. Sólo hay
do social que le rodea: atribución de las causas de la que pensar en el imaginario social de que en la crisis
pobreza, creencia en que vivimos en un mundo jus- actual las personas que se encuentran en situación de
to, resiliencia, empoderamiento, fatalismo y sentido pobreza han vivido por encima de sus posibilidades; de
de comunidad. La situación de la persona ante estos ese modo, se culpabiliza a las víctimas de su situación.
conceptos va a influir en su participación –activismo- Estas creencias también favorecen pensar que esas mis-
o pasividad ante la realidad y los problemas sociales, mas desgracias no les acontecerán a ellos mismo por
así como en la forma concreta de participación. En ser mejores personas y más cuidadosas o valiosas. Es
un periodo de crisis como el actual es esencial el rol lógico pensar que quien cree que el mundo es justo
que toman los ciudadanos como parte activa de un no participa en su cambio. Por ello, esta variable jun-
posible desarrollo económico, político y social. to a las mencionadas anteriormente deben estudiarse
Los resultados de un trabajo realizado con 750 para comprender mejor el comportamiento social en
participantes (Moreno-Jiménez, Ríos y Vallejo, relación a la participación, para contrarrestar la fuerza
2012) ponen de manifiesto las relaciones entre Sen- ejercida por los medios de comunicación que propagan
tido de Comunidad y Participación. Entre las con- estas actitudes de conformismo y existencia de justi-
clusiones se revela que los mejores niveles de vida cia en el mundo, unidas al asistencialismo y la caridad
favorecen la participación y el sentimiento de co- como medio de intervención social. La participación es
munidad (ser mujer, tener empleo, vivir en una casa un motor potencial de cambio social a la vez que im-
en propiedad y tener mayores ingresos son variables plica la toma de conciencia colectiva y el compromiso
que se relacionan con la mayor participación en la individual de las personas, elementos básicos para una
comunidad; por el contrario, los que se sitúan en verdadera democracia.
clases sociales más bajas puntúan menos en partici-
pación comunitaria y sentido de comunidad). Otros
resultados se dirigen a la misma dirección (Vallejo, BIBLIOGRAFÍA
Moreno-Jiménez y Ríos, 2013): los datos reflejan un
nivel medio de sentido de comunidad y unos niveles Colectivo Ioé (2007). La participación política de los
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sociopolítica, siendo más bajos los niveles de sen- peles, 99.
FRANCISCO MANUEL MONTALBÁN PEREGRÍN / LACAN Y LA POLÍTICA

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Participación y empowerment

Patricia García-Leiva y Juan Manuel Domínguez Fuentes


Universidad de Málaga

Resumen: El presente artículo tiene como objetivo INTRODUCCIÓN


realizar un revisión del concepto de empowerment, su
origen, desarrollo y tratamiento desde nuestra dis- El término empowerment está de moda. Aparece
ciplina, en este caso, desde el enfoque común de la en los medios de comunicación, en nuestras conver-
psicología comunitaria y la psicología política. Igual- saciones cotidianas, en los espacios virtuales, etc. Si se
mente se aborda con profundidad la propuesta teó- introduce el término en google (principal barómetro
rica desarrolla por Zimmermarn (2000) enriquecida del mundo virtual) encontramos 14.900.000 resulta-
con las aportaciones de estudios recientes. Todo ello dos y al seleccionar la opción de imágenes se puede
nos conduce a propuestas de políticas de participa- observar fotografías o dibujos de trabajo en equipo,
ción concretas para mejorar el fortalecimiento de la fuerza e independencia; todas ellas frecuentemente
ciudadanía. asociadas a la mujer y al ámbito de la empresa. Pero
¿en todos estos casos se está hablando de lo mismo?,
Palabras clave: empowerment, fortalecimiento y par- ¿qué es el empowerment? Cuando en un artículo de
ticipación prensa leemos… la igualdad de género y el empower-
ment de las mujeres debieran ser componentes esenciales
de la nueva agenda... (fragmento de un artículo publi-
cado en el periódico El País el 3 de marzo del 2014) ¿a
PATRICIA GARCÍA-LEIVA Y JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES / PARTICIPACIÓN Y EMPOWERMENT

qué se refiere?, ¿quiere decir lo mismo que? Tomamos Es la primera construcción del empowement la que
la visión y la misión de una ONG pero funcionamos es objeto de revisión en el presente artículo como
utilizando los métodos más efectivos de una empresa. modelo teórico que guía principios y proporciona un
Tomamos lo mejor de cada lado. Sí, generamos bene- marco para organizar el conocimiento de la psicolo-
ficios que reinvertimos en nuestra misión: empoderar a gía comunitaria (Zimmerman, 2000) en confluencia
la gente (fragmento de un artículo del periódico El País con la psicología política (Montero, 2010). Se quiere
publicado 15 de febrero del 2012). analizar en profundidad el modelo teórico del em-
Si se consulta la literatura académica el término powerment más potente elaborado hasta la fecha, así
136 empowerment puede aludir a procesos distintos, pro- como algunas aportaciones recientes al mismo para
cesos que oscilan entre dos polos: así ayudar a diseñar políticas públicas que fortalezcan
a la ciudadanía.
1. Las personas comprenden el contexto sociopolí-
tico en el que viven, el conflicto de intereses entre los
grupos sociales y las relaciones de poder que de él se de- EMPOWERMENT: EL CONCEPTO
rivan. Todo ello conduce a los sectores más desfavoreci-
dos a tratar de cambiar la correlación de fuerzas desde Como ya se ha expuesto el concepto surge en los
una mayor conciencia de sus propios intereses. En este años 60, pero no llega a nuestra disciplina hasta finales
polo, el proceso de empowerment conllevaría una visión de los 70 de la mano de países latinoamericanos como
endógena del poder planteando que la dimensión per- Venezuela, Méjico, Panamá y Puerto Rico (Montero,
sonal es política (Rodríguez-Villasantes, 1998). 2010) con el término: potenciación o fortalecimien-
2. Las personas no cuestionan la relación asimé- to. Sin embargo, si bien el concepto surge antes, cro-
trica, se acepta y participan en las parcelas dejadas nológicamente hablando, en los países latinoamerica-
por un sistema desigual manteniendo la estructura nos (véase por ejemplo Campos, 1978; Patiño Pompa
asimétrica. Luego desde este extremo el empowerment & Millán Aguilar, 1979; Santi, Silva & Colmenares,
consistiría en aprovechar al máximo los espacios de 1978), no se desarrolla ni se estudia sistemáticamente
participación dejados desde el sistema sin tratar por hasta finales de los 80, período desde el que se cons-
ello de modificar el orden establecido. truye paralelamente con el término equivalente pro-
veniente de Estados Unidos: empowerment.
La primera de estas acepciones proviene de los En la conferencia presidencial de la División 27
años 60 del contexto de los educadores comunitarios de la American Psychological Association que tuvo
con Paulo Freire a la cabeza, siendo posteriormen- lugar en 1980, Julian Rappaport planteó que el móvil
te adoptada por el trabajo social, el ámbito político de la psicología comunitaria debería ser ampliar las
(Zambrano, 2007) y, más recientemente, por la psi- posibilidades para que la gente pueda controlar sus vi-
cología comunitaria (Rappaport, 1981) y la psicolo- das (Rappaport, 1981/2002, p. 135), proponiendo
gía política (Montero, 2010). ya la primera conceptualización del fortalecimiento
La segunda pertenece principalmente al ámbito como mecanismo por el cual personas, organizaciones
de la empresa y de las organizaciones (Zambrano, y comunidades obtienen/asumen el control de sus vidas
2007), pero también es frecuente encontrarla en la (Rappaport, 1984, citado en Zimmerman, 2000,p.
intervención comunitaria y las políticas públicas. 43).De acuerdo con Riger (1993) la conceptualiza-
Para Gil (2003) ha sido la acción comunitaria más ción de Rappaport recoge el sentido de control para
paternalista la que ha defendido iniciativas desde esta la influencia social, el poder político y búsqueda de
concepción del empowerment. Igualmente, múltiples derechos. Posteriormente, el Cornell Empowerment
políticas públicas de participación se han planificado Group aporta un nuevo aspecto al concepto, la inte-
desde este enfoque del empowerment, en unos casos racción de la persona con el medio, planteando que el
también por paternalismo y en otros porque se ha empowerment es un proceso intencional vinculado al
apostado por un neoliberalismo-participado. Plantea- territorio que implica respeto mutuo, reflexión crítica,
miento que ha permitido ceder espacios públicos a la cuidado y participación grupal, mediante el cual las
gestión de grupos de ciudadanos, eximiendo de esta personas carentes de acceso igualitario a los recursos,
forma al Estado de esa responsabilidad y desmante- obtienen un mayor acercamiento y control sobre los
lando estructuras del estado del bienestar (iniciativa mismos (1989). Más recientemente, desde la escuela
conocida como Big society). latinoamericana, Maritza Montero refuerza la idea de
PARTICIPACIÓN Y EMPOWERMENT / PATRICIA GARCÍA-LEIVA Y JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES

las personas como actores políticos dentro del con- el empowerment para una mujer española en los años
cepto de fortalecimiento: es el proceso mediante el cual 40 tiene un significado y una concreción distinta al
los miembros de una comunidad o un grupo, miembros que posee para una mujer española en la actualidad.
de grupos organizados dentro de esa comunidad o perso- Del mismo modo el significado de empowerment en
nas interesadas en promover y lograr un cambio respecto el presente año para una mujer del ámbito rural no es
de alguna circunstancia que afecta a esa comunidad o el mismo que el de una mujer en el ámbito urbano e
grupo, desarrollan conjuntamente capacidades y recursos incluso para la misma mujer su valor no es estable a
para controlar su situación de vida (en un momento es- lo largo de su ciclo vital. El empowerment no se puede
pecífico); actuando de manera comprometida, consciente operacionalizar en un conjunto de reglas universales 137
y crítica, para lograr la transformación de las condicio- para distintas personas, diversos contextos y/o a lo
nes que juzgan negativas o que deben ser modificadas largo del tiempo (Zimmerman, 1995), lo que ha con-
según sus necesidades y aspiraciones, transformándose al ducido a la instrumentos de medición, haciendo ne-
mismo tiempo a sí mismos (Montero 2003, p. 72). cesario adaptarlos cultural y contextualmente (Hom-
Como se puede observar se trata de un comple- brados & Gómez-Jacinto, 2001) y recomendándose
jísimo concepto que alude, tal y como se ha descrito estudios longitudinales (Zimmerman, 1995).
en los anteriores párrafos a través de sus principales Todo ello ubica al empowerment dentro de lo que
teóricos, a: la asunción del control desde la comuni- se denominan constructos open–ended. Para todo cons-
dad para los intereses de la comunidad, partiendo de tructo open-ended es necesario desarrollar un nomolo-
la ciudadanía como actor político que analiza, com- gical network,consistente en un sistema de relaciones,
prende y se organiza para conquistar el poder y redis- guiado desde la teoría, entre conceptos abstractos que
tribuir los recursos desigualmente repartidos. se comprueban empíricamente (Cronbach & Meehl,
1955). El nomological network es un marco de refe-
rencia donde se describe el concepto de empowerment,
EL MODELO TEÓRICO DEL FORTALECIMIENTO debiendo ser lo suficientemente amplio para abarcar
MÁS RECONOCIDO toda su diversidad, pero también lo bastante específico
como para comprender y evaluar el empowerment en
De la conceptualización previa se deriva que el una población concreta (Zimmerman, 1995).
fortalecimiento no posee un valor estable, sino que De acuerdo con Rappaport (1984) es necesario
es constructo dinámico determinado por las condi- analizar los procesos que pueden conducir al fortale-
ciones sociales, políticas, económicas y culturales del cimiento desde tres niveles: individual, organizacio-
lugar, de la misma forma tampoco hay un único con- nal y comunitario, por lo que Zimmerman elabora
junto de habilidades, percepciones y conductas que el nomological network diferenciando entre procesos y
indiquen la potenciación en las diferentes personas resultados (Swift & Levine, 1987) para cada uno de
(Zimmerman&Rappaport, 1988). Por consiguiente, estos tres niveles. Para Zimmerman (2000) las accio-

