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«María Tudor» redirige aquí. Para la hermana de Enrique VIII, véase María Tudor,
duquesa de Suffolk.
María I de Inglaterra
Fue la única hija de Enrique VIII con su primera esposa —Catalina de Aragón— en
sobrevivir hasta la edad adulta. Su medio hermano Eduardo VI —hijo de Enrique VIII
y Juana Seymour— sucedió a su padre en 1547 a la edad de nueve años. Cuando Eduardo
VI enfermó de muerte en 1553, intentó sacarla de la línea de sucesión porque supuso
que daría marcha atrás a las reformas protestantes que habían comenzado durante su
reinado, y las de su padre. A su muerte, los principales políticos trataron de
proclamar a Juana Grey reina de Inglaterra. María reunió a sus seguidores en Anglia
Oriental y depuso a Juana I, quien tiempo después fue decapitada.
Fue la primera soberana de Inglaterra por derecho propio, excluyendo los disputados
reinados de Matilde I y Juana I. En 1554 contrajo matrimonio con el príncipe Felipe
de España, convirtiéndose en reina consorte de la Monarquía Hispánica al ascenso al
trono de su marido en 1556, si bien nunca visitó España. El matrimonio fue recibido
con una revuelta popular organizada por Thomas Wyatt, quien buscaba derrocarla en
favor de su media hermana Isabel —hija de Enrique VIII y Ana Bolena—; sin embargo,
el levantamiento fracasó e Isabel fue recluida en la Torre de Londres.
Nacimiento y familia
Aunque sentía afecto por su hija, Enrique VIII estaba profundamente decepcionado de
que su matrimonio no hubiera producido un hijo varón.29 Para cuando ella tenía
nueve años, era evidente que Enrique VIII y Catalina no tendrían más hijos varones,
por lo que el rey inglés estaba sin un heredero varón legítimo.30 En 1525, Enrique
VIII envió a su hija a la frontera de Gales para presidir —supuestamente de manera
nominal— el Consejo de Gales y las Marcas.31 Tuvo su corte en el castillo de Ludlow
y recibió muchas de las prerrogativas reales normalmente reservadas para el
príncipe de Gales. Vives y otros la llamaban «princesa de Gales», aunque nunca fue
investida oficialmente con el título.32d Aparentemente pasó tres años en las Marcas
Galesas, haciendo visitas regulares a la corte de su padre antes de regresar
permanentemente a los condados adyacentes de Londres a mediados de 1528.34
El cardenal Thomas Wolsey —consejero principal del rey inglés— reanudó entonces las
negociaciones matrimoniales con los franceses; Enrique VIII sugirió que su hija se
casara con el padre del delfín, el propio Francisco I, quien estaba ansioso por una
alianza con Inglaterra.39 Se firmó un tratado de matrimonio que establecía que ella
se casaría con Francisco I o con su segundo hijo, Enrique, duque de Orleans,40 pero
tiempo después Wolsey consiguió una alianza con Francia sin tal matrimonio.41 Según
el veneciano Mario Savorgnano, la princesa heredera se estaba convirtiendo en una
«jovencita bonita, bien proporcionada y de buena complexión».4243
Juventud
Mientras tanto, el matrimonio de sus padres estaba en peligro. Decepcionado por la
falta de un heredero varón y con ansias de volverse a casar, Enrique VIII intentó
que se anulara su matrimonio con Catalina, pero el papa Clemente VII rechazó su
solicitud. Enrique VIII afirmó, citando pasajes bíblicos (Levítico 20:21), que su
matrimonio con Catalina era «inmundo» porque ella era viuda del tío de María,
Arturo. Catalina indicó que su matrimonio con Arturo nunca se consumó, por lo que
no fue un enlace válido.44 Su primer matrimonio había sido anulado por un papa
anterior, Julio II, sobre esa base. Clemente VII posiblemente era renuente a
intervenir debido a las intimidaciones de Carlos I —sobrino de Catalina y antiguo
prometido de María—, cuyas tropas habían rodeado y ocupado Roma en la Guerra de la
Liga de Cognac.45
Manuscrito original del juramento de la primera Ley de Sucesión (1534), por el que
María perdió sus derechos dinásticos.
