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Derecho de Daños y Responsabilidad - Final
Derecho de Daños y Responsabilidad - Final
A) ANTIJURIDICIDAD
En la responsabilidad civil y a falta de tipicidad, todo daño irrogado a otro resulta antijurídico,
salvo que el agente proceda en el ejercicio regular de un derecho o medie una causal de justificación
La noción de ilicitud está configurada por la violación del derecho en general, expresada en el
principio alterum non laedere (no causar daño a los demás), el principio de "no dañar a otro" es un
principio general.
La doctrina de avanzada en el derecho de daños postula que un acto será antijurídico cuando
acarrea la ocurrencia de un daño injusto.
Régimen jurídico: "Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está
justificada".
El Código menciona las causales de justificación que excluyen la antijuridicidad. Son supuestos
excepcionales.
a) Legítima defensa: La ley sigue, en general, los lineamientos previstos en el Cód. Penal:
cuando el medio utilizado es racionalmente empleado, frente a una agresión actual o
inminente, lícita y no provocada. Y hace mención expresa al derecho del tercero que no fue
agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia del hecho realizado en legítima defensa.
Este tercero tiene derecho a reclamar una indemnización plena.
B) DAÑO RESARCIBLE
El daño integra la esencia de la responsabilidad civil, puesto que, si se trata de reparar, hace
falta que exista algo que reparar. Por eso, se distingue esencialmente la responsabilidad civil de la
responsabilidad moral y de la responsabilidad penal.
El daño es el presupuesto central de la responsabilidad civil, puesto que sin él no puede
suscitarse ninguna pretensión resarcitoria, el problema de la responsabilidad civil recién se puede
plantear cuando existe daño, ya que solo en presencia de este el jurista estará en condiciones de
indagar si el mismo fue provocado (relación causal) infringiéndose un deber jurídico (antijuridicidad)
y culpabilidad (imputabilidad).
El concepto de daño a elucidar es el "resarcible", ya que es el que la ley sanciona mediante una
indemnización. El daño resarcible se integra pues con el hecho dañoso —o hecho físico— y el
presupuesto normativo (requisitos del daño).
Para el ámbito del incumplimiento obligacional, el daño se presenta como toda situación
desventajosa en que el acreedor se vea colocado como consecuencia de la lesión de su derecho de
crédito, debiéndose ponderar mediante una comprobación amplia de la situación patrimonial
entera.
El Cód. Civ. y Com, "Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el
ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia
colectiva", se trata de una referencia a la causa que lo origina: la violación de un derecho o interés
jurídico, el cual puede tener por objeto la protección de la persona, su patrimonio o un derecho de
incidente colectiva. El concepto del daño resarcible es presupuesto por la norma.
El Cód. Civ. y Com. ha adoptado esta tesis, ya que considera que es resarcible todo daño que
importe una lesión a un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico que tenga
por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva.
El art. 1738 dispone: "Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo
o indirecto, actual o futuro, cierto o subsistente". Tradicionalmente, la doctrina considera que es
indemnizable el daño que reúne los requisitos de certeza, personalidad, interés legítimo,
subsistencia y seriedad.
a)- Certeza del daño: Para ser indemnizable el daño debe ser cierto. Debe existir certidumbre
sobre su existencia misma y no ser meramente posible, conjetural o hipotético.
b)- Personalidad del daño: Tan solo puede reclamar la reparación del daño aquel que lo haya
sufrido". Orgaz enseña que el daño debe ser personal del accionante. El daño debe haberlo sufrido
el propio accionante, ya que nadie puede pretender sino la reparación de un perjuicio que le es
propio,
c) Interés legítimo: La doctrina tradicional afirma que es resarcible el daño que resulta de la
lesión a un derecho subjetivo o a un bien protegido por la ley
El Cód. Civ. y Com. no contiene ninguna norma que señale a la "seriedad" como presupuesto del
daño resarcible, lo que parece acertado.
Daño moral es, en cambio, el agravio a derechos personalísimos, esos derechos subjetivos que
tienen como bien jurídico las facultades o presupuestos de la personalidad (paz, tranquilidad, vida
íntima, privacidad, libertad individual o integridad física). Se ha dicho que el daño moral es el que
recae sobre las "afecciones legítimas".
