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Presupuestos en el ámbito del incumplimiento de obligaciones

En el campo de la responsabilidad "contractual" (incumplimiento obligacional), los presupuestos


son —en términos generales— los mismos que presenta el ámbito extracontractual o aquiliano: la
antijuridicidad, el factor de atribución, la relación causal y el daño resarcible (Picasso). La razón
fundamental, y que el mismo Cód. Civ. y Com. reconoce, es la índole específica del deber infringido
y su singularidad: la violación del deber de no dañar (en el ámbito extracontractual) y el
incumplimiento de una obligación (en el ámbito "contractual"), sea de fuente convencional, legal o
un cuasicontrato.

A) ANTIJURIDICIDAD

Se define a la antijuridicidad como el "acto contrario al derecho objetivo, considerado en una


concepción totalizadora del plexo normativo". La antijuridicidad surge por la disconformidad entre
el accionar humano y el ordenamiento jurídico pleno, ya que algunos actos pueden estar prohibidos
por una norma (no matar) y permitidos por otra (legítima defensa), y de ahí que no sería posible
calificarlos como antijurídicos.

La antijuridicidad en materia civil no requiere tipicidad, como sí ocurre en el ámbito penal. Se


dice que antijuridicidad está dada por la presencia de un daño ocasionado sin derecho (daño
antijurídico). Sucede que la acción que causa el daño hace presumir la antijuridicidad.

Antijurídica en la conducta contraria a la ley, al orden público y a las buenas costumbres,


incluyendo para algunos autores, la creación de riesgo con peligro de daño a terceros. También
incluyen dentro del contexto de la totalidad normativa a las relaciones contractuales; por lo que el
incumplimiento del deudor de la obligación impuesta en la relación contractual es también un
presupuesto de actividad antijurídica.

En la responsabilidad civil y a falta de tipicidad, todo daño irrogado a otro resulta antijurídico,
salvo que el agente proceda en el ejercicio regular de un derecho o medie una causal de justificación

Consideramos que la antijuridicidad es un concepto objetivo, pues evalúa la mera contradicción


de la conducta con el ordenamiento jurídico, sin entrar en valoraciones subjetivas, es decir, sin
importar si la conducta, además de contraria a derecho, puede ser calificada de culpable o dolosa.

 Aplicación en el ámbito contractual y extracontractual

La antijuridicidad se manifiesta tanto en el incumplimiento de una obligación como en la


ocurrencia de un hecho ilícito extracontractual. El contrato es ley para las partes, y ante su
incumplimiento se viola no solo la norma individual que surge del mismo, sino también el
ordenamiento jurídico en general en cuanto le da fuerza vinculante al acuerdo de las partes. Ante
la violación del contrato o el incumplimiento de una obligación nace también un ilícito configurado
por una conducta contraria en forma inmediata a la convención y mediata a la ley positiva.

En materia extracontractual, la antijuridicidad se manifiesta por la violación directa del


ordenamiento jurídico.
 La antijuridicidad en el derecho de daños actual

La noción de ilicitud está configurada por la violación del derecho en general, expresada en el
principio alterum non laedere (no causar daño a los demás), el principio de "no dañar a otro" es un
principio general.

La doctrina de avanzada en el derecho de daños postula que un acto será antijurídico cuando
acarrea la ocurrencia de un daño injusto.

Régimen jurídico: "Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está
justificada".

El Código menciona las causales de justificación que excluyen la antijuridicidad. Son supuestos
excepcionales.

La existencia de una causal de justificación borra la antijuridicidad y obsta al nacimiento de la


obligación de indemnizar el daño ocasionado. Un acto que aparece, en principio como antijurídico,
resulta ajustado a derecho si está justificado. El Código menciona en el art. 1718 las siguientes
causales: 1) el ejercicio regular de un derecho; 2) la legítima defensa propia o de terceros; y 3) el
estado de necesidad.

a) Legítima defensa: La ley sigue, en general, los lineamientos previstos en el Cód. Penal:
cuando el medio utilizado es racionalmente empleado, frente a una agresión actual o
inminente, lícita y no provocada. Y hace mención expresa al derecho del tercero que no fue
agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia del hecho realizado en legítima defensa.
Este tercero tiene derecho a reclamar una indemnización plena.

b) Estado de necesidad: Se configura como causal de justificación únicamente si el mal que se


evita es mayor que el que se causa. Cuando se causa un mal menor para evitar un mal mayor
actual o inminente, de otro modo inevitable que amenaza al agente o a un tercero, y siempre
que el peligro no se origine en un hecho propio. En este caso el damnificado tiene derecho a ser
indemnizado en la medida en que el juez lo considere equitativo.

c) Ejercicio regular de un derecho: La mención de ejercicio "regular" de un derecho para que


se encuentre justificado implica que el ejercicio abusivo de los derechos hacen a la conducta
antijurídica.

d) Asunción de riesgos: Quien voluntariamente se expone a una situación de peligro para


salvar la persona o los bienes de otro tiene derecho, en caso de resultar dañado, a ser
indemnizado por quien creó la situación de peligro, o por el beneficiado por el acto de
abnegación. En este último caso la reparación procede únicamente en la medida del
enriquecimiento por él obtenido".

