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Había una vez un pequeño pueblo llamado San Juan.

En este pueblo vivía una niña llamada


Ana. Ana era una niña muy curiosa y aventurera. Siempre estaba buscando nuevas
aventuras y cosas interesantes que hacer. Un día, mientras caminaba por el bosque, Ana
encontró una cueva. La cueva era oscura y misteriosa, pero Ana no tenía miedo. Decidió
entrar y explorar.

Mientras caminaba por la cueva, Ana encontró una puerta secreta. La puerta estaba cerrada
con llave, pero Ana tenía una llave que había encontrado en el bosque. Decidió usarla para
abrir la puerta. Cuando abrió la puerta, se encontró en un mundo completamente nuevo.

El mundo era mágico y lleno de criaturas extrañas. Había unicornios, dragones y hadas por
todas partes. Ana estaba emocionada de explorar este nuevo mundo y conocer a todas las
criaturas mágicas.

Mientras exploraba el mundo mágico, Ana se encontró con un dragón muy amable llamado
Drogón. Drogón le contó a Ana que el mundo mágico estaba en peligro. Un malvado
hechicero había lanzado un hechizo oscuro sobre el mundo mágico y estaba destruyendo
todo a su paso.

Ana decidió ayudar a Drogón y a las demás criaturas mágicas a detener al hechicero
malvado. Juntos, trabajaron para encontrar la manera de romper el hechizo oscuro.

Después de muchas aventuras emocionantes y peligrosas, Ana y sus amigos finalmente


encontraron la manera de romper el hechizo oscuro del hechicero malvado. El mundo
mágico fue salvado y todas las criaturas mágicas estaban agradecidas con Ana por su
ayuda.

Ana regresó a su pueblo con muchas historias emocionantes para contar sobre su aventura
en el mundo mágico. Desde ese día en adelante, nunca dejó de buscar nuevas aventuras y
cosas interesantes que hacer.

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