Proceso - Experiencias Resultado


Nivel de análisis
(empowering processes) (empowered out comes)
Aprender habilidades de toma de decisiones Sentido de control
Individual Gestionar recursos Conciencia crítica
Trabajar con otros Conductas de participación
Oportunidades para participar en la toma de Competir eficazmente por los recursos
decisiones Marco de relación con otras organiza-
Organizacional
Responsabilidades compartidas ciones
Liderazgo compartido Influencia política
Acceso a los recursos Coaliciones organizacionales
Estructura de gobierno abierto Liderazgo pluralista
Comunitario
Tolerancia para la diversidad Habilidades de participación de los
residentes
Tabla 1. Teoría del fortalecimiento, diferenciando entre empowering y empowered según nivel de análisis (Zimmerman, 2000, p.5-7)
PATRICIA GARCÍA-LEIVA Y JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES / PARTICIPACIÓN Y EMPOWERMENT

nes, actividades o estructuras puede ser procesos (em- derivados de procesos de empowering diversos. En
powering) y como resultado de éstos se puede dar un algunos casos han sido políticas que han apostado
nivel de potenciación (empowered). Las formas tanto por sistemas de gobierno más abiertos (García-Leiva,
de los procesos (empowering) como de los resultados Domínguez-Fuentes, Hombrados-Mendieta, Mo-
(empowered) varían puesto que, como ya se ha indi- rales-Marente, & Palacios-Galvez, 2009), mientras
cado, no hay un indicador estándar para capturar su que en otros casos ha surgido desde la ciudadanía,
significado para todas las personas en todos los con- activándose su participación, principalmente, para
textos (Rappaport, 1984; Zimmerman, 1995). Desde acceder a los recursos (entendiéndose recurso en un
138 este esquema y considerando los datos de los estudios sentido amplio, oscilando desde los básicos que ase-
cuantitativos y cualitativos existentes Zimmerman guran la supervivencia del ser humano hasta el acce-
propone la siguiente teoría. so a la información y la comunicación) (O’Sullivan,
Tal y como se muestra el empowering son procesos Waugh, & Espeland, 1984). Independientemente de
en los que las estructuras y dinámicas de una comu- si el proceso es de arriba a abajo (iniciativa política-
nidad y las características de una organización y/o las institucional) o de abajo a arriba (iniciativa ciudada-
actividades y vivencias de las personas conducen a na) los estudios coinciden en resaltar que es necesario
que los habitantes de un lugar adquieran el control la generación de dinámicas sinérgicas en el territorio
de sus vidas, accedan a los recursos necesarios y desa- que favorezcan un análisis crítico de la realidad (May-
rrollen una compresión crítica del contexto social en nard, 1986), toma de decisiones colectivas, mejora
el que habitan. El resultado, el empowered, es la ope- del clima social, coaliciones (Chavis & Wandders-
racionalización de la potenciación, donde se puede man, 1990) y una acción colectiva orientadas a inci-
estudiar y medir las consecuencias de los intentos de dir en las condiciones de vida. Por lo tanto, se puede
la ciudadanía (organizada o no) por asumir el control hablar de comunidades potenciadas cuando todos los
de su comunidad, o los efectos de políticas diseñadas actores, o un grupo de ellos, estén fortalecidos sin que
para incrementar el empowerment de la ciudadanía. se pueda concluir que una comunidad fortalecida es
Los niveles son interdependientes y cada uno es causa la suma de sujetos con empowerment.
y consecuencia de los demás, por lo que las personas Dentro de una comunidad se pueden encontrar
fortalecidas son necesarias para generar organizacio- organizaciones que favorecen el fortalecimiento de
nes y comunidades potenciadas (Zimmerman, 2000), sus miembros (empowering) y que también pueden ser
al igual que determinadas formas de organización y organizaciones en sí misma fortalecidas (empowered),
determinadas políticas pueden propiciar una ciuda- pero no toda organización potenciada genera necesa-
danía fortalecida. riamente empowerment en sus miembros. En este caso
El desarrollo de esta propuesta teórica se ha tendi- el elemento central de análisis para el empoweringes la
do a hacer desde lo individual hasta lo comunitario, estructura de toma de decisiones. Se han encontrado
enfatizando, sin pretenderlo, la dimensión más psi- que aquellas organizaciones: a) en las que hay una es-
cologizante del mismo. En este caso la exposición se tructura para participar en la toma de decisiones, b)
va a realizar a la inversa, desde la comunidad, como donde se comparten las responsabilidades, c) en las
unidad de socialización, a la persona como actor pro- que hay sistema de apoyo y d) donde se realizan acti-
motor y receptor del empowering y del empowerment. vidades sociales tienden a ser más empowering que las
Una comunidad fortalecida es aquella que responde organizaciones con estructuras jerárquicas y poco par-
a las amenazas a la calidad de vida de sus habitantes ticipativas (Maton&Rappaport, 1984; Prestby, Wan-
y proporciona oportunidades para la participación ciu- dersman, Florin, Rich, &Chavis, 1990).Sin embargo
dadana (Zimmerman, 2000, p. 54), permitiendo así una organización fortalecida no tiene que cumplir ne-
que sus ciudadanos, organizaciones e instituciones cesariamente estas características, sino que se trata de
trabajen conjuntamente para identificar sus necesi- organizaciones que tienen capacidad de incidir en la
dades y afrontarlas desde sus propios recursos (Cot- toma de decisiones políticas de acuerdo con sus obje-
trell, 1983). El liderazgo pluralista (Minkler, 1990), tivos, accediendo a los recursos que necesitan, aunque
las coaliciones organizacionales, así como ciudadanos sus miembros no estén empoderados.
con habilidades de participación y compromiso con A nivel individual hay que estudiar las vivencias
la mejora de las condiciones de vida en la comunidad individuales, grupales/organizacionales y/o comuni-
(Iscoe, 1974) son algunos de los aspectos hallados en tarias que indicen en las cogniciones, emociones y
comunidades fortalecidas. Estos resultados vienen conductas de las personas, haciéndolas asumir el con-
PARTICIPACIÓN Y EMPOWERMENT / PATRICIA GARCÍA-LEIVA Y JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES

trol de sus propias vidas y de lo que ocurre en su con- primeros, siendo el componente conductual el que
texto. Desde este nivel de análisis se ha desarrollado la ha suscitado cierto debate sobre si debe ser conside-
teoría del empowerment psicológico (PE) que se va a rado un componente del empowerment psicológico
explicar en el siguiente epígrafe. o un precursor del mismo como se analizará más
adelante.
Para comprender mejor esta propuesta teórica de
EMPOWERMENT PSICOLÓGICO (PE) PE y para diferenciarlo de otros conceptos con los
que ha sido habitualmente confundido (como la au-
Como ya se ha explicado el fortalecimiento psi- toestima, el locus de control o la autoeficacia) se va a 139
cológico se deriva de las experiencias y aprendizajes desarrollar con cierta profundidad.
que experimenta la persona en su comunidad, ya
sea dentro de grupos organizados o no. Los diversos Componente intrapersonal
procesos de empowering identificados por Zimmer-
man desde el nivel individual han sido: aprender Alude a la creencia o percepción de controlabili-
a gestionar recursos, desarrollar habilidades para la dad de las situaciones, ya sean éstas personales, inter-
toma de decisiones y trabajar con otras personas. personal o sociopolíticas (Paulhus, 1983). Es decir, la
Gracias a la vivencia de estos procesos las personas persona considera que puede influir sobre una situa-
que se fortalecen mostrarán mayor sentido de con- ción y condicionar su origen, evolución y/o desenla-
trol, mayor conciencia crítica y desarrollarán más ce (para una amplia revisión sobre las reacción de las
comportamientos de participación. Dos han sido personas ante situaciones que se valoran como con-
los estudios que sostienen esta tesis. El primero fue trolables o incontrolables ver Gatchel, 1980; Langer,
llevado a cabo con metodología cualitativa (Kieffer, 1983). Cómo medir el control percibido ha dado lu-
1984) y consistió en realizar 15 entrevistas en pro- gar a una intensa producción de investigaciones, ob-
fundidad a líderes comunitarios de diverso perfil. teniéndose tres dimensiones como necesarias (Zim-
Algunos años más tarde, con metodología cuantita- merman, 1986; Zimmerman&Rappaport, 1988): a)
tiva (Zimmerman&Rappaport, 1988), se analizó la personalidad (locus de control), b) cognitiva (auto-
relación entre 11 medidas del control percibido (di- eficacia) y c) motivacional, entendida como necesi-
mensión de personalidad, cognitiva y motivacional) dad intrínseca de influir en el contexto(De Charms ,
y el grado de participación de estudiantes y ciuda- 1968; White, 1959).
danos de una comunidad. Los resultados muestran
que una combinación de dimensiones del control Componente interaccional
percibido diferencian a las personas con niveles al-
tos y bajos de participación. Estos mimos resultados La conciencia crítica hace referencia al análisis y
fueron hallados en una réplica posterior de este es- entendimiento de una situación social y política. Esto
tudio con una muestra representativa en el ámbito incluye la identificación de las causas y consecuencias
urbano (Zimmerman, Israel, Schulz&Checkowy, de una situación o problema, qué factores inciden en
1992). Desde estas investigaciones Zimmerman la toma de decisiones, cuáles son las fuentes de poder
(1995) plantea que el PE posee un componente in- en un contexto dado, así como sus conexiones e in-
trapersonal, interaccional y conductual, siendo el tereses. Por último incluye saber cuándo comprome-
componente intrapersonal el que alude al control terse con un conflicto y cuándo dejarlo, junto con la
percibido, el interaccional a la capacidad para anali- habilidad para potenciar recursos de acuerdo con los
zar y comprender la vida social y política (concien- objetivos deseados (Kieffer, 1984).
cia crítica), mientras que el componente conductual
recoge las acciones concretas destinas a incidir en el Componente conductual
contexto sociopolítico. Pero cada uno de estos com-
ponentes del PE se pueden encontrar con distinta Son todas aquellas formas de participar en la co-
intensidad en personas fortalecidas, e incluso no es munidad, ya sean acciones/actividades colectivas o
necesario que aparezcan los tres para poder hablar individuales, ejecutadas para influir en el contexto
de empowerment, del mismo modo tampoco existe sociopolítico.
una relación jerárquica entre ellos. De los tres com- El PE no es un rasgo, ni tampoco es una variable
ponentes se plantean como más relevantes los dos individual con una distribución normal, es una di-
PATRICIA GARCÍA-LEIVA Y JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES / PARTICIPACIÓN Y EMPOWERMENT

mensión que se genera y crece (Zimmerman, 1990) así a una relación causal. Desde estos datos se ha plan-
poseyendo todo el mundo el potencial de desarrollar- teado la denominada hipótesis de la socialización, de
la (Zimmerman, 2000). acuerdo con la cual la participación precede al PE y
es gracias a ella que la persona desarrolla las cogni-
ciones, conocimientos y habilidades propias del em-
APORTACIONES A LA TEORÍA DEL PE powerment (Ohmer, 2007). Pero no necesariamente
se activan todos los componentes y dimensiones del
La teoría desarrollada por Zimmerman (2000) es PE al participar, incluso, no toda participación co-
140 la más reconocida y referenciada y, por lo tanto, tam- munitaria conduce necesariamente al empowerment
bién es receptora de observaciones y matizaciones. (Le Bosse et al., 1999). Paralelamente se encuentra
Recientemente se ha planteado como foco de debate la hipótesis de la selección, según la cual altos niveles
la relación entre la participación comunitaria y el em- de fortalecimiento conducen a la participación. Esta
powerment psicológico. Tal y como se ha ilustrado, la tesis viene avala por los estudios de diferencias indivi-
participación es entendida como una dimensión del duales en participación según habilidades, creencias,
PE, concretamente es una dimensión del componen- actitudes, recursos y percepciones (Bekkers, 2005;
te intrapersonal. Pero la relación entre participación Cohen, Vigoda, &Samorly, 2001; Muhlberger, 2000;
y PE no suscita consenso. Algunos autores han su- Verba, Schlozman, & Brady, 1995).En tercer lugar
gerido una relación temporal entre ambos hallando distintas investigaciones han apuntado a una estrecha
diferencias en los niveles de PE según la experiencia relación bidireccional entre ambas variables (Kieffer’s,
participativa de la persona (Itzhaky& York, 2000), 1984; Speer&Hughey’s, 1995) e incluso a una rela-
en la misma dirección señala un estudio longitudi- ción causal recíproca, siendo ésta la tercera hipótesis
nal que recoge el incremento del PE a través de la propuesta (Chavis&Wandersman, 1990).
participación para personas que empezaron tanto con El estudio longitudinal realizado por Christens,
niveles bajos de PE como con niveles altos (Booker, Peterson&Speer, (2011) pone a prueba estas hipó-
Robinson, Kay, Najera, &Stewart, 1997), indicando tesis mediante el análisis de ecuaciones estructurales,
Figura 1. Posibles mecanismos de relación entre el empowerment
psicológico y la participación comunitaria

Hipótesis de socialización

Participación Hipótesis de causalidad Empowerment


comuniatria recíproca psicológico

Hipótesis de selección

Figura 1. Posibles mecanismos de relación entre el empowerment psicológico y la participación comunitaria