B) DAÑO RESARCIBLE

El daño integra la esencia de la responsabilidad civil, puesto que, si se trata de reparar, hace
falta que exista algo que reparar. Por eso, se distingue esencialmente la responsabilidad civil de la
responsabilidad moral y de la responsabilidad penal.
El daño es el presupuesto central de la responsabilidad civil, puesto que sin él no puede
suscitarse ninguna pretensión resarcitoria, el problema de la responsabilidad civil recién se puede
plantear cuando existe daño, ya que solo en presencia de este el jurista estará en condiciones de
indagar si el mismo fue provocado (relación causal) infringiéndose un deber jurídico (antijuridicidad)
y culpabilidad (imputabilidad).

Concepto: desde la concepción jurídica, denominada comúnmente como "daño resarcible", el


que está constituido por la vulneración de intereses ajenos, sancionado por el ordenamiento
jurídico.

El concepto de daño a elucidar es el "resarcible", ya que es el que la ley sanciona mediante una
indemnización. El daño resarcible se integra pues con el hecho dañoso —o hecho físico— y el
presupuesto normativo (requisitos del daño).

Desde la función resarcitoria y como presupuesto de la responsabilidad civil, el daño es


inherente al deber de reparar, sea que se origine por la violación del deber de no dañar a otro o sea
por el incumplimiento de una obligación.

Para el ámbito del incumplimiento obligacional, el daño se presenta como toda situación
desventajosa en que el acreedor se vea colocado como consecuencia de la lesión de su derecho de
crédito, debiéndose ponderar mediante una comprobación amplia de la situación patrimonial
entera.

El Cód. Civ. y Com, "Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el
ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia
colectiva", se trata de una referencia a la causa que lo origina: la violación de un derecho o interés
jurídico, el cual puede tener por objeto la protección de la persona, su patrimonio o un derecho de
incidente colectiva. El concepto del daño resarcible es presupuesto por la norma.

Se define al daño resarcible como la lesión a un interés.

El Cód. Civ. y Com. ha adoptado esta tesis, ya que considera que es resarcible todo daño que
importe una lesión a un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico que tenga
por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva.

Requisitos del daño resarcible

El art. 1738 dispone: "Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo
o indirecto, actual o futuro, cierto o subsistente". Tradicionalmente, la doctrina considera que es
indemnizable el daño que reúne los requisitos de certeza, personalidad, interés legítimo,
subsistencia y seriedad.

a)- Certeza del daño: Para ser indemnizable el daño debe ser cierto. Debe existir certidumbre
sobre su existencia misma y no ser meramente posible, conjetural o hipotético.

b)- Personalidad del daño: Tan solo puede reclamar la reparación del daño aquel que lo haya
sufrido". Orgaz enseña que el daño debe ser personal del accionante. El daño debe haberlo sufrido
el propio accionante, ya que nadie puede pretender sino la reparación de un perjuicio que le es
propio,

Quien reclama la reparación ha de haber sufrido un menoscabo en un interés propio.

c) Interés legítimo: La doctrina tradicional afirma que es resarcible el daño que resulta de la
lesión a un derecho subjetivo o a un bien protegido por la ley

d) Subsistencia del daño: La cuestión a determinar es si el perjuicio debe mantenerse hasta el


momento de su evaluación o fijación en la sentencia, o es igualmente reparable, aun cuando hubiera
desaparecido con anterioridad.

El daño subsiste jurídicamente, no obstante que materialmente haya sido reparado, si no lo


indemnizó el responsable. Si lo reparó la propia víctima, esta conservará acción por lo que haya
invertido en ello contra el responsable del perjuicio. Si lo pagó un tercero, la víctima ya no podrá
reclamarle al responsable, y este pasa a quedar obligado frente al tercero solvens.

La "subsistencia" es requisito necesario para la procedencia de la indemnización. Así está


previsto expresamente en el art. 1739 del Cód. Civ. y Com. El texto dice, en su primera parte: "Para
la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o indirecto, actual o futuro,
cierto y subsistente".

e) Seriedad: Se cuestiona en doctrina si es requisito del daño resarcible la "seriedad", vale


decir, que el daño no sea "ínfimo" o mínimo.

El Cód. Civ. y Com. no contiene ninguna norma que señale a la "seriedad" como presupuesto del
daño resarcible, lo que parece acertado.

Clasificación de los daños:

A) Daño patrimonial y moral: daño patrimonial o material como el menoscabo al patrimonio


de una persona, en cuanto conjunto de valores económicos, y que por lo tanto es
susceptible de apreciación pecuniaria, pudiendo manifestarse de manera típica: bien como
pérdida o disminución de valores económicos (empobrecimiento del patrimonio - daño
emergente) o como frustración de ventajas económicas esperadas (la no obtención del
enriquecimiento previsto - lucro cesante).

