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CAPITULO 11

PSICOLOGÍA DE LA SALUD:
ESTRÉS, AFRONTAMIENTO Y
BIENESTAR
Conceptos Clave del Capítulo 11
MODULO 34
 ¿De qué manera la psicología de la salud es la unión entre medicina y psicología?
 ¿Qué es el estrés, cómo nos afecta y cómo podemos afrontarlo mejor?

Estrés y Afrontamiento

El estrés: reacción ante amenazas y dificultades

Afrontamiento del estrés

Para ser un consumidor informado de la psicología: estrategias de afrontamiento eficaces

MODULO 35
 ¿Cómo influyen los factores psicológicos en problemas relacionados con la salud como
las enfermedades coronarias, el cáncer y el tabaquismo?

Aspectos psicológicos de la enfermedad y el bienestar

Los pormenores de las enfermedades coronarias

Aspectos psicológicos del cáncer

Aplicación de la psicología en el siglo XXI: el miedo extremo: un vínculo entre el estrés y las
enfermedades coronarias Tabaquismo

Exploración de la diversidad: buhoneros de la muerte: el fomento del tabaquismo en todo el


mundo

MODULO 36
 ¿Cómo influyen nuestras interacciones con los médicos en nuestra salud y
acatamiento del tratamiento médico?
 ¿Qué genera una sensación de bienestar?

Fomento de la salud y la buena condición física

Acatamiento de las recomendaciones médicas Bienestar y felicidad


Prólogo Trabajar sin descanso
Alex Capp de Grosse Pointe, Michigan, con diecisiete años de edad, espera que su último año
en la preparatoria sea menos estresante que el primero.

Era una carga de trabajo abrumador comenta.

Además de tomar dos cursos preuniversitarios, cumplir con sus materias de química,
matemáticas y optativas, servía en el consejo escolar organizando proyectos de servicio
comunitario, tomaba una clase de diversidad cultural en una universidad de la comunidad para
obtener créditos universitarios, participaba en el grupo de concientización de la escuela sobre
problemas relacionados con el alcohol, hacía trabajo voluntario, tomaba lecciones de tenis y
tenía un trabajo de medio tiempo.

Tampoco había descansado lo suficiente este verano; había pasado la mayor parte del
tiempo preparándose para la universidad. Tomó una clase de verano en la escuela, se ofreció
como voluntario, trabajaba en la oficina de su papá y llenó partes del formulario de admisión
común para las 10 o más universidades a las que mandó su solicitud de ingreso (Jayson, 2006).

Nos es difícil entender por qué Alex Capp desea experimentar menos estrés. Para las personas
como él —y que probablemente incluya a la mayoría de nosotros—, la intensidad de
desempeñar diversos papeles genera la sensación de que nunca se tiene el tiempo suficiente y,
en algunos casos, se cobra la factura en términos del bienestar físico y psicológico.

El estrés y las formas de afrontarlo son temas de interés medulares desde hace mucho
tiempo para los psicólogos. Sin embargo, en los últimos años, el interés se amplió conforme la
psicología consideró el estrés en el contexto mucho más amplio de un subcampo más reciente
de la psicología: la psicología de la salud. En la psicología de la salud se investigan los factores
psicológicos relacionados con el buen estado físico y las enfermedades, lo que incluye
prevención, diagnóstico y tratamiento de problemas médicos. Los psicólogos de la salud
investigan la influencia que ejercen factores psicológicos como el estrés en las enfermedades.
Examinan los principios psicológicos de los tratamientos de afecciones y enfermedades, y
también se interesan en aspectos preventivos: cómo evitar problemas de salud, como
enfermedades cardiacas y estrés, por medio de un comportamiento más saludable.

Los psicólogos de la salud adoptan una postura decisiva en la sempiterna controversia


sobre el tema de la mente y el cuerpo, que debatieron primero los filósofos y luego los
psicólogos, desde la época de los antiguos griegos. Según su perspectiva, la mente y el cuerpo
están a todas luces vinculados, en lugar de representar dos sistemas distintos (Sternberg,
2000; Dalal y Misra, 2006).

Los psicólogos de la salud reconocen que los factores psicológicos, como los
pensamientos, las emociones y la capacidad para manejar el estrés, influyen en la buena salud
física y la capacidad para afrontar las enfermedades. Han prestado particular atención al
sistema inmunitario, el complejo de órganos, glándulas y células que constituyen nuestra línea
de defensa natural contra las enfermedades.
De hecho, los psicólogos de la salud se hallan entre los principales investigadores de un
campo cada vez mayor llamado psiconeuroinmunología, o PNI, el cual estudia la relación
entre los factores psicológicos, el sistema inmunitario y el cerebro. La PNI ha generado
descubrimientos como la existencia de una asociación entre el estado emocional y el éxito del
sistema inmunitario contra las enfermedades (Dickerson et al., 2004; Kemeny, 2007).

En suma, los psicólogos de la salud conciben la mente y el cuerpo como dos partes del
conjunto del sistema humano que no pueden considerarse en forma independiente. Esta
visión más reciente señala una separación marcada respecto de ideas anteriores. Antes, las
enfermedades se percibían como un fenómeno puramente biológico, y los factores
psicológicos eran de poco interés para la mayoría de los trabajadores de la salud. A principios
del siglo XX, las principales causas de la muerte eran las infecciones de corto plazo de las que
uno se recuperaba rápido o moría. Ahora, sin embargo, las principales causas de muerte, como
las enfermedades cardiacas, el cáncer, y la diabetes, son afecciones crónicas que a menudo no
pueden curarse y se prolongan durante años, lo que plantea problemas psicológicos
significativos (Bishop, 2005; Rotan y Ospina-Krammerer, 2007).

Los progresos en la psicología de la salud han influido en diversas disciplinas y


profesiones. Por ejemplo, es cada vez más probable que los profesionales de la medicina,
como médicos y enfermeras, los trabajadores sociales, los dietistas, los farmaceutas, los
terapeutas ocupacionales y hasta el clero reciban capacitación en psicología de la salud.

En los tres módulos siguientes, analizaremos las influencias que ejercen los factores
psicológicos en la salud. Nos enfocaremos primero en las causas y consecuencias del estrés, así
como en las formas de afrontarlo. Luego exploraremos los aspectos psicológicos de varios
problemas de salud importantes, como las enfermedades cardiacas, el cáncer y los problemas
derivados del tabaquismo. Por último, examinaremos las influencias que ejercen las
interacciones entre paciente y médico en nuestra salud y veremos algunas sugerencias para
aumentar el acatamiento de las recomendaciones conductuales que mejoran su bienestar.

Psicología de la salud: rama de la psicología en la que se investigan los factores psicológicos


relacionados con el buen estado físico y las enfermedades, lo que incluye prevención,
diagnóstico y tratamiento de problemas médicos

Psiconeuroinmunología (PNI): estudio de la relación entre los factores psicológicos, el sistema


inmunitario y el cerebro
Anthony Lepre empezó a sentirse muy mal casi tan pronto como Tom Ridge [secretario
de Seguridad Interior de Estados Unidos] puso a la nación en alerta máxima ante la
eventualidad de un ataque terrorista […] Lepre se despertó a medianoche con el
aliento entrecortado y el corazón dándole tumbos. Y el sonido de su teléfono parecía
el augurio de malas noticias. A media semana, se había ido presuroso a Costco para
abastecerse de jugos de frutas, agua embotellada, mantequilla de cacahuate, atún
enlatado “y alimentos extras para mis gatos Monster, Monkey y Spike”. También
compró un botiquín de primeros auxilios, seis rollos de cinta para tubos y un paquete
de plástico para sellar las ventanas. “El mayor problema era que me sentía indefenso –
comenta–, completamente impotente ante la situación”.

Conceptos clave
¿De qué manera la psicología de la salud es la unión entre medicina y psicología?

¿Qué es el estrés, cómo nos afecta y cómo podemos afrontarlo mejor?

EL ESTRÉS: REACCIÓN ANTE AMENAZAS Y DIFICULTADES


La mayoría de nosotros no necesita una gran introducción al tema del estrés, la respuesta de
una persona a sucesos amenazadores o difíciles. Se trate de un trabajo o un examen, un
problema familiar o incluso la amenaza continua de un ataque terrorista, la vida está llena de
circunstancias y sucesos, conocidos como factores de estrés, que amenazan nuestro bienestar.
Incluso los sucesos placenteros como planear una fiesta o iniciar un codiciado empleo pueden
producir estrés, si bien los sucesos negativos generan consecuencias perjudiciales mayores que
las positivas.

Todos enfrentamos el estrés en nuestra vida. Algunos psicólogos de la salud


consideran que la vida cotidiana en realidad conlleva una serie de secuencias repetidas en las
que se percibe una amenaza, se consideran formas de afrontarla y, en última instancia, se
adapta uno a ella, con mayor o menor éxito. Aunque la adaptación suele ser menor y ocurre
sin que cobremos conciencia, exige un esfuerzo mayor cuando el estrés es más grave o de
mayor duración. En última instancia, nuestros esfuerzos por superar el estrés pueden producir
respuestas biológicas y psicológicas que generen problemas de salud (Boyce y Ellis, 2005;
Dolbier, Smith y Steinhardt, 2007).

Estrés: respuesta de una persona a sucesos amenazadores o difíciles.


NATURALEZA DE LOS FACTORES DE ESTRÉS: ESTRÉS PARA UNOS, PLACER PARA
OTROS
ALERTA DE estudio: Recuerde la diferencia entre factores de estrés y estrés, pues puede ser
problemática: los factores de estrés (como un examen) generan estrés (la reacción fisiológica y
psicológica que proviene del examen).

El estrés es algo muy personal. Aunque cierto tipo de sucesos, como la muerte de un ser
querido o la participación en un combate militar, son universalmente estresantes, hay otras
situaciones que pueden ser o no estresantes para determinadas personas.

Por ejemplo, piense en el salto en bungee. Para algunas personas saltar desde un
puente sujetas a una cuerda elástica delgada es algo muy estresante. Sin embargo, hay quien
considera esa actividad algo que representa un reto y diversión. Que el salto en bungee sea o
no estresante depende en parte, entonces, de las percepciones que el individuo tenga de la
actividad.

Para que un suceso se considere estresante, debe percibirse como algo amenazador o
desafiante y carecerse de los recursos para enfrentarlo con eficacia. En consecuencia, el mismo
suceso puede resultar estresante unas veces y otras no provocar una reacción estresante en
absoluto. Un joven puede experimentar estrés cuando una chica se niega a salir con él, si
atribuye la negación a su falta de atractivo o de mérito. Pero si la atribuye a algún factor no
relacionado con su autoestima, como un compromiso contraído antes de la mujer que invitó a
salir, la experiencia de la negación quizá no genere estrés. Por tanto, la interpretación que
haga la persona de los sucesos desempeña una función muy importante en la determinación
de lo estresante (Folkman y Moskowitz, 2000; Giacobbi, hijo, et al., 2004; Friborg et al., 2007).

Incluso los sucesos positivos producen un estrés significativo.

CLASIFICACIÓN DE LOS FACTORES DE ESTRÉS

ALERTA DE estudio: Recuerde las tres categorías de factores de estrés: cataclismos, factores de
estrés personales y factores de estrés cotidianos, cada uno de los cuales produce diferentes
niveles de estrés

¿Qué clase de sucesos suelen percibirse como estresantes? Hay tres clases generales:
cataclismos, sucesos personales y eventos cotidianos.

Los cataclismos pueden ser fuertes factores de estrés que ocurren en forma súbita y
por lo común afectan a muchas personas al mismo tiempo. Desastres como tornados y
accidentes aéreos, lo mismo que ataques terroristas, son ejemplos de este tipo de eventos que
afectan simultáneamente a cientos o miles de personas.

Aunque parecería que los cataclismos producirían un fuerte y prolongado estrés, en


muchos casos no es así. De hecho, los cataclismos relacionados con desastres naturales
pueden producir menos estrés a la larga que los sucesos inicialmente menos devastadores.
Una razón de lo anterior es que los desastres naturales tienen una resolución clara. Una vez
que terminan, la gente puede ver hacia adelante sabiendo que lo peor quedó atrás. Además, el
estrés que inducen los cataclismos lo comparten otros que también experimentaron el
desastre. Esto permite que las personas se ofrezcan mutuo apoyo social y comprendan en
forma directa las dificultades por las que atraviesan los demás (Hobfoll et al., 1996; Benight,
2004; Yesilyaprak, Kisac y Sanlier, 2007).
En comparación, los ataques terroristas, como el perpetrado al World Trade Center en
el año 2001, son cataclismos que producen un estrés considerable. Los ataques terroristas son
deliberados, y las víctimas (lo mismo que los observadores) saben que es posible que sucedan
futuros ataques. Las advertencias reiteradas del gobierno sobre el terror aumentan más el
estrés (Murphy, Wismar y Freeman, 2003; Laugharne, Janca y Widiger, 2007).