Desde 1531, María se enfermaba frecuentemente de menstruación irregular y
depresión, aunque no está claro si esto era causado por el estrés, la pubertad o
una patología subyacente.46 No se le permitió ver a su madre, a quien Enrique VIII
había enviado a vivir lejos de la corte real.47 A principios de 1533, su padre se
casó con Ana Bolena —quien estaba embarazada de su próximo hijo— y, en mayo, Thomas
Cranmer, arzobispo de Canterbury, anuló formalmente el matrimonio de Enrique VIII
con Catalina y validó el enlace con Ana.48 Enrique VIII rechazó la autoridad papal
y se proclamó jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra. Catalina fue degradada a
princesa viuda de Gales —título que habría tenido como viuda de Arturo— y María fue
considerada ilegítima. Sería llamada «lady María» (The Lady Mary), en lugar de
utilizando su título de princesa, y sus derechos en la línea de sucesión fueron
transferidos a su media hermana recién nacida, Isabel.49 Su casa fue disuelta50 y
sus sirvientes —como la condesa de Salisbury— despedidos; en diciembre de 1533,
María fue integrada en la casa de crianza de Isabel en Hatfield.51 También fue
abandonado un intento de casarla con algún pariente de su madrastra.52
Edad adulta
Retratada en 1544.
En 1536, Ana Bolena perdió el favor del rey inglés —supuestamente por un aborto
involuntario ese mismo año—63 y tras un proceso irregular fue decapitada. Al igual
que María, Isabel fue declarada ilegítima y despojada de sus derechos de
sucesión.64 A las dos semanas de la ejecución de Ana, Enrique VIII se casó con
Juana Seymour, quien instó a su esposo a hacer las paces con María.65 El rey inglés
insistió en que ella le reconociera como cabeza de la Iglesia de Inglaterra,
repudiara la autoridad papal y aceptara que el matrimonio entre sus padres era
ilegal, así como su propia ilegitimidad. María intentó reconciliarse con su padre,
cedió en algunas posturas y juró lealtad al rey «después de Dios», pero rehusó
reconocerlo como jefe de la Iglesia. María consideraba la fe protestante como una
expropiación «iconoclasta» de la Iglesia católica, que «favorecía los bolsillos» de
la «nobleza oportunista».66 Entre ella y el primer ministro del rey, Thomas
Cromwell, hubo un intercambio de cartas para que este interviniera en el conflicto
con su padre. Sin embargo, cuando María tuvo acceso a las cartas secretas de su
madre, resolvió no tomar decisiones sobre la base de las necesidades políticas,
sino en «considerar a Dios y su conciencia» como «autoridad suprema»; de este modo,
rechazó las condiciones de su padre.64 Molesto con María y bajo presión de Enrique
VIII, Cromwell le dijo que, si no se daba por vencida, perdería su apoyo para
siempre; también la llamó «la mujer más obstinada que haya existido».67
Desde finales de 1539, María fue cortejada por el duque Felipe de Baviera, pero,
debido a que era luterano, la petición de mano en matrimonio no tuvo éxito.77 En
1539, Cromwell negoció una posible alianza con el Ducado de Cléveris. Las
sugerencias de que María se casara con el duque de Cléveris —que tenía la misma
edad— fracasaron, pero se llegó a un acuerdo de matrimonio entre Enrique VIII y la
hermana del duque, Ana.78 El rey inglés la conoció por primera vez a finales de
diciembre de 1539; sin embargo, a tan solo una semana de la boda programada, no se
sentía atraído hacia ella, pero no pudo cancelar el matrimonio por razones
diplomáticas y ante la falta de un pretexto adecuado.79 Cromwell cayó en desgracia
y fue arrestado por traición en junio de 1540; uno de los cargos improbables en su
contra era que había planeado casarse con la propia María.80 Ana consintió la
nulidad del matrimonio —que no se había consumado— y Cromwell fue decapitado.81
Debido a que Eduardo VI aún era niño, el poder pasó a un consejo de regencia
dominado por protestantes y su tío Edward Seymour, quienes intentaron establecer su
fe en el país. Por ejemplo, la Ley de Uniformidad de 1549 prescribió ritos
protestantes para los servicios de la Iglesia, como el uso del nuevo Libro de
Oración Común (Book of Common Prayer) de Thomas Cranmer. María permaneció fiel al
catolicismo y celebró desafiantemente la misa tradicional en la capilla de sus
propiedades. Hizo un llamado a su primo Carlos I para que aplicara presión
diplomática, exigiendo que se le permitiera practicar su religión.93 Paralelamente,
surgieron protestas contra las nuevas leyes religiosas y María era sospechosa de