Daño moral es, en cambio, el agravio a derechos personalísimos, esos derechos subjetivos que
tienen como bien jurídico las facultades o presupuestos de la personalidad (paz, tranquilidad, vida
íntima, privacidad, libertad individual o integridad física). Se ha dicho que el daño moral es el que
recae sobre las "afecciones legítimas".

Un mismo acto lesivo puede producir los dos tipos de daños. El daño patrimonial afecta lo que
el sujeto tiene, el conjunto de bienes del acreedor susceptibles de apreciación pecuniaria; mientras
que el daño moral lesiona lo que el sujeto es, hay un disvalor espiritual.
B) Daño emergente y lucro cesante:

El daño emergente se configura con el menoscabo en el patrimonio de una persona,


produciendo su empobrecimiento, ya sea por la privación del uso y goce de sus bienes, o su
deterioro o destrucción, o desembolsos o gastos que tuvo que realizar la víctima.

El lucro cesante o frustración de ganancias, en cambio, es siempre el impedimento de


incrementar el patrimonio que produce el hecho dañoso.

C) Pérdida de chance:

La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y


guarde una adecuada relación de causalidad con el hecho generador".

Se trata de la pérdida de la oportunidad o posibilidad de conseguir un beneficio patrimonial que


deriva causalmente del hecho dañoso.

Se trata de la real y concreta frustración de una probabilidad.

D) Daño directo e indirecto:

Daño directo es el sufrido por la victima del hecho ilicito, e indirecto el sufrido por una persona
distinta derivada de ese mismo hecho, que puede reclamar por derecho propio.

E) Daño inmediato y mediato:

Esta clasificación refiere a las consecuencias dañosas de un hecho en el ámbito contractual o


del incumplimiento obligacional.

Son daños inmediatos los que resultan invariablemente del incumplimiento del deudor, según
el curso normal y ordinario de las cosas (art. 1727, 1ª parte). En el ejemplo del hotelero que no
cumple con la reserva de la habitación para el cliente, las consecuencias inmediatas del
incumplimiento consisten en los gastos que este debe efectuar para conseguir un alojamiento
semejante (gastos de traslado, diferencia del precio del alojamiento). Los daños mediatos son los
que resultan de la conexión del incumplimiento del deudor con un acontecimiento distinto (art.
1727, 2ª parte). Como ejemplo, si no hay otro alojamiento disponible y el cliente se ve precisado a
retornar al punto de partida (Llambías).

F) Daño compensatorio y moratorio:

Es una clasificación aplicable a la responsabilidad por incumplimiento obligacional. La


indemnización del daño compensatorio entra en el patrimonio del acreedor, frustrado en su
expectativa de obtener el objeto de la obligación, y así sustituye a la prestación originaria como un
subrogado.

En cambio, la indemnización del daño moratorio se acumula al objeto de la obligación. El deudor


moroso debe entregar el objeto prometido y, además, reparar el daño moratorio ocasionado por el
retardo imputable.
Podríamos decir, entonces, que si el incumplimiento de la obligación es definitivo, el deudor
deberá abonar al acreedor los daños compensatorios, que consisten en la indemnización de los
perjuicios sufridos por el acreedor que esperaba el cumplimiento de la prestación.

El quantum comprende el valor de la prestación más los daños que se hubieren producido en
otros bienes, en tanto se encuentren comprendidos en las consecuencias previstas por el
ordenamiento (arts. 1726 a 1728). El Código prevé la posibilidad de este reclamo en el art. 730 inc.
c) y puede ser acumulado a los moratorios (art. 1747).

Si la prestación se cumple, pero el deudor es moroso en hacerlo, deberá únicamente los daños
que tengan relación de causalidad con el retardo imputable (mora; art. 886).

G) Daño punitivo:

Los daños punitivos, que consisten en una condenación a pagar a las víctimas de semejantes
ilícitos, un importe de dinero que se añade o se suma al resarcimiento que puede corresponder por
los daños efectivamente sufridos.

En el Cód. Civ. y Com., el daño punitivo ha quedado excluido de su normativa. Podemos afirmar
que no está incluido el daño punitivo en el sistema de responsabilidad civil que contempla.

H) Daño intrínseco y extrínseco:

Se distingue los daños intrínsecos, que corresponden a la prestación prometida por el deudor.
Y los daños extrínsecos, que son los producidos en otros bienes del acreedor. El ejemplo típico es el
que brindaba Pothier: si se vende una vaca enferma, el daño intrínseco se circunscribe al valor de la
vaca; si a su vez ese animal contagia a otras vacas del rebaño del comprador, el daño es extrínseco.