La segunda categoría importante es el factor de estrés personal. Los factores de estrés


personales incluyen sucesos significativos en la vida, como la muerte de uno de los padres o
del cónyuge, la pérdida de un empleo, algún fracaso personal importante e incluso algo
positivo, como casarse. Por lo común, los factores de estrés personales generan una suerte de
reacción inmediata que pronto disminuye. Por ejemplo, el estrés que produce la muerte de un
ser querido suele ser mayor justo después del momento de la muerte, pero las personas
empiezan a sentir menos estrés y están en mejores posibilidades de afrontar la pérdida
después de un tiempo.

Algunas víctimas de catástrofes y de factores de estrés personales severos


experimentan el trastorno por estrés postraumático, o TEPT, en el cual la persona
experimentó un suceso estresante significativo con efectos duraderos, como experimentar de
nuevo el suceso en remembranzas súbitas o sueños vívidos. Un episodio de TEPT puede
desencadenarse por un estímulo por lo demás inocuo, como un claxon, que hace que se
experimente de nuevo un suceso pasado que produjo considerable estrés.

Entre los síntomas del trastorno por estrés postraumático también se hallan
aturdimiento emocional, dificultades para dormir, problemas interpersonales, alcoholismo y
drogadicción y, en algunos casos, suicidio. Por ejemplo, el índice de suicidio de los veteranos
de la Guerra de Vietnam es 25% superior al de la población general (McKeever y Huff, 2003;
Dohrenwend et al., 2006; Pole, 2007).

Alrededor de 16% de los soldados que regresan de Irak manifiestan síntomas de TEPT.
Además, quienes han experimentado abuso infantil o violación, los rescatistas que enfrentan
situaciones abrumadoras y las víctimas de desastres naturales repentinos o accidentes que
producen sensaciones de impotencia y consternación pueden padecer el mismo trastorno
(Ozer y Weiss, 2004; Hoge y Castro, 2006; Friedman, 2006).

Los ataques terroristas producen niveles elevados del TEPT. Por ejemplo, en general
11% de los habitantes de la ciudad de Nueva York sufrieron alguna forma de TEPT después de
los ataques del 11 de septiembre. Pero la respuesta varió en forma significativa en función de
la proximidad de los ataques, como se ilustra en la figura 1; cuanto más cerca vivía alguien de
la zona cero, mayor era la probabilidad de que experimentara el TEPT (Susser, Herman y
Aaron, 2002).

Los factores de estrés cotidianos, o de manera más informal, las complicaciones de la


vida diaria, son la tercera categoría importante de factores de estrés. Ejemplificados por
pararse en una larga fila en un banco y quedarse atrapado en un embotellamiento de tránsito,
las complicaciones cotidianas son los motivos de irritación menores en la vida que todos
enfrentamos una y otra vez. Otro tipo de factor de estrés cotidiano sería un problema crónico
de largo plazo, como experimentar insatisfacción en la escuela o el trabajo, estar en una
relación desdichada o vivir en una vivienda hacinada sin privacidad (Lazarus, 2000; Weinstein
et al., 2004).
Cataclismos: pueden ejercer como fuertes factores de estrés que ocurren en forma súbita y
afectan a muchas personas al mismo tiempo (por ejemplo, desastres naturales).

Factores de estrés personales: sucesos significativos en la vida, como la muerte de algún


miembro de la familia, con consecuencias inmediatas negativas y que, en general, se
desvanecen con el tiempo.

Trastorno por estrés postraumático (TEPT): fenómeno en el que las víctimas de catástrofes, o
fuertes factores de estrés personales, experimentan efectos duraderos, como sentir de nuevo
el suceso a través de remembranzas súbitas o sueños vívidos

Factores de estrés cotidianos (complicaciones de la vida diaria): molestias cotidianas, como


quedar atrapado en un embotellamiento de tránsito, que ocasionan motivos de irritación
menores y pueden tener efectos en la salud duraderos si continúan o se agravan con otros
sucesos estresantes.

FIGURA 1 Cuanto más cerca vivían las personas del ataque terrorista al World Trade Center, mayor era el índice del
trastorno por estrés postraumático. (Fuente: Suser, Herman y Aaron, 2002.)

En sí, las complicaciones cotidianas no exigen mucho afrontamiento, ni siquiera una


respuesta por parte del individuo, aunque sin duda producen emociones y estados de ánimo
desagradables. Sin embargo, se suman y, en última instancia, llegan a producir una gran
afectación, como lo haría un incidente aislado más estresante. De hecho, la cantidad de
complicaciones cotidianas que enfrentan las personas se asocia con síntomas psicológicos y
problemas de salud como gripe, dolor de garganta y dolores de espalda.

La otra cara de la moneda en relación con las complicaciones cotidianas son las
exaltaciones, sucesos positivos menores que hacen que uno se sienta bien, aunque sólo sea
temporalmente. Como se señala en la figura 2, las exaltaciones pueden ocurrir, por ejemplo, al
relacionarse bien con un compañero o cuando nuestro entorno nos resulta agradable. Lo que
es especialmente interesante de las exaltaciones es que se asocian con la salud psicológica en
sentido opuesto a las complicaciones cotidianas: cuanto mayor sea la cantidad de exaltaciones
que se experimentan, menores son los síntomas psicológicos que se informan después
(Chamberlain y Zika, 1990; Roberts, 1995; Ravindran et al., 2002; Jain et al., 2007)
FIGURA 2 Complicaciones cotidianas y exaltaciones más comunes (complicaciones: Chamberlain y Zika, 1990;
exaltaciones: Kanner et al., 1981). ¿Cuántas de éstas forman parte de su vida y cómo las afronta?

EL ELEVADO COSTO DEL ESTRÉS


El estrés puede generar consecuencias biológicas y psicológicas. A menudo la reacción más
inmediata es biológica. La exposición a los factores de estrés genera un aumento de ciertas
hormonas que secretan las glándulas suprarrenales, un aumento del ritmo cardiaco y la
presión arterial, y cambios en la forma como la piel conduce los impulsos eléctricos. En el corto
plazo, estas respuestas pueden ser adaptativas, pues generan una “reacción de emergencia”
en la que el cuerpo se prepara para defenderse por medio de la activación del sistema
nervioso simpático. Tales respuestas pueden dar lugar a un afrontamiento más eficaz de la
situación estresante (Akil y Morano, 1996; McEwen, 1998).

Con todo, la exposición continua al estrés se traduce en una disminución del nivel
general de funcionamiento biológico del cuerpo debido a la secreción constante de hormonas
relacionadas con el estrés. Con el tiempo, las reacciones estresantes producen un deterioro de
tejidos corporales, como los vasos sanguíneos y el corazón. A la larga nos volvemos más
susceptibles a las enfermedades, pues mengua nuestra capacidad para combatir las
infecciones (Kemeny, 2003; Brydon et al., 2004; Dean-Borenstein, 2007).

Además, por el estrés suele derivarse o empeorar toda clase de problemas físicos
conocidos como trastornos psicofisiológicos. Otrora conocidos como trastornos
psicosomáticos (término en desuso porque se suponía que los trastornos eran de algún modo
irreales), los trastornos psicofisiológicos son problemas médicos reales en los que interactúan
dificultades psicológicas, emocionales y físicas. Los trastornos psicofisiológicos más comunes
van desde problemas mayores, como hipertensión, hasta dificultades por lo común menos
graves, como cefaleas, dolores de espalda, erupciones cutáneas, indigestión, cansancio y
estreñimiento. El estrés se relaciona incluso con el resfriado común (Cohen, et al., 2003;
Andrasik, 2006).

En el plano psicológico, los niveles elevados de estrés impiden que las personas
afronten la vida de manera adecuada; su visión del entorno se enturbia (por ejemplo, una
crítica menor hecha por un amigo se sale de toda proporción). Además, en el nivel más
elevado del estrés, las respuestas emocionales pueden ser tan extremas que las personas
pierden la capacidad de actuar en absoluto, así como la de enfrentar nuevos factores de
estrés.

En resumen, el estrés nos afecta de muchas formas. Puede aumentar el riesgo de que
nos enfermemos, generar directamente una enfermedad, hacer que disminuya nuestra
capacidad para recuperarnos de una enfermedad y menguar nuestra capacidad de afrontar
situaciones estresantes en el futuro.

Todos enfrentan complicaciones en su vida diaria o factores de estrés cotidianos en algún


momento. ¿En qué momento las complicaciones cotidianas se convierten en algo más que
meros motivos de irritación?

Trastornos psicofisiológicos: problemas médicos en los que influye una interacción de


dificultades psicológicas, emocionales y físicas
MODELO DEL SÍNDROME DE ADAPTACIÓN GENERAL: EL CURSO DEL ESTRÉS
Los efectos del estrés a la larga se ilustran en una serie de etapas propuestas por Hans Selye,
teórico pionero del estrés (Selye, 1976, 1993). Este modelo, el síndrome de adaptación
general (SAG), señala que ocurre el mismo conjunto de reacciones fisiológicas al estrés sin
importar su causa particular.

Como se aprecia en la figura 4, el modelo tiene tres fases. La primera etapa —de
alarma y movilización— ocurre cuando se cobra conciencia de la presencia de un factor de
estrés. En un plano biológico, se activa el sistema nervioso simpático, lo que ayuda a afrontar
inicialmente el factor de estrés.

Sin embargo, si persiste el factor de estrés, se pasa a la segunda etapa de respuesta del
modelo, la resistencia. Durante esta etapa, el cuerpo se prepara para combatir el factor de
estrés. Durante la etapa de resistencia, se afronta el factor de estrés con diferentes medios, a
veces con éxito, pero a costa de cierto grado de bienestar físico y psicológico. Por ejemplo, un
estudiante que enfrenta el estrés de reprobar varios cursos podría pasar largas horas
estudiando, con lo que buscaría afrontar el estrés.

Si la resistencia es inadecuada, la persona entra en la última etapa del modelo, la de


agotamiento. Durante esta etapa, la capacidad para adaptarse al factor de estrés disminuye a
tal grado que aparecen las consecuencias negativas del estrés: afección física, síntomas
psicológicos como incapacidad para concentrarse, grado de irritabilidad elevado o, en casos
graves, desorientación y pérdida de contacto con la realidad. En cierto sentido, la gente se
desgasta y sus reservas físicas llegan al límite.

¿Cómo salir de la tercera etapa después de entrar en ella? En algunos casos, el


agotamiento permite evitar el factor de estrés. Por ejemplo, quien se enferma por un exceso
de trabajo puede excusarse de sus obligaciones durante un tiempo, y darse así una prórroga
de sus responsabilidades. De este modo se reduce el estrés inmediato, al menos por el
momento.

Aunque el modelo SAG ejerció una influencia sustancial en nuestra comprensión del
estrés, la teoría de Selye no ha estado exenta de críticas. Por ejemplo, la teoría propone que,
sin importar el factor de estrés, la reacción biológica es similar, pero algunos psicólogos de la
salud no están de acuerdo. Consideran que la respuesta biológica se subordina en concreto a
la forma en que se valore el suceso estresante. Por ejemplo, si se percibe que un factor de
estrés es desagradable, pero no inusual, la respuesta biológica puede ser diferente de percibir
otro sólo como algo desagradable, fuera de lo común e inesperado. Esta aproximación generó
más atención en la psiconeuroinmunología (Taylor et al., 2000; Gaab, Rohleder, Nater y Ehlert,
2005).

Síndrome de adaptación general (SAG): teoría de Selye según la cual la respuesta a un factor
de estrés consta de tres etapas: alarma y movilización, resistencia y agotamiento.

¿Qué tan estresante es su vida?