(Tomado
(Tomado de Chirstens,
de Chirstens, Peterson &Speer, Peterson
2011) &Speer, 2011)
PARTICIPACIÓN Y EMPOWERMENT / PATRICIA GARCÍA-LEIVA Y JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES

mostrando los datos respaldo a la hipótesis de socia- toma de decisiones) o que participa en la vida po-
lización. Los resultados indican que la participación lítica de su comunidad, incrementará su empower-
comunitaria influye en el posterior empowerment, ment psicológico a través de ese proceso vivencial de
pero éste no condiciona la participación, luego el PE la participación. Esta relación causal refuerza la tesis
es un resultado de la participación y no un predictor. socializadora del empowerment y abre todo un aba-
Evidentemente las creencias y motivaciones pueden nico de posibilidades y apoyo a las apuestas políticas
predisponer a algunas personas en determinadas cir- orientadas a fortalecer a la ciudadanía.
cunstancias a la participación, pero ello no supone Algunas de estas apuestas las ilustran las experien-
que el nivel de fortalecimiento permita predecir si la cias que tratan de profundizar en la democracia parti- 141
persona va a participar o no. Estos resultados refuerza cipativa (para una revisión actualizada del tema con-
la visión del empowerment como proceso social, co- sultar Dias, 2013). En cualquiera de estas iniciativas,
munitario y organizacional y no como una caracterís- a la luz del marco teórico del empowerment, siempre
tica psicológica que guía la conducta humana. y cuando se generan espacios en los que la ciudada-
nía: aprenda las habilidades para tomar decisiones co-
lectivamente, acceda a los recursos de la comunidad
CONCLUSIONES (recursos de diverso tipo no exclusivamente económi-
cos), aprenda a gestionarlos, desarrollen habilidades
El empowerment es el valor que guía la acción co- para trabajar en grupo, comparta responsabilidades
munitaria, así como el marco teórico interpretativo y haga todo ello acompañada de vecinos de diverso
de investigaciones e intervenciones sobre la participa- perfil; se incrementará su nivel empowerment.
ción comunitaria y política. A lo largo de este artículo Igualmente avala la necesidad de desarrollar polí-
se ha llevado a cabo un recorrido sobre el concepto ticas participativas entre los más jóvenes. La escuela
y la teoría que, hasta el momento, mejor lo ha ex- es sin duda el lugar idóneo donde desde muy tem-
plicado, enriqueciéndola con las aportaciones más prana edad y mediante estrategias participativas, que
recientes. cumplan los criterios ya indicados, las generaciones
Como se ha explicado el empowerment es lo que futuras incrementarán su compresión del mundo en
se denomina un constructo open-ended por lo que su el que vive, mejorarán su autoeficacia y su alienación
valor y forma cambia según contexto, persona y mo- disminuirá. Colectivos tradicionalmente invisibiliza-
mento. Esto ha conducido al desarrollo de un marco dos como la comunidad LGTB, población inmigran-
de referencia que diferencia entre cómo generar for- te, mujeres, mayores, discapacitados etc pueden me-
talecimiento y qué consecuencias podría tener. Este diante, los mecanismos de participación adecuados,
marco se ha elaborado desde postulados teóricos y no sólo ser colectivos con capacidad de influencia,
desde la experiencia se estudia la relación entre las va- sino también personas empoderadas.
riables y dimensiones en él propuestas. De acuerdo De esta forma las personas pueden desarrollar un
con el modelo de partida una persona fortalecida es sentido de empowerment incluso tomando decisiones
aquella que asume el control de su vida, analizando incorrectas, incluso cuando no se consiga la meta per-
críticamente la realidad en la que vive y/o participan- seguida (Zimmerman, 2000), pero mientras tanto,
do en su comunidad para influir en su contexto. Para mientras las personas participan, se va construyendo
Zimmerman (2000), padre de este modelo teórico, ciudadanía.
la participación es un componente que se puede dar
o no, pero es parte del PE. Sin embargo, estudios re-
cientes (Christens, Peterson&Speer, 2011) apuntan a BIBLIOGRAFÍA
que la participación es el precursor del PE, mientras
que éste no predice la participación. Es decir una per- Bekkers, R. (2005). Participation in voluntary asso-
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La psicología social crítica en el abordaje del
estudio del colectivo LGTB

Juan Manuel Domínguez Fuentes. Universidad de Málaga


Patricia García Leiva

Resumen: En el presente trabajo se analiza la psicolo- La psicología crítica plantea aportar una visión al-
gía social crítica como alternativa a la psicología do- ternativa en las tesis dominantes acerca de cómo ha-
minante. Estos planteamientos sirven de referente en cer ciencia. Sin embargo, definir qué se entiende por
el análisis del estudio LGTB (Lesbianas, Gays, Tran- psicología social crítica no resulta tarea fácil. Así, en la
sexuales y Bisexuales), con propuestas alternativas a introduccióndellibroCritical Social Psychology, Russell
las líneas de investigación actuales. De este modo, se Spears (1997)yahacíareferencia a estadificultad: “The
plantea la importancia de generar un cuerpo teórico lack of an easily definable defining feature (beyond
y empírico desde una óptica positiva, alejada de las ‘criticality’), let alone consensus, may ironically be
corrientes patologizantes que han caracterizado el es- one reason for the marginal and marginalized status
tudio del colectivo. of critical social psychology”.
Para Íñiguez (2005) en el paisaje post-construc-
Palabras clave: psicología social crítica, LGTB, he- cionista es necesario mantener una perspectiva crítica
terocentrismo de la Psicología Social que abarque no solo lo teórico
sino también aspectos como la metodología del cono-
cimiento o la forma en la que nos acercamos y cues-
tionamos la realidad social de nuestro tiempo.Esto
supone un esfuerzo considerable teniendo en cuenta
JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES Y PATRICIA GARCÍA LEIVA / LA PSICOLOGÍA SOCIAL CRÍTICA EN EL ABORDAJE DEL ESTUDIO...

en palabras de Ovejero (2000) refiriéndose a las teo- Quizá la consecuencia más inmediata es que la ma-
rías científicas: “Y lo que cuesta es mirar el mundo de yoría del saber empírico aportado no llega a la práctica,
una forma muy distinta a como nos han enseñado a sino que continúa su carrera a través del circuito acadé-
mirarlo y a como estamos acostumbrados a hacer”. mico estándar donde se retroalimenta una y otra vez.
Podemos decir por tanto que la psicología crítica De hecho no es extraño encontrar numerosos artículos
centra su atención en aspectos como la forma en la en los que a través de análisis complejos se obtienen
que se desarrolla el conocimiento o la participación unos resultados cuya aplicación es cuestionable. De
de la psicología en la transmisión de la opresión y igual modo podemos encontrar modelos del compor-
146 del poder establecido. Yendo un poco más lejos, Ki- tamiento humano donde A+B= C, siempre que C≥0.
tzinger (1999) señala cuatro aspectos comunes en la ¿Realmente esto es posible? o incluso, ¿es necesario? Da
psicología crítica: la impresión de que tendemos a utilizar el camino más
complejo para explicar las cosas más sencillas.
1. Los psicólogos críticos expresan su desafío ha- Una función de la teoría, según Gergen (1982),
cia las ideologías y prácticas opresivas dentro de la es proponer alternativas de acción que promuevan
psicología. nuevas relaciones sociales. Y en este sentido, la inves-
2. La psicología crítica presenta argumentos anti- tigación actual parece alejarse de lo que pide la socie-
positivistas. Oposición a la tradición positivista carac- dad, de lo que necesita. Algo nada novedoso por otra
terizada por la investigación cuantitativa y la aproxi- parte si atendemos a las palabras de Heider (1958, p.
mación experimental (Spears, 1997). 5-6):“La psicología científica tiene mucho que apren-
3. Numerosos psicólogos críticos han desafiado la der de la psicología de sentido común.”
forma en la que la psicología tradicional asume un Las aportaciones de la psicología social crítica po-
individualismo autosuficiente (Richardson yFowers, drían resultar esperanzadoras en el abordaje del estu-
1997). “Inside individual heads rather than between dio LGTB. Una gran parte de la producción científica
people, in language” (Parker, 1997, p.286). del colectivo parte de un modelo patologicista, donde
4. Categorías como ciencia, género, sexo u homo- las vidas de las personas pertenecientes al colectivo
sexualidad se construyen en contextos socio-políticos son cuestionadas o comparadas con población hete-
concretos, siendo usadas con frecuencia según los in- rosexual como punto de referencia. ¿Qué ocurriría si
tereses del poder como medio de control y vigilancia. los estudios demostraran que los hijos e hijas de pa-
rejas homosexuales tienen más probabilidades de ser
Actualmente el abordaje de los problemas sociales homosexuales?
está delimitado en gran medida por las prácticas cien- Un ejemplo de cómo los estudios se han centrado
tíficas consideradas ideales o más adecuadas por par- en gran medida en los aspectos más patologizantes lo
te de la comunidad científica imperante. Este hecho demuestran los numerosos artículos centrados en las
supone que la mayoría de las producciones científicas conductas sexuales de riesgo o prevalencia del VIH
sigan una misma línea de trabajo con procedimien- en el colectivo gay. Tal y comoseñalanRiggle y otros
tos normativos, en muchos casos independientes de (2008, p. 210), “the majority of published studies
la realidad social que se estudia. Esta crítica, aplicada concerning lesbians and gay men (and bisexual indi-
a mí mismo, desvirtúa en muchos casos la aportación viduals) have focused on psychopathology, negative
al conocimiento, donde interesan más los resultados events, and stress”. Además, aún hoy podemos encon-
productivos que la capacidad de explicar o mejorar trar psicólogos y psiquiatras que continúan conside-
el presente-futuro del ser humano en toda su com- rando la homosexualidad como una patología, propo-
plejidad. niendo terapias de reorientación sexual o reparadoras.
Un ejemplo de esta visión es la asociación nacional de
“La psicología social crítica pretende hacer crítica investigación y terapia de la homosexualidad (NAR-
de la psicología social estandarizada e institucionali- TH) con sede en Estados Unidos y que siendo una
zada (cuyo idioma oficial no es el castellano, y cuya organización secular plantea la reorientación sexual
sede no está en Latinoamérica); asimismo y por lo como alternativa al “sufrimiento” de gays y lesbianas.
mismo, pretende hacer crítica de la psicología social Además de su conferencia anual en su página web es
en sí misma, y ultimadamente, pretende, y lo consi- posible encontrar publicaciones que desde un punto
gue muy bien, ser crítica de sí misma” de vista supuestamente científico avalan sus teorías
(Montero y Fernández, 2003, p. 211) del malestar en el colectivo.
LA PSICOLOGÍA SOCIAL CRÍTICA EN EL ABORDAJE DEL ESTUDIO... / JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES Y PATRICIA GARCÍA LEIVA

“The Church teaches that each male should ac- aportar información necesaria e importante de cara a
cept his sexual identity as a man, and each female her mejorar la calidad de vida o la normalización de las
sexual identity as a woman; and that means accept- personas LGTB.
ing that one is different from and complementary to
–and equal in dignity with– persons of the opposite
sex (gender)” A MODO DE CONCLUSIÓN
(Finnis, 2001)
La psicología crítica que se ha alimentado de tra-
La transexualidad es otro claro ejemplo de esta vi- diciones teóricas como el feminismo o el post-moder- 147
sión de la comunidad médico-científica, puesto que la nismo supone una aproximación teórica alternativa
Organización Mundial de la Salud sigue incluyéndola y crítica no solo hacia la psicología dominante, sino
en el catálogo de enfermedades.Afortunadamente, la también hacia sí misma. Y quizás desde este plantea-
última versión del Manual Diagnóstico y Estadísti- miento pueden surgir exploraciones alternativas a los
co de los Trastornos Mentales (DSM-5) eliminará el enfoques que se han desarrollado desde la psicología
término “Trastorno de Identidad de Género”, por lo social, centrándose en los aspectos más negativos del
que la transexualidad dejará, al menos aquí, de ser colectivo. Por otra parte, también está la cuestión de
considerada enfermedad. la aplicabilidad de las investigaciones. ¿Cuáles son las
Es necesario por tantoabordar otros estudios y aportaciones de la Psicología Social para mejorar una
otras formas de hacer las cosasque planteen los as- mayor normalización o una mejor calidad de vida de
pectos positivos de la diversidad afectivo-sexual. las personas que pertenecen al colectivo?
Acercamientos en los que no se dé por sentado que Sin lugar a dudas el acercamiento desde la psico-
la heterosexualidad es la base de la normalidad y por logía social a las personas LGTB requiere de la propia
tanto, en la medida en que más nos acerquemos a participación activa del movimiento LGTB (¿qué in-
esta asunción heterocentrista mayores serán los nive- teresa al colectivo o a los colectivos?, ¿cuáles son sus
les de ajuste psicosocial. Como señalan Clarke y otros retos?...). En definitiva, se trata de hacer psicología
(2010, p. 47), “numerosos psicólogos que estudian el LGTB positiva. Tal y como indica Savin-Williams
ámbito LGBTQ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans y (2009, p.167): “ser gay y estar orgulloso de ello no
Queer) están cada vez más atraídos por la psicología debería ser un oxímoron, una contradicción (…) Éste
crítica debido a su preocupación por el cambio so- es el mensaje que debemos formular en voz alta y cla-
cial y la generación de un conocimiento liberador, y ra, e incluir en las páginas de nuestras publicaciones
por su deseo de comprender las vidas de las personas profesionales y en los medios de comunicación”.
LGBTQ en toda su complejidad”. Por tanto, el esfuerzo no debería ir dirigido a de-
Otra necesidad actual es la de impulsar propuestas mostrar que las personas que no forman parte del
reales con ciertos colectivos que pertenecen al colec- mundo heteronormativo son tan equilibradas como
tivo LGTB. Mientras que en el caso de los gays la los demás, sino a desmontar que el mundo no es ni
visibilidad es mayor, ésta se reduce en el caso de les- debe ser exclusivamente heterocentrista, porque se
bianas. De hecho, autoras como Tavris (1993) han engaña a sí mismo. Por otra parte, si queremos gene-
señalado que la mayoría de modelos o teorías psicoló- rar un verdadero cambio social que acabe con la opre-
gicas del colectivo se han basado en la experiencia de sión hacia el colectivo es necesario su empoderamien-
los hombres. Finalmente, en el caso de las personas to, haciendo que formen parte activa en la generación
transexuales esta visibilidad es casi inexistente, lo cual y construcción del conocimiento.
permitiría explicar por qué gran parte de la sociedad
sigue sin tener claro qué supone ser un hombre o mu- “Critical psychologist have pointed out that psy-
jer transexual. chology has systematically replaced political expla-
Por último, también plantear la necesidad de mé- nations (in terms of structural, economic and insti-
todos alternativos de investigación que se centren tutional oppression) with personal explanations (in
en mayor medida en las personas LGTB. Conocer terms of the dark workings of the psyche, the mysteri-
la realidad de los colectivos implica mucho más que ous functioning of the subconscious)”
la pasación de cuestionarios fiables. Métodos como (Kitzinger, 2002, p. 211)
el análisis del discurso, las entrevistas en profundi-
dad, los grupos focales o las historias de vida pueden
JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ FUENTES Y PATRICIA GARCÍA LEIVA / LA PSICOLOGÍA SOCIAL CRÍTICA EN EL ABORDAJE DEL ESTUDIO...