La cuestión de la responsabilidad por los daños derivados de la relación contractual ya no radica


en el obrar culposo o doloso del deudor únicamente, sino en la mayor o menor proximidad del daño
con el incumplimiento que lo ha producido, y el curso normal y ordinario de las cosas (relación de
causalidad adecuada). Mientras el deudor culposo solo responde por los daños que son
consecuencia inmediata y necesaria del incumplimiento, el deudor doloso responde también por
los daños que son consecuencia mediata. Este criterio se mantiene hoy en el Cód. Civ. y Com. (arts.
1726 a 1728).

I) Daño al interés positivo y al interés negativo:

El "daño al interés positivo" en la responsabilidad contractual, se corresponde con el valor de


la prestación prometida e incumplida, y las demás consecuencias resarcibles. Con la indemnización
se pretende dejar al acreedor en la misma situación que si el contrato se hubiera cumplido.

En el "daño al interés negativo" se indemnizan las consecuencias de la frustración de la


expectativa contractual, ya sea porque no llegó a perfeccionarse el contrato o porque se resolvió o
se anuló. Con la reparación se trata de dejar al acreedor en la misma situación en la que se
encontraba anteriormente: ello comprende los gastos y erogaciones que el acreedor hubiere
realizado en consideración al futuro contrato y los beneficios que se privó de obtener por ello. Son
los perjuicios que sufre el acreedor por haber creído en la eficacia del negocio y que no hubiera
padecido de no haberse contraído la obligación.
J) Daño instantáneo y continuado:

Lo que interesa es la continuidad de los "efectos dañosos" y que ella no guarda relación directa
con el carácter instantáneo o continuado del "hecho generador".

1) Hechos generadores instantáneos. En ciertos casos el hecho generador "instantáneo" agota


su virtualidad dañosa en ese mismo momento, como sucede cuando se destruye un objeto
no fructífero, por ejemplo, un cuadro que solo brinda a su propietario el goce de
contemplarlo como un adorno en la sala de su casa.
En otros casos, un hecho "instantáneo" generador de un daño produce efectos que
perduran en el tiempo de tal forma que deben ser tomados en cuenta al momento de
pronunciarse la sentencia indemnizatoria. Por ejemplo, en un accidente de tránsito, que
como hecho generador se agota en el instante mismo en que colisionan los vehículos, pero
que puede generar a la víctima lesiones permanentes que disminuyan su capacidad
laborativa durante el resto de su vida.
2) Hechos generadores continuados. Son los que por sus propias características tienen cierta
proyección temporal, lo que no significa a priori que el daño que surja sea también
continuado aunque con frecuencia así ocurra.

Un hecho generador "continuado" es el caso de las inmisiones en las relaciones de vecindad


(ruidos molestos, malos olores). Y el efecto dañoso suele proyectarse en el tiempo mientras no
cese la inmisión y da lugar al reclamo indemnizatorio en tanto subsista. En este caso el efecto
dañoso es también continuado.

Hay casos en los que un hecho generador continuado produce un efecto dañoso
instantáneo. Por ejemplo, una rotura en un caño de agua que produce filtraciones durante un
tiempo y en un momento se produce un hundimiento del terreno y su consiguiente destrucción.
El hecho generador del daño ha sido continuado, pero el efecto dañoso se produce de modo
instantáneo.

3) La reparación de los efectos dañosos continuados. Cuando el efecto dañoso continuado se


agota con anterioridad al litigio, se trata de un daño "actual" que puede mensurarse y
repararse de manera integral al tiempo de la sentencia.

K) Daño actual y futuro:

El daño es presente o actual cuando las consecuencias del hecho dañoso se agotaron y
produjeron con anterioridad al dictado de la sentencia judicial que hace lugar a la reparación.

El daño futuro comprende las consecuencias perjudiciales que seguramente se producirán con
posterioridad al pronunciamiento judicial.

Un ejemplo de la distinción: Juan resulta víctima de un choque automovilístico y sufre la fractura


de una pierna. A raíz de ello debe afrontar gastos de internación, asistencia médica, medicamentos,
etc. Se le indica además que más adelante deberá someterse a una operación quirúrgica. Al
momento de la sentencia prueba los pagos realizados y acredita con pericias la necesidad de una
futura cirugía... El juez debe hacer lugar a los daños ocasionados por los gastos como daño actual; y
la necesidad de la intervención quirúrgica como daño futuro.
C) RELACIÓN DE CAUSALIDAD

Cualquiera sea el fundamento de la responsabilidad civil, para que se pueda adjudicar a una
persona determinado resultado y esté obligado a reparar el perjuicio, es imprescindible la existencia
de una relación de causalidad entre el accionar y su consecuencia.

Se trata del enlace que existe entre un hecho antecedente y otro consecuente, y que permite
establecer a quién debe ser imputado un hecho determinado y sus consecuencias.

La relación de causalidad vincula materialmente tanto al incumplimiento obligacional como a la


violación del deber jurídico de no dañar a otro, con el resultado dañoso.

Relación causal y culpabilidad: La relación de causalidad implica una objetiva imputación fáctica
del resultado.

