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25000-23-26-000-2001-00852-01 (28675) Sentencia Consejo de Estado-Daño Especial
25000-23-26-000-2001-00852-01 (28675) Sentencia Consejo de Estado-Daño Especial
Muerte de un
ciudadano durante un enfrentamiento que sostuvo la Policía Nacional con
habitantes del sector de El Cartucho en el año 2000 / DAÑO ESPECIAL -
Responsabilidad por producción del daño en el marco de un enfrentamiento
en el que estén involucradas fuerzas estatales
Acreditado como está que la muerte del señor Fonseca Cantor fue causada por un
instrumento explosivo, en momentos en que se presentaba una confrontación
entre las Fuerzas del orden y un grupo de indigentes del sector de El Cartucho, en
concordancia con los pronunciamientos atrás citados, la Sala encuentra que
resulta irrelevante determinar la autoría del causante del daño para imputar
responsabilidad al Estado, toda vez que su declaratoria en estos precisos eventos
solo exige que el daño se produzca en el marco de un enfrentamiento en el que
estén involucradas fuerzas estatales, aspecto que al estar suficientemente
probado en el proceso, impone a la Sala la necesidad de declarar la existencia de
responsabilidad estatal en cabeza de la demandada, por cuanto la obligación
indemnizatoria que se deduce, proviene del imperativo de protección de la víctima
en aplicación de los principios de justicia y equidad y, por cuanto para la víctima
injustamente afectada, el daño irrogado entrañó un claro rompimiento de las
cargas públicas que normalmente debían soportar. Por todo lo anterior, la Sala
revocará la providencia recurrida, para, en su lugar, decretar la indemnización de
perjuicios a que haya lugar de conformidad con el petitum de la demanda. Aspecto
que la Sala analiza enseguida.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
SUBSECCION A
I.-ANTECEDENTES
1
Folios 150 y 161 del cuaderno principal.
Consecuencialmente solicitaron que se condene a pagar a su favor las
siguientes indemnizaciones:
Argumentó que la muerte del señor Mauricio Octavio Fonseca Cantor se produjo
como consecuencia directa del enfrentamiento armado sostenido entre la Policía
Nacional y los habitantes del sector de El Cartucho en la ciudad de Santafé de
Bogotá.
Consideró que los anteriores hechos constituyen una falla o falta del servicio, por
haberse iniciado un operativo de desalojo en una zona de alto riesgo, sin que se
adoptaran las medidas de precaución necesarias para los transeúntes, tales como
acordonar el lugar.
La demanda, así presentada el 20 de abril de 20012, fue admitida por auto del
31 de mayo del mismo año3 y notificada en legal forma al Ministerio Público4 y a
la Nación- Ministerio de Defensa- Policía Nacional5.
Adujo que fue la propia víctima quien asumió el riesgo de dirigirse al sitio donde
presuntamente ocurrieron los hechos, con tan mala suerte que fue agredido con
un artefacto explosivo lanzado por los habitantes de la zona de El Cartucho,
siendo, en consecuencia, el hecho de un tercero con carácter imprevisible e
irresistible el que produjo el daño10.
7
Folios 61 y 62 del cuaderno No. 1.
8
Folio 100 del cuaderno No. 1.
9
Folios 101 a 126 del cuaderno No. 1.
10
Folios 127 a 134 del cuaderno No. 1.
11
Folios 136 a 146 del cuaderno No. 1.
Cumplido el trámite legal correspondiente, el Tribunal Administrativo de
Cundinamarca, Sección Tercera, Sala de Descongestión, profirió sentencia el
23 de junio de 2004, por medio de la cual se denegaron las pretensiones de la
demanda.
A tal conclusión llegó el Tribunal Administrativo a quo luego del siguiente análisis:
12
Folios 150 a 161 del cuaderno principal.
El recurso planteado en los términos expuestos, fue admitido el 29 de octubre
de 200413 y, por auto del 3 de diciembre de la misma anualidad se corrió
traslado a las partes para que alegaran de conclusión y al Ministerio Público
para que, si lo consideraba pertinente, rindiera concepto de fondo14.
1. Competencia
3. El caso concreto
Así las cosas, para resolver el presente caso habrá de establecerse, en primer
término, si se produjo el daño alegado en la demanda para, luego, entrar a definir
si dicho daño es antijurídico y si le resulta imputable a la parte demandada.
Debe señalarse que además de las pruebas aportadas por la parte actora con la
demanda, ésta solicitó el traslado en copia auténtica de la investigación penal21
adelantada con ocasión de la muerte del señor Mauricio Octavio Fonseca
Cantor22.