simpatizar y apoyar a los rebeldes. Seymour entonces consideró permitirle practicar
su religión.94 Sin embargo, en una carta a su tío, Eduardo VI no entendía «por qué
ella insiste en rechazar lo que fue enseñado por los buenos hombres cultos del
reino [...]» y que, «conociendo su buen carácter y cariño, no me imagino una razón
adecuada para su rechazo que no sea falta de información». El 14 de octubre de
1549, Seymour fue derribado por la nobleza y sustituido por John Dudley, duque de
Northumberland, quien se convirtió en el nuevo protector del joven rey, ejerciendo
una influencia decisiva sobre él.95
Durante la mayor parte del reinado de Eduardo VI, María permaneció en sus
propiedades y rara vez asistió a la corte.96 Entre mayo y julio de 1550, Carlos I
planeó sacarla sigilosamente de Inglaterra con tres barcos a la corte de su hermana
en los Países Bajos, pero sus informantes advirtieron que los ingleses habían
reforzado las costas. María entró en pánico y decidió no huir.97 Las diferencias
religiosas entre ella y su medio hermano continuaron. A la edad de treinta años,
María asistió a una reunión con Eduardo VI e Isabel durante la Navidad de 1550,
donde el rey inglés —de 13 años— la humilló reprendiéndola públicamente por ignorar
sus leyes sobre la adoración, lo que la hizo llorar frente a la corte.98 María
rechazó repetidamente las demandas de su medio hermano de que abandonara el
catolicismo, mientras él persistentemente rehusó desistir en sus demandas.99 En
marzo, amigos y funcionarios católicos de María fueron arrestados y Carlos I
amenazó con iniciar una guerra.100 Eduardo VI resolvió el conflicto y pidió a los
amigos de la princesa convertirla al protestantismo; sin embargo, María explicó que
prefería «morir por su fe a ser convertida».101 Cuando se reanudó la guerra entre
Francia y España, la presión sobre María empezó a disminuir; los ingleses temían
que Carlos I invadiera Inglaterra y Dudley buscó una reconciliación con la
princesa.102
Reinado
Ascenso al trono
Justo antes de la muerte de Eduardo VI, María fue convocada a Londres para visitar
a su medio hermano moribundo. No obstante, sus consejeros le advirtieron que la
convocatoria era un pretexto para capturarla y facilitar así el ascenso de Juana al
trono.108 Por tanto, en lugar de dirigirse a Londres desde su residencia en
Hunsdon, huyó a Anglia Oriental, donde poseía extensas propiedades y también donde
Dudley había suprimido cruelmente la rebelión campesina de Robert Kett. Muchos
adherentes a la fe católica y oponentes de Dudley vivían allí.109 Aunque sabía de
antemano aquellos movimientos, Dudley no se preocupó entonces de sus planes de
regreso a Londres.110 El 9 de julio, desde Kenninghall, María escribió al consejo
privado ordenando su proclamación como sucesora de Eduardo VI.111
María fue —si se excluyen los breves y disputados reinados de Matilde I (r. 1141-
1148) y Juana I— la primera reina de Inglaterra por derecho propio.139 El régimen
legal de su matrimonio con el príncipe Felipe se basó en la doctrina del derecho
consuetudinario inglés sobre el iure uxoris, en el que la propiedad y los títulos
pertenecientes a una mujer se hacían propios del esposo al casarse y, por tanto,
los políticos ingleses temían que cualquier hombre con el que se casara la reina se
convirtiera de este modo en rey de Inglaterra de facto y nominalmente.140 A
diferencia de los abuelos de María —Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla—,
que habían conservado la soberanía de sus propios reinos durante su matrimonio,141
en Inglaterra no existía precedente a seguir.142 El Parlamento finalmente aprobó la
llamada Ley de Matrimonio de la reina María, que estipulaba que Felipe recibiría el
tratamiento de «rey de Inglaterra», los documentos oficiales —así como las leyes
del Parlamento— se titularían con los nombres de ambos y el Parlamento debía ser
convocado bajo la autoridad conjunta de la pareja, solo mientras María viviera. El
Reino de Inglaterra no estaría obligado a proporcionar apoyo militar al padre de
Felipe en ninguna guerra y él no podría actuar sin el consentimiento de su esposa
ni nombrar extranjeros en cargos en Inglaterra.143 Tanto la reina como su
descendencia solo podrían abandonar el país con el consentimiento de la nobleza. El
tratado fue uno de los más ventajosos que haya tenido Inglaterra, tanto que Felipe
estuvo furioso con las condiciones impuestas;144 si bien las aceptó por el bien de