Investigar la relación de causalidad importa determinar la vinculación existente entre el acto y


su consecuencia; ello no debe confundirse con la imputación subjetiva del acto al sujeto, para lo
cual es menester desentrañar si el agente obró con voluntariedad (discernimiento, intención y
libertad).

Por otra parte, la relación de causalidad debe analizarse siempre con anterioridad a la
culpabilidad. Los dos elementos tienen en común la "previsibilidad", aunque en la relación causal
debe ser analizada in abstracto y ex post facto, es decir, después de ocurrido el hecho y de acuerdo
con las reglas de la experiencia. El análisis es objetivo.

D) IMPUTABILIDAD Y FACTORES DE ATRIBUCIÓN

IMPUTABILIDAD: Se lo emplea para determinar si un sujeto tiene suficiente discernimiento o


capacidad para que le sea atribuido un resultado (Imputabilidad de primer grado). También se lo
utiliza cuando se trata la relación causal, para referirse a la vinculación entre el hecho y su
consecuencia; así se habla de imputatio facti). Y, finalmente, alude a los factores de atribución
subjetivos de responsabilidad (imputabilidad de segundo grado), ya sea porque la conducta del
sujeto es culposa o dolosa.

FACTORES DE ATRIBUCION:

Son las razones que justifican la responsabilidad, al evidenciar como justo que el daño sea
prevenido o reparado por determinadas personas.

Una vez establecido el nexo causal, el ordenamiento jurídico a través de los factores de
atribución subjetivos y objetivos, da los fundamentos o las razones de justicia por los que
determinado sujeto tiene la obligación de reparar el daño causado, sea por un incumplimiento
obligacional o por infringir el deber jurídico de no dañar a los demás.

 Factores de atribución subjetivos:

Los fundamentos subjetivos del deber de responder surgen de un juicio de reproche de la


conducta del ofensor, según el querer del individuo y en función de pautas valorativa de tipo ético.
La culpabilidad en sentido amplio admite dos manifestaciones: la culpa y el dolo. En ambos casos,
el sujeto debe ser "imputable" (en el sentido de imputabilidad de primer grado), es decir, debe obrar
con discernimiento, intención y libertad.

a) Culpa. Concepto La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza


de la obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Abarca la
negligencia, la imprudencia y la impericia en el arte o profesión.

Ámbito de aplicación

El concepto de culpa resulta aplicable tanto en el ámbito contractual como extracontractual.

La culpa puede manifestarse como negligencia, imprudencia o impericia.

El Cód. Civ. y Com. no distingue grados de culpa.

b) Dolo El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con


manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

El Cód. Civ. y Com. mantiene el dolo como vicio de la voluntad en el Libro I, Parte General, art.
271, tanto para la acción como para la omisión: "Acción y omisión dolosa: acción dolosa es toda
aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que
se emplee para la celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción
dolosa, cuando el acto no se habría realizado sin la reticencia u ocultación".

El dolo como factor de atribución subjetivo de la responsabilidad civil está previsto en el art.
1724 y dice: "El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos". Se ha previsto tanto el dolo delictual como el
obligacional en la misma norma, producto de la unificación de los ámbitos de responsabilidad
contractual y extracontractual. Se destaca en la figura que el dolo no solo se configura por la
intencionalidad de daño, sino que también importa una manifiesta indiferencia hacia los intereses
ajenos.

 Factores de atribución objetivos:

Los factores objetivos de atribución se caracterizan por fundar la atribución del incumplimiento
obligacional o la responsabilidad que se derive del hecho ilícito extracontractual, en parámetros
objetivos de imputación. Prescinden de la idea de culpabilidad.

Los factores objetivos son: el riesgo creado o provecho, la garantía, la equidad, el abuso del
derecho.

a) Tesis del riesgo La "teoría del riesgo", también llamada de la "responsabilidad por el
resultado" o de la "causalidad material" se formula de esta manera: todo aquel que con su
actividad crea riesgos y recibe beneficios, debe indemnizar a quienes se perjudican por
dicha actividad. Es decir, a quien domina la fuente del riesgo (empresa o actividad industrial,
uso o explotación de maquinarias, etc.) permitida en interés propio, se le imponen las
consecuencias derivadas de la inminencia de producción o causación de daños.

En el Cód. Civ. y Com., la teoría del riesgo está presente en el art. 1757: "Hecho de las cosas y
actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas,
o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o
por las circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva.

Contiene el "riesgo de la cosa" y la "actividad riesgosa". Las cosas son "riesgosas" cuando, sin
ser defectuosas, generan la posibilidad de causar un daño (p. ej., una instalación eléctrica
correctamente efectuada); en tanto las cosas son "viciosas" cuando tienen un defecto de
fabricación, montaje, diseño o información. En ambos casos existe "riesgo" y la responsabilidad
surge cuando la cosa intervino con un nexo de causalidad con la producción del daño, escapando
del control de dueño o guardián.