En tal sentido, el artículo 168 del Código Contencioso Administrativo dispone que
“En los procesos ante la jurisdicción en lo contencioso administrativo, se aplicarán,
en cuanto resulten compatibles con las normas de este código, las del
Procedimiento Civil en lo relacionado con la admisibilidad de los medios de
prueba, forma de practicarlas y criterios de valoración”.
2. Cuando se hayan recibido fuera del proceso en los casos y con los
requisitos previstos en los artículos 298 y 299.
De igual manera ha dicho la Sala que en los eventos en los cuales el traslado de
las pruebas recaudadas dentro de otro proceso es solicitado por ambas partes,
éstas pueden ser valoradas, aun cuando hayan sido practicadas sin citación o
intervención de alguna de ellas en el proceso original y no hayan sido ratificadas
en el proceso al cual se trasladan, considerando que, en tales eventos, resulta
contrario a la lealtad procesal que una de las partes solicite que la prueba haga
parte del acervo probatorio, bien sea por petición expresa o coadyuvancia pero
que, en el evento de resultar desfavorable a sus intereses, invoque las
formalidades legales para su inadmisión24.
De acuerdo con lo que se deja dicho y que tiene relación con el marco legal y
jurisprudencial pertinente, es claro que las pruebas practicadas en un proceso
distinto al contencioso administrativo no pueden ser valoradas para adoptar la
decisión que corresponda dentro del mismo, salvo que, siendo procedente su
traslado, éste se efectúe dando cumplimiento a los requisitos antes referidos. Si
éstos no se cumplen, no podrán ser tenidas tales probanzas en cuenta por el
juzgador.
En este orden de ideas, aplicando tales criterios al presente asunto, debe decir la
Sala que las escasas declaraciones que obran en el proceso penal tampoco
podrán valorarse en el sub judice, habida cuenta de que no fueron ratificadas en
este proceso y, por lo tanto, la entidad accionada no tuvo oportunidad de
controvertirlas de conformidad con los artículos 185 y 229 del Código de
Procedimiento Civil.
24
Sentencia de febrero 21 de 2002, expediente 12.789.
De otra parte, en relación con las noticias difundidas en medios escritos, verbales
o televisivos, esta Sección, ha dicho25:
“En relación con la valoración de los recortes de prensa o periódicos que son
allegados como prueba, es necesario reiterar que las noticias difundidas en
medios escritos, verbales o televisivos, en términos probatorios, en principio
no dan fe de la ocurrencia de los hechos en ellos contenidos, sino
simplemente de la existencia de la noticia o de la información; por
consiguiente, no es posible dar fuerza de convicción a dichos documentos,
en cuanto se relacionan con la configuración del daño antijurídico y su
imputación a la organización pública, en tanto que a partir de los mismos no
se puede derivar convicción sobre el acaecimiento y las condiciones de
tiempo, modo y lugar de los hechos allí señalados”.
Así las cosas, la Sala tampoco tendrá en cuenta los recortes de prensa26 y los
informes periodísticos televisados contenidos en los vídeo-casetes anexados con
la demanda27, en la medida en que no dan fe de la ocurrencia de los hechos que
allí se reseñan sino, simplemente, de la existencia de la información allí contenida.
5. Lo probado en el proceso
25
Consejo de Estado. Sección Tercera. Sentencia del 6 de junio de 2012. Radicación número: 52001-23-31-
000-1999-01113-01(24592); C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
26
Folios 12 y 13 del cuaderno No. 2.
27
Cuaderno No. 3.
28
Documento que reposa a folio 1 del cuaderno No 2.
29
Documento proveniente del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Regional Bogotá y
obrante a folios. 29 a 33 del cuaderno No 2.
30
Folios 146 a 147 del cuaderno No. 2.
“PREGUNTADO: Infórmele al Despacho si conoce el lugar y la fecha donde
tuvo ocurrencia la muerte del señor MAURICIO OCTAVIO FONSECA
CANTOR. CONTESTADO: Si hace aproximadamente tres años no recuerdo
bien, en el sector del cartucho, según me dijeron la muerte ocurrió a
consecuencia de una bala perdida (sic)” (Negrillas de la Sala).
En contraste con la visión de los hechos reflejada por los testigos, se tiene que la
demandada allegó al expediente el oficio No. 1260 COMAN BETER de fecha 22
35
Folios 139 a 140 del cuaderno No. 2.
36
Así se encuentra escrito al inicio de la declaración y de esa manera firma la testigo.