Evalúe su nivel de estrés al responder estas preguntas y sumar las puntuaciones de cada
recuadro. Las preguntas se aplican sólo al último mes. Al final, aparece una clave de
calificación que le permitirá determinar su nivel de estrés.
1. ¿Con qué frecuencia se 9. ¿Con qué frecuencia se molesta por cosas
molesta por algún suceso que están fuera de su control?
inesperado?
0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 = a veces, 3 = a
= a veces, 3 = a menudo, 4 menudo, 4 = muy a menudo
= muy a menudo
2. ¿Con qué frecuencia siente 10. ¿Con qué frecuencia siente que las
que no puede controlar dificultades se acumulan tanto que no puede
cosas importantes en su superarlas?
vida? 0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 = a veces, 3 = a
0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 menudo, 4 = muy a menudo
= a veces, 3 = a menudo, 4
= muy a menudo
3. ¿Con qué frecuencia se Puntuaciones:
siente nervioso y Los niveles de estrés varían de un individuo a otro;
“estresado”? compare su puntuación total con el promedio
0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 siguiente:
= a veces, 3 = a menudo, 4
= muy a menudo
4. ¿Con qué frecuencia confía EDAD GÉNERO
en su capacidad para 18-29 . . . . . . . . . . 14.2 Hombres 12.1
manejar sus problemas 30-44 . . . . . . . . . . 13.0 Mujeres 13.7
personales? 45-54 . . . . . . . . . . 12.6
0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 55-64 . . . . . . . . . . 11.9
= a veces, 3 = a menudo, 4 65 y más . . . . . . . .12.0
= muy a menudo
5. ¿Con qué frecuencia siente ESTADO CIVIL
que las cosas le salen bien? Viudo(a) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12.6
0 = nunca, 1 = casi nunca, 2 Casado(a) o en unión libre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12.4
= a veces, 3 = a menudo, 4 Soltero(a) o sin casar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14.1
= muy a menudo Divorciado(a) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14.7
6. ¿Con qué frecuencia puede Separado(a) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16.6
controlar los motivos de
irritación en su vida?
0 = nunca, 1 = casi nunca, 2
= a veces, 3 = a menudo, 4
= muy a menudo
7. ¿Con qué frecuencia
descubre que no puede
con todas las cosas que
tiene que hacer?
0 = nunca, 1 = casi nunca, 2
= a veces, 3 = a menudo, 4
= muy a menudo
8. ¿Con qué frecuencia siente
que está por encima de las
cosas?
0 = nunca, 1 = casi nunca,
2 = a veces, 3 = a menudo,
4 = muy a menudo
FIGURA 3 Para conocer el grado de estrés en su vida, llene este cuestionario. (Fuente: Cohen, 1999.)
FIGURA 4 El síndrome de adaptación general (SAG) propone tres principales etapas en la respuesta al estrés.
(Fuente: Selye, 1976.)

PSICONEUROINMUNOLOGÍA Y ESTRÉS
Los psicólogos de la salud contemporáneos que se especializan en la psiconeuroinmunología
(PNI) han adoptado un modelo más amplio sobre el estrés; al concentrarse en los resultados
de éste, han identificado tres principales consecuencias (véase figura 5).

En primer lugar, el estrés tiene resultados fisiológicos directos, como aumentar la


presión arterial y la actividad hormonal, y disminuir en general el funcionamiento del
sistemainmunitario. En segundo lugar, el estrés genera comportamientos perjudiciales para la
salud, como un mayor consumo de nicotina, drogas y alcohol, hábitos alimenticios deficientes,
y problemas para dormir. Por último, el estrés produce consecuencias indirectas que generan
disminuciones en la salud: una reducción en la probabilidad de obtener asistencia médica y un
menor acatamiento de las recomendaciones médicas, cuando se buscan (Sapolsky, 2003;
Broman, 2005; Lindblad et al., 2006).

¿Por qué es tan perjudicial el estrés para el sistema inmunitario? Una razón es que
puede estimular en exceso al sistema inmunitario. En lugar de combatir bacterias, virus u otros
agentes externos invasores, puede empezar a atacar al cuerpo mismo, y dañar el tejido sano.
Cuando esto sucede, puede producir trastornos como artritis y reacciones alérgicas.

El estrés también puede hacer que el sistema inmunitario reaccione inadecuadamente,


al permitir que los gérmenes que producen los resfriados se reproduzcan con mayor facilidad o
que las células cancerígenas se propaguen más rápido. En circunstancias normales, nuestro
cuerpo produce linfocitos, glóbulos blancos especializados en el combate de las enfermedades,
a un ritmo extraordinario —unos 10 millones en unos cuantos segundos—, y es posible que el
estrés altere este nivel de producción (Cohen et al., 2002; Segerstrom y Miller, 2004; Dougall y
Baum, 2004).

La capacidad de combatir las enfermedades se relaciona con factores psicológicos. Aquí


aparece una célula del sistema inmunitario del cuerpo que envuelve y destruye bacterias
productoras de enfermedades.
Efectos fisilógicos directos
- Elevacion de la presion artirial
- Disminucuon del funcionamiento del sistema inmunitario
- Aumento de la actividad hormonal
- Afecciones psicofisiologicas

Comportamientos perjudiciales
- Aumento del consumo de tabaco, de alcohol
Estrés - Desnutricion
- Problema para dormir
- Amuentar del consumo de drogas

Comportamientos indirectos relacionados con la salud


- Desobediencia de las recomendaciones medicas
- Desidia para buscar asesoria medica
- Disminucion de la probabilidad de buscar asesoria medica

FIGURA 5 Los tres principales tipos de consecuencias derivadas del estrés: efectos fisiológicos directos,
comportamientos perjudiciales y conductas relacionadas con la salud indirecta. (Fuente: Adaptado de Baum, 1994.)

AFRONTAMIENTO DEL ESTRÉS


El estrés es una parte normal de la vida, y no por fuerza una parte del todo mala. Por ejemplo,
sin estrés, quizá no nos sintiéramos lo bastante motivados para realizar las actividades que
necesitamos llevar a cabo. Sin embargo, también está claro que demasiado estrés perjudica la
salud física y psicológica. ¿Cómo se enfrenta el estrés? ¿Hay manera de reducir sus efectos
negativos?

Los esfuerzos por controlar, reducir o aprender a tolerar las amenazas que conducen al
estrés se conocen como afrontamiento. Habitualmente nos servimos de ciertas respuestas de
afrontamiento para enfrentar el estrés. La mayor parte del tiempo no somos conscientes de
estas respuestas, así como tal vez tampoco lo seamos de los factores de estrés menores
cotidianos que se acumulan hasta niveles muy nocivos (Wrzesniewski y Chylinska, 2007).

También tenemos otros medios más directos y posiblemente más positivos de afrontar
el estrés, los cuales corresponden a dos principales categorías (Folkman y Moskowitz, 2000,
2004):

 Afrontamiento enfocado en las emociones. En el afrontamiento enfocado en las


emociones, la gente trata de manejar sus emociones ante el estrés, buscando cambiar
la forma en que se siente o percibe un problema. Entre los ejemplos de este tipo de
afrontamiento se hallan estrategias como aceptar la simpatía de los demás y buscar el
lado positivo de una situación.
 Afrontamiento enfocado en los problemas. En el afrontamiento enfocado en los
problemas se busca modificar el problema estresante o la fuente del estrés. Las
estrategias enfocadas en los problemas generan cambios en el comportamiento o el
desarrollo de un plan de acción para enfrentar el estrés. Iniciar un grupo de estudio
para mejorar el desempeño deficiente en el salón de clases es un ejemplo de
afrontamiento enfocado en los problemas. Además, uno podría darse un respiro del
estrés creando para ello sucesos positivos. Por ejemplo, darse un día libre en la labor
de cuidar a un pariente con una enfermedad grave y crónica para ir a un club
deportivo o a un balneario puede generar un alivio significativo del estrés.

Las personas suelen emplear simultáneamente varios tipos de estrategias de


afrontamiento. Además, se valen de estrategias enfocadas en las emociones generalmente
cuando perciben que las circunstancias son inmutables, y de métodos enfocados en los
problemas, más a menudo en situaciones que perciben más susceptibles de modificarse
(Stanton et al., 2000; Penley, Tomaka y Wiebe, 2002).

Algunas formas de afrontamiento son menos exitosas. Una de las modalidades menos
eficaces de afrontamiento es el afrontamiento por evitación. En el afrontamiento por
evitación, la persona puede recurrir a pensamientos ilusorios para reducir el estrés o emplear
rutas de escape más directas, como el consumo de drogas, alcohol y alimentos en exceso. Un
ejemplo de pensamiento ilusorio para evitar una prueba sería decirse “tal vez nieve tan fuerte
mañana que se cancele la prueba”. Otra posibilidad es que la persona se emborrache para
evitar un problema. De cualquier modo, el afrontamiento por evitación suele generar una
posposición del afrontamiento de la situación estresante, y esto hace que el problema a
menudo empeore (Roesch et al., 2005; Hutchinson, Baldwin y Oh, 2006).

Otra forma de enfrentar el estrés ocurre mediante el uso de mecanismos de defensa.


Como expusimos en el capítulo sobre la personalidad, los mecanismos de defensa son
estrategias inconscientes de las que se vale la gente para reducir la ansiedad al ocultar la
fuente de ansiedad para ellos y los demás. Los mecanismos de defensa permiten que la gente
evite el estrés al actuar como si éste ni siquiera estuviese presente. Por ejemplo, en un estudio
se examinó a estudiantes universitarios de California que vivían en dormitorios próximos a una
falla geológica. Los que vivían en dormitorios peligrosos tenían significativamente más
probabilidades de dudar de los pronósticos de los expertos sobre un inminente terremoto que
los que vivían en estructuras más seguras (Lehman y Taylor, 1988).

Otro mecanismo de defensa utilizado para afrontar el estrés es el aislamiento


emocional, en el cual la persona deja de experimentar cualquier emoción y permanece
inalterada ante experiencias positivas y negativas. El problema con los mecanismos de
defensa, por supuesto, es que no permiten enfrentar la realidad, sino que simplemente
ocultan el problema.

Afrontamiento: esfuerzos por controlar, reducir o aprender a tolerar las amenazas que
conducen al estrés.

DESESPERANZA APRENDIDA
¿Alguna vez ha experimentado una situación intolerable que sencillamente no puede resolver
y en la que al final se rinde y acepta las cosas como son? Este ejemplo ilustra una de las
posibles consecuencias de estar en un entorno en el que no es posible controlar una situación,
un estado que produce desesperanza aprendida. La desesperanza aprendida ocurre cuando se
llega a la conclusión de que no es posible controlar los estímulos desagradables o aversivos;
una visión del mundo que se arraiga tanto que el individuo deja de esforzarse por remediar las
circunstancias aversivas, aunque éstas ejerzan en realidad cierta influencia en la situación
(Seligman, 1975, 2007; Aujoulat, Luminet y Deccache, 2007).
Las víctimas de la desesperanza aprendida llegan a la conclusión de que no hay un
vínculo entre las respuestas que dan y los resultados que suceden. Las personas experimentan
más síntomas físicos y depresión cuando perciben que tienen poco o ningún control que
cuando sienten una sensación de control sobre una situación (Chou, 2005; Bjornstad, 2006).

Desesperanza aprendida: estado en el que la persona llega a la conclusión de que no puede


controlar los estímulos que le son desagradables o aversivos, visión del mundo que se arraiga
tanto que el individuo deja de esforzarse por remediar las circunstancias aversivas, aunque
éstas ejerzan en realidad cierta influencia.

ESTILOS DE AFRONTAMIENTO: LA PERSONALIDAD FUERTE


La mayoría de nosotros afrontamos el estrés en forma característica, y recurrimos a un estilo
de afrontamiento que representa nuestra tendencia general a hacer frente al estrés en una
forma específica. Por ejemplo, sin duda sabe que hay unas personas que habitualmente
reaccionan con histeria ante la mínima cantidad de estrés y que otras confrontan con
tranquilidad incluso las situaciones más estresantes de manera imperturbable. Estos tipos de
personas tienen estilos de afrontamiento notoriamente distintos (Taylor, 2003; Kato y
Pedersen, 2005).

Entre los que afrontan el estrés en forma más exitosa se hallan los que poseen
resistencia, característica de la personalidad asociada con un índice menor de afecciones
relacionadas con el estrés. La resistencia consiste en tres componentes (Baumgartner, 2002;
Maddi, 2007):

 Compromiso. El compromiso es la tendencia a entregarnos a cualquier cosa que


hagamos con la sensación de que nuestras actividades son importantes y significativas.
 Desafío. Quienes son resistentes consideran que el cambio, y no la estabilidad, es la
condición normal de la vida. Para ellos, la anticipación al cambio sirve como incentivo y
no como amenaza a su seguridad.
 Control. La resistencia está marcada por una sensación de control: la percepción de
que las personas influyen en los sucesos de su vida

Los individuos resistentes abordan el estrés en forma optimista y emprenden acciones


directas para aprender sobre los factores de estrés y afrontarlos y convertirlos en
circunstancias menos amenazadoras. En consecuencia, la resistencia actúa como defensa
contra las afecciones relacionadas con el estrés.