Un mismo acto lesivo puede producir los dos tipos de daños. El daño patrimonial afecta lo que
el sujeto tiene, el conjunto de bienes del acreedor susceptibles de apreciación pecuniaria; mientras
que el daño moral lesiona lo que el sujeto es, hay un disvalor espiritual.
B) Daño emergente y lucro cesante:
C) Pérdida de chance:
Daño directo es el sufrido por la victima del hecho ilicito, e indirecto el sufrido por una persona
distinta derivada de ese mismo hecho, que puede reclamar por derecho propio.
Son daños inmediatos los que resultan invariablemente del incumplimiento del deudor, según
el curso normal y ordinario de las cosas (art. 1727, 1ª parte). En el ejemplo del hotelero que no
cumple con la reserva de la habitación para el cliente, las consecuencias inmediatas del
incumplimiento consisten en los gastos que este debe efectuar para conseguir un alojamiento
semejante (gastos de traslado, diferencia del precio del alojamiento). Los daños mediatos son los
que resultan de la conexión del incumplimiento del deudor con un acontecimiento distinto (art.
1727, 2ª parte). Como ejemplo, si no hay otro alojamiento disponible y el cliente se ve precisado a
retornar al punto de partida (Llambías).
El quantum comprende el valor de la prestación más los daños que se hubieren producido en
otros bienes, en tanto se encuentren comprendidos en las consecuencias previstas por el
ordenamiento (arts. 1726 a 1728). El Código prevé la posibilidad de este reclamo en el art. 730 inc.
c) y puede ser acumulado a los moratorios (art. 1747).
Si la prestación se cumple, pero el deudor es moroso en hacerlo, deberá únicamente los daños
que tengan relación de causalidad con el retardo imputable (mora; art. 886).
G) Daño punitivo:
Los daños punitivos, que consisten en una condenación a pagar a las víctimas de semejantes
ilícitos, un importe de dinero que se añade o se suma al resarcimiento que puede corresponder por
los daños efectivamente sufridos.
En el Cód. Civ. y Com., el daño punitivo ha quedado excluido de su normativa. Podemos afirmar
que no está incluido el daño punitivo en el sistema de responsabilidad civil que contempla.
Se distingue los daños intrínsecos, que corresponden a la prestación prometida por el deudor.
Y los daños extrínsecos, que son los producidos en otros bienes del acreedor. El ejemplo típico es el
que brindaba Pothier: si se vende una vaca enferma, el daño intrínseco se circunscribe al valor de la
vaca; si a su vez ese animal contagia a otras vacas del rebaño del comprador, el daño es extrínseco.
Lo que interesa es la continuidad de los "efectos dañosos" y que ella no guarda relación directa
con el carácter instantáneo o continuado del "hecho generador".
Hay casos en los que un hecho generador continuado produce un efecto dañoso
instantáneo. Por ejemplo, una rotura en un caño de agua que produce filtraciones durante un
tiempo y en un momento se produce un hundimiento del terreno y su consiguiente destrucción.
El hecho generador del daño ha sido continuado, pero el efecto dañoso se produce de modo
instantáneo.
El daño es presente o actual cuando las consecuencias del hecho dañoso se agotaron y
produjeron con anterioridad al dictado de la sentencia judicial que hace lugar a la reparación.
El daño futuro comprende las consecuencias perjudiciales que seguramente se producirán con
posterioridad al pronunciamiento judicial.
Cualquiera sea el fundamento de la responsabilidad civil, para que se pueda adjudicar a una
persona determinado resultado y esté obligado a reparar el perjuicio, es imprescindible la existencia
de una relación de causalidad entre el accionar y su consecuencia.
Se trata del enlace que existe entre un hecho antecedente y otro consecuente, y que permite
establecer a quién debe ser imputado un hecho determinado y sus consecuencias.
Relación causal y culpabilidad: La relación de causalidad implica una objetiva imputación fáctica
del resultado.
Por otra parte, la relación de causalidad debe analizarse siempre con anterioridad a la
culpabilidad. Los dos elementos tienen en común la "previsibilidad", aunque en la relación causal
debe ser analizada in abstracto y ex post facto, es decir, después de ocurrido el hecho y de acuerdo
con las reglas de la experiencia. El análisis es objetivo.
FACTORES DE ATRIBUCION:
Son las razones que justifican la responsabilidad, al evidenciar como justo que el daño sea
prevenido o reparado por determinadas personas.