37
Folios 135 a 136 del cuaderno No. 2.
de mayo de 200338, a través del cual el Comandante de la Estación Tercera
Santafé, Departamento de Policía Bacatá39, aseguró que para el 1° de marzo de
2000 no se ordenó ningún operativo de desalojo en el sector de El Cartucho en la
ciudad de Santafé de Bogotá. Así lo expuso en el documento aludido:
Ahora bien, en relación con la imputación jurídica del daño, debe decirse que la
Sala Plena de la Sección, en sentencia de 19 de abril de 201240, unificó su
posición para señalar que, al no existir consagración constitucional de ningún
régimen de responsabilidad en especial, corresponde al juez encontrar los
fundamentos jurídicos de sus fallos, por lo que los títulos de imputación hacen
parte de los elementos argumentativos de la motivación de la sentencia. En este
sentido se expuso:
En consecuencia, el uso de tales títulos por parte del juez debe hallarse en
consonancia con la realidad probatoria que se le ponga de presente en cada
evento, de manera que la solución obtenida consulte realmente los principios
constitucionales que rigen la materia de la responsabilidad extracontractual
del Estado, tal y como se explicó previamente en esta providencia.”
Por fuerza de las razones que se dejan destacadas es por lo que la Sección
siempre ha sostenido el carácter excepcional y residual de esta teoría, en tanto
sólo resulta aplicable a eventos que, de analizarse a la luz de los regímenes
comunes de responsabilidad, culminarían en un fallo absolutorio, pero, a la vez,
notoriamente inicuo. En efecto, así se explicó en fallo de 1989:
41
CONSEJO DE ESTADO, C.p. Pedro Gómez Parra, septiembre 30 de 1949.
“Esta teoría se aplica de manera excepcional y por equidad, precisamente
porque es subsidiaria, de modo que ha de recurrirse a ella tan sólo en
eventos en los que el caso concreto examinado no logre su encasillamiento
dentro de los otros regímenes de responsabilidad y se aprecie por el
sentenciador que esa ausencia de tipicidad, si así puede decirse, comporta
vulneración injustificada del principio de equidad”42.
“Así las cosas, la Sala concluye que no hay prueba que permita establecer
quién disparó el arma que lesionó a la menor. La confusión que se presentó
en el enfrentamiento donde hubo fuego cruzado, no permite saber si fue la
Policía o la guerrilla la que lesionó a la menor, sin que exista la posibilidad de
practicar una prueba técnica sobre el proyectil por cuanto éste salió del
cuerpo de la menor. Pero lo que sí no ofrece ninguna duda es que la menor
sufrió un daño antijurídico que no tenía por qué soportar, en un
enfrentamiento entre fuerzas del orden y subversivos y si bien es cierto
aquellas actuaron en cumplimiento de su deber legal, la menor debe ser
resarcida de los perjuicios sufridos por esa carga excepcional que debió
soportar; por consiguiente, la decisión correcta fue la tomada por el a - quo,
en virtud de la cual accedió parcialmente a las súplicas de la demanda”.
En síntesis, con lo que se deja visto hasta aquí, puede afirmarse que el Consejo
de Estado, ha entendido que la teoría del daño especial tiene su fundamento en la
equidad, puesto que existen eventos en los cuales deberá el Estado entrar a
reparar los perjuicios sufridos por los individuos pese a que ningún reproche
merezca su actuación, siempre que el daño ostente características de anormalidad
y especialidad. Así lo expuso la Sección Tercera en sentencia de 28 de octubre de
197644 cuando dijo:
Tales razones llevaron a que la Sección, hacia el año 2007, nuevamente trajera la
visión del daño especial en su original acepción y la aplicara en el caso de una
granada lanzada por delincuentes contra agentes de la policía nacional, pero que
infortunadamente terminó en la casa de habitación de una menor a quien le causó
graves lesiones. Así se razonó en aquella providencia46:
“En adición, debe establecerse con total claridad que para el caso no resulta
relevante que la granada, de acuerdo con el único testigo que observó la
acción, fuera lanzada por los sujetos al margen de la ley y no por los
miembros de la Policía Nacional, pues la rigurosidad debida en el análisis
jurídico impone a la Sección la obligación de apreciar la situación en
contexto47. Así, una visión desarticulada de lo ocurrido podría guiar a la
conclusión de que se trata de un daño fruto del hecho de un tercero; sin
embargo, esta posición asimilaría situaciones completamente diferentes para
efectos de determinar la responsabilidad del Estado; verbigracia, tendrían la
46
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 3 de mayo de 2007, Exp. 16696, Consejero Ponente Dr.
Enrique Gil Botero.
47
Cita original del fallo. Interpretación en contexto que supera el simple análisis de causalidad material, y
aborda el título de imputación en cuanto reelaboración gnoseológica jurídica sobre la causalidad. En este
sentido, GIL BOTERO Enrique, Temas de responsabilidad extracontractual del Estado, Ed. Comlibros, 3ª.
