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Henri Lefebvre DE LO RURAL A LO URBANO Antologia preparada por Mario Gaviria ediciones peninsula® La edicin original francesa fue publicada por Eiions Anthropos, de Paris, con el Utulo Du mera d Turbcin. ® Editions Anthropos. 197. “Traducida de Jove Govzkuez-Puev0, cultura Libre CCubierte de Jordi Formas Primera edicgn: mayo de 1971 Segunda edicibn: octubre de 1973 ‘Tercera eciidn! enero de 1975, Carta ediion: julio de 1978 Propiedad de esta edicion (incluidos la traduccion y el diseho de ‘cubiera): Edicions 62 sja, Provensa 278, Barcelona & Iimpreno en Lito-Fisan,Jeume Piqust 7, Barcelona posta legal: B. 23032-1978. IN: WB 091038. Introduccién Esta rocopilacién de articulos, publicados entre 1949 y 1969, resume un recorrido, un largo trayecto (veinte afi entrada de Francia en la «modernidads), jalonado por algu- nas etapas. I Punto de partida: Estudio de 1a filosofia y de Ia erftica de Ja filosotia, realizado simulténeamente, Ei autor (ego) en- sefia filosofia, lee y relee, primeramente, Niestzche y, siem- pre (y con é1 es el combate, luego la adolescencia, ta lucha con el angel y el demonio), Marx y Hegel. Episédicamente, ce también, a medida que aparecen en escena, Husserl, Helddegger, y, naturalmente, Freud, Esto no estuvo exento de contradicciones progresivamente ms profundas, sobre todo después de su adhesin al movimiento comunista (al comunismo, es decir, al partido, que era entonces, hacia 11928, movimiento): contradicciones desgarradoras y, por tan- to, estimulantes hasta cierto punto y esterilizantes a partir de ese punto. Pero siempre manteniendo en horizonte la eritica de Ja filosofia: precisamente a través de Ja filosofia misma, «El hombre tedricos, refutado, rechazado por Nietzsche, coin- cide con el filésofo, Esta refutacién, durante mucho tiempo, hha conservado una nota inquietante. ¢Supondré esto quizis un desliz. por el tobogan de lo irracional? Tesis, peligrosa de or si, que se agrava por la aparicién del fascismo. Pero, ‘en la misma época (a partir de 1930), las obras de juventud dc Marx son descubiertas, extendidas, traducidas, asimiladas Jentamente. A ello acompafia Ja revitalizacién dei hegelianis- mo, de la teoria de las contradicciones, de Ia dialéctica, ‘ni- ca capaz de orientar el pensamiento en el caos de contradic- ciones de una época que se precipita a la guerra. Qué dicen Y qué prefieren estos textos de Marx?: el proceso de la filo- ‘sofia, Por ende, si bien el marxismo no ¢s tinicamente una teoria de economia politica (un economismo), tampoco pue- 5 de pasar por sistema filoséfico, Con el economismo, et filo- sofismo se desboca. ¢Qué es pues el marxismo? ¢Cémo defi- nir el materialismo historico, el materialismo dialéctico y sus relaciones? El marxismo, considerado filosoficamente, se somete forzosamente al signo de la dialéctica (hegeliana), pero no por ello puede entenderse como una version mejo- rada del hegelianismo. La sistematizacién denominada mate- rialista tiene los mismos inconvenientes que las antiguas sis- ‘tematizaciones denominadas idealistas. En todos es0s afios —alios en que se fortifica el dogmatismo, que es ya para entonces staliniano, afios en que el espiritu de sistema se confunde con el espiritu de organizacién, con el espiritu, es- toy por decir, del aparato, aiios en que el marxismo se ins- titucionaliza y deviene ideologia oficial, en que el movimien to amenazado sc congela en lugar de extenderse— se insiniia la duda respecto a ea esencia» del pensamiento marxista. La nocién de alienacién, recién emergida y reconocida, es inmediatamente combatida por quienes hubieran debido adop- tarla, pero ven en ella un peligro suplementario. Algunos llegan incluso a decir que el concepto arroja lefia al fuego amenazador del senemigo de clase». ¢Por qué?: Porque el concepto alienacién tiene ya un aspecto politico. En efecto, permite caracterizar también la alienacién politica, la alie nacién por el Estado y por el aparato. El stalinismo, en cuanto tal, en el interior mismo del marxismo, se siente