Una vez establecido el nexo causal, el ordenamiento jurídico a través de los factores de
atribución subjetivos y objetivos, da los fundamentos o las razones de justicia por los que
determinado sujeto tiene la obligación de reparar el daño causado, sea por un incumplimiento
obligacional o por infringir el deber jurídico de no dañar a los demás.
Ámbito de aplicación
El Cód. Civ. y Com. mantiene el dolo como vicio de la voluntad en el Libro I, Parte General, art.
271, tanto para la acción como para la omisión: "Acción y omisión dolosa: acción dolosa es toda
aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que
se emplee para la celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción
dolosa, cuando el acto no se habría realizado sin la reticencia u ocultación".
El dolo como factor de atribución subjetivo de la responsabilidad civil está previsto en el art.
1724 y dice: "El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos". Se ha previsto tanto el dolo delictual como el
obligacional en la misma norma, producto de la unificación de los ámbitos de responsabilidad
contractual y extracontractual. Se destaca en la figura que el dolo no solo se configura por la
intencionalidad de daño, sino que también importa una manifiesta indiferencia hacia los intereses
ajenos.
Los factores objetivos de atribución se caracterizan por fundar la atribución del incumplimiento
obligacional o la responsabilidad que se derive del hecho ilícito extracontractual, en parámetros
objetivos de imputación. Prescinden de la idea de culpabilidad.
Los factores objetivos son: el riesgo creado o provecho, la garantía, la equidad, el abuso del
derecho.
a) Tesis del riesgo La "teoría del riesgo", también llamada de la "responsabilidad por el
resultado" o de la "causalidad material" se formula de esta manera: todo aquel que con su
actividad crea riesgos y recibe beneficios, debe indemnizar a quienes se perjudican por
dicha actividad. Es decir, a quien domina la fuente del riesgo (empresa o actividad industrial,
uso o explotación de maquinarias, etc.) permitida en interés propio, se le imponen las
consecuencias derivadas de la inminencia de producción o causación de daños.
En el Cód. Civ. y Com., la teoría del riesgo está presente en el art. 1757: "Hecho de las cosas y
actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas,
o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o
por las circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva.
Contiene el "riesgo de la cosa" y la "actividad riesgosa". Las cosas son "riesgosas" cuando, sin
ser defectuosas, generan la posibilidad de causar un daño (p. ej., una instalación eléctrica
correctamente efectuada); en tanto las cosas son "viciosas" cuando tienen un defecto de
fabricación, montaje, diseño o información. En ambos casos existe "riesgo" y la responsabilidad
surge cuando la cosa intervino con un nexo de causalidad con la producción del daño, escapando
del control de dueño o guardián.
Las "actividades riesgosas o peligrosas" también están comprendidas en el art. 1757. Se trata
de una fórmula general y que comprende hechos humanos obrados o no con cosas, en donde la
intervención activa del hombre es lo decisivo y genera un peligro de daño especial por las
circunstancias en las que se desenvuelve (p. ej., el traslado de residuos peligrosos y patógenos).
b) Garantía
La teoría del abuso del derecho considera que toda institución tiene un destino, que constituye
su razón de ser y contra el cual no es lícito revelarse. Cada derecho está llamado a seguir una
determinada dirección y los particulares no pueden cambiarla a su antojo por otra diferente, pues
de lo contrario habría no uso sino abuso de ese derecho.
d) Equidad
Referirnos a la equidad como un factor de atribución significa que es la razón de justicia que da
fundamento para que una persona deba reparar un daño causado. Como dice Borda, nos
encontramos ante un nuevo fundamento de la responsabilidad: no interesa la culpa ni el riesgo
creado, el fundamento es la equidad.
Se conoce como responsabilidad civil objetiva a aquella que ocurre cuando un individuo debe
responder, resarcir o indemnizar a otro por un daño que ha sido causado con independencia de
culpabilidad o negligencia. En otras palabras, la responsabilidad civil objetiva se pone de
manifiesto cuando al ejercer una actividad (lícita), el sujeto en cuestión sin intención o culpa
genera un daño material o corporal a otro y tiene el deber de repararlo.
Cabe destacar, que esta reglamentación está basada en el Código Civil, el cual, establece los
diferentes supuestos en los que se estudia la relación entre las acciones del individuo y los daños
causados por este (independientemente de que el hecho esté libre de culpabilidad), es a esto a lo
que se le denomina responsabilidad civil objetiva.
