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_Jacques-Alain Mi ‘i Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria* oF 9 2 Desearfa, en toate a om is deLacan,es, a Marie-Héléne Brousse por haber organizado este seminario angléfono en Paris, Estoy verdaderamente sor- prendido de ver aqui a casi cien per- sonas de diferentes: paises. Deseaba que se retomara este seminario angl6~ fono. Hubo hace ya unos afios una serie en Paris, luego lo interrumpi- mos. Como eso me preocupaba, le pedi a MarieHélene Brousse de relanzarlo, Es una ocasién importante para mf constatar que la audiencia del Campo freudiano en los pafses angl6- fonos, lejos de haber disminuido, aumenté en ntimero y en importancia desde hace diez afios. El Campo freu- diano no est4, a mi parecer, suficien- temente lo en e] mundo angl6fono,‘algo que tenemos la inten- sién de cambiar. El. Campo freudiano desea promoverse con vigor en el mundo anglosajén~en Gran Bretafia, en los Estados Unidos, en Australia— Ys ote paises donde el inglés es para transmitir la enseflanza de Lacan y nuestra accién. Como titulo de este seminario elegi: “Psicosis ‘ordinaria”. Aunque me parece, una categoria lacaniana. Es una creacién que concibo como ° extrafda de lo que nosotros Ilamamos “Ja tiltima ensefianza de Lacan”, que es en sf misma como un efecto retor- no del desarrollo pragmatico desu ‘ensefianza a lo largo de treinta afios de seminario. Tengo la intencién de darles, en esta exposicién informal sobre el concepto de psicosis.ordina- ria, un mayor eco del uso prdctico que hacemos de este término desde hace, muchos afios con mis colegas, entre: los cuales muchos hari ‘contribuido a darle un sentido més preciso. América dividida Freud se planted la famosa pregun- ta: “;Qué quiere una mujer?”. Hl se la , planted en. tanto que hombre. Quizé en tanto que mujer también. A pesar de tener afrds treirita afios de ensefian- za de Lacan, nosotros no tenemos la respuesta. Sin embargo, la hemos bus- cado. No se trata por Jo tanto de una cuestién de discriminacién. * Conferencia pronuinciada en el Seminario angléfono “Psicosis ordinaria’ realizado en Parts ex plo de 2008 publica en a evel (ura 8485, enero ce 20, en Bele (ECE) y en Freudiana Sandra Aris ‘N? 58 en abril de 2010, cuya traducci6n realizaron -y Catherine Galaman. Agradecemos a la responsable de Freudiana, Gabriela Galarraga, y a las traducto- sas de la ELP, as circ pra et publi, La tad gue at pubis a Damasia Amadeo de Freda. "Alero *” (aia 2040. Tengo otra pregunta que me ha perturbado durante afios: “;Qué quieren los americanos?”. ;Tengo la respuestal Una respuesta parcial. Quieren a Slavoj Zizek. Quieren al Lacan de Slavoj Zizek: Lo prefieren por sobre el Lacan del Campo freu- diario. Quiz4, por el momento. ~ La pregunta es la siguiente. jEllos quieren Conceptee bien deiadcet 2Quieren. un espacio: para discutir? 2Un espacio de. disputa?, lo que es el caso can los conceptos de psicoandlisis. Otto por ejemplo; decta estar muy perturbado por el hecho que no podia atrapar la definicién exacta de los conceptos lacanianos. “Cambian todo el tiempo”, decia. Pueden imaginarse bien al querido Otto -que lee franoés- buscando y queriendo encontrar en Lacan Ia defi- nicién del Nombre del Padre, del sig- nificante....y no encontrar una, sino una pluralidad de definiciones. £1 y se encuentra siempre perdido en la ensefianza de Lacan. 5 que és muy dificil dar sentido a esos cambios cons- tantes en las significaciones de los con: - ceptos de Lacan. Quizé. sea porque: Otto es de'descendencia alemana. Loa. Prusianos, se sabe, quieren significa ciones muy rigidas, pero.a decir ver: dad, esto incluye también al espftitu americano. Recuerdo que Kernberg, mientras yo daba una conferencia en New York en 1985 -1a tinica que di en la PA, cuando terminé, en una de las Preguntas que me planted me decfa: “Pero, el cincuenta por ciento de la vida psiquica son los afectos”. Como hacta 61 para medir el cincuenta por ciento de la vida psiquica? Sin embar- 80, jera Otto Kemberg! fil queria defi- niciones precisas. Y es, en parte, lo que los americanos quieren: un saber bien * definido, utilizable, con nétmeros. Por otra parte, tengo la sensacién de que los americanos reclaman un espacio para transmitir sus