Las "actividades riesgosas o peligrosas" también están comprendidas en el art. 1757. Se trata
de una fórmula general y que comprende hechos humanos obrados o no con cosas, en donde la
intervención activa del hombre es lo decisivo y genera un peligro de daño especial por las
circunstancias en las que se desenvuelve (p. ej., el traslado de residuos peligrosos y patógenos).

b) Garantía

En el ámbito extracontractual, tal es el factor de atribución de responsabilidad por el hecho


ajeno (como ocurren en la responsabilidad del principal por el hecho dañoso del dependiente hacia
un tercero) y que siempre debe reposar en la existencia de responsabilidad del autor material del
suceso dañoso. La garantía, en definitiva, se cimenta en una situación dañosa que se considera
riesgosa o en una situación jurídica del responsable que le impone, porque el ordenamiento así lo
dispone, velar por el comportamiento del otro y, en última instancia, responder por lo que este
último haya cometido; no reviste importancia la diligencia empleada en la evitación del daño.

c) Abuso del derecho

La teoría del abuso del derecho considera que toda institución tiene un destino, que constituye
su razón de ser y contra el cual no es lícito revelarse. Cada derecho está llamado a seguir una
determinada dirección y los particulares no pueden cambiarla a su antojo por otra diferente, pues
de lo contrario habría no uso sino abuso de ese derecho.

d) Equidad

Referirnos a la equidad como un factor de atribución significa que es la razón de justicia que da
fundamento para que una persona deba reparar un daño causado. Como dice Borda, nos
encontramos ante un nuevo fundamento de la responsabilidad: no interesa la culpa ni el riesgo
creado, el fundamento es la equidad.

¿Qué es la responsabilidad civil objetiva?

Se conoce como responsabilidad civil objetiva a aquella que ocurre cuando un individuo debe
responder, resarcir o indemnizar a otro por un daño que ha sido causado con independencia de
culpabilidad o negligencia. En otras palabras, la responsabilidad civil objetiva se pone de
manifiesto cuando al ejercer una actividad (lícita), el sujeto en cuestión sin intención o culpa
genera un daño material o corporal a otro y tiene el deber de repararlo.

Cabe destacar, que esta reglamentación está basada en el Código Civil, el cual, establece los
diferentes supuestos en los que se estudia la relación entre las acciones del individuo y los daños
causados por este (independientemente de que el hecho esté libre de culpabilidad), es a esto a lo
que se le denomina responsabilidad civil objetiva.

Responsabilidad objetiva

La responsabilidad objetiva es un tipo de responsabilidad civil que se produce con


independencia de toda culpa por parte del sujeto responsable.1 Si la responsabilidad subjetiva se
funda exclusivamente en la existencia de culpa por parte de un sujeto, la responsabilidad objetiva
no exige tal requisito.

Derecho civil

Por ejemplo, en el caso de que el Código Civil de un estado permita exigir indemnización al
propietario de un árbol por los daños causados por la caída fortuita de una rama del mismo sobre
la cabeza de un transeúnte, incluso en el caso en el cual el propietario haya sido diligente y podara
frecuentemente el árbol, se dice que su responsabilidad es objetiva.

La responsabilidad subjetiva, se encuentra contemplada dentro de las fuentes de las


obligaciones, también contemplada como la responsabilidad proveniente de hechos ilícitos, sin
embargo, es poco frecuente verla invocada en juicio. La responsabilidad subjetiva, tiene como
base la teoría de la culpa, la culpa es un elemento subjetivo y de ahí proviene el nombre de
responsabilidad subjetiva.

Pues bien, la responsabilidad subjetiva como fuente de obligación, implica que una persona
es responsable por los daños o perjuicios que causa a otra como consecuencia de una conducta
intencional o imprudencial, ésta culpa se extiende por actos de terceros cuando existe un deber
de vigilancia a éste tercero.

Ejemplo de Responsabilidad Subjetiva

Luis tiene un perro en su domicilio, su perro como no convive con nadie más que con él, es un
perro muy agresivo hacia otras personas. Un día Luis llegando a su casa deja salir por accidente a
su perro y éste muerde a un niño en la calle dejándole heridas graves en su brazo. En éste caso
Luis es responsable de las acciones de su perro, por lo que tendrá que hacerse responsable por los
daños causados al niño que mordió. Ésto genera un derecho de acción de carácter civil, en la que
los padres del chico podrían demandar a Luis el pago de una indemnización por daño moral ya
que el brazo de su hijo quedará con cicatrices adicionalmente a poder reclamar el pago de los
gastos médicos necesarios para curar a su hijo.

E) EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD

El eximente es una circunstancia que libera de responsabilidad al autor de un delito.

 Causales de inimputabilidad.