Responsabilidad objetiva
Derecho civil
Por ejemplo, en el caso de que el Código Civil de un estado permita exigir indemnización al
propietario de un árbol por los daños causados por la caída fortuita de una rama del mismo sobre
la cabeza de un transeúnte, incluso en el caso en el cual el propietario haya sido diligente y podara
frecuentemente el árbol, se dice que su responsabilidad es objetiva.
Pues bien, la responsabilidad subjetiva como fuente de obligación, implica que una persona
es responsable por los daños o perjuicios que causa a otra como consecuencia de una conducta
intencional o imprudencial, ésta culpa se extiende por actos de terceros cuando existe un deber
de vigilancia a éste tercero.
Luis tiene un perro en su domicilio, su perro como no convive con nadie más que con él, es un
perro muy agresivo hacia otras personas. Un día Luis llegando a su casa deja salir por accidente a
su perro y éste muerde a un niño en la calle dejándole heridas graves en su brazo. En éste caso
Luis es responsable de las acciones de su perro, por lo que tendrá que hacerse responsable por los
daños causados al niño que mordió. Ésto genera un derecho de acción de carácter civil, en la que
los padres del chico podrían demandar a Luis el pago de una indemnización por daño moral ya
que el brazo de su hijo quedará con cicatrices adicionalmente a poder reclamar el pago de los
gastos médicos necesarios para curar a su hijo.
E) EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD
Causales de inimputabilidad.
Hay imputabilidad cuando el acto procede de una libre voluntad, de un obrar inteligente y libre,
dado que no se podría reprochar una conducta como éticamente disvaliosa si el agente obró
involuntariamente.
1) La niñez: el art. 261 del Código considera inimputables para los actos ilícitos a las personas
menores de edad que no hayan cumplido diez años.
2) Los incapaces o con capacidad restringida: No son imputables los actos de las personas
privadas de razón o con capacidad restringida.
Causales de inculpabilidad:
Además de la inimputabilidad, supuesto que hemos tratado con anterioridad, también excluyen
culpabilidad el error excusable y la violencia.
Los vicios de error, dolo y violencia en el acto afectan los elementos de la voluntad (intención y
libertad). El error y el dolo vician la intención, en tanto que la violencia —física o moral— lo hace
con la libertad.
El error es el falso conocimiento que se tiene de una cosa. Puede ser de hecho o de derecho.
El error esencial que excluye la voluntad es el que recae sobre la naturaleza del acto jurídico
cumplido o sobre la identidad del objeto (arts. 265 y 267, Cód. Civ. y Com.).
En estos casos el error hace que el acto ilícito se considere jurídicamente ineficaz, por defecto
de voluntad, en cuanto a la responsabilidad.
La violencia e intimidación es la coerción grave, irresistible e injusta ejercida sobre una persona
para determinarla, contra su voluntad, a la realización de un acto jurídico. Puede asumir la forma
de violencia física o moral. La primera constituye una fuerza irresistible. La segunda denominada
"intimidación" es la amenaza de sufrir un mal grave e inminente, la causa de la inculpabilidad es el
miedo del autor del acto ilícito o del negocio jurídico, que por ello pretende que su acto sea
impugnado por falta de libertad. Los demás términos —intimidación, fuerza, violencia— aluden a
los medios exteriores con que se puede causar miedo.
El sustento de las causas de justificación radica en una valoración comparativa entre el interés
lesionado por el autor y el interés que salvaguarda o tiende a salvaguardar su conducta.
El Cód. Civ. y Com. no define las causas de justificación. Simplemente las menciona y caracteriza
algunas de ellas, estableciendo cuál es su consecuencia jurídica, esto es, que el hecho dañoso está
justificado.
Quien ejerce un derecho actúa con la autorización del orden jurídico. Las causas de justificación
legitiman el acto, en este caso, lo hace el ejercicio regular de un derecho si no media abuso ni exceso.
El abuso se constituye si se infiere un daño innecesario revelando la antifuncionalidad de la
conducta.
Queda excluida la responsabilidad civil del autor por no ser ilícito el acto.
b) Legítima defensa
Cuando alguien, frente a una agresión ilegítima y no provocada, emplea un medio racional y
suficiente para impedirla o repelerla, no responde por el daño que pueda causar el agresor.