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na emancipadora: entre los psicología crítica y
De los riesgos psicosociales a la Psicología Organi-
zacional Positiva: hacia un enfoque más integrador
en Psicología del Trabajo y de las Organizaciones

Natalio Extremera
Margarita Bravo
Auxiliadora Durán
Universidad de Málaga

Resumen: Desde los años setenta, la Psicología del ganizacional, donde los aspectos relacionados con el
Trabajo y de las Organizaciones (PTO) inició su inte- bienestar de los empleados han devenido en tema de
rés en examinar los factores de riesgo psicosocial que pujante actualidad. La psicología organizacional posi-
afectan a la productividad y absentismo de los em- tiva plantea como objetivo analizar las características
pleados. En este sentido, las aportaciones de la PTO de quienes desarrollan un funcionamiento individual
al estudio del estrés laboral han estado en conexión y colectivo óptimo en las organizaciones. Uno de esos
con las graves consecuencias para la salud y el ren- novedosos fenómenos positivos asociados es el engage-
dimiento organizacional. Uno de los campos de ma- ment, considerado un concepto teóricamente opuesto
yor interés académico y social ha sido el estudio del al burnout. En este trabajo se lleva a cabo una revisión
denominado burnout o síndrome de estar quemado. de los modelos tradicionales que explican el origen
Sin embargo, en la última década el creciente interés y mantenimiento del burnout y su evolución, desde
en el estudio de las fortalezas y cualidades positivas la psicología organizacional positiva, hacia enfoques
de las personas ha venido a cristalizar en un nuevo dirigidos a la prevención de enfermedades laborales
marco conceptual, conocido como psicología posi- mediante el desarrollo de organizaciones saludables
tiva, cuyo objetivo es el desarrollo y mantenimiento a través del engagement. Se discuten las implicaciones
de un mayor bienestar individual. Esta influencia de teóricas y prácticas del nuevo enfoque y las futuras
la psicología positiva alcanza también el ámbito or- líneas de investigación.
NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN / DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA...

Palabras claves: Burnout; Engagement; Psicología jaba en la Free Clinic de Nueva York para toxicóma-
Organizacional Positiva; Fortalezas; Riesgos psicoso- nos, utiliza por primera vez el término “burnout”. La
ciales; Modelo Demandas Recursos Laborales expresión hace referencia a la experiencia de agotami-
ento, decepción, pérdida de interés por el trabajo y
Abstract: From the seventies, Work and Organizatio- a los síntomas de ansiedad que este investigador ob-
nal Psychology (WOP) have initiated an increasing servaba en la mayoría del personal después de un per-
interest in examining the psychosocial risk factors re- iodo, más o menos largo, de trabajo en la institución.
lated to employees´ productivity and absenteeism at A su vez en aquel tiempo, las psicólogas sociales
150 work settings. Therefore, the contributions of WOP Cristina Maslach y Susan Jackson que estaban inte-
to the study of the work stress have been in connec- resadas por las respuestas emocionales de los traba-
tion with the serious consequences for health and job jadores en profesiones de ayuda a personas, incorpo-
performance. One of the fields of major academic ran también el término burnout a sus investigaciones.
and social interest has been the study of burnout syn- Estas investigadoras propician así el estudio del
drome. Nevertheless, in the last decade the increasing nuevo síndrome no tanto como una respuesta in-
interest in the study of the personal strengths and dividual al estrés, que se manifiesta en una serie de
positive qualities has generated a new conceptual fra- síntomas clínicos, sino preferentemente en términos
mework known as positive psychology, which aim is transaccionales, enfatizando las relaciones entre fac-
the development and maintenance of personal well- tores individuales y ambientales. Desde la perspectiva
being. The influence of positive psychology have also psicosocial Maslach y Jackson (1981) entienden que
reached the organizational field, called Positive Orga- el burnout se configura como un síndrome tridimen-
nizational Psychology. This new stream is focused on sional (resultado del análisis factorial de su célebre
the analyses of positive personal and group characte- instrumento de evaluación MBI “Maslach Burn-
ristic and organizational aspects related to employees’ out Inventory”) y que queda caracterizado como un
well-being at workplace. One of these new positive proceso en el que intervienen elementos cognitivo-
phenomena is known as engagement, considered an aptitudinales (baja realización personal en el trabajo),
opposite theoretically concept to the burnout syndro- emocionales (agotamiento emocional) y actitudinales
me. In this article, we review the stress traditional mo- (despersonalización). Para Maslach (2009) el contex-
dels, which explain the antecedents and development to interpersonal centró la atención en las emociones
factors associated to burnout syndrome. Besides, we del individuo y en los motivos y valores que subyacen
analyze the evolution from stress classic models to en el trabajo con los usuarios.
new scientific approach from positive organizational Desde entonces el término burnout ha sido delim-
psychology, focused on the prevention of occupatio- itado y aceptado por la comunidad científica y mu-
nal diseases by means of the development of healthy cha ha sido la literatura producida sobre el síndrome
organizations through engagement. Finally, we dis- de estar quemado por el trabajo. En años recientes
cussed the theoretical and practical implications and se ha publicado una amplia cantidad de revisiones
further research directions sobre diversos aspectos del mismo (i.e. Halbesleben
2006; Halbesleben y Buckley 2004; Schaufeli y Bu-
Key words: Burnout; Engagement; Positive Orga- unk 2003), mientras que una cercana exploración en
nizational Psychology; Strengths; Psychosocial Risk; Google Scholar (marzo 2014), encuentra 384.000
Job Demands-Resources Model entradas bajo el término clave de burnout. En más
de tres décadas de investigación se ha establecido la
complejidad que subyace en el constructo mediante
INTRODUCCIÓN la elaboración de modelos conceptuales, se han abier-
to diferentes líneas de investigación, se han desarrol-
En el inicio de la década de los setenta, en un en- lado instrumentos para su evaluación y se ha situado
torno laboral que evoluciona en línea con los cambios la experiencia de estrés dentro de un contexto organ-
sociales, económicos y políticos de la época, surge el izacional que va bastante más allá de las profesiones
movimiento de calidad de vida en el trabajo; el factor asistenciales.
humano entra de lleno de esta manera en el discurso, En la actualidad el Burnout se reconoce como un
las estrategias y las prácticas organizacionales. En este problema de salud vinculado a los riesgos psicosocia-
contexto Freudenberger (1974), psiquiatra que traba- les. Para Maslasch y Leiter (1997) los tipos de pro-
DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA... / NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN

blemas identificados por los investigadores y profe- nera relevante en lo que respecta a su investigación.
sionales sugieren efectos nocivos que no sólo pueden La propia definición del síndrome se ha generalizado
tener un alto costo para las organizaciones y para las con base en la estructura tridimensional del cuestio-
personas que lo padecen sino también para los colegas nario (agotamiento emocional, despersonalización y
y usuarios del servicio. En este sentido ha sido asocia- baja realización personal); hecho, por otra parte, que
do con respuestas negativas al trabajo: insatisfacción ha sesgado la investigación posterior. Así, para Gil-
laboral, bajo compromiso e implicación, absentismo, Monte (2007) se toma la definición del síndrome de
intención de abandono, rotación y aumento de con- quemarse por el trabajo por lo que evalúa el MBI; y el
flictos (i.e. Brief y George, 1995; Gil-Monte y Peiró, MBI consiste en el instrumento para evaluar burnout. 151
1996; Schaufelli y Enzmann 1998; Soler, Yaman, y La propia Maslach (1993) reconoce que disponer del
Esteva, 2007) y con un amplio cortejo de síntomas MBI ha llevado a muchos investigadores a dirigir sus
físicos, emocionales y actitudinales (Golembiewski y estudios más por el método que por la teoría.
Munzenrider, 1988; Pines, 1993). En un principio el MBI fue elaborado para
En palabras de Maslach (2009:37): evaluar el síndrome exclusivamente en profesiones
sanitarias, pero la rápida difusión del mismo y la
“En los años recientes “burnout” se ha convertido inclusión de nuevos colectivos de estudio, dio lu-
en una forma popular de describir la agonía personal gar a una segunda edición para profesionales de la
del estrés laboral. La imagen evocadora de la llama educación. Esta nueva versión del MBI recibe la
que se está reduciendo a cenizas (...) con el paso del denominación de Educator Survey (MBI-ES) fren-
tiempo. El fuego inicial de entusiasmo, dedicación y te a la primera que pasa a nombrarse como Human
compromiso con el éxito se ha ido quemando (bur- Services Survey (MBI-HHS). La gran mayoría de es-
ned-out) dejando atrás las brasas humeantes del ago- tudios sobre la validez psicométrica del MBI apoyan
tamiento, el cinismo y la ineficacia” su validez factorial tridimensional. No obstante, es
de reseñar cierta debilidad, especialmente en la esca-
Un breve repaso sobre el recorrido de este fenó- la de despersonalización, de manera que una parte
meno en la literatura psicológica nos aproxima a las de la literatura sobre el tema apuntan a estructuras
cuestiones relevantes que ha centrado el interés de los bifactoriales (Brookings, Bolton, Brown y McEvoy,
investigadores, desde una fase descriptiva necesaria a 1985; Chan y Hui, 1995; Green, Walkey y Taylor,
una fase explicativa y sistemática. Paso, por otra parte, 1991; Kalliath, O’Driscoll, Gillespie y Bluedorn,
que ha sido posible gracias a la utilización de instru- 2000) y en ciertos aspectos este debate continúa
mentos estrictos de medida y al impulso de estudios abierto en la actualidad.
epidemiológicos y causales (Moreno-Jiménez, 2007) A mediado de la década de los 90 se publica una
nueva versión del cuestionario para profesionales aje-
nos al sector servicios, el MBI-GS (General Survey)
EL MASLACH BURNOUT INVENTORY (Maslach, Jackson y Leiter, 1996), el cual mantiene
la estructura tridimensional a pesar de reducir a 16
Pese a que las descripciones originales se gestan en el número de ítems. Esta nueva versión conlleva una
la observación clínica y la entrevista juega un papel cla- redefinición del síndrome. Para Maslach (2009) la
ve en el acercamiento inicial al concepto, ambos méto- dimensión agotamiento representa el componente
dos se han visto relegados en favor de la hegemonía de de estrés individual; las fuentes principales de este
las medidas de auto-informe como forma de evaluar el agotamiento son la sobrecarga laboral y el conflicto
síndrome de estar quemado (Durán, 2001; Schaufeli, personal en el trabajo. La dimensión cinismo, que
Enzmann y Girault 1993). Sin embargo, pueden iden- se desarrolla en respuesta al exceso de agotamiento
tificarse intentos de evaluación conductual (Lawson y emocional puede derivar en pérdida de idealismo y en
O’Brien, 1994) y una propuesta de entrevista estructu- reacciones negativas hacia la gente y hacia el trabajo.
rada (Forney, Wallace-Schutzmann y Wiggers, 1982) La ineficacia se refiere a los sentimientos de incompe-
aunque estas iniciativas a pesar de su enorme interés tencia, carencia de logros y productividad; este senti-
apenas han tenido continuidad en la investigación. miento es exacerbado por la insuficiencia de recursos,
El MBI (Maslach y Jackson, 1981) se ha consti- la falta de apoyo social y de oportunidades para desa-
tuido como el instrumento de medida por excelencia rrollarse laboralmente.
en lo que a burnout se refiere y ha influido de ma-
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DESARROLLO DIMENSIONAL EN EL BURNOUT También en nuestro país a lo largo de los últimos