Ed, Bogotá, Medellín, 2006, p. 223.
misma consecuencia el hecho que nos ocupa y aquella situación en donde
un particular con intención de dañar a otro particular, y sin que medie en el
más mínimo detalle la acción del Estado, lanza una granada al interior de la
casa o pone un bomba al frente de ésta. En este caso se sufre un daño
antijurídico, que por consiguiente debe ser resarcido, pero el título de
imputación no conduce al Estado, pues es claro que este evento no contó
con su intervención.
En consecuencia, acreditado como está que la muerte del señor Fonseca Cantor
fue causada por un instrumento explosivo, en momentos en que se presentaba
una confrontación entre las Fuerzas del orden y un grupo de indigentes del sector
de El Cartucho, en concordancia con los pronunciamientos atrás citados, la Sala
encuentra que resulta irrelevante determinar la autoría del causante del daño para
imputar responsabilidad al Estado, toda vez que su declaratoria en estos precisos
eventos solo exige que el daño se produzca en el marco de un enfrentamiento en
el que estén involucradas fuerzas estatales, aspecto que al estar suficientemente
probado en el proceso, impone a la Sala la necesidad de declarar la existencia de
responsabilidad estatal en cabeza de la demandada, por cuanto la obligación
indemnizatoria que se deduce, proviene del imperativo de protección de la víctima
en aplicación de los principios de justicia y equidad48 y, por cuanto para la víctima
48
Lo antes dicho, no resulta un razonamiento novedoso, sino que, por el contrario, proviene de vieja data. En
sentencia de 7 de abril de 1994, exp 9261 ya la Sección había dicho:
“Así las cosas, la Sala concluye que no hay prueba que permita establecer quien disparó el arma que lesionó
a la menor. La confusión que se presentó en el enfrentamiento donde hubo fuego cruzado, no permite saber
si fue la Policía o la guerrilla la que lesionó a la menor, sin que exista la posibilidad de practicar una prueba
injustamente afectada, el daño irrogado entrañó un claro rompimiento de las
cargas públicas que normalmente debían soportar.
7.- Perjuicios.
Perjuicios Morales.
En caso similar al hoy estudiado, en sentencia de 8 de agosto de 2002, con ponencia del Dr Ricardo Hoyos
Duque se afirmó:
En síntesis, son imputables al Estado los daños sufridos por las víctimas cuando éstos excedan los sacrificios
que se imponen a todos las personas y en su causación interviene una actividad estatal.
En este régimen el hecho del tercero exonerará de responsabilidad a la administración sólo cuando sea
causa exclusiva del daño, es decir, cuando éste se produzca sin ninguna relación con la actividad
administrativa. Pero no la exonerará cuando el daño se cause en razón de la defensa del Estado ante el
hecho del tercero, porque si bien esa defensa es legítima, el daño sufrido por las víctimas ajenas a esa
confrontación es antijurídico, en cuanto éstas no tenían el deber jurídico de soportar cargas superiores a las
que se imponen a todos los demás asociados.
Y todo esto sin importar quién sea el autor material del daño que se cause durante la confrontación, es
decir, si durante un enfrentamiento armado entre agentes estatales y un grupo al margen de la ley, por
ejemplo, se causa una lesión a un particular ajeno a esa confrontación, para efectos de establecer la
responsabilidad del Estado no es necesario que la lesión haya sido causada por uno de sus agentes.
(Negrillas fuera de texto).
49
Folios 2 a 8 Cuaderno No. 2.
un evento en el que la muerte de su ser querido, como es un hijo y un padre,
acarrea un sufrimiento en máxima intensidad.
Perjuicios Materiales.
Lucro cesante.
Ra = 577.500
S= Ra (1 + i)n - 1
i
Donde:
S = Es la indemnización a obtener.
Ra = Es la renta o base de liquidación que equivale a $ 577.500/2=288.750
i= Interés puro o técnico: 0.004867
n= Número de meses que comprende el período indemnizable: desde la fecha de
los hechos (1 de marzo de 2000) hasta la fecha en que el occiso cumpliría 25 años
de edad (6 de octubre de 2005), esto es 6.29 meses.
Reemplazando tenemos:
Ra : 577.500
S= -$288.750 (1 + 0.004867)6.29 - 1
0.004867
S= $1.839.781
Ra : Renta: $ 288.750
n : Número meses entre los hechos y la sentencia: 166.2 meses
Fórmula:
S= Ra. __(1 + i )n - 1
i
S= $ 73.627.685,82
- Futura o Anticipada
Fórmula:
Reemplazando,
S= 22.328.203,98
FALLA:
REVOCAR la sentencia proferida el día 23 de junio de 2004 proferida por el
Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Tercera, Sala de
Descongestión y, en su lugar, se dispone:
SEXTO: Las condenas se cumplirán en los términos de los Arts. 176 a 178 del
C.C.A.