asegurar su matrimonio, dijo que «de ninguna manera me obligaría a mí mismo ni a
mis herederos a cumplir con las cláusulas, especialmente aquellas que serían una
carga para mi conciencia».145 Mientras María quedó muy complacida con la apostura
de su prometido al ver su retrato pintado por Tiziano, a Felipe le sucedió todo lo
contrario al ver el de la reina realizado por Antonio Moro; no tenía ningún
sentimiento amoroso hacia ella y solo buscó la alianza matrimonial por intereses
políticos y estratégicos; el 29 de julio de 1554, Ruy Gómez de Silva —ayudante de
Felipe— describió a la reina como de «buen alma, más mayor [de edad] de lo que nos
dijeron» y, en una misiva a Francisco de Eraso en Bruselas, añadió:146147148
Para hablar verdad con vuestra merced, mucho Dios es menester para tragar este
cáliz; [sic] y lo mejor deste negocio es que el Rey lo ve y entiende que no por la
carne se hizo este casamiento, sino por el remedio deste Reino y la conservación
destos Estados [los Países Bajos].
Política religiosa
Una de las grandes dificultades que María enfrentó era que había pocos clérigos que
cumplían con sus estándares, ya que no habían recibido educación sistemática del
clero durante el reinado de su medio hermano y muchos estaban casados.192
Rápidamente quedó claro que la quema de los líderes no sería suficiente para
erradicar el protestantismo. La reintroducción del catolicismo tuvo una fuerte
resistencia en las comunidades. También la reina inglesa carecía de fondos para
adaptar las iglesias parroquiales a los estándares católicos. Muchas comunidades no
pudieron adquirir altares de piedra, túnicas sacerdotales y vasos sagrados y
rehusaron cooperar con los ministros de la Corona.193
Política exterior
Retrato por Hans Eworth (1554). Luce un collar con la perla Peregrina entre dos
diamantes.
Continuando con la reconquista Tudor de Irlanda, durante el reinado de María y
Felipe los colonos ingleses se asentaron en las Tierras Medias irlandesas. Se
fundaron los condados de Queen's y King's (ahora condados de Laois y Offaly) y se
construyeron nuevos asentamientos.199 Sus ciudades principales fueron llamadas
respectivamente Maryborough (ahora Portlaoise) y Philipstown (Daingean).200
En enero de 1556, abdicó el suegro de María. Ella y Felipe aún siguieron separados;
mientras su marido fue proclamado rey de España en Bruselas, María permanecía en
Inglaterra. Felipe negoció una inestable tregua con los franceses en febrero de
1556.201 Al mes siguiente, el embajador francés en Inglaterra —Antoine de Noailles—
estuvo implicado en un complot contra la reina inglesa, en el que Henry Dudley —
primo segundo del ejecutado John Dudley, duque de Northumberland— intentó armar una
tropa de invasión en Francia. La trama —conocida como la conspiración de Dudley—
fue traicionada y los conspiradores en Inglaterra fueron arrestados. Dudley
permaneció en el exilio en Francia y Noailles abandonó prudentemente Gran
Bretaña.202
Felipe estuvo en Inglaterra de marzo a julio de 1557 para convencer a María de que
apoyara a España en una nueva guerra contra Francia. Según el plan, Inglaterra
debía atacar la costa francesa para dar un respiro a las tropas españolas en
Italia.201 Ella estaba a favor de declarar la guerra, pero sus consejeros se
opusieron porque el comercio francés estaría en peligro, aparte que contravenía el
tratado matrimonial y porque el precario legado económico de su medio hermano
Eduardo VI y una serie de malas cosechas hicieron que Inglaterra careciese de
suministros y finanzas.207 La guerra finalmente se declaró en junio de 1557 cuando
el sobrino de Reginald Pole —Thomas Stafford— invadió Inglaterra y se apoderó del
castillo de Scarborough con ayuda francesa en un intento fallido de destronar a
María.208 En agosto, las fuerzas inglesas salieron victoriosas de la batalla de San
Quintín, de la que un testigo declaró: «Ambos bandos lucharon de manera muy selecta
y el inglés era el mejor de todos».209 No obstante, las celebraciones fueron
breves, ya que, en enero de 1558, tropas francesas tomaron Calais, la única
posesión restante de Inglaterra en el continente europeo. Aunque el mantenimiento
de ese territorio era financieramente costoso, era una pérdida que dañó gravemente
el prestigio de María.210 Según las Crónicas de Holinshed —en unas líneas
posiblemente apócrifas—, la reina inglesa se lamentó profundamente:211
Cuando esté muerta y descubierta, encontrarán “Calais” dentro en mi corazón.