Para quienes enfrentan las dificultades más profundas, como la muerte de un ser
querido o una lesión permanente, como una parálisis después de un accidente, un elemento
clave en su recuperación psicológica es su grado de resistencia. La resistencia es la capacidad
de soportar, superar y prosperar de verdad después de una profunda adversidad (Bonanno,
2004; Norlander et al., 2005; Jackson, 2006).

Las personas resistentes por lo general son de trato fácil y de naturaleza bondadosa, y
cuentan con buenas habilidades sociales. Suelen ser independientes y sienten que controlan su
propio destino, incluso cuando la suerte los hace enfrentar un golpe devastador. En suma,
trabajan con lo que tienen y aplican su mejor esfuerzo en toda situación en la que se
encuentren (Humphreys, 2003; Spencer, 2003; Deshields et al., 2005; Friborg, Barlaug,
Martinussen, Rosenvinge y Hjemdal, 2005).
Resistencia: característica de la personalidad asociada con un índice menor de afecciones
relacionadas con el estrés, consistente en tres componentes: compromiso, desafío y control

APOYO SOCIAL: RECURRIR A LOS DEMÁS


Nuestras relaciones con los demás también nos ayudan a afrontar el estrés. Los investigadores
han descubierto que el apoyo social, el conocimiento de que formamos parte de una red de
personas que se interesan y cuidan entre sí, nos permite experimentar niveles menores de
estrés y afrontar mejor el que sufrimos (Cohen, 2004; Martin y Brantley, 2004; Boliger y
Amarel, 2007).

El apoyo social y emocional entre las personas sirve para que enfrenten el estrés de
varias maneras. Por ejemplo, dicho apoyo le demuestra a una persona que es un miembro
importante y valorado de una red social. Asimismo, los demás ofrecen información y consejo
sobre las formas apropiadas de enfrentar el estrés (Day y Livingstone, 2003; Lindorff, 2005).

Por último, quienes forman parte de una red de apoyo social proporcionan bienes y
servicios adecuados que ayudan a los demás en situaciones estresantes; por ejemplo, cuando
le ofrecen hospedaje temporal a una persona a quien se le quemó su casa, o cuando ayudan a
un estudiante a estudiar para un examen debido a que experimenta estrés por su mal
desempeño académico (Natvig, Albrektsen y Ovamstrom, 2003; Takizawa et al., 2007).

La importancia del apoyo social también la ilustran hallazgos de que la asistencia a


servicios religiosos (lo mismo que espirituales en general) ofrece beneficios relacionados con la
salud. Por ejemplo, las personas saludables que regularmente asisten a servicios religiosos
tienen índices de deceso menores que quienes no asisten con regularidad (Miller y Thoresen,
2003; Powell, Sahabih y Thoresen, 2003; Gilbert, 2007).

Hay investigaciones recientes en las que también está empezando a identificarse la


influencia que ejerce el apoyo social en el procesamiento cerebral. Por ejemplo, en un
experimento se descubrió que la activación de las regiones del cerebro que reflejan el estrés se
redujo cuando se disponía de apoyo social, como sencillamente poder saludar de mano a otra
persona (véase figura 6 de Neurociencia en la vida; Coan, Schaefer y Davidson, 2006).

Apoyo social: red de personas que se interesan y cuidan entre sí.

FIGURA 6 Cuando a los participantes en un


estudio se les amenazó diciéndoles que
recibirían una descarga, la activación de las
regiones del cerebro que reflejan el estrés
se reducía si se proporcionaba apoyo social.
En concreto, el apoyo social en este estudio
consistía en contar con un extraño o al
cónyuge del participante que le sostenía la
mano al sujeto. En la figura, las áreas
azules destacan las regiones cerebrales que
muestran reducciones en la actividad
cuando el cónyuge sostenía la mano del
sujeto, mientras que las áreas gris oscuro destacan las regiones cerebrales que muestran reducciones en la actividad
cuando el cónyuge y el extraño sostenían la mano del sujeto. (Fuente: Coan, Schaefer y Davidson, 2006, figura 3.)
PARA SER UN CONSUMIDOR INFORMADO DE LA PSICOLOGÍA
(Estrategias de afrontamiento eficaces)
¿Cómo afrontamos el estrés en nuestra vida? Aunque no hay una solución universal, pues el
afrontamiento eficaz depende de la naturaleza del factor de estrés y el grado en que puede
controlarse, hay algunas directrices generales (Aspinwall y Taylor, 1997; Folkman y Moskowitz,
2000):

 Transforme la amenaza en desafío. Cuando una situación estresante es controlable, la


mejor estrategia de afrontamiento consiste en tratar la situación como un reto, y
concentrarse en las posibles formas de controlarla. Por ejemplo, si usted experimenta
estrés porque su auto siempre se descompone, puede tomar un curso de mecánica y
aprender a abordar directamente los problemas de su auto.
 Haga que una situación amenazadora lo sea menos. Cuando una situación estresante
parece incontrolable, debe adoptarse un método diferente. Es posible modificar la
valoración propia de la situación, verla bajo una luz distinta y cambiar la actitud que se
tenga hacia ella. Las investigaciones sustentan el viejo adagio de “busca el lado
positivo de las cosas” (Smith y Lazarus, 2001; Cheng y Cheung, 2005).
 Modifique sus metas. Cuando uno enfrenta una situación incontrolable, una estrategia
razonable consiste en adoptar nuevas metas que sean prácticas en función de la
situación particular. Por ejemplo, si una bailarina sufre un accidente automovilístico y
pierde el movimiento en las piernas, tal vez ya no aspire a hacer carrera en la danza,
pero puede modificar sus metas y tratar de convertirse en coreógrafa.
 Emprenda acciones físicas. Modificar su reacción fisiológica al estrés le ayuda a
afrontarlo. Por ejemplo, la realimentación biológica (con la que la persona aprende a
controlar los procesos fisiológicos internos mediante pensamientos conscientes)
puede alterar los procesos fisiológicos básicos, lo que permite reducir la presión
arterial, el ritmo cardiaco y otras consecuencias del estrés cuando éste es intenso.
Además, el ejercicio puede ser eficaz para reducir el estrés. (Langreth, 2000; Spencer,
2003; Hamer, Taylor y Steptoe, 2006).
 Prepárese para el estrés antes de que suceda. Una última estrategia para hacer frente
al estrés es el afrontamiento proactivo, que consiste en anticipar y prepararse para el
estrés antes de encontrarlo. Por ejemplo, si usted sabe de antemano que atravesará
por un periodo de una semana en la cual deberá realizar varios exámenes, puede
tratar de ordenar su agenda para tener más tiempo de estudio (Aspinwall y Taylor,
1997; Bode et al., 2007).
RECAPITULACIÓN/EVALUACIÓN/RECONSIDERACIÓN
RECAPITULACIÓN
¿De qué manera la psicología de la salud es la unión entre la medicina y la psicología?

 El campo de la psicología de la salud considera cómo aplicar la psicología a la


prevención, diagnóstico y tratamiento de los problemas médicos. (p. 416)

¿Qué es el estrés, cómo nos afecta y cómo podemos afrontarlo mejor?

 El estrés es una respuesta a condiciones ambientales amenazadoras o difíciles. Las


personas encuentran factores de estrés —las circunstancias que producen estrés— de
naturaleza positiva y negativa. (p. 417)
 El estrés produce reacciones fisiológicas inmediatas. En el corto plazo, tales reacciones
pueden ser adaptativas, pero a la larga pueden tener consecuencias negativas, como el
desarrollo de trastornos psicofisiológicos. (p. 418)
 Las consecuencias del estrés se explican en parte con ayuda del síndrome de
adaptación general (SAG) de Selye, el cual propone tres etapas en las respuestas al
estrés: alarma y movilización, resistencia, y agotamiento. (p. 421)
 La forma como se interpreten las circunstancias ambientales influye en el grado en que
se consideren estresantes. Sin embargo, hay clases generales de sucesos que provocan
estrés: los cataclismos, los factores de estrés personales y los factores de estrés
cotidianos (complicaciones de la vida diaria). (p. 421)
 El estrés se reduce al desarrollar un sentido de control sobre las circunstancias propias.
Sin embargo, en algunos casos se manifiesta un estado de desesperanza aprendida. (p.
425)
 El afrontamiento del estrés puede adquirir muchas formas, entre las que se hallan el
uso inconsciente de mecanismos de defensa y las estrategias de afrontamiento
enfocadas en las emociones o en los problemas. (p. 426)

EVALUACIÓN
1. El __________ se define como una respuesta a sucesos amenazadores o difíciles.
2. Relacione la parte del SAG con su definición
a. Alarma y movilización
b. Agotamiento
c. Resistencia
i. Disminuye la capacidad para adaptarse al estrés; aparecen síntomas.
ii. Activación del sistema nervioso simpático.
iii. Se emplean diversas estrategias para afrontar un factor de estrés.
3. Los factores de estrés que afectan a una persona y producen una reacción inmediata
importante se conocen como:
a. Factores de estrés personales
b. Factores de estrés psíquicos
c. Factores de estrés relacionados con los cataclismos
d. Factores de estrés cotidianos
4. Quienes tienen la característica de personalidad llamada __________ al parecer están
en mejores posibilidades de combatir adecuadamente los factores de estrés.
RECONSIDERACIÓN
1. ¿Por qué los cataclismos son menos estresantes a la larga que otros tipos de factores
de estrés? ¿La razón se relaciona con el fenómeno del afrontamiento conocido como
apoyo social? ¿Cómo?
2. Desde la óptica de un trabajador social: ¿cómo ayudaría usted a la gente a afrontar y
evitar el estrés en su vida diaria? ¿Cómo alentaría a las personas a que crearan redes
de apoyo social?

Respuestas a las preguntas de evaluación

1. Estrés
2. a-ii), b-i), c-iii)
3. a)
4. resistencia

TÉRMINOS BÁSICOS

 afrontamiento, p. 424
 apoyo social, p. 426
 cataclismos, p. 418
 desesperanza aprendida, p. 425
 estrés, p. 417
 factores de estrés cotidianos (complicaciones de la vida diaria), p. 419
 factores de estrés personales, p. 418
 psicología de la salud, p. 416
 psiconeuroinmunología (PNI), p. 416
 resistencia, p. 425
 síndrome de adaptación general (SAG), p. 421
 trastorno por estrés postraumático (TEPT), p. 418
 trastornos psicofisiológicos, p. 421
Una vez a la semana se reúnen para platicar, llorar y, en ocasiones, reír juntas. “¿El
dolor es peor aún por las mañanas?”, le pregunta Margaret a Kate hoy.

Kate, mujer pequeña y grácil, cercana a los cincuenta, mueve la cabeza para negar. “Es
malo todo el tiempo”, dice con voz cruda, con preocupación y cansancio. En una
comprensión tácita de la situación, asienten las ocho mujeres, sentadas en un amplio
círculo de sillas dentro de una habitación pequeña y escasamente amueblada en el
Centro Médico de la Universidad de Stanford. Lo saben. A todas ellas se les diagnosticó
cáncer de mama recurrente...

Se reúnen aquí todos los miércoles por la tarde para platicar y escucharse. Es su
oportunidad de analizar sus temores y hallar algo de consuelo, en un momento en el
que no se sienten solas. Y, en un sentido que nadie puede explicar, tal vez esto sea lo
que las mantenga con vida (Jaret, 1992, p. 87).

Hace apenas unas dos décadas, la mayoría de los psicólogos y prestadores de servicios
médicos se habrían burlado de la noción de que un grupo de discusión pudiera mejorar las
oportunidades de supervivencia de un paciente con cáncer. Sin embargo, en la actualidad tales
métodos gozan de una mayor aceptación.

Hay cada vez hay más evidencias que señalan que los factores psicológicos ejercen una
influencia sustancial en los principales problemas de salud que otrora se consideraban en
términos puramente fisiológicos y en el sentido cotidiano de la salud, el bienestar y la felicidad.
Consideraremos los componentes psicológicos de tres importantes problemas de salud —
afecciones cardiacas, cáncer y tabaquismo—, y luego analizaremos la naturaleza del bienestar
y la felicidad.