opiniones, pata poder decir: “Tt piensas asf, yo pienso de otra manera. Yo tengo mi propia idea”, sin por eso faltarle el respeto al prestigio y al saber. Es una forma muy democrética de cuestio- nar el saber del Otro. Tengo la ipresién de que el alma americana'o el éspftiti: americano, si ‘me lo permiten;: se eticuentra desga- rrado entre; por un lado, un deseo por la extrema precisién y los ntime- 10s Y, por otro, el deseo de ser capaz de expresar el propio amiento y de seguir as propas ideas, La psicosis ordinarla definida a posterior] La psicosis ordinaria se sitéia m4s bien sobre esta segunda vertiente. Es -Iaraz6n por la cual la elegf para reno- var este seminario, porque la psicosis ordinaria no tiene und definiién rigi- da, Todo el mundo es biervenido para dar su impresjén y su definicién de la psicosis ordinaria. Yo no irven- 6 un concepto con Ia psicosis ordina- ria, Inventé una palabra, una expre- si6n, un significante, dando un esbo- z0-de definicién para atraer los dife- rentes sentidos, los diferentes reflejos de ‘sentidos alrededor de ese signifi- cante. No di un saber-hacer sobre la utilizacién de ese significante. Hice la apuesta de que ese significante podia Provocar un eco en el clfnico, en el profesional. Querfa que tomara am- plitud y ver hasta dénde podta llegar esta expresin. Estaba inspirado por lo que Lacan +habfa hecho con el pase, Saben que é1 dlamaba-al-verdadero-fin-del andlisis~~ “El pase’. Pero no dio més que una definicién esbozada, porque no que- ria que la gente lo imitara. Si ustedes dicen que pueden reconocer el fin del andlisis cuando el sujeto hace esto 0 aquello o dice esto 0 aquello, todo el mundo va a hacerlo inmediatamente. Es él caso de la Universidad. Si tienen necesidad de una nota, deben decir Jas cosas de una cierta manera y en un cierto estilo. Y entonces Ja gente se conforma con eso y vive en un mun- do de:sombras, una “Ciudad de fan- tasmas”, como en él articulo de Jean- Louis Gault, Debo confesarles que la Universidad es una ciudad de fantas- mas con gente que imita lo que son supuestos ser: Lacan dio solo un esbo- zo de definicién del pase y propuso que se experimente para ver, una vez definido el momento, lo que surgfa, aquello a lo que la gente contribuiria. Quisiera hacer algo de ese tipo con la psicosis ordinaria, Y creo que eso atrajo el sentido en potencia. Mucha genie se aceicé luego para decir: “;Yo conozco un caso de psicosis ordina- tia!” Si nos vemos tentadog de darle una definicién, es pues una definicién a posteriori. La clinica binatia y el tercero excluido Ahora puedo reflexionar sobre la xaz6n por la cual habia sentido en su momento la necesidad, la urgencia y la utilidad de inventar ese sintagma, psicosis ordinaria. Dirfa que era para Gault, J-L,, Quarto 94.95, pags. 66-71. esquivar Ja rigidez de una -clinica binaria, newrosis o peicosis. NIP Saben que cada signi es fun- damentalmente defini ea teorfa de Roman Jackobson que es una teo- 1fa antigua en la actualidad-, por su posici6n en relacion a otro significan- te auna falta de significante. La idea de Jackobson es una definicién bina- tia del significante. Durante afios noté que tenfamos esencialmente una cf- nica binaria, neurosis o psicosis. Un “o bien o bien” absoluto. Tenfamos también la perversin, pero ella no pesaba de la misma forma en la balanza, por la sencilla raz6n de que Jas verdaderas perversiones no se analizan verdaderamente y, por lo tanto, aquellos que entran en andlisis son sujetos que presentan rasgos de perversiGn. La perversién es un tér- mino discutible que desbandé al movimiento gay. Es una categotfa que tiende a ser abandonada. Asif, nuestra clinica tenfa un caréc- ter esencialmente binario. Resultado: durante afios vefamos a los clinicos, a Jos analistas, a los. psicoterapeutas, reguintarse si su paciente era neur6- fico psicético. Cando ustedes rec bfan a esos analistas en control, po- fan verlos retomar, afio tras afio, ese paciente x, y si le hubiesen pregunta- do; “ZYa decidié si es neurético 0 psi- e6tico?”, ellos habrfan dicho: “No, no Jo he décidido por el momento’. Y eso continué asf durante afios. Clara- mente, no era una-manera satisfacto- tia de considerar las cosas. C&ldero

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