El Cód. Civ. y Com. dice que está justificado el hecho que causa un daño "en legítima defensa
propia o de terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente a una agresión actual o
inminente, ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como
consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación
plena".
c) Estado de necesidad
Es la situación de aquel que, para evitar un mal mayor a su persona o a sus bienes, causa un
daño a otro que no es autor del peligro.
Los requisitos que surgen de lo previsto en el Cód. Civ. y Com. son los siguientes: 1) que el agente
sienta un temor fundado de sufrir un mal actual o inminente y grave; 2) el agente no debe ser
culpable del peligro que lo amenaza; 3) el mal debe ser inevitable por otro medio (el acto necesario
debe ser la única salida posible para evitar un mal mayor); 4) debe amenazar al agente o a un
tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; y 5) el mal que se evita debe ser mayor al que
se causa.
d) Consentimiento de la víctima
En principio, este supuesto excluye la antijuridicidad de la conducta del dañador, salvo cuando
es contrario a la ley, a la moral, a las buenas costumbres y al orden público.
e) Asunción de riesgos
El Cód. Civ. y Com. dice que la "exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de
peligro no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias
del caso, ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente
el nexo causal" (art. 1719).
El Cód. Civ. y Com. no admite la asunción de riesgos como una causal que borre la antijuridicidad
del acto, a menos que se constituya en el "hecho de la víctima", que funcione como ruptura total o
parcial del nexo adecuado de causalidad.
El Cód. Civ. y Com. consagra la regla de que el deudor de una obligación queda eximido de
responsabilidad por el incumplimiento, cuando la obligación se extingue por imposibilidad de
cumplimiento objetiva y absoluta, y no imputable al obligado. La existencia de dicha imposibilidad
debe apreciarse teniendo en cuenta las exigencias de la buena fe y la prohibición de ejercer los
derechos en forma abusiva.
La unidad conceptual y en los efectos se consolida en el Cód. Civ. y Com., que en el art. 1730
dispone: "Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha podido ser previsto o que,
habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de
responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos 'caso fortuito'
y 'fuerza mayor' como sinónimos".
Requisitos para que se configure el caso fortuito. Los requisitos para que el caso fortuito se
constituya en una causal de exoneración de responsabilidad son: a) inevitable: es el
acontecimiento que el hombre no puede resistir; la imposibilidad debe darse con un criterio
generalizador, es decir, para todos aquellos que se puedan encontrar en circunstancias similares.
No puede tratarse de una mera imposibilidad, sino de una dificultad absoluta ni de algo temporal
y accidental; b) imprevisible: el hecho fortuito es el que no ha podido preverse, que un hombre
de prudencia media no tenga por qué suponer que ocurrirá. Previsible es lo que se puede ver con
antelación; c) actual: el hecho debe ocurrir al mismo tiempo en que debe cumplirse la obligación.
Es menester que se trate de un hecho presente y no de una simple amenaza o una imposibilidad
eventual; d) inimputable: significa que no se puede atribuir al hecho del propio deudor; e)
extraordinario: el hecho excede el orden natural; y f) cuando se aplica la teoría de riesgo en la
responsabilidad objetiva, el hecho debe ser externo o exterior, vale decir, ajeno al riesgo creado
por el mismo ofensor.
Prueba del caso fortuito. Las eximentes de responsabilidad deben ser demostradas por quien
las alega. Es quien tiene la carga procesal de hacerlo, con excepción de disposición legal en
contrario. De igual forma, ocurre con los factores de atribución. Así lo prevé el art. 1734 del Cód.
Civ. y Com.: "Excepto disposición legal, la carga de la prueba de los factores de atribución y de las
circunstancias eximentes corresponde a quien los alega".
Casos en los que el caso fortuito no exime de responsabilidad. Son supuestos en los que, no
obstante configurarse un caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento de la obligación, el
deudor es responsable. El art. 1733 del Cód. Civ. y Com. los enumera. Estos casos son: a) si el
deudor asumió el cumplimiento, aunque ocurra el caso fortuito o la imposibilidad; b) cuando de
una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad de
cumplimiento; c) cuando el deudor está en mora, a no ser que esta sea indiferente para la
producción del caso fortuito o de la imposibilidad de cumplimiento; d) si el caso fortuito o la
imposibilidad, sobrevienen por culpa del propio deudor; e) si el caso fortuito o la imposibilidad
constituyen una contingencia propia de la cosa o la actividad; y f) si está obligado a restituir como
consecuencia de un hecho ilícito.