Conceptos clave
 ¿Cómo influyen los factores psicológicos en problemas relacionados con la salud como
las enfermedades coronarias, el cáncer y el tabaquismo?

LOS PORMENORES DE LAS ENFERMEDADES CORONARIAS


ALERTA DE ESTUDIO: Es importante distinguir entre los comportamientos tipo A (hostilidad,
competitividad), tipo B (paciencia, cooperación) y tipo D (aflicción).

Tim sabía que no iba a ser su día cuando se quedó atrapado en el tránsito detrás de un
camión de carga que se desplazaba con lentitud. ¿Cómo puede tardarse tanto este
chofer? ¿No tiene nada importante que hacer? Las cosas no le salieron mejor a Tim al
llegar al campus y descubrir que la biblioteca no contaba con los libros que necesitaba.
Casi podía sentir cómo le subía la presión.
—Necesito ese material para terminar mi trabajo —pensaba.

Sabía que entonces no podría realizar su trabajo en forma oportuna y que no


dispondría del tiempo necesario para revisarlo. Quería que fuera un trabajo de primera
clase. Esta vez Tim quería obtener una mejor calificación que su compañero de
habitación, Luis; aunque Luis no lo sabía, Tim sentía que estaban en competencia
directa y siempre trataba de superarlo, fuera en lo académico o tan sólo al jugar cartas.

—De hecho — reflexionó Tim—, siento como si compitiera con todos, sin importar lo
que haga

¿Alguna vez se ha impacientado usted, como Tim, al quedar atrapado detrás de un vehículo
lento, sentido ira y frustración por no hallar el material que necesitaba en la biblioteca o
experimentado una sensación de competencia con sus compañeros de clases?

Muchos de nosotros experimentamos estos tipos de sentimientos en un momento u


otro, pero para algunas personas representan un conjunto predominante de rasgos de
personalidad conocidos como patrón conductual tipo A. El patrón conductual tipo A es un
conjunto de conductas que se caracterizan por hostilidad, competitividad, impaciencia y
compulsión. En comparación, el patrón conductual tipo B se caracteriza por una forma de ser
paciente, cooperativa, no competitiva y serena. Es importante tener presente que los tipos A y
B representan los extremos de un continuo, y que la mayoría de las personas se ubican en
alguna parte entre estos dos extremos. Pocas personas son puramente tipo A o B.

La importancia del patrón conductual tipo A radica en su relación con las


enfermedades coronarias. Los hombres que manifiestan el patrón conductual tipo A
desarrollan enfermedades coronarías con el doble de frecuencia y sufren ataques cardiacos
más letales que las personas a las que se clasifica con el patrón conductual tipo B. Además, el
patrón conductual tipo A predice quién desarrollará una enfermedad cardiaca tanto como
cualquier otro factor independiente, como edad, presión arterial, hábitos de consumo de
tabaco y niveles de colesterol en el cuerpo (Rosenman et al., 1994; Wielgosz y Nolan, 2000;
Beresnevaité, Taylor y Bagby, 2007).

La hostilidad es el componente clave del patrón conductual tipo A que se relaciona con
la cardiopatía. Aunque la competitividad, la impaciencia y las sensaciones de compulsión
pueden generar estrés y potencialmente otros problemas de salud y emocionales, no se
vinculan con enfermedades coronarias en la forma en que se relaciona la hostilidad (Williams
et al., 2000; Boyle et al., 2005; Ohira et al., 2007)

¿Por qué la hostilidad es tan tóxica? La razón clave es que la hostilidad produce una
excitación fisiológica excesiva en situaciones estresantes. Esa excitación, a su vez, genera una
mayor producción de las hormonas epinefrina y norepinefrina, lo mismo que aumentos en el
ritmo cardiaco y la presión sanguínea. Esta respuesta fisiológica exagerada produce en última
instancia una mayor incidencia de enfermedades coronarias (Eaker et al., 2004; Demaree y
Everhart, 2004; Myrtek, 2007).

Es importante tener presente que no todos los que manifiestan comportamientos tipo
A están destinados a padecer enfermedades coronarias. Por una parte, no se ha establecido
una asociación firme entre los comportamientos tipo A y estos padecimientos en el caso de las
mujeres; casi todos los hallazgos han sido en varones, no en mujeres, en parte porque hasta
hace poco, la mayoría de las investigaciones se realizaban en hombres. Además, otros tipos de
emociones negativas, amén de la hostilidad que se halla en el comportamiento tipo A, parecen
relacionarse con los ataques cardiacos. Por ejemplo, el psicólogo Johan Denollet ha
descubierto evidencias de que el comportamiento que él llama tipo D (del inglés distressed) —
por “aflicción”— se relaciona con las enfermedades coronarias. Desde su perspectiva, la
inseguridad, ansiedad y negatividad que manifiestan las personas tipo D las pone en riesgo
constante de sufrir ataques cardiacos (Denollet y Brutsaert, 1998; Denollet, 2005; Schiffer et
al., 2005). (Para que conozca más sobre los vínculos entre los factores psicológicos y las
enfermedades coronarias, véase recuadro de Aplicación de la psicología en el siglo XXI).

Patrón conductual tipo A: conjunto de conductas caracterizado por hostilidad, competitividad,


impaciencia y compulsión

Patrón conductual tipo B: conjunto de conductas caracterizado por una forma de ser
cooperativa, paciente y no competitiva.

ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL CÁNCER


Difícilmente alguna enfermedad es más temida que el cáncer. La mayoría piensa en el cáncer
en términos de un dolor persistente, y su diagnóstico por lo general se percibe como una
sentencia de muerte.

Aunque un diagnóstico de cáncer no es tan funesto como se podría sospechar —varios


tipos de cáncer tienen un índice de curación elevado si se detectan con oportunidad—, el
cáncer aún es la segunda causa principal de muerte después de las enfermedades coronarias.
El agente preciso de esta enfermedad no se entiende a cabalidad, pero el proceso por el que
se extiende el cáncer es fácil de entender. Algunas células del cuerpo se alteran y multiplican
con rapidez y de manera incontrolada. Cuando esas células crecen, forman tumores, que, si no
se eliminan, succionan los nutrientes de las células sanas y el tejido corporal, afectando a largo
plazo la capacidad del cuerpo para funcionar apropiadamente.

Si bien los procesos asociados con la propagación del cáncer son básicamente
fisiológicos, se acumulan evidencias que señalan que las respuestas emocionales de los
pacientes con cáncer pueden tener un efecto crucial en el curso de la afección. Por ejemplo, en
un experimento se descubrió que los individuos con un espíritu de lucha tienen más
probabilidades de recuperarse que los individuos que sufren en forma pesimista y se resignan
ante la muerte (Pettingale et al., 1985). En el estudio se analizaron los índices de supervivencia
de mujeres que sufrieron la extirpación de un seno debido al cáncer.

APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA EN EL SIGLO XXI


El miedo extremo: un vínculo entre el estrés y las enfermedades coronarias

Puede llamarlo efecto Northridge, por el fuerte terremoto que ocurrió cerca de Los
Ángeles a las 4:30 de una mañana de enero de 1994. Al cabo de una hora, y durante el
resto del día, los médicos que auxiliaban a personas aplastadas o atrapadas dentro de
edificios enfrentaron una segunda oleada de muertes por ataques cardiacos entre las
personas que habían sobrevivido ilesas al temblor. En los meses siguientes, algunos
investigadores de dos universidades examinaron los expedientes de los jueces de
instrucción del condado de Los Ángeles y descubrieron un aumento asombroso en las
muertes cardiovasculares, de 15.6 en un día promedio a 51 el día del terremoto.
Resultó que la mayoría de estas personas tenía antecedentes de enfermedades
coronarias o factores de riesgo como presión sanguínea elevada. Pero los fallecidos no
fueron rescatados ni desenterrados de los escombros. ¿Por qué murieron?
(Underwood, 2005, p. 49)

Los cardiólogos han concentrado buena parte de su atención en los principales factores
fisiológicos de la cardiopatía, entre los que se hallan el tabaquismo, la obesidad, la presión
sanguínea elevada, los niveles elevados de colesterol en la sangre, la diabetes y la falta de
ejercicio. Pero un conjunto de investigaciones cada vez mayor confirma de manera
convincente que el estrés psicológico puede ser tan perjudicial para el corazón como muchas
de estas fuentes de tensión fisiológica (Matthews, 2005; JanickiDeverts et al., 2007).

En un estudio, los investigadores examinaron los expedientes médicos de miles de


pacientes adultos hospitalizados en busca de indicios de cardiopatía, incluidos los ataques
cardiacos. A los pacientes se les pidió que informaran si habían experimentado ciertos sucesos
traumáticos en la niñez, como violencia doméstica, abuso físico o rechazo. También indicaron
si habían padecido el estrés de vivir con un familiar que hubiese estado en prisión, que abusara
de las drogas o el alcohol o que tuviese una enfermedad mental. El hecho de haber tenido esas
experiencias problemáticas en la niñez aumentaba en forma drástica el riesgo de los
participantes de sufrir una cardiopatía posteriormente en la vida, incluso se duplicaba en el
caso de las personas que habían experimentado muchos de estos sucesos (Dong et al., 2004).

Los supervivientes de los desastres naturales están en mayor riesgo de sufrir enfermedades
coronarias posteriormente. ¿Por qué?

En otro estudio realizado en todo el mundo, los investigadores examinaron a miles de


pacientes hospitalizados en 52 países a quienes se les había tratado por un primer ataque
cardiaco. Se les preguntó si habían tenido diversos factores de riesgo de cardiopatía, de tipo
personales y familiares, y se les comparó con sujetos de control. No es de sorprender que los
indicadores más fuertes de ataque cardiaco fueran el tabaquismo, el nivel de colesterol, la
presión sanguínea elevada, la diabetes y la obesidad (que en conjunto representaban
aproximadamente 80% del riesgo de la población). Lo sorprendente fue la contribución de los
factores de riesgo psicosociales, como la tensión en la vida, el trabajo, la economía o la
depresión (experimentados en el año anterior al ataque cardiaco). Si se les considera en forma
individual, estos factores explicaron entre 8 y 18% del riesgo de la población de sufrir un
ataque cardiaco; tomados en conjunto, dieron cuenta de más de 30% del riesgo, un nivel
comparable con la presión sanguínea elevada y la obesidad. Estos hallazgos se aplican por igual
a hombres y a mujeres de todas las edades y regiones geográficas (Yusuf et al., 2004)

¿Cómo conduce el estrés a los ataques cardiacos? Una forma es afectar el


comportamiento relacionado con el riesgo, como el tabaquismo y los hábitos alimentarios
deficientes. Las hormonas del estrés incrementan la presión sanguínea, inducen la inflamación
y ocasionan otros cambios fisiológicos que dañan los vasos sanguíneos con el tiempo, incluidas
las arterias coronarias (Underwood, 2005).

Si se considera que las tensiones de la vida moderna no se evitan con facilidad, esta
investigación puede parecer angustiante. Pero ¡guarde la calma! Otras investigaciones señalan
que las actividades que reducen el estrés pueden ejercer un efecto protector. En un estudio,
algunos estudiantes que estaban a punto de tener una experiencia estresante pasaron unos
cuantos minutos pensando en un amigo que los apoyara; sus reacciones al estrés posteriores
eran menos pronunciadas que las de un grupo de control. En otro estudio, los participantes
que pasaron 15 minutos riéndose con una película divertida tenían las arterias relajadas y un
mejor flujo sanguíneo hasta 45 minutos después, en buena medida como si hubieran pasado
tiempo ejercitándose (Blor et al., 2004; Miller, 2005).

• ¿Cómo le cobra la factura el estrés crónico al corazón?


• ¿Cuáles son algunas de las formas en que las personas pueden reducir el
impacto del estrés en su corazón?

Los resultados señalaron que los índices de supervivencia se relacionaban con la


respuesta psicológica de las mujeres tres meses después de la cirugía (véase figura 1). Las
mujeres que aceptaron estoicas su destino, sin quejarse, y las que sintieron que la situación
era desesperada y que no podía hacerse nada mostraron los índices de supervivencia más
bajos; la mayoría de estas mujeres murieron al cabo de 10 años. En comparación, los índices
de supervivencia de las mujeres que mostraron un espíritu de lucha (predecían que superarían
la enfermedad y planeaban medidas para impedir su reincidencia) y los de las mujeres que (de
manera errónea) negaron tener cáncer (decían que la extirpación del seno fue sólo una
medida preventiva) fueron significativamente más elevados. En suma, según este estudio, las
pacientes con cáncer que albergaban una actitud positiva tuvieron más probabilidades de
sobrevivir que aquellas con una actitud más negativa.