se- fialado: desde estos conceptos, se le puede definir. En cuan- to al marxismo, el marxismo no aporta una filosoffa, un sistema 0 un modelo definitivo de pensamiento y accién: aporta una via, la de la realizacion de ta filosofia a través de su critica radical. La filosofia, pese a ser necesaria, ni basta ni se basta. Esta proposicién emerge de toda la experiencia de estos liltimos afios: experiencia politica, practica y tedrica a la ver. Una reflexién que la guerra no logra interrumpir, pese a que detiene su expresién publica. ¢Habré quizds en ello el deseo de completar la filosofia con un revestimiento cientifico? No. Semejante complemento y suplemento de la filosofia clisica (especulativa, contemplativa), semejante correc superficial de las ilusiones filos6ficas, corresponde a la bur guesia liberal, Es el «certificado en cienciass, necesario hoy para lograr Ja licenciatura en filosoffa. Compromiso risible, sustituto del verdadero problema: Ia confrontacién entre ef mundo filos6fico y el mundo no filoséfico, en particular entre 6 el pensamiento més audazmente abstracto y. por ende, mas vasto, y la vida cotidiana. La profundidad del andlisis filo- séfico va hasta las rafces. La critica filoséfica, que se trans: forma en critica de la filosoffa, se pretende, pucs, radical Pero las raices tienen su lugar de nacimiento en otro suelo: lo cotidiano, @D6nde se encuentra la filosofia?: en los libros soberbios, célebres. ¢La no filosofia?: en escritos, y también, en poetas y trdgicos. gDénde se encuentra la vida cotidiana? En todas artes, en todo y més allé. No escrita, mal descrita. Hay que descender al terreno mismo. ¢Dénde? ¢Por quién y por qué comenzar? ¢Cémo poner fin @ esta separacién de la pre- sencia filoséfica y de la ausencia, de Io profundo y de lo su- perficial? 1948. El CNRS,* que adquiere importancia, marcado por Ia influencia de Georges Gurtvich, permite al autor (ego) el transito de la filosofia «pura» al estudio de la préctica so- cial y Ia cotidianidad. Por entonces, un problema concreto domina (y parece dominar perdurablemente) a los otros: el de los campesinos, el campesinado, la produccién agricola y Ia industrializacion en este contexto. a) Por qué la revolucién mundial, centrada primers- mente en pafses industrializados, y prevista como tal por el pensamiento marxista, teorizada como tal, se aleja hacia los paises agricolas donde comienzan yaa plantearse los pro- blemas de la acumulacién primitiva, de la industrializacién? ePor qué este giro del curso de la revolucién mundial? ) ¢Bajo qué condiciones dejan los campesinos de ser, fen el juego complejo de las fuerzas sociales y politicas, un elemento neutro o reaccionario? ¢Cudndo constituyen «una fuerza-puntal>? ¢Cuando y cémo liberan potencialidades re- volucionarias? ¢Con qué Imites? ¢) ge dénde provienen més exactamente las dificulta- des dela produccién agricola en Ia construccién del socia- lismo?... Esta problemética, a escala mundial, ha inspirado durante diez afios una investigacién que necesité un centro, un pun- to de aplicacién, un lugar accesible y cercano en que apoyar- se, Lo supo encontrar en el estudio detallado de una parte de la tierra francesa: la regién occidental de los Pirineos: * Centre National de Recherches Sclentifiques, desproporcién inevitable entre las ambiciones mundiales de Ja investigacién y la talla del laboratorio, De este modo, una serie de trabajos sobre las comunida- des campesinas (y sus huellas en los valles pirenaicos) se ve Hamada a acompafar, apoyar y cubrir una investigacién a escala planetaria sobre la reforma ugraria (sus distintas mo- dalidades, sus conceptos politicos, sus potencialidades revo- lucionarias y su eventual agotamiento); una investigacién cuya base te6rica se sittia en Ia teoria marsista de la renta de ta tierra. Diez afios de esfuerzo, Las publicaciones (articulos) re- presentan sélo una parte infima de la informacién recogida fas a una teoria general, Pero este aspecto no se con- . Fue el fracaso. La razén no es solamente que se hu- icra necesitado un grupo, un equipo, para desarrollar y evar a cabo el proyecto. La razin fue que el «objeto» se eseabulli : La importancia de la reforma agraria, la de la cuestion campesina, disminuye poco a poco. Las potencialidades (re- volucionarias) del campesinado se agotan, después de su cul- minacién en China, Con Fidel Castro y la revolucién cubana Janzan un ultimo resplandor, un iltimo grito que aviva las, esperanzas cuando €s ya demasiado tarde. Y esto no es todo. A pesar de las repetidas gestiones y promesas, el autor (ego) no consigue nunca legar a estudiar le cuestién cam- pesina en los grandes pafses socialistas. Recoge una docu- mentacién enorme sobre las cuestiones campesinas y las re- formas agrarias en América latina, en Italia, en los paises micos, ete. Pero ninguna indicacién interesante sobre la URSS. Y esto pese a ser miembro del partido comunista. No ces de extrafiar que el solo hecho de plantear el problema le hubiera vuelto sospechoso. El autor nunca ha puesto pie en cl suclo sacro de la patria socialista. Nadie, jamés, ha recu- rrido a sus conocimientos sobre cuestiones campesinas, las reformas agrarias, las reformas transcurridas, presentes 0 posibles, la transicién de 10 arcaico al socialismo. Las decisiones se toman, aqu{ y alld, de manera a la vez empirica y politica. El Jefe se pronuncia, ¢Para qué sirve pues el pensamieino marxista? Para nada. Es, ya, una insti- tucién, una ensetianza, una pedagogfa, una ideologfa politica, un sistema en el aire, En diez afios, el autor (ego) ha pro- nunciado, en veinte paises, mil conferencias sobre filosofia, sobre materialismo dialéctico, Pero nadie recurre a su saber concreto, pese a que, un poco en todos los paises, bien que ‘mal, y més mal que bien, se reglamentan las cuestiones cam- pesinas, se organizan reformas agrarias, tienen lugar revolu- siones campesinas. ¢Terminar4 el autor (ego) por mandar a paseo el marxismo? ¢Terminaré por hundirse en la melan- colfa? No. Al autor no le gusta caer en Jo risible. Ademds, Ja cuestion campesina no agota la relacién «filosofte-mundo no filositico», La vida cotidiana est& alld, sofocante, aunque no sin halagos, cambiando, confirméndose lentamente y se guramente como cotidianidad bajo los destellos, sorprenden- tes 0 fascinantes, de Ia modernidad; afirmando su triviali- dad, su capacidad de consolidar en lo movedizo, su profun- didad huidiza Lentamente, dos verdades nuevas y solidarias emergen. Primeromente Marx elaboré sobre todo Ia teorfa de la pro- duccidn, afirmando la primacia y el carécter determinante de las relaciones de produccién y de propiedad, as{ como él ca- acter subordinado del reparto (de bienes producidos, es de- cir, de mercancias, y también de Ja plusvalia global extraida dela explotacién del proletariado) en 1a sociedad que anali- 2, 1a del capitalismo competitivo. Dejé de lado un conjunto de fenémenos relativos a las necesidades, la demanda y el imperativo social, el consumo y su organizacién eventual. Pe- ro estos fenémenos (y esto constituye Ia segunda certeza) toman hoy una importancia ereciente. Son utilizados, de ma- era a la vez esponténea y concertada (mediante una estra- tegia de clase) para sustituir el pensamiento, Ia ciencla y Ia accién que Marx teoriz6, por algo, otra cosa, que sirva esta estrategia de clases. Nos encontramos, pues, ante una nueva situacién a eluci- dar, si queremos comprender qué ha pasado en el siglo xx, Qué resta del pensamiento marxista. 2Cémo elucidaria? Es: tudiando Ia vida cotidiana, lugar de este cambio: necesida- des programadas, préctica modelada por manipulaciones, pe- ro también «materia» y subproductos que escapan a los po- deres y formas que imponen sus modelos. Lo cotldiano es ambigiiedad por excelencia: satisfaccién y malestar, trivia lidad y aburrimiento bajo Ja resplandeciente armadura de Ia modemidad (cf. Marx, Critica de la vida cotidiana, primer volumen.* y el articulo de este libro «Introduccién a la psi- cosociologia de la vida cotidianas, 1960). * Versi6n castellana, Ed, Tecnos.

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