Falta de discernimiento Cuando opera un factor de atribución subjetivo de responsabilidad


(culpa o dolo), como en la responsabilidad por el hecho propio o en ciertos supuestos de
incumplimiento obligacional, la imputabilidad es un elemento necesario. El accionar del agente
debe ser voluntario, es decir, realizado con discernimiento, intención y libertad

Hay imputabilidad cuando el acto procede de una libre voluntad, de un obrar inteligente y libre,
dado que no se podría reprochar una conducta como éticamente disvaliosa si el agente obró
involuntariamente.

Los supuestos de inimputabilidad son:

1) La niñez: el art. 261 del Código considera inimputables para los actos ilícitos a las personas
menores de edad que no hayan cumplido diez años.
2) Los incapaces o con capacidad restringida: No son imputables los actos de las personas
privadas de razón o con capacidad restringida.

 Causales de inculpabilidad:

Además de la inimputabilidad, supuesto que hemos tratado con anterioridad, también excluyen
culpabilidad el error excusable y la violencia.

Los vicios de error, dolo y violencia en el acto afectan los elementos de la voluntad (intención y
libertad). El error y el dolo vician la intención, en tanto que la violencia —física o moral— lo hace
con la libertad.

El error es el falso conocimiento que se tiene de una cosa. Puede ser de hecho o de derecho.

El primero tiene que ser esencial, el segundo en principio no resulta excusable.

El error esencial que excluye la voluntad es el que recae sobre la naturaleza del acto jurídico
cumplido o sobre la identidad del objeto (arts. 265 y 267, Cód. Civ. y Com.).

En estos casos el error hace que el acto ilícito se considere jurídicamente ineficaz, por defecto
de voluntad, en cuanto a la responsabilidad.

La violencia e intimidación es la coerción grave, irresistible e injusta ejercida sobre una persona
para determinarla, contra su voluntad, a la realización de un acto jurídico. Puede asumir la forma
de violencia física o moral. La primera constituye una fuerza irresistible. La segunda denominada
"intimidación" es la amenaza de sufrir un mal grave e inminente, la causa de la inculpabilidad es el
miedo del autor del acto ilícito o del negocio jurídico, que por ello pretende que su acto sea
impugnado por falta de libertad. Los demás términos —intimidación, fuerza, violencia— aluden a
los medios exteriores con que se puede causar miedo.

 Causales excluyentes de la antijuridicidad:

Causas de justificación Las causales de justificación son factores axiológicos, de naturaleza


excepcional, que legitiman el acto o hecho dañoso. En principio la regla es que resulta antijurídico
dañar a otro, pero por excepción, ese obrar es lícito si interviene una causa de justificación.
Se trata de circunstancias previstas en la ley que tienen la virtualidad de borrar la antijuridicidad
de un acto dañoso y, en consecuencia, eximen de responsabilidad. El daño existe, pero no hay deber
de repararlo porque media alguna causa que lo justifica.

El sustento de las causas de justificación radica en una valoración comparativa entre el interés
lesionado por el autor y el interés que salvaguarda o tiende a salvaguardar su conducta.

El Cód. Civ. y Com. no define las causas de justificación. Simplemente las menciona y caracteriza
algunas de ellas, estableciendo cuál es su consecuencia jurídica, esto es, que el hecho dañoso está
justificado.

a) Ejercicio regular de un derecho:

Quien ejerce un derecho actúa con la autorización del orden jurídico. Las causas de justificación
legitiman el acto, en este caso, lo hace el ejercicio regular de un derecho si no media abuso ni exceso.
El abuso se constituye si se infiere un daño innecesario revelando la antifuncionalidad de la
conducta.

Queda excluida la responsabilidad civil del autor por no ser ilícito el acto.

b) Legítima defensa

Cuando alguien, frente a una agresión ilegítima y no provocada, emplea un medio racional y
suficiente para impedirla o repelerla, no responde por el daño que pueda causar el agresor.

El Cód. Civ. y Com. dice que está justificado el hecho que causa un daño "en legítima defensa
propia o de terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente a una agresión actual o
inminente, ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como
consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación
plena".

c) Estado de necesidad

Es la situación de aquel que, para evitar un mal mayor a su persona o a sus bienes, causa un
daño a otro que no es autor del peligro.

Los requisitos que surgen de lo previsto en el Cód. Civ. y Com. son los siguientes: 1) que el agente
sienta un temor fundado de sufrir un mal actual o inminente y grave; 2) el agente no debe ser
culpable del peligro que lo amenaza; 3) el mal debe ser inevitable por otro medio (el acto necesario
debe ser la única salida posible para evitar un mal mayor); 4) debe amenazar al agente o a un
tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; y 5) el mal que se evita debe ser mayor al que
se causa.

d) Consentimiento de la víctima

En principio, este supuesto excluye la antijuridicidad de la conducta del dañador, salvo cuando
es contrario a la ley, a la moral, a las buenas costumbres y al orden público.