Por otra parte, hay investigaciones que contradicen la noción de que las actitudes y
emociones de los pacientes influyen en el curso del cáncer. Por ejemplo, algunos hallazgos
demuestran que si bien un espíritu de lucha genera un mejor afrontamiento, el índice de
supervivencia en el largo plazo no es mejor que el de los pacientes con una actitud menos
positiva (Watson et al., 1999).

Pese a estas evidencias contrarias, los psicólogos de la salud consideran que las
emociones de los pacientes pueden determinar al menos en parte el curso de su enfermedad.
En el caso del cáncer, es posible que las respuestas emocionales positivas ayuden a generar
células “asesinas” especializadas que controlan el tamaño y la propagación de los tumores
cancerosos. Por el contrario, las emociones negativas pueden suprimir la capacidad de las
células de combatir los tumores (Schedlowski y Tewes, 1999; Noy, 2006).

¿Con el cáncer se relaciona algún tipo de personalidad en particular? Algunos


investigadores señalan que los pacientes con cáncer son emocionalmente menos reactivos,
suprimen la ira y carecen de escapes para sus emociones. Sin embargo, los datos son
demasiado tentativos y no apuntan en forma consistente a conclusiones firmes sobre algún
vínculo entre las características de la personalidad y el cáncer. Sin duda no existen evidencias
concluyentes que señalen que los pacientes con cáncer no lo habrían desarrollado si su
personalidad hubiera sido de un tipo diferente, o sus actitudes más positivas (Smith, 1988;
Zevon y Corn, 1990; Holland y Lewis, 2001).

Sin embargo, cada vez es más claro que ciertos tipos de psicoterapia tienen el
potencial de prolongar la vida de los pacientes con cáncer. Por ejemplo, los resultados de un
estudio demostraron que las mujeres con cáncer de mama que recibieron tratamiento
psicológico vivieron por lo menos un año y medio más, y experimentaron menos ansiedad y
dolor, que las mujeres que no participaron en la psicoterapia. En las investigaciones sobre
pacientes con otros problemas de salud, como enfermedades cardiacas, también se descubrió
que la psicoterapia puede aportar beneficios, tanto psicológicos como médicos (Spiegel, 1993,
1996b; Galavotti et al., 1997; Frasure-Smith, Lesperance y Talajic, 2000).
FIGURA 1 Relación entre la respuesta psicológica de las mujeres al cáncer de mama tres meses después de la cirugía
y supervivencia 10 años después de la operación (Pettingale et al., 1985). ¿Qué repercusiones tienen estos hallazgos
en el tratamiento de las personas con cáncer?

Tabaquismo
¿Entraría usted en algún comercio a comprar un artículo con una etiqueta en la que se le
advierte que su consumo puede matarlo? Aunque la mayoría de la gente quizá responda que
no, millones de personas lo hacen a diario: una cajetilla de cigarrillos. Además, lo hacen pese a
las evidencias claras y muy difundidas de que el consumo de tabaco se relaciona con cáncer,
ataques cardiacos, apoplejías, bronquitis, enfisema y otras enfermedades graves. El
tabaquismo es la mayor causa de muerte evitable en Estados Unidos; una de cada cinco
muertes en ese país se debe al tabaquismo. En el mundo, cerca de 5 millones de personas
mueren cada año por los efectos del consumo de tabaco (Ezzati, 2005).

¿POR QUÉ SE FUMA?


¿Por qué fuman las personas pese a todas las evidencias que demuestran que es malo para su
salud? No es que no sean conscientes del vínculo entre tabaquismo y enfermedad; las
encuestas demuestran que la mayoría de los fumadores coinciden con la afirmación de que “el
consumo de cigarrillos a menudo ocasiona enfermedades y muerte”. Y casi tres cuartas partes
de los 48 millones de fumadores en Estados Unidos señalan que les gustaría abandonar el
hábito (CDC, 1994; Wetter et al., 1998).

La herencia parece determinar, en parte, si las personas se convertirán en fumadoras,


cuánto fumarán y su facilidad para abandonar el consumo de tabaco. La genética también
influye en la susceptibilidad a los efectos dañinos del tabaquismo. Por ejemplo, hay una tasa
casi 50% más elevada de cáncer pulmonar en los fumadores afroamericanos que en los
fumadores de raza blanca. Esta diferencia quizá se deba a las variaciones producidas
genéticamente en la eficacia con que las enzimas reducen los efectos de las sustancias
químicas que ocasionan el cáncer con el consumo de tabaco (Heath y Madden, 1995;
Pomerlau, 1995; Li et al., 2003).
Sin embargo, aunque la genética desempeña una función importante en el
tabaquismo, casi todas las investigaciones indican que los factores ambientales son la principal
causa del hábito. El tabaquismo en principio puede verse como algo “aceptable” o elegante,
como acto rebelde o como calmante en situaciones estresantes. Una mayor exposición al
consumo de tabaco en medios como las películas también genera un riesgo mucho más
elevado de convertirse en un fumador asiduo. Además, fumarse un cigarrillo a veces se
considera como un “rito de iniciación” entre los adolescentes, que se realiza a instancias de los
amigos y se percibe como un signo de madurez (Wagner y Atkins, 2000; Sargent et al., 2007).

En última instancia, fumar se vuelve un hábito. Quienes fuman empiezan a clasificarse


como fumadores y el consumo de tabaco se vuelve parte de su autoconcepto. Además, como
resultado del tabaquismo, adquieren una dependencia fisiológica, pues la nicotina, uno de los
principales ingredientes del tabaco, es muy adictiva. Al final, se crea una relación compleja
entre tabaquismo, niveles de nicotina y estado emocional del fumador, en el cual cierto nivel
de nicotina se asocia con un estado emocional positivo. Como resultado de esto, la gente fuma
en un esfuerzo por regular tanto sus estados emocionales como los niveles de nicotina en la
sangre (Amos et al., 2006; Kassel et al., 2007).

Aunque está prohibido fumar cada vez en más lugares, sigue siendo un problema social
sustancial

ABANDONO DEL TABAQUISMO


Debido a que el tabaquismo tiene componentes psicológicos y biológicos, pocos hábitos son
tan difíciles de romper. El tratamiento exitoso en el largo plazo suele ocurrir sólo en 15% de
quienes tratan de dejar de fumar, y una vez que el consumo de tabaco se vuelve un hábito, es
tan difícil de dejar como la adicción a la cocaína o la heroína. De hecho, algunas de las
reacciones bioquímicas a la nicotina son similares a las de la cocaína, las anfetaminas y la
morfina. Muchas personas tratan de abandonar el hábito y fracasan (Vanasse, Niyonsenga y
Courteau, 2004; Foulds, 2006).

Entre los medios más eficaces para terminar con el hábito del consumo de tabaco se
hallan fármacos que reemplazan la nicotina de los cigarrillos. Sea a manera de goma de
mascar, parches, rociadores nasales o inhaladores, estos productos suministran una dosis de
nicotina que reduce la dependencia de cigarrillos. Otro método son los fármacos Zyban y
Chantrix, que en lugar de reemplazar la nicotina, reducen el placer de fumar y eliminan los
síntomas de abstinencia que experimentan los fumadores cuando tratan de dejarlo (Dalsgaro
et al., 2004; Garwood y Potts, 2007; Shiffman, 2007).

También pueden ser eficaces las estrategias conductuales que analizan el tabaquismo
como un hábito aprendido y se concentran en modificar la respuesta al consumo del tabaco.
Inicialmente, se informan índices de “cura” de 60%, y un año después del tratamiento más de
la mitad de quienes abandonaron el hábito no reincidieron. La orientación psicológica, ya sea
en forma individual o en grupo, también aumenta el índice de éxito en el rompimiento con el
hábito. El mejor tratamiento parece una combinación de reemplazo de nicotina y orientación
psicológica. ¿Qué es lo que no funciona? Tratar de dejar el hábito sin ayuda: sólo 5% de los
fumadores que superan el síndrome de abstinencia por su cuenta tienen éxito (Noble, 1999;
Rock, 1999; Woodruff, Conway y Edwards, 2007).

En el largo plazo, los medios más eficaces para reducir el tabaquismo tal vez sean los
cambios de las normas sociales y las actitudes hacia el hábito. Por ejemplo, muchas ciudades y
pueblos han hecho que el consumo de tabaco en lugares públicos sea ilegal, y las legislaciones
que prohíben el consumo de tabaco en lugares como salones de clases y edificios
universitarios —con apoyo de una marcada opinión popular— se aprueban cada vez con
mayor frecuencia (Hamilton, Biener y Brennan, 2007).

El efecto de largo plazo de la enorme cantidad de información sobre las consecuencias


negativas del tabaquismo en la salud de la gente ha sido sustancial; en general, el tabaquismo
ha disminuido en las últimas dos décadas, sobre todo entre los hombres. Sin embargo, más de
una cuarta parte de los estudiantes matriculados en enseñanza media son fumadores activos
para cuando se gradúan, y hay evidencias de que la disminución en el consumo de tabaco se
está estabilizando. De entre estos estudiantes, alrededor de 10% se vuelven fumadores activos
desde segundo de secundaria (véase figura 2; Johnston, O’Malley y Bachman, 2006;
Fichtenberg y Glantz, 2006).

Aunque está prohibido fumar cada vez en más lugares, sigue siendo un problema social
sustancial.

FIGURA 7 Aunque el tabaquismo entre los adolescentes es menor que hace 20 años, una cantidad significativa aún
informa que fuma regularmente. ¿Qué factores explicarían el elevado consumo continuo del tabaco entre los
adolescentes, pese al aumento de las campañas publicitarias contra el tabaquismo? (Fuente: Monitoring the Future
Study, 2006.)
EXPLORACIÓN DE LA DIVERSIDAD (Buhoneros de la muerte: el fomento
del tabaquismo en todo el mundo)
Un Jeep decorado con el logotipo de Camel se estaciona cerca de un bachillerato en
Buenos Aires y una mujer empieza a regalar cigarrillos a chicos de 15 y 16 años de edad
durante su receso. En una sala de videojuegos en Taipéi se esparcen cigarrillos
americanos de forma gratuita sobre cada consola de juego. En una discoteca llena de
estudiantes de bachillerato hay paquetes de Salem gratuitos en cada mesa.
(Ecenbarger, 1993, p. 50)

Conforme disminuye la cantidad de fumadores en Estados Unidos, los fabricantes de cigarrillos


voltean hacia nuevos mercados para aumentar el número de personas que fuman. En el
proceso, echan mano de dudosas técnicas de marketing

Por ejemplo, la compañía tabacalera RJ Reynolds desarrolló una nueva marca de


cigarrillos que denominó Uptown a principios de la década de 1990. Por la naturaleza de la
publicidad con que se inició su distribución, pronto quedó manifiesto que el producto estaba
dirigido a los afroamericanos (Jhally et al., 1995; Ringold, 1996; Balbach, Gasior y Barbeau,
2003). En razón de la cuestionable ética de marcarse como objetivo un producto que supone
una amenaza potencial para la vida de una población minoritaria, la presentación del producto
desató una controversia considerable. Al final, el secretario del Departamento de Salud y
Servicios Humanos de Estados Unidos (U.S. Department of Health and Human Services)
condenó la táctica y el fabricante dejó de distribuir la marca poco después.

Debido a las limitaciones legales al consumo del tabaco en Estados Unidos, los
fabricantes han volteado a otras partes del mundo, donde perciben un mercado fértil de gente
que aún no fuma. Aunque a menudo deben vender los cigarrillos a menor precio que en
Estados Unidos, la cantidad potencial de fumadores aún brinda rentabilidad financiera para las
compañías tabacaleras. Estados Unidos es ahora el mayor exportador mundial de cigarrillos
(Bartecchi, MacKenzie y Schrier, 1995; Brown, 2001).