El consejo privado concluyó que la reconquista era casi imposible, para gran
disgusto de Felipe ya que Calais le era de gran importancia estratégica sobre
Francia.212 Después de la muerte de su consorte, Felipe se reconcilió con el papa
en septiembre de 1557, pero esto no cambió la confrontación bélica con Francia.213
Política económica
María impulsó las reformas sociales y concedió casi el doble de cartas y actas de
fundación que sus predecesores.230 Entre otras cosas, promovió la integración de
ciudades y distritos, lo que aumentó la eficiencia de la administración y la
industria. A través de sus esfuerzos, las ciudades pudieron actuar como
corporaciones ante la ley. De esta manera, podían poseer tierras por derecho propio
y usar sus ganancias para programas educativos, bienestar y obras públicas.231
También podían emitir ordenanzas municipales, que dieron a las ciudades condiciones
para una jurisdicción local.230 Sin embargo, hubo escasez de alimentos y un aumento
de mendicantes debido a las inundaciones causadas por las frecuentes lluvias.232 A
fin de centralizar el cuidado a los pobres, creó cinco albergues de caridad en
Londres.233 Aunque estas medidas no tuvieron los resultados deseados en su reinado,
su sucesora Isabel I se benefició de las iniciativas.234
Muerte
En sus últimos años, la reina estaba física y mentalmente enferma. Si bien había
sido reconocida por su belleza en su juventud, era descrita en sus últimos años
como demacrada y aparentando mayor de lo que era, según sus contemporáneos, debido
a las preocupaciones.235 Muchas veces sufría de estados de ánimo depresivos y su
impopularidad la irritaba. El embajador de Venecia, Giovanni Michieli, describió el
gran cambio que ella había sufrido desde el comienzo de su reinado, cuando
disfrutaba de tanta simpatía entre la población, «como nunca se ha mostrado a
ningún gobernante de este reino».236 Después de la visita de su marido en 1557,
María pensó que estaba embarazada de nuevo y que su bebé iba a nacer en marzo de
1558.237 Estableció en su testamento que su esposo sería el regente durante la
minoría de su hijo. Sin embargo, dado que desde el principio hubo dudas sobre el
embarazo, no se hicieron preparativos para el parto como en el primero.238
María se sentía débil y enferma desde mayo de 1558; padecía de ataques de fiebre,
insomnio, dolores de cabeza y problemas de visión.239 En agosto, enfermó de gripe
durante una epidemia que azotó la capital y fue trasladada al palacio de St
James.240 Sufriendo dolor, posiblemente por quistes ováricos o cáncer uterino,241
dictó su última voluntad, admitiendo que no estaba embarazada y que su sucesor en
el trono debía cumplir los requisitos establecidos en las leyes. Aún era renuente
en designar heredera a su media hermana, aunque los españoles y su Parlamento la
persuadieron para evitar que María I Estuardo heredase el trono.240 El 6 de
noviembre, María finalmente cedió y nombró oficialmente a Isabel su sucesora y
heredera del trono. Justo antes de la medianoche del 16 de noviembre, recibió la
extremaunción. Murió el 17 de noviembre de 1558, a los 42 años, entre las cinco y
las seis de la mañana;242 seis horas después, Isabel —muy dolida tras conocer la
noticia— fue proclamada reina y, otras seis horas más tarde, Reginald Pole también
sucumbió a la epidemia de gripe.243 El Parlamento tuvo reacciones mixtas en la
sesión posterior al fallecimiento, principalmente por los preparativos para la
coronación de la nueva reina.244 En Bruselas, Felipe escribió a su hermana Juana:
«Sentí un lamento razonable por su muerte».245246
Legado
En su servicio fúnebre, John White, obispo de Winchester, elogió a María: «Era hija
de un rey, era hermana de un rey, era esposa de un rey. Era una reina y por el
mismo título un rey también».249h Fue la primera mujer en reclamar exitosamente el
trono de Inglaterra;251 enfrentando una competencia reñida y oposición decidida,