El consentimiento informado implica un acuerdo contractual. El damnificado puede haber


acordado previamente con quien resulta ser luego el causante del perjuicio, que los daños que
surjan de la relación no serán indemnizados o que la compensación será limitada.
El Código dice: "el consentimiento libre e informado del damnificado, en la medida que no
constituya una cláusula abusiva, libera de responsabilidad por daños derivados de la lesión de bienes
disponibles".

e) Asunción de riesgos

La asunción de riesgos es definida como aquella situación en que la víctima, consciente o


inconscientemente, asume un peligro extraordinario o anormal, lo que le provoca un daño y, por lo
tanto, pierde el derecho a ser indemnizado. Caracteriza a la figura que una persona plenamente
consciente se expone a un riesgo conocido de sufrir un daño, sabiendo que de suceder el mismo, no
tendrá derecho a ser indemnizado.

El Cód. Civ. y Com. dice que la "exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de
peligro no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias
del caso, ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente
el nexo causal" (art. 1719).

El Cód. Civ. y Com. no admite la asunción de riesgos como una causal que borre la antijuridicidad
del acto, a menos que se constituya en el "hecho de la víctima", que funcione como ruptura total o
parcial del nexo adecuado de causalidad.

Aplicabilidad de las causales de justificación en el incumplimiento obligacional

El Cód. Civ. y Com. consagra la regla de que el deudor de una obligación queda eximido de
responsabilidad por el incumplimiento, cuando la obligación se extingue por imposibilidad de
cumplimiento objetiva y absoluta, y no imputable al obligado. La existencia de dicha imposibilidad
debe apreciarse teniendo en cuenta las exigencias de la buena fe y la prohibición de ejercer los
derechos en forma abusiva.

 Causales que interrumpen el nexo de causalidad


a) Caso fortuito y fuerza mayor Son acontecimientos que interrumpen y desvían la cadena
causal, de tal manera que el resultado dañoso no puede ser imputado al deudor. Por ello,
se los define como supuestos de interrupción e interferencia de la cadena de condiciones.

Se trata de un suceso extraño al presunto responsable, que no pudo preverlo ni evitarlo.

Así se consideró caso fortuito a terremotos, inundaciones, vientos huracanados, temblores de


tierra. El incendio, en la medida en que se produjera por causa fortuita. Si se trataba de hechos
ordinarios, encuadrados en el curso natural, no era admisible la excusa del caso fortuito.

La unidad conceptual y en los efectos se consolida en el Cód. Civ. y Com., que en el art. 1730
dispone: "Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha podido ser previsto o que,
habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de
responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos 'caso fortuito'
y 'fuerza mayor' como sinónimos".

Requisitos para que se configure el caso fortuito. Los requisitos para que el caso fortuito se
constituya en una causal de exoneración de responsabilidad son: a) inevitable: es el
acontecimiento que el hombre no puede resistir; la imposibilidad debe darse con un criterio
generalizador, es decir, para todos aquellos que se puedan encontrar en circunstancias similares.
No puede tratarse de una mera imposibilidad, sino de una dificultad absoluta ni de algo temporal
y accidental; b) imprevisible: el hecho fortuito es el que no ha podido preverse, que un hombre
de prudencia media no tenga por qué suponer que ocurrirá. Previsible es lo que se puede ver con
antelación; c) actual: el hecho debe ocurrir al mismo tiempo en que debe cumplirse la obligación.
Es menester que se trate de un hecho presente y no de una simple amenaza o una imposibilidad
eventual; d) inimputable: significa que no se puede atribuir al hecho del propio deudor; e)
extraordinario: el hecho excede el orden natural; y f) cuando se aplica la teoría de riesgo en la
responsabilidad objetiva, el hecho debe ser externo o exterior, vale decir, ajeno al riesgo creado
por el mismo ofensor.

Prueba del caso fortuito. Las eximentes de responsabilidad deben ser demostradas por quien
las alega. Es quien tiene la carga procesal de hacerlo, con excepción de disposición legal en
contrario. De igual forma, ocurre con los factores de atribución. Así lo prevé el art. 1734 del Cód.
Civ. y Com.: "Excepto disposición legal, la carga de la prueba de los factores de atribución y de las
circunstancias eximentes corresponde a quien los alega".

Casos en los que el caso fortuito no exime de responsabilidad. Son supuestos en los que, no
obstante configurarse un caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento de la obligación, el
deudor es responsable. El art. 1733 del Cód. Civ. y Com. los enumera. Estos casos son: a) si el
deudor asumió el cumplimiento, aunque ocurra el caso fortuito o la imposibilidad; b) cuando de
una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad de
cumplimiento; c) cuando el deudor está en mora, a no ser que esta sea indiferente para la
producción del caso fortuito o de la imposibilidad de cumplimiento; d) si el caso fortuito o la
imposibilidad, sobrevienen por culpa del propio deudor; e) si el caso fortuito o la imposibilidad
constituyen una contingencia propia de la cosa o la actividad; y f) si está obligado a restituir como
consecuencia de un hecho ilícito.

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