Sin duda, la campaña en los mercados mundiales ha resultado fructífera. En algunas


ciudades de América Latina, la mitad de los adolescentes fuma; en Hong Kong, algunos niños
de siete años ya fuman; en la India, Ghana, Jamaica y Polonia 30% de los niños fumó su primer
cigarrillo completo antes de los 10 años de edad. La Organización Mundial de la Salud
pronostica que el tabaquismo matará en forma prematura a unos 200 millones de niños en
todo el mundo, y que a la larga, 10% de la población mundial morirá a consecuencia del
consumo de tabaco. De todos los que están vivos en la actualidad, 500 millones morirán por el
consumo de tabaco (Mackay y Eriksen, 2002).

En algunos países hay niños de apenas seis años que fuman con regularidad.
RECAPITULACIÓN/EVALUACIÓN/RECONSIDERACIÓN
RECAPITULACIÓN
¿Cómo influyen los factores psicológicos en problemas relacionados con la salud, como
enfermedades coronarias, cáncer y tabaquismo?

 La hostilidad, un componente clave del patrón conductual tipo A, se relaciona con las
enfermedades coronarias. El patrón conductual tipo A es un conjunto de conductas
que se caracterizan por hostilidad, competitividad, impaciencia y compulsión. (p. 429)
 Cada vez más evidencias indican que las actitudes y las respuestas emocionales de las
personas influyen en el curso del cáncer a través de vínculos con el sistema
inmunitario. (p. 430)
 El tabaquismo, la principal causa evitable de problemas de salud, es difícil de
abandonar, aun cuando la mayoría de los fumadores son conscientes de las peligrosas
consecuencias de fumar. (p. 432)

EVALUACIÓN
1. El comportamiento tipo __________ se caracteriza por la cooperación y el trato fácil;
personalidades de comportamiento tipo __________ se caracterizan por la hostilidad y
la competitividad.
2. Se sabe que el patrón conductual tipo A es la causa directa de los ataques cardiacos.
¿Cierto o falso?
3. La actitud y las emociones de un paciente con cáncer puede influir en su sistema
__________, para ayudar o dificultar su lucha contra la enfermedad.
4. Con el consumo de tabaco se regulan los niveles de nicotina y los estados emocionales
de los fumadores. ¿Cierto o falso?

RECONSIDERACIÓN
1. ¿Hay peligro de “culpar a la víctima” cuando afirmamos que el curso del cáncer puede
mejorar si la persona que lo padece alberga actitudes u opiniones positivas, sobre todo
cuando consideramos a personas con cáncer que no se están recuperando? Explique
su respuesta.
2. Desde la óptica de un prestador de servicios de salud: ¿qué tipo de consejo le daría
usted a sus pacientes sobre las conexiones que existen entre personalidad y
enfermedad? Por ejemplo, ¿exhortaría a las personas tipo A a que se volvieran “menos
tipo A” para que disminuyeran su riesgo de cardiopatía?

Respuestas a las preguntas de evaluación

1. b), a)
2. falso; el comportamiento tipo A se relaciona con una incidencia más elevada de
enfermedades coronarias, pero no por fuerza las ocasiona directamente
3. inmunitario
4. cierto

TÉRMINOS BÁSICOS
 patrón conductual tipo A, p. 43
 patrón conductual tipo B, p. 430
Cuando Stuart Grinspoon advirtió al principio la pequeña protuberancia que le creció
en el brazo, supuso que sólo se trataba de una contusión por el contacto que sufrió en
el juego de futbol la semana anterior. Pero al pensarlo más, consideró posibilidades
más serias y decidió que lo mejor era una revisión en el servicio médico de la
universidad. Pero la visita no fue muy satisfactoria. Stuart, una persona tímida, se
avergonzaba al hablar de su condición médica. Peor aún, después de responder una
serie de preguntas, no entendía siquiera el diagnóstico del médico y sentía tanta
vergüenza que no pidió que se lo aclarara.

Muchos de nosotros compartimos las actitudes de Stuart Grinspoon hacia la atención médica.
Nos acercamos a los médicos del mismo modo en que lo hacemos a los mecánicos. Cuando
algo anda mal con el auto, queremos que el mecánico determine cuál es el problema y luego lo
arregle. Del mismo modo, cuando algo no funciona bien en nuestro cuerpo, queremos un
diagnóstico del problema y luego una solución (de preferencia rápida).

Con todo, en este método se pasa por alto que —a diferencia de la reparación de un
auto— una buena atención médica exige tomar en cuenta factores psicológicos. Los psicólogos
de la salud pretenden determinar los factores relacionados con el fomento de un buen estado
de salud y, en forma más amplia, de una sensación de bienestar y felicidad. Veamos más de
cerca dos ámbitos que se abordarán: generar acatamiento de las recomendaciones
relacionadas con la salud e identificar los factores que determinan el bienestar y la felicidad.

Conceptos clave
¿Cómo influyen nuestras interacciones con los médicos en nuestra salud y acatamiento del
tratamiento médico?

¿Qué genera una sensación de bienestar?

ACATAMIENTO DE LAS RECOMENDACIONES MÉDICAS


No somos muy buenos para seguir las recomendaciones médicas. Considere las siguientes
cifras:

 Cerca de 85% de los pacientes no acata las recomendaciones de los médicos.


 Entre 14 y 21% de los pacientes no cumple con las recetas.
 Cerca de 10% de los embarazos entre adolescentes se deriva de la falta de
acatamiento de la medicación para controlar la natalidad.
 Aproximadamente 60% de todos los pacientes no identifica sus propios
medicamentos.
 Entre 30 y 50% de todos los pacientes ignora las instrucciones o comete errores al
tomar la medicación (Christensen y Johnson, 2002; Health Pages, 2003; Colland et al.,
2004).
La falta de cumplimiento de las recomendaciones médicas se expresa de muchas
formas. Por ejemplo, los pacientes no se presentan a las citas, no siguen las dietas, no dejan de
fumar o interrumpen la medicación durante el tratamiento. En algunos casos, no toman los
medicamentos en absoluto.

Los pacientes también son creativos: adaptan el tratamiento que les prescribe el
médico según su propio juicio y experiencia. En muchos casos, la falta de conocimientos
médicos de los pacientes es perjudicial (Taylor, 1995; Hamani et al., 2007).

La falta de acatamiento en ocasiones es resultado de la reactancia psicológica. La


reactancia es una reacción emocional y cognitiva negativa que se deriva de la restricción de la
propia libertad. Quienes experimentan la reactancia sienten hostilidad e ira. Debido a esas
emociones, quizá busquen restablecer su sensación de libertad, pero de manera
autodestructiva, al rehusar las recomendaciones médicas y actuar de forma que empeora su
condición médica. Por ejemplo, un hombre al que se le aplica una dieta estricta puede
experimentar reactancia y comer más aún que antes de que se le restringiera su alimentación
(Fogarty y Young, 2000; Dillard y Shen, 2004).

Reactancia: reacción emocional y cognitiva desagradable que se deriva de la restricción de la


propia libertad, y que puede asociarse con los regímenes médicos.

CÓMO COMUNICARSE EN FORMA EFICAZ CON LOS PRESTADORES DE


SERVICIOS DE SALUD
Yo yacía en una camilla, tratando de prepararme para una cirugía de reconstrucción de
seno que duraría seis horas. Meses atrás me habían practicado una mastectomía
porque me apareció un cáncer de mama. En virtud de que tengo los huesos pequeños,
el médico me dijo que necesitaba cortar parte de un músculo de mi espalda y
trasplantarlo a mi pecho y crear así una base apropiada para un implante. Sabía que la
operación reduciría mi ritmo de actividades, mala noticia para alguien que nada, corre
y anda todo el tiempo detrás de tres niños. Pero cuando el cirujano hizo un diagrama
de la incisión en mi pecho con un marcador, mi esposo le preguntó: “¿en realidad es
necesario trasplantar este músculo de la espalda?” (Halpert, 2003, p. 63).

La respuesta del cirujano desconcertó a la paciente: no, no era necesario. Y si no se le


practicaba el procedimiento, su periodo de recuperación se reduciría a la mitad. El cirujano
supuso simplemente, sin preguntar a la paciente, que ella preferiría el procedimiento más
complicado, porque era mejor desde un punto de vista estético. Pero después de una consulta
apresurada con su marido, la paciente optó por la intervención más sencilla.

La falta de comunicación entre médicos y pacientes puede ser un obstáculo


importante para una buena atención médica. Estos errores de comunicación tienen varias
causas. Una es que los médicos hacen suposiciones sobre lo que los pacientes prefieren o
promueven un determinado tratamiento de su preferencia sin consultarles. Además, el
prestigio relativamente elevado de los médicos puede intimidar a los pacientes. Es posible que
éstos también se muestren renuentes a ofrecer voluntariamente información que los haga ver
mal, y los médicos pueden tener dificultades para estimular a sus pacientes a que
proporcionen información. En muchos casos, los médicos dominan la entrevista con preguntas
de naturaleza técnica, mientras los pacientes tratan de comunicar lo que sienten sobre su
enfermedad en lo personal y el efecto que tiene en su vida, como se ilustra en la figura 1 (Ihler,
2003; Schillinger et al., 2004; Wain et al., 2006).

Además, la opinión de muchos pacientes en el sentido de que los médicos “todo lo


saben” puede generar problemas de comunicación graves. Muchos pacientes no entienden sus
tratamientos ni atinan a pedir explicaciones más claras sobre el curso de acción prescrito.
Cerca de la mitad de los pacientes son incapaces de informar con precisión durante cuánto
tiempo tomar la medicación que se les recetó, y cerca de una cuarta parte ni siquiera conoce el
propósito del fármaco. De hecho, algunos pacientes no están seguros siquiera, cuando están a
punto de ir al quirófano, de ¡por qué se les somete a cirugía! (Svarstad, 1976; Atkinson, 1997;
Halpert, 2003).

A veces, las dificultades de comunicación entre paciente y médico surgen porque el


material que debe comunicarse es demasiado técnico para los pacientes, que tal vez carezcan
de conocimientos esenciales sobre el cuerpo y las prácticas médicas básicas. En respuesta a
este problema, algunos prestadores de servicios de salud recurren en forma rutinaria al
lenguaje infantil (llaman a los pacientes “cariño” o se despiden con un “hasta mañanita”), y
suponen que son incapaces de entender incluso la información más sencilla (Whitbourne y
Wills, 1993; Mika et al., 2007).

La cantidad de comunicación entre médico y paciente se relaciona también con el sexo


del médico y el paciente. En general, las doctoras ofrecen una comunicación más centrada en
el paciente que los doctores. Además, los pacientes suelen preferir a médicos de su mismo
sexo (Roter, Hall y Aoki, 2002; Kiss, 2004; Schnatz et al., 2007).

Los valores y las expectativas culturales también contribuyen a las barreras a la


comunicación entre pacientes y médicos. Puede resultar problemático hacer recomendaciones
médicas a un paciente cuyo idioma materno no es el mismo que habla el médico. Además, las
prácticas médicas difieren entre una cultura y otra, y los prestadores de servicios médicos
necesitan familiarizarse con la cultura del paciente para que acaten las recomendaciones
(Whaley, 2000; Ho et al., 2004; Culhane-Pera, Borkan y Patten, 2007).

¿Qué pueden hacer los pacientes para mejorar la comunicación con los médicos y
otros prestadores de servicios de salud? Veamos ahora algunas recomendaciones
proporcionadas por la doctora Holly Atkinson (Atkinson, 2003):

 Haga una lista de sus preocupaciones de salud antes de visitar a un médico.