disfrutó del apoyo popular y la simpatía durante los primeros años de su reinado,
especialmente entre los católicos de Inglaterra.252 Sin embargo, María carecía del
carisma personal y la afinidad natural que poseía su media hermana. Por ello, juzgó
mal la situación política y religiosa y, sobre todo, la reacción de la población a
la reversión al catolicismo.253 Sin embargo, Isabel necesitó más de cinco años para
deshacer los cambios de su media hermana, algo que la investigadora Ann Weikl tomó
como evidencia de que, aún con la persecución de los protestantes, el catolicismo
había vuelto a afianzarse.127
Los historiadores católicos, como John Lingard, estimaron que las políticas de
María fracasaron no por estar equivocadas sino porque ella tuvo un reinado
demasiado breve para consolidarlas y por los desastres naturales que escaparon de
su control.271 En otros países, la Contrarreforma católica era encabezada por
misioneros jesuitas; no obstante, el principal consejero religioso de María, el
cardenal Reginald Pole, denegó el ingreso de los jesuitas a Inglaterra.272 Su
matrimonio con Felipe no fue bien recibido por sus súbditos; además, sus políticas
religiosas resultaron en un profundo resentimiento.273 Sus contemporáneos se
quejaban principalmente de que su matrimonio había puesto a Inglaterra «bajo el
yugo español».274 La pérdida militar de Calais en Francia fue una amarga
humillación para el orgullo inglés y las cosechas fallidas aumentaron el
descontento público.275 Felipe pasó la mayor parte de su tiempo en el extranjero,
mientras su esposa permaneció en Inglaterra, deprimida por su ausencia y
quebrantada por su incapacidad de tener hijos. Después de la muerte de María,
Felipe intentó casarse con Isabel I, pero ella le rechazó.276l Aunque el gobierno
de María fue fundamentalmente ineficaz e impopular, las políticas de reforma
fiscal, la expansión naval y la exploración colonial —que luego se trataron como
éxitos isabelinos— iniciaron durante su reinado.279127 Además, con la revocación de
la Ley de Sodomía de 1533 —en su primer año en el trono inglés—, su reinado es
reconocido como el primero en el que el Estado inglés no criminalizaba la
homosexualidad, si bien la reina inglesa prefirió que tales asuntos legales
estuviesen bajo la jurisdicción de tribunales eclesiásticos; empero, diez años
después esta legislación fue reinstaurada por su media hermana Isabel I280 y
permaneció en vigor hasta 1967 cuando fue sustituida por la Ley de Delitos
Sexuales.281
En el siglo xix, su vida sirvió de modelo para la pieza teatral Marie Tudor (1833)
de Victor Hugo;282 este trabajo inspiró a Maria Regina d'Inghilterra (1847) de
Giovanni Pacini,283 Queen Mary (1875) de Alfred Tennyson, Maria Tudor (1879) de
Antônio Carlos Gomes284 y The Duchess of Padua (1891) de Oscar Wilde,285 entre
otras producciones literarias y sus adaptaciones.282 También novelas históricas
como The Queen's Fool (2004) de Philippa Gregory286 y Wolf Hall (2009) de Hilary
Mantel287 se basan en la vida de la reina inglesa. Además, el rechazo de su padre
fue parodiado en el episodio «Margical History Tour» de la serie de animación Los
Simpson, donde el personaje Lisa Simpson —representando a María— es culpable del
divorcio de sus padres por «haber nacido en el sexo equivocado».288 Sarah Bolger
interpretó a María en la serie de televisión Los Tudor de la BBC Two, nominada al
Globo de Oro de mejor serie-drama de 2007.289290 Kathy Burke escenificó el
fallecimiento de la reina inglesa en la película Elizabeth, ganadora del Óscar al
mejor maquillaje de 1998.291
Titulatura
Genealogía
Familia
[mostrar]Árbol genealógico de María I de Inglaterra
Ancestros
[mostrar]Ancestros de María I de Inglaterra304305
Véase también
Anexo:Mártires protestantes durante la reforma anglicana
Notas
Debido a la disputada sucesión de Eduardo VI, se conservan varias fechas en las