años encontramos propuestas para un modelo de de-
La conceptualización del burnout asumida por la sarrollo del proceso del burnout (Gil Montes, 1994;
mayoría de los investigadores contempla al síndrome Gil Montes, Peiró y Valcarcel, 1998). Con base en el
como un proceso gradual provocado a largo plazo por modelo de Lazarus y Folkman (1984) y la teoría so-
el estrés de rol. Desde este planteamiento surge desde bre los antecedentes de la actitudes (Eagly y Chaiken,
muy temprano la necesidad de establecer la secuen- 1993), integran estos investigadores las experiencias
cialidad de sus dimensiones. Se han propuesto dis- cognitivas y emocionales como mediadores en la rela-
152 tintos procesos de aparición de los componentes del ción entre el estrés laboral percibido y los resultados
síndrome de quemarse. Uno de los primeros modelos conductuales/actitudinales. En el modelo propuesto
que aparece en la literatura se debe a Golembiewski, los profesionales al enfrentarse crónicamente a pro-
Munzenrider y Carter (1983) en el cual los autores blemas laborales no resueltos inician la aparición de
ubican como factor inicial los sentimientos de des- baja realización personal (dimensión cognitiva) y pa-
personalización. Para estos autores la distancia pro- ralelamente altos niveles de agotamiento (dimensión
fesional del usuario, que en un principio puede ser emocional) y, ambas circunstancias conducen a la
funcional, cuando se convierte en excesiva dificulta la despersonalización como una estrategia de afronta-
habilidad de relación y consecuentemente empeora la miento.
realización personal. Este proceso desemboca a más
largo plazo en agotamiento emocional.
Para mejorar algunas deficiencias de esta propuesta MODELOS GENERALES DE CARÁCTER COM-
Leiter y Maslach (1988) proponen un modelo alterna- PRENSIVO
tivo en el que el síndrome se inicia con la aparición de
sentimientos de cansancio emocional, ante el cual el La necesidad de explicar la etiología del síndrome
individuo reacciona desarrollando una actitud desper- de quemarse por el trabajo cómo respuesta al estrés
sonalizada hacia los usuarios, lo que provoca la pérdi- laboral, junto con la utilidad de integrarlo en marcos
da de su compromiso con el trabajo y la consiguiente teóricos más amplios, ha dado lugar a la aparición de
disminución de realización personal, sintiéndose final- diversos modelos explicativos. Los estudios sobre bur-
mente quemado. Así, la actitud de despersonalización nout han incluido variables antecedentes, modulado-
se contempla como una variable mediadora entre el ras o consecuentes tanto de carácter individual como
agotamiento y la baja realización. Más tarde Leiter organizacional y ofrecen una descripción del proceso
(1993) reformula esta propuesta y, aunque mantiene que sigue el trabajador hasta sentirse quemado. Para
la relación entre cansancio emocional y despersonali- Burke y Richardson (1996) estos modelos han de ser
zación. Para el autor son los estresores laborales (sobre- capaces de ofrecer un marco de intervención multi-
carga, conflictos, etc.) los que agravarían el cansancio nivel con objeto de paliar sus efectos y prevenir su
e incrementaría la despersonalización, mientras que la aparición.
presencia/ausencia de recursos (apoyo social, oportuni- Si bien son muy numerosos los modelos que in-
dades para desarrollar habilidades, etc.) influiría sobre tentan explicar la aparición del síndrome desde con-
la realización personal, se trata pues de un progreso en sideraciones psicosociales, aceptando la clasificación
paralelo de ambas dimensiones. de Gil-Monte y Peiró (1999) en la que se establecen
Lee y Ashforth (1993) pusieron a prueba la via- tres perspectivas de estudio diferenciadas, pasamos a
bilidad de los modelos de Leiter y Maslach (1988) y reseñar algunos ejemplos representativos.
Golembiewski y cols. (1983), en un estudio de carác- El primer grupo incluye los modelos que incor-
ter longitudinal. Los modelos causales elaborados in- poran conceptos propios de la teoría del Aprendizaje
cluían el proceso de burnout desde ambas perspectivas Social (Bandura, 1989) sobre autoeficacia. Así mismo,
y lo relacionaban con variables antecedentes y conse- estos modelos consideran que las personas fuertemen-
cuentes. Si bien ninguno de los modelos se ajustó de te motivadas entran en la vida laboral con objetivos
forma adecuada a los datos, el avance metodológico y expectativas elevados sobre su trabajo. Para Harri-
que supuso la incorporación a la investigación de los son (1983) estas expectativas sobre consecución de
modelos de ecuaciones estructurales ha avivado el de- objetivos se ven afectadas por características del en-
bate y han funcionado como pilares para una mejor torno laboral que pueden ayudar, o por el contrario
compresión del fenómeno que nos ocupa. ser factores de barrera; al disminuir el sentimiento de
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competencia social y de eficacia percibida reducen variables situacionales (Maslach, Shaufelli y Leiter,
ostensiblemente la motivación de ayuda. En la mis- 2001; Schaufelli y Enzman, 1998).
ma línea, Chernis (1980) acentúa la relación entre las En un intento de organizar la vasta literatura de
características del lugar de trabajo y las características investigación sobre factores organizacionales del bur-
del sujeto, en especial con su orientación profesional. nout, Maslach y Leiter (1997) presentaron una pers-
Lograr nuestros objetivos personales nos permite ex- pectiva global de prevención y tratamiento; en ella se
perimentar sentimientos de autoeficacia; percibimos plantea la meta última de generar compromiso con el
y evaluamos a los usuarios de acuerdo al grado en que trabajo mediante estrategias que incrementen la ener-
satisfacen la necesidad de obtener significado de nues- gía, implicación y eficacia como la mejor forma de 153
tro trabajo (Chernis,1990) y, en este sentido, Pines prevenir el burnout. Basándose en modelos anteriores
(1993) establece que la raíz del burnout descansa en de ajuste al trabajo (French, Rodgers y Cobb, 1974)
la necesidad de creer que nuestra actividad laboral es formularon un modelo que se centraba en el ajuste
útil e importante, así los estresores serían objetivos y o desajuste entre la persona y aspectos relevantes de
expectativas frustradas, siendo básico el sentimiento su ambiente laboral. El proceso de cambio propuesto
de eficacia personal para el afrontamiento del mismo. vincula las condiciones específicas del ambiente la-
El segundo grupo recoge los modelos elaborados boral a las emociones y conductas laborales del su-
desde las teorías del intercambio social. La tesis central jeto. Es un proceso social y cooperativo, y trata de
de Buunk y Schaufeli (1993) descansa sobre la evi- estimular la comunicación entre la organización y sus
dencia de que el burnout se desarrolla principalmente empleados. Estos autores identificaron seis áreas de
en un contexto social y para comprender su desarro- la vida laboral que recogen los aspectos clave de ries-
llo se deberá atender al modo en que los individuos go organizacional para el burnout. Las dos primeras:
perciben, interpretan, y construyen las conductas de sobrecarga en el trabajo y falta de control se eviden-
otros en el trabajo. Así, para estos autores el síndrome cian en el modelo de estrés laboral Demanda-Control
de quemarse por el trabajo presenta una doble etiolo- (Karasek y Theorell, 1990). Claramente existe un des-
gía: los procesos de intercambio con los usuarios y los ajuste entre las exigencias del trabajo y la capacidad
procesos de afiliación y comparación con los compa- del individuo para satisfacer esas exigencias, mientras
ñeros de trabajo; proponiendo que las expectativa de que la falta de control tiene un claro vínculo con ele-
equidad o ganancias sobre esos intercambios juegan vados niveles de estrés. La tercera área crítica son las
un papel muy importante en el origen del síndrome. recompensas insuficientes. La falta de reconocimien-
El último grupo considera los modelos elabora- to por la calidad del trabajo y de refuerzo por el logro
dos desde la teoría organizacional. Son modelos que juega un papel preponderante en el estado de ánimo
se caracterizan porque enfatizan la importancia de de los empleados. La cuarta, quiebre en la comuni-
los estresores del contexto de la organización y de las dad, está referida a las relaciones interpersonales en el
estrategias de afrontamiento empleadas ante la expe- trabajo y captura el apoyo social y los conflictos con
riencia de quemarse. El modelo de Golembiewski et otras personas. La falta de apoyo y confianza posibili-
al. (1983) pone el acento en la sobrecarga y la pobreza ta un quiebre en el sentido de comunidad, el trabajo
de rol, mientras que para Winnubst (1993) los ante- se hace difícil y las condiciones para estrés y burnout
cedentes del síndrome varían dependiendo del tipo se tornan altas. La ausencia de imparcialidad, quinta
de estructura organizacional y de la institucionaliza- de las áreas, emerge de la literatura sobre equidad y
ción del apoyo social. justicia social. Por último, la sexta área recoge el po-
Finalmente, la investigación sobre burnout toda- der cognitivo-emocional de las metas y expectativas.
vía tiene que descubrir los contextos específicos en los Los autores promulgan la necesidad de enfatizar los
cuales el estrés ejerce sus efectos. Un meta-análisis de valores humanos, la sinergia entre los valores persona-
la literatura (Collins, 1999) demostró que los efec- les y los organizacionales se convertiría en una fuente
tos del estrés en el burnout varían a través de factores de energía creativa que estimula a grupos y organiza-
situacionales, recursos de manejo disponibles tales ciones, mientras que si estos valores centrales no se
como apoyo y control social y factores personales cumplen, el conflicto y el desajuste puede favorecer la
permanentes. No obstante la posición psicosocial se aparición de burnout.
impone porque aunque se encuentra alguna evidencia Más tarde Leiter y Maslach (2004) establecen que
de factores de riesgo individuales, existe mucha más el burnout media entre el impacto de los estresores or-
evidencia de investigación para la importancia de las ganizacionales y los resultados del estrés. Sin embar-
NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN / DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA...

go, para estos investigadores liberarse de un problema en el estudio de las condiciones y procesos que con-
negativo no es lo mismo que lograr una alternativa tribuyen al fortalecimiento y funcionamiento óp-
positiva. Desde esta idea, germina la nueva corriente timo de las personas, los grupos y las instituciones
en Psicología Positiva que, progresivamente derivará (Gable y Haidt, 2005). Desde su introducción for-
en su aplicación al contexto laboral dando lugar a la mal en la convención de la APA por Martin Selig-
Psicología Organizacional Positiva. man (2000), se ha convertido en un vibrante cam-
po de trabajo para los investigadores de las ciencias
sociales interesados en un amplio rango de dimen-
154 DE LA PSICOLOGÍA POSITIVA A LA PSICOLOGÍA siones y competencias orientadas hacia lo positivo.
ORGANIZACIONAL POSITIVA Sheldon y King (2001) subrayan, de hecho, que la
Psicología Positiva tiene como foco de atención exa-
La psicología como disciplina se ha marcado tres minar a la “persona media” con la misión de descubrir
objetivos principales a lo largo de su historia: 1) curar lo que funciona, lo que podría ser mejorado a pesar de
la enfermedad mental; 2) hacer más productiva y ple- que funciona, y las competencias y destrezas que usan
na la vida de las personas; y 3) identificar y desarrollar estas personas y que les permiten no caer en proble-
el talento (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). Des- mas psicológicos. En lo que va de siglo, han surgido
afortunadamente, tras la segunda guerra mundial, las una gran cantidad de manuales, artículos científicos,
dos últimas misiones fueron rápidamente olvidadas. proyectos de investigaciones, publicaciones en revis-
Las terribles secuelas dejadas por la guerra en la po- tas internacionales, asociaciones, Congresos así como
blación civil y militar, hizo que el interés de la psico- programas de Máster y Doctorado sobre psicología
logía se centrase en reparar el daño o el sufrimiento positiva en diferentes ámbitos, lo cual permite valo-
dentro de un modelo médico de enfermedad basado rar el alcance de este nuevo enfoque y la necesidad
en las cuatro D (deterioro, daño, desorden y disfun- de una nueva perspectiva más positiva y preventiva,
ción). Su objetivo quedó relegado a recuperar las per- complementaria al modelo existente de las cuatro D
sonas de su malestar, sus trastornos y enfermedades, (Donaldson, Chizmilhali y Nakamura, 2011).
dejando en un segundo plano los objetivos relaciona- No obstante, debemos subrayar que la Psicología
dos con una vida más plena y el desarrollo del talento. Positiva no afirma haber descubierto la importancia y
Por tanto, en los últimos 50 años, podríamos decir el papel de la positividad en el ser humano (Peterson,
que la psicología ha orientado sus esfuerzos principal- 2006), puesto que la corriente humanista ya defendía
mente hacia los déficits psicológicos del ser humano. tendencias claramente positivistas representadas por
No obstante, como sugieren Seligman y Csikszentmi- autores tan reconocidos como Carl Rogers, Abraham
halyi (2000), ello no implica una mejor prevención Maslow o Erich Fromm. Desafortunadamente, la au-
de estos fenómenos, pues los mejores progresos en sencia de una base empírica sólida a mediados de los
este campo deben tener su origen en una perspectiva años 50 impidió que esta perspectiva adquiriese una
centrada en construir y desarrollar competencias y no mayor relevancia. Por tanto, podríamos decir que la
estrictamente en corregir debilidades. En cualquier Psicología Positiva surge con la finalidad de atender
caso, este acercamiento hacia la intervención de la las áreas que la psicología tradicional ha relegado a
disfunción ha permitido que los teóricos e investiga- un segundo plano, el estudio de las fortalezas, virtu-
dores de las ciencias sociales desarrollen numerosos des y el funcionamiento óptimo del individuo, siendo
enfoques teóricos, acumulen conocimientos y dise- complementaria al modelo tradicional centrado en las
ñen estrategias de intervención sobre gran variedad cuatro D, pero desde un abordaje riguroso, centrado
de trastornos psicológicos y problemas sociales como en la investigación-acción, con métodos de investi-
la depresión, la agresividad o el burnout, tal como he- gación sólidos y partiendo de un marco teórico bien
mos visto anteriormente (Gable y Haidt, 2005). fundamentado. Esta orientación positiva del estudio
Esta necesidad de ampliar hacia la búsqueda de del ser humano pronto ha inundado otros campos
lo mejor del ser humano, de las competencias y for- aplicados de la psicología y rápidamente se ha expan-
talezas que amortiguan los acontecimientos vitales dido a la educación (Seligman, Ernst, Gillham, y Lin-
negativos, se convierte en un caldo de cultivo idó- kins, 2009), el ámbito clínico (Seligman, Rashid, y
neo para la aparición del movimiento de la Psico- Parks, 2006), los servicios sociales (Glicken, 2004) y
logía Positiva (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). especialmente al contexto laboral (Bakker y Schaufeli,
La Psicología Positiva, por tanto, centra su interés 2008; Luthans y Youssef, 2007), el cual será anali-
DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA... / NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN

zado con mayor detenimiento a continuación (para ble en la literatura, estas áreas interrelacionadas en el
una revisión de campos aplicados de actuación de la estudio positivo de las organizaciones muestran dife-
psicología positiva, ver Donaldson, Csikszentmihalyi, rencias conceptuales que son necesario aclarar.
y Nakamura, 2011). No existe todavía un consenso dentro de la comu-
nidad científica sobre la definición y foco de atención
de la Psicología Organizacional Positiva. Por ello, a
LA APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA POSITIVA EN veces se han utilizado etiquetas como psicología posi-
EL CONTEXTO LABORAL: PSICOLOGÍA ORGANI- tiva en el trabajo, lugar de trabajo positivo u organiza-
ZACIONAL POSITIVA ciones positivas o saludables (Martin, 2005). Por este 155
motivo, vamos a partir de las bases conceptuales de la
La importancia de los aspectos psicológicos posi- Psicología Positiva para seguir hacia su aplicación or-
tivos de las personas y su impacto sobre el lugar de ganizacional. La psicología positiva es definida como
trabajo ha devenido en una nuevo enfoque denomi- el estudio de: 1) la experiencia subjetiva positiva; 2)
nado Psicología Organizacional Positiva (POP; Do- los rasgos positivos individuales y 3) las instituciones
naldson y Ko, 2010; Salanova, Martínez, y Llorens, positivas (Seligman y Csikszentmihalhi, 2000). Si-
2005). No obstante, al igual que la Psicología Positi- guiendo esta definición, Peterson (2006) distingue
va admite que parte de sus raíces surgen de la escuela tres pilares fundamentales de esta disciplina.
humanista, el reciente campo denominado Psicología En primer lugar, la experiencia subjetiva positiva,
Organizacional Positiva reconoce que gran parte del que incluye aspectos como la felicidad, bienestar, pla-
bagaje histórico de la disciplina se debe a las teorías cer, esperanza, optimismo, flow y afectividad positiva.
clásicas motivacionales de Maslow (1954), McGre- El segundo pilar son los rasgos positivos, que implican
gor, (1960) y Herzberg, (1966), quienes fueron los el talento, intereses, creatividad, valores, fortalezas del
iniciadores del cambio conceptual imperante sobre el carácter, crecimiento, significado, etc… Finalmente,
trabajador dentro de la empresa poniendo de relie- el tercer pilar hace referencia a instituciones positivas,
ve ciertas dimensiones positivas como predictores de que incluyen familias, centros escolares, organizacio-
las actitudes laborales y el desempeño organizacional. nes, comunidades y sociedades.
Igualmente, durante los años de post-guerra vieron Desde el ámbito organizacional, nos interesa este
la luz numerosos modelos y conceptos teóricos foca- tercer elemento relacionado con las instituciones po-
lizados hacia las dimensiones positivas del empleado sitivas. La Psicología Positiva plantea que los contex-
y su repercusión dentro del desempeño organizacio- tos se pueden modificar intencionalmente para for-
nal (i.e. satisfacción laboral, justicia organizacional, talecer o mejorar las propias fortalezas individuales.
motivación intrínseca, compromiso organizacional, Los programas preventivos o el desarrollo de entornos
conducta organizacional ciudadana, etc…). Por positivos podrían facilitar la consecución de expe-
tanto, al igual que la psicología positiva, la POP no riencias subjetiva positivas y el desarrollo de rasgos y
proclama representar un nuevo descubrimiento de competencias individuales positivos. De acuerdo con
la positividad, más bien enfatiza la necesidad de una Peterson (2006) este tercer pilar facilita los dos pilares
investigación-acción rigurosa, con enfoques teóricos anteriores ya que sin la existencia de contextos posi-
con una base psicológica y científica bien fundamen- tivos facilitadores y mantenedores de estas actitudes
tada, basado en evidencias empíricas contrastadas y, y conductas positivas, su aparición y mantenimiento
finalmente, centrada en los rasgos, estados y compor- en el empleado sería muy limitada en el tiempo. De
tamientos positivos de los trabajadores en las organi- esta manera, instituciones positivas como los centros
zaciones (Luthans y Youssef, 2007). de trabajo ayudan a promover y refuerzan la puesta en
De acuerdo con Donaldson y Ko (2010), hasta la práctica de las fortalezas positivas de los trabajadores
fecha los trabajos de investigación de carácter positivo y, por ende, la consecución de mayor satisfacción y fe-
aplicados al ámbito organizacional han utilizado tres licidad en el trabajo. En resumen, la POP es conside-
grandes categorizaciones: Psicología Organizacional rada el estudio científico de las experiencias subjetivas
Positiva (Positive Organizational Psychology), Com- y los rasgos positivos en ámbitos de trabajo positivos
portamiento Organizacional Positivo (Positive Orga- y su aplicación para mejorar la efectividad y la calidad
nizational Behavior) e Investigación Organizacional de vida en las organizaciones.
Positiva (Positive Organizational Scholarship). Aunque Dentro de este marco conceptual de la POP po-
a veces han sido utilizados de manera intercambia- demos encontrar dos corrientes interrelacionadas,
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pero con focos de atención diferentes: 1) comporta- ganizational positive scholarship), la cual está centrada
miento organizacional positivo (Luthans, 2002) e in- prioritariamente en el estudio de los resultados, pro-
vestigación organizacional positiva (IOP; Cameron, cesos y atributos positivos de las organizaciones y sus
Dutton, y Quinn, 2003). miembros (Cameron et al., 2003). La idea central de
El comportamiento organizacional positivo (COP; IOP es comprender los mecanismos subyacentes a los
del inglés organizational positive behavior) se refiere al comportamientos positivos en el ámbito laboral que
estudio y aplicación de las capacidades psicológicas y las permiten a las organizaciones impulsar nuevos nive-
fortalezas de los trabajadores que pueden ser medidas, les de excelencia (Roberts, Spreitzer, Dutton, Quinn,
156 desarrolladas y gestionadas de manera efectiva para me- Heaphy, y Barker, 2005). La IOP tiene como objetivo
jorar el rendimiento organizacional. Luthans (2002) ar- estudiar las organizaciones y sus características donde
gumenta que los criterios de inclusión por parte de una la apreciación, creación y desarrollo del bienestar y la
capacidad humana para formar parte de este enfoque es calidad de vida laboral son indicadores claves del éxi-
que debe ser considerada un “estado”, lo cual permite to (Bernstein, 2003). La IOP se centra en dinámicas
que esta capacidad pueda ser mejorada y desarrollada en positivas que traen efectos positivos como el rendi-
el ámbito de trabajo para incrementar el desempeño or- miento organizacional o el desarrollo personal, por
ganizacional. Igualmente, las investigaciones deben estar tanto, tiene un nivel de análisis más macro, su objeti-
basadas en planteamientos teóricos y de investigaciones vo son el estudio de las organizaciones positivas y sus
mensurables, desarrollables y gestionables desde el con- características. En este sentido, la IOP tienen entre
texto laboral. Además su foco de investigación está cen- sus temas de investigación aspectos como la resilien-
trado a un nivel más individual, sobre el propio trabaja- cia o la confianza organizacional, vitalidad o el signi-
dor, abarcando en enfoque de micro-análisis dentro de la ficado laboral. De acuerdo con Cameron y su equipo
empresa. Wright (2003) sugiere que el COP debe tener (2003), cada palabra del acrónimo IOP implica un
como objetivo fundamental el bienestar del empleado y elemento importante de este enfoque. Así, la palabra
su salud, pues la calidad de vida laboral del empleado se “positiva” enfatiza una perspectiva con un claro sesgo
está convirtiendo actualmente en un valor empresarial hacia lo positivo, una orientación hacia lo excepcio-
de importancia estratégica. La evaluación y la consecu- nal, lo próspero y pleno dentro de la organización. El
ción de la salud ocupacional y el bienestar, en lugar de término “Organizacional” quiere subrayar el énfasis
ser considerado un “coste”, están paulatinamente con- en contextos organizacionales, como opuesto a fenó-
virtiéndose en una “inversión” pues son los trabajadores menos meramente individuales, tales como ocurre en
quienes producen beneficios económicos directos a la el enfoque COP (Dutton y Glynn, 2007). Finalmen-
empresa en términos de mayor productividad, baja tasa te, el término “investigación” es utilizado para hacer
de absentismo o menor números de bajas laborales, en- explicita el bagaje teórico y el apoyo empírico como
tre otros. Básicamente, el COP estudia las condiciones requerimiento necesario para formar parte de este
psicológicas positivas individuales y las fortalezas de los enfoque, más allá de posturas pseudo-científicas que
empleados que se encuentran relacionadas con su bien- incluían dimensiones y propuestas más populares. En
estar o su desempeño eficaz. Tales capacidades psicológi- resumen, IOP implica aquella investigación empírica
cas incluidas son la esperanza, el optimismo, la resilien- que examina fenómenos positivos en la organización
cia, el humor, la generosidad, la inteligencia emocional (Cameron et al., 2003).
o la autoeficacia, entre otras. Así, existe toda una línea Similar al COP pero con matices diferenciales de
de investigación centradas en estos recursos personales la Psicología Positiva, el objetivo primario de la IOP
que evidencian su impacto positivo sobre la satisfacción está en el lugar de trabajo y en el análisis de la con-
laboral, el compromiso organizacional, o la mayor ilu- secución de resultados organizacionales positivos. A
sión o felicidad en el trabajo (Nelson y Cooper, 2007). pesar de que tanto el COP como el IOP estudian la
Además, otro punto de interés de este enfoque es cómo esfera organizacional desde un acercamiento positivo
alcanzar un nivel alto de excelencia por parte de los em- y subrayando los logros y resultados organizaciona-
pleados en las empresas, así que se examinan detenida- les, ambos enfoques difieren en algunos aspectos tales
mente las condiciones bajo las cuales los empleados las como son el nivel de análisis y las dimensiones exami-
alcanzan. nadas. Mientras el COP se centra principalmente en
Por otro lado, cuatro años más tarde que la co- las cualidades psicológicas individuales y las fortalezas
rriente COP, apareció el enfoque denominada inves- humanas que influyen en el rendimiento organizacio-
tigación organizacional positiva (IOP) (del inglés or- nal (Luthans, 2002), la IOP se centra principalmente
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en los aspectos positivos del contexto organizacional la focalización tradicional en los aspectos negativos a
que influyen en el logro de los empleados (Cameron y centrarnos exclusivamente en el lado positivo (Fine-
Caza, 2004). El énfasis en la mejora del rendimiento man, 2006). Casi tres décadas después de su defini-
es central para el COP pero no necesariamente para ción y al calor del movimiento de la POP, el final de
el IOP. Igualmente, ambos enfoques discrepan en los años noventa supuso el despertar del interés por el
los métodos de investigación y sus niveles de análisis estudio de experiencias opuestas al síndrome de bur-
(Bakker y Schaufeli, 2008). Los estudios desde COP nout. De hecho, Maslach y Leiter (1997) destacaron
se realizan principalmente a nivel micro utilizando el sentimiento de conexión energética y efectiva con
encuestas, mientras los estudios sobre IOP normal- sus trabajos propio de los empleados engaged, abrien- 157
mente son a nivel organizacional utilizando métodos do así camino para que el engagement emergiese al
de tipo cualitativos y cuantitativos (Luthans y Avolio, estudio científico caracterizado por energía, implica-
2009). Mientras las investigaciones del COP tienden ción, y eficacia profesional: los opuestos de las tres
a desarrollarse de manera inductiva (i.e. niveles de dimensiones del síndrome, a pesar de la existencia de
análisis de individuo-grupo-organización) el IOP uti- otras definiciones previas (Kahn, 1990). Si las organi-
liza el patrón inverso. En definitiva, tal como sugieren zaciones contemporáneas esperan de sus empleados
Donaldson y Ko (2010), la POP es un término más proactividad, iniciativa y responsabilidad sobre su de-
general, que construye un puente conceptual entre sarrollo profesional, junto a un desempeño excelente,
el enfoque del COP, centrado en el trabajador, y la parece lógico que necesiten este tipo de empleados y,
IOP, centrada en la organización. Sin duda, ambas se por ello, no sorprende que el inicio del siglo XXI haya
nutren de manera recíproca, ya que en la mayoría de sido testigo de la eclosión de este ámbito de investiga-
los casos las contribuciones de la perspectiva COP in- ción (Bakker y Leiter, 2010).
terrelacionan con los intereses de la perspectiva IOP, Sin duda, la cristalización de esta perspectiva po-
así la POP cubre ambas esferas, en términos de líneas sitiva en torno al estudio del engagement ha resultado
de investigación, foco de atención y nivel de análisis. muy fructífera. Así Mills, Fleck y Kozikowski (2013)
al pasar revista a la investigación desarrollada desde el
ámbito de la Psicología Positiva vinculada al contexto
PSICOLOGÍA ORGANIZACIONAL POSITIVA: DEL laboral, indican que el engagement puede considerarse
ENGAGEMENT AL BURNOUT en la actualidad un ‘tema candente’. De este modo,
el futuro de la investigación sobre burnout ha desem-
A lo largo de más de treinta años de investigación, bocado de forma natural en el estudio del engagement
la evidencia empírica ha desvelado los importantes y entra de lleno tanto en el ámbito de la Psicología de
efectos negativos del burnout para el compromiso or- la Salud Ocupacional (Salanova, 2010), como en la
ganizacional, la satisfacción laboral y vital, o la salud esfera del concepto integral de Salud propuesto por la
física, en diferentes profesiones asistenciales (Schau- OMS, formulado a finales de la década de los cuaren-
feli, Leiter, y Maslach, 2009). Aunque la literatu- ta mucho antes de que quedase configurado formal-
ra ha constatado que los factores de vulnerabilidad mente el giro de la Psicología hacia el “lado positivo”.
personales y organizacionales tienen un gran peso en Resulta evidente que la sinergia de intereses en-
la etiología y mantenimiento del burnout (Maslach, tre el ámbito aplicado y el académico ha encontrado
et al., 2001), algunos autores han subrayado la im- un lugar privilegiado en este campo de estudio, pues
probabilidad de que los mecanismos explicativos que los beneficios del engagement del empleado no están
subyacen al malestar y el desajuste laboral sean idén- limitados a éste (i.e., mejora de la salud, Halbesle-
ticos a aquellos que explican el funcionamiento ópti- ben, 2010). En opinión de Bakker y Leiter (2010)
co y el bienestar (Bakker y Schaufeli, 2008; Tetrick, centrarse en el engagement ofrece a las organizaciones
2002). Así, enfoques organizacionales más positivos una ventaja competitiva. Así, la investigación ha des-
podrían contribuir complementando el modelo tra- velado efectos positivos en ámbitos departamentales
dicional del estrés laboral con un modelo de bien- y organizacionales, tales como decremento del absen-
estar laboral. El objetivo de estos enfoques no sería tismo y la rotación (Bakker y Schaufeli, 2008; Saks,
centrarse exclusivamente en el polo positivo sino lo- 2006) e incremento del compromiso organizacional
grar una visión más comprehensiva que incluya tanto (Halbesleben, 2010), desempeño y conductas extra-
los aspectos positivos y negativos, evitando así caer rol (Xanthopoulou, Bakker, Heuven, Demerouti, y
en una movimiento pendular, del que se pasaría de Schaufeli, 2008), desempeño evaluado por compa-
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ñeros y supervisores (Halbesleben y Wheeler, 2008), Al hilo de esta definición ha sido elaborado, y pro-
satisfacción del usuario y valoraciones de éste sobre fusamente aplicado como medida del engagement, el
las capacidades del empleado, mejor clima de servi- UWES (Utrecht Work Engagement Scale; Schaufeli y
cio el cual predice desempeño del empleado y mayor Bakker, 2003, 2010; Schaufeli et al., 2002). El cues-
lealtad y fidelización del cliente (Salanova, Agut, y tionario final consta de 17 ítems en su versión larga
Peiró, 2005), y rentabilidad e ingresos diarios para la (Salanova y Schaufeli, 2004), existiendo también una
organización (Xanthopoulou, Bakker, Demerouti, y versión corta de 9 ítems (Schaufeli, Bakker y Sala-
Schaufeli, 2009a). nova, 2006) y una versión adaptada para evaluar el
158 Considerado antídoto y constructo teóricamente engagement académico (Salanova, Martínez, Bresó,
opuesto al burnout, la traducción al castellano del con- Llorens y Grau, 2005).
cepto no ha sido tarea fácil y quizás la expresión más En cuanto a los marcos explicativos el modelo que
ajustada sea la de vinculación psicológica con el traba- ha catalizado el avance en la investigación sobre bur-
jo. En este sentido, los empleados engaged no son sim- nout-engagement es el Modelo de Demandas y Recur-
plemente trabajadores “no-quemados”, el trabajo les sos Laborales (DRL) (Demerouti, Bakker, Nachreiner
resulta una experiencia positiva, disfrutando con y de y Schaufeli, 2001). Si bien surge para explicar el pro-
lo que hacen, y se perciben capaces de afrontar a dia- ceso de quemarse en el trabajo, su desarrollo permitió
rio nuevas demandas laborales, desplegando conductas incluir el concepto de engagement y, con posteriori-
‘extra-rol’ (Salanova, 2010; Salanova y Llorens, 2008). dad, emplazar los recursos personales como factores
La definición más difundida del engagement laboral predictivos (Bakker y Demerouti, 2008; Schaufeli
incluiría las dimensiones vigor, dedicación y absorción, y Bakker 2004). Con esta configuración el modelo
siendo caracterizado este fenómeno como un estado DRL asume una aproximación holística al tomar en
mental positivo relacionado con el trabajo, un estado consideración indicadores de bienestar (engagement)
afectivo-cognitivo persistente y no focalizado en un y malestar (burnout) del empleado; y se constituye en
objeto, evento o situación particular. El vigor implica un modelo parsimonioso y comprehensivo, un heu-
altos niveles de energía y resistencia mental mientras se rístico útil aplicable a cualquier tipo de ocupación,
trabaja, deseo de invertir esfuerzo en el trabajo incluso al permitir incorporar la combinación de demandas-
afrontando dificultades u obstáculos. Por su parte, la recursos laborales propia de cada organización/puesto
dedicación supone alta implicación laboral, junto con como clave de la salud psicosocial del trabajador, en
sentimientos de significación, entusiasmo, inspiración, estrecha interacción con los recursos personales (ver
orgullo y reto vinculados al trabajo. Finalmente, la ab- Figuras 1 a 3).
sorción se vincula a un intenso estado de concentra- Si tuviéramos que identificar la piedra angular
ción en la propia actividad, mientras la persona experi- del modelo, ésta sería la división de las características
menta que el tiempo ‘pasa volando’, y le resulta difícil laborales en demandas y recursos (Demerouti et al.,
desconectar de aquello que hace debido al disfrute y 2001) y el rol otorgado a ambos como base del deno-
concentración asociados a su labor (Schaufeli, Salano- minado proceso dual de salud psicosocial (Bakker y
va, Gonzalez-Roma y Bakker, 2002). Demerouti, 2008; Schaufeli y Bakker, 2004;). Nume-
Esta estructura tridimensional ha permitido plan- rosos estudios han corroborado la existencia de este
tear dos continuos que ubican las dimensiones cen- proceso dual (Bakker, Demerouti y Schaufeli, 2003;
trales del burnout y el engagement en los polos opues- Hanaken, Bakker y Schaufeli, 2006; Llorens, Bakker,
tos (Bakker, Schaufeli, Leiter y Taris, 2008). Así un Schaufeli y Salanova, 2006; Schaufeli y Bakker, 2004;
primer continuo de energía o activación va desde Schaufeli, Bakker y Van Rhenen, 2008).
vigor hasta agotamiento; y un segundo continuo de- Las demandas se definen como aspectos del traba-
nominado de identificación abarca desde dedicación jo (físicos, psicológicos, socio-emocionales, organiza-
hasta cinismo (Schaufeli y Bakker, 2004). El engage- cionales) que requieren esfuerzo físico o psicológico
ment quedaría caracterizado por alto nivel de energía (cognitivo y emocional) sostenido o habilidades por
y fuerte identificación con el trabajo, el burnout por parte del empleado, y llevan asociados costes físiológi-
lo contrario. Sin embargo, la absorción no es conside- cos y/o psicológicos. En cambio, los recursos labora-
rada el opuesto a ineficacia profesional (tercer aspecto les aluden a características físicas, psicológicas, socia-
del burnout) e implica un estado similar, si bien no les u organizacionales del trabajo que: 1) reducen las
idéntico, al flow (Csikszentmihalyi, 1990; Salanova, demandas laborales y los costes psicológicos/fisioló-
Bakker y Llorens, 2006). gicos asociados; 2) son funcionales en la consecución
DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA... / NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN

de objetivos laborales; y 3) estimulan el crecimien- recursos como apoyo social, autonomía y feedback al-
to personal, el aprendizaje y el desarrollo (Bakker y canzan índices entre .19 < r < .38 con engagement,
Demerouti, 2007; Schaufeli y Bakker, 2004;). mientras la magnitud de esta relación oscila con el
Sobre esta base el modelo DRL identifica un pro- compromiso organizacional entre .25 < r < .44; con
ceso dual integrado por 1) un proceso negativo, en el desempeño entre .23 < r < .30 y con intención de
que las demandas se relacionan principalmente con abandono entre -.22 < r < -.37.
un deterioro de la salud, jugando el burnout un papel No obstante, el modelo en sus diferentes versiones
esencial, y 2) un proceso motivacional positivo, en va más allá de los efectos directos, proponiéndose que
el que la disponibilidad de recursos primordialmente los recursos laborales reducen el potencial efecto ne- 159
conduce a resultados relevantes para la organización gativo de las altas demandas laborales sobre el burnout
(i.e., compromiso organizacional, desempeño y cali- (efecto amortiguador del estrés), o considerando que
dad del servicio) a través del engagement. El proceso las demandas laborales moderan la relación recursos–
de deterioro de la salud comienza con la presencia de engagement. Así mismo se hipotetiza un impacto es-
demandas laborales crónicas, o una carencia de recur- pecialmente relevante de los recursos cuando los em-
sos que contribuiría a generar más demandas, ago- pleados afrontan demandas laborales muy elevadas
tándose los recursos. Como consecuencia puede ge- (efecto exaltador de las demandas laborales) (Bakker
nerarse fatiga crónica y burnout. Numerosa evidencia y Demerouti, 2007; Hakanen y Roodt, 2010). Es-
empírica avala la relación entre burnout y salud (p.e, tos efectos han obtenido un sólido respaldo en los
depresión, quejas psicosomáticas, infarto de miocar- estudios llevados a cabo en los últimos años (Bakker,
dio) (Shirom y Melamed, 2005) y entre burnout y Demerouti y Euwema, 2005; Bakker, Hakanen,
resultados organizacionales (i.e., escaso compromiso Demerouti y Xanthopoulou, 2007; Hakanen, Bakker
organizacional, disminución de conductas extra-rol, y Demerouti, 2005; Xanthopoulou, Bakker, Dollard,
bajo desempeño) (Schaufeli y Enzmann, 1998). Demerouti, Schaufeli, Taris y Schreurs, 2007).
De modo contrario, el modelo propone que la Por otra parte, la evolución del modelo ha lleva-
presencia de recursos laborales estimula la motivación do a conceder un papel relevante no sólo a los re-
en forma de engagement y permite afrontar eficaz- cursos laborales, sino también a los personales en la
mente las demandas laborales, dando lugar a resulta- generación de engagement y mejora del desempeño.
dos organizacionales positivos. Los recursos actuarían Los recursos personales pueden ser considerados au-
reduciendo el impacto de las demandas sobre la salud toevaluaciones positivas vinculadas a la resiliencia y
psicosocial y, por tanto, sus costes físicos y psicoló- aluden a la percepción sobre nuestra habilidad para
gicos (Demerouti et al., 2001), pero también serían controlar e influir de forma exitosa en el ambiente
motivadores en sí mismos, como propone la teoría (Hobfoll, Johnson, Ennis y Jackson, 2003). En el
Conservación de Recursos (Hobfoll, 1989). Así los modelo integrador del engagement (Bakker y Deme-
recursos laborales pueden actuar tanto como moti- routi, 2008), los recursos laborales mantienen una
vadores intrínsecos, fomentando el crecimiento per- relación bidireccional con los recursos personales, los
sonal y profesional de los empleados, su aprendizaje cuales son capaces de movilizar los recursos laborales
y desarrollo, como extrínsecos, al ser instrumentos y generar más engagement y mejor desempeño. A su
esenciales para lograr otros objetivos laborales. vez engagement y desempeño retroalimentan los re-
En este sentido la investigación, incluyendo estu- cursos iniciales: quienes están altamente vinculados
dios de diseño longitudinal, avala la importancia de con su trabajo y tienen un buen desempeño movili-
la relación entre recursos laborales (i.e., apoyo social zarán más recursos personales (o capital psicológico)
de compañeros y supervisores, feedback sobre desem- y más recursos laborales, estableciéndose procesos di-
peño, control o autonomía) y engagement (Bakker y námicos en el tiempo y configurando una espiral po-
Demerouti, 2008; Hakanen y Roodt, 2010; Haka- sitiva (p.e, Hakanen, Perhoniemi y Toppinen-Tanner,
nen, Schaufeli y Ahola, 2008; Mauno, Kinnunen y 2008; Xanthopoulou, Bakker, Demerouti y Schaufe-
Ruokolainen, 2007; Salanova, Schaufeli, Martínez y li, 2008; Xanthopoulou et al., 2009b).
Bresó, 2009; Schaufeli y Salanova, 2007). Los estudios llevados a cabo han vinculado enga-
Un reciente trabajo evaluó mediante técnicas de gement y estilo de afrontamiento activo (Rothmann
meta-análisis las relaciones entre recursos laborales y y Storm, 2003), autoeficacia, optimismo, autoesti-
engagement y entre éste y resultados organizacionales ma (Xanthopoulou, Bakker, Demerouti y Schaufeli,
(Halbesleben, 2010). Los resultados apuntaron que 2007; Xanthopoulou et al., 2009a, 2009b), capital
NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN / DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA...