 Antes de la visita, escriba los nombres y las dosis de cada medicamento que esté
consumiendo actualmente.
 Determine si el médico se comunicará con usted por correo electrónico y en qué
circunstancias.
 Si se siente intimidado, lleve a alguien consigo —un amigo o pariente—. para que le
ayude a comunicarse en forma más eficaz.
 Haga anotaciones durante la visita.
CONVERSACION ENTRE PACIENTE Y MEDICO
El siguiente extracto de un estudio de caso en la Facultad de Medicina de Harvard es un
ejemplo de una técnica de entrevista deficiente por parte del médico
Paciente Me cuesta trabajo beber agua.
Médico Ajá
Paciente ¿Cuándo empezó…? Tenía dolores de
cabeza. Debió ser entonces.
Médico Ajá
Paciente No sé qué es. El médico lo observó… y dijo
algo sobre las glándulas
Médico Muy bien. Ajá, aparte de esto, ¿cómo se ha
sentido?
Paciente Terrible
Médico ¿Sí?
Paciente Cansada… tengo dolores… no sé qué es
Médico Muy bien… ¿Fiebres o escalofríos?
Paciente No
Médico Muy bien… ¿Ha estado enferma del
estómago o de algo?
Paciente (Gimotea) No sé qué está pasando. Me
levanto cansada por la mañana. El único
momento en que me siento bien… tal vez
alrededor de la hora de la cena… y todo
(llora) y sigue igual.
Médico Ajá. ¿Las náuseas las tiene antes o después
de comer? (Goleman, 1988, p. B16)
Aunque los frecuentes “ajás” indican que el médico escucha a la paciente, en realidad no la
anima a revelar más detalles. Más aún, después en la entrevista, el médico ignora la
angustia emocional de la paciente y con frialdad sigue con las preguntas.
FIGURA 8 La comunicación eficaz entre paciente y médico es importante, pero a menudo resulta frustrante para
ambos. (Fuente:Daniel Goleman, “Doctor and Patient; Physicians May Bungle Key Part of Treatment: The Medical
Interview”, The New York Times, 21 de enero 988, p. B16 © 1988 The New York Times. Reservados todos los
derechos. Utilizada con autorización y protegida por las leyes de derechos de autor de Estados Unidos. Está
prohibida la impresión, copia, redistribución o retransmisión del material sin una autorización expresa por escrito.
www.nytimes.com.)

MAYOR ACATAMIENTO DE LAS RECOMENDACIONES MÉDICAS


Aunque el acatamiento de las recomendaciones médicas no garantiza que desaparezcan los
problemas de un paciente, optimiza la posibilidad de que su condición mejore. ¿Qué pueden
hacer los prestadores de servicios médicos para generar un mayor acatamiento en los
pacientes? Una estrategia consiste en dar instrucciones claras a los pacientes respecto de los
regímenes medicamentosos. Mantener relaciones buenas y cálidas entre médicos y pacientes
también produce un mayor acatamiento (Cramer, 1995; Cheney, 1996)

Además, la sinceridad es útil. Los pacientes por lo general prefieren estar bien
informados —aunque las noticias sean malas—, y su grado de satisfacción con la atención
médica se relaciona con la capacidad de los médicos para transmitir debida y exactamente la
naturaleza de los problemas y tratamientos médicos (Haley, Clair y Saulsberry, 1992; Zuger,
2005).
La forma del mensaje también genera respuestas más positivas a la información
relacionada con la salud. Los mensajes planteados positivamente señalan que un cambio de
comportamiento generará un beneficio, al destacar las virtudes de llevar a cabo una conducta
saludable. Por ejemplo, indicar que el cáncer de piel es curable si se detecta en forma
oportuna, y que se pueden reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad con un
bloqueador solar, plantea la información en forma positiva. Por el contrario, los mensajes
planteados negativamente subrayan lo que se puede perder si no lleva a cabo cierta conducta.
Por ejemplo, se puede decir que si no utiliza bloqueador solar hay más probabilidades de
desarrollar un cáncer de piel, que puede resultar fatal si no se detecta en forma oportuna:
ejemplo de formulación negativa.

¿Qué tipo de mensaje es más eficaz? Según los psicólogos Alex Rothman y Peter
Salovey, eso depende del tipo de comportamiento de salud que se desee. Los mensajes
planteados positivamente son mejores para motivar el comportamiento preventivo. Sin
embargo, los mensajes planteados en forma negativa son mejores para generar una conducta
que conduzca a la detección de una enfermedad (Rothman y Salovey, 1997; Apanovich,
McCarthy y Salovey, 2003; McCaul, Johnson y Rothmman, 2003; Lee y Aaker, 2004)

Los mensajes planteados en forma positiva señalan que un cambio de comportamiento


generará un beneficio en la salud.

Bienestar y felicidad
¿Qué constituye una buena vida?

Ésta es una pregunta que se han planteado filósofos y teólogos durante siglos, y ahora
se concentran en ella los psicólogos de la salud. Lo hacen al investigar el bienestar subjetivo,
las evaluaciones que hace la persona de su vida en términos de sus pensamientos y
emociones. Visto así, el bienestar subjetivo indica qué tan felices son los individuos (Diener,
Lucas y Oishi, 2002; Dolan y White, 2007; Tsaousis et al., 2007).

Bienestar subjetivo: evaluación que hace la persona de su vida en términos de sus


pensamientos y emociones.

¿CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS FELICES?


Las investigaciones sobre el tema del bienestar demuestran que las personas felices
comparten varias características (Myers, 2000; Diener y Seligman, 2002; Otake et al., 2006):

 Las personas felices tienen una autoestima elevada. Sobre todo en las sociedades
occidentales, que destacan la importancia de la individualidad, quienes son felices se
agradan a sí mismos. Se perciben como personas más inteligentes y con más
posibilidades de llevarse bien con los demás que la persona promedio. De hecho,
suelen tener ilusiones positivas u opiniones moderadamente infladas de sí mismas
como personas buenas, competentes y deseables (Taylor et al., 2000; Boyd-Wilson,
McClure y Walkey, 2004).
 Las personas felices tienen una sensación firme de control. Sienten que controlan
mejor los sucesos de su vida, a diferencia de quienes creen que son títeres de los
demás y experimentan desesperanza aprendida.
 Los individuos felices son optimistas. Su optimismo les permite perseverar en sus
actividades y en última instancia lograr más. Además, su salud es mejor (Peterson,
2000).
 Las personas felices gustan de estar rodeadas de otras personas. Suelen ser
extravertidas y contar con una red de apoyo formada por relaciones estrechas.

Tal vez lo más importante sea que la mayoría de las personas son al menos
moderadamente felices casi todo el tiempo. En encuestas nacionales e internacionales, ciertas
personas que viven en muy diversas circunstancias informan que son felices. Además, los
avatares de la vida que cabría esperar produjeran un elevado nivel de felicidad, como ganarse
la lotería, quizá no lo harían a usted mucho más feliz de lo que ya es, como veremos a
continuación.

¿EL DINERO COMPRA LA FELICIDAD?


ALERTA DE estudio: Recuerde el concepto de que los individuos tienen un punto fijo (un nivel
general, consistente) relacionado con el bienestar subjetivo.

Si se ganara usted la lotería, ¿sería mucho más feliz?

Tal vez no. Por lo menos ésa es la conclusión de las investigaciones realizadas por los
psicólogos de la salud sobre el bienestar subjetivo. Dichas investigaciones demuestran que si
bien ganarse la lotería genera una oleada inicial de felicidad, el nivel de felicidad de los
ganadores al cabo de un año parece volver a lo que era antes. El fenómeno inverso ocurre en
quienes padecieron lesiones graves en accidentes: pese a la disminución inicial de la felicidad,
en la mayor parte de los casos las víctimas regresan a sus niveles anteriores de felicidad con el
paso del tiempo (Diener y Biswas, Diener, 2002; Nissle y Bschor, 2002; Spinella y Lester, 2006).

¿Por qué el nivel de bienestar subjetivo es tan estable? Una explicación es que las
personas tienen un “punto fijo” de felicidad general, un marcador que determina el tono de la
propia vida. Aunque algún suceso particular eleve o deprima en forma temporal el estado de
ánimo (por ejemplo, un ascenso sorpresivo o la pérdida del empleo), al final se regresa al nivel
general de felicidad.

Si bien no queda claro con certeza cómo se establecen desde un inicio los puntos fijos
de felicidad, algunas evidencias señalan que los factores genéticos determinan al menos en
parte ese punto fijo. En concreto, resulta que los gemelos idénticos que crecieron en
circunstancias marcadamente distintas tienen niveles muy similares de felicidad (Kahneman,
Diener y Schwarz, 1998; Diener, Lucas y Scollon, 2006).

El punto fijo de bienestar de la mayoría es relativamente alto. Por ejemplo, se


considera como “muy feliz” a cerca de 30% de los estadounidenses y sólo uno de cada 10 se
califica como “no muy feliz”. La mayoría se declara “bastante feliz”. Las personas a las que se
les pidió que se ubiquen en el indicador de felicidad que se ilustra en la figura 2 confirmaron
gráficamente dichos sentimientos. La escala ilustra con toda claridad que la mayoría de la
gente percibe su vida en forma muy positiva.

Algunos resultados similares se encuentran cuando se les pide a los individuos que se
comparen con los demás. Por ejemplo, cuando se les pregunta: “de las siguientes personas,
¿cuál considera usted que es la más dichosa?”, los entrevistados respondieron “Oprah
Winfrey” (23%), “Bill Gates” (7%), “el Papa” (12%), y “usted” (49%); 6% dijo que no sabía (Black
y McCafferty, 1998).
FIGURA 9 La mayoría en Estados Unidos se califica como feliz, mientras que sólo una pequeña minoría indica que
“no son muy felices”. (Fuente: Myers, 2000, p. 57, extraída de Social Indicators of Well-Being: Americans Perceptions
of Life Quality (pp. 207 y 306). ). F. M. Andrews y S. B. Withey, 1976, Nueva York, Plenum, Copyright 1976 de
Plenum.)

Pocas diferencias existen entre los miembros de los diferentes grupos demográficos.
Hombres y mujeres por igual manifiestan que son felices, y los afroamericanos tienen sólo un
poco menos probabilidades de calificarse como “muy felices” en relación con los
estadounidenses de origen europeo. Además, la felicidad difícilmente es exclusiva de la cultura
estadounidense. Incluso algunos países que están lejos de la prosperidad económica tienen, en
conjunto, ciudadanos felices (Myers y Diener, 1996; Diener y Clifton, 2002; Suh, 2002; Suhail y
Chaudhry, 2004).

Balance: el dinero al parecer no compra la felicidad. Pese a los altibajos de la vida, la


mayoría suele ser razonablemente feliz y se adapta a los juicios y tribulaciones —lo mismo que
a las dichas y delicias— de la vida regresando a un nivel estable de felicidad. Ese nivel habitual
de felicidad puede tener repercusiones profundas, que acaso prolonguen la vida (Diener y
Seligman, 2004; Hecht, 2007).
RECAPITULACIÓN/EVALUACIÓN/RECONSIDERACIÓN

RECAPITULACIÓN

¿Cómo influyen las interacciones con los médicos en nuestra salud y acatamiento de sus
tratamientos?

 Aunque los pacientes a menudo desean que los médicos basen su diagnóstico sólo en
un examen físico, es igualmente importante comunicarles sus problemas. (p. 437)
 Los pacientes pueden encontrar difícil comunicarse en forma abierta con su médico
debido a su elevado prestigio social y a la naturaleza técnica de la información médica.
(p. 438)

¿Qué genera una sensación de bienestar?

 El bienestar subjetivo, indicador de la felicidad, es más alto en los individuos con una
elevada autoestima, una sensación de control sobre su vida, optimismo y una red de
apoyo formada por relaciones estrechas. (p. 440)

EVALUACIÓN

1. ¿En cuál de los siguientes problemas relacionados con la atención médica es más
probable que se enfoquen los psicólogos de la salud?
a. Prestadores de servicios de salud incompetentes
b. Aumento de los costos de la atención médica
c. Comunicación ineficaz entre médico y paciente
d. Escasez de financiamiento para las investigaciones médicas
2. ¿Si deseara usted que la gente se limpiara los dientes con hilo dental para prevenir las
inflamaciones de las encías, el mejor método sería
a. Recurrir a un mensaje planteado negativamente
b. Recurrir a un mensaje planteado positivamente
c. Hacer que un dentista comunicara un mensaje alentador sobre los placeres de
limpiarse los dientes con hilo dental
d. Proporcionar hilo dental gratis
3. Al ganar la lotería es probable que:
a. Se produzca un aumento inmediato y de largo plazo del nivel de bienestar
b. Se produzca un aumento inmediato, pero no prolongado, del nivel de
bienestar
c. Se produzca a la larga una disminución de bienestar
d. Se genere a la larga un aumento de la codicia

RECONSIDERACIÓN

1. ¿Considera usted que el estrés desempeña una función importante en las dificultades
de comunicación entre médicos y pacientes? ¿Por qué?
2. Desde la óptica de un prestador de servicios de salud: ¿cómo trataría usted de
comunicarse mejor con sus pacientes? ¿Cómo variarían sus técnicas dependiendo de
los antecedentes, el género, la edad y la cultura del paciente?

Respuestas a las preguntas de evaluación

1.c), 2.a), 3.b)


TÉRMINOS BÁSICOS
 bienestar subjetivo, p. 440
 reactancia, p. 437

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