fuentes sobre el ascenso de María al trono. La lista de monarcas ingleses del
Oxford Dictionary of National Biography (2004) indica el inicio del reinado de
María el 6 de julio —la fecha de la muerte de su medio hermano—, así como la de
Juana I.6 Por otro lado, según el Handbook of British Chronology (1986), en la que
se basa la fuente anterior, señala que su reinado comenzó después de la caída de
Juana I (19 de julio).7 Sus años de reinado se cuentan desde el 24 de julio, cuando
María fue notificada en su residencia en Framlingham sobre la decisión del consejo
privado el 19 de julio.8
También conocida por su nombre sin su número regnal: María Tudor (en inglés, Mary
Tudor).45
La cita en latín es Domine Orator, per Deum immortalem, ista puella nunquam
plorat.27
A partir de 1525, era mencionada formalmente como «princesa de Gales» en
documentos oficiales, si bien no tuvo ceremonia oficial.33
También sus consejeros temían la posibilidad de que María se casara con un
extranjero.95
En su primera proclamación, afirmó:170
Su majestad, ahora, por la única bondad de Dios, se instala en la justa posesión de
la Corona Imperial de este reino y otros dominios pertenecientes, no puede ahora
ocultar la religión que profesa de la infancia hasta ahora [...] En todos los
asuntos su alteza real mostrará disposición y clemencia de forma graciosa, pues no
tiene cómo obligar a sus súbditos [a seguir su religión] hasta el momento en que un
consenso común sea alcanzado [en el parlamento].
En algunas ocasiones, las autoridades seculares fueron mucho más activas en la
cacería de herejes que el clero.188 Prescott señaló que, en los primeros seis meses
de persecución mariana, la Corona reprendía a los obispos por su presunta pereza,
mientras que varios jueces seculares y gobernadores civiles tuvieron la fama de
«perversos» cazadores de herejes.189
White hizo críticas sutiles a la nueva reina, Isabel I, en su discurso, motivo por
el cual fue puesto bajo arresto domiciliario al siguiente día.250
En el siglo xvii, el reinado de Jacobo II consolidó la opinión popular de que un
gobernante católico tendría consecuencias «catastróficas» para Inglaterra.256
Según Palau i Orta (2005), el trabajo de Prescott «es un continuo despropósito
contra la figura de Felipe II», en referencia a las críticas hacia el monarca
español.259
En su estudio histórico-crítico de Felipe II, Valentín Gómez Gómez (1879) afirmó
que el rey español «no influyó para nada en las persecuciones, más disculpables que
oportunas, que siguieron a la restauración católica».268
Treinta años después, Felipe envió la «Armada Invencible» para derrocarla, sin
éxito.277278
En 1337, en medio de disputas entre Inglaterra y la alianza francoescocesa,293
Felipe VI de Francia confiscó a Eduardo III de Inglaterra el Ducado de Aquitania y
el condado de Ponthieu. En vez de buscar una solución pacífica al conflicto
rindiendo homenaje al rey francés, como lo había hecho su padre, el soberano inglés
respondió reclamando la Corona francesa en calidad de nieto de Felipe IV, aunque,
al ser descendiente de una mujer (Isabel de Francia), la nobleza francesa había
negado su pretensión y eligieron en su lugar a Felipe VI, a la muerte sin
descendencia de Carlos IV de Francia en 1328.294 A la larga, esto preparó el
escenario para la Guerra de los Cien Años.295296 En 1801, durante las reformas de
unión entre Gran Bretaña y Irlanda, Jorge III abandonó esta pretensión medieval y
firmó la paz con Francia al año siguiente.297
Esta frase proviene de un pasaje de Noches áticas por Aulo Gelio:3
Alius quidam veterum poetarum, cuius nomen mihi nunc
memoriae non est, Veritatem Temporis filiam esse dixit
Referencias
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[Antonio Moro]». Madrid: Museo Nacional del Prado. Consultado el 5 de agosto de
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