psicológico (auto-eficacia, optimismo, esperanza, y compromiso con la organización. Estas consecuencias


resiliencia) (Sweetman y Luthans, 2010), e inteligen- positivas retroalimentarán los niveles de recursos per-
cia emocional (Durán, Extremera y Rey, 2004) entre sonales siguiendo la espiral de motivación.
otros constructos. En resumen, el modelo presupone que son los
Siguiendo la estela del modelo de DRL, otras pro- recursos personales los que iniciarían las espirales de
puestas han tratado de completar sus presupuestos deterioro de la salud y de motivación a lo largo del
iniciales. En este sentido, el modelo RED (Recursos, tiempo (Salanova, Schaufeli, Xanthopoulou y Bakker,
Experiencias y Demandas) (Salanova, Cifre, Martí- 2010). En este caso, la autoeficacia asume un rol tan-
160 nez y Llorens, 2007) toma en consideración tanto las to de causa como de consecuencia del engagement, lo
demandas como los recursos extra-organizacionales que apoyaría la idea de la existencia de espirales de
(i.e., conciliación familia- trabajo) y plantea diferen- ganancias positivas (Llorens, Schaufeli, Bakker y Sa-
ciar, siguiendo a LePine, Podsakoff y LePine (2005), lanova, 2007; Salanova, Grau, Martínez, Cifre, Llo-
“demandas amenazantes” (demandas negativas con rens, y García, 2004; Salanova, et al., 2010).
potencial para dañar el beneficio o logro personal, A pesar del desarrollo y la solidez de la investiga-
provocando emociones negativas y un estilo pasivo ción en este ámbito, la agenda marcada por Bakker y
de afrontamiento) y “demandas retadoras” (deman- Leiter (2010) permite vislumbrar frentes abiertos, y no
das valoradas positivamente por promover beneficios menores, en torno al concepto mismo de engagemet, su
o logros personales, oportunidades para el desarrollo medida y su relación con otras variables, incluyendo el
y realización personal, provocando emociones positi- propio síndrome de burnout. Aunque el concepto pa-
vas y un estilo activo de afrontamiento). rece ofrecer una perspectiva distintiva y valiosa de la ex-
Como tercer aspecto clave destaca el papel otorga- periencia laboral y ha mostrado sus validez incremental
do a los recursos personales en la génesis de la salud con respecto a constructos tradicionales como implica-
ocupacional. Serán considerados elemento vital para ción laboral y compromiso organizacional (Schaufeli
la percepción y control del ambiente, siendo especial- y Bakker, 2010) o más novedosos como la adicción al
mente relevante la importancia de las creencias de efi- trabajo (Schaufeli, Taris, LeBlanc, Peeters, Bakker y De
cacia (Bandura, 1977). En este caso, resulta curioso el Jonge, 2001), aún quedan por resolver cuestiones im-
“regreso al futuro” de algunas teorías y modelos sobre portantes. De hecho, Schaufeli y Salanova (2011) han
burnout, los cuales señalaron a comienzos de los no- tenido que bajar a la arena académica para defender
venta que éste se desarrolla a partir de sentimientos la idea de que engagement y burnout “son dos mone-
de ineficacia, falta de confianza en las propias com- das diferentes”. Pero la polémica lejos de amainar ha
petencias o “crisis de autoeficacia” (Cherniss, 1993; venido manteniéndose durante estos años. Así mien-
Leiter, 1992). tras en una reciente revisión de la literatura, Bakker,
El modelo RED comienza con la existencia pre- Demerouti y Sanz-Vergel (2014) han afirmado que
via de determinados niveles de creencias de eficacia se trata de conceptos no redundantes que representan
percibida, las cuales sirven de base para evaluar el am- experiencias sustancialmente diferentes y que merecen
biente de trabajo (demandas y recursos laborales). Si cada uno atención particular, desde una perspectiva
la persona cree que no puede controlar su ambiente más crítica Cole, Walter, Bedeian y O’Boyle (2012),
de forma efectiva, ello potenciará la percepción de de- utilizando técnicas meta-analíticas, mantienen dudas
mandas amenazantes y la falta de recursos laborales. razonables sobre la independencia de ambos construc-
Esta situación incrementa la posibilidad de experi- tos. En concreto, los autores apuntan la contradicción
mentar mayores niveles de malestar psicosocial y con- que supone el hecho de que Schaufeli y su equipo de-
secuencias organizacionales negativas. Con el tiempo fiendan la idea de engagement como concepto nuevo
estas consecuencias negativas pueden influir en el e independiente, pero conceptualicen burnout y enga-
decremento de la percepción de recursos personales, gement como “opuestos”, caractericen al engagement
siguiendo la espiral de deterioro de la salud. como la “antípoda positiva” del burnout, e incluso afir-
Por el contrario, cuando las creencias de eficacia men que dos de las dimensiones de cada uno de esos
son elevadas es más probable que las personas perci- constructos representan polos opuestos de un continuo
ban más demandas retadoras y más recursos labora- (Schaufeli y Bakker, 2004; Schaufeli y Bakker, 2010).
les. A su vez, esto incrementa la posibilidad de que Los resultados de su trabajo apuntan que a) las
disfruten de mayores niveles de bienestar psicosocial correlaciones entre las dimensiones de burnout y en-
y redunda en mejor desempeño, calidad del trabajo y gagement son altas, b) ambos muestran un patrón
DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA... / NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN

similar de asociación con los correlatos disponibles fluctúan en función de la tarea concreta que se realiza
en la investigación, lo cual apoyaría la idea de que o de las personas con las que se trabaja (Bakker et al.,
sus dimensiones comparten una red nomológica, y 2014).
c) tras controlar los efectos del burnout en las ecua- Por otra parte, la cuestión de la temporalidad viene
ciones de meta-regresión se reduce sustancialmente a engarzarse con el tipo de antecedentes estudiados.
(en algún caso hasta un 80%) la varianza explicada Así Sonnentag, Dormann y Demerouti (2010) apun-
por el engagement (7 de las 9 relaciones posibles no tan que las variables de personalidad podrían influir
alcanzaron la significación estadística). Estos resulta- en la variabilidad del nivel de engagement de un indi-
dos sugieren que las dudas no pueden ser desechadas viduo (i.e., la afectividad positiva se ha desvelado mo- 161
como mera especulación, y desafían la idea de que el deradora de la relación eventos positivos-engagement,
engagement (medido a través del UWES) sea un cons- siendo la relación más intensa en profesionales con
tructo independiente cuya precisa evaluación requie- baja afectividad positiva). Ello no implicaría dejar a
re de una medida autónoma. Parecería en cambio que un lado en esta agenda las características de la propia
la interpretación más consistente con el principio de actividad/ambiente laboral como foco de investiga-
parsimonia es que se trata de constructos redundantes ción/intervención, sino que más de allá del diseño del
(Cole et al., 2012). puesto se plantea la necesidad de profundizar en la
En este sentido, Cole et al. (2012) plantean la ne- posibilidad de transformación o ajuste del mismo (job
cesidad de trabajar con diseños de medidas repetidas crafting) por parte de los propios empleados (Bakker
para explorar la evolución en el tiempo de las relacio- et al., 2014).
nes burnout-engagement y sus correlatos, y examinar Otra asignatura pendiente para este futuro inme-
los efectos de burnout-engagement sobre actitudes la- diato sería el desarrollo y evaluación de programas de
borales y desempeño, tanto intra como intersujetos. intervención. Leiter y Maslach (2010) sugieren que el
Aquí la investigación de carácter longitudinal puede modelo de DRL serviría como base para estas inter-
ser particularmente útil. Además, consideran que es venciones, pero desafortunadamente los diseños em-
posible que se hayan descuidado antecedentes rele- píricamente fundados y la implementación de inter-
vantes más allá de las demandas y recursos laborales, venciones aún escasean. No obstante, en los últimos
y recomiendan ampliar las variables de resultado ha- años se han publicado interesantes propuestas en este
bitualmente examinadas. Con respecto a los diseños sentido (Bakker, et al., 2014; Ouweneel, Le Blanc y
longitudinales, en los últimos años son numerosos Schaufeli, 2013, 2014; Salanova, Martínez y Llorens,
los trabajos que han tratado de marcar la evolución 2014).
de las relaciones entre las variables comentadas, es- Finalmente, también parece obligado ir más
pecialmente incluyendo recursos personales como allá de la evidencia sobre los beneficios del engage-
la autoeficacia y emociones positivas, y asumiendo ment, explorando su posible “lado oscuro”, es decir,
la noción de espirales de ganancias (Llorens y Sala- evaluando los efectos negativos a largo plazo de un
nova, 2014; Ouweneel, Schaufeli y Le Blanc, 2013; elevado engagement. Como señalan Bakker y Leiter
Salanova, Llorens y Schaufeli, 2011; Vera, Salanova y (2010) los empleados engaged cuentan con capital
Lorente, 2012). psicológico, parecen crear sus propios recursos, tie-
Retomando la agenda investigadora propuesta por nen un mejor desempeño, y clientes más felices, pero
Bakker y Leiter (2010), la temporalidad del engage- ya que hasta la Psicología Organizacional Positiva ha
ment y sus posibles cambios diarios parece un tópico revelado un lado oscuro (i.e., un exceso de autoestima
de especial interés. Sería cuestión a debate si las esca- puede llevar a infravalorar el tiempo necesario para
las de respuesta y la redacción de los ítems para medir lograr objetivos, o la sobreconfianza obstaculizar el
engagement son adecuadas para su evaluación como desempeño), habría que preguntarse por las sombras
estado, capturando las oscilaciones del día a día en del engagement. Si además se tiene en cuenta que este
energía y dedicación/implicación o permitiendo un tipo variables positivas como optimismo, autoestima,
seguimiento diario. Ampliar las medidas existentes etc., son potenciales predictores de engagement, re-
con nuevos ítems o formatos de respuesta ayudaría a sulta evidente que el “sobre-engagement” podría estar
perfeccionar los instrumentos. En esta línea, se plan- vinculado con ellas y acarrear consecuencias negativas
tean cuestiones sobre las características situacionales graves. En esta línea, y a pesar que aún queda mucho
de un día concreto que pueden elicitar mayor enga- por explorar, Schaufeli y Salanova (2011) han indi-
gement-burnout o si los niveles de ambos constructos cado, completando en cierto modo este ciclo investi-
NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN / DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA...

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NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN / DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA...

PROCESO DE DETERIORO DE SALUD

DEMANDAS + BURNOUT
+ PROBLEMAS
LABORALES DE SALUD

-
- + +
168 -
RECURSOS
LABORALES
+ ENGAGEMENT
- INTENCIÓN
ABANDONO

PROCESO DE MOTIVACIÓN

Figura 1. Modelo Demandas y Recursos laborales. Adaptado de Schaufeli y Bakker (2004, p. 297).

Figura 1. Modelo Demandas y Recursos laborales. Adaptado de Schaufeli y Bakker (2004, p. 2


DEMANDAS
LABORALES
Presión laboral
Demandas emocionales
  RECURSOS LABORALES
Autonomía
Demandas mentales
Feedback sobre desempeño Demandas físicas, etc.
Apoyo social
  Asesoramiento supervisor,
ENGAGEMENT DESEMPEÑO
etc.
LABORAL Desempeño intra-rol
Vigor Desempeño extra-rol
  Dedicación Creatividad
RECURSOS PERSONALES Absorción Cifra de negocio, etc.
/CAPITAL PSICOLÓGICO
  Optimismo
Autoeficacia
Resiliencia
Esperanza, etc.
 

 
Figura 2. Modelo integrador del engagement (Bakker y Demerouti, 2007; 2008). Adaptado de Bakker y
Leiter(Bakker
Figura 2. Modelo integrador del engagement (2010, p. 187).
y Demerouti, 2007; 2008). Adaptado de Bakker y
Leiter (2010, p. 187).
DE LOS RIESGOS PSICOLOGÍCOS A LA PSICOLOGÍA... / NATALIO EXTREMERA, MARGARITA BRAVO Y AUXILIADORA DURÁN

+ TRANSFORMACIÓN +
DEL PUESTO

RECURSOS
LABORALES

+ ENGAGEMENT
+ 169
+ + LABORAL

DESEMPEÑO
RECURSOS LABORAL
PERSONALES

- + -
-
DEMANDAS + AGOTAMIENTO
LABORALES

TRANSFORMACIÓN

- DEL PUESTO -
Figura 3. El modelo de demandas y recursos del bienestar laboral. Adaptado de Bakker, Demerouti y Sanz-
Figura 3. El modelo de demandas y recursos del bienestar laboral. Adaptado de Bakker, Demerouti y Sanz-
Vergel, 2014, p. 400.
Vergel, 